Las Tres Plumas n4

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INTRO Hoy, maquetando el cuarto número de nuestro fanzine, puedo anunciaros con suma satisfacción que éste va a ser un número novedoso que representará un paso evolutivo para Las Tres Plumas: por primera vez aparece en nuestras páginas un cómic entero. La historia de este proyecto empieza aquí en Barcelona hace 5 años cuando mientras estudiaba en la universidad escribí un cuento protagonizado por un burdo marinero borracho y lujurioso. Pronto mi pasión por los cómics me llevó a convertir el cuento en guión y más tarde a escribir otros guiones para posteriores episodios. He estado en contacto con varios dibujantes pero hasta ahora nadie había terminado un episodio entero. He de darle las gracias y la enhorabuena a Giaime Loi que consiguió llevar a cabo la realización de este episodio y está superanimado por continuar con los siguientes. Gracias también a Jara que nus ayudó con la corrección lingüística. En este cuarto número encontramos también el crepuscular relato de Rubén Darío Fernández. Rubén es editor de la revista literaria digital Excodra y creador de la homónima edirorial de e-books. Podéis poneros en contacto con él buscando “Excodra Literatura” en Facebook o visitando la web www.excodraeditorial.com El cuento Saliva, además, es un extracto de la obra de teatro que yo y Rubén llevamos de bar en bar desde hace unos meses. La ilustración del cuento es de Carlotta Coliatti que me sigue apoyando desde Italia. Aunque estemos fisícamente lejos nuestras pasiones artísticas crean un puente que nos mantiene unidos.

Os recuerdo que vamos vendiendo Las Tres Plumas por tan solo un puto euro para cubrir los gastos de impresión y buscar recompensa para el tiempo invertito y el sudor derramado sobre nuestras burdísimas páginas. Si tú también escribes o dibujas ponte en contacto con nosotros. Espero que puedan disfrutar de los delirantes y sucios contenidos de nuestro fanzine. Fins la propera! Guido Micheli


ÍNDICE

MILKA Y EL TUERTO

El Tuerto y su amigo Xavier son los típicos tipos que no debes imitar. Esta es la historia de como se metieron en un buen lío. Una historía manchada de sangre, regada con alcohol, con olor a mar enfermo y a pescado podrido de los barrios marineros. Guión: Guido Micheli - Dibujos: Giame Loi - Corrección lingüistica: Jara Liñán.

SALIVA

Quisiera ser humo, ser un eterno cabello gris que cobra vida con la luz y pasear por el aire retorciéndome en ondas y giros creando belleza, y suspiros. Pero no, y el tiempo baila un vals con el humo y no conmigo, lo baila con la noche y no con mis pensamientos mientras fumo de este extraño veneno que me has dado y miro cada uno de mis rincones interiores. Mientras, la música de fondo se consume con el sonido envolvente de cada calada, y yo exhalo una nube muy gris y densa como si de una idea soplada se tratase atrapándome su desvanecimiento en el ambiente al paso de cada pestañeo del reloj, que no marca segundos por que se paró al introducir este humo en mi pecho y el tiempo viene a ser latidos del corazón, tic-tac, segundo va y volvamos a fumar... y la noche se consume, como la música, como el humo... como nuestras vidas, chaval, como nuestras vidas. Un cuento de Ruén Darío Fernández. Ilustraciones de Carlotta Cogliatti.

Los dibujos que cierran el fanzine son de Daniele Murtas


















Bien, me presento, me llamo Ben, tengo 45 años y soy una puta mierda andante. Hablemos de sexo: -Te he dicho que no te voy a chupar la polla nunca más jodido puerco, no eres más que un borracho esnifador de farlopa barata que sólo sabe dejar que se la chupen y lo único que te preocupa es joderme a todas horas y por cualquier sitio. Ya no tienes ni trabajo. Piter murió y tu hace tiempo que también. Vuelve a ser quien eras Ben, vuelve. Necesito al de antes. – Piter es... era... nuestro hijo.Y esta mujer tan cabreada es Amanda, mi esposa. Nos queríamos sí, nos queríamos. Pero un día se rompió un plato y el amor con él. Y no, el plato no fue Piter, Joder. Piter se murió como cae una oja de un arbol, por puta casualidad. Y yo, yo ya era una mierda antes de aquello. Pero después, tuve un motivo para ser una mierda. O eso dicen. -¡Bá! Púdrete. -Dije. Y me fui de casa sin ni siquiera dar un portazo, como tantas veces. Me fui al bar de Toni. Cerveza [...] Cerveza [...] Cer... Clik. Empezamos a hablar Iván -amigo de la familia y joven escritor- y yo, en mi coche, en una acampada al lado de un acantilado, y la charla y la madrugada, nos llevaron aquí. -Pues Ben tío, al final lo que cuenta, lo que pesa, es el sufrimiento. Da igual su procedencia o si sabes que lo haces o no. Mira, hoy mi madre estaba llorando sentada en la taza del váter, y el váter ¡cuánto soporta! ¡cuánto traga! La noche anterior recibió mi semen y por la mañana las cagadas de mi viejo y la mía. Y después lágrimas. Debe de ser el váter más cargadito de sentimientos. Tal vez yo sea váter, Ben, tal vez yo sea váter. Y mi madre decía que no quería hablar, decía que estaba bien ahí, encerrada en sí misma. Y yo luego cojo y me encierro en esta cárcel de papel, en este puto folio, en este llanto interno. Al final lo que cuenta es el sufrimiento, Ben. Llora igual el niño que perdió su peonza como llora el marido que perdió su esposa. Lo que queda es un hueco, unas veces más grande, otras más pequeño, el sufrir se vuelve pala y te golpea, a ser posible de canto y en la cara, después crea el hueco. Mira lo que escribí.-Snifff! Se metió una raya y del bolsillo sacó una hoja totalmente arrugada, me la dio y la leí. -Porqué escribiste esto compadre, no tiene mucho que ver... -Iván escribía lo primero que le salía cuando algo le dolía, luego me lo enseñaba, y nosotros después de unas rayas nos poníamos muy poéticos siempre, era una buena amistad. -Yo qué sé tío, tengo versos danzando y correteando debajo de mi piel, y ahí van, hasta los dedos para agarrar el lápiz y ¡flop! la letra, la palabra, el verso, el poema entero, la pena entera; lo que me agradaría cuando me leyeran es que sintieran lo que yo siento cuando leo a alguien por primera vez, esa sensación de desvirgar un texto y sentir su sangre caliente de dulzura y rabia y pena recorrer mi ser, embriagarte de su pura miel que nunca antes respiraste y sentirte crecer, sí, eso es lo que yo busco al leer. Crecer. ¿Creciste, Ben? -Sí, claro, lo que me está creciendo es el pito oyendo chingar a los de la tienda de ahí al lado, los cinco que se metieron antes a follar y esnifar, lo que hay ahí dentro es desesperación, compadre, intentan ahuyentar la soledad por la vía rápida de los sentidos, por el calor de los orgasmos; tres chicos, dos chicas, dos coños, tres pollas, cinco culos, diez manos, cinco bocas y piel y sudor y más piel y más sudor, y saliva... Toda un maraña de piel y ansiedad a la caza y captura de humedad y bocas y semen y orgasmos. De calor, en definitiva. El sexo sin amor no es más, no es más ni menos que búsqueda de calor, ¿por qué pasar frío? ¿no? Bueno, habrá que empezar la descripción de los personajes:


Ben: Ben es un viejo en proceso que no quiere morirse y eso que ya cree haber vivido demasiado, Ben es alcoholismo y es pelo blanco y arrugas de amargura en toda su cara, es sangre fría y sangre hirviente. Es un cúmulo de llantos y alegrías y fracasos, es un cúmulo de años perdidos y un hijo perdido y una esposa perdida. Es caos. Es una mierda, como dice él. Iván: Iván y su chaqueta verde y su pelo rubio revuelto y sus vaqueros gastados y su gramo de farla y su costo en el bolsillo, es un joven perdido en la comodidad de esta actual sociedad que no mata de hambre pero sí de pena. Ya saben, la culpa siempre es de la sociedad. Amanda: Amanda es una lágrima, es cabello cansino y moreno y largo como un adiós. Amanda es la tristeza, es el cuchillo que roza las venas de la muñeca. Es la desesperación de haberse equivocado de vida y no haber tenido el valor de cambiar. Amanda se va a suicidar. Piter: Piter era. Continuamos hablando entre cervezas, porros, soledad y rayas y rayas. Al amanecer salió una de las chicas de la tienda, se tambaleaba, tenía el pelo muy grasiento y los ojos hacia arriba, estaba un poco ida, se acercó al coche, se apretujo contra la ventanilla y nos dejó ver sus pechos sudorosos que prácticamente no eran cubiertos por la camiseta negra que llevaba, acercó su boca al cristal y gritó: “¡Necesito una polla! ¡joder! ¡una gran polla!” Yo pensé que realmente lo que necesitaba era un abrazo. Pero, en fin: “Pasa, yo tengo una...” Entró. Chupó. Tragó. Luego levantó la cabeza y me miró con media sonrisa en la cara, como queriéndome decir que hizo un buen trabajo. Pero notó algo en mi mirada. Y yo también en la suya. Era su alma quien me hablaba, dolida, perdida y a través de su mirada, en su reflejo, en su brillo, vi su dolor, leí su tristeza, su caos, su negrura y ella se dio cuenta. Y ahora sí. Ahora la abracé. Rompió a llorar sobre mi abdomen. -Joder Iván, saca una cerveza para esta chica anda. -¿Eh? ¿Con quién hablas?-dice entre lágrimas. -Mierda, sal del coche princesa. -¡AMANDA!!-la sangre que salió de mi garganta con el grito se estampó en el cristal al entrar en conciencia. Toni en el bar me dijo que Amanda llamó llorando antes de que yo llegara, le dijo que volviera en cuanto llegara al bar, o que sino que ya no volviera, y no volví. La llamé más tarde por teléfono. Comunicaba. Llamé a la vecina. No sé ni qué me dijo, sólo oía un perro ladrar. Me pregunto cómo voy a seguir narrando esta extraña historia una vez que haya arrancado el coche y mar adentro. En fin. Probemos. Rubén Darío Fernández




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