Sol Negro #5

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Revista Sol negro, nĂşmero 5. El Paso, Texas, abril 2014

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Revista Sol negro, número 5. El Paso, Texas, abril 2014

Director/editor: Paul Guillén

Editor Adjunto: Giancarlo Huapaya

Consejo editorial: Cristián Gómez Olivares (Cleveland), Reynaldo Jiménez (Buenos Aires), José Kozer (Florida), Dira Martínez Mendoza (Caracas), Maurizio Medo (Arequipa), Gladys Mendía (Santiago de Chile), Lía Rebaza (Lima), Róger Santiváñez (Filadelfia)

Portada: Dis-Local de Javier Calvo

Colaboraciones: La revista Sol negro recibe colaboraciones de poesía, traducción, ensayo y aledaños (textos fronterizos), reseñas literarias. Las colaboraciones en poesía y traducción no deben sobrepasar las 10 páginas, en ensayo hasta un máximo de 15 páginas y en reseñas entre 2 a 5 páginas. Incluir una ficha biobibliográfica y una fotografía en formato jpg. En el asunto del correo electrónico se deberá escribir: “para la revista sol negro”. Dirigir sus colaboraciones a: revistasolnegro@gmail.com. www.revistasolnegro.com

Esta publicación ha sido posible gracias al auspicio de:

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ORVALLO Roberto Piva Rubén Urbizagastegui Carlos Cociña Pedro López Adorno Floriano Martins David Robinson Fran Blanco Laura Cesarco Eglin Gabriela Rosas Jorge del Rio Cristian Astigueta Daniela Camacho René Morales Marcela Saldaño Nurit Kasztelan Marina Ruiz Albert Estrella Federico Ocaña

RETROSPECTIVA Carne Sepulta Pablo Maire Fotografía / Pintura / Escultura

DOSSIER Los elegidos de la violencia. Poesía de Centroamérica 1967-1987 [Selección y presentación de Dira Martínez Mendoza y Paul Guillén] Leyla Quintana Otoniel Guevara Daniel Matul Javier Payeras Alejandro Marré Alan Mills Gema Santamaría Pablo Bromo Rosa Chávez Lauri García Dueñas .

Krisma Mancía Javier Alvarado Mayra Oyuela Elena Salamanca Sebastián Miranda Javier Romero Hernández Julio Serrano Carlos Godoy Magdalena Camargo Lemieszek

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PARAMERA Francis Bacon: La sensación y la carne Bruno Crisorio Jacobo Fijman: el juntador de sombras Eugenia Straccali Donde se funda el canto. La séptima pítica de Píndaro José Morales Saravia 6 Palabras-Almas ante el espíritu de incontables latidos (A partir de Josely Vianna Baptista y su Roça barroca) Reynaldo Jiménez Uljana Wolf Kochanie he comprado el pan Vladimir García Morales País imaginario: Escrituras y transtextos 1960-1979 Andrés Villalba Muru: Fuerza de lo inevitable Lía Rebaza Ahora es el primer momento después del fin del mundo Maria Alzira Brum Safari Abstracto: Entrevista a Carlos Ferrand Julian Samuel

ESTAFETA Cantata natural de Laura Rosales (Rossella di Paolo) Sastrería de Laura Cesarco Eglin (Minerva Laveaga Luna) Roberts Pools Crepúsculos de Roger Santiváñez (José Ignacio Padilla) La grita. Confusión de voces de Gladys Mendía (Miladis Hernández Acosta) En una nave comandada… de Germán Arens (Andrés Florit C.) Cuentos sin hadas de Sergio Laignelet (Samir Delgado)

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Roberto Piva

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(Traducción de Gladys Mendía)

São Paulo, 1937-2010. Poeta. Autor de Paranóia (1963), Piazzas (1964), Abra os olhos e diga ah! (1975), Coxas (1979), 20 Poemas com Brócoli (1981), Antología Poética (1985), Ciclones (1997). La Editorial Globo publicó su obra completa en tres volúmenes: Um Estrangeiro na Legião: obras reunidas (volume 1, 2005), Mala na Mão & Asas Pretas: obras reunidas (volume 2, 2006), Estranhos Sinais de Saturno: obras reunidas (volume 3, 2008).

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A catedral da desordem

A nossa batalha foi iniciada por Nero e se inspira nas palavras moribundas: “Como são lindos os olhos deste idiota”. Só a desordem nos une. Ceticamente, Barbaramente, Sexualmente. A nossa Catedral está impregnada do grande espetáculo do Desastre. Nós nos manifestamos contra a autora pelo crepúsculo, contra a lambreta pela motocicleta, contra o licor pela maconha, contra o tênis pelo box, contra a rádio-patrulha pela Damas das Camélias, contra Valéry por D. H. Lawrence, contra as cegonhas pelos gambás, contra o futuro pelo presente, contra o poço pela fossa, contra Eliot pelo Marquês de Sade, contra a bomba de gás dos funcionários públicos pelos chicletes dos eunucos e suas concubinas, contra Hegel por Antonin Artaud, contra o violão pela bateria, contra as responsabilidades pelas sensações, contra as trajetórias nos negócios pelas faces pálidas e visões noturnas, contra Mondrian por Di Chirico, contra a mecânica pelo Sonho, contra as libélulas pelos caranguejos, contra os ovos cartesianos pelo óleo de Rícino, contra o filho natural pelo bastardo, contra o governo por uma convenção de cozinheiros, contra os arcanjos pelos querubins homossexuais, contra a invasão de borboletas pela invasão de gafanhotos, contra a mente pelo corpo, contra o Jardim Europa pela Praça da República, contra o céu pela terra, contra Virgílio por Catulo, contra a lógica pela Magia, contra as magnólias pelos girassóis, contra o cordeiro pelo lobo, contra o regulamento pela Compulsão, contra os poetas pelos luminosos, contra Cristo por Barrabás, contra os professores pelos pajés, contra o meio-dia pela meia-noite, contra a religião pelo sexo, contra Tchaikowsky por Carl Orff, contra tudo por Lautréamont.

Os que viram a carcaça Roberto Piva SP março 1962

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La catedral del desorden

Nuestra batalla fue iniciada por Nerón y se inspira en las palabras moribundas: “Qué lindos son los ojos de este idiota”. Sólo el desorden nos une. Incrédulamente, Bárbaramente, Sexualmente. Nuestra Catedral está impregnada del gran espectáculo del Desastre. Nosotros nos manifestamos contra la aurora por el crepúsculo, contra la vespa por la motocicleta, contra el licor por la marihuana, contra el tenis por el box, contra la radiopatrulla por las Damas de las Camelias, contra Valéry por D. H. Lawrence, contra las cigüeñas por los mofetas, contra el futuro por el presente, contra el pozo por la fosa, contra Eliot por el Marqués de Sade, contra la bomba de gas de los funcionarios públicos por los chicles de los eunucos y sus concubinas, contra Hegel por Antonin Artaud, contra la guitarra por la batería, contra las responsabilidades por las sensaciones, contra las trayectorias en los negocios por las caras pálidas y visiones nocturnas, contra Mondrian por Di Chirico, contra la mecánica por el Sueño, contra las libélulas por los cangrejos, contra los huevos cartesianos por el aceite de Ricino, contra el hijo natural por el bastardo, contra el gobierno por una convención de cocineros, contra los arcángeles por los querubines homosexuales, contra la invasión de mariposas por la invasión de langostas, contra la mente por el cuerpo, contra el Jardín Europa por la Plaza de la República, contra el cielo por la tierra, contra Virgilio por Catulo, contra la lógica por la Magia, contra las magnolias por los girasoles, contra el cordero por el lobo, contra el reglamento por la Compulsión, contra los poetas por los luminosos, contra Cristo por Barrabás, contra los profesores por los chamanes, contra el mediodía por la medianoche, contra la religión por el sexo, contra Tchaikowsky por Carl Orff, contra todo por Lautréamont.

Los que vieron la carroña Roberto Piva SP marzo, 1962

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Praça da República dos meus sonhos 11 A estátua de Álvares de Azevedo é devorada com paciência pela paisagem de morfina a praça leva pontes aplicadas no centro do seu corpo e crianças brincando na tarde de esterco Praça da República dos meus sonhos onde tudo se fez febre e pombas crucificadas onde beatificados vem agitar as massas onde Garcia Lorca espera seu dentista onde conquistamos a imensa desolação dos dias mais doces os meninos tiveram seus testículos espetados pela multidão lábios coagulam sem estardalhaço os mictórios tomam lugar na luz os coqueiros se fixam onde o vento desarruma os cabelos Delirium Tremens diante do Paraíso bundas glabras sexos de papel anjos deitados nos canteiros cobertos de cal água fumegante nas privadas cérebros sulcados de acenos os veterinários passam lentos lendo Dom Casmurro há jovens pederastas embebidos em lilás e putas com a noite passeando em torno de suas unhas há uma gota de chuva na cabeleira abandonada enquanto o sangue faz naufragar as corolas Oh, minhas visões Lembranças de Rimbaud praça da República dos meus Sonhos última sabedoria debruçada numa porta santa

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Plaza de la República de mis Sueños 12 La estatua de Álvares de Azevedo es devorada con paciencia por el paisaje de morfina la plaza tiene puentes colocados en el centro de su cuerpo y niños jugando en la tarde de estiércol Plaza de la República de mis sueños donde todo se hace fiebre y palomas crucificadas donde beatificados vienen a agitar a las masas donde García Lorca espera su dentista donde conquistamos la inmensa desolación de los días más dulces los niños tuvieron sus testículos atravesados por la multitud labios coagulan sin ruido los mingitorios toman un lugar en la luz y las palmeras coagulan se fijan donde el viento despeina los cabellos Delirium Tremens delante del Paraíso traseros lampiños sexos de papel ángeles acostados en los canteros cubiertos de cal agua humeante en las letrinas cerebros surcados de señales los veterinarios pasan lentos leyendo Dom Casmurro hay jóvenes pederastas embebidos en lilas y putas con la noche paseando en torno de sus uñas hay una gota de lluvia en la cabellera abandonada mientras la sangre hace naufragar las corolas Oh mis visiones recuerdos de Rimbaud plaza de la República de mis sueños última sabiduría inclinada en una puerta santa

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Os escorpiões do sol

O adolescente ajoelhou-se abriu a braguilha da calça de Pólen & começou a chupar. Eram 4 horas da tarde do mês de junho & o sol batia no topo do Edifício Copan suas rajadas paulistanas onde Pólen & Luizinho foram fazer amor & tomar vinho. O adolescente vestia uma camiseta preta com o desenho no peito de um punho fechado socialista, calças Lee desbotadas & calçava tênis branco com listras azuis. Você é minha putinha, disse Pólen. Isso, gritou Luizinho, gosto de ser chamado de putinha, puto, viado, bichinha, viadinho ah acho que vou gozar todo o esperma do Universo! Neste instante um helicóptero do Citibank se aproximava pedindo pouso & os dois nem ligaram continuando com suas blasfêmias eróticas & assassinas. O guarda que estava no helicóptero então mirou & abriu fogo. Luizinho ficou morto lá no topo do Edifício Copan com uma bala no coração. Por onde é preciso começar? Pólen não sabia, mas seu olho sabia, sua mão sabia, sua política cósmica sabia. Hermafrodita morto no musgo mais alto. Suas baleias de ternura, suas tranças do mais puto ouro, suas sardas em torno do narizinho meio arrebitado & insolente. Luizinho era uma sombra dentro do seu coração anarquista & rápido suas lágrimas quebraram o aço dos elevadores com seus guinchos de múmias eletrificadas ondas de reflexos polaróide em frente à Igreja da Consolação rostos picados nos escritórios & seus violinos enfadonhos, o amor começaria por uma perda? A atmosfera cor de azeitona era um alívio para o coração metralhado pela dor construída ao crepúsculo doente em cargas elétricas & surdas feitas de veludo & espinhas de peixe um rodízio de aberrações crispou o rosto de Pólen que agora tomou um ônibus & percorreu São Paulo num suspiro rodando & rodando por aquela massa cinzenta do capitalismo periférico sem escapatória & suas grandes asas cobriam o Sol & seus escorpiões. Enquanto isso os cinemas sofriam ataques contínuos de office boys armados com estilingues & bolinhas de gude & partilhavam da turbulência do Grande Terror com máscaras feitas de folhas de bananeiras & bermudas justíssimas onde se podiam ver magníficas coxas & lindos pés descalços com tornozelos rodeados com florzinhas amarelas & muitos traziam a palavra COMA-ME costurada na bermuda na altura do cu. Naquela tarde todo mundo estava com vontade de nadar em sangue. Anjos da verdade pensou Pólen em sua calma estranguladora de babuínos agora devem começar as quermesses com leitões coloridos purê de maçã delicados tutus à mineira ostras de Cananéia apimentadas servidas com retumbantes batidas de Maracujá (a fruta da paixão) codorninhas recheadas com uvas passas & torresminhos com queijo ralado o verão bem poderia chegar com seu perfume de acarajé invadindo os colégios fazendo os adolescentes terem ereções & as garotas desmaiarem de desejo com seus pequeninos seios latejantes

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agora

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em seu ombro & Pólen adormeceu. Quando acordou alguém tinha deixado em suas mãos o livro As Américas e a civilização de Darcy Ribeiro & ele desceu do ônibus para sentar na praça Buenos Aires & ler. Abriu na página 503 & leu: “Os Guerreiros do Apocalipse. Uma vez implantadas as bases do Estado militarista na América do Norte, uma série de acontecimentos comoveu a opinião pública, os governantes, os militares, conduzindo toda a classe dirigente do país a crises sucessivas de apavoramento e histeria.”

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Los escorpiones del sol

El adolescente se arrodilló abrió la bragueta del pantalón de Pólen & comenzó a chupar. Eran las 4 de la tarde del mes de junio & el sol pegaba en la cima del Edificio Copan sus ráfagas paulistas donde Pólen & Luizinho fueron a hacer el amor & tomar vino. El adolescente vestía una camisa negra con el dibujo en el pecho de un puño cerrado socialista, pantalones Lee desteñidos & calzaba zapatos deportivos blancos de cordones azules. Tú eres mi putica, dijo Pólen. Eso, gritó Luizinho, me gusta que me llamen putica, puto, afeminado, bichita, afeminadito ah creo que voy a gozar todo el esperma del Universo! En ese instante un helicóptero del Citibank se acercaba pidiendo lugar para aterrizar & los dos ni se dieron cuenta continuaron con sus blasfemias eróticas heroicas & asesinas. El guardia que estaba en el helicóptero miró & abrió fuego. Luizinho quedó muerto allá en la cima del Edificio Copan con una bala en el corazón. Por dónde es necesario comenzar? Pólen no sabía, pero su ojo sabía, su mano sabía , su política cósmica sabía. Hermafrodita muerto en el musgo más alto. Sus ballenas de ternura, sus folladas del más puro oro, sus manchas en la naricita medio respingada & insolente. Luizinho era una sombra dentro de su corazón anarquista & rápido sus lágrimas quebraron el acero de los ascensores con sus chillidos de momias electrificadas ondas de reflejos polaroid en frente a la Iglesia de la Consolación rostros picados en los escritorios & sus violines monótonos, el amor comenzaría por una pérdida? La atmósfera color de aceituna era un alivio para el corazón ametrallado por el dolor construido al crepúsculo enfermo en cargas eléctricas & sordos hechos de peludo & espinas de pez una variedad de aberraciones crispó el rostro de Pólen que ahora tomó un bús & recorrió San Pablo en un suspiro rodando & rodando por aquella masa cenicienta del capitalismo periférico sin escapatoria & sus grande alas cubrían el Sol & sus escorpiones. Mientras tanto los cines sufrían ataques continuos de office boys armados con tirachinas & bolitas de godet & compartían la turbulencia del Gran Terror con máscaras hechas de hojas de plátano & bermudas ajustadísimas donde se podían magníficos muslos & lindos pies descalzos con tobillos rodeados con florecitas amarillas & muchos traían la palabra CÓMEME cosida en la bermuda en la altura del culo. .

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En aquella tarde todo el mundo estaba con ganas de nadar en sangre. Ángeles de la verdad pensó Pólen en su calma estranguladora de babuinos ahora deben comenzar las quermeses con lectores coloridos puré de manzana delicados tutús a la minera ostras de Cananéia picantes servidas con retumbantes batidos de Maracujá (la fruta de la pasión) codornices rellenas con uvas pasas & dulcitos con queso rayado el verano bien podría llegar con su perfume de acarajé invadiendo los colegios haciendo a los adolescentes tener erecciones & las chicas desmayando de deseo con sus pequeñitos senos latentes ahora un ángel se posó en su hombre & Pólen se durmió. Cuando despertó alguien había dejado en sus manos el libro Las Américas y la civilización de Darcy Ribeiro & él descendió del autobús para sentarse en la plaza Buenos Aires & leer. Abrió en la página 503 & leyó: “Los guerreros del Apocalipsis. Una vez implantadas las bases del Estado militarista en América del Norte, una serie de acontecimientos conmovió la opinión pública, los gobernantes, los militares, conduciendo a toda la clase dirigente del país a crisis sucesivas de terror e histeria.”

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[Alma fecal contra a ditadura da ciência]

Alma fecal contra a ditadura da ciência Rua dos longos punhais Garoto fascista belo como a grande noite esquimó Clube do fogo do inferno: Alquimistas Xamãs Beatniks Je vois l’arbre à la langue rouge (Michaux) Templo Procissão do falo sagrado Deuses contemplam nas trevas o sexo do anjo do Tobogã Felizes & famélicos garotos seminus dançam como bibelôs ferozes Pedras com suas bocas de seda Partindo para uma existência invisível Tudo que chamam de história é meu plano de fuga da civilização de vocês

Represa de Mairiporã, 95

[Alma fecal contra la dictadura de la ciencia]

Alma fecal contra la dictadura de la ciencia Calle de los largos puñales Chico fascista bello como la gran noche esquimal Club de fuego del infierno: Alquimistas Chamanes Beatniks Je vois lárbre à la langue rouge (Michaux) Templo Procesión del falo sagrado Dioses contemplan en las tinieblas el sexo del ángel del Tobogán Felices & famélicos chicos semidesnudos danzan como bibelot feroces Piedras con sus bocas de seda Partiendo hacia una existencia invisible Todo lo que llaman historia es mi plano de fuga de la civilización de ustedes

Represa de Mairiporã, 95

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Rubén Urbizagástegui

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Cajatambo, Perú, 1945. Estudió Bibliotecología en la Escuela Nacional de Bibliotecarios y Antropología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Miembro del movimiento Hora Zero, participa en el famoso tabloide del 73 junto a su amigo Juan Ramírez Ruiz. Publicó los poemarios De la vida y la muerte en el matadero (1978), Caminando y cantando sobre la mansa barriga de una vieja lagartija (1996) y Virunhuaira (2011). Incansable viajero, en sus poemas se puede percibir esa savia andina y migrante. Ha estudiado en Brasil y Estados Unidos (Ciencias de la Información, Bibliotecología, Sociología). Actualmente trabaja en la Universidad de California, Riverside.

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LOS NEVADOS DEL HUALCÁN SE LLENAN de luz y reverberan en las alturas. Robándole la sombra a las grandes peñas, el sol se arrastra quebrada abajo saltando entre los chamizales. A poco los melocotoneros abren sus blancas flores. Y los picaflores verdes-pardos-azulados alborozados revolotean entre las flores del magüey. Las abejas y los puruyes zumbando baten sus alas buscando la amarilla cabeza del diente de león, la blanca escorzonera, la ishanka de largas y ardientes manos. Un hilito de humo se levanta de las cocinas. El aire es ahora azul y denso en la quebrada. A lo lejos se oye el mugido de las vacas, el ruido del río y la risa de los niños. Un perro ladra y alguien silba una tonada. Está amaneciendo en Virunhuaira.

SALGO AL PATIO Y ME SIENTO debajo del melocotonero. La cocina aún humea después del desayuno. Las gallinas displicentes picotean las lechugas. Los nevados reverberan de luz en las alturas. Un camino solitario sube la montaña y, siguiendo el río, otro desciende hasta alcanzar los valles más profundos. Un gallo canta como anunciando que ya es tiempo de faena.

SUDOROSO CAMINO HACIA EL ESTE Montaña adentro el alto sol y las culebras me acompañan en el viaje. Una que otra cigarra escondida entre las chichipsas me encandila con su canto. En medio del camino hay un bosque de kebrollos que disimulan un puquial. Descanso por un momento. Bebo el agua fresca que baja del Tarayoc. En las hojas azules de las cabuyas que orillan el camino alguien ha escrito: «Palomaingrata, si no me quieres me iré». Más adelante la trocha es una alargada llaga justo a los pies del Tichacanchán de piedras lajas y coloradas. Allí me detengo a contemplar la quebrada de Aray larga y profunda con su río de aguas claras. Un palo de eucalipto cruza como un puente. En sus orillas se mecen orgullosos los carrizales. Allí solía pescar y nadar con mi primo Héctor Barrera. Ese río bullanguero baja como escondiéndose entre los rojos alisos y los sauces llorones de orejas gachas. Llega a Caihua, cruza Chihuín, y cañada adentro desciende Agua Blanca abajo hasta juntarse con el Río Negro para formar el río Pativilca y morir en el sucio mar de Barranca. Desde aquí te contemplo solitario río de Aray río dulce río sabio.

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DIEZ AÑOS HE ESTADO AUSENTE de estas alturas. Cómo pude resistir tanta nostalgia? Casi me vuelvo loco. La falta de ternura digo. Quién me ayudó en este camino? Quién compartió conmigo la amarga ausencia del antahuay, del muruccho, la papa huayro y la pachamanca de vizcacha? Pensando en todo esto subo lentamente el pesado cerro de Kanimana, doblo el recodo de Huizanga. Es abril y los sembríos reverdecen en las andenerías labradas en las faldas del cerro Juytuchacra. Mi padre y mi madre van adelante jalando un par de viejos burros cargados con nuestra comida para los diez días que pasaremos en las alturas. Pasando el pueblo de Ahuas, en Vista Alegre, descansamos una media hora. Extendemos el fiambre sobre el pasto y un porongo de chicha calma nuestra sed. Ya se siente el olor de la rurua verde de flores amarillas que los burros comen alegremente. Descanso mis pies adoloridos en las frías aguas de la acequia. Ya estamos a medio camino subiendo la montaña en dirección a Siscay. Desde Cochas Chico se puede ver parte de la quebrada de Virunhuaira. A lo lejos Huancapón aparece medio azulado perdiéndose en el horizonte. Al frente, Antacocha, del que solo se adivinan los eucaliptos descolgándose del cielo. A través de Portachuelo lentamente vamos entrando a Siscay. El humo que se levanta de las cocinas de piedra y paja nos indica que no somos los únicos en estas alturas. El ladrido de los perros alegra nuestros corazones.

PASANDO COCHAS CHICO el camino hace un pequeño desvío en dirección a Siscay. Desde esa lomada abajo sobre el río claro puede verse el poblado de Curi. Una pampa, cuatro o cinco paterías y eucaliptos humeando entre los techos. En esa lomada «los compañeros» capturaron a Apolinario Alvarado «El Puli». Descalzo, soga al cuello, jalando como a potro chúcaro lo bajaron hasta el poblado de Rajanya. Yo vi sus pies apunzalados de espinas. Sus manos ensangrentadas atadas a la espalda. «Los que se oponen tienen que morir» gritaron. De cuatro puñaladas le quebraron el corazón. Tenía 70 años el guerrero. Así perdimos a nuestros dirigentes. Nadie quiere ahora ser presidente comunal. Apoyado en su bastón, esto es lo que me cuenta el aukilito Adrián Ventocilla. Chaccho con él y lo escucho en silencio. Por primera vez es amarga la hoja de la coca. «Nos tocó la parte más dura de la vida no tío?» le pregunto mientras paso el aguardiente y la cal. El tío Adrián mira la lomada de Cochas Chico y yo sé lo que está pensando. Cómo a veces el silencio es más diáfano que la luz más clara.

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TODOS LOS NIÑOS SABEN los nombres de los cerros y las quebradas. A dónde van los caminos. Unos que suben otros que bajan. Unos vienen otros parten. Otros simplemente cruzan las montañas. Pero todos los niños conocen los nombres de los caminos y las quebradas cerrito de Huacrapata testigo de mis amores testigo de mis quereres tú nomás estás sabiendo las penas que voy pasando las penas que voy sufriendo

ENTRE LAS SECAS RAMAS del huarango anidan pájaros de largo vuelo. Altos cactus de pestañas largas espantapájaros son asustando a la aurora. Desperdigados entre los huertos como cántaros rotos se desparraman los huesos de los muertos. Eso nos recuerda que en Siscay, entre estas piedras, bajo las patas de los caballos, sembraron en manadas a nuestros abuelos. En sus plazas y calles empedradas de espinas y hortigas, caminamos despacito para no despertar a los abuelos.

LAS FLORES BLANQUINEGRAS DE LAS HABAS parecen banderas meciéndose sobre la cresta de los vientos. En los vastos potreros de Kachicocha, bajo los eucaliptos, sobre la acequia, dormitan los animales. Es abril y el verde de los pastos es tan verde que el horizonte se parece a esos cuadros pintados por los pintores que cantan los poetas de la puta y podrida Lima. Sonrío pensando en el color del ganado, buscando el agua ahora, los eucaliptos, el pasto, el viento. Truenolluviagoteodelagua Y un pájaro que canta. Ese es mi gozo.

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EL RÍO BAJA COMO UNA SERPIENTE enredándose entre los eucaliptos, kebrollos, tumbando alisos, chilcos, sauces llorones. Mostrando su panza de agua baja. Larga y gorda culebra de lodo y piedras. Engulle toros, burros, chanchos, totoras de largas manos. Un fuerte olor a tierra quemada se expande en el horizonte. El látigo de piedras retumban como truenos y relámpagos escondidos en su vientre. Atónitos miramos cómo pasa moviendo su barriga de aguas negras, densas. Riéndose de nuestra tristeza pasa. Solo huesudos palos nos dejó ese barranco. Una llaga de piedras blancas bajo su vientre abierto. Partió en dos el poblado. Ahora son dos pueblos distintos, no papito? pregunto al abuelo Juancho que me escucha como rememorando las lluvias y el agua. Un rasmungo le sale de la garganta. Será que quiere decir que sí?

ENTRE LA NEBLINA DIVISO CALLES DE PIEDRA casas de piedra, canales de piedra, mariposas de piedra, palomas de piedra. Aire de piedra, sol de piedra, luna de piedra, viento de piedra, lluvia de piedra y una cantuta roja de piedra colgándose de una torre también de piedra. Cactus de piedra espantándonos en el horizonte de piedra. La quebrada azul brillando a lo lejos también de piedra, liviana como el viento de piedra, flotando, leve en el aire de piedra. Piedra sobre piedra piedra como aguas de piedra, ríos de piedra. Así son las casas de los abuelos, aquí, bien cerquita del cielo, en Siscay. Aquí yacen los abuelos atados a sus casas de pedra.

CIERRO LOS OJOS Y VEO ESE RÍO abierto como una herida en medio de dos montañas. Descolgándose de las faldas del Kutaj atraviesa Lucma, cruza Lanza, Huampán, divide a los dos poblados. Un puente de palo los une y los separa. Definitivamente, yo no me moriré en París ni será un día de invierno. El tiempo pasará la vida cambiará pero tu imagen nunca se apagará

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Carlos Cociña

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Concepción, 1950. Vive en Santiago de Chile (desde 1981). Aguas Servidas. Santiago de Chile. Talleres Editorial Granizo, 1981. Segunda Edición: Santiago de Chile. Ediciones del Temple. Colección Amarcord, 2008. Tres canciones. Santiago de Chile. Autoedición del Bío Bío, 1992. Espacios de líquido en tierra. Santiago de Chile. Intemperie ediciones, 1999. A veces cubierto por las aguas. Internet. www.poesiacero.cl, 2003. 71 (setentay uno). Internet. www.poesiacero.cl, 2004. Plagio del afecto. Internet. www.poesiacero.cl, libro en proceso desde 2003 a 2009. DOS. Felipe Cussen, Kurt Folch, Enrique Morales y Carlos Cociña. Santiago de Chile. Colección Foro de Escritores, 2004. Plagio del afecto. Santiago de Chile. Editorial Tácitas, 2010. (Versión impresa, ampliada y definitiva de la edición en Internet).

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La casa devastada I MATERIALES EN EL LUGAR EQUIVOCADO (02) Cinco versiones Tang 05 Sueña que se está quedando dormido, sin cuidarse de ser recto. Despreocupado y versátil crece donde nunca llueve, donde el suelo es estéril; vive de la luz, del viento, corre por el llano, sube por los flancos de los cerros, asoma en la cima y en la sima de los cantiles y se vuelve por los precipicios. El dormido comprende que sueña y trata de fijar su posición para despertar. Encallado en la tierra blanca, donde nunca hubo ruidos, ni siquiera se mueve para recordar. Artesanos, banqueros, dignatarios, gobernantes, leñadores, letrados, sirvientes, amigos, se despiden, se marchan a pelear, sufren alguna destitución, destierro, descenso, remoción o desgracia. Entre pastores y arrieros, viaja como bohemio largas distancias, entre muros de templos y de correos. En las laderas sombrías de las construcciones, con su aspecto soleado, aparece la corrupción de los constructores, las medidas erróneas de los gobernantes. Se pudren las sombras.

La casa devastada I MATERIALES EN EL LUGAR EQUIVOCADO (06) Posible 01 Al caer, las dudas dejan espacio a la imaginación, a una periferia circunstancial, a un sistema de sustituciones. El contacto, el retorno, el enajenamiento de la intemporalidad verbal permite describir algo que ya es una descripción. La parcelación, síntesis, elección y ajuste de cuando se es algún otro idéntico, permite atisbar no oídos sonidos, palabras aún no dichas.

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La casa devastada II MEMENTO MORI (07) Seis bestias Bestia 02 Enteramente de negro, con el pelo amarillo, y como hembra, de color pardo oscuro, con el pecho algo rojizo, manchada de piel, y el lugar igualmente pardo oscuro, te alimentas de frutas y semillas. Domesticas con facilidad, y aprendes a repetir sonidos y aun tu voz humana con gravedad y afectación, con el rostro metaloide, de aspecto como la cera, olor peculiar, muy combustible, luces en la oscuridad sin desprendimiento apreciable de calor. Te extraes desde los huesos, pintura, te enciendes en luz, en lucero del alba.

La casa devastada II MEMENTO MORI (09) Aparecer parecer 06 el dolor en el hombro derecho se ramifica hacia la espalda y recorre el entorno del omóplato. Sirve de brazo izquierdo del río en sus crecidas, inundando la zona de vegas, pajonales y marismas, para desembocar en el mar. Un grupo de personas en la calle lo mira como un hecho inusual en el lugar. Los comentarios se concentran en las informaciones meteorológicas. Llueve

La casa devastada II MEMENTO MORI (11) Casa Versión 33 Se confunde el mugido de lobos marinos y de vacas pastantes en las extensas planicies de arena. En una línea imperceptible entre el mar y las nubes, cada parpadeo marca el inicio de una otra vida, y es la misma expandida en su sutileza y belleza. Los objetos y las cosas parecen lo mismo, y lo son casi imprecisos en la inmaterialidad de la mirada, y allí la taza de leche es la que se parece al océano, donde una casa grande a escala urbana no es escatológica sino una neurotoxina en el sistema.

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Pedro López Adorno

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1954. Puertorriqueño. Reside en la ciudad de Nueva York desde 1965. Doctor en Filosofía y Letras de New York University (1982). Como poeta ha publicado los siguientes libros: Hacia el poema invisible (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1981); Las glorias de su ruina (Madrid: Playor, 1988); País llamado cuerpo (Lima: Editorial Lluvia, 1991); Los oficios (Sevilla: La Cuerda del Arco, 1991); Concierto para desobedientes (Río Piedras: Editorial Plaza Mayor, 1996); El gran olvido (plaquette) (Barcelona: Café Central, 1996); CumpleañosPoema/plaquette (Nueva York: La Candelaria #10, 1998); Viajes del cautivo (Xalapa: Editorial Graffiti, 1998); Rapto continuo (San Juan/Nueva York: Ediciones Babel, 1999)- edición limitada de 150 ejemplares cuyos 78 poemas representan un tarot poético; incluye caja de madera (obra del artesano puertorriqueño, Hipólito Figueroa) e ilustraciones de la grabadora puertorriqueña, Consuelo Gotay; Arte de cenizas/Poesía escogida: 1991-1999 (San Juan: Instituto de Cultura, 2004); y Opera ardiente (San Juan: Terranova Editores, 2009). Su novela corta, La religión de los adúlteros fue publicada en San Juan bajo el sello editorial de la Universidad de Puerto Rico en 1996. Parte de su labor como crítico, además de artículos y ensayos sobre poesía, está contenida en su Vías teóricas a "Altazor" de Vicente Huidobro (New York, Berne, Frankfurt: Peter Lang Publishing, 1986). Como antólogo ha estudiado la experiencia migratoria del pueblo puertorriqueño hacia los Estados Unidos recopilando la poesía puertorriqueña del siglo XX producto de esa diáspora: Papiros de Babel: Antología de la poesía puertorriqueña en Nueva York (Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1991) y en el 2002 fue publicada otra antología suya: La ciudad prestada (poesía latinoamericana posmoderna en Nueva York). Santo Domingo: Editorial Luna Cabeza Caliente, 2002. En estos momentos prepara, junto al crítico cultural, Juan Flores, una edición de la poesía selecta de Pedro Pietri (el poeta más representativo de la estética nuyorican). Es catedrático en el Departamento de Africana and Puerto Rican/Latino Studies de Hunter College (CUNY) desde 1987. .


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Tacita de combustión (sin greca) -a NB-

Te sentaste en el balcón para leerle poemas a las brisas del atardecer. Unas hormigas se disputaban los susurros. Pisaste algunas. Doce a lo sumo. Silogismo de refutación de eternidad tan cabronamente poderoso. Laberinto voraz las hormigas al dispersarse triunfan y tú cual Pólux taladras lo inmóvil con el movimiento de las nubes. Va a llover. Se oye a “Ruby” en la versión Ray Charles y va a llover. La sensación es silvestre. La tonalidad que van tomando los mogotes erige ante el campo visual lo que se podría desmentir pero no hay tiempo para ello. Los pájaros han cambiado sus acordes. Las brisas ensayan otra transfixión filarmónica. Bóveda de humedad o vegetación de un sobresalto apenas tuyo. Pero ya tú sabrás a qué atenerte. Importar matices. Configurar. Colar un cafecito a las cinco y documentar ya entregado a lo inevitable la iluminación de la lluvia sobre el Cadi Coupe de Ville ‘77 oro por fuera blanco por dentro. Ya nadie tendrá que decirte que you’re in heaven. El sudor de estos años no se ha evaporado del todo. Take a chance or a slow boat to China in your mind. Da igual. Se mojó el Cadi. No importa. En otra vida naciste en una choza frente al mar. Plaza Atlántico en el ensamblaje posmo y tú tan cool y tan inepto hijo del Volcán frente al primer salón de clases .

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de tu vida. ¡Gracias Néstor! No hubo tabula rasa. Allá en el fondo canta Armstrong y estás en las nubes. Y graffiteros como Bret son unos artistas del carajo dijiste. Entonces ¿cuál es el valor de todo esto? ¿Quién decide orígenes? ¿Cómo discernir ahora mismo el valor de esta taza de café o el retrato del Cadi ante la lluvia? Tú quieres ser lo que quede del fondo pero los fragmentos navegan otras brisas. Otra cámara oscura entierra los susurros de las doce hormigas que no son. Ojo. No eres immune a lo que pasó a mejor (o peor) vida. Guarda las sílabas. Echale anís a la tacita de combustión que ya serás.

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Mangosta

¿Para qué vive el viento esta vez? ¿Para qué el sol con precipicio incomprendido? ¿Para quién proyecta equilibrios la incertidumbre? Partículas de luz. Toman rumbo las obsesiones de las hojas. Piel de felicidad las ramas en lo alto. Uno jerarquiza pensamiento pero entre las rocas resuscitan palabras, bípedos y anfibios que han muerto o mueren. Orilla y transparencia. Ocaso y caos. Cimarronaje de higuacas el vaivén de sombras. El camino. Antuvión de las lluvias. Gorjeo en el ladrido humano que busca manantial. El resto es rumor. Vibran las ratas sobre el musgo y uno, roído por la naturaleza muerta de las horas, se hunde en la alberca imprecisa de una tarde de julio. ¡Cuán discreto el disfraz! Ahora sí. Uno ve imperfección y sequía desde la ceguera de yunque tan alto. Parece mentira tanto aire en los brazos. Tanta brisa en el vientre. Tanta ráfaga en la molicie de los muslos. Unción, contemplación, blanda almádena de esperas. Uno pierde el turno, el tino, el desvarío. Cuasi árbol se desgaja uno hacia la cima. Sube uno. Siente el aire. Retoza con el frío. .

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Asusta tanta altura para gárrulas alas. Quiere uno regresar a lo podrido. Tiene enemigos. A cada rato se gana el desprecio de los déspotas. Carné de paria la subversión de su volumen. Si lo encuentran mientras suben no pierdan el tiempo en simulacros. Conoce del amor cada silencio, de la corrupción su algarabía. Los científicos de Agricultura decoran el bosque con su semblanza de alma en pena. No alimenten su enclenque doctrina de sonidos. No hace falta clemencia. Hace tiempo tiene cueva. Cuidado al acercarse. Le da rabia el olor de la mentira.

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Forma de decir el milagro

Vertiginosa cicatriz como si llegar a su cuerpo fuera abismo. Como si al arañar los márgenes de su fuerza imprecisa descendiera escritura por donde tiembla su innombrable. No piensen huellaincendioorgasmo. Es otro el laberinto, el olvido. La memoria canta en otras casas el júbilo de Reyes. Aquí cantan en silencio las letras. El aire el ventanal de la diosa que escribe cuando todo está desnudo. Nada se antepone a su huracán. Mendelsohniana su argucia. Capriccio o fuga la cicatriz que devora al Acis que la tenga entre los brazos en devoración que Paganini, tras los bordes del lecho comensal, alza los últimos violines. Un Brunello abre los labios. Hartazgo incorrupto cuanto piensen.

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Cena ¿Y qué qué hubo de la cereza deseada? ¿Del hermético arándano, cima y sima y voltaje? ¿Del cóctel de fiebre y corrupción frente al intoxicado mar que intercambiaba angulas por abrazos? ¿Qué grafía anclará en las arenas? No es desierto este aliento pero la sed impide un “I Fall in Love too Easily” a un milímetro del rapto de las ostras. El banquete es sombra, es nada, es un fue, un será, un todavía. El tal vez de los mariscos del conjuro. Trompeta el lenguaje, piano la seducción se pierde al ser pensada. Al fin esa carencia es otra audacia, otro grial del irse a pique hasta la médula de la demasía. Salto para que la realidad no sea el único libro que nos haga sufrir. Satélites ineptos que somos. Vajilla que ha de caer. Fragmentos del origen que en esa bocanada digerimos para devorarnos más allá de terrorismos o equilibrios. Pertenecer a las montañas. Zafios pitirres en la travesía del sabor estaotravez para siempre. Hasta la enredadera de los muslos alegres y en porfía.

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La Gruesome Image

Dolor como un más tarde como un hacia luego lengua que emancipa crisálidas sílabas. Todo hiper hipo hipopótamo del ningún lugar junto a las torres de control. iPad para la confiscación de los suspiros la baba voluptuosa estrellas rabiosas repique de una contraeternidad que ya se enmomia. Culminación inferior al hallazgo. Culminación superior al arranque. Eso es todo. Salga de lo airado sacro. Sea ladrante multitud. Duélale la gruesome image. Dicotomía tipo Android. Alma lanzada al mar.

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Vaivén Este será the farthest never tell que tú boca cerrada falleba cerradura impía ataúd o alud o filo of nothingness dirá 34 mientras la brisa reconstruya su lenguaje entre las palmas y el concierto en el edén sea a thread of saliva upon a nippled nimbleness a la vista de todos y a pesar de todo mudo el lienzo tartamuda la semioscuridad of so much fucking intensity. No entran moscas al discurso. La fijeza told you what you needed to know. The rest is just fanfarria entre las palmas.

Asunto de vida o muerte Sólo quiero del tiempo un cocodrilo. Larga cola y quietud. Ojos de hipopótamo sobre íntimo río. Y el lector con su hocico en el agua.

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Floriano Martins

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(Traducción de Gladys Mendía)

Brasil, 1957. Poeta, ensayista, traductor, artista plástico y editor. Dirige el Proyecto Editorial Banda Hispánica. Es coordinador de la colección “Ponte Velha”, de autores de lengua portuguesa, de Escrituras Editora (San Pablo, Brasil). Curador de la Bienal Internacional del Libro del Ceará (2008). Profesor invitado de la Universidad de Cincinnati (Ohio, Estados Unidos, 2010). Autor de libros como Sobras de Deus (novela – Brasil, 2008), A inocência de pensar (ensaios – Brasil, 2009), Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica (entrevistas – Venezuela, 2010). Contacto: floriano.agulha@gmail.com.

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VOZ DE ALBERTA HUNTER

Não me deixes maltratar a tua mente. Qualquer dúvida é um obstáculo desnecessário, uma dor descompassada. Ao sair, não te esqueças de se desfazer de toda memória. Estamos sendo escritos por ela sem que tenhamos outra oportunidade. A tua sombra não deve repetir um só movimento. O dilema começa quando roço a mão em tua nudez assustada. Uma selva de arrepios se ocupa de meu desejo quando me iludes estando e não estando a meu lado. Mesmo que um dia descubra quem és, de que me adiantará? Um semblante que surge e logo desaparece em tudo quanto avisto. Quantas noites se passam ao ouvir tua voz dentro de mim? Quanto silêncio imaginando decifrar o que talvez nem tenhas dito? Um conflito de trevas, esqueletos da ausência, inventário de enigmas. Tanto planejei que não voltarias a me castigar que não apago teus passos circundando minha loucura. Não quero que saias nunca daqui. Este corpo não é teu domínio.

VOZ DE ALBERTA HUNTER

No me dejes maltratar tu mente. Cualquier duda es un obstáculo innecesario, un dolor descompasado. Al salir, no te olvides de deshacer toda la memoria. Estamos siendo escritos por ella sin que tengamos otra oportunidad. Tu sombra no debe repetir un solo movimiento. El dilema comienza cuando rozo la mano en tu desnudez asustada. Una selva de escalofríos se ocupa de mi deseo cuando me eludes estando y no estando a mi lado. Aunque un día descubra quien eres, ¿de qué me servirá? Un semblante que surge y luego desaparece en todo lo que avisto. ¿Cuántas noches pasaron al oír tu voz dentro de mí? ¿Cuánto silencio imaginando descifrar lo que tal vez ni hayas dicho? Un conflicto de tinieblas, esqueletos de la ausencia, inventario de enigmas. Tanto planeé que no volverías a castigarme que no borro tus pasos circundando mi locura. No quiero que salgas nunca de aquí. Este cuerpo no es tu dominio.

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MÃOS DE CLARICE LISPECTOR

Uma última noite contigo e as palavras se foram todas. As tuas mãos sempre atuaram como um narcótico porque deixei diversas vezes o mundo passar frente a meus olhos. O que fazemos são anotações de um incerto fogo que nos guia. Guardo teu nome e com ele me movimento de uma sala a outra de um labirinto que ainda não sei ao certo se compreende sua razão de ser. Toco a tua pele quase invisível e me deixo invadir pelos rumores de sua inquietude. Gosto de começar a viver pelo teu nome. Um dia imaginei um bosque em que os teus lábios traduzissem toda a folhagem. Não somos uma fábula, somos? Sempre penso em ti como uma infância perdida. Difícil aceitar que seja a minha. Eu te amo como um plano de fuga ou foste exatamente a primeira mulher em minha vida? Ler é o que toca aos olhos e tudo o que vemos se transforma em nova miragem. Talvez as palavras se gastem menos que a realidade de seus temas. Porém não fazemos idéia se o que tocamos não é senão a palavra. O mundo sempre se desfez por um excesso de bíblias.

MANOS DE CLARICE LISPECTOR

Una última noche contigo y las palabras se fueron todas. Tus manos siempre actuaron como un narcótico porque dejé varias veces el mundo pasar frente a mis ojos. Lo que hacemos son anotaciones de un fuego incierto que nos guía. Guardo tu nombre y con él me muevo de una sala a otra de un laberinto que todavía no sé si realmente se comprende su razón de ser. Toco tu piel casi invisible y me dejo invadir por los rumores de su inquietud. Me gusta comenzar a vivir por tu nombre. Un día imaginé un bosque en que tus labios tradujesen todo el follaje. No somos una fábula, somos? Siempre pienso en ti como una infancia perdida. Es difícil aceptar que sea la mía. Yo te amo como un plan de fuga o fuiste exactamente la primera mujer en mi vida? Leer es lo que toca a los ojos y todo lo que vemos se transforma en nuevo espejismo. Tal vez las palabras se gasten menos que la realidad de sus temas. Sin embargo no tenemos idea si lo que tocamos no es sino la palabra. El mundo siempre se deshizo por un exceso de biblias.

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PERNAS DE ANNE DARWIN

Quando me encontras estou entre a loucura e o silêncio, como quem sussurra inutilmente o próprio destino. Não faço idéia do que perdi em tuas mãos. Preciso de um nome onde te esconder. Um corpo apropriado à confissão que não gostarias de ouvir. Eu sigo o teu vulto por entre as sombras, por entre árvores que rastejam sob a chuva. A noite encharcada de mistério. Um rosto revelado a cada gesto murmurado. Preciso de um lugar onde guardar as cenas vividas em teu nome. A memória amontoando os corpos perdidos sem que pudéssemos ouvi-los. Ainda procuras por mim? Eu não saberia dizer quem fui. Teus pecados não me comovem mais, porém me assustas com a tua ausência. Quantos ainda poderão rever-te antes que voltes a ser ninguém? O teu nome me confunde. Eu simplesmente embaralho suas letras e não soletro mais onde tudo começou.

PIERNAS DE ANNE DARWIN

Cuando me encuentras estoy entre la locura y el silencio, como quien susurra inútilmente el propio destino. No tengo idea de lo que perdí en tus manos. Necesito un nombre donde esconderte. Un cuerpo apropiado a la confesión que no gustarías oír. Yo sigo tu bulto por entre las sombras, entre árboles que se arrastran bajo la lluvia. La noche encharcada de misterio. Un rostro revelado a cada gesto murmurado. Necesito de un lugar donde guardar las escenas vividas en tu nombre. La memoria amontonando los cuerpos perdidos sin que pudiésemos oírlos. ¿Todavía me buscas? Yo no sabría decir quien fui. Tus pecados no me conmueven más, pero me asustas con tu ausencia. ¿Cuántos aun podrán volver a verte antes que vuelvas a ser nadie? Tu nombre me confunde. Yo simplemente barajo sus letras y no deletreo más donde todo comenzó.

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PULSOS DE ANJA LECHNER

O teu corpo recebe em seu leito um verbo distinto a cada noite. Pequenos afazeres da casa protegem o dia de outros assuntos. Recosto-me na sombra gasta do abismo a contar teus beijos. O primeiro me ensina os segredos da pólvora. Outro me faz crer que posso voar. São como desafios silenciosos os pequenos rostos boiando no espanto de cada olhar. Sinais de desordem que a vida elege em seu trânsito fugaz pela prosperidade do tempo. Palavras com que escavo a invisibilidade de teu vulto. Silêncio que abrigamos ao lado delas para que preservem o que sabem a nosso respeito. O movimento pendular de teus beijos acentua o labirinto que tecem por dentro e por fora de meus lábios. Um braseiro descreve as imagens do desejo como amuletos vorazes. Rebatizo teus ritos como quem desvenda as virtudes da tempestade. O teu corpo sofisma os disfarces da noite com seus espectros verbais. Reconheces a volúpia indecifrável de cada pantomima? Ainda recordas o nome com que me fiz passar por ti? Eu mesmo tratei de esquecer-me, para que não tivesses como voltar.

MUÑECAS DE ANJA LECHNER

Tu cuerpo recibe en su lecho un verbo distinto cada noche. Pequeños quehaceres de la casa protegen el día de otros asuntos. Me recuesto en la sombra gastada del abismo para contar tus besos. El primero me enseña los secretos de la pólvora. Otro me hace creer que puedo volar. Son como desafíos silenciosos los pequeños rostros flotando en el espanto de cada mirada. Señales de desorden que la vida elige en su tránsito fugaz por la prosperidad del tiempo. Palabras con que excavo la invisibilidad de tu figura. Silencio que abrigamos al lado de ellas para que preserven lo que saben de nosotros. El movimiento pendular de tus besos acentúa el laberinto que tejen por dentro y por fuera de mis labios. Un brasero describe las imágenes del deseo como amuletos voraces. Rebautizo tus ritos como quien saca las vendas de las virtudes de la tempestad. Tu cuerpo sofisma los disfraces de la noche con sus espectros verbales. ¿Reconoces el deleite indescifrable de cada pantomima? ¿Aun recuerdas el nombre con que me hice pasar por ti? Yo mismo traté de olvidarme, para que no tuvieses como volver.

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COXAS DE ZOFIA BESZCZYŃSKA

Esta noite quebrei um corpo. Ao voltar para casa não soube mais onde me encontrar. Foi quando te vi, cruzando o horizonte que antes não estava ali. A noite abriu em mim um modo estranho de se revelar. Comecei a eliminar da memória tudo o que não me diz respeito. Pretendia que me beijasses apenas o essencial, a reserva mais íntima de tudo o que flui. Resumir em um beijo todo esse ninho de cataclismos. A tua doçura criou uma inundação em meu ser. Não te vás. Ainda não quero que saias de dentro de mim. Só então percebi que começava a delirar: A noite reconhece suas pequenas sombras vagando pelas calçadas incertas. Com elas disfarça a solidão com que gravita nos pomares do tempo. Os espelhos espalhados contemplam como danças em uma pele fina de algodão quase transparente. E não parei mais. Nunca mais.

MUSLOS DE ZOFIA BESZCZYŃSKA

Esta noche quebré un cuerpo. Al volver a casa no supe dónde encontrarme. Fue cuando te vi, cruzando el horizonte que antes no estaba allí. La noche abrió en mí un modo extraño de revelarse. Comencé a eliminar de la memoria todo lo que no me dice respeto. Pretendía que me besases apenas lo esencial, la reserva más íntima de todo lo que fluye. Resumir en un beso todo ese nido de cataclismos. Tu dulzura creó una inundación en mi ser. No te vayas. Aun no quiero que salgas de adentro de mí. Sólo entonces percibí que comenzaba a delirar: La noche reconoce sus pequeñas sombras vagando por las aceras inciertas. Con ellas disfraza la soledad con que gravita en los pomares del tiempo. Los espejos esparcidos contemplan como danzas en una piel fina de algodón casi transparente. Y no paré más. Nunca más.

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David Robinson

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Panamá, 1960. Profesor de educación media con especialización en biología, cuentista y poeta, ejerce la docencia alternativa a través de talleres de creación literaria. SOLEDADES PARIENDO (Prosas poéticas, 1995), LA CANCIÓN ATREVIDA (Poesía, 1999), RESISTENCIAS (Maldiciones al desparpajo) (Prosas poéticas, 2005), CONFESIONES DE UN POETA EN UNA CIUDAD QUE ODIA (Poesía, 2009). http://davidclas72.blogspot.com/

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Hoy no quiero cantarte mis metáforas Se me antojan patéticas Repletas de caries y arrugadas No quiero que escuches mi poética Es sólo un discurso Y fue concebido en el silencio del cómplice En la soledad del descomprometido Lejos de la belleza de un corazón que late De dos pulmones que inhalan y exhalan De un hígado que se estruja con cada desengaño Hoy no quiero que me veas Como ese poeta encerrado tras los barrotes de una pose Deseo que mires a un hombre Que dejó de contemplarse el ombligo Que levantó la vista Que se abrió el alma Que conoció a un niño Huérfano de un padre vivo Que vive En alguna parte del país Criado por una madre Que es madre En alguna parte de su ser

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Su nombre es Joaquín Y vive en los suburbios De una ciudad que no lo quiere Su nombre es Joaquín Y camina receloso Entre las esquinas de sombras Y los colores de un semáforo Su nombre es Joaquín Y a veces se divierte Poniendo a pelear a las hormigas O tirándole piedras A ese árbol de mangos Su nombre es Joaquín Y no conoce el significado De la palabra pedofilia Le suena a dolor en las tripas Pero sí sabe Que de acercarse mucho al viejo de la panza gris Será acariciado entre las piernas Y eso No le gusta

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Joaquín nació En una ciudad Que parece odiarlo 44 En esa urbe Quien lo educa Es el fracaso Quien lo entretiene Es el pánico Y quien lo quiere Lo quiere Tranquilito y estúpido Frente al televisor ¡Todo tiempo pasado fue mejor! ¡Nada por venir será agradable! Así piensan los adultos Que le toca sufrir Así piensan los adultos De la ciudad donde le tocó vivir Una metrópoli Que no sólo parece odiarlo Una metrópoli Que en verdad lo odia

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Coca-Cola En la cancha un pandillero mató a otro niño Papitas En su cuarto un papá violó a su niña Big-Mac En la escuela un chiquillo compró cocaína 45 ¿Hasta cuándo este colesterol?

Uno por uno Uno Levántate Joaquín Dos por dos Cuatro Vamos báñate ya Tres por tres Nueve Apúrate pa la escuela Cuatro por cuatro Dieciséis Está listo el desayuno Cinco por cinco Veinticinco Camina que la luz te espera

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Cuando me gane el gordo de la lotería No sólo te compraré un par de tacos de fútbol Sino el mismo estadio donde jugó Rómel Fernández Cuando me gane el gordo No sólo te compraré un helado de chocolate Sino la misma palabra golosina Cuando gane No sólo te compraré un juego de video Sino los mismos ojos del mundo que se alegrarán al verte Cuando

Espero no haberte defraudado Hoy quise abandonar mi torre oxidada Salir a la calle y tropezarme con el más bello pétalo de hibisco Oler el aliento de los héroes del que tanto hablan mis poemas Escuchar el trotar de la vida por las aceras de la ciudad No estoy seguro si buscaba un espejismo Confirmar la retórica del café y el vino tinto De los coloquios donde resuelvo todos los males del mundo Donde toda miseria desaparece Hablar es tan sencillo Condolerse con la barriga llena es tan simple En las tertulias que lindos versos escribo Pero la poesía se vuelve estatua de sal al ver a un niño limpiabotas Que juega al fútbol descalzo y atento a los carros que vienen Lejos de la ternura de una madre a tiempo completo El trabajo en la maquila no le permite ese lujo Tampoco el padrastro de turno Hoy salí a la calle y dejé de verme el ombligo Ahora me parece un espectáculo grotesco Hoy salí a la calle y vi el arte poética del universo: El rostro brillante De un niño llamado Joaquín

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Fran Blanco

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Nací en La Coruña en el año 1974. Mi carrera literaria comenzó en el año 2007, como colaborador en la revista digital de historia, fantasía y ciencia-ficción “Aurora Bitzine”, donde me han publicado por entregas mensuales las novelas históricas “Emain Macha” desde Septiembre de 2007 hasta Agosto de 2008 e “Ítaca” desde Febrero de 2010 hasta Agosto de 2010. También he participado con cuatro poemas en los años 2008, 2009, 2010 y 2011 en el proyecto “Gira Poema”, un libro sin derechos comerciales que fue liberado en distintas ciudades de todo el mundo con la participación de poetas conocidos e inéditos. Dicho proyecto fue convocado por la página web de poesía, narrativa y artes visuales “Antaria y Letras Kiltras”, que está gestionado por la poetisa chilena Natalia Gaete, impulsora del proyecto.

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NO DEJES QUE CAMINE SOLO EN ESTE OSCURO VALLE

No dejes que camine solo en este oscuro valle. Es duro tropezar con la blanca osamenta de los muertos esos huesos que antaño fueron carne y ahora son pálido fulgor de mil recuerdos. No dejes que camine solo en este oscuro valle. Volved a revivir, músculo y carne, médula y hueso, que se levante el hombre caído, agónico Adán de un universo sin luz, que la carne recuerde el viejo y antiguo sendero. No dejes que camine solo en este oscuro valle. Aunque los hombres caminen a ciegas, sin saber, sin conocer la dura senda que al final del camino se abrirá ante sus pies e imaginen con horror el gusano que roerá su piel. No dejes que camine solo en este oscuro valle. No es la peor de las muertes la muerte del cuerpo. Todos descenderemos, tarde o temprano, al terrenal útero materno, al forzado sueño, libres de miedos y dudas. Todos gustaremos la savia del ciprés en nuestros cabellos. Pero no dejes que muera la muerte del alma, muerte seca, sombría, sin alba o retorno, sin ojos que miren el crepitar de la madrugada. No dejes que camine solo en este oscuro valle.

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FUE TU VOZ

Fue tu voz. O tus ojos. O quizás fue la sumisa ley de tu mirada. No sabría decirlo. Solo tú puedes saberlo. Solo tú, que sujetas mi alma con una cadena de hierro y que alimentas mis sueños con tu perpetuo silencio. Eres un poema hecho carne, un negro delirio que corre como un torrente por mis venas o una fiebre que late en mis sienes, como dos sierpes que se abrazan en funesto abrazo. Eres el cielo y la tierra, y también eres el mar, que ruge y escupe caballos de espuma y que no puede comprender ni sentir el clamor de los ahogados. Eres ángel y eres daimon. La sima y el cielo se abren delante de ti. Tu alma brilla como el carro del sol, pero es incierta y oscura, como tu nombre. Por eso prefiero el recuerdo de tu silencio apacible a torturar mis ojos y quebrar mi voz con la sombra de tu presencia. Por eso prefiero fundir mis errantes almas en la fecunda inmensidad de tu noche, lejos del vacío y las dudas, lejos del frío y el afilado acero de la vida. Tú y yo nos iremos, mezclados con el tiempo y ahogados en el deseo, con una palabra suspendida en nuestros labios y una mirada familiar en nuestros ojos. Ama y vive. Respira. Sueña y sangra. Al final solo quedará un puñado de polvo.

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QUE SOLA ESTÁS EN TI MISMA

¡Qué sola estás en ti misma, negra y cansada sombra de otra sombra! ¡Qué delirio conocer la verdad enfrente del espejo! Y la angustia de saber que no hay otro en el cristal que no hay otro porque no puede haberlo que una sombra no puede tener vida aunque se alimente de vida y que la Nada, con ojos vacíos, siempre asoma detrás con una mueca de sombra. Harta estás de acumular tiempo sobre tu cabeza tan vieja como el mundo y tan sola como el hombre siempre hambrienta y codiciosa, ávido pozo que las exhaustas Danaides jamás podrán llenar. El rumor de los días fatiga tus oídos tan ocupados con el vaivén de las horas y la sangre que apenas escuchas la voz del que anuncia tu condena, voz humana y divina que ignora tu semblante y tu vacío en la hora de la inevitable partida, voz humana y divina que hará pedazos tus cadenas. Morirás en ti misma, así como vives de otros y de otros te nutres, cansada y sola, vencida por la Vida que ruge por salir del Caos que un iracundo dios forjó en el yunque.

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Laura Cesarco Eglin

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Poeta y traductora de Uruguay. Es la autora de dos libros de poesía, Llamar al agua por su nombre (Mouthfeel Press, 2010) y Sastrería (Yaugurú, 2011), así como de una plaquette, Tailor Shop: Threads (Finishing Line Press, 2013), con poemas de ella traducidos con Teresa Williams. Sus poemas y traducciones han sido publicados en revistas literarias en EEUU, Inglaterra, México, España y Uruguay. Sus poemas también son parte de la sección de Mujeres Uruguayas de Palabras Errantes, Plusamérica. Su poesía y traducciones han sido nominadas dos veces al premio Pushcart.

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A los ojos Sólo el mar me sostiene la mirada le devuelvo lo que dice intento hacer lo mismo con tus ojos me miran de soslayo me miran con tantas cosas y un pedido Veo la marea subir así la marea sube inundándote como a campo de arándanos para desprenderlos botones que hace rato perdieron sus ojales Te miro para darle quietud al mar te miro en la orilla está todo bien anclado con animación del viento y la tentación del mar el sabotaje de la arena, todo en movimiento aun en la calma tu mirada desprendida del programa de la marea

En la peluquería aprendo Braille Con las puntas de sus dedos siente el largo de mi cabello. Se fija si cortó parejo. Simétrico. Pero yo busco el desorden para esconder. Un corte rebajado da volumen, dice él. Me entusiasmo—cortes transversales, para ver mejor los interiores, para hacer obvias las capas. Quiero encontrar diferentes puntas con mis yemas. Por el espejo veo su desilusión. Dice que de un tal vez sólo logró un casi. No encontró el volumen. El que él buscaba, al que le hubiera hundido los dedos como en un ovillo y demorado en llegar al cuero cabelludo. Eso no. Le puedo dar un casi: entrelazada entre sus dedos cuelga mi cabellera. Una parte. Un regalo de mi alopecia en agradecimiento por el simbolismo que dejó en mi cabeza. El corte rebajado. Un reflejo. Volumen que se dimensiona con la búsqueda. Llega a enmarañar. Despeinar. En mis dedos siento cómo quiero ver.

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Aguacero La ansiedad de un cielo gris apelotonado en tonos de nubes descargándose a cántaros para reciclar el mar para liberar las ganas de pelar gritos, dejarlos desnudos en truenos roncos y relámpagos el mar sigue lamiendo la arena para moldearla más que el viento las pisadas que ahuellan se borran desapareciendo como te desaparecieron a vos dejándome con una huella menos con cada pregunta que me negué a contestar mientras hoy el gris se hincha de todo el llanto, relampaguean imágenes que entre picana y picana es lo que queda de vos

de LLAMAR AL AGUA POR SU NOMBRE

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Baten palmas No quiero que Buenos Aires me mire ahora quiero que me mire ayer hacerle un fondo de ojos tomarme el subte y llegar la construcción, mi parada sostengo el iris dilatado con manos y pies empujo empecinado iris se contrae, me late afuera se fue el subte espero en el hueco que dejó el iris no está más que el guión, una conversación sin terminar Buenos Aires se desprende como pegotín de su plancha la remonto en mis hilos atarla a una imagen una diapositiva más perdida desgastado el proyector debo pegar en el álbum una postal Disco rayado giran las mismas notas garras de quien me viste en telaraña—lo único que queda de los mapas Baten palmas como al perderse un niño en las playas rioplatenses, lo aplausos de quién entre mis manos, alguien se perdió tentada de búsqueda me acerco y las palmas baten más allá subo lo que queda a mis hombros intento encontrar la ciudad la perdida es mi pérdida ahora las palmas las bato yo

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55 Decirlo Contame un secreto que ya sepa con el hígado Acariciámelo hasta esparcirlo en la piel que cobre relieve en la memoria Hablámelo así lo registro completo alcanzando su textura con la sangre tus palabras las guardo entre las letras ahí donde se ahueca la C y se abolla la K En estos recovecos de cuerpos versátiles no callan las palabras, ceden lo almacenado cambian en mi cuerpo, las renuevo escuchándolas te escucho, la reforma decímelo que preciso resignificar

de SASTRERÍA

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Gabriela Rosas

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Caracas – Venezuela. Cursó estudios de Educación Integral en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Poeta y compositora. Ha publicado los poemarios: La Mudanza. Editorial Eclepsidra (1999) y Agosto Interminable (2008) Editorial Eclepsidra. Caracas Venezuela. Ha sido incluida en las siguientes antologías de poesía venezolana: Las Voces de la Hidra: La poesía venezolana de los años ´90. Miguel Marcotrillano L. Ediciones Mucuglifo. 2002. Mérida- Venezuela y en El Coro de las voces solitarias: Una historia de la poesía venezolana. Rafael Arráiz Lucca. Editorial Eclepsidra. 2003. Caracas - Venezuela. Sus poemas han sido traducidos al catalán. Ganadora del Primer Premio Nacional de Poesía para Jóvenes Liceístas "Pérez Bonalde". Venezuela 1995. Ha participado en numerosos recitales y encuentros literarios. Invitada a la Feria Internacional del libro de Lima 2011, a la Semana Internacional de la Poesía de Venezuela y al III Salón Pirelli de Jóvenes Artistas, entre otros. Ha realizado talleres de poesía y narrativa con: Santos López, Carmen Verde, Fedosy Santaella, Joaquín Ortega y Roberto Echeto, entre otros. Sus poemas han sido publicados en diferentes revistas y periódicos, impresos y digitales.

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Negociamos la tristeza La luna es de hierro forjado Las tardes cuelgan Es castaño el aire La razón que nos une Permanece intacta Me aproximo a tu cuerpo Estás en el agua En el café que se cuela En la cama Tus besos son olivo y tormenta Son siempre.

-Lanzas una piedra Luego otra Tus párpados luchan en el borde de mi boca Colocas tenedores en la almohada Agua caliente en los rincones Cintas negras para atarme a tu cuerpo La oreja es derecha para escucharte Las palabras cuando es tarde no tienen ventaja.

De Agosto Interminable

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El gato Estuve en tus huesos Me acerqué a tu palabra Porque era dulce y atemorizaba los demonios tienen uñas de gato Nos devoran la carne Hasta llegar al alma 58 Nada es para siempre No se equivocan los labios Cuando al fin hablan Este día no suena Quería correr tu misma suerte.

La Misa Llevar una copa donde habiten tus ojos unas velas que alivien este torpe deseo palabras que nos devuelvan las rocas y los besos como agua pesa la distancia que separa a Botero de este mediodía ya nunca seré bruja ni jugarás al mago debajo de mi falda.

De La Mudanza

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Los ausentes Uno extraña al que se ha ido por el gusto de sentirse en algún sueño en alguna gota de agua que se quedó en los labios Cada despedida es para siempre una posibilidad Uno extraña al que se ha ido para vivirlo de cerca Intentar la sonrisa el verbo incendiario y el limón que se usó para encontrarnos Uno extraña al que se ha ido porque realmente se extraña uno Para recordarse uno.

Grillos A veces alcanza El diente de león El cigarrillo La mitad del deseo La furia es un hombre no una emoción Sólo existimos en los tatuajes en la quemadura no en el corazón En este mundo poco nos pertenecemos La vida ocurre lejos de nosotros.

De: Room 44 (poemario inédito)

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Jorge Del Rio

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Poeta, Ensayista, miembro de la Unión de Escritores de Sucre UES. Cofundador del Taller literario Ágora de la ciudad de Sincelejo-Colombia y gestor cultural. Sus trabajos literarios han aparecido en diferentes diarios y revistas del país y su poesía se encuentra publicada en portales de Chile, El Salvador, España y Colombia. En la actualidad es miembro del consejo directivo de la revista Signo de Tierra. Ha publicado, Derrota Otra Vez Del Olvido (2004) y Los Cuadernos del Descreído (2011). Como académico, Es Administrador de Empresas con énfasis en Mercadeo y Especialista en Investigación Educativa. Ejerce la cátedra universitaria y acompaña trabajos de investigación social en áreas de pedagogía y ciencias administrativas. Blog: http://letrasdelrio.blogspot.com

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Hombre

Podemos pedirte que te sientes y apagues el café derramado en el camino para que enciendas la derrota justo al lado de tus sueños como una llamarada de agua cineraria vaciada en la sangre y las horas del cuento de este mundo Muéstranos tu mansa piel de vencido aquellos ojos que no merecieron el cielo la noche de tu fiebre y tu delirio donde todas las luciérnagas fueron astros y un olor de alas pobló la tierra sólo por el esplendor de la muerte y la madera de su tacón partido en tu puerta ¡Qué jodida! Ahora cuando tienes al fin conciencia de tus glándulas y usas jarabes de manera previsible para un aliento más denso, ahora cuando le agarraste el gusto a tus zapatos y demoras el corazón en la cama, cuando saludas con campanas un domingo y comes hojas con la solemnidad de un caballo, cuando esperas y conoces la lluvia, cuando ríes y conoces el fuego, ahora, justo ahora, descubres que no pudiste conjurar el tiempo.

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Fusilamiento (México 1915) La hora del condenado… Rumor de polvo por el sueño Soldados que apuntan a una leyenda cimarrona Fragor de pólvora rondando la viudez de los espejos Luna manchada del aljibe que se despeina Mediodía del caballo que tiembla y busca Polea del relincho sobre piedras ocultas Rota muralla hasta el fin del mundo Sonido y sombra de la bala que pregunta Por una fiebre más fiebre que no predica olvido Mujeres que sorprenden al otro sueño cruzar sus patios mascando trinitarias Pergamino que da de beber la tierra al vencido Caliente y rudo corazón que detiene los relojes Gloria que se puebla élitro por élitro y vuela siempre más allá de la palabra ¡fuego! porque la muerte arroja en nosotros el antiguo oráculo de la sangre profanada

La visita Hay muertos solos que el ojo de una vela no consuela Hay cementerios de pena llorando que acaso el cielo ha extraviado ¡Mamita hay mucho silencio aquí! Pálidos ruegos desandan la tarde cenizas de oraciones para lavar la culpa de estar vivos ¿Es verdad que me iré contigo? Latido de la maleza que irrumpe fuerte de tanta savia derramada por almas sorprendidas ante lo elemental de la muerte Pájaros negros vuelan su sombra luto largo del tiempo dormido La nada nos apuñala con inútiles vocales de arena Mamita mamita…ya no escucho tu voz

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Tratado inútil

Te hablo de cosas sencillas como rasurarse la barba ver la telenovela estarse en casa Te doy el agua coagulada de lo cotidiano su azar de encantamientos hecho de materias fáciles donde siempre desamas No hay tregua ya el grito de la loza herida por la espuma la piel aprendida de ciertos picaportes o el asalto silente de esos olores indescifrables de una cena repetida tantas veces… Ya la conversación gastada al hombro el gesto que ha remplazado a la palabra la tibieza del día que cruje en las maderas dormidas la muerte que vive entre nosotros y no es extraña por las alcobas… Te hablo de esto de un agua que conoces y que llamas vida

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Cristian Astigueta

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PerĂş, 1980. Ha publicado las plaquetas: tenue final de la reina beat (la.parca.celestial, 2006), nuevos colores artificiales (naveburdel, 2007) y nena/nena o el blues animal (naveburdel, 2008).

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pop perseo

01

entre el cielo i tu lengua diecisiete estrellas miserables tiemblan cuando ríes lloran mientras bailas

02

perseo furioso hijo de la lluvia (dorada) tu nombre i tu enfermedad deambulan sobre un mar angustiado fecundado en tu saliva de ahogado

03

el sol cae de rodillas mutilado/deslumbrado ante la fotosíntesis de tu carne rara i descompuesta pero tú/ tú sólo comprimes los puños i el ano te acaricias e imaginas el sabor del miedo (endurecido) en la esquina más triste de tu cama

04

las pupilas aceleradas i los latidos estridentes de los amantes petrificados

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05

perseo: tu reino de tragedia desciende como un disparo blanco/perdido entre moscas verdes i nubes violetas entre techos rojos i partículas celestes

tan lejos

de tu sonrisa amarilla i tu corazón acorazado cada noche/ cada noche

06

destruyes lo que quieres (lo que más quieres)

07

olvidas el dolor de tu respiración los mudos agujeros en tus brazos i el aliento desflorado de la muerte (de tu cuerpo) te descubres infeliz e inmaculado como alimento de insectos ciegos

08

la hierba sobre la que duermes (sobre la que orinas) no vuelve a encender a enloquecer transformas la noche en polvo cristalino los hombres en planetas desolados i el amor en poses imposibles

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09

¡oh perseo! ahora defecas sobre una piedra deforme que es tu madre

10

mientras más escrutas el cielo más te reflejas en él i no quieres volver... volver a llenar de nubes i sangre tus manos

11

tus manos de dios

pop perseo/freak perseo hundido entre pastillas i gusanos de colores no podrás olvidar el estertor i

la música de su espalda

no podrás abandonar el valle de suicidas que moraba bajo su falda

12

tu amor entrecortado su hermoso cabello de serpientes la triste leche contranatural no/ no podrás olvidar

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intentarás encaramarte sobre tu sombra desahuciada (la presa equivocada) i al acariciarla al desollarla

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te enamorarás

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insalvablemente de tu ombligo i su pasadizo interminable

14

¡oh perseo! querrás arder bocabajo entre la flora de su cuerpo 68

15

tu única ciudad/ tu única verdad

16

perder/ perderte (una i otra vez) buscar otra cama

travestirte

amarrarte los pasadores i la vida escupir sobre tus máculas tus huesos i tu alma dividida

17

comprender porqué tus vísceras van cambiando de color i (ahora) solo

quieres cantar

ante las alas muertas de tus pies ante sus ojos insaciables de belleza i salvación

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entonces perseo

abrazas tus rodillas

despliegas tus párpados dorados

(igual que aquella vez)

i suplicas extinguirte como un vómito monstruoso

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en este lento amanecer


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Daniela Camacho

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Culiacán, Sinaloa, México, 1980. Poeta y traductora. Se graduó de ingeniería industrial y de sistemas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y de lengua y literaturas hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Publicó los poemarios En la punta de la lengua (Tintanueva, 2007) y Plegarias para insomnes (Editorial Praxis, 2008; Editorial Fundarte, Venezuela, 2010); y el libro de palíndromos Aire sería (Editorial Praxis, 2008). Forma parte de la antología bilingüe, españolportugués, Tránsito de fuego (Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2009), de La mujer rota (Literalia editores, 2008) y Los siete pecados capitales. La lujuria (Alforja, 2008), entre otras. Es fundadora y miembro del consejo editorial y de redacción de la revista El Puro Cuento. Forma parte del consejo consultivo de la revista Locutorio. Sus poemas y ensayos han sido publicados en revistas y periódicos de América Latina, Nueva York y España. En la actualidad, radica en Tokio, Japón. Algunas de sus traducciones y otros textos pueden encontrarse en el blog: www.habitaciondelaheroina.wordpress.com

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[sake para masticar en la boca]

ella que cae desmayada sobre el piano : visión nocturna : ojos de prunellas esparcidos por toda la montaña : lluvia de escorpiones : noh : esas máscaras : (wakaonna) (awaotoko) : ella que al decir ardeola desata una erección en los jardines : una niña una muñeca en celo habla por su boca : su saliva : ella cuando escupe las castañas : así : plantas venenosas como ofrenda: noh : the sadness of being blind is coming : la ciega alucinada no soporta el peso de las máscaras : le basta con la sombra del lenguaje : así

[adagio de jardín con firmamento]

Has muerto, Ursinia, en este vaso de ginebra que ilumina la habitación de los enfermos. Ciega de metales, te extraviaste en otro bosque: nebral, nebreda, enebral. Tu sol de venas púrpuras, ese fruto, se pudre ahora en una bolsa de desastre por cuya cremallera entra el cielo.

Y lentas, majestuosas Portulacas cubren con su seda roja seda blanca tus sueños a caballo y el camino pedregoso donde te dejabas coronar por la violencia de los pájaros.

Tú sabías que dentro de esa casa te esperaban niñas con paraguas negros y nombres de jardín: Tiarella, Astrantia, Betula. Niñas forajidas, manantialas donde flotan alfileres y pequeños cráneos. Tú sabías que la lluvia no traería más perlas sino huesos de palomas y temblabas de un paisaje como ese.

: Muy cerca del amanecer, te fuiste persiguiendo aquella música de niebla que salía del anfiteatro.

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NATURALEZA DE LOS ARDIENTES [ella luce un collar hecho de nieve y besa al hombre suyo, amamantado por la lumbre de las copas]

Todo lo intercambiamos, devorándonos Enrique Lihn.

No se lo diremos a nadie. Jamás. Hay una ciudad detrás de la cortina, hay también un puerto. La nieve cubre ahora los tejados y las barcas. Hace cuatro noches que soñamos con serpientes: es la marea en esta galería de espejos, la prolongación del contoneo. A cierta hora, a cierta temperatura, algo en nuestros cuerpos se animala. Hemos aprendido a devorarnos sin estremecer a los que duermen. En otro país, en otra celda, a ras de suelo. Con la boca toda alcohol y desmontados, una nueva parada nupcial nos devuelve a los trabajos de la carne; cometemos, entonces, un crimen más hermoso. Bramar, decimos, languidecer. La sangre de los ciervos aún corre y nos mantiene tibios: no comprenderemos nunca el lenguaje del invierno, aun cuando la nieve, puntual en su caída, suspenda en nuestros ojos la violenta geometría de los palacios.

A cambio, ataviados con la piel de los mamíferos, acercaremos a la costa la flama prometida por la luz de las antorchas.

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[para nombrar el fuego]

bajábamos de la ginebra como animales que vuelven de la fiebre / un pequeño cuarto a punto del derrumbe era entonces el lugar propicio para el amor / habitábamos con todo el cuerpo la palabra maremoto / un trío de ángeles animaba nuestras sombras en húmedos espejos / ardíamos de manos rojas / de labios rojos / de sexos para siempre rojos / deseábamos la luz / nos poseía un lenguaje de serpientes:

/ entrar en un cuerpo o estrangularlo / hacer babear las fauces calientes de los lobos del sueño / decir amor mientras afuera están muriendo las palomas en tibias catedrales / entrar en un cuerpo y destruir el oro / darle la temperatura necesaria al alquimista para que interrumpa el suicidio de los niños en un país de nieve / hacer que el astrolabio nos devuelva la estrella a los ojos en blanco / y leer en las caderas ensanchadas / en los muslos / en la espalda / un árbol genealógico de bestias /

: sí / en otro tiempo volvíamos del vino tenebrosos / inocentes / casi recién nacidos / tú entrabas en mi cuerpo / y un humo de lilas / sobre mí / dejaba una corona negra //

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Morir de paraíso [III]

Lavarás tu cuerpo poseída por la sombra. Al primer golpe de agua, la piel arrancará de tajo un nombre a la memoria. Querrás decir Leteo, canción del tenebroso, diamela, pero estarás muda de espanto. En la espera del que tañe mirlos en el aire, te descubrirás distinta a las demás hijas de Eva y hablarás por los desnudos.

Soy la que flota en el río, la despojada. Polvo de la madre extraída a su niña en trance. La desnuda dicen ellos la bestia descarriada. ¿A qué tanto ropaje si en la piel se me calcina un nombre? ¿Para qué vestir de nube, aturquesada, si de arder me estoy muriendo? Busco acordes en la niebla que apacigüen mi silencio. Me abandono en el lenguaje de las barcas. Del ciprés soñado por amantes solos nace una canción de cuna para las muchachas tristes. En las ramas del almendro, madura el corazón del oboísta.

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René Morales

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Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas, México. Nació en 1981 y ha publicado los libros El bestiario del perro (2009), Radiografías (2010) y Notas sobre el fin del mundo (2011), su ora se ha traducido al francés y al inglés para el periódico cultural The Journal y la revista Estuiaire.

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ii (TARDE DE EJECUCIÓN EN LA FRONTERA)

He aquí la justicia la muerte de la bestias de lujo un coagulo de sal la línea blanca el sonido rojo y cortante del anzuelo de plomo cayendo sobre la hierba He aquí la justica la gritadera de las hembras el matadero y sus riñones el silencio de los caballos el viento el silencio que ahora se apodera de la noche

ix Para Marvin García

Un día mi país no será más que un barrio sin asesinos en donde no seremos los mismos lo repito: “no seremos los mismos” Un día mi país no será más que un barrio rojo y calmado como un matadero después del mediodía Un día mi país no será más que un barrio dormido a la mitad de otro tiempo en donde no todo está perdido

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xi

El calor volverá a la piel de los ejecutados la luz volverá a jugar con esa lámpara de mi infancia de caballos rojos y azules la lluvia volverá a andar en medio de la hierba y todo volverá a su lugar como este poema que solo habla de la fe en mis hermanos del amor por esta patria de culpables que no pude elegir ni tampoco evitar

xiii

Pregunto por una ciudad que ya no existe esperando que alguien recuerde como cabalgaba dulce la noche como una línea gris en una pintura de Renoir Pregunto por mí esperando que alguien por error me hubiera visto deambulando en la madrugada como un caracol extraviado a un paso de distancia Pregunto y solo queda la mañana solo queda este rincón del mundo vacío este hombre escribiendo sobre una pila de cadáveres

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xiv (non finis poema)

Dios es la manera más noble de llamar a la venganza es la navaja limpia entrando hondo en la carne virgen es la sangre goteando por esas balas benditas 77 es el silencio más oscuro es México y sus 56 mil muertos que bien caben en esta frase Dios, lo repito: Es la manera más noble de llamar a la venganza

xvii Al hermano líder y guía de la revolución libia

La alegría de un pueblo también se puede medir por la brutalidad de su venganza es por eso: que el día que vayamos por ustedes con la sabia intención de cortarles el cuello violar a sus hijos más lindos y golpear sus cadáveres con palos hasta que todo quede reducido a esa mezcla enferma de sangre y tierra que se puede ver en la ejecución de ciertas focas reiremos como locos y seremos inmensamente felices pensando que linchar es un acto de justicia y por lo tanto de amor

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xviii

Cuando vengan por mi como por cualquier otro inocente y me peguen un tiro en la nuca para después desmembrarme y quemarme en acido con la intención de no dejar ni un solo rastro de mi existencia 78 o en su defecto cuando vengan por mi como cualquier otro y me pateen hasta reventarme los riñones para después irme a tirar a algún terreno baldío con la intención santa de que sea devorado por los animales recuerda que te amo y que perdono a mis captores a la bala casta venga de quien venga esto porque yo sé lo que es vivir enojado en este país en donde el futuro es sinónimo de engaño

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Marcela Saldaño

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Santiago. 1981. En el 2001 publica 2001 Poesía en el Espacio, proyecto ganador Premio Fundación Gabriel & Mary Mustakis / Balmaceda 1215, Editorial Lom, año 2001. En el 2002 publica Inclinación al Deseo y al Caos proyecto ganador del mismo premio, Ventrosa Editores, 2002. En el año 2004 participa de los libros Desencanto Personal, Mujeres al desnudo y Temporadas de Balmaceda 1215, Editorial Cuarto Propio, 2004. En el año 2007 publica en Perú el libro Anomalías: cinco poetas chilenos, editorial Zignos, Perú, 2007. Ganadora del Premio Nacional de Poesía Eduardo Anguita de la I. Municipalidad de Linares año 2007, Chile. Publica Un ojo llamado cacería, editorial Piedra de Sol, 2009. El año 2009 participa de la publicación del taller de la cárcel de Rancagua, Boquitas de cereza, Editorial Alquimia, 2009. En el 2010 participa de El libro del Voyeur, compilación gráfica – escritural que reúne a 69 autores europeos y latinoamericanos, Ediciones del Viento, 2010, España. Sus poemas han sido bombardeados en Varsovia y Berlín por el proyecto Casagrande. Almaray producciones realizó el cortometraje “Un ojo llamado cacería”. Obtuvo la beca de creación literaria del Fondo del libro y prepara parte de la película Poética.mov. El año 2011 participa de Lof sitiado: Homenaje Poético al pueblo mapuche de Chile. En febrero del 2012 publicó “Campos de ciudad” bajo el sello Ediciones Corriente Alterna Chile. .


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A mi madre Isabel Gioconda Por sus sueños de luz, por correr por mi sangre sin saber de mi carnicería.

80 En mi patria hubo un niño sucio y abandonado Recogido por mi madre Pero al tomarlo en brazos Se le caen los ojos y su suciedad es horrenda Pero ella insiste Aunque todos desean a ese niño Ese hijo que no sale de mí Sale del ojo del mundo y todos lo quieren menos yo Que no soporto verlo Sólo recojo sus ojos y los guardo en mi bolsillo

Ni tus ojos claramente esquivos una cosa deseable Ni tu mano algo que omita El ojo de la piedra amarrada Ni el mensaje ni la boca Ni siquiera la insistencia de la arcada algo de mi gusto Ni la noche y su sonido terco Ni mi pecho inflamado y viral Ni este canto que se entrega a la retórica Algo realmente de mi agrado No así los puentes y el ojo cuyo peso inflama la garganta De ahí el rumor y las mediaciones cuyos matices son un espanto a ratos

En los sueños de mi madre ese niño encarna las esferas recogidas del patio La miseria es sólo comparable con el olvido La otra cara de la flor y su pestilencia El chorro perfecto de sangre en las regiones imaginarias que rodean el fondo de la escalera Esta locura es sólo reductible y las nueve cabezas son árboles y distancia La historia conviene guardarla bajo tierra porque el terror reside en los ojos que ya no le pertenecen Ese niño arroja su carne Pero él nunca es carnicería Ni crimen Ni príncipe Él es sólo terror Ventanas de colores Concepción iluminada sin propósito

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Los niños aprenden a callar y el duelo es parte de la rutina Parte de un cosmos sin pies Una alberca repleta de ojos y plumas Guijarros en el fondo de un río Un río de agua cristalina pero su fondo es negro Ellos emprenden su viaje hacia adentro La mano roja que los sacó de su centro primero se encarga de marcar el golpe del sol en sus rostros Ellos han roto el vientre de su madre Ellos lloran por las calles Ellos son un eclipse que cruza la fuga y miran al techo Intento encontrar un niño cuyo centro anticipo El núcleo de un vestido de metal que arroja al cadáver Todo me parece cartas pegadas en la puerta O una madre que lava a sus hijos en un recipiente negro y anula lo cristalino del agua 81

Sólo por ese hombre inventaría el regreso Inventaría una cuenca para estos ojos y todos los otros Me liberaría y sería una zona muda entre el atlántico y la arcada Ojos negros en un cuerpo más negro Merezco el crimen

No soy razonable a ninguno de mis deseos No soy razonable No espero No atrapo Guardo los colmillos Mi piel son pequeños niños de lo que me alimenté y desecho Me muevo trágicamente y muevo mi ojo noche tras noche Mientras en otro lado sé que cantas En una lengua extraña que me visita en sueños Soy reversible y esa es mi vergüenza Reversible y terca Una aguja que atraviesa un cuerpo sin siquiera tocarlo Mi deseo sobrepasa países y sé la presa que eres Pero creo que no puedo Tu anarquía anatómicamente maligna me impide atravesarte Tu cuerpo líquido esquiva mi mordida Colmillos de colores en el agua Un sello abierto

El ojo capricho es ojo de sí mismo El ojo olvida su sangre y geografía El ojo se limpia en la lágrima incrustada en su muñeca Ojo diamante maldito Piedad de un cromosoma desvanecido Impía lengua serpiente Sortijas incestuosas El saco de piel oculto

En mi ojo el turbio deceso

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En mi boca amor Desalojo signo

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En el nudo del árbol resina mi saliva

El transporte multiplica las cárceles del ojo

De Un escote parecido a un apetito mayor (Del libro Un ojo llamado Cacería, Ediciones Piedra de Sol, Santiago)

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Nurit Kasztelan

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Buenos Aires, 1982. Publicaciones: Movimientos incorpóreos (Huesos de jibia, Bs. As. 2007), Teoremas (La propia cartonera, Montevideo 2010), formó parte de la antología Perfecta Anarquía volumen I (Editorial Jacotot, 2011), Lógica de los accidentes (ediciones Vox, Bs. As. 2013).

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Lógica de los accidentes Si pudiera entender el orden que lleva a los accidentes, la pérdida de lo dado, la distribución desigual de la angustia, escribir una palabra como crave, anhelar, ansiar, necesitar con urgencia, pero no tiene traducción no tiene lógica sólo en el cuerpo.

Convivir con la ambigüedad Lee un texto del alemán y encuentra la palabra que indica lo que le pasa. Se traduce lust por hambre, o por libido; pero no designa con exactitud lo que a ella le pasa; esa voracidad, esa necesidad que nunca se sacia. Envidia el idioma alemán que usa la misma palabra para indicar deseo y a la vez placer para designar la necesidad y la satisfacción de esa necesidad. Su lengua carece de esa palabra. Es la dicción pegada a la mandíbula la que no deja pronunciar aquello que le falta.

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De la contradicción me hago cargo No soporto la necesidad de mezclar las partes, de un conjunto me interesa el equilibrio, una supuesta armonía donde cada cosa antecede a otra. Busco un principio ordenador, un arjé aunque me pierdo obsesiva en la insistencia. Me olvido de regar las plantas pero si las riego las riego en exceso, no puedo querer a medias. No me preocupa sostener el orden práctico de las cosas sólo encontrar placer y retenerlo.

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opografía del límite Explicás las cosas con términos geográficos, que el humus son hongos y bacterias, lo enfermo, decís pero como todo lo orgánico, es fértil. En un terremoto, mientras todos corren y se desesperan, vos escribís sobre los temblores en tu libreta; justificás la inacción. Te atraen los desiertos, los humedales la tierra que se inunda y queda sin oxígeno. Cómo respirar en un sistema abiótico, me pregunto, cómo hacer para que la tierra absorba sin ansiedad.

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Interferencia de lo orgánico Dejá que el silencio desactive la inercia del ruido sé un hablante silencioso perdé características de especie volvete piedra volvete hueso, cáscara convertite en algo insignificante que apenas posea un comportamiento animal. Esfumate como una figura anómala que se desliza subrepticiamente violá las leyes de la materia rodá por el espacio. Comportate como una membrana y dejá entrar a tu cuerpo sólo lo que te sirva. Devorá insectos dejate contaminar. Olfateá como si fueras un perro. Hablame de volver conmigo.

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Me quedo en el pudor 88 Como alguien que mira por la ventanilla un paisaje de lenta transformación me quedo en lo no vivido. Fui ingenua. ¿Existe alguna humillación más terrible? La noche se queda en una prenda de encaje no usada. Estuve en la mente de un piromaniaco. ¿Volverse pudorosa? ¿Volverse obscena? La perversión se define por actos menores, aparentemente insignificantes. Lo peligroso, no encontrar el límite. Hay cosas que suceden demasiado rápido. El paisaje se va deformando. Me quedo en el pudor, no confío.

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Marina Ruiz

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México, 1982. Poeta, editora y performera. A través de astrolabio editorial imparte talleres de libros artesanales a otros autores y a grupos marginales de la sociedad como mujeres en prisión y mujeres en situación de riesgo. Fue parte del colectivo Las poetas del megáfono. Ha participado en diversos encuentros internacionales de poesía como el Festival de Poesía en Lima Un par de vueltas por la realidad de 2010 o el festival de editoriales independientes en la Paz Bolivia A toda costa también en 2010. Ganó en 2007 una mención especial en el concurso internacional de poesía Alfonsina Storni de mar del Plata Argentina. Ha publicado los poemarios Con el cuerpo también temblando, La otra, Tras las huellas del venado, Tatevari, 5 retrospectivas de cocina, el poemario colectivo Desierta, además de publicar en las antologías de poesía Constelación las poetas del megáfono, antología las poetas del megáfono, perduración de la palabra, tentación de decir, anuario 2005 país de las nubes, conjuro de luces y festival chilango andaluz 2008, entre otras.

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Pluvial

El camino tiene nombre de trolebús o arco de lira o árbol obtuso entre los horizontes

noche es la palabra abierta y redonda como caracol infinita “o” que se columpia trueno

El camino tiene cara de bosque o de búfalo en la lejanía sus costillas caminan coloreándose de amarillos entre los campos cultivos irreconocibles entre la pampa mexicana

Llamo al sur del sur desde mi puerta desde el inicio de mi camino uña pequeña de mi pie cansado

Llamo al camino que no tiene nombre pa caminarlo descalza, sola, completamente frágil

Te invoco camino interior a llamarte Marina entre los cielos de mi carne reconocerte propio, hermoso, como un frijol apenas naciendo con sus hojas tiernas entre las estrellas.

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Pluvial Esta noche llueven pedazos de sol desperdigados Llueve, torrente marina en parcial calma, Las ventanas se azotan,

Llueve frío Llueve viento

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Llueve la descarrilada soledad

Enferma enferma enferma estuve en un cubil, cuatro paredes noches (La historia de un amor cualquiera se termina)

Las notas trágicas se diluyeron hace tiempo Queda la fuerza, el compás de andar a cuatro patas, dos caudales de sal y uno de harina Se cocina la alquimia del encuentro pluvial en medio de la tierra y el soporte universal de un corazón que estalla ante la honestidad de las alubias

Pluvial es la voz que se alza como un río Que suena eterno idilio con el mundo Que se descascara del artificio febril de sordas avenidas. Pluvial, los pies canoas trotando sobre la marea. Antigua diosa brota desde el pecho el sexo los poros húmedos de vendavales asesinos.

Vengo conmigo y con mi historia cuando tomo la oscuridad por ventaja y me hundo en el abismo. Atravieso el miedo, portal que augura un nuevo signo.

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Mi propia luz se toca cuerpo Me acerco a lo que soy desnuda toda Anuncio un cisma que atraviese la noche Enciendo el canto de los soles.

Germen, marcha camino anudando las hojas de los ĂĄrboles tomando el fresco en medio de mĂ­ misma nunca cerraremos las puertas y ventanas. Que todas las tormentas entren y se lleven lo que hayamos guardado para luego.

(Se enciende el tambor de la lluvia Que no apague nunca este pecho arenisco desierto en llamas)

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Surge de mi mano surge de mi mano una sonrisa un cascabel que suena a mares algo salado se cuela entre los dientes algo salado me recuerda que estoy viva me miro en la oscuridad brillar y pienso la razón me limita por eso sueño tanto escucho resplandecer mi propia magia me prendo del paracaídas de mi suerte enfrento mi ser encontrada por la aurora en este cosmos relumbrando desde el pecho hacía afuera limpio mi camino al pisarlo mujer estrella floreciente mujer expansiva hasta el desastre mujer envuelta en la carne de su historia mujer que toma de la mano al universo semillas creciendo al interior del cuerpo frágil animala transformada animala construida animala que se cura del pasado.

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Albert Estrella

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(Cerro de Pasco – 1985). Ha publicado la plaqueta poética de edición siamesa con Giancarlo Morales “óbito, grandes éxitos que nunca fueron”, ha organizado el “1er EXPOESÍA – PASCO – 2009 sobre poesía experimental”, alguna vez fue miembro del consejo editorial de “My Lourdes – cartonera”, donde ha editado su primer libro; titulado “Cuchillos afuera”; ganador del “1er premio de poesía nacional Jaime Galarza Alcántara – Jauja 2010” con el poemario “La familia disfuncional y otros poemas hereditarios”. Recientemente, publicó Las SúperCuerdas (Paracaídas, 2013).

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El espejo del anti - lider Esto es una deposición en la lengua y en la grama/gramá-tica verde green y de esa descomposición nace una plantita, tan cursi, tan clisé pero que ya es otra vida /o es tan sólo un simple trozo de KK/ dos letras que un coleóptero hace rodar como el mundo /hasta traerla a esta hoja donde hiede/donde te hiere a ti Hipócrita lector/en tu alma en tu corazón que ahora es un simple emoticon en el Chat / en pleno silgo XXI con Messenger/Facebook/twitter y Hi 5 a cuestas ¿que pesan tanto o más que tu alma? o sea unos miles de miles de GYGAS más punto KYLOBYTES en pleno siglo XXI/ yo tengo una necesidad escatológicamente necesaria/ yo soy un yo que conjuga todos los tiempos: yo Antes del Big Bang Implosionando hacia a-dentro palabras sin sentido y explosionando hacia afuera sin sentido las palabras Yo después del Pre-Cámbrico fosilizado en una roca mientras mi alma se evapora por una hendidura donde crece el pasto a lo Withman Yo Q’ conjugo/verbos/personas/tiempos conjugo ahora mi primera persona en el siglo XXI y es él quien me escribe y me harta Justo ahora que la compu dice 0 y 1/0 y 1... y el monitor me muestra lo que escribo procesado pero nunca censurado justo ahora que aplasto Delete en vez de Suprimir que al final es lo mismo/ o sea borran la mierda letra x letra: mierda/ierda/erda/rda/da/a/ / hasta dejarnos solos/ con el vacío entre slashes / / Hasta decir nada/ hasta dejarnos en el vacío que hiede que te hiere a ti (suprimido) lector

Yo soy un poeta del siglo XXI más autista que chofer de auto en la carretera central pisando muertos que vivían o siguen muriendo de la vida / poetas puristas/ sociales que vivían caminando sin Auto/cad(a) uno con su pista afirmada/asfaltada/negada/cada uno con su miseria con su presupuesto con su poder de la palabra/ con su lucha con el lenguaje con su lucha social .

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con su lucha íntima y personal frente a la vida poetas muertos de tanto vivir/ yo también como Uds me estoy muriendo/ yo no tengo jauría y si la tuviera nos faltarían colmillos a nosotros los distinguidos perros de la poesía/ yo no tuve publicaciones hasta este día en que lees este texto/textículo/ hasta este día en que me entiendes/porque a buen entendedor pocas palabras y a muchas palabras pocos poetas.

I soy (Yo am) poeta del siglo XXI esta es mi generación Heredero de bibliotecas incompletas y huesos hecho polvo hasta la omnipresencia ósea heredero de una miseria que no tiene precio pero vale mucho más/entendedor/emprendedor/ marketero ambulante saco mis libros en cualquier calle del Perú sobre un plástico de 2x1 metro’s precios de oferta y espero que me los compren a 2x1=2x1=2x1=2x1=2x1=2x1 n veces hasta llenarme los bolsillos o tener mínimo para el pan pero nada ni siquiera el alumno más aplicado me los compra él me pregunta si tengo el espejo del líder de Fishman y yo le respondo que sí pero lo tengo pero en mi casa y hace tiempo que no lo leo/y él no me compra/ él no pudo reflejarse en mi…espejo del anti-lider

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Cuando escribo me parezco a mí mismo Porque cuando escribo me parezco tanto a mi que escribo del miedo de estar pareciéndome un poco a los otros. Yo también quisiera perderlo todo, incluso este miedo… Y este miedo es parecido al asalto de las palabras que toman mi cerebro por la fuerza / asaltan a las neuronas y les cortan la energía con su vacío último que es la semántica; para después convertirse en el impulso de este brazo que lo escribe todo de la pura desesperación y tengo miedo de parecerme tanto a mi que busco la soledad en mis palabras aisladas que no me dicen nada pero siento que se juntan para hacerme compañía para que su querido autor no siga llorando desde su cercana ausencia en que empieza a escribir otro libro porque puede llorarse de miedo pero la tristeza hace más tierna esas lágrimas porque escribir es un ciclo del agua: del ojo a la h-oja y porque leer es ver esa evaporación porque tengo miedo de que lean mis errores porque si esto fuera un poema más sincero lo presentaría en bruto, en mi cuaderno anillado con las hojas recicladas de el diario vivir que es mi vida del vivir a diario con todos mis errores y palabras tachadas que soy mismo con todo lo que no dice ese silencio tratando de expresarme porque si un perito en grafología leyera este libro diría que esta escritura no me pertenece que hay que buscar al verdadero autor intelectual escondido entre las tachaduras:

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Edificio “Poeta, vale decir un pobre diablo a quien no le queda más remedio que escribir en renglones cortos” Eliseo Diego 98 Todo poeta sabe que el poema es un edificio y que para entrar por primera vez lo mejor es burlar la vigilancia del lenguaje los perros dober-man que son metáforas que ladran, que te muerden la pierna te sacan un trozo de carne y lo mastican hasta que regreses y tú regresas, pero a veces no sientes nada hay que regresar muchas veces para sentir algo. Todo poeta sabe que el poema tiene ascensores para subir o para bajar; del verso 1 al verso 11 (que es este) del verso 1000, hasta el cielo o hasta el infierno. Todo poeta sabe que el poema no tiene gradas con señalizaciones y salidas de emergencia para los sismos o terremotos del lenguaje o los atentados que causa el alma tanto si estalla de felicidad o tristeza.

Todo poeta sabe que el poema existe en un plano mas no se construye hasta colocar la primera piedra que es la sustancia de todo: tu ser. Todo poeta sabe que los departamentos están arrendados a veces a familias disfuncionales recién casados, madres solteras y hasta él mismo habita en uno de sus pisos y su departamento está lleno de cosas transparentes que parece que no viviera nadie que ya lo desalojaron porque venció el mes. Todo poeta sabe al final de un verso que es el poema quien hace al poeta o viceversa que es bueno equivocarse y decir que uno es lo otro o lo otro es lo uno que el poema es un texto cuyos renglones .


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se tambalean con el viento que se derrumban cuando creen sostenerse pero que están ahí con sus columnas de aire soportando la realidad de su concreto que es algo tan duro que se parece al alma de su constructor 99

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Federico Ocaña

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Madrid, 1990. Poeta y traductor. Ha ganado varios certámenes de poesía. Ha publicado en revistas literarias (Groenlandia, Mephisto, La sombra de lo que fuimos-La sombra del membrillo, Cuadernos del matemático, Heterogénea) y en la red (blog Dadá Madrid). Es miembro de la Red de Arte Joven-Poesía Joven de la Comunidad de Madrid desde 2008. Ha participado en recitales tanto individuales -Libertad 8; café El Despertar- como colectivos -La Noche en Blanco (2009), Festival Mephisto, UCM (2009), I Semana Complutense de las Letras (2011). Asimismo ha colaborado en la organización de recitales poéticos en bibliotecas, centros culturales y en la Universidad Complutense. Ha colaborado con Luis Luna y Lourdes de Abajo en Almendra (Amargord, 2011). Compagina su actividad literaria con estudios de licenciatura de Filosofía y grado de Lenguas Modernas- Alemán. Su poemario Desprendimientos ha sido publicado en 2011 por Amargord. (Fotografía: Irene Tourné).

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palabra

/ escindida / sin garganta

primera menstruación de sílabas 101

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el mensaje de la piedra está ya dentro

diente apresado

en una boca ajena

palabra co(r)respondida

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arcano:

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la llave

se reproduce en la aorta

de otro brazo lanzada

(de Desprendimientos. Amargord, 2011)

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donde no suena el silencio. ahí me diste a luz muda de sombra en tu primer vientre grité. los sonidos rotos 103

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nombre te dio en la sombra único sonido sombra de otro nombre

amputar la lengua. que permanezca. el sonido.

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CARNE SEPULTA Retrospectiva de Pablo Maire

Fotografía • Pintura • Escultura

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Pablo Maire nació en la ciudad de Talca - Chile en 1975. Poeta y artista visual.

Cuenta con dos poemarios, uno publicado en Valparaíso titulado "Escribí estos versos de Espalda". Un segundo publicado por Editorial Fuga de Chile en noviembre de 2011 y que lleva por título "Ombligos". Ha sido invitado a diversos encuentros, entre los que destaca el Festival Internacional de Poesía de Bogotá (2008), Festival de Poesía Caracol Tijuana (2009), Festival Internacional de Poesía Un Par de Vueltas por la Realidad en Lima (2010). Además de participar en diversas lecturas poéticas en Chile, Colombia, México, Perú.

En el campo visual viene desarrollando trabajos en torno a la escultura, pintura y fotografía, video, siendo expuestos colectivamente en Venezuela, Perú, Argentina, Chile, Colombia, República Checa. Ha sido publicado por medios escritos y electrónicos de distintos países, tales como Paraguay, Chile, España, Inglaterra, Perú, Colombia, México, USA, entre otros, con la finalidad de promover sus propuestas artísticas.

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Dossier

Los elegidos de la violencia Poesía de Centroamérica (1967-1987)

Selección y presentación de Dira Martínez Mendoza y Paul Guillén

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Guatemala de noche. Fotografía de Byron Sun.

N

uestro interés en trabajar un dossier de poesía centroamericana surge porque creemos que fuera de las fronteras de sus países (Guatemala, Nicaragua, Panamá, El Salvador, Honduras, Costa Rica) estas poéticas han sido poco

difundidas en el contexto latinoamericano y que teniendo tan buenos exponentes es un trabajo necesario. Para este caso no consideramos a Belice, donde los poetas predominantemente escriben en francés. Nuestro marco temporal abarca autores nacidos entre 1967 a 1987. Seguro como en toda selección hemos realizado omisiones involuntarias, pero creemos que esta selección muestra muchas de las tendencias de la poesía centroamericana contemporánea. Toda historia tiene un origen, en este caso, el origen es doble, tanto literario como vivencial y de cosmovisión, nos referimos a la influencia en la cosmovisión de los antiguos pobladores de estas tierras y a la presencia de Rubén Darío: dos faros que nos guían y nos hacen degustar la poesía centroamericana. Darío padre tutelar de la América celeste. Andando el tiempo vendría la influencia de la poesía norteamericana en voces como Salomón de la Selva, José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal, para prolongar en otros .


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sentidos estas inquietudes en las obras de Roque Dalton, Carlos Martínez Rivas o Roberto Sosa. La influencia de Vallejo y Neruda es decisiva, incluso Dalton público un ensayo de 50 páginas sobre Vallejo (La Habana: Casa de las Américas, 1963). Mencionaremos a vuelapluma algunos poetas. Agradezco mi parcial conocimiento de la poesía centroamericana a amigos y colegas como Steven F. White, Otoniel Guevara, Javier Alvarado, Fabricio Estrada, Juan Sobalvarro, Daniel Matul y Sebastián Arce. En primera instancia, debemos hablar de Nicaragua: Rubén Darío, José Coronel Urtecho, Joaquín Pasos, Pablo Antonio Cuadra, Ernesto Cardenal, Carlos Martínez Rivas, Ernesto Mejía Sánchez, Ernesto Gutiérrez, Edwin Yllescas, Francisco Valle, Ana Ilce Gómez, Carlos Rigby, Raúl Orozco, Gioconda Belli, Leonel Rugama, Álvaro Urtecho, Juan Chow, Blanca Castellón. En El Salvador podemos nombrar a Francisco Gavidia, Pedro Geoffroy Rivas, Oswaldo Escobar Velado, Matilde Elena López, Alberto Guerra Trigueros, Raúl Contreras, Claudia Lars, Hugo Lindo, Roque Dalton, María Tecún, Roberto Armijo, Ricardo Castrorrivas, José Roberto Cea, Alfonso Kijadurías, Claribel Alegría, José María Cuéllar, Rafael Mendoza, Ricardo Lindo, Carlos Santos, Carmen González. En Guatemala, Luis Cardoza y Aragón, Otto René Castillo, Isabel de los Ángeles Ruano, Francisco Morales Santos, Humberto Ak’abal, Aida Toledo, Manuel José Arce, Delia Quiñónez, Mario Payeras, Amanda María Rodas, Enrique Noriega. En Honduras, Nelson Merren, José Adán Castelar, Rigoberto Paredes, María Eugenia Ramos, José Luis Quezada, Roberto Sosa, Pompeyo del Valle, Edilberto Cardona Bulnes, Livio Ramírez. En Panamá están Ricardo Miró, Rogelio Sinán, Demetrio Korsi, José de Jesús Martínez, Edison Simons, César Young Núñez, Moravia Ochoa, Bertalicia Peralta, Jarl Babot, Manuel Orestes Nieto. De Costa Rica, Roberto Brenes Mesén, Max Jiménez, Francisco Amighetti, Isaac Felipe Azofeifa, Eunice Odio, Virginia Grütter Jiménez, Jorge Charpentier, Jorge Debravo, Alfonso Chase, Osvaldo Sauma, Rodolfo Dada, Alexander Obando. Ahora nos interesa decir algunas palabras sobre dos de estos poetas. Eunice Odio, en palabras del poeta colombiano Raúl Henao, se relaciona con poetas como “Blake, Novalis, Nerval, Rimbaud, Yeats, Breton, Lubicz Milosz o Pessoa”, en ese sentido, sería el camino lírico e incluso órfico de la poesía centroamericana, que se .

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contrapone a la vanguardia nicaragüense, que abrevaba más en las fuentes del objetivismo y el lenguaje coloquial. En el mismo artículo de Henao se refiere esto así: “Humberto Díaz Casanueva anotaba que El Tránsito de Fuego [poemario de Eunice Odio] era una de las pocas obras poéticas que en Hispanoamérica puede abiertamente contraponerse al impacto o novedad tanático-depresiva, que a comienzos del siglo pasado produce la lectura de Residencia en la Tierra de Pablo Neruda… Porque no hay en ella ninguna atmósfera o tiempo nublado que vele a nuestros ojos la luz del sol”. Y esto también se explica en su apartamiento del comunismo, puesto que Eunice Odio en su juventud mantuvo esa actividad política durante sus estancias en El Salvador, Guatemala y México. Este alejamiento es también un alejamiento del realismo y el objetivismo que sus contrapartes, los poetas centroamericanos de esa hora proponían, pero también es un alejamiento de carácter ético, porque Eunice lo que quiere recuperar son los símbolos primordiales mediante un lenguaje sagrado, metafísico, oculto. Otra figura central que no podemos dejar de mencionar es Roque Dalton (19351975), que ganó el Premio Casa de las Américas con su libro Taberna y otros lugares (1969). Punto aparte es decir que es un poeta de acción guerrillera como Javier Heraud en el Perú, y que incluso trágicamente los dos poetas murieron en enfrentamientos armados (el caso de Dalton como se sabe es más trágico aun, porque fue asesinado por sus propios compañeros). Este es un sino que ha atravesado a muchos poetas salvadoreños. Este sino se puede ver en la producción de algunos de los incluidos en esta muestra, pero creemos que hay un viraje más preocupado por el lenguaje y la cultura. Otros poetas prefieren beber de las fuentes míticas de su tradición y proponen una poesía ecológica, e incluso pretenden el poema que rescate la historia familiar con sus pobrezas y alegrías. Más adelante hablaremos en detalle sobre cada una de estas poéticas. En la antología Apresurada cicatriz se recogen las voces de poetas nacidos entre 1976 y 1986, pero se dejan de lado a los poetas que ya habían publicado en el Proyecto Literal (México), a saber “de Costa Rica Alfredo Trejos y Diego Mora; de Guatemala Alan Mills y Wingston González; de El Salvador Pablo Benítez, Lauri García Dueñas y Elena Salamanca; de Nicaragua Gema Santamaría; de Honduras Mayra Oyuela y Karen Valladares; y de Panamá Javier Alvarado”, de estos once autores en este dossier se recogen las voces de seis de ellos (Mills, García Dueñas, Salamanca, Santamaría, Oyuela y Alvarado). En Apresurada cicatriz se reúnen veinticuatro autores, nosotros coincidimos en siete nombres .

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(Krisma Mancía, Pablo Bromo, Rosa Chávez, Alejandro Marré, Julio Serrano, Magdalena Camargo y Javier Romero). Jocelyn Pantoja en la presentación de la antología apunta que “es interesante cómo en muchas de estas poéticas hay interlocución, es decir, no siempre encontramos el yo poético, sino que hay un desplazamiento que interpela al tú y al nosotros, acaso una invitación a reconocernos en un colectivo amplio, la cicatriz de la herida que desde siempre somos: una región, una América”, esto quiere decir que se abandona el Yo romántico y se da pase a una especie de comunalismo, donde el poeta habla para una masa o habla desde la indefinición. En la muestra AMERICA, preparada por Héctor Hernández Montecinos, autores nacidos entre 1976 y 1986, se afirma: “Híbridos, mutantes, subjetividades que deambulan entre protocyborgs y lo postporno, entre el biopoder y las nuevas épicas o cantos deconstructivos”. En AMERICA se incluyen a diez poetas centroamericanos, nosotros de esa lista incluimos cuatro, a saber: Mills, Alvarado, Oyuela y Romero.

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Ahora pasaremos a dar cuenta de los seleccionados en esta muestra. La salvadoreña Leyla Quintana inmoló su vida a temprana edad (Leyla fallece en un enfrentamiento con militares a la edad de 21). En sus versos podemos detectar una dicción transparente, combativa, se dirige al pueblo como si fuera su amado y lo mezcla con elementos de la naturaleza como cotuzas, sunzas, chapoda, zacate (esto se puede ver en el poema “Comentario” incluido en este dossier). La de Leyla es sin duda una poesía en germen como la del peruano Javier Heraud, poeta también asesinado por los militares, la carga trágica y profética de sus versos tiene la esperanza de un mañana diferente. Otoniel Guevara, también salvadoreño y ex guerrillero, debe de ser uno de los poetas más conocidos de esta última generación de poesía centroamericana. Otoniel sabe unir varios discursos a la vez, por un lado, la presencia de la naturaleza y la ciudad como personajes de la vida moderna y el vanguardismo. Un ejemplo de esto lo encontramos en su poema “Ciudad perdida”, donde juega con la capacidad espacial de la página y la palabra HUMO. Otras veces se torna erótico como en el poema “No sé cómo explicarlo”, en ese sentido, su poesía es rica en matices y no trabaja en un solo plano, sino que está .

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preocupado por erigir un símbolo sea un ave, el humo, la ciudad, una mujer. En sus propias palabras “para mí el final de un poema es fundamental. Podes escribir puras cosas simples, con un lenguaje normal pero si al final vos lo cerrás de una manera contundente... como el “Poema de amor” de Roque Dalton, allí está todo…”. Tanto en Leyla como en Otoniel también está muy marcado un discurso ecológico. El guatemalteco Daniel Matul es un poeta en el que se nota la preocupación por abarcar grandes porciones de realidad y emoción con pocas palabras. El primer poema que incluimos en este dossier no tiene título, está dividido en cinco apartados y trabaja la idea de la presencia de la naturaleza dentro de lo cotidiano. En el poema “Otra luz” se expone la idea borgiana del otro, que en realidad es una idea budista. De esta manera, en Matul vemos una fuerte presencia que nos remite al aforismo y la contemplación, pero estos elementos tal vez están más ligados a un saber popular –la cosmovisión maya– como parecen decirnos los poemas “Canción de cuna para un niño enfermo” y “Canción de amor entre coyotes”. El propio Matul ha resumido así las vertientes de uno de sus últimos libros: “Es el encuentro de un poeta que vive en San José (Costa Rica), pero es quetzalteco –el autor–, sus dos primeros caminos; y una influencia de la poesía indígena guatemalteca de Humberto Ak’abal y de la creación japonesa del Haiku, que completan los Cuatro caminos”. Si Matul propone una economía en su expresión, Javier Payeras es más extremo a este respecto, de hecho su poesía nos recuerda también al haiku, a poemas de pueblos primordiales cargados de sabiduría y algunos aforismos tipo Cioran, por ejemplo, este: “Una línea que borra una idea. El pesimismo de buscar cualquier día perdido. La frase hecha para estorbarme. Ese “siempre” que ya está escrito”. Tal vez Payeras sea el poeta, de los que llevamos mencionando, que más se aleje de una poética ecológica, su poesía tiene una mayor carga filosófica. Payeras en un ensayo afirma que, siguiendo a Deleuze y Guattari, la literatura menor “es un término que intenta acercarse no a la literatura escrita en un idioma menor, sino literatura que minorías raciales, sexuales o de cualquier tipo hacen dentro de la tradición acordada en una lengua mayor: un latinoamericano, un irlandés o un vasco o un homosexual, un adicto o un desadaptado dentro de la sana tradición y abolengo de una lengua respetable”, este concepto de literatura menor puede muy bien ser aplicado para sus poemas que parecen fragmentos o aforismos. Alejandro Marré trabaja el poema en prosa como un flujo continuo, de esa manera, trabaja al estilo de Joyce (simultaneísmo), puede hablarnos de la tecnología (Google, Word), .

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de un plato de mariscos, de una playa nudista, de una manifestación política, de Cortázar, Borges, pero también de Cerati, todo puede entrar en su enunciación: poesía para ser gritada y delirada. Si Marré, a diferencia de Matul y Payeras que prefieren el verso preciso, va a optar por el desborde, por el exceso, el caso de Alan Mills es una conjunción de estas antípodas. Mills es un poeta consciente de sus recursos y acorde con ello piensa que la poesía es ser y estar en el tiempo, los símbolos que erige siempre le dan la vuelta al lugar común. Mills ha potenciado en una micronovela lírica y delirante, llamada Sincopes, muchos de estos procedimientos e incluso subvierte la típica figura del pandillero centroamericano. La nicaragüense Gema Santamaría también es original a la hora de trabajar sus símbolos, por ejemplo, cuando se refiere a la noche dice que “es un gran cerdo rosado”, esto por un lado puede indicarnos la pesadez, la suciedad y el color rosado puede connotar algo que se va a transformar en un color más fuerte como el rojo, señal de que algo trágico puede ocurrir. En el poema “La casa en el kilómetro 14 y medio”, Santamaría despliega todo un arsenal retórico para hacernos sentir el pasar de las perras viejas con sus tetas caídas que se comen a sus crías a escondidas (“Había perras, siempre había perras. / Entrando y saliendo de las casas, / con las tetas viejas y húmedas, / con el sexo rojo atrayendo a los machos en cada luna”), si bien una lectura de superficie podría mencionar que en este texto se trabaja la idea de maternidad vista a través de los ojos del feminismo, a otro nivel, se puede decir que las perras podrían representar al pueblo, a los migrantes, ¿manera muy elíptica y poderosa de decirlo? O incluso el poema de por sí trabaja de manera visceral la función del cuerpo (“los zancudos untaban su baba en nuestras piernas y nos hinchaban las pantorrillas. Su baba nos hervía por dentro”), el cuerpo como depósito de la enfermedad, como un lugar de ebullición donde todo está a punto de estallar, el cuerpo es la extensión de la casa, la casa es la metáfora del país, el poema es un canto contra la manipulación dentro de una sociedad patriarcal, pero también dentro de un ambiente de opresión política. La poeta mexicana Ingrid Solana dice respecto a Santamaría que “crea todo un imaginario para signar el calor y el frío, la desazón amorosa, el amor por la nostalgia, la fuerza que empuja a exiliarse. Detrás de todas estas imágenes yace la figura de una niña, fuerte y asombrada, que se cobija en el invierno, con su manta favorita que son los recuerdos de su infancia”.

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Pablo Bromo trabaja una poesía que rehúye la rutina de vivir en la ciudad, para ello propone que la poesía es contemplar la naturaleza, en varios de sus poemas encontramos referencias librescas (Vallejo, Huidobro, Chejov, Murakami, Foster Wallace), junto a música rock (Kurt Cobain) y la idea del poema como un gol. Todo esto nos habla de una poesía lírica coloquial que en su apariencia propone una salida al farrago de la urbe caótica y cotidiana, en ese sentido, Bromo iría de parte de la experiencia estética que a veces duele como a “los suicidas insomnes y las putas de barra”. La guatemalteca Rosa Chávez es sin duda una de las poetas abanderadas del ecologismo y de la tradición y sabiduría populares, ella se presenta como poeta indígena, ya desde el primer verso que recogemos en este dossier Chávez propone que ella es una con la naturaleza, con la piedra: “Las piedras fuimos marcadas con hierro candente”. En esta poesía la sangre es milenaria y por ende tiene memoria. Estos poemas rescatan la memoria, la tradición, deben ser entendidos como cantos, como rituales. Además nos dice que “El espíritu se va si no lo cuidamos”, esto nos indica un desdoblamiento, pero no el desdoblamiento (separación) a la manera occidental entre alma y cuerpo, sino un desdoblar la conciencia: el espíritu tendría corporalidad propia. Esto se puede ver en el concepto del nahual: somos miles de seres que habitamos un mismo cuerpo, de nosotros depende conectarnos con el tiempo inmemorial y con los antiguos. Lauri García Dueñas es una poeta salvadoreña. Su primer poema que figura en este dossier se llama “Carta de Ulises a Penélope hecha Martina en medio del son de mar”, ahí claramente García Dueñas propone un diálogo con la cultura, con el tema del amor, el tema del destierro y la guerra, el deterioro, el olvido, para ello, se sirve de una máscara masculina: ella habla con la voz de Ulises y la hace suya, propia, cercana. Pero también este tema sirve para hablar de la condición migrante del hombre, de la pérdida de un destino que nos guie hacia el bien comunitario. En “A pesar de la semilla” se subvierte las relaciones que la sociedad impone a la mujer, ante la pregunta de si la poeta subió de peso la única salida que tiene es gritar, llorar, escribir, pero el final del poema no es de resignación, sino de constatación: “y yo le respondí cuando me preguntó cuántos kilos subí / que no importa / que así estoy bien”. En otros poemas se propone una indagación sobre la infancia, la casa, el autoritarismo del padre. Finalmente, el ser un cuerpo es lo que salva a la poeta, un cuerpo que a pesar de entregarse siempre permanece propio, ajeno a las presiones sociales patriarcales y del autoritarismo. .

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Krisma Mancía, poeta salvadoreña, nos habla de la muerte como experiencia cercana, pero también de la muerte de un territorio y un imaginario. Uno piensa que la muerte no lo va a tocar a uno de cerca, que son siempre los otros los que mueren, pero ¿qué ocurre con el poema si el ser amado fenece?: “nunca creíste que la muerte entraría a tu casa”, la muerte es algo cotidiano, es una buena amante, es un elemento más de la casa. Relacionado al tema de la muerte se instala el motivo de la vejez y la belleza como opuestos que acompañan el decir del poeta: “la felicidad es un asunto entre dioses”. Javier Alvarado es un poeta panameño que ha ganado importantes premios y erige la idea de una saludable renovación en la poesía de ese país. Alvarado a diferencia de Krisma Mancía y otros poetas como Otoniel Guevara no basa la mayor parte de su poesía en lo discursivo (un decir que puede ser confesional y desgarrado), sino que erige imágenes y símbolos de vertiente cosmopolita. Alvarado puede estar hablando de los mismos temas que sus congéneres, pero lo hace con un mayor diálogo con la cultura, con lo libresco (menciones a Góngora, Quevedo, Conan Doyle, Transtromer, etc.). Los poemas que incluimos de Carta natal al país de los locos, Mención de Honor Premio Casa de las Américas de Cuba, cimientan esta idea y muestran a un poeta lúcido –valga la paradoja–, consciente de sus recursos técnicos y bebiendo del legado de algunos de los fundadores de la poesía del siglo XX (Pound, Eliot, Perse, Neruda, Paz). En Alvarado asistimos a la entrada en madurez de la poesía de Panamá: “Estos ríos se tiñeron con la hemoglobina / De los inmortales guerreros, / Un ala nocturna como un vitral cayendo sobre los dedos / Una profecía nunca dicha y que todos conocíamos de antemano”, son sin duda versos aprendidos de una dicción inglesa, porque no decir shakesperiana. Alvarado aporta con este libro un acercamiento a las relaciones familiares desde lo simbólico y un querer entender más allá de lo libresco el discurso del loco. Mayra Oyuela es una poeta hondureña, de entrada propone como temas los desaparecidos (muertos) y la mostración del cuerpo en el poema: “mis ojos son túneles que dan a cualquier lugar, / mis manos paredes para reposar en lo oscuro, / mis brazos sillones para que vengan a hacer el amor”, es fundamental este mostrar, porque el poema se va a construir en torno a este mismo cuerpo y nos va a hablar de la belleza con ironía y de la ciudad con amor y desprecio. En tanto, el deseo por el otro cuerpo es devorar los cuerpos: “Amar es dejarse devorar”. Si la poeta descree de lo íntimo, entendido esto como el espacio de lo privado, lo que ocurre en esa lógica es que salga a lo abierto, a lo discontinuo, al amor .

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pasión. Por otro lado, Oyuela desconfía de las palabras y su verso más bien es discursivo dentro de lo lírico, sin olvidar una crítica política como ocurre en el poema “Deserto”. Dicho esto podemos entender esa reivindicación de los amantes y de la figura de la mujer común y no amparada en figuras tutelares (Casandra, Malinche, Ofelia, Eco, etc.): “No será de la reina María Isabel ese vestido que coses a retazos / es para otras Marías: / otras, como vos, llenas de gracia y de desgracias”. Elena Salamanca propone una dicción diferente a todos los poetas que incluimos aquí. El poema “Lluvia” se construye mediante instrucciones (Preparar el almuerzo / Servir / Caminar hacia la mesa / Sentarse / Tomar un pedazo de sardina / Dejar el pedazo de sardina sobre la lengua / Salivar, etc.), este procedimiento apela directamente a la forma en cómo se lee el poema, por cierto el título de entrada nos remite a otros textos de Perse o Ponge, pero intencionalmente la poeta nos lleva a otros territorios. Salamanca nos da la idea de estar leyendo un cruce de caminos entre Lewis Carroll y Wittgenstein, por decir algo y no quedarnos cortos, es decir, poesía que juega y rompe el silogismo, que rehúye la linealidad del discurso y la seguridad del sentido. En “Landsmoder” se deconstruye la idea de patria: “Hincada toda la vida frente a la virgen y a la bandera desarrollé unas rodillas fuertes /para sostener a mi patria”. Salamanca es uno de los extremos que se aleja de la dicción confesional, del culturalismo o del ecologismo. Sebastián Miranda es un poeta costarricense que propone una poesía donde se muestra el cuerpo fundiéndose con elementos naturales: “Mi cuerpo ahora es de escamas / crece arrecife en mi pecho”, de lo que se trata es de alejarse del tedio y temor citadino. El texto “Efecto Doppler” intenta crear mediante la enumeración de palabras y los juegos tipográficos la plasmación de una teoría física desde una aproximación poética. Miranda escapa de la urbe, pero no para irse a una arcadia natural, lo que él quiere es un proceso de transformación, no desde una perspectiva chamánica como podría ser la poesía de Rosa Chávez, sino que intenta dar cuenta del cambio y la crisis apuntando los síntomas del propio cuerpo. Javier Romero, como Sebastián Miranda o Mayra Oyuela, también tiene cualidades líricas asumidas como canto, con Miranda lo hermana la visión del cuerpo naturalizado, transido de ramas, insectos, algas, y con Oyuela se trata del tema del cuerpo amado. Los poemas de Romero se instalan dentro de lo cotidiano con un lirismo que describe, transita y se emociona. Por otra parte, a nivel del decir lo encuentro cercano y complementario a .

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Krisma Mancía, Romero canta el cuerpo con las palabras para hacerlo presente en el poema, es una exaltación del cuerpo de la amada; Mancía hace lo propio, pero para recuperar el cuerpo perdido y muerto del amado mediante las palabras. La salida tanto para Romero como para Mancía es la no posesión de ese cuerpo amado; uno porque solo lo convoca en la palabra y no se produce la fusión y la otra porque el cuerpo del amado es irrecuperable de la muerte. Romero posee las palabras, pero desde el asombro y la incertidumbre. Julio Serrano es un poeta guatemalteco que trabaja una particular concepción del cuerpo en el poema. Serrano liga el cuerpo unido o más bien disgregado dentro de parajes naturales como un río, un desierto. Esta vertiente no es una recuperación de lo natural como en Otoniel Guevara o Rosa Chávez, sino que intenta representar la precariedad del cuerpo: “Ahora eres desierto, / tus huellas son piedra y lagartija, son el recorrido del sol sin rastro”, pero también ese cuerpo puede ser una metáfora del país e incluso una metáfora de los migrantes. Otro elemento que está en concordancia con el cuerpo es la representación de la mujer que encuentra un cuerpo muerto o la madre como protectoras y guías casi cósmicas dentro de lo natural y lo cotidiano, porque “Es algo como la memoria del pez, / cardumen de palabras viejas, / la esperanza de un sol submarino”. Carlos Godoy es un poeta salvadoreño que trabaja los tópicos de la familia, su tema puede ser la madre soltera que cría sola a sus hijos (Mercedes / Gracias por ser madre y padre / -aunque no me falto- // Menche…/ Sos pueblo y por tanto doy mi vida por vos) o el padre que es carpintero (De vez en cuando soy duro como las maderas que moldeas), esto le sirve al poeta para hablarnos de la casa y la familia como una metáfora del país. Otros temas que maneja son el ambiente natural (el volcán), la lucha política (la Revolución) o el canto a la amada, que es igual al país, a la naturaleza, las canciones, los libros y la revolución. Magdalena Camargo es una poeta panameña que trabaja con símbolos. El poema “El sueño” nos sitúa en un claro del bosque, desde allí la poeta nos cuenta una historia fantasmal, que convoca a los habitantes del bosque. Este poema también puede leerse como una fábula medieval o como un rito de iniciación. Camargo se aleja de la mayoría de los incluidos aquí, sus ambientes parecen sacados de leyendas nórdicas o germánicas, no olvidemos que Camargo es de ascendencia polaca. Tímidamente podemos afirmar que es una legítima heredera de Lautréamont y Rimbaud, y eso, aunque es un halago, no nos dice

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mucho sobre la magnitud del proyecto de Camargo: habitar (desde el borde) el peligro, la aventura, los símbolos, y recobrar un tiempo antiguo (lleno de sangre y magia) en el poema.

Hipócrita lector, mi amigo inconfesable: la mesa está servida. ¡A disfrutar!

Paul Guillén 127

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Leyla Quintana

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(1970-1991). Poeta salvadoreña nacida en Santa Tecla y fallecida en combate el día del eclipse solar en un enfrentamiento con militares en El Salitre, Nejapa, volcán de San Salvador. Seudónimo literario “Amada Libertad”. Obtuvo los premios: Wang Interdata, 1990 y Juegos Florales de Zacatecoluca, 1991. Es una de las poetas que la guerra se llevó y la posguerra olvidó. Ella al igual que sus compañeros arriesgó su vida por un país más justo para todos (Roselia Núñez).

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HASTA ENTONCES *Me perfumo con tu recuerdo Para refrescarme la soledad.* Anestesio el silencio y estallo en tu tic tac. Las calles, los mercados, las ventas Me hacen un tuti-fruti de vos Y saboreo la distancia que nos engendra. Sí. Volveré a abrazarte sin tapujones Ni uniformes verdes; Libres de toda plaga que opaquen tus entrañas. Entonces pueblo mío, Volveré.

APARICIÓN La cortina de lluvia, despierta la mañana; Silban los truenos Los relámpagos anuncian la tibiez de tu corazón. No. No es el sol el que madruga, Ni la cálida sonrisa de los niños. Un pájaro de lata ofende al cielo, Destellando ráfagas de odio, Arruinando la hermosa ventana Que el cielo me cobija sin prisa. El ruido de sus alas Decapita el canto del “Dichoso fui” Y alborota al hombre que hay dentro mí.

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EN LOS CAÑALES Desdoblo la mirada de los cañaverales Oliendo a dolor y sufrimiento. Un niño por hambre agrieta sus venas y arrolla tempestades. una mujer violenta la calma y aúlla el silencio de pan y leche un hombre cañal a cuestas el viacrucis termina crucificándolo sin piedad al final del camino de la muerte.

COMENTARIO Según vos, Cambio de rostro Cada cuanto me desnudo el alma Y la lavo en el manantial del viento. Una cotuza mordisquea el día, Las sunzas aroman el jornal Que con la chapoda del zacate limón Robustecen tu alma Y enduran las sienes de tu caminar ¡Cada cuanto me baño el amanecer!

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COMPAÑERA LABRADORA Quedaste pintada en la página de la guerra tatuada como una huella imborrable pedazo por pedazo te plasmaste como arco iris en mis sienes. 131 La blanca tempestad que arrollaste padece hoy de tu ausencia labra una inmensa soledad en su retoño y brota un huracán de amor apuñalado. clavaste una estaca más en la conciencia para minar la tristeza y esclarecer tu franqueza. Compañera aquí en este pedazo de camino tu pueblo te vive y te resiste sin parar tiene mucho por andar es por eso que te recuerdo que aún lejos vos y tu tempestad agitas el velero de mi caminar.

CONFESIÓN Una desoladora corriente de gritos agita sus alas al compás de la historia. Un cautivo relámpago ensordece los corazones que hoy delatar sus sueños pretenden.

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Otoniel Guevara

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Nació en la Hacienda Chanmico, San Juan Opico, La Libertad, El Salvador, el 10 de junio de 1967. Estudió bachillerato agrícola y dejó inconclusos sus estudios de ingeniería agronómica y periodismo en la Universidad de El Salvador. Ha laborado como creativo en agencias de publicidad y como periodista cultural en radios y periódicos. Su labor como promotor cultural incluye la organización de certámenes, festivales, encuentros de poesía, talleres literarios, foros, tertulias y otros, destacando la organización del Encuentro Internacional de Poetas «El turno del ofendido». Como editor dirigió los proyectos Mazatli y Alkimia. Su poesía ha sido traducida a 8 idiomas, publicada en 20 títulos individuales y decenas de publicaciones en revistas, periódicos, antologías, muestras colectivas y medios electrónicos de América y Europa. Ha representado culturalmente a El Salvador en 16 países y ha obtenido más de 20 premios literarios. Es miembro de la Fundación Metáfora y director del proyecto editorial La Chifurnia y del sello editorial piscucha inhilica editores.

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Ciudad perdida

Humo (¡Pero si ya se quemó el último ocote!) Humo (¡Pero si ya las nubes no pueden salir de aquella enciclopedia!) Humo (¡Pero si ya no hay palabras que dejen ceniza!) Humo mucho humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo humo (La ciudad estornuda Despierta…)

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Petición a la flor del atardecer

juntanos guía de las noches secas chupamiel de las batallas tambor del horizonte que tu savia nos arrodille bajo el tierno llanto de los niños silvestres la choza del tecolote nos proteja quietud de la marea astro de los que bregan puñal acuático que conquistaste el reino de las luces la unión de las breas la conjunción de las miradas

Contra la culpa

Nací para que el dolor montara su fiesta milenaria Se me ofrendó un nombre para ser perseguido a través de la selva Y el rostro se me dio para ser señalado por dedos inclementes Todo porque me dejé acunar por la furia del río y me atreví a volar en las garras del viento porque osé quemarme con la piel de las amantes y convertí en raíz mi corazón sobre esta tierra Jamás me verán declararme culpable Pago con este amor lo que les deba

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La Libertad

Un plenilunio era la flor más erótica que se podía colgar la noche Por eso cada vez que las luciérnagas desentejaban la oscuridad te recordaba con tu vestido de plenilunios estallantes Tal y como serás Una noche, 1986

No sé cómo explicarlo

Beso tus senos los beso los beso los beso los beso

como un ángel amarillo que renueva sus alas a través de la ropa cuando mis manos arden de historias ancestrales para imantarlos con mis labios cansados de los nombres efímeros para alcanzar las almendras de su último sabor

Agotado vibro

coloco mi oído sobre tu pecho donde se inflama la dolorosa voz que Dios sopló en tus senos

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Hora nefasta

Todos en el jardín están marchitos La puerta que conduce al exterior inútilmente abierta Bajo las nubes no son estrellas fugaces las que relampaguean malvadas Un niño muy pequeño recoge del suelo un árbol No es más que una ramita destrozada pero es todo lo que sobrevive de la selva Y la muerte —desolada— se desploma Nadie sonríe de verdad No hay motivo Tal vez mi hermano me llame desde estados unidos pero eso no significa que estemos vivos Es de día pero eso no ha logrado acabar con tanta oscuridad

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Daniel Matul 137

Guatemala, 1971. Ganador de los Juegos Florales Hispanoamericanos de la Ciudad de Quetzaltenango, Guatemala (2009). Segundo lugar en el Premio Internacional de Poesía María del Villar, Navarra, España (2005). Primer lugar en el certamen de Poesía “Omar Dengo”, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional, Costa Rica (1995). Premio Iberoamericano de Poesía “Opera Prima”, Madrid, España (1997).

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I No dejes que el mar te deje sin aliento. Observa la ternura de la arena, la calma de su orilla.

II 138 Una herida en silencio, no es igual a otra que canta. La primera, todavía recuerda. La segunda, ya perdonó.

III El zanate distingue piedra de honda. Por eso es que no siempre huye.

IV No es el grano el que recibe la lluvia, tampoco la tierra. Si no este viejo comal, donde caliento la cena y la esperanza.

V La nobleza de la leña cuando la parte el hacha; cuando se entrega al fuego. Cuando pongo el comal y su memoria es humo.

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OTRA LUZ La autoridad de la luz, que ahora me alumbra mientras escribo, no llegará más allá de la cinco y media. Cuando se apague, escribiré a ciegas. Otra luz conducirá mi mano, otra mano escribirá el poema. 139

TRADUCCIONES

I Tu boca es el camino que une las aldeas del sol. Tu lengua, el viento que vuela entre los tejados.

II Tu sombra se para al lado del patojo que fui. La abuela me ponía un trapito rojo en el cuello. El espanto me miraba de lejos; la abuela dormía tranquila.

III Nuestro amor siempre fue un árbol después de la lluvia. Le gente decía: tan lleno de lágrimas. Nosotros, más ingenuos, jugábamos debajo y jalábamos sus ramas para mojarnos.

CANCIÓN DE CUNA PARA UN NIÑO ENFERMO Deja que las piedras duerman en el camino. Deja que los chuchos, se refugien en la puerta. Deja que los loros se posen en mi alma. No dejes que el tejado se hunda esta noche. No permitas que el patojo se marche con tu canto.

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VI Tu piel le envía cartas al sol, que se queman en el aire. Cartas jamás leídas. Por eso, cuando llueve, la gente del pueblo sale y recoge tus cartas en toneles o palanganas. Son la memoria de un ayer que nadie leyó.

140 CANCIÓN DE AMOR ENTRE COYOTES Cada vez que llega la noche, encuentro a los coyotes amando. Aman el aroma de las flores cuando se tiran en el pasto. Se llevan entre sus patas al poema, al olvido. Entran a los gallineros, despiertan al vecindario y pelean contra los chuchos del invierno.

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Javier Payeras

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Guatemala, 1974. Narrador, poeta y ensayista. Ha publicado La Resignación y la Asfixia

(poesía 2011) Soledadbroder/ Relatos de autodidactas (poesía y relatos 2011), Post-its de luz sucia (poesía 2009), Días Amarillos (Novela 2009), Lecturas Menores (Ensayo 2007), Afuera (Novela 2006), Ruido de Fondo (Novela 2003), Soledadbrother (2003). Su trabajo ha sido incluido en diversas revistas y antologías en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. Actualmente escribe para Revista de la Universidad de San Carlos, en el blog www.javierpayeras.blogspot.com y en la columna de opinión “El Intruso” en el diario Siglo 21 en Guatemala. Recibió el Premio Batz 2011 en Literatura.

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PEQUEテ前S HALLAZGOS ENTRE LAS VERDADES (fragmentos)

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Siluetas al final del corredor.

Anochece en el vidrio opaco.

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Se desliza el viento en la ventana, pero la puerta siempre estテ。 abierta para recibir la maテアana.

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No pongas tu pie sobre la rama frágil.

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Panorámica del cielo hecho trizas. La triste deformidad de sentirse solo.

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La persona que escribe esta mañana. La persona que lo concluirá esta noche. Controlar la línea del horizonte.

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Schuman en un radio muy lejano mientras el aire corre cálido hacia nosotros. Aun así me siento lejos.

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Párrafos en cada pared. Los papeles que empiezan a llevarse las horas del día.

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Una línea que borra una idea. El pesimismo de buscar cualquier día perdido. La frase hecha para estorbarme. Ese “siempre” que ya está escrito.

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Luminosa aguja de reloj. Especie amarga. El reflejo del sol dentro del huracán.

* * * Montaigne: la grama verde en el sol. Las calamidades de una televisión encendida. La sombra de las palabras ahora es redonda y el agua brota tibia. Este ya vulgar verano.

* * * El cielo es pasajero en el círculo de la porcelana.

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Girar hasta encontrarse. Alrededor comienzan a abrirse los lampos de luz. La claridad nos cicatriza las heridas. 146 * * * Un relato nos denuncia en secreto. PequeĂąos hallazgos entre las verdades.

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Alejandro Marré

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(1978). Poeta y artista visual (guatemalteco-salvadoreño). Ha publicado los libros: Times New Roman punto 12. Editorial Cultura, Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, 2006. Century Ghotic, punto 10. Vueltegato Editores, 2010. Timeless punto 11. Catafixia Editorial 2011. Ha participado en antologías de poesía y cuento como: Auto-homicidio semántico. Editorial Mundo Bizarro, 1998. Terrorismo Moral y Ético. Editorial Mundo Bizarro, 1998. Tanta imagen tras la puerta. Editorial Universidad Rafael Landívar de Guatemala, 1999. Voces de Posguerra. Embajada de Suiza en Guatemala, 2000. Sin Casaca, Antología de relatos breves, publicado por el Instituto de Cultura Hispánica en Guatemala, 2008. Poesía Latinoamericana. Editorial EGO Group, Miami FL. 2008. Poetas por el Salvador, Editorial Delgado, El Salvador 2008. Su obra plástica forma parte de varias colecciones de arte, públicas y privadas, en Centroamérica, México y Estados Unidos. Dirige los proyectos Baja Resolución Films de videoarte y Editorial Mala Palabra de poesía concreta. Su trabajo puede seguirse en: www.alejomarre.blogspot.com y www.artemarre.blogspot.com es un vago amigable.

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Yo no existo en google ni en buscadores similares, existo en el pan, en el hambre. Existo en las aguas claras y en las oscuras, en las mañanas sin destino y en los ojos rojos de los que se disponen a decir la verdad. Yo no existo en las vallas ni en las vitrinas, mi esencia no caduca como los productos del supermercado, yo no exploro aeropuertos ni me divierto en vacaciones con sol y bronceador. Yo no existo en Manhattan, soy un espectro que se disuelve en la normalidad de una calle ancha en Tokio, yo no existo en los itinerarios de ningún vuelo, ni en los listados de la CIA. Yo no existo en las tardes soleadas, ni en los brazos que acarician a las mascotas. Existo en el silencio, en las ganas de partir en dos un instante de elucubraciones, en las ganas de hacerse uno nube en una madrugada limpia. Yo soy el esperma, la sal. Soy el éxtasis de las 3 de la tarde sin testigos. Yo no existo en la banda ancha, ni en las conversaciones de más de 5 personas, yo no soy el amigo del grupo, no soy el vecino honorable, no soy el ganador del trofeo, ni de los platos de bronce con inscripciones y fechas. Yo no existo en la colectividad, yo no existo en la montaña rusa, ni en los menús ejecutivos de los restaurantes baratos de las zonas exclusivas. Yo no existo en el confort de unas monedas bien ganadas, ni en la idiosincrasia de los creyentes. No vengo del molde de los reaccionarios, ni levanto pancartas de lunes a viernes. Yo no existo en tu eco, ni en las generaciones venideras. Existo en el sonido rayado de un acetato sin dueño. Existo en los prismas de los espejos, en las partículas de polvo, en los orgasmos predestinados por estrellas y constelaciones. Existo en la cama extraña en donde hay versos que no concuerdan, en los errores ortográficos, en las trompetas de madera. Existo en el Cristo tatuado en el brazo de un viejo marino. Existo en las mareas altas, en los procesos lunares. Existo en las flores marcianas que comen moscas a medio día, en las vejigas adicionales de los camellos, en las pirámides de arena. Existo en un libro prohibido lleno de apuntes y teléfonos. Yo no existo en las patentes, ni en los rezos, yo no existo en las sabias palabras, yo no existo en las malas palabras, yo no existo en diccionarios. Yo no existo en los planes de expansión, en las listas de empadronados, en los votos celestes, en los partidos políticos. Yo no existo en las noticias, yo no existo en las calles azules ni en las rojas ni en las negras. Yo no existo en estos versos, existo en las líneas en blanco en donde existen también mis demás existencias, mis muertos, mis ganas, mis nombres secretos. Yo no existo en la tasa de mortandad, ni en las mentiras que nos dicen desde siempre. Yo no existo en las rosas, ni en diciembre. Yo no existo en las manchas de tinta o de vino del pasado. Existo en los reflejos de los cristales de los autos, en las alacenas de gente olvidada. Existo en documentos de Word, en carpetas sin nombre que pesan menos de 10 kilobytes. Existo en los sueños de un niño despierto que no puede soltar la tristeza, en los bolsillos vacíos de un viejo que ha dejado de soñar, en las ganas de un plato de mariscos, en una playa privada y sin acceso. En un club nudista a donde solo llegan ciegos que arrastran una desnudez extraña llena de pezones. Yo no existo en estas palabras, yo no existo en las otras, ni en las anteriores. Yo no existo en los perros de nadie, ni en las lunas llenas, ni en las alas de las mariposas. Yo no existo en estas palabras y estas palabras tampoco existen en mí.

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A veces también los animales son groseros, imitan a los humanos, se hacen popó en público, pelan los dientes. A veces los arcoíris interrumpen conversaciones en donde por una probabilidad matemática la verdad pudiera danzar desnuda o el tiempo pudiera estar dando pistas de sincronía. A veces los tambores aburren a los guerreros y el perrito de Pablov deja la galleta, detiene su salivación y mira televisión nacional. A veces llegar tarde es un acto heroico parecido a desmembrar a un espectro ante un jurado de niños ateridos de espanto. A veces los buses generan melodías asombrosas lanzando bocanadas de humo negro mientras aniquilan todo rastro de vida a su paso. A veces los días negros son memorables, y no por una mera ironía entre el escándalo ni mucho menos para justificar un discurso, sino simplemente porque son negros y ese color es parte de la ausencia, es un espacio, es un silencio, un mero juego cósmico.

Hagamos rocas de saliva, ecos que nos contestarán todas las preguntas que no supimos responder. Hagamos torbellinos de algodón de azúcar, incrustados en silencios y mantras. Hagamos huracanes de papel maché, rosas de plástico para detener al sol y juegos de abrazos que duran para siempre. Hagamos espejos que nos desnuden sutilmente y gestos que cambien la órbita lunar, espacios por donde veamos a dios tomando una siesta. Hagamos estambres de manos tibias y relojes sin alarma para despertar. Hagamos soles nocturnos que nos descubran los caminos misteriosos del delirio, lirios amansados para situaciones en donde no sabemos qué hacer. Hagamos rótulos fluorescentes para elucubrar sobre senderos que se bifurcan, hagámonos los días, las horas, hagámonos los silencios y las risas, hagámonos un templo edificado en verdades y sublimes rituales de compasión. Hagámonos el desayuno con nuestros propios huesos, comámonos en el instante mismo en donde todo pierde el sentido, hagamos tap en el disparate, melodías de una sola nota, o vocabularios delicados para dialogar con la noche. Arropémonos con los cabellos, con los ojos, con las ganas. Hagamos un funeral de bronce y una villa de lentejuelas, hagamos el amor sobre las dunas, sobre las copas de los árboles, sobre el tiempo. Hagamos que esto se convierta en un cuento de hadas sin hadas, hagamos el tiempo, el verbo, el gesto, el libro de historias de donde nos leeremos o no nos leeremos, hagamos las líneas, las palabras, las letras, hagamos el reino, el paraíso prometido, hagamos el descalabro, el trapecio, hagamos el bunji jumping, la rayuela, hagámonos una cueva y sus estalagmitas, hagamos ríos, árboles, ballenas, animales extintos, dragones, princesas, príncipes. Hagamos algo, hagamos algo, hagamos algo nena.

Hasta el final del horizonte, nuestras anotaciones y silencios, nuestros ritos de caracoles liberados, nuestras manchas sobre el mantel. Hasta el final del horizonte, nuestros aviones melancólicos, nuestras nubes atómicas, nuestras ferias de ocho días. Hasta el final el horizonte nuestros Jeff Bucleys, nuestros Gustavos Ceratis, nuestros gatos azules. Hasta el .

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final del horizonte nuestras ganas de burlarnos de todo, nuestra desnudez. Hasta el final del horizonte, nuestros horizontes, nuestras líneas en zigzag, nuestra tentación. Hasta nuestros ultimos segundos, nuestras manías inquietas, nuestros ansiolíticos legales. Hasta el final del horizonte nuestros finales, nuestros intermedios, nuestros principios, nuestras nadas.

Ese centro de los átomos que nos ha sido prohibido alega falta de cordura en una corte menor de un condado perdido. Los ojos de los testigos, crispados como faroles antiguos, se encienden y apagan titilantes y soberbios. No hay agujas para marcar el tiempo, ni para recordarnos que el centro está más cerca de esa broma ambigua de lanzarse al vacío. Hoy no hablaremos de poesía, ni de malas costumbres, ni mucho menos recibiremos un título al salir de la corte. Solamente dejaremos que los epicentros y el magma se fundan en silencio, que los polos se apaciguen recobrando esa calma milenaria que dejado de dormir desde que por aquí transitamos. Este día nos deja sus horas sin agujas, un telar indomable y la fuerza atómica, esa dinámica de romances centrífugos, de soles amortizados, de planetarias distancias en las que nos encontramos sin buscarnos. La línea circular que traza el horizonte, se vuelve recta el día en el que menos lo imaginas, y el viento sopla suavemente como queriendo decir, es el momento.

Amo los aeropuertos, odio los aeropuertos, como odio las melodías triunfalistas cuando me sacan alguna lágrima en público, como amo el silencio y las justicias poéticas del universo. Pero amar y odiar son cosas cercanas, parecidas por momentos. Las horas que me miran son horas solitarias, dictámenes y comparsas que se insertan entre las líneas en donde trato de permanecer inerte, como una roca y su santidad y su ruido. Los religiosos encuentran su éxtasis allá afuera, los magnates el kilate momentáneo, y estos huesos encuentran cobijo en el instante mismo en el que las cosas vuelvan por los aires lentamente y sin tragedia. Enciendo un cigarrillo con otro cigarrillo, pienso en trenes y aviones, estas horas intranquilas tienen wisky de cortesía en sus arterias y en sus asombros químicos. Nada queda en el momento de las respuestas, solamente una manga más larga y unas puntadas azarísticas, el momento justo, la gloria, ¿qué es la gloria? Si no unas fotografías tomadas por un profesional. No cabe duda, estos poemas tienen poca poesía y un poco más de trato con el tiempo.

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Alan Mills

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Guatemala, 1979. Ha publicado 5 libros de poesía y su micronovela lírica, Síncopes, fue lanzada por la editorial francesa Rouge Inside, en el 2010. Parte de su obra ha sido traducida al francés, inglés, portugués, alemán, checo; y aparece en antologías como Cuerpo plural, de la editorial Pre-textos, España. Textos suyos pueden leerse en revistas como Humboldt, o Letras Libres y en antologías de ensayo como Konfliktkulturen. Texte zu Politik, Gesellschaft, Alltag und Kunst, de la editorial Steidl, en Alemania.

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Éste es el Primer Libro escrito desde el Futuro. Va reventar como las olas adentro de tus sueños, No será el mar sino apenas la memoria De lo que ya no vendrá más. Y menciono a las olas porque Estas Páginas Se mueven ahora entre tus manos: Son como peces anunciando el final de una enfermedad Que jamás sufriste. El Futuro es parecido al mar pero con hojas, Toda nuestra materia corresponde al símbolo negro Que ahora toca tus dedos, Una letra besando a otra letra que besa a la otra, Hasta formar la idea de lo que va a venir. Nos da miedo, pero ha llegado el momento De leer este Libro Primero.

Utopía Éste es el poema que me pediste que no te escribiera: Es verdad que habría sido más fácil Dejar a la perfección actuando como un espejo Frente a tu rostro, Pero ahora lo estoy escribiendo, Y sólo me queda pedirte que lo olvides Cuando llegues al punto final, Es más hermoso lo que no se podrá ver, A esto algunos le dicen Utopía, Una palabra altisonante cuando no se sabe usar, O cuando se aparece como una estrella apagada, En medio de otros versos que desearían brillar Como la luz del sueño donde estamos juntos, Leyendo un poema invisible.

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Megatemplo Una iglesia es una tumba del cielo. Nuestros vínculos, un accidente, La historia de lo que vemos, ¿Qué es ahora o qué fue?, Repetidas redes del hallazgo, Se desdibujan al iluminarnos, Que es lo mismo que mirarse Y ser de frente un ser sin velos, O con la cera de una vela interior, Esplendiendo desde la pantalla Donde se escriben restos de historia, El deseo del recuerdo no vivido. El cielo es un jardín que se evapora.

Leche Dejé correr la leche en su boca. Me recordó a una cantante de arias Y su gesto parecido a la desesperación. La piel se le puso transparente. El descenso de una serpiente blanca Le andaba por adentro del cuerpo. Al notar mi cara de espanto, Me preguntó si seguía siendo ella, O qué diablos estaba sucediendo. No tengo en mente mi respuesta, Tampoco sé cuántos años pasaron, Desde su última palabra, Hasta que me quedé en blanco. Quería hacerle el amor a su fantasma. Hablé con el aire y el vacío. Fueron siglos de espera por la palabra Que sólo ella podía darme, Pero carecía de habla, O le era difícil articular algo, Por tener la boca llena de leche. Le pregunté si era dulce Y abrió los ojos con desmesura, Tragándose toda la luz Esparcida en el área.

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Artesanía berlinesa He aprendido a escribir poemas, Disuelvo millones de letras, Mientras canto sin sonido, Olas turbulentas de la página, A mis amigos les nacen ojos, Ahora los llamo Lectores, Ya me es imposible mirarlos, Antes bebíamos por las noches, Sus sombras eran mi sombra, Vivían al interior de mi mente, Pero nadie nos dijo que un libro Era una secuencia de tiempo, Apenas llenábamos las copas, Mientras se escuchaba el oleaje, Como el rumor de algo muriendo, La página se llenaba de colores, Cuando no sabía escribir poemas La tinta era un despliegue negro, Y los Lectores no eran mis amigos, Sino las sombras de sus sombras.

Polaroid Finalmente he podido tocar Al engendro que fui. Lo hice a través de una fotografía polaroid, Pegada en la pared. Al principio parecía yo mismo, A mi edad actual, Nada denunciaba el hallazgo De ningún ser sin Tiempo. Todo fue comenzar a rascar el material, El papel con la luz acumulada perdió capas Y más capas hasta que perforé el muro. Frente a mí se abrió un agujero negro. Parece el interior de un caracol. Avanzaba hacia a mí una especie de luz, Una iluminación imposible de explicar. Y pude verme partícula por partícula, Me sentí pasando por cada poro de mi piel, Era la energía ya caminando dentro de mí, La psique de un agujero negro, Tragándose al Universo. .

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Gema Santamaría

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Nació en Managua en 1979. Vivió por varios años en Ciudad de México y desde 2008 vive en Nueva York, ciudad en la que realiza estudios de doctorado en Sociología e Historia en la New School for Social Research. Ha publicado tres poemarios. "Piel de Poesía" (2002), “Antídoto para una mujer trágica” (2007) y "Transversa" (2009). Ha aparecido en diversas antologías, entre las que destacan “Retrato de poeta con joven errante” (Managua, Leteo Ediciones), “Novísimos,” “Cruce de Poesía Nicaragua-El Salvador” (ambos en Managua, publicados por 400 Elefantes), “Mujeres de Sol y Luna/Poetas Nicaragüenses” (Managua), “Al Filo del Gozo: Antología de Poesía Erótica” (México, Editorial Viento al Hombro), “El Tejedor en Nueva York” (LUPI Ediciones España). Ha participado en diversos encuentros, como el Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua y el Encuentro de Poetas en San Salvador. Forma parte del Consejo Internacional de la Gaceta Literal de México y es integrante de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE).

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Noche en Managua, tras la muerte de los gallos

Esta noche tiene la garganta enrojecida. Ha gritado y está enferma, duerme al fondo de un cuarto blanco e iluminado sobre el piso. Es un gran cerdo rosado Contra la esquina, se lamenta. Perdió la lucidez y tiene todas las uñas rotas. Está mareada, está borracha. Esta noche no tiene una cama donde orinar sus miedos. Por eso se arrastra sobre los techos enmohecidos se alimenta del musgo y del vapor que dejan los niños, al dormir, en las ventanas. Se han muerto los gallos que ponen fin a su delirio. Solo los grillos crepitan en el jardín eterno de las horas. Está sola con su boca ratonera está tensa está brava y es caliente. Nosotros dormimos en la mancha gris que es su garganta. Nos creemos soñadores. Aún no hemos probado el filo. ni siquiera intuimos sus navajas.

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La casa en el kilómetro 14 y medio

Era una casa soberbia y silvestre. Se mantenía caliente por dentro como una taza honda, redonda y cerrada, repleta de agua hervida. Estaba rodeada de árboles de mango y de pequeños murciélagos que se mantenían, glotones, cerca de los árboles. Había perras, siempre había perras. Entrando y saliendo de las casas, con las tetas viejas y húmedas, con el sexo rojo atrayendo a los machos en cada luna. Parían crías que luego se devoraban escondidas en la parte trasera de la casa, donde crecía el pasto de forma salvaje donde un nido rabioso de órganos abandonados se entumecía. Por las noches entraba viento, un viento fresco que despeinaba las ramas hogareñas de los murciélagos, solo entonces era la casa fresca. Al sentir el viento salíamos de nuestras camas sudorosas y subíamos descalzas a las hamacas y nos mecíamos con un viento que soplaba, excitado, cada vez más fuerte. Las perras lloraban. Debajo de las mesas del patio, cogían y se mojaban, se mordisqueaban unas a otras, montaban la tierra y el pasto rompían las macetas con la fuerza de su celo. La luna era gorda y amarilla. Estaba manchada. Nos alumbraba como una luciérnaga esférica. Mientras tanto, los zancudos untaban su baba en nuestras piernas y nos hinchaban las pantorrillas. Su baba nos hervía por dentro. Alborotada, nuestra sangre atraía a los pequeños murciélagos. Era una casa soberbia y silvestre. Y nosotras, no menos soberbias, no menos silvestres.

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“un tema busca un tema”, como diría Chantal Maillard

casa. vivir en el paréntesis. vivir en el mientras tanto. en la cuerda extendida y horizontal. entre dos puntos :

no ser la equilibrista. ser la cuerda, la cuerda misma. en su punto más céntrico e inestable . casa. ¿cómo se habita eso? ¿quién vive en una? que me muestren. aquí duele ¿dónde duele? quí en la falta de puertas y ventanas. en el patio donde habita un zorro pero no viven las plantas. en la sala repleta de migajas y de manchas. ¿dónde? aquí duele. en la encrucijada. en esta esquina azul debajo de las luces blancas. un tema busca un tema y al tema le falta una casa que no sabe por dónde empezar a llorar.

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Anatomía del abismo

Ella está hecha de cabos sueltos, los que no encajan los que no caben por ninguna aguja. Menos aún, la aguja cerebral. La que flota como péndulo sobre nuestros cuerpos de títeres. La que se divide en dos y se abre exacta como un compás. Ella no sabe cómo ubicarse en mitad de la calle. No sabe el arriba. No conoce el abajo. La escalera le es una inmensa espiral. Sin cabeza ni cola, una interminable barriga, una enredadera que va del brazo del piso y del techo como si fueran la misma cosa. Un reloj suspendido entre pasado y futuro y ella, la arena misma atravesando, atravesada. Sentada en una mesa blanca ella se yergue. Siente la posición de la respiración como una criatura agitada dentro de una botella plástica. Brinda con la risa y con el escándalo Contempla el bocado frente a ella y nota que la cuchara es vacía como vacía es la mesa y la silla que nunca aprendió a sentarse. Debajo del agua y con los ojos abiertos la cordura la mira. Es una cabeza flotando. Su pelo convertido en una larga trenza que une, insolente, los cabos sueltos. Absortas. La una frente a la otra se sientan a tomar el té.

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Los espejos retienen algo que yo no he visto de mí misma

No hay sangre detrás de los espejos. Tan solo un silencio dormido, antiguo y solitario como un fósil acuático. 160 Aun así, espero frente a mi reflejo. que algo del dolor me hable de vuelta. Quizás un orificio, una fractura en su brillo hueco y frío. Una parte blanda donde se abra el pozo sin retorno en el que mueren las niñas de los cuentos. Una abeja de cristal copula con mi pelo. Detrás del espejo me crece una cabellera de ramas quebradizas. Dulce miel, ¿qué hay de la sangre? ¿Dónde está el cálido balbuceo de la brisa? ¿Dónde está el musgo que se aferra como vello enamorado a las montañas? Lengua fría, de lámina. Cuchillo adolescente de torpes y mortales filos. Ay, esta muerte tan contemplativa. Tan limpia, tan de mala gana: Agua mansa debajo del vuelo violento de las águilas.

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Pablo Bromo

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Guatemala, 1980. Editor, escritor, gestor cultural y chef. Dirige el sello editorial Vueltegato Editores y ha sido publicado en más de una decena de antologías, revistas, periódicos y páginas Web. Sus libros personales son: Cometas Breves (1997), Diafragma Numérico (1999), Arbitraria Muchedumbre (2009), Alicia (2010) y A dos pasos (2010). Ha participado en diversas exposiciones de arte y ha asistido a distintos festivales internacionales de poesía en Latinoamérica y España. Actualmente está a cargo de un proyecto de poesía y música, bajo el nombre de POECLÉCTICA, junto a varios músicos latinoamericanos. Trabaja en publicidad y comunicación desde hace diez años. Se puede leer su obra en: www.pablobromo.blogspot.com, al igual que entrevistas y otros artículos de interés. El link de la editorial es: www.vueltegatoeditores.com, donde se pueden adquirir ejemplares publicados por la misma.

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terrible la muerte que agita sus tentáculos, con cada canción que gime la rocola terrible el corazón que succiona del odio, todo el llanto terrible la celda donde gimen prisioneros los abrazos terrible la simpatía de los hipócritas terrible la frigidez de la indiferencia terrible dios que escupe poemas al aire mejor dar que recibir esta noche daré, todo lo que tengo

* verás que ya nadie te lee cuando te ofrezcan un reality cuando te ofrezcan un puesto de gerencia para calentar la silla donde fielmente te duermes verás que tus poemas fueron olvidados por otros cualquiera hizo un blog tan sólo para olvidarte mientras hacía fila en el banco soñar se te hace cada vez más cansado quieres tener hijos una casa de campo un almuerzo caliente debajo de la falda de tu conveniencia verás que en el televisor ya no pasan videos memorables ahora todo es estática ahora todo es aburrimiento era mejor cuando escribías poemas .

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cuando el amor no tenía prisa cuando el olvido era algo que no tenía nombre

* escribir un poema bajo esta lluvia tropical es asesinar a carver incendiar las catedrales de pound masacrar las estrellitas de celan partir en dos los heraldos de vallejo aquí suceden cosas exageradas este país es río que destroza el puente no perdona a nadie encendamos el televisor vaciemos el odio en el ocio pellizquemos la almohada vivir es una zozobra

* repeler a los nuevos huidobros es fácil cualquiera lee en internet que la bomba atómica fue en hiroshima y nagasaki hace mucho tiempo que kurt cobain murió desoladamente a los veintisiete años y que osho no es un libro terapéutico sino un viejito con canas esta ciudad me parece un mapa minado por hipsters y enjambres que empalagan la belleza de los mártires leo a vania marvin julio javier y me parece fascinante cuando gimen como gatos tecnicolor en sus gemidos está la prosa el diluvio de verdades el plus ultra

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realmente tengo el presentimiento de que morir en un país sin dueño es una sutileza un chiste mal contado una mera coincidencia triste aniquilemos el verso desvirguemos la telepatía lo verdaderamente importante sucede en el silencio

* una mañana cualquiera te lanzarás de un puente queriendo tocar el fondo del río la cuerda del bungee no es de seda la cuerda del bungee nunca es infinita muchas delicadezas nos persiguen día y noche mientras escuchamos música rara extraña nueva en las fiestas de moda, en el tráfico, en los bares la pista de baile arde con sus tragos dosporuno el río sos vos el río soy yo querido hipster vos y yo somos iguales tenemos información tenemos los mismos tatuajes tenemos novias hermosas e inteligentes que se broncean con sus bikinis exquisitos en terrazas donde los tsunamis no exigen muerte tú luces tus libros de contra pedido yo luzco mi rabia en los estantes donde me compras la caída libre es un alivio la caída libre es saber leernos entre líneas .

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mientras vemos películas que a nadie le interesan

por eso de chejov puedo decirte una sola cosa: léelo

* una pelota me recuerda que también hay libros que también hay bandas de música que hacen canciones para los creyentes una copa del tinto más caro no es equivalente a un poema un poema es ver la luz de un amanecer en san josé un poema es escuchar la voz del mar en el pacífico un poema es el abismo de ver a los abismos caer en los abismos yo también quise celebrar contigo un gol yo también quise decirte nada está perdido pero querido en las porterías no encontrarás alivio

ahí sólo hay vigilia, ruido, estupideces

* todos tenemos costales de ratos promesas fallidas viajes pospuestos corazones rotos esta mañana dejaré de leer a murakami y me sentaré a ver como cae el granizo .

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esperemos que llueva en el trópico

lo predijo el telediario

* me preguntan por david foster wallace no respondo a preguntas que nunca tuvieron respuesta al parecer todo es pasajero todo es un teatro el postpunk regresa con sus tibias decadencias los himnos del desasosiego son frasecitas columpios interesantes puras estupideces nunca nada es suficiente la noche está estallando en cristales de anemia fogonazos de miradas a destiempo narices trémulas inhalando el vacío al parecer los suicidas insomnes y las putas de barra padecen los mismos dolores vamos a recoger los vicios de otros los tatuajes ya están pálidos los maniquíes visten strecht en las megatiendas las muñecas barbie parlotean con sus kens en sus blackberries vuelven los peinados raros que son cárceles de intolerancia que son primaveras marchitas yo no quiero una libertad sin canas con aire acondicionado con películas que no conozco yo no quiero una pista de baile para mí solito

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ahora soy luz yo ya fui rockstar

* la poesía es un sol que quema los buenos poemas la poesía es un asesino de muy buenas costumbres la poesía es un acto reflejo para los tercos de espíritu la poesía ese gol esa puta

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Rosa Chávez

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Guatemala, 1980. Poeta y gestora cultural. Ha publicado los poemarios Casa Solitaria (Editorial Oscar de León, Guatemala, 2005), Piedra Abaj’ (Editorial Cultura Guatemala, 2009; Editorial Casa de Poesía, Costa Rica, 2009) El corazón de la piedra (Editorial Monte Ávila Editores Latinoamericana, Venezuela 2010), Quitapenas (Editorial Catafixia, Guatemala 2010). Su obra aparece en distintas revistas, memorias y antologías de poesía en Latinoamérica y Estados Unidos. Ha sido invitada a compartir su obra en países como México, Costa Rica, Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Brasil, Estados Unidos, Noruega, Argentina entre otros.

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Las piedras fuimos marcadas con hierro candente quemados nuestros ojos vimos con la mirada volteada agujeros negros tragándonos en la infinidad la muerte chineaba nuestra desgracia su perro lamía nuestras heridas escupiendo nuestra conciencia lacerada ya el sabor de la tierra no era el mismo los frutos caían antes de madurar a escondidas fuimos creciendo gota a gota en lo profundo de las cuevas así fue como nos envolvió el silencio del gran comienzo.

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Mis ojos de tortuga triste delatan el cansancio conozco el camino acuático que recorre mi sangre en búsqueda de aguas tibias voy despacio con nadie quebranto los dientes de mis depredadores en mi espalda la memoria de todas mis vidas juntas soy una tortuga alucinada y melancólica.

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Elena Kame es un hechizo, muerde con su boquita canina, su saliva conduce al gran río, hacia profundas cuevas y altos cerros, su amor es un encanto que ciega el camino adormeciendo las razones de la cabeza, su voz quebranta los huesos de la melancolía devolviéndose en murmullo y carcajada, sus uñas saben a chile y a cacao, traga en fluido de lava, sella con cera de abeja, dedica sus lágrimas a los símbolos arcaicos de la tristeza, cuerpo de lluvia invisible dibuja tumbitas de colores y pinta sus mejillas con achiote, indescifrables estrellas de papel brillante le adornan la sien, su rostro es la máscara cáustica y burlona de la memoria, envuelve sus corazones con hoja de tusa perforando delicadamente los pezones del sonido, enhebra latidos que lucen como cuentas de collar antiguo, hace sonrojar a las espinas amando con la tenacidad de quien ha bajado descalza y .

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desvanecida los nueve niveles del inframundo, Elena Kame se desborda como al principio de los tiempos en el gran final de los tiempos, su espíritu es hechizo y encanto a la vez.

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El espíritu se va si no lo cuidamos agarra su propio camino si se incomoda toma su propia medicina si se enferma se va como si nada, pasando sobre el mar no dice adiós se aleja sin remordimientos, sin culpas en su ausencia dejamos de ser sagrados nos volvemos algo sin nombre.

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Nos quitan la cabeza y el corazón sigue latiendo nos arrancan el pellejo y el corazón sigue latiendo nos parten a la mitad y el corazón sigue latiendo beben nuestra sangre y el corazón sigue latiendo estamos criados para latir sin descanso.

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Hacer el amor llorando para calmarle la agitación al viento para contrarrestar la soledad de la metáfora y perderse en el misterio del placer adolorido hacer el amor llorando como una invocación de gemidos salados un petitorio hacia los dioses del movimiento del cuerpo y la retina hacer el amor llorando porque la desgracia no viene sola porque nuestras fuerzas .

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devienen de un misterio indescifrable como los pedazos de mar que nos crecen en el cuerpo hacer el amor llorando para lavarle la cara a la desdicha para olvidar los designios del mal tiempo para limpiar la tierra de sus tristezas hacer el amor llorando porque resistirse a llorar y a hacer el amor es un sacrilegio que no podemos permitirnos como buenos descendientes de la muerte y del cuchillo hacer el amor llorando porque necesitamos llorar y necesitamos hacer el amor

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Lauri García Dueñas

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(San Salvador, 1980). Escritora y periodista salvadoreña residente en México. Maestra en Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Poemarios publicados: La primavera se amotina, Sucias palabras de amor y Del mar es el ahogo, Hombre Mar y Mujer en el Mar, El desierto es verde y un error espectacular atravesado por avenidas e hipopótamos líquidos. Además del libro colectivo Desierta. Co-autora de “¿Quién asesinó a Roque Dalton? Mapa de un largo silencio” y Tribus Urbanas en El Salvador. Ha leído en voz alta su poesía en diferentes encuentros en México, El Salvador, Francia y Colombia. Su poesía ha sido traducida al inglés y catalán.

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Carta de Ulises a Penélope hecha Martina en medio del son de mar Mátame de azahar volvámonos una peste de flores hagámonos crestas inolvidables sobre los barrotes. Que donde sea nos llegue la eternidad estemos siempre unidos. Desata de tus pechos las corolas ahógame en tu texto tenue de luz que ya he caminado demasiado que de la inmensidad oigo el ruido de tantos héroes cobardes hechos dioses. En medio del vaivén de esta enloquecida ciudad en ruinas no necesito más mentiras sino el puerto de tus ojos. Que las venas de tu carne me abracen que tus manos sean el fin de este vacío. Suave muchacha, soy Ulises el que sólo escribirá tu nombre en una pequeña barca que invadirá orgullosa la ondulada línea de los mares. Si hay un dios que nos guarde no devores mi espíritu no mastiques mis anhelos en tu afán por quedarte sola amarrado el pelo frente a la ensenada perdida la mirada en el yerro de lo acaecido. Si de mí tuviste mis manos limpias mis desvelos trémulos mis labios temblorosos todo el ánimo de mi alma no nos destruyas que para eso existe el tiempo, la antigüedad de los libros, todo el salitre acumulado en los galeotes, una bandada de pelícanos sin rumbo fijo, el enojo del destino que lucha por destruir la voluntad de los vivos. Amada: guárdate fiel para mi partida para mi retorno que sigue siendo el sino de los niños. .

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Te prometo que ambos seguiremos unidos aunque todo el universo y este mar insistan en perpetuar mi viaje y yo solo guarde en mi pecho tu voz templo perfecto para no ahogarme en el olvido. Volveré, amada prometida, volveré. 174 Playa San Blas, El Salvador, jueves 15 de enero de 2009.

-Yo soy la guerra, dice camina por los pasillos y se siente sumergida en una sustancia colorida que sustituye al amante al nombre a la familia él le mira las piernas él la peina hace diez años ella mete sus dedos en la nuca de él, en su esqueleto, en sus vísceras agonizan la próxemica artificial que los junta piensan, por separado, la posibilidad de reproducirse en clones que habiten un relato de ciencia ficción, para que no se les seque la carne, el dolor vivido en la infancia, la posterior adolescencia de agujas: energía abandonada como un desierto a la luna de pronto llega la lucha fronteriza, el poder, el engaño, la opresión de los siglos, el discurso repetido: huellas anémicas, refrigeradas explosiones de hongos, accidentes automovilísticos ella vuelve a sentirse bovarista y al marcar el paso, subir las escaleras de la lluvia, del edificio gris y sus insectos rastreros exorciza, repite: yo soy la guerra y en mí ocurren todos los heridos.

A pesar de la semilla 21/02/2011 11:40 a.m. Habrá un lugar para ir a gritar una noche esperando el falsete afuera tres hombres y sus voces chillonas ni un lugar para descansar .


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y la gente diciendo ‘tus piernas’ ‘sí, mis piernas’ y mi tos un cuchillo sin poder dormir ¿quién soy? normal: nadie alguien que cumple accidentalmente años alguien a quien no quisiste abrazar aquella noche alguien que sabe muy bien cómo servirse el café sola alguien de quien la gente sabe olvidar su consistencia blanda su necesidad de tiempo un té corto unas flores me haré un té pensaré que si estoy enferma si ya no sé dormir si el aplomo me falta y yo qué devuélvanme mi mesa mis sillas la casa en que fui feliz estoy esperando una llamada mi maestro japonés miró mis piernas y preguntó cuántos kilos subiste yo y mi cuerpo se hicieron pequeños recogí mis cosas lloré en el baño recogí mi ropa como lo hago cuando me voy de casa de mis amantes extraños y salgo veo el sol atravesar la avenida cuento mis años 31 repito: la memoria 31 está bien y salgo a la calle salgo salgo necesito un lloradero dirección gritadero abro mi libreta: escribo llevo un vestido corto: negro ‘sí, mis piernas’ ‘sí, mamita’ sí, el vagón, el tiempo la agresividad, el hombre: la violencia siembra tu semilla, me dijo el maestro y yo le respondí cuando me preguntó cuántos kilos subí que no importa que así estoy bien y es cierto a pesar de la semilla. .

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Llueve el cielo las entrañas de su organismo llueven virotas de humo la verdad es que el cielo está lloviendo su organismo en cataratas de gotas salvajes sobre el escurrir del pensamiento. Las camas están vacías y las gotas de sudor que nuestros cuerpos dejaron en las sábanas son un fetiche para esta composición. No creo en nada más bien creo en cosas imprecisas difíciles de explicar como en esta repentina alusión a la carne y a las formas como en los brazos que aún no reconozco pero he mordido con frenesí: morenas masas circulares. Es una sola la historia de las extremidades. No soy una tal vez un paralelepípedo de voces y añoranzas que se deshace en posición horizontal para encontrar un sentido que dé orden a las cosas. El orden del mundo no existe. Este hombre enciende las velas y empieza a chorrearme como la lluvia tropical a la que hago alusión. Maratónico colchón de luces encendidas el suyo cotidiana ensoñación, la mía al escucharle hacer el desayuno como si lo mereciese como si no fuera una hiena la que durmió con él. No soy una sola en este meridiano, ya no puedo sudar tengo que volver a la lluvia y a la casa para recuperar la capacidad de deshacerme en gotas y reconstruir la desesperación inicial. A todos nos persisten

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los gemidos al oído. Todos tuvimos una infancia y un parque. No soy una hiena pero sí un animal que murmura plegarias para que toda esta maraña desordenada de sucesos encuentre su cauce. Ha sido demasiado el tiempo transcurrido los rayos quebrando el asfalto el desorden existencial. Los truenos son el temor del universo. Mas no temas aquí se te recuerda en la masa informe del pensamiento y llueve el cielo las entrañas de su organismo.

El día sin noche como un hurón inquieto vociferantes la juventud como un grito fuentes una ciudad que nos contiene grafiti la larga marcha antes de hervir pájaros de brincos pigmentos los poemas gritándose seguidamente la pasión de las luces la universidad sentirnos indestructibles por guardar el verbo en el pecho en la garganta tomar el Metrobús decir de memoria poemas para los pasajeros estar tan dentro de nosotros que duela y sea dulce leer y luego olvidar las páginas sobre el asfalto discutir la menguancia de la luna .

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emborracharnos navegar por las moléculas alucinantes de nuestras arterias nivel de la sangre en la sangre: cero mira tus manos, me dijo Víctor las puse frente a mí enloquecidas bailaban entre la música y los desconocidos ácidas encontrar una casa a medio construir jugar a los niños repetir: estamos sobre el nivel de las estrellas abajo la ciudad adentro, la verdadera casa el autoritarismo del padre el ardor del hijo afuera, la gente discutía cómo alimentar el fuego primitiva: la fogata sentirte saber que no-voy-a-dedicarte-este-poema porque somos el poema el noema las desinencias verbales el pie quebrado y todo lo que nos enseñaron en los libros la vida se resume en largos besos y largas marchas de silencio la gente está indignada el país cayéndose a pedazos y nosotros gritando poesía creciendo sin querer bailando canciones en inglés nombrando las fuentes y los pájaros yo escribiéndote en el parque para decirte que fui tuya recostada en una pared el día sin noche las repeticiones no importan los años nos caerán encima como un yunque la miseria la injusticia el dolor no nos pertenecen pero sí la palabra hurón el recuerdo de tus dedos dentro de mí el amanecer en la estación un beso una casa a medio construir en las afueras de la ciudad.

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Krisma Mancía

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El Salvador. Nacida en la ciudad de San Salvador, 1980. Estudió letras de la Universidad de El Salvador, y teatro en la Escuela Arte del Actor. En los años 2002 formó parte de la primera generación del taller de talentos literarios de La Casa del Escritor en El Salvador dirigido por el escritor Rafael Menjivar Ochoa. En 2004 publicó su primer libro, La era del llanto (Dirección de Publicaciones e Impresos, Colección Nueva Palabra, San Salvador), y en noviembre de 2005 ganó el primer premio internacional de poesía joven de la editorial La Garúa, de Barcelona, por su libro Viaje al Imperio de las Ventanas Cerradas (La Garúa, Barcelona, 2006). Aparece en las antologías Trilces trópicos (Ed. La Garúa, Barcelona, 2006), Cruce de poesía Nicaragua-El Salvador (Managua, 2006), 45 poetas. Antología (Revista Cultura 94, disco de audio, DPI, San Salvador, 2007), Una madrugada en el siglo XXI (San Salvador, 2010), Memorias de la Casa (Ed. Índole, San Salvador, 2011) y en Las otras voces, Antología de poesía joven salvadoreña (Dirección de Publicaciones e Impresos, Colección poesía, 2011). Ha sido publicada en revistas de diversos países y participado en varios festivales, recitales y conferencias relacionados con la literatura y la poesía a nivel nacional e internacional.

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Tu cosa person, tus pocas ganas tu poca cosa cosa personal sí tu cosa personal r.m.o. 180 alguien vendrá, yo lo sé, y mirará nuestros recuerdos desordenados por eso tengo esta manía de ordenar, archivar, clasificar tus cosas para que nadie diga que nunca cuide tu memoria: tus papeles tus libros sin leer tus cartas sin abrir tus fotos distantes tus poemas antes de que te vayas tengo que guardar los recortes de los periódicos que adornan tu nombre tu agenda personal tus abrigos tu muerte particular tu historia antes y después de que vengan y se lleven todo te extrañaré (sobre todo en los días de lluvia) entonces iré al museo y estaré demasiado vieja para subir los escalones para verte de lejos a través de los vidrios quizá no te recuerde quizá no debería ordenar tus cosas

* abrazas un saco de huesos dormido en la cama antes él te abrazaba mientras dormías y el peso de su brazo te ahoga pero eras feliz Él te decía: el amor es... esa palabra que los dioses me han hecho olvidar te enamoraste de Él porque la gente se apartaba cuando se acercaba a ti su voz era tan suave que daba miedo su mirada tan verde que lastimaba eso sí, adorabas sus manos la forma en que le latía el corazón cuando pronunciaba tu nombre la frente amplia como para colgar estrellas antes no habían lágrimas la muerte era lejana y no estaba permitida adentro de tu casa la gente se moría afuera .


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víctimas de las tormentas de hambre de frío atrapadas en un accidente de avión o con un cuchillo en la espalda pero se morían afuera y tú eras feliz nunca creíste que la muerte entraría a tu casa para alojarse en sus huesos la muerte descarada quiso ser su amante la muerte te envidiaba porque alguien te amaba la muerte no soportaba que eras feliz y a las personas felices hay que quitarle lo que más ama hay que golpearlas con el trapo húmedo de la soledad hay que darles duro quemarle los labios con un encendedor para que no vuelvan a besar torturarlas hacerlas envejecer prematuramente quitarles la belleza cortarles el cabello regalarles muestras de lástima hacerlas caer una y otra vez darles a entender que te despoja de la felicidad porque la felicidad es un asunto entre dioses * qué extraño es caminar sin vos sin voz y sin camino qué raro es tener dos piernas y sentirse lisiada de guerra qué raro es besar y no tener labios para besar y luego está la noche y los niños buenos que duermen y las estrellas que se desvelan y las libros polvazos y todas estos dolores en una sola estación del año vos me entendías y me decías que era bella aunque usara el vestido más apolillado me decías: “vos y tus ojos solo eso necesitas para vestirte”

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** un día a la vez un día para que se marchite un poquito más tu perfume un poquito más para que cale en los huesos para que sientas que todo se acaba la sal, la noche, la dignidad, el tiempo y de pronto esta soledad de pronto queda tan poco de ti en este vacío si pudiera irte a buscar si hubiera un número telefónico que marcar si volviera a escuchar tu pasos el sol tendría sentido esta mañana y sí el reloj está condenado a no regresar por eso te prohíben caminar hacia atrás te dicen que no luches contra la gravedad o que no hables mal de la redondez del mundo aprende los fantasmas no lloran por la leche derramada ¿o quizá la olvidan llorar? olvidar es un verbo hermoso ¿no lo crees?

* no sé qué es extrañar y que se me vuelva el corazón de cenizas no sé qué es olvidar y encontrarme con el olor del mar en otros ojos no sé qué es recordar y morderme los labios para no sentir distancia no sé qué es callar y que las pesadillas sean certeras flechas de veneno no sé qué es reír y que las manos se mutilen en defensa propia no sé qué es conocer y que el amor se me muera en la azotea no sé qué es recibir y que los amantes derramen lágrimas mientras escriben cartas no sé qué es partir y que los perros muerdan los periódicos .

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no sé qué es besar y que la música flote en el salón de baile no sé qué es perder no sé qué es llorar y no sé tampoco sé qué es la belleza porque todos los días me levanto pensando en las ventanas o en preguntándome qué es un hijo cada vez que me siento en las bancas de los parques o cepillándome los dientes frente al espejo para quitarme el sabor de la noche o cuando camino hacia el trabajo y una niña le dice a su madre que quiere ser un violín /¿quieres un violín?/ /no. quiero ser un violín/ o cuando me corto las uñas y encuentro retazos de mi piel en la ducha sé que estoy desapareciendo pero nadie me dice nada nadie me advirtió que nacer es atrevido nadie me dirá que puedo puedo ser violín hay cosas que no sé hay cosas que es mejor no saber

* Miedo es una palabra que se construye con muros. Divide el rostro y encontraras el miedo. Empezando ahora que son días de lluvia y que se duerme bajo un aguacero. Agua y acero a la vez. Le sigue la tempestad en el espacio vacío de la cama, el sabor a ceniza de los alimentos recién cocinados. El caso es que ella sale a trabajar un viernes y se encuentra una dama–tormenta esperándola en la puerta que le extiende, la muy ingrata, un brazo de neblina sobre la carretera. Entonces ella se escuda bajo un paraguas y salta riachuelos. (Una trampa: un enorme charco oculto entre las hojas le atrapa los zapatos. Le moja el ruedo del pantalón, las medias y pasa el día entero con los pies fríos, muy fríos como dos cadáveres ajenos que sienten y piensan por sí mismos.) Sobrevive a ciencia cierta. .

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Sube la escalera gramatical y conjuga el verbo amar. Es demasiada nariz pequeña para dibujar la soledad y nunca se atreve a conjugar el verbo extrañar. Díganle mala estudiante, mala maestra, mala poeta y ella dice que lo es, con tal de que la crean fuerte ante la ausencia. A veces se siente inundada de las cosas que nacen del jardín o quizá de esos peces verdes que se multiplican en su clavícula. No recuerdo, eso no lo recuerdo. 184 Tal vez te la encuentres cubierta de algas. Tan verde, tan hierba, tan ella dispuesta a ser cultivada bajo el pie de un estatua. Fíjate, al otro lado del mar hay una mujer–telescopio que mira al cielo y dice que los pájaros son animales confeccionados para cantar canciones de cuna. Ríete, pero es cierto. Ella sufre de un verdor, sufre de concavidades marítimas extendidas en la noche. Tiene una mala memoria. Su sangre atmosférica es un dolor insaciable de muñecas que la obliga a no recordar en qué objetos depositó el corazón, el sexo de un picaporte, la llave de un orgasmo. No tardes. El cronómetro empieza la cuenta hacia atrás. No tardes. Si no las ganas, entre las gavetas, se morirán de hastío.

* Rabia. Rabia de perros que muerden el talón de la tarde. Un remolino de emociones en un violín. ¿Qué haré? Me llueven océanos tan profundos. Un corazón abre su corazón al sol. Rabia. Rabia a las cinco y cincuenta y uno de la tarde. Qué tipos de escaleras recorrerán los niños que caen en una lágrima. Qué golpes tan crueles soportaran sus mejillas y no tocaré. Se hundirán mis días en una alacena vacía y mi semejanza se abrazará a un salero. No podré dormir con tanto silencio. Sueños astillados, manos cerradas, pies heridos. Son cosas que perdí entre tantas gente estacionada. Abordaré el tren de las siemprevivas. Entre esos jardines encontraré tus preguntas, pero hoy la mano fría que amanece al borde de la cama se levanta con la mente en rojo: .


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hay que matar algo bello. Como matar el cabello musical de las ninfas, lo liviano en el cuerpo de un fantasma. Y es que me gusta tanto el tintero donde se ahogan las mariposas, la letra cursiva y la cursilería de la carne cruda que camina, los finales terribles, las ventanas abiertas, los puntos finales. Mi rabia es del mar. Tanto que busco mis puños entre la espuma. Tanto que soy la escalera, la mariposa que se ahoga, la carne cruda que camina. Mi rabia es del mar. Ven. Sondea mis entrañas y sálvate.

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Javier Alvarado

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Santiago de Veraguas 1982. Hizo sus estudios en el colegio Panama School y después obtiene el título de Licenciado en Lengua y Literatura Españolas por la Universidad de Panamá en el año 2005. Ha dado lecturas de sus poemas en Cuba. Chile, Nicaragua, Costa Rica, México, Inglaterra, Guatemala, El Salvador y Escocia; así como también la aparición de sus poemas en varias antologías de Poesía Hispanoamericana (Vértigo de los Aires, México 2007, Poésie Panaménne du XXe siécle, Ginebra, Suiza, Poesía Latinoamericana Hoy, México, entre otras). Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven de Panamá Gustavo Batista Cedeño en los años 2000, 2004 y 2007, Premio de Poesía Pablo Neruda 2004 y Premio de Poesía Stella Sierra en el 2007. Poeta residente por la Fundación Cove Park, Escocia, Reino Unido 2009. Mención de Honor del Premio Literario Casa de las Américas de Cuba 2010 con su obra Carta Natal al país de los Locos (Poeta en Escocia). Primer Premio de los X Juegos Florales Belice y Panamá, León Nicaragua con Ojos Parlantes para estaciones de ceguera. Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011 en poesía con el libro Balada sin ovejas para un pastor de huesos. Obra Publicada Tiempos de Vida y Muerte (2001) Ediciones del Instituto Nacional de Cultura; Caminos Errabundos y otras Ciudades (2002) Ediciones Universidad Tecnológica de Panamá; Poemas para caminar bajo un paraguas (2003) Imprenta Alvarado; Aquí, todo tu cuerpo escrito, Ediciones Instituto Nacional de Cultura 2005, segunda edición 2006; Por ti no pasa nunca el Tiempo (y otros poemas al espejo) (2005), Ediciones Universidad Tecnológica de Panamá; No me cubre de edad la Primavera, Ediciones del Instituto Nacional de Cultura, Soy mi Desconocido 9 Signos Grupo Editorial.

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DE: BALADA SIN OVEJAS PARA UN PASTOR DE HUESOS Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011

EL INVENTO DE LA BOMBILLA SEGÚN EL AMOR

Durante los meses tristes, centelleó mi vida sólo cuando hice el amor contigo Como la luciérnaga Tomás Tranströmer, Apuntes de Fuego

Durante los años de oscuridad, Era mi cuerpo un cable de alta tensión y tu cuerpo una bombilla. La plenitud y la hermosura en toda la derrota, Un camino de la leche que nos guiaba hasta el pomar. Un agua sempiterna que dejaba en mis manos los antiguos cauces, Las ubérrimas barcazas donde destiló la misericordia de tu piel, El amaranto negro de tus bragas y sus soles oscuros que aparecían En mi videncia de niño, en mi bitácora de viejo, en mi mocedad y en la pizarra. Durante los días infelices, centelleó mi vida cuando hice el amor contigo, Como las luciérnagas.

AJUSTANDO EL PAGO EN LA PENSIÓN DE GÓNGORA

Ya se habrán inflamado en la pensión Las antorchas del lenguaje, Los papeles se apilarían como carbones encendidos Donde las acusaciones Delimitarían los fuegos y la imagen, el vapor que dejan las despedidas, Los sarmientos que evaden la zancada eterna de la tregua, La lluvia que se dispersa Entre las espigas y la torre, como si llorásemos derrotados Bajo las ingles del muro, cuando se vaporiza un espejo Y la ancianidad consuma en harapos La mano de otra ausencia, Los brocados que se suceden Al arpa Ante la evocación y las semillas. .

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El barroco Nos sucederá temblando. Las Soledades serían como un discurso del gavilán en el invierno, Una espada que entre en el Duero O una alucinación de Dios En la botija. Se iría temprano a acostar Con la pobreza desnudada hasta los codos, Con esos letreros de muerte Que bailan sobre el aire

La pensión de Góngora será como la madera Recién cortada, Allí no entrarán las cenizas Que aunque grandes no tendrán sentido De ese el otro Quevedo Que ante la muerte levantará su copa Para compartir el puesto ante la mesa. Y así atendiendo a la fuerza innovadora Del amor y la costumbre, de esos panes Que se adhieren al frescor y a la garganta. Honradamente pertenecemos al silencio.

OLEADA DE INVIERNO La agonía empieza en un invierno Afuera de una cafetería de Londres, Donde dicen que Sir Arthur Conan Doyle Tomaba chocolate caliente para delinear La trama de sus novelas, yo no sé qué hay de cierto Pero hay una sombra que te persigue Por las calles atestadas de niebla, Periódicos que se sacuden ante tu pisada inminente, Los rostros de los fotografiados emiten un gesto de espanto, Una sonrisita de miedo que no puedo asegurar Si es pronunciada desde una ruina interior O ante un descuido aseverado de la vida Cuando las prostitutas de la calle Square Salían afiebradas a buscar sus clientes y croaban Hermosamente .

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Como una rana en el pantano, Llevando un extraño pulso de alondras en los brazos Algo que estalla como fuegos graduales, Como jarcias de humo que se desprenden de la boca, Una guirnalda parasitaria que vuelve de su almena, Si te iré observando en estos versos como en un campo abierto, Como la semilla o la espiga o la caída del noble combatiente En la batalla, Un guijarro y su esplendor ante el sacrificio marino Esa epopeya de ciudad que se vuelca Ante el mito campesino, Esa leyenda de los goznes que adviene Como una calle atestada de poetas enfermos En invierno.

DE CARTA NATAL AL PAÍS DE LOS LOCOS (2010) Mención de Honor Premio Casa de las Américas de Cuba 2010

EL VIENTO DE LOS LOCOS

Sopla el viento por las calles. Sopla el viento de los locos. Sopla el viento de los locos. Jorge Teillier El viento vuelve loco… Tío Guillermo

Sopla el viento de los locos Y no sé qué quiere decirme. Si la locura entra por el aire Eran constelaciones que no podías reparar Puentes donde cruzaron caballos y niños de leyenda Juegos que no alcanzaste a oír Pues la infancia de tus hijos Les quedó muy lejos, muy tarde fue Colocar el mantel en la mesa Olvidar las horas y sentir que el día Se va apagando, sin una lengua de sol Sin el revoloteo de las aves O el ruido de las gallinas que vagabundean .

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Por el rancho, como si fuera posible Pertenecer a un recuerdo y vivir de él Aferrado para siempre como el último Bosquejo de un dibujo indescifrable Donde a mi madre le rajan el pecho Y le colocan un nido de golondrinas; A mí una moneda olvidada Para pagar las deudas de libros; A mi hermano Antonio una canción Cuya letra desconoce; A Anna una sortija para que deletree Las imágenes de este mundo; A Braulio, una flauta para que destelle con la música. ¿A dónde se va el fuego que ha de calentar A esas generaciones que se advinieron De tu carne? ¿Por qué hubiste de parir cuando soplaba El viento de los locos y yo no pude Sujetar las crenchas de un Eolo Que nunca creí perverso Hacia tus pechos que se doblegaban en el campo Como dos papos marchitos? Creías que nunca habrías de reflejarte En nuestras caras como un testamento De auguraciones en plena primavera. Ya no estás en la casa deshabitada Donde te buscamos en vano, A su alrededor crecen limoneros Pomarrosas y tamarindos tristes. Nadie pone la olla de frijoles sobre el fuego Nadie nos saldrá a abrir la puerta Y tu maternal cuidado, abuela indescifrable. Tú te quedaste atrapada en el aire Para ser el aire, madre de los aires Allá donde se pierden los panderos y las estrellas en el espacio Eso que sopla como una centella arrebatada de la espuma Los partos innumerables que fueron diezmando Tu corazón y tu belleza, Si eras como una paloma posada en la grama Una quebrada que siempre irradió En el campo como un símbolo de uberrimidad y de cosecha. Te fuiste gravitando con la carta del relámpago. Mi madre y yo te buscamos en un febrero oscuro Y no hallamos ni tu aroma, ni tu voz, ni tu retrato. Sopla el viento de los locos. .

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Sopla el viento de los locos Y no sé qué quiere decirme.

CORAZÓN VALIENTE 191 A mi madre y a mi hermano, que adoran el filme…

Aquí hubo fuego y sangre derramada por los Bienaventurados. Aquí está William Wallace Terciando su espada por la liberación de Escocia. Un dardo insertado en el corazón de Eduardo I Las monedas que flotaban debajo de la fuente Como ahogando los edictos y a los Emperadores Que se condecoraban así mismos o se declaraban dioses Tan idiotas como algunos gobernantes modernos. William lleva en su pecho los cuernos de los ciervos rojos El piquituerto llama a la batalla Desde la indefinible tundra, El urogallo va deletreando las mañanas Con su rabo de fosforada sangre Y empiezan a sonar como cornos Los torrentes hidrográficos Del Clyde, Dee, Don, Isla, Kelvin, Annan, Spey, Tay, Tweed. Estos ríos se tiñeron con la hemoglobina De los inmortales guerreros, Un ala nocturna como un vitral cayendo sobre los dedos Una profecía nunca dicha y que todos conocíamos de antemano La sibila detonando sus palabras en el ansia de morir Estirando el cuello para escapar de la botella Las monedas que flotaban debajo de la fuente O que labraron sus tumbas con los minerales porfiados Las piedras y sus espasmos y esas ganas de colmar La eutanasia de los peces El gemido nocturno de las pomadas Y de las llanuras que temblaban Ante los pasos y pisadas de la corneja de la muerte.

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LOS PATOS Estos son los patos cuyos lenguajes desconozco, Cuyas normas de comunidad He venido observando, desde este vegetal arribo Una sola hembra los domina con su pico amaestrado Por el limo del fondo, Todos llevan rastros de agua Entre sus alas y danzan sobre imaginarios Retratos de hielo, Los dos pichones acompañan a la madre, aunque a veces Se quedan solos, mientras ella se confunde con la palabra Del follaje. Algunos se suben a buscar el pan Cuando me dispongo a comer sobre la mesa Ellos me traen el aroma del aguaviento y sus prodigios Son dulces como espectros soleados y hermosos, Como pupilas de doncel; en grandes vaharadas Alguna bañista yace figurada Entre ellos, sobre estos perdidos árboles Que retratan otro idioma o alguna postal del sur De América Aquí están danzando con su juego temerario Buscando la comida bajo el agua sumergiéndose Y columpiando el aire con el movimiento de sus patas Tratan de encarnarlos la Pavlova, la Fonteyn La Alicia Alonso, con gasas y plumajes También los iguala Nureyev, el inmortal Llevando a cuestas el circunloquio del terrestre ruso, Estos son los patos Que he venido observando. Esta es su danza mortal Que ejecutan sobre el lago.

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MARCARIA ESPINOZA

Y en su vientre nos reunimos en un llanto compacto Eugenio Montejo A Mamá Todos colocados en la misma escena. En las esquinas los nietos Y a los lados los hijos de ella (amortajada como una novia). Yo estoy en el fondo de su pecho Naciendo de su cuello como un tumor O como una prismática vena. Los poetas nacemos de los torrentes más extraños. Dicen que el olvido presionará el disparador. De esta nueva Lumix saldremos todos: la familia que nunca fuimos. La que se quebró como un espejo y donde se diseminó Como un rio de larvas, la memoria. Aquí cada uno muestra su mejor sonrisa Y otros su disimulada alegría, ocultando la más notable decadencia. Unos tras de otros iremos faltando. Aquí posamos con su único retrato, el que desconocemos. ¿Quién trazó los caminos de la loca? ¿Quién determinó los partos en el aire Donde cuajaron los átomos de su maternal locura? ¿A dónde ese abuelo perverso que le arrancó Los llantos, el hambre y la risa opacada de sus hijos? Ella revolotea por los cielos de Las Minas Como una cascocha en reposo, Como un vapor de cristal en el arco del sonido. En todas las aguas ella los busca sin hallar Todas las teorías que fenecen en los ojos. ¿A dónde vivió? ¿A dónde fue? ¿A dónde estuvo? Caminaba con un palo y terciaba Las figuras moldeadas por el polvo, Andaba con un traje limpio y con unas trenzas largas Tejidas por la nervadura de la noche. El humo nunca entró en sus ojos Y se le oía cantar desde los lejos. Abuela: voy moldeándote en cada paso por estas tierras Con un cordel de furia Donde no tengo nariz ni ojos ni manos en la opacidad para palparte

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Para ser como el arroz que crece como una mano de pilón que sorbe gritos Una enjundia de los terneros que tiritan Acurrucos que danzan en el espacio hasta dominar el frío. Si te he de imaginar entre las sombras Portando la mortaja del alba en manicomio Trazando una fábula por ese Matías Hernández en donde te oigo llorar Como una niña atiborrada de muñecas Donde hay asfixia y musgo, o campanas sordas atragantadas por el limo Por una jofaina seca que se revienta en la pubertad del foso Son estaciones inversas las que encuentro En tu fervor de remolino. Te da mucho miedo el enfermero negro. No soy un conejo para estar comiendo tantas hojas. Yo no he de estar aquí, he de estar en una casita de barro Con la comida caliente y la infancia de mis hijos, Pobres pero radiantes y mordiendo los tubérculos de la tierra. Mírenme aquí paciente psiquiátrica Con expediente desaparecido. ¿Quién puede descifrar o imaginar el dolor Que se postra en el cerebro de los locos? Aquí estuvo y se sentaba a llorarlos en los resfriados Y febricitancias del día. Nunca imaginó la barba de sus hijos ni las primeras menstruaciones de mi madre. La queremos imaginar cómo era Alta y bella como la esfinge O como una diosa del Olimpo o una flor del Espíritu Santo con pollera. Se fue deslizando en un quejido agrario. Al Ciprián fue a dar y no sabemos El secreto de su tumba. Posemos todos. Ella está aquí. Tiene el vientre abultado, muy abultado. Hemos regresado a ella. Hemos vuelto a su vientre Con un llanto compacto.

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Mayra Oyuela

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Poeta, gestora cultural, miembro fundador del colectivo Artistas en Resistencia. Tegucigalpa, Honduras, 1982. Ha publicado dos poemarios: Escribiéndole una casa al barco, Ediciones Il Miglior Fabbro, 2006. Puertos de arribo, Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, 2009. En preparación su poemario inédito Homenaje a la sal. Mañana no vuelvo. Ha sido traducida al italiano y al catalán. Ha participado en los principales festivales internacionales latinoamericanos y en el Festival internacional 2010 Poeta por km2, Arrebato editores, Casa de América, Madrid España, Festival Poétics, Casa América Catalunya 2011.

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Tranviaria

Llevo al mundo como pendientes en mis orejas, rozo con mis pestañas a los desconocidos, beso manos de transeúntes (hormigueo en los labios). Que alguien me aborde, soy el metro que esta ciudad jamás conoció, atrevidos en mí todos los años, en mí el transcurrir, en mí la palabra ventrílocua de cada estación, en mí la espina y el diente que muerde la rosa de lo oculto. Mis muertos no son sombras raídas en la luz. Que alguien me aborde, sé cuál es el principio y el final de este cuento. Que alguien suba y se detenga en mí, mis ojos son túneles que dan a cualquier lugar, mis manos paredes para reposar en lo oscuro, mis brazos sillones para que vengan a hacer el amor. Roto ya todo lo íntimo en mí, he de saberte andar, mundo, con los puños cerrados en señal de auxilio y no de defensa cerrados para llevar en ellos el resto de aire que no supo caber en mis pulmones. En la imperfección está lo bello. No necesito ser el poeta sino el poema, la belleza está por encima de la lógica de cualquier poeta. Necesito andarte despacio, camino, no me detengo en el asombro de saber llegar mundo: En tus barrios, tatuadas están las paredes de calcárea sumisión, en tus barrios fue donde aprendí a defender el descenso. Soy el metro que esta ciudad jamás conoció; en mí las volantes con fotos de desaparecidos, en mí túmulos de palabras que alguien no supo barrer bajo la alfombra, en mí el transcurrir. Que nadie venga a preguntar porque no te describo, esperanza, yo hablo de eso otro bello, que no está en lo bello. Abórdenme predicadores de la tarde, zanates, pirueteros, estudiantes: no olviden el punzón y escriban en la oquedad de mis vagones teléfonos para citas de amor, DJ, bartenders y todos con título de extranjerismo en su profesión, .

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suban carniceros del San Isidro, conserjes y putas, albañiles vengan a devolver la sonrisa a las princesas de los domingos. Mujeres: describan con su carmín la caricia que no les tocó, suban, fresitas de las High school, madres solteras, suicidas, docentes, vengan a traficar perfumes traídos del Canal de Panamá. Vengan a abordarme, en mí el transcurrir, todos los años, el suspenso del que anda a tu lado, a pesar de su humanidad. 197

Sé quién soy, basta una palmada en el hombro y retorno a mis pies nauseabundos de sueños, basta una palmada en el hombro y retorno a mí al anonimato, a la flatulencia, a la humana que soy. ¡Abórdenme!!!!!! soy el metro que esta ciudad jamás conoció, vengan y calcen mis pies ya que nunca podrán calzar mis zapatos.

I La poesía no es una joya, es como el amor, tiene que ser aniquilada para existir. Karl Vennberg Toda desnudez es mediocre si se está a solas, mediocre la alegría, insuficiente si no es en el cuerpo amado. Humillante es toda pasión si no hay manos para besar ni recuerdos para roer. Sufrir por amor es paz, Atolondrarse en los resquicios de un amor como la memoria primaria, como la necesidad primaria y ahogarse por lo inocuo de un deseo. .


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Protuberante es el amor, camafeo tras la piel que no se deja ver. La rabia es la parte más febril de los amantes, terrible es el amor, terrible y cada vez es vez primera. Amar es dejarse devorar, es toda ausencia de sigilo, amar no es para amantes, amar es para astronautas y para personas con pies en tierra y cabeza en el espacio que ocupan las dudas. Una vez más como caída en desgracia, ardiente la pálida luz de las palabras que convoco, la sensatez no ha de ser mi mejor aliado, presta a todo lo dicho alimento con alfabetos a las esperanzas que mueren en mi casa ¡Estoy perdida! Retorno, el amor ha sido el mayor de mis vicios.

(Puertos de arribo, Casa de poesía, Costa Rica, 2009)

Deserto Hoy nadie morirá en Argelia si me dejas, en Libia o Bután se traficará con armas los niños de Sudáfrica no dejarán de morir de hambre -aunque monten mundiales de fútbolLa luna persa brillará como siempre en el sari de alguna musulmana hermosa, con ojos de pantera. La palabra amor no desaparecerá de los alfabetos y en Tegucigalpa algunos sí morirán por asalto a mano armada. Nadie morirá hoy si me dejas, este mundo de romanticismos es la porquería residual de la burguesía francesa, .

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con sus singulares molinos y sus corsé rojos. Billie Holiday no dejará de sonar en la memoria de una generación y la gente seguirá comprando plasmas aunque sepan que el Coltán, causa muerte a centenares de niños. La gente nace, la gente muere a diario otros y otras deseamos morir en una boca en una semifusa marina en medio de unas piernas. Estoy clara, amor: Ni vos, ni yo, moriremos si me dejas y pasaran los años coincidiremos en algunas copas en velorios, en plazas ajenas en amistades traslucidas, en un verso, mi argumento - esta vida es míasi tuviese otra, tal vez repetiría esta historia, pero, sólo es una y es mía, y sí hay otra también para mí la viviré.

Índole Deja que respiremos el velo que nos oculta el uno al otro Paul Celan

Aprendí de la nostalgia la parte más oscura del camino, cuando la luz es un vuelo cegador que no permite pasos firmes, ni huellas hundidas para dar de beber a la fiera que camina tras cualquier errante. Aprendí: la palabra es el suceso, la circunferencia, .

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el átomo que respira tras la tinta en el papel. Aprendí a creer no sólo en lo sensorial y evidente la poesía es lo que está dentro del guante, el pabilo sumergido una y otra vez en la parafina para luego abrirse en luz en una casa de bajareque, en pleno noviembre, en plena madrugada. Aprendí a asumir un tembloroso no en los dedos, a entender lo lúcido del miedo cuando la enfermedad llega a la cama de la madre. Aprendí, que no he de aprender a decir adiós y mucho menos cuando se trata de esos huidizos poemas que delibero y nunca he de escribir. Aprendí a no llamarme poeta en el primer encuentro, a ser atinada con los seres que de antemano sospecho comenzaré a amar, aunque no sepa hablar de amor y tampoco quiera aprenderlo. Aprendí que la intimidad no existe, las ideas novedosas son el principio o el final del diálogo entre los transeúntes que rozan tu hombro en medio del camino. No hay nada nuevo en este mundo y eso debo aprenderlo porque aunque sé, que cada individuo es un evento irrepetible, el ser es como una mancha en el techo al que se le hallará todo tipo de formas.

(“Puertos de arribo” Casa de poesía, Costa Rica, 2009)

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Apalabrarás

Hazlas, poeta, haz que se traguen todas sus palabras. Octavio Paz

Describir las paredes que nos acompañan, la deidad de las palabras arropadas bajo lo clandestino de una voz. Hablar de los amores a medio descubrir, de la rótula formando piel para caminar hacia lo incierto. ¡Ah! la metáfora, anfitriona en mis pesares, cobra por piel lo que de amor y fervor le resta a mis sílabas, y aunque silabática acostumbro abrazar el cardumen de letras en las aguas azules del destierro. Prenso la piel con esquirlas de un Boom que lleva todo rechazo, un alfiler que puntea los pasos de las atolondradas en su desnudez. Afiladas costillas con que se escribe lo que ya desgasta en todas las historias de este amor que se ha de vivir inalterable en los rostros de los que juran amar. Mientras los transeúntes despilfarren su mirada en mí me vuelvo una nación, soy una nación y un hombre ha de fundar ciudades en mi nombre, mi nombre que ya es de todos y a todos les parece de nadie. Amor que por devoción cae intrépido como agua derramada en los balcones, éste ser de milagros que a todo predica, aproximaciones del augurio al final del párrafo que no se leerá. Parafrasear de tu voz es parte de lo miserable. Alegórica, perdida, busco acurrucarme en lo paralelo, .

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antítesis del misterio de una boca. Pero no, los amantes se besan en la esquina que crece hacia adentro. La raíz de todo siempre es un hombre, la raíz de un hombre siempre es la mujer, la mujer y el hombre agotada raíz del todo pero aun así esto de amar con prédica no va con tu nombre, ni con el mío. Corazón: La palabra es el artificio y el yugo de todo poeta.

Ama No hay Casandras al fondo de tu vaso, no hay Malinches, ni amazonas sigilosas atravesándote la espalda. No es Alfonsina la que vendrá, para llevarte de la mano al mar suicida de los amorosos. No es Lot y su mujer los que te besan con besos de sal en la nuca. No es maría magdalena despertando en tus instintos, no fue Eco la que lloraba en tu ventana a Narciso y las Erinias, Jamás vengaron las lágrimas que derramaste por él. Vos ama y autora única de tu destino no vestirás de Ofelia, incorregible, maquillada, apagando el fuego de una escena a otra, vos, única ama y autora de tu destino no encenderás velas a Sor Juana Inés de la cruz rogando por él, por el descanso eterno de sus abrazos, los que nunca has pedido, de sus palabras amordazando la inquietud de tu silencio. No será de la reina María Isabel ese vestido que coses a retazos es para otras Marías: otras, como vos, llenas de gracia y de desgracias. .

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Elena Salamanca

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El Salvador, 1982. Investigadora histórica y periodista. Ha publicado Último viernes, con la Dirección de Publicaciones e Impresos de El Salvador, (2008); Daguerrotipo, selección del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México (2009), y Peces en la boca, con Editorial Universitaria de El Salvador (2011). Su libro La familia o el olvido ha sido publicado, por partes, en Big Sur, Argentina, y Revista Ars, El Salvador. En 2009, fue becada para escribir una novela en el programa de Estancias artísticas para creadores de Iberoamérica y Haití del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes de México y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Ha sido antologada en Nuevas voces femeninas salvadoreñas. Antología poética, selección de Manlio Argueta, Editorial Universitaria, Universidad de El Salvador (2009); y Una madrugada del siglo XXI. Antología de poesía joven salvadoreña, selección de Vladimir Amaya, El Salvador (2010), y Hallucinated Horse: New Latin American Poetry/Nueva poesía latinoamericana, Pighog Press, Inglaterra, selección y traducción de Nicole Delgado y Thomas Slingsby.

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Lluvia Preparar el almuerzo: Abrir una lata de sardina; tomar una zanahoria, cortar en julianas. Servir. Los ojos, como si hubieran partido cebollas y no zanahorias, inflados en agua. Caminar hacia la mesa. Sentarse. Tomar un pedazo de sardina, llevarlo a la boca. Colocar el tenedor sobre el plato. El tenedor sonará. Los ojos, en el supuesto de haber partido cebollas, rojos. Dejar el pedazo de sardina sobre la lengua. Salivar. Los ojos, en el supuesto de que el intenso olor a cebolla domine el aire, hinchados. La sardina en la boca, en el supuesto de haber sido alguna vez pez, flotará.

En el supuesto de que todo haya sido real, lloverá.

Los espejos En su casa hay un espejo igual al de mi casa. En su casa, hay una foto de un niño que es él: el niño se detiene en el espejo con la boca. Se besa.

En mi casa hay un espejo igual al de su casa. Mi madre guarda una fotografía en la que me doy besos en ese espejo: las piernas aún indecisas de soportar el cuerpo, con toda la debilidad vertical del primer año de vida, la cabeza apenas con cabello, la boca... La boca no existe, está sostenida en el espejo. ¿Me estás besando? Yo me paro frente al espejo, tiro besos. Entro a mi espejo, salgo en el suyo. Conozco a su padre. Beso a su padre, concibo al niño que es él. Lo llevo en la lengua, regreso a su espejo, sin foto, sin niño, entro. Vuelvo a mi espejo. Me veo. Saco la lengua, la llevo al espejo. Lamo. Desde su espejo, el niño se detiene con la boca. Una boca es una boca hasta que ha sido besada. Él ha nacido. Lo acabo de nacer.

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Fotografía escaneada de Irene y Pablo en Facebook Ahí están ellos, alterados e inalterables. Tienen la belleza de los relojes detenidos. Una belleza un poco cítrica, casi amarilla, que come la imagen. Yo no dejaré de verlos porque las manos de león que crecen atrás de ellos son del verde de las manos de león del patio de mi abuela; o quizá no sean manos de león, y yo ya esté delirando, porque el tiempo, porque las cosas. Llevan diez años riendo de la misma manera desde esa escalera a la entrada de una casa de pueblo. Tienen el cabello hermoso y la sonrisa de la verdad. Yo voy a verlos. Con algo de dolor y envidia. Y añoraré algo que no he tenido. Yo voy a verlos. Hasta que el amarillo los coma definitivamente: primero, las hojas serán más verdes, de verdes más claros, casi amarillos; luego, los cabellos tan negros y hermosos, se teñirán de rubio, anémicos. Solo quedarán las bocas. Oxidadas. Yo voy a verlos con algo de envidia: Nunca tendré una gran historia de amor: Mis fotografías son digitales.

ID

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Siéntese.

Edad: 26 años. Profesión u oficio: … En los documentos de identidad siempre salimos ojerosos, el cabello despeinado. -

Mueva el cabello atrás de la oreja.

En los documentos de identidad somos parcos, no sonreímos. -

Mire de frente.

Yo veo hacia el frente, al lente de la cámara, y sonrío. Mi mejor sonrisa. La más amplia, con más dientes. La fotografía del documento de identidad es la única que quedará después de mi muerte. Cuando me maten, recogerán mi cuerpo y mis documentos. Meterán mi cuerpo en una bolsa negra y mi dinero en sus bolsillos. .

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El documento de identidad dice cómo nos llamamos y qué tan profunda es la sombra debajo de los ojos. Cuánto hemos vivido y lo opacos que nos vemos en ese preciso momento en que somos un cuerpo en una bolsa. ¡Flash! Esta foto será la que aparecerá en la noticia de los periódicos y los telediarios para que puedan identificarme, ir por mí a una morgue, enterrarme. Es lo único. Yo no quiero morir seria. Ni infeliz. Yo sonrío para la foto. Para la muerte.

Landsmoder * Hincada toda la vida frente a la virgen y a la bandera desarrollé unas rodillas fuertes para sostener a mi patria. De la costra de mis rodillas nacieron todos los hongos de la tierra. Frente a la virgen y a la bandera, de rodillas, recé y canté. Crecieron mis rodillas hasta echar raíz, hasta ser árbol, madera, mesa, cama, muleta, atril, aquel sostén de niños que morían y se convertían en héroes y santos, en héroes santos. Alrededor mío crecieron todos los frutos de la tierra. Cayeron al suelo y nacieron otros. .

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Tuve trigo, Tuve harina Tuve pan. Tuve hambre. Y nada probé.

207 Colegio de señoritas españolas venidas a menos

V

Mis compañeritas decían que la virgen del patio del colegio Hablaba, lloraba, las veía.

La Virgen lloraba y hablaba con cada una de ellas durante los recreos. Ella volvía sus misericordiosos ojos y pedía lo que piden las vírgenes: flores y oraciones por la paz mundial.

Yo me paraba frente a ella y esperaba: una palabra, un balbuceo, al menos un pestañazo.

La virgen seguía

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inmisericordiosamente de madera. Jamás me miró:

Me creí mala.

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Sebastián Miranda

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Nació en 1983. Creció en San Pedro de Barva de Heredia. Estudió Química Industrial, en la Universidad Nacional, donde se graduó de Licenciado. Aprendiz de escritor. Inició su vínculo con la literatura en el desaparecido Taller Literario Netzahualcóyotl de Heredia, después llamado Coyotes Hambrientos. Fue miembro del grupo literario de la Universidad Nacional de Costa Rica y miembro fundador del Grupo Literario LITARSIS en Heredia. Es miembro fundador de la Asociación Cultural TANGENTE, organizadores del Encuentro Internacional “Poesía-Comunidad”. También participa en la organización del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, sede Heredia. Permanece inédito, aunque ha sido publicado en blogs y revistas digitales. Ha participado como invitado en el Festival Internacional de Poesía de la Habana, Cuba en el 2010 y en el Festival Internacional de Poesía de Quezaltenango, Guatemala en el 2011.

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Mi verdad llega a otras verdades que a su vez vuelan en bandadas, 210 es intermitente, oculta su luz durante la noche, invadida por parĂĄsitas cambia de forma, se deposita en las ramas donde cuelga. Mi verdad se cubre de musgo, la arrastra la corriente y choca con otras verdades que la desgastan, absorbe lo absoluto, lo ramifica. Mi verdad abriga a otras verdades que comen de su fruto: semilla de otra verdad transitoria.

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Testimonios de un subacuático a Lara

I Renuncio a la tristeza al eco a la sangre 211 caminar

ya no me atrae

II

Moldeo mis branquias amputo mis pies - que sean nidos de cangrejos Mi cuerpo ahora es de escamas crece arrecife en mi pecho

III

Al lomo del cetáceo me entrego a la fotosíntesis de las algas a los peces aunque esquiven anzuelos

IV

Escojo la mordida del tiburón comer plancton emigrar a aguas más frías

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V

A esta profundidad ya no le temo

212 Arte poético II En esta cruz los pies se apoyan en un libro los clavos son hojas la corona lápices no hay herida en el costado y en vez de virgen la palabra nos llora.

Tratado entrópico No hablo de las sombras cuando corro, del movimiento de un tornillo, de la deflación del universo. No me refiero a la oxidación de las células, a la forma de la barba o las uñas, a la gente que deja de existir. Se trata del aliento que incrusta ojos en júpiter, que provoca la traslación de las olas en que me hundo. La nube que abre entre nosotros agujeros de gusano, y nos guía a mundos paralelos; donde somos cíclopes abrazados por la cintura.

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Efecto Doppler estallido

fusión núcleos

agua atmósfera célula

fuego

humo

herramienta

pasos

lengua

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mito

hambre máquinas anemia raíces

LA CUMBRE QUE CREEMOS SER colapso fósiles aborto cenizas regeneración

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costillas especie

fémures


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Javier Romero Hernández

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Poeta, actor, director de Teatro y profesor de Literatura. Nació en la Chorrera, Panamá, el 2 de septiembre de 1983. En el año 2002, obtuvo el Premio de Poesía "Demetrio Herrera Sevillano", por su poemario Delirios de la sangre. En los años 2004 y 2006, obtuvo Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía Gustavo Batista Cedeño, con las obras Poemas para encontrar a un ser humano y Meditación en un laberinto, respectivamente. En el año 2006, la Editorial 9 signos publicó un volumen compilatorio de su trabajo poético bajo el título de Meditación en un laberinto y otros extravíos. En el año 2009, obtiene el Premio Gustavo Batista Cedeño por su libro Lluvia inflamable. Poemas suyos han sido publicados en revistas literarias como Letralia (Venezuela), Catedrales de Hormigas (Cuba), entre otras. Ha representado a Panamá en Festivales Internacionales de Poesía alrededor del mundo. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués y macedonio. También escribe teatro. OBRAS PUBLICADAS. Delirios de la Sangre (Ciudad de Panamá: Editorial Portobelo, 2003). Poemas para encontrar a un ser humano (Ciudad de Panamá: Editorial Mariano Arosemena, 2005). Meditación en un laberinto y otros extravíos (Ciudad de Panamá: Editorial 9 Signos, 2006). Lluvia Inflamable (Ciudad de Panamá: Editorial Mariano Arosemena, 2010).

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(LLUVIA INFLAMABLE) VICTORIA Te quiero porque te llamas Victoria, porque eres libre como todo lo oscuro, porque eres dulce como todos los licores que encuentro y amo en el instante más nocivo de la madrugada. Te quiero porque cuando dices “carajo” parece que la boca se te llena de algas y de hojas y de mariposas marchitas que volvieran a la vida en la perfección del silencio y de la lluvia. Te quiero porque no me dejas más opción que la tristeza, porque no me crees, porque no te importa mi sed de trascendencia, porque te fabricas látigos y cuerdas con mis nervios y jeringas de morfina con mi llanto.

Y también por tus ojos luces fatuas al final de la noche en que tropiezo; y por tus piernas andaderas de mi muerte vértigo cruel que me aniquila, y por tus senos breves como infartos de mi soledad. Y por tu boca, tu boca alucinada, vislumbrada en sueño, tu boca extrañamente abierta donde entra mi sudor, el mar, un pájaro ciego y su blanca tempestad a cuestas; tu boca extrañamente abierta después de que mi aliento se enreda en tus cabellos y me despeño en el barranco de tu sexo hasta no ser nada, nada, apenas un soplo alcoholizado, sólo esta incertidumbre palpitante que te busca, que te ama. Te amo porque amas lo imposible y lo perdido.

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DESPERTANDO EN UNA CASA EXTRAÑA Despertar en una casa extraña después de haber bebido el tequilla de la noche y sus gusanos, buscar el baño con la urgencia de expulsar los últimos residuos de mi alma, comprender los ruidos que definen el lugar de la tortura y al final sólo encontrar la puerta que sellé con mi ceniza. 216 No me queda más remedio que inventarme juegos y exorcismos. (Puedo, por ejemplo, sacar el muñón por la ventana. El muñón es una hoguera donde arden las tardes sumergidas en la niebla, el ritmo de tu risa que alborota el follaje de mis lágrimas, la punzada de mi pecho, el ruiseñor y su disnea, la bandera de desahucio con la cual me enviaste a la conquista del invierno.) No me queda más remedio que escribirte frases funerarias, que escribir tu nombre como si escribiera un epitafio. No me queda más remedio que buscar el agua, el ansiolítico, el cigarro, y drenarme de tu sombra hasta el colapso, hasta escuchar el crujido de las puertas anunciando que ha llegado el tiempo de enfrentarme a los verdugos.

SOBRE LAS BOTELLAS 1. Junto todas las botellas que vaciaste en el desván de mis renuncias, me sirvo un poco de esa lástima fermentada en la humedad nocturna del concreto. Observo tu ropa desperdigada en la habitación, dejada allí como un pacto de sangre con la muerte. Me digo cosas, me miento, le hablo del invierno a tu retrato, salgo de noche usando gafas oscuras y un paraguas, persigo murciélagos en las catedrales, reúno el vértigo furtivo de la madrugada, el sonido de la llave atorada en la cerradura que nos niega el descanso, el vaso de agua, el girasol insomne, .


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la mujer amada que es sólo un musgo incandescente a lo largo del cementerio en que se convierte mi cama, en medio de la tarde despedazada por el frío, cuando la palabra adiós es un puñal de polvo que abre sus rosas en el viento púrpura de mi grito.

217 FLAMA AZUL Hay un azul de flama que me espera desde mucho antes de que el árbol por fin se deshojara. No sé cuál. Tal vez el mismo árbol que amé desde la infancia. Sé que no hay retorno a sus raíces, sé que el asma en mis pulmones es su velamen agitándose en los vientos de la muerte. Sé que ya su tierra no llenará mi boca, no me hará escupir los pájaros con los cuales pude hablar como un violín en la llovizna de tu sueño. Trataré de recoger sus hojas, de cortar mi corazón sobre su tronco, colgaré tu trenza de la más herida de sus ramas, pegaré tus fotos (las que nunca tuve), la pulsera aquella que rompí porque no pude soportar la belleza del invierno en tus cabellos; las cartas que nunca tuve el valor para entregarte servirán como mortaja de su otoño. Sé que todo será inútil. Sé que tú seguirás fija en tus barrotes, que la mariposa que coloqué sobre tu pecho jamás abrirá sus ojos en tus ojos, que nunca podrá su estambre penetrar en tus pestañas. Sé que tendré frío hasta ser viejo, que en cada espejo algo muy triste callará cuando tu voz regrese a soplar sobre mis llagas, como una criatura que llorando se alejó del mar para morir en medio de la lluvia.

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OFRENDA Primero mis manos, porque con ellas pude lastimar el mundo. Después mi pecho lleno de noches y de astillas. Luego mis brazos, remos ciegos en la fatiga de mover el fango de las horas. También mi boca donde arden el ron, el polvo de tus labios y la palabra del amor sepultada hasta la caríe. La temperatura de mi llanto, mis piernas en su lástima terrestre, el avispero de mis versos, el juego del suicidio, el estertor del vino, el sudor de mi locura, lo terrible que soy cuando no puedo escucharte hablar bajo la lluvia que acompaña mi desvelo, la furia de quererte en la claridad violenta de tu odio. Mi vergüenza. Todas estas cosas di para calmar tu fiera.

(Meditación en un laberinto y otros extravíos)

EL FRUTO Escrito en casa de mi entrañable amigo, Joe Murillo.

Porque siempre colgará tu sombra como un fruto oscuro, que tal vez quisiera transformarse en ave y no caer como un latido de hojarasca hacia la nada: Entonces será inútil derribar el árbol, plantar otras semillas que no tiemblen, clausurar la puerta para siempre y ocultarnos de la cuerda que no pudo contener tu ausencia; de tu lengua donde crecen astros invernales y de aquellos dioses que vivieron sus tristezas en nosotros.

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Por eso treparé a tu árbol cuando llueva, y llevaré un paraguas , y te daré un capote, y en los mediodías un vaso con agua calmará tu miedo, y aflojaré tu cuerda un poco para que me hables, para que me cuentes de la hormiga que confunde su guarida con tu pecho, del perro de vigilia que aún te busca en caminatas nocturnas, en territorios baldíos donde todo sufre tu gravitación caliente, donde a veces sentimos surgir como el pálpito secreto de aquello que nos fue negado, el pequeño cadáver de una lata o la ocre aflicción de un trapo disputando su quietud a la maleza. Y yo te diré que estoy aquí, contigo conmigo, escuchando el precipicio de tu voz en mi desvelo, el murmullo de mis venas y las otras como sonámbulas raíces extraviadas en mí mismo. Y yo te diré que estoy allí, sin ti, que en mi sólo queda este coágulo nocturno, un vértigo de sangre adormilada, una náusea de diurnas latitudes, porque siento un verde hostilizado, siento ramas que se quiebran en mi frente y una muerte suspendida de mi cuello me despierta; porque siento aquellas hojas que se cimbran en tu cuerpo como heridos labios que vacilan en un beso.

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(Delirios de la sangre) VIII Tu sangre emana como un cosmos de gritos ateridos, concebidos en la silente eternidad de un clímax de estaciones. 220 Temo a la piel que se deshoja en un establo de burlas y de olvido; temo a la sangre que se pierde en una oscuridad, en unos ojos malditos, en un deseo confuso que te llena de pavores humillantes como a una diosa mancillada en una góndola de cuerdas. Temo a la sangre que se marcha y no regresa, que canta en su silencio un tango de necedades, como un latido que se fuga en un encierro de calaveras infantiles. Temo, si: porque no comprendo la filosofía de mis huesos ni la doctrina de tu vientre. No comprendo este estrépito de venas que me nace desde el torso como una lánguida azagaya que se mece en tu destino. Y como un perro umbrío de miseria me revuelco en el cieno de tu orgasmo; como un arcángel ebrio de tristezas espero sin asombros los delirios de la sangre y sus tibiezas.

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Julio Serrano

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Quetzaltenango, 1983. Escritor y productor audiovisual. Terminó sus estudios de literatura hispanoamericana en la Universidad de San Carlos. Ha sido becario de la Fundación Carolina y de la Residencia para Artistas de Iberoamérica FONCA-AECID. Es uno de los directivos del Festival Permanente de Poesía de Quetzaltenango. Ha participado en diversos festivales y lecturas de poesía en España, Estados Unidos, México y Centroamérica y coordina el proyecto editorial Libros Mínimos (www.librosminimos.org) desde donde publica literatura centroamericana para descarga libre. Forma parte del colectivo audiovisual Cuatro Caminos, con el que produce documentales sobre cultura guatemalteca. Colabora en el suplemento Magacín del diario Siglo XXI y en la Revista de la Universidad de San Carlos, además de publicar de manera periódica ensayos, crónicas y reseñas en revistas de la región. Ha publicado los libros Las palabras y los días (2006), TRANS 2.0 (2009), Fractal (2011) y Actos de magia (2011).

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A un cuerpo que nace No tenemos nada para darte, poco tenemos en realidad que decirte, no podremos guiar tus pasos a pesar de nuestro necio intento. Ahí frente a tus ojos están las flores, está la tierra y está el mar. Y nunca sabrás qué son las flores, qué es la tierra y quién es el mar. Nosotros también lo ignoramos aunque poco a poco algunos se conviertan en flor, otros en tierra y todo flote inevitablemente hasta el mar. No tenemos nada que decirte en realidad, pero esperamos ansiosos las palabras nuevas que hoy nacieron contigo.

A un cuerpo en la orilla de un puente Vamos, no voy a detenerte, solo quiero cerrarte bien el saco para que tu cuerpo no vaya a dar vuelta, el puente es alto, llegarás a tu destino. No quiero detenerte, venimos acá a desearte buen viaje, a hacernos viento en tu despegue, a recorrerte el pecho en la oscuridad de tu caída. Venimos a hacerte efectos de sonido, a ser combustible, a ser ala. Yo no voy a detenerte, vine a dejarte unas semillas para que aprietes en tu mano y un avión de papel que hizo tu hermana .

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y en el que escribió tu nombre, para que lo cuelgues en tu nueva casa, en la del árbol, en tu ventana de pájaro rejuvenecido, de ave cantora al amanecer. Nosotros te recordaremos cada vez que veamos unos tenis colgando de un cable de luz, sabremos que pasaste por ahí, pajarito, dejando tu bípedo recuerdo sobre nuestras cabezas. 223 Ahora que abandones ese cuerpo al final del río, procura no olvidar en tus patitas de ave el avión de papel para que recuerdes tu nombre y las semillas, palabras diminutas de la tierra donde caminabas, hermano del cielo.

A un cuerpo encontrado en el desierto Caminar era tu forma de volver a la tierra. Quizás la búsqueda, tu búsqueda, no estaba allá en las grandes luces sino en la sombra diminuta de tierra seca sobre tierra mojada. El camino estaba en las líneas de tus pies, también el recorrido del hambre, el del agua seca. Ahora eres desierto, tus huellas son piedra y lagartija, son el recorrido del sol sin rastro, la flecha que señala a las estrellas desde una casa cualquiera, en cualquier lugar, Guatemala, podría ser. La rama frágil que se quiebra con el fuego para sostener la noche. Serás guardián entonces de estos caminos, a ti te llamaremos hermano del desierto, nos cuidarás de la mordedura fatal de la serpiente, .


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de la tranza maldita del coyote y nos darás, hermano de las rocas, una sombra fraternal para escondernos del sol y de las lámparas mortales de los que por las noches salen a cazarnos y que encontraron tu cuerpo.

A un cuerpo rescatado de las aguas Una noche una mujer de negro, una sombra ella, y su voz sombra. Su cuerpo una palomilla que cae, dame el llavero abuelita, canta. Promete llegar a casa, solo va a caer esta noche, y otras noches, y muchas noches que le recordarán a esta. El dolor y la luz de los postes, el dolor y el ruido. El fondo del océano es como el fondo de un río que es todos los ríos y nada más. Prometió llegar a casa y lo va a cumplir, arriba no está el cielo, está el mar.

A un cuerpo en medio de la noche y del miedo Un gigantesco pez se intuía en tu mirada, una espada afilada en tu voz, no era tu rostro era el reflejo en la noche del mar. Temo cerrar los ojos, pensabas recordando el cuento en el que no se volvía del sueño. Despertar en un día nuevo .

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y revisar la línea del tiempo, brazos extendidos señalando cicatrices: esta fue jugando en el patio, está sería aquella tormenta. El largo pez se desplaza por tus ojos, no detenerse a verlo, los miedos son sueños refractados, luna en vista submarina. Así, nadar como entre corales aunque sea la noche, nadar como cuando fue la cicatriz, nadar y volver a ver al lado abrir los sentidos, nuevo el día. Todo podría salir mal, nada podría salir mal. Importa el mar y la transformación alquímica del agua en cielo. Es algo como la memoria del pez, cardumen de palabras viejas, la esperanza de un sol submarino.

A dos cuerpos enrollados en el vientre Sucedía en tu vientre, niños y vueltegatos, como clavados en el cielo si aquel azul fuera piscina. Hacia el ombligo dos hermanos no se enteran, danzan en el océano oscuro, juegan a las escondidas en el lenguaje vital del útero tan parecido al de la muerte. Juegan ahí en la noche del corazón en la arena donde ancla la vida, playa la madre. Sospechan algo, algo intuyen, .

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espejos del otro, gemelos de la sangre han escuchado latir con fuerza el corazón del universo, bóveda del cuerpo, caverna antigua. No siempre salir al mundo es apostar a la vida, decidir nacer del vientre al cielo es tomarse por el aire la existencia, del abdomen al agua, peces sin memoria que se hacen lluvia, bailar hasta desenredar la espiral de los misterios, la mirada de un jaguar. El cuerpo inerte de un bebé, de dos bebés enrollados en su ombligo. Barcos ahogándose en la arena. El tiempo señalará las nubes cuando se hable de los gemelos que no renacen, pero llueven. El futuro será la huella tierna de sus hijos, mar la madre, cuerpo de agua, rosa de los vientos en el vientre.

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Carlos Godoy

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Nació en el la Ciudad de Quezaltepeque del Departamento de La Libertad, el 3 de diciembre de 1986. Hijo del Carpintero Carlos Colocho y de la Ama de Casa Mercedes Godoy. Con estudios en la Lic. En Sociología en la Universidad de El Salvador. Pertenece al Colectivo Juvenil de Comunicación Alternativa, Que Role! Es miembro de la Fundación Quino Caso de la cual formo parte de un Taller Literario Experimental de Poesía, Miembro Colaborador en el encuentro Internacional de Poetas El turno del Ofendido. Miembro de la Fundación Cultural Carlos Ernesto García del cual es el Coordinador General del Premio Iberoamericano de Poesía El Salvador 2011 Carlos Ernesto García. Actualmente es Miembro del Taller Literario Jalagua en la Universidad de El Salvador. En El Salvador ha participado en Festivales de Poesía, y en varios recitales en diferentes Centros Culturales, cementerios, plazas, mercados y calles. En Guatemala asistió al Festival de Poesía Lecturas de la Calle en Xela, y al VII Festival Internacional de Poesía de Quezaltenango.

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CICLO SIN CONCLUIR

Llueve: Una mariposa se posa en mi frente Reclamándome la primavera consiente Que es invierno. Me acusa del día opaco De no traer granizos para sus enemigos. Sus ojos rezan al silencio del tejado. Su boca mira la república que no preñaron sus padres. Sabe de la abeja De la flor que no le quito la sed sin permiso. Ignora cuándo morirá.

XX Se fue la noche como se nos va esta mañana El sol medio día nos sacó un sudor demás El cansancio placentero no se convence De la necesaria tregua Del decoro por ser casa ajena…

II Tu mirada me dice: Seré tuyo Aunque Dios no quiera…

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MERCEDES… No creas que no me acuerdo de vos cuando almuerzo lo que te gusta cuando fumo, bebo cuando estoy en el lugar que no te dije. Aún vale tú pregunta ¿Hasta dónde te quiero? 229 Créeme la respuesta no ha cambiado ¡Sí! Es esta el cielo y más allá de la estación Mir Y vos: donde putas queda eso… Y ¡Sí! Algún día no muy lejano –QuizáTe complazco cambio un poco lo que no te gusta Soy solo de una, me graduó te doy nietos. Mercedes Gracias por ser madre y padre -aunque no me faltoMenche… Sos pueblo y por tanto doy mi vida por vos.

Mi viejo el carpintero I De vez en cuando soy duro como las maderas que moldeas al gusto del cliente al ojo de la sociedad otras que son la mayoría tengo temple de un ecologista viendo otro centro comercial en el Espino Soy pues nube llorando sin presagio .


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en lo más hondo mientras mi piel me tapa mientras hay quienes me miran como un mueble más que hay que echarle mano.

230 Tu sangre es savia de un Amante... Camino a San Salvador Veo el volcán Y pienso solo en una cosa Tanto a la ida como al regreso… Que en sus faldas hicieron que ofrendaras tu sangre Que desde entonces es savia de un imponente vigilante y majestuoso Amante. Y pienso que no estás solo No por los otros huesos con sus convicciones que te acompañan No por el ¡Hasta la victoria siempre! con tu pseudónimo del que te enterró. Pienso no estás solo Porque con tu muerte los que vivimos Morimos una parte y no la queremos recuperar. Porque está allí Dándote parte de los rumores que te llegan Debatiendo en nombre de los que dicen “El pueblo fue el que gano” Y no triunfo la Revolución… Pienso no estás solo Porque nuestras muertes Están con vos para darle vida a tu canto, lucha, orquídeas, risas, sueños a tus poemas inconclusos… .


Revista Sol negro, número 5. El Paso, Texas, abril 2014

MUJER IDEAL Simplemente desde que logré Pensar que ya pensaba. Pensé. Necesitaría y encajaría con una mujer Amante de la trova que escucho. Lectora de libros que leo. Escritora atinada del vaticinio de lo que es bueno. Apasionada de la cultura. Alcohólica de la poesía mundial. Consiente que sí funcionaría la Guerra Popular Prolongada…

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Magdalena Camargo Lemieszek

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Nació el 1 de julio de 1987 en Szczecin, Polonia. Actualmente realiza estudios de Lengua y Literatura en el Departamento de Español en la Universidad de Panamá. Cursó el Diplomado en Creación Literaria de la Universidad Tecnológica de Panamá en el 2007. Ha sido publicada en la Antología Panamericana (“Poetas nacidas después de 1976”) de la revista virtual sèrieAlfa y ha sido traducida al catalán. Forma parte del libro colectivo “Contar no es un juego”. Sus cuentos “El pájaro y la cometa” y “Todos los cuentos anidan en tu vientre” ganaron la primera Mención de Honor y la tercera Mención de Honor, respectivamente, en el concurso Premio Universidad Tecnológica de Panamá a la Promesa Literaria 2007. Ganó el Concurso Gustavo Batista Cedeño 2008 con su poemario “Malos Hábitos”. Participó en el 2010 del II Encuentro Interoceánico de Escritoras en Panamá, del VI Festival Internacional de Poesía en Quetzaltenango, Guatemala; el Festival Internacional de Poesía Ars Amandi en ciudad de Panamá, Panamá; y el VII Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua.

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El sueño a José Mauricio

Hubo un venado, el corzo más frágil de todos los corzos, su pelambre era una red de rubíes poblada de cangrejos blancos. En lugar de cascos, caminaba sobre cuatro perfectas y delgadas manos: limpios dedos de virgen, y en la oquedad de los anillos, tristes líneas marcadas de lado a lado. Entró orgulloso al bosque y ansiosas las ramas se agitaron, las hojas se hicieron lenguas y en un oscuro idioma le cantaron. De flores y espinos el viento amasó frutos: perlas, lloraron los búhos; lámparas, aullaron los lobos; estrellas, rieron las liebres; soles, gimieron los zorros. Todo lo pobló el resplandor de la semilla y de la carne, convulsos ardieron los racimos, y los pájaros vibraron atados a los cuernos. Las hogueras separaron el lodo de la sombra, y médula y puñal se levantaron de la noche, único símbolo de lo inefable... El venado, hambriento, mordió el fruto, y perlas fueron sus labios y soles fueron sus dientes y lámpara fue su lengua y luz fue su saliva y la saliva derramada se hizo sangre y la sangre se hizo tierra y la tierra se hizo hombre.

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Cuchillos y luces

Hojas de cristal se mecen sobre sí mismas, el viento del verano hincha las frutas y los nubarrones de abril no son más que un mito lejano. Hace falta la lágrima infinita, el cuchillo de luz, la raíz amarga. 234 Allá, al otro lado del mundo, ya no existo. Aquí, hundida, como un guijarro en la arena, busco razones.

Lalka a ti, a tu voz de muchacho

Es cierto, amor mío, que no estoy al norte. No hay flores de sílice en mis jardines. Me habitan zorros transparentes, la escarcha tatuada en el rostro de las ramas, y un piélago sin islas, abierto frente a ti como una mano. No soy la vera de tu viaje ni la aurora agitándose como un pañuelo en la noche interminable, por meses arrojada contra los relojes, por meses, de pie, entre nosotros. Ahora sabemos que el frío también es un lenguaje, y que la vastedad de la tundra aguarda como otro paraíso. No olvides, amor, la turbia porcelana de mi cuerpo, el almidón de mis trajes cambiado por polillas, el pelo derramado, revuelto por la sombra, hoy que el siete es la premonición de nuestro abismo, el sombrío perfil de nuestra cuerda, el ángulo triste y la caída. .


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El jardín a mi madre

En los días en los que soy una niña todavía, la vida es un cisne nadando entre los juncos; es tu mano apretando la mía, fuerte, en un sendero de pinos altos y negros. Ahora he crecido. No soy bella, madre, es cierto. Mi voz no sirve para cantar, tampoco. Pero yo espero, mamusia, espero aunque no hayan vuelto. Tú dijiste que todos los pericos que huyeron de mis jaulas volverían a visitarme, a contarme como es amarrarse, en listones verdes, a las nubes. Yo sigo mirando las palmeras vacías esperando su regreso. Es la misma casa, la misma caja de arena, los mismos gusanos venenosos; pero las palmeras, mecidas por el frío, aguardan vacías. ¿Cuánto tiempo, madre? ¿Diez, quince, veinte años? No sé…No importa realmente. El tiempo no transcurre en la memoria. Por eso, sentada en la misma piedra, busco la rosa en tu mano, con su cofre de sonrisas.

Nublado Abro los cofres de la lluvia para sepultar ahí mis ojos.

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Francis Bacon: La sensaci贸n y la carne Por Bruno Crisorio

La desnudez, como la naturaleza, es impura, porque a ella se accede s贸lo quitando los vestidos (la gracia). Giorgio Agamben

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1. La carne. Francis Bacon (1909-1972) es uno de los pintores más importantes de la segunda mitad del siglo XX (la pintura que él reivindica como su inicio artístico es “Three studies for figures at the base of a crucifixion”, de 1944; hasta ese momento había trabajado como decorador de interiores y pintado algunos cuadros que no le convencían, porque “no había un tópico –subject– que me interesara”). Su obra fue infinitamente comentada por críticos de arte, filósofos de la talla de Deleuze, etcétera. Bacon, sin embargo, no se reconoce en lo que escriben de él y sus pinturas: usa a regañadientes la palabra “horror”, no comprende el parecido que le encuentran con Beckett, se ve por fuera de cualquier corriente artística (expresionismo, surrealismo) en que lo quieran ubicar. Hay una excepción: el escritor checo Milan Kundera lo ha entendido perfectamente, y por eso Bacon le pide a Archimbaud que sea él quien prologue el libro de entrevistas que estaba por publicarse. Bacon no conoce a Kundera, y no sabemos si ha leído sus novelas, pero un artículo suyo, publicado en L’arc, parece haber iluminado lo que el pintor propone en sus pinturas. El artículo, muy corto, no es un análisis más o menos detallado de tal o cual cuadro, sino una historia, aparentemente real, que le ocurrió al escritor y le produjo el mismo efecto que la obra de Bacon. En 1972, una chica que mantenía una relación con Kundera (el artículo no explicita qué tipo de relación) es interrogada respecto a éste. Dos días después, se encuentran para coordinar las versiones en caso de volver a ser interrogados, cualquiera de los dos. Pese al tiempo transcurrido, la chica seguía presa del miedo más absoluto, casi (nos insinúa Kundera) reducida a sus funciones biológicas; en efecto, la muchacha va constantemente al baño, al punto de que el ruido constante del agua llenando la cisterna quedó grabado en la mente del escritor. La muchacha está desnuda: el miedo, “como un gran cuchillo”, había rasgado su vestidura impecable, y aparecía ante él en carne viva, “abierta, como el tronco escindido de una ternera, colgado de un gancho de carnicería”. Kundera siente deseos de violarla. “Sé muy bien lo que digo: de violarla, no de hacer el amor con ella. No quería su ternura” (8). En ese momento de extrema debilidad la esencia de la chica está tan cerca que sólo necesita un gesto violento para apropiarse de ella, por lo menos para conocerla. “La mirada del pintor –es aquí donde Kundera establece la relación con Bacon– se posa sobre el rostro como una mano brutal, intentando apoderarse de su esencia, de ese diamante oculto en las profundidades. Es cierto que no estamos seguros de que las profundidades encierren realmente algo” (9). Bacon continuó distorsionando rostros y deformando cuerpos hasta el final de su vida, y, en palabras de .

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Berger (150), hay una falta de desarrollo temático en la obra (aunque haya un desarrollo formal); quizás no haya encontrado en las profundidades lo que buscaba. Si el hombre, como plantea Blanchot, “es lo indestructible, y esto significa que no existe límite para la destrucción del hombre” (228), los esfuerzos de Bacon no llevarán nunca a esa pepita de oro de la que habla Kundera, sino, a lo sumo, a una zona de indiscernibilidad 1 entre el hombre y el animal donde el primero, más allá de conservar algunos rasgos (resulta sorprendente la comparación de las pinturas de Bacon con las fotografías que le sirvieron de modelo: hay muecas, expresiones, posturas, una nariz, una boca, que son perfectamente traspuestos a la pintura, aunque el resto de la cara o el cuerpo haya sido deformada) ha perdido su humanidad. Hay otra escena, en este caso de la vida del propio Bacon,2 que presenta una analogía reveladora con la narrada por Kundera. En 1985, el programa de televisión “South bank show”, producido por la emisora London Weekend Television, acuerda hacerle una entrevista-documental, en la que Melvyn Bragg, el conductor del programa, pasa un día con el pintor, discutiendo sobre arte mientras recorren los lugares que éste suele frecuentar cotidianamente. La primera escena transcurre en una sala oscura que permite al entrevistador proyectar pinturas (no necesariamente de Bacon) sobre las que discuten; la segunda, en el célebremente caótico estudio del pintor. La tercera (la que nos interesa) es en un café con grandes ventanas (“Mario”) y comienza in medias res. Si hasta entonces Bacon se había mostrado cordial, en el café su actitud cambia. Sus modales se hacen más ásperos, rudos, y sus contestaciones pierden en parte la lucidez que lo caracterizaba; incluso su voz cambia su textura, se vuelve carrasposa. En el espectador se va formando lentamente una sospecha, que se comprueba cuando el pintor toma una botella de vino que había permanecido fuera de cámara, sirve a su acompañante (para lo que ha necesitado pararse), deja la botella mientras pide un brindis, y la retoma para llenar su vaso que, como ahora 1

“En lugar de correspondencias formales, lo que la pintura de Bacon constituye es una zona de indiscernibilidad, de indecibilidad, entre el hombre y el animal. El hombre deviene animal, pero no lo viene a ser sin que el animal al mismo tiempo no se convierta en espíritu, espíritu del hombre, espíritu físico del hombre presentado en el espejo como Euménide o Destino. No es nunca combinación de formas, es más bien el hecho común: el hecho común del hombre y el animal. Hasta el punto de que la Figura más aislada de Bacon es ya una Figura acoplada, el hombre acoplado a su animal en una tauromaquia latente” (Deleuze: 30). 2 Problema derrideano: la escena en cuestión es parte de una entrevista. ¿Hasta dónde puede considerarse una entrevista parte de la vida? ¿Puede escenificarse una entrevista, considerarse más allá de las palabras del entrevistado? Creo que lo que aquí está en juego es la ley según la cual el investigador (en este caso quien hace la entrevista) interfiere en el experimento, creando una situación artificial; o bien cuánto de verdad hay en una situación manifiestamente expuesta (como si juzgáramos la vida de un actor a través de los papeles que hace en el escenario).

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notamos, ya tiene vino hasta más de la mitad. Pocos segundos antes le ha dicho: “Yo pinto la realidad”. Luego le pregunta a su entrevistador, “¿Vos sos real?” y, ante la incomodidad del otro que tiene una respuesta pero no sabe qué respuesta espera quien pregunta, se responde a sí mismo: “Para mí vos sos absolutamente real. Ahí estás, carne y sangre [flesh and blood].”

Para Bacon, entonces, la realidad es carne y sangre. La muchacha que atrae a Kundera (y que Bacon reconoce en sus pinturas) la atrae en cuanto ha quedado reducida a su mero organismo; mejor, en cuanto su organismo se ha adueñado de ella, en cuanto ella no puede controlar sus elementales funciones biológicas. De alguna manera, Bacon, en la escena que acabamos de contar, tampoco puede controlar totalmente su cuerpo: habla con alguna dificultad, cambia el tono de voz, se ve obligado a pararse para servir el vino. Por otro lado, las figuras humanas que pinta también están confinadas a su fisiología. El cuerpo humano (la carne) se agota en su esfuerzo, en su atletismo según palabras de Deleuze, pero un atletismo que poco tiene que ver con lo humano sino más bien con una contorsión animal; proliferan los actos sexuales, muchas veces violentos (todo acto sexual es violento, dice Bacon en la entrevista), elegidos por el pintor por ser actos en los que no hay conversación, y si la hay es mínima. En el Tríptico de 1973, la figura de la izquierda está sentada sobre el inodoro, defecando; la de la derecha, con su cuerpo volcado sobre el lavamanos, parece estar vomitando o a punto de vomitar. La figura del medio parece en una actitud propiamente humana, quizás la actitud humana por excelencia: esperar. Pero no sólo no hay motivo de espera (lo que se corresponde con la idea de Bacon de que la pintura no debe narrar nada) sino que, si hay algo que no se encuentra en las pinturas de Bacon, ésta como cualquier otra, es una interioridad en las figuras, un pensamiento, un contenido, aunque sea interno, de la espera. Lo mismo ocurre con un gesto muy presente en las pinturas de Bacon: el grito. El grito es específicamente humano; los animales chillan, ladran, rugen, aúllan y hasta cantan, pero no gritan.3 Sin embargo, a Bacon nunca le interesó la causa del grito, su contenido, sino el gesto en sí mismo (en la entrevista se pregunta si, de haber pensado alguna vez en qué ocasionaba un grito, de haber pintado desde esa perspectiva, el gesto le 3

“En la muerte violenta, cada animal tiene una voz, se expresa como un sí mismo superado [...] En la voz el sentido se retrotrae a su interior; él es un sí mismo negativo, deseo. Es carencia, falta de sustancialidad dentro de él mismo.” Este “grito de muerte del animal” es para Hegel el momento de la transición entre el sonido animal puro y aquello que alcanza la articulación en el lenguaje de los hombres.

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habría salido mejor, habría sido más eficaz). “Los numerosos trabajos de Bacon sobre el Papa Inocencio X de Velázquez nos muestran siempre al papa gritando detrás de una cortina desflecada. Deleuze (67) explica que la función de esa cortina no es tanto escamotear al espectador la visión del Papa en su completud, como impedirle a éste ver hacia adelante. Así, solo frente a una cortina, el Papa no puede tener razón alguna para gritar, el grito se vuelve gratuito.

Berger (151) piensa que lo que las pinturas de Bacon muestran es que el hombre ha perdido la inteligencia. En estas pinturas, continúa, de modo coherente con lo que venimos diciendo, ya no hay expresión, sólo persisten las muecas. El grito, privado de causa, de razón, ya no es gesto sino mueca. La palabra “expresión” proviene etimológicamente del latín expressus, participio de exprimire. Siguiendo esta línea, la expresión es lo que sale de dentro de algo cuando se aprieta. Es en este sentido, estrictamente literal, que las figuras de Bacon sí expresan: al ser apretadas –deformadas–, expulsan excrementos y fluidos (sangre, semen). Incluso el propio cuerpo o la sombra (que para Bacon tiene la misma importancia que el cuerpo) pueden devenir fluidos: en los paneles laterales del Tríptico de 1972 (y también, quizás, en el central), parte del cuerpo de las figuras se ha derramado de sí, como si aún no hubiera tomado la forma que le corresponde, o la hubiera perdido. Los trípticos, cuando tratan lo que suponemos es el mismo cuerpo, parecen mostrar una serie de movimientos limitados y automáticos de ese cuerpo, como si fuera un animal en una jaula de zoológico; de hecho, Bacon siempre pensó en una escultura sujeta a un armazón que le permitiera ciertos movimientos de acuerdo al interés del observador. El hombre, “carne y sangre”, reducido a sus funciones vitales, no se diferencia del animal. Berger (147) ha notado que las vitrinas de cristal que Bacon hace apoyar sobre sus pinturas en las exposiciones recuerdan aquellas que sirven para estudiar a los animales; Borel, en cambio, las piensa como espejos (193). Lo que Bacon pretendía, creo, era la suma de las dos interpretaciones: vernos a nosotros mismos como animales. Por eso en su estudio se agrupaban sin orden las fotografías de amigos, luchadores, nenes con alguna deformidad, y jirafas, leones, rinocerontes. Incluso en una misma pintura es posible reconocer trazos precisamente copiados de la fotografía de una amiga, y trazos trasladados con igual cuidado de un león rugiendo.

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Pero –si es esto lo que pretendía Bacon– la producción de la animalidad en el hombre nunca puede llevar a una animalidad perdida, pura, esencial. De acuerdo con Agamben (2011), la herencia teológica de nuestro pensamiento (de nuestra cultura) nos impide concebir la desnudez como un estado primigenio; de hecho, para nosotros no existe la desnudez sino el desnudamiento, ya que la percibimos como una privación, una falta (según una antigua tradición, cuando Adán y Eva se ven desnudos por primera vez, es porque, luego del pecado, algo invisible, “el vestido de gracia”, les ha sido arrebatado; por lo demás, cuando a principios del siglo XX surgen en Alemania movimientos que reivindican el nudismo como acercamiento a la naturaleza, evocan inconscientemente esta herencia teológica al hablar de “vestidos de luz”). La desnudez, entonces, y la naturaleza asociada teológicamente a ella, nunca será un estado “natural” sino que deberá ser artificialmente producido. Es esta desnudez, y fundamentalmente esta naturaleza, la que el gesto brutal del pintor que menciona Kundera quiere producir. Para Sartre, esta intención de hacer aparecer la carne es la actitud propia del sádico. En efecto, si el último vestido que cubre al hombre es “la gracia”, el estar el cuerpo siempre en situación, en tal o cual acción con vista a un determinado fin (pensemos, por ejemplo, en la gracia que puede tener una bailarina desnuda), el sádico forzará a este cuerpo a adoptar posturas impropias y obscenas para arrojarlo en la pura contingencia de la presencia, para obligar al cuerpo a “encarnar”. Del mismo modo Bacon deforma y fuerza a sus figuras a adoptar posiciones impropias e incluso imposibles, en un intento desesperado por hacer visible la carne. Si, como ya dijimos, Bacon siguió pintando estas figuras hasta su muerte, es porque esta naturaleza, esta carne producida nada tiene que ver con una supuesta e inhallable carne primera, previa al vestido. Al existir sólo la puesta al desnudo, pero no la desnudez, la pepita de oro que Bacon espera encontrar en los cuerpos que pinta permanece inalcanzable o, si aparece, es tan flagrantemente producida por el “gesto brutal” que no puede de ningún modo confundirse con esencia alguna.

Aunque esta relación entre Bacon y el sádico sea factible o incluso verdadera, no nos dice nada sobre sus pinturas. El sádico requiere un otro en quien hacer aparecer la carne, un masoquista o una víctima para hacer de su persona un cuerpo; de hecho, Sartre hace este análisis sobre el sadismo en el capítulo de El ser y la nada dedicado a las relaciones con los otros. El único sádico en las pinturas de Bacon, entonces, sólo puede ser el pintor, por .

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definición afuera del cuadro. Las figuras, en cambio, sólo ofrecen actos de masoquismo: las posturas forzadas, los rostros distorsionados que adoptan los cuerpos pintados no se deben a la acción de alguien más, sino que corresponden a un “atletismo” autoimpuesto; si, como dice Agamben, el acto sádico “hace asumir [a las muchachas desnudas de las que está hablando] las posiciones más innaturales y penosas, quitándole toda gracia incluso a las facciones del rostro, deformadas y alteradas por instrumentos especiales” (2011: 109), los cuerpos pintados por Bacon adoptan esas posiciones voluntariamente, y su rostro es deformado sin necesidad de instrumento alguno.

Podría pensarse que los cuadros son más bien la presentación de un espectáculo, en el cual los sádicos serían, bien las figuras (generalmente vestidas, generalmente íntegras) que en el mismo cuadro presencian la aparición de la carne (los testigos, según Deleuze [79]), bien el público que ve la obra en el museo. Pero, en cualquier caso, las figuras se cuidan muy bien de ofrecer un espectáculo. “El único espectáculo –dice Deleuze– es el de la espera o del esfuerzo, pero éstos no se producen más que cuando no hay espectadores”. Además, una escena sadomasoquista implica narración, de lo cual Bacon reniega categóricamente.

Más bien, creo que lo que toma forma en estas pinturas es un imperativo cultural que Bacon parece haber intuido tempranamente. Las prácticas sádicas sobre el cuerpo del otro, en un intento de hacer aparecer la carne, se han internalizado, deviniendo prácticas sobre el propio cuerpo. En la actualidad, las diversas operaciones quirúrgicas a las que se someten cada vez más personas de distinto sexo y edad –liposucciones, implantes de silicona, aplicaciones de colágeno– desplazan la pérdida de la “gracia”, que se producía en el cuerpo del otro, al propio: las siliconas y el bótox, según un efecto cada vez más frecuente que ya no puede pretenderse no deseado, inmovilizan ciertas partes del cuerpo (la boca, las mejillas, los senos) en posturas impropias que, si algo han perdido –se entienda desde el sentido común, o desde el más específico propuesto por Sartre– es justamente la “gracia”. Este cambio en las condiciones de producción de la carne entronca y halla su razón de ser, en la obra de Bacon tanto como en la cultura actual, en el individualismo. En la mayoría de los cuadros de Bacon las figuras se encuentran aisladas: confinadas al espacio delimitado por la pista o redondel en que se encuentran, su única posibilidad de relación con el fondo liso que está más allá es por los puntos de fuga por los que intentan filtrarse .

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constantemente, sólo para, como muestran sus últimas pinturas (por ejemplo Jet of water, de 1988) fundirse con el fondo y desaparecer. Los trípticos, por otro lado, permiten unir, mediante la continuación de los colores del fondo, figuras que están por lo demás aisladas. Las figuras, entonces, no pueden establecer una relación, ni con el ambiente ni entre sí. Es cierto que hay varios cuadros que presentan el acto sexual, pero, por un lado, en estos casos es difícil encontrar dos cuerpos, dos figuras separadas: el acto sexual es más bien entrevisto en un conglomerado indistinto de carne4 –y cualquier relación presupone por fuerza dos elementos distintos. Por otro, este acto es elegido, entre todos los actos humanos no individuales, por ser un acto en “el que hay poca conversación”; la relación queda así reducida al contacto puramente animal. La producción de la carne deviene, entonces, individual, escapando de la relación con los otros como respuesta a un imperativo impersonal (las marcas de la especie, como dice Berger, siempre y cuando entendamos que esta especie, como la naturaleza y la carne, es una producción): “sé carne” (recordemos la frase de Merleau-Ponty, “Yo soy mi cuerpo”). Que esta producción sea actualmente realizada, al igual que en los cuadros de Bacon, por medio de prótesis –siliconas, colágenos–, otorga una prueba definitiva sobre la diferencia entre esta carne producida artificialmente y la supuesta “carne original”.

2. La sensación. El libro que, en 1981, Deleuze dedica a la obra de Bacon lleva significativamente como subtítulo Lógica de la sensación. El impresionante análisis que realiza Deleuze sobre la obra del pintor continúa, si bien con un marco conceptual propio, los análisis que Merleau-Ponty había hecho sobre Cézanne más de treinta años antes: para Merleau-Ponty, Cézanne había tratado de encontrar una relación originaria con el mundo, previa a la cultura, previa incluso a la división de los sentidos, y en la cual la diferenciación entre sujeto y objeto carecería de sentido: "ellos [los artistas clásicos] hacían pinturas; nosotros buscamos un pedazo de naturaleza”; “ellos reemplazan la realidad por la imaginación y la abstracción que la acompaña”; “todo nos llega de la naturaleza; existimos a través de ella; ninguna otra cosa merece ser recordada”. No es casualidad que Deleuze trabaje en dos de sus capítulos (el VI y el XIII) a partir de la pintura de Cézanne, y cite más de una vez a Merleau-Ponty. Más allá de esto, el propio Bacon emplea frecuentemente la

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Bacon soñaba con crear figuras “como salidas de un río de carne”.

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palabra “sensación”, al punto que es el concepto donde la teorización de su práctica como pintor se vuelve más rica y compleja. En su lucha tanto con la pintura representativa como con la abstracta, propone que la pintura no sólo no debe narrar nada ni ser siquiera figurativa, sino que su recepción no debe pasar de ningún modo por el cerebro, es decir, por el pensamiento o el lenguaje. En cambio, debe impactar directamente, “llegar directamente al sistema nervioso”, produciendo un efecto que, como veremos, no es ajeno al “shock” que proponían Baudelaire o el arte vanguardista; es aquí cuando entra en juego la sensación, como modo de experimentar (experienciar) el mundo inmediatamente (Bacon llega a distinguir entre distintos niveles de sensaciones que impactarían de diferente forma).

La relación con las posiciones teóricas de Merleau-Ponty es clara, y no extraña que Deleuze lo cite en su libro. Sin embargo, hay otro filósofo que no puede pasarse por alto. La obra de David Hume (1711-1776) representa la culminación del empirismo inglés, llevando al extremo la tesis, ya planteada por John Locke y el obispo de Berkeley, de que todo conocimiento debe provenir de la experiencia sensible, de los sentidos. 5 La argumentación de Hume intenta primero demostrar que aquellas cosas que damos por dadas y naturales no pueden ser conocidas por medio de la razón, sino de la experiencia. Así, si una bola de billar golpea a otra, pueden plausiblemente ocurrir un sinfín de efectos además del que efectivamente ocurre (es decir, que la bola que impacta transmite su movimiento a la impactada), sin que uno sea a priori más seguro que otro. Sin embargo, y contra toda evidencia, los hombres pensamos que seríamos capaces de descubrir tales efectos mediante el único recurso de los mecanismos de nuestro racionamiento, sin tener que recurrir a la experiencia. Suponemos que si fuéramos traídos de improviso al mundo, podríamos inferir desde el primer instante que una bola de billar transmite el movimiento a otra gracias a su impulso, y que no tendríamos que esperar a que se produjera dicho suceso para pronunciarnos con certeza al respecto. Es tal la fuerza de la costumbre [custom] que, incluso allí donde resulta más patente, no sólo suple a nuestra ignorancia natural, sino que hasta se oculta y parece que no existiera porque está presente en grado superlativo (45-46). Pero resulta que la experiencia tampoco puede proporcionarnos un conocimiento generalizable y válido: nuestros sentidos nos dan datos de una situación particular y 5

Más allá de la relación obvia de estos términos con la palabra “sensación”, no está de más aportar la definición de “sensation” (para movernos en el idioma que tanto Hume como Bacon, con las diferencias obvias, manejaban): “the operation or function of the senses; perception or awareness of stimuli through the senses”.

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concreta, y ampliar esos datos implica presuponer acríticamente que el futuro será igual al pasado, cuestión no demostrada ni por la razón ni por los sentidos. “Cuando aparece un nuevo objeto, dotado de cualidades sensibles similares, confiamos en que disponga de capacidades y fuerza semejantes y esperamos que den lugar a un efecto similar. Así, de un objeto que tenga idénticos consistencia y color que el pan, esperamos unos efectos semejantes en cuanto a nutrición y sustento. Pero, sin duda, esto constituye un paso adelante o un avance de la mente que requiere una explicación” (57), explicación que, si bien no considera imposible (pensar que una explicación no existe sólo porque él no la descubre sería un acto de “imperdonable soberbia”), no encuentra.

Entonces, la experiencia, única fuente posible del conocimiento, requiere presuponer un principio de continuidad que no se deduce de ningún modo de esa experiencia. “Si tuviéramos la sospecha de que el curso de la naturaleza pudiera cambiar, y que el pasado ya no nos sirviera como pauta para el futuro, toda experiencia carecería de sentido” (58).

La presuposición de la continuidad entre pasado y presente o futuro es la contraparte de la experiencia, formando una paradoja en la cual cada término sale como garante y justificación del otro, sin que ninguno pueda considerarse la causa primera. Y esta continuidad, que en la cita anterior queda reducida a términos naturales, es la tradición; el principio por el cual la experiencia puede significar “no es otro que el hábito o la costumbre [custom or habit]” (65). “En consecuencia, todas las inferencias realizadas a partir de la experiencia no son sino efectos de la costumbre [...] La costumbre es, pues, la gran orientadora de la vida humana. Tan sólo este principio hace que nuestra experiencia nos resulte útil, lo que nos permite esperar, en el futuro, una sucesión de acontecimientos similares a los que ya han aparecido en el pasado” (66-68).

Como consecuencia del proceso social y cultural que conocemos con el nombre de Modernidad, que en el plano filosófico porta desde el origen la intención de desanudar, en el caso de Descartes mediante la razón, el vínculo vital con la tradición que posibilita la experiencia, y en el plano económico y social transmuta una relación con los objetos inmediata y ligada al uso en una relación fetichista en la que las cosas sólo cuentan de acuerdo a su valor de cambio (esa propiedad inmaterial y aurática), el hombre sufre una .

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ruptura con la tradición, y se ve despojado de su pasado. La figura que condensa este fenómeno es el coleccionista, que saca un objeto del contexto en que servía, del uso otorgado por la tradición, y transforma esta nueva falta de uso en un valor en sí mismo. Esta falta de tradición impide la transmisión de la experiencia que ya había sido notada por Benjamin y provoca que el arte deba buscar una autoridad, una nueva razón de ser. Es Baudelaire quien tomará a su cargo esta tarea, haciendo de la propia intransmisibilidad de la cultura la experiencia estética por excelencia: “A través de la teorización de lo bello –dice Agamben– como epifanía instantánea e inalcanzable (un eclair…pues la nuit!), Baudelaire hizo de la belleza estética la imagen de la imposibilidad de la transmisión” (2005: 171). Ésta es la experiencia del shock de Baudelaire, que no es otra que la experiencia que propone Bacon cuando dice que quiere que sus pinturas “lleguen directamente al sistema nervioso”. Pero hay algo más. El objeto coleccionado es desde todo punto de vista muy similar a la cita: si el objeto coleccionado es sacado de su contexto de significación, produciendo el extrañamiento que nos es familiar, la cita “al separar un fragmento del pasado de su contexto histórico, le hace perder su carácter de testimonio auténtico para investirlo de un potencial de enajenación que constituye su inconfundible fuerza agresiva” (Agamben, 2005: 167). El ángel melancólico de Durero dispone de todos los objetos, pero en tanto que estos han perdido su utilidad y se encuentran tirados, mezclados unos con otros; del mismo modo, el artista tiene toda la tradición a su alcance, pero sólo en cuanto es descontextualizada de su significación histórica y cultural.6 Los surrealistas y dadaístas primero, y los artistas pop después, son un ejemplo claro de esto. Pero tampoco Bacon escapa de esta condición, ¿de qué otro modo entender la clara cita del Buey desollado de Rembrandt, en su Painting de 1945, o los trabajos sobre el Papa Inocencio X de Velázquez, que recuerdan de algún modo la Mona Lisa con bigote de Duchamp? En una entrevista, a Bacon le preguntan por qué, pese a las marcadas diferencias de cada arte, una emoción, una “sensación” similar impactaba en el entrevistador frente a un cuadro de Bacon y uno de Warhol o Lichtenstein. Más interesante que la respuesta de Bacon –“la moda”–, sea quizás la pregunta. Los artistas pop han explorado sólo una parte del proceso que, a mi entender, Bacon desarrolló en su totalidad.

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Por lo demás, habría que confrontar la idea kafkiana según la cual el día del Juicio es nuestra condición histórica normal, que Agamben relaciona con la incapacidad del hombre moderno de adueñarse de su propia situación, con la idea de Berger de que Bacon acepta que “lo peor ya ha sucedido”.

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3. El hábito de ser carne. “El arte de Bacon es, en efecto, conformista”. Esta afirmación hecha por Berger en 1972 es absolutamente cierta. Pero, por ello o a pesar de ello, sus obras nos impactan de un modo que es imposible pasar por alto. Quizás la explicación deba buscarse en que Bacon se ubica en el centro de la encrucijada que el dispositivo político de occidente plantea a la Modernidad. Este dispositivo nos ha despojado paulatinamente tanto de la cultura (en busca de la “naturaleza humana” y la “sensación”) como del vestido (en busca de la “desnudez”). Que ambas cosas no sean sino una nos lo prueba la etimología de la palabra hábito: proveniente del latín habitus, participio pasivo del verbo habere que significa habido, tenido, pasa a significar primero “vestido o traje” y luego “costumbre” (el inglés costume, “estilo de vestido, disfraz”, es en el origen un doblete de custom, “a habitual practice”, y por lo demás la relación etimológica con “costumbre”, a través del término latino consuetudinem, es clara).7 Pero, como vimos, ni la naturaleza humana ni el cuerpo desnudo (o, para hablar con los términos de Bacon, ni la sensación ni la carne) pueden ser encontrados, sino sólo producidos. Así, interpelándonos desde esa posición incómoda, la obra de Bacon nos sitúa en un problema del que todavía no hemos entrevisto la salida. Para Berger, sus cuadros “no comentan ninguna experiencia real de soledad, angustia o duda metafísica; tampoco critican las relaciones sociales, la burocracia, la sociedad industrial o la historia del siglo XX. Para hacerlo tendrían que haberse referido a la conciencia. Lo que hacen es demostrar cómo la alienación puede provocar un anhelo de esa su propia forma absoluta que es la falta total de inteligencia” (151). Los cuadros de Bacon, más allá de su falta de comentario, sí dan testimonio de algo: pero ese algo no es tanto el anhelo de la falta total de inteligencia, como el anhelo, actual e ineludible, de “ser carne”.

7

El gesto por el que lo hace es, además, el mismo. Benjamin emplea el término “alegoría” para referirse a las prácticas del drama barroco alemán, en un estudio muy influenciado por los movimientos vanguardistas (dadaísta y surrealista) que estaban teniendo lugar en ese momento. Para el autor, la alegoría es la acción de separar un elemento de su contexto para aplicarlo en un contexto nuevo y propio; incapaz de percibir la totalidad, el artista se centra en un fragmento al que le da autonomía para luego incluirlo en un nuevo sistema de relaciones. Esta separación, clara en lo que se refiere a la tradición, no es distinta de la separación que se hace del “viviente”. La “vida desnuda”, en palabras de Agamben, es arrebatada, despojada, de su contexto social y cultural para entrar en un nuevo sistema de relaciones.

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Bibliografía

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Jacobo Fijman: el juntador de formas Por Lic. Eugenia Straccali (Universidad Nacional de La Plata)

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A Bruno Jacobo Fijman nació en 1898 en Besarabia, Rusia (hoy Rumania). En 1902 viajó con su familia a la Argentina. En 1921 fue internado por primera vez por problemas mentales durante seis meses. Participó de la generación de los jóvenes poetas de los años veinte en Buenos Aires (formó parte del grupo martinfierrista, fue amigo de Xul Solar e inspiró el personaje de Samuel Tesler en el Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal). Fijman se acercó a los principios constructivos surrealistas y propuso desde su primer libro, Molino Rojo (1926), un sujeto poético original. En 1929 publicó Hecho de estampas –poemas escritos a partir de la visión de cuadros religiosos que descubrió en el Louvre. Su escritura, afirmó, había sido motivada por “una necesidad imperiosa de despojarme de mi propio cuerpo”. Su tercer libro, Estrella de la mañana (1931), habla de su conversión al catolicismo: “había sido bautizado, convirtiéndome a la religión católica, y quise expresar con ese título la encarnación del verbo”. Diez años después, se produjo su internación definitiva: en 1942 fue recluido en el Hospicio de las Mercedes (hoy Hospital Borda) donde permaneció hasta su muerte, el 1 de diciembre de 1970. Durante ese período continuó escribiendo sus poemas y dibujando. Jacobo Fijman eligió para su poesía las imágenes alucinadas que aparecen en sus delirios. Presenta un territorio imaginario en el que proyecta las sombras de los personajes que deambulan en su ficción paranoica, y a un tiempo arma figuras alegóricas surgidas de la contemplación de estampas religiosas y de sus dibujos –retratos de su rostro interior, de su locura. El poeta se imagina como un fantasma de sí mismo: se autodenomina “el desaparecido”, “el más ausente”, “el juntador de formas”. Ha perdido la percepción de su cuerpo, pero su escritura da cuenta de esa desaparición a través de imágenes que son huellas oníricas de su subjetividad.

“Noble o miserable, todo hombre lleva un nombre desde su nacimiento”, recuerda Alcinoos a Ulises, y, en la Grecia antigua, los hombres ordinarios que desaparecen en el olvido del Hades se convierten en nonumnoi, “anónimos”. Mientras la evocación de los muertos ilustres por parte de los vivos distingue, en una gloria póstuma pero personal, a ciertos individuos que recuperan así su identidad, las cabezas vacías “encapuchadas de tinieblas” vagan sin fuerza en el Hades y “no tienen qué recordar”. Como ellos, no en el Hades sino en el mundo de los vivos, Fijman nació estando muerto, y siempre se sintió un fantasma .

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viviente, un fantasma que no tuvo siquiera una muerte heroica porque desde el comienzo no compartió con los otros la misma realidad del mundo, sino la ilusión de los espectros. Escribió: “Soy una alforja de lluvias. Mi corazón regó las primaveras/sementeras de espacio;/por eso mi cabeza/es una gorra remendada y parda/(genialidad)/o, un gabán roto, pues he amado”. Esta vocación de volverse desdibujado y desleído, de pensarse lluvia, remiendo o hilacha, no lo hizo moralmente útil a la sociedad, y por eso se presentaba como paria social, pero también como vidente y aventurero espiritual. Fijman proyectó así su propia atipicidad y con ella hizo correlativas la poesía y la vida, a tal punto que despertó el interés de otros autores que se apropiaron del sujeto Fijman y lo transformaron en personaje, ya sea para escribir sus historias fabulosas, ya sea para la invención de una figura de intelectual vanguardista ante el grupo de poetas jóvenes, ávidos por diferenciarse de los viejos autores del campo literario. Fue entonces el Samuel Tesler de la novela Adán Buenosayres de Marechal o el poeta Jacobo Fiksler de El que tiene sed, de Abelardo Castillo, que escribió: Y finalmente ahí estaba, el Viejo Poeta, el hombre en pedazos, el casi mitológico demente que conversaba con los Zephtiroth a la sombra de su níspero, […]. El loco que durante casi cuarenta años había deambulado por ciertos parajes donde […] hay seres de cuerpo renegrido y adornados con pésimo gusto, lugar enorme y sin color que es uno y a la vez muchos, la locura, el sueño, también el infierno. Castillo comenta que su característica es la “falta de color” y la atribuye al propio poeta. Sin duda la distinción entre la obra y la persona que la produjo, entre la expresión pública y la privada se vuelve vacía: Jacobo Fijman no es productor de libros, la escritura es ilusoria, es, como predica Heidegger de Hölderlin, el “creador increado”, “el poeta del Poeta”, traductor de una experiencia única que se produce como si ningún sujeto concreto la imaginara. La locura de Fijman no se desliza entre los resquicios de su obra, sino que está justamente en el hueco que deja la obra, en la presencia repetida de esta ausencia, en su vacío central: la obra inscribe su propia ausencia dentro de la locura. Trataré de señalar los procedimientos de tal borramiento en el plan de irrealizarse, volverse sin color, espectral y desplazado.

La poesía de Fijman es presentada como una realización impersonal y autosuficiente, y por eso, como compensación, personifica la poesía misma, imaginándola como compañera de encierro en el neuropsiquiátrico. El poeta se vale del recurso de la prosopopeya, figura .

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retórica utilizada en los epitafios, para restituir la imagen del muerto a través del lenguaje y convertir los estados emocionales del sujeto en personajes autónomos. El sujeto se desrealiza y se deshace en los objetos, en los materiales de la habitación, en el paisaje. Al mismo tiempo, el mundo abstracto e idealizado de los sentimientos personales se vuelve concreto y costumbrista, como si éstos perdiesen entidad espiritual y subjetiva para cosificarse: las angustias se desperezan como gatos, los absurdos encienden velas, la esperanza juega a las cartas o arroja pantuflas y Dios se viste con pilchas de loquero. En ese espacio de intimidad poética las emociones humanas se vuelven prosaicas y ajenas, se objetivan y actúan por Fijman, usurpando, animadas, el lugar subjetivo del poeta. El sujeto se desintegra en el paisaje que siente como humano: “distiéndese el paisaje/martirizado de luz”, dice, mientras su corazón –refugio de las pasiones- ya no le pertenece, porque se ha separado de su cuerpo y al fin pertenece a la noche misma o habita en su sombra. El sujeto poético se contempla en las cosas que se le enfrentan y presenta así su propia invisibilidad.

Tarde violeta Cae de bruces un silencio frío en el ocio violeta de la tarde. ¡Perplejas añoranzas! Se tuercen las paredes de mi estancia. Ronronean las luces como gatos. El caserío soñoliento engrisa las campanas. El viento tiene los pies desnudos. Se ensordece la tarde arrastrándose, lentamente. ¡Perplejas añoranzas! De reojo me miran los sarcasmos. (Molino rojo) ¿Y quién es el que ocupa el espacio intersubjetivo, quién es el Otro? Sujeto anónimo pero humano, el Otro atraviesa al sujeto porque es un cuerpo espiritual, ser, hálito o pneuma. Por ese extrañamiento, el propio cuerpo físico se le escapa, porque de hecho no puede .

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poseerlo. En cuanto no posee un cuerpo, el otro es el que detenta esa corporeidad. La poesía es el registro de ese momento de pasaje y el testimonio vivo del dolor mental de la desposesión. La poesía de Fijman presenta una fenomenología de la desolación que produce ese constante desplazamiento en el Otro, el semejante que se escurre de su ser y toma independencia respecto de su conciencia. El Otro también es su guardián, el que en apariencia vive y puede decidir sobre su subjetividad: ese lugar está ocupado sucesivamente por los enfermeros, por sus pares, por la policía, por los dueños de la pensión, por los críticos. En todos los casos, el Otro es tutor de la propia identidad y también quien la detenta. El “Otro” Tarde de invierno. Se desperezan mis angustias como los gatos; se despiertan, se acuestan; abren sus ojos turbios y grises; abren sus dedos finos de humedad y silencios detallados. Bien dormía mi ser como los niños ¡y encendieron sus velas los absurdos! Ahora el Otro está despierto: se pasea a lo largo de mi gris corredor, y suspira en mis agujeros, y toca en mis paredes viejas un sucio desaliento frío. ¡La Esperanza juega a las cartas con los absurdos! Terminan la partida tirándose pantuflas. Es muy larga la noche del corazón. (Molino Rojo) Aquello que fascina al sujeto es una imagen, que interfiere o produce un contacto distanciado con lo real. Su poesía presenta esa experiencia de la fascinación en el lenguaje, y por ello el sujeto vuelve a ser siempre una presencia neutra, impersonal, el uno .

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indeterminado, el inmenso alguien sin rostro. Es la relación que mantiene la mirada – relación neutra e impersonal- con la profundidad sin mirada y sin contorno, la ausencia que se ve porque ciega. El sujeto también desaparece en esta experiencia de la fascinación poética, en el instante en que fue anulada la posibilidad de dar sentido. Entonces, aquello que lo fascina abandona su naturaleza “sensible”, abandona el mundo, se retira hacia esa otra parte donde lo atrae. Y cuando ya no se le revela, sin embargo se afirma en una presencia extraña al presente del tiempo, a su lugar en el espacio. 255 “Esta luz, esta forma que no es mía/Tiene mi propia huella/En armonía extraña con la estrella/Celeste flor lejana, ardiente y pía”. A medida que el Yo se desintegra, el poema ingresa en el mundo testimoniando la presencia de Fijman en la vida literaria argentina: el aparecido en la realidad, el poeta desanimado, el que intranquiliza por su presencia ausente, como si fuese un espíritu poético que deambula por lo real, que transmigra sonámbulo. Poema IX Yo duermo cerca de todas las vueltas del sueño. Según mi carne grito en la sombra la beatitud de los recién /nacidos. Encima del mismo tono llevo el contacto de los bosques /lejanos Y asistencia de océanos.

(Hecho de estampas) Con dolor se transfiguró en un ser que existe en el espacio imaginado abierto por la mitología, la literatura y el poema. Jacobo Fijman quiso ser lenguaje, y fue naturalmente personaje, Tesler o Fiskler, el hombre en pedazos, el casi mitológico demente. En sus poemas los signos legibles no se asemejan a los seres visibles, por eso el sujeto poético tiene identidades transitorias, nunca una identidad permanente, como si fuese una instancia. El Yo deviene objeto, material, sentimiento, imagen, impresión, mirada, percepción sensitiva. Estructuralmente se desdobla, se despliega y se esfuma en las imágenes mientras transita

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un poema: “los molinos de imágenes; caminos sin puntos de vista./Ahora vivo detrás de mí mismo”.

El sujeto poético proyecta su fantasmagoría. Entre otros recursos, tiene el arte de hacer aparecer figuras por medio de ilusiones ópticas. Las imágenes asaltan su mirada, lo que ve lo toca por un contacto asombroso, no un contacto activo con lo que aún hay de iniciativa y de acción en un tocar verdadero. En cambio, la mirada es arrastrada, absorbida por la simulación de un movimiento, en el fondo inmóvil y sin profundidad. Entonces, lo poético es una propiedad de la mirada, no de la imagen: como en su origen, tiene una misión mediadora entre los vivos y los muertos, los humanos y los dioses, entre lo invisible y lo visible. Esta imagen (Debray) no es un fin en sí mismo sino un medio de videncia, de refugio, de encantamiento, de defensa para Fijman y la poesía, un nuevo orden para el mundo, una configuración imaginaria que le permite la supervivencia. Ventana Muelle de invierno. Pájaros retorcidos del alboroto. Entre la niebla, estertor de los puentes. Las hélices de un barco remueven luz y brumas; lloran los mástiles del viento. Gozan olor de sol todas las lejanías, caminos de miel en que se pierden mis fatigas. Alondras en mi pecho en la mañana que llueve angustia. ¡No tienen árboles los muelles! Se humedecen mis ojos y mis manos. ¡Y hay algo más que el ruido! Una ventana cerrada eternamente: El silencio profundo sobre todos los puentes. (Molino Rojo)

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Esta verdadera alienación en las cosas y en el Otro implica que Fijman deserta de un espacio, el de la memoria colectiva y social, resguardándose en la atemporalidad poética de las ceremonias secretas de la locura, en el espacio privado de la escritura y del dibujo. No es la voz del escritor sino la intimidad del silencio la que se impone a la palabra, aquello que hace que ese silencio sea aún el suyo, lo que permanece de sí mismo en la discreción que lo aparta. Lugar de la intimidad poética, lugar imaginario ajeno al curso de la historia, vasto mundo desrealizado en el que puede esfumarse el escritor. Por eso Fijman se ve a sí mismo como un “muerto-vivo”, y ni siquiera reconoce su imagen especular, porque no refleja ninguna verdad, no tiene representatividad en el mundo, o es un espectro que tiene frecuencias de visibilidad. Lo dramático, lo extraordinario, es que éste no es un gesto deliberado para pensarse dentro de la literatura, ni es una estrategia cultural para la construcción ficcional del autor, ni una pose de excentricidad romántica. Para sus compañeros de generación Fijman siempre es un “recienvenido” al mundo como Macedonio Fernández. Pero Macedonio sí cultivaba su imagen fantasma como estrategia de una política de autor. Una política exitosa, porque finalmente entró en el canon y se hizo presente definitivamente en la historia de la literatura. Fijman, en cambio, sigue en ese lugar excéntrico y no sale de allí. Sin duda lo sabía, pues se llamó a sí mismo “el más ausente”, “el desaparecido”, el “juntador de formas” para la poesía. Figura de existencia dudosa, leyenda viva ilusoria del presente, donde la locura se vuelve la única, la prodigiosa reserva del sentido. La locura abrió para Fijman una reserva original que designa y hace ver ese vacío impersonal en el que se implican lenguaje y palabra. El poeta olvidó la ideal correspondencia que existe en la lengua entre las palabras y las cosas, y no hubo registro en su mente de cuál es el límite entre la subjetividad, la palabra, el otro y las cosas del mundo. No recuerda cómo se relaciona el signo con su referente, ni cuáles son las restricciones de la gramática. La pérdida de la memoria es una pérdida de la identidad: en el olvido de sí, el sujeto se hunde en un presente siempre evanescente, se sumerge en imágenes que no se corresponden con su cuerpo de humano, vive únicamente en el instante, pierde sus capacidades conceptuales y cognitivas. Su identidad se desvanece, no produce más que un pensamiento sin duración, sin el recuerdo de su origen, sin la conciencia de sí. En la poesía de Fijman la identidad del sujeto no está en el discurso que lo modela y define, en un rol social o institucional que lo posiciones previamente, lo ubique y oriente; tampoco hay normativa que explique la relación de las palabras con el mundo. Por lo tanto, a diferencia .

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de la obra de otros poetas, no sería posible hablar en la poética de Fijman de desvío retórico, sino de cómo se desvanece el sujeto en el lenguaje. Pero en su caso no hay orden para romper, no hay ley para infringir, porque no hay realidad fuera de tal sujeto, no existe ninguna referencia que no sea imaginaria para la restitución del sentido. La experiencia de la poesía es la única que da cuenta de esa disolución del sujeto, de esa experiencia del olvido involuntario de los sentidos del mundo. No sólo como testimonio, sino como agente de la irrealización misma. Para Fijman, para leer a Fijman, no es posible considerar una obra o un autor, porque su misma poética los niega. No hay obra, no hay autor, no hay origen, no hay retorno, sino puentes imaginarios que le permitieron cruzar las fronteras que otros escritores no pudieron cruzar porque carecieron de la experiencia dolorosa y fascinada propia de la locura.

Referencias bibliográficas 1.Aumont, Jacques (1992). La imagen. Barcelona: Paidós. Blanchot, Maurice, El espacio literario, Paidós, Buenos Aires, 1995. Castillo, Abelardo. Entrevista: http://www.lamaquinadeltiempo.com/Castillo/charla.htm Debray, Régis, Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en Occidente, Paídos, Buenos Aires, 1992. Nancy, Jean-Luc (2006). La mirada del retrato. Buenos Aires: Amorrortu.

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Donde se funda el canto. La séptima pítica de Píndaro Por José Morales Saravia

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Séptima pítica (486 a. C.) A Megacles de Atenas por su victoria con la cuadriga

El mejor proemio es la inmensa ciudad Atenas,

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Kalliston hai megalopolies Athanai

primera piedra a colocar para el canto

prooimion Alkmanidan eurysthenei geneai

de la bien obrante familia de los Alcmeónidas,

krēpid’ aoidan

para el canto de sus caballos vencedores.

hippoisi balesthai·

¿Qué ciudad patria, qué casa que hayas habitado,

epei tina patran, tina oikon vaiōn onymaxeai

5/6

mencionarás que sea más sobresaliente

epiphanesteron

si preguntaras por toda la Hélade?

Elladei pythesthai;

En todas las ciudades la palabra se ocupa

Pasaisi gar poliesi logos homilei

de los ciudadanos de Erecteo que en la magnífica

10

Erechtheos astōn, Apollon hoi teon domon

Pytho, procuraron, Apolo, tu admirable casa.

Pythōni diai

A mí me mueven cinco victorias en el Istmo,

thaēton eteyxan.

aquella brillante en la Olimpia de Zeus,

Agonti de me pente men Isthmoi vikai, mia d’ ekpretēs

13/14

dos en Cirra, 15

Dios Olympias, dyo d’ apo Kirrhas,

oh Megacles, que llevaron a cabo

ō Megaklees, hymai te kai progonōn.

tanto tú como tus antecesores.

Neai d’ eupragiai chairō ti · to d’ achnymai,

Yo me alegro por esta nueva gran acción tuya.

phthonon ameibomenon ta kala erga. Phanti man

Triste me pone, sin embargo, esto: 20

houto k‘ andri parmoniman

que los hermosos actos sean recompensados con la envidia.

thalloisan eudaimonian

Dicen, pues, que así la felicidad floreciente y duradera

ta kai ta pheresthai.

trae al hombre lo uno como lo otro.

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1 El origen del victorioso: la familia de los Alcmeónidas

Este texto de elogio presupone conocimientos del rol de los Alcmeónidas en la historia antigua, especialmente de Atenas.1 El poema da suficientes datos que los contemporáneos conocían sin más: la procedencia ateniense de la familia —que se remota míticamente al hijo de Poseidón, el rey mítico Pilos— y los acontecimientos históricos que se retrotraen al año 632 a. C. en que un Alcmeónida, llamado Megacles I, siendo arconte, condenó a muerte a Cilón y sus seguidores por haber intentado un golpe de Estado. Cilón buscó refugio en el templo del Erecteo (a este templo se alude en el poema de Píndaro de manera indirecta con la mensión del rey mítico de Atenas Erecteo que otorgó su nombre al templo), junto a la estatua de Atenea Políade, protectora de la ciudad, y creyó poder hacerse inmune a dicha condena. Si bien Cilón logró huir, sus seguidores fueron tomados prisioneros rompiéndose la promesa de no matarlos, por lo que Megacles I y su familia fueron encontrados culpables del delito de sacrilegio y expulsados de la ciudad (otra versión dice que la expulsión ocurrió una generación después de Cilón en el 594 a. C.). Los Alcmeónidas pudieron regresar en el 594 a. C. bajo el reinado de Solón. El nombre de la familia —los Alcmeónidas— se retroae al hijo de Megacles I, llamado Alcmeón, que venció —como en el caso del Megacles posterior que canta aquí Píndaro en el 486— en las carreras de carros en la Olimpíada del 592 a. C. y que luchó en la Primera Guerra Sagrada al mando de las tropas atenienses en el 590.

Los Alcmeónidas volvieron a ser expulsados de la ciudad durante la tiranía de Pisístrato (en el segundo período de su gobierno de 546 a 527, pues en el primero éste había llegado al poder con el apoyo de Megacles II, hijo de Alcmeón, y su partido que seguían los planteamientos de Solón contra las posiciones oligárquicas que venían de Licurgo). En el 548 a. C. llegaron a un acuerdo con la anfictionía de Delfos y reconstruyeron el templo de Apolo en ese lugar (a ello hace alusión Píndaro en su texto también). Los Alcmeónidas —que representaban los intereses de comerciantes y pescadores— se rebelaron en 514 contra los Pisístratas (los hijos de Pisítrato que quedaron como gobernadores de Atenas después de la muerte de éste en el 527) y pudieron regresar a Atenas en el 510. A esta familia pertenecieron el reformador Clístenes (hijo de Megacles II y Agarista) que fue desterrado 1

El texto griego en grafía latina procede de la edición de Aimé Puech de las píticas, cf. Pindare 1966: 110-

.111. La traducción es mía. Los números debajo de las palabras en griego en grafía latina remiten al número del verso

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brevemente tras caer Pisístrato, y un Hipócrates, padre del vencedor cantado por Píndaro aquí y abuelo de Pericles (nacido entre 495 y 490 a. C.). Todavía en el 431 a. C. (Píndaro debe haber muerto en el 438) los espartanos hacían alusión a los eventos del sacrilegio de Megacles I para intentar desterrar a Pericles que, como hijo de Jantipo y de una segunda Agarista, hija del Hiopócrates decendiente de Megacles II, era miembro de los Alcmeónidas.

En cuanto al victorioso en los juegos píticos que canta Píndaro, se trata —según Wilamowitz (1922: 154-156)— de la cabeza de la familia en ese momento, quien ese mismo año había sido objeto del ostracismo de Atenas porque, como conductor de su partido, había perdido el apoyo del pueblo. No obstante logró demostrar en Delfos que era capaz de vencer y otorgar a través de esta victoria —así era visto entonces— reconocimiento a la ciudad que no podía volver a pisar por un período de 10 años. El poema menciona a la familia de los Alcmeónidas, el rol que tuvo ésta en la reconstrucción del templo de Apolo en Delfos, las victorias anteriores que sus miembros cosecharon y la reciente de Megacles que traen fama a la ciudad. En palabras de Wilamowitz, se trata de casi un poema de propaganda para la familia y su posición en el mundo ateniense y en la Hélade, donde aparece al final la idea de que es la envidia (detrás está el fenómeno del ostracismo) la que hace “duradera” la felicidad, pues una felicidad sin sombra sería la de Polícrates —es la interpretación de Wilamowitz del pasaje como una forma de consuelo—. Puech (1966: 108) llama la atención sobre el hecho de que Píndaro se guarda bien de mencionar aquí la batalla de Maratón en la que, según se opinaba entonces, los Alcmeónidas fueron los que dieron la señal para que los persas reconocieran el lugar y atacaran, opinión que Herodoto (Historia VI, 115-131 ) discute como falsa y desecha rotundamente esbozando una historia positiva del patriotismo ateniense de la familia.

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2 Las metáforas arquitectónicas

1 [krēpis / oikos] Uno de los tópicos que se ha mencionado en relación a la construcción de este texto —aparece en muchos otros— es el recurso a la comparación del poema con un edificio: el proemio (prooimion) es percibido como el fundamento o la primera piedra (krēpis) del poema. Esta elaboración metafórica sirve para construir, a su vez, otra: la de la ciudad como el fundamento del edificio de lo humano: en este caso, representado por la familia de los Alcmeónidas. El edificio entendido como casa es, según esto, la propia ciudad de Atenas que funge (Dönt 2007: 295) como el fundamento de la “casa de la poesía”, en un primer momento, pero que funge también como fundamento de la vida humana representada eminentemente por la familia Alcméonida y sus logros humanos (nikai14; eupragia18), en un segundo momento. Así resulta que la ciudad de Atenas (hai megalopolies Athanai) es a la familia de los Alcmeónidas (geneai2, que recibe el adjetivo eurysthenei2: de buen oficio), como lo es el fundamento (krēpis3) a la casa (oikos5-6) y como lo es el proemio (prooimion2) al poema todo (aoidē3). En este contexto hay que mencionar la relación que crean las palabras eu-rysthenei y eu-prayia en su calificación de toda la acción “oficiosa” de la familia y en la presentación de la gran acción de uno de sus miembros, Megacles, a través del prefijo positivizante eu- que llama la atención expresamente sobre lo bueno de ese obrar. Más adelante vuelve a referirse a este obrar con la expresión: las hermosas acciones (ta kala erga19).

2 [domos] Las expresiones de origen arquitectónico se extienden en el poema además a otros ámbitos. Un primer ámbito tiene que ver con el término ‘casa’, ya no en el sentido de oikos5-6 sino en el de domos10. En los versos 5-8 la pregunta por lo más resaltante y brillante (epiphanesteros7) en toda la Hélade une términos ligados a significaciones de lugar como patra5-6 (patria, la ciudad de Atenas de la cual procede el victorioso) y oikos5-6 (la residencia ateniense de la familia de los Alcmeónidas) y los coloca juntos —Atenas y Alcmeónidas— como insuperables en toda la extensión del mundo heleno. En los versos 9-12 que siguen, la mención de Erecteo y sus ciudadanos (Erechtheos astoi10) vuelve a juntar atenienses y Alcmeónidas, como si fueran los mismos, y los pone en el contexto del mundo religioso de las instituciones panhelénicas: en el Delfos del oráculo (Pythōni diai11) y en el Delfos de las pruebas píticas, pues fueron los atenienses Alcmeónidas los que asumieron la tarea de .

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organizar y reconstruir el admirable templo de Apolo (hoi teon domon thaēton eteyxan10-12). Se trata de la introducción del término domos, que menta el edificio que habitan dios y hombre, junto al término empleado ya más arriba (versos 5-6) para el edificio residencia de un orden humano práctico: oikos. Por lo demás, si prestamos atención a la sanción y culpa de sacrilegio que pesaba sobre la familia de los Alcmeónidas desde el arconte Megacles I en 632 y que todavía permanecía en la memoria de los helenos en el gobierno de Pericles del 431, la presumible puesta en relación, que Píndaro realiza, de Erecteo (y, bajo este nombre, del Erecteion, el lugar donde se encontraba la estatua de Atenea a la que se aferró Cilón para salvar la vida) con el templo de Apolo de Delfos, podría leerse como el intento de contraponer una acción religiosa positiva que tape o compense el presumible acto negativo del sacrilegio. Hay que considerar, en este contexto, además el hecho de que el poeta se dirige, en los versos 9-12, directamente al Dios (Apollon, hoi teon domon ... eteyxan10-12) —le dice: “tu casa admirable”— como si fuera el mismo interlocutor —¿lo es?— al que se le ha hecho en los versos 5-8 la pregunta por la mejor ciudad y por la mejor casa en toda la Hélade. Esto uniría una serie de términos que van más allá de la significación exclusivamente arquitectónica: krēpis, oikos, domos.

3 [polis] A ellos se viene a agregar un segundo ámbito con el empleo de un término más de significación espacial, sea “arquitectónica o “urbanística”, que viene nombrado en el verso 9 bajo la expresión “en todas las ciudades” (pasaisi gar poliesi9) y que remite de nuevo al mundo de la Hélade toda que el verso anterior ha mencionado: se trata de la polis en su versión plural. Por una parte: en todo este mundo de la Hélade no hay ciudad-casa que sea más renombrada y sobresaliente que la ateniense alcmeónida. Por otra parte: en ese mundo de la Hélade —en todas sus ciudades, es la expresión— no se hace otra cosa que tener en cuenta a esa ciudad-casa identificada por la familia ateniense de los Alcmeónidas. El mundo de la polis (de las poleis) viene marcado por una actividad realizada en ella que la caracteriza. La expresión del verso 9 y su significación es: “la palabra se ocupa de...” (logos homilei9). El verbo homilein quiere decir tanto ‘luchar con alguien’ como “entrar en contacto con’, ‘tener trato con’, ‘circular’ y ‘conversar”. Estas significaciones hacen referencia al mundo de lo público y sus comunicaciones, para lo cual Píndaro emplea como sujeto del verbo homilein el substantivo logos: un término de sencilla significación y de difícil traducción. La idea es que la ‘palabra’ circula en el mundo de las ciudades o, si se quiere, las .

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ciudades son el mundo donde circula la palabra. El término polis, el mundo de la ciudad, hace aparecer así el ámbito del comercio público y de la —dicho en moderno— publicidad. La ciudad aparece ahora como el lugar del comercio humano en toda su extensión y la ‘palabra’ como aquello que circula en él y hace su vinculación y su red. Con esto tenemos los cuatro dominios de lo arquitectónico que este poema ofrece: krēpis, oikos, domos y polis, pero queda por comentar lo relativo a la ‘palabra’. 265 3 La palabra pública y la palabra poética

1 [logos] El logos se muestra en el verso 9 como la palabra que circula en lo público si no es lo que crea y hace lo público (Luhmann dixit: la sociedad no está hecha de seres humanos sino de comunicaciones). El poema parece apuntar, sin embargo, a una diferencia dentro de lo que circula mediante palabra en la ciudad, en las ciudades. Si permanecemos un momento todavía en los versos 9-12, tenemos que la ‘palabra’ que circula por las ciudades se refiere a las acciones de los Alcmeónidas en Delfos. Y eso que refiere lo hecho en Delfos remite a un objeto arquitectónico: el domos de Apolo. Este domos —no se emplea la palabra ‘templo’ (neōs o to hieron), sino la palabra ‘casa’— es calificado de thaētos12, que es la forma dórica para thēētos: admirable, maravillante. Pues bien, esta calificación positiva de la casa de Apolo es el contenido del logos que circula por las ciudades y determina la forma de ser del edificio como también, por extensión, la forma cómo han actuado aquellos que hicieron ese edificio digno de admiración. Este logos comunica tanto sobre el edificio o templo de Apolo —es admirable— como sobre sus promotores y constructores. Este logos crea, con una calificación positiva, la buena reputación del edificio como la buena reputación de los que lo construyeron. Si es un domos thaētos, sus constructores gozan de la reputación de su obra y son también thaētoi. O para utilizar la palabra que los refiere en el verso anterior: astoi thaētoi, ciudadanos dignos de admiración. El logos crea y hace circular la reputación positiva de los Alcmeónidas: este logos es su presencia pública, su buena fama.

2 [aoidē] El otro término que se diferencia, pero que está emparentado con el logos público dentro del texto en la medida en que es también ‘palabra’, lo trae aoida3 (es su versión .


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dórica) y que se emplea para designar el propio poema: el canto que Píndaro ha escrito y ha cantado (Rumpel 1961: 55 trae, en su diccionario, para aoida las significaciones latinas de cantus, canticum y carmen). Esta es, pues, la paleta de significaciones de la palabra: significa ‘canto’ en tanto canción; en tanto el arte de dicha canción; y en tanto el momento performativo del cantar la canción. ‘Canto’ (aoida) es también una palabra pública, pero tiene por función hablar positivamente de su tema, celebrarlo. La comunicación que el canto hace, al ser compuesto y al ser cantado, es la de elogiar lo que se canta. En el poema, aoida celebra —da su comunicación positiva y celebrante— la victoria de los cuatro caballos (hippoisi4) de Megacles —la cuádriga—, celebra la familia de la que Megacles procede y sus anteriores victorias —los Alcmeónidas— y celebra el lugar de procedencia de dicha familia: Atenas. Al aparecer y comunicarse la ‘canción’ (cantus), al realizarse el elogio o el ‘cántico’ (canticus) y al componerse el ‘poema’ (carmen), alcanza aoida con sus tres posibles significaciones —genérica, performativa, comunicativa— su verdadero perfil de objeto, acto y comunicación públicos. En este sentido las dos expresiones resultan perfilarse en su propia significación y complementarse: si el logos instaura el lugar de comercio humano en las poleis, en las ciudades; la aoida celebra y festeja públicamente su tema, pues no hay celebración ni festejo que no empiece y se dé en el espacio público (Píndaro emplea para el comienzo del ‘canto’ la palabra prooimion2 y define el mejor prooimion como la ciudad de Atenas). En ese sentido la aoida instaura el lugar público en su momento de festejo y celebración. Las comunicaciones no sólo informan y hacen circular los nombres de los sujetos y objetos en sus calificaciones y determinaciones, no son sólo logos, sino que los hacen circular ya metidos en su buena fama: los elogian, son aoida.

4 La palabra poética como metapoética

[Prooimion] El texto insiste desde el principio, sin embargo, en uno de los aspectos de las tres posibles significaciones de aoida: aquella de ser el canto un objeto de arte, en el sentido de ser el resultado de una actividad —artesanal— de composición, de una techne. Sobre ello parece reflexionar el mismo texto y es —si se quiere— el momento metapoético implícito en el sustantivo que la primera palabra del poema califica: kalliston1 —el más bello— adelanta la primera palabra del segundo verso: prooimion, y nos trae con ello a .

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consciencia, en un primer momento, la forma de estar compuestos ambos primeros versos, es decir: siguiendo la regla del hipérbaton. El término prooimion actualiza, en un segundo momento, todo el tema de los principios compositivos de la poesía pindárica (eminentemente la discusión sobre la “unidad” de ellos). La palabra pública que la aoida es, es fundamentalmente una palabra “compuesta”, “ordenada”, “planeada” siguiendo principios compositivos. La palabra prooimion hace referencia inmediata al principio retórico que los manuales latinos llamarán, mucho siglos después, la dispositio, y que es la respuesta de los retóricos a la pregunta de cómo ordenar un discurso. La palabra griega para dispositio es oikonomia, palabra que se podría traducir como las reglas de la ‘casa’, del oikos, lo que nos remite al tópico de las metáforas arquitectónicas vistos, más arriba, de entender el discurso o el poema como una bien reglada y construida casa.

En el poema que vemos, la palabra prooimion responde a la pregunta de cómo ordenar un discurso; ella quiere decir ‘preludio’, ‘entrada de un discurso’, ‘introducción’, ‘comienzo’, y todas estas significaciones presuponen sus otras partes, las otras partes que hacen la totalidad del texto, del aoida. Al proemio le siguen partes intermedias y finales, y todas ellas traen implícita la idea de inicio, desarrollo y fin: la organización de todas las partes. Es más, la comparación del prooimion con un fundamento (krēpis, la primera piedra) refuerza esta conciencia artística —y artesanal— expresada en este texto. Dentro de la techne del constructor de edificios existe el orden técnico, artesanal, edificatorio, compositivo, cuyo elemento de inicio menta en el texto la palabra griega para ‘fundamento’: el fundamento sobre el que se construye el resto del edificio. Esta reflexión “constructiva” toca, pues, por la metáfora “arquitectónica” empleada, a la techne de la poesía pindárica concebida como una edificación y pensada como un acto de construcción. La aoida no es sólo ‘canto’ sino una forma elaborada y formalizada de manera compleja. Esto que parece obvio si se considera el sistema métrico que caracteriza a todos los textos pindáricos (en el caso de este poema se trata del metro logaédico hecho de dos estrofas y un épodo) es puesto en la superficie del texto de manera ostentiblemente metapoética: la techne de esta poesía no sólo se muestra —o mejor dicho: se esconde— en la performance del ‘canto’, sino es también tema de la propia poesía. La palabra poética, que es una forma de la palabra pública —lo público le es común y definitorio— es ‘palabra’ resultado de una elaborada techne como la del arquitecto

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(En la decimocuarta Olímpica, por ejemplo, no sólo se ejecuta el poema en el tropo lidio sino el poeta dice textual y explícitamente que se lo hace en ese tropo).

5 La lograda acción vivenciada como eudaimonía

Si volvemos a repetir las analogías que Píndaro desarrolla, tenemos que la polis (Atenas) cumple la función de prooimion (preludio) para el canto y la función de krēpis (fundamento) para la casa (la casa alcmeónida). Sobre el proemio, sobre el fundamento y sobre la ciudad se levantan, respectivamente, el aoida del poeta, el oikos de los Alcmeónidas y la vida pública de las poleis. Tanto krēpis, prooimion como polis sirven de base y de inicio para lo que debe seguir, es decir: la gran casa, el gran canto, la vida pública.

Lo que hace admirable al gran edificio, al templo de Apolo —sigue desarrollando Píndaro, en un una segunda reflexión— es el logos que lo convierte en comunicación positiva circulando en el mundo público de la Hélade. Lo que hace al gran canto son las admirables acciones (ta kala erga19) que los miembros del oikos alcmeónida han realizado. Logos y aoida —las palabras públicas— hacen circular el nombre y la buena nombradía de los hombres. El buen nombre y la nombradía descansan en sus acciones: hacer el templo admirable (domos thaētos) y ser por ello dignos de admiración; vencer en las pruebas panhelénicas (nikai13-14). Píndaro las enumera haciendo el recuento de las victorias de los antecesores y del victorioso celebrado en el presente (nikai14 ... hymai te kai progonōn17). Se tratan de cinco victorias ístmicas, una olímpica y dos en Cirras, además de la pítica que celebra este poema. Son estos actos, llamados bellas acciones inmediatamente después (ta kala erga19), los que lo llevan, los que mueven a Píndaro a entonar su canto (agonti dé me ... nikai13-14). Con ello se tematiza lo que hace que el espacio público surja como lugar de comunicación: el espacio público es el lugar de la comunicación sobre lo realizado y hecho, sobre lo logrado: el mundo del actuar puesto a circular mediante comunicaciones.

El logos hace circular el nombre de los Alcmeónidas; la aoida celebra sus victorias; tanto logos como aoida se explican por la actuación pública lograda (ta kala erga19). Pero si la actuación pública lograda es vista desde el espacio público como la admiración que .

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despiertan las bellas acciones; esta misma actuación pública es percibida por los que las ejecutan en su logro de otra manera. Este cambio de perspectiva lo da en el poema la expresión eudaimonia21, una palabra también de difícil traducción, pues significa tanto fortuna (en el sentido de tener buena fortuna o buena suerte), felicidad (en el sentido de ser feliz y dichoso), pero también bienestar (en el sentido de ser rico). La palabra eudaimonia viene acompañada por el participio activo femenino thalloisa21, en función de adjetivo, del verbo thallō, cuya significación básica es la de ‘florecer’. Este verbo (‘florecer’, ‘brotar’, ‘verdecer’, ‘crecer’, ‘tener abundancia o exuberancia’) y su raíz tienen en griego toda una rama de relaciones con otras palabras que se actualizan al encontrarse el lector con esta forma: thalia significa ‘flor’, pero también ‘prosperidad’; thalea refiere las alegrías de la vida; el adjetivo thaleia significa ‘floresciente’, ‘exuberante’ y como substantivo menciona la ‘fiesta’; Thaleia es el nombre de una nereida y la musa de la comedia. Como puede percibirse, el verbo y sus relaciones con substantivos y adjetivos muestra una gama extensa de significaciones positivas ligadas todas al sentido de ‘felicidad’.

Si volvemos ahora al texto tendríamos que la traducción más obvia aquí para thalloisa21 sería la de ‘floreciente’, no dejando de lado todos los matices que se vienen de mencionar de prosperidad, exuberancia, verdor, alegría, fiesta y comedia. Las dos palabras juntas del texto, thalloisa eudaimonia21, querrían decir, entonces, en su significación más directa: ‘felicidad floreciente’. A esto habría que añadir todavía que la palabra eudaimonia incluye — como otras palabras que ya he mencionado más arriba y que se refieren al buen obrar de los Alcmeónidas— el prefijo positivizante eu- que positiviza el daimon, el estado de ánimo o el espíritu. Sin embargo, no se debe perder de vista que Píndaro relaciona en el poema eudaimonia thalloisa con las hermosas acciones (ta kala erga19), con las victorias panhelénicas (nikai13-14) y con la buena acción, la eupragia18, que Megacles viene de lograr en los juegos píticos del 486 a. C. Es más, Píndaro habla directamente en primera persona para decir que se alegra por esta última nueva victoria (neai d’eupragiai chairo18), lo que pone el sentimiento de alegría (y el de felicidad que viene expresado más abajo por la palabra eudaimonia) en directa relación con el actuar de Megacles y los Alcmeónidas. Es, pues, esta actuación pública lograda la que hace la floreciente y exuberante felicidad y la que es su origen.

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6 La envidia como respuesta a las grandes acciones

Píndaro hace acompañar al buen sentimiento por la acción bien lograda que lleva al hombre victorioso al mundo de lo público y sobre el que se edifica su nombradía que es la palabra que circula sobre él y los suyos, su publicidad, un sentimiento negativo. Este es expresado en términos generales como la frecuente envidia (phthonos19) que surge, por parte de otros, frente al victorioso. El poeta expresa, como en el caso de su alegría, en primera persona, su malestar frente a este hecho: dice estar triste (achnymai18) y pasa a explicar por qué: que las ya mencionadas bellas acciones tengan como respuesta o como recompensa el phthonos (phthonon ameibomenon ta kala erga19), eso es algo que lo entristece. La literatura secundaria traduce este pasaje y la palabra phthonos a los términos del ostracismo que venía de sufrir en ese momento Megacles. La pregunta que uno tendría que hacerse es si esta palabra no se refiere también a otra cosa. El Liddel/Scott (1996: 1930) aclara el término en cuestión como ‘malice’, especialmente “envy or jealousy of the good fortune of others”. En este sentido parece que no pueden existir muchas variaciones en cuanto a la significación de phthonos. Gemoll (1954: 782) trae estas significaciones que repiten las ya dadas: ‘Missgunst’, ‘Neid’ (envidia), ‘Übelwollen’ (malevolencia), ‘Groll’‘ (rencor), pero agrega la de ‘Ungnade’, que hace referencia a la ‘malevolencia de los dioses’, o a la ‘caída en desgracia’, frente a Dioses o a hombres. Una pregunta pertinente aquí es si entre las significaciones de phthonos se encuentra aquella que está cerca de ‘malevolencia’ como ‘maledicencia’, lo que pondría al phthonos dentro del orden de cosas que tienen que ver con la ‘palabra’, en nuestro caso, junto a logos y aoida, pero como ‘palabra negativa’, como ‘palabra malhablante’. La pregunta es pertinente si se recuerda el hecho de que la ‘palabra’ hace lo público y circula en lo público, y que en el mismo dominio de lo público, en tanto lugar de la ‘palabra’, también circula la ‘palabra malhablante’, el logos que no hace la nombradía sino la mal nombradía. Si la pregunta es pertinente, no nos conduce, por ahora, muy lejos. La malediciencia en griego se expresaba como diabole y el malediciente recibía el nombre de diabolos, voces que se encuentra demasiado lejos del phthonos que nos ocupa.

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La frase del texto que nos ocupa (phthonos ameibomenon ta kala erga19) puede ser entendida sencillamente en términos generales como aquella reacción que causa el éxito en los que no lo tienen, puede referirse al caso concreto del ostracismo sufrido por Megacles, reinterpretado de manera positivizante no como un revés de la vida política ateniense sino como el efecto de un mal sentimiento frente a las acciones del líder del partido de los Alcmeónidas. Podría también estar referida —yo me inclinaría por esta lectura— ya no sólo directamente a la acción inmediata de Megacles sino en relación a toda la —para Píndaro— exitosa trayectoria de la familia de los Alcmeónidas desde el inicio de su vida histórica hasta la actualidad del poema, marcada ella tanto por las grandes acciones como también por los constantes ostracismos que sufrieron sus miembros en el transcurso de los doscientos últimos años. Esta interpretación se refuerza con varios argumentos. El primero es que después de mencionar Píndaro la última gran acción de Megacles en Delfos (neai eupragiai18), la victoria con sus caballos en la cuádriga, pasa a poner en relación el phthonos ya no directamente con una acción sino con todos los ‘trabajos’, con todas las acciones victoriosas (nikai13-14) de toda la familia que viene de enumerar y que vuelve a actualizar en ta kala erga19.

7 Lo bueno y lo malo dan persistencia: el comentario gnómico

El segundo argumento se encuentra en los versos que siguen y que concluyen el poema con la usual y frecuente reflexión gnómica pindárica que podría resumirse en la idea de que las hermosas acciones y la envidia son dos partes de un mismo fenómeno. Píndaro introduce esta idea —nuestro segundo argumento— con una expresión que la presenta como una sabiduría popular, como algo por todos conocido. Esta es precisamente la función de empezar la frase con phanti19, la tercera persona plural presente del verbo phēmi (‘digo’, ‘decir’) que aquí se podría traducir sencillamente como: ‘dicen’, ‘se dice’, ‘la gente es de la opinión’. ¿Qué es lo que se dice? La traducción de estos últimos versos reviste dificultad y se ofrece a varias interpretaciones. Puech (1966: 111) traduce: “Ne dit-on pas qu’il en est toujours ainsi et que, quand la félicité florissante s’attache fidèlement à un homme, elle apporte avec elle l’un comme l’autre?” Dönt (1986: 149) trae esta versión: “Man sagt ja eben, daß dauerhaft blühendes Glück / auf diese Weise dem Menschen dies und das .

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beschert”. Bremer (1992: 183) ofrece su versión así: “Sie sagen freilich, daß derart dem Manne beständig blühendes Glück dies und das bringe”. 2 Wilamowitz (1922: 155) sugiere una interpretación, que él lee no como resignación —es el sentido de la traducción de Puech, Dönt y Bremer— sino como un giro inesperado por el que Píndaro transforma en algo positivo lo que es negativo y que se puede interpretar como una especie de “consuelo”,3 que daría una posible interpretación en el siguiente sentido: Dicen, pues, que así la floreciente felicidad se la trae duradera al hombre lo uno y lo otro, donde sol y sombra, envidia y éxito juntos hacen duradera y floreciente a la felicidad.

Veamos el texto más de cerca: houtō20 quiere decir ‘de esta manera’; andri20 menta al ‘hombre’ en su función gramatical de dativo (‘al o para el hombre’); parmonimon20 (forma épica de paramonismos) es acusativo (‘duradero’, ‘permanente’) y se relaciona con el substantivo acusativo eudaimonian21 (felicidad); thalloisan21 es su adjetivo natural como forma del participio activo que está también en acusativo (‘floreciente’); pheresthai22 es infinitivo medio del verbo pherein (‘portar’, ‘llevar’, ‘traer’); ta kai ta22 en forma acusativa plural neutra se puede traducir como ‘lo uno y lo otro’. La pregunta está no tanto en deslindar qué ocupa la función de sujeto en esta frase de doble acusativo con infinitivo, pues eudaimonian asume esta función, aunque la interpretación de Wilomowitz haría pensar en un trastocamiento en la función del sujeto colocando ta kai ta22 en dicho lugar, sino más bien en la forma cómo entender los adjetivos, especialmente el adjetivo parmonimon20, dentro de la construcción del sentido: o la floreciente y duradera felicidad trae para el hombre lo uno y lo otro; o la felicidad trae para el hombre lo uno y lo otro y esto la hace no sólo floreciente sino también duradera. La primera posibilidad es resignativa; la segunda consoladora, pues implica la idea de que lo uno (el éxito) y lo otro (la envidia) hacen a la felicidad florecer y durar.

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Esta es la versión que traen también las traducciones españoles de Suarez de la Torre (2008: 205: “Con razón dicen que la felicidad, cuando a un hombre acompaña así, en perenne floración, produce uno y otro efecto”), la de Bádenas de la Peña / Bernabé Pajares (202: 167: “Y es qie —al menos así lo afirman— la felicidad que, constante, le florece a un varón, conlleva lo uno y lo tro”); la de Ortega (2011: 124: “Se dice, por cierto, que la dicha floreciente, constante, trae así al hombre lo uno igual que lo otro”). 3 „[…] der Schluß tröstet mit dem Volksglauben, daß ein solcher phthónos einem Glück nur Dauer verleiht. Hätte es gar keinen Schatte, so würde es ein Glück des Polykrates werden. Es ist erfreulich zu sehen, wie Pindar auch dieser Aufgabe zu genügen, auch ganz schlicht zu reden versteht.“[El final consuela con la creencia popular de que un tal phthónos otorga a una felicidad permanencia, duración. Si no tuviera ninguna sombra entonces sería una felicidad de Polycrates. Es placentero ver cómo Píndaro, para cumplir . con esta tarea, sabe hablar sin adornos] (Wilamowitz 1922: 155)

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8 Composición cerrada: principio, medio y final

La pregunta por la estructura del poema puede ser planteada ahora que se ha recorrido todo el texto y se ha visto donde se funda el canto de Píndaro. Dicho quedó más arriba que la estructura métrica es logaédica y que la organización de los versos responde a la triada estrófica de dos estrofas (estrofa y antiestrofa) y un épodo. El desarrollo de la argumentación se ciñe bastante bien a esta organización estrófica, donde la primera relaciona el lugar de origen, Atenas, y la familia de origen (los Alcmeónidas) del vencedor con el carro y los caballos en la contienda pítica, preguntando a continuación si hay ciudad y familia más sobresalientes en toda la Hélade. La primera estrofa concluye con esta pregunta. La antiestrofa varía y amplía la estrofa en la medida en que retoma el recordar los logros de la familia alcmeónida, en lo que se refiere a la reconstrucción del templo de Apolo que se comenta mucho en toda la Grecia y en la medida en que enumeran las victorias de otros miembros de la familia en contiendas panhelénicas. El épodo engancha con esta enumeración y el poeta apela directamente al vencedor que celebra, Megacles, manifestando primero su alegría por el nuevo gran logro, pero añadiendo a continuación su tristeza por la forma como se responde a él y a todos estos logros: con la envidia. El épodo se cierra inmediatamente con el planteamineto gnómico de que la felicidad trae lo bueno y lo malo, lo que le da, paradojalmente, un carácter duradero a tal felicidad. El desarrollo del tema es en este caso redondo en sí, incluso en la breve argumentación que se da al final. El canto está fundado en el lugar donde operan los seres humanos sus acciones logradas.

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Bibliografía

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Palabras-Almas ante el espíritu de incontables latidos (A partir de Josely Vianna Baptista y su Roça barroca) Por Reynaldo Jiménez

(a) Mesmo se eu cantasse Todas as canções Todas as canções Todas as canções do mundo Sou bicho do mato Legião Urbana

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Difícil hallarle término equivalente en castellano al vocablo portugués roça. Antes de consultar los diccionarios bilingües, se me hace inevitable pensar en la rosa, su linaje hermético, así como meditar un chispazo en el roce. Esa modulación veloz del contacto que es rozar —es decir rozarse, guste o disguste, pues implica necesariamente una reciprocidad— cuyo apenas de levedad no siempre llega a eximirse del ser intenso de muchos cuerpos, que nos incluye.

Para quien leyese, en portugués brasilero —o sea, ya en penumbral— desde o en el castellano, estas resonancias por estratos podrán ser, por lo menos, migajas de reminiscencias. La fuerza del adjetivo, desde el frontis de Roça barroca, permite por cierto advertir un rumor entremezclado de ancestralidades. Un murmullo posible, una transvoz. Situación, la del arrastre de resonancias, de la que tampoco imagino exentos a los colegas lectores en lengua portuguesa.

Si en el entrelazo verbal ningún detalle es de menor cuantía, hasta las terceras o cuartas instancias cuentan, pueden contar. Lo inminente del título de este libro de Josely Vianna Baptista, no apenas brinda una pauta formal sino un primer diamante: una roca de ofrenda también viene implícita, tras latir el cristal de las transparencias que el innúmero nombre convoca (estrella en el ser-de-cielo). Se puede llegar a entrever, en esta Roça, un libro de involucramientos con el pulir ese diamante de cada día, cada nombre.

Pues, ya en sus adentros facetados, la lengua inaugural anima al poema incantatorio: la cualidad es de oración. Fraseo del rezo y mantra del cóncavo receptivo. De pronto, la lectura deviene sustain (sostén y sustento, duración en tanto detenimiento en la escucha que hace al reverbero, gestando en lo poroso el estar). Simultáneas recolección y redispersión de semillas-signos. La acción poética consiste en un agradecimiento que salta de protocolos para gestar el hecho inspirador:

Por haber recibido la lumbre divina del propio Padre primero; por haber recibido la fuente del habla; por haber recibido la fuente del amor y las hileras de palabras del sonido sagrado; .

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por estar unidos al origen del saber creador, también los llamamos inspirados padres verdaderos de las palabras-almas; inspiradas madres verdaderas de las palabras-almas.

“Danza de pajelança”, dice Josely. Añadamos: acción llevada a cabo por el pajé (en tupí, sanador). El canto dispone al contacto con entidades no-humanas con un fin preciso de sanación, desatar nudos, convocar los estados intermedios. El “ligero trance” del poema contiene, preserva y difunde el hálito de muchas voces aunadas. Es la donación del gesto de integridad al seno cóncavo de un espíritu abarcante, sin dimensión fija, y sin embargo “recordándole a las astillas su fragancia de madera”.

Vía el pase-entonación, con efectos somáticos y anímicos, química pura de las palabras —la mano franca aunque recóndita del pajé al otro lado del textil, del que se y nos percata antetravés la trama, nos encuentra desnudos, materia habitada, en plena fuente inspiradora. ¿El poema que genera la transvoz no sería “la sed que calma a la fuente”, percatación de lo real, por ende del verbo, mediante el registro en acto del hecho inspirador? Entonación, puesta en tono. Afinar por el oído interno la voluntad.

En cuanto al barroco de la roça, de hecho, el libro se alínea con la centenaria disponibilidad —mestiza— del embarrocamiento, que hace pensar en la mezcla que representan tantas pinturas virreynales, no siempre anónimas, como también en chapas mexicanas de hojalata pintada, exvotos, ropa emplumada, sigilos turbulentos, alto contraste. Y una flor barroca es un sagrado corazón. Una espiral que despetala sílabas. Sangres para ese delta. Los ríos en las palmas que se hunden en el humus. Lo atestigua el antiguo cantar. En toda su elemental opacidad la tierra resplandece.

Sin embargo, y para ser cada vez menos estricto, el vocablo roça alude a una puntual intervención, en todo sentido terrestre. Además liga, de inmediato, al civilizado urbanita o hipócrita lector de su diccionario, con una región específica del planeta. El término portugués pasa a tener, en el Brasil, una acepción especial: de alguna manera se funde con una experiencia de la tierra, anterior al “Brasil”. Selvas, florestas, forestas, junglas, jangales,

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boscajes, espesuras, montes, frondosidades. Más plantas y bichos que personas. Y, desde luego, completamente otro cuerpo. ¿Qué será desnudez?

Ámbito físico y sin embargo aurático, donde, interacción necesaria, la voluntad humana propicia lo inhumano, lo cultiva. La roça es el poema que es el canto que es la voz que es la acción terrestre por excelencia que contacto, corpóreo, elemental. Claro en la fronda, destinado al sembrío, abertura voluntaria entre la vegetación tropical. Lugar para la plantación, surtidor del alimento. Donde la necesidad crea fluir, un fluir de persona a persona, generación en generación, sin predestinación, sin otro destino que el origen.

Augusto Roa Bastos en su prólogo “Catecismo de la belleza”: Ayvu es, entre los Guaraní, el lenguaje humano, tanto el sonido como la evocación mental. En el canto Ayvu rapyta el poeta, mago, mistagogo, profeta y celebrante revela que el primero entre todos, el Padre Ñamandú, “con el saber contenido en su ser-de-cielo/ y bajo el sol de su lumbre creadora,/ se iluminó la fuente del habla,/ y la hizo fluir por su ser, divinizándola”. Desde entonces, la palabra será sagrada para los MbyáGuaraní por ser parte de Dios. Ultrajarla mediante la mentira es una blasfemia. Entre los indígenas, dar la palabra es dar el alma. Ellos no entendían cómo un simple papel trazado con signos y tinta podía tener más valor que la palabra dada. Todavía hoy, gente del campo considera que la palabra empeñada en una promesa es más fuerte que mil documentos. […] ¿Qué nos parece decir, como en sueños, el profeta-chamán? ¿No está dando testimonio de la prevalencia de los sentimientos sobre la solidez contundente de lo que es material? Primero crea el amor y después la tierra donde cultivarlo. En estos tiempos duros, de relativización de valores, hace bien echar un vistazo a estas culturas antiquísimas que la civilización silenció, tal vez sin querer, como parte de la estridencia de nuestros avances.

Entre los habitantes originarios, nómades de circulación espiralada, de las selvas sudamericanas, la roça implica la reserva energética que palia la necesidad, es decir la base: potenciación convergente, punto axial. El mismo que se encuentra justo donde las dos estacas de la equis eclipsan la cruz de la tachadura. La brecha va por el intersticio. Por la ranura se anda de a pie. El conteo de los pasos es el cuento y la cuenta en el collar. Las almas-palabras transmigran simplemente de ser en ser, abriendo brechas, canalizando

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potencias y alineando a quienes cantan con quienes van enhebrando la escucha. Son incontables los latidos.

No otra cosa ocurre con el canto-alma —que cobra vida en la vibración de la voz interna, la cual entona el verbo— que, al propiciar tal encrucijada, funge a favor de la supervivencia, no sólo de los seres concretos y sucesivos, personas como irrepetibles facetas de un milagro sin fin, sino de su espíritu colectivo. 279 Entre las notas que intercala generosas entre los paneles corredizos de su díptico libro, Josely Vianna Baptista señala, como factor cohesivo entre los Mbyá-Guaraní, en tanto animadora del espíritu común, a la reciprocidad. Se dan los frutos porque unos han sembrado y otros han plantado, para usufructo de los que vinieren, para que pudiesen venir. Y así se inscribe la comunidad, sentido de pertenencia al espíritu común a muchos cuerpos, mediante una transparencia por estratos.

Algo, esencia de esa (e)moción primordial, está contenido, aunque explayado, en este libro que a su modo plantea, y practica, retorno, la temperancia. Cuyo poetizar indispensable es a la vez transcreación (vía la reversión en “3 cantos sagrados de los Mbyá-Guaraní del Guairá”: “esas palabras pronunciadas por un desconocido cacique a León Cadogan son nuestro patrimonio común”, según Roa Bastos) y recreación, en “Moradas nómades”, a pulso, de ciertos eventos o bien determinados detalles, relacionados con el colapso, en sostenido auge, de nuestra tragedia. Precisamente el recorte, cuando no el despedazamiento, de todo espíritu: bajo la noción “América”, recuperada para su transfiguración, así, en tanto concepto no sellado, en movimiento.

La belleza intacta de los cantos guaraníes, epifanía y destello quemante de la otredad, se alea, en páginas límpidas trabajadas por estratos de transparencia, con la conciente voluntad, no menos epifánica, de la incógnita de un destino colectivo reverberando, antes que trama problemática, urdimbre del canto. “La fuente del habla”: Ñamandú, nuestro Padre verdadero, el primero, de una pequeña parte de su ser-de-cielo, del saber contenido en su ser-de-cielo .


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y bajo el sol de su lumbre creadora, propagó el fulgor del fuego y la neblina que da vida. Incorporándose, con el saber en su ser-de-cielo y bajo el sol de su lumbre creadora, se iluminó la fuente del habla. Con el saber contenido en su ser-de-cielo, y bajo el sol de su lumbre creadora, nuestro Padre iluminó la fuente del habla y la hizo fluir por su ser, divinizándola. Antes que la Tierra existiera, en el caos oscuro del comienzo, todo oculto en sombras, Ñamandú, Padre verdadero, el primero, propagó la fuente del habla y la hizo fluir por su ser, divinizándola.

Cuando y donde la poesía pareciera local y temporariamente destinada a sostener o ilustrar discursos, o a contrariar estructuras coaguladas, Josely Vianna Baptista recupera, para las posibles poéticas coetáneas, aquel hilo, para algunos de nosotros sagrado, del cantar. Pone en juego, delicada incisión, en tanto hacer propositivo de la lengua poética, una labor de larguísimo efecto, y, por lo tanto, mucho más subversiva, quizás, que meras reacciones emocionales o contravenciones a las leyes de opresión.

Ningún espejo en funciones sino aportar calor, vía las palabras-almas. Palabras en busca de integridad, una ética de lo posible capaz de reciprocidad: disparar la flecha de anticurare, acercar, por resonancia, aquel sussurro ancestral de la voz guaraní, atravesando los enrejados de circunstancia así como el supuesto peso definitorio de los hechos legitimados en tanto históricos.

El canto, entonces, para una inmensa desmentida. Retornar a la voz que, por eludida, por verificada en el prejuicio Periferia, no dejó un solo instante de decir. Porque, repitámoslo, se trata de la voz encantada-encantatoria, en su devenir naturaleza del canto. Ahí donde la poesía habla, perora, discurre o simplemente expresa, Roça barroca continúa cantando.

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Hace un hilo con la voz. Materia que conduce, como el agua, y que entrama, como el humus, para una experiencia, no para su alusión. El canto anterior al género literario. En otras páginas, apuntó Douglas Diegues:1 El arte de la palabra, o musical, o ritual, de los Mbyá-Guarani, una de las etnias de la familia lingüística tupi-guarani, acontece fuera de los límites del arte y se confunde con la propia vida y con una religión propia de la palabra. No hay distinción entre arte y vida, orar y cantar, danzar y orar y cantar en el mundo Mbyá, así como no hay distinción entre palabra y alma. […] En MbyáGuarani, palabra es sinónimo de alma. Ése fue uno de los grandes descubrimientos del antropólogo paraguayo León Cadogan. Perder la palabra es perder la propia alma. Cuando la palabra abandona el cuerpo, éste desfallece. Cuando el cuerpo desfallece, la palabra lo abandona y vuela al origen regresando al futuro.

La voz encarnándose ante el escrutinio del lector, que ya no encuentra confirmación alguna en lo escrito y que, por eso mismo, puede sumergirse, de desearlo, en la fuente insaciada de transparencias. JVB ha logrado activar una fiereza mediante la lumbre conectiva de su escritura aireada, es decir habitándose las letras con su antigüedad, sus resonancias-hiatos en el arrastre sin detritos de la lengua confluyente, espesada, “barroca”. Pero en el sentido del manglar, jungla de signos entredándose como lianas respiratorias. Espacios inconclusos (aura visiva o materialización sonora) como la conversación natural, intercambio de formas vivas.

Nada parecido a una síntesis; sin embargo una anonimia condensadora, una latencia basculando con una eclosión. El germen anterior al mito. Antes del molde del germen ya germinado. La voz en germen. Y en su paradoja de ser escrita, hacerse a la sorpresa de quien no pierde el hilo y enhebra energías. Una acción sanadora, cuyas raíces se desplazan por una foresta que no es divisible (el poema, mientras nos canta al oído interno y se nos prende, se torna experiencia, se des-predica).

Raíces del espíritu de muchos cuerpos. Nada más lejos de la noción de propiedad intelectual que la reciprocidad: la lengua en tanto don, en frutos más incalculables cuanto cultivos entreverados. .

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Si la predestinación es siempre entrópica, el canto es el recurso a la voz conectiva, una integridad colectiva que se sitúa por fuera de la masa o del pueblo nacional. Salta incluso de nuestra interpretación de la tribu, de la comuna, de la manada humana e interhumana: enigma como germen activo del alma-palabra que, cuando nombra, no designa, invoca. Habiendo aflorado la fuente de la palabra futura, con el saber contenido en su ser-de-cielo y bajo el sol de su lumbre creadora, de sí fue aflorando la fuente del amor. Habiendo aflorado la fuente del habla, habiendo aflorado un poco de amor, con el saber contenido en su ser-de-cielo y bajo el sol de su lumbre creadora, el principio de un sonido sagrado él, a solas, creó. Antes que la Tierra existiera, en el caos oscuro del comienzo, todo oculto en sombras, el principio de un sonido sagrado él, a solas, creó.

En este sentido hablamos de un cantar epifánico, que sitúa su línea de flotación, no en una utopía, un porvenir-a-ser, sino en una encarnación del verbo vía un presente dilatado en la oración. Siendo rezo incantatorio, conjura el canto, porque capaz de hacerse inclusivo, se abarca en lo arcaico y nos muestra su fuerza potencial, su proteica actualidad. Pese a los difundidos signos en contrario que el reinante pesimismo, incluso apocalíptico, funcional a un sistema de vida, remarca como lección de lo inexorable.

La sola tarea de traducir, en la que JVB es eximia, es decir indagar e intentar comprender, y asimismo transmitir, esa energía intacta de los cantos arcaicos que no sólo “nos hablan” del comienzo del mundo sino desde ahí, desde ese punto interdimensional, prehistórico, de efecto espiralado en la percatación sensible, rotatoria, de los signos, refiere, por cierto, que ese comienzo, o ese ininicio, es continuo y no ha concluido.

Alineamos, al cantar, durante la escucha misma que hace a la posibilidad en sí que es la resonancia, siempre en los comienzos, en el caos oscuro del comienzo por cuya desnudez .

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nuevas-arcaicas formas del canto nos sitúan en la perspectiva de un devenir que no responde a imperativos económicos, estratégicos, linearmente estéticos, lingüísticos inclusive. Devenir-colibrí. Florecer la letra.

Tocar con la voz del espíritu común para el enlace incantatorio. Enhebrar con el hilo de la voz los oídos anillados, eslabonados ahora por el entrelazo rítmico, respiratorio: orgánico semoviente. Escuchemos, en veloz versión, algunos trechos del (cada vez menos remoto) 283

entrelazo del rezo primordial: Habiendo aflorado, a solas, la fuente del habla futura, y desdoblado, a solas, un poco de amor; habiendo creado, a solas, un breve sonido sagrado, él reflexionó largamente sobre con quién compartir la fuente del habla; sobre con quién compartir el amor, con quién partir las hileras de palabras del sonido sagrado. Después de mucho meditar, con el saber contenido en su ser-de-cielo y bajo el sol de su lumbre creadora, se desdobló en quien reflejaría su ser-de-cielo.

(b)

Todavía está haciéndose este mundo, porfiando su lugar, acomodando aquí su más allá, cayendo con los barrancos, los árboles gigantescos asomando en las islas que hoy duermen aquí, como el renaco, y mañana despiertan lejoslejos, y en unos instantes nuevamente se pueblan de plantas, de personas, de animales. Para ver y entender y nombrar un mundo así, requerimos hablar también así. Un idioma que decrezca o ascienda sin anunciar, boscajes de palabras que hoy día están aquí y mañana despiertan lejos, y en ese instante, dentro de la misma boca, se pueblan de otros signos, de nuevas resonancias. En castellano te será difícil entenderlo. El castellano es como un río quieto: cuando dice algo, únicamente dice lo que ese algo dice. El amawaka no. En idioma amawaka las palabras contienen siempre. Contienen siempre otras palabras… […] Nuestras palabras son igual que pozos, en esos pozos caben las aguas más diversas: cataratas, lloviznas de otros tiempos, océanos que fueron y serán de ceniza, remolinos de ríos y de humanos y lágrimas también. Son lo mismo que gentes nuestras palabras y a veces .


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mucho más, no simples portadores de un significado, de un significado que siempre es un significado solamente, no son esas vasijas que se aburren con la misma agua guardada hasta que sus personas, sus lenguas, las olvidan, se rompen o se cansan, tumbadas, menos que muertas. No. En nuestras vasijas caben ríos enteros, y si acaso se quiebran, si acaso se raja la envoltura de las palabras, el agua sigue allí, vívida, intacta, corriendo y renovándose sin parar. Son seres vivos que andan por su cuenta, las palabras, animales que nunca se repiten, que nunca se resignan a una misma piel, a una misma temperatura, a unos mismos pasos. 284 César Calvo, Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía

La roça, según lo inscripto, aquí es barroca. No se hace barroca ni ser se hace la barroca, roza las rocas de la oquedad conceptual para dispersar algunas semillas en el espacio de la preparación, de la percatación. Percibir letras mediante como en un braille aural donde la intuición tacta, en un reencuentro arcaico, no apenas arcaizante, no la acostumbrada chinoisserie del precolombino, la serialización indigenista del urbanita culpógeno, el exotismo per se: arcaico por el filo de la llaga, que no es subsanada pero invierte su condición estática, sana por contacto una magullada faceta de la sensibilidad (la cual, sabemos, no es unipersonal, aislada).

El precolombino de Josely es una risa del cuerpo, cuyos tatuajes son, sobre todo, interiores, interiorizaciones de la tragedia así como de la posibilidad. Cantar es un trampolín. El envío a la deriva de su insaciada sed. Sed que es de la fuente en la boca.

Cuando la escritura abreva en el canto, una conjunción de otro orden que, permitiendo sobrevolar La Cultura, desliga del peso meramente cultural de la “producción literaria” (serialidad de los productos poéticos) para remontar el acto de percatación por su cauce más informal, es decir su condición premórfica, aún más que metamórfica, continuo devenir en cuanto abierta posibilidad.

Y, para y por volver a “América”: aceptar la marca barroca (no una condición ni una maniera: una instancia en su persistir, una mezcla de cualidades pasibles de anticiparse o eludir las morfologías sustentadoras de La Definición; pero tampoco lo indefinido: una luz .


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que emana de la letra, tanto la impresa del objeto-poema como la resonancia de la que proviene y se hace transportadora).

Marca, se podría decir, que asimismo es desleída, porque la poesía actualiza el origen, el cual no se escinde más de algún destino. En el empujón espiralado, al borde del abismo mismo que es la vida en transparencias, elástica tripa para el sonar de la cuerda floja con su ajuste vibratorio, se estira la voz como se traza la vida, en una instancia en que no hay destino posible sin estancia aborigen.

No siendo, por ser lectores (y en ello está todo dicho), mbyá-guaraníes, ni europeos en plan de colonización de un territorio, sino, cuántas veces, desterritorializados, por seguir aprendiendo a leer, cabe preguntarnos por la experiencia mestiza con que hacemos contacto, antes por reverberación que por propósito implícito, al ir tocando con los ojos las páginas de Roça barroca.

Patricio Marchant tituló uno de sus basculares ensayos en pos de la palabra desmarcada de toda Patria: ‘“Atópicos”, “Etc.” e “Indios espirituales”’. Dice, y entresaco al ras de lo que aquí interesa, la remisión a la mezcla continua que supone un barroco enraizado en la roça (o sea una marca, cicatriz de una colisión transformada en tatuaje semoviente, colisión recreada, actualizadora del origen en la mira de un destino que se cumple a medida que lo probamos): ¿Cómo puede el mestizo —para quien sólo la oscura relación de sus dos sangres le es clara— encontrar, un encontrar que sea de manera cierta, aunque extraña, un reencontrar, es decir, un “inventar”, la relación entre su tierra, su sangre y su lengua? […] Fin de la universalidad, voz occidental del hombre, en realidad, comunidad en relación de traducción o, como preferimos decirlo, “comunidades en traducción”. La traducción entre comunidades, la traducción al interior de estas últimas, no limita la comunicación; al contrario, la hace posible; diferencias y restos inasimilables que nos permiten, ellos y sólo ellos, comprender al otro, ser otros, dejar ser otros, otras, a otros, otras. ¿Cómo no darse cuenta que la tal “universalidad de la esencia humana” es sólo una invención del “racismo espiritual europeo”? […] La escritura —la inscripción en general— no existe separada de hechos biológicos, o costumbres. Ella se les agrega y, agregándose, les da “forma”, es decir, los hace “ser” y “ser comprensible”. Así, Latinoamérica, antes que surgiese su “propia” escritura no existía como “Latinoamérica”. Su escritura era una escritura de cronistas inicialmente, de “criollos” españoles afrancesados luego. Y aún más, en cierto modo, la “estancia” propia de .

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Latinoamérica, en tanto su escritura no ha sido pensada, ni comprendida, esta América no existe todavía y perfectamente podría no existir jamás. Al contrario, los “etc.” y los “indios espirituales”, existen, de una manera visible y evidente. […] Los “atópicos”, por su parte, son atípicos.

Un precolombino activo. Un barroco precolombino equivale a un indio espiritual. No el remanido llenado de los huecos con que suele “entenderse” al barroco, en tanto instancia meramente estética, inclusive, sino la proliferación del vacío originante, de la latencia, mediante el ritmo, el entrelazo. No hay ya un proyecto formal sino una voluntad incorporativa, hasta de lo informe mismo, que la latencia, con incalculables latidos, invoca.

Por una trilla muy diferente, pero quizá complementaria, en el collage, lo que apuntaba Héctor Libertella en otro ensayo con título perentorio: “Introducción a la letra-heroína”. Apelo al contraste: ¿Antes de la Revolución Francesa y después de la Máquina del Futuro? En ese corte o herida está el eco de un terror medieval. Para un humanista dueño de la Historia (la de pasos sucesivos) este alto contraste puede producir un shock eléctrico o un efecto-escalofrío, una cosa muy antigua pero del futuro: algo anterior a él que lo pasa por delante.

Es obvio que la impronta respiratoria de los seres habitantes de Roça barroca poco tiene en común con el “trogladicto, trogodita agachado secretamente en su laboratorio del futuro” al decir de Libertella, aunque se toquen en la magnética instancia de una entrevisión. Ya sea desde el emblocamiento urbano de los sentidos como desde la confianza, de raigambre lírica, puramente, en cuanto a la eficacia de su método de desplazar la energía verbal mediante transparencias sinestésicas y simbólicas, opera en todo caso una esperanza de sentido más acá de significados significantes.

Las palabras-almas están más acá, son, encarnan, el más acá de cualquier dicción, canto, contracanto, contradicción. Además las palabras de los poemas de Josely (no hemos dejado de hablar un solo instante cerca de su influjo vegetal-elemental) son palabras extrañadas, puestas a la entreluz de sus ramificaciones influyentes.

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En el segundo pabellón del díptico, “Moradas nómades”: mientras el desplazamiento aborigen es una espiral eslabonándose, enredándose, dándose a ese enredar, la instalación o la performance del colonizador, del cronista, del evangelizador (cuando no del extirpador de idolatrías) implica toda una contorsión, asimismo exilios voluntarios o involuntarios. Doble desterritorialización, que ha solido leerse, y con razón, nomás en el anverso de su tragedia, pero que también incita a atisbar, agora (ahora-espacio, ágora sin agoreros, sin agonía que no restituya el instante-aquí), el otro lado, el doble del rostro, el anverso que también es un reverso y un desplazamiento del universo. Una posible salida de la universión.

Se trata, en relación al funcionamiento, casi, del curso poético, inseparable de cualquier “recurso”, como en el habitar dinámico de un punto siempre presente, un solo punto por vez, de un avanzar sin trazado. Sin embargo en cada recurso patente, adrede, con voluntad de una cierta cualidad, calidad energética para el poema, para sus elementoshilacha, como en una composición barroca, es cierto, pero desde una actitud transcreadora.

Un barroco, en cualquier caso, que no será “neobarroco” ni “tradición barroca”, sino incestuosa concupiscencia entre los mundos que se creían paralelos, un estadio de fusión, una evitación del ruido ambiental para saltar al ambiente del espíritu común, el almapalabra. Para ello el poema abre un paréntesis, silencio con más de dos orillas por donde se vierte, como por un corte (brecha del desbrozar para la roça), haciendo pasar la maravilla incógnita, “esta infinita riqueza abandonada” (Edgar Bayley), de cuya sencillez alcanzada se destila la voz anónima, encarnando la arcaica luz del vate, que se deja trasducir: ningún gesto sin pasado ningún rostro sin el otro

¿Barrocos los paneles deslizantes de mimbres unimembres de las casas sobre palafitos tropicales? ¿O asimismo una composición verbal liberada de las crestas de la última onda, .

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enraizando con todo en el propio desplazamiento de la ola? Tomando de su fuerza fluvial, inclusive, la escucha serena que permite proyectar, como en una pantalla por delante, la proximidad narrativa de algunas figuras, emblemas.

Hasta las palabras-almas pasan por estados intermediales. Se podría inferir de ello su condición o las bases de su incondicionalidad: una amplitud, lo que en otros términos podríamos, sin temor a demasiado forzamiento, llamar sentido, o posibilidad de sentido, o apenas (nada menos) posibilidad.

Si la reciprocidad regula las latencias en el espacio sagrado por sacralizado, por actualización de lo vincular con ese espacio o sus latencias germinantes, en el contexto de la desacralización, la topadora avanza, ella sí, por la ruta ancha de la codicia, como si se pudiese evitar lo que creemos que nos persigue, la muerte, para, en la producción general, también producir destrucción, jugar al aceleramiento de las partículas envenenadas, las semillas entrópicas.

Donde un poeta como JVB pone los acentos, se reingresa a la canción, que es el canto del desterritorializado, sin embargo reconectado consigo mismo en un presente que se reconoce a cada instante. Un punto que no está en el espacio sino que lo abarca. Un momento que no escapa del tiempo ni lo anula sino que constituye la eclosión incesante, presente continuo donde, como en el poema “ostro”: sigo el sendero estrecho entre verdes y prietos que lo oscuro confunde en la arboleda veo, entre los tufos el río turbio, su rumor salobre entre arbustos el hondo lecho que desciende lento insectos secos y estacas .

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en el filón brusco en que los juncos emboscan ciscos y detritos de nuevo encuentro (sueño sombrío) los círculos de lodo en tus ojos el contorno tosco de tu cuerpo sin nombre (el rostro un esbozo fosco de barro y emplastro de borra y mosto —hibiscos mustios estambres hematomas)

Importa traer a colación la variable a que refiere Josely, en relación al mito de la Tierra Sin Mal, interpretada por costumbre o lente como el Paraíso en la tierra, como surgido a partir del encontronazo con Europa. Al desplazar la palabra “mal”, con su connotación evidentemente importada e impuesta —es decir: sin inocencia— por los europeos y su dios único, su economía, su “pensamiento”, y poner, no en su lugar, sino en otro lugar, siempre, siempre otro, lugar-otro, una especie de signo de pregunta, más mudo que decidor.

Ahí se reencuentra la roça, la zona de reciprocidad, área de cultivo, eslabón entre las generaciones, punto de fusión que sería el espíritu comuna, espíritu colmena, espíritu delta. Ahí la Tierra Sin Mal vuelve a ser simplemente la tierra. La que no ha dejado de existir, incluso o mucho más cuando solo la pisoteábamos, la olfateábamos en jauría conciente y voluntaria en nuestro afán de arrancarle los frutos.

No el mal, sino el zumo oscuro/ que los toros maceran/ en el muladar de los/ fangos, atravesar la celda de los sentidos (como en el poema “ángel de la Cía. de Jesús”): una incubación y una liberación. La denuncia que hace el poema, él mismo macerado y soltado a su devenir resonancia (desde los ojos al oído agazapado del ancestral aun en el urbanita), .

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está grávida de partos que no se han consumado y de gravedades que persisten sin visos de sanación (que el poema, igual, por desallanamiento de moradas, intenta, tienta): de la tierra del Brasil,/ pródiga en oro,/ malaria y minas/ de ánimas.

Algunos poemas cuentan retazos de historias, la colocación de la voz apenas conlleva rastros de una emoción autoral, aunque ello precisamente cree la ampliación referencial necesaria como para ver y escuchar, en las escenas. Teatro, así, en su acepción barroca: mostración del recurso, entronización del efecto, que aquí, más cerca de la raíz o de la latencia, alcanza la reversión de cualquier espectacularidad. Las escenas brevemente suspendidas, por contigüidad configuran un retablo que, si bien permite ser recorrido en forma sucesiva (“libro”), presenta una simultaneidad de espejos transmutados, devueltos a la transparencia. La escucha es una práctica transparente.

El poema “reductio” comienza con un primer plano que hace del detalle la condensación a desanudar, el ínfimo comienzo que conecta con el (y contiene al) incalculable cuerpoespíritu: su hábito, roto, se tornó un estorbo; olvidó en el transcurso el cayado, la cruz y el cordón de terciopelo sumido en la floresta el hambre lo descarnó hasta el espíritu: viviendo de raíces, tubérculos maduros, restos de cuero rucio, se ungió, al descubierto, en un aljibe de lluvia oculto en la bromelia entonces revió en sueños la cuna del niño, el regazo materno, el abrazo prohibido y su vana memoria lo convirtió en diluvio .

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La operación mágica es mestizar, no masterizar, la lengua. En el punto (móvil) de su infinito transitar, ser transitada, por las imágenes irreductibles, lo intraducible mismo de la experiencia (transpersonal, no “histórica”). El emisario de la verdad mayestática regresa, por fuerza elemental, a la modestia de los comienzos, se enrolla como un feto y en el latido prenatal, en la potencia, se expande, se hace agua. No hay patrias ni dominios de saberes excluyentes, sino la vara invicta del poema: una vibración o más bien un habitar vibrátil.

Roça barroca o la puesta en gracia, que al levitar se torna incitadora. No en vano Josely refiere: Los poemas de la serie “Moradas nómades” […] buscan dialogar con la sofisticada trama sonora de los cantos, en el umbral en que arcaico y moderno se encuentran en cruzamientos híbridos. Hay en ellos indicios de algunas de las inquietudes que me mueven, como los ritos —en su vértigo de talles y detalles— de pasaje, de la reproducción y de la muerte (esta que, históricamente, el arte y la poesía intentan ‘exorcizar’). Antes de comenzar a escribirlos hice algunos viajes, reales e imaginarios, a comunidades mbyá de Paraná y de la región vecina del Guairá, a fin de conocer un poco de su modo de vida, los rituales remanentes, su paisaje. El transcurso fue una especie de ‘viaje de iniciación’, en que se está al mismo tiempo inmerso en el arrebol de las reminiscencias y bajo los súbitos insights de la percepción. Se inspiró, simbólicamente, en la búsqueda de la “tierra sin mal”[…], el paraíso mítico de los Guaraní, todavía buscado por algunos grupos en el cenit […]. La cultura indígena, con la que hoy convivimos, la singularidad de su gente y de su cultura fueron un contrapunto a mi mirar peregrino —en cierto modo, en ese viaje, extranjero en su propia tierra.

A fin de cuentas (del collar de sílabas) está en juego el conjuro. ¿Acaso Josely no está diciendo “que la dispersión de las letras quiere desautomatizar el mirar y traer el hálito del lector al centro mismo del poema” y, al hablar de una “palabra metamorfizada por esos viajes diversos e intemporales —al texto arcaico y a la cosmogonía primitiva, a la translación de los sentidos bajo paisajes extraños, al cuerpo silencioso y al ritmo de esa habla en estado de arte que es la poesía”, de inmediato cita a Lapassade: “una de las raras formas de trance relativamente ritualizadas que todavía quedan en Occidente”?2

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El conjurar de la poesía será otro rasgo de retorno, supervivencia (Warburg) que es escucha, emanación sincrónica del punto espaciotiempo, en la flor del poema. La floresta de reminiscencias despertadas por el cantar convocante mediante las imágenes irreductibles del espíritu de incontables cuerpos se hace y se modula en tanto forma transverbal. La voz poética, al mantrar, materializa el numen. El hálito transportador enhebra, atravesándolas, a las personas y sus discursos, en sus salas. Porosas partículas de desnudez: el verbo sea aliento al estridor done la oda el silencio el nombre al desespero dome el miedo

Algunos parpadeos después, la invitación de la floresta, mediante sus mensajeros de materias para la transmutación, incluyendo el filón brujo a escala escatológica, en el estiércol la unción y la junción donde entrecrúzanse hilachas los elementos. Quizá se consuma, con el mero pestañeo del que lee redescifrando un gesto de fusión, aun absorbiendo, recibiendo, a la recíproca, necesidad milenaria y magia instantánea. La fosforescencia y el reflejo intacto de la des-identidad aborigen —ahí donde el indio no lo es para sí, donde el poeta se hace indio espiritual, relámpago entre los indicios: el sebo que enciende la lumbre es el mismo .

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que unge las manos que abren surcos entre raíces y rastrojos, tegumentos de mudas, cogumelos en la bosta 293 Y un golpeteo más de colibrí en el goteo. El libro sigue su curso, deriva con la gravedad hace flotar, primero, a los vocablos en sus deltas, por ende ya no términos, devueltos palabrasalmas. Luego, al concéntrico lector, a quien de inmediato la Roça barroca convierte en amanuense de su propia lectura.

Para no dejar de retonar al polen pimordial, corre por seguir leyendo en y entre las letras de la inscripción, mercurio de su intento, el cual consiste en pasar a otro lector, ahora, la chispa que hace al punto: sude el secor del pozo suene el hueco del cepo brote el bulbo del fruto aviente el polen polviento (vientre)

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NOTAS

1 Sin ánimo de resultar reiterativo y a riesgo de ser abusivo, me atrevo a citar, con ligeras variantes, la solapa que escribí para: Guillermo Sequera, Kosmofonia Mbya Guarani, Organización de Douglas Diegues, O morto q fabla, São Paulo, 2006. “El canto iguala: al cantar, un hombre es igual a una rana. No hay jerarquías ahí que no sean las que diferencian a los cantares entre sí. Se trata, pues, en todo caso, de asombros naturales. Naturaleza no es un concepto romántico perimido, ‘superado’ por el recorte racional, sino un desafío vital para el ciudadano occidentalizado. No es un concepto: la naturaleza existe como percepción. Su desplazamiento horizontal no responde a una prerrogativa. El canto es algo que nos acontece. El canto es anterior. Es devenir. En aras de la voz no tiene más sentido aquella distinción entre cuerpo y alma. La voz es naturaleza. No la sacralidad coagulada de templos y dogmas, sino la sencillez de permanecer en vínculo de reciprocidad con lo que no es humano. Ningún antropocentrismo apagará la voz ancestral. Y ya se sabe que todo racismo es hijo idiota de un no menos idiota antropocentrismo. No hay un siglo veinte ni un siglo veintiuno que alcancen para apagar la infinita luz de los cantos. La voz es un fuego. La voz y el fuego se reúnen en la fuente. No hay distinción entre los tres. La voz es madre de la oración, del fraseo, del movimiento sonoro y evocativo que nos devuelve al animal que somos. Que llevamos dentro. Cuánto animal seremos, por detrás de la máscara social. Cuánto nadie hay en todos. Cuánto ninguno todavía. Indisociable de la voz, el canto natural se enciende oración. En todo caso, poesía y música y danza serán esas técnicas atemporales para seguir despertando a la celebración de lo que es. Simplicidad complejísima. Un entrecruzamiento de todos los caminos en la ausencia de camino. La selva es anterior a cualquier camino. Madreselva. Su llamado es golpeteo sobre la piel del río. La experiencia fundamental de toda poesía y de toda música, más acá de su estilización, de su cristalización en ‘Arte’, liga con el múltiple arte de vivir. Cantos para convocar todas las cosas y seres, hechos y ocasiones de la vida. Al cantar, la voz se nos vuelve rana y se despega. Vive en su propia dimensión. Recordatorio votivo. Y un llamamiento.”

2 También es citado Lapassade por Néstor Perlongher, estrechamente vinculado a Josely Vianna Baptista, en su ineludible ensayo “Poesía y éxtasis”.

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Uljana Wolf kochanie ich habe brot gekauft kochanie he comprado el pan

(Traducci贸n, introducci贸n y notas de Vladimir Garc铆a Morales) .


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Con su primer libro de poemas kochanie ich habe brot gekauft (2005) (”kochanie, he comprado el pan“) Uljana Wolf, nacida en Berlín en 1979, impresionó de forma unánime a los lectores y la crítica en lengua alemana, alzándose con el prestigioso premio Peter Huchel del año 2006 y convirtiéndose en la autora más joven en conseguirlo. Este premio distingue desde 1984 los mejores libros de poesía publicados en el ámbito germanoparlante. En sus 26 años de historia ha sido concedido casi exclusivamente a poetas consagrados e importantes en la literatura alemana del siglo XX como Ernst Jandl, Sarah Kirsch, Friederike Mayröcker, Elke Erb o Durs Grünbein. En el fallo del premio, el jurado destacó el enorme talento de Uljana Wolf que sabe capturar en miniaturas del lenguaje, con unas pocas pinceladas y una precisión insólita, la esencia de su mundo vital. [1]

Es característico de la autora su enorme exigencia en la escritura, su resistencia a la facilidad: no hay nada que sienta más contrario en mí que poner muchas palabras en el mundo que en absoluto deberían estar. Se dicen y escriben muchas cosas y en poesía eso no debe permitirse [2]. Su riguroso e incesante trabajo con el lenguaje no impide a la poeta lograr una cierta frescura atemporal que Ezra Pound veía en los poemas destinados a convertirse en clásicos [3]. Lejos de cualquier sentimentalismo, con unos versos de gran densidad, riqueza de imágenes, musicalidad e inteligencia, la escritura de Uljana Wolf se compromete firmemente con aquello que solamente es dado al poeta: el lenguaje. Este compromiso es, por supuesto, también social pues -como Adorno explicara en su Teoría estética- el lenguaje es un hecho social y la gran poesía lo dignifica y con ello también a la sociedad que lo emplea. La resistencia de la poeta a no poner demasiadas palabras en el mundo es de carácter fundamentalmente ético y se manifiesta, en la práctica, en la búsqueda de una claridad y concisión reveladoras, en la aspiración a la objetividad con el concurso de todas las fuerzas subjetivas y en la liberación de nuevas posibilidades en el lenguaje, frente a un mundo de la información en el que la palabra tiende a devaluarse en su ubicuidad virtual o en su uso instrumental.

Podríamos aventurar que la traducción -en el sentido general que Octavio Paz daba a esa palabra- se halla en el núcleo de toda la producción de Uljana Wolf. Traducción como interiorización del otro y exteriorización del sujeto. Traducción como esencia y cimiento de .

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toda relación entre los seres humanos y de cuyo éxito o fracaso depende el carácter más o menos habitable del mundo. Traducción como descubrimiento y revelación de lo esencial frente a la distracción de lo meramente contingente. El contenido erótico o histórico de algunos poemas contenidos en el presente libro remite, de una u otra forma al proceso de traducción y es este lo que confiere a la poesía de Uljana Wolf un carácter dialéctico. El sujeto lírico reclama en el otro aquello que se exige de sí mismo: una sensibilidad no sólo para el decir del otro y el diálogo, sino para la empatía, la capacidad para ponerse en el lugar del otro o para integrarlo sin violencia en el propio mundo interior. El poema Gästezimmer ("Habitación de huéspedes") es revelador a este respecto y, a modo de plegaria, tematiza esta exigencia. Los poemas que constituyen la serie wald herr schaft ("señorío del bosque") -inspirados en la truculenta tragedia "Tito Andrónico" de Shakespeare, predecesora del cine gore- hacen referencia explícita al fracaso de la traducción: la incapacidad para leer en el sufrimiento del otro y escribir por él (o hablar) se halla en la raíz misma de la tragedia. Ante la horrible visión de su hija Lavinia, violada y mutilada por los hermanos Demetrio y Quirón -quienes han cortado lengua y manos a Lavinia- Tito Andrónico se pregunta en el poema de Uljana Wolf [...] tú mapa de aflicción oh tú la tres veces sangrante estremecida red de signos implicada en señalar al escribiente cómo debo desplegarte cómo leer hablar por ti. [...] Esa estremecida red de signos implicada -el cuerpo mutilado de Lavinia- y su horrible e imposible expresión como cañería con tres salidas chorreantes aparecen como un texto que el padre debe descifrar e interpretar para hablar en consecuencia. Citando a Barbara J. Baines y Mieke Bal, Uljana Wolf destaca el carácter semiótico del acto de violación de la mujer: "la violación es también un lenguaje corporal hablado por hombres que se comunican con otros hombres a través del cuerpo de la mujer". La violación de Lavinia por los hermanos godos es así entendida como una violación de la propiedad del padre -Tito Andrónico- y, por extensión, de Roma. El acto de barbarie atroz sobre el cuerpo femenino es compatible con la violencia dentro de la propia estructura de la sociedad patriarcal [4]. Este sentido se superpone al del "texto del sufrimiento anónimo privado de expresión" que es el cuerpo impotente de Lavinia, y todo el ciclo extrae su tensión dramática de la polaridad de .

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ambos significados a través de la profusa imaginería de una Orgie der Klänge ("orgía sonora"), como la autora denominara a estos poemas. La aparición de una ironía desencantada -que deconstruye el texto shakesperiano- muestra dialécticamente la violencia formal implícita en la estructura de la tragedia, desenmascarada como articulación del habla del padre en la sociedad patriarcal. El texto de Uljana Wolf se separa con fuerza de cualquier atisbo de elemento voyeur que se nutriría de lo gratuito del sufrimiento anónimo, así como de un enmudecimiento místico-wittgensteiniano: porque el decir exigente de la poesía también muestra. La de Uljana Wolf es una escritura que no hace ninguna concesión al estropicio civilizatorio que Adorno mencionara a propósito de la mera representación de lo dado como verdadero en sí. La conciencia de la poeta sobre la toma de partido que toda escritura responsable encierra -una conciencia que es heredera directa de la última poesía de Ingeborg Bachmann- alcanza su máxima expresión en el poema final de este ciclo.

El libro de Uljana Wolf muestra con fuerza como la integración del otro es constitutiva del propio sujeto y necesaria para su existencia. El propio título del libro kochanie ich habe brot gekauft remite a esta integración a través de la palabra kochanie ("cariño", en polaco). El título es en sí una pincelada maestra reveladora de algunas características esenciales del lenguaje de la autora: calidad musical de la escritura; frescura no exenta de un tono coloquial; sorpresa y extrañeza. En el primer aspecto puede destacarse los constantes coloridos vocálicos, aliteraciones, juegos de palabras, el cuidado rítmico y formal, y la alta densidad y calidad de imágenes y fuerza de los detalles.

El libro consta de cuatro secciones que indagan en la identidad del sujeto lírico desde diferentes ángulos, a través del nombrar. El epígrafe de Tom Stoppard que abre el libro sugiere la duda y extrañamiento sobre una identidad que "se siente en casa". El libro constituye una elaboración y desarrollo dialéctico radical de este epígrafe y una investigación profunda de la identidad. La primera sección, "el corrimiento de la boca", indaga en aspectos de la identidad no relacionados con la memoria. La atmósfera general de estos poemas, de hecho, muestra un presente inestable presidido por una suerte de amnesia, de conciencia de la pérdida y de lo irrecuperable o de entrega temeraria o sumisa a lo desconocido. La sección comienza con el poema que le da nombre seguido de "sala de recuperación I" y "II" con los que forma una suerte de tríptico. En estos poemas el sujeto .

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lírico se halla en un estado de semiinconsciencia y total pasividad e indefensión. La movilidad de las imágenes en el ritmo espacial y las insólitas yuxtaposiciones están muy lejos, sin embargo, de ser poesía automática, y producen un efecto de falta de localización. A este se adhiere también cumulativamente el desplazamiento de la voz, donde el sujeto lírico se escinde y ocupa otra persona del poema distinta a la que sugiere el marco general. El título "el corrimiento de la boca" sugiere tanto este desplazamiento de la voz efectuado en los poemas como el estado de semiinconsciencia en que se muestra al sujeto -que confundiría probablemente la voz por la boca donde aquella se emite. La segunda sección "parcelas de tierra" contrasta con la primera en su indagación en la memoria y en la historia como constitutivas de la identidad. La figura cercana y autoritaria del padre es aquí el vínculo cercano que une al sujeto lírico con la historia de su país y su cultura -la antigua Alemania oriental. Una inquietante ambigüedad se da en torno a la figura de ese padre austero, autoritario y riguroso por una parte, amorosamente sacrificado por otra. La poesía, libre aquí de sentimentalismo y concentrada más bien en el funcionamiento y en la economía del habla del padre y del silencio en torno a ella, consigue poemas de gran emoción, fuerza y ternura como "fruta". Con unas pocas pinceladas, en "canción infantil", esquivando de nuevo todo atisbo explícito de identificación emocional en la expresión, la poeta consigue sugerirla y convertir al padre -con una descripción aparentemente inocente y objetiva de la escena y de las actitudes de los hijos hacia el padre- en objeto de nostalgia. Uljana Wolf demuestra aquí su magisterio en el empleo de símbolos de la cultura alemana designando al padre como "el pequeño trompeta", célebre canción política sentimental en la antigua Alemania del Este, para trazar con líneas maestras un cuadro no sólo de la familia autoritaria dominada por el padre sino también, y paradójicamente, de su necesidad en los ojos infantiles, y de su impronta decisiva en el sujeto y en su sentimiento de culpa. El poema es así una ventana a la historia y fragmento de historia en sí mismo. Los poemas "hermanito & hermanita" y "los zapatos de danza desgastados" no son meras deconstrucciones postmodernas de los cuentos de los hermanos Grimm a los que hacen referencia: la estructura violenta de la sociedad patriarcal es, de nuevo, desenmascarada con maestría e inteligencia, añadiéndose cumulativamente al efecto de los poemas previos en esa misma sección. Esta alcanza su clímax con el ciclo señorío del bosque, comentado en detalle más arriba y, de nuevo, en estrecha relación con la figura del padre. La tercera sección del libro, que le da nombre, "kochanie he comprado el pan" es otra incursión en la identidad del .

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sujeto a través de lo fronterizo, del viaje, de la integración erótica de lo extraño, como posibilidad de libertad. La experiencia amorosa es contemplada bajo esta óptica como un diálogo generalizado, una forma de traducción en su dar y recibir. Los poemas tienden aquí a una brevedad y concisión extremas que se aproximan en algunos puntos casi al haiku. La libertad dentro de cierta estabilidad arrogante es siempre puesta en duda, quedando desenmascado o frustrado su contenido de violencia. Lo fronterizo y clandestino aparece como un símbolo de libertad juvenil que apela a una juventud consciente por necesidad siempre en el riesgo de quedar al borde de un vaciamiento esencial. La última parte corona el libro de forma emocionante. Esta última indagación sobre la identidad es ahora ética y expresa, a través de imágenes de fuerza conmovedora -y, una vez más, desde la ausencia de sentimentalismo- la toma de partido del sujeto lírico por la vida, por la fragilidad de la existencia. Esta fragilidad, vista en el otro y mostrada en la ventana del poema, es asumida y experimentada como propia. La poeta levanta su protesta con la mayor dignidad poética, en un oficio demiúrgico donde el sujeto lírico parece desaparecer por completo al fundirse con la escena y las imágenes que convoca. Una rara diafanidad es abierta en la dimensión de lo sensorial. En este tríptico que cierra el libro "krzyżowa, compañeros" las imágenes hablan por sí solas, levantan el mundo, y lo dejan abierto y lleno de esperanza en su dañada compostura. La vida impotente se yergue postrada ante la vanidad, la violencia y el ruido del mundo, pero aparece de nuevo -en una dialéctica vuelta de tuerca- como provista de una intensidad y fuerza prometeica que de ningún modo es señalada explícitamente ni por recursos retóricos sino conjurada en las imágenes que se sostienen coherentemente en la voz como un milagro.

Fuerza expresiva sin sentimentalismo, por tanto. Memoria que se adentra en la historia objetiva y subjetiva y las revela sin nostalgia. Anulación del yo romántico y de toda traza explícita de emoción subjetiva y concentración en procesos, imágenes e interacciones conseguida a través de sutiles desplazamientos del sujeto lírico, instalado en la vulnerabilidad misma del ser humano autoconsciente y, por tanto, susceptible de acceder a lo universal desde lo particular. Aunque este yo adopta formas diversas a lo largo del libro, la sensación en la lectura es que la autora habla siempre de sí misma y de su mundo, produciendo un autorretrato preciso a través de los diversos correlatos objetivos, desgranados con profusión de detalles e intensidad minimalista. Como dijera T. S. Eliot a .

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propósito del correlato objetivo: La inevitabilidad artística radica en esta adecuación completa de lo externo a la emoción [5]. El esfuerzo por una poesía objetiva es característico de una buena parte de la joven poesía alemana reciente: junto a Uljana Wolf, poetas como Steffen Popp, Ulrike Almut Sandig o Norah Bossong se aproximan también a ella. En especial, algunos poetas recogidos en la editorial kookbooks dirigida por Daniela Séel -Uljana Wolf entre ellos- comparten esta característica común, dentro de sus diferentes caminos individuales -además del trabajo escrupuloso con el lenguaje y la pugna por la palabra exacta. Esta nueva poesía objetiva alemana continúa en nuestro tiempo el magisterio de poetas de generaciones anteriores como Elke Erb o Durs Grünbein y se opone con fuerza a la tendencia neosubjetivista -restauradora del sujeto lírico y del yo romántico- de una buena parte de los poetas recogidos en el Canon de la Literatura Alemana -Ulla Hahn, muy especialmente- publicado en el año 2003 por el influyente crítico alemán Marcel ReichRanicki. El enfrentamiento entre objetivismo y subjetivismo en la poesía en lengua alemana actual recuerda el existente en nuestro país -España- entre las denominadas poesía "del silencio" y "de la experiencia", respectivamente.

Ojalá el lector castellano pueda experimentar a través de mi traducción algo de las mejores experiencias que me ha producido el colosal original alemán. Ojalá esta traducción castellana, la primera de este libro, estimule la producción de traducciones futuras mejores que la mía. Es este un libro que las merece y sólo puedo desearle una larga tradición en nuestro país y la mejor recepción. La poesía de Uljana Wolf representa para mí la mayor dignidad artística y espero no haber quedado demasiado lejos con mi tentativa en mostrar por qué.

Quiero agradecer a Uljana Wolf su amabilidad y generosa disposición para discutir conmigo diferentes aspectos del texto original y de la traducción así como el haberme proporcionado material valioso en torno a su libro. Aunque de los errores y aciertos de la traducción sólo quien escribe estas líneas es responsable, la difusión adecuada de la obra de un poeta es una labor compleja que concierne siempre a varias personas. He tenido, en este sentido, la suerte enorme de ser acompañado en esta aventura por amigos, poetas y personas entusiastas de la poesía cuyo esfuerzo ha hecho posible la aparición de mis traducciones en revistas, antologías y festivales, contribuyendo así, decisivamente, al conocimiento de .

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Uljana Wolf en nuestro país. En primer lugar, quiero agradecer a mi amiga Ana Gorría todo el ánimo que me ha transmitido durante el arduo trabajo de traducción y su lectura entusiasta de mis textos -además de la inclusión de algunas traducciones en la revista Catálogos de Valverde 32 "Cartoemas", cuya labor de coordinación ha llevado a cabo junto a Raúl Díaz Rosales. Gracias también a Ernesto García López y David Leo García, por hacer posible la aparición de otras traducciones mías de Uljana Wolf en la revista internacional de literatura Galerna y en la Colección Puerta del Mar, respectivamente, y a José Luis Gómez Toré y Sabrina Lastman por cederles su voz. Gracias, asímismo, a los organizadores del Festival de Poesía Hispano-Alemán Brücke que tuvo lugar en Berlín el mes de mayo de 2010, donde la autora leyó numerosos poemas de kochanie acompañados por la proyección de mis traducciones. Y gracias también a mis padres y a numerosos amigos que se han acercado cariñosamente a los textos. Quiero dedicar mi traducción castellana de este libro a Susanne, que ha estado muy presente junto a mí durante la finalización de este trabajo, compartiendo intensamente mi alegría.

Bibliografía citada

[1] JENTZSCH, Cornelia: "Laudatio auf Uljana Wolf / Peter-Huchel-Preisträgerin 2006" [2] JENTZSCH, Cornelia: "Porträt der Peter-Huchel-Preisträgerin Uljana Wolf", Deutschlandfunk, 13 Abril 2006. [3] POUND, Ezra: "The ABC of reading ", New Directions, 1960. [4] WOLF, Uljana: "wald herr schaft / shakespeare: titus andronicus: Kommentar und Enthaltung" Kritische Ausgabe Fahnen, 2006-07. p. 43. [5] ELIOT, T. S.: "El bosque sagrado". Ed. bilingüe de Ignacio Rey Agudo. Ed. Cuadernos de Langre, 2004.

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die verschiebung des mundes gegen vier uhr morgens beobachte ich die verschiebung des mundes das haus schließt nach dem letzten gähnenden windstoß die lippen schmal wie lider 303 dagegen öffnet seinen rachen der himmel: ein hellblau nahe am gaumenzapfen über den dunkel gespannten zungenbögen der wälder aus dem dunstigen mund entspinnt sich regen lang anhaltender atem: wie über die wimpern des schlafenden hinsprechend

el corrimiento de la boca hacia las cuatro de la mañana contemplo el corrimiento de la boca se cierra la casa tras el último bostezante golpe de viento delgados labios como párpados por contra abre su garganta el cielo: un azul celeste cerca del paladar sobre oscuros y tensos arcos de lengua de los bosques desde la boca húmeda se origina la lluvia un largo constante aliento: como hablando sobre los cilios del durmiente

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kinderlied mein vater der kleine trompeter gab sein blut für unsre kehlen singend führn wir ihn im schilde spielend schaufeln wir sein grab mein wächter der kleine trompeter mit dem blech an seinen lippen bläst uns wenn die herzen aus der deckung treten seinen marsch

canción infantil mi padre el pequeño trompeta dio su sangre por nuestro gaznate nos lo traemos entre manos cantando juguetones le cavamos la tumba mi guarda el pequeño trompeta con el metal en sus labios nos toca su marcha cuando los corazones se salen del cobijo

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der vater herr vater der vater herr vater hält wort anhält der vater das wort angehalten jeder dem vater das wort zuzutragen zurück und gehalten hat der vater herr vater noch jedes wort für einen verrat

el padre señor padre el padre señor padre mantiene la palabra detiene el padre la palabra detenidos todos al padre le delatan de vuelta la palabra y mantenía el padre señor padre aún cada palabra por una delación

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wald herr schaft shakespeare titus andronicus I the woods are ruthless, dreadful, deaf, and dull titus, act 2 scene 1

im wald im wald die wege mooslichtig verschworen fickrig und verschwistert mit den unterirdischen getrieben die da hießen sieg und römisch ruhmundehre und sagte ich schon finster sagte furcht und schurkenstunde der zwei brüder die da hießen chiron und demetrius: söhne der tamora anti-römer böse wichte der geschichte ihre gotenhoden antithetisch aufgebockt zur jagd – im wald im wald da ließen sie der rache lauf stanzten ihre schwänze eine message in das moos

señorío del bosque shakespeare tito andrónico

I the woods are ruthless, dreadful, deaf, and dull titus, act 2 scene 1

en el bosque en el bosque de musgosa luz caminos morbosamente unidos conjurados con engranajes subterráneos que ahí llamábanse victoria honor gloria romanos y dije ya en tinieblas dije espanto la hora infame ahí de dos hermanos llamados demetrio y quirón: antiromanos hijos de tamora enanos malvados

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de la historia sus antitéticos cojones godos alzados a la caza – en el bosque en el bosque ahí cursaron su venganza estampando sus rabos un mensaje en el musgo

II 307 as from a conduit with three issuing spouts titus, act 2 scene 4

nicht sagen rom und reh nicht sagen dainty doe sagen jagen nicht blume pflücken acker pflügen plündern beet und bett nicht richten schlichterdings flüchten in wasserkunst: den stöpsel aus der feldherrnlosen sprache ziehn dem treulosen stottertrog rot hervor schießt dort lavinia die legende die du bist und nicht bist oh rohrleitung mit drei speidüsen sprich düster spült im strom das wort zu grund und düster grüßt mit blazon und blabla vom flut mund der fontänen blindlings jetzt und blinder später dein leser ich dein wiederholungstäter

II as from a conduit with three issuing spouts titus, act 2 scene 4

no decir roma y corzo no decir dainty doe decir cazar no coger flor desflorar arar campo sembrar cuerpo combatir en cama no juzgar escapar puramente en arte de agua: la

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clavija ya sin habla de estratega el teñir de rojo traidor tartamudeo roto bronco de alberca dispara allí lavinia la leyenda que eres y no eres oh cañería con tres salidas chorreantes habla fúnebre aclara en la corriente la palabra al suelo fúnebre saluda con blasón y blabla de marea ahora boca a ciegas de fontana después ciega yo tu lector en las repeticiones tu hacedor

III thou map of woe, that thus dost talk in signs titus, act 3 scene 2

der vater spricht: du karte gram du dreimal blutig umgepfalztes zeichen netz verstrickt in die markierung der schreiber wie soll ich entfalten wie lesen für dich reden. soll ich anders als von meinem schmerz – dir fehlt die hand dann lass ich meine fallen hacken ab und wüsste ich mann schaufelte ein grab in deinem schoß (verzeih ich weiß es bloß act 4 scene 1) gäb ich statt hand den arsch für aarons führer stab solln so auch meine falten fleddern krämpfe zur unlesbarkeit die körper sag ich sind die fliegenköpfe roms

III thou map of woe, that thus dost talk in signs titus, act 3 scene 2

el padre habla: tú mapa de aflicción oh tú .

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la tres veces sangrante estremecida red de signos implicada en señalar al escribiente cómo debo desplegarte cómo leer hablar por ti. debo otra cosa distinta a mi dolor – a ti te falta la mano entonces dejo caer la mía cortada y si supiera que un hombre cavó una tumba en tu regazo (perdona sé que estamos ya en el 309 acto 4° escena 1ª) daría en vez de mano el culo para el báculo del jefe de aarón así deben también saquear a lo ilegible mis arrugas convulsiones los cuerpos digo son las cabezas de mosca en roma

IV faint-hearted boy, arise, and look upon her titus, act 3 scene 1

wir lasen was wir sahn mit den augen auf und von der blanken netzhaut ab – waldrand drecksaum schaum vorm lid sahn den vorgang nicht das in der mitte hinter dicht verzweigtem vorhang aus gesparte das dich reich an zeichen auf den bildschirm spie: hieb und stich fest in die sendung mit der zungen wurzel routiniert gekappte töchterkörper der ovidsche zuschnitt striemen wir sahn dich im livestream lavinia wir lasen und in aller augen warst du des grauen star

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IV faint-hearted boy, arise, and look upon her titus, act 3 scene 1

leímos lo que vimos con ojos abiertos y aparte de la retina brillante– borde del bosque sucia franja espuma ante el párpado no vieron el proceso no el del centro tras la densa cortina que ramificada te ahorró eso rico en signos tú escupe en la pantalla: ilegible y tenaz punza el programa con la raíz de tu lengua cuerpo de hija magistralmente mutilado ovidiano corte estriado te vimos lavinia transmitida en vivo leímos y en todos los ojos fuiste la escotoma estrella del horror

Notas de la autora (NA) y del traductor (NT)

- señorío del bosque / shakespeare tito andrónico: la horrible tragedia romana de Tito Andrónico es una de las primeras piezas de Shakespeare. Debido a la afluencia de sangre (el conteo de muertes en ella llega hasta 14, aparte de las incontables atrocidades) y a la grotesca y aparente incongruencia entre palabra y acción, la obra fue despreciada y dejada al margen del corpus shakesperiano. El trabajo de la crítica en el siglo XX ha revelado la compleja red de relaciones, entre cuerpos, palabra y violencia, parte por parte. Incomprensiblemente, la figura central de Lavinia -la hija mutilada y violada de Tito Andrónico- [a quien los hermanos godos Demetrio y Quirón cortan las manos y la lengua (NT)] ha tendido a ser más ocultada que descubierta. (NA) [La autora se inspiró en la composición de este ciclo de poemas tanto en la tragedia original de Shakespeare, como en las versiones de Dieter Wessel y Heiner Müller: Anatomie Titus Fall of Rome (NT)]. [- the woods are ruthless, dreadful, deaf, and dull: "el bosque es hosco, impío, negro y sordo" (NT)] .

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[- as from a conduit with three issuing spouts: "como por una cañería con tres salidas chorreantes". La autora cita en este punto en el texto original alemán la versión de Dieter Wessel (rohrleitung mit drei speidüsen) (NT)] - in wasserkunst ("en arte de agua"): hace referencia al verso de Heiner Müller: "WERWANDELT SICH DER FELDHERR IN DEN VATER / SEIN FLEISCH UND BLUT IN EINE WASSERKUNST" (NA) ["SE TRANSFORMÓ EL GENERAL EN EL PADRE / SU CARNE Y SU SANGRE EN UN ARTE DE AGUA" (NT)] [- thou map of woe, that thus dost talk in signs: "tú, mapa de aflicción, que de esta forma hablas con signos" (NT)] - für dich reden. soll ich ("hablar por ti. debo"): hace referencia al texto de Heiner Müller: "Ich red für dich. Soll ich. Ich sag, es ist so. / Kennt ich dein Herz, und kennte ich das Tier / Ich könnt ihm fluchen und erleichtern mich" (NA) ["Hablo por ti. Debo. Digo, es así. / Conozco tu corazón y si conociera al animal / podría maldecirlo y aliviarme." (NT)] - blazon ("blasón"): recurso retórico que, especialmente en la poesía renacentista inglesa, consistía en la descripción minuciosa de las bellezas del cuerpo femenino a modo de catálogo desde la cabeza a los pies. El objeto del amor era cantado, dividido así, en partes individuales. - fliegenköpfe ("cabezas de mosca"): En su locura, Tito Andrónico despedaza una mosca a la que ve como a su enemigo Aarón. Este último muere enterrado en tierra hasta el cuello, un hecho sugerido tras el telón por la imagen de la cabeza negra sobre la que las moscas negras se posan. En la lengua alemana, fliegenköpfe designa igualmente, en la jerga de los tipógrafos, caracteres que aparecen erróneamente de forma incompleta. (NA) [- faint-hearted boy, arise, and look upon her: "pusilánime, aparece y mírala" (NT)] - der ovidsche zuschnitt ("el corte ovidiano"): En las Metamorfosis (VI, 412674) cuenta Ovidio la historia de la violación de Filomela por Tereo. Los hermanos godos Demetrio y Quirón de la tragedia de Shakespeare toman esto como ejemplo que deben aún superar: ellos no cortan solamente la lengua de su víctima, como Tereo, sino también las manos, para dejarla totalmente impotente y carente de expresión. (NA)

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País imaginario: Escrituras y transtextos 1960-1979 Por Andrés Villalba

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A fines del mes de octubre, con motivo de la presentación de la 1era edición del libro sobre poesía latinoamericana –editado en un esfuerzo conjunto por la editorial quiteña RUIDO BLANCO y el poeta peruano Maurizio Medo– Andrés Villalba Becdach escribió el texto que presentamos a continuación. Vale decir que PAÍS IMAGINARIO: ESCRITURAS Y TRANSTEXTOS 1960-1979 acaba de aparecer, corregido y aumentado, merced a la colaboración de los escritores Mario Arteca, Benito del Pliego y Maurizio Medo, en la ciudad de Madrid a través del sello editorial Amargord. Auguro como por decreto divino que el libro “Un País Imaginario” Escrituras y transtextos, que contiene una selección de 29 escritores de poemas latinoamericanos nacidos entre 1960-1979 es una papa caliente que dará mucho mucho mucho que hablar en la región. Apropio de Mario Arteca la menesterosa transición de escritores de poemas y no poetas, ya que la palabra poeta es otra palabra que llegó a la cúspide de la ignominia. Pocos aún sabemos la importancia que tiene el hecho de que este libro se publique en Ecuador bajo la ineditud libresca de la editorial Ruido Blanco. Es un libro in extremis codiciado y envidiado en los países vecinos, con ínfulas de convertirse en un pequeño clásico para la poesía latinoamericana, o en una imprescindible guía actual. Seguro antes de festejar el alumbramiento de este fascinante libro, saltarán los resentimientos y complejos de quienes no leen sus nombres en él. En fin, así es esto. En el mundo sabemos que son escasos los lectores de poesía. Quizá porque la poesía sirve sólo para esconderse, ¿quién engaña a quién en este juego delirante? Además, ¿a quién le interesan los traumas y complejos del prójimo, si ya es suficiente con los propios? Es un ejercicio radicalmente mezquino y onanista. Si la poesía es un lenguaje enmarañado e insular, ¿cuál es la razón de obstinarse en aislarlo sin alisar sus aristas despiadadas y volverlo más ininteligible? No se sabe por qué. Es más, hablé con mi abuelo, le invité a esta presentación y le dije de qué se trataba. Me dijo: “no no, muchas gracias, invítame cuando vayas a hablar o a presentar algo ameno”. En este país sus lectores son más escasos aún, y peor aun cuando entre estos ínfimos lectores de poesía se ha ido dilatando una grieta que separa las corrientes. Por un ángulo están algunos hispanófilos, atizonados por una poesía clásica y diáfana, cristalina, sin trizaduras ni lugares oscuros, un escenario al que la forma, su minimalismo sugerente y su escenario previsible son más lastres que la camisa de fuerza de un soneto, sin menospreciar bajo ningún punto esta complacencia o inclinación. Las personas en las que pienso no asistieron a la presentación de este libro. Con, la otra arista, la que tenemos fresca y empaquetada al vacío en este librito: conversacionalismo, neobarroco, antipoesía, concretismo, .

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experimentalismo y demás ismos. Un claro ejemplo es que Cristóbal Zapata, quizá uno de nuestros escritores de poemas más españoles, con poemas bellísimos, brillantes y con altos grados estetas, no esté incluido en esta vitrina. En la estridencia de esa brecha, calzan estas palabras de Medo: “Las aldeas poéticas de cada país, víctimas de su propio provincialismo, el enemigo diría Pound, sobrevivían autistas, cada una en su propia endogamia, una de espaldas a la otra, replegadas tras sus líneas de frontera. Y si alguien tenía la oportunidad de recorrerlas se convertía en el poeta consagrado, el cual llegaba como un ilustre visitante. Aún rumiaban las «vacas sagradas» en nuestros pastizales.” Este “País Imaginario” es una fiel extensión de sensibilidad de dos de las muestras más importantes de poesía latinoamericana. El “Medusario” de José Kozer, Roberto Echavarren y Jacobo Sefamí, publicado en 1996. Y “Pulir Huesos” con selección y prólogo de Eduardo Milán, aparecido en el 2007. Donde, Maurizio Medo es el último escritor de poemas incluido. Dice Milán de Medo: “…está perseguido por el sueño de la mezcla, del delirio y realidad, mentales, y, en el lenguaje, el español y e italiano. Medo lo asume como una babelización escritural, de una literalización de la aventura. El lenguaje es violento, expresionista, en continuo estado de grito de fricativas chirriantes” Coincido en que el libro “Medusario” es la mejor antología de poesía latinoamericana hasta el momento. Cayendo con este juicio en un alineamiento escritural tutelar en defensa del neobarroco. Hablo más allá de la posibilidad de su muerte, que parte de una idea de Tamara Kamenszain, una de sus fundadoras y teóricas mayores. Hablo de la impagable herencia que muchas corrientes de poesía latinoamericana le deben en la actualidad al superior campo de batalla neobarroco. El vaticinio y festejo de su muerte como es la esperanza aciaga de sus detractores, es, porque nunca supieron entender de qué se trataba qué, ya que veían en la dificultad del neobarroco un hueso imposible de moler, debido al fulgor de sus limitaciones, o a su onanismo exagerado que no pudo vislumbrar paisaje después de sus propios ombligos. Insisto en la posibilidad del barroco como salvoconducto para la entelequia y aventura poética. Los neobarrocos se niegan a ser neobarrocos, tal vez porque en esa negación está el origen de su sentido. Niegan y restan y desagregan en exceso para no soportar el rastro del vacío horroriza. El neobarroco según Severo Sarduy: es disipación, superabundancia del exceso, nódulo geológico, construcción móvil y fangosa, de barro. .

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Vuelvo a citar a Eduardo Milán Cuando dice: “…Esa emergencia que parece ser en primera instancia el neobarroco termina dibujando un perfil residual, algo que ocurre luego de prácticas poéticas radicales que cimbraron en la década de los cincuenta del siglo xx la poesía latinoamericana, huella de acontecimientos históricos que fortalece su profundidad por su accionar sobre un contexto especialmente debilitado. Galaxias (1980), el texto de prosa poética de Haroldo de Campos, es un buen ejemplo de talante neobarroco: tiene algo de concretismo, tiene algo de antipoético, tiene una fuerte conciencia de su operar textual. La aparición del neobarroco posibilitó todavía arquear la cuerda con suficiente tensión”. Después que Eduardo Espina añadió una nueva velocidad a sus textos, acuñó como “Barrococó” a sus poemas, ni bar ni rock, ni barroco, hacen zapping, derrapan y hacen rap. Ironizando y con endebles apuntalamientos teóricos, hemos después del barroco neobarroco neobarroso y barrococó, hablado del neoberrido, neoverraco, neobaboso, noebarranco, barrozconcoco, barroscacó y barroscoqueado. Saben lo que digo. En fin, aquí estamos apostando a perdedor otra vez para ganar como diría Luigi Stornaiolo, que, gentilmente ha cedido una vez más la foto de uno de sus espectaculares cuadros para la portada de este libro. Así, para seguir cultivando digresiones cito al loco e inclasificable de Panero Leopoldo María cuando dice: “la poesía no tiene más fuente que la lectura y la imaginación del lector, la única remuneración de la poesía no es ser comprendida: no se trata de fama, no, sino de algo mucho más modesto, y es un vicio muy triste el de creer universal la propia anécdota. Puesto que lo humano es una pasión vil, y al poesía –sombras de ficción en un espejismo enmascarado por el sueño de ser hombre, sustancia entre sustancias- lo único que nos devuelve es nuestra dignidad”. Antes de tocar la espuma de “País Imaginario” y hablar un poquito del freak show de su fabuloso contenido, y de qué manera están vinculados los vasos comunicantes en esta diversidad, quiero hablar de Medo como escritor de poemas. ¿Qué es lo que Medo hace y espera de un poema? ¿Hasta dónde tienen que estirarse los límites del lenguaje y hasta dónde tiene que llegar la expresión? El poema es un laberinto donde todo sucede y para siempre. El mundo es representado en su abismo porque se flexionan los límites del lenguaje. El lenguaje es expuesto en su versatilidad y en su columna hay orificios que muestran otras dimensiones. Medo quizá logra ensamblar hiatos y diptongos con las .

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consonantes. Muchas veces su poesía merece ser exprimida con una relectura para asirla en su totalidad. Hablo de una escritura de voces fragmentarias que sugieren y no decretan, al leerla se cuece bajo las venas, en un viaje subterráneo del inconsciente, ¿cómo se logra ese aleteo de metáforas que subyacen debajo de las palabras más allá de las imágenes concretas? Es interesante la idea de la poesía como una vaca, que debe ser ordeñada. Que dé leche como la diosa Juno amamantando a su hijo, la Vía Láctea. Medo arremete en contra de lo conversacional facilista explicado por Roberto Echavarren: “excusándose en la llaneza de sus versos, se consideraron autorizados a escribir una poesía comprensible por todos, trivial, de mío bendito o maldito yo, acrítico y nunca puesto en cuestión, siempre dueño de la verdad y la justicia, siempre inocente, sin sorpresa y correcta”. Hay un verso de Medo que reza así: “apenas la lluvia empapa el espejo adonde otro/ me excusa o me censura/ abismado en una insobornable lejanía”. Ese otro se multiplica en este libro. Y alguna vez dijo: “…creo que la inconformidad es aquello a través de lo cual puedo explicarme el hecho de que un grupo de individuos pueda escribir poesía en pleno desmadre post-histórico. ¿Por qué se escriben, por qué escribimos, poemas? ¿Por qué no conformarnos y utilizar el idioma para los fines corrientes y prácticos? Mi poética estaría dentro de la línea de la dificultad, en buen cristiano, estoy jodido. Y la dificultad surge desde el instante en que decidí apostar por la escritura de un libro único. Tal posibilidad, usualmente se trata de un libro imposible como aquel borgiano “Libro de arena”, amén de situarme en la orilla contraria a la de los intereses de las grandes editoriales. Para mí la poesía es esa especie de erosión, a la vez esencial y fugaz, del pensamiento. Mientras tanto, mi madre, italiana ella, nunca supo explicarnos a qué país pertenecíamos dentro de una casa donde se hablaba español, se gritaba en italiano y se insultaba en croata, el idioma de mi padre…” Retrocedo más de veinte años y saco a la superficie quizá al pontífice más extasiado, comprometido, delirante, extraviado, místico y arriesgado del neobarroco trastocado por él en neobarroso: el poeta y ensayista argentino Néstor Perlongher, que murió de apenas 43 años, para no señalar tan sólo su proliferación en la sexualidad o en las andanzas marginales como lo hizo y lo logró. La naturaleza de Medo se presta para ser barroca, más aún con el caos sagrado caos que el español acusa y ostenta, además porque él puede reírse en croata, italiano y quechua. Medo se ajusta al cimbreo del lenguaje poético que Perlongher .

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apuntaba, pero en un grado más claro de comprensión. Pero no es y no puede ser fundamentalista con la selección de los escritores de poemas de “País Imaginario”. Este libro no pretende nunca una obstinada resurrección del neobarroco, la amplitud de estilos actuales no podría caer en un solo desbarrancadero. Cuando digo que en algo se ajusta la expectativa de la palabra oráculo de Perlongher, con la poesía de Medo, y a la vez, la de este con ciertos grados de lenguaje poético, pero repito, de una forma más entendible, es porque Perlongher lo concebía más o menos así: 317 El sistema poético ideado por Lezama derivaba el uso radical de la poesía como conocimiento absoluto que puede sustituir a la religión, es una religión, capaz de hilvanar las ruinas y rotulaciones de los más variados monumentos de la literatura y de la historia, alucinándolos con una calidad iluminada del hermetismo. Una divinidad bajo el rigor maníaco del manierismo, la suelta sierpe de una demencia incontenible, poética del éxtasis en la fiesta jubilosa de la lengua, en su fosforescencia incandescente, disposición al disparate, rebuscado, extravagante, enmarañamiento. Sedición por seducción, lo confusional opuesto a lo confesional. La destrucción de la lengua con metáforas al cuadrado. La poesía labura la contorsiones del lenguaje y oxida su engranaje. Mediante los fulgores se adquiere una poética del lenguaje que abandona su función plenamente comunicativa, elevando su posibilidad de torsión. En el mercado del intercambio lingüístico, donde los significados son contabilizados en significantes legitimados, se produce una alteración, una disputa, como si una feria gitana irrumpiese en el gris alboroto de la bolsa. Esa poesía es el encuentro entre el flujo barroco, una impronta entre el español y la explosión del surrealismo. Hermetismo y subversión referencial del poema. El barroco no torna liso el territorio que invade, sino que lo baliza de arabescos y banderolas clavadas en los cuernos del toro europeo. Estamos hablando otra vez de hibridez, fusión y sincretismo del terrible matrimonio entre España y América. Regreso al País Imaginario, y de cómo Medo traza el mapa con un exhaustivo prolijo y prolífico estudio con atención a los años de publicación de los libros de los autores y al contexto histórico general. Todos en la era de la globalización. Deslegitima la ambigüedad el término poesía latinoamericana y peor generacional de los autores nacidos entre 19601979, por ello ningún autor representa una nación, sólo a su propia obra atravesada por los .


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supuestos triunfos democráticos en América Latina a finales de los 70. Atribuye a estos autores como hijos de la crisis política económica y social. En fin, como testigos y herederos huérfanos del caos circundante. Un laburo subterráneo y casi siempre independiente para afirmar su identidad poética. Es esencial recalcar que la insurgencia de estas nuevas voces va de la mano de la ruptura literaria con el trasnochado y deleznable traspapeleo de la militancia política. Son ácratas de la realidad, sabiendo que nada es suficiente, que algo siempre sucede, algo que nunca importa. Todos los autores incluidos tuvieron y tienen una clara conciencia de un mundo automatizado y subyugado por las redes sociales y la tecnología. Siendo lógica la disparidad y su influjo en autores como el uruguayo Julio Inverso que falleció en 1999 y el mexicano Rodrigo Flores nacido en 1977, por ejemplo. “Lo idóneo sería referirse a estos flujos intergerenacionales y analizar cómo opera en el ámbito donde se presentan, cuáles son sus nexos y, si los hubiera, qué influencias traen sobre las otras obras escritas, inmediatamente después de su aparición”, dice Medo. Así, puedo afirmar que en el Ecuador los libros de Luis Carlos Mussó, César Eduardo Carrión y Juan José Rodríguez, para acercarme a una generación, afectan e influyen directamente sobre los tozudos que pretendemos decir algo más utilizando las argucias del delirante engranaje poético. Además de esos cuatro autores, Paco Benavides y Edwin Madrid, son los ecuatorianos incluidos en esta muestra. Poemas de largo aliento como “A la Calavera de Yorik” están destinados a convertirse en clásicos de la poesía ecuatoriana. ¿A dónde fueron a parar las temblorosas apuestas latinoamericanas y quiénes eran sus protagonistas partiendo desde los ángulos de Parra y Lezama Lima? ¿Se arribó a un punto de fusión hasta no poder distinguirse? Cito: “la mezcla de lo alto y lo bajo (yuxtaponer una cita erudita frente a una alusión popular), la mezcla de registros de voces, los requiebros de la sintaxis (con reminiscencias vallejianas), el verso largo, compendioso y acumulativo, aunque mucho menos denso que el de los neobarrocos”. Sobre las vicisitudes y el devenir de las corrientes e ismos poéticos encontramos de todo en este libro: la poesía coloquial, conversacional, antipoesía, objetivismo, registro oral, la poesía visual, vanguardia contemporánea, la mirada fractal, la cubista, herencias del concretismo brasileño y el neobarroco. “Uno de los orígenes de esta diversidad, es la relación que los autores establecen con la tradición para situarse en un lugar y en un espacio respecto al de un orden. Regresan en búsqueda de nuevas revelaciones dentro de un discurso ya interpretado. De ahí .

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la idea sobre estas escrituras como poéticas dialectales, pues sus autores escriben en una sola lengua, no habiendo ya un idioma puro, por lo que debemos inferir que algunos de los aquí reunidos trabajan a partir de marcas indelebles de aproximación al lenguaje de escisión manifestado en otras poéticas. Estas escrituras ya no requieren del visto bueno de ninguna academia, circulan libremente más allá de sus fronteras, mientras muere la noción de poesía delimitada por un territorio incluso, tal como señalaba Coetzee, siendo extranjeras de su propia lengua.” Dice Medo. No sé si fallaron y se encogieron las bolas más grandes de Arequipa al no titular a este libro “Medosario” para darle más veneno al enemigo ya que dicen que uno necesita de enemigos para que nos den de comer. Él tendrá y de sobra sus razones. Es importante subrayar los juicos lacónicos, puntuales y precisos que hace de la obra de cada uno de los 29 autores incluidos. Teje los nombres que forman parte de este fascinante libro, puntualizando y potenciando las virtudes de cada uno.

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Muru: Fuerza de lo inevitable Por LĂ­a Rebaza

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Durante los tres primeros días del mes de marzo se presentó “Muru. Fuerza de lo inevitable” en el Teatro Municipal de Lima, buscando información sobre el tipo de espectáculo que sería encontré que en la mayoría de los textos publicitarios señalaban que sería un “espectáculo multidisciplinario que combina música en vivo, ensamble de cuerdas, electrónica, videoarte y danza contemporánea” organizado por la violinista y directora Pauchi Sasaki y el colectivo OIE, junto a ellos estarían artistas invitados internacionales, la violinista norteamericana Jennifer Curtis, desde corea la cantante y bailarina Dohee Lee, los neoyorkinos de Dancemonks y el japonés Kinya “Zulu” Tsuruyama especialista en danza butoh.

Además el nombre de la obra hacía referencia tanto a una palabra quechua como a una japonesa, en el primero significa semilla y en el segundo sueño eterno, con ello lo que los artistas pretendían era mostrar “la inevitabilidad de las cosas”.

Aquella descripción de lo que sería el show me hizo pensar que sería un momento sensitivo, especialmente visual y auditivo, sin embargo el espectáculo fue más allá de mis expectativas, era, definitivamente sensitivo, pero también emotivo y fundamentalmente reflexivo.

¿De qué se puede reflexionar en una obra como esta?

Desde que empieza la obra, con la salida de un personaje que arrastra consigo una especie de cadenas y se mueve al compás de sus lamentos o quejas, empezamos a reflexionar sobre la vida porque nos da la sensación de que algo falta concluir, se nos obliga a retomar una revisión sobre nuestra vida, si acaso sus lamentos son los nuestros o si hay algo que nos puedan increpar sobre nuestra participación en este mundo. Empieza entonces con una alerta a nuestra conciencia y luego la melodía del violín.

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Posteriormente la participación de Kinya “Zulu” Tsuruyama, quien considero fue el personaje que reforzó principalmente esta reflexión, representa al hombre desnudo, es decir, un hombre frente a sí mismo a quien no le queda otra opción luego de la desorientación que darse cuenta de sí y lo hace a través de su cuerpo, pero en ese momento también nos percatamos de su soledad, de su sufrimiento, de su estar. Luego una segunda instancia, el encuentro con el otro, desde él se desdobla otro cuerpo, que no es más que una imagen tridimensional con quien participa momentánea y simétricamente hasta desvanecerse en una nube de estrellas detrás de él y entre ellos o con ellos, el mundo, aquí la tercera instancia; el universo, la imagen del hombre como parte de las estrellas, de las montañas, del cielo, de esa inmensidad que es el universo. Reforzado luego, por la música del violín, los efectos que utilizaron, la fusión musical del violín, el piano o el contraste con el cajón o la danza moderna. Este armonioso conjunto de sonidos, danzas y efectos contribuyó con la sensación creciente de ser parte de una totalidad, en donde todos de alguna manera danzamos parejamente con los otros y con el universo para luego evaporarnos.

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Así en medio del espectáculo llamaban la atención los pequeños destellos de luz que caían desde lo alto y que se apagaban al contacto con el piso, tal vez haciendo referencia a la fugacidad de la vida, es decir, a la muerte.

¿Qué puede ser más inevitable que la muerte? Ésta estuvo presente pero como señal de que la vida debe ser apreciada no sólo porque nos permite sabernos en esa búsqueda por nuestro lugar en el mundo, sino porque nos permite estar como relámpagos de luz, nos permite apreciar la belleza, nuestra belleza y, porque, después de todo, si la vida es sólo ese momento en el que brillamos habrá valido la pena si hemos sido alumbrados o hemos alumbrado a otros en el mundo.

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Ahora es el primer momento después del fin del mundo Por Maria Alzira Brum

Para la mara, adonde quiera que esté

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En portugués brasileño la expresión “Vai procurar sua turma!” indica terminantemente a alguien que no hace parte, que es distinto y, por lo tanto, debe construir por sí mismo un entorno a que adecuarse. En inglés se dice “Get a life”, o “se arregle una vida!”. En español –aludiendo a la jerarquización de la sociedad a partir de los conceptos coloniales– “busca tu raza”! Desde estos tres idiomas, es tanto un orden de alejamiento, de dejar atrás, como un imperativo de cambio de condición. Al oírla tomamos conciencia de la diferencia, de una voz que impone la partida y de un momento de ruptura, final de una etapa y comienzo de otro calendario, el inicio del viaje. Nos habla de la busca de inclusión. La escena bíblica de la expulsión de Adán y Eva del paraíso es una representación bien conocida de esta idea. Una versión más pop, pero que ni por ello deja de agregarle complejidad, aparece en una película. La protagonista, una chica algo freak, explica por qué está partiendo: “para ser yo misma, es decir, otra persona”.

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Vi esta película hace mucho tiempo en un cine que ya no existe. La describo, escribo, desde otra persona, otro tiempo, otro lugar. Al decir otro, digo frontera. Y al decir frontera, evoco la mezcla, e inevitablemente el conflicto, entre propio y ajeno, conocido y desconocido, memoria y futuro, límite e imaginación, entre el guión de otro y el mío.

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Fui a la Ciudad de México por primera vez en 2008 para participar de un encuentro de escritores iberoamericanos e impartir un curso en la Escuela Dinámica de Escritores, proyecto que no proponía la enseñanza o el ejercicio de la escritura y sí compartir experiencias creativas. Estos eventos contribuyeron a que yo me tornara “otra persona”: escritora iberoamericana como querían los organizadores del congreso, o escritora latinoamericana, como elijo ahora. .

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Usar el término latinoamericano implica el riesgo de ahogarme en clichés. Arriesgo elegir lo controvertido: lo adopto como pretexto, como forma de resistencia a la muerte implicada en el cierre del sentido. Lo tomo como el nómada toma un territorio, provisionalmente. Lo cultivo, lo uso y luego lo devuelvo al colectivo. Defiendo de alguna manera este territorio de volverse propiedad privada. Latinoamericano no como condición ya definida, no como identidad, pero como un nudo de red: translación, comunicación, transversalid/ idiomas, cartografías, virtualidades/. Y − por qué no? − como forma de hablar desde el momento después del fin del mundo, desde una deriva en el mar, de un montaje con los restos que flotan a la vuelta, objetos, textos, imágenes, recuerdos, sueños, proyectos. Construir así nave, texto, islas, historias, casas, jardines, habitantes, continente. Arquitecturas móviles.

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Problema: cierta noción de que desde lo latinoamericano, y desde lo “femenino”, no se puede crear pensamiento, es decir, construir teorías, instrumentales, métodos, paradigmas; se relaciona en general latinoamericano, y “femenino”, a objetos y fenómenos. Solución radical para un problema: sustituirlo por otro problema. Arriesgo otras reglas, al final esto también es un juego en que el desafío es no dejar que se cierre el círculo vuelco-resistenciasentido. Pienso la ficción como modo de pensamiento y conocimiento, como parte de la verdad, metonimia. Y lo hago por una razón que es todo menos una razón: establecer un contrapunto a la unidad, a la linealidad, a las categorías de género, a la perspectiva vista desde un supuesto centro. Solución radical para un problema: sustituirlo por otro problema. Por ejemplo: una deriva en el mar después del fin del mundo.

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Me encuentro a la deriva y construyo con restos algo como un continente. Buscar mi turma, minha raza, minha mara.

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Mara en América Central significa grupo de camaradas, pandilla. Puede referir a los amigos con quienes se cuenta de verdad o a los compañeros de crimen o contravención. La mara es un colectivo en interdependencia; implica salvar y salvarse. Mara viene de marabunta, palabra de origen incierta definida como “población masiva de hormigas migratorias que devoran a su paso todo lo comestible que encuentran” y “conjunto de gente alborotada y tumultuosa”. De modo que mi mara será antropofágica y ruidosa, y asimismo musical.

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Cuando llegué a México en aquélla primera vez, al salir del aeropuerto y sentir la luz de la ciudad, dije: “voy a vivir aquí”. Después de más de tres años viajando por América Latina, me fui a vivir en un departamento rentado en la colonia Roma.

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Roma, colonia. Escribo un conjunto de textos. Misión: salvar la ficción para que ella me salve; salvarla en ella misma, en la memoria, en el ensayo, en la biografía, en el poema, en la literatura de viaje, en la crónica, en el mismo viaje, en el cuerpo, en la lectura. Salvarla en islas que aparecen y desaparecen de los mapas y de los relatos. Salvarla para que me dé el crédito de estar entre los vivos. Todo pasa en una película sin cine en la que los escenarios y los personajes se van esbozando sobre la marcha. Hasta que la isla sea continente y casa, y en ella habite la mara, y la mara me eche un cable. .

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Antes de vivir en la Roma, y no en este orden, viví: en una fotografía; en numerosas casas y cuartos rentados o prestados en diferentes lugares; en un taller literario; en un idioma extranjero jamás aprendido del todo; en la carne de una travesti ecuatoriana cuyo destino está indefinido en las páginas de un texto en proceso.

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En el anuncio que puso en la net buscando compañía ella se define en un portugués atravesado y con tonos de telenovela como una traveca dramática-romântica. Antes del final de este año quiere ir a conocer Rio de Janeiro y ver a Roberto Carlos en directo cantar “Detalhes”. O se tirará al río Guayas. Arranca todo día una página del calendario del Corazón de María que pende en la pared de su departamento. Cada página un paso en dirección al río: Guayas o de Janeiro. ¿Será tragada por el Corazón de Maria? Mas na moldura não sou eu quem lhe sorri. Mas você vê o meu sorriso mesmo assim. ¿Será llevada hacia la mar por las aguas del Guayas? Eu sei que estes detalhes vão sumir no vão da estrada do tempo que transforma todo amor em quase nada ¿O realizará su sueño, Roberto Carlos cantando “Detalhes” en Rio de Janeiro, un escenario de tarjeta postal?

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Ese conjunto de textos puede hacer recordar a la definición que da Julio Ramón Ribeyro a su Prosas apátridas como una obra formada por “en primer término, textos que no han encontrado sitio entre mis libros ya publicados y que erraban entre mis papeles, sin destino ni función necesarios. En según término, si trata de textos que en no se ajustan cabalmente a ningún género, pues no son poemas en prosa, ni páginas de un diario íntimo, ni apuntes destinados a un posterior desarrollo [...] carecen de un territorio literario propio.” También .

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puede hacer recordar a ciertos conceptos posmodernos, así como una serie de teorías, influencias, tendencias. De hecho, éstas inevitablemente emergen aquí y allí. Pero éste no es un conjunto de textos sin género o lugar definido, o algo que no se ajusta. No está desplazado en relación a algún eje fijo o referencia que podría cerrar las puertas de la lectura. Problema de sobrevivencia: como adentrar puertas cerradas. Solución radical: sustituirlo por otro problema, por ejemplo, una deriva en el mar. 329 *

Todo empezó en Buenos Aires. Estoy en la iglesia de La Piedad esperando a que venga alguien a la reunión de personas que pueden volar que convoqué por medio de panfletos repartidos por la ciudad. Mientras espero, observo una pintura en el techo representando la expulsión de Adán y Eva. Desprovista de la aura de la pintura clásica, resulta una imagen un tanto profana, y hasta erótica, y hasta ridícula. Empieza a llover. Espero y espero. No llega nadie. Cuando finalmente salgo, está cayendo una tormenta. La tormenta provoca una inundación que lleva todas las cosas, y todas las palabras, incluyendo a las que estaban en las librerías de la ciudad, hacia el estuario y luego hacia el mar abierto. Todo empezó en Buenos Aires. En la pintura del techo de la Iglesia de La Piedad un ángel desnudo, un tanto erótico, un tanto ridículo, hace señas como que diciendo “adiós pelotudos”. Vuelco. *

En la fotografía que flota hay un niño en un parque. Viste apenas un short y está parado delante de un gira-gira. Es una escena sin origen, sin nombre, sin tiempo. Es sabido que después de la inundación ya no se puede delimitar coordinadas para las imágenes. Esto tampoco sería satisfactorio, dado que las imágenes llevan tan solo unas a las otras. Forman un mapa del futuro, como las propuestas que la travesti ecuatoriana recibe por internet: proyectos, textos robados, promesas: Durante muito tempo em sua vida eu vou viver.

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Roma, colonia. Suena el teléfono en el departamento recién-estrenado. ¿Está Juan Ángel? No, contesto, se equivocó Ud. Al caer de la tarde, cuando salgo para caminar, en una esquina, veo grabada en el cemento de la calzada la frase: "Yo puedo volar. Fdo.: Juan Ángel". Habré llegado antes o después de la hora marcada para aquella reunión convocada en Buenos Aires. Pongo la culpa en las distracciones del internet, en el realismo, en las trampas en general exitosas del imperio para abducirme, en esta costumbre de solo lograr terminar el guión cuando el cine ya no existe.

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Un sábado, bajo para llevar la basura y descubro que hay un jardín en el patio trasero de mi edificio. Está formado por enredaderas que ascienden por los muros y distintas especies en macetas: nardos, cacaloxótil, rosas, nasturcias. Son especies híbridas que no solo llevaron mucho tiempo como necesitaron de mucho trabajo para juntarse allí de forma más o menos ordenada formando un jardín. Continente. El conserje del edificio está regando las flores. No sabía que Ud. trabajaba en los sábados, digo. No necesito venir, dice con una sonrisa casi sin dientes. Vengo porque me aburro en mi casa.

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Una frase grabada en el cemento por alguien que no está, un nombre sin referente, donde nacen las palabras, mis textos, tetas de sylicon valley, mensajes de sos, promesas, iour lips nos meus con lip gloss, ay uant to, novelas y telenovelas latinoamericanas, los valles de lágrimas, valei-me idioma bárbaro, delenda el corazón dolido que te traga, o coração é uma planta exótica que florece en el jardín de los incautos, este idioma es una flor bella na boca

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dos incultos, texto flor, flor de fotografía, flor puro nome, foreign flor, flor en lengua encaprichada, desviada, corrompida.

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Me costó mucho tiempo y trabajo rescatar al niño de la foto, situarlo en una narrativa, vestirlo o travestirlo y hacerlo volar. Lo hice en un taller literario en que estuve por mucho tiempo y que no estoy segura de haber concluido, dado que hubo una inundación y el texto resultante, una crónica − “texto literario breve, en general narrativo, de trama casi siempre poco definida y motivos, en su mayor parte, extraídos de lo cotidiano inmediato” −, jamás se publicó.

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Sustituyo la crónica por una suerte de literatura de viaje, ya que se trata de establecer conexiones entre el sujeto perceptivo y el mundo que le es revelado, descubierto, imaginado. Un viaje que contiene otros. El desplazamiento − del lugar, del concepto, del propio quehacer, del género, de la identidad − como única posibilidad; el texto como travesía y asimismo búsqueda y construcción de la mara. A la casa propia se yuxtapone la casa ajena: narrador en proceso de ruina, construcción o rescate. Operaciones de intersección, dobladura, collage. Decupaje. La película que se monta en la mente frente a la inminencia de la muerte. Resistencia.

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Las reglas cambian durante el juego. Recorrer este texto como quien recorre la piel con la lengua. Lengua que lambe, língua perambuleira.

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Estamos en una fiesta en un departamento. Se trata de una despedida en la que muchos de los participantes nos vemos por primera vez. Especies exóticas, apartadas de la calle por un ventanal que ocupa toda una pared, continente. De la ventana se avista un parque con juguetes. Le prometo a alguien que hablaré de esta fiesta en mi próximo texto en que abordaré cuestiones relacionadas a las metonimias: nave, departamento, isla. Le prometo que haré caber esta fiesta en un texto como plantas en macetas, macetas en jardines, continentes en contenidos, lo real en la travesía, nombres en especies, especies en nombres, verdad en la ficción, mi conjunto de textos en un libro ajeno, nosotros en un departamento, en una novela, o una telenovela.

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Decido echarle un cable a la travesti, sacarla de la perspectiva en que la veo desde dentro del marco del calendario del Sagrado Corazón de María. Avisto tierra, quizá isla. Desaparece enseguida. La avisto otra vez. Es Rio de Janeiro, una tarjeta postal flotando. Se esbozan jardines. Son los jardines del Aterro do Flamengo. Los jardines, dicen, son un modo singular de crear planes y construcciones, fronteras entre la realidad y lo imaginario, entre lo posible y lo imposible, entre la fuga y la reconstrucción. Rio de Janeiro visto desde lo alto, desde el vuelo. Casa y tarjeta postal. Casa, este lugar tan desconocido, jardín de especies exóticas por describir: traveca dramática-romântica, Juan Ángel, personas de esta fiesta, minha turma, la mara. Casa, lugar ocupado por un ángel un tanto erótico, un tanto ridículo cuyo mensaje está en un idioma que nunca aprendí del todo. Sentido.

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Textos citados y o aludidos

- João Guimarães Rosa. Grande Sertão: Veredas. Rio de Janeiro, Nova Fronteira. - Mario Bellatin. “El arte de enseñar a escribir”. In El arte de enseñar a escribir. Fondo de cultura económica de España, 2008. - Julio Ramón Ribeyro, Prosas apátridas. Seix Barral, 2007. - Ana Luísa Janeira. Natureza, jardins botânicos e utopias. In Asclepio, Vol 49, No 1 (1997):145-159 - Roberto Carlos e Erasmo Carlos: Detalhes

Maria Alzira Brum nació en Brasil y actualmente vive en México. Ejerció diversos oficios desde la adolescencia. Es doctora em Comunicación y Semiótica por la Pontificia Universidad Católica de São Paulo y ha sido investigadora en el área de Historia y Filosofía de las Ciencias. Escribe en portugués y español. Publicó, entre otros, el ensayo O doutor e o jagunço (2000), las novelas La Orden Secreta de los Ornitorrincos (2009) y Novela suvenir (2009) la biografía Aleijadinho: homem barroco, artista brasileiro (2009). Participó, entre otras, de las antologías O clarim e a oração: cem anos de Os Sertões (Geração Editorial, 2006) y Geração 00 (Língua Geral, 2011). Es asimismo traductora. Escribe em http://revistareplicante.com/jardines-en-casa-ajena. Este texto es un avance de “Para no morir en la playa” (in progress).

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Safari Abstracto Entrevista a Carlos Ferrand Por Julian Samuel

Carlos Ferrand nació en Lima Perú, en los últimos treinta años ha trabajado como cineasta y director de fotografía en Montreal, en donde vive con su familia.

Julian Samuel - escritor, cineasta y pintor- vive también en Montreal.

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Julian Samuel: ¿Qué tipo de cámara utilizas? CF: Uso el iPhone con varios apps, especialmente el que te permite armar una imagen hecha de varias fotos. También tengo una Canon G15 de mayor calidad de imagen para cuando parto de “safari”. Las llevo conmigo por todas partes.

JS: ¿Usas trípode? CF: No. Son imágenes bien organizadas porque no son tomadas al vuelo, con el estilo de la instantánea. Como son abstracciones encontradas en la calle tienes que primero visualizarlas en tu mente antes de tomarlas. Aunque esto es verdad para varios tipos de foto mis safaris son menos espontáneos. Con el encuadre y la exposición lo que hago es quitar el "ruido", todo lo que sobra. JS: Esto de "robar imágenes" los artistas siempre lo han hecho, ¿no es así? CF: Cierto, es así, pero yo me llamo ladrón y fotógrafo, no artista. JS: ¿Cuál es la diferencia entre fotógrafo y artista? CF: Llamarme artesano me satisface, la palabra “artista” me incomoda.

JS: ¿Y cuál sería la influencia que el Expresionismo abstracto ha tenido en tu fotografía reciente? CF: La primera obra de Pollock la vi cuando tenía 15 años. Estaba de viaje en Nueva York con mis padres. Creo que era "Otoño 15", un cuadro enorme que me devoró. Nunca había visto algo parecido y se me salieron las lágrimas. Mi madre le dijo a mi padre "Mira qué lindo, Carlitos se ha emocionado". Creo que es la única vez en que pensé que estrangular a la propia madre era posible.

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JS: El Matricidio en el arte... Un concepto nuevo para mí, yo siempre pensé que lo importante era matar al padre. CF: También hice la escena del OK Corral con mi padre, pero a pesar de que los dos teníamos buena puntería, ambos nos arreglamos para fallar. JS: ¿Tu trabajo está influenciado por Aaron Siskind? CF: ¡Ah, caray, qué suerte que no lo conocía antes! ¡Qué ojo el de Siskind! Mira, estoy muy consciente que esto ha sido hecho mil veces. Lo que pasa es que me provoca hacerlo yo también. Envidia del P, así le llamo yo. Envidia del Pintor. ¿Sabes lo que dijo Cocteau sobre el estilo? "Es lo que sale cuando quieres imitar a los demás pero no lo logras". JS: Háblame más de esta envidia del P... CF: Tú estás tratando de hacerme decir esa palabra que comienza con A termina con E y tiene una R y una T al medio, ¿no? No lo lograrás, pero si te puedo decir que le tengo envidia a los pintores untando sus lienzos. Estoy seguro que algo de sexual está mezclado en eso.

JS: ¿Por qué te gusta lo abstracto? CF: Creo que mi ojo recibe una descarga eléctrica de estas formas. Es una sensibilidad muy siglo veinte: todo eso de los quarks, los átomos, el cubismo; nuevas maneras de comprender la realidad. Son conceptos que nos formaron.

JS: ¿Por qué tu vagabundear por las calles se transforma en "safaris abstractos"? CF: Saint-John Perse dijo: "Uso mis ojos como a dos perros bien entrenados." Soy cineasta y camarógrafo y esta obsesión me tiene los ojos bien abiertos. Salir a cazar imágenes se ha vuelto una necesidad de todos los días. A veces me toma quince minutos caminar una cuadra, dándole vueltas a los postes, como un perro.

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JS: ¿Cómo haces para lograr belleza en tus composiciones? CF: Y dale con la preguntita... ¿Cómo describir lo que sientes al escuchar música? Hay muchas emociones que todavía andan en búsqueda del vocabulario que les corresponde. JS: ¿Piensas publicar un libro? CF: Si publico un libro y nadie le hace caso temo que me va a quitar el deseo de hacer fotos y la verdad es que me estoy divirtiendo mucho con esto.

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JS: ¿Te preocupa ser enterrado por la avalancha digital? CF: La cantidad no es lo que me preocupa. Si sales a la calle y le das un lápiz a cada transeúnte que pasa no vas a crear escritores. Lo que me preocupa es que a muy poca gente le interesa la abstracción, igual que muy poca gente lee poesía. Así que, ¿para qué hacer un libro? Quizá el gusto de hacer estas fotos sea suficiente. .


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PAUTAR EL AGUA. Cantata natural (Lima: Paracaídas, 2013) de Laura Rosales. Por Rossella Di Paolo. Hay una extraordinaria pintura de Salvador Dalí en la que una niña sostiene una caracola en su mano, mientras que con la otra mano alza o baja la punta de un mar muy tranquilo bajo el que duerme un perro. Un cuadro silencioso, inmóvil –o siempre lo sentí así– porque el perro duerme mansamente, como manso es el mar que lo recubre, y porque la niña lo observa con delicadeza (o quizá prudencia, para que ese perro y ese mar no despierten embravecidos), alzando o bajando apenas una punta de esa sábana transparente, tersa, que el roquedal del fondo atraviesa como una aguja sigilosa. Un cuadro callado, quieto, porque quizá también el bamboleante sonido del mar está recluido en la caracola que la pequeña no escucha en ese momento. Los pies de la niña no tocan la arena, la piedra del primer plano tampoco se asienta en la arena. Todo se encuentra como suspendido, como reteniendo la respiración alrededor de un ser que duerme... y que podría volverse fiero de repente. No por nada una pátina de dorado incendio bordea ese preciso trapecio de agua. Y esa agua es la que hace que todo se vea raro, milagroso, como un sueño… porque un perro dormido, una niña desnuda, una caracola, no son cosas extraordinarias. Lo que es inesperado es que el perro duerma bajo el agua y que la niña pueda alzar o bajar una punta del agua con su pequeña mano, como si el océano fuese algo tan cotidiano como una sábana, un tapiz, un celofán, un lienzo, una página… Se dirá que es extraño que niña y piedra floten en el aire, pero hasta eso podría ser obra del mar, pues la niña está asiendo el mar, y la piedra se halla bajo el influjo o la marea de esa lona transparente. Esa mezcla de naturalidad y milagro, de mansedumbre y fiereza es lo que sorprende gratamente en el poemario de Laura Rosales. Cantata natural es un título perfecto porque todo aquí habla de naturalidad y calma para nombrar las aguas en sus muchas formas: mar, lluvia, río, hielo…y de cantar, al mismo tiempo, su naturaleza esquiva, enigmática, voraz, descolocadora.

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Todo en este bello libro habla de un estado poético deslumbrante (“el violín es lumbre entre sus manos”), un estado de suspensión de la realidad como en “La niña de la lámpara azul”, de Eguren, o los ingrávidos personajes de Chagall, o la música de Debussy. En “Lección de vuelo”, leemos: “Así tus sandalias se despegarán de la tierra y así tus pies de las sandalias…”. Pocos poemarios nos dejan esa sensación de ser extrañamente envueltos por el agua, por las palabras que la pautan con imágenes incandescentes para hacer germinar impresiones, notas... El tiempo pasa sin prisa levantando polvo y peces de mi casa. Alguien llama de la orilla dejando un mensaje de escarcha entre las olas. Mi casa envuelta en seda azul universo en miniatura para el invierno encarnado. Mar sin señales ni historia profunda herida del dios inexistente. Mi casa: un caracol dormido. Mar: poema de agua en el agua. Entrar a este libro es como entrar al mar o a la música. Algo tenue y vigoroso que nos sumerge y nos lleva y nos trae entre voces azules y súbitos y blancos silencios. Cantata natural es como volver al seguro vientre materno y como salir de él al gran océano, a sus desconcertantes flujos y reflujos, vuelos y caídas: “Heredó del agua la ceniza y el fuego y la silenciosa manera de morir sosteniendo fuertemente una flor”. Quizá la voz poética ha elegido la imagen del agua para expresar el color, la forma, la tesitura de la vida, su naturaleza dúctil, flexible, cambiante; su corazón inasible, arisco, secreto. Como en el haiku de Gochiku: Larga noche; el sonido del agua dice lo que pienso. Se hace difícil hablar de estos poemas en una forma que no les sea semejante, prójima. Tal vez por eso debemos referirnos a la pintura, a la música, a otros poemas para asomarnos a .

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su misterio, a su pulsante melancolía. Yo los invito a entrar delicadamente en estas páginas, a alzar estas páginas como esa niña que alza el agua del mar.

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Salvador Dalí, Dalí a la edad de seis años, cuando pensaba que era una niña, levantando la piel del agua para ver un perro durmiendo a la sombra del mar c. 1950 Óleo / tela 27 x 34 cm (10.63" x 13.39") Firmado en la parte inferior derecha: Dalí Colección privada, París

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Laura Cesarco Eglin Sastrería (YAUGURÚ, Montevideo, Uruguay) Por Minerva Laveaga Luna* Existe un sastre con una historia digna de aflorar en los poemas de Sastrería, el segundo libro de la escritora uruguaya, Laura Cesarco Eglin. Sastrería es el recorrido que hace la autora con ese sastre, representante del pasado y que sin él saberlo, ha cargado hace mucho con estos versos. Cesarco Eglin toma la mano de ese otro tiempo y presiente los momentos en que se asoma al presente, donde los recuerdos que guarda esa sombra amable inundan la memoria de ella: “Hoy sentí los lagos congelados sobre los que patinaban… Supe que dirían que se te va la cabeza, hacia la muerte. Te suelto la mano para que puedas volver, sé que es lo que querés. No temo que si se quiebra el hielo, te hundas”. Imagino a la autora sumergiéndose también. A veces el sastre se aleja “… cada año un poco más lejos”, pero ella no desiste y toma la mano del pasado para recordarle que todavía existe. Es ella quien rompe el hielo, vuelve y adivina el camino por el que llegó el sastre. Lo encuentra trabajando una tela, confeccionando su propia vida, guardando retazos de instantes. Sastrería es una obra esperada por todos quienes leyeron el primer libro de Cesarco Eglin, Llamar al agua por su nombre (Mouthfeel Press). En Sastrería la autora se aleja de los paisajes del presente que dibujó su primer libro, para adentrarse en los hilos que han ido armando una memoria común entre generaciones y geografías. Este libro se compone a partir de las diferentes texturas que puede tener una vida. El conjunto de poemas está estructurado en tres partes: Para rearmar un recorrido, La boca en la articulación y Camino feroz mis noches. Para rearmar un recorrido es la vuelta, el encuentro. Desde los primeros versos la autora resuelve el tono concreto para enlazar un momento en la esquina de una calle con los bordes del pasado. El poema Mi nieta y la crónica, presenta los campos de concentración. Llegan como sorpresa para reclamar la hondura de su realidad. “Desde esta caja te muestro la muerte. En esta caja están los vacíos.” En este poema es el pasado quien habla y lo hace a través de varias voces. A partir de fotografías y remembranzas, el sastre ensambla su vida para compartir con su nieta. Esconde atajadas de la memoria que sin embargo, ella alcanza a sentir. “Cortar y recortar de la memoria lo que lastima para poder seguir haciendo trajes.” .

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Esta primera sección es el llamado al pasado (al Sastre), para encontrarse. Entre los paisajes de Jerusalén y el hebreo, la narradora busca pistas de los retazos. es tu casa. La demuelen como el cielo que no brilla más que en añicos Cuando se habla del campo no tomo por sentado una pradera … Cuando se habla del campo se frenan las imágenes, no viene nada. Al silencio me arrastra el viento de frente

En La boca en la articulación, el presente se asoma para armar el tejido con lo que se va recolectando. El presente cambia el tono y da muestra de otros colores y texturas. Esta canción tiene pelo largo su melena me suaviza las muecas de preocupación, el pelo en forma de medias can-can como cabellera

No es que la autora se aleje del tema con que inicia, La boca en la articulación es un proceso de digestión. Es aquí donde se advierte el escudriñamiento por darle un nombre a los retazos de tiempo, a los retratos a blanco y negro. Además, esta sección permite al lector identificarse con la universalidad de temas que hay en Sastrería. Las rendijas que el tiempo va ensanchando en las memorias, la añoranza por una historia propia y el diálogo con el pasado y sus sombras, son sólo algunos ejemplos. a sabiendas de que tu vida se rompe en mi memoria, aunque crea tener todos los trozos, las ranuras marcan el tiempo estirando los espacios, reinventándolos

Camino feroz mis noches, es una afrenta definitiva al presente sin temor a las marcas del pasado. Esta última sección anuncia un cambio de geografía en el que la autora se encuentra con otro desierto lejos de Jerusalén, una frontera en otro continente, que por su distancia, la acerca. Termina el recorrido en otro silencio, entre goteras y apagones de la vida diaria. Hoy pronuncio el olor del pasado lo reconozco ahumado sacudiéndome las tripas registra la lengua en el paladar con trazos

Sastrería dibuja un mapa de recuerdos utilizando la imagen de un sastre como figura de fondo. Apoderándose de la metáfora del tejido, la autora conecta tiempos y geografías. El tiempo es parte de cada verso y lo marca. Detiene la imágenes, genera un ritmo y deja claro una vez más el original sonido de la voz de Laura Cesarco Eglin.

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Sastrería conjuga un discurso intelectual e histórico, es la búsqueda por un nuevo lenguaje con qué llamar al pasado, un pasado que alcanza al presente y lo cubre con una tela inevitable. El tema no es el holocausto, sino el paso del tiempo y los hilos sueltos que se van quedando en el camino, el algunas veces abrumador sonido del pasado y la memoria. No olvidar es el título de uno de los poemas en la primera sección del libro. No olvidar es lo que mueve la búsqueda. Además de contar que existe un sastre con una historia loable, Sastrería da cuenta del peso del pasado. Y es ligero, no una carga, sino un compañero al que la autora le devuelve la mirada para encontrarse. “para rearmar un recorrido”. * Minerva Laveaga Luna es la directora ejecutiva de BorderSenses, una organización literaria no lucrativa en El Paso, Texas (www.bordersenses.com) que publica la revista literaria bilingüe del mismo nombre. Es editora y coordinadora de la serie de libros Memorias del silencio, en la que se publican textos escritos por trabajadores migrantes. Es profesora de inglés en El Paso Community College y sus cuentos se han publicado en Estados Unidos y México. Su trabajo fue seleccionado para formar parte de la antología Las hijas de Eva, Cuando narradoras latinoamericanas narran en Estados Unidos, publicada en Argentina por Fundación Editorial Ross.

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Roger Santiváñez: Roberts pool crepúsculos (Caracas: Monte Ávila, 2013) Por José Ignacio Padilla

1. Joven, en los años 80, Roger Santiváñez intentaba una poesía achorada (insolentona), coloquial, urbana. Intentaba dejar fluir la fuerza de la vida social en su poesía. Firmaba con grupos más o menos marginales, ahora legitimados, como Hora Zero y Kloaka. 2. En su poesía debía aparecer el lenguaje de la calle, un potito. Y sin embargo, Santiváñez leía vorazmente poesía culta: leía a Martín Adán, Westphalen, Eielson. También a sus compañeros de esquina. Libro a libro, Santiváñez parecía oscilar cada vez más entre el culteranismo y lo coloquial. De hecho, estaba deshaciendo esa distinción. Eso se puede observar en la excelente recopilación de su obra en Dolores morales de Roger Santiváñez. Con los años, se le ha venido a asociar, creo que de manera inexacta, con los neobarrocos. 3. El tiempo ha pasado. Santiváñez dejó un tipo de vida y optó por otro. Ahora vive enntre New Jersey y Philadelphia, no en Lima ni en su Piura natal. Su lenguaje se fue barroquizando, en apariencia. Hace un par de años apareció Labranda (en Lima) y poco después Amaranth, seguido de Amastris (Colección Trasatlántica, Amargord, Madrid). Santiváñez se vuelve sobre sí mismo y se regodea en sonidos, en paronomasias y aliteraciones, en ecos que vuelven. Insisto, en la última década más de uno lo habrá asociado al neobarroco. Pero Santiváñez mantiene versos que no son ni barrocos ni líricos ni poéticos. Son caídas, quiebres que no empobrecen sino que enriquecen su registro. Mario Montalbetti ha recordado más de una vez un verso de Santiváñez que lleva consigo: “muchachas palteadas por las puras”. Desde la mirada cultista se vería una caída; desde la mirada coloquial, un exceso de sonido. Más exacto sería decir que Santiváñez somete todos y diversos materiales, indistintamente, al mismo tratamiento formal. Parece decir: la poesía está en otra parte. El poema se derrite. 4. En el supuesto paso de la poesía achorada a la neobarroca aparece en germen una Historia de la poesía que ya hemos oído, en muchas versiones, muchas veces. Los protagonistas de esta Historia proponen un funcionamiento interno del lenguaje y se erigen en sus héroes marginales. Retrospectivamente confirman una evolución. 5. Oír leer a Santiváñez aclara algunas cosas. Mantiene la dicción sabrosa, casi criolla, de su época limeña, pero añade un énfasis sensual al sonido que va más allá del registro popular. Ni realista ni poético, trabaja su materia, la deshace, la amasa.

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6. Aquí nos acercamos a su versión de la Historia. En algún lugar dice Santiváñez que se sumergió en el lenguaje de la calle y se fue como por un tubo para llegar al otro lado, al barroco. Movimiento dialéctico que implica dos cuestiones: por un lado, una recuperación/legitimación de la cultura viva (aunque uno termine negándola) y por el otro, la afirmación de un viejo conocido del modernism: la autonomía de la forma. Al afirmar la proliferación barroca uno corre el riesgo de dejarse un pie fuera de la Historia. Pero reconozcamos el gran poder simbólico de este relato del origen del autor. 7. Habría que invertir causa y efecto. Es la Historia la que se fue por un tubo; y los poetas responden, de alguna manera, a sabiendas o no, en el lenguaje. 351 8. Las circunstancias no son propicias a la poética-política achorada de los 80s. En el caso de Perú porque la guerra sucia dejó claro que la visión histórica de estos grupos fue insuficiente y porque la posterior ola neoliberal acabó con la vida política. 9. El terreno de juego y el terreno en disputa es ahora el lenguaje. Y las formas de Santiváñez exploran ese terreno. De allí la convivencia de sonoridades barrocas y caídas de registro, la convivencia de intensidades líricas y la irrupción constante, la deflación, de momentos antilíricos. El poeta se resiste a dejarle el lenguaje a los otros, y para ello hace uso de él, quiere devolverlo al mundo e incorpora el mundo (antes la jerga limeña; ahora cultismos, trozos de inglés). 10. El primer poema del nuevo libro de Santiváñez, Roberts pool crepúsculos, curiosamente, me trae a la cabeza dos antípodas de la cultura peruana: Chabuca Granda y Martín Adán. Santiváñez empieza: “& el destello del brillo del río”, y yo, que nunca fui amigo de la tradición criolla, limeña, recuerdo: “recogía la risa / de la brisa del río / y al viento la lanzaba / del puente a la alameda”. Pero éste no es el río Rímac, sino el Cooper River (Park). Y el poema no es criollo. Podría ser una solemne visión del río inmóvil que apenas se repliega para ceder a un espacio más cercano a la Rosa de Martín Adán. El poema termina: “O suspenso suspiro de incomprendida / Rosa”. 11. achorada:

Santiváñez sabe que no puede volver al mundo criollo ni a su versión Revoloteando al viento tu castaño cabello & la blusita marina traviesa como ninguna

Sabe también que no puede volver simplemente al alto registro lírico ni sacarse del sombrero una metafísica: Se va la luz se va la forma Amada sólo el azul inmóvil Se queda arriba se torna El poema se derrite.

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12. Sabe, a cambio, que sí puede elegir y tratar sus materiales. En un mismo poema pasamos de “Esférica plenitud se hunde en el azur” a “Aves tempraneras de agosto y la calor chuerq / Respondido chuerq en otra rama no lejana” 13. Otra manipulación de Santiváñez para contrarrestar su lirismo consiste en truncar/encabalgar los versos, como un contrapunto a la fuga melódica. El corte abrupto enrarece los versos: Rítmica reiterativa indescifrable rumores redi Vivos redoble de tres tiempos helados en la ele Vación que rápidamente se deshace renaciendo 14. Santiváñez:

Quiero citar unos versos que, creo, condensan la visión histórica y poética de

La gaviota se pasea en mi delante & el dueño Del ritmo sigue interpretando su canción inmóvil Incesante marea que aluniza en el poema & lo derrite El poeta es una antena, del ritmo y del tiempo. El poema se derrite. 15.

El final del libro: Fui hí fui hí fui hí tuu tuu grck grck Chuí –chuí- chuí-chuí tai tai tai Fui hi fui hi fui hi fui hi fui hi fui

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Gladys Mendía LA GRITA. Confusión de voces Reescritura de Las moradas del castillo interior de Teresa de Ávila Por Miladis Hernández Acosta

“No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, y así lo que más os despertare a amar, eso haced.” Teresa de Ávila. La poesía puede crear extrañas conexiones, uniones espirituales, y concatenación de estados de la conciencia. El pensamiento medieval por ejemplo, sostiene que, al artista se le exige, por lo menos, un estado de pureza interior en el que pueden actuar los dones del Espíritu Santo (pensemos en los preceptos que se dan a los artistas en Schedula Diversarum Artium del Abad Teófilo), y pensemos en Las Moradas del Castillo Interior, libro en prosa que escribió Santa Teresa de Ávila en el año 1577, a petición del Padre Graciano, escrito en Castellano antiguo, con el objetivo de, no sólo compartir la excepción de la experiencia espiritual, sino también enrumbar los directrices de la Congregación de las Carmelitas descalzas. Ya se sabe que la poeta sufrió los efectos colaterales; dicho libro fue rastreado y finalmente juzgado por la Inquisición. En él, amén de espejear la experiencia del sujeto lírico, esta “confusión de voces”, vino a metamorfosearse en apelación y respuesta, en testimonio y resquiebro para aproximarse a Cristo. Camino que encontró a través de la revelación y en la procacidad del éxtasis como réplica a su dilema esencial: la frontera entre lo vivido, y lo que se quiere escribir o expresar a través de la poesía, dilatado drama para tangibilizar un horizonte escritural en contra de los inefables contrarios. Cinco siglos después, más allá de cierto grado de postergación, la poeta Gladys Mendía, (Venezuela, 1975), impregnada por la solvencia estilística y los torbellinos enfáticos logra establecer un místico código para aproximarse a su adorado ícono, para esto ha vertido sus lágrimas, ha disuelto los fantasmas del cansancio, y ha evocado a la santa para atrapar una zona implosiva de su mundo interior. Con esta nueva propuesta la autora de El alcohol de los estados intermedios, cansada de lo somático del laberinto, anticipa su extraterritorialidad para salirse del abismo, de las profundas caídas, y ambientarse en una contextualización con lo sagrado, con el absoluto. Dicho propiciamiento se enclava en el catillo interior de Santa Teresa de Ávila, recorre los “siete peldaños” para esa depuración dolorosa; tránsito para el despojo, prueba dura para doblegar las contradicciones del Ser. Ejercicio para destruir las zozobrantes imperfecciones, y luego darse en ordo amoris, como materia prístina, saneada. Materia de la palabra limpia donde la muerte y la vida cobran el mismo reflejo. .

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¿Por qué Gladys escoge el número siete para transitar el Castillo teresiano? Primero, supongo porque sabe que el siete es el rey de los números, porque representa la luna, y los planetas, replantea el dolor, señala un ciclo completo, la cifra predestinada donde Dios descansa y observa plácidamente el resultado de su Creación. Es asimismo el número sagrado de los antiguos egipcios, sobre él pesa de algún modo, cierto poder fatal, posee todos los poderes, es el número del Silencio, el número sagrado de Dios; y silencio es lo que Gladys pide, ordena, y demanda para espantar las transgresiones humanas. Silencio para morir, caer y resucitar a través del imago, donde su presencia inquiere con mucha fuerza. Acentúa su búsqueda convocando al espíritu teresiano, quizás bajo las fórmulas de Allan Kardec cuando defiende la inmortalidad, el Ser como triple Suma, ((espíritu, cuerpo, y alma)), el ir y venir de muchas almas a través de un tiempo inexorable, un tiempo inexistente, tempo invisible que sólo la poesía respalda, donde Gladys Mendía acierta con franqueable puntería. Resulta propicio recorrer con ella los rocosos peldaños, espantar los murciélagos, sufrir la humedad y el frío, lastimarnos en las noches. Poner el pie en la Barahúnda, primer peldaño, línea del ruido, de los gritos, de las lamentaciones, y de las más espantosas confusiones. Galera espiritual donde sabemos que, muy pocos, logran sobrepasarla. …alguien llama no abran no espero a nadie el viento helado de los charcos asesina miren cómo estamos con el agua hasta las rodillas qué haremos con tanta agua cuiden sus oídos de esos charcos de miedo… …los murciélagos cuelgan del techo ¿escuchan ese sonido? es como en el sueño hermanitas saquen las gotas que me confunden los charcos… Después llegaremos al segundo: período de las Turbaciones, ramificación de esa barahúnda, segundo ensayo lacerante donde hay que resistir los azoramientos. Pasado este trance, arribamos al tercer peldaño: Combates, intersticios de la Trinidad, en esta ofensiva se limpian las malas hierbas del corazón, es la jornada de establecerse de rodillas, de purificación absoluta. De humildad soberana. Seguimos silenciosos y ganamos el cuarto nivel. Peldaño de la Entrega, de la materialización del espíritu, corporeidad con el Uno, estado amorfo de la materia en bruto que se descompone y el espíritu se libera. Luego descansamos y entramos airosos en el quinto recinto. Peldaño de los tesoros y deleites, de los placeres de los Sufíes, de los toques, de los regalos, de la música, y el gozo. De modo compasivo ingresamos al sexto: umbral de las heridas, retorno al sacrificio, manera de recordar que el dolor es una asignatura pendiente en nuestras vidas. El dolor nos facilita comprender los designios, ante él se contrasta el resultado de todas las cosas. Actos y consecuencias. Causas y efectos de nuestro inconsecuente devenir. Posteriormente ganamos el último peldaño: Franja del Encuentro, de la cercanía, recámara íntima para el amor, para el bien, para gravitar emparejados con nuestros semejantes, Era finisecular para la imitación de Cristo. Temporada para la seguridad y la confianza, para resumirnos en el perdón que el amor enhiesta. Para el perfeccionamiento, y el progreso humano.

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III un olvido de sí la soledad en compañía el silencio el sosiego IV este deleite hermanas este encandilarse sin mirar. 355 Con este insólito título, publicado por las ediciones de El Barco Ebrio, 2011, Gladys Mendía gana en su lastre místico, resulta paradójico que haya hecho posesión de los postulados ya comentados, y raro claro está para nuestros tiempos donde los discursos aparecen agotados por la extrema complacencia de los desatinados referentes culturales. Observo en estos textos la reafirmación de una voz que no teme conferir sus humildes cantinelas, que defiende un discurso conversacional, liso y parco que, ansía estar más cerca de sus lectores. Hay en ella una esencialidad cuasi ecuménica, un prevalecer en lo ignoto, en los misterios, en la llama virgen que oscila entre Dios y los hombres. Recorramos con ella, y sin miedo, esos peldaños que clarifican la conciencia, soportemos las experiencias, identifiquemos en estos versos una voz que se reinicia con un lenguaje desprovisto de complejidades semánticas, resonancias inoportunas, descomunales presunción de las metáforas. En La GRITA. Confusión de Voces. Reescritura de Las moradas del castillo interior de Teresa de Ávila estamos asistiendo a una novísima expresión de Mendía, a un génesis escritural que evidencia cuánto, en grado superlativo, y sin exageraciones, esta poeta ha alcanzado al despojarse de toda concurrencia culterana, al volver a las formas claras, al Modo inmaterial de tono límpido, tropo puro-cristalino- que retoma de San Juan de la Cruz, y de su correligionaria Santa Teresa. …hermanas por debajo de la puerta sale un reflejo luminoso no sé si es agua o fuego todo depende de la mano que lo toca… Gladys Mendía, lejos de imitar –profundiza-, ventila y canaliza una vertiente diáfana, accesible- donde resitúa el lenguaje a una escala superior: progresión semiótica que accede a una comunicabilidad poco transitada por las estéticas contemporáneas, está más allá de lo decible porque huye de las redundancias, porque se singulariza en una atmósfera duradera donde subyace el ego, el sujeto lírico se apuntala bajo los preceptos agustiniano, ((credo ut intelligam)), creo para entender, en su obtenida unidad primigenia. Es por ello que nos dice: …hermanas no ha sido fácil llegar hasta aquí el aire luce transparente de nuevo

hijitas mías no puedo resistirme al vuelo ese vértigo etéreo de la voz .


Revista Sol negro, número 5. El Paso, Texas, abril 2014

Gladys adquiere armonía, sale del averno, se dispara sola, se libera, desde lo alto del castillo se ha echado a volar. Ha alcanzado la gloria, divisa una ranura, un inequívoco espacio para alejarse de las cosas mundanales, con su simple destrucción adquiere el Satori, iluminación súbita. Llega a la raíz, se evapora en la estrella resplandeciente de la mañana. Después extraña cosa, la imagen se propaga en imagen; decanta su logos. Teresa de Ávila aprueba el libro, asiente, la abraza, y el ángel se la lleva. Vive pues hermana poeta en mística lontananza.

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Ganas de que lleguen los Ovnis En una nave comandada por Enrique unos pocos hombres abandonamos la Tierra, de Germán Arens (Ediciones Vox, Bahía Blanca) Por Andrés Florit C. Luego de leer y releer En una nave comandada por Enrique unos pocos hombres abandonamos la Tierra, cuarto libro del argentino Germán Arens (Ediciones Vox, Bahía Blanca, 2011), uno queda con la sensación que dejan las buenas películas, esas que en cuanto acaban uno quiere volverlas a ver. Desde el inmejorable título en adelante va sumando y mezclando historia argentina y ficción, vida de barrio y conflictos globales, guerrilleros y extraterrestres, con un muy buen pulso narrativo, en un mismo relato apocalíptico que sin embargo resulta a la larga esperanzador: escenas que transcurren en el sur argentino, entre Río Colorado y Bahía Blanca, y que luego no sólo se vuelven planetarias sino que interestelares, sin perder verosimilitud. Es una obra poética y política, muy actual. En ella caben tanto conflictos históricos locales (la expedición del general Julio Argentino Roca al sur para la conquista y el asentamiento blanco, a costa de los indígenas de la zona: el origen del pueblo donde transcurre la historia) como los efectos que tiene hoy la explotación petrolera para el agua de consumo humano y la consecuente auto organización del pueblo para exigir que se acaben los permisos a las empresas que ensucian el río. Luego, un zoom out para mostrar lo que ocurre a nivel global, las amenazas nucleares que siguen vivas pese a que “Los terrestres creímos, /que culminada la guerra fría, /la posibilidad de un enfrentamiento atómico masivo /había desaparecido”, para seguir con una ficción muy verosímil, como si fuera el piloto de una avioneta en que nos llevara a ver lo que realmente pasaría si. Hay en este libro un yo-testigo, un sujeto a ras de piso que no se da ni más ni menos importancia de la que tiene, que logra mostrarse como parte de una colectividad sin caer en la tentación de hablar por ella, ni de renunciar a una posición personal dentro de ella. No hace un prontuario de sus obsesiones privadas, sino de sus obsesiones públicas: y lo hace graciosamente, con humor, con imaginación. Veamos una escena, la presentación de Enrique: Enrique, el extraterrestre, se domiciliaba en la primera casa de la calle Alem. Se desempeñaba laboralmente como instructor de pesas. Lo caracterizaba: la excelencia de sus músculos y una incipiente miopía.

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Un tiro de escopeta disiparía mis dudas, el extraterrestre aseguraba ser inmortal por unos trescientos años de los nuestros. Le apunté al corazón… supuse que el corazón de los extraterrestres sería un órgano vital, así los nuestros. Disparé… y en su pecho quedó un agujerito que me retrotrajo a la mirilla del baño por la que espiaba las visitas cuando era niño. Ya que este libro de poesía tiene mucho de novela, de film, no me animo a contar más de lo que he contado, por no arruinar la lectura de quienes se interesen en buscarlo. Sólo puedo decir que hay personajes inolvidables, como el carnicero González, los hermanos Cigarra o el payador Alderete, y que no había leído un libro de versos donde calzara tan bien la no ficción con la ciencia ficción. El final es emocionante. Son tiempos en que todos hablan en serio o en broma del fin del mundo, cosa que Arens captó muy bien: logró hacer de esa neura colectiva una obra de arte en que interactúan fluidamente el carnicero del pueblo y los extraterrestres, poetas de verdad que uno no sabe si existen o no hasta que los googlea, con robots que uno cree que no existen y podrían perfectamente existir. Una poesía psicodélica y lárica (pero no confundir con los aburridísimos imitadores de Teillier que tenemos en Chile) y que como diría Spinetta, logra suplantar “las vanidades por las fantasías”.

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CUENTOS SIN HADAS O LA FABULACIÓN TRANSGRESORA DE SERGIO LAIGNELET Por Samir Delgado

Leer un poema de Sergio Laignelet en un auditorio con público de todas las edades tiene consecuencias imprevisibles: de la sorpresa inaudita a la risa catártica. Nunca se sabe realmente lo que pasará en el orden establecido de las butacas oficiales al instante en que Caperucita, Pinocho y el Gato con botas crucen la platea en la versión deconstruida de sus cuentos por este poeta colombiano residente en Madrid. Así ocurrió en las dos ocasiones que visitó como autor invitado el Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas que celebramos cada invierno en las Islas Canarias. Su repertorio de poemas puestos en escena con su peculiar halo de malditismo equivale a una fabulación transgresora de las leyendas infantiles que conforman el imaginario contemporáneo que nos legó la tradición. Y no tardó en publicarse en nuestra primera tirada de libros poéticos su formidable “Cuentos sin hadas” que no dejará a nadie indiferente sobre la faz de la tierra. No hay escapatoria para el lector de cualquier latitud cuando acometa un vistazo a los libros de Sergio Laignelet: el cóctel explosivo que alborota aquellas narraciones sobre patitos feos y cenicientas dejará impresa la huella profunda de la ironía más sutil en su retina. Y es que, el poeta desde su condición de paseante por las galerías donde reside lo arquetípico revisará con un desbordamiento imaginativo, sin moralina gratuita y con erotismo despampanante, aquellos filosofemas civilizatorios que campan a sus anchas por los reductos del inconsciente colectivo. Parece que con cada poema suyo nos vamos adentrando a toda velocidad, sin freno posible, en un parque de atracciones donde los personajes clásicos, archiconocidos por el ciudadano de a pie, habitan un performance hiperreal, un universo propio libre de cualquier inhibición y verdaderamente desternillante. Sus cuentos sin hadas suponen un hallazgo literario para la reclamación de otra mirada posible y distinta sobre el corpus doctrinal de la herencia del pasado que adquiere, en su trasvase poético con bisturís, un lirismo seductor que embelesa, engancha a la primera por la fuerza hechizante de su originalidad.

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En el caso excepcional de Sergio Laignelet, no encontramos una poética del yo metafísico con lenguajes enrevesados de floritura existencial. Y tampoco una redundancia en las facturas literarias del orbe posmoderno con sensiblerías confesionales. Su potencial creativo es de plena actualidad, pero va al hueso duro del mito, por la vía rápida accede a la esencialidad que constituye la base de las propias relaciones humanas en el capitalismo tardío. Comprometido con su tiempo no tiene la necesidad de transitar el panfleto de la denuncia social, le bastará solamente con dar un plumazo deconstructivo a la propia función pedagógica de los cuentos infantiles- desde Perrault a los Hermanos Grimm-, dejando a la vista el juego virtual de espejos de la sociedad de consumo y el imperio de los mass media que condicionan el andamiaje estructural del homo economicus en este nuevo siglo. 360 De su obra publicada en Bogotá, “Malas lenguas” (2005), reconoceremos inmediatamente el germen demiúrgico de Laignelet: la óptica del poeta que desintegra los presupuestos racionales y ofrecerá a la carta un carnaval de máscaras con referencias universales donde la transgresión reinventa sentidos liberadores. En toda su producción literaria, aparecida en revistas impresas y publicaciones digitales, gravita una misma obsesión por un lenguaje conciso, lúdico y esencial que reconcentra en sí mismo toda la savia de su cosmovisión postwaltdisney. Al igual que los griegos, cuando redujeron a átomos el divino olimpo, Laignelet desmitifica los dibujos animados dándole al Mago Merlín, Blancanieves o Guillermo Tell un soplo de vida fecundo y alternativo que desgrana las contradicciones y problemáticas del hoy en la aldea global. Tras su paso por las islas, queda el regusto de una espera permanente por su retorno, sabemos que lleva entre manos una larga y cuidada antología de poesía sobre gatos, lidia con los personajes del circo para su nuevo filón literario, así que celebramos con estas palabras el hecho de que su libro “Cuentos sin hadas” viera por primera vez la luz en este archipiélago, tan nuestro como suyo, de mitos y turistas.

CAPERUCITA ROJA Caperucita con falda corta en los ojos del lobo el lobo con destreza maniobra su ganzúa mientras ruedan manzanas desde la canasta días después vuelven al bosque para mantener el cuento

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HANSEL Y GRETEL Solos en el bosque hallan la casa de chocolate Gretel se embadurna toda Hansel no le quita la mirada de encima y en silencio se muerde la lengua

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