El Libro Azul. Año II. N° 6

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El Libro Azul Revista Cultural del

Abril - Julio 2015

Año II, Nº 6

Portal de la Ciencia y Cultura de Ancash

Editorial Contenido: Editorial

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Investigación Bibliográfica: Santiago Antúnez de Mayolo

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Reseña de Libros Ancashinos

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El Whiskur: Danza de los Conchucos, Ancash, Perú

4

Costa, Sierra y Montaña: Huaraz de Aurelio Miró –Quesada S.

5

Mi País. En las Breñas del Perú: Ancash de Luis Alayza y Paz Soldán

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Huaraz en Fotos: 1930-1950

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Valor Filosófico de la Poesía Nelly Villanueva Figueroa

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Poesía Quechua

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Mujer Andina (Relato de un rapto)

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Club Fotográfico Huaraz

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El retrato que se hace de un determinado territorio, generalmente es una descripción de sus hijos, pero también, ojos ajenos contribuyen a caracterizarlo, a describirlo en un determinado momento, cual pintura o fotografía.

llegaron a Huaraz entre los años 1939 y 1940, antes del fatídico aluvión del 13 de diciembre de 1941, que marco el declive económico y cultural de la época de oro de nuestra ciudad.

Este fue el Huaraz que visitaron estos dos eminentes peruanos, quienes dejaron su impronta en dos libros publicados pero poco difundidos en nuestro medio.

En este número y en los siguientes, presentaremos extractos de las impresiones y descripciones que plasmaron algunos viajeros, que como Wiener, Middendorf o Raimondi en el siglo XIX, llegaron a estas tierras en la primera mitad del siglo XX.

y 40 del siglo XX fueron años en que Huaraz se consolidaba como sociedad emergente: se desarrollaba una industria local, destacábamos con nuestra música y danzas, nos enorgullecíamos de nuestra identidad en certámenes nacionales; había un crecimiento urbano “moderno”… se sentía latir la esperanza y el desarrollo.

ahondar y difundir a la vez, ese conocer para saber quiénes fuimos y quiénes somos hoy. Nuestra adolescencia – el siglo XX- fue traumático, pero dejó suficientes huellas para saber que somos un pueblo aguerrido, creativo, orgulloso que aún después de la devastación, crece, imperecedero como sus montañas.

El Libro Azul prosigue, de esta manera, La década de los 30 con ese afán de develar,

LA NARRATIVA HUARACINA El siglo XXI se está mostrando ubérrimo con narradores huaracinos, no solo por el número de nuevos escritores que vienen publicando sus obras en nuestro medio, sino también por la calidad de los mismos. Varios de ellos están ganando un sitial en el ámbito nacional e internacional. Álex Rosales Beas ha logrado el Premio COPÉ 2014, categoría cuento; anteriormente (2013), Alejandro Mautino Guillén ganó el mismo premio con mención en Poesía. Autores como Elias Nieto, Ludovico Cáceres, Daniel Gonzáles, Rodolfo Sánchez, Eber Zorrilla, Edgar Norabuena, Luis Apolín, Yoder Príncipe, Víctor Pasco, entre otros, están forjando una nueva estirpe de narradores, cuyos antecedentes cercanos son Macedonio Villafán y Carlos. E. Zavaleta.

Luis Alayza y Paz Soldán y don Aurelio Miró-Quesada Sosa,

Giber García Alamo


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MUNDO BIBLIÓFILO

El Libro Azul

Santiago Ángel de la Paz Antúnez de Mayolo Gomero (Huacllán, Aija, 1887 – Lima, 1967)

Presentamos una lista parcial de libros, artículos y folletos referentes a la bibliografía del sabio ancashino. Steven Wegner Antúnez de Mayolo Gomero, Santiago Ángel de la Paz *1930 Nueva ley de las Distancias Planetarias en el Sistema Solar y su interpretación física. Lima, Imprenta Inambari. 13 p. 1936 Gravitación. Conferencia sustentada ante la Sociedad Química del Perú, el 11 de julio de 1936. Lima, Biblioteca de la Sociedad Química del Perú. 16 p. *1940 Hipótesis acerca de la electricidad. (Extractado de la Revista de la Escuela Nacional de Artes y Oficios de Lima, No 27, Julio de 1940.) Lima, Empresa Editora Peruana S. A. 14 p. *1949 Luz – Espacio Cósmico – Materia. (Separata de la Revista de la Facultad de Química, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Año I, No 2, Noviembre de 1949.) Lima, Editora Médica Peruana S. A. 20 p. *1950 Las energías cósmicas y el enigma de la vida. Lima, Editora Médica Peruana S. A. 27 p. 1951 Proyecto de desviación del Río Mantaro al Rímac mediante un túnel pasador a través de los Andes. Extracto de Informaciones y Memorias de la Sociedad de Ingenieros del Perú, primer trimestre, 1951. Lima, Imprenta “El Cóndor”. 74 p. *1953 La Gran Lima y la desviación del Río Mantaro al Rímac. Conferencia en el Rotary Club de Lima, el 6 de agosto de 1953. (Separata de “Informaciones y Memorias” de la Sociedad de Ingenieros del Perú, tercer trim., 1953.) Lima, Imp. “El Cóndor”. 15 p. *1954 El lenguaje eléctrico de la teoría corpuscular de la luz. (Separata de la Revista de la Facultad de Química, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Vol. VI, 1954.) Lima. 49 p. *1955 Interpretación de la causa de la gravitación universal por la física nuclear. (Separata del Boletín de la Sociedad Química del Perú, Vol. XXI, No 3, Setiembre de 1955.) Lima. 20 p. *1956 El descubrimiento del antiprotón: la composición de la materia y la causa de la gravitación. (Carta a “Scientific American”.) (Reimpreso de la Revista de la Facultad de Química, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Vol. VIII, No 1.) Lima. 11 p. *1956 Materia y gravitación. Conclusiones de la teoría del autor. Lima, Imprenta “La Popular”. 13 p. *1956 Extracto de la Conferencia del Dr. S. Antúnez de Mayolo sobre: “Desviación de Algunos Ríos de la Hoya Amazónica a la Costa del Perú y el problema del agua para la Gran Lima”. (En el Simposium sobre Irrigación de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional Mayor de San Mar-

cos, realizado el 13 de Nov. de 1956. Tipiado. 5 p. 1957 Relato de una idea a su realización o la central hidroeléctrica del Cañón del Pato. Lima, Editora Médica Peruana S. A. 129 p. 1957 La sublevación de los indios del Callejón de Huaylas. Ediciones de la revista “El Luzuriaguino”. Lima, Tipografía Peruana. 16 p. [Publicado anteriormente en algún periódico, según Manuel Reina Loli.] 1966 Santiago Antúnez de Mayolo. Biblioteca “Perú Vivo”. Lima, Librería-Editorial Juan Mejía Baca. Lima, Talleres Gráficos P. L. Villanueva. 63 p. 1987 La sublevación de los indios del Callejón de Huaylas. [Incluye material sobre Pedro Cochachin.] Lima, Ediciones Kuntur. 30 p. 2006 Santiago Antúnez de Mayolo: vida y obra. Lima 1967. Santiago E. Antúnez de Mayolo R., editor. Lima, Talleres IBEGRAF. 234 p. Ramírez-Alzamora Cobos, Claudio (¿Lugar?, 1940) 1980 Santiago Antúnez de Mayolo: vida y obra. Lima, Electroperú. Lima, Intergráfica de Servicios. 348 p. *1996 Santiago Antúnez de Mayolo. Lima, Editorial Brasa S.A. 127 p. Sotelo Huerta, Aureo 1982 Santiago Antúnez de Mayolo: electricidad y desarrollo. Lima, Editorial Inkari. 286 p. 1987 Santiago Antúnez de Mayolo. Los que hicieron el Perú, 35. Biblioteca Visión Peruana. Lima, Editor Juan Mejía Baca. 63 p. 1998 Santiago Antúnez de Mayolo: electricidad y desarrollo. [Segunda edición.] Huaraz, Multiservicios Continental E.I.R.Ltda. 242 p.

Huamán Sánchez, Domingo Guzmán *1986 Santiago Antúnez de Mayolo Gomero. Síntesis biográfica. Cuaderno de Difusión No 53. Huaraz, Instituto Nacional de Cultura Departamental, Ancash. 27 p. Meneses Villón, Raúl Fernando 1989 Antúnez de Mayolo y el desafío peruano. Lima, Venus (distribución, Cadena Nacional de PROSEVIA). 157 p. Bravo Espinoza, Edwin *1991 Santiago Antúnez de Mayolo; vida y obra. Huaraz, Instituto Nacional de Cultura Departamental, Ancash. 47 p.


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MUNDO BIBLIÓFILO

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Reseña de Libros Ancashinos Nelly Villanueva Figueroa

La Independencia en Ancash y sus Próceres Crónica recopilatoria sobre una época específica de Ancash. El autor dedica esta obra al Bicentenario de nuestra Independencia Nacional, a los que forjaron en la conciencia de los pueblos el anhelo de libertad y a los que lo hicieron realidad. El libro contiene estos temas: 1° Una relación de hechos relevantes, cronológicamente expuestos, referentes a la resistencia frente al abuso de los conquistadores, un largo proceso de maduración de la conciencia emancipadora. 2° La presentación de 40 próceres ancashinos, entre civiles y curas patriotas, incluyendo a los hermanos Manuel, Toribio y Francisco Luzuriaga. Próceres que arriesgaron sus vidas para romper la absurda fidelidad a un rey lejano y ajeno a la vida americana. 3° La revaloración de Luzuriaga, respondiendo al desafío que lanza Manuel Reina Loli, en su obra “El Mariscal Luzuriaga y los Derechos de la Persona”. Augusto Alba perfila la personalidad de Luzuriaga, con sus propios decretos y bandos que demuestran su talla de genio militar y admirable estadista. Empero, falta clarificar por ejemplo, por qué fue relevado del cargo de Presidente de Huaylas: Porque San Martín lo necesitaba para una misión diplomática o por la reacción de algunos sectores, reacios al cambio, al orden y a la solidaridad con los naturales, a quienes despectivamente se llamaba “indios”. Luzuriaga abolió la denominación discriminatoria de “indios” y “españoles”, dado que sólo hay una sola familia, un solo pueblo americano. Los declaró peruanos y cancelo el injusto tributo colonial. Además, insta a defender la liber-

tad, como causa de toda la humanidad y decreta normas sobre el ornato e higiene... Con la lectura de esta obra, nos damos cuenta que la independencia no termina en 1821, porque siguen, por una parte, los alzamientos, tumultos y documentos subversivos contra el nuevo régimen y, por otra parte, los intentos de recuperación de los realistas, todavía presentes en muchas zonas del país. Monseñor Eduardo Tarazona hace una magnífica presentación, destacando la acción del clero, sin la cual, la independencia no se hubiera concretado. Sabíamos que los ciudadanos entregaron sus pertenencias y víveres para implementar al Ejército Libertador; pero ahora sabemos que también la Iglesia dio su apoyo pecuniario, entregó sus objetos litúrgicos, como cálices, patenas, copones, custodias, coronas de las imágenes, sitiales para procesiones del Santísimo, frontales de altares, campanillas de oro y plata … La obra se complementa con la narración de los avatares del nuevo gobierno, la nobleza de San Martín al despojarse de su cargo de Protector; los líos internos por el poder, como el surgido entre Riva Agüero y Torre Tagle; la venida de Bolívar; la entereza de Sucre al mando del Ejército Libertador, sin meterse en conflictos personales; las gestiones de los Presidentes del Departamento que sucedieron a Luzuriaga; la participación de nuestros próceres en la instalación del Congreso y en la aprobación de las bases de la primera Carta Constitucional; la elección de diputados, entre ellos, Tiburcio Arce, a quien debemos el título “La Muy Generosa Ciudad de Huaraz”; el encumbramiento de Felipe Alvarado, como primer Alcalde de Lima, de

Sebastián Beas como Alcalde de Huaraz, de Julián de Morales Maguiña, Nunacochachin, descendiente de Cápac Yupanqui, como Presidente de la beneficencia Pública de Huaraz y como creador del Colegio Nacional “la Libertad”, desde su cargo de Diputado por Ancash y posteriormente, Rector del Colegio. Un hecho destacable es el rol que cumplió la población ancashina, para hacer frente al ejército realista. Nuestro territorio, declarado en emergencia, sobre todo el Callejón de Huaylas, tuvo que ser arrasado para que los españoles no pudieran abastecerse. Fue tal el empeño de los habitantes, que tuvieron que sacrificarse, permitiendo que los caballos de los patriotas consumieran sus sementeras y que sus hijos, a partir de los doce años, se enrolaran en el Ejército Libertador. Es evidente que la historia se borra si no la escribimos y corregimos oportunamente. Por ello, debemos gratitud a don Augusto, que nos entrega un trabajo serio y profundo. Al leer documentos anexos, provenientes de archivos, se reconoce que la palabra y el testimonio sirvieron de fundamento a la consolidación de la independencia, como también el valor de los periódicos “Hurón del Norte” de Huaraz y “Centinela en Campaña” de Caraz; así como el influjo del teatro, representando escenas que motivan nuestro nacionalismo y que todavía perduran en algunas fiestas costumbristas. Claudio Augusto Alba Herrera, GRACIAS, porque ha cumplido su cometido. Nos deja como preciosa herencia este libro, que debe ser conservado y difundido, como una joya de valor incalculable.

Claudio Augusto Alba Herrera

Alba Herrera, Augusto. La

Independencia en Ancash y sus Próceres. Lima : Ed. San Marcos, 2015.


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DANZAS ANCASHINAS

El Libro Azul

El Whiskur: Danza de los Conchucos, Ancash, Perú Lic. Jorge Gamboa Velásquez Escuela de Arqueología, UNASAM

Bailarines de Wishkur Danza en el Distrito de Chavín Foto: Gamboa, 2009

El nombre Wishkur Danza o “danza del halcón” identifica a una coreografía con matices guerreros.

Indios Bailarines de Chavín Tomado de Middendorf, 1895. Tomo III: 105

Entre las poblaciones del Callejón de Conchucos, sobre la parte este de la Región Ancash, perviven las tradiciones Quechua del norte de Perú. En el Distrito de Chavín (reconocido a nivel mundial por el complejo arqueológico monumental de Chavín de Huántar), los pobladores de las comunidades campesinas de Nunupata, Jato y Chichucancha, entre otras, participan entusiastamente en las celebraciones religiosas y cívicas desarrolladas anualmente en la capital distrital. Estas festividades significan para estas poblaciones una oportunidad para mostrar su habilidad en bailes grupales, los que suelen ejecutarse en un complejo marco social, pleno de música, desfiles y reuniones sociales, que al culminar dan paso nuevamente al ciclo de las actividades cotidianas. El nombre Wishkur Danza o “danza del halcón” identifica a una coreografía con matices guerreros. El baile es practicado exclusivamente por hombres, jóvenes o mayores, que se cubren con sombreros decorados con plumas pintadas a mano, ocultando momentáneamente su identidad individual bajo máscaras de madera. Las máscaras son talladas artísticamente, mostrando la faz estilizada de un hombre con bigotes. Aun cuando en los

últimos años estas piezas del arte popular local han empezado a ser fabricadas sobre cuero, las máscaras de madera policromada continúan siendo preferidas por los danzantes y pasan a ser cuidadosamente guardadas por sus poseedores. La danza es realizada alternadamente en grupos y por parejas, al son de flautas y tambores. Los bailarines sostienen pequeños escudos y bastones de madera, con los cuales realizan movimientos que aluden a un combate cuerpo a cuerpo. Aunque separados por el tiempo, el Wishkur Danza es comparable en su organización, y posiblemente también en significado, a algunas escenas de combate ritual de la sociedad prehispánica Moche (200-800 dC). Por otro lado, la iconografía Recuay (100-650 dC) de la sierra de Ancash nos muestra numerosas imágenes de guerreros ricamente ataviados y portando porras o cetros y escudos. El escenario de celebración del Wisjkur Danza es la ciudad moderna y las localidades cercanas de Chavín, un sector de la parte sur del Callejón de Conchucos donde la importancia de las evidencias arqueológicas es plenamente equiparable a la relevan-

cia de las manifestaciones culturales actuales. El constante flujo de visitantes a Chavín, declarado Sitio Patrimonio de la Humanidad por UNESCO en 1987, es un componente primario de las actividades económicas y políticas en la zona. Los últimos años han significado para el área un periodo de mayor inversión económica –debido a la extracción minera realizada en el cercano Distrito de San Marcos– pero también de confluencia, a veces difícil, entre los nuevos modelos de desarrollo socioeconómico y las tradiciones locales. En ese contexto, el Wishkur Danza fue revitalizado como una expresión de identidad, siendo presentado públicamente durante el aniversario distrital y ocasiones especiales. Las danzas, la producción artesanal y la actividad agrícola de las mujeres y hombres que viven en la sierra de Ancash son el reflejo actual de un largo ciclo histórico. A través de ese proceso las sociedades locales experimentaron los cambios en ideología, economía y organización política que han sucedido en los Andes desde la época prehispánica hasta los tiempos del Virreinato y la formación del estado peruano. Estas manifestaciones también reflejan la vitalidad de poblaciones poseedoras de una rica tradición cultural y que buscan hacer frente a los retos del presente.


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VIAJEROS PERUANOS

Costa, Sierra y Montaña Aurelio Miró-Quesada (Lima, 1907 - 1998)

Presentamos extractos del libro: Costa, Sierra y Selva, en donde el autor describe su paso por el Callejón de Huaylas, específicamente de sus impresiones a su llegada a la ciudad de Huaraz. – G.G.A.

II De Casma a Huaraz

………………………………… Cuando volvemos a emprender el camino, el panorama que se nos presenta es duro y grave, los montes se hacen más adustos, las laderas más escarpadas y de lo alto nos inquietan los espolones rudos de unos peñascos agresivos. A cada etapa del ascenso corresponde una serie de distancia de paisajes, que se va desdoblando ante nosotros como un libro de imágenes. Primero fue la tierra blanda, con algodonales y viñedos, en el valle de Casma. Luego una tierra pedregosa, cause inútil y seco en busca de algún ancho río que no existe. Más tarde, el paisaje común de las quebradas con sus maizales, sus espinos, sus ramas grises y el candelabro de los gigantones. En seguida, la zona de los molles, de las retamas, de los eucaliptos, de lo agaves verdeazulados, de las tunas. Subimos algo más, y ya solo vemos sembríos de pastos y trigales, que alternan sus tonos verdes y dorados en las chacras del lado del camino, o en torno de las casitas desparramadas por los cerros. 3,000 metros; 3,500; 4,000. Entramos

entonces a la región de la puna de lomas mansas o de extensas mesetas, donde la grama amarillenta se rompe a veces por lagunas metálicas, que copian los velos grises de las nubes o los picachos blancos de las cumbres nevadas. En una de las curvas del camino, escuchamos las lánguidas notas de una quena. No distinguimos quien la toca; y por desgracia, al poco tiempo, el sonido se pierde en un recodo. Desearíamos seguir percibiendo esa música, deleitarnos con las canciones de acento indio o de impulso mestizo en que es tan prodigo el folklore ancashino, pero la quena se ha callado. No nos queda sino hacer seguir en la memoria palabras y sones ya sabidos. Como esa fina canción, de tierna voz indígena, que recogieron los D´Harcourt del rico acervo musical de la región de Huari: ¿En dónde mi tesoro se esconde? A la medianoche lo lloro, a toda hora me falta.

O esa canción mestiza, en que a la gracia ingenua de las tradicionales “palomitas”, se unen la alusión a las armas modernas y hasta una imagen

como en un poema gongorino: Rio de avenida, déjame pasar, a mi palomita la quieren matar con pistola de oro, bala de cristal… O por fin, ese dialogo criollo, en que el galán enamorado no se lamenta, sino inicia un reproche, que termina con aire de jactancia y de ironía en los dos versos de la “fuga” nerviosa: Saucecito, palma verde, señal de mi cautiverio, ¿Para qué me cautivaste, traidora, teniendo dueño? ……………………………………. Deja que se vaya, ella volverá, hallará su nido ocupado ya.

Entretanto, nos ha envuelto la sombra de la noche. La ruta es ya más brava, y el automóvil, jadeando, se detiene en una curva cerrada que se ha hecho todavía más difícil por la fuerte gradiente y el estorbo fangoso de las huellas profundizadas por la lluvia. Tenemos que descender a cada paso, que poner cuñas para que las ruedas no resbalen y luego empujar el automóvil, ayudando el esfuerzo del motor. Por fortuna, a pesar del aire enrarecido, nuestros corazones no flaquean. Solo en el coche una de nuestras compañeras empieza a sumirse en un sopor, con los efectos del “soroche”.

AURELIO MIRÓ-QUESADA 1935

En una de las curvas del camino, escuchamos las lánguidas notas de una quena... y por desgracia, al poco tiempo, el

sonido se pierde en un recodo.

pastor con flauta Hans Kinzl 1935


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Vista de Huaraz Bajada desde Punta Callán Anónimo—Década 1940´s Archivo: Donald Torres

¿Sabe usted de donde viene el nombre de Huaraz? ... el jesuita José Arriaga, considera que puede provenir de Huarac, o Lucero...

Calle de Huaraz Década de los 40’s—Siglo XX Foto: Federico Sal y Rosas

VIAJEROS PERUANOS

Pero ya estamos en un camino ancho y fácil. El aire mismo parece ablandarse y adaptarse a nuestros pulmones de costeños. Al pasar por Chincay, nos sorprende a lo lejos, al principio como Nacimiento pequeño, y luego más amplio y más brillante en cada curva, el cuadrado de luces de Huaraz. Entre el perfume de los eucaliptos y el escenario de las cumbres lejanas, llegan a nosotros como un eco las palabras de cita y de alabanza de los viejos cronistas “fue a comer —decía, por ejemplo, Miguel de Estete, al relatar el viaje de Hernando Pizarro de Cajamarca a Pachacámac— a un pueblo grande que se dice Guaraz y el señor del Pumacaxinay, y él y sus indios recibieron muy bien al capitán y a los españoles con comida y gente de carga y servicio… Solamente para dar de comer al dicho capitán y a la gente que con él iba, tenían en un corral más de doscientas cabezas de ganado”. Y el vicario Gutiérrez de Cárdenas añadía, en un memorial a Santo Toribio de Mogrovejo cuando la primera visita a Huaylas del ilustre arzobispo: “… en el pueblo de Huaraz, que es el mejor, de más gente y más descansado de la provincia”. No podíamos desear mayor elogio después de tantas horas—y tan afanosas—de camino .

El Libro Azul

III

Diversas Etapas de Huaraz— Recuerdos del “Huara” y del Lucero — Un Recorrido por las Viejas Iglesias Cuando paseo al día siguiente las calles de la ciudad, vuelvo a recordar las viejas palabras de las crónicas. El amigo que me acompaño me facilita la memoria, repitiendo no solamente el sabroso y elevado repertorio de las descripciones geográficas de Huaraz, sino acentuando los momentos más importantes de su historia. De sus labios escucho el relato del viaje de Hernando Pizarro por la zona de Huaylas, en su camino a Pachacámac: los nombres de los primeros encomenderos de la región, Jerónimo de Aliaga y Sebastián de Torres; el encuentro (que otros señalan en Trujillo) de Vaca de Castro con tantos resonantes capitanes de la conquista: Alonso de Alvarado, Pedro Álvarez Holguín, Gómez de Tordoya, Garcilaso de la Vega , Pedro Ansúrez de Campo Redondo, para marchar, ya unidos, a someter a Almagro el Mozo después de la muerte de Pizarro. Entre historias y anécdotas, me recuerda después las etapas republicanas de Huaraz, Capital del departamento de Huaylas, creado por San Martin en el reglamento provincial de Huaura, de 12 de febrero de 1821, tuvo como primera auto-

ridad independiente a un huaracino: el prócer de la Emancipación, Mariscal D. Toribio de Luzuriaga. Fusionado después el departamento de Huaylas con el de Tarma, bajo la denominación común de Huánuco, volvía a separarse aunque solo en teoría, por el decreto de Salaverry de 12 de junio de 1835; y en realidad por el de Santa Cruz de 10 de octubre de 1836, cambiando posteriormente el viejo nombre de Huaylas por el de Ancash, por el decreto supremo de Gamarra, de 28 de febrero de 1839, aunque manteniéndose siempre como capital a Huaraz. — ¿Sabe usted de donde viene el nombre de Huaraz? —me pregunta luego, sonriendo—. Hay dos etimologías. Una, basada en el jesuita José Arriaga, que considera que puede provenir de Huarac, o Lucero, verdadero numen sideral a quien, en los tiempos preincaicos, se hacían sacrificios en la provincia. La otra opción es menos poética: relaciona a Huaraz con una especie de calzón corto, o “huara”, que se usaba frecuentemente en la región y consistía en una tela cruzada entre las piernas y que se anudaba la cintura. Se trataría así de una prenda semejante al “dhotti” .


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de los hindús, al elegante “panung” de los siameses, o aún al “chiripa” de la pampa argentina. Por lo demás, aunque combatidos severamente por el paso del tiempo y de los hombres, se pueden hallar todavía en Huaraz algunos restos materiales de las diversas etapas de su historia. Muros antiguos, huacas de los “gentiles”, figuras de piedra de líneas extrañas y severas, como las que se reúnen en las salas bajas y en el patio del pequeño pero muy meritorio Museo Arqueológico Regional. La altura de Pumacayán (primero adoratorio del león o puma —que tal es su nombre— y dominada luego, desde la época colonial, por una Cruz) presenta algunos muros y trozos dispersos de cerámica, de evidente interés para los arqueólogos. Parece que allí se han encontrado también algunas tumbas, y hasta una galería subterránea que ahora sea tapiado. Por lo menos así nos lo dice una viejecita toda arrugada y de suaves modales, que nos cuenta con frase expresiva y animada como uno de sus sobrinos, jugando por allí cuando era pequeño, encontró mucho “abuelitos”. Nos sorprende esta manera de llamar a los restos humanos, como reivindicando una ascendencia en los remotos tiempos PreHispánicos: y la relacio-

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namos con el culto a los muertos que pueden deducirse al recorrer las calles de Huaraz, viendo que en muchos establecimientos comerciales se ofrecen artículos de duelo, coronas de papel, y ofrendas fúnebres. Y sin embargo de este amor familiar por lo pasado, es poco lo que queda, desde el punto de vista arquitectónico, de tres siglos de vida colonial. Las casas de Huaraz, de llanas paredes encaladas y por lo común con puertas y ventanas modernas, no conservan ni la severa nobleza de las portadas ni la gracia tallada y pintoresca de los balcones de madera, que seguramente habrán tenido. En la mayor parte de los casos se han olvidado también los nombres de los antiguos y tal vez hasta empingorotados propietarios, y aun las escenas que entre sus muros anchos y bajo sus techos de tejas han sucedido en tantos años. Solo se señala en la Plaza principal o Plaza de Armas, la casa, ya reconstruida, donde se alojó el Libertador Simón Bolívar y que perteneció a los descendientes del Corregidor de Huaylas D. Francisco Mejía Maldonado, el padre Gridilla — afanoso investigador de la historia de Áncash—reconoce también, en la esquina de las calles Santo Toribio Y Quisquicalle, la modesta casita donde se hospedo el Arzobispo Toribio de Mogrovejo, durante su segunda visita a Huaraz, a fines de 1593.

En cuanto a las iglesias, la antigüedad y prestigio de San Francisco se visto empobrecida a través de los años y hoy se nos muestra con su torre medio derruida, y un interior pobre en que solo resaltan el piso grave y austero de ladrillo, dos banquetas antiguas y algunos Santos de madera. ha El convento antes anexo, llamado primero de Jesús, José y María y luego de San Francisco, y establecido en 1695 con licencia del Rey Carlos II, es ahora el colegio nacional, su utilización con tal carácter data de los primeros años de la República, cuando Bolívar suprimió este y otros conventos, destinando sus locales a establecimientos de enseñanza que llevaban el nombre de la Libertad. La catedral, levantada en la plaza principal, se está restaurando desde hace muchos años. En un amplio templo de tres naves, con una torre ancha y cuadrada; y en su parte posterior se ve una larga ventana con una reja y un marco decorado con la religiosa inscripción: “Adoremus”. En tanto continúa la refección, la que hace las veces de iglesia Catedral es la de Belén; pequeña iglesia, alejada y modesta, pero con un plácido y amable carácter antiguo en su portada. Es, por lo demás, un nombre tradicional vinculado a la historia de la ciudad.

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Monolitos de la Cultura Recuay en el Museo Arqueológico de Ancash Fuente: Revista Ancash Actual, 1937.

aunque combatidos severamente por el paso del tiempo y de los hombres, se pueden hallar todavía en Huaraz algunos restos materiales de las diversas etapas de

su historia. Muros antiguos, huacas de los “gentiles”...

Iglesia del barrio de San Francisco—1937 Fuente: Revista Ancash Actual


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Hospital y plazuela de Belén 1939 Rodolfo Cabello

Entre las hileras de eucaliptos, volvemos a ver, de lejos las paredes blanqueadas, las desmedradas torres de la iglesia y los techos de tejas de

Huaraz.

Iglesia de San Antonio 1938 Archivo de la Familia Moreno

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A semejanza de las demás instituciones de asistencia establecidas por los betlemitas en todo el territorio del Virreinato del Perú, el Hospital de Belén prestó también aquí grandes y nobilísimos servicios; habiendo sido fundado por el licenciado D. Juan de Castromonte, párroco de san Sebastián de Huaraz, en 1706. Hay además otras iglesias; pero todas han sufrido el duro estrago de los años. Veo así la Soledad, con sus atrayentes imágenes antiguas: especialmente una de San Miguel con gorra verde y un traje rosado muy galán ceñido por una cinta azul, y derribando un diablo rojo. La antigua iglesia del Espirito Santo esta derruida. En cambio, como una compensación, la que continúa levantándose y se halla ya casi concluida, es la moderna de los Padres franciscanos, erigida bajo la advocación de San Antonio. Amplia, de nobles proporciones, luminosa, junto a ella se está terminando de construir el nuevo convento, y de lo alto de una y otro se tiene una hermosa visión

de la ciudad y los campos cercanos. Es precisamente el atractivo del paisaje el que más seduce a los viajeros y el que con mayor fuerza invita a la agradable visita a Huaraz. La ciudad tiene un porvenir halagador, pero en la actualidad muestra todavía las huellas de la indecisión espiritual y de las dificultades materiales que la han afligido en muchos años. Especialmente han tenido que sufrir las consecuencias de un enclaustramiento prolongado, ya que su acceso más directo a la costa lo constituía el difícil camino de Casma, mientras que el ferrocarril que, partiendo de Chimbote, debía unir en un largo camino, los pueblos del callejón de Huaylas llegando no solo a Huaraz sino a Recuay, quedo a muchos kilómetros de distancia. Solo ahora la ruta que, pasando por Cajacay, se enlaza en Pativilca con la carretera longitudinal de la costa, la pone a pocas horas de distancia de lima. Así se volverá a afianzar su importancia, con el relieve que merece como capital de una zona tan poblada, de belle-

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za tan noble del Callejón de Huaylas. Todo esto lo comentan algunos amigos entusiastas, cuando retornamos de una excursión a Chancos, el celebrado y hermoso balneario de aguas medicinales y termales, de la vecina provincia de Carhuaz. Entre las hileras de eucaliptos, volvemos a ver, de lejos las paredes blanqueadas, las desmedradas torres de la iglesia y los techos de tejas de Huaraz. El Sol ya se ha perdido tras de la Cordillera Negra, Sin embargo, todavía matiza, con el cielo y las nubes, las cumbres nevadas y solemnes de la Cordillera Blanca, que está al frente. La luz se refleja en la nieve o cae, encendiendo a la ciudad, y en ese lindo juego vemos como todas las casas de Huaraz se van poniendo doradas, rojizas, rosas, lilas hasta envolverse en obscuros cendales como para prepararse a esa otra fiesta — fino regalo de las sierras— : la de la noche y la Luna brillantes. De: Costa, Sierra y Montaña. Ancash / Aurelio Miró-Quesada Sosa. 2da. Serie. Lima : Imp. y Pub. Enrique Bustamante y Ballivián, 1940. 206 p.


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Mi País. En las Breñas del Perú: Ancash Luis Alayza y Paz Soldán (Lima, 1883— 1976)

Descripción de su viaje, desde la costa (río Fortaleza) hasta Huaraz, una visión personal, incidiendo en temas geográficos e históricos.— GGA

IV. Hacia Conococha En el kilómetro 190 dejamos la vía panamericana y comenzamos a internarnos por las orillas del rio Fortaleza, que toma el nombre de la de Paramonga, a cuyas plantas discurre. Este rio, como todos los de la provincia -excepto el Santanace en la Cordillera Negra; de ahí la escasez de sus aguas, porque ésta que no tiene nieve perpetuas, solo los alimenta en la época de lluvias, y éstas son de poco caudal. El camino en general es bueno. El paisaje pobre. Marchamos al pie de una serie de cerros bajos, que forman el lado derecho de la quebrada, y tenemos a la izquierda los cañaverales de Paramonga y luego algunas chacras de panllevar. El tiempo nublado y húmedo que reina en Lima desde hace quince días, sin un rayo de sol (junio de 1940) ha continuado hasta que llégamos a Huaricanga -K. 213donde juntamente se nos presenta el astro del día y el primer monolito, especie de columna de piedra que se levanta en una pampa escampada a la izquierda del camino; ahí la justicia de los yungas, anteriores a los Incas, ataba a los reos para infli-

girles las penas de su severa legislación, y finalmente la muerte. El camino asciende invariablemente y pasamos el Balcón de Judas y Chasquitambo, lugar donde un improvisado restorante rutero impone un descanso en la jornada y seguimos a Chapllán… La linfa transparente del Fortaleza esta como dormida en su taza de granito, y en el fondo obscuro bagres describen curvas elegantes en incesante giro. En el kilómetro 292 una parada forzosa nos obliga a penetrar en otra choza, a 3,250 metros de altura. El frío comienza a picar y la sequedad del aire irrita la laringe. Pedimos algo de comer y no lo hay… En Tapacocha debieron verme cara de enfermedad o de muerte. No sólo me ofrecieron un ataúd, sino me presentaron unas yerbas medicinales: la tinterna o yurma, especie de fucsia con el cáliz estrecho y alargado, como vientre de libélula, pétalos vueltos hacia atrás y estambres que se proyectan fuera como lengua de víbora; y el marco, hierba de hojas descompuestas en lacininas en forma de punta de dardo y algo peluda. Uno y otro vegetal curan el reumatismo y la ciática.

Por fin llegamos a la cumbre Conococha, K. 318, a 4100 metros sobre el mar, y surgieron en el horizonte los picos nevados de la Cordillera Blanca, hilo de perlas de más de cien kilómetros de largo, como dice Borchers en su hermoso libro Die Weisse Kordillere. A nuestras plantas la laguna Conococha, madre del río Santa, abre su trébol, de aguas dormidas como una cubeta de mercurio, y el río recién nacido comienza a brillar sobre el tapiz verde de la puna, como las escamas de una serpiente. La estepa se muestra desierta e inacabable. Uno que otro toro y algunas ovejas pequeñas como perros, del ganado degenerado de la región, muerden las pajas duras como alambres de esas tierra inhóspita; pero la austeridad del llano y los lomos obscuros de las Cordillera Negra sirven para realizar, por contraste, las bellezas desconcentrarte del Huascarán y el Hualcán, el Huandoy, el Carnicero y los nevados de Corongo, que comienzan a asomarse, unos con sus moles romas que soportan un mundo de nieve, congelada desde hace miles de años, otros con sus puntas de finos minaretes o de góticas torrecillas.

Luis Alayza y Paz Soldán

Por fin llegamos a la cumbre Conococha, K. 318, a 4100 metros sobre el mar, y surgieron en el horizonte los picos nevados de la Cordillera Blanca, hilo de perlas de más de cien kilómetros de largo,

Familia Recuaína de Paseo en laguna con vehículos de la década de los 40—Siglo XX. Arch. Lorenzo Ramírez Bojorquez


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Arco Iris Foto José Sánchez León

De pronto nos sorprende un

espectáculo maravilloso: el arco iris de los colores más intensos que he visto. Un arco doble, que se destaca neto y firme en la bóveda infinita.

Conococha y Turmanye Foto Edgar Norabuena Figueroa

VIAJEROS PERUANOS

Comienza a llover sobre nosotros, mientras en la lejanía el cielo azul brillante se arquea sobre las cumbres albas. De pronto nos sorprende un espectáculo maravilloso: el arco iris de los colores más intensos que he visto. Un arco doble, que se destaca neto y firme en la bóveda infinita. A medida que caminamos cambia la posición relativa del iris, y de pronto se me presenta a pocos paso del automóvil, proyectándose no sobre el firmamento, sino en la verde alfombra de la puna. Parece que sus siete franjas flotando en el éter me buscasen, tal es lo que se acercan. Mi imaginación comienza a delirar. Tengo una herida reciente. Hace cinco días he perdido el hermano de la carne y del espíritu. He emprendido esta excursión para sustraerme al ambiente luctuoso que me está matando, y este iris esplendido y nunca visto, que a porfía me busca y se me acerca. Comienza a llenarse para mí de un significado que hace vibrar las cuerdas más íntimas de la emoción y la ternura… Los indios de Áncash sienten hoy terror supersticioso por el espectacular meteoro, pues entienden que es una divinidad provocadora y llena de amenazas. ¡Ay del que llegue a pisarla cuando tiende su franja de siete colores sobre el tapiz de la pampa!

Ya puede esperar lo más extraños sucesos y las más horripilantes enfermedades, de las que muy contados hechiceros son capaces de salvarlo. Así me lo refiere Liñán, indígena de la provincia de Pallasca. Siete colores, violeta, añil, azul, verde, amarrillo, anaranjado y rojo; espiritualidad, talento, bondad, alegría, gracia, amistad, abnegación. Es un fantasma querido y no dudo quién alienta entre las franjas de intenso brillo que cariñosamente se me acercan en ese crepúsculo lleno de mensajes. Cesó la lluvia, pero aún caían unas cuantas gotas sobre mi libreta de apuntes; no eran de agua, sino de llanto. A medida que el meteoro va esfumándose hasta perderse en el éter, van cayendo las sombras sobre el paisaje, y sólo quedan, hieráticos y significativo, los gigantes de nieve de la Cordillera Blanca. Y mientras desciendo a Huaraz, una dulce resignación, una armonía interior, un misticismo lleno de esperanza se posesiona en mi espíritu. V Hacia Huaraz El camino de Cajacay, que remonta por la cuenca del río Fortaleza, trasmonta la cordillera por el abra de Conococha a

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4.100 metros de altura sobre el nivel del mar. El de Casma, por la punta de Callán, a 4.200 metros y une casi en línea recta el puerto Puerto-Pobre con la ciudad de Huaraz. El de Chimbote, el más pintoresco de los tres, aprovecha el paso del Santa, y en su primera parte se hace en automóvil hasta Tablones, kilómetro 76 del ferrocarril Chimbote -Recuay; ahí se toma el tren hasta Huallanca, actual punta de rieles, pues la obra de la vía férrea está detenida desde hace varios años; y nuevamente se vuelve a la carretera, que en su primera parte, hasta cerca de las ruinas de Incahuain, aprovecha los terraplenes que se hicieron para esa vía. Esta ruta, que es la más baja, sube constantemente desde el mar hasta los 3.027 metros, altura de Huaraz, y tiene 148 kilómetros de largo. La puna de Conococha en muy dilatada, sus ligeras ondulaciones están cubiertas de chilligua, o hicho, paja brava, que sirve de pasto al ganado y que los tejedores aprovechan para hacer tapices. En los pueblos se ven indios cargados con enormes ruedas, como llantas, compuestas por una faja de unos veinte centímetros de ancho y veinte o más metros de largo.


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Estas cintas se unen para formar las alfombras de paja usadas en la comarca, higiénicas y resistentes, que forma un piso igual y mullido sobre las habitaciones enladrilladas. Al acercarnos a Parco, kilómetro 367, partiendo de Lima y 180 contando desde Pativilca, lugar en el que se separa el camino de la vía asfaltada, el paisaje comienza a embellecerse. Estamos a 3.630 metros…, bajo la protección de las cadenas de cerros de la cordillera Blanca y Negra. El frio y el viento, atenuados, son favorables al trigo, que en estos días de junio se extiende como mantos de oro, mientras que en algunas chacras el campo esta pelado y las piaras de caballos, trotando en círculo trillan las mieses maduras… Desde la cumbre todo el tiempo hemos venido siguiendo al Santa, que ha nacido a nuestros pies a inmediaciones de la laguna de Conococha, y ahora, engrosado con los primeros afluentes que descienden de la Cordillera Blanca, es un río en forma, el mismo que cruzamos sobre el puente de Parco… Kilómetro 373, altura 3.556 metros. Chimenea cuadrangular de ladrillos, tamaña como el gigante don Gaiferos. Techos de lavada teja. Humo en la chimenea y humillos

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que se cuelan por la pajas de las cocinas de las chocitas humildes… El rio. En la banda derecha una casa hacienda de siete arcos. A ambas orillas, trigos dorados y parejas de indios de tramposería multicolor, agobiados como atlas bajo la esfera del mundo, con la carga que invariablemente portan. Y penachos, penachos güines de cortadera, sacudiendo a la brisa de la tarde su plumaje de filigrana de plata. VI Recuay Comienzan a verse los primeros letreros anunciando salitre. Con qué amargura vemos la réclame de nuestro antiguo mineral que se nos arrebató la guerra fratricida. Hay algo de cinismos en estos anuncios, que nos ponderan las maravillas de lo nuestro. Si yo fuera agricultor, preferiría ver languidecer mis campos. Se dirá romanticismo. Bueno. Sin romanticismo no habría patria. En el firmamento hay una orgía. El sol, cuyo ocaso no es dable contemplar, porque la masa de la cordillera negra se interpone, juega a la metempsicosis con las nubes encima de las nieves y acaba por convertirlas en llamaradas, oro amarillo al principio, y entonces el Huascarán es una maza de bruñido metal áureo. Bronce rojo luego, y el paisaje entero está ardiendo, mientras el nevado yergue su cabezota de fuego entre las nubes.

En tanto al lado opuesto, enormes tiznes negros tachonan un firmamento de acero, incandescente al blanco, con fulgores que no se resisten. Y cuando con más recogimiento paseamos la mirada para captar tal magnificencia y tal derroche de bellezas, de nuevo nos abofetean el rostro los letreros que en pleno corazón del Perú gritan desde las peñas del camino: salitre, salitre, salitre de chile… y no hay una mano peruana que los borre. Aquí se bifurca el camino y, pasando el pueblo, se desprende un ramal a la derecha para dirigirse a Casma. A medida que avanzamos el Huascarán va ensayando nuevas poses, como una bailarina presumida, que en sus danzas alterna las opulentas galas de una ornamentación oriental. Diademas de oro, mantos de armiño, bajos de encajes grises de las nieves próximas a las rocas de la base. Cada dos minutos sus formas y contornos son distintos, como distintos sus mantones de flores rojas o de fulgentes escamas de acero que reflejan la luz quemándonos las pupilas; de oro líquido o de austeros tules negros. Y toda esta danza gigante se desarrolla en el escenario de un firmamento, en el que discurren en procesión fantástica las nubes del crepúsculo.

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El Huascarán Beto Santillán

A medida que avanzamos el

Huascarán va ensayando nuevas poses, como una bailarina presumida, ...Diademas de oro, mantos de armiño,

bajos de encajes grises de las nieves...

El Huascarán Foto Jaime Alegria


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HUARAZ EN FOTOS

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Hu ar az en l a Pri me r a

Izq. Vista de la ciudad de Huaraz de Oeste a Este. Inicios de los 50´s (Anónimo) Der. Plaza de Armas, vista Nor-Este, 1937 (De: Ancash Actual) Archivo de Lorgio Sánchez y Jorge Zavaleta

Plaza de Armas, vista de Norte a Sur, 1939 Foto de Rodolfo Cabello — Archivo de José Sotelo Mejía

Izq. Palais Fénix de Carlos Maguiña, década de los 30´s—40´s del siglo XX (Anónimo) Der. Primera cuadra del Jr. Sto. Toribio de Mogrovejo, luego, José Gálvez, década de los 40’s—50´s del siglo XX (Foto de Francisco González) Archivo de José Sotelo Mejía


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HUARAZ EN FOTOS

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a M i t ad del Si gl o XX

Plazuelas e Iglesias de Huaraz, décadas de los 40´s—50´s del siglo XX– de Izq. a Der. La Soledad, Huarupampa, Belén y San Francisco Las tres primeras fotos de Carlos Quintana y la última foto de Francisco González) Archivo de José Sotelo Mejía

Izq. Interior de la Iglesia de Belén, 1937 Foto Anónimo — Archivo de José Sotelo Mejía

Der. Iglesia de San Antonio, década de 40´s—50´s Foto Carlos Quintana—Archivo de José Sotelo Mejía


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Dr. Augusto Soriano Infante Fuente: Ancash Actual 1937

Otra cosa buena... es la amistad del doctor Augusto Soriano Infantes, canónigo de la catedral de Huaraz y Director del Museo Arqueológico, hombre joven, lleno de devoción por la ciencia...

VIAJEROS PERUANOS

Llegando al Puente Bedoya -K. 384- apenas faltan 20 kilómetros para finalizar la jornada - comienza a cerrar la noche. Cruzamos debajo de las bóvedas de dos o tres bosquecillos de eucaliptus. “Allá arriba todo luz; acá abajo todas sombras”, dije recordando a Fray Luis. El camino comienza hacerse tortuoso y estrecho, con gradientes violentas y peligroso por el excesivo tráfago de la ciudad cercana. A cada instante hay que detenerse para ver cómo cruzarse con un camión que baja de Huaraz por esa carretera... en la que apenas puede pasar un vehículo. Algunas cascadas, que se desprenden de los muros verticales que encierran el camino, ponen una nota luminosa entre las sombras… Finalmente se ensancha la vía y caminamos entre hileras de árboles de una hermosa avenida que nos conduce a la ciudad de Huaraz, a la cual ingresamos por la plazoleta de Belén. IX El Museo

Museo Arqueológico de Ancash Fuente: Ancash Actual 1937

Otra cosa buena que debo a mi visita a esta ciudad es el conocimiento y la amistad del doctor Augusto Soriano Infantes, canónigo de la catedral de Huaraz y Director del Museo Arqueológico, hombre jo-

ven, lleno de devoción por la ciencia y gran conocedor de la mal conocida región del Santa y del Huascarán: los dos gigantes. En una modesta casa que hace veces de museo, muéstrame una colección de más de trecientos monolitos recolectados en diversos centros. Algunos se conservan tal con eran en los tiempos de su erección. Otros sufrieron la influencia de las nuevas ideas, fueron aprovechados para servir de peanas a las cruces levantadas por los misioneros en plazas y caminos. Estos se exhiben todavía los toscos relieves del ídolo en cuyo honor se labraron y así, con una cruz encima, pregonaban simultáneamente a Satán y a Cristo. Esa es la marcha del tiempo y de las ideas en todas las civilizaciones. Sobre los resto de los templos paganos erigió el cristianismo sus catedrales… En el museo del doctor Soriano recibí una lección objetiva de la historia del arte y de las Religiones. Otra piedra notable es un patíbulo o ara de sacrificio precolombino, que a primera vista se tomaría por la base de una columna o por un banquillo de uso doméstico; pero tiene en el borde circular de encima dos muescas para recibir las piernas de la víctima, que, sentada en el trágico banquillo, era atada fuertemente de

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manos y de pies para el sacrificio. Tiene de alto un pie más o menos, y su circunferencia es como la de un asiento corriente… También son joyas del museo los enormes ídolos monolíticos, de varias toneladas de peso cada uno, y los gigantes de piedra, a los que Cieza se refiere en esta forma: “Dicen algunos que los ingas en señal de triunfo, por haber vencido cierta batalla, mandaron hacer memoria, y por tenerla para fuerza de sus aliados. Otros cuentan, lo tiene por mas cierto, que no es ésto sino que antiguamente, mucho tiempo antes que los ingas reinasen, hubo en aquellas partes hombre a manera de gigantes, tan crecidos como lo mostraban las figuras que estaban esculpidas en las piedras, y que con el tiempo y con la guerra grande que tuvieron con los que agora son señores de aquellos campos, se disminuyeron y perdieron, sin haber quedado de ellos otra memoria que las piedras y cimiento que he contado” (Cieza. Ob. Cit. P. 431). Comienzan a formarse en el Museo colecciones de huacos y artículos de las viejas culturas del Callejón de Huaylas, desde las orillas del océano hasta los centros andinos más elevados, cuidadosamente clasificados; pero es de tal la pobreza de ellas, que me interesé por conocer la economía del Museo, y el doctor Soriano explicóme, ruborizándose: ¡¡ ¡dieciséis soles mensuales!!!


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X La Sombra del Mariscal La Mar Paseando por la ciudad, cuyos panoramas adquieren especial importancia bajo el imperio de sus patronos tutelares: los nevados, y por la magnificencia de un sol de fuego reinando en un ambiente diáfano, vibrante de fuerzas vitales y de ondulaciones llenas de potencialidades desconocidas, comienzo a admirar las viejas mansiones huaracinas, y mi hábil amigo y cicerone me dice: Esta es la Municipalidad, mostrándome un palacio colonial; y agrega: En 1824 fué residencia de Bolívar.

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Aquella, y señálame otra noble casona: de propiedad antes de Munar, el primer Alcalde de la ciudad y hoy de la familia Arnao, fue Cuartel General de los patriotas. Frente a otra, que permanece cerrada, díceme: Aquí vivió el Mariscal La Mar, cuando levantaba y adiestraba ejércitos para improvisar la División Peruana, que diera los centauros vencedores en Junín y los guerreros que decidieron la victoria de Ayacucho. También el Colegio Nacional está lleno de recuerdos del Mariscal La Mar, que lo fundara; y hablando toda la tarde del hermético y taciturno

prócer que ocupa tantas páginas de la historia con sus virtudes y sus desgracias, en la noche, de regreso al hotel, parecíame a ratos ver marchar delante de mí, entre la penumbra de las calles mal alumbradas, una silueta llena de prestancia, aunque impregnada de tristeza, exhornada con ese nimbo casi visible que rodea las sienes de los predestinados del dolor, de la injusticia y del infortunio: Será, me digo, el malaventurado Mariscal despedazado en vida por la envidia, y desgarrado después de sus días por la injusticia y la calumnia, como los semidioses mitológicos entregados a la perversidad de las Harpìas…

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José Domingo de La Mar y Cortázar (Cuenca, Quito, 1776—San José, Costa Rica, 1830)

Elegido diputado por la provincia de Huaylas (1822 y 1827), La Mar concurrió a la instalación del Primer Congreso Constituyente del Perú el 20 de septiembre de 1822; y al día siguiente fue elevado a la Presidencia de la Suprema Junta Gubernativa del Perú, cuerpo gubernamental creado por los diputados para suceder al gobierno protectoral de San Martín.

De: Wikipedia.

Mi País. En las Breñas del Perú. 3a. Serie / Luis Alayza y Paz Soldán. Lima : Tall. Gráf. De Publicidad Americana, 1944. 500 p.


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LITERATURA ANCASHINA

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Valor Filosófico de la Poesía Por: Nelly Villanueva Figueroa

Nelly Villanueva Figueroa (Huaraz)

La Poesía igual

que la Filosofía, nace del asombro. Como los primeros filósofos, afanados en

buscar el primer principio, los poetas se mueven en un mundo de enigmas, en la búsqueda ansiosa de respuestas.

La Poesía igual que la Filosofía, nace del asombro. Como los primeros filósofos, afanados en buscar el primer principio, los poetas se mueven en un mundo de enigmas, en la búsqueda ansiosa de respuestas. A semejanza de Heráclito que reflexiona sobre el devenir constante, Jorge Manrique reflexiona sobre la fugacidad de la vida, de sus honores, de sus placeres. Heráclito nos dice: “Nadie se baña en el mismo río, tanto por el hombre, tanto por el río”, para indicar que todo está en movimiento. Manrique, en consonancia con el pensamiento medieval, resalta la primacía de lo eterno sobre los valores mundanos, compara la vida de los hombres con los ríos y al mar con la muerte. Vida, tiempo, agua, corren hacia un mismo fin: La muerte, que viene a ser la negación de todo:

música combinada con una idea grata, es la Poesía; la música sin la idea, es, simplemente música”. La Poesía, entonces, contiene una cosmovisión, una forma de ver el mundo, una idea que la hace universal. Así, en la Poesía Quechua, descubrimos la concepción andina del mundo, dividido en tres esferas: Hanan Pacha o Mundo de Arriba, mundo celestial o supraterrenal Kay Pacha o Mundo del presente o Aquí. Uku Pacha o Mundo de Abajo.

Estos mundos están comunicados: El Hanan Pacha, donde está el dios Sol, se comunica con el Kay Pacha, a través del Inca o Hijo del Sol. El Kay Pacha con el Uku Pacha se comunican a través de las Pacarinas, puquiales o cuevas de donde salen los seres subNuestras vidas son los ríos terráneos. que van a dar a la mar Una característica de la que es el morir. Poesía Quechua, es el Allí los señoríos derechos a se acabar panteísmo, es decir atriy consumir. buir carácter divino a toAllí los ríos caudales, do lo que existe. De ahí allí los otros medianos proviene el respeto a la y más chicos, naturaleza que profesaban allegados son iguales. nuestros ancestros. Como Los que viven por sus manos ejemplo del lirismo de la Y los ricos. Jorge Manrique, en las poesía quechua, insertaCoplas por la Muerte de su mos esta Oración al dios Padre, destaca el carácter Wiracocha: Súnqoy tutallapi transitorio, fugaz de la vida y Qori ráuraj. define a la muerte, como la Kusi ñawillaykin gran fuerza natural, inevitaPaparichun, ble, que termina con todos: Qoñi samayñiykin Grandes y chicos, ricos y Wayrarichun. pobres, poderosos y débiles. Khúyak makillaykin Masttakuchun, Edgar A. Poe dice: “La

Wiñay atiykoykin Tikakuchun. oro que arde tan sólo entre la noche del corazón. que la alegría de tus ojos venga en el alba, que el calor de tu aliento Venga en el viento. que tu mano magnánima siempre se extienda y que tu sempiterna voluntad Sea la única que florezca.

Todo poeta nos revela un secreto. Como dice Platón, en el Mito de las Cavernas, vivimos en un mundo de sombras y sólo al final se ve la luz de las ideas verdaderas; pero los poetas descubren esas verdades. Detrás de las formas externas, ellos aprisionan ese algo misterioso que los demás no perciben. Según Azorín, “El poeta está en todo momento presente: No pasa nunca, vive en la montaña o en el valle, a orillas del mar o junto al río. En su seno lleva el misterio y ¡ay del poeta que no tenga su misterio!” Para Fray Luis de León su misterio es “no saber lo que es y lo que ha sido y su principio propio y escondido”. El misterio de Góngora es ignorar si cuando estaba sumido en “Un parasismal sueño profundo, soñaba o no soñaba”. El misterio de Rubén es no poder decir “A dónde vamos, ni de dónde venimos”. (Rubén, querido Rubén, en voz baja, tengo miedo de decirlo: Venimos de la eternidad y vamos a la eternidad).


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Yezid, poeta colombiano, nos aconseja: “Mira dentro de ti y calla”. Igual que el filósofo, el poeta no sólo ve el mundo externo, sino también el interior. Poéticamente, Bécquer nos dice: Poesía es iluminación interior. De la luz que entra al alma por los ojos, los párpados velaban el reflejo; mas otra luz el mundo de visiones alumbraba por dentro.

André de chénier, poeta francés, nos dice: “El arte no hace más que versos, sólo el corazón es poeta”. En este sentido, ¿Cuál es el mejor de los poetas? No es cuestión de estadísticas ni de escuelas, sino de riqueza creadora y hondura lírica. Para Martín Alonso, Altísimo Poeta es aquel que desde sus sueños y emociones, cautiva más almas. Es el que hace prender su fuego, en gente de variada condición, desde el poco instruido hasta el filósofo, desde el profano hasta el literato, porque el que hace poesía, no lo hace como filósofo o como científico, sino como hombre, por amor y sugestión. Baudelaire llama a la Poesía “Magia Sugestiva”; Bremond la llama “Contagio e irradiación” y para los místicos es: Recogimiento que nos invita a la quietud del espíritu. El poeta se mueve en un clima poético irreal, sin lógica. Busca sus sin razones en las múltiples voces del dolor, de la alegría, de la esperanza, de los fantasmas colectivos. Sólo de este modo, se hallará en su tiempo y en

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su pueblo: Será el Homero en la gloria de sus héroes; Shakespeare leyendo en las almas; Dante en los fulgores del paraíso; Virgilio en su flauta pastoril; Petrarca en la ilusión de su dama; Santa Teresa en sus alegrías místicas; Bécquer en las rimas dolientes; Antonio Machado soñando caminos; Juana Ibarbouru en su fervor pasional; Gabriela Mistral en su corazón sangrante y en la ancha luz de sus mesetas espirituales; Vallejo en su angustia vital, llorando el ser que vive; Eguren en sus visiones simbólicas de la luna o de los rayos; Rosa Cerna Guardia en la fuerza de su lirismo; Javier Heraud, en su visión pacífica de la muerte; Blanca Varela con su soledad en un mundo desgarrador, caótico y lleno de prejuicios sociales. La Poesía, a pesar de los cambios, sobrevive; porque al igual que la Filosofía, contiene valores inmutables, reflexiones sobre la vida y la muerte, preocupaciones profundas del hombre. Sócrates, agonizando tras haber bebido la cicuta decía que sólo su cuerpo morirá; pero su alma seguirá viviendo eternamente. De igual manera Bécquer nos habla de la eternidad de la poesía: Mientras la humanidad siempre avanzando No sepa a do camina, Mientras haya un misterio para el hombre, ¡Habrá poesía!

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¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!

Góngora, en un Soneto, describe los elementos de una hermosa dama: Cabello, frente, labios, cuello, que pronto se convertirán en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. También medita ante una “Vana Rosa”: Ayer naciste y morirás mañana, ¿Para tan breve ser, quién te dio vida? ¿Para vivir tan poco estás lucida, y para no ser nada estás lozana?

Calderón de la Barca se inclina también por temas morales y filosóficos de profundidad: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ficción. Y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

Cuando descubre que el mayor delito del hombre es haber nacido y no ser libre como el ave, el bruto, el pez o el arroyo, quisiera “arrancarse del pecho, pedazos del corazón”. Francisco Quevedo usa antítesis para definir al amor: Es una libertad encarcelada Que dura postrero parasismo, Enfermedad que crece si es curada.

En el Perú, Juan del Valle Caviedes, nos habla de un “Coloquio que tuvo con la Muerte, un Médico Moribundo” y de los Privilegios del Pobre, en forma satírica:

Cobarde cuando es humilde, Fray Luis de León, idealoco cuando es resuelto. lista y trascendente, repreSi valiente es temerario. senta una evasión de lo terrestre hacia el plano de González Prada reflexiolas ideas, en su poema “La na sobre las contradicciones del amor: Vida Retirada”:

La Poesía, a pesar de los cambios, sobrevive; porque

al igual que la Filosofía, contiene valores inmutables, reflexiones sobre

la vida y la muerte, preocupaciones profundas del hombre.


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¿Por qué la sombra, si eres luz querida? Si eres vida ¿Por qué me das la muerte? Si eres muerte ¿Por qué me das la vida?

En Triolet 1, reflexiona: Desde el instante de nacer, soñamos; Y sólo despertamos si morimos. Entre visiones y fantasmas, vamos.

Y en Triolet 2, concluye: Los bienes y las glorias de la vida o nunca vienen o nos llegan tarde...

Se llama combatiente al que lucha por un ideal. Cuando un hombre se acerca al cadáver para decirle que lo ama, significa que el

ideal del combatiente ha trascendido a otro

Nadie como César Vallejo para explicar en su poema “Masa” que el poeta aspira que todos los hombres persigamos el mismo ideal: Al fin de la batalla Y muerto el combatiente, vino hacia él, un hombre Y le dijo: ¡No mueras, te amo tanto! Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle No nos dejes ¡valor! ¡vuelve a la vida! Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien mil, quince mil Clamando ¡Tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte! Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo Le rodearon millones de individuos, Con un ruego común “¡Quédate hermano!” Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo Entonces todos los hombres de la tierra Le rodearon, les vio el cadáver triste, emocionado Incorporóse lentamente, Abrazó al primer hombre, echóse a andar.

Vallejo explica, así, que sólo el amor solidario entre los hombres es capaz de vencer a la misma muerte. Se llama combatiente al que lucha por un ideal. Cuando un hombre se acerca al cadáver para decirle que lo ama, significa que el ideal del combatiente ha trascendido a otro. En ese instante ha empezado el proceso de resurrección, pues su ideal vive en “uno”. A medi-

da que más hombres aman al combatiente muerto, éste va dejando de ser cadáver, hasta resucitar definitivamente. No se trata de una muerte física sino de supervivencia en compañeros y sucesores a través de ideales, principios y valores. En tanto los ideales supervivan en los hombres, seguirán vivos los que dieron la vida por ellos. El amor es el ideal supremo que busca la fraternidad humana, es decir, la inmortalidad. Todo lo dicho, nos hace pensar en que la Literatura no es vano oficio, porque motiva a la acción para mejorar el mundo en que vivimos. Los poetas nutren con ideas y sentimientos para encaminarnos al futuro, con visión de equidad y justicia social. Hace poco hemos aprendido a elaborar planes estratégicos de desarrollo, no a partir del diagnóstico de la realidad, sino a partir de la visión de futuro; pero los poetas visionarios se adelantaron en mucho a hacernos soñar el mundo mejor que tenemos que construir. La voz poética de Manuel Scorza nos invita a sublevarnos contra la marginalidad y orfandad en que viven muchos hombres y mujeres, a quienes no les llegan los beneficios del desarrollo:

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Por todas partes nos cercaba un muro de olas negras. ¿iba a ser la poesía una solitaria columna de rocío? Tenía que ser relámpago perpetuo. Yo os digo: Mientras alguien padezca, La rosa no podrá ser bella; Mientras alguien mire el pan con envidia, El trigo no podrá dormir; Mientras los mendigos lloren de frío en la noche, Mi corazón no sonreirá.

La poesía tiene que ser viento o fuego que nos haga vibrar ante la soledad y miseria de los semejantes, pero sin lenguaje panfletario, porque la poesía exige belleza, uso del segundo nivel de lenguaje, por encima de su función primaria. La poesía no sólo debe ser instrumento de denuncia, sino también un medio de propuesta. Desde las musas griegas, Calíope de la poesía épica, Erato de la poesía amorosa, Euterpe de la poesía bucólica, hasta hoy, la poesía no sólo es queja lastimera, sino también, aliento y esperanza. Con mucha fe, el caracino, Román Obregón, nos dice: Un ejército de niños irá a liberar el pan Mañana por la mañana. En el dintel un aviso Con cariño escribirán: ¡Floreció la esperanza!

Los poetas no pueden permanecer indiferentes Por qué no celebramos la gracia de ante las condiciones de las muchachas; vida no acordes a la digQuizá mañana los poetas pregunnidad humana; deben ten tener capacidad de indigPor qué nuestros poemas nación y de compasión Eran largas avenidas por donde pero también de comprovenía la ardiente cólera. Yo respondo: Por todas partes se oía miso de acción, para acorllanto, tar las brechas que nos Tal vez mañana los poetas pregunten


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impiden vivir como hermanos, en estrecha armonía y comprensión, compartiendo el mismo sol, el mismo firmamento, la misma tierra, el mismo universo que nos ha sido dado. Además de este rol social, la poesía cumple un rol ético o moral de levantar la voz cuando la corrupción corta el sueño del bienestar general: Abdón Dextre, poeta huaracino, dice con dolor, refiriéndose al Perú, donde acababa de develarse la corrupción del régimen dictatorial de Fujimori: Y cómo duele decir tu nombre en desamor extendido Entonces ya ni que cielo ni suelo donde apoyar Esta dolida existencia (En el huerto de los júbilos Únicamente hierba mala había estado creciendo)

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Beatriz Moreno Quiroz, que errónea concepción de la masculina se dirige al hombre nuevo, superioridad uniéndose a su causa: que origina las relaciones Aquí tienes mi voz para llamar a la de dominación y subordilucha, kausay nación y la violencia de Aquí tienes mis manos para destruir género. Mariano Melgar, oprobios, desde el pasado, hace esta Mis ojos para desbordar sonrisas Mi esencia de mujer para dar ternura sentencia sobre la mujer, totalmente vigente en el En tu campo de batalla. No termines de amanecer, entonces. presente: Te escribo porque es la hora y paloma, apachimuyki Te envío arrullos. Además estas muy triste. Amigo, en mi carta vagabunda Viaja el verdor de la pradera. ¡Abre las manos, sonríe! ¡Abre la voz, amanece! Al embrujo del canto, al embrujo del verso Sonríe, bebe mi savia, déjame que te escriba, Abre mi carta, hombre nuevo Mis palabras, azules, caravana, Van llegándote, campanita, Y como campanita Vengo a despertar tu risa. Al fin, azul en la mañana, Te envío en caravana mis palabras.

La poesía sirve, así mismo, para reforzar la identiPero luego dice con es- dad e integración, es decir peranza: el sentido de pertenencia a Ay Perú una comunidad determinaAy Patria de nuestros sueños da y el orgullo común que desgarrados devastados despierta esta pertenencia: Está cerca la hora de que remonEl amor por la tierra en que tes tu alto vuelo vivo, me hace decir: Ay Perú Ay quienes de tu sagrada presencia han hecho un festín Y aún tienen la osadía de decir patria mía Y a pesar de las tinieblas pagadas Descendidas sobre ti Te digo Más temprano que tarde la hora de tu redención llegará.

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Huaraz ¿Por qué re quiero tanto Si sólo me das quebranto? Pequeña paloma de alto vuelo, vivo de ti enamorada. Adonde vaya, en mi alma te llevo Y con orgullo de ti hablo.

Las mujeres todavía seguimos luchando por la En este punto, no pue- igualdad entre varones y do dejar de nombrar a mujeres, en contra de la

No nació para verse sometida, Porque tiene carácter indomable. Y pues prudencia en ella, nunca es dable, No nació para ser aborrecida.

Nosotros, poetas, tenemos la misión de alcanzar nuestro trabajo, con creciente calidad, espíritu crítico y convirtiéndonos en facilitadores del cambio y transformación sociocultural. Así como de la espina nace la flor y de la larva sale la mariposa, así, gracias a las palabra, surgirá al fin, la luminosa felicidad. Queremos concluir afirmando que el quehacer poético es también –como la filosofíauna manera de entender e interpretar el mundo físico y el universo humano, pero, como palabra labrada, esculpida. Las cuitas, sueños, recuerdos, esperanzas, rebeldías, angustias, alegrías, heroísmos y toda otra faceta humana pueden ser expresadas mejor a través de la poesía, por ello, el alma humana en todo sentido ha de ser esencialmente poesía; y por lo tanto, filosofía.

La poesía sirve, así mismo, para reforzar la identidad e integración, es decir el sentido de pertenencia a una comunidad determinada y el orgullo común que despierta esta pertenencia


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El Libro Azul

Mitos y Leyendas M uj er And ina Veng o a c a nt ar t e... ( R e l ato d e un R a pt o ) Por Carlos Garay Veramendi

Carlos Garay Veramendi

Era verdad que no habían cruzado palabras, pero sí se habían

ñahuincheado con amor, ella sintió los saltitos de felicidad de su loca corazona ante la mirada apasionada del gavilán

Los raptos andinos, que se daban esporádicamente, tenían el exquisito sabor a estofado de cuy; rica comida de los apus divinos, residentes en la bellísima montaña nívea, Alpamayo. Cuando se daban uno de éstos, en alguna aldea serrana, ocurría un vuelco festivo de sus vidas monótonas con sus comidillas pícaras, aderezadas a gusto de cada quien. Aquí un memorable rapto. Corría el año 1929, un desenfadado ruiseñor aijino, de cuando en cuando, merodeaba por la ciudad milenaria de las cabezas clava, y bajaba unos kilómetros gorgoriteando sus canciones de oro hasta el Paraíso de las Magnolias, donde tenía un amigo bohemio y tocachín como él. En una de esas correrías de pura casualidad se nahuinchearon y sólo por unos instantes con una linda flor de un cultivadísimo jardín chavinense. Sintió a su corazón gitano regocijarse como nunca antes, pues acababa de encontrar a su alma gemela. Y no calló su hallazgo, su emoción, ni su alegría; de inmediato desgañitó a todo viento para que se noticiara ipso facto la primicia de su dicha al mundo entero. Los padres de la tortolita, don Adrián y doña Fausta, magnates de pueblito, enterados del tamaño atrevimiento de un

tocachín vagabundo, se pusieron en alerta roja. Sin pérdida de tiempo parlamentaron con la linda hija casadera, haciéndola ver que el fulano no era de su categoría, ni buen partido. No le aseguraría un futuro feliz. La hija les escuchó con respeto y muy atenta, luego les respondió: que ni siquiera habían cruzado palabras con tal pretendiente. Sólo lo conocía de muy pasadita. Era verdad que no habían cruzado palabras, pero sí se habían ñahuincheado con amor, ella sintió los saltitos de felicidad de su loca corazona ante la mirada apasionada del gavilán; y el gavilán supo que al fin había encontrado al amor de su vida; y presintieron como que estaban destinados el uno para el otro. Este detalle, acaso sin importancia, se la guardó cuidadosa en el cofre de su privacidad personal. Un día cualquiera se apareció el ruiseñor aijino, Jacinto Palacios Zaragoza, por la ciudad sin par, Paraíso de la Magnolias, buscando a su amigo Sotero Garay Laguna. Después de los saludos afectuosos, Jacinto fue al grano, le dijo: Amigo, esta noche necesito de tu apoyo, te estaré esperando a las ocho en casa de Martín Flores García. Pero dime, de qué se trata; a lo que respondió: “los motivos de la reunión ya te lo contaré en el momento oportuno; espe-

ro que no me falles.” Ante tal invitación conminatoria, Sotero, no tuvo otra opción que aceptarle al amigo, el encuentro sugestivo. Con precisión del reloj intihuatana Sotero estuvo en Chavín, le recibió amable su amigo Martín Flores, hombre de cultura de su pueblo, amigo de los artistas. Tenía su particular sello incómodo, su habla tartajosa, pero cuando cantaba no había tal gaguera. Lo hizo pasar a la sala donde Jacinto. En la mesa puesta había un mantel blanco desatado con la aromática coca, una cajetilla de cigarro Inca, fósforo, un poronguito, iscu puru, con su pincho alerto para sazonarles al toque la filosofada andina, y pisco Sol de Ica. Más dos guitarras y las maracas. Parafernalia completa. Por la llegada puntual de Sotero brindaron con el pisco entusiasmador, luego Jacinto les puso al tanto de su propósito ambicioso. Dijo que estaba enamorado, como nunca antes, de una linda flor; y que fue ella la musa inspiradora de su amorosa canción declaratoria, que enseguida estrenarían. Y en un rapto de sinceridad agregó, la musa de mis desvelos: Benilda Coral García. Luego tomó la guitarra y, para disfrute de los amigos, en avant premier, cantó la bonita canción “Mujer andina”. Después empezaron con la gatipada a carrillos hinchados, y dizque la coca sabía a dulce como buen presagio.


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Transcurrieron las horas entre ensayos, risas y tragos; cuando se dieron cuenta, era la una de la mañana, hora buena para la serenata. El padre de Benilda, como que era muy celoso con su “Niña bonita”, todas las noches echaba candado a su dormitorio en el segundo piso, ateniéndose a ese dicho “más vale prevenir que lamentar”, y sabiendo que las jovencitas son impredecibles, peor cuando los amores son contrariados. Cuando la luna estaba derramada por las calles solitarias, con sus puertas dormidas a pie firme, y abrumadas por el dios Silencio, ya se encontraban al pie del balcón de la flor codiciada. Ahí Jacinto emocionado hasta las raíces de sus pelos cantó como jamás, acaso como un joven ruiseñor encariñado, y botó su corazón trastocado en ondas sonoras para

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que llegaran a oídos de la to la bajada del alto cielo de palomita, pidiéndole goces la dulce palomita, con garras listas para clavarlas en delide su belleza. cada piel de su amada. LueMujer andina, vengo a go, el retorno del silencio alborotado en las calles oliscantarte conas. El suegro desde esa Todas mi penas y mis hora, picoteado por la pulga feroz de su desconfianza, ya dolores, no pudo agarrar sueño. Muy …………………………………… temprano se levantó para disipar sus dudas. Pero, ¡oh sorpresa insufrible!, no estaCon la serenata de Ja- ba en cama su “Niña bonicinto hasta la coqueta ma- ta”. Ahí organizó la persecumaluna, media toronja de ción para lavar honra del Febeo, quedó bizca de en- hogar: la vendetta, muerte a tusiasmo romántico; la balazos del atrevido tocamisma música la despertó chín. Por Yanashallas llegaestallada de emoción, a la ron ansiosos hasta Puente linda flor. Se levantó. Se Bedoya, ni rastros de los puso ropa indispensable. fugitivos; ahí mordieron el Ató dos, tres sábanas por rugoso polvo del fracaso. las puntas. Abrió suave la puerta del balcón. Amarró Tercer día, cuando las aguas firmemente uno de los volvían a su nivel, recién extremos en un parante de madrugaban con destino a la baranda, y se descolgó Aija, cabalgando en corceles ágil cual deidad alada bajo de cascos ligeros; ya enyugaprotección del dios Eros. ditos para toda la vida. Un El gavilán miraba con los rapto, sí, temerario e inolviojos loquísimos de conten- dable.

Puente de Piedra Rumichaki de Chavín . por donde fugaron los enamorados. Charles Wiener, 1880

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Poesía Q uechu a L l uv ia V en P or: Macedon io V il l afán B.

Ven, lluvia, ven; Yo soy el tierno trigal Sin rocío. Ven, lluvia, ven; Soy la quinua sin lágrimas. Ven, lluvia, ven; Soy el tierno maíz Que te espera Con brazos marchitos. Ven, lluvia, ven.

Hagamos Tambor

Wamr apa Takin Shamiy, tamya shamiy; Shullyannaq llullu trigum ka Shamiy, tamyalley, shamiy; Weyqinnaq kinwam ka. Shamiy, tamyalley shamiy. Ñuktu raprayaq llullu Jaram ka. Shamiy, tamyalley, shamiy.

No tardes. Tú bien sabes Que si faltas lloro, Y si vienes canto. Ven, lluvia, ven.

Qepakamiynatsu, Musyankim tamya: Mana shamuptiki Waqallami; Qam shamuptikiyqa takillami. Shamiy, tamya, shamiy.

Te seguiré hasta el puquial Cholita, aunque no quieras.

Puquiukamanmi katishquequi Shipash, kam mana munaptiquipis

De su piel hagamos tambor De sus dientes

Me dejarás que abandone Tu tinaja en una piedra.

collar; De sus huesos

flauta Y bebamos en su cabeza.

(Coris, Aija)

Que cante para ti sola Un huaynito de mi tierra. Que el agua moje tus pies Que escapen tus borregos Y sobre todo, Cholita, Me dejarás que te explique Cómo se quiere en la hierba.

¿Para qué ?

Paloma ¿para qué te conocería? ¿Hubiera muerto sin conocerte! ¿Hubiera fenecido sin conocerte! No tengo madre, No tengo padre: Los padres que tenía Están en el corazón de la tierra. (Uquia)

Kuntutam jakerillashac rumi choopincho Huk wayñu markaapeq Kampac japallequi kotsurinapaj Yaku chaquiquita nuyutsun Huatequikuna okrakuyatsun Shipash, ari nirishqueki Imano nocka kuyankajta Koracuna janancho. Fragmento de un poema de Luis Fabio Xammar (1911—1947), traducido al quechua huaracino por Jaime Loli Romero. Huaraz, junio 22 de 2015)

Yana - Shallash En la puna de Yana-Shallash Canta un pájaro Chiwi, “Ay, mala suerte, Ya no nos juntaremos, Quitando la cinta, Poniendo los palos” (Olleros)

Recopilación de J.M.B. Farfán. Del libro “Ancash: leyendas, fábulas y canciones” / Antúnez de Mayolo, Santiago ; Torres V., Celso ; Arnao, Aurelio... [y otros]. Lima : Editorial Ausonía, 1958. 93 pág. (Libros Para Ancash).


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Jaime Alegría El Señor de La Soledad y danzante del señor de Mayo huaraz — 2015

El Libro Azul El Libro Azul Revista Informativo - Cultural Huaraz Jr. Teresa Gonzáles de Fanning Nº 432 Centenario—Independencia Huaraz - Áncash - Perú Teléfono: (051) 043 - 220753 Celular: 952 845 942 E-Mail: alamog@hotmail.com

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