Madrid hostil

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MADRID HOSTIL




Máster en comunicación arquitectónica 18/19 - ETSAM AUTORA MAIL TELÉFONO

DIRECTOR CO·DIRECTORA

Giorgia Artabella giorgia.artabella@gmail.com +39 3286492633 Trabajo teórico - crítico Antonio Agustín Garcia G. Irma Arribas


MADRID HOStil



a madrid que - al fin y al cabo - me ha dado lo mejor


RESUMEN


El contexto socio-económico actual y algunos fenómenos urbanos, como gentrificación y turistificación, están afectando al mercado habitacional de la ciudad de Madrid convirtiéndolo –cada vez más– en un escenario adverso y hostil para sus usuarios. Este trabajo nace de la necesidad de hacer balance de la situación para entender mejor cuáles son los mecanismos que entran en este juego y cuáles los que intentan contrarrestarlo. El trabajo está dividido en cuatro bloques y ofrece una serie de reflexiones en torno a las prácticas habitacionales contemporáneas encuadradas dentro de un marco teórico enfocado en lo urbano y en los vínculos sociales que se producen en ello. La intención es la de identificar todos aquellos factores que están minando

el

sector

habitacional,

provocando

la

exclusión

y

el

desplazamiento de muchos habitantes, y –al mismo tiempo– recoger una serie de propuestas y de iniciativas que tratan de repensar los modos de organización y vivencia del habitar para hacer frente al contexto actual. Las intervenciones presentadas se plantean desde contextos diferentes -desde la disciplina arquitectónica a formas de intervención social, pasando por fórmulas empresariales y dinámicas económicas- y en relación con lo abordado en la parte más teóricas, a modo de ejemplo, para ver cómo se materializa

especificamente

en

la

ciudad

de

Madrid.


CONTENIDO


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LA CIUDAD COMO VÍNCULO

EL BAILE DE LOS VÍNCULOS EN LA CIUDAD ACTUAL

01.1/ VINCULOS DÉBILES Y VÍNCULOS FUERTES EN LA CIUDAD HOSIL

02.1/ REMEDIACIONES 02.1.1/ LA CIUDAD MEDIADA 02.1.2/ BEAUTIFUL STRANGER 02.1.3/ URBANISMO PORTÁTIL

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MADRID RESISTE

03.1/ SINCRONÍA

04.1/ MULTITUDO Y RESISTENCIA

03.2/ LA GENTRIFICACIÓN COMO CONTEXTO 03.3/ EL ATLAS DE LA TURISTIFICACIÓN 03.4/ TURISMO P2P

04.2/ DOMESTICIDAD Y RESISTENCIA 04.3/ NUEVAS PROPUESTAS 04.4/ COMPARTIR ESPACIO 04.5/ CUIDARNOS 04.6/ REIVINDICAR

CONCLUSIONES


01 LA CIUDAD COMO VÍNCULO Para los griegos habitar tenía mucho que ver con la economía y la administración doméstica (economía, de oikos, casa y nomos, ley). Aristóteles habla del habitar desde un punto de vista jurídico (Pinilla, 2005) y desde la profunda relación de la casa con el derecho y la política. Es Heidegger el que, ya en el siglo XX, empieza a hablar del habitar en primera persona, o sea del “yo habito”. Esta perspectiva quiere resaltar el valor de la presencia del ser humano en el espacio. Yo soy, yo ocupo un espacio y lo vivo. Para el filósofo, siempre sigiuiendo el análisis de Pinilla, el hogar representa la “residencia del hombre en la tierra” y, al mismo tiempo habla de cómo morar, para el ser


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humano, significa “poetizar”. La visión de Heidegger confiere mucha profundidad a la relación entre las personas y el lugar que habitan, atribuye al ser humano un rol y un poder que van más allá de lo visible; sin embargo, con el avanzar del tiempo esta noción poética se fue transformando en favor de una concepción de la vivienda más concreta, basada en el diseño del “mero” espacio (Pinilla, 2005). Hay que llegar hasta nuestro siglo para que se volviesen a cuestionar las prácticas del habitar y la vivienda desde la misma acción de los cuerpos y no solo desde el lugar diseñado, analizando el espacio más allá de los parámetros cartesianos, centrándose en el punto de vista de las vidas de las personas y de sus prácticas en el espacio que ocupan, que viven y crean. Cuando hablamos del habitar es imposible reducirlo todo a un único discurso. Hay infinitas maneras de habitar el espacio, tantas cuantas son las personas que lo habitan. Sin embargo, la práctica arquitectónica tiende a simplificar el discurso del habitar y lo hace creando unos modelos de diseño y de proyecto de la vivienda y del espacio público que, como patrones prestablecidos, se repiten. ¿Acaso todos buscamos lo mismo? Estamos acostumbrados a unos modelos de casa y de espacio que raramente ponemos en discusión, hemos heredado sistemas de organización de la vivienda que damos por válidos simplemente porque son los únicos que conocemos. Creo que pocos se han preguntado alguna vez por qué en nuestras casas siempre ha habido una habitación con cama de matrimonio (el nombre que damos a las camas de más de 135 cms ya da pistas). Es muy fácil contestarse que es normal si en la casa vive una pareja, pero ¿qué es la norma? “Un hecho social sólo puede ser llamado normal en una especie social determinada en relación con una fase igualmente determinada de su desarrollo; por consiguiente, para saber si tiene derecho a recibir esta denominación, no basta con observar bajo qué forma se presenta en la generalidad de las sociedades que pertenecen a esta especie, sino que hay que tener cuidado también con considerarlos en la fase correspondiente de su evolución.” (Durkheim, 1998:113)

La norma es una construcción social y, por lo tanto, mutable. Recuerdo la primera clase de la primera unidad de

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proyecto de mi primer año del grado en Arquitectura. La primera tarea que nos asignó el profesor para la clase siguiente consistía en diseñar un apartamento de 120 metros cuadrados para una familia de cuatro personas: un padre, una madre, un hijo adolescente y una niña más pequeña, todo en este orden meticuloso. En ese momento todo me pareció lo más normal del mundo, yo misma venía de una familia de cuatro personas, madre/padre/hijas, y de un piso de ese tamaño. Algún tiempo después volví a pensar en esa tarea y, en retrospectiva, me di cuenta de todo lo que este ejercicio “sencillo” dejaba fuera. Una familia de cuatro personas, un padre y una madre trabajadores, un chico y una niña, cada uno con su propia habitación. Fuera estaban las familias “no tradicionales”, las familias con un/a solo/a hijo/a, las parejas sin hijos, las madres o padres solteros, los padres divorciados, las personas que eligen vivir solas y las que no tienen alternativa. Fuera quedaban las infinitas combinaciones de esos modelos no normativos, fuera quedaban los mejores retos para diseñar una casa. Más adelante he vuelto a cuestionarme sobre el requerimiento del ejercicio de ciento veinte metros cuadrados. ¿Cuánto costaría un piso de este tamaño y, sobre todo, quién podía permitírselo? Me parecía una locura, yo misma en ese momento vivía en un piso de 35 metros cuadrados que en total costaba 600 euros. Algo no me cuadraba. Todo esto no quiere decir que la tarea estuviera formulada mal, ya que el caso propuesto es un caso existente y probable, sin embargo creo que el primer ejercicio del primer día del primer año de la carrera es un punto crucial en la formación de unos supuestos futuros arquitectos que tienen la tarea de diseñar espacios que puedan satisfacer las necesidades de los habitantes y, al mismo tiempo, favorecer su acción y sus iniciativas. Estos tipos de ejercicios podrían ser la ocasión para que los estudiantes del primer año dejen de imaginar realidades ficticias y empiecen a cuestionarse sobre lo que realmente existe fuera de las aulas. Desde las escuelas de arquitectura se transmite una teoría del habitar que muchas veces es excesivamente simplificada y tal vez


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lejana a las verdaderas necesidades de los sujetos que habitan el espacio. Los profesores, arquitectos, nos enseñan ejemplos de diseños de vivienda, nos explican las proporciones, las reglas básicas para optimizar el espacio, a veces escaso, y nos hacen aprender todas las medidas de manual. Así aprendes que una persona ocupa 60 centímetros de ancho cuando está de pie, otros 60 si está sentada, aprendes que un mueble para guardar los platos tiene que estar a 140 centímetros del suelo y puede llegar hasta los dos metros de altura, pero nadie te explica que si no eres Michael Jordan puede que haya algunos platos que nunca conseguirás alcanzar. La mayor parte de las veces no nos cuestionamos sobre los espacios en los que vivimos, damos por hecho que nuestra casa esté diseñada como está, que tenga un baño, una cocina y un dormitorio; esto nos parece lo ideal y lo más cómodo porque es el modelo que recordamos y con el que hemos crecido, creemos que lo que vemos es lo necesitamos porque alguien lo ha diseñado así y nos parece bien. Si trasladamos este discurso a la escala de la ciudad se repiten las mismas tendencias, damos por hecho que el espacio urbano tenga una determinada forma o función, olvidando que el territorio cobra vida y se transforma a través de nuestras prácticas y de las constantes negociaciones entre los usuarios. Sí, a veces se nos olvida la importancia que pueden tener los demás para nosotros y vicevesa. Somos capaces de estar solos en compañía. Infinitas individualidades que no consiguen tocarse, contaminarse; compartimos espaciotiempo y aún así estamos solos. Muchas veces no nos ocupamos de otros y no nos preocupamos de nadie. Cuando andamos por la calle, nos chocamos continuamente con las personas a nuestro alrededor y no nos importa, como mucho nos molesta y ni siquiera pedimos o recibimos unas disculpas. A veces, en los trenes abarrotados del metro estamos “obligados” a acercarnos, tal vez demasiado, nos agarramos contemporáneamente al mismo palo amarillo del metro de Madrid, nuestras manos se rozan, nuestros sudores se mezclan y todo esto no nos interesa, es más, nos disgusta. Vamos a todos los sitios escuchando música, leyendo,

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mirando el móvil. Nuestros cuerpos ocupan la calle y nuestras mentes están en otra dimensión. Estamos a todas horas en contacto con nuestras amistades y nuestras familias que viven a miles de kilómetros, lejos de donde nos encontramos y de las grandes ciudades, les enviamos nuestras fotos, nuestros selfies en los sitios que visitamos o donde trabajamos, compartimos con ellos nuestra ubicación en tiempo real y las anécdotas del día a día a través de infinitos mensajes de voz. Estamos siempre presentes en las redes, de noche y de día, recibimos y enviamos todo lo que se puede y no nos perdemos nada, ni un detalle, excepto todo lo que pasa en nuestro entorno real. Es como si nuestras cabezas estuvieran envueltas por uno de esos cascos de astronautas, que nos aísla de lo cercano y nos hiper-conecta1 a lo lejano. Vivimos en el mismo marco espacio-temporal y, sin embargo, permanecemos como personas desconocidas las unas para las otras, resuena aquí esa dinámica del extrañamiento mutuo que Goffman (1997) señalaba en la experiencia urbana contemporánea. Hay una especie de indiferencia mutua típica de la ciudad que conocemos y habitamos. Goffman la llama desatención cortés, esta se define como la forma mínima de ritual interpersonal y consiste en un intercambio de miradas entre dos personas; la primera mirada sirve para decir a la otra persona que la hemos visto, que hemos notado su presencia y que nos interesa; sin embargo, no podemos seguir mirando fijamente los ojos de nuestro vecino, hay que actuar con una “bajada de faros”; en este momento la mirada se desvía, se aleja, para tranquilizar a la otra persona haciéndole entender que no nos preocupamos de ella y que no tenemos nada para sospechar. Así cada uno sigue con su vida y su rutina. Si en la realidad urbana del último tercio del siglo XX, Goffman describía estas dinámicas de la desatención cortés a través de los gestos y estrategias que reconocía en los rostros de quienes participaban de los encuentros públicos, en nuestro contexto estas prácticas de gestión de la desatención serían imposibles de describir sin dar cuenta de los dispositivos móviles. Cada uno de nosotros está hiper-conectado, 24/7, omnipresente en el mundo virtual, pero 1

Hyperconnectivity es una palabra inventada por los canadienses Anabel Quan-Haase y Barry Wellman


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¿cómo nos relacionamos realmente con los demás? Se podría decir que justo las tecnologías, avanzando sin frenos, hayan fomentado una cierta tendencia a separarnos de los otros; por otro lado la modernidad nos ha llevado y nos sigue llevando a formar una sociedad que resulta prácticamente atomizada. El atomismo social se puede definir como “la tendencia por la cual la sociedad esté constituida por una colección de individuos egoístas y ampliamente auto-suficientes, que operan como átomos separados” 2 (Heywood, 2013). ¿Es la ciudad el agregado de estos individuos atomizados? Si así fuese, me resulta interesante entender cómo cada persona se relaciona con las otras y qué tipo de vínculos instauran entre ellas y con la ciudad que habitan. Me interesa explorar el lado menos amigable de la ciudad de Madrid y entender qué es lo que hace que para algunos la ciudad y su urbanismo representen un enemigo. Las ciudades son el escenario donde todo tipo de vínculo cobra vida y, por esta razón, funciona ella misma como un vínculo per se. Cada uno de nosotros está conectado, de alguna manera, con la ciudad en la que vive y con las personas que la habitan; pero ¿cuánto de fuertes son los lazos que instauramos con Madrid y con los individuos que nos rodean? Puede ser útil detenerse sobre qué queremos decir cuando hablamos de la “fuerza” de un vínculo. Hay lazos fuertes, lazos débiles y lazos ausentes. Granovetter (1977) profundiza la cuestión y nos proporciona unos parámetros que nos ayudan a diferenciar un vínculo del otro, estos tienen que ver con el tiempo, la intensidad emocional, la intimidad y los servicios recíprocos que se establecen, combinándose, y se mantienen dentro de nuestras relaciones interpersonales. Cuanto más de estos valores se ven satisfechos, más fuerte será el vínculo; a mayor fuerza aumentan las probabilidades de que estos deriven en compromisos a largo plazo. Intuitivamente es fácil pensar que, entre los diferentes tipos de vínculo, las relaciones a largo plazo sean las que nos aportan más y mejor satisfacción de diferentes aspectos. Sin embargo, Granovetter decidió pronunciarse sobre los lazos débiles y, con2

Traducción personal desde el inglés: “the tendency for society to be made up of

a collection of self-interested and largely self-sufficient individuals, operating as separate atoms” (Heywood, 2013)

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tradiciendo la definición de Wirth (1938) que los definía como “alienadores”, los defiende y reconoce en ellos el perfecto “puente” capaz de conectar a las personas entre ellas, también desde diferentes niveles. Su teoría defiende los lazos débiles pues es a través de ellos que aumentan las oportunidades de cada individuo y lo ayudan en su proceso de “integración” en las diferentes “comunidades”, este tipo de vínculo permite a los individuos los recursos necesarios para no estancarse en un punto y seguir teniendo “oportunidades de movilidad”. Los lazos débiles juegan así un importante papel en la “cohesión social efectiva” porque tejen una mayor cantidad de puentes entre las personas y, sobre todo, conectan entre ellos grupos sociales de diferentes orígenes y diferentes contextos que en principio parecen no poder tener relación (Granovetter, 1977). Conocer e identificar la fuerza de un vínculo interpersonal nos puede ayudar a entender cómo se estructuran las comunidades y si estas estructuras siguen algún tipo de patrón común (Granovetter, 1977). Unos años más tarde, Richard Sennett, apoyando la teoría de Granovetter, escribe: “las formas fugaces de asociación son más útiles a las personas que las relaciones a largo plazo”3 (Sennett, 1998); efectivamente este tipo de vínculo es el más común en nuestro contexto, pero ¿qué tipo de beneficios nos aportan las relaciones fugaces? Cuanto más extensa sea nuestra red de conocidos, más fácil será para nosotros llegar a algo que deseamos o necesitamos; la misma hiperconectividad nos permite, incluso sin conocer a los demás, construir a través del móvil y sus aplicaciones redes de contacto útiles, extensas y, a veces, efímeras. Me pregunto si son las ciudades de nuestros tiempos las que no se prestan al surgimiento de vínculos afectivos fuertes. Ya en 1903, Simmel afirmaba que la gran ciudad pone a prueba la afectividad, algo que en los pueblos y en los entornos más pequeños aparece y se cuida con más facilidad; años después Sennett escribe que “es la dimension temporal del neo-capitalismo lo que más directamente afecta las vidas emocionales de las personas fuera del ambiente de trabajo”4 (Sennett, 1998). Es probable, entonces, que sean los rítmos que llevamos hoy en día 3

Traducción personal desde el inglés: “fleeting forms of association are more useful to people than long-term connection” (Sennett, 1998).

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Traducción personal desde el inglés: “it is the time dimension of new capitalism which most directly affects people’s emotional lives outside the workplace” (Sennett, 1998).


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los que nos obligan, de alguna manera, a trancurrir nuestros días olvidando, algunas veces, que somos parte de un conjunto más grande y potente en favor de una trayectoria más solitaria e individualizada. Esto no significa que tengamos que ignorar nuestra naturaleza de individuos. “Se puede insistir en que las auténticas realidades siempre serían únicamente los individuos humanos. Mas no se gana nada con esto […] La sociedad es algo funcional que los individuos hacen y sufren, y según su carácter fundamental no habría que hablar de sociedad, sino de socialización. Sociedad sería entonces sólo el nombre de un entorno de individuos que están ligados entre ellos por los efectos de estas relaciones recíprocas y que por esto se definen como una unidad, lo mismo que se define como unidad un sistema de masas corporales que se determinan totalmente en su comportamiento por su influencia recíproca” (Simmel, [1917] 2002:33-34).

Podemos considerarnos como átomos independientes pero no podemos ignorar la influencia que cada uno ejerce sobre los otros, porque si obviásemos esta interdependencia invalidaríamos la pura esencia de la sociedad. Es en las interacciones con los otros que nos reconocemos a nosotros mismos. Si Descartes irrumpía con su “cogito ergo sum” (pienso luego existo) otorgando a cada ser humano una cierta autoconciencia, Deleuze lo lleva al límite opuesto afirmando que no hay conocimiento más allá de las composiciones de cuerpos (Deleuze, 2007), entonces yo existo y me reconozco solo a través de los demás. La socialización de la que habla Simmel (1917) tiene constantemente lugar en la ciudad, en su marco espaciotemporal y remite a las teorías de Jane Jacobs (1961), según la cual todos los actores y todas las acciones que, sin quererlo y casi por el azar, se mezclan en la ciudad, tienen relevancia, pues se contaminan y se cruzan a través de los cuerpos. Esta composición de movimientos y cambios son una suerte de “orden”, un baile que, sin embargo, no tiene que ver con coreografías prestablecidas y movimientos coordinados a priori sino con

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“un intricado ballet donde cada uno de los bailarines y los conjuntos tienen diversos roles que milagrosamente se refuerzan mutuamente y componen un “todo” ordenado. El ballet de la buena ciudad no se repite nunca de un lugar a otro y, en el mismo sitio se completa cada vez con nuevas improvisaciones.” 5 (Jacobs, 1961:50)

Para que todo esto suceda, todos los individuos tienen que exponerse a los demás e instaurar relaciones de cooperación, a veces casualmente y sin querer (Jacobs, 1961). Es así que los vínculos que construimos con los demás, sean estos fuertes, débiles, o ausentes, se entrelazan y tejen un entramado caótico y aún así en orden. Estos sistemas de relaciones y vínculos definen lo urbano. Lo urbano es “obra de ciudadanos” (Lefebvre, [1988] 2016 p.88), no es algo predeterminado, se construye y se organiza a través de la gente; es fluido, “en su seno la simultaneidad de los encuentros persiste y gana en complejidad, constituyendo y reconstituyendo centros, multiplicándose e intensificándose entre contradicciones” (Delgado, 2013). Desde lo urbano podemos adentrarnos más específicamente en lo que significa co-habitar una ciudad, pues “lo urbano suscita un tipo singular de espacio social: el espacio urbano […] [y esto es] un trabajo, un resultado o, si se prefiere –evocando con ello a Henri Lefebvre y, con él, a Marx– una producción. O, todavía mejor, como lo había definido Isaac Joseph: una coproducción” (Delgado, 2007). “La física se ha transformado en política y el juego de relaciones entre los cuerpos ofrece una lectura de lo político no centrada en abstracciones legales y promesas institucionales sino en la constantemente renovada constitución colectiva del espacio social” (Jalón y Hernández, 2014)

Esas “abstracciones legales”, sin embargo, siguen influenciando y modificando los procesos de construcción colectiva del espacio, a través de su existencia y de sus aplicaciones, desencadenan dinámicas de acción y reacción propias de toda relación social. “A partir de todas estas relaciones sociales “es producido un espacio geográfico y/ o social específico: el territorio. El territorio es el espacio apropiado por una determinada relación social que lo produce y lo mantiene a partir de una forma de poder” (Mançano, 2014:3) 5

Traducción personal desde el inglés: “an intricate ballet in which the individual dancers

and ensembles all have distinctive parts which miraculously reinforce each other and compose an orderly whole. The ballet of the good city sidewalk never repeats itself from place to place, and in any once place is always replete with new improvisations” (Jacobs, 1961:50).


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Es necesario, entonces, detenerse un momento sobre las palabras de Mançano, ya que puede ser fácil olvidar que toda relación interpersonal guarda en sí relaciones de poder que contribuyen más o menos activamente a la compleja operación de creación de territorio y “precisamente porque el territorio posee límites, posee fronteras, es un espacio de conflictualidades” (Mançano 2014:3). No existe un solo territorio, no existe un único espacio social; hay infinitos territorios e infinitos espacios sociales que coexisten, interactúan y entran en liza constantemente. “El espacio social, sobre todo el espacio urbano aparece en su multiplicidad, comparable a la de un hojaldre, mucho más que a la homogeneidad del espacio euclidiano clásico. Los espacios sociales se compenetran, se interfieren, se superponen, incluso cuando se antojan separados por muros, puesto que ni siquiera estos pueden evitar la circulación de los fluidos que no dejan de recorrerlo. En ello consiste su extraordinaria complejidad, hecha de “unidades individuales y particularidades, puntos fijos relativos, movimientos, flujos y ondas, los unos se compenetran, los otros se enfrentan, etc.” (Lefebvre, 1974/2013:143).

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01.1

VÍNCULOS DÉBILES Y VÍNCULOS FUERTES EN LA CIUDAD HOSTIL Es justo en esta heterogeneidad de la que nos habla Lefebvre que se desarrollan nuestras vidas y nuestras relaciones, estos intercambios de flujos que nunca paran y que interfieren entre ellos creando una complejidad fortuita propia de la ciudad; y es precisamente en este ambiente de fervor imposible de detener en el que se dan las mayores fricciones que afectan todos los aspectos de la vida en la ciudad. Sin embargo, para hablar de estas tensiones, especialmente en relación con la ciudad de Madrid, investigaré algunas de las prácticas habitacionales que se dan en la capital española, analizando cómo el contexto actual influencia el mercado habitacional convirtiendo el ámbito de la vivienda en algo hostil para gran parte de los habitantes. A partir de esta hipótesis se repasarán una serie de propuestas teóricas e investigaciones urbanas a través de una revisión bibliográfica centrada en las nociones de lo urbano y los vínculos sociales que en ella se producen. La metodología de trabajo se ha completado con el rastreo y descripción de una serie de propuestas que participan en los modos de organización y vivencia del habitar -y de muy diferente calado, desde intervenciones y análisis planteadas desde la arquitectura a propuestas y formas efectivas de intervención social, pasando por fórmulas empresariales y dinámicas económicas-. La propuesta no es tanto la de analizar estos casos de forma aislada, sino presentarlos en conexión con lo abordado a través del análisis de conceptos para ejemplificar y ver sus materializaciones en una ciudad como Madrid. Este trabajo quiere ser un acercamiento al tema que no precisa encontrar un chivo expiatorio al cual cargar con toda la culpa sino, más bien, propone un análisis que intenta recoger estos mecanismos de opresión y resistencia que se dan entre los habitantes y los usuarios de la ciudad de Madrid.


01/ LA CIUDAD COMO VÍNCULO

He decidido hablar de las prácticas habitacionales porque es una de las dinámicas ciudadanas que, de una manera u otra, nos hace a todos partícipes. Investigar en torno al habitar me permite hablar de cómo ciertas circunstancias despiertan el lado hostil de Madrid desde unas prácticas tanto propias del espacio público como otras de los espacios domésticos.

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02 EL BAILE DE EN LA

¿Hoy en día qué es lo que define un espacio? Ya hemos dejado UN TIEMPO de medir las distancias en metros y kilómetros, ahora medimos las distancias en minutos, en horas. Basta con echar un vistazo a los portales inmobiliarios en internet para darnos cuentas de que el valor de un piso o de una casa ya no depende solo de su ubicación per se, sino de la distancia entre la misma vivienda y los otros sitios de interés. En los anuncios, de hecho, es muy fácil encontrar frases como “piso comodísimo a dos minutos de la estación de metro” o “habitación minúscula a 1 minuto del supermercado”. Esto significa que a la hora de elegir un piso no miraremos simplemente si su tamaño es el que necesitamos o dónde se encuentra, en qué barrio,

UN ESPACIO ES TAMBIÉN


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si está dentro o fuera del centro, sino que nos interesarán otros factores entre los cuales toma fuerza el tiempo: tendremos mucho cuidado para intentar quedarnos con el piso que nos hará “perder” menos tiempo teniendo en cuenta factores como poder llegar antes al trabajo o la cercanía a los medios de transporte y a los demás servicios. ¿Se pueden separar el tiempo y el espacio? “[En las sociedades pre-modernas] Nadie podía saber la hora del día sin hacer referencia a otros indicadores socio-espaciales: el «cuando» estaba casi universalmente conectado al «donde» o identificado por los regulares acontecimientos naturales. [...] El tiempo estuvo conectado al espacio (y al lugar) hasta que la uniformidad de la medida del tiempo con el reloj llegó a emparejarse con la uniformidad en la organización social del tiempo” (Giddens, 1997: 28)

LOS VÍNCULOS CIUDAD ACTUAL Giddens nos habla de cómo hasta la época moderna el tiempo y el espacio funcionaban juntos, hasta que –con el capitalismo- el tiempo llegó a ser considerado un elemento con valor de cambio. Desde que se han uniformado los tiempos en todo el planeta ya parece tenga menos sentido hablar de tiempo y espacio juntos. Aún así es imposible generalizar y es muy difícil decretar si los dos factores, finalmente, han de considerarse por separado o en conjunto. Además, al igual que el espacio, el tiempo (social) es un producto (social) (Lefebvre, 2004 [1992]: 47).


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“El análisis de la vida cotidiana muestra cómo y por qué el tiempo social es un producto social. Como todos los productos, como el espacio, el tiempo se divide y rasga en el uso y valor de uso, por un lado, y el intercambio y el valor de cambio en el otro. Por un lado se vende y por el otro es vivido” (Lefebvre, 2004 [1992]: 47).

Lefebvre está hablando, entonces, de dos maneras diferentes de relacionarse con el tiempo, una tiene que ver con su valor de uso, es decir, con cómo se vive el tiempo, a través de acciones y prácticas en nuestro tiempo libre; la otra tiene que ver con el valor de cambio del tiempo, en concreto se habla de cómo cedemos o vendemos nuestro tiempo a cambio de algo. Esta última manera de vivir el tiempo se relaciona con los que Lefebvre llama tiempo forzado y tiempo obligado (Lefebvre, 1972), que son los tiempos del trabajo y de las tareas. Los conceptos de tiempo libre, forzado y obligado están profundamente ligados entre ellos, son un reflejo de las relaciones de poder que regulan y gobiernan la sociedad, de forma capitalista y, por eso, ninguna de estas tres acepciones de tiempo existe sin las otras dos. Bajo el punto de vista de Giddens (1997), que habla de un desanclaje entre espacio y tiempo, se podría decir que el tiempo libre es un tiempo fuertemente vinculado al espacio y a las prácticas, mientras el tiempo del trabajo es un tiempo abstracto, transformado en mercancía y que llega, entonces, a poder disociarse del espacio; pero, ¿es esto posible? ¿Se pueden desvincular el tiempo y el espacio? En 2007, tres geógrafos, Jones, Marston y Woodward dan una definición de sitios (sites) que tiene que ver con “espacios-acontecimiento inmanentes (auto-organizativos) compuestos dinámicamente por cuerpos, prácticas y discursos” (Jones, Woodward, Marston, 2007); y los cuerpos, las prácticas y los discursos están vinculados en modo visceral al tiempo y a los ritmos.


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Lefebvre señala la presencia de ritmo1 allí donde haya interacción entre un lugar, un tiempo y un uso de energía. De hecho, en la ciudad, son los tiempos y los ritmos los que marcan los espacios, sus delimitaciones y las demarcaciones y todo esto a través de negociaciones tanto explícitas como implícitas. Nace un juego de sincronías, que sigue la teoría del ballet de Jane Jacobs, los cuerpos se mueven y se apropian ahora de un espacio y ahora de otro; cuando se van, dejan este mismo espacio a otros cuerpos, a otras prácticas, a otros rituales. La coordinación del tiempo es fundamental para controlar y producir espacio (Giddens, 1997), cuando falta sincronía hay algo que no encaja y el intrincado ballet se convierte en algo más parecido a una capoeira durante la cual, en lugar de esquivar las piernas del compañero, se reciben golpes y, sin dejarnos tiempo para recuperarnos, llega la segunda patada. Es imporante, entonces, prestar mucha atención a cómo se mueven todos los usuarios en el espacio y cómo negocian su presencia en ello, tanto en el espacio real como en el virtual.

REMEDIACIONES

02.1

LA CIUDAD MEDIADA

02.1.1

Hoy en día es imposible pensar en nuestras vidas sin la existencia de nuestros dispositivos móviles. Lo hacemos todo con el móvil, miramos desde nuestro sofá cuánto tiempo falta para que pase el siguiente bus que nos lleve allí donde hayamos quedado con nuestros amigos, a través de Whatsapp; controlamos qué hay que hacer por Madrid y su oferta cultural a través de páginas web y aplicaciones diseñadas a propósito. Todo esto nos dice algo sobre cómo están evolucionando las ciudades y que, en este caso, Madrid ya no existe solo en la realidad tangible sino también, y sobre todo, 1

En sus escritos sobre ritmo, Lefebvre que el término de ritmo-análisis está

tomado de Gaston Bachelard.


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en el mundo virtual. Es como si las ciudades tuviesen su propio perfil de Facebook o de Tinder e intentasen ser atractivas y conectar con cada uno de sus usuarios creando diferentes tipos de vínculos con todos ellos. La ciudad, como nuestras relaciones, es mediada; su lenguaje está evolucionando y sus herramientas para narrarse también. El ballet del que habla Jane Jacobs ahora coexiste en el plan real y en el virtual, nos chocamos por la calle y nos cruzamos, contemporaneamente y sin saberlo en algunas publicaciones en Instagram; los ritmos de la ciudad y su juego de sincronías está literalmente en nuestras manos y somos nosotros los que todo controlan.

02.1.2

BEAUTIFUL STRANGER: LA CIUDAD DE LOS DESCONOCIDOS ÍNTIMOS Roberto González2 (2013) investiga sobre las diferentes maneras de hacer ciudad en nuestro día a día. Parte del concepto de que el urbanismo y la arquitectura no son nunca tecnologías neutras, en cuanto su significado varía según el contexto social en el que se presenta y se performa. Las ciudades y el territorio nacen desde la superposición de todos los urbanismos que viven en ellos; esos urbanismos se desarrollan en capas en las que las diferentes entidades se asocian entre ellas, tejiendo infinitas redes heterogéneas de encuentros, y son (los urbanismos) performativos pues se construyen haciéndose. González estudia estos mecanismos a través de los usos de la tecnología y sus prácticas, sobre todo las que articulamos con los móviles que se basan en la geolocalización de los usuarios, que él atiende como desconocidos íntimos al centrarse en las prácticas de sujetos que participan en encuentros íntimos sin que se conozcan previamente entre ellos. González parte desde Grindr, una de las aplicaciones de encuentros para móviles dirigida a gays, en la que los usuarios (varones homosexuales) se hacen visibles los unos a los otros según su cercanía geolocalizada y pueden enviarse 2

Roberto González García (Bilbao, 1978), profesor de Cultura y Teoría de la

Arquitectura en IE School of Architecture, office manager de Andrés Jaque Architects / Office for Political Innovation.


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mensajes y quedar entre ellos; sin embargo, el proceso es extensible a otras aplicaciones de esta categoría (Tinder, Happn, etc.) e incluso otras que no se centran específicamente en lo afectivo-sexual (usos de la localización en Whatsapp, aplicaciones para buscar piso compartido…). Hasta cuando estamos comprando un libro usado por Wallapop estamos respondiendo a las mismas dinámicas utilizadas por las aplicaciones de encuentros. No hablamos solo de desconocidos íntimos, no siempre hay un encuentro sexual de por medio, hablamos también de desconocidos vinculados, pues tejemos redes de encuentros casuales y puntuales con desconocidos con el objetivo de conseguir algo. La tecnología de las aplicaciones de citas permite a sus usuarios poder emanciparse “virtualmente” en el espacio físico de la ciudad (González, 2013), siempre dependiendo del contexto ya que lo que emancipa a algunos puede no hacerlo a otros que protegidos por el anonimato pueden construir su identidad y reconstruir su subjetividad homosexual no pública. Este razonamiento funciona análogamente en relación a todas las otras aplicaciones que nos geolocalizan, estamos todos reconstruyendo nuestra subjetividad en red. Grindr, y lo mismo vale para las otras aplicaciones, es urbano y lo es por las razones antes explicadas, puesto que su utilización crea un intricado tejido de conexiones más o menos casuales, debidas al encontrarse en un determinado sitio en lugar que en otro en un determinado momento. Grindr es urbano, es territorio, es material e inmaterial a la vez, es performativo, como los urbanismos de los habitantes de una ciudad, constantemente activo y continuamente producido. Este juego de proximidad e intimidad junto a las dinámicas de conexión y/o rechazo entre los usuarios de estas aplicaciones contribuye a la conformación de capas de realidad virtual, múltiples y contingentes, invisibles a nuestros ojos. Estamos constantemente atravesando estas redes de conexione-s y cruzamos continuamente estas líneas virtuales, estos límites


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intangibles que vemos y entendemos solo cuando los activamos nosotros mismos o cuando estamos dentro de una de estas capas virtuales.

02.1.3

URBANISMO PORTÁTIL La ciudad está en nuestras manos y podemos transformar y aumentar su realidad simplemente deslizando el dedo en nuestras pantallas. De Roberto González es, también, la definición de urbanismo portátil. Llamámos portátil a un urbanismo transescalar que nace de la asociación entre la ciudad y los usos del teléfono móvil como, sobre todo, las interacciones con la geolocalización. Este es un urbanismo transescalar porque no sigue las reglas y las proporciones propias del diseño sino las del día a día y de la realidad que construimos colectivamente, en muchas ocasiones yendo más allá de las diferenciaciones entre las diversas escalas. Prácticamente todos tenemos un móvil y damos nuestra contribución, tal vez sin querer, en la creación de redes de conexiones y territorios otros. Las prácticas con lo móviles desencadenan nuevas maneras de compartir y negociar territorios, la sincronía de la ciudad y del espacio urbano se reproduce y se repite en un espacio personal y virtual; hay, entonces, múltiples capas de tiempos y de espacios que se solapan y conviven en marcos espacio-temporales distintos.

Si nos fijamos en la distribución mundial3 de los usuarios de Grindr (fig.1) y de las otras apps (fig.2) de citas, podemos reflexionar sobre cómo pueden repetirse ciertas lógicas que, de por sí, existen ya en la realidad offline. Hay más usuarios allí donde generalmente hay más interacciones y más riqueza. Si observamos el mapa de las areas con wi-fi libre de la ciudad de Madrid (fig.3), podemos ver 3

La imagen (fig.1) representa la distribución mundial de todos los usuarios

conectados a Grindr el 3 de junio de 2012 a la misma hora; la imagen es de 2012, aún así es la más “actualizada” entre las imágenes que provienen de fuentes oficiales.


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que, a esta escala, sigue pasando lo mismo; hay más encuentros on-line allí donde ya hay más encuentros off-line (Chueca, centro de la ciudad, etc.). Hay una remediación (Bolter y Gruisin, 2000) de prácticas que no dejan de reproducir las dinámicas centralizadoras de la ciudad global y globalizada (ver página 41).

(fig.1) Distribución mundial de los usuarios de Grindr. 2012

(fig.2) Distribución de los usuarios de apps de citas. 2018

(fig.3) Areas con acceso wi-fi libre en la ciudad de Madrid


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En cuanto al concepto de remediación (Bolter y Grusin, 2000), hablamos de cómo estas tecnologías median las relaciones interpersonales que, sin embargo, ya anteriormente venían mediadas por otros tipos de medios de comunicación, como la radio o la televisión. Por otro lado, toda relación interpersonal está sujeta a mediaciones que no necesariamente dependen de medios externos, ya que nuestra misma manera de hablar, de vestir o de comunicarnos es una mediación en sí. Bolter y Grusin hablan de como las re-mediaciones digitales contemporaneas siguen un proceso de hiper-mediación, pues cada elemento se remedia retomando e incluyendo las mediaciones anteriores. Nuestros vínculos con la ciudad y nuestras afectividades son mediados y remediados.


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Podemos con estas ideas de fondo volver sobre estas apps (Whatsapp, Instagram, Grinder etc.) para ver que aunque nacen con el objetivo de poder prescindir de cierta dimensión física es importante notar como, en realidad, las relaciones con el espacio urbano siguen estando presentes. Si de un lado la geolocalización las sitúa y sitúa en ellas la ciudad a través de los vínculos que facilita, no podemos olvidar que este tipo de aplicaciones genera una especie de “efecto llamada” por parte de sus usuarios y estas dinámicas sociales reproducen, en un cierto sentido, las mismas dinámicas que espacialmente son propias de la ciudad gentrificada y turistificada (más adelante nos ocuparemos de estas dinámicas). Parece banal pero hay muchos más Cabify y Uber en Malasaña que en Carabanchel y esto claramente depende de la demanda, pero es interesante pensar en todos aquellos mecanismos que hacen que en un barrio se necesiten más coches que en otros; este discurso vale tambien para los pisos turísticos.


03 MADRID HOSTIL ¡Ay, qué bonito es Madrid!, así cantaba Sara Montiel en los años sesenta del siglo pasado comentando las calles de la capital y sus elementos más tradicionales (como los trajes de los toreros y el agua con anís); pero ¿qué pasa cuando vamos más allá de las costumbres y los atractivos de la ciudad? Cuando nos adentramos más en la realidad de esta ciudad podemos notar cómo para algunos Madrid pueda llegar a ser poco amigable y cómo de repente esta ciudad “bonita” llegue a enseñar su cara más hostil, la que rompe los vínculos, antes mencionados, con sus habitantes y sus usuarios. No todos encajamos en este juego de rítmos y sincronías.


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SINCRONÍA

03.1

Si la ciudad es, entonces, la composición rítmica de sus prácticas en el espacio, y dado que no hay un solo tiempo y un solo espacio, todos los tiempos y todos los espacios deberían funcionar como engranajes de la misma máquina. Sin embargo, hay prácticas, tiempos y espacios que huyen de esta organización. Para ver estos aspectos es mejor basarse en espacios de la ciudad de Madrid, en este caso tendremos en cuenta la Plaza del Dos de Mayo, en el barrio de Malasaña (fig.4). En esta plaza coexisten tantos tiempos como personas la viven, la ocupan y la utilizan a lo largo de todo el día. Es necesario especificar que esta plaza, al igual que la mayoría de los lugares, tiene usos y aspectos muy diferentes según sus temporalidades; esto significa que si nos acercamos a ella un lunes por la mañana no encontraremos nunca (por lo menos en la norma) lo que podemos encontrar un sábado por la noche. Esta plaza tiene dos niveles en altura que se corresponden con las dos capas de “usos” más evidentes.

(fig.4) Plaza del Dos de Mayo, Malasaña. Madrid.


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La parte más interior, donde en el centro hay un arco monumental, es la parte más baja; a esta parte se accede bajando unas escaleras y aquí es donde encontramos todos los bancos y todo lo que el ser humano pueda utilizar para sentarse, como las jardineras o las mismas escaleras(fig.5). La parte más alta es la que rodea casi por completo la más baja, en esta parte ya es más difícil encontrar algo para sentarse que no sea la terraza de algún bar de la plaza(fig.6). Esta dualidad espacial puede decirnos algo que va más allá del mero espacio, su conformación sugiere prácticas diferentes en marcos espacio-temporales diferentes. Así que “irse a tomar una cerveza a la dosde” puede tener connotaciones diversas, al ir puedes ser parte de la máquina reproductora de un ocio prestablecido o, en el otro caso, ser parte de la máquina productora de un espacio público más espontaneo.

(fig.5-6) Dos tipos de ocio en la Plaza del Dos de Mayo, en la calle o en las terrazas de los bares.


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Detrás de esta aparente posibilidad de elección siguen vivas las dinámicas propias de la ciudad contemporánea. A los bancos en los parques se prefieren las terrazas de los bares, al espacio público y libre se prefiere un espacio privatizado y diseñado. En mayo de 2015 el periódico Somos Malasaña elaboró una infografía que ponía en comparación el número de bancos con el número de mesas y sillas en las plazas del barrio. En la plaza del Dos de Mayo, en mayo de 2015, había 44 bancos por 64 mesas y 256 sillas (fig.7). Esto significa que había un banco por cada cuatro sillas de las terrazas; esta no es la peor proporción bancos/sillas del distrito centro y, en particular, del barrio de Malasaña, ya que finalmente en media resultó haber un banco por cada 16 sillas de terrazas. Podemos decir que la plaza del Dos de Mayo es la que más permite a la gente tener un lugar de agregación más libre y abierto. Pero, ¿por qué Madrid no se preocupa de estas proporciones? ¿Por qué se deja que las empresas privadas invadan el espacio público? Cuando los periodistas de Somos Malasaña preguntaron precisamente esto al concejal del distrito Centro, en ese momento José Enrique Núñez Guijarro, dijo que estas medidas podían contrarrestar el fenómeno muy difuso del botellón por las calles de la ciudad y de especial concentración en barrios céntricos con zonas de ocio como Malasaña. Sin embargo, esta disposición no ha hecho nada más que reducir los espacios públicos de agregación en favor de terrazas privadas donde el consumo de alcohol está más que permitido. ¿Es entonces el alcohol el problema o hay algo más?

(fig.7) Proporción entre bancos públicos y mesas/sillas de las terrazas privadas en la Plaza del Dos de Mayo.


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Parece ser que en el juego urbano de las sincronías hay algo o, mejor dicho, alguien que no puede encajar, esto es, todos los que no pueden acceder a estas dinámicas del ocio y del tiempo libre entendido como tiempo en el que no se está trabajando y se puede, entonces, disfrutarlo gastando parte de un capital. Esta situación vio su cumbre cuando en 2012 la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, promulgaba la Ley 2/2012 de Dinamización de la Actividad Comercial en la Comunidad de Madrid.


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Esta ley permite abrir comercios sin la necesidad de tener una licencia si se firma una declaración de responsabilidad y, además, confiere a los emprendedores poder abrir cuando y cuanto ellos quieran, también en los días festivos. Comercios y bares abiertos 24/7 en favor de un ocio accesible a los que cuentan con un capital económico. Parece ser que un tipo de ciudadano tenga más derecho que otros a tener a su disposición espacio público. Cuanto más nos acercamos al centro de la ciudad más presentes se hacen estos fenómenos, esto contribuye al alejamiento del centro de personas con un capital medio-bajo y a la “expulsión” de las que tienen un capital muy bajo o no tienen ninguno.

LA GENTRIFICACIÓN COMO CONTEXTO Hoy en día todos conocemos el fenómeno de la gentrificación1 y entendemos, más o menos, sus dinámicas, cómo y por qué sucede. Si a todo esto añadimos la cantidad de turistas que llegan a Madrid podremos entender más a fondo lo que está detrás de estas dinámicas. En los últimos dos años Madrid ha empezado a convertirse en el destino favorito de los turistas que vienen a visitar España, después de Barcelona. Según la Encuesta de Ocupación Hotelera del Instituto Nacional de Estadística (2019), Madrid tuvo más de 9,3 millones de visitas internacionales en 2017 y en 2018 10,2 millones de visitas, nacionales e internacionales, que han generado más de 20 millones de pernoctaciones y reservas en la Comunidad Autónoma.

03.2

El turismo masivo es, para una ciudad, una gran fuente de ingresos, crea empleo y hace que los servicios aumenten. En el libro “The tourist city” Judd y Fainstein escriben: “Cities are sold just like any other consumer product. Each city tries to project itself as a uniquely wonderful place to visit, where an unceasing flow of events constantly unfolds. If an infrastructure that will attract and nurture the needs of tourists 1

Gentrification es un término definido por la socióloga Ruth Glass en 1964, viene de gentry (burguesía)

y se refiere al “aburguesamiento” de los barrios más pobres (de clase baja); este proceso consiste en la llegada de una clase social emergente, con más dinero, que “activa” y transforma estos barrios causando un aumento de valor del suelo y obligando a la población originaria a buscar soluciones más económicas en otros barrios.


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does not already exist, it must be constructed. Since this cannot be left to chance, governments are inevitably involved in coordinating, subsidizing, and financing the transformation of the urban environment” (Judd and Fainstein, 1999:4)

Sin embargo, muchas veces, las ciudades no están preparadas para recibir esa ingente cantidad de personas. A veces, para poder satisfacer las peticiones y necesidades de los nuevos usuarios y visitantes se dejan de atender las necesidades y las demandas de los habitantes habituales. Es verdad, como dicen Judd y Fainstein, que el turista favorece el crecimiento económico de un lugar, pero puede pasar que esto afecte a la vida social y afectiva de los habitantes. Este conflicto genera el alejamiento y, a veces, la expulsión de los vecinos históricos que, desde siempre, han vivido y poblado las calles de los barrios más céntricos. Para satisfacer las necesidades de los turistas durante su estancia en la capital es necesario realizar cambios en las estructuras y en los servicios de los barrios. Es así que aparecen desde la nada supermercados abiertos 24 horas al día y 7 días por semana allí donde había pequeñas tiendas o bodegas, como en el caso del Carrefour en la plaza de Lavapiés; se construyen nuevos hoteles financiados por grandes cadenas y un gran porcentaje de las viviendas presentes se convierten en pisos turísticos. Los pisos en alquiler disminuyen, crece la demanda y aumentan los precios; así que para los que no pueden permitirse pagar alquileres excesivamente altos es necesario moverse en búsqueda de soluciones más económicas. Si antes eran solo los pobres, ahora también las clases medias se ven obligadas a dejar sus casas y sus calles en favor de una ciudad cada vez mas a medida del turista. Barrios que ya habían empezado a sufrir el fenómeno de la gentrificación hace unos años, se ven afectados, ahora, por otro fenómeno no menos urgente identificado con el nombre de turistificación. Maletas con ruedines sustituyen, cada día más, los carritos de la compra. Los barrios se vacían, los vecinos de casa


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ya no existen o, mejor dicho, existen, los hay pero cambian cada tres días, se suceden como en una ruleta, hoy estadounidenses, mañana franceses. Estas dinámicas de gentrificación se desarrollan paralelamente en todas las ciudades globales. La noción de ciudad global es un concepto propuesto por Saskia Sassen que en 1991 publicó “The Global City: New York, London, Tokyo”, en el cual habla de cómo los cambios económicos del final del siglo XX han modificado la relación entre la economía mundial y las ciudades, esta relación es binaria pues la actividad económica está organizada de manera difusa y al mismo tiempo encaja con el ritmo global. Las grandes ciudades tienen el poder de reorganizar su estructura social y económica dando vida, muchas veces, a una sociedad polarizada y centralizada (mainstream) que vive en ciudades donde la dimensión urbana se va perdiendo (Sassen, 1991) y los espacios son diseñados para públicos más genéricos (como los que no pertenecen a ninguna comunidad social en particular) e intermitentes (como pasa con los turistas). En realidad hoy en día es muy difícil distinguir, en las ciudades, los procesos aparentemente globales o locales, ya que estos están en constante relación entre ellos, y es a través de estas conexiones que se crea y remodela el espacio. Por esto me parece interesante el concepto de ordinary cities, propuesto por Jennifer Robinson (2013), mediante el cual describe cómo en las ciudades contermporaneas este límite entre global y local se suaviza; lo global deja de ser algo ajeno que llega desde fuera y pasa a ser algo inmanente en la cotidianidad de una ciudad y de sus habitantes. Sin embargo las ciudades globalizadas son, tendencialmente, las más fuertes en términos comerciales y las que invierten más dinero en el sector inmobiliario. Esto hace que ambos conceptos (ciudad global y ciudad ordinaria) se conecten inevitablemente a los fenómenos urbanos de gentrificación y turistificación.


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03.3

EL ATLAS DE LA TURISTIFICACIÓN DE 300.000 KM/S 300.000Km/s es una firma de aquitectos, urbanistas e ingenieros establecidos en Barcelona; son unos profesionales en términos de análisis de datos y cartografías. En 2017 presentaron, en La casa encendida de Madrid, su Atlas de la turistificación. A través de este Atlas estudian el impacto de la turistificación en la ciudad de Madrid, cómo este fenómeno se distribuye en el espacio urbano, cuáles son los patrones a los que responde y los procesos sociales y de gentrificación que se esconden detrás de él. Una parte del Atlas muestra la transformación del paisaje urbano de la ciudad de Madrid a través de una descomposición en cinco capas: - la primera capa (fig.8), Pasear, nos cuenta cómo se mueven los turistas por la ciudad en comparación con los ciudadanos, evidenciando así zonas de más o menos interés;

(fig.8


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- la segunda capa (fig.9), Dormir, pone en comparación los sitios en los que se asientan los turistas (apartamentos y hoteles) con las zonas residenciales;

(fig.9)

- la tercera capa (fig.10), Servicios, describe la distribución de las actividades comerciales de proximidad y las áreas en las que se puede notar una falta de servicios;

(fig.10)

- la cuarta capa (fig.11), La competencia por el suelo, quiere analizar la correlación entre la disminución de la oferta de alquiler y el aumento de apartamentos p2p (explicado sucesivamente) y cómo la población se ve afectada por


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este mecanismo teniendo que moverse a otro lugar;

(fig.11)

- precisamente, la quinta capa (fig.12), El desplazamiento, recoge estos procesos de traslado de personas y comunidades, señalando los nuevos lugares de asentamiento de quienes fueron expulsados de sus barrios históricos.

(fig.12)

Otra parte interesante está hecha a partir de los datos de Google Trends, una fuente de datos abiertos que conserva todas las búsquedas de los milliones de usuarios de Google. A partir de estos datos se pueden observar los intereses de los turistas en el tiempo (fig.13,14,15).


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(fig.13) El gráfico muestra el aumento de pisos ofertados en Airbnb en el curso del tiempo

(fig.14) Este gráfico compara los resultados en las búsquedas de Google por “hoteles” y por “Airbnb”

(fig.15) La búsquedas por parte de los turistas han cambiado, en Google la comida ahora supera los museos.

Entre estos gráficos podemos ver cómo está cambiando la relación entre los turistas y el alojamiento en los destinos vacacionales; cada vez más se prefiere un alojamiento p2p al clásico hotel (fig.14). Pero ¿qué es un alojamiento p2p?


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03.4

TURISMO P2P El turismo p2p (peer to peer) consiste en lo que podríamos llamar “turismo colaborativo”. Este modelo de turismo está incluido en un modelo económico que se ha definido como “sharing economy” 2 [economía compartida/economía colaborativa] o “peer to peer economy” (Guttentag, 2013; Botsman and Rogers, 2010); un modelo económico que se define como pretendidamente horizontal y que ve como actores protagonistas a particulares que comparten servicios entre ellos y, la mayor parte de las veces, a través de internet.

El turismo p2p se basa en que particulares ofrezcan servicios a los visitantes; haciendo esto las dos partes ganan algunos beneficios, los que ofrecen el alojamiento ganan un dinero extra, los visitantes ahorran dinero, sobre todo cuando se habla de grupos numerosos haciendo reservas y además tienen la oportunidad de vivir la experiencia del (falso) autóctono. Estos servicios se ofrecen, casi siempre, a través de plataformas en línea; una de las plataformas más famosas es Airbnb, nacida en 2008 en los EE.UU., ofrece alojamientos turísticos o de particulares a los visitantes y “experiencias”, o sea actividades para poder adentrarse mejor y más rápidamente en la vida y en la idiosincrasia del sitio visitado. Cada vez más los turistas eligen poder sentirse en casa en cualquier lugar del mundo y vivirlo como lo haría alguien del sitio; aquí es interesante detectar una de las mayores paradojas de nuestros tiempos, tenemos ganas de viajar como locals - esta manera de viajar en búsqueda de lo auténtico se denomina “New Urban Tourism” (Füller & Michel, 2014) - a sitios donde ya casi no quedan autóctonos y la ciudad se convierte en el plató de una película distópica en que los turistas actúan como gente del sitio.

2

“sharing economy” can be defined as “an economic system in which assets or

services are shared between private individuals, either free or for a fee, typically by means of the Internet.” Definición del Oxford Online Dictionary.


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A este propósito, en 2012 Airbnb incluyó en su página web la sección “barrios” (Airbnb.es/locations) (fig.16), esta opción existe solo por algunas ciudades, en España por ejemplo funciona solo para Barcelona. En esta sección de la página puedes insertar diferentes parámetros de búsqueda para encontrar el barrio de una ciudad que más podría adaptarse a tus necesidades y gustos atomizados. En el caso de Barcelona, uno de los parámetros es “adorado por los barceloneses”; la idea es permitir al turista vivir una experiencia única y, sobre todo, guiada por los consejos de los locals. Pero ¿qué efecto tiene todo esto sobre nuestras ciudades? Este tipo de servicio afecta a los lugares en los que vivimos desde el punto de vista económico y social; económico porque como ya hemos dicho esto contribuye al aumento de los alquileres y del coste de la vida, social porque puede perjudicar la esfera de convivencia de los barrios que día tras día se vacían de sus habitantes.

La sección “Barrios” ofrecida por Airbnb para vivir la “verdadera” experiencia del autóctono. En el collage el ejemplo de Barcelona. (fig.16)


04 MADRID RESISTE “Cada acción despliega un espacio emergente y revolucionario (…). Es un desplazamiento del espacio, una desterritorialización. Un desafío a la autoridad y su control del tiempo; una acción política que silencia las aspiraciones heroicas en favor de una voz colectiva e inclusiva. Las lineas de fuerza que generan arquitecturas menores comienzan siempre en el medio, nunca en el centro. No tienen ni principio ni final, sólo poseen su elástica extensión.” (Stoner, 2012:38)


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“El espacio es pura acción”

“La acción es puro espacio”

- Joseph Raphson

- Jill Stoner

Aunque parezca no haber grandes diferencias entre los dos, el axioma de Stoner, que nace al invertir el de Raphson, mueve el foco hacia la acción y, entonces, hacia las práctica y los cuerpos. Es aquí que propongo mi axioma: los vínculos son puro espacio. Si pensamos en la ciudad como un receptáculo de conexiones y al mismo tiempo como otro agente al que vincularse, será más fácil entender porqué somos nosotros mismos los que a través de estas redes de fuerzas construimos territorio, un espacio practicado y en continuo divenir. Se trata de entender que la arquitectura y la ciudad no deberían funcionar como algo diseñado e impuesto desde arriba, la arquitectura y las personas funcionan en conjunto, la una es la extensión de la otra. Tschumi afirma que no hay arquitectura sin eventos (Tschumi, 1983) y el evento, aquí, es el cuerpo. Si la arquitectura mayor está basada sobre el cuerpo del Hombre en términos de medidas y organización, nuestra tarea – como arquitectos menores1 y ciudadanía – es abarcar todos los otros cuerpos que por mucho tiempo han permanecido invisibilizados y silenciados, los cuerpos que “se resisten a la representación y rechazan los nombres” (Jalón, 2012). Estamos hablando de cuerpos vulnerables que no encajan con lo normativo e intentan “suavizar, romper o eliminar los automatismos que estratifican al tiempo vivido” (Stoner, 2012), hablamos de los cuerpos que resisten. 1

El término menor viene utilizado por Gilles Deleuze y Félix Guattari cuando describen la literatura

de Franz Kafka. Deleuze y Guattari hablan de lo menor y de la minoría como las circunstancias propias del escalón más bajo de todas las estructuras de poder. La literatura menor nace dentro de la lengua mayor, utiliza las mismas herramientas pero las fraccionas adrede, les quita todos los ornamentos y, también, la gramática. En lo arquitectónico lo menor actua de manera análoga, utiliza las estructuras de la arquitectura mayor, y lo hace desmaterializando lo construido (Stoner, 2012) en lo arquitectónico nos invita a centrarnos en la potencia de los cuerpos y de los vínculos que establecen entre ellos, lo menor nos invita a explorar todo lo que emerge de este fervor (Stoner, 2012) y que puede pasar desapercibido. Para hacer esto es necesario cambiar la manera de acercarse a las cosas, intentar estar atentos a lo que parece accidental y fruto de lo contingente, hay que saber “escuchar lo inaudible y trabajar con lo invisible” (Jalón, 2012)


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“La política puede operar (espacialmente), bien desde lo alto de una estructura de poder o desde su base; en el primer caso, se producen arquitecturas mayores de las que pueden surgir devenires minoritarios. Una arquitectura menor, sin embargo, es política porque su movilización empieza desde abajo, desde sustratos que no aparecen siquiera en el espectro de operaciones sancionadas por la profesión”. (Stoner, 2012)

Es allí, abajo, que se mueven esos cuerpos de los que ya hablaba Spinoza en el siglo XVII (Gilles Deleuze lo comentará más recientemente), unos cuerpos que por primera vez dejan de considerarse separados de lo que es el alma y que se convierten en sujetos políticos que encontrándose se reconocen y, reconociéndose, instauran vínculos y actuan colectivamente. Esto, que hace cuatro siglos para Spinoza significaba ser libres, en la ciudad actual toma la forma de la resistencia.

04.1

MULTITUDO Y RESISTENCIA A veces los cuerpos se juntan con un objetivo común. Spinoza (tal y como analiza Virno, 2001), define este conjunto de personas como multitudo (unión de cuerpos que no hay que confundir con la masa). La multitudo representa la dimension política de todas las acciones humanas, es acción colectiva y su objetivo no es reducir todos los cuerpos a un cuerpo solo (masa), es más, cada uno de ellos se representa a si mismo y la unidad está en el centro y es la idea común, el propósito que guía a la multitudo en sus acciones hacia la libertad. Es el momento de beneficiarse de todos los vínculos que hemos creado en torno a nosotros, formando un cuerpo revolucionario colectivo compuesto por cuerpos revolucionarios individuales vinculados entre ellos.


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Es a través de una constante “práctica compartida” (Jalón y Hernández, 2014) que la multitud toma parte en la creación del territorio, dando vida a una nueva figura: el arquitecto multitud (o la multitud arquitecta), un nuevo agente que vuelca la jerarquía vertical de la disciplina arquitectónica en favor de una manera de operar orizontal en la que la “autoría del arquitecto de diluye” (Jalón y Hernández, 2014). La multitud arquitecta construye espacio (social) a través de las “posiciones y disposiciones de los cuerpos, de estrategias y tácticas de movimiento, transformación y ocupación, de prácticas y formas de hacer, de tiempos y ritmos de uso…” (Jalón y Hernández, 2014). Una vez más lo que se revela necesario en la construcción (social) de espacio (social) se encuentra en un juego de sincronías y de corporeidad.

DOMESTICIDAD Y RESISTENCIA Allí donde haya cualquier forma de poder existe la posibilidad de resistencia (Foucault, 1999). Poder y resistencia son contemporáneos, no existe el uno sin el otro, pero tampoco son el uno el contrario del otro, simplemente son análogos, los dos son móviles, inventivos y productivos (Foucault, 1999). Los dos son elementos performativos, existen en el acto, ambas condiciones se pueden revertir y modificar pero siempre si son acompañadas por un juego de fuerzas. Resistencia y poder se ponen en marcha a través de procesos de creación y de cambio, utilizan la iniciativa y la lucha como herramienta. Para que el cambio sea visible por las calles hay que empezar desde lo doméstico. Creo que ya no se puede separar la esfera política de la esfera doméstica como hacía Hannah Arendt (tal y como analiza Thompson, 1998), hoy en día el límite entre el dentro y el afuera, lo público y lo privado, etc. es tan lábil que casi no tiene sentido

04.2


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separarlos. Lo doméstico ha salido a la calle y lo público entra constantemente en nuestras casas también a través de nuestros dispositivos móviles. Nuestros vínculos sobrepasan el espacio físico, el espacio social no conoce barreras. La hiperconectividad nos permite concienciarnos y concienciar a los demás directamente desde la cama de nuestra casa. Sin embargo es necesario el aspecto público, común y tangible de la calle y de su resistencia. Si consideramos lo doméstico cómo motor de lo político, de lo creativo y de lo colectivo, investigar entre las iniciativas que de allí salen es el camino para encontrar una respuesta desde abajo a la hostilidad tan habitual de la ciudad contemporánea.

04.3

NUEVAS PROPUESTAS Es en el mecanismo de fuerzas, tiempos y sincronía que cohexisten iniciativas que tienen como objetivo no solo proponer acciones concretas sino, también, proponer temas de discusión que nos pueden ayudar a entender mejor lo que pasa en torno a nosotros y a nosotros mismos. Aquí recojo unos ejemplos de resistencia y de movilización que tienen que ver con el sector inmobiliario, con la vivienda y la convivencia. En 2016, la arquitecta Anna Puigjaner, del estudio MAIO de Barcelona, recibió el Wheelwright Priza y una dotación de 100.000 dólares por parte de la Universidad de Harvard por su proyecto Kitchenless [Sin cocina]. Este proyecto es una investigación sobre el rol de los servicios en la casa contemporánea y propone un modelo de vivienda sin cocina (Puigjaner, 2014). La misma Puigjaner explica, en una entrevista a ArchDaily 2, el porqué de esta idea que nació más que nada como una provocación, puesto que “cuando hablaba de la vivienda no pasaba nada si eliminaba la sala de estar o el dormitorio, pero si tocaba la cocina se generaba una reacción adversa muy curiosa”. Pensar en una casa sin cocina nos pone muy nerviosos, probablemente sería como pensar en una ciudad sin colegios o sin residencias para 2

ArchDaily es uno de los blogs de arquitectura más famosos en el mundo (www.archdaily.com)


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mayores. ¿Qué pasa cuando un servicio que consideramos básico de repente deja de existir o deja de existir como lo conocemos? En este proceso está su inquietud para entender una casa “no por sus metros cuadrados sino por sus servicios”, de hecho lo que ella propone no es una casa en la que no se puede cocinar, sino una casa en la que el espacio de la cocina se reduce o se externaliza y se comparte con los otros; una casa en la que está permitido cocinar pero se intenta privar la cocina de la carga política que lleva encima. La intención de la arquitecta es cuestionar el rol del “espacio cocina” dentro de una casa ya que este espacio ha sido siempre cargado políticamente de valores, como el de la domesticidad y de los cuidados3, casi siempre anclados a la figura de la mujer y de la madre trabajando en casa, cocinando y cuidando de la familia. El proyecto de Anna Puigjaner quiere ser una provocación para reflexionar sobre argumentos a los que muchas veces no damos importancia, un pretexto para evidenciar cuestiones urgentes como la existencia del trabajo doméstico, que tendría que ser remunerado, o las cuestiones de género que habitan transversalmente la casa y ocupan, sobre todo, el espacio de la cocina. Una cocina colectiva podría ser una de las herramientas que nos permitan vivir mejor, si compartimos espacios con nuestros vecinos estamos compartiendo las tareas y, entonces, el trabajo. Repensar la vivienda desde los cuidados podría ser parte de la solución, la misma arquitecta habla de una casa que en lugar de representar una carga o una tarea te cuida, porque si tienes que cuidar de tus padres o llevar el niño al colegio, alguien podría estar cocinando para ti y lo mismo harías tú cuando sea la otra persona la que no puede ocuparse de sus tareas. En cambio cada uno vuelve a su casa, con sus tareas, su cocina y su poco tiempo y tendrá que esforzarse para mantenerlo todo en orden dentro de una casa pensada para otro tipo de familia o modelo que hoy en día ya no está tan difuso. Hablo del proyecto de Anna Puigjaner porque creo que es importante no perder de vista la existencia de las múltiples realidades, las diferentes maneras de habitar y, sobre todo, la potencialidad del hogar como un espacio de cuidados. 3

Llamamos cuidados a toda la gestión de las necesidades màs bàsicas para un

ser humano. Autoras como Silvia Federici han escrito mucho sobre cuidados y trabajo no remunerado, ya que esta actividad raras veces está reconocida como un empleo; de esto se habla sobre todo en economía feminista, ya que es muy fuerte la componente de género (transversal a todo trabajo reproductivo).


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MADRID HOSTIL

04.4

COMPARTIR ESPACIO En cuanto a compartir los espacios de la vivienda con personas que no pertenecen a nuestro núcleo familiar existen diversas circunstancias, algunas de estas son fuertemente queridas, otras lo son menos y se convierten a menudo en la única oportunidad para que sea posible vivir en una ciudad como Madrid, donde el precio de los alquileres no deja de subir, si se prefiere vivir en un determinado barrio o para poder ahorrar, cuando es posible, algo de dinero para destinarlo a otras actividades. La situación es muy diferente si se habla del primer tipo de circunstancia o del segundo, no es lo mismo hablar de unos estudiantes que comparten piso o de una pareja que elije mudarse a un piso juntos que si hablamos de personas obligadas a compartir casa porque su sueldo no les permite independizarse o poder pagar un piso entero solo para ellas. En la primera semana de septiembre de 2019, buscando en idealista pisos en Madrid Capital de mínimo 40 metros cuadrados se obtienen 11.187 resultados, si a los filtros de búsqueda añadimos un precio máximo de 600€ el resultado bajará drásticamente a tan solo 25 pisos (el 0,22%), peor aún si buscamos un piso de cualquier superficie que cueste menos de 500€, ya que en este caso hay solo 6 elementos en toda la ciudad (0,05%). Para los que quieran o tengan que vivir solos, poder permitirse un piso se está convirtiendo en una auténtica quimera.

EL PISO COMPARTIDO

Analizando los big data de las aplicaciones de pisos compartidos más conocidas (Idealista, Badi, Fotocasa) se pueden extraer datos interesantes. En julio de 2019, Ignasi Giralt, director general de Badi en España declara, en una entrevista a El País, que el 7,5% de las personas que ofertan pisos de uso compartido en Madrid y Barcelona tienen entre 51 y 65 años, esto nos dice que una aplicación que en principio había sido creada para millenials 4 se ha 4

El término millenials se refiere a los nacidos entre el 1981 y

el 1996.


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extendido a personas de todas las edades, reflejando el fenómeno creciente de personas mayores que necesitan compañeros de piso para amortiguar los gastos y, contemporáneamente, la soledad. Esta tendencia se refuerza si atendemos a los datos que ha difundido Álvaro Córdoba, cofundador y director de estrategia de Badi, en otra entrevista, esta vez a Efe, en la que se anunciaba que solo el 10% de aquellos que utilizan la app son estudiantes. Según la Encuesta continua de hogares (ECH), una investigación que ofrece información anual sobre los datos demográficos de la población, de los hogares que componen y de las viviendas que ocupan, en 2018 sobre 18.535.900 de hogares en total, el 25% está ocupado por personas solas de las cuales más de la mitad (más de dos millones) son personas mayores de 65 años. En este

Madrid tipo de

hay organizaciones datos han elegido

que tomar

frente a medidas.

Programa Hogar y Café Una de estas organizaciones es la fundación Pilares, creada en Madrid en 2010 con el objetivo de acompañar y ayudar a las personas vulnerables. Entre sus proyectos está el programa Hogar y Café, iniciativa que prevé que dos o más personas, mayores de 60 años e independientes, compartan piso entre ellas, que estipulen una serie de reglas de buena convivencia que les permita evitar la soledad y obtener, si es necesario, la ayuda del equipo de profesionales de la fundación Pilares. Programa Convive Madrid Otra organización que ofrece su contribución al tema de los mayores que viven solos es la ONG Solidarios que desde 1995 ha puesto en marcha el programa Convive Madrid. Este programa hace


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que personas mayores dejen de vivir solas y puedan compartir piso, esta vez no con personas de su misma generación sino con jóvenes estudiantes. Las condiciones para acceder al programa intergeneracional prevén que una persona mayor de 65 años, en buen estado psico-físico y que tenga acceso a una vivienda en buenas condiciones, pueda acoger a un estudiante, matriculado en una universidad madrileña, sin que este necesite pagar un alquiler. En este caso el estudiante se compromete en ofrecer su tiempo a la persona que lo acoge, acompañándola unas hora al día y haciendo tareas juntos. Viviendo juntos comparten tiempo, tareas y gastos.

Si hablamos de cómo las personas habitan el espacio puede pasar COMPARTIDO que algunas pongan a disposición de otras personas solo una parte de su piso y por un tiempo preestablecido; desde una habitación privada a un sofá-cama en la sala de estar. Esto se puede hacer con varias intenciones, o bien para complementar los ingresos o para conocer personas nuevas con la que compartir experiencias. En el primer caso volveríamos a hablar de sharing economy (ver página xx) y de los servicios como, por ejemplo, Airbnb, en el segundo caso hablaríamos de servicios más parecidos a Couchsurfing. EL SOFÁ

EL SOFÁ PEER TO PEER

En Airbnb se puede alquilar el piso entero, alquilar una habitación privada en piso compartido o, menos frecuente, alquilar una plaza en una habitación compartida o en un ambiente común. A través de los datos de AIRDNA5 (2019) podemos ver que al primer caso corresponde el 66% de los pisos ofertados en Madrid, al segundo el 33% y al tercero tan solo el 1%. La mayoría de los anuncios que ofrecen una cama en una habitación compartida pertenecen a hostales y empresas privadas (fig.17) pero no es difícil encontrar particulares ofreciendo su propio sofá. Estos tipos de anuncios crecen exponencialmente en vista de eventos importantes, en estas circunstancias 5

AIRDNA es una plataforma que muestra datos en tiempo real sobre vivienda

turística en muchas ciudades. (https://www.airdna.co/vacation-rental-data/app/ es/madrid/madrid/overview)


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se multiplican los madrileños dispuestos a compartir su espacio personal a cambio de una ingente cantidad de dinero. Con respecto a esto, el caso más reciente en Madrid es el del primer fin de semana de junio pues en estas fechas (exactamente el 1 de junio 2019) se jugó, en la capital española, la final de la Champions League entre dos equipos ingleses, Tottenham y Liverpool. Madrid Foro Empresarial estimó que este evento deportivo iba a dejar más de 60 millones de euros en Madrid y que de estos más de la mitad irían al sector hotelero; el número de turistas previstos para estas fechas era entre 70.000 y 100.000, esto hizo que el precio del alojamiento aumentara entre un 200% y un 500%.

(fig.17)

Paralelamente, entre los anuncios de particulares estaba pasando lo mismo. Por un piso a “tan solo 25 minutos” del Wanda Metropolitano (el estadio donde se jugó el partido), en Pozuelo de Alarcón, estaban pidiendo 700€ por noche (fig.18).

(fig.18) Captura de pantalla tomada desde la web de Milanuncios durante el fin de semana de la final de la Champions League en Madrid.

Captura de pantalla tomada desde la app de Booking durante el fin de semana de la final de la Champions League en Madrid.


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Más barata una habitación para dos personas en Ciudad Jardín donde por 450€ estás a dos minutos del metro y a 10 paradas del estadio, esto sí, el anuncio incluye el desayuno y la cerveza. (fig.19)

(fig.19) Captura de pantalla tomada desde la web de Airbnb durante el fin de semana de la final de la Champions League en Madrid.

La final de la Champions League es solo uno de los casos que convierten Madrid en el perfecto escenario para tal disparate. Otro tipo de evento que reproduce dinámicas muy parecidas son las manifestaciones como el Gay Pride (Las fiestas del Orgullo de Madrid) ya que en estos días alquilar una habitación se convierte en una hazaña, sobre todo en los barrios más céntricos de la capital. En 2017, Madrid albergó la quinta edición del WorldPride (Orgullo mundial) que vio participar a más de dos millones de personas. Es en ocasiones como estas que los habitantes de la ciudad no pierden la oportunidad de engañar a los visitantes, alquilando una habitación por una semana al precio de un mes entero de renta (fig.20).

(fig.20) Noticia en la web de El Confidencial, alquilan una cama a 200€ por noche en correspondencia del World Pride en Madrid. Junio 2017.


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En 2004 nació la plataforma llamada Couchsurfing (fig.21), que literalmente significa surfear sofás, por mano de Casey Fenton y unos amigos “determined to change the world by providing greater access to the kinds of meaningful travel experiences that depend on connecting with people” [determindos a cambiar el mundo, ofreciendo mejor acceso a unos tipos de experiencias de viaje significativas que basadas en conectar con la gente] (Couchsurfing, 2017). Couchsurfing se convirtió en la primera plataforma de viajes sociales con más de 14 millones de usuarios en todo el mundo (Couchsurfing, 2017). El servicio proporcionado por la plataforma consiste en usuarios que piden y ofrecen hospitalidad a otros usuarios de manera totalmente gratuita. Al principio puede parecer algo muy arriesgado, ir a casas de desconocidos que no nos piden nada a cambio, pero la conexión entre personas que confían las unas en las otras era el objetivo de los fundadores del servicio. “Hotels and tour companies can give you a bed or a guide, but meeting locals will make your trip truly memorable and meaningful” [Hoteles y compañías de viajes pueden ofrecerte una cama o una guía, pero conocer a gente del lugar hará de tu viaje algo memorable y significativo] (Couchsurfing, 2017).

ANTES DE AIRBNB EXISTÍA COUCHSURFING

(fig.21) Interfaz de la web de Couchsurfing. En Madrid hay más de noventa mil anfitriones.


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La experiencia a través de este servicio es totalmente gratuita, no hace falta pagar ningún tipo de dinero al darse de alta, ni pagar una suma al confirmar una estancia, la experiencia está basada en la confianza y en el respeto mutuo, tú me hospedas y yo cocinaré para ti, te ayudaré con la compra o con las tareas. Esto es un mecanismo basado en el concepto de gift economy [economía del regalo], una manera de intercambiar bienes sin la necesidad de venderlos, regalándolos sin ningún acuerdo que hable de algún tipo de recompensa (Cheal, 1988). Los que eligen ser anfitriones, poniendo a disposición una cama o un sofá, saben que no recibirán ninguna compensación económica pero lo que les motiva es tener la oportunidad de conocer a personas de todo el mundo que podrían convertirse en nuevos amigos; los que viajan consiguen ahorrar dinero y, a la vez, pueden experimentar cómo se vive en una ciudad o en un determinado lugar gracias a los consejos y a la cercanía con gente del sitio. La necesidad de un turismo alternativo no tiene límites, a través de Couchsurfing puedes llegar allí donde quieras, como un turista holandés que en 2012 eligió Afganistán como destino de su viaje, queriendo vivir como uno de ellos en un lugar de guerra (Time, 2012). En Madrid se encuentran 98.412 a hospedar viajeros, quedar con dispensar consejos contestando

anfitriones dispuestos ellos o simplemente a sus preguntas.

Estas manera de relacionarse con los desconocidos quiere, de alguna manera, contrastar las dificultades cotidianas que se encuentran a la hora de querer instaurar relaciones con vecinos o acercarse de alguna manera a los turistas. De hecho, como se ha comentado antes, la llegada masiva de turistas en ciudades como Madrid hace que los barrios se vacíen de sus habitantes habituales, que nazcan bloques fantasmas que se llenan y se vacían según sea alta o baja temporada, convirtiendo las relaciones entre vecinos en una utopía. Sin embargo, hay quién propone alternativas a todo esto, intentando construir vínculos en los bloques que habitan.


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Otro método para disfrutar del turismo colaborativo tiene que ver con ceder nuestra casa. Existen muchas páginas, nacionales e internacionales, que proponen un servicio de intercambio de pisos. Algunas páginas como Intercambio casa y Home exchange (fig.22) prevén un intercambio recíproco de la vivienda. Por ejemplo puedo ceder por una semana mi piso en Madrid a cambio de un piso en Londres; en este caso se libran unas dinámicas muy curiosas porque no se está tan solo encontrando un alojamiento en otra ciudad, sino que se entra en contacto con la domesticidad de otras personas, de hecho es importante seleccionar en las páginas web algunas características que permiten mejorar la experiencia, por ejemplo una persona con mascota puede preferir viajar a una casa donde ya vive una, o una familia con hijos puede preferir ir a casas donde hay equipamiento adapto a recibir a unos niños (juguetes, cambiador, etc.).

CEDER ESPACIO

Otras páginas como Knok o Guest to Guest no prevén un intercambio recíproco, entonces permiten viajar a casas de otras personas sin tener que recibir huespedes en la nuestra. Este mecanismo que puede parecerse a los ya mencionados Airbnb o Couchsurfing dan vida a unas dinámicas que van más allá que la experiencia de ganar un dinero extra o un amigo más en el mundo. Cuando cedo mi espacio íntimo y personal, mi casa, mi armario, mi ducha, estoy poniendo en juego el concepto de domesticidad, dejo que alguien entre en mi zona de confort, en mi vida privada; es como si jugásemos a intercambiar nuestra vida con otra por un cierto periodo de tiempo. Este tipo de turismo colaborativo intercepta las necesidades de aquellas personas que necesitan vivir un determinado tiempo en una cierta ciudad y une lo útil a lo placentero, no hay un gasto de dinero (excepto una cuota de inscripción en algunos casos) y al mismo tiempo se encuentra lejos de casa todo el confort de un hogar. (fig.22) Home exchange. En su web sugiere porqué elegir viajar a través de la plataforma, “viajar de manera auténtica, ahorrar dinero y en total tranquilidad”.


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04.4 LA ESCALERA

CUIDARNOS En Madrid, Rosa Jiménez desarrolla el proyecto de investigación e intervención social “La escalera” con el objetivo de intervenir en las comunidades de vecinos en las que no existen redes de apoyo y, además, favorecer un debate sobre cómo vivimos los espacios que compartimos. La idea de Rosa Jiménez fue la de intervenir de forma sencilla sin tener que necesitar ayuda de mucha tecnología, por esto el proyecto se pone en marcha a través de un cartel explicativo, una serie de pegatinas predefinidas y otras dejadas en blanco para responder a las iniciativas personales. Las pegatinas van pegadas a los buzones, un sitio fácilmente visible al acceder al bloque, y cada una de ellas avisa a los vecinos del tipo de servicio que puedes ofrecer a la comunidad (ej.: Te subo la compra, Te invito a un café, Comparto wi-fi). Si quieres comenzar el proyecto en tu bloque puedes solicitar o descargar autónomamente desde la página web el kit de bienvenida con unas sugerencias sobre cómo empezar (fig.23), es importante evidenciar que el proyecto no está cerrado sino abierto a las iniciativas de las diferentes comunidades, pues se puede modificar según se necesite, eliminando las pegatinas, proponiendo reuniones, etc. Es curioso como esta iniciativa reproduzca de manera analógica las dinámicas de la cultura P2P (peer to peer), donde particulares a la par ofrecen y reciben unos cuidados mutuos con el objetivo de recuperar las relaciones vecinales.

COMPARTIR TUPPERS

Hablando de cuidados entre vecinos de bloque se puede notar que son siempre más los grupos de personas que se activan de diferentes maneras para ayudarse entre ellas y reducir las tareas personales. Es el caso de cuatro vecinas de la Part Baixa de


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Tarragona6 que cada lunes se reúnen para hacer un intercambio de tuppers (Tupperwares) que cada una de ellas ha estado cocinando durante el fin de semana; cada una prepara una receta, multiplica las cantidades para que haya para todas, después la reparte en tuppers y el lunes los comparte con las compañeras. De esta manera cada una cocina solo un día a la semana, ahorra dinero y reduce el desperdicio y tiene más tiempo para ocuparse de otras cuestiones. Por encima de todo, lo importante es la voluntad de potenciar la relación entre vecinas, creando un tejido de apoyo y cuidado que parece ser cada vez más necesario. Estos son solo unos ejemplos de una comunidad que resiste y que se opone a los mecanismos alienantes de una sociedad que privilegia la individualización el dinero. El vecino del 2º A no puede subir la compra

Las del bajo necesitan un taladro

El gato del 2º B se queda solo una semana

La vida Es un probLEma común

¿lo resolvemos en comunidad? 1

2

Coge una o varias pegatinas para compartir con tus vecinos lo que necesitas o lo que ofreces.

Coloca las pegatinas en tu buzón (se pueden quitar con facilidad y no dejan mancha).

3

(fig.23)

¡No olvides comprobar si aparecen pegatinas en los otros buzones!

Este es el cartel que recibes (junto al kit de bienvenida)

solicitas

participar al proyecto La

más información: facebook.com/proyectolaescalera @_laescalera info@proyectolaescalera.org 644719141

w w w. p r o y e c t o l a e s c a l e r a . o r g

6

si

#LaEscalera

escalera fundado por Rosa Jiménez en Madrid.

Artículo publicado en mayo de 2019 por el periódico Diari de Tarragona

(https://www.diaridetarragona.com/tarragona/Revolucion-en-el-rellano-de-unaescalera-de-la-Part-Baixa-20190520-0001.html)


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04.5

REIVINDICAR Cuando lo político sale a la calle las maneras de hacer visible una voluntad de resistencia cambian considerablemente. Cuando la protesta sale a la calle cobra otro tipo de corporeidad, los cuerpos se juntan, la multitudo se unifica para expresar sus necesidades y sus argumentos (fig.24). La exposición corporal toma la calle, se hace vulnerable y performativa (Butler, 2017). Es la vulnerabilidad de los cuerpos que convierte en necesaria la interdependencia entre las personas y sus cuerpos, los vínculos débiles son imprescindibles para crear un cuerpo plural, colectivo. Los cuerpos se apropian de la calle y haciéndolo se convierten en su esencia.7 “[…] Cuando los cuerpos se congregan en la calle, en una plaza o en otros espacios públicos (virtuales incluidos) están ejercitando un derecho plural y performativo a la aparición, un derecho que afirma e instala el cuerpo en medio del campo político, y que, amparándose en su función expresiva y significante, reclaman para el cuerpo condiciones económicas, sociales y políticas que hagan la vida más digna, más vivible, de manera que esta ya no se vea afectada por las formas de precariedad impuestas.” (Butler, 2017)

(fig.24) Los vecinos del barrio de Lavapiés organizan, a través de Twitter, una concentración en contra de la privatización del barrio. En esta ocasión, la policia había desalojado el espacio colectivo Solarpiés para la construccion del actual hotel Ibis. Febrero 2016 7

Esta es una paráfrasis de una frase de Comité Invisible (2007): “Il n’est pas

question d’occuper, mais d’être le territoire”.


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El espacio público, y en particular la calle, es el lugar ideal para las protestas porque allí somos visibles a los que miran y a los que participan con nosotros, estar en el mismo sitio, gritando los mismos cánticos, da vida a un sentimiento de pertenencia que involucra a todos los desconocidos presentes; manifestarse por la misma razón hace que se establezcan unos vínculos fuertes con todas las personas a nuestro alrededor. Sin embargo, el espacio público y las ciudades pueden convertirse en las mismas razones por las cuales protestar, como en los casos de las manifestaciones en contra del turismo masivo o de los desahucios; el lugar y el motivo se solapan y convergen en un único elemento. Durante una manifestación los conceptos de tiempo y de sincronía varían, es un tiempo apropiado, okupado, pues el objetivo no es encajar con los ritmos de la ciudad sino hacerse visibles, desentonar con el entorno para conseguir alguna transformación. “La tranformación del espacio en territorio se da por medio de la conflictualidad, definida por el estado permanente de conflictos en el enfrentamiento entre las fuerzas políticas que intentan crear, conquistar y controlar sus territorios. […] El territorio es espacio de vida y muerte, de libertad y de resistencia. Por esta razón carga en sí su identidad que expresa su territorialidad” (Mançano, 2005:7)

Me parece interesante como el espacio del que habla Mançano, cargado de indentidad y territorialidad, hoy en día se pueda trasladar contemporaneamente a una dimensión virtual. Las protestas toman las redes, se convierten en trending topic en Twitter y viajan por el mundo a la velocidad de la luz. Vuelve aquí el concepto de remediación (Bolter y Gruisin, 2000), unos eventos –como las manifestaciones– que son mediados per se (por vía de una serie de códigos de pertenencia como las pancartas o unos símbolos) vienen mediados históricamente por parte de los medios de información


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y remediados a través de nuestros móviles que retransmiten los eventos en tiempo real bajo diferentes formas (posts, fotos, videos, directos en Facebook o Instagram, etc.). (fig.25-26)

(fig.25) Las manifestaciones y las concentraciones suceden en la calle y, contemporáneamente, en el espacio virtual a través de los posts publicados en RRSS y periódicos. Aquéí un tweet de la PAH.

(fig.26) La prensa envía reporteros que comentan, a través de hilos de Twitter , lo que pasa en la calle. Aquí un tweet de CTXT el día del desalojo del CSO La ingobernable en agosto de 2019.


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TOURIST, GO HOME – EL CASO DE MADRID Y BARCELONA En ciudades españolas como Madrid y Barcelona el turismo masivo se ha convertido en una pesadilla, los barrios pierden sus habitantes habituales, los turistas llenan las calles y los bares se hacen con el espacio de la calle impidiendo a los habitantes desarrollar su vida cotidiana de manera regular. Para un habitante de Madrid es impensable poder quedar un sábado por la noche en algún bar del centro sin encontrarse con grupos de turistas listos para probarlo todo. En el caso de las grandes ciudades, tejer redes afectivas se ha convertido en algo muy improbable y los precios de la vida y de los alquileres han aumentado exponencialmente. Para expresar su desaprobación, los habitantes de Barcelona y Madrid han empezado a manifestarse por las calles y a comunicarse a través de grafitis y pintadas en los barrios más centricos de estas ciudades (fig.27-29). Es irónico como ahora los turistas han empezado a tomarse selfies (fig.28) con algunos de estos grafitis reivindicativos como fondo, aunque el Tourist, go home esté dirigido a ellos en primera persona.

(fig.27) Este graffiti fue pintado en Oviedo en 2017.

(fig.28) Los turistas reaccionan tomándose fotos y selfies con los graffiti en contra del turismo de masa.


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(fig.29) Pintada en una plaza de Madrid.

En marzo de 2019 la ex alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, propuso un plan para regular las VUT (viviendas a uso turístico) dictando unos parámetros que había que respetar para moverse en total legalidad, por ejemplo, que la entrada al piso fuese independiente a la del resto de habitantes del bloque. Cuando se aprobó la normativa en cuestión, claramente no dejó de haber pisos turísticos que no respetasen los requisitos; a este respecto ha habido casos en los que algunos de los habitantes de los bloques afectados por los pisos ilegales han decidido “denunciar” el hecho a través de pancartas bien a la vista, colgadas en sus balcones. (fig.30)

(fig.30) Los inquilinos de este bloque de Madrid cuelgan unas pancartas, como denuncia, para que también desde fuera se pueda identificar el piso turístico ilegal.

LAVAPIÉS ¿DÓNDE VAS?


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Son muchas las asociaciones vecinales que se ocupan de analizar y actuar colectivamente la situación de los barrios centrales de la ciudad de Madrid; una de estas es la asociación Lavapiés ¿dónde vas? (desde ahora LDV) en la cual algunos de los vecinos de los barrios madrileños de Lavapiés y Embajadores se han reunido para denunciar los fenómenos de la gentificación y de la turistificación, defendiendo la naturaleza compleja y acogedora de estos barrios de los cuales se ven excluídos poco a poco. En la página web se puede encontrar un documento que intenta analizar y explicar la situación en la que se encuentra el barrio bajo diferentes cuestiones. El objetivo de LDV es hacer visible la diversidad, la creatividad social de Lavapiés, sus históricas redes de apoyo mutuo, pero además asumen la misión de frenar los mecanismos del mercado actual que están perjudicando el carácter del barrio (fig.31).

LDV organiza jornadas donde, bajo el nombre de “Lavapiés no

(fig.31) Mural en las paredes del CSA La Tabacalera de Madrid.


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se vende”, se reúnen para realizar un diagnóstico colectivo y recoger propuestas comunes, una manera de autoorganizarse con el objetivo de dar vida a unas políticas de contención por y para el barrio. El uno de marzo de este año (2019), LDV organizó “El destierro de la vecina”, una marcha fúnebre que parodiaba el entierro de algunas de las cosas que el barrio ha ido perdiendo, por ejemplo: la diversidad en el barrio, la acera de la calle o justo la vecina que se ha ido para otro barrio (fig.32-33). Iniciativas como estas refuerzan la importancia del concepto de la ciudad entendida como un sistema de vínculos y, contemporáneamente, de un agente más con el que es posible interactuar y vincularse.

(fig.32-33) Cartel y foto del “destierro de la vecina”, una protesta organizada por la asociación Lavaplés ¿dónde vas? Marzo 2019

LOS DESAHUCIOS Y LA PAH


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Otras cuestiones afectan el mundo de la vivienda en la ciudad de Madrid, sobre todo en los barrios centrales como Lavapiés. Los mercados inmobiliarios a través de sus inversiones ponen en marcha mecanismos de exclusión y desplazamiento de los que ya hemos hablado con respecto a la gentrificación. Cuando barrios históricamente pobres como Lavapiés se convierten en barrios creativos y profundamente turistificados “empujan” a los propietarios particulares a subir las rentas y, en mayor escala, a los inversores a comprar bloques enteros para luego convertirlos en vivienda turística o de alto nivel. Cuando la gente que habita en estos bloques no puede permitirse pagar los nuevos precios impuestos se ve obligada a abandonar su hogar de manera violenta y sin otro lugar al que ir. En el último año, en la Comunidad de Madrid, ha habido 1730 deshaucios (CGPJ, 2019); uno de los casos más famosos y mediático es el de Argumosa 11, un bloque de viviendas en una de las calles más céntricas de Lavapiés (fig.34). El bloque, que venía disputado entre la familia Aguado (propietaria del 67% del bloque) y la empresa Proindivisos (dueña del restante 33% desde 2015), se ha convertido en un icono de la especulación en el barrio. Gran parte de los inquilinos del bloque tuvieron que dejar de pagar sus alquileres cuyos precios habían subido y el 20 de febrero de este año fueron desahuciados por la comisión judicial. En este caso participó también el comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de la ONU para impedir el desahucio de algunas de las inquilinas del bloque que no tenían ninguna alternativa habitacional.

En situaciones como esta los vínculos débiles adquieren mucha fuerza, primero virtualmente y luego presencialmente. Cuando un

(fig.34) Fachada del edificio en Calle Argumosa 11, Madrid


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desahucio va a ser producido es muy común que a través de Twitter se active una cadena de solidaridad con el objetivo de juntarse en torno al portal en cuestión para formar una barrera humana que impida el acceso a la comisión judicial y a la policía (fig.35). Es muy interesante ver como un grupo de desconocidos pueda actuar al igual que esa multitudo de Spinoza, estos cuerpos vinculados entre ellos y movidos por un objetivo común hacia la libertad.

(fig.35) Cuando se viene a saber de algún desalojo o desahucio se activan cadenas de apoyo por las redes sociales. En esta foto la concentración para impedir el acceso a la policia al bloque de Argumosa 11.

Entre las personas que se reúnen en concentraciones ante las ejecuciones de desahucios está la PAH (Plataforma de afectados por la hipoteca). La PAH nace en Barcelona en 2009 en el contexto de la crisis inmobiliaria española y un par de años más tarde, en 2011, emerge y se consolida en Madrid contemporáneamente a los acontecimientos del 15M. La PAH es una asociación compuesta por una asamblea de personas que se reúnen periódicamente para comentar los diferentes casos en proceso y para ofrecerse asesoramiento recíproco y apoyo mutuo. Suya es la iniciativa Stop desahucios, a través de la cual organizan redes para parar los desalojos. Como la PAH hay otras organizaciones que se ocupan de esta cuestión, por ejemplo, el Sindicato de inquilinas.


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CSO LA INGOBERNABLE El movimiento okupa ofrece su personal aportación en contra de todas las dinámicas especulativas que tienen como objetivo el alejamiento y la exclusión. Las okupaciones responden a un movimiento social que elige ocupar viviendas desocupadas y solares abandonados para utilizarlos como vivienda o como sitios destinados a iniciativas colectivas, como centros sociales o culturarales. La razón por la cual eligen okupar un piso es la de evidenciar las dificultades que se encuentran a la hora de querer alquilar o comprar uno y denunciar cómo muchas veces se ignora el derecho a la vivienda como derecho fundamental. Entre los centros culturales de Madrid nacidos en el contexto de las okupaciones encontramos el CSO La ingobernable. Este centro cultural que se encuentra en la calle Gobernador fue construido para ser parte de la UNED y en un segundo momento fue utilizado como Centro de Salud del Distrito Retiro. En 2013 el Ayuntamiento de Madrid cedió gratuitamente el edificio a la fundación Ambasz con el objetivo de construir un museo de arte y arquitectura. El proyecto preveía la demolición del actual edificio para la construcción de uno nuevo. Cuando el proyecto se quedó paralizado durante el cambio de gobierno local algunas personas okuparon el edificio con la intención de poner en marcha el proyecto de un centro social feminista y solidario(fig.36).

(fig.36) Algunas de las activistas de

“La

durante

ingobernable” una

rueda

de

prensa que narra el primer mes de vida del centro social, en 2017.


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(fig.37-38) Dos tweets del mismo día, 28 de agosto de 2019; por un lado el CS La Ingobernable y la concentración de personas listas para defender el centro, por el otro lado el actual alcalde de la ciudad de Madrid repite sus intenciones de recuperar el edificio.

Hoy en día el Ayuntamiento sigue intentando desalojar el edificio con el objetivo de convertirlo en una biblioteca y en un Centro de Salud. La última intervención tuvo lugar el 28 de agosto de este año, día en el que La Ingobernable organizó una concentración ante la sede del CSO para protestar en contra de las medidas del Ayuntamiento. (fig.37-38)


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CONCLUSIONES


CONCLUSIONES

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Este trabajo ha sido un recorrido transescalar y multidireccional acerca de las prácticas habitacionales que se dan en la ciudad de Madrid, es producto de una inquietud por identificar algunas de las causas que generan cierta hostilidad hacia los usuarios de la ciudad. En la primera parte de este texto hemos hablado acerca de las multiples formas del habitar desde el pasado – a través de los escritos de Pinilla (2005) que ofrecen algunas reflexiones filosóficas formuladas sobre el habitar a lo largo del tiempo, desde Aristóteles (siglo IV a.C.) hasta Heidegger (siglo XX) – para luego pasar al contexto actual y a cómo la disciplina arquitectónica tiende a generalizar y estandarizar el diseño del espacio público y de la vivienda y de cómo, haciendo esto, borra las innumerables realidades diversas que existen y que vienen, regularmente, silenciadas. En este trabajo se ha querido entender la ciudad contemporánea como un receptáculo de relaciones y conexiones entre las personas y la misma ciudad que actúa como un agente más en las dinámicas de producción del espacio (social). La creación y el mantenimiento de vínculos sociales ha sido, por tanto, el hilo conductor del trabajo y es a través de la presencia o ausencia de ellos que me he acercado a los diferentes temas presentados en los capítulos posteriores. A través de un análisis del contexto socio-económico acutal se ha podido profundizar cómo se hace cada vez más difícil dar vida a lazos afectivos y a relaciones a largo plazo en el contexto de la ciudad contemporénea. Este análisis está englobado en un marco teórico que se ha construído a través de las aportaciones de autores como Simmel (1903) y Sennett (1998) que – en el siglo pasado – se cuestionaban ya sobre las consecuencias de la organización social de las grandes ciudades, estas teorías en el contexto de hoy en día no pierden fuerza, es más, se reafirman vistos los ritmos con los cuales las ciudades evolucionan y brotan, afectando inevitablemente la vida de sus ciudadanos. Queriendo llevar a cabo una investigación sobre los procesos


CONCLUSIONES

urbanos y cómo estos influencian los mecanismos de relación entre los habitantes ha sido inevitable – por el contexto actual – incluir la dimensión virtual de los mecanismos de socialización y de creación del espacio (dimensión que en la fase de hipótesis se había obviado). La inclusión de la dimensión virtual ha hecho más fácil entender los mecanismos que producen desplazamientos en la ciudad turistificada y gentrificadas, a través de todas aquellas aplicaciones para el turismo colaborativo (como Airbnb) y aquellas para facilitas la búsqueda de pisos en alquiler (Badi, Fotocasa, Idealista). Ha sido partiendo de teorías como las de Roberto González (2013) y su investigación “Beautiful stranger: La ciudad de los desconocidos íntimos” que se ha analizado cómo las ciudades coexisten en el plano real y tangible y, de manera cada vez más intensa, en el plano virtual que tiene, hoy en día, un rol fundamental en las prácticas habitacionales. Ha sido a través de esta idea de ciudad mediada que se ha propuesto un análisis sobre cómo la ciudad se narra a sí misma a través de los dispositivos móviles, de cómo nosotros percibimos su presencia y su identidad a través de la red y de cómo nos conectamos a ella y a todos los demás, recreando y remediando (Bolter y Grusin, 2000) todas aquellas dinámicas sociales que son propias del espacio (físico y social) urbano. Esta realidad multicapa ha funcionado de marco para hablar de todos aquellos procesos que hacen que Madrid se vuelva poco amigable para una gran proporción de sus habitantes, especialmente en el contexto habitacional. Se ha estudiado cómo los fenómenos de gentrificación y turistificación – juntos al aumento exponencial de los precios de los alquileres y a las privatizaciones del suelo público – están remodelando el espacio urbano y las prácticas sociales que se dan en él causando la expulsión de los habitantes habituales en favor de la llegada de unos usuarios puntuales que disfrutan del espacio de una manera más puntual. De esto se ha

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hablado ofreciendo unos ejemplos prácticos referidos a espacios concretos de la ciudad de Madrid, por un lado, la Plaza del Dos de Mayo (en Malasaña) y por el otro lado el barrio de Lavapiés. En el primer caso, el ejemplo ha servido para explicar esos mecanismos de privatización del ocio que tienden a expulsar del espacio público todas aquellas personas que no pueden permitirse un estilo de vida diseñado mayormente para los turistas; al mismo tiempo se ha visto cómo el espacio “libre” se reduce drásticamente y cómo eso implica una serie de (tácitas) negociaciones a la hora de habitar dicho lugar. En el caso de Lavapiés el ejemplo ha servido para contextualizar el fenómeno cada vez más difuso del turismo P2P (peer to peer) y de cómo este tipo de economía contribuye al aumento de vivienda turística y del precio de los alquileres, obligando a las persona con menos recursos a abandonar su barrio de siempre para favorecer el desarrollo de barrios fantasmas, donde los vecinos habituales ya no existen y el comercio de proximidad viene reemplazado por grandes cadenas y servicios para los turistas. En el trabajo se habla del concepto de sincronía y de cómo todos somos partícipes de la creación y el mantenimiento de la ciudad a nuestro alrededor, es a partir de la teoría del ballet de Jane Jacobs (1961) que se intenta presentar el espacio urbano cómo el resultado fortuíto de todas las interacciónes que se dan y también de todas aquellas que nunca se llegan a dar; todo vínculo (incluyendo los vínculos ausentes) tiene repercusión sobre la creación (social) de espacio (social). Es justo a través de esta idea de sincronía que se hace hincapié en la potencia de los cuerpos y de los vínculos en el proceso de resistencia. En la parte final del trabajo se recogen algunas de las iniciativas (teóricas o prácticas) que nacen o bien desde la disciplina arquitectónica o desde la intervención social con el objetivo de oponerse a esos mecanismos excluyentes que acabo de mencionar. El rastreo y descripción de las propuestas que participan en los modos de organización del habitar sirven para enfocar – en este contexto asfixiante – la parte (pro)positiva que está presente y lucha


CONCLUSIONES

por el derecho a la ciudad (Lefebvre, 1968). Madrid sabe ser hostil y es por esto que hay que dar importancia al Madrid que que no desaparece, que combate y resiste. ***** Este trabajo de fin de máster ha querido ser un acercamiento a algunos de los mecanismos socio-económicos que contribuyen al nacimiento de los aspectos más hostiles de la ciudad contemporánea y –en este caso– de Madrid. Nace de las inquietudes personales de una “arquitecta” italiana que lleva tres años viviendo en la capital española y la necesidad de entender el contexto que habita. El trabajo presentado no ha querido ser una lectura en clave negativa y derrotista, sino –al revés– un intento de recoger todas aquellas iniciativas que, desde la experiencia de habitar la ciudad misma, quieren enfrentarse a dicho contexto socio-económico adverso. Sin embargo, he de asumir que el objetivo propuesto en la fase inicial ha sido tal vez demasiado ambicioso, ya que –a posteriori– veo todas las debilidades de este trabajo que, pudiendo disponer de más recursos y sobre todo de más tiempo, podrían convertirse en un verdadero trabajo monográfico. Me hubiera gustado poder analizar de mejor manera y más en profundidad los ejemplos propuestos; sin embargo, dicho proyecto monográfico sería para mí, imposible de abarcar sin todo el proceso de investigación y redacción de este mismo trabajo de fin de máster que sirve de base general para un futuro seguimiento. Debido a la amplitud del tema y al ritmo en el que dicho contexto evoluciona, este trabajo se acerca a las conclusiones sin poder presumir de haber encontrado una respuesta completa o de haber recogido todas aquellas prácticas que conforman una resistencia. Por esta razón las reflexiones finales se presentan con la intención de sumarse a un debate más amplio y, tal vez, complejo sobre la función que cada uno de nosotros reviste, en tanto que ciudadano y

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como profesionales de la comunicación arquitectónica. Hay muchos urbanismos y muchas ciudades dentro de la misma ciudad y está todo en nuestras manos, seamos profesionales de la arquitectura o no, somos todos responsables de lo que ocurre. Ahora bien, como profesionales tenemos que repensar las dinámicas del diseño espacial, intentando dar voz a todas aquellas realidades silenciadas y que pueden y deben tener su espacio dentro de esta ciudad. Como ciudadanos podemos elegir seguir nuestra vida, como átomos errantes, o tomar el control de nuestras acciones sabiendo que es en el encuentro con los otros que se “oculta” la solución. Observar y escuchar, esto es lo que hay que hacer para que entre todos podamos entender qué está pasando y dar vida a un contexto más amigable donde todas y todos podamos convivir.


CONCLUSIONES

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REFERENCIAS


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APLICACIONES Y WEB CITADAS www.airbnb.com www.couchsurfing.com www.intercambiocasas.com www.homeexchange.com www.homelink.org www.knok.com www.guesttoguest.com www.badi.com www.fotocasa.es www.idealista.com www.proyectolaescalera.com https://lavapiesdondevas.wordpress.com/ https://ingobernable.net


REFERENCIAS 89

https://afectadosporlahipoteca.com/ http://turistificacion.300000kms.net/ https://www.airdna.co/ REFERENCIAS IMÁGENES

CAPÍTULO 2 fig. 1 - Autoría propia, los datos utilizados durante la elaboración pertenecen a Grindr y son de 2012. fig. 2 - Fuente BBC fig. 3 - Autoría propia, los datos utilizados durante la elaboración provienen de www.madrid.es

CAPÍTULO 3 fig. 4 - Imagen tomada desde esmadrid.com fig. 5 - Imagen tomada desde la cuenta instagram @soylapereza fig. 6 - Imagen tomada desde parkapp.com fig. 7 - Autoría propia, imagen realizada a partir de los datos recogidos por Somos Malasaña fig. 8/15 - Las imágenes provienen desde el ATLAS DE LA TURISTIFICACIÓN de 300.000 km/s fig. 13 - Screenshot página Airbnb

CAPÍTULO 4 fig. 14 - Screenshot página Booking.com fig. 15 - Screenshot página Milanuncios.com fig. 16 - Screenshot página Airbnb.com fig. 17 - Screenshot página ElConfidencial.com


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fig. 18 - Screenshot página Couchsurfing.com fig. 19 - Screenshot página HomeExchange.com fig. 20 - Cartel descargado desde la página de Proyecto Escalera fig. 21- Imagen tomada desde el blog La plaza de Lavapiés (2016) fig. 22 - Screenshot página Twitter de Afectadas por la hipoteca (@LA_PAH) fig. 23 - Screenshot página Twitter de CTXT (@CTXT_ES) fig. 24 - Imagen publicada en TheGuardian.com (2017) fig. 25 - Imagen publicada en eturbonews.com fig. 26 - Imagen publicada por MadridNoFrills.com fig. 27 - Imagen que proviene del Twitter de Olmo Calvo (@OlmoCalvo) fig. 28 - Autoría propia, foto tomada en CSA La Tabacalera (septiembre 2019) fig. 29/30 - Imágenes publicadas en la página web de Lavapiés ¿dónde vas? fig. 31 - Imagen publicada en izca.net fig. 32 - Imagen publicada por madridiario.es, foto de Kike Rincón fig. 33 - Imagen publicada por madridiario.es, foto de Lara Menéndez fig. 34 - Screenshot página Twitter de La ingobernable (@CSIngobernable) fig. 35 - Screenshot página Twitter de José Luis Martínez Almeida (@AlmeidaPP)


REFERENCIAS 91


gracias a antonio por todo, todĂ­simo a irma, por tener las palabras que necesitaba en el momento exacto a alvin, por estar siempre, por los doritos, y los abrazos* a cosa, por los memes y los perros a casa, por ser casa* a eutirox y al horario de verano de las bibliotecas de madrid giorgia




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