Raices culturales de la arquitectura en colombia

Page 1

UNIVERSIDAD POLITECNICA DE MADRID ESCUELA TECNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA Departamento De Construcci贸n y Tecnolog铆a Arquitect贸nica

RAICES CULTURALES DE LA ARQUITECTURA EN COLOMBIA ARQUITECTURA PREHISPANICA EN LA CIUDAD DE MEDELLIN

Tesis Doctoral Doctorando MARIA JULIA RAVE ARISTIZABAL Arquitecta

Dirigida por JAVIER DE CARDENAS Y CHAVARRI DOCTOR ARQUITECTO Catedr谩tico de la U.P.M. Madrid, 1999


Resumen

RAICES CULTURALES DE LA ARQUITECTURA EN COLOMBIA ARQUITECTURA PREHISPÁNICA EN LA CIUDAD DE MEDELLIN RESUMEN

El trabajo se ubica dentro del campo de la historia del pensamiento del hombre prehispánico, el lenguaje espacial y la realidad del “lugar”, como escenario en el valle de Aburrá. En esta aproximación al conocimiento de la cultura nativa, se hacen lecturas al territorio que al parecer se conserva sin intervenciones posteriores a la conquista. Se tiene en cuenta, los impactos culturales ocasionados por la imposición de una nueva espacialidad colonial.

A manera de hipótesis, algunos presupuestos y métodos analógicos guían esta reflexión, a saber: - la realidad de las construcciones espaciales antiguas existentes en el valle de Aburrá, - la significación vista como relación entre el signo y la realidad del LUGAR. - El conocimiento del lenguaje espacial del hombre prehispánico, de su naturaleza y de su estructura sistémica.

El estudio de la memoria y la tradición de la cultura espacial de las civilizaciones amerindias en el Valle de Aburrá se registra en un mapa corográfico prehispánico. Se plasman las intervenciones espaciales 2


Resumen

efectuadas al territorio, por comunidades que habitaron estas tierras anteriores a 1573, cuando comienza el desarrollo de las colonias españolas en América. El siglo XVI, con la imposición en el Valle de Aburrá, de la trama ideal de la ciudad hispanoamericana, determina un punto de partida en la elaboración de esta corografía como también la permanencia de numerosos vestigios de la cultura prehispánica, que se ubica en los cerros y en las zonas menos pobladas del valle de Aburrá.

Se estudian los sistemas constructivos amerindios, como un sistema tecnológico de adaptación al medio natural, donde el pensamiento y la acción se encuentran intrínsicamente unidos. Es así como todo sistema constructivo responde a un diálogo entre el hombre la naturaleza y las deidades, como espejo y reflejo del cosmos.

Se concluye resaltando el universo simbólico de la cultura prehispánica, el concepto sistémico y su desarrollo comunitario. Se le asigna a la cultura simbólica como la que representa los rasgos más característicos de la vida humana. Los tiempos de crisis que vivimos en la ciudad moderna, nos hace volver a los orígenes a manera de tejer la red simbólica que entrelaza la urdimbre de la experiencia humana. Nos apoyamos en el pasado para construir en el presente un futuro posible.

3


Indice General

INDICE GENERAL Agradecimientos Resumen INTRODUCCIÓN

A 1. De las raíces A 2. Límites en el tiempo A 3. Planteamiento general A 4. Objetivos y método de trabajo

CAPITULO 1 - MEMORIA 1.1. HIPÓTESIS

1.2. DESCRIPCION DEL VALLE DE ABURRÁ

1.3. LOS CONQUISTADORES EN EL VALLE DE ABURRÁ

1.4. VIVIENDA PREHISPÁNICA EN EL VALLE DE ABURRÁ – (La montaña Occidental del valle) 1.4.1. Los cerros - Nutibara y el Volador 1.4.1.1. El cerro Nutibara


Indice General

1.4.1.2. El cerro el Volador

1.5.

CENTRO CEREMONIAL PREHISPÁNICO EN EL VALLE DE

ABURRÁ- la montaña Oriental del Valle. 1.5.1. La Laguna de Guarne 1.5.2. Laderas de la montaña de “Zavana” 1.5.3. “Edificios antiguos destruidos”. 1.5.4. Camino prehispánico, camino de peña tajada 1.5.5. Las huertas artificiales 1.5.6. El cerro Pan de Azúcar. 1.5.7. La Galana 1.5. 8. Cementerio de cúmulos de piedra

1.6. CONCLUSIONES

CAPITULO - 2 - TRADICION

2.1. EL MODELO TERRITORIAL

2.2. DE LA FILOSOFIA

2.2.1. De la Filosofía Amerindia 5


Indice General

2.2.2. De la filosofía Colonial

2.3.

El

SIGNO

Y

LENGUAJE

EN

LA

ARQUITECTURA

PREHISPÁNICA

2.3.1. El Mito 2.3.2. Espacio y Tiempo – Unidad cíclica y relativa

2.4. ASTRONOMIAS AMERINDIAS 2.4.1. Estructura global del Universo Andino, (La Cruz multidimensional) 2.4.2. Sistema proporcional de la cultura andina 2.4.3. Fenómenos Astronómicos 2.4.3.1. Diagrama de asoleamiento para el Valle de Aburrá

2.5. HITOS DE LA ESPACIALIDAD INDÍGENA EN EL VALLE DE ABURRA 2.5.1. La laguna 2.5.2. La Galana 2.5.3. Los Cerros 2.5.4. El río Medellín y las Quebradas Santa Elena y La Iguaná

6


Indice General

2.6. CONCLUSIONES

CAPITULO - 3 - COROGRAFIA PREHISPANICA DEL VALLE DE ABURRA

3.1. CONCEPTO DE ESTADO PREHISPANICO 3.2. OCUPACION INDÍGENA EN EL VALLE DE ABURRÁ AL MOMENTO DE LA CONQUISTA 3.2.1. El Modelo Indiano 3.2.2. La ciudad de la colonia en el Valle de Aburrá 3.2.2.1. El Poblado de San Lorenzo de Aburrá 3.2.2.2. La Villa de la Candelaria de Medellín. (Traslado del Poblado de San Lorenzo al sitio de Aná)

3.3. EL VALLE DE ABURRÁ 3.3.1. Los caminos prehispánicos en el Valle de Aburrá 3.3.2. Las Cuencas Hidrográficas en el Valle de Aburrá 3.3.3. Los cerros en el Valle de Aburrá

3.4. OCUPACIÓN INDÍGENA EN ANTIOQUIA AL MOMENTO DE LA CONQUISTA 3.4.1. Los conquistadores en Antioquia 7


Indice General

3.5. OCUPACIÓN INDÍGENA EN COLOMBIA AL MOMENTO DE LA CONQUISTA 3.5.1. La Región del Caribe 3.5.1.1. La Sierra Nevada de Santa Marta 3.5.1.2. Las llanuras del Caribe 3.5.1.3. La Región de Urabá Caribe 3.5.2. El suroeste Colombiano (Región Andina y Valles Interandinos) 3.5.2.1. La Región Andina 3.5.3. La región Amazónica

3.6. DESCUBRIMIENTO COLOMBINO

3.7. LA CONQUISTA EN AMÉRICA

3.8. CONCLUSIONES

CAPITULO - 4 - SISTEMAS TECNOLOGICOS

4.1. SISTEMAS CONSTRUCTIVOS AMERINDIO

4.2. LAS HUERTAS ARTIFICIALES 8


Indice General

4.3. LA CASA INDIGENA 4.3.1. La proporción de la casa 4.3.2. La casa Indígena en el Valle de Aburrá

4.4. LOS CAMINOS PREHISPANICOS

4.5. LA LAGUNA 4.5.1 La Laguna de Guarne

4.6. LA PIRAMIDE

5. CONCLUSIONES GENERALES

9


Introducción

INTRODUCCIÓN

El objetivo de la investigación, es analizar, los elementos de la espacial prehispánica, en busca de las raíces culturales de la arquitectura en Colombia.

Se trata de entender la cultura prehispánica sobre las formas construidas y ambientales y de qué manera esta arquitectura permanece en sus vestigios y en los sentimientos de identidad y lugar, bajo el necesario presupuesto de la definición de un espacio cultural propio.

Se utiliza la analogía como instrumento de indagación de las imágenes del espacio, que en fragmentos se encuentran en las zonas que fueron habitadas por las comunidades indígenas anteriores a la llegada de los conquistadores.

Algunas veces, en el desarrollo del movimiento moderno en Colombia, la historia de la arquitectura ha asumido funciones de estímulo progresivo en la confrontación de las teorías y la práctica arquitectónica, refiriéndose sincrónicamente a la arquitectura de la colonia, como el comienzo de nuestro desarrollo cultural. Sin embargo, otros hechos demuestran lo contrario:


Introducción

La existencia de una cultura Mesoamericana y Suramericana altamente desarrollada al momento de la Colonia, " Cuando Cortés supo de México Tenochtitlán, se lanzó a la conquista de un gran imperio, que después de sojuzgado se llamaría la Nueva España¨1.

Estas conquistas realizadas tanto al norte como al sur de América, que serían los grandes virreinatos de México y Perú, nos lleva a pensar que los habitantes en Colombia, para esa época, tenían un desarrollo cultural similar, el cual, según Hermes Tovar ¨parece diluirse entre el asombro que causó en Europa la fastuosidad de ciudades, riquezas, mercados y sistemas de control político que imperaba en los dos extremos de lo que hoy es nuestra América Latina." 2.

El descubrimiento de estos grandes virreinatos con toda su fastuosidad, y la dificultad topográfica para visualizar el desarrollo de la cultura prehispánica en Colombia que en fragmentos se encontraba según las particularidades del lugar, parece ser el motivo por el cual el estudio de esta cultura estuvo relegada.

1

TOVAR PINZON, Hermes, “Relaciones y Visitas a lo Andes”, Región del Caribe, Instituto Colombiano de la Cultura Hispánica, Santafé de Bogotá 1992.

11


Introducción

Sin embargo, las investigaciones puntuales y recientes, resaltan el desarrollo de grandes culturas al norte y sur de Colombia, (Ciudad Perdida, en la Sierra Nevada de Santa Marta y San Agustín), y los recientes hallazgos de vestigios de culturas antiguas en el Departamento de Antioquia y en el valle de Aburrá, señalan la similitud en el orden y cosmología que se expresa en las construcciones realizadas por las comunidades indígenas que habitaron el territorio Colombiano.

La existencia de estas grandes culturas al Norte y Sur de América y al Norte y Sur de Colombia, nos hace pensar en la existencia de una cultura desarrollada en el Valle de Aburrá y el Departamento de Antioquia al momento de la conquista. Con una conexión cultural derivada de una atenta observación de la naturaleza, y del espacio cósmico, que permite, contemplar la tradición de la arquitectura prehispánica en Colombia como algo real y objetivo que hay que estudiar, y en caso necesario, restablecer esa herencia del pasado, a manera de soportarnos en nuestras raíces, crecer culturalmente y proyectarnos al futuro desde nuestro interior.

2

TOVAR PINZON, Hermes. “Relaciones y visitas a los Andes”. Instituto de Cultura Hispánica, 1993. P. 17.

12


Introducción

A 1. Límites en el Tiempo

Este estudio quiere apartarse del historicismo, en la forma convencional como epígono. Se trata de obrar creativamente sobre la historia y estamos hablando del poder plástico que plantea Niezstche, el de mantener la identidad a través del cambio, poniéndose en contacto con el propio presente absolutizándolo.

Con esta intención he revisado y reunido, la espacialidad prehispánica que se conserva, enterrada bajo la espacialidad colonial, la modernidad y la contemporánea, sobre un mismo territorio, en un proceso de interpretación subjetiva, apelo a lo existente, a la memoria y a la tradición para extraer el pensamiento que define la cultura indígena y se reinterpreta, a manera de potenciar estas estructuras, con la conciencia de reencontrar el pasado en el propio presente.

A.1.1. Futuro para nuestro pasado

La conexión de una espacialidad de la cultura prehispánica en el valle de Aburrá, con la espacialidad de las culturas posteriores, no es el desarrollo y 13


Introducción

la fundamentación de una tesis previa, sino el camino que conduce al intento de descubrir la espacialidad de una cultura olvidada y de que manera ha logrado sobrevivir en un espacio común, a las culturas de la colonia y posterior a esta.

Es así, como la supervivencia de la antigüedad prehispánica en el valle de Aburra, es utilizada a modo de imaginación creadora. Partiendo de una tradición de lo antiguo por mucho tiempo olvidado, como obra eternamente bella, que tiene validez intemporal; y apelo a lo que parafraseaba Newton: "Yo soy un enano subido a hombros de gigante", para hacernos pensar que él había visto más allá porque había sido lo suficientemente hábil como para haber dispuesto los conocimientos anteriores de modo que había podido encaramarse sobre ellos, el presente alcanza ver mas lejos que el pasado. Aquí la conciencia del tiempo no se formula como la oposición entre el presente y el pasado, sino como la posibilidad de restablecer aquella remota antigüedad enfrentada a la modernidad contemporánea. Cualquiera de los dos extremos del tiempo, de lo antiguo en lo nuevo; como final del tiempo prehispánico y frente al presente inmediato.

14


Introducción

A 2. PLANTEAMIENTOS

“En todas las culturas conocidas, existe la arquitectura como arte social y sensible que da respuesta a los auténticos deseos y sentimientos del hombre”. Este trabajo, trata de sublimar pológicamente la arquitectura de la prehispanidad, ubicando como punto de partida el escenario histórico del siglo XVI, y como escenario geográfico el valle de Aburrá.

Se recogen y reúnen una serie de datos que en conjunto se juzgan útiles para la restitución de la imagen de aquella particular situación cultural, en su expresión arquitectónica, que se manifestó hasta mediados del siglo XVI en el valle de Aburrá, excavando el fondo de las huellas del mundo prehispánico, en los cronistas,

y en

las sociedades actuales

más

autóctonas: las permanencias, y el cómo, los hombres se fueron adecuando a los actuales tipos de arquitectura.

El siglo XVI, de 1539 a 1542, marca límite en el tiempo histórico para la provincia de Aburrá, fecha en la cual el conquistador Jorge Robledo incursiona con sus tropas en busca del valle de Arvi. Las referencias que tenía de indígenas sobre el valle de Arvi originadas de la naturaleza misma de los paisajes, de factores geográficos y climáticos, así como los buenos

15


Introducción

suelos aluviales para la explotación agrícola y comercial, lo habían colocado en su búsqueda.

Cuando el capitán Diego de Mendoza recorrió las sierras del valle de Aburrá apenas encontró bohíos cada dos leguas como a especie de ventas y junto a ellos se sembraba maíz y yuca, y los edificios antiguos destruidos. Las guerras entre Indígenas, al parecer,

habían provocado el

desplazamiento de un gran numero de pobladores.

La organización territorial indígena no se tuvo en cuenta en las acciones emprendidas por la conquista y la colonización española. Es así como en los inicios de la presencia española en América se fundamento en un proceso de fundación de ciudades, por voluntad

de las autoridades

máximas de la corona. Verónica Perfetti afirma, “Para efectos de la colonización en América, la estructura espacial se configuro como instrumento de control, presencia y referencia política, lo urbano configuro así el elemento ordenador del espacio territorial que materializo la idea de núcleo poblacional de origen europeo”3. Este hecho fundacional es

3

PERFETTI, Verónica, “LAS TRANSFORMACIONES DE LA ESTRUCTURA URBANA EN MEDELLIN”, Tesis Doctoral inédita.

16


Introducción

corroborado por Germán Colmenares “El hecho más significativo de la conquista lo constituye la fundación de ciudades”4 .

El origen circunstancial de la traza indiana en el valle de Aburrá, adquiere particularidades en el desarrollo del mismo. Los conquistadores no tuvieron interés inicial en fundar ciudad en este valle, ya que sus esfuerzos se orientaron a la explotación aurífera en el territorio Antioqueño. Pasaron cerca de 75 años para que se lograra la consolidación del poblado colonial en el valle.

En un principio, las acciones emprendidas sobre el valle de Aburrá se limitaron al reparto de indios y tierras, estrategia complementaria a la creación de otros centros urbanos para la explotación de los recursos naturales en el hoy Departamento de Antioquia (Roberto Luis Jaramillo y Verónica Perfetti).

Al iniciase los procesos de pacificación y colonización de la provincia, que tiene como núcleos urbanos a Antioquia, Cáceres y Zaragoza, se piensa en la posibilidad de erigir un poblado en el valle de Aburrá. Este poblado no lograr inicialmente consolidarse como tal, pero luego de las presiones

4

COLMENARES, Germán, “Historia económica y social de Colombia 1537-1719”, Medellín Editorial Carreta, 1978, p. 18.

17


Introducción

ejercidas por los

españoles, los mestizos y los mulatos que estaban

establecidos en el valle, logran conformar el Poblado de la Villa de la Candelaria de Aná, en un sitio casi en el centro del valle, y recostado a la quebrada principal (Santa Elena), junto a su confluencia con el río Aburrá (Sitio de Aná), lugar donde continúa la ciudad actual de Medellín.

El Sitio donde surge la ciudad colonial, corresponde a un lugar conformado por los indígenas prehispánicos, como se verá en él capitulo tercero de este estudio. Se ubica en este lugar un encuentro de caminos prehispánicos: el camino que venía de Urabá, entraba a Buriticá, y pasando el río Cauca al valle de Aburrá, comunicando la capital, al próximo oriente, límite de la provincia y el camino que comunicaba el valle con el norte y sur de Colombia. La provincia de Aburrá al parecer se ubicaba como un gran sitio de intercambio comercial entre el norte y sur de Colombia.

Se ubica el contexto geográfico en el valle de Aburrá, a partir de la quebrada Santa Elena y la iglesia la Candelaria. Estos dos elementos espaciales son determinantes: en el desarrollo de la espacialidad prehispánica y de la traza urbana de la colonia, son además, básicos para comprender ciertas particularidades en la aplicación del modelo urbanístico

18


Introducción

indiano; y por la permanencia de estos dos elementos en el desarrollo urbano de la ciudad de Medellín al día de hoy.

Dos hitos urbanos: uno geográfico, otro arquitectónico, me permiten desarrollar la corografía histórica, registrando en un mapa, la espacialidad del asentamiento prehispánico en la provincia de Aburrá. Identificar los principios de la concepción cultural en su dimensión espacial arquitectónica, y plantear como hipótesis, la conexión del hombre prehispánico en Colombia con el pensamiento del hombre prehispánico en América Latina.

A 3. METODOS DE ANALISIS

El estudio se ubica en el campo de la historia del pensamiento del hombre prehispánico, en el lenguaje espacial, y la realidad del lugar, como escenario en el valle de Aburrá. En esta aproximación al conocimiento de la cultura arquitectónica nativa, se hacen

lecturas al territorio que al

parecer se conserva sin intervenciones posteriores a la conquista, se tienen en cuenta, los impactos culturales ocasionados por la imposición de una nueva espacialidad colonial.

19


Introducción

A manera de hipótesis, algunos presupuestos y métodos analógicos con el desarrollo de las culturas Mesoamericana y Suramericana, guiaron esta reflexión, a saber: - la realidad de las construcciones espaciales antiguas existentes en el valle de Aburrá, - la significación vista como relación entre el signo y la realidad del lugar, - el conocimiento del lenguaje espacial del hombre prehispánico, de su naturaleza y de su estructura.

Ha sido menester ubicar en el contexto geográfico, el pensamiento cultural, plasmado en el lenguaje espacial sobre el territorio. Los “intercambios” de las dos culturas (la Prehispánica y la Colonial), el papel del lugar en la construcción del hábitat, la arquitectura como objeto exenta de lugar y aislada del hombre, o la arquitectura como expresión y vivencia del ser humano. Esta discusión nos remite a plantear la teoría del “lugar” como parte integral de las necesidades inherente al ser humano.

Teniendo como punto de partida el encuentro de dos culturas plasmado en el lenguaje espacial sobre un mismo territorio, se procede a desarrollar de la manera siguiente:

En el primer capítulo se estudia la memoria, como origen y permanencia, que enlaza lo pasado con lo porvenir. Se ubican las referencias más remotas de la espacialidad arquitectónica que existió en el valle de Aburrá, tomadas 20


Introducción

de los textos escritos por los viajeros y cronistas conquistadores, que presenciaron el final del tiempo prehispánico y el comienzo de la historia colonial.

2. En el segundo capítulo, se estudia la tradición de la cultura espacial de las civilizaciones prehispánicas, orientado al estudio de adaptación al medio natural que lo circunda, al sentido simbólico, a la relación cosmológica que los orientó.

3. En el tercer capítulo, se desarrolla una corografía histórica del valle de Aburrá. Registrando en un mapa, las intervenciones espaciales al territorio, efectuadas por las comunidades que habitaron estas tierras anteriores a 1573,

cuando comienza el desarrollo de las colonias españolas en

América. El siglo XVI, con la imposición de la trama ideal de la ciudad hispanoamericana, determina un punto de partida en la elaboración de esta corografía, como también la permanencia de numerosos vestigios de la cultura prehispánica, ubicada en los cerros y en las zonas menos pobladas del valle de Aburrá.

4. En el cuarto capítulo, se analiza los sistemas tecnológicos de adaptación al medio natural y al pensamiento que los originó. La reconstrucción y

21


Introducci贸n

an谩lisis de los sistemas constructivos, nos permiten descubrir el pensamiento y la visi贸n del mundo cultural amerindio.

5. Se presenta unas conclusiones generales del trabajo.

22


Capítulo - 1

CAPITULO - 1 MEMORIA

1.1. HIPÓTESIS

En el capítulo primero de esta tesis, se verifica la hipótesis de que el territorio del valle de Aburrá, estuvo habitado por comunidades indígenas prehispánicas hasta 1542. Confrontado con las huellas significativas de la espacialidad arquitectónica que aún se conservan, construida por estas comunidades prehispanicas que lo habitaron.

El sentido de habitar, es un modelo perceptivo que desarrollan los individuos en su contacto con el medio físico para la construcción de su espacio cultural, dotando de significado el territorio, a partir de hitos, coordenadas, jerarquías, que conforman sus propios límites.

Estas modificaciones definidas como artificio al territorio natural, son la sedimentación de todas las actuaciones, que desde la prehistoria a nuestros días, dejan en él su marca. Los ingenieros Ramón Menéndez de Luarca y


Capítulo - 1

Arturo Soria y Puig, proponen una lectura al territorio, en lo que consideran como “construcción o artificio cultural al territorio natural” 5

Dos pensamiento culturales diferentes se plasmaron sobre el territorio del Valle de Aburrá. La confrontación de los elementos que definen las dos culturas, orientan en la determinación de los elementos que definen la cultura prehispánica en el valle.

Para la cultura prehispánica, que revela los estudios de arqueología, la estructura geográfica con sus ríos y montañas, determina ecológicamente los comportamientos biológicos y culturales de plantas, animales, y el hombre. La orientación y el clima en su constante integración crean la configuración del poblamiento y su desarrollo.6

El lugar ocupado por las comunidades nativas en el valle de Aburrá, como expresión y vivencia de una cultura, se asocia a las condiciones físicas propias de los lugares ocupados por las comunidades prehispánicas en el territorio Americano.

5

MENENDEZ DE LUARCA, Ramón y SORIA y PUIG, Arturo “Corografía histórica de la Península Ibérica”, Ministerio de Obras Públicas y Medio Ambiente, Madrid, España.

24


Capítulo - 1

Las condiciones topográficas y la especificidad del paisaje, resaltada por las construcciones en piedra, como hitos que marcan un sentido de orientación. Construcciones estas, al parecer, destinadas al culto y oración, y los sitios sagrados como cementerios para enterrar a los muertos.

Estas construcciones muestran un manejo del territorio con un sentido social y comunitario. El espacio privado para las viviendas, se ordenaba con terracéos circulares sostenidos por muros de piedra, generalmente sobre las cuchillas de las montañas occidentales y en el piedemonte de las mismas, las viviendas las construían con materiales perecederos: madera y tierra.

1.2. DESCRIPCION DEL VALLE DE ABURRÁ

El valle de Aburrá, ubicado en el

occidente Colombiano, divide la

cordillera central en dos ramales los cuales actúan como límites geográficos del valle, al oriente y al occidente del mismo.

Está atravesado de sur a norte por el río Medellín, nace éste en el alto de San Miguel a partir de la confluencia de las quebradas: San Miguel, Cañadahonda y la Clara a 2.500 metros de altura, tiene un recorrido de 271 25


Capítulo - 1

Km, 40 Km. aguas abajo recibe las aguas del río grande y desde allí toma el nombre de río Porce. Posteriormente en el caserío de Dos Bocas, se une con el río Nechí, nombre con el cual continúa hasta su desembocadura en el río Cauca .

El río Medellín se extiende longitudinalmente por el macizo central en el departamento de Antioquia, constituyendo la cuenca intermedia entre los dos valles interandinos más importantes del occidente de Colombia, como son los de los río Magdalena y Cauca.

El río Medellín en su recorrido por el valle de Aburrá recibe las aguas de numerosas quebradas, Las principales subcuencas pertenecen a las quebradas: Quebrada Grande, Doña María, La Guayabala, Altavista, La Picacha, La Hueso, La Iguaná, La Malpaso, El Hato y la García, ubicadas sobre la vertiente occidental. En la vertiente oriental están: La Doctora, La Ayurá, La Santa Elena, la Piedras Blancas, La Aguacatala, y la Presidenta.

El valle de Aburrá, se extiende entre las poblaciones de Caldas y Barbosa, en una longitud de setenta kilómetros, interrumpidos por las estrechas cordilleras en las poblaciones de Copacabana y la Estrella al norte y al sur del valle, llamados Ancón, los cuales determinan los puntos extremos del valle propiamente dicho, y entre los cuales se extiende el desarrollo urbano 26


Capítulo - 1

de la ciudad de Medellín y su área Metropolitana, la cual la integran las ciudades menores de Envigado, Sabaneta, Caldas, La Estrella, Bello, Copacabana, Girardota y Barbosa (ver ilustraciones Nos. 1 y 2).

El

valle de Aburrá,

separa las mesetas de Santa Rosa de Osos al

noroccidente y la meseta de Rionegro al oriente, los dos cerros: el Nutibara y el Volador resaltan en el valle al occidente del río. Las montañas que conforman el valle al occidente y al oriente, lo definen por dos estrechamientos llamados Ancón sur en el municipio de Caldas y Ancón norte en el Municipio de Copacabana.

El valle se encuentra sobre un piso térmico templado, con una altura media de 1.480 msnm, una temperatura que varía entre 16 y 24o C, y una precipitación media anual de 1.440 mm. De acuerdo con estas características, las laderas que conforman el valle debieron tener una vegetación de bosque húmedo premontano. Actualmente el valle está totalmente ocupado por edificaciones, incluyendo las laderas de las montañas que lo rodean.

El valle en su mayor anchura tiene diez kilómetros y las dos cordilleras que lo confinan hacia oriente y occidente tienen características diferentes, en cuanto a sus perfiles y composición geológica. 27


Capítulo - 1

Plano topográfico del Valle de Aburrá, (Ilustración tomada ¨La búqueda del valle de Arvi¨) Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 1)

28


CapĂ­tulo - 1

29


Capítulo - 1

El ramal oriental, en su conformación morfológica se jerarquiza por sus destacados picos, fuertemente erosionado en los términos del valle, entre las quebradas Santa Elena o (Aguasal llamada por los españoles o Aná llamada por los indígenas), de una parte y la quebrada de Piedras Blancas, ambos afluentes derechos del río Medellín. Estas vertientes están fuertemente erosionadas y se caracterizan por yacimientos de minerales férricos, como la limonita, cuyo escaso contenido en hierro hace antieconómica su explotación (Ver ilustración No 3 y 4).

El ramal occidental, está conformado

geográficamente en sus últimas

estribaciones hacia el valle, por un conjunto de grandes terraceos,

de

naturaleza arcillosa, controlados por cantidad de afluentes hídricos y la ubicación frente al sol naciente, hacen de este lugar dentro del valle, un lugar con características óptimas de habitabilidad (Ver ilustración No 5 y 6).

30


Capítulo - 1

Valle de Aburrá, se resalta la montaña de Oriente. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 3)

31


CapĂ­tulo - 1

32


Capítulo - 1

Valle de Aburrá, se resalta la montaña de occidendente. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 5)

33


CapĂ­tulo - 1

34


Capítulo - 1

1.3. LOS CONQUISTADORES EN EL VALLE DE ABURRÁ

Siguiendo la relación del cronista Juan Bautista Sardella, secretario de Jorge Robledo, los conquistadores llegaron al valle de Aburrá, por el alto del Barcino,¨Pasado el pueblo de Murgia, pag. 51 Mungia pag. 106,7 llamado después Guaca y hoy Heliconia, el Mariscal Robledo envió a Gerónimo Luis Tejelo a descubrir mas allá de las Sierras Nevadas (nevados de la cordillera central, el de Ruiz y Santa Isabel). En el mismo día que salieron del pueblo de Murgia llegaron por la tarde a las faldas que quedan al occidente del valle, pero la niebla de la noche impidió a la expedición descender hacia aquel, lo que hicieron al día siguiente por la vertiente de San Antonio de Prado, alto del Barcino8 (Ver ilustración No 5).

“Desde aquí el capitán embió a Gerónimo Luis Texuelo con cierta gente de apie y de a cavallo a que por un abra9 que la cordillera de las sierras nevadas hazía las pasase que parecía(n) aver abazado algo, el qual fue y las pasó y aquel día fue a dormyr sobre un valle que en lo baxo dél parecía aver cierta poblazón q(ue) como era puesto el sol y hazia nyebla no se

7

SARDELLA, Juan Bautista. “Relación del descubrimiento de las provincias de Antioquia, por Jorge Robledo”. En repertorio histórico de la Academia Antioqueña de historia, en Colombia. Año IV, 1922. Sacado de la colección de documentos inéditos de la colección Muñoz, Tomo LXXXII, Madrid, 1888. 8 URIBE ANGEL, Manuel. “Compendio Histórico del Departamento de Antioquia en la República de Colombia”. Imprenta Republicana, Medellín, 1887, Director Carlos A. Molina. 9 Abra: Abertura ancha y despejada entre dos montañas. Grieta producida en el terreno por efecto de concusiones sísmicas”.

35


Capítulo - 1

devisava bien y púsose en lo más secreto que pudo por no ser sentido e estuvo alli hasta el quarto del alba que partió, e no pudo caminar tanto que antes que al valle llegase salió el sol y los yndios le devisaro(n) y como los viero(n) tocaron sus atambores e bozinas e juntáronse hasta myll yndios y los españoles serían hasta XX de a pie e doze de a cavallo e como ellos nunca avían visto xristianos, saliéro(n)les al camyno sin dar lugar a que se les hiziese parlam(en)to ning(un)o e toviero(n) con ellos su guazavara que les turaría tres horas”.10

Fue descubierto el valle de Aburrá, por Jerónimo Luis Téjelo al mando del capitán Jorge Robledo, el cual venia desde Cartago con la aquiescencia de Sebastián de Belalcazar a explorar las tierras más al norte ponderadas por Badillo, Bernal, Graciano y Francisco Cesar.11 Le dio el nombre de valle de San Bartolomé por haber celebrado en este sitio el día del Santo, 24 de agosto de 1541, este nombre no perduró, sino el original usado por los naturales “Aburrá”.

Existen varias versiones, sobre el día del descubrimiento. La realidad histórica es la de que el valle fue abandonado por los conquistadores el día

10

TOVAR PINZON, Hermes “Ralaciones y visitas a los Andes”, Colección de Historia de la Biblioteca Nacional, Tercer Mundo Editores S.A. Santafé de Bogotá – Colombia 1993. 11 CIEZA DE LEON, Pedro. “La Crónica del Perú”. Barcelona, 1932. Espasa Calpe. Madrid. P. 27-30.

36


Capítulo - 1

25 de agosto después de permanecer en él 15 días. Sardella escribe al respecto.

“Esta provincia se llama en nombre de indios Avurrá y le pusimos por nombre el valle de San Bartolomé; aquí estuvimos 15 días en los cuales por llamamiento del capitán, le vinieron todos los indios de paz, é servían a los españoles e así mismo vinieron otros pueblos a este comarcanos..”. 12

Mas adelante, Cieza de León, refiriéndose al fracaso de las incursiones de Jorge Robledo al oriente buscando los poblados del valle de Arvi, que los hizo retornar a pasar las sierras hacia occidente, escribe: “... y el capitán no se atrevió a seguir aquellos caminos, porque quien los había fecho, debía ser mucha posibilidad de gente, e ansi se volvió al real, e se partio de aquella provincia de Aburra, otro día después de San Bartolomé a buscar poblado, e tornamos a pasar la sierra... ” (2), (Rep. Hist. T. 1919_1922. Págs. 325_326).

Parece lo mas acertado, atenerse a la relación de Sardella, “... aquí estuvimos 15 días. é se partió de aquella provincia de Avurrá, otro día después de San Bartolomé... ”, el día de San Bartolomé en el calendario

37


Capítulo - 1

Gregoriano es el 24 de agosto, salieron del valle el día 25, luego de permanecer 15 días,

Probablemente de su llegada, pudo haber sido el día 5 y descubierto a la primera del alba del día 6 de agosto de 1541. Aun, Cieza de León en su crónica del Perú no define la fecha del descubrimiento, sino que relata los hechos de la conquista del valle, siendo uno de los más confiables en su relato, por haber sido presencial de ellos y además encomendero en armas: “... El repartimiento de indios que por mis servicios se me dio fue en los términos de esta villa”13 (2), pag. 53. Arcila. G.

El interés de citar estos relatos, es que nos dan referencias espaciales, necesarias para recrear la espacialidad prehispánica al momento de la colonia, teniendo en cuenta que es la única referencia escrita de la época que podemos encontrar.

Los conquistadores partieron de este valle hacia el norte donde descubrieron tierras de oro y “fundaron la población que más adelante se titulo como ciudad de Antioquia. Cinco años después el propio Jorge 12

SARDELLA, Juan Bautista. “Relación del descubrimiento de las provincias de Antioquia, por Jorge Robledo”. En Repertorio Histórico de la Academia Antioqueña de Historia, en Colombia. Año IV, 1922. Sacado de la colección de documentos inéditos de la colección Muñoz, Tomo LXXXII, Madrid 1888. 13 ARCILA VELEZ, Graciliano, Arqueología del Valle de Aburrá” Revista Universidad de Antioquia, Vol L- 194 de 1975.

38


Capítulo - 1

Robledo hizo otra población recostada al sur del cerro aurífero de Buriticá, y la llamo Santa Fe de Antioquia". 14

1.4. VIVIENDA PREHISPÁNICA EN EL VALLE DE ABURRÁ – Montaña Occidental del Valle

El alto del Barcino. Al parecer corresponde al “abra” a la cual se refiere Sardela, se ubica este alto, en el valle de Aburrá, sobre el ramal occidental, en una cota de 2.200 sobre la margen sur-occidente del Valle, lugar este posible de observar la parte central del valle, y las montañas del ramal oriental (ver ilustración No 2). Vista desde las laderas de San Antonio de Prado.

Por la vertiente de San Antonio de Prado se baja a la planicie donde hoy queda Itagüí y Guayabal. Parece ser que en este lugar estaba asentado un poblado indígena, el que opusiera resistencia a los españoles. Al respecto encontramos en los escritos de, Juan Bautista Sardela: “ el qual fue y las pasó y aquel día fue a dormyr sobre un valle que en lo baxo del parecía ver cierta poblazón q(ue) como era puesto el sol y hazía nyebla no se divisava

14

JARAMILLO Roberto Luis, “De pueblo de Aburraes a Villa de Medellín”, en Historia de Medellín, Tomo I, 1996

39


Capítulo - 1

bien y púsose en lo mas secreto que pudo por no ser sentido e estuvo allí hasta el quarto del alba que partió, e no pudo caminar tanto que al valle llegase salió el sol y los yndios le divisaro(n) y como los viero(n) tocaron sus atambores e bozinas e juntáronse hasta myll yndios y los españoles serían hasta XX de a pie e doze de a caballo e como ellos nunca avían visto xristianos, saliéro(n)les al camyno sin dar lugar a que se les hiziese parlam(en)to ning(un) o e toviero(n) con ellos su guazavara que les turaría tres oras,”15, (p. 290).

De estas relaciones se deduce que en la zona de San Antonio de Prado, Itagüí y Guayabal estaban ubicados algunos poblados indígenas al momento de la conquista, como mil indios que les salieron al paso a los conquistadores cuando comenzaron a descender por las laderas de San Antonio de Prado (ver ilustración No 7).

“y como los naturales tenían algún aviso, estaban alzados aunque todavía se prendieron algunos indios y se tomo mucha cantidad de ropa de algodón muy pintada é galana, de que había gran necesidad en el real, para hacer de vestir”16. 15

Tovar Pinzón Hermes, “Relaciones y Visitas a los Andes”, Colección de Historia de la biblioteca Nacional, Tercer Mundo Editores, 1993. 16 ZARDELLA, Juan Bautista. “Relación del descubrimiento de las provincias de Antioquia, por Jorge Robledo”. En Repertorio Histórico de la Academia Antioqueña de Historia, en Colombia. Año IV, 1922. Sacado de la Colección de documentos inéditos de la colección de Muñoz, Tomo LXXXII, Madrid, 1888.

40


CapĂ­tulo - 1

41


Capítulo - 1

Según el antropólogo Graciliano Arcila, la manifestación arqueológica más importante del valle de Aburrá y una de las más trascendentales en la cultura prehispánica de Antioquia, es la estación arqueológica de Guayabal, parece ser el mismo sitio al que se refiere Sardela, en la relación anterior.

“En el sitio denominado el Morro o por otras palabras llamado el alto de la Calabacera y sobre una pequeña colina al occidente del templo de Cristo Rey, fueron descubiertas unas sepulturas en julio de 1953, por el guaquero de profesión Manuel Antonio Ortiz... ”.17

Los elementos encontrados

en este lugar corresponden a una cuantía

tecnológica importante: a cinco metros de profundidad, en un terreno arcilloso de color rojizo, con las formas de las llamadas tumbas de tambor con dos metros de diámetro, terminada en una sombra o entrada en la base aproximadamente de 1.20 metros de altura.

En el Plan se encontraron cuatro piezas de cerámica, cinco narigueras de oro, 213 volantes de huso de arcilla cocida, cinco elementos líticos como implementos para acabar y pulir cerámica, cuatro pendientes de piedra, tres nódulos naturales del mismo mineral, un nódulo de cuarzo y una asa

17

ARCILA VELEZ, Graciliano, “Arqueología del Valle de Aburra”, Revista Universidad de Antioquia. Vol. L -194 de 1975, p. 200

42


Capítulo - 1

zoomorfa de arcilla cocida. Igualmente se encontraron restos humanos, totalmente desechos entre los cuales figuraban huesos largos y restos de cráneos.

En este mismo lugar, (Itagüí), se encuentran los únicos petroglifos hallados en el valle, en la margen izquierda de la quebrada Doña María, al final de una pequeña colina de aproximadamente 12 metros sobre el nivel de la quebrada, mediando entre esta y aquella una pequeña planicie donde se encuentra el barrio el Rosario, denunciados en 1954 por Don Alonso Escobar Montoya, ante el Instituto de antropología de la Universidad de Antioquia.

Se trata de cuatro rocas andesita que fueron erosionadas en el cuaternario y quedaron suspendidas sobre unos barrancos de arcilla roja. Las superficies contienen unos glifos sigmáticos con expresión geométricamente armónica en espiral, en algunos motivos se observa la rana, el lagarto y el simio, produciendo un conjunto estético que antes de erosionarse pudo haber tenido un sentido mítico, de rito en la comunidad.

Fray Pedro Simón en sus “Noticias Historiales” dice, “ Eran los catios de despabilado entendimiento; escribían sus historias en jeroglíficos pintados en mantas. Usaban de peso y medida. No usaban veneno en sus flechas y 43


Capítulo - 1

dardos (este carácter los ubica entre la cultura chibcha), querían mucho a sus hijos y mujeres, que eran mas blancos que ellos y de un parecer, y adoraban las estrellas y tenían confusa idea del diluvio. Creían en un dios y en la inmortalidad del alma”18.

En colecciones particulares se tienen especímenes encontrados al azar en construcciones que se hacen para viviendas en las partes altas, especialmente en los suaves declives que caen sobre Guayabal, donde se han encontrado enterramientos indígenas.

El relato de Sardela y la descripción de los elementos encontrados representan una huella importante, de la ocupación de comunidades indígenas en esta zona. La tecnología textilera, alfarera, lítica y orfebre, que se expresa en estos objetos, son una muestra propia de las actividades que se realizaban en los lugares de habitación.

La abundancia de volantes de uso, como elemento indispensable en la composición de la rueca, y la relación de Sardela, “... se prendieron algunos indios y se tomó mucha cantidad de ropa de algodón muy pintada e galana,”, muestran un pueblo indígena textilero por excelencia.

18

SIMON, Pedro. “Noticias Historiales”. Tomo VI, p, 106. Edición Manuel José Forero. Academia Colombiana de la lengua e Historia, 1953.

44


Capítulo - 1

Según el padre Constancio Pinto, Aburrá en lengua Katía, quiere decir pintadera, y se debió a alguna planta en especial que usaban los indígenas para pintarse y teñir las telas.

Mas adelante relata Sardela, “e como les ovieron el pueblo el mismo Gerónimo Texuelo hizo aposentar los heridos y poner recado en el real y despachó luego dos mensajeros al capitán haziéndole saber lo que pasaba en aquel mysmo día en la tarde los naturales se tornaron a rehazer e se juntó un esquadró(n) de fasta III myll yndios e vinieron hasta junto al pueblo que echavan los dardos e tiraderas dentro dél y como el dicho Texelo vió que los yndios// tornaban dexando recado en los heridos con las demás gente salió otra vez a los naturales e tuvo con ellos otra guazavara que turaría ora y media donde los rompió e fue en alcance dellos una legua donde se mató alguna gente y desta vez quedaro(n) tan hostigados, que más tornaro(n) al pueblo. (9), p 287

De estas relaciones anteriores, podemos deducir, que el poblado que parecía “ver” debió estar ubicado en Itagüí y Guayabal, y en todas las laderas occidentales, de una población numerosa, de mil indios que salieron a combatir los españoles, de improviso, en la mañana y ese mismo día lograron reunirse hasta tres mil indios. 45


Capítulo - 1

Más adelante, relata Sardela, “Desde esta provincia el capitá(n) embió con cierta gente de a pie a Juan de Fraudes a que tornase a pasar las Sierras e oviese ciertos pueblos que tenya noti(ci)a que estaban sobre el río el cual // fue e dio en el pueblo llamado Curqui e truxo algunas piezas de las quales el capitán se infomó e le dieron larga relación della de la q(ue) estava sobre el río”

Posiblemente, la incursión de Juan de Fraudes al valle en busca de poblados se hizo descendiendo por la sierra de Sur-occidente donde se ubicaban los conquistadores, (Itagüí y Guayabal), recorriendo río abajo hacia el norte, encontrando el pueblo de Curqui, el cual es posible que corresponda al lugar donde se ubican hoy los poblados de Bello, Niquía y Copacabana, lugar este donde se han encontrado numerosas huellas de comunidades antiguas (ver ilustración No 8).

Esta zona de Bello Niquía y Copacabana, corresponde a la zona norte del valle donde el río Medellín toma la dirección oriente en su recorrido, conformando un remate espacial con el cerro Quitasol. Es aquí donde desemboca la quebrada de Piedras Blancas la cual tiene una dirección sur norte.

46


CapĂ­tulo - 1

47


Capítulo - 1

Podemos deducir que se trata de este poblado, ya que este no es visible desde San Antonio de Prado, y para encontrarlo es necesario ir río abajo y se encuentra a unos veinte kilómetros, del punto de partida.

En Niquía se reportaron hallazgos de complejos líticos de especial importancia, destacándose una punta de proyectil que por sus características ha sido relacionada con otras encontradas en Restrepo (Valle)19

En los escritos sobre la colonización del valle de “Avurrá”, se dice que en el año de 1574, llega Don Gaspar de Rodas al valle con tropas que traía del occidente, bajo por los llanos de Ovejas, (montaña Nor – occidental, cerro Quitasol), encontrando en el sitio de Niquía una gran resistencia del cacique Niquío. Vencidos los indígenas, el capitán español Gaspar de Rodas encantado con el clima, hubo de capitular ante el cabildo de la ciudad de Antioquia tres leguas de terreno.

“...cada una de a tres mil pasos de a cinco pies y siendo cada pie de a quince dedos, empezando desde las ruinas de los antiguos pueblos de los

19

Historia de Antioquia, “Las sociedades Indígenas prehispánicas ”Editorial Presencia, 1991.

48


Capítulo - 1

Aburraes, tres cuartos de legua al sur del morro que llevo el nombre de Marcela Parra...”20, y después el de los Cadavides, hoy Nutibara.

Cuando murió el Señor Gaspar, esos terrenos pasaron a sus dos hijos: Doña María y Don Alonso. Dona María levantó una hacienda donde hoy esta Itagüí, al parecer de donde viene el nombre de la quebrada “Dona María”. Aunque Benítez en su Carnero afirma que el nombre de esta quebrada se debe a Doña María de Quesada, y dice:

“...La quebrada de Doña María que corre por el Guitagui lleva aquel nombre porque tiene sus nacimientos en la montaña alta de Prado, cuyos terrenos, como primera agraciada, eran de Doña María de Quesada...”.

Dice Luis Latorre, refiriéndose a las dos afirmaciones anteriores: más verídica parece la primera versión, ya que aquellos terrenos si entraron en la concesión de Don Gaspar de Rodas, y además en la herencia de su hija, aunque también es cierto que la de Quesada Fuera poseedora de los terrenos de San Antonio de Prado.

20

LATORRE MENDOZA, Luis, “Historia e Historias de Medellín”. Ediciones Tomas Carrasquilla, Secretaria de Educación y Cultura de Antioquia, Medellín 1972.

49


Capítulo - 1

La realidad para nuestro interés, domostrada por los relatos anteriores, es que ubicamos estos terrenos, como los habitados por los indígenas al momento de la conquista y aún al inicio de la colonia.

Siguiendo con los relatos sobre la colonia, en el Valle de Aburrá, encontramos en los escritos Livardo Ospina, refiriéndose al trasplante del poblado de San Lorenzo, al ángulo formado por el río Aburrá y la quebrada de Aná, como le decían los aborígenes, ¨confunden algunos todavía esta Aná con la aldea del mismo nombre de la cual es suplente Robledo y que existió mucho más acá de la actual cabecera de este barrio, ¨21 llamado de Aná referencias a un poblado en la zona donde hoy se asienta el barrio de Robledo, casi a inmediaciones del río, con el nombre inicial de San Ciro.

Se ubica claramente esta aldea de Aná, mucho más abajo de la actual cabecera del barrio Robledo, junto a la quebrada la Iguaná. Dice Ospina que el nombre inicial en la colonia fue el de San Ciro, siendo lugar de frecuentes romerías por la fama de milagroso del santo que le daba su gracia. Fue destruida en 1880 por la quebrada la Iguaná, cuyas crecientes eran terribles, llevando otro nombre para entonces, el de Anápolis.

21

Ospina E Livardo, ¨Orígenes, Fundación y Plantas Iniciales de Medellín¨. Artículo tomado de la revista de la Universidad de Antioquia, Vol. L – No 194, de Abril – Junio de 1975.

50


Capítulo - 1

¨El nombre de Anápolis, fue recibido por Don José María Faciolince por la ordenanza 43 del 24 de octubre de 1852, providencia que además la restauraba en la condición de distrito parroquial agregado al cantón de Medellín, de que la había privado el 2 de octubre de 1849, por otra ordenanza de la cámara provincial en tiempos del gobernador Don José Gutiérrez de Lara¨22.

De estos escritos parece deducirse que la aldea de Aná existió como poblado indígena, ubicado junto a un camino prehispánico que comunicaba el Valle de Aburrá con el occidente Colombiano, al respecto dice Ospina “... un sórdido conjunto de casuchas sobre el camino de occidente, en un trayecto de tres cuadras apenas, se unía ya, sin embargo, a Medellín por una de las primeras carreteras abiertas en el Valle”23

En este lugar de Robledo, antigua aldea de Aná, es posible que existiera en épocas prehispanicas un poblado de relevancia dentro de la espacialidad indígena. La existencia de numerosas huellas en piedra de antigua arquitectura, así como de caminos de piedra tajada, en el sector de San Cristóbal y el cerro del Padre Amaya, y Romeral, la conformación

22 23

Ibid GARCIA, Julio Cesar, “Repertorio Histórico”, 1936.Vol XII, pag 137.

51


Capítulo - 1

morfológica de terracéos y la cuenca de la quebrada la Iguana, conforman una espacialidad jerárquica en los términos del Valle.

El trazado por los colonos de la primera carretera que une el Valle con el occidente, es probable que se sobrepusiera en parte de un camino prehispánico, ya que los colonos utilizaron muchos de los caminos construidos por los indígenas prehispanicas.

1.4.1. Los cerros: Nutibara y el Volador

Estos dos cerros hacen parte de los siete cerros que tutelan el valle, ubicados en el centro y lugar más ancho del valle se conforman como remate de los piedemontes de las montañas del occidente. Son hitos permanentes durante toda la historia del Valle de Aburrá, ubicados a la margen occidental del río Medellín, se involucran en el paisaje del valle, desde cualquier punto de mirada tanto desde la zona urbana como desde las montañas. No hay duda que estos cerros sirvieron como puntos de referencia y escenario donde se dieron grandes eventos de la antigüedad prehispánica (ver ilustración No 9).

52


CapĂ­tulo - 1

53


Capítulo - 1

1.4.1.1. El cerro Nutibara

Llamado en nombre del cacique Nutibara, al respecto encontramos referencias de Ospina, el cual al referirse al nombre del valle de Aburrá a la llegada de los conquistadores escribe, “ Llamábanle de tal suerte porque lo habitaba la tribu de los Aburraes, tributarios del cacique Nutibara, quien señoreaba desde la serranía de Abibe hasta el río Cauca y tenia su sede en guaca, en los términos de lo que al presente es Dabeiba, sujetando bajo su mando el pueblo aborigen más adelantado y fuerte de Antioquia, él mas numeroso y rico en minas y cultivos”24.

El cerro Nutibara, se encuentra referido por los colonos, dentro del primer loteo de posesión cuando se inicia la colonia, el 4 de febrero de 1596, el Gobernador Don Gaspar de Rodas otorga a los indígenas, en título de propiedad unos terrenos.

. “ Él título que el dicho gobernador Gaspar de Rodas dío y proveyó a los indios de dicho valle de Aburrá, que tuvo por Encomienda en que le señaló

24

OSPINA, E. Livardo, “Orígenes, fundación y plantas iniciales de Medellín”. Tomado de la obra “Una Vida, Una Lucha, Una Victoria”. Revista Universidad de Antioquia, Vol. L- No 194, de 1975

54


Capítulo - 1

para sus rozas y sementeras, desde el sitio de la casa de Antón en derecho de un cerrillo que esta en medio del dicho valle de Aburrá, de una y otra parte del río que corre arriba con todas sus vertientes, como más largamente consta en dicho título, su fecha en la ciudad de Antioquia a 4 de febrero del año pasado del 96”25.

Los terrenos donde más tarde, en 1616 Herrera Campuzano fundó el Poblado de San Lorenzo de Aburrá, hacían parte de los que fueron otorgados a los indígenas en título de propiedad por el gobernador Don Gaspar de Rodas.

" empezando desde las ruinas de los antiguos pueblos de los Aburraes, tres cuartos de legua al sur del morro que llevo el nombre de Macela de la Parra y después el de los Cadavides, hoy Nutibara.” (14).

Los

terrenos donde más tarde, en 1616 Herrera Campuzano fundó el

Poblado de San Lorenzo de Aburrá, hacían parte de los que fueron otorgados a los indígenas en título de propiedad por el gobernador Don Gaspar de Rodas. Encontramos aquí nuevamente referenciado el cerro Nutibara.

25

Copias en el Archivo Nacional, “Resguardos”. Tomo de Antioquia, Caldas y Tolima”. y en el Archivo Histórico de Antioquia, (Tomo 75)

55


Capítulo - 1

. empezando desde las ruinas de los antiguos pueblos de los Aburraes, tres cuartos de legua al sur del morro que llevo el nombre de Macela de la Parra y después el de los Cadavides, hoy Nutibara.” (14). Esta referencia relaciona directamente las ruinas de los antiguos pueblos de los Aburraes, con el cerro Nutibara, el cual para ese entonces, lo denominaron los españoles Marcela de la Parra. Podemos deducir que las ruinas se encontraban entre el cerro Pan de Azúcar, cerca de la quebrada de Aná (hoy Santa Elena, y el morro hoy Salvador que conforma la cuenca de la quebrada de los Ejidos o Aguasal y el morro El Salvador en línea con el cerro Nutibara, tres cuartos de legua al sur.

La espacialidad que conforman el cerro Pan de Azúcar y el morro el Salvador, a lado y lado de las cuencas de las quebradas Santa Elena y los Ejidos o Aguasal, al oriente del río Medellín, y estos con el cerro Nutibara y el Volador al occidente del río, aparece referenciada en los escritos sobre la conquista y la colonia, corresponde a la zona más antigua del actual poblado en el valle de Aburra.

El cerro Nutibara no conserva huellas visibles de arquitectura prehispánica. Las construcciones hechas durante los últimos treinta años, se han 56


Capítulo - 1

encargado de sepultar las huellas del pasado, de las cuales sabemos que existieron, por referencias de la memoria colectiva y de guaqueros que se dedicaron en distintas épocas al saqueo sistemático de entierros en este cerro. Se asocia a hechos históricos y míticos, como centro ceremonial de las comunidades antiguas (Ver ilustración No 10).

1.4.1.2. El cerro El Volador

El cerro El Volador se encuentra a la margen occidental del río Medellín y limita al sur con la quebrada la Iguaná. Las investigaciones realizadas en el cerro el Volador, dan cuenta de 62 depresiones circulares en la cima y cuchillas principales, correspondientes a un complejo funerario asociado a grupos indígenas que habitaron el valle de Aburrá en los siglos XVI y XVII.

En él pié del cerro, “en las márgenes de la quebrada la Iguaná, se encontró varias terrazas en anillos circulares, con la presencia de fragmentos cerámicos, asociado a la tradición cerámica Marrón Inciso, pertenecientes a los grupos indígenas conocidos como Quimbaya Clásicos la cual corresponde a una ocupación mas temprana del valle que ocurrió en los

57


CapĂ­tulo - 1

58


Capítulo - 1

primeros cuatro siglos de nuestra era, según fechas de radiocarbono obtenidas en esta investigación”26.

Las estructuras funerarias que en este cerro se encuentran, son de pozo con cámara lateral: consisten en un pozo de forma rectangular, (de aproximadamente .50- .60 m de ancho y 2-2,5 de largo y 4.5-5 m de profundidad) que comunica con una pequeña abertura (aproximadamente 1-1.2m antes de su base, la cámara de planta elíptica casi circular con un diámetro entre 2.20 y 3.70 m circulares)27

Estas estructuras funerarias, por su forma geométrica cónica y los grabados que conservan en su interior simulando la estructura de los bohíos o tambos, parece ser una réplica de la arquitectura en madera de la vivienda indígena (Ver ilustración No 11).

“ Estas viviendas representadas, son así un modelo cósmico y social, donde se reconocen algunos elementos que tienen sentido dentro del pensamiento indígena. La forma cónica podría representar un universo tridimensional, y la espiral estaría separando varios niveles cósmicos, al mismo tiempo que

26

SANTOS VECINO, Gustavo, “El Volador: Las Viviendas de los muertos”, Departamento de Antropología Universidad de Antioquía, Boletín de Antropología, Vol 9, No 25, 1995 27 SANTOS VECINO, Gustavo

59


CapĂ­tulo - 1

60


Capítulo - 1

uniéndolos, como un cordón umbilical el eje que une los distintos niveles estaría también representado por los pozos de acceso que comunica con las plantas de las tumbas y continúan hacia abajo, la demarcación del ápice del cono en la cámara denota su importancia”28.

Por la orientación, escribe Santos Vecino “ (donde las tumbas al este del filo de la cuchilla tienen distintas orientaciones, mientras que una tumba al oeste del filo de la cuchilla tiene una orientación hacia el este) parece representar una inversión del este y oeste, lo cual tendría sentido dentro de la concepción de dos mundos inversos. Las distintas orientaciones de las tumbas deben guardar relación con los puntos cardinales que orientaban el universo de sus constructores”.29

Por la ubicación en la cima del cerro, estas tumbas se asocian a la costumbre de muchas sociedades indígenas de enterrar a los muertos con ofrendas en partes altas. Los anillos circulares en el pie del cerro son similares a los terraceos bordeados con muro de piedra que se encuentran en Ciudad Perdida, zona habitada por los Kogui y en la zona Andina, asociado estos terraceos a las formas del terreno preestablecidas para construir sus viviendas y espacios mayores. 28

SANTOS VECINO, Gustavo, “El Volador: las viviendas de los muertos”, Boletín de Antropología1995, Universidad de Antioquía, Medellín Colombia.

61


Capítulo - 1

1.5. CENTRO CEREMONIAL PREHISPANICO EN EL VALLE DE ABURRA – (La montaña Oriental del Valle).

Lugar por donde nace el sol. En esta zona se ubican vestigios importantes de culturas antiguas que dan cuenta de una ocupación de lugares sagrados destinados al culto como son: El cerro Pan de Azúcar, donde se ubican tres picos con intervenciones líticas, La laguna de Guarne, lugar de ceremonias utilizada como observatorio astronómico, característico de las comunidades Inkas al sur de Colombia, la roca tallada con rostro de mujer la Galana, centros para el culto y el comercio, el camino en piedra tajada el cual comunicaba el valle con el oriente (Guarne y Rionegro) (Ver ilustración No 12). “... y ansy mysmo embió a Diego de Mendoza con ciertos de a caballo a la lixera a que se soviesen en una cordillera de zavana que estava de la otra vanda de un río que por medio de aquel valle desta provincia pasaba a seis leguas della hazia la mano d(e)r(ech)a.”. (9) pag. 289

La cordillera de zavana, referida aquí, debió corresponder a la montaña nor-oriental del valle, definida por la topografía de la vertiente de la

29

BID, pag # 38

62


CapĂ­tulo - 1

63


Capítulo - 1

quebrada Santa Elena al centro del valle y la quebrada Piedras Blancas al norte.

Vista desde el Barcino, esta formación montañosa, “cordillera de zavana” orientada en dirección sur-norte, sirve como punto de referencia a un observador que se mueva, desde la ladera de San Antonio de Prado en dirección norte, por las laderas de las montañas del occidente, en la cima, se observa todo plano (ver ilustración No 2).

“En el d(e)r(ech)o de aquella provincia no pudiero(n) devisar sierra ninguna sino todo llano como la palma e hazia la man(o) dizquierda hacia el río grande, parescían unas sierras de montaña muy fragosas e se bolvieron donde estaba el capitá(n) e le dieron r(az)ón de lo que avían visto” (9), pag 289.

Parece deducirse de este relato, que Diego de Mendoza, subió la cordillera por la vertiente de la quebrada Santa Elena, la cual se destaca en el paisaje del valle. Cuando fue a descubrir por otra parte, se encontró con una red de caminos que ligaban entre sí las aldeas indígenas, permitiendo el intercambio de los productos propios de cada Región.

64


Capítulo - 1

En la cumbre de la montaña, se ubica la meseta de Piedras Blancas donde aún se conserva gran parte de la topografía y paisaje de estos relatos (ver ilustración 13).

1.5.1. La laguna de Guarne.

Al observar la topografía de esta montaña, con fuertes vertientes hacia el valle de Aburrá, en la parte superior, se ubica la laguna de Guarne, bordeada por un camino antiguo por todo el filo de la montaña, como balcón al valle y al oriente se abre un llano como la palma e hazia la man(o), (Ver ilustración 14).

“El qual tornó a enbiar al mismo Diego de Mendoza a que con cierta gente de a pié y de a cavallo fuese hacia la mano d(e)r(ech)a que era donde calla el valle de Arvi por aquellos llanos quél avía visto, a ver lo que avía, el qual anduvo por allá a la lixera veynte días y más e nunca pudo hallar poblado syno fueron ciertos boyos como a man(er)a de bentas e estava aquí un boyo e a dos leguas otro, e en cada uno avía sembrado su comida de mayz e yuca e halló muy grandes azequias de agua hechas a mano e como vió que no hallava un poblado volbió donde estaba el capita(n) y le dio r(az)ón de lo que avía hallado” (9), pag 289. 65


CapĂ­tulo - 1

66


Capítulo - 1

La laguna de Guarne, parece ser una de las “grandes azequyas de agua hechas a mano”. Su ubicación en un punto estratégico como balcón al valle de Aburrá, se conserva aunque con mucho deterioro, toda la espacialidad que los antiguos indígenas construyeron en este lugar, las huellas de diversos elementos arquitectónicos para el control de las aguas y la erosión. Todo en conjunto hacen de este lugar, un lugar mítico y legendario (ver ilustración No 14).

Natural o construida a mano, esta laguna y su entorno, se asocia a las construcciones de las civilizaciones del pasado, para las cuales el agua es el pilar fundamental, en la relación del hombre con el medio ambiente a través de sus fenómenos cíclicos. El agua está siempre ligada a los hábitos cotidianos, a la economía y a los rituales.

La laguna y el río, hacen parte de la estructura básica en los asentamientos antiguos y actuales de las comunidades amerindias. “Los Kuikurú descendientes

de

los

Caribe,

conservan

la

secuencia

espacial

aldea/laguna/río, en dirección este oeste. El baño manantial se toma en la laguna”30.

30

FRANCHETTO Bruma, D’OLNE CAMPOS Mauricio, “Kuikuru: Integración Cielo y tierra en la Economía y en el Ritual”, Publicado en Etno-astronomías Amerindias, Centro Editorial Universidad Nacional de Colombia, 1987.

67


Capítulo - 1

Laguna de Guarne situada en la montaña de “Zavana” (Valle de Aburrá) Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 14)

68


Capítulo - 1

Los relatos de las grandes cosmovisiones de la antigua América, han unido el comienzo de la vida al agua.

“Los Muisca, en Colombia unían el nacimiento de la vida, a la laguna sagrada de Guatavita, de donde su primera madre Bachué, emergió con un pequeño infante, que al hacerse adulto, procreó con ella todo el género humano. Bachué toma forma de serpiente y se sumerge en la laguna, después de aconsejar las buenas formas de vida”31.

1.5.2. Ladera de la montaña hacia el valle de Aburrá.

“...Visto por el capitán que hacia la parte de Arvi no se hallaba poblado, por sé haber abajado mucho, el mysmo con ocho de a caballo, é cierto peones á la ligera, fue a descobrir por otra parte e nunca pudo hallar poblado, puesto q(ue) halló muy grandes hedificios antiguos destruydos, é los camynos de peña tajada, hechos a mano más anchos que los del Cuzco, é otros bohíos como a man(er)a de depósytos y el capitá(n) no se atrevío a seguir aquellos camynos por que quyen los avía fecho devía de ser mucha posibilidad de gente e ansy se volvió al real e se partió de 31

RESTREPO Roberto, Guión de video, ” La Cabeza de la Serpiente”, Televisar producciones, Pereira, Colombia 1995

69


Capítulo - 1

aquella provincia de Aburrá otro día después de San Bartolomé,”32 pag 290.

Parece que Diego de Mendoza intento descender por el camino antiguo que comunica el valle con el oriente. Este camino pasa por

la laguna de

Guarne, el cerro Pan de Azúcar y desciende al valle de Aburrá. Al parecer fue en este lugar donde se encontró con edificios antiguos destruidos y los caminos de peña tajada hechos a mano más anchos que los del Cusco.

En las laderas de las montañas que desde la laguna, descienden hacia el valle de Aburrá, encontramos numerosas huellas de estructuras adecuadas en terrazas circulares escalonadas, sostenidas por muros de contención en piedra, diversos elementos arquitectónicos destruidos, tres picos de la montaña que conforman el cerro Pan de Azúcar, los cuales por su proporción y las construcciones que allí se encuentran, parecen elaborados a manera de pirámides, construcciones para el control de las aguas y la erosión, así como tramos de caminos y senderos construidos en piedra tajada y una gran roca tallada con el rostro de mujer. (Ver ilustraciones Nos. 15, 16 y 17).

32

Hermes Tovar Pinzón, “Relaciones y visitas a los Andes”, Colección de Historia de la Biblioteca Nacional, 1993

70


Capítulo - 1

Terraza prehispánica, ubicada en el morro de pirámide (cerro Pan de Azúcar, Valle Aburrá). (Fotografía Julia Rave) Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 15)

71


Capítulo - 1

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 16)

72


Capítulo - 1

Caminos de peña tajada. Ubicados en la montaña de “Zavana”. (Valle de Aburrá). (Fotografía: Julia Rave.) Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 17)

73


Capítulo - 1

Todos estos elementos en conjunto, construidos en la montaña del valle, en un área de aproximadamente 20 kilómetros cuadrados nos muestran una ocupación en esta zona de grandes magnitudes tecnológicas que expresan un profundo conocimiento de la naturaleza, asociado a centros ceremoniales los cuales hacían parte de los poblados, con los cuales las comunidades antiguas construían sus territorios.

1.5.3. Edificios antiguos destruidos

En el punto donde se divide los caminos prehispánicos que del Valle de Aburrá comunicaba con Guarne y Rionegro, encontramos numerosas huellas de “grandes edificios destruidos” construcciones en piedra, en un área de aproximadamente 2 kilómetros cuadrados, sobre las cuchillas de montaña que desciende de la laguna al valle (ver ilustraciones Nos. 18 y 19).

Estas construcciones integradas a un paisaje concreto, corresponden a ciertas condiciones ambientales, ecológico y meteorológico y se identifican como punto de referencia para la observación de los astros. Por detrás de esta montaña van apareciendo al amanecer las estrellas y constelaciones, 74


CapĂ­tulo - 1

75


CapĂ­tulo - 1

76


Capítulo - 1

como también el sol naciente y demás planetas, Al occidente frente al valle reciben el poniente.

Parece que se hubiera localizado en esta región, un centro ceremonial para la observación de estos fenómenos de la astronomía, íntimamente relacionados con ceremonias de siembra y recolecta. Por su ubicación en un encuentro de caminos, debió servir como lugar de reuniones y de intercambio de productos.

Los aspectos astronómicos articulan cierto nivel de referencia, en la delimitación de los territorios por las comunidades antiguas. Así, “Los Kogi conocen la Sierra Nevada como el escenario donde se dieron los grandes eventos de la antigüedad, cada montaña, cada río, cada gran piedra y en general cada accidente geográfico tiene su historia, y esta historia es bien conocida por los Mamas, a su vez todos estos lugares corresponden en muchos casos a los templos o moradas de los ancestros de la tribu”.

Entre los grupos amerindios, el saber astronómico se halla asociado al corpus mitológico y relacionado a las prácticas de organización del trabajo físico e intelectual, dice Jorge Arias, que en el oriente Colombiano, cada etnia se considera colocada en el “centro u ombligo” del mundo, así las localidades son centro del mundo, y los ríos respectivos son su eje 77


Capítulo - 1

Encontramos que los relatos de las grandes cosmovisiones de la antigua América, nos hablan de un tiempo cíclico donde ocurren cinco creaciones sucesivas de la vida cada una como edad o sol.

1.5.4. La Galana

De estas huellas, de antiguos edificios destruídos, se desprende un sendero que conduce a la Galana. Una escultura tallada en una gran roca de piedra con rostro de mujer, que enfrentada en las montañas del Occidente se encuentra otra similar tallada con rostro de hombre. Como en otros mitos de origen americanos, parece simbolizar

una relación dual y

complementaria de lo masculino y lo femenino, la que da inicio a la vida humana.

1.5.5. Caminos de Peña Tajada

Estos caminos son posibles de reconstruir rastreando las huellas de tramos perfectamente bien conservados. Hacen parte de la extensa red de caminos que ligaban entre sí las numerosas aldeas de indígenas que habitaron el 78


Capítulo - 1

valle de Aburrá y estas con todo el territorio Colombiano (Ver ilustración No. 17).

Recordemos lo que dice Sardela, refiriéndose a estos caminos. é los camynos de peña tajada, hechos a mano más anchos que los del Cuzco, “é otros bohíos como a man(er)a de depósytos y el capitá(n) no se atrevío a seguir aquellos camynos por que quyen lo avía fecho devía ser mucha posibilidad de gente”.

Caminos más anchos que los del Cuzco, y grandes edificios destruidos, parece ser los hitos que marcaron para los conquistadores la incursión al valle de Aburrá. Estos caminos que encontramos en la montaña de oriente, que suben de Medellín a la laguna de Guarne, y a pesar de encontrarse en completo deterioro, conservan tramos considerables de hasta doscientos metros,

que

dan

testimonio

sorprendente

de

las

características,

especificaciones y tecnología con que fue construido. Camino construido en "piedra tajada", de una sección entre 6 y 12 metros de ancho, 9 kilómetros de recorrido, bordeado por muros laterales de hasta doce metros de alto.

79


Capítulo - 1

“Adelante se vio un camino antiguo muy grande, y otro por donde contratan con las naciones que están al oriente y son muchas y muy grandes; las cuales sabemos que las hay mas por fama que por haberlas visto” (Cieza 1553).

Este camino, se bifurca en el sitio denominado alto de la Virgen, el de la izquierda conduce a la laguna bordeándola como balcón hacia el valle, continúa al Municipio de Guarne. La otra comunica con Rionegro y entre varias ramificaciones llegan al Magdalena Medio.

Rastreando las huellas de los caminos prehispánicos encontramos tramos que dan cuenta del camino que comunicaba el valle de Aburrá con el Urabá, saliendo por Robledo, San Cristóbal, encontrando una red de caminos a San Pedro, San Jerónimo, Santafé de Antioquia.

Hacia el sur occidente del valle, se encuentran huellas del camino prehispánico que comunicaba el valle de Aburrá con el valle sur del río Cauca.

80


Capítulo - 1

1.5.6. El cerro Pan de Azúcar

El cerro Pan de Azúcar se ubica en el corredor del camino prehispánico que une los valles de Aburrá, con la laguna de Guarne, hace parte de la cadena de montañas al oriente del valle de Aburrá, posicionado, 100o acimut, destacándose con dos cerros o picos que lo preceden a manera de pirámides, 10o acimut, hacia el norte, en el eje este oeste (Ver ilustración No 20).

En la vertiente norte de la cuenca de la quebrada Santa Elena, a la derecha del camino prehispánico, se ubica este cerro tutelando el valle de Aburrá. Sorprende la cantidad de huellas de construcciones en piedra en ruinas de la cultura prehispánica que se encuentran en estos tres picos.

La montaña de pirámide, me atrevo a definirla como pirámide por las características monumentales en su construcción que aún se evidencia: las proporciones, los aterrazamientos como balcones hacia el valle.

Los muros de piedra, cuatro anillos bordeando el montículo en espiral continuando estos muros en un recorrido por el cerro de aproximadamente un kilómetro.

81


Capítulo - 1

Cerro Pan de Azúcar (Valle de Aburrá). (Fotografía: Julia Rave) Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 20)

82


Capítulo - 1

En la cima se encuentra una fosa saqueada, en la que aún se evidencia las paredes en monolitos de hasta tres metros de largo por dos de alto. Cantidad de piedra cortada rectangular y que se encuentra diseminada alrededor del cerro, algunas de estas piedras aún se conservan unidas conformando al parecer muros rectangulares con tallados a manera de zócalos.

Por la monumentalidad de las huellas encontradas en estas montañas, al parecer, corresponden a construcciones mitológicas, dedicadas al culto, y como componentes astronómicos de algunos ritos, utilizado este cerro por los indígenas como observatorio de los fenómenos del cosmos.

Llama la atención un gráfico que elabora el arquitecto Ernesto Avalos, para observar el eclipse total de luna en el valle de Aburrá, el 26 de septiembre de 1996, donde esta montaña de pirámide determina el eje de observación (ver ilustración No 21).

Sobre este mismo eje determinado por la montaña de pirámide, se observaron las constelaciones de Pegaso y Piscis a la izquierda y Cetus y Acuarius a la derecha de la luna, sobre este mismo lado muy cerca de la luna se observó el planeta Saturno. 83


Capítulo - 1

Gráfico donde se sitúan el cerro Pan de Azúcar y las constelaciones que aparecen por esta serie de picos. (Elaborado por Ernesto Avalos). Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 21).

84


Capítulo - 1

Los vestigios encontrados en este cerro, son

característicos de otras

construcciones prehispánicas similares encontradas en varios lugares de América, ejemplo la de ciudad perdida en la cierra Nevada de Santa Marta.

1.5.7. Las huertas Artificiales

En la zona de Piedras Blancas, en las riveras de la quebrada del mismo nombre, encontramos huellas significativas de las huertas artificiales con sistemas de riego, canales de drenaje y muros de piedra que lo bordean. Esta zona de Piedras Blancas corresponde al Valle de Arvi, buscado por Jorge Robledo por referencias que tenía de los indios como el lugar de gran producción y mercado.

Son una muestra de los métodos indígenas

tradicionales de manejo del medio ambiente (Ver ilustración No 22).

En la quebrada de Piedras Blancas, encontramos huellas de canalización en ambas riveras, con muros de contención de piedra, conformándose como caño principal o eje de sistemas mayores de drenaje formado por varias canales. Se evidencia en esta zona una organización del territorio muy definida, con abundantes recursos en, técnicas arquitectónicas funcionales y precisa, una red de servicios públicos excelentes con acueductos, canales

85


Capítulo - 1

Huertas artificiales construidas por los hombres prehispánicos, en Piedras Blancas Valle de Aburrá.

(Fotografía: Julia Rave).

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No. 22)

86


Capítulo - 1

y represa, suficiente para abastecer una gran población de servicios y comida y una extensa red de caminos. Para el comercio.

1.5.8. Cementerio Indígena en túmulos de piedra

En el camino prehispánico por el que comunica el cerro el Picacho con el Municipio de San Jerónimo, descendiendo las montañas del occidente del valle de Aburrá al valle del río Cauca, se encuentra un cementerio indígena de cúmulos de piedra (ver ilustración No 23).

Las características constructivas, como del lugar que contiene este cementerio, son muy especiales, se trata de aproximadamente cien tumbas registradas, ordenadas con jerarquía, con aterrazamientos en muros de piedra.

Parece que entes de la conquista los grupos indígenas habían logrado conformar organizaciones socio-políticas que superaban el ámbito de las comunidades locales, afianzando una identidad étnica y cultural. que les permitía el control de la explotación de recursos y el intercambio de productos en extensos territorios.

87


Capítulo - 1

Cementerio indígena en cúmulos de piedra, situado en Poleal, sobre el camino prehispánico que comunicaba del Valle de Aburrá a Santa Fé de Antioquia. (Fotografía: Julia Rave).

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No. 23)

88


Capítulo - 1

De esto da cuenta la red de caminos en piedra que encontraron los conquistadores a su llegada, “caminos de Peña tajada más anchos que los del Cuzco”. El concepto y manejo del espacio era amplio y suficiente para dar cuenta de la totalidad del espacio.

Las tierras desde la provincia de Cinifaná, el valle de Aburrá y la altiplanicie de Rionegro fueron habitadas por grupos Nutabe, cuyos territorios se extendían desde el río Cauca hasta el río Porce y hasta las laderas que conducen al valle del Magdalena.

“Los indígenas del valle de Aburrá cultivaban el maíz la yuca y el algodón, los recursos auríferos muy escasos, la sal fue uno de los principales productos del comercio prehispánico en el actual territorio Antioqueño y esta se comercializaba desde el Valle del Cauca, pasando por el Valle de Aburrá y la altiplanicie de Rionegro hasta el territorio de los Tahamies en el Valle del Magdalena donde no existían fuentes salinas.”33

33

SANTOS, Gustavo, “Investigaciones Arqueológicas en el Oriente Antioqueño, El sitio de los Salados”, Boletín de Antropología. Vol. VI. No 20 Universidad de Antioquia. pp. 71-72

89


Capítulo - 1

1.6. CONCLUSIONES

No hay duda que a la llegada de los conquistadores, el Valle de Aburrá estaba habitado por un número considerable de indígenas, que ocupaban las montañas y los piedemontes de las mismas. El río Medellín marca el eje norte-sur del Valle y utilizado por las comunidades indígenas como eje ordenador del espacio: las montañas del occidente utilizadas como vivienda y las de Oriente como centro ceremonial. Los cerros Nutibara y Volador ubicados en el centro del Valle y la confluencia de las quebradas Santa Elena y la Iguaná que marcan el eje este-oeste. Estos dos ejes determinan un lugar en el Valle, como el punto centro o unificador.

1.6.1. Montaña occidental

Las montañas ubicadas al occidente del valle de Avurrá estaban ocupadas por las comunidades indígenas. Desde San Antonio de Prado, ubicado al sur-occidente, pasando por Itagüí, Guayabal, Belén, Robledo Niquía y Copacabana, ubicada al Nor–Occidente. El cerro Quitasol ubicado al Norte del Valle, como remate de las montañas occidentales, conforma un límite espacial en los términos del Valle de Aburrá, allí se ubicó un poblado numeroso gobernado por el cacique Niquío (Ver ilustración No 7, 8). 90


Capítulo - 1

Definimos esta situación particular en el valle de Aburrá, a partir de tres partes de la investigación: Las referencias sacadas de los relatos

de

conquistadores y colonos, Las condiciones morfológicas, geográficas y climáticas del valle de Aburrá, referenciadas a las lecturas del cosmos. Y las investigaciones arqueológicas y antropológicas sobre las comunidades indígenas, prehispánicas y las que actualmente habitan la zona Andina y que nos permiten establecer unas relaciones, en las formas de construcción de su hábitat.

Los cerros El Volador y Nutibara, conforman un conjunto espacial, de zona de vivienda y centros ceremoniales en el valle de Aburrá prehispánico determinado a la margen derecha del río Medellín, asociado a las formas de habitar que encontramos en las investigaciones realizadas a comunidades indígenas en la zona Andina.

Se puede advertir una similitud en la construcción de las viviendas con las de algunos grupos indígenas como los Muisca, que conservaron un modo de organización altamente jerarquizado y cuya cúspide fue la institución sacerdotal. En la actualidad es posible ubicar grupos de similares características como los Kogi y los U’wa (Reichel Dolmatoff, 1975, y Osborn, 1995). 91


Capítulo - 1

Al respecto escribe Juan Mayr sobre los Kogui, “Generalmente cada valle tienen 2 o 3 tipos de poblados: Los centros ceremoniales, los centros sociales con el mayor número de bohíos en todo el valle y algunas pequeñas agrupaciones de bohíos”34.

La zona occidental del valle, se ubica como la que fue ocupada por las comunidades prehispánicas, definida por Juan Mayr, como la que corresponde a los ¨centros sociales¨, donde se acomodó el mayor número de viviendas. Esta zona se encuentra en la actualidad totalmente ocupada por el desarrollo urbano del área metropolitana, sobrepasando en algunos tramos la cota 1.800. Por esta razón las huellas arquitectónicas de la construcción del hábitat prehispánico desaparecieron casi en su totalidad.

“Tienen sus pueblos extendidos y derramados por aquellas sierras, las casas juntas de diez en diez y de quince en quince, en algunas partes mas y en otras menos”35 (Pedro Cieza de León, 1550), Rev Banco de la República.

34

MAYR Juan, “Contribución a la Astronomía de los Kogui”, publicado en Etnoastronomías Americanas, Centro editorial Universidad Nacional de Colombia, 1987 35 CIEZA DE LEON Pedro, 1550, revista Banco de la República, 1989

92


Capítulo - 1

Sin embargo y a pesar de la desaparición de casi todas las construcciones prehispánicas en esta zona, permanece la secuencia espacial de plataformas artificiales, similar a las que los indígenas prehispánicos utilizaron en la construcción de sus poblados en toda la zona Andina.

Superando la cota 1.800 en las montañas del occidente del valle y en la zona de Piedras Blancas a orillas de la quebrada del mismo nombre, encontramos huellas de los muros de contención en piedra, sosteniendo los terraceos.

En la zona Andina, son comunes las viviendas sobre terrazas artificiales, construidas en las cuchillas de la montañas con muros de contención acomodando el relleno hasta formar una superficie plana.

A la llegada de los españoles, la Sierra Nevada de Santa Marta estaba habitada por los Tairona, cuya densa población se concentraba en los climas cálidos y templado. En la vertiente norte se han identificado más de 200 sitios arqueológicos correspondiente a dicha cultura.

Sus descendientes los Kogui, Ijkas y Sankás, sobreviven actualmente conservando algunas pautas de manejo ambiental, a pesar de haber sido replegados por la colonización a alturas superiores. 93


Capítulo - 1

“Los indígenas Kogui actuales aún tienen poblados de carácter ceremonial y social. Cada familia puede poseer además varias viviendas distribuidas en diferentes pisos térmicos, como una forma de aprovechar la gran diversidad de productos de su medio¨.

En la región Calima sobre la cordillera occidental, existen rastros de antiguas culturas que transformaron el paisaje para adecuarlo a sus necesidades agrícolas y de vivienda. Una densa red de caminos unía entre sí las viviendas, construidas sobre terrazas artificiales.

La población Zenú, vivía en aldeas de unos 600 habitantes o en asentamientos lineales a lo largo de los caños secundarios. Las casas estaban sobre plataformas artificiales alargadas, con túmulos funerarios en los extremos (R. B. De la R.).

94


Capítulo - 1

1.6.2. La montaña Oriental del Valle de Aburrá

Esta montaña escarpada, ubicada al oriente del valle, parece que fue el soporte y escenario de los principales eventos de la época mítica para los antiguos amerindios que habitaron el valle de Aburrá (Ver ilust. No 24).

Vista desde el valle en los piedemontes occidentales, esta formación montañosa, orientada sur- norte, sirve como punto de referencia para la observación de los astros, por detrás de estos cerros aparece el sol naciente, las estrellas y constelaciones y demás planetas, en la tarde lo golpea el poniente.

La laguna, los caminos de “piedra tajada”, los cerros bordeados en muros de piedra, las cámaras funerarias afectadas por la guaquería y las construcciones de muros en piedra desmoronados, Los edificios antiguos destruidos, la piedra la Galana, que se encuentran en esta montaña, son una muestra singular, no sólo de la arquitectura y manejo espacial del territorio indígena, sino también del pensamiento mágico-religioso o mitológico de las sociedades indígenas de esa época, expresado en su tecnología, creencias y costumbres funerarias, asociadas a las expresiones culturales de las comunidades indígenas Americanas (Ver ilustración No 25).

95


Capítulo - 1

Plano topográfico de la montaña de “Zavana”. En el Valle de Aburrá. Se ubica el cerro Pan de Azúcar, la laguna de Guarne y el camino prehispánico. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No. 24)

96


Capítulo - 1

Plano corográfico prehispánico de la montaña de “Zavana”, en el Valle de Aburrá (laguna de Guarne, cerro Pan de Azúcar, Piedra la Galana, terrazas, y caminos). Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 25)

97


Capítulo - 1

El nacimiento de las Quebradas Santa Elena y Piedras Blancas unidas a la laguna de Guarne que se destaca en esta montaña como balcón al Valle y la presencia de las pirámides sagradas que conforman el cerro Pan de Azúcar. Todos estos elementos indican que en esta montaña

ubicaron las

comunidades prehispánicas, los centros ceremoniales y observatorio astronómico, Sin embargo, corresponden

al territorio habitado por un

mismo grupo, el de los Nutabe, la tribu de los Aburraes, pertenecientes a la cultura Chibcha.

El valle de Aburrá, a la llegada de los conquistadores, era llamado por los indígenas valle de Avurrá, “Llamábanle de tal suerte porque le habitaba la tribu de los Aburraes, tributarios del cacique Nutibara, quien señoreaba desde la serranía de Abibe hasta el río Cauca y tenia su sede en guaca, en los términos de lo que al presente es Dabeiba, sujetando bajo su mando el pueblo aborigen más adelantado y fuerte de Antioquia, él mas numeroso y rico en minas y cultivos,”36.

36

OSPINA, E. Livardo, “Orígenes, fundación y plantas iniciales de Medellín”. Tomado de la obra “Una Vida, Una Lucha, Una Victoria”. Revista Universidad de Antioquia, Vol. L- No 194, de 1975

98


Capítuo - 2

CAPITULO – 2 - TRADICION

2.1. EL MODELO TERRITORIAL

Este capítulo trata, de identificar las características de la arquitectura, y el modelo territorial prehispánico en el valle de Aburrá, orientado al estudio de adaptación al medio natural que lo circunda, al sentido simbólico y a la relación cosmológica que orientó el pensamiento del hombre prehispánico.

Interesa para el trabajo, las intervenciones espaciales que determinan la sedimentación de todas las culturas prehispánicas en el valle de Aburrá y su entorno al momento de la conquista.

Los estudios realizados por arqueólogos y antropólogos sobre la cultura prehispánica, son una referencia importante que aporta elementos de ubicación espacial y las características sociales de habitabilidad. La historia interesa solo como límite entre la cultura prehispánica y la colonial, no así la sucesión de las diferentes culturas territorio.

que intervinieron sobre el mismo


Capítulo - 2

En el capítulo anterior, se registran los lugares arqueológicos en las montañas que conforman el valle de Aburrá y en las mesetas de San Nicolás de Rionegro y Santa Rosa de Osos como balcones hacia el valle. Estas huellas dan cuenta del manejo que del espacio hicieron las comunidades prehispánicas que habitaron estas tierras.

La ocupación del territorio mirado desde las montañas hacia el valle, permite percibirlo casi en su totalidad y de manera diferente a la percepción que en fragmentos obtenemos hoy en día con la ocupación del valle surgida a partir de la colonia.

Aquí se reconocen dos modelos territoriales,

plasmados sobre el mismo lugar, y que corresponden a dos concepciones del mundo totalmente diferentes:

Para la cultura amerindia. El modelo territorial plasmado en el universo físico, corresponde a una filosofía de la cultura con el cual el hombre expreso exteriormente su mundo interior. Partiendo de una profunda unidad entre pensamiento y acción, las antiguas culturas americanas utilizaron en forma interrelacionada la cosmovisión: ciencia, arte y tecnología para construir el hábitat. De la unión de este proceso de acción y conocimiento representado en los símbolos surge la imagen de los mitos.

100


Capítulo - 2

La cosmología en un constante discurso sobre la naturaleza, la cultura, la muerte y la reencarnación,

articulan cierto nivel de referencia en la

delimitación del territorio. El “orden” universal es plasmado sobre el territorio, “en cada montaña, cada río, cada gran piedra y en general cada accidente geográfico, son reconocidos como escenarios, donde se dieron los grandes eventos de la antigüedad”.37

Para la cultura occidental. El modelo urbano aplicado por los colonos españoles en el valle de Aburrá, obedece a un conjunto de disposiciones, como modelo común impuesto en la fundación de ciudades, haciendo abstracción de las características geográficas y ambientales del territorio. Preocupaba en la elección del lugar, un espacio plano en donde acomodar la retícula ortogonal de ocho manzanas de lado. Esto explica por que las montañas en el valle de Aburrá no fueron de interés en el desarrollo de la trama urbana colonial, permitiendo hoy, el reconocimiento de la cultura prehispánica, a través de una huella significativa.

37

Mayr Juan, “Contribución a la astronomía de los Kogui”, Congreso de Americanistas, Ediciones de la Universidad Nacional de Colombia, 1987

101


Capítulo - 2

2.2. DE LA FILOSOFIA

Comprender

las

relaciones

cosmológicas

que

establecieron

las

comunidades prehispánicas que habitaron el valle de Aburrá, como escenario donde se dieron los eventos de la antigüedad, y entender el mito que conlleva la construcción de su hábitat, a partir del reconocimiento y reconstrucción de las huellas que aún se conservan, requiere de un conocimiento previo de la ciencia astronómica y de la filosofía del pensamiento occidental, a manera de poder explicar los mismos fenómenos contemplados desde el mismo punto topográfico de observación del indígena prehispánico.

2.2.1. De la filosofía Amerindia

Desde el pensamiento filosófico occidental, es posible asociar la cultura amerindia a la definición con la que Hegel determina

el arte de lo

simbólico. Este análisis se desarrolla al interpretar los vestigios arqueológicos existentes, y que por el método analógico con otras culturas, permite asumir definiciones en esta búsqueda sobre el pensamiento arquitectónico de la prehispanidad . 102


Capítulo - 2

Si la arquitectura define al sujeto en relación con los demás, la arquitectura no sólo representa las relaciones sino que las establece. Es desde este principio que se pretende extraer de la materia la espiritualización que yace escondida. Se habla de la arquitectura unitaria, de una cosmovisión que unifica su visión del mundo, donde “siempre está presente la relación o perfecta mediación del significado como de lo interno y su configuración en lo externo y lo aparente”38.

Así, desde nuestra propia experiencia, al captar y apreciar el espacio exterior objetivado, representado en los vestigios existentes en el valle de Aburrá, se intenta lograr un entendimiento subjetivo que permita establecer una filosofía de este espacio, de cómo se desarrolló un que hacer sociocultural, a manera de establecer una relación directa al mundo y al espacio físico-real.

Al definir la cultura arquitectónica de la prehipanidad como de lo simbólico, nos estamos apoyando en el pensador Hegel cuando al teorizar sobre las artes, en particular la arquitectura y la escultura, realiza una tripartición en términos generales entre lo simbólico, lo clásico y lo

103


Capítulo - 2

romántico. Se encuentra gran similitud del pensamiento de las artes y específicamente la arquitectura prehispánica con el espíritu de las artes griegas, representadas según Hegel como de la forma simbólica y contrapuestos,

el

arte

de

los

cristianos

como

lo

romántico,

correspondiendo para el caso a la cultura de la colonización española.

Define Hegel a la primera fase de la actividad humana dentro de la vida comunitaria ya exteriormente civilizada, como la etapa que corresponde a la época en que lo simbólico se impone en las construcciones de grandes dimensiones.

“Como expresión particular esta comunidad primitiva eleva a arte distintivo la arquitectura”, donde la materia es el principio que orienta sus tareas y da origen a su existencia. Los egipcios, los indios y los restantes pueblos del Medio Oriente han preferido esta manifestación artística, puede afirmarse que ella facilitó el tránsito de lo natural y sensible a lo subjetivo y humano. La expresión de la actividad humana prehispánica en el valle de Aburrá es asimilada a la que expone Hegel como de lo simbólico. Por el maravilloso manejo del territorio, el equilibrio de la forma con sus materiales que exalta 38

HEGUEL, Georg, “ Estética 6, El sistema de las artes particulares, La Arquitectura y la Escultura, ”. Traducción de Alfredo Llanos y Ofelia Menga, 1985, Ediciones Siglo Veinte Tomada de la segunda

104


Capítulo - 2

lo divino, “Es un salto afirmativo de la personalidad asentada necesariamente en lo subjetivo”.39

La arquitectura prehipánica en América fue topocéntrica, vinculada al lugar de recepción, según sus particularidades y al sistema

referencial

cosmológico, pero siempre vinculadas al lugar, a la comunidad y donde el culto a la muerte y la divinidad están presentes, en tanto representan preocupaciones unidas al destino humano. Tal parece que su escenario era el mundo de su ciudad y las regiones adyacentes, “desde una observación topocéntrica,

los

amerindios

han

desarrollado

varios

conceptos

astronómicos”40.

Las obras monumentales que encontramos en el valle de Aburrá, obedecen a las intervenciones realizadas con la piedra sobre la naturaleza de la topografía, el paisaje y las relaciones cosmológicas, las cuales cumplían una finalidad ritual, comparable con la de las pirámides de la cultura Mesoamericana y de Egipto que a diferencia de estas, el estilo aquí es la abstracción superior de lo bello, se limita a la reproducción de lo existente, respecto de las representaciones y manifestaciones de lo dado, la materia es edición alemana de 1842. LlANO, Alfredo, en introducción a “la Arquitectura y la Escultura”, por HEGEL Georg tomada de la segunda edición alemana de 1842.

39

105


Capítulo - 2

el principio que orienta sus tareas y da origen a su existencia, es la solemnidad de la materia a través de la religiosidad cósmica, el descubrimiento de lo sagrado manifestado a través de la sustancia.

Encontramos también las construcciones subterráneas y enormes laberintos réplicas de las que se erigían en la superficie y que tenían un sentido mítico, que podría ser el de indicar el itinerario que debía seguir el alma después de la muerte, de acuerdo con las creencias indígenas rastreando el dios en la naturaleza y en la propia consciencia.

Dar vida a la materia a través de los símbolos y los significados. Este tipo de entierros de carácter monumental se han encontrado en el valle, en los cerros Nutibara y El Volador, uno en el parque de “Arvi” Y un cementerio de características muy singulares, se ubica en el camino prehispánico que comunicaba el valle de Aburrá con el valle del río Cauca, entre San Pedro y San Jerónimo. Se trata de un cementerio de cúmulos de piedra, en un terreno

de

aproximadamente

cincuenta

hectáreas,

ordenado

jerárquicamente con muros de piedra los cuales involucran la quebrada con una fuerte cascada, dándole significado al territorio natural, representando

40

HEGUEL, Georg, “ Estética 6, El sistema de las artes particulares, La Arquitectura y la Escultura, ”. Traducción de Alfredo Llanos y Ofelia Menga, 1985, Ediciones Siglo Veinte Tomada de la segunda edición alemana de 1842.

106


Capítulo - 2

una arquitectura auténticamente simbólica, donde se mezcla a la vida de la naturaleza con pensamientos de la realidad espiritual mitológica.

Hegel define el arte simbólico como el “creador de una escultura bella, libre y coherente consigo mismo, indócil, empero a las formas sensibles que diferencian al cristianismo. Las divinidades helénicas reivindicaban la grandeza humana y su escenario era el mundo de su ciudad y la región adyacente”, (1) el nuevo Dios para los cristianos a los que define como de arte romántico, tiene, en apariencia, una misión soteriológica para un reino ignoto.

La escultura prehispánica existente en el valle de Aburrá, está representada en su más grande expresión en una roca de aproximadamente treinta metros de altura, al parecer tallada con el rostro de una mujer, ubicada en la montaña oriental llamada la Galana. Por referencias de transmisión oral de campesinos que han habitado la zona, dicen que en el cerro del Padre Amaya, que se encuentra en las montañas del occidente y en línea recta que pasa por el cerro el Volador, enfrentada a la Galana, otra roca tallada con el rostro masculino, de las mismas características de la Galana y la cual denominan el Galán. La realidad de la existencia de esta escultura del Galán no está confirmada ya que ha sido imposible registrarla, por lo agreste de la montaña. 107


Capítulo - 2

La vivienda modesta en exceso, asentada sobre anillos circulares conformados por muros de piedra acomodada siguiendo las cotas del terreno, ubicadas en las cuchillas de las montañas occidentales y en el piedemonte de las mismas. Sin embargo la casa en sí cumple un papel de centro ordenador, es un reflejo del orden mayor donde están contenidos los principios básicos de la cosmovisión.

Toda la espacialidad en conjunto que encontramos en el valle de Aburrá, y que corresponde a las comunidades prehispánicas, parece como si hubieran aplicado todos sus esfuerzos a embellecer la ciudad y a enaltecer su religión mitológica, donde el espíritu parece superado por la materia. Es una definición del arte de lo simbólico donde el espíritu intentaba abrirse camino a través de la oscura pesadez de la piedra y para quien semejante elemento manifestaba un poder sagrado.

2.2.2. De la filosofía de la colonia

108


Capítulo - 2

Este pensamiento se presenta como contraposición al pensamiento de lo simbólico, el del arte Español, asumido como el arte romántico, según Hegel, intenta subrayar el aspecto subjetivo de la personalidad, es decir pone el centro sobre lo que considera el espíritu, el alma con todas sus connotaciones religiosas.

Este hecho provocó un desequilibrio muy agudo entre la forma y el contenido, y el peso recae sobre este último. Su subjetividad asume las formas mas extrañas, no responde sólo a una fe que quiere expandirse por todas partes y toma por asalto la conciencia del creyente.

“Una de sus aristas tragicómicas esta representada por las aventuras de la caballería andante, reflejo de un mundo poseído por la neurosis de la abnegación, la defensa de los débiles y la protección de los desposeídos, víctimas de un orden suprasensible”41.

Es la exacerbación del ánimo del cruzado que ahora se apodera de una nueva quimera: establece por su mano la justicia del más acá postergada siempre para una instancia superior. El arte romántico, que pretendió huir de lo sensible hacia la altura, quedó prisionero de lo terreno. No pudo

41

BID, 47.

109


Capítulo - 2

sostener su concepción del mundo por haberse desligado del fundamento humano y sensible que yace en el contenido clásico”42.

El modelo urbano aplicado por los colonos europeos en el valle de Aburrá, obedece al urbanismo hispanoamericano. Es un conjunto de disposiciones bajo el título de "orden que ha de tener en descubrir y poblar", “transcripción de las ordenanzas de descubrimiento, nueva población y pacificación de las indias, dadas por Felipe II el 13 de julio de 1573, en el bosque de Segovia (según el original que se conserva en el archivo general de Indias de Sevilla), conocidas como las ordenanzas de poblaciones, destinadas a las colonias Españolas en América”43. Es un concepto lineal y absoluto como occidente ha visto estas categorías separadas El espíritu de la materia.

Por capitulación o por comisión de igual manera, la conquista culminaba con la fundación de ciudades. Ese orden que había de tener estas ciudades se basaba en la imposición de un modelo común, haciendo abstracción de las características geográficas y ambientales del lugar, y desconociendo la cosmogonía indígena que orientó el pensamiento del hombre nativo en la 42

HEGUEL, Georg, “ Estética 6, El sistema de las artes particulares, La Arquitectura y la Escultura, ”. Traducción de Alfredo Llanos y Ofelia Menga, 1985, Ediciones Siglo Veinte Tomada de la segunda edición alemana de 1842. 43 Salcedo Salcedo Jaime, “Urbanismo Hispano Americano, Siglos XVI, XVII, XVIII, Santa Fe de Bogotá, Centro editorial Javeriano, 1994

110


Capítulo - 2

construcción de su territorio. Aquí el hombre, la naturaleza y el espíritu van separados.

2.3. EL SIGNO Y EL LENGUAJE EN LA ARQUITECTURA PREHISPANICA

Aplicando con criterio filosófico el pensamiento arquitectónico de una cultura que dejo de habitar este lugar hace por lo menos quinientos años y muy poco se nos ha transmitido de su existencia. Sin embargo los escasos estudios realizados sobre las comunidades amerindias en los últimos cincuenta años, acelerado en la última década, muestran como en las sociedades aborígenes “existen astronomías y calendarios, entre las bandas nómadas de cazadores y recolectores, como las hay entre grupos hortícolas y agrícolas los cuales correlacionan ciertos fenómenos cíclicos con presencia o ausencias de fenómenos celestes”44.

Este pensamiento de la cosmología, es un sistema de referencias de aspectos organizativos vitales para el mantenimiento de una sociedad dada, la definición de las fuerzas en juego, las reglas que rigen las jerarquías y las

44

Arias de Greiff y Elizabeth Reichel D. Compiladores de “Etno – astronomías americanas”, Ediciones de la Universidad Nacional de Colombia 1987

111


Capítulo - 2

interrelaciones, así como las preguntas básicas que suscitan estas formas, plasmadas como un gran sistema. Se trata de comprender la relación entre la vida – la muerte, lo masculino - lo femenino, la materia – la energía y el espíritu.

En el pensamiento amerindio el orden universal y personal se relacionan íntimamente, esta concepción cosmológica del hombre le proporciona un profundo sentimiento de su armonía con la naturaleza. El hombre se encuentra así mismo en perfecto equilibrio con la naturaleza.

Este desarrollo cultural logrado por los amerindios al momento de la conquista, estaba compuesto de un universo simbólico, donde el lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo. Corresponde el desarrollo cultural de estas comunidades, a las definiciones con las que Cassirer nos presenta al hombre desarrollado culturalmente, como “un animal simbólico”45, en lugar de definirlo como un animal racional, para Cassirer el lenguaje, el mito el arte y la religión son los diversos hilos que tejen la complicada urdimbre de la experiencia humana. Todo progreso y experiencia afina y refuerza esta red.

45

CASSIRER, Ernst “Antropología filosófica”, traducción revisada de Eugenio Imaz, Fondo de Cultura Económicas, Madrid, España 1945. P.55

112


Capítulo - 2

2.3.1 El Mito

Para las comunidades antiguas, el mito designa una “historia verdadera” de inapreciable valor, porque es sagrada, ejemplar y significativa. Mircea Eliade define el mito en las sociedades primitivas, como el que tiene o ha tenido hasta los últimos tiempos “vida”, en el sentido de proporcionar modelos a la conducta humana y conferir por eso mismo significación y valor a la existencia.

El mito trata los orígenes del mundo. Sus protagonistas son seres divinos, sobrenaturales, celestes o astrales. No se puede cumplir un ritual si no se conoce el “origen” es decir, el mito que cuenta cómo ha sido efectuado.

“El mito cuenta una historia sagrada, el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los seres sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el cosmos, o solamente un fragmento. Es pues, siempre el relato de una “creación”, se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser. Los personajes de los mitos son seres sobrenaturales. Se les conoce sobre todo por lo que han hecho en el tiempo prestigioso de los “comienzos”. Los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad (o simplemente la sobre-naturalidad) de sus obras. En suma, 113


Capítulo - 2

los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado (o de lo sobrenatural) en el mundo”46.

Herland Nordenskiöld ha referido algunos ejemplos de los indios Kuna. Según sus creencias, el cazador afortunado es el que conoce el origen de la caza. Y si llega a domesticar a ciertos animales es porque los magos conocen el secreto de su creación. Igualmente es capaz de tener en la mano un hierro al rojo o de coger serpientes venenosas a condición de conocer el origen del fuego y de las serpientes47.

Estas relaciones míticas, se expresan en el lenguaje a través de metáforas y manejos simbólicos que construyen y reflejan los universos. En un constante discurso sobre la naturaleza, la cultura, la muerte y la reencarnación, entre el reciclaje de la biomasa y las sucesiones espirituales, así como sobre la jerarquía política entre grupos, generaciones y los géneros.

46

ELIADE Mircea, “MITO Y REALIDAD”, Editorial Labor, S. A. 1994.

114


Capítulo - 2

2.3.2. Espacio y Tiempo – Unidad Cíclica y Relativa.

Los Aztecas y anterior a estos los Mayas, implicaban una teoría cíclica, la creencia de que la catástrofe estará seguida de una nueva creación, la creencia en una regeneración universal afectada sin cataclismos (en este proceso de regeneración sólo perecerán los pecadores). Por ello se habla de cinco creaciones del sol sucesivas, que se sucederán al respecto con otras unidades de cinco en tiempos y espacios mayores, permitiendo una constante experiencia de todos los seres vivos que nacen mueren y renacen para cumplir uno de los objetivos básicos del existir, cual es el de la sabiduría del ser y el estar en el mundo, aprendiendo a recrearlo desde el caos al orden desde la soledad al diálogo, desde lo individual al lo personal, desde el ayni al minca. El ayni como filosofía (hoy por Ti mañana por otro) y el minca como acción es el trabajo comunitario.

Estas cinco creaciones del sol, con las que las comunidades amerindias recrean el universo, las explica el antropólogo Roberto Restrepo, “la primera creación fue la del “sol del viento”, pues su destrucción se dio por la furia de este elemento que en forma de huracanes barrió la tierra. La segunda “sol del fuego” pues la humanidad fue destruido por los volcanes,

47

NORDENSKIÖLD Erland “La conceptión de Láme Chez Les Indiens Cuna de L”Istme de Panama”, Revista del Instituto de Etnología , Tucumán, Vol II, 1932 (citado por Mircea Eliade)

115


Capítulo - 2

cuando su experiencia fue insuficiente para mantener el orden, la tercera se denominó el “sol de la tierra”, cuando numerosos terremotos enterraron la vida y con ella a los seres humanos, la cuarta se conoció como “el sol del agua”, pues esta vez fueron los diluvios incontenibles los que sepultaron bajo mares. Ahora estamos en el llamado “sol del movimiento” punto central de los cuatro grandes rumbos del universo, donde se resumen los elementos y la experiencia de un ciclo mayor”48. Una primera generación había sido destruida por alimañas o jaguares.- Otra por huracanes o viento.- Otra por erupciones volcánicas o Fuego.- Otra por diluvios de Agua. Cada edad había tenido un Sol

2.4. ASTRONOMIAS AMERINDIAS

Los investigadores de la cultura amerindia, coinciden en que los antiguos americanos pensaban que el universo tiene una forma primigenia definida, un “esqueleto estructural”. que por espejo y reflejo organiza cualquier manifestación de la vida en cualquiera de los múltiples aspectos y niveles en que se expresa”49, se refiere el antropólogo Roberto Restrepo, a la “Cruz

48 49

RESTREPO. A, Roberto A. “La visión del Mundo Andina”, escritos inéditos, 1998. RESTREPO, Roberto a. “Cosmovisión y Pensamiento Americano”, Escritos inéditos, 1998.

116


Capítulo - 2

multidimensional”, concebida para dividir el espacio-tiempo en un sentido vertical, horizontal y diagonal, como estructura global del Universo.

2.4.1.

Estructura

Global

del

Universo

Andino

La

Cruz

Multidimensional.

El hombre primitivo, a partir de la observación del cosmos y de la naturaleza, “se dio cuenta que existía una disciplina en el tiempo y un orden el espacio celeste inalcanzable y que las estrellas todas parecían girar en torno a un grupo de ellas, que semejaban un ave con las alas desplegadas o un humano con los brazos extendidos: La Cruz del Sur, el eje celeste del Hemisferio Austral donde vivimos”50.

La Cruz del Sur, fue el modelo asumido por el hombre amerindio, como estructura del universo. En el sentido vertical, organiza el espacio-tiempo en tres niveles complementarios y relativos: el Hanan Paccha o Mundo de arriba, el Kay Paccha o Mundo medio y el Ucku Paccha, Mundo de abajo o inframundo.

50

MILLA VILLENA, Carlos “GENESIS DE LA CULTURA ANDINA”, Editado por Fondo Editorial C.A.P. Colección Bienal, Colegio de Arquitectos del Perú 1983.

117


Capítulo - 2

El Hanan Paccha es el mundo celeste por excelencia, los sistemas astronómicos amerindios articulan su visión de la reproducción, en ciertos elementos: sol, luna, planetas, vía láctea, estrellas, manchas oscuras, arco iris, auroras, son parte del lenguaje cosmológico en que se utilizan los cielos como modelo de y para, organización de la vida humana. Todo lo que existe en la cultura amerindia es masculino y femenino a la vez, pero cada ser se expresa mayormente en un sentido o el otro. El sol, preponderantemente masculino representa el día, la luz dorada, es cálido y racional, lugar y momento de la expansión, esta expansión plena se da al medio día cuando el sol esta en el cenit, los símbolos del sol son: el color amarillo, el ave solar el cóndor, quetzal o águila.

El Ucku Paccha o mundo de abajo es el inframundo, abdomen de la Paccha Mama, útero terrestre, preponderantemente femenino, donde existen las semillas de todo lo viviente. Actúa como soporte vital, lugar de las aguas profundas y por reflejo de la luna y las estrellas, representa la noche la luz plata, la penumbra fresca y cuyos símbolos son la serpiente sus animales asociados y el color rojo. Es intuitivo y creativo, lugar y momento de la contracción cuya expresión plena se da a media noche, cuando la luna está en el cenit. El Ucku Paccha activo interiormente y pasivo físicamente, en el se forman las semillas de la vida donde la experiencia de vida se recrea íntimamente por introspección. 118


Capítulo - 2

El Kay Paccha es el Mundo medio o Mundo de la FORMA, producto de la unión de los otros dos mundos mediante la fertilización de la semilla por el semen solar transportado por el agua. Este mundo corresponde al mundo en que vivimos organizados en tres familias: La comunidad humana la comunidad natural y la comunidad de las deidades, que son hermanas y complementarias. La razón de ser de este mundo es permitir a la comunidad humana una recreación permanente de los mundos Hanan y Ucku mediante una relación fecunda, a través del diálogo y la reciprocidad con las otras dos comunidades la natural y las deidades, posibilitándolo la adquisición de la sabiduría, comprensión profunda de la propia dualidad y complementariedad, de la posibilidad de ser en el hacer, equilibrio logrado por el bien común y trabajo comunitario. Sus símbolos son el color azul y el felino, principalmente el jaguar, cuya piel representa al universo, al día y a la noche a la dualidad complementaria del mundo (Ver ilustración No 26).

La representación de los tres mundos a través de los símbolos la encontramos en la imagen de la “serpiente-felino-emplumada”. Se representa aquí el diálogo y la reciprocidad. Es un cosmos donde cada paso se da comunitariamente y nada se alcanza si no es por lo que todos alcanzan complementriamente.

119


Capítulo - 2

Expresión del Cosmos indígena Amerindio, un cóndor rodeado de serpientes, reúne los dos mundos extremos el de arriba y el de abajo o inframundo. (Pieza de la cultura Tumaco)

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 26)

120


Capítulo - 2

El espacio-tiempo visto por los amerindios, como un engranaje vertical de niveles se proyecta al plano horizontal en cuatro territorios los cuales se estructuran entre los espacios de los ejes de la cruz y el eje de diagonales, que toman la salida del sol como eje básico y los movimientos aparentes del astro hacia los ejes extremos de los solsticios, cuatro diagonales que señalan los ejes diagonales de orientación celeste, además de las cuatro direcciones cardinales. Estos ejes en el plano horizontal parecen estar ligados a la espacialidad, mientras que el eje vertical esta ligado a la temporalidad. Los cuatro territorios que se conforman en el plano horizontal o mundo de la forma, señalan los cuatro rumbos del Universo adoptando el apelativo de “SUYU: ANTISUYU, región comprendida entre el sureste/noreste, CHINCHAY SUYU, región comprendida entre el noreste/noroeste,

COLLA

SUYU,

región

comprendida

entre

sureste/suroeste y CUNTI SUYU, región comprendida entre

el el

noroeste/suroeste”51.

Esta

relación

espacio-temporalidad

se

dan

en

la

relación

y

complementaridad como espejo y reflejo entre los tres mundos y los cuatro rumbos del universo, lo podemos encontrar de esta manera, tanto en la vivienda, templo o territorio. Las categorías clasificatorias que reflejan

51

LOZANO CASTRO Alfredo “Concepción Cultural de la Ciudad Andina”, Madrid 1992.

121


Capítulo - 2

estos niveles y su proyección, son de instancia cognitiva ecológica, sociopolítica, económica y filosófica.

Desde una visión topocéntrica,

los amerindios desarrollaron estos

conceptos del universo. Es desde un lugar, llamado KAY CHAUPI, (aquí / ahora) siempre como “centro del universo”, desde el cual cada grupo ve y entiende la unión de los mundos Hanan y Ucku, el cosmos es plasmado en el territorio, como expresión de una sociedad. Las relaciones opuestas por lo tanto complementarias del Hanan y el Ucku son el reflejo de la sociedad, la sociedad es el reflejo del cosmos. Con un concepto similar al que maneja hoy la geometría fractal, la cruz se desarrolla, en un sistema proporcional geométrico y aritmético, que por espejo y reflejo, se conforma una estructura cruciforme tridimensional creciente y decreciente.

2.4.2. El sistema proporcional del universo amerindio

El sistema proporcional amerindio en el sentido horizontal es la cruz la que organiza el espacio-tiempo en cuatro territorios. El círculo, el cuadrado y la diagonal del cuadrado V 2. Son los elementos que intervienen en una serie infinita de mandalas y diseños del territorio. En la ilustración No 27, se construye geométricamente la cruz del sur, dividiendo la circunferencia en doce arcos, la unión de los puntos intermedios de los cuadrantes con los 122


Capítulo - 2

Sistema proporcional del Universo Amerindio en el plano horizontal (elaboración Julia Rave A. dibujo Reina Correa G). Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 127)

123


Capítulo - 2

opuestos, conforman la cruz cuadrada. Las diagonales del cuadrado central corresponden a los ejes Norte-sur y este-oeste. El crecimiento armónico y sistémico se produce en todos los sentidos, en la ilustración No 28. vemos cuatro posibilidades de crecimiento armónico de la cruz andina y en la ilustración No 29, presentamos el diseño de cinco discos, de culturas antiguas en Nariño Colombia, datadas de 700 d.C. – 1.250 d.C. En las tres figuras de la derecha, encontramos el dibujo de la cruz y las diagonales a 45º, que marcan los cuatro rumbos de expansión del Universo (Ver ilustración No 30).

Esta concepción y representación plana de la tierra y su ubicación dentro del modelo cósmico es común a muchos grupos indígenas Americanos. Las culturas donde se ha podido estudiar con más detenimiento este modelo cósmico son: la Mexica y Maya en Mesoamérica y la Inca en los Andes. En los estudios sobre las comunidades indígenas en Colombia, Faust, 1986; Reichel Dolmatoff, 1990 presentan, esta relación que

origina una

oposición entre arriba y abajo o entre los mundos de arriba y los mundos de abajo que se oponen como dos mitades inversas separadas por el plano del mundo terrenal; esta interacción entre los elementos que configuran las ideas del universo en el mundo andino y las respectivas orientaciones se pueden deducir del Mapa Cosmográfico de J. Santacruz Pachacuti (Ver ilustraciones No 31 y 32). 124


Capítulo - 2

Mandala. Crecimiento armónico de la “Cruz del Sur”. Sistema proporcional plasmado en la arquitectura la escultura y el territorio amerindio. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No. 30)

125


Capítulo - 2

Discos de la cultura Nariño. Los tres de la derecha tiene grabado la “Cruz del sur”.

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 29)

126


Capítulo - 2

Sistema proporcional cosmográfico la “Cruz del Sur”, plasmado en la arquitectura la escultura y el territorio amerindia.

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No. 30)

127


Capítulo - 2

Representación Cosmigráfica de J, Santacruz Pachacuti, Fuente B.I.E. 1968. Tomado del libro ¨Concepción cultural de la ciudad Andina¨. De Alfredo Lozano Castro. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No. 31)

128


Capítulo - 2

Interpretación del mapa ¨Representación Cosmográfica de J. Santacruz Pachacuti¨, realizada por Alfredo Lozano Castro. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No. 32)

129


Capítulo - 2

La oposición se asocia al equilibrio entre las partes que lleva a la unidad, la tierra refleja y absorbe la luz del sol y otros cuerpos luminosos, porque no tiene luz propia. Cada hemisferio en sí mismo tiene dos partes opuestas relacionadas con el sol y la luna, como la luz y la oscuridad el día y la noche, o el mundo de los vivos y el mundo de los muertos.

Estudios paralelos realizados a los Poblados amerindios de Teotihuacan en Mesoamérica y Tiwanaco en los Andes coinciden en las características similares en el ordenamiento espacio-temporal. “como espejo del orden cósmico, cada una se estructuran en un sistema de cruz vertical y horizontal. Parten de dos avenidas principales como ejes norte-sur y esteoeste que dividen la ciudad en cuatro grandes barrios y organizan al estado en cuatro territorio. En sentido vertical construyen las pirámides que representen el “mundo de arriba”, como son la del sol y la luna en Teotihuacan y el Akapana en Tiwanaco. El “mundo medio” esta simbolizado en Teotihuacan por la gran avenida principal, de Norte a sur y las construcciones aledañas. En Tiwanaco por el Kalasasaya, la avenida este-oeste y sus estructuras asociadas. “El mundo de abajo” se refleja en la ciudadela de Teotihuacan y el templete semisubterráneo de Tiwanaco,

130


Capítulo - 2

ambos espacios excavados por debajo del nivel medio, representando el inframundo o abdomen terrestre”52.

Encontramos igualmente que la selección del lugar para la fundación de los poblados, comparten señales similares: en Teotihuacan es la confluencia de dos ríos, el San Juan y el San Lorenzo, unidos a un lago importante y la presencia de cuatro cerros sagrados actuando. Una situación similar se dará en los poblados andinos de Cusco y Machupicchu, igualmente

en

Tiwanaco, centro de los Andes, construida en las cercanías del lago Titicaca y del río Desaguero.

Los indígenas actuales utilizan ciertos objetos de su cultura material, como guías nemotécnicas para el control de secuencias temporales. Estos objetos son desde pequeños bastones, o discos grabados (Kogui), cruces (Quechua), hasta grandes estructuras tales como la maloca misma (TanimuKa, Yukuma, Cubeo), o la arquitectura monumental de templos y pirámides, como los medios para observación astronómica en las montañas y piedras alineadas (Kogui).

Este sistema de proporciones horizontales, que estructuran

cuatro

territorios a semejanza de los cuatro rumbos de expansión del Universo, 52

RESTREPO ARCILA, Roberto “Cosmovisión y Pensamiento Americano”, Escritos inéditos 1998.

131


Capítulo - 2

entre los espacios de los ejes de la cruz y el eje de las diagonales de 45º que se dan entre ellos, es el plano del mundo medio, es el Kay Paccha. Se complementa verticalmente con la unión del nivel de arriba el Hanan Pacha y el nivel de abajo el Ucku Paccha. Situándose en el centro de la cruz, como centro del universo desde cada lugar y por espejo y reflejo sobre los ejes de la cruz organiza cualquier manifestación de la vida en cualquiera de los múltiples aspectos y niveles en que se expresa.

En la ilustración No 33 y 34, el punto P corresponde al lugar de ubicación del hombre ameridio. En un sistema que se aproxima al espacio - tiempo de la física cuántica y de la nueva ciencia de la totalidad, esta cruz refleja un sistema de proporciones multidimensional, utilizado por la mayoría de los pueblos que habitaron la Antigua América, en la construcción cultural que engloba toda actividad humana, para mantener un equilibrio con el Universo.

132


Capítulo - 2

Sistema proporcional del universo Amerindio, cruz multidimensional. Elaboración Julia Rave. Dibujo Reina Correa Ghisays. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 33)

133


Capítulo - 2

Sistema proporcional del Universo Amerindio “Cruz multidimensional”. Elaboración Julia Rave. Dibujo Reina Correa Ghisays. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 34)

134


Capítulo - 2

2.4.3. Fenómenos Astronómicos

Entender los fenómenos astronómicos en su globalidad y según conceptos de la ciencia astronómica occidental, nos ayuda a descubrir la manera como se manifiesta estos fenómenos para quién los observa desde el lugar donde habita.

El valle de Aburrá donde se asienta la ciudad de Medellín, se ubica en la región equinoccial, entre el Ecuador y el trópico de Cáncer, a 6.25º de latitud norte y una longitud de 75º -34’- 34” al Este del meridiano de Greenwich. Los astros ascienden por el oriente con una inclinación de 6,25º con respecto a la línea vertical que determina el radio cenital y caen por el occidente con igual inclinación. El paso de la sombra a la luz es rápido y el sol del medio día está en el cenit dos veces al año, dividiéndolo además en dos períodos iguales.

La casi circular órbita terrestre determina el regular movimiento aparente del sol, que repite año por año su recorrido frente a las mismas estrellas en un mismo camino algo oblicuo que lo lleva de un hemisferio al otro, determinando la misma frecuencia de lluvias y veranos, inundaciones y sequías. Las estrellas vecinas al horizonte del norte o del sur, describen semicírculos similares, con centro sobre el horizonte. 135


Capítulo - 2

El movimiento de la luna alrededor de la tierra es más complejo, tiene un desempeño al lado del sol, caracterizado por su posición y por las fases de su iluminación, con simultaneidad de dependencia y oposición. Cuando la luna llena, pálidas rivales luminicas salen por oriente, el sol se acaba de ocultar por el punto opuesto del horizonte.

En los días de solsticios la luna llena sale y se pone cargada hacia el norte o el sur, cuando el sol lo hace cargado al lado contrario, hacia el sur o el norte, acusándose la oposición para luego medio mes después coincidir en los novilunios.

La luna se ve salir delante del sol pocos días antes de la luna nueva y pasada ésta, en los atardeceres, es la luna la que se ve seguir al sol en su caída. La aparente exactitud en el tamaño del disco del sol y la luna, permiten disfrutar de la vista de la corona solar, durante un eclipse total. La acción combinada de tierra, sol y luna producen el fenómeno de las mareas.

La comprensión de los fenómenos tal como se observan desde la superficie de la tierra: el movimiento de rotación de la tierra, de su movimiento orbital alrededor del sol, del movimiento de la luna alrededor de la tierra y en relación con el sol. Todo ello es utilizado por los indígenas amerindios 136


Capítulo - 2

como referencia temporal según su interacción con el horizonte de las montañas, los cerros que sobresalen, los ríos o la silueta de las montañas lejanas.

El tiempo y el espacio esta determinado por el paso del sol y las estrellas, el cambio de la noche al día, el aparecer o desaparecer de estrellas por horizonte matutino o vespertino antes o después de que lo hace el sol.

En la gráfica No 35 se registra el movimiento real de la tierra entorno al sol sobre su órbita circular (la cual rigurosamente es una elipse) llamada eclíptica. Aquí se explica el origen de las estaciones. En esta gráfica aparece el sol fijo en el centro, mientras la tierra gira sobre sí misma a medida que se traslada sobre la eclíptica. El eje N-S de la tierra y del sol, es siempre perpendicular al plano ecuatorial de la tierra, inclinado un ángulo de 23,5º sobre el plano de la eclíptica. Se ubican en la gráfica, las posiciones de: Equinoccios de Aries y Libra y los solsticios de Cáncer y Capricornio.

137


Capítulo - 2

El orígen de las estaciones. Tomado del libro de “Asoleamiento. Teoría general y diagramas”. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 35)

138


Capítulo - 2

2.4.3.1. Diagrama de Asoleamiento para el Valle de Aburrá.

En un intento de interpretar las huellas de la arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá con relación a la estructura cosmológica, (al sol y los astros), como lo pudieron haber concebido los indígenas, se elabora el diagrama de asoleamiento, ubicando el observador en dos puntos que sugieren relaciones espaciales de los hitos relevantes en el Valle.

Ubicamos el observador en el piedemonte sur del cerro el Volador, determinando un eje este oeste con las piedras la Galana en la montaña de oriente y el Galán en la montaña de occidente. Este eje, coincide con la línea de los equinoccios, o sea los puntos de intersección del plano de la eclíptica con el plano Ecuatorial del sol o de la tierra. El sol se presenta dos veces al año en este recorrido en las fechas 21 de junio y 21 de diciembre en las cuales es máximo el ángulo de declinación (ver ilustración No 36). Por el punto P del observador se traza el eje de la tierra N- S y el plano horizontal del observador, teniendo presente que hacen un ángulo de 6.25º hacia el norte según latitud de Medellín.53.

53

MELGUIZO BERMUDEZ Samuel, URIBE TORO Octavio, “Asoleamiento, Teoría General y Diagramas” Publicaciones Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, 1987

139


Capítulo - 2

Esquema. Latitud para el Valle de Aburrá. (Tomado del libro “Asoleamiento, teoría general y diagramas” .Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 36)

140


Capítulo - 2

Uniendo el centro de la tierra con el observador, obtenemos el cenit sobre la bóveda celeste, este radio está inclinado un ángulo de 6.25º con relación a la línea horizontal en los equinoccios, esto hace que el observador vea pasar el sol por el cenit Z, sólo dos días del año, en abril 7 y septiembre 4. Estos dos días comprende al momento de la máxima expansión.

En la ilustración No 36, se dibuja el diagrama con las fechas claves conocidas. El plano del observador P se dibuja horizontal y orientado según eje norte sur meridiano del lugar. El eje N’-S’ representa el original plano horizontal del observador ubicado en el Ecuador, con una latitud Norte para el valle de 6.25º. Los tres planos claves quedan inclinados el ángulo de la latitud, L= 6.25º.

El lugar donde se ubica el observador, corresponde a una terraza prominente hacia el sur del cerro el volador, al parecer este sitio fue utilizado para la observación de los astros. Observemos como el sol naciente se mueve entre solsticios y equinoccios en la montaña oriental (montaña de “zavana”), desde su inicio al norte, hasta el cerro Pan de Azúcar en la margen norte de la quebrada Santa Elena (Ver ilustración No 37).

141


Capítulo - 2

Diagrama de asoleamiento para el Valle de Aburrá. Se ubica el observador en el piedemonte Norte del cerro el Volador. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 37)

142


Capítulo - 2

Cambiando la ubicación del observador P, al Parque de Berrío, en la esquina de la calle 50 con la carrera 50, la línea de los equinoccios del sol naciente, pasa por el cerro de pirámide y los solsticios se mueven desde la laguna de Guarne a la cuenca de la quebrada Santa Elena y cerro de Las Cruces (Ver ilustración No 38).

La localización del observador en este caso, corresponde al centro gravitacional del valle de Aburrá. Esto sugiere que este lugar representaba dentro cosmología indígena en el Valle, un lugar representativo de orientación en la construcción del hábitat prehispánico.

2.5. HITOS DE LA ESPACIALIDAD INDÍGENA EN EL VALLE DE ABURRÁ

El lugar ocupado por las comunidades nativas en el valle de Aburrá, como expresión y vivencia de una cultura, se asocia a las condiciones físicas propias de los lugares ocupados por las comunidades prehispánicas en el territorio Americano. Las condiciones topográficas y la especificidad del paisaje, determinan las construcciones en piedra, como hitos que marcan un sentido de orientación. Construcciones estas destinadas al culto, a la oración y los sitios sagrados como cementerios para enterrar a los muertos. 143


Capítulo - 2

Diagrama de asoleamiento para el Valle de Aburrá. Se ubica el observador en el Parque Berrío, calle 50 con carrera 50. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 38)

144


Capítulo - 2

Estas construcciones muestran un manejo del territorio con un sentido social y comunitario. Podemos interpretar el pensamiento del hombre prehispánico, con un sentido de permanencia de lo sagrado en el territorio, plasmando el cosmos sobre la tierra, el territorio se interviene acomodando la arquitectura a las condiciones existentes del lugar. 2.5.1. La Galana.

La Galana, es el rostro de una mujer, tallado sobre una gran roca de más de treinta metros, en la ladera oriental, a la altura de la cota de los dos mil doscientos metros y en el remate de una cuchilla que se desprende de la montaña donde está la laguna de Guarne. Esta escultura al parecer hizo parte de una gran espacialidad construida

por las comunidades que

habitaron hace más de dos mil años este territorio, dándole significado (Ver ilustración No 18).

La Galana, enfrentada al Galán vigilan la ciudad, en línea recta desde la Galana, pasando por el cerro el Volador y en las montañas del occidente, sobre el cerro del Padre Amaya, dicen que se encuentra una roca de las mismas características de la escultura de la Galana, una gran roca con la talla de un rostro masculino ubicada sobre la cota dos mil doscientos metros.

145


Capítulo - 2

Estas dos esculturas, son huellas significativas, que se marcan como hitos de la espacialidad prehispánica en el valle de Aburrá. Parece que el eje Este Oeste que forman estas dos esculturas, junto con el eje Norte Sur que determina el río Medellín, estuvieran marcando la cruz horizontal, de la estructura del universo amerindio.

Es algo realmente fantástico la

percepción y el dominio total que se tiene del valle, situándonos en los ojos de estas dos esculturas (Ver ilustración No 18).

Estas dos esculturas, el Galán y la Galana y el cerro el Volador, son hitos de la mitología, que en dirección Este-Oeste dividen el valle en cuatro territorios a semejanza de los cuatro rumbos de expansión del universo.

2.5.2. Los Cerros

De estos rasgos tan particulares de la geografía del valle de Aburrá, se identifican en el paisaje los siete cerros que resaltan

en el conjunto

espacial: cerro Quitasol, cerro el Picacho, cerro del Padre Amaya, cerro El Volador, cerro El Nutibara, cerro Las Cruces, y cerro Pan de Azúcar en los cuales se encuentran vestigios de

culturas antiguas, que según

investigaciones de Neyla Castillo, pueden rastrearse de manera absoluta durante ocho siglos, que van desde el siglo V a.C. hasta el siglo III de 146


Capítulo - 2

nuestra era, datando una muestra en sus análisis con fecha 1620 d. C. (5). Esto sugiere la continuidad de

las comunidades prehispánicas que

habitaron la provincia de Aburrá después de la conquista y aún en la colonia.

El cerro Pan de Azúcar, el Nutibara y el Volador, están ubicados en una relación geométrica natural de un

triángulo isósceles; una casualidad

efectiva que presupone una serie de relaciones simbólicas, que permiten conceptuar una cadena de fenómenos del pensamiento o cosmovisión indígena de las civilizaciones andinas relacionadas con el orden Universal, que los sabios amautas desarrollaron y plasmaron en el diseño de los espacios arquitectónicos o territoriales en el valle de Aburrá, donde las montañas de picos más destacados eran destinadas para sitios sagrados.

La relación geométrica de estos tres cerros, está determinada por un triángulo isósceles de dos ángulos de 70º y 40º en el vértice. El vértice coincide con la cima del montículo central de tres picos que conforman el cerro Pan de Azúcar, lugar que al parecer fue destinado para el culto por las comunidades prehispánicas, presupuesto que asumo por los vestigios líticos que allí se encuentran (Ver ilustración No 34). La intersección de las bisectrices del triángulo, coincide en el parque de Berrío, sitio donde fue

147


Capítulo - 2

construida la iglesia de la ermita a la virgen de la Candelaria antes de 1675.

Estos cerros, El Pan de Azúcar, las Cruces, el Nutibara, El Volador, el del Padre Amaya, el Picacho, el Quitasol, por su conformación de colinas erosionables y pendientes pronunciadas, han sido marginados desde sus inicios al desarrollo urbano de Medellín, constituyéndose en áreas abandonadas y despobladas de la ciudad. Paradójicamente esto ha hecho que se conserven evidencias arqueológicas y espaciales que constituyen una fuente de investigación sobre estas culturas ancestrales.

El cerro de las Cruces, es el único de los siete cerros destacados en el Valle que fue involucrado desde los inicios de la Colonia al desarrollo urbano de la ciudad de Medellín debido a que fue el lugar destinado a las comunidades indígenas como lugar de habitación dentro de la zona urbana, aquí fue trasladado el poblado indígena de San Lorenzo de Aburrá cuando los colonos decidieron tomar posesión en el poblado inicial.

2.5.3. Quebradas Santa Elena y La Iguaná

En la dirección Este Oeste, hacia el sur del valle, bordeando los cerros el Pan de Azúcar y el volador, se ubican las quebradas Santa Elena (o de 148


Capítulo - 2

Aná)

al oriente y la Iguaná al occidente, encontrándose

casi en su

desembocadura al río Medellín.

Las cuencas que conforman estas quebradas, resaltan en la topografía del valle. Sin lugar a dudas, los indígenas amerindios que habitaron el valle, incluyeron estas dos cuencas en la construcción de su hábitat. Por estas dos cuencas corrían los caminos prehispánicos que comunicaban el valle hacia Oriente y el Nor-occidente de los territorios Colombianos.

Estos caminos en las salidas del valle, como puertas, contenían construcciones destacadas: en la salida al Nor-oriente, existió la aldea de Aná (cita No 15).

El poblado colonial en la ciudad de Medellín se inicia, con la construcción de la Ermita a la Virgen de la Candelaria, en la vertiente y muy cerca de la Quebrada de Aná hoy Santa Elena.

A modo de especulación y sin constatar, puedo suponer que esta iglesia, primera construcción e inicio de la implantación urbana de la Colonia, podría estar cimentada sobre alguna construcción prehispánica, ya que es sabido que “muchas iglesias, conventos y monasterios cristianos, fueron

149


Capítulo - 2

construidos sobre antiguos templos indígenas, ubicados en los pueblos y ciudades nativas”54.

2.6. CONCLUSIONES

Todos estos hitos y marcas que dejaron las comunidades prehispánicas en el valle del Aburrá, son indicadores del conocimiento de los astros y la naturaleza de estos paisajes, que les permitió a los amerindios que habitaron el valle de Aburrá, hacer un manejo del espacio con mucho orden. Podemos adivinar el concepto de unidad representada en varios niveles, asimilables a la concepción que tenían los indígenas amerindios del universo.

Vimos como, el conocimiento que el indígena amerindio tenía de sí mismos y su relación con el mundo exterior le permitió alcanzar un nivel de desarrollo cultural fuerte en pensamiento y experiencia. Los símbolos expresados en su forma y en su estructura arquitectónica que encontramos en las hullas existentes y la relación de éstos con el pensamiento cosmológico que los originó, son indicadores de la comunión del pensamiento y acción del pueblo indígena en el Valle de Aburrá, con la 54

LOZANO CASTRO, Alfredo, “Concepción Cultural De La Ciudad Andina”, Madrid, 1992.

150


Capítulo - 2

mayoría de los poblados amerindios De un perfecto equilibrio entre espíritu y materia en el desarrollo de su cultura, definiendo ésta como la cultura de lo Simbólico.

Cerros, cuencas, lagunas, cementerios, lugares para el culto, para la vivienda y para el cultivo, son los elementos que tejen toda la urdimbre simbólica de la cultura prehispánica, donde el lugar es el dintorno donde se construye la cultura, siempre como centro del universo.

El ordenamiento espacio-temporal como espejo del orden cósmico, se estructura en un sistema de cruz vertical y horizontal. Parte de dos ejes norte-sur que corresponde al río Medellín y el este-oeste a la línea que se conforma entre las esculturas la Galana y el Galán, pasando por el cerro el Volador, estos ejes dividen el espacio habitado en el Valle en cuatro territorios. Cada uno de estos cuatro territorios tiene como símbolo un cerro: al Noreste el cerro Pan de Azúcar, al Nor - Oeste el cerro el Volador, al Sur - Oeste el cerro Nutibara y al Sureste el cerro las Cruces.

En sentido vertical construyeron la pirámide del “sol” y todo el conjunto de centro ceremonial que representa el mundo de arriba, el mudo medio podría estar representado en el gran camino principal que coincide con el eje este oeste y que comunica el Valle con el resto del continente y las 151


Capítulo - 2

construcciones laterales. El mundo de abajo es posible que estuviera reflejado en la Laguna de Guarne, el río y las quebradas, funcionando como centro o nodo de la cruz horizontal el encuentro de las quebradas Santa Elena y la Iguaná en su desembocadura al río Medellín (Ver ilustración No 39).

Plano del Valle de Aburrá, superpuesta “Cruz del Sur” indicando los cuatro rumbos del Universo Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 39)

152


Capítulo - 3

CAPITULO - 3 COROGRAFIA HISTORICA

Visto el territorio como el resultado de la sedimentación de todas las culturas que en él han actuado, y después de registrar en los capítulos anteriores, las huellas de la arquitectura que las comunidades prehispánicas dejaron en el Valle de Aburrá. Se procede en éste capítulo a desarrollar una “ corografía Histórica”, registrando en un mapa, lo que se considera, el modelo territorial de la cultura prehispánica en el Valle de Aburrá, para lo cual se ubican las acciones sobre el mismo territorio de la cultura amerindia, anterior al siglo XVI.

3.1.

COCEPTO DE ESTADO PREHISPÁNICO

Los estudiosos de la cultura amerindia, coinciden en un pensamiento cosmológico, mítico único en el desarrollo de su cultura para toda América. Sorprende las coincidencias en expresiones arquitectónicas, en lugares tan distantes como Teotihuacan en Mesoamérica y Tiwanaco en el centro de los Andes.


Capítulo - 3

El desarrollo de cada Poblado amerindio se hace desde una visión topocéntrica,

como centro del Universo, en un proceso sistémico de

crecimiento. Así mismo el crecimiento expansivo del desarrollo unifica un extenso territorio como Estado desde la misma visión topocéntrica. Dentro de esta concepción el estado engloba territorio, comunidades, formas de relación, organización y producción. Parte de la unidad de la trama y el respeto de la urdimbre.

Dice Restrepo que, Teotihuacan en el siglo VII y Tiwanaco en el VIII, se constituyen en los mayores estados americanos del primer milenio. Parece que por su ubicación en el continente Americano estos dos estados actuaban como centros del universo considerados desde cada lugar: Teotihuacan en Centro América y Tiwanaco como centro de los Andes.

El concepto de Estado era generalizado, un cacique señoreaba grandes tierras. De esto da cuenta los extensos territorios que gobernaba un solo cacique y se habla de una organización política de Cacicazgos en todo el territorio Colombiano. El cacique Nutibara gobernaba un extenso territorio en el cual se incluía el Valle de aburrá.

154


Capítulo - 3

3.2. OCUPACION INDIGENA EN EL VALLE DE ABURRA AL MOMENTO DE LA CONQUISTA.

En el capítulo segundo, hemos visto como las comunidades amerindias que habitaron el territorio Colombiano, superaban el ámbito local en sus organizaciones socio- políticas. Vimos también, como el pensamiento mítico tan interiorizado en cada uno de sus habitantes, permitía desarrollar el espacio cultural en cada lugar según las particularidades topográficas y ambientales. Siempre como centro del universo.

De estas particularidades en cada lugar como centro del universo, en ese constante discurso del que hemos hablado: hombre, naturaleza y deidades podemos plantear para el Valle del Aburrá en su desarrollo cultural prehispánico, una autonomía espacial como localidad definida por su topografía, que hace parte de un contexto más amplio que incluye otras especificidades de lugar.

El Valle (de Aburrá), a la llegada de los conquistadores, era llamado por los indígenas valle de Aburrá, “Llamábanle de tal suerte porque lo habitaban la tribu de los Aburraes, tributarios del cacique Nutibara, quien señoreaba desde la serranía de Abibe hasta el río Cauca y tenia su sede en 155


Capítulo - 3

Guaca, en los términos de lo que al presente es Dabeiba, sujetando bajo su mando el pueblo aborigen más adelantado y fuerte de Antioquia, él mas numeroso y rico en minas y cultivos.”55

Es evidente que en el valle de Arvi, en la provincia de Aburra,56 donde hoy se asienta la ciudad de Medellín, existieron “edificios antiguos”, que para esta fecha, 1540, 48 años después del descubrimiento de América, cuando llega el capitán Jorge Robledo, ya estaban destruidos.

Al parecer los primeros grupos que habitaron el Valle de Aburrá corresponde a los agroalfareros. El arqueólogo Gonzalo Castro nos habla de algunas investigaciones en el complejo cerámico La Cáncana, los cuales tiene un ámbito de dispersión circunscrito a la cuenca media del río Porce entre los municipios de Gómez Plata, Amalfi y Yolombó. Estos grupos, poblaron la región hace aproximadamente 6.500 años y desarrollaron una tecnología lítica asociada al aprovechamiento de los recursos vegetales y a una horticultura temprana (Castillo, 1992). Es posible, que con los desarrollos tecnológicos relacionados con la domesticación de plantas, que posibilitaron las practicas hortícolas en los bosques de selva húmeda tropical y el sedentarismo, estos grupos 55

se hayan constituido en los

OSPINA, E. Livardo, “Orígenes, fundación y plantas iniciales de Medellín”. Tomado de la obra “Una Vida, Una Lucha, Una Victoria”. Revista Universidad de Antioquia, Vol. L- No 194, de 1975

156


Capítulo - 3

antecesores de otros que con tecnologías agrícolas más desarrolladas y con organizaciones sociales más complejas poblaron el Valle de Aburra durante el siglo V a.C.

Los españoles fueron registrando lo que los nativos habían construido y que evidentemente demostraba una gran cohesión política, militar y religiosa, con una serie de desarrollos en infraestructura y uso de espacios mayores con fines sociales y religiosos. No se trataba pues, como se creyó en un principio, de tribus dispersas que vivían de una economía de subsistencia.

Esto permite pensar que anterior a la colonia, la provincia de Aburrá estuvo habitada por comunidades de mucha gente, organizadas en política y tecnología, permitiéndoles construir un poblado de espacios significativos, con materiales que para el caso no eran deleznables, pues llama la atención, como cronistas

de los conquistadores, hacen referencia directa a

“hedificios antiguos destruydos e comynos de peña tajada hechos a mano... e otros bohios como a manera de depósytos “.

Es así como se desarrolla este capítulo, a partir de las permanencias en el valle de Aburrá, representada en los vestigios de la cultura prehispánica,

56

La provincia de Aburrá, al parecer la conformaba el valle desde la localidad de Caldas la Estrella en el sur, a Barbosa en el norte, las laderas y los valles de San Nicolas de Rionegro y Santa Rosa de Osos.

157


Capítulo - 3

que describimos en los dos capítulos anteriores. Del pensamiento indígena que plasmaron en este valle de Aburrá. De los conceptos de imposición de la cultura colonial, y en el posible sincretismo que se desarrolló entre las dos culturas.

Se ubica como punto de partida en el desarrollo de la corografía el parque de Berrío, sitio donde comienza el desarrollo urbano de la actual ciudad de Medellín en el valle, con la imposición del modelo indiano de la colonia y que como vimos en los capítulos anteriores fue un lugar destacado dentro del desarrollo de la cultura prehispánica. En la ilustración No 40 vemos el Parque de Berrío con las montañas de “Zavana” al fondo, donde se destaca el cerro de pirámide que registramos en el capítulo 1º.

3.2.1 El modelo Indiano

Los españoles tuvieron diversas atribuciones políticas para imponer los centros urbanos en América hispana, bajo la imagen de los europeos y dar paso a un nuevo mundo.

La creación de centros urbanos fue la base de la colonización, que implica un cambio social. Para Helen Rosenau “las imágenes ideales han aparecido 158


Capítulo - 3

Parque de Berrío, sitio donde se implanta el poblado urbano de la ciudad de Medellín, de marco al fondo está la montaña de la laguna de Guarne y el cerro el Pan de Azúcar.

Arquitectura prehispánicanica en el Valle de aburrá (Ilustración No 40)

159


Capítulo - 3

en periodos de cambio social, como los comienzos del renacimiento o la época de la ilustración, en los que la descomposición de un orden económico anterior facilitaba la experimentación cultural”57, p. 15.

La conquista de los europeos en tierras americanas, se basó en la destrucción ideológica y espacial de una cultura que por siglos había construido su territorio, y en la imposición de una cultura ajena al lugar, ajena al territorio.

En el catecismo de Fray Luis Zapata de Cárdenas, difundido por primera vez en el Nuevo Reino de Granada en 1576 "elaborado por José María Groot como “precioso monumento de nuestras antigüedades eclesiásticas en el que resplandece la ciencia política”" es definida esta táctica destructora como una condición del proceso civilizatorio: “Y que primero se edifique casa para Dios, se destruyan los edificios y casas edificadas para morada del demonio, y así se da orden en esta obra como se arranquen todas las malas plantas y se destruya toda la mala semilla que el hombre malo sembró en las tierras de Dios, como son todo género de pecados, ritos y ceremonias gentilicias, sacrificios y malas costumbres tocantes al culto del demonio, y los templos para su servicio dedicados, y borre la memoria

57

PERFETTI, Verónica, ¨Las Transformaciones de La Estructura Urbana de Medellín, Trabajo inédito

160


Capítulo - 3

dellos y sus xeques, mohanes y sacerdotes; y después desta general bastación y destruyción de todo lo dañoso y malo...”(*)58

Es fácil advertir que una realización exitosa de semejante estrategia de conversión, sólo podría tener lugar a condición de contar con un vasto “ejército de almas” probado en el rigor de las guerras santas y mundo de tácticas adecuadas al proceso de formación de verdaderos “exemplares de policía”. En el capítulo 13, titulado “de los niños que en particular se han de enseñar”, se prescribe: “Se manda que en cada pueblo o doctrina saque el sacerdote todos los hijos de caciques y capitanes y otros principales, hasta cantidad de veinte, más o menos, conforme al pueblo que tiene a cargo, a los cuales enseñará a leer y escribir y otras santas y loables costumbres políticas y cristianas, para los cuales se haga un bohío apartado del sacerdote, con sus celdas y barbacoas, donde duerman, y estos niños estarán allí de ordinario para que siendo estos enseñados en lo dicho sirvan como exemplares de la policía y cristiandad que se pretende en los demás” (Triana y Antorveza, 1987).

Esta destrucción ideológica, construyendo sobre las estructuras mitológicas prehispánicas, lo podemos verificar todavía en la arquitectura de la ciudad

58

ARCHIVO HISTORICO DE ANTIOQUIA, “Indios”, Tomo 26, Documento # 798 Fs, escrito en el año 1791.

161


Capítulo - 3

de Cuzco, “en donde los macizos muros de piedra de las construcciones incaicas, son los cimientos sobre los cuales se levantan las monumentales edificaciones coloniales” (Luis Alfredo Lozano, Concepción cultural de la ciudad Andina).59

Sin embargo, a pesar de la predeterminación de rechazar al vencido e imponer las huellas del vencedor, las realidades americanas significarán para los europeos, un condicionamiento previo en la ocupación del espacio físico,

marcando la adaptación de las tipologías tradicionales a las

condiciones del nuevo mundo.

La estructura espacial que surgió del modelo urbano indiano en el valle de Aburrá, esta cargada de incógnitas. El sitio donde se construye la ermita a la Virgen de la Candelaria, corresponde al sitio de Aná denominado así por los indígenas prehispánicos, ubicado cerca de la quebrada

del mismo

nombre, hoy Quebrada Santa Elena y el río Medellín.

La construcción de la ermita a la Vírgen de la Candelaria y la plaza fue previa a la imposición de la trama indiana. Se presume en este sitio, alguna construcción prahispánica, si se tiene en cuenta que este lugar corresponde

59

LOZANO CASTRO, Alfredo, “Concepción Cultural de la Ciudad Andina”, Centro de Investigación Urbana y Arquitectura Andina, Madrid, España

162


Capítulo - 3

al centro gravitacional del valle y que hace parte de la estructura de la concepción amerindia del mundo como centro del universo, teniendo en cuenta que este lugar es el cruce del río Aburrá (hoy río Medellín) y la quebrada de Aná (hoy quebrada Santa Elena).

3.2.2. La Ciudad de la Colonia en el Valle de Aburrá

La ortogonalidad del trazado, es la más notoria característica de la ciudad de la colonia en América Latina. Manzanas cuadradas o rectangulares. La simetría, la simplicidad y la regularidad de las manzanas, llevado a tal punto en la aplicación del modelo, que si bien en muchos casos los poblados de la traza indiana no es enteramente regular, las manzanas están representadas como cuadrados o rectángulos, pasando inadvertidas las torceduras. Ejemplos: la ciudad de Santo Domingo, la ciudad de Campeche en México, la ciudad de Quito en Ecuador, la ciudad de México en México60 (Ver ilustración No 41). De Jaime Salcedo Salcedo.

60

SALCEDO SALCEDO, Jaime, “Urbanismo Hispano Americano Siglos XVI, XVII, XVIII, Santa Fe de Bogotá. Centro Editorial Javeriano, 1994

163


Capítulo - 3

Plano de la traza indiana, tomado de “Urbanismo Hispano-Americano”, de Jaime Salcedo, p. 175. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 41)

164


Capítulo - 3

La ciudad fundada por segunda vez en el valle de Aburrá, el 2 de noviembre de 1675,Villa de Medellín, es un típico caso de la reinterpretación que adquirió la traza ideal de la ciudad hispanoamericana (Ver ilustración No 42). Reinterpretacion que es cambiada al año siguiente 1791 por el plano corregido, ya que en el primer plano se separaba la plaza dos manzanas de la quebrada de Ana (hoy quebrada Santa Elena) (Ver ilustracion No 43 ).

La colonización en el valle de Aburrá, surge cuando el español cambia el sentimiento de descubrir por el de habitar y permanecer. En este momento comienza el cambio de todos los referentes espaciales. Pasaron 39 años del descubrimiento del valle de Aburrá, para que los españoles tomaran la decisión de colonizar estas tierras. ¨Ocurrió hacia 1580, cuando apareció el primer título de propiedad de tierras dado a Juan Daza, otorgado por Don Gaspar de Rodas, quien dio varios títulos como gobernador y quien poseía encomiendas de indios en el valle de Aburrá. Entre esos títulos dados esta uno dado el 4 de febrero de 1596 a los propios indígenas que fué el territorio donde hoy esta el Poblado, lo dice el oidor Herrera Campuzano, en su auto de Resguardo de 1616¨.61

61

PIEDRAHITA ECHEVERRI, Javier, Presbítero. “Del Poblado de San Lorenzo de Aburra a la Parroquia de San José del Poblado”. Departamento de Antioquia, Secretaria de Educación y Cultura, Medellín, 1976.

165


Capítulo - 3

Primer plano de la ciudad de Medellín 1790 – Abajo el plano real de la ciudad de Medellín. Arquitectura prehispánica en el Valle de aburrá (Ilustración No 42)

166


Capítulo - 3

Plano de la Villa De Medellín, 1791, corregido del primer plano 1790. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 43)

167


Capítulo - 3

El capitán Robledo traía dos capellanes. Uno de ellos Blas Díaz, quedó de cura en Antioquia. El otro el licenciado Martín de la Parra sentó sus reales en lo que hoy es Copacabana, haciendo construir allí la primera capilla que hubo en estos contornos, probablemente durante un largo período de la Colonia.

Siguió a esta la que se levantó en el poblado de los indios Anaconas, llamados así ¨a los yndios Xritianos de servicio de los españoles¨62 y que moraban en el actual pueblo de la Estrella, con el agregado de los restos de los indios del Guitaguí y también parte de los Yamesies, esparcidos por los lados de la Tablaza actual. La tercera iglesia se fundó en el Poblado de San Lorenzo, o sea en el actual barrio de El Poblado, y la cuarta en “Guayabal”. Los colonos construían las iglesias en los lugares de mayor población indígena, se llamaban curatos y se utilizaban para evangelizar a los indígenas.

3.2.2.1. El Poblado de San Lorenzo de Aburrá En 1615 se obtiene la facultad dada por la Real Audiencia para fundar un poblado indígena: San Lorenzo de Aburrá. Fundada en 1616 Por el oidor Francisco Herrera Campuzano.

62

TOVAR PINZON, Hermes, ¨Relaciones y Visitas a los Andes¨, Colección de Historia de la Biblioteca Nacional, enero de1993, pag 300

168


Capítulo - 3

El sitio donde se fundó el poblado de San Lorenzo corresponde al lugar donde actualmente se ubica el Barrio del Poblado. En varios documentos del Cabildo de Medellín se habla del Poblado de San Lorenzo y se le señala siempre como el que estaba después de los egidos de la villa que iban hasta la quebrada El Guamal. ¨En varios pleitos sobre los límites de estos egidos con Don Juan de Londoño y Don Silvestre Cadavid se señala claro que el Poblado estaba arriba de la playa del río y más allá del Guamal¨63. Estos documentos hacen referencia al camino que de la Villa conducía al Poblado de San Lorenzo, el cual se ubicaba bordeando la montaña, por el morro de las sepulturas (arriba del cementerio), donde estaba el tejar “de propiedad de Don Diego Molina Beltrán del Castillo y su esposa Doña María Ana Cataño Ponce de León) cerca de la quebrada el Guamal”64 (Ver ilustración No 44).

El resguardo de San Lorenzo señalado por Herrera Campuzano, fue desmembrado por los gobernadores de Antioquia para dar a los españoles. El primer lote lo adjudico el gobernador Juan Velez de Guevara y

63

64

Ibis, 6 P.E.J.

Archivo Histórico de Antioquia, Sección Colonia. Tomo 71 Caminos documento 1964, folio 936.

169


Capítulo - 3

Plano del Valle de Aburrá, Se ubica el Poblado de San Lorenzo y el poblado de la Villa de Medellín. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 44)

170


CapĂ­tulo - 3

171


Capítulo - 3

Salamanca en 1639 a Fernando De Toro Zapata. Entre las razones aduce que los indios habían disminuido, de ochenta indios que poblaron inicialmente y quedaban diez o doce.

Dice el presbítero Javier Piedrahita que, el Padre Juan Gómez de Ureña había certificado que podían ser donadas al capitán Toro Zapata dos estancias de caballería ¨por encima del dicho poblado desde la quebrada de Rodrigo Anserma corriendo hacia arriba la ranchería de Juana Vásquez¨65. La de pan de doce fanegadas la señaló en Itaguí. En otros documentos figura las tierras de Juana Vásquez que estaban por encima del poblado y que a ellas pertenecía el rastrojo de Envigado.

De las anotaciones anteriores determinamos el morro de las Sepulturas o de las cruces, como el cerro que espacialmente divide el lugar donde se fundó el Primer Poblado (Poblado de San Lorenzo) en el Barrio el Poblado y luego la Villa de Medellín en el parque de Berrío (Ver ilustración No 45).

Llama la atención, la omisión permanente que hacen los colonos de la existencia de estructuras indígenas en el Valle de Aburrá. En la ilustración No 46 donde se muestra la zona urbana en el valle de Aburrá, es una de las

65

Archivo Histórico de Antioquia, Tomo 75 D. 2091.

172


CapĂ­tulo - 3

173


Capítulo - 3

pocas donde aparece el morro del Salvador incluido y destacado dentro de la

espacialidad

urbana de Medellín. Sin embargo en el listado de

explicación no aparece el # 14 con el cual se designa. El morro el Salvador o cerro de la Cruces fue en últimas, el lugar que los colonos dejaron a los indígenas para habitar en el Valle de Aburrá.

3.2.2.2.

La Villa de la Candelaria de Medellín. (Traslado del

Poblado de San Lorenzo al Sitio de Aná).

El Poblado de San Lorenzo de Aburra dura 30 años, habiendo contribuido a su mantenimiento y mejora el gobernador Pedro Pérez de Aristizábal. Las leyes de Indias que en principio protegían a los indígenas, dificultaban allí la adquisición y explotación de tierras por los blancos, esto principalmente determina el transplante de la población al ángulo formado por el río Aburrá y la quebrada de Aná como le decían los aborígenes, (los españoles la llamaban el Salado o Aguasal y en la actualidad se le nombra Santa Elena.

Dice el escritor Livardo Ospina que ¨en 1646 se hacía la mudanza del Poblado de San Lorenzo de Aburrá, al sitio abajo del Morro el Salvador,

174


Capítulo - 3

llamado anteriormente de las Sepulturas o de las Cruces¨66. Mas o menos al punto en el que hoy se ubica el casi abandonado cementerio de San Lorenzo. Este cementerio fue construido en 1828 sobre las ruinas de una capilla de paja erigida y puesta entonces bajo el patrocinio de San Felipe de Sosa y trasladada a poco también al sitio de la plazuela de San José (Ver ilustración No 46).

Ha sido difícil establecer cuando fue construida la primera iglesia, en el lugar donde hoy se asienta la iglesia de la Candelaria en el Parque de Berrío. Parece ser que la capilla que se construye en la plazuela de San José, tres años mas tarde se cambia por la primera iglesia que con cierta dignidad se alzó en este valle, pues era de tapias, tenía tejas de barro y campanas traídas de la ciudad de Antioquia a expensas de Don Pedro Gutiérrez Colmenero, y al año siguiente se consagra al culto de la Virgen de la Candelaria, con cuyo nombre empezaba a llamarse ya el sitio en esos años y (desde entonces en el mismo Lugar donde continúa) (Ver ilustración No 40).

Las tierras donde se asentaría el sitio de Aná, habían sido adquiridas por el doctor Don Miguel de Heredia, cura de Zaragoza, quien las dejó en

66

OSPINA, E. Livardo, ¨Una vida, Una Lucha Una Victoria¨ tomado de la Revista de la Universidad de Antioquia Vol L- No 194, de abril – junio de 1975.

175


Capítulo - 3

herencia a una sobrina suya, con la obligación de levantar una ermita a la virgen de la Candelaria, ¨con los años estos terrenos fueron dados en pago a la familia del mulato Luis de Acevedo por quinientos pesos de oro, negocio en que no se incluyeron la ermita (levantada antes de 1649)¨67. Uno de los potreros albergaría al sitio de Aná. Verónica Perfetti, construye un plano de loteo de propietarios de terrenos en el sitio donde se implanta la trama indiana, (Ver ilustración No 47).

Cuando este lugar se llamaba todavía sitio de Aná, los vecinos construyeron en el mismo sitio en que hoy se encuentra la de la Candelaria, la primera iglesia cuyo nombre primitivo fue el de iglesia Mayor. Parece ser que en 1637 era cura de la iglesia de la Candelaria el padre Juan Gómez de Ureña, pues así consta en el libro más antiguo que es el de matrimonios, que figura desde 1637 y las constituciones de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria, aprobadas el 6 de octubre de 1630 están firmadas por el padre Juan Gómez de Ureña. Nadie puede dudar en poner en primera línea y quizás en primer lugar al maestro Juan Gómez de Ureña, cura doctrinero de San Lorenzo de Aburrá, él fue el fundador del sitio de Aná que en 1674 pasó a convertirse en parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria de Aná

67

JARAMILLO, Luis Roberto y PERFETTI, Verónica, Cartografía Urbana de Medellín 1790 – 1950¨, Consejo de Medellín- Comisión Asesora Para La Cultura, Medellín 1995

176


Capítulo - 3

Plano de loteo de los propietarios de predios en la Villa de Medellín 1678. Verónica P. Pag 13 de Cartografia. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 47)

177


Capítulo - 3

y el 2 de noviembre de 1675 al ser erigida Villa, se le cambió el nombre de Aná por el de Medellín.68

3.3. EL VALLE DE ABURRA PREHISPANICO

En los capítulos anteriores hemos visto como las características geográficas, fueron determinantes en la construcción del territorio por las comunidades amerindias, llenando de significado cada cerro, cada río, todo el horizonte, en la (ilustración No 48), vemos en una acuarela pintada en épocas de la colonia, el paisaje de la cuenca de la quebrada de “Aná” hoy Santa Elena, enmarcada por el cerro Pan de Azúcar a la izquierda y el morro el Salvador, cerro de las Cruces a la derecha.

Las comunidades prehispánicas habitaron el territorio Colombiano desde cada lugar, como centro del mundo, a través de rasgos esenciales, de permanencia y presencia destacada: tumbas e hitos pétreos con características de verdaderos monumentos, así como la construcción de caminos y sistemas hidráulicos para el manejo del terreno.

68

PIEDRAHITA ECHEVERRI, Javier, Pbro. “Del Poblado de San Lorenzo de Aburrá a la Parroquia de San José del Poblado”. Departamento de Antioquia, Scría. de Educación y Cultura, Medellín 1976.

178


Capítulo - 3

Cuenca de la quebrada Santa Elena (quebrada de aná), a la izquierda el cerro Pan de Azucar. Lugar donde se instala la ciudad de Medellín. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 48)

179


Capítulo - 3

Se trata aquí de descifrar el lenguaje por el que el territorio del valle de Aburrá se expresa y hace perceptible, a través de éstos sistemas de signos específicos, en esa relación entre construcciones y lenguaje, característico de las comunidades amerindias.

3.3.1 Los Caminos Prehispánicos en el Valle

El Valle de Aburrá, fue centro de producción agrícola y textilera, se ubicó como escenario de los grandes intercambios comerciales entre el norte y sur de Colombia. De esto dan cuenta las huellas de caminos prehispánicos que encontramos en las montañas que conforman el Valle. Parece ser que el camino principal que venía de Urabá, atravesaba el Valle de Aburrá, comunicaba con Rionegro y de allí al Magdalena y a Santa Fe de Bogotá.

“ Él transito de Antioquia a la ciudad de Santa Fe, capital del Nuevo Reino de Granada, sé hacia por los caminos de Herbé, Santo Domingo, o el de Nare. Duraba mas de un mes y se restringía a la época de verano”69. Los indios del pueblo el Peñol, tuvieron oculto a los españoles, el camino prehispánico que comunicaba con el Magdalena pasando por las bocas del

69 JARAMILLO, Roberto Luis, Exposición “Tres Siglos Sobre Papel”, Cartografía Histórica de Antioquia, Banco de la República- CINDEC- Universidad Nacional de Colombia.

180


Capítulo - 3

brazo del Tigre, frente a las bocas de Palagua. En 1778 el gobernador de Antioquia, Bueltas de Lorenzana, obliga a los indígenas a revelar el secreto, utilizándose a partir de ese momento este camino que resulto mucho mas seguro y el cual redujo el tiempo de un mes que se tomaban por los caminos de Herbé, a siete días (Ver ilustración No 49).

Este camino que viene de Antioquia pasa por Medellín comunica al oriente y de allí al sur parece ser corresponden a los caminos prehispánicos. Las huellas del camino prehispánico que comunicaba el Valle de Aburrá con el oriente, sube por las laderas de la montaña de “Zabana”, pasando por el cerro de Pan de Azúcar, se bifurca en el Alto de la Virgen, llamado anteriormente Alto de la Mora (Ver ilustración No 50). El camino de la izquierda pasa por la Laguna de Guarne, bifurcándose en el Tambo en los caminos que conducen a Copacabana y a Guarne. y el de la derecha comunicaba con Rionegro. Estos dos caminos principales se entrelazan en una red de caminos secundarios que comunicaban todos los poblados indígenas de la región llamada por los indígenas, “Valle de Arbi”70. Recordemos en el capítulo primero como el capitán Jorge Robledo llego al valle de Aburrá en busca del Valle de Arbi .

70

Arbi, en las transcripciones de Tovar Pinzón, se encuentra escrito con B, y con v.

181


Capítulo - 3

Plan de caminos entre la ciudad de Santa Fe y Antioquia, autor Pedro Biturro Perez, fecha 1781. Procedencia A. H. A. # 2.108 (Planoteca). Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 49)

182


CapĂ­tulo - 3

183


Capítulo - 3

Dice Sardela. “..Y avía algunos días que tenía noticia por yndios de un valle que se dice Arbi ques de la otra banda de la cordillera de las sierras nevadas e asy mysmo de otro valle que se dice Quidío q(ue) (e)staba circa de aquella provincia de Quimvaya

q(ue) se encontraba con Arbi ...

hallaron el camino tan áspero y fragoso que en nin(gu)na man(er)a se podían meter cavallos y allí los yndios le salieron de paz y le dixeron como todo el camino era como aquello y que (e)staba muy lexos Arbi ... Puesta el capitán en órden toda su gente desde esta provincia de Paucura con quarenta hombres de a pie y de a cavallo embió un capitán a que pasase las sierras nevadas y viese si había entrada o camino para el valle de Arvi”71. Pasando el pueblo de las “Peras que tiene más de diez mill yndios ... en este pueblo avia mucha comida de mayz e una fruta que se llamaba aguacates que como peras eran tan grandes como una pera de las de Castilla ” y el de Murgia hoy Heliconia y “nosotros le pusimos por nombre de la Sal porque se halló mucha ynfinydad della de manera de panes de azúcar”72. Finalmente llegan al valle de Aburrá, “esta provincia se llamaba en nombre de los yndios Aburrá”.

71 72

TOVAR PINZÓN, Hermes, “Relaciones y Visitas a los Andes, Instituto de Cultura Ispánica, 1993. TOVAR PINZON, Hermes, “Relacione y Visitas A los Andes” p. 284, 285, 286.

184


Capítulo - 3

Desde esta provincia (Valle de Aburrá) el capitán enbió a Diego de Mendoza “con ciertos de a cavallo a la lixera a que soviesen en una cordillera de zavana que estava de la otra vanda de un río que por medio de aquel valle desta provincia pasava a seis leguas della hacia la mano d(e)r(ech)a” p. 289

El capitán tornó a enviar al mismo Diego de Mendoza “a que con cierta gente de a pié y de a cavallo fuese hacia la man(o) d(e)r(ech)a que era donde calla el valle de Arvi por aquellos llanos quél avía visto a ver lo que avía, el qual anduvo por allá a la a la lixera veynte días y más ... lo que abaxo diré e visto por el capitán que hazía la parte de Arvi no se hallava poblado por se aver abaxado mucho el mismo con ocho de a cavallo y ciertos peones a la ligera fue a descobrir por otra parte e nunca pudo hallar poblado puesto q(ue) halló muy grandes hedificios antiguos destruydos e los camynos de peña tajada hechos a mano más anchos q(ue) los del Cuzco.... ” p 290.

Es evidente que el Valle de Arvi corresponde al valle de Piedras Blancas, aquí se reconocen las huellas de esta red de caminos. En el plano elaborado por el Instituto geográfico “Agustín Codazzi”, en 1961, se registran aún los caminos huertas para el cultivo y terracéos para tambos .

185


Capítulo - 3

La ruta desde Medellín hacia Manizales y Honda, la encontramos en un mapa realizado por el alemán Friedrich Von Schenck, en el que dio cuenta de la notable actividad comercial entre Medellin y los demás Estados. En la ilustración No 44, se muestra la ruta entre Medellín, Manizales y Honda. Correspode al mismo camino prehispánico que comunica el Valle de Aburrá con el oriente.

El camino que salía del Valle de Aburrá bordeando el cerro de las Cruces, comunicaba con el Poblado de San Lorenzo de Aburrá, Envigado, Sabaneta, la Estrella y continuaba al sur de la provincia de An tioquia y Popayán, en los inicios de la colonia.

Bordeando las montañas del Occidente del Valle, se encuentran vestigios de caminos prehispánicos, posiblemente corresponden a la red de caminos que comunicaban entra sí a los Poblados indígenas que se asentaban en los sitios de la Estrella, San Antonio de Prado, Guayabal, Belen, Robledo y de estos con Heliconia y el Valle del río Cauca al Sur.

El lugar de encuentro o de partida de los todos los caminos prehispanicos que comunicaban el valle de Aburrá con el resto de las otras Provincias, se encontraban en el sitio donde se instala finalmente el Poblado de la colonia (la Villa de Medellín). Lugar destacado dentro de la espacialidad indígena 186


Capítulo - 3

que sugiere un sitio de encuentro con una gran actividad comercial (ver ilustración No 51).

En un contexto más amplio se ubica el sitio donde se instala la ciudad de la colonia en el Valle de Aburrá, enmarcado por cuatro cerros: El cerro el Volador El cerro Nutibara, El morro el Salvador o cerro Las Cruces y el cerro Pan de Azúcar. Estos cuatro cerros destacados en los dos primeros capítulos, como los que sirvieron de escenario para la mitología indígena, actúan como hitos y demarcan un territorio conformado por la (quebrada de Aná) hoy quebrada Santa Elena y (el río de Aburrá) hoy río Medellín.

3.3.2. Las cuencas Hidrográficas

Las cuencas de las quebradas Santa Elena, La Iguaná y Piedras Blancas, fueron determinantes, en la construcción del habitat prehispánico en este territorio. Hemos visto cómo el ángulo de la quebrada Santa Elena y el río Medellín determinaron el lugar de encuentro de caminos, lo que supone un lugar de intercambio comercial en el Valle prehispánico.

Las cuencas de la quebrada Santa Elena y la quebrada Piedras Blancas determinan la montaña de “zavana”, que como hemos visto en los capítulos primero y segundo, en esta montaña se ubican las huellas de construcciones 187


CapĂ­tulo - 3

188


Capítulo - 3

mitológicas, donde se dieron los grandes eventos sociales de la antigüedad. Esta montaña, orientada en dirección sur - norte, determina el giro que el río Medellín hace en su recorrido por el valle. Estas dos cuencas que conforman las dos quebradas, también determinan el Valle de Piedras Blancas (Valle de Arvi), donde se ubica una gran zona dedicada al cultivo y explotación salina y minera en tiempos prehispánicos.

En la ilustración No 46, se ubica en el plano topográfico del Valle de Aburrá oriental, una reconstrucción posible de lo que fue el valle de Aburrá prehispánico. Se incluye aquí el cerro Nutibara y el cerro el Volador.

Esta montaña, por su ubicación, se constituye en el elemento geográfico más destacado en el valle. Utilizada por las comunidades indígenas como centro ceremonial, definida así, por la cantidad de huellas de construcciones e hitos pétreos que se encuentran, presentados en el capítulo primero (pag, 50).

La quebradas Santa Elena y la Iguaná se encuentran casi enfrentadas, en su desembocadura al río Medellín. Este lugar de encuentro hidrográfico, y el cerro el Volador ubicado en el mismo sitio, se conforma como el nodo más destacado en el valle de Aburrá, ubicándose casi en el medio de la zona más ancha del valle. 189


Capítulo - 3

La cuenca de la quebrada la Iguaná contenía el camino principal que saliendo por San Cristóbal comunicaba con Urabá al Norte de Colombia. En este lugar, en la cuenca de la quebrada la Iguaná, en el costado norte, al occidente del cerro el Volador, existió la aldea de Aná, un poblado indígena, ocupado por la Colonia con el nombre de San Ciro, implantando una iglesia en su nombre.

En este orden de ideas, la quebrada Santa Elena, es elemento común en la determinación de las dos espacialidades definidas anteriormente, tornándose en la cuenca más jerárquica dentro de la espacialidad del Valle de Aburrá.

En el costado sur de la cuenca de la quebrada Santa Elena, con el cruce de caminos prehispánicos, debió existir alguna construcción como lugar de recepción dentro de la espacialidad indígena. Si observamos, por este lugar pasaban todos los caminos que comunicaban el valle con el resto del país.

Me atrevo a presentar este presupuesto, sin confirmar, si se tiene en cuenta que en este lugar se implantó la ciudad de la Colonia con la fundación de la villa de Nuestra Señora de la Candelaria, hoy ciudad de Medellín, con la 190


Capítulo - 3

construcción de la ermita a la Virgen de la Candelaria y más tarde, con la imposición de la trama ideal de la ciudad de la colonia en América.

Vimos anteriormente, como la colonia se cimentaba sobre la destrucción ideológica del indígena, una de las formas practicadas en algunas construcciones de Mesoamérica y América del Sur, fue la de construir sobre las edificaciones mitológicas existentes a su llegada. Para el caso en la Villa de Aburrá podemos pensar que se practicaron las mismas formas, si tenemos presente que bajo algunos monumentos coloniales se han encontrado construcciones indígenas prehispánicas, como el caso de la Plazuela de Zea.

En la desembocadura de la quebrada Piedras Blancas al río Medellín se ubica actualmente el Municipio de Copacabana, enfrentado a este en dirección oriente – occidente, en el cruce de dos caminos prehispánicos, se ubica el Municipio de Bello y Niquía.

Al parecer, este lugar que ocupa Copacabana, Bello y Niquía, fue el lugar que incursionó, Juan de Fraudes al momento de la conquista, el cual fue denominado Curquí (capítulo primero, pag, 35).

191


Capítulo - 3

Mas tarde cuando incursionó Don Gaspar de Rodas, que venía de occidente, descendió por las laderas de Niquía (Cerro Quitasol), venciendo al capitán Niquio.

Estas referencias nos indican una ocupación

representativa de comunidades indígenas en la zona norte del valle. Niquía al occidente del río y Copacabana al oriente marcan la línea este oeste.

La línea que determina la unión de las rocas: El Galán ubicado en el Cerro del Padre Amaya al occidente del Valle y la Galana ubicada en la montana de “Zabana” Cerro, se encuentran en el nodo más destacado de la espacialidad prehispánica en el Valle de Aburra. Al parecer corresponde a la línea virtual que determina el Norte y Sur del valle de Aburrá.

3.3.3. Los Cerros en el Valle de Aburrá

Los cerros en el Valle de Aburrá fueron determinantes dentro de la concepción espacial del Valle de Aburra prehispánico. Los siete cerros que se destacan por su ubicación de manera diferente en el Valle:

El Cerro El Volador y El Cerro Nutibara, ubicados en el centro del Valle, fueron centros ceremoniales del culto a la muerte, utilizados como

192


Capítulo - 3

cementerios indígenas en épocas prehispánicas, lo demuestran las estructuras funerarias que aun se encuentran en estos dos cerros.

El cerro Pan de Azúcar, actuó como referencia en la lectura del Cosmos, determina el paso del sol, la luna y las estrellas. El cerro de las Cruces inter-acciona con el cerro Pan de Azúcar como observatorio astronómico, a uno y otro lado de la cuenca de la quebrada Santa Elena. Este cerro de las Cruces por su ubicación en los términos del Valle, fue el único involucrado dentro de la espacialidad colonial, allí se ubicaron los indígenas, después de los egidos según la traza indiana en el Valle de Aburra.

El cerro del Padre Amaya, ubicado en las montañas del Occidente, sirve de balcón y observatorio hacia el Valle de Aburrá y al Valle del río Cauca. En este Cerro Se Ubica la gran roca tallada con el rostro del Galan. El Galan y la Galana ubicada en las montañas al Oriente determinan la línea perpendicular a la línea Norte - Sur del meridiano de Medellín.

El cerro El Picacho, se destaca en la montaña occidental al Norte del Valle y enfrentado a la montaña de “Zavana”, actúa como observatorio espacial del Valle de aburrá en toda su extensión de Norte a Sur. Indudablemente fue un sitio dedicado a la observación y el culto a las deidades dentro de la espacialidad prehispánica, desde este cerro se observa todos los 193


Capítulo - 3

movimientos astronómicos, desde el inicio de la salida del sol con la montaña Quitasol iluminada antes de que éste aparezca en el Valle, a la salida de la luna y las constelaciones.

El cerro Quitasol se ubica al Norte del Valle enfrentado al eje Norte Sur, es golpeado por el sol naciente y poniente, durante todo el día está iluminado, parece que a esto se debe su nombre.

En la ilustración No 52, presentamos el plano corográfico prehispánico del Valle de Aburrá, se plasma aquí los hitos y construcciones líticas que aún se encuentran: los cerros, la Laguna, los cementerios, caminos, huertas, lugares para el culto, así

como también las reconstrucciones posibles a

partir de las huellas significativas, que permiten hacer estas especulaciones.

El Valle de Aburrá en el contexto geográfico de Colombia, se ubica en la cordillera central, un valle entre dos ríos, el Valle del río Cauca y el valle del río Magdalena, en la ilustración No 53, se ubica el Valle de Aburrá y el Valle del río Cauca, Valles estos que integraron la provincia de Antioquia, hoy Departamento de Antioquia.

194


Capítulo - 3

Plano corográfico del Valle de Aburrá prehispánico.

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 52)

195


Capítulo - 3

Plano del Valle de Aburrá en el contexto geográfico montañoso de la cordillera central. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 53)

196


Capítulo - 3

3.4.

OCUPACION INDIGENA EN ANTIOQUIA AL MOMENTO DE LA CONQUISTA

El Valle de Aburrá, considerado como una espacialidad definida topográficamente, (un Valle interandino) y que hace parte de un Estado territorial más amplio, que comprendía desde Urabá en las costas del mar Caribe, y cobijaba los valles del río Cauca y del río Grande o Magdalena en la cordillera Central. Este Estado prehispánico, parece ser que casi coincidiera con lo que hoy se define político – administrativo, como el Departamento de Antioquia (Ver ilustración No 54).

Las tierras que cubren la provincia de Sinifaná, el valle de Aburrá y la altiplanicie de Rionegro, fueron habitadas por grupos Nutabe, cuyos territorios se extendían desde el río Cauca hasta el río Porce y hasta las laderas que conducen al valle del Magdalena, tierras estas que hicieron parte de la Gobernación de Antioquia en los tiempos de la colonia, en la (ilustración No 55), se ubican los poblados indígenas prehispánicos que se han podido datar en el departamento de Antioquia.

Al parecer, el poblamiento indígena de gran parte del interior Andino del país fue realizado a través de los ríos, Magdalena, Cauca, San Jorge, Zinú 197


CapĂ­tulo - 3

198


Capítulo - 3

Plano de Antioquia “Culturas indígenas prehispánicas” Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 55)

199


Capítulo - 3

y Atrato. Los descubrimientos arqueológicos y las crónicas nos indican el desarrollo cultural indígena a las riveras de estos ríos.

Una de las vías de penetración principal fue el río Magdalena, por el cual parece fue ocupado el territorio de Antioquía, según lo indica los hallazgos arqueológicos, algunos de los cuales se sucedieron por lo menos, anteriores al décimo- tercer milenio A.P. (Ver ilustración No 56).

Las investigaciones arqueológicas han demostrado que en el territorio Antioqueño

coexistían

grupos de organización tribal, de sociedades

igualitarias en su gerarquización social, junto con los cacicazgos predominaban en el siglo XVI.

Neyla Castillo nos asegura de “hallazgos de industrias líticas registrados en la zona ribereña del Magdalena en Puerto Belo y puntas de proyectil en Puerto Berrío”73. Es factible suponer desde allí, avances hacia el interior del departamento y en general al occidente del país.

Desplazamientos paralelos, debieron ocurrir hacia el interior andino siguiendo vías naturales, como lo sugieren “los complejos líticos

73

CASTILLO ESPITIA, Neyla “Las Sociedades Indígenas Prehispánicas”, en Historia de Antioquia, Jorge Orlando Melo, Director General, Bogotá, Coordinación editorial Folio, 1988, p. 26.

200


Capítulo - 3

Mapa de las poblaciones de la gobernación de Antioquia. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 56)

201


Capítulo - 3

encontrados en el Chocó, en los ríos Juruvidá y Chorí, en la bahía de Utría, en Catrú y las puntas de proyectil en Restrepo (Valle) y Manizales (Caldas). Especial hallazgo de líticos de este tipo se realizó en Niquía, en el valle de Aburrá, aunque no se conoce información sobre el contexto exacto en que se encontraron, una de estas puntas, se ha relacionado con la de Restrepo por sus características”.74

Las

sociedades

más

antiguas

en

Antioquia,

las

relacionan

los

investigadores del departamento de antropología de la Universidad de Antioquia, como que habitaron las zonas del Magdalena Medio y el Valle intermedio del río Porce, también se reseñaron yacimientos en Puerto Berrío, Yondó y Remedios, una ocupaciones fechadas entre 8.400 y 8.450 a.C.75

3.4.1. Los Conquistadores en Antioquia

Los conquistadores no logran el dominio de la geografía en el territorio Antioqueño, poco a poco se sobreponen a un territorio donde el indígena había establecido unas relaciones de habitabilidad. 74

HISTORIA DE ANTIOQUIA, “Las Sociedades indígenas Prehispánicas”, Editorial Presencia, 1991

202


Capítulo - 3

Vimos en el capítulo primero, cómo el paso del conquistador Jorge Robledo teniente de Belalcázar por el territorio del Valle de Aburrá, no despertó ningún interés inicial, continuando su recorrido al Noroccidente donde fundó la ciudad de Antioquia a orillas del río Cauca, cerca de las minas auríferas de Buriticá, en 1541 y en ese mismo año Jerónimo Luis Tejelo al mando de Robledo, da cuenta para el mundo de la existencia del Valle de Aburrá, el que haría parte de la jurisdición de Antioquia.

En el período 7.000 a.C. a 1.000 a.C. varios de los grupos humanos desarrollaron un modo de vida más dependiente de los recursos vegetales, con un patrón de asentamiento permanente, desarrollando actividad de caza, pesca y recolección de vegetales. Así por ejemplo, en las zonas bajas se explotaron tanto los recursos del mar, manglares, lagunas y bosques tropicales y en la zonas andinas por su parte, se aprovecharon los recursos presentes en ríos, bosques y sabanas.

El territorio Antioqueño es disputado por las huestes conquistadoras. De una parte las representadas Robledo teniente de Belalcázar, al mando de Pizarro que entran por el Sur y de otra parte Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa, quienes visitaron la zona Noroccidental del océano Atlántico,

75

ACEVEDO ZAPATA, Jorge Luis – BOTERO ARCILA , Silvia Elena y PIAZZINI SUAREZ Emilio “Atlas Arqueológico de Antioquia, Universidad de Antioquia, Medellín, mayo de 1995.

203


Capítulo - 3

tomando Belalcázar al mando de Pizarro el territorio de Dabeiba, entre los años 1501 y 1502 y en 1509 es fundada San Sebastián de Urabá.

En 1541 Jorge Robledo, funda la ciudad de Antioquia, cerca de las minas auríferas de Buriticá. El territorio Antioqueño se enmarca dentro de la conformación del Nuevo Reino en el momento en que surge la provincia de Antioquia (Ver ilustración No 57).

3.5.

OCUPACION INDIGENA EN COLOMBIA AL MOMENTO

DE LA CONQUISTA

Colombia, situada al norte de América del Sur, es bañada por el Océano Atlántico al norte y por el pacífico al occidente. Como una columna vertebral, la cordillera de los Andes se prolonga desde el sur del continente formando tres fértiles ramales, innumerables valles, mesetas y laderas donde se agrupaban la mayoría de la población indígena.

Las investigaciones y hallazgos realizados al día de hoy, muestran una gran población indígena de cazadores y recolectores que ocupaban todo el territorio Colombiano, a la llegada de los españoles La existencia de numerosos complejos líticos encontrados en Bahía Gloria, en bocas del río 204


Capítulo - 3

Atrato, complejos que se suceden a lo largo de la línea costera, desde Urabá hasta la Guajira en la región del Caribe, en la zona Andina y la zona Amazónica (Ver ilustración No 58).

3.5.1. La región del Caribe

En la región del Caribe fue poblada por los Taironas, Sinú y Urabá. Los cronistas de la zona del Caribe Colombiano, dejaron mucha información sobre las actividades de los españoles en su recorrido por esta región: Francisco López de Gomarra76, Fernández de Oviedo77, y el geógrafo Fernández de Enciso78. Sin embargo Las descripciones sobre comunidades y poderes étnicos se diluyen. Hermes Tovar, resalta el poco interés que tuvieron los españoles en mirar las formas de organización social, los sistemas de parentesco y otras estructuras que regían la vida de los naturales, Sin embargo anota. “Los cronistas que se ocuparon de Colombia recogieron su propia experiencia, hurgaron documentos, y llamaron a testigos envejecidos para elaborar una historia que reunía la escritura, la

76

Francisco López de Gomarra. De la historia general de las Indias (Biblioteca de Autores españoles, XXII (Madrid 1946) Historiadores Primitivos de Indias I, p. 155-455. 1ª edición hecha en Zaragoza en 1552. 77 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias (Biblioteca de Autores Españoles, Madrid 1959) III tomos. Se empezó a publicar parcialmente desde 1535, en Sevilla. 78 Martín Fernández de Enciso, Suma de Geografía (Banco de la Popular, Bogotá 1974) especialmente de la página 247 en adelante. Primera edición en Sevilla, 1519.

205


Capítulo - 3

Comunidades

indígenas

conocidas,

que

ocuparon

el

territorio

Colombiano.

www.banrep.gov.co/museo/orf/tumaco1.htm Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 58)

206


Capítulo - 3

oralidad y la experiencia personal, tres fuentes importantes en casi todas las cronicas del siglo XVI. Esto ha hecho que tengamos un gran aprecio por Pedro Cieza de León o Fernández de Oviedo, quienes dejaron notables historias del reino animal y vegetal y de etnias perdidas en el tiempo”.79

En un principio, los españoles no tuvieron interés de incursionar el interior del territorio Colombiano, Las costas, plataformas marinas y submarinas Caribeñas sirvieron como base de operaciones en la explotación del mar. Concentrados en 4 principales focos de explotación económica: el Cabo de la Vela en la península de la Guajira, con las perlas, llamada provincia de Río Hacha. Santa Marta con la Sierra Nevada y los pueblos de las llanuras que corren hacia Valledupar y Tamalameque. Cartagena, con sus islas circunvecinas y las llanuras del Sinú. Las selvas de Urabá y el Darién.

Las llanuras con sus macroetnias que ofrecían oro, hombres mantas y alimentos y de las alturas que, como la Sierra Nevada, alimentaron a los nuevos colonos que llegaron desde 1526 a emprender su conquista, Cartagena y Santa Marta fueron los dos puntos importantes en la expansión a tierra firme, en los territorios Colombianos, (ver ilustración No 59).

79

TOVAR PINZON Hermes, “Relaciones y Visitas a los Andes” Tomo II, Región del Caribe, Instituto Colombiano de la Cultura Hispánica, 1992

207


CapĂ­tulo - 3

208


Capítulo - 3

En febrero de 1504 Juan de la Cosa capitulaba con la corona para ir a descubrir y rescatar “a las tierras e islas de las perlas e al Golfo de Urabá e a otras cualesquiera islas de tierra firme” (Gonzalo Fernandez de Oviedo) p 31. Desde Cartagena de Indias, Juan de la Cosa, intensifica sus incursiones al interior, luego de asaltar la Isla de Codego, donde tomaron 600 almas, pasaron a Isla Fuerte siguieron hacia el Sinú y el Darién.

En 1509 Juan de la Cosa acompañado de Alonso de Ojeda retorna a Cartagena e inicia su correría hasta la tierra adentro, unas 4 o 5 leguas incursionó a una aldea de 100casas y 300 vecinos, según Oviedo se trata del pueblo de Matarap, cuyo cacique era Catacapa80, llamado Turuaco.

Dice Hermes Tovar, que la isla de Codego, fue tomada en 1533 por Pedro de Heredia donde sometió cuatro caciques: Carex, quien controlaba la parte sur de la isla, Quiripa controlaba el norte, Guacalices el este y Cospique más al poniente. Luego fue a Calamar, desde allí formó dos expediciones: una hacia Zamba y otra hacia el Sinú y el Darién.

Heredia incursiona en Taragoaco, definido como un centro de “indios señores caciques principales”, quienes tenían ciertas casas suntuosas,

80

Gonzalo Fernández de Oviedo, historia General de las Indias (Biblioteca de autores Españoles, Madrid 1959) III, p. 139. Francisco López de Gomarra “de la Historia... cit. p. 200.

209


Capítulo - 3

mucho mayores que las otras. En este pueblo fracasó Heredia en el intento de someter a los indios, ya que respondieron con la confrontación armada y el abandono de sus pueblos. De aquí salió a Zamba o Nao con el fin de poblarla en el camino llegó a Tegoa luego a Chagoapo. De Nao o Zamba, inició otra expedición hacia el río grande o río Magdalena.

A legua y media de Nao, encontró un valle muy poblado, que llamo Valle de Santiago, con importantes señoríos, 53 caciques, con 11 pueblos unos grandes y otros pequeños, y una población abundante. Heredia marchó de este valle hacia el río Magdalena con más de 10.000 indios. Heredia, continuó a Marazobí, Sonsón, Taumema, Tancamos, Mentamoa y Zeama. En Mentamoa, “no quedó casa ni cosa por quemar, aunque era muy grande y hermosa población”.81

Estos relatos, permiten ubicar, la numerosa población de comunidades indígenas que existían al norte de Colombia, a la llegada de los conquistadores. Heredia, en una sola incursión llega a un valle con 11 pueblos, 53 caciques y sale con 10.000 indios, hacia el río Magdalena. Esto presupone una gran ocupación del norte del territorio Colombiano, en los límites con el departamento de Antioquia.

210


Capítulo - 3

El registro de las incursiones de los conquistadores al

territorio

Antioqueño: por el Norte con Pedro de Heredia y por el Sur con Jorge Robledo, nos muestran que, este,

fue ocupado por las comunidades

amerindias a través de los valles de los grandes ríos: El Magdalena, El Cauca y El Porce, construyendo el territorio Colombiano, según las especificidades del lugar, tejiendo una red de poblados en todo el territorio (Ver ilustración No 59). En la actualidad encontramos comunidades indígenas que han logrado sobrevivir manteniendo elementos importantes de su cultura:

Las culturas más estudiadas, bien porque aún existen indígenas habitando los lugares más apartados de sus antiguos territorios, que mantienen muchas de sus prácticas culturales, o bien porque se han encontrado huellas significativas que permiten el estudio de su cultura (Ver ilustración No 58).

3.5.1.1. La Sierra Nevada de Santa Marta.

Los Taironas ocuparon la Sierra Nevada de Santa Marta al norte del país, la época de mayor explendor cultural fue después del año 1.000, época en la que fundaron numerosas aldeas y ciudades. Las construcciones en piedra 81

G. Fernández de Oviedo Historia... cit.III, p.155

211


Capítulo - 3

de terrazas, caminos, canales, puentes, expresan el

mundo cultural

simbólico del hombre amerindio. Con el concepto de

Estado se

conformaron centros mayores que controlaban asentamientos más pequeños, gobernados por caciques y poderosa casta sacerdotal.

Habitada por los Taironas, cuyos descendientes Koguis, Ijkas y Sankás, sobreviven actualmente, conservando algunas pautas culturales. La densa población se concentraba en los sitios cálidos y templados, “en la vertiente norte se han identificado más de 200 sitios arqueológicos correspondientes a dicha cultura.”82

3.5.1.2. Las llanuras del Caribe.

Los indígenas prehispánicos, de la etnia Zenú, ocupaban las llanuras tropicales del Caribe en el norte colombiano. Zonas tanto de sabanas levemente onduladas, como depresiones cenagosas caracterizadas por la fertilidad. Los Zenúes se expandieron desde ocho siglos a.C. por la depresión Momposina ubicada al sur de las llanuras del Caribe, allí se forma un delta interior donde convergen tres grandes ríos (Magdalena, Cauca, San Jorge). Los zenúes diseñaron un sistema de canales artificiales

212


Capítulo - 3

que cubren 500.000 hectáreas les permitió la explotación por más de 2.000 años consecutivos contando con toda la sociedad para su construcción y mantenimiento. Su territorio estaba dividido en tres provincias con funciones

económicas

complementarias:

producción

de

tubérculos

alimenticios, de variadas manufacturas y explotación de oro nativo. Una numerosa población Zenú se estableció en aldeas de unos 600 habitantes construidas sobre plataformas artificiales o en asentamientos lineales a lo largo de los ríos y caños secundarios.

3.5.1.3. La región de Urabá Caribe

Las llanuras costeras y las zonas montañosas del Caribe Colombiano, se encuentran áreas arqueológicas de comunidades que compartieron tradiciones metalúrgicas con áreas orfebres de Panamá y Costa Rica, desde comienzos de nuestra era hasta el año 1.000, técnicas, formas y símbolos representados en los vestigios se asocian a las culturas amerindias.

82

Revista del Museo del oro de Colombia, Bogotá, Colombia, octubre de 1989.

213


Capítulo - 3

3.5.2. El suroeste colombiano (Región Andina y Valles interandinos)

El suroeste colombiano, comprende la zona Andina y costas del mar Pacífico, estuvo habitado por las culturas que los arqueólogos denominan: Tumaco, Calima, Malagana, Cauca, San Agustín, Tierradentro, Nariño, Quimbaya y Tolima. Estas culturas orfebres y agrícolas, trabajaban el metal que encontraban en los ríos y vivían en aldeas rodeadas de campos de cultivo.

3.5.2.1. La Región Andina

La zona Andina habitada por los indios Inka, los Mutabe y los Taami y Muisca. Es tierra de variedad y abundancia, su topografía compuesta por incontables rincones, influyó en el florecimiento de diversas culturas regionales, utilizadas como zonas de producción y abastecimiento de todas las comunidades. Aquí se ubicaban las zonas mineras y salinas, la producción de alimentos y textiles. Hemos visto como el Valle de “Arvi”, fue referido por los indígenas a los conquistadores, como el centro de producción e intercambio comercial de todos los productos que se cosechaban en la zona Andina. A la llegada de los conquistadores la zona estaba poblada por numerosos grupos de lengua Karib. 214


Capítulo - 3

La cultura de San Agustín, se ubica en El Maciso Colombiano, donde la cordillera de los Andes se divide en dos ramales y nacen los ríos Cauca y Magdalena. Desde hace más de dos mil años, agricultores sedentarios se esparcieron en un área de 500 kilómetros cuadrados. Terrazas y canales para la agricultura alternaban con los montículos artificiales que cubran sus tumbas monumentales, custodiadas por estatuas. Los entierros se hacían con ofrendas de cerámica. El mundo mítico que se encuentra en los vestigios arqueológicos: bocas de jaguar, cabezas-trofeo, aves rapaces, serpientes y otros animales, la figura del hombre jaguar que se asocia al chamán. Todo ello corresponde al concepto de mundo muliestrato que mantiene en equilibrio las fuerzas contradictorias del cosmos. La cultura de San Agustín, parece ser generadora de desarrollo cultural en la zona Andina Colombiana, entre los ríos Cauca y Magdalena, su ubicación en la zona montañosa del Macizo Colombiano y su desarrollo cultural al momento de su desaparición, indican que este lugar funcionó como centro ordenador del estado, lugar de origen de la cultura que se desarrolló a lo largo de las cordilleras oriental, central y occidental y a lo largo de los ríos Magdalena y Cauca en todo el territorio Colombiano.

215


Capítulo - 3

El río Magdalena principal arteria fluvial de Colombia, fue importante zona de paso en los movimientos de población e intercambios comerciales, reflejados en la influencia entre las culturas del sur del centro y del norte. La Tolima ubicada en el Valle del Magdalena y Las culturas de tierradentro , Cauca y Malagana, ubicados en el alto del río Cauca. Expresa en su orfebrería y cerámicas la concepción dualista del mundo, un arte de contrastes, opuestos y complementarios con un perfecto equilibrio y armonía, extraños seres míticos con imagen de serpiente-jaguaremplumada y complicados colgantes de oro y de tumbaga en forma de aves de ranas mezclados con razgos humanos. Coinciden con la visión del mundo Andino transformación de todos y cada uno de los mundos a través del mundo medio o de la forma la unión del mundo celeste y el inframundo (Ver ilustración No 60).

Cultura Tumaco. La llanura costera del pacífico desde los manglares hasta los bosques tropicales del piedemonte andino, ofrece variados recursos para la subsistencia del hombre. Habitantes de la cultura Tumaco en Colombia y de la región ecuatorana de Tolita, desarrollaron hace más de dos mil años un eficiente sistema económico basado en la pesca y la agricultura del maíz, cerámica y orfebrería.

216


Capítulo - 3

Representación de la cosmovisión del Universo amerindio “La Cruz cuadrada”. (Culturas Niriño, Cauca, Malagana). P. 217 Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 60)

217


Capítulo - 3

Cultura Muisca. Hacia el siglo VII de nuestra era poblaron el altiplano de la cordillera oriental Colombiana los muiscas grupo emparentado linguísticamente con los Tairona al momento de la conquista española se expandían en un territorio de 25.000 Km2 y sobrepasaba el territorio Colombiano, agricultores de papa maíz y otros tubérculos andinos, vivían diaspersos en las laderas y los valles sujetos a caciques que gobernaban desde aldeas. Dos jefes principales, el Zipa y el Zaque, aspiraban al dominio respectivo de las zonas sur y norte del territorio.

“...En aquella laguna de Guatavita se hacía una gran balsa de juncos, adornada todo lo más vistoso que podían... Desnudaban al heredero. Lo untaban con una tierra pegajosa y lo espolvoreaban con oro en polvo y molido, de tal manera que en la balsa iba cubierto todo de este metal. “Hacía el indio dorado su ofrecimiento echando todo el oro y esmeraldas que llevaba en medio de la laguna y los cuatro caciques que iban con él hacían lo propio; y partiendo la balsa a tierra comenzaba la fiesta, gaitas y fotutos con muy largos corros de bailes y danzas a su modo, con la cual ceremonia recibían al nuevo electo y quedaba reconocido por señor y príncipe. “de esta ceremonia se tomó aquel nombre de el Dorado...” Juan Rodriguez Freyle, 1636.

218


Capítulo - 3

Cultura Quimbaya. Los orfebres de la cultura Quimbaya Temprano, del siglo I al X d.C. se ubicaron en las templadas vertientes cercanas al río Cauca creando un arte naturalista. La orfebrería con aleación de oro y cobre o tumbaga, vertida en un molde de cera. Hacia mediados del siglo X d.C. ocuparon el valle medio del río Cauca otras comunidades que sobrevivieron hasta la conquista española. Habitantes de aldeas con bohíos circulares, enterraban a los muertos en extensos cementerios.

3.5.3. La Región Amazónica.

Habitada por los indios Huitoto, se encuentran importantes petroglifos antiguos en la margen del río Caquetá y otras evidencias como, “extensas manchas de “tierras negras”, sobre planicies arenosas o gredosas evidencian los asentamientos del hombre prehispánico por más de 4.000 años de antigüedad”83.

3.6. DESCUBRIMIENTO COLOMBINO

La conquista de América, en su mayor parte, se realiza a partir de otras conquistas previas. De los núcleos primarios, Antillas y zonas del Istmo

219


Capítulo - 3

Panameño, salieron las expediciones que ocuparon México, Perú y Colombia. De México la conquista del sur de los Estados Unidos y la de América central. De Perú la del Ecuador y Chile. Sólo la zona del Río de la Plata fue alcanzada por expediciones procedentes de la península.

Colombia no tuvo nombre como México y Perú, comenzó por ser TIERRA FIRME, luego EL DARIEN, para quedar convertida en las provincias de CARTAGENA y SANTA MARTA, solo a partir de 1550 sería el NUEVO REINO DE GRANADA, con las nuevas provincias de Popayán, Tunja y Santa Fe, es comprensible si se tiene en cuenta que sobre el territorio Colombiano nunca hubo una unidad política, a la gran diversidad geográfica, obedeció una gran diversidad de empeños y culturas.84

Los Españoles duran cerca de 50 años tratando de delimitar estos territorios y construyendo el que sería la NUEVA GRANADA. Este proceso de delimitación del espacio Colombino, hizo abstracción de múltiples especificidades, produciendo cierto abandono en la conciencia colonial de

83 84

Revista “Museo del Oro de Colombia”, Bogotá Colombia, octubre de 1989 TOVAR PINZON, Hermes, “Relaciones y Visitas a los Andes”, Instituto de la Cultura Hispánica, 1993.

220


Capítulo - 3

paisajes que se entrelazaban con otros más determinantes en la formación del hábitat prehispánico.

3.7. LA CONQUISTA EN AMERICA

Un objetivo importante de la época de los grandes descubrimientos geográficos, el final de la baja Edad Media y los comienzos de la época Moderna, consistió en llegar a la India. Colón emprendió el viaje por la ruta del oeste. Este detalle implicó el hallazgo del continente Americano y del océano Pacífico.

El papa Alejandro VI, otorgó a los españoles la posesión de las tierras situadas a cien leguas al oeste de las islas Azores o Cabo Verde (1493). El siguiente tratado de Tordecillas (7 de junio de 1494), ratificó la división del mundo en dos hemisferios: el oriental portugués y el occidental español. La línea de demarcación de ambos queda fijada a 370 leguas del Cabo Verde.

En los tres viajes siguientes que realizó Colón, amplió sus descubrimientos a las Antillas – Pequeñas Antillas, Jamaica, Puerto Rico y costa oriental de Centroamérica. Sin embargo, la evidencia de que se trataba de tierras bien distintas de las del Asia Oriental, se impuso. 221


Capítulo - 3

“De un lado el viaje de Vasco de Gama a la india en 1498, de otro lado los llamados “viajes menores” de los españoles por el Caribe y las costas septentrionales de América del Sur - Ojeda, Bastidas, Nicuesa y Vespucio – acabaron por aclarar toda duda. ”El reconocimiento del error de Colón se difundió a partir de 1507, cuando el cosmógrafo Alemán Martín Waldseemuller se refirió, en su Cosmographíae Introductio, a una cuarta parte del mundo, al que le dio el nombre de América en homenaje a Florencio Américo Vespucio.

Ubicados los españoles, en Cuba con Diego Velázquez como gobernador, envía a Hernán Cortes a incursionar en el continente. Hernán Cortes llega a México, al pueblo de los Aztecas ubicados hacia la zona de Yucatán. En Tabasco vence a los indígenas Mexicas, un pueblo de 10’000.000 de habitantes, cuyo

emperador en esos momentos era

Montesuma. Este

pueblo de los Aztecas, descendientes de los Mayas, lo integraban las etnias de los Mexicas, con los Toltecas, los Olmecas y los chichimecas. Los Mayas habitaron estas tierras de 1.000 a 350 A.C. cuyo Dios Texacoalt decidió abandonar el pueblo y dice que volverá.

En México encuentran los españoles

unas ciudades

imponentes,

Tenochtitlan comparado con Constantinopla o Venecia, una ciudad sobre 222


Capítulo - 3

lagos, con una arquitectura colosal Los españoles quedan fascinados de estos pueblos de los Aztecas, pueblos completamente limpios, de vestimentas espectaculares, de modales exquisitos y sofisticados.

En 1513, Vasco Nuñez de Balboa atravesaba el istmo de Panamá y descubriría el mar del sur (Pacífico) comenzando la Búsqueda de un paso que comunicara el Atlántico con el Pacífico por el sur de América, Magallanes lo conseguiría en 1520, al descubrir el estrecho de su nombre”85, (Ver ilustración No 61).

De los núcleos primarios, Antillas y zona del Istmo Panameño, salieron las expediciones que ocuparon: México, Perú y Colombia. Entre el descubrimiento colombino y la sumisión de los Incas por Pizarro en el Perú y de los Aztecas por Cortes en México, transcurrió menos de medio siglo (1492 – 1536). Al mismo tiempo se inicia la colonización del nuevo mundo, así la expedición de Nicolás de Obando (1502) marcó el comienzo de la población de las Antillas.

85

DE LAS CASAS, Bartolomé. “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” Madrid, Sarpe, 1985, p. 12

223


Capítulo - 3

– Rutas entre España y las Colonias en América. (América Latina época Colonial, Richard Konetzke, Madrid 1981). P. 224. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 61).

224


Capítulo - 3

3.8. CONCLUSIONES

La hidrografía, la orientación y la topografía, fue determinante en la delimitación del espacio prehispánico, en el valle de Aburrá. El río Medellín en dirección sur-norte actúa como eje, que junto con el eje que determina las esculturas de La Galana y el Galán en dirección este-oeste determinan cuatro territorios en el valle, que corresponde a los cuatro rumbos del universo. Al Este se ubica como centro ceremonial y lugar de cultivo, al oeste lugar de habitación y de cementerio.

Las quebradas Santa Elena y Piedras Blancas, enmarcan la zona dedicada exclusivamente a centro ceremonial, lugar de reunión y de intercambio comercial, construida sobre la ladera de la montaña de “Zavana”. Para los indios Aburrá, parece ser, que esta montaña, fue escenario de los grandes eventos mitológicos. Se ubica allí un centro de energía cósmica, es el lugar por donde aparece el sol, la luna y las constelaciones en el Valle. En esta montaña se encuentra la escultura de. En el piedemonte en la cuenca de la quebrada Santa Elena se ubica el centro gravitacional, (calle 50 con carrera 50), lugar que coincide con la plaza donde comienza el trazado urbano de la Colonia.

225


Capítulo - 3

Las comunidades indígenas amerindias tienen en su cultura cosmogónica, la mirada al oriente, al sol naciente, esta le indica el camino a seguir, aparece en varios escritos mitológicos. Dice Juan Mayer, que para los indios Kogui, los cerros que sobresalen en las montañas al oriente, en dirección Sur-Norte, sirve como referencia para la observación de los astros, allí un sacerdote Kogui, tiene localizado un sitio para la observación de estos fenómenos, compuesto por dos asientos.

Todas las huellas de la cultura indígena en el Valle,

indica que al

occidente, en los piedemontes de las montañas, se ubican los centros sociales de vivienda, orientando la mirada al oriente. Similar relación cosmológica se encuentra en la cultura de los indios Kogui que aún mantienen elementos de la cultura antigua.

Las huellas de la cultura prehispánica en el valle del Aburrá, superan la cota 1.800, esto lo determina el desarrollo urbano que asciende por las montañas hacia sitios difíciles de construir en las condiciones

del

desarrollo actual que la cultura occidental impone.

Determinada la cota 2.000, como límite, entre las dos culturas, superada esta cota sobrevive el espíritu y la magia que las comunidades indígenas le imprimieron a este territorio. 226


Capítulo - 3

El sitio determinado por la intersección de la quebrada Santa Elena y el río Medellín los caminos prehispánicos, se convierte en lugar determinante para el conocimiento de la espacialidad de las dos culturas plasmadas sobre el Valle, (la indígena y la colonial). Este lugar y en un contexto más amplio con la cuenca de la quebrada La Iguaná y el río Medellín determinan el sitio más ancho y más destacado espacialmente en los términos del Valle y enmarcado por los cuatro cerros: el Pan de Azúcar, Las Cruces o Salvador, el Nutibara y el Volador, alrededor del cuál giran todos los elementos simbólicos, de la espacialidad cultural de las comunidades amerindias en este Valle.

La ciudad prehispánica en el Valle de Aburrá, parece que surge como espejo y reflejo del orden cósmico. Rodeado de cerros, valle intermontano, abundantes recursos hídricos y la laguna de Guarne en una posición de centro espacial. Se estructura en un sistema de cruz horizontal y vetical, el río Medellín, y el eje conformado por las dos esculturas en piedra: el Galán y la Galana, actúan como ejes norte-sur y este-oeste, que dividen el poblado en cuatro grandes territorios, equivalen a los cuatro rumbos del Universo, las quebradas Santa Elena y la Iguaná, marcan los rumbos noroeste y sur-oeste: el

Noroeste, lugar para el cultivo y la arquitectura

monumental cerca de la laguna de Guarne. El sureste cercano a la laguna 227


Capítulo - 3

conforma un territorio para el culto y observatorio de los astros, La quebrada de “Aná” y el cerro Pan de Azucar y cerro de las Cruces o morro el Salvador, muestran una cosmovisión intimamente unido a la realidad. El sur-oeste, zona donde se ubican los centros sociales dedicados a la vivienda. El nor-oeste zona dedicada al culto de los muertos, se ubican los grandes cementerios y lugares para observar los astros. Al Norte se ubica un poblado donde se ubicaba en el Cacique Niquío.

En los términos de la provincia de Antioquia, parece ser que el poblado en el Valle de Aburrá, se ubicaba como un poblado jerarquizado a escala regional, como punto de encuentro de las tres culturas de estado que se desarrollaron en el territorio Colombiano: la cultura de San Agustín, la cultura Muisca y la cultura Tairona. Corresponden a culturas mas amplias de los Aruacos, Chibchas, (Kunas al nor-occidente de Colombia– Caribe al oriente - Inca al sur de Colombia) (ver ilustración No 62).

228


Capítulo - 3

Culturas autóctonas en América. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 62)

229


Capítulo - 4

CAPITULO - 4 SISTEMAS TECNOLOGICOS INDÍGENAS EN AMERICA

4.1. SISTEMAS CONSTRUCTIVO AMERINDIOS

Los sistemas constructivo amerindios, no se deben analizar sólo como sistemas racionales, es necesario analizarlos como sistemas tecnológicos de adaptación al medio natural que los circunda, en la cual se incluye los sistemas mitológicos del pensamiento indígena. Partiendo de la profunda unidad entre pensamiento y acción que mantuvieron las antiguas culturas americanas y en la forma interrelacionada como utilizaron cosmovisión, ciencia arte y tecnología para construir el desarrollo.

Mitología que narran la vida y la muerte, la creación y el fin del mundo. En un proceso de la unión de conocimiento y acción, representado en sus símbolos, surge la imagen, donde la sabiduría se expresa

como la

transformación de todos y cada uno de los mundos a través del diálogo y la reciprocidad. Esta cultura fue construida y plasmada sobre el territorio desde cada lugar como centro del universo, en un sistema de espejo y reflejo.


Capítulo - 4

Las comunidades amerindias no delimitaban un territorio, no existían los límites de jurisdicción. El territorio se organiza mediante mundos complementarios, con un control vertical y horizontal de los diversos ecosistemas andinos. En cada ecosistema

el establecimiento de símbolos

representados en las huertas caseras, la casa, centros sociales llenando de

los centros sagrados y

significado a cada uno de los lugares,

mediante mitos cósmicos. Los mitos del cataclismo cósmico, los mitos del diluvio son los más conocidos casi universalmente, el fin del mundo no fue radical fue más bien el fin de una humanidad, seguido de la aparición de una humanidad nueva.

4.2. LAS HUERTAS EN EL VALLE DE ABURRA

Los pueblos de la antigua América desarrollaron culturas agrocéntricas, La base de su sistema lo conformaban la agricultura y el pastoreo, establecidas con base a los principios espacio-tiempo, el calendario agrícola, los ciclos de expansión y contracción. Las huertas existen en una relación territorial no continua, pues el indígena posee un control vertical y horizontal de los diversos ecosistemas andinos, con un sistema de agricultura intensiva en zonas lacustres, con gran variedad de productos y recursos, es en la huerta 231


Capítulo - 4

donde comienza el sentido del hábitat, así una familia o una comunidad puede conformar “territorios islas”, en diferentes pisos ecológicos, sin necesariamente tener una continuidad limítrofe. La huertas, chinampas, o chakras, es la base productiva como territorio de cada familia, los reservados al indígena como estado y al sol como estamento religioso.

En el Valle de Aburrá, se evidencia la gran magnitud de la vida industrial manufacturera y comercial, acompañado de la huerta en la “urbe”, o zona social donde se ubicaba el gran poblado de vivienda en las laderas de la montaña occidental y el trabajo agrario por excelencia se ubicaba en el Valle de “Arvi”.

Las huertas como reservados, se ubican en el Valle de Aburrá en la cima de la montaña de “Zavana”, o “Valle de Arvi”, denominado por los indígenas, actualmente Parque de Piedras Blancas. En esta zona de Piedras Blancas, en las riveras de la quebrada del mismo nombre, encontramos huellas significativas de las huertas artificiales con sistemas de riego, canales de drenaje y muros de piedra que lo bordean. El conquistador Jorge Robledo venía en busca de este valle, por referencias que tenía de los indios como el lugar de abundante comida (maíz y yuca) y mantas de algodón. Las huellas de culturas indígenas que encontramos en este lugar, evidencian un lugar

232


Capítulo - 4

de producción agrícola por excelencia, complementado con la explotación del oro de barequería y de la sal (Ver ilustración No 50).

Es en esta zona donde la naturaleza alberga a humanos y deidades y donde se estructura como centro ordenador tanto del espacio productivo, como de las relaciones sociales políticas y económicas en el Valle de Aburrá. Se interpreta aquí el lenguaje simbólico familiar y comunitario, que hace parte del tejido de urdimbres y tramas de la recreación del mundo que comienza en el ámbito de la primera unidad, la familia cercana y la familia extendida en el seno de la comunidad.

Se evidencia en esta zona una organización del territorio muy definida, con abundantes recursos hídricos, técnicas arquitectónicas funcionales y precisas, una red de servicios públicos excelentes con acueductos, canales y represa, suficiente

para abastecer una gran población con servicios y

comida y una extensa red de caminos para el comercio (Ver ilustración No 22)

La quebrada Piedras Blancas ubicada en dirección sur-norte, actúa como eje ordenador de todo el sistema de cultivo en esta zona. Canalizada con muros de piedra al parecer en una gran parte de su recorrido, recibe todas las aguas que recorren por los sistemas de drenaje que contienen las huertas 233


Capítulo - 4

y desaguan a las quebradas y riachuelos y los conduce a una gran represa ubicada al final del recorrido de la quebrada por el Valle de Arvi, antes de descender a la desembocadura al río Medellín, en el sitio de Copacabana. Esta represa parece funcionaba como acueducto para abastecer todo el Valle de Aburrá, el cual continúa utilizándose.

Todo este sistema de acueducto y alcantarillado, para ordenar las aguas y las construcciones salinas y arquitectónicas, ubicadas a lo largo de la quebrada Piedras Blancas. Son una muestra del orden y saber cultural con el que tejieron todo el territorio para la producción agrícola y minera (de oro y salina). En la ilustración No 22, se muestra las huellas de una huerta artificial junto a la quebrada Piedras Blancas.

En el diálogo entre hombre, naturaleza y deidades, conforman todo el sistema en el territorio, intercalados con las huertas artificiales, terrazas para viviendas ubicadas a distancias de algunos Kilómetros, como lugares mitológicos la laguna de Guarne, cementerio, sitios para el culto.

Parece ser que estas tierras, fueron explotadas en la colonia y aún hasta nuestros días, los campesinos continúan con algunas de las prácticas utilizadas por los indígenas. La existencia de salados construidos en piedra y reformados con adobe, evidencian el uso de estas prácticas durante la 234


Capítulo - 4

colonia. En las ilustraciones No 63 y 64, registramos las huellas de una construcción en tapia sobre una terraza de construcción indígena, al parecer construida en los comienzos de la colonia. La tipología de la vivienda que no consulta el pensamiento del hombre nativo y la cercanía a una construcción de salina y a la quebrada Piedras Blancas. Suponemos que es una utilización por parte de los colonos del lugar donde existió anteriormente una vivienda indígena (tambo), de apoyo a la producción agrícola y a la explotación de la sal.

Este lugar se encuentra en la confluencia de una quebrada salada y la quebrada de Piedras Blancas, donde además de terrazas para soportar construcciones de vivienda, encontramos: la construcción en piedra de una salina, la canalización con muros de piedra de la quebrada Piedras Blancas y los arranques de un puente construido en piedra en la dirección de un camino prehispánico que atravesaba la quebrada.

4.3. LA CASA INDIGENA PREHISPANICA

Para las comunidades amerindias, la casa es un reflejo del orden mayor como centro ordenador del universo, en la interacción del hombre naturaleza las deidades en la construcción de la realidad. Es en la casa 235

la


Capítulo - 4

Construcción en tapia, al parecer en época colonial, sobre una terraza de construcción indígena.

Arquitectura prehispánica en el valle de Aburrá (Ilustración No 63)

236


Capítulo - 4

Fotografía, construcción colonial sobre terraza indígena, en el Valle de Piedras Blancas. Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá. (Ilustración No 64)

237


Capítulo - 4

donde están contenidos los principios básicos de la cosmovisión vuelta pensamiento y cultura, de esta manera: el hombre el lugar y el ritual están complementados como unidad en perfecta armonía,

Primero es la selección del lugar, este lugar se ubica, en un poblado dentro de la zona determinada por los ejes que marcan el poblado en cuatro territorios, o en las zonas de cultivo. En el Valle de Aburrá corresponde al cuadrante Sur – Occidental del Valle. En la selección del lugar interviene la interacción de la familia, el entorno cercano, las deidades familiares y las de la comunidad. Una vez sacralizado el lugar escogido para la construcción de la vivienda,

se construye una terraza con muro de

contención en piedra sobre el terreno (Ver ilustraciones No 64, 65 y 66).

Los Tairona construyeron sus poblados sobre las laderas de las montañas, adecuándolas mediante terrazas escalonadas, sostenidas por muros de contención de piedra. “Son comunes las casas sobre terrazas artificiales, construidas acomodando el relleno hasta formar una superficie plana, en la mayoría de los casos las terrazas presentan muros de contención en piedra”86.

86

Revista Banco de la República, Santafé de Bogotá, Colombia, octubre de 1989

238


Capítulo - 4

Sistemas constructivos indígenas. Terraza con muros de contención para soportar las edificaciones Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 65)

239


Capítulo - 4

Canalización de la quebrada Piedras Blancas y terraza con muro de contención. (Fotografía Julia Rave).

Arquitectura prehispánica en el Valle de aburrá. (Ilustración No 66)

240


Capítulo - 4

La construcción de la casa, se desarrolla en un ritual comunitario, con un profundo sentido cósmico que opera como ordenador de la comunidad y expresión de su memoria colectiva. La casa como símbolo es portadora de un compendio del saber cultural y social, insertos en el saber cosmológico de cada pueblo, dentro del sistema de orden del universo donde cada paso se da comunitariamente y nada se alcanza si no es por reflejo de lo que todos alcanzan complementariamente. Encontramos principios rectores con los que ordena cada comunidad desde su lugar como centro del universo. Los indios Kuna que habitan la costa Atlántica de Panamá y Colombia, tiene de la memoria colectiva, la estructura simbólica y material de cada una de los elementos que intervienen en la construcción de la casa. Así cada palo y cada forma contiene un símbolo y un lugar preciso dentro de la unidad de la casa.

El tiempo de la construcción de la casa, lo determina el calendario agrícola, nos dice el antropólogo Roberto Restrepo que “Generalmente se hacen durante la estación seca, entre la última cosecha y la próxima siembra. La construcción se inicia con una festividad denominada “poner los cimientos”. Construida la terraza, la casa

se orienta con relación al

movimiento del sol de manera de sacralizar los espacios al interior funcionando como reloj solar y calendario agrícola. Se levanta la estructura y finaliza con “poner el techo”. 241


Capítulo - 4

4.3.1 La Proporción de la casa indígena

- Las proporciones de la casa indígena (tambo y maloca) se organizan acorde a la cruz multidimensional. En la figura No 67, se ubica la planta del tambo, con un radio de cuatro metros determinando con la cruz el lugar sacralizado en el centro, un cuadrado de cuatro metros de lado y los cuatro cuadrantes determinan el uso del espacio dentro de la vivienda: el lugar para el fogón, el lugar donde se ubican los hombres y las mujeres y la zona para el descanso. En sentido vertical se estructura el tambo en los tres niveles que representan los tres mundos. El mundo de “arriba” esta simbolizado por la cubierta cónica, el mundo “medio” esta simbolizado por el nivel de habitación donde se realizan todos los rituales cotidianos tanto individual como colectivos, el “inframundo” o mundo de abajo esta representado en el primer nivel donde los reptiles y el resto de los animales se mueven.

-

La estructura del tambo se compone de

columnas y vigas de

madera atadas con bejuco organizadas en tres estructuras independientes y complementarias que conforman una unidad estructural indeformable y perfectamente armónica (ilustración No 68). La primera estructura

242


CapĂ­tulo - 4

-

243


CapĂ­tulo - 4

244


Capítulo - 4

sostiene la cubierta, se ubican doce columnas en los doce puntos en que se divide el círculo de radio 4 metros. La segunda estructura sostiene el segundo nivel, el de habitación, se ubican las columnas u (horcones) y vigas en las dos direcciones de la cruz. La tercera estructura sostiene el lugar central sacralizado tanto en el plano horizontal como en el plano vertical, situando cuatro horcones en los cuatro vértices del cuadrado central de la cruz, determinan el soporte estructural de mayor dimensión. En un diálogo estas tres estructuras conforman un sistema unitario y armónico.

- La maloca que utilizan las comunidades indígenas, construidas tanto para una familia, como para vivienda comunal habitada por varias familias, al igual que el tambo, las proporciones y la estructura de la construcción, estructuran simbólicamente el espacio de la casa. El centro de la cruz horizontal sacraliza el espacio central como centro del universo, un jefe de la casa elegido por la comunidad, tiene su lugar dentro del espacio enfrentado a la entrada que se ubica en los ejes de los cuadrantes opuestos Norte – este, Sur – oeste.

La estructura de la maloca, al igual que la del tambo parte del principio proporcional de la cruz multidimensional. La maloca unifamiliar, se origina en un proceso de crecimiento de la estructura del tambo como sistema 245


Capítulo - 4

unitario. En la ilustración No 69, se observa la estructura de la maloca unifamiliar estructurada a partir de la cruz. La maloca como casa comunal crece a partir de la estructura de la maloca unifamiliar, la ilustración No 70, muestra el sistema estructural que comienza a partir de la cruz multidimensional, tanto en plano horizontal como en el vertical, el sistema proporcional permite este crecimiento armónico en las tres dimensiones. El sistema estructural igualmente se compone de tres estructura que se entrelazan complementariamente.

4.3.2. La casa indígena en el Valle de Aburrá

De la estructura de la casa indígena en el Valle de Aburrá, no queda ninguna huella, 500 años de ocupación colonia en el valle se encargaron de borrarlas completamente, las zonas de los piedemontes en las montañas del occidente, donde supuestamente se encontraba el territorio ocupado por las viviendas prehispánicas, se encuentran actualmente ocupado por densos conjuntos urbanos. Sin embargo en las montañas por encima de la cota 2.200 msnm. Y en el Valle de Arvi se encuentran esporádicos vestigios de terrazas circulares, construidos en piedra para soportar las edificaciones, en particular la casa, como lo podemos ver en las (ilustraciones No 64, 65, y 66). 246


CapĂ­tulo - 4

247


CapĂ­tulo - 4

248


Capítulo - 4

Al parecer las comunidades que habitaron el Valle de Aburrá, utilizaron para sus viviendas la estructura del tambo, de planta circular y levantada del piso, así no lo muestra las construcciones para los muertos en el cerro el Volador, las cuales las hacían a imagen y semejanza de las de los vivos. También encontramos que las viviendas construidas actualmente por las comunidades indígenas Emberá, que habitan el territorio Andino del departamento de Antioquia, son de tipología

del tambo y que se

estructuran con los principios básicos de la cosmovisión y pensamiento amerindio.

4.4. LOS CAMINOS PREHISPANICOS

Caminos más anchos que los del Cuzco, construidos en peña tajada, parece ser algo que llamó la atención a los conquistadores que llegaron al Valle de Aburrá. Estos caminos ordenaban el territorio y comunicaban todos los poblados del territorio Americano de Sur a Norte. En la ilustración No 71, Augusto Calvo y Guamán Poma muestran la red vial Inka que comunicaba todos los pueblos del mar Pacífico desde Talca a Pasto, Es probable que este camino continuara bordeando el mar Pacífico como camino principal que comunicaba con América Central y América del Norte y con el interior del continente. 249


Capítulo - 4

Red vial Inka (Augusto Calvo y Guamán Poma).

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 71)

250


Capítulo - 4

La red de caminos prehispánicos se conformaban jerárquicamente al igual que los poblados, encontramos, desde caminos principales, secundarios y senderos. El camino que se encuentra en el valle de Aburrá parece pertenecer a uno de los caminos principales. Una sección de hasta 12 metros de ancho bordeados de muros en piedra, contenían: el camino de dos metros de ancho, la berma de un metro y canales a ambos lados del camino. Todo en conjunto conforman además de un sistema de comunicación un sistema hidráulico para conducir las aguas con las cuales conformaban bebederos a lo largo del camino, riegos para las huertas, estanques, represas, y observatorios astronómicos. Ordenadas las aguas, se evita la erosión de la tierra (ver ilustración No 72).

Los peldaños de dos metros de ancho por dos metros de huella permiten asentar el pie, dar un paso y el siguiente de nuevo al otro peldaño, con una pendiente continua de 16% y contrahuellas de 12 centímetros, conforman un sistema ortopédico y que permite al hombre hacer grandes recorridos (ver ilustración No 73). 4.5. LA LAGUNA

Uniendo los símbolos del espacio sagrado, a la estructura multidimensional del cosmos cultural amerindio, en un proceso sistémico, el agua es fertilidad, el agua es el camino de unión de la vida al ciclo básico de la 251


Capítulo - 4

Caminos Prehispánicos, "más anchos que los del Cusco"

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No. 72)

252


CapĂ­tulo - 4

253


Capítulo - 4

energía y el paso del caos al orden. Desde el nacimiento en los cerros mayores hasta su desembocadura en las grandes afluentes. El agua líquida vaporosa y sólida es elemento de vida, “El agua que ha sido el vehículo del semen y la semilla, luego de penetrar el vientre de la madre y fertilizarlo todo, permanece como fuente de agua profunda – venas que recorren el inframundo y en corrientes que emergen como lagos y mares y se unen a la serpiente plateada de los ríos”87.

La Paccha Mama que ha sido fecundada por el sol a través del agua, pare en cada ciclo. Tlaloc, Dios de la lluvia, lo encontramos en los murales policromados conocidos como paraíso de Tlaloc, los manantiales se muestran como parte del conjunto, posibilitando según las pinturas el establecimiento de las chinampas como sistema de agricultura.

La ciudad de Cholula surge alrededor de un lago con una arquitectura piramidal y el manejo de áreas verdes de agricultura a partir de manantiales. Los manantiales serán también un factor importante en la agricultura andina de Sierra, observables a través del valle sagrado de Urubamba y en la región de Wari. En Tipón un centro religioso, político y agrícola de la época Incaica en los Andes Centrales, existe toda una 87

RESTREPO A, Roberto A. “Cosmovisión y pensamiento Americano (Bases culturales de la Arquitectura y el Urbanismo en las comunidades de la antigua América), Escritos inéditos, Medellín

254


Capítulo - 4

infraestructura de áreas verdes agrícolas a partir de manantiales, asociada también a arquitectura monumental y control político. La quinta creación andina está unida al agua propiamente al Lago Titicaca, que casi como un mar interior es el gran espejo cósmico a 4.000 metros de altura en el centro de los Andes. Allí Wiracocha, espuma de mar y rayo de sol a la vez, ubica a Taypicala, el centro del mundo, precisamente donde luego surgirá la ciudad sagrada de Tiwanaco (Tihuanaco).

“Los Muisca, en Colombia unían el nacimiento de la vida, a la laguna sagrada de Guatavita, de donde su primera madre Bachué, emergió con un pequeño infante, que al hacerse adulto, procreó con ella todo el género humano. Bachué toma forma de serpiente y se sumerge en la laguna, después de aconsejar las buenas formas de vida”88.

4.5.1. La laguna de Guarne

La laguna de Guarne en el Valle del Aburrá, al parecer ha sido construida dentro del

un proceso sistémico, desde cada lugar como centro del

universo, se construye todo un sistema de infraestructura que parte de la Colombia, 1998.

255


Capítulo - 4

laguna, los manantiales, la represa, alimentando todo el territorio como venas que emergen del inframundo. En la ilustración No 50, se ubica en el plano la Laguna de Guarne como espejo y reflejo de los cuatro territorios.

Parece, como si esta laguna hubiera sido “hecha a mano”, como lo sugiere Ciesa en sus escritos. La ubicación como balcón al valle de Aburrá, al "Valle de Arvi", al Valle de Santa Rosa de Osos, situada en la cota 2.700, doscientos metros más baja que la cota superior en el lugar. Se ubica otra laguna más pequeña en un nivel 100 metros más bajo que la anterior y sobre el mismo eje Este Oeste. La una y la otra actúan como una sola en un sistema complementario de una tecnología muy sofisticada de vasos comunicantes, la laguna pequeña se encarga de mantener llena la laguna mayor (Ver ilustración No 74).

Con la laguna de Guarne, comienza un sistema de simbolismos que relacionan el pensamiento y la acción del hombre amerindio en el Valle de Aburrá.

88

RESTREPO Roberto, Guión de video, ” La Cabeza de la Serpiente”, Televisar producciones, Pereira, Colombia 1995

256


Capítulo - 4

Esquema - Sistema contructivo de la Laguna de Guarne.

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No. 74)

257


Capítulo - 4

4.1.

LA PIRÁMIDE AMERINDIA

La pirámide es la forma arquitectónica que adoptaron las comunidades primitivas para la construcción de sus templos. El Dios viejo el señor del Fuego, venerado por los Toltecas y Aztecas, llamado Huchetcotl por su vejez y Xiuhtecutli por su carácter ígneo. El dios del fuego es el padre la madre de todos los dioses, tiene su habitación en el ombligo de la tierra, entra en la azul pirámide de piedra89. En el México Azteca, y en todas las culturas de los pueblos americanos el dios del fuego debió tener varios templos. En el gran recinto de Tenochtitlán y en el centro de la ciudad Xiuhtecutli, se conocen varios lugares dedicados a su culto.

Quetzalcoatl, tenía templos en todos los lugares importantes. Sahagún contó hasta cuatro en el recinto del templo mayor, de México, su santuario más famoso estaba en Cholula junto a la ciudad de Puebla Cortes en su carta al emperador Carlos V, en 1520 dice, “certifico a U. A. Que yo conté desde una mezquita cuatrocientas y tantas torres en dicha ciudad de Cholula. Se considera la pirámide mayor del mundo el templo de Cholula, mayor que la del Sol en Teotihuacán y que las de Egipto, debía de tener antes de su destrucción una altura de 120 mt, todavía tiene en la cima la

258


Capítulo - 4

capilla a la virgen que pusieron los conquistadores para suplantar a Quetzalcoatl.

El Gran dios del viento Quetzalcoatl, serpiente plumada, parece tener su culto mitológico en la pirámide de Cuicuilco, a 20 kilómetros al suroccidente de la ciudad de México a orillas del lago de Texcoco, Bayron Cummings excavó esta pirámide escalonada de grandes dimensiones, de forma cónica con planta circular. Esta aldea levantaba hacia el 600 a.n.e. como núcleo religioso, político y urbano, “fue construida alrededor de la pirámide. Esta pirámide hace pensar en Quetzalcoatl por su planta circular, ya que los primitivos templos del dios Viento debían ser apropiadamente sin definida orientación, el viento sopla desde todas direcciones. Los templos circulares ya llamaron la atención a los cronistas coloniales, todos los adjudican a Quetzalcoatl como dios del viento.

Los astrónomos que se han ocupado de la pirámide en Egipto, se han impresionado de sus notables propiedades astronómicas y geodésicas de la pirámide de Keops, viene a abrir la era de la arquitectura, por un impulso

89

PIJOAN José “SUMMA ARTIS”, Historia General del Arte, Vol. X, Editorial Espasa – Calpe, S. A. Madrid, 1946.

259


Capítulo - 4

de ciencia, de majestad y de excelencia incomparable, alcanzando de un golpe un ideal que la humanidad tal vez jamás superará90 .

4.1.1. La Pirámide en el Valle de Aburrá

Al observar los tres picos que conforman la montaña del Pan de Azúcar, no cabe duda que estos picos fueron enaltecidos a sitios sagrados con la intervención arquitectónica conformando pirámides. Las huellas en muros de piedra que conforman una pirámide de proporción V2, en la montaña del centro así lo indica. En las ilustraciones No 75, 76, observamos los muros de contención en piedra que en anillos circulares conforman un conjunto arquitectónico de recintos sagrados, dedicados al culto mitológico, al parecer al dios del Viento, por su forma cónica de planta circular, similar en su filosofía a la de las comunidades indígenas de mesoamérica.

Las huellas encontradas en estos tres picos tienen jerarquías diferentes dentro del conjunto mítico sagrado, destinado al culto de los dioses cósmicos posiblemente rememorando algunas historias míticas de las sociedades arcaicas, gracias a las cuales se les imprime un poder mágico.

90

GHYKA Matila C. “ESTÉTICA DE LAS PROPORCIONES EN LA NATURALEZA Y EN LAS ARTES” Editorial Poseidon, 1983.

260


CapĂ­tulo - 4

261


Capítulo - 4

Plano topográfico del Cerro Pan de Azúcar. Se ubican las huellas de construciones indígenas en el morro construido a manera de pirámide. (Dibujo: Julia Rave)

Arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá (Ilustración No 76)

262


Capítulo - 4

En las ilustraciones No 76 y 77, se representa en planta y corte el cerro que denominamos de pirámide y su relación con los otros dos cerros. Las terrazas intermedias como balcones al Valle, ubican a estos cerros como lugares destacados en el valle. En la ilustración No 78, en la parte superior, registramos en una foto las terrazas construidas con muros de contención en piedra, que como balcones se relacionan con todo el paisaje del Valle. En la parte inferior, siguiendo las huellas, se hace una reconstrucción posible de parte de las construcciones que aquí existieron, en la ilustración No 79 se registran huellas de tramos de los muros en muy buenas condiciones. En la cima de esta montaña de pirámide encontramos construcciones subterráneas totalmente saqueadas y destruidas, sin embargo los monolitos de piedras de dos y más metros de largo, son indicadores de construcciones subterráneas que conectaban el mundo medio o de la forma con el inframundo. En la figura No 80, vemos trozos de muros en piedra de .80 metros de grueso, muros que conformaron las construcciones arquitectónicas que aquí se levantaron.

263


CapĂ­tulo - 4

264


CapĂ­tulo - 4

265


CapĂ­tulo - 4

266


CapĂ­tulo - 4

267


Conclusiones

CONCLUSIONES

- Concluimos corroborando la existencia de una arquitectura prehispánica en el Valle de Aburrá, donde hoy se asienta la ciudad de Medellín. Expresada esta arquitectura en las huellas de construcciones en piedra sobre las montañas y cerros que conforman el territorio del valle.

- El descubrimiento de las huellas arquitectónicas en el Valle de Aburrá, unidas al pensamiento–acción que las originó permitieron determinar: cómo la organización territorial y las formas arquitectónicas, corresponden a las “señales” de lugar y de lenguaje, seleccionados como espacios sagrados para la fundación de poblados amerindios en el territorio Americano. Ubicados éstos, en los límites de sierras y valles de 2.200 a 3.850 metros de altura, con acceso a una gran variedad de recursos que se encuentran tanto en las cadenas montañosas como en los diferentes valles interlacustres, del territorio Americano.

- Se encontró que, el desarrollo de esta cultura amerindia en el Valle de Aburrá como centro del universo, hace parte de un desarrollo sistémico en todo el territorio Americano prehispánico. Que por espejo y reflejo organiza cualquier manifestación de la vida.

Esta estructura capaz de


Conclusiones

relacionar el espacio y el tiempo en un sentido vertical, horizontal y diagonal, puede representarse gráficamente en la cruz multidimensional.

- Los sistemas constructivos amerindios surgen de la unión del conocimiento y la acción, donde la sabiduría se expresa como la transformación de todos y cada uno de los mundos a través del diálogo y la reciprocidad. El territorio se construye mediante mundos complementarios: la vida y la muerte, el día y la noche, lo masculino y lo femenino, con un control vertical y horizontal de los diversos ecosistemas andinos.

- En este sentido, como sistema de construcción del hábitat prehispánico, se puede plantear que los caminos existentes en el Valle de Aburrá, hacen parte al parecer, de un gran sistema vial de comunicaciones construido por los pueblos amerindios en todo el territorio Americano. “Caminos más anchos que los del Cusco”, construidos en peña tajada, son registrados en las crónicas de los conquistadores. Esto permite dejar abierta una posibilidad, que rastreando las huellas de estos caminos que vienen desde Urabá en la costa Atlántica, pasan por el Valle de Aburrá, comunica al sur con Santa Fé de Bogotá (ilustración No 49) p. 182, y de allí, a conectarse con la red vial Inkaica que han descubierto Augusto Calvo y Guaman Poma (ilustración No 71) p. 250. Se puede plantear un sistema de comunicaciones

269


Conclusiones

con un alto contenido tecnológico, para un gran sistema de intercambio comercial y cultural en toda América.

- En la construcción de la casa amerindia, encontramos nuevamente ese diálogo armónico entre pensamiento y acción, entre estructura física y estructura mental. La estructura formal compuesta por tres estructuras complementarias y armónicas constituye una unidad indeformable, a imagen y semejanza de los tres mundos que constituyen el universo amerindio. La relación de la construcción física de la casa con su entorno constituye nuevamente el diálogo entre los tres mundos: La naturaleza el hombre y el rito.

- La laguna y la pirámide que encontramos en el Valle de Aburrá, son la expresión de las formas arquitectónicas que adoptaron las comunidades primitivas para sacralizar el lugar, utilizando sistemas constructivos de diálogo entre la naturaleza el hombre y las deidades. Se unen nuevamente el pensamiento y la acción expresados en las formas arquitectónicas.

- El sistema concebido en una relación de espacio-tiempo, con el cual se construye el mundo amerindio, se asemeja al concepto que maneja hoy

270


Conclusiones

la geometría fractal y el conocimiento sistémico, en relación ESPACIOTIEMPO que plantea la nueva ciencia de la totalidad.

- El concepto lineal y absoluto de la cultura de la colonia, se contrapone a una cultura Amerindia fiel a una concepción de la vida, donde el espacio y el tiempo conforman una realidad cíclica y relativa y donde el pensamiento y la acción se expresan mediante símbolos.

- Puede ser, que en este proceso de revisionismo compositivo de la cultura del pasado, encontremos elementos propios que nos permitan construir la arquitectura de las ciudades construyendo sociedad, como lo asegura Aymonino. “(En los períodos de crisis se hace necesario comparar con el pasado)... los viejos modelos de la historia construida, de la recuperación simbólica como sucedáneo a nuestras inhabitables moradas, formas y espacios para olvidar contenidos de mayor trascendencia y dificultad, relacionados con el derecho, la economía y la política, que permitan ordenar, diseñar y formalizar los espacios de la arquitectura en la ciudad de hoy”91

91

AYMONINO, Carlo “El Significado de las Ciudades”, Hermann BLUME Ediciones, Madrid, España,

271


Ilustraciones

ILUSTRACIONES RAICES CULTURALES DE LA ARQUITECTURA EN COLOMBIA ARQUITECTURA PREHISPÁNICA EN LA CIUDAD DE MEDELLIN

CAPÍTULO - 1

1. – Plano topográfico del Valle de Aburrá, (Ilustración tomada ¨La búqueda del valle de Arvi¨), p. 28. 2. – Fotos del Valle de Aburrá- Montaña occidental, vista desde el cerro Pan de Azúcar. – Montaña Oriental vista desde las laderas de San Antonio, (Fotografías, Julia Rave), p. 29. 3. – Plano topográfico del Valle de Aburrá. Se resalta las montañas al Oriente, p. 31. 4. – Fotografía, montaña Oriental del valle de Aburrá. (Fotografía Julia Rave), p. 32. 5.– Plano topográfico del Valle de Aburrá. Se resalta las montañas al Occidente. p. 33. 6. – Fotografía, montaña Occidental del valle de Aburrá. (Fotografía Julia Rave). p. 34. 7. – Plano topografico del valle de Aburrá. Se resalta la zona de vivienda prehispánica en el Valle. P. 41.


Ilustraciones

8. - Plano topográfico del Valle de Aburrá. Se resalta el remate espacial del valle al Norte con el cerro Quitasol y los poblados de Bello, Niquía y Copacabana. p. 47. 9. - Fotografías de los cerros Nutibara y el Volador, vistos desde las montañas Occidental y Oriental del Valle. (Fotografía Julia Rave), P. 53. 10. – Fotografía superior del Cerro Nutibara. Fotografía inferior del Cerro el Volador. (Fotografía Julia Rave), P.58. 11. – La vivienda de los muertos. Cámara funeraria en el cerro El Volador, (tomado del libro Boletín de Antropología, No 9, de Nov. 25 de 1995, pag. 19, de la Universidad de Antioquia. P. 60. 12. – Plano topográfico del Valle de Aburrá. Se resalta la montaña oriental. P. 63. 13. – Aerofotografía del valle de Piedras Blancas, (Valle de ¨Arvi¨), tomada de... p. 66. 14. – fotografías de la laguna de Guarne. (Fotografías Julia Rave), p.68. 15. – Terraza prehispánica, ubicada en el morro de pirámide, cerro Pan de Azúcar, Valle de Aburrá. (Fotografía Julia Rave), p. 71. 16. - Fotogrfía, Piedra la Galana, ubicada en la montaña Oriental del Valle de Aburrá. (Fotografía Julia Rave), p. 72. 17. – Caminos de peña tajada, ubicados en la montaña de Zavana (Valle de Aburrá), (Fotografía Julia Rave). P. 73.

273


Ilustraciones

18. – Encuentro de caminos prehispánicos. Algunas reconstrucciones de las huellas que se encuentran en la montañá de ¨Zavana¨. (Valle de Aburrá), (fotografía y dibujo, Julia Rave). P. 75. 19. – Encuentro de caminos prehispánicos, algunas reconstrucciones de huellas de construcciones prehispánicas que se encuentran en la montaña de “ZAVANA”, Valle de Aburrá (Fotografía y dibujo Julia Rave). P. 76. 20. - Fotografías del cerro Pan de Azúcar, visto desde las montañas y desde el Valle de Aburrá, (Fotografías Julia Rave). P. 82. 21. – Gráfico donde se situa el cerro Pan de Azúcar y las constelaciones que aparecen por esta serie de tres picos, (elaborado por Ernesto Avalos). P. 84. 22.- Fotografías huertas artificiales construidas por los hombres prehispánicos, en Piedras Blancas. (Fotografías Julia Rave). P. 86. 23. - Fotografía cementerio indígena en cúmulos de piedra, situado en Poleal, sobre el camino prehispánico que comunicaba el Valle de Aburrá a San Gerónimo. (Fotografía Julia Rave). P. 88. 24. – Plano topográfico de la montaña de ¨Zavana¨, en el Valle de Aburrá. Se ubica el cerro Pan de Azúcar, la laguna de Guarne y el camino prehispánico.(Dibujo Julia Rave). P. 96. 25. – Plano topográfico del cerro Pan de Azúcar y la laguna de Guarne en el Valle de Aburrá. Se ubican las huellas arquitectónicas de la cultura prehispánica. (Dibujo Julia Rave). P. 97. 274


Ilustraciones

CAPITULO - 2

26. – Pieza de la cultura Tumaco expresa la unión de los dos mundos extremos. Tomada de http:// www.banrep.gov.co/museo/orf/tumaco1.htm. p.120. 27. – Sistema proporcional del Universo Amerindio en el plano horizontal (elaboración Julia Rave A. dibujo Reina Correa G). P. 123. 28. – Posibilidades de crecimiento armónico de la cruz del sur. P.125. 29. - Discos de la cultura Nariño, se dibujan en tres de ellas la “Cruz del Sur”,

cosmovisión

del

mundo

http://www.banrep.gov.co/museo/orf/narno1.htm

amerindio.

Tomado

de

. p. 126.

30. – Sisetema proporcional cosmográfico amerindio, la “Cruz del Sur”, plasmada en las huellas de la cultura. Tomado del libro Génesis de la Cultura Andina”, Carlos Milla Villena. P. 127. 31. –

Representación Cosmigráfica de J, Santacruz Pachacuti, Fuente

B.I.E. 1968. Tomado del libro ¨Concepción cultural de la ciudad Andina¨. De Alfredo Lozano Castro. P. 128. 32. – Interpretación del mapa ¨Representación Cosmográfica de J. Santacruz Pachacuti¨, realizada por Alfredo Lozano Castro. P. 129. 33. – Sistema proporcional del universoAmerindio, cruz multidimensional. Elaboración Julia Rave. Dibujo Reina Correa Ghisays. P.133. 34.

Sistema

proporcional

del

Universo

Amerindio

“Cruz

multidimensional”. Elaboración Julia Rave. Dibujo Reina Correa. P. 134. 275


Ilustraciones

35. – El orígen de las estaciones. Tomado del libro de “Asoleamiento. Teoría general y diagramas” de Octavio Uribe y Ernesto Avalos (Fig 4 P 4). P. 138. 36. – Esquema. Latitud para el Valle de Aburrá. (Tomado del libro “Asoleamiento, teoría general y diagramas” fgs 25 y 26, p.15). p. 140. 37. – Diagrama de asoleamiento para el Valle de Aburrá. Se ubica el observador en el piedemonte Norte del cerro el Volador. P. 142. 38. – Diagrama de asoleamiento para el Valle de Aburrá. Se ubica el observador en el Parque Berrío, calle 50 con carrera 50. P. 144. 39. – Plano del valle de Aburrá, ubicando los cuatro territorios construidos por las comunidades amerindias en la construcción de su Habitat. P.152.

CAPITULO – 3

40. – Parque de Berrío, sitio donde se implanta el poblado urbano de la ciudad de Medellín, de marco al fondo está la montaña de la laguna de Guarne y el cerro el Pan de Azúcar. P. 159. 41. – Plano de la traza indiana, tomado de “Urbanismo HispanoAmericano”, de Jaime Salcedo Salcedo. P. 164. 42. – Primer Plano de la ciudad de Medellín, Plano de la ciudad real de la Villa de Medellin. P. 166.

276


Ilustraciones

43. – Plano de la Villa De Medellín, 1791, corregido del primer plano 1790. P. 167. 44. - Plano del Valle de Aburrá, Se ubica el Poblado de San Lorenzo y el poblado de la Villa de Medellín. P. 170. 45. - p. 172. 46. – Plano topográfico de Medellín de 1906 (cartografía de Medellín). Isidoro silva y Juaquín Pinillos. P. 175. 47. – Plano de loteo de los propietarios de predios en la Villa de Medellín 1678. Verónica P. Pag 13 de Cartografia. P. 177. 48. – Cuenca de la quebrada de Aná (hoy Santa Elena), sitio donde se asienta el primer poblado de Medellín. Acuarela, tomada de. p. 179. 49. – Plan de caminos entre la ciudad de Santa Fe y Antioquia, autor Pedro Biturro Perez, fecha 1781. Procedencia A. H. A. # 2.108 (Planoteca). P. 182. 50. - Plano topográfico de la ciudad de Medellín y el Valle de Piedras Blanca (Valle de Arvi), Se resaltan los caminos prehispánicos que aún permanecen. Plano elaborado por el Instituto Geográfico Agustin Codazzi, 1961. P. 183. 51. – Plano del Poblado de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín. Dibujo de los caminos sobre el Plano de Medellín elaborado en la oficina de Emilio Montoya Gaviria y Socios. 1923. P. 188.

277


Ilustraciones

52. – Plano Corográfico del Valle de Aburrá Prehispánico. P. 195. 53. – Plano del Valle de Aburrá en el contexto geográfico montañoso de la cordillera central. P. 196 54. Ubicación del Valle de Aburrá en el Departamento de Antioquia y Colombia. P. 198. 55. - Plano de Antioquia “Culturas Indígenas Prehispánicas”. Tomado de Atlas arqueológico de Antioquia. P. 199. 56. – Mapa de las poblaciones de la gobernación de Antioquia. (ilustración No 7 de Verónica Perfetti). P. 201. 57. _ Nuevo Reino de Granada. Tomado del Archivo Histórico de Antioquia. P. 205. 58. – Comunidades indígenas conocidas, que ocuparon el territorio Colombiano. Mapa tomado de

www.banrep.gov.co/museo/orf/tumaco1.htm.

P. 206.

59. – Gobernaciones y Poblaciones en 1574 en Colombia. P. 208. 60. – Representación de la cosmovisión del Universo amerindio “La Cruz cuadrada” (Culturas Niriño, Cauca, Malagana). P. 217. 61. – Rutas entre España y las Colonias en América. (América Latina época Colonial, Richard Konetzke, Madrid 1981). P. 224. 62. – Culturas autóctonas en América. P. 229.

278


Ilustraciones

CAPITULO – 4

63. – Construcción en tapia, al parecer en época colonial, sobre una terraza de construcción indígena. P. 236. 64. – Fotografía, construcción colonial sobre terraza indígena, en el Valle de Piedras Blancas. P. 237. 65. – Sistemas constructivos indígenas. Terracéos con muros de contención para soportar las edificaciones. P. 239. 66. – Canalización de la quebrada Piedras Blancas y terraza con muro de contención. (Fotografía Julia Rave), P. 240. 67. – Casa circular para una familia (tambo), planta y alzado. P. 243. 68. – Sistema estructural del tambo (vivienda indígena amerindia). P. 244. 69. – Casa indígena para una familia. (Maloca), planta y alzado. P. 247. 70. – Casa comunal indígena (Maloca), planta y alzado. P. 248. 71. – Red vial Inka (Augusto Calvo y Guamán Poma). P. 250. 72. – Caminos prehispánicos más anchos que los del Cusco. P. 252. 73. - Foto detalle del camino prehispánico que sube del Valle de Aburrá al cerro Pan de Azúcar y muro en piedra que lo bordea. P. 253. 74. – Sistema constructivo de la laguna de Guarne. P. 257. 75– Fotografía, Montaña conformada con muros de piedra a manera de pirámide. P. 261. 279


Ilustraciones

76. – Plano topográfico del Cerro Pan de Azúcar. Se ubican las huellas de construciones indígenas en el morro construido a manera de pirámide. 262. 77. – Perfil del morro de pirámide en el cerro Pan de Azúcar. P. 264. 78. – Morro de pirámide en el cerro Pan de Azúcar. (Fotografía y dibujo Julia Rave). P. 265. 79. – Fotografías de la montaña de pirámide en el cerro Pan de Azúcar, Valle de Aburrá. P. 266. 80. – Fotografía, huellas de muros prehispánicos en piedra desmoronados, situados en el morro a manera de pirámide, en el cerro Pan de Azúcar. P. 26

280


Bibliografía

BIBLIOGRAFÍA

AYMONINO, Carlo “El significado de las ciudades”, Hermann Blume Ediciones, Madrid, España, 1981. ARANGO Silvia, “Historia de la arquitectura en Colombia”, Centro editorial y Facultad de Artes Universidad Nacional de Colombia , 1989. ARCILA VELEZ, Graciliano, “Arqueología del Valle de Aburra”, Revista Universidad de Antioquia. Vol. L No 194, p 200. Medellín 1975. ARCHIVO Histórico de Antioquia. Tomo 23 Documento 676. ARCHIVO Nacional. “ Visitas a Antioquia, Tomo I pag. 47 ARIAS de Greiff y Elizabeth Reichel D, Prefacio de “Etno – astronimías americanas”, Ediciones de la Universidad Nacional de Colombia, 1987. ARIAS de Greiff y Elizabeth Reichel D. Compiladores de “Etno – astronomías americanas”, Ediciones de la Universidad Nacional de Colombia 1987. ATLAS ARQUEOLOGICO DE ANTIOQUIA, SANTOS, Gustavo y otros, Universidad de Antioquia, Medellín Colombia, 1996. BIMFORD, Levis R. “En busca del pasado”, editorial Crítica, Barcelona, España, 19988. BOAS, Frans, “El Arte Primitivo”, Editorial Fondo de la Cultura Económica.


Bibliografía

Mexico 1947 BRAY, Warwick. “Cruzando el Tapón del Darién: Una Visión de la Arqueología del Istmo desde la perspectiva Colombiana”, Boletín Museo del Oro No 29, Bogotá 1990. BRAY, Warwick y TRUMP, Daniel, “Diccionario de Arqueología” Editorial Labor. Barcelona 1976. CASSIRER, Ernst “Antropología filosófica”, Colección Popular, Fondo de la Cultura Económica, Mexico 1945. CASTILLO, Neyla “Complejos Arqueológicos y grupos étnicos del siglo XVI en el occidente de Antioquia”, boletín del Museo del Oro, No 20, Bogotá Colombia 1988. CASTRO H Fernando, “Serpientes corales verdaderas y falsas del Valle del Cauca”, En Revista COAGRO, No 43, Cali, 1983.

CIEZA DE LEON Pedro, Vol. 1550, Revista Banco de la República, 1989. CIEZA DE LEON, Pedro. “La Crónica del Perú”. Barcelona, 1932. Esparsa Calpe. Madrid.

COLMENARES, Germán, “Historia económica y social de Colombia 15371719”, Medellín Editorial Carreta, 1978. COPPA, M. “Storia dell`urbanistica dalle origini all`Ellenismo.”, editorial

282


Bibliografía

Einaudi, Turín, 1968. COPIAS en el Archivo Nacional, “Resguardos”. Tomo de Antioquia, Caldas y Tolima”. y en el Archivo Histórico de Antioquia , (Tomo 75). CORRADINE A. Alberto. “La Arquitectura Colonial”, Nueva Historia de Colombia, editorial Planeta 1989. CHILDE, V.C. “Frammenti del passato, Feltrinelli”, Milán, 1ª edición 1956, 2ª 1960. CHILDE, V. G. “Man Makes Himself”, editorial Mentor, New York, 1ª edición de 1951. DE LAS CASAS, Bartolomé. “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, pag. 12. Madrid, Sarpe, 1985. DOLMATOFF

REICHEL,

Gerardo

“Colombia

Indígena

período

prehispánico”, manual de Historia de Colombia, tomo I Instituto Colombiano de Cultura, 1967. DOLMATOFF REICHEL, Gerardo, “Desana – Indios Tukano”, editorial Universidad de los Andes, 1968. ECO Umberto “Tratado de Semiótica General, Ed. Lume, Barcelona, 1981. FERNÁNDEZ de OVIEDO, Gonzalo “Historia General y Natural de las Indias, hislas y tierra del mar oceánico”, editorial Guaranía, 1944. P. 155. FERNANDEZ DE PIEDRAHITA Lucas, “Historia general de la conquista del Nuevo Reino de Granada”, tomo I, Biblioteca Popular de Cultura

283


Bibliografía

Colombiana, Bogotá, 1942. FERNANDEZ Jose, “Antropología simbólica del espacio” editorial Antropos, FREIDEL David y SCHELE Linda, “Orígenes, creación y continuidad” Mitología e Historia en Mesoamérica, Congreso Internacional, Universidad de Austin Texas, 1992. FRIEDE, Juan “La conquista del territorio y el poblamiento” Nueva Historia de Colombia, tomo I ediciones Planeta 1989.

FREIDE, Juan, “Invasión al país de los chipchas, ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 1966. FRANCHETTO Bruma, D’OLNE CAMPOS Mauricio, “Kuikuru: Integración Cielo y tierra en la Economía y en el Ritual”, Publicado en Etno-astronomías Amerindias, Centro Editorial Universidad Nacional de Colombia, 1987. GARCIA, Julio César “Repertorio Histórico”, 1936.Vol XII, p. 137. GARCIA, Jose Luis “Usos del espacio, discursos y Conductas” GARIBAY Angel Maria, “Teogonía e historia de los Mexicanos”, editorial Porrúa, Mexico 1985. GHYKA Matila C. “ESTÉTICA DE LAS PROPORCIONES EN LA NATURALEZA Y EN LAS ARTES” Editorial Poseidon, 1983. GOUROU, Pierre “Introducción a la geografía humana”, editorial

284


Bibliografía

Alianza, Madrid España, 1985. GONZALEZ, Alberto, Rex, “Arte, Estructura y Arqueología” Editorial Nueva Visión, Colección Fichas, Buenos Aires GUTIERREZ Ramón, “Arquitectura y Urbanismo en Iberoamérica”, Ediciones Manuales Arte Cátedra, Madrid 1983. HAUS, Hans Robert “La literatura como Provocación”. HEGUEL, Georg, “ Estética 6, El sistema de las artes particulares, La Arquitectura y la Escultura, ”. Traducción de Alfredo Llanos y Ofelia Menga, 1985, Ediciones Siglo Veinte Tomada de la segunda edición alemana de 1842. HEIDEGGER Martín, “Construir, habitar y pensar” Revista de Arquitectura, México No 37. HISTORIA DE ANTIOQUIA, “Las Sociedades indígenas Prehispánicas”, Editorial Presencia, 1991. JARAMILLO, Roberto Luis y PERFETTI, Veronica, “Cartografia Urbana de Medellín 1790-1950”. Publicado por Consejo de Medellín- Comisión Asesora para la Cultura. Medellín 1995. 1

JARAMILLO, Roberto Luis, Exposicion “Tres Siglos Sobre Papel”,

Cartografia Historica de Antioquia, 1995. KONETZKE, Richard, “América Latina” Epoca Colonial”, Historia Universal siglo XXI, Vol 22, Editores Siglo XXI España, primera edición en alemán, 1965

285


Bibliografía

LATORRE MENDOZA, Luis, “Historia e Historias de Medellín”. Ediciones Tomas Carrasquilla, Secretaria de Educación y Cultura De Antioquia, Medellín 1972. LEROI Gourhan A. “La Prehistoria”, editorial Labor, colección Nueva Clio, Barcelona 1972. LÓPEZ de GOMARRA, Francisco. “De la historia general de las Indias” (Biblioteca de Autores españoles, XXII (Madrid 1946) Historiadores Primitivos de Indias I, pp. 155-455. La primera edición fue hecha en Zaragoza en 1552. LOZANO CASTRO, Alfredo, “Concepción Cultural de la Ciudad Andina”, Centro de Investigación Urbana y Arquitectura Andina, Madrid, España 1992. LOZANO CASTRO, Alfredo “Los significados Urbanos y Arquitectónicos en la evolución de la ciudad Hispano – Andina, revista Ciudad y Territorio 105 – No 3 de 1990. LOZANO CASTRO, Alfredo “Cusco – Qosco” – Modelo Simbólico de la Ciudad Andina”, Edición CONAIE, Madrid 1994. LEVI-STRAUSS, Claude, “El Pensamiento Salvaje”, Editorial Fondo de Cultura Económica 1964. “LO CRUDO y LO COCIDO”, Editorial Fondo de la Cultura Económica 1968. “Tristes trópicos”, EUDEBA, Buenos Aires, 1970

286


Bibliografía

“Antropología Estructural” EUDEBA, Buenos Aires, 1973. LlANO, Alfredo, en introducción a “la Arquitectura y la Escultura”, por HEGEL Georg tomada de la segunda edición alemana de 1842. MANTILLA, Luis Carlos “Origen Franciscano de Marinilla y su desarrollo anterior 1962-1804”, publicaciones Universidad de San Buenaventura, editorial Kelly, 1986. MAYR Juan, “Contribución a la Astronomía de los Kogi”, Congreso de Americanistas, publicado en Etnoastronomías Americanas, Centro editorial Universidad Nacional de Colombia, 1987. MELGUIZO BERMUDEZ Samuel, URIBE TORO Octavio, “Asoleamiento, Teoría General y Diagramas” Publicaciones Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, 1987. MÉNDEZ DE LUARCA Ramón Y SORIA Y PUIG Arturo, “El Territorio Como Artificio Cultural, Coreografía Histórica de la península Ibérica”, Ministerio de obras públicas y Medio Ambiente, Madrid, España 1994. MILLA VILLENA, Carlos “Génesis de la cultura Andina”, Editorial Fondo Editorial C.A.P. Colección Bienal, Lima Perú 1983. MIRCEA Eliade “Mito y Realidad” editorial Labor, 1994. MIRCEA Eliade “El Mito del Eterno Retorno” Alianza editorial Madrid, 1995. MIRCEA Eliade “El Vuelo Mágico”, Ediciones Ciruela, Madrid 1995.

287


Bibliografía

MIRCEA Eliade “Lo sagrado y lo profano”, Editorial Cuadarrama/Punto Omega 4ª Edición 1981. Barcelona. MONTAÑOLA, “La poética de la Arquitectura”. MONTAÑOLA, “La Arquitectura como Lugar”. MUNFORD, Lewis “La Ciudad en la Historia” ediciones Infinito, Buenos Aires, 1966 MURRA, John, “Formaciones económicas y políticas del mundo Andino”, Instituto de estudios Peruanos Lima, 1975.

NORDENSKIÖLD Erland “La conceptión de Láme Chez Les Indiens Cuna de L”Istme de Panama”, Revista del Instituto de Etnología , Tucumán, Vol II, 1932. (citado por Mircea Eliade)

O. I. A. Organización Indígena de Antioquia “Diagnóstico de las comunidades Indígenas de Urabá”Medellín, junio de 1992. O. I. A. Organización Indígena de Antioquia “Plan de Etnodesarrollo para las comunidades Indígenas de Antioquia, Medellín 1992. OSORNO, Fernando “Caminos Prehispánicos en el Valle de Aburrá”, Informe de trabajo de campo, Departamento de Antropología Universidad de Antioquia Medellín, 1991.

288


Bibliografía

ORENDAIN, Claudio Favier “Ruinas de Utopia, San Juan de Tlayacapan – espacio y tiempo en el encuentro de dos culturas-. Editorial Regional de Extremadura, Mérida 1989. OSPINA, E. Livardo, “Orígenes, fundación y plantas iniciales de Medellín”. Tomado de la obra “Una Vida, Una Lucha, Una Victoria”. Revista Universidad de Antioquia, Vol. L- No 194, de 1975. PANOFSKY, Edwin “El Significado de las Artes Visuales” Ediciones Infinito, Buenos Aires 1970. PATIÑO, Beatriz “Riqueza, pobreza y diferencia social en la Antropología del siglo XVIII”, Informe de investigación, Universidad de Antioquia Medellín, 1985. PEREYRA, C. “Breve Historia de América”, Ediciones Aguilar, Madrid. 1953. PERFETTI, Verónica, ¨Las Transformaciones de La Estructura Urbana de Medellín, Trabajo inédito, 1996. PIEDRAHITA ECHEVERRI, Javier, Presbítero. “Del Poblado de San Lorenzo de Aburra a la Parroquia de San José del Poblado”. Departamento de Antioquia, Secretaría de Educación y Cultura, Medellín, 1976. PIJOAN José “SUMMA ARTIS”, Historia General del Arte, Vol. X, Editorial Espasa – Calpe, S. A. Madrid, 1946. PLAZAS,

Clemencia

Y

FALCHETTI

289

Ana

María

“Asentamientos


Bibliografía

Prehispánicos en el bajo río San Jorge”, Fundación de

Investigaciones

Nacionales, Banco de la República, Bogotá Colombia, 1981. PLAZAS, Clemencia y FALCHETTI Ana María “Manejo Hidráulico Zenú en Ingeniería Prehispánica”, editado por Fondo FEN e Instituto Colombiano de Antropología, Bogotá Colombia, 1990. SEGRE, Roberto “América Latina en su Arquitectura”, Publicaciones UNESCO, ediciones Siglo XXI, 1977. STRAUSS, Lévi C. “Antropología estructural”, Ediciones Universitaria de Buenos Aires, EUDEBA, Buenos Aires 1964.

Publicaciones Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, 1987 RESTREPO, Jose Manuel, “Ensayo sobre la geografía, producciones, industria y población de la Provincia de Antioquia en el Nuevo Reino de Granada”, 1809, Archivo Histórico de RESTREPO

Roberto, Guión de video, ” La Cabeza de la Serpiente”,

Televisar producciones, Pereira, Colombia 1995.

REVISTA “Museo del Oro de Colombia”, Bogotá Colombia, octubre de 1989

REVISTA Banco de la República, Santafe de Bogotá, Colombia, octubre de

290


Bibliografía

1989. ROMERO, José Luis “Latinoamérica: Las ciudades y las ideas”Siglo XXI Editores Mexico, España y Argentina, junio de 1976.

SALCEDO Salcedo, Jaime, “Urbanismo Hispano – Americano, Siglos XVI, XVII y XVIII, Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Arquitectura y Diseño, seg . de. 1996, pg 35. Centro Editorial Javeriano, Santa Fe de Bogotá, 1994.

SANTOS

Vecino,

Gustavo,

“El

Volador:

Las

Viviendas

de

los

muertos”,Departamento de Antropología Universidad de TOVAR PINZON, Hermes, “Relaciones y visitas a los Andes”, Colección de Historia de la Biblioteca Nacional, 1993 Antioquía, Boletín de Antropología, Vol 9, No 25. Medellín,1995. SANTOS, Gustavo, “Investigaciones Arqueológicas en el Oriente Antioqueño, El sitio de los Salados”, Boletín de Antropología. Vol. VI. No 20 Universidad de Antioquia. P. 71-72 SARDELLA, Juan Bautista. “Relación del descubrimiento de las provincias de Antioquia, por Jorge Robledo”.

En repertorio histórico de la Academia

Antioqueña de Historia, en Colombia. Año IV, 1922. Sacado de la colección de documentos inéditos de la colección Muñoz, Tomo LXXXII, Madrid, 1888.

291


Bibliografía

SARDELLA, Juan Bautista “Geografía general del Estado de Antioquia”, Crónica Municipal, órgano del Concejo Municipal de Medellín, edición especial, Medellín Colombia, (1545), 1963. SIMON, Pedro. “Noticias Historiales”. Tomo VI, pag, 106. Edición Manuel José Forero. Academia Colombiana de la lengua e Historia, 1953. SIMON, Pedro. “Noticias Historiales”. Tomo VI, pag, 106. Edición Manuel José Forero. Academia Colombiana de la lengua e Historia, 1953. SCHELE Linda, MILLER, Mary Ellen, “THE BLOOD OF KINGS, Dynasty and Ritual in Maya Art”, Kimbel Art Museum, 1986. TOVAR PINZON Hermes, “Relaciones y Visitas a los Andes” Tomo II, Región del Caribe, Instituto Colombiano de la Cultura Hispánica, Colombia, 1992. TOVAR PINZON, Hermes “Ralaciones y visitas a los Andes”, Colección de Historia de la Biblioteca Nacional, Tercer Mundo Editores S.A. Santafé de Bogotá – Colombia 1993. TOVAR PINZON, Hermes, “Relaciones y Visitas a los Andes”, Instituto de la Cultura Hispánica, Pag. 17. Santafé de Bogotá, 1993.

URIBE ANGEL, Manuel. “Compendio Histórico del Departamento de Antioquia en la República de Colombia”. Imprenta Republicana, Medellín, 1887, Director Carlos A. Molina.

292


Bibliografía

VELANDIA JAGUA César Augusto “San Agustín, arte, estructura y arqueología” publicación, Fondo de Promoción de la Cultura del Banco Popular, Santafé de Bogotá, Colombia, 1994. VON HILDEBRAN Martín, “Arquitectura indígena, Amazonas ”, Revista PROA No 323, Bogotá, 1994. YATES, F.A. “El arte de la memoria”, ediciones Taurus S.A. Madrid 1974. VELEZ E, Norberto “Relaciones ecológicas y cambios espaciales, realidad social”, edición Gobernación de Antioquia, Medellín, 1990.

293


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.