L a r e v i s ta d e l o s m i s i o n e r o s c at ó l i c o s e n A m é r i c a r u r a l
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La misión diversa en Carolina del Norte
Crece de muchas maneras
Caminado con los Inmigrantes Esperando por la Iglesia
El fundador de Glenmary Home Missioners El padre William Howard Bishop (1885–1953), un sacerdote de la arquidiócesis de Baltimore demostraba gran caridad y afecto por las poblaciones rurales de los Estados Unidos. Fue párroco por 20 años en una parroquia rural del estado de Maryland y trabajó incesantemente como sacerdote para concientizar a los “habitantes de la ciudad” Padre William Howard Bishop así como también a la Iglesia católica urbana sobre la necesidad de misiones dentro de los Estados Unidos. Más tarde, se convertiría en miembro fundador y presidente de la Conferencia Nacional Católica de Vida Rural (National Catholic Rural Life Conference). Durante su estancia como párroco rural, esperaba con anhelo, encontrar una manera de prestar servicio en las áreas rurales que eran olvidadas en los Estados Unidos. Diseñó un mapa donde se reflejaba la necesidad misiónera en los Estados
‘Nuestro trabajo es ir a los lugares olvidados y abandonados, a la tierra sin sacerdotes, lugares de los Estados Unidos que no son católicos, para establecer como base de operaciones, una misión y a partir de ahí, edificar pequeñas parroquias y asentamientos católicos donde actualmente éstos son inimaginables’.
El Reto Glenmary Esta revista anual tiene tres objetivos: educar a los católicos sobre las misiones en Estados Unidos, motivar a los jóvenes a considerar el sacerdocio o la hermandad religiosa en Glenmary, e invitar a todos los católicos a responder a su llamado bautismal de ser misioneros mediante la asociación con Glenmary como contribuyentes financieros, socios en oración, compañeros de trabajo profesionales y/o voluntarios. Editor principal: Father Chet Artysiewicz Editor: John Stegeman Editor asistente: Molly Williamson Director de arte: Tricia Sarvak Equipo editorial en español: Gabriela Solis, Barbara Hasbach, Hermano David Henley Glenmary Home Missioners P.O. Box 465618 Cincinnati, OH 45246-5618 513-874-8900 800-935-0975 www.glenmary.org info@glenmary.org
Glenmary Home Missioners
– Padre William Howard Bishop
Unidos y lo informó a la Iglesia católica en América. Prefiriendo permanecer como párroco rural, intentó convencer a las comunidades religiosas ya establecidas, de servir en estas áreas de gran necesidad. En 1939, tras no encontrar ninguna otra comunidad que se encargara de esta enorme tarea de servir a lo que él denominó la “Tierra de Misión, EE.UU.” y tras superar muchos obstáculos, fundó a los Misioneros de América (Home Missioners of America también conocido como Glenmary Home Missioners) en la Arquidiócesis de Cincinnati, Ohio, por invitación del Arzobispo John T. McNicholas. El padre Bishop era un hombre santo, profundamente comprometido a establecer esta sociedad misionera de sacerdotes y hermanos y al mismo tiempo invitando a otros a unirse. Su mapa “Tierra Sin Sacerdotes, EE.UU.”, cautivó los corazones y las almas de hombres y mujeres que se unieron a este nuevo trabajo misional. Con una determinación firme, el Padre William Howard Bishop dirigió esta comunidad de hombres y asimismo fue un guía para las Hermanas de Glenmary hasta su muerte en 1953.
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¡Conectate con nosotros! © 2017, Glenmary Home Missioners. Permiso de reproducción se concede bajo petición
Su vida y sus anhelos continúan inspirando a los miembros de la sociedad de Glenmary. Su santidad es bien reconocida por Dios, por las personas de las misiones y por los miembros de la sociedad. Que su ejemplo de vida y sus sueños sean motivo de inspiración para ti también.
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DEL PRESIDENTE / Padre Chet Artysiewicz
Pregúntate: “¿Qué quiere Dios de mí?” Cuando estás considerando una vocación
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s la temporada de graduaciones y transiciones- y de ansiedad para muchos, ya que se preguntan: “¿Qué sigue?”, hasta que encuentran su primer trabajo. Cuando éramos pequeños se nos preguntaba: “¿Qué quieres ser cuando seas grande?”. El camino elegido, a menudo, fue una relación entre nuestros intereses y aptitudes- donde ambos convergieron. El sueño de convertirse en un pianista de concierto se esfumó cuando nuestra habilidad musical alcanzó su punto máximo al tocar “¡Los Changuitos!”. Siento que hay un elemento que a menudo se pasa por alto al considerar una carrera, uno que es especialmente importante para discernir el llamado a la vida religiosa- la noción de lo que Dios quiere de uno. Mientras que ese concepto debe estar presente en todas nuestras elecciones, es una pieza crítica en la elección de vida de una vocación religiosa. Nuestra inclinación básica es ser atraídos hacia el matrimonio, como la mayoría. Me atrevo a decir que todos lo que nos hemos inclinado hacia la vida religiosa, inicialmente nos sentimos atraídos en esa dirección. Y sin embargo, esa voz que nos llamaba hacia otra dirección no desaparecía. Agreguen al discernimiento la pregunta adicional de ¿Qué es lo Dios quiere de mí? y ya no hablamos de un trabajo ni de una carrera, sino de una vocación, es un llamado a un modo de vida que abarca más que solo lo que hacemos- es lo que somos. Hace unos años, un sacerdote jubilado de Pittsburgh, el Padre Louis Yunker, sirvió junto con Glenmary en nuestras misiones del oeste de Kentucky. En misa, durante nuestra Escuela de Biblia en Verano, cautivó a los niños mientras leía ciertos anuncios cómicos del periódico. Mientras los niños escuchaban con atención, él propuso otros anuncios de “clasificados” para sacerdotes, hermanos y hermanas religiosos. Sembró la semilla. En ese entonces yo era un joven diácono; cuarenta y cinco años después, la memoria de ese mensaje permanece conmigo.
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sí que, con ese espíritu, déjenme sembrar algunas semillas vocacionales entre ustedes- padres de familia, abuelos,
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maestros, consejeros- educadores de todo tipo. Me dirijo a ustedes, porque los jóvenes que se encuentran en la encrucijada profesional/ vocacional normalmente no invierten mucho tiempo en materiales impresos como esta publicación; están mucho más sintonizados con las redes sociales y ciertamente los consejeros de vocación hoy en día, están utilizando esos puntos de venta. Pero ustedes los lectores también pueden extender la “invitación”. Sé que en los setenta y ocho años de existencia de Glenmary, cada presidente que me ha precedido, ha anhelado más misioneros para atender las necesidades de la Tierra de Misión EE.UU. La necesidad no es nueva, solo persistente. Es alentador que incluso en el actual clima árido vocacional muchos jóvenes admitan haber pensado en una vocación religiosa. Tal vez una pregunta ocasional: “¿Qué crees que Dios quiere que hagas?”, proporcionaría el Padre Chet ingrediente faltante y necesario Artysiewicz cartysiewicz@glenmary.org para responder al llamado. No existe escasez de opciones para aquellos que quieren servir en una capacidad ministerial: diversas comunidades religiosas, ministerio diocesano, posibilidades de voluntariado, etc. Si la vida religiosa es tu vocación puedes vivir una vida muy feliz y satisfactoria. Si no es tu vocación, lo entendemos. Lo último que queremos es que alguien se una a la vida religiosa y se sienta miserable. ¡No puedes difundir “la alegría del Evangelio” sin esperanza! Como dijo Santa Teresa de Ávila: “¡Un santo triste es un triste santo”. Hace algunos años, vimos unos carteles, engomados y pulseras que anunciaban WWJD (What Would Jesus Do), “¿Qué haría Jesús?” Esa pregunta concisa fue fantástica. Tal vez podríamos crear una alternativa WDGW (What Does God Want) “¿Qué quiere Dios de mí?”. Esa podría ser la mejor pregunta para clarificar la decisión vocacional. Gracias por ayudarnos a hacer esa pregunta y por todo lo que hacen para apoyar a nuestro ministerio. 2017
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La misión diversa en Carolina del Norte
CRECE DE MUCHAS MANERAS
Foto / Phil Roche Photography
RICOS EN LA DIVERSIDAD: Julián Crespo Moncada, (primera fila, tercero derecha), coordinador pastoral
y líder de la misión de Glenmary en Plymouth, Carolina del Norte, y el padre Mike Kerin de Glenmary (a lado de Julián), párroco de la misión de Windsor, condado vecino y ministro sacramental de la misión de Plymouth, se reúnen con algunos miembros de la congregación en crecimiento de Plymouth.
Por Margaret Gabriel
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a característica que define a Sta. Juana de Arco, la misión de Glenmary en Plymouth (condado de Washington), N.C., puede ser “crecimiento”. Además de crecer en números, la misión está creciendo en la formación de fe y en compromiso comunitario. Quizá lo más importante es que los feligreses están creciendo en entendimiento mutuo. El crecimiento de la comunidad latina en el este de Carolina del Norte ha significado un aumento en el número de personas que hablan español en la misión, pero la diversidad de la misión es mucho más rica que solo tener miembros que hablan inglés y español. La comunidad latina en la parroquia de Plymouth es
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aproximadamente el 80 por ciento de la congregación y es originaria de varios países, incluyendo México, Perú, Colombia y Honduras. La comunidad angloamericana incluye a personas que han vivido en Carolina del Norte toda su vida y aquellos que se han jubilado en Plymouth provenientes de las ciudades del norte, debido al bajo costo de vida. Julián Crespo Moncada, coordinador pastoral de Sta. Juana de Arco, identifica la diversidad parroquial como su mayor fortaleza. Julián dijo: “Las culturas son diferentes en todos esos países y dentro de México existen diferentes tradiciones”. Combinar las tradiciones de estas w w w. g l e n m a r y. o r g
culturas es, algunas veces difícil, pero brinda a la comunidad parroquial una riqueza que es valorada por Julián y los miembros de la misión. Él comentó que las culturas “se complementan entre sí”. Cuando la hermana Arcadia Rivera Gutiérrez se convirtió en la coordinadora pastoral de Glenmary en 2008, la asistencia a la misa en español el fin de semana era solo de 12 personas, con una asistencia menor a la misa en inglés. Pero ella y la hermana Martha Alvarado Moreno trabajaron en reunir a la comunidad católica, y sus esfuerzos se vieron reflejados en un aumento de la asistencia entre 6080 personas en la misa en español y a 15 personas en la misa en inglés. La congregación experimentó otro crecimiento cuando Julián llegó en 2012. Hoy en día, más de 100 personas asisten a la misa en español y cerca de 20 participan en la misa en inglés. Las visitas que Julián realiza a las casas, son las responsables de gran parte de ese aumento de interés: él extiende invitaciones personales a las familias en el condado de Washington y los condados vecinos.
El impacto de liderazgo laico en Plymouth
Rubén llamó a Julián “una persona muy buena”. Susie Jakeman, una feligresa por mucho tiempo de Sta. Juana de Arco, reconoce el esfuerzo que Julián hace para aprender más acerca de las costumbres y la cultura de Plymouth. “Él se une a nosotros”, dijo Susie. “Él habla con fluidez el inglés, pero también ha aprendido el argot del este de Carolina del Norte”. Susie describió a Sta. Juana de Arco como “una iglesia pequeña y ordenada”. Ella creció en una Iglesia católica grande en Greensboro, cerca de 200 millas al oeste de Plymouth. Pero ella prefiere la comunidad de la misión de Plymouth ya que ésta brinda la sensación de estar en casa, y ella aprecia la fuerza que gana con tanta diversidad. “Hemos sido bendecidos por la presencia de Glenmary”, dijo Susie. “Cuando vine por primera vez en 1969, tuvimos misa en una casa, que alguien prestó. Si en ese tiempo yo mencionaba que era católica, me miraban como si hubiera dicho una mala palabra. Ahora somos aceptados y participamos en la comunidad local con todas las otras iglesias”. Al igual que los líderes de otras misiones de Glenmary, Julián asiste a reuniones regulares de la asociación ministerial local, cuyos miembros ayudan a planear los servicios interreligiosos del área durante la Cuaresma y Semana Santa. Ellos y sus congregaciones también colaboran en otros compromisos y actividades de servicio comunitario
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Fotos / glenmary home missioners
photos / phil roche photography
Tener a una persona laica dirigiendo la parroquia, en lugar de un sacerdote o religioso, era nuevo para la personas de Plymouth y el acostumbrarse tardó tiempo. Al principio, Julián dijo que le costó trabajo. “Ellos me veían y decían: ‘Él es uno de nosotros. Él no es una autoridad; es un hombre con una familia’. Ahora me ven como una persona con familia, pero como alguien de quien pueden aprender”. Rubén Campos valora las habilidades d e Ju l i á n c o m o maestro. Rubén, un NUEVA CATÓLICA (izquierda): Después de su bautismo en la misión de Plymouth, una trabajador agrícola, niña es bienvenida en la Iglesia católica con los aplausos del padre Mike Kerin (el ha sido miembro de ministro sacramental de Glenmary), su madre (centro), padrinos y la congregación. Sta. Juana de Arco REUNIÓN PARROQUIAL (centro): --Ya sea en cenas donde se comparten platillos o por seis años y ha sido recauden fondos vendiendo comida, eventos sociales como estos unen a los miembros asistido a la iglesia de la misión y construyen una unidad parroquial. ESCUELA DE BIBLIA EN VERANO durante toda su vida (derecha): Un joven voluntario de la parroquia Jesús el Buen Pastor de Owings, debido al ejemplo de Maryland, trabaja con los niños en la Escuela de Biblia en Verano (EBV) de Sta. Juana sus padres cuando de Arco. Los programas de EBV han sido coordinados por el grupo juvenil parroquial crecía en México. “Voy de Maryland, en colaboración con la misión, desde 2011. a la iglesia, porque necesito ayuda todos los días”, dijo Rubén. “Ir a la importantes, como las despensas de alimentos del área y las iniciativas locales de recaudación de fondos iglesia me da vida”. Rubén es entusiasta acerca del grupo de Estudio incluyendo una kermés anual. Estos esfuerzos son de Biblia de la parroquia que regularmente tiene muy necesarios en un condado donde cerca del 25 25 personas gracias al liderazgo de Julián y al por ciento de la población vive por debajo del nivel conocimiento de las escrituras que él comparte. nacional de pobreza. 2017
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Julián liderea la misión en su compromiso comunitario, que incluye un viaje semanal con algunos miembros de la misión para ministrar a las personas (35-40) que trabajan en la industria de cangrejo en la costa de Carolina del Norte. “La mayoría de las trabajadoras tienen raíces católicas, pero están aisladas por la distancia del resto del decanato”, dijo Julián. Él y los otros miembros de Sta. Juana de Arco viajan más de una hora para reunirse con estos trabajadores para el y Liturgia de la Palabra con distribución de la Sagrada Comunión y Estudio de Biblia. “Les ayudamos a alimentar su fe”, dijo. Él sabe que la distancia entre la región costera y Plymouth hace que los viajes regulares a la misión de Glenmary sean imposibles para estos trabajadores. De cualquier manera, él visualiza organizar retiros de un día para ellos, con la esperanza de ayudarles a unirse como una comunidad de fe. Otros esfuerzos de evangelización de Sta. Juana de Arco van desde el asesoramiento familiar proporcionado por Julián, hasta clases de Estudio de Biblia que se llevan a cabo en las casas de los feligreses que viven lejos. Además, dijo: “A veces recibimos donativos que podemos usar para proveer asistencia financiera a la población local en necesidad”. Cuando el otoño llega, la misión se prepara para su período más activo del año. Comenzando a mediados de noviembre y continuando en Adviento, la parroquia reza novenas a Nuestra Señora de Guadalupe, la patrona de México y las Américas, cuya fiesta es el 12 de diciembre. “Honramos a Nuestra Señora de Guadalupe, rezamos el rosario, comemos y compartimos”, dijo Julián, describiendo las reuniones de la novena, que tienen lugar en las casas de los feligreses. Aunque la mayoría de estas reuniones son organizadas por miembros de la misión latina, dos o tres familias angloamericanas disfrutan siendo anfitrionas. Tan pronto como las novenas terminan, la celebración cambia a posadas, una celebración que honra la peregrinación de María y José a Belén antes del nacimiento de Jesús. Desde su llegada en 2012, Julián siempre se ha asegurado que todos los miembros de la misión estén invitados e incluidos en estas novenas, posadas y celebraciones, que son una parte importante de la cultura espiritual de la comunidad de fe. Los feligreses de Sta. Juana de Arco son residentes de seis condados del este de Carolina del Norte; Algunos manejan más de una hora, solo de ida, para asistir a los servicios. La mayoría de los que manejan grandes distancias son latinos, dijo Julián. Con un poco de insistencia, reconoció que las familias hacen los viajes largos debido a la vitalidad de la comunidad que él ha convocado. El beneficio de la diversidad étnica, cultural y 6
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El compromiso: compartir la cultura espiritual
PUENTE MUSICAL: El grupo del ministerio de música para la misa en inglés durante un reciente domingo en la misión de Santa Juana. Julián provee otra conexión entre las comunidades de que hablan español e inglés, tocando la guitarra en las liturgias para ambas.
residencial de la parroquia es evidente en el sentido de familia que existe entre los miembros. Julián se rió y dijo que muchos miembros saben mucho unos de otros- lo que es bueno y malo “y de todos modos se quieren mucho”.
Un programa de formación de fe juvenil en desarrollo
En 2012, todos los catequistas eran angloamericanos y sus alumnos mayormente latinos. En ese tiempo, comentó Julián, el programa de formación de fe juvenil era el lugar principal donde las comunidades anglo-latinas coincidían. Los adultos de la comunidad latina no creían tener la visión espiritual o los dones que se requerían para ser catequistas. Julián ha ayudado a las personas a reconocer qué tan necesarios son para ayudar a los jóvenes de la parroquia en su formación religiosa. Él amablemente invita a los miembros latinos a tomar la capacitación diocesana (disponible en español e inglés) necesaria para poder enseñar. Algunas veces tardan hasta un año para que las personas se pongan de acuerdo. Hoy, el 60 por ciento de los catequistas de la misión son latinos. El programa en crecimiento de formación de fe juvenil incluye ahora a más de 60 niños latinos y cuatro niños angloamericanos. w w w. g l e n m a r y. o r g
Foto / phil roche photography
Para complementar los programas de formación religiosa de las misiones de Glenmary, los voluntarios de grupos juveniles y chaperones de la parroquia Jesús el Buen Pastor, de Owings en Maryland, que tiene un acuerdo con Sta. Juana de Arco para llevar a cabo programas en varias misiones desde hace 15 años. Cada verano desde el año 2011, han llegado a Sta. Juana de Arco. Todos los niños de la zona de la misión han sido invitados a la Escuela de Biblia en Verano pero la asistencia ha sido en su mayoría católica, dijo Julián. “Los niños pasan un tiempo agradable cada año, y los voluntarios de Owings dicen que, ¡regresarán en el 2018!”.
La formación de adultos
SIRVIENDO A LOS CATÓLICOS AISLADOS: Los lunes por la noche,
Julián (centro) y algunos feligreses (los otros hombres en la foto) manejan más de una hora, de ida solamente, a la costa de Carolina del Norte para ministrar a las personas que trabajan en la industria del cangrejo. Cada visita incluye Liturgia de la Palabra con distribución de la Sagrada Comunión y Estudio de Biblia.
Julián y su esposa, Adriana, padres de tres pequeños, dan clases semanales de crianza cristiana para los padres de familia. “Esperamos capacitar a otras dos o tres parejas para que también ellos den clases”, él dijo. La clase es una iniciativa diocesana, pero Julián y Adriana que trabaja como promotora del ministerio hispano para la diócesis de Raleigh en el decanato de Albemarle han adaptado la clase a las personas de su área rural. El plan de estudios incluye instrucción en la doctrina y escritura básica. “Hablamos de educar a los niños con valores cristianos en una comunidad que valora a la Iglesia, y acerca de cómo pueden integrarse culturalmente”, dijo Julián.
Muchas maneras de unificar y capacitar a la gente
Fotos / phil roche photography
Debido a que es importante que la comunidad rinda culto, la parroquia tiene servicios penitenciales bilingües en Adviento y Cuaresma; viacrucis bilingües durante la Cuaresma y liturgias bilingües en Semana
UNO EN EL SEÑOR: Los miembros de la misión de Sta.
Juana de Arco durante la procesión inicial de la misa dominical. w w w. g l e n m a r y. o r g
Santa. Julián ofrece un puente musical entre las comunidades que hablan inglés y español, tocando la guitarra como parte del ministerio de música en ambas liturgias. Cenas donde se comparten los platillos, después de misa el primer sábado de cada mes, brindan a la comunidad parroquial otra oportunidad de reunirse como una congregación única. Julián pronostica un crecimiento contínuo para la misión de Plymouth, y se imagina ayudando a los jóvenes de la parroquia a aprovechar las oportunidades educativas disponibles. Cada año más jóvenes de la misión asisten a East Carolina State University para “invertir su talento en la comunidad”, él dijo. En las comunidades latinas, muchos padres quieren que sus hijos vayan a la universidad pero a menudo desconocen el proceso necesario para inscribirse. Julián cree que a través de la educación, los estudiantes y sus familias pueden integrarse a la comunidad de Carolina del Norte y los Estados Unidos; él trabaja para ayudar a las familias de Sta. Juana de Arco con esa integración. “Estoy interesado en capacitar a las familias para que sean parte de la sociedad a través de la educación”. El padre Mike, párroco de la misión de Glenmary en Windsor (condado de Bertie), también es ministro sacramental de Sta. Juana de Arco. El padre Kerin, elogia el liderazgo eficaz y laico de Julián, así como la vibrante comunidad parroquial de Plymouth que atrae a nuevos miembros. La feligresa Susie Jakeman dijo: ”La barrera del idioma es difícil de superar. Tenemos dos misas, pero sabemos que existe mucho que ofrecernos los unos a los otros”. 2017
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FotoS / Hno. david henley
ESPERANDO por LA IGLESIA En un condado de Tennessee, al igual que en otros 300 de los montes Apalaches y del sur, viven católicos que todavía siguen esperando que los misioneros de Glenmary lleven la presencia de la Iglesia.
Por Hno. David Henley / Promotor Vocacional
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UN CONDADO EN ESPERA (arriba): El condado de Smith en Tennessee tiene 218 años, pero no tiene presencia católica. Aunque tiene muchas iglesias de otras denominaciones, la mayoría de los residentes no están afiliados a ninguna iglesia. El padre William Howard Bishop tenía en mente condados como éste cuando fundó la sociedad de Glenmary, con el objetivo de llevar la Iglesia a estos lugares rurales. UN VIAJE LARGO PARA IR A MISA (abajo): Como católicos del condado de Smith, Cleto Martínez y Guadalupe Franco junto con sus hijos, manejan una hora de ida y una hora de regreso todos los domingos para asisitir a misa en el condado vecino de Macon, en la misión de La Sagrada Familia. Ellos preferirían ir a una iglesia cercana a su casa, pero ellos van porque su fe es muy importante y porque se sienten bienvenidos.
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l condado de Smith, Tenn., fue establecido en 1799, y nunca ha tenido presencia de la Iglesia católica. El condado tiene una población de más de 19,000 personas y cerca de 100 Iglesias cristianas. Además, “El Estudio de Congregaciones Religiosas y Membresía de 2010” (2010 Religious Congregations and Membership Study), encontró que casi dos tercios de la población del condado no pertenece a ninguna iglesia. En 1936, el padre William Howard Bishop publicó “El Plan para una Sociedad Americana de Misiones Católicas para Operar en las Secciones Rurales de los Estados Unidos” (A Plan for an American Society of Catholic Home Missions to Operate in Rural Sections of the United States). “Estos millones de personas que habitan en las áreas rurales son hijos de Dios… Ellos están hambrientos de la verdad del Evangelio y tienen un reclamo hacia nosotros”. De ese plan nació la sociedad de Misioneros Católicos en América Rural fundada por el padre Bishop y que hoy en día es conocida como Glenmary Home Missioners. Desde entonces, Glenmary ha seguido esmeradamente el plan del padre Bishop para servir en la Tierra de Misión, EE.UU., pero la tarea aún no está terminada. El condado de Smith, Tenn., y muchos otros condados todavía no tiene una Iglesia católica. El padre Bishop sabía que establecer la presencia católica en estas áreas olvidadas no sería una tarea que se terminaría de la noche a la mañana. Él escribió: “Ésta tarea es de un tamaño colosal. Se necesitarán generaciones para lograrlo”.
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n 1938, él creó su primer mapa,“Tierra sin sacerdote, EE.UU.” (No Priest Land, USA) para demostrar la gran necesidad de misión en nuestro país. En esa época, su mapa mostraba que de los 3,000 condados de los Estados Unidos, casi 1,000 carecían de un sacerdote de planta. Desde entonces, Glenmary ha servido en w w w. g l e n m a r y. o r g
‘Me sorprendió que hace doce años, cuando llegamos a vivir aquí, no había Iglesia católica’
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ctualmente, existen cerca de 1,000 condados en los Estados Unidos cuyos católicos representan menos del 3 por ciento de su población. La Subcomisión de Misiones Católicas de la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos (U.S Conference of Catholic Bishops Subcommittee on Catholic Home Missions) reporta que más del 40 por ciento de las diócesis de los Estados Unidos son diócesis misioneras. Es decir, “carecen de recursos para proveer a sus fieles del servicio de pastoral básica, incluyendo los sacramentos, la educación religiosa y la capacitación del ministerio laico. Las diócesis misioneras a menudo luchan contra la escasez de sacerdotes, la pobreza de los feligreses, desempleo, terreno difícil y aislado, hostilidad religiosa y otras circunstancias que dificultan la práctica de la fe”. Glenmary tiene conocimiento de que en las regiones sureñas y los Apalaches de los EE.UU. aún existen 300 condados que no cuentan con una presencia católica o ministro católico residente.
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l Evangelio de San Lucas dice, “La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen, por tanto, al dueño que envíe obreros a su cosecha”. (Lc 10:2). Si más hombres y mujeres sirvieran como sacerdotes, hermanos, hermanas y ministros laicos, los esfuerzos de la misión de Glenmary podrían extenderse a algunas de esas áreas de misión desatendidas, llevando una presencia católica a lugares donde nunca ha existido. En el libro de Los Hechos de los Apóstoles se explica que la Iglesia en sus inicios necesitaba más “ayudantes” para servir a las personas que viven en “las periferias” de su comunidad. (Hechos 6:1-7). Del mismo modo, hoy en día se requieren servidores para atender las áreas de misión abandonadas.
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n varias ocasiones, los obispos han preguntado a Glenmary si tenemos misioneros disponibles para servir en áreas de misiones rurales de sus diócesis. Desafortunadamente, en este momento Glenmary no tiene una abundancia de misioneros a la espera de ser enviados a las misiones. Los misioneros de Glenmary están actualmente sirviendo en 12 distintas diócesis, pero con más misioneros, se podría servir a más condados. Glenmary tiene la bendición de tener 12 estudiantes preparándose para el sacerdocio y la hermandad religiosa, pero no son suficientes. Hay lugar para más, si están dispuestos a responder al llamado. w w w. g l e n m a r y. o r g
EL PAÍS DE DIOS: La belleza de la creación de Dios es evidente en las áreas rurales de los Estados Unidos como en el condado de Smith, Tenn., pero éste condado aún carece de una iglesia católica.
Aunque no hay una iglesia católica en el condado de Smith, hay católicos viviendo allí. Una familiaCleto Martínez y Guadalupe Franco y sus hijosmaneja una hora de ida y una hora de regreso cada domingo para asistir a misa en el condado vecino de Macon. La Sagrada Familia es la misión de Glenmary en Macon y el padre Victor Subb es el párroco. Guadalupe comentó: “Me sorprendió que hace doce años, cuando llegamos a vivir aquí, no había Iglesia católica. Era raro, ya que donde vivíamos en México hay iglesias católicas por todas partes, incluso en pueblos pequeños”. Vamos a la Sagrada Familia porque nuestra fe es importante. Y el padre Vic nos conoce por nombre y nos saluda cuando llegamos”. Cleto y Guadalupe conocen a personas que anteriormente eran católicos, que viven en el condado de Smith y que han comenzado a asistir a iglesias de otras denominaciones porque no quieren viajar al condado vecino. Ellos mismos dijeron que son invitados regularmente a asistir al Salón del Reino de los Testigos de Jehová del condado de Smith. Alton Compton, de Tennessee dijo que fue: “criado como bautista del sur, pero que él sabía que debía de existir algo más, después de darse cuenta que no estaba de acuerdo con todas sus doctrinas”. Alton también comentó que vivió en el condado de Smith durante dos años antes de enterarse que había una Iglesia católica en el condado de Macon. Él había asistido a otras iglesias en el condado de Smith y conoció otras iglesias cuando se llevaban a cabo reuniones de renacimiento, pero no sabía acerca de la misión de La Sagrada Familia hasta que conoció al feligrés Carl Rossmossen, que también vive en el condado de Smith. Carl invitó a Alton a asistir a misa en la misión de Glenmary, en el condado de Macon y después de que Alton participó en el programa de RICA en la Sagrada Familia, fue bienvenido en la Iglesia católica en el 2013 tras ser confirmado y recibir la Eucaristía. El padre Bishop preguntó en 1936: “¿El mandato de ‘vayan y hagan discípulos a todos los pueblos’ excluye a los nuestros?” Los misioneros de Glenmary aún tienen la pasión por llegar a las periferias y llevar con ellos la presencia católica a los lugares donde no existe. Y hoy existe la misma necesidad de siempre.
misiones en cerca de 125 condados rurales. Al día de hoy existen parroquias católicas en 14 estados gracias a los misioneros de Glenmary. Pero en el condado de Smith, Tennessee, y en muchos otros condados rurales aún no tienen una Iglesia católica.
Contacte a la Oficina de Vocaciones de Glenmary en www.glenmary.org/vocationinfo para más información de cómo responder a su propio llamado vocacional. 2017
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CAMINANDO CON LOS INMIGRANTES DAR LA BIENVENIDA AL Forastero: En la misa celebrada en el campo, los trabajadores
Foto / Dale Hanson
migrantes contratados en los campos de tabaco del condado de Macon, Tennessee recibieron la comunión del sacerdote de Glenmary padre Vic Subb y del seminiarista de Glenmary, Avelardo Mercado Chávez.
“En los rostros de los campesinos migrantes,
veo el rostro de Cristo” Por: Padre Victor Subb, Misionero de Glenmary Nota del editor: Mientras la nación sigue luchando con el tema de la inmigración, la misión de Glenmary continúa al llevar la presencia católica a quienes la necesitan en el área rural de los montes Apalaches y el sur de los Estados Unidos. Los sacerdotes, hermanos y misioneros laicos de Glenmary sirven a todas las personas que viven en los territorios misioneros.
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l cierre de la temporada de cosecha de tabaco en Tennessee, en febrero de 2016, varios trabajadores migrantes me pidieron, que les diera la bendición antes de que volvieran a México. La noche previa, tuve un sueño sobre el día de su partida: su barraca de madera- que
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albergaba a más de cuarenta trabajadoresestaba llena de muchos pobladores de Tennessee entusiasmados, despidiéndose de los migrantes y agradeciéndoles por las largas horas de trabajo que nadie más parecía querer hacer. El grupo de despedida quiso asegurarse de que los trabajadores se encontraran en buen estado de salud, tras enfermarse al trabajar en los campos tóxicos, donde muchos se ven obligados a ayunar antes de iniciar su jornada laboral, por miedo a vomitar al estar en contacto con las plantas de tabaco. En mi sueño, había abrazos y personas tomándose fotos, por el trabajo bien hecho. Cuando desperté, fui al campamento para darles mi bendición. Estos trabajadores habían w w w. g l e n m a r y. o r g
Foto / Glenmary ARCHIVE
condiciones difíciles que enfrentan. Ellos han sacrificado mucho al venir a los Estados Unidos.
UNA MISIÓN DE AMOR
Como misionero de Glenmary, trabajo en áreas rurales de los montes Apalaches y en ciudades del sur de los Estados Unidos para llevar la Iglesia católica a lugares donde no tiene presencia. Nosotros en Glenmary, servimos a la población total de nuestras áreas de misión. La composición étnica del condado varía de misión en misión, y servimos a cualquier persona que encontremos ahí. En 1987, después de ordenarme, fui enviado a trabajar en el sureste de Arkansas. Ministré en los pueblos de Crossett, Hamburg, Monticello y Warren; eran pequeñas misiones en desarrollo temprano, en medio de campos de jitomates. Cada año, llegaban cientos de trabajadores agrícolas hispanos- algunos con documentos, otros sin ellos- para vivir el sueño de ayudar a sus familias en su país de origen. Cada día, veía a estos trabajadores muy lejos en los campos, trabajando ágilmente. Sentí el llamado, en mi corazón misionero, de saber dónde vivían e ir a visitarlos.
EN LOS CAMPOS: Trabajar por un día como jornalero
es agotador, como el padre Vic (izquierda), aprendió de primera mano cuando tomó el lugar de un trabajador que estaba herido.
pasado los últimos ocho meses en el país con visas para Trabajadores Agricultores Temporales H-2A (visas difíciles de obtener, que permiten a las personas ingresar a los Estados Unidos y trabajar en los campos por un tiempo determinado). Cuando llegué, no había personas aplaudiendo; solo estaban los últimos trabajadores de ese año – diez hombres ansiosos, listos para volver a casa. Ni siquiera el jefe estaba ahí, y los trabajadores pronto se dieron cuenta que no había quien los llevara al aeropuerto. Ésta escena es muy común.
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urante mis 29 años como sacerdote, he tenido la bendición de tener la oportunidad de ejercer mi ministerio y crecer entre los migrantes hispanos y sus familias-desde los campos de jitomate en Arkansas, a la tierra de las cebollas de Vidalia en Georgia, y a los campos de tabaco de Ohio, Kentucky y Tennessee. Los que vienen de tierras extranjeras han sido una fuente de inspiración para mí; por el amor a su familia y la alegría que tienen, a pesar de las w w w. g l e n m a r y. o r g
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os migrantes no viven en las carreteras principales; viven lejos, en las afueras del pueblo. Viajaba por muchos caminos de terracería buscando a estos forasteros con mi vocabulario limitado de español. No fuimos extraños por mucho tiempo. Tal vez, el hecho de ser sacerdote me ayudó, pero una sonrisa y un apretón de manos fueron efectivos. Con regularidad visitaba treinta campamentos de migrantes ubicados entre los pinos de Arkansas. En una ocasión, unos días antes de Navidad, visité un campamento al que regularmente iba, era un campamento de 35 hombres; todos originarios de la Ciudad de México. Vivían en lo que anteriormente había sido un gallinero. El granjero construyó un gallinero nuevo, y los hombres heredaron el viejo. “¿Qué les gustaría para Navidad?”, pregunté. “¿Comida, cobijas? ¿Qué podría hacer yo, para que la Navidad pareciera como si estuvieran de vuelta en casa?”. Todos estuvieron de acuerdo en que les gustaría asistir a misa. El 24 de diciembre, durante mi primer año de sacerdote, celebré Misa de Navidad a las 8:00 de la noche en un gallinero. Hablé el español horriblemente. Los hombres, que en su mayoría eran parientes lejanos, cantaron como un coro de ángeles. El Niño Jesús nos bendijo con su amor. 2017
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n el año de 1986 comenzó uno de los años de gran oportunidad para muchos migrantes que buscaban una vida mejor para ellos y sus familias. El presidente Ronald Reagan firmó la Ley de Reforma y Control de Inmigración (Immigration Reform and Control Act), y los programas para trabajadores agrícolas se convirtieron en la esperanza y en el camino para la legalización de millones de personas que vivían en los Estados Unidos. Para participar, los trabajadores agrícolas debían demostrar que habían trabajado al menos 90 días en los campos durante los tres años anteriores. Las personas sin escrúpulos veían esta nueva ley como una oportunidad de hacer dinero. Los migrantes estaban dispuestos a pagar cualquier cantidad de dinero por tener la seguridad de obtener papeles. Estas personas ayudarían a los trabajadores a conseguir papeles, pero muchas veces a un costo injusto. Algunos se hicieron ricos a expensas de los pobres. Había migrantes que estaban dispuestos a renunciar a comer con tal de tener el dinero para pagar por estos servicios. Yo no podía permitir que esta situación continuara en mi área; por lo que estudié las leyes. Comencé a ayudar a la gente con los documentos para el trámite, sin cargo alguno, pasando noches llenando formularios y llevándolos a los exámenes físicos, toma de fotos y de huellas dactilares.
A lo largo de los años he tenido el honor de ayudar a más de mil personas a alcanzar su estatus legal en este país. Esos viajes largos, transformaron la vida de las personas.
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urante mis años en Arkansas, traté de ser una voz entre los trabajadores y los dueños de las granjas. A medida que mi comprensión del español mejoraba, yo traducía, tratando de ayudarlos para entender la posición de uno y otro. A veces no obtenía una respuesta favorable del agricultor. En ocasiones escuché: “si ese sacerdote regresa a mi propiedad, le dispararé”. Por eso cambié de sitio de reunión, a una tienda. Mi meta era construir puentes, pero a veces las aguas eran demasiado anchas. En una ocasión, un trabajador tenía una infección en un pie. Le preocupaba no poder enviar dinero
Foto / Susan lambert, glenmary
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ada vez que había un TRAYENDO ESPERANZA: Trabajadores migrantes se reúnen alrededor número significativo de la camioneta del padre Vic para recibir suministros. Él ha servido a de personas, trabajadores migrantes por veintinueve años. emprendíamos un viaje de cuatro horas a Memphis, Tenn. Nos reuníamos a casa. Me ofrecí a tomar su lugar recogiendo la noche anterior para orar. Muchos no podían jitomates por un día. Nos pagaban por cubeta. dormir: íbamos a Memphis, a la Oficina de El calor era insoportable, y la sombra era muy Inmigración. Durante el camino de ida, todos atractiva. Todavía tengo lo que podría ser el guardaban silencio. La espera afuera de la oficina record del salario más bajo por cantidad de era insoportable. La alegría que aparecía en los jitomates recolectados en Arkansas. Un hombre, llamémosle Alfredo, vino rostros de las personas cuando escuchaban las palabras “su solicitud ha sido aprobada”, todavía a Arkansas con el sueño de que su trabajo en hace que mi corazón cante. El entender que los campos de jitomate permitiría a sus dos ya no necesitaban vivir en las sombras era una hijos ir a la universidad. “Ellos van a obtener una educación y harán algo por ellos mismos”, bendición. 12
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decía. Estaba muy orgulloso de sus hijos. Un día, Alfredo se cayó de la parte superior de uno de los camiones de la granja y se golpeó la cabeza; le salió sangre de la nuca y permaneció inconsciente. El granjero dijo: “No podemos llevarlo al hospital porque se darán cuenta que contrato a ilegales”. Después de unas horas sus amigos consiguieron un auto, pero ya era demasiado tarde. Llamé a su esposa en México para darle la terrible noticia. Unos meses después, ella me llamó y me dijo: “La vida aquí es muy dura. Mi hijo mayor, José que solo tiene quince años, se irá al norte. Por favor, cuide de él”.
comenzó, a decirme en español. “En el camino nos encontramos con diez cadáveres. Hacía mucho calor. Me acosté bajo un árbol un rato, con la incertidumbre de no saber si despertaría. Cuando me levanté, no pude encontrar a José. Lo llamé por su nombre, y lo busqué por todas partes. Él estaba tan débil, como yo”. Juan dijo que sus pies estaban tan adoloridos que ni siquiera se explicaba cómo fue que pudo continuar. Él comentó, que no podía dormir por la noche porque seguía pensando en José. “¿Por qué vine?” Juan se lamentaba.
DULCES VIDALIAS
En tres ocasiones en Georgia, mientras estuve asignado en esa misión, mantuve comunicación con personas que habían secuestrado a miembros de mi parroquia. Los feligreses habían viajado a México por emergencias familiares y fueron secuestrados en su camino de regreso. Los secuestradores exigían dinero a las familias “si es que querían ver de nuevo a sus seres queridos”. Durante los años que estuve en Georgia, el precio que pedían generalmente era de mil dólares por persona, una suma que nadie desea pagar. Por la vida de sus seres queridos, las familias eran obligadas a reunir ese dinero. Cuando podía, los ayudaba.
Años después, serví como sacerdote en una misión de Glenmary en el sur de Georgia. Había muchos campos de cosecha, así como una planta procesadora de pollo, pero las cebollas dulces de Vidalia eran la sensación. La cosecha de cebollas es un trabajo muy duro consiste en estar agachado todo el día, con riesgo de lastimarse las manos con los tallos de la cebolla. Hasta el día de hoy, cuando como una cebolla, rezo por la persona que la cosechó. Al igual que con otros cultivos en otros estados, los campos de cebolla están escondidos, y tienen una cultura propia. En Georgia son grandes. Cuando estuve ahí, cien hombres, mujeres y niños vivían en un campamento con solamente un baño y un teléfono. Mis visitas eran por las noches, después de terminada su jornada laboral.
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argaba la camioneta con comida para los recién llegados, porque ellos no tendrían dinero hasta que empezaran a trabajar, y en ocasiones tardaba tiempo. Medicinas y vendajes eran otros suministros que siempre llevaba durante mis visitas. Trataba de invitar a personas de mi parroquia, esperando extender mis esfuerzos. En cada visita escuchaba historias, contaba chistes, y lo más importante: me hacía presente. La mayoría de los trabajadores decía que, aparte de su jefe, no conocían a ningún otro americano. Un día recibí una llamada de un señor llamado Mario, quien me dijo que su amigo Juan quería que yo fuera a visitarlo. Cuando llegué a la casa móvil de Juan, fui recibido por Mario y me llevó con Juan, quien me contó su historia. A estas alturas, yo podía hablar lo suficiente para entender que: “Durante dos semanas, José, mi mejor amigo, y yo caminamos en el desierto para venir a Estados Unidos”, Juan w w w. g l e n m a r y. o r g
PERSONAS SECUESTRADAS
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na Navidad estuve hablando con una pareja de Phoenix que tenía a 10 personas secuestradas. Nueve de las personas secuestradas regresaban a Estados Unidos después de asistir al funeral de su padre en Oaxaca, México. Los $9,000 dólares fueron reunidos, pero la décima persona era un niño de 12 años, Francisco, él era huérfano. Sus padres habían sido asesinados así que, sin familia, él se vino a los Estados Unidos. Los secuestradores amenazaron con matarlo, la víspera de Navidad, si el rescate de mil dólares no se juntaba, en la misión entre los feligreses. “¿Dónde se consiguen mil dólares en Nochebuena? ¡Jesús ayúdanos!”, imploramos. ¡De la nada, nuestras oraciones fueron escuchadas! Mil dólares aparecieron en la iglesia cerca del pesebre. Francisco llegó a Georgia. Fue un gran regalo de Navidad para todos.
MISERIA HUMANA
¿Qué motiva a la gente a dejar a su familia y a su patria para venir a un país desconocido y estar separados de lo que más quieren? Las razones van desde la desesperación a la búsqueda de una mejora económica. Esta dinámica alimenta 2017
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el riesgo que las personas toman para cruzar
Foto / GLENMARY ARCHIVE
la frontera sin documentos legales. Como pueblo de Dios, estamos respondiendo a la necesidad humana con la que nos encontramos. Muchas historias son dolorosas de contar, y tal vez hasta desagradables de leer. Sin embargo, he aprendido durante estos años que ser fieles significa escuchar a los que claman en
dos de ellos, que eran hermanos, ya no podían caminar. Vimos la manera de regresarlos a México recaudando dinero. Los pobres siempre son generosos en ayudar a los pobres. Un año más tarde, visité a los hermanos en Puebla, México. La triste noticia fue que ellos nunca iban a volver a caminar. Esto es parte del precio humano al que los migrantes, en ocasiones, se enfrentan. Después de un tiempo, muchos dejan el trabajo en los campos y trabajan en fábricas, hoteles o en la construcción. Los trabajadores sin estatus a menudo, se les pagan menos que los que tienen papeles. Viven en un mundo donde siempre están cuidándose las espaldas. Sus hijos, que nacen en este país, son víctimas de confusión cultural. Se preguntan: ¿Soy hispano o no? ¿Qué idioma debo de hablar? Sin embargo, muchas familias- buenas familias con niños inteligentes- se acoplan bien a la cultura de los Estados Unidos.
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COMPAÑERISMO: El padre Vic pasa tiempo con la familia Robles afuera de su casa cerca de Hamburg, Ark. Los trabajadores migrantes siempre lo han recibido como si fuera parte de su familia, dijo el padre Vic.
necesidad. Permítanme compartir algunas: Las personas llegan a los Estados Unidos de muchas maneras. La manera común es en la parte trasera de una SUV. Las personas se apilan, a veces de tres a cuatro. No se les permite salir de la camioneta para estirarse, ir al baño o comer hasta llegar a su destino, dos o tres días después. Una vez, tres hombres llegaron a trabajar en los campos de cebolla después de haber viajado apilados. Por tres días estuvieron acostados sobre un mofle. Sus piernas estaban muy quemadas. El jefe les dio un poco de crema y les dijo que comenzaran a trabajar en el campo. Cuando los visité después de una semana de su llegada, 14
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uando ellos escuchan que los agentes federales de inmigración están en una ciudad, las calles se tornan desiertas, pero la Iglesia católica es un refugio seguro y una fuente de confort espiritual. Durante estos tiempos, he llegado a casa para encontrarme con cuarenta o cincuenta personas que buscan esconderse. La gente del pueblo pregunta, “¿Dónde está la familia Martínez? Parecen haber desaparecido. ¿Crees que podrían ser ilegales? Era una familia muy agradable”. Rezo para que llegue el día que nuestro país pueda lograr una solución justa a este difícil asunto de la inmigración. Hoy en día, desde mi pequeña misión en Tennessee, visito los campos de tabaco dos noches por semana, cuando los trabajadores regresan de los campos. Voy, porque son nuestros hermanos y hermanas. He experimentado la alegría de los nacimientos, así como el dolor de la muerte con aquellos que trabajan nuestros campos. Terminemos aquí. Dar la bienvenida al forastero es una enseñanza que brota del Evangelio. Nuestros hermanos y hermanas migrantes recorren sendas desconocidas. Ellos a su vez, me llaman para salir de mi zona de confort, para caminar con ellos, para conocerlos más allá de las sombras, son un desafío para todos nosotros. Una versión de este artículo apareció publicada en la revista nacional de Catholic Family Magazine St. Anthony Messenger (www. StAnthonyMessenger.org). Esta versión ha sido alterada de la original. w w w. g l e n m a r y. o r g
w w w.glenmary.org El s i t i o d e l o s m i s i o n e r o s c a t ó l i c o s e n A m e r i c a R u r a l
C o ntenid o s en línea
Lo que hay de nuevo Mi ministerio en las misiones del sur de Georgia
La primera misión a la cual el Hno. Jason fue asignado fue en los condados de Early y Randolph en Georgia. Esto le ha permitido conocer a muchas personas en las áreas de misión de Glenmary. glenmary.org/site/epage/162492_919.htm Hno. Jason Muhlenkamp
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Las donaciones son importantes. ¡Pero las oraciones son más importantes! glenmary.org/oracion-de-apoyo
Vocaciones
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artículo de fondo ¿Cómo discernir en nuestro tiempo?
Para ayudar a los hombres que están en el proceso de discernir su llamado, el Hno. David escribió un breve artículo acerca de cómo discernir y proporciona una visión sobre cómo reconocer la voz de Dios en su oración. glenmary.org/site/epage/163541_919.htm
Hno. David Henley
Los ancianos fieles son “las puestas del sol humanas”
Aquellos que se esfuerzan por llegar a misa, dada su avanzada edad.... glenmary.org/site/epage/163423_919.htm
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Redes sociales
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NONPROFIT ORGANIZATION U.S. Postage PAID Glenmary Home Missioners
Foto / Hno. david henley
un Vistazo a Glenmary / ¡El viacrucis!
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l sacerdote de Glenmary, padre Steve Pawelk (tercero de la izquierda) guía el ensayo del viacrucis, en el que participan los miembros de la misión de Glenmary, San Juan Pablo II; la cual se encuentra ubicada en el condado de Grainger, Tennessee. Este año la comunidad de fe logró orar y ensayar el viacrucis en su propio terreno. La misión, que fue establecida en 2011 por Glenmary, actualmente tiene que utilizar como templo las instalaciones alquiladas de lo que solía ser una tienda en Rutledge, Tennessee. La misión ha adquirido un terreno con la esperanza de que algún día se pueda construir el primer templo católico en el condado. Desde 2011 a la fecha, la comunidad ha crecido enormemente y hoy en día se celebran dos misas (una en español y otra en inglés) cada fin de semana. Con más de 117 familias registradas en la parroquia, la comunidad de fe ha superado la capacidad de las actuales instalaciones, que sirven como templo.
Misioneros Católicos en América rural.
Glenmary Home Missioners P.O. Box 465618 Cincinnati, OH 45246-5618