LA
R E V I S TA
DE
LOS
MISIONEROS
C AT Ó L I C O S
EN
AMÉRICA
RURAL
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Encuentro con un mártir El padre Frank Schenk recuerda al padre Stanley Rother LA MISIÓN INSPIRA A PARTICIPAR
Las experiencias de un nuevo feligrés inician un apostolado
VISITA LA COSTA
La misión de Carolina del Norte llega a los trabajadores de mariscos
EL FUNDADOR DE GLENMARY HOME MISSIONERS El padre William Howard Bishop (1885–1953), un sacerdote de la arquidiócesis de Baltimore demostraba gran caridad y afecto por las poblaciones rurales de los Estados Unidos. Fue párroco por 20 años en una parroquia rural del estado de Maryland y trabajó incesantemente como sacerdote para concientizar a los “habitantes de la ciudad” Padre William Howard Bishop así como también a la Iglesia católica urbana sobre la necesidad de misiones dentro de los Estados Unidos. Más tarde, se convertiría en miembro fundador y presidente de la Conferencia Nacional Católica de Vida Rural (National Catholic Rural Life Conference). Durante su estancia como párroco rural, esperaba con anhelo, encontrar una manera de prestar servicio en las áreas rurales que eran olvidadas en los Estados
‘Nuestro trabajo es ir a los lugares olvidados y abandonados, a la tierra sin sacerdotes, lugares de los Estados Unidos que no son católicos, para establecer como base de operaciones, una misión y a partir de ahí, edificar pequeñas parroquias y asentamientos católicos donde actualmente éstos son inimaginables’.
– Padre William Howard Bishop
EL RETO GLENMARY Esta revista anual tiene tres objetivos: educar a los católicos sobre las misiones en Estados Unidos, motivar a los jóvenes a considerar el sacerdocio o la hermandad religiosa en Glenmary, e invitar a todos los católicos a responder a su llamado bautismal de ser misioneros mediante la asociación con Glenmary como contribuyentes financieros, socios en oración, compañeros de trabajo profesionales y/o voluntarios. Editor principal: Father Chet Artysiewicz Editor: John Stegeman Director de arte: Cassie Magnotta Equipo editorial en español: Gabriela Solis, Barbara Hasbach, Hermano David Henley GLENMARY HOME MISSIONERS P.O. Box 465618 Cincinnati, OH 45246-5618 513-874-8900 800-935-0975 www.glenmary.org info@glenmary.org
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Unidos. Diseñó un mapa donde se reflejaba la necesidad misiónera en los Estados Unidos y lo informó a la Iglesia católica en América. Prefiriendo permanecer como párroco rural, intentó convencer a las comunidades religiosas ya establecidas, de servir en estas áreas de gran necesidad.
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En 1939, tras no encontrar ninguna otra comunidad que se encargara de esta enorme tarea de servir a lo que él denominó la “Tierra de Misión, EE.UU.” y tras superar muchos obstáculos, fundó a los Misioneros de América (Home Missioners of America también conocido como Glenmary Home Missioners) en la Arquidiócesis de Cincinnati, Ohio, por invitación del Arzobispo John T. McNicholas.
glenmaryvocations
El padre Bishop era un hombre santo, profundamente comprometido a establecer esta sociedad misionera de sacerdotes y hermanos y al mismo tiempo invitando a otros a unirse. Su mapa “Tierra Sin Sacerdotes, EE.UU.”, cautivó los corazones y las almas de hombres y mujeres que se unieron a este nuevo trabajo misional. Con una determinación firme, el Padre William Howard Bishop dirigió esta comunidad de hombres y asimismo fue un guía para las Hermanas de Glenmary hasta su muerte en 1953.
¡Conectate con nosotros! © 2018, Glenmary Home Missioners. Permiso de reproducción se concede bajo petición
Su vida y sus anhelos continúan inspirando a los miembros de la sociedad de Glenmary. Su santidad es bien reconocida por Dios, por las personas de las misiones y por los miembros de la sociedad. Que su ejemplo de vida y sus sueños sean motivo de inspiración para ti también.
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DEL PRESIDENTE / Padre Chet Artysiewicz
Cincuenta años después En 1968 me estaba preparando para graduarme de la universidad, pero en esa primavera nuestro país fue sorprendido por los asesinatos del reverendo Martin Luther King Jr. y del senador Robert Kennedy. En efecto, habían pasado menos de cinco años desde el asesinato del presidente John F. Kennedy y el recuerdo de esa tragedia aún estaba presente. Imagino que ustedes han escuchado hablar del Dr. King y del senador Kennedy en los meses recientes. Eso es, sin duda, el resultado de los esfuerzos continuos por abordar el tema del racismo en nuestra cultura. Estados Unidos no acapara el problema. Tristemente, toda la humanidad es capaz de pecar – optando por la obscuridad en lugar de la luz. ¿Por envidia?, ¿Por ego? La atrocidad contemporánea del tráfico humano a menudo tiene conexiones raciales. Una vez que se considera a una raza de personas como inferior, es un pequeño paso para justificar su explotación. Después de todo, no son “realmente” humanos—al menos no como nosotros… Cuando era pequeño, recuerdo a mis padres diciéndome: “Si alguna vez te pierdes o estás en problemas, busca a un policía; él te ayudará”. Este niño de 5 años lo tomó en serio. Si me perdía, sabía que la policía me ayudaría, este sentimiento lo llevo hasta el día de hoy. Me doy cuenta de que muchos padres sienten que no pueden trasmitir el mismo consejo a sus hijos, y al contrario, los aconsejan sobre lo que deben hacer en caso de que sean detenidos e interrogados. No me malinterpreten, tengo un profundo aprecio y admiración por la policía, las amenazas que enfrentan y las decisiones que deben tomar en una fracción de segundo. Nunca he estado en los zapatos de un policía y no envidio la dificultad y el riesgo de su trabajo. Tampoco sé lo que es que me vigilen dentro de una tienda, con la seguridad de que soy sospechoso por el color de mi piel. Hace algunos años, hice el comentario acerca de una ciudad, considerándola “un pueblo amigable”. Una joven mujer afroamericana simplemente me preguntó: “¿Para todos?”. La pregunta me sorprendió; mientras trataba de contestar, muchos pensamientos llegaron
a mi mente. En ese entonces era un sacerdote católico de mediana edad y me encontraba visitando una universidad católica en una Padre Chet ciudad pequeña con un mínimo Artysiewicz cartysiewicz@glenmary.org porcentaje de población de color. ¿Sería que ella se sentía tan a gusto como yo? Debido a que las formas de racismo pueden ser disimuladas, podemos ser ajenos a ellas. Se requiere un gran esfuerzo para reconocerlas y superarlas. Un sacerdote amigo mío compartió un tema frecuente en su predicación: “Se empieza por mí”. Como con otras muchas cosas, el enfoque se puede aplicar a este tema también. Podemos discutir la necesidad de cambios culturales, sociales y mientras esos movimientos pueden llegar más allá de mi alcance personal, yo puedo empezar por hacer cambios en mi propia vida, para empezar el proceso. En palabras de San Francisco de Asís: “Santifícate a ti mismo y santificarás a la sociedad”. La persecución del pueblo judío está bien documentada. Arthur Miller en su obra “Incidente en Vichy” tiene una línea: “Cada hombre tiene a su judío”. El escritor, en esa breve declaración, ha expuesto al racismo como un problema de la humanidad. Ese “judío” puede ser asiático, indígena, de Medio Oriente—amarillo, negro, moreno, etc. Yo considero que el racismo constituye un problema internacional, no solo dentro de nuestras fronteras. Por el racismo que existe dentro de nuestras fronteras, el reto es nuestro. Como con cualquier pecado, Glenmary se esfuerza por compartir la buena nueva de Cristo, que hay un mejor camino que el odio y la división. La oración de Cristo dice: “todos sean uno”, ciertamente aplicaría porque todos somos hermanos y hermanas en la raza humana. Aunque el problema es grande y las heridas son reales, el mal del racismo no podrá ser erradicado sin esfuerzo—empezando por mí. Muchas gracias por ayudarnos a compartir la luz de Cristo.
TEMA DE PORTADA
ENCUENTRO CON UN M Á R T I R El sacerdote de Glenmary recuerda encuentros con el padre Stanley Rother. Por Molly Williamson
MISMO NOMBRE: El padre Frank (Francisco) Schenk y el padre Stanley Rother eran conocidos por su bondad y su espíritu misionero. En ese contexto, también compartían un nombre. En Guatemala, los niños llamaban al padre Rother “Padre Francisco”, porque no existe equivalente a Stanley en su dialecto. 4
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Iluminados por la luz de las antorchas, los dos sacerdotes caminaron por el pasillo, guiados por indígenas guatemaltecas, con sus mandiles llenos de productos recolectados para la ofrenda. Fue una misa rústica aún para el padre Frank Schenk, misionero de Glenmary, con más de veinticinco años de experiencia sirviendo en zonas rurales de los Estados Unidos y Colombia. El padre Stanley Rother sabía que cada misa podía ser la última. Él había sido advertido de que su nombre figuraba en la “lista negra” del Escuadrón de la Muerte, debido a su apostolado con la población indígena. Rodeada de montañas y lindando con un lago, la iglesia de la misión era un lugar idílico. Los cuarenta acres de la misión, pertenecientes a la Arquidiócesis de Oklahoma City eran fértiles, y el padre Rother, quien fue un niño campesino originario de Okarche, Oklahoma, estaba enseñando a los mayas a cultivar la tierra. “Todo era muy primitivo; no había electricidad, ni siquiera en la rectoría”, dijo el padre Schenk, que ahora tiene 102 años y vive en Cincinnati, Ohio. “La asistencia fue impresionante para una misa a media semana y la colecta estaba llena de mazorcas de maíz y otros artículos para entregar a los pobres”. Menos de un año después de que concelebraron esa misa, el padre Rother fue asesinado en su curato. Como parte del trabajo que realizaba en su misión, el padre Rother quería transferir la propiedad de la tierra que rodeaba su misión a los pueblos indígenas que la cultivaban. El gobierno guatemalteco se opuso a que los w w w. g l e n m a r y. o r g
mayas tuvieran terrenos y asesinó a muchas personas que simpatizaban con ellos. Como resultado del sacrificio del padre Rother, el Papa Francisco lo nombró mártir en diciembre de 2016. El padre Rother es el primer estadounidense en recibir la designación de mártir. Él fue beatificado el 23 de septiembre del 2017 en Oklahoma City. Después de la beatificación, el comité de canonización debe confirmar un milagro atribuible al padre Rother o hacer que el requisito sea dispensado por el Papa. Después de esto, puede ser formalmente declarado santo. El padre Rother y el padre Schenk se conocieron por casualidad. En 1964, los sacerdotes fungieron como consejeros del campamento juvenil en la diócesis de Oklahoma. El padre Rother era un sacerdote diocesano recién ordenado en la Diócesis de Oklahoma City, mientras que Glenmary había asignado recientemente al padre Schenk a la misión de Idabel, Oklahoma, San Francisco de Sales. Glenmary sirvió en la misión de Idabel desde 1957 hasta 2010. En total, Glenmary estableció diez misiones en Oklahoma. Poco tiempo después de esta reunión, el padre Schenk partió a la misión de Glenmary en Colombia, y el padre Rother se dirigió a la misión de la diócesis de la Oklahoma City en Guatemala. Dieciséis años después, durante un viaje en el que
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celebraba su 25 aniversario PADRE STANLEY ROTHER de su ordenación, el padre Schenk visitó Guatemala. Ahí, vio al padre Rother. Los sacerdotes se reencontraron. El padre Rother invitó al padre Schenk a pasar la noche en su misión, la cual estaba aislada en Santiago Atitlán, Guatemala. “Solo estuve con él un día y una noche pero me di cuenta de que era un defensor apasionado de su comunidad”, dijo el padre Schenk, “Me dijo que podría ser asesinado a tiros (eso no era una sorpresa para él), porque quería distribuir la tierra a los mayas y dejarlos como dueños de su propia tierra. Sabía que era algo peligroso de hacer”. El padre Rother tuvo la oportunidad de escapar de la UNA REUNIÓN POR CASUALIDAD: El padre Frank Schenk, Misionero de Glenmary, y el recién declarado mártir padre Stanley Rother se conocieron cuando fueron consejeros en un campamento juvenil en Oklahoma en 1964. El padre Rother se ubica al fondo a la izquierda y el padre Schenck está a su derecha.
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EL SACERDOTE JINETE: El padre Frank Schenk fue misionero en Sudamérica. En Colombia, muchos de los lugares era solo accesibles a caballo.
UN BUEN PASTOR: El padre Rother era querido por su rebaño. Aunque tuvo la oportunidad de quedarse en los Estos Unidos, cuando su vida corría peligro, optó por no abandonar a sus feligreses y regresó a Guatemala. 6
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muerte, pero sintió la necesidad de estar con su gente. Después de recibir una advertencia de que estaba en la “Lista del Escuadrón de la Muerte” del gobierno, el padre Rother abandonó el país. Regresó brevemente a Oklahoma en enero de 1981, pero no podía soportar estar lejos de sus feligreses durante la Semana Santa. En marzo de 1981, regresó a Guatemala. El feligrés de la antigua misión de Glenmary San Francisco en Idabel, Walter Hamilton, conoció al padre Rother cuando éste dio una plática en la Universidad donde Walter estudiaba. “El padre Rother nos dijo que su vida había sido amenazada en Guatemala, pero que la gente allí lo necesitaba, y que no tenía miedo de morir”, dijo Walter. En una carta escrita durante su misión, el padre Rother dijo: “El pastor no puede huir ante la primera señal de peligro. Oren por nosotros para que podamos ser la señal del amor de Cristo para nuestro pueblo, que nuestra presencia los fortalezca para que enfrenten estos sufrimientos como preparación para el Reino que se acerca”. El 28 de Julio de 1981, los asesinos amenazaron a un vigilante nocturno que protegía al padre Rother, ingresaron a su curato y le dispararon dos veces. Se negó a gritar, porque no quería poner en peligro a sus feligreses. Antes de que sus restos fueran devueltos a los Estados Unidos, a sus feligreses se les concedió permiso para extraer su corazón y enterrarlo bajo del altar. El sitio sagrado se ha convertido en un destino para peregrinos, dijo el diácono José Pineda, coordinador pastoral que sirve en la misión de la Sagrada Familia, que pertenece a Glenmary en Lafayette, Tenn. Los feligreses mayas preservaron la escena de la muerte del padre Rother y convirtieron su curato en un santuario. Los visitantes pueden ver las marcas de las dos balas que mataron al padre Rother y su silla derribada cuando luchaba con los asesinos. El diácono José creció en Guatemala, viviendo en el pequeño pueblo de San Ramón a las afueras de la Ciudad de Guatemala. Protegido en gran parte durante la guerra civil, se mudó a los Estados Unidos en 1985. Más de 25 años después, visitó Santiago Atitlán mientras trabajaba para la diócesis de Nashville. Los miembros de la diócesis quisieron visitar Guatemala para aprender más sobre la cultura, porque algunos guatemaltecos se habían mudado al área. El diácono w w w. g l e n m a r y. o r g
José fungió como traductor durante la gira que realizaron por Guatemala. “El padre Rother era como un buen pastor que intentba ayudar a su rebaño”, dijo el diácono José. “Vio que el gobierno constantemente intentaba quitarle la tierra a su pueblo y afectar negativamente su forma de vida, y abogó por ellos. Pero luchar por sus derechos civiles fue interpretado como acción subversiva”. "Estar solo, sin apoyo, pudo haber convertido al padre Rother en presa fácil," dijo el padre Schenk. Cuando comenzó la misión de Santiago Atitlán, la diócesis de Oklahoma City envió algunos sacerdotes, un médico, un agrónomo y algunos ministros laicos para desarrollar la misión. Cuando el padre Schenk fue a visitar la misión, el padre Rother era el único que quedaba. Esto, lo hacía estar aislado y ser más vulnerable. Aunque gran parte de la guerra civil en Colombia ya había terminado cuando el padre Schenk llegó en la década de 1960, pudo empatizar con el padre Rother. El padre Schenk conoció a una mujer que perdió a todos sus hijos, víctimas de la violencia y también conoció a un hombre indígena que fue ordenado
DOS CAMINOS: El padre Stanley Rother, izquierda, fue martirizado en 1981 mientras se encontraba sirivendo como misionera en Guatemala. El padre Frank Schenk, derecha, conserva recuerdos del padre Rother y del tiempo que convivieron. AGRADECIMIENTO: Las fotos del padre Stanley Rother son cortesía del archivo de la Arquidiócesis de Oklahoma City.
PEDAZO DE HISTORIA Denise Bushers Clark, quien contribuyó con la foto en la parte inferior de la página 5, recuerda vívidamente el verano del 1964. Ella era una feligresa de San Francisco en Idabel, Oklahoma, y estaba familiarizada con los misioneros de Glenmary y muchos seminaristas. “Al crecer, siempre tuvimos sacerdotes que venían a la casa a almorzar o cenar, porque mi madre era una cocinera maravillosa”, dijo Denise. “Los sacerdotes siempre estuvieron cerca. Fue tan diferente a los tiempos cuando crecieron mis hijos. Ellos conocen al sacerdote pero no tienen una conexión con él, como yo lo hice”. En su pequeña ciudad, los seminaristas llegaban a dirigir el estudio de Biblia. Ellos, le enseñaron a tocar guitarra en la iglesia después del Concilio Vaticano II. Pero fue el padre Frank Schenk, quien la expuso a los elementos. En 1964, él lideró un campamento juvenil diocesano en Beavers Bend, Oklahoma, a unos 20 minutos de Idabel. Algunos sacerdotes y jóvenes de
todo el estado asistieron al campamento. Uno de esos sacerdotes era el recién ordenado padre Stanley Rother, el día de hoy mártir y beato. Juntos, él y el padre Schenk celebraban la misa al aire libre todos los días. El campamento estaba situado sobre un fondo de pinos y el río, Denise dijo que el campamento era un lugar pintoresco. “Fue maravilloso, estaba pasando el mejor momento de mi vida hasta que aparecieron mis padres”, bromeó Denise. “Estuve expuesta a todas estas nuevas experiencias”. Ella dijo que siempre ha recordado el campamento con cariño y que ha conservado una foto para conmemorar el momento. Ella quería enviar la foto a la diócesis de Oklahoma City, pero carecía de una historia para acompañarla. Pero al recordar el papel que desempenó el padre Rother, dijo: “He tenido en mis manos un pedazo de historia y nunca me percaté de que él estuviera en la foto".
sacerdote, al que le otorgaron una parroquia y quien fue asesinado por un disparo, debido a que el gobierno no quería al pueblo indígena en posiciones de poder. “Cualquiera con sangre indígena era visto como un agitador”, dijo el padre Schenk. La atmósfera política era similar en Guatemala durante el tiempo que el padre Rother estuvo ahí. “Fue un tiempo sumamente peligroso”, dijo el padre Schenk. “Teníamos que ser cuidadosos y saber a dónde dirigirnos y cuándo hacerlo”. El padre Schenk puede recordar lo solo que se sentía cuando estuvo de misionero en Colombia. Algunos de
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los lugares eran solo accesibles a caballo, y él pasaba días cabalgando alrededor de las comunidades de las montañas. “Esa era la naturaleza del trabajo en las misiones, y el padre Rother era muy apasionado de eso”, dijo el padre Schenk. “Era un hombre interesante”. No es común que conozcas a un santo vivo. Yo también conocí a Santa Teresa de Calcuta, cuando ella visitó Tulsa, pero me alegra haber conocido al padre Rother”. NOTA DEL EDITOR: El padre Frank Schenk murió el 11 de abril de este año a la edad de 102 años.
Nuestra fe católica …ayúdanos a pasarla con un regalo para Glenmary
Sacerdotes y Hermanos Religiosos
Glenmary sirviendo en las missiones de los EEUU 513.881.7494 Hno. David dhenley@glenmary.org Ayuda Glenmary Home Missioners en nuestro ministerio de misión y ayuda a compartir el mejor regalo que poseemos, nuestra fe católica, con los que viven en la Tierra de Misión EE.UU. Para hacer una donación segura en línea, envisite:
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VISITA A L A COSTA Por Molly Williamson
Lejos de sus casas, pero cerca de la misión de Glenmary en Carolina del Norte hay un grupo de trabajadores de mariscos que viajan a los EE.UU cada año. Originarios de México, fueron seleccionados para trabajar en la costa limpiando cangrejos y ostras, ganando un salario basado en la cantidad de mariscos que procesan. Ellos dejan a sus familias por varios meses, viven y trabajan junto a las mismas personas y buscan otros trabajos durante el tiempo en que el volumen de producción de mariscos es bajo. Como católicos, también se enfrentan a la abrumadora w w w. g l e n m a r y. o r g
tarea de mantener su fe en un área donde pocos comparten sus creencias. “Ha sido un poco difícil, porque el proceso de aprendizaje es muy largo”, dijo Luis Frías, un empleado de la industria del cangrejo, quien recién llegó en agosto pasado. “Esto es lo más difícil que he hecho. Es un trabajo muy rápido, y es difícil agarrar el ritmo. En este momento solo estoy observando cómo los otros realizan el trabajo”. Luis sabe que tan importante es el trabajo para su familia. A muchas personas en su comunidad se les dificulta encontrar trabajo. Cuando lo encuentran, no es bien 2018
remunerado. El procesamiento de cangrejo en Mattamuskeet Seafood, una planta procesadora que se ubica a una hora de distancia de la misión de Glenmary, Santa Juana de Arco, en el condado de Washington, N.C., puede ayudar a alimentar a una familia como la de Luis durante un año. La esposa de Luis trabajó durante ocho años en la planta, pero ahora tienen cinco hijos y ella se queda en casa, en México. La familia necesita el ingreso que Luis obtiene al trabajar en la planta procesadora, por eso fue que Luis se dirigió al norte. El trabajo no es fácil y la capacitación es difícil de
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encontrar. Los trabajadores están parados ocho horas al día, algunas veces recargados sobre las mesas de trabajo. Luis tuvo que aprender cómo extraer la carne utilizable de los cangrejos. Aunado a las dificultades, está el choque de culturas. Los trabajadores provienen de Tabasco y Sinaloa en México. Ellos tienen diferentes costumbres y formas de pensar, lo que hace difícil la convivencia. “Todos somos mexicanos, pero algunas veces las diferencias entre nosotros son muchas y se dificulta convivir”, dijo Luis. “Yo no disfrutaría vivir aquí. No hay familia, ni vida social. Yo no quería venir, pero lo hice por la necesidad de mantener a mi familia”. Invitado especial Durante su primera semana en agosto, Luis estaba contando los días que faltaban para regresar a México, pero la visita de Julián Crespo, coordinador pastoral
de Santa Juana de Arco, le dio esperanza. Cada año, Julián visita a los trabajadores de la planta procesadora durante la primera semana después de su llegada. Él les ofrece el servicio de Liturgia de la Palabra y Comunión para darles la bienvenida a Carolina del Norte. La mayoría de los trabajadores son católicos, y el servicio de la iglesia les brinda un sentido de comunidad y paz, así como una conexión con su fe mientras se encuentran lejos de sus hogares. Glenmary comenzó el ministerio para servir a los trabajadores de la planta procesadora hace tres años. Julián se enteró de la existencia de los trabajadores por parte de su amigo, el padre Paul W. Brant, un sacerdote jesuita en la diócesis de Raleigh que conoció a algunos de los trabajadores en Tabasco (México) y le contó acerca de la travesía que realizan para llegar al norte.
EL COSTO DE TRABAJAR EN LA COSTA: Los empleados temporales de la planta procesadora, viajan cientos de millas desde México para limpiar y procesar cangrejo. Sus ingresos ayudan sosterner económicamente a sus familias; los trabajadores sufren aislamiento, jornadas largas de trabajo y se pierden eventos familiares. 10
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Rubén Campos, un feligrés de Santa Juana de Arco, es originario de Tabasco y conoce a algunos de los trabajadores. Él, acompaña regularmente a Julián al campamento de los trabajadores, para ayudar con el servicio de Comunión. La planta procesadora está lejos de ser una iglesia católica del área, por lo que la misión de Santa Juana de Arco ha adoptado a los trabajadores. “Eso es lo que amo de Glenmary”, dijo Julián. “Es una organización religiosa comprometida con las personas más vulnerables. Ellos, en verdad, hacen lo que dicen”. Julián ofrece un servicio por semana en el área de comida, ubicada entre los casas móviles donde los trabajadores viven entre cuatro y seis meses por año. El padre Aaron Wessman, párroco de las misiones de los condados de Bertie y Washington en Carolina del Norte, visita y oficia misa en el campamento. Viaje conocido Las últimas adiciones al rebaño de Julián, los trabajadores de la planta procesadora no son los más alejados de su misión. Con frecuencia, Julián está en el camino visitando a las personas y extendiendo el alcance de su misión. Los feligreses de la misión, provienen de seis condados cercanos y pueden viajar hasta una hora para asistir a misa. Julián nunca está solo en sus viajes. Durante su trayecto a la planta procesadora Mattamuskeet Seafood, Julián tiene muchos visitantes. Las ranas, de todos los tamaños, saltan a su coche a lo largo de la carretera de dos carriles. En su primera visita de la temporada, las alcantarillas junto a la carretera se encontraban llenas de agua y amenazaban con inundar las calles. “También existen osos y lobos por aquí”, dijo Julián. Los osos se encuentran frecuentemente en los maizales y por el bosque que delimita la carretera. Los lobos merodean por los jardines durante la noche”. Este es, posiblemente, el peor lugar para quedarse varado pero estaba en un viaje de misión. Para Julián, el primer servicio del año es un una reunión. Los trabajadores anuales recuerdan a Julián. Ellos esperan con ansia su llegada y disfrutan al tener el servicio. Con una visa de trabajo, los trabajadores no tienen el tiempo ni el medio de transporte para asistir regularmente a misa en Plymouth. w w w. g l e n m a r y. o r g
EQUILIBRANDO EL TRABAJO: Las trabajadoras separan, de forma rápida y cuidadosa, la pulpa del cangrejo y la almacenan en contenedores de 16 onzas. Ellas pueden procesar 3 libras por hora.
Otros trabajadores son nuevos y como Luis, con dificultades para adaptarse a la zona rural de Carolina del Norte. El servicio les da un sentido de familia. Además Julián llega con regalos. Por lo general, trae ropa o alimentos donados por sus feligreses. Manteniéndose ocupado La visita de Julián es una bienvenida divertida. Durante el día, hay mucha actividad en la planta de procesadora de Mattamuskeet. A medida que las mujeres extraen la carne del caparazón de los cangrejos, los hombres vierten los cangrejos sobre las mesas de trabajo que están esterilizadas. Ellos lavan los pisos con agua y cloro para desinfectar el área y barren los restos de marisco del suelo. Las mujeres rápidamente quitan las patas a los cangrejos y desprenden el caparazón exterior de los crustáceos. Ellas escarban para extraer la carne de cangrejo y empacarla en recipientes separados de los que contienen la carne más fina y suelta. Las patas de cangrejo son llevadas a un área diferente donde hombres y mujeres rompen las patas y extraen la carne de las tenazas. Cada contenedor de cangrejo pesa alrededor de una libra. Se requiere alrededor de una hora y 200 cangrejos para llenar cuatro contenedores de una libra cada uno. Los trabajadores pueden procesar entre 30 y 40 libras en un turno de 8 horas. Los trabajadores tienen un largo viaje a los Estados Unidos. Utilizando una ruta predeterminada, toman 2018
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ILUMINANDO EL EVANGELIO: Julián Crespo (izquierda) ofrece el Servicio de la Palabra y Comunión en el campamento de casas móviles. Él utiliza su teléfono celular como antorcha, para que Rubén Campos pueda leer durante el servicio de Comunión.
un autobús de Tabasco a Monterrey (México), seguido por una escala de tres días en Monterrey y de ahí un viaje de dos o tres días por carretera hasta llegar a Carolina del Norte. Después de eso, se ponen a trabajar sin parar, dependiendo del volumen de marisco. Mientras que las personas de limpieza reciben pago por hora, a los que “extraen la carne” les pagan por libra, lo que puede ser una tarea abrumadora para los novatos como Luis. Este año, el volumen de cangrejo fue bajo. Cuando el volumen es alto, los trabajadores pueden llegar a trabajar los siete días de la semana. Cuando el volumen es bajo, trabajan tres días por semana, a veces cuatro si hay ostiones que procesar. Muchos residentes del área trabajan en la explotación forestal, la agricultura o en granjas de huevo. Rubén Campos, un feligrés de Santa Juana de Arco y originario de Tabasco (México), trabaja en una fábrica de algodón, separando la basura del algodón utilizable. Cuando los trabajadores de la planta procesadora no trabajan en la planta procesadora Mattamuskeet Seafood, laboran en los campos, en las granjas o realizando otro trabajo para ganar dinero y ahorrarlo. 12
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Momentos tranquilos Durante la noche, el campamento está en silencio. Los trabajadores se dirigen a sus casas móviles a cocinar o descansar tras el día agitado. El servicio de la iglesia rompe la monotonía. Usualmente, Julián dirige a unos 25 trabajadores, quienes preparan la comida para después del servicio. En la primera visita que Julián realizó en 2017, el grupo estaba sintiendo los efectos del huracán Harvey, que azotó Texas. La tormenta dejó lluvia en la costa de Carolina del Norte por días. Un grupo de 10 personas se reunieron alrededor de las 6 p.m., y buscaron refugio en espera de la Comunión. Ellos leyeron utilizando la luz de la pantalla de un teléfono celular, pero no fueron ahuyentados por el clima. Ese día necesitaban a Cristo. Después de que Julián reflexionó sobre las lecturas, el grupo comenzó a compartir lo que las lecturas significaban para ellos. Mientras lloraba, una señora dijo que se estaba perdiendo la fiesta de Quince Años de su hija. Es un evento importante para la familia. Otra señora compartió que estando en Carolina del Norte, dos de sus familiares habían sido asesinados en su ciudad. Sin duda alguna, ese día había sido muy difícil para esas señoras, pero reconocieron que el “sacrificio” valía la pena. Ellas están brindándoles una mejor calidad de vida a sus familias, en sus países de origen. Una perspectiva fresca Para Luis, el servicio de Comunión fue una oportunidad de conectarse con Rubén y Julián, además de la oportunidad de escapar de la rutina. La planta procesadora había anunciado que los trabajadores no laborarían al día siguiente, así que Rubén invitó a Luis a que se le uniera en la planta de algodón. Luis aprovechó la oportunidad y empezó a platicar con Rubén acera de sus hijos, también intercambiaron historias de los festejos y platillos típicos de sus lugares de origen. El servicio ayudó a Luis a darse cuenta de la bendición que es poder trabajar y proveer para su familia. “Es una gran oportunidad para mí y mi familia”, dijo Luis. “Volveré el próximo año”. w w w. g l e n m a r y. o r g
L A MISIÓN INSPIRA A PARTICIPAR
Por Molly Williamson
Antes de que Genaro Juárez descubriera la misión de La Sagrada Familia perteneciente a Glenmary, no contaba con una casa espiritual. Ahora, él ha experimentado un renacimiento de su fe y quiere compartir la Buena Nueva por donde quiera que vaya. Una vez que fue bautizado y confirmado por el padre Vic Subb en la misión del condado de Macon, Tennessee, Genaro empezó a buscar oportunidades para participar activamente. Él no se sentía feliz siendo una católico pasivo. Genaro tomó clases de catecismo y ayudó en la iglesia, encontró su llamado cuando la misión de La Sagrada Familia empezó un ministerio en la cárcel. Cada viernes, Genaro visita la cárcel del condado de Macon con el diácono José Pineda, coordinador pastoral de La Sagrada Familia. Ellos pasan una hora con los reclusos discutiendo las lecturas de la misa del domingo próximo. Genaro a veces se prepara para hablar de experiencias personales con el fin de ayudar a los reclusos a familiarizarse con la palabra de Dios. Para Genaro, una hora no es suficiente para realizar obras corporales misericordia. “Me gustaría pasar más tiempo con ellos”, dijo Genaro. w w w. g l e n m a r y. o r g
“Si no les llevamos la palabra de Dios, ¿Quién lo hará?”. En sus pláticas con los reclusos, Genaro pregunta qué es lo que necesitan –material y espiritualmente. Si necesitan dinero para sus cuentas de comisaría, Genaro contacta a los familiares de los reclusos, alentándolos a que les den dinero, o él dona el dinero para que los presos puedan comprar artículos de aseo personal o comida. “Siempre digo que yo voy a trabajar y Dios proveerá para las personas que lo necesitan más” dijo Genaro. “Quiero continuar ofreciendo lo que Dios me ha dado, que es amor. Por el tiempo que podamos servir y proveer, continuaremos trabajando en la cárcel”. Recientemente, Genaro organizó las cenas de días festivos en la cárcel. Comenzó con comidas de Navidad y de Pascua, después se realizó la del día de Acción de Gracias. Es una obra de todo el día, la cual comienza a las 6 de la mañana y termina por la noche. Los feligreses DANDO UNA MANO: Genaro (izquierda) y el diácono José (derecha) cargan la caja con los ingredientes para preparar las cenas en la cárcel. 2018
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donan su tiempo, comida, y dinero para la cena. Esto se logra manteniendo los costos bajos y a través de las recaudaciones de fondos que Genaro realiza a lo largo del año, más algunos donativos que reciben. “Existen personas que quieren ayudar, y yo solo necesito pedirles ayuda”, dijo Genaro. Los cocineros y Genaro sirven 220 cenas a los reclusos y empleados de la cárcel, lo cual les brinda un probadita de hogar durante las fiestas. Para los feligreses que tienen algún familiar en la cárcel, es una oportunidad de pasar el día con ellos. “Genaro tiene un carisma especial”, dijo el diácono José. “Él siempre busca la forma de ayudar. Su trabajo ayuda a toda la comunidad y amplía nuestro alcance o participación. El ministerio de la Iglesia católica es muy importante en el condado de Macon, especialmente en la cárcel, y la obra que Genaro realiza nos está ayudando a demostrar que tan comprometidos estamos de dar de vuelta a la comunidad”. Genaro quiere hacer crecer el ministerio, ofreciendo más cenas y visitando la cárcel más seguido. Él sabe lo que significa estar perdido y la alegría que se siente cuando se reconecta con la Iglesia. Genaro creció en la Ciudad de México, él y su familia eran católicos, pero no eran activos en la Iglesia. Su fe nunca fue una prioridad, pero cuando llegó a vivir a
Lafayette, Tenn., Genaro tuvo un accidente mientras trabajaba en el aserradero. “Necesitaba reconectarme con mi fe”, dijo Genaro. “Me di cuenta de que no quería hacerlo yo solo. Necesitaba algo más”. Durante su primera visita a la misión de La Sagrada Familia, él sintió la presencia de Dios. Esa noche, el coro cantaba en la misa y lo llenó de una alegría inmesa”. “Lloré”, Genaro dijo. “Siempre lloro en la iglesia, pero en esta ocasión, lloré de verdad, con sentimiento. En este momento empecé a tener la vida que realmente deseaba”. Actualmente, él quiere ayudar a otros a tener el mismo renacimiento espiritual. Después de trabajar cerca de los reclusos, él conoce a muchos de ellos y sabe que pueden corregirse y tener una vida productiva una vez que sean puestos en libertad. Él es honesto con ellos. Se requiere de dedicación y trabajo para lograr el cambio. “Yo les digo que hoy tienen la oportunidad de cambiar su vida”, dijo Genaro. “Nunca es demasiado tarde para pedir perdón. Después de pedir perdón, no se puede repetir lo que los llevó a estar en la cárcel. “Habrá muchos retos, pero cuando logren salir de la cárcel, tendrán que saber cómo vivir su vida”, dijo Genaro. “Dios tiene sus brazos extendidos y listos para recibirlos”.
ALIMENTANDO AL HAMBRIENTO: Genaro (segundo de atrás hacia adelante) organiza y sirve 220 cenas para los reclusos de la cárcel del condado de Macon. 14
El Reto G l e n m a r y
2018
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w w w.glenmary.org E L S I T I O D E L O S M I S I O N E R O S C AT Ó L I C O S E N A M E R I C A R U R A L
C o ntenid o s en línea
LO QUE HAY DE NUEVO Declaración del presidente de Glenmary por redada de ICE en Tennessee
Las actividades de ejecución de leyes de inmigración en el área de Bean Station, Tenn., el 5 de abril llevaron a la detención de un número incierto de personas, afectando la vida de muchas comunidades aledañas, incluyendo a los feligreses de la misión de San Juan Pablo II, perteneciente a Glenmary Home Missioners y ubicada en Rutledge, Tenn. En respuesta, el presidente de Glenmary Home Missioners padre Chet Artysiewicz emitió un comunicado.
Padre Chet Artysiewicz
www.glenmary.org/redadadeice
Parroquia que fue misión reconoce a Glenmary
La Parroquia de San Cristóbal, en Pontotoc, Miss., dedicó su nuevo edificio y lo nombraron “Vestíbulo de Glenmary”. www.glenmary.org/sancristobal
La familia de Glenmary trabaja unida
San Cristobal
DEPARTAMENTOS
Hna. Darlene Presley
La hermana Darlene Presley, madre superiora de las hermanas de Glenmary, ha estado involucrada en la formación de los misioneros. www.glenmary.org/familiadeglenmary
Apoyarnos en la misión
En la página web puede donar y apoyar a Glenmary en su ministerio con las misiones. glenmary.org/ways-to-give/
Oración de apoyo
Oración
Las donaciones son importantes. ¡Pero las oraciones son más importantes! glenmary.org/oracion-de-apoyo
Vocaciones
¿Interesado en servir como sacerdote o hermano misionero de Glenmary? Aprende más. glenmary.org/vocaciones Padre Bishop
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El Reto G l e n m a r y
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NONPROFIT ORGANIZATION U.S. Postage PAID Glenmary Home Missioners
FOTO / HNO. DAVID HENLEY
UN VISTAZO A GLENMARY / ¡VOTOS RENOVADOS!
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os seminaristas Samuel Mungai, José Carlos Miguel López y Ken Wandera y renuevan sus votos temporales como miembros de Glenmary en la capilla de Nuestra Señora de los Campos. Después de los primeros votos, los estudiantes de Glenmary renuevan su compromiso para servir a las misiones y sus promesas de pobreza, castidad, obediencia y oración cada año por tres años. Posteriormente, son invitados a profesar sus votos perpetuos, los cuales son para toda la vida. Este año, siete de los catorce estudiantes de Glenmary profesaron sus votos.
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El Reto G l e n m a r y
2018
Misioneros Católicos en América Rural.
Glenmary Home Missioners P.O. Box 465618 Cincinnati, OH 45246-5618
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