ESTADOS DE EXISTENCIA ALQUÍMICOS Azufre, Mercurio y Sal Víctor Manuel Guzmán Villena El primero es considerado como un principio activo o masculino, el segundo como un principio pasivo o femenino; en cuanto a la sal, es neutra en cierto modo, como corresponde al producto de los dos complementarios, en el cual se equilibran las tendencias inversas inherentes a sus naturalezas respectivas. AZUFRE = ACTIVIDAD Se puede decir que el azufre, cuyo carácter activo hace que se le asimile al de la actividad interna, que se considera que se irradia a partir del centro mismo del ser. En el hombre, o por semejanza con éste, tal fuerza interna suele identificarse en cierta forma con el poder de la voluntad; esto, por otra parte, sólo es exacto a condición de entender la voluntad en un sentido mucho más profundo que en el sentido psicológico corriente, y de análoga manera a aquella en que se puede hablar, por ejemplo, de "voluntad divina", o según la terminología extremo-oriental, la "voluntad del cielo", puesto que su origen es propiamente central, mientras que todo cuanto la psicología considera es simplemente periférico" y no corresponde sino a modificaciones superficiales del ser. Además si mencionamos aquí la "voluntad de cielo" es a propósito, pues el azufre, por su interioridad pertenece a la categoría de las influencias celestiales; y en lo que concierne a su identificación con la voluntad, se puede decir que, si bien no es verdaderamente aplicable al caso del hombre corriente (que la psicología toma exclusivamente como objeto de estudio), está plenamente justificada, por el contrario, en el hombre verdadero, que se sitúa en el centro del todo y cuya voluntad como consecuencia, está necesariamente unida a la "voluntad del cielo". MERCURIO = PASIVIDAD En cuanto al mercurio, su pasividad le hace ser considerado como principio húmedo, y se considera que reacciona desde el exterior, de suerte que en este aspecto desempeña el papel de fuerza centrípeta y comprensiva, que se opone a la acción centrifuga y expansiva del azufre y en cierta manera la limita. Por todos estos caracteres respectivamente complementarios: actividad y pasividad; interioridad y exterioridad; expansión y comprensión, en relación al lenguaje extremo-