LA LUZ DEL GRAN ARQUITECTO Siempre tuve gran admiración por los exégetas, aquellos sabios que consiguen de apenas un versículo bíblico, extraer todo un tratado completo que sorprende al lector quien normalmente no comprende como “todo eso estaba ahí”. Ellos tienen realmente ojos para ver y oídos para oír, y cómo gambusinos van encontrando las piedras preciosas escondidas en lecturas que las mas de las veces parecen sencillas, pero que en verdad, apenas usan esta aparente simplicidad para ocultar al profano, aquello que es propio del iniciado. Los Grandes Maestros de la Humanidad, dijeron esto a través de parábolas, impidiendo así que las margaritas fuesen arrojadas a los puercos. Principios Herméticos En la Masonería Simbólica, el Aprendiz, se topa con un grupo de instrucciones que normalmente son leídas, a veces comentadas, otras veces trabajadas, y en general olvidadas, tratadas como un mero requisito de intersticio. Con el pasar del tiempo, el Masón acaba escuchando varias veces estas instrucciones sin encontrar pero es difícil gambusinos que osen aventurarse en esta clase de colecta investigando indicios de la profunda Sabiduría que subyace en esta Orden, y digo subyacer, porque en los últimos tiempos parece realmente subyacer, es decir estar soterrados. Así, después de haber oído muchas veces las instrucciones, de Aprendiz, un hecho comienza a llamar mi atención, y es la sistemática presencia de los Siete Principios Herméticos, en todas ellas, con el pero de que ninguna de estas instrucciones explica estos siete principios, lo que deja a los hermanos inválidos de un recurso que no solo sirve al Aprendiz, sino que también, tengo la certeza, de que a todos los otros niveles de la escala masónica, hace falta. Los Siete Principios están presentes, en hechos tan rutinarios como quedar entre columnas, la repetición de los decires entre el V.M. y los Vigilantes, la transmisión de la palabra, como en los innumerables elementos del templo, como el mosaico, la iluminación, la disposición de los tronos, etc. Atribuidos a Hermes Trimegisto, estos siete dictados, son sin duda la base obligatoria de toda sociedad iniciática, y debería ser materia obligatoria de estudio, ya sea juntos, o separados en los diversos grados de simbolismo masónico; facilitando así, una mayor y mejor comprensión de la ceremonia iniciática a la Luz de los Siete Principios, haría que los nuevos masones distinguieran mejor, cual es el significado y el propósito de su ingreso, lo que permitiría revitalizar la escala de valores y prioridades de la Orden en general, dejando un poco de lado los mundanismos en su debido lugar, y asumiendo consecuentemente que somos básicamente una escuela de autoconocimientos que busca mejorar a la sociedad a partir del individuo, y no una secta o grupo social, equipo, o lo que es peor, facción. Además de esto, los Siete Principios no conocen diferencia de Potencia Masónica, pues permanecen los fundamentos de todas las organizaciones Masónicas, Rosacruces,
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