Guijarro Hortelano - La filosof¡a y est‚tica de Plotino

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LA FILOSOFÍA Y ESTÉTICA DE PLOTINO Mª. Luisa Aznar Juan & Emma Mª. Guijarro Hortelano 1.- INTRODUCCIÓN. En primer lugar, cabe indicar que va a retrocederse casi dieciocho siglos y a hablarse en este breve artículo sobre una persona que ejercía una labor docente basada en una investigación en común de profesor a alumno. En segundo lugar, que este filósofo por medio de una dialéctica -en que lo más importante era (y sigue siendo) el saber preguntar y responder a un tema determinado- obtuvo un alto grado de conocimientos y elaboró pensamientos innovadores con respecto a filósofos predecesores. Su nombre es Plotino y su obra se halla escrita de esta forma: Se indican preguntas que plantean dificultades para luego resolverlas, aunque fuera a mitad de discurso. Así dejaba que sucediera y, de este modo, también así se desea que se desarrolle el artículo. Antes de comenzar a mostrar sus planteamientos aclaramos de antemano que todas las explicaciones se realizarán con el fin de llegar al concepto de Belleza, que es lo que atañe a las líneas expositivas. El método que conducirá a ella será el siguiente: -Pequeña introducción para aclarar ciertos términos y centrar el autor en su época, más notas relevantes sobre su biografía. -Breve estudio filosófico que creemos oportuno explicar, como base a la Estética. -Influencias posteriores. Así pues, un índice meramente indicativo de los contenidos del artículo será el subsiguiente: 1.- INTRODUCCIÓN. 1.1. La Estética en el siglo III. 1.2. El neoplatonismo. 1.3. Plotino: Biografía. 2.- FILOSOFÍA Y ESTÉTICA DE PLOTINO. 2.1. División del Universo. 2.2. Hipóstasis o niveles ontológicos. La materia. 2.3. Subida ascensional del alma. 2.4. Métodos para la subida del alma. 2.5. Papel de la Belleza en la escalada al Uno-Bien. 2.6. La Estética como base de la doctrina filosófica plotiniana. 2.7. Qué es la Belleza para Plotino. 2.7.1. El Uno-Bien como fuente de Belleza. 2.7.2. Belleza en la Inteligencia. 2.7.3. Belleza en el Alma. 2.7.4. La Belleza sensible: La forma y la crítica a las teorías sobre la Belleza basadas en la simetría y armonía (pitagóricos), medida y proporción(Platón) y la magnitud (Aristóteles). 2.7.5. La Belleza inteligible. 2.8. Modo de alcanzar la Belleza. 2.8.1. El músico, filósofo y amante. 2.8.2. Por qué el arte. 2.8.3. Cuál es la fuente de la obra de arte.


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1.1. La Estética en el siglo III. Todos los estudiosos del saber reconocen la inexactitud de la utilización de términos o conceptos, tanto en obras literarias como en la realidad misma. Estética es uno de ellos, pues conviene recordar que en la etapa que se estudia a continuación no existe como una ciencia separada de otras, ya que este hecho es relativamente moderno. Situados en una primera etapa del conocimiento con las grandes autoridades del pensamiento -al igual que hoy en día lo continúan siendo: Platón y Aristóteles- hasta llegar a Baumgarten -que fija con su Estética esta ciencia de manera particular- nos hallamos en un estadio de gestación de la historia de esta disciplina. Plotino se encuentra en esta fase que posee la particularidad de incluir la belleza junto a la verdad y bondad en filosofía. Más aún en un comentario de la misma meramente metafísico.

1.2. El neoplatonismo. El vocablo neoplatonismo, a semejanza del anterior, resulta ser una utilización actual para designar los autores que pretendieron continuar con el pensamiento clásico por excelencia en la etapa de su decadencia. Prueba de ello es que estos filósofos se consideraban a sí mismos platónicos. El propio Plotino así lo enuncia en el punto ocho de su quinta Enéada, aludiendo a Platón y al deber de proseguir con sus reflexiones para enumerar dicha asignación. Sin embargo, pese al cuidado que muestran estos pensadores en guardar el saber de la antigüedad, de la misma forma realizan lecturas muy diferentes de sus precedentes. Una indicación clara y resumida de esta circunstancia puede apoyarse en el caso de quien nos atañe, pues es manifiesta una postura filosófica más radical que la expuesta en los estudios platónicos. Quizá parta del modo en que plasma sus pensamientos, no siendo simples comentarios sino aclaraciones o nuevas respuestas, debido a la creencia de que -en el caso de Platón- deben hacerse nuevas búsquedas y descubrimientos de esta ciencia. Sea como fuere, el propósito primero supone en su fin una filosofía llena de ideas místicas orientales en su mayoría, que reflejan la oposición surgida a principios de la era entre lo ya mencionado y las ideas cristianas vigentes.

1.3. La figura de Plotino: Biografía. El nacimiento de Plotino se sitúa en los primeros años del siglo III. Desde sus comienzos se forma en la escuela alejandrina del momento. No obstante, las teorías que allí se impartían no le llegaron a convencer totalmente. Pero en 1a propia Alejandría tiene la oportunidad de conocer a Ammonio Saccas, su verdadero maestro, considerado por la crítica el verdadero fundador del neoplatonismo. La participación en la expedición contra los persas supone un acercamiento a las corrientes del momento de este país, del que recogerá líneas orientales, reflejadas en parte de su obra. Al cabo del

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tiempo marcha a Roma, donde se establece y fundamenta su teoría, a la vez que imparte clases gratuitas y es escuchado por numerosos oyentes de diversa índole. Su estancia final en Campania a causa de una grave enfermedad le brindó la oportunidad de terminar lo que actualmente conocemos con el nombre de Las Enéadas. Su publicación y ordenación se debe a Porfirio, gran amante de las doctrinas de Plotino.

2.- FILOSOFÍA Y ESTÉTICA DE PLOTINO. ¿Sería aventurarse en demasía decir de nuestro pensador que no fue ni el continuador de una filosofía ni el origen de cualquier otra totalmente nueva? Quizá resulte extraño que al hablar de Plotino lo hagamos como de un filósofo que, en buena medida, recibe la herencia de otros anteriores, pero que no se limita únicamente a ella, pues aporta elementos nuevos que conseguirán dar forma a lo que en principio no es su teoría. Es por ello que no podríamos afirmar de él que fue el creador de algo enteramente nuevo, sino que es quien aportará innovaciones a lo ya planteado, sobre todo por Platón. Plotino, al igual que Platón, dividirá el Universo en dos partes: una donde el alma se halla en estado impuro (el acá) y otra hacia donde el alma pretende llegar (el allá). La primera hace referencia al mundo sensible y la segunda al mundo inteligible. Es precisamente la huida del acá al allá la que supone el camino que ha de seguir el alma en su proceso catártico. Éste es uno de los dos movimientos del alma, el ascensional, que implica un recogimiento interior y un volverse hacia sí mismo, que presuponen la evasión del cuerpo. El segundo es descensional, cuando se sumerge en el cuerpo, en la vida y en la propia naturaleza. Resulta ser la continuación de la idea platónica. Dicho esto, es deducible entonces que la tarea del alma es la de ir superando grados, de modo que la operación de uno suponga la llegada al otro y así sucesivamente hasta llegar a la cumbre. Y, ¿cómo es posible realizar esta acción? Plotino distingue claramente tres hipóstasis o niveles ontológicos: el Uno-Bien, la Inteligencia y el Alma. (Enéada II, 9) El Uno-Bien es la idea de la que parte su sistema filosófico. Unidad y simplicidad por excelencia porque, a manera de Platón, parte de lo múltiple hasta llegar a la Unidad; siendo, pues, lo primero una imagen de lo segundo. Tiene, además, la particularidad de ser autosuficiente e infinito, ya que carece de partes y de forma. Subraya que «es el ser que es acto por sí mismo». (Enéada VI). Diríamos que es el Bien trascendente, el acto puro autocreador, pues, a pesar de que en un principio se podría pensar que (como Platón) identifica al Bien con la Belleza primaria (Enéada I, 6, 9) o con la Belleza en sí (Enéada I, 6, 6), concluye con dos posibilidades. Si lo expresado anteriormente resultara cierto, el Bien estaría más allá de la Belleza porque es su fuente y principio. En caso de que no fuera así señala que «la Belleza está más allá». La Inteligencia se identifica con la imagen del Uno (Enéada I, 7) al ser engendrada por la unidad absoluta. Plotino piensa que básicamente es la unión de la inteligencia propiamente considerada y la del mundo inteligible. Asimismo, se referirá a ella como un Dios segundo.

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El Alma es la intermediaria entre el mundo inteligible y el sensible. Al ser así, tendrá una doble naturaleza intelectiva y sensitiva. (Enéada IV, 8, 7). Por ello, el Alma será la productora del mundo corpóreo: «Para proceder genera el lugar, es decir, el cuerpo» Dicho de otro modo, el Alma buscará en la Inteligencia las que se convierten en imágenes o representaciones ya en el mundo de los sentidos. Así, cualquier alma individual (intelectiva) es manifestación de la del mundo (sensitiva), que es la misma materia. El Alma, entonces, se acepta como existente en el mundo inteligible y en el sensible. En tal caso, se deduce que Plotino realiza una doble concepción del alma: fuerza organizadora de los cuerpos como función normal buena y sede del destino que será fuente de impureza y vicios. Tras la explicación de los tres niveles, se podría plantear si es la materia opuesta a la Unidad. En principio podría contestarse afirmativamente, por cuanto que la materia carece de toda la perfección que es por sí y en sí misma la Unidad. No obstante, la consideración de la Belleza nos hace pensar que no todos los cuerpos están privados del Bien, de la Belleza, del Alma o de la Inteligencia. Con pensar tan sólo en las tres hipóstasis y, en concreto, la Belleza que expande el Uno-Bien a los demás niveles, podría verse con claridad. Si se piensa en el avance ascensional al Uno-Bien es posible reconocer una belleza del acá desde la cual se puede llegar a la de allá, como paso previo a esa Belleza del principio supremo. Esto supone la clara distinción entre dos bellezas, la sensible y la inteligible. En el mundo corpóreo una especie de luz emitida por el alma y el cuerpo da lugar al animal, que consta de lo que se denomina «bestia inferior» y del hombre. El hombre es hombre en la medida que tiene alma racional y es capaz de razonar. Está vida intelectiva la posee debido a que el alma participa de la inteligencia, permitiendo que se desarrolle una inteligencia del alma. Esta característica en el hombre será uno de los métodos que le ayudarán en la subida a lo inteligible. Para alcanzar la cima más alta el hombre ha de ser primero conducido fuera de lo puramente material a través del ejercicio de las virtudes, que le hacen ver la belleza que reside en ella. Con esto se habrá conseguido, por medio de, la razón y de las virtudes, despertar el amor hacia las cosas incorporales o inmateriales y hacerle contemplar la belleza presente en lo inteligible. De manera resumida y parecida así está por escrito en El Banquete de Platón: «Partiendo de estas cosas bellas en busca de aquella belleza, elevarse siempre, como sí usáramos escalones». Es preciso infundirle al hombre las razones propias de la filosofía (razonamiento dialéctico), puesto que son éstas con las que el Alma se eleva a la Inteligencia y de ella al Uno-Bien. Esta ascensión, a semejanza de Platón, se efectúa a través de la dialéctica de la razón (método filosófico) y de la práctica de las virtudes mediante una dialéctica amorosa. Todo ello denota un subjetivismo radical en una ascensión progresiva al ir encontrando el inteligible en nosotros mismos: «El ser bellos es encontrarnos en nosotros mismos». (Enéada V, 8) De aquí se deduce que la verdad se halla en nuestro interior y así lo subraya: «Hay que acostumbrar, pues, al alma a mirar por sí misma». (Enéada I, 6, 9) 5


Todo da a entender que lo importante es ser capaz de superar el plano de la belleza sensible (tras repudiar la materia) para llegar a la belleza inteligible y de ella al Uno-Bien, donde nace lo bello. Resulta ser la razón por la que podríamos decir que la estética constituye la base de la doctrina filosófica de Plotino, entendiendo por ella una teoría de la Belleza (contemplación artística). Sin embargo, cabría de todos modos preguntarse cómo entiende Plotino la Belleza. Para nuestro filósofo la Belleza puede definirse de diversas maneras, según el plano existencial en el que nos encontremos. Así pues, es en el Uno donde ante todo se encuéntrala Belleza, que es en sí misma el resplandor de su esencia. Por otro lado, también la Inteligencia está rodeada por ella al ser bella a causa de estar iluminada por el primer principio. A la par, el Alma posee la belleza propia de los inteligibles, es bella por la Inteligencia y las cosas sensibles tienen a su vez una belleza que los caracteriza. De estas líneas puede comprenderse quizá aún mejor la distinción entre la belleza sensible y la inteligible. Es una marcada diferencia con Platón, pues para él sólo existe la suprasensible y Plotino distingue a la sensorial por considerarla reflejo de aquélla. De este modo, la belleza no sólo es accesible por la razón, sino también por los sentidos. Respecto a la Belleza sensible «las cosas bellas de acá son bellas por participación en una forma» (Enéada I, 2), pues lo informe, si no participa de la razón y de la forma, es feo. Se desprende de esta enunciación que la forma será el factor principal a la hora de considerar algo como bello y, por tanto, la belleza no existe si no participa de ella. Por ello, vemos directamente las semejanzas entre los textos de Plotino y Aristóteles en este caso: PLOTINO «Las cosas de acá lo son [bellas] por participación en una forma». (Enéada I, 6, 2)

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ARISTÓTELES «En efecto, los productos de las artes tienen el valor en sí mismos; así pues, basta que tengan cierta forma» (Ética a Nicómaco, 1105)

Ahora bien, ¿qué se entiende realmente por forma? Se trata de aquello que compone y coordina lo que va a ser una unidad, pues la forma es una. Ya conseguida esta unidad se asentará la belleza al punto que si no hay unidad tampoco belleza. Igualmente, puesto que la unidad es algo compuesto de muchos, al ser afectada por la belleza también lo hará a las partes de la misma. Por tanto, lo que verdaderamente constituye la belleza ha de ser simple. Este es el motivo real por el que concibe a los animales racionales e írracionales, de manera que éstos alcanzan su perfección en una belleza que radica en lo simple (Enéada V, 8, 2). Podríamos definir, entonces, Belleza en tanto que participación de «una forma ideal». Así, la belleza sensible es la que expresa el resplandor de la Idea (Enéadas V y VI). Siguiendo este razonamiento se plantea que la belleza de los cuerpos es acorporal, pero que al ser percibida por los sentidos la clasificamos dentro de lo sensible (Enéada VI, 3, 16). Un ejemplo de ello podría ser la belleza de un rostro, la cual reside en la expresión de su fisionomía y en la que lo inteligible ocupa un lugar relevante dentro de esta masa corporal.

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Otra manera de intuir la belleza visible se realiza mediante el color. Sin embargo, a semejanza, de Aristóteles, su belleza reside en la simplicidad. Una clara influencia platónica se denota incluso en la belleza visible que resta, la sonora. Platón ya había apuntado en el Hipías Mayor que: «Lo hermoso es lo que produce placer por medio del oído y de la vista». En este aspecto, lo más destacado es que Plotino trata del mismo modo a los sonidos, con respecto a los colores. Pero cabe destacar por igual la similitud con Aristóteles, porque Plotino habla refiriéndose a lo sonoro de prosa y verso: «El arte se vale únicamente de las palabras, prosa y verso». (Poética, I) Aunque Aristóteles lo hizo aludiendo a la Poesía, hecho que no debe olvidarse. Una particularidad más aún sobre la música es la de que «las armonías sensibles se caracterizan por la medida numérica». Los pitagóricos, Platón y Aristóteles basaron la idea de la belleza del arte en la simetría y proporción. Todos ellos recibirán una dura crítica por parte de Plotino, la cual supone una de las mayores aportaciones al mundo de la estética del momento. Para este neoplatónico, Belleza no se iguala a proporción sino que está por encima de ella, pues la aceptación del argumento sobre las proporciones daría lugar al rechazo de aquello que siendo simple es bello. Tampoco la Belleza es simetría, por las razones ya expuestas. En primer lugar, porque sólo las cosas bellas podrían ser compuestas y no las simples. Otra razón es que el conjunto puede ser bello y no las partes, en contraposición al pensamiento plotiniano. Además, por qué un rostro que mantiene semejantes proporciones unas veces es bello y otras no. Y, quién diría que el mal es bello sólo por su conformidad de elementos. Por otro lado, para Plotino la materia de belleza (grandeza) no es la belleza misma, a diferencia de Platón y Aristóteles: PLOTINO «Cómo no habrá que admitir que la belleza es otra cosa por encima de la proporción y que la proporción es bella por otra cosa».

PLATÓN «Pues la medida y la proporción ciertamente resultan en todas partes belleza y virtud...»

ARISTÓTELES «Y las principales formas de la belleza son el orden, la proporción y la limitación». (Metafísica, 1078)

(Enéada I, 6, 1)

(El Filebo, 64E) «Pues la belleza radica en la dimensión y el orden». (Poética, VII)

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«La forma arrastra consigo la magnitud, no ciertamente la magnitud que se da en la masa sino la que, en el objeto creado, no= proviene de la forma (...) La belleza no reside en la magnitud».

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no=

«Pues la magnanimidad reside en la dimensión, como la belleza en un cuerpo grande, y las personas pequeñas serán elegantes y bien proporcionadas, pero bellas, no». (Ética a Nicómaco, 1123b, 6)

(Enéada V, 8, 2)

Su criterio es que la Belleza deriva de la Unidad y ésta no es otra que la forma. Con esto Plotino no niega la importancia de la proporción y la armonía, sólo las rebaja a planos menos principales. Queda totalmente establecido que la Belleza no es otra cosa que la forma ideal. Contra la captación de la belleza sensible mediante la percepción, la Belleza inteligible se logra por el alma. Una vez que el alma esté purificada se hace forma y razón y se vuelve incorpórea e intelectiva, integrándose así en lo divino, de donde nace lo bello. La Inteligencia y las cosas derivadas de ella son la Belleza propia de lo inteligible. El Alma consigue su belleza cuando ya ha repudiado la materia, con lo que es capaz de apreciar a la Inteligencia como bella y, de ahí, llegar a la comprensión de la Belleza, que le permite alcanzar el Bien supremo. La fealdad del alma consistiría en la mezcla o fusión de la inclinación del cuerpo: la materia; esto es, en su impureza. Ya planteado y resuelto lo que Plotino entiende por Belleza y cómo la concibe, uno puede preguntarse sobre el modo de alcanzarla. En la Enéada V, 8, se afirma que esto se hace posible a través del artista, es decir, del músico, filósofo, amante o del poeta; aunque éste último no quede realmente explícito en sus escritos. Pero, ¿por qué por medio del arte y no de cualquier otra cosa? Porque al igual que la materia ya se encuentra en el pensamiento del artista antes de llegar a la obra de arte, la Belleza superior se da en él. Es comprensible plantearse el porqué de no ser capaces de apreciar directamente esa Belleza superior de manera inmediata a través del arte. Sin embargo, claro es que esta belleza, al quedar plasmada en lo sensible, se distorsiona, siendo entonces superior aquello que produce el arte o lo producido por él. Hemos llegado a un punto en que se podría plantear la polémica sobre el arte como mera imitación de la naturaleza. Para Plotino esta idea de imitación no es negativa, pues las cosas de la naturaleza son a su vez imágenes de algo superior que denominaríamos Ideas. Por tanto, el arte no es más que imitación de lo perfecto o Idea perfecta, de la cual parte lo sensible. Así pues, el músico, filósofo y enamoradizo o poeta, al haber alcanzado un cierto grado de inteligibilidad a través de la práctica de cada una de sus artes correspondientes Música, Filosofía, Amor o Poesía), son los más adecuados y capaces de llegar a la Belleza y, de ahí, al Uno-Bien. Platón ya mostró esta idea escribiendo en El banquete: «Uno a partir de lo de aquí, a causa del recto amor a los muchachos, se eleva y 8


comienza a contemplar aquella belleza, de alguna manera casi alcanza la meta». Sabemos que cada cual tiende al Bien supremo y para lograrlo es preciso haber conseguido la Belleza por medio de las artes, pero ¿cuál es la fuente de donde nace la obra de arte? Toda obra de arte, como todo lo que nace, ha sido producida por una sabiduría y esta verdadera sabiduría es el ser. Por tanto, en el ser que se pierde la Belleza se produce su pérdida. De la misma forma que su belleza es deseada, también lo es todo ser. Entenderemos que esa verdadera sabiduría no es más que el Uno/Dios. Y como bien dijo en su tiempo Platón y es aceptado por Plotino: «Merece la pena la vida del hombre cuando contemple la Belleza en sí». (El banquete) Se podría concluir este pequeño estudio sobrelas principales reflexiones plotinianas, exponiendo las vistas con brevedad y orden: 1ª.- Distinción entre el Bien y la Belleza, puesto que la Belleza provendría del Bien. 2ª.- Distinción entre la Belleza sensorial y Belleza inteligible 3ª.- La belleza de los cuerpos consiste en la participación de una forma ideal, no en la proporción y simetría, que serían cualidades. 4ª.- El medio para alcanzar la Belleza es el arte y los métodos son la práctica de las virtudes y la Dialéctica.

3.- INFLUENCIAS POSTERIORES. Todos los críticos coinciden en señalar la doctrina de Plotino como predominante en el cristianismo. Tras eliminar cualquier rasgo de paganismo incluido en sus escritos, varios planteamientos llegaron a ser instrumentos con los que algunos padres de la Santa Iglesia Católica expusieron sus propios pensamientos en filosofía. Pese a los obstáculos cristianos contra la filosofía platónica en general, se demuestra que triunfaron sus ideas porque las doctrinas de Plotino tuvieron eco en Pseudo-Dionisio (s. VI). Como curiosidad resaltar que en el siglo IX se conoce indirectamente sus reflexiones en el mundo islámico al producirse una traducción de una falsificación de un libro sobre la filosofía de Aristóteles, que no era más que un extracto de las Enéadas plotinianas. La pervivencia de su neoplatonismo puede verse incluso siglos más tarde, donde muchas de las ideas del período intermedio de Schelling tienen su huella en Plotino, al igual que sucede con los hermanos Schlegel.

BIBLIOGRAFÍA ALSINA CLOTA, José, El neoplatonismo, Barcelona, Ed. Anthropos, 1989. BRÈNIER, E., La filosofía de Plotino, Argentina, Ed. Sudamericana, 1953. PLOTINO, Enéadas I-II, Madrid, Gredos, 1992. PLOTINO, Enéada V, Madrid, Aguilar, 19??.

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