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actualidad a diario
que las parejas ahora funcionan cuatro años.
C hace un curso de desnudismo.
Sarah Jessica Parker y sus tres amigas.
Año 2. Nro. 97. C . actualidad a diario, se entrega gratuitamente con el diario Crítica de la Argentina del 3 de enero de 2010. Prohibida su venta por separado.
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La duración Stripper Moda Sex & The City 2 en casa del amor El nuevo estilo de Una cronista de Los estudiosos dicen
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¿Cuánto dura el amor?
Diversas teorías científicas afirman que el amor en una pareja muere antes del primer lustro. Lo mismo intentó demostrar Fréderic Beigbeder, el autor de El amor dura tres años a través de una novela tan real como impredecible. Pero, para muchísimos mortales mantener una relación amorosa y saludable a través de los años es posible. Trabajo de hormiga, negociación constante y tolerancia divina parecen ser claves a la hora de construir un vínculo a prueba de balas. 6
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Por Soledad Ferrari fotos patricio cabral - eduardo carrera y diego paruelo
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n mosquito vive un día, una rosa tres días. Un gato, trece años. El amor, tres. Primero hay un año de pasión, luego un año de ternura y finalmente un año de aburrimiento…”, sentencia Fréderic Beigbeder en su libro El amor dura tres años (Editorial Anagrama). Se anticipa que, para los que creen en la pareja, buena parte de esta historia intenta demostrar que la rutina atenta contra toda posible felicidad en el marco de una relación cama adentro y que con el tiempo, “uno deja de querer al otro”. “Durante un año, la vida no es más que una sucesión de soleadas mañanas, incluso cuando nieva por la tarde. Te dedicas a escribir libros sobre esta cuestión. Te casas lo antes posible: ¿para qué reflexionar cuando uno es feliz? Reflexionar te entristece; la vida debe ganar la partida. El segundo año las cosas empiezan a cambiar. Te has vuelto más tierno (…). Comprendes a tu mujer con solo medias palabras; qué felicidad conformar un todo (…). El tercer año ya no resistes la tentación de mirar señoritas ligeras de ropa que iluminan la calle. Ya no hablas con tu mujer. (…) Pronto llega el momento en que ya no puedes soportar a tu esposa ni un segundo más, ya que te has enamorado de otra”. Está claro que para Beigbeder, hasta esta parte del libro, convivir con una persona más de tres años y amarla es imposible. ¿Será así? Es discutible… pero la ciencia parece darle la razón. Un estudio realizado por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reveló que el amor dura como máximo cuatro años y que se caracteriza por ser un estado demencial temporal. “Este sentimiento debe distinguirse del apego y del atractivo sexual, porque el enamoramiento activa sustancias químicas en el cerebro que ocupan todas las neuronas y no se puede sino pensar en el ser amado”, detallan desde de la Facultad de Medicina de la UNAM. Según el informe, cuando un individuo se enamora “se accionan las zonas que controlan emociones, como el tálamo, la amígdala, el hipotálamo, el hipocampo, el giro singulado y las partes del sistema límbico. Pero nada es eterno, porque este estado físico-químico también termina. ¿Cuándo? Ni más ni menos que a los cuatro años o hasta que aparece otro ser que despierta esa pasión. En la medida en que el sujeto piensa recurrentemente en la misma persona, la condición psicológica del enamorado puede ser comparable con un estado obsesivo compulsivo. Los profesionales a cargo del estudio expli-
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Pero nada es eterno, porque este estado físicoquímico también termina. ¿Cuándo? Ni más ni menos que a los cuatro años o hasta que aparece otro ser que despierta otra pasión. En la medida en que el sujeto piensa recurrentemente en la misma persona, la condición psicológica del enamorado puede ser comparado con un estado obsesivo compulsivo.
Felices. Duilio Fonda, artista plástico de 50 años y Ayelén Costa, de 30, profesora de expresión corporal.
can que las personas entran y salen de ese estado de enamoramiento porque el cerebro no podría resistir tanto desgaste si se mantuviera así constantemente. Al parecer, el amor romántico “es tan fuerte como el impulso de ingerir alimentos o tener sed. Se puede controlar en las primeras etapas, pero una vez activado es imposible detenerlo inmediatamente, aunque es temporal”. En términos de química, el amor no es más que un poderosísimo cóctel de noradrenalina, oxitocina, luliberina y dopamina. La feniletilamina, una molécula, es la responsable de provocar sensaciones de alegría, excitación y eufo-
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ria. Por si quedan dudas del tiempo que dura, un estudio demográfico de las Naciones Unidas demostró que en 61 culturas de todo el mundo, la mayoría de los divorcios sucedía al cuarto año de casados, estadística que indica que en el tercero la pareja observada ya tenía serios problemas. Afortunadamente para quienes no pueden vivir sin tener cerca al ser amado, después de los tres meses la descarga de feniletilamina —una sustancia producida por el cerebro que interviene en el proceso del enamoramiento— desciende y es posible comportarse como personas más civilizadas e independientes de la
mirada de ese sujeto que creemos nos ha dado sentido a nuestra existencia. Lograr que el amor perdure a través del tiempo y de los cimbronazos propios de la vida —crisis personales, de pareja, problemas económicos, hijos, etc— es una ardua tarea que requiere de mucha pero mucha voluntad. Así lo creen Ester Araujo (57, analista de sistemas) y Julio De Rissio (64, abogado), una pareja que lleva 38 años juntos. “Una cosa es el enamoramiento y otra el amor. El enamoramiento, con sus síntomas, puede durar un mes, tres meses, un año, tres años, depende de cada persona y de cada pareja. No hay, obviamente,
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Un estudio de Naciones Unidas demostró que en 61 culturas de todo el mundo, la mayoría de los divorcios sucedía al cuarto año de casados.
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Después de muchos años, los matrimonios no están unidos por cadenas sino por hebras. Esas hebras se fueron formando muy lentamente, con el correr de los años. Lo importante es que esas hebras no se transformen en cadenas”, explica De Rissio.
términos fijos, pero en algún momento se termina. Luego sigue el amor, en el que ya no hay ese deslumbramiento, ese deseo de ver y estar con el otro todo el tiempo, ese esperar que aparezca de pronto por la calle, o que te llame, te mande un mensajito o un e-mail. El amor es menos intenso y menos irracional, pero puede existir indefinidamente. Escuché en cierta oportunidad citar a alguien, no recuerdo a quién, que dijo: ‘Después de muchos años los matrimonios no están unidos por cadenas, sino por hebras. Esas hebras se fueron formando lentamente, con el correr de los años. Lo importante es que esas hebras no se transformen en cadenas. Se nutre de comprensión mutua, lealtad, paciencia, capacidad de perdón y tolerancia. Y también de erotismo y complicidad. Y hay un límite que no se debe atravesar: el maltrato, la desvalorización del otro’”, explica De Rissio, abogado de profesión. Y Ester agrega: “No está la pasión de los primeros tiempos, claro. Pero sí hay erotismo. Y el erotismo puede estar en una mirada, en una sonrisa, en una conversación o en una salida con amigos. O en un viaje. Si además está en la cama matrimonial, mucho mejor”. Los De Rissio parecen ser un buen ejemplo de pareja duradera. Desde que sus hijas, Luciana y Julieta, dejaron el nido hace varios años, pudieron volver a elegirse y disfrutan de la nueva dinámica hogareña. La experiencia de Ester y Julio demuestra que algunos vínculos, como los buenos vinos, mejoran con los años. El quid de la cuestión es,
según los especialistas en el tema, lograr atravesar las tempestades y no pretender vivir eternamente como en una comedia romántica de Hollywood. “Cuando las personas son positivas, agradecidas y solidarias y tienen una buena autoestima es muy probable que construyan buenas y durables relaciones. Lo que importa es el respeto por el otro, dure lo que dure la relación. Si alguien abandona a otro a través de un mensaje de texto, eso no tiene que ver con la falta de compromiso solamente. Tiene que ver con la falta de ética y respeto por el prójimo”, sostiene Faur. Pablo De Luca (44) y Gustavo Noguera (38) —editores de Gmaps360 (Guía Gay de Buenos Aires) y Organizadores de Gnetwork360 (Ciclo Anual sobre Marketing y Turismo GLBT)— conforman otra pareja que burló las estadísticas y ya llevan siete años de buen amor. Se conocieron en la fiesta de un amigo en común. Al principio no se cayeron muy bien. Pablo estaba disfrutando de su soltería luego de una relación de tres años y quería estar solo, hasta que lo conoció a Gustavo y cambió de opinión. “No creo que el amor dure solo tres años. Puede durar muy poquito y también puede durar mucho”, asegura De Luca. Y su compañero agrega: “Para mí el amor se construye día a día, solo hay que tener ganas. El amor en la pareja va creciendo, alimentándose por un montón de cosas. Es una cuestión de darse y darle la chance al otro de mostrarse tal como es, y esto no pasa en un día, o en una semana. Por eso creo más en la construcción del amor”.
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Para muchos, Pablo y Gustavo son dos afortunados. Encontrar a una persona con la que haya conexión, gustos afines y sincronización de tiempos es casi un milagro en esta época. Después del mega flechazo, muchas relaciones experimentan un derrape que termina con la ilusoria sensación de estar en permanente estado de flotación. La licenciada Patricia Faur —especialista en dependencias afectivas, docente de la Fundación Favaloro y autora de Amores fugaces (Ediciones B)—, cree que esto ocurre porque “al amor hay que trabajarlo, en cambio la pasión se sostiene sin esfuerzo. Las relaciones actuales duran el tiempo que dura la pasión. Como los adolescentes, las personas se retiran de una relación ‘cuando no sienten lo mismo que al principio’, ‘cuando la relación no les genera vértigo’ o ‘cuando se acabó la novedad’. Si las relaciones duran lo que dura ‘la química’ estamos ante un panorama de vínculos que no pueden durar más allá de un año. El amor verdadero emerge después de esa etapa cuando hay deseos de ir a buscarlo y cuando las personas soportan la caída de los
ideales. La pasión tiene fecha de vencimiento, el amor no”. La visión de Faur con respecto a la duración del amor parece ser más optimista que la del autor de El amor dura tres años, aunque es igual de cuestionable. Si el amor fuera un sentimiento que nunca caduca, seguramente la tasa de separaciones en el mundo sería menor y no habría tantas almas solitarias en el planeta. Leonardo González (34), camarero de profesión, es un buen ejemplo de esto. Conoció el amor y lo experimentó durante un tiempo, pero hace cinco años que está solo y contento. “No me cuesta enamorarme. Me cuesta mantener la relación. El amor puede durar un día como toda una vida. Hay que laburarlo mucho, ponerle garra. Estar solo tiene sus cosas buenas, te fortalece espiritualmente pero también tiene sus cosas malas. Se puede disfrutar de la soledad, pero no hay que abusar de ella”, explica. Por lo general, tarde o temprano todos caemos en las atractivas garras del enamoramiento. Y, al principio, el otro parece ser una especie
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Para mí el amor se construye día a día, solo hay que tener ganas. El amor en la pareja va creciendo, alimentándose por un montón de cosas”, dicen Pablo y Gustavo.
de rasti que encaja perfecto con uno. Sus mambos pueden enternecer y hay quienes son capaces de justificar lo imperdonable. Se sabe que esto dura muy poco tiempo —sobre todo durante la adultez— y que a medida que la relación va creciendo, el hechizo se rompe y dejamos de ser perfectos para convertirnos en personas comunes y corrientes, insoportables algunos días, celosos, egoístas… El mérito, tal explican las parejas añosas, es amar más allá de los defectos y de las virtudes. Justamente eso fue lo que atrapó a Duilio
dadoso que baja y transforma todo en oro. Uno tiene que negarse a sí mismo, como la libertad individual. Particularmente, me tuve que volver más joven en un montón de cosas. Tengo una visión muy terminada en muchas cosas y a veces intento no dejarla salir. Todo es cierto en la medida de la energía que le das. Es como una mancha de humedad, una nube que podés ver como una cosa linda o monstruosa. La cosa pasa por enamorarse día a día. Cuando te diste cuenta, quizás pasan 40 años”, explica Duilio. Para su novia, el amor va mutando: “Si no cam-
Fonda (50 años, artista plástico) de Ayelén Costa (33, profesora de expresión corporal) y a Ayelén de Duilio. Se cruzaron por primera vez cuando él tenía 25 y ella estaba a punto de comenzar el secundario. Él la vio como lo que era, una preadolescente pero se quedó impresionado con su enorme sonrisa. Ella apenas lo registró. Duilio era amigo de un vecino y a ella le parecía un señor mayor. El destino los volvió a poner frente a frente dos décadas después. Pero Ayelén estaba en pleno concubinato y tampoco era el momento. Hoy llevan dos años y medio de novios y aseguran que estallan de amor. “La fascinación tiene un tiempo. El amor se construye con cosas buenas y no tan buenas. No es binomio de una cosa perfecta. No viene un espíritu bon-
bia se pierde. No podés quedarte como a los 20 años. Sería medio estúpido. Puede haber pasión después de muchos años, aunque nosotros todavía no cumplimos tres. Pero he tenido parejas largas y puedo decir que la pasión es un trabajo. Hay que poner una cuota de imaginación o de ganas. No hay nada más deserotizante que el afuera, los problemas de guita, las enfermedades. Luchar contra todo eso implica una postra de guerrero. Hay que crear ilusión, agua donde no la hay, mentirse un poquito”. La postal de los viejitos caminando de la mano o de aquellos románticos que después de dos décadas juntos deciden renovar sus votos, deja entrever que hay una esperanza escondida en algún lugar, aunque, claro, no sea para todos…
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