G_lfa #ThisIsTheEnd

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Foto: Yuris Alhumaydy

#thisistheend



lee mรกs hijo de la verga


Editorial

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Siete notas (muy) breves en torno a los adioses, los nales y las despedidas que no llegaron a ser una editorial.


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1. Habrรก una cosa que nunca podremos dejar de hacer: decir adiรณs.


Editorial

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2. Enunciar es la forma en que cobra sentido la perdida.


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3. Podemos despedirnos de una palabra que ya no sirve: sí, no, mañana, nunca, perdón, amén.


Editorial

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4. Nunca sabremos cuando nos dirรกn adiรณs o si habremos de decirlo.


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5. TambiĂŠn el cuerpo se despide: de un lugar, de alguien, de sĂ­ mismo.


Editorial

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6. Tener un n nos multiplica, a veces, desde la posibilidad, a veces, desde la negaciรณn.


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7. Para aprender los adioses: no nos quedamos. Lo dijo Rosario Castellanos.


Directorio

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Miguel Toral Director General

Editado por SEIS EDITORES Gabriela Cano, Andrea Castro , Quetzi Gómez, Jesús Radilla, Juan Delgado Licenciatura en Ciencias de la Comunicación Universidad Quetzalcóatl de Irapuato Portada Yuris Alhumaydy

G_lfa es un proyecto editorial de Mats Media Comunicaciones Editado y distribuido por G_lfa Media Esta revista se terminó de diseñar y programar en Guanajuato, México El material expuesto aquí es propiedad de sus creadores y/o titulares de derechos de autor y aparecen aquí con nesculturales, artísticos y de difusión cultural. Reserva de derechos de autor para Latinoamérica de acuerdo a la legislación vigente en trámite. Editor responsable Miguel Toral. Número de licitud de contenidos 06195

La marca G_lfa, elementos, submarcas, divisiones, proyectos e identifcativos se encuentran resguardados © 2011 - 2019 Golfa Arte y Cultura. El proyecto Golfa es un formato original creado por Miguel Angel Toral Sánchez © Queda abierta la posibilidad de reproducción sin neslucrativos de nuestro material, obviando autoría y medio de difusión.

#thisistheend


#Inventario

© Yuris Alhumaydy


Inventario

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Eclesiastés 1 _ALEQSGARRIGÓZ 2 Vanidad de la vanidad. Todo esto es la Vanidad. 3 ¿Qué goza para sí el hombre con todo el trabajo que lo humilla bajo el sol? 4 Generaciones van y vienen pero la tierra permanece. 5 El sol sale y se pone siempre en el mismo lugar. 6 Giran los vientos: hacia el norte y hacia el sur. Giran, giran. Giran sobre sí mismos. 7 Todos los ríos van hacia el mar para llenarlo. El mar no se satisface nunca. Del lugar de donde nace el río, de ahí, volverá a correr. 8 Todo nos colma de fatigas, más de lo que las palabras saben decir. Pero el ojo parece no cansarse de ver, ni el oído de escuchar. 9 Todo esto ha sido y esto mismo será. Lo que se hizo se volverá a repetir. Nada hay bajo ese sol que sea nuevo. 10 ¿Podemos decir: Mira esto, es nuevo?. ¡Ya existía en los siglos que nos precedieron!. 11 Entonces, no hay verdadera memoria de lo que sucedió. Ni tampoco la habrá con los que vendrán.

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13 Ofrecí mi corazón. Busqué todo lo que hay debajo del cielo. ¡Vaya pesada carga que ha puesto Dios sobre cada hombre! 14 Vi todas las obras que se han hecho bajo del sol. Todo es vanidad y dolor para el espíritu. 15 No podemos enderezar lo torcido. Tampoco contar aquello que nos falta. 16 Hablé con mi corazón y le dije: “Bien, resulta ahora soy más grande y sabio que todos los que me rodearon”. 17 También busqué la locura y los extravíos y después supe que también eran dolor para el espíritu. 18 Quién suma conocimiento para sí sabe que en toda ciencia hay dolor.


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Despedidas sin nal _CLEMENTINA CUPA Era muy pequeña cuando me di cuenta que despedirme era una actividad habitual en la vida. A veces me sentía obligada a despedirme de los abuelos, los tíos, amigos de mis padres o cualquier persona principalmente adulta. Ahora entiendo que se trata de una cortesía y también puede ser un lastre. En lo particular, la despedida tiene el objetivo de marcar un n. Una ola gigante de emociones, entre las más recurrentes, el miedo. Al vacío, la soledad, a la no pertenencia. A la angustia que se experimenta cuando se ignora qué hacer con el tiempo sobrado que antes se gastaba con un alguien. Por eso la despedida es triste y emana de nuestros cuerpos lágrimas y caras de melancolía. Soltar, cerrar un ciclo (cómo quieran llamarle) no es fácil. Así sea la primera vez, la número cien, la mil. Sin embargo, las despedidas anteriores nos hacen más resistentes porque ayudan a reconocer que concluir una relación no es para todos. Se necesita valentía para enfrentar nuestras heridas más profundas y sentir empatía por el otro. No hay que juzgarse por tener más de un encuentro para la despedida. Ni por no poder dormir pensando en la otra persona. Tampoco por extrañar. No hay que castigarse por sentir la necesidad de ver a alguien por última vez. Todos pasaremos por eso hasta que aprendamos una lección. Quién sabe cuál. Hay que respirar profundo y saber que puede tratarse de un proceso largo, corto, de nitivo o sin nal. Lo que es un hecho es que no hay despedida sin decisión. LEER MATA


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Historia _EVERARDO MARTÍNEZ PACO Abuelita dejó el delantal al lado de la hornilla. Decía que era de mala suerte traerlo adentro, en la casa. Se lavó las manos en la pileta y miró a todos los que, sentados en la mesa, comían plácidamente. Los domingos por lo regular se juntaba toda la familia. —Mañana me voy a morir —dijo. Parecía que miraba algo más allá de la vida. El tío Juan se empezó a reír. —Ay mamá, ya no sabes ni que inventarte, ora, uno no sabe cuándo se va a morir. —Yo si —dijo mamá Dolores mientras se sentaba en la última silla y tomaba la cuchara para comenzar a comerse su caldo de res—-. Así que, si quieren o querían decirme algo, hoy es el día, porque mañana como a las seis, me voy a morir. —¿A las seis de la mañana o de la tarde? —bromeó la tía Dolores. —De la mañana —respondió mi abuelita, mientras le daba grandes cucharadas a su caldo. Remojaba la tortilla y se la comía. Dos de mis primos no le pusieron cuidado, seguían en sus celulares. Mi prima Laura, la más chiquita, le dijo que la iba a extrañar mucho. Abuelita sonrió y le dijo que le iba a dar un camote dulce, para que la recordara siempre. Yo miraba como observaban raro a mamá Dolores. De vez en vez me miraba a los ojos y sonreía. Siempre creí que no podía verme. Nadie dijo más nada. Se fueron levantando uno por uno, abandonando la casa, pareciera que el aviso de mamá Dolores no surtía efecto en ellos. Agaché la mirada cuando vi que mi madre fue la última en salir. —Mañana la vengo a ver amá, no se me muera antes, que nomás puedo venir a las 10.


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Abuelita no sonrió. —Mejor no vengas, no quiero que me veas muerta —le dijo mi abuelita, pero mi mamá no logró escucharla. Mamá Dolores se puse frente a mí. —Yo sé que sabes que te puedo ver, y sé que vienes por mí, ya me lo había dicho tu abuelo, que tú ibas a regresar por mí, y mira, nomás que llegaste antes de lo esperado. Estoy en Paz y lista para irme-. Me levanté, sonreí y la miré. —Mañana nos vamos a morir a las seis, abuelita —le dije, mientras veía como se ponía su delantal y comenzaba a lavar los trastes.

Everardo Martínez Paco, Perro Rabioso (1987). Antropólogo Social y Maestro en Humanidades por la UAEMor. Ha publicado los libros de poesía: La croqueta, Aquí no pasa nada, Poesía para el suicidio y Diez días de miseria. Los libros de cuentos: Andamio, Desaparecidos y 100 varos. Se desempeña como docente a nivel medio superior y superior. Originario de Iguala, Guerrero; actualmente radica en CDMX Le gusta la caguama clara helada y las costillas con BBQ.

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JR KORPA


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Quitarse la vida debería de ser casi como preparar una maruchan _FERNANDA CÁRDENAS

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No intentes abrir la nueva foto de per l de Laura estará con su nueva pareja en Roma tomando un café, las llaves de su departamento, la mano de su amante o sus genitales qué importa que tome, sí lo toma con él, ella, con azúcar, descafeinado o con vello. Recuerda en no ir a buscarla, todos los caminos llegan a Roma. No te jes por el género, tampoco por sus costumbres sí usa reloj de marca y también tiene los calcetines con agujeros como tú se pone el mismo jeans toda la semana y para variar también tiene una familia controladora. Aún así, no eres tú. No pienses en llamarla como la nueva promoción de telcel. Elimina las fotos que tenían con el ltro de perrito las fotos que ella te mandó mientras se tocaba, guárdalas te servirán en alguna noche de depresión No te auto engañes, no importa lo que hagas, al n de cuentas. Laura no está, Laura se fue, Laura se escapa de tu vida.


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Sayonara Sensei _GENKIDAMA ÑU

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A priori/ a posteriori _MÓNICA GONZÁLEZ VELÁZQUEZ

I Atisbo los colores del otoño. Sé que no vendrá la luz del cielo a iluminar con sus telas invisibles la rama de aquel árbol seco. Al árbol de copa na lo devasta la nube que llover no quiere. II Sólo yo podré saberlo, me guardo las palabras para no proferir el nombre del siguiente fracaso. Recorro los prados con el ala rota que me impulsa. Busco la claridad en un verbo que no juzga la acción. Han vuelto los días grises ¿A dónde se fue mi vocación generosa?

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III A priori / a posteriori. El mundo se calcina ante mis pies. A priori / a posteriori. La historia se calcina ante mis pies. ¿Adónde guardaré las cenizas de éste fuego? IV Tunde las teclas negras/ blancas de ese piano en tanto el mundo nos dice lo que podemos ser y las manos se agoten y no pulsen su nota. Entonemos los nocturnos de la despedida. V A la vera del camino, consigno que no serás mi destino. Ya dejé caer muchas palabras, que no tocaron tus oídos de cera. Al paso de los días hallaré su responsorio in nito.


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Nosotros los cuerpos _POLET AG

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Me arrancaron los brazos el día que mis despedidas ya estaban secas y mis brazos maduros. Mi hueso era una astilla soñando la fragilidad de las cosas sin saber que las cosas están hechas de una fragilidad más grande. Me arrancaron las piernas el día en que me dejé crecer las barbas hacia adentro, y mi espalda se encorvó con el tamaño de tus bolsillos. Yo era un cuerpo repartido en otros cuerpos, miembros, extremidades porque todos quieren creer siempre en algo más grande. Tú eras el hombre temblando a la espera de que mi tronco ardiera. Tú eras la mano desnuda que con sus últimas fuerzas, logró arrojar a la nieve la última astilla de su boca, pensando si su muerte yace también repartida en otras muertes.


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He visto un gorrión desaparecer _SERGIO H. GARCÍA Estaba preso, encerrado en una jaula de tubos y mangueras, condenado al aire tecnológico de la vida que no puede avanzar. A los sueños que terminan pronto porque un tintineo como su futuro como su corazón le dejó las alas partidas. Recuerdo cuando dejó de cantar, había pasado días felices, jugando dentro de su prisión. Lo recuerdo ponerse triste, solitario, olvidando el alpiste y el agua.

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Lo recuerdo tocando con su pico notas cortas para pasar a una larga. Pronto quedĂł mudo. Lo recuerdo en el horizonte de una cama de hospital, desapareciendo, un poco mĂĄs cada dĂ­a. Hasta que una tarde se fue como lo hacen todas las aves.




Cómo quieres que e si a tu lado no h La canción de que e donde nunca Una racha de v y al árbol ni una La canción de que donde nunca Un otoño el dem


escriba una canciรณn hay reivindicaciรณn el tiempo no pasara a pasa nada. iento nos visitรณ rama se le agitรณ. el viento se parara a pasa nada. monio se presentรณ


Editado por SEIS EDITORES

Gabriela Cano, Andrea Castro , Quetzi Gómez, Jesús Radilla, Juan Delgado


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