En 1984 el Ministerio de Obras Públicas (España) publicó un trabajo titulado “La calle. Diseño para peatones y ciclistas” elaborado por Antonio Mateos Pacheco y Alfonso Sanz Aludan. De la lectura de dicho trabajo y la observación de la vida cotidiana en la capital de España, Madrid, salen estas reflexiones sobre la “vaca sagrada” de Occidente. El automóvil de uso privado. Verdadero Objeto de deseo y bálsamo para las frustraciones de una ciudadanía que muchas veces no sabe bien a dónde la dirigen pero que valora el éxito en función de la posesión de una máquina que teóricamente le hace la vida más cómoda. De las muchas funciones que la calle ha cumplido históricamente , los planificadores y en especial los de tráfico , han potenciado solamente una: Su carácter de vía de transporte rodado en detrimento del resto (pasear, estar, relacionarse, jugar). El espacio público se ha cedido graciosamente al automovilista convirtiendo la calle de espacio poli funcional en elemento especializado. No importa que las encuestas origen destino determinen que más del 70% de los viajes urbanos se realizan andando. Se olvida esta nimiedad y se simulan alternativas totalmente abarrotadas de arterias principales, colectoras secundarias, vías interdistritales, ejes de núcleo, rondas de circunvalación y variantes. Trasladándonos del campo de la planificación al de las realizaciones concretas, los desplazamientos andando no salen mejor parados. Desde el momento en que las aceras no forman una red continua, al contrario que las calzadas, el peatón tiene que utilizar el espacio del automóvil en cada esquina y su posición es , de partida, la más débil. Cuando el conflicto peatón automóvil alcanza niveles poco aceptables, lo que en términos reales quiere decir que el flujo peatonal interfiere excesivamente con la normal marcha de los vehículos, se opta por la opción de separarlos físicamente en niveles distintos. Después de lo dicho anteriormente no es necesario explicar a quién se obliga a perder el nivel del suelo trepando a estrechas pasarelas o bajando generalmente a los siniestros pasos subterráneos. De los numerosos tópicos que circulan en nuestra sociedad uno de los mas comunes es el de que “todo el mundo tiene coche” que se intenta probar afirmando que basta observar las estadísticas de motorización o darse una vuelta nocturna por cualquier barrio de la ciudad aunque sea periférico y ver el amontonamiento de coches aparcados para darse cuenta de esta realidad. La conclusión lógica de este hilo de razonamiento es que el vehículo privado es el medio de transporte mas utilizado y consecuentemente al que hay que dirigir los mayores esfuerzos técnicos e inversores.
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Las posturas que pretendan equiparar el tráfico peatonal y de bicicletas con el de automóviles están sustentadas en un voluntarismo ideológico y fuera de la realidad. La realidad de nuestras ciudades es que la mayoría de los viajes no se realizan en automóvil privado, ni siquiera en medios mecánicos, sino que el viaje a pié es la forma mas utilizada, más habitual de moverse. Verdad que conocen o deberían conocer aquellos que organizan el transporte y el tráfico urbano. Se ha partido de los datos recogidos en un trabajo del Instituto de Estudios de Transporte y Comunicaciones sobre la movilidad urbana en las ciudades españolas basado en los resultados de encuestas domiciliarias origen/destino de ocho ciudades , realizadas entre 1980 y 1982. Si bien es cierto que en España son mayoritarias las familias que poseen coche, oscilando entre un 55% y un 70% el porcentaje de familias que lo poseen, de aquí no se puede deducir mecánicamente que sea ese mismo porcentaje el que corresponde a la población automovilista. Es un fenómeno constatado que el uso predominante y casi absoluto del vehículo familiar queda reservado al cabeza de familia para sus desplazamientos al trabajo. Las amas de casa y los niños quedan normalmente excluidos de su utilización. De hecho, si se centra la atención en la tenencia de carné de conducir, dato que acota relativamente bien el grupo de los automovilistas, en torno al 60% de la población en edad legal de conducir no lo posee. Si a ellos se les añade un número estimado de población que lo tiene pero no lo utiliza , por lo menos regularmente, se puede afirmar que los usuarios habituales del vehículo privado no llegan ni a un 20% del total de la población. Si a las amas de casa y niños se les unen el resto de sectores no automovilistas, como ancianos, impedidos y familias cuyos ingresos no permiten la adquisición de un coche propio resultará que como conjunto , coincide con el colectivo de ciudadanos con menor capacidad de influencia en las decisiones sobre la marcha de la sociedad. Posiblemente esta sea una de las principales razones de la preeminencia del automóvil en el escenario urbano. Porcentaje de viajes a pie según motivo del desplazamiento. Área metropolitana de Madrid. Trabajo 20,7% Estudios 72,5% Compras 83,8% Otros 51,54%. Además del uso del espacio ,hay otros aspectos como las ventajas de disminuir la contaminación atmosférica, el ruido, las vibraciones, si se dirige la planificación del transporte hacia el transporte colectivo de calidad y al transporte autónomo peatonal y en bicicleta. Se recomienda la lectura del mencionado trabajo de Pacheco y Sanz. -&-&-&GG 2014
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