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El matrimonio de las viudas negras Algo ha pasado! en el ocaso de la luna, los nuevos inquilinos en la casa de al lado estĂĄn gimiendo hasta altas horas. Tocan a las paredes con moho, te ofrecen su brazo o tenaza y escuchas ese ruido multiplicado por su NĂşmero de vellos... es porque ahora un cambio de papeles hubo entre medio de pactos de telaraĂąa, y aberraciones de sucios impulsos, acidez! Los engendros de su falopancia suben por su pierna, sus rodillas, engullen entre su humanidad, humanidad? y una reuniĂłn octocerebral invoca al concĂşbito de los pellejos necios y machos!.....ÂĄ?
Porque algo ha pasado! en lo Ăłseo de la envergadura de las tijeras asesinas ÂĄÂĄYa no eyacula!! y su mĂĄcula queda como planta en los callejones de sitios eriazos. En los baĂąos salpica celoso,,, entre medio del set de los maquillajes nocturnos y te posee engullendo toda tu impotencia. En una tercera forma de capullo, y de este amor imposible e intravenoso, y algo comatoso, nosotros almacenaremos la sangre que siempre les apeteciĂł, y siempre despreciĂł. Porque ellas no se rigen por la glĂĄndula del tiempo, no se rigen por el timbre de tu bestialidad, no se infestan en el mundo de las pelotas, y no se separan de sus "caminos de tierra" cortopunzante... Solo, solo que ahora ella te invita implorando el festĂn, teniĂŠndote de rodillas, mirando tus y sus atributos, un par de pestaĂąeos y pierdes bajo la endogamia filosa de su inferioridad..... AsĂ que sufre, pĂĄsate rollos, y ĂŠchate una mano y feliz digestiĂłn!!
Edad febril Él nunca y siempre feliz, Y QUE TIENE? unos grandes tentĂĄculos que chupan sus manos, impidiendo examinar al mundo... y las moscas necrĂłfagas apuĂąalan su turbada cabeza, llena de podridas armonĂas y odas! Edad febril! Él nunca y siempre feliz, Y QUE TIENE? todos sus enemigos le contagian el mal de ojo irritando lo que sus manos acaban de rasgar‌ Su mamĂĄ le ha robado el mojo durante la abisal siesta antes de ver a su papĂĄ muĂąecas tocar! Edad febril!
Él nunca y siempre feliz, Y QUE TIENE? edad, carĂĄcter, idilios que todos quisieran, y que sin mayor trauma tendrĂas, pero es un ejemplo inequĂvoco de que si conocieras a tu MEDIA NARANJA mĂĄs que al mundo, todo el mundo serĂa un circo! todo este circo serĂa una familia....! ÂĄmĂĄs que orgullosa! ÂĄcompleta! ÂĄunida! ÂĄe impotente! en su: Edad febril!
Alma, corazĂłn y pan (como la canciĂłn) (por Paloma)
Es raro esto de vivir sin alma permanezco asĂ toda la semana mi cuerpo se mueve sin peso como autĂłmata del trabajo, los ojos opacos, por que mi alma se enraizĂł en un puerto perdido, debajo de adoquines y entremedio de mis amigos encima de la noche, AfirmĂĄndose de la bohemia, plantĂł sus raĂces pivotantes en la aĂąil casa de mi niĂąez, liviano hogar transformista con aroma a familia (chueco y destartalado) permanece inmĂłvil entre las canas de mi abuela y se retuercen con cada lĂĄgrima de mi madre se queda quieta disfrutando mis querencias, mientras yo acĂĄ sigo sin ella ÂĄque difĂcil es la vida cuando el cuerpo desea! (volar) volar, volar! ÂĄque difĂcil es la vida cuando el alma desea! (profundizar) penetrar, socavar! mi corazĂłn, sin embargo, devoto compaĂąero y viajero de linaje continĂşa junto a mĂ en cada peregrinar, en cada sonrisa de niĂąo, en cada agradecimiento humano henchido de roja sangre satisfecha. Por segundos logran eliminar el velo gris de este cuerpo desalmado y continĂşo mi dĂa jornada a jornada hasta que por fin acaba, el fin de semana, discrepa (Como siempre) y rebosa de alegrĂa, brillo y color estallan serpentinas dentro de mi espĂritu y mi cuerpo se llena de mĂşsica,
sonidos de alegres pĂĄjaros, verbena y carnaval cuando ambos por fin se encuentran los ojos adquieren brillo otra vez vuelve la embriaguez natural y el humo se torna dulce, tan dulce como el vino todo es maravilloso y vuelvo a creer en ti, en mĂ y en todo lo que nos pasa y vuelvo a creer en la poesĂa, en la trova, en los sueĂąos y vuelvo a creer en la lucha diaria, en el trabajo y vuelvo a creer, hasta en las solitarias noches de domingos y vuelvo a creer, vuelvo a creer y como no decirlo vuelvo a creer tambiĂŠn en mi (desalmada) y periĂłdica geografĂa semanal.
(desde casa azul)
Se tejen los ĂĄrboles Capa tras capa en el ovillo de la noche se tejen los ĂĄrboles el dĂa con su olor de alba descubre el tejido mostrando sus hebras ahĂ estĂĄ el verde pĂĄlido el amarillo rojizo perpendiculares a la extensiĂłn de este cuerpo tendido en la noche Capa tras capa como sĂĄbanas oscuras coronan mi lecho
CASTIGO (por Doctor Distimia)
La noche está aquí adentro, no allá afuera. Ricardo observa la llegada del atardecer en la ventanilla del baño. Llueve. El cuarto de baño está a oscuras. Sobre el cristal, hilillos paralelos de agua brillan en la penumbra y se deslizan oblicuamente hacia las esquinas del cuadro. La noche esta aquí. Ricardo toca con la palma de la mano la ventana. Frío, mucho frío. El cuerpo de Ricardo tiembla ostensiblemente. Una lágrima ilumina su cara y se desliza sobre su mejilla, trazando un recorrido vertical hasta perderse en la curvatura de sus facciones. La noche está. La humedad del vidrio se mezcla con sangre que brota de la muñeca de Ricardo. Éste observa como la sangre destiñe el cristal y grita: ¡Yo te ofrezco lluvia púrpura, creador de este mundo maldito! ¡Bebed las últimas gotas de mi vida, y no digáis que soy mal agradecido por rechazar tu funesto regalo! Ricardo retira el brazo del vidrio y se toma la frente con ambas manos. Sus dedos presionan piel y huesos. La sangre baña sus cabellos, entra por sus pupilas, cae por su cuello. Un grito destemplado extingue sus últimas fuerzas. Sus piernas pierden estabilidad, intenta afirmarse con ambas manos de la pared, pero comienza a caer lenta e inexorablemente. Su cuerpo es atraído por la fría baldosa, que recibe su cuerpo inerte, para rodearlo de silencio. La noche. Oscuridad. Luz. Silencio. Despertar. La criatura abre los ojos. Esta sentada en el suelo, apoyada sobre una roca. Intenta levantarse, pero no lo consigue. Parece estar debilitada. Reflexiona. He aquí el final del Sendero de los Mundos; luego de buscarlo durante tanto tiempo, y resultó ser solo un mito; una simple roca sobre la que me he quedado dormido y sobre la que he soñado profusamente.
Sueños que he olvidado, sueños tristes, sueños lúgubres que han influido en mi ánimo, entristeciéndome y dejándome exhausto. Debo volver a la ciudadela. Siento que no he hecho bien al abandonarla por tanto tiempo en busca de este lugar prohibido. Creo también que los mayores nunca me perdonarán por buscar los mundos grises, aún sin haberlos encontrarlos. La criatura se levanta lentamente del suelo, camina un paso de forma normal, pero de pronto sus delgadas extremidades inferiores le flaquean. Con las tenazas que posee en lugar de brazos se agarra el estomago, algo parece estar carcomiendo su cuerpo desde el interior. Sus ojos afilados primero expresan horror, luego dolor, luego algo parecido a la comprensión, al entendimiento, a la resignación. Se afirma de la roca, pero tropieza y cae bruscamente. Su cabeza ovalada se estrella contra el duro mineral de la roca y se abre en dos, desde su interior brota abundante líquido azul cobalto que comienza a caer por la superficie irregular de la piedra, buscando llegar hasta la superficie del suelo rojo. Ricardo despierta en una cama de hospital. Mira el cielo raso. Se sienta sobre la cama. Sus ojos rodean la habitación. Sus manos sostienen su cráneo por algunos segundos. Le duele la cabeza. Se mira las muñecas. Ambas están vendadas. Observa sus brazos; unas agujas de suero lo proveen de la sustancia nutricia. Retira las agujas de sus venas. Se levanta de la cama. Camina en dirección a la única ventana que hay en la habitación. Descorre las cortinas. Afuera amanece. Es un hermoso amanecer. Ricardo vuelve a la cama. Mira el cielo raso y recuerdaa.
El lejano sonido al caer la lluvia Llueve esta tarde y yo en mi pieza solitaria vuelvo a las grandes preguntas. Una y otra vez caigo dentro de mí golpeándome la cabeza y el lejano sonido al caer la lluvia deletrea la necesidad universal de plantearse las cuestiones abiertas a la oscuridad de la noche fría.
Si existe un dios que caiga la guillotina sobre la cultura. Ese libro escrito en caracteres matemáticos. O el marxismo que es la eterna promesa de una sociedad donde el trono es manejado sin mitos o ataduras por la tiranía de una razón garantía del derrumbe del futuro.
La razón, mi pensamiento lo que ilumina este mundo en tinieblas emprende su labor opaca al escuchar una voz que dice: “El pensamiento no te pertenece es tan sólo una cascada que juega contigo parte del mundo también. Tú eres la delgada línea visual que separa lo que ves de tu negro interior: eres tus parpados una delgada línea curva.” Y sé que de nuevo soy yo que me susurro
La religión —me susurro a mí mismo— no toca el tema del más acá. La lluvia cae y sigo aquí esperando. Píldoras fáciles de digerir Mi conciencia, a menudo dolorosa, respira resaca que nunca deja al mundo ajeno. entre el abismo infranqueable de la lógica. Y cuál es mi identidad bajo la lluvia. La muerte, una equis en la frente, asume Abril se pliega como otro atardecer. nuestros desgarros, el sin sentido y la culpa. La materia increpa al espíritu Los objetos abundantes le hablan a cada uno que se envejece con los años para no desplomarme en la desesperación al primero que llega y por separado. de su indeterminación, la deriva de las certezas fáciles, pero continúo Y el mundo se vuelve un cuento en fuga en el cosmos del hombre periférico. pisoteando un charco de teorías vanas al imaginar un baile giratorio El esclavo de su marginalidad trato de ponerme de pie en la maraña. bajo esta lluvia que no pierde brío. lo material y los pálpitos foráneos que escriben cartas para ellos La única verdad es que no hay verdad En resumidas cuentas los cavernícolas extintos que duermen sólo apariencias e ilusiones. si algo es realmente valioso en las bibliotecas, falsedad de los catálogos. Por ejemplo trascendente de este hombre que esta solo Yo no estoy aquí para demostrar nada. nunca existió la historia: El sonido al caer la lluvia son millones de momentos aislados en la inmensidad indiferente del universo demuestra la falacia de esta tarde. en el gran segundo infinito del tiempo donde no hay alianzas en medio del azar del cual estamos condenados del cual hemos emergido mil veces ¿Y el sentido de la vida? a distinguir exclusivamente es el caos de la lluvia ¿O el sentido del sin sentido? un pequeño trozo diario. y el lejano sonido Y no pienso en escuchar o mirar. O esa confianza acérrima en las palabras al estrellar su infinidad de gotas. Recuerdo mis quince años que te traicionan en una carcajada fantasmal. cuando negaba el sentido de lo que fuera. La palabra loco nos da miedo. Y los autores y sus libros Decía que las cosas cayeron aquí Y esa engreída ciencia que se plantean tareas titánicas como cuando se nos caen del bolsillo que nos lleva al abismo para terminar sus pretensiones descuidadamente porque estamos ocupados. con una adicción a lo empírico en máximas y refranes Puede que esto me deje indiferente y su florilegio de axiomas y leyes sobre una vida de percepciones prestadas. pero la negación es de por sí acción. que nunca se acercan ni un poco así Pienso en este universo ciego a lo que realmente amamos. donde el orden se me abre Creo que a la lluvia que cae sin fin Pero para que me ignoren como mera apariencia no le importa mi existencia porque la convicción es una pomada un accidente efímero en esta pieza solitaria y sin juegos. que se rompe al primer soplido que no puede estar subordinado De cierta forma la lluvia consume digo: a ninguna voluntad, un todopoderoso sus cartuchos desmedidamente Dentro de cada verdad nunca atado a alguna estética engreída. esperando agotarse en un sino sin causa. encontraremos su contraverdad. Por suerte desconfié del sentido pleno El desafío está en encontrarla y desenredarla. Y la lluvia resuena con fuerza. de cada día agobiado Frente a esto se discutirán los supuestos Se oye como caballos desbocados de un galimatías metafísico y racional lo subyacente a la evidencia jauría de perros en estampida sin un ser al cual asir. la verdad de que la verdad es inexpresable que más parece están dentro de mi cabeza Pero lo esotérico volvía a cada gota inabarcable, para mí en esta pieza. interrumpiéndome a cada rato una estrategia sin bitácora definida empujándome a un nihilismo que me absorbe que me ahoga en lo oculto de la sombra. Y la lluvia para repentinamente. y termino negando a la lluvia que me ignora. Y ese hombre moderno que se convenció Y la realidad se vuelve irreal. del orden del universo, orden inteligible Y me doy cuenta que propaga sobre la sociedad de que ninguna cosa lo único que poseemos, la difusa realidad tenía más importancia que otra. en donde me empeño y ajusticio.
carta No somos nada que importe. Nuestras pequeñas vanidades caen como cataclismos en las lágrimas y desaparecen con la noche. Años muy antiguos en donde tú eras polvo ni a una fotografía te acercaste. Te crees algo estás vivo. La desgracia esperando algo más una cosa para cuestionarse. Disculpa, pero debo decirlo: no hay nada más. Te crees importante porque tienes el mundo ante tus ojos. Ja. Se acabará como ya antes ha pasado. Y tú me respondiste: No hay paz en el hastío el milagro amargo y extraño de la vida desaparece junto con sus millones de instantes. Sí, lo sé. Nadie nos recordará en un par de años como no fue necesario que existiéramos en un día perdido completamente olvidado del año mil.
Y cuando vuelvo a casa me doy cuenta que todo lo que hacemos es en vano innecesario realmente. Que entre una cosa y otra media lo superficial de nuestras pequeñas ganas de vivir. Las ansias y proyectos que nos planteamos sirven para reflejarnos en el fondo de nuestra congelada caja negra. El espejo rallado de nuestro rostro. Pienso en lo que me dijiste: Vivamos sin defendernos esperando la patria negada la angustia no da tregua enmarañando, embruteciendo dejando a su paso ruina y desvarío un aire que susurra. La realidad es una fosa. Esta condena trágica de miles de seres silenciosos y sin voz. Esta condena trágica de ver esfumarse desgarrando todo a lo que nos aferramos. Y recuerdo lo último que dijiste sobre la vida sobre lo que fue la vida: Lo fugitivo que ha burlado por breves instantes su ley inmutable. Ya la sombra destruyó todo a su paso. Sólo queda este suelo acogedor donde seremos bienvenidos al olvido que ya somos que seremos en la tierra.
Prefiero Prefiero mirar el cielo cuando oscurece y dormir y soñar o conversar de esta u otra vida.
Llegadas Él se acerca. Todo es una fiesta Las preguntas se contagian ¿Todo es poesía? No, dijo y se apagó el sol.
Algo Vivir sin esperanza saber que nada nos pertenece que los viejos y los niños morirán. Esto no es importante.
Caballo Durmiendo siete vamos estómago regalo aparece traición sangre vuelan cabeza extremos tierra vencer mentira lágrimas dolor. Fin debieron confío enemigo brutal ira pueblos rojo perece vil humano amor guerra manos correr muerte.
Vivir con esperanza Cincel olvidar pedazos caballo. Vomito en mi pecho Vivir Subcomandante Carlos
La carnicería (Por C. Avellaneda) Sección Lácteos 1ª PARTE Así sucedieron las cosas. Resulta que cuando a Marta le entregaron el arma, enloqueció. De víctima pasó a victimaria y de la sección lácteos se fue derecho a la carne –viva-. “Es que esta ciudad, mujer, esta ciudad no tiene vuelta ...y con estas autoridades ...” Argumentaba así, el hombre que hace ya tres años la tenía trabajando en su lucrativa carnicería -sección lácteos- la mañana de septiembre en que le entregó el arma calibre 32 y de iguales características que las de los demás empleados. “Está loco, yo ni cagando uso la 32 pa` defender esta weá. Ahora, si me quieren robar a mí a la salida, es distinto, ahí habría que ver” Comentaba minutos después de la entrega oficial otro de los empleados de la concurrida tienda de carnes. Así lo adornaba ella cuando le preguntaban en qué trabajaba, pero en el fondo lo hacía para reírse un rato; si en algo no caería jamás era en el prejuicio. “Yo le encuentro razón y no lo pensaría dos veces para usarla en cualquier parte. Es necesario. Tú no sabes el terror que me da cuando cerramos y después de bajarme de la micro tengo que cruzar sola el peladero. Es un terror descomunal, me paralizo si oigo una voz, un grito, si veo una sombra...tú no sabes...” Tenía el don de la palabra Marta, pero con el juez no le sirvió: una desgracia. Les contaré algunos aspectos de su vida laboral, ya que fue ésta, quien le brindó todas las herramientas para llevar a cabo su plan V. Sí, porque ya lo había intentado antes. “No hay un empleo en que se refleje mejor la praxis humana que éste, mis muchachos” Les decía en tono de consigna el viejo Horacio -dueño único del negocio- y ellos no comprendían, claro, antes había que saber que mierda era praxis y las palabras para con sus empleados no llegaban a tales explicaciones. “El asunto es soltarles la verdad en alemán, no vaya ser que se subleven estos obreros” pero esto último no se los decía, claro está. Era bueno el viejo, pero con él mismo. El asunto de las armas sucedió por su puro afán de orden y disciplina: “que no vuele ni una hoja”. De todas formas se lo agradecieron y sí, algo más seguros se sentían con aquello, aunque sólo fuera algo mental, porque bien sabían que quizá nunca saldría de los bolsos para otra cosa que no fuera presumir con los amigos. Pero a Marta no le servía para eso y no porque entre mujeres no se presuma la tenencia de una calibre 32, no, el asunto era la escasez de amigas: ni una sola. “Le Petite Morte” era el nombre de la carnicería, se le había ocurrido a la hija del viejo Horacio, y nadie sabía qué cresta significaba, pero era la hija del dueño, así que así no más le pusieron.
La gente, cuando iba a comprar, decía voy a “al lepetí”, marcando la voz en la segunda sílaba .Marta trabajaba en la “lepeti”. Y el resto de los empleados, incluido el cajero, que ya estaba viejo y confundía las monedas, trabajaban en “la lepeti”. Destruíase así todo intento de ilustrar el caserón de las carnes muertas. No sé bien cuántas eran en total las personas que trabajaban en “Le Petite Morte”, porque habían turnos y trabajos part time, pero Marta estaba fija todos los días, de lunes a sábado y desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, tras el mostrador de los quesitos y las leches encajadas “el puesto más sutil del local”, en palabras del viejo. Aunque ella bien podría haber estado cortando cabezas y él lo sabía.
Sección Carnes 2ª PARTE
Un día normal en La Petite Morte comenzaba a las nueve. Lo primero que había que hacer era revisar que la temperatura de los frigoríficos estuviera en su punto, luego se sacaban los carteles: lomo liso, pulpa, escalopa, oferta, kilo... palabras así en los carteles. Los muchachos se ponían los delantales y se iban unos tras el mostrador y otros atrás al galpón a deshuesar y trozar. Generalmente los cuerpos venían fraccionados y al vacío, pero nunca es suficiente, se sabe que el público es sofisticado y con suerte se lleva unas lonjas de algo. Marta sentía una leve excitación cuando miraba las vitrinas que la rodeaban. El rojo le ardía, diríase que tenía una relación íntima con esos trozos -con la muerte- con las vidas reducidas a carne molida, a fiambre embutido totalmente desvirtuado. La muerte y Marta, día a día se veían las caras y nunca se dijeron nada. Ahora voy a ordenar la cosa, quiero claridad ante todo para contar esta historia que ya en su preámbulo se torna oscura. Le prendo una vela y la hago visible para usted que sigue atento el relato algo confuso, lo siento. Se hace imprescindible tras haber narrado ciertas regularidades de la carnicería, relatar el ambiente familiar que rodeaba a Marta cuando en mala hora se apoderó del arma. Dos viejos era todo lo que tenía. Omar, el hermano de su madre y la esposa de éste, diez años mayor. No tenían hijos, por lo que Marta llegó a convertirse en algo así como la muñequita de la pareja, la muñequita para educar y que tenía que comportarse. A veces cuando almorzaban juntos algún domingo o se topaban en el desayuno, ella levantaba las cejas, disminuía los ojos y apretaba la boca haciendo un gesto de dama educada pero idiota. A ellos les encantaba ese gesto, así era como querían ver a Marta, como una niña educada pero idiota que no se fuera nunca de su lado.
Vivir con ellos la ponía nerviosa, siempre fingiendo, siempre asfixiada ante comportamientos grotescos de conformidad y mentira. La historia sería sencilla si se hubiera aguantado, la comida no le faltaban y el abrigo tampoco (lo que no era menor en esos tiempos de hambre a granel) pero Horacio, ay el viejo, ay: en el momento preciso a la mujer precisa venir a entregarle la 32 como caída del cielo como el gran obsequio de Dios. Ay. Y ella, ¿habrá pensado en Dios alguna vez? Ante el juez confesó ser creyente a duras penas, pero en la carnicería la creían cristiana abnegada y hasta hacían bromas por eso. Aún me confunden los testimonios reunidos. De alguna forma su empleo le servía de escape eso sí, aunque nunca la consideraran para rebanar la mortadela o embolsar el pollo. Aunque le hayan dado el mismo rol de siempre ligado a la leche “como en toda precaria cultura, ahí con la leche, materna la leche, la madre sus pechos la leche...” Entonces era escape, pero también era burla y “de Marta no se ríe nadie”. Sé, sin embargo, que trató de contenerse en numerosas ocasiones: “El asesinato es un delito Marta, es un delito. No puedes ir por la vida con esa soltura de gatillo” decíase para sí una y otra vez aquel fatídico 17 en que se rebalsó para siempre el vaso, pero no le funcionó.
Sección Especies: 3ª PARTE
Marta, muerte, fuerte, harta, corte, hartazgo...no es casualidad. “No es casualidad mi nombre, Esteban, no es casualidad que yo me llame así. Mi padre me condenó dos veces en la misma vida. Primero con el nombre, después con su ausencia” . Tengo el recuerdo de Marta tan nítido diciéndome eso. Con la chasquilla crecida tapándole los ojos, ojos vacíos. Comisuras secas. Yo no le doy a nadie la cárcel. He ido apenas dos veces y las dos veces he salido con náuseas del recinto, sumada la sensación de acabar con este compromiso que tomé (porque lo veo infructuoso, imposible, maldito). Sin embargo no puedo aún, antes es necesario que termine de explicar dos cuestiones fundamentales para comprender este caso: El asunto de las armas y la víctima de Marta. El asunto de las armas no es algo de lo que yo sepa mucho; sé lo necesario, mas es preciso que en un segundo informe ahonde en el tema. Sé, sin embargo, que el proveedor del arma fue el viejo Horacio y que las consiguió fraudulentamente, como se obtienen casi todas las cosas de este tipo. Horacio administra seis sucursales de “Le Petite Morte” en la quinta región, pero solo a los trabajadores de la casa matriz les proporcionó tales implementos. Marta aquel día sonreía maliciosa y a pesar de que, según mi memoria, no tenía los labios pintados, parecía tener la boca iluminada de un rojo sanguíneo brillante.
Ese día, fue exactamente el 17 de septiembre del año pasado. La carne había subido como en cualquier otro Dieciocho, la gente andaba apurada, y aunque estuviera caro se llevaba todo. Kilos y kilos de asiento, bolsas y bolsas de pulpa, chuleta, pollo entero y trozado. Y especies. Ese día, extrañamente los carnívoros se llevaron todo. No quedó ni siquiera una miserable víscera de cerdo. Perros y dueños se asimilaban como nunca ante la tentación de un fragmento de materia roja enjuagándose en el lavadero, humeando en la parrilla, internándose en los terceros molares...en fin, se vendió hasta el último desperdicio animal. A Marta no la dejaron irse sino hasta pasadas las diez, aunque su mercancía –las cajitas de leche, el queso y los quesillos- pasase desapercibida. “Comercio de mierda”, susurrábale a su delantal. Le dolían como nunca los pies, tenía hambre y un tanto de calor, lo que hacía que el pelo se le pegara lacio a las sienes humedecidas. “Comercio de mierda”, nuevamente, una y otra vez, sabiendo que en realidad el rencor iba para la gente, para ellos, las personas que en todo el día no le habían comprado más que dos litros de leche en bolsa para el cole`mono y unos cuantos jugos cajita para los niños sedientos. “Comercio de mierda-gente de mierdatrabajo de mierda”. Estaba enardecida Marta. Cuando dieron las diez y cuarto y el viejo Horacio autorizó al fin el cierre de la carnicería, todos se abrazaban y se deseaban un feliz fin de semana largo. Algunos se invitaban a tal fonda y otros a la casa de tal o cual primo, pero Marta no dijo nada. Se sacó el delantal, revisó que el arma estuviera en su bolso, se miró por última vez en una vitrina alta y su aspecto le dio aún más ánimo para lo que inevitablemente se venía. En su casa tendrían que estar sus tíos y quizá algunos sobrinos de la pareja que aprovechando la amplitud de la casa se iban a pasar las fiestas allá. No se equivocó: ahí estaban, instalados todos en el patio, cada cual con su anticucho, choripán o empanada de antesala. Anticucho de antesala, carne de antesala, “carne, carne, carne de antesala” casi gemía Marta, cuando vio a su tía en dirección suya, sonriente y con un trozo de carne ensartado en el tenedor... El resto es simple y pura consecuencia. El resto fue abrir el bolso, sacar el arma, apuntar y cerrar los ojos. El resto, es el cuerpo de su tía desplomándose bajo el parrón, los gritos, el coraje de Marta esparcido a chorros humectando la carne a modo de vinagre, vino y orégano. El resto es especies: cuerpo humano incomible.
Una Gotera Hay una gotera en tu pecho, hermano por eso el suelo está inundado
Una noche Anoche estaba oscuro y claro. A él lo agarraron por detrás y le enterraron un cuchillo en el cuello.
por eso la tierra se cae como hilo de agua, Por eso tú y yo somos reflejo a veces de una gotera en un viejo techo -de hace mucho tiempoes porque hay un agujero en nuestro pecho.
Nosotros imaginamos para estar tranquilos que él sintió calor antes de morir.
Recoleta Hay que estar cerca del hogar a la hora de perder el tiempo hay que estar cerca cuando el barrio se vuelva desierto y los desocupados se hagan fantasmas, fantasmas las botellas, fantasma la basura del pasaje, fantasmas las conversaciones, y los trabajos de los que están mirando la calle los que están mirando la tierra son igual. Parece que tenemos el sol en la boca parece que el sol se escondió del verano y del sol se escapa la enfermedad y los discursos y las imágenes. Santiago se murió ayer para él, ya no hay más solicitaciones ni más empresas, ni más ventas todavía ella cría un niño todavía ellos juegan. Él va a un lugar a vender, él va a vender
su trabajo, su espalda, pero es el calor el que está aquí, y él dice: ¿para qué son los huesos sino para gastarlos? ¿para qué es la vida sino para trabajar o celebrar? ¿para qué es vivir sino para morir? ellos nacen en Recoleta y ellos celebran en sus pasajes, silencio de lo que envejece y música de siempre, no hay muerte a la cual huirle y no hay riqueza que buscar. Entre esa emoción ellos se besan y hacen el amor los borrachos juegan y lloran los flaites roban en las tardes los viejos duermen y los niños se tocan. (Mauro)
Como gotas perdidas en el invierno
1 Todos vamos a desaparecer y seremos menos recordados que una gota perdida en el invierno. Fue lo primero que pensó ese lunes en la mañana, mientras miraba el techo, esperando que se le hiciese lo suficientemente tarde para levantarse. Llegó al trabajo tan atrasado como todos los días, sin que lo notase alguien. Meses atrás, había ingresado a trabajar al supermercado, periodo en que la tasa de robos había subido como un ascensor. Salía a almorzar a mediodía, tan puntual como la muerte, y regresaba dos o tres horas retrasado. Cuando lo contrataron, Paulina insistió en que un supervisor iría a controlar sus horarios, pero en todos los meses no había aparecido nunca y él dudaba que tal hombre existiese, o se decía que si el supervisor no lo supervisaba, la empresa asumiría que estaba cumpliendo su labor cabalmente y por eso lo dejaban en paz. A veces imaginaba que un día vendría un superior a ofrecerle un ascenso y él no sabría cómo rechazar sin parecer un inadaptado. Adoraba su trabajo. Su primer día se sintió un tanto desilusionado al pensar que terminaría de vendedor de cloro para piscina, después de haber leído a Fray Luís de León y Luís de Góngora en sus ratos libres, pero no le duró nada, le divertía atender a las clientas fingiendo ser un licenciado en productos químicos para aseo de piscinas. En verano las señoras millonarias compran cloro como si fuese agua. Cada una compra tanto cloro, como si fuese a almacenarlo en caso de golpe de Estado, en que el dictador prohíba, terminantemente, limpiar las piscinas. Pero no solo damas millonarias, también empleadas más coquetas que la primavera compran cloro, decantador, clarificador, purificador, dependiendo el color del pantano que les mandan a limpiar. Generalmente el agua se pone verde, así que él recomendaba alguicida y cloro en la medida adecuada. La idea de la empresa era vender, siempre, lo más caro. Pero no era su idea, su idea era que nada puede ser tan importante, que vamos a desaparecer todos y seremos menos recordados que una gota perdida en el invierno.
2 Cuando escuchó que buscaban jamás hubiese imaginado encontrarse con eso. Antes hubiese imaginado que un grupo de ancianos insomnes había decidido comúnmente salir a tocar timbres y arrancar. Estaba acostado, en su cama, tapado con una frazada en perfecto estado y decidió ver quién buscaba, a pesar de no hacerlo jamás. Ahora, piensa que hubiese sucedido si no se hubiese levantado. La respuesta es básica. Estaría acostado mirando el techo de su cuarto. Donde está se conoce como celda. El techo es igual que cualquier techo en el mundo, pero no logra verlo. Ha sido acusado de homicidio, su mirada lo traspasa, alcanza las estrellas y la luna. Soy inocente, jamás le hubiese hecho daño, alguien trata de culparme, pero no tengo enemigos, aunque tampoco amigos y eso es peor. No duerme, algo nuevo en su vida se lo impide, por primera vez no logra concentrarse en que nada puede ser tan importante, es una mosca hundiéndose en el océano y el mundo es cualquier cosa, menos un lugar agradable para dormir. Me acusan injustamente, soy víctima de alguien que planeó esto, un plan preciso como el reloj de la muerte. 3 Ha sido derivado al psiquiatra. Por fin conversará con alguien. Al capellán no le dirige la palabra, aunque sospecha que si envían al capellán es porque piensan matarlo. Debe demostrar su inocencia antes de que la civilización lo ahorque. Es una psiquiatra de menos de treinta años, más linda que el reflejo del sol en el mar. Muy lista. La más lista de su clase en todos los niveles escolares. Cree en Dios. Sabe que creer en Dios es mejor que no creer, en todos los aspectos. Nada puede ser casualidad. Si según la sabiduría, Dios es el dueño del Universo y el hombre un mono que aprendió a hablar por error (según los propios lingüistas), lo conveniente, entonces, será ser creyente. Ella lo sabe. Ella es más inteligente que él, pero él tampoco es cualquiera, no cualquiera lee a Fray Luís de León y Luís de Góngora en sus ratos libres.
Me llamo Lucía, ¿cómo se llama usted? ¿No lo sabe? Quiero conversar tranquilamente con usted. Yo también. Él una vez fue al psicólogo, literalmente. Abandonó el tratamiento tras la primera sesión. Darle su dinero a alguien tan psicológico lo enfermaba más, además con el dinero hubiese podido comer mejor, andar más animado y menos drogado. Había probado más drogas que sabores de helados, pero no era adicto a todas, nada más a la efedrina y al tabaco. Su ocupación diaria era fumar cigarros rojos, si hubiesen negros, hubiese fumado negros. Su ocupación nocturna era tomar efedrinas y salir a caminar como solo un efedrinado puede hacerlo. Sientes que podrían balearte la cabeza un par de veces y tú continuar caminando, un par de cuadras, sin desplomarte. Por esto, en gran parte, decidió visitar un psicólogo. Ella le sonríe hasta a los ciegos callejeros. Si hubiese sido sacerdote, tempranamente, la hubiesen nombrado Papa. Pero algo tiene la chica. No mira el techo. Prefiere pelar verduras, hablar de algo con alguien, barrer un poco. Así, la ansiedad se va de paseo por la tarde. Perfecto, le diré una palabra y usted me dice que significa para usted. Perfecto. Odio. Odio; odio a los españoles, en general, pero más, a ese alevoso Rey que mandaba presidiarios medievales a evangelizar indígenas, también, odio a los ingleses que mataban obreros chilenos, por un salitre que después valía menos que las balas. Prójimo. A veces pienso que un día cortaré definitivamente con el resto de las personas. ¿Con todas? Todas de una vez, así evito irme enemistando con todos uno por uno. Muerte. Todos vamos a desaparecer, como gotas olvidadas en el invierno. ¿A quien más odia? A los abogados, esos desgraciados mandarían preso a Dios si el Diablo les ofreciera dinero. ¿A quien más? A nadie más. ¿Seguro?
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El día que la niña tocó el timbre, él estaba acostado en su cama, tapado con una frazada. Era domingo. Decidió abrir, a pesar de no hacerlo jamás, pues era domingo. La niña estaba parada bajo la lluvia de Mayo, cuando él abrió la puerta. Ella le pidió comida. Eso, a él, le sorprendió más que dos ancianos jugando a esas horas a tocar timbres y correr por la noche lluviosa. Tenía pan rallado, té, una sopa, una leche y cigarros. Le sirvió un té, le regaló la sopa y la leche. Si le hubiese dicho no tengo nada para comer hubiese dicho la verdad y según la moral hubiese actuado correctamente, pero la niña le gustó locamente y le sirvió un té. Ella dijo que había arrancado de su casa días antes y vivía en la calle, pues su papá estaba loco, realmente. Él, trabajaba en un supermercado e imaginaba ante sí un futuro largo y negro, como un cable, como una piscina de soledad. Entre el mundo y él se había interpuesto un vidrio, que se iba ensuciando con los días. Esta niña sentada con un té, parecía un milagro que la noche olvidó bajo la lluvia.
5
No tiene Madre. No tiene Padre. No tiene novia hace tres años. Está solo, como un payaso sin gracia. No tiene amigos. No tiene supervisor. No tiene amiga chica desde que lo acusan de matarla. Solo puede ser Paulina. Viene a comunicarle que lo han despedido por homicidio, que no le pagarán momentáneamente y que será demandado por la empresa, además. Las empresas españolas, ya no quieren asesinos. Soy inocente. Yo te creo, incluso, vengo a ayudarte a escapar. Él siente deseos de golpearle la boca y morderle una oreja hasta sacarle el pedazo. Van a matarte. ¿Quién? La gente está pidiendo pena de muerte. Dónde estaba la gente cuando la niña moría de hambre, yo le salvé la vida, le regalé mi frazada. Yo no puedo hacer nada, puedo creerte, pero eso no te hace inocente, todos te acusan. No he dicho que me ayudes, no me importa que me maten.
Paulina se marcha. Al salir del cuarto se da cuenta que no lo volverá a ver y se enfría como un fantasma. Avanza por la calle, como si viese las cosas por primera vez, pero no sabrá que es la muerte, hasta que el día del entierro deba volver a su casa, sin poder llevarse al muerto. 6
¿Es usted Simón Espejo? Quién otro. Está detenido por el homicidio de una niña ¿Qué niña? ¿No lo sabe? Es llevado a la cárcel. La habitación en su casa indudablemente era mejor, pero aquí le sirven comida a la hora. El techo es como todos los techos, se irá acostumbrando a él, pero por ahora no puede mirarlo. No puede pensar que nada importa por primera vez. Más adelante rechazará aceptar un abogado, no le hablará al capellán, sólo aceptará hablar con la psiquiatra, que lo visitará una sola vez. La muerte se marcha. Solo la sigue el silencio. Los hombres se olvidan, se hacen nada, como un sueño, una mañana cualquiera.
7 Nada es más inevitable que la muerte, sin embargo, es desconcertante, como un corte de luz en un día muy nublado. Todos vamos a morir, si llevamos el esqueleto puesto, somos un ordinario estado de paso. La niña amaneció muerta una mañana y al mundo pareció dolerle. Fue como un autogol en la final del Mundial. Tal vez, algo peor. No conocería más lo que significa pararse bajo la displicencia de la luna, como un milagro olvidado una noche lluviosa. 8 Ha vuelto a soñar con Lucía. Ambos son niños que juegan con otros niños a subirse a un camión estacionado, frente a un precipicio. Abajo está el mar, olas y rocas. Él, saca las piedras que afirmaban las ruedas y el camión cae al agua. Entonces, aparece un hombre vociferando, animadamente, ser el dueño del camión y que debiesen pagar los culpables. Él, comienza a tirarle piedras al hombre y los demás niños lo imitan. Lucía, al verlos, lo mira con odio. Él, desesperado, se disculpa, le dice que la quería hacer feliz. Ella le grita con furia reproches hirientes, que se pierden para siempre en la espesura del sueño.
Despierta. Tranquilo, como despierta la muerte que no tiene amigos, sólo el silencio. Mira el techo. Lucía no volverá a verme. Está condenado a muerte, a nadie le importaría sanar a un loco para después matarlo. Nadie más volverá a verme. Le da risa, no permitirá que lo maten, se matará él primero, de paso librará a la sociedad de ejecutar a un inocente. Mira el techo largas horas desde que no va a trabajar. El suicidio me vendrá perfecto, como un café en la mañana. Más tarde comienza a llover, muy fuerte. Siente ganas terribles de ver a Lucía, preguntarle quien era el dueño del camión, ¿por qué lo defendía? Pero es absurdo llamar a Lucía, incluso es absurdo que ella supiese. Ahora, ella estará trabajando en otro caso, mientras afuera de su consulta psiquíatrica, la tormenta sopla con todo para enfriar este invierno. 9 Ha decidido dejar de comer. Morirá de hambre como los hijos de Marx.
10 La niña terminó de tomarse el té. Se marchó con una sopa, una leche y una frazada en perfecto estado. Una semana después morirá. Sin ver a nadie, sin que la muerte se presente y le conceda una simple despedida. La muerte se marcha. Solo la sigue el silencio. Los hombres se quedan solos. 11
Llega al trabajo tan atrasado como todos los días, sin que lo note alguien. A las diez de la mañana, todo está calmado en un supermercado, como una tarde de otoño. Por primera vez se le acerca el gerente de la tienda, donde la empresa que lo contrató arrienda un pasillo para vender cloro, entre otros productos para aseo de piscinas. Lo buscan. ¿Quién? La Ley. Él siente en su cara el estornudo de un huracán.
Seguro. ¿Se arrepiente? ¿De qué? De matarla. La lluvia no conoce el arco iris. Esa no es una buena respuesta. (Silencio). El silencio tampoco es una buena respuesta. Es la mejor. 12 Cuando vayan a buscarlo para matarlo estará muerto. Habrá desaparecido, como un sueño, como un día que pasas viendo tele. En la mesa habrá una nota suicida para Lucía. 13 Había decidido ir a misa el domingo. Quería volver a sentir, un domingo en la mañana, la experiencia inefable del mono frente al dueño del Universo, sentirla, se conoce como un don llamado Fe. Pero el domingo se levanta tarde y se emborracha como un marinero, en fiestas patrias. Esa noche, mientras camina a su casa, rompe los vidrios de una catedral a camotazos. Luego, se enfrasca en una pelea absurda trenzándose con un viejo personaje de televisión. Despierta ese lunes y mira el techo hasta que es lo suficientemente tarde para levantarse, pensando que todos vamos a desaparecer y seremos menos recordados que una gota perdida en el invierno.
14 Cuando lo fueron a buscar tenía una expresión contradictoria en el rostro, como un mal actor, representando la vieja comedia de los seres humanos. Desaparecen todos, como gotas en el invierno, se pierden infinitamente como frutas podridas caídas al suelo. En la mesa había una nota suicida para Lucía que decía lo siguiente:
Son efímeros, como una alucinación de un drogadicto solitario. Son un ordinario estado de paso, entre los monos y el polvo que levanta el viento.
Simulacro1 1 Esto es un sueño, uno monótono y vulgar al parecer. No obstante, el rumbo de los acontecimientos anteriores es confuso. Solo sé que en mi bolsillo hay una dirección arrugada, y que a mi espalda quedaba una oscuridad dentro de otra oscuridad definitivamente esto tiene que ser un sueño-. Y a juzgar por la dirección arrugada en mi bolsillo, sé que cuando cruce la puerta y entré en el salón vendrá el bramido de un viejo conocido. Aquella voz como una maquina de moler carne, como un ladrido negro: ¿te sientes a veces vivir dentro del sueño de un perro a punto de ser atropellado? Atrás, muy atrás te encontrarás con el mismo silencio luchando por prevalecer. Despierta necio. Toda ciudad no es más que apariencias ¿te sientes a veces como un frívolo turista perdido, como el sujeto más absurdo que pisa el planeta? En la última vocal del incendio de tu escuela de la más remota infancia, encontrarás la palabra que no quisiste decir cuando todo concluía. ¿Aquel nombre sigue persiguiéndote? ¿No? En su última vocal no encontrarás nada esta vez. Quédate tranquilo. La anestesia será abundante. La aguja entrará en el lugar correcto induciéndote a un ridículo sueño amarillo. Un sueño con el amarillo que sobra de cada atardecer acumulado en corazones ciegos, torpes, sin remedio. Que viven y mueren ejecutando un espectáculo de poca categoría: una revista de gimnasia de un colegio de fantasmas. Viejos muertos que vieron el desfile pipiolos en el mismo lugar donde luego fracasaría el proyecto liberal. Un penal perdido un poco antes de que comenzara la transición a la dictadura inagotable. Despierta de una vez por todas, y escucha atentamente lo siguiente: el filo de los instrumentos brillan al lado de la sucia camilla que te espera. Caerás dentro de tus ojos y todo finalizará con tus promesas trasnochadas y un cuento de Chéjov. Ten paciencia. El sacrificio te espera. Tu carne y tu sangre gritarán su último deseo hasta convertirse en ecos y sombra. Ya es demasiado tarde para arrepentirse, después de la risa viene el miedo y luego quizás resucites como un profesor sustituto, como un equilibrista adicto a los barbitúricos, como un viejo payaso sin lagrimas, o como el maestro de ceremonias de este singular circo que algunos llaman Valparaíso quiltro. Despierto de repente estirando los brazos y reconociendo primero el lugar donde estaba y en seguida a mi colega, que miraba fijamente hacia la salida. Automáticamente y aún un poco dormido le pregunté después de terminarme el trago: —¿Se fue el soperutano que hablaba y hablaba del circo? —Sí, hace un par de minutos. —¿Y ahora dónde vamos? —A la última parada —me contestó mientras se levantaba—. —Y pensar que lo que mueve al circo es la tensión entre la risa y la angustia —dije sin pensar, como el muñeco de un ventrílocuo improvisado—. —Todos los días se aprende algo nuevo. 2 Nuevamente nos encontrábamos en el peregrinaje inútil de bar en bar. Cuando todo parece salido de una conversación de un par de escolares aburridas. Tarde, demasiado tarde para un
lunes, te enfrascas en un sitio cada vez más incierto, y en silencio, en el mismo silencio de una semana atrás, de un mes atrás; te bebes el ron de mala calidad, de dudosa procedencia y sólo con un par hielos, que flotan deshaciéndose como el tiempo, y legitimando esa fría ambigüedad que sólo te otorga el trasnoche en un día inadecuado. —La penúltima parada caballeros—. Toda la gente (principalmente hombres) que se hallaba en el sitio bebía como por una causa superior, reían y sacaban más dinero para continuar. Unos se quejaban de las mujeres, otros se rían de éstas y a los demás no les importaba el motivo. Música de fondo: The air that I breath de los Hollies. Invasión británica, contemporáneos a los Who, los Kinks, los Animals, a Donovan, hasta de David Bowie. Continuaba siendo algo insólito que el encargado de la música eligiera una canción como esa, más ahora que todos estaban tan obstinados en escuchar música de los ochentas, y que pronto lo estarán de los noventas. El próximo tema también me sorprendió: Anthem del primer Deep Purple (antes de la incorporación Gillan y Glover, antes del In Rock), además coincide con la llegada de una pareja que se instala cerca de nosotros, excesivamente cerca. Él corrió con un ademán desproporcionado la silla para que tomara asiento su compañera. Queriendo presumir ante nosotros que no estaba «solo», llamándonos la atención de que su acompañante era un trofeo que alcanzaría pronto, y frente a nuestras narices. Mi colega, por su parte, masculló que dormiría y acto seguido se derrumbó sobre la mesa. De este modo me vi sometido a escuchar el discurso de aquel individuo, que prendía un cigarro tras otro, mirando fijamente a su amiga, parloteando alto, para que lo escucharan y lo vieran sentado con un ángel. Señalándome, en cada palabra que remarcaba, como un espectador de segunda de su animada charla. Recordándome que era yo el que estaba frente a un vaso de ron de mala calidad y a un compañero caído. Mientras que en su mesa — frente a él—, había una bonita mujer, que se limitaba por el momento a escucharlo tomando lentamente de su trago. «El otro día leí por casualidad que la danza está formada por movimientos voluntariosos armoniosos ritmados que tienen un fin en sí mismos, y que como práctica se inicia siempre desde lo mágico religioso, pasa luego a ser una distracción y luego llega hasta el espectáculo. Es realmente increíble. Magia, con eso comienza todo, en todas partes. Es el inicio de un proceso que se desarrolla en todas direcciones, como un rizoma. Magia» —dijo el tipo rápidamente —casi sin respirar—, y luego de un breve silencio prendió un cigarrillo y al lanzar un par de volutas de humo continuó con su perorata. «Tú sabias que en Roma, según Suétone, se ejecutaron alrededor de nueve mil animales en los juegos del anfiteatro… Es curioso que en el mismo lugar donde se descuartizaban entre sí, luego sirviera para representar piezas teatrales… Es que entre los diversos géneros de espectáculos siempre se presentan confusiones, equívocos y asimilaciones, ya que poseen un antepasado común, antes de la historia, en el rito, en el mito, en el sueño… Esa es la razón, quizás, por la que nace la polivalencia entre el sitio donde se desarrolla un espectáculo y éste último propiamente tal. Por ejemplo, en la antigüedad, había edificios que consistían en una superficie arenada, contenida por gradas concéntricas que servían para presentar diversos tipos de espectáculos o juegos. De este modo podía ser
un anfiteatro y albergar los sangrientos juegos de gladiadores: combates entre hombres, y entre hombres y fieras salvajes. También podían ser un teatro donde se representaban dramas y variadas piezas; o, por último, podía ser un circo —pan y circo—». La última palabra la dijo lentamente tomando una pausa prolongada en cada sílaba, en seguida tomó su vaso y en silencio esperó la reacción de su acompañante. La voz de ella fue lo primero que me llamó la atención. Hablaba suavemente, pero con total seguridad, respetando de forma correcta las pausas y ordenando los enunciados de forma clara y precisa. Él también puntualizó sobre esto, y echándose para atrás comenzó nuevamente a conversar. «Sabes, hay un concepto llamado euritmia, εύρυθµία, que significa la cualidad de un movimiento que posee un ritmo armonioso, ya sea en música, danza, poesía u oratoria, es decir, un ritmo regular que se repite con mesura. Es entonces, dentro de las artes del espacio y del tiempo: la armonía de las relaciones entre el tiempo y el espacio, utilizando el mínimo de fuerza y de energía física… y tú tienes una euritmia admirable, no lo dudes… pero volviendo a lo que te mencionaba antes. El Circus Maximus de Roma media unos 600 metros de longitud y tenía una capacidad para 385.000 espectadores. No obstante, el circo moderno no tiene ningún tipo de filiación con el antiguo. Aunque en ambos había algo común y determinante: el ejercicio ecuestre, ya que los juegos propios del antiguo son el hipódromo y las carreras de carros. Y el moderno fue fundado por un destacado jinete llamado Philip Astley (1768 en Londres y en 1774 en París). Este origen explica quizás la forma circular del área donde se desarrollaban los juegos como volteo, parada de pie sobre el lomo del caballo al galope, dando una vuelta al alrededor del círculo perfecto de la pista… Las gradas se escalonaban concéntricamente, ya sea de forma permanente y sólidamente construidas; o bien ambulante y erigido bajo una carpa, que como todos sabemos es la imagen que el circo adopta universalmente… Así como también la dimensión fija de la pista: 12 ó 13 metros de diámetro, lo que correspondería a un giro periférico a catorce pasos de un caballo al galope. Éstas son las medidas usuales, medidas que pueden y han sido cambiadas si la envergadura del espectáculo lo requiere…» El sujeto apoyaba su detallada explicación moviendo las manos, haciendo circunferencias en el aire. Evidentemente manejaba la materia, como si supiera que a ella de antemano le iba a interesar ese tema en particular, y hubiera estudiado en alguna biblioteca sobre este, revisando un diccionario especializado quizás. Sin embargo ella se mostraba cada vez más dubitativa, mirándolo ya con cierta desconfianza, sin caer en la trampa. Nuevamente el encargado de la música me sorprende cuando comienza Nights in white satin de los The Moody Blues, grupo precursor del rock progresivo, estilo que se consolidará en bandas como King Crimson y Genesis. Ella tomó la palabra y holgadamente habló de sus intereses y planes. Puntualizando sobre lo que él le había ya
anunciado. Su voz y sus ademanes eran ligeros y, como conjunto, te atrapaban como lo hace una canción que con entusiasmo se decide repetir y repetir. Él, por su parte, aspiraba profundas bocanadas a su cigarrillo, mientras escuchaba con suma atención, asintiéndole todo lo que decía. Apagó nerviosamente su pitillo y se aclaró la voz indicando que era su turno para hablar. «Es que además existen una gran cantidad de circos famosos, pero los únicos que puedo recordar en este momento son el Circo Alegría: instalado a fines del siglo XIX en la barcelonesa plaza de Cataluña, fue dirigido inicialmente por Gil Vicente Alegría, hasta su suicidio. Y el Cirque Olympique francés, que fue creado en París 1816 por los hermanos Franconi, mediante la restauración del antiguo circo de Astley…» En ese momento, entró un grupo de cinco tipos vociferando, se sentaron atropellándose entre sí, gritando su pedido: —UNA RONDA DE RON. Cuando les dejaron a cada uno su vaso, los tomaron de un solo trago. El mozo, un tipo enjuto y de lentes gruesos, quedó pasmado. Ellos pidieron otra ronda y nuevamente se tragaron el ron de un solo largo sorbo. Fue inevitable escuchar su charla que era un eco de balbuceos cortados y gemidos: ——me expulsaron de la universidad—— salud——no todos los días te echan de la u—— pidamos otra ronda—— yo la quería——pidamos más alcohol—— yo la quería—— salud——si vamos a hacer perro muerto—— perro muerto—— otra ronda cantinero. Uno vestido rigurosamente de negro al pararse se desplomó en las piernas de una muchacha. Llegaron todos los encargados y les pidieron que cancelaran y se fueran, el más gordo abrió su billetera y sacando unos billetes arrugados les dijo: —¿No me hace un descuento? si me expulsaron de la universidad. —De ninguna forma, pueden ser tan amables de pagar y retirarse—dijo severamente el jefe. Sonaba Paint in Black de los Rolling Stones cuando los cinco, como figuras desteñidas, se marcharon lentamente y murmurando… pero uno de ellos volvió y parándose al centro del bar aulló: —¡Me han echado de weás mejores!… Llegó a recogerlo el tipo más bajo del grupo y se alejaron nuevamente gritando. Todos lo que estaban cuando vieron irse al grupo de belitres siguieron como si nada hubiera pasado, con total indiferencia. Nuestro personaje, en cambio, condenó duramente lo sucedido, aclarándole a su compañera del rol primigenio de las drogas y de cómo su uso ha caído sólo en el afán hedonista. Pidió un nuevo trago y continuó hablando. «¿En que habíamos quedado? Mm... Ah, ya lo recordé: todo programa de circo hace alternar las emociones de la risa y la diversión de los payasos y la ansiedad, ante las temeridades de los acróbatas. Los periodos de tensión, las fases de sosiego y relajamiento se suceden en un clima de magia y hechizo, de música estruendosa y súbitamente interrumpida por los silencios en el transcurso de los juegos peligrosos, todo al ritmo de los obstáculos superpuestos del vértigo y del temor, de los triunfos de la fuerza, de las habilidades y de la ilusión. La atmósfera tan característica del circo está constituida sobre la base de las impresiones anteriores, que se dirigen
por un lado a la naturaleza del espectáculo y a su modo peculiar de evasión, y de otro a su arquitectura… ¿no? La disposición circular, la proximidad humana en las gradas, favorecen un contagio de las emociones, propicias para una participación masiva sobre la pista. La actuación se desarrolla en las tres dimensiones, integrando a los espectadores, que rodeando la pista, participan de un mismo espacio vital. De este modo el circo sirve como entretenimiento a un vasto público, funcionando con un sistema interpretativo contrario al principio ilusionista de la escena de tipo italiana…» Él —al terminar su parlamento— la miró de una forma que intentó ser sugerente y acercándose lentamente al oído le dijo una par de frases que fueron desaprobadas con disgusto. Cada vez más suspicaz ella se incorporó y con el seño fruncido y en voz baja, sumamente baja, movió su fina boca. Él un poco espantado se echó para atrás, luego miró el cenicero y prendió un cigarrillo con una mueca que resumía su situación (un total desastre). Sin embargo volvió a insistir e intentó impresionarla hablándole del Land Art y del Ecologic Art, y nombró a un par de autores y sus obras como Walter de Maria, Lightning field, Nuevo México, 1977, Nancy Holt, Sun Tunnels, Great Basin Desertl, Utah, 1973-1976. Y se detuvo bastante rato en Christo & Jean Claude, ya que según él había visto una exposición en Madrid hace un par de años. Finalmente con el alma en un hilo nombró como última carta a Yves Klein, y su Monotone Symphony, 1962, señalando que era cumbre del arte performático, junto a Gilbert & George, con su Portrait of artist as a young man, 1970 y a María Abramovich con su Art must be beautifull, de 1975. Sin embargo, ya era demasiado tarde. La muchacha evidentemente aburrida miraba su reloj, su abrigo y su cartera, quizás entendiendo que el tema fue demasiado forzado, como aprendido de memoria. Sardónicamente en ese preciso instante habían puesto Conquistador de los Procol Harum, otra banda de la invasión británica tardía. Voy al baño y luego me acerco a pedir una canción a la barra. El encargado era un tipo cincuentón con el pelo largo, y la barba cana; le pregunté si podía poner Young Girl de los Union Gap. Él sonríe y señala parcamente que ellos eran americanos, contemporáneos sí, pero en ese compilado tenía sólo grupos británicos. —En un rato voy a poner a David Spencer Band, en ese grupo tocaba Steve Windwood, el de Traffic y Blind Faith-, me indicó sin quitar la mirada del computador. Levanté mis hombros y me devolví. En ese momento, cuando regresaba a mi asiento, ella se paró ya un poco ofuscada ante la insistencia del sujeto, diciéndole que había sido una agradable velada, pero que era demasiado tarde y tenía que levantarse temprano. Y cuando dio el primer paso ya con su bolso colgando de su hombro, por un segundo nos quedamos mirando frente a frente. Un segundo recortado, multiplicado y luego hecho jirones. Su belleza era singular. Una que nacía en sus ojos, el penúltimo espejo, el hilo de Adriadna. Unos ojos encendidos como un árbol en llamas. Un segundo: Ebriedad. Parálisis. Química, alineación de astros fantasmas, blancos imperturbables… Miedo y temblores. Temblores y puntadas al vacío. Sin embargo con su sonrisa inequívoca deshizo todos los maleficios y mezquindades. Y cuando pasó a mi lado, aclarándole nuevamente a su compañero que tenía que levantarse temprano; comprendí que ya era demasiado tarde para un lunes sin certezas, demasiado tarde para buscar patrias desconocidas atrás de sombras ingratas. Tarde para el alivio desteñido de un vaso siempre vacío. Divagaciones. Excesos de elocuencia. Demasiado tarde para arrepentirse. El encargado de la música me levanta la cabeza señalando los parlantes. Comenzaban los primeros acordes de White Room de los Cream. Y ella, desaparecía por la puerta. Mí colega se incorpora súbitamente, como si hubiera terminado un viaje agotador, estira los brazos, toma un largo trago y exclama: —¿Se fue el soperutano que hablaba y hablaba del circo? —Sí, hace un par de minutos. —¿Y ahora dónde vamos? —A la última parada. —Y pensar que lo que mueve al circo es la dialéctica entre la risa y la angustia —apuntó mi colega cuando se levantaba—. —Todos los días se aprende algo nuevo.
Nota al texto: Este breve relato fue encontrado entre los papeles de Francisco “Depredador” Altamira, con muchas rayas, múltiples borrones y una gran aclaración de que faltaba una última corrección; además con una segunda parte imposible de leer, compuesta por delirios agramaticales completamente tarjados y rasgados que demostraban el estado de desequilibrio en que se hallaba el autor antes de su desaparición. De esta forma me vi forzado a excluir ese tercer capitulo, ponerle todos los puntos y las comas al primer capitulo, arreglar indiscriminadamente algunos párrafos, y quitar los epígrafes. Cosa curiosa es la extraña dedicatoria que tenía el texto y que en adelante pondré casi de forma textual: “Sólo para ella, la prez y honor de los Volcos, la que luchó contra Eneas, el héroe mítico padre de la Roma que implantó un calendario que como de forma oportuna señala Don Alfonso Rivas Salmón: «un calendario que es una tontería de arriba abajo porque inclusive le quitaban meses para hacerlos más cortos para poder cobrar más impuestos y tributos para el gobierno, hasta que se dieron cuenta que perdían más, posiblemente por llegar tarde a la recolección de las cosechas. Pompilio le agregó los dos primeros meses y por esa razón tenemos nosotros un calendario en que no corresponden las palabras a su significado, ya que septiembre no es el séptimo mes, ni octubre el octavo, ni noviembre el noveno, ni diciembre el décimo. Este calendario fue modificado por Julio César que tuvo la necesidad de agregar el día que llamamos bisiesto. Pero el mismo César tomó el quintilio para ponerle su nombre al igual que su sucesor que tomó el sextilio para llamarlo agosto. Así tenemos nosotros los meses que actualmente tenemos, siendo mucho muy superior el calendario de los indígenas americanos al igual que el de los viejos griegos». Samsara, término utilizado tanto en el budismo como en el hinduismo, que significa a grandes rasgos «moverse continuamente» «suceder una y otra vez», «renacer». Particularmente en el hinduismo es el ciclo de la vida tanto humana como cósmica teniendo como símbolo la rueda: el trueno golpeó el alma del hombre y la rueda comenzó a girar. No olvidar -por último- que un anacoluto es un recurso en el que la frase se nos presenta desprovista de coherencia sintáctica, por adoptar el hablante -en el desarrollo del discurso- una construcción acorde con su cambio de pensamiento mejor que con los usos gramaticales”. Es menester señalar, la inestimable ayuda de Carlos Lazo en la difícil y tediosa tarea de editar este texto entre botellas, risotadas y ceniceros. Jonathan Murray
Trueno
al glosario de la lengua
A Mauricio Morales ¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
y ser común con una bomba en el brazo
Jhon Donne
"aunque suceda el tiempo en superfluas bocanadas de opio"
hoy vi morir un hombre enfermo de explosiones
...decía el libro de teófilo el Gatier de las flores
estas son mis bocanadas de un humo ajeno
lo vi retorcer finito y desparramar sesos cuerdos en la calzada infinita
esta no es mi alma ni es mi cuerpo
ni encuentro un alimento mejor para reparar mis soles que ser la lengua ancha que surca el cosmos que es un combo involuntario surcando fondo en la llama de un estúpido mechero
y no soy esto ni soy lo otro permanezco estupefacto nada me designa
pretendo retirar en bruto un par de diccionarios
de los truenos que no llegan en las fechas que llegaban
doble la última esquina del sueño
la realidad pendía de un rayo de bicicleta
Pin Pass Pass Date una vuelta al barrio alto tu mirada se encumbra pero achurada por códigos de barra Hay profundidad de campo hay más perspectiva pero todo es más borroso
Y de tan poca necesidad lo necesitan todo porque todo esta cubierto y todo está dispuesto Todo lo quieren lo compran lo botan Mientras la vida fluye en calles imperfectas con tanto detalle que pierdo el tiempo observando no esto... ...lo otro
menos real porque esto es alejarse de la realidad
Aquí no se ve mucho la amplitud del helicóptero es aburrida
yo he visto monótonas calles repletas de papeles
Igual los envidio sana y malamente desearía comprar unas cuantas cosas
Pero veo el detalle la arruga del tiempo la grieta la letra la miga las moscas Somos testigos de la enfermedad que evoluciona más rápido que cualquier nacimiento Y nos emparentamos más con la muerte y somos más sórdidos eso es inevitable Veo la mirada de la gente veo que no ven lo que yo veo Porque frente a ellos camina una proyección infinita de ellos mismos Ellos viven del deseo lo quieres lo tienes lo tienen
Alguna de las que ellos compran o muchas de las que yo compro.
Cisarro Es tan urgente apretar pedal y correr tan fuerte para parar solo solo cuando nada es tan urgente por llegar a ningún lado a frenar para disparar a correr para seguir corriendo se desangra el que no llega un cartel
no se respeta ¡ninguno! nadie asalta para ser desapercibido tomo lo tuyo lo tuyo es mío no hay seguridad todo se vulnera en estos juegos de infancia porque escapamos como locos odiando policías ricos, pobres matones, ladrones peatones, muchachos chamacos chiquillos pendejos!!!
X Martin Tugas
El viaje de Dante.
El reloj sonó en punto a las cinco de la mañana como era usual. Dante despertó y programó el despertador para unos quince minutos más. Fue como en un pestañeo que esos quince minutos pasaron. Ya resignado a otro día de trabajo, Dante se puso de pie y se dirigió al baño para ducharse y vestirse, y finalmente, partir al trabajo. Aún estaba oscuro cuando cerró la escarchada reja de acero de su casa. Hacía mucho frío y las calles estaban mojadas por el sereno. Caminando con las manos en sus bolsillos, llegó finalmente al paradero a esperar alguna micro, y como era habitual, se demoraban en pasar, o pasaban y no paraban, o pasaban tan repletas que ni siquiera un microbio cabía en ellas. A lo lejos pudo divisar una que parecía no tan llena, y levantó su mano con el dedo índice erguido, la micro entonces se dirigió peligrosamente donde él se encontraba a una velocidad un poco menor que a la que se movía antes de ser requerida, y, en un instante, Dante alcanzó a evitar la punta de la micro y con su brazo derecho se aferró a la baranda y logró subir, extrañamente se sintió distinto, como más liviano. La micro volvió a su velocidad típica y esquivaba autos, personas, perros, gatos y lo que se le cruzara por delante sin disminuir la velocidad. “¿Esta es una micro para humanos o monos?”, pensó mientras que con una mano se afirmaba como podía y con la otra buscaba el dinero para cancelar el pasaje. Finalmente lo logró y el chofer le entregó un boleto negro con un tipo de código indescifrable o un escrito en otro idioma que parecía hebreo, muy nítido y de color rojo. Caminando hacia algún asiento, miró el boleto y pensó “¿Cambiaron el formato? bueno, que le vamos a hacer” y se sentó sólo en un rincón. La micro seguía andando a gran velocidad, Dante miraba hacia fuera, pero no lograba ver nada, era como si le hubiesen puesto una cortina negra gigante en la ventana, esto le permitía ver el reflejo de las otras personas sentadas en los demás asientos. “Qué raro” pensó – “Porque al menos debiera verse un rayo de sol a lo lejos desde la cordillera. No creo que estos longis tengan tan sucia la weá” Luego de mirar nada, Dante dirigió su vista hacia delante, a los pasajeros, algunos iban igual que él, mirando a los otros como cuando en una prueba del colegio el profesor pregunta algo que ninguno de los alumnos sabe. Otros en cambio, estaban tranquilos y con una leve satisfacción en su rostro, por lo general eran los ancianos. Posteriormente miró hacia atrás y lo mismo se daba. Entonces volvió a dirigir su mirada hacia la cortina negra.
La micro volvió a disminuir su velocidad y una mujer ingresó, su cabello le tapaba los ojos, se notaba una cierta nostalgia en ella, se sentó al otro lado del pasillo, al rincón del asiento. Lo mismo ocurrió al seguir avanzado, se subía gente, pagaba su pasaje y tomaba asiento. El vehículo no se llenaba como era lo usual. Pasó un rato y Dante calculó que ya debieran de estar cerca de las avenidas principales, pero esas partes de la ciudad eran concurridas e iluminadas, y, sin embargo, la cortina negra todavía se presentaba por las ventanas. Miró entonces hacia la ventana del chofer y pudo notar por las luces delanteras de la micro que atravesaban por una neblina extremadamente espesa, como nunca había visto en su vida. Y ahora pudo sentir que la micro aumentaba aún más su velocidad. Comenzó a asustarse porque cómo podía ser que el chofer viera algo a través de aquella neblina. De pronto, la micro comenzó a disminuir su velocidad hasta detenerse completamente, la neblina había desaparecido, pero la cortina negra todavía estaba en las ventanas aunque en menor grado, ya que Dante podía divisar a duras penas siluetas. El chofer apagó el motor, se levantó de su asiento y dijo en voz alta “¡Última parada!”, y bajó del vehículo, los ancianos se levantaron y descendieron tranquilamente. Algunos se bajaron resignados con la cabeza gacha y otros como Dante se miraron con una cara que decía “¿Qué mierda?”. Bajó finalmente de la micro y pudo ver que una niebla espesa permanecía en el suelo a la altura de las canillas, estaba oscuro, pero igualmente se podía ver todo lo que allí había. Habían varios grupos de al menos cinco personas reunidas por aquí y allá, varias micros parecidas a la que él había utilizado, los chóferes se reunían y bromeaban entre ellos, algunos tipos de vestimenta negra estilo terno erguían en sus brazos carteles con nombres de personas que bajaban de las micros que seguían llegando, extrañamente pudo notar que más a lo lejos habían micros de varios tipos y formas, logró reconocer las inconfundibles inglesas rojas de dos pisos, las estadounidenses típicas como sacadas de la película “Máxima Velocidad” y más allá otras que no alcanzaba divisar. A fin de cuentas parecía estar en un terminal de buses, aviones, barcos, trenes etc. O la mezcla de todos con un toque de surrealismo oscuro. Dante vio que uno de los tipos de terno negro tenía en sus brazos un cartel que decía: “Dante Ismael Rodríguez Draven”, y en la siguiente línea decía: “Aldarivanian”. En ese momento se asustó, “¿Qué es lo que ocurre aquí?” y el tipo se le acercó: - ¿Tú eres Dante Rodríguez? – le preguntó. - Sí, ese soy yo – respondió tímidamente. - Bien, sígueme, tenemos que ir a hacer tu trámite. Dante ya no pudo más y le preguntó “¿Qué está pasando?”, el tipo lo miró y apuntó a una oficina frente a ellos que estaba entre otras dos oficinas más, y que a su vez se encontraban entre miles de millones de oficinas hacía uno y otro costado. “Allí te explicarán lo que quieres saber… Y lo que no”
Dante se dirigió a la oficina lentamente, y dentro, lo esperaba un hombre de vestimenta ploma detrás de un escritorio que tenía encima una balanza de metal cromado con la forma de una mujer con los ojos vendados junto a otros objetos extraños, cerca del escritorio había un enorme archivador de varios cajones. El hombre amablemente lo hizo tomar asiento, Dante así lo hizo. - Bienvenido Aldarivanian - ¿Aldarivanian? - Sí, ese es tu nombre real, pero bueno, tenemos cosas más importantes de qué hablar. – hizo una pausa y sacó del archivador dos carpetas, una blanca y una negra, y prosiguió – La carpeta blanca son las cosas buenas que hiciste en tu vida, y la negra, las malas Dante quedó en estado de shock, “¿Cómo puede ser que me haya muerto? ¿En qué momento?”. - Cuando estabas en el paradero y la micro se dirigió hacia ti, lo que pasó en realidad fue que te golpeó en la cara partiéndotela y quedaste mutilado bajo ella con tus tripas desparramadas por todas partes, incluso los restos de tu cabeza quedaron impregnadas en el tapabarros de la micro. Fue un verdadero espectáculo, tu alma salió tan rápido de tu cuerpo que cuando te subiste al “Astralbus”, creíste que era la micro anterior. Lo que le pagaste al chofer fue lo que antes los griegos le pagaban al barquero a la orilla del río, y el boleto que te entregó es la prueba de dicha transacción, es tu certificado de entrada. Pero no estamos aquí para hablar esas tonterías básicas. Lo que tenemos que discutir es a dónde te vas a ir: al cielo, al infierno, al purgatorio, a otra dimensión, a otro planeta, a otro tiempo, a otro nivel, una reencarnación o la opción que más se te sea justa. Por lo tanto, vamos a colocar tu carpeta blanca en este lado de la balanza, y tu carpeta negra a este otro lado, y hacia donde se incline la balanza, tomando en cuenta otros cálculos a considerar, es a donde te irás. Dante retornando de su estupor preguntó: - Creí que solo estaba el cielo, el infierno o el purgatorio - ¿Cristiano cierto? - Eh, supongo que si. - Ese es el problema con la tierra – comenzó a explicar el hombre mientras sacaba cálculos con extraños aparatos y anotaba cosas en unas hojas que al parecer eran de papiro, - La mentalidad es tan primitiva que las autoridades, en especial las religiosas, cierran el conocimiento total a aspectos que tengan que ver con el dinero… - ¿Pero lo que le pagué al chofer…? Eso es una ofrenda, ¿Crees que ese dinero sirve para mantener una economía en esta astralidad? ¿Acaso crees que el bus que te trajo usa petróleo? Tienes que abrir más tu mente, aunque es normal para los humanos no desarrollar esa capacidad, de hecho los híbridos desperdician todo su carnolapsus en lo que denominan “trabajo”. Se incentivan solo en adquirir dinero. Un objeto que pasó a ser un concepto tan sobrevalorado que los esclaviza, matan por él,
destruyen su mundo sin darse cuenta que contribuyen a un suicidio global. De esta forma adquieren otros objetos que van acumulando con el paso del tiempo y que finalmente quedan todos tirados en la tierra, aportando a un enorme basural. ¿De qué te sirve tu tan apreciado Notebook ahora? De nada. Estas aquí sin comprender nada, temeroso de tu siguiente camino, no te cultivaste. “Por otro lado, hay personas que se incentivan por medio del desarrollo de sus talentos: músicos, escritores, pintores, bailarines, dibujantes, coreógrafos, escultores, hay gente que crea nuevos tipos de arte nunca antes vistos. ¿Qué pasa con ellos? Pasan de inmediato a un nuevo nivel superior del cual estaban, otros tienen el derecho de escoger su próximo camino, aunque también hay algunos que comenten ciertas atrocidades que se deben analizar. Debe de ser por lo primitivo de sus mentes. Pero bueno… El tipo de plomo luego de realizar todos los cálculos y las respectivas anotaciones dijo: - Muy bien, ya esta decidido, te irás a otra dimensión, otra oportunidad, no la desaproveches. Felicitaciones. El tipo de plomo se levantó y Dante hizo lo mismo. Lo llevó a otra salida de la oficina que estaba detrás de ella, le dio la mano y le indicó que caminara hacia un hombre de terno blanco que estaba junto a otros igualmente vestidos conversando y riendo al igual que los chóferes en el Termi-final. El tipo de terno blanco se le acercó y le dijo “hola soy Abdiel, uno de los ángeles que llevan a los recién llegados a su nuevo destino, ¿cómo estás?” Dante no decía nada pensando en lo brusco que es la vida, o mejor dicho la muerte. Tenía tantas cosas por hacer, planes a realizar y que nunca se concretarían, amigos que jamás volvería a ver (por ahora, o quizá en cuánto tiempo más, o derechamente, tal vez nunca). Se suponía que era un día más, otro típico día de trabajo. Que tomaría una micro que lo dejaría en el paradero cerca de su trabajo, encendería un cigarrillo en el camino, entraría a saludar a sus jefes y compañeros, realizaría sus labores y que al terminar su jornada regresaría a su casa para después comer algo frente al Notebook y finalmente acostarse a dormir. Pero qué se le va a hacer. Fin.
(Seba)
A pedro, el negro del merecumbé, sospechosamente real: -¿y qué es un cadáver después de todo? -Shhhh. Ningún cadáver, sólo duerme la siesta Walt Whitman.
Sospechas Todo sospechosamente bien Ceden el asiento los quiroprácticos Los que jugaban en la esquina han comprado bicicletas La calle del espanto rebosa de asfalto El perro alienta la rutina del cartero Las ratas emigran a la cocina de enfrente El que mataba resultó defenderse Las cuentas impagas no impiden el agua ni la luz ni el teléfono ni nada con cuentas como todo lo demás Las pulgas proponen una tregua Noches sin sobresaltos No es necesario despertador para despertar Aparecen los cepillos de dientes olvidados tras el fregadero El dinero surge de la ropa del lavado Todo sospechosamente ordenado Los emblemas de la guerra reciben la paz Ni bombas ni trenes ni agujeros Las banderas flamean en perpetua independencia Los ovnis brillan por su ausencia Las heridas se curan solas Los reyes deponen sus castillos La violencia incomprendida en su tiempo ajusta su reloj La policía multa todo transito motorizado Ocho especies se incorporan a la tierra El banco mundial contrae nupcias a nalgas por doquier Todo perfectamente atornillado Todo lustroso Todo de paquete Todo calculado hasta la náusea Todo resuena al ritmo de la goma de mascar De pronto el fono grita De su escucha surge el muere, el ataque, el hombre escoltado por la acera y su pecho oprimido No hay sangre en esta viñeta Todo fluye en la más estricta de las calmas Los noticiarios callaron la ocasión El fono se cuelga como por arte de magia, ni lloros ni desmayos a tierra Otro diablo más a la ocurrencia De morir
Del día de sus días Sospechosamente parecido al resto De pronto se disipa toda sospecha Los triciclos son puestos de avanzada Sus ocupantes ceden, anuncian el mar de la derrota como faros parapléjicos dispuestos a todo por un plato de comida Los encargados de tapiar el entramado urbano son cadáveres con disfraz de obrero Los roedores caminan a dos piernas La defensa alegó asesinato Las corporaciones drenan nuestra sangre al pestañeo, enemigo del trabajo, su contrato es introducido a hurtadillas entre el campeonato de fútbol y la partida de ping pong Pero algo nos impedía pensarlo Tiritamos, eso creímos, a costa del frío y la falta de café Los disparos se ocultaban tras la abundancia de columpios y pasto fumigados con llanto de virgen de nueve meses Su entrepierna a borbotones no representa cadenas para el niño espiritual, el espía tras la ventana que no ajustician por temor a las reglas del juego, juego sucio, a quien le importa un cuerpo arrojado al río sin su cédula de identidad Los negros celebran sus negros Los blancos celebran sus blancos Los amarillos amenazan con su vaporizador nuclear Como si el gramófono pregonara su extinción por los cinco picos o las escondidas se delataran a sí mismas Pero los mapas ajenos a la mirada tan bien diseñados amenazan con tomar el control relegándonos al patronazgo inconcluso de un páramo desierto colmado de trastos infantiles La sospecha resultó ser atroz No calculamos los riesgos ni el tamaño de la sirena Ni el temor a vivir que nos apena Todo yace sospechosamente cubierto de mierda y mortajas Tal vez compongan tangos en el mas allá Tal vez la rubia entre al baile ente un vaso de vino y copiosos cigarrillos Tal vez la convengas: “Anoche Anoche soñé contigo Soñaba que te quería Diciendo cosas bonitas En tu oído Mirella, en tu sombra Mirella Anoche es nosotros Mirella La comparsita, nuestro armisticio”
Tal vez la lleves a la cama y departas con tus amigos su pelaje divino y su pubis angelical Tal vez el seguro médico lo cubra todo Tal vez ya no queda más que carne inerte en los pasillos de la posta central Pero la victrola de las mil canciones, el paso eléctrico de cumbia y de baile No muere ni se entrega a la memoria Después de todo El negro nunca negó una copa Sólo anda de resaca Sospechosamente parecido al resto.
Papaito papaito, no te vayas a Chimbarongo papaito, vuélvete mejor… Suena confusa la figura paterna a la deriva que dejamos olvidada en alguno de los espacios inconclusos decorados con los restos del hogar anterior. Pero permanece allí en su rincón con la mirada asesina del hijo pródigo que vuelve a casa por la mitad restante En el mejor de los casos su rostro se vuelve a la primera recriminación Otros urge de comida, acerca sus pasos uno tras el otro a nuestro bote de basura repleto a todas horas De todas formas lo intenta por si se da el caso Pero el caso lo cerramos mucho antes del fluido amniótico Lo tenemos presente como el invierno atómico y su canto de sirenas Nuestra Excalibur en medio de un océano de NAPALM, salvavidas piroplástico Padre, te hemos construido una guarida lejos de los sicólogos Caerás en la tentación – tentativa – de una primera visita, tu primera visita desde el comienzo de los años. (…)Recuerdo las manos llenas – he aquí el mundo, su sangre tu sangre, comienza por el agua, eleva cometas, numera a tu antojo e impone tus reglas, todo concluye con el fin de la jornada, mañana hay mucho por hacer, llévame contigo como los adornos que cuelgan de la locomoción colectiva, honra la entrepierna de tu madre, acoge a los extraños hasta que harten de conocidos, mira atrás con la ayuda del espejo, ríe de cuanto no
sabes e inventa la certeza como beneficio hacia la duda, no temas a la noche ni al puñal de tu hermano, ambos aclararán y por sobre todo no llames de vuelta, la existencia es un llamado por cobrar. Evidentemente esperamos hasta el infinito. Tómalo con calma, hemos distraído la atención de los fotógrafos con imágenes de un acto inmoral: a los pies de una montaña dos ratas juegan una partida de brisca, a medio camino (la misma montaña) un par de castores especulan sobre el curso de la partida (de pie, observan), en medio de ellos, en la corteza del nombre un árbol inscribe sus raíces. La fotografía viene acompañada de pregunta: ¿Qué hora marca el reloj de la cima? Ello los mantendrá atados un resto. De esta doble ausencia padre hijo que acabará con nuestros días En el nombre de tus salidas a terreno De la mano de un hippie masoquista pasado de moda Que a nadie convence El bono marca su hora de salida Todo lo que empieza como consulta médica termina con las butacas vacías.
¿A dónde vas papaito? ....... ¿papaito?
Portada de revista “Paraíso” (Tomo número único) Instrucciones previas a la feria. (Fragmentos)
)… (Es por ello que las portadoras de la luz visten retazos incoloros Para no caer en la tentación bólida, para no disimular el intento de sus sombras por lo demás marcas de nacimiento. Arrebatan el trigo para recordar que la vida es una herida abierta, que las palabras no sólo no bastan (…) constituyen su propio sacrilegio, demarcan el territorio de una naturaleza profanada por el tamaño de sus senos Sustancia al acecho del fotón retráctil (…) las portadoras de la luz que no las mismas, pedantería per se pero lamento del termino en sí mismo La vacuna infecta y viceversa Esa necesidad de manos vacías, al parecer inicio del poema Inútil como todo lo que nace en los relojes del espacio)…(
Por San Casiano de Imola
por leo
Los jóvenes en un espacio indecible se miran por un tiempo muy prolongado, tan prolongado que resulta inverosímil imaginarlo, ellos sospechan que este encuentro estaba escrito en alguna parte (esto debido al carácter ilusorio del mismo) por un hombre como ellos, hombre que pudo ser su padre o su creador. El padre de Raskolnikoff es un ser tan desconocido que bien podría considerársele un huérfano, en cambio muchos sabemos quien es el viejo Karamazov, no conocerlo es un pecado capital. Cuando por fin uno de ellos se encontraba decidido a abrir el diálogo, titubeó, en el instante mismo en que abría la boca, Raskolnikoff lanzó una mirada tan escrutadora y recargada de escepticismo, que Aliocha dudó de la necesidad de comunicarse. Raskolnikoff pensó que quien tenía frente a él era muy parecido a si mismo, e imaginó que quizá, de alguna forma que desconocía, fueran la misma persona. Aliosha por su parte, se sonrojaba al recibir la mirada de este compañero taciturno, no sabía cómo responderle, esto era algo que comenzó a provocar cierto vértigo típico de estas situaciones para él. El Silencio Absoluto se apoderó del encuentro, este diálogo tan esperado por mí, parecía no comenzar nunca, ¡dios mío! qué ganas tenía de saber que podrían decir acerca de la moral, de dios o de la muerte, de la fe o los hombres extraordinarios. Sin embargo, ninguno emitía palabra alguna. Fue entonces cuando de pronto me encontré allí como por arte de magia, Horacio Oliveira quien lo diría, che, que tengo que ver con estos muchachos, vaya a saber uno lo que ocurre después de la muerte. La serenidad y tensión simultánea que había caracterizado este encuentro, se quebró de golpe con la presencia de este nuevo personaje en escena. Oliveira, con el mate en la mano, optó por abrir la relación con el ofrecimiento de un poco de aquel líquido amargo, a través de la extensión de su brazo a Raskolnikoff, antes de esto, haciendo el gesto de absorber primero que él, para demostrarle cómo se bebía.
un hombre y que pasaríamos toda la vida mirándola, aterrados.” Los Poseídos, Dostoievski,
“He pensado que algún día me llevarías a un lugar habitado por una araña del tamaño de
Algo sobre el diálogo en el encuentro o desencuentro de dos o tres personajes. En el cielo o el infierno rodia, alexei y Horacio
Todo esto ocurrió en un silencio sepulcral que solo se rompió con el sonido que haría después el acto de beber mate. Raskolnikoff recibió el mate con tranquilidad, bebió un poco y luego lo ofreció a Aliocha quién sonrió al hacer ese ruido de absorción. Acabado este intercambio producido en torno al acto de beber el mate, continuó el silencio durante mucho rato, hasta que Oliveira comenzó a decir con un tono muy tranquilo: Pibes, este silencio no se compara en modo alguno con nada vivido hasta ahora, así que por lo menos en lo que mí respecta, no existe necesidad alguna de continuar el diálogo, sé que ustedes hablan en ruso, y no entienden puta idea de lo que digo ahora y eso es maravilloso ya que mi apertura del mismo es equivalente a la Nada, a la inacción que al igual que la acción, hay que merecerlas. Y haciendo un gesto con la mano de cerrar la boca terminó su monólogo. Raskolnikoff y Aliosha lo miraron, se miraron, asintieron y comprendieron el gesto hecho por este tercer actante. Qué podría decir sobre lo que pasó después, la Verdad es que no pasó absolutamente nada, se sentaron y continuaron mirándose en silencio por un tiempo que desconozco, que perfectamente pudo ser la eternidad. Este intento fracasado de comunicación, es simplemente perteneciente a lo Real de la Literatura, estos seres están tan vivos como nosotros, puede que parezcan ficticios o ficcionales mas no irreales, esto que les cuento ocurrió así como ocurren hechos atómicos en la física, como cuando encendemos el fuego.
LORCA TERMITAS I Y a donde te fuiste a volar corazón / que te destrozaste solito /Que te encerraste a llorar tranquilo / la escena más triste de la noche de fiesta /Que te llenaste la boca de canciones maracas/ de falsas penas de compañeros/y brindando por esta soledad tan repetitiva/Que te quedaste cansado de esperar abrir la puerta del taxi para salir disparado/ porque no te dio el cuero/el cuero sintético del tapizado te quedó más cómodo/más corta/Encender el televisor es el camino más corto ahora también/hay un par de nombres que no recuerda/ pero de los cuales conserva algunas manchas/en su enagua vieja/lo único que queda es hacer caso del
calendario chino y dar por terminado este año de dragón que a nadie dejó contento/cuando la ciudad está encendida/ es como un helicóptero rondando/en cambio ahora/a mi cama caen insistentes termitas /apareándose incluso en el breve instante de la caída/ llegará entonces el final y no habrá nada/ sólo el escenario de esta ciudad/que no alcanzó a ver/la escena más lúcida de la jornada/ II
Lorca es un muchacho ciego que trabaja en una fábrica de plásticos en Av. Matta Lorca tenía las manos verdaderamente sucias Lorca no sabía que una mosca estaba todo el tiempo parada sobre su cabeza La mosca está atrapada por el pelo de Lorca, la mosca está pegada a este chico como yo que aprovecho el movimiento para acercarme a el y su overol y leer donde dice su nombre: Lorca Acercarme para olerlo bien debajo de la axila donde los delgados vellos disfrutan de la humedad del cuerpo de Lorca este ciego con vista al piso este ciego de 25 años bello
Y me rasco esta picada de termita/ sabes/ se incrustan en la madera y lo destruyen todo/ como tú/ luego la madera queda pulverizada y careada/ Y estoy careada por este mal olor que atraen las carnicerías bajas /de este lugar /Afuera/hay hombres acarreando sacos de harina a esta hora de la mañana/ y si lo piensas bien/ el sonido de las campanas no es más que producto de la fuerza del viento/ ni pensar en un síntoma de mejoría/ Al parecer /y sólo me doy cuenta cuando llego de pronto a mi habitación vacía/ en donde el televisor/ es lo único que no ha dejado de funcionar en las últimas tres noches/el calor que emana de él atrae a las termitas/ deben confundirlo con el calor del nido que han formado en el entretecho de esta misma habitación/Luego sólo dejan el rastro de sus pequeñas alas de hadita madrina/Pequeñas/ pequeñas al fin/ que caben / en unos de estos cuadraditos en los que escribo de pronto. III Parece que ahora pasará algo mejor/ después de todo a lo largo del año las termitas / pequeñas destructoras de mi habitación/ me han dejado solo algunos montoncitos de aserrín sobre la cama y el televisor/Pareciera que ahora ya no comen/el calor de estos meses las ha puesto a volar /y a dejar por todas partes estas pequeñas alas/ que se parecen tanto a mis pestañas/ envueltas en jabón.
como los chicos de santa rosa del recorrido hasta el paradero 6 de esta calle tan larga Lorca no se baja nunca este recorrido a casa termina cuando la calle pierde su nombre.
MATE
que por demasiado tiempo han estado sometidos al reflejo de la luz del
televisor
Porque esta ciudad nos cobija a Los
todos
perros se suicidan
arrojándose bajo los neumáticos de
aquí nadie muere de frío
los automóviles realizan el mismo juego monótono desde hace años equivocándose
por esta
única vez
el sitio
perfecto
para no tener
ningún lugar a donde ir y quedarte en un banco dando de comer a las palomas o insistiendo en una ronda de
No es casualidad tampoco la
ajedrez
poca luz de
perdida desde el primer
este día en
movimiento.
pleno verano Ni la disposición de los cerros de la ciudad que simplemente son una continuidad de las paredes ocultándonos el atardecer que en cambio en la ciudad vecina se muestra entero Nada de particular en la disposición de estas calles pensadas para el extravío y el olvido de la misma ciudad porque este lugar se olvida a la vuelta de la esquina En cambio el olor el olor
ha quedado impregnado en todo el país
Son muertes inesperadas, es cierto pero más
necesarias aún
que el descanso de los ojos
(Priscilla Cajales)
(Por Tona)
jÉ=èìÉÇ~ê•å=äçë=êÉÅìÉêÇçë=
Me quedarán los recuerdos esos inexistentes que en su cúpula transgreden toda racionalidad me quedará la cara sugerente del perro, señor, que miró provocante con su lengua en el hocico andante Me quedará la nostalgia abrupto sentimiento insensible también el segundo de pueril sentir me quedará lo no robado y que me pertenece me quedará el hálito de orgullo jamás conocido por mí los pies no descansados en la arena el mar furioso que a gritos te decía: "ya hombre, de una vez por todas", pero receloso volteabas... en los ojos pesados de tanto no llorar se esconde la pluma de lo que un día deseó volar y es que este jardín se cansó de ser de cristal repasa cabizbajo cada acontecer, pero no logra ni en sus sueños un detalle especial que encontrar ¡dios! es esto lo que hace tiempo debí ver ¿esta inmunda realidad de la que quiero escapar? por qué me has cegado ¡qué crueldad!
oìêìêÄ~åç= kçÅíìêåç= (x Víctor) El silencio perdido y escaso vertido sobre el pensamiento nocturno palpitando blancamente en la lejanía auxilia el contorno de las cosas en este tropezar avanzando Dormido como la pulgada amarga y oscura el valle vierte pequeños espejos plateados de noche infinita y rural como delfín salvaje en un mar huraño La noche grilla los pensamientos escondidos como nausea marina como constancia esquizoide en un burdel barato adentro una figura especial sobre la mesa una rareza abriéndose lúbrica y borracha invirtiéndote hacía la puerta hacía la lejanía urbana y marchita tras el borde dejo la casa, la acogida negociada el adiós en la espalda el adiós en la pérdida de la casa los perros aúllan tras el alumbrado público preparan el adiós de la manada el contorno, y los gritos aviares, de los árboles prologan una oscuridad susurrada con una plaga de imágenes de la mitología arrancada y puestas en la interpretación neuronal de una naturaleza violada Avanza la noche en el territorio el sueño duerme a la redonda los pies recorren a tropezones en busca de la morada el piso negro y lejano apenas sostiene la insensatez del cansancio
.
p祵= Soñé, te soñó soñó que gritabas al alba que cerca te encontrabas y que ya nada más importaba soñó tus ojos despavoridos que caían, caían... bajo el cielo, bajo ella te soñó furioso, desgastado sediento de agua, de ese desliz soñó de día y de noche te soñó anunciante sobre ella te soñó tranquilo, apacible flotante en aire, flotante en ella precavido e intenso soñó desnuda, soñó en el creo soñó en la desdicha de decir no soñó con tus palabras cantadas y las de ellas susurradas
en el sentimiento, en los rincones que desvían nuestras habitaciones. Sólo tuve tus manos en el reloj de mis ojos dormidos la mirada dulce de tu mente en mis harapos e ilusiones la suavidad de unos labios a aires de mi cuerpo y una manzana gris en el grito de mi silencio el descontento del asustado la palabra rota en el intento
Los cuentos perdidos, la vieja abuela la tertulia del té imaginaciones corporalizándose en este trecho perdido de luz urbana y humanamente servicial ronda un temor de niño ingenuo triste por la pérdida de un amuleto la abuela perdida recobra la mirada en los olores nocturnos, en el boldo oscuro en el romero y el cedrón de un patio abierto en el destino Amanece y no hay auxilio el sol perturba el sacrilegio anochecido el sol perturba el sueño que no le diste a tu noche esa misma que no ofreció ningún sitio.
El Fin de la Guerra
(X nicolapso)
Las tropas estaban resguardadas por una serie de pequeñas montañas. Al otro lado de ellas estaba la llanura donde se realizaría el enfrentamiento. Llevaban un mes de batallas y habían recorrido diversos terrenos. Todos estaban muy cansados. Miguel no había desayunado y en el almuerzo apenas probó la poca comida que había. El alimento empezaba a escasear entre las tropas de los dos bandos, pero el hambre no significaba nada frente a las ganas de que la guerra terminara de forma definitiva. Poco quedaba para la batalla. Un soldado del bando verde se preguntaba hasta cuando duraría la guerra. Sabía que la guerra era mala, pero se sentía obligado a ganarla. Súbitamente sintió que la mano de Dios estaba sobre él. Se preguntó qué destino le depararía para él y sus compañeros. Afortunadamente era un hombre de fe. -¡Miguel párate! Nos vamos pa la casa-. Miguel en silencio. ¿No puedes darme cinco minutos? No, nos vamos en seguida. ¿Qué te cuesta? El soldado verde esperaba órdenes. La demora empezó a poner a todo el batallón nervioso. Tenemos que ir a tomar once donde la tía Ariadna. Pero Paty… No, nada. Recoge tus cosas y nos vamos. Miguel para sus adentros: hueona. Rápidamente se formó una tregua entre los plomos y los verdes. No estaban las condiciones dadas para la batalla. El camino hacia casa fue rápido y en silencio. Paty tomó la mano de Miguel para apurarlo. Miguel, molesto por haber sido interrumpido caminaba lento y era arrastrado por su hermana. Su enojo fue creciendo a medida que avanzaba y el camino se ponía cuesta arriba. Miguel arrugó su frente, apretó sus dientes y se puso a pensar en cómo terminaría la historia. Después de tratar de dar un final inesperado, decidió que era mejor ponerles nombres a sus soldados. Su personaje principal se llamaría Samaniego, coronel Samaniego. Ese era el nombre de
una calle que quedaba muy cerca de su casa, en el cerro Barón. Le pareció que ese nombre era poco común, nunca antes lo había escuchado, quizás por eso decidió utilizarlo, luego intentó imaginarse un escenario. Pensó que el terreno debía ser fangoso y para ello se le ocurrió que tendría que mojar algún rincón del patio que tuviese bastante vegetación. Apúrate, dijo ella. Por ahí no es el camino a la casa de la tía Ariadna. No, es que tenemos que pasar a buscar a mi mamá a la casa. ¿Puedo quedarme yo en el patio? No creo que te dejen, parece que la once es para dar una noticia importante, así que prepárate para estar harto rato donde la tía. ¡Pero si no quiero! Ya déjate de reclamarme a mí. Yo tampoco quería venir a buscarte así que mejor no hablemos tonteras. Ese día, la guerra terminaría con la sentencia a muerte de Miguel. Conocí a Miguel cuando la guerra ya había terminado. Su cara era blanca, pálida, casi fantasmal. Su pelo y sus ojos eran de un café intenso. Era más alto que yo. De él solo sabía que vivía con mi tía. En esos tiempos, nunca le pregunté dónde estaban sus padres, porque a esa edad solo me interesaba jugar con él. Después de varios años, cuando llegamos a la adolescencia me atreví a preguntarle y ahí me contó cómo había terminado la historia del coronel Samaniego con todos los pequeños y escalofriantes detalles. La guerra es horrible pensé. -Por eso me extrañaba que tuvieras tantos soldados y nunca los ocuparas. Cada vez que te pedía que jugáramos con ellos te negabas e inventabas otra cosa que hacer. -Sí, supongo que me hacía acordarme de todo.- dijo él. Con el tiempo nos hicimos muy amigos. Pasábamos las vacaciones juntos y me presentó a un montón de otras personas de nuestra edad con las que ya dejé de tener contacto. Lo mejor de todo es que gracias a él conocí varias mujeres muy lindas. Era obvio que conociera tantas niñas. Yo le tenía una envidia tremenda porque era considerablemente más atractivo que yo. Tenía mucho éxito con las mujeres y me lo enrostraba en la cara como si fuera una competencia. Yo en cambio, tenía poca habilidad para cortejar una mujer y por supuesto él se daba cuenta de eso. A pesar de eso siempre terminaba diciéndome con un tono profético: Tranquilo, a todos nos llega el momento, a todos-. Había ciertos rasgos en él que no me coincidían con su historia. Sabido es que a esa edad, digamos cuando teníamos quince años, los muchachos con ciertos problemas emocionales suelen recurrir al alcohol o algún tipo de droga. Miguel no tenía ninguno de estos vicios, al contrario yo era el que generalmente terminaba ebrio, sin tener ningún motivo para estarlo.
Él en cambio, solo preocupaba a nuestros tíos por sus notas en el colegio, pero más allá de eso era una persona bastante normal, muy agradable y sociable. Siempre pensé que él era la antitesis de aquellas personas que destruyen su vida aduciendo justificaciones a su medioambiente, a su historia emocional. Fue cuando supe su historia que me di cuenta de que estaba muerto. Al principio su conducta no me cuadraba, pero luego determiné que no había ninguna razón por la cual un muerto debiese ser una persona apagada, traumada o depresiva, pero sin duda en su rostro estaba la muerte como gozosa de tomar vacaciones entre los vivos y disfrutar conmigo algún carrete, alguna conversación o una canción de algún músico que recién empezábamos a descubrir. Tras un breve conflicto interno decidió dejar al coronel Samaniego con vida. Tampoco sería un héroe de guerra, pues no creía en los héroes. Para él los héroes eran parte del ramo de historia en el colegio, y esta guerra nada tenía que ver con la historia, por lo tanto el coronel Samaniego quedaría vivo solo por obra de la suerte. El plan estaba trazado, llegaría a casa de su madre y se llevaría a todos los soldados a su cargo con el fin de librar la última batalla en un campo nuevo ubicado en la cancha de tierra que queda a la salida de la casa de la tía Ariadna. –Mejor cambia la cara que apuesto a que mi mamá te va a retar si te ve llegar así. Miguel no respondió. - Oye se me había olvidado decirte que parece que va a llegar un sobrino a quedarse donde la tía Ariadna y tiene tu edad, parece que es del norte, ahí vai a tener un amigo con quien jugar a los soldados.-Otro silencio prolongado-. Puta que soy odioso, no sé pa qué trato de ser simpática contigo si vas a ser así de pesado conmigo. -Estoy pensando, déjame tranquilo. -¿Y en qué estai pensando? -¿Qué te importa?
Voy a hacer una especie de continuación. Sí. El hijo del coronel Samaniego, o no mejor el nieto, que esté bien viejo. ¡Ya sé! Van a ser enemigos. El coronel Samaniego se volverá un traidor. Sería bueno hacer un escenario con lluvia. Quizás colgar un balde con agujeros en la base me pueda servir. Recuerdo con mucha atención las historias complejas que se le ocurrían. A pesar de que nunca jugábamos con los soldados, sí lo hacíamos con los juguetes que yo llevaba de mi casa. Siempre le decía que yo quería ser el bueno y él me respondía que no, que acá todos son buenos o todos son malos, porque así es más entretenido. –Con razón te gustaba jugar sin buenos ni malos. Todos contra todos, parece que no has perdido las costumbres pero ahora es con las minas.-
Obvio, si no es más fome, además ¿qué tiene?, si esa mina es rica, y yo no estoy ni ahí con ella, así que cómetela no más, pero acuérdate que tu maestro se la comió primero. Aunque con lo hueón que eres para jotear capaz que ni te pesque. Apúrate que estamos atrasados. Puta justo ahora no encuentro la llave. ¡Qué! si siempre se te pierde. Mejor entremos por la cocina mira que tengo cualquier hambre, son casi las ocho y media y todavía no tomamos once, apuesto a que nos van a retar por tu culpa. Entraron a la casa por la puerta de la cocina que por suerte estaba abierta. Todavía Paty lo sostenía de la mano y al llegar a la sala se la apretó con fuerza. ¡Mamá!, ¿qué pasó? ¡No!, dijo con lágrimas en la cara. ¡No! volvió a gritar. Miguel miraba en silencio, su cara era inexpresiva, como si siguiera pensando en el coronel Samaniego. Paty se acercó a su madre que colgaba de una soga fijada en la lámpara de la sala. Estaba morada, muerta hacía ya varios minutos. ¡Mamá! ¿Qué te pasó? Sus manos le temblaban, de pronto recordó que Miguel estaba en la entrada de la sala mudo e inexpresivo. Se le ocurrió pedir ayuda, pero no tenían teléfono. Después de unos segundos, decidió ir a la casa de tía Ariadna. Miguel vamos, tenemos que correr, apúrate. Miguel no reaccionaba. Lo tomó de la mano para arrastrarlo pero esta vez Miguel estaba fijo como una roca, mirando sin cesar a su madre colgada. Paty intentó taparle la vista. Tranquilo Miguel, si voy a buscar a mi tía, ella va a llamar una ambulancia, tranquilo. Pero Miguel nada. Escúchame, escúchame bien, tenemos que irnos a buscar ayuda. Pero Miguel nada. Paty en su desesperación no se le ocurrió nada más que dejar a Miguel encerrado en la casa. Tenía miedo de que se escapara e hiciese algo peor. Mira te voy a dejar aquí un rato, quédate tranquilo yo vengo al tiro, tengo que buscar a mi tía para que llame a una ambulancia, si se va a poner bien no te preocupes. Pero Miguel no se veía preocupado. Estaba absorto, miraba a su madre fijamente, sin parpadear. ¿Y cómo te fue? Mal. ¿Por qué? No me pescó. Se rió. Eso te pasa por tímido. Mira, tienes que agarrarlas y mirarlas fijamente como si fuesen lo único que existieran y a la vez como si ya no fuesen a existir más, eso las deja locas. Supongo que ya lo has hecho antes. Obvio, desde chico Nico, desde chico. Pasaron un poco más de veinte minutos antes de que llegaran todos a la casa. Nunca le contó a nadie lo que hizo en ese tiempo. Cuando volvió en sí le empezaron a correr las lágrimas. Se acercó a su madre y la tocó. Estaba fría. Tuvo tiempo suficiente para grabarse en la memoria la forma del nudo de la soga. Caminó alrededor de la sala no sabiendo qué
hacer. Le pareció eterno. Antes de morir decidió terminar la historia del coronel Samaniego. Sacó los soldados de la bolsa y se sentó en la sala junto a su madre colgando. Sabía que tenía que improvisar un escenario. Las tropas se formaron caóticamente, el desorden era tremendo, el coronel Samaniego perdió la cabeza y comenzó a disparar a sus compañeros del bando verde. Los demás soldados no entendían lo que estaba pasando. Todo el plan se había ido a la mierda. La gente del bando plomo también empezó a disparar contra todos. El pánico dominó a todos los soldados. Esto es el infierno dijo el coronel Samaniego. Todos disparaban con el único objetivo de eliminar a quien se moviera. En el horizonte, una mujer muerta colgada de una soga miraba el fin de la guerra. Miguel comenzó a llorar desconsoladamente. Las lágrimas caían incesantemente sobre el campo de batalla. El olor a cadáver se empezó a sentir. La lluvia comenzó a caer en el nuevo escenario. Cuando el Coronel Samaniego probó las gotas se dio cuenta de que el cielo estaba mandando agua salada, como si la sal fuese la ceniza de la lluvia. Esto es un claro indicio de que estamos en el infierno, pensó el coronel Samaniego. Miguel apretó su juguete, vio su mano sangrando. Empezó a tiritar. Al Coronel Samaniego le dio un ataque de epilepsia en medio de la batalla, luego vio la sangre correr por su cuerpo. Antes de fallecer dijo para sus entrañas “bueno, al parecer hoy nos tocó morir. Me llevo a mi dios conmigo”. Supe de la muerte de Miguel un día que venía de vuelta de un partido de fútbol. Mi cuerpo venía cansado, pero con mucha adrenalina, pues habíamos ganado en el último minuto. Tenía dieciséis años. Mi madre sintió cuando venía entrando y me abrió la puerta llorando. Estaba destrozada, a pesar de que ella no lo conocía tanto, sabía que éramos muy buenos amigos. Miguel se suicidó me dijo. Yo la abracé y le dije que se tranquilizara. Le pregunté cómo. Se había ahorcado con una soga. Le volví a repetir que se tranquilizara. Tras unos minutos me preguntó cómo estaba yo. Le contesté que bien, pero que necesitaba una ducha. Fue un baño muy largo. Dejé escurrir el agua fría y luego hirviendo en mi cuerpo. Ella cada tres minutos me golpeaba la puerta para saber cómo estaba. Cuando viajé a su funeral fuimos al lugar donde había sucedido su muerte. Se había ahorcado en el cuarto de la lavadora. Era un espacio ínfimo, claustrofóbico. Tenía una pared de ladrillos y el techo era muy bajo, tanto así que uno tenía que agacharse levemente para estar adentro. Me alivió el hecho de saber cómo había sido todo. Miguel había hecho el mismo nudo que había hecho su madre, pero para ahorcarse había tenido que doblar las rodillas durante todo el tiempo que estuvo colgado. Me alivió saber su total determinación. Me alivió darme cuenta de que no se arrepintiera cuando haya sido
demasiado tarde, pues para evitarlo le hubiese bastado apoyar sus pies en el suelo. Pensé que era un gesto típico de él. Estuvimos un par de minutos en ese cuarto. Todo era muy escalofriante. Nos quedamos todos en silencio y mi tío se acercó a la pared de ladrillos y le dio un beso. Mi madre estuvo preocupada porque yo no me sentí tan mal luego de su muerte, sobre todo considerando lo cercano que éramos. Temía que mi indiferencia escondiera una profunda pena que me estuviese carcomiendo por dentro. Pero nada de eso ocurría, pues ella era la que no sabía que Miguel había muerto mucho tiempo antes, en una guerra junto al coronel Samaniego, bajo una lluvia salada y la mirada de una mujer colgada.
L a s h o j a s d e L i b e r t a d.
Sienes mendigas Viendo a un mendigo de una calle X.
Las hojas de Libertad se mueven mientras paso por la orilla, levantando el polvo veraniego con mis zapatos altos; y luego se recogen formando un tejido tumultuoso, que guarda dentro un sinfín de voces, miradas y pasos.
Cada periplo parece mágico, pues envuelve mi cuerpo en medio del viento y del caer de las hojas, haciéndome olvidar las bocinas del taco.
Este pasaje parece eterno y así quisiera siempre caminar mis pasos en un instante, sin embargo, despierto y caigo tropezándome con la vereda rota de la calle, que, cavada artesanalmente, me deja ver un bulto y unas manos que no alcanzo, así que las dejo por miedo a algo.
Y en una tarde silenciosa, de invierno, mientras iba caminando, vi que las hojas se acumulaban en los márgenes con el peso de la lluvia, y las mismas manos aparecieron y me pidieron ayuda.
Me agaché de cuclillas para alcanzarlas y logré sacar medio cuerpo, por un instante perdí el aliento y no pude continuar tirando.
Tus sienes, desde mis sienes sordas son el despertar de la culpa que al oído me susurra.
Hoy paso y, sienes mendigas me miran con un iris Inmaculado: cortan mi medio pulso en un haz fatal de venas harpadas.
Sienes, despojados surcos, quebrajadas por el sol y la lluvia, yo las estoy mirando, y veo correr el enjugado vinagre de la melancolía cuya bilis embriaga los sueños.
¿A dónde irá ese cauce remoto?
Líneas membranas a punto del grito niño decrepitud temprana del vacío donde canta el eco de los sueños idos: eco que sopla en mi oído acalambrado…
Extenderles mis manos es noria de niño cuyas sordas sienes mustias sólo alcanzan sus propios limbos.
Por eso preferí dejarme resbalar por medio del agujero y caí hasta el fondo.
Una vez abajo vi la vida del mundo: las hojas de Libertad aspiran los sueños.
X Flaneur of the sighs
Ya contemplo, los vasos colmados de sal que dejaron tus lágrimas, y los elevo al sol para transparentar mis manos, cuyas líneas fragmentan el roce de mis pestañas, en una mirada paralizada.
B O C A
(X Alejandra Láquesis)
La muchacha había nacido con una extrañísima y perturbadora mutación genética: en lugar de poseer genitales femeninos, su cuerpo había desarrollado un remedo de boca a modo de vulva. Naturalmente, no se trataba de una boca común como la que el resto de los mortales tenía en el rostro, sino de una atrofiada. Así, se podía identificar delgados y caídos labios, una micro lengua que al menos conservaba todo el movimiento de una normal, e incluso una hilera de pequeños dientes desfigurados y amarillentos. Al principio, la muchacha no había padecido demasiado su deformación, pues siempre se podía introducir papillas y comida de fácil deglución por entre sus piernas, así que su alimentación no suponía un problema mayor para su supervivencia. Respecto al aspecto sicológico, como la joven había nacido además con un severo retardo intelectual, apenas alcanzaba a percibir que las personas que la rodeaban introducían las cucharas en una abertura del rostro en lugar de la que ella poseía entre sus piernas. Pero para ella esta diferencia tan curiosa constituía una más de esas infinitas cosas ante las cuales su comprensión no tenía acceso, ¿de qué valía detenerse en ella? Las cosas empezaron a complicarse cuando su familia se vio imposibilitada económicamente. Tenían muchos hijos, y aun cuando todos ellos sin excepción – incluso nuestra muchacha en cuestión – poseían una boca que alimentar, era natural suponer que optasen por deshacerse de aquella que jamás podría articular un “Te quiero” o un “Me han pagado el sueldo”. Así fue como decidieron vender a la muchacha. El problema era a quién, por supuesto. Tras buscar al comprador, llegaron a la felicísima oferta de un prostíbulo que albergaba entre sus filas sólo a putas periféricas. ¿Qué más periférico que una muchacha con una boca –sí, una boca, tal como lo oye– entre las piernas? ¡Y qué más perfecto para un cliente: sexo “vaginoral”, nada más ni nada menos! La muchacha se volvió la puta más cotizada del lugar. Hombres de todas partes llegaban diciendo que anhelaban ver al fenómeno, aunque en realidad todos sabían que iban a meterle sus penes, como si se tratase de esas vienesas largas que hasta hacía poco sus padres
le habían introducido para que chupeteara como práctica. Pero nada de morder, ¿eh? Esa era la única advertencia. La muchacha se preguntaba qué podría ser ese líquido asqueroso que salía tras un rato de chupeteo, pero a la vez sabía que no tenía caso preguntárselo. Un día, su propio padre fue a visitarle. Como era de esperarse, ella no lo reconoció. Como tantas veces, el hombre se quedó mirando con estupor el engendro que había observado. Sin embargo, a diferencia de esas veces, ya no se echó a llorar desconsoladamente. Se limitó a bajarse los pantalones y calzoncillos y a introducir su miembro en la boca de su hija, a quien montó encima de su cuerpo. A lo mejor ya ni fuese su hija, pensó fugazmente como una forma de descargarse del brote de culpa que le iba naciendo a la par con el orgasmo. Era sólo un monstruo, uno que poseía la boca entre las piernas y la vulva en el sitio en donde que debería haber estado su boca. Una vulva casi por completo sellada, por lo demás. Nadie había explorado ese territorio ignoto, aun cuando era tan evidente por ubicarse en su rostro. El hombre sólo sabía que, cada cierto tiempo, por un orificio invisible, escurría un líquido que debería ser orina. Pero esa era una de las pocas cosas que la muchacha había terminado por comprender: ahora, tan pronto como sentía que el líquido iba a salírsele, corría hasta el baño e inclinaba la cabeza. Luego se lavaba vehementemente el rostro. En realidad, se había convertido en una puta muy limpia a fuerza de golpes. Estaba bien entrenada. Sin embargo, no había adiestramiento posible que pudiese hacerle frente a los procesos de la naturaleza. Y de esto se encargó de entenderlo su propio padre cuando, tras el orgasmo, sintió que le caían unas gotas espesas en el vientre. Al abrir los ojos, la visión fue desoladora: aquel monstruo que él había engendrado estaba llorando por primera vez en su vida. Pero no eran sus lágrimas lo que había caído en su cuerpo, sino los coágulos de su menarquia. La muchacha había empezado a menstruar.
Llevo a mi peor enemigo conmigo, a todos lados, a toda hora.
Me voy quedando inmóvil ante el estallido de huesos que hay en mi interior. Como una erupción sorpresiva que por mi boca escurre y chorrea dardos en algún ojo, estas palabras, mudas son un meteoro. Las arañas que habitan la cresta de mis pulmones aúllan por momentos repentinos urdiendo mi cáncer en la juventud de mis pasiones. Mi cáncer que es origen y final secreto y promesa de todo cuanto ha sido en mí, tras la persecución constante de encontrar razón por cual vivir. Me voy quedando inmóvil ante la explosión de mi cara el desarreglo de mis facciones ante la destrucción del que estoy obligado a ser por la bomba que reside en estos pensamientos. La cabeza es una gaviota que no puede volar. La boca abre los ojos y revienta; hay saliva por todos lados y el cadáver de una lengua ha quedado tirado bajo los sesos. La mano abre las uñas y revienta; hay nervio por todos lados y un cadáver que no quiere morir intenta mofarse de mí. Oigo el clamor de las palabras La agonía terrible del poeta. Oigo los dedos que se arrastran por la hoja Y las ideas que chorrean a montones. Más aún, no encuentro nada que decir Nada que hacer Pues la mente estalla ahora y me toca morir Muerto, estoy inmóvil y soy el espectador más próximo de esta función. De este asesinato que hago, De este suicidio que hace una parte de mí en la otra, De Este estallar por en la tensión de vivir viviendo una vida y una muerte a la vez.
Tengo un nacimiento en la mano que no es capaz de vivir Y un silencio en la boca Que me deja mudo y me mata.
Finalmente, cierro mi cuerpo, Abotono los recuerdos, Incinero los últimos deseos, los insatisfechos, Y me dejo explotar por la vida por la muerte por el suicidio por el miedo por la inmovilidad por el deseo por la enfermedad por el absurdo por la mujer por el hombre por la humanidad por la eternidad por la gloria ficticia por las sopaipillas frías los cigarros cada vez más caros por el pasaje de la micro y la cara del por el miedo a Cristo por la niña linda que no mira por los gatos del techo y mis arañas por el cadáver de mi lengua y por el tiempo por el tiempo por el tiempo y por mí.
Escritos del hombre nuevo
Loto
1
Respiro por tantas partes a la vez que sospecho de que en cada articulación de mi cuerpo haya una nariz sorbeteando. Y aun cuando el millón de silbidos, producto de su ejercicio asmático y regurgitador, me recuerde que aún sigo vivo,
Esto No es más que una pasión desbordada por las palabras, Un enamoramiento intenso por cada una de ellas, Un acto o una condena Que se abre en la punta de los dedos O en la corriente de las venas.
la voz no me sale y se me enrollan las palabras conjeturando uniforme e infructuosa la mano con que escribo.
2
Respiro por tantas veces a la vez que si me negase a hacerlo un segundo tan solo, ni el sol seguiría respirando la luz,
Y cuando por cosa del destino Se inventa o se oye una nueva, El corazón salta jubiloso, divertido, Golpeando el pecho desde dentro dejando correr un cosquilleo silencioso por cada uno de los huesos.
y ni los hombres ni la noche le harían caso pues el sol, se volvería un estropajo que de vez en cuando tan solo, se vendría haciendo día a la limpieza de mis pies. Esto, 3
No es más que una pasión desbordada por la palabra Y un incontrolable temblor de manos
Respiro con tanto miedo y con tanta hambre que de esas mañanas cuando me despierto y la luz se desarma sobre mi cama,
Que nos mantiene vivos Y nos vuelve una derivación extraña De aquel género humano al que estamos adheridos.
y mi cama se desarma, me desarmo el cuerpo parte a parte, lo embalsamo entero y dejo de respirar.
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“Sombras contra el muro”: Avatares anarco-libertarios en torno a una novela de Manuel Rojas. Por Leo
EN EL HOSPITAL Al bohemio argentino Manuel Rojas A ti que sabes de la Vida, de la Belleza, que son la Verdad, y que el Arte plástico expresa genésicamente cuando un “yo” lo comprende. En el escueto hospital yace la joven Desgreñado el cabello… ya agoniza Y su mirada lánguida se pierde en algo ignoto que ve su pupila. A su lado un aliento leve…leve es el hijo querido que dormita y en el sueño infantil de la inocencia vaga en los labios la sutil sonrisa. En el rostro del niño suavemente se agita el soplo de una raudal de vida, y en la frente arrugada de la madre ha tendido la muerte su ala fría. La sociedad en su tremendo enojo a la madre infeliz ruda castiga… y el fruto de un idilio fracasado viene a ser responsable de sus iras. ¡Pobre mujer! Ha cometido un crimen Porque su cuna no es de estirpe altiva… ¡Hijo infeliz! Es un esputo infame Y para él será la suerte esquiva… ¿Por qué desde la cuna hay un destino?, ¿Cuál es la solución del cruel enigma? Ella: irá a la tumba del olvido; Él: será un infeliz toda la vida. Para ella la vida ha sido triste y el adiós será solo una sonrisa; y a él la vida se abre toda incierta y quizás morirá como un suicida… ¿Por qué la cuna nos dice la suerte? ¿por qué la suerte impera sin medida? ¿por qué desde la cuna hay diferencia? ¿por qué desde la cuna hay injusticia? Habla el poeta y en su canto dice: “¡Porque la Humanidad es corrompida!” Grita el obrero dolorido y dice: “¡Cuidad los grandes, oh, la dinamita…!” Gime el esclavo de las urbes, dice: “¡Cese la explotación que es plaga inicua!” y de su trono Dios dice a los hombres: “! Que para todos sea igual la vida...!”
Esta introducción lírica es una suerte de homenaje al amigo de Manuel Rojas que lo incentivó y motivó a entregar gran parte de su vida a las letras, este era José Domingo Gómez Rojas, el poeta “cohete” lo apodaron sus camaradas anarquistas del Centro de Estudios Sociales Francisco Ferrer. Daniel Vasquez, lo llama Aniceto Hevia en la novela que comentaremos aquí, debido al pseudónimo que Gómez utilizaba al escribir sus poemas. Daniel, quien dedicó el citado poema escrito a los 16 años, tenía la buena o mala costumbre de aconsejar a sus amigos dedicarse a desarrollar las artes, aunque estos no tuvieran ninguna capacidad extraordinaria para ello, es decir, todos eran según él, potenciales artistas, todos tenía dedos para el piano, sin estos consejos, probablemente, este texto no existiría. José Domingo Gómez Rojas o simplemente Daniel Vásquez, destacado personaje de la novela, fue un joven libertario, al igual que la mayoría de los amigos de Manuel Rojas o Aniceto Hevia. Murió misteriosamente de “Locura” o una extraña hepatitis a los 24 años en la Casa de Orates, después de haber sido brutalmente apaleado y torturado en la Cárcel Pública por agentes del estado chileno, simplemente, por participar en la primera convención organizada por la Federación de estudiantes de la universidad de Chile, años veinte, tiempos convulsivos . Su destino funesto, lo convirtió en un mártir como a Salvador Allende o Víctor Jara, pero ser mártir es algo que hoy en día no convence a nadie. Actualmente, en días de pragmatismo esclavizante, diciplinamiento funcional, especialización profesional burocrática, alienación exacerbada, enajenación agradable y frustrante, diversidad administrada, estrés naturalizado, neurosis, ansiedad y angustia colectiva, farmacodependencia depresiva, inercia política, intelectual y académica, egoísmo y egocentrismo galopantes, múltiple evasión consumista, indiferencia, abulia, apatía, insensibilidad, frialdad y miedo apabullantes, ahora que en Chile a la dictadura se le llama democracia, se hace necesario volver leer a Manuel Rojas. La novela “Sombras contra el muro”, nos recuerda que somos libres o que al menos debiéremos serlo, que la libertad no es ni debe ser una estatua, inmóvil, pretenciosa, hipócrita, sino la vibrante, inquieta y perspicaz encarnación de un avatar, capaz de evolucionar, aprender y crear cultura crítica y emancipadora, más allá de lo impuesto por estructuras jerárquicas fijas y anquilosadas.
La novela de formación, aprendizaje, educación, iniciación o crecimiento, la Bildungsroman o Zeitroman como la llamaron los alemanes (Goethe, Thomas Mann, Herman Hesse, etc.), la picaresca española, la novela inglesa realista psicológica y de aventuras , escocesa, irlandesa y francesa (Dickens, Lawrence, Carlyle, Joyce ,Flaubert, Stendhal, etc), son algunas las principales formas o modelos que elige Rojas para narrar la evolución espiritual o psicológica de un adolescente que se transforma en adulto, este joven personaje es su alterego Aniceto Hevia. Dicha evolución, se caracteriza por el hambre y la insaciable disconformidad del protagonista por ejercer los más diversas ocupaciones u oficios entre los cuales podemos enumerar solo algunos, entre ellos están: pintor de brocha gorda, electricista, apuntador de teatro, peón en la cordillera, vendimiador, artista circense, obrero en la construcción del ferrocarril trasandino, estibador, aprendiz de sastre, linotipista, redactor de revistas, profesor universitario, etc. (la lista parece interminable). Las vicisitudes de Aniceto, desarrolladas en una tetralogía novelística, constituida sucesivamente por: Hijo de ladrón (1951), Mejor que el Vino (1958), Sombras contra el muro (1964), La oscura vida radiante (1971), no se presentan orden cronológico, por el contrario, el tiempo se presenta oblicuo, fragmentario y disperso, diseminado a través de flashback, corrientes de conciencia, monólogos interiores, pausas disgresivas, bruscos giros y cambios de perspectivas. Dichos rasgos enumerados, son propios de una vanguardia narrativa aún no reconocida de manera oficial y unánime por parte la crítica literaria nacional, lo que resulta ser un fenómeno digno de ser investigado a fondo. La búsqueda existencial del héroe en cuestión, posee marcados rasgos existencialistas, entre ellos: la soledad, la actitud silenciosa y taciturna, la introspección e introversión, el continuo autoanálisis y la duda de sus supuestas certezas, la sospecha de la inautenticidad y absurdo del ser, el subjetivismo metafísico y la exaltación de la libertad como el valor central en el ser humano. Sin duda, el anarquismo, es el tema fundamental de Sombras contra el Muro, sin embargo, la complejidad e incertidumbre se manifiesta en las múltiples formas en la que éste se presenta, al ser la exacerbación de la libertad el rasgo central de esta ideología, la diversidad de tipos de libertarios ácratas resulta ser prácticamente inabarcable, es decir, cada uno de los personajes comprende y vive el anarquía a su modo particular. La interpretación de la “Idea” se vuelve tan variada y heterogénea, que el establecimiento de categorías o tipologías se vuelve un tanto absurdo.
Describir, explicar, analizar, discutir y criticar el anarquismo es asunto para construir un tratado, pero no por ello abandonaremos todo tipo de comentario, dentro de lo posible, en este espacio textual, cabe decir que Manuel Rojas escribe autobiográficamente, al igual muchos otros autores (quizá la mayoría), y su estrecha relación con el anarquismo está probada empíricamente. En diversas entrevistas el autor declara que su vinculación e identificación con los ideales anarco-libertarios se manifestaron fuertemente durante casi toda su vida, inclusive sus amistades más cercanas lo confirman en sus biografías, entre ellos su gran amigo el anarquista y premio nacional de literatura José Santos González Vera. La relación entre Literatura y Vida en Rojas es de fusión, en su obra estos conceptos no son antagónicos, la ficción no solo es alimentada por la imaginación del autor, sino nutrida principalmente por las vivencias de éste, lo que no significa que todo lo narrado haya ocurrido concretamente tal como aparece descrito en sus libros. El mismo recuerda en una entrevista que sus amigos le decían: “No le cuentes nada a Manuel porque enseguida hace un cuento”. Las descripciones del anarquismo en la novela son abundantes, a continuación recuerdo y cito solo las más claras y específicas: "Aniceto tiene del anarquismo una idea casi poética: es un ideal, algo que uno quisiera que sucediese o existiera, un mundo en que todo fuese de todos, en que no existiese propiedad privada de la tierra ni de los bienes; por eso lo primero que hay que hacer cuando llegue la revolución es quemar el Registro de Bienes Raíces; en que el amor sea libre, no limitado por leyes; sin ejercito porque no habrá guerras, destruyendo la propiedad se acaba las guerras; sin iglesias porque el amor entre los seres humanos habrá ya efectivamente nacido y todos seremos uno. Algo más también pero esto es lo esencial. Sobre cómo realizar eso no tiene ni la menor idea ni se preocupa de ello; ha oído hablar de la huelga general, la gran huelga general revolucionaria y hay que organizar sindicatos y crear escuelas que impartan una enseñanza científica y moral, en forma tal que el bien y el amor resulten ser el fin de toda aspiración humana; hay algo de griego y algo de romántico en todo eso, también algo de cristiano, de amor al prójimo, pero sin cielo, en la tierra; hay un poderoso mundo real que está en contra y además se necesita mucho dinero, hay que publicar periódicos, manifiestos, dar conferencias, recorrer el país, agitar y ¿de dónde sacar
la plata? los trabajadores no pueden dar tanto y entonces algunos se han preguntado: ¿por qué no robar?, el burgués, el industrial, , el comerciante roban al pueblo, robémosles, es cierto que lo hacen de un modo legal, han legalizado su robo y su explotación y si uno se lanza a robar y a expropiar lo meterán a la cárcel y hasta lo matarán, pero es cuestión de decidirse, ¿le gusta?, échele para adelante, ¿no le gusta?, quédese en su casa y haga lo que pueda.” “Inaugurar policlínicos, poner bombas, échele para adelante. Unos miran y saben donde empujan, a otros no les importa para donde sea, con tal de empujar, mientras uno empuje está vivo" "El deseo de libertad y tal vez amor que sale de la soledad del corazón humano, por enfermo que esté y a veces por eso mismo, y eso será lo que busca y eso o algo como eso debe de ser también el anarquismo. Yo lo siento pero no puedo decirlo bien" “Guillermo se encontró cara a cara con el anarquismo, el ideal y el sueño de los hombres libres, sin gobierno, sin ejercito, sin religión, sin policía, el apoyo mutuo, la conquista del pan, así hablaba Zaratustra, la sociedad futura, oh hermano, antes que esclavo prefiere morir, ¿de dónde venían esas voces, quién había escrito o pronunciado primero esas palabras, creado esos sueños?; salían de todas partes, de todas las ciudades rusas y alemanas, italianas y francesas, inglesas y españolas; cruzaban los continentes llevadas por humildes hombres, atravesaban los mares, enseñaban, ¿qué enseñaban?, muchos eran tipógrafos o profesores o carpinteros ¿por qué no?, sí, ¿por qué no?, el ser humano el hombre, la mujer, el niño, ni más arriba ni más abajo, iguales siempre, el primero entre sus iguales, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo llegar a ello?, no hay más que un medio: la revolución, sí, la Revolución, la huelga general, la Grande, Abolición de la propiedad, socialización de los medios de producción, el amor libre, el libre acuerdo, parecía un sueño, tal vez o seguramente era un sueño, pero quién sabe si alguna vez todo fue un sueño y todo fue, no obstante realizado, o se realizará, ¿quién soñó con la rueda, quién con la luz eléctrica, quién con el teléfono?...”
Estas extensas citas, expresan detalladamente gran parte de lo que podemos leer a través de diversas situaciones a lo largo de la novela, los anarquistas individualistas, los colectivistas o comunistas, lo violentistas o de acción directa, lo pacifistas o contemplativos, los intelectuales, los intuitivos, etc. Aniceto parece ser un contemplativo e intuitivo, no un teórico ni menos aún un violentista, pese a haber participado en más de alguna acción directa, parece no confiar en ellas. También se encuentran quienes aprovechando el ideal libertario, robaban sin fines revolucionarios, sino solo con un afán desvergonzado, ambicioso y avaro de poseer, sin embargo, se pone de manifiesto que su necia corrupción no es natural sino provocada por el ambiente de injusticia en el que se desenvuelven. La novela pone en cuestión el uso de la violencia revolucionaria para combatir el capitalismo, la legitimidad violencia de masas versus la violencia de pequeños grupos vanguardia ejemplarizadora, la rebelión producto de la ira de los pobres oprimidos desempleados o la organización social de los trabajadores explotados. Cabe resaltar la ingenuidad e inclusive la inocencia de muchos de sus personajes anarquistas, cuya rebeldía no solo los hace fuertes sino también contradictoriamente frágiles, rasgo muy propio de los adolescentes, cuyo ímpetu y vitalidad pende de ilusiones y sueños revolucionarios prácticamente inalcanzables por su condición de utópicos, por esto se le compara con gran escritor ruso Máximo Gorki, autor “Cuentos de rebeldes y vagabundos”, quien luego de apoyar activamente la revolución Rusa fue condenado a muerte por Stalin. No cabe duda que al anarquismo en la novela de Rojas aún le falta mayor madurez y lucidez, no solo al de Aniceto, también al del resto de los personajes, que se reunían a desarrollar sus ideas en el Centro de Estudios Sociales. Casi al final de la novela se presenta la crítica más dura por parte del narrador a estos personajes, este expresa: “En el Centro de Estudios Sociales, los anarquistas, seguían hablando sin sacar nada en limpio: todo era para el futuro, nada para el presente; la amenazas y las profecías pegaban contra los muros y caían al suelo inocuas…Carecían de método, de control, no se fijaban tema alguno o el tema era inabarcable y lo mismo podían hablar durante tres horas que durante seis. Aniceto sospechó que algunos padecían de algo como una enfermedad… ¿No terminarían nunca de hablar? ¿No llegaría el momento en que pudiesen hace lo que querían? ¿Qué era necesario? ¿Matar, robar, disparar revólveres, pedir perdón? Pero ¿qué hablaba él? Era como los otros. Pensaba cosas imaginaba cosas y de ahí no salía. Se
imaginó que un muro muy alto, como el de los lamentos o el de Jericó, se erguía delante de todos ellos, un muro que no se podía penetrar ni subir y ante el cual no hacían más que hablar, gritar llorar y morir; detrás del muro existía una posibilidad de amor, de justicia, de abundancia, de paz, pero miles de individuos, acompañados de sus sirvientes, , estaban en lo alto, y aunque no disfrutaban sino guiñapos de aquella posibilidad, guiñapos que se disputaban con dientes y uñas, impedían que nadie entrara o subiera. Había que buscar y encontrar armas más finas y más poderosas que las palabras y el llanto para subir o penetrar el muro.” En definitiva, la formación y aprendizaje de Aniceto es un largo camino cuyo ciclo se cierra solo textualmente con la cuarta parte de esta odisea, de la cual aquí se ha comentado solo la tercera. Del movimiento libertario, y su avatares actuales o futuros, creo que la mayoría de los ciudadanos comunes y corrientes conocemos muy poco, nuestros juicios críticos al respecto en general tienden a ser muy irresponsables y carentes de bases sólidas. A mi parecer no basta con saber que Chomsky dejó la lingüística y la gramática para convertirse en anarquista, o que Ernesto Sábato, Milán Kundera y Antonin Artaud abandonaron el autoritarismo burocrático totalitario soviético para abrazar el anarquismo, o que Borges se autodefinía anarquista tal como su padre. No basta con los prejuicios que nos hacemos sobre lo punks, el movimiento okupa, los vagabundos, mendigos o ermitaños. No basta con saber que la guerra fría terminó, que cayó el muro de Berlín, que los malos se rindieron y arrodillaron en la Perestroika y estamos en el fin la Historia. No basta con haber visto la película de los anarquistas italianos Saco y Vanzetti condenados injustamente a la silla eléctrica por una conspiración norteamericana. No basta con saber qué plantearon sus teóricos en el siglo XIX, Bakunin, Proudhon, Kropotkin, a través de Wikipedia y ver en las noticias la muerte de un tal Mauricio Morales. La novela y los avatares expuestos en este escrito se cierran las siguientes sentencias: “Hay que dignificar al Hombre. El hombre solo está jodido, compañero ¿Tú crees que todo se ha arreglado? No, no se ha arreglado nada.”
"El deseo de libertad y tal vez amor que sale de la soledad del corazón humano, por enfermo que esté y a veces por eso mismo, y eso será lo que busca y eso o algo como eso debe de ser también el anarquismo. Yo lo siento pero no puedo decirlo bien"
asimetrí asimetría a daniela, mi única testigo.
(por Leo) una balanza midiendo el amor que creaban que creían o querían crear una voluntad definida casi matemáticamente alimentando el fundamento existencial de ambos un brote espontáneo dado en su mínima expresión -propendiendo al sado-más-o-quismofantasmas femeninos merodeando a menudo su cotidianidad sumados al desequilibrio propio de suyo, tendencial y exponencial equivalen o dan como resultado ciertas Relaciones asimétricas "relaciones más reales que los sujetos que se relacionan" * entonces, ¿cuánto puede aguantar algo así? segundos, minutos, horas, días, noches, sobretodo noches, sobretodo noches y amaneceres, meses, ¿años? (sí... puede que sea posible, es el poder de la voluntad quien dictamina) acaso es posible soportarlo siempre dentro de la medida de lo posible la hipótesis amorosa es la Simetría o su búsqueda mas esto supone un factor psicosociobiofisicoquímico que debe ser espontáneo no voluntario, que es necesario como un principio sintético a priori que no debe ser contingente Pretendo afirmar: que hay cierta magia razonable o no misteriosa o no entiéndase magia en sentido de la alquimia no esotérico ni menos supersticioso más bien metafísico, óntico, espistémico que si no es parte fundamental del equilibrio de la balanza todo está perdido o no tiene futuro la proyección del sueño o mito amoroso es baladí Conclusión: nos amamos de forma inversamente proporcional pero igual nos amamos sin embargo un amigo decía en el Amor ambos suman cien ahora qué ficción de equivalencia representan esos cien vaya a saber uno.
The Night Owl Quién comprenda el infierno, comprenderá el corazón humano. (Yojan Delagente) (por Leo) Invocación: ¡Escucha Palas Atenea! Tal como si te apaleara: El ridículo borderline El enfermosano. El querer morir sin matarse El onanismo inmolatorio. El varón neurastenia El dr. distimia. La imposibilidad de querer querer algo que no sea solo morir. La máquina de moler carne o hacer de tripas corazón. Los ojos de la Luna cada vez más grandes que la misma, reducen el Cosmos al electrón aumentan el Caos a la hecatombe, te dejan con la soga al cuello te dejan mirando el curso del río…
*Es algo asi como la dialéctica que decía Hegel (véase "Fenomenología del espíritu")
y cruzas la línea. .
Los
encerrados
(escrito en una toma)
los encerrados salen del polvo y entre puertas nunca abiertas de los rincones fangosos gotean de lápidas mohosas. los encerrados recuerdan a sus muertos y su camino han hecho de cada candado una habitación abierta de las salas de clase una mesa redonda de cada acantilado un río claro bajo la luna. los encerrados hacen un último fuego con los escombros de oficinas arrasadas por el viento la universidad ocupada es la última caverna donde todos olvidan de una vez por todas la matemática de la vida y quienes han sido. y en la mirilla de la cerradura del otro lado del candado llegan como aviones derribados aullidos sin forma de otros encerrados y de otras cadenas que nadie ha roto pero el sol nos alcanza aun entre los balazos a ciegas y vemos danzar nuestros rostros barridos por noches delicadas como pequeñas llamas inextinguibles. los encerrados tienen el aroma de los golpes y de las carreras entre la niebla del gas lacrimógeno y tienen los ojos perlados por las lágrimas y por la locura las manos negras por el fuego y una sonrisa que les parte el rostro. en los ocasos temblorosos mirando desde el cielo a la sombra de una bandera negra los encerrados vuelven a creer en la Libertad.
FORESTAL (a mi viejo) las polillas se pelean furiosamente los hoyos de tus camisas por los bolsillos rotos de tus pantalones caen como pasajes de micro extraviados tus viejos consejos sin filo que no te cases nunca, que las minas son panales de abejas asesinas que lárgate cuanto antes de este cerro de mierda. tus viejos consejos sin filo caen como culebras azules del terno con el que fuiste a tu entierro, caen como ciempiés aprendiendo a volar como poemas escritos por alguien que piensa que tiene frío y que no logra recordar el funeral de su viejo. yo lavo tus trapos sucios en la cocina y el fantasma del perro a quien más he amado me ladra y me menea la cola perdido aún en un río. me preguntas como está el cerro, está tal cual lo abandonaste la maleza llena de espinas llena el jardín y tiene ese aroma venenoso a libertad y a las 3 de la mañana, mucho más que las flores que murieron cuando terminó el verano. desde mi cerro, que parece un cometa averiado, un pedazo de tierra desprendido del planeta lleno de casas tontas y hechas a la rápida, como las letras en la carta de un suicida. veo la esmeralda reposar en su lecho de sangre hirviente, allá en ese horizonte vagabundo de los forasteros las plazas sin otoños llenas de hijos sin padres los ridículos edificios de la ciudad a la que bajábamos como ladrones de ganado que jamás se llenarán de campanarios y que además me tapan la vista al mar . desde acá no veo tu tumba y de ella no conservo ni una sola fotografía, aunque me decías que tu tumba sería el mar yo te guardo en los bolsillos de las chaquetas que usabas cuando aún no nos conocíamos ni sabíamos que tendríamos que despedirnos.
Rebaño Negro …me acosté la noche pasada, intenté descansar mi mente estaba muy alborotada, como un ganso salvaje del oeste
otros subían y bajaban las escaleras de Valparaíso arrastrando un corazón lleno de balas pero luminoso, casi intacto y siempre deseando ver en la noche opaca de ojos opacos ojos húmedos y entreabiertos por la risa de botillerías que solo trae la niebla.
Skip James - Devil Got My Woman
algunos se besaban furiosamente, en un vano intento de iluminar los rincones que se ocultan del sol. vi el rebaño negro a través de sus camisas rotas y sus ojos eran animales derramados en sonrisas transparentes.
estrecharon mis manos en trenes disueltos, y a mi oído confesaban secretos de trincheras y sacrificios a la luz del alba.
venían helados de un viento ciego un viento cargado de alacranes y cigarros, de cerveza amarga y cicuta barata un viento hecho de noches atadas por el pescuezo en árboles de plazas detenidos en la historia.
lloramos el vapor de alegrías delicadas envueltos en el resplandor de cielos intactos como espejos temblorosos haciéndose añicos en cuartos cerrados.
algunos parecían niños heridos profundamente, y profundamente perdidos en bosques en llamas otros parecían niños condenados a muerte
vi ayer atentamente con ellos las lejanas luces que caían del cielo.
guardamos las estrellas y la esperanza en bolsillos desgastados por cigarros malos recogidos de patíbulos y paredones en desuso. contábamos las horas y los días que mediaban entre nuestras manos secas y el regreso de la marea.
algunos lanzaban desamores como piedras contra viejas putas retiradas, contra casas embrujadas, habitadas solo por estudiantes desventurados.
otros abrían sus brazos oponiéndose a la tempestad y corrían por las praderas de la memoria recordando cuando eran niños sin miedo a nada saltaban al vacío de la sangre, de la vida de las banderas que arden en la primera línea de fuego.
de vez en cuando, encontraba a uno con quien ver de cerca los cerros difuminándose en el mar, lentamente, sin prisa y hablábamos del café, de la pereza, de robos, de suicidios y asesinatos frustrados de revólveres brillando a la luz de los faroles, hablábamos de hijos que jamás tendríamos leía los poemas que me dejaba su sombra y luego partían con el alba.
vi el rebaño negro caminar por abismos y cementerios y parques que jamás superarían al otoño, y mis niños sabían perfectamente que no hay forma de guardar estos días; el fuego cruzado vaciará todas las balas, el camino a la tumba de tus padres arderá de maleza salvaje y plantas carnívoras el río traerá agua que no limpiará tu rostro.
cuando la jornada acabe nuestra sangre y nuestra risa serán luces que solo oirán los que enloquecieron mirando el río que corre bajo los puentes.
Marcelo Novoa
piensa en poemas no fechas muertas
ahora que todavía respira nuestra conversación por veredas vacías de ambulantes. la noche propicia otras revelaciones: apostamos todo al perdedor y aún así ganamos al tiempo. se repetirá este flujo continuo de gentilezas y rivalidades, pues la cruda luz concebirá su numerito final. aunque no cabe otro alfiler, raza de ángeles podrida hasta los huesos, sigan tirando!
cadáveres exquisitos por siempre consagrados a su propio rito funerario. ¡ey, poesía! arrojaste tu boomerang a sabiendas que nunca regresaría al punto de partida.
encanto del tizne mariposas de miedo una pintita ha nacido sobre tu gorda pierna, niña sucia. me miras y suplicas. descubres ya sin risa, hasta las friegas hoy te irritan, tanto o más que moler tabaco bajo la lengua, se amarga hasta el habla con tu desdicha. pues dibujar pececito en tu pierna no fue buena idea, sé que destila sangre, lastima y marca, nunca más lo juro, niña tatuada
míralas huir ataviadas desnudas quemando gemidos tan ardientes otro inmenso día breve
liliputa en pulgarcity ¿no eres acaso/ la maldición de todos los muertos vivientes/ este domingo de rotativo
líneas muertas el terrible tedio de la fiesta al día siguiente / bostezos de viejo frente a una demolición / irónicamente llamaremos desarrollo sustentable / pomposos palos de ciego
porno?
con apenas la sombra de animal agazapado por vestuario subes a escena, alicia-solo-para-adultos. aunque te dibujen una falsa boca, no mientas,
es la historia de un hombre sin personalidad / obligado a vivir de perfil / frente a un vacío azul amoratado / pues nada hay allí de vida reciente / salvo estos muertos mal parados
nadie sabrá tu verdadero nombre, hecho trizas, la sonrisa de una arruinada esfinge.
hacia el amanecer se eleva el volumen de sus gritos / cuando ya no distingo voces ni melodías / tal como un pariente antaño
devuélveme tus zapatos rojos bajo la cama,
aludido en un confuso incidente / feroz crónica roja familiar /
dorothy triple equis o treparé el acantilado de cartón piedra, frente al mar fuera de quicio, i juro, acabarás al fondo de mi lengua muerta.
emergiendo en medio de la resaca / guardaré mi voz en la caja sin sorpresas / mi desmemoria / inesperadas palabras soplando a través tuyo / nada rompe el encanto de esta fuente de malentendidos
kerouac & teillier eran amigos en lejanos parajes porque sus nombres serán olvidados como las momias que yacen olvidadas de la luz, en las vasijas insepultas de los museos, tristes en verdad. "dale con tu pie a la luna-balón" aullaste a la noche americana, "trenes en el polvo derrotados por el tedio" murmuran las aspas de un molino. señas i contraseñas para ahuyentar al sobrio guardián del centeno. sus sombras borrachas orinan la pared de una catedral, con la dignidad de un mandarín ejercitando su caligrafía: placer i necedad, nada más. "no hay más barrios" sentencian, lo mismo que alumnos nuevos huyendo de la escuela hostil, la botella de sabio licor necio cae de sus manos i les empuja fuera de la felicidad.
Literatura + Enfermedad= ¿Qué hay detrás de la ventana? Andrea Kotow. Entrevista
muchas de sus críticas iban enfocadas al tema del género. Chile es un país homofóbico, está lleno de espacios homofóbicos. Dudo que alguien abiertamente gay pueda llegar a cumplir ese papel de representación política
¿Cuál es su postura cómo mujer frente al machismo que aún perdura en los diversos espacios culturales de la sociedad chilena actual? ¿Considera más efectivo defender un humanismo que un feminismo? Creo que tanto el tema del humanismo o el enfoque humanista y el enfoque feminista pecan de una cierta homogenización de las categorías. Sea la categoría de ser humano en el humanismo o sea la categoría mujer en el caso del feminismo, por lo tanto yo optaría más por la categoría de género como una marca de la construcción cultural del género, más que una categoría propiamente de reivindicación política, como una categoría de análisis, que además permitiría abordar no sólo una minoría genérica o sexual, sino otro tipo de minorías también. En este sentido, yo no me considero feminista porque no estoy luchando por los derechos de la mujer, pero sí me interesa la categoría de género como la que pude develar ciertas construcciones culturales.
¿Cualquier tipo de universalización sería como homogeneizar? Exacto.
¿No podría heterogéneo?
existir
un
universal
que
sea
No, yo creo que eso sería una contradicción en sí, o sea, una universalización implica justamente un pensamiento identificador y de un denominador común que te permite universalizar.
¿Cree posible que en Chile pueda llegar a ser elegido un presidente abiertamente homosexual en el siglo 21?
Por el momento, lo dudo mucho, o sea creo que a Bachelet se le criticó bastante por su categoría de mujer y
¿Considera necesarios los aportes teóricos del estructuralismo en la enseñanza-aprendizaje de la literatura en las aulas de educación media? No, en absoluto. Me parece que es solo un enfoque de la teoría literaria. Se ha historizado bastante, de hecho. Y no veo la necesidad de hacer ese enfoque más idóneo para enseñar algo de literatura a alumnos de enseñanza media en desmedro de otros. Yo creo que incluso puede funcionar un poco como algo que asusta o puede llegar a ser rechazado por los alumnos. Además me parece que sería más fácil tratar de llevar a un grupo que no está leyendo mucho, donde el tema de la literatura es difícil cuando se busca motivar y tratar de hacer atractivo algo que de por si no parece serlo. Me parece más fácil hacerlo con estudiantes enfocados a vincular la literatura con la cultura, y no abiertamente aislarlo. Yo no sé si necesariamente habría que escoger un enfoque teórico como para decir: desde acá voy a ver la literatura. Sino más bien habría que ver qué obra y cómo hacer atractivas esas obras para los alumnos y puede ser que distintas obras merezcan otros tipos de aproximaciones. Por lo difícil que resulta, incluso a nivel universitario, que los estudiantes estén dispuestos a leer las obras con teoría, me parece que con alumnos más jóvenes puede ser más complicado aún. Yo veo mucho rechazo a la teoría.
¿Y respecto a los textos del ministerio? También es una cosa generacional. Uno tiende a pensar que la gente que hace esos textos, se formó en un momento en la universidad donde el estructuralismo era el enfoque dominante y eso tiene mucho que ver con el tema de la dictadura. O sea un enfoque estructuralista que despolitiza, justamente porque dice: “miremos el texto, veamos la estructura del texto, dejemos fuera el contexto político social cultural”. Era un enfoque que no entraba en choque en la época de la dictadura.
¿Le parece útil y válido abordar los fenómenos literarios desde las escuelas marxistas? ¿Cuáles son los aportes más destacados de la escuela de Frankfort a los estudios literarios? Yo creo que el marxismo es un enfoque que evidentemente sirve para una serie de cosas, si no se ideologiza en demasía y si no se privilegia la clase por encima de cualquier otra categoría, puede alumbrar problemas importantes de las obras. La teoría de Frankfort propiamente tal no está preocupada de la literatura, por lo tanto habría que ver cómo se interpreta esa vinculación. Adorno, sí, en su época más tardía se dedicó mucho a la estética, y uno podría preguntar justamente cuáles son las propiedades del discurso estético que otros discursos no tienen. Qué es lo que el arte tiene que otros discursos no pueden rendir. Algo que a Adorno le preocupaba mucho con relación a la filosofía; mientras que la filosofía sería un discurso identificador, conceptual y por lo tanto también siempre algo universalizante. Adorno estaba preocupado por ver como se puede pensar la diferencia, y el arte sería el espacio por excelencia donde esa diferencia se manifiesta. Una idea que aparece en muchos otros filósofos, algo que también aparece en Heidegger, algo que también aparece en Nietzsche, algo que aparece posteriormente en Derrida, etc. Entonces, creo que quizás si uno gira un poco el tema hacia la estética y no lo reduce solo a los estudios literarios, esta idea del arte como un espacio privilegiado para dar cuenta de un pensamiento de la diferencia, de lo no idéntico, de lo otro, de la huella de algo que nunca podemos traducir, de algún modo a otra categoría, habría siempre algo que se escaparía ahí, y eso me parece una idea importante que podríamos aplicar de algún modo a la literatura; aunque yo no creo que la escuela de Frankfort sea una teoría que se pueda aplicar a la literatura. Yo no puedo decir: “voy a hacer un análisis frankfurtiano de tal novela”. Por otro lado está toda la crítica de la escuela de Frankfort a la modernidad, que sí caló muy hondo en otros discursos teóricos, desde la postmodernidad hasta los estudios culturales que sí se utilizan dentro de los estudios literarios.
¿Qué podría decir acerca de escritores enfermos como Dostoievski y Kafka? Bueno, Dostoievski era epiléptico, y la epilepsia tiene la tradición de ser considerada una enfermedad sagrada o divina. Hay un texto de Freud sobre Dostoievski que se llama “Dostoievski y el parricidio”, donde Freud interpreta la epilepsia en Dostoievski como la culpa por haber matado a su padre. Dostoievski venía de una familia campesina, el padre era muy borracho, muy alcohólico. Trataba muy mal a sus trabajadores y pareciera que fue asesinado en alguna de estas riñas por ellos. No sé bien cuantos hermanos tenía Dostoievski, no sé si era él y otro más, pero ellos tenían una relación bien conflictiva con este padre, totalmente violenta. Entonces pareciera que Dostoievski siempre pensó que de algún modo el haber deseado a su padre muerto de alguna forma lo había matado. Este pensamiento proyectivo que toma Freud para decir que la epilepsia es como la autoinmolación de esta culpa que en Dostoievski se produce después de pensar que su deseo habría matado a su padre. Esto es una enfermedad, esto es un cuadro que Dostoievski hace aparecer en sus personajes. En “El Idiota”, por ejemplo, está toda esta idea de la epilepsia como la enfermedad sagrada, cuyos ataques producen un momento de suspensión, del cual el enfermo no sabe decir dónde estuvo, y pareciera estar conectado con un mundo distinto. Mientras que Kafka era tuberculoso y murió muy joven, y escribe mucho de la tuberculosis en sus diarios de vida, donde interpreta claramente a la tuberculosis al estilo romántico: Es la enfermedad del alma, su incapacidad de vivir, su incapacidad de comprometerse, de amar, dejar botadas a las mujeres. Aunque es un ejemplo bastante tardío, esta es la interpretación romántica de la contraposición vida y arte. Entonces si yo escribo “estoy dedicado a la escritura, no puedo vivir”. La tuberculosis no es sino otra cosa que el signo de su incapacidad de vivir.
¿Cuáles han sido sus tesis en cada uno de sus grados académicos? ¿Qué la motivó a seguir esta línea de investigación? La tesis de licenciatura la hice de modo similar al de acá, por un seminario de graduación que era en géneros referenciales: diarios de vida, cartas, memorias, autobiografías. Yo lo hice sobre un diario íntimo de un filósofo chileno que se llama Luis Oyarzún, que escribió un diario de vida más o menos contundente, siendo éste una especie de neo existencialista cristiano, muy en la línea de Kierkegaard. Fue un poco por casualidad, por las ofertas que
había en ese momento, pero sí me gustó mucho trabajar con este texto. Después hice el Magíster, y me empecé a interesar en este tema, el que me ha perseguido, que es el tema de la enfermedad. Me cuesta mucho situar el origen de este interés. Yo creo que tiene que ver algo con que mi papá es médico y muy interesado en la filosofía. Se ha dedicado a la bioética, y ahí hay una vinculación; de algún modo una familiaridad con estos temas, y eso me llevó a hacer la tesis de magíster en un estudio comparado sobre Horacio Quiroga y Thomas Mann , trabajando justamente con los temas de la enfermedad y la muerte. La representación de dos escritores que escribieron a fin de siglo en Latinoamérica y en Alemania. Y eso me llevó a seguir un doctorado en historia de la medicina que suena un poco pomposo sin serlo en absoluto, sino que fue por una casualidad. En Alemania los doctorados solo consisten en la escritura de la tesis, es decir, uno no cursa seminarios, uno simplemente inscribe la tesis con un profesor en un instituto. Se entrega un proyecto de tesis que tiene que ser aprobado en una comisión, y luego se inscribe la tesis. Y yo, como me fui con una beca, y esa beca comprometía tener que tener a alguien que me aceptara en su programa, finalmente por contactos diversos, llegué a un profesor que era historiador de la medicina. Esta tesis podría haber sido perfectamente entregable en un departamento de literatura, en un departamento de estudios culturales, es decir, una tesis transdisciplinar, que recoge diferentes discursos, y que por lo tanto es entregable en diferentes departamentos, y de hecho fue publicada en una línea de medicina y humanidades. Es un poco eso el cruce. Y eso es algo que me sigue dando vueltas, y es algo donde de alguna forma vuelvo, porque me interesa mucho el tema de la enfermedad y la salud, como un polo estructurante de la sociedad burguesa, partiendo un poco de la idea de que la salud es el bien más preciado que tenemos, y que tenemos que cuidarla en pos de la conservación de la vida, por lo tanto la enfermedad es algo que molesta a este discurso. Entonces, se hace depositario de otras cosas que son molestas, sean morales, culpabilidades morales, psicologizaciones de la enfermedad, sean miedo a las infecciones, etc. Finalmente se hacen dispositivos discursivos de una serie de otros discursos, que parecen cristalizar también otras problemáticas de la modernidad.
¿Y las enfermedades respectivas de los escritores? Thomas Mann tiene varias: La Montaña Mágica que gira en torno a la tuberculosis, tiene La Muerte en Venecia, donde el personaje muere de cólera, tiene personajes neurasténicos, es decir, esta enfermedad poco definible, una especie de histeria masculina, algo como el estrés moderno. Y Quiroga deposita una serie de, quizás más que enfermedad, orígenes mórbidos en el tema de la naturaleza. En todos los cuentos que escribió en misiones, donde la naturaleza aparece como algo que puede traer la enfermedad consigo, que es peligroso, que es más fuerte que el hombre, etc. Y tiene esta otra línea más de sus cuentos que escribió
cuando se fue a París, que son cuentos escritos más en la decadencia finisecular, donde también aparecen desde enfermedades indefinibles, como el Monstruo de la Almohada, hasta estas enfermedades de poca definición que justamente denotan el carácter simbólico de la enfermedad, donde no interesa marcar al personaje con una enfermedad específica, sino que interesa marcarlo como alguien enfermo. Justamente por esto no puede participar de la vida Burguesa. En el caso de la tesis de doctorado trabajé solo con textos alemanes. La muerte en Venecia de Tomas Mann es el más conocido. Trabajé con una novela de Heinrich Mann, el hermano de Thomas Mann, que ni siquiera está traducida al español, es muy mala esa novela, pero me servía mucho para mostrar lo que quería mostrar. Se llama “Por la caza tras el amor”. Y trabajé con un texto de crítica cultural de un húngaro, de origen judío que escribió en París al final del siglo XIX. Escribió una obra en dos tomos que se llama Degeneración. Él era médico, trata desde el instrumentario del médico de analizar todas las manifestaciones culturales de la segunda mitad del siglo XIX desde pintura, filosofía, música, literatura, para demostrar que sería solo arte enfermo. Entonces habría que cuidarse de este arte, porque este arte nos estaría enfermando. Y aparece todo, desde, Ibsen, Wagner, Nietzsche, o sea todo lo que hoy en día es el canon del arte decimonónico. Toda la obra está estructurada como un tratado médico: etiología, síntoma, diagnóstico, terapia.
¿Cómo llegó a este autor? Es relativamente conocido si uno se introduce en el tema del fin del siglo XIX. Es una obra no muy estudiada porque es muy larga, es protofascista, si uno quiere también, pero es complicado decir eso, ya que se llama Südfeld (originalmente Max Siman). Era un judío que se había convertido al catolicismo, y luego formó el movimiento sionista, como resultado justamente del fracaso de la asimilación judía en Europa a finales del siglo XIX. Pero en el fondo las ideas se parecen muchísimo a las del “arte degenerado” de los nazis. Entonces, me interesaba mucho que un médico escribiera con el indumentario de un médico, con el vocabulario de un médico, una obra para desprestigiar y rechazar obras de arte. Esto mostraba muy bien la dominancia que tenía el discurso médico a finales del siglo XIX, que era un discurso muy autoritario y que tiene una fuerza normativa muy grande. Y sigue siendo un poco así, ya que lo que el médico dice es lo que vale, el médico dice: esto está mal, y nosotros le creemos y tratamos de evitarlo. A fines del siglo XIX, con mucho mayor prestigio, porque la medicina recién se había vuelto científica, recién se había convertido en la medicina tal cual la conocemos ahora. Y el otro autor que me faltó, uno último, que es uno de los suicidas que se me había ocurrido, es un autor de Viena del siglo XIX, que se llama Otto Weininger. Había estudiado filosofía, biología; había hecho un estudio en varias disciplinas, y se doctoró con una tesis que se llama “Sexo y carácter", donde trata con instrumentarios mezclados de la filosofía y la biología, de analizar el problema de lo que él llama sexo, y de lo que hoy llamaríamos género. Trata de demostrar, en el fondo, que la única salvación de la sociedad sería la reinstauración de una nueva masculinidad, y el desplazamiento absoluto de lo femenino. Algo muy reiterativo a fines de siglo XIX: la idea de lo femenino como lo judío, el judío eterno es la mujer. Es un texto absolutamente misógino y absolutamente antisemita, que es un discurso que está absolutamente entrelazado al final del siglo XIX. Él era judío y terminó suicidándose en la casa de nacimiento de Beethoven. Fue un suicidio muy espectacular. Tenía 23 años, y lo hizo rápidamente llegar a la fama absoluta, con este texto totalmente desfachatado, exagerado, muy admirado por autores de gran inteligencia como Wittgenstein que lo admiraba mucho, Karl Krauss lo admiraba mucho, Ciorán lo admiraba mucho; con una cierta culpa de admirar un texto que en el fondo no es defendible por la radicalidad, por lo misógino y por lo antisemita; pero muy bien construido y atractivo por lo absolutamente hiperbólico que es en sus opiniones.
Entonces trabajé con estos cuatro textos para ver cómo sexualidad y salud se convierten en dispositivos discursivos en diferentes ámbitos discursivos, y ver cómo funcionan. Están estas dos líneas: por un lado hay que volver de algún modo a una salud y rechazar esto patológico que pareciera estar infectando a la sociedad; y por otro lado, quizás más desde la literatura, el cuestionamiento de este discurso productivo burgués saludable, con figuras literarias que parecieran quebrar esto, ponerlo en duda, cuestionarlo. El típico enfermo del siglo XIX, en la literatura a finales del siglo XIX, es la figura sensible, artística, más atractiva, v/s el burgués, vano, aburrido, aunque más exitoso. En Thomas Mann, siempre está la aceptación del enfermo de “yo se que tú tienes razón, pero por otro lado, yo soy mucho más interesante que tú”.
Aderezo Creyendo que tus palabras no eran una herejía delimitando la materia a tal punto de reducirla a una palabra Estás confundido y no sabes de mi humanidad Algo se disloca entre tuercas y complejos sistemas intentas emular el frenesí de lo invisible [Yo soy cuerpo en el espejo robot quirúrgico hecho por alguien] que compone la palabra tu herejía es parte la dramática representación del ritual anomalía orbital cortopunzante amenazas Me convierto en ensalada ensalada
Ser - estar Antes de que pronuncie vocablo [verde tejido estelar] Ligero y levitante [Tu apareces en tiempo sin tiempo] Innato mutas el significado de la soledad Te conviertes en música y eres mar Otredad del movimiento silabario [eres verbo y sustrato] (Kurtteim Guafftum)