Bajo el manto de María Auxiliadora
Jorge Capella Riera
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Lima, 31 de enero del 2016
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Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Profesor Emérito
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Contenido Introducción
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María Auxiliadora Reseña histórica de la advocación “María Auxiliadora” La corredención de María Auxiliadora La devoción a María Auxiliadora Iconografía Pervivencia de la devoción
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Don Bosco Contexto político y socioeconómico Vida Primeros años Sacerdocio Apostolado entre los jóvenes El Oratorio Fundaciones Congregación Salesiana Hijas de María Auxiliadora Asociación de María Auxiliadora El sistema preventivo Fallecimiento y proclamaciones Pervivencia
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María Mazzarello Niñez y juventud Vida piadosa Fundadora y superiora Fallecimiento y reconocimiento de la Iglesia Expansión y carisma del Instituto La preventividad Nuestro estilo educativo
38 38 43 45 49 50 52 52
Domingo Savio Primeros años Vida en el Oratorio Enfermedad y fallecimiento Reconocimientos
54 54 57 65 70
Laura Vicuña Niñez y preadolescencia Enfermedad y fallecimiento Legado espiritual Reconocimientos
72 72 78 79 80 2
Pervivencia Fundación Beata Laura Vicuña Asociación Laura Vicuña Epílogo
83 83 83 85
Fuentes de información
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Introducción Este breve estudio responde a un pedido de mi señora esposa, Nilda Vargas San Román, con motivo del bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco, fundador junto con Santa María Dominga Mazzarello, del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora de la que ella es exalumna en la ciudad del Cusco. Después de algún tiempo me llegó el momento de acometer el reto de trabajar un tema que es bastante difícil debido a su heterogeneidad. Y aquí está el resultado del trabajo realizado. El título del escrito se debe a la convicción de muchos autores, a los que me adhiero, de que San Juan Bosco, Santa María Dominga Mazzarello, San Domingo Sabio y Santa Laura Vicuña desarrolaron su espiritualidad, hasta alcanzar la santidad, contando con la protección de la Santísima Virgen María en la advocación de María Auxiliadora. Y además considero que fueron admirables difusores y difusoras de su devoción, reconociendo que sin duda fue San Juan Bosco con el que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para su desarrollo y popularidad. "No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado". Y esta convicción se extiende a que todos cuantos nos cobijemos bajo el manto protector de María Auxiliadora alcanzaremos el Reino de los Cielos, pues ella es nuestra corredentora. La advocación de María Auxilio de Cristianos ha sido vista, con demasiada frecuencia, como un aspecto de carácter militar de la Virgen María como defensora de la fe cristiana. Yo en cambio creo que la Virgen María se llama "Auxiliadora" sobre todo porque nos trae un importante "auxilio" de Dios y expresa la mediación de María respecto de la humanidad. Como Madre del Redentor, por fuerza y mérito de la corredención. Ella es la ayuda de la humanidad necesitada de redención. Ciertamente que la vida de Don Bosco fue una vida conducida por María Auxiliadora. Entre María Auxiliadora y Don Bosco existe una especie de pacto, María ayuda a la Familia Salesiana y desarrolla sus obras, en tanto que cada miembro de esta familia difunde la devoción a María Auxiliadora, como un servicio eclesial. La gran sencillez y su vida consagrada a la formación de la versión femenina del sistema preventivo de Don Bosco, abrieron a la Madre Mazzarello las puertas a la santidad. Ella se sintió siempre perteneciente a María Auxiliadora, de quien fue su vicaria. Domingo Savio es un caso claramente excepcional, una vida que se transfigura con esplendores de santidad. Una vida en la presencia de Dios, a quien sentía 4
vivo y presente en todo. Se halló inmerso en nuestro mundo moderno, metido en todo aquello que aún hoy es la sustancia de la vida de un estudiante de quince años y supo actuar como un creyente convencido, amparado en la Virgen Auxiliadora. Laura Vicuña es otro caso excepcional. Desafió a sus contemporáneos y a los que siguieron reflexionando sobre su vida y su estilo de preadolescente “santa”, y sigue aún hoy interpelando a examinar documentos, recrear ambientes o escenarios histórico-sociales y eclesiales. Sus amores: Jesús Sacramentado y María Auxiliadora. Antes de proceder al análisis de lo estudiado voy a hacer algunas precisiones: -
Este estudio es de divulgación y pretende aportar al conocimiento de la advocación de la Santísima Virgen María Auxiliadora así como la vida y obra de los cuatro santos que vivieron y fallecieron bajo el manto de la Virgen. No se trata, de ninguna manera, de un trabajo académico.
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El mérito corresponde a los autores que he consultado y a quienes he citado literal o referencialmente, según me ha aconsejado el discurso. Si en algún caso ha habido omisiones, les pido me disculpen. Mi aporte ha consistido en sistematizar la información que he acopiado.
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He quedado realmente impresionado de la calidad de los libros y artículos que he tenido la oportunidad de consultar y que he empleado en mayor o menor extensión. A sus autores, mil gracias.
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Me he permitido una serie de anotaciones a pie de página para referirme a personas, hechos y datos que me han parecido significativos para una mejor comprensión del texto.
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Los textos de los santos van en letra cursiva.
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He optado por emplear la primera persona del singular solo en esta breve introducción y en el epílogo, y la primera del plural para el resto del texto por considerar que, como acabo de indicar, yo solo utilizo la información que me han ofrecido los hagiógrafos.
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María Auxiliadora “He aquí la Esclava del Señor. Hágase en mi según tu palabra.” (Lc 1,26)
Reseña histórica de la advocación “María Auxiliadora” Creemos que, como bien dice Rivero (1998), “no hay más que una Virgen Santísima. Se trata de María de Nazaret, una mujer escogida por Dios para ser su Madre. La Virgen María, sinembargo, se ha querido dar a conocer en cada pueblo de una manera muy íntima, asumiendo en muchas instancias características de la cultura y hasta de la raza. Así nos enseña que ella, siendo Madre de Dios es también madre de todos”. Para Montes (2001) “en el catolicismo, una advocación mariana es una alusión mística relativa a apariciones, dones o atributos de la Virgen María. La Iglesia católica reconoce innumerables advocaciones que significan la figura de la madre de Jesús o alguna de sus cualidades, a las que se rinde culto de diversas maneras”. La advocación Auxiliadora ya la encontramos en los primeros siglos, por las comunidades cristianas y los Padres de la Iglesia. En numerosas inscripciones cristianas encontradas en los territorios de hegemonía griega se encuentran dos títulos por medio de los cuales se refería a la Virgen María: uno es Θεοτόκος (Teotokos, Madre de Dios) y el otro es Βοήθεια (Boeteia, Auxiliadora). Los cristianos de Grecia, Egipto, Antioquía, Éfeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen "la que trae auxilios venidos del cielo". San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, proclama: “Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios”. En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del 6
gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien". San Sabas de Cesárea, en el año 532, llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén, dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda". San Juan Damasceno en el año 749 fue el primero en propagar la jaculatoria: "María Auxiliadora, rogad por nosotros" Y repite: La Virgen es "Auxiliadora para evitar males y peligros y Auxiliadora para conseguir la salvación". En el año 1030, en Ucrania, el Príncipe Metislao, proclamó "Auxiliadora" a la Virgen María, porque salvó a su patria y a su religión de una terrible invasión de tribus paganas. En Alemania, en tiempos de San Pedro Canisio, por el año de 1540, se honraba a la Virgen María con el título de "Auxiliadora". Se tiene constancia de que hacia el año 1558 ya figuraba en las letanías, llamadas lauretanas2, que se acostumbraba recitar en el santuario de Loreto, Italia. En 1618 estallan las guerras de religión conocidas como "guerras de los 30 años". Los príncipes católicos y el pueblo comenzaron a invocar a la Virgen Santísima con el título de "María Auxiliadora" y acudieron en peregrinación a una capilla que, con esta denominación se había levantado a la Virgen en la ciudad de Passau, Alemania. En medio de las mil vicisitudes de la guerra, de la peste y del enfrentamiento religioso, los católicos de Baviera y del Tirol se sintieron protegidos por la Santísima Virgen y experimentaron una renovación espiritual. Este movimiento mariano estuvo alentado y guiado por los Padres Capuchinos y por la 2
Etimológicamente la palabra letanía proviene del vocablo griego litanéia que significa súplica, rogativa u oración de súplica. Las letanías lauretanas son las letanías más difundidas como forma de alabanza y de súplica a María. El decreto Quoniam multi (1601) del papa Clemente VIII aprobó específicamente las letanías lauretanas, ya testimoniadas por un manuscrito del siglo XII, y que deben su nombre a la advocación de la Virgen de Loreto.
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Cofradía de María Auxiliadora, promotora de la nueva devoción mariana. En ella muchos creyeron encontrar un medio seguro para salvar su Fe Católica y la libertad de sus tierras. En 1683 los turcos atacaron Austria. Capitaneados por el visir Kará Mustafá sitiaron Viena3, capital del imperio. El Papa Inocencio XI vio entonces en serio peligro la existencia de una Europa cristiana; los creyentes acudieron a la protección de la Virgen María. "La invocación 'María, ayuda' (María hilf), afirma un historiador, recorrió todas las regiones de Alemania y Austria". La victoria fue para las fuerzas cristianas y Viena quedó liberada. Una vez más los pueblos experimentaron la ayuda de la Virgen María Auxiliadora. En el siglo XVI, los mahometanos invadían Europa y a donde llegaban imponían a la fuerza su religión, destruían todo lo que fuera cristiano y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma 4. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María, convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en el Golfo de Lepanto. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Terminados estos actos se lanzaron en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pero luego - de manera admirable – los cristianos derrotaron por completo a sus adversarios. En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.
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En 1683 Kará Mustafá al mando de las fuerzas otomanas consiguieron tomar una porción de la muralla y parecían estar cerca de alcanzar la victoria. Sinenmargo los austriacos y sus aliados polacos bajo el comando de su rey Juan III Sobieski se encontraron con el ejército otomano en la llamada Batalla de Viena, consiguiendo la victoria. Los turcos se retiraron a Hungría, para nunca más amenazar Europa Central. 4
Las luchas centenarias entre naciones cristianas y musulmanas tendría su culmen en el siglo XVI. El Islam había destruído ya el Imperio bizantino con la Caída de Constantinopla, el 29 de mayo de 1453, y se preparaba para entrar a Europa. El papa Pío V fue el principal promotor de una alianza europea con el fin de contrarrestar el avance de los otomanos a la cual se denominó la Liga Santa de 1571 y que quedó conformada por España, Venecia, Génova, Malta y los Estados Pontificios. El 7 de octubre de 1571 se libró una de las batallas más importantes de la historia, la de Lepanto, en la cual fueron vencidas de manera definitiva las huestes otomanas y Europa occidental fue preservada de la invasión. Se concluyó que el éxito de los ejércitos católicos se debía a la intervención de la Virgen María que había ido en auxilio de los cristianos.
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El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII 5. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad. El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón regresó de Rusia humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Fue luego expulsado de su país y se vio obligado a pagar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios.
La corredención de María Auxiliadora No obstante la importancia de lo expresado hasta aquí, de acuerdo a la mariología creemos que la Virgen se llama "Auxiliadora" sobre todo porque nos trae un importante "auxilio" de Dios. Milart (2012) afirma que “el título de "María Auxilio de los Cristianos", expresa la mediación de María respecto de la humanidad, como Madre del Redentor, por fuerza y mérito de la corredención. Ella es la ayuda de la humanidad necesitada de redención; lo es también de cada individuo, porque es la Madre espiritual de todos”. Burton Calkins (2015), en la introducción al magnífico y completo artículo de la referencia, nos dice que “a lo largo de casi doscientos años, el magisterio papal ha ido proporcionando indicios cada vez más claros acerca de la íntima colaboración que desempeñó nuestra Señora en la obra de nuestra redención”. Ruiz Ruiz (2008) señala que “María verdaderamente ha redimido a todos los hombres y se la puede llamar Corredentora del género humano”. Y añade que “el título de Corredentora, que viene aplicándose a la Virgen desde antiguo, aparece con más claridad y mayor frecuencia en el Magisterio reciente, desde el Papa Pío IX hasta Juan Pablo II en su Encíclica Redemptoris Mater”. Burton Calkins considera que “después de haber tomado conciencia de la función maternal de María, a quien se había venerado en la doctrina y culto de los primeros siglos como la Madre virginal de Jesucristo y por lo tanto, como Madre de Dios, en la Edad Media la piedad de la Iglesia y la reflexión teológica, hicieron ver la cooperación que ella tuvo en la obra del Salvador”. 5
Al papa Pío VII, quien gobernó la Iglesia católica entre 1800 y 1823, le correspondió los años de la consolidación del Imperio napoleónico. Firmó con Napoleón Bonaparte un Concordato que parecía garantizar la paz entre la Iglesia y Francia en 1801. En 1804 fue a París para la coronación del nuevo emperador, pero sólo pudo ungirlo porque Napoleón se impuso a sí mismo la Corona. Bien pronto las aspiraciones ambiciosas de Napoleón entrarían en contraste con la influencia de la Iglesia. En 1806 Napoleón quería imponer al Papa bloquear a Inglaterra a lo que éste se negó, e hizo que Francia invadiera los Estados Pontificios y puso en prisión al anciano papa de 77 años de edad, primero en Savona y luego en Fontainebleau en 1809.
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“A lo largo de los siglos, la mariología estaría siempre dirigida por la cristología. La divina maternidad de María se proclamó en el Concilio de Éfeso, principalmente para afirmar que la persona de Cristo era única. De igual manera, hubo también un entendimiento más profundo de la presencia de María en la historia de la salvación.” A finales del siglo II, San Ireneo se refería al valor que tenía el consentimiento de María al momento de la anunciación, reconociendo en la obediencia y fe en el mensaje del ángel de la Virgen de Nazaret, la perfecta antítesis de la desobediencia e incredulidad de Eva, lo cual tuvo un efecto benéfico para el destino de la humanidad. De hecho, así como Eva causó la muerte, María con su "sí," se convirtió "en causa de salvación" para sí misma y para toda la humanidad. Bejar Fuentes (2012) escribe que “la participación sin igual de María en la redención de la raza humana como la Nueva Eva, fue la enseñanza universal Cristiana en la Iglesia primitiva. De hecho, el gran erudito Patrístico, John Henry Newman, dijo que "en el tiempo de San Jerónimo (331-420), el contraste entre Eva y María había casi pasado a ser un proverbio". Este santo anotó: "Per Evam mors, per Mariam vita" ("A través de Eva la muerte, a través de María la Vida")”. Y Burton Calkins sigue escribiendo: “La unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte. El Concilio Vaticano II (Lumen gentium ) señala los siguientes momentos característicos: 1º) En la Visitación; 2º) en la Natividad ; 3º) en el Templo; 4º) otra vez en el Templo Jesús perdido y hallado; 5º) en Caná de Galilea ; 6º) en el decurso de la predicación del Señor; 7º) al pie de la Cruz y, 8º) desde la Asunción a los cielos”. Ruiz Ruiz coincide al afirmar que “María cooperó a nuestra redención: 1º) creyendo en las palabras del Arcángel Gabriel; 2º) consintiendo libremente en el misterio de la Encarnación; 3º) aceptando todos los sufrimientos que entrañaban, para su Hijo y para Ella, los dolores de la Cruz, 4º) porque abdicó de sus derechos de Madre; 5º) porque inmoló a su Hijo ofreciéndolo voluntariamente por la salvación de los hombres”. Pero no todos los Padres de la Iglesia estuvieron de acuerdo con este planteamiento. “Esta doctrina, escribe Burton Calkins, se elaboró sistemáticamente por primera vez a finales del siglo X, en la Vida de María escrita por un monje bizantino, Juan el Geómetra. Aquí se describe a María como unida a Cristo en la totalidad de la obra de redención, participando, según el designio de Dios, de la Cruz y el sufrimiento por nuestra salvación”. Arnoldo de Chartres distingue en la cruz "dos altares: uno en el corazón de María, el otro en el cuerpo de Cristo. Cristo sacrificó su carne, María su alma." María se sacrificó espiritualmente en profunda comunión con Cristo, implorando la salvación del mundo: "Lo que pide la Madre, el Hijo lo aprueba y el Padre lo concede" (De septem verbis Domini in cruce). 10
De este modo – por la asociación tan íntima como misteriosa a la obra salvífica de su Hijo – puede afirmarse que María verdaderamente ha redimido a todos los hombres y se le puede llamar con propiedad Corredentora del género humano. Ahora bien, se ha hablado mucho acerca de si sería pertinente que la corredención de María fuera un dogma de fe. Bejar Fuentes nos recuerda que “los Padres del Concilio Vaticano II aseveraron manifiestamente, que su tratamiento a la Madre de Jesús no constituía una "doctrina completa sobre María", puesto que esa no era su intención. Por tanto, Vaticano II reconoció la necesidad de una mayor clarificación y desarrollo teológico, para completar la doctrina sobre María”. (Lumen Gentium) Y este autor sostiene que “el cuerpo de la doctrina Mariana permanecerá incompleta, hasta que la Iglesia presente un dogma que defina directamente la naturaleza del rol de María con el Redentor en la obra de nuestra salvación, y su relación con nosotros como la Madre de todos los Cristianos. Los primeros cuatro Dogmas Marianos definen las verdades que identifican los dones y prerrogativas personales de Nuestra Señora (Madre de Dios, Virginidad Perpetua, Inmaculada Concepción y Asunción Gloriosa). Aún tenemos que definir la verdad total sobre la Madre del Redentor en su relación con nosotros, con la Iglesia y de su participación en la redención al servicio de la Iglesia”. Este nuevo Dogma Mariano, dicen algunos católicos, traería grandes beneficios a la Iglesia, particularmente con respecto a la relación de cada persona con la Madre del Redentor. La definición proveería una fundamentación urgentemente requerida para la afluencia de la devoción Mariana contemporánea, la que sin bases dogmáticas corre el peligro de extremos devocionales, ya sea “falsa exageración" o "una actitud demasiado sumaria". El auténtico amor a María como una devoción, debe estar firmemente fundado en la verdad sobre María como un dogma6.
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Se cuenta con las muy ricas enseñanzas del Papa Juan Pablo II, con especial atención dada a la corredención y mediación de María. Contamos también con las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre la corredención y mediación Mariana, claramente manifiestas en Lumen Gentium, no. 56-62. Adicionalmente, estas mismas verdades doctrinales están presentes en la rica tradición del magisterio papal de los Siglos XIX y XX. Agregados a esto, están las muy distinguidas voces dentro de la Iglesia que están pidiendo la definición solemne, incluyendo a más de 500 obispos, 44 cardenales y aproximadamente 4.8 millones de peticiones de fieles Católicos de 157 países de los 5 continentes.
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La devoción a María Auxiliadora Comenzaremos precisando que devoción es un sentimiento de profundo respeto y admiración inspirado por la dignidad, la virtud o los méritos de una persona, una institución, una causa, etc. En nuestro caso se trata de un sentimiento y actitud de veneración religiosa. Rivero (2001) dice que “nuestra devoción suprema es hacia Dios. La devoción a Dios es la disposición de la voluntad para hacer con prontitud lo referente al culto y el servicio a Dios. Esencial para la devoción es la disponibilidad para hacer cualquier cosa que honre a Dios, sea en público o en privado, sea oración o sea servicio. A la persona que tenga esta disposición se le llama "devota". La raíz de la auténtica devoción es un gran amor por Dios”. Y añade: “Dios instituyó en su Iglesia diversos miembros. Entre ellos los más insignes, después de la Cabeza que es Cristo, son María Santísima, los Apóstoles, mártires y santos. La Iglesia manifiesta devoción a estos miembros gloriosos de la familia de Dios. Esta devoción NO es lo mismo que "adoración" la cual sólo se rinde a Dios”. Podríamos decir que en la devoción a María Auxiliadora hay un antes y después a partir de San Juan Bosco. Este santo es la persona que más tuvo que ver con la popularización de la invocación de María como Auxilio de los cristianos. El veía el florecimiento de sus obras apostólicas y educativas entre los jóvenes como obra de la Virgen María. Don Bosco comienza a referirse a ella con el nombre de María Auxiliadora a partir de 1860, año en el que relata que la Virgen le manifestó su deseo de ser honorada bajo dicho título y su voluntad de que se le construyera un templo. Es posible que este deseo de referirse a María como "Auxilio de los cristianos" tenga su razón de ser en la difícil época que la Iglesia católica vivía en Italia con el avance de los movimientos nacionalistas que abogaban por la Unificación de Italia aún en contra de la existencia de los Estados Pontificios y por ende de la autoridad del papa. Don Bosco estuvo muy cerca del pontificado del papa Pío IX, el último papa-rey de los Estados Pontificios. Él estaba predestinado por Dios a difundir, la invocación y devoción a María Auxiliadora. Ella sería su inspiración para la creación de una triple familia religiosa: Los Salesianos, Las Hijas de María Auxiliadora y los Cooperadores Salesianos. Ella sería también, su maestra y su guía en el contenido espiritual de su Obra. Bien pronto la expansión de las obras salesianas en los cinco continentes tendrían como consecuencia la internalización de esta advocación de origen estrictamente europeo. San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.
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Pero será en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. "La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana". Desde esa fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y en su obra como "central y sintetizador". La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hacer percibir a María como "Auxiliadora del Pueblo de Dios".
Iconografía En otoño de1863, no sin graves dificultades, Don Bosco comienza en Turín la construcción de la hoy Basílica de María, encargándose de ella el maestro mayor de obras Carlos Buzzetti. Sus muchachos del Oratorio Salesiano se preocuparon de exprimir la caridad de la población al máximo por lo que el santo aseguró que el dinero conseguido para la construcción del santuario venía de la Providencia. Cinco años más tarde, el 9 de junio de 1868, se consagró el templo. Lo que sorprendió primero a Don Bosco y luego al mundo entero fue que María Auxiliadora se había construido su propia casa, para irradiar desde allí su patrocinio. Don Bosco llegará a decir: “No existe un ladrillo que no sea señal de alguna gracia”. Una de las capillas de la cripta, llamada de la aparición, está dedicada al sueñovisión que tuvo Don Bosco en 1844 en el que la Virgen le mostró los inicios y el desarrollo futuro de su obra, así como el lugar donde debía construirse la iglesia. Para adornar la Basílica el santo mandó pintar una obra al maestro italiano Tomás Lorenzone diciéndole: “En alto María Santísima entre los coros de los ángeles, después el coro de los profetas, de las vírgenes, de los confesores. Por tierra los emblemas de las grandes victorias de María y de los pueblos del mundo en el acto de alzar las manos hacia ella pidiendo su auxilio”. Concluída la obra el mismo Don Bosco diría: “La Virgen se mueve en un mar de luces y de majestad. Rodeada de ángeles los cuales la saludan como su Reina. 13
Con la mano derecha sostiene el cetro, que es el símbolo de su gran poder, con la izquierda sostiene al Niño Jesús quien tiene los brazos abiertos ofreciendo de esta manera su gracia y su misericordia a quien recurre a su augusta Madre. Rodeándola y hacia abajo se ven a los Apóstoles y los Evangelistas, quienes transportados en un dulce éxtasis, mirando a la Virgen es como si exclamaran: Regina Apostolorum, ora pro nobis (Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros). En la parte inferior del cuadro se ve la ciudad de Turin, con el santuario de Valdocco en primer plano y con el fondo de Superga. Lo que es de gran valor en el cuadro es su idea religiosa que genera una impresión devota a quien lo observa” 7. En este cuadro, que mide más de siete metros de alto por cuatro de ancho, algunos apóstoles tienen en su mano el instrumento con que los martirizaron o algún símbolo que los identifique. Al centro de pie está San Pedro con las llaves del paraíso y San Pablo con la espada, rodeándolos los cuatro evangelistas, San Juan con la copa de veneno y el águila, San Marcos sentado sobre un león, San Lucas sentado sobre un buey y San Mateo con el ángel; al lado derecho de la Virgen los apóstoles Santo Tomás con la lanza, San Bartolomé con el puñal, San Matías y San Simón; y al lado izquierdo los demás apóstoles, San Santiago el Mayor, San Felipe, San Andrés con la cruz en forma de X, San Judas Tadeo con el hacha y San Santiago el Menor. Sobre la cabeza de la Virgen, en un mar de luz está la paloma que simboliza al Espíritu Santo, y el ojo que significa el Padre Celestial. Un coro de ángeles rodean a Nuestra Señora. Llama la atención el gran manto que cubre a la Virgen, el cual fue pintado así por deseo expreso de Don Bosco: "Para que muchas almas puedan sujetarse de él y sean salvadas. Con fines iconográficos, diremos que la madre lleva en su mano derecha un cetro, símbolo de monarquía y del reinado mesiánico. De igual forma los atuendos corresponden a los usos sacerdotales, bordados en oro y telas preciosas. El niño lleva un vestido entero blanco, otro símbolo mesiánico que recuerda el reparto de los vestidos de Cristo: "La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo". De igual manera Jacob, que "amaba a José más que a todos los demás hijos por ser para él el hijo de la ancianidad" le había hecho "una túnica de manga larga". A lo largo del tiempo se han esculpido muchas imágenes de la Virgen tomadas de lo esencial del lienzo descrito que es María Auxiliadora. 7
Cierto día –cuenta un sacerdote del Oratorio – entré en el estudio del pintor para ver el cuadro. Estaba él sobre una escalerilla dando los últimos toques al rostro de la imagen de la Virgen. No se volvió al ruido de mi entrada, continuó su trabajo. Después de un rato descendió y se puso a contemplar el efecto que daban los últimos retoques. De pronto se percató de mi presencia: me agarró de un brazo y me llevó a un punto desde donde pudiera apreciar mejor el cuadro y, una vez alli, me dijo: -¡Mire qué hermosa es! No es obra mía; no soy yo quien pinta, hay otra mano que guía la mía. Y esta, a mi parecer, pertenece al Oratorio. Diga, pues, a D. Bosco que el cuadro saldrá como él lo quiere. Estaba locamente entusiasmado. Después se puso nuevamente a su trabajo”. Cuando se llevó el cuadro a la iglesia y se colocó en su lugar, Lorenzone cayó de rodillas derramando abundantes lágrimas.
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Pervivencia de la devoción El 18 de abril de 1869 el Arzobispo de Turín declara canónicamente en la Basílica a la Piadosa Asociación de María Auxiliadora para irradiar en el mundo la devoción a la Santísima Virgen invocada bajo este título. Con el Breve Pontificio del 5 de abril de 1870, Pío IX la elevó a Archicofradía y se extendió por todas las partes del mundo. Su Santidad León XIII, aprobó la gracia de poder agregar válida y lícitamente a la Archicofradía existente en Turín, todas las asociaciones que surgieran en cualquier parte del mundo con el mismo título y la misma finalidad. El 17 de mayo de 1904 el cardenal Richelmy, por delegación expresa del Papa León XIII, coronó canónicamente a María Auxiliadora en su gran basílica. El joyero Carmagnola preparó la corona del niño Jesús y de la Virgen en oro fijo, amarillo opaco, obtenido de la fusión de objetos enviados por los devotos de María Auxiliadora. En la parte superior de la corona se colocó una estrella para recordar la expresión de San Bernardo: “Mira la estrella, invoca a María.” Esta coronación causó tal impacto en el mundo salesiano que no pocas casas repartidas por todo el mundo desearon vivamente emular este acontecimiento acogiéndose a la disposición expresada por el mismo Santo Padre, según la cual se hacía extensivo el privilegio a otras imágenes con la misma advocación. En la actualidad, son miles las Asociaciones de devotos de María Auxiliadora como varios millones de asociados. Los fines de esta Asociación quedaron señalados por San Juan Bosco en el documento presentado para su aprobación: “Promover e incrementar el culto al Santísimo Sacramento y la devoción a María Auxiliadora de los Cristianos”. Hoy, salesianos y salesianas, fieles al espíritu de sus fundadores y a través de las diversas obras que llevan entre manos siguen proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en la evangelización de los pueblos, el auxilio que viene de Santa María. Oratorios y centros juveniles, instituciones educativas de todos los niveles y modalidades –especialmente para los pobres y marginados-, pastoral juvenil, residencias de estudiantes, centros de promoción para la mujer, centros de salud y dispensarios, casas de acogida para niñas y jóvenes en dificultad e infractores. El Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, insigne pensador católico e inspirador del mayor movimiento internacional de difusión del Mensaje de Fátima, con ocasión de la fiesta de María Auxiliadora, en mayo de 1995 -poco antes de fallecer-, pronunció unas expresivas palabras de las que extraemos las iniciales: “La idea de auxilio evoca la idea de necesidad, pues sólo pide auxilio aquel que está en situación de necesidad; el hombre que no está en necesidad no precisa de auxilio. 15
Sólo es auxiliadora Aquélla que tiene como función normal, como misión propia, como trazo característico de su personalidad, el hecho de ser auxiliadora. Y la Santísima Virgen es por excelencia Auxiliadora, es Aquélla que a todos nos auxilia, de todos los modos, en todas las circunstancias y en todos los lugares. Para eso, tiene que estar dotada de una riqueza simplemente fabulosa, y de una bondad aún más extraordinaria que su propia riqueza”. El 27 de octubre de 1949, a pedido de los agricultores de Rosario, se estableció por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, que María Auxiliadora sea la Patrona del agro de Argentina. El ayuntamiento de Morón de la Frontera, provincia de Sevilla, nombró alcaldesa honoraria de la localidad a María Auxiliadora en acto oficial el 24 de mayo de 2008. Un pleno extraordinario aprobó por mayoría el nombramiento el mismo día de su festividad. El alcalde colocó el bastón de mando de la ciudad en el altar de la Virgen en el curso de una procesión pública. En el municipio de Sabaneta en el departamento de Antioquia, Colombia, se encuentra la Iglesia de Santa Ana donde está ubicado el Santuario Diocesano de María Auxiliadora. En 1930, ya construída por completo, es nombrado como párroco Ramón Arcila Ramírez, quien comienza a promover la devoción hacia María Auxiliadora, especialmente los martes; la imagen es de origen italiano. Arcila es trasladado en1934, pero se mantiene la devoción en Sabaneta, y vuelve en1958, promoviendo aún más la devoción a la imagen; sin embargo, en 1962 se ve obligado a reparar la iglesia debido a un terremoto. Se dice que el 10 de septiembre de 1968 esta virgen se apareció en la iglesia, dando inicio a una serie de eventos milagrosos.
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Don Bosco
“¡Denme almas, y llévense lo demás!” (Don Bosco)
¿Qué prima en Don Bosco? ¿Ser un sacerdote, un educador, un escritor italiano del siglo XIX? Prima todo esto y mucho más. Fue un visionario de su tiempo al punto de predecir acontecimientos que se darían a lo largo del siglo XX en lo referente a sus salesianos, a la Iglesia católica y al mundo en general. Hay que recalcar que el carisma de este prohombre está íntimamente ligado a María Auxiliadora. Entre la Santísima Virgen y Don Bosco existe una especie de pacto que perdura hasta hoy: María ayuda a la Familia Salesiana y desarrolla sus obras, en tanto que cada miembro de esta familia difunde la devoción a María Auxiliadora, como un servicio eclesial. Dios se sirve de la familia de Don Bosco para propagar más el culto a su Madre en el Pueblo Cristiano. No cabe duda que la vida de Don Bosco fue una vida conducida bajo el manto de María Auxiliadora quien lo convirtió en uno de los grandes educadores de su tiempo, con proyección a nuestros días, y como tal fundó la Congregación Salesiana y el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y promovió el desarrollo de un sistema educativo, llamado por él mismo como sistema preventivo, al que dedicaremos especial atención. Por lo dicho, y según veremos enseguida, la vida y obra de este santo son muy ricas y complejas, por lo que al estudiarlas tendremos en cuenta: el contexto político y socioeconómico en que ambas se desarrollaron, los oratorios, fundaciones, el sistema preventivo, fallecimiento y reconocimientos y finalmente la pervivencia de su aporte a la humanidad.
Contexto político y socioeconómico El siglo XIX fue un siglo de profundas transformaciones mundiales y revoluciones en todos los sentidos. Durante este tiempo las consecuencias más importantes de la revolución francesa tomarían lugar especialmente con el avance de los nacionalismos en Europa y el nacimiento de las repúblicas americanas. Sería el siglo de las revoluciones industriales, el desarrollo del concepto moderno 17
de democracia, el siglo de los grandes inventos, del materialismo dialéctico y del impresionismo artístico. El Imperio español, primero sometido a las ambiciones napoleónicas y después debilitado, se enfrentaba al avance del nacionalismo criollo en Hispanoamérica que llevaría al nacimiento de nuevas repúblicas declaradas varias décadas antes de la misma italiana. Pero mientras América se liberaba del colonialismo europeo, África y Asia eran repartidas por el colonialismo europeo. “Italia, según Palmade (1976), es económicamente una frontera de la Europa occidental capitalista e industrial, igual que Austria y Alemania, un espacio disputado e inseguro. La unidad italiana y la unidad alemana enfrentan a estos tres países en los dos únicos grandes conflictos armados europeos del siglo XIX. En ambos casos Francia, que quiere y cree ser la primera potencia continental, toma parte en el conflicto. Desde varios aspectos hay que relacionar, pues, el fenómeno de la unidad italiana con el movimiento general que conmueve a la Europa occidental”. La mayoría de los estados en los que se dividía la Península Itálica estaban ligados a dinastías consideradas como «no-italianas», entre ellas los Habsburgo y los Borbón. El Reino Piamonte-Cerdeña en cambio estaba regido por la Casa de los Saboya, los únicos que fueron considerados auténticamente «italianos», razón por la cual llegaron a ostentar el título de «Rey de Italia». Por otra parte, la Iglesia católica ejercía soberanía sobre varios estados del centro de la Península conocidos como Estados Pontificios, los cuales serían integrados al Reino de Italia en 1870, lo que incluyó a Roma, solicitada por los nacionalistas como la capital de la nueva unidad política 8. Este reino gobierna desde el centro, siendo criticado tanto por la derecha conservadora y católica como por la extrema izquierda radical, y se propone como tarea la modernización de las estructuras económicas y políticas del país. El puerto de Génova se convierte en el primer puerto. En diez años se duplica el volumen de los bienes de consumo, y el Piamonte se dota de la mayor red de ferrocarriles de la península, abre numerosos canales por todo su territorio y firma tratados de libre cambio con los grandes países. En 1860 el Piamonte posee la mitad del capital social del conjunto de las sociedades industriales y comerciales italianas 9.
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Así como el liberalismo belga, holandés y francés es anticlerical, la unidad italiana se hace contra el Papa, quien pierde sus Estados y se retira por más de medio siglo al Vaticano, considerándose prisionero del nuevo reino. 9 Palmade nos dice que” Italia despierta, sin duda, simpatías en Europa, en Inglaterra principalmente, donde esta actitud se mezcla a un moralismo protestante antipapista. Gladstone declara que la reacción napolitana es «la negación de Dios». En Francia intelectuales liberales y anticlericales, como Buloz, director de la Revue des Deux Mondes, son favorables a la causa de la unidad
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Turín, como capital del Reino, era una ciudad de enorme importancia y actividad política y económica durante el siglo XIX. Fue la capital del Reino de Italia bajo Víctor Manuel II y vivió una rápida época de transformaciones y renovación bajo Cavour a partir de 1850. Entre los papas uno tuvo especial importancia en la historia de la unificación italiana: el Beato Pío IX (1792 - 1878), quien, según hemos visto, ostenta el pontificado más largo de la historia, si se excluye el de San Pedro. La vida de Don Bosco (1815 - 1888) transcurre en este período. Vivió prácticamente en Turín. Se dice que era italiano pero lo fue sólo desde que se declaró definitivamente el Reino de Italia en 1870. Antes era un ciudadano del Reino de Piamonte-Cerdeña. Palmade concluye que “la unidad ha sido obra de una clase burguesa, intelectual y moderada, y también de los funcionarios del norte que han sabido insertarse en un juego diplomático a escala europea. Aquí también el liberalismo alcanza rápidamente sus límites: incapacidad para concebir reformas sociales de las cuales tanta necesidad tiene el sur de Italia, timidez, estancamiento en el conservadurismo. La izquierda anticlerical y liberal que gobierna a partir de 1876 se lanza en una política megalómana de nacionalismo, de armamentos y de colonialismo. Más que de una voluntad de enfrentarse a lo real, se trata de una huida hacia adelante”.
Vida Dado el contexto que acabamos de analizar brevemente, las familias Bosco y Occhiena de I Becchi -en Castelnuovo- provincia de Asti en el Piamonte, pasaban serias dificultades económicas. Eran familias del campo que sobrevivían como peones de la familia Biglione. Francisco Luis Bosco había sido viudo y tenía un hijo, Antonio Bosco, antes de su segundo matrimonio con Margarita. Una hija de su primer matrimonio, Teresa, había muerto en su infancia. Margarita Occhiena tuvo dos hijos con Francisco: el primero fue José (1813 - 1862) y el segundo Juan Melchor. En la casa vivía también la madre de Francisco Luis cuyo nombre era también Margarita. Los Bosco/Occhiena, eran personas de fe, que confiaban en la Providencia divina.
Primeros años Juan Melchor nació el 16 de agosto de 1815. El 11 de mayo de 1817, cuando Juan tenía 21 meses de edad, Francisco falleció a causa de una pulmonía. La responsabilidad de la familia quedó en manos de su madre Margarita. Margarita era analfabeta pero fue una mujer incomparable, de férreo carácter, exigente y afectuosa, laboriosa, con una intensa fidelidad a su familia y de una 19
sólida devoción. No buscó un segundo matrimonio, sino que sola se dedicó a formar a sus tres hijos varones. Dotada de una gran intuición pedagógica, educo sus hijos en el trabajo, en el conocimiento de Dios y en la vivencia de su presencia amorosa y providente. Las guerras a que hemos hecho referencia, dejaron los campos devastados y la amenaza de hambrunas que Margarita tendría que enfrentar con sus hijos. Juan iba con su madre al mercado a vender los productos del campo. Era un muchacho despierto y vigoroso que aún no sabía leer, pero se cuenta que aprendió en cuatro semanas. En medio de las terribles penurias, Margarita elevaba sus ojos a Dios, con esperanza y agradecimiento. Este modo de hacer, confiado y emprendedor ante cualquier dificultad, fue decisivo para la formación de Juan. Otra situación que la madre de Don Bosco tuvo que afrontar fue la educación de Antonio, hijo de Francisco y de su primera esposa. Con la muerte de Francisco el niño había quedado huérfano de padre y madre y a la caridad de su madrastra que, por fortuna, lo acogió como a un hijo y le dio la prioridad de hijo primogénito. Sin embargo, Antonio Bosco no superaría completamente su orfandad y se mostraría huraño dentro del contexto de la familia para oponerse con frecuencia a los sueños de Juan, su hermano menor. Pero él tenía un temperamento espléndido, lleno de simpatía y de fácil relación, que miraba al mundo con ojos llenos de sabiduría, y se dedicaba apasionadamente a todo lo que llamaba su atención. Juan quería estudiar para ser sacerdote. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. Además tenía que hacer todos los días a pie unos diez kilómetros, a veces descalzo, por no gastar zapatos. Luego ya no pidió limosna sino que para pagar sus estudios trabajó en toda clase de oficios. Pero también tuvo que enfrentarse a la oposición de su hermano Antonio que lo prefería en las faenas del campo. Ni Antonio ni José irían a la escuela. Juan en cambio sí lo hizo gracias a la tenacidad de su personalidad y a la ayuda de su madre. La Santísima Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. A los nueve años de edad, tuvo un sueño 10, «el sueño de los nueve años», que Don Bosco describió así: (...) “Cuando tenía nueve años, tuve un sueño... ¡Este
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Juan fue famoso por sus sueños proféticos, ¡se conocen 159 de ellos! Quizás el más famoso es el de la Nave de Pedro, que Sálesman relata así: “Don Bosco vio que una gran barca (la Iglesia) navegaba en un mar tempestuoso piloteada por el Romano Pontífice, y a su alrededor muchísimas navecillas pequeñas (los cristianos). De pronto aparecieron un sinnúmero de naves enemigas armadas de cañones (el ateísmo, la corrupción, la incredulidad, el secularismo, etc., etc.) y empezó una tremenda batalla. A los cañones enemigos se unen las olas violentas y el viento tempestuoso. Las naves enemigas cercan y rodean completamente a la Nave Grande de la Iglesia y a todas las navecillas pequeñas de los cristianos. Y cuando ya el ataque es tan pavoroso que
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sueño me acompañó a lo largo de toda mi vida! Me pareció estar en un lugar cerca de mi casa, era como un gran patio de juego de la escuela. Había muchos muchachos, algunos de ellos decían malas palabras, Yo me lancé hacia ellos golpeándoles con mis puños. Fue entonces cuando apareció un Personaje que me dijo: «No con puños, sino con amabilidad vencerás a estos muchachos». Yo tenía sólo nueve años. ¿Quién me estaba pidiendo a hacer algo imposible? Él me respondió: «Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día. Mi Nombre pregúntaselo a mi Madre». De repente apareció una Mujer de majestuosa presencia. Yo estaba confundido. El me llevó hacia ella y me tomó de la mano. Me di cuenta que todos los niños habían desaparecido y en su lugar vi todo tipo de animales: perros, gatos, osos, lobos... Ella me dijo: «Hazte humilde, fuerte y robusto… y lo que tú ves que sucede a estos animales , tú lo tendrás que hacer con mis hijos». Miré alrededor y vi que los animales salvajes se habían convertido en mansos corderos ... Yo no entendí nada… y pregunté a la Señora que me lo explicara... Ella me dijo: «A su tiempo lo comprenderás todo».11 Este sueño fue el derrotero de su apostolado, pese a que Juan no lo entendió muy bien y tuvo diferentes interpretaciones en el seno de su familia. Sería sólo en 1846 que el padre Cafasso le aconsejaría dar crédito a sus sueños como parte de un plan divino en beneficio de las almas. Especialmente la frase «no con puños, sino con amabilidad vencerás a estos muchachos» será la base del futuro sistema preventivo de Don Bosco y su inspiración en la espiritualidad salesiana, como veremos más adelante. En 1828 dejó I Becchi y fue a trabajar como pastor a casa de la familia Moglia en Moncucco. Desde su niñez, Juan demostró espíritu de liderazgo y las características del que sería su apostolado entre los jóvenes al reunir niños y jóvenes en los ratos libres y entretenerlos con actos de malabarismo y anécdotas con mensajes formativos. También comenzó en ese tiempo a insistir en la idea del sacerdocio, hecho éste que demostraría con una gran devoción y asistencia sacramental. Observa por las calles a los sacerdotes de los pueblos que, entregados con todo parece perdido, emergen desde el fondo del mar dos inmensas y poderosas columnas (o pilares). Sobre la primera columna está la Sagrada Eucaristía, y sobre la otra la imagen de la Virgen Santísima. La nave del Papa y las navecillas de los cristianos se acercan a los dos pilares y asegurándose de ellos ya no tienen peligro de hundirse. Luego, desde las dos columnas sale un viento fortísimo que aleja o hunde a las naves enemigas, y en cambio a las naves amigas les arregla todos sus daños. Todo el ejército enemigo se retira derrotado, y los cristianos con el Santo Padre a la cabeza, entonan un Himno de Acción de Gracias a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora”. 11
El sueño terminó, pero desde aquel momento Juan Bosco comprendió que su vocación era ayudar a los niños pobres, y empezó inmediatamente a enseñar el catecismo y a llevar a la iglesia a los chicos de su pueblo. Para ganárselos, acostumbraba ejecutar ante ellos toda clase de acrobacias, en las que llegó a ser muy ducho. Un domingo por la mañana, un acróbata ambulante dio una función pública y los niños no acudieron a la iglesia; Juan Bosco desafió al acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió victoriosamente con los chicos a la Misa.
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celo a su tarea, no obstante no tenían un trato familiar con los chicos. Sólo trataban a los adultos. “Si yo fuera sacerdote, lo haría de forma distinta. Me acercaría a los niños y a los jóvenes para charlar con ellos y darles buenos consejos”. En noviembre de 1829 Juan, cuando tenía catorce años, conoció a Don Calosso, viejo párroco de un pueblecito vecino. Encontró en él a un buen amigo del alma. Don Calosso, conocedor de su vocación sacerdotal, empezó a enseñarle la gramática latina e italiana. Se convirtió además en su buen maestro espiritual. Juan le abrió su corazón y él le enseñó a sacar provecho de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, así como a hacer cada día un rato de oración personal. Fueron los fundamentos de su formación espiritual. Pero Don Calosso murió el 21 de noviembre de 1830. Un año después, Juan Bosco fue a estudiar a Chieri, y mientras trabaja como aprendiz de diferentes oficios, asiste a clase con compañeros más jóvenes que él. Su memoria y su despierta inteligencia hicieron que adelantara rápidamente y, en pocos años, adquirió el nivel propio de su edad. Allí se convirtió en el líder de sus compañeros de escuela y de diversión, gracia a su simpatía, su facilidad con el estudio y su honestidad. Además fue su maestro de teatro, música, prestidigitación y fundó un movimiento juvenil al que llamó «La Sociedad de la Alegría», que tenía por base estas dos reglas: 1. evitar todo aquello que no es conforme al Evangelio y 2. responsabilidad en el estudio y en la vida cristiana. El corazón de educador se iba formando lentamente en el joven y aprendió a ganarse a todos, compañeros y profesores. Fue promovido varias veces en el colegio y era sin duda el mejor estudiante. Cabe señalar que era muy sensible por las culturas extranjeras y llegó a dominar, además del italiano, el español, el francés y el inglés, aparte de las lenguas clásicas griego y latín. Acabados sus estudios básicos y preuniversitarios, se planteó qué hacer en el futuro. Tenía clara su vocación sacerdotal, pero ¿dónde? ¿Como sacerdote diocesano o como fraile? Preocupado por sus escasos recursos económicos, Juan decidió ingresar en el Convento de San Francisco el 18 de abril de 1834. Su decisión cambió radicalmente debido a un sueño en donde veía frailes que lo desaconsejaban de ello: “Dios te prepara para otras mieses”. Además con la orientación del padre José Cafasso y la ayuda del padre Cinzano, Juan ingresó en el Seminario Diocesano de Chieri el 30 de octubre de 1835. En el Seminario observó con tristeza cómo los profesores del seminario no eran cercanos a los jóvenes estudiantes, sino que se mantenían alejados y reservados. Esto avivó en él de nuevo el deseo de ser sacerdote para estar en medio de los jóvenes, para ayudarles en todo. Durante sus vacaciones de verano, ayudaba a los de casa en los trabajos del campo o fabricando muebles sencillos de madera. Seguía reuniendo a los muchachos de las casas de campo de los alrededores para enseñarles el catecismo y también a leer y a escribir.
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Si bien el joven Bosco sufrió el rigor del jansenismo 12 en su formación sacerdotal, el seminarista tenía otra percepción de la Gracia en ámbito teológico católico. Una prueba de ello expuesta por sus biógrafos es que al final de su formación escogió a San Francisco de Sales13 como modelo.
Sacerdocio Juan pasó al seminario mayor de Turín y en 1835 vistió la sotana de clérigo. En tal ocasión su madre le hizo esta reflexión: “Mi querido Juan, ahora vistes el hábito sacerdotal y eso me hace muy feliz; pero recuerda que no es el vestido lo que te honrará sino el estilo de tu vida. Si en alguna ocasión dudas de tu vocación, quítate esta ropa antes de deshonrarla. Prefiero tener un hijo labrador que no un hijo que sea un sacerdote indigno”. En los días de retiro que precedieron a su ordenación se planteó todo un proyecto de vida: “El sacerdote no va solo al cielo o al infierno; va acompañado de las personas que ha ayudado o a las que ha escandalizado. Por eso: 1º. Me apartaré de todo aquello que me distraiga de mi vocación sacerdotal; 2º. Trabajaré sin descanso a favor del Evangelio; 3º. Lo haré todo con la paciencia y la dulzura de san Francisco de Sales; 4º. Cada día dedicaré un tiempo a la oración personal; 5º. Me mantendré siempre disponible a los demás, sobre todo en lo referente a la educación de la fe”. El sábado 27 de marzo de 1841 recibió el diaconado y fue ordenado sacerdote el 5 de junio del mismo año por Monseñor Franzoni, arzobispo de Turín, en la capilla privada arzobispal. Celebró su primera Eucaristía en la Iglesia de San Francisco de Asís en Turín, ante el altar del Ángel de la Guarda.
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En el siglo XIX, la Iglesia Católica europea estuvo fuertemente influenciada por un movimiento espiritual y teológico conocido como el Jansenismo fundado en el siglo XVII por el obispo Cornelio Jansen (1585 - 1638) y que creó un fuerte rigorismo moral basado en una interpretación literal de los textos de Agustín de Hipona. La ascética era la base de su espiritualidad que los alejaba de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía mientras promulgaban un rigorismo moral extremo. En Chieri era objeto de combate por notables personajes como el padre Cafasso y por parte de los jesuitas, los que lograron que la Iglesia condenara dicha tendencia teológica. 13
El Santo Obispo de Annecy, con la teología espiritual salesiana, fue una de las más destacadas respuestas al rigorismo jansenista en la época del apogeo de dicha corriente y sería uno de los pilares fundamentales del apostolado de Don Bosco al punto de darle su nombre a la Congregación que fundaría posteriormente en favor de los jóvenes.
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Aconsejado por su amigo y confesor, el sacerdote don Cafasso, vivió y estudió en el Colegio Eclesiástico de Turín, en el que los jóvenes sacerdotes que lo deseaban, podían continuar sus estudios tres años más. Al tiempo que se ejercitaban en la pastoral por las parroquias, escuelas y hospitales de la capital del Piamonte, profundizaban la teología y la moral cristiana. Don Bosco dirá años más tarde: “Allí aprendíamos a ser sacerdotes”. Don Cafasso acompaña al joven sacerdote a las prisiones de Turín, en donde Don Bosco experimentaba la maldad humana y quedó impresionado al comprobar la cantidad de chicos de doce a dieciocho años, sanos, robustos e inteligentes, que allí se hallaban ociosos, en condiciones infrahumanas, dejados de la mano de Dios y de los hombres. Muchos de ellos salían, cumplida la condena, con el propósito firme de iniciar una vida mejor, pero la mayoría recaía al no contar con la ayuda necesaria. 14 Don Bosco se planteó: “¿Quién sabe si estos muchachos, de encontrar un amigo que les ayudara, les enseñara y les formara cristianamente, no se verían libres de esta vida?”.15
Apostolado entre los jóvenes El joven sacerdote se dejó pronto impresionar por esta realidad con la que él mismo se identificaba y rechazó numerosas ofertas que le hubieran podido garantizar una vida de bienestar y tranquilidad entre la burguesía de la ciudad. Por eso, el primer puesto que ocupó Don Bosco fue el de capellán auxiliar en una casa de refugio para muchachas, que había fundado la marquesa de Barolo, una rica y caritativa mujer. Los domingos, Don Bosco estaba desocupado de modo que podía ocuparse de sus chicos y chicas, a los que consagraba el día entero en una especie de escuela y centro de recreo, que más tarde llamó "Oratorio Festivo". 14
Según estadísticas de la época, cuando el joven Don Bosco llegó a Turín en noviembre de 1841 había muchos niños menores de 10 años empleados como constructores, sastres, carpinteros, pintores de brocha, limpiadores de chimeneas y muchos otros oficios. Se trataba de la revolución industrial que comenzaba a dar sus frutos en la capital saboyana y en donde los obreros tenían que trabajar hasta 14 horas por pobres salarios. Por otra parte, las cárceles turinesas estaban atestadas de muchachos tan jóvenes como 12 años en condiciones de hacinamiento. 15
Hemos de tener presente que en 1841 Turín estaba sufriendo los efectos de la primera revolución industrial, que provocó compactas olas de inmigración, sobre todo juvenil, de la zona rural, depauperada por las guerras y las malas cosechas, a la ciudad. Estos jóvenes se encuentraban solos, sin familia, durmiendo por la calle, en trabajos mal remunerados y en situaciones de verdadera explotación infantil y juvenil. Adolescentes y jóvenes sin instrucción ninguna, obligados a trabajar todos los días de la semana, en manos de patrones sin escrúpulos. La mayoría abandonaba la práctica religiosa, y muchos de ellos, obligados por la necesidad y a menudo por el hambre, se veían empujados a delinquir.
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El 8 de diciembre de 1841 Don Bosco tuvo un encuentro que se haría significativo para su futura obra y que lo llevaría a la misión descrita en el sueño de los nueve años. Ese fue a celebrar la Eucaristía en la Iglesia de San Francisco de Asís y encontró al sacristán Comotti maltratando a un muchacho de 16 años de nombre Bartolomé Garelli porque no sabía acolitar. Defendido por Don Bosco el muchacho le confesó que no había recibido la Primera Comunión, que no conocía el catecismo y que era pobre y abandonado. Después de la Misa, Don Bosco le dio las primeras lecciones de catecismo y al siguiente domingo Garelli regresó con 20 muchachos que llegaron a ser 80 en marzo del año siguiente.
El Oratorio Fue el inicio del Oratorio de Don Bosco que, sin embargo, no tuvo todo el respaldo de la ciudadanía ni de la Iglesia en sus inicios. Para muchos Don Bosco planeaba una revolución con esos muchachos abandonados dispuestos a todo, para otros el joven sacerdote robaba la feligresía de las diferentes parroquias de donde provenían los muchachos y por último, para otros Don Bosco había perdido la razón. El padre Borel le sugirió que redujera el grupo a 20 muchachos, el Marqués de Cavour le advirtió que estaba perdiendo el tiempo y los sacerdotes Vincenzo Ponzati y Luis Nasi hicieron cuidadosos arreglos para ingresarlo en un hospital mental. 16 La misma marquesa le negó el permiso de reunir a los niños en sus terrenos, porque hacían ruido y destruían las flores. Durante un año, Don Bosco y sus chiquillos anduvieron de "Herodes a Pilatos", porque nadie quería aceptar ese pequeño ejército de más de un centenar de revoltosos muchachos.
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Don Bosco tuvo entonces que enfrentarse a la sospecha y la antipatía de muchos que no entendían cómo un sacerdote iba por las calles con muchachos de tan baja clase social. Comienza entonces lo que podría llamarse su fase nómada a través de Turín: primero en algunos espacios de la Iglesia de San Francisco de Asís y en los patios del Instituto Pastoral de Calosso, después organizaba sus actividades en las calles y en las afueras de la ciudad. Pasó con sus muchachos a la Capilla de San Francisco de Sales en el Hospital de Santa Filomena del Internado para niñas de la Marquesa de Barolo en donde además predicaba y confesaba.
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Cuando Don Bosco consiguió, por fin, alquilar un viejo granero, y todo empezaba a arreglarse, la marquesa, que a pesar de su generosidad tenía algo de autócrata, le exigió que escogiera entre quedarse con su tropa o con su puesto en el refugio para muchachas. El santo escogió a sus chicos. En mayo de 1845 con 400 muchachos, se reúne en los predios del cementerio abandonado de la Iglesia de San Pedro, cerca de la Capilla de San Martín. En ese lugar Don Bosco conocería a otro muchacho de una gran importancia en la vida salesiana: Miguel Rúa, quien llegaría a ser su mano derecha y su primer sucesor. Después arrendó algunas habitaciones de la casa del padre Moretta y por último arrendó el campo de los hermanos Filippi. El 5 de abril de 1846, un día antes de que se venciera el plazo para abandonar el Campo de los Filippi con sus muchachos, Soave lo llevó a los predios de Pinardi y Don Bosco le dio 350 francos por una franja de tierra: una nueva fase de su sueño comenzaba para él y sus muchachos. La Casa Pinardi estaba ubicada en Valdocco y sería allí en donde Don Bosco centraría el desarrollo de su apostolado. Valdocco se convertiría en un nombre de fama mundial y a él se asociarían con el tiempo el nombre de grandes personalidades de la misión salesiana. Las adaptaciones al edificio y al terreno para el Oratorio fueran hechas por él mismo y sus muchachos. El 12 de abril de 1846 el Arzobispo bendijo la capilla y aumentó el número de muchachos, especialmente los domingos. El Conde de Cavour, temeroso de que fuera el principio de una contrarrevolución religiosa liderada por Don Bosco, intentó prohibir el Oratorio, pero en su auxilio llegó la orden favorable del rey Carlos Alberto. El Oratorio de Don Bosco se desarrolló como un espacio en donde los muchachos podían aprender un oficio útil, asistir a los sacramentos y tener un patio para jugar sanamente con los amigos. Desde el principio Don Bosco puso en el centro de su obra la figura de San Francisco de Sales como modelo de amabilidad, dulzura y espiritualidad religiosa. Visitaba las fábricas en donde trabajaban sus muchachos para garantizar de que no fueran víctimas de explotación, buscaba trabajos dignos para muchos de ellos para lo cual hacía que los empleadores firmaran con él tratados que garantizaran los derechos de los muchachos anticipándose así a la legislación laboral internacional. Planeaba retiros espirituales para muchachos obreros y en 1847 elaboró el primer reglamento del Oratorio. En mayo de 1847 comenzó una nueva dimensión en el Oratorio. Hasta entonces los muchachos tenían que buscarse por su propia cuenta el dormitorio, muchos de ellos lo hacían en la calle. Bajo petición del joven Percamona, un muchacho
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huérfano que le pidió posada, Don Bosco, con la intervención de Mamá Margarita, iniciaron el proyecto de internado en Valdocco. La primera experiencia de extensión de su apostolado la vivió en la misma Turín, cuando ese mismo año abrió el Oratorio de San Luis en Porta Nova y el del Ángel Guardián en Vanchiglia dos años después. La idea de crear los talleres dentro del Oratorio nació de la necesidad de sacar a los muchachos de los trabajos en las fábricas. A partir de 1853 comenzó la construcción de talleres de calzado, sastrería, carpintería, imprenta y metalistería. Gracias a ello, 300 muchachos dejaron de trabajar en las fábricas. Para 1869 había 375 internos y entre 1854 y ese año se contaban ya más de 800 muchachos que habían pasado por el internado. Con la ayuda de un seminarista, Francesia, Don Bosco comenzó también a dar clases dentro del Oratorio y para1860 tuvo completa la educación media para sus muchachos insistiendo en que sus estudios fueran los mejores. Por otra parte el avance del nacionalismo italiano con frecuencia hostil a la Iglesia, causó que los seminarios fueran cerrados. Varias veces el Arzobispo de Turín fue exiliado y las órdenes religiosas perseguidas. No sucedió lo mismo con el Oratorio de Don Bosco y por esta razón muchos seminaristas diocesanos y religiosos fueron enviados a seguir sus estudios de formación sacerdotal con Don Bosco. El agotamiento, el estrés diríamos hoy, se produjo finalmente en Don Bosco, a pesar de ser de constitución atlética y robusta, y le sobrevino una pulmonía, con cuyas complicaciones estuvo a las puertas de la muerte. Le administraron el sacramento de la unción de los enfermos. En esta oportunidad, las manifestaciones de afecto de los jóvenes se hicieron significativamente evidentes especialmente en intensas oraciones, ayunos y promesas hechas cerca de la habitación de convalecencia del joven sacerdote. Después de pasar un periodo de descanso en su casa, regresó a Turín el 3 de noviembre de 1846, pero esta vez no regresaba solo, con él venía su madre que le ayudó como solo ella podía. En cuanto se repuso, fue a vivir en unos cuartuchos miserables de su nuevo oratorio, en compañía de su madre, y ahí se entregó, con toda el alma, a consolidar y extender su obra. Dio forma acabada a una escuela nocturna, que había inaugurado el año precedente, y como el oratorio estaba lleno a reventar, abrió otros dos centros en otros tantos barrios de Turín. Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Al poco tiempo, había ya treinta o cuarenta chicos, la mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco en el barrio de Valdocco. Sobre la puerta de su cuarto había un cartel que decía: “¡Denme almas, y llévense lo demás!” Los muchachos de la calle decían: ‘Ese es el Padre que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos’. Su sonrisa era de siempre. Nadie lo encontraba jamás de mal humor y nunca se le escuchaba una palabra dura o
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humillante. Hablar con él la primera vez era quedar ya de amigo suyo para toda la vida. Además de este trabajo, Don Bosco se veía asediado de peticiones para que predicara; la fama de su elocuencia se había extendido enormemente a causa de los milagros y curaciones obradas por la intercesión del santo. Estaba convencido de la influencia de la lectura. Él decía que Dios lo había enviado al mundo para educar a los jóvenes pobres y para propagar buenos libros, los cuales, además eran sumamente sencillos y fáciles de entender. "Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en el cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura". Unas veces se trataba de una obra de apologética, otras de un libro de historia, de educación o bien de una serie de lecturas católicas. Este trabajo le robaba gran parte de la noche y al fin, tuvo que abandonarlo, porque sus ojos empezaron a debilitarse.
Fundaciones Uno de los mayores problemas que tuvo Don Bosco, durante largo tiempo, fue el de encontrar colaboradores. Muchos jóvenes sacerdotes entusiastas, ofrecían sus servicios, pero acababan por cansarse, ya fuese porque no lograban dominar los métodos empleados por Don Bosco, o porque carecían de su paciencia para sobrellevar las travesuras de aquel tropel de chicos mal educados y frecuentemente viciosos. En 1850, no quedaba a Don Bosco más que un colaborador y esto le decidió a preparar, por sí mismo, a sus futuros colaboradores. Además, cabe recordar que había acariciado siempre la idea, más o menos vaga, de fundar una congregación religiosa que pudiera continuar su misión. Congregación Salesiana Pero semejante idea era contraproducente en una época en la que se agudizaba la lucha entre el poder del Estado y de la Iglesia. En efecto, en 1855 Rattazzi, un gobernador declarado anticlerical, hizo aprobar una ley en la cual suprimía 35 órdenes religiosas, cerraba 334 casas religiosas, dispersaba 5.456 sacerdotes y religiosos y los privaba de sus derechos civiles. Lo más sorprendente es que fue el mismo Rattazzi quien aconsejó a Don Bosco cómo fundar su Congregación de tal manera que no se enfrentara con la legislación civil. Le sugirió que formara una sociedad clerical, una asociación de ciudadanos libres que en lo religioso dependiera de la Iglesia, y en lo social fueran libres ciudadanos. Es por ello que el nombre oficial de los salesianos es«Sociedad de San Francisco de Sales». Asi mismo evitó por ejemplo llamar a los laicos consagrados como Fray o Hermano para llamarlos simplemente «Señor» y no les puso hábito distintivo; en la organización de la autoridad religiosa no llamó a los superiores como prior, Provincial o Superior General, sino Director, Inspector y 28
Rector Mayor y no hablaba de Convento y Provincia, sino de Casa e Inspectoría, entre muchas otras particularidades que son términos civiles más que religiosos. El hecho es que después de algunos descalabros, consiguió por fin formar un pequeño núcleo. "En la noche del 26 de enero de 1854 --escribió uno de los testigos-- nos reunimos en el cuarto de Don Bosco. Se hallaban ahí además, Cagliero, Rocchetti, Artiglia y Rua. Llegamos a la conclusión de que, con la ayuda de Dios, íbamos a entrar en un período de trabajos prácticos de caridad para ayudar a nuestros prójimos. En 1858 Don Bosco recibió la aprobación de su Congregación por parte de S.S. Pío IX, pero la aprobación definitiva no llegó sino hasta quince años después, junto con el permiso de ordenación para los candidatos del momento. A estos les diría que el propósito de la Congregación Salesiana era la de buscar la santificación personal y continuar el trabajo en favor de los muchachos, especialmente aquellos más necesitados de instrucción y educación. La nueva Congregación creció rápidamente: en 1863 había treinta y nueve salesianos y a la muerte del fundador, eran ya 768. Cabe destacar que Don Bosco realizó uno de sus sueños al enviar sus primeros misioneros a la Patagonia. Poco a poco, los Salesianos se extendieron por toda la América del Sur. En 1888 la congregación tenía ocho casas en Europa y veintiséis en el Nuevo Continente.
Hijas de María Auxiliadora El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de las Hijas de María Auxiliadora. Hasta entonces había centrado todas sus fuerzas apostólicas y recursos posibles a los muchachos. Gracias a un sueño en el que la Virgen María le pidió interesarse también por las muchachas, Don Bosco vió la oportunidad de hacer ese sueño realidad cuando conoció al padre Pestarino quien le habló de María Dominga Mazzarello, una muchacha de su parroquia, Mornés, que demostraba una gran devoción y carisma por las jóvenes más necesitadas. El 8 de octubre de 1864 Don Bosco se encontró con la joven Mazzarello de Mornés y de dicho encuentro vendría a la luz la fundación del Instituto de Hermanas que harían del carisma salesiano una oportunidad también para las muchachas. La Congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma de hábito de veintisiete jóvenes, entre ellas, Dominga Mazzarello, que fue la cofundadora, a las que el santo llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos (o Hijas de María 29
Auxiliadora). La nueva comunidad se desarrolló casi tan rápidamente como la de varones. Esta obra la trabajaremos cuando estudiemos a María Dominga Mazzarello. Asociación de María Auxiliadora Con el fin de promover la veneración a la Eucaristía y la devoción a María Auxiliadora, Don Bosco solicitó la erección canónica de la Asociación de María Auxiliadora, la que obtuvo por parte del arzobispo de Turín el 18 de abril de 1869. Pío IX la elevó a la categoría de archicofradía mediante un breve apostólico del 5 de abril de 1870, con lo que le otorgó la facultad de agregar las asociaciones del mismo nombre y reglamento en la arquidiócesis de Turín. En 1877, esa facultad se extendió a todas las diócesis de Piamonte.
El sistema preventivo Dijimos al inicio del estudio sobre San Juan Bosco que nos interesaba poner de relieve los temas fundamentales de su sistema preventivo, pues bien aquí estamos y vamos a trabajarlo, para lo cual acudimos sobre todo a los escritos de Domenech (2008) y de Novelo (2011) a quienes citaremos textualmente. Un poco de historia El sistema nació como una respuesta al sistema represivo de educación que primaba en la Europa del siglo XIX y sus territorios de influencia. En tal sentido, la propuesta de Don Bosco se convirtió en una experiencia visionaria en el desarrollo de la educación contemporánea. Ante todo es necesario aclarar que Don Bosco desarrolló este método con muchachos difíciles al optar por los jóvenes marginales, como hemos señalado. Según Nanni (2003) “quien desee entender las bases fundantes del sistema preventivo debe antes que nada conocer la biografía de Juan Bosco”. Y eso es lo que estamos haciendo. Domenech nos dice que “el sistema educativo que Don Bosco nos dejó está estrechamente unido a su persona, a su forma de actuar y de responder a los retos que le plantearon sus tiempos. Don Bosco no nos ha dejado una teoría educativa plasmada en unos escritos o instituciones ya hechas, sino un estilo de actuar, una historia personal. Su originalidad, por tanto, hay que buscarla en la praxis y en el quehacer diario. No se trata, pues, de entender un sistema de ideas, sino de entrar en contacto con una vocación pedagógica, con una experiencia vital y de fe”. El santo escribió sólo un tratado acerca de su método de formación en 1877: El sistema preventivo en la educación de los jóvenes, que fue incluido en las primeras Constituciones de la Sociedad de San Francisco de Sales. Sin embargo hay otras dos que ayudan a conocer los principios del sistema: Las Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales, una obra que fue escrita entre 1873 y 1879 y en la cual describe las actividades pastorales y educativas en dicho centro. 30
Cartas de Roma, se trata de dos escritos que elaboró en su visita a Roma el 10 de mayo de1884, una carta a los jóvenes y una a los salesianos. Las dos son de un valioso contenido pedagógico. Veamos las características del sistema: Integralidad Domenech (2008) nos hace ver que “una de las características de los grandes genios es la capacidad de hacer síntesis originales y propias con elementos que a otros parecían contrarios o difícilmente armonizables”. “Toda la vida, la obra y el pensamiento de Don Bosco están dominados y unificados por una idea que es, al mismo tiempo, una aspiración totalizadora: la salvación redentora en la Iglesia católica: ayudar a que todos encuentren en la Iglesia a Cristo y en Cristo el sentido de su vida y el camino de una realización liberadora de lo mejor de sí.” “Todo lo que le parecía estrechamente conexo con ello y concretamente factible, se hacía imperativo para él. Movido por ese objetivo final, que es como su orientación fundamental, Don Bosco asume todo lo que encuentra y se esfuerza por hacerlo realidad, atento a la experiencia, a cuya luz revisa y mejora continuamente su actuación.” “Esta síntesis original de elementos diversos que se apoyan mútuamente en una convergencia armónica, es lo que queremos expresar cuando hablamos de «integralidad». Constituye la primera característica del estilo de actuar que nos ha dejado Don Bosco: una dinámica focalización de todos los elementos, intervenciones y posibilidades hacia un objetivo común: la promoción integral de los jóvenes, sobre todo los más pobres y en dificultades.” Estilo de vida El sistema no se limita a la realidad pedagógica, sino que está íntimamente unida a otras preocupaciones que la inspiran y a veces la superan: la preocupación caritativa, por la que quería liberar de la pobreza y miseria a los jóvenes y se sometía por ellos a la penosa tarea de pedir limosna; la tensión pastoral que le llevaba a buscar la salvación cristiana del pueblo y a intervenir en un campo mucho más amplio: prensa, misiones, devoción popular, etc.; su misión de fundador de una nueva forma de vida religiosa adecuada a unos tiempos y a una sociedad cada vez más autonómica y secular. Todas esas realidades se fundieron en una vigorosa síntesis que Don Bosco mismo llamaba «su Sistema».” Razón, amabilidad y religión Para Novelo (2011) en este sistema se parte “de la convicción de que en todo niño, por marginado y perdido que se encuentre, hay energías de bien que, si se 31
cultivan de modo pertinente, pueden llevar a optar por la fe y la honradez. A la luz de esta convicción, se definen algunas opciones que caracterizan el sistema educativo salesiano: - Un ambiente educativo familiar y comunitario, que es vehículo y propuesta de valores, donde se respira un clima de familia, manifiesto en relaciones interpersonales entre educadores y educandos hasta llegar a la comunión de ideales y valores. - Una llamada a las fuerzas interiores: razón, amabilidad y religión, que son por una parte, dinamismo interior para que el niño se oriente con responsabilidad en la elección de lo bueno y verdadero y, por otra, un criterio de acción educativa. La propuesta para un compromiso moral y religioso se hace con medios razonables y amables. La razón es sinónimo de sentido común, es educar con sencillez en el recto uso de la libertad, mediante motivaciones que iluminan las opciones. Pretende lograr que el educando desarrolle su capacidad de discernimiento y de crítica constructiva. Se apoya concretamente en la vivencia y evaluación de la experiencia diaria. La religión es el medio que ayuda al educando a insertarse en la actividad salvadora de la Iglesia. Lo hace a través de la Palabra de Dios, la oración, los Sacramentos (especialmente la Eucaristía y la Reconciliación), la devoción a María Santísima y el amor a la Iglesia. La amabilidad es cordial, amor profundo, efectivo, incondicional, que permanece no obstante los errores del educando, que lo hace sentirse amado aun cuando sea corregido. Manifiesta claramente que busca el bien del educando; tiene en Cristo su origen y su término.” El educador Según Domenech, “en el sistema preventivo es fundamentalmente un educador o mejor, una comunidad educativa, que sabe encarnar sus valores y hacer camino con los jóvenes, y mediante su testimonio, su cercanía y diálogo, sus vivencias, interpelaciones y propuestas, es para ellos punto de referencia y modelo de identificación. El educador salesiano es un testigo del Evangelio en el mundo de la cultura y de la educación; un hombre que hace pasar el mensaje cristiano por su inteligencia, su corazón y sus obras, lo hace sentir a los otros como un valor e invita a aceptarlo en la propia vida como un horizonte más amplio de sentido. Esto exige a los educadores: ser personas maduras, unificadas, serenas y equilibradas; optimistas y alegres; capaces de relación y diálogo; que amen la vida y creen en los demás con realismo y esperanza; competentes y preparados en el 32
campo pedagógico, cultural y evangelizador; con iniciativa y creatividad; cristianos convencidos y coherentes que traduzcan su fe en actitudes, opciones y estilo de vida realmente evangélicos”. Queremos destacar que Don Bosco insistía en que los alumnos deben conocer muy bien los reglamentos y comprenderlos como parte de su caminar formativo. La norma no debe ser una sorpresa para el joven. En síntesis, sistema preventivo quiere decir "prevenir" al joven de los peligros a los que puede estar sometido y orientarlo a dirigir su vida hacia un futuro mejor.
Fallecimiento y proclamaciones Don Bosco se mantuvo activo hasta los últimos momentos de su vida. El mes de abril de 1883 visitó París donde fue recibido con fama de santo; igualmente en abril de 1886 pasó un mes entero en Barcelona donde predicó, realizó varias curaciones y partió también con fama de santo. El día 15 de abril de 1887 celebró emocionado la Eucaristía en el templo del Sagrado Corazón, en Roma, que había sido consagrado el día anterior. Mientras lo hizo, recordó su vida pasada, y exclamó: “¡Todo lo ha hecho ella!”. María, la madre de Jesús, la auxiliadora de los cristianos, ha sido quien ha realizado su obra educativa y social. Él se había percatado de que sus días tocaban a su fin. Dos años antes, los médicos habían declarado que el santo estaba completamente agotado y que la única solución era el descanso; pero el reposo era desconocido para él. Como hombre práctico, Don Bosco dejó su Testamento Espiritual como un mensaje visionario hacia el futuro de los salesianos y sus jóvenes: “Mis queridos y amados hijos en Jesucristo: antes de partir para mi eternidad, debo cumplir con vosotros algunos deberes y satisfacer así un vivo deseo de mi corazón. Ante todo, os agradezco con el más vivo afecto de mi corazón, la obediencia que me habéis prestado y cuanto habéis trabajado para sostener y propagar nuestra Congregación (...)” Don Bosco dijo que «en lugar de llorar» por su muerte, sus hijos debían hacer firmes propósitos de «permanecer seguros en la vocación hasta la muerte», del trabajo constante, el buen ejemplo para los alumnos y la práctica del sistema
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preventivo. Es de destacar que Don Bosco no recomendaba mortificaciones especiales y dijo:
penitencias y
“Cada uno, en lugar de hacer observaciones sobre lo que hacen los otros, esfuércese en cumplir, con el mayor esmero posible, las responsabilidades que le han sido confiadas”. Por último Don Bosco advirtió que «cuando comience entre nosotros el bienestar y las comodidades, la sociedad salesiana habrá terminado su misión» y «no olvidéis que nosotros estamos para los niños pobres y abandonados». A fines de 1887, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente. Sus últimas recomendaciones fueron: "Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso". La muerte sobrevino el 31 de enero de 1888, a los 72 años. Sus hagiógrafos señalan que cuarenta mil personas desfilaron ante su cadáver en la iglesia, y sus funerales fueron una especie de marcha triunfal, porque toda la ciudad de Turín salió a la calle durante tres días a honrar a Don Bosco por última vez. Todos reconocían que había sido coherente con los grandes amores que fundamentaron su espiritualidad: La Eucaristía, María Auxiliadora, la Iglesia, la fidelidad al Santo Padre y la juventud. Fueron tantos los milagros conseguidos al encomendarse a Don Bosco que en 1890 se abrió su proceso de beatificación y canonización . El 2 de junio de 1929, fue proclamado beato y el 1 de abril de 1934 fue declarado Santo por S.S. Pío XI. Su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín. Su estatua fue puesta en un nicho reservado a los santos fundadores de órdenes religiosas en la Basílica de San Pedro. Don Bosco recibió otras proclamaciones después de su canonización entre las cuales se destacan patrono de los editores católicos desde el 24 de mayo de 1946, patrono de los magos e ilusionistas de España desde1953. Fueron los mismos magos quienes en un congreso internacional celebrado en Segovia (España), lo escogieron como modelo. Y protector y patrono del cine, razón por la cual los Premios Goya son concedidos anualmente en torno al 31 de enero. También es Patrono de los aprendices de Italia desde el 17 de enero de 1958 En mayo de 1989, Juan Pablo II le confirió el título de Patrono de los que difunden buenas lecturas y «Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes».
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Pervivencia Don Bosco tiene vigencia. Comencemos afirmando que el Sistema Preventivo no quedó cerrado y fijo al morir el santo. Heredado por un movimiento de educadores, éstos lo aplican y desarrollan hasta nuestros días a través de gran variedad de programas e instituciones educativas. El Sistema, precisamente porque es una vida, no puede reducirse a un tiempo y a una institución; es una corriente pluriforme de contenidos, metodologías, criterios, instituciones, experiencias…, focalizadas alrededor de un núcleo identificador, formado por unas cuantas intuiciones educativas y pastorales claves y por unos criterios y objetivos inspiradores de un talante o actitud concreta. Con este núcleo se afronta la realidad y se crean respuestas adecuadas en cada momento. El aprecio y prestigio de Don Bosco le ganó la simpatía de notables personajes. Así por ejemplo: Pío IX lo llamaba «el tesoro de Italia»; León XIII dijo «Don Bosco es un santo»; Pío XI: afirmó "En su vida, lo sobrenatural se hizo casi natural y lo extraordinario, ordinario"; Juan XXIII: «Don Bosco, el mundo entero te admira, el mundo entero te ama» y Juan Pablo II se refirió a él como «Apóstol de los jóvenes»; el Cardenal Bilio dijo que «Nadie es canonizado mientras vive, pero Don Bosco ya fue hecho santo» y el Cardenal Alimonda lo consideró: «divinizador del siglo». Incluso el político anticlerical Ratazzi se atrevió a decir que “para mí Don Bosco es quizá el más grande milagro de nuestro siglo». Don Bosco infundió santidad y es así cómo además de nuestro santo y Santa María Mazzarello la familia salesiana tiene a Santo Domingo Savio, la Beata Alejandrina de Balazar, San Luis Versiglia, San Calixto Caravario, el Beato Miguel Rúa, la Beata Laura Vicuña y el Beato Ceferino Namuncurá. Mamá Margarita, madre de nuestro santo, es venerable En cuanto a la proyección de las instituciones que fundó, bien pronto fueron conocidas en numerosos países. La situación de inestabilidad política en el Piamonte ocasionó que numerosas familias de esa región emigraran a Latinoamérica, especialmente a Argentina. Actualmente como testimonio de su obra, la Congregación cuenta con 15 952 religiosos en 132 países y el Instituto 14.655 religiosas en 94 países, sin contar los 35
demás miembros de la Familia Salesiana: alumnos, miembros de los centros juveniles, exalumnos y benefactores de las obras de Don Bosco. Estas instituciones fueron fundadas directamente por Don Bosco pero otros grupos se fundaron después de su muerte y se integraron paulatinamente a lo que se conoce como "Familia Salesiana", que posee un derrotero común conocido como "Carta de identidad común de la Familia Salesiana de Don Bosco". El Rector Mayor de la Congregación Salesiana es el principal animador como sucesor de Don Bosco. Para que un grupo pueda ser reconocido como miembro de la Familia Salesiana, debe ser aprobado por el Consejo General de los Salesianos. A 2010 había 15 nuevos grupos inscritos en la Familia Salesiana. Esta expansión posterior a la muerte de Don Bosco demuestra la capacidad de adaptación del carisma a nuevas realidades pastorales en beneficio de los jóvenes en el mundo. Numerosos movimientos juveniles internacionales de diferentes orígenes tienen espacios de encuentro con Don Bosco. Por ejemplo, muchas agrupaciones de pastorales juveniles diocesanas, catequéticas y diferentes agrupaciones deportivas han tenido origen en algún centro salesiano. El rostro de Don Bosco se hizo mundialmente popular y ha sido representado en dibujos, pinturas, óleos, murales, vallas, esculturas, diapositivas y material digital en diferentes países en donde su nombre se ha asociado a la educación juvenil. El Apóstol de los jóvenes es también objeto preferido de la música dentro de los movimientos juveniles salesianos alrededor del mundo. Muchas canciones son traducidas en diferentes idiomas y diferentes géneros musicales han sido adaptados para rendir homenaje a Don Bosco o para crear letras formativas en las que priman los valores del sistema preventivo. Una de las canciones más populares y traducidas en la actualidad es «Padre, Maestro y Amigo». Numerosas películas han sido producidas con el ánimo de representar su vida. Entre las más destacadas se encuentran Don Bosco de Leandro Castellini y el de Ludovico Gasparini, una producción entre Goya y la Editorial CCS y transmitida por la RAI. De ella dice la Revista de Novedades Literarias: “«Don Bosco», una biografía magnífica del gran apóstol de la juventud, el santo por antonomasia de la Revolución industrial”. Cientos de lugares (calles, barrios, localidades) e instituciones en el mundo llevan el nombre de Don Bosco como una manera de rendirle tributo. Por último veamos la veneración de que ha sido objeto a fines del siglo pasado e inicios del presente. Una de las naciones más notables por sus celebraciones multitudinarias durante la fiesta de Don Bosco es Panamá en donde el santo de Turín es referido como «líder del pueblo». Durante las fiestas del 2008 el padre Pascual Chávez, Rector Mayor y Monseñor Óscar Rodríguez Maradiaga, Arzobispo salesiano de Tegucigalpa, se hicieron presentes en la Basílica de San 36
Juan Bosco, en la ciudad de Panamá, en una celebración transmitida por Missioni Don Bosco Media Centre de Italia, el canal italiano Telepace y la cadena EWTN. En 1988, con ocasión del I Centenario de la muerte de Don Bosco, el papa Juan Pablo II concedió indulgencias para la Familia Salesiana y el 31 de enero se celebró una Eucaristía solemne en Turín con 58 obispos salesianos, cuatro cardenales y el Rector Mayor, Don Egidio Viganó. Ese mismo año todos los salesianos del mundo renovaron su obediencia a Don Bosco y entre el 2 y 4 de septiembre el papa Juan Pablo II hizo una extraordinaria peregrinación a I Becchi (Colle Don Bosco), Chieri y Valdocco. Al año siguiente, el 24 de mayo de 1989, el papa proclamó oficialmente a Don Bosco como «Padre y Maestro de la Juventud». El 25 de abril de 2009 el Rector Mayor de los Salesianos, Padre Pascual Chávez Villanueva, dio apertura al peregrinaje mundial de la urna de Don Bosco (una urna de vidrio que contiene una imagen de cera de su cuerpo y en su interior sus reliquias) por los cinco continentes. La urna regresó a Turín el 31 de enero de 2015. Gaudium Press del 03 de setiembre del año pasado nos informa que “con ocasión de la celebración del Bicentenario de San Juan Bosco, los Correos de Portugal harán una emisión filatélica conmemorativa, que será compuesta por un sello, con el valor oficial de 0,45€ y una tirada de 155 mil ejemplares; y un bloque filatélico que tiene el valor de 2,50€ y una tirada de 40 mil ejemplares”. En la misma Gaudium Press del 08 de setiembre se escribe que “el Rector Mayor de los Salesianos SDB, Padre Ángel Fernández Artime, envió un mensaje a los miembros de la Familia Salesiana por ocasión del cierre del año del Bicentenario de San Juan Bosco. En él dijo: "Creo que el objetivo que teníamos para este Bicentenario fue cumplido en gran parte; hay un aspecto 'externo', de celebración, del cual ya hablamos y que, sin duda, tuvo un desempeño muy bonito, con centenas de eventos. Al mismo tiempo, hubo otro desafío, el 'interno', personal, de profunda experiencia y este, evidentemente, cada uno de nosotros precisa verificarlo individualmente". El Padre Artime resalta no tener dudas de que este fue "un año muy especial en nuestra jornada de Vida Salesiana. Estoy convencido de que el fruto del Bicentenario no pasó, comienza todavía en este momento, para cada uno de nosotros, en nuestras vidas". “Al término de su discurso hizo mención a los dos mensajes que el Papa Francisco envió a la Familia Salesiana por ocasión del Bicentenario destacando el desafío de proporcionar respuestas adecuadas en tiempos de crisis, principalmente aquellas que el mundo y los jóvenes más necesitan.” Y también en Gaudium Predd del 3-12-2015 se informa que el pasado diciembre se presentó en Roma el libro "Don Bosco hoy" de Ángel Expósito. El evento contó con la presencia del Rector Mayor. 37
El texto brinda al lector una mirada de las problemáticas actuales y el contexto de hoy a partir de las enseñanzas de San Juan Bosco, que aún siguen vigentes, siempre dándole prioridad a la juventud, que fue la principal preocupación del santo italiano.
María Mazzarello “Sin preguntar nada a nadie, me entregué para siempre al Señor” (María Mazzarello)
Santa María Mazzarello había de ser un astro de primera magnitud dentro de la ideología de San Juan Bosco. En los sueños proféticos del gran fundador se le anunciaba las Hijas de María Auxiliadora y por ende la santa. La Madre Mazzarello, siendo de origen una sencilla y pobre campesina, llegó a ser la cofundadora de la que es hoy la segunda Comunidad religiosa femenina en el mundo, el Instituto de Hermanas Salesianas. Su itinerario biográfico es relativamente breve (44 años) y se pueden precisar los momentos marcados de su maduración humana, cristiana y consagrada, tal como señalamos y desarrollamos a continuación: niñez y juventud, vida piadosa, fundadora y superiora, fallecimiento y reconocimiento y expansión del Instituto.
Niñez y juventud José Mazzarello y Magdalena Calcaño eran campesinos de Mornese, Alto Monferrato, Alessandria, un pueblo montañoso del norte de Italia. María Dominga Mazzarello nació, en la calle Valgelata de este pueblo, el 9 de mayo de 1837 en el seno de una familia numerosa: tres hombres y tres mujeres. Ella era la primogénita y le seguía Feliciana, que también habría de formar parte del primer grupo de las salesianas. El mismo día fue bautizada en Mornese, recibiendo el nombre de María Dominga, en homenaje a sus abuelos paternos. Algunos hagiógrafos dicen que también la llamaban cariñosamente Maín. 38
Como todos sus hermanos, creció en un ambiente pueblerino de mucho trabajo, en un clima sereno, armónico, humilde y feliz, entre gente sencilla, en espera paciente de las estaciones, en contacto con la naturaleza y dedicada a las tareas agrícolas. Puede decirse que los primeros años de la vida de Maín fueron vividos en un ambiente familiar, con una sólida vida cristiana y de incansable trabajo en el campo.Todos decían que era una mujer fuerte, de gran trabajo y de gran bondad. En 1836, hubo en Mornese una gran epidemia de cólera, debido a la cual fallecieron muchas personas. En esta penosa situación, los Mazzarello hicieron la promesa de construir una capilla a María Auxiliadora, San Esteban y San Lorenzo, si la Virgen los libraba de la epidemia. La promesa la cumplieron en 1843. La Capilla se construyó a unos 120 mts metros de la casa donde nació y vivíó María Dominga. Ella tenía entonces apenas 6 años. María Dominga creció en un lugar consagrado a la Virgen, aprendiendo a invocar a María con el título de Auxiliadora y a confiar en Ella, igual que sus parientes. En la capilla se reunían las familias de la aldea y de los alrededores, los domingos por la tarde, para rezar y cantar a Nuestra Señora. Junto a sus padres aprendió a vivir con fe la corresponsabilidad, cuidando de sus hermanos y ayudando a sus parientes y vecinos. En la parroquia, con las orientaciones de su director espiritual, Don Pestarino, comenzó a recorrer las etapas de formación cristiana. Muy semejante fue su infancia aldeana a la de Don Bosco en I Becchi, aunque menos maravillosa en lances, visiones y prodigios. A los 13 años, hizo su primera comunión, momento importante en su vida espiritual. Jesús se convirtió en el gran tesoro de su vida, y María en modelo para llegar a Jesús. Tras su primera comunión, María hizo un camino de interiorización de la fe que la llevó a consagrar su juventud al Señor, participando intensamente en la vida parroquial. Procuraba ir cada día a la Eucaristía. Por asuntos de trabajo de su padre se mudaron a la alquería 17 llamada Valponasca, a tres cuartos de hora de Mornese, donde se ocuparían del cultivo de 17
Una alquería es una pequeña comunidad rural de unas pocas casas, conformada por una o varias familias, que se dedicaban a explotar las tierras de los alrededores, así como a las actividades ganaderas. Es el habitáculo correspondiente a una explotación agraria importante, habitualmente en tierras de regadío. Muchas de las alquerías en sentido moderno han desaparecido debido a diversos factores. Algunas adoptaron diferentes actividades, como molinos o talleres, aunque un buen número sufrió abandono ante la falta de uso o la despoblación.
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los viñedos de los marqueses de Doria y la familia vivía en una de las casas de propiedad de los marqueses. En la alquería no había campesino que fuera capaz de superar en el trabajo a María Mazzarello. A las cuatro de la madrugada solía levantarsse cada día, y después de arreglar todo lo que se necesitaba en casa para el trabajo, se dirigía hacia el pueblo, por caminos unas veces llenos de nieve o de barro y otras muy polvorientos, a asistir a la Santa Misa. Sólo por este motivo salía siempre temprano, y cuando encontraba el templo todavía cerrado, lo que sucedía a menudo, se arrodillaba en las gradas de la iglesia y rezaba hasta que abrían la puerta. Le sucedió más de una vez llegar a la parroquia a eso de las dos y media y aún a las dos de la noche; y entonces, después de rezar largo rato, se sentaba y descansaba un poco. A las siete de la mañana ya estaba de vuelta en casa para emprender las tareas agotadoras de la jornada campesina. En la casa había una ventana situada en la parte superior de la fachada. La vista tenía como fondo la aldea de Mornese. Al llegar a casa se asomaba a la ventana y desde allí, mirando a la distante torre de la Iglesia de su parroquia, adoraba al Santísimo Sacramento. En la noche abría nuevamente la ventana para estar más cerca de Jesús, presente en el sagrario, e invitaba a su familia a rezar con ella. En sus paseos matutinos, bajo el ardiente centelleo del firmamento, acostumbraba decir: ¡Mirad cuántas estrellas y qué resplandecientes! ¡Algún día estarán bajo nuestros pies, porque nosotros estaremos más altas que ellas! En 1858 hubo un robo en la Valponasca, por lo que el padre se decidió a comprar una casita en el pueblo y trasladarse a vivir en ella. El tiempo vivido en la alquería aparece como el más rico de la formación espiritual de María, que volvió al pueblo más madura, después de verse templada en el sacrificio y corroborada por la gracia. Mediante la pureza del ambiente, el esfuerzo en el trabajo y el clima familiar, ella se convirtió en una mujer trabajadora, alegre y espiritual. Sus padres fueron buenos educadores. Su madre era de carácter alegre y comunicativo. De ella recibió la formación femenina, acorde con las costumbres de la época, dedicada al trabajo doméstico y al cuidado de los hermanos. Pero fue de su padre de quien recibió una sólida formación que la condujo a la asimilación de los valores humanos y cristianos. De él aprendió a mirar la vida con realismo concreto, sereno; a trabajar con sacrificio y esperanza; a descubrir el sentido de las cosas, de los acontecimientos; el significado de la vida del ser humano y de su propia vida. Con su presencia paterna y sus intervenciones oportunas, le reveló a su hija la figura del verdadero educador.
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Otra influencia decisiva en la vida de María fue Don Domingo Pestarino 18, su asesor espiritual, quien ratificó la educación recibida de su padre y, durante veintisiete años, la orientó hacia una verdadera formación espiritual. También contó con las orientaciones del Padre José Frassinetti 19. No estaba entre sus pensamientos ponerse a estudiar porque, entre otras cosas, en su pueblo no había escuela para niñas. Sin embargo era muy inteligente, volitiva y dotada de rica afectividad y de una caridad paciente y benigna. Dios le otorgó el don de discernimiento y plasmó su rostro espiritual de mujer sencilla y sabia. Desde pequeña siempre se sintió atraída por el servicio a Dios y a los demás. De niña se propuso: "En catecismo no me dejaré ganar por ninguno en la clase". Y así lo logró. Se aprendió de memoria todo el catecismo y logró entender muy bien las explicaciones que le daban. Y con esta excelente provisión en su memoria se propuso lograr que las niñas del pueblo adquirieran también una excelente instrucción religiosa. Para ello fundó un "Oratorio" o escuela de catecismo para la niñez femenina. Ella, con sus amigas, les enseñaban costura y otras artes caseras les proporcionaba muy agradables recreos y bulliciosos paseos, mientras iban consiguiendo que las jovencitas aprendieran muy bien la religión y observaran excelente comportamiento en casa y fueran a misa y recibieran los sacramentos. Eso mismo estaba haciendo San Juan Bosco en otra ciudad, en Turín con los muchachos. Entre 1861 y 1862 estalla en la región una violenta epidemia de tifus negro. El contagio es grande y los muertos numerosos. La familia de su tío Orestes enfermó 18
El Padre Domingo Pestarino también nacido en Mornés en 1817, se había ordenado sacerdote para la Diócesis de Aqui a los 22 años. En 1849 tuvo que regresar a su pueblo para asistir al anciano párroco y demuestra un gran dinamismo organizativo en el pueblo. Se encuentra con el teólogo Padre José Frassinetti con el que hace amistad. Programaba actividades culturales para los muchachos y con la ayuda de la profesora Ángela Maccagno, estimulaba actividades similares para las niñas. Entre las muchachas que participaban de las actividades parroquiales, se encontraba María Dominga como una de las más activas. 19
Genovés, nacido el 15 de diciembre de 1804, Pablo Jose María Frassinetti fue el primero de 10 hijos de los cuales solo 5 sobrevivieron. De ellos 4 fueron sacerdotes y Paula (fundadora de la Congregación Hermanas de Santa Dorotea) fue canonizada por Juan Pablo II en 1986. En el año 1827, terminados los estudios teológicos en el seminario de Génova fue ordenado sacerdote. Creó muchas asociaciones y grupos para todo tipo de personas. Escribió muchos libros de espiritualidad, de teología pastoral y moral, teniendo siempre la diligencia de poder ser entendido por la gente simple y poco instruída. En modo particular se ocupó de la formación de los sacerdotes jóvenes, de los clérigos y de la juventud en general. En el año 1861 fundó la Pía Unión de los Hijos de Santa María Inmaculada, en la cual los miembros, aún permaneciendo en la vida seglar, eran dirigidos por una regla particular de vida cristiana. De esta primera comunidad tuvo su inicio la Congregación Hijos de Santa María Inmaculada. Después de una breve enfermedad, animado del consuelo de los sacramentos, pasó santamente de esta vida el 2 de enero de 1868. El 14 de mayo de 1991 el Papa Juan Pablo II ha promulgado el decreto de la "Venerabilidad" del Siervo de Dios. (Tomado de AHSMI Padre Frassinetti)
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María se decidió cuidarlos. Pero además se dedicó a atender a los enfermos con enorme generosidad y logró que muchos sanaran y salvaran su vida. Pero ella se contagió y llegó al extremo de que ya todos creían que se iba a morir. Sin embargo se encomienda con toda fe a la Sma. Virgen y la Madre Celestial le concedió, de manera admirable, su curación. Estuvo enferma desde el día de la Asunción de Nuestra Señora hasta el día de Nuestra Señora del Rosario. Dicen las Memorias que, cuando se levantó, vió desde su ventana, una pintura de María Auxiliadora, que estaba en la casa de enfrente conocida como la “casa del tifus”. Después de esa enfermedad, María Dominga no volvió a recuperar sus fuerzas físicas y tuvo que abandonar el trabajo del campo. Procuró descubrir qué era lo que Dios quería de ella. Y vio una casa muy grande, con muchas niñas en el patio. Escuchó una voz que le decía: “A ti te las confío”. Aquella imagen quedó grabada en su memoria, sin que supiera muy bien qué quería decir. Era un plan secreto de Dios para que se dedicara a otra labor que el cielo le tenía señalada. Su deseo de cuidar de las niñas se hacía cada vez mayor. Un día Mazzarello le dijo a su amiga Petronila: “Me voy a hacer sastre: cuando lo sea, reuniré a las niñas y les enseñaré el oficio y la piedad; me parece soñar viendo el castillo, y en él muchas niñas que hemos de formar. ¿Me acompañarás?” Entonces con su hermana y una amiga Petronila se fue donde el mejor sastre del pueblo Valentino Campi y le pidió que les diera clases de costura y sastrería, y en pocos meses llegó a ser una excelente modista. En la casa del sastre trabajaron con él durante algún tiempo como aprendices. Con una sabia intuición educativa, abrieron un taller de costura, dedicándose a las niñas de los alrededores y preocupándose no sólo de que aprendieran este oficio, sino también las oraciones y las buenas costumbres. Amar a Jesús y a su Madre y hacerse amar por los otros era su gran objetivo: “Cada puntada ha de ser un acto de amor”. Pero estuvieron frente a dificultades de la familia, ironías de los pueblerinos, falta de locales. Una temporada en casa Pampuro, su primer taller, luego en casa Maccagno por cinco liras al mes. Junto a la sala de costura organizaron un oratorio festivo, en un pequeño patio de esa casa. Juegos, cantos, alguna narración edificante y mucha alegría eran las ocupaciones antes de la catequesis. En 1863, acogieron a dos niñas de una familia, iniciando así el primer internado. Con la ayuda de los vecinos consiguieron camas y otros haberes para que las niñas huérfanas pudieran permanecer en el taller. Este primer Oratorio femenino guiado por el corazón caritativo de María Dominga bien pronto creció con el ingreso de más niñas y así la hija de José Mazzarello dejó definitivamente la casa para dedicarse a la atención de las muchachas junto a su hermana Felicina y a otras compañeras. 42
Vida piadosa La humildad del pueblo natal pareció acentuar en María la nota singular de su carácter. Como hemos visto, tenía inteligencia despierta y aguda, voluntad recta y resuelta, amor y fervor por las prácticas religiosas. Esos fueron los primeros destellos luminosos que fue irradiando con admiración de sus paisanos, al tiempo que crecía en el conocimiento de las cosas del cielo y de lo que es defecto o virtud, de una forma como raras veces sucede en la primera edad. Empezó muy pronto a mortificar la gula, a huir de la vanidad en el atuendo, a combatir el amor propio, a escuchar la palabra de Dios. Con el firme propósito de huir del mal y hacer el bien, se preparó para la primera Comunión; y, desde el día en que recibió a Jesús en su corazón, creció tanto en su amor que muy pronto sintió la necesidad de recibir a diario la sagrada Eucaristía. A los quince años, espontáneamente, prometió a Dios guardar durante toda la vida la pureza virginal. Cuando sus amigas le preguntaban, ella decía: “Sin preguntar nada a nadie, me entregué para siempre al Señor”. La prueba del tifus dejó a María Dominica profundamente transformada en el cuerpo y en el espíritu. Después de haber tocado con sus propias manos su realidad de criatura frágil y débil, entonces la joven mornesina volvió a la vida más humilde y realista con la conciencia de sus posibilidades de crecimiento y de inserción constructiva en el ambiente. Fue entonces que se supo llamada a expresar su vitalidad, las dotes de 43
creatividad y el espíritu de iniciativa, en una progresiva realización de sí misma, en coherencia con el nuevo proyecto de vida que le había sido confiado en la visión de Borgo Alto En1850 la profesora Angelina Maccagno 20, que estaba bajo la dirección espiritual del padre Pestarino, decidió consagrarse como religiosa, pero permaneciendo por fuera de cualquier convento y con algunas muchachas que compartían su visión fundó la Sociedad de las Hijas de María Inmaculada entre las cuales estaba María Dominga. Maccagno escribió en 1851 el Reglamento y don Domingo Pestarino se lo envió a don José Frassinetti para que lo ordenara e introdujera en él las variaciones y añadiduras, que creyera oportunas. El piadosísimo Frassinetti, impedido por otras ocupaciones y también porque dudaba de la posibilidad del éxito de aquel proyecto, dejó para más tarde el trabajo y acabó por perder aquellos apuntes. Un año más tarde, don Domingo Pestarino renovó la instancia, enviándole otra vez el borrador; pero Frassinetti difirió responder, y sólo dos años después, en otoño de 1855, después de consultar a personas inteligentes y experimentadas en las cosas del espíritu, redactó el Reglamento, ateniéndose fielmente al primer esbozo que le proporcionaron, sin añadir ni cambiar nada de lo esencial. En cuanto tuvo en sus manos el Reglamento, Angelina reunió a las compañeras. Eran cinco, una de ellas María Mazzarello, que había cumplido los dieciocho años. Éstas dieron principio a la Pía Unión el domingo después de la fiesta de la Inmaculada Concepción del mismo año 1855. Dos años después fue a Mornese el Obispo diocesano, monseñor Modesto Contratto de Acqui, para festejar la clausura del mes mariano y «reunió en la iglesia pública a las doncellas, recibió de ellas una especie de profesión y con su propia mano les impuso la medalla de María Santísima Inmaculada, según lo pedía el Reglamento», que él se había dignado aprobar aquel mismo mes. 21 20
Hacia 1850 hubo en Mornese una piadosísima joven, Angelina Maccagno, la cual, a sus dieciocho años de edad, determinó consagrarse enteramente a Dios, sin abrazar la vida religiosa y permaneciendo en el siglo. Comunicó primero su intención a una prima, que manifestó su decisión de aceptar el proyecto. Habló después de ello con su director espiritual, don Domingo Pestarino, el cual, tras ponderarlo pausadamente, diole su consentimiento. Entonces, de acuerdo con él, pensó en redactar un Reglamento que sirviera de norma para las muchachas ya reunidas y las que se decidiesen a unirse a ellas con el mismo fin. Desconocía en absoluto la Compañía de Santa Ursula, fundada por santa Ángela Merici y aprobada por Pablo III en 1544. Pero pensamos que, tal vez, la piadosa joven había leído el libro impreso en Génova: De los diversos estados que las doncellas pueden abrazar y principalmente del celibato, de los motivos para elegirlo y de la manera de vivir en él santamente, aun en medio de la sociedad, escritos por una noble doncella. (Traducción libre del francés, con un discurso del B. Alfonso de Ligorio. Génova, Tipografía Ponthenier, 1835). 21
Hasta 1857 se creyó que la Pía Unión nacida en Mornese «era una institución completamente nueva, y se mantuvo esta creencia dos años más, hasta que se vino a saber que en lo esencial, y en general también en lo accesorio, era lo mismo que la célebre Compañía de Santa Ursula,
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En 1867, algunas Hijas de María Inmaculada comenzaron a vivir en comunidad en una casa, llamada “Casa de la Inmaculada”, junto a la iglesia parroquial. El 23 de mayo de 1872, se mudaron al colegio, precisamente en la víspera de la fiesta de María Auxiliadora. Desde aquel momento comenzó una especie de comunidad que se componía de cuatro Hijas de la Inmaculada y varias niñas. Una comunidad que tenía por base la humildad y la pobreza, sin más haberes que la confianza en la bondad de Dios. Y así nuestra joven María supo elevarse en este siglo a tan alto grado en la perfección cristiana y en el celo por la salvación de las almas. En este nuevo género de vida dio pruebas de un valor heroico. Muchas veces faltaba a la pequeña comunidad el sustento necesario, faltaba a veces hasta la harina para hacer la polenta y, a menudo, cuando tenían ésta, faltaba la leña para el fuego. Eran pobres, pero estaban contentas con esa alegría que procede de la gracia de Dios y del deseo de imitar a Jesucristo y a la Santísima Virgen en la casa de Nazaret. La influencia que José Frassinetti ejerció sobre María Dominica se realiza de diferentes formas. La doctrina de este teólogo influyó en particular en la vida eucarística de María Dominica, no solo corroborando la intensidad y la modalidad de su oración, sino también iluminando su mente, con una doctrina sólida, la realidad del misterio eucarístico ya sea en cuanto sacrificio como en cuanto sacramento. Además, a esta influencia se añadieron el de la contemplación y el de la participación en el misterio de la pasión redentora. Por tanto, podemos reconocer que la palabra de Frassinetti desarrolló y reforzó elementos ya en potencia en la experiencia espiritual de María Dominica.
Fundadora y superiora Un buen día Don Bosco atravesaba la plaza Vittorio en Turín. “De repente me vi cercado por un pequeño ejército de chiquillas que cantaban, gritaban, chillaban. Apenas me vieron volaron en torno mío y clamaron: "¡Viva Don Bosco!. fundada por Santa Angela Merici en la ciudad de Brescia y aprobada el 8 de agosto de 1536 por monseñor Lorenzo Mario, Vicario General de Su Eminencia el cardenal Francisco Cornaro, Obispo de aquella diócesis; y más tarde, después de la muerte de la santa fundadora, por el Sumo Pontífice Pablo III, con su Bula de 9 de junio de 1544. Esta célebre Compañía fue tan apreciada por San Carlos Borromeo, que quiso se estableciera en todos los lugares de su vasta archidiócesis», y «se extendió no sólo a toda Italia, sino a toda Europa y a todas las tierras de la cristiandad. Por eso fue preciso convencerse de que la Pía Unión de las Hijas de María Inmaculada no podía llamarse en verdad una verdadera institución, sino más bien la antígua florecida de nuevo entre nosotros».
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Tómenos también a su cargo. ¿No ve que estamos abandonadas?" "Otro tendrá que ocuparse de vosotras: yo estoy abrumado con tantos niños. Pero mientras ellas insistían, una Señora noble y con rostro como el sol resplandeciente se me apareció y me dijo: Cuídamelas. Son hijas mías." Y recordemos que María Dominga un día, mientras caminaba por un sendero del pueblo, vio delante de ella una gran construcción y muchas chicas que jugaban. Una voz le dijo: “¡A ti te las confío!” Debía nacer también para las niñas y las jóvenes el ambiente educativo que ya existía en Valdocco para los muchachos. Y recordemos también que en 1846 Don Bosco había rechazado una propuesta de la Marquesa de Barolo 22 que le pedía abandonar los muchachos para que atendiera a las niñas huérfanas de su Refugio. En 1862, viajando en tren, el Padre Pestarino se encontró con Don Bosco y fue tal el impacto que le dio el santo que, al poco tiempo, decidió hacerse salesiano pero permaneciendo en Mornese para continuar dirigiendo a las jóvenes que serían las primeras Hijas de María Auxiliadora. En ese primer encuentro Don Bosco dio a Don Pestarino dos medallas de María Auxiliadora para María y Petronila, y les escribió: “Rezad, sí, y haced todo el bien que podáis, especialmente a la juventud; haced todo lo posible para prevenirlas del pecado, incluso del pecado venial”.Las dos recibieron sorprendidas y maravilladas el regalo espiritual. El Papa Pío IX había sugerido a Don Bosco la fundación de un instituto femenino que "hiciera por las muchachas lo que los salesianos hacen en favor de los muchachos". Don Bosco estaba meditando en todo esto cuando el Padre Pestarino le contó que en su pueblo de Mornese tenía un grupo de muchachas muy fervorosas, las cuales estaban haciendo respecto a las niñas, lo mismo que él estaba haciendo en Turín por los muchachos. Y lo invitó a que fuera a encargarse de dirigirlas. Al
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Giulia Colbert (26 junio 1786 - 19 enero 1864), Marquesa Falletti de Barolo, es una de las figuras femeninas turinesas más carismáticas del siglo XIX. Una gran bienhechora, quien se ocupó de atender y remediar en su época, las pésimas condiciones de las mujeres encarceladas. Además: fundó diversas instituciones asistenciales y mantuvo diversos contactos con muchos personajes ilustres de su tiempo, desde el Rey Carlo Alberto, a Cavour, de Silvio Pellico a Don Bosco. Nació en Maulévrier, en la Vendée (Francia), era también conocida como Juliette Colbert de Maulévrier. En 1807 contrajo matrimonio con el Marqués Carlo Ippolito Ernesto Tancredi Maria Falletti di Barolo -también en curso de beatificación-. Ambos cónyuges eran de familias acomodadas, no pudieron tener hijos, pero decidieron adoptar como tales a los pobres de Turín. Al comienzo el oratorio de Don Bosco encontrará acogida en las obras de la Marquesa, primero en el Refugio y más tarde en el Pequeño Hospital de Santa Filomena (de octubre 1844 a mayo 1845). Giulia y Carlo Tancredi despojados de todo orgullo nobiliario, se mezclaron y hasta se confundieron entre los pobres con la idea clara de la transformación de los sistemas para lograr hacer justicia donde ésta brillaba por su ausencia. (Escrito por En Familia MEM, 2015)
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santo le pareció formidable la idea, y anunció que pronto iría a visitar aquella bella obra. El 7 de octubre de 1864, San Juan Bosco fue por primera vez a Mornese. Todo el pueblo salió a recibir al santo y a sus jóvenes alumnos que, con una alegre banda musical, venían a visitarlos. En bellísimo caballo blanco entró Don Bosco por las calles de la población, adornadas con flores y banderas. Los hombres habían ido a varios kilómetros de distancia a encontrarlo, y las mujeres y los niños llenaban las calles y gritaban vivas y aplaudían. Todos estaban convencidos de que era un hombre de Dios, un gran santo. Y además era extraordinariamente amable y alegre, y amigo de los niños y de los pobres. Mazzarello no había visto nunca a Don Bosco, pero esa noche, apenas oyó su primer sermón quedó encantada y llena de admiración. Y en esos días siempre que el santo hablaba, ella se colocaba en las primeras filas para oírle mejor y no perderle palabra alguna. A sus compañeras que la reprendían por meterse allá entre ese montón de hombres a escucharle, ella les decía: "Es que mi corazón me dice que es un santo, y a los santos no se les puede perder palabra". La amistad con Don Bosco hizo crecer a pasos agigantados en santidad a la muchacha de Mornese. Fue el primer encuentro de María Dominga con el apóstol de los jóvenes. Era la respuesta de Dios a su ardor apostólico. Las palabras de don Bosco fueron para ella como un eco de lo que tenía, desde hacía mucho tiempo, en su corazón. Veía, emocionada, que las palabras de la visión de Borgo Alto, “a tí te las confío”, se iban haciendo realidad. Don Bosco constató que aquellas muchachas que dirigía el Padre Pestarino eran excelentes candidatas para ser religiosas, y con ellas fundó la Comunidad de Hijas de María Auxiliadora, o salesianas, una obra en favor de las chicas, igual que la que él tenía con los chicos. Cuando el padre Pestarino les comunicó a las jóvenes la intención de Don Bosco de fundar un instituto religioso con ellas, María Dominga no sólo se mostró feliz con la idea, sino que ayudó a persuadir a sus compañeras. A partir de 1869 Don Bosco comienza a moldear el Instituto con reglamentos y cartas. Después de consultar a varias personalidades acerca de ello, el santo educador dijo a los salesianos que el nuevo instituto debía llamarse "Hijas de María Auxiliadora" porque el mismo debía ser un "monumento viviente a la Virgen", y su propósito debía ser el mismo de la Congregación Salesiana pero dirigido a las muchachas, es decir, prepararlas para la sociedad y salvar sus almas. Se llamaron Hijas de María Auxiliadora porque fue la Virgen quien manifestó a Don Bosco la voluntad de Dios para esta nueva presencia en la Iglesia. Por esto el Santo repetía: “Vosotras pertenecéis a una Congregación que es toda de María”. El acontecimiento histórico y religioso de María Mazzarello, confundadora con Don Bosco de las Hijas de María Auxiliadora, pone de relieve los rasgos característicos de una experiencia de vida en la que la fe despliega un papel creativo. María Mazzarello era una campesina analfabeta que se convirtió en refinada educadora, no mediante una recuperación tardía de competencias pedagógicas, sino a través 47
de la elaboración personal de las potencialidades educativas de la pobreza, la solidaridad, la vida ordinaria, el trabajo y la oración. El santo fue a comunicarle la bella noticia al Santo Padre el Papa Pío IX, el cual la aprobó con gran alegría y así el 5 de agosto de 1857 nació oficialmente esta gran congregación religiosa a la cual Don Bosco declaró "Monumento de gratitud a María Auxiliadora". El 5 de agosto de 1872, fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, en presencia del fundador, hicieron su profesión religiosa María Dominga y otras compañeras. Con la Eucaristía celebrada por el obispo de Acqui, Monseñor Sciandra, dio comienzo en Mornese, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Ese día había dicho Sor Mazzarello a su madre: “Ahora soy del todo feliz”. Ese mismo año, el primer grupo de hermanas fue enviado por Don Bosco al recién terminado Colegio de Borgo Alto, pero dicho acto fue visto mal por la comunidad que esperaba que el colegio fuera masculino y que el santo enviaría salesianos. Los habitantes de Borgo protestaron en contra de la traición. Por lo tanto, las Hijas de María Auxiliadora tomarían su primer paso en una atmósfera de malos entendidos y casi hostilidad. Esa sería la principal causa de la gran pobreza y escasez que tendrían que enfrentar durante los primeros años. Don Bosco pronto vió en María Dominga el estilo de educar salesiano. Y cuando se trató de elegir a la superiora él señaló que ella era la indicada. Así fue cómo la nueva Comunidad eligió por unanimidad a María Mazzarello, y aunque ella se negaba a aceptar, diciendo que era una mujer muy ignorante, San Juan Bosco respondió: «Dios le ha dado unas excelentes cualidades para ser superiora, y muy bien se merece este cargo». Entonces aceptó ser la Vicaria y por fin en 1874 llegó a ser la primera Madre General. Ese día añadió: “Tendré el título de vicaria, porque la verdadera superiora es la Virgen”. Desde entonces María Dominga sería conocida en la historia y en el mundo salesiano como Madre Mazzarello. La Madre apenas sabía leer y escribir. Y siendo Superiora General estudió el cuarto de primaria entre las niñas pequeñas, cuando ella ya tenía 34 años. Era un ejemplo que impresionaba mucho. En la historia salesiana suele resaltarse la carencia de estudios de Madre Mazzarello y, aunque ello es cierto, Don Bosco fue sin duda un visionario y ella una mujer que demostraría bien pronto como superiora del nuevo Instituto la sabiduría pragmática del campesino unida a su carácter decidido y al evidente conocimiento y práctica de los valores cristianos. De Madre Mazzarello se conservan sus cartas, anécdotas e innumerables pensamientos dichos a las primeras hermanas, que serían celosamente conservadas por la tradición salesiana y que contribuirían a conocer la personalidad de la piedra angular del Instituto de Hijas de María Auxiliadora.
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La pobre aldeanita, era un prodigio de prudencia, de buen espíritu, de muchas virtudes y crecida santidad, ejemplar perfecto de la mejor hija de María Auxiliadora. Con santidad rebosante regía la naciente congregación y veía su crecimiento, primero en Europa, luego en las misiones y finalmente por todo el mundo. Llevaba muy bien las cosas de la oficina, todo entendido desde su propio sacrificio y el de sus hermanas entre las cuales buscaba infundir ese celo por el cuidado de las niñas que la devoraba. Como superiora fue una hábil formadora y maestra en la vida espiritual. Tenía el carisma de la alegría serena, irradiando gozo e implicando a otras jóvenes en el empeño de dedicarse a la educación de la mujer. La Congregación se fue consolidando. Algunas religiosas aconsejaron a la superiora general, sor María, que fuera a pedir a Roma las bendiciones de Su Santidad y ella se excusó diciendo: “¿Cómo me presentaré, que no haga perder nuestro buen crédito? Esperará el Papa ver una superiora instruida y capacitada, y se encontrará con una pobre aldeanita ignorante.” El mes de mayo en Mornese era un tiempo de especial compromiso personal y comunitario. A finales de abril de 1875, don Bosco envió una imagen de María Auxiliadora que fue colocada en un altar, junto a la capilla. La Madre Mazzarello, como vicaria, presentó las llaves de la casa para que la Virgen fuera su dueña absoluta. Para animar a las comunidades a crecer en el amor a la Virgen, hacían algunas peregrinaciones, como la de Lerma, donde se veneraba la Virgen de las Gracias. En 1877 la Casa Generalicia se trasladaba a Nizza Monferrato, un convento de frailes franciscanos, construido en 1476. Don Bosco había comprado el edificio pensando que era un lugar apropiado para la sede del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Era conocido como “Nuestra Señora”, por venerarse allí “Nuestra Señora de las Gracias”. Era una casa mejor comunicada y mayor para el gran crecimiento de la Institución. Alli, en la última etapa de su vida, Madre Mazzarello ejerció su maternidad espiritual desde la formación de las hermanas hasta las visitas a las nuevas fundaciones, incrementando la expansión misionera del Instituto, a través de la palabra escrita y la donación diaria de su vida, y a través de la caridad paciente y bondadosa.”
Fallecimiento y reconocimiento de la Iglesia Era el año 1881, Madre Mazzarello ya llevaba 10 años de Superiora, con gran satisfacción de todas sus súbditas, y gozaba de una salud relativamente buena. 49
Pero un día le ofreció a Dios su vida, por la salvación de una muchacha que estaba en peligro de perder la fe, y Dios tiene buenos oídos para escuchar estos ofrecimientos y aceptó la propuesta. Y le vino la terrible enfermedad de la pluresía. Juan Bosco fue a visitarla y María, sabiendo que le había concedido Dios el don de conocer el futuro, le preguntó si ella se curaría de esa enfermedad y el santo le respondió de una manera muy extraña. Le dijo así: "Le voy a contar una parábola. Un día llegó la muerte a una casa de religiosas y le dijo a la portera: `¡Venga conmigo a la eternidad!'. Pero la portera le respondió: `Tengo mucho oficio en la portería y no me puedo alejar de aquí'. Entonces pasó la muerte a la cocina y le dijo a la hermana cocinera: `¡Venga conmigo a la eternidad!'. Pero la hermana cocinera le dijo: `Tengo tanto que cocinar'. ¡No puedo acompañarla!'. Y la muerte fue donde la Superiora y le dijo: `Ud. tiene que dar a las demás ejemplo de obediencia. ¡Venga conmigo a la eternidad!'. Y la superiora, para dar ejemplo, se fue a la eternidad con la muerte". Madre Mazzarello entendió lo que le decía el santo y a los 44 años recién cumplidos, su salud comenzó a agravarse, cayó definitivamente en cama y al alba del sábado 14 de mayo de 1881, después de cantar un himno a la Virgen Santísima, falleció santamente. Se había entregado enteramente a sus tres grandes amores: la Eucaristía, María Auxiliadora y la juventud pobre, a la que educó y salvó. No cabe duda que dejó a sus hijas espirituales una sólida tradición educativa. Su pertenencia a María se manifestó hasta el final. Pocos instantes antes de morir, pareció querer decir: “Soy hija de María”. Ésta fue siempre su confianza: ser hija de María. El 23 de junio de 1911 comenzó el proceso de beatificación y canonización de Madre Mazzarello. El 3 de mayo de 1936 el Papa Pío XI la declaró Venerable y le confirió el título de "Cofundadora del Instituto de María Auxiliadora". El mismo Pontífice la declaró Beata el 20 de noviembre de 1938. Y finalmente el 24 de junio de 1951 la Iglesia Católica, bajo el Pontificado de Pío XII, la declaró santa como Santa María Mazzarello. Sus restos se veneran en la Basílica de María Auxiliadora en Turín. Su fiesta litúrgica se celebra el 13 de mayo En el coro de la capilla de Mornese, un cuadro refleja la identifcación de Madre Mazzarello con Nuestra Señora. Representa a María Auxiliadora, que acompaña y protege a la Madre, que siempre decía: “Nuestra Señora es la verdadera superiora”. También están representadas las virtudes características de la Virgen, que Madre Mazzarello vivió de forma heroica: la humildad- violeta, la caridadrosas, y la pureza- lirios. Mazzarello fue el templo vivo que el fundador quería que fuese toda Hija de María Auxiliadora.
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Expansión Instituto
y
carisma
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del
En nueve años de vida institucional, las Hermanas de María Auxiliadora abrieron 26 casas. María Santísima estaba presente en cada nueva fundación porque, como la Madre decía, “la Virgen era la verdadera directora de cada casa”. El 8 de octubre de 1874, salió de Mornese el primer grupo de salesianas para formar una nueva comunidad, en Borgo, San Martino. Y como hemos visto, el 1 de septiembre de 1877 se fundó la comunidad Niza Mare. Los medios de transporte eran escasos y Mornese estaba lejos de las ciudades. La Madre Mazzarello acompañaba a las Hermanas hasta el Santuario de Gavi. En este santuario, se conserva la imagen de Nuestra Señora de la Guarda, la Virgen que vigila y protege. Aquí se despedía diciéndoles: “Aquí nos separamos, el Señor nos une”. El 8 de septiembre de 1877, María Mazzarello recibió una carta de Don Bosco para que las salesianas participaran en las misiones en América. Fueron elegidas seis de ellas y la Madre decidió acompañarlas hasta Roma. Allí, el papa Pío IX, las recibió en audiencia privada. El 14 de noviembre de 1877 partió ese primer grupo. Don Costamagna, director espiritual del colegio de Mornese, también fue enviado en esta primera expedición, al Uruguay. Don Dosco regaló a las hermanas misioneras del colegio de Mornese un cuadro de María Auxiliadora. Poco tiempo antes de la partida, el cuadro desapareció. EL día de la salida apareció y fue entregado a Sor Teresina Mazzarello. Se encuentra en Buenos Aires, con la siguiente inscripción: “Cuadro de la Virgen que se veneraba en Mornese, la casa de la fundación”. La Auxiliadora acompañaba todos los pasos de sus hijas.
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La palabra "carisma" viene de la lengua griega y significa el "don de gracia". Es el don, la gracia que Dios concede a una persona para provecho de la comunidad. Cada uno, según el don que Dios le ha dado, sirve a los hermanos en comunidad. Los carismas se dan en todos los creyentes de la Iglesia. Cuando se habla de "carisma de una congregación" se quiere significar cuál es la finalidad, la misión o identidad de un instituto concreto, cuál es su objetivo en la Iglesia y en el mundo. Cuando se hace la pregunta: "¿cuál es el carisma de la congregación?" , se está preguntando por el trabajo y la vivencia espiritual que una congregación realiza en la Iglesia, por su estilo de vida, por las motivaciones profundas que le impulsan. Dedicarse a la enseñanza, a los enfermos, a las misiones, etc. con "carismas" específicos. (Santana Bueno, 2001)
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La obra se extendió por Italia, fueron acogidas en Francia y se encontraban proyectadas hacia la entonces lejanísima América Latina. En total, como acabamos de ver, tenían 26 casas, 166 hermanas, 50 novicias y 22 postulantes en Italia, Francia, Argentina y Uruguay. Actualmente en el Instituto hay: 83 Provincias religiosas 24 en 94 naciones. Tienen presencia en los cinco continentes con un total de 1408 comunidades locales y son más de 16,000 religiosas. Como ocurre en el caso de los Salesianos, las Hermanas de diversos países, culturas, edades y formas de ser, comparten un carisma 25con un gran número de personas comprometidas con la educación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de menores recursos, trabajando diariamente en colegios, orfanatos, hospitales, casas de asistencia, albergues y universidades. Según las Constituciones del Instituto, su carisma educativo se expresa textualmente así: “Nosotras FMA, somos en la Iglesia Mujeres Consagradas que, viviendo en comunidad y estando en medio de la gente, expresamos la mística de un amor radical por Cristo. Con sencillez y alegría vivimos el servicio educativo a los jóvenes. Cultivamos una entrega misionera que abre la vida cotidiana a amplios horizontes apostólicos. Insertas en la Iglesia local, expresamos una ciudadanía activa en el territorio y en la cultura de hoy. Nosotras FMA, creemos que hoy nuestra pasión misionera se expresa en la elección consciente de la educación como camino de ciudadanía evangélica. Nos pide presencia y solidaridad; con las jóvenes, las más pobres y un servicio valiente a la justicia y a la paz para una convivencia humana más respetuosa de la dignidad; de todos". (Actas CG26 XXI) La preventividad “Con el amor preferencial de Don Bosco y de Madre Mazzarello nos dedicamos a las jóvenes más pobres, o sea a aquéllas que de cualquier modo tienen menos posibilidades de éxito y están más expuestas a peligros. Para Don Bosco prevenir es educar a la persona, favorecer la capacidad de dar sentido a la vida a través de experiencias positivas y actuar con coherencia en la toma de decisiones.
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La provincia religiosa es una unidad organizativa de carácter territorial de una Orden, Congregación o Instituto de la Iglesia Católica. Viene a ser un nivel intermedio entre la superioridad mayor y una comunidad. 26
CG es la sigla de Capítulo General.
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Prevenir es crear relaciones educativas capaces de estimular y sostener las fuerzas interiores de la joven y de orientarla hacia nuevas etapas de madurez, hacia nuevas experiencias, en la perspectiva del proyecto de vida cristiana". (Actas CG XIX) Nuestro estilo educativo “Una clave importante que traduce y explica la tradición educativa del Instituto es la vida de María Dominga Mazzarello. Aunque no haya escritos suyos que se refieran a la educación, podemos reconocer oficialmente su ministerio educativo, a través de lo que ella misma ha vivido. Uno de los criterios educativos de gran importancia fue para ella la prioridad de la persona; a través de su personal adhesión al proyecto de Dios quería llevar a todas las jóvenes al encuentro único con Jesús. El mensaje educativo de María Dominga Mazzarello está caracterizado por realismo y lo concreto, por el trabajo y por la educación a la laboriosidad. La obra educativa es como el don de su vida, don de sí en el amor con alegría serena y contagiosa que se convertía en pedagogía de la alegría y con gran apertura a la colaboración.” No encuentro mejor forma de concluir la vida y obra de la Madre Mazzarello que dando cuenta que, según ha publicitado Gaudium Press (08-01-2016), la Puerta Santa del Santuario dedicado a Santa María Dominga Mazzarello, localizado en la ciudad de Mornese (Italia), fue abierta en el primer día de este año por el Obispo de Acqui Terme, Mons. Pier Giorgio Micchiardi. La ceremonia contó con la participación de un numeroso grupo de religiosas, fieles, autoridades civiles y militares. La Hermana Piera Cavaglià, secretaria general del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (FMA) afirmó que "la apertura de la Puerta Santa aquí en Mornese es una profunda experiencia de gracia que alcanza y envuelve todo el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y todas las personas que entran en este Templo". Durante la homilía de la Misa, Mons. Micchiardi resaltó que "la Puerta Santa del Santuario de Santa María Dominga Mazzarello nos recuerda una de las características del Jubileo extraordinario de la misericordia: la necesidad de tender a la santidad, como respuesta al amor de Dios que nos precede". "Que la apertura de esta puerta en un Santuario dedicado a una Santa de nuestras tierras, nos recuerde el proyecto de amor que Dios tiene en relación a cada uno de nosotros y nos haga pensar que es un proyecto posible, siguiendo las huellas de nuestros Santos y Beatos. Una santidad que se puede alcanzar, por tanto, imitando la Fe y la radicalidad evangélica de quien nos precedió", concluyó el prelado.
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Domingo Savio «Ahora que he visto que uno puede ser santo también estando alegre, quiero absolutamente y tengo necesidad de ser santo». «¡Cuán feliz sería si pudiese ganar para Dios a todos mis compañeros! » (Domingo Savio)
Entre los miles de alumnos que tuvo el gran educador San Juan Bosco en el Oratorio de san Francisco de Sales, el más famoso fue Domingo Savio quien se propuso ser santo y murió tres semanas antes de cumplir los 15 años de edad, siendo el santo no mártir más joven de la Iglesia Católica. Los que no lo conocen se van a sorprender de su santidad extraordinaria viviendo lo ordinario de su vida de estudiante cristiano. 27 Tuvo una vida muy sencilla, pero en poco tiempo recorrió un largo camino e santidad, obra maestra del Espíritu Santo, de María Auxiliadora y fruto de la pedagogía de San Juan Bosco.
Primeros años Domingo Savio, «Mínot» para sus padres —que significa Dominguito—,nació en Riva de Chieri (Italia) el 2 de abril de 1842. Era el mayor de cinco hijos de Ángel Savio, un mecánico muy pobre, y de Brígida, una sencilla mujer que ayudaba a la economía familiar haciendo costura para sus vecinas. La familia tuvo que cambiar varias veces de residencia en el intento de mejorar su condición económica.Cuando Domingo tenía sólo unos veinte meses se trasladaron a Murialdo, arrabal de Castelnuovo de Asti, donde nacieron sus hermanos. Era un niño del pueblo, nacido en una familia profundamente cristiana y joven, pobre y repetidamente probada. Don Bosco (1878) nos dice que “Toda la solicitud 27
La fuente más importante sobre la corta vida de Santo Domingo Savio es el relato que escribió el mismo Don Bosco, una de las más preciosas reliquias. La escribió con amor de predilección, y repasó además las diversas ediciones, retocando la forma para dejar cada vez más transparente su pensamiento. Así salió una pequeña obra maestra. El santo se esforzó por no decir nada que no pudiese afirmar bajo juramento, particularmente por lo que se refiere a las experiencias espirituales de Domingo, tales como el conocimiento sobrenatural del estado espiritual del prójimo, de sus necesidades y del futuro.
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de los buenos padres se dirigía a dar educación cristiana al hijo que ya desde entonces formaba sus delicias; el cual, dotado por la naturaleza de una índole dulce y de un corazón formado para la piedad, aprendió con extraordinaria facilidad las oraciones de la mañana y de la noche, que rezaba ya él solito cuando apenas tenía cuatro años de edad. No se apartaba ni un momento de su madre, y si alguna vez se alejaba de ella, era para retirarse a un rincón de la casa donde pudiera rezar con mayor libertad”. “Pequeñito aún, afirmaban sus padres, en esa edad en que los niños por irreflexión natural suelen ser para sus madres de gran molestia y trabajo, pues todo lo quieren ver y tomar, y a menudo romper, nuestro Domingo no nos dio el más pequeño disgusto. No sólo se mostraba obediente y pronto para cualquier cosa que se le mandaba, sino que se esforzaba en prevenir las cosas con las cuales sabía que nos iba a dar gusto y contento”. “Cariñosísima era la acogida que hacía a su padre cuando lo veía volver a casa después del trabajo. Corría a su encuentro y, tomándole de la mano o colgándose de su cuello, le decía: “Papá, ¡qué cansado viene!, ¿no es verdad? Mientras usted trabaja tanto por mí, yo para nada sirvo sino para darle molestias; pero rogaré a Dios para que le dé a usted salud y a mí me haga bueno.” “Y mientras esto decía, entraba con él en casa, le buscaba una silla para que se sentara, se entretenía en su compañía y le hacía mil caricias.” “Esto –dice su padre- era un dulce alivio en mis fatigas; de modo que estaba impaciente por llegar a casa para dar un beso a mi Domingo, en quien concentraba todos los afectos de mi corazón.” Concluidos sus estudios elementales Domingo deseaba seguir estudiando pero le era prácticamente imposible por falta de medios económicos. «Si yo tuviera alas como un pajarillo-decía a veces Domingo-, quisiera volar mañana y tarde a Castelnuovo para continuar mis estudios». Y resolvió ir a la escuela municipal de la próxima villa de Castelnuovo a pesar de que distaba unos cuatro kilómetros de su casa, lo que significaba recorrer dos veces al día el camino solo y a pie, entre matorrales. Un tío le preguntó: ¿No tienes miedo de ir solo? La respuesta de Domingo no se hizo esperar: “Yo no estoy solo; me acompaña el Ángel de la Guarda”. Su madre lo llevaba a la iglesia, cuyo párroco era Don Juan Zucca. Allí aprendió a ayudar en la misa, llegando a ser un monaguillo ideal. Cuando le pedía el misal hacía bromas de su estatura y reían juntos. Zucca, citado por Don Bosco (1878), dice: «En los primeros días que llegué a este arrabal, veía a menudo a un niño de cinco años de edad que venía a la iglesia en compañía de su madre. La serenidad de su semblante, la compostura de su porte y su actitud devota llamaron la atención mía y de todos”.
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“Si al llegar a la iglesia la encontraba cerrada, se producía un espectáculo realmente hermoso. En vez de corretear y alborotar como hacen los niños de su edad, se llegaba al umbral de la puerta, y allí, puesto de rodillas, con la cabeza inclinada y juntas las manos sobre el pecho, rezaba fervorosamente hasta que abrían la iglesia. Téngase en cuenta que, a veces, el terreno estaba embarrado, o que llovía o nevaba; mas a él nada le importaba, y se ponía igualmente a rezar de rodillas”. “Maravillado y movido de piadosa curiosidad, quise saber quién era aquel niño, y supe que era el hijo del herrero, llamado Carlos Savio.” Cuando me veía en la calle, comenzaba desde lejos a dar señales de particular contento, y con semblante verdaderamente angelical se adelantaba respetuosamente a saludarme. Luego que comenzó a frecuentar la escuela, como estaba dotado de mucho, ingenio, y era muy diligente en el cumplimiento de sus deberes, hizo en breve tiempo notables adelantos en los estudios. En febrero de 1849, toda la familia se trasladó a Mondonio. Domingo tenía siete años, una preparación y madurez poco común para su edad. Su vida estaba ligada a la presencia de Dios, como se puso en evidencia el día anterior a su primera confesión cuando fue donde su mamá y le pidió perdón por todos los disgustos que le había proporcionado con sus defectos infantiles. Don Bosco nos cuenta que “nada faltaba a Domingo para que fuese admitido a la primera comunión. Sabía ya de memoria el pequeño catecismo, tenía conocimiento suficiente de este augusto sacramento y ardía en deseos”. Sólo se oponía la edad, pero fue resuelto. La víspera del día señalado para la comunión fue a su madre y le dijo: “Mamá, mañana voy a hacer mi primera comunión; perdóneme usted todos los disgustos que le he dado en lo pasado yo le prometo portarme muy bien de hoy en adelante, ser aplicado en la escuela, obediente, dócil y respetuoso a todo lo que usted me mande”. Y, dicho esto, se puso a llorar. La madre, que de él había recibido sólo consuelos, se sintió enternecida y, conteniendo a duras penas las lágrimas, le consoló diciéndole: “Vete tranquilo, querido Domingo, pues todo está perdonado; pide a Dios que te conserve siempre bueno y ruega también por mí y por tu padre”. Es así como el 8 de abril de 1849, Domingo recibió su primera comunión en la parroquia de Castelnuovo de Asti. Arrodillado al pie del altar, con las manos juntas, pronuncia los propósitos que venía preparando desde hace tiempo, y que quedaron escritos en su devocionario: Resoluciones tomadas por mí, Doménico Savio, en el año de 1849, en el día de mi Primera Comunión, a la edad de siete años: Me confesaré a menudo, y comulgaré tan frecuentemente como mi confesor lo permita. Deseo santificar los domingos y fiestas en forma especial. 56
Mis amigos serán Jesús y María. Prefiero morir antes que pecar. Estos propósitos, que repetía a menudo, fueron la norma de sus actos hasta el fin de su vida. Salotti, citado por Don Bosco, afirmó que: “Son el más luminoso patrimonio que ha podido dejar en herencia a nuestra juventud. Particularmente aquel ¡Antes morir que pecar! ha tomado ya carta de naturaleza entre las frases célebres que han pasado a la historia”. El sacerdote Cugliero, citado por Don Bosco (1878), recuerda que en una oportunidad hubo un grave desorden en clase. Domingo no participó en él, pero al llegar el profesor, los alumnos más indisciplinados le echaron la culpa de todo. El profesor lo regañó fuertemente y lo castigó. Domingo no dijo ni una palabra, el profesor le preguntó por qué no se había defendido y él respondió: "Es que Nuestro Señor tampoco se defendió cuando lo acusaron injustamente. Y además a los promotores del desorden sí los podían expulsar si sabían que eran ellos, porque ya han cometido faltas. En cambio a mí, como era la primera falta que me castigaban, podía estar seguro de que no me expulsarían". Muchos años después el profesor y los alumnos recordaban todavía con admiración tanta fortaleza en un niño de salud tan débil. Con los mejores alumnos del colegio fundó una asociación llamada "Compañía de la Inmaculada" para animarse unos a otros a cumplir mejor sus deberes y a dedicarse con más fervor al apostolado. Y es curioso que de los 18 jóvenes con los cuales dos años después fundó San Juan Bosco la Comunidad Salesiana, 11 eran de la asociación fundada por Domingo Savio.
Vida en el Oratorio En 1854, cuando Don Bosco empezó a preparar a algunos jóvenes para el sacerdocio, con la ilusión de que le ayudaran en su trabajo en favor de los niños abandonados de Turín, Don Cugliero quería que Don Bosco conociera a Domingo y quedaron en que se lo mandaría a Murialdo. Don Bosco narra así su primer encuentro con Savio: “Era el primer lunes de octubre, muy temprano, cuando vi aproximárseme un niño, acompañado de su padre, para hablarme. Su rostro alegre y su porte risueño y respetuoso atrajeron mi atención. -
¿Quién eres?-le dije-. ¿De dónde vienes?
-
“Yo soy-respondió-Domingo Savio, de quien ha hablado a usted el 57
señor Cugliero, mi maestro; venimos de Mondonio.” “Lo llevé entonces aparte y, puestos a hablar de los estudios hechos y del tenor de vida que hasta entonces había llevado, pronto entramos en plena confianza, él conmigo y yo con él.” “Presto advertí en aquel jovencito un corazón en todo conforme con el espíritu del Señor, y quedé no poco maravillado al considerar cuánto le había ya enriquecido la divina gracia a pesar de su tierna edad.” Después de un buen rato de conversación, y antes de que yo llamara a su padre, me dirigió estas textuales palabras: -
Y bien, ¿qué le parece? ¿Me lleva usted a Turín a estudiar?
-
Ya veremos; me parece que buena es la tela.
-
¿Y para qué podrá servir la tela?
-
Para hacer un hermoso traje y regalarlo al Señor.
-
Así, pues, yo soy la tela, sea usted el sastre; lléveme, pues, con usted y hará de mí el traje que desee para el Señor.
-
Mucho me temo que tu debilidad no te permita continuar los estudios.
-
No tema usted; el Señor, que hasta ahora me ha dado salud y gracia, me ayudará también en adelante.
-
¿Y qué piensas hacer cuando hayas terminado las clases de latinidad?
-
Si me concediera el Señor tanto favor, desearía ardientemente abrazar el estado eclesiástico.
-
Está bien; quiero probar si tienes suficiente capacidad para el estudio; toma este librito, estudia esta página y mañana me la traes aprendida.
Dicho esto, le dejé en libertad para que fuera a recrearse con los demás muchachos, y me puse a hablar con su padre. No habían pasado aún ocho minutos cuando, sonriendo, se presenta Domingo y me dice: -
Si usted quiere, le doy ahora mismo la lección.
Tomé el libro y me quedé sorprendido al ver que no sólo había estudiado al pie de la letra la página que le había señalado, sino que entendía perfectamente el sentido de cuanto en ella se decía. -
Muy bien-le dije-, te has anticipado tú a estudiar la lección y yo me anticiparé en darte la contestación. Sí, te llevaré a Turín, y desde luego te cuento ya como a uno de mis hijos; empieza tú también desde ahora a pedir al Señor que nos ayude a mí y a ti a cumplir su santa voluntad.
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No sabiendo cómo expresar mejor su alegría y gratitud, me tomó de la mano, me la estrechó y besó varias veces, y al fin me dijo. -
Espero portarme de tal modo, que jamás tenga que quejarse de mí conducta.
Así es como fue aceptado e ingresó al Oratorio de San Francisco de Sales de Valdocco enTurín. La estadía con Don Bosco coincide con el acontecimiento mundial de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Como santo “adolescente”, Domingo es el fruto de aquel 8 de diciembre de 1854. En ese día hizo una confesión general, y delante del altar de la Inmaculada se consagró personalmente a Ella. De aquí en adelante vió a María con su rostro de “Inmaculada”, y su propósito de la Primera Comunión adquiere una nueva dimensión: “el pecado al que preferirá la muerte es ahora, de manera más precisa, la impureza”. Los esfuerzos heroicos de adolescente para conservar intacta su pureza, especialmente con el control de los ojos, se deben a su gran devoción hacia La Inmaculada vivida con espíritu caballeresco y con ardiente ternura. También contempla a la Virgen con su rostro de “Dolorosa”. Todos los miércoles hace la comunión en su honor y por la conversión de los pecadores. Cada viernes se hace acompañar por algunos compañeros para rezar en la capilla la Corona de los Siete Dolores. Cada sábado hubiera querido ayunar a pan y agua por Ella pero Don Bosco no le permitió esto último. Su devoción a la Madre de Dios era sencillamente extraordinaria. Cada día hacía una mortificación en su honor, jamás fijaba sus ojos en personas de otro sexo; mientras iba a la escuela, no solía levantar la vista. Pasaba a veces cerca de espectáculos públicos; los compañeros los devoraban con tal avidez, que ni sabían dónde estaban; preguntado Domingo si le habían gustado, contestaba que no había visto nada; por ello, un compañero enfadado le riñó diciéndole: - Pues ¿para qué tienes los ojos, si no te sirven para mirar estas cosas? -Quiero que me sirvan para contemplar el rostro de nuestra celestial Madre cuando, con la gracia de Dios, sea digno de ir a verla en el paraíso, Don Bosco nos indica que “apenas llegado a la casa del Oratorio, vino a mi cuarto para ponerse, como él decía, enteramente en manos de los superiores. Su vista se fijó al punto en un cartel que tenía escritas en grandes caracteres las siguientes palabras, que solía repetir San Francisco de Sales: Da mihi animas, caetera tolle. Se puso a leerlas atentamente, y como yo deseaba mucho que entendiera lo que significaban, le indiqué o, mejor, le ayudé a comprender el sentido: ¡Oh Señor! Dame almas, y llévate lo demás. Reflexionó Domingo un momento y luego añadió: 59
-Ya entiendo; aquí no se trata de hacer negocio con dinero, sino de salvar almas; yo espero que también la mía entrará en este comercio. Don Bosco escribe: “Domingo no se ha hecho notorio en los primeros tiempos del Oratorio por cosa alguna, fuera de su perfecta docilidad y de una exacta observancia de las reglas de la casa…y una exactitud en el cumplimiento de sus deberes más allá de la cual no sería fácil llegar”. Inicialmente acudió para las clases de primera y segunda de Gimnasio 28 a casa del señor Bonzanino. Y ya en el mismo Oratorio cursó la tercera de Gimnasio siendo su profesor Don Francesia. Don Picco fue su profesor al cursar la cuarta etapa. Don Bosco recuerda que “ya hacía seis meses que se hallaba en el Oratorio cuando se hizo una plática sobre lo fácil que es llegar a ser santo. El predicador se detuvo especialmente en desarrollar tres pensamientos que causaron profunda impresión en el ánimo de Domingo: a saber: «Es voluntad de Dios que todos seamos santos; es fácil conseguirlo; a los santos les está preparado un gran premio en el cielo»”. “Aquella plática fue para Domingo una chispa que inflamó su corazón en amor de Dios. Por algunos días no dijo nada, pero estaba menos alegre de lo que solía, de suerte que hubimos de notarlo sus compañeros y yo. Pensando que esto proviniese de una nueva indisposición de salud, le pregunté si sufría algún malestar. -Al contrario-me dijo-. Lo que sufro es un gran bienestar. -¿Qué quieres decir? -Quiero decir que siento como un deseo, y una necesidad de hacerme santo. Nunca me hubiera imaginado yo que uno pudiese llegar a ser santo con tanta facilidad; pero ahora que he visto que uno puede ser santo también estando alegre quiero absolutamente y tengo absoluta necesidad de ser santo. Dígame, pues, cómo he de conducirme para dar comienzo a esta empresa. “Alabé su propósito, pero le exhorté a que no se turbara, porque en la turbación del ánimo no se conoce la voz del Señor; antes bien, que se requería en primer lugar una constante y moderada alegría; le exhorté a perseverar en el cumplimiento de sus deberes de piedad y estudio, y que jamás dejase de tomar parte en la recreación con sus compañeros”. Un día le dijo a su santo confesor que cuando iba a bañarse a un pozo en especial, allá escuchaba malas conversaciones. El sacerdote le dijo que no podía 28
Es una escuela de educación secundaria, en muchos países europeos, equivalente al lycée de Francia, a la grammar school de Gran Bretaña o al bachillerato de España..
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volver a bañarse ahí. Domingo obedeció aunque esto le costaba un gran sacrificio, pues hacía mucho calor y en su casa no había baño de ducha. Y San Juan Bosco añade al narrar este hecho: "Si este jovencito hubiera seguido yendo a aquel sitio no habría llegado a ser santo". Pero la obediencia lo salvó. Caviglia (1965) observa acertadamente: «El alma de Savio es un caso de alma orientada desde los primeros momentos a la conciencia y plenitud de Dios. Las palabras de Cagliero y de Don Bosco nos hacen ver un alma unida a Dios en oración continua, atraída a él por una especie de gravitación que deriva del amor del continuo ejercicio de la presencia de Dios». Domingo observaba escrupulosamente el reglamento; por supuesto, algunos de sus compañeros llevaban a mal que el santo quisiese que ellos observasen el reglamento en la misma forma. Le llamaban chismoso y le decían: "Corre a acusarnos con Don Bosco"; con lo cual no hacían sino mostrar cuán poco conocían al fundador del Oratorio, que no soportaba a los chismosos. Muy probablemente Santo Domingo reía de buena gana en esas ocasiones, pues era de un espíritu muy alegre, cosa que algunas veces le creó dificultades. Si Domingo no tenía nada de chismoso, era en cambio muy hábil para contar cuentos; ello le daba gran ascendiente con sus compañeros, sobre todo con los más jóvenes. Fue en verdad una feliz providencia de Dios que Domingo cayese bajo la dirección de un director tan experimentado como Don Bosco, pues de otro modo se habría convertido fácilmente en un pequeño fanático. Don Bosco alentaba su alegría, su estricto cumplimiento del deber de cada día y le impulsaba a participar en los juegos de los demás niños. Así, Domingo podía decir con verdad: "No puedo hacer grandes cosas. Lo que quiero es hacer aun las más pequeñas para la mayor gloria de Dios." Cierto día dos compañeros se desafiaron a pelear a pedradas. Domingo Savio trató de apaciguarlos pero no le fue posible. Entonces cuando los dos peleadores estaban listos para lanzarse las primeras piedras, Domingo se colocó en medio de los dos con un crucifijo en las manos y les dijo: "Antes de lanzarse las pedradas digan: “Jesús murió perdonando a los que lo crucificaron y yo no quiero perdonar a los que me ofenden". Los dos enemigos se dieron la mano, hicieron las paces, y no se realizó la tal pelea. Al corregir a un joven que decía malas palabras, el otro le dio un bofetón. Domingo se enrojeció y le dijo: "Te podía pegar yo también porque tengo más fuerza que tú. Pero te perdono, con tal de que no vuelvas a decir lo que no conviene decir". El otro se corrigió y en adelante fue su amigo. Cada Domingo iba a visitar al Santísimo Sacramento en el templo, y en la santa Misa después de comulgar se quedaba como en éxtasis hablando con Nuestro Señor. Un día no fue a desayunar ni a almorzar, lo buscaron por toda la casa y lo encontraron en la iglesia, como suspendido en éxtasis. No se había dado cuenta 61
de que ya habían pasado varias horas. Tanto le emocionaba la visita de Jesucristo en la Santa Hostia. ¿Qué me falta, pues, para ser feliz? Nada de este mundo. Sólo me resta gozar sin velos en el cielo de aquel mismo Dios que ahora, con los esos de la fe, contemplo y adoro en el sacramento. Y según Don Rúa dedicaba la comunión de cada día a una intención particular. De entre ellas entresacamos la de los martes que era a su ángel custodio, hacia el cual alimentaba desde pequeño una especial devoción que después aumentaría en el Oratorio, donde Don Bosco la promovía entre los jóvenes. Su fama fue creciendo, supo hacerse querer y respetar por sus compañeros. Y todo, por su gran personalidad, fuerte unión con el Señor, y coherencia de vida. Todo esto acompañado de una capacidad extraordinaria de hacerse amigos de todos, y de organizar lo que hiciera falta con tal de hacer el bien, ayudar a Don Bosco, y servir al Señor. En Caviglia leemos: Cagliero declaró 29: «En los tres años que le conocí en el Oratorio, durante los cuales fui asistente y maestro, constaté que, sí bien era de carácter vivo y de índole pronta y sensible, sobre todo ante las dificultades, sin embargo, nunca lo vi alterado ni sentí que se dejara llevar de la ira con actos o palabras contrarios a la mansedumbre cristiana. Al contrario, afirmo que siempre estuve convencido de que dominó tan bien su temperamento, que aparentaba ser de un natural manso y pacífico y de una dulzura admirable». Y el mismo autor se refiere a Don Rúa quien precisó: «Era prudente en la elección de los amigos, pero después era muy fiel y constante en dar aquellas muestras de familiaridad que, sin faltar en nada a las buenas maneras, sirven para mantener vivos los vínculos de la caridad fraterna». Por tres años se ganó el Premio de Compañerismo, por votación popular entre todos los 800 alumnos. Los compañeros se admiraban de verlo siempre tan alegre, tan amable, y tan servicial con todos. El repetía: "Nosotros demostramos la santidad, estando siempre alegres". Tanto quería ser santo, que este deseo, hizo que al principio Domingo tomase caminos equivocados para ello. Así, Don Bosco le prohibió que hiciese cosas raras como meterse piedras en los zapatos, o garbanzos debajo de las sábanas 29
Se trata de las declaraciones de los personajes que intervinieron en el proceso de beatificación y canonización.
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de dormir, diciéndole: "La penitencia que Dios quiere es la obediencia”. Cada día se presentan mil oportunidades de sacrificarse alegremente: el calor, el frío, la enfermedad, el mal carácter de los otros. La vida de escuela constituye una mortificación suficiente para ti". Pero también comenzó a realizar austeridades de todo tipo, como consumir sólo la mitad de su ración de comida, dormir menos tiempo y rezar más. Sentía gran devoción por María Auxiliadora, llegando a permanecer más de cinco horas diarias rezando. Una noche de invierno, Don Bosco encontró a Domingo temblando de frío en la cama, sin más cobertor que una sábana. -
¿Te has vuelto loco? ¡Vas a coger una pulmonía? No lo creo —respondió Domingo—. Nuestro Señor no cogió ninguna pulmonía en el establo de Belén.”
Desde entonces Don Bosco le prohibió formalmente hacer penitencia alguna sin su permiso. Domingo quedó triste. El Padre le insistió que la penitencia que Dios quiere es la obediencia a los superiores. “Pasando un día por una de las plazas de la ciudad, relata Don Bosco, viole un compañero quitarse el sombrero y pronunciar en voz baja algunas palabras. -¿Qué haces?- le dijo ¿Qué estás diciendo? -¿No has oído?-respondió Domingo-; aquel carretero acaba de pronunciar en vano el santo nombre de Dios. Iría a rogarle que no volviera a repetirlo si supiera que mi aviso iba a aprovecharle; pero como temo vaya a decir cosas peores, me he limitado a quitarme el sombrero y decir: ¡Alabado sea Jesucristo! ; y esto lo hago con ánimo de reparar de alguna manera la injuria hecha al nombre santo de Dios. Admiró el compañero la piedad y el valor de Domingo: y aun ahora cuenta este episodio para honra de su amigo y edificación de los compañeros”. Y añade el santo: “al volver de clase, oyó una vez a un hombre ya entrado en años proferir una horrible blasfemia. Domingo se estremeció, bendijo al Señor en su corazón e hizo luego lo que es verdaderamente digno de admiración. Muy comedido y respetuoso, se acercó al atrevido blasfemo y le preguntó si sabría indicarle dónde estaba el Oratorio de San Francisco de Sales. El otro, al ver aquel semblante angelical, depuso su furor y le contestó: -Muchacho, siento mucho no saberlo. - ¡ Ah! Y ya que no sabe esto, ¿no podría hacerme usted otro favor? -¿Cómo no? De mil amores. Domingo se le acercó cuanto pudo al oído y, bajito para que los otros no le 63
oyeran, le dijo: -Usted me hará un gran favor si cuando se enfada se abstiene de blasfemar contra el santo nombre de Dios. -¡Muy bien, chico! –le respondió aquel hombre, lleno de estupor y admiración-. Tienes mucha razón; es un vicio maldito que he de vencer a toda costa. Don Rúa se expresa así: «Era verdaderamente admirable que en un jovencito de su edad reinara tanto celo por la gloria de Dios, hasta el punto de sentir horror y aun sufrir físicamente cuando oía blasfemar o veía de cualquier otro modo ofender la majestad de Dios». También Don Rúa hace mención de una animosa intervención del jovencito para alejar a sus compañeros de un hombre sin pudor que, penetrando en el patio y cautivando la atención de los muchachos, comenzó a despotricar contra la religión y contra los sacerdotes. Don Francesia pudo atestiguar: «Oí decir a Don Bosco que Domingo era el fiel guardián del Oratorio, porque con su vigilancia impedía que fraudulentamente se introdujeran entre los jóvenes personas extrañas para difundir la impiedad. Recuerdo que en aquellos tiempos, más de una vez, encontré emisarios de los protestantes, venidos expresamente al Oratorio para sembrar sus errores; uno de los más solícitos para impedirlo era el jovencito Domingo Savio». Esas intrusiones de extraños eran posibles, porque entonces el patio se diferenciaba poco de una plaza abierta. El Oratorio se encontraba casi en medio del campo. Se sucedían hechos inexplicables. Una noche pidió a Don Bosco que le siguiera. El santo lo hizo muy a su pesar. Domingo lo llevó por lugares increíbles hasta que le dijo Aquí es donde usted tiene que entrar, y se fue sin más. El santo llamó a la puerta y ésta se abrió: ¡Oh! ¡Pronto!; de lo contrario no va a haber tiempo. Mi esposo tuvo la desgracia de hacerse protestante. Ahora se encuentra en trance de muerte y pide, por piedad, morir como buen católico. Don Bosco se dirigió en seguida al lecho del enfermo, que mostraba grandes deseos de reconciliarse con Dios, y, arreglados con la mayor presteza los negocios del alma, llegó el cura de la parroquia de San Agustín, que había sido llamado poco antes, y apenas le hubo administrado el sacramento de los enfermos con una sola unción, el enfermo pasó a mejor vida. Más tarde quiso preguntar a Domingo cómo había sabido que en aquella casa había un enfermo, pero a él le dolió mi pregunta y se echó a llorar. Desde entonces jamás se lo volví a preguntar.
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Otro día le pide a Don Bosco que le deje ir a ver a su mamá porque está enferma. Don Bosco no sabe explicarse, pues nadie se lo había dicho, ni él mismo lo sabía; pero ante la insistencia de Domingo se lo permitió. Al llegar cerca de la casa los familiares le quisieron impedir que entrara a ver a su mamá, pues estaba luchando por dar a luz a un nuevo hijo y corría grave peligro de morir en el intento. Domingo no hizo caso y entró, se arrojó sobre la mamá, la abrazó, la besó y disimuladamente dejó sobre el pecho de ella un escapulario de la Virgen María. El parto fue exitoso y nació Catalina que fue bautizada al día siguiente, siendo Domingo su padrino. Regresó después al oratorio y se presentó a Don Bosco para agradecerle el permiso y para decirle que su madre estaba perfectamente bien. Todos vieron que esto fue un milagro. La mamá conservó este escapulario y lo prestaba a las vecinas y a las mismas hermanas de Domingo cuando tenían dificultades en el embarazo. Los médicos, enterados, lo recomendaban a sus pacientes. Fueron muchas las gracias conseguidas con aquel milagroso escapulario. San Juan Bosco relata que las necesidades de Inglaterra ocupaban un lugar muy especial en las oraciones de Domingo y cuenta que en "una violenta distracción", Domingo vio sobre una llanura cubierta de niebla a una multitud que avanzaba a tientas; entonces se acercó un hombre cubierto con una capa pontificia y llevando en la mano una antorcha que iluminó toda la llanura, en tanto que una voz decía: "Esta antorcha es la fe católica, que iluminará a Inglaterra." En un sueño-visión, supo que Inglaterra iba a dar pronto un gran paso hacia el catolicismo. Y esto sucedió varios años después al convertirse el futuro cardenal Newman y varios grandes hombres ingleses al catolicismo. A instancias de Domingo, Don Bosco relató el incidente al Papa Pío IX, quien declaró que eso le confirmaba en su resolución de prestar especial atención a Inglaterra.
Enfermedad y fallecimiento En vista de su mal estado de salud, se le prodigaron toda clase de cuidados para frenarle un tanto en sus estudios y en los ejercicios de piedad; con todo, bien por su natural debilidad o por otras incomodidades personales, o por la continua tensión de su espíritu, el caso es que las fuerzas le iban disminuyendo de día en día. Él mismo se daba cuenta y exclamaba a veces: -Tengo que correr, de lo contrario la noche me va a sorprender en el camino. Don Bosco nos cuenta que: “intenté poner en juego todos los medios para hacerle recuperar la salud y dispuse que se sometiera a una consulta de médicos. Todos admiraron su jovialidad de carácter, su agilidad mental y la madurez de juicio que mostraba en sus respuestas El doctor Francisco Vallauri, 65
de feliz memoria, uno de los que intervino en la consulta, profundamente admirado:
exclamó
-¡Qué perla de muchacho! -¿Cuál es el origen de la enfermedad que lo va consumiendo día tras día?pregunté. - Su complexión delicada, el precoz desarrollo de su inteligencia y la continua tensión de su espíritu son como limas que van desgastando insensiblemente sus fuerzas vitales. -¿Y cuál es el mejor medio de curarlo? -Lo mejor será dejarlo ir al paraíso, pues se le ve estar muy preparado; mas lo único que podría prolongarle la vida sería alejarle enteramente de los estudios por algún tiempo y entretenerle en ocupaciones materiales adecuadas a sus fuerzas. Don Bosco considera que “toda su vida fue ya una continua preparación para la muerte. Consideraba la Compañía de la Inmaculada como un medio eficaz para asegurarse la protección de la Virgen en trance de muerte. Todos preveían que la de Savio no iba a tardar”. “No sé, añade, si Dios le reveló el día y las circunstancias, o si sólo tuvo un piadoso presentimiento, lo cierto es que habló de ella mucho antes de que llegara, y lo hizo con tal precisión de circunstancias, que mejor no hubiese podido hacerse después de su misma muerte”. Cada mes, en el Retiro Mensual se rezaba un Padrenuestro por aquél que habría de morir primero. Domingo les dijo a los compañeros: "el Padrenuestro de este mes será por mí". Nadie se imaginaba que iba a ser así, y así fue. El domingo 1 de marzo de 1857 fue enviado de vuelta a la casa de sus padres, en Mondonio. “A punto de salir, dice el santo, me llama y me dice textualmente: Puesto que no quiere usted estos mis cuatro huesos, me veo obligado a llevármelos a Mondonio. Por cuatro días que le iban a estorbar a usted...; luego, todo se habría acabado; con todo, ¡hágase siempre la voluntad de Dios! Si va a Roma, no olvide el encargo que le di para el Papa acerca de Inglaterra, Ruegue a Dios para que yo tenga una buena muerte. Nos volveremos a ver en el cielo”. “Habíamos llegado a la puerta por donde debía salir y aún me tenía fuertemente asido por la mano. En ese momento se vuelve a sus compañeros que le rodean, y les dice: -¡Adiós, queridos compañeros, adiós a todos, Rogad por mí. Hasta vernos allí donde siempre estaremos con el Señor. Estaba yo a la puerta del patio cuando 66
veo que vuelve atrás y me dice." -Hágame un regalo para que lo pueda conservar como un recuerdo suyo. Tú mismo di qué te agrada y en seguida te lo regalaré. ¿Quieres un libro? -No. Algo mejor. -Quieres dinero para el viaje? Eso precisamente. Dinero pero del viaje para la eternidad. Usted dijo que había conseguido del Papa algunas indulgencias plenarias para el punto de muerte; póngame, pues, a mí también en el número de los que pueden participar de dichas indulgencias.” Los alumnos que lo rodeaban comentaban: "Miren, parece que Don Bosco va a llorar". Convencido Domingo de que era mucho mejor recibir con anticipación sacramentos que exponerse a morir sin ellos, llamo a su padre y le dijo: -Papá, buena cosa será que también consultemos al médico del cielo. Deseo confesarme y recibir la santa comunión. Sus padres, que creían que la enfermedad estaba en franca mejoría, oyeron con dolor esta propuesta, y, sólo por complacerle, fueron a llamar al cura para que lo confesase. Vino sin tardanza, lo confesó y, también por complacerle, le trajo el santo viático. Antes de recibir los santos óleos, hizo esta oración: -¡Oh Señor!, perdonad mis pecados; os amo y os quiero amar eternamente. Este sacramento, que por vuestra infinita misericordia permitís que reciba, borre de mi alma todos los pecados que he cometido con los oídos, con los ojos, con la boca, con las manos y con los pies; que mi alma y mi cuerpo sean santificados por los méritos de vuestra pasión. Amén. Trajo, entonces nuevamente a la memoria las promesas que hizo en el día de su primera comunión. Repitió muchas veces: - ¡Sí, sí, oh Jesús, oh María, vosotros seréis ahora y siempre los amigos de mi alma! Cuando acabó de dar gracias, dijo muy tranquilo: -Ahora estoy contento. Verdad es que aún me queda un largo viaje hacia la eternidad; pero, estando Jesús conmigo, nada tengo que temer. ¡Oh, decidlo 67
siempre, decidlo a todos: Quien tiene a Jesús como amigo y compañero, no tiene nada que temer, ni siquiera la muerte! Edificante fue su paciencia en sobrellevar todas las incomodidades sufridas en el curso de su vida, pero en esta última enfermedad dio muestras de ser todo un modelo de santidad. Hacía lo posible por valerse él en todo. -Mientras pueda-decía-, quiero disminuir las molestias a mis queridos padres. Ya han pasado ellos demasiados trabajos y afanes por mi culpa. Si pudiese, al menos, recompensarlos de algún modo... Tomaba, sin la menor repugnancia, cuantas medicinas le administraban, por desagradables que fuesen. Era el 9 de marzo, último de su vida. Sus fuerzas estaban completamente postradas, por cuya razón se le dio la bendición papal. El mismo recitó el acto de dolor y fue respondiendo a todas las preces del sacerdote. Cuando oyó que con aquel acto religioso el Papa le otorgaba la bendición apostólica con indulgencia plenaria, experimentó la mayor consolación. - ¡Sean dadas gracias a Dios! dijo repetidas veces-. Le sean dadas por siempre. Se volvió luego al crucifijo y repitió estos versos que le habían sido muy familiares durante el curso de la vida: Integra, ¡oh Dios!, mi libertad te entrego, las potencias del alma, el cuerpo mío; te lo doy todo, porque todo es tuyo, y sin reserva a tu querer. Me fío. -Señor cura, antes de irse, tenga la bondad de darme un recuerdo. -Por mi parte-respondió- no sabría qué recuerdo darte. -Algún recuerdo que me consuele. -Como no sea que te acuerdes de la pasión de nuestro Señor... -¡Sean dadas gracias a Dios! La pasión de nuestro Señor Jesucristo esté siempre en mi mente, en mi boca y en mi corazón. ¡Jesús, José y María, asistidme en mi -última agonía! ¡Jesús, José y María, expire en vuestros brazos en paz el alma mía! Después de estas palabras se adormeció y descansó una media hora. Al despertar, se volvió hacia sus padres y dijo: -Papá, ya es el momento. Tome usted El Joven Cristiano30 y léame las letanías de 30
Con este nombre indicaba un libro escrito por el propio San Juan Bosco dirigido particularmente a la juventud y cuyo título es El joven (cristiano) provisto para la práctica de sus deberes y de los ejercicios de la piedad cristiana...
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la buena muerte. A estas palabras su madre rompió a llorar y se alejó del aposento. Al padre se le partía el corazón de dolor, y las lágrimas le ahogaban la voz. Con todo, cobró ánimos y empezó a leer las preces. Domingo repetía con voz clara y distinta todas y cada una de las palabras; pero, al final de cada invocación, intentaba decir por su cuenta: «Jesús misericordioso, ten piedad de mí!» Cuando llegó a aquellas palabras: «Finalmente, cuando mi alma comparezca ante Vos y vea por vez primera el esplendor de vuestra majestad, no la arrojéis, Señor, de vuestra presencia; dignaos acogerla en el seno amoroso de vuestra misericordia, para que eternamente cante vuestras alabanzas... », añadió: -Pues bien, cabalmente es esto lo que yo, deseo, papá: cantar eternamente las alabanzas del Señor. Pareció después conciliar de nuevo el sueño o ensimismarse en la meditación de algo importante. A poco despertó y con voz clara y alegre dijo: -Adiós, papá, adiós; el señor cura quiso decirme algo más y no lo recuerdo... Oh! Pero... ¡Qué cosa tan hermosa veo! Diciendo esto y sonriendo con celestial semblante, expiró con las manos cruzadas sobre el pecho, sin hacer el más pequeño movimiento. Caviglia señala que el padre de Domingo se lo comunicó a Don Bosco quien “anunció la muerte conmovido, elogiando sus extraordinarias virtudes y recomendándonos que le imitemos en el amor al estudio, a la oración, a la obediencia y, especialmente, en la frecuencia de los sacramentos. Dijo que era un pequeño San Luis por el amor que tenía a la más hermosa de las virtudes cristianas, y que, como él, teníamos que empeñarnos en adquirirla. Nos quedamos maravillados de aquel pequeño y familiar panegírico y recordamos muy bien que la conducta de Savio había sido intachable y perfecta en todo hasta el heroísmo”. Fue sepultado el miércoles 11 de marzo de 1857. Sus restos permanecieron en la capilla del cementerio de Mondonio. A los ocho días su padre sintió en sueños que Domingo se le aparecía para decirle muy contento que se había salvado. Algunos años después de su muerte se aparece a Don Bosco en uno de sus famosos sueños. Éste le pregunta: “Domingo, ¿qué es lo que más te consoló en el momento de tu muerte?”. Y la respuesta de Domingo fue: “La asistencia de la poderosa y amable Madre Auxiliadora”.
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En 1914 el obispo de Turín ordenó que los restos fueran trasladados a Turín. Los campesinos de Mondonio se negaron a perder a su santo, y empezaron a turnarse día y noche para evitar el traslado. En octubre de 1914, la Iglesia pidió a las autoridades civiles de Mondonio que intervinieran. Los huesos de Domingo Savio fueron trasladados a la Basílica de María Auxiliadora, en Turín.
Reconocimientos En 1908 se inicia el proceso diocesano informativo y en 1914 comienza el proceso apostólico. Ya en 1933 Pío XI dio el Decreto sobre la heroicidad de las virtudes y lo declara Venerable. En esa oportunidad en su discurso expresó lo siguiente: «Es una vida cristiana, una perfección de vida cristiana hecha sustancialmente, como puede decirse, para reducirla a sus líneas características, de pureza, piedad y celo, de espíritu y acción apostólicos». Y Caviglia apunta que añadió: «Pequeño, pero grande apóstol en todo momento. Dispuesto siempre a aprovechar las circunstancias favorables o a crearlas; haciéndose apóstol en todas las situaciones, desde la catequesis hasta la participación entusiasta en las diversiones juveniles, para llevar doquier la semilla del bien, la invitación al bien». Durante el proceso apostólico surgió la cuestión de la historicidad de la obra de Don Bosco sobre su discípulo. Se impugnaron algunos hechos y hasta se pretendió entrever en el conjunto una composición ideal, un «contra-Emilio» , con la intención de presentar un modelo juvenil. Pío XI encargó la solución de la controversia a la sección histórica que él había creado para asesoramiento de la Sagrada Congregación de Ritos. Las indagaciones hechas llegaron a conclusiones tan positivas sobre este punto, que luego, al tener que dilucidar ciertas dificultades presentadas por el promotor de la fe, podía el abogado de la causa aducir tranquilamente los testimonios sacados de la vida como de segura fuente histórica. En 1950, el mismo año en que fue canonizada la jovencita María Goretti, mártir de la castidad, Pío XII beatificó a Domingo Savio, confesor de la fe, de catorce años de edad. El mismo Papa el 12 de junio de 1954 lo canonizó y en esa ocasión dijo: «Grácil adolescente de cuerpo débil, pero de alma tensa en la pura oblación de sí 70
al amor soberanamente delicado y exigente de Cristo. En una edad tan tierna sólo se esperaría encontrar más bien buenas y amables disposiciones de espíritu. En vez de ellas ya se descubren en él, con estupor, los caminos maravillosos de las inspiraciones de la gracia, una adhesión constante y sin reservas a las cosas del cielo, que su fe captaba con rara intensidad. En la escuela de su maestro espiritual, el gran santo don Bosco, aprendió cómo el gozo de servir a Dios y de hacerlo amar por los demás puede convertirse en un potente medio de apostolado». Su fiesta se celebra el 6 de mayo. Con motivo del 50.º aniversario de su canonización, durante el 2005, las reliquias de santo Domingo Savio hicieron un viaje regional salesiano: Italia, Libia, Siria y España. La urna con las reliquias del Santo cuenta con una reproducción del cuerpo de Domingo en la postura en que murió y debajo de la imagen se encuentran sus restos mortales. En 1956 se lo nombró Patrono de los Niños Cantores. Luego se lo ha llamado Patrono de los monaguillos. Y también Patrono de las madres embarazadas En el proceso de beatificación, Caviglia expresó esta preciosa referencia: “la maravillosa figura de Domingo santo es obra de colaboración; después de la gracia de Dios, que damos siempre por sobreentendida, intervienen en el proceso de santificación el joven y su maestro, en perfecta concordancia y correspondencia, con total entrega del discípulo e inteligente dirección del maestro; se dio además una particular afinidad de espíritu entre los dos, de suerte que aquel alumno estaba hecho para aquella escuela y pudo reflejar, en consecuencia, el espíritu de un tal maestro; es decir: Domingo Savio salió a medida de Don Bosco, y Don Bosco a medida de Domingo Savio”.
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Laura Vicuña ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima! (Laura Vicuña)
No es santa como los demás personajes de este artículo pero si ha llegado a ser Beata; y tal vez en algún momento sea canonizada como Domingo Savio de quien era muy devota. Lo que es indudable es que nos dejó un valioso ejemplo de verdadero amor filial así como un mensaje de valores cristianos especialmente a aquellos jóvenes que viven dramáticas situaciones familiares de división y de abandono. Para estudiarla vamos a considerar estos aspectos: niñez y preadolescencia, enfermedad y fallecimiento, legado espiritual, y reconocimientos.
Niñez y preadolescencia Vicuña nació el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile en situación familiar irregular, pues sus padres no contrajeron matrimonio. Fue la primera hija de José Domingo Vicuña y Mercedes Pino. Él pertenecía a una familia de la aristocracia criolla chilena, de gran influencia política y alto nivel social. Su madre, Doña Mercedes del Pino, era de una familia humilde. Esta diferencia causó cierta tensión familiar desde el principio. Fue bautizada en la Parroquia Santa Ana en Santiago, en la misma pila bautismal donde pocos años más tarde recibiría similar sacramento Juanita Fernández Solar, Santa Teresa de Los Andes 31. Le impusieron el nombre de Laura del Carmen.32 Para precisar su aspecto físico recurrimos a Sor Piai, directora del Colegio María Auxiliadora en la época en que estudió. La describió así: "Laura tenía cara 31
Hemos estudiado brevemente a esta santa al tratar a Santa Teresa de Jesús en el libro virtual “¿Filosofía Cristiana? Teólogos Católicos” (2015) 32
Etimológicamente Laura es de origen latino y significa “Aquella que triunfa”.
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redonda, cutis blanco, rostro siempre rosado, ojos grandes hermosos y más bien oscuros, mirada inteligente e ingenua; modesta, sonrisa habitual, aun en los sufrimientos. Lloraba y reía al mismo tiempo, la pose de la cabeza un poco inclinada hacia la derecha". 33 Sus primeros años los vive bajo la presión política social de un levantamiento político militar. Efectivamente, a finales del siglo XIX, Chile se encontraba en una Guerra Civil y de Sucesión. En uno de los bandos en disputa se ubicaba Claudio Vicuña, un pariente lejano de José Domingo, quien se postulaba a ser sucesor del presidente José Manuel Balmaceda. La llamada Revolución del 91 derroca a este presidente y obliga a la familia de Laura a emigrar al Sur del país, a Temuco, pues su padre era balmacedista. Luego del nacimiento de la segunda hija, Julia Amanda, el padre falleció, dejando a Mercedes y a sus hijas sin fondos, sin un futuro claro u horizontes que pudiesen seguir, además del riesgo que implicaba llevar el apellido Vicuña. Por ello decidieron ir a Argentina para ocultarse durante un tiempo, mientras terminaban los conflictos en Chile. Laura tenía apenas dos años. La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprendió un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina y se establecieron inicialmente en las proximidades de Neuquén, lugares de campos muy poco habitados, y luego de muchas peripecias se instalan en Junín de los Andes, fundado por los primeros soldados argentinos que llegaron a la zona el 14 de febrero de 1883, a sesenta kilómetros de la frontera con Chile, geográficamente frente a Valdivia. Según nos relata Strahsburger San Martín (2004), “el ambiente social era campesino, los lugares muy aislados, tierras de misión de los salesianos llegados hacía unos treinta años a la Patagonia argentina y chilena. Dominaban los estancieros, y había una población de obreros del campo, dedicados en general al cuidado del ganado, con una vida familiar y moral 33
En el año 2010, el periodista Gustavo Villavicencio realizó una investigación para el diario El Mercurio de Chile, fruto de la cual encontró una fotografía de un grupo de alumnas del Colegio María Auxiliadora de Junín de los Andes (Argentina), en el que aparece la beata. Paralelamente las religiosas salesianas tenían sospechas de que el rostro tan conocido por todos, no era realmente el de la beata, "Nunca nos cuadró la niña con zapatos de charol y cuidadoso peinado, con la imagen de niña patagónica de aquel entonces", señala la hermana Elda Scalco, directora del Centro de Espiritualidad Salesiana de Junín de los Andes. La Comunidad Salesiana trasandina solicitó, a los Carabineros de Chile, una investigación para conocer con certeza cuál era el rostro verdadero de la beata. Las salesianas señalan que la imagen que hasta ahora se tenía de Laura Vicuña (una pintura del artista italiano Caffaro Rore) no fue producto de una "conspiración", sino de la descripción proporcionada décadas atrás por la hermana de la beata. Uno de los principales estudiosos de la beata, el P. Pedro de la Noi, señaló por su parte a El Mercurio que "es excelente que se haya hecho público el verdadero rostro de Laura Vicuña. Primero, para acceder a la verdad, y segundo, por ayudar a valorar que la beata es una niñita y no una señorita".
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donde se mezclaban familias con vida cristiana y valores morales, con grupos familiares y grupos de personas con otras miras y expuesta a los vicios típicos de campesinos rudos, expuestos al consumo de alcohol, los juegos, la violencia, el machismo y la prostitución”. “La Iglesia estaba presente a través de sus misioneros, en especial el Padre Domingo Milanesio 34, quien establece una misión en Junín de los Andes, y funda allí dos Colegios: uno de los Salesianos y otro de las Hijas de María Auxiliadora, las cuales tenían una pequeña y modesta escuela con internado para unas treinta alumnas.” Al principio, Mercedes buscó algún trabajo para poder costear los estudios de sus hijas. Luego llegaron a la estancia de Quilquihué. El dueño de esa finca era Manuel Mora, un gaucho ganadero duro, sin religión, libertino, brutal y matón. Este personaje acosó a la madre de Laura, presionándola para que la atendiera como una esposa, pero sin mediar un compromiso formal entre ambos. Movida por su gran miseria, la pobre mujer se fue a vivir con él en unión libre. A cambio de ello, él costeó los estudios de sus hijas, y ellas permanecieron en la estancia. En 1900 Laura y Julia ingresaron, en calidad de internas, al colegio "Las Hijas de María Auxiliadora" del mismo Junín de los Andes, donde fueron educadas tanto en lo cultural como en lo cristiano. En el colegio Laura vivió y asimiló la propuesta educativa cristiana y salesiana de las Hermanas, y de su guía espiritual, el P. Augusto Crestanello (1911). 35 34
Domingo Milanesio (1843-1922) nació en Turín, Italia Settimo Torinese, el año1843, llegó a Buenos Aires en 1877, enviado por Don Bosco. Se inició en La Boca, once años después fue destinado Párroco al poblado de Viedma, vecino de Carmen de Patagones, única parroquia en La Patagonia desde el Río Negro hasta Tierra del Fuego.Todos los habitantes de estas inmensas regiones, eran aborígenes con algunos criollos, a excepción de los Galeses de Chubut, en Gaiman. Visitaba las tolderías con muchas dificultades y privaciones, trataba de comunicarse con los nativos sin temor de ser asesinado o perderse en el desierto, solo con la confianza en Dios. Milanesio cabalgaba a caballo y predicaba el Evangelio y bautizaba a quienes le creían, permanecía unos días entre ellos, padeciendo todas clases de privaciones en relación a la comida, agua y ropa. Publicó un libro de gramática y lengua aborigen Tehuelche, Araucana y Patagónicas en general, “Toponimia Araucana”, que mereció numerosos elogios el año 1914 y 1918. Fatigado por sus muchos sacrificios su cuerpo quedó debilitado y falleció a los 79 años en Bernal en 1922. 35
Los sacerdotes salesianos a fines del siglo XIX realizaron tareas misioneras en regiones patagónicas, y de este modo al nacer Comodoro Rivadavia vio llegar periódicamente a los sacerdotes de Don Bosco en obras de evangelización. El 12 de Noviembre de 1913 llegaron los tres primeros salesianos en forma estable, el padre Arsenio Guerra, el hermano coadjutor Domingo Zago y el director P. Augusto Crestanello. Allí los hijos de Don Bosco comenzaron tareas de siembra espiritual, entre un conglomerado humano de aspectos por demás heterogéneos. Lentamente la Iglesia a través de sus sacerdotes, lograba que el pueblo fuera integrándose a ella. Crestanello escribió la primera vida de Laura, a los seis años de su muerte, llamándole a su valiosa obra, “pequeño opúsculo. En febrero de 1914 llegó el inspector salesiano Rvdo. Padre
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Strahsburger San Martín (2004) sostiene que ”Laura vivió en un ambiente de internado donde las formadoras y formadores c rearon un clima espiritual basado en lo educativo, donde se practicaban los valores del evangelio, donde había testigos del amor de Dios Padre, de Jesús como Palabra viva y como Eucaristía, del Espíritu Santo, vividos en la cotidianidad y en el acompañamiento pedagógico educativo y cercano de sus formadores y formadoras. De todos ellos Laura recibe, según sus responsabilidades educativas diversas propuestas y llamadas a una vida cristiana intensa”. Allí experimentó por primera vez lo que significa el acercamiento a María como Madre y Auxiliadora. Refiere Crestanello que era muy cercana a sus compañeras, dispuesta a servirlas, apoyarlas, en especial a las nuevas que llegaban al internado: “Aunque tuviera mucho que hacer, Laura estaba siempre pronta y dispuesta a ayudar a todos, dejando de buena gana, sus quehaceres, y hasta sacrificando parte de las recreaciones. Esto lo hacía para tener la comodidad de hablar de Dios, y de la virtud; enseñando y animando a evitar el pecado”. Por eso era admirada por las demás alumnas como la mejor compañera, la más amable y servicial. Las superioras se quedan maravilladas de su obediencia y del enorme amor que sentía por Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora. Pronto destacó por su devoción y soñaba con ser religiosa. Crestanello describe así su reacción cuando le comunican que podrá prepararse a la primera comunión: “Al recibir tan dulce e inesperado anuncio dos lágrimas de gozo y de ternura brotaron de sus ojos, que bañaron su inflamado rostro; y fue tan grande su alegría que no pudo formular palabra.” Pero ya desde antes tenía iniciado su seguimiento del Señor en la Eucaristía, pues como afirma este autor: “ya había aprendido a hacer presente a Jesús Sacramentado sus penas y sus alegrías” El día que comulgó, cuando tenía 10 años, tuvo una compostura propia de una persona muy avanzada en la vida espiritual y en los coloquios íntimos con Jesús; pues ofreció su vida a Dios para reparar las ofensas que recibe. Su confesor y director espiritual narra así esos momentos: “¡Oh, cuán bien dispuesta estaba para recibir a Jesús en su tierno corazón! Quien la hubiera contemplado de cerca, podía leer en su semblante el deseo ardiente de Luís J. Pedemonte, a visitar la misión y con el padre Crestanello viajó a Sarmiento para hacer llegar a esa población el apostolado cristiano. En 1925 falleció el padre Crestanello, siendo director del colegio y encargado de la parroquia.
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comulgar que la abrasaba. Finalmente su corazón y su alma pudieron satisfacer sus aspiraciones. Cuando más tarde se le recordaban aquellos preciosos momentos exclamaba: ¡Qué momentos aquellos, tan deliciosos! Unida con Jesús, me acordé de todos. Le pedí su divina gracia. No me olvidé de nadie.” Pero lo que refleja claramente su deseo de dar un nuevo sentido a su vida de niña preadolescente discípula de Jesús, dice Strahsburger San Martín (2004), son sus tres propósitos, que escribió al prepararse para la Confirmación, como alianza con el Señor. Los cuales, además de los contenidos de espiritualidad que encierran, nos muestran su estilo de espiritualidad ligada al sacrificio, a la ascesis, para poder ser toda de Dios, y mantenerse libre de todo pecado. Los propósitos son los siguientes, según la fuente más cercana a su vida es decir el P. Crestanello: “El primero fue la entrega total de su alma, de su corazón y de todo su ser a Jesús, con la promesa de no querer jamás amar y servir sino a É l solo, por todos los días de su vida. El segundo: preferir antes la muerte que ofenderle con el pecado mortal.” En cuanto al tercer propósito Castano (1958) sostiene que dice así: “Propongo hacer cuanto sepa y pueda para que Vos seáis conocido y amado, y para reparar las ofensas que recibís cada día de los hombres” y luego sigue la siguiente frase “especialmente de las personas de mi familia”, y también concluye así: “Dios mío, dadme una vida de amor, de mortificación, de sacrificio.” En esta frase incluye la conversión de su madre, que será el gran motivo de su vida apostólica y su donación. Como reza el hermoso lema: “Mi vida por la tuya”. Pero su amor oblativo del momento, por su madre, no terminaba allí. Ella quería vivir consagrada al Señor, pertenecerle a É l, haciéndose religiosa Hija 76
de María Auxiliadora. Pero al darse cuenta de que no podía ser admitida como religiosa salesiana por el impedimento de no tener unos padres ni casados por el civil, ni como católicos, y su madre viuda conviviendo, siente mucha pena, pero reacciona, se vuelve nuevamente a Jesús y quiere consagrarse a É l lo mismo de otro modo: “¡Oh Jesús, aun cuando no pueda ser recibida entre aquellas que se consagran a Ti en la Congregación, no obstante a Ti me ofrezco, quiero ser toda tuya, aunque tenga que permanecer en el mundo!”. Laura conoció la Asociación de las Hijas de María en su colegio, y se decidió a pertenecer a ella. El Padre Brugna (1992) describe así esta Asociación: “Esta Asociación tenía bien organizadas y reglamentadas sus actividades, sus reuniones y sus fiestas; también sus distintivos consistentes en una cinta con la respectiva medalla que se colgaba al cuello. La cinta verde era para las aspirantes o “novicias” y azul para las socias efectivas. El vestido blanco no era indispensable, pero sí muy aconsejado, y, por parte de las chicas, muy ambicionado.” Todo esto creaba un clima espiritual, porque el ser humano, cuanto más infantil o rudo tanto más necesita de exteriorizaciones y símbolos. La asociación, que tenía sus formadores, se guiaba individual y grupalmente por un Manual. Laura fue aceptada como aspirante a la Asociación el 8 de diciembre de 1900, y fue recibida como socia efectiva el 31 de Mayo de 1901. La consagración rezaba así: “¡ Oh María concebida sin pecado, yo, Laura Vicuña, Os elijo como mi Protectora, y como mi Señora y Madre. Postrada a vuestros pies, resuelvo firmemente de esforzarme con todas las fuerzas a promover Vuestra gloria y propagar Vuestro culto. De ahora en adelante quiero hacer pública mi total pertenencia a Vos, de caminar Vuestros caminos, y de imitar Vuestras virtudes; especialmente Vuestra pureza angelical, Vuestra obediencia perfecta, y Vuestra incomparable caridad!” El P. Crestanello afirma que amaba a la Virgen con muchísimo afecto, y decía que Ella era su Madre. Cuando pocos meses antes de morir iba al Colegio, exhortaba a sus compañeras a ser verdaderamente devotas de María y tiernas amantes de Jesús. En sus segundas vacaciones al volver a la estancia, Mora trata de manchar la virtud de Laura pero ella se resistió, por lo que la echó de la casa, a dormir a la intemperie. Ella prefirió ser abofeteada y azotada brutalmente por él pero no admitió ningún irrespeto a su virtud.
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Como no logró su objetivo, Manuel Mora para acorralarla, se negó a seguir costeando los gastos de los estudios de las niñas. Sin embargo, el colegio solucionó el problema permitiendo que Laura siguiera estudiando gratis. A pesar de esto, Laura pensaba que la situación de su madre no había mejorado. Así lo concibió una gran estudiosa de Laura, Sor María Dosio, quien afirma que “El pensamiento de la madre que, no obstante las oraciones y los sacrificios, sigue viviendo en pecado, la perturba profundamente. Más aún, la gran sensibilidad espiritual que desarrolla cada día más a través de una intensa vida de comunión con Dios le sugieren motivos siempre nuevos para un don total de sí misma. Y así madura la voluntad de ofrecerse como víctima a Dios a cambio de la conversión de la madre”. Por otra parte, en clase de religión, al oír que la profesora dice que a Dios le disgustan mucho los que viven en unión libre, sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase de religión, cuando la religiosa empieza a hablar otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. La profesora cambia de tema pero consulta el caso con la Hermana directora del colegio: "¿Por qué será que Laura Vicuña se asusta tanto cuando se habla del pecado que es el vivir en unión libre?" La superiora le aconseja: "Vuelva a tratar de ese tema, y si ve que la niña se asusta, cambie de tema". Así lo hace. Laurita se ha dado cuenta de un gravísimo mal: su madre, el ser que ella más ama en el mundo, después de Dios y la Virgen, su mamá Mercedes, vive en pecado mortal y está en grave peligro de condenación eterna. ¡Es terrible! Entonces concreta el plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. Él le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre. Repetidas veces, cuando Laura va a visitar a su madre, Mora intenta seducirla pero al no poder doblegar su voluntad la agrede nuevamente de manera salvaje.
Enfermedad y fallecimiento En una gran inundación que invade el colegio, Laura por salvar la vida de las más pequeñas, pasa largas horas de la noche entre las friísimas aguas sacando niñas en peligro, y adquiere una dolorosa enfermedad en los riñones. Dios empieza a aceptar el sacrificio que le ofreció por salvar el alma de su mamá. Laura empieza a palidecer y a debilitarse. La madre se la lleva a su casa pero no se recupera. Entonces decide ir a Junín. Mora furioso por haber perdido a Mercedes y ser rechazado por Laura le propina una feroz paliza a la joven. 78
Cae en cama. Dolores intensísimos. Vómitos continuos. Se retuerce del dolor. La vida de Laura se está apagando. "Señor: que yo sufra todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve". Ha cumplido su misión en la tierra. Ha sido instrumento fiel de la Divina Misericordia. Ha triunfado el amor. Iba a entrar en agonía. Su madre se acercó y Laura le dijo: “Muero. Yo misma se lo pedí a Jesús, hace dos años que ofrecí mi vida por ti, para pedir la gracia de tu conversión. Mamá, antes de morir ¿tendré la dicha de verte arrepentida?” "¡Ay hija mía!” Exclama doña Mercedes llorando, “¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte?” Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te juro ahora mismo que haré cuanto me pides. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida". Laura dijo al sacerdote Genghini que la asistía, y luego a su madre: “Padre, mamá promete en este momento abandonar a aquel hombre; sea usted testigo de su promesa [...] ¡Gracias, Jesús!, ¡Gracias, María!, ¡Adiós, Mamá!, ¡Ahora muero contenta! Madre e hija se abrazaron por la última vez, arrepentimiento la una y del gozo más puro la otra”.
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Desde aquel momento el rostro de Laura se tornó sereno y alegre. Sentía que ya nada le retenía en esta tierra. La Divina Misericordia había triunfado en el corazón de su amadísima madre. Su misión en este mundo ya se había cumplido. Dios la llama al Paraíso. Laura recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima! Lanza una última mirada a la imagen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. Iba a cumplir los 13 años. Sus restos desde 1956 están en el Colegio María Auxiliadora de Bahía Blanca (Argentina).
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Doña Mercedes tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.
Legado espiritual La reflexión e internalización en el mundo religioso de Laura nos invita a sacar algunas conclusiones que presentamos a continuación, haciendo uso de algunos párrafos de Strahsburger San Martín (2004): “En sus relaciones con Mora tuvo que mostrar una personalidad capaz de ser fiel a sus principios y su vivencia cristiana de niña que quería ser fiel a Dios, sabiendo decirle que no varias veces al modo violento y a las insinuaciones que él le hiciera abiertamente. Podemos decir que Laura resistió y salió airosa de estas pruebas 36. El tema del ambiente educativo rico en valores cristianos y salesianos que vivió Laura en Junín de Los Andes con los Hermanas nos confirma en la importancia formativa que tienen los ambientes formales o informales de educación. Don Bosco creó una interactividad entre contenidos, valores, experiencias, propuestas de evangelización, sacramentos, testimonios de agentes pastorales presentes entre los jóvenes, clima de confianza, actividades juveniles, ambiente de alegría. Laura pudo hacer un verdadero itinerario de actividades pedagógicas educativas y espirituales que la fueron enriqueciendo, formando, entregándole los fundamentos de la fe y del amor a Dios y a Jesús, a través de la Eucaristía, las oraciones diarias, las festividades marianas. Hoy día los adolescentes necesitan climas enriquecedores, pues necesitan tener elementos para discernir las múltiples propuestas que les llegan desde los medios de comunicación social, de la calle, los ambientes juveniles muy permisivos, y una sociedad de consumo que impone modas y estilos. 36
La Hermana María Dosio hizo un interesante estudio comparativo entre María Goretti y Laura Vicuña, donde relaciona a ambas jóvenes cristianas desde el punto de vista de su entrega a Dios y de la madurez que alcanzaron para ser coherentes en su dignidad femenina como hijas de Dios, y no aceptar una entrega física a hombres que no tenían buenas intenciones, que usaban la violencia animada por la pasión deshumanizada. Ambas lograron una conciencia de la pureza como expresión del amor de Dios vivido integralmente y como fuente de donación total al Señor de sus amores. Donación y consagración virginal entendida como fidelidad y como alegría de ser de Él, y como rechazo a toda manifestación del pecado en este campo.
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Es fundamental volver a creer o seguir creyendo en ellos y en ellas y en su capacidad para generar ambientes donde ellos y ellas mismas respiren libertad, cercanía, apertura, creatividad. Esto supondrá educadoras y educadores que aprendan a ver lo positivo de las nuevas expresiones juveniles y no aplicar la censura a todo lo que sale de los cánones tradicionales.”
Reconocimientos Una vez ocurrida su muerte, y en consideración a su «fama de santidad», la Congregación salesiana comenzó su proceso de canonización en la década de 1950. La misma Congregación le encomendó la tarea a la Madre Celia Genghini, quien pasó varios años recolectando información acerca de su vida. No alcanzó a ver su obra realizada, debido a que murió el mismo año en que se inició el proceso de beatificación. La fase diocesana del proceso de beatificación de Laura Vicuña se inició en la ciudad de Viedma, provincia de Río Negro. Entre los obstáculos que enfrentó el proceso se contaron que Laura no podía ser considerada mártir, y por su corta edad no habría muchas esperanzas para su beatificación. En efecto, la Congregación de los Ritos (actual Congregación para las Causas de los Santos) solía excluir la posibilidad de canonización de aquellos creyentes cuya corta edad al momento de su muerte dificultaba la valoración de su ejercicio de las virtudes teologales y cardinales en grado heroico durante un considerable período de su vida. Con todo, resultó un precedente de importancia la beatificación (el 5 de marzo de 1950) y posterior canonización (el 12 de junio de 1954) de santo Domingo Savio, muerto a los 15 años, y la canonización el día 24 de junio de 1950 de Santa María Goretti, muerta a los 11 años. En marzo de 1981 se allanó este último requisito en el Dicasterio romano. Con el decreto del 18 de marzo de1982, la Congregación plenaria de cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos introdujo la causa de Laura Vicuña. Al decretarse su heroicidad en el ejercicio de las virtudes, Laura Vicuña Pino fue declarada Venerable el 5 de junio de 1986. Su proceso de beatificación fue impulsado por la atribución a Laura de un milagro en favor de la religiosa perteneciente a la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora, Ofelia del Carmen Lobos Arellano. Esta religiosa estuvo afectada por problemas en sus pulmones, provocando que fuese bastante delicada de salud. En agosto de 1955 fue desahuciada por los médicos, quienes la enviaron a su convento a morir "en casa". Sinembargo, tras rezar a Laura Vicuña se mejoró en forma notoria, recuperando la salud y parte de los pulmones que se catalogaron como irrecuperables. En la consulta científica de la Congregación por la Causa de los Santos, fue catalogada como "5 sobre 5, recuperación inexplicable mediante la ciencia". 81
Les ofrecemos un extracto del relato efectuado por Sor Ofelia sobre su curación: “Los primeros síntomas de lo que sería más tarde una enfermedad incurable, los experimenté en el año 1947. Con frecuencia tenía fiebre, me sentía decaída y con dificultades para respirar. Esta sintomatología se presentó en forma oscilante, respondiendo parcialmente con antibióticos. Progresivamente el cuadro se hizo intenso y duradero con mayor rebeldía a los medicamentos hasta llegar a 1955 año en que, por ser portadora de supuración pulmonar y broncoestasias bilaterales con gran compromiso del estado general, fui sometida a dos intervenciones quirúrgicas. En Junio de ese mismo año se realizó el primer tiempo operatorio que consistió en la extirpación de la língula y los segmentos anteriores y lateral del lóbulo medio del pulmón derecho. Recuerdo que tuve muchas complicaciones. Mi situación era peor que antes de la operación. A lo largo de tres años fui empeorando. Los episodios febriles se sucedieron más intensos y prolongados con aumento de la dificultad respiratoria. Todos los tratamientos fueron ineficaces. A fines de 1957 fue indispensable el uso de oxígeno. El médico que me atendió a principios de 1958 pronosticó mi muerte para el invierno de ese mismo año, la que sería causada por insuficiencia pulmonar y mal estado general. En el mes de Mayo, me encontré en situación límite (Craquexiaamiloidosis por supuración crónica). Yo misma no me explicaba por qué no moría. Encontrándome en estas condiciones, fui invitada a pedir mi curación por intercesión de Laurita. Lo medité un par de horas tratando de descubrir la voluntad de Dios. De pronto se hizo una luz muy grande en mí y comprendí que, por intercesión de ella, Dios haría lo que yo eligiera. Sentí que era muy fácil morir, pero también que no podía ser tan egoísta como para negarme a vivir, dedicándome a servir a la juventud de acuerdo al carisma Salesiano, que tanto entusiasmó a Laura y que por las circunstancias de la vida no pudo realizar. Entonces, pedí la vida y la salud necesaria para poder trabajar. En ese mismo momento sentí que mis pulmones se dilataban rápidamente, desapareciendo la fiebre y todo otro malestar. Me retiré el oxígeno. Era cerca de la medianoche por lo que me dispuse a descansar. Al día siguiente desperté temprano y al bajarme de la cama no sentía ni mareo ni debilidad en las piernas, absolutamente nada. Sentí que nunca hubiera estado enferma. Han pasado 42 años a la fecha, durante este tiempo he gozado de la salud necesaria para desempeñar mi trabajo en medio de niños y jóvenes. Doy Gracias a Dios, a mi protectora Laura Vicuña, a mis Superioras y Hermanas, a mi familia, a los médicos y enfermeras y a todas las personas que me han brindado su apoyo a lo largo de mi vida.”
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El 3 de septiembre de 1988, Laura Vicuña fue beatificada por el papa Juan Pablo II, en medio de las celebraciones del centenario de la muerte de San Juan Bosco. El Santo Padre dijo en su homilía: "La suave figura de la Beata Laura, gloria purísima de Argentina y Chile, despierta un renovado compromiso espiritual en estas dos nobles naciones, y a todos enseña que el ideal de inocencia y de amor, aunque denigrado y ofendido, al final brillará e iluminará los corazones”. En las faldas del Cerro Renca, ocupando 30 hectáreas, en la ciudad de Santiago, se encuentra emplazado el Santuario de Laura Vicuña, que posee una capilla con capacidad para 100 personas, salas para encuentros católicos y una amplia área para reuniones de grupos que se encuentren dispuestos a orar con Laura Vicuña. El 9 de diciembre de 1999, en la ciudad de Junín de los Andes, se inauguró un templo que fue restaurado y dedicado a la memoria de Laura Vicuña, siendo construido por las alumnas del Colegio María Auxiliadora. La primera eucaristía fue celebrada por el obispo de Neuquén, Mons. Agustín Radrizzani.
Pervivencia Las instituciones que en la actualidad actúan bajo el nombre de Laura Vicuña vienen a ser una suerte de pervivencia de la beata. Veamos tan solo dos de ellas. Fundación Beata Laura Vicuña La Fundación Beata Laura Vicuña es una organización sin fines de lucro de derecho privado con personalidad jurídica desde el 27 de noviembre de 1991. Misión La misión de la Fundación Beata Laura Vicuña es “Hacer presente a la sociedad chilena el mensaje de santidad de Laura Vicuña, además cuidar la dignidad y derechos de los niños y niñas, como hijos e hijas de Dios, desarrollando una red de Programas y Proyectos, residenciales y comunitarios de atención a lo largo del país”. Qué hacemos Nuestra Fundación desarrolla Programas y Proyectos Sociales en beneficio de quienes han sido vulnerados en sus derechos, realizando más de 42.000 atenciones anualmente, a niñas, niños, jóvenes y mujeres, a través de Centros Abiertos, Centros Infanto Juveniles, Proyectos de Intervención Breve, Centros Comunitarios Familiares, Centros de Prevención en Violencia Intrafamiliar y Residencias. Además, Residencias Especializadas, donde se atiende y acoge a niños Víctimas de Explotación Sexual Comercial Infantil. Asociación Laura Vicuña 83
Quiénes somos En 1993, las Salesianas junto con un grupo de educadores, constituyeron la Asociación Laura Vicuña, de naturaleza civil, sin ánimo de lucro, con personalidad jurídica propia y con capacidad plena de obrar para administrar y disponer de sus bienes y cumplir los fines que se propone. Misión La misión de la Asociación Laura Vicuña es atender y dar respuesta a necesidades personales, familiares, sociales y/o laborales de adolescentes, jóvenes y mujeres en situación de exclusión social o riesgo de exclusión, mediante proyectos de educación integral y formación, según el sistema preventivo de Don Bosco y la propuesta educativa salesiana.
Visión Pretendemos ser un referente en la Comunidad Valenciana en la atención, promoción y formación de personas en situación de dificultad social; estando atenta y dando respuestas a las nuevas situaciones de exclusión social que se den en su ámbito de actuación. Ofrecemos un servicio y una atención de calidad, apostando por un equipo educativo interdisciplinar y especializado en educación, formación e inserción socio laboral con un alto grado de implicación y corresponsabilidad con el proyecto, comprometiéndose en la formación continua del mismo. En Italia en 1988, se realizó la película “Laura, un gran amor”, la cual narra la vida de Laura Vicuña y sus padecimientos antes de lograr la conversión de su madre. Tal vez sea pertinente que concluyamos esta parte del estudio pidiendo al Señor: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores.
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Epílogo En esta parte final del estudio retomo la primera persona del singular, como lo hiciera en la introducción, pues aquí también quiero imprimirle un sello más personal. Al comenzar este trabajo, nunca pensé que podría encontrar tanta grandeza en medio de tanta pobreza y sencillez. Pero luego, al ir avanzando, recordé a Ellacuría, citado por Sobrino (2010), cuando nos decía que "la última arma de la Iglesia de los pobres es la santidad". Iglesia de los pobres es una Iglesia según el Evangelio. La Carta Magna de la Iglesia de los pobres son las bienaventuranzas de Jesús, y los santos de esa Iglesia son "los pobres con espíritu". "Pobres" son los que están abajo en la realidad, los que sufren, ellos y sus hijos, mil pobrezas”. “Lo que añade la "santidad" es hacer todo eso sin aspavientos, sino con sencillez; sin interés por el propio medrar, sino con compasión; sin segundas intenciones ni la arrogancia de "tener siempre la razón", sino con mirada misericordiosa.” “Santos eran, y son, los que lloran y se indignan ante la crueldad con que actúan los opresores, pero hacen el milagro de no anidar venganza y mantener limpio el corazón.” “La santidad va más allá de las virtudes, por heroicas que sean. Es algo más profundo. Es como un reflejo del Padre celestial, "bueno del todo", como dice Mateo, "bueno hasta con los ingratos", como completa Lucas. Es la finura y calidad de la bondad.” Punto central del estudio ha sido la corredención de María Santísima, la Auxiliadora. Al concebir a Cristo por obra del Espíritu Santo, queda dentro del orden hipostático 37, vinculada a su finalidad que es la Redención. Así como ésta se ha de realizar principalmente por medio del dolor, la Virgen queda vinculada místicamente al dolor del Hijo como causa secundaria y subordinada de la Redención. María sufre lo inconcebible en su corazón con esperanza teologal, segura del triunfo y glorificación del Hijo.
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Según la Real Academia de la Lengua hipostático está referido a la unión de la naturaleza humana con el Verbo Divino en una sola persona.
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La Virgen acepta su misión corredentora conscientemente al aceptar la Maternidad divina. Ha pronunciado el “Fiat” con un conocimiento completo de causas y de la situación de la naturaleza humana herida por el pecado, objeto de redención. Como el que contempla un cuerpo enfermo y puede facilitar el médico y la medicina. María cumple su misión entregándose al dolor desde el anuncio de Simeón en el Templo, la huida a Egipto, la calle de la Amargura, la crucifixión y muerte, el descendimiento, la sepultura y la soledad. El dolor corredentor de María es en función de su amor a Cristo: lo ama más que a sí misma porque es Dios. Es también, en función del conocimiento que tiene del pecado, ofensa de dimensión infinita a Dios, y de la situación de la humanidad. Es su calidad de corredentora por la que María es la Madre Auxiliadora que no se cansa de buscarnos, que sale a nuestro encuentro para que nos convirtamos, que nos conduce a su Hijo y que nos abraza. En todo este escrito no dudo de la importancia de esa Madre en la vida y obra de Don Bosco y de María Mazzarello. Como tampoco dudo de que Domingo Savio es a los Salesianos lo que Laura Vicuña es a las Salesianas. Todos ellos se realizaron humana y espiritualmente bajo el manto de María Auxiliadora. Podría repasar cada una de estas figuras pero me quedo con lo que Strahsburger San Martín (2004) dice acerca de la menor del grupo: “la experiencia familiar de Laura Vicuña ofrece pistas para enfrentar la problemática familiar de hoy, donde si se da un espacio a los niños y preadolescentes seguramente ellos y ellas podrán aportar algo insustituible para el enriquecimiento mutuo de padres e hijos en la familia. E incluso los hijos podrían llegar hasta ayudar a los papás a desarrollar su vida cristiana o a cambiar ciertas actitudes reñidas con la voluntad de Dios, como fue el caso de Laura”. Y concluyo con esta invitación que nos hace Don Bosco "Tened mucha fe en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y estad persuadidos de que la Virgen no dejará de cumplir plenamente vuestros deseos, si han de ser para la gloria de Dios y bien de vuestras almas. De lo contrario, os concederá otras gracias iguales o mayores".
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