2 sadrac meza, “la ciencia y la fe una perspectiva cristiana evangélica” (1999 inédito)

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La ciencia y la Fe: Una perspectiva cristiana evangélica Sadrac Meza (1999)

Dedico esta conferencia a Selma, una de mis más jóvenes estudiantes que al adentrarse en la lectura de autores como Joachim Jeremias, Joachim Gnilka, experimentó que ellos parten de un paradigma diferente al suyo. Lo que escribo no pretende ser una respuesta a sus preguntas, porque eso sería demasiado pretensioso e irreal. Lo que sigue son más bien mis propias razones de porqué sigo leyendo a autores que buscan al (supuesto) Jesús histórico. Ojalá mis reflexiones puedan ser de motivación a otros, así como lo fue para mí el diálogo con Selma al descubrir la fortaleza de su fe. Introducción El debate ciencia-fe tiene una larga historia, pero no siempre son los mismos exponentes los que combaten. En la época moderna combate la ciencia representada por la biología, con sus máximos exponentes: evolucionismo y genetismo. Por el otro lado, la fe se defiende representada por la exégesis literalista creacionista de Génesis 1, entre otros. Sin embargo, al hablar de este tema, tengo en mente todos los campos científicos: ciencias formales o ideales (lógica y matemáticas) y fácticas o materiales (incluyendo las sociales como la historia, psicología, sociología, etc.).

1 Acercamiento Fenomenológico Actualmente Costa Rica tiene una universidad evangélica (UNELA), una universidad bíblica (UBL), una Universidad Católica, una Escuela de Ciencias de la Religión (UNA). Quien dice universidad dice ciencia. “Por Universidad entiendo aquí el conjunto de las disciplinas científicas que se cultivan en la institución universitaria” (Silva, G., Sergio. “Teología en la Universidad y en la Iglesia” en Teología y Vida, Vol. XXXVll, 1996:147). Quien usa los adjetivos “católica”, “evangélica”, “bíblica”, alude a la fe. Por lo tanto, la ciencia y la fe están unidas y buscan un mismo objetivo: la verdad. “El creyente no solamente tiene la posibilidad de hacer ciencia ( ) sino que además tiene la obligación estricta y formal de ir descubriendo verdades científicas, que por el hecho de ser verdades son un reflejo y un trasunto de la Verdad subsistente de Dios en la persona del Verbo” (Zubiri, Xavier. El Problema Filosófico de la Historia de las Religiones. Madrid: Alianza Editorial, 1993:279, citado por Flores H., Luis. “Consideraciones Filosóficas sobre la relación Iglesiauniversidad-teología” en Teología y Vida, Vol. XXXVlll, 1997:175). La universidad evangélica, bíblica y católica busca la convergencia entre Cristo y la ciencia. ESEPA, sin llevar el nombre de universidad, aspira a lo mismo. ¿No es acaso una demanda estudiantil?


La iglesia hace teología, los cristianos hacen teología. La teología es producto del encuentro entre la fe (revelación) y la ciencia (razón, método científico). Karl Barth dijo: "La teología es la reflexión crítica de la iglesia sobre la Palabra de Dios, en función de su misión". En palabras más recientes: “el objeto que estudia sistemáticamente la teología (con los recursos de la sistematicidad y criticidad que encuentra disponibles en la cultura) es el encuentro de Dios con la humanidad tal como se dio en Cristo y tal como se va dando en la historia posterior a El” (Silva G., Sergio:147). La teología es una ciencia y, según el viejo dicho “la madre de las ciencias”; es la aplicación de la ciencia al estudio de la fe. La historia también habla de una relación estrecha entre fe y ciencia. Juan Pablo II dijo que "históricamente la iglesia ha dado origen a las universidades", efectivamente allá por el siglo Xlll pero, la ciencia moderna, por ser precisamente moderna es posterior a la fe y al cristianismo. En la época precientífica y aún antes del cristianismo reinaba la filosofía (Sócrates, Platón, Aristóteles). Pero, notemos como contraparte que la revelación testificada por la Biblia (A.T.) es anterior a la filosofía: Dios se reveló a Abraham, Moisés e Israel en la época prefilosófica. La revelación y la fe que suscita en las personas es anterior a la filosofía y a la ciencia. ¿Cómo es entonces que la iglesia ha dado a luz a las universidades que son las guardianas de la ciencia moderna? Por ejemplo, para Anselmo de Canterbury (1033-1109) “la fe, o el creer, es el punto de partida de todo ( ) El creer es primero; el entender sigue” (Hubert, André. “La ratio fidei según Anselmo de Canterbury” en Teología y Vida, Vol XXXVll, 1996:239). Pero, y según su última frase, para él, el entender sigue a la fe a no mucha distancia. En sus propias palabras: “No trato, Señor, de penetrar tu altura, porque de ninguna manera la comparo con mi intelecto. Pero deseo de alguna manera entender tu verdad que cree y ama mi corazón. Por eso, no busco entender para creer, sino que creo para entender. Firmemente lo creo, porque si no hubiera creído no ubiera entendido” (Proslogión 1:100,15-19. Citado en Hubert, André: 295). No es posible librarse de la razón, no es posible relegarla a un último vagón. Más temprano que tarde aparece ante la persona de fe reclamando sus derechos. Concluyendo el repaso de cosas dadas, hechos observados (de ahí el nombre de enfoque fenomenológico), podemos decir que la ciencia y la fe no están separadas, sino por el contrario, muy unidas. La pregunta no es entonces si hay alguna relación entre ellas, sino ¿cómo se relacionan? ¿cuál es el fundamento de la relación? ¿cuál es el propósito de la relación? ¿cómo manejar los conflictos que genera la relación? ¿cómo discernir lo que la fe aporta a la ciencia y lo que la ciencia aporta a la fe?

2 Acercamiento Definitorio


El ser humano siempre se ha preocupado por entenderse o conocerse a sí mismo y conocer y entender el mundo lo rodea. Es en esta búsqueda del conocimiento verdadero que debemos entender el lugar de la fe y la ciencia y su relación. Pero a éstas, hay que sumar la filosofía, por el papel que ha jugado en la definición de la ciencia. A continuación presentamos dos paradigmas acerca de la organización del conocimiento humano, el de la fe y el de la razón. La Razón (véase Hessen, Juan. Teoría del Conocimiento. Bogotá: Ediciones Universales, 1981 (1925). La filosofía y la ciencia son exponentes de la razón y descansan en la misma función del espíritu humano: el pensamiento. Tienen un carácter racional y cognoscitivo. En cambio la religión, es un exponente de la fe. Pero, la filosofía, la ciencia y la fe tienen en común que tratan de explicar toda la realidad. Las tres están orientadas hacia la totalidad de los objetos y por lo tanto, pretenden tener y ofrecer una concepción del universo y del yo. Filosofía: “La filosofía es un intento del espíritu humano para llegar a una concepción del universo mediante la autorreflexión sobre sus funciones valorativas, teóricas y prácticas” (17). Se divide en: a. Teoría de la ciencia o Teoría del Conocimiento Científico. Esto tiene que ver con dos aspectos: Teoría de la ciencia formal (lógica) y teoría de la ciencia material (teoría del conocimiento). b. Teoría de los valores o reflexión sobre la conducta práctica del espíritu. Los valores son éticos, estéticos y religiosos (filosofía de la religión). c. Teoría de la concepción del universo. Esta se divide en metafísica (de la naturaleza y del espíritu) y en teoría del universo (Dios, libertad, inmortalidad). Ciencia: La ciencia se puede entender en un sentido subjetivo y otro objetivo. a. Subjetivamente entendida la ciencia no es otra cosa que un saber sistemático. Es en primer lugar, un saber, es decir, una propiedad del sujeto humano individual. El que posee una ciencia tiene la aptitud de entender muchas cosas de ella y de realizar correctamente las operaciones espirituales correspondientes. En segundo lugar, es un saber sistemático. No todo el que conoce algo de un dominio del saber posee ciencia de él, sino sólo aquél que ha penetrado sistemáticamente en él y que, además de los detalles, conoce las conexiones de los contenidos (véase Bochenski, I.M. Los Métodos Actuales de Pensamiento. Madrid: Ediciones Rialp, 1969:33-34). En este sentido la ciencia es un acontecimiento espiritual o un proceso que ocurre en el espíritu del hombre que investiga, conoce y piensa (Monzel, Nicolaus. El cristiano y la teología. Madrid: Ediciones Guadarrama, 1962:60). b. La ciencia, entendida objetivamente, no es un saber sino un conjunto sistemático de proposiciones objetivas que están al alcance de otros. En este sentido es una totalidad de resultados de los esfuerzos investigativos,


totalidad desligada del sujeto que investiga y considerada únicamente en cuanto a su contenido objetivo (Bochenski:35; Monzel:60). c. Concluyendo, la ciencia se puede caracterizar como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible. Es una reconstrucción conceptual del mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta. Es la más deslumbrante y asombrosa de las estrellas de la cultura cuando se la considera como un bien por sí mismo, esto es, como un sistema de ideas establecidas provisionalmente (conocimiento científico), y como una actividad productora de nuevas ideas (investigación científica) (Bunge, Mario. La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires: Ediciones Silgo Veinte, 1988). La Fe. Con respecto a la fe, podríamos hacer un paralelo con lo que hemos dicho acerca de la ciencia. Hay un concepto subjetivo y otro objetivo. a. Subjetivamente hablando, algunos han reconocido que la palabra fe es de difícil entendimiento para los cristianos, a pesar que es uno de los conceptos fundamentales en la doctrina de la salvación. Para algunos la fe es "una creencia ilógica en algo improbable". Para otros la fe es optimismo: pensamiento positivo. La fe no es ni lo uno ni lo otro (Stott, John R.W. Your Mind Matters. Downers Grove (Ill): InterVarsity Press, 1972:33). Hablando de las diferentes palabras griegas que se traducen y relacionan con fe "en el griego del NT adquieren una importancia peculiar y un contenido específico al aplicarse a la relación con Dios en Cristo, y, por consiguiente, caracterizan la aceptación y el reconocimiento confiados de aquello que Dios ha obrado y anunciado en él" (Becker, O. “Fe” en Coenen, et.al. Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol. 2. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1985). La fe es confianza en Dios, pero confianza que nace de la aceptación de lo que El ha hecho por nosotros en Cristo. La fe es "certeza de lo que se espera", pero no es irracional, porque descansa en lo que Dios ya ha hecho y en lo que ha prometido, y su promesa es cierta. "Sin negar el aspecto intelectual de la fe, debemos recordar que la fe es una actitud existencial y dialógica, que hunde sus raíces en una opción fundamental e invade toda la existencia del creyente, ante la llamada de un ser personal" (Alzeghy, Z. y Flick, M. Cómo se hace teología. Madrid: Ediciones Paulinas, 1974:18). b. Objetivamente hablando, cuando decimos fe, nos referimos a la revelación, a la Palabra escrita de Dios y a la sistematización de las doctrinas de esa Palabra de Dios (aunque debemos reconocer, que esto último no guarda el mismo nivel de autoridad que lo primero. Pero, muchas veces, para efectos de nuestro tema, estas tradiciones doctrinales son vitales). La autorrevelación de Dios es histórica, Dios se revela en la historia. La Biblia es “la Palabra de Dios dada en palabras de los hombres en la historia" (Ladd, G.E. Crítica del Nuevo Testamento:10-11). O sea, la ciencia ya está en la Biblia porque la revelación es histórica. Porque la revelación


es historia interpretada en la Biblia, las ciencias histórica, arqueológica, literaria, lingüística, necesitan, etc. necesitan ser tomadas en cuenta.

3 Acercamiento Antropológico La historia como existenciario en la vida personal. Teológicamente hablando (que es lo mismo que antropológicamente en vista de que Jesucristo es DiosHombre) proponemos que la dimensión histórica es parte esencial de la naturaleza humana. La historia no es algo externo a nosotros, no es algo que le pasa a otros; la historia no es como ver una película de vaqueros o de guerra. Historia es algo interno a nosotros mismos, es algo que nos pasa a nosotros, o mejor dicho, algo que nosotros somos en nuestra dimensión existencial. a. La persona humana como creatura de Dios es ser-en-el tiempo (homo viator). La condición humana es condición itinerante, le cabe aprender, rectificar, convertirse, arrepentirse. La persona en su situación de encarnación, está hecha de tal modo que nunca puede disponer de sí en un acto definitivo, no puede realizarse de golpe e irreversiblemente. La realidad de la persona consiste en un ir haciéndose progresivamente, más que un ser hecho o un hacerse “instantáneamente”. b. La persona humana como imagen de Dios es ser-temporal, pero trasciende el tiempo. La persona distingue entre tiempo físico (cronológico) y tiempo vivido. ¿Qué es el aburrimiento? Es cuando se percibe el tiempo sin devenir y sin meta, detenido y convertido en pura nada. El aburrido quiere “matar el tiempo”, porque le sobra. ¿Qué es la imapciencia? Sensación de que falta (no que sobra) tiempo. El impaciente quiere manipular el tiempo, no para matarlo, sino para apresurarlo. En el tiempo vivido no hay pasado, presente y futuro, como estadios sucesivos. En el tiempo vivido el pasado se actualiza en el presente y el futuro, dinamiza el presente. “El pasado se coagula y se conserva en la memoria, que no es mero recuerdo, sino el conjunto de opciones tomadas que han creado la situación en que cada cual se encuentra con sus posibilidades; el futuro se anticipa en el proyecto y, en forma de por-venir, convoca a la decisión y dinamiza el presente; el tiempo deviene en el hombre historia, proceso unitario articulado y finalizado” (Ruíz de la Peña, Juan Luis. Imagen de Dios: Antropología Teológica Fundamental, 143). c. La persona humana es ser-en-el mundo. Nótese que ser es más que estaren. El mundo no es para el hombre un elemento circunstancial de lugar, sino un elemento constitutivo. El anuncio de los cielos nuevos y tierra nueva es la expresión de que es impensable un ser humano sin mundo. d. La persona humana es ser-en-el mundo, pero lo trasciende. Está en el mundo pero también frente a él (no lo decimos en el sentido moral y espiritual). El hombre y el mundo nunca forman un nosotros. El hombre capta los objetos del mundo, pero no se deja captar por ellos (o no debería).


e. Si la existencia humana es histórica en todas sus implicaciones, entonces la fe necesariamente tiene que ser histórica, situada en el espacio y en el tiempo. El cristianismo ha sido siempre una religión histórica, por dos razones más: Creemos en el carácter histórico de su fundador Jesús y, porque recalca la acción de Dios en la historia, cuyo final está centrado en él mismo. La historia es central para la fe cristiana proque es en la arena del tiempo y de los acontecimientos humanos donde se desarrolla el plan redentor de Dios y el extendimiento de su Reino. El ser humano piensa o debería. Descartes afrimó: “pienso, entonces existo”. a. El pensar de la mente humana no es arbitrario. La mente sigue un proceso que cada uno de nosotros puede analizar haciéndose consciente, no solamente de los objetos a los que tiende u observa, sino también de su propia consciencia. Este proceso de la mente humana se puede definir como un método. ¿Qué es un método? “Un esquema normativo de operaciones recurrentes y relacionadas entre sí que producen resultados acumulativos y progresivos. Hay, pues, un método cuando hay operaciones distintas, cuando cada una de las operaciones se relaciona con las otras, cuando el conjunto de operaciones constituye un esquema, cuando el esquema se concibe como el camino correcto para realizar una tarea, cuando las operaciones se pueden repetir indefinidamente, de acuerdo con el esquema, y cuando los frutos de dicha repetición no son repetitivos, sino acumulativos y progresivos” (Lonergan, Bernard. El Método en Teología. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1988:12). b. Definido de esta manera, encontramos en el proceso de la mente humana un método. Las operaciones del esquema fundamental son: ver, oír, tocar, oler, gustar, inquirir, imaginar, entender, concebir, formular, reflexionar, ordenar y ponderar la evidencia, juzgar, deliberar, evaluar, decidir, hablar, escribir (Lonergan, 1988:14). Estas operaciones del esquema fundamental se pueden sintetizar por sus principales funciones y así tener cuatro: Experimentar, Entender, Juzgar y Deciidir. c. Ahora, y esto es lo importante, los métodos de cada una de las ciencias se fundamenta en el método de pensar, es decir, en las operaciones fundamentales de la mente humana. De ello concluimos que el método científico no es nada artificioso, sino natural y común a toda actividad humana. Por eso, no pertenece al ámbito de los secular ni religioso, sino al ámbito humano creado por Dios. d. Resumiendo, encontramos en el pensar y conocer de la mente humana un método fundamental de operaciones. Todos los métodos de la ciencia no son más que particularizaciones de este esquema fundamental. La fe en sentido subjetivo no puede estar en contradicción con la ciencia, entendida como método.

4 Acercamiento Pugilístico


Espero que los anteriores acercamientos nos hayan preparado para analizar las diferentes situaciones concretas que se presentan al creyente respecto a la fe. A nivel de proposiciones podemos señalar las siguientes, fruto de los acercamientos anteriores: Si entendemos ciencia como un saber sistemático que una persona tiene sobre una determinada materia, eso no representa ningún problema para ningún creyente. Es algo a lo que todos aspiramos. Si entendemos ciencia como un método de investigación que produce resultados verdaderos, eso tampoco debe ser un problema para el creyente, sobretodo si tomamos en cuenta que ese método descansa en la capacidad racional que Dios en su creación ha dado a cada persona. Si entendemos la naturaleza de la revelación, de la biblia y de nosotros las personas, nos damos cuenta que la investigación científica y sus resultados son indispensables para nuestra existencia creyente. Si entendemos ciencia como un conjunto objetivo de conocimientos que sobre un determinado campo que se han obtenido por le método científico respectivo, puede que haya, real o aparente, conflicto con la Palabra de Dios y/o la doctrina o teología que de la Biblia hemos sacado los cristianos. Dogmáticamente propongo que entre la revelación y la Palabra de Dios (que no son exactamente lo mismo, pero a la vez, son inseparables) por un lado, y la ciencia por otro, no hay contradicción. Si la hubiere, sería por la provisionalidad del conocimiento científico (ciencia en sentido objetivo).


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