A lo largo de la historia ha habido distintos sistemas para obtener el zumo de la aceituna.
Al principio eran métodos muy rudimentarios que apretaban y estrujaban aceitunas muy maduras para sacarles el zumo.
Esto se hacía pisando directamente las aceitunas o bien ayudándose de sacos de tela en los que metían las aceitunas para después pisarlas, golpearlas y retorcerlas, ayudándose de agua caliente para facilitar la extracción del aceite.
Este era recogido en piletas de piedra o cerámica y se dejaba reposar para, por decantación, separarlo del agua que contenía.