La Cadena de Unión: Revista Masónica

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La Cadena de Unión



Núm. 1

ENERO 31 DE 189«

Entrega Ia.

LA

Realista Masónica

Λutomada por la ⅛aη Lojia de C¾ile ——⅛—

PUBLICACION ITlLNSUAL

TOMO

II

SANTIAGO DE CHILE OFICINA: GALERIA SAN CARLOS 26 altos,

1896



NÜM- 1 Tomo II

Santiago, Enero 31 de 1896

Entrega 1

LA CADENA DE UNION REVISTA MASÓNICA

tel S»tee I. Oríjen—Definición del deber.

A cada paso reconocemos enajenados por la mas fuerte admiración, que el Universo es obra de la mas alta i sublime inteligencia: lo admiramos absor­ tos en su conjunto como en sus mas ínfimos deta­ lles; desde el espacio en que jiran los astros hasta el átomo imperceptible, i al estasiarnos en su con­ templación, la mente se vé asaltada por Ir siguiente pregunta: ¿Esta intelijencia superior,’ ha dado vida a todo lo existente, solo por el simple ejercicio de su po­ tencia creadora? Desde luego, la respuesta no se hace esperar— Evidentemente no: porque nada existe, nada ha po­ dido existir ni aparecer en el inmenso espectáculo de la creación, sin un fin que llenar; porque esa in­ telijencia, oríjen i centro de todas las intelijencías, no ha producido nada, sin una intención, sin una mira de manifiesta utilidad, i de aquí es que cada uno de los séres creados tiene por fundamento de su


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existencia, una razón de utilidad, mas o ménos per­ fecta, pero siempre efectiva, prestada a alguno de los seres que le rodean, i por consiguiente, al con­ junto de todos ellos—El Destino se llama esta utili­ dad. Sin embargo, las almas pequeñas no aceptan este razonamiento: con los ojos de la vulgaridad solo ven en el agua, el débil arroyo, el bullicioso torrente; en el caudaloso rio o en insondable mar, nada mas que la n.atería puesta en movimiento por razón de la fluidez; en la tierra, la tersa planicie, la suave colina o las encumbradas i ásperas montañas, únicamente la materia inmóvil a causa de la inercia; en el hom­ bre, animales i plantas, séres mas o ménos perfectos que nacen, se desarrollan i perecen.................... en fin, para ellas, que con superficialidad deplorable juzgan todo con punible lijereza, no existe el conjunto, para ellas no hai la sublime, la portentosa armonía que es la vida del Universo. Este absurdo incalificable se destruye victoriosa­ mente: para conseguirlo, basta tomar para ejemplo en una parte de la creación, el conjunto mas peque­ ño: aquel cuyos componentes sean también los mas humildes, los que parezcan mas insignificantes, i en todas esas partes se notará la utilidad recíproca, el cumplimiento de una leí, la realizacioñ de un fin, en una palabra, la acción de un destino. En efecto, un arroyuelo serpentea i se desliza suavamente por la superficie de la tierra: en uno i otro borde, modestas florecillas que nacen con la alborada i caen al espirar el dia, se mecen galanas sobre delicados tallos; un dorado rayo de sol al eva­ porar un poco de agua suspende una rosada nube en el azul del cielo, miéntras microscópicos séres bullen en el líquido, se alimentan de la planta i pu­ lulan en la atmósfera. -Destruyendo, para deducir, o considerando aisladamente los exiguos elementos


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de este trozo de armonía natural, variarán indefec­ tiblemente no solo las condiciones de su existencia respectiva, mas aun las del conjundo mismo. Que falte el agua a la tierra, i ésta dejando de ser fértil, ni inpulsará la jerminaciou de la planta, ni abriga­ rá en sus entrañas a otros séres inferiores, ni el aro­ ma perfumará la matizada pradera, ni los tintes de las flores ciarán encantos al jentil paisaje, ni el in­ secto encontrará sustento. Eliminemos del rayo de sol el suave calor que fecundiza i la radiante clari­ dad que ilumina, i no tendremos la nube bienhecho­ ra que si bien robó un poco de agua devuelve en cambio la lluvia en abundante raudal i el rocío en diamantinas gotas; sin luz i sin sombras, opacado el cuadro no será mas que irnájen del caos; por últi­ mo, quitemos a todo esto el aire i perderemos la idea de la vida, desde que entre el aire, el sol, el agua i la tierra se ha destruido la armonía, no exis­ tiendo ya la unidad de acción, porque apartados de éstos las plantas e insectos, reducidos todos a la condiccion de materiales dispersos, están absoluta­ mente distantes de realizar el fin para que fueron creados: el de ser útiles llenando cada cual su desti­ no. La existencia es un hecho simple que consiste en el de ser o de no ser: el destino es mas completo porque él encierra en sí una misión que llenar, un fin cuyo cumplimiento es inevitable. El fin es inmutable i harto variable el cumpli­ miento de la misión. Esta es la sucesión de hechos i de circustancias que cada dia modifican i afectan nuestra existencia, mientras el fin es el fundamento, el motivo de la existencia misma. Si las circunstan­ cias de un sér creado se hallan en armonía cou el fin de este sér, entonces éste espeiimenta el bien-, si esta conformidad deja de existir, esperimenta el mal. Sin embargo, esto no es un principio absoluto.


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Estas condiciones están modificadas según el mayor o menor grado de perfectibilidad de los séres crea­ dos; entre éstos, el hombre como dotado de una alma que participa de la inteligencia suprema, es el único que tiene no tan solo el sentimiento sino tam­ bién el conocimiento de su existencia i su destino. El hombre solo esperimenta, pues, el bien i el mal en toda su estension, en toda su plenitud. Mientras los demas séres se limitan a cumplir ciegamente su destino, el hombre, aunque libre para producir el bien i el mal a su arbitrio, tiene la obligación de vi­ gilar constantemente el suyo para poder llenar de un modo satisfactorio su alta, su escojida misión. ¿Cómo puede conseguirlo?... ¿De qué medio se vale para llenar su fin?... ¿Cómo corresponde a la intención del Creador siendo útil en la creación?... Dios nos ha concedido el libre albedrio; la omní­ moda libertad de producir tanto lo bueno como lo malo; pero en su sábia previsión nos ha impuesto co­ mo ordenador exelso, como buen padre un saludable freno: próximo a la virtud nos presenta el premio, junto al vicio la espiacion; después de la práctica del bien la dulce, tranquila satisfacción del alma, si­ guiendo al crimen el remordimiento como el peor de los castigos; cerca del escollo la salvación i para restrinjir la tendencia a la práctica del mal nos im­ pone el deber. Este es, queridos hermanos, el tema de mi humil­ de tarea. Antes de analizarlo, definámoslo pues, di­ ciendo con un autorizado escritor: «El deber es la ejecución de esa gran lei de recipro­ cidad que une a cada hombre con todos los hombres i a todos los hombres con el Dios Creador del Universo.* Bajo este concepto, estudiaremos el deber en las tres esferas que el hombre debe practicarlo. 1.o En sus relaciones con el Sér Supremo.


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2. o En lo relativo a su individuo i 3. o En relación con la humanidad. Esta parte será ademas dividida en Patria i Familia.

II. DEBERES PARA CON DIOS.

Existencia de Dios.—Deber de profesar una Relijion. Para llegar a tener nocion de la existencia de un sér que preside el Universo no hai camino mas na­ tural, mas sencillo que la consideración del orden que reina en el Universo mismo. Cuando contemplamos un bello edificio, decimos: es una obra acabada, perfectamente distribuida, honra al arquitecto que conceptuó su plano, escojió los materiales i que ha dirijido la ejecución; nunca decimos se ha hecho a sí propio. De la misma mane­ ra, cuando admiramos el sublime espectáculo del Universo, deducimos la consecuencia de que un sér intelijente i superior ha presidido a su formación i lo ha creado. Así, ¿podremos considerar la multitud de cuerpos que componen el Universo, su variedad, su multiplicidad, belleza, estension, su mútuo enla­ ce, sus movimientos tan constantes i regulares sin que nos ocurra la idea de que solo pueden haber sido creados i ordenados por una mano sábia i po­ derosa? Ciertamente no: hasta la mas limitada intelijencia reconoce como autor de estas maravillas a un Supremo Hacedor. La prueba mas concluyente de la existencia de Dios es la que se deduce del consentimiento unáni­ me del jénero humano. Recorramos todos ios países, desde los mas cultos e ilustrados hasta los mas ab­ yectos e ignorantes: descendamos al fondo de los bosques, en los campamentos de las hordas salvajes; LAC. DE U.-T. II

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a las arenas del desierto en la tienda del árabe, en las vírjenes selvas a la choza del indio o del cafre i en las heladas rejiones del Polo a la guarida del Lapon o Samoyedo, en todas partes encontramos la creen­ cia de un primer Sér, padre i orí jen de todos los de­ mas séres; en todas oiremos hablar de Dios. Los pueblos pueden ser diferentes por sus idiomas, por sus costumbres; pueden estar separados por distan­ cias inmensas i por sangrientas rivalidades, pero hai un punto en que todos convienen: la existencia de Dios. Podrán estar desacordes en la idea que de él se hayan formado; en los homenajes que le rin­ den no estarán conformes, como tampoco en sus prácticas i ritos sagrados; pero esta diversidad en nada afecta el fondo de la doctrina, en nada la al­ tera. Al admitir un hombre la existencia de un Dios i habiéndose formado idea de él, ha llenado el prime­ ro de los deberes. Al conocer a ese Dios siente la conciencia de su inferioridad respecto de aquel, de la cual se derivan deberes mas importantes que to­ davía necesita llenar. El espíritu del hombre, parte emanada del Supre­ mo Espíritu, necesita acercarse a él, estar en cons­ tante relación con su divino oríjen i de aquí se des­ prende el cumplimiento de otro deber ineludible: el de la Relijion. La moral es la misma en todas partes: es univer­ sal i en su esencia ha sido igual en todos los países, en todos los tiempos. Do quiera que se encuentra el hombre lleva en sí la nocion del bien i del mal, de lo justo i de lo injusto: esta nocion en tal o cual pueblo, en tal o cual individuo puede estar mas o ménos desarrollada porque es infinita, pero en su base esencial es conocida de todos por la luz que ilumina al hombre cuando viene al mundo. De este principio se ha querido deducir esta consecuencia: ¿de qué sir-


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ve pues la relijion? ¿Qué puede enseñar que no sepa­ mos ya?... es verdad que antes ya nuestra concien­ cia nos liabia dicho: haz el bien, evita el mal; pero la moral necesita una base i ésta solo puede dársela la relijion que la une, la liga al gran principio que la sirve de fundamento—Dios. Dios es el principio i el oríjen de la moral i por consiguiente sin la relijion que es el lazo que une al hombre con Dios, el bien i el mal, lo justo i lo in­ justo, la virtud i el vicio no serian mas que voces sin sentido. Amamos lo verdadero, lo bueno, lo bello. ¿Es acaso que prestamos adoraciones a simples palabras, a ideas o a entes de razón?... No pues, porque estas ideas no son sino un pálido reflejo de Dios que es la verdad por excelencia, lo bueno por naturaleza, lo bello porque es, como dice Platón, la belleza mis­ ma, la belleza viva, la belleza eterna. Luego Dios viene a ser el objetivo de nuestra adoración, i a él que nos ha dado el sér, que nos ha inculcado los sa­ nos i primitivos principios de moral, debemos, ade­ mas, amarle tiernamente como hijos, reverenciarle como sublime maestro, venerando su omniciencia, humillándonos ante su omnipotencia. Es así que este amor de Dios, esta práctica de la moral i este respeto constituyen la relijion, luego ella es necesaria, luego el hombre debe profesarla indispensablemente. Resumiendo lo dicho deduciremos que el hombre tiene que cumplir para con Dios el deber de practi­ car la relijion o lazos que lo ligan a su Creador por­ que siendo ésta la base de que se desprenden los demas deberes, mal podrá cumplirlos consigo mismo i con la humanidad el que, ante todo, no observa la sagrada, augusta i primordial obligación de conocer i adorar sobre todas las cosas al Supremo Arquitecto Del Universo dispensador de todo bien, foco inestinguible de luz, fuente inagotabte de moral.


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III. DEBERES PARA CONSIGO MISMO.

Dos naturalezas en el hombre.—Deberes concernientes a cada una de ellas.

El hombre está compuesto de dos naturalezas: la naturaleza material i la naturaleza espiritual, dife­ rentes entre sí, pero perfectamente unidas, obrando ambas de acuerdo para encaminarlo a la noble eje­ cución de su destino. Cada una de éstas tiene su fin particular i desde que el hombre tiene impuesto el deber de procurar el bien para una i otra, examine­ mos lo que debe hacer con este doble objeto princi­ piando por nuestra naturaleza física que es la pri­ mera que se manifiesta. La salud es el bien físico del hombre, por consi­ guiente nuestro deber en cuanto a nuestra existen­ cia física, no es otro que el de la conservación i cui­ dado de la salud. Pero la salud no consiste en lo que ordinariamente significa esta palabra, es decir, en la ausencia de los padecimientos i de las dolen­ cias físicas, la salud es mucho mas todavía; es aquel estado en que cada uno de los órganos i todos los órganos reunidos funcionan con bastante poder i re­ gularidad para llevar a cabo de una manera com­ pleta las manifestaciones de nuestra alma. No todos los órganos están formados para desempeñar los mismos oficios: -unos sirven particularmente a la existencia física i otros se consagran a la moral; pero todos concurren a un mismo hecho, es decir, a


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la vida, de tal manera que las alteraciones de ésta en el estado de la salud influyen a la vez tanto so­ bre la salud de nuestra existencia física como sobre la de nuestra existencia moral. En el deber de proporcionar a nuestra naturaleza espiritual los medios de disponer mas seguros i mas útiles instrumentos para su acción, tenemos que procurar pues todo el bien posible a nuestra natura­ leza material. En este supuesto la conservación del individuo es tan importante que al logro de ese fin deben encaminarse todos nuestros esfuerzos. Así como la salud es el bien físico, la felicidad es el bien moral. ¿Qué es la felicidad? se dirá, ¿en qué consiste?... la mayoría de las j entes os responderá señalando con envidia al vecino venturoso, vedla allí: salud, fortuna, gloria cuanta se ha menester; otros opina­ rán lo contrario diciendo que es el momento en que nuestras pasiones se ven satisfechas, i sin embargo, la felicidad no es estraña al lecho del paralítico, ni es desconocida bajo los harapos de la miseria, miéntras que la gloria ha sido mil veces infortunada en medio del estrépito que resonaba en derredor de ella. Por lo que respecta a las pasiones, muchas de ellas, sin carácter alguno de nobleza, son unos atur­ dimientos pasajeros, que mui pocas veces, logren o no una satisfacción completa, se estinguen sin de­ jar en pos de sí sinsabores i amarguras: ninguna miéntras el hombre está poseído de ellas, le conce­ de la calma i tranquilidad necesaria para ser sensi­ ble a los dulces encantos del bien ora haciéndole, ora recibiéndole. Sobre bases tan efímeras, tan deleznables no ha podido Dios asentar sus leyes, no: él quiere que to­ dos podamos aspirar igualmente a la dicha i disfru­ tar de ella i para esto es preciso que nuestra con­ ciencia sola sea suficiente a procurárnosla. La felici-


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dad pues que no debe confundirse con el placer, consiste en la conciencia íntima del cumplimiento de nuestros deberes. El trabajo, la actividad del cuerpo es tan necesa­ rio, como la instiuccion que es el alimento del alma. El trabajo ennoblece i evita la ociosidad oríjen de todos los vicios; debe siempre pues el hombre bus­ car incesantemente cómo ocuparse de una manera útil a sí mismo i al bien de la humanidad. El estu­ dio dilata los horizontes de nuestra intelijencia i a medida que el estudio i el trabajo se arraigan en no­ sotros se engrandece la idea de Dios i con ella nos engrandecemos también. La lei del honor debe ser la norma de conducta del hombre verdaderamente virtuoso: observándola fiel­ mente el individuo crece a sus mismos ojos porque adquiere el elevado sentimiento de la dignidad i es respetado de los demás por haber adquirido la aje­ na estimación a fuerza de estimarse a sí mismo no practicando sino lo que prescribe el sagrado Código de los deberes. Por esta razón el Mariscal de Bellelle en un valiente rasgo de elocuencia llegó a decir: «Elhonor es el cumplimiento del deber.» Ya que la conservación es el principal deber que para consigo mismo debe practicar el hombre, per­ mitidme Queridos Hermanos, que abusando de vues­ tra condescendencia me detenga en hablar algo so­ bre el suicidio. Cualquiera que sea el punto de vista bajo el cual sea mirado, el suicidio entre los hombres civilizados no es ni puede ser otra cosa que una muerte ver­ gonzosa i furtiva: un robo que se hace al jénero hu­ mano porque el hombre no puede dar un paso sobre la tierra sin que tenga un deber que cumplir, i sin que haga falta a la sociedad a quien es útil por la misma razón que existe. La Providencia lo ha lanzado al mundo para que


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viva, sufra i muera, i para que llene en la vida hu­ mana un fin i un objeto moral. Por esta razón no le es permitido al hombre re­ volucionarse contra el Autor de su sér i frustar su destino: la pena i el placer pasan como una sombra i la lámpara de la vida se apaga en un instante, quedando solamente de ella la memoria del bien que hacemos a nuestros semejantes. El suicidio o la muerte voluntaria proviene mu­ chas veces mas de un principio de debilidad que de un esfuerzo de heroísmo. Si en el infortunio se tu­ viese resignación i grandeza de alma para esperar el dia siguiente, no se privaría hombre alguno de su existencia, porque solo atenta contra ella el que se confiesa vencido, el que se cree dominando por el fastidio, el dolor o el infortunio sin esperanza de mejorar de situación. El suicido solo puede compa­ rarse con el soldado ruin i cobarde que huye a la vista i presencia del enemigo en el campo de bata­ lla por no tener el coraje, el brío necesario para ofrecerle una resistencia que de él reclaman la patria i las leyes militares. De la misma manera el suicida al matarse vergonzozamente, falto de enerjía i for­ taleza no tiene en cuenta lo que debe a Dios, a sí mismo i a la humanidad. A este respecto el grau capitán del siglo, Napo­ león, ha emitido las siguientes palabras: «No hai hombre, dice, que cediendo a pasiones de ánimo haya dejado de tener ganas de matarse muchas veces, i, que pocos dias después no se hu­ biese arrepentido de haberlo hecho por las mudan­ zas acaecidas en sus afectos o en sus circunstan­ cias.» Como corroborante os manifestaré, entre tantos que nos presenta la historia, un solo hecho. Catón se mató por no hincar la rodilla ante Cesar: si antes de abrirse el seno hubiera leído en el Libro


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de los destinos, que después de cuatro años Cesar caería herido al pié de la Estátua de Pompeyo, por veintitrés puñaladas, se habría suicidado? No por cierto i antes de librarse al despecho, habría dado treguas a la desesperación: él tan virtuoso, él tan inflexible no habría impreso en su vida el borron del suicidio.

IV. deberes para con sus semejantes

Familia.—Patria.—Humanidad.

Considerando al hombre en sí mismo, obrando sin mas objeto que el de su individualidad, vemos que no realiza mas que la mitad de su destino. Con­ siderándolo en la aplicación de su actividad a la fe­ licidad de todos los que le rodean i a la suya propia, lo vemos en el entero i cabal cumplimiento de su destino sobre la tierra. Hasta ahora hemos tratado el deber como freno de la libertad individual desde este momento brilla­ rá en todo su esplendor como la lei de reciprocidad base fundamental de todo derecho, principio de ese amor que Dios ha puesto en nuestros corazones para que forme el sagrado vínculo de la humani­ dad i sea el móvil de las acciones eminentemente virtuosas. El hombre que es el sér esencialmente intelijente, es también el sér esencialmente sociable. La reu-


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nion con sus semejantes, que es su estado natural, le impone ciertas obligaciones que denominamos deberes sociales. Estos tienen por objeto la humani­ dad entera, sin distinción de razas, de naciones, ni de familias; pero como ese sér colectivo que se lla­ ma humanidad es demasiado estenso para que se puedan abarcar i tener presentes a la vez sus diver­ sas exijencias, conviene clasificarlas en distintas porciones para que cada hombre pueda estar en ca bal contacto con cada una de ellas, i así, a la mane­ ra que la familia acoje al individuo antes de cono­ cerlo su patria, i no tiene la conciencia de la huma­ nidad sino después de haber apreciado los benefi­ cios de las dos primeras clases de asociaciones, así el orden que se sigue en este capítulo tiene su pun­ to de partida en la familia i su último término en la humanidad. Dia llegará sin embargo en que esta gradación no sea necesaria, el dia en que el hombre se llame ciudadano del universo ante todas cosas, sin que sea preciso recomendarle que debe trabajar por la felicidad de sus hermanos i de sus amigos. No se necesita esplicar el fin providencial de esa sublime i santa institución a que llamamos familia. Compréndese desde luego que ella constituye la pri­ mera de todas las asociaciones, la que enseña al hombre a unirse para todo con sus semejantes, la que tiende a fomentar, a desenvolver, a propagar ese elevado sentimiento de la caridad mutua que después de haber verificado la sociedad política, se apodera de la humanidad en masa, la purifica, la engrandece i la acerca a Dios hasta el punto que Dios puede permitirlo. La familia, ademas, es ese dulcísimo nido, siem­ pre abierto para todos, cuya blandura convida a dis­ frutar en él las alegrías de la vida, i cuyo calor nos depara un consuelo i un abrigo en los dias de des­ hecha tormenta. ¡Bienaventurados aquellos para LA c. DE U.-T.II

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quienes la palabra de padre, madre, hijo i hermano significa algo mas que la enunciación de un grado de parentesco! Dulce es la amistad, pero Ja familia es una entidad aun mas dulce todavía. Ella nos adopta en cierto modo antes de nuestro nacimiento: i si el hombre no se confunde en el seno de ella co­ mo en el seno de la amistad, dado que al buscarla en vano constantemente sobre la tierra la haya en­ contrado, en cambio la familia nos confunde en sí misma con tan sincera efusión, nos da tan jenerosamente una parte del nombre i de la estimación que ha conquistado en el mundo, nos asocia con tanto agrado a sus alegrías i a sus consuelos, que francamente, no me atrevo a preferir la pasión de la amistad al tierno sentimiento de la familia. La primera escuela del hombre es la familia i en ella debe ser hijo sumiso i respetuoso, esposo fiel, buen padre i amigo sincero. El que sabe ser todo esto en el hogar doméstico será un egréjio ciudada­ no, un honrado patriota, una esperanza para la hu­ manidad. Por eso es tan necesaria la educación de la buena madre i por lo mismo deben ser tan repe­ tidas constantemente las virtudes domésticas. Ademas, el hombre en familia debe ser un es­ pejo de virtudes; debe respetarla en sí misma i en todos los individuos que entran a componerla; debe trabajar en aumentar su prestijio elevándola cada vez mas i mas en la estimación i el aprecio público. Tampoco no debe perder de vista que los deberes de familia se hallan en el tercer grado de los que impone al hombre su carácter de individuo de la sociedad, de suerte que el hombre pertenece ante todo a la humanidad, después a la patria i por últi­ mo a su familia.

¡La Patria!...... Palabra májica cuya poderosa in-


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fluencia es el foco de tantas acciones heroicas! de tantos sublimes sacrificios dignos del apoteosis! ¿Quién que la ama no siente latir apresurado su corazón, hirviente la jenerosa sangre en las venas, inflamado el espíritu a la sola idea de un lejano pe­ ligro? ¿Quién que sea bueno i honrado no sacrifica gus­ toso en bien de su prosperidad cuanto de mas caro, de mas santo tiene la existencia? La familia, la amistad, la fortuna, la convicción del interés particular, todo en una palabra se sacri­ fica, menos el honor porque si este sacrificio nos exi­ giera a ella la deshonraríamos. Supongamos la amenaza convertida en realidad i es imponente el cuadro que se presenta a nuestra vista: el niño que en la familia va aprendiendo a conocer sus deberes, ensaya aunque con débil mano el ejercicio de una arma cualquiera; el adulto arde en deseos de desafiar el peligro i sueña con laureles que arrancados con valor i abnegación al enemigo cree ya depositar como digna ofrenda en el altar de la patria; el anciano cuyo trémulo brazo es incapaz de la lucha material infunde sin embargo con voz varonil el entusiasmo santo en el corazón del joven, la esposa alienta al marido, i hasta la tímida i pu­ dorosa prometida ordena con suave i poético mi­ rar al futuro esposo que para hacerse mas digno de ella ilustre su amor con alguna hazaña de glorioso renombre. Este sentimiento del amor patrio, tan encarnado en el corazón del hombre, ha producido hechos tan altos, que han llegado a engalanar con inestimables pajinas la historia de la humanidad. Leónidas en las Termopilas, Ricuarte en San Mateo, son tipos tan hermosos, tan arrebatadoramente seductores que el alma sinceramente patriota no puede menos que desear su imitación.


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En todos los pueblos del mundo este sentimiento es el que en mayor grado se desarrolla después del sentimiento relijioso. Se ha dicho: «Después de Dios la Patria», i en verdad, queridos hermanos, que no seria sino mui supérfluo en palabras si a este res­ pecto tratara de haceros recordar vuestros deberes, porque el hombre en este sentido no se pertenece a sí mismo, antes que los deberes de familia, antes que la conservación de su individuo, antes que la felicidad moral está colocada la sacrosanta idea de la patria. Para la patria es su sangre i si por alguna de tan­ tas viscisitudes fuese ingrata para con él, debe re­ signarse esperando que el tiempo i sus conciudada­ nos lo rehabiliten. Jamás, por poderosos que sean los motivos, se tiene razón contra la patria.

Para concluir restábame hablar de la humanidad. La estrechez del tiempo no me ha permitido con­ cluir este mal comenzado bosquejo. A vos os pido mi Venerable Maestro i a mis queridos hermanos un humilde perdón; sin embargo, llamo en mi auxi­ lio una sábia máxima que es mas elocuente que cuanto sobre la materia pudiera decirse, es esta: «No hagas a otro lo que no quieras que te hagan.» «Haz i desea para los demas todo lo que quieras que para tí se haga o se desee.»


LEIDO EN LA LOJIA JUSTICIA I LIBERTAD

--------—---------Me había propuesto leer en esta noche un artícu­ lo sobre la historia de la formación de la Tierra, pero la falta de tiempo para presentarlo en la forma que deseo me han obligado a tomar la determinación de dejarlo para un poco mas tarde. Para cumplir con nuestros estatutos jenerales me he permitido llamar la atención del taller hacia un artículo sacado de la Rorth American Revied i publi­ cado por la Revue des Revues, que trata de llevar a los ánimos el convencimiento de que la teolojía está en un período de decadencia. Atraviesa la teolojía por un período de decaden­ cia? Mas bien dicho, hai decaimiento en el senti­ miento relijioso de los pueblos? Es el hombre de nuestros dias cómo el de la edad media, por ejem­ plo, que estaba dispuesto a subordinar todo, duran­ te su vida i al momento de su muerte, a los precep­ tos relijiosos en que había nacido? Los hechos prueban la negativa. Así, Tennyson, uno de los grandes poetas de la Inglaterra contemporánea, moría con un ejemplar de Shakespeare en sus manos: ni la Biblia, ni ningún


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libro místico pidió en este momento supremo. El mundo relijioso no se ha espantado por esto. En el lecho del moribundo había un médico i su familia. Ningún sacerdote lo acompañaba. Ha parecido mui natural que un gran poeta en­ cuentre consuelo en la hora de su muerte, en el alma de otro gran poeta muerto antes que él. Sin embar­ go, Tennyson era de un natural profundamente re­ lijioso. Hai en este lecho de muerte una gran enseñanza: la ciencia velando por el cuerpo i la literatura asis­ tiendo el alma. Los pensamientos de los hombres en su hora pos­ trera no se dirijen ya al sacerdote. Efectivamente, fácil es constatar con cuánta rapi­ dez se ha purificado la atmósfera de nuestro tiempo, del humo i gases deletéreos que la oscurecían en los buenos tiempos de la teolojía. Renán con su alegría divina i su serena razón, ha sido una de las fuerzas que han contribuido a reali­ zar este prodijio. El profesor Huxley ha continuado esta obra, a tal punto que hoi dia parece difícil que un teólogo res­ petuoso de sí mismo persista en sostener el carácter histórico de los milagros del Antiguo Testamento. ¿Vá desapareciendo el sentido relijioso? pregunta un escritor sagrado, i dice, precisamente apropósito del profesor Huxley, que las cosas de la fé son se­ mejantes a las estrellas, que invisibles a la luz des­ lumbrante del sol aparecen brillantes cuando llega la noche. La diferencia que hai entre la época en que vivi­ mos i la que vivieron nuestros padres, está precisa­ mente en la luz intensa que ilumina nuestro siglo, la luz de la ciencia exacta, en virtud de la cual ve­ mos las cosas tales como son, comprendemos cómo i porque han surjido las descepciones del pasado,


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producidos por las denzas tinieblas, formas terrorríficas que nuestros antepasados creían reales i ver­ daderas, i que ahora liemos descubierto que no son sino sombras inofensivas i objetos inanimados. No hai duda que la concepción teolójica va deca­ yendo i su contraria, la concepción científica se hace mas i mas fuerte. Durante los siglos XVI i XVII, la concepción teolójica reinaba cual soberanía en el espíritu huma­ no. Apenas si de cuando en cuando aparecía un pen­ sador audaz,como Bacon o Bruno que la atacaban. Hói dia ha sido tan modificada por la ciencia que no se la conoce... En los siglos pasados cada acontecimiento, cada hecho histórico, cada fenómeno natural aparecía al través de esta concepción teolójica; de ella han de­ rivado la creencia en la majia, la alquimia, la astrolojía, el arte de hacer maleficios, las brujerías: la idea del pacto con el diablo, las apariciones, los milagros, encantos, conjuraciones, i la concepción de un uni­ verso construido i gobernado por un sér antropo­ mórfico. La creencia en el diablo o espíritu del mal, encargado de todas las desgracias, de todas las calamida­ des, desastres, etc., llegó a ser una necesidad. ¿Cómo un sér bueno habría hecho o permitido ta­ les cosas? Necesitábase un diablo malvado, aunque debieran fabricarlo ellos mismos. Sabemos el papel que este espíritu del mal ha de­ sempeñado en el mundo. Nuestros padres creían en él como en el calor i frió, el dia i la noche, la vida i la muerte. Miéntras se conjuraba al que estaba poseído del demonio, doctores i teólogos cerraban la boca, por temor que el espíritu maligno de un salto entrara en ella i siguiera para adentro. Si un hombre se tra-


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gaba^descuidadamente una mosca, creía haberse tra­ gado al diablo. El rei de España no dormía sino con dos monjes a la cabecera de su cama, para preservarlo del de­ monio. Todo lo que se temía, las tempestades, la peste, etc., era la obra de los espíritus malignos. Desde sus primeros pasos la ciencia debía atacar de frente a estos enemigos i la lucha no ha termi­ nado aún, aunque se ve obligada dia a dia a ceder posesiones, pues, su rival triunfante ocupa ya las cuatro quintas paites de su antiguo territorio. La majia i la brujaría han muerto; la creencia en los milagros va desapareciendo. Las distintas sectas religiosas han restringido el número de sus milagros i pronto los abandonarán todos. Algunos diarios religiosos han protestado sin em­ bargo, contra las esperiencias que se han hecho últi­ mamente acerca de la producción de lluvias artifi­ ciales, manifestando de este modo que hai todavía vestijios de la vieja idea teolójica de que la lluvia era una providencia especial. Para ser consecuentes con sus ideas, debieran también incomodarse por la audacia del para-rayos, i para sér lójicos todavía, sería menester que conde­ naran el paraguas, pues evitar los efectos del fluido eléctrico con el pararayos no parece mas irrelijioso que evitar los efectos de la lluvia con el paraguas... La oración, en especial para conseguir los bienes materiales, es otro acuerdo del viejo concepto teolójico. Pero en la medicina, jeolojía, astronomía i en los negocios diarios de la vida, el progreso de nuestra civilización ha hecho ocupar a la concepción cientí­ fica el puesto que le corresponde. Ya no tiembla nadie ante un cometa o un eclipse,


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ni vemos en la aurora boreal el reflejo de las llamas del infierno. Hemos aprendido algo sobre las leyes de las tem­ pestades i sobre las causas de la peste, i se ha visto que la limpieza preserva mejor contra ciertas enfer­ medades que el ayuno i la oración. La concepción científica del universo nos hace ver que éste existe por sí mismo; se gobierna por sí mismo, sin principio i sin fin i sin límite en el tiem­ po, como así mismo sin límites en el espacio. Esto nos conduce a la convicción de que la suma de las fuerzas físicas es constante, que las leyes de la cansalidad i de la conservación de la enerjía obran continuamente aunque sin oríjen ni término. No se puede señalar límites ni al espacio ni al tiempo. La destrucción de la materia i su creación de la nada son dos cosas igualmente inaceptables. Inva­ riablemente los efectos son ligados a las causas sin que se rompa jamás la uniformidad: hai evolución i no creación. De aquí se sigue que el hombre es de oríjen ani­ mal, que está hecho por un medio i no el medio para él, que la naturaleza lo favorece, lo premia cuando respeta i obedece sus leyes; así como tendrá que su­ frir cuando las viole. La ciencia no conoce otro cielo ni otro infierno que el que nosotros mismos nos formemos; ni otra inmortalidad que la persistencia de la vida i de la fuerza; i en fin, ningún otro Dios que el poder infi­ nito que llena, anima i desarrolla todas las cosas. Así, pues, la lucha continúa sin tregua entre la ciencia i la teolojía. Pero qué golpe ha recibido con el sistema de Copérnico, i qué mal le ha hecho Newton con su lei de la gravitación i Darwin con su teoría del oríjen de las especies. LA C. DE U.-T. II


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Pobre teolojíal Héla ahí confinada en el dominio de lo misterioso. I sin embargo, con gritos descom­ pasados lanza todavía sus anatemas a la ciencia, relega el purgatorio a los filósofos paganos, condena a penas eternas a los niños, absuelve al homicida, i a pesar de cambiarse nombre i llamarse calvinismo, metodismo, catolicismo, etc., i conservar cierta in­ fluencia espiritual, su poder se desvanece i su reina­ do ha concluido. Si un predicador nos dijese, amigos mios, todos somos hermanos del hombre que se llamó Jesucris­ to; podemos hacer lo que él hizo, ven lo que él vió, i vivir una vida tan pura i noble i desinteresada como la suya, tratemos de imitarlo i hacer otro tanto que él, todos lo comprenderíamos, pues estas palabras no podrían sér mas sabias i verdaderas, pues culti­ vando las bellas cualidades que a él lo adornaban, obraríamos bien; pera no se nos dice esto, sino que se nos quiere hacer creer una serie de cosas sin im­ portancia ni trascendencia de las que se relacionan con Jesucristo, i el plan de salvación que nos pro­ pondrá nuestro predicador estará basado en la caí­ da del hombre, el pecado orijinal, la espiacion ecle­ siástica, etc., etc. El hombre natural, el hombre de razón tiene de su lado la ciencia entera, la enorme suma de cono­ cimientos humanos, todo el orden visible del uniς^ verso. Nuestra civilización pertenece a él; el porve­ nir es de él. Si sabemos algo, hemos de decir que hai fuerzas que animan la materia i que la felicidad depende de nosotros mismos. Los enigmas de la antigua teolojía están descu­ biertos. La relijion tomo su lugar en la misma fila que las otras fuerzas normales que emanan del hom­ bre como la poesía i el arte. Es natural o no es nada... En materias religiosas como en todas las materias


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subjetivas, constatamos rápidamente que la verdad no es una cantidad inmutable que puede poseerla i monopolizarla una secta o una iglesia. Vemos que no hai verdades especialmente relijiosas, que la verdad es una, i que no hai sino una fa­ cultad, la misma para distinguir en cualquiera esfe­ ra que sea, la verdad de la mentira... Nuestro mun­ do interior lo creamos de nuevo cada dia; el mundo esterior no cambia. Hé aquí por que los hechos científicos, en tanto que son hechos, son constantes, miéntras que los sistemas de moral, las religiones, las filosofías, las teorías sobre esto i sobre aquello están en continuo movimiento. ¿Acaso no se ha modificado completamente la idea de Dios en la conciencia relijiosa de nuestros tiem­ pos? A medida que el hombre es mejor i mas compa­ sivo, se hace a su gusto un Dios mas compasivo i mejor. El Dios de nuestros padres no nos conven­ dría ahora. Las dificultades morales del calvinismo, por ejemplo, llegan a ser tan invencibles como las dificultades intelectuales del catolicismo, Nos puede agradar el Dios de hoi, el ideal divino hacia el cual marcha la conciencia relijiosa de nuestra época, no así el Dios de los puritanos, del calvinismo, que era un monstruo demasiado terrible para contemplarlo. La concepción relijiosa se irá simplificando sin ce­ sar, hasta que la palabra relijion haya perdido su sentido especial i restrinjido que tiene hoi. Se acerca el dia en que nos convenceremos que en el fondo de todas las creencias domina un senti­ miento egoísta, cual es el de escapar a un peligro amenazador. El soldado que no tiene otra divisa que el salir sano i salvo de la batalla es un soldado desprecia­ ble.


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El sabio, el hombre amante de la verdad no tie­ nen estas preocupaciones mesquinas: no esperan recompensa, ni temen otro castigo que el remordi­ miento de su propia conciencia.


Enfermedad Social.

En el l.or Grado de la Masonería se nos enseña que el gran fin que esta persigue es “mejorar la con­ dición física i moral del liombre en particular i de la Sociedad en jeneral: tiene importantes verdades que entregar a la opinión en lugar de muchos erro­ res i preocupaciones dañinas, i que, entre estas en­ fermedades sociales, existen algunas cuya curación íequiere enerjía i al mismo tiempo prudencia i dis­ creción.” En realidad, existen en el mundo entero ciertos males que es preciso combatir, ciertos errores hacia los cuales es necesario impulsar la luz i ciertas pre­ ocupaciones que se hace necesario de estirpar de raiz. No quiero estudiar bajo esta base a la humanidad en jeneral, mis deseos son manifestaros que, existe a mi juicio, en Chile un mal social hacia el que de­ bemos dedicar nuestras preferentes atenciones, a fin de estinguir o por lo menos atenuar sus pernicio­ sos efectos. Desde hace algunos años viene introduciéndose en


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Chile una tremenda carcoma social, una horda desvas­ tadora del progreso, i que bajo el disfraz de la Relijiou, amenaza destruir o por lo menos entorpecer el adelanto material i moni de la Nación, estorbando su próspera marcha en el camino de la ilustración. Esa plaga destructora; no es otra, Queridos Her­ manos, quelas Congregaciones de Jesuitas, entre las que podemos contar la de los Lazaristas, Salecianos, Redentoristas, del Corazón de Jesús i tantos otras que bajo diversos nombres no son sino ramos de la antigua Compañía de Jesús. Todas las Naciones de Europa, España misma, a tiñes del siglo pasado se han visto obligadas a espulsar de su seno esa plaga mil veces peor que el terri­ ble viajero del G-anjes, de efectos mas perniciosos que cualquiera mal físico, puesto que ataca a las Socie­ dades minándolas por su base, esparciendo la fatal simiente del fanatismo i entorpeciendo el sendero del progreso con los errores sofísticos de una fé sin raciocinio. <•, Todo esto, unido a la desmedida ambición que caracteriza a los que componen esas Congregaciones, han obligado a Soberanos i Papas, a condenar como perniciosas sus doctrinas i como contrarias al bienestar social de los pueblos, sus Instituciones. Así vemos, que el Papa Clemente XIV, en su Breve fechado en Roma el 21 de Julio de 1773, dice 10 siguiente: “Impelidos de otras razones que nos dictan las le­ yes de la prudencia i el mejor gobierno de la Iglesia Universal, con maduro examen, de ciencia cierta, i con la plenitud de la potestad Apostólica; suprimi­ mos i estinguimos la Compañía de Jesús, abolimos i anulamos todos i cada uno de sus oficios, minis­ terios i empleos, Casas, Colejios, Escuelas, Hospi­ cios, Granjas i cualesquiera posesiones sitas en cual­ quiera Provincia. Reino o dominio i que de cual-


LOS JÉSUILAS

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quier modo pertenezcan a ella: i sus estatutos, usos, costumbres, decretos i contribuciones, aunque esten corroboradas con juramento, confirmación Apostóli­ ca o de cualquier otro modo.’’ “I, por tanto, declaramos que quede perpetua­ mente abolida i enteramente estinguida toda i cual­ quiera autoridad que tenían el Prepósito Jeneral, los Provinciales, los Visitadores i otros cualquiera Su periores de dicha Compañía, así en lo espiritual como en lo temporal.” Al espedir esta Bula el citado Papa, tuvo mui presente que en ningún tiempo habían sido suficien­ tes las amonestaciones de sus predecesores Urbano VIII, Clemente IX, X, XI i XII, Alejandro Vil i VIII, Inocencio X, XI, XII i XIII i Benedicto XIV; quienes “quisieron restituir a la Iglesia su tan deseada tranquilidad perturbada por la Compa ñia.” Continúa Clemente XIV i dice: “Después de tan­ tas i tan terribles borrascas i tempestades, todos los buenos esperaban que al fin amanecería el día de­ seado en que enteramente se afianzase la tranquili­ dad i la paz. Pero rejentando la Cátedra de San Pedro Clemente XIII, sobrevinieron tiempos mu­ cho mas críticos i turbulentos, pues habiendo creci­ do cada dia mas los clamores i quejas contra la so­ bredicha Compañía, i también sucitádose en algu­ nos parajes, sediciones, tumultos, discordias i es­ cándalos, quebrantando i rompiendo el vínculo de la caridad cristiana, encendieron en el ánimo do los ■ fieles grandes enemistades, parcialidades i odios. Lle­ gó el desorden a tanto estremo, que, aquellos mismos Príncipes cuya innata piedad i liberalidad para con la Compañía les viene como por herencia de sus an­ tepasados, se han visto absolutamente precisados a hacer salir i a expeler de sus Reinos i dominios a los individuos de la Compañía, considerando que


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era el único remedio que quedaba para ocurrir a tantos males i, totalmente necesario para impedir que los pueblos se desaviniesen, maltratasen i despe­ dazaren entre sí.” Por lo que dejamos, espresado se puede tener una idea, aunque imperfecta, de las funestas consecuen­ cias producidas por el desarrollo de los Colejios i Congregaciones cuya base sea la Orden de Clérigos Regulares denominada Compañía de Jesús, Compa­ ñía que en todo lugar i en todo tiempo, lia sido se­ millero de trastornos sociales i la fuente de los ma­ yores males que lian aflijido a la humanidad; tanto que ni los fanáticos Monarcas del siglo pasado ni los Papas mismos pudieron soportarla en sus domi­ nios dentro de las demas Ordenes Religiosas insti­ tuidas. Existieron también otras Ordenes Religiosas a imitación de la de los Jesuítas o derivadas de esta, las que por su desmedida ambición, su soberbia i sus perversas costumbres, fueron suprimidas por los mismos Papas. Así tenemos que Pió V abolió la Orden de los Humillados, por su inobediencia a los decretos Apostólicos, porque no daba ninguna muestra de virtud i también como dice Clemente XIV en la Bula que principia Dominus ae Redemptor—porque algunos individuos de ella intentaron malvadamente asesinar a San Carlos Borromeo Car­ denal de la Santa Iglesia Romana i Visitador Apos­ tólico de dicha Orden. Urbano VIII suprimió la Congregación de las Religiosas Conventuales, la Orden Regular de San Ambrosio i San Bernadé la de la Madre de Dios de las Escuelas Pías i la de San Basilio de Armenis. Inocencio X en 1657 suprimió la Congregación de los Frailes denominados “del Buen Jesús.” Clemente IX por Breve de 6 de diciembre de 1668, abolió las Ordenes de los Conónigos Regulares


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LOS JESUITAS

de San Jorje, la de los Jerónimos i la de los Jesuí­ tas. Todas estas Congregaciones fueron suprimidas por sus crímenes i horrores cometidos dentro i fue­ ra de los Conve-ntos, esplotando el fanatismo i tra­ tando de' desquiciar el orden social establecido a fin de saciar su innoble sed de riquezas, honores i de poder. Los Gobiernos mas progresistas, teniendo presen te las lecciones adquiridas por la esperiencia de tan­ tos pueblos, que han soportado en su seno la plaga aborrecible de los Jesuítas i otras Congregaciones desmoralizadoras, no consientan que estos adquie­ ran la preponderancia i que aspiran en su desmedi­ da ambición, i los mantienen a raya como protejien­ do al pueblo que gobiernan, de un azote amenaza­ dor. Solo en Chile, vemos que los que rijen sus desti­ nos, jamás se preocupan de tomar sabias medidas que pongan en salvo nuestra Sociedad de las ace­ chanzas de esos ambiciosos, a tal punto que hoi es­ cuchamos a un Fraile cualquiera predicando la desunión de las familias, llevando el jérmen empon­ zoñado de la división social hasta el hogar domés­ tico i esparciendo por todas partes los odios i ven­ ganzas mas detestables, con el fin de conseguir sus bastardas aspiraciones. Hoi vemos a los titulados Ministros de un Dios de paz i mansedumbre, ensoberbecidos por los aca­ tamientos que les rinde un pueblo ignorante,' alzar en alto su voz i desde el prílpito azuzar a sus prosé­ litos a la lucha sin tregua ni descanso contra el li­ beralismo nada mas que por saciar el hambre de mando i poder escalar los altos puestos del Estado. Ya para nada toman en consideración la moral i solo difunden errores de que un pueblo culto debe LA C. DE U.-T. II

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avergonzarse; errores que inculcan a los estudiantes que por desgracia pisan sus Colejios; errores que esparcen en sus discursos, donde solo debieran en­ señar una sana moral. He dicho que a mi juicio las CongregadΛιes de Jesuítas en Chile son una amenaza para la Socie­ dad i es por esta razón que he querido tomar una pájina de su historia a fin de demostrar los funda­ mentos de mi aseveración, i si esto es tan palpable, fuerza es convenir también que ello importa una enfermedad social que debemos combatir en la me­ dida de nuestras fuerzas; vínica manera de vivir en paz i de que vuelva a la familia la tranquilidad de su hogar perturbada por la propaganda de lucha a que se dedican los discípulos de los Inquisidores.


Magoaasúe et Bβ⅛i⅛as Nous avons entendu tellement répéter que la Ma<*onnerie était l’ennemie de toute religión, que les magons n’etaient tous que des payens sinon pis, que nous avons la conviction que, si l'on n’y met ordre en rétablissant les faits, ces opinions, toutes controuvées qu’elles soient, finiraient par acquérir forcé de chose jugée, et notre silence interpreté comme un acquiecement;' ou tout au moins comme un aveu d’impuissance. A une bonne partie des personnes qui se font l’écho de ces calomnies et les propagent, on pourrait dire avec Moliere: «Vous étes orfévre monsieur Josse». Cesontcelles qui vivent des religions et par conséquent craignent ce qu’elles croient étre une concurrence; qui vivent dans la crainte perpétuelle de voir diminuer le nombre des niais ou des inno­ cente pu’elles exploitent depuis un si grand nombre d'années. II est done mutile de vouloir les éclairer ou d’essayer de les convaincre de la soítise de leurs théories, «leur siége est fait». Mais les autres—gent moutonniére qui va répétant inconsciemment d’ineptes mensanges, dont elle ne mesure méme pas la portée,—il est bon de leur


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apprendre ce qu'elles ignorent: ce que sont au juste les religions, ce qu’est aussi la Maςonnerie, et, établissant un paralléle entre les deux, comme nous les supposons de bonne foi, nous leur en laisserons tirer les conséquences qui ne pourront, nous en sommes convaincus, qu’étre favorables á la cause que nous défendons. Disons done, d’abord, ce qu'ont été, et ce que sont encore aujourd’hui, les religions. A une ópoque antérieure á tout témoignage historique, la race aryenne destinée á dominer un jour sur le globe entier, envahit l’Asie en subjugant la race jaune ou mongole, et y établit le bralnnanisme. Avec le temps, cette religión se fractionna en di ver­ ses sectes, dont les principales: le sivaisme, le vichnouvisme et le brahmanisme, aprés s’étre pendant longtemps coníbattues, flnirent par s’entendre en adoptant la Trimourti quelques millos ans avant Jésus-Christ. La Trimourti est le cuite rendu á trois dieux: Bralima qui représente la création, Vischnou qui représente la conservación, et Siva qui représente la destruction. La Trimourti, onze siécles avant Jésus-Christ, subit une nouvelle transformación connue sous le nom de Boudhisme, du nom de Boudha,—qui veut dire savant,—qui en fut l’initiateur. Le Boudhisme ou bralnnanisme réformé, a pour livres sacrés les Vedas. Les principes sur lesquels repose cette religión sont les suivants: 1. ° La douleur est inséparable de l’existence. 2. o La naissance en ce monde a pour cause les passions d'une existence précédente. 3. o La suppression des passions est la seule voie pour échapper aux existences ultérieures, a la transmigration et par conséquent a la douleur. 4.o II faut écarter les obstacles qui s’opposent


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á cette suppression, á cette extinction des désirs et des passions. Boudhisme et Brahmanisme sont, aujourd’hui encore, la religión pratiquée dans toute la presqu’ile indienne, la Chine, le Japón, les lies de Ceylan et de Java, la Cochinchine, le Laos, la Birmanie, le Pégu, le Népaul, le Thibet, la Mangolie et la Tartarie, c’est-á-dire, qne c’est la religión qui compte parmi ses adeptes á peu prés la inoitié de la population qni habite notre globe. Cette rare aryeune par ses migrations a travers le monde entier, porta, dans tous les pays, les princi­ pes de sa relijion. Ces principes se transformérent selon les différents milieux oú ils furent transplantés, en donnant naissance á diverses religions plus ou moins avancées, selon l’état de civilisation des peuples qui les ont adoptées. D’une de ces branches implantóe en Egvpte, 11aquit la religión juive, vraisemblablement, sinon in­ ventée de toutes piéces, tout au moins mise au point par Moise, premier législateur du peuple juif. Une autre branche latérole donna plus tard naissance a ΓIslamisme. Tandis que les juifs prétendent descendre d’Isaac, fils de Rachel et d’Abraham, les seconds font remonter leur généalogie á Ismael fils d’Abraham également, mais d’Agar son esclave. La religión juive aprés bien des vicissitudes, et aprés avoir vu naitre et mourir plusieurs sectes, se fractionna enfin en donnant naissance á une nouvelle religión que nous connaissons sous le nom de chvistianisme, du nom de son fondateur. Cette nouvelle religión, á peine née, se fractionna en diverses sectes, dont quelques unes existent encore aujour­ d’hui,—jusqu’au jour ou une scission plus comple­ tes eut donné naissance a une religión nouvelle appelé la Reforme, qui, comme toujours aussi, se


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subdivisa en différentes sectes comiues sous le nonti de Luthériens, Calviniste, anglicans, etc., mais tous, plus généralement connus sous le nom de: Protes tants. Pendant que ces événements se produisaient au seín du judaisme, sa branche coli atórale était soumise aux mémes vicissitudes, jusqu’au jour oü Mahomet préelia l’Islamisme et fonda une autre re­ ligión qui porte son nom; ce fut moins par la persuation que par la forcé, que ce nouveau prophéte parvint á convaincre ses contemporains de la mission qui lui avait été confiée. C’est á grands coups d’épées qu’il répandit les nouvelles vérités, non seulement parmi les Arabes, inais aussi au sein de quelques tribus juives qu’il soumit ainsi á ses lois. D’autres tribus aryennes, enfin; avaient peuplé la Gréce d’abord, Rome ensuite, et la, aussi, fondérent de nouvelles religions connues sous le nom de générique de paganisme. Ces religions aprés avoir, pen­ dant des siécles, jeté un vif éclat, par leurs philosophes et leurs savants, disparurent avec la puissance des peuples qui, pendant si longtemps, les avaient pratiquées. Aprés ce rapide exposé, il résulte que le brahmanisme, véhiculé par la race aryenne, est la religión mere d’ou sont nées toutes les religions présentes et passées et que toutes ne sont que des modifications, plus ou moins civilisées, selon l’état des peuples différents qui les ont inventées, selon les besoins de leur cause. Le brahmanisme, le boudhisme, ainsi que les re­ ligions Grrécque et Romaine, sont polithéistes, c’está-dire admettent l’existence de plusieurs Dieux. Les juifs, les mahométans, et les chrétiens sont monotbéistes, á des degrés différents il est vrai. Les ma­ hométans disent: «Allah estgrand Mahomet est son


NACONNEBIE ET BELIGIONS

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prophéte». Les chrétiens «Dieu le pére, Dieu le fils et le Saint-Esprit». Les Juifs: «eux disent Dieu est unique, il est un>. Dans l’état actuel, voici dans quelles porportions les religions, sont pratiquées, dans les diverses contrées.

Bralimanistes et Boudhistes Mahométans........................ Israélites.............................. Autres religions chrétiennes Catholiques.......................... Protestante.......................... Autres sectes chrétiennes...

740,029,000 habitants 172,965,000 4,700,000 116,540,000 194,500,000 114,584,000 85.870,000

Ce qui fait que les religions chrétiennes sont pratiquées, en chíffres ronds, par trois cent quatre-vingt quinze millions de personnes, et celles non chré­ tiennes par un milliard trente cinq millions d’habitants: il y a done trois plus de personnes pratiquant des religions non chrétiennes. Toutes ces religions, aussi bien celles qui ont dis­ para que celles existxnt encore, toutes, en se combattant, se méprisant et se traitant réciproquement de faussaires, ont cela de commun, cependant, que toutes prétendent étre, chacune, et • á 1’exclusión de toute autre, d'essence divine, seule en possession de l’unique vérité qui, par une vertu spéciale, lui a été transmise á elle seule, par le dieu qu’elle adore. C’est par ses incarnacions que Brahma communique avec ses adeptes, les vedas, qui sont Γexpression des lois qu’il leur impose. C’est par Abraham, Isaac et Jacob, que, d’abord, le dieu d’Israél communique ses volontés; c’est á Moise, á qui, ensuite, il remet les tables de la loi que les juifs suivent encore aujourd’hui. Ge sont les augures et les Pythonisses qui trans-


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mettaient aux Grecs et aux Romains les volontés de leurs dieux, comme le faisaient les druides aux Gaulois et aux Celtes. Quand au Dieu des chrétiens, ce n'est ni par les augures, ni par les prophétes, qu’il communique avec ses adorateurs; c'est son fils qu’il charge de ve­ nir en personne convaincre ses fidéles. Nous voulons examiner si toutes oes prétentions sont justifiées et jusqu’á quel point nous pouvons y ajouter foi. La multiplicité des religions, comme aussi leur antagonismo, serait deja une forte présoinption pour nous faire soup<jonner que toutes sont l’oeuvre des hommes; nous trouverons, du reste, d’autres preu­ ves pour nous convaincre qu’il en est ainsi. L’ensemble des lois saintes, contenues dans les livres sacrés, tels que les Vedas, la Bible, le Coran, ne sont en somrne, sous la couclie mystique qu? les recouvre, qu’un résumé des préceptes de lois civiles, de regles d’hygiéne et de secrets de la nature, qui, reunís, tenaient lieu, tout ensemble de lois morales, religieuses et civiles, et qui sont présentées, par cha­ qué religión, comme l’expression des volontés de leur auteur, créateur de tout ce qui existe. II nous sera facile d'appliquer que, les soi-disants secrets de la nature ne supportent plus aujourd’hui l’examen de nos savants, pas plus que nos médecins n’admettraient leurs lois hygiéniques comme l’expression du progrés, et que nos sociétés de l’avenir n’appliqueraient des lois civiles qui parquent les individúe en castes dont personne, sous peine des peines éternelles, ne peut franchir les obstacles. Si, comme ceuvres humaines, ces livres sacrés étaient réellement remarquables pour les époques qui les ont vu naitre, il n’en est pas moins vrai que, le temps, en les marquant de son empreinte, en a prouvé l’origine, qui est loin d’étre divine.


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En effet, quel est le secret confié par ces dieux, créateurs du ciel et de la terre, á leurs inspirés ou ou prophétes, qui supportent aujourd’hui le plus léger examen? Ces dieux qui connaissent tout et voient tout, d’oü procede toute science et tout savoir, disent que la terre est carrée, ignorent le mouvement de cette terre; intime grain de sable, perdu, dans l’espace, que peuple une infinité de mondes dont ils ignorent également l’existence, et qui, méme de ce pauvre grain de sable, ne connaissent que la moitié puisqu’ils laissent á un pauvre marin génois le soin de découvrir l’autre qu’eux, les créa­ teurs, ignoraient. Quels sont ces dieux qui aprés avoir fait tous les hommes á leur image, non seulement permettent, mais ordonnent, que les uns exerceront de tout temps droit de vie et de mort sur les autres; leurs égaux, que ceux-ci peineront pendant toute leur existence, réduits quelquefois á manger l’herbe des champs, dans l’espoir, aprés avoir supporté toutes les charges et toutes les miseros de cette vie, d’en étre récompenses dans une vie future, dont rien, ni personne, n’a jamais pu leur démontrer l’existence, et cela, afin de permettre aux premiers de jouir, leur vie durant, des biens immédiats, moins alléatoires? Quels sont ces dieux, qui, tantót exigent quon leur immole des victimes humaines, tantót qu’on sacrifiie d’innocents animaux, ou veulent qu’on les implore en de sottes priéres, le tout, pour leur faire casser des arréts imbéciles ou criminéis, rendus par eux, qui sont censé représenter l’immuable, l’éternelle justice? Quels sont ces dieux qui imposent le travail? á Lhomme, comme une punition, le travail qui est l’instrument de son bonheur, de sa grandcur, le se­ cret de ces jouissances les plus purés, le travail qui LA C. DE U.-T.ll

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luí est aussi nécessaire que Γair qu’il respire et dont; tout, dans la nature, lui donne l’exemple: depuis la plante qui croit, jusqu’aux astres qui se meuvent dans un mouvement harmonique et continuel, de­ puis le fleuve qui, sans cesse, roule vers son embouchure, jusqu,a l’immense Océan qui, de ses flots puissants, bat sans cesse les rives des continents. Quels sont ces dieux, réservoirs de toute science et de tout savoir, qui sous prétexte de garantir les hommes des maladies contagieuses, leur ordonnent des opérations barbares, comme la circoncision, quand il leur était si facile de ne pas créer ces níaladies, ou qu’ils pouvaient leur indiquer des reme­ des aussi anodins que celui inventé par Jenner pour préserver de la petite vérole, par Pasteur pour préserver de la rage et par Roux de la diphterie? Qui ne trouvent rien de mieux, pour éviter que que la viande de poro et de boeuf qui dans les pays chauds (les.pays froids n'existaient sans doute pas) donnent la lépre et la trichinose ne fassent des ravages, ordonnent tout simplement qu’on n’en mangera pas. Qui ne coinmuniquent avec leurs élus, qu’environnés de tonneres et d’éclairs, au lieu de se servir de cette débauche d’électricité pour leur envoyer un petit bleu ou leur conter leurs petites affaires par téléphone. Aucune des inventions qui ont servi au bien étre du genre humain ou ont aidé, a son progrés et á sa grandeur, n’est l’ceuvre de ces dieux si bons, ni de leurs prophétes ou ministres, parlant et agissant sous Γimpulsion divine. Ni l’invention de la boussole, ni celle de Γimprimerie, ni celle de la vapeur, ni celle de la photograpbie, ni celle de l’électricité ne leur doivent rien. Une seule invention, celle de la poudre a canon, attribuée au moine Scliwartz,


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qu’elle a donnés elle conetitue un présent digne de ces dieux. Mais des inventions qui sont bien á eux, ce sont eelles qui ont serví de tout temps, aux diverses religions, pour se prouver réciproquement leur supériorité: les tortures raffinées de boudhistes, le pal et les grands coups d’épées des mahométans, les chrétiens livrés aux bétes féroces, les auto-da-fé des chrétiens pour convertir les juifs et les maures, les dragonnades des Cévennes les vilenies sans nom­ bre, les atrocités contre-nature, voilá los inventions dignes de ces dieux, si différents, mais cependant si semblables par les maux qu’ils ont causé. Pour compléter notre tableau, et porter la conviction dans les esprits, au sujet de l’origine divine des diverses religions, il n’y a qu’á étudier Γhistoire la vraie des différents fondateurs de religión; tous,plus ou moins directement, inspirés par leur divinité: Moise, Jésus, Mahomet. Les conséquences que nous en obtiendrons peuvent se réduire á ceci: c’est que les révolutions qui ont chaqué fois transformé une religión, pour donner naissance a une religión nouvelle, n’ont jamais pu étre provoquées par une inspiration divine, voulant améliorer une religión antérieure, ce qui laisserait supposer non seulement que la divinité est per­ fectible, ce qui est absurde, mais qu’elle a toujours été le fait d’unindividu d’une casteinférieure, ayant par hasard acquis une instruction supérieure a son origine—ce qui s’appelait pénétrer les mystéres sacrés—et qui, soit par pur désintéressement a voulu apporter un soulagement aux individúe de sa casto originelle, soit poussé par l’ambition a voulu se ser­ vir de son savoir—qui le plaςait au-dessus de son origine—pour se créer une position politico-religieuse en soulevant les basses classes, en exaltant


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chez elles les sentiments mystiques. Cela se voit en­ coime aujourd’hui. Moise, enfant du peuple, abandonné et recueilli par charité, par la filie d’un pharaon, est élevé et instruit dans une classe bien au-dessus de celle que lui assignait sa naissance. Instruit, sans aucun doute, dans les mystéres des castes supérieures, qui, á cette époque comprenaient aussi la connaissance des lois civiles, et dans les secrets de la nature comme ceux qui faisaient des prétres égyptiens des thaumaturges sans égaux, tous ces secrets lui servirent, d’abord, pour frapper l’imagination des peuplades qu,il entraine plus tard, sur ses pas, et pour les civiliser ensuite. Moise, malgré son séjour á la cour de pharaon, devait avoir conservé des relations avec sa secte et sa famille, puisque nous le voyons, plus tard, accompagné de son frére Aaron, dont il fait un grand pretre, et de sa soeur Myriam, (Mvriam ou Marie n’est ici que la soeur du prophéte, elle sera plus tard la mere d’un autre prophéte juif: Jésus. Ou ce nom devait etre tres commun, ou l’istoire de Γun n'est qu’un plagiat de 1’autre, ce qui n’aurait rien d’étonnant). Moise, disons-nous, animé du désir de soustraire sa caste á l'état de quasi-esclavage, etpeut-etre aussi pour en etre le roí, la souleva, et, aprés diverses péripéties, émigra avec elle et lui imposa, avec ses ta­ blee de la loi, une constitution politico-religieuse calquée, sans doute, sur celle qui servait aux castes égyptieunes íes plus élevées. Ce ne fut pas sans peine qu’il put taire adopter par son peuple, presque barbare, des idées trop avancées, sans doute, pour eux, car lorsqu’il revint cencément de conserver avec Dieu aprés une absence de quarante jours, il le retrouva se livrant á son ancien cuite, et dans sa colére il brisa les tables


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de la loi. II parait que les morceaux en étaient bons, puisqu’ils servent encore aujourd’hui. L’histoire de Moise dépouillée du merveilleux dont on l’a entourée, est celle d’un révolutionnaire quelconque, et dont les exemples se retrouvent dans l’histoire politique de toutes les nations. A partir de Moise l’histoire du peuple juif est connue; aprés des commencements assez obscurs, la horde qui, sous sa conduite, avait quitté l’Egypte, devint une nation assez importante, mais qui, aprés bien des péripéties, tomba sous la domination romaine. A cette époque, et ce fut une des causes de sa chute, la nation était gouvernée par ses prétres, dont le fanatisme aveugle et intransigeant était un constant sujet de faiblesse et de révoltes. Jésus, fils d’un pauvre charpentier, avait, par sa précoce intelligence, été admis á faire ses études dans le Sanhérien, collége préparatoire pour la prétrise; et admis, par conséquent, á voir de prés la duplicité et les abus du cléricalisme judaique de son temps. En vue du contraste qui existait entre la simplicité de la loi mosaiste et les formes arbitraires dont avait su la revétir le fanatisme, il réva, d’autant mieux, une réforme qu'il jugeait nécessaire, que d’autres, avant lui, l’avaient tentée et, qu’en ce moment, Jean-Baptiste préchait, sans grand succés, il est vrai. Lorsque Jésus commenςa á précher, comme tout bou chef de partí, il fit appel au bas peuple, plus facile á convaincre parcequ’il est plus ignorant, et aussi parceque c’est celui qui souffre toujours le plus des abus des grands et enfin parceque n’ayant ríen á perdre il craint moins les révolutions. Quand les prétres s,aperςurent du succés de la propagande que faisait Jésus et qui menaςait leur influence politique et religieuse, ils se plaignirent


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au conseil qui, á l’époque, gouvernait la Judée au nom de Borne. La politique roniaine laissait aux peuples tributaires, non seulement leur liberté religieuse, mais aussi une espéce d’autonomie politique; elle n’intervenait que dans le cas oü des troubles pouvaient menacer le pays conquis, de faςon á niettre eu péril sa tranquille jouissance. Jésus, convaincu d’idées subversives, pouvant troubler l’ordre établi, fut condainné á inort par le tribunal romain et exécuté comme l’ont été aprés lui,—et par ceux qui suivaι'ent la religión établie par lui et pour les mémes raisons invoqués contre lui,—ceux qui ont voulu changer l’ordre de dioses existant. Ni la naissance, ni la vie, ni la mort de Jésus ne présentent de faits surnaturels et toutes les légendes qui furent inventées plus tard—car de son vivant il n’en fut jamais question—sont des inventions di­ gnes d’un temps d’ignorance; aussi, quand l’obscurité du moyen-áge se fut un peu dissipée, le premier soin des réformateurs du christianisme fut-il de jeter par dessus bord, les plus attentatoires au sens commun, ce qui explique que les protestants d’aucune secte n’admirent, ni la virginité de la mére de Jésus, ni les miracles, ni Ies saints. Quand á Mahomet son histoire est encore la répétition des mémes causes, produisant, par conséquent, les mémes effets. Mahomet, quoique d’une bonne famille, était pauvre et fut élevé par un de ses oncles. Sa pauvreté, comparée avec ce qu’avaient été ses ascendants, lui inspira, sans doute, de bonne heure, des idées ambitieuses. Enrichi, tout á coup, par son mariage avec une veuve de quinze ans plus agée que lui, de laquelle il avait commencé á étre intime employé, il put songer á occuper une place en rapport avec ses idées de domination.


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II commenςa ses prédications en se donnant comme inspiré de Dieu, avec qui, disait-il, il communiquait par l’intermédiaire de l’ange Gabriel. Soit qu’il ne fut pas des plus persuasifs, soit que ses contemporains ne sentissent pas suffisamment la nécessité d’une religión nouvelle, toujours est-il qu’il faisait peu de proselytes; il employa alors un moyen qui, aprés une alternative de revers et de succés flnit par luí réussir: ce fut d’envahir les Etats de tous ceux qui ne voulaient pas se laisser conver­ tir et de leur fermer la bouche en leur coupant la tete. L’idée de jouer au prophéte faillit lui couter la vie. Mahomet ayant vaincu une tribu juive, épousa la veuve du chef. Un jour qu’il était alié manger chez sa nouvelle belle-sceur, celle-ci lui servit une épaule de mouton empoisonnée; un de ses officiers en ayant rnangé mourut, et lui-méme qui en avait un morceau dans la bouche le rejeta, mais le poison avait déjá commencé son ceuvre et il en ressentit les effets toute sa vie. Cette femme interrogó© sur les motifs qui l’avaient fait agir, répondit: «J’ai voulu m’assurer si tu es véritablement prophéte et si tu savais te préserver du poison, dans le cas contraire déliver inon pays d’un imposteur et d’un tyran». L’histoire ne dit pas si cette fennne fut convaincue de la divinité de Mahomet, mais elle prouve qu’il convertissait ses adversaires par des moyens autres que la douceur et la persuasión. L’histoire des diversses religions, comme celle de leurs divers fondateurs, nous prouve surabondamment que toutes les religions, sans distinction aucune, n’ont rien qui démontre une origine divine, que toutes, au contraire, sont l’oeuvre exclusive et ont été inventées á l’usage des peuples plus ou moins barbares et ignorante».


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Nous allons examiner maintenant une question tres importante: celle de savoir si les religions ont été útiles á l’humanité pendant la durée des siécles passées oü on les a vu régner sur la torre, au moins chez les nations les plus civilisées. Les religions évideminent n’ont pu s etablir que parcequ’on les croyait útiles, mais il est infiniment probable que le genre d’utilité qu’on leur attribuait, dans le principe, différait essentiellement de l’utililé dont on se prévaut aujourd’hui pour demander le le maintien des idées religieuses. On les jugeait útiles surtout pour détourner les malheurs dont on se croyait menacé et pour obtenir les biens que bon ambitionnait. Au commencement d’une guerre, on éprouvait le besoin d’avoir un dieu par l’intervention duquel on put se croire assuré de la victoire; si l’on se mariait on voulait qu’il y eut dieu spécial, pour que, á la suite de quelques offrandes déposées sur son autel, on crut pouvoir compter sur sa protection pour rendre Γunion féconde et heureuse; si le pays était décimé par une maladie épidémique ou contagieuse, il fallait un dieu qu’on put invoquer pour qu’il mit un terme á cette maladie. Ce qu’on demandait á la religión, c’était simplement, en toute circonstance, l’assistance d’une puissance divine qui put secourir la faiblesse humaine et qui fut, en quelque sorte, á la disposition du premier venu au moyen de quelques offrandes et de et de certains rites tres fáciles á accomplir. II arrivait peut-etre quelquefois qu’un individu, victime d’un acte de violence, menaςait son oppresseur de la colére d’un dieu, mais ce n’était point parceque l’op primé comptait sur la justice divine, c’était nniquement parcequ’il se flattait d’obtenir de ce dieu, comme une sorte de faveur personnelle, la vengeance qu’il n’osait ou ne pouvait s’offrir lui-meme.


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Plus tard, quand les philosophes eurent élueidé la notion de justice, il était naturel qu'ils attribuassent aux dieux la volonté et le pouvoir de punir Γinjustice, et il vint un moment oü cette nouvelle notion de la divinité put pénétrer jusque dans les esprits de la multitude; mais, pour celle-ci, l’antique notion prévalut toujours, et le cuite qu’elle rendait aux dieux avait presque uniquement pour but de s,assurer quelque avantage personnel. Cependant, des que les dieux se piésentérent a Γesprit comme exigeant la justice de leurs adorateurs, il faut reconnaitre que la religión exer<ja réellement une influence civilisatrice sur les moeurs, mais une influence beaucoup moins grande qu’on ne Γimagine. Proudhon a dit: La religión est de nature immobile, réveuse, intolérante et antipathique á la recherche et á l’étude. Une des influences les plus caractéristiques de la religión a été d’aider l’homme á supporter les miséres inherentes a la nature humaine en lui faisant croiro que la victime d’une infirmité ou d’une injustice du sort, pourrait par la puissance divine, voir réparer les malheurs ou Γoppression qu’elle subissait, ou tout au moins voir punir les auteurs de ses maux. La croyr nce en l’immortalité de 1’áme venait en dernier lien lui donner bassurauce que les mal­ heurs de cette vie lui seraient comptés comme une prime pour jouir de toutes les beatitudes dans uno vie futuro. Si nous avons duit que l'influence bienfaisante exercée par la religión était moindre qu’on ne le croyait, c’est que les excés qui sont inhérents a Ja nature humaine, en ont fait perdre la majeure partie en permettannt les abus les plus blamables aux clases dirigeantes, en légitimaut leurs abus de pouLA C. DE U. T. II

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voirs les plus révoltants, en autorisant l,exploitation du faible par le fort du pauvre par le riche. Si, par exemple, le christianisme ordonne á tous les hommes d'étre vertueux, il offre aux criminéis et aux vicieux des moyens trop fáciles d,obtenir le pardon de leurs crimes. En résumé si les principes sur lesquels se sont fondées les religions étaient purés et ont aidé au progrés de 1’h.umanité, il faut avouer que toutes les religions, sans exception, ont été détournées de ce but primordial par le fanatisme, l’ignorance et la cupidité, qui, á leur tour, ont fait plus de mal aux hommes que le bien que les religions ont pu leur faire dans le principe. Si, aujourd’hui, l’humanité se traine encore dans les anciennes orniéres, c’est á ces trois vices radicaux de toutes les religions qu’elle le doit. Ce que Gambetta a dit au point de vue politique «Lecléricalisme voilábennemi» est de la plus grande vérité á tous les points de vue. Les ennemis sont ceux qui vivent en trafiquant des cuites, de tous les cuites quels qu’ils soient, ceux qui par des cérémonies dignes des siécles barbares, amusent, endorment les simples esprits pour mieux les soumettre et les exploiter; ceux qui, ministres d,une religión ayant fait vceu de pauvreté, dont le royanme n’est pas de ce monde, vont, couverts d’or et de pierreries, bátissent des palais et des églises somptueuses, dont le prix, cependant, serait mieux employé á donner unabri au prolétaire, abri plus sur et plus profitable que celui qutils lui promettent dans une vie future. Nous venons d'exquisser aussi rapidement que possible, ce que sont les religions et les résultats qu'elles ont produits sur les progrés réalisés jusqu’á ce jour: nous allons, maintenant, aussi briévement que faire se peut dire ce qu’est la maςonnerie.


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A quel moment la ma<jonnerie a-t-elle pris naissance? Les uns font remonter sa fondation aux prétres pratiquant les mystéres égyptiens, d’autres aux constructeurs du temple de Salomón, enfin, d’autres encore, veulent que ce soit une fondation des Templiers. Quant á nous, nous estimons que la question est oiseuse, 1’antiquité d’un objet n’en a jamais prouvé la bonté. Ce qu’il y a de certain, c’est que par ses principes et ses tendances, l’origine de la maςonnerie nous parait remonter au moment oü des liommes eurent la perception exacte des secrets de la nature, et ont eu la pensée d’en appliquer les fruits au bonheur de leurs semblables. La maςonnerie est née du jour oü est née la philosophie, qui est l’art d’appliquer les sciences et les connaissances positives á l’amélioration du sort de l’homme et par conséquent des sociétés, afin de les rendre plus heureuses. Les ministres de toutes les religions, en général traitent la ma<jonnerie comme une rivale qui chercherait á leur enlever leur clientéle, aussi lui fontils la guerre. En conséquence les excommunications ne suffisant plus, on y joint la calomnie. II est de mise aujourd’hui, de porter au compte de la maςonnerie tous les mécomptes que souffre le fanatisme' religieúx ou l’absolutisme autocratique. Pour tout esprit impartial qui juge, sans préventions, les faits tels qu’ils sont, cette rage et cet acharnement semblent étre les derniers efforts des ténébres luttant contre le lever du soleil qui répand sur tous sa lumiére bienfaisante. La maςonnerie ne fait la guerre á aucune religión sincére, elle ne nie, ni n’affirme l’existence de Dieu, car, d’un cóté, il n’est pas prouvé que Dieu existe,


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il n’est pas prouvé non plus qu’il n’existe pas, la maςonnerie, du reste, n’a besoin de cette hypothése, comme disait Voltaire, ni pour exister ni pour accomplir son oeuvre, elle n’a aucun lien qui i a rattache au passé, ni á rien de ce qui est antérieur, elle n’a non plus contracté aucun engagement qui l,empéche d’évoluer dans l’aveni.r. Son but est le bonheur de l’humanité, elle y marche guidée par la science et la philosophie. La ma<jonnerie ne procede que par évolutions, selon les progrés positifs, et non par révolutions. Elle re<joit dans son sein tous les hommes de bonne volonté, sans s’occuper de leur religión, ni de leurs opinions politiquee, car, son premier précepte est la tolérance, non seulement celle qui émane de l’obligation qu’elle impose á ses adeptes les uns envers les autres, mais aussi celle qui s’exerce envers tous nos semblables, quels qu’ils soient et qui fait qu,elle considere tous les humains—sans aucune exception —comme les membres de la méme famille, parmi laquelle il peut se trouver des égarés et méme des hommes mauvais susceptibles de se corriger par la suite, mais parmi lesquels il y en a aussi, qui, sans étres maeons effectifs, font oeuvre de maconnerie ainsi, tout bienfaiteur de l’humanité, tout sage, tout savant, qui éclaire, soulage ou rend plus heureux ses semblables, a droit a l’admiration et á la reconnaissance de la maqonnerie. Qu’importe á la maςonnerie que ses adeptes aient des idees religieuses, si ces idees les aident á étre heureux et si, se conformant aux principes nιaςonniques, ils sont tolérants et ne cherchent point á imposer á autrui leurs idées religieuses sinon par la persuasión. Qu’importe s’ils s’instruisent et s,ils sont préts á taire partager leur savoir á ceux de leurs semblables qui en ont besoin, si, en un mot, ils remplissent avec zéle envers eux-mémes, envers


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leurs semblables et envers la société toute entiére, leurs devoirs maςonniquesP Chaqué religión a ses dogmes qui hattachent et la retiennent dans le passé, telle une chévre attachée au piquet ne peut se mouvoir que de la longueur de sa corde; si elle tire dessus, ou elle s’étrangle ou la corde cassej et alors adieu la religión. La maςonnerie n,a aucune entrave, elle n,a pas besoin de s’amputer pour marcher avec le progrés; hier, telle chose pouvait l,aider a atteindre son but, pour cette chose elle faisat des voeux et travaillait, mais que, demain, une chose tout autre nous rapproche de la perfection et du bonheur, tous ses efforts se concentreront sur ce nouvel objectif. Son idéal, n’est pas le bonheur du genre humain dans une autre vie, mais bien dans celle-ci; son royaume n’est que de monde. Mais pour travailler á la perfection et au bonheur de tous les hommes dans l’avenir, il faut les arracher aux vices, aux superstitions et aux erreurs dans le temps présent, c’est á quoi la maςonnerie travaille et c'est lá le grand crime que ne lui pardonnent pas facilement les usufruitiers de la crédulité humaine. II est une chose qui, cependant, devrait faire réfléchir toute personne impartíale et l’empécher d’accueillir le mal que Ion dit de la maqonnerie: c’est lorsqu’elle compare le bénéfice qui résulte pour un maςon de la maςonnerie et celui qui tirent ses détracteurs des cuites qu'ils pratiquent. Quels sont les ma<jons je ne dis pas qui émargent aux budgets des nations les millions que prélévent les ministres des différents cuites, mais, seulement qui obtiennent de leurs concitoyens—riches ou pauvres—lessommes fabuleuses que ees ministres, qui, tous, ont fait le vceu de pauvreté, dilapident en vétements et en ornements, oü l’or et les pierreries du


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plus haut prix sont prodigués, en travaux improduetifs et stériles. Quel est le voeu magonnique qui enléve á l’activité liumaine des millions d'étres, retranchés du mouvement, et prirent ainsi la société dont ils font partie, du contingent de leur forcé, et de leur intelligence, en méme temps qu’ils soustraient á la eirculation des biens, meubles et immeubles, et privent du nécessaire, par ce seul fait, ceux qui peinent et travaillent. Les voeux magonniques imposent á ceux qui les prononcent l’obligation de dépensei* leur argent, leur temps et leur intelligence á poursuivre la perfection húmame, et c'est tout.-Si jamais quelqu’un est devenu magon en croyant trouver autre chose que l’intime satistaction du devoir accompli, á coup sur il a dú étre vite détrompé. Voici comment Jouault resume le role de la magonnerie: «La magonnerie a pour but l’amélioration morale et materielle de l’homme, pour principe la loi du progrés de l’homme, les idées philosophiques de tolérance, de fraternité, de liberté, abstraction faite de foi religieuse oupolitique, des nationalités et des distinctions sociales». II définit le magon: «Un homme libre, également ami du riche et du pauvre s’ils sont vertueux». La conscience magonnique ne repousse que les doctrines religieuses qui prétendent diriger l’homme par les plus indignes mobiles: la cupidité et la peur, elle prétend que le bien ne saurait étre indépendant des vraies données de la science, que la morale progressive et scientifique doit étre définitivement séparée des dogmes surannés, que laraison condamne et que le sentiment réprouve. Elle pose en principe que la comunión d’idées en­ tre l’homme et la femme peut seule fondor la fa-


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mille, que donner á l’enfant une science et une foi qui soit la négation l’une de l’autre, c’est opposer le coeur á la raison, fausser le jugement, troubler la conscience, anéantir la volonté, et que le triomphe des sociétés nouvelles ne sera assuré que si les défenseurs de l’avenir ne livrent plus aux défenseurs du passé leurs femmes, leurs enfants et leur propre personné. II est évident que quand la femme sera assez instruite pour que ses idées soient d’accord avec celles de l’homme, par leur commun effort ils épargneront á l’enfant cette lutte étrange qui a lieu chez lui aujourd’hui, lutte dont le champ de bataille est son esprit, dans lequel luttent les idées de foi ancienne en contradiction avec les démonstrations de la science nouvelle, et d,ou nait trop souvent, soit une incertitude qui prive la société d’un élément de progrés ou lui donne un membre sans conviction ni pour le bien ni pour le mal. Done, l’instruction de la femme et son accession aux principes modernes s’impose á tout esprit clairvoyant. Nous avons dit plus haut que l’antiquité d’un objet n’en prouve pas la bonté; et l’utilité de la maeonnerie peut se prouver d’une autre facón. Avant de retracer, aussi briévement que possible, ce qu’á fait la magonnerie jusqu a présent, aprés avoir dit quels sont ses tendances, nous vous demandons la permission de vous donner ici une liste que publie le dictionnaire de Larousse, liste qui contient les nonas de quelques magons dont laplupart se sont fait connaitre par leurs ceuvres. Cette liste, bien incompléte á coup sur, démontre, cependant, péremptoirement, que dans les rangs de la magonnerie ont pris place des hommes de toutes les religions, de toutes les nationalités, de toutes les opinions politiques et de tous les rangs sociaux: Abd-el-Kader, Alexandre, Grand duc de Wurtem-


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berg; duc d,Antin, Comte d’Artois, plus tard roí de France sous le nom de Charles X; le maréchal Augereau, duc d’Aumont, Babeuf, chef des Babouvistes; Bailly, le premier maire de París sous la révolution; Barthe, Elie de Baumont, le maréchal Bernadotte, plus tard roí de Suéde; Berryer, le grand orateur légitimiste; général de Beurnonville, Boissy d' Anglas, qui s’illustra comme présideut de l’Asseinblée Nationale en 1793; Bories, Boudet, ministre de l’intérieur; duc de Bouillon, Henri Brisson, aujourd’hui encore présideut de la Chambre des Députés; Brissot, un des Girondins; duc de Brunswick, Cagliostro, Cailhava, Cambacéres, grand chancelier du pre­ mier empire, maréchal Canrobert, Lasare Carnet, Γorganisateur de la victoire; />. Ccirnot, Carro, H. de L. Cazotte, Chaix d’Est-Ange, le fameux avocat; Chanfort, Cliaptal, l’inventenr du télégraphe aérien; duc de Choiseul, comte de Clermont, Prince de Condé. Condorcet, fameux chimiste-philosophe; Crémieux,∖ fameux avocat et membre de la défense nationale; Cuvelier, Danton, une des plus belles figu­ res de notre Grande Révolution; David d-Angers, le sculpteur; maréchal Davoust, Duc Decazes, l’astronome Delalande, l’abbé DoliUe, le poéte, Désaugier, le chansonnier, Camille Desmoulins, un des initiateurs de la Révolution; Dupaty; Dnpin ainé et Dupin jeune, Duval d’Epreménil, général Ernouf’le Prince Eug'ene, Jules Favre, Fessler, Flacón, Fouché, duc d’Otrante; le chimiste Fourcroy, Franςois de Lorraine, empereur d’Allemagne; Francklin, Frédéric le grand, roi de Prusse, Frédéric-Guillaume, roi de Prusse; amiral Gantaume, Garat, Garibáldi, Garnier- Pagés, Georges III, roi d’Angleterre; Georges ]V, idem; comte de Girardin, Gohier, l’abbé Grégoire, Guillaume I, roi de Hollando; Guillotin, Gustave IV, roi de Suéde; amiral Hamelin, comte d’Hauterive, Hébert, Henri Heine, Helvétins, Prince de Hesse,


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Hoche, Prince de Hohenlohe, de Humbolt, Hutchinson, Comte de Jaucourt, Paúl Jones, Junot, duc d’Abrantes; Kellermann, duc de Vahny, Kleber, Koecklin, Lacépéde, Lacios, Lacretelle, Lafayette, Lamettrie, Laplace, Laréveillére Lepeaux, duc de Larochefoucault, Manquis de la Rochejacquelin, Conite de las Cases, Manéchal Lauriston, duc deLauzun, Lavater, Maréclial Lefevre, Léopold I, roí des belges; Lepelletier de St-Fangeau, Lessing. Louis-Philippe, Maréchal Macdonald, Manéchal Magnan, Maine de Biran, Maréchal Masséna, Mcista'i, (Pie IX) (1); Maupertuis, Cardinal ⅛laury, Général Mellinet, Men­ ción, Meyerbeer, Jíirabeau, duc de Modéne, Manéchal Moncey. Génénal Jforeau, Manéchal Mortier, Mozart, Murat, noi de Naples; lond Napier, Na­ poleón I, Napoléon 111, Prince Napoléon, Jénóme Napoléon, - Louis Napoléon, Γaminal Nelson, duc d'Orléans, Maréchal Ondinot, Parny, Eugéne Pelletan, Pethion, le chanoine Pingré, Pradier, Proud,'hon Comte de Provence, plus tard Louis XVIII; duc de Massa, Prince de Rohan, Rotschild, l’abbé Rozier, Saint- Just, San teme, de Saulcy, Maréchal de Saxe, (1) Comme ceux qui avaient intérét ⅛ nier l’effectivité du grade maςonnique de eelui qui, plus tard, quand son intérét le lui conseilla, l’a renié, nons donnons ici les preuves de ce que le F.∙. Giovanni Ferretti Mastaí, contra plus tard sous le nom du pape Pie IX, a été reςu en 1839 dans la loge “Chaines éternelles” Orient de Palerme. Nous soussignés, maitres, officiers et memores poseédant les trois grades tmaςonniques de Saint-Jean, au nom du Souv.∙. G.∙. M.∙., certi fions ⅛ ousceux á qui il appartiendra. Que ce jourd'hui, dans une tenue ⅛ dix lieures de la nuit, nous avons reςιι comme membre de cette loge, suivant le réglenient et le rituel en usage dans ce R.∙. At.", et en observant rigoureusement la constitntion de la puissance maςonnique, bous Γob.∙. de laquelle notre loge est placée, le f.∙. Jean Ferretti-Mastaí, originaire des Etats-pontificaux, lequel aprés avoir prété le serment en notre présence, a certifié n’.appartenir á aucune autre société secréte, que celle formée par la c- DE U.-T.ll

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Comte Sebastiani, Comte de Segur, Marquis de Seignelay, Maréchal Serrurrier, Siéyés, Comte Siméou, Maréchal Soult, duc de Sussex, duc de la Trémouille, duc d’Uzés, Viennet, Volney, Voltaire, Washington. Nous croyons que si l’on écrivait la biographie de tous ceux qui figure nt sur cette liste, on écrirait une bolle page de l’histoire de l’humanité. Sans compter les rois, ducs, princes et comtes qui y occupent une place et qui font une exception heureuse avec ceux de leur caste qui se croyaient assez illustres en se donnant la peine de naitre, que de noms d’hommes fameux, á divers titres, n’y voyonsnous pas figurer? Patriotes illustres, comme Bailly, Boissy-d’Anglas, Henri Brisson, Lazare Carnot, etc. Militaires dignes des temps héroiques comme Hoche, Garibaldi, Junot, Kellermann, Kleber et tant d’autres. Savants ou écrivains comme Chaptal, Chamfort, Condorcet, Delalande, Fourcroy, de Humboldt, Proud'hon, etc. Tous, á différents titres, ayant rendu á l’humanité des services dans les diverses manifestations du génie de Γhomme. notre R.,. L.∙. et a acquítté les droits d’initiation conformément an tarif. Par ces raisons noua invitons toutes lea loges et toua lee macona de l'univers á le reconnaitre en qualité de véritable et sincére franc­ masón, reςu par une logo réguliére et parfaite, ainsi que nous le ja­ rona sur notre foi d’homme, et notre honneur de ma⅛ons, á tous ceux qui verront ces présentes. En foi de quoi nous signons le présent document. Ne Varietur: Giov.'. Ferretti-Mastaí. Le Ven.'. Aíatteo Cliiava. Le Sec.∙. Pablo Duplessis. Le M.∙. de la G.∙. L/. Sixto Calano. Lee parrains étaient: líatteo Chiava, président de la cour de jnstice de Sicile íi Palerme, Via alta 215. Pablo Duplessis, négociant, Via Ponta á Palerme; Sixto Calano, colonel des ingénieurs royanx, place Fernando VII, n° 11 áNaples.


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Quels noms brilleront davantage dans l’histoire de l’humanité que ceux de Washington, Francklin et Lafayette. Promoteurs, fondateurs et organisateurs de l’mdépendance américaine, soixante millions de citoyens leur doivent de vivre libres, etl’humanité une des plus bellos pages de son histoire. Tous trois, modéles de désintéressement et d’amour de leurs semblables, auraient pu étre les chefs de leurs pa­ tries, ils se sont contentés d’en étre les premiers citoyens. L'antiquité payenne leur eut elevé des autels. Quels noms peuvent étre plus chers á la démocratie franςaise et universelle que ceux de Camille Desmoulin, Danton, Saint-Just, Voltaire, Mirabeau, et tant -d’autres á qui la société moderne doit sa rénovation, dont la plupart, aprés s’étre consacrés au progrés et au bonheur de leurs semblables, lui ont sacrifié méme leur existence, á qui le monde entier doit la proclamation et en partió l’application du principe matjonnique: Liberté, Egalité, Fraternité. Ñe sont-ils pas les auteurs d’une éro plus féconde pour l’humanité que colle qui dato de la naissance du Christ? Mais, tous ces noms sont-ils les seuls que la magonnerie peut sigualer á l’admiration et á la reconnaissance des peuples? Bien loin de lá. Cette torre que nous foulons, par qui a-t-elle été libérée? A qui, non seulement le Chili mais encore l’Urugay, la République Argentine, le Pérou et la Bolivie sont-ils redevables de leur rédemption, si ce n’est aux magons de la logo Lautarine, aux fréres San Martín, O’Hygins, Puyredon, Rodríguez, Las Horas, et tant d’autres, qui, aprés avoir tout sacrifié: fortune, santé, repos, sont, tous, descendus du pouvoir, que leurs concitoyens reconnaissants leur avaient confié, pau-


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vres, n,emportant dans leur retraite que la satisfaction du devoir accompli. Ce sont les fréresdes loges Jes Droits de l'homme» qui ont fait la République de 1848 et qui, jusqu’.au dernier moment, la défendirent contre le parjurede 1851. Ce sout des ιnaςons, les f reres Garnier-Pagés, Ju­ los Favre, Jules Ferry, Gambetta et beaucoup d’autres, qui, ne pouvant sanver que l’honneur de la pa­ trie y employérent toas leurs efforts et fondérent la République de 1870, qui, nous en avons l’espoir, résistera aux assauts de ses adversaires coalisés, pour le bonheur, la paix, la grandeur et la gloire de notre patrie. Si depüis un siécle la magonnerie a tant fait pour la liberté politique des peuples, elle mapas davantage ménagé ses efforts pour délivrer Γesprit humain des entraves que tant de siécles de barbarie et d’ignorance ont accumulé. Institutionsdebienfaisance, de mutualité oucoopératives, institutions d’instruction primaire, secondaireou supérieure, institutions de scienees purés ou appliquées, elle a tout fondé et soutenu. Partout, et dans toutes les institutions qui ontbut humanitaire ou scientifique, la magonnerie a apporté, ou son initiative, ou son concours, Jes deux le plussouvent, et en cela elle se conforme á ses statuts qui portent que *la magonnerie est l’asile de la vertu et le foyer de la science». Seulement, toute cette ceuvre est demeurée ignorée du vulgairele premier devoir de l’institution nía gonnique étant de faire le bien sans qu’il soit nécessaire d’attacher á ses ceuvres une étiquette qui en fas se connaitre l'origine; on y cache le bien fait avec autant de soin que d’autresen mettent a cacher leurs crimes. C’est la le mystére que des ignorants repro­ chen! avec tant d’acrimonie á la magonnerie.


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Paire le bien par amour du bien lui-méme, sans attendre ni reconnaissance ni Jouange de personne, expose bien souvent á de fausses appreciations; malgré cela, la maconnerie y prepare ses adeptes suivant cette régle et son but sera atteint totontard; elle fait tout ses efforts pour anienerle pluspromptement possible la réalisation, gráce aux progrés de la science, des solutions qui doivent assurer un jour le bonheur des peuples, c’est la son unique préoccupation, sans toutefois en háter l’avénement par aucun moyen violent ou arbitraire, la cause que défend la maconnerie étant trop juste et en trop parfait accord avec l’intérét bien compris des hoinmes, pour ne pas triompher par elle-méme. En attendant, la maconnerie forme des hoinmes á qui elle inculque Γamour du prochain, .Γamour de la science et le cuite de la raison, comme une nécessité pour eux, et un devoir envers les autres, car, puisque l'homme, pour étre heureux, doit vivre en société, il doit en méme ternps qu'il en accepte les bénéfices, en supporter les charges. Mais, former des hoinmes qui sauront étre heu­ reux en vivant dans les limites que leur assigne la nature, en se perfectiounant eux-méme, fonder des sociétés ou des institutions scientifiques ou philosophiques, n’est qu’une partie de la tache de la maςonnerie, ce qui est encore nécessaire, c'est de préparer le chemin pour l’avenir, d’élaborer les problémes sociaux que les progrés de la science renouvellent tous les jours, grouper les bonvouloirs, dirigen vers le but coinmun tous les efforts, ouvrir les voies á tous vers les progrés futurs, en un mot, étre le cen­ tre et le foyer d’oú partent et oú convergent tout ce qui assurera, un jour, le parfait equilibre des droits et des devoirs des tomines et des société régénérées par le travail fécond. Bien des personnes, du reste bien intentionnées,


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et rendant justice á la ma<jonnerie, croient que par­ ce qu’aujurd’huiles sentiments de bienfaisance et de solidarité sont assez repandus au moyen de sociétés ad lioc, et s’imaginant que le role de la maconnerie se borne á cela, croient que sa mission est terminée. C’est lá une erreur profonde; la magonnerie est peutétre plus nécessaire que jamais, sa tache est loin d’étre achevée, le bien qu’elle est appelé a rendre est immense. Les sciences appliqués au bonheur de l’homme. celles qui doivent rendre sa vie plus aisée et plus heureuse, ne sont, ni entiérement connues, iιi appliquées d’une maniére convenable. La mécanique n’a pas dit son dernier mot, ni comme théorie, ni comme pratique. L’hygiéne est peu répandue, la médecine n’est pas encore sortie de l’état empirique, et, en fait de sociologie, ce que nous savons le mieux, c’est que ne savons rien, car les écoles les plus diverses se combattent et se contredisent, et la question sociale en est toujours au méme point, avec tous ses dangers et tous ses mécomptes. Les rivalités et les vieilles idées de frontiéres, que tout le monde condamne, n’en divisent pas moins, encore, tous les peuples, et Γon n'en aperςoit méme pas la solution dans un avenir prochain. L’instruction, que l’on trávaille a répandre á pro­ fusión, mais peut-étre d’une faςon peu intelligente, fera, si fon n’y prend garde, faillite aux espérances que fonde sur elle et que l’on escompte á l’avance, car, mal dirigée par les autres, elle peut étre la sour­ ce des plus grands malheurs. Nous vivons dans une epoque de transition dangereuse; depuis le farmeux «enrichissez vous» qui résume bien les appétits malsains de nouvelles couches sans idéal et sans préjugés. le but des sociétés tend á jouir a tout prix, á n’importe quel prix.


MACON’NNRIE ET RELIGIONS

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Les croyances religieuses, sur lesquelles étaient édifiées les anciennes sociétés, ont été passées au crible, il n‘en reste ríen, les esprits assez éclairés pour en reconnaitre l’inanité, ne le sont pas assez pour les remplacer par autre chose et autre chose qui satisfasse la noblesse de leurs aspirations. Aujourd’hui, seuls, les appétits sont déchainés, carrien n'a été fait d’efficace pour les contenir dans de jus­ tes bornes. S’instruire pour s’enrichir, s’enrichir pour jouir, tel qu,on lentend aujourd'hui, ne peut étre lebut véritable des sociétés de Γavenir, ce ne pourrait étre que leur perte. 11 n,existerait pas assez de richesses sur la terre pour satisfaire tous les appétits, le jour oú tous les hommes seraient aptes á réclamer la part qu’ils convoitent, oú ils demanderaient a satisfaire une ambition sans frein, quand desjnillions d’individus demanderaient á se rassasier. C’est unlieu commun de dire que «la richesse ne fait pas lebonheur», cependant rien de plus vrai. Qui de nous n,en a pas plus ou moins fait l’expéi ience. Les ambitions croissent en proportion des satisfactions qui leurs sont accordées, et cependant, l'omme gorgé de richesses ne peut manger plus que le paubre, il n’est pas plus exempt de maladies, au contraire, et ilne peut pas davantage reculer le terme de son existence. On pourra instruiré tous les hommes sans exception aucune, leur donner á chacun les moyens d’acquérir ce qu’ils croiront leur étre nécessaire, assurément ils ne seront pas plus heureux pour cela, si fon n,y joint le moyen de leur faire trouver le bonheur en dehors de la satisfaction brutale des ambitions malsaines; il y aura, sans cela, toujours des inégalités qui les feront souffrir et les rendront malheureux.


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Tous les desiderata que nous venons d’énumérer sont besogne magonnique. La magonnerie, en effet, cherche, des a présent, á trouver une formule qui satisfasse les aspirations légitimes de chacun, en prenant, comme point d’appui, le bonheur intime que Fhomme peut ressentir en trouvant, en luiméme, toutes les satisfactions compatibles, en méme temps, avec la réalité. Une formule que bon puisse inculquer á Fenfant des qu,il comprend et qui lui serve sa vie durant sans avoir riena eu retrancher, afin que devenu homme il n,ait pas a rejeter, com­ me cela arrive aujourd’hui, les connaissances fausses dont on a bercé son enfance et 11’erre pas dans la vie sans idéal et sans but. Nous attendons avec confiance le mornent oú les efforts de la magonnerie donneront aux hommes ce livre nouveau ou seront condensés les résultats donnés par la science et la raison, et qui aura pour base le travail et l’amour du prochain. Quand aux calomnies aux injures avec lesquelles on fait la guerre a la magonnerie, il n’y a qu’á les dédaigner et á y repondré par ces mots d’un franc­ masón, l’abbé Pierre Denisprieurde Talézieux. «C’est le sort de la vérité d’étre combattue; c’est le sort de la vertu d’etre persécutée». «La magonnerie a eu a lutter, dans tous les pays, contre les calomnies de l’ignorance de la mauvaise foi et du fanatisme; mais une société qui a pour principe l’utilité publique, pour but, la perfection de Fhomme etson bonheur ne succombera jamais».

Novembre 1895.


fesgm® ⅛afaaδfai≡ (Trabajo presentado a la Lojia Estrella de Chile) Un diario católico de Santiago ha publicado con entusiastas comentarios la noticia de la próxima celebración en Italia de un Congreso Antimasónico, ni mas ni menos, tal como el calificativo suena. La idea ha nacido en un Congreso Católico que se ha reunido en Turin durante el mes de setiembre pasa­ do, bajo la presidencia honoraria del arzobispo de aquella ciudad, monseñor Riccardi, quien, haciendo alusión a nuestro Sociedad en un discurso, decia es­ tas palabras: «Nuestras enemigos han engañado al pueblo; hacedle sacudir ese yugo i volverá a florecer la justicia, la prosperidad i la libertad.» El calificativo de «enemigos» dado por monseñor Riccardi a los masones, nos muove a decir unas po­ cas palabras sobre la verdadera naturaleza de la situación que sucedía entre la Masonería i el Catoli­ cismo. La Masonería no es una relijion; es simplemente una sociedad política (en el sentido elevado i cientí­ fico de la palabra), filantrópica i humanitaria, cuyo LA C. OE U.-T. II

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objeto ha sido durante los siglos anteriores propen­ der al reinado de la libertad sobre los pueblos, i es hoi, una vez conseguido aquel ideal, un lazo de unión entre las diferentes naciones i razas, una ins­ titución civilizadora que, teniendo por base los prin­ cipios de tolerancia i caridad, asume las múltiples i variadas formas de asociaciones científicas, centros sociales i literarios, establecimientos de Beneficen­ cia, etc., para servir a las necesidades de cada pais. El único punto de contacto que la Masonería tiene, no sólo con el Catolicismo sino con casi todas las sectas religiosas que se dividen el imperio de la conciencia humana, es la ciencia en Dios i en la inmortalidad del alma, bases angulares del edificio de sus doctrinas, contenidas en el Código Masónico que todo el mundo conoce, pues la institución no hace de ellas misterio alguno. La Masonería se encuentra difundida en todos los países de la tierra. Doquiera alienten corazones jenerosos, decididos a trabajar por el propio perfec­ cionamiento moral i por el bien de sus semejantes, se alzan los templos masónicos como centros augus­ tos de orden público, libertad individual, beneficen­ cia, saber i progreso. De la Masonería forman parte desde los príncipes hasta los obreros, hombres de todas las razas, que desempeñan todas las labores, que representan todas las creencias políticas i relijiosasl El masón que recorre la superficie del globo, va encontrando hermanos que no le preguntan cuáles son sus creencias ni cuál su nacionalidad para brin­ darle afectuosa acojida, sea que sus pasos le lleven a la libre i protestante República de Norte América, sea que lo conduzcan a la China o a Turquía en medio de poblaciones brahmistas o musulmanas so­ metidas al réjimen absoluto de gobierno. Fácilmente se comprende entonces que la Maso-


CONGRESO ANT1MASÓNICO

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noria no tiene ningún Ínteres en combatir al Catoli­ cismo, como no lo tiene para gastar sus fuerzas en luchar contra secta alguna de las domas que hai en el mundo. En el interes de la Masonería está guar­ dar la mas perfecta armonía con todas las sectas, con todos los poderes, con todos los gremios, puesto que a ninguno escluye de su seno. ¿Qué le importa el Catolicismo a los masones japoneses, que jamas hayan salido de su pais i que no han tenido ocasión siquiera de ver un templo católico en su vida? ¿Es concebible que la Masonería, al establecerse en el joven imperio que guarda la entrada del Asia por el Pacífico, haya tenido como objeto principal la cam­ paña de odio que se le atribuye contra el Catolicis­ mo? El Catolicismo reina solamente en el sur i occi­ dente de la Europa (Francia, Béljica, Austria, Italia, España, Portugal, Irlanda, i parte de Alemania i Suiza), i en la América Latina, representando en conjunto todos esos países una población de doscien­ tos millones de habitantes, o sea la séptima parte de la población total del mundo. Otro tanto repre­ sentan en el globo las sectas protestantes; la mitad, la relijion católica griega; mas de doscientos millo­ nes el Islamismo; mas de quinientos millones el Brahmismo, etc. En presencia de estas cifras, apare­ ce como una pretensión pueril del Catolicismo, ésto de creer que la Masonería, que se estiende por todas partes, esté consagrada a combatirlo. ¡Pobre labor para tanto esfuerzo! Se dice que la Masonería mina por medios secre­ tos a la Relijion Católica; pero nada es mas fácil que demostrar el absurdo de esta afirmación, que sólo se puede hacer para personas completamente igno­ rantes. ¿No estamos viendo en Chile mismo, pais tan católico, cómo se ataca a la relijion de palabra i por escrito, en la tribuna, en el periódico, en el


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club, en la calle pública? ¿No hemos visto hace apénas dos meses que un periódico de caricaturas se decoraba con el nombre del jerarca superior de la Iglesia de Chile? I si ésto sucede en Chile i en todas partes ¿qué objeto tendrá el que una institución de hombres sensatos se congregase en secreto para realizar una obra que se hace con el mayoi’ fruto en público, al amparo de las leyes? A los defensores del Catolicismo les sucede lo que acontece a todos aquellos, hombres, grupos o pue­ blos, que han sido vencidos en alguna lucha: esperimentan la necesidad de encontrar un testaférrea a quien hacer responsable de sus derrotas, porque no quieren tener la franqueza bastante de reconocer los verdaderos motivos de ella para enmendar el rumbo que a ella los condujo. I, entre tanto, lo único que el Catolicismo ha con­ seguido con la série de escomuniones que ha venido fulminando contra la Masonería desde hace un si­ glo, es privar a sus propios hijos de los beneficios que gozarían si les fuera permitido ingresar a la institución, sin delinquir contra las leyes a que han ligado su conciencia en materia relijiosa. La Maso­ nería, léjos de sucumbir, hace vida próspera; los golpes que se le dirijen, robustecen su existencia, i le permiten continuar marchando a la cabeza de la civilización en todos los pueblos de la tierra!


(Lectura hecha en la Lojia Justicia i Libertad)

Satisfacción grande es para mi, que me sea permi­ tido dirijirme a vosotros queridos hermanos en este noble santuario del deber, i lo hago ya que él mis­ mo me lo ordena, conducido de mis insignificantes dotes i de mis escasos conocimientos ya que no de la inutilidad de mis esfuerzos, pues es menester que éstos sean coronados por vuestra benevolencia i que mis pobres palabras de aliento fructifiquen en vues­ tros corazones i os impulsen hacia adelante por el espinoso sendero de las virtudes masónicas. I en verdad que en ocasión como esta, quisiera ser un jigante para estar a la altura de nuestra no vi­ lísima misión; quisiera ser un génio para depositar en el ara santa de nuestra institución, fogosas espresiones de cariño i de entusiasmo, de verdad i de raciocinio, que irradiaran eternamente allí, rayos de luz que iluminarán el mundo, como el sol desde su altura; pero, nada de esto hai i si algo estimo de grande, de jigantesco en mí es la profunda convic-


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cion en nuestros grandiosos ideales i la mas absolu­ ta confianza en el porvenir que es nuestro como es nuestro el Imperio déla Verdad, del Deber i del Amor Universal aunque la evolución que nos lia de conducir a él, abarque tantos siglos como el mundo lleva de existencia—desde que el primer hombre cercado por las fieras salió de las selvas impenetra­ bles i al encontrarse bajo un cielo de belleza incom­ parable, rodeado de luz i de fuerzas sintió un destello luminoso en su cerebro oscuro i arrodillán­ dose dijo: Dios! ante las eternas enerjías, hasta aquella hora para nosotros vedada, en que los hom­ bres formando una sola familia, una sola cadena que rodee la tierra, celebren una tenida que no tendrá fin, teniendo por templo el Universo i por gran sa­ cerdote aquella fuerza misteriosa que dijo Dios! por los labios del primero de los hombres, Por estas palabras habéis comprendido queridos hermanos que antes de todo he querido hacer mi profesión de fé, que aunque inútil dada la naturale­ za de nuestros votos, la ha considerado indispensa­ ble, como una espansion del alma que nos hace hablar cuando siente ya sea un gran dolor o un gran placer: i en esta ocasión yo siento arder en mí el fuego sacro de la convicción i de la vocación inconstrastable por nuestra causa. No olvidemos jamas que la Masonería es la Vírjen Inmaculada que a través de los tiempos va con sus manos cariñosas enju­ gando las lágrimas de los desgraciados, con la sere­ na luz de sus miradas de madre, fortaleciendo los espíritus para sobrellevar íesignadamente los rudos azares de la vida, con los efluvios dulcísimos de sus virtudes, sublimando nuestros sentimientos para perdonar a esos ignorantes, postreros restos de una época de ignominia, que todavíahoi cruzan nuestro rostro con el hiriente zaeta de la calumnia, hija predilecta del idiotismo i de la depravación.


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El tema que me he propuesto es el siguiente i allá correrán a parejas su desarrollo con los desor­ denados i escasos conocimientos que poseo. Para que me escuchéis con paciencia preciso es que apele a vuestros deberes masónicos i entonces, si no os molestáis, es lisa i llanamente porque sois buenísimo masón i nada mas. «Los males que azotan a la Humanidad son de una naturaleza irremediable i son ocasionados por el espíritu de libertad relijiosa, emanado de los nue­ vos métodos de investigación o de la moderna filoso­ fía?

I. Así como las razas de un oríjen común, en el trascurso de los tiempos, se han modificado, locali­ zándose, esperimentando alteraciones tales que mu­ chas veces han cambiado hasta aquellos caractéres que parecieron distintivos, peculiares de una raza; así como las leyes nacidas de los usos i costumbres de cada pueblo han sufrido pasmosas transformacio­ nes hasta condenar hoi con las mas terribles penas, precisamente aquello que ayer, erijido en Suprema Leí había sido por todos acatado i respetado, así co­ mo el descubrimiento del sabio que se reputó como obra sobrenatural, prodigiosa, quizas manifestación de una voluntad superior, fué considerado mas tar­ de como una sutileza de que todos se servían i a na­ die admiraba; así también, cediendo a las fuerzas que constantemente obran sobre nuestra naturaleza, empequeñecidos, ante la acción del tiempo i del hu­ mano perfeccionamiento los códigos relijiosos— simples instituciones humanas—han debido caer,


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despedazarse en su caída, i dar lugar a las nuevas instituciones que se levantan de sus mismos despo­ jos, purificados por la descomposición. Ahora bien, ¿porqué los defensores de la Iglesia, que han apreciado como el resultado de una evolu­ ción—anunciada por los profetas—la caída del Pa­ ganismo ante la doctrina de Cristo, no quieren acep­ tar hoi como efecto de la misma regla, la caída del Catolicismo, ante el racionalismo científico o si se quiere ante el neo-cristianismo, que viene a resta­ blecer la pureza de principios que les sirvió de nor­ ma para fundar su sistema relijioso? ¿Acaso el cristianismo a su aparición hizo otra cosa que restablecer las doctrinas—casi borradas pol­ los siglos—de los fundadores del Paganismo? Evi­ dentemente que nó, La Iglesia nada acepta, porque es propio de las instituciones caducas próximas a conmoverse desde sus cimientos, aferrarse a sus principios como el náufrago al leño flotante; porque 'es duro, después de haber llegado a la cúspide de la Grandeza descen­ der, i muchas veces descender escuchando la carca­ jada sarcástica ¿e las víctimas, emancipadas ya de sus propios errores. No de otra manera escucha la Iglesia la carcajada amarga de Voltaire. I es un hecho que se ha impuesto que las relij io­ nes que pudieron satisfacer los espíritus timoratos, estraviados en los tenebrosos laberintos escolásticos, son hoi impotentes, no satisfacen las necesidades del espíritu moderno que descorriendo la ámplia cortina de la ciencia, necesita ideales mas levanta­ dos, creencias mas puras, impresiones mas esplén­ didas que las que puede ofrecer un culto mezquino, lleno de un orientalismo decaído, de una’ liturjia vetusta i vulgar i todo lo cual reposa en ciertas jeneralidades de una moral convencional i por lo tanto estrecha i en algunos principios que analiza-


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dos hoi diaa la luz de la ciencia por un principian­ te de humanidades, no ofrecen sino el conocimien­ to absoluto de nuestro progreso, i en modo alguno una satisfacción bastante a acallar ese deseo de saber i de creer lo que se sabe, inherente a nuestro organis­ mo. Cuestión es ésta debatida i analizada con toda minuciosidad i talento durante mas de un siglo i apesar de la resistencia de muchos i la obstinación porfiada i a todas luces intransigente de los mas, el hecho concreto se ha impuesto: El espíritu moderno corta cada dia mas los lazos que intentan oprimirle i libre se lanza a las altas rejiones de las ciencias esperi mentales, i de una moral pura, racional, de donde han partido todas las creencias conocidas. La idea de la moral no reconoce cultos ni ritos especiales; no hai en moral ni escuelas ni sectas, es una, en cuanto proviene de un principio Universal: Dios. Bondha, Zoroastro, Confucio i Cristo son colum­ nas del templo erijido a la Humanidad. Solon, Catón, Lutero i Guillermo Penu, Washington, Franklin, Vicente de Paúl i Luis de Gonzaga, Comte, Littri, Spencer i Edison, en cuanto han contribuido al progreso humano, serán siempre sus sacerdotes cualquiera que haya sido el culto que hayan practi­ cado.

II. Conjuntamente con el movimiento de emancipa­ ción del yugo católico, hemos visto verificarse otro dirijido a emancipar al hombre del yugo de las ins­ tituciones teocráticas, i marchar hacia la libertad LA C. DE U.-T. II

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política. La lucha ha sido contra la red tendida so­ bre la Humanidad por el Catolicismo, contra el do­ minio ejercido en nombre de Dios, sobre la concien­ cia, los actos, el albedrío, los intereses i el derecho del hombre. Por eso puede considerarse i esto no se escapa a un mediano observador, que a las monar­ quías les ha llegado la hora de penetrar por la ancha puerta de la historia, por donde también entraran sus grandezas, de oro i brillantes hermosísimos i sus crímenes i los repugnantes vicios que tan cómodo albergue hallaron al abrigo de la púrpura majestuo­ sa del trono. Noexajeró. La Historia, mas aún, esa Biblia Sagrada escrita con sangre... no me dejan mentir. La Monarquía está hundida. ¿Porqué? Porque repugna al espíritu del siglo, un sistema contrario a los mas elementales principios de justicia i libertad i de pureza social. Porque en laFisiolojía-Sociolójica, es un órgano enfermo, cuya estirpacion se ha hecho necesaria. I, ¡dato revelador! La Monarquía ha sido instituida por el derecho de la fuerza i por la institución sacerdotal, cosas ambas inaceptables para toda doctrina científica del hom­ bre i sus facultades. Luego han debido caer unidas; i las pocas escepciones que podría citarse son debi­ das a ciertos estados particulares de cada pueblo que de ninguna manera pueden dar autoridad a una ar­ gumentación contraria a este principio. Ahora vamos a entrar de lleno al terreno tema de este artículo i como queráis llamarlo. La conmoción que ha debido producir esta revolución del espíritu, lia ocasionado naturalmente algunos males, mui grandes es cierto, pero que en la vida de la Huma­ nidad son aquellos pequeños estados de eferaescencia o descomposición social, inherentes a toda revo­ lución por pacífica que ella sea, i que no tienen influencia alguna capaz de modificar la asimilación


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sabia i justa de los elementos destinados a formar el nuevo estado. En esta ha influido poderosamente una cosa i es: que a la independizacion relijiosa i política, ha debido suceder la independizacion eco­ nómica, de los privilejfos, monopolios, etc., de la acción altamente inmoral de los grandes capitalistas, dueños del capital i tiranizadores del obrero, inde­ pendizacion que aunque difícil ha de operarse. Se­ guir este asunto, fuera de no caber en la índole de este artículo, es cuestión que está mui por encima de mis escasas fuerzas, así es que señalado el mal continuaré en el desarrollo de mi idea, tocando solo por incidencia cuanto a ésto se refiera.

III. De este malestar que actualmente se nota en las sociedades, de la progresión alarmante de los vicios i mas que todo del lamentable i amenazador estado de las bajas capas sociales, del desarrollo prodijioso del pauperismo i de las teorías subversivas e iguali­ tarias de los obreros, han deducido, los famosos sostenedores de la esclavitud relijiosa i política, del altar i del trono, del estado de pastoril inocencia i de injénua sencillez de la época medioval—que el pueblo corrompido, que el reinado del Terror se prepara, que los pueblos sin fé i sin conciencia, sin freno que les detenga, lanzados por la rápida pendiente del socialismo—libre pensador, preparan las mas san­ grientas escenas que ha contemplado la Historia. Que perdida la fé todo es fácil, el crimen, el robo i el incendio. Buenas palabras son éstas, i al pronun­ ciarlas nos anuncian francamente que tocan los últi­ mos resortes de la Táctica Loyolistaantes de desapa­ recer para siempre de la vida activa de la Humanidad.


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Desgraciadamente nosotros no creemos tan malo al mundo, ni nos consideramos tan enclenques, para no poder castigar con mano de fierro, los desbordes de esos desgraciados que incapaces de trabajar al­ gunos, de imaginación enferma otros, alcoholizados los más, verdaderos héroes de una causa grande por la espléndida magnitud de sus ideales, sino que otro, que intentan por recursos criminales i simplemente desatentados, precipitar el descenlace de una evolu­ ción, que se opera en los años que corren, i que con­ cluirá por fijar los destinos de las naciones quizás en un siglo mas. I que son dos siglos en esta marcha eterna a través de lo desconocido! El espectro horipilante, señalado por los reaccio­ narios, no es mas que un poco de catacion lógica­ mente producidos en paises que contienen mas ha­ bitantes que los que naturalmente pueden alimentar; la tensión desarrollada por un réjimen de vida política peticia, basada en la razón de la fuerza; los elementos corrompidos propios de las grandes co­ lectividades, puesto que en Chile, relativamente a su población, tenemos tantos jérmenes de desorga­ nización como en Italia, por ejemplo; la lucha encar­ nizada entre burgueses relajados e insolentes obre­ ros que trabajan sin poder subvenir siquiera a sus mas apremiantes necesidades; i las" imajiuaciones febriles de algunos idealistas, que así comprenden la organización i lenta marcha evolutiva de los pue­ blos, como comprenderían el anarquismo el dia en que no les faltase un medio desahogado en que mantenerse, en fin, algunos hechos aislados, sin co­ rrelación ninguna, que suceden i que han sudedido, quejas en mayor grado que ahora, son trampantojos espeluznantes que se quiera hacer aparecer sobre nuestras cabezas, como una necesidad fatal nacida del ateísmo o de la moderna filosofía positiva. Ahora bien. La gran cuestión.


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Que desde los jacobinos hasta los últimos racio­ nalistas no se ha hecho sino destruir i que destruir no es edificar. Este es el fuerte de nuestros asustadi­ zos i pesimistas adversarios. .Yo me permito creer que en esto no hai razón, ni pizca siquiera de senti­ do común. Cuando se destruye es porque se tiene conciencia de que concluimos con algo que concep­ tuamos malo. En esto ya se edifica porque se en­ seña. Que aboliendo las formas esternas de la Relijion, se mata el santo temor ele Dios, el sentido moral en los hombres, i que estos hombres discreidos, son ca­ paces de todo. Justo. No obramos bien porque nos asusta un señor verdugo, colorado, provisto de un largo i ho­ rroroso rabo, ni porque un señor grave i omnipoten­ te nos amenaze con ponernos de patitas en el Tártaro, si delinquimos; nó. Eso es inconsciente i ridículo. Nosotros obramos bien. Porque asi como el mundo físico es rejido por sus leyes, inmutables, el mundo moral es también rejido por leyes, que están impresas en nuestra Razón, en nuestra conciencia, i en ese inmenso azul que nos rodea, que encierra tantos lecciones, tantas enseñanzas en sus misterios insondables; que otorga satisfacciones al justo, i zo­ zobras sin acento para el perverso que ha conculca­ do sus preceptos. Si contemplamos con atención el espectáculo que ofrece a nuestra vista la constitución i manera de ser de las sociedades, indudablemente que esperimentamos una sensación de horror. Tántos vicios tánta maldad! Siempre imperando la oz del fuerte, el látigo del Señor! Vérnosla Humanidad conmovida; las madres sen­ tirse agobiadas bajo el peso de mil amenazas ten­ dentes a destruir su felicidad i la de sus hijos; los hombres de bien confudirse i mirar al cielo tratando


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de penetrar sus designios. Esto es cierto, pero es preciso considerar que aquellos que principian por mirar al cielo, concluyen por tropezar i reconocer al cabo que la tierra es el principio i el cielo el fin. Hai muchos males, muchísimos, mas de los que humanamente nos podemos imaginar. Pero ¿estos males son nuevos, son de ayer no mas, que nació la nueva idea? ¿Estos males son cosa nueva que deba afligirnos i atribuirlo al cambio súbito que ha esperimentado el espíritu, que se ha escapado de la férrea i mística prisión en que le mantuvieron encerrado tantos si­ glos para buscar nuevos horizontes, mas vastos, ili­ mitados como el que es infinito? No. Males son éstos que nacieron con el hombre, i que han sido mayores mientras menos ha sido el grado de desarrollo intelectual Porque las Religiones—apesar de los servicios que han prestado a las sociedades embrionarias, —han tendido siempre a anular la Razón, no considerando necesarios sus esfuerzos, puesto que las Religiones dicen al espíritu: «Esto hai, ésto crees: detente.» Sin contar con que el estado natural es marchar i marchar siempre, en un perfeccionamiento constan­ te cuyo fin denominamos: Dios. Las antiguas Religiones han deprimido al hombre; las nuevas alentándolo, impulsándolo le dicen «Vé. En tí está la felicidad. Labra, edifica, elabora, domi­ na, contribuye a la obra Universal. Dios está conti­ go porque está en tí. Tienes hermanos, tienes conciencia, eres Dios, qué mas quieres? En la hora de la tribulación piensa i ama, en la hora de las alegrías, piensa en los que aman, i sufren, i lloran las amargas ingratitudes de los hombres. Si algo te falta mira hácia arriba: en el eterno concierto de los mundos, en el orden arquitectónico i sabio de cuanto te rodea, agita i obra la fuerza inmortal que alienta


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Ja luminosa estrella i la célula fosfórica de tu cere­ bro. »

IV. Concluyamos. Mientras que el mundo sigue por su senda de estravíos i de excesos, un puñado de hombres, en las ciudades, en las aldeas, en las chozas a veces, va elaborando la obra de eterna paz i de eterna dicha en el mutuo apoyo i en el fraternal amor. En la Naturaleza justa i sabia esos hombres tam­ bién desempeñan su misión. Cuando el mundo tiemble dominado por las tor­ mentas desencadenadas de las pasiones irritadas, cuando en caótica confusión las sociedades humanas quieran aniquilarse con sus odios i sus venganzas, esos hombres, de las ciudades, de las aldeas i de las chozas, se daran la mano en silencio i formando unidos la Universal cadena como el héroe bíblico, dirán al Sol de las Furias: Detente! i ese Sol cuyo aliento corrompido quema se detendrá. Ese dia la Humanidad absorta, asombrada, estremecida de jú­ bilo, penetrará los misterios de la asociación de paz i de consuelo, que ya no tendrá razón de ser. Ese dia se tejerá una corona simbólica que adornará la tumba del puñado de jénios que en las montañas de la noble Escocia dieron vida i gloria inmarcesible a la invicta Masonería. La que salvará a la humanidad a despecho de los teólogos, metafísicos i otros desgraciados que han vivido i alentado al calor de los errores de innu­ merables centurias. I esta es la gran verdad. Si indudablemente hoi dia se vé de una manera


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palpable que el desarrollo material i el intelectual ha sobrepujado en mucho al desarrollo de las virtu­ des i de los altísimos sentimientos del Deber i de la Caridad. Este desquilibrio influye mucho, en mante­ ner esa tirantez, ese malestar reinante en nuestra sociabilidad. Los hombres son sabios, son ricos; pe­ ro, no son buenos ni quieren serlo. La ambición es reina soberana: la Fortuna rinde los corazones i subyuga los espíritus. Aquí es preci­ so decir las cosas como son i no como quieren ser. Estos males no podran estirparse, pero, si pueden modificarse, señalando nuevos rumbos a nuestra juventud, que lo que es por hoi, gústeles o no les guste, yace en un idiotismo completo, viviendo como las traviatas, hablando como ellas, envileciéndose mas que ellas, viviendo en el regazo de ellas, mas que ellas pendiente de ios chismes i de las futesas. Es­ tos son verdaderos lddrocéfalos incorrejibles; indis­ pensables en toda Sociedad roída ya por sus propios parásitos, basada en la farsa, en la hipocresía, en el libertinaje del cuerpo que se envuelve en el manto de seda de una relijiosidad-neurótica, convencional como el caoutchouc. I es que el hombre aun no es libre: vive de las preocupaciones, del que dirán, de la farsa, i mientras no sea libre, no será moral. Pero será libre, porque, la Masonería lo quiere así. Inútil es entre tanto, que el Ministro en el púlpito calumnie i vitupere al hombre libre, para moraralizicion de sus feligreses i mayor gloria de Dios; inútil que el Estadista se despepite buscando fór­ mulas que den la libertad tan codiciada al ciudada­ no; inút’l que el Economista trate de equilibrar imajinarias balanzas, de disputable fidelidad, mientras dirije el cotillón en la danza sin fin de las maquina­ ciones bursátiles; inútil que los Lejisladores, desen­ tierren leyes usadas por los Escitas o implantando


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teorías practicadas en Júpiter, mientras negocian con los fondos públicos i danzan el baile aquel, con los Economistas; inútil que el bondadoso mo­ narca implore en sus fervorosas oraciones la felici­ dad de sus súbditos, mientras arroja a manos llenas el oro en manos del cortesano innoble i ruin; inútil que el Santo Padre lance Encíclicas descomunales, predicando la Caridad, mientras él, tiene almacena­ da la fortuna mas colosal que se ha visto i la mas perjudicial; inútil que los periodistas lamenten la inquina i solemne estupidez del pobre pueblo, tan ignorante, mientras publica artículos en que se en­ diosa a Ulanon, o en que se hace detallado inventa­ rio de los útiles i chacherías que adornan el perfu­ mado boudoir de la cínica horizontal; inútil que el naturalista o el fisiólogo establezcan la diferencia que hai entre las teorías del alarido i del rebuzno; inútil que el astrónomo averigüe la formación de los circos lunares, mientras permita que su mujer le acompañe en sus tareas i los chicos en el pantano cojen la mas iracunda de las pulmonías; inútil que el deca­ dente beba ajenjo, i acaricie con sus suspiros azules las alas trasparentes de las ninfas aéreas que son­ ríen, en los espacios lumínicos délos mundos vidircos; inútil la eterna farsa de estos eternos comediantes; inútil es toda la labor déla actividad humana; mien­ tras en cada pueblo, en cada nación, en la aldea, en el hogar, en una palabra en el corazón del hombre, no se grave con los imborrables caractéres de la Ra­ zón i la Conciencia esta máxima sublime del pensa­ dor griego: «La verdadera libertad es una conciencia pura. >

LA C. DE U.-T. II

II


fe 4lti≡t ≡≡ata CANTO PRIMERO

I

Vaga, confusa, incierta, Como un jirón de niebla en el invierno, Aun se ajita i despierta Mi memoria rendida, Con el triste recuerdo de mi vida, Amargo a veces, pero siempre tierno. No es la historia completa; son escenas Aisladas, en que el'drama Se desarrolla mas, en que las penas Luchan con el placer que las fascina, I en que, a través de la confusa trama, La catástrofe triste se adivina. Empero, mas vivaz, mas culminante, Mas clara, hai una escena, Infeliz episodio de mi historia, Que se presenta sola en mi memoria Como el suelto eslabón de una cadena. Allá... mi dócil pensamiento vuela En horas de quietud i por mi frente ‘ Vuelve a cruzar el caso infortunado, Unica nave que dejó su estela Indeleble, luciente, Sobre el oscuro mar de mi pasado,


ÚLTIMA SERENATA

II

Cuando cierro los ojos ahuyentando Pensamientos e imájenes sombrías, I, urna de mis recuerdos, abro el alma Para que se perfume mi existencia Con la divina esencia Que exhalan hoi mis juveniles dias, Miro a través de la dorada gasa Del sueño, los diversos, Pobres lugares do mi infancia pasa; Aquel rincón del patio de mi casa Donde compuse mis primeros versos; Aquella biblioteca oscura i fría Tapizada de viejos pergaminos, En donde yo leía Los libros peregrinos Que exaltaron mi loca fantasía; La ventana ruinosa Do mi primera novia me besaba. La iglesia de mi barrio, silenciosa, Triste, churrigueresca, Con su nave elevada i jigantesca, Su pórtico de toscas esculturas, I sus torres hermosas Recortando, pesadas i angulosas, El transparente azul de las alturas! III

Después...La mente mia, Cual corcel hostigado en su carrera, Se exalta, se alijera, I me conduce a sitios encantados Donde pasó mi juventud primera. Aulas llenas de luz: allí los rayos De un espléndido sol, limpio i sereno,

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LA CADSNA DE UNION

Brillaban indecisos, Ora sobre los rizos De cabezas alegres, soñadoras, Atentas a la altura En que el maestro reposado i grave Hablaba con mesura; Ora por los rincones Iluminando solitarios bancos O ya sobre los negros pizarrones Llenos de líneas i guarismos blancos. ¡Patios extensos, amplios corredores De mi querida escuela, Cual se refresca la memoria mia Cuando a vosotros anhelante vuela! ¡I cual mi fantasía Rompiendo el triste, tenebroso seno, Que ocultaba sus galas En vuestro ambiente, lleno De luz i poesía Alegre empapa las inquietas alas. Por fin, ya estas aquí, calle tortuosa, Estrecha, solitaria; Ni un detalle he perdido; la medrosa Larga fachada de color oscuro, Frente a la tapia donde cada piedra Desmoronada, decoraba el muro Con un penacho de frondosa hiedra; La forma caprichosa De dos columnas de labrado rudo, En cuya base jónica, reposa El tosco cuadro del antiguo escudo; I luego, aquella reja De hierro ennegrecido En la que alguien parece que se queja De mi culpable olvido! ¡Ah! qué mucho que siempre que os recuerde Fachada, tapia, reja, hiedra verde,


ÚLTIMA SERENATA

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Llore por mi abandono i por mi ausencia, Si en vuestra calle, lóbrega i sombría, La mas pura ilusión de mi existencia Se ha quedado llorando todavía! CANTO SEGUNDO

I Yo estaba enamorado: ¡quien no siente Arder a los quince años esa llama: La edad en que se piensa en ser valiente, En que se sueñan lauros en la frente I de un sainete vil se forja un drama? La edad en que queremos como sabios Penetrar los arcanos de la ciencia. Que alcen un himno a la virtud los labios, Ser de los vicios el eterno azote, E ir por el mundo desfaciendo agravios Con las débiles armas del Quijote!

II

Así nació mi amor: en una tarde Pasaba con mi libro bajo el brazo Por esa calle, i en la reja aquella Vi por primera vez, jentil i pura, La niña de mis sueños de ventura, Pálida, triste, pudorosa, bella. Sobre el ancho sillón, las amarillas Manos cruzadas en el blando pecho, Allí tendida, inerte, Sintiendo resbalar por sus mejillas Las sombras de la tnuerte; Allí, como en un lecho, La cabeza inclinada Como una flor tronchada; Con los ojos cerrados, el cabello


LA CADENA DE UNION

Desordenado en su revuelto jiro, I en el delgado i trasparente cuello Contenido un sollozo o un suspiro. Como un nimbo de luz, un fino encaje, Movido a veces por su aliento flébil, Ornando su cabeza, I envuelto en blanco i vaporoso traje El cuerpecito enflaquecido i débil.

III Pasé, volví a pasar, i me detuve Frente a aquella visión; sentí que el alma Se postraba de hinojos, Cuando vi que sus párpados se abiian I abrasadores rayos desprendían Los profundos abismos de sus ojos.

IV I el sol, que se escondía Entre las nubes de color sangriento; La luna, sin fulgor, que aparecía Sobre el oscuro azul del firmamento; Una estrella que erraba Brillando en los lejanos horizontes, En el espeso velo En que ya la silueta de los montes Va cortando los términos del cielo; La nieve del volcan, resplandeciente, Enrojecida por el sol poniente, I hasta un granado que en la tapia asoma Su rama mas florida, Hablaron de calor, de luz, de aroma, De juventud, de porvenir, de vida.


ÚLTIMA SERENATA

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V ¡Qué contraste, Dios mió! ¡Qué mirada tan honda de tristeza Te dirijió la niña moribunda, Madre Naturaleza! Yo ante dolor tan vivo, Viéndote hacer de tu hermosura alarde, Me retiré callado i pensativo.... ¡I así nació mi amor, aquella tarde!....

VI

... .Después de mis faenas Estudiantiles, iba apresurado Sintiendo con vigor inusitado Correr la sangre ardiente por mis venas; Pasaba como siempre cabizbajo, Tímido palpitante, Siquiera fuese poi’ mirar su sombra, El divino perfil de su semblante, O escuchar en un éxtasis amante El rumor de sus pasos por la alfombra

VII ¡Cuántas veces la vi, como en un sueño, Fijar en mí sus ojos, I aparecer en su mejilla pálida Misteriosos i púdicos sonrojos! Creí que nuestras almas se mandaban Algo como un saludo, I en tristes confidencias entablaban Algún diálogo mudo. Fué cierto?...No lo sé; nunca he podido Decifrar el misterio, Ni al descansar cual hoi, yo en el olvido, I ella...¡En el cementerio!


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LA CADENA DE UNION

En mi ánimo abatido Yo sólo sé que duerme desde entonces La fe con que una vez osaba amarla, Cual la chispa en el seno de los bronces Mientras no viene el golpe a despertarla.

VIII

Una noche mi cuarto de estudiante No pudo contener, porque era estrecho, Todas las ilusiones que brotaron Del solitario fondo de mi pecho. Al canto de mi amor, como jemidos De la suprema angustia, Respondieron los riltimos crujidos De mi lámpara mustia; El invierno, otra vez, a los cristales De mi ventana en que se mira un cielo Pavoroso i sombrío, Fué a llamar con sus lágrimas de hielo Como cuajadas gotas de rocío. De mi alcoba salí, dejando el sueño; Crucé las calles tristes i desiertas, Llegué a la casa de mi amado dueño, I allí detuve el paso Frente a esa línea de fulgor escaso Que lanzan las maderas entreabiertas. Mi romántico ensueño, ¿Dónde vagaba en tan solemne hora? Talvez me parecía Que yo era Trovador de esa Leonora. Ignoraba su nombre, y no os asombre Que así tuviera la razón perdida, Pues todos los delirios de mi vida Nunca han tenido nombre. Me oculté en un rincón de la fachada; Ni una luz; ni un rumor!... Todo dormir,


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ÚLTIMA SERENATA

Sólo mi alegre corazón latía... Entre las rotas nubes Un astro nada mas resplande cia: ¡De qué grata ternura Se llenó aquella noche Mi alma, en el centro de su fe, segura! IX Entretanto mi pálida... ¿dormía? ¿En mí soñaba acaso? ¿o reclinada En el borde del lecho, Sintiendo estaba lo que yo sentía Allá....,en el fondo de mi cuarto estrecho? ¡Ali! si estaba despierta, Vago presentimiento De que yo estaba ahí, frente a su puerta, ¿No la haría temblar por un momento?.... Trémulo me acerqué, i en el exceso De mi cariño puro, Imprimí largo beso En el pesado i carcomido muro; En voz baja le hable de mis amores, En voz baja también canté mis penas, Cual cantaban antiguos trovadores En dulce mandolín sus cantilenas. Mi harpa era el viento, cuya voz eólica En la frondosa rama del granado Vibraba melancólica, Con dulce acento entre la verde hiedra, O grave i triste como voz lejana Entre los rotos ángulos de piedra O el hierro sin color de la ventana. Cuando alcé la mirada al firmamento I vi la estrella huérfana i tranquila, Lanzándome el reflejo macilento De su inmóvil pupila, Me pareció que acompañaba al viento LA C. DE U.-T. II

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"la CADENA

DE UNION

I que en aquella noche, breve i grata, Entonaba también mi serenata. CANTO TERCERO

I ¡Nueve tardes sin verla; nueve dias Sin sol, sin luz, sin galas; Todas mis alegrías Sin fuerzas ya para tender las alas! Mi espíritu cansado I el horizonte de mi amor, velado. ¡Largas horas, que envueltas En el manto de sombras del crepúsculo, Visteis mi angustia horrible, Sin que mi labio prorrumpiera un grito, I me visteis inmóvil, pareciendo Quizá tan insensible Como aquellas columnas de granito; Si cruzasteis el mundo, Horas que el aura de la noche besa, En vuestro tardo paso No encontrasteis, acaso, Un dolor mas profundo, Mas inquietud, mas pena, mas tristeza!.. II Aquella noche, llena De reflejos purísimos traía Ese silencio sepulcral que asombra; Recortaba con bordes luminosos Los oscuros contornos de la sombra; Dibujaba en el muro Fantásticas siluetas, I hacía arder su resplandor mas puro Entre las verdes grietas. Yo la miré en la calle Tender sobre el quebrado pavimento


ÚLTIMA BEBENATA

Su luz, como blanquísimo sudario, Prendiendo aterradora cual ninguna,. El amarillo disco de la luna En la elevada cruz del campanario. III I corrieron las horas, i me hallaron En la misma actitud, mudo i sombrío; El alma estremeciéndose de pena, I el cuerpo estremeciéndose de frío... ¡Qué batalla tan ruda Libraron en mí mismo La esperanza, el temor, la fe i la duda! ¡Como bíblicos ánjeles Lucharon sobre el puente del abismo! Me decidí por fin; hoi que me acuerdo Mi decisión me pasma; Crucé a lo largo de la tapia vieja, I, ebrio por el dolor, como un fantasma Me detuve en la reja... En tan triste momento Quiso también acompañarme el viento; Jimio en los hierros, empujó la puerta, Iluminóse la ventana abierta, I poi aquella parte luminosa El confuso rumor de una plegaria Fué rodando, rodando hasta perderse Por la calle torcida, tenebrosa, Estrecha, interminable, solitaria... IV ¡Cómo llegué hasta allí! Sólo recuerdo Impresiones primeras; El crujir de las ceras; De multitud de flores la fragancia, I algunos rostros lívidos Llorando en los rincones de la estancia. I blanca, entre las ceras i las flores,

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LA CADENA DE UNION

Por un velo cubierta, Allí estaba el amor de mis amores: ¡Allí estaba la muerta! Me acerqué paso a paso Con el alma estremecida, Pues que aquel era el delicado vaso Que contuvo la esencia de su vida. I levanté ese velo, I a la rojiza llama de los cirios. Vi aquella faz serena, De luz, de gloria i de ternura llena. Vi aquellas amarillas Manos, cruzadas sobre el blando pecho; Allí tendida, inerte. Ya marchitas del todo sus mejillas, Ya envuelta por las sombras de la muerte. Tomé una de esas manos, seca i fría, I la estreché, temblando con la mía; I aquel diálogo mudo Que interrumpió el dolor i el alma hospeda Como a rayo de luz seco follaje, Concluyó con el último saludo De un espíritu triste que se queda I otro que emprende el misterioso viaje. No jemí; no lloré; yo era la nube Que en tempestuoso cielo se pasea: ¡Bañada en agua por el éter sube I al no poder llover relampaguea! V ¡Oh casta imajen de mis sueños, pasa; ¡Pobre rincón del patio de mi casa, Corredores extensos de mi escuela, ¡Pasad; con recordaros, todavía Mi espíritu cansado se consuela! No he vuelto a ver ni la reja ni la calle, Mas vivirán en la memoria mía


ÚLTIMA SERENATA

Miéntras mi débil corazón batalle. Alguna noche grata Que recuerda mis horas de ventura, La estrella que cantó mi serenata Llena de paz, fulgura, Callada i triste, como yo en mi duelo, Sobre la muda soledad del cielo Que semeja en lo inmenso mi amargura.

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TURQUIA

La franc-masoneria ha estado representada en el imperio otomano, por la lojia Germania, Cuerno de Oro, fundada en la ciudad de Constantinopla. Durante varios años, la ha dirijido con toda sabi­ duría, el Venerable hermano Treu. El Gran Oriente de Italia constituyó primeramen­ te, en 1863, la lojia Italia, que después de rápidos triunfos, tuvo también una rápida decadencia i de­ sapareció en 18,67. 'Luego vino, en 1868, la Italia Risorta, que ha tra­ bajado con bastante éxito. La lojia Esperanza no tuvo sino esfímera existencia. Hace un cuarto de siglo, Constantinopla contaba con doce lojias, un Capítulo i una Gran Lojia Pro­ vincial. Mas, el número de lojias es menor, i tam­ bién ha disminuido el número de hermanos. Esta disminución es notable, sobre todo en la parte inglesa. Los sucesos del ministro Henry Bulwer no lo han continuado; i después de él, la emba­ jada británica ha renunciado a servirse de las lojias como elemento civilizador de propaganda i de in­ fluencia. Actualmente, la lojia Oriental, es poco numerosa i reducida solo al elemento ingles. La Jermania, Cuerno de Oro ha desaparecido hace tiempo. Sin embargo, hace poco se ha formado una nueva lojia alemana, bajo los auspicios de la gran Lojia de Hamburgo.


ESTERTOR

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La Italia Risorta está en píen a actividad. La emba­ jada de Italia no le rehúsa, llegada la ocasión su apoyo i su patronato, pues la diplomacia italiana vol­ viendo a la tradición de Henry Bulwer, manifiesta que comprende la alta utilidad de la espansion masó­ nica, i la ventaja que pueden íeportar los gobiernos quela favorecen. Cada año, la Italia Risorta da un gran baile de be­ neficencia: el embajador no deja de tomar parte con todo su personal i esta asistencia le asegura a la fiesta una concurrencia numerosa i escojida. Ademas, tiene conseguida una protección mas al­ ta, pues en cada vez Su majestad imperial el Sultán contribuye a la obra con una erogación, que en el invierno pasado ascendió a cien libras turcas, o sean 2,300 francos oro. S. M Abedul-Hamid tributa plena justicia a nues­ tra institución, i sabe que no tiene súbditos mejores que los que toman parte en los trabajos masónicos. La Francia estuvo hace algunos años mui bien representada, i laslojias Unión d'Orient \Ser, como igualmente el Capítulo, estaban en pié floreciente. Mas debido a las ajitaciones Armenias, el gobierno hizo cerrar la lojia Ser, compuesta esclusivamente de armenios i que trabajaba en este idioma. Moi diauCaten mallete dos lojias francesas en Constantinopla: son ellas L’Etoile du Bosphore i la Prodos. La primera tiene un carácter esencialmente cos­ mopolita, i aunque no predomina el elemento fran­ cés, trabaja en este idioma universal. El actual venerable es un distinguido médico tur­ co, educado en Marsella i doctor de la facultad en Paris La Prodos aunque no con tantos elementos como L’Etoile du Bosphore trabaja con éxito i aumenta dia a dia sus filas.


ħte⅛ CALENDARIO MASÓNICO para el mes de Febrero de 1896. Febrero de 1896

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Nlúm. 2 Tomo II

Santiago, Febrero 29 de 1896

Entrega

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lTcadéST dOní oñ revista masónica

Orijen de la Masonería

Permitidme que trate de esplanar en breve reseña el orijen de nuestra institución. El nacimiento de la Masonería se pierde en la noche de los tiempos. Según Vassal existia cien mil años antes de Jesu Cristo; pero no habiendo hechos posi­ tivos que comprueben este aserto dejaremos a un lado las tradiciones para concretarnos a tomar como punto de partida la época en que la historia nos deja entrever los primeros destellos de la luz Masónica. Sabido es que entre los pueblos de la antigüedad las ciencias i las artes eran propiedad esclusiva de un cierto número de individuos que las velaban a los ojos de la jeneralidad, enseñándolos secretamente a los elejidos que les daban innumerables i larguísi­ mas pruebas de intelijencia, prudencia i enerjia, haciéndolos pasar gradualmente por una série deter­ minada de estudios. A estos secretos se les llamó misterios, entre los Ejipcios, los Persas, los Caldeos, los Sirios, los Grie­ gos los Romanos i Galos. Entre los Ejipcios la cien-


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LA CADENA DE UNION

cia preferente era la arquitectura, sacando sus em­ blemáticos diseños del espectáculo que la naturaleza les ofrecia. Los Ejipcios llevaron a Grecia sus misterios. Los Griegos a su vez los establecieron en el Asia menor, bajo la advocación de Baco, mil años antes de Jesu Cristo, allí perfeccionaron sus artes hasta la sublimidad, esparciéndolos por Siria, Persia i la India. Pero la época en que estos misterios se asimilan i confunden conla Masonería data solamente desde unos trecientos años antes de Jesu Cristo, en que los reyes de Pérgamo les señalaron la ciudad de Teos para su organización. Por ese tiempo tenían una iniciación par­ ticular, palabras i signos de reconocimiento como nosotros. En cierta época del año celebraban ban­ quetes, asambleas jenerales i en sus secretas ceremo­ nias usaban simbólicamente de los útiles de su pro­ fesión. Socorrían a los indijentes i enfermos i a los que fallecían les levantaban monumentos funerarios cuyos vestijios se encontraron en las cementerios de Ciberhissar i de Eraqui. Según Chanler dedúcese de una inscripción encontrada en uno de estos monu­ mentos que Attálus 2.0 rei de Pérgamo perteneció a la sociedad con el título de miembro honorario Solon según Aulo Jelio no los olvidó en su admi­ rable lejislacion concediéndoles especiales privilejios. Según la Biblia los judíos de orijen ejipcio i los Fe­ nicios habían practicado en el Ejipto el oficio de Masonerí a(o albañil) que se introduj o a Judea en la épo­ ca de la construcción del templo de Salomón con la so­ la diferencia que los misterios judáicos se referian a otro dios distinto de Baco. La organización de la Masonería judaica se estendia i se confundía con los Masones Tirios. Los constructores del templo se conocían por me­ dio de palabras i signos secretos. Es de notar ademas


ORIJEN L>K LA MASONERIA

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que Judíos i Tirios tenían un mismo sistema de ar­ quitectura sagrada. Dice Joséfo que el templo de Jerusalen fué cons­ truido por el mismo plano, por la misma idea que el templo de Hércules i de Astarté en Tiro siendo am­ bos una imitación del sistema del mundo. De allí nació la célebre secta de los Eseniános en la cual fué iniciado. Jesu Cristo según Eusebio. Después de su recepción eran decorados con un mandil blanco i Pliilon de Alejandría asegura que cuando escucha­ ban las instrucciones de sus jefes tenían la mano derecha sobre el pecho, un poco mas abajo de la bar­ ba. Este signo es demasiado conocido por nosotros queridos hermanos. Desde ahora podremos seguir paso a paso la marcha de la institución masónica, hasta nuestros dias; pero esta seria una tarea demasiado estensa. Solo dire­ mos someramente que el año 714 antes de nuestra era. Nuina estableció en Roma a la sociedad organizándola con miembros que hizo venir espresamente del Atica. En seguida vemos difundirse a la Masone­ ría en Como, en Aviñon el año 1778. Juan de Médicis fué Gran Maestre de la orden en 1562, estendiéndose sucesivamente por todos los países hasta el año de 1703 memorable porque durante él la Masonería, se trans­ formó felizmente por una decisión de la Lojia de San Pablo en Londres que hoi lleva el título de Anti­ güedad núm. 2 cuya letra es como sigue: «Los privilejios de la Masonería, no serán, en lo sucesivo, patri­ monio esclusivo de los masones constructores; cual­ quiera otra persona aunque sea de diferente profe­ sión, tendrá derecho a optar a ellos, con tal que sea regularmente aprobada e iniciada en la orden.» La influencia que la innovación de esa Respetable Lojia ha tenido para la propagación de la Masonería i civilización está palpitante en todas las grandes evo­ luciones operadas en las naciones, que se han tra-


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LA CADENA DE UNION

du<>ido en progreso i bienestar de la humanidad. He dicho.


Sociabilidad

La Psicología, esa anatomía escrupulosa del espíri­ tu humano que estudia, descubre todas las cuerdas mas sensibles dvl alma nos habla de la sensibilidad una de sus facultades; de seis potencias. La sensibilidad, en su triple carácter de tal pa­ siva i relativa, es por esto que es la facultad llama­ da como ninguna a contribuir a nuestra felicidad o nuestra desgracia. Los sentimientos, los efectos, las pasiones: he aquí los frutos lejítimos los productos que natural­ mente i de una manera necesaria se desprenden de la sensibilidad. Entre los sentimientos del alma humana mas ca­ racterísticas, mas imperiosas i mas universales, existe uno, que es el que invade toda la tierra; i la raza humana entera cede sin resistencia a su impe­ rioso dominio. Este es la Sociabilidad. Este sentimiento principia en el seno de la fami­ lia. El niño no podría ser feliz sin estar asociado a sus queridos padres i hermanos; la sola presencia de estos seres es su mas completa felicidad; su com­ pleta ausencia seria el colmo de su desgracia.


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LA CADENA DE UNION

Crece el hombre: ensancha el desarrollo de su intelij encía i de su sensibilidad i desarrollando así el sentimiento de sociabilidad busca la sociedad con necesidad, con vehemencia i resultando que el orbe entero se encuentra cubierto de infinitas agru­ paciones según los fines i las variadas tendencias i facultades de los individuos. Los hombres forman agrupaciones políticas para dirijir la marcha del Estado con la realización de sus ideas sobre este punto: Literarias para dar mas impulso a la litera­ tura científica para dar impulso a la ciencia dilatan­ do sus vastos horizontes: Comerciales para realizar transacciones de este jénero, contribuyendo así a la conveniencia i riqueza pública asociaciones de obre­ ros para la mutua protección i perfeccionamiento de sus miembros; de beneficencia para realizar bie­ nes públicos i particulares, i en fin la humanidad entera no es mas que una sociabilidad completa, continua, indefinida i necesaria, pudiendo agregar que las sociedades existirán miéntras exista el mundo. Las ventajas de la sociabilidad son incalculables. El hombre en el aislamiento nada puede hacer; vejetaria como la planta, se agostaría i moriría en la mas completa inacción. Está probado que el hombre en el aislamiento mui poco o nada puede producir, pues léjos de los estímulos de la vida social, sin apoyo para las gran­ des empresas; sin los recursos coadyubantes de los demas, vería fracazar en el mar de la imposibilidad, los planes mas esforzados de injenio i los esfuerzos mas desididos de su voluntad. De aquí se sigue que es uno de los mas principa­ les deberes del hombre propender al principio so­ cial, contribuir con sus luces al mejoramiento de las sociedades viviendo en medio de ellas como un miembro activo, laborioso i entusiasta de todo lo


SOCIABILIDAD

que en ellas propende al bien jeneral e individual. Los hombres que así cumplan i han cumplido su deber, han sido en todas partes los que mas han descollado haciéndose acreedores alas consideracio­ nes de los demas i al justo homenaje de los pue­ blos. Al contrario, el misántropo, el enemigo de la so­ ciedad siempre ha hecho en los grupos sociales el triste papel de una existencia inútil, de un cadáver por su inacción. La sociedad es el principio i el fin del hombre i el perfeccionamiento de la raza humana en todos sus finos.


Las relijiones i la relijion

No cabe duda que la idea religiosa es la primera que se desarrolla en las sociedades. Esta idea jerminó en el acto mismo en que el hombre se puso en inmediato i cuotidiano contacto con la naturaleza, es decir desde que el ser humano en el curso de su desarrollo intelectual i moral, tuvo necesidad de esplicarse los fenómenos que se pre­ sentaban diariamente a su vista. Imaginemos al hombre primitivo; no según la Bi­ blia, ilustrado, en plena o casi plena posesión de la verdad, inocente, virtuoso, puro; sino según la cien­ cia lo ha demostrado, de una manera inconcusa en el estado de la mas supina ignorancia del mundo físico i moral i sin luz científica alguna que le haga comprender el porqué de los fenómenos naturarales. El hombre en este estado se halla en medio de una deshecha tempestad: mira ofuscado, caer el rayo incan decente: oye, abrumado de terror el bramido pavoroso del trueno, ve revolverse el mar como si fuera víctima de una convulsión horrible i quisiera anhelante satisfacer su imperiosa curiosidad espli-


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LAS RELIGIONES I LA RÉLIJION

candóse las causas de tan espantosa revolución, pero aun era demasiado temprano. Ni el sabio griego Ta­ les habia observado el ájente eléctrico en el ambar amarillo, ni Gralvani i Volta habian observado sus corrientes tan admirables, tan veloces i por esto tan útiles; ni Benjamín Franklin habia descubierto en su histórica cometa la electricidad atmosférica i pro­ bado que este fluido se cernia en alas de las nubes tempetuosas en forma positiva, como atravesaba la masa entera de la tierra en forma negativa. Nada de esto: la ciencia debia desarrollarse mas tarde i mas lentamente, como una lámpara benéfica que se en­ ciende tarde pero que ya no se apagará jamas. ¿Qué haría pues el hombre primitivo, herida viva­ mente su natural curiosidad, en presencia defenómenos trascedentales que le interesaban tanto, pues llena­ ban de admiración i de terror profundo i amenaza­ ban inminentemente a cada paso su existencia?... Aqui vino el gran esfuerso de elucubración inte­ lectual, el esfuerzo inicial del pensamiento humano. El carecer de la luz de la ciencia ó sea de la verdad subjetiva y él observar qué esos grandes fenómenos eran enteramente independientes de la voluntad hu­ mana, dieron lugar á qué el hombre primitivo qui­ siera adivinar uno ó varios seres animados. Como el, pero mucho más fuertes y dotadas de un poder in­ contrastable por el poder del hombre.—He aqui la idea de un Dios: del Ser Supremo. Pero este ser era un ser forjado á imajen y seme­ janza del hombre, y como el hombre en su estado primitivo ó salvaje es naturalmente iracundo, sus­ picaz, vengativo, cruel y caprichoso, se formó la idea de un Dios con estas mismas propiedades, siem­ pre dispuesto á castigar á la criatura humana, sin miramientos por su pequenez, sin compacion por su dolor, solo con el derecho del más fuerte, siempre con las iras violentas de ofendido. Siempre la victim c. DE U.-T, II

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LÁ CADENA DÉ UNION

ma ignoraba la voluntad del ser incomprensible, pero le ofrecía sacrificios para hacerle propicio. En este estado de cosas el hombre creyó entrever en las profundidades del cielo un Júpiter, lanzando iracundo sus rayos destructores, un Eolo desenca­ denando con su aliento desvastador los siclones i for­ midables huracanes, un Neptuno revolviendo con su pujante tridente las majestuosas ondas del océano i levantando así la terrible borrasca. En fin cada he­ cho natural comentado por la fecunda imajinacion del hombre primitivo estaba representado por un ser supremo. Lo mismo pasó en el mundo moral. Las pasiones humanas se divinizaron i hubo dioses representan­ tes en el Cielo de cada uno de ellos. Cada pueblo del antiguo mundo creó sus divinida­ des especiales i en tanta variedad que aun existe en Africa pueblos fetiquistas que adoran una serpien­ te que por su mordedura mata al hombre. De todo lo espuesto resulta una verdad inconmo­ vible. fundamental i clara, que es la deducción que me propongo deducir. Siendo todas las relijiones basadas en la fé, sali­ das del seno de las sociedades primitivas como pro­ ductos de la pura imajinacion humana, i de la falta mas completa de ciencia resulta que todas las relijio­ nes basadas en la fe, tienen su oríjen fuera de la ciencia i pugnan todas con la verdadera ciencia hu­ mana, la cual jamas entró en su creación. Todas las Teogonias son absurdas, pues son pro­ ductos de la imajinacion humana, mezclada con las impresiones de las sociedades primitivas. En tiempos mas avanzados, tiempos positivos por excelencia en que muchas sociedades habían salido por completo del oscurantismo primitivo, en que brillaban las ciencias i la alta filosofía iluminaba con clarísimos rayos el mundo de las intelijencias


LAS REIIJIONES I LA RELIJION

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haciendo fructifica la benéfica semilla de la verdad fujitiva, entonces, cuando ya habia innumerables escuelas filosóficas avanzadas apareció la escuela Estoica proclamando el deber como único móvil líci­ to i lejítimo de las acciones morales del hombre. El deber unido a los hombres, desechando absurdos sistemas del sensualismo, i de las doctrinas de las simpatías del utilitarismo o conveniencia i otras varias defectuosas, erróneas i mal intencionadas.—El de­ ber en toda su estencion forma la racional i sagrada relijion del hombre ilustrado: el deber, nos manda ser bueno i dominar por doquiera el bien, sin las mesquinas perspectivas del retorno ni la pusilánime trepidación por un fracaso: el deber nos junta en una solaj común idea, la de realizar el bien: el de­ ber es la forma mas correcta de la relijion de las so­ ciedades: el deber bien comprendido i mejor cumpli­ do es la relijion de la humanidad.


El Palomo blanco —SW-s>ts≡>-

Bolívar llegó a Santa Rosa de Vitervo a princi­ pios de Noviembre de 1814. Iba a Tunja a dar cuenta al Congreso, a la sazón reunido en aquella ciudad, de los sucesos prósperos i desgraciados que habían ocurrido durante la últi­ ma campaña de Venezuela. Su alma estaba acongojada, porque a las desgra­ cias de su patria se unía la mala voluntad de sus amigos. Con efecto: Ribas i Bermudez lo persiguieron hasta Carúpano para prenderlo; i después de su arri­ bo a Cartajena, Castillo comenzó a difundir las mas negras especies contra su honor, atribuyendo la pér­ dida de Venezuela, no a las desgracias de la guerra, sino a la mala conducta de Bolívar. El Libertador hizo su entrada en Santa Rosa en la bestia cansada, i no halló medio para remontarla. Mal de su grado tuvo que esperar un dia; pero como al siguiente era poco lo que la muía había reparado sus fuerzas, resolvió desembarazarla de las alforjas i contratar un peón para que las llevara, i a la vez


KL PALOMO BLANCO

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el sirviera de guía. El dueño de la posada se le brin­ dó para esta ocupación.

Durante el viaje, Bolívar que iba a paso cansado, trabó conversación con su guía: —¿Por qué no quisiste alquilarme tu yegua? le dijo. —Señor, porque podía abortar. Pero, bien, yo te habría dado el valor del potro. —Ah! es que usted no sabe. Ese potro... ese po­ tro..... -—Que?.... Acaba. —Es que mi mujer se ha soñado con que ese potro va a servir para un gran jeneral, pero mui grande. Ella dice que lo ha visto en sueño. —¿I cómo lo pinta? Vamos, cuéntame. —Dice que es chiquito i que no es blanco. —Malo! Un jeneral tal como se lo ha soñado tu mujer, poi’ fuerza tiene que ser mui grandote i mui blancote. —Usted se burla; pero sepa usted que a mi mujer nunca le faltan los sueños. Pregunte en el pueblo i lo verá. Cuando señora Casilda lo dice, todo se cum­ ple. En la villa la llaman el oráculo, aunque el se­ ñor cura la intitula la agorera. Bolívar guardó silencio. —I bien, continuó el guía. ¿Ud. no cree en sueños? —Sí que creo: he vivido soñando i sigo soñando. —I los sueños de usted... —Se cumplirán! El guía refería mas tarde que los ojos de Bolívar, al pronunciar tales palabras, habían brillado con una luz que le infundió miedo. El presidente del Congreso, doctor Camilo Torres al saber que se acercaba, le envió un hermoso caba-


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lio de regalo, lujosamente enjaezado, que Bolívar no quiso aceptar. — «Antes de recibir ningún presente, le contestó, yo debo dar cuenta de mi conducta en la misión que se me dió para Venezuela.» El guía quedó aturdido, i mas, cuando horas des­ pués el Libertador, al despedirlo, le dijo sonriendo: —A Casilda, que me guarde el potro. Bolívar se presentó en la barra del Congreso i esplicó su conducta: no fué juzgado, i el presidente cerró el debate con estas hermosas palabras: —«Jeneral: vuestra Patria no ha muerto mientras exista vuestra espada. Con ella volvereis a resca­ tarla del dominio de sus opresores. El Congreso granadino os dará su protección, porque está satis­ fecho de vuestro proceder. Habéis sido un militar desgraciado, pero sois un hombre grande.» Vino después la ocupación de Bogotá; la entrega, en la costa, del mando de las fuerzas de la Unión; el viaje a Jamaica, la espedicion de los Cayos, el regre­ so a Haití, la vuelta a Margaría, la guerra a muer­ te, el Congreso de Angostura i la campaña sobre Nueva Granada.

Bolívar habia llegado al pió de la cordillera con la división Anzoategui, compuesta de los batallones «Rifles», «Bravos de Páez», «Barcelona», «Albion», i dos escuadrones de Alto-Llano, Santander lo espe­ raba en Casanare con la división de vanguardia. El invierno mas riguroso de que pueda tenerse idea, parecía contrariar los propósitos de Bolívar. Lluvias terribles, caños fuera de madre; desde el Manteca hasta el pié de la cordillera, inundado i


EL PALOMO BLANCO

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pantanoso el país, ríos navegables, la laguna de Rabanantes; i luego, para colmo ele tantas dificultades, montar la cordillera hasta el término de la nieve perpétua, con soldados, acostumbrados á los ardien tes climas de Venezuela, cargados con armas sobran­ tes, municiones, víveres i equipajes; las caballerías despeadas, casi a trote las marchas para burlar á Morillo; i todo esto para ir á cambiar con la tercera División del ejército expedicionario, compuesto de 2,500 hombres equipados, diciplinádos, bien armados i prácticos del terreno.... Bolívar! ¡oh Bolívar! solo tu pudiste realizar tamaños prodigios!...... Por fin aparece en los valles de sogamoso, i la provincia de Tunja se conmueve en su favor. Barreiro le sale al encuentro. Tiene éste en Grámeza un escarmiento, el primer batallón de «Cazadores» i tres compañías de los ba­ tallones «Rifles», «Bravos de Páez» i «Barcelona, bastan p'ara arrebatarle sus posiciones. Pero ocurre lo del «Pantano de Vargas.» Apenas los republicanos habían pasado el peque­ ño rio Sogamoso, cuando se presentaron las tropas de los realistas. Las de Bolívar tuvieron que ocupar algunas alturas que vacian al Oriente. El Coronel Barreiro dispuso que varios cuerpos de su infantería tomasen las colinas más elevadas que dominaban la posición de los republicanos. En efecto, los realistas consiguieron sus designios, después de una resistencia mui vigorosa. Atacando también por la derecha é izquierda, envolvieron casi del todo al ejército inde­ pendiente. Sufría este un ' fuego horroroso i se le había encerrado en una profundidad, sin mas salida que un desfiladero estrecho. Su destrucción parecía inevitable.» Entre tanto los jefes del Ejercito rodean al héroe. El se reconcentra un momento para resolver entre tirar por el desfiladero o atacar en las alturas!.....


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Una voz lo sacó de su meditación: —Mi General, aquí tiene su potro: se lo manda Casilda. Bolívar miró con disgusto á aquel hombre que venía á hablarle de cosas fuera de lugar; pero con su memoria para todo, reconoció á su antiguo guia i se acordó del en cargo que le había hecho para su mujer. Tomando aquel incidente como un aviso del cielo, exclamó poniéndose de pié, con el acento de la vic­ toria: —Carguemos..... ! carguemos........ I I antes de que le hubieran ensillado aquel lindísi­ mo animal, Rondón, Infante, Nonato Perez, Car­ vajal, Mujica i Mellao á la cabeza de los escuadro­ nes, trepan irrisistibles por aquellos cerros i restable­ cen la batalla. Los realistas fueron desalojados de sus posiciones, solo la noche i una copiosa lluvia pudieron salvar á la tercera División de una derrota completa. En Boyacá se entregaron. Por eso, aunque la historia no le rece, la batalla que libertó á Nueva Granada del poder peninsular, fué la del PANTANO DE VARGAS. Boyacá no es su nombre....... Cuando Bolívar regresó para Venezuela después de la ocupación de Bogotá, se detuvo en Santa-Rosa i visitó á Casilda. Le dio las gracias por el Palomo. Preciosimo animal, como lo hemos dicho; blanco como un copo de nieve; firme, eléctrico; mejor tallado que el de raza persa que para nada sirvió á Napo­ león en Waterloo. —Señora, le dijo Bolívar al despedirse. ¿No ha tenido usted otro sueño respecto de mi? Sus sueños son vaticinios i yo creo en ellos.


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EL PALOMO BLANCO

—Si, señor, repuso la honrada posadera. Lo he visto á usted en mi caballo, entrar á las ciudades, después de las batallas.

Vino Corabobo 2.a i entró á Caracas; Bomboná, i entró á Quito. En Junin preparó á Ayacucho i entró á Lima i á la Paz. -

El libertador estimaba su Palomo-Blanco como á una parte de su ser. El noble bruto lo reconocía desde lejos. Al ruido de sus pasos, el timbre de su voz, relinchaba i ponía en plumero la cola, piafaba, en fin, hacia mil corvetas. Al montarlo, temblaba de respeto.! Cuando en 1826 se preparaba el semi-dios para regresar á Colombia, el Mariscal Santa Cruz, como recuerdo de afecto, le exigió el Palomo-Blanco. Bolívar vaciló, pero no pudo negárselo.

Otro dia no más, el caballo estuvo triste!.... ¡Murió pronto! Después del Libertador, nadie puede envanecerse de haber cruzado la pierna sobre él!.......

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LA 0. DE U. T II

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Sobre la Construcción de un Templo

Hace ya algún tiempo se lanzó, i fué aceptada con entusiasmo, en nuestro Taller la idea de la construc­ ción de un templo adecuado a la importancia creciente que entre nosotros va teniendo la masonería. Entonces se dieron algunos pasos tendentes a es­ tudiar la mejor forma i modo de llegar a la realiza­ ción de ese hermoso proyecto, que vendría a conti­ nuar los esfuerzos de nuestra humanitaria i universal institución. Pero, pasados esos primeros entusiasmos, la idea de. la construcción de un templo masónico ha ido, poco a poco cayendo en olvido, con grave perjuicio del progreso de nuestra Lójia para quienes la falta de un templo adecuado i digno, es una obra de con­ sideración. Casi en todas partes donde alcanza el grado de or­ ganización i de progreso que alcanza entre nosotros, la Masonería posee templos que atestiguan a los pro­ fanos que su labor no tiene, de ningún modo, los ca-


SOBRE LA CONSTRUCCION DE UN TEMPLO

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ractéres con que sus enemigos pretenden desfigurarla i hacerla antipática i repulsiva a los que no están ini­ ciados en sus sublimes misterios. En Chile desgraciadamente, existe i son hábilmente fomentados por nuestros enemigos, numerosos per­ juicios .con la Masonería, a la cual se presenta a los ojos de los ignorantes o fanáticos, como una institu­ ción destinada a desquiciar el orden social existente, a destituirla relijion, a procurar el anonadamiento del Gran Arquitecto para entregar el reino del Universo al demonio del mal. No hace mucho, Venerable Maestro, vos bien lo recordareis— que uno de los mas importantes dia­ rios católicos de Chile, por boca de uno de los mas prestijiosos escritores conservadores, largaba contra la Masonería artículos injuriosos, en que nuestros je­ fes caían tratados de ladrones y bandidos y nuestros propósitos torcidamente espuestos a la consideración de sus profanos lectores. La actitud del diario de mi referencia, no és sino el primer clarín que suena para anunciar la batalla que se quiere declarar contra la Masonería. Esos ar­ tículos calumniosos no son sino los primeros dispa­ ros con que se pretende abrir la brecha por donde los enemigos penetren en el sagrado recinto de nues­ tra institución para aniquilarla i quedar ellos de due­ ños absolutos de la conciencia i de la libertad hu­ mana. Para nadie que observe con un paso de atención el estado social de nuestro pais, será un misterio el hecho de que, muchas i grandes fuerzas se obstan poniendo en actividad para luchar contra nosotros. Nuestros enemigos nos creen pocos, indisciplina­ dos, sin propósitos fijos ni ideales que sean el obje­ tivo de nuestras tareas. I por eso, creer que es opor­ tuno el momento para atacarnos, ahora que las evo­ luciones políticas que todos nosotros conocemos, han


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dado al clericalismo un influjo i un poder que no merece. Es, pues, llegada la hora de que nosotros nos aper­ cibamos para la lucha, i que preparemos todas nues­ tras fuerzas en la noble tarea de sostener i hacer triunfar nuestras ideas i nuestras doctrinas, que son el único refujio seguro i digno que puede encontrar la humanidad en medio de las continuas tempestades que la combaten. Ya poseemos prensa, esa poderosa palanca apoya­ da en el intelecto del hombre mueve al mundo, i á ella toca grande i hermosa parte en la lucha que va a empeñarse. A este aunamiento material debemos contribuir todos en la medida de nuestras fuerzas materiales; i a su sostenimiento intelectual deben ayudar todos los que sienten bullir en su cerebro alguna idea no­ ble i todos los que sienten latir su corazón o impul­ sos de algún sentimiento generoso. Nos falta solamente la coronación de la primera parte de nuestra obradaconstrucción de un Templo, a cuya sombra se cobijen todos los que desean el el triunfo de la libertad i de la honradez, un Templo digno del Gran Arquitecto del Universo que es el que nos guia por el ancho i luminoso camino que la Masonería viene siguiendo desde su fundación. Yo considero que la necesidad de que poseamos un Templo es urjentísima, i por eso me he permitido escribir las anteriores líneas para recordaros su urjencia i para despertar de nuevo en nosotros el santo entusiasmo que antes os animaba; i que no dudo os servirá de nuevo, mas intenso todavía, pues se aproxi­ ma la hora de la lucha. Pongámonos todos a la obra, con entusiasmo i fé, i vereis como nuestra gloriosa institución se alzará triunfante sobre las ánimas del oscurantismo i del fanatismo, i guiará a la humanidad por el cami-


SOBRE LA CONSTRUCCION L»E UN TEMPLO

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no de su bienestar moral i natural. Que el Gran Arquitecto del Universo os ilumine i haga tomar las medidas necesarias para la realiza­ ción de nuestro común deseo.


ESTERTOR

Digna actitud del Serenísimo Gran Oriente IE LA

REPUBLICA ARGENTINA

Con bien sentido gozo tenernos el honor de dar cuenta a los numorosos lectores de la Revista, que acaba de iniciarse en la Masonería un procedimiento que, cual bello ideal, acariciado por el amor a la Ins­ titución, veníamos hace tiempo tratando de que se erijiera en'doctrina práctica, en todas las ocasiones oportunas como la presente. Al Gran Oriente Argentino le ha cabido la palma de tan hermosa iniciativa, al recojer y apreciar en su trascedental importancia i significado las francas protestas de libertad que consigna el interesante pro­ grama del candidato a lá futura presidencia de la Re­ pública de Chile, Señor Don Vicente Reyes. He auqí el texto de la nota, que se ha tenido la complacencia de proporcionárnoslo:


DIGNA ACTlTtτD DEL SERENISIMO GRAN ORIENTE

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El Gran Maestre i Poder Ejecutivo de la Orden en la Republica Arjentina

Al Exmo. Sr. Presidente del Senado de la República de Chile Don Vicente Reyes.

Señor! Los ecos de una solemne promesa de progreso i libertad, cruzando los espacios cual rayo de luz, lian venido á fortalecer i calentar el espíritu de todos los hombres amantes de la emancipación del Pensami­ ento i de la Idea, augustos soberanos de la humaninad. En el programa de Gobierno que vertisteis en el acto en que vuestros conciudadanos os proclamaron candidato a la presidencia de la República de Chile, en forma la más espontánea i categórica, habéis echa­ do los cimientos de una gran columna que habrá de sostener, contra los tenaces combates del fanatismo secular, el edificio de la verdadera República-demo­ crática, de la República-libre, en su más íntegra acepción. Nuestra Institución tiene por patria el mundo, i por hermanos todos los hombres que lo pueblan, pero un deber de lógica invencible nos hace mirar con atención preferente el desenvolvimiento de los pue­ blos i sociedades en cuyo suelo habitamos: referimosnos al continente Sud americano. Es por eso que, arrebatados por un impulso de admiración i aplauso, nos hemos congregado para formar i elevar ante el Gran Arquitecto del Uni­ verso nuestros votos de aliento i de fé, exhortán­ doos al fiel cumplimiento de vuestro hermoso i gran de programa de gobierno, que os costará porfiadas


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LA CADENA DE UNION

resistencias, pero en cuya ejecución, no lo dudéis, encontrareis también sólido i decidido apoyo en los hombres de nobilísimos anhelos i en la corriente na­ tural é irresistible del progreso.

Orden de Buenos Aires, Marzo 4 de 1896. El Ministro de Relaciones Esteriores Juan A. Aguirre. El Gran Maestre I)r. Tomás Puig Lomez.

El Gran Secretario General adj. Antonio Ponzio

También reproducimos la parte pertinente del alu­ dido programa de gobierno que hará flamear en el tope del palo mayor de la nave del estado el liberal mandatario de un pais vecino i hermano.

« Si la abstención mas absoluta de los funciona­ rios eclesiásticos en las luchas electorales no fuera prescrita como una exijencia de buen gobierno, lo se­ ria en todo caso por la necesidad suprema de alejar de las contiendas políticas el elemento perturbador del sentimiento relijioso, que no debe buscar ahí cier­ tamente, su esfera de acción, i que, desnaturalizado por intereses transitorios, enjendra funestas divisio­ nes sociales azuzando el fanatismo i la intolerancia que han sido en todo tiempo i bajo todas las creen­ cias, los mayores azotes de la humanidad. Obedeci­ endo al mismo criterio, el de substraer los actos primordiales de la vida social de toda perturbación sugerida por las exajeraciones del sentimiento reli­ gioso, no puede ser dudosa para ningún espíritu libe­ ral la necesidad imprescindible de mantener en la legislación de la República, como lo exige el programa


DIGNÁ ACTITUD DEL SERENISIMO GRAN ORIÉNTE

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de esta convención, los estatutos protectores que pusieron bajo el amparo de la igualdad legal el re­ gistro civil, la constitución de la familia i la sepul­ tación de los restos humanos. < Todos los habitantes del país deben ser iguales ante la ley, sean cuales fueran las creencias religiosas que profesen, «Con la misma deferencia comparto también vues­ tras ideas acerca de la acción protectora del estado en la difusión de las luces que ilustran al pueblo, i en la cooperación al desarrollo do la industria nacio­ nal que labra su bienestar, lo vincula al trabajo i por lo mismo lo moraliza i lo levanta. >

ue. κ ».-t. i¡

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Una victoria mas El movimiento reformador del 8 de Marzo está pro­ duciendo sus saludables consecuencias. La personería jurídica es ya un hecho. Transcribimos el decreto reconociendo como per­ sona jurídica al Gran Oriente Argentino, paso tras­ cendental que sera la base de una reacción eficaz en el pais. Desde hoi la masonería no será una asociación huérfana,incapaz de adquirir derechos i obligaciones, sino una personalidad revestida de toda la plenitud que le da la lei civil. EL SERENISIMO GRAN ORIENTE ARGENTINO ATODAS LAS LOGIAS I HERMANOS DE LA OBEDIENCIA ENVIA

Queridos Hermanos,

Tengo el agrado de transcribir el decreto expedido por el Superior Gobierno de la Nación, reconociendo en el carácter de persona Jurídica, a nuestro Serení­ simo «Gran Oriente Argentino».


UNA VICTORIÁ MAS

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Ese reconocimiento, implica un positivo triunfo para la causa liberal i para nuestra Obediencia, que consigue después de tantos esfuerzos ser incorporado a la vida civil de la República, Me es grato saludarlos fraternalmente, El Gran Maestro Dr. Tomás Puig Lomez

El Gran Secretario General Adjunto Antonio Ponzio (Secretaría: Calle San Martín 14 p. p)

Decreto reconociendo en el carácter de persona jurídica a la sociedad «Serenísimo Gran Oriente Argentino» Buenos Aires, Noviembre 22 de 1895. Habiéndose acreditado que la sociedad masónica «Serenísimo Gran Oriente Argentino» reune las con­ diciones requeridas por el Código civil para la cons­ titución de las personas jurídicas, i de acuerdo con lo dictaminado por el señor Procurador general de la Nación.

El Presidente provisorio del honorable Senado, en ejercicio del Poder Ejecutivo

DECRETA: Articulo Io. Queda reconocida en el carácter de persona jurídica, a los efectos del derecho, la socie­ dad «Serenísimo Gran Oriente Argentino» aprobán­ dose los estatutos de la misma, sancionados en las


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asambleas de fechas 9 i 12 de Agosto próximo pa­ sado. Art. 2o. Previa reposición de fojas, permítase to­ mar constancia de este expediente, comuniqúese i dése al Rejistro nacional. ROCA.

Antonio Bermejo


La Masonería en Francia Asamblea anual del Gran Oriente—Elecciones parciales—Trascendentales problemas en dicusion—La mujer en la masonería—Mas autonomías para las Logias—Instrucción completamente láica—Arbitraje inter­ nacional—Glorificación del trabajo—Medidas de carácter político— Importante votode la Logia «Federación Universal»—Soprecion del fondo para el culto—Separación de la Iglesia del Estado,

Las elecciones para reemplazar á los miembros salientes del Consejo de la Orden del Gran Oriente de Francia, han dado el siguiente resultado: Presidente: M. Louis Lucipia, Presidente del Con­ sejo general del Sena. Vice-presidente: M. M. Paulle, Presidente de sala del tribunal de apelación de Poitiers i Chinchóte, Ingeniero. Secretarios: M. M. Duvant i Bouceret, publicistas. Guarda Sellos: M. Pachón, diputado del Ain. Consejeros: M. M. Desmons, Juniere Delpech, Rauselle, Faure, Dazet, Schwerer, Fontainas, Dupré, Pasquier, Gregoire, Carrere i Mille. Consejeros del año anterior que quedan en ejercicio: M. M. Amiable, Baigue, Bidón, Bizet, Givot, Jeanvrod, Lartigue, Merchier, Merignargues, Pasquier, Alber, Petrot, Roche i Paúl Viguier. Para la cantara de Casación fueron élegidosPflí. M. Marteau, Klety. Renaudie, Rocherety Brizou.


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Para la Presidencia de esta Cámara fne designado M. Maugers. Los nuevos Oficiales del Gran Colegio de Ritos, son: Gran Comendador, hermano Poulle. ler. Tent. Comendador, hermano Masse. 2.0 » » hermano Fontainas. Gran Orador hermano Amiable. » Canciller hermano Paull Viguier. » Tesorero hermano Clement. Gran Maestro de Ceremonia hermano Blanchon, » Capitán de Guardia hermano Sincholie. Orador Adjunto hermano Mauger. Canciller Adjunto hermano Eigar Bourdier. Notables bajo todos conceptos han sido los trabajos del Convento anuo que acaba de celebrarse en París. Ellos son nuestra patente i elocuentísima del férvido celo i viril entereza con que los Masones de Francia, discretamente dirigidos por el Gran Oriente que á tanta altura ha sabido elevar á la Institución que representa, saben velar por la integridad de los prin­ cipios masónicos i el mantenimiento de las grandes conquista de la Revolución, que son base perdurable de las libertades públicas i del progreso de los pue­ blos. Para que nuestros lectores puedan formar una ti­ jera idea de la índole é importancia de los trascenden­ tales problemas á cuyo estudio viene consagrándose con verdadero ahinco la Masonería francesa i de cuya solución se ocupa anualmente con toda preferencia el Convento del Gran Oriente de Francia, á continua­ ción damos un extracto escueto de algunas de las proposiciones que fueron votadas por la Asamblea general, de las muchas que se sometieron á su deli­ beración. Entre las proposiciones de carácter puramente ma­ sónico, son dignas de especial mención una que tenia


LA MASONERÍA EN FRANCIA

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por objeto la admisión de mujeres en la Francmaso­ nería que fué rotundante rechazada, i otra relativa á la afiliación en los Templos del Gran Oriente de Francia de los miembros procedentes de Logias Mix­ tas, sobre la qne recayó el acuerdo de que, para que puedan ser admitidos, deberán ser sometidos de nuevo al acto de la iniciación. Otra proposición muy inportante en la que se pide la reforma de los Reglamentos generales en el senti­ do de conceder á las Logias la más alta autonomía, que fué tomada ya en consideración en el Convento de 1894, quedó pendiente todavía, siendo enviada de nuevo al Consejo de la Orden para su exámen. Entre las cuestiones de orden político social, la Asamblea adoptó numerosas mociones presentadas previamente al Congreso de las Logias de la región parisién por las de los departamentos i que ésta re­ mitió al Convento. Gran parte de estas mociones tienen por objeto la reforma de los programas de enseñanza, de las reglas de procedimiento, la reorga­ nización de las Comisiones escolares i la de los cursos de adultos i de otros establecimientos públicos de enseñanza que funcionan bajo la inspección del Estado; que el Gobierno ponga el más escrupuloso cuidado en la elección de los jefes encargados de la enseñanza i que se prohíba terminantemente á los profesores la asistencia oficial i en compañía de sus alumnos, á todo acto ó función de carácter religioso; la supresión de los derechos de exámen i de expedi­ ción de diplomas, etc. Dignas son también de especial mención las sigui­ entes mociones que fueron votadas de conformidad con los informes emitidos por las respectivas Seccio­ nes. «La Asamblea general del Gran Oriente de Fran­ cia otorga unánime un voto de gracias al Hermano. Boradat i a los demas Diputados Hermanos Masones,


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por la proposición del Arbitraje internacional, que, ins­ pirándose en los ideales i aspiraciones de la Franc­ masonería, presentaron á la Cámara de los Diputa­ dos i fué unánimemente votada en 8 de Junio del corriente año.» «Todas las Logias de la Obediencia del Gran Orien­ te de Francia, consagrarán cada año á la glorificación del trabajo, una tenida magna especial, cuya forma i programa quedan al arbitrio de cada Logia ó co­ lectividad de Logias, ó bien dedicarán á este objeto la primera Tenida que celebren después del l.0 de Mayo »

«El Consejo déla Orden trabajará valiéndose de cuantos medios estén a su alcance en pro del resta­ blecimiento del escrutinio por listas i para que el Parlamento amplié, dándole la ancha esfera, los po­ deres de los Consejos jenerales i municipales, mui especialmente en todo lo relativo a la administración de sus intereses.» Igualmente pondrá en juego toda su acción i valimento para determinar al gobierno hasta donde sea posible. l.° A poner siempre en práctica una política ne­ tamente republicana. 2.0 A que no se confie el desempeño de las funcio­ nes públicas mas que a republicanos probados, ex­ cluyendo de ellas a todo reaccionario. 3.o A mantener la mas estricta neutralidad relijiosa en todas las escuelas de Francia.» «La Logia La Federación Universal considerando que así como la Francmasonería ha marchado duran-


La masonería en Francia

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te mas de mi siglo a vanguardia de las manifestacio­ nes del espíritu humano, hoi, conforme lo decidieron los Conventos de 1893 i 1894 tiene el deber de ir al frente de los reformadores del Orden Social, pide que el Convento de 1895 formule un voto en favor del principio: l.0 De otorgar una participación en los beneficios industriales a los cooperadores obreros: i que Ínterin que ésta pueda establecerse en los establecimientos privados, se otorgue desde luego i se ponga en prác­ tica el otorgamiento de esta participación en los dependientes del Estado, de los Departamentos i Co­ munes. 2o. De la reforma de la lei de 27 de Diciembre de 1893, que siendo facultorio no ha dado ningún re­ sultado útil. 3.0 De la supresión de la herencia en línea colate­ ral hasta el tercer grado, bajo reserva del derecho de testar. 4.0 De la reforma por la supresión, o cuando me­ nos de la disminución de los impuestos de Consumos i su reemplazo por un impuesto progresivo sobre las utilidades. 5.0 De la creación de una Caja nacional de aho­ rros para la vejez. Notaremos finalmente, que el Convento se ocupó seriamente del examen de los luminosos dictámenes emitidos, referentes: l.0 A la supresión de las asignaciones a todos los altos dignatarios de la Iglesia i demas miembros del orden religioso, que se muestran contrarios a las ins­ tituciones republicanas. 2.0 Al acrecentamiento de los institutos i corpora­ ciones relijiosas, i 3.0 A la separación de la Iglesia i el Estado. c. DE U.-T. II

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El Gran Oriente de Francia Y EL GOBIERNO DE LA REPUBLICA

Indudablemente la Masonería en Francia en este último cuarto de siglo,-ha podido realizar uno de sus mas importantes propósitos, esto es llevar al gobier­ no de la República los mas esclarecidos miembros de la Institución. El hecho ha venido produciéndose muy paulatina­ mente sin actos violentos, sin fraudes electorales, sin transacciones indignas e indecorosas; puede de­ cirse que la conciencia pública, evolucionando en un sentido en extremo liberal, principió por nombrar diputados masones hasta conseguir en la Cámara francesa la gran mayoría, dando lugar en 1891 á aquel ruidoso incidente que indujo al presidente Floquet á declarar «que él «era masón i que el ser masón es cosa honrosa». La honradez de los hombres, la perseverancia i los varios propósitos han conseguido realizar el supre­ mo triunfo i hoy el gobierno de la República está formado por franc-masones, que en forma oficial han recibido en el palacio del gobierno al «Consejo déla Orden del Gran Oriente» en Corporación.


EL GRAN ORIENTE DE FRANCIA

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De las últimas correspondencias recibidas extrac­ tamos los siguientes periodos que caracterizan la im­ portancia del suceso. Apriendan los tibios, los indiferentes i también los detractores de nuestra Institución, cuan noble i grande es su propósito i cual es el trabajo que en cada pueblo, en cada ciudad i en las naciones, tene­ mos que realizar para llevar á la práctica nuestros altos ideales. Con fecha 10 de Noviembre nos escriben: Anoche á las 7 p. m. el Hermano León Bourgeois, presidente del Consejo de los Ministros, ha recibido á los Miembros del Consejo del Gran Oriente de Francia, presentados por el Hermano Lucipia, pre­ sidente del Consejo general de la Sena i del Consejo de la Orden. La entrevista duró una media hora i es inúti l agre­ gar que ha sido de las mas cordial; los Hermanos recibidos, están muy satisfechos de la amable i fra­ ternal acojida que les hizo el Hermano Bourgeois. Hacemos acordar que el Presidente del Consejo es uno de los militantes mas entusiastas de la Masone­ ría, á la cual en todo tiempo ha prestado inmensos servicios; él no es el único ministro que pertenece al Gran Oriente. El Hermano Doumer, ministro de fianzas, ocupaba el año pasado un asiento en el Consejo de la Orden. El Hermano Mesureur, ministro de comercio, es presidente déla «Gran Logia Sonbólica de Francia». El Hermano Ed. Lockroy, ministro de marina, hace muchos años es miembro activo de la Logia «Justicia». El Hermano Guieysse, ministro de las colonias, pertenece á la Logia «Naturaleza i Filantropía». El Hermano M. Cavaignac, ministro de la guerra, es afiliado adjunto a una Logia de Mans. Los Hermanos M. Combet, ministro de instruc-


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cion pública, i M. Viger, ministro de agricultura, pertenecen á dos Logias de provincias. En ese recibimiento oficial del Consejo de la Or­ den Masónica, el Presidente de los ministros, ha teni­ do en afirmar de la manera la mas categórica, todo el alcance de sus sentimientos a respecto de la Maso­ nería de Francia. El Honorable Hermano León Bourgeois i sus cole­ gas saben perfectamente, por experiencia propia, que generalmente los franc-masones marchan unidos sin deviar de una linea, al conseguiinento de sus ideales de libertad, de justicia i de solidaridad, i que por lo demás llevarán al actual ministerio reformador su de­ cidido concurso para la regeneración de la Francia i el cumplimiento de sus inmortales destinos.


La Paz en el Brasil LA MASONERÍA EN ACCIÓN

Los versículos del Génesis escritos por Moisés mi­ les de años atrás, tienen su aplicación ahora a la si­ tuación de la patria brasileña. Es que los principios de la humanidad son verdades eternas i en el desen­ volvimiento de la historia han de producirse siem­ pre, como fatalmente las consecuencias de los hechos a los cuales presiden. Dios dijo: Fiat Lux\—Et lux facía est, repitió Moi­ sés. El sentimiento nacional dijo: ∖Fiat Pax\ Interpre­ tado por la prensa entera del pais, i nuestro Herma­ no Prudente de Moraes, acojiendo en su corazón de brasilero i de masón el grito anhelante de la patria, hizo la paz Et pax facía est. Bendita la hora en que congregáronse revolucio­ narios i legalitas sin ofensas a los bríos de la Repú­ blica, sin quebrantarla dignidad de los brasileros des­ graciadamente divididos en facciones enemigas! Ya bastaba tanta sangre, tamaños salvajismos, tantas angustias en las familias, tantos daños mora­ les i materiales, tanto desgarro en la patria brasilera.


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Benditos sean los factores i fautores de la paz. Nadie mas que la humanitaria Masonería brasilera jadeaba, nadie mas que ella aplaude ese hecho auspi­ cioso, grandioso, sublime de fraternidad humana. El mensaje que el Señor Presidente de la Re­ pública, nuestro carísimo i respetable Hermano dirijió al Congreso Federal es el siguiente: Señores miembros del Congreso Nacional: Cumplo con el grato deber de comunicaros la ter­ minación de la lucha civil ,que tiene perturbada la vida de la República desde mas de dos años. Some­ tiéndose al régimen legal de las autoridades consti­ tuidas de la Unión i del Estado de Rio Grande do Sud, los revolucionarios depusieron las armas el 23 del corriente. El culto de los brasileros al régimen republicano es un hecho auspicioso para nuestra patria. Trayendo a vuestro conocimiento los documentos oficiales referentes a ello, tengo la mas viva satisfac­ ción en aseguraros que las autoridades federales i las del Estado de Rio Grande do Sud, fíanse i since­ ramente harán de todo para que sea eficaz i fecunda la pacificación. Prudente J. de Moraes Barros. Presidente de la República.

A nadie han de habérsele escapado los esfuerzos enpleados por nuestro valeroso Hermano Floriano Peixoto, el mariscal de bronce, vice presidente en ejercicio, para pacificar a Rio Grande do Sud. Es mui reciente la misión confiada por él al General Cunha Júnior, conquistando con ella hasta sus mas acres ad­ versarios. Esa patriótica tentativa fué secundada por el Ge­ neral Moura, Ministro de la Guerra, quien fué hasta los campos gauchos para tentar la reconciliación de la familia brasilera.


La paz en el brasil

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Hermanos nuestros los tres, educados en las doc­ trinas masónicas. A esa obra magna opusiéronse intuitos políticos de los jefes civiles de la revolución; pero el Gobierno de la República no desmayó i gracias al Dr. Pru­ dente Moraes, Dr. Julio de Castilhos, general Innocencio Galváo de Queiroz i general Juan Nuñez da Silva Tavares, comandante en gefe de los revolucio­ narios, la pacificación de la tierra heroica denomina­ da Rio Grande do Sud, está hecha. Hermanos nuestros los cuatro, educados en las doctrinas masónicas. Y la paz está hecha para siempre: son nuestros votos, de todos cuantos rinden culto al patriotismo i de la humanidad en general. Por tan grandioso acontecimiento, uno de los mas bellos capítulos de la historia nacional, felicitamos a nuestros Hermanos, Valles i Talleres del Brasil i del extranjero. ¡Viva la pazl Sin ella perece la libertad: sin ella la Igualdad es un mito: ella es sinónimo de Fraternidad. Viva i siempre viva la paz!


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Estatutos Civiles DE LA

MASONERIA ARGENTINA CAPÍTULO I De La Masonería Argentina

Artículo 1.o—Queda definitivamente organizada

i constituida la asociación entre los masones de la República bajo el título de «Serenísimo Gran Orien­ te para la República Argentina». Art. 2.0—La asociación fija su domicilio legal en Buenos Aires, capital de la República, donde tiene su asiento la dirección i administración Central. Art. 3.o—Funcionan además secciones con la de­ nominación de «Logias» en todo el territorio de la República i podrán establecerse cuantas se juzguen convenientes al mejor desarrollo i fines de la insti­ tución bajo la dependencia de la dirección Central. Art. 4o—La colectividad masónica de la Repúbli­ ca Argentina, constituye parte integrante de la Or­ den Masónica Universal i se rige por lo establecido en estos estatutos.


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estatutos dé la masonería argentina

CAPÍTULO II De sus fines

Art. 5.0—Los principales fines de la sociedad son: l.0 Mantener i fomentar el espíritu de asociación en todas las clases. 2.o Ponerse en relación con las instituciones de su índole en el extranjero luchando por la paz uni­ versal. 3.o Prestar gratuita i desinteresadamente su concιu,so en todo acto de guerra interior ó exterior para recoger, atender i cuidar á los heridos sin distinción de beligerantes. 4.o Difundir la enseñanza como medio del perfec­ cionamiento humano. 5.0 Practicar la beneficencia i el amor á la huma­ nidad. G.o Velar por la libertad civil i de conciencia. Art. 6.0—La sociedad podrá en cumplimiento de sus fines, adquirir bienes muebles é inmuebles i contraer toda clase de obligaciones por intermedio de sus representantes legales. CAPÍTULO III De los socios

Art. 7.°—La sociedad masónica «Serenísimo Gran Oriente Argentino» se compone: a) De todos los masones del país actualmente en ejercicio i que voluntariamente comprueben esta calidad ante las autoridades masónicas cons­ tituidas según estos estatutos. la c. DE U. T. II


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b) De los que ingresen en lo sucesivo, previos los trámites de forma. c) De los representantes de las potencias masóni­ cas del exterior mientras conserven este carác­ ter. d) De los representantes de este Oriente ante las potencias masónicas del exterior. Art. 8.0—Para ser socio de la institución masóni­ ca, es necesario comprobar en forma ante la Logia donde deba tener lugar la admisión: l.0 Tener veintiún años de edad. 2.o Gozar de buena opinión pública i concepto moral é intelectual . 3o. Tener medios propios ú ocupación decorosa que proporcione los recursos necesarios para la subsistencia. 4.0 Cumplir extrictamente todas las formalidades i requisitos establecidos ó que se establezcan por las disposiciones de la institución. Art. 9.0—El hijo del Asociado que sea propuesto por éste ó con su expresa autorización podrá ser admitido á los diez i ocho años siempre que reuna las demás condiciones establecidas en el Art. ante­ rior. Art. 10.—La condición del inciso l.0 del Art. 8o será comprobada por documento presentado en el acto de la propuesta por los proponentes ó por los medios supletorios en su defecto, las demás por documento escrito i firmado por dos socios que ten­ gan conocimiento del comportamiento social del pro­ puesto. Art. 11.—Los proponentes i propuestos qué elu­ dieren ó infringieren los requisitos arriba expresa­ dos serán expulsados de la Asociación. Art. 12.—Las personas desechadas de una Logia no podrán ser recibidas en ninguna otra sino después de ser nuevamente propuestas transcurrido un año.


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Art. 13.—Para ser socio regular i poder gozar de los derechos que estos estatutos acuerdan es necesa­ rio ser miembro activo i cotizante de una de las Lo­ gias de la Obediencia no pudiendo serlo de dos a la vez salvo que lo sea honorario ó libre. CAPÍTULO IV De los deberes individuales de los socios

Art. 14.—Todo socio debe: 1. o Profesar la más decidida adhesión á los prin­ cipios i fines de la masonería. 2. o Respetar las leyes del país, sus autoridades, los presentes estatutos, los reglamentos que se dicten i las resoluciones de las autoridades ma­ sónicas constituidas. 3. o Concurrir con su persona i peculio al sostén i engrandecimiento de la asociación. 4. ° Prestar ayuda i protección á sus coasociados con arreglo ásus facultades, defendiéndose con­ tra la arbitrariedad i la injusticia. 5.o Depositar oportunamente en la caja de la institución los dineros correspondientes á los pagos que deba efectuar. 6. ° No llevar ante los tribunales del país cues­ tiones propias contra sus coasociados, sin tentar previamente los medios conciliatorios valiéndo­ se de la Logia á que pertenecen aquellos. 7. o No atacar los actos de la vida privada, ni ofender á sus consocios por la prensa. 8. o A presentar á la Gran Maestría, dos ejempla­ res de las publicaciones que hiciere relativas á la masonería.


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CAPÍTULO V De los derechos individuales de los socios

Art. 15.—Todo asociado tiene derecho: 1. o A ser premiado en relación á su virtud i mé­ ritos en la forma que sus coasociados lo crean conveniente, 2. o A recibir protección fraternal, socorro perso­ nal i auxilio pecuniario en la forma i medida más amplia que individual ó colectivamente les sea posible á juicio de sus consocios efectuar. 3. o A que se haga extensivo este derecho á sus padres, viuda é hijos. 4. ° A ser elctor i elegido para cualquier cargo en la corporación á que pertenezca, con arreglo á las disposiciones internas. 5. o A presentar peticiones i proyectos tendentes al mejoramiento de la institución, ya en su cor­ poración ó ya por intermedio de esta á las ofi­ cinas superiores. 6. o A ser juzgado por el tribunal competente i gestionar sus derechos ante la autoridad masó­ nica que corresponda. 7o. A emitir libremente sus ideas de palabra o por escrito dentro la corporación a que pertenezca i con sugeción a la disciplina interna. 8o. A proponer bajo su responsabilidad la admición de personas o la afiliación de asociados en la Logia a que perteneciere. 9 ° . A revisar i observar las cuentas de su cor­ poración en las épocas fijadas en los reglamen­ tos; conocer, discutir i votar todos los actos de la misma. Los empleados rentados no tienen voto dentro la corporación en la cual tiene ese carácter.


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10 A solicitar su retiro ó placet, siempre que no adeude á la tesorería. CAPÍLO VI Suspención i pérdida de los derechos masónicos

* Separación i expulción de los socios. Sus efectos legales

Art. 16.—Las perrogativas masónicas se suspen­ den temporalmente con respecto á aquel socio que voluntaria o deliberadamente deje de formar parte activa i vital de la asociación. Transcurridos seis me­ ses sin que se haya reincorporado á alguna Logia, si de la dependencia del Gran Oriente existiese en el lugar de su domicilio, caerá en irregularidad. Art. 17.-—Se suspenden asimismo por dejar de sa­ tisfacer durante un trimestre las cotizaciones, debien­ do cada Logia dictar el procedimiento al respecto. El masón que no tenga contra sí mas falta que ésta, puede en todo tiempo ser reintegrado en sus derechos en la misma corporación que fué suspendido, previo cumplimiento de las disposiciones que su Logia acuer­ de. Art. 18.—Se suspende igualmente los derechos masónicos por enjuiciamento criminal ante los tri­ bunales de la Nación en todos los casos que pudiese resultar pena corporal ó infamante; debiendo previa­ mente la corporación á que perteneciese declarar ha­ ber causa para la formación de aquel juicio en sesión convocada al efecto. Art. 19.—Los derechos masónicos serán guarda­ dos al socio que violentamente fuese obligado á alejar­ se del pais, siempre que no existan causas que consti­ tuyan delitos para la institución.


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Art. 20.—Los derechos del masón se pierden temi doral definitivamente: a) Por condena ejecutoriada de los tribunales del país en razón de delitos ó crímenes penados por las leyes de la Nación. b) Por abusar do su calidad ó cargo masónico en beneficio propio o ajeno. c) Por causar intrigas ó desacuerdos entre los miembros de la institución. Art. 21.—La suspensión de los derechos masóni­ cos les priva á los socios suspendidos únicamente su asistencia á las sesiones de toda corporación. Art. 22,-—La pérdida temporal de las perrogativas masónicas les priva a éstos, de cada uno i todos los derechos que estos les acuerda, no eximiéndolos en uno ú otro caso del cumplimiento de sus debe­ res. Art. 23—La pérdida definitiva de los derechos masónicos les priva á éstos, de cada una i todas las prerrogativas que estos estatutos les acuerda conside­ rándose como si nunca hubiesen pertenecido á la ma­ sonería. Su nombre será borrado de los cuadros i no podrá deducir reclamo de ninguna especie ni pre­ sentarse a ningún tribunal del país. Art. 24.—Ningún masón regular de la obediencia, podrá ser privado en sus derechos masónicos sino en virtud de juicio i sentencia con arreglo á estos esta­ tutos i disposiciones que se dicten.

CAPÍTULO VII De las Logias

Art. 25.—Las secciones a que se refiere el Art. 3.0, son la reunión de masones con carácter perma­ nente i autorizados en forma por los poderes maso-


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nicos; es la Logia fundamental, inicia en la vida ma­ sónica i sirve de base para la fundación de corpora­ ciones superiores, goza de autonomía propia dentro de estos estatutos i de las leyes promulgadas por las autoridades que se nombren.

CAPÍTULO VIII De los deberes colectivos

Art. 26.— Toda Logia esta obligada: 1. ° A propender constantemente á la unión i fra­ ternidad entre sus miembros, lo mismo que con las demás corporaciones. 2. o A fomentar la educación, la intruceion popu­ lar i propender al alivio de los desvalidos. 3. ° A satisfacer los impuestos establecidos por estos estatutos i los que se dicten por leyes es­ peciales. 4. o A corresponder para fines humanitarios se­ gún sus facultades á las invitaciones de las de­ más corporaciones. 5. o A cumplir i hacer cumplir los estatutos de la sociedad i los reglamentos i resoluciones que sin oposición a ellos se dicten. 6. ° A presentar á la Gran. Maestría cada año una memoria concisa de los trabajos que haya rea­ lizado, del movimiento de presencia i situación económica. 7. o Elevar á las oficinas superiores cuando así lo solitase el interesado, las peticiones ó proyectos que se presenten á los efectos del inc. 5.0 del Art. 15.


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CAPÍTULO IX De los derechos colectivos

Art.—27. Las Logias tienen derecho: 1. o A admitir ó rechazar á los candidatos que le fueren propuestos para su admisión ó reincorración. 2. ° A nombrar miembros honorarios ó libres i premiar los méritos contraídos por los socios. 3. o A elegir dos representantes al Gran Oriente. 4. ° A elegir dos representantes al Colegio Elec­ toral. 5. ° A eligir sus autoridades que las componen: Un presidente con el título de Venerable. Un 1er. Vice id, con el título de Primer Vigi­ lante. Un 2.0 Vice id., con el título de Segundo Vigi­ lante. Un Fiscal con el título de Orador. Un Secretario. Un Tesorero i un Hospitalario encargado de las obras de caridad. 6. o A administrar libremente sus fondos. 7. ° A dictar un reglamento interno organizando las facultades de sus autoridades i asociados i los respectivos procedimientos de acuerdo á es­ tos estatutos i sometiéndolos á la aprobación del Gran Oriente. Art. 28.—Las autoridades á que se refiere el inc. 5.0 del artículo anterior serán electas anualmente en la primera quincena de Noviembre i el proceso de las elecciones será remitido á la Gran Maestría firmado por las cinco primeras autoridades i dos escrutadores


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previamente designados de entre los presentes i á los efectos de su aprobación; juntamente con este será también remitido el cuadro de los socios á los efectos del inc. 3. ° del Art. 26.

CAPÍTULO X Radiación de las Logias de la Obediencia

Sus efectos legales

Art. 29,—Ninguna Logia de la dependencia podrá ser radiada del’cuadro general de la Masonería sino en virtud de resolución masónica regularmente pronun­ ciada. Art. 30.—Las Logias que no tengan sus títulos ó cartas constitutivas registradas por el Poder Ejecu­ tivo de esta sociedad no tendrá deberes hacia la mis­ ma, ni gozarán de los derechos que acuerdan estos estatutos considerándoselas como si no existiesen i por lo tanto extrañas en un todo á ella. Art. 31.—La Logia que fuese radiada en la forma del Art. 29, se considera disuelta, no pudiendo dedu­ cir reclamo alguno individual ni colectivamente, pa­ sando sus bienes muebles é inmuebles, papeles i ar­ chivo á cargo del Orden Ejecutivo de la Asociación. Art. 32.—Los miembros de ellas, culpables de la resolución anterior, serán juzgados en la forma pres­ crita en estos estatutos. Art. 33.—Son faltas ó delitos colectivos que re­ quieren juicio: 1. ° Desconocimiento de las autoridades de la Ma­ sonería legalmente contituídas. 2. ° Resistencia al cumplimiento de estos estatutos i los reglamentos i demás disposiciones que se dicten. 3. o Rebelión de hecho contra las autoridades de la orden, LA C. DE U.-T. II

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4. c Ocultación de datos, falsificación ó adultera­ ción de documentos que puedan dafraudar los intereses financieros ó morales i el buen crédito de la institución.

CAPÍTULO XI De la dirección i administración TÍTUTO I

Art. 34.—La sociedad será civil i masónicamente representada por una comisión directiva con el títu­ lo de «Poder Ejecutivo de la Orden» que durará en sus funciones por el término de tres años. Art. 35.—La fiscalización, regularización i legisla­ ción de la Masonería estará á cargo de las asambleas generales que llevan el título de «Gran Oriente» du­ rando en sus funciones los miembros que lo compo­ nen por el término de dos años que, se renovarán anualmente por mitades podiendo ser reelectos. TÍTULO II

Del Poder Ejecutivo de la Orden

Art. 36.—El Poder Ejecutivo de la Masonería se­ rá desempeñado por un presidente con el título de Gran Maestre, un vice primero, un vice segundo i tres eonsejeros; los Vice l.0 i 2.0, mientras no entren al desempeño de la Gran Maestría tendrán respec­ tivamente á su cargo el Gobierno interno de la Ma­ sonería i la amistad i armonía con las potencias ma­ sónicas extranjeras; los consejeros funcionarán den­ tro las atribuciones que los reglamentos les desig­ nen.


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Art. 37.—Encaso de enfermedad, ausencia, renun­ cia, destitución ó cualquier otra imposibilidad del Gran Maestre, la presidencia será ejercida por los Vices l.0 i 2.0 en su orden hasta completar el perío­ do, debiendo el Gran Oriente proveer las vacantes de l.0 i 2.0 vices en sus casos. Art. 38.—El Gran Maestre, en ‘ ejercicio, como representante legal de la sociedad, es el único admi­ nistrador i gerente; con amplios poderes está facul­ tado para comprar, vender, reivindicar é hipotecar’ toda clase de bienes, debiendo su firma autorizarla el secretario i recabando previamente la autorización del Gran Oriente constatada en el acta de la sesión en que se le hubiere otorgado, de la cual daráfé una comunicación de este cuerpo firmada por el presi­ dente i secretario. Art. 39.—El Gran Maestre en ejercicio tiene el derecho de presidir toda reunión masónica á que concurra en calidad de presidente honorario de todas las corporaciones. Nombra representante ante las potencias masónicas del extrsnjero, promulga i hace cumplir las resoluciones del Gran Oriente; expide diplomas, patentes i títulos; de acuerdo con estos estatutos, nombra los empleados á sueldo necesarios al bueu servicio de conformidad al presupuesto i presentará anualmente una memoria de los trabajos realizados.en todas las Logias, así como de su mar­ cha económica. Decreta de propia facultad disposi­ ciones con carácter de urgencia i con cargo de soli­ citar la aprobación correspondiente. Art. 40.—El Poder ejecutivo con acuerdo del Gran Oriente nonbrará un secretario general de la Orden, honorífico. Esta secretaría será la intermediaria en­ tre el Poder Ejecutivo i las demás corporaciones. Art. 41.—El Poder ejecutivo de la sociedad podrá vetar con exposición de motivos las resoluciones del Gran Oriente dentro del término de nueve días de


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habérsele comunicado, quedando en este caso sin efecto la resolución ó el acto, si dos terceras partes de representantes así lo votaren. Repútase aprobada por el ejecutivo toda resolución no observada dentro del término establecido. Art. 42.—Para ser electo Gran Maestre, Vice l.o i Vice 2.o se requiere: 1. o Tener no menos de treinta i tres años de edad. 2. ° Pertenecer á la Masonería Argentina, desde cinco años antes de su elección. 3. ° Residir en la Capital Federal, ó en un radio que no exeda de una hora de viaje. TÍTULO III

De las asambleas ó Gran Oriente

Art. 43.—El Gran Oriente á que se refiere el Art35 se compone de dos representantes por cada sec­ ción ó Logia nombrados por mayoría absoluta en se­ sión especial de elecciones. Art. 44.—Los representantes durarán en su ejer­ cicio por dos años i son reelegibles; pero el Gran Oriente se renovará por mitad cada año á cuyo efec­ to los nombrados para el primer período, luego que reunan, sortearán á los que deben salir al fin del primer año. Art. 45.—El Gran Oriente se reunirá en sesiones por lo menos quincenalmente desde Marzo hasta Septiembre inclusives, pudiendo ser prorrogadas sus sesiones á pedido del Poder Ejecutivo de la socie­ dad. Podrá asimismo reunirse en sesión extraordina­ ria cuando así lo soliciten tres logias de la dependen­ cia ó 21 representantes por intermedio del Poder Ejecutivo.


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Art. 46.—Reunido el Gran Oriente el Ocho de Marzo de cada año en sesión especial de elecciones i presidido por el Gran Maestre ó en su defecto por quien lo represente, procederá á la elección de sus tres autoridades que lo son: un presidente; un vice presidente primero i un vice presidente segundo. Se efectuará también la elección de un Secretario que actuará en tal categoría i además un recolector de fondos para la beneficencia. Art. 47.—Corresponde al Gran Oriente: 1. ° Revisar los poderes de los representantes de Logias i demás corporaciones i resolver sobre su validez. 2. ° Aceptar los poderes de los delegados al Cole­ gio Electoral i que no adolezcan de vicio alguno para la instalación provisoria de éste; cuando haya quince miembros de este cuerpo, continua­ rán entendiendo en la aceptación ó rechazo de los demás. 3. ° Aprobar las actas del Colegio Electoral des­ pués de efectuadas las elecciones del Gran Maes­ tre i Vice l.0 i 2.0 así como proclamar á los que resulten electos. 4. ° Discutir, sancionar é interpretar todas las leyes i dictar los reglamentos generales de acuerdo á estos estatutos. 5 ° Modificar ó sancionar los presupuestos gene­ rales que el Poder Ejecutivo presentará anual­ mente en el mes de Agosto i que deberá seguir tn el año siguiente. 6. ° Examinar, observar i aprobar las cuentas del ejercicio vencido que le presentará el Poder Ejecutivo en las primeras sesiones del año i disponer su publicación. 7. o Acordar las cartas constitutivas que se juz­ guen necesarias para que el Poder Ejecutivo las expida.


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8. o Sumariar i sentenciar á cualquiera ¿le sus miembros; al Gran Maestre; Vices l.o i 2.0 i al Secretario General. 9. o Aprobar ó rechazar los tratados que la Gran Maestría celebre con asociaciones del exterior. Art. 48.—Las sesiones del Gran Oriente serán presididas por sus autoridades en su orden i á falta de éstos por el miembro de mayor edad. Art. 49.—Las quejas individuales ó colectivas que se presenten contra los socios ó Logias pasarán á una Comisión especial que nombrará el Gran Orien­ te ó Logia en su caso, á los efectos consiguientes.

CAPÍTULO XII De las elecciones

Art. 50,—El Gran Maestre, Vice l.o i Vice 2.0, serán elegidos por el Colegio Electoral, por lo menos tres meses antes de quedar estos cargos vacantes por terminación del período; debiendo los cesantes pasar las comunicaciones respectivas á los nombramientos con el tiempo i forma reglamentaria, Art. 51.—Los demás consejeros del Poder Ejecu­ tivo serán nombrados por el Gran Maestre. Atr. 52.—Las elecciones de Gran Maestre Vice Io, Vice 2.o, autoridades del Gran Oriente i de Logias, no serán válidas sin mayoría absoluta de votos pre­ sentes i en sesión convocada expresamente al efecto. Art. 53.—Las elecciones para representantes se efectuarán en la misma época que las de las autori­ dades de Logias i el proceso por separado i en la for­ ma establecida se elevará al Poder Ejecutivo para que á su vez lo remita al Gran Oriente para su apro­ bación. ✓ Art. 54.—Todas las elecciones de cargos se efec­ tuarán por boletines escritos.


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Art. 55.—En caso de no obtenerse mayoría abso­ luta en la primera i segunda votación de los cargos que así se exije, se procederá á una tercera votación para lo que bastará mayoría relativa.

CAPÍTULO XIII Disposiciones Generales

Art. 56.—Toda deliberación para tener fuerza de ley requiere mayoría absoluta de votos presentes, con excepción de las penas que no serán ejecutorias sino por confirmación del Gran Oriente con informe de la comisión respectiva. Art. 57.—El quorum para las oficinas i logias es el siguiente: Para el Gran Oriente, treinta i tres miembros en la primera citación i once en las si­ guientes. Para el Poder Ejecutivo, cuatro de sus miembros, inclusive el Gran Maestre ó uno de los vices en su defecto. Para los Logias, siete socios de ella debiendo estar presente por lo menos una de sus autoridades titulares. Para el Colegio Electoral, estar representadas dos terceras partes de las Logias de la dependencia. Los presidentes solo tienen voto en caso de empate. Art. 58.—Hay incompatibilidad en el desempeño de los siguientes cargos. 1. o Entre los miembros del poder Ejecutivo i cualquier otro cargo ó representación oficial. 2. o Entre la representación de dos ó mas Logias. 3. o Entre los miembros del Poder Ejecutivo, empleados rentados i representantes al Gran Oriente ó Colegio electoral.


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Art. 59.—Si el presidente de la República ó sus ministros de Estado perteneciesen ó quisieren per­ tenecer al Gran Oriente Argentino, serán proclama­ dos «Gran protector de la Orden» mientras ejerzan aquellas magistraturas. Art. 60.—Los presentes estatutos no podrán ser reformados antes de un año de su aprobación i para ello es menester que el Gran Oriente así lo acuerde por dos terceras partes del total de sus miembros. También lo podrán ser si pasado un año, tres cuartas partes de las Logias de la dependencia así lo solicitaren, requiriéndose entonces el voto favorable de dos terceras partes de los representantes presen­ tes en sesión convocada expresamente á ese efecto i por medio de la prensa. Es copia fiel de los estatutos presentados por el consejo de administración del «Gran Oriente» i aprobados en sesiones del 9 i 12 de Agosto de 1895 de esta Cámara. El Presidente del Gran Oriente.

Cristian Siemens. El Gran Secretario.

Awíomo Ponzio.


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Consejo de administración del “Gran Oriente’’ --------->→→---------

Cristian Siemens Domingo J. Escalla José Bohigas Antonio Ponzio José V. Suárez Antonio Duran Severino Castañon

Poder Ejecutivo de la Orden Gran Maestre:—Doctor Tomás Puig Lomes. Primer Vive: —Juan A. Aguirre. Segundo » ' —Alfonso Tegami. Consejeros: —Américo Alvarez. » —Luis D. Cabral.

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¿Qué es el socialismo? I

Hace apenas un siglo, Francia primero i mas tar­ de toda Europa vieron sus campos i sus villas, sus montañas i sus arroyos enrojecer, bañados por la sangre á torrentes derramadas en aras de la gran Re­ volución del pueblo contra la aristocracia, de los opri­ midos contra la nobleza. El orbe entero, sediento de libertad é igualdad, fi­ jaba en Francia su mirada, i harto de despotismo, de opresión, de esclavitud, anhelaba ansioso conocer el resultado de la gran lid que se empeñaba, i contení piaba mixto de admiración i de respeto á los que con su ingenio i con su pluma habían sabido instilar en los corazones de los oprimidos el amor á la libertad, que había de manifestarse en la gran revuelta'de la democracia. La plebe de todo el universo admiraba estática los progresos del movimiento, gozaba en sus triunfos, sufría en sus derrotas, i en él cifraba las esperanzas mas positivas de una verdadera regeneración, espe­ rando la sanción de sus derechos como parte consti­ tutiva del organismo social.


QÜE ES EL SOCIALISMO

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Largos años de lucha se agitaron las huestes revo­ lucionarias en el terreno de la discusión i de la san­ gre, sin que el verdadero ideal revolucionario llega­ ra jamás á imponerse, produciendo como final resul­ tado la derrota- de la democracia i de sus defensores: Gregoire, Petion, Considerant, Rittinghausen,Gerardin, Ledru Rollin, etc. Medio siglo había presenciado la fantasmagoría burguesa, que tras haberse servido de las masas populares para derrotar á la nobleza, las encadena de nuevo al yugo de la explotación eco­ nómica agradeciendo así á sus inconscientes defen­ sores. Pocos fueron los que en el vendabal revoluciona­ rio quisieron encarrilar el movimiento en el recto sendero; habían grabado en su bandera el lema: « Abolición del dominio del hombre sobre el hom­ bre. » « Abolición de la explotación del hombre por el hombre», pero no convenía á los que habían aferrado el poder de la nobleza sentar en sus verdaderas bases la eman­ cipación política i económica de la humanidad, i los mejores defensores de la verdadera revolución paga­ ron la nobleza de sus intenciones en el patíbulo ó el destierro. Se habla desde entonces con singular empeño de libertad, igualdad i fraternidad, i se inculca en las multitudes la convicción de que la Revolución Fran­ cesa había implantado esos tres grandes principios, que constituyen el eje en cuyo torno gira la huma­ nidad en su incesante evolución. Mas corto ha sido el engaño; cuando las desigualdades ante los medios de producción se fueron acentuando i cuando por la posesión aparentes de ciertos derechos las clases pro­ ductoras comprendieron la injusticia de los privile­ gios económicos, no tardó un instante en entrar en el ánimo de los explotados la certeza de la mistificación


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sacrilega cumplida ante los altares de la revolución. Desde ese triunfo de la burguesía, la preocupación de los gobiernos es grandísima, é inmenso su afan de­ sancionar leyes i tomar acuerdos, que, acentuando rápidamente el decaimiento económico, colocan á la clase productora en una condición cada vez mas es­ clavizada respecto a la clase que posee i dispone de los medios de producción ó instrumentos de trabajo. El paria, el ilota, el esclavo, el siervo, el vasallo i el sans-coulotte formas sucesivas de la evolución de una clase explotada i despreciada, hoi tienen su re­ presentante en el asalariado, individuo productor, co­ mo aquellos obligados á ceder una parte del producto de su trabajo al parasitario burgués que injustamente lo consume. Por eso se ha venido repitiendo con frecuencia que la cuestión social es tan antigua como la humanidad misma; i sin embargo mui escaso ha sido el número de aquellos que hasta hace pocos años se habían pre­ ocupado de darle racional solución, cortando de una vez por todas el nudo gordiano de la sociología. Siempre ilucionados por Jas frases edulcoradas de las clases opresoras, i sobre todo obligados por la ig­ norancia en que interesadamente los mantenía el monstruo de la autoritaria explotación, nunca cruzó la mente de los oprimidos una ráfaga brillante de eman­ cipación económica, ni jamás rozó su cara, encallecida por la continua bofetada, un soplo vivificador de re­ volución, que despertando á esa máquina humana de su oprobioso letargo, la arrancará á la esclavicie i la servidunbre para entregarla libre i consciente á la sociedad entera. Así de yugo en yugo, de cadena en cadena, de ti­ ranía en tiranía, vemos desfilar ante nuestra vista las castas de la India, donde la mas ignominiosa de las desigualdades, i la mas inicua de las injusticias, for­ man las bases de una sociedad, que bien podemos


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considerar como el prototipo de las organizaciones opresoras. Muerto el Oriente, aparece rodeada de oropeles la civilización helénica, sin castas i sin privilegios. La humanidad os libre, es igual, es solidaria...... por una parte Esparta con su nobleza i su estudiada cons­ titución oligárguica, por otra Atenas i Tebas con fic­ ticias democracias, con teóricos plebiscitos i con acla­ mados demagogos, frente á la legión innumerable de los esclavos que sin formar casta vivían en la abyec­ ción i la miseria que sus tiranos: le imponían. Ni el noble, cuan utópico, clamoreo de Platón, Pitágoras, Hipodomus de Mileto, Empédocles, i sus dis­ cípulos, que predicaban doctrinas eminentemente emancipadoras i económicamente igualitarias, pudo encontrar suficiente apoyo para restablecer el reinado de la justicia social: los opresores jamás escuchan el quejido de los oprimidos. Roma, con sus luchas entre la plebe i el patriciado, en romanos i samnitas, entre los aliados i los bárbaros continúa la serie de las sociedades que van á aumentar la historia de la opresión violenta i del dominio del mas fuerte. La señora del mundo i la maestra de la humanidad tuvo bajo la planta de sus civis á millones de esclavos, que envidiaban á aquellos plebeyos que el hambre hacia huelgar en las faldas del Aventino. Espartaco, Salvio, Atenion i Euno, son los héroes de la gran revuelta que hizo temblar al templo de los césaresjlos Uracos, S. Licinio, T. Arsa i Tiberio Pontificius, pertenecen á la selecta fracción de los que sacrificaron su vida en defensa de los derechos de la plebe. Caídas las esperanzas, tras haber sucumbido en re­ petidas revueltas, los oprimidos de Roma la entregan á la tiranía de los Césares i estos caen sin su apoyo, al ímpetu rebelde de las hordas bárbaras.


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La edad inedia crea al siervo sujeto á nuevas cade­ nas; nacen á su amparo las leyes divinas, i una nue­ va i mas indigna esclavitud impone obediencia á los representantes de seres imaginarios; la doctrina de un filósofo se pervierte i es transformada en fun­ damento de una clase de parásito. Revueltas parciales, insurrecciones aisladas, ya te­ niendo el hambre ya la opresión por incentivo, hacen en vano crujir las cadenas i las cárceles, hasta que la Edad moderna con su relativo progreso, créala aris­ tocracia de la sangre tomando por factores á los seño­ res feudales de la edad inedia i á los comerciantes afortunados de las expediciones al Oriente i América. Surgen entonces los génios poderosos de la revo­ lución del 89 i el siervo de la gleba, transformando en san-coulotte toman parte con entusiasmo á la gran lucha contra la aristocracia de la sangre, dejando sin embargo que escale las gradas del poder la aristocra­ cia del dinero. Libertad! grita doquier la burguesía, i obliga con la fuerza de los hechos al proletario á ser esclavo de los detentares de los medios de producción. Igualdad! i el antagónico espectáculo del lujo i la miseria, del derroche i el hambre, del lucro i la expoliación, di­ vide á la humanidad en clases sociales, en burguesía i proletariado. Fraternidad! i en cada cumbre se erije una fortaleza, en cada rio una frontera sembrada de arsenales, i en cada frase patriótica se incita al odio entre pueblos separados por un Andes, un Reno, un Alpes ó un Pirineos, á la par que no se vacila en subyugar á sangre i fuego un Madagascar ó una In­ dia, una Abisinia ó una Cuba. Tal á grandes rasgos es la evolución de la clase oprimida, que hoi subyugada por la clase poseedora de los medios de produción halla en el salario cade­ nas tan férreas como en otro tiempo bajo yugos mas aparentes.


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Veinte años lia Malón, uno de los más modestos i mas meritorios propagandistas del socialismo cien­ tífico escribía: «Si la palabra Socialismo es reciente, el ideal que su doctrina encierra es tan antiguo como la civilización.» i en verdad desde que un hombre se apropió indebidamente de lo que otros hombres necesitaban, sin más derecho que su arbitrario albe­ drío, nació el antagonismo i con el se dividió la hu­ manidad en clases. El pacto social surgió junto con el interés individual, como lógica resultante de la apropiación por parte de unos pocos, de lo que todos necesitan. De Amicis dirigiéndose á nuestros compañeros de la Universidad de Turin exclama: «¡Que la Cuestión social es tan antigua como el mundo! Concedámoslo. «Pero lo que no es tan antiguo como el mundo es el grado á que ha llegado el desarrollo del principio de igualdad, que es el hecho más general, más cons­ tante que se conoce en la historia. Lo que no es tan antiguo como el mundo es la conciencia adquirida de esa misma igualdad de naturaleza civil i política, que hace sentir mas que nunca las desigualdades econó- _ micas.» En las frases que traducimos deja claramente tras­ lucir el distinguido socialista italiano las verdaderas causas de la actual agitación económica i, aunque simula no plantear ni entrar de lleno en el tema que aborda, indica que las desigualdades económicas en una época en que la humanidad vanidosamente se enorgullece con ficticias igualdades políticas i civiles, son el último baluarte de las civilizaciones medio­ evales que deben palmo á palmo ceder sus privile­ gios á la evolución incesante de la humanidad. «Porque hay gentes que siempre trabajan i otras que sin cesar gozan? El capital porque vá á manos de los que nada producen? Siempre contradicción i anomalía. Los economistas han escrito que es nece-


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sario respetar el trabajo i los productos del trabajo. ¿I no son acaso esos productos del trabajo que noso­ tros estamos obligados á mirar de lejos sin tener, siendo los productores, participación en ellos? 4 Ese es el resultado de la explotación!..... Quien goza los frutos de la tierra? Es el labrador encorvado sobre el surco, ó el burgués ocioso que en los casinos prodiga su oro i su salud? Porqué pues esos produc­ tos van en manos de los que en nada cooperan á su producción? Porque unos están siempre subyugados i los ctros les están siempre con la planta al cuello i en la miseria los sujetan? Las palabras del orador parisiense son tan tena­ ces como significativas: Explotación i dominio del hom­ bre sobre el hombre. Declamen á su antojo los denigra­ dores del Socialismo; Suprimir la una i el otro son nuestros ideales. Por eso no titubeamos en plantear en forma clara i concreta el gran problema que los utopistan enma­ rañaron con las creaciones de su imajinacion, desvi­ ando del sendero de la ciencia i la razón á la Cues­ tión Social.

Desigualdad de condiciones existente ante los medios de producción entre dos clases sociales; la una de trabajadores que produce i no consume más que una parte de sus productos, i la otra de parásitos que, dueña de la actual organización política i económica, nada produce i consume lo producido por la de trabajadores En consecuencia división de la sociedad en dos gran­ des clases que lucha en defensa de opuestos intere­ ses: proletariado i burguesía.


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Suprimir esa diferencia de clases i erijir una sola de productores instruidos, libres, iguales i dueños del producto íntegro de su trabajo, es la fórmula que deben buscar los sociólogos de todas las escuelas, i es la aspiración justiciera i noble del Socialismo. II

Las grandes crisis que á través de las diversas épocas históricas lian aflijido á pueblos ó naciones determinadas, han tenido su razón de ser en las con­ diciones de forzoso aislamiento en que los pueblos han debido vivir, ya por causa de dificultades en los me­ dios internacionales de comunicación, ya por la di­ versidad de intereses i tendencias religiosas ó políti­ cas, ya por la existencia de intituciones que imposi­ bilitaban una solidaridad que sin mirar fronteras i sin respetar tradiciones hiciera el bienestar de los pueblos por los beneficios de la compensación inter­ nacional de los productos. Lógico nos parece pues que haya sido posible la creación de la fábula de las doce vacas gruesas i Jas doce delgadas, representando á los doce años de abun­ dancia i los doce de carestía en los cuales sucumbió por hambre parte de la población de Egipto, No ha­ bía medios suficientes de comunicación i transporte, existía latente ese gran antagonismo de razas que ais­ laba al pueblo egipcio de sus vecinos, i natural con­ secuencia debía ser que los no previsores sucumbie­ ran por falta absoluta de medios de subsistencia. Eran pues las crisis antiguas, crisis, p<3r carencia de productos, engendradas no por falta absoluta del pro­ ducto sino por la imposibilidad relativa de estable­ cer un intercambio internacional de producto escaso. Esas formas de crisis han podido existir en con­ secuencia como resultado del grado de civilización LA 0. DE U. I, II

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de los pueblos, i han sido el producto del estado á que la evolución social i económica había llegado en ese entonces. Siglos, más tarde encontramos á la Italia Pagana estableciendo á la perfección el sistema del intercam­ bio internacional; Sicilia fué durante ocho siglos su granero, en los años en que la carestía de cereales amenazaba con el espectro del hambre á sus pobla­ dores. El progreso había conseguido derribar fronte­ ras í los tiranuelos sículos no se negaban á comerciar con los Césares romanos i con sus aliados. Siempre, sin embargo, las probabilidades de una crisis eran debidas á posible carencia de productos, pues los medios casi embrionarios de producción permitían apenas alcanzar á subvenir á las necesida­ des generales del consumo. Hoy el problema ha cambiado de aspecto i la cri­ sis moderna, que no excluye á pueblo alguno, tiene causas diametralmente opuestas á las que antigua­ mente las producían. La crisis actual en sus formas múltiples reconoce por causas la exhuberancia de productos i la sed de especulación. Es el fenómeno más extraño que puede haberse producido en el campo económico, i ninguno de los economistas que no tuvieron ocasión de presenciarlo en sus comienzos ó en su desenvolvimiento, llegó jamás á preveerlo ni á dudar siquiera de su posibili­ dad. «Si en una visión de lo futuro, un hombre del últi­ mo siglo hubiese contemplado los vapores sustituyen­ do á los buques de vela, el tren á la galera, la má­ quina para segar á la guadaña, la trilladora al mayal; si hubiese oido las pulsaciones de las máquinas que obedientes á la voluntad del hombre, i para satisfac­ ción de sus deseos, ejercen un poder mayor que el de todos los hombres i todas las bestias de carga de la tierra juntas; si hubiese podido ver los árboles del


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bosque transformarse en maderaje acabado, en puer­ tas, marcos, tablas, cajas ó barriles, sin que la mano del hombre interviniese apenas para nada; los gι∙andes talleres en los cuales botas i zapatos se hacen con ménos fatiga de la que el viejo remendón, empleara antaño en poner una suela; las fábricas donde, bajo la vi jilancia de una muchacha, el algodón se convier­ te en tela con más presteza de que lo hicieran cente­ nares de hilanderas diligentes i robustos tejedores con sus telares movidos á mano; si hubiere visto mar­ tillos á vapor dando forma á capiteles inmensos i á onormes áncoras i maquinaria delicada haciendo re­ lojes diminutos; el taladro de diamante cortado las duras rocas, i el aceite mineral sustituyendo los pro­ ductos de la ballena; si hubiese calculado la enorme economia en el trabajo que resulta de las mayores fa­ cilidades en el cambio i de las comunicaciones per­ feccionadas: ovejas muertas en Australia i comi­ das frescas en Inglaterra, i la orden dada por un ban­ quero de Londres por la tarde ejecutada en San Fran­ cisco por la mañana del mismo dia; si hubiese podido concebir el sinnúmero de mejoras que estos espectá­ culos sujieren, ¿que consecuencia habida deducido sobre las condiciones sociales de la humanidad? « No una deducción sino la visión de una realidad maravillosa i grande, hubiera surgido ante sus ojos.» «Con la fuerza de la imaginación hubiera visto que estas nuevas fuerzas elevaban la sociedad desde sus cimientos, sacando de la posibilidad de la mise­ ria á los mas pobres, i arrebatando de la anciedacl de las necesidades materiales á los mas bajos; hubiera visto á esos esclavos de la ciencia emancipando la hu­ manidad de la maldición tradicional, á esos múscu­ los de hierro i nervios de acero convirtiendo la vida del más pobre jornalero en un dia de fiesta, en el cual toda alta cualidad i noble impulso hallaría espacio en que crecer.


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« I de esta espléndida situación materal habría visto salir, como sus naturales consecuencias, condi­ ciones morales realizando la edad de oro que siempre ha soñado la humanidad. ¡La juventud ya nó raquitica i hambrienta; la vejez no mal tratada ya por la avaricia; el niño dominando al tigre; el hombre de condición mas humilde embriagándose en la esplendi­ dez de las estrellas! ¡Desaparecida la suciedad, la fiereza trocándose en mansedumbre, la discordia en armonía! ¿Como sería posible la codicia donde todos tuvieran lo suficiente? ¿Como existir el vicio, el cri­ men, la ignorancia i la brutalidad que provienen de la miseria i del temor de ella, donde esta hubiese de­ saparecido? ¿Quien adularía donde todos fuesen li­ bres? ¿Quien oprimiría donde todos fueran iguales? Sin embargo la realidad dista mucho de responder alas justas predicciones que pudieron hacerse; no hai continente, pais, provincia, ciudad ó aldea, donde un clamoreo general de descontento no anuncie clara­ mente que las condiciones económicas de todas las clases sociales empeoran rápidamente, sin que sea posible en apariencia detener la ola gigantesca que todo lo amenaza. Desde el propietario de inmuebles, víctima por un lado de la desvalorización efectiva de su propiedad i por el otro de los crecientes impuestos que el Estado le inflije, hasta el miserable peón que ve disminuir su salario i aumentar el costo de los artículos de pri­ mera necesidad, todos son ó creen ser victima de la ecatombe económica. El Estado, el mayor de los grandes propietarios i el más gigantesco de todos los capitalistas, han em­ prendido su obra de absorción i continuamente con­ centra todas las grandes fuentes de la productivi­ dad. A las empresas privadas incansables perseguido­ ras de un interés cada vez menor, se sustituye la gran


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empresa oficial; el banco, el ferro-carril, los canales, las aduanas, los telégrafos, las industrias lucrativas, pasan á ser esclusivo privilegio del Estado i la acción individual se esteriliza por ser incapaz á resistir su competencia. Y lo que pasa con el Estado respecto á los gran­ des capitales, sucede con estos respecto á los peque­ ños, con estos respecto al industrial, i con este respec­ to al obrero independiente. De esa gradual lucha de competencia favorecida en especial manera por el perfeccionamiento de la maquinaria, por la introducción del vapor i la elec­ tricidad, par la aplicación colectiva de la acción ma­ nual, ha resultado el campo de agramante actual, en que, no la lucha por la existencia, sino la lucha por la destrucción del competidor, lleva la cuestión eco­ nómica al terreno de la miseria, El triunfo de los grandes capitales en su lucha contra los pequeños es fuera de toda duda el fenóme­ no más positivo que nos revela el gran conflicto eco­ nómico universal; la superioridad, en clase i cantidad, de los medios de producción pone el más fuerte en condiciones de destruir al pequeño capitalista sin pér­ didas que le sean sensibles: el perfeccionamiento de las maquinarias i la disminución de los salarios de los obreros le permiten, junto con la mayor división del trabajo, obtener el producto á un precio ménos elevado cuanto mayor es el capital. Obtenido en esas condiciones el producto a menor piecio puede sin disminuir su interés ofrecerlo por menor valor á los consumidores, quienes encontran­ do en ello un beneficio lo consumen, disminuyendo ó suprimiendo la demanda del pequeño capitalista que sucumbe por inanición. De ese sistema de competencia resulta un desarro­ llo industrial aparentemente beneficioso; pero junto con la disminución del valor intrínseco del producto,


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debido á que el perfeccionamiento de las maquina­ rias requiere ménos tiempo de trabajo para la produc­ ción, no viene el aumento de consumo proporcional, resnltando que las máquinas i en general todos los medios de producción quedan sin funcionar esteri­ lizándose todos los productos que en ese tiempo de inmovilidad pudieran producirse en beneficio social. En esas condiciones desaparece por completo la figura del industrial, i la industria queda incluida en el capital siendo hoy exclusivo privilegio de la clase capitalista; los que forman esta clase sujetan i limi­ tan las fuerzas industriales á su propia conveniencia, es decir á la conservación i aumento de su interés, limitando la productividad de las fuerzas de produc­ ción con sujeción á la demanda i no con arreglo á las necesidades sociales, Este hecho constituye lo que los juristas de oriente llamaron delito contra la socie­ dad, constituyendo los delincuentes al amparo de la lejislacion burguesa lo que Fourier acertadamente llamó Feudalismo industrial. Bajo su dominio ha desaparecido también el co­ merciante, desdoblándose en capitalista ó en prole­ tario. Pudo en efecto existir el comerciante en épocas en que la actividad i el riesgo personal hallaban an­ cho compo á la transacción altamente beneficiosa de los productos ajenos; el riesgo de trasladarse á las Indias orientales ú occidentales en busca de un mer­ cado era recompensado por un extraordinario interés en la operación; hoy faltan mercados para extender el consumo i la acción personal no puede lógicamente conseguir, lo que los gobiernos bugueses no tienen á sangre i fuego en el corazón del Africa: la creación de nuevos mercados de consumo. El comerciante, hemos dicho, que en la actualidad puede ser solamente capitalista ó proletario. El alto comercio es tal i subsiste en ese carácter mientras está provisto de capital ó de su equivalente el crédito;


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el pequeño comerciante es un proletario que desem­ peña el rol de facilitador de la venta del producto, distinguiéndose del corredor circulante asalariado en que tiene cierto pequeño capital empleado en la ins­ talación de un local fijo para sus transacciones; sus utilidades representan un salario proporcional regu­ lado por la cantidad de productos que expende. Está mui lejos de ser, como se ha dicho, un simple ex­ plotador que exije un inferes por su intervención en las transacciones; es un obrero cuyo trabajo está re­ presentado por las manipulaciones, atenciones i tra­ bajo material que suelen requerir las ventas al me­ nudeo. Junto al gran fénomeno de la concentración eco­ nómica manifestada por el continuo i abrumador en­ grandecimiento de los grandes i la ruina cada vez mayor de los pequeños, aparece la gigantesca sombra de los caídos en la lid más positiva entre los posee­ dores de los medios de producción i los que solo dis­ ponen de su esfuerzo intelectual ó material: la lucha de clases entre la burguesía i el proletariado. Las clases intermedias i las medias tintas sociales desaparecen rápidamente, é introduciendo la metá­ fora en la economía podremos sin vacilaciones afir­ mar que siendo el proletario intelectual ó manual el ahorcado, el pequeño propietario i el pequeño comer­ ciante son los candidatos para la horca. Esa lucha de clases, que la actitud de la burguesía justifica, representa, no el odio de una fracción de la especie humana con la otra, sino el antagonismo de dos factores de la producción universal que pre­ tenden mutuamente sobreponerse; el tuno quiere per­ petuar el sistema de la explotación, el otro quiere im­ plantar el reinado de la Justicia. ¿Cuales son las causas de ese mal que en el infe­ res de todos está subsanar? ¿Cuales los medios de su­ primirlas?


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En la mala organización económica actual de la sociedad debemos buzcar ese origen, pues vano sería pretender llevar á cabo una evolución con solo abo­ lir los efectos, dejando las causas cμιe los engendra­ rían infaliblemente i nos volverían á colocar en las condiciones precedentes. Siendo los factores que re­ gulan la producción universal el capital i el trabajo, en sus relaciones es necesario encontrarlas. De esos dos factores el uno (capital) representa los medios de producción ó intrumentos de trabajo, de que necesariamente debe valerse el otro (trabajo) para orijinar los productos, resultando el vasallaje del tra­ bajo que debe estar sometido, ante su impotencia para producir aisladamente, á la conveniencia del capital. La introducción de la maquinaria, como propiedad individual, ha modificado con el aumento en la pro­ ducción las condiciones mutuas de ambos factores. Aumento de producción permaneciendo constante el consumo significa aumento en la oferta i lógicamente disminución en la demanda, de lo cual se orijina una primera disminución de los salarios. En seguida la superabundancia de productos i la perfección de las maquinarias con disminución del número de obreros empleados, orijina una oferta de brazos que imprime un descenso mas poderoso aún al termómetro del sa­ lario. I no se crea que allí se detiene la catástrofe de es­ te último; la entrada de la mujer á cooperar en la producción no significa mas que un aumento en el número de competidores con desatrosas consecuen­ cias para el proletariado en general, aparte de que la explotación económica ha sentado también sus reales entre la infancia, realizando el hecho mas indecoroso que pudo cumplir jamás sociedad alguna: se arranca el libro al niño para hacerle empuñar la herramienta i colocarle frente á su padre en la gran lucha sin cuar­ tel de la competencia en el trabajo.


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Hallándose acumulada la propiedad de los instru­ mentos de trabajo en manos de la clase burguesa, esta se encuentra con los médios que necesita la cla­ se productora, quien no pudiendo adquirirlos los uti­ liza dejando á la clase capitalista una parte de lo que ella exclusivamente produce (interes.) ¿Cual es en este caso el trabajo efectuado por un capitalista para tener derecho á esa parte de produc­ tos? Ese trabajo, en el caso de existir, porque producto está representando? Indiscutiblemente por ninguno; luego no ha habido trabajo pues no puede racional­ mente admitirse un trabajo improductivo. En esa for­ ma el capital reduce su misión á apropiarse indebi­ damente de una parte de los productos del trabajo de las clase obrera. Suele objetarse que el interés no es más que una compensación por los riesgos del capital, pero si los medios de producción que él representa fueran de propiedad colectiva, serían colectivos los riesgos i na­ die individualmente podría ser por ellos perjudicado. Por otra parte actualmente el interés suele en todos los casos ser mayor que los riesgos i por consiguiente hay de igual manera apropiación del producto del trabajo ageno. Para justificarla se ha inventado el seductor sis­ tema de los salarios por dirección, que son una rela­ tiva recompensa cuando existe ese trabajo. Pero ocu­ rre aquí preguntar ¿Cual es el trabajo de dirección que efectúan los accionistas londoneses de las gran­ des empresas de la Argentina i de la India? Téngase presente que entre los accionistas de las sociedades anónimas es corriente no saber dónde ni como están vinculados sus capitales; suele bastarles conocer á cuanto ascienden los dividendos. Desconceptuados pues los riesgos i los salarios de dirección, debemos aceptar la definición del interés que dán otros economistas también de la bimguesía: LA C. DE U. T. II

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interés es la ganancia por el uso del capital. Háganse colectivos los medios de producción i se habrá evita­ do de pagar ese moderno diezmo que representa el latrocinio de pocos en los productos de la clase tra­ bajadora. Suprimir pues ese interés es el problema que en­ cierra la solución de la cuestión social, dejando á los productores el producto do su trabajo. Para suprimirlo una sola via se ofrece á los eco_ nomistas: la transformación de la propiedad indivi dual de todos los medios de producción en propiedad colectiva ó social. Con esa sola fórmula es posible evitar la apropiación de un interés, i por tanto á su realización deben cooperar todos los hombres aman­ tes de la justicia i de la igualdad. La crisis avanza mientras tanto con vertiginosa rapidez, envolviendo en su luctuoso manto á toda la especie humana sin respetar nacionalidades ni fron­ teras; arrojando sus dardos contra el capitalista aruinado por la quiebra de la sociedad anónima ó por la fluctuación rápida de los títulos en la bolsa, i contra el obrero que en las puertas del taller espera que cru­ jan las ruedas de la máquina cuando la demanda exija un aumento de la producción. En presencia de esa gran crisis, verdadera débácle económica, debemos calcular cuales beneficios nos reportaría un organismo social en el cual no perma­ necieran grandes almacenes repletos de productos que no encuentran compradoi’ á precios remunerati­ vos, frente á ejércitos de hambrientos desocupados que levantan su pendón rojo con insignia: pan i tra­ bajo-, en cuyo seno no se anidaran millares de seres prostituidos por el ocio i la ignorancia, frente á minas que no funcionan, campos que nadie siembra i talle­ res que disminuyen el número de sus obreros; un organismo social en fin en que nadie se arruinara por tener un exeso de productos almacenados sin


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encontrar quien pueda consumirlos, i en que nadie tuviera que ceder una parte de su trabajo al poceedor de los medios de producción i que sacrificarse en aras de una competencia industrial que no tiene absolutamente razón de ser.


Propiedad colectiva de los me­ dios de producción. Libre disposición individual de los productos del trabajo. Manutención de los inhábiles por la colectividad.

Lastimera confusión reina en el campo económico respecto á los sistemas que pudieran en el porvenir evitar las grandes incongruencias que afean el decré­ pito edificio de la organización burguesa. Se ha pretendido combatir al Socialismo con arti­ ficiosos argumentos, i lo único que se hace os comba­ tir al monacal Socialismo del Estado ó á los Falansterios i Utopias de los Fourier i los Moore; ni han faltado tampoco anarquistas de salón que, sin rubo­ rizarse de ser al propio tiempo individualistas i co­ munistas, han tenido el ardid, en su ignorancia de lo que es colectivismo, de razonar con mucho aplomo de «Salario Colectivista» formando una escuela de soi-disant anarquistas que, conquistando el pan, usan de tales el nombre sin poseer en ningún caso las ideas. Consta la suma del haber social de dos grandes fac­ tores de que la humanidad puede disponer: l.0 Me­ dios productivos naturales i sociales (materias pri­ mas fiel globo, fuerzas naturales, maquinarias, etc.)


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ó capital (suma de los valores de esos medios de pro­ ducción); 2.0 Trabajo (acción de la especie humana para conocer, apropiarse i utilizar esos medios) ó producto (suma de los valores de lo originado por la acción del trabajo.) En las condiciones económicas presentes i más aún en las futuras la acción humana para ser suficientemente productiva debe además utilizar las llamadas fuerzas económicas (división, asociación, cooperación del trabajo, etc.) que requie­ ren para ser eficazmente aplicadas la acumulación de ambos factores, siendo la acción individual cada día más suplatada por la acción colectiva. La posesión de los medios de producción ó capital que el factor trabajo necesita para producir, puede revestir ante la sana economía solamente tres for­ mas, constituyendo sus defensores tres distintas es­ cuelas netamente deslindadas entre sí, i que deben ser necesariamente intransigentes por que son anta­ gonistas. Propiedad individual, propiedad corporativa, i propiedad colectiva ó social. La primera de ellas cuyos perjudiciales efectos palpamos en la actual crisis universal puede, sin em­ bargo revestir otra forma según que se acepte el he­ cho consumado ó se pretenda nivelar las condiciones sociales antes de adoptarla. En el primer caso ten­ dríamos sin modificación la actual burguesía (véase cap. anterior); en el segundo....... resumí teneatis...... tendríamos la repartición de la riqueza. Admitamos por un momento la posibilidad de practicar este segundo expediente i de efectuar con equidad el bienaventurado reparto; los inhábiles al trabajo estarían imposibilitados á aplicar en ninguna forma una acción personal que por causas congénitas ó adquiridas no poseen, viéndose así obligados á ceder los medios de producción que en el reparto les correspondieran en cambio de una cantidad de pro-


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ductos elaborados por otros i que ellos deberían con­ sumir para conservar su existencia. Andando el tiempo los más hábiles i los más fuertes habrían acumulado todos los medios de producción que los inhábiles les hubieran cedido quedando de hecho eri­ gidos en nueva burguesía con iguales atribuciones, autoridad i derechos que la actual. Eso sucedería infaliblemente colocándonos en el mejor de los casos; es decir que el reparto fuese equi tativo, que todos los individuos hábiles al trabajo se dedicaran á el no prefiriendo el ocio al esfuerzo, i que no predominaran la violencia i la fuerza brutal trayendo la expropiación de los débiles, Volviendo pues al estado actual no cabe duda que idénticos defectos debería tener la sociedad nacida del reparto; no vendría á satisfacer el primer requisito que debe llenar toda reforma que pretenda solucio­ nar la cuestión social, pues no suprimiría en manera alguna la división de la sociedad en clases. La propiedad corporativa de los medios de produc­ ción puede también revestir dos formas distintas, pero igualmente deficientes. Una de ellas consistiría en la organización de las corporaciones de oficios bajo la protección del Estado quien les aseguraría la propiedad de los medios de producción. Estos serían inalienables i sustituibles (por intermedio del Estado) prévio pago de su valor, i el Estado vigilaría que nadie pudiera individual­ mente poseer ó usar medios de producción semejan­ tes, ni ejercer semejante oficio, sin estar inscrito en la corporación correspondiente. Este sistema es en un todo idéntico al de las cor­ poraciones que tan en voga estuvieron entre los pue­ blos anglo-sajones desde el siglo XII al XV i que eran el refinamiento de un sistema de esclavitud co­ lectiva fundado en la supresión absoluta de la liber­ tad del trabajo.


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Admitiendo que una ó varias corporaciones im­ plantaran este sistema, ningún beneficio reportaría á la humanidad, i la solución de la Cuestión Social no habría adelantado un paso, pues semejante absurdo económico presupone la existencia de un Estado con una autoridad, i de una imposición, admitiendo en suma dos clases sociales tal como hoi las admite la burguesía. La segunda forma, un tanto más racional que la anterior, i en el alto grado fascinadora para los pro­ fanos de la ciencia económica, tiene el gran inconve­ niente de adolecer de todos los defectos que caracteri­ zan el sistema individual. Consiste en la substitución de la propiedad indivi­ dual de los medios de producción por la corporativa, con abolición del Estado i autoridad i la organización i administración de la sociedad por los delegados ó representantes de las corporaciones, quienes establerían el canje de productos de acuerdo con la oferta i demanda sociales. En este sistema se sustituye la competencia entre individuo é individuo, por la guerra entre corpora­ ción i corporación; se transformaría la transacción universal en campal batalla en que las corporaciones poderosas subyugarían á las débiles, gracias á la ma­ yor acumulación de ambos factores de producción, i se engendrarían desigualdades que habrían de ser sin duda cuna de clases sociales con opuestos intereses i encontradas aspiraciones. Dada la insuficiencia de esas formas de propiedad de medios de producción, sostiene el Socialismo Cien­ tífico que esa propiedad debe revestir la forma colec­ tiva, es decir que todo lo que todos necesiten para producir debe pertenecer á la colectividad humana, teniendo sus miembros derecho al uso de esos me­ dios de producción i sin que ningún idividuo ó agru­ pación puedan adquirirlos en propiedad i por consi­ guiente enajenarlos.


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Generalizados los medios de producción i siendo su uso accesible á todos los individuos de la especie, nadie se verá obligado á dejarse apropiar un interes desapareciendo por consiguiente toda explotación. Lógica consecuencia de la transformación del sis­ tema propietario, la desaparición de las clases socia­ les i la transformación do la humanidad en una sola de individuos con iguales derechos ante los medios de producción i con iguales deberes respecto á los demás individuos. Teniendo libremente á su disposición los instru­ mentos de trabajo, los hombres tendrán la libre dis­ posición de lo que produzcan, que representará tra­ bajo i que será individual con el fin de garantir la acción i la libertad personales. Estos productos indi­ viduales con cuya libre disposición se deja al produc­ tor la libertad para obrar de acuerdo con su voluntad i su conveniencia, no pueden en manera alguna per­ judicar á la colectividad pues no pudiendo producir interes no pueden engendrar una desigualdad real entre los individuos, ni ser base de una explotación agrícola ó industrial. Su acumulación en manos de un individuo sería un beneficio para la colectividad entera, que á su muerte sería beneficiada por un aumento extraordi­ nario en la cantidad de productos á consumir. Puede solamente objetarse que alguien acumularía con tra­ bajos extraordinarios una cantidad de productos (ó de algún equivalente que los representara) tal, que le permitiera pasar largos años de holganza; sin embar­ go es de advertir que la suma de lo acumulado no sería ni más ni menos que la suma de lo producido por el individuo, i en consecuencia lo que en la épo­ ca de inactividad pudiese consumir sería exactamen­ te igual á lo que hubiese producido. No puedo haber como pretenden nuestros enemi­ gos, los individualistas, creación de nuevos capitales


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por acumulación de productos, pues el capital repre­ senta la acumulación de los medios de producción i en ningún caso de los productos. Solo poι∙ ignorancia ó por atan de engañar puede formularse semejante objeción. Además es necesario considerar que si ac­ tualmente el trabajo es una tortura, por la expolia­ ción que entraña i porque engendra una relativa in­ ferioridad, ese deseo de holgazanear es justificado; más no podrá existir en una sociedad mas justa don­ de el trabajo intelectual i material sera generalizado, atrayente, honroso, de escasa duración, bien recom­ pensado, i donde por la fuerza de los hechos la hol­ gazanería será aburridora i deshonrosa. Habrá indudablemente entidades, individuales ó corporativas, que acumularán productos ó su equiva­ lente para luego dedicarse por completo á estudios fi­ losóficos, sociales, literarios, económicos, científicos, etc.; á ellas corresponderá el agradecimiento social pues serán las propulsadoras de la humanidad en el sendero del progreso i la ciencia con beneficios indis­ cutibles para la sociedad entera. El estímulo que hoi aguza los talentos con fines puramente especulativos, mañana revestirá la forma de competencia en beneficiar á todo el organismo social; será mayor el número de aquellos que se dedicarán á investigaciones altamente útiles cuan­ do nadie deba circunscribir sus aptitudes por falta de instrucción ó por falta de medios de subsisten­ cia. ¿Quién puede concebir hoy el desarrollo de las ciencias en una época en que todos los aptos podrán dedicarse á ellas? I no como las ciencias, todas las ramas de la intelectualidad humana alcanzarán un desarrollo que hoy es utópico calcular. Dos escalas opuestas, la individualista i la comu­ nista (burguesía i anarquía), la sostienen que el Colec­ tivismo está en disidencia con las modernas doctrinas II la c. de u. T. II .


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sobre la evolución de las especies i sobre su selección por supervivencia de los más aptos. Examinando las condiciones de desenvolvimiento que la actual organización (individualista) ofrece al individuo, tendremos demostrada la incoherencia de la primera escuela al formular la objeccion. Una parte de los seres humanos nacen rodeados de atenciones, higiene, medios de subsistencia é ins­ trucción que le son necesarios para su perfecto desen­ volvimiento, i al ingresar en la especie encuentran que otros han acumulado, lo que ellos necesitan para subsistir; ya por herencia, ya por astucia en la apro­ piación de los productos del trabajo ajeno. Otra parte, la más numerosa, quizás el 80 % , inicia su existencia como factor social con lactancias escasas por exte­ nuación del ser madre, con el mayor descuido en lo que á la higiene i educación se refiere, i como conse­ cuencia con esa falanje de enfermedades que engen­ dradas por la no observancia de los preceptos higié­ nicos hace sucumbir una parte muy sensible de la infancia, que no viene á tener participación en la constitución i selección de la especie. En tales condiciones quien puede imaginar una verdadera selección natural con supervivencia cié ios más aptos? Nadie pretenderá sostener que la primera fracción de individuos se encuentra en igualdad de condiciones que la segunda; aquellos nacen con el triunfo anticipado por las condiciones en que la lu­ cha se les presenta. Es indiscutible que no puede de­ sarrollar sus facultades intelectuales el que debe desde la infancia someterse al salario i no puede costear Los estudios valiosos que son hoy el privilegio de unos pocos; las fuerzas físicas no pueden encontrar me­ dios de desenvolverse cuando se carece de alimenta­ ción suficiente, vestidos, gimnasios, i tiempo para cultivarlas; finalmente no pueden educar el senti­ miento moral los que se inician en la existencia entre


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miserias i vilezas que, desde la promiscuidad en la habitación hasta la humillación en la servidumbre doméstica ó industrial, prostituyen el sentimiento de lo noble i de 1lo bello. Lo que actualmente se realiza es única i exclusi­ vamente una lección artificial con supervivencia de lo más provistos de medios de lucha, como resultan­ te de la desigualdad en las condiciones económicas. La selección natural puede solamente efectuarse entre individuos que tengan iguales medios de acción; de dos contendientes, uno desarmado i el otro provisto de un arsenal bélico, este último triunfará indefecti­ blemente. La escuela comunista olvida al estrechar la mano al individualismo burgués, que no puede haber selec­ ción natural, ni siquiera artificial, en un organismo donde la actividad común se confunde i en que las aptitudes individuales caen víctimas de la comuni­ dad de los productos engendrados por la acción per­ sonal ó asociada. Quitando al individuo productor la libre disposici­ ón del producto de su trabajo ’se comete el más ver­ gonzoso de los atentados contra la libertad indivi­ dual, base granítica del edificio de la solidaridad co­ lectiva, A la opresión del burgués ó del capitalista se sustituye la opresión de la comunidad, Ejerciendo esa coacción sobre la libertad del indi­ viduo, que es tal libertad desde el momento que no perjudica la libertad ajena, se impide el libre i com­ pleto desenvolvimiento de las aptitudes, i no puede admitirse que existan individuos que sostengan con­ cienzudamente ideas que encierran una imposición, i una contradicción respecto á las leyes naturales que la ciencia ha comprobado. Sostener que la comunidad debe usar i disponer de los productos engendrados por la colectividad so­ cial con el fin de no crear desigualdades, es un ab-


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surdo evidente si se considera que esos productos no pueden convertirse en medios de producción, ni pro­ ducir un interés. No hay pues causa alguna que jus­ tifique semejante atentado contra la libertad de cada productor. Suele creerse, especialmente entre la burguesía, que la escuela comunista es más adelantada socioló­ gicamente que la colectivista; no puede ni debe per­ petuarse esa creencia, que es un mostr uoso absurdo social. El comunismo es la escuela que veinte años ha prevaleció entre el preletariado á causa de que los estudios sociales se hallaban en estado embrionario i que no había podido aún encontrarse un sistema económico que asegurando la libertad de cada uno en la disposición del producto de su trabajo, asegu­ rase al propio tiempo la inposibilidad de cualquier explotación agrícola é industrial impidiendo la for­ mación de clases sociales desiguales ante los medios de producción. El Socialismo Científico, Defensor de la causa co­ lectivista, dá á todos los individuos de la especie hu­ mana la propiedad colectiva de los medios de producion que, con la asociación libre en el trabajo, ase­ gura la solidaridad humana, excluye la explotación del hombre por el hombre, i coloca á todos los indi­ viduos en condiciones igualmente favorables para desarrollar librementes sus aptitudes; con la libre disposición de los productos del trabajo la indepen­ dencia i el albedrío personales quedan asegurados, el libre desenvolvimiento hará sobresalir en beneficio común á los que estén provistos de mayores aptitudes, i se realizará una vez para siempre la fórmula de los más nobles economistas: A los productores, el pro­ ducto de su trabajo.

(Concluirá)


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Con motivo de haber terminado el período de va­ caciones, las diversas logias de este valle, están ci­ tadas para la primera quincena de Marzo, con el ob­ jeto de reanudar sus trabajos. La tarea del presente año, parece que será ruda, si tomamos en cuenta los ataques que cierto partido militante, está prodigando á la masonería i a sus miembros. No es la primera vez que la secta católica, toca llamada a sus adeptos, para combatir á los que han dado en llamar herejes, impíos etc. De cuando en cuando, el diario El Porvenir, órgano de la curia de Santiago, ensistra la lanza del furioso sectorio i apa­ recen las espeluznantes historias de Lemni, del paladismo i mil otras necedades por el estilo, destina­ das Unicamente á mantener el engaño entre el manzo ganado. La gente sensata rio de las invenciones del diario del arzobispado; i poco se preocupa de los terribles castigos con que Satanas espera á los masones en la otra vida.


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Logia Francisco Bilbao

Con grata satisfacion anunciamos á nuestros lecto­ res, la marcha próspera i activa que sigue la respeta­ ble logia Francisco Bilbao N.o 23, residente en eΓvalle de Iquique. El taller, que apenas cuenta con tres meses de existencia, pues trabaja en distancia solo desde el 2 de Diciembre último, abrió sus puertas bajo los mejores auspicio i es de esperar que al paso que va, ocupe mui pronto un lugar preferente entre las de­ más logias que trabajan en Iquique. Se nota en cada uno de sus miembros el mas vivo entusiasmo, i de ello es prueba el crecido número de hermanos que asisten á las tenidas. Hasta el presen­ te, se han celebrado dos tenidas semanales; i en lo sucesivo, tendrá el taller una tenida los viérnes de cada semana. A pesar de tener ya el número suficiente de Ma­ estros, no se ha pedido la costa constitutiva á la Res­ petable gran Logia de Chile; por ser época de vaca­ ciones. Es probable que la Francisco Bilbao sea definitiva­ mente instalada, en el curzo del próximo mes de Marzo. Como una prueba del celo de los hermanos por el trabajo masónico, damos un resúmen del movimien­ to del taller, en sus tres meses de existencia, Tenidas.

De 1er grado......................... De segundo.......................... De tercero.............................

17 3 4

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iNTE⅛ιαn Adelanto.

Al segundo grado.................. Al tercero.............................

3 5 8

Iniciaciones.

Iniciados.............................

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Afiliaciones.

De segundo grado............... De tercero............................

3 4 7

Miembros actuales.

Aprendices........................... Compañeros......... *............ Maestros........ .....................

6 4 19

29 Cualidades civiles

Médicos................................ Comerciantes....................... Ingenieros............................. Abogados.............................. Empleados............................

3 6 3 4 13

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la cadena de unión

Felicitamos sinceramente á los entusiastas herma­ nos, i mas aun por la idea que tienen de adquirir un templo propio, en la ciudad de Iquique. Actualmente trabajan en el templo de la Logia Pioneer, N.o 643. Logia Aurora d’ Italia

Este taller que desde hace poco trabaja en instan­ cia bajo el mímero 24, se encuentra en un brillante pié de adelanto. Con un entusiasmo digno de todo encomio, ha tra­ bajado durante las vacaciones, celebrando hasta tres tenidas semanales. Hasta la fecha solo a procedido á iniciaciones; pero en el mes de Marzo, aumentarán las columnas superiores, con merecidos aumentos en el 2.0 i 3er grado. Por ahora, las tenidas ordinarias tienen lugar el ler i 3er sábado del mes, para dedicarlas á la resolu­ ción de asuntos generales; i las iniciaciones i au­ mentos se conferirán en tenidas estraordinarias. No pasará mucho tiempo, sin que la Aurora d' Italia celebre la instalación definitiva. La siguiente circular á pasado á las logias italianas de la América del sur, anunciándoles sus trabajos i estableciendo con ellas relaciones de fraternal corres­ pondencia. Oriente de Santiago de Chile, l.° febbraio 1896

Respetable é ilustre Fratello: Ci é grato ponere in vostro conoscimento che in


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lióme é sotto, gli auspici della Grnn Loggia di Chile, la Rispetable Loggia Aurora d’ Italia N.o 24 ha cominciato á lavorare in quest’ Oriente. Reputando di somnia importanza stringersi in una sincera relazione d ’amicizia é di fraternitá con tutte le Loggie dolí ’ América Latina, la Rispetable Loggia Aurora d’ Italia, v’ invita a volerla Onere della vostra fiducia e correspondenza. Non potendo in questo momento inviare il quadro dei dignatarios é Maestros di questo Faller, per avere da poco tempo principíate a lavorare, si promette farlo piú presto possibile. Fra tanto sono lieto di manifestar vi che tutt’ i componenti di questo Faller ni incaricano di supplicare Voiétutt’ icarissimi fratelli che de corano le colonne della vostra Loggia perché facciano ogní impegno per cambiare questa situazione internacionale che invece d’ uniré i due paesi in un vincolo cordiale di paece é di amore gli rende sempre piú arversari e nemici. Questo paese per progredire ed affermare i sublimi ideali di civiltá, necessita di tranquillita e di pace, e noi come stranieri tenendo qui vincolato i nostri beni e le nostre caro famighé, abbiamo bisogno dé ció. E questo richiede che só affermi il nostro dovere massonico e per conseguirlo no risparmierenio di propagare questi sani é santi principii umanitari. Ci convertiremo in modesti sinceri e lavoriossi apostoli di questa sublime religione. A voi partí colar mente Venerable Maestre vi raccomandiamo d’ inffluire con tutta la vostra autoritá e il vostro novile esempio, cosí potremo acegurare fin da ora di vedere tionfare le nostre idee per Γ ajuto vostro é per Γ appoggio dell’ illustrati membri com­ ponenti las vostra Rispetable Loggia. Speriamo fiduciosi che la relazione d’ amista che LA C. OE U. T. il

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ogni iniciamo sia utile é degna, corrispondente ai novilé fini della riostra Instituzione. Vi salutiamo fraternalmente. Gran Oriente Argentino

Con viva satisfacción hemos leido la nota que El Gran Oriente Argentino pasó al Sr. Presidente del Senado Sr. Vicente Reyes, con motivo del discurso programa que pronunció ante los convencionales que le eligieron candidato á la presidencia de la Repú­ blica. El Sr. Reyes no es masón; pero las ideas emitidas por él, encarnan muchos de nuestros ideales por cu­ ya razón la masonería argentina se apresuró á feli­ citar al cuidadano que con valentía proclamó altas ideas sociales, en un país en que el elemento clerical tiene tanta injerencia. No se trata en manera alguna de terciar en política, pues la masonería está mui por encima de las peque­ neces que ella enjendra; pero sí, la masonería cuida í cuidará siempre de animar siempre a los grandes obreros del país, qué tratando encarrilar los destinos de la nación por el sendero del progreso de la ilus­ tración. de la tolerancia í del buen Gobierno. A estos altos fines, á estas simpáticas aspiraciones responde la recordada nota, nota que el elemento clerical ha tomado como base para iniciar una cam­ paña política; atizando odio i provocando el fanatis­ mo de su grei ignorante. Es lógico: El Porvenir, órgano del arzobispado jamás podrá comprender la sublimidad de las doctrinas cristianas, ni las prácticas sublimes de la caridad i de la tole­ rancia, esas dos fuertes columnas sobre que descansa el grandioso edificio de nuestra orden.


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Mientras ellos provocan la división en las familias, los masones procuran antes que todo unirlas por los lazos del amor fraternal; mientras ellos execran i maldicen á nombre de un Dios vengativo, los maso­ nes agrupan á todos los hombres de buena voluntad, j>ara ensalzar al Eterno, en la comunión del trabajo que redime, la educación que rejenera, el olvido que endulza los corazones i la paz que hace la felicidad universal. Garantes de amistad

Con motivo de las alarmantes noticias que han cir­ culado en estos dias, referentes á un próximo rom­ pimiento de relaciones entre las Repúblicas do Chile i la Argentina, las logias de uno i otro Oriente han establecido una activa correspondencia, con el objeto de influir en la medida de sus fuerzas para evitar los horrores de la guerra. • Los masones de uno i olro pais son exitados á la propaganda pacífica, para que la cuestión de límites se resuelva de una manera i digna para ambos países i sin necesidad de apelar al doloroso estremo de las armas. Para hacer mas eficaz la acción fraternal de las logias, el respetable taller Zzts de Mendoza, nombró un delegado de su seno para representarle ante la lo­ gia Justicia i Libertad N.o 5, de esta capital; la que á su vez, se apresuró á nombrar correspondiente da­ ránte de Amistad, para ante la logia Luz. Hacemos votos por el buen éxito de los sentimien­ tos fraternales de la masonería universal. Personería Jurídica

Un gran paso acaba de dar la masonería argentina, obteniendo del Supremo Grobierno Federal; el reco-


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nocimiento de la Institución como persona jurídica. En otra sección publicamos los Estatutos Civiles que hubo necesidad de confeccionar, para cumplir con las exij encías legales i poder dar forma á los de­ seos de los masones, que desde tiempo atras lucha­ ban por obtener el reconocimiento de persona jurí­ dica para entrar de lleno en el movimiento s'ocial. En Chile, es también una aspiración antigua, que ha tropezado siempre con inconvenientes nacidos de preocupaciones rancias i añejas, que dado el estado actual de la civilización, no tiene razón de ser. Los estatutos Civiles á que nos referían, podrían, con mui pequeña variación, presentarse ante nues­ tro gobierno, i dada la forma que se les ha dado, es casi seguro que no se negaría la petición. Ojalá cuanto antes, el Poder masónico se sirva hacer las gestiones del caso. Correspondencia fraternal

La respetable Logia «Miguel Hidalgo»del Oriente de Veracruz, ha pasado la siguiente nota á la Logia «Justicia i Libertad N.o 5,» de esta ciudad: Oriente de Veracruz, Enero 6 de 1896. A la respetable Logia Justicia i Libertad N.o 5, Oriente de Santiago. Venerable Maestro i queridos hermanos: Tenemos la satisfacción de anunciaros que el 5 del presente tuvo lugar la solemne instalación de las nuevas Dignidades i Oficiales de esta logia, para 1896. Cumpliendo con uno de nuestros deberes, i con el deseo de estrechar mas i mas los lazos de fraternal amistad que unen á todos los masones, os adjunta­ mos un ejemplar del cuadro de dichos funcionarios, rogándoos lo restribuyais con <el nuestro, si os fuera posible,


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Hacemos voto al Grande Arquitecto del Universo por la prosperidad de ese respetableTaller, i por el bienestar i felicidad de los que lo forman. Recibid, queridos hermanos, el abrazo fraternal que os envian,

El Venerable Maestro, L. Valdés Flaquee. El secretario Juan C. Ginestet.

El Taller Justicia i Libertad ha aceptado la invi­ tación, quedando establecida desde hoi mutua i fra­ ternal correspondencia, entre los hermanos de Veracmz i este valle. Se han establecido igualmante relaciones oficiales, en las siguientes logias: De méjico: Libertad Simbólica, Azteca i Benito Juárez. Habana: Hijas de la Viuda, Amor Faternal, 01seras de la Verdad, Sandres. Cuba, Unión Hispano Americano, Silencio. Santiago de las Vegas: Los Templarios. Matanzas-. Las Puritanas, Libertad. Cienfuegos: Fernandina de Jagua. Remedios: España.


DIAS EN QUE TRABAJAN LAS LOGIAS --------->•-<---------

La Estrella de Chile, N.o 17 en castellano, 9 P. M. Martes Justicia i Libertad N.o 5, en castellano, 81- P. M. Miércoles Avenir et Liberté, menos un miércoles del mes en que trabaja la Albion En francés, 9⅛ P. M. Jueves La Drei Ringe. menos un jueves del mes, en que trabaja la Albion. En aleman. 9 P. M. Viérnes La Huelen, en ingles 9 P. M. Sábado La Justicia i Libertad N.o 5, ménos dos sábado en que trabaja la Aurora d’ Italia. 8| P. M. Nota: La Albion trabaja en castellano i en ingles; i la Aurora d’ Italia, en castellano é italiano. Lunes


Calendario Masónico para el mes de Marzo. Marzo

Adar.

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Nizan.



Tomo II

Santiago, Mabzo 31 de 1896

Entrega

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LA CADENA DE UNION REVISTA MASÓNICA

¿Que es el Socialismo? (Conclusión)

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La autoridad política creada i sostenida por las clases explotadoras de todas edades i hoy por la bur­ guesía, está destinada á desaparecer para ser sustitu­ ida por una organización social, que en sus detalles es imposible preveer, pero que nacerá de la conve­ niencia de todos los hombres, por general consenti­ miento, i que probablemente afectará de un modo es­ pecial los servicios públicos i la regularizacion de los trabajos que requieren el empleo de las fuerzas de asociación i cooperación con el fin de aumentar i me­ jorar la producción en beneficio de los mismos pro­ ductores.


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Ciertos doctores, dice Graham Summer, de la so­ ciología se hallan bajo el imperio de la superticion del gobierno, i olvidando que un gobierno nada produce, pierden de vista un hecho que siempre debe recordar­ se: que el estado no puede dar un céntimo á un hombre sin sacar ese céntimo á otro, i que este últi­ mo es el hombre que ha producido i que ha ahorra­ do el céntimo. Consecuentemente el estado político no productor bajo el punto de vista económico puede solamente crear una estirpe de estériles consumidores, i debe necesariamente ser sustituido por una organización que si no será directamente productora, aumentará indirectamente la producción regularizándola, i me­ jorándola. Aunque no militamos en las filas más avanzadas del socialismo, hacemos constar nuestra protesta con­ tra algunos comités que en sus declaraciones de principios afirman que el Partido aspira (como fin) á la «poseción del poder político por la clase trabajado­ ra. » Convencidos de que la organización como parti­ do político es el medio más racional i positivo para arribar al triunfo de los ideales de nuestra escuela, creemos también que cuando el socialismo se haya impuesto, por la fuerza que emana de la convicción, i de la evolución del orden social (que puede alcanzar su período álgido en la revolución), será su obra la destrucción de toda autoridad político coronando así su obra emancipadora. Entendemos que declaración es una ligereza im­ perdonable, pues está en contradicción con el princi­ pio socialista que proclama la abolición del dominio del hombre sobre el hombre. Si sostenemos la aboli­ ción de la autoridad política cual será el poder polí­ tico que poseerá la clase trabajadora? Esperamos la respuesta de todos los pseudo-socialistas que tienen esa aspiración.


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Suele por desgracia i como efecto de un error ha­ bilidosamente inculcado en las masas, confundirse en la nocion de Gobierno dos ramas distintas en su fin i en sus formas, que la burguesía ha unido para hacer mas racional su tiranía: Autoridad i organiza­ ción. La primera de ellas es la negación de la libertad, de la igualdad, del derecho, de la razón i del libre al­ bedrío. La segunda es necesaria, pues sin ella, en las actuales condiciones de progreso, es imposible no desperdiciar gran parte de fuerzas productivas que con su aplicación regular pueden beneficiar colecti­ vamente á todos los productores. Poi’ eso somos partidarios de la supresión de la autoridad erigida con fines políticos i con tenden­ cias de dominio (aunque los pseudo-anarquistas nos llamen autoritarios i mistificadores), al mismo tiempo que en toda forma i manera predicamos i auspicia­ mos la organización sin la cual no puede haber ins­ tituciones estables. Bajo otro concepto se ataca al socialismo levan­ tando la calumniosa acusación de que es partidario del parlamentarismo i que perpetuará por consigui­ ente la existencia de clases dominantes i dominadas; remitimos á los que padecen de un exceso de exitabilidad al capitulo V. donde trataremos de explicar la conveniencia para el proletariado de usar ese medio que la burguesía pone por obligación á nuestro al­ cance. • Partidarios decididos de la legislación directa, no debemos ni podemos sin perjudicarnos abandonar ese medio de propaganda i de mejoramiento social, que hoy tenemos á nuestra disposición, sin dejar por eso de luchar en pró de todo sistema ú organización que consideremos mas perfecto ó avanzado.


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LA CADENA DÉ UNION

Las religiones seguirán el curso invariable que la ciencia les ha señalado con matemática precisión. Si llegan á existir, en la sociedad futura serán completamente independientes i la libertad de cul­ tos será ámplia sin privilegios para religiones deter­ minadas. La razón i el albedrío individual deben ser los úni­ cos mentores en materia religiosa i toda propaganda que en cualquier sentido puedan hoy hacer los socia­ listas es en nombre personal; es un mistificador todo el que la haga en nombre del partido, tratándose de una cuestión puramente individual. En virtud pues de esa misma libertad de pensar que los socialistas proclamamos en alto grado, debe protestarse contra el ridículo socialismo católico que bajo el manto de la redención es el obstáculo que, junto al socialismo de estado, aleja el día de la emancipación social con sus regresivas contempori­ zaciones. Si fuera admitido á figurar como verdadero socialis­ mo en el campo de las investigaciones sociológicas, nos veríamos mañana con un probable socialismo protestante, uno judio, uno espiritista, uno mahome­ tano, ...... etc. Reivindiquemos pues con la ciencia i la razón el extravío de la conciencia humana, que llega á ser vil sierva de inquisidores i monomaniacos invocantes el nombre de seres cuya existencia está en la conciencia individual analizar. En esos conceptos debe informarse la propaganda socialista, i como socialistas tenemos el deber de com­ batir todo lo que encierre una mistificación ó entra­ ñe un absurdo, desmostrando ó nó los fundamentos ridículos de las religiones i las creencias que se per­ petúan por ignorancia hereditaria entre los apóstoles elaborados en la escuela de la inconciencia, Ser socialista significa anhelar conocer la verdad pura i sin ambajes, i por eso la discusión religiosa


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debe ser en nuestra época tomada en gran considera­ ción, sin tener sin embargo derecho alguno de obje­ tar en pró ó en contra en nombre de la escuela ó del partido.

⅛⅛ La instrucción en la futura organización de la so­ ciedad partirá del sano principio de su proporción con la capacidad del individuo i no de su limitación de acuerdo con los elementos pecuniarios de cada uno. Hoi nos simulamos una enseñanza gratuita falsí­ sima, porque mirada de un punto de vista erróneo i fundada sobre bases inexactas. Se dice constante­ mente: «No estudia el que no quiere, pues las escue­ las primarias son gratuitas i el alumno pobre recibe los libros i útiles de estudio.» Pero observemos quie­ nes son los padres de los niños pobres i veremos cuales son las causas que esterilizan esa enseñanza gratuita. Por regla general el obrero suele tener á su cargo numerosa familia, i el escaso salario que recibe no le permite vestir bien á sus niños (sin cuyo requi­ sito no son admitidos en las escuelas primarias) ni apenas alimentarlos, viéndose en consecuencia obli­ gado á emplearlos con el objeto de que ganen su alimento i un reducido salario para vestirse. Estos niños que hasta hace 15 años no habian en­ tre nosotros sentado plaza en las industrias, hoi co­ mienzan á intoxicarse, corromperse i extenuarse en los grandes talleres, al propio tiempo que en el servi­ cio doméstico se instila en ellos el servilismo i se de­ prime el sentimiento do la dignidad humana. Esos pequeños obreros que por su corta edad son menos retribuidos que sus padres, inician contra ellos una competencia desastrosa cuyos efectos suelen siem­ pre manifestarse por la baja de los salarios; resulta


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un empeoramiento de las condiciones obreras que di­ ficulta aún mas la manutención por parte de los pa­ dres i que acentúa la ignorancia, que se transforma gradualmente en idiotismo hereditario. Varios años ha Varlin, el heroico mártir de la in­ surrección proletaria del 71, arrojaba su anatema con­ tra la actual instrucción primaria gratuita. Hai, decía, suficiente número de escuelas para que todos los niños puedan recibir la intruccion primaria? Nó. I recibida esa instrucción primaria, que sus padres no poseen, pueden recibir la instrucción secundaria? Nó. La familia es impotente para proporcionársela. Entrégame tu niño! clama la competencia indus­ trial á la familia; i los pseudo-obreros de ocho años agotan su vitalidad en las minas i en los talleres. Los derechos del niño son mas sagrados, si es po­ sible, que los derechos del hombre. Habitación, ves­ tidos, nutrición sana, educación proporcionada á sus facultades, i la instrucción, creadora del sentido de lo bello, todo se le debe! I si la familia no tiene sufi­ cientes medios para llenar ese deber, la sociedad tiene que acudir en su ayuda invirtiendo el equivalente de lo que el niño pudiera producir. Tan solo cuando así sea la sociedad tendrá el derecho de castigar, pues recien podrá decir al culpable: tu libre albedrío no ha sido pervertido desde tu cuna. Entendemos que la instrucción debe ser el eje so­ bre el cual debe evolucionar el niño para llegar á ser un hombre con decoro i amor propio, i que solo por su intermedio podremos transformar á la especie hu­ mana en manera de hacerla digna del bienestar que la evolución económica le ha señalado. A la enseñanza primaria sucederá la instrucción profesional ó científica, según las aptitudes. El joven instruido i educado tendrá á su disposición ya el útil de trabajo para ser un conciente obrero, ya el


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caudal científico con que beneficiará á la sociedad por los frutos de su perfeccionamiento intelectual, el des­ cubrimiento de las leyes naturales, i la creación de nuevas fuerzas de producción.

* ** La familia entendemos los socialistas que debe te­ ner por base la wm'on libre qiie no debe confundirse por ningún concepto con el amor libre. La familia es la asociacon de dos personas de sexo diferente, impelidos por esa lei natural que hace del hombre i de la mujer dos seres destinados á unirse para la propagación i el perfeccionamiento de la es­ pecie. Atraídos por un mutuo afecto los dos seres se asocian para pasar toda su vida unidos, consagrar­ se el uno al otro i educar los nuevos seres nacidos de su unión. La familia como las demas instituciones humanas tiene un principio inalterable, que consiste en la ne­ cesidad de la unión del hombre i de la mujer para la propagación i el perfecionamiento de la especie hu­ mana, i en segundo término una forma que ha varia­ do infinitamente á través de los siglos. Diderot dice que han existido mas de tres mil for­ mas distintas de matrimonio, desde el amor libre (pro­ miscuidad) hasta el matrimonio forzado entre desco­ nocidos para conservar la pureza de la sangre aris­ tocrática. La forma que los socialistas tendemos á implantar tiene su racional fundamento en la emancipación social de la mujer i su igual nivelamiento bajo el punto de vista de los derechos con el hombre. Noso­ tros no queremos unión sin amor; las uniones forza­ das son hechos inmorales que traen consigo conse­ cuencias mas inmorales aún. Creemos que el ideal de unión entre dos seres debe ser la indisolubilidad (no


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impuesta') con un fin social, hecha natural i lógica por fuertes garantías de las cuales quedarían exclui­ das las conveniencias financieras para ceder su lugar á los afectos i sentimiento engendrados por el amor mútuo. Asegurada la ωι⅛ libre, con el máximum de li­ bertad en la elección de los individuos, el cariño re­ cíproco primero, i luego el crecimiento de los hijos serian los lazos naturales que asegurarían la indisolubidad del matrimonio. De tal manera quedarían suprimidas las actuales garantías legales que solo sir­ ven para sancionar inmoralidades. Podría presentarse el caso que las garantías natu­ rales no fueran suficientes por razones de carácter ó sentimientos diverjentes; en ese caso sera conve­ niente para la sociedad que esos dos seres se separen, pues su progenie iria á aumentar, como hoi lo hace, el número de degenerados morales que fluctúa desde la enajenación mental hasta el idiotismo Con la unión libre sin intervención legal sanciona el socialismo el encumbramiento moral de la familia como base de la sociedad.

*⅛ Deberes Sociales serán la manutención de los im­ posibilitados al trabajo (ancianos, enfermos é invá­ lidos del trabajo) llevando asi á la práctica los senti­ mientos de humanitaria fraternidad que nuestra es­ cuela propaga. Pretendemos que la caridad no exista como hoi con apariencia de hacer favor á los desgraciados, los cuales.contraen en esa forma el deber de agradecer los beneficios que le aseguran aparentemente la exis­ tencia. Los socialistas sostenemos que es un deber de la sociedad mantener á aquellos que no por culpa propia, sino por un capricho de la naturaleza ó por


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causas atavístieas, se encuentran desprovistos de ele­ mentos individuales para cooperar a la producción social. Finalmente en el régimen socialista cada templo cederá sus altares á los bancos de una escuela; cada cuartel sus armas á los lechos de un asilo; cada con­ vento sus misterios á la difusión científica de una biblioteca; cada cárcel sus cadenas i cerrojos á la asistencia de un hospital; i cada hombre con dere­ chos será al propio tiempo un productor con deberes. V

Justificada era la vulgar objeción que «el Socialis­ mo es imposible de llevar á la practica», cuando Marx i los secuaces de su escuela no habían aún da­ do bases sólidas i concretas á la doctrina socialista, i cuando el campo sociológico se hallaba ocupado ex­ clusivamente por utopistas, que mas provistos de fi­ lantropía que de argumentos querían dar á la socie­ dad bases verdaderamente humanitarias, sin salir por eso de la árida estepa del idialismo social. Mas hoi una numerosa estirpe de economistas ha entrado en el debate i, guiados solamente por la con­ vicción nacida de la justicia de la idea, han demos­ trado que el colectivismo debe ser el producto nece­ sario de la evolución económica á través de los siglos; por eso atribuimos solamente á ignorancia ó interés el afán aún subsistente de formular esa objeción. Hemos ya presentado una síntesis de lo que cons­ tituye la aspiración del socialismo científico i cuales son los motivos que con vigoroso impulso lo impelen á la lucha. Vamos ahora á observar cuales son los medios de que sus partidarios se valen ó podrán va­ lerse para hacer mas próxima su implantación. la c. de u. T. II

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En primer término la posibilidad de una sociedad organizada de acuerdo con las doctrinas socialistas es innegable en una época en que se comienza con ra­ pidísima marcha a sustituir la actividad i los medios de producción individuales por la organización colec­ tiva del trabajo i por la acumulación de grandes ca­ pitales en forma de sociedades anónimas ó sindica­ tos monopolizadores. Las grandes máquinas que multiplican la produc­ ción requieren cada dia mas el trabajo asociado de muchos individuos, entre los cuales se sienta el prin­ cipio de la división del trabajo. Ya no es posible al artesano trabajar aisladamente, como no es posible al pequeño capitalista obrar individualmente i sin bus­ car la cooperación de los demas capitales, i en esas vias en que se ha encarrilado la producción la evo­ lución manifiesta sus primeros efectos. Esos son los grandes factores que podríamos lla­ mar imprescindibles en la evolución económica i que aún poι∙ sí solos deben necesariamente cambiar la organización actual; pero á su lado encontramos los medios de lucha con que los proletarios pueden co­ adyuvar la evolución i que se conocen ¾n conjunto con el nombre de coalición de los trabajadores. La Evolución es pues la transformación lenta i na­ tural de un orden de cosas dado en otro, que es el resultado de su organización i que suele ser á su vez causa de una evolución posterior. La Revolución representa el período final ó crítico de la Evolución ya realizada, i la coalición de los trabajadores no es mas que su primera manifesta­ ción. Platónico es suponer que un cambio radical en las instituciones pueda realizarse por una rebelión loca­ lizada, por un movimiento prematuro ó por un gol­ pe de estado. Ni el grado exajerado de posibilismo que anima á los anarquistas que arrojando bombas


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ó sembrando puñaladas pretenden con la violencia personal implantar un régimen comunista, ni un gol­ pe de estado que pueda destruir al estado mismo, co­ mo sostienen los socialistas de estado, son capaces de cumplir esa evolución. Los movimientos prematuros, como la insurrec­ ción gloriosa del 71 en París, son siempre estériles, pues no preparados los ánimos para recibir la simien­ te revolucionaria la esterilizan i revelan su impoten­ cia esparciendo inútil sangre en gomadas luctuosas cual lo fueron las de la Semana sangrienta. Cartagena en 1872 que en medio de la confusión republicana deja claramente brillar el sol de la eman­ cipación económica, i Sicilia i Lunigiana que en 93 se rebelan contra la condena al hambre que la mo­ narquía sabauda les inflije, son los eslabones de la gran cadena revolucionaria que se inició el 48 en las calles ensangrentadas de París. Esas revueltas fueron de todo punto estériles por­ que aún la evolución no se había efectuado, i en mui escasa proporción han sido apreciados sus propósitos emancipadores por las masas proletarias que todo ven tras el cristal que colocan ante su vista los escri­ tores burgueses. I mas estériles aún, i casi diría per­ judiciales, para la causa de la emancipación son los atentados contra las personas, no bastando el marti­ rologio de los Ravachol, Vaillant, Henry ó Caserío, para mejorar en un átomo la condición de la clase trabajadora, sirviendo por el contrario á la burguesía para reprimir junto con los autores de atentados á los que buscamos la lucha en un terreno mas racio­ nal i mas provechoso para el proletariado. A esos perjuicios debe agregarse que los partida­ rios de tales ideas cada día se sumerjen mas en la fosa del descrédito i el odio, pues si algunos los com­ padecían como utopistas, hoi todos los trabajadores conscientes los repelen como criminales.


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En el campo de los medios actuables no hai ni pueden haber divergencias ni escuelas; todos los me­ dios racionales i lícitos deben utilizarse para derro­ car al mostruo de la opresión. Sin embargo hai cierta diferencia de apreciaciones en lo que respecta al momento crítico de la evolución, que acentuándose cada día mas tiende indiscutible­ mente á formar dos escuelas que llamaremos del pe­ ríodo álgido del movimiento. La una, la anglosajona, tiene su predominio entre los socialistas de esa raza i es pacífica en todo lo que el cambio del organismo social se refiere. La otra predominante entre los pue­ blos del Mediterráneo, latina, cree necesario un mo­ vimiento armado del proletariado universal para po­ der terminar la evolución. Ambas son reflejo fiel del carácter respectivo de los pueblos en que prosperan, i deben considerarse como simples diferencias de apreciación de los fenó­ menos sociológicos, sin mayor importancia ni tras­ cendencia. Los medios comunes respecto á la lucha actual contra los usurpadores de los medios de pro­ ducción se condensan en el calificativo de «Lucha de clases.» Su significado es altamente explicativo: con los explotados ó contra los explotados, con los explota­ dores ó contra los explotadores. Lejos de todas las organizaciones burguesas que aparentando defender los derechos de la clase trabajadora se valen de ella para suplantar á partidos con programas análagos, los proletarios i los explotados, sin distinción de ra­ zas, orígenes, tradiciones, ni fronteras, se unen por separado i constituyen un partido propio, un partido de clase en el cual deben militar todos los asalariados, desde el ingeniero empleado de la compañía anónima hasta el obrero que vende su existencia por el sala­ rio del taller. Constituidos en poderosa legión, organizada bajo


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los auspicios de la libertad individual indisoluble­ mente vinculada á la solidaridad colectiva, la misión de los oprimidos es usar de todos los medios lícitos para luchar contra la burguesía i todos sus acólitos, acercando el día en que fuertes i unidos puedan res­ tablecer el dominio de la justicia universal. La propaganda es para nuestra causa lo que los ra­ yos solares para la endeble yerba i la frondosa enci­ na; sin ellos no se desarrolla ni evoluciona la cloro­ fila, como sin propaganda permanecerían estaciona­ rias nuestras ideas. Por su intermedio debemos inculcar en los obre­ ros la conciencia de sus derechos i de sus deberes, debemos demostrarle la injusticia de su estado, la ex­ plotación de que son víctimas, i finalmente conven­ cerlos de que en su mano está terminar con el yugo que se les impone, i que hasta el presente no han sabido derribar sepultando entre sus ruinas á sus mismos institutores. En su eficacia está nuestro adelanto, i para tener­ la debe ser hecha con la palabra i con la pluma, con el ejemplo i con el sacrificio; en el taller i en el aula, en la oficina i en el seminario, en el cuartel i en la plaza; en las autocracias como en las federaciones i en las monarquías como en las repúblicas; en los consejos, en los tribunales i en los parlamentos; pú­ blica i secretamente; á las multitudes i al individuo, á las agrupaciones i á las familias, sin temores i sin vacilaciones, sin interrupción i sin trégua, multipli­ cando los argumentos i creciendo de intensidad. Debemos hacerla en nombre de la libertad i de la justicia, de la ciencia i de la igualdad; hablando ya al sentimiento ya á la razón, con frase clara i sencilla, comprensibles argumentos, i fundados en las más elementales verdades. Así solamente podremos hacer comprender a to­ dos los asalariados que deben empeñarse en la gran


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lucha de clases i anudarnos en la invicta lid contra las injusticias sociales; así, i tan solo así, podremos inducir á la clase proletaria á que se coaligue contra los expoliadores de su trabajo. Bajo ese aspecto la lucha reviste nuevas faces; la clase productora se une, estrecha sus vínculos, i fuer­ te de su derecho se dispone á sostener una guerra de montoneras contra la clase que solo posee el derecho de su fuerza. La huelga, las cooperativas i, última­ mente, los boycotts son las formas más comunes que suele revestir la desigual campaña. La huelga medio eficaz de propaganda, de resisten­ cia i de ataque, merece ser estudiada, aunque sea li­ geramente, por el falso concepto en que es tenida por sus mismos defensores. Partidarios de ella porque la creemos de benéfica propaganda, tenemos la convicción de que no puede en nada mejorar la condición de la clase trabajadora en jeneral, pues aunque la disminución de horas de trabajo, i el aumento de los salarios fuesen reales, si un gremio llegase á elevar su salario sobre el nivel general de los salarios de los otros oficios, se tendría que sería mayor el número de individuos que á ese oficio se dedicarían aumentando la oferta de brazos en proporción igual ó mayor al aumento que se hu­ biera producido en el salario. Es un hecho comprobado que durante las huelgas los obreros llevan á su máximun el grado de tensión de sus relaciones con los que abusivamente les expo­ lian de una parte de sus productos, ofreciendo un campo eminentemente propicio para inculcar las mo­ dernas ideas de mancipación económica. En esas condiciones el espíritu de solidaridad i de interés común se consolida i suelen hecharse duran­ te La agitación las bases de las sociedades gremiales de resistencia que son ó debieran ser los baluartes


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de la clase expoliada en sn lucha contra la clase ex­ poliadora. En las huelgas los obreros se hallan en mutuo contacto i discutiendo sus intereses deben nece­ sariamente llegar á la conclucion de que su estado actual es de los menos atrayentes; allí también la exposición de las múltiples doctrinas que como rege­ neradoras del organismo social se impugnan, incitan á los obreros al estudio de los problemas sociales i entre los inteligentes suele en tésis general ganar prosélitos la escuela socialista. En cuanto á sus consecuencias económicas lo úni­ co que puede conseguirse es un aumento temporáneo de salario que no puede tardar en desaparecer para restablecer el abrumador equilibrio de los salarios, equivalente al mínimo necesario para la conservación del individuo productor. En la huelga no se trata de una lucha entre el tra­ bajo i el capital como por error sostienen la mayo­ ría de los escritores; se trata de una lucha tenaz en­ tre el trabajo i el interés ó renta. Ese error generali­ zado proviene de creer que es el capital quien paga los salarios, mientras que el salario es producido por el trabajo i pagado por el consumidor de los produc­ tos, quien á título de coima abona un supersalario al capitalista que es solamente un inventor en el pago de los salarios. El rol del capitalista es sencillo: si abona al obrero el producto íntegro de su trabajo, debe expoliar al consumidor para originar el interés; si á este le entrega el producto por su verdadero equivalente, debe deducir del salario el interés de su capital. En ambos casos hay apropiación indebida de supersalario, ó de supertrabajo. Pero en la clase obrera se confunden el productor i el consumidor, siendo en los dos casos la víctima necesaria de la apropiación conocida por interés. Luego no se quiere en la huelga expropiar una


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parte del capital, se quiere disminuir una parte del interés pasándolo á aumentar el salario. En suma se quiere disminuir la cantidad de producto indebida­ mente apropiada. Suponiendo, en el mejor caso, que por medio de la huelga se produjera un aumento estable en los sala­ rios del obrero-productor tendríamos que el capital bajo ningún punto de vista estaría dispuesto á dismisnuir la suma de su interés, i aumentando el pre­ cio del producto exigiría al obrero consumidor un supersalario equivalente al supertrabajo devuelto al obrero productor. I aquí nos hallaríamos al comien­ zo del problema, pues con el aumento del salario ven­ dría aparejado el aumento de los artículos de consu­ mo i el obrero quedaría en iguales condiciones que antes. Al declararnos sus partidarios insistimos en que la huelga de los trabajadores es beneficiosa por su propaganda i por su influencia agitadora del ánimo de los obreros, no trayendo ningún beneficio positi­ vo en la suba de los salarios. Los aparentes benefi­ cios de un gremio son reales perjuicios para toda la clase obrera. La verdadera mejoría de condiciones que puede obtenerse con la huelga es la disminución de horas de trabajo. En este caso el trabajo que no efectúa el obrero es compensado por el perfeccionamiento en la maquinaria, que permite al capitalista tener igual interés gracias al aumento de producción en igual tiempo de trabajo. Las consecuencias de la disminución de horario son ventajosísimas para la clase obrera; se emplean los trabajadores desocupados, (esceptuados los casos en que las maquinarias sustituyen la acción de estos) aumenta la demanda de brazos i como consecuencia viene una suba aparente de los salarios que desapa­ rece por la circunstancia ya expuesta. Lo estable es


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el aumento es la demanda de brazos que ocupa á cier­ to número de obreros que de otro modo permanece­ rían en el ocio que los conduce á la desesperación i al abatimiento. Además teniendo horas libres puede el obrero de­ dicarse al estudio de las cuestiones económico-socia­ les que lo afectan, i cultivando su inteligencia i edu­ cando su razón le es más fácil adquirir la convicción sensata de que el actual organismo social debe ser reformado. Agítase actualmente entre los socialistas europeos i más especialmente entre los franceses, la idea de llevar al terreno de la práctica la actuación de la huelga general; nadie puede desconocer su eficacia i sin duda sería el acto más imponente de solidaridad universal de la clase trabajadora. Sin embargo su realización es hoi utópica, pues si en la actualidad semejante movimiento se produjera abortaría por no hallarse aún preparado para ello el proletariado. Las sociedades cooperativas son otras formas de la mistificación económica, que ven los proletarios en el perfeccionado kaleidoscopio de la sociología bur­ guesa. Pueden las cooperativas ser de consumo ó de pro­ ducción. Las cooperativas de consumo consisten en la compra por mayor de los artículos de consumo efectuada por un sindicato que los revende por me­ nor ó igual precio á sus asociados. Las cooperativas de consumo revisten dos formas: la 1.a consiste en revender los artículos al precio de compra al por mayor, recibiendo el socio la utilidad bajo la forma de ahorro en la compra; la 2.a se carac­ teriza por la venta al menudeo á los precios corrien­ tes en plaza i la repetición del beneficio en forma de dividendo. En el primer caso se percibe la utilidad inmediatamente; en el segundo mediatamente. Indiscutible es su conveniencia para la clase obreLA C. DE U. T. II

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ra pues se evita la intervención del pequeño comer­ ciante que al vender las mercaderías exige un alto interés. (Bueno es hacer notar que el mayorista no es afectado en nada por las cooperativas de consumo, pues solamente arruinan á los minoristas que suelen ser simples intermediarios en la venta.) Las cooperativas de producción son unos de los tantos productos inútiles de la economía política, por la imposibilidad de su realización en condiciones efectivamente ventajosas, ó por la imposibilidad de su vida sin la cooperación del capital. Por cooperativa de producción (entre obreros) que se entiende? La unión de cierto número de ellos para repartirse el producto de su trabajo. Consideremos cierto número de trabajadores que quieran organizar una cooperativa i tendremos ante nosotros planteado el siguiente problema: Los obreros no están provistos de todos los me­ dios de producción; deben abonar por su arrenda­ miento una cantidad dada que será el interés del ca­ pitalista que los poseía. En tal caso ¿cuál será el beneficio que sacarán los ti abajadores de su cooperativa? No evitan el interés del capitalista i por consiguiente no sacan más pro­ vecho que la independencia en el trabajo. Por otra parte sus medios de producción ó capital deben necesariamente ser mui limitados i la coope­ rativa sería destinada á representar al pequeño capi­ talista condenado á desaparecer ante la gran produc­ ción del que posee más medios de productividad. Una sola clase de cooperativa puede ser útil (pero no á la clase trabajadora) en la actualidad: la coope­ ración entre el capital i el trabajo, el propietario i el productor. Esto equivale á pagar el interés ó renta en especies ó en producto, es decii’ á la contratación de la entrega del super-trabajo.


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Hoy es una de las cuestiones palpitantes en Italia i ciertas regiones de los Estados Unidos; el gobierno ó los grandes propietarios rurales ceden á los agricul­ tores la tierra con obligación de cultivarla i las si­ mientes necesarias, i éstos se obligan á entregar des­ pués de la cosecha la mitad de los productos. De estos se descuenta primero el importe de las simien­ tes i máquinas ó instrumentos empleados, i del resto la mitad pasa á manos del propietario. Es este sistema de medianía (mezzadria) el más lucrativo i más rápido para explotar á los trabajado­ res, á pesar de lo cual su gran miseria en ciertos paí­ ses los obliga á inclinarse ante ese ignominioso yugo económico. Resumiendo, tenemos que las únicas cooperativas titiles para los trabajadores son las de consumo, que sin embargo no se oponen en nada á la especulación de los grandes capitales, ni adelantan un paso en la solución de los problemas sociales; las de producción están destinadas á sucumbir si son formados por obreros (talleres sociales) á la par que prosperan si son formadas por capitalistas (sociedades anónimas), pues en este caso se sigue la ley de que cuanto ma­ yor es el capital mayores son las utilidades i las anó­ nimas representan un gran capital como suma de varios capitales menores; por fin las cooperativas en­ tre ambos redundan en exclusivo beneficio de estos últimos pues aumentan únicamente la renta ó el in­ terés sin modificar el salario. El Boycott es un nuevo sistema de coalición ne­ gativa que ha dado recientemente brillantes resulta­ dos en Alemania. Y decimos negativa porqué sin beneficiar á los proletarios, perjudica inmensamente á aquellos contra quienes se organiza. Consiste en el acuerdo general de no consumir los productos de una fábrica determinada, la cual por


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falta de consumidores tiene que caer en la ruina por inanición. Los socialistas i en general los proletarios alema­ nes han conseguido con este sistema clausurar una fábrica de cerveza de Berlín que se negó á aumentar los salarios á sus trabajadores. Las paredes, las vere­ das, las estaciones, los periódicos obreros i demás me­ dios posibles de propaganda fueron llenados de le­ treros i carteles con la inscripción: «Obreros, no be­ báis cerveza de la fábrica *** que explota a sus tra­ bajadores.» En pocas semanas la cervecería cayó víctima de su propia avaricia. Si el boycottage es posible i seguro en casos ais­ lados, no tendría resultado alguno si se hiciera á to­ dos los fabricantes de igual producto (en esas condi­ ciones podría declararse en las huelgas) pues no se puede en ningún caso suprimir un consumo deter­ minado. La lriclu.1 política, es el medio más racional i el que mejores frutos pueda dar á la causa proletaria. Constituidos los socialistas en Partido con organi­ zación eminentemente democrática, con una discipli­ na que es la resultante de la conciencia del deber i no de la imposición, su acción en las urnas debe ser de las más benéficas, pues al mismo tiempo que se conquistan bancas en los congresos, se demuestra con la irreprochabilidad de los medios que el Partido So­ cialista sabe sostener con dignidad i altura sus nobles propósitos. Si será posible transformar la organización bur­ guesa por intermedios del sufragio universal no pue­ de afirmarse; suponemos que no lo es. Sin embargo á primera vista se discierne en él un arma poderosa, á cuyos golpes tarde ó temprano deberá la burguesía responder con la violencia, que siempre es el argu­ mento de los que sustentan su poder en el derecho de la fuerza.


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«Los trabajadores alemanes han prestado á su causa un servicio mayor que el de presentarse como los mas fuertes i los mas disciplinados. Han ense­ ñado á sus compañeros de todos los paises el mane­ jo de una nueva i preciosísima arma: el sufrajio uni­ versal. «Ellos transformaron el sufrajio—según la frase del programa de los socialistas marxistas de Francia —de instrumento de engaño, como era hasta aquí, en instrumento de emancipación. «I si el sufragio universal no nos hubiese dado otra ven taja que la de podernos contar cada tres años; que la de darnos con la patente, inesperado i conti­ nuo aumento de votos la garantía de la victoria, sien­ do al mismo tiempo para nuestros enemigos un fan­ tasma cada vez mas terrible; que la de proporcionar­ nos la manera de conocer nuestra fuerza i librarnos, lo mismo de injustificados temores, que de intem­ pestivas audacias; aunque ésta fuese la única venta­ ja obtenida por el sufragio representaría para el pro­ letariado una importante adquisición. Así se explica que la burguesía i el Gobierno comprendieran inme­ diatamente que mas debían temer la acción legal que la ilegal, el éxito de las elecciones que el de las rebeliones. * En un principio las minorías socialistas seulen ser las defensoras constantes i tenaces de los derechos del proletariado; censuran toda lei contraria á su li­ bertad ó que proteja á la clase burguesa, proponien­ do otras que mejoren sus condiciones económicas i que lo coloquen en mejor situación para instruirse i perfeccionarse moral é intelectualmente. Es mui lógico que dado su carácter de minorías no pueden imponer siquiera el programa mínimun del partido que constuye un gran paso hacia la eman­ cipación del proletario; pero en cambio encuentran un magnífico campo para hacer la propaganda de


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nuestras ideas, i aunque la acción política no nos sir­ viera más que bajo ese punto de vista su utilidad es indiscutible. En Bélgica una de las mejores fuentes de difucion ha sido la cámara de diputados, siendo el boletín ofi­ cial de ellas un nuevo agente de eficaz propaganda que leído con interés ha traído á las filas del Partido á los hombres más distinguido en las ciencias i en las letras. El aumento de esas minorías las pone luego en condiciones de influir directamente sobre la marcha de los gobiernos poniendo en jaque á los conserva­ dores de todas las escuelas, que ya se unen en ciertos países prescindiendo de sus tradicionales rencillas, para combatir al enemigo común, al titán socialista. Si la conquista del poder por las clases trabajadoras tiene ardientes enemigos entre los trabajadores mis­ mos, esto ocurre por efecto del estado de ignorancia en que la burguesía los mantiene, consiguiendo con su abstención en las acciones electorales la posecion exclusiva del poder político por medio del cual pre­ tende hacer más inconmovible el yugo económico. Las dos escuelas que predominan en el campo de los medios de acción se separan al transformarse en mayorías para continuar por distintas vías la eman­ cipación de los trabajadores. Una de ellas, la escuela anglo-sajona, continuaría ejerciendo la acción del partido por las'vías pacíficas procediendo á transfor­ mar la propiedad individual de los medios de pro­ ducción en colectiva. Ai efecto podría poner á los poseedores de esos medios, en condiciones tales que que la coservacion de ellos fuera más bien un perjui­ cio que una utilidad, ya por medio de fuertes impues­ to, ya por la creación de medios de producción colecti­ vos, que independizando á los productores dejarán inmovilizados los medios de producción individuales. No cabe la menor duda que en el caso posible deque


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la conservación de la propiedad individual de los me­ dios de producción fuese perjudiciar, estaría en la con­ veniencia de cada uno el abandonarla en beneficio común. Transformada ya la propiedad individual en colec­ tiva, los productores mismos se darían la organiza­ ción que mejor les conviniera i que hoi no puede ni debe pronosticarse pues la humanidad se desenvolve­ rá de acuerdo únicamente con sus tendencias i apti­ tudes colectivas i naturales. La escuela latina, revolucionaria por excelencia, considera que entrado en las mayorías el convenci­ miento de la bondad de nuestras doctrinas debiera procederse á un movimcnto violento que, reintegran­ do á los trabajadores sus usurpados derechos, ponga á todos los individuos de la especie en iguales con­ diciones ante los medios de existencia, Es fuerza reconocer que un exceso de optimismo es la base exclusiva de las dos tendencias expuestas; los grandes movimientos evolucionistas de la humani­ dad, sin escepcion de uno solo, han sido realizados tras una acción revolucionaria que ha siempre repre­ sentado su momento Crítico. Pretender que el movi­ miento tenga una distinta conclucion, es negar las doctrinas modernas respecto á las evoluciones, que tienen en este caso en su apoyo el valioso testimonio de la historia. La acción revolucionaria debe venir, i quienes las provocarán no serán los socialistas sino los actuales detentadores de los bienes sociales que se opondrán enérgicaméhte á la transformación de la propiedad individual de los medios de producción en propiedad colectiva. «Cuando se trata de realizar una completa trans­ formación eu el organismo social, es necesario tener consigo la masa, i tenerla conocedora de aquello que se pretende realizar i del motivo porqué presta su concurso.


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«Esto nos enseña la historia de los últimos cin­ cuenta años. «Mas á fin de que la masa compréndalo que debe hacer es necesario un largo é incesante trabajo, el trabajo precisamente que hacemos hoi con un resul­ tado que llena de espanto á nuestros adversarios. «Los dos millones de electores que en Alemania han acudido á las urnas, prescindiendo de los jóve­ nes i de las mujeres, que carecen de derecho electo­ ral, i que están al lado de aquéllos, representan la más rica, la más compacta masa de la «fuerza», ya poderosa que posee hoy el ejército proletario. «Esta masa representa ya más de la cuarta parte de los votos emitidos, i según indican las elecciones parciales para el Reichstag, i muy especialmente las elecciones provinciales, comunales i administrativas; aumenta continuamente. «Su desarrollo es tan espontáneo, tan incesante i al mismo tiempo tan tranquilo, como un proceso na­ tural. «A pesar de haber empleado el Gobierno contra nosotros toda clase de armas, contamos hoy con la cuarta parte de los electores. «Sigamos avanzando de esta manera,- i antes que se extinga el presente siglo tendremos con nosotros toda la clase media, todos los pequeños industriales i todos los pequeños propietarios; convirtiéndonos en una potencia tal, que ante ella, quieran ó no, ten­ drán que inclinarse todas las demás. «Continuar el interrumpido aumento de las fuerzas socialistas debe ser nuestra obra, hasta que la orga­ nización social dominante sucumba. «En Alemania una sola cosa puede momentánea­ mente dificultar el constante avance de la fuerza so­ cialista i también obligarle á retroceder por algún tiempo: un choque en masa con el Ejército; una san­ gría como la de París en 1871. Verdad es que con


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el tiempo salvaríamos también esa crisis, ya que no bastan todos los arsenales de Europa i América para acabar con un partido qué cuenta millones de adep­ tos; pero la evolución normal sufriría alguna parali­ zación, i el momento decisivo, retardándose, exigiría grandes sacrificios. «La ironía déla Historia lo trastorna todo. Noso­ tros, los «revolucionarios», los «subversivos», nos encontramos mucho mejor con los medios legales que con los ilegales. En cambio; los partidos de or­ den, como ellos se llaman, van buscando la muerte en virtud de la organización legal que ellos mismos han creado. Sabedores de lo que les espera, gritan con Odilón Barrot: la legalidad nos mata. «A nosotros, por el contrario, esa legalidad nos da músculos de acero i sangre joven, i nos asegura una vida eterna. «No seremos, pues, tan insensatos que vayamosá darles el gusto de dejarnos arrastrar á una guerra en las calles, que no daría otro resultado sino el que ellos mismos rompieran esa legalidad, tan fatal para su causa.» Los hechos demostrarán que la revolución se pro­ ducirá, si debe producirse; la forma i las condicio­ nes en que se realizará no pueden ser previstas sin entrar en el campo especulativo de las utopias socia­ les.

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VI.

El socialismo no es el espectro rojo que sanguina­ rio i destiuctor os hacían soñar en vuestra infancia los que os han educado en la escuela de'la opresión i los que os enseñaron á leer en el libro de la vergon­ zosa calumnia. Por el contrario, es el más noble de los ideales que han agitado á la humanidad, i el mas justo de los pabellones que los oprimidos enarbolan, flameando al impulso del aura voluptuosa de la li­ bertad, bajo los rayos regeneradores de la ciencia i del progreso. Nosotros que consagramos nuestros mejores ins­ tantes de actividad i potencia intelectual al estudio, perdemos también el derecho á la existencia en la or­ ganización burguesa, cpie nos priva de la libertad in­ dividual para condenarlos á ser víctimas de las leyes inflexibles del salario; por eso debemos ser los cam­ peones más esforzados de la agitación socialista en pró de la emancipación económica de la humanidad. No participar á ese movimiento del proletariado universal nosotros que constituimos su fracción más importante, sería hacernos cómplices, con nuestra in­ diferencia, de las justicias que hoy oprimen á las cla­ ses trabajadoras, sería negar que la humanidad está destinada á mejores i más nobles destinos.


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Apartarnos de la agitación redentora que propaga sin respetar fronteras i sin encontrar límites el gene­ roso ideal del porvenir, es hacernos indignos de per­ tenecer á la especie que contados tiranuelos oprimen i deprimen con su egoísmo, dando ejemplo viviente de la corrupción entronizada en los altares del poder, i de la injusticia elevada á sistema de gobierno. Para nosotros desaparece rápidamente la era de las doradas ilusiones que concretaban un porvenir de holganza en la posesión de un título doctoral ó universitario, transformándose tras las nieblas del salario el concepto del empleado á sueldo en las ofi­ cinas del Estado ó en las grandes empresas de los detentadores de los bienes sociales. El adelanto científico le está limitado al inteligen­ te i al estudioso por la cantidad de medios de ins­ trucción que sus condiciones económicas le permite adquirir, produciéndose consecuentemente un per­ juicio social por la limitación del progreso científico é industrial en general. Desde el umbral de la escuela primaria, de que se rechaza a los que no tienen-suficientes medios para estudiar, se indica la artificiosa selección de los mas pudientes, quedando condenados á la reclucion en el taller i la usina'los que aún siendo inteligentes no tienen suficiente dinero para usufructuar la enseñan­ za gratuita. Los Colegios Nacionales determinan la filtración de los necesitados gracias al sistema vergonzoso de los textos escritos por los profesores; la explotación i el mercantilismo no vacilan siquiera en presencia del aula, que debería ser el templo de la ciencia i de la virtud. En general la instrucción es deficiente i restringi­ da; las libertades de enseñanza secundaria i superior , son proyectos; las bibliotecas son tales en el campo de la ideología, pues en los Colegios Nacionales han


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sido siempre inaccesibles á los alumnos i entre las universitarias la de la Facultad de Ciencias Médicas de la Capital permaneció clausurada diez i ocho me­ ses sin interrupción!.... Los buenos catedráticos. no pueden desarrollar el estudio de sus programas por falta de laboratorios para las enseñansas prácticas i por incompetencia de los alumnos en muchos casos. Otros profesores aún disponiendo de lo uno i de lo otro........... Existe una asociación que por sus fines se hace altamente simpática, la Unión Universitaria. Sin em­ bargo se reune pocas veces al año en los meses de Junio i principios de Julio; solicita del gobierno na­ cional una subvención de 100 pasajes con el fin de hacer una peregrinación patriótica á Tucuman i Sálta­ los obtiene, i la realiza entre alocuciones entusiastas en homenaje á la solidariedad, la patria, las intituciones, la religión i otras quimeras deprimentes del espíritu verdadero de los intereses sociales. Termi­ nado el paseo recreativo la asociación desaparece, para brotar por generación expontánea en igual fe­ cha del año siguiente i solicitar nuevos pasajes con que efectuar una nueva romería á espensa del Es­ tado. Esas dolorosas verdades sobre el Estado de la ins­ trucción científica en la Argentina nadie puede ocul­ tarlas i antes que nosotros decía un joven i distin­ guido profesor de nuestra Universidad: «Confieso que nuestra juventud recibe desdo los bancos de la escuela una.educación frívola, superfi­ cial i engañosa. Los alumnos que ingresan á nuestras facultades están, en su inmensa mayoría, mui lejos de poseer la preparación necesaria para seguir los cursos universitarios. El plan de estudios del Colegio Nacional es una farsa. El estudiante ’no trata de sa­ ber sino de pasar en los exámenes. « * Ingresa luego á las facultades, se sacrifica lar-


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gos años i al llegar al final de sn carrera se encuentra con que los ancianos académicos manejan las faculdes con sistemas patriarcales. « * El estudioso i el inteligente pretenden con justicia aspirar á la cátedra, pero el concurso cuan­ do lo hai es ficticio, las ternas son productos de ma­ nipulaciones académicas, i en ciertos casos es el mi­ nistro de Instrucción Pública quien impone los can­ didatos i entre ellos los que deben ser los preferi­ dos. « * Los altos puestos se dan por favor i en ciertos casos á las personas menos aptas para desempeñar­ los?» Considerados como gremios independientes los es­ tudiantes de i as tres facultades nos hallamos en pa­ recidas condiciones. Once ó trece años de sacrificios intelectuales que conjuntamente nos acarrean un derroche financiero i un retraimiento de la sociedad para dedicar nuestro tiempo al estudio, necesariamente nos brindan al ter­ minar el yugo del salario ó el sacrificio de la inani­ ción. Imprimid en vuestro cerebro rebosante de activi­ dad intelectual pandectas, códigos i tablas, i tendréis al diplomaros el derecho de inclinaros cabizbajos i humildes ante unos pocos potentados, para conse­ guir un empleo en la oficina ó en el tribunal, depri­ miendo con vuestra humillación el sentimiento más noble i más elevado del ser humano: la dignidad per­ sonal. En cambio otros al terminar la fatigosa carrera reciben de esos pseudo-gobiernos provinciales que son más bien consejuelos de familia, puestos públicos de que suelen ser disfrutadores incapaces, con perjuicio de los que por sus estudios i su intelijencia tendrían por justicia el derecho de desempeñarlos. A los estudiantes de medicina sería hasta innece-


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sario indicarles el porvenir que los espera, sí aún no hubiese pobres de espíritu que restrinjiendo su ra­ ciocinio al siempre liay enfermos, no pueden darse cuenta del burocratismo que ha invadido todas las ramas de la actividad de los proletarios de la ciencia. El médico actual merced á la centralización del Estado atiende más enfermos en el consultorio de un hospital ó desde las gradas del empleo público, que hace veinte años visitando individualmente sus enfermos á domicilio; para igual número de enfer­ mos se requiere una cantidad mucho menor de mé­ dicos. Sucede en cambio que el número de estos au­ menta de una manera pasmosa, i que cada vez es mayor el número de los que no pueden encontrar ese mismo salario que les arrebata la libertad. Sin embargo, como hemos dicho, esa deprimente situación tiene un remedio tradicional: la asistencia pública, el departamento de higiene, los hospitales secundarios, la sanidad militar, etc. Allí acude siem­ pre el que ha cursado doce años entre libros, enfer­ mos i cadáveres, para pasar á desempeñar el rol, bien mezquino por cierto, de asalariado. El Ingeniero mal puede florecer en un pueblo don­ de cualquier capataz enriquecido á costa de sus com­ pañeros de trabajo, tiene el derecho de proyectar i construir, compitiendo contra la ciencia con el arma poderosa del dinero. Agréguese la ruina económica universal con su consiguiente disminución en la re­ tribución de los trabajos intelectuales i el ingeniero cargado de esperanzas é ilusiones vá directamente á mendigar un salario en alguna empresa ú oficina pública. Junto al estudiante universitario, i en mas dolorosas condiciones económicas, la numerosa pléyade de artistas i literatos clama justicia impulsada por el espectro amenazador de la miseria. Ya no es el simple murmullo que, atribuyendo á


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una crisis pasagera el actual indiferentismo por las sublimes creaciones de la estética, dojaba esperar una modificación en las condiciones económico-sociales de la humanidad; es quizás el lamento del cultor de lo bello obligado para siempre á sacrificar su génio i su sentimiento á la demanda del pudiente, que trueca su oro por el fruto de su trabajo i que á las expansiones de su talento pone por límites las per­ versiones de su gusto. Las letras están en decadencia, El mercantilismo industrial, reflejando Ja corrupción que caracteriza los estertores agónicos de la burguesía, prostituye el arte en aras de la lujuriosa licencia, dando alas al romance pornográfico para sobreponerlo á las notas sinceras de las literaturas filosóficas. Y, el literato que no sacie la incoherente i frívola avidez que ca­ racteriza al moderno crítico de salón, será la víctima inmolada en aras de la degeneración intelectual de la inmensa mayoría de los lectores. El burgués no exige la belleza pues sus cavilacio­ nes económicas no le permiten apreciarla; se conten­ ta con el frívolo deleite que le hace olvidar por unos instantes las temerarias oscilaciones bursátiles ó los incontables tropiezos en la lucha por la existen­ cia. El proletario no lee; la burguesía se cuida mui bien de no enseñarlo. Cuando lo hace, esaepcionalmente, Marx i sus discípulos constituyen su evange­ lio i su biblioteca. «La revolución liberal ha producido, pues el resul­ tado de suprimir las clases científicas, para sustituir­ las por la otra clase, de los empleados públicos. Al­ gunos años más i los individuos de estas clases, que todavía trabajan libremente, se habrán convencido de que la lacha es imposible, i que lo único que hay que hacer, cuando se obtiene un diploma profesio­ nal, es presentarse al gobierno i pedir el empleo co-


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i-respondiente. o guardar el diploma con los perga­ minos nobiliarios. Si solo se tratara de cambio de nombre la trans­ formación no tendría trascendencia ecónomica, los que vivían de profesión vivirían de sueldo. Pero, es que al organizar científicamente los servicios públi­ cos, se obtiene una economía de personal enorme. Un médico i un farmacéutico en un hospital, atiende mejor diez veces el número de enfermos, que podrí­ an atender- ejerciendo libremente. Un juez, que pue­ de estar al día en el movimiento de los pleitos, su­ prime el trabajo de muchos abogados. El ingeniero á sueldo atiende dependencias, que aisladas darían ocupación á muchos. Un pedagogo educa cien alum­ nos á la vez. « Así, aun cuando aumente la población i se haga el servicio mas esmerado, no se necesita aumentar el personal facultativo. El mismo caso de la fábrica de fierros ó de la administración de ferro-carril. « Respecto al sueldo la cuestión es mas grave. lia de mantenerse el empleado, que va aprestar servicio gratuito al pueblo, con las rentas del Estado, que pro­ ceden de la contribución de la tierra i de las indus­ trias libres. Si no hai medio de hacer crecer estas rentas, los sueldos deben ser tasados rigurosamente. Es insufrible el clamor de los contribuyentes por la disminución de los gastos públicos, mientras millares de aspirantes á empleos, exigen al poder público que aumente los servicios, para tener ocupación. Ante esta competencia severa, los sueldos no pueden ser crecidos; i la inmensa mayoría de los empleados no ganan más que lo que ganarían de obreros, ó en otra ocupación libre, si tuvieran trabajo. «Añádase á esto que la vida del empleado no es agradable, por tener que girar en un círculo redu­ cido, como un mecanismo inconciente; que el empleo está sometido á las alteraciones políticas i á la humi-


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Ilación gerárquica, i se comprenderá, como las clases profesionales han llegado también á renegar del libe­ ralismo. i á desear un movimiento en el orden social, que los coloque en posición más holgada.» Tenemos la convicción de que alguien nos desig­ nará como pesimistas; pero á quien inconcusamente lo haga lo invitamos á investigar cuantos de los ex­ alumnos que terminaron en 1893 han acudido al em­ pleo i esos optimistas sin fundamento, economistas de salón, vendrán a darnos razón cuando se aperci­ ban que un 78 i -j por ciento, ó sea los cuatro quintos, pertenecen hoi á la clase ele los asalariados.

la c. de u. T. II

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VII.

Admitamos sin embargo por un momento que la sociedad que nos condena irremisiblemente á jugar el rol de asalariados, nos brindara un porvenir más o menos holgado asegurándonos el derecho á la exis­ tencia para el día en que dejamos de ser estudiantes. ¿Bastaría acaso esa razón para que nosotros, deján­ donos arrastrar por el egoísmo, pusiéramos de un la­ do las condiciones misérrimas de la gran mayoría de los seres humanos? ¿Tendríamos acaso derecho para mostrarnos indiferentes ante una sociedad que con­ dena á las más noble de las legiones, á la legión de los trabajadores, al ocio forzado i á la indigencia mas embrutecedora? ¿Tendríamos acaso derecho de con­ templar impasivos una organización que reduciendo á la mujer á la expresión de cosa ó de ornamento, la empuja en el vertiginoso abismo del lujo i del artifi­ cio, que constituyen la vanguardia de la prostitución? ¿Tendríamos, por fin, el derecho de fomentar con nuestra despreocupación las tiránicas instituciones que roban el niño á la escuela i lo entrega á la ex­ plotación industrial; que quitan el joven al hogar i lo entregan al ejército; que expropian la mujer á la familia i la sumen en el confesonario? Un instante de sensato raciocinio creo que basta


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para convenceros que la juventud estudiosa tiene el deber sagrado de dedicar parte de su actividad inte­ lectual i material á la gran causa del proletariado universal. Nosotros aunque en apariencia libres, al defender los derechos i las libertades del obrero que trabaja en la usina i en el taller, defendemos también los nuestros, los de todos aquellos que trabajamos con la mente i con el libro. Al esfuerzo muscular que imprime al martillo su fuerza percutoria para arrancar del férro yunque una luminosa chispa, nosotros sustituimos el esfuerzo vibratorio de la masa encefálica que del cerebro arranca una idea ó pensamiento; al movimiento per­ ceptible que agita, transforma i utiliza materia bruta, nosotros sustituimos la actividad intelectual que poi’ el estudio encuentra, inventa ó crea las leyes inva­ riables que rigen las fuerzas musculares i atómicas; á la llana sustituimos el nivel, á la tenaza el compaz, á la lima el análisis, i á la plomada el criterio filosó­ fico. Obreros de la ciencia, al sufrir las consecuencias económicas i morales de una sociedad fundada sobre principios erróneos, nosotros debemos buzcar con afán incansable, con alacritud pasmosa, las causas de tantos males i de tantas injusticias; debemos ver si el socialismo responde satisfactoriamente á las ne­ cesidades de una sociedad libre, cuyos fundamentos sean tomados en las fuentes mas puras de la justicia, la igualdad, la fraternidad i la libertad. I cuando ya convencidos de la bondad de la doc­ trina, de la precisión del sistema, de la justicia del ideal dudéis un instante de la firmeza de vuestra reso­ lución, tomadla sin vacilaciones, sin temor i sin res­ tricciones, i habréis dado el paso más noble de vuestra existencia, el paso que os lleve del egoismo á la fra­ ternidad, del desprecio al amor, de la envidia á la


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dignidad, de la corrupción á la virtud i del martirio á la redención moral. La lucha que en vosotros se entablará á no dudar­ lo será titánica; por un lado la familia con sus anti­ cuadas pretensiones i con sus resistencias congénitas a todo lo que es libertad i progreso; la sociedad con sus exigencias fútiles i sus invariables cerviflecciones ciertos amigos apaga candiles de sacristía que os amenazarán con las iras celestiales, los futuros sue­ gros incitados por sus directores espirituales que in­ tentarán licenciaros, vuestro egoísmo individual en todos los casos, i en algunos las ambiciones presi­ denciales ó ministeriales que deberían lógicamente desaparecer al soplo de los nuevos ideales i al impul­ so de las. justicíelas doctrinas. En el bando opuesto vuestro amor propio, vuestra dignidad personal, vuestra cultura intelectual, vues­ tro amor al progreso i á la libertad, i sobre todo ese sentimiento de justicia i de fraternidad, que es el único legado que recibimos intacto de las doctrinas que Cristo sostuvo con su verbo i con su vida, allá en su epopeya redentora, prostituida después por los explotadores de su sacrificio. En esa lucha vencerán entre vosotros solamente aquellos en quienes el sentimiento de la individuali­ dad conciente, triunfe sobre las interesadas influencias extrañas; i á esos nuevos luchadores que vienen á alistarse en las filas del ejército del trabajo sírvanles de ejemplo i de guía todos aquellos que al preceder­ los, no han traido solamente á las clases explotadas el contingente de un soldado, pero sí el de una intelijencia culta i pensadora capaz de trazar nuevas sen­ das á la emancipación proletaria. A esos también los aliente el pensamiento del dis­ tinguido economista Dr. A. Labriola en que realza su nuevo rol en las filas del pueblo: «Un estudioso, un profesor, un burgués, un capí-


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talista, que entre convencido en el sendero del socia­ lismo, vale más lioy que no cien o mil proletarios, como documento vivo del decrecimiento del egoísmo en los más interesados, como prueba del triunfo ide­ al i anticipado de una causa, que en los desgraciados i en los abatidos se revela por los ímpetus apasiona­ dos de la revuelta.» A todos los que mal intencionadamente os digan que no sabéis donde vais, ni á qué, respondedle que vais á enrolaros en el ejército del progreso, en cuyas filas han luchado i luchan los Marx, Bebel, Adler, De Amicis, Engel, Ferri, Tolstδi, Guesde, Singer, Malón, Tchernicheuski, De Felice, Liebcnek, Loria, Say, Turati, Testut, Asturaro, Owen, Barbato, Lassalle, Smith, Laveleye, Vandervelde, Scháffle, De Páepe, Oberwinder, Becker, Blanc, Englebert, Büchner, Lombroso, Rapisardi, Ranvier, Georges, Dupont, Stoppney, Lecomte, Lafargue, Piat, Cleménce, Gauthier i demás economist⅝s, filósofos, sabios i pensa­ dores que han desplegado su actividad i su inteligen­ cia en beneficio de la emancipación de los trabajado­ res. Su actitud nos demuestra que las leyes inviolables de la evolución comienzan á oscurecer los horizontes de la política burguesa i que en el elemento intelijente está el deber de encarrillar á la humanidad en el sendero de la justicia i de la razón, para evitar ma­ ñana que la gigantesca avalancha del progreso i de la libertad, cuyo paso apresuran, se vea obligada á de­ rribar con la fuerza incontrastable de su empuje los restos del actual organismo económico i social que pretendan oponerse á su necesario triunfo, Su ingreso en las filas del proletariado no es tan solo la tácita adhesión a su lucha contra la moribun­ da sociedad burguesa; es también la cincera expresión de un mal reprimido sentimiento en conservación, que no puede acallar por mas tiempo su impetuosa


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indignación contra la condena al salario. Es el rugido poderoso del titán intelectual, que emitido por el fi­ lósofo i el sabio cruza el aula i el libro, protestando contra la opresión del pensamiento i contra la limi­ tación del campo vastísimo de la ciencia racional. A su lado, nuestra acción debe ser tan tenaz como sincera; sin preocupaciones, sin dudas i sin ambición, debemos sacrificar nuestros mejores días á la eman­ cipación social, que también al proletariado intelec­ tual deberá emancipar. La lucha se acalora; entran en ella todos, sin escepcion, los genios del saber humano, i las armas por ambas partes se perfeccionan, asegurando que de esa lucha de la fé contra la ciencia, del egoísmo contra la fraternidad, surgirá radiante de paz i de progreso el Ideal que para siempre asegure el triunfo de la Justicia. Venid pues a nuestras filas, jóvenes estudiosos; venid á prestarnos el tributo de vuestra labor, mien­ tras el Partido de los trabajadores saluda su triunfo en las urnas, desde la fría Dinamarca hasta la ardien­ te Italia; desde la calculadora Germania hasta la im­ petuosa Francia; del Vístula al Ródano, de Bretaña á Prusia, de Iutlandia á Sicilia, reuniendo en un cla­ mor poderoso i universal la unánime protesta de los proletarios de todo el universo. fin


La MaQonnerie est un cuite

Etudiez tous systémes religfeux qui ont regné dans les divers parties du monde, jugez s‘il en est un seul aussi clair est aussi simple que celui de la Maςonnerie, aussi approprié á la nature humaine, aussi eloigné d,une inórale trop sévére et d,une morale trop reláehére, aussi pacifique, aussi capable de faire de Véritables sages et de bon citoyens, aussi satisfaisant pour la raison de l’homme qui n’est plus dans l’en fance de la civilizati<m, et qui croit que sa mission sur la terre est de travailler utilement, t non d’en darmis son intelligen.ee dans le mysticisme. Observ.ez par quelle admirable conbinaison il sympathise avec tous les autres cuites, se plait á faire remarques les principes fondamentaux qui les unisent entre eux et avec lui méme reconnait que tous ont été un instrument de perfectionement moral, qu'ils le sont encore pour certains peuple et pour certaines classes, laisse en fin á ces adeptes pleine li­ berté de suivre celui auquel ils sont altachér quoique, seul, il puisse suffire aux ames forte, aux cceus charitables, aux esprits éclaises.


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Quand sera venu le moment oú il potirra étre un cuite public, en conservant ses iniciations, il ne faudra qu,y ajouter quelques formes extérieures.. Ce temps viendra; on sentirá que dans l,intér et de la société, ceux qui ne sont ni aveuglé par 1’ tbéisme, ni degrades par le materialismo, mais qui sont opposés ou indifférens aux anciennes croyances. doivent avais leurs temples pour y entretenir leur foi religieuse,ausi bien que les partisans de ces croyan­ ces. Ou reste, ces temples éxisten pours les Maςons quil y á bien des siécles avant 1’ ere chrétiene. (On á rappelé le mant célebré d’ un pliilosophe du 18em siecle.) (La Maςonnerie est une religión avortée.) La philosophi de se siecle chercbait par des efforts incesans á détruire 1’ influence sacerdotal, source de deplorables abus, et pour y mieux réussir, elle á eu, dans son ardeur militante, le tort d’attaquer le.cuite lui méme. Elle aurait désiré le voir remplacé par institution qui n’établit par un clergé dominateur. Notre pliilosophe, regretant done que la Maςonnerie avec ses éléments religieux ne défit (Cést une Re­ ligión Avortée.) Si elles les croient sérieuses, persuadées, souvent avec raison, quelles nous valent quant á l’intelligences, elles sont humiliées et piquées que nous ne les jugions pas dignes d’y prendre part. Une institution dont 1’ objet es d’éclairer les esprits et d’émouvoir les coeurs, ne peut avoir un gran suceés si elle á pour ennemie cette moitié du genre humain, qui’ dans nos contrées surtous, exerce une si grande influence. II lui importe au contraire d’avoir dans les femmes des prosélites dévouées. Le cbristianisme á sensiblement contribué á ra-


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pprochér les deux sexes par une foi commune, qui établissait entr’eux une sorte d’égalité, de cLroit et devoirs, adoucissait Γ empire de la sorce sur la faiblesse. Celle-ci en á étó reconnaissante: méme dans les siécles les plus barbares, cú les liommes étaient mo­ nis disposés á se laisser influencer. par les femmes, ce sant elles principalment qui l’ontrépandu enpersuadant aux princes leurs époux de l’embrasser. La Maς*onnerie qui ne peut se propager que pai­ la persuasión, a done besoin des femmes pour étre florissante. Loin de les avoir pour auxiliaires, ello est obligée de lutter incessamment contre elles: car il est peu qui 1‘aiment, et la plupart en détournent leurs maris, qui de guerre lasse, et pour avoir la paix, finisset par Vabandonner. (II nous faut done travallier sans reláche pour la formation d'une loge d'adoption.) Alors sachan t par elle méme ce qu’on fait dans la Maςonneirc elles se réjouiront de nous y voir, bien sures que nos bons principes s‘y fortifient, que nous pouvons revenir de sers reunions, que meilleurs ou plus dispasés á l’étre. Si parfois la faiblesse huniaine nous fait devier de ces principes, quelles auront entendeus retentir sous la voüte de nostemples, elles nous y rappelleront avec douceur. Elles aimeront enfin la Maςonnerie et nous aideront a la propager. Non, elle n’est pas avortée pour ne pas étre un cuite public, car elle n’a jamais eu pretention de le deve­ nir, et ne le voudra pas de longtemp. Persuadée que les Nations n'ont été que trop vic­ times des dissentiments religieux, qu’élle remplit, une destinée aussi glorieuse que pacifique en ne communiquant la lumiére qu’a ceux mi la lumiére seréLA C. DE U. T. II

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pandant de proche en proche, sans troubles, et sans alarmer les conciences, aménent l’époque oü elle pourra briller aux yeux des peuples. Elle est ce quelle á toujours éte, une institutiou philosophique et mistérieure, oü l’on enseigne une doctrine qui mette en garde contre les erreures vulgaires. Elle n’est pas avortée ménie connne institutiou relegieuse, son feu sacré s’entretien sous la voute de ses temples, et se propage pacifiquement. S’il est vrai que dans l’état actuel de la societé, il devrait jeter un plus vie éclat, il faut en accuser, non l’institution, mais la tiédeur des liommes qui la pratiquent, et qui ne lui font pas produire les fruit précieux dant elle porte le germe. On peut encore l’atribuer á Fexclusión des feinmes de ses temples, exclusión qui a pu etre nécessaire dans d’autres temps, mais qui est un contresens aujourd’hui Au lieux de les atacher a l’institution en leur montrant ce qu’elle est, on souleve leur antipathie. Comment en efí'et pourrait elles voir sans aver­ sión des assemblées dont l’acier leur est interdit? Si elles les regardent comme des reunions d’agré­ ment elles s’indignert de ce que nous ne partagions pas nos plaissirs avec elles.


Nacimiento de las razas

Es interesante averiguar cómo nacieron las razas. Se engendraron espontáneamente tal como se las en­ cuentra hoi, o de un modo progresivo i natural, a espensas de las cosas pre-existentes? Hai varias oposiciones o teorías a este respecto. Las espondremos brevemente: La Católica, sacada del Jénesis, según la cual todas las razas descienden primitivamente de una sola pa­ reja, Adan i Eva, i consecutivamente de otras tres, salvadas del diluvio; lo mismo que todas las especies animales provienen también de las parejas libradas al mismo tiempo. Lineo tenia escrúpulo de aceptar esta opinión, preocupándole la naturaleza escepcional del país que había subvenido a las necesidades de especies zoológicas tan opuestas como el oso polar i el hipopótamo de los trópicos. La Monojenista de Quatrefayes defiende la unidad de la especie humana. Las especies zoológicas, según esta teoría, son inmutables en su tipo físico, hallán­ dose limitados en su circunscripción por su carácter de honojenesia o afinidad sexenal para la procreación en su propio seno i de heterojenesia fuera de él. Las


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razas humanas no son sino variedades debidas a la influencia local i a los cruzamientos, i reducense a un corto número, descendiendo todas de un mismo tronco. El hombre debió ser croado al principio, en condiciones desconocidas, por la intervención de una fuerza extraña o de una voluntad suprema. No ad­ mite pues, sino una sola especie humana. Geoffrov Saint-Hilaire refuta esta opinión recordando que la influencia de los medios, mui escasa, no llega apro­ ducir a nuestra vista, en el actual estado de las cosas, un nuevo carácter físico indi Unidamente trasmisible; que la fecundidad exclusivamente entre individuos de la misma especie no es el criterio de la especie; i por último (pie el intervalo que repara físicamente los tipos humanos principales es igual al que separa i determina las especies en Zoología, sino mas consi­ derable algunas veces. La pólijenista de Agasis opina que el oríjen de las especies se pierde en la noche del primer estableci­ miento del actual estado de cosas. Las especies no están rigurosamente fijadas en sus limites, ni deter­ minadas por la facultad de los individuos de no fe­ cundarse entre sí. Las razas humanas difieren tanto como ciertas familias, ciertos jeneros o ciertas espe­ cies; nacieron independientemente en ocho puntos distintos del globo, o centros, que se distinguen también por su fauna como por su flora propia. Aga­ sis admitía la intervención, en todas las fases de la historia de la tierra, de una voluntad superior que obraba en virtud de un plan preconcebido. Topinard piensa que en cuanto a los centros de creación, a las cuales llama reinos, su localización particular solo se justifica para algunos por la fauna i la flora jonerales, mas no por el hombre: tal es el reino austra­ liano. A su reino ártico dice, se puede objetar que hoi está enteramente poblada de hombres i de ani­ males inmigrados, i que sus condiciones de existen-


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cia se encontraban también idénticas en otro tiem­ po en el centro de Francia. Todas estas opiniones o teorías se sacan ert cuanto buscan el secreto de la formación del hombre i sus razas fuera de las leyes naturales conocidas que rijen el universo. La teoría científica del tranformismo de Lamarck está, por el contrario, fundada en estas leyes. La especie, decía Lamarck en 1809, varia hasta lo infinito, i considerada en el tiempo no existe. Las es­ pecies pasan de una a otra por una infinidad de tran­ siciones asi en el reino animal como en el vejetal; nacen por via de transformación o de diverjencia. Re­ montando la serie de los seres, llégase asi a un corto número de jérmenes primordiales, ó mónadas, que provienen de generación espontánea. El hombre no se exeptua; es el resultado de la transformación de ciertos monos. La escala con que se comparaban antes los reinos orgánicos no existe, según dice, sino para las masas principales. Las especies, por el contrario, son como las extremidades aisladas de los ramos, que forman cada una de dichas masas. El eambio en las circunstancias esteriores decia Lamarck, obliga al animal, puesta en presencia de otros mas fuertes, o de nuevas condiciones de vida, a contraer costumbres distintas, que producen un exeso de actividad en ciertos órganos, o una falta de ejercicio en otros. En virtud de la lei fisiolojica inhe­ rente a todo organismo, de que el órgano o cierta parte de él disminuye o aumenta en proporción a su trabajo, estos órganos llegan a modificarse, adaptán­ dose al fin a nuevas condiciones. La fuerza interior del organismo dependiente de la función j eneral de nutrición, que él invoca, es en efecto inmensa. Las necesidades que provocan los cambios exteriores la ponen en juego. En resumen: los órganos se adaptan a las condiciones de la existencia.


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El daruvinismo, llamado así en honor de su autor, Cárlos Davurin, es la teoría de la selección natural por la lucha, por la existencia aplicada al haurponismo de la Lamarck. Los que se dedican a la cria de animales i los hor­ ticultores, dice Topinard, obtienen casi á voluntad las nuevas formas que desean, elijiendo primera­ mente en una misma especie, i después entre los vastagos de un primer cruzamiento los de las siguien­ tes i asi sucesivamente, los individuos que poseen en el mas alto grado la dirveacion apetecida: asi se desarrolla una especie nueva i fíjase a fuerza de constancia. Las diverjencias que se obtienen del tipo primitivo son extraordinarios; afecta al color, a la forma de cabeza, á las proporciones del esqueleto, á la configuración de los músculos, i hasta á las cos­ tumbres del animal. Sir John Setright se comprome­ tía a producir en tres años una pluma dada en un ave, i en seis tal ó cual forma de pico o de cabeza. Esta es toda la selección artificial tal como se efectúa por la mano inteligente del hombre en animales domésticos: pero ¿se produce algunas veces el mismo resultado naturalmente en los animales salvajes? Daruvin lo afirma, sustituyendo á la mano del hombre los aza­ res que provienen de la competencia vital. La ludia por la existencia es una leí jeneral del universo. Por todas partes reina la lei del mas fuer­ te; los grandes devoran á los pequeños; los mejor protejidos por su organización, los mejor dotados por sus medios de ataque o de resistencia á los ajentes exteriores sobreviven mas tiempo, multiplícanse i forman tranco con preferencia á los ménos favore­ cidos. Otro elemento de la teoría darvinista es la varia­ bilidad espontanea. Dos individuos de la misma es­ pecie ó sea una misma familia no se asemejan del to­ do; dijieren por caracteres sin valor, ó por caracte-


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res que les dan una ventaja en la lucha con aquellos seres que tienen las mismas necesidades, ó con las condiciones locales i de subsistencia de la especie. El animal que tiene un color protector, es decir, semejante al terreno en que vive, evitará mejor el diente de sus enemigos. El animal de pelaje mas es­ peso es el mas favorecido en los polos, el de piel mas tijera en el Ecuador; i por tanto, toda ventaja adqui­ rida desde el nacimiento, i por lo mismo mas fácil­ mente trasmisible, pone al individuo en mejores condiciones de resistencia a las causas de destrucción i esterilidad. Ciertos individuos serán, pues, como privilijiados ó elejidos por un procedimiento natural que sustitu­ ye á la acción del hombre en la selección artificial; i estos serán precisamente los que se desvian mas de los otros por algún nuevo carácter. Repetido el he­ cho durante varias jeneraciones, las diverjencias se acentúan, la tendencia a la trasmisión aumenta i fórmanse nuevos tipos, cada vez mas distantes del punto de partida. Alli también donde se presenta un conjunto de condiciones que permita á una diverjencia desarro­ llarse, sin ser sofocada por obras rivales, habrá un lugar que ocupar en la escala de los seres, i la posi­ bilidad de formarse una especie zoolójica para ocu­ parla. Entre la selección artificial i la natural hai dife­ rencias una de las cuales resulta del tiempo que exijen para confirmar una trasformacion. En la pri­ mera no se deja nada á la casualidad, todo se ha­ ce pronto; pero en cambio los tipos se fijan mal i vuelven fácilmente al primitivo. En la segunda se debe contar por siglos; i tanto puede intervenir la casualidad para destruir lo consagrado como para completarla; en cambio los resultados son mas esta­ bles, una vez obtenidas.


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Hai grandes diferencias entre los medios espuestos poi’ Lamarck i los de Daruvin. Para Lamarck, el punto de partida de la transformación está en el ex­ terior que modifica la manera de vivir i crea nuevas costumbres i necesidades, que producen un cambio en la nutrición i en la estructura de los órganos. Para Daruvin el punto de partida se halla en la supe­ rioridad que proporciona al individuo una ventaja cualquiera en la lucha cuotidiana. Lamarck opina que. la variación se efectúa gradualmente en el curso de la existencia; Daruvin piensa que aparece espon­ táneamente, en el nacimiento, ó mas bien en la vida embromarla. Las leyes desprendidas de los medios de Lamarck i de Daruvin, ciertos en lo concerniente á los vejetales i á los animales, son aplicables al hombre? Son tan nacionales los medios de adoptación di­ recta de los Organos a las condiciones de vida, tan conformes á las leyes jenerales de Fisiolojia, que no seria posible desecharlos. Es indudable que jamás se ha visto que un blanco se convierta en negro ni los caballos lacios en crespos; pero tampoco está proba­ do que no haya ocurrido este fonómeno a fuerza de tiempo i pasando por razas intermedias producidas por los cruzamientos. La nutrición i las circunstancias locales pueden influir en el cresimiento i en la estatura, en las pro­ porciones del cuerpo i en la coloración de los indivi­ duos. El cerebro aumenta de volumen i sus circun­ voluciones de riqueza, por el grado de actividad que en ellas reside según los individuos, trayendo consi­ go una serie de caracteres croneolójicos subordina­ dos. La frase de Lamarck, «la función crea el órga­ no,» es una verdad demostrada. Cuando se paraliza un músculo, se atrafia, desaparecen las eminencias o sean en las que se incierta, i el esqueleto se defor­ ma. Los nervios del miembro amputado, inútiles


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ya, se atrofian progresivamente desde su extremidad a su punto central en el cerebro o en la médula es­ pinal. El tubo dij estivo se dilata i el vientre aumen­ ta en los animales que se aumentan con exceso de materias herbáceas. Toda la dificultad esta en la transmisión del carácter individual adquirido; pero con respecto a este punto carecemos de hechos. No esta sin embargo, probado que la tribu de los akkas no deba su exigua estatura a la transmisión que ha fijado caracteres accidentales. Si en la tribu de los monbutus hai tantos albinos como lo indica el doc­ tor Schuveinfuith, tenemos derecho a suponer que, con el tiempo i mediando circunstancias favorables, surja de aqui una especie nueva. Si en la podilactilia los cruzamientos fuera de la familia no contrariaran la herencia, la transmisión limitada a cinco jeneraciones en los hechos hasta hoi conocidos, iria cierta­ mente mas allá. La competencia vital es una verdad que no deben confundirse con la selección: existe aparte de las aplicaciones que de ellas pueden hacerse lo mjsmo en individuos que en sociedad o en razas. Las razas inferiores se extinguen a nuestra vista en tal lucha: los charrúas, los caribes, los antiguos califor­ nios, los tasmanios han desaparecido ya; los austra­ lianos, los negritos de Filipina i los esquinales lo se­ guirán en breve; i lo propio sucederá a los polinesios i a los indios americanos como no sobrevivan en vir­ tud de cruzamientos, único probabilidad que les queda. En cambio las razas superiores prosperan i se multiplican. En suma, el resultado es la super­ vivencia de los mas aptos en provecho de las razas superiores. Las mismas razas que hoi sucunben, eran relativamente superiores a otras extinguidas ya. Los australianos actuales, que tan salvaje nos parecen, tienen una civilización adecuada al medio ambiente en que viven, cierta organización social de que caLA C. DE U. T. II

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LA CADENA DÉ UNION

recen, por ejemplo, los negritos del interior de las Fili­ pinas. Está probado que en otro tiempo los austra­ lianos actuales expropiaron una raza inferior a ellos como hoi los espropiamos nosotros; los indijenas errantes de la Australia occidental, son restos de di­ cha raza. En nuestros paises dice el Dr. Topinar, las razas del Perigord, desaparecidos ante los braquicéfalos procedentes del Oriente i los rubios salidos del Norte, han ejercido la misma misión respecto de las razas anteriores del Neanderthal, como estos respec­ to probableménte de las miocenas de Thenay i de Sain-Prest, Estas razas que se suceden i se remplazan perfec­ cionándose progresivamente, obedecen a la selección por la competencia vital. La ventaja que mejor defensa deparaba, en las pia­ ras edades de la humanidad, contra los otros seres vivientes i contra los cambios de medios, era nece­ sariamente de orden físico; una vista peipicaz, un olfato mas sútil, músculos mas vigorosos, una cons titucion que mejor se acaptara al frió o al calor, a la atmofera de los pantanos o a ciertas alimentaciones. Si el hombre se aclimata regularmente hoi, no debe­ mos olvidar que lo debe en gran parte a los medios que pone en obra, en otro tiempo era forzoso que sucumbiera o que su cuerpo se aclimatara (aquí solo nos referimos a la aclimatación brusca). Mas tan lue­ go como las sociedades se formaran i la fuerza mo­ ral hubo adquirido su lejítima supremacía sobre la fuerza bruta, la ventaja cambió de terreno, pertene­ ciendo a los mas hábiles, a los mas industriosos, en fin, a los mas intelijentes. Desde tal momento, la selec­ ción redundó en provecho de un solo órgano, salien­ do favorecidos los cerebros mas voluminosos, mas líeos en circunvoluciones, de estructura mas delicada, de elementos histolójicos mejor apropiados. De aquí resultó indudablemente un progreso. Asi pues, el


NACIMIENTO DE LAS RAZAS

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prosedimiento ele Damvin lia tenido su efecto en lo pasado, como lo tiene en lo presente. Según el Dr. Topinard, los tipos humanos mas elementales a los cuales en cierto modo, ya tengan el valor de jéneros o el de especies en el sentido que comunmente se dá a estas palabras, han salido provablemente de muchos antecesores antropoideas, pitecaides u otras. Las razas mojor carecterizadas vi­ vas o extinguidas no forman una sola serie ascen­ dente comparable a una escala o a un árbol, sino, reducidas asu mas simple expresión, una serie de li­ neas paralelas. Reasumiendo. Las circunstancias exeriores de Lamarek deben tener una acción cuyo mecanismo no podemos discernir; la selección de Davurin la tiene positivamente; con esta se cuenta por capas de razas, con aquella se debe hacer otro tanto. Los ca­ racteres, permanentes a nuestros ojos en una raza dada, no son ya cuando se comparan las razas que se suceden con el tiempo. La inmovilidad absoluta no existe en parte alguna, i la fijesa de las especies es tan solo relativa.


La Liga Antimasónica “El Labarum’’

El desarrollo continuo do las ideas avanzadas cuya proporción aumenta dia á dia, apoderándose de las escuelas, de las cátedras, de los parlamentos y hasta de las administraciones públicas, ha hecho pensar á los católicos de Francia si talvez no había llegado el momento de levantar la voz contra el «imperio déla impiedad», reuniendo á todos los fieles en una Gran Logia que llamarían El Ldbarum∖axa>aΛo con ese una nueva cruzada contra la Instrucción Masónica, que tanto los están molestando en la conquista de la con­ ciencia humana. El progreso que la Masonería esta alcanzado en la vieja Europa se impone en toda la linea i los ultra­ montanos, mas que ninguno, son los que conocen las consecuencias de esa obra de propaganda i de justicia. La Liga del Labarum» es un nuevo cuerpo de armada que ha formado el Vaticano para engrosar su poderoso ejercito del oscurantismo, destinado a la gran batalla contra la libertad de conciencia, i la civilización.


LA LIGA ANTIMASOXICA

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Que los apostóles de la verdad, que los hombres de ciencia que los frac-masones de todo el mundo cierren sus filas para lanzarse en esa suprema lucha que ha de derrumbar para siempre el reino del fana­ tismo religioso i de la esclavitud del pensamiento.

Mientras tanto, para satisfacer el deseo de nues­ tros hermanos, transcribimos algunos párrafos de periódicos fraceses que tratan de la fundación de esa Liga, de los fines que se propone i de los medios que piensa emplear para su realización. E! Labarum

«Los fieles que á la primera hora del día 19 de Noviembre último, se encontraban, haciendo sus ora­ ciones, en la basílica del Sagrado Corazón, en Paris, fueron mui sorprendidos oyendo estas palabras pro­ nunciadas por un laico ante el altar de la virgen: «¡Oh! Jesús Nuestro Señor.......... queremos por tu gloria, combatir sin tregua á las sectas inspiradas por Satan, secta que hoi tienen su mas alta exprecion en la frac-masoneria...... «Imploramos tu bendición para esta Liga; para hacer invencible á este nuevo Labarum, que, llenos de fé, enarbolamos para rechazar con mas éxito los asaltos del infierno...... «Era este el acta de consagración de una liga que acaba de fundar un grupo de católicos militantantes, dar á la lucha contra la fracmasoneria; emprendida desde tanto tiempo, una forma enteramente nueva, i particularmente curiosa: es una verdadera «Contra masonería», que tiene por objeto esencial de comba­ tir a la fracmasoneria en su propio terreno, tomando las formas externas, las ceremonias misteriosas, el sistema de iniciación, misterio que, según la expre-


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LA CADENA DE UNION

cion da uno de sus mas ardientes propagandistas, «tan maravillosamente empleado por los adeptos de Satan, para entenebrar el alma humana i traerla po­ co á poco los peores crímenes i al culto del demonio, merece ser experimentado en el sentido contrario...» La liga del Labarum

«Apenas fundada, la liga atrajo en su seno á los mas ilustres adherentes; no estamos autorizados para nombrarlos, algunos de ellos no desean ser conocidos sino por el nombre de guerra, que adopta cada mienbro al firmar su compromiso. Podemos decir tan so­ lo, que los fundadores de la liga, reunidos en el Sa­ grado Corazón, oyeron el otro día la santa misa ce­ lebrada por uno de ellos, el hermano Reginaldo de Aquino; que esta liga, accesible alas mujeres ha vis­ to ingreser á María d$ la Salette — predóninio mili­ tante que oculta al parecer, el nombre de una mujer «altamente virtuosa», escritora de mucho mérito, de­ cida i valiente. «Hemos interrogado al «gran canciller secretario general de la liga el hermano Pablo de Regis, uno de nuestros colegas de la prensa católica, cuyo nombre queremos callar, pero que, mas que ningún otro, se encontraba preparado por su paso para organizar una «contra masonería.» —De que modo procede la masonería, nos dijo. «Ella toma á un indiferente cualquiera, un católi­ co poco”convencido, lo catequiza mostrándole innu­ merables ventajas materiales: empleado viajero ó co­ merciante le promete los medios para enriquecerse con el apoyo de los millares de hermanos desconoci­ dos, para lo cual solo tendrá que hacer un signo se­ creto; político debutante, exita su ambición i le mues­ tra la importancia del concurso que. le prestaran sus hermanos militantes. Sucesivamente, por medios de


LA LIGA ANTIM A SÓNICA

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su sistema ingenioso de grados, con sus tenidas, i los discursos de sus oradores, tranforma poco á poco, el indiferente de la primera hora, atraillo por el alicien­ te de las ventajas prácticas, en impio fanático, anti-clerical acérrimo. «Pues bien, queremos, como se dice vulgarmente, pagar á la masonería con la misma moneda; con esta única diferencia que no alhagamos los apetitos ni exitamos las ambiciones, sino que llamamos á los hombres de buena voluntad, á los que desean, el bien, á luchar para destruir esta secta. «En la masonería, todo es pretexto para calum­ niar á la iglesia católica i sus ministros, para falsi­ ficar sus doctrinas, con el fin de hacerla desprecia­ ble, para exitar los malos instintos, para oscurecer, para apagar la fé. «En nuestra liga, todo será motivo para desen­ mascarar á la masonería, para darla á conocer, y los que profundizan sus secretos, haran participar sus convicciones y sus certidumbres por sus hermanos de armas menos instruidos. Los grados de la orden

«El que se ahiere á la Liga del Labarum está obli­ gado á combatir sin tregua la secta masónica por todos los medios honestos y lícitos a secundar la acción de las obras anti-masónicas, y especialmente los congresos internacionales i nacionales; á propa­ gar las sanas publicaciones; á asistir á una misa anual por el próximo triunfo de la iglesia sobre la fracmasoneria á recojer los nombres de los sectarios que se oculten para completar contra la religión y tranmitirlos á los comités encargados de la confec­ ción de los sumarios masónicos; á ayudarse mutua­ mente en todas las circunstancias de la vida; á no entablar jamas relación alguna de comercio con las


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personas que aparentan ser afiliados á la masonería, pero tratar, al contrario, de preferencia con los bue­ nos católicos anti-masones militantes; á penetrarse, en fin, constantemente de los pensamientos expresa­ dos en el acto de la consagración de la Liga en, el Sagrado Corazón, i ofrecer cada dia al levantarse, su vida á Dios por la conversión de los masones. «El nuevo adepto es iniciado ante todo, al primer grado, Legionario de Constantino, que comprende un preparatorio antes de poder aspirar al grado siguien­ te: soldado de San Miguel-, debiendo permanecer un año en este segundo grado antes de ser promovido al tercer i último grado de Caballero del Sagrado Co­ razón. « Las mujeres son admitidas con un título único: Hermana de Juana de Arcos. «Lo mismo la masonería posee sus lobatoncs, i lobatonas la liga del Labarum admite Compañeros i Compañeras de San Juan. • Los fracmasones tienen sus bandas i sus escua­ dras; los labaritas también llevaran su insignia; una esclavina abrochada adelante, que cubre los hombros i cae formando dos puntas en el medio, terminando di­ chas puntas en el pecho por una cruz dorada con el sa­ grado corazón que irradia á la intersección de sus brazos, i en las espaldas por una bellota de oro. El paño es seda moirée, variando los colores según los grados: rojo para caballero del Sagrado Corazón; azul para los soldados de San Miguel; verde para los le­ gionarios de Constantino; blanco para las hermanas de San Juan de Arco; rosa para los compañeros i compañeras de San Juan. Ademas, cada hermano ó hermana del Labarum debe llevar puesta sobre el corazón una medalla de plata, colgada de una cinta encarnada sobre la cual se hallan bordadas las si­ guientes letras: L. de oro i A. M. de plata. «Cada grupo de la Liga se llama Compañía i se co-


LA LIGA ANTIMASÓNICÁ

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loca bajo la protección de un santo: para nuestra ciudad (París) tenemos la compañia de San Jorje constituida en el Campo de París el dia 3 de Diciem­ bre 1895. i cuyo Comendador presidente es el Her­ mano Juan de la Marcha. «El conjunto de las compañias forman el ejercito francés del Labarum, dividido en cinco grandes cuer­ pos religiosos. «Las reuniones ordinarias de los grupos se llaman guardias-, las reuniones de las dos primeras categorías de dignatarios se llaman guardias de reserva-, las re­ uniones superiores á las cuales, solo son admitidos los caballeros del Sagrado Corazón, son los guardias de honor; se designa con el nombre de guardias de élita las reuniones de mujeres solas. La gran guardia es la reunión plenaria mensual, i naturalmente los lobatones de esta contra masonería, ó sea, los com­ pañeros de San Juan, constituyen lajown guardia. «Por otra parte, no mantendremos, secretas estas reuniones; siendo el principio de esta liga el dar pu­ blicidad á todos sus trabajos, por medio de su órga­ no oficial, que pueden obtener profanos é iniciados. He aqui; la declaración que liara el primer numero de ese órgano que debe aparecer el primero de Ene­ ro 1996. No! no constituimos una sociedad secreta, á pesar de nuestras palabras de orden i ceremonias misteriosas. Tomamos tan solo de la masonería las armas que nos parecen mas apropiadas para comba­ tirla, con los medios que ella misma nos proporciona. Esto es todo. Pero hacemos todo lo contrario de lo que ella hace.»

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La igualdad

Es un hecho averiguado tanto en el orden so­ cial como en el moral, no las ideas sino los sentimien­ tos dirijen la conducta de los hombres i gobiernan el mundo. Hasta no hace mucho éramos ilusos: discutíamos con las masas, en la creencia que un exacto racioci­ nio seria un medio de persuacion suficiente i eficaz; hoi está ya resuelto este problema de la sicolojía social i de un modo negativo, ya que la historia ha suministrado a la ciencia pruebas evidentes a este respecto. En efecto, las ideas jenerales, frutos de un largo trabajo intelectual, no pueden ser accesibles sino a un número mui limitado de cerebros i lo que es peor, un número mas limitado aún aprovecha estas ideas para dirijir su conducta i guiarse por sus dic­ tados. Sólo cuando estas ideas j enerales se han transfor­ mado en sentimientos, cuando han penetrado a las rejiones vecinas de lo inconsciente, i se traducen en movimientos irrazonados i reflejos; sólo entonces co­ mienzan a obrar sobre las masas, se propagan con rapidez por vía de sujestion e imitación, e influyen sobre el destino de las naciones.


LA IGUALDAD

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No son los que hablan a la razón los que son me­ jor entendidos, sino los que se dirijen a la imajinacion: en otro tiempo los apóstoles, hoi día los políti­ cos i caudillos. La humanidad debe una buena parte del progreso a las religiones, o mas bien, a las verdades que con­ tienen; las que tienen muchos errores han conducido a los pueblos ú civilizaciones a la decadencia i a la muerte i han sido sepultadas en el olvido. En cuanto a nuestra ciencia moderna, no llegará a la altura por nosotros anhelada sino cuando, me­ diante un largo i paciente cultivo de las intelijencias trasmitido por vía de herencia a las futuras genera­ ciones se habrá transformado en relijon, penetrado en el dominio de la fé, para hacer parte del instinto de conservación del hombre del porvenir. No son únicamente las ideas verdaderas i justas las que deben sufrir tan completa transformación antes de penetrar en la sangre de un pueblo; lo mis­ mo sucede con las ideas falsas i perjudiciales, que alhagando las pasiones humanas, son rápidamente asimiladas; al presente vemos una de estas ideas en camino de erejirse en dogma: es la idea de igualdad, que apesar de su apariencia de justicia i sus contor­ nos humanitarios, encierra los jérmenes de mui fal­ sas i malsanas doctrinas. Nacida apénas hace dos siglos al mismo momento que otros dogmas sociales de igual valor, luego aban­ donó la forma abstracta i científica que le dieron los filósofos para inplantarse en los cerebros incultos de las masas como artículo de fé.. La idea de igualdad pertenece a las matemáticas; es por consiguiente una concepción esencialmente abstracta un producto de la imajinacion que en vano nos esforzaríamos en darle forma, pues que las mate­ máticas no son sino métodos de raciocinio. La idea de igualdad no posee carácter científico i no puede co-


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LA CADENA DE DNION

rresponder a ninguna realidad objetiva ni menos aplicarse a los fenómenos de orden natural o social. Pertenece al dominio de la pura abstracción, pues la relación que es posible establecer, supone una equi­ valencia absoluta entre los fénomenos, equivalencia que no se encuentra en ninguna parte en la natura­ leza sometida a nuestra observación. En vano bus­ caríamos en la naturaleza dos fenómenos iguales, que no se diferenciaren en nada i que reuniesen todas las condiciones de equivalencia absoluta. Para encontrar la igualdad, hai que buscarla en la muerte; no la que conocemos en nuestro planeta i que no es sino la muerte de los individuos, sino la absoluta. En cuanto a la vida, no conoce ni igualdad ni estabilidad: vivir es luchar, resistir i triunfar, i todo esto seria no solo perjudicial, sino imposible en es­ tada de perfecto equilibrio. No hablaremos pues de igualdad, de equilibrio es­ table en la naturaleza; hai mas todavía, la desigual­ dad desempeña en los séres organizados un papel de escepcional importancia: es el ájente mas activo i mas poderoso del progreso. La gran lei natural descubierta por Darwin i que lleva su nombre, prueba que el perfeccionamiento de las especies deriva de la desigualdad entre los indi­ viduos; los individuos mas perfectos i mejor confor­ mados, que tienen mas seguridad de resistir los ata­ ques de sus enemigos i de la naturaleza inanimada, se multiplican, trasmiten a sus descendientes las cua­ lidades que constituían su superioridad; éstos despeus de haber adquirido nuevas aptitudes en la lucha que les espera, las agregan a la herencia recibida i las trasmiten a su turno a las jeneraciones siguientes. Si como no es posible que suceda, admitiéramos que en un momento dado todos los individuos de una es­ pecie llegasen a ser iguales, este mismo momento se­ ñalaría forzosamente el detenimiento del desarrollo


LÁ IGUALDAD

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de la evolución de esa especie en el sentido del pro­ greso, pues ninguna selección natural podria tener lugar; comenzaría al mismo tiempo la degeneración, pues sería luego vencida por las especies cuya desi­ gualdad i selección aseguraran su existencia. La idea abstracta de igualdad, estraña a los fenó­ menos de la naturaleza animal, no lo es ménos para los fenómenos sociales sometidos en último análisis a las mismas leyes naturales de vida i de desarro­ llo. El hombre no es, como se ha pretendido por mu­ cho tiempo, un ser aparte, separado del resto del mun­ do por un orijen i un destino sobrenaturales; es por mas que se diga, hijo de la naturaleza, la cual lo tie­ ne esclavizado i le hace espiar duramente toda vio­ lación de sus leyes. -Los razgos fundamentales del carácter del hombre i su estructura síquica se encuentran en relación es­ trecha e indisoluble con su organización física i sus modestos oríjenes; no se apercibe línea de separación entre las leyes de la naturaleza i las leyes sociales, desde el momento que éstas no son sino la continua­ ción, el desarrollo de aquellas;son en una palabra, las mismas leyes destinadas a rejir fenómenos de una nueva manifestación de la vida, fenómenos mas sutiles i mas completos, de un orden mas elevado en la escala de la evolución, pero que tienen su lugar en la natu­ raleza i que dependen de ella. La vida social no es sino uno de los múltiples as­ pectos que reviste la vida universal; sus fenómenos se refieren al hombro como ser sociable, esto es, obli­ gado por su naturaleza a vivir en relación con sus se­ mejantes. Agregado de células; el hombre ha llegado a su turno a ser una célula para formar un agregado de otra especie; el fin que las células persiguen al agru­ parse no es sino la mayor seguridad para el indi vi-


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LA CADENA DÉ UNION

cluo i la especie; lo mismo para con los lazos socia­ les; la lei natural que preside su formación toma en este caso el nombre de interes, el que se encuentra en todas las manifestaciones de la vida social, i es el motor mas poderoso de toda actividad i por mas que se hiciese no se encontraría otro si se tratase de remplazarlo i sus raíces son comunes al hombre i a todos los seres organizados i contados entre las fuer­ zas mas poderosas de la naturaleza. Nadie podría negar la magnitud del camino reco­ rrido por el hombre a los ojos de la historia; su paso de la vida en estado de naturaleza a la vida social; este cambio ha debido forzosamente estar acompa­ ñado de una transformación profunda de sus condi­ ciones de existencia, de su extructura mental de sus gustos i necesidades, i sin embargo siempre es lo que ha sido, pobre creatura sometida a la implacable na­ turaleza, que apezar de las apariencias engañadoras i las conquistas que el hombre ha hecho en su do­ minio, le hace sin embargo sentir durante su imperio, tanto mas doloroso cuanto ménos se la comprende. Los lazos que uuen a los hombres entre si aumen­ tan dia a dia; la vida social es a cada momento mas intensa i mas complicada, i apesar de todo se come­ tería un grave error al creer que el hombre se aleja de la naturaleza i de sus leyes. Gracias a los progresos de la agricultura i de la in­ dustria, la satisfacción de las necesidades esenciales de subsistencia es mas fácil, por cuyo motivo, el com­ bate por la vida de los individuos tan sangriento al estado de naturaleza, se hace ménos encarnizado i mortífero. No hai que concluir de aqui como hacen algunos que la lucha inherente a la vida haya disminuido o desaparecido; no, una observación atenta de los he­ chos sociales prueba lo contrario. La lucha por la vida no ha desaparecido ni disminuido, tínicamente ha


LA IGUALDAD

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cambiado de lugar i de lucha natural a pasado a lu­ cha social. Ménos amenazada en su existencia, no teniendo que dirijir toda su actividad para satisfa­ cer el instinto de conservación del individuo, el hom­ bre sufre con mas fuerza que antes la inpulsion del instinto; ya no es tanto por si mismo que lucha el hombre civilizado contemporáneo es sobre todo por sus hijos. No se limita a la satisfaciou de sus necesidades i las de su familia: piensa en el porvenir; ahorra aun cuando goza de bienestar; trabaja, aveces dura­ mente i hasta la muerte. Aunque el hombre civilizado moderno, salvo ra­ ras escepciones, no tiene que luchar con sus seme­ jantes sino con las fuerzas de la naturaleza, no po­ demos dejar de dar a su actividad el carácter de lu­ cha, pues gasta sus fuerzas, hace conquistas, trata de vencer resistenciasque no ceden a sus ataques sino cuando es fuerte i son justamente los mas fuertes, lo mas intelijentes, los hombres superiores quienes ga­ nan las mas grandes victorias. Se encuentra pues, en la vida sccial el mismo ele­ mento que forma la base de la vida animal, es ella la que constituye el elemento mas activo de progreso; es el mas fuerte el que obtiene la victoria i el que trasmite los frutos de sus conquistas, como sus ap­ titudes adquiridas, a sus hijos i a las jeneraciones futuras; lo cual significa que la lei de selección na­ tural se aplica a la vida social en toda su estensiou i tanto que, las ideas de Malthus sirvieron a Darwinde base para lateoria, a lo cual con justicia pode­ mos llamar con el nombre de aristocracia natural. La acción de esta lei en el dominio social es no ménos importante i bienhechora; se ejerce por me­ dio de la desigualdad, la cual es al mismo tiempo su razón de sér; es gracia a la aristocracia en su verda­ dera acepción, esto es a las superioridades, a lo que las sociedades deben el paso rápido con que avanzan a la civilización i al progreso.


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LA CÁDENA DE UNION

La desigualdad entre los individuos no desaparece con el progreso; al contrario, aumenta i se acentúa mas i mas; este hecho mui conocido de los natura­ listas i viajeros que han tenido la ocasión de com­ parar entre si razas de diferentes grados de civiliza­ ción, falla amenudo cuando se compara individuos de una misma raza i sin embargo, es claro que la di­ ferencia que separa por ej. uií sabio de un hombre del pueblo de la misma nacionalidad, es mucho ma­ yor que la que separa este mismo hombre de un ne­ gro de Africa o de un Hotentote. La gran conquista de los tiempos modernos ne es ni puede ser pues, la igualdad, que no puede exis­ tir, es la libertad, cuyo fin es permitir a todos los individuos desarrollar sus facultades sin obstáculos de ningún jénero. Dirijidos casi únicamente por móviles de envidia i odio, los reformadores partida­ rios de la igualdad absoluta, no tienen sino un me­ dio de poner en práctica su teoría (medio impractica­ ble), cual es el de mutilar todas las superioridades, destruir en las individualidades superiores todo lo que las eleva por encima de las masas; es fácil imaginarse qué resultados daría semejante operación. Se trata también de apoyar la teoría de la iguldad absoluta sobre el principio de justicia; se dice, hai que hacer lo posible porque los hombres sean igua­ les. Nada mas falso que esta afirmación, pues que el principio de justicia exije al contrario el manteni­ miento de la desigualdad entre los hombres. La justicia es la misma libertad para todos i no la igualdad de todos: esta distinción es capital, Las diferentes igualdades ante la lei, ante el im­ puesto, etc. conqusitadas por las democracias i de que con justicia se enorgullecen los pueblos modernos no contradicen esta aserción, la confirman, pues es­ tas igualdades particulares no derivan del principio


LA IGUALDAD

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de igualdad absoluta i abstracta, sino del principio de libertad i justicia. Los hombres que viven en sociedad están obliga­ dos por la naturaleza de los lazos que los unen, por su propio interes, a sacrificar una parte de su liber­ tad; es justo que este sacrificio de la libertad se haga por porciones iguales; es en sí un mal pero un mal necesario; es una servidumbre parcial del indi­ viduo sin la cual la vida social sería imposible; pero para que esto sea iusto, para que no se contra­ rié al principio de libertad, no es necesario que des­ truya las desigualdades naturales; es preciso que las conserve disminuyéndolas todas de una cantidad igual. Se podría pues llamar nuestras igualdades moder­ nas igualdades negativas; son justas i útiles a las sociedades pues sirven para mantener la libertad. En cuanto al principio de igualdad abstracta i abso­ luta que invocan ciertas personas no es sino una palabra, palabra vieja i vacia i talvez esta sea la ra­ zón del gran ruido que ha hecho en el mundo.

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s


BIBLIOGRAFIA

Anuario Masónico Internacional PARA EL AÑO DE 1896

Será un grueso tomo de 400 páginas conescojido mate­ rial sobre historia, instrucción i variedades masóni­ cas, llevará los cuadros de todas las Lógias argentinas i extrangeras de la República i los de las Potencias Masónicas de todo el mundo. OBRA

DE GRAN

CIRCULACION

Alos Queridos Hermanos Venerables de la Respetable Logia Oriental de Chile.

El desarrollo atui creciente que va tomando la Institución masónica en los diversos países del mun­ do, i la necesidad que tenemos de seguir ese movi­ miento regenerador de civilización i de progreso hu­ mano, nos hace experimentar la falta de una publi­ cación que facilite el conocimiento de las diversas organizaciones masónicas, en correlación con el ori­ gen de cada Rito, con el gobierno de las Corporacio­ nes i con la fuerza moral i material de que disponen.


BIBLIOGRAFIA

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Inspirada en este propósito la Dirección de la «Revista Masónica» ha resuelto publicar para el

próximo año un Anuario Masónico Internacional el cual contendrá los principales datos históricos de la or­ den, publicará el Cuadro general de todas las Poten­ cias esparcidas sobre la superficie de la tierra, con datos estadísticos de cada una, número de Logias de su jurisdicción. Rito ó ritos que profesan i cantidad de afiliados. No omitiremos tampoco la parte intelectual, que consideramos de mucho valor por ser la genuina ex­ presión de los principios sobre los cuales se funda la filosofía de la historia masónica, i publicaremos un elenco detallado de las obras, folletos ’ó periódi­ cos publicados hasta la fecha. A pesar de que contamos ya con un inmenso cau­ dal de datos históricos i estadísticos acumulados en los muchos años que llevamos de constante labor; para mayor exactitud hemos pedido á las Grandes Secretarías de las diversas Potencias Masónicas del extrangero la rectificación de sus respectivos Cua­ dros de los grandes Dignatarios. Precederá al trabajo estadístico, un selecto mate­ rial de literatura é instrucción masónica, para lo cual hemos solicitado el concurso de los más aventa­ jados escritores i de las ilustraciones masónicas del país i extrangeras. Se intercalarán en la obra algunos retratos de dis­ tinguidas personalidades que pertenezcan ó hayan pertenecido á la Institución, como también algunas biografías de masones ilustres. En fin, no omitiremos esfuerzos ni sacrificios para que el Anuario resulte de verdadero interés para el mundo masónico, al cual vá destinado. Como verán los Hermanos por la circular que ad­ juntamos, el Anuario publicará los Cuadros de las Logias nacionales i extrangeras que existen en la


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LA CADENA DÉ UNION

República Argentina con sus Dignatarios i Oficiales con todos los miembros activos y honorarios que la componen i la dirección profana del Taller. A las Potencias Masónicas hemos ofrecido la in­ serción gratis de sus cuadros, como también un ejem­ plar del Anuario. Reconocida la grande importancia i utilidad de esta publicación por el interesante material que ha de contener i por su inmensa circulación, creemos que ninguna Logia dejará de conocer la conveniencia de figurar en ella con sus respectivos hermanos i por esto pedimos á todas las Oficinas i Altas Cámaras de la República nos remitan su Cuadro lógico, llenando al objeto el modelo que acompaña á la presente. El precio de la publicación para cada Logia, cual­ quiera que fuere el número de hermanos es de veinte pesos c'legál, con derecho á un ejemplar del Anuario. Los hermanos que por causas particulares no quie­ ran publicar sus nombres, podrán sustituirlos con las iniciales ó el nombre simbólico que hayan adop­ tado. El único i principal motivo que hemos tenido en cuenta al editar este Anuario, es prestar un importan­ te servicio á la Institución, porque hasta la fecha carece de una manera absoluta, de publicación seme­ jante con carácter internacional. Muy grave es la tarea que nos hemos impuesto, tal vez supera en mucho á nuestra limitada inteligen­ cia; sin embargo, se trata de una publicación de in­ terés mútuo por su naturaleza i por el inmenso aco­ pio de datos que llevará ha de interesar tanto al her­ mano de grado inferior de un modesto Taller, como al masón que ostenta un grado filosófico, i especial­ mente á los que desempeñan altas funciones en el Gobierno de la Orden. Como comprendereis por los párrafos que prece­ den, la obra reviste excepcional importancia pues


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BIBLIOGRAFIA

será la única en su clase, í para que nuestras espe­ ranzas no salgan defraudadas, esperamos de vuestro amor á la Institución que responderéis al llamado fraternal que en nombre de la misma hacemos. En atención á vuestras noticias, aceptad, Queridos Hermanos Venerables i Hermanos todos, el triple abrazo i saludo fraternal que os envia.

Director de la «Revista masónica»

Calle Piedad. N°. 1234. Rep. Argentina.

Buenos Aires


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Breves consideraciones sobre la inmoralidad pública i sus efectos (Trabajo leído en la Lojia Justicia i Libertad, para optar el 2.0 grado.)

De los males que azotan a la humanidad, uno de los mas deplorables i perniciosos es la inmoralidad publica. Su acción es tanto o mas perjudicial que los trastornos que acarrea una revolución o una guerra; es mas lamentable que la desolación i llanto que afiijen a un pueblo cuando sobre él se enzaña una peste ú otra epidemia mortífera. La inmoralidad detiene el progreso intelectual, aniquila el material, hace perder a las naciones su verdadera importancia, las priva de muchos miem­ bros titiles, degradando su espíritu i corrompiendo su corazón; es el enemigo mas temible de la educa­ ción, ella ejerce una funesta influencia en el carácter del ignorante i perniciosísima en el desarroyo inte­ lectual de la infancia.


BRÉVES C. SOBRE LA INMORALIDAD PÚBLICA I SUS EFECTOS 71

Lutero dice: «La prosperidad de un pais depende, no de la abundancia de sus rentas, ni de la fuerza de sus fortalezas, ni de las bellezas de sus edificios públicos; consiste en el número de sus cuidadanos cul­ tos; en sus hombres de educación, ilustración i carác­ ter; aquí es donde so encuentra su verdadero interes, su principal fuerza su verdadero poder.» Podemos agregar a las palabras del ilustre reformador que la moral hace la felicidad pública e individual. Doloroso es decirlo que en nuestra querida patria se haga tan poco por combatir este mal tan tremendo que amenaza invadir todas las esferas sociales, hasiendonos cada dia decaer en importancia moral i material ante las naciones civilizadas. Voi a pasar ligeramente en revista algunos de esos actos impropios de que todos los dias somos testigos i de las consecuencias que acarrean, sobre todo a los niños. Estos serán buenos o malos según el médico moral en qne se desarrollen. Sus padres imprimen en sus delicadas i sencibles naturalezas los preceptos de con­ ducta El niño asimila con suma facilidad las ideas incul­ cadas, asi como las impresiones recibidas en la niñez se graban en sus tiernos corazones de una manera indeleble, ellas son los fundamentos que sirven de base para la formación de su carácter, pues no los borra ni los estingue el progreso de su edad. ¡Cuando cuidado debe ponerse en que las primeras ideas e impresiones por él recibidas, sean dirijidas por una senda recta i gobernadas con sano criterio! Muchas veces se observa que un padre, a pesar de afanarse en inculcar a sus hijos los principios de sa­ na moral i de apartarlos de todo aquello que puede fustrar sus propósitos, nota cambios mui marcados i cuando cree ya asegurado para ellos un porvenir de ventura, i debiera principiar a gozar del fruto de


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sus desvelos, observa en ellos otra faz en su modo de ser, i es que, el niño ha respirado la atmofera de otros medios ha recibido nuevas ideas e impresiones, i estas, como las que recibió en el hogar, también se han grabado en su corazón i por consiguiente ejercen una poderosa influencia en la formación de su carác­ ter. Nota en ellos ciertas tendencias o inclinaciones malas; pero no siempre consigue correjir sus efec­ tos. De las múltiples causas que hayan podido obrar en el niño, no me ocuparé aquí, sino solamente de aquellas que han podido influir en su espíritu, por lo que ha visto i oido en la calle, o en otros lugares públicos. Una de estas causas es la corrupción en el lenguaje: las palabras soeces e inmorales que oye de jentes in­ cultas e ignorantes producen un gran efecto en su naturaleza joven e impresionable; el niño sin saberlo va empleando en su estilo términos torpes i groseros i aunque estos no sean siempre de tal naturaleza, se apropia de otros que son de mal gusto ichocarreros. Sabido es que el lenguaje es la espresion del pensa­ miento, de consiguiente cuando este se corrompe lle­ gan a alterarse esos sanos principios inculcados al niño en el hogar con tanta delicadeza i amor. Todos los dias presenciamos espectáculos que hon­ ran mui poco á una nación, i dan en cierto modo la medida de su cultura: me refiero á la embriagues. Nuestras calles, plazas i demas lugares públicos los vemos atestados de los que se entregan á ese vicio. El desaseo de sus trajes i personas, las palabras bru­ tales que salen de sus labios, i, dejándose dominar de tal modo per el exeso, hacen de las veredas i calles su lecho. Estos actos influyen en el ánimo de los ni­ ños, pues si mas tarde no llegáran á abandonarse por completo á los vicios, por lo ménos estas llevan á su corazón la indiferencia. I si cuando llegáran á


BREVES C. SOBRE LA INMORALIDAD PÚBLICA I SUS EFECTOS 73

ser hombres, ocuparan un puesto en la administra­ ción, harian mui poco ó nada por estirpar estos vi­ cios, porque su corazón se ha puesto indolente i frió, por la costumbre de recibir desde la niñez, tales im­ presiones. Otro de los espectáculos dignos de llamar nuestra atención es el salvajismo con que nuestro pueblo trata á los animales, con los cuales debemos ser hu­ manitarios, puesto que sin ellos nuestra condición seria mui dura i pesada. Los niños observando esos actos crueles i sangrinarios, pierden el -sentimiento de compasión, sus corazones se endurecen i se hacen adbitrarios, crueles e indolentes. Pero dejemos todas estas consideraciones que na­ da de nuevo traen á nuestro espiritu, i fijémosno en que de todos estos males, i de los otros muchos que de ellos se orijinan, resulta la ruina de los indivi­ duos, i el decaimiento de las naciones. El carácter de estas desciende, el trabajo se desprecia, la industria i el comercio languidecen, las ciencias se desconocen, i las artes pierden su brillo, en una palabra, todo marcha á la destrucción. Los hechos i sus consecuencias que rápidamente he bosquejado, creo son mui dignas de llamar la atención de todo el que se interese por el bien de su patria i de la humanidad en jeneral. Nuestro orgullo nacional se ofende, i hállase mui humillado, al pen­ sar que las impresiones i los juicios que nacen en los estranjeros que nos visitan, sean tan desfaborables á nuestra cultura i moralidad pública. Triste es decirlo, pero es una realidad. Simples decretos gubernativos ño bastan para correjir estos males, es necesario la cooperación de hombres de buena voluntad que trabajen, ya sea in­ dividualmente, ó reunidos en corporaciones. Nuestra institución tiene en esto un hermoso cam­ po en donde ejercer su acción humanitaria i progreu c. de u. T. II 10


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sista. Si hasta ahora nuestros proyectos sobre ins­ trucción del pueblo, no lian podido realizarse por circunstancias que todos nosotros conocemos, no por eso debemos desmayar. Procuremos entre tanto auxi­ liar con nuestros esfuerzos individuales, á otras ins­ tituciones que persiguen el mismo fin. Honroso me es invitaros á ello.


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Una anécdota euriosa —e>"<≡B ®

Augusto II, elector de Sajonia, rei de Polonia é hijo de Augusto I, hizo un viaje á Vicna siendo prín­ cipe, donde trabó amistad intima con el archiduque, emperador mas tarde. José I. Los dos eran cazado­ res i mui aficionados á los ejercicios coporales. Rara­ mente se veían el uno sin el otro. Vivieron mucho tiempo en esta intimidad; pero un dia notó el prín­ cipe de Sajonia cierta frialdad en el trato de archi­ duque. Obligado éste á esplicar los motivos, resistió mucho tiempo; pero cediendo al fin á las instancias de su amigo le dijo: -—El cielo es quien quiere que nos separemos. La religión que profesas es sin duda la causa. (La fami­ lia reinante en Sajonia no habia abrazado la religión católica.) Hace ya mucho tiempo que todas las noches me ordena un ánjel que me separe de tí He creído que era un error de mis sentidos ó el efecto de un sueño pero ya no me es dable dudar que tal es la voluntad del cielo. Resistir mas tiempo, sería unafata de fé i un acto de rebeldía. —Yo respeto tanto como tú—dijo Augusto—se mejante orden, i estoi dispuesto á obedecerte, por ri­ gurosa que sea, pero antes concédeme una gracia. —¿Cual?


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—La de que yo mismo oiga la orden que rompe los lazos de nuestra amistad. Permíteme que pase esta noche oculto en tu alcoba si que nadie se ente­ re. El archiduque consintió, i á la caida de la tarde su amigo se oculto detras de un tapiz en un rincón de la alcoba. A media noche apareció la visión i volvio á reno­ var la orden. Entonces el príncipe de Sajonia, salien­ do precipitadamente de su escondite, cogió al mensa­ jero celeste, abrió una ventana i lanzándole al aire, le dijo: —Si eres ángel volarás. Al día siguiente se encontró debajo de la ventana un jesuíta aplastado.


La peor plaga →e⅛w3'Muchas veces nuestros legisladores i hombres de Gobierno, se han preocupado de estirpar o por lo ménos, de atenuar los males físicos i morales que pueden afectar el pais; así, seremos que existe una oficina de Hijiene, otra de Vacuna, ect. como tam­ bién sabios Institutos que enseñan la civilización i el progreso. Todo esto es consecuencia lójica de la marcha del siglo i de la tendencia natural del hombre hácia el estado de perfeccionamiento. Si esa preocupación constante para proporcionar­ nos las comodidades de la vida social, nos hiciera fi­ jarnos en que, ademas de las plagas que hoi comba­ timos existe otra mucho peor aun i que jermina i prospera en Chile como un plantel al que dedicára­ mos todos nuestros esmeros i cuidados; entonces lla­ maríamos la atención de los legisladores a fin de que por medio de sabias disposiciones, pudiéramos estir­ par de raiz esa tremenda carcoma social conocida con el nombre Congregaciones de Jesuítas entre las que se encuentran los Redentoristas los Lazaristas los del Corazón de Jesús i tantas otras disfrazadas con diversos nombres pero que, en realidad, no son sino ramas de la Compañía de Jesús.


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Todas las naciones de Europa, España misma, a fines del siglo pasado, se han visto obligadas a espulsar de su seno esa plaga mil veces peor que el terrible viajero del Ganjes, de efectos mas pernicio­ sos que cualesquiera males físicos; puesto que ataca a las sociedades minándolas por súbase, esparciendo la fatal simiente del fanatismo i entorpeciendo el sen­ dero del progreso con los errores sofísticos de una fé sin raciocinio. Esto, unido a la desmedida ambición que caracte­ riza a los que componen esas Congregaciones, han obligado a Soberanos i Papas a condenar como per­ niciosas sus doctrinas i como contrarias al bienestar social de los pueblos sus institutos. Así veremos que el Papa Clemente XIV, en su Breve fechado en Ro­ ma el 21 de Julio de 1773, djee lo siguiente: «Impedidos de otras razones que nos dictan las leyes de la prudencia i el mejor gobierno de la Igle­ sia Universal......... con maduro examen, de ciencia cier­ ta i con la plenitud de la potestad Apostólica, supri­ mimos i extinguimos la Compañía de Jesús, abolimos i anulamos todos i cada uno de sus oficios, ministerios i empleos, casas colejios, escuelas, hospicios, granjas i cua­ lesquiera posesiones sitas en cualquier Provincia, Reino o dominio i que, de cualquier modo, pertenezcan a ella; i sus estatutos, usos, costumbres, decretos i contribucio­ nes aunque ésten corroboradas con juramento, confirma­ ción Apostólica o de cualquier otro modo................. .......Ipor tanto declaramos que quede perpetuamente abolida i enteramente extinguida toda i cualquiera auto­ ridad que tenían el Prepósito Jen eral, las Provincia­ les, los visitadores i otras cualesquiera Superiores de dicha Compañía, así en la espiritual como en lo tem­ poral .......» Al espedir esta Bula el espresado Papa, tuvo mui presente que en ningún tiempo habían sido suficien­ te las amonestaciones de sus predecesores Urbano


LA l’EOJl PLAGA

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VIII, Clemente IX, X, XI i XII Alegandro VII i VIII, Inocencio X, XI, XII i XIII i Benedicto XIV; quienes quisieron restituir a la Iglesia su tan desea­ da tranquilidad, pertubada por la Compañía, no sin gran ruina de las almas i admiración de los pueblos.» Continúa Clemente XIV i dice: «Después de tan­ tas i tan terribles borrascas i tempestades, todos los buenos esperaban que al fin amanecerla el dia de­ seado en que enteramente se afianzase la tranquili­ dad i paz. Pero recentando la Cátedra de San Pedro, Clemente XIII, sobrevivieron tiempos mucho mas críticos i turbulentos; pues habiendo crecido cada dia mas los clamores i quejas contra la sobre dicha Com­ pañía i también suscitándose en algunos parajes se­ diciones i tumultos, discordias i escándalos i quebran­ tando i rompiendo el vínculo de la caridad cristiana, encendieron en el ánimo de los fieles grandes enemistades, parcialidades i odios. Llegó el desorden a tanto estre mo que aquellos mismos Príncipes cuya innata piedad i liberalidad para con la Cowφαmα, considerando que era el único remedio que quedaba para ocurrir a tan­ tos males, i, totalmente necesario para impedir que los pueblos cristianos se desaviniesen, maltratasen i despe­ dazasen entre si, en el seno mismo de la Santa Madre Iglesia.» Por lo que dejamos espresado, se puede tener una idea, aunque imperfecta, de las funestas consecuen­ cias producidas por el desarrollo de los Colejios o Con­ gregaciones cuya base sea la Orden de Clérigos Regula­ res denominada Compañía de Jesús o sus ramas que, en todo lugar i en todo tiempo, ha sido el semillero de trastornos sociales i la fuente de los mayores males que han aflijido a la humanidad desde que, a Igna­ cio de Loyola, en hora fatal, se le ocurrió fundarla; tanto que, ni los fanáticos Monarcas del siglo pasado ni los Papas mismos pudieron soportarla en sus do­ minios adentro de las demas Ordenes relijiosas ins­ tituidas.


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Existieron también algunas otras Ordenes religio­ sas que, por una ambición desmedida, su soberbia i sus perversas costumbres fueron suprimidas por los mismos Papas. Así tenemos por ejemplo que Pió V abolió la Orden de los Humillador, por su inobediencia a los decretos Apostólicos, porque no daba esa orden ninguna mues­ tra de virtud i también como dice Clemente XIV en la Bula que princia: «Domines se Redemptor............ .......«Quia aliqui ejusderm Ordinis necesri S. Caroli S. R. E. Cordinales Borromei Protectoris ac Visitatoris Apostolice dicti Ordinis scelerate conspiraverunt extintae.» Esto es, porque algunos individuos de esa Or­ den intentaron malvadamente dar la muerte a San Carlos Borromeo, Cardenal de la Santa Iglesia Ro­ mana, Protector i Visitador Apostólico de ella. Urbano VIII suprimió la Congregación de los Re­ ligiosos Conventuales, la Orden Regular de San Am­ brosio i San Bernabé, la de la Madre de Dios de las Escuelas Pías i la de San Basilio de Armenis. Inocencio X en 1657 suprimió igualmente la Con­ gregación de los frailes del Buen Jesús. Clemente IX por Breve de 7 de Diciembre de 1668 abolió i estinguió las Ordenes de Canónigos Re­ gulares de San Jorje, la de los Jerónimos i la de los Jesuatos. Todas estas Congregaciones fueron suprimidas por sus crímenes i horrores cometidos dentro i fuera de los Conventos, esplotando el fanatismo i tratando de desquiciar el orden social establecido, a fin de saciar su innoble sed de riquezas, honores i poder. Los Gobiernos mas progresistas, teniendo presen­ te las lecciones adquiridas por la esperiencia de tan­ tos pueblos que han tenido que soportar en su seno la plaga aborrecible de los Jesuítas i otras Congrega­ ciones desmoralizadoras, no consienten que estos ad­ quieran la preponderancia a que aspiran en su bas-


Lλ PEOR PLAGA.

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tarda ambición, i los mantienen a raya como prote­ jiendo al pueblo que gobiernan de un azote amena­ zador. Solo en Chile vemos que los que rijen los destinos del pais, jamas se preocupan de tomar sabias medi­ das que pongan a salvo nuestra sociedad de las ase­ chanzas de esos ambiciosos, a tal punto, que hoi es­ cuchamos a un fraile cualquiera predicando la desu­ nión de las familias, llevando el jérmen emponzoña­ do de la división social hasta el hogar doméstico i esparciendo por todas partes los odios i venganzas con el fin de conseguir sus perversas aspiraciones. Hoi vemos a los titulados Ministros de un Dios de paz i mansedumbre, ensoberbecidos con los acata­ mientos que les rinde el pueblo ignorante, alzar en alto su voz i azusar a los fanáticos a la lucha sin tregua ni descanso para sus maneras de saciar el ham­ bre de mando i poder escalar los altos fuertes del Estado. Para nada toman en consideración la moral cristiana i solo difunden errores de que un pueblo culto debe avergonzarse; errores que inculcan a los jovenes que, por desgracia, pisan sus Colejios, erro­ res que esponen en el pulpito en donde solo deberían enseñar la sana moral de ese hombre tan sabio lla­ mado Jesús Fuerza es, pues, llamar la atención de nuestros lejisladores hacia los males que trae a nuestra patria la tolerancia de tales Congregaciones, Colejios etc. estimulándolos a luchar por librarla de esa asquero­ sa infección de fanáticos que se hallan esparcidos en cada calle de Santiago i en casi todos los pueblos de la República, única manera de vivir en paz i de que vuelva a las familias la tranquilidad del hogar pertubada por la propaganda de la lucha a la que se de­ dican los dicipulos de los inquisidores. LA C. DE U. T. II


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La propaganda jesuítica

Asustando a los beatos con el fantasma de la ma­ sonería, los señores del arzobispado han conseguido inculcar en el ganado, las ideas mas estrafalarias, por no decir inmorales, con respecto a los deberes que les impone la religión. Ya no solo se trata de sacar plata a la sombra de la doctrina de Jesús; de captar herencias i preparar elementos para las elecciones. El apetito llega ahora hasta la honra misma de las confesadas predicando como lícito el sacrificio de la honra en pró de los señores que se dicen per­ seguidos por los masones. La masonería, que a nadie persigue i solo se ocu­ pa de la benéfica tarea de levantar altares a la vir­ tud i cabar tumbas al vicio, sirve ahora de pretesto para la lujuria de los corifeos de una secta, anate­ matizada por la humanidad entera.


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Reproducimos una oración, mui en boga actual­ mente en Santa Filomena, almacén de aceite i cor­ dones milagrosos. Como lo verán nuestros lectores, la firma del Sr. Almarza, autorizada'por el Sr. Román, secretario, da fuerza auténtica i legal al documento aludido, en el cual se establece dogmáticamente que una señorita puede despojarse de su pureza i una señora de la hon­ ra de su marido, con tal que ello redunde en daño de los masones. No puede darse mayor degradación, con semejante doctrina; i a la vez, se prostituye el Templo donde se leen en alta voz tamañas ofensas a la moral. Dice el documento:

OFRENDA A

Jesús en el Santísimo Sacramento en reparación de las ofensas que le infiere el masonismo.

¡O Jesús, víctima jenerosa i pura, inmolada por los pecados del mundo! ¿cómo pagarte las lágrimas, la sangre, los dolores i la muerte que, con tanto amor ofreciste por salvarnos? I, no contento con ese sacri­ ficio, consumado en el calvario, lo renuevas todos los dias en nuestros altares i permaneces noche i dia en la Hostia Divina, para ser la vos que interceda por nosotros, que calme la ira divina i haga descender a la fiérralas misericordias del Cielo. Mas ¡ai, Señor! que la malicia de los hombres instigada por el in­ fierno, te persigue i te ultraja, en ese sacramento,


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LA CADENA DE UNION

con el mismo furor con que el pueblo judio, en los dias de tu vida mortal, te hizo objeto de su encarni­ zado odio hasta llevarte al último suplicio, i hoi se reproducen las escenas de tu pasión. Los templos han llegado a ser un nuevo Calvario, los altares otra cruz. I por un refinamiento de maldad que solamente el odio satánico ha podido inspirar, la impiedad ma­ sónica profana tu cuerpo adorable con sacrilejios hoíribles que hacen jemir a tus ánjeles i a todos los que te amamos. ¡Perdón Señor; perdón por tanta ingratitud! Mi alma padece, mi corazón se contrista en presencia de esos ultrajes. ¡Ah! Si para repararlos se requiriesen sufrimientos i dolores, aquí estoi dispuesta a tolerar­ los; si una víctima fuese necesaria, esa quiero serla yo, Maestro querido Mis bienes de fortuna, mi salud, mi honra, mi vida misma te pertenece i todo eso te lo ofrezco. ¡Ah! ¡Si mis lágrimas i mi sangre pudie­ ran lavar esos crímenes! Si mi pobreza i mi deshonra, si mis dolores i mi muerte repararan tu gloria ultra­ jada! Tal vez, en el momento en que te espreso mi dolor, tus enemigos i los de tu Iglesia se ensañan contra la Hostia Divina conexesos de iniquidad.'Yo me cons­ tituyo víctima de espiacion por todos esos crímenes del día de hoi. Acepta, Señor, mi ofrenda. Ella es completa; nada reservo ¡Feliz yo si muriera para es­ piar las ofensas hechas a Tí, en el sacramento de tu amor! Yo nada mas sé hacer. Tú ¡oh Jesús! que eres la misma sabiduría, sabes como pudiera desagraviar­ te. Revélamelo, o mas bien, obra tu con libertad completa. Hiéreme como quieras i quede reparada tu gloria. Amen.


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LICENCIA

Santiago, Diciembre 4 de 1895. Se concede licencia para la impresión i públicacion de la presente «Ofrenda a Jesús en el Santísimo Sacramento, etc.»

Almarza.

Román, Secretario. —i

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Ideales místicos

Ahora que el clero de Chile se apresta para tomar parte activa en las luchas terrenales; ahora, que sue­ ña con el próximo dominio del pais, conviene poner ante la vista, de todos, cuales son las ideas que per­ siguen i si una vez en el poder la secta intransigente, la opinión ilustrada del pais podría esperar garantía alguna de los eternos enemigos de todo progreso, de tocia ilustración, de toda idea caritativa i cristiana. Adios conquistas tan caramente alcanzadas. El Sr. J. Laman Gandarillas, una de las dignidades mas encumbradas del clero chileno, hizo años ha una verdadera profesión de fé, en la oración fúnebre que pronunció ante la tumba del presbítero Sr. Pe­ dro Ignacio Castro Barros, el 6 de .Julio de 1849. Con cruda franqueza espuso la aspiración del elero de Chile i del partido que lo apoya. En la imposibilidad de reproducir íntegro el dis­ curso del limo, i Rmo. Arzobispo, damos los nueve capítulos en que resumió sus ideales. Dice así:


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La Revolución americana ha sido pues mui in­ consecuente, i le queda todavía mucho que ha­ cer. Mientras no cese la servidumbre de la Igle­ sia, la libertad será una palabra vana. Es pre­ ciso: l.o Que se deje a la Iglesia entera libertad para elejir sus ministros i nombrar los beneficiados ecle­ siásticos. 2.0 Debe dejarse esclusivamente a ella la dirección científica i gubernativa de los seminarios. 3.0 Como encargada de conservar el depósito de la doctrina debe proporcionársele medio para im­ pedir que en la enseñanza pública de los estable­ cimientos privados i nacionales sufra detrimento la fé. Con este objeto debía confiarse a la auto­ ridad eclesiástica el nombramiento de los pro­ fesores de Reíijion, Derecho canónico, Filosofía e historia. 4.0 Abolir el pase o exequeatur, i todas las trabas que impiden a los católicos comunicar libremen­ te con la cabeza de la Iglesia. 5.o Garantir el poder lejislativo de la Iglesia, dero­ gando las leyes que requieren el consentimiento de la autoridad civil para convocar concilios o para dar a su decisiones fuerza legal. G.o Garantir el poder judicial de la Iglesia, abolien­ do el recurso de fuerza 7.° Garantir la libertad de los ministros de la Igle­ sia, devolviéndole todas sus rentas. 8.o Devolver a la Iglesia la administración de los cementerios i establecimientos de beneficencia. 9.0 Colocar en fin a la Iglesia respecto del estado sobre el pié de una perfecta igualdad, no atri­ buyendo a éste ninguna facultad o privilejio que no se conceda a aquella. Esto no es mas que una parte de lo que para su diócesis pedia al rei protestante de Prusia el ilustre


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confesor de fé, el santo arzobispo de Colonia, el Sr. Clemente Augusto Droste Vischering. Comisión de Venerables

Por decreto especial del Serenísimo gran Maestro de la Orden en Chile, i en virtud de las facultades que le confiere la Constitución Masónica, ha sido constituida una Junta de Venerables, encargada de la vijilancia de las lojias que trabajan en el Valle de Santiago. Así mismo la referida Junta cuidará especialmente de dar unidad a la labor masónica e imprimirá mas actividad a los trabajos de los talleres en jeneral i de los hermanos en particular, con el objeto de al­ canzar los mayores beneficios en pró de las ideas que persigue la institución. Esta junta se compone de los Venerables de las Lojias Justicia i Libertad N.o 5, Avenir et Libertó N.o 9 i Estrella de Chile N.o 17, los que ya lian ce­ lebrado algunas reuniones. En la última sesión, se acordó, entre otras cosas, nombrar presidente al Venerable déla Justicia, secre­ tario a un maestro de los talleres i. celebrar sesión todos los juéves a las 81 P. M. Personería Jurídica

Algunas lojias de este valle, pusieron a la orden del dia, la idea de pedir la personería jurídica para la Institución, medida indispensable para entrar le­ galmente en el comercio activo del movimiento inte­ lectual del pais. En casi todos los países de Europa; en Estados Unidos. Colombia, República Argentina, la masone-


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ría es persona jurídica i goza de las garantías que la leí otorga a las sociedades de ilustración i benefi­ cencia. No era posible, en consecuencia, retardar por mas tiempo una solución de tan vital importancia. Mas, con el objeto de hacer estensiva la persone­ ría a todas las lojias establecidas en Chile, las de es­ te valle defirieron al deseo de la Respetable Gran Lojia, la que en breve aprobará los estatutos civiles que deben presentarse a la aprobación del Supremo Gobierno i jestionará debidamente su pronta apro­ bación. Esperamos que pronto podremos celebrar tan fa­ usto acontecimiento. Reforma de los rituales

La Sección Simbólica i de ritos de la respetable Gran Lojia, estudia actualmente la reforma de los rituales de los diversos grados. Con el objeto de inspirarse en la opinión de to­ dos los hermanos de Chile, i hacer una obra que es­ té en armonía con los progresos del día, se invitará a todas las lojias a un gran concurso, en el que to­ marán parte los hermanos activos de todas ellas, como así mismo los que pertenezcan a otros orientes i talleres i que no se encuentren afiliados a las que funcionan en el pais. Tan pronto como la respetable Gran Lojia aprue­ be las bases del certamen, en una de las próximas asambleas, se espedirá el decreto respectivo, que nos apresuraremos a reproducir para que todos los her­ manos puedan imponerse de las condiciones en que debe verificarse. Hai pues, ancho campo para un serio estudio de la materia, i será un honor para la lojia en que uno de sus miembros merezca distinguirse. \


INTEBIOB

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Anuario Masónico Internacional

En otra sección publicamos una circular del her­ mano S. Ingegnieros, grado 33, del valle de BuenosAires, en que anuncia la próxima publicación del Jbwcano Masónico Internacional, obra destinada á lle­ nar un gran vacío en el mundo masónico. El hermano Ingegnieros redacta actualmente la Revista Masónica, publicación que ve la luz en la me­ trópoli argentina, calle Piedad N°. 1234. Nos hacemos un deber en recomendar la nueva obra que aparecerá a fines del presente año. Estamos seguros que el Anuario será mui bien recibido por cuantos se preocupan del progreso de la Institución, tanto por la variedad de materias con que vendrá enriquecido, cuanto por la competencia reconocida del autor. El hermano Ingegnieros ocupa una posición espec­ table en el mundo literario, en el cual es justamente apreciado por varios trabajos de indisputable mérito. I como hombre de acción, nos bastará recordar que era bastante estimado de Garibaldi, con el cual cooperó en favor de la rejeneracion i unidad de Italia. Deber i Cosntancia N.o 7

Diez hermanos maestros del valle, se han puesto al habla con el objeto de dar vida a la respetable Lojia Deber i Constancia N°. 7 aetuálmente en sueño. Esta lojia fué fundada en Santiago, el 30 de Novi­ embre de 1869, por entusiastas obreros del progreso, que le dieron notable brillo i grande esfera de ac­ ción. Forman parte de ella distinguidos hombres príblicos, que acentuaron la idea liberal, no solo en el parlamento, sino también en el campo de la instruc­ ción i en nuestra lejislacion. la c. de u. T. II ¡2


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LA CADENA DE UNION

A consecuencia de la guerra del Pacífico, las co­ lumnas quedaron casi desiertas, pues la mayor parte de sus miembros tenían lugar en las filas de los de­ fensores de la patria. En pocos dias mas, se presentará la solicitud exi­ gida por los estatutos, a la Junta de Venerables, para que previo su informe sea elevada ante la Gran Lo jia, único poder regulador i director de la Orden en Chile. La masonería del valle de Santiago vestirá hermo­ sas galas el dia en que entre en actividad la antigua lojia, cuya senda de engrandecimiento está marcada por sus altas tradiciones. Un nuevo taller, un nuevo centro de actividad i luz viene a formar al lado de los hombres de buena voluntad, para trabajar en bien jeneral de la huma­ nidad, sin distinción de rango ni fortuna; sin tomar en cuenta las preocupaciones de raza, ni nacionalidad; sin influir la creencia política o relijiosa; sin deman­ dar a sus hijos otra aspiración, que los altos fines supremos del hombre: lo verdadero, lo bello, lo bue­ no. Una otra lojia, es un nuevo altar alzado a la ver­ dad i la virtud; una escuela de perfeccionamiento, de estudio i de ejercicio práctico de las altas leyes de la moral universal. Bien venida seas Deber i Cosntancia,. se abren las puertas de otra escuela encaminada a dirijir a los hombres por el recto camino del deber! Gran Oriente de Chile

La idea de fundar el Gran Oriente de Chile, se hace camino en las Logias establecidas en nuestro país i tiene favorable aceptación ante la gran Logia de Chile.


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Dado el progreso alcanzado en los últimos años, se impone la constitución de la potencia masónica chi­ lena, para entrar de lleno en el concierto universal de las grandes entidades sociales. La República Argentina tiene constituido su Gran Oriente, con aplausos de la masonería universal. Igual tarea sedia llevado acabo con éxito en el Uruguai i en el Paraguai. El Brasil constituye Gran Oriente desde los prin­ cipios del siglo.. El Perú tomó igual partido apenas afianzó su in­ dependencia, teniendo bajo sus auspicios a la maso­ nería del Ecuador i Bolivia, que no han podido for­ mar cuerpos independientes, debido a los vicios de sus instituciones civiles i al predominio del clero sec­ tario en ambas naciones. Por fortuna, el hermano jeneral Alfaro tiene ahora las riendas del gobierno ecuatoriano i podrá en bre­ ve realizar el ideal de los hermanos de aquella im­ portante sección del continente americano: echar las bases de la Gran Lojia del Ecuador, como poder cen­ tral de la orden en todo el territorio. En cuanto a nosotros, tiempo es ya de alzar el poautónomo en la espresion que nos marca la constitu­ ción universal. Desde luego, se echarán las bases de las tres gran­ des lojias necesarias para la constitución del Gran Oriente, las cuales residirán en Iquique, Valparaíso i Concepción. El poder supremo se trasladaría entonces a la ca­ pital de la República. La junta de Venerables, creada últimamente por el Serenísimo Gran Maestre, responde a esta nesecidad tan justamente sentida, para ir dando desde luego unidad de acción i preparar el terreno para la creación de lojias capitulares destinadas a encuadrar bajo una sola aspiración, las fuerzas vivas de las lo­ jias simbólicas.


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LA CÁDENA DE UNION

Gratísima es la noticia, que deseamos se traduzca en hermosa realidad. Congreso masónico

Varios hermanos de las diferentes lojias de la ju­ risdicción, nos piden ajilemos la idea tanto tiempo acariciada, de reunir en Santiago un Congreso Ma­ sónico, primero en su jénero en Chile, destinado a echar las bases del Gran Oriente i discutir los gran­ des principios sociales, económicos i educacionistas que deban servir de norma a todas las lojias del país, aunar sus esfuersos en un común ideal, que dé mas fuerza i vigor a las tareas diarias de los talleres. Siguiendo la práctica del último Congreso nacional de Bruselas, formarían parte del nuestro los siguien­ tes hermanos: l.0 Gran Lojia de Chile; doce altas dignidades: Serenísimo Gran Maestre. Diputado Gran Maestre. Γ Gran Celador. 2.o Gran Celador. Orador. Secretario Jeneral. Secretario Adjunto. Tesorero. Maestro de Ceremonias. Guarda Sellos i Timbres. Esperto. 2.0 El Consejo del Serenísimo Gran Maestre, com­ puesto de diez maestros. 3." Las secciones de la Gran Lojia compuesta de veintitrés maestros, en la forma siguiente: a) Sección simbólica i de ritos. Cinco maestros. b) Id. Boletín Oficial, Tres Maestres. c) Id. Fianzas, cinco maestros. ¿I Id. Correspondencia, cinco maestros.


INTERIOR

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e) Id. Acumulación de ritos, cinco maestros. 5.0 Los ex-Serenísimos sobrevivientes, que son cua­ tro. 4.0 Los diputados de las ocho lojias de la obedien­ cia, de las cinco en instancia i de las dos en for­ mación, que arrojan un total de quince herma­ nos. 6.0 Los treinta i ocho ex-venerables de las lojias de la obediencia. 7.o Las cinco primeras luces de las ocho lojias de la obediencia, de las cinco que trabajan en ins­ tancia, de las dos en formación i de las diez i seis de la correspondencia, o sean ciento cincuen­ ta i cinco hermanos. Tendremos en consecuencia, que el Congreso comprendería: l.0 Gran Lojia..................... 12 hermanos « 2.0 Gran Consejo................. 10 < 3.0 Secciones de la Gran Lojia 23 ≪ 4.0 Ex-Serenísimos................ 4 « 5.o Diputados....................... 15 6.0 Ex-Venerables................. 38 < 7.0 Cinco primeras luces...... 155 Total jeneral.......... 253 Lo que nos daría un congreso con doscientos cin­ cuenta i siete maestros que tienen alta investidura oficial en la Orden i capaces por lo tanto, de trabajar provechosamente en favor de su engrandecimiento. Recomendamos desde luego la idea a los hermanos i a los Talleres, para un maduro estudio de la cues­ tión; i si ella obtiene el apoyo de la opinión masóni­ ca, trabajar en el sentido de que a la brevedad posi­ ble el Congreso inaugurare sus importantes tareas lla­ madas a producir la mas saludable influencia en la cultura del pais. La masonería hace siempre suya toda buena ins-


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piracion que jermina lozana en el buen campo, es­ pecialmente preparado, para las generosas concep­ ciones. Adelante es nuestra divisa i no debemos olvidar­ la. Junta de Venerables DECLARACION OFICIAL

El Serenísimo Gran Maestre, en fecha de hoi, ha decretado lo que sigue: Teniendo presente: 1. ° Que es un deber primordial del Serenísimo Gran Maestre, vijilar por la Marcha de todos los ta­ lleres de la Obediencia; 2. o Que hasta ahora no se ha dado estricto cum­ plimiento a esta disposición constitucional; DECRETAMOS: a) Créase en valle de Santiago una comisión encar­ gada de vijilar los trabajos de todos los Talleres de su Valle. b) La Comisión la compondrán los Venerables de las Respetables Lojias Justicia i Libertad N. o 5, Avénir A Liberté N. o 9 i Estrella de Chile N. o 17. c) Esta comisión se avocará el conocimiento de to­ dos les sucesos que puedan perturbar la marcha or­ dinaria de la Masonería en el Valle de Santiago. d) Se inviste a esta comisión de las facultades ne­ cesarias para visitar los talleres, investigar su mar­ cha, examinar su trabajos, libros i archivos, estudiar su espíritu masónico, tendencias i aspiraciones, todo en conformidad a lo dispuesto en el atículo 36 de la Constitución. Dado en Valparaíso ect. El Serenísimo Gran Maestre

El Gran Secretario


Calendario Masónico para el mes de Abril de 1896 Abril

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Tomo II

Santiago, Abril 30 de 1896

Entrega

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ΠT≡≡aTeT≡≡ REVISTA MASÓNICA

Los hijos Iejítimos antes las segundas nupcias

Con todo el respeto que me merece esa obra monu­ mental de nuestra legislación que se llama Código Civil i que tanto honor hace a nuestra Patria, voi no obstante, a permitirme manifestar que por allí ha quedado un pequeño vacio que produce lamentables consecuencias en nuestra sociedad. En todo nuestro Código se establece un plan jeneral de libertad para gozar i disponer libremente de las cosas que nos pertenecen en propiedad. I como bace de este sistema establece en su art. 582 la defi­ nición de dominio o propiedad en los siguientes tér­ minos: «El dominio (que se llama también propiedad), es el derecho real en una cosa corporal, para gozar i disponer de ella baritrariamente; no siendo contra lei o contra derecho ajeno.» En mui pocos casos la lei llega a restrinjir este derecho; entre algunos tenemos, las cúrateles, el tes­ tamento i unos pocos i contados casos mas.


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Siendo la persona un sér capaz de derechos civiles, hai que distinguir en ella dos elementos jurídicos: la capacidad de derechos civiles, i la capacidad para el ejercicio de esos derechos. La capacidad para adquirirlos se obtiene desde que nace la persona; mas, no es capaz de ejercitar esos derechos. Es por eso que la leí ha venido en ayuda de aquellos que por su menor edad, demencia, sordo-mudez, ausencia o disipación se encuentran imposibilitados de ejercitar sus derechos. En todas las cúratelas, menos en la por disipación, la lei las ha establecido en provecho propio del pu­ pilo. La cúratela por disipación ha sido establecida se­ gún el artículo 445 cuando los hechos de dilapida­ ción fueren repetidos de una manera tal, que demues­ tren una falta total de prudencia. Según el derecho de propiedad toda persona tiene facultad de disponer arbitrariamente; esto es, usar i abusar, no siendo contra la lei o contra derecho ajeno. En el caso de que el abuso se manifieste impru­ dentemente, para remediarlo se le nombra un cura­ dor que administre sus bienes. ¿Qué derecho viene a garantir esta medida? Nin­ guno. Son solo las espectativas de la familia las que en este caso quedan resguardadas. De modo que con la cúratela por disipación se ha conλrertido en derechos lo que solo era meras espectativas. Se ha restringido, pues, el derecho de propiedad. PASEMOS AL TESTAMENTO

Según nuestro Código, habiendo hijos lejítimos, el padre puede solo disponer libremente de una cuarta parte de su fortuna; pues de las otras tres cuartas,


LOS HIJOS LEJÍTIMOS ANTE LAS SÉGUNDAS NUPCIAS

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dos son para los legitimarios i la otra cuarta que se llama de mejora, para los descendientes lejítimos. Como se vé, la lei lia restringido nuevamente el derecho de propiedad, porque considera caso estremo que debe velar cuando un padre va otorgar su testamento disponiendo para después de sus dias. Es por eso que con osada mano la lei detiene el ejercicio del derecho del padre, para amparar la ma­ yor parte de la fortuna a favor de los lejitimarios i d i los descendientes lejítimos. Al establecer las lejítimas se ha sostenido que los vínculos de la sangre así lo exijiau, que el condomi­ nio de los hijos en los bienes de los padres las justificaban,que las relaciones de derechos i deberes recíprocos entre los padres i los hijos justificaban también el derecho de heredar i sin este derecho no puede conservarse la sociedad, como dice don En­ rique Cood «Es un hecho admitido, que la sucesión está íntimamente ligada con la propiedad, o mas bien, que es una emanación necesaria de ella, de «suerte que si la sociedad civil no puede existir sin «la propiedad, no puede tampoco conservarse sin el importante derecho de heredar.» El buen número de razones que hubo para asegu­ rar las lejítimas en el testamento son tanto o mas oportunas para asegurar las lejítimas cuando el conyuje viudo trata de contraer nuevas nupcias. El testamento, es un instrumento que se otorga jeneralmente próximo a morir, i al obligar al padre a medirse en sus libres disposiciones quiso la lei evi­ tar que los padres depravados llevaran hasta allí sus pasiones, miserias i pervesidades. Pero esas depravaciones, jeneralmente no alcansan hasta allí; pues el individuo siempre se detiene ante su memoria, las malas pasiones se agotan i el padre piensa en los hijos que han de llevar i conser­ var su nombre; i hasta en los ajusticiados vemos con


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frecuencia que niegan ser los autores de crímenes que han cometido para que sobre sus hijos i memo­ ria no caiga la sombra fatal de malvado: esto nos demuestra la última espresion de pudor de que es susceptible nuestra humana naturaleza. A la inversa, el cónyuje viudo que trata de con­ traer nuevas nupcias está en el vigor de sus pasiones las que lo pueden llevar mui lejos; por el solo hecho de contraer las nuevas nupcias va a establecer un debilitamiento en las afecciones de los hijos de su anterior matrimonio. Entran entonces, en ejercicio otras pasiones; luego después llegan los hijos del sugundo matrimonio que pasan a ser el José i el Benjamín de la familia i con ellos nace la predilec­ ción. La mujer en virtud del matrimonio pierde su personería pasando todos sus bienes a ser adminis­ trados, sin garantía alguna, por el marido; quién sino los dilapida, con sus influencias lo absorve todo i la fortuna de la mujer va por diversos caminos pronto a desaparecer para los hijos del primer ma­ trimonio. Si vamos a considerar que eso permitan o hagan los padres i que por tanto la lei no ha salvaguardiado esas espectativas. ¿Cómo es que nuestro Código establece el derecho de alimentos entre padres e hijos?- ¿Acaso creyó que hubiera padres tan inhu­ manos que fueran a negarlos? Parece desgraciada­ mente que sí, i por eso se estableció espresamen⅜e n el artículo 321. Sucede que en una regular fortuna, fallecido uno de los cónyujes i hecha la partición entre éste i sus hijos, el único pilar firme que queda a esa familia, moral i materialmente hablando, es el cónyuje viu­ do que por lo jeneral le corresponde en la partición mas de la mitad de la fortuna existente al falleci­ miento del otro cónyuje.


LOS HIJOS LÉJITIMOS ANTE LAS SEGUNDAS NUPCIAS

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Ahora, si el cónyuje viudo trata de contraer nue­ vas nupcias, ¿cuál es la situación de la familia? En la mayor parte de los casos sino se desorganiza in­ mediatamente se verifica la desorganización poco después, llevando mas pocas migajas, por decirlo así, de la que ayer fué una regular fortuna. Un ejemplo con números nos servirá para demos­ trar la fortuna del cónyuje viudo, i presentaré el mas sencillo, esto es, cuando ninguno de los cónyujes ha llavado aportes al matrimonio. Muere Pedro dejando una viuda, unos cinco hijos i una fortuna de cien mil pesos. Sus herederos pro­ ceden a la partición en los términos siguientes: A su viuda por mitad de gananciales. $ 50,000.00 Como heredera del marido le toca la parte de un hijo. Aquellos son cinco i ella seis; sacamos sesta de cincuenta mil i nos dá 8,333.33 Le corresponde, pues, a la mujer la suma de 58 mil i tantos pesos. 58,333.33 De modo que de aquellos cien mil pesos los hijos heredan entre todos 41 mil i tantos pesos. Ahora si la mujer hubiese aportado unos 20 mil pesos, le correspondería en esos cien mil, mas de 76 mil pesos. Así que perdidos o desaparecidos los bie­ nes de la madre en manos del padrastro, quedan los hijos lejítimos del primer matrimonio completamen­ te burlados. Si hemos de ser consecuentes con el establecimien­ to de las lejítimas garantizándolas cuando el padre ejecuta un acto legal otorgando su testamento, ¿por qué no habíamos de garantizarlas también cuando el cónyuje viudo trata de pasar a segundas nupcias? Las mismas i mayores razones que para aquél tenemos para éste.


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Así en el caso arriba dicho de los 58 mil pesos del cónyuje viudo, la leí garantizaría cerca de trein­ ta mil pesos, cuyo usufructo le correspanderia a la madre i para el caso de ruina i querer absorberlo todo el padrastro se salvarían la madre i los hijos. Como consecuencias de las anteriores reflecciones, podríamos agregar al título V del Libro I de nuestro Código, llamado «De las segundas nupcias» los si­ guientes artículos: Artículo. A — Las meras expectativas de los hijos lejitimos sobre los bienes de sus padres, se convier­ ten en derechos por el solo hecho de pasar el cónyuje viudo a segundas nupcias. Artículo. B— El cónyuje viudo al pasar a otras nupcias garantizará hipotecariamente las lejítimas a los hijos del anterior matrimonio. Artículo. C— Se tomará como base para la impu­ tación de las lejítimas a que se refiere el artículo an­ terior; los bienes que pertenezcan al cónyuje viudo al tiempo de pasar a las otras nupcias.

Antes de terminar debo hacer presente que soi partidario de que el derecho de propiedad sea absolu­ to sin ninguna restricción pero dado el estado de ser social que existe entre nosotros, no debemos dejar tanta libertad por las funestas consecuencias que trae a la sociedad; garantizando el derecho de here­ dar, se conserva la propiedad i con el orden en la so-


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Sociedad Empleados de Comercio i SU NECESIDAD.—SU FUNDACION

Hace poco ménos de diez años lia, que en la culta Santiago, existe un gremio bastante numeroso a cuyos miembros no ligaba lazo alguno de fraterni­ dad ni de unión; puesto que, aunque obligados a pa­ sar, en común consorcio, los dias i muchas veces las noches, no pensaban, salvo honrosas escepciones en cultivar los dulces vínculos de la sociabilidad, se en­ contraban muchas veces bajo la férula de principa­ les que, haciéndose llamar patrones, se creían tales i los hostilizaban i creían tener en ellos verdaderos li­ bertos, á quiénes les era casi materialmente imposi­ ble abandonar su vasallaje. Me refiero a los empleados de comercio i aun a aquellos que tenían una instrucción secundaria mas o ménos inconclusa, los que dejaban por completo de dedicar sus horas de ocio en proseguir en las me­ didas de sus fuerzas cultivando, o a lo ménos tratan­ do de retener en sí mismos la educación que hubie-


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ven recibido en sus primeros años i de seguir avante por la ruta del progreso; reducidos a alternar con el pueblo, de cuyo contacto les alejaba su educación, no les era permitido el roce con las clases superiores de que las apartaba su posición social; teniendo la ma­ yor parte del tiempo por únicos puntos de reunión los restaurante i cafées, se velan obligados a consu­ mir en ellos sus economías i cuando las enfermeda­ des con su séquito de males los aquejaban tenían por lecho un hospital, para dejar la miseria como única herencia a sus desgraciadas familias. Mas de una vez se habian levantado corazones jenerosos, que a trueque de ser tenidos como ilusos, habian tratado de formar de ellos una sociedad; ha­ bian tratado de moralizarlos, de darles a conocer sus deberes i sus derechos, pero todos sus esfuerzos eran nulos i se habian estrellado contra el indiferentismo mas o menos musulmán que adormecía i contajiaba a los empleados de comercio i sin que fuera parte a despertarlo de esta somnolencia, miraban impasibles si es que en ello paraban miéntes, que existían en Chile Sociedades de Artesanos que les mostraban una luminosa ruta de prosperidad i bienestar social, ellos no tomaban en cuenta, que los obreros, a quie­ nes en su orgullo creían menos educados e instruidos habian tenido el coraje suficiente para desafiar las iras i los denuestos de las altas clases sociales que creían que, los clubs i puntos de reuniones sociales solose habian ideado para ellos; i mas que ello los anatemas relijiosos que no hallando ya como intimi­ darlos los tildaron con el abominable^ execrado nom­ bre de masón-, i si queréis que sea franco, el clero te­ nia razón en esgrimir sus mas poderosas armas, tenia razón en conminarlos con sus mas severos anatemas, porque sabían por la esperiencia de largos años que cada punto de íeunion que se abre al pueblo obrero, cada escuela a donde se lleva la luz alaintelijencia de


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SOCIEDAD EMPLEADOS DÉ COMÉKCIO

sus hijos, cada paso que él da enla vida del progreso de la civilización es un abismo que se abre entre ellos i el pueblo a quien fanatizaron por tan largo tiempo; i es un noble triunfo, para los que como nosotros, es­ tamos obligados por nuestros votos a propagar la verdadera luz i a encender cruda i encarnecida guerra a los hijos de Loyola. I cuando a inspiración de al­ gunos de nuestros hermanos que decoran el oriente eterno se fundaron las filarmónicas de obreros, hubo muchos de los empleados de comercio que aspiraron al honor de formar parte de ellas, i no tuvieron en ménos solicitar por gracia, lo que ellos pudieron ha­ ber fundado por derecho. Esta situación tan poco digna de hombres indife­ rentistas por lo jeneral de todo fanatismo relijioso ha cambiado por completo desde mayo de 1887, fecha memorable, en que uno de los hermanos de la Respe­ table Lo jia Avenir et Liberté N.o 9 arrojó en fructífero terreno esa semilla que hoi es conocida con el nom­ bre de «Sociedad Empleados de Comercio». Feliz­ mente tuvo la suerte de arrojarla en un terreno vírjen donde no pudo ser combatida en sus principios por los recios vendavales de la indiferencia i del egoísmo i nacida en uno de los dias cuyo recuerdo será in­ mortal en Chile: el 21 de Mayo i teniendo por patro­ no a Arturo Prat. El iniciador de esta idea que es una de las columnas de «L’Avénir i Liberté» estu­ vo dispuesto a sacrificar su tiempo i su dinero si que a recibir de los mismos que han usufructuado de los beneficios sociales decepciones capaces de desa­ lentar a cualquier otro que no hubiera tenido como norma de su vida la tolerancia. Al tratar de la fundación de la Sociedad no debe dejar de tenerse presente que sus dos primeros pro­ tectores, que los que le hicieran la mejor atmósfera, que los que mas prestijio le dieran fueron también hermanos de la Respetable Lojia Avénir et Liberté LA C. DE U. T. II

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LA CADENA ΓE UNION

i ello se comprende, porque con la instalación de esta Sociedad no solo se hizo una obra de beneficen­ cia, si que—a mi juicio— una verdadera obra masó­ nica, porque nada favorece mas nuestra propaganda que llevar al seno déla juventud —ya sea esto liosa o comercial—el es túdio y el progreso. Verdad es, (pie esa planta en ciernes pudo haber sido destruida por los huracanes forjados por el in­ diferentismo, la envidia i el egoísmo; pero se tuvo la suerte de poder cobijarla en el seno ele otra insti­ tución, que es el orgullo i una de las mas puras glo­ rias de nuestra patria i en la que han prestado i prestan su concurso numerosos masones: El cuerpo de Bomberos. Los miembros de esta nueva Sociedad, al abrir sus ojos vieron gravados en letras de oro el lema la 8.” Compañía «La Unión os Fuerza». Allí aprendieron a conocerse i a estimarse, comprendie­ ron que la unión es necesaria i hoi que esa sociedad vá a enterar nueve años de existencia que aunque solo quedan 36 de sus 104 miembros fundadores, esa sociedad cobija i socorre cuando pierdo sus ocu­ paciones por motivos decorosos, ampara en sus en­ fermedades, proporciona viáticos i estadías campes­ tres, cuenta con el aprecio del alto comercio, posee un hermoso mausoleo, puede socorrer a las fami­ lias de los socios fallecidos, posee una regular Bi­ blioteca i sostiene un periódico i subvenciona profe­ sores para sus 700 socios. ¿I hoi dia que habernos tantos masones de distintos talleres i entre ellos una Luz de esta Respetable Lojia cuál es nuestro deber? Tal es lo que, contando con vuestra benevolencia, me propongo insinuaros en un próximo trabajo en el que os daré a conocer el movimiento habido en el presente año.


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De la. construcción de un templo masónico Desde hace tiempo se nota en Santiago la falta de un templo masónico, templo que reúna todas las co­ modidades i seguridades debidas a tan noble institu­ ción. Sé mui bien que esta idea ha preocupado i preoocupa a todos mis queridos hermanos; sé tam­ bién que todos ambicionamos tener una casa, un ta­ ller de trabajo que sea propio, que sea nuestro. Permitidme, os lo suplico, que dé mi humilde pa­ recer, permitidme mi desahogo; pues os prometo co­ mo hermano que esta ha sido mi preocupación des­ de el dia en que me hicisteis el favor de darme entra­ da en vuestro taller. Yo no puedo creer, que el tener un templo privado como el que actualmente tenemos, sea en bien de nuestra institución. Cuántos profanos forman comentarios i dicen de nosotros ¿dónde están? dónde se reunen? —En sub­ terráneos, esclaman unos; otros, en las calles i paseos se encuentran i conversan.... i así por el estilo es la idea d ■ muchos. ¡Qué de familias, en el caso de una


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reunión, no formarán en su mente miles de ideas al tener que recorrer la entrada del que hoi tenemos! ¿Que nosotros no debemos preocuparnos de lo que dice un profano? -— Talvez, bien puede ser. — Pero debemos tomar en consideración que liai sin duda muchos de los cuales son profanos con ideas i he­ chos masónicos, que son obreros dispersos quizas sin provecho, i Jo que es mas, nuestra tarea se hace mas difícil para reunirlos. No trataré queridos hermanos de hablar del que ac­ tualmente tenemos, el que situado en una galería os­ cura i solitaria tiene su entrada por una estrecha, larga i pesada escalera. Su sala de tenida misma es bien poco cómoda, mal ventilada; anti-hij iónica, permitidme lo diga. Su canon de arriendo subido.... Para qué seguir notando sus defectos, cuando cada dia estamos palpando sus inconvenientes? ¿Por qué no construimos un templo que reuna to­ das las condiciones que debe tener? Es difícil? Es cos­ toso? Es imposible? No, queridos hermanos, conce­ dedme lo diga; no es difícil, ni ménos imposible. Es dable que Santiago, el centro del masonismo en Chile, no tenga un templo a la luz pública?Qué cosa mas noble, que dé gusto i placer, que dé satisfacción sino tener uno i a la luz de todos; ver brillar en su puer­ ta de entrada las dos herramientas .juntas, formando nuestro significativo símbolo, esas dos indispensables a todo obrero, a todo hombre de trabajo. La escua­ dra i el compás. ¿Por qué, no demostramos a muchos, que son los mas, que existimos i que siempre i siempre miéntras sea necesario trabajarémos en bien de la humanidad? Permitidme, queridos hermanos, no cotinúe tratan­ do de probar, según mi criterio i alcance, las venta­ jas i comodidades que nos reportaría el tener un templo en propiedad con toda sus necesidades; i en particular vos, Venerable Maestre, que iluminado


1>E LA CONSTRUCCION DE UN TEMPLO MASÓNICO

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por todas las luces, sabéis mejor que yo sus resulta­ dos. He calculado, que sobre un terreno de 30 metros de frente por G0 mts. de fondo, 1800 m 3 de superfi­ cie, se podría construir un templo, con materiales de primer orden; ladrillos i armaduras de hierro, etc. por la cantidad aproximada de $ 65, 000. Es evidente que en mis cálculos no he olvidado todas las necesi­ dades de un verdadero templo, como, cámara de ma­ estros, cuartos de reflccciones, sala de paseos perdi­ dos, refectorio, sala de banquetes, secretaría etc. Para obtener esta suma, creo, se tendría que for­ mar una sociedad anónima, de la que solo podrían ser accionistas únicamente los. hermanos masones. Estas sociedades mui queridos hermanos, existen en la mayor parte de las capitales de Sud América, en Buenos Aires, Liína, etc. dando resultados tan satis­ factorios, que como la primera situada en la calle de Cangallo, costó 200, 000 i si hoi en dia la masonería la pudiese verdor, se le daría mas de $ 1.000,000; habiendo sido formada de esta manera, por sociedad anónima. No he hablado del terreno por creerlo mui relati­ vo; dependerá indudablemente de muchos factores, de los que solo se pueden resolver en el momento dado. No he podido dar mas estencion ami trabajo, Ve­ nerable Maestro, como lo hubiera deseado; pues las ocupaciones profesionales i mi ausencia por algunos meses de este Valle me lo han impedido. Perdonad­ me, os lo ruego, la falta de claridad i detalles; espe­ rando sí, vuestras órdenes para completarlo cuando lo deséis. Me pongo a’las ordenes de la Augusta Lojia para confeccionar, como mi parte de trabajo en la obra, los planos i presupuestos i hasta también me ofrezco para vijilar sin retribución los trabajos de


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construcción; si mis hermanos me creen digno de su confianza para formar parte de la comisión que con tal objeto se nombre. Es lo que me permiten mis medios en pró de la masonería.


La Masonería

El masón debe ser justo porque sin la equidad de­ saparecen la paz i la armonía; debe ser bueno por­ que la bondad domina los corazones; induljente. porque es débil i vive con séres igualmente frájiles; amable, porque la amabilidad atrae los afectos; agradecido, porque la gratitud alimenta i conserva la bondad; modesto, porque el orgullo subleva al hombre sensato i racional; arreglado, porque los escesos minarían su existencia i le acarrearían el des­ precio; fiel a la autoridad lejítima, porque os nece­ saria a la conservación de la sociedad; sumiso a las leyes, porque son la espresion de la voluntad pública; en una palabra, un masón debe ser bueno, virtuoso i ciudadano ilustrado, a fin de servir a su pais con su talento i virtudes; el masón debe someterse iobedecer a las autoridades del pais en que resida, nun­ ca ha de tomar parte en intrigas ni conspiraciones contra la paz i el bienestar de la masonería; debe conducirse con respeto i sumisión ante los magistra­ dos inferiores, debe preferir en todas circunstancias el bien jeneral i promover con celo la prosperidad de la masonería.


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La masonería siempre lia florecido en época pací­ fica, i lia sido perjudicada en los tiempos de guerra, trastorno i de matanza; los soberanos de todas las edades lian dispensado protección a los masones re­ conociéndoles lealtad, amor al orden i a la paz. Los masones están mui especialmente obligados a contribuir a afianzar la tranquilidad 'de la masone­ ría, a vivir en concordia i amor fraternal. En sus relaciones con los profanos deben ser cir­ cunspectos, para que no descubran lo que no con­ viene revelar, cuidando de mudar de conversación o de conducirla con prudencia a fin de que redunde en en honor de la respetable fraternidad a que perte­ necen; en sus relaciones íntimas i de familia, es me­ nester mucha cautela para no ser engañados por ignorantes o impostores, en tal caso no hai que tre­ pidar, teniendo cuidado de no hacer revelaciones, pero si realmente son buenos i lejítimos hermanos, es indispensable respetarlos, amarlos i ampararlos hallándose éstos en situación desgraciada; el masón debe cultivar incesantemente el amor fraternal, glo­ ria de esta antigua institución; a de evitar toda dis­ lia de evitar toda disputa, querella o maledicencia, sin permitir a los otros que difamen aninguo hermano; al contrario, ha de defender su reputación i prestar los buenos oficios compatibles con su propio licuor i se­ guridad. No debe comprometerse en litijios sin ha­ ber agotado los medios de conciliación, oyendo con paciencia los consejos i avisos deljnaestro i demas hermanos, siempre que tiendan a evitar revueltas i pleito, aunque sea con ostravío, i no dando resultado esta mediación, es preciso no llevar cólera ni irri­ tación a las contiendas judiciales, i no hacer ni de­ cir nada que pueda perturbar o resfriar el amor fra­ ternal con el objeto de que todos se persuadan del beneficioso influjo de la masonería; no hai nada mas satisfactorio que amparar i socorrer al desvalido,


LA SfASONERÍA

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como que la benificencia acerca al hombre a la divi­ nidad; si llegan a nuestros oidos los suspiros del desgraciado, anticipémonos a evitarle el sonrojo de implorar la caridad. Cuidémonos que la ostentación i el orgullo no esteri­ licen jamas los beneficios; así sucedería, si en vez de buscar la propia satisfacción en la buena obra, apetesiécemos aplausos vulgares; el masón debe buscar solamente el sufrajio de su conciencia hacer a los otros lo que querríamos que ellos nos hiciesen; evite­ mos la envidia i la maledicencia, a fin de que la fe­ licidad ajena nunca llegue a perturbar nuestro repo­ so; seamos complacientes, serviciales, olvidemos las injurias, i dispensemos los beneficios como el único medio de concluir con nuestros enemigos. Debamos consideraciones preferente a los herma­ nos, porque tienen títulos a nuestra amistad, sea cual fuera su pais, su culto o profesión i nunca han de carecer de nuestros buenos oficios, con tal que sean virtuosos; no confundamos al masón honrado o infeliz con el que solo tenga este nombre respeta­ ble para aumentar el interes que inspira el infortu­ nio. El primer homenaje de la gratitud del hombre pertenece al- autor de sus dias, i de aqui nace el de­ ber de amar, el mejor modo de manifestar nuestro re­ conocimiento seria trabajando ineensantemente por unir bajo la misma bandera a su hijos, por restable­ cer el amor i el respecto, por suprimir los odios i ren­ cores, i por anatematizar las venganzas. El amor puede desaparecer en la desunión i en la ciega, persecusion del egoísmo. Amando al prójimo como .a nosotros mismos ha­ bremos dado estabilidad al orden, de la estricta ob­ servación de este precepto de caridad, depende la conservación de la paz como igualmente el buen éxi­ to i la seguridad de nuestro trabajo. Es indispensable la sumisión a loá mandatos suLA C. DE U. T. II

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periores para conservar la armonía que debe reinar en los trabajos. La asamblea mas caracterizada dej enera en anar­ quía, si se desconoce el orden jerárquico o principio de autoridad. Nuestra confianza, ha llamado al primer puerto, al maestro que nos preside, i nos cumple, obedecerle en silencio; i en su ausencia, goza de su privilejio el que lo remplaza. No perdamos de vista que, sin su­ bordinación, no puede existir el orden en una socie­ dad numerosa como la nuestra.


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Breves consideraciones a cerca del próximo Concilio SUD-AMERICANO

Veamos la situación déla Iglesia Romana durante la Edad Media. Las ideas cismáticas a fines del siglo XI, amenaza­ ban a los Papas y a la Iglesia Romana. El mal trato que recibían en Oriente los cristianos y cierto fana­ tismo relijioso, bien esplotado en favor de la Iglesia Romana, indujo al Pontífice Urbano II, a convocar un Concilio Jeneral, el que se reunió en Clermont en el año 1095, según unos, i de 1096, según otros, con el objeto de decretar las tan renombradas Cru­ zadas contra el Oriente. El Concilio aprobó este pensamiento i la Relijion Católica, desde ese instante, en lugar de predicar con la lengua de sus puras doctrinas, si lo eran, i con ejem­ plos de mansedumbre, como Jesús para atraerse pro­ sélitos; prefirió predicar con la espada desnuda, co­ mo razón mas contundente, i entrar en tierras ajenas a sangre i fuego, quitándoles lo que era propio, como sus leyes, sus bienes, sus familias i sus creencias. ¿Salió victoriosa en su empresa? La Historia dice que nó: lo que le ha quedado es la excecraeion de todo hombre honrado contra los acuerdos de ese Concilio i sus consecuencias.


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LA CADENA DE UNION

Nosotros no pretendemos relatar aquí la Historia de las Cruzadas, por cuanto, si un talento tan vasto como J. E. Michaud necesitó ocupar seis volúmenes en cuarto para escribirla, ¿qué podríamos liacer no­ sotros? Sólo pondremos de manifiesto el beneficio que una gran parte de la humanidad recibió do un Con­ cilio Católico. Hacia fines del siglo décimo cuarto desarrollóse un cisma terrible en la Iglesia, el que dió orijen a la creación de tres candidatos al Papado. Entonces se reunió otro Concilio, en Piza en el año de 1409, el que declaró que los Papas estaban subordinados a los Concilios Jenerales i no los Con­ cilios a ellos, i condenó a los candidatos cismáticos. Este Concilio fué disuelto sin haber podido concluir con el cisma, i entonces se convocó a otro, que so reunió en Constanza en el año de 1314, el que según parece fué el mas numeroso de esa época. Este Concilio hizo revivir el principio de que un Concilio Jeneral es superior al Papa, destruyó el cis­ ma pontificio i condenó a Juan Huss, rector de la Universidad de Praga, por sus doctrinas, contrarias a la Iglesia Romana, así como a su discípulo Jerónimo de Praga, a ser quemados vivos, condena que se cumplió cristianamente. A pesar de los edictos de estos Concilios, de sus secomuniones i severos acuerdos, siguió el cisma relijioso, cual tremendo huracán, derribando vetus­ tos árboles, para dar lugar a nuevos troncos, i surjia la mas espléndida revolución de ideas i reformas contra la Iglesia Romana. Nos referimos a la separación de las Iglesias An­ glicana i Romana, verificada en los años de 1523 a 1534. El Rei do Inglaterra fué instituido Jefe de la Igle­ sia Anglicana; se dictó leyes que obligaban a los sa­ cerdotes a ser simples predicadores, se suprimió de


BREVES CONSIDERACIONES

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las creencias cristianas dogmas imposibles, por su enorme barbaridad; se proscribió de las iglesias el corruptor culto de las imájenes. Al mismo tiempo, la obra de Lulero en Alemania progresaba prodigiosamente, dando por resultado una independencia de doctrinas casi igual a la de los Anglicanos. Durante la época de la Reforma i a instancias del Emperador Carlos V i los Estados Ibéricos, el Papa Pablo III, emitió su bula convocatoria del llamado < Sagrado, Ecuménico i Jeneral Concilio de Trento», con fecha 22 de Mayo de 1542. Este Concilio abiió su primera sesión el 13 de Di­ ciembre de 1545 en la ciudad de Trento, y fué presi­ dido por tres Delegados del Papa, a saber, Cardena­ les, Juan María de Monte, Obispo de Palestina; Mar­ celo Cervine, Presbítero de Santa Cruz en Jcrusalen i Rejinaldo Polo, Diácono de Santa María in eosmedin. No hai que estrañar la época trascurrida entre la convocatoria i la apertura del Concilio de Trento, por cuanto las dificultades que se presentaron para su inmediata reunión fueron muchas, a pesar de que al año siguiente, es decir, en 1543, se encontraron en Trento muchos de los llamados a formar parte del concilio; pero resultó que no estaban en número suficiente para abrir las sesiones: la época no era fa­ vorable a la reunión. Pero hallándose el Emperador en mala intelijencia con los dos jefes de los bandos protestantes y preparándose para hacerles la guerra en 1545, creyó llegado el momento propicio para la celebración del Concilio, por cuanto el apoyo del Papa para sus fines políticos podia serle de gran utilidad; por eso no hubo mas obstáculos, y el Con­ cilio se llevó a efecto como ya dijimos en Diciembre de 1445. Celebró 10 sesiones en su primer período, y por


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LA CADENA DE UNION

falta de quorum tuvo que suspender sus labores, lo que se verificó eu 1547. En 14 de Noviembre del año 1550, el sucesor de Pablo III, Julio III, a instancias del mismo Empe­ rador Carlos V, espidió una bula, convocando nue­ vamente al Concilio, el que reanudó sus sesiones en l.o de Mayo de 1551. Esta segunda asamblea suspendió sus labores, después de celebrar seis sesiones el dia 28 de Abril de 1852. No habiendo el Concilio de Trento satisfecho el propósito para que fué convocado, ya por las dificul­ tades que se presentaban por la insurrección religio­ sa en Alemania i otros Estados, o porque así conve­ nia a los intereses de Roma, el nuevo Papa Pió IV. con fecha 29 de Noviembre de 1560, promulgó una bula, citando nuevamente a los Delegados i Obispos de dicho Concilio. Concurrieron los llamados por Pío IV a la ciudad de Trento, i volvieron a principiar sus interrumpi­ das sesiones el dia 18 de Enero de 1563. Es completamente inútil a nuestro objeto ocupar­ nos de tocios los actos de estos Concilios de Trento: bástanos solo concretarnos a los puntos cardinales que interesan a nuestra comisión i que son suficien­ tes para comprobar la ninguna necesidad del Concilio Sud-Americano en proyecto. Ningún Concilio de la Iglesia halejislado con mas estension que el de Trento, por cuanto en ninguna época, como en aquella, eran mas necesarias tales decisiones. Dictóse leyes de disciplina para el clero, se creó dogmas, se estableció reglas fijas para la dirección de la Iglesia Romana, condenóse con escomunion toda reforma que no fuese hecha por la Iglesia Cató­ lica, se espidió instrucciones respecto a la veneración de los santos, así como se preceptuó que los Obispos


breves consideraciones

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deben tener nn menaje modesto, prohibiéndoles po­ seer riquezas i enriquecer a sus parientes i familia­ res.con las rentas del Culto. (Por supuesto este pre­ cepto ha caido en desuso hace siglos.) Además, parece que el ánimo de esta asamblea fué que no hubiera necesidad de otro Concilio, por que lejisló en todo aquello que podia necesitar la Iglesia para su progreso i propaganda de la fé cristiana. Estableció reglas para las reuniones de Sínodos Provinciales, determinando la forma de llevarlos a debido efecto. El primer Sínodo Provincial debía verificarse un año después de cerrado el Concilio, i en lo sucesivo, después de la octava de Pascua de Resurrección, o en otro tiempo mas cómodo, según costumbre de la Provincia, (sesión XXIV.) Como en aquella época el Protestantismo había llegado a gran altura i el desorden eclesiástico no conocía límites, las labores principales de este Con­ cilio fueron dictar resoluciones que combatiesen el Protestantismo, confirmando las doctrinas de la Igle­ sia Católica. En fin, ha lejislado sobre toda materia, i sus acuerdos han sido promulgados por Concilios Particulares en casi toda la cristiandad; de manera que hoi son completamente innecesarios mas Conci­ lios para tratar de asuntos religiosos. No deseamos analizar los actos de este Concilio, pero haremos algunas citas para demostrar el grado de intolerancia de los Obispos Católicos. En la sesión sesta, Canon l.0 se lee:—«Si alguno « dijere que el hombre se puede justificar para con « Dios por sus propias obras, hechas con solo las « fuerzas de la Naturaleza o por la doctrina de la lei, « sin la divina gracia adquirida por Jesucristo; sea « escomulgado.» Esto no necesita comentarios. El Concilio de Trento obligó bajo pena de escomunion, por primera vez a los católicos, en la sesión


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LA CADENA DÉ UNION

cuarta, en Abril 8 de 1546, a admitir en el Sagrado Cánon de la Escritura «los apócrifos» i espidió un decreto en el que enumeraba todos los libros y ca­ pítulos del Antiguo Testamentos, «los apócrifos de « Tobías, Judith, Sabiduría, Eclesiástico, Buruch i « la última parte de los de Esther i Daniel, es decir, « desde el versículo 4.0 del capítulo 10.° de Esther, « hasta el fin del capítulo 17, i los capítulos 13 i 14 « de Daniel, que incluye la historia de Susana, Bel, « Dragón i el Cántico de los tres niños.» («Innova­ ciones del Romanismo» por C. H. C. Cap. II.) Para esta declaratoria hubo según la Historia, en­ tre los cuarenta i nueve Obispos que asistieron a la sesión, muchísima, diverjencia de opiniones, i se con­ dujeron tan inconvenientemente, que algunos de ellos llegaron a vía de hecho. Este punto decretado por el Concilio Tridentino es mas admirable aun, desde que en ningún discurso, ni achacado a Cristo, siquiera, se mencionan los apócrifos. Pero la Iglesia Romana necesitaba dominar a todo trance i empleó para ello todos los medios a su alcance, justificando toda la teoría inmoral de Machiavello, el fin justifica los medios. Citas por el estilo, innumerables podíamos hacer, pero es innecesario: bástanos demostrar que no es indispensable la celebración de Concilios: ellos no traen a la humanidad mas que linternas sordas, que proyectan luz hácia la Curia Romana i oscuridad hacia los pueblos, impidiéndoles ver claro i escojer el camino de su progreso, moral i material. Para que una nación sea verdaderamente grande i ilegue a la altura de una civilización completa, se necesita que no haya frailes de ninguna especie, que cada jefe de su casa sea el sacerdote de su familia i el guía de sus conciencias, i entonces desaparecerán los párias, los enbrutecidos por el fanatismo relijioso i las guerras fratricidas por relijion.


BREVÉSCONSIDERACIONES

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No tendremos temor de ser quemados vivos, ni descuartizados vivos, ni emparedados vivos, para obligarnos a aceptar una relijion o abjurar de una para abrazar otra, como cristianamente nos ha obliga­ do a hacerlo la Relijion Católica Romana desde la Edad Media. La creencia en el Gran Arquitecto del Lniverso (Dios) i el fomento del bien i amor del uno hacia el otro, baste a sus criaturas como Relijion. La Iglesia vivió tres siglos sin necesidad de mas Concilios Ecuménicos, hasta que Pío IX, por medio de una bula, convocó un Concilio jeneral, el que ins­ taló, el 8 de Diciembre de 1869, en la Basílica del Vaticano de Roma. Por la escritura de las actas de este Concilio se ve que él no ha hecho mas que seguir las huellas de los otros, pues dictó leyes para obligar a todo el mundo a pensar como la Curia quiere, i calificó de impíos los estudios filosóficos i científicos, porque no favore­ cen sus doctrinas retrógradas i absurdas. Las sesiones de este Concilio, fueron suspendidas el dia 20 de Octubre de 1870, a consecuencia de la ocupación de Roma por las tropas italianas. Sin em­ bargo, antes de suspenderlas, tuvieron los Obispos tiempo suficiente para condenar el panteísmo, el naturaiismo i la dependencia de la razón-, pero en su defec­ to proclamaron como dogma la infabilidad del Papa, cuando habla ex cathedra: que equivale a declararlo Dios mi la Tierra. Esta resolución fue espedida por Bula—Pastor Aeternus— en Julio de 1870, para que fuese respe­ tada la nueva doctrina oficialmente por todos los ca­ tólicos, bajo la pena de escomunion el que en ella no creyera. Tales fueron los frutos que brotaron de este Con­ cilio para beneficio de la humanidad: Antes de con­ cluir esta parte, trataremos siquiera brevemente, del la c. DE u. T. II

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LA CADENA DE L’NÍOÍÍ

dogma de Inmaculada Concepción de María, dogma proclamado el dia 8 de Diciembre de 1854, por Pió IX en una Asamblea de Obispos < de la cual fueron escluidos los no conformes > dogma tan orijinal, que ni los Reverendos Tridentinos se atrevieron a declarar; i ¡vaya que esos señores no se andaban por las ra­ mas! Desde luego, ese dogma no tuvo ni podia tener fuerza de lei sino después de declarada la infabilidad del Papa por el Concilio del Vaticano. Contra ambos dogmas lucharon grandes eminencias de laRelijion Católica. El que algo conozca la historia de la Iglesia Ro­ mana, comprenderá fácilmente el móvil de aquella invención. La Iglesia necesitaba apelar a cualquier artificio, para conseguir un nuevo filón que esplotar, dada la credulidad de ciertas jentes; cuando para ganarse la voluntad de las mujeres, a quienes indudablemente halagaría el dogma de la maternidad de la madre de Cristo, pero la Iglesia no comprendió o no quiso comprender que la Ciencia habia de destruir todas sus supercherías i engaños. Este filón de oro habia de ser tan inagotable co­ mo el del Purgatorio, pues metódicamente so baria aparecer vírjenes como la de Lourdes, que, con,su gruta produce faina i dinero. Para estas tramoyas la Curia Romana es mui fe­ cunda: cuando cree amortiguada la fe de sus feligre­ ses, repite la invención, para entretenimiento de los ociosos i su propio beneficio. Esto es lo que obtenemos de los Concilios i de la infalibilidad de los Papas; i como todo un absurdo, no vemos la necesidad de otro Concilio i mucho me­ nos en Sud-América. Ahora, después de habernos ocupado de todos los Concilios Jenerales, esceptuando el de Sardis en 347, el de Cartago en 367; el de


BREVES CONSIDERACIONES

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San Agustín en igual fecha, el del Papa Gelasio en 494, el de Toledo en 675, por no creerlo necesario; vamos a tratar del Concilio Provincial celebrado en Lima en el año 1582, presidido por Santo Toribio. Según el «Diccionario de Legislación Peruana» por el doctor Francisco García Calderón, en «Lima « se han celebrado seis Concilios Provinciales, desde el año 1582, en que se hizo el primero, hasta el de 1773, en que tuvo lugar el último.» En el primer Concilio, presidido por Santo Tori­ bio; fueron promulgados, conforme a lo decretado por el Tridentino, los acuerdos i leyes de esta asmblea, obligatorios en el Peni, i se dictaron varias otras resoluciones que fueron aprobadas por el Rei de España i el Papa. Tenemos, pues, con esto demostrado que en lo to­ cante a disciplina eclesiástica, dogmas, leyes para Sínodos i todo lo concerniente al culto Católico Ro­ mano, se ha hecho lo suficiente, i que por lo tanto, es absolutamente inoficioso el Sud-Americano en proyecto, el que ocacionaria un dispendio exorbitate i completamente estéril en las circunstancias ac­ tuales sin provecho alguno para las Naciones ni para la Relijion. Comprobada hasta la evidencia, por las explica­ ciones que hemos dado, la inutilidad del Concilio proyectado, desde el punto de vista relijioso, vamos ahora a demostrar los peligros sociales con que este Concilio nos amenaza. Anhelo mui vigoroso de la Curia Romana es la re­ cuperación del poder temporal, de manera que hai mo­ tivo para creer que, so capa de relijion, se pretende organizar una liga política, destinada a intervenir activamente en la marcha de las naciones Sud-Ame­ ricanas. La realización de este plan orijiuaria forzosamen­ te la pérdida de nuestra independencia. Recuérdese


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LA CADENA DE UNION

la vida de Méjico antes de la Reforma: todas las ins­ tituciones do este noble pueblo fueron prostituidas; su territorio desmembrado i sus ciudadanos conver­ tidos en esclavos de un príncipe austríaco. Recuér­ dese también la triste condición de la República Ecuatoriana; hasta la bandera de este desgraciado país, sometido a la influencia clerical, ha sido vili­ pendiada por los hombres que se sentían orgullosos de ser súbditos del Pontífice Romano. Si el Paraguai no hubiera abrigado en su seno un ejército de monjes, no habría dado mérito para su polonizacion. Dueño de escepcionales fuerzas, de innata i gran­ diosa altivez, siempre latente hasta la época del Co­ loniaje; pero víctima del fanatismo relijioso, esa na­ cionalidad malgastó sus enerjías en provocaciones insensatas i sucumbió en la demanda. El heroísmo paraguayo no fué elaborado, como creen algunos, por los sentimientos clericales: fué producción espontánea del carácter nacional. Con otro réjimen, con otros ideales, con otros ma­ estros ¿qué no pudo haber sido ese admirable pais? Le faltó la libertad, le faltó todo. La Relijion Católica es enemiga natural de la au­ tonomía de los pueblos. Si remontamos a épocas mui lejanas, ¡cuánto influye en la opresión de Irlanda la política de León XIII! «No os liberb :s de Inglaterra:» tal fué el consejo del Vaticano a los amotinados de Dublin hace seis años. No concluiremos estas consideraciones sin citar algunos párrafos de la Encíclica dirijida por León XIII a los Arzobispos i Obispos de América. «Es ne­ cesario, dice el Papa, que los que tratan deservirá la Iglesia i sinceramente defenderla combatan con perfecto acuerdo i en lejion compacta, de suerte que los que disipasen las fuerzas con la discordia no aparezcan enemigos mas que defensores.»..................


VliÉBES CONSIDERACIONES

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«En vez de una obra fructuosa i útil, los escritores trabajan para el mal, siempre que se atreven a so­ meter a su juicio las resoluciones i actos de los Obispos; i olvidándose del respeto que se les debe, llegan a desprestijiarlos i a censurarlos.» Estas amonestaciones o consejos rebelan clara­ mente las tendencias del Pontificado i constituyen la prueba plenísima de la justicia de nuestras pre­ dicciones sobre los peligros políticos del Concilio. Si a los primeros ciudadanos del mundo se les quiere imponer una subordinación incondicional, un un respeto inicuo i degradante a los mandatos bue­ nos i malos de la clerecía, ¿qué podemos aguardar nosotros? Nosotros no contamos con un periodismo liberal, patriota i abnegado; con gobernantes intachables, con pueblos celosos de la inviolabilidad de sus dere­ chos, ni es posible confiar en el civismo de sacerdo­ tes que no ha mucho se negaron someterse a las le­ yes de la República, por las reservas anotadas en las bulas que los instituían Dignidades dé la Iglesia. Para ser víctima de la teocracia, no necesitamos sino aceptar la celebración del Concilio. I el sistema teocrático, como observa un publicis­ ta peruano, el doctor Cesáreo Chacal tana. «Pretende subordinar los derechos i la acción de la sociedad entera, representada por sus mandatarios, a los derechos i pretenciones de una fracción social, de la sociedad relijiosa, que procede en nombre de solo un orden de intereses sociales—de los inte­ reses relijiosos.» «El mismo sistema tiende a impedir que la socie­ dad política se gobierne a sí misma, para someter­ la al imperio de leyes dictadas por una sociedad estraña. Esto equivale al desconocimiento del prin­ cipio de la soberanía del pueblo, a la destrucción de la personalidad moral de la sociedad, la cual


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LA CADENA DE UNION

quedaría sujeta al poder absoluto, irresponsable i por arbitrario de los Romanos Pontífices, que gobiernan en nombre ele su propia infalibilidad. «Los ensayos del sistema teocrático lian sido des­ graciados. Los encargados de ejecutarlo solo han dejado sangrientas huellas a su paso, así como el triste i luctuoso recuerdo de horribles estragos causados por los ímpetus del fanatismo relijioso. ¿Que fue la Inquisición sino el poder político, con todos sus elementos de fuerza, puesto al servicio de los intereses relijiosos; o sea el predominio del sacerdocio sobre el poder laico, de la doctrina relijiosa sobre los principios constitutivos de la socie­ dad política, de la Iglesia sobre el Estado? ¿Habrían podido los inquisidores cometer las ini­ quidades de que se hicieron reos sino hubieran ejercido, hasta el abuso, facultades propias del po­ der civil, tales como el empleo de medidas correc­ tivas, el enjuiciamiento de presuntos culpables i la aplicación de penas arbitrarias de toda especie? Si la Iglesia no hubiera sido hasta cierto punto árbitro de los destinos de algunos países, merced al consentimiento o sumisión de sus respectivos soberanos, que abdicaron sus poderes o los dejaron usurpar, no habrían tenido los inquisidores,— te­ merarios propagandistas de la doctrina de aquella comunión,—cómo ahogar, con la tortura, la sangre i las llamas, el grito herido de las conciencias que cedían a los poderosos estímulos de la verdad i del bien. Los escesos cometidos en las guerras de las Cru­ zadas constituyen otra prueba de la inconveniencia de convertir los elementos del poder civil en ins­ trumentos del fanatismo relijioso. «Yo no trato de disimular, dice el conde de Frayssinous, ardiente defensor del Catolicismo, el libertinaje i la licencia de un gran número de cruzados, el modo impru-


BREVES CONSIDERACIONES

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dente de dirijir las guerras santas en algunos pun­ tos, ni la locura de ciertas reuniones tumultuosas que salían de Europa sin disciplina i sin orden. Pero, señores, ¿no se cometen en todas las guerras aun en las mas justas i mas bien dirijidas, excesos que las deshonran?» Hubo, pues, excesos condenables.


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La leí de los salarios Y SUS CONSECUENCIAS —°<⅛⅛S⅛S≡⅛ »—

La lei de los salarios—o sea la leí que rije i rejirá la retribución del trabajo mientras los trabajadores no posean el capital que ellos misinos hacen produ­ cir—no es undescubrimiento reciente o revoluciona­ rio: ha sido reconocido i proclamado esplicitamente por todos los economistas, después i antes de Adam Smith. Tanto es así que Turgot ha dicho: «En todo jénenero de trabajo ha de verificarse, i se verifica, en efecto, que el salario del obrero se limite a lo que le es necesario para procurarse la subsistencia.» Oigamos ahora a Ricardo: »E1 trabajo, lo mismo que todo lo que se puede comprar o vender, i cuya cantidad puede aumentar o disminuir, tiene su pre­ cio natural i su precio corriente. El precio natural del trabajo es el que proporciona a los obreros en jeneral los medios de subsistir i de perpetuar su es­ pecie sin que esta crezca ni disminuya... El precio corriente del trabajo es el precio que recibe realmen­ te el obrero según sean las relaciones entre la oferta i la demanda, pues el trabajo se encarece cuando es­ casean los brazos, i se abaratan cuando éstos abun­ dan. Por grande que sea la desviación del precio corriente, relativamente al precio natural del traba­ jo, tiende, como todos los jéneros, a acercarcea él...


LA LEY DÉ LOS SΛLΛBIOS

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Cuando el número de obreros crece, merced al pre­ cio elevado del trabajo, los salarios descienden mas todavía.» J. B. Say, adversario de Ricardo, se espresa en términos parecidos: Es difícil que el salario del obre­ ro sea mayor ni menor de lo necesario pava mante­ ner su clase en el número de los que hagan falta.» Pero al confesar todos a porfía que en el presen­ te orden económico no hay medio alguno,ni siquiera la mas remota esperanza, de mejora para lagran ma­ yoría proletaria, condenada, por grande que sea la riqueza jeneral, a no gozar de esas riquezas salidas de sus manos sino en el límite de la satisfacción mí­ nima de sus necesidades mas primordiales, los teóri­ cos del statu quo social no pensaban que aquella con­ fesión proporcionaba un arma* al socialismo aun por nacer o estraviado en sus concepciones a prior i. Preocupados ante todo por lograr un puesto entre los hombres de ciencia, podían seguir siendo cientí­ ficos impunemente. Pero hoy la situación es" diferente, desde que el socialismo se ha mostrado tan crítico i tan lójico como utópico era en sus comienzos y ha entrado en el campo de la Economía política, comprendiendo todo el partido que podía sacar de las conclusiones de esta última, convirtiéndolas en la mas formal con­ denación del medio de que son a la vez fruto i espresión ... Así asistimos al espectáculo no menos divertido que instructivo que presentan los discípulos de Say, de Ricardo i de Smitli, pretendiendo echar por tierra —al tratar de la cuestión capital de la remuneración de los trabajadores— a Smit, a Ricardo i a Say, i amontonando objeción sobre objeción contra una leí cuyo alcance enteramente subversivo espanta sóida­ mente sus ideas conservadoras. Nosotros vamos a examinar estas objecciones en LA C. DE U. T. II

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LA CADENA DÉ ÚNIOIÍ

el lugar que les corresponde i a determinar su valor, es decir, la nada. Desde luego vamos a formular la lei que Lassalle ha calificado de bronce—tan inflexi­ ble e inevitable es—i que puede resumirse en estos términos: El salario medio no escederá normalmente del tantum de subsistencia necesario, en un tiempo i un medio dados, para que el obrero pueda vivir i reproducirse. Las pruebas de esta lei son tres, i todas las ha pro­ porcionado la economía política burguesa. PRIMERA PRUEBA Hai un hecho al cual jamas ha contestado ningún economista, sino que, por el contrario, todos han pro­ testado contra él por -efecto de sus apariencias con­ servadoras, i es que el salario no podia ser inferior al minimun de subsistencia indispensable a la con­ servación i reproducion del obrero. Nada mas exacto, por otra parte, siempre que el número de obreros no esceda del que necesita la pro­ ducción capitalista i estos mismos obreros no en­ cuentren recursos fuera de su salario. Mas ¿por qué es i debe ser esto así? Unicamente porque no se puede producir sino con obreros vivos-, porque sin trabajador o, lo que viene a ser lo misino, sin un salario que permita al obrero vivir i alimentar al niño destinado a ser trabajador, los señores capitalistas no obtendrían ningún bene­ ficio de sus capitales abandonados a su impotencia orgánica. No hai duda que ésta es la única razón de que se mantenga el salario en el minimun de subsis­ tencia necesario, que éste puede descender i descien­ de, en efecto, mas bajo (pie dicho minimun, cuando el número de trabajadores es mayor del que necesi­ tan los capitalistas para poner en actividad sus ca­ pitales, podiendo entonces aquellos ser diezmados por


LA LEY DE LOS SALARIOS

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el hambre sin perjuicio para estos últimos; i des­ ciende también cuando pueden vivir de otra cosa que de su trabajo, como sucede a la obrera, a quién su sexo, la prostitución de su cuerpo, la carrera, pueden proporcionarle medios complementarios de existencia. Solo el interés de los capitalistas asegura a los tra­ bajadores—en las condiciones que acabo de indicar —lo estrictamente necesario para subsistir indivi­ dualmente i perpetuar su clase. Luego este interes que impide al salario defender a ménos de lo que el obrero necesita para sus gastos de subsistencia i reproducción, obra con no ménos fuerza para impedir al salario que esceda un céntimo mas de estos gastos. Lo que necesitan los señores capitalistas es una cantidad de fuerza de trabajo que haga valer sus ca­ pitales; lo que hace que rebajen la retribución a mé­ nos de lo absolutamente indispensable para la vida i la reproducción de los obreros que representan esta fuerza de tababajo, es que esta fuerza es inseparable de esos obreros i acabará cuando ellos. Esta fuerza, que es su único objetivo, la poseen ellos con un níl~ nimun de subsistencia de salario, i están seguros de tenerla i conservarla. Están seguros de tenerla, por que miéntras ella constituya el único recurso del hombre que la posee, éste se verá obligado a cederla, a venderla para ad­ quirir los medios, por escasos que sean, de subsis­ tencia. Están seguros de conservarlo, porque dicho mínimun que ha sido establecico con este único fin, es suficien­ te para llenar su cometido. Entonces ¿por qué, a que título i con qué objeto se pretende que este mínimum de retribución se aumen­ te, es decir, que los señores capitalistas paguen 10, 15 o 20, por ejemplo, por lo que pueden obtener por 5?


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LA CADENA DE UNION

¿Dónde se ha visto dar a una bestia de carga o de tiro mas heno o avena del que exije el servicio que presta? ¿Dónde se ha visto jamás echar en la caldera de una locomotora mas carbón del que puede consumir útilmente? La limitación del salario al minimun de subsisten­ cia necesario para que el obrero pueda vivir i repro­ ducirse, es el resultado natural i fatal de un orden de cosas en el cual, no existiendo por sí mismo mas que la locomotora i el caballo citados; el obrero no puede vivir, ni se le deja que viva sino con la condi­ ción de ser útil a la minoría que ha monopolizado, juntamente con el capital, todos los medios de vida.

SEGUNDA PRUEBA ¿De qué depende, según reconocen unánimemente los economistas, el tipo de los salarios? De la relación entre la oferta i la demanda. En materia de trabajo, la oferta significa los bra­ zos disponibles, el conjunto de trabajadores obliga­ dos, so pena de perecer, a alquilarse, a vender su fuerza de trabajo. La demanda no es, como pudieran creer algunos, la cantidad de productos que necesita una población dada; no es tampoco la cantidad de los capitales exis­ tentes, los cuales pueden emplear sus poseedores en loque mejor les parezca, sino la cantidad de estos capitales que sus dueños erijen en fondos de producción, deduciendo la parte empleada en máquinas de primeras materias. No llegan siquiera a cuatro las relaciones posibles entre la oferta i la demanda. O la oferta es igual a la demanda, o es mayor, o es menor que la demanda. Si la oferta es igual a la demanda, es decir, si los


LA LEY LE LOS SALAMOS

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capitales que van a convertirse en -salarios, si el fon­ do de retribución del trabajo o fondo de los salarios (wag's futid, como dicen los ingleses), es suficiente para mantener la totalidad de la población obrera, todos los individuos que no posean mas que la capa­ cidad necesaria para trabajar, no podrán’ subsistir sino trabajando, i por tanto, la remuneración o el salario de estos últimos se limitará estrictamente a a lo indispensable para conservarse y perpetuarse en sus hijos. Supongamos que para el sustento de un obrero que trabaja i del hijo que ha de reempla­ zarle, se necesita una cantidad de subsistencia re­ presentada por X: si el fondo de los salmos equivale a 100 X i la población obrera es de 100 obreros, evi­ dentemente cada uno de estos 100 obreros recibirá tan solo el X de subsistencia o de salario que le corresponde. Si la oferta es mayor que la demanda, es decir, si hai inas obreros faltos de trabajo que capitales ap­ tos para sustentarlos- supongamos 100 obreros i un fondo de los salarios de 80 X en vez de 100 X indispensables—cada uno de los 100 obreros no pue­ de recibir ya a cambio de su trabajo mas que 45, de X, o sea una quinta parte menos de lo que necesita para vivir. Pero dentro de este réjimen, los 20 mas débiles, menos fuertes para resistir las privaciones, sucumbirán fatalmente, i su desaparición, al resta­ blecer la proporción entre el fondo de. los salarios i el número dé asalariables, i establecerá el salario de los 80 supervivientes al X de rigor. Si la demanda es mayor que la oferta, si el fondo de los salarios puede alimentar 100 obreros en vez de los 80 que entonces hai, cada uno de estos 80 obre­ ros podrá ser íetribuido a razón de un X i 1 5, o sea una quinta parte mas de lo que necesita para sub­ sistir. Mas, sin que por esto hayan de tener mas hijos, i merced a este excedente de salario o de subsisten-


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cia que les permitirá evitar la muerte de muchos de sus pequeñuelos, nuestros obreros no tardarán en ver reducido su salario al fatídico X, por la apari­ ción en el mercado de sus «pequeños» convertidos en hombres. Se ve que en los tres casos (pues el cuarto no existe) el resultado será siempre idéntico: bien sea desde luego, merced al equilibrio existente entre la oferta i la dem anda, o mas tarde, por la disminución o aumento de los asalariados, que restablecerá este equilibrio, el salario quedará reducido al mínimum de subsistencia a que está limitada la exisiencia misma del asalariado.

TERCERA PRUEBA El trabajo, la fuerza de trabajo del obrero, no es en la actualidad sino una mercancía, i el precio de toda mercancía—según las oscilaciones entre la ofer­ ta i la demanda—tiende siempre a aproximarse al gasto de producción o gasto líquido, por la sencilla razón de que si el precio escediera mucho de estos gastos, la mercancía que tuviera mas salida no tar­ daría en producirse en cantidad tal que sobrevendría una baja proporcional, lo mismo que si los gastos no fuesen cubiertos por el precio, la mercancía, po­ co remuneradora, cesaría bien pronto de ser produ­ cida. No otra cosa ocurre con la mercancía-trabajo, cu­ yos gastos de producción son alimento i la conser­ vación del trabajador i cuyo precio, quees el salario que se paga al obrero, no puede exceder de estos gas­ tos sin que la multiplicación de los trabajadores que provocaran esta alza no la vuelva a su estado nor­ mal en breve término. La mercancía-trabajo—dicho sea de paso—se ha­ lla bajo diversos aspectos en peores condiciones que


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otras mercancías, como el hierro, la seda, etc., pues estas últimas, aun escediendo su oferta a su deman­ da, pueden conservar su precio en cierto modo, es decir, no venderse por ménos de su valor, puesto que pueden aguardar un aumento de la demanda o una disminución en la oferta, miéntras que la mer­ cancía-trabajo, lo mismo que la mercancía-fruta o la mercancía-pescado—aunque por otras causas—se halla condenada a ser vendida a cualquier precio, porque incorporada a un hombre que no vive mas que del producto de su venta, no podría aguardar so pena de perecer con él. Ademas, i sobre esto nunca insistiremos bastante, la mercancía-trabajo entraen la producción de todas las demás mercancías a título de gasto como materia primera empleada en esas mercancías. Y los gastos de producción de toda mercancía—los cuales com­ prenden, ademas del precio de las materias primeras, el precio del trabajo o sea el salario de los obreros— tienden a reducirse cada vez mas por la concurren­ cia que se hacen i. que se ven obligados a hacerse entre sí los fabricantes. El fabricante que consiga pagar a ménos precio, no solo la madera, el hierro, la hulla o cualquier otro elemento no humano de que se componen sus pro­ ductos, sino aun i sobre todo el trabajo de sus obre­ ros, aquel será el que venderá mas barato i arruina­ rá a sus competidores. Y como es natural, cada uno temiendo la ruina, se esfuerza por ser él dicho fabri­ cante. Así, pues, no solamente se halla limitado el sala­ rio al mínimum del sustento y conservación del asa­ lariado, sino que existe entre los asalariantes o capi­ talistas un como convenio tácito para reducir aun mas ese mínimum, el cual, si no se reduce mas toda­ vía, solo se debe a la imposibilidad de hacer vivir con menos salario a los trabajadores.


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«Si fuera posible—declara Necker—encontrar un alimento ménos agradable que el pan, pero cpie pu­ diera mantener el cuerpo del hombre durante cua­ renta i ocho horas, el pueblo (los asalariados) se ve­ rían pronto obligados a no comer mas que de dos dias uno, por mas que él prefiriera su antigua costum­ bre.» Y como este alimento «ménos agradable» i mas sustancioso que el pan no ha podido ser hallado to­ davía, i en vez de esto, el pan ha dejado de ser, da­ das las condiciones de la producción industrial de hoi, suficiente para reparar las fuerzas del trabajador máquina, de la clase-máquina; como cierta cantidad de alimentos azoados (carne, huevos, etc.) se ha he­ cho necesaria para la conservación del obrero mo­ derno, i como el precio de estos alimentos va siendo cada día mayor, por esto, i solamente por esto, se ha elevado sucesivamente el tipo de los salarios. Estudien esto los economistas que invocan contra la lei de los salarios esta alza constante del precio de la mano de obra, desdo hace dos siglos. Dicen ellos que desde 1700 a 1789 los salarios han aumentado en un 20 por 100. Sea; pero ¿no es cierto que el trigo, que valia por término medio 27 cuartos el cuartillo en la primera mitad del siglo, no costaba ménos de 36 desdo 1766, habiendo sufrido, por tan­ to, un aumento de 33 por 100? Un contemporáneo, el autor del Tablean de la Province de Touraine, fué tes­ tigo de este hecho i observé) justamente que «si se ha aumentado el precio de la jornada de trabajo i de la mano de obra, ha sido sin beneficio para los traba­ jadores, porque el aumento del precio de los jéneros ha absorbido este aumento de los salarios.» Desde 1824 a 1855, los salarios aumentaron en un 17 por 100. Esto es cierto, por lo ménos en cuanto a la industria de la edificación. Pero la estadística del Ministerio de Agricultura i Comercio, de donde to-


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mamos esta cifra, ¿noestá obligada a demostrar que, escepcion hecha de las patatas i de las gallinas (cuyo precio ha aumentado estraordinariámente), el aumento en el precio medio de los principales comestibles ha sido, durante esos .reinta i un años, de 45 por 100? El pan de segunda calidad, que costaba 75 cénti­ mos la libra en 1844, valia 19 en 1885; aumento, 35 por 100. La carne de vaca, de 36 céntimos había su­ bido a 52; aumento, 44 por 100. El carnero, de 38 a 56; aumento, 67 por 100. El cerdo, de 43 a 66; au­ mento, 53 por 100, etc. Provocada, pues, por la carestía de ios jéneros eí alza de los salarios no ha seguido la misma marcha sino mui de lejos, i, por consiguiente el trabajado!’ en lugar de estar mas remunerado que antes, lo es­ taría en realidad menos si la rebaja en el precio del vestido no hubiese venido a llenar este déficit. La p⅛⅛ιera objeción — tomada, al parecer, do la esperiencia — está desprovista de todo valor. I sin insistir mas, podemos pasar a la segunda, que no por ser mas especiosa tiene mas fundamento. La prueba—dicen los economistas—de que el sa­ lario no está siempre limitado al nrínimun de subsis­ tencia necesario para el sustento i la reproducion del obrero, es que en el mismo país, en la misma pobla­ ción, es decir, en las mismas condiciones climatéri­ cas i fiscales, los salarios varían de industria a in­ dustria, o de obrero a obrero. En París por ejemplo, los peones ganaban, en 1872, 4 pesetas por término medio, miéntras que los herreros ganaban hasta 7 pesetas i los plateros de 6,50 a 11 pesetas. Los pla­ teros, los herreros i los peones son, sin embargo, hombres, es decir organismos idénticos, sometidos a las mismas necesidades, que todos pueden satisfacer por el mismo precio. A esto es fácil contestar que el salario de los asaLA C. DE U. T. II

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lanados no está limitado a lo que les es indispensa­ ble para subsistir i reproducirse como hombres, sino como obreros i no como obreros en j eneral sino en cuanto son obreros especiales, peones, herreros, pla­ teros, etc. Para la producción actual el hombre desaparece, mejor dicho, no ha existido jamás. No ve mas que obreros, fuerzas cuantitativas de trabajo. Aunque de su número insuficiente el salario de estos obreros se eleva por encima del mínimun de alimentación i re­ producción, es indudable que se procurará que haya mecánicos en abundancia; pero todo lo que se podrá hacer en este caso, será tener primero hombres. Mas nadie puede afirmar si estos nuevos hombres serian útiles para hacerlos mecánicos o si se adaptarían a la Mecánica. Sus gustos, sus aptitudes pueden hacerles engrosar el número de albañiles, carpinteros, etc., en vez de agregarlos a las filas inconpletas de los mecá­ nicos, i así los mecánicos seguirían siendo mas soli­ citados que ofrecidos, al mismo tiempo que su retri­ bución seria un poco mayor de lo indispensable pa­ ra vivir i reproducirse. Por otra parte, si el mantenimiento de un platero no cuesta mas que el de un peón, el trabajo de éste es más fácil de producir que el del platero, el cual tiene que sufrir en largo aprendizaje para adquirir la habilidad necesaria. Exije, pues, mas gastos el llegar a ser platero que el llegar a ser peón. Y si aquel no estuviese mas retribuido que éste, no habría plateros; pues no cubriendo sus gastos de producción la mercancía-trabajo bisutería, dejaría de reproducirse. Tales son las razones—todas conformes con la lei de los salarios—que existen en el fondo de la desi­ gualdad dominante en la retribución de los obreros de las diversas industrias; por mas que los obreros, reducidos al papel de motores, merced a la aplica-


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cion de las máquinas a esas industrias, no necesitan ya aprendizaje, ni cuesta mas su manutención, i de­ saparecerá, por tanto, esa desigualdad, como ha de­ parecido en las industrias en que la maquinizacion ha sido completa. La tercera i última objeccion de los economistas se funda en la lei de la oferta i de la demanda, las cua­ les, según ellos, no funcionan lo mismo para la mer­ cancía-trabajo que para las demas mercancías. Por ejemplo, cuando el precio de las manzanas sufre un aumento por su escasez, lo que hace que vuelvan a su precio antiguo es la multiplicación de las manzanos, que pueden producirse a voluntad, pues basta para esto plantar mas manzanos. Miéntras que si se trata de trabajadores, de mecánico, por ejemplo, i a consecuencia de su número insuficiente el salario de estos obreros se eleva por enencima del minim/un de alimentación i reproducción, es induda­ ble que se procurará que haya mecánicos en abuncia; pero todo lo que se podrá hacer en este caso, se­ rá tener primero hombres. Mas nadie puede afirmar si estos nuevos hombres serian útiles para hacerlos mecánicos o si se adaptarían a la Mecánica. Sus gus­ tos, sus aptitudes pueden hacerles engrosar el número de albañiles, carpinteros, etc., en vez de agregarlos a las filas incompletas de los mecánicos, i así los me­ cánicos seguirían siendo mas solicitados que ofreci­ dos, al mismo tiempo que su retribución seria un po­ co mayor de lo indispensable para vivir i reprodu­ cirse Tal es la objeccion en toda su fuerza, o mejor di­ cho, en toda su debilidad. Porque para que la eleva­ ción del salario de los mecánicos sobre el precio in­ dispensable no tenga por resultado el que la nueva jeneracion obrera se dirija hacia la Mecánica, seria preciso que esta última fuera absolutamente inapta para ese jénero de trabajo. Si hace cien años esta


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cuestión ¿le aptitud o inaptitud podía alegarse seria­ mente, entóneos que el obrero, reducido a sí mismo i en presencia de todo jónero de trabajos, debia ser ademas un artista-—de aquí su nombre do artesano— hoi dia no sucede lo mismo, desde que la división infintesimal del trabajo i los progresos del meca­ nismo han dejado reducido al artesano al papel de obrero o jornalero. Mientras mas se estiondu la es­ fera de acción de las máquinas, lei, a-la vez que del progreso científico, del progreso industrial, i los obreros so hagan cada dia igualmente aptos para to­ da especie de trabajos, o para un mismo jónero do trabajo, o sea el que permitan las máquinas, único (pie subsistirá, mas .fácilmente podrán dedicarse i se dedicarán aquéllos a un ramo de la producción que por cualquier causa se halle en condiciones de sala­ rio mas ventajosa. Lo que es innegable—i hemos tenido singular cui­ dado de especificar en nuestra fórmula de la lei de los salarios—es que el mínímnm do subsistencia tipo normal del salario, puede variar según las épocas i los países. No solamente puede; sino que debe variar porque aun las condiciones de existencia i de repro­ ducción del obrero son variables. Siendo así que el trabajador europeo no puede vivir ni reproducirse con el puñado de arroz que basta al trabajador chi­ no el salarie» mínimo del primero es necesariamente mas elevado que el del segundo; del mismo mido, necesitando el trabajador industrial del siglo XIX, para su existencia i reproducción una alimentación mas nutritiva que elpan, con que se alimentaba el trabajador, casi esclusivamente agrícola, anterior a 1789, el salario mínimo de 1878 ha podido i debido esceder del salario mínimo de hace un siglo. Pero estas variaciones del minimam de subsisten­ cia a que se limita el salario del obrero, siempre de­ terminadas por las necesidades momentáneas i loca-


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les ¿le existencia i de reproducción, lejos de desmen­ tir en lo mas mínimo la leí de- hierro de los salarios, son, por el contrario, su mas elocuente demostración. Después de hacer ver al asalariado moderno reduci­ do como el esclavo antiguo a no recibir, en cambio de la riqueza que sólo él crea i aumenta desmesura­ damente sin cesar, mas que lo suficiente para su ali­ mentación i propagación, tenemos el derecho de dirijirnos a esos asalariados cuyo ntimero, lejos de dis­ minuir, aumenta cada día, i decirles: Tal es, sin la menor exageración en el fondo ni en la forma, la condición que se os impone, condición de hierro, que no podéis eludir, i a la que nada, ab­ solutamente nada puede modificar, pues no ha sido hecha por el hombre, sino impuesta a los hombrés, a los patronos i a los capitalistas mismos por la lei de su propia conservación. Por grande que sea la productividad de vuestro trabajo, por mucho que se decuplique i centuplique merced a los descubrimientos i a las aplicaciones de la ciencia, mientras no dejeis de ser asalariados, no podréis gozar de vuestros productos mas que en la medida que os es absolutamente indispensable para no morir. Lo que determina i limita al mismo tiempo vuestra parte en las riquezas que vosotros solo produ­ cís,'son vuestras necesidades orgánicas, el mínimum de satisfacción de estas necesidades, Ved si no lo que ocurre desde hace un siglo. En 1812, gracias a la invención de Jacquard, tres obreros i dos obreras son suprimidos de un golpe en cada telar; es decir, que uno o dos obreros llegan a producir tanto, mas i mejor que siete, lo cual re­ presenta un aumento de productividad de un 350 por 100. El salario del tejedor, del «pobre tejedor» de quien tanto se compadecía Jacquard, ¿ha aumen­ tado, no digo en la misma proporción de 350 por 100, sino ni aun en la de 20 o 25 por 100? La insu-


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rreccion del hambre, en 1831, responde a esta pre­ gunta mas elocuentemente que todos los guarismos. Diez i nueve años después del célebre descubrimiento de Jacquard, el tejedor 1 iones, que ya no podia vi­ vir, m aun trabajando podía mal vivir, se vio reducido a morir combatiendo. Respecto a la fabricación del hierro, se ha calcu­ lado que con el sistema usado antiguamente, i que subsistía aun hace pocos años en los Pirineos un obrero producía diariamente, por término medio, 6 kilogramos. Con los altos hornos modernos—no ha­ cemos mas que citar los datos oficiales—se puede avaluar la jornada de hoi de un ¿solo obrero, en 150 kilogramos. Así pues, el trabajo del forjador se ha hecho veinticinco veces mas productivo i de mejor ca­ lidad el producto obtenido. Es inútil preguntar si el salario del forjador ha aumentado en la misma pro­ porción; esto seria provocar la risa de las Compañías metalúrjicas, cuyos accionistas han sido los únicos esclusivamente que se han aprovechado de esta pro­ ductividad veinticinco veces mayor. Desde que las hiladoras mecánicas (Richard Arkwright y Watt) han reemplazado a los obreros hiladores, cinco personas bastan para atender a dos telares de 800 brocas; de suerte que, en menos de un siglo, en la industria algodonera la potencia productiva del hombre se ha hecho trescientas veinte veces mas considerable. ¿En beneficio de quién ha recaído se­ mejante aumento de productividad? En beneficio esclusivo del capital. Por último, las máquinas de coser han conseguido hacer ¿en 12 horas i 4 minutos lo que ántes necesi­ taba 119 horas i 55 minutos. Cuanto al resultado obtenido por el productor de esta productividad de­ cuplicada, un diputado de la antigua Asamblea de Versalles va a hacérnoslo conocer: «el salario anual del obrero sastre, que era en 1846 de 900 francos, no ascendía a mas de 743 en 1866.»


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La Esperiencia, una esperiencia tan continua co­ mo dolorosa de mas de cien años, hace resaltar la verdad de la lei cuya demostración teórica, matemá­ tica, he empezado por hacer evidente. I cuando, por medio del órgano de su Gambetta, los burgueses hablaban de acrecentar «la prosperidad pública,» i os presentaban—a vosotros los trabajado­ res— esta prosperidad como «el motor mas podero­ so de la emancipación moral i material de las últimas capas sociales que les interesan mas que ninguna otra cosa» (en tiempo de elecciones), podréis decirles que mienten, que esa prosperidad no llega a voso­ tros. ni tiene ni puede tener influencia alguna sobre vuestra eterna miseria, sólo comparable a ella mis­ ma, i que es la esencia misma del asalariado. Así mismo podréis decirles que mienten cuando por sus órganos afirmen que la instrucción—esa instrucción que tanto os prometen i tan poco os dan -—«doblando, creando, aumentando vuestro capital material mediante vuestro capital intelectual, se convertirá para vosotros en manantial de felicidad i de riqueza». Por mucho que crezca vuestra produc­ ción i aumente vuestro «capital material e intelec­ tual» i vuestra calidad productiva, no por eso se elevará el precio de vuestro trabajo, el cual, a ofertas i demandas iguales, será siempre el mismo, ya pro­ duzcáis como 1,000 o como 100, encerrado como se halla—bien lo sabéis ya—en el límite de lo indis­ pensable para conservar en vuestras personas el mecanismo humano necesario a vuestros esplotadores. Esto no quiere decir que la instrucción deba ni pueda ser mirada por vosotros con indiferencia ni rechazada: al contrario; pero no porque ella haga de vosotros mejores obreros, mejores carpinteros, me­ jores zapateros, mejores mecánicos, ha de mejorar vuestra condición, que es inmejorable, vuelvo a re-


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petir, bajo el imperio clel salariado. No mejorará, peí o al dejaros ver mas dé cerca el fondo del infierno que os sujeta i que, como el del Dante, tiene escrito en su entrada: X

Lasciate ogni sperama, o voi ch,entrate (renunciad a toda esperanza los que entréis en este abismo), ella alentará vuestro ánimo, vuestra enerjía i virtud revolucionarias. Por otra parte, estas conclusiones—por importan­ tes que sean para la buena dirección del movimiento obrero—no son las únicas que Se deducen de la fatal lei de los salark>δ. Bien comprendida esta lei, deja entrever consecuencias de diversos órdenes, unas mas importantes que otras, sobre las cuales llama­ mos sobremanera la atención de todo el que vive del trabajo i del salario, i que vamos a indicar a con­ tinuación. Primer orden de- consecuencia, que puede denomi­ narse político-. esterilidad, desde el punto dé vista obrero, de todas las modificaciones introducidas en el organism o glibernamen tul. Que una dinastía suceda a otra dinastía; que los diversos sistemas monárquicos sean reemplazados por el réjimen republicano; que esta república se apoye en una Cámara o en dos; que se encuentre obstruida por un senado, por una majistratura ina­ movible, por una policía centralizada, por un clero subvencionado i por una Administración no escojida; que esa república eni⅛u, como desearía, el radicalis­ mo burgués, en el camino del sufrajio universal di­ recto, único oríjen de todos los poderes: del ministe­ rial, del parlamentario, del administrativo i del judi­ cial, etc., la situación de los asalariados, que única­ mente reciben a cambio de su trabajo lo estricta­ mente necesario para seguir proporcionando al capi-


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tal apropiado la máquina que necesita, no cambiará en lo mas mínimo. Aunque políticamente cada dia serán mas soberanos, no por eso dejarán de ser eco­ nómicamente tan esplotados como lo son en la ac­ tualidad. Esto podrá parecer desesperante a la frac­ ción del Proletariado que busca su libertad en el fondo de las urnas electorales, i sobre todo a los po­ líticos que viven a espensas de este error, que con­ servan cuidadosamente entre los proletarios; pero no deja por eso de ser la verdad verdadera, aunque por otra parte, tampoco signifique esto aconsejar la abstención o la indiferencia de la clase obrera en materia política. En vano aguardarán los trabajadores el menor ali­ vio de su suerte merced a un cambio de personal o de material gubernamental, pero si tienen el derecho de esperarlo todo de su constitución en partido polí­ tico distinto, persiguiendo su ideal, en contra de to­ dos los partidos burgueses, de entrar en posesión del suelo i de los demas capitales monopolizados hoi por la burguesía como lo fueron ántes por la nobleza i el clero. Segundo orden de consecuencias que puede llamar­ se fisco1: inutilidad—siempre para los asalariados-— de las reformas en los presupuestos, de la reducción o modificación del reparto del impuesto, de la supresión de la renta del Estado, etc. Aunque todo impuesto se estrae del producto del trabajo, no toca, sin embargo, a la parte del produc­ to, que constituye el salario del trabajador. Recae sobre la parte del producto anual que el capitalista embolsaría si no existiese el impuesto, la cual se ve obligado a entregar al trabajador en cantidad nece­ saria para su subsistencia. En el salario de 1778, por ejemplo, se halla in­ cluida la cuota que el asalariado debe pagar directa o indirectamente a título de contribución. En otros LA 0. DE ü. T. II

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términos, el obrero recibe i no puede dejar de reci­ bir—porque de no ser así se hace imposible su exis­ tencia— a manera de salario, a mas de los medios de subsistencia indispensables para la vida, los me­ dios con que subvenir al aumento de gastos que ocasionan las exigencias del fisco. Si el servicio de la renta i los impuestos tantos directos como in­ directos con los que sufragan los demas servicios que se llaman públicos, representan anualmente 90 o 100 francos por obrero, el salario de éste es al año 90 o 100 francos mayor de lo que seria si éstas no existieran o se suprimieran. Vemos, pues, que el salario, limitado a lo estricta­ mente necesario al trabajador para vivir i reprodu­ cirse, o, loque es lo mismo, para seguir en disposi­ ción de vender su fuerza de trabajo, no puede des­ cender de este tipo. Cuando merced a impuestos one­ rosos, la vida se hace mas cara, como es preciso que el obrero viva para que continúe produciendo los capitales para los señores capitalistas, el salario se eleva, i se eleva forzosamente en la misma propor­ ción, como baja o bajaría por necesidad si la vida fuese mas económica. Los únicos que en definitiva sacarían un beneficio del desgravámen que figura a la cabeza del progra­ ma radical hurgues, serian los capitalistas, que vis­ lumbrarían la posibilidad de pagar ménos a sus obreros proporcional mente a este desgravámen, i podrían asi embolsar la diferencia entre los nuevos salarios i los antiguos. Tocante al obrero, ménos esprimido como contribuyente, pero reducido a per­ cibir menos como asalariado, no dejaría de seguir viviendo tan miserablemente como antes. Tercer orden de consecuencias, que llamaremos eco­ nómico: impotencia del ahorro obrero, ya se efectúe di­ recta o individualmente sobre el consumo diario o bien tenga lugar por la reducción del precio de los jéneros mediante Sociedades cooperativas.


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Si el obrero llegara a economizar a costa de su alimentación, privándose de ella i acostumbrando su organismo a estas privaciones podría ahorrar, sin duda, en algún tiempo una corta cantidad. Pero si esta economía se estiende de algunos individuos a la clase entera, es decir, si la clase obrera demuestra, con sus imposiciones en la Caja de Ahorros, que le es posible vivir con menos de lo que constituye su salario actual, inmediatamente este salario decrecerá otro tanto. Seguros por esperiencia de que esta re­ ducción no les privará de sus obreros, por haber éstos demostrado que pueden satisfacer sus necesi­ dades a ménos costa, los industriales, tratando siem­ pre de producir barato, serian irresistiblemente arras­ trados a reduciré! precio del trabajo. Silos trabajado­ res en masa pudiesen practicar la virtud del ahorro—tan predicada a los trabajadores por la Economía política—solo produciría por resultado disminuir su remuneración, ya insuficiente, i aumentar la ganan­ cia del capital. Cuanto a las Sociedades cooperativas de consumo en que muchos obreros engañados creen ver el me­ dio de procurarse a la larga el capital que les falta, su resultado, si puediese jeneralizarse, no seria otro que el antedicho. Al permitir a los trabajadores vivir tan bien—o tan mal—y mas económicamente que hoi, esas So­ ciedades producirían infaliblemente una reducción del salario, siempre limitado, no lo olvidemos, a la satis­ facción de las necesidades esenciales de los trabaja­ dores, i al precipitar sobre el mercado del trabajo, a título de concurrentes, el medio millón de interme­ diarios i de vendedores al por menor que, privados de su medio de vivir, se verían obligados a ofrecerse como trabajadores a los capitalistas, ellos mismas harían descender otro tanto el precio del trabajo. A los cooperadores toca ahora averiguar hasta qué


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punto son engañados por los que representan como instrumento de la emancipación obrera lo que solo es i será una agravación de la miseria proletaria. Cuarto orden de consecuencias, este familiar: engaño del trabajo del niño i de la mujer, que reduce, en vez de aumentar, los recursos de lev familia obrera. El salario—i debemos considerar en adelante este punto como admitido, si no jamas lo será—debe proveer no solo a la existencia personal, sino a la reproducción del obrero. Así lo exije el interes, la codicia misma de los capitalistas, quienes perderían su maquinaria humana si no se la pusiera en condi­ ciones de reproducirse. Luego, para reproducirse, el obrero, lo mismo que el burgués, necesita una mujer que viva i que haga al niño así como es preciso que éste a su vez viva i llegue a la edad del trabajo. En caso de que no trabajasen el niño i la mujer, el sala­ rio del marido i del padre debería, pues—i esta es una necesidad capitalista—alcanzar el tipo bajo el cual desapareciese el trabajo del niño i de la mujer. En otros términos, tendida que ser i seria inevitable­ mente equivalente a las necesidades de toda la fami­ lia obrera. Miéntras que si la mujer va a la fábrica, si el niño se convierte en obrero desde los 10 años, i entre los dos solos ganan 1.50 o 2 pesetas, «sta cantidad ingresará deducida del trabajo del jefe de familia, puesto así por la competencia conyugal i fi­ lial en la necesidad de ofrecerse a un precio de tra­ bajo inferior a 1.50 o 2 pesetas. Es decir, que el aniquilamiento prematuro del pequeñuelo del obrero i la esplotacion como obrera i como mujer—puede decirse así—de la compañera del obrero, no tienen influencia alguna en el presupuesto familiar. Así lo ha comprendido instintivamente nuestra clase obrera cuando, bajo formas mas o ménos bru­ tales—i que los teóricos del derecho burgués no han dejado de echarle en cara—ha intentado, desgraciada-


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mente sin éxito, esclúir a la mujer del taller. La clase obrera estaba en lo cierto, i miraba por sus intereses i por los de la obrera misma al querer conservar la mujer en el hogar doméstico, inútilmente abandona­ do; Pero los patronos no lo comprendían, no podían entenderlo así ellos, sino que—no mencionando aquí • el derecho de señor que la mujer transformada en obrera iba a resucitar en provecho de ellos—debían obtener, por el misino precio con que hubieran tenido que pagar la sola fuerza de trabajo del hombre, la de la mujer i del niño. I dado que el Estado son ellos, debían acabar por llevársela en nombre de la libertad indi­ vidual tal como hoi se entiende i practica, i de la cual ellos son los primeros en burlarse hipócrita­ mente. La quinta i última consecuencia que voi a enume­ rar aquí es de orden conclusivo, si se permite llamar­ la así. Este es la necesidad, la absoluta necesidad para los proletarios actuales—si la esclavitud, según la espresion de Larochefoucauld, no los ha rebajado hasta hacerse amar de ella—de salir del salariado como también salieron de la esclavitud i de la servi­ dumbre. Fuera de la abolición del salariado, cuya lei conocen i saben que no es susceptible de mejcra, no tienen ante sí mas que la perspectiva de una mi­ seria eterna solo comparable a ella misma. A ellos toca ver si semejante porvenir—que será i no puede ser otra cosa que la copia de su presente— es de su agrado i si podrán soportarlo pacientemente.


La Masonería como institución social I.—Orijen histórico do las Iniciaciones masónicas. II.— Egoísmo i Altru­ ismo. Cansas filosóficas de ésta Institución. III.—- La Masonería com­ batida en todos los tiempos. IV.— Todo en el mundo cambia i solo la Verdad es inmutable. V.— Necesidad social i hermana de la Institu­ ción masónica.

I

La Masonería es la institución inas antigua que subsiste hasta nuestros días. Su orijen se pierde en la oscuridad profunda con que están envueltos los mas primitivos datos históricos, de tal manera que, la ciencia i filosofía históricas, a la medida de sus avances en el conocimiento de los países mas remo­ tos con los datos que les han suministrado las inves­ tigaciones sociolójicas, han podido constatar que las Iniciaciones masónicas existieron no solo antes de la civilización helénica i romana sino antes de la ejipcia i siria, i aun, que se remontan a la portento­ sa civilización indú. I efectivámente, lioi se puede afirmar, con pleno conocimiento de causa, que la luz que prendió en los pueblos bañados por el Ganjes, iluminó mui lue­ go con resplandores vividos a los que se asentaron


LA masonería COMO INSTITUCION social

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cerca del Eufrates o a las orillas del Nilo: así, pues, podemos decir que las Iniciaciones masónicas tuvie­ ron su oríjen en la mas antigua i remota civilización asiática i fueron practicadas con igual civilizador éxito, en el Ejipto, la Siria, el Asia Menor i Grecia. II La Masonería nació grande i poderosa, como todo lo que es grande i noble, fué el fruto espontáneo de las sociedades i obedeció a una verdadera necesidad de la civilización, satisfaciendo la innata aspiración del hombre hácia su fin moral. Algunos filósofos, buscando las causas del progre­ so humano, han creído encontrarlas en la tendencia del hombre i satisfacer sus propias necesidades i pa­ siones, es decir, en el egoísmo, o amor de si mismo: los biólogos creen que la vida se propaga entre todos los séres, mantiene las especies i perfecciona las ra­ zas por el egoísmo del individuo: el sociólogo en­ cuentra que las sociedades nacen, se forman, subsis­ ten, transforman i evolucionan por el espíritu egoís­ ta del agregado social que es lo resultante del egoís­ mo de cada uno de sus individuos; el psicólogo ve el egoísmo en todas las determinaciones del hombre; el economista en la satisfacción de las necesidades pro­ pias, los fenómenos económicos, i la ciencia entera halla sus progresos en el fondo de egoísmo de la hu­ manidad. Pero esto es considerar el problema del progreso por una sola de sus fases, observando una sola cla­ se de fenómenos. El hombre no solo se determina i obra inpulsado por el egoísmo, ni éste ha sido la úni­ ca palanca que haya movido el mundo. El altruismo existe i es junto con el egoísmo la causa de los progresos de la humanidad.


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En vano seria desconocer que, en medio de los vi­ cios i de las pasiones con que el hombre cree satisfa­ cer sus apetitos propios que, en realidad han sido i serán la-causa tanto de los adelantos como de las caidas del jénero humano, se elevan sentimientos pu­ ros altruistas de heroismo, abnegación, filantropía etc. que nos hacen mirar al hombre como un sér ménos imperfecto que los demas séres de la tierra i que así mismo son un consuelo i un estímulo para los bue­ nos que se sacrifican por el bien de sus semejantes. El sentimiento del deber es un sentimiento altruis­ ta, el egoísta rehuye siempre el sacrificio propio; el sentimiento de la caridad es el mas puro i elevado ideal del altruismo i las prácticas de la tolerancia son solo obras de los que buscan la felicidad humana en la armonía de todos los hombres. Estos sentimientos de amor a nuestros semejan­ tes son conjénitos con el amor de sí mismo i parale­ lamente han impulsado a la humanidad por el cami­ no de sus progresos materiales este, i de su bien estar moral aquellos. El altruismo i el egoísmo son sentimientos que obedecen a nuestra doble naturaleza material i mo­ ral i que satisfacen las dos correlativas aspiraciones del hombre, las necesidades brutales del cuerpo i los sentimientos elevados del alma. La Masonería es esencialmente altruista i su oríjen obedeció a llenar las aspiraciones morales de la humanidad, i hoi dia, tal cual nació, está llamada a satisfacer esos sentimientos del individuo por la es­ pecie, el amor a la humanidad. Hemos visto, pues, el orí jen histórico de esta Ins­ titución i ahora nos esplicamos su oríjen filosófico de su existencia. III Ninguna institución mas cruda i tenazmente com-


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batida que la Masonería i ninguna mas constante­ mente victoriosa. La ignorancia, el error, las preocupaciones i el fa­ natismo con sus acechanzas i sus golpes arteros la han sometido a toda clase de pruebas, saliendo de todas ellas siempre altiva, magnánima i potente, ele­ vando el edificio moral de sus sublimes enseñanzas que tiene por cimiento inconmovible, la caridad, la tolerancia i el am or a n uestros semejantes o la etérea reli­ gión en que majestuosa se cierne el águila caudal del pensamiento humano proclamando a los cuatro pun­ tos del espacio infinito igualdad, fraternidad i liber­ tad. Es una lei sociolójica, lei fundada en la naturale­ za imperfeccta del hombre que toda grande idea ten­ ga sus mártires que la hagan fecunda i santa, i que la humanidad solo avance dejando tras de sí rios de sangre. Todo lo grande merece el honor del desprecio de los débiles, como todo lo sublime, los ataques de los fanáticos. La Masonería, grande i sublime, ha sido despre­ ciada por los débiles i por los pequeños; porque las montañas son para éstos fronteras insalvables, i com­ batida por los fanáticos; porque éstos no quieren ver la luz: son los buhos que solo ven en la oscuridad. Pero en medio de las tempestades i conmociones sociales porque ha tenido que atravezar esta institu­ ción, su organización la base de sus principios mora­ les en que se apoya, se ha mantenido incólume al través de los tiempos i del espacio, como las eleva­ das rocas de granito que se alzan majestuosas e im­ ponentes en el inmenso océano cuyas olas embrave­ cidas quisieran derribar, pero que impotentes ante el coloso se retiran lamiendo sus pies. la c. de u. T. II

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IV No obstante la Masonería prosigue su obra bené­ fica iluminando al mundo como una colosal antor­ cha, dando agua i pan al que tiene hambre i sed de luz. Si echamos una mirada al través de los tiempos i de los espacios por la humanidad recorridos, veremos que todo en el mundo ha cambiado: cataclismos jeolójicos, que obedecen a leyes aun desconocidas, han transfigurado la superficie de la tierra; evoluciones i cataclismos sociales cuyas leyes la ciencia sociolojica i la filosofía de la historia lioi día ‘investi­ gan i descubren, han trasformado las naciones, haciendo de lo que era un grande i poderoso im­ perio, muchos reinos distintos, en leyes, usos i costumbres diversas, o por lo contrario, de lo que eran cien reinos separados, un poderoso imperio homojéneo; cambios i progresos industriales han hecho que el trabajo del hombre, el salario del industrial i del hombre, el capital i la distribución de la riqueza se determinen i obedezcan hoi a leyes económicas diferentes a las en otras épocas observadas, leyes que han convertido una cuestión antes nimia i casi desconocida, el salario del obrero i la desigual distribución de las riquezas, en alta cuestión social, que han destruido las castas, los títulos nobiliarios, combiando la forma de la esclavitud i de la miseria humana del ilota imbécil que obedecía al látigo de su espartano señor, al esclavo real de éste al súbdito del señor feudal, que uo podría adquirir sino produ­ cir para su amo, i del súbdito feudatario el acal obrero, esclavo del capitalista uno señor i dueño de la moderna sociedad, sin pretender avanzar en nues­ tro sentir qué será en.el dia de mañana, este esclavo del capital que, en el flujo i reflujo proceloso de las sociedades os la ola que surje i avanza i...... !así¡ de


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los pueblos que no se aperciban a contenerla o a prepararle fácil salida; evoluciones políticas que ningún estado social ha podido prever, lian cambia­ do radical i profundamente el derecho de los indivi­ duos, al través del espejismo en que se engaña el hombre en sus ansias de libertad siempre ambiciona­ da i jamas alcanzada; transiciones i mudanzas conti­ nuas i recientes en orden a las ideas morales i a las ciencias relijiosas, han subvertido el criterio de los individuos i el de los pueblos, haciendo que éstos ridiculicen i profanen hoi lo que ayer divinizaban i adoraban fervientes.............. Todo, pues, ha cambiado: las montañas i los rios, el océano i la tierra, los imperios i los pueblos, las industrias i la ciencia i las artes, el derecho i la mo­ ral i también los dioses; así es la evolución, lei eter­ na que rije tanto la materia inerte como los cuerpos organizados i el pensamiento del hombre i la fé de los pueblos, Queréis buscar hoi día el Paraíso de que os hablan los libros sacros i halláis la nada, el escepticismo; queréis encontrar la Atlántica que surjió, como el jénesis de la Venus griega, del insondable abismo del océano i solo veis donde hubo lavas, tierra i vejetacion, el mar profundo surcado por los vapores que llevan a estraños i apartados lugares, el comercio, las artes i los productos de los otros. I esos imperios que parecían eternos, en su indó­ mita soberbia asentados, gobernando como señores de la tierra, el mundo, i esas cuidades que en su in­ solente orgullo también eternas se titulaban, Roma, la de los Césares divinos, Cartago, la de la hermosa Dido, la soberbia Esparta i Atenas la de las artes con sus población de pórfido, mármoles i oro, con sus templos a los dioses erijidos, sus arcos de triunfo al espacio elevados, sus circos máximos a la barbarie levantados, sus vias apias, sus cloacas máximas, sus


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estatuas aureas colosales i sus torres i sus Partenon i sus columnas trajanas que desafiaban al cielo i sus trompetas que removían los aires i ¿qué son hoi? Solo ruinas que el muzgo del tiempo ha cubierto i soledad i silencio........................................................ Hai ciertas épocas en su existencia remota i per­ durable, su culto universal profesado por hombres de todo el orbe, de todas las creencias reli,posas i sis­ temas políticos, de naciones apartadas con usos, leyes i costumbres diferentes i contradictorias, que traba­ jan bajo un mismo techo, el espacio infinito i sobre un mismo suelo, la tierra, por un solo propósito, el bien de la humanidad, por medio del cumplimiento del deber, de la caridad bien entendida, sin que sepa la mano izquierda lo que hace la derecha, i de la to­ lerancia que es la práctica de la virtud mas pura i elevada del hombre culto. Una institución creada para tales fines i contando para ello con medios tan sublimes como son las vir­ tudes masónicos, ha debido existir siempre i sustra­ erse a la vorájine de los tiempos i de las evolucio­ nes. Una institución de esta especie es hija de todas las edades, es hija de la humanidad i miéntras ésta exis­ ta, la Masonería deberá existir como institución ne­ cesaria. Así se esplica la necesidad social i humana de esta institución sublime.


ESTERTOR Estados Unidos

El 15 de Febrero próximo pasado, verificóse en Grand Rapide, la dedicación solemne del nuevo Templo masónico de esa ciudad, construcción her­ mosísima i una de los mejores del Estado de Michi­ gan.

El vice-presidente de la gran nación americana, hermano Adlai E. Stevenson es el gran Orador de la Respetable Gran Lojia de lllinois i en desempeño de su⅛ funciones en ese cuerpo masónico, pronunció el discurso de orden en la sesión de instalación de ofi­ ciales de fin de año.

El nuevo asilo masónico de Springfield acaba de ser dedicado, presidiendo el acto el hermano Carr, Gran Maestre del Estado de Ohio.


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* ** En la renovación de cargos para el presente año, la Gran Lojia de Ohio ha elejido gran Maestre i se­ cretario respectivamente a los respetables hermanos W. B. Melish i J. H. Bromvell.

⅛ ⅛* La Gran Lojia de Jeorjía también se propone fun­ dar un asilo masónico i ha sometido el proyecto al estudio de las lojias de su jurisdicción, a fin de cercionarse de las posibidad de llevarlo a cabo.

* ** Los efectos del fanatismo son iguales en todos los paises, i en todas las relijiones. Algunas sectas protestantes son tanto aun mas fa­ náticas que las católicas, pero los batistas han so­ brepasado en su asamblea jen eral de Decatier, en el estado de Illinois, cuanto pudiese tenerse de secta­ ria, con su declaración de que deben proscribirse de las habitaciones los retratos de familia, por ser una forma de idolatría, i aconsejando que no se al­ quilen locales a sociedades secretas.

⅛ Ha fallecido a la edad de 94 años, en en San Luis, Misouri, el hermano Federico L. Billón, quién du­ rante los últimos setenta i dos años de su vida, fué masón activo i mui asistente a los trabajos de su ta­ ller.


ESTEKIOR

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*

* ⅛∙

En la sesión anual del año próximo pasado, la gι,an Lojia de Kentucky, se acordó el establecimiento de una enfermería i asilo para masones desvalidos de esa jurisdicción. Al mismo tiempo, en dicha sesión fueron elejidos para los cargos de Gran Maestre i Secretario, los hermanos Frank C. Gerard i Henry R. Grant. Grecia

A consecuencia de la actitud sediciosa asumida por las lojias Athina i Pythagoras, radicadas en Aténas, el Gran Oriente de Grecia ha cancelado sus res­ pectivas cartas constitutivas. Alemania

Acaba de inaugurarse en Berlín el Asilo Victoria, casa de caridad fundada con los fondos reunidos en las lojias de Alemania, en celebración de las bodas de plata del emperador difunto Federico III, de gra­ to recuerdo para los masones de su pais. El asilo está destinado para los masones pobres, i la emperatriz viuda Victoria lo tiene bajo su pro­ tección. ***

Siguiendo la costumbre establecida entre los ma­ sones alemanes de premiar a todo hermano que ha­ ya permanecido en constante actividad durante los primeros veinticinco 'años después de su iniciación, la Gran Lojia Zur Eintracht ha enviado al hermano B. Sauervein, domiciliado en Maguncia, un rico mandil, distintivo especial creado para este caso.


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Escocia

La gran Lojia de Escocia ha establecido un bote salvavida, a su costa, paia contribuir al ausilio de los náufragos en las tempestades tan frecuentes en los borrascosos mares vecinos. Francia

El fracasado proyecto de funsion de las lojias del rito escoses de Francia para formar una Gran Lojia única, ha revivido bajo la forma de una agrupación que está en vías de constituir las lojias de la Gran Lojia existente, i algunas del Supremo. Congreso. Este será el primer paso para llegar a la unión de todas las lojias de Francia. España

Ha fallecido en Cádiz el hermano Manuel J. Ga­ llardo, Gran Secretario de la Gran Lojia Simbólica Independiente Española, masón entusiasta a quién esa jurisdicción debíale muchos de sus progresos. Venezuela

Para llenar la vacante dejada por el titular, herma­ no M. A. Mates, que se ha ausentado del país, ha sido elejido Gran Maestre del Gran Oriente de Venezuela el hermano Agustín Coll Otero. Perú

La Gran Lojia de los Antiguos Libtes i Aceptados Masones del Perú, tiene bajo su jurisdicción la re-


ESTEKIOB

públicas del Perú, Bolivia i Ecuador, como así mis­ mo las provincias de Tacna i Tarapacá, en cuanto a las lojias fundadas en estos valles antes del trata­ do de Ancón. Comprende veintiocho lojias de la obediencia, en activo ejercicio, distribuidas de la manera sígnente: Lima.—Lojias: Osiris N.o 1, Orden i Libertad N.o 2, Virtud i Unión N.o 3, Partenon N.o 4, Honor i Progreso N.o 5, Alianza i Progreso N. 6, Kosmos N.o 7, Arca de Noé N.o 8 i Rejeneracion Fraternal N.o 9. — ' Guayaquil.— Luz del Guayas N.o 10. Tacna.— Constancia i Concondia N.o 11. Callao.— Perseverancia N.o 12. Trujillo.—- Cosmopolita N.o 13. Moquegua.— Sol de los Andes N.o 14. Huancayo.— Aurora de Huancayo N.o 15. La Paz.— Obreros del Porvenir N.o 16. Sucre.— Trabajo i Honradez N^. o 17. Oruro.—- Orden i Libertad N. o 18. Arica.— Fraternidad universal N. o 20. Moliendo.— Paz i Trabajo N. o 21. Cerro de Pasco.—Porvenir de Junin, N. o 22. Huacho— Porvenir de Huacho, N. ° 23. Puno.— Cuna de los Incas, N. ° 24. Cerro de Pasco.— Libertad i Trabajo N. o 25. La Paz.— Estrella del Oriente N. o 26. Paita.— Progreso de Paita, N. o 27. Iquique.— Fraternidad i Progreso N. ° 28. Funciona igualmente en Lima el Capítulo Real Arco de Escocia Alianza i Fermeza N.° 161, instala­ do en Lima el 19 de Diciembre de 1875, bajo los aus­ picios del Supremo Gran Capítulo del Real Arco de Escocia. Celebra dos tenidas mensuales, una de Maestro Marca i otra de Maestro Exelente i Capítulo. LA C. DE U. T. II

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sje Publicamos a continuación los cuadros de los Ofi­ ciales i Dignatarios de algunas de las Lojias del Perú para el año masónico en actual ejercicio: Lojía Virtud i Unión N.o 3.

Venerable Maestro.-—Leoncio Lafranco. Maestro Pasado.— Ismael J. Urtiaga. ler. Vijilante.— Ricardo La Hoz 2.0 Vijilante.— Alfredo Hahn. Secretario.—- B. León Espinosa. Tesorero.— Julián Blum. Capellán.— Amadeo Bringas. Hospitalario.— Juan B. Zepeda. ler Diácono.— Juan Eléspuru. 2.0 Diácono.— Isaac Hosper. Maestro de Ceremonias.— J. Effio. Poι∙ta Estandarte.— A. Eléspuru. Guarda Templo.— R. Fernandez i F. Logia Parternon N.° 4.

Venerable Maestro.— Tomas Peirano. Maestro Pasado.— Augusto Angulo, ler Vijilante.— Manuel B. Cárdenas. 2. ° Vijilante.— G. Benvenuto. Secretario.— J. A. Asturriaga. Secretario adjunto.— Abelardo Guillet. Tesoreso.— Muiguel Marchessi. Tesorero adjunto.— N. Fantacci. Capellán.— Abraham Polo. Maestro de Ceremonias.— José Capiero. Porta Estandarte.— Jenaro Carzo. Porta Espada.— A Centenaro. Guarda Templo Interior.— Miguel Riasco.


ESTERTOR

Lojia Honor i Progreso N.o 5.

Venerable Maestro.—Miguel Denegrí. Maestro Pasado.— Belisario Avalos. ler Vijilante.— Moisés Blum. 2 ° Vijilante.— Ajustin Machiavello. Secretario.— Jernian Iparraguirre. Pro-Secretario.—Manuel B. Torres. Tesorero.— Nicolás Gotuzzo. Orador.— Jesús Maldonado. ler Diácono.— Carlos R. Naters. 2. o Diácono.— Eujenio Wertliieimer. Maestro de Ceremonias.— Estévan Botto. Porta Estandarte.— José A. Denegrí. •- Porta Espada.— B. Gotuzzo. Guarda Templo Interior — Cárlos Cuneo. Guarda Templo Esterior.— C. Bahamondes. Lojia Kosmos N.o 7.

Venerable Maestro.— Herbert E. Young. Maestro Pasado.— Francisco L. Crosby ler. Vijilante.— Wiliam Gylbing. 2. o Vijilante.— A. L. Brice. Secretario.— William Muipord. Tesorero.— P. Burbanck. ler. Diácono.— H. Edwards. 2. ° Diácono— J. C. Crump. Guarda Templo— A. Viera. • Lojia Arca de Noe N.o 8.

Venerable Maestro—Miguel del Valle. Maestro Pasado— Manuel J. Cáceres. ler. Vijilante— M. Fernandez Larrea. 2. o Vijilante— Juan L. Montes. Secretario.— Abelardo L. Montes.

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Pro-Secretario.— M. Echegaray. Tesorero.— J. B. Choza. Capellán— Francisco S. Alba, ler. Diácono— Andrés S. Doniec. 2. ° Diácono— Francisco Méndez. Maestro de Ceremonias— Bernardo Stolte. Porta Estandarte— Bruno Renzo. Porta Espada— J. B. Copola. Guarda Templo Interior— Z. Argomedo. Guarda Templo Esterior— Manuel Olavarria. Lojia Rejeneracion Fraternal N.o 9.

Venerable Maestro—L. A. Mathouillet. ler. Vijilante— Julio Bravo. 2. ° Vijilante— G. Guerrero Luna. Secretario— Jerardo Alvarez. Pro-Secretario—J. C. Pazos. Tesorero— Miguel L. Arias. Capellán_ Marcial Grados, ler. Diácono— R. B. Avalos. 2. ° Diácono— G. Carro. Maestro de Ceremonias— Julio Chacón. Porta Estandarte— L. Debernardi. Porta Espada—E. Musante. Guarda Templo Interior— M. Mendieta. Lojia Progreso de Paita N.o 27

Venerable Maestro— José Eusebio Merino. Maestro Pasado.— Matias Palma, ler. Vijilante— Pedro García Coveñas, 2. ° Vijilante— Manuel del Castillo. Secretario— Julio Ginocchio. Tesorero— Pedro Herrera. Capellán— Pedro M. Galup. ler. Diácono_ José del Castillo.


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2. o Diácono.— Adolfo Lensayo. Maestro de Ceremonias.— Guillermo Cormor. Hospitalario.— Jil Antonio Guerra. Porta Estandarte_ Manuel Mendoza. Porta Espada.— José Linas. Guarda Templo Interior.— H. L. Cabieses. Guarda Templo Esterior.— J. R. Willimas. Lojia Estrella de! Norte, N.o 29

Venerable Maestro.—Francisco Puccio. l.er Vigilante.—Juan Quiñones. 2.0 Vigilante.—Aurelio Montenegro. Secretario.—Nicanor Rodríguez. Tesoreso.—Antonio Muyer. Orador.—Juan Pendón, ler. Diácono.—A. M. Carmelino. 2.0 Diácono.—J. Carrera. Maestros de Ceremonias.—Cárlos Pestaña. Guarda Templo Interior.—Manuel Silgado.

Discurso del Venerable Maestro de la Lojia Arca de Noé N,o 8, doctor Miguel del Valle, al tomar po­ sesión del mallete, en la solemne tenida de la insta­ lación de oficiales: Venerables Maestros que decoráis el Oriente i queridos liormanos de la Lojia: «He llenado con placer todas las formalidades que exijen nuestras leyes, hasta quedar instalado en en el puesto de Venerable Maestro de esta respetable Lojia∣ puesto al que me habéis traído después de un período largo de tranquilidad, i en el cual he com­ partido con vosotros, desde las columnas, de todas nuestras normales tareas. Durante el período de tiempo a que me refiero,


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hemos vistos infatigables en el trabajo a nuestro Maestro pasado Cáceres, el que, con una decisión poco común, ha sabido mantenerse en el cumpli­ miento de su deber, a pesar de todas las contrarie­ dades que viene pasando la Institución, con motivo de los acontecimientos que últimamente se han desa­ rrollado en el país i que le han afectado directa­ mente. Nuestro deber primero es, pues, felicitarlo mui de veras i manifestarle nuestra gratitud por su cons­ tante labor en favor de nuestra Lojia i a la vez su­ plicarle que nos continúe acompañando, pues sus consejos nos serán siempre de gran provecho, toda vez que estamos dispuestos a seguir llenando los fi­ nes a que nos hemos comprometido. Esta manifes­ tación de gratitud, es estensiva a todos los herma­ nos que como Oficiales, lo han acompañado en sus labores i que han sabido a imitación de su Maestro, cumplir con su deber. Desde hoi, queridos hermanos, van a cambiar las cosas, no podré deciros si en bien o en mal, ello de­ penderá únicamente de vosotros. Por mi parte, sé deciros que hoi como en 1883, en que fui elejido pa­ ra este mismo puesto, por primera vez, estoi anima­ do de la mejor buena volontad para el trabajo i em­ prenderé cualquier movimiento que tienda levantar nuestra Institución, a reconstruir nuestro poder por medio de la unión, será uno de los principales resor­ tes a que he de apelar, hoi que vuelvo a manejar el Mallete regulador. Si soi secundado por vosotros, no dudo que desde las primeras sesiones, del nuevo año, nuestra labor será provechosa. El campo de ac­ ción para la Masonería es vasto; hoi como ayer i siempre, estamos amenazados i es nuestro deber combatir. Nuestra causa es digna de todo hombre li­ bre, i como tales debemos de mantener mui alto el emblema de la Libertad, Igualdad i Fraternidad, que


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son las tres palabras májicas a cuya sola pronuncia­ ción se unen todos los hombres de buena voluntad. Queridos hermanos, habéis oido ya mi programa. El enunciado ha sido muy fácil: nos resta, pues, po­ nerlo en práctica i hacia allí debemos diri jimios desde este momento: para lo cual, en nombre de la Lojia, agradecidos sinceramente a los hermanos Visitado­ res que nos honran en este acto con su amable compañía, los comprometemos a que siempre nos alienten con su apoyo i sus conocimientds. Hermanos míos: entremos pues con fé a la lid; sea­ mos perseverantes i hagamos lucir nuestro pabellón, que puro e inmaculado debemos legar a nuestros sucesores.

Discurso del notable hombre público del Perú, hermano Miguel Denegrí, al tomar posesión del mallete de Venerable de la Respetable Lojia honor i Progreso, N. o 5, del Valle de Lima: Queridos Hermanos:

Como os consta, el puesto que en este momento ocupo i ocuparé hasta ser legalmente reemplazado, es temido por todos los hermanos, por la responsabili­ dad que le afecta. En este puesto han visto, que como puente de comando de una nave, i temeros de no verla en puerto seguro, i con su bandera al tope en signo de triunfo, (aunque espertos navegantes) optaron por ser solo hombres de labor, mas no de acción. Esto mismo, queridos hermanos, pensé yo i sigo pensándolo; pero al fin, alguno de entre nosotros te­ nia que tomar el timón de Honor i Progreso, i poner . proa el oriente.


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Pora esta labor me habéis escojido, sin merecerlo, pero con un esfuerzo incesante de todos, espero que el Grande Arquitecto del Universo, nos prestará la fuerza suficiente para el fin fondear anclas de oro, que llamaremos Progreso, i esto al pié de ese inmen­ so pedestal granítico que desafiando los siglos se llama Honor. Sí, queridos hermanos, esta es nuestra consigna que tenemos gravados con letras de oro en nuestra ban­ dera, que desde este momento juntos debemos izar i para ello ocurro a vosotros. Si tal cosa hacemos, os juro que nuestras comu­ nes aspiraciones las veremos realizadas. Si, pues, la Unión hace la fuerza i ello es tan cier­ to que demostrarlo me seria facilísimo, no lo haré por tener la profunda convicción, que todos voso­ tros, mui bien sabéis tanto i quién sabe mas que yo; que esa fuerza, ese motor que nunca falta, solo se obtiene con la Unión. Recorriendo a la lijera el mundo, desde los tiem­ pos mas remotos a los presentes, encontrareis que la fuerza vivia i vive donde existe la Unión, i esto en todos los ramos en que está constituida, material­ mente hablando, necesita de la Unión de los distin­ tos cuerpos, que con los cálculos matemáticos de los muñeres, obtiene infaliblemente el objeto buscado. Para no fatigaros mas, sólo me resta pediros me perdonéis el haber abusado de vuestra benevolencia conmigo; pero no podría concluir si antes no agrega­ ra a esto, dos palabras mas, i estas se refieren a mi persona Queridos hermanos, permitidme que os dé las mas sinceras gracias por haberme colocado en este pues­ to, puesto que lo comprendo de honor i que con ho­ nor lo conservaré. «Ademas os declaro que me siento desfallecer pa­ ra desempeñarlo tal cual son mis deseos i los vues-


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tros; pero sí os prometo que no envano he jurado eu esa Ara poner en práctica todos los medios que estén a mi alcance, aunque ellos pobres i escasos, pero ricos en fuerzas i firmes deseos, i como no dudo sean así los vuestros, permitidme ahora esclamar: Hermanos, a la obra.»


Sección Biográfica DE NOTABILIDADES MASÓNICAS —-<>i-s⅛<(S>⅛⅛Φ<>'—

Conde de Aranda.

Pedro Pablo Abarca de Bollea, conde de Aranda, desciende de una antigua familia de Aragón. Nació en 1719 en Sietamo, cerca de Huesca i mu­ rió en Epila en 1798. Abrazó la profesión militar i en 1743 fué herido gravemente en la batalla de Campo Santo, contra los austríacos,’ cerca de Boloña. Cayó en desgracia de Fernando VI, pero cuando subió .al trono Carlos III, en 1759, fué nombrado embajador cerca de Federico Augusto, elector de Sajonia i rei de Polonia, que era suegro del rei de Es­ paña. En Polonia permaneció algunos años, i a su vuel­ ta a España fué enviado a Portugal, para ponerse al frente del ejército español que invadía aquel terri­ torio, donde en 1762 se apoderó de Almeida i otras plazas.


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Hecha la paz poco después, fué nombrado en 1765 capitán jeneral de Valencia, i al año siguiente, con motivo de la ajitacion contra Esquiladle, fué llama­ do a Madrid i nombrado presidente del Consejo de Castilla. Entonces no solamente consiguió restablecer la tranquilidad de la capital, sino que haciendo en ella una nueva división de distritos, estableciendo una guarnición permanente, i adoptando otras medidas de prudencia, evitó que se repitieran los desórdenes. Con valor i perseverancia indomables, emprendió la reforma de los abusos en todos los ramos de la Administración. Disminuyó el derecho de asilo, limitándolo a dos iglesias en la Capital de cada provincia; reformó la administración municipal, estableciendo los procu­ radores comunales: fundó nuevas casas de educación; llamó colonos suizos, alemanes i franceses, que esta­ bleció en las fragosidades de Sierra Morena; refor­ mó el tribunal de la nunciatura, componiéndolo de seis eclesiásticos españoles propuestos por el rei i confirmados por el Papa, en vez de los jurisconsul­ tos romanos nombrados por el Papa, como ántes lo componían; dió la lei prohibiendo publicar las bulas del Papa, sin recibir primero el pase del Consejo de Castilla; prohibió los rosarios i procesiones a horas desusadas; i estableció una censura política para dis­ minuir los rigores de la eclesiástica. Al conde de Aranda se debe también la gloria de la espulsion de los jesuítas de España, ordenada por el rei Carlos III. Este hecho, como así mismo la publicación de va­ rias comunicaciones privadas que había tenido con los grandes masones Valtaire, D’ Alambert i otras lumbreras francesas, levantaron tal animosidad con­ tra él, que hubo de retirarse de la administración i fué nombrado en 1773 embajador en Francia.


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Durante la guerra separatista de las colonias in­ glesas de América —favorecida por la masonería— se manifestó opuesto a Inglaterra, diciendo al emba­ jador ingles: «El rei mi señor, por motivos políticos i personales, está resuelto a.que por su parte no se haga la paz, mientras España no recobre a Jiblaltar por medio de un tratado o por la fuerza de las ar­ mas.» Esta exigencia no fue del todo rechazada por el gobierno ingles; pero después de muchas negocia­ ciones, el ministro francés de Negocios Estranjeros 1 lamo a una conferencia al conde de Aranda, i le dijo que acababa de recibir el ultimátum de Ingla­ terra, en el cual se le ofrecía o el recobro de Jiblal­ tar o el de las dos Floridas. Aranda estuvo media hora en profunda medita­ ción i al fin dijo: «Hai momentos en que un hombre debe sacrifi­ carse por su pais; acepto las dos Floridas, en lugar de Jiblaltar, aunque, es contrario a mis conviccio­ nes, i firmaré la paz.» Por lo demas, inmediatamente después escribió una memoria secreta al rei, en la cual le decía que seria imposible para España conservar por largo tiempo para España su dominio de América, i la proponía, el establecimiento de tres monarquías in­ dependientes en Méjico, en el Perú i en Tierra Fir­ me con reyes elejidos entre la familia real española. El conde de Aranda volvió de París en noviembre de 1787; pero continuó en desgracia, no teniendo mas que el título honorario de consejero de Estado. En 1792 después del advenimiento de Carlos IV, sucedió al conde Floridablanca, en el cargo de primer ministro, pero fué despedido mui en breve i susti­ tuido por Godoi. El conde marchó a la Alhambra de Granada, en calidad de confinado el 14 de Marzo de 1794; in-


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dultado en 1795, se retiró a Epila donde pasó los últimos años de su vida, indiferente a los sucesos políticos i ocupado solo en administrar sus tierras i velar por las escuelas i establecimientos de beneficeñcia que había fundado. Fué el gran filántropo de su época. Murió el 7 de Enero de 1798, a los 78 años de edad. Fué el primer Gran Maestre de la Franc-Masonería Española, i fundó en 1780, el Grande Oriente Na­ cional do España. Ascendencia Masónica del Conde de Aranda.

Por gracia de Femando El Católico fué primer conde de Aranda, en 1488, don Lope Giménez de Urrea, maestro masón. Al quinto conde, don Antonio, confirió grandeza de España de primera clase, en 1626, don Felipe IV i murió sin sucesión i pasó el condado a don Pedro, Pablo Fernández de Heredia i Jiménes de Urrea, miembro distinguido de la orden masónica. Por línea femenina, heredó el título el hermano maestro don Buenaventura Pedro de Alcántara Abarca de Bolea, novenoconde, a quien sucediósuhijo don Pedro Pablo, el célebre conde de Aranda, ministro de Cárlos III, que llevó a cabo la espulsion de los jesuítas i constituyó, como Gran Maestre, el Oriente Nacional de España. Honor a su memoria!


INTERIOR LA CADENA DE UNION →≈*⅛ΦS÷∙—

Por motivos ya subsanados, nuestra revista había sufrido un lijero atrazo en su publicación. En pocos dias mas quedará al dia, i espera median­ te la protección que le dispensan sus favorecedores, llenar debidamente los deberes que se ha impuesto.

Sección biográfica Desde el presente número, se abre una sección biográfica, de los masones que han servido a la hu­ manidad de una manera sobresaliente. La inserción de estas biografías tiene por objeto, no solo, el conocimiento de estos dignos jefes de la Orden, sino también poner de manifiesto la influen­ cia que la masonería ha ejercido en el desarrollo de la sociabilidad. La Masonería, ha sido, es i será una de las mas firmes palancas del progreso; i la serie de artículos que nos proponemos publicar, serán palpable prueba del peso que ejerce en los destinos del mundo.


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INTERIOR

En el presente número damos a conocer la brillan­ te figura del conde de Aranda, noble adalid del pro­ greso i el gran carácter que tuvo la gloria de espulsar de España a la Compañía de Jesús, medida que todas las naciones civilizadas se apresuraron a imi­ tar, en nombre del progreso intelectual.

Agua Potable

Con motivo de los esfuerzos que hace la Ilustre Municipalidad para dotar convenientemente este servicio, uno de nuestros hermanos nos envia la si­ guiente tabla de consumo, que creemos de alta uti­ lidad: Consumo de agua en algunas ciudades de importancia

En litro, por cada habitante.

Roma Nueva-York Marsella Besanzor Dijon Hamburgo Jénova Madrid Glasgow Londres Burdeos Cette

1,105 568 470 246 240 125 120 119 113 112 107 106


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Lyon Manchester Bruselas Munich Tolosa Jinebra Narbona Filadelfia Paris Grenoble Montpellier Nantes Toiron Clermontt Edimburgo Havre Angulema Liverpool Metz Sanit-Etienne Altona Constantinopla Rio Janeiro

85 84 80 80 78 74 72 70 67 65 60 60 55 55 50 45 40 28 25 25 25 20 9

Hemos tratado de inquirir el número de litros, cine en 24 horas, consume cada habitante de Santia­ go, pero no hemos podido obtener un dato exacto. Se entiende que el consumo por habitante, en las 24 horas, se estiende a los siguientes servicios, in dispensables en toda ciudad medianamente popu­ losa: l.0 Usos domésticos, comprendiendo la bebida de personas, animales i la limpieza de las casas. 2.0 El consumo industrial de las fábricas. 3.0 Las casas de baños, lavaderos i otras indus­ trias especiales del agua.


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4.0 Limpieza, riego de calles i servicio de incen­ dio. 5.0 Fuentes públicas, particulares i riegos de jar­ dines. El Secreto Masónico

Desde que iniciamos nuestra publicación, hemos tenido siempre especial cuidado en mantener en la debida reserva, el nombre de los hermanos autores de los artículos publicados en Cadena de Unión. Esta conducta no es jeneral, pues en varios países, cada artículo va firmado por su autor, lo que da a las producciones un carácter personal i no uni­ versal i solidario de la Orden. Comprendiendo la conveniencia de que toda publi­ cación debe afectara la Institución solidariamente, el Gran Consejo del Grado 33, de la República Argen­ tina, hace la siguente declaración en su Boletín Ofi­ cial: «Desde el presente número no publicaremos nom­ bre de ninguna especie en documentos i noticias, si­ no con autorización de las corporaciones o de los hermanos interesados. Buscamos con ello guardar el mayor secreta posible al amparo de la mas absoluta reserva, para el éxito anhelado. Invitamos fraternalmente a las demas publicacio­ nes a que imiten nuestro ejemplo. Es la única manera de trabajar prácticamente.» En todo conforme a la opinión del Supremo Con­ sejo del Grado 33 Arjentino, adherimos a su modo de pensar, convencidos de que la labor en común es masfructífera i mas poderosa. la c. de u. T.

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Valle del Paraguai

Damos con gusto, a continuación, una carta del Valle del Paraguai, en la que se nos comunica la plausible nueva de haberse constituido el Gran Orien­ te de aquella República hermana. Efectos del Progreso! Santa e increíble labor de la masonería! La tierra que ayer no mas era un feudo de la mi­ licia de Loyola, el pueblo entregado por eidero al doctor Francia i al jesuitismo, tiene ya un centro po­ deroso de luz, del cual lian de irradiar las grandio­ sas conquistas del espíritu moderno. Hurra a los hermanos paraguayos!

Señor Director de La Cadena, de Unión. Cumpliendo con el compromiso contraído, con su apreciable Revista, paso a darle cuenta de los traba­ jos efectuados en estos dias. Con fecha 22 del próximo pasado quedó definitiva­ mente instalado el Supremo Consejo del Grado 33, para esta República del Paraguai, en la forma si­ gílente: Soberano Gran Maestre, Gran Comendador de la Orden, el hermano José S. Decoud. Gran Maestre adjunto, Lugar Teniente Comenda­ dor, hermano Cristian G. Heisecke. Secretario Privado, de la Gran Maestría, hermano Antonio Taboada. Orador, hermano doctor Serafín Rivas Rodríguez. Secretario Jeneral de la Orden, hermano doctor Cecilio Baez.


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Tesorero del Santo Imperio, hermano Lázaro Pas­ cual. Ministro del Santo Imperio, hermano Manuel A. Omarilla. «Maestro de Ceremonias, hermano, Jeneral de divi­ sión. Bernardino Caballero. Capitán de Guardias, hermano Ildefonso Benegas. Porta Estandarte, hermano Juan G. González. Grande es la confianza que los miembros que for­ man este Supremo Gran Consejo, inspiran a la fa­ milia masónica en este país, i no dudo que siendo, como son la gran mayoría de ellos jóvenes llenos de los mas nobles sentimientos i elevadas aspiraciones, i otros, viejos encanecidos en los servicios de la Insti­ tución, ésta tomará grande incremento, i dará lugar a que unidos todos los elementos que hoi yacen es­ parcidos e inactivos en estos valles, nos coloquen en condiciones de poder responder a los elevados fines de la Orden, combatiendo a esa hidra de mil cabezas llamada Jesuitismo, disfrazado con el nombre de salecianos, que tan hondas raíces, por desgracia, echa­ ra en nuestro suelo. En verdad, Señor Director, que es increíble el in­ cremento que en esta tierra tuvo el clericalismo ego­ ísta i retrógado, i es menester que la Orden Masóni­ ca i todas las intituciones libarales estrechen sus fi­ las, aúnen sus esfuerzos para combatir i liacei’ desa­ parecer hasta la última semilla de las doctrinas anti-cristianas i anti-humanitarias predicadas i sus­ tentadas por esos mercaderes del templo, disfrazados con traje talar. Esta honrosa tarea está encomendada a esos jóve­ nes entusiastas, salvaguardia de los principios libe­ rales, cuyos corazones abrigan los mas nobles i ele­ vados sentimientos i no dudo que desempeñarán dignamente su misión. Una noticia triste me toca comunicarle, i es la del


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fallecimiento de nuestro querido hermano Bonifacio López, miembro de la Respetable Lojia Sierra del Paragua i, caldo a los golpes de un puñal homicida i fanático, digna arma del jesuitismo. Este hermano fue traidora i alevosamente asesi­ nado, pero nuestra justicia está sobre la pista de los victimarios. La noticia de este hecho cundió rápidamente entre los numerosos masones del Paraguai, los que rin­ diendo justo tributo a las virtudes del estinto, i res­ pondiendo unánimemente al compromiso sagrado que contrajeron, le acompañaron a su última morada, con el sentimiento que es de suponerse, siendo re­ presentadas en tan solemne acto las diversas lojias de esta obediencia, que enviaron coronas con inscrip­ ciones alegóricas, pronunciándose discursos sentidos i llenos de los mas bellos principios de fraternidad i amor a la humanidad por diversos hermanos de las distintas lojias, entre los que descollaron por los ele­ vados conceptos emitidos, los de los hermanos doc­ tores Serafín Rivas Rodríguez i Floviano García Rubio, el primero Venerable de la Lojia Aurora ala que perteneció el estinto i el segundo Venerable de la Lojia Universo. Siendo comienzo del año masónico, i de acuerdo con la Constitución que rije al Paraguai, la Respe­ table Lojia Universo, procedió a dar posesión de sus cargos en tenida solemne, a los Dignatarios i Ofi­ ciales electos para el presente período cuyo acto se llevó a cabo en medio de la mayor cordialidad i ani­ mación, i existe la mayor confianza de que estando al frente de esta Lojia un hermano de tanta ilustra­ ción, carácter i elevados sentimientos masónicos, como los posee el hermano Rubio, la citada Lojia entrará en una era de actividad i progreso remar­ cables. Os saluda fraternalmente a vos i a los hermanos de ese valle.»


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Como se ve por las líneas anteriores, la masonería paraguaya ha entrado en una éra de actividad, que hace presumir fructífera labor. Cúmplenos solamente felicitarla i fortalecerla en su grandiosa tarea. La acción Masónica

Un combate singular acaba de tener lugar en el pueblo Esperanza, provincia de Santa Fé, República Arjentina. Contando ahí el elemento clerical con numerosa fuerza electoral, hizo proclamar a todo bonibo como candidatos para Conséjales, a dos miembros del Club Católico, traduciendo una elección política, en elec­ ción sectaria. La masonería del valle aceptó el reto, i proclamó a su vez como candidato a los hermanos Pedro Chenet i Jaime Brughera, de la Respetable Lojia Salo­ món. La lucha se inició con un, ardor hasta entonces desconocido, pues luchaban públicamente, a faz des­ cubierta, los jesuítas i la masonería. Resonaron las bóvedas de los templos romanos; la prensa católica agotó el vocabulario de costumbre; los misioneros de las tinieblas conminaron a los elec­ tores con las penas del infierno; las mujeres fanati­ zadas lloraban el fin del mundo...... pero las urnas dieron la victoria a la masonería, por una inmensa cantidad de sufrajios. Ah! cuándo imitaremos la esplendente conducta de los hermanos de Esperanza? Cuándo iremos todos juntos, bajo la inspiración de la estrella radiante, a llevar a los puestos públi­ cos a los dignos masones, que tradujieran en leyes positivas la aspiración masónica?


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La labor masónica debe ser infatigable; i ahí, donde un hermano pueda ejercitar su acción, ahí debe estar la Orden entera, dándole la fuerza de su brazo, para levantarle hasta el lugar que deba al­ canzar. Merced a este común esfuerzo, podemos hacer mas fructífera nuestra enseñanza: en la administración, en la lejistura, en la enseñanza, en la caridad, en la mi­ licia, en, todas las esferas de la actividad humana, de­ bemos tener ojos vijilantes i brazos en acción que difundan los principios masónicos i lleven adelante la obra de progreso i rejeneracion de nuestra socia­ bilidad. El trabajo debe ser activo, eminentemente activo. Nuestro enemigo no duerme; hace su obra de zapa, mira a la sociedad con la paciencia corrosiva i fatal de la gangrena, que avanza i avanza lenta i paulati­ namente. I entonces, cortar el mal, como cirujanos morales. Post nubila Phoebus

Ellas, las que arrullan en su regazo al pequeño inocente; ellas las que dirijen los primeros balbuceos del tierno vastago; ellas, las que velan el sueño i están atentas al latido mas o menos rápido del cora­ zón de ese pedazo de su alma; ellas, que impregnan de sana moral i sana doctrina, a los hombres de mañana; ellas, las que forman el hogar, hacen la feli­ cidad del hombre i constituyen el sólido baluarte de la patria; ellas, en fin, las que endulzan la vida i hacen llevadera la existencia, están en acción en la República Arjentina. De pié para rendirles homenaje; descubrios, her­ manos, que voi a daros una grata noticia. El Triángulo de Señoras 8 de Marzo, de Buenos


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Aires, en 19 del presente, celebró una solemne tenida de iniciación, para recibir a dos nuevas, columnas de nuestra sublime Institución. Presidió la ceremonia la distinguida i respetada hermana Cecilia de Vilar; i dió la luz masónica, en el primer grado de adopcicn, a las hermanas Vicenta Rojas i Nicolasa Solar. El 25 del mismo mes, i con motivo de la fiesta de instalación de los Dignatarios i Oficiales de la Lojia Capitular, Streta Ugiuiglianza, fué recibida como vi­ sitadora, entre mui distinguidos Venerables de otras lojias, la hermana María de Bozzoli que representa­ ba a la Respetable Lojia Renacimiento. I en nombre de su Taller, pronunció- el discurso que a continuación publicamos: Queridos Hermanos:

«Soi aún mui nueva eu masonería, mui poco por lo tanto, puedo deciros de esta augusta Orden; pero en estos momentos eu que me es dado, el dirijiros la palabra, he de referiros, aunque otra cosa no pueda, las gratísimas impresiones que en mí han producido, no solo los dogmas masónicos, sino el modo de obser­ varlos, de mis hermanos. No es todavía mui larga tampoco, mi vida mate­ rial; pero ya sin embargo he podido apreciar, los ru­ dos combates que libran las naciones, en la imper­ fecta sociedad en que vivimos, donde el orgullo, el egoísmo i la ambición, predominan de tal manera, que adormecen las ideas elevadas i apagan los sen­ timientos del corazón, para que ni éstas ni aquéllas, se manifiesten en el hermoso esplendor de su belleza natural. Pues bien; al pretender llevar a vuestro ánimo,


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el fiel retrato de mis impresiones, me es forzoso re­ currir a imájenes que puedan daros conocimiento exacto del tránsito de ese mundo lleno de falsía, al mundo masónico donde la verdad ilumina con su radiante luz. Si después de un caluroso dia de verano, pasais a una noche refrescada por la brisa, que trae en su aliento el aroma de las perfumadas flores; si cuan­ do habéis sufrido sed abrasadora, halláis manantial cristalino que mitigue el ardor de vuestra sangre; si pasais del dolor al bienestar; de lailusion ala realidad, de las tinieblas a la luz, si habéis sentido algunas de es­ tas impresiones, podréis daros aproximada cuenta, del efecto que en mí produjo la transición de la socie­ dad profana, al seno de la santa institución masó­ nica. Comprendía las bellezas que atesora el cariño fra­ ternal; pero solo podia apreciarlas dentro del estrecho círculo que constituye la familia formada por el vín­ culo de la sangre. Alguna vez impelida por un amor a la humanidad, habia soñado que ese cariño podia ser estensivo a todos nuestros prójimos, sirviendo de dulce lazo que uniese las almas, i purificase de este modo las ideas, haciéndolas mas nobles, mas elevadas, mas puras en fin; i este hermoso sueño, cu­ ya realidad me parecía imposible entonces, fué lo que'primeramente vi llevado a la práctica tan pronto como penetré en este templo. Sí, mis queridos hermanos: al pisar ese umbral comenzamos por despojarnos de las pasiones que ajitan el mundo esterior, hacemos completa abstracción de todo lo que pueda significar diferen­ cia de clase, nos llenamos de santo amor por nues­ tros semejantes i así entendemos i practicamos las palabras sagradas de I(μuddcιd i Fraternidad que el sublime Jesucristo nos legó, para formar con ellas la base de la Libertad universal.


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Como consecuencia de esto, tratamos de practi­ car las virtudes sin pompa ni ostentación, reserván­ donos solamente como premio, la satisfacción que produce el hacer bien i la tranquilidad que presta el deber cumplido. Ya veis, pues, cuán bella es nuestra institución, i cuán apropiada a los instintos i sentimientos de la mujer; ayudemos, pues, al hombre en su gran obra de regeneración i de ese modo el dia que la gran obra se haya terminado, al tiempo de recojer con aquel los laureles de la victoria, habremos conquistado también la altura moral donde debemos hallarnos co­ locadas. »

El milenario húngaro.

Nuestra modesta publicación ha recibido invita­ ción, para asistir o hacerse representar en las fiestas milenario, que celebra el reino de Hungría. Desde este lejano rincón del mundo, unimos nues­ tros votos a los que hacen los patriotas hríngaros por la felicidad i prosperidad de la patria. Que el Grande Arquitecto del Universo cubra con su manto a esa bella sección del continente europeo, i derrame sobre sus hijos la inmensa copia de su eterna bondad! He aquí la invitación: A la gloria del Gran Arquitecto del Universo. Salud, Fuerza, Unión. N.o 1212. Querido Hermano:

El Estado Húngaro celebra en 1886 la gran fies­ ta nacional de su Milenario. LA C. DE U. I.

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En esa ocacion, proclamará ante el mundo civili­ zado, a las naciones hermanas, que los esfuerzos de Hungría hacia el progreso i la luz no han sido es­ tériles. Las luchas sostenidas para defender este suelo sagrado contra las invaciones bárbaras, para contra­ restar los peligros que amenazaban el occidente, han llenado los anales de la historia que por diez siglos ha visto a esta nación combatir con una mano i tra­ bajar con la otra. El suceso no respondió siempre a la buena volun­ tad; no obstante pensamos que esos resultados nos garantizan de que somos capaces de llevar adelante nuestra obra, cuyas bases reposan en los principios modernos. Al cabo de mil años de trabajo i de lucha, hemos llegado al momento solemne, supremo de nuestro Milenario, i nos cabe la honra de afirmar con lejítimo orgullo que la labor de nuestros brazos es con­ sagrada íntegra a la obra del progreso pacífico, pues, hemos redoblado los esfuerzos para reparar los de­ sastres del pasado i merecer la estimación de las na­ ciones hermanas. La solemnidad del Milenario será celebrada por el Estado i por todas las entidades de la Nación. El impreso que os adjuntamos espolie el alcance i los detalles de las fiestas i la importancia de la Esposicion Nacional, que formará el marco i el fondo del cuadro. La Masonería Húngara, que ha tomado su parte importante i honorable en la obra del progreso, en la creación i estension de las instituciones intelectuales i humanitarias i sobre todo en la propaganda de las ideas liberales, no podia quedarse apartada: ella ha tenido en grande honor asociarse a la fiesta nacional. Gracias al celo entusiasta i a la jenerosidad de los hermanos, ha podido levantar en esta capital un ma-


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j estuoso Templo Masónico que contribuirá a forta­ lecer la estabilidad i el porvenir de la Franc-Masonería Húngara. Este templo cuyo importe no baja de medio mi­ llón de coronas, será inaugurado en la fiesta del Milenario. La solemne inauguración queda fijada para el dia 21 de Junio. Tenemos, pues, el honor de invitaros personal­ mente, o de haceros representar por medio de un dele­ gado. La presencia de los representantes de toda la Fe­ deración de publicistas masones, será para nosotros un poderoso aliento; el sentimiento de unión, que se manifestará entre los representantes visibles de la Cadena fraternal que enlaza a los masones del mun­ do entero, imprimirá un vigoroso empuje, no sola­ mente a los masones de Hungría sino también a los millones de hermanos, que estarán aquí represen­ tados. En consecuencia-—i en caso de no poder asistir personalmente—os rogamos que tengáis a bien in­ dicarnos el nombre de los representantes que vais a nombrar para la Tenida solemne de inauguración de nuestro nuevo templo. Al mismo tiempo os advertimos que nos pondre­ mos a entera disposición de los hermanos que en cual­ quier momento llegaran del estranjero para visitar la Esposicion Miliaria o para asistir a las fiestas. Todos nuestros hermanos del mundo tendrán tar­ jeta especial para asistir perfectamente a todas las ceremonias de esta fiesta. También os hacemos presente que aquí los her­ manos estranjeros, en cualquier momento que ven­ gan, sea para visitar la esposicion, como para asistir a las fiestas que tendrán lugar sin interrupción, nos encontrarán a disposición de ellos.


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jen de organización e instalación a elemento desco­ nocido; pertenece como todas las qne en este sentido se organizaron en forma relijiosa, política o social al elemento constante i perseverante de la lucha san­ grienta i cruel, al jesuíta astuto i activo. La época de El Labarum otorgó en el imperio de Constantino la libertad relijiosa, no solo para la Iglesia sino para los demas cultos, circunstancia por la cual aseguró el cristianismo su triunfo. El emperador Constantino i Sicinio reunidos en Milán dieron el célebre edicto i al ocuparse en fijar las reglas, dicen respecto del culto i de la Divinidad «Concedamos a los cristsanos i a todos los demos la li­ bertad de seguir la rélijion que quisieren, con el fin de que la Divinidad que reside en el cielo nos sea propicia i alimente a nosotros i a los que viven bajo nuestro im­ perio. » Mas adelante Constantino por estos concesiones consiguió su pertinaz pensamiento de establecer la unidad relijiosa como lo realizó en el Concilio de Nicea en Bythinia. Al tenor i formas que Constantino empleó en sus conquistas, de igual manera las siguen los sectarios de el «Labarum» para conseguir la unidad relijiosa, el reinado del pasado i la guerra como cosa i acto de particularidad i conjura a los masones, no fijándose un solo momento que es indestructible por ahora el triunfo conseguido por el Libre-pensamiento i la Li­ bre-conciencia. Si la guerra que nos promete el «Labarum» pasa los límites de la belijerancia de los sentimientos hu­ manos i de la civilización, lucharemos sí, sin nececesidad de que organicemos otras sociedades, lucha­ remos tal como nos encontramos organizados, sin que les apliquemos, el acto de Lampadacion».


Calendario Masónico para el mes de Mayo de 1896 Mayo

Ijar

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18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 Niram 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17



Tomo II

Santiago, Mayo 31 de 1896

Entrega 5

LA CADENA DE ENION REVISTA MASONICA

LA MASONERIA EN JENERAL I ESPECIALMENTE LA ESPAÑOLA.

Esta asociación universal no es una sociedad secreta, co­ mo vulgarmente se cree, sino una sociedad sometida a las leyes de cada pais, que persigue un fin que, en último término, mas bien tiene carácter de medio, pues median­ te su realización ha de alcanzarse el ideal que pública­ mente proclama: la Fraternidad universal. Es también un sistema de Filosofía práctica quq pro­ mueve la civilización, ejerce la beneficencia i tiende a me­ jorar las costumbres i mantener el honor en los sentimien­ tos. Deben formar la sociedad hombres escojidos, dis­ puestos a sacrificarse en aras de la humanidad i a obrar siempre con arreglo a los principios eternos de justicia i de derecho. No es la Francmasonería una relijion positiva, ni una escuela filosófica, ni un partido político. Rechaza todo esclusivismo, i sus doctrinas i sus princi­ pios son universales, puesto que en lo fundamental con­ viene con los dogmas, principios i doctrinas de todas las relijiones, de todas las escuelas, de todos los partidos. Reconoce i proclama la armonia de los mundos, creada i sostenida por el Gran Arquitecto del Universo, que es


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causa eterna, lei primordial i suprema razón del Universo. Reconoce en el hombre su doble naturaleza física i. moral. Todos los hombres, sea cual fuere su raza, son hermanos. Pero si la Francmasonería afirma el doble carácter del hombre i ve en él lo material i lo racional, no abstrae, no separa lo uno de lo otro. No tiene doctrina respecto a Ja individualidad del alma separada del cuerpo. Su acción se limita al hombre, i ni es hombre el cuer­ po muerto ni lo es el alma, dado caso que tenga vida in­ dividual una vez separada del cuerpo. Nada importa a la Francmasonería lo que se llama “otra vida” refiriéndose al alma. Ni ofrece recompenzas, ni amenaza con penas de ultra­ tumba. Quién solo cumpla sus deberes por temor al castigo o por aspiración al premio, no puede ser francmasón. Educar, instruir, moralizar a los hombres es la princi­ pal tarea de la Francmasonería. I los educa, instruye i moraliza mediante fraternal unión de todos los iniciados, unión i asociación en la que de continuo se trabaja para investigar la verdad, i en la que todos se obligan a obrar i a vivir según la verdad hallada, i a practicar el bien i la virtud según la razón ordena. Es, así, la Francmasonería, en último término, el ideal, parcialmente realizado, de Ja suma perfección humana. I está solo realizado en parte, porque los iniciados viven a la vez en la sociedad franc­ masónica i en la sociedad profana/i en ocasiones han de proceder en ésta, no como hermanos, sino como enemi­ gos de los demas hombres. Las contiendas relijiosas, políticas, nacionales, son obras de la sociedad profana. En la sociedad francmasónica no hai relijiones, no hai partidos, no hai nacionalidad; no hai, ni puede haber, por consiguiente, discordias ni guerras. La Francmasonería tiene aún, pues, vasto campo de acción; necesita atraer a los que fuera de ella viven, i ha de combatir sin tregua ni flaqueza cuantas doctrinas o ins­ tituciones mantienen i ahondan las diferencias que sepa­ ran a los hombres. Tal es, en su esencia, la Francmasonería, según el


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Cuerpo de Derecho, las cartillas de los primeros grados i otros documentos oficiales del Gran Oriente Nacional de España. De ellos se deduce también que lioi la Francmasonería vive dentro del estado legal, acata las leyes del pais, i escluye todo cuanto tienda al desprestijio de la autoridad constituida. Ea palabra Francmasonería o Francmasón está for­ mada franc, franco, esto es “libre,” i macón o masón, “constructor.” Los libres constructores, francmasones o masones constituyen una Orden (en el mismo sentido que las antiguas Ordenes militares o de caballería), con varios grados i jerarquías, i también con varios ritos, délos que, los mas comunes, son el escoces i el francés; el primero, mucho mas estendido, es el nacional de España. Primitivamente había solo cuatro grados: Aprendiz, Compañero, Maestro e Inspector; figuraban como autori­ dades los Inspectores jenerales i el Gran Maestro. Con el trascurso del tiempo los grados llegaron a ser treinta i tres en el rito escoces. Son grados simbólicos los tres pri meros; grados capitulares los restantes, distribuidos en cinco clases. La clase 2.a (a la 1.a corresponden los grados l.0 2.o i 3.0), comprende los grados 4.o a 8.°; la 3.a del 9.0 al 11.°; la 4.a del 12.°; al 14.°; la 5.a del 15 al 18, i la 6.a del 19 al 33. En su organización interior la Francmasonería es casi idéntica en todos los países. Los francmasones llámanse hermanos i juran prestarse mútua ayuda, cualquiera que sea su nacionalidad i la cla­ se social a que pertenezcan. Al francmasón que falta a sus deberes se le espulsa de la Orden, i se hace pública la sentencia para <¡ue los demás hermanos no se consideren ya obligados respecto de él. Esta es la pena capital en la Francmasonería. Tres Maestros francmasones forman ya una Lójia sim­ ple, que se llama perfecta cuando la constituyen siete. El presidente de la Lojia se llama Venerable- Maestro, i cuando hai en ella número suficiente de Maestros se compone de las dignidades i oficiales siguientes ademas del Venerable: un primer Vijilante i un segundo Vijilan-


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te, un Orador i su adjunto, que es también Bibliotecario, un Secretario i su adjunto, un Tesorero, un Guardasellos archivero, dos Espertos, primero i segundo, un Arquitec­ to Revisador, un Hermano terrible, un Hospitalario i un adjunto, dos Maestros de ceremonias, primero i segundo, uu Porta-estandarte, un Porta-espadas, un Guardatemplo interno i un Guardatemplo esterno i ecónomo. Las sesiones de la Lojia se llaman Tenidas. Los grados superiores al tercero se reunen en Capítulo o Lojia Capitular para tratar de lo relativo a instrucción, doctrina, rito, grados, ascensos, honras i preeminencias. La reunión de los grados treinta o mas contituye el Consejo Areopájico. La alta interpretación de la doctri­ na masónica corresponde al Gran Maestre con un Con­ sejo Supremo o Grande Oriente, titulado también Gran Cámara de Ritos. En el rito escoces, cuando no está ocupada la plaza de Gran Maestre, ejerce la plenitud del cargo un Gran Co­ mendador. La Gran Cámara de Ritos se compone ademas de un Teniente Gran Comendador, un Canciller, un Tesorero, un Capitán de Guardias i un Gran Secretario. A la Su­ prema Cámara o Gran Oriente Nacional de España ausilian otras seis Cámaras, a saber: La Gran Lojia o Dieta masónica, compuesta de los representantes de los Gran­ des Orientes estranjeros i del Gran Secretario Nacional, bajo la presidencia del Teniente Gran Comendador; la Grande i Suprema Cámara adjunta i Consultiva; la titu­ lada Gran Consistorio de los Valles i sublime del Real Se­ creto; la Gran Cámara i Soberano Tribunal de Grandes Jueces Comendadores del grado treinta i uno; el Gran Consejo Ministerial Areópago de los Gtandes Electos, i la titulada Talleres de la Obediencia en actividad de la Gran Lojia Central. Esta organización va ha ser modificada, según acuerdo de la Asamblea lejislativa de 25 de Mayo de 1890. Llámanse Valles a cada una de las grandes rejiones en que se divide España a saber: los Valles Carpetanos (Cas­ tilla la Nueva i Murcia), Edetanos (Valencia), Catalánicos (Cataluña), Celtibéricos (Aragón), Ruconenses (Nava-


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rra), Vacceas (Castilla la vieja), Astures (Asturias), Ga­ laicos (Galicia), Emeritenses (Estremadura), Iurdetanos (provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz, Córdova i Jaén), i Tartesio (provincias de Granada, Málaga i Almeria). Las irlas Baleares i Canarias, las posesiones del N. de-Marrueco, las del Golfo de Guinea, las Antillas, las Filipinas i las Marianas forman los siete Valles ultramarinos. Cada una de las doce rejiones peninsulares i de los sie­ te Valles ultramarinos tienen Capítulo departamental, i las que cuentan mas de una provincia, Capítulo o Capítu­ los provinciales. Hai Francmasonería de adopción, que es la que estien∙ de su protección a los débiles, ya por el sexo, o por la me­ nor edad, o por el estado, o por la necesidad; asi, pues, la Francmasonería adoptiva es de cuatro clases: del bello sexo, de los menores, de los servidores i de los necesitados. La Francmasonería femenina tiene rito especial i consta solo de cinco grados. La mayor edad es de vientiun años. El local en que se reune la Lojia se llama Templo. De­ be hallarse tapizado de rojo, a no ser que represente cual­ quier Orden de Arquitectura o que esté adornado con pin­ turas alusivas a las Ciencias, Arte, Agricultura, Indus­ tria, etc. El techo debe ser una bóveda azul sembrada de estre­ llas. En el rito francés el color es blanco i azul. Al Occiden­ te hai dos columnas corintias, huecas de bronce, con tres granadas entreabiertas sobre cada capitel. Sobre el fuste de la columna, entrando a la derecha, se halla una letra i en la columna izquierda otra. En el rito francés estas letras se hallan a la inversa. Sobre el suelo de mosaico está trazado en medio del Templo, un poco hacia Oriente, el plano de la Lojia, el cual debe representar, las siete gradas del Templo.

HISTORIA El oríjen de la institución francmasónica es mui oscuro. Lo relacionan unos con las misteriosas iniciaciones de Ejipto o de Grecia; otros suponen que fué su fundador el


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arquitecto del templo de Salomón; otros le derivan de la antigua Orden del Temple, o de la secta de la Rosacruz, o de los jueces francos de la Edad Media. Lo único cierto que puede decirse es que la historia de la Masonería se relaciona íntimamente con la historia de los gremios de constructores. El documento Francmasónico tradicional mas antiguo que hoi existe es un manuscrito descubierto en 1649 en el archivo del castillo de Pontecraft, Inglaterra. Parece que es de principios del siglo XVII, pero redac­ tado en vista de manuscritos mas antiguos, ya del siglo XIV según unos, ya del X según los que afirman que la asociación fraternal de constructores se había organizado en la alta Italia en el siglo VIII, i que habiéndose ésten ■ dido a los demas países de Europa adquirió pronto tal importancia en Inglaterra que la presidia Edwin, hijo o sobrino del rei Athelstan. Según el documento a que nos referimos, Euclídes, maestro en las siete ciencias, dictó las reglas a que debían someterse los arquitectos, que habían de tratarse como Hermanos o Compañeros i elejir como Maestro al mas instruido de todos. Mucho tiempo después emprendió David la construcción del templo de Jerusalen, i comuni­ có a los arquitectos los reglamentos de Euclídes. Salomón, que continuó la construcción del templo, reunió 40,000 obreros en piedra, que todos se llamaron albañiles (ma-

cons).

Entre éstos elijió tres mil que fueron nombrados maes­ tros i directores de los trabajos. Habia ademas en otra nación (Fenicia) un rei a quien su pueblo llamaba Hiram, i éste dió a Salomón la madera para construir el templo; Salomón confirmó los reglamen­ tos i costumbres que su padre habia establecido entre los albañiles. Algunos individuos intelijentes de esas corporaciones viajaban por el estranjero, tanto para instruirse como para enseñar, i así fué como un excelente arquitecto, Niño Grabo (Maimón), llegó a Francia i estableció la albañilería (Masonería).


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Estuvo Inglaterra privada de toda institución de este jénero hasta el tiempo de San Albano. En esa época el rei de Inglaterra, que era pagano, rodeó de una muralla la villa de San Albano i confió a aquél la dirección de los trabajos. San Albano dió buen salario a los albañiles i obtúvoles del rei cartas de fueros que les permitían celebrar asambleas jenerales; ayudó a recibir nuevos obreros i les dictó el reglamento. Poco después de la muerte de San Albano, varias na­ ciones estranjeras hicieron la guerra a Inglaterra, de suer­ te que los.reglamentos poco a poco fueron dejado de ob­ servarse, hasta el reinado de Athelstan. Así éste como Edwin favorecieron a los albañiles i arquitectos, i el segun­ do convocaba cada año a todos los obreros en asamblea jeneral, en un lugar conveniente, a fin de comunicarse entre sí las faltas que pudieran haber cometido i las in­ fracciones a que se hubieran hecho culpables, i casti­ garlos. Hasta aquí la tradición. La historia pone el oríjen de la Francmasonería en plena Edad Media, en la época en que estremaban su tiranía los señores feudales, i aun las municipalidades, contra los artesanos, entre los que figu­ raban los albañiles i canteros (masones, masons, macins, steinmetzen). Parece que fué en Alemania donde los numerosos artis­ tas i obreros, obligados a vivir en común para la cons­ trucción de edificios públicos, constituyeron asociaciones mediante las que se prestaban ausilio mútuo i guardaban el secreto de su arte, enseñándolo solamente a obreros de capacidad i de confianza en los talleres, que, bajo forma de barracas de tablas, de Ililtte, de Lojias se elevaban para el trabajo a cubierto i para la conservación de las he­ rramientas alrededor de los edificios que se estaban cons­ truyendo. Mas tarde formaron los obreros un cuerpo, al que todos los canteros alemanes estaban afiliados, centro que tenia signos particulares de reconocimiento, prácticas secretas i artículos obligatorios de su carta u ordenanzas, que aca­ taban todos los individuos i por los que se rejian en todas sus relaciones. I


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A mediados del siglo XIII el famoso Alberto el Magno resucitó el lenguaje simbólico de los antiguos, dejado en olvido por tan largos años, i adaptándole a las formas del arte de construir, prestó señaladísimos servicios a este arte, pues debiendo permanecer absolutamente secretos los principios i reglas del arte de edificar góticamente, es­ taba prohibido, con el mayor rigor el confiar ninguno de ellos al papel o a la escritura, lo que hubiese hecho posi­ ble su profanación; miéntras los símbolos solo eran elo­ cuentes para los que los comprendían por haber debida­ mente recibido la instrucción de su interpretación. En los siglos XIII i XIV la afición a edificar fué tan jeneral i decidida, que los arquitectos i constructores halla­ ban bastante ocupación, i muchos maestros alemanes del arte gótico, no solo se diseminaron por*toda Alemania, sino que pasaron a Italia, a Francia, a Inglaterra i a Escocia, donde ejercieron singular influencia i poderosa atracción sus prácticas, sus doctrinas i sus procedimientos. En el siglo XV apareció el nombre de Francmasón, i se verificaron los primeros Capítulos de Lojias. La primera reunión de sus Maestros tuvo lugar el 25 de Abril de 1459 en Regensburgo, i en ella se reconocie­ ron como supremos jefes de la Asociación autonómica­ mente constituida i formada de Maestros, Vijilantes i Compañeros, a los jefes de las Grandes Lojias de Estras­ burgo, Viena, Colonia i Berna, quedando reservado el fallo en última instancia al Maestro de la de Estraburgo, i se promulgaron las primeras Ordenanzas de la zXsociacion de Lojias de Constructores. La segunda i tercera reunión se verificaron el 24 de Agosto i el 29 de Setiembre de 1462 en Torgau, por las Lojias de la Baja Sajonia, i tuvieron por objeto no adhe­ rirse a las Ordenanzas de 1459, sino promulgar otras nue­ vas, que por cierto nunca llegaron a ser observadas, man­ teniendo su supremacía las de 1459. ‘ Los individuos de la Sociedad de Constructores ocupa­ da en edificar la catedral de Estraburgo, llevaron hasta 1440 el nombre de Hermanos de San Juan, esto es, miéntras los dirijieron los monjes i los tuvieron organiza­ dos en cofradías bajo advocación de este santo; pero fue-


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ron los primeros que tomaron el nombre de francmaso­ nes, espresando por la voz franc, free, freí, la libertad civil del obrero en su calidad de ciudadano, i su esencion del servicio de pechero, que tantos siervos pagaba a la gleba en aquella época. ∣ La institución se habia propagado rápidamente a otros países. Ya en el siglo XIII los arquitectos ingleses estaban constituidos en cofradía i se reconocían entre sí por medio de signos misteriosos. En el siglo XIV, en 1350, se pu­ blicó un decreto del Parlamento británico fijando el sala­ rio de los obreros de los diversos oficios, llamando free store masons, francmasones de piedra, a los canteros, i en 1435 se tituló en documento público Freemason, franc­ masón, a un tal Guillermo Hozwode. Hasta fines del siglo XVI los freemasons eran todos verdaderos obreros, canteros, albañiles i carpinteros, escepcion hecha de los patrones civiles i eclesiásticos. Tomas Roswell en 1600, Roberto Moray en 1641 i Elias Ashmole en 1646, fueron los tres primeros individuos no artesanos de las Lojias escocesas e inglesas de que queda auténtica certitumbre, i los que confirmaron i afiliaron a la Fraternidad a varios personajes eminentes, ricos e ilus­ trados, a quienes se les dio el título de acepted-masons, masones aceptados, para distinguirlos de los verdaderos maestros de obras, que se titulaban masons o freemasons a secas. A principio del siglo XVIII las trasformaciones de las artes i el desarrollo de las ciencias, iniciadas siglos ántes con el Renacimiento i la Reforma, i la publicidad que por medio de la imprenta alcanzaron unas i otras, suprimie­ ron toda enseñanza secreta, i la Francmasonería de la Edad Media, ya no tuvo razón de ser. De aquí su deca­ dencia momentánea i su trasformacion después. En 1714 solo existían cuatro Lojias en Inglaterra, pero reunidas las cuatro en 1717 constituyeron la Gran Lojia i decidieron que la Francmosonería se consagrase a traba­ jar en un fin único, el mas alto i el mas moral posible, en la construcción de un edificio moral destinado a aumen­ tar el bienestar jeneral, moral, material e intelectual de la


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sociedad humana, manifestándose el perfeccionamiento de ios individuos de la corporación por mejor conocimien­ to de su ser, mayor imperio sobre sí mismo, mas esponta­ neidad i la constante práctica de las virtudes. La Masonería se hizo de esta suerte susceptible de pro­ pagarse por todo el mundo i se trocó en profesión común a todo el jénero humano. Según las antiguas leyes de Ja Gran Lojia de Inglate­ rra, el masón está, por su carácter, obligado a observar la lei moral, i, si comprende bien sus deberes, jamas se tro­ cará ni en ateo ni en hombre irrelijioso i libertino. Aun­ que en otros tiempos estaban los masones obligados a practicar la reíijion de su país, cualquiera que fuera la forma de ésta, báse estimado mas conveniente en nuestros dias no imponer otra relijion que aquella en que se hallan de acuerdo todos los hombres indistintamente, dejandp a cada uno la plenitud de sus convicciones personales. Deben los masones ser hombres buenos i leales i hom­ bres de honor, i respetar en todos casos la justicia, sea cual fuese en lo demas la diverjencia de los partidos po­ líticos o de sus ideas relijiosas. De este modo se hará que sea la Masonería el centro de unión i el medio de estable­ cer una sólida amistad entre jeutes que fuera de ella, hu­ bieran vivido constantemente separadas. En resúmen, la Francmasonería primitiva nació en Ale­ mania; la Francmasonería moderna en Inglaterra. Rese­ ñemos ahora la propagación de esta última a los demas países, i especialmente a España, advirtiendo que en esta reseña histórica, i sobre todo en la parte relativa a la in­ fluencia que la Orden ha ejercido en la historia contempo­ ránea de España, nos atenemos a la parte histórica conte­ nida en los Rituales que ha publicado en 1883 a 1890 el hermano Morete (E. Ó. de Puga), Gran Secretario del Gran Oriente Nacional de España. ALEMANIA.

La Francmasonería se implantó primero en Hamburgo, donde en 3 de Diciembre de 1737 emprendió sus traba­ jos la Lojia Absalon, presidida por el hermano Cárlos


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Sarey, Lojia erijida en Gran Lojia provincial en 30 de Octubre de 1740 por la Gran Lojia de Inglaterra, a con­ secuencia de haber sido iniciado en 1738 en Brunswick, i por una delegación de la ya citada Lojia Absalon, el príncipe Federico, que fué mas tarde Federico II de Prusia. De Hamburgo pasó la Francmasonería a Sajonia en 1738, a Prusia en 1740, a Brunswick en 1744, Wuntemberg en 1754 i a Baviera en 1777. La primera Lojia de Sajonia, fundada en 1738, se erijió en Gran Lojia provincial en 1741, i en 1 755 en Gran Lojia deSajonia, que se unió en 1811 con la Gran Lojia Nacional deSajonia. En Prusia la primera Lojia que inició trabajos masóni­ cos fué la de los Tres Globos, fundada en 23 de Setiem­ bre de 1746 por varios artistas franceses, siendo erijida en Gran Madre-Lojia Peal por Federico II en 27 de Junio de 1744. Este príncipe fué su Gran Maestre hasta 1747. En 1833, en el segundo Congreso de Viena, cuando Austria i Baviera reclamaron ‘el esterminio de la Masonería, Fe­ derico Guillermo III, rei de Prusia desde 1798, e ini­ ciado ántes, declaró terminantemente que la Masone­ ría estaba i estaría siempre en Prusia bajo su inmedia­ ta protección, i confirmó las tres Grandes Lojias prusia­ nas, constituidas hasta hoi en Berlín bajo la denominación de Tres Globos, Nacional Alemana i Real York, fun­ dadoras de diversos establecimientos filantrópicos para los francmasones i para sus familias. En Brunswick se cohstituyó la primera Lojia en 12 de Febrero de 1744. En Wurtemberg se implantó la Maso­ nería, en Sttugart en 1744, entró en sueños por declaración oficial en 1784, i los continuó hasta 1835. En Hannover se instaló la primera Lojia en 1746, la que se proclamó, independiente en 182.8 como Gran Lojia, con el rei como Gran Maestre. En Baviera se fundó en Munich, en 1777, la primera Lojia que sirvió de centro a los Numinados i fué objeto de las persecuciones. Desde 1870, o sea desde la constitución del Imperio


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Alemán, el emperador Guillermo I fue protector de la Masonería alemana, cuyo Gran Maestre honorario era el príncipe imperial Federico Carlos, iniciado en 5 de No­ viembre de 1853. El emperador Guillermo II no figura como francmasón. De la Gran Lojia La Amistad es Gran Maestre Hono­ rario el gran duque de Badén, i de la Gran Lojia de Damstadt es protector el duque de Hesse. REPÚBLICA ARJENTINA. En 22 de Abril de 1858 se instaló la Masonería esco­ cesa en este, pais; en 1876, a consecuencia del Congreso parcial de Supremos Consejos Masónicos habido en Lausana en 1875, principió el fraccionamiento masónico, existiendo en esta República ocho grupos masónicos dis­ tintos, a saber: Dos Supremos Consejos, una Gran Lojia i grupos francés, ingles, aleman e italiano, con una confe­ deración Masónica Simbólica. AUSTRIA.

En 1764 la Emperatriz María Teresa, cuyo marido, el emperador Francisco I, era francmasón, prohibió por vez primera, en Austria, la Masonería, siendo la novena proscripción Ja 1790, iniciada por Francisco II, a la muerte del emperador José II, su autecesor. Desde el principio del siglo XIX comenzó a ser algo tolerada la institución en Austria, i hoi ha conseguido un desarrollo relativo, teniendo un Supremo Consejo para los grados 4.0 al 33 i una Gran Lojia Simbólica Autónoma. B É L J I C A.

En 4 de Junio de 1721 se instalq la primera Lojia Ma­ sónica del Continente europeo, titulada Perfecta Unión, establecida en Mons por el duque de Montagu, Gran Maestre de la Gran Lojia de Londres. Después de 1815, cuando Bóljica se unió a Holanda, se verificó la instalación de la Gran Lojia provincial de


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Bruselas, bajo la obediencia del Gran Oriente de Holan­ da, presidida por el principe Federico, de los Paises Ba­ jos, que fué nombrado Gran Maestre de las tres Grandes Lojias independientes en 11 de Abril de 1818. Separada Báljica de Holanda, se modificó su situación masónica, i por circular de 16 de Diciembre de 1832 se reunió en 25 de Febrero de 1833 una Asamblea jeneral Masónica, que constituyó en 1835 el Grande Oriente de Bcljica.

BRASIL. En 1816 penetraron en el Brasil las doctrinas masóni­ cas, fundándose 1820 las primeras Lojias, i en 1822 el Gran Oriente, que se fraccionó en 1863 en Gran Oriente i Gran Oriente Unido, que volvieron a unirse en Enero de. 1883.

CANADÁ. Las primeras Lojias recibieron sus Cartas Constitutivas de la Gran Lojia de Inglaterra, El 16 de Octubre de 1855 se reunió en Hamilton un Convento Masónico canadiense, con representación de cuarenta i nueve Lojias, para pro­ clamar la independencia de la Masonería del Canadá.

COLOMBIA.

Introducida en 1820, la Masonería consiguió arraigarse tras encarnizada lucha, fundándose el Gran Oriente Co­ lombiano en 17 dδ Junio de 1833. Hai un Supremo Con­ sejo i otro llamado Neo-granadino en el departamento de Bolívar.

CHILE. La primera Lojia chilena fué instalada por el Gran Oriente de Francia en 1840, cesando pronto sus trabajos, que fueron reanudados en 1851 i provocaron la creación de Lojias bajo el sistema ingles i la obediencia de los Es­ tados Unidos. En 20 de Abril de 1862 se organizó la Gran Lojia de Chile.


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CHINA. La Gran Lojia de Inglaterra ha fundado Lojias en Cantón, IIong' Kong i Sh⅛ngai', que no solo prosperan, sino que hacen activa propaganda entre los indíjenas.

DINAMARCA. Introducida la Masonería por el barón de Munich en en 1743, existía ya en Copenhague en 1749 una Gran Lojia provincial de oríjen ingles, bajo la presidencia del conde Dannekiold-Lauvig, que en 1780 se constituyó en Gran Lojia de Dinamarca. Es Gran Maestre el Príncipe Real i protector el Rei. REPÚBLICA DOMINICANA.

Instalada la primera Lojia en 1845, i siguiendo la Ma­ sonería las vicisitudes del pais, consiguió organizar una Gran Lojia Nacional en 11 de Diciembre de 1858 i un Supremo Consejo en 1859. ECUADOR.

En 1857 fundó el Gran Oriente del Perú la primera Lojia i el primer Capítulo en Guayaquil, que las ajitaciones políticas hicieron desaparecer en 1860. Eu la actuali­ dad existe un Supremo Consejo i una Gran Lojia. EJIPTO.

El Gran Oriente principió a organizarse en 1864, i des- pues de procurar el arraigo en Ejipto i en Europa del Rito de Menfis, abandonó su práctica i estableció un Supremo Consejo i una Gran Lojia del Rito escoces. ESPAÑA.

La Lojia mas antigua de que se conservan documentos en Londres i Madrid, i con la que puede decirse que la


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Orden inauguró sus trabajos en España, es la que con el título de la Matritense se creó en Madrid, en la fonda del Lis de la calle Ancha de San Bernardo, el 15 de Febrero de 1728. Dicha Lojia la fundó, bajo los auspicios de la Gran Lojia de Inglaterra, el duque de Warton, Gran Maestre que de la misma había sido en Londres en 1729, cuya Gran Lojia espidió la correspondiente patente fir-' mada por el entonces Gran Maestre lord Coleraine, en 17 de Abril de 1728, i con arreglo al libro de las Constitu­ ciones de A’nderson. Habiéndose difundido bastante la Orden, lord Lovell, Gran Maestre de Inglaterra, nombró en 1739 al capitán Jacobo Cummerford Gran Maestre provincial de Anda­ lucía; pero Felipe V, no ignorando el oríjeii ingles de la institución, con motivo de la guerra con Inglaterra, i obli­ gado por la Bula de Clemente XII, espidió un severísimo edicto, en virtud del cual fueron presos varios individuos de la Lojia de Madrid. A pesar de esto la Lojia prosperó rápidamente i se difundió por toda la nación, ocultándo­ se tras aquellas juntas secretas, de que habla el historia­ dor Lafuente, i a las que se debe la fundación de las Rea­ les Academias de la Historia i de Medicina. Por iniciativa del jesuíta Rábago, confesor de Fernando VI, vino en 1750 a Madrid el fraile José Tunubia, que lle­ gó a ser revisor i censor del Santo Oficio, del cual recibió la orden de iniciarse en una Lojia con nombre supuesto, pa­ ra conocer a los francmasones i sus secretos, obteniendo previamente del Gran Penitenciario papal las oportunas dispensas para prestar cuantos juramentos leexijieran. l)ióse Tunubia tan buena maña que en poco tiempo re­ corrió todas las Lojias de la península, presentándos des­ pués al Tribunal Supremo de la Inquisición con una lista de 97 Lojias i los nombres de sus afiliados. La importancia de aquellas, en que la mayoría de sus individuos pertenecían a la nobleza i a las clasesinfluyentes, hizo que el Santo Oficio, para ponerse a cubierto, recabara del'rei la interdicción de la Orden, i Fernando VI, por de­ creto de 2 de Julio de 1751, la prohibió en todo el reino, i dictó pena de muerte para todo aquel que la profesara. Mu­ chos francmasones debieron su libertad al célebre músico


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Farinelii, que por medio de su gran valimiento con la reina i de su intimidad con el marques de la Ensenada logró hábilmente salvarlos dentro del mismo palacio, o dándoles comisiones de Real orden para diferentes puntos de la pe­ nínsula i América. A pesar de aquel decreto, basado en la Bula que en 18 de Mayo del mismo año espidió Beuedicto XIV, la Orden continuó secretamente bajo lá dependen­ cia de Inglaterra, aunque arrastrando una vida esfímera (F. el Ritual del Maestro francmasón, del autor citado.) En el reinado de Carlos III la Francmasonería tomó incremento. Hasta entonces el embajador de Inglaterra, Keene, que pertenecía a la Orden, había sido el decidido protector de las Lojias de España. En 17G7, contando ya con gran número de Lojias i po­ derosa influencia, se instaló la Gran Lojia Española, de la que fué su primer Gran Maestre don Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda, figurando entre sus principa­ les dignidades don Pedro Rodríguez Campomanis, don Miguel Maria de Nava, don Pedro del Rio i don Luis Valle Salazar. Para aquel efecto, i por su iniciativa se fundó la Socie­ dad Económica Matritense, que tantos beneficios ha re­ portado a la patria, i fué la parte visible de la institución i pantalla tras la cual ocultaba su.Centro directivo. Por la misma época fueron espulsados los jesuitas. En 1780 la Gran Lojia, qne tenia ya suficiente impor­ tancia, tomó el nombre de Grande Oriente, cuya procla­ mación o instalación se efectuó en el piso bajo del anti­ guo palacio que los duques de Ilíjar tenían en Madrid en la Carrera de San Jerónimo, presisamente en el sitio que, frente al Congreso de los Diputados, hoi es calle de Flo­ rida Blaúca, por haberse ensanchado la via pública al derrivar dicho palacio. Continuó el conde de Aranda de Gran Maestre del Gran Oriente i de su Lojia-Madre, aun después de su des­ tierro, en 14 de Marzo de 1794, i de su traslación nueve meses después en calidad de preso a la Alhambra de Gra­ nada, gracias a la inquina de Godoy, que, refiriéndose a un escrito del de Aranda, llego a decir al rei Carlos IV en Consejo por él presidido: “Señor, este es un papel que me-


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rece castigo, i al autor de él se debe formar causa, i nom­ brar jueces que le condenen así a él como a varias otras personas que forman sociededes i adoptan ideas contra­ rias al servicio de V. M., lo cual es un escándalo.” En aquella época no se conocía el Rito escoces, el cual se importó a España i se estableció en Aranjuez en Se­ tiembre de 1808, donde fundó el primer Consejo Supre­ mo de nuestra patria un primo del Conde de Grasse Tilley (que fué el que lo introdujo en Francia en 1804), i a quien, muerto aquél, sustituyó don J. Manuel Vadillo. Era en tiempo de Carlos IV uno de los principales centros la casa del conde de Montijo, siendo de los mas ardien­ tes partidarios de la institución don Luis.Urquijo i lle­ gando a pertenecer a ella hasta el mismo secretario del Santo Oficio, J. A. Llórente. A mediados de Marzo de 1808 los intereses de la ins­ titución obligaron al conde de M<jntijo a trasladarse secre­ tamente de Cádiz a Madrid i de Madrid a Aranjuez, don­ de las circunstancias reclamaban su presencia, i adonde llegó perfectamente disfrazado de campesino, asumiendo la dirección de los trabajos bajo el nombre de El Tío Pe­ dro, trabajos que dieron por resultado la caida de Godoy, siendo tan exactamente obedecido por todos que solo se arrojó a la hoguera lo que debia'ser quemado, sin que na­ die guardase ni ocultase cosa alguna, i miéntras unos bus­ caban al asustado favorito, otros llevaban a Palacio las in­ signias del- Toison i papeles de importancia, acompañando con el mayor respeto a su esposa e hijo. Godoy, el que maltrató i desterró al ilustre conde de Aranda, caiaenlos principios del día 18 de Marzo de 1808 a impulsos de la impopularidad i por iniciativa del sucesor de éste, el con­ de de Montijo. En Octubre de 1809, gobernando en España José Na­ poleón, Gran Maestre que fué en Francia en 1805, se fundó en Madrid, en el edificio en que había existido la Inquisición, abolida por un decreto suyo, la,Lojia francesa Santa Julia, sobre la cual constituyó en 3 de Noviembre del propio año un Grande Oriente bajo su patronato. Aquella Lojia gozó en su época de gran prestijio, no solp entre las muchas que fundaron los oficiales franceses,


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en los principales puntos por ellos ocupados, si que tam­ bién entre las de igual procedencia instaladas en Madrid. También se levantaron Lojias en Salamanca, Jaén i otros puntos donde los franceses permanecieron o tuvieron partidarios, a los que llamaron cívicos, sin que por esto abatieran sus columnas las Lojias puramente españolas que existían de antiguo, sustentando ambas ramas distin­ tas tendencias, pues mientras los franceses i sus partida­ rios hacían la causa del rei José Bonaparte, los Francmadesliacerse de su yugo. Aquella diferencia de ideas no impidió que trabajasen unidos cuando se trataba de intereses de la institución, prestándose mútuo ausilio, i debiéndose la vida o la liber­ tad muchos hermanos de una i otra parte cu las acciones de guerra. En las Cortes de Cádiz tenia la Orden gran representa­ ción, siendo los principalas órganos de la prensa dirijidos por la misma. Fernando VII, vuelto a España, restableció la Inquisi­ ción en 1814, i por decreto de 24 de Mayo del mismo año ordenó la clausura de todas las Lojias. El activo francmasón Van-Halen dice que, por no haber cumplido Fernando VI! las promesas de su decreto de 12 de Mayo de 1814, un santo juramento unió a los libe­ rales con las Lojias i sociedades secretas para protejer el patriotismo perseguido, tomando carácter político la ins­ titución, i dando medios para adquirir individuos en ele­ vadas esferas las mismas intrigas de la camarilla que rodeaba al rci, razón por la que el Ministro Ceballos i algún otro no se desdeñaban de asistir a los Talleres, i a no haberla descubierto el gobernador de Cádiz, Villavicencio, hubiera estallado en 27 de Agosto de aquel año una formidable’revolución en demanda de la Constitución de 1812. Por consecuencia de esto fueron encarcelados todos los individuos de las Lojias de Granada, i entre ellos el jeneral Avala, ayudante del duque de Willington, el marques de Tolosa i varios franceses, italianos i alemanes. En Mayo de 1815 fué sorprendida en el Café de Levante


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de Málaga una Lojia, sin que por esto fuera obstáculo para que el jeneral Porlier, inducido por su primo el conde de Toreno, ingresase en el partido liberal, afiliándose a la institución, i de acuerdo con las Lojias de Andalucía, Ma­ drid i Barcelona intentara una sedición que le costó la vida, en 3 de Octubre del propio año. Trabajaban sin descanso las Lojias por el restableci­ miento de la libertad, i con tantas esperanzas que en el banquete solsticial de invierno de 1816 brindó el conde de La Bisbal por el triunfo de Lacy, como libertador de España, quien de acuerdo con la Lojia Central de Grana­ da, contando con grandes elementos, puesto que pertene­ cían a la Orden jenerales i ministros, i en combinación con el jeneral Milans atacaron a Cataluña el 5 de Abril de 1817, donde Castaños estaba dispuesto a no hacer gran resistencia. * Fracasó el levantamiento en Mataré; escapó Milans a Jibraltar, i Lacy cayó prisionero del populacho, siendo inútiles cuantos esfuerzos hicieron por salvarle los oficiales francmosones Cabrera i Elauders, el jeneral Castaños, in­ dividuo de la misma Lojia, i el Ministro de la Guerraj Campo Sagrado.ι Pero Fernando VII tomó con tal empeño el asunto que no paró hasta conseguir su fusilamiento el 4 de Julio de 1817. A principios del espresado año celebraron en Granada don J. Manuel Vadillo, en representación del Supremo Consejo, i el Conde de Montijo, como Gran Maestre del Grande Oriente Nacional, la famosa alianza de 1817 entre ámbos Ritos, aprovechando la circunstancias de haber lle­ gado, con ayuda de la camarilla de Fernando VII, a ser Ministro de Gracia i Justicia Lozano Torres, que en 1813 había prestado su casa, durante las Cortes de Cádiz, para centro de reunión de los francmasones. Bajo la protección de las autoridades residía en Grana­ da la Dirección Central de la Orden, siendo su Gran Maestre el conde de Montijo, Capitán Jeneral de aquel distrito, en torno del cual se agrupaban los hombres mas importantes por su posición i riqueza. De allí irradiaba Ja influencia de la institución, haciéndose sentir en los pun-


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tos más estrenaos de la península, siendo los milita­ res los que se distinguían en la organización de Cen­ tro^ i Talleres, debiéndose a Van-Holen la fundación de la célebre Lojia de Murcia, a la que pertenecieron Romero Alpuente, Torrijos i López Pinto, conocido en la institu­ ción con el nombre simbólico de Numa,, de la que nacie­ ron los Talleres de Cartajena, Alicante i Valencia. La escesiva confianza del Centro granadino hizo que se descubriera la existencia de la Orden, siendo muchos es­ paciados, otros encarcelados, i salvándose algunos por la fuga. Las mayores sospechas recayeron en el conde de Montijo, quién fué llamado a Madrid, a donde, los jefes de la institución trasladaron el poder directivo en Junio de 1817. Denunciado Van-IIalen, fué llevado en Murcia a la Inquisición, donde,dijo que solo respondería al rei en per­ sona. Fernando VII le hizo traer a Madrid i llevar a su presencia, donde trató en vano de convencerle para que cambiara de sistema, obligara a la corte de Roma a abo­ lir los castigos dictados contra la Orden, con lo que llega­ ría a hacerse el ídolo del pueblo i a conseguir un ejército invencible, renunciando a la idea de hacer esclava a una nación que, siendo libre, le seria mas leal i fiel a su per­ sona. No logró su objeto, pero sí que el rei recomendara que se le tratase bien, i tanto lo hicieron que la institu­ ción logró que se escapara, i, ausiliado por el conde de Montigo, llegase a Francia espléndidamente socorrido. Aun cuando no hai datos escritos que lo comprueben, el francmasón don Anastasio García López afirma que entre los masones del Grande Oriente se referia en 1847, siendo Gran Maestre el infante don Francisco, i al cual pertenecían Avecilla, Olózaga, el marques de Albaida, Domínguez i otros varios, que Fernando VII había in­ gresado en la Orden cuando su entrevista con Van Halen, pero con la aviesa intención de conocer a sus principales afiliados i perseguirlos después. En 1819 persistían las Lojias en su trabajo de prepa­ rar las ideas liberales, siendo en Cádiz el principal centro, la casa del comerciante don Tomás lsturiz. El gobierno provisional de 1820 puso en libertad a to-


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dos los masones presos, dando con esta medida nuevo im­ pulso a la institución. Sucedió al conde Montijo, como Gran Maestre. Gran Comendador, don Rafael del Riego, i se conservan docu­ mentos de aquella época i firmas de don Ramón María ' Calatrava, del año 1832, en que por vez primera aparece éste firmándose ya grado 32 e individuo del Soberano Capítulo, i figurando al lado de su hermano don José, del conde de Toveno, del duque de San Lorenzo i de don Rafael del Riego, que era entonces el jefe de la Orden, i continuó siéndolo hasta su muerte en Madrid el 7 de No­ viembre de 1823. Miraflores i Lafuente afirman que el gran desarrollo de la Orden, debido a las directas relaciones perfectamente establecidas con el Grande Oriente Nacional, se debió a los beneficios que el serlo reportaba, puesto que los Mi­ nistros habían sido encumbrados a sus puestos por las Lojias. El banquete dado en la Fontana de Oro a Riego, en que se cantó el himno de su nombre, cuya letra escribió el Hermano jeneral San Miguel, exitó la ira de Fernan­ do Vil contra sus’Ministros que habían pasadó'desde lacárcel a ejercer los cargos públicos, i casi a la fuerza firmó la lei de secularización de los monasterios presentado por Argüelles. Habiendo llegarlo la Francmasonería a un momentáneo apojeo, surjió en su campo la división, a consecuencia de rivalidades personales i miramientos políticos; surjieron así los llamados comuneros, Hijos de Padilla, Carbonarios i Anilleros. Sus principales jefes fueron los exaltados Ro­ mero Alpuente, Mejia, i sobre todo Ballesteros, que se dió el título de Gran Castellano, reclutando sus fuerzas entre la clase baja de la sociedad i los jóvenes inespertos. El Gran Oriente ejerció decidida influencia sobre el nuevo Ministerio radical de 6 de Agosto de 1822, al que entre otros, pertenecía con el grado 33, el jeneral San Miguel. Fernando Vil firmó a sus Ministros decretos ins pirados por las Lojias, que estaban vijiladas por los rea­ listas, quienes escitaban al populacho contra aquel Minis­ terio Francmasónico, que era por desgracia mas práctico


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en pronunciar discursos en las Loj¡as masónicas i en las Torres de los Comuneros, que en gobernar una nación tan dividida. Ni la invasión francesa; ni la alianza de los monarcas absolutos, ni la muerte de Riego, logra­ ron destruir la Francmasonería, que comenzó a traba­ jar secretamente. El ejército invasor trajo gran núme­ ro de Francmasones que auxiliaban a los espoñoles basta el estremo que el día de la ejecución de Riego se celebra­ ron en una casa de Madrid, bajo su protección, honras fúnebres en honor del Gran Maestre, Gran Comendador, del Grande Oriente Nacional de España. Luego se fun­ dieron los comuneros i anilleros en Ja Francmasonería, que siguió en gran parte los consejos délos emigrados en Londres i Jibraltar, donde residía el centro del movimien­ to accidental de la Orden, que imprimió gran actividad a las Lojias de Andalucía i otros puntos. Desde 1823 sus­ tituyeron indistintamente al difunto Gran Maestre los in­ dividuos del Grande Oriente a quienes las circunstancias les permitía ejercer el cargo. En 18 de Junio de 1824 fueron cojidos dos ajentes de la Lojia de Jibraltar con papeles e instrucciones, i, como por todas'partes se demostraba la actividad de. la institu­ ción, en l.0 de Agosto de 1824 renovó Fernando Vil la Real orden contra los masones, conminando con pena de muer­ te a los que en el término de treinta dias no se presenta­ sen i declarasen como tales; advirtiendp que, pasado este plazo, serian ahorcados a las veinticuatro horas sin mas juicio. Nadie se presentó, i los Tribunales hicieron numerosas víctimas. En Marzo de 1826 fueron ahorcados el Venera­ ble i seis Francmasones de una Lojia de Granada, i con­ denado a doce años de presidio el candidato que iba a iniciarse en el momento en que la Lojia fué sorprendida. El conde de España fusiló también a bastantes franc­ masones. En 1829 sucedió, definitivamente, a don Rafael del Riego, don Francisco de Paula de Borbon, quien tuvo gran influencia en la Orden i aun en la libertad española. Por entonces se estableció el dar, a modo de santo i se­ ña, una palabra que se variaba cada seis meses, i que con


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el título de semestral prosigue comunicando a todas sus Lojias el Gran Oriente Nacional. Luis Felipe de Francia protejió mucho a los francmasones españoles, i a pesar de los fracasos de Mina i Torrijos, las Lojias tomaron gran incremento. Al infante Gran Maestre i a su mujer la in­ fanta Carlota debió el trono la reina Isabel II. Algunos años después, ciertos anónimos que aparecieron por todas partes a donde en Palacio se dirijia la reina Isabel, i que atacaban al jeneral Narvaez, fueron por éste atribuidos al infante Gran Maestre i a sus Hermanos, a quienes ha­ bía declarado cruda guerra, por lo que aquél tuvo que abandonar la dirección de la Orden a fines del año 1 847. En 24 de Diciembre del mismo año fué. nombrado para sustituirle don Ramón María Calatrava, a quien muchos creyeron débil, pero que desplegó tal enerjia i temeraria imprudencia que, advertida la policía secreta de Narvaez, aludió éste a Calatrava públicamente en el Congreso, viéndose obligado a delegar temporalmante sus facultades en el antiguo Masón i Gran Maestre adjunto Pinilla, con el fin de evitar mayores males a la Orden. Pinilla organizó mas de 300 Lojias en toda España, si bien con carácter político i escaso número de individuos, lo que fué causa de la ruda persecución que sufrió la Or­ den en 1849, la cual hubiera sido funestísima si se hubiese consumado la traición intentada por el entonces Gran Se­ cretario, el cura don Basilio García, quién después de ocul­ tar todos los papeles con Pinilla en casa de un estranjero, delató al jefe del gobierno el lugar en que se hallaban, golpe que supo frustrar con perspicacia Pinilla trasladan­ do pocos momentos después de separarse dfe su Secretario todos los documentos a distinto lugar, los cuales a su muerte pasaron a poder de don Ramón Alaria Calatrava. El gobierno hizo prender al falso delator, a quien el sus­ to, sin duda, ocasionó la muerte a los pocos dias. En 1854 triunfó la Orden con el jeneral San Miguel, su Gran Cápitan de Guardias, a la cabeza; pero se corrom­ pió después con las mercedes que obtuvo, tanto en pala­ cio. donde el reí Francisco erijió una Lojia, abrazando en ella a jefes de barricadas, a quienes dió empleos, como


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en los Ministerios, donde servían los diplomas de grados para alcanzar destinos. Muerto Pinilla, i llegados los años 1865 al 66, Calatra­ va tomó de nuevo la dirección de los trabajos a instancias del célebre banquero Matheu, fideicomisario mosónico del infante don Francisco, i antiguo individuo del Gran Orien­ te, que, al fallecer el infante, habia recibido de éste la recomendación de restaurar la Orden, objeto que le preo­ cupó durante toda su vida. Calatrava, que habia estado veinte años cohibido por la exaltación de las pasiones po­ líticas que se le imponian desnaturalizando la institución, i había delegado en Pinilla el ejercicio de las funciones de Gran Maestre, aceptó la propuesta de Matheu, tomó por sí la dirección de la Orden, i como los tiempos eran de persecución formó el primer Gran Triángulo i después reorganizó el Grande Oriente, en que, ademas de los cita­ dos, ingresaron los antiguos masones Mendialdua, don José María Ganaacho, individuo que habia sido en 1847 de la Gran Cámara de Justicia, don José Reus, íntimo amigo i colaborador de Pinilla, i don Juau Antonio Seoane, siendo su primer trabajo formular i promulgar la Constitución que desde el l.o de Marzo de 1866 rije los destinos del Grande Oriente Nacional de España. Son varios i mui importantes los documentos inéditos relativos a toda esta época que se custodian en el archivo del Grande Oriente Nacional de España. Tienen especial­ mente gran interes las notas manuscritas que refieren los acontecimientos políticos desde los años 1847 i 1848. Su autor, el Dr. Anastasio Garcías López, dice testualmente: «En 1847, siendo Gran Celador el infante D. Francisco, se dió un gran impulso a la organización de Lojias en Madrid. Pertenecían al Gran Oriente Ordax, Avecilla, Olózaga, Domínguez (el autor del Diccionario), Chao, don Ramón Maria Calatrava, i otros que no recuerdo, siendo este úl­ timo el mas influyente i el de mas iniciativa. Al infante don Francisco le animaba su mujer doña Carlota, que era de mas actividad i enerjía que su marido. En Francia se preparaba el destronamiento de Luis Fe­ lipe de Orleans, i la Masonería española intentó hacer trabajos análogos en España; al efecto, se quizo hacer una revolución i cambiar el orden político del pais.


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Las Lojias se organizaron militarmente i se dividió Ma­ drid en zonas estratificas, habiendo sido Calatrava el en­ cargado de estos trabajos. Con dinero que facilitó el infan­ te don Francisco se compraron fusiles i penetraron sin tropiezo en Madrid, habiéndolos depositado en varias ca­ sas. El dia 25 de Mayo se reunió el Gran Oriente en lacalie de la Montera, donde estuvieron el Ateneo i la Acade­ mia de Jurisprudencia, i se convocaron para la una de la tarde a todas las Lojias cuyas tenidas consistieron en entregar los Venerables dos paquetes de cartuchos a cada hermano marchando luego cado uno a su puesto con el Venerable a la cabeza i Jos Vigilantes detras. En el café de correos se situó una Lojia compuesta de veinte hom­ bres, mandada por un sujeto (cuyo nombre ignoro), i se le conocía con el de el horchatero de la Plaza del Pro­

greso. Era su encargo apoderarse de la guardia que había en el Ministerio de la Gobernación, que entonces se llamaba el Principal, cuyo hecho debía realizarse a las dos de la tarde, haciendo un disparo para anunciar el triunfo. Dentro del Ministerio de la Guerra había ocho hom­ bres, que habían penetrado la noche antes sin ser vistos' i • se ocultaron en un sótano, teniendo la misión de sorpren­ der los centinelas interiores. Otra Lojia estaba situada en la calle paseando por la puerta del Ministerio, con encar­ go de sorprender la guardia esterior. Habia entonces jun­ to al Ministerio un edificio que se llamaba el Parque, en el que habia gran cantidad de fusiles del ejército, i se des­ tinaron varias Lojias para que se apoderasen del edificio i franqueasen las puertas al pueblo para que se armase. Todos estaban por Jas calles de Alcalá, por Eécoletos i el Prado. La reina acostumbraba salir entonces a pasear por el Prado, i una Lojia allí situada, tenia la misión de opoderarse de ella i llevarla ante el Gran Oriente para hacerla abdicar i establecer un gobierno provisional. Efectivamente, a las dos estaba paseando la reina en su coche, yendo detras el jeneral Narvaez, que era presiden­ te i Ministro de la Guerra. Por la plaza de la Cebada i calles de Toledo i la llama­ da de los barrios bajos, habia muchas Lojias i grupos de


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de paisanos a las órdenes de éstas, esperando la señal pa­ ra acudir a los depósitos de armas. Dieron las dos i las dos i media, i los del Café del Correo no se movieron. El Gran Oriente envió a preguntar al horchatero sobre su actitud, i éste contestó que la guardia del Principal habia tomado precauciones i que necesitaba mas jente para dar el golpe. Se.averiguó que no habia tales precauciones, i que el hor­ chatero no tenia valor para la empresa que se le habia confiado. Eran ya las tres i media i el Gran Oriente dis­ puso qne el jefe encargado de la Plaza de la Cebada sus­ tituyera al del Café de Correos, pero aquél se negó con el pretesto de que tenia sus fuerzas distribuidas i que si él faltaba de allí fracasaría el movimiento de la zona puesta a su cargo. En todo esto se pasaba el tiempo, las Lojias se impa­ cientaban, i aun cuando se les trasmitían las noticias se iba apagando el entusiasmo. Cerca de las cinco desapare­ ció la reina del paseo i también Narvaez, i a poco rato co­ menzó a notarse movimiento en los cuarteles i el Gran Oriente circuló un aviso a todos los λτenerables para que se retirasen las Lojias por haber llegado a conocimiento del gobierno lo que se fraguaba. Pero los de la zona comprendi­ da desde la carrera de San Jerónimo hasta la plaza de San­ ta Ana i Antón Martín, qne tenían por jefe al marques de Albaida, no quisieron retirarse, desempedraron las calles i levantaron barricadas, i otro tanto hizo el jefe de la pla­ za de la Cebada, armándose los hombres de estos puntos i comenzando a dar voces de “muera el gobierno, viva la libertad.” A las seis i media comenzó la lucha entre las tropas que el gobierno desplegó por toda la población, habiendo sido encarnizada en la carrera de San Jerónimo, replegán­ dose los insurrectos en las casas de la calle del Lobo, que fueron asaltadas por las tropas, derribando tabiques para pasar de una a otra, habiendo ocurrido escenas horribles, pues en algunas casas se trababa una lucha a oscuras en­ tre los soldados i los paisanos a tiros i a bayonetazos, i hu­ bo muchas víctimas de una i otra parte. Hácia la madru­ gada cedió el combate, salvándose por los tejados, o como pudieron, los que combatían en esta zona.


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También fué. reñido el que hubo por la plaza de la Ce bada, calles de Toledo, Embajadores i las contiguas, en las que duraron las descargas de fusilería toda la noche hasta la madrugada, en que cesó el fuego. Así terminó esta jornada llevada a cabo exclusivamente por Jas Lojias de Madrid, i con este suceso se suspendieron las tenidas en todas ellas, aun cuando el Gran Oriente seguia reu­ niéndose cuando podia en casa del infante D. Francisco, a quién poco después aconsejó el gobierno salir para el estranjero. Habia por entonces una policía llamada ronda secreta, i después del 25 de Mayo comenzó a practicar vi­ sitas domiciliarias, haciendo numerosas prisiones, siendo inmediatamente embarcados los presos i llevados a Filipi­ nas, repitiéndose con frecuencia el caso de fusilar en las calles a varios de los presos, dando un parte de que trata­ ron de escaparse i tuvieron que hacerles fuego. El dia 4 de Abril de 1848 el Gran Oriente circuló una orden a los Vijilantes que quedaban en Madrid, haciendo saber que al siguiente dia habia una insurrección militar, pero que no era obligatorio para los masones tomar parte en ella i que se les dejaba en libertad para hacer lo que cada uno quisiera. En el Gran Oriente hubo disconformidad de pareceres sobre este proyecto de sedición militar; pero Domínguez i algunos otros lo intentaron, logrando con­ quistar a los sarjentos i algunos oficiales del rej¡miento infantería de España, que estaba en el cuartel del Solda­ do, i de otro rejimiento (cuyo nombre no recuerdo), que estaba en el cuartel de San Mateo. Todos los sarjentos i oficiales fueron iniciados en la Masonería, i el 7 de Mayo a las cinco de la mañana salió el rejimiento de Espapa de *su cuartel dando vivas a la República, i se dirijió a la Pla­ za Mayor, de la que se posecionó. Domiñguez, con un grupo de paisanos, fué al cuartel de San Mateo confiado en que el rejimiento le seguiría como le habían ofrecido; pero al acercarse a la puerta le hicieron una descarga i cayó herido, refujiándose en el quicio de una puerta en la travesía de San Mateo, en don­ de un oficial le dió una estocada con la espada, i, llevado a su casa, murió al siguiente dia. El rejimiento del cuar­ tel de San Mateo salió a la calle a las órdenes del gobier-


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no, i como hubo mui pocos grupos de paisanos armados por las calles, i el resto de la guarnición no secundó el movimiento, fué cercada la Plaza-Mayor por fuerzas de in­ fantería i artillería, i a las ocho de la mañana fué tomada por Lersundi, haciendo muchas prisiones de soldados i sar­ jen tos, marchándose los que pudieron salvarse por las puer­ tas de Toledo i portillo de Embajadores. Fueron fusilados dieziocho sarjcntos, i ninguno delató a los que les habían iniciado en la Masonería. Con el fracaso de estas insurrecciones, con los muchos que fueron presos, otros que emigraron i algunos que ha­ bían sido asesinados en las calles, la Masonería suspendió sus trabajos, i no se reunían las Lojias ni aun el Gran Oriente. En 1854 triunfó la revolución militar, i aun cuando no la hizo la Masonería, eran masones algunos de los jenerales, como Espartero i San Miguel, que fueron el alma de ella. Durante este breve período de dos años de gobierno liberal pudo reorganizarse la Masonería pero se encarnó mas la idea de que no debia ser institución política, como lo había sido hasta entóneos, i que su objeto era realizar el progreso moral i dar la norma de la solución a los pro­ blemas sociales. Hubo, sin embargo, una fracción francmasónica llamada los Carbonarios, que opinaban que la Orden debia ser re­ publicana, i a esa pertenecieron Rivero, Figueroa, Pí i Margall i otros, que siguieron trabajando en este sentido i preparando los sucesos del 68, cuyo prólogo fué la insu­ rrección de los rejimientor de caballería de Aranjuez i Alcalá, con Prim a su cabeza en 1866. En 1868 ningún centro masónico disputaba al Grande Oriente Nacional de España la preferencia; mas pasado el peligro i proclamadas las leyes liberales, muchos creyeron que seria una recomendación pertenecer a la Sociedad Masónica, i brotaron por todas partes masones. Así, aparecieron en España, primero el Oriente Lusi­ tano, que al volver los emigrados de Portugal llenó de ajenies suyos a la patria, i luego el Gran Oriente de Es­ paña, que se constituyó en 10 de Octubre de 1869.


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Las causas de que se fundara este último Oriente fue­ ron, sobre todo, la decisión del Nacional, de no seguir dando a la Masonería española carácter político ni relijioso, convirtiendo el Gran Oriente i las Lojias en círculos ministeriales o clubs revolucionarios. Fiel a este espíritu, el de España se deshizo en J 871 de su fundador Mañan, que no era hombre influyente en po­ lítica, para nombrar Gran Maestre a uno de los jefes de la política contemporánea, al señor Ruiz Zorrilla, que ja­ mas habia sido masón. Como'este personaje fué presidente del Consejo de Mi­ nistros una vez en 1871, otra en 1872, i gozó de gran favor i confianza personal con el rei don Amadeo, atribu­ yéndolo, en parte, a concesiones masónicas, el Grande Oriente de España tuvo influencia en los sucesos de la época, i aun-salieron muchas veces de las Lojias i Capítu­ los manifestaciones públicas i mociones parlamentarias. En 1873, después de la abdicación de don Amadeo I, el Gran Oriente de España se dividió en fracciones, una de ellas capitaneadas por don José Carvajal, otra por un tal Lasomera, otra por el ex-Ministro de Marina Oreiro, i otra por don Juan Antonio Perez. La mudanza política de fines de 1875 amenazó a la Masonería con un nuevo estado de persecución parecido al de 1818. Paralizáronse los trabajos, hasta que se vió que, merced sin duda a la necesidad de contar con las fuerzas liberales para la represión carlista, no se ensañó la autoridad, como en otros tiempos, si bien fué preciso con­ tinuar los trabajos con sumo recato. En 1876 murió el Gran Maestre don Ramón María Calatrava, a quien susti­ tuyó el marques Seoane. En el mismo año estuvo en Madrid el príncipe de Ga­ les, Gran Maestre de la Gran Lojia de Inglaterra, quién por ruego de aquél intercedió con don Alfonso XII para que la institución francmasónica alcanzase en España situación legal. El rei le contestó «que él seria con gusto en España lo que S. A. era en Inglaterra respecto a la Francmasonería; pero que acababa de subir al trono, i, qué hasta que hubiera normolizado el turno pacífico de los partidos políticos en la gobernación del Estado, no demos-


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traria el cariño que a aquella institución profesaba, ni en lo mucho que había aprendido en la emigración respecto a lo que la Orden Francmasónica valia». (E. Caballero de Puga, Ritual del Maestro Francmasón, páj. 193.) En 1882 se hizo la estadística de los Hermanos afiliados al Gran Oriente Nacional de España, que eran: Senadores, diputados, títulos, jenerales i altos fun­ cionarios del Estado................................................... 130 Majistrados, jueces,"fiscales i abogados..................... 1033 Oficiales superiores i militares detodas clases;. . . 1094 Injenieros, sin distinción............................................... 143 Médicos................................................. 794 Carreras varias................................................................ 1005 Publicistas...................................................................... 1506 Propietarios....................................................................... 1392 Comerciantes..................................................................... 1882 Industriales....................................................................... 938 Bellas Artes....................................................................... 753 Empleados i profesión, sin distinción....................... 3588 Total de individuos activos en 1882..........

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En 31 de Enero de 1887 murió el Gran Maestre, mar­ ques de Seoane, i en Febrero fué nombrado Gran Comen­ dador Gran Maestre interino don J. M. Pantoja. Entre tanto dirijian el llamado Oriente de España, di­ vidido a la sazón en dos ramas, los señores Rajo Arias i el jeneral Carmena, las que se fusionaron por mediación del Grande Oriente Nacional de España, en el que vi­ nieron a fundirse al desaparecer el Oriente de España. En 7 de Febrero de 1889, el Grande Oriente Nacional de España, fundado en 1780, se acojió a los beneficios de le lei de Asociaciones, i fué reconocida como sociedad legal, según certificación espedida por el gobernador de Madrid don Alberto Aguilera. Posteriormente, en Julio de 1889, se celebró en París un Congrero Francmasónico Internacional con asistencia de delegados de casi todas las naciones. España estuvo representada por el Gran Secretario del Oriente Nacional,


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quien propuso la federación de todos los Orientes del mun­ do mediante un Gran Consejo Internacional de carácter permanente. No pudo discutirse la proposición porque no se habia hecho convocatoria especial para ello; pero se convino en reunir otro Congreso universal en 1890, primero de una serie de Congresos periódicos que deben contribuir a la obra común de la Francmasonería i dar unidad a los tra­ bajos de la Orden en todas las naciones. En la actualidad es floreciente el estado de la Franc­ masonería española, i con arreglo a la numeración dada en 1876, el Grande Oriente Nacional de España cuenta con 294 Lojias simbólicas, 91 Capítulos filosóficos, 14 Consejos de Caballeros Cadoscb, 19 Cámaras provinciales i 3 Departamentales, siendo en Agosto de 1891, el último número de los diplomas rejistrados el de 48,714. En la Isla de Cuba, ademas de las Lojias que dependen del Gran Oriente Nacional de España, existen el Supre­ mo Consejo i Gran Lojia Unida de Tolon i Cuba.

ESTADOS UNIDOS. La Gran Lojia de Inglaterra introdujo la Orden en New Jersey en 1729, la primera Gran Lojia se fundó en la Virjinia occidental en 1778. Actualmente hai en los Es­ tados Unidos unos 600,000 masones repartidos en 9,800 Lojias. El Gran Oriente está formado por el Congreso de las Grandes Lojias que se reune en Nueva York.

FRANCIA. El 13 de Octubre de 1721 se fundó en Dunquerque la primera Lojia de Francia, titulada Amistad i Frateτni∙ dad. En 1736, bajó la autoridad de la Gran Lojia de In­ glaterra, i presidencia de Lord Harnouester, se fundó en París la primera Gran Lojia Provincial, que en 1756 se declaró independiente con el título de Gran Lojia de Francia, que cambió en 1772 su título por el de Gran Oriente de Francia.


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Durante los diez primeros del segundo Imperio, el prín­ cipe Murat, Gran Maestre, i el príncipe Napoleón, aspi­ rante a este puesto, dieron lugar a que sus partidarios respectivos hicieran de la Masonería francesa un centro de enemistades i de luchas, a las que puso término en 1862 el emperador Napoleón, nombrando por la gracia de Dios i la voluntad nacional, Gran Maestre al Mariscal Mag­ uan, que ni siquiera era Aprendiz Masón, al publicarse el decreto, i que fué hecho desde grado l.0 hasta 33 inclu­ sive, el 12 de Enero de 1862. Maguan murió en su puesto de Gran Maestre en 1865. Le reemplazó el jeneral Mellinet, último Gran Maestre de Francia, por haberse conve­ nido en 1873 reemplazar la autoridad superior personal por la de una agrupación que lleva el título de Consejo de la Orden. GRAN BRETAÑA E IRLANDA. Las Grandes Lejías de Inglaterra, de Escocia i de Ir­ landa continúan hoi gobernando las Lojias que radican en sus respectivas jurisdicciones, en dirección común, si bien con independencia local; existen igualmente tres Su­ premos Consejos del Grado 33, así como varios Grandes Capítulos del Arco Real i diversos Grados Cónclaves de Altos Caballeros Templarios. Los Supremos Consejos fue­ ron fundados: en 18,08 el de Irlanda, en 1845 el de In­ glaterra, i en 1846 el de Escocia. GRECIA.

La Masonería Griega practica el rito ingles en la ma­ yoría de sus Lojias, por mas que ya se hayan implantado en Aténas los altos grados con un Supremo Consejo, un Gran Consistorio, etc. HAITÍ. La Gran Lojiase fundó en 1823, i el Gran Oriente en 1835. Hai 37 Lojias.


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HOLANDA.

La primera Lojia holandesa fué fundada en 1725 en La Haya, donde en 1735 se instaló ana Gran Lojia Provin­ cial. Después, bajo el patronato de la Gran Lojia de In­ glaterra, se instaló en 1756 la Gran Lojia holandesa, que se proclamó independiente en 1770, i en 1810 creó a sus espensas el magnífico Instituto para ciegos, de Amsterdan. La Gran Lojia de Holanda atravesó, sin gran menos­ cabo, el borrascoso período de 1810 a 1817. Establecióse en dicho año un poder central, recayendo la Gran Maestría en el Príncipe Federico, de los Países Bajos, para gobernar la Gran Lojia de Holanda i las Gran­ des Lojias Provinciales de Haya i de Bruselas, siendo aquella la encargada de presidir las numerosas Lojias ho­ landesas diseminadas en las Indias. Es Gran Maestre el príncipe de Orange.

ITALIA. La primera Lojia Italiana fué fundada por la Gran Lo­ jia de Inglaterra, en Florencia, en 1729, donde la Gran Lojia Provincial se constituyó en 1731. Las bulas ponti­ ficias de Clemente XII en 1738, i de Benedicto XIV en 1751, hicieron de la Francmasonería una agrupación de escomulgodos, una sociedad secreta que, como tal, se pro­ pagó en el misterio por toda la península italiana, logran­ do establecer en 1797 la Gran Lojia Nacional de Italia. El Papa Pió VII, por su decreto de 15 de Agosto de 1814, puso fuera de la lei a los masones, contando los vuelos de la institución, que solamente cuarenta i ocho años después, en l.o de Enero de 1862, pudo constituir definitivamente el Gran Oriente de Italia, no sin que mui en breve se instalara un Supremo Consejo del Grado 33 i porción de Lojias independientes que amenazaron por sus disensiones el porvenir de la institución en Italia,k hasta que de una Asamblea jeneral que a fines de 1863 se reu­ nió en Turin resultaron deslindadas las jurisdicciones^ constituyéndose, al unificarse Italia, una Gran Lojia de


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Italia i un Supremo Consejo del grado 33 en Roma, i en Ñapóles otro Supremo Consejo titulado Soberano San­

tuario del antiguo i primitivo rito Oriental de Menfis i Misraim. LIBERIA. Existe en esta República africana la primera Gran Lojia independiente de negros que ha existido en el mundo como potencia masónica. Se fundó en 1850.

LUXEMBURGO. Posee este Gran Ducado un Supremo Consejo del gra­ do 33, bajo la protección del príncipe Federico de Ho­ landa.

MÉJICO.

En 1800 se organizó la primera Lojia de Méjico bajo los auspicios de la Gran Lojia de Inglaterra. En 1813 apareció el rito escoses i en 1825 el de York, dando oríjen este antagonismo a luchas tan encarnizadas, que pro­ vocaron la creación en 1825 de un Rito Nacional Mejica­ no de nuevos grados, centro común de los masones pací­ ficos i de buena voluntad. En 1860 fue instalado un Su­ premo Consejo del grado 33 por el Supremo Consejo de Charleston. En 1878 se separaron muchos francmasones de la autoridad de este alto cuerpo, instalando un segundo Supremo Consejo i una Gran Lojia de Méjico, i en 1883 se constituyó una Gran Loji.a independiente del rito Sim­ bólico ingles. Son, pues, cuatro las potencias masónicas que ejercen autoridad concurrente en Méjico. PERÚ.

En 1825, una vez proclamada en 1821 ia independen­ cia del Perú, fundó el Gran Oriente de Colombia varias Lojias en Lima i otros puntos de la nueva República, ins­ talándose un Supremo Consejo del grado 33 en 1830, i en 1831 la Gran Lojia del Perú. De 1833 a 1845 permane­ ció aletargada la Francmasonería peruana, embargadas to-


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das las fuerzas nacionales en las luchas políticas, hasta que en 1852 se reconstituyó sólidamente el Gran Oriente Nacional del Perú, recuerdo del Grande Oriente Nacio­ nal de España que introdujo allí la institución; dicho centro constituye con el Supremo Consejo i la Gran Lojía independiente de la Masonería simbólica peruana, las tres potencias francmasónicas de aquella República.

POLONIA. De 1739 data la fundación en Varsovia de la primera Lojia polaca, i de 1769 la instalación de la Gran Lojia de Polonia, que interrumpió los trabajos a consecuencia de la irrupción en Polonia del sistema Templario. La políti­ ca opresora de lo czares condenó al letargo a Ja Francma­ sonería polaca, que estuvo en sueños desde 1794 a 1810, despertándose en esta última fecha tan solo para recibir, tras diez años de penosa e infatigable lucha, el golpe de muerte que le asestó el emperador Alejandro en 1821, i que ha hecho cesar todo trabajo en Polonia.

PORTUGAL. La Gran Lojia de Inglaterra fundó en Lisboa en 1735 la primera Lojia portuguesa, pero los masones fueron objeto de encarnizada persecución en los setenta años que tras­ currieron hasta 1805. Entonces se constituyó un Gran Oriente en Portugal, disuelto en 1814 i reconstruido en 1817; pero tuvo que desaparecer ante los decretos del rei Juan VI, de 1818 i 1823, que condenaba a todo masón, el primero a muerte inmediata i el segundo a cinco años de galeras en Africa. Desde 1834 trabaja la Masonería portuguesa con una libertad relativa, que ha llegado a ser completa en estos últimos años. Todas las agrupaciones que existíanse fundieron en 1860 en el Gran Oriente Lu­ sitano Unido. RUMANIA.

Existen en este novísimo reino una Gran Lojia i un Supremo Consejo del grado 33, que gobiernan seis Lojias.


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RUSIA. La primera Lojia rusa, la de Moscou, fué fundada en 1731 por la Gran Lojia de Londres, i hasta 1771 no se estableció la de San Petersburgo, siendo creada en 1772 la primera Gran Lojia rusa, con la que dio principio el período mas floreciente i brillante que en Rusia ha tenido la Francmasonería, pues no había unoble que no lo fuera, llegando a ordenar la misma emperatriz Catalina la ini­ ciación de su hijo Pablo I; Alejandro I fué iniciado en 1803, pero siempre manifestó suma desconfianza hácia la Francmasonería, presa en aquella época de luchas intes­ tinas entre la Gran Lojia Masónica, el Directorio Templa­ rio i una Gran Lojia inglesa que se fundó en 1815, la que no pudo adquirir gran desarrollo a causa de la proscrip­ ción absoluta decretada por el emperador Alejandro en 1821 i dél reciente predominio del nihilismo revolucio­ nario. SUECIA.

En Estocolmo inauguró sus trabajos la institución en 1736, siendo prohibida en 1738 i consiguiendo echar su­ ficientes raices en 1754 para que se constituyera una Gran Lojia provincial. En 1794 fué oficial i gubernativamente reconocida la Masonería, que desde esta época hasta hoi ha sido siempre presidida por el Soberauo reinante. En 27 de Mayo de 1811 el rei Carlos Xíll fundó una Orden, cuyas insignias llevan públicamente tan solo los masones distinguidos. SUIZA. En Jinebra existió ya en 1737 una Lojia fundada con patente de la Gran Lojia de Inglaterra, fué cerrada en 1738 por la'persecucion clerical, que se reprodujo en 1745 i en 1770, a medida que el desenvolvimiento de las ideas masónicas impulsaba a los suizos a fundar nuevas Lojias. En 1786 había ya en Jinebra un Gran Oriente de Suiza, que la revolución de 1789 hizo cerrar, i que volvió a rea-


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nudar sus trabajos en 1796, para desaparecer pocos años después. Subsistieron, sin embargo, varias Lojias, ya del sistema Templario, ya jenuinamente francmasónicas, i en 1876 adquirió la suprema dirección la Gran Lojia Alpina, de acuerdo con el Supremo Consejo de Suiza, continuación del Directorio del sistema Templario.

TÚNEZ. Se constituyó en 1880 una Gran Lojia del Rito fran­ cés, i existe desde 1881 un Supremo Conséjo del grado 33. TURQUÍA.

La Gran Lojia de Inglaterra en 1738 fundó en Turquía las primeras Lojias masónicas, las que desaparecieron an­ te la oposición de los ulemas o clero mahometanoxi la apatía de los turcos. En estos últimos años las potencias masónicas de Francia, Inglaterra, Alemania, Irlanda, Es­ cocia e Italia han establecido Lojias bajo sus obediencias respectivas en territorio turco, donde la única autoridad masónica es el Supremo Consejo del grado. 33 de Turquía, establecido en Constan tinopla. URUGUAI.

El Gran Oriente de Francia fue el fundador en 1827, de la primera Lojia del üruguai. En 1855 fundáronse 15 Lojias i en 1859 se constituyó un Gran Oriente en Mon­ tevideo. VENEZUELA.

El Gran Oriente Nacional de Vanezuela, establecido en Caracas en 1865, gobierna hoi mas de 50 Lojias. Es el Gran Protector el ex-presidenft Guzman Blanco. ASIA. La Grjm Lojia de Inglaterra cuenta en la India con 80 Lojias, la de Escocia con 10, la de Holanda con 4 i el


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LA CADENA DE UNION

Gran Oriente de Francia con 2. En Persia se han hecho varias tentativas para introducir la Masonería, pero han encontrado la doble oposición del clero persa i de los mi­ sioneros católicos. En el Japón hai Lojias inglesas en Yoko-hama i Yedo. OCEANÍA.

Las Grandes Lojias de Inglaterra i de Escocia cuentan con muchas Lojias en el Continente austral. El Gran Orien­ te de Francia tiene Lojias en las islas Hawai i en las po­ sesiones francesas del Pacífico i del Océano Indico.


LA INDUSTRIA NACIONAL ¿DEBE SER

PROTEJIDA

POR

EL ESTADO?

DISPOSICION. I. Introducción. II. Desarrollo de la industria en Chile. III. ¿Por qué no ha tomado el debido vuelo? IV. Obligación que tiene el Estado de protejer la in­ dustria nacional. V. Conclusión: Porvenir de los pueblos industriosos.

ESPOSICION.

I Trataremos este tema procurando dilucidarlo lo mas claramente posible, pues, en los tiempos porque atravesa­ mos, entraña en sí una vital importancia i un interes jeneral. Con placer hemos visto últimamente que los hombres de gobierno principian a fijar su atención en nuestra in­ dustria nacional, i que nueva corriente, diversa del cami­ no hasta aquí seguido, quiere implantarse ahora para dar protección a los industriales chilenos; pero ello está toda­ vía mui lejos de satisfacerlas aspiraciones comunes de los ciudadanos que se dedican a la industria. Los hombres de hoi poca esperanza tienen de ver rea­ lizados sus ideales i aspiraciones, i con razón, porque para


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que el cambio i la evolución que se inician vengan a con­ vertirse en realidad, pasará todavía mucho tiempo. Sin embargo, a ellos les toca batallar incesantemente para abrir una nueva era de progreso i dejar preparado el camino, que mas tarde el reconocimiento de los hombres honrados i de los industriales de mañana, coronará los esfuerzos que en pro de la industria hicieron, pero cuyos frutos no alcanzaron a recojer.

II

Antes de entrar al fondo del tema, permítasenos echar una mirada retrospectiva para ver lo que ha sido la indus­ tria en nuestro pais, paso que nos ha de servir de escala ascendente para llegar a analizar el estado en que se ehcuentra hoi dia, el por qué no ha progresado, i el porvenir que le espera cuando el gobierno le preste su decidida pro­ tección. Durante el período colonial la industria fué casi com­ pletamente desconocida en Chile. A fines de este período se había logrado introducir ciertos medios imperfectos para la manufactura de jéncros, para la fabricación de he­ rramientas destinadas al laboreo de las minas i lavaderos, para el cultivo de los campos, etc., i también se instala­ ron algunos molinos para proveerse de harina. La Revo­ lución de la Independencia paralizó el poco desarrollo que tales ramos habían alcanzado. Una vez independientes i comenzada la reorganización del pais, se dió ninguna atención a la industria. Luego que se abren todos los puertos al comercio libre de los diversos pueblos i que viene la inmigración estranjera, se establecen algunas industrias i pequeñas fábricas, que apénas dan para el consumo interno. Después de Freire, terminada la guerra i afianzada la paz, las industrias, en jeneral, toman algún incremento i dan algunas entradas al pais. Vienen en seguida las ajitaciones políticas que hacen que el gobierno descuide la administración interna i que nada se haga en favor de la industria. . Bajo el gobierno de Prieto ya el progreso material i


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comercial de la República adquiere un poderoso impulso con la navegación de los vapores, obra debida al empeño decidido del norte americano Weelhwright. Ademas la agricultura principia a dejar algún sobrante para la esportacion. En el gobierno de Búlnes la industria agrícola se desa­ rrolla notablemente. La causa de tal desarrollo fué debida al descubrimiento de las minas de California, en Estados Unidos, que llevó allá a muchos chilenos provistos de cargamentos de trigo i harina que vendían a un alto precio. Aquí mismo,' el comercio i la industria minera fué en este tiempo fomentada con el descubrimiento i esplotacion del rico mineral de Chañarcillo, en la provincia de Atacama. Una empresa porticular construyó entonces el ferro­ carril de Copiapó a Caldera. Bajo la administración Montt sigue este desarrollo pro­ gresivo. Se descubren en el sur algunas minas de carbón de piedra, se inicia la construcción del ferrocarril entre Santiago i Valparaiso, que tanto había de estimular el comercio, se tienden algunas redes telegráficas, i la rame­ ría continúa dando grandes riquezas. Lo que mas hai que hacer notar en esté gobierno con respecto a la industria, es la creación de la Caja de Crédito Hipotecario, para pro­ porcionar capitales a los agricultores. Este período fué, pues, mui próspero para la agricultura, el comercio i la minería. , Durante el gobierno de Pérez ya las industrias tomaron un nuevo incremento. Como se terminó el ferrocarril en­ tre la capital i el primer puerto de la República i se lleva­ ran también algunos ramales hácia el sur, quedó el dis­ trito agrícola comunicado con las principales ciudades, de modo que el comercio, la agricultura i la industria minera, ganaron inmensamente con estos adelantos. Sin duda alguna este gobierno sobrepasó a todos por la protección dada a la industria. Abrió la primera esposicion agrícola, que se instaló en Santiago en 1869, la cual estimuló la adopción de las mejores maquinarias europeas i norte-americanas para los trabajos del suelo. La administración siguiente, de don Federico Errázuriz,


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es tan próspera como la anterior. En ella tiene lugar la gran esposicion internacional de artes e industrias de 1875. Su consecuencia fué un gran perfeccionamiento de las industrias. Se adoptaron nuevos procedimientos para la esplotacion de las minas, i la agricultura tomó los me­ dios mas adecuados para aumentar la producción. Agre­ gúese a esto el descubrimiento en el norte del rico mineral de Caracoles i de depósitos de salitres esplotados solo por industriales chilenos i se tendrá un cuadro mas o menos completo del estado de la industria-en aquel período. Durante los gobiernos siguientes lo absorvió todo la guerra del Pacífico, pero debemos dejar por sentado que en los últimos años de la administración Santa María las industrias volvieron a recuperar casi todo lo que habían perdido. ' La administración Balmaceda continuó completando i aumentando el adelanto industrial. Para ello hizo tender por todas partes líneas de ferrocarriles i emprendió tantos otros trabajos, obras de la industria, que llenaríamos algu­ nas pajinas si fuéramos a sintetizarlas. Sin embargo, no podemos pasar en silencio la funda­ ción de dos instituciones que tienden directamente a be­ neficiar la industria: la Cámara de Comercio en Valparaíso i la Sociedad de Fomento Fabril en Santiago, que han prestado i están prestando todavía útilísimos servicios. Todos comprenden hoi la gran labor industrial empren­ dida por el desgraciado Balmaceda, que no alcanzó ni a cosechar los hermosos frutos cuya cimiente echó. Vino la Revolución del 91 i todos sus trabajos i grandes obras quedaron paralizadas. Fáltanos la presidencia que ya espira. Testimonio de los adelantos que se han hecho pueden dar los notables cam­ bios que se han operado en el mundo industrial chileno. La esposicion de minería en 1894 ha dado bastantes bue­ nos frutos (aunque mas era de- esperar), i como hemos dicho al principio, este gobierno se llevará la gloria de haber promovido la abierta protección a la industria chi­ lena.


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III Tal es el desarrollo que desde la época colonial ha to­ mado la industria en nuestro pais. ¿Es el grado en que se encuentra el máximo desarrollo que hubiera podido alcanzar? Nó! No ha olcanzado el debido desarrollo por muchas razo­ nes que enumeraremos suscintamepte. La industria no ha sido protejida por el gobierno como era deber que lo hiciese, como corresponde a gobernantes activos que se fijan, analizan i estudian en qué puede con­ sistir el bienestar de sus pueblos. Poco i nada se ha hecho por ellos al respecto, sino que reconcentrando su atención en las ardientes pasiones políticas, han dejado de la mano lo mas interesante, por solucionar las crisis i revoluciones que han retrasado no solo el adelanto material de la Re­ pública, sino también su organización política definitiva. Este estado de cosas que se ha arraigado desde los prime­ ros tiempos, continúa aun hoi. Otra causa que ha retrazado el progreso industrial, es la preocupación social, el desprecio con que se ha mirado i se mira aun al obrero, di artesano, al trabajador, al artis­ ta, al industrial. La primera clase social miraba como digna carrera solo el sacerdocio i la abogacía. Las demas profesiones, oficios o artes eran tenidas mui en ménos. Nosotros que todavía no nos hemos despojado por com­ pleto de las antiguas costumbres coloniales, podemos no­ tar, sino el desprecio, la indiferencia con que se miran aun hoi por la aristocracia, ciertas profesiones o algunas artes. Artistas notables, que se han distinguido grandemente por sus obras, han pasado su vida envueltos en la indijencia, en la miseria. Citaremos como prueba un ejemplo en afirmación de lo que decimos. El artista escultor nacional Blanco i el maestro compo­ sitor Zarate que debían ser las lumbreras del arte patrio ¿qué distinciones, qué favores les ha dispensado la socie­ dad?—Ninguno; i tan es así que uno i otro artista no han tenido en su patria mas que decepciones i sinsabores, no


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habiéndoles dado el Estado el puesto o empleo que por su competencia merecian. / Esto pasa con todos, hombres intelijentes en cualquier ramo que sea, jeneralmente son despreciados, colocando en puestos delicados a individuos mediocres o de escasa ilustración. Tales motivos no pueden ménos de influir poderosamen­ te en el adelanto de los pueblos. Aquí ha' sucedido cabal­ mente que a causa de ese desprecio nadie ha querido de­ dicarse a una carrera o profesión modesta, pero honrada, sino que llevados de la corriente han tratado de seguir su mal curso. Podemos apuntar todavía otra causa que ha influido en el poco progreso industrial: la falta de educación popular. Por ignorancia se ha hecho resistencia a muchas mejoras i adelantos que debieran haberse aceptado inmediatamen­ te. Se han seguido i se siguen hasta hoi medios mui imperfectos para cultivar los campos i pata beneficiar los me­ tales. Otros ramos están entregados a sistemas tan ruti­ narios que impiden por completo su progreso. Muchas otras causas podríamos apuntar todavía, que han sido ajcntes en el poco adelanto que han tomado las industrias, pero no nos es posible estendernos tanto i creo que los datos ya anotados bastan para convencernos de la verdad.

IV Vamos ahora a contestar a la pregunta de nuestro te­ ma: ¿debe la industria nacional ser protejida por el Esta­ do?—Desde luego contestamos afirmativa i taxativamente que sí. A nadie, ni al mas pesimista se le ocurrirá decir que nó. Sin embargo, se nos ocurre otra, pregunta: ¿por­ qué debe el Estado protejerla? He aquí las contestaciones. Las industrias forman la base de la riqueza i del en­ grandecimiento del pais. Doquiera que las industrias prosperen se verá un pueblo viril, trabajador i laborioso. -Las industrias necesitan brazos, i por consiguiente a un pueblo industrioso nunca faltará el trabajo, fuente de la felicidad de 1os pueblos.


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Protejiendo el Estado la industria nacional, se evitan las crisis, la huelgas, los crímenes i todos los azotes que pueden asolar a un pueblo que le falta el trabajo, que le falta el pan. “No hai revoluciones mas terribles que las revoluciones del hambre. El hambre rpba, mata, miente, juega su cabeza por un óbolo.” “Hombres de Estado, oradores, publicistas, pensadores, se entretienen en señalar mil causas a las desdichas socia­ les. Tal pueblo se subleva porque no tiene los hábitos de libertad. El de mas allá no se organiza porque no se ha dado instituciones realmente libres.” “En lugar de cabalgar en las estrellas seria inmensa­ mente mas útil i mas práctico averiguar cómo come la mayoría de esos pueblos.” “¿Come mal? Pues he ahí la causa de todos sus conflic­ tos.” Esto es lo que dice Justo Arteaga Alemparte. ’ ¿Es verdad? Lisa i llana. ¿I cómo se da de comer a los pueblos? Dándole trabajo, protejiendo la industria, don­ de nunca le faltará al obrero como ganar lo necesario para su propio sustento i para el de su familia. La cuestión económica tan arduamente debatida al tra­ tarse de la Conversión, debe también atraer nuestras mi­ radas. Para que el pais se enriquezca, para que no ande gol­ peando puertas estrañas en demanda de un préstamo, pa­ ra que haya sobrante i desahogo en las arcas fiscales, debe el Estado protejer la industria nacional. Es ya tiempo que los hombres de gobierno se conven­ zan que nuestra salvación económica está en la industria, que el porvenir idustrial de nuestra patria labrará su en­ grandecimiento i riqueza i que la industria chilena está llamada a ocupar el primer puesto en América del Sur. Sí; ya no debemos esperar nada de los agotados terrenos auríferos i de las riquezas minerales que encierra o puede encerrar nuestro suelo, porque ellas no serán inagotables ni han de poder jamas dar las entradas i beneficios que nos reportará la industria. El Estado, para pro tejer la industria nacional debe uti-


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lizar los capitales chilenos, que solo esperan un campo se­ guro de acción. Aquí pasa todo lo contrario. Habiendo capitales con los que se puede emprender grandes obras con ménos costos i con mas garantías, se va al estranjero para contratar empresarios i beneficiar a capitalistas que solo tratan de aumentar su caudal, de modo que en lugar de quedar aquí la utilidad, queda una obra mala i la mo­ neda chilena va entonces a incrementar industrias ajenas a todo progreso en el pais. Implante el Estado las industrias mas adecuadas al pais, protéjalas como es su deder, impida esa gran esportacion estranjera a nuestro pais que perjudica las producciones de nuestro suelo, i habrá dado un gran paso en favor del desarrollo industrial.

V ¿Qué porvenir esperará a Chile cuando las industrias hayan tomado un "rail desorrollo? No tenemos para que pronosticarlo. Si recurrimos a la historia encontraremos que los pue­ blos mas adelantados, que figuran en primera línea a la cabeza de las naciones, son aquellas en que las industrias han llegado a un alto grado de desarrollo. Ahí tenemos a Estados Unidos, a Inglaterra, a Francia, a Alemania, a Suiza, etc. Estados Unidos son el ejemplo mas culminante. Pue­ blo esencialmente trabajador, que utiliza el tiempo, que ha buscado aquello en que podia engrandecerse, vemos que tiene el desarrollo industrial mas grande del mun­ do. No hai ramo que habiendo sido mirado allá como fructífero, no haya recibido la debida protección del Es­ tado i haya prosperado rápidamente. Holanda se ha hecho rica con la salazón i conservas, Inglaterra i Francia con sus manufacturas, Suiza con la ga­ nadería, i así cada pueblo tiene su industria que constitu­ ye su principal fuente de riqueza. Una vez que se estudien entre nosotros las industrias que mas conviene implantar i que se les dispense la debida protección, podremos con seguiridad ponernos al nivel de las naciones mas ricas e industriosas del mundo.


EL

LIBRE

ALBEDRIO

I EL DETERMINISMO.

(Apuntes para un estudio). Es preciso no olvidar un hecho, i este hecho es que to­ dos tenemos conciencia de la causalidad de los actos hu­ manos, o, para mejor esplicarnos, todos tenemos*concien­ cia de que el hombre en su actividad voluntaria no proce­ de al azar como una veleta que se mueve sin rumbo fijo, sino que tiene motivos que determinan sus voliciones, i cuando notamos que alguien obra por motivos que noso­ tros no alcanzamos a percibir, tratamos de inquirirlos, a fin de saber si el que procede impulsado por ellos es un loco, un necio o un cuerdo. Paseándonos una tarde por la Alameda de las Delicias en unión de varios amigos, tuvimos oportunidad de ver a un hombre que, mirando continuamente hacia atras, ca­ minaba con pasos un tanto acelerados i de una manera tan estravagante que llamaba la atención de todos los que le encontraban. Alguien dijo: «Parece un loco,» i uno de nuestros compañeros nos refirió que un dia había interrogado a dicho individuo preguntándole por qué acostumbraba a andar en la calle con tanta precipitación, i que el buen hombre replicó: «Huyo de mi padre, que quiere matarme.» En este acto que nos ha servido de ejemplo, vemos que que no hai congruencia entre el hecho i la causa determi-


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nante; lo que nos hace inducir que hai una alteración en las funciones morales del sujeto. Si examinamos uno a uno los actos que ejecutamos en. un dia, podremos ver cuántos ≤pn habituales i cuántos son deliberados: levantarse, vestirse, leer el diario, almorzar, salir a la calle, trabajar en la oficina, pasear, etc., son ac­ tos en que diariamente procedemos de idéntico modo, aun en sus mas insignificantes detalles i sin siquiera darnos cuenta de ello: en las tres cuartas partes de nuestros ac­ tos cuotidianos no entra la deliberación (I). Se podrá argüir que, cuando sentimos la campanilla del comedor, somos libres para escojer entre quedarnos en nuestro aposento e ir a comer; pero, si tal cosa fuera así, sucedería que en cierto lapso de tiempo el número de ve­ ces que nos quedaríamos sin comer en nuestro dormitorio, i el número de veces que pasáramos al comedor, serian mas o menos, igual. Sin embargo ésto no ocurre, i si algu­ na vez acontece que nos quedamos sin comer, a pesar de oir el aviso de la campanilla, no lo hacemos por puro ca­ pricho, sino por motivos mui poderosos, como el haber co­ mido ya en otra parte, el estar indispuesto o el encontrar­ nos mui preocupados en algún asunto que juzgamos de­ masiado importante. Pretender negar estos hechos es querer negar la evi­ dencia de los hechos que estamos viendo diariamente i a cada momento. «Mi padre ha amanecido hoi con todo el spleen», nos decia un amigo nuestro, hijo de un caballero ya entrado en años, que se hacia insoportable cuando su constitu­ ción delicada, i nerviosa se alteraba con los cambios repen­ tinos de temperatura, i a pesar de ser este señor mui fer­ voroso partidario del libre arbitrio, sin embargo, cuando estaba de mal humor, no manifestaba libertad para estar contento, ni para conversar con nadie, ni para tratar bien a sus sirvientes. «Este niño no se parece a su padre,» es una espresion que oímos frecuentemente, aludiendo a las cualidades mo(t) Paramas detalles a este respecto véase: Quetelet, Du Systlme Sociale.


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rales, i que da como por sentado el hecho de heredarse al­ gunas predisposiciones morales. Hai todavía otro hecho universalmente reconocido, que consiste en atribuir a cada individuo una inclinación o tendencia especial, que, manifestándose en casi todos sus actos, le particulariza distinguiéndolo de los demas, i que nosotros denominamos índole o carácter. Los diccionarios están acordes en que el carácter es la señal, marca o signo que distingue a los hombres, i si nos remontamos a la etimolojía, veremos que carácter viene del latín character i del griego Kárassein, grabar. Si nuestros actos dependiesen del puro arbitrio, no existirían estas diferencias sui generis que constituyen la individualidad moral. Cuando un viajero nos asegura que en la ciudad tal el comercio está invadido por los compradores a una hora dada, i que a tales horas se hacen las visitas, i que una calle determinada es la favorecida por los paseantes, i que el ceremonial que se usa en las relaciones sociales tiene particularidades que no encontramos en otras ciudades, i que en los clubs se nota una cierta etiqueta o mucha franqueza, apuntar, en fin, todos estos detalles, es carac­ terizar, no ya la conducta de un individuo, sino la de un grupo estenso de individuos. Cuando decimos que un pueblo es intelijente, espansivo i emprendedor i que tal otro es cobarde, corrompido i sin iniciativa, afirmamos que existe un carácter nacional. Indagando detenidamente a la luz de la historia las condiciones constitutivas de la sociabilidad de los pueblos modernos, no tardamos en descubrir en lo⅝ individuos de cada raza un temperamento característico, un modo de ser propio que se mantiene al través de las jeneraciones. Si consideramos los consumos de cada familia, notare­ mos sin grande esfuerzo una uniformidad que en ocasio­ nes llega a la exactitud matemática: así tendremos que to­ dos los meses se gasta, mas o menos, la misma suma en comestibles, en vestuario i en diversiones; i en'las familias que ocupan una posición social idéntica, fos consumos varían en mui pequeñas proporciones, i si algunos pasan de esta proporción de una manera escesiva, luego se hace


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notar el hecho con picantes comentarios, En tocios estos actos, tan ¿numerables como insignificantes, nuestra vo­ luntad no procede arbitrariamente, sino que son circuns­ tancias variadísimas las que las motivan. «Si al atravesar la calle un hombre ve un carruaje que se dirije hacia él, se puede asegurar atrevidamente que en 999 casos sobre 1,000, tratará de no dejarse aplastar. Si un hombre, apresurado por llegar a una estación para tomar el tren, sabe que por un camino hai una milla i que por otro hai dos, se puede afirmar con confianza que toma­ rá el primero; i si este hombre está convencido de que no alcanzando el tren perderá una fortuna i deque no quedan mas que diez minutos para andarla milla de que se trata, es casi seguro que se echará a correr o que tomará un ca­ briolé. Si alguien puede comprar en la puerta de calle una mercadería de consumo cuotidiano i si en el otro estrenuo de la ciudad esta mercadería es ménos buena i mas cara, podemos afirmar que será preciso que existan entre la per­ sona en cuestión i el mercader de léjos relaciones de un jénero especial para que se decida a comprar la mala mer­ cadería que le cuesta mas sacrificio i mas dinero» (1). «Sin duda alguna, no hai en los pueblos cultos acto mas libre que el de contraer matrimonio. En todos ellos el consentimiento de ámbas partes es condición esencial de la validez del contrato; i la fuerza, el fraude i el error lo anulan. Salvos, de consiguiente, raras escepciones, pode­ mos estar ciertos de que los matrimonios se celebran por determinaciones, si no espontáneas, a lo ménos, entera­ mente libres de la voluntad» (2). Consultando el Anuario Estadístico de Chile, el señor Letelier nos presenta un cuadro de los matrimonios cele­ brados en el decenio de 1871-1880, i lo que primeramente se nota es que no solo la cifra de los matrimonios varía de upo a otro año en pequeñas proporciones, sino que, i esto es lo mas curioso, «el mayor número de matrimonios se celebró en los años prósperos de 1873 a 1875, i el menor en los años’aciagos de 1877 a 1878». (1) H. Spencer. Introduction d la Science Sociale. (2) Valentín Letelier. De la Ciencia Política en Chile.


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I entrando a considerar, en seguida, el caso de los deli­ tos ocurridos en ese mismo decenio, el mismo autor nos observa que el mayor número «se cometió en los años de crisis de 1877, 1878 i 1879, en que se licenció mucha parte de la guardia nacional, se suspendieron muchos obras pú­ blicas i se hicieron efectivas las órdenes que prohíben exijir • en las subdelegaciones servicios personales no autorizados por las leyes». Si los matrimonios i los delitos son los actos que juz­ gamos los mas espontáneos, los que el hombre ejecuta eon la mas entera conciencia de su libertad personal, ¿de qué manera podríamos conciliar el libre arbitrio con esas leyes jenerales destinadas a fijar su proporción con una exacti tud admirable? Si nuestra voluntad obedeciera a determinaciones arbi­ trarias, no existiría el carácter individual, ni las costumbres, ni el carácter nacional, ni las diferencias de razas; ni los fenómenos sociales obedecerían a lei ninguna. * *

*

Pero no quisiéramos terminar con esta esposicion de hechos nuestras observaciones, sin ántes vislumbrar si­ quiera de lejos el grave problema que ha preocupado tanto a los filósofos i a los moralistas. En todos los sistemas antiguos de creencias aparece una Causa Suprema dirijiendo los actos humanos. Aunque los griegos aceptaban la intervención del Hado, sin embárgo, no fueron tan léjos como los creyentes en el Coran, que llegaron al fatalismo mas absoluto. De paso conviene hacer notar que la filosofía cristiana tiene doctrinas como las de la gracia, la predestinación i el pecado orijinal, que se concillan mui difícilmente con el libre albedrío i la responsabilidad moral. Pero no en­ tremos en tanta hondura, que bien puede que resbalemos: pues basta a nuestro intento con observar que solo en nuestros dias ha venido a tenerse una concepción verda­ deramente científica de la libertad moral. Los hechos mas arriba apuntados son un argumento poderoso contra la voluntad puramente arbitraria, i hasta


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los mas empecinados arbitristas se ven obligados a reco­ nocer su evidencia i a aceptar que hai casos en que nos resolvemos en virtud de circunstancias determinadas. «En la mayor parte de Ios-casos escoje nuestra volun­ tad entre el mal i el bien por sí misma, según determina­ ciones orijinadas en motivos espirituales e internos,»— dicen los arbitristas. Poco importa aquí la cuestión de palabras; poco im­ porta que los motivos que determinan nuestra voluntad sean calificados de espirituales e internos; porque, para nuestro propósito, basta con que quede sentado que nues­ tra voluntad es motivada i no arbitraria. En un hombre ilustrado la voluntad no es, pues, un so­ berano absoluto que se decide por puro capricho sin escu­ char las justas observaciones de la intelijencia, sino que es un soberano constitucional que obra de acuerdo con la facultad encargada de examinar los diversos motivos que orijinan qn acto humano. Aseverar lo contrario es preten­ der asemejar un acta sancionada por la reina de Inglate­ rra a un úkase firmado por el czar de Rusia. Como la intelijencia delibera para que la voluntad en seguida, resuelva i como casos hai en que no alcalzamos a percibir esta deliberación, por efectuarse mui apresurada­ mente, i ejecutamos un acto de que después tenemos que . arrepentimos, cuando una reflexión mas detenida nos hace pensar en él, nos hemos formado la ilusión de que en nues­ tras voliciones procedemos sin motivos determinantes. «El hombre delirante, dice Spinosa (citado por Letourneau), el parlachin, el niño i todas las personas de la mis­ ma categoría creen que hablan por una libre decisión de su espíritu, sin embargo de que son impotentes para conte­ ner la vehemencia de su palabra. La esperiencia, no ménos que lo razón, nos enseña que la creencia en el libre arbitrio existe entre los hombres únicamente porque tie­ nen conciencia de un acto sin tenerla de las causas que los determinan.» Este error de psicolojía es semejante al que se sufre en óptica, cuando el niño quiere tomar la luna que ve refle­ jarse en la fuente, o cuando el adulto ignorante, sin darse cuenta de las leyes de la refracción, ve los objetos que es-


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tán dentro del agua en otra dirección de la en que real­ mente se ecuentran. Pero entrando en el estudio detenido de los fenómenos de la Física, se viene a comprender mas tarde cuán erróneas eran estas apreciaciones. Del mismo modo, solo el estudio atento de los fenóme­ nos psicolójicos puede darnos una clave exacta para com­ prender en su verdadera estension los hechos cuya con­ cepción antes nos inducían en error.# Las consideraciones espuestas vienen a manifestar la grande importancia del desarrollo intelectual en los actos humanos; puesto que un hombre ilustrado se encontrará con mejores aptitudes que uno ignorante para discernir, en un caso determinado, sobre los diferentes motivos que hayan de presentársele: el primero tendrá siempre mas se­ guridad i confianza en sus voliciones que el segundo. Un hombre hambriento, a quien se le ofrece alimento, acudirá a tomarlo, a fin de satisfacer una necesidad impe­ riosa i escapar a la muerte; pero si el alimento contiene materias envenenadas, es indudable que lo rehusará por las mismas razones. El motivo determinante en ámbas circunstancias es idéntico, i como no hai mas que uno solo, no tiene lugar la indecisión. Pero cuando dos o mas motivos son igualmente pode­ rosos, el individuo vacila, como el fiel de una balanza que soporta en sus platillos pesos que casi se equilibran, i del propio modo que el fiel concluye por inclinarse del ládo del platillo que lleva mayor peso, la voluntad se resuelve por el motivo que el individuo juzga mas poderoso. I el criterio que haya de servir de norma para juzgar de la diversidad de motivos, tendrá que variar con cada individuo, según circunstancias múltiples, tales comd el carácter, la educación, las creencias relijiosas, las opinio­ nes políticas, la posición social, etc. «Amenudo los delitos no son hijos de la voluntad deli­ berada, sino de la ocasión, de la ira desordenada, de pasio­ nes momentáneas, de móviles accidentales. Aúnen los casos de'premeditación, es menester, para que se puedan llevar a efecto que concurra un gran número de circuns­ tancias. Previamente, el ájente tiene que optar en su áni­ mo entre varios motivos morales; tiene que sostener una


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lucha entre el temor al castigo i el ¿leseo ¿le venganza o la co¿licia de lo ajeno; tiene que acechar una ocasión favo­ rable; i aún llegado el último momento, puede flaquear o ser sorprendido (1).» «Toda acción tiene necesariamente su razón suficiente ya que esta razón ha bastado; pero con frecuencia sucede que en el mundo moral como en el mundo físico, la causa se nos escapa, precisfmente porque la insignificancia del resultado nos impide proceder con la atención necesaria. Sin embargo, esta causa no por eso deja de existir, i la prueba está en la producción misma def efecto (2).» «No podéis conseguir crea yo aquello que no quiero creer, piense aquello que no quiero pensar, ame aquello que no quiero amar, haga en lo dependiente a mi albedrío aquello que no quiero hacer; por todo lo cual me siento libre,»—arguye un arbitrista. Si el razonamiento no es sino la clasificación de rela­ ciones, i si clasificar no es otra cosaque reunir las relacio­ nes semejantes i separar las no semejantes, (3) no perci­ bimos nosotros relación alguna entre la voluntad arbitraria i la credulidad, o el pensamiento, o lo que nos es objeto de repulsión. Nuestra credulidad no es tan arbitraria como a prime­ ra vista aparece. Si al arbitrista mas empecinado le dijera su criado que no habia podido dormir durante toda la noche, don motivo de que las ánimas le hábian estado ha­ ciendo no mui agradable compañía, es mui probable que no pudiera creerle, aunque él lo quisiera; i si el mismo criado le advirtiera que en la noche habia sentido abrir un forado por los amigos de lo ajeno i el amo presenciara, en ⅛eguida, el cuerpo del delito, ¿sé atrevería a dudar aun cuando él lo descara? Dudaría de la veracidad del criado si no lo tuviese por persona formal. Así como nuestra credulidad no es puramente arbitra­ ria, no lo son tampoco lo que pensamos, ni lo que amamos u odiamos, ni lo que hacemos o no hacemos. (1) . V. Letelier. Obra citada. (2) . Eug. Veron. La Morale. (3) H. Spencer. Principes de Psycologie.


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Estas voliciones que liemos tomado en consideración, no tardamos en notarlo, conservan estrechas relaciones con los motivos suficientes que los determinan. «Nuestra razón pura no podrá demostrar con argumen­ tos matemáticos de una evidencia irrefragable la libertad moral; pero como sin ella el jénero humano se destruiría i la sociedad también i la moral i el derecho, no hai sino admitirla i proclamarla como una verdad evidente»—así continúa argumentando un arbitrista. ¿Por qué habría de implicar la destrucción del jénero humano el reconocimiento de que la voluntad se resuelve impulsada por uní motivo suficiente? En cuanto a la exis­ tencia de la sociedad, debemos observar que la teoría ar­ bitrista es mas bien incompatible con ella, que no la con­ cepción determinista, ya que el hombre, por el solo hecho de entrar en relaciones con sus semejantes, manifiesta que en ese acto procede, no por puro capricho, sino por razón de que la vida social le reporta mas ventajas que el aisla­ miento. Por lo demas, las nociones de deber i de justicia existen perfectamente al lado de una voluntad que se de­ termina en virtud de ciertas circunstancias. .

* ⅛ *

Una de las pruebas a que recurren también los arbitris­ tas para establecer su tesis es la referente al suicidio, sos­ teniendo que «el hombre se despoja déla vida en el pleno goce de sus facultades, con toda su libertad i conciencia». Dar por sentado un hecho harto dudoso, como lo es que el suicida se halle en el pleno goce de sus facultades, es proceder con incalificable lijereza; porque, si algo prueba el suicidio en esta cuestión, es mas bien un argumento de doble filo, ya que nadie desconoce que el suicida debe su­ frir una perturbación mui grande en su espíritu al atre­ verse a poner término a su existencia. * * * Eti vez de ser puestos en duda los hechos que hemos citado, son universalmente reconocidos. Mas, cuando se


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tratado fundar sobre ellos una inducción, de todas partes parece levantarse un clamor inmenso contra los que tal cosa intentan. Toda ciencia nueva tiene que encontrar obstáculos in­ numerables en su camino: Herbert Spencer, a propósito de la ciencia social, ha trazado con mano hábil un cuadro verdaderamente admirable acerca de las dificultades con que ha de tropezar el sociólogo (1). Es, pues, indudable que una concepción científica de la libertad moral no habría de ser mas favorecida que otras de ménos trascendencia, i ella ha de pagar también su tri­ buto a las preocupaciones, ya que, siendo las ideas hijas del tiempo i del medio en que se producen, su evolución se efectúa lenta e insensiblemente. «Entre el fatalismo i libre arbitrio, el deterninismo con­ servará el lugar que todas las ciencias le han asignado i que no le quitarán vanas declamaciones. ¿No es, pues, libre el hombre? se objetará. Sí, el hombre es libre; no es libre de querer sin motivos; pero es libre de proceder se­ gún su voluntad cuando una fuerza esterior no obra so­ bre él» (2). . Así como el fatalismo supone que todas las acciones hu­ manas, aun aquellas que parecen mas libres, son el resul­ tado necesario de una predestinación anterior, así también el sistema arbitrista, a^su turno, niega la causalidad de nuestros actos, haciéndolos presidir por el puro capricho. Ambos sistemas pecan por lo absoluto; uno i otro ocupan los estremos opuestos: el uno, negando toda libertad de acción, nos hace simples instrumentos del destino; el otro, negando la causalidad de los actos humanos, nos convierte en veletas del asar. Un metafísico nos aseguraría que la verdad está en algunos de los dos sistemas; pero el estu­ dio atento de los fenómenos psicolójicos habria de darnos por resultado que la verdad, sin estar en ninguno, ocupa, sin embargo, un término medio.

(1) H. Spencer. Introduction a la Science Sociale. (2) León Donat. La Pohtique Experiméntale.


EL LIBRE ALBEDRIO

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«La acción .humana está sometida a leyes superiores, i no es libre sino en cuanto las puede modificar, de la mis­ ma manera que el calor puede apresurar o retardar el cre­ cimiento de una planta, de la misma manera que todo ájente natural puede modificar los fenómenos naturales. Pero el principio primero de toda lei natural, a saber, que ella surte unos mismos efectos siempre que se reunen unas mismas circunstancias, permanece incólume, a pesar déla voluntad, i se cumple en el orden superior de las socieda­ des como en los órdenes inferiores de la cosmología» (1). El 1er. Esp. de la R. L. Justicia i Libertad.

(i) Valennin Letelier. Obra citada.


PENTALOGO. (Declamación hecha en una fiesta escolar.)

I

EL ARTE.

Chispa sublime del fuego eterno, Numen divino, doi a la idea Forma tanjible,—Modelo, créo. .. . Doi pensamientos a la materia! Bajo mi mano la piedra bruta Nace a la vida, surje al amor. ... El cincel talla; la idea alumbra: El Arte soi!

II LA CIENCIA. Paso a la luz! La brillantina antorcha La ruta marca a la afanosa turba: Dadle el apoyo a la palanca augusta I el mundo lanzo a la rejion ignota!

El verbo soi de la verdad eterna; Trazo la senda al intelecto humano; Nada me oculta el insondable espacio. . . . La Ciencia soi; i la Verdad mi enseña.


PENTÁLOGO

III

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.

EL AMOR. Alas de tules, Flechas de oro, Solio de nubes Luciendo voi; Fuente de dicha, Rico tesoro, Brindo en la copa De la ilusión.

,

Yo divinizo La poesía, Yo soplo el mimen, La inspiración; Sin mí no hai alma, No hai alegría. . . . Amor es vida; Todo e^ Amor.

IV

EL DEBER. Grave como la luz de la esperiencia, Firme como las puntas del compás, Recto como una pajina de historia, Aspero como voz de la verdad.... —Quién es?—Soi el Deber.

Bajo mi manto se cobija el mundo, Sigue mi estela la creación entera. ¡A mí, las Ciencias! El Amor! El Arte! Seguid la antorcha de mi alzada diestra!


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.

v

DICHOS.

(coro). h.

'

Arte.—Dulce concierto a que el Deber nos llama. . . . Ciencia.—Siempre adelante, sin mirar atras! Amor.—Vamos tendiendo las brillantes alas. . . . Deber.—Paz en los cielos; i en la tierra, paz!


LA

GRAN MASONA HERMAN^ MARÍA.

(Apuntes biográficos).

Masonería de adopción.—La Gran Lojia.—<(El dere­ cho humano.»—Declaración de principios.—Su pro­ greso.—La Hermana María Deraismes. Hará como dos años que Ja prensa masónica de Fran­ cia dio la voz de alarma para tratar la cuestión, si la mu­ jer podía participar de los trabajos masónicos con igual­ dad de derechos i de deberes que los hombres. La verdad es que ningún periódico masónico ha encarado ese pro­ blema en su verdadero punto de vista, siendo la cuestión subordinada a una serie de consideraciones fisiolójico-morales i sociales, cuyo desenvolvimiento nos llevarían a un orden de estudios superiores de gran trascendencia, obli­ gándonos a proclamar, como consecuencia de los princi­ pios igualitarios i liberales que profesa la Masonería, la igualdad absoluta de derechos para el hombre i la mujer, cuyos deberes son exactamente iguales en la Humanidad. Según las reglas de los antiguos límites de la frater­ nidad masónica, las mujeres no podían ser admitidas en el seno de las Lojias; pero, algunos hermanos franceses, a la mitad del siglo XVIII, teniendo en cuenta que el bello sexo es una parte mui importante de la humanidad i que está dotado en jeneral de virtudes i cualidades que deben


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ser premiadas, fueron Jos primeros en fundar la Masone­

ría de Adopción. Muchas fueron Jas sociedades secretas que trataban de imitar en sus símbolos i formas a la Masonería, hasta que, el Gran Oriente de Francia viendo que al multiplicarse esas sociedades podían en algún modo perjudicar a los fi­ nes de la Institución,'en el año de 1774 creó un nuevo Rito que llamó de Adopción, estableciendo leyes i reglas para su gobierno; que solo los francmasones pudieran con­ currir a sus reuniones i que cada Lojia estuviese a cargo i bajo la sanción i garantía de una Lojia masónica. La primera Lojia de Adopción conforme a estas reglas se es­ tableció en París en 1775, presidida por la duquesa de Borbon, que a la vez fué elejida e instalada como Gran Maestra del nuevo Rito. En breve ese Rito se jcneralizó en toda Europa i mui especialmente en Francia, pero, mui raras veces, las her-

hombres.

El dia 14 de Enero de 1882, la Lojia «Libres Pensado­ res» de Pecq, Seine-et-Oise, abrió sus trabajos bajo la presidencia del Hermano Venerable Houbron. Decoraban las columnas'con su presidencia los Iniciadores Hermanos Laisant, De Héredia, Delattre, Tony Revillon, Beauquier, Paúl Higuier, Cernesson, Gorje Martín, Rey i muchos pertenecientes a varias Obediencias i diferentes Ritos. El Hermano Venerable anunció que la Lojia que él tenia el honor de presidir, consideraba que había llegado la hora de reconocer por medio de un solemne acto masónico, el principio de igualdad psicolójico del hombre i de la mu­ jer i que por consiguiente iba a proceder a dar la luz ma­ sónica a la Señorita María Deraismes. ilustre mujer, ora* dora, escritora i filósofa. Cumplidas las formalidades ritualísticas, la señorita De­ raismes fué consagrada i proclamada Apostólica Maestra del Rito Escoces. A pesar de la gran libertad i autonomía que la Gran Lojia Simbólica Escocesa acordaba a las Oficinas de su


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Obediencia, la Lojia Libres Pensadores fué contrariada en sus trabajos i pronto tuvo que ponerse en sueño. Once largos años pasaron en este estado, podiendo de vez en cuando algunos hermanos, visitar las Lojias i hacer propaganda en favor cTel derecho de la mujer, para parti­ cipar de los trabajos masónicos. En esa propaganda entusiasta se distinguía por su con­ vicción i constancia el Hermano Jeorjes Martín, sucesiva­ mente Consejal de la Municipalidad de París, Presidente del Consejo Jeneral i Senador por el Sena. La posición social ocupada por el Hermano Martín, el ferviente celo con que sostenia sus principios, le hicieron sostener durante el período de diez años en el seno de to­ das las Lojias que visitaba, la tésis que la Masonería de­ bía abrir las puertas de sus Templos a la mujer; que de­ bía a la vez proclamar el «Derecho Humano» i consagrar la igualdad de derechos para los dos sexos en la Masone­ ría, para luego conseguirlo en el mundo profano. ¡Vano empeño! Las puertas del Templo quedaron igualmente cerradas para las mujeres. Sin embargo, a una mujer estaba reservada la alta hon­ ra de realizar Información de esa nueva Obediencia de Lojias Mistas, i el 4 de Marzo del año 1893, María Deraismes reunió en su casa un primer núcleo de Seño­ ras a las cuales espuso su pensaíniento en cuanto la utilidad de formar Lojias Masónicas Mistas. La idea fué aceptada por las mujeres, deseando luchar para la reivin­ dicación de los derechos de su sexo, i de acuerdo con el Hermano Jeorje Martín convinieron en que iniciarían pira la noche del 14 del mismo mes a diez i siete profanas, ele­ vándolas mas tarde al gremio de Compañeros i Maestros. Afiliado el Hermano Martín, se discutió i aprobó una Constitución, de la cual un ejemplar fué depositado en el Ministerio de Gobierno i en la Jefatura de Policía, del mis­ mo modo que las demas Obediencias Masónicas de Fran­ cia. Luego nombró sus diputados para los años 1893-94, quedando así instalada la Gran Lojia Simbólica Escocesa de Francia El Derecho Humano, con una constitución que le permite crear Lojias mistas en todo el territorio de la República i Colonias.


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María Deraismes en su alta intelijencia había compren­ dido que si la proclamación de los Derechos del Hombre i del ciudadano en la célebre revolución francesa, había salido de la Lojia Les Arts et ΓAmitié de «Aixen Pro­ vence» de la cual era Orador el Hermano Mirabeau, bien podia ser que la proclamación mas amplia de los Dere­ chos Humanos debía salir de una Lojia Mista. La Humanidad se compone de hombres i mujeres, su­ jetos a iguales deberes en la Sociedad como en la familia, por consiguiente es mui justo que la mujer goce de los mismos derechos i déla misma autonomía que el hombre. En fuerza de esos mismos principios fundamentales que determinaron a esa valiente e ilustrada mujer a reclamar la igualdad de de⅛rechos para todos, sin distinción de sexo esa nueva Corporación adoptó la siguiente Declaración

de Principios:

«La Gran Lojia El Derecho Humano edifica su Tem­ plo masónico sobre la Tolerancia, el Libre pensamiento, la Moral, la Solidaridad i la Justicia Social. «Ella es abierta a todos, sin distinción de sexo, relijion, raza i nacionalidad. «Ella proclama la igualdad absoluta de derechos para los dos sexós, cuyos deberes son iguales en la Huma­ nidad. «En toda circunstancia, los Hermanos i Hermanas se deben ayuda, protección i asistencia, hasta con el peligro de su propia vida. «La grao Lojia se propone la emancipación del espíritu humano, el mejoramiento del estado intelectual i moral de sus adherentes, a quienes recomienda de no olvidar nunca sus deberes hacia la familia humana, de la cual son la vanguardia. «Sus miembros están obligados a propagar las ideas de Tolerancia, de Librepensamiento, de Moral, de Solidari­ dad i de Jusficia. «Su lema es: Libertad-Igualdad-Fraternidad. «No impone límite en la investigación de la Verdad, garantiza a todos la Libertad completa del Pensamiento en todas las manifestaciones del Espíritu, recomendando con


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preferencia a sus miembros de ser siempre tolerantes los unos hacia los otros. «Ella no exije a sus adherentes sino de ser libres i de buenas costumbres, aceptando el concurso de todos los que creen que los esfuerzos aislados son estériles i que ne­ cesitan asociarse para progresar. «Bien pensar, bien decir, bien obrar; buscar la Verdad para conseguir la Justicia social; practicar la Tolerancia, la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad, la Justicia i la Solidaridad, para practicarlas en el mundo profano: desa­ rrollar el sér humano para el estudio teórico de todos los grandes problemas científicos, sociales i morales, por me­ dio de la propaganda, por los escritos i los libros. «Tales son los deberes que la Gran Lojia prescribe a todos sus Miembros, colocando en Francia la piedra angu­ lar del primer Templo Masónico, abierto a ambos sexos i levantado a la Gloria de la Humanidad.»

Si consideramos el breve período de tiempo, tres años, en que actúa esa nueva Gran Lojia, los medios limitados de que han dispuesto, la indiferencia cuando no ha sido abierta oposición por partes de las demas autoridades ma­ sónicas francesas, bien podemos decir que los hechos han justificado las previsiones de su fundadora, sobrepasando lo que se esperaba. No solamente esa Gran Lojia Mista ha visto doblarse el número de sus miembros, sino que, i es lo mas impor­ tante, ella ha principiado a estender su acción en las pro­ vincias i en el estranjero, soldando los primeros eslabones de la gran cadena masónica, que un día reunirá en la gran familia hombres i mujeres de todos los países i de todos los pueblos. —En París ha sido elevado a 82 el número de miem­ bros que el año pasado era de 50. —En Blois se ha formado un grupo bajo la dirección de la Hermana Olga Griniewtich, doctora en medicina, que ha pedido carta Constitutiva a la Gran Lojia Simbó­ lica Escocesa de Francia El Derecho Humano.


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—En Verrqm los Hermanos de la respetable Lojia «L’Etoile Neustrienne,» entusiasmados de un brillante discurso de propaganda pronunciado por la Presidenta de la Gran Lojia Hermana María Jeorjes Martín, votó poner a la or­ den del dia el estudio paria encontrar los medios que per­ mitan constitucionaltnen-te admitir las mujeres en las Lojias del Gran Oriente de Francia. —Rouen. En este Valle el 28 de Junio en el gran sa­ lón del restaurant Clérisse, preparado a uso de Templo i con la intervención de ciento doce Hermanas i dignatarias de varias Oficinas, sesionó la Gran Lojia, iniciando a cinco profanos: cuatro mujeres i un hombre. —En el Havre, el 8 de Junio, sesenta i tres Hermanos de Orientes distintos acompañaron en sus trabajos de pri­ mer Grado Simbólico a una sesión de la Gran Lojia. Es notable el hecho de que los Venerables de las tres Lojias del Havre invitaron a sus respectivos hermanos, empeñándolos para asistirá esos trabajos, haciéndoles ob­ servar que en esta época en que la misión de la mujer en la sociedad profana es tan importante, es mui oportuno concurrir a las invitaciones de la Gran Lojia Mista de París. —En Lijon el 22 de Agosto la Hermana Bonnevial, in­ vestida de los poderes de la Gran Lojia, abrió los trabajos en el Templo de la Respetable Lojia «Bienfaisance et Amitié». Asistían ciento veinte hermanos del oriente de Lyon i de los Valles cercanos. Se iniciaron cuatro profanas. Notable fue el discurso del Hermano Orador. Hizo una reseña de las Lojias Mistas de los Estados Unidos de Norte América, donde cuentan con 18,000 afiliados, i las Lojias de Rumania, de España i del Ejipto. Cerró su discurso manifestando la opinión que la Franc-Masonería, está lla­ mada a prestar los mas grandes servicios a la Humanidad, en su marcha hacia el progreso indefinido. —Otra importante reunión efectuóse el 28 de Agosto en Lyon-sur Mer, en la cual se iniciaron varias profanas. —En Tours, Angers i Nantes los trabajos están mui adelantados para fundar Lojias Mistas. En Aljelia la Hermana Cheller, doctora en medicina, tu-


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vo ocasión de cambiar ideas con varios hermanos dé repre­ sentación social, i según resulta de las correspodencias pos­ teriores, la fundación de Lojias Mistas pueden conside­ rarse de próxima realización. En Bucarest funciona en continuo progreso la, Respe­ table Lojia Mista «Romanía Prudente.»

Maria Deraismes es una de aquellas pocas figuras que honran a la Francia, a la Masonería i a la humanidad. Nacida en Pontoise en 1828, filé una míljer de bien en la mas amplia acepción de la palabra. Joven, bella, rica dotada de todas las ventajas de una brillante educación i de una instrucción superior, hubiera podido gozar larga­ mente de una vida mundana, i su vez prefirió dedicarse a la causa de los débiles i emplear todo el recurso de su intelijencia i de su talento, a la reivindicación de los dere­ chos de todas las víctimas del orden social. Fué la primera mujer en reclamar bien alto El Dere­

cho Humano. Redactó por mucho tiempo un diario republicano con­ tribuyendo con eficacia a la difusión de los principios i a los triunfos de candidatos liberales. Todos los derechos desconocidos por la lei, respecto a los niños, ausilio a la viejez, fueron el objeto de constan­ tes reivindicaciones obradas con sus escritos i sus discur­ sos por Maria Deraismes. Patriota como todas la francesas; mujer como todas las mujeres civilizadas, ella amaba la paz, la libertad, la jus­ ticia. En el 1889 presidió con acierto el Congreso Internacio­ nal del cual salió la Federación Francesa de las Socieda­ des de mujeres. En 1893 fundó, como lo hemos consignado, la Gran Lojia Simbólica Escocesa de Francia «El Derecho Huma­ no», que será sin duda el hecho que mas ha de honrar el nombre de Maria Deraismes. No había trascurrido un año de este hecho trascenden­ tal que la muerte en lo mejor de sus esperanzas, vino a


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sustraerla al afecto de sus Hermanos, a la Masonería, a la Humanidad. El 13 de Noviembre del año pasado, el pueblo i la Mu­ nicipalidad de Pontoise, rindieron un debido homenaje a la valiente e ilustre reivindicadora de los derechos de la mujer, levantando en una plaza pública un monumento con un busto en bronce decorado de las insignias de Ve­ nerable Maestra de la Gran Lojia Simbólica Escocesa de Francia. A una calle se le dió también el nombre de la ilustrada propagandista. El acto de da inauguración filé precedido por un ban­ quete de 300 cubiertos, al cual participaron Senadores, Diputados, periodistas i hombres públicos de lo mas ca­ racterizado entre los masones i republicanos. Son estas, en breves rasgos,. las principales líneas con que emerjió esa gran figura de mujer libre-pensadora, propagandista 'i masona, que la Francia i la humanidad saludan en el nombre de María Deraismes.


LA FE I LA RAZON.

Uno de los baluartes mas fuertes délas relijiones todas, es la fé, de que ,incondicionalraente se valen para hacer creer ciegamente a los incautos en sus artimañas i false•O dades. , Los masones en varias ocasiones nos liemos declarado enemigos de todas las relijiones reveladas porque creemos que son ellas i no otra cosa las que han dividido a los hom­ bres, no solamente en cuestiones relijiosas, sino también en las políticas. Si todos los hombres hubieran obrado siempre según los dictados de la Moral i la Razón, nunca hubiéramos te­ nido sectas relijiosas i teniendo todos una misma creencia i un mismo ideal que perseguir, claro está que los pueblos hubieran estado siempre unidos i seria un hecho la desea­ da Unión Universal. Si rejistramos la Historia veremos que el oríjen de to­ das las guerras en la antigüedad, fueron las diverjencias relijiosas. Se me dirá que luego se han sucedido las lu­ chas entre pueblos de iguales creencias i que nada tu­ vieron éstas que ver con aquéllas; pero contestaré que si primeramente los hombres no se hubieran dividido por sus creencias, luego no se hallarían en disposición de es­ tarlo por otras causas. Por fortuna ya la Razón va ensanchando el camino del Progreso i uno de los mas preciosos resultados obtenidos, es la Libertad relativa que disfrutamos, debido a las in­ cansables luchas de nuestros hermanos i la abnegada pru-


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dencia, valor i virtud que siempre han empleado en bien de la humanidad. Los hombres decididos que luchan para que cuanto an­ tes desaparezca el fanatismo i la superstición que retrogra­ dan i empobrecen a los pueblos, tal vez no conseguirán ver concldida su magnánima obra de rejeneíacion, pero les quedará el consuelo de que sus hijos o nietos puedan gozar de la época floreciente en que, conducidos esos per­ niciosos elementos, domine la Razón; la Razón que deja pensar al hombre libremente, sin tenerlo sujeto, como las relijiones, al yunque de la Fé. Los resultados de esa fé ciega, han sido funestísimos. Muchos casos podría citar, pero no lo hago por no seros molesto; solo os presentaré algunos: Cristóbal Colon descubre, después de largos i meditados estudios, que nuestra tierra es redonda; los doctores que predicaban la errónea creencia de que era plana, impusie­ ron la fé, i si no hubiera sido tenido por loco, asesinan como herético al sábio jenoves. Copérnico descubre que no es el Sol el que jira a nuestro derredor, sino que es la tierra la que da vueltas a aquél; i los mantenedores de la fé prohíben a los hombres que se tomen en verdad esas diabólicas doctrinas; i se evita así, aunque momentáneamente, que el progreso marche. Vuelve luego Cableo a plantear estas creencias, i un ca­ labozo es el pago que da la fé a su talento. Calvino quiere reformar la relijion que profesa, i la fé de los creyentes cierra sus labios i le hace huir a paises estrenos. Servet habla de la circulación de la sangre i ataca el misterio de la Trinidad Cristiana, i los mismos creyen­ tes de Calvino lo llevan .a la hoguera, como fueron lleva­ dos por parecidas razones Pucci, Kuss i tantos otros refor­ mistas. * Giordano Bruno niega la existencia del cielo, afirma que la tierra se mueve i que todas las estrellas* que se creían luminarias para alumbrarnos, son otros tantos pla­ netas como el nuestro; sus doctrinas se creían atentatorias a la fé, i el mártir aquél pagó en la hoguera el crimen lio-


LA FÉ I LA RAZON

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prendo de tener razón i guiarse por ella, en vez de hacer­ lo por la fé. Pero hai algo aun mas grave; ¿no vemos en esa misma Historia la horrorosa matanza de San Bartolomé en que infinidad de católicos, hombres probos, dignos, incapaces de hacer a nadie el mínimo daño, pasan a cuchillo sin compasión, i creyendo hacer una obra sagrada, a miles de seres humanos por el delito de negar que Jesús instituye­ ra la misa? ¿I no vemos a un titulado representante de Dios, a un Papa Gregorio XIII, ordenando se cantasen Te-Deums en las iglesias para celebrar aquel terrible acontecimiento del que no se ha visto otro ejemplo en el mundo? Con esos resultados de la fé basta para convencernos de que es ella el peor enemigo del progreso de la huma­ nidad. Si en lugar de la fé, hubieran tenido los hombres por normá la Razón, seguramente que no tendríamos que lamentar tantas desgracias ni llorar tantas víctimas. Por otro lado, la Fé, no ha servido para hacer buenos a los hombres, que si esto hubiera pasado, podrían disimu­ larse en parte los males que ha producido. Antiguamente los reyes tenían fervientes creencias relijiosas, i sin embargo eran titanos i despóticos con sus pueblos i vengativos con sus enemigos. La mayor parte de ellos, para subir al trono asesinaban al que sobre él es­ taba. Los señores feudales robaban i esquilmaban al pobre para dar dinero a su iglesia, i ésta les perdonaba porque eran hombres de fé, i si hacían aquello era para bien de élla. Esclavizábase a los hombres para dar los frutos de su trabajo al culto, se predicaba la igualdad i muchos se morían de hambre saqueados por los creyentes, mientras que éstos edificaban grandes catedrales i palacios; i loque es mas aun, se robaban el honor de las hijas i esposas de los pobres i éstos tenían que sufrirlo porque eran dignida­ des eclesiásticas o ricachos los infames seductores. Lhi rei hubo en Francia que hizo matar a muchos por­ que como él no creían i tenia queridas sin número; asesi­ naba a los que se, oponían a sus designios, i desterraba a las mujeres que se resistian; otro temblaba ante la fé de sus creencias relijiosas, pero no le impedia eso el cometer


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todo jénero de delitos; otro hubo tan hipócrita que cuando sentenciaba a muerte a alguno (i lo hacía mui a menudo por causas leves o por venganza) pedia perdón al mismo tiempo, ante una imájen, del mal que iba a hacer, i final­ mente una reina mui devota mató a su marido para ca­ sarse con un amante. Vése, pues, que no ha hecho la fé relijiosa buenos a los mortales, sino que por el contrario, ha apadrinado sus crímenes. En cambio, la Razón nos guia por, el buen sendero, nos hace ver la honradez i al mismo tiempo nos presenta las asperezas del malo. Si seguiremos el bueno, libre quedaremos de los remor­ dimientos de nuestra conciencia i si nos inclinamos al ma­ lo, ese juez inexorable, único castigo que recibimos por nuestras malas acciones, nos hará pasar temibles horas de amarguras en los dias que nos queden de existencia; pre­ sentándonos a cada momento aquel daño que hicimos i sus funestos resultados, para que nos avergoncemos i estemos siempre sufriendo por él. ¡Masones! combatir debemos el pernicioso influjo de la fé relijiosa i hagamos por establecer el único culto verda­ dero, el de la Razón, base de nuestra doctrina, que nos ha­ ce creer en un Dios único llamado Gran Arquitecto del Universo, que no comprendemos quién es, pero que po­ demos adorar en el sublime espectáculo de la naturaleza. ¡Masones, a luchar! la bestia apocalíptica agoniza, sea nuestro el triunfo i la humanidad se habrá salvado!


EL ALCOHOLISMO

Mal social que con sobrada razón preocupa a los hom- ' bres pensadores, el alcoholismo cada dia toma mayores proporciones i progresivamente aumenta la cifra de sus víctimas. El moralista alarmado con la relajación de costumbres que acompaña a la propagación de este vicio, trata de ob­ tener por Ja prédica de sanos principios la morijeracion de los hábitos que conducen al abuso de las bebidas fuer­ tes; el hijienista denuncia con vivos colores los estragos producidos en la ecomonía animal por esos tóxicos, i sus funestas consecuencias no solo para el individuo sino aun para su infeliz descendencia; el criminalista, estudiando las causas del delito, descubre como factor'principal el trastorno cerebral orijinado por el veneno que en forma de licor se espende al pobre pueblo i clama por una lejislacion represora; el estadista por su parte persigue por medio de fuertes gravámenes la disminución del vicio, creyendo que el encarecimiento de las bebidas alejará a los consumidores. Pero miéntras los unos declaman casi sin ser oidos i éste cree encontrar la fórmula del éxito en las exajeraciones del fiscalismo exactor, el mal continúa ganando terre­ no, con dolor del sentimiento humanitario, i nuevos jérmenfes de dejeneracion física i moral se agregan a las muchas causas de disolución que hoi atormentan al cuerpo social. En nuestro pais sobre todo, cuanto se dice en contra del alcoholismo no pasa de los recintos académicos; i si


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algo han hecho nuestros gobiernos que tienda a reprimirlo, no ha sido en verdad con propósito moralizador, sino sim­ plemente para aumentar los ingresos del tesoro público; algo mas, lian reagravado el mal, estimulando las adulte­ raciones de las bebidas para la competencia comercial. Ha coincidido la propagación, en esta capital principal­ mente, de los salones para el espendio de licor por copas, con los aumentos progresivos del impuesto sobre alcoho­ les. Hace años era mui reducido el número de estableci­ mientos de este jénero: por entonces nuestros lejisladores comenzaban a dirijir sus miradas a las bebidas espirituo­ sas como fuente de recursos esplotable en beneficio del erario; i diríase que su propósito fuera estimular el alco­ holismo, porque a medida que se ha recargado el impuesto se han multiplicado los bebedores, al estremo de no poder dar dos pasos en una calle sin tropezar con uno de ellos en lo mas central de la ciudad; hermosos locales que antes fueron centros de activo comercio, son hoi antros donde sucumben muchos cerebros i jerminan muchos crímenes. Si el fin fué moralizador, el resultado ha sido contrapro­ ducente, por error en la gradación del impuesto. El erario ha ganado con el plan; pero el pobre pueblo en vez del jugo de la vid con que repara las fuerzas perdidas en el trabajo, bebe en las falsificaciones la muerte a tragos, con satisfacción de industriales sin conciencia que en materia de utilidad.olvidan todo amor al prójimo. 1 los hombres sin trabajo, cuya falta de educación moral los conduce a buscar en la embriaguez el olvido de su desgracia, corren presurosos en pos de esos infernales brebajes que física i moralmente los inutilizará para siempre. El cuadro des­ garrador que presenta nuestra sociedad no moverá a nues­ tros gobernantes a reformar la lei en sentido mas eficaz para la represión del vicio? M as, es preciso no esperarlo todo del gobierno; este es el grave mal del pais. Cada uno en su esfera debe coadyu­ var a la humanitaria-obra de reducir a sus menores lími­ tes el alcoholismo, ya que no es posible desterrarlo por completo. No es todo denunciar el mal, señalar sus efectos i pro­ poner su remedio; fuerza es poner en inmediata ejecución


EL ALCOHOLISMO

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los consejos de la moral i de la ciencia i apelar a cuantos medios lícitos sujiera el buen deseo en servicio de la huma­ nidad. Que el maestro de escuela infunda en el corazón del niño desde la tierna edad horror a la embriaguez i desprecio para los hombres entregados a ese vicio; que el padre de familia con su propio ejemplo estimule entre los suyos los hábitos de temperancia i cierre las puertas de su casa a la beodez incorrejible; que en la distribución de los empleos públicos i particulares sea siempre la incli­ nación a la bebida causa de postergación, mientras el pretendiente no rompa con el vicio; que las institu­ ciones sociales i científicas le nieguen a éste todo acceso; que donde quiera se presente encuentre el rechazo mere­ cido, i si esta coalición de todos los elementos sociales contra el vicio, si no logra sacarlo de la funesta senda, que la acción enérjica de leyes represoras aíslen de la co­ munidad i sometan a riguroso tratamiento a los que, sor­ dos a los dictados de la razón, se convierten en peligro para la tranquilidad de sus semejantes. La Iglesia se baria acreedora a la gratitud pública si en vez de mostrarse indiferente, mejor dicho si en vez de fomentar el alcoholismo con las bacanales que autoriza a las puertas de sus templos como parte obligada del pro­ grama de sus grandes fiestas i las que en las poblaciones rurales revisten caractéres alarmantes para la moral, tri­ nara desde sus pulpitos contra tan repugnante costumbre e impidiera su repetición. En cuanto a la Masonería, su deber en este asunto está bien definido. Como fuerza moralizadora debe ella perse­ guir sin descanso el vicio, como lo hace, i ser doblemente severa con los de su propio seno. Si en un hombre cual­ quiera es repugnante la embriaguez, en un masón es de­ fecto capital, que lo inhabilita para llenar cumplidamente los deberes de asociado. El que se embriague debe ser penado; si reincide, no queda otro camino sino la espulsion. Algunas grandes lojias americanas en cuyos territo­ rios el alcoholismo tiene ya las proporciones de una cala­ midad social, usan de severidad indecible i queriendo perseguir el vicio hasta en sus cómplices, no solo le cierran las puertas de sus lojias a los bebedores, sino hasta los


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espendedores por mayor i menor de bebidas espirituosas están escluidos mientras no dejen ese negocio. Habrá exajeracion en la medida, la justicia de ella tal vez no sea enteramente irreprochable; pero en todo caso demues­ tra el laudable propósito de secundar enérjicamente la acción represora que la actualidad exije. Preocúpenos, pues, lo suficiente esta cuestión social, i hagamos por nuestra parte cuanto nos sea permitido para llegar a una solución satisfactoria.


PEDAGOGIA. O PATRIORISMO ÑAS ESCOLAS PRIMARIAS.

(Conferencia dada por un hermano de la Lojia de Pará, Brasil.)

Era na primavera de 1894. O Sr. inspector geral Carré percorria um dos nossos departamentos centraes. Pedió me que o fizesse ver urna escola e um professor que apresentassem alguma originalidade. Fiz-lhe a vontade. A 30 de maio, alguns minutos depois das oito horas da manila,, cliegamos, o Sr. Carré, o director da escola nor­ mal o qual acompanliava-o e eu, á casa da communa da villa de T.. . 1’0.. 1 cuja escola de meninos iamos visitar. Ninguem estava no recreio: a aula tinha comegado. 0 Sr. Carré, laucando um olhar á fachada escolar, avistou urna bandeira franceza. —Ja somos esperados, disse-me o excedente inspec­ tor geral; vede como o vosso professor mette-se em gastos por nossa causa. Declarei-lhe que nao podíamos ser esperados, porquanto eu o nao tinha prevenido a respeito da nossa visita. Entramos. O Sr. inspector geral ficou de veras satisfeito; tomou um vivo interesse em todos os exercicios, e alcangou do ministro urna carta de felicitagoes ao professor. 0 Sr, Carré nao tornara a fallar na bandeira; todavía, como eu conhecia bem o professor, desconfíe]’ que aquelle nao tivesse dado crédito á minha declaracao.


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Ora, diga-mc, Sr. X... contava ja com a nossa visita?— perguntei. —Absolutamente nao, Sr. inspector. —Coin certeza? O significa, pois a bandeira que tendes á entrada? —Entao boje nao’ é 30 de maio? —30 de maio. sim; mas o que tem isso? —Pois nao reparastes aínda que a bandeira se ache em funeral e envolvida de crépe? —Mas, porqueisso? —Porque é boje anniversarió da morte de Joanna d’

Are. Compreι4ιendi tudo, mas nao obstante continuei as m inhas indagagao, e este ex cellente professor te ve occasiao de explicar que elle tinha o cuidado de colloear com as suas proprias maos o pavilhao francez á entrada da esco­ la, em todos os dias das mais importantes datas da histo­ ria de Franga, do modo seguinte:—se tratava-se de com­ memorar um anniversarió glorioso, a bandeira desfraldava entao ornada mais ou menos profusamente, conforme a grandeza do facto memorado; se, porem, tratava se de um acontecimiento infausto, era posta em funeral, envolvida crépe. Este mesmo professor tinha a lembranga de cscrever, em bonitos caracteres vermelkos, em quadros que dependurava na sala dos tralhos, as datas gloriosas da Historia franceza, e em lettras negras, as datas de lucto nacional. Nao digo que esta ideia fosse extraordinariamente ge­ nial; e nem podía ser lembrada senao por quem se sentís e possuido de um patriotismo igual; mas o que posso aftirmar é que os alumnos d’esta escola sabiam admiravelmente a historia patria; que para elles, esta palavra nao significava urna va abstraegao; que tinliam o amor pelo seu paiz no mais alto grao de intensidade; que nesta casa de educagao e instruegao havia urna vida real; e que a educagao ahi ministrada era verdaderamente nacional. Depois d’isto, tive occasioes de reflexionar detidamente sobre a necessidade e sobre os meios de se desenvolver ñas escolas primarias o sentimenfo sagrado do amor-patrio. Quiz-mc parecer que o meu modesto professor tinha admi-


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ravelmente resolvido o problema: o estandarte francez, associado a todas as nossas alegrías e a todos os nossos desgostos; urna lem'branga cordial dos pricipaes acontecimien­ tos da nossa historia, que effeitQ mío deverá produzir no sentimento da crianga, sobre tudo se for acompanliada de palavras ardentes e -convincentes de um mestre eren te e convencido!—Eis, porem, o principal:—Quem de ve pre­ parar para o paiz mestre nestas condigoes?...Onde se deve­ rá acender esta cliamma cada vez mais necessaria? A reposta está no bico de minha penna, como na bocea de cada um: Que grandiosa e nobre missao para as nossas escolas normaes. . .e que responsabilidades. . .

Ora, eis ahi um methodo fácil, pratico e natural de que podem langar mao os nossos professores primarios, para dois fins distinctos igualmente uteis e cada qual inais ele­ vado:—o estudo simultaneo da historia nacional, nao úni­ camente em toda urna classe, mas aos alumnos de toda a escola; e a echicagao cívica de que tanto nos resentimos e que, apezar de estar incluida no programma da nossa instruegao primaria, temos a triste convicgao de nao ter’sido aínda iniciada sequer em urna sodas escolas do Estado. Quem nao sabe que urna das materias mais difficeis da pedagogía infantil é o ensino da Historia patria, tal co­ mo boje deve ser feito, isto é, dirijido á coniprehensao do alumno e nao exclusivamente confiado á sua memoria, co­ mo acontece na grande maioria dos casos se nao na sua totalidade? Se é urna verdade que a in telligencia da crian­ ga nao tem robustez sufficiente para racionar sobre um facto, e tirar conclusoes das convinagoes e parallelos entre elles feitos, deve supprir esta defticiencia a boa vontade do mestre, a quem incumbe dar estas explicagoes todas, em termos claros e phraseologia ao alcance dos seus alum­ nos, formulando questionarios sobre as partes mais impor­ tantes, obrigando-os a responderem sobre os exclarecimientos dados,-afim de verificar se entenderán) bem ou nao, reproduzindo o que disse por outras palavras, no ca­ so negativo, e tantas vez'es, quantas forem precisas, para


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que alguns ao menos saiam nesses dias da escola, com algum conhecimento mais sobre esta scienciá. O estandarte nacional, desfraldado ou de crépe, se nao á entrada da escola, sobre, a meza, ao menos, do professor, nos dias commemorativos da Patria; as inscripgoes, ero differentes quadros, das nossas datas históricas festivas ou luctuosas, para serem pendentes á paredc, á vista de to­ dos; nos dias apropriados; urna pequenina allocugao do pro­ fessor, no fim dos trabalhos, antes da retirada dos alum-. nos para as suas casas, explicando o acontecimiento nacio­ nal commemorado nesse día, em termos mais ou menos inflammados, repassadosde sentimentos patrióticos; umaligeira arguigao, antes da allocugao, entre os alumnos mais a diantados da escola, prevenidos de vespera sobre o facto que a data deve fazer lembrar, com o fim de certificar-se se aínda se recordam das explicagoes dadas a'proposito nos mesmos dias dos annos anteriores; estas reproduegoes animalmen­ te feitas sem interrupgao, sempre do mesmo modo, sempre com as mesmas formalidades:—eis um processo real­ mente facilimo de ir-se doutrinando a Historia desde os mais atrazados, e ao mesmo tempo incutindo no coragaosinlio do menino o fogo do patriotismo, fazeudo vibrar-lhe cada vez mais forte a fibra do amor nativo. λ erdade é que os anniversarios nossos naciouaes mais memorandos sao feriados; mas o professor zelozo nao deve esquecel-os na vespera, chamando para elles a attengao dos seus alumnos, e ineentivando-os a festejarem tendo sempre na imaginagao a lembranga da Patria livre, d’este gigante Brazil republicano, fertilissimo thezouro do Con­ tinente Americano. E cntao, uestes dias mais solemnes ou na sua vespera, anllocugao do mestre devera ser pro­ ferida de pé, entoando, no fim, toda escola um hymuo patriótico. Que bello nao seria, como nao fora tocante, se tivessemos a felicidade de aprcciarmos um dia um espectáculo d’esta ordenil! Devemos em tempo fazer notar que estas nossas ligeiras linhas, inspiradas no escripto do Sr. II. Durand, impresso na Revista Pedagógica de París, referente ao mez de abril do anuo corrente, nao sao enderecadas únicamente


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aos professores do sexo masculino: dirigem se tambem e ainda mais especialmente ás exm.a8 sr.a8 professoras, de quem exclusivamente depende a educagao das futuras familias paraenses. √Vao é urna injuria, nem urna leve offensa sequer será de nossa parte, avanzando que no seio das nossas familias (que dizemos?!) no gremio de todas as familias brazileiras, a edugao nacional infantil, esses primeiros ensinaraentos de patriotismo á crianga, essas doutrinas preliminares, empíricas, absolutas do nativismo, que devem ser ministradas desde o bergo pelos ouvidos, ao mesmo tempo que o leite pela bocea, nao sao, olí! ainda nao sao dados nem mesmo no mais ligeirO rudimento, ao menos, á infancia de boje. E’ que as actuaes mais do fa­ milias nao os tiveram tambem por sua vez nem no lar domestico nem na sua escola primaria. Mais promptamente incutem-se na memoria de urna menina mil preceitos, mil dogmas, mil artigos de fé de urna religiao qualquer, do que um acontecimente notavel da nossa historia, um feito, urna aegao, urna bravura de um heroe nacional, que disperte a admiragao da crianga e o seu desejo de ser tambem como elle e mais ainda se possivel fosse. Cura-se, por tanto, primeiramente de pre­ parar, de assegurar ou garantir a vida futura de alémtumulo á frágil creaturinha que apenas acabou de nascer e cresce ainda, e deixa-se ∕>αra nunca o seu preparo, a sua habilitagao ou predisposigao á vida actual superterrestre, em que está prestes a entrar, entre os seu concidadaos. E’ admiravel! Se ao menos os principios de urna naturesa corressem parelha com os da outra, nenlium motivo de reparo poderia liaver de nossa parte, como educador e como brazileiro que somos; mais desditosamente a verdade é difierente: uns sao prejudicados pelos oustros, isto é, uns sao lata e profuzamente desenvolvidos, de todas as maneiras e sob todas as formas, enquanto ficam outros completamente dispresados, esquecidos, ignorados. Nao condemnamos, nem mesmo pretendemos censurar de leve ao menos, a educagao religiosa; o que, porem, nos desgosta e contraria, com o que nao podemos estar de accordo é a exclusao


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absoluta, a indifierenca ¿olorosa, o banimento total da instrucgao cívica, da educagao nacional, nos seus mais ele­ mentares e comesinhos principios, do seio das familias brazileiras. Cumpre, pois, queassr.as professoras paraénses en videra todos os esforgos, premunam-se da maior somma de boavoutade, para comegarem a supprir esta's lactinas, innoculando no coragao de suas jovens explieandas o Amor da Patria, mas o verdadeiro patriotismo, que é aquelle que vae até á gloria do sacrificio do sangue em defeza da Ñagao, em ρrol ¿nseu engradecimento e da manutensao da sua independencia e liberdade. A’ nossa Escola Normal compete langar os alicerces no • seio das suas alumnas, para esta grandiosa obra de regeneracao social. A cadeira de Instrucqao Moral e Cívica, creada ueste Estabelecimento com as reformas do novo regimen, nao deve ter maior objectivo nem maior empenlio do que a formagao deste nobre s'entimento, o patrio­ tismo, no coragao dos que se preparara e se destinam ao difiicilimo sacerdocio do magisterio primario. Ter-se-á comprehendido bem, até boje, este fim capitalissimo que deu logar á inclusao da referida cadeira no programma do curso normal?... Ter-se-á procurado desempenliar conscienciosamente este dever sagrado de preparar-se com esmero preceptores para a dift'usao da educagao nacional?... O futuro o dirá.


EXTERIOR. AUSTRALIA. Una importante ceremonia masónica se ha celebrado en Melbourne (capital de la colonia Victoria), el dia 4 de Ma­ yo, próximo pasado, al procederse a la instalación del Gran Maestre de la Gran Lojia Unida de Victoria, con motivo de haber recaído la elección de dicho cargo en el hermano Barón de Brossey, Gobernador de dicha colonia; i quien, por primera vez era llamado a ocupar tan alto puesto. . Desde la inauguración de esa Gran Lojia, ha venido de­ sempeñando la Gran Maestría sin interrupción, el herma­ no Sir W. I. Charke, i bajo su ilustrada dirección escomo ha podido dicha Gran Lojia llegar al apojeo en que hoi se encuentra. De acuerdo con la Constitución, el Gran Maestre fue instalado el mismo dia que ⅝e celebra la fiesta anual con­ memorativa de su fundación. Existe una cláusula constitucional que establece que cuando el Gran Maestre es Gobernador de la Colonia, se procederá al nombramiento de un Pro-Gran Maestre, i ese puesto—creado por primera vez en esa jurisdicción—será desempeñado por el hermano sir W. I. Charke. La imponente ceremonia se ha verificado en el edificio municipal, el cual fue decorado debidamente i ha sido el punto jeométrico donde se reunieron los hermanos para celebrar los trabajos de la Sesión de Instalación. El honorable hermano Way, juez principal de Adelai­ da, Australia Sur, fué invitado para instalar al Gran Ma­ estre electo.


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La fiesta lia sido espléndida, no solamente por el bri­ llante ceremonial que se efectuaba, sino también por la gran concurrencia de hermanos, pues no bajarían de tres mil los asistentesLa ceremonia lia sido la mas solemne que hasta 1:1 fe­ cha se lia conocido, habiendo durado ella desde las cua­ tro de la tarde hasta las ocho de la noche. Ha sido una fiesta digna por todos conceptos de figurar en la historia de nuestra Institución. Ahora, volviendo a tratar del nuevo templo, conviene especificar su decoración: Tiene 25 metros de largo, por diez de ancho. El Oriente representa el templo de Salo­ món; la mesa del Venerable, está colocada sobre dos esfe­ ras o globos terráqueos i un águila con las alas estendidas sosteniendo un libro abierto, constituyen en conjun­ to la mesa de labor. Cada globo tiene un diámetro de un metro, i ambos descansan sobre nubes, resultando un conjunto de mucho gusto artístico. El decorado, a su vez, es precioso i severo. Después de haber sido instalado el Gran Maestre, anun­ ció que había nombrado al hermano G. Baker, Diputado Gran Maestre. Acto continuo se procedió a la instalación del Pro-Gran Maestre i del Diputado Gran Maestre, procediéndose des­ pués por éste, a la investidura de los oficiales electos. El Gran Maestre de la Australia del sur, el Gran Ma­ estre de Tasmania, el hermano N. Hopeon, ex-Diputado Gran Maestre de Nueva Gales del Sur i el hermano A. C. Gregary, Gran Maestre del distrito de Queenslaud, pro­ nunciaron elocuentes i filosóficos discursos. Eu los intervalos de la ceremonia, el hermano Peake, deleitó a la concurrencia con la maestría de su talento, tocando en el grande órgano, varios trozos de música, acompañado de un gran coro de señoritas que con sus voces dulces i melodiosas contribuían a realzar la gran fies­ ta que se celebraba. Al final, tuvo lugar un gran banquete, al que asistie­ ron infinidad de hermanos, reinando la mayor fraternidad i brindándose por la Masonería Universal.


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ESPAÑA.

En el valle de Bafrcelona, la masonería está haciendo trabajos dignos de imitarse, i ojalá sirvieran de estímulo a los hermanos todos. El dia 2 de Mayo próximo pasado, la respetable Lojia Humanidad inauguró su nuevo templo, que se halla si­ tuado en la calle del Olmo, N.o 8, cuya calle se encuentra en el centro de esta ciudad. La Lojia Humanidad es una de las que con mas fé i entusiasmo trabaja por el engrandecimiento de la Orden. El local que antes tenia era demasiado estrecho, i com­ prendiéndolo así todos los hermanos, acordaron buscar una casa que reuniese todas las condiciones necesarias, habiendo encontrado una bastante adecuada. Dicha casa consta de tres pisos: En el primero se han instalado el templo de Aprendices, el Café, las salas de billares i la instalación de luz eléctrica; en el segundo, que es mui espacioso, Ja secretaría de la lojia, la redacción i administración del periódico «Barcelona Masónica,» la sa­ la de Pasos Perdidos i las habitaciones particulares del hermano Guarda Templo esterior; en el piso tercero, se encuentran los cuartos de reflecciones, i seis piezas debi­ damente amobladas para alojar por ocho dias a los herma­ nos forasteros o estranjeros que no tengan donde hospe­ darse o que carezcan de recursos. Conjuntamente con la pieza, la lojia suministra la co­ rrespondiente manutención durante los ocho dias, a los referidos hermanos que así lo deseen. Los queridos hermanos de la lojia Humanidad han merecido bien de sus semejantes, pues revelan hallarse animados de nobles sentimientos, i es por esto que el dia de la instalación e inaguracion del nuevo templo, recibió esta lojia el título de Benemérita. La ceremonia de su instalación, se llevó a efecto con todas Jas formalidades del Rito, habiéndose pronunciado varios discursos referentes al acto, los que fueron mui aplaudidos, especialmente el del hermano Venerable Rigol, que lia sabido tocar la fibra patriótica i los asuntos del


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dia, como son las guerras, el socialismo, los jesuítas, etc., proponiendo al final, que desde ese dia, se celebrasen se­ siones estraordinarias, donde todos los hermanos puedan presentar proyectos tendentes a mejorar al proletario. La mesa procede de una lojia de que fue fundador el hermano Rosendo Aries, masón de esclarecido talento i de mucho amor a la Orden. A su fallecimiento, dejó al ayuntamiento un valioso do­ nativo, consistiendo en una hermosa biblioteca i el edi­ ficio en que actualmente se halla instalada.

* * * Las diversas lojias que trabajan en Barcelona han cons­ tituido una Federación, con el objeto de que los pues­ tos públicos sean desempeñados por hermanos, cuyo ob­ jetivo se está llenando ríe una manera satisfactoria. Esta medida es sumamente necesaria en España, para combatir el fanatismo i la instrucción de las asociaciones católicas. REPÚBLICA

ARJENTINA.

Conforme estaba anunciado por la prensa masónica, el domingo 7 del presente mes, la respetable Lojia Garibalcli celebró úna tenida de conferencia, en honor del invic­ to apóstol de la libertad de los pueblos. El templo de la calle de Suárez estaba adornado espresamente con flores i hojas verdes; del trono del Oriente se erguia majestuoso el busto del hombre a quien estaba des­ tinada la ceremonia. Presidió los trabajos el Venerable Maestro José Maggiolo; i las columnas estaban decoradas con numerosos her­ manos de lojias nacionales i estranjeras. Hablaron los hermanos Guillermo Berti, Italo Berti, Calvito de las Barcenas, Guido Bandinelli i Domingo Canter. El hermano Dal Lago, secretario, cerró la tenida con un brillante discurso, que fué vivamente aplaudido.


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* # * El hermano J. Inggenieros, director de la. Revista Ma­ sónica de Buenos Aires, tiene mui adelantado el impor­ tante trabajo que publicará a fines del año, con el título de Anuario Masónico. Dada la competencia del querido hermano, como su en­ tusiasmo por el progreso de la Orden, debemos augurar al anuario un éxito espléndido.

PERÚ. Gon las solemnidades debidas, se ha instalado el nuevo cuerpo de Dignatarios, de la mui Respetable Gran Lojia del Peni. Este Supremo Cuerpo masónico se reunió el 25 de Marzo último, bajo la presidencia del Gran Maestre de la Orden, hermano Francisco L. Crosby, quien dió lectura al mensaje anual, ordenado por la Constitución. El 28 del mismo mes, celebró una gran tenida con el objeto de proceder a la elección del Cuerpo Directivo para el presente año. I por fin, al dia siguiente 29, tuvo lugar la solemne instalación del Serenísimo Gran Maestre i Dignatarios de la Respetable Gran Lojia, en cuyo acto pronunció el nuevo Gran Maestre electo, el discurso programa de estilo. Publicamos, a continuación, las piezas mas importantes de este imponente acto.

Personal de la Gran Lojia del Perú para el año 1896.

Grandes Oficiales. Serenísimo Gran Maestre, Cliristian Dam. Diputado Gran Maestre, Carlos G. Anderson. l.er Gran Vijilante, Miguel Denegrí. 2.o id. id., Leoncio Lanfranco. Gran Secretario, José B. Ugarte. Gran Tesorero, Miguel del Valle. Gran Capellán, I. J. Urteaga.


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l.er Gran Diácono, Heriberto E. Joung. 2.0 Id. id., L. A. Mathouillet. Graif Maestro de Ceremonias, Tomas Peirano. Gran Porta Estandarte, Pedro J. del Busto. Gran Porta Espada, Paúl Ascher. Guarda Templo Interior, G. Iparraguirre. Guarda id. Esterior, Manuel Olavarría. •

Miembros Activos.

F. L. Crosby, I. Lapuente, César Canevaro, E. M. Chavea, G. A. Ego Aguirre, Pedro M. Barros, Ricardo La IIoz, Belisario Avalos, Manuel G. Cáceres, Manuel J. Larrea, II. Edwards, A. Macchiavello, S. Acuña, Alfredo Kahn, A. L. Bruce, Juan A. Peña, G. Schwarz, Julio Bravo, Mateo Castillo, Rodolfo Arteaga, Tomas Pehovas, José Poyan, Eduardo Lavergne, A. Ingunza, J. M. Vivanco, I. Ego-Aguirrc, M. S. Santisteban, Américo Dene­ grí, Cli. Buchhammet, Augusto Angulo, Marcos Brum, 1. López Cbavez, Alberto Quisisper, Manuel V. Cárdenas, G. Benvenuto, Juan Lino Monte, James Brook, Andrés Alcalde, G. Guerrero Luna, Enrique Siegler, Samuel Arias, C. E. Bustamante.

Miembros honorarios. Josiah H. Drummond, Zoilo Flores, J. E. Simmons, J. V. Villasana.

Comisiones.

Credenciales.—Christian Buchhammer, Ismael Urteaga, M. J. Cáceres. Finanzas.—Ricardo La Hoz, Paúl Ascher, Juan Lino Monte. Relaciones Esteriores.—J. A. Ego-Aguirre, Américo Denegrí, Márcos Blum. Lejislacion.—Eduardo Lavergne, Ignacio Lapuente, Pedro M. Barros, Miguel del Valle, Manuel B. Cárdenas. Justicia.—A. Quimper, F, López Chávez, Pedro J. del


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Busto, A. Macchiavello, H. Edwards, G. Iparraguirre, Juan Peña. Beneficencia.—Miguel del Valle, Belisario Avalos, Se­ bastian Acuña, Ismael Urteaga, Tomas Peirano, G. Iparraguirre, M. Fernández Larrea. Junta Constructora del Templo.—Luis Mathouillet, Paúl Ascher, Herbert Joung, Alfredo Benavídes, E. M. Cha vez. Biblioteca.—Eduardo Lavergne, bibliotecario; Arturo Lecca, sub-bibliotecario.

Mensaje del Serenísimo Gran Maestre saliente, hermano Francisco L. Crosby. Mui queridos hermanos: La Gran Lojia de los Antiguos i Aceptados masones de la República del Perú, se halla una vez mas reunida en sesión amplia para cumplir con uno de sus mas impor­ tantes deberes, la renovación de sus altas dignidades i oficiales. Al bajar de este elevado puesto, al que sin merecimien­ tos de ninguna clase, fui llevado por vuestra benevolen­ cia, cumplo con un deber constitucional de daros cuenta de mis actos como vuestro Jefe, i de la marcha de la Ins­ titución durante el año. Desde luego debemos manifestar nuestra gratitud al Gran Arquitecto Del Universo por la bondad que de El tenemos recibida, reconociendo que la base de nuestra Orden es nuestra fé en El, i teniendo siempre la confianza que viendo la bondad de.nuestros propósitos nos dará su mas decidida protección. En otros paises la Masonería es una institución casi nacional; protejida por las mas altas autoridades del Esta­ do; amparada por leyes justas i racionales; con personería jurídica, incluso el derecho de tener propiedades, goza de la confianza del pueblo i las simpatías de todas las clases sociales. Donde brilla con mayor luz la hermosa estrella de la libertad, allí vereis siempre nuestra Orden floreciente i respetada.


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Allí los templos masónicos levantan sus mas hermosas columnas para proclamar una i mil veces la paternidad de Dios i la fraternidad de los hombres. Dios el único Creador de todo el Universo; los hombres, sus hijos; todos hermanos. Comprendida por todos esta bella verdad, este mundo será el reflejo del Cielo de El; no habrá mas guerras crue­ les, donde el hombre levante la mano contra el hombre, nadie dirá a otro: yo soi el escojido del Señor, i tú eres un paria; no tendrá uno todos los bienes mundanos, miéntras otro sufre por falta de lo mas necesario para la vida. El viejo, el desvalido i el pobre, serán protejidos; cesarán los crímenes, pues teniendo cada uno todo lo que pueda contribuir a su felicidad, no habrá motivos para ellos; el rifle i el sable serán abandonados por el arado i la hoz, i la paz i la prosperidad reinarán en el mundo. Aquel masón, que pierde su fé, i no vé nada en la Ma­ sonería, debe abrir sus ojos a esta hermosa verdad i unir sus esfuerzos con los de sus hermanos para conseguirla. Si la hostilidad de los hombres egoístas o fanáticos nos hace algún daño, mas, mil veces mas daño ños hace la indiferencia de los nuestros. Un ejército que no tiene la resolución de vencer, i lafé en su poder de hacerlo, es vencido ántes de entrar en com­ bate. He hecho mención especial de esto al principiar mi me­ moria, porque durante el año pasado esa indiferencia ha sido nuestra condición normal, i solo unos cuantos fieles han conservado en su alto puesto nuestra hermosa ban­ dera. Espero, hermanos mios, que durante el próximo año, i guiados por una mano mas firme i esperta que la mia, el entusiasmo volverá a levantarse, Ja unión de todos será mas perfecta i el resultado será mil veces mas provechoso i satisfactorio. , Paso a daros cuenta de los trabajos realizados. Sesiones.— Por el estado de guerra en el pais, no le fué posible a esta Gran Lojia reunirse en sesión anual el dia señalado por la Constitución, pero hecha la paz i restable­ cida la tranquilidad, ésta tuvo lugar en los dias 8 a 10 de


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Mayo. Las sesiones trimestrales han tenido lugar con per­ fecta regularidad. Lojias.—El estado de las Lojias de la jurisdicción, si no es del todo satisfactorio, tampoco es malo; han traba­ jado con bastante regularidad i sujetas a las costumbres de la Orden i las leyes de esta Gran Lojia. Como lo he manifestado antes, el número de hermanos asistentes deja algo que desear; falta que no dudo será correjida durante el año que hoi principia. Me es mui grato deciros que se han concedido dos cartas nuevas, así que tenemos hoi dos nuevos centros de luz i verdad. Las nuevas Lojias son: «La Estrella del Norte» N.o 29 en Chiclayo, i «Unión i Reforma» N.o 30 en Iquitos. Para que esta última éntre en su marcha regular, faltan algunos .pequeños trámites que mui pronto serán cumpli­ dos, pues la mayor dificultad ha sido por la distancia a, que se halla esta Lojia de Lima. Relaciones Estertores.—Mui gratas han sido nuestras relaciones con nuestras Grandes Hermanas del esterior, con quienes hemos cultivado una amistad franca i leal. Estas relaciones van estendiéndose a las pocas Grandes Potencias con que antes no las teníamos, de manera que en corto tiempo mas tendremos grandes representantes ante todas.' El Gran Oriente de Béljica nos pasó una fraternal invi­ tación para tomar parte en un Congreso Universal, pero desgraciadamente su comunicación llegó con mucho atraso, de manera que no nos fué posible nombrar a nuestro Re­ presentante oportunamente. No sabemos todavía el resul­ tado de esta reunión; pero no dudo sea mui provechosa a la Masonería i la humanidad. El Gran Oriente de Italia nos hizo una invitación para unirnos con él, para celebrar dignamente el vijésimo quinto aniversario de la unidad de Italia; la que fué trasmitida por la Gran Secretaría a los cuerpos de la Jurisdicción para que tomaran parte en tan fausto acontecimiento. Habiendo fallecido nuestros queridos hermanos Brixhe i Ruiz i Ruiz, grandes representantes de esta Gran Lojia ante el Gran Oriente de Béljica i la Gran Lojia Indepen-


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diente de España, lie nombrado en su lugar a los herma­ nos Lefebrc i García Bourlié. Mientras deploramos mui sinceramente la pérdida de los primeros, no dudamos que los últimos cumplirán fielmente nuestras instrucciones de conservar las relaciones mas fraternales con los Grandes Cuerpos ante quienes tienen su representación. Concilio Sud Americano.—La Lojia «Constancia i Con­ cordia» N.o 11 de Tacna, una de las mas entusiastas i pro­ gresistas de la Jurisdicción, pasó a la Gran Lojia una pe­ tición, suplicando que ésta buscara el medio de oponerse a la reunión del propuesto Concilio Sud Americano en Lima. . Cumpliendo tan justo deseo, pues dicho Concilio solo podia servir para renovar las cadenas con que el fanatismo relijioso tiene asegurada la intelijencia humana, fueron nombrados en comisión el hermano Christian Dam, Dipu­ tado Gran Maestre i el hermano Miguel del Valle, Gran Tesorero. La mencionada comisión presentó un elocuente e impor­ tante informe a la última sesión trimestral, que recibió la aprobación de esta Gran Lojia, i se mandó publicar en folletos para su distribución. No hemos sabido mas respecto a este Concilio, pero es de esperar que éste no tendrá lugar aquí, ni en ninguna parte. Matrimonio Civil.—Ya que tenemos Cementerio Civil donde pueden ser enterrados con decencia los restos de personas que no eran católicas, es nuestro deber trabajar para conseguir un matrimonio oficial, legal i civil. Al hacer esto, no atacamos a ninguna relijion, sino damos los mismos derechos a todos los peruanos, ponién­ dolos iguales ante la lei, respecto de sus creencias relijiosas. Después de cumplir con el casamiento legal, que será el único que dará fuerza legal al hecho i lejitimidad a los hijos, los cónyujes pueden cumplir cada tino con las cere­ monias pedidas por la relijion que profesan. En un pais como el Perú, que tiene tantos terrenos sin cultivo, que no tiene mas que una o dos fábricas industriales, es una obligación patriótica abrir la puerta para la inmigración i lo primero, hoi, de dicha puerta es el matrimonio civil;


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pues nadie vendrá a un país en donde sus hijos no serán legalmente lejítimos, ni su matrimonio respetado. Si las obligaciones civiles i patrióticas son iguales para todos los peruauos, así mismo deben ser iguales sus dere­ chos. Solo así el pais puede prosperar.

Confraternidad.—Para concluir esta memoria, deseo∙ hablar sobre este tan importante punto. Noto con pro­ fundo pesar que la confraternidad va perdiéndose mucho entre nosotros, con gran daño para la Institución. Casi no existe y¿i la visita oficial o personal éntrelas Lojias, hasta el estremo que en una Lojia se ignora por completo quié­ nes son los hermanos de otra. Si muere un hermano, no solamente dejan de ir al en­ tierro de sus restos los hermanos en jeneral, sino los de su misma Lojia no cumplen con este sagrado deber ha­ ciéndole los honores que nuestros rituales i costumbres han establecido. Es una de las mas importantes obligacio­ nes de un Venerable Maestre llamar a los hermanos cuan­ do uno se muere, i enterrar sus restos con las ceremonias masónicas usadas en estos casos. Es obligación de todos los masones confraternizar con los demas, defenderlo en su persona e intereses, demos­ trando así al mundo que sabemos hacer prácticos los prin­ cipios de la Orden, haciendo real i verdadera la unión ma­ sónica. Solo me resta, queridos hermanos, manifestaros mi pro­ funda gratitud por la bondad que habéis tenido siempre conmigo. Me ha sirio un alto honor ser vuestro Maestro, —concluyendo así tan dignamente mi vida masónica de mas de treinta años. Poco he hecho, aunque deseos de hacer más no me han faltado; pero me consuela la idea que el digno hermano que será elejido para ocupar este alto puesto, durante el año que hoi principia, sabrá hacer mucho mas que vo, i dará todo impulso i prosperidad a la masonería nacional. Lima, Marzo 25 de 1896.


INTERIOR.

SECCION BIOGRÁFICA.

Tenemos el placer de publicar en el presente número, algunos rasgos de la distinguida hermana María Deraismes, primera Gran Maestra de la Gran Lojia Simbólica escocesa de Francia, titulada El Derecho Humano. Nada mas bello, nada mas grande, que la declaración de derechos de la Constitución déla Gran Lojia, que goza hoi de merecido i justo prestíjio en el mundo masónico. Las benéficas influencias de El Derecho Humano se han estendido rápidamente en el continente europeo i colonias francesas. Ojalá nuestros talleres, inspirándose en los principios de fraternidad universal, se pusieran en relación con este gran centro de luz, para esparcirá la vez la santa doctrina de la redención humana, en la mujer chilena, digna en verdad de figurar con brillo en el concierto científico uni­ versal. UNA OPINION IMPARCIAL

El siguiente suelto encontramos en La Revista Masó­ nica del Perú, que se edita en Lima, bajo la intelijente dirección del hermano Eduardo Lavergne: «Con motivo del programa altamente liberal, lanzado por don Vicente Reyes, candidato a la presidencia de la República de Chile, el Gran Oriénte Arjentino ha dirijido a este caballero, sin embargo de no ser masón, una felici­ tación mui espresiva».


INTERIOR

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MASONERÍA DE ADOPCION. I

Con viva satisfacción de los masones arjentinos, se sigue la marcha próspera del Triángulo de Señoras, 8 de Marzo, hace poco fundado en Buenos Aires. En breve pedirá su carta constitutiva i podrá instalarse como lojia regular. Desde luego, ha procedido a instalar a las dignidades para el presente año, en una solemne te­ nida. Hé aquí las distinguidas hermanas a quienes está enco­ mendada la dirección del nuevo taller: Venerable Maestra, Cecilia Sánchez de Movillar. l.er Vijilante, Cecilia Vilar. 2.9 Vijilante, Amalia Loma. Oradora, Margarita Práxedes Muñoz. Secretaria, Nicolasa Solar. Tesorera, Anjela Risconi. l.er Esperta, Teresa Radomé. Maestra de Ceremonias, Vicenta Rojas. Hospitalaria, Soledad Barberán. De desear seria que nuestras autoridades se esforzaran en difundir en nuestro pais la masonería de adopción, co­ mo con tanto éxito se está haciendo en la Arjentina. Recordamos que no hace mucho, la respetable Lojia Avenir et Liberté, de este valle, puso a la orden del dia la discusión de tema tan interesante, celebrándose a este fin, varias tenidas especiales. Tiempo es ya de continuar en tan grata como impor­ tante labor, destinada a dar brillo i mayor importancia a nuestros trabajos. PATRIOTISMO.

Con el título de Pedagojia publicamos una notable conferencia dada por un hermano de la Institución, en la Escuela Normal de Preceptores de la ciudad de Para, Re­ pública del Brasil. La importancia del tema i la belleza de las ideas en él consignadas, nos hace recomendarlo, haciendo votos por-


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que el estudio de la historia patria se implante en nues­ tros establecimientos de instrucción, según el plan sencillo i racional recomendado por 41 ilustrado hermano. Bajo la modesta cubierta de un cuentccito infantil, de­ sarrolla todo un sistema educacionista, que merece pro­ funda reÜeccion. "Las personas amantes de la instrucción, i en especial la masonería del valle, tienen ancho campo para ejercitar su acción, difundiendo las ideas consignadas en el artículo de nuestra referencia. Hagamos de los niños ciudadanos patriotas, amantes del suelo que les vió nacer!


Tomo II

Santiago, Junio 30 de 1896

Entrega 6

LA CADENA DE UNION REVISTA MASÓNICA

LAS NOTICIAS DE «EL PORVENIR» ERAN FIAMBRES.

Hace algunos meses, el diario del Arzobispado inició un serio ataque contra la Institución masónica. Varios artículos de fondo de El Porvenir, hicieron eco en el mundo devoto, i se creyó dar a los masones un rudo golpe. La Dirección de «La Cadena de Unión» se limitó a trascribir en sus columnas uno de los editoriales del dia­ rio del Arzobispado, reservando para mas tarde una con­ testación a las calumnias del diario citado. Ello tenia su esplicacion. Hace unos veinte años, mas o ménos, se suscitó la misma cuestión. El diario que en esa época era portavoz del Arzobispo, lanzó iguales rayos contra la masonería, rayos que lian vuelto nuevamente a producir estrépito en las columnas de El Porvenir. ¿Acaso era algo nuevo? Absolutamente.—Las mismas necedades de 1875, re­ petidas ahora con cierto acento dogmático i compunjido. Deseando conocer a fondo la verdad del asunto, i con el objeto de desenmascarar a los señores redactores del dia­ rio del Arzobispado, enviamos sus artículos al Supremo


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Consejo ¿le Francia, quien, con la amabilidad característica francesa, nos proporciona las siguientes noticias: l.0 Monseñor Düpanloup, obispo de Orleans, que hizo guerra tenaz al dogma de la infalibilidad papal en el Con­ cilio del Vaticano, se sometió humildemente, tan pronto como se proclamó este artículo de fé. 2.0 El señor Obispo, de regalista galicano que era, se convirtió de la noche a la mañana en furiosa papista. 3.o Publicó una série de artículos contra la masonería, que después fueron recopilados en un panfleto, con el tí­ tulo de Estudio sobre la Enano-Masonería. 4.o Los artículos del diario chileno El Porvenir, son un estracto, una* servil repetición del panfleto de Monse ñor Obispo de Orleans. Ampliando todavía nuestra información, el Supremo Gran Consejo nos hace presente que en los primeros dias del año 1875, comisionó al hermano Malapert, abogado en la Corte de Apelaciones de París, para refutar el pan­ fleto de Monseñor Dupauloup, i que al efecto, en la so­ lemne tenida celebrada por la Respetable Lojia Monte Sinal, en 3 de Mayo de 1875, dicho hermano—orador de ese Taller—-dio lectura a la refutación, siendo saludado con aplausos cariñosos de sus hermanos. El Gran Consejo ha tenido la amabilidad de enviarnos el referido trabajo; i como El Porvenir exhumó el pas­ tel fiambre de Monseñor Dupauloup, nos hacemos el de­ ber de insertar por nuestra parte la réplica dada por la masonería, a los avances de S. S. lima i que se publicó por su mandato. Ella es la siguiente:

(Traducción) Respetable Lojia Monte Sinai. Tenida solemne en 3 de Mayo de 1875. Era Vulgar. Discurso pronunciado por el Orador titular del Supre­ mo Consejo, hermano Malapert. Venerable Maestro i todos mis queridos hermanos, salud! Repetidos ataques se dirijen contra la Masonería. Vie-

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ncn todos del mismo partido, es decir, del de la intoleran­ cia. Ciertas publicaciones están impregnadas de un espí­ ritu de odio i espresadas con un lenguaje tan violento, que es necesario dejarlas envueltas’en su cinismo. Los insultos de los Garasse, de los Nonotte, de los Patouillet, irrita­ ban a los filósofos, porque en el fondo de las acusaciones se corría el peligro de las condenaciones. Por fortuna aquellas épocas dolorosas pasaron para no volver mas. Gracias a los trabajos de nuestras Lojias, no se conde­ na ya a los herejes a que entreguen su cuello al cadalso, o á que sufran el suplicio del fuego; pero jamás podremos olvidar las prácticas de hombres que se dicen relijiosos. Ellos mataron a sus adversarios para impedirles que hablasen, i si hoi nosotros despreciamos sus amenazas i sus insultos, es porque hemos dado al mundo civilizado la nocion de que la conciencia de cada uno es una fortaleza inespugnable. Despreciemos los escritos nauseabundos en que se nos insulta de un modo preconcebido, sin querer conocernos. Imposible es para un hombre honrado, para un buen ma­ són, contestar invectivas que carecen de sentido común. Al mismo tiempo que los energúmenos del partido que se llama relijioso creen útil injuriarnos, se nos juzga apo­ yándose en argumentos que se creen serios; así el obispo de Orleans ha publicado un panfleto intitulado: Estudio sobre la Franc-mcisonería, en el cual trata de demostrar que un hombre de buen sentido no puede ser franc-mason. Este librito, libellus, está escrito con cierto arte. El obispo de Orleans, o mejor dicho, el inspector del culto cristiano de una diócesis francesa, ha lanzado contra nosotros una verdadera acta de acusación. Ha afectado una aparente cortesía, finjiendo no tocar las personas, pa­ ra solo herir las doctrinas. La naturaleza ardiente del autor no se avenia bien con este cuadro, i por supuesto, a menudo se ha ido mas allá de los límites. También soi yo Inspector Jeneral, i como el atleta de que os hablo, tengo almas que defender i mis deberes como


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Orador del Supremo Consejo, me imponen una respuesta a nuestro provocador. En el curso de mi larga alocución, en donde quiero se­ guir paso a paso las cosas que han sido reprochadas a nuestra Orden, daré al abate Dupanloup, Félix, obispo de Orleans, los títulos de que el mundo se sirve al hablar de hombres revestidos de su dignidad. Le llamaré monseñor i le diré su Grandeza, pues no quiero que se me tache de haberme olvidado del rango de semejante personaje. Por otra parte, monseñor de Orleans es un hombre emi­ nente, no solo por su posición oficial, sino por sus propios méritos. Que es un hombre de estudio, esto -se ve desde las primeras pajinas de su libelo: ha traducido l;t palabra latina que reemplazamos hoi por la palabra j⅛2n∕k√0. Su Grandeza conoce los buenos autores, i se olfatea en sus pri­ meras pajinas que el escritor ha tenido el deseo de imitar el estilo de Bossuet en la historia de las variaciones de

las iglesias protestantes. No podia elejirse mejor modelo, i es lamentable que monseñor Dupanloup no se esforzase con mas cuidado en reproducir el estilo. Lo que ha constituido la fuerza de Bossuet ha sido el que él fue derecho a un fin, con una sinceridad indispu­ table. Las citas en que abunda la historia de las variaciones de las iglesias protestantes han sido tomadas en buenas fuentes; notable es la lójica del autor, i todos los católicos están unánimes en admirar ese trabajo, cuya lectura agra­ da aun a los indiferentes. Digo esto porque es verdadero, i alabaría del mismo modo las contestaciones de los ministros de las iglesias reformadas. En esa época en que se disputaba sobre las for­ mas del culto cristiano, los defensores de opiniones diver­ sas eran dignos los unos de los otros. Escúseseme que no tenga preferencia; soi masón, i no aborrezco ni a los protestantes ni a los católicos; me com­ plazco en verlos darse la mano. Monseñor Dupanloup, por su desgracia, no nos perte­ nece; por consiguiente, no nos conoce.’ Sin embargo, se jacta de haber estudiado nuestros dogmas i prácticas en


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los Rituales impresos, maliciosamente publicados por nuestros enemigos, en obras, en discursos o escritos que en nada reproducen nuestras verdaderas ideas. Tal proce­ der engaña al público, porque toma por verdaderas las citas colocadas al pié de las pajinas del panfleto. Los que conocemos el fondo de las cosas, no estrañamos nada. Monseñor Dupanloup ha construido sobre bases abso­ lutamente falsas; por consiguiente, sus razonamientos no pueden llevarlo a conclusiones verdaderas. Este obispo nos dice: «Yo os conozco»; vuestros secre­ tos son los de los antiguos misterios que se practicaban en Roma bajo el Capitolio i en los tiempos del bajo Imperio. El mundo entero sabe cual era la doctrina.» Su Grandeza se equivoca al afirmar que el mundo en­ tero sabe cuál era la doctrina de los antiguos misterios. En 1855, el mas sabio de los hombres en esta materia, M. Guigniaut, declaraba en nuestra Academia de Inscrip­ ciones que el fondo de la enseñanza dada a los iniciados no era bien conocido. Monseñor Dupanloup sabe que todos los misterios de los antiguos teníanlas mismas en­ señanzas; pero a él le ha agradado escojer las de Mythra i la época de la decadencia del Imperio, con el fin de unir­ nos a recuerdos políticos harto odiosos. Respondo que los misterios antiguos remontan a las épocas históricas mas lejanas, i yaque he citado Monsieur Guigniaut, tomaré prestado de la memoria leída por él en 1845, de la cual he hablado, i en donde dice: «Nada iguala a la veneración con la cual los iujenios mas elevados, los mas graves, poetas i .filósofos, hombres de Estado, historiadores, oradores, hablan de los Eleusinos en todas las épocas de la antigüedad, desde la homé­ rica que las celebra el primero, que nosotros sepamos, al ménos en el himno a Demetrio, mas tarde Píndaro, que da una alta idea de lo que en ello se enseñaba, hasta Pla­ tón, que hace muchas alusiones al gran sentido de sus ri­ tos, que se imponen hasta Cicerón, quien los exalta tanto como Hipócrates; hasta el piadoso viajero Pausanias i el retórico Arístides en el II i III siglos de nuesta éra, quie­ nes los colocan en el rango de juegos olímpicos por la


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magnificencia, i no encuentran nada comparable a ellos por la edificación relijiosa.» Este ditirambo nada tiene de exajerado, i nos venga suficientemente del ataque tan lijeramente hecho por el que se complace en ser nuestro enemigo. El panfleto titulado Estudio sobre la Francmasonería se divide en tres partes, seguidas de una cuarta llamada conclusión. La primera tiene por título «Antagonismo radical entre la Francmasonería i la relijion.» Monseñor se engaña, en su apreciación, i si no está errado, trata de engañar a los demas. La Francmasonería es una asociación de hombres libres que desean estudiar en común bajo esta fórmula: A la Gloria, del Gran Arquitecto del Universo. Parece que esta definición escluye por sí misma todas las suposicio­ nes de Monseñor; mas él no quiere detenerse i toma aquí i allá frases desprendidas de ciertos discursos para decir­ nos: «Los rituales i reglamentos son malos, i tales como son, no se les observa, puesto que hai disidentes que los niegan.» No hai una sbla idea que pueda resistir a este modo de raciocinar. Aplicando igual método al cristianismo, por ejemplo, se llegaría a pretender que esta relijion no ha tenido jamas adeptos. En efecto, datan las disensiones entre los cristianos, por decirlo así, desde el dia en que Jesucristo predicó por primera vez. En la casa de Marta i María hubo una discusión entre Cristo i el tesorero de su culto. Poco después de su muerte, no se entendían la propó­ sito de los bienes de la comunidad: bien pronto llega la gran lucha entre San Pedro i San Pablo. El primero que­ ría reservar a los judíos la iniciación en la nueva relijion, el segundo pretendia que de ella se aprovechasen los jentiles. Fué viva la discusión, refiriéndonos la leyenda que San Pablo, poseído de un santo ardor, abofeteó a San Pedro. Vinieron en seguida las herejías, las unas a continua­ ción de las otras, i en tan gran número, que seria mas di­ fícil conocer su cifra que contar las hojas que en primavera


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aparecen en los árboles de nuestros bosques, Si un maho­ metano o un budista tomase en consideración estos hechos, tendría razón i perfecto derecho para negar la relijion cristiana, del mismo modo que Monseñor Dupanloup se cree autorizado para negar la evidencia de aquello que nos concierne. Su Grandeza el obispo de Orleans está colmado de ho­ nores, de prerrogativas, de tratamientos; este dignatario del culto católico es inamovible en su alta posición. Jeneralmente se dice que tantos honores imponen respeto; esto es verdad, porque el lictor marcha delante del cónsul, el pertiguero delante del sacerdote, el verdugo delante del jefe de la justicia. Los francmasones carecen de estas ventajas. No reciben tratamiento, pagan i gastan. Así bajo este punto de vista son de una condición inferior ante los ojos de aquellos que ven la grandeza, en las satisfacciones de la vanidad i de la avaricia; para otros, ellos están en una rejion bien su­ perior. En efecto, no se les puede*acusar de que obran con el fin de sostener su interes personal. A sus propias espensas se conservan en la brecha, peligrando su influencia en el mundo, i todo esto por deber de conciencia. Reconozco que hai antagonismo absoluto entre la reli­ jion i la Francmasonería, tal como la comprende Monseñor Dupanloup. Hubo un tiempo en que pudimos entender­ nos con él: ese tiempo pasó. En la época a que me refiero, este obispo creia que nues­ tro país tenia el derecho de gobernarse a su manera, sin estar obligado a inclinar la cerviz bajo el yugo del papa. En 1851 su Grandeza fué uno de los campeones que resis­ tieron al golpe de Estado de Diciembre. Este fué el período glorioso de la vida de este pre­ lado. Por do quiera se leían elojios a sus trabajos; era que se le creia amigo de la libertad política i relijiosa. Sus escitaciones animaban al estudio de los buenos modelos, se ejer­ citaba su pluma en trazar el programa para la educación de la juventud: si escribía, si hablaba, los aplausos se haciou oir por todas partes. Monseñor Dupanloup parecía


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llamado a ser el digno sucesor de los ilustres padres de la iglesia, i todo 1*1 mundo se preparaba a decorarle con los nombres mas retumbantes, como los de pluma avjelical i

pico de oro.

Nos parecía que habíamos vuelto a encontrar un Basi­ lio de Nacianzo, un Ambrosio de Milán, un Gerson de París. Un dia, siempre nefasto para la gloria de este escritor, las casualidades de su vida militante lo condujeron a Roma. Partió con la idea de sostener que ' la tierra jira i que Galileo tuvo razón para enseñarlo. El papa, los cardenales i los jesuítas se apoderaron de él i lo imbuyeron en sus malas lecciones, i Monseñor Dupanloup dejó de ser el antiguo defensor del dogma de nuestra vieja iglesia francesa. Convertido, él se ha trasformado en el predicador délas abominables doctrinas del Sj/Uabus de Pió IX. El resúmen de las doctrinas ultramontanas es la esposicion de cosas que debemos Creer, so pena de que, si no lo hacemos, seremos cscomulgados. A él se le ha impuesto el negar los progresos de la libertad, i si no, uno se condenará para siempre. Que al obispo de Orleans agrade esta doctrina i la preconice, es asunto de su conciencia; nosotros nos enorgullecemos en rechazarla, de la misma manera que él se honra en sos­ tenerla. Mas insiste este obispo en decir que ha habido franc­ masones que han tratado materias relijiosas en sus escri­ tos, i que por consiguiente no respetan sus reglamentos; que la Masonería se arriesga a negar el cristianismo i hasta la existencia de Dios. Los francmasones de que trata' el panfleto, han desco­ nocido los Reglamentos jenerales de nuestra Orden. Si se toman así las escepciones para sacar de ellas una conclu­ sión jeneral, se llega a resultados absurdos, como ya lo he­ mos dicho a propósito de la relijion cristiana. Si a mi turno quisieia. yo servirme contra el catolicismo del arte de argumentación empleado por Monseñor Dupanloup, le


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(liria cμιe la doctrina de la iglesia lia sido’ negada por sus sacerdotes. Donato, Prisciliano, Pelajio, Nestorio, i todos los gran­ des heresiarcas ∙habian recibido las sagradas órdenes. Juan Huss, Jerónimo de Praga, Savanarola, Wiclef, Lutero, el cardenal dé Chatillon, el Gran Maestre de la orden Teutónica, que han atacado la enseñanza dada por la iglesia, habían sido ministros del culto católico. El 7 de Noviembre de 1793, el clero de París se presen­ tó en cuerpo ante la Convención. Llevaba el obispo Gobel el bonete rojo i a su Jado se veian sus grandes vicarios. Este obispo depositó su cruz i el anillo pastoral sobre la mesa del presidente e imitando su ejemplo, adherían a sus actos sus demas compañeros. El cura de Vaugirard hizo esta declaración: «Despren­ dido de los errores que el fanatismo había infiltrado en mi corazón i en mi espíritu, entrego mis credenciales de sa­ cerdote.» Añadamos que los adversarios mas ardientes del catolicismo son, aun en nuestros dias, como en tiempo de Voltaire, los alumnos de los seminarios i de las escuelas de los jesuítas. Son éstos los que acribillan al culto cató­ lico con las invectivas mas groseras, i son tan intoleran­ tes en este, sentido, como lo fueron, en otro, los domini­ canos perseguidores de los herejes, de los paganos i de los judíos. Si de estos hechos sacara yo en conclusión que el cris­ tianismo lió existe, mentiría, porque la relijion de Cristo ha tenido i tiene todavía celosos defensores, a pesar de las herejías, de las cuales la mas enorme es el Syllabus. Nuestras doctrinas están intactas, a pesar de las citas que el obispo de Orleans ha acumulado con ánimo de ano­ nadarnos. Notad con qué arte ha procedido Monseñor Dupanloup, os lo suplico. Ha supuestoque su publicación introduciría la discordia entre nosotros, haciendo que nos atacáramos mutuamente. Es así que las ideas de mis hermanos acerca de las cosas del orden sobrenatural en nada nos ofenden. Los disidentes han suscitado cuestiones filosóficas i las han sostenido con ardor; les hemos respondido i mantenido la libertad para todos.


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Esta guerra intestina terminó cuando se entendieron, i llega tarde Monseñor Dupanloup tratando de revivir nues­ tras discordias. Nunca se lia visto la unión mas asegurada i nuestro adversario no lia. sabido elejir bien el momento. Permítaseme una diversión a mi argumentación: ella tiene lugar siempre que se recuerde a, los masones cristia­ nos i católicos que están en compañía délos mas grandes santos de su iglesia, partidarios de las ideas de justicia condenadas hoi. Los pueblos de la antigüedad tenían todos la preten­ sión de poseer cada uno una divinidad que Ies era propia. Juno era la diosa de Cártago; en Esparta reinaba Venus; a Minerva se la adoraba en Atenas; el dios de los romanos era Júpiter; Apolo, de Délos i Veyes; entre los judíos Jeliová, a quien obedecían, al mismo tiempo que este dios no podía ser servido por un hombre estraño a la raza de Israel. En todas partes, poco nías o menos, había doce dioses de segundo orden cerca del rei del Cielo, i bajo estos doce dioses subalternos, cada dia tenia su divinidad. Los sacerdotes de cada relijion nacional se combatían cou invectivas ultrajantes. En nuestro poeta Racine se encuentra un débil eco de esas luchas clericales cuando habla de Atalía, en donde ha puesto a Matan en presencia de Joad. Atendiendo a estas guerras incesantes, los sabios qui­ sieron crear centros en los cuales los hombres, unidos bajo un solo pensamiento, fuesen todos amigos: este pensa­ miento fué la tolerancia. La Masonería no tiene otro oríjen ni otra significación en la antigüedad. Da asilo al pagano, al judío, al cristiano o al musulmán, del mismo modo que recibe al negro i al de piel roja. A sus adeptos les enseñada práctica de la fraternidad universal. Todos los clérigos contrarían estas ideas; de ahí nacen sus impotentes gritos. Los romanos sometidos a Júpiter, padre de los dioses i de los hombres, encontraron el medio de acomodarse con las divinidades de los otros pueblos. Ofreciéronles tcin-


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píos, o por lo menos, un albergue cerca del dios que lanza el rayo. De este modo, andando los tiempos, Roma tuvo la colección mas completa de ídolos i fué el centro de todos los cultos. Sin embargo, las naciones vencidas aceptaban estre­ meciéndose, esta subordinación de su dios al de los ro­ manos. Los clérigos eran por todas partes los jefes de la oposi­ ción contra los procónsules. Habiendo comprendido Augusto la situación, pensó en crear un culto universal, i Babia establecido en Roma alta­ réis bajo la invocación de los dioses Lares, divinidades a quienes hizo levantar templos en todo el imperio. El principal ornamento de los nuevos edificios sa­ grados fueron las estatuas de Augusto i Livia; de .tal manera que los dioses mortales, tronando en las fiestas romanas, se hicieron el objeto principal del culto del Es­ tado. Al mismo tiempo los filósofos, secundando a la opo­ sición i no siendo desagradables a César, emprendieron la crítica de la mitolojía: Júpiter, Apolo, Mercurio, Hércules i sus análogos cayeron en desprecio, de tal manera, que en el siglo segundo de nuestra éra no habia mas que un culto, el de los emperadores. Pero vosotros sabéis la historia, de. los sucesores de Au­ gusto, muertos todos de muerte violenta; su divinidad no los garantizó. El fuego i el veneno mataban al dios hom­ bre, usurpador escecrado, i demostraban la nada de la relijion oficial. Habia una nación que jamas quiso sacrificar con las otras sobre los altares de los Césares; ésta era Ja nación judía. Tenia ésta la idea de que Dios no es un sér que pode­ mos representar por estatuas o retratos. En una palabra, los judíos parecía que liabian vislumbrado la nocion de la omnipotencia, infinita. Se les suplicó que llevasen su dios al templo de Júpi­ ter; se les pidió que recibiesen en sus sinagogas a algunos partidarios celosos de sus ideas; la primera proposición la rehusaron por necesidad, la segunda por-orgullo. Por esto eran mal vistos por la opinión pública.


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Hubo en aquel tiempo en Jerusalen una secta que se separó del culto oficial i ésta era la secta cristiana. Un hombre instruido, ardiente i creado para la lucha, San Pablo, se hizo cristiano, i comprendió que era posible echar por tierra los altares de las falsas divinidades. San Pablo resolvió hacer todos los esfuerzos posibles para que el culto de Dios, creador de los mundos, reem­ plazara el de la familia imperial. El predicó i llegó a conseguirlo. Su propaganda parecía una guerra política. Todos los opositores lo ayudaron. Los hombres de miras superficiales se maravillaron del éxito del cristianismo i de la rapidez con que éste se estendia; es de lo contrario que uno debe sorprenderse, pues fue. necesario que pasaran tres siglos para que el dogma cristiano llegara a ser conocido. Este término tan largo es casi inesplicable. San Pablo atacaba una relijion absurda; sus discursos agradaban al espíritu. Predicaba el mejoramiento de la suerte <]e los pobres en una rejion donde la miseria estaba en su colmo; así tocaba los corazones. Pedia la igualdad en países donde todo era privilejio i arrastraba la razón; de suerte que su relijion lisonjeaba todas las aspiraciones jenerosas. El éxito estaba asegurado al cristianismo: lo que me maravilla, lo repito, es el tiempo que fue necesario para que el nuevo culto reemplazara al antiguo. Los emperadores no cedieron su lugar al cordero pas­ cual sin haber intentado conservarlo; por otra parte, los adeptos del partido cristiano fueron violentos i suminis­ traron víctimas a las leyes odiosas de la antigüedad. A menudo los mártires han sido insurjentes culpables de los mas grandes escesos; sus adversarios siempre fueron verdugos, que mataban a sus enemigos con refinada cruel­ dad, porque tales eran las costumbres. En el tiempo en que tenia lugar aquella lucha que se ha designado con el nombre de época de la iglesia mili­ tante, se crearon inspectores jenerales del cristianismo con el nombre de obispos. No dejaré de recordaros que estos


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obispos fueron doce en la Judea i que sus pretendidos sucesores son hoi en número infinito. Los obispos de esas épocas militantes tenían mucho que hacer para mantener la doctrina, calmar a los impacien­ tes, ayudar a los fieles a permanecer firmes. Se ha dicho que en aquellos tiempos en que los cayados de los pastores eran de madera, losde los obispos eran de oro. Soi el primero en hacer justicia a esos pastores de los pueblos. Tenían todas las virtudes i sobre todo predica­ ban la tolerancia. Se ha dicho que ellos la pedían porque la necesitaban; no quiero escrutar los corazones para echar a mal una buena acción. Los jefes de los cristianos predicaban entonces la tole­ rancia, por consiguiente habrían podido venir a sentarse en nuestros templos; su lugar estaba aquí señalado. Después el cristianismo se ha aliado con el Estado. Constantino al principio i sus sucesores después, pusieron a la relijion nueva en el trono i entregaron los templos de los dioses antiguos a la nueva divinidad. La iglesia estaba triunfante. Los maniqueos i los arrianos combatieron vivamente al cristianismo. Los arrianos dieron emperadores a Constantinopla, i reyes a mas de un pais. s Hubo que correr peligros en esta ocasión; los católicos se espusieron a ellos valientemente. En tanto que duraron esos debates, los obispos estuvie­ ron unidos en la idea de que la tolerancia era una necesi­ dad, porque la autoridad no era capaz de detener el pen­ samiento i hacerse dueña de la conciencia. Bien pronto lo dominó todo la iglesia; sus partidarios ocuparon los tronos; el atacar a los cristianos llegó a ser un crimen contra el cual se dictaron las penas inas terri­ bles. Esta revancha impía no fue aprobada por la unanimidad de los obispos. San Martín de Tours, San Cipriano, San Hilario de Poitiers, merecen que sus nombres se consagren por la oposición que hicieron a las medidas de violencia;


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pero las sabias ideas de estos grandes hombres no fueron las que prevalecieron. Poco a poco se admitió que era justo perseguir a los herejes, sin notar que las víctimas enjendran nuevos már­ tires de las ideas que habían conducido a la hoguera a sus defensores. Los obispos exijieron estas inmolaciones, i las hicieron un deber para los soberanos temporales, de los que hicie­ ron mui humildes servidores, esperando el dia ele decirse los amos. De un golpe pretendieron los papas la supremacía uni­ versal i sostuvieron que los jefes de los gobiernos defiian estar sometidos al primero de los obispos, por la razón de que lo sobrenatural se halla por encima de las cosas de Ja tierra. El esplritualismo, decían, domina al materialismo, por lo cual el papa, jefe de laiglesia, debe ser de hecho, como lo es de derecho, el soberano de la tierra. Tal es la doctrina de la iglesia desde Gregorio VII e Inocencio III. Es necesario recordar que se decidió por el concilio de Letran, en abierto 1215, que nadie podía ser emperador o rei si no prestaba, al subir al trono, el juramento de esíeáminar a los herejes. Todos los reyes de Francia, desde San Luis hasta Luis XVI, han obedecido esta prescripción prestando el z juramento exijido por ese concilio. Así han creído los papas que les pertenecía el dominio de los imperios i la dirección de los soberanos, con derecho aun de deponerlos, i sus escritores han declarado que era lejítimo el asesinar a los reyes, si éstos no obedecían. El jesuíta Mariana publicó en Toledo, en 1598, un libro en el cual estableció esa idea como resultado de las enseñan­ zas de Roma. La necesidad de sostener esta armazón sobre la cual está basada la teoría del despotismo sacerdotal, ha condu­ cido al clero de Roma a hacerse el enemigo del progreso humano. No hai una idea científica ni una invención útil cuyos autores no hayan sido perseguidos. La antigua iglesia católica de Francia ha tenido el inO O x


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signe honor de haber resistido a menudo a esas pretensio­ nes <Je Roma. La Universidad de París, nuestros sabios padres del Oratorio, nuestros ilustres benedictinos predicaban la se­ paración de la Iglesia i del Estado, pero esta opinión ya no se la sostiene hoi; el reciente concilio ecuménico le ha quitado sus últimos defensores en el episcopado. Monseñor Dupanloup estaba decidido, al parecer, a continuar la tradición galicana; pero ha inclinado la cabeza i aceptado el dogma de la infalibilidad del papa. El soberano pontífice romano, usando de los poderes que le ha conferido el último concilio, ha proclamado que el progreso literario, científico, moral i relijioso, es incom­ patible con la fé. Monseñor Dupanloup no lia protestado. Esta historia de la política papal es verdadera, no puede ser contestada. Entre tanto nuestra Orden, abierta a todos los corazo­ nes jen erosos, a todos los hombres sinceros, sin distinción de culto, declaraba que no le con venia ocuparse de relijion i que buscaba el medio de instruir a los pueblos. El panflet<κque os señalo hoi deriva de eso un agravio; nosotros nos honramos con ello. Dejemos a la iglesia pseudo-católica predicar sus teorías variables; nosotros no discutimos nunca esas cosas oficial­ mente.

nuestros hermanos protesta contra el oscurantismo, el robo de un menor, la persecución de que son víctimas ciertos cultos; pero estas protestas son hechos pasajeros. Negar no es marchar, i nosotros queremos el progreso. Por esto nos asociamos a todas las obras de propaganda por la instrucción. El pueblo ve cuáles son sus amigos i discierne si éstos son los panejiristas de un pasado horrible en el cual se mataba por ideas a los mejores de entre los hombres, o si es necesario, al contrario, estar con aquellos que quieren hacerle dulce i fácil la vida. Los resultados de los dos sistemas hacen constar de qué lado está la justicia.


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Pero se nos dice, ¿qué hacéis vosotros por vuestra salud eterna? Gracias, señores, por vuestra solicitud. ¿Es que a voso­ tros os hace falta el quemar a las jentes dedicándolas al infierno? No se está seguro de nada en vuestra compañía. Bien qutreis ayudarme a ir al cielo, pero con tal de que yo tome vuestras muletas; i si no me sirvo de vuestros zapatos, me quemáis con ceremonias i me condenáis a ser torturado por toda la eternidad. Gracias, os digo. Para mí, los suplicios de los herejes son asesinatos, i como vosotros nos amenazáis con volver a principiar la serie de esas fechorías odiosas, no estoi con vosotros. La Masonería es una escuela de tolerancia i progreso; siempre ha sido favorable para con los propagadores de la enseñanza. Cuando se pensó en crear escuelas para adultos i escue­ las profesionales, hemos prestado todo nuestro concurso a esas obras importantes. Nosotros, que respetamos igualmente todos los cultos, hemos aplaudido la fundación de escuelas laicas, en las que se recibe a los niños sin distinción de creencias. Hemos visto con regocijo establecerse focos de enseñan­ za en donde el niño católico se hace el amigo, el com­ pañero del protestante o del israelita. Monseñor Dupanloup nos hace el honor de recordar esos títulos gloriosos de nuestra Sociedad, para gritar hasta el escándalo. > Deseo que rejistreis las quejas de este prelado, pues contienen un elojio de que debemos estar orgullosos. Pero cuando este adversario se engaña aun, i dice lo contrario de lo que sabe que es verdad, es cuando supone que los profesores de las escuelas laicas hablan contra Dios i Jas relijiones. ⅛ , Se les ha prohibido absolutamente el decir una palabra de eso, sépase bien. La enseñanza de las relijiones está fuera de la enseñan­ za científica.


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Esta teoría no place a nuestros obispos, quienes preten­ den formar los espíritus a su antojo. Si en la época de los emperadores arrianos, se hubiera encargado a los institutores asalariados de dar instrucción relijiosa, Atanasio i sus adeptos, la iglesia católica, en una palabra, se habría levantado indignada contra semejante injerencia i habría invocado la libertad de las familias. Pretendemos venir entonces en ayuda de esa libertad i los vanos clamores no nos hacen mella. Pedimos que se nos permita quedar fieles a los ejem­ plos dados por el cristianismo primitivo: no reconocemos a los autores ni a los partidarios del Syllabus el derecho para condenar la tradición de los padres de la iglesia. En la segunda parte de su panfleto, Monseñor Dupanloup espone esta cuestión: unhombre serio i de buen sen­ tido, puede ser Franc-mason? I la resuelve negativa­ mente. El digno obispo ensaya hacer divertida esta discusión; el chiste no se aviene bien con los grandes de la tierra; cojea cuando se apoya en un bastón pastoral. I sin perderme en los pormenores de los reproches que nos dirije Monseñor, diré que pretende ridiculizarnos pol­ la admiración que tenemos por nuestros principios, nues­ tras obras, nuestra jerarquía, nuestras ceremonias. Es mui fácil el reirse de lo que se odia, pero esta hila­ ridad forzada se parece bastante a una mueca. Nuestros principios son buenos. Nuestras obras son buenas. Nuestra jerarquía es antigua. Nuestras ceremonias las ha copiado la iglesia católica, nacida después de nosotros. Como nosotros, la iglesia tiene sus altos grados. Dejad­ me que os esplique algunos de los escalones de su jerarquía. Ella tiene el tonsurado, el lector, el exorcista, el portero, I


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el evangelista, el subdiácono, el diácono, el vicario, el padre, el arcipreste, el gran vicario, el canónigo, el obispo, el arzobispo, el primado, el patriarca, el cardenal, el papa. Estos grados o dignidades no son ni mas ni ménos gro­ tescos que los nuestros, Verdad es que para escapar a investigaciones indiscre­ tas, nuestros antepasados han prestado a menudo a idio­ mas poco conocidos los nombres de nuestras funciones. Monseñor Dupanloup, que se dice versado en el estudio de las lenguas, podría traducir los títulos que su pluma ha recordado, i veríais que si las consonancias son estrañas, el sentido es respetable. Pesando de nuestros grados a nuestras Lojias, su Gran­ deza se ha dignado mofarse de nosotros. Calvino i otros mil, sin contar a Voltaire, el alumno de los jesuítas, han hecho un trabajo mas divertido todavía sobre los nombres usados por ciertos cristianos. Estimo mucho el sentimiento de las conveniencias para daros aquí la lista de los nombres impuestos por las cir­ cunstancias a algunas iglesias i a algunas órdenes monás­ ticas. No olvido que algunos de nuestros hermanos son católicos i no quiero, por ningún precio, herir sus sentí mientos relijiosos. Sin embargo, me es necesario responder a los sar­ casmos. Oid bien esta historia verdadera. En el siglo XVIII los jesuítas querían, por todos los medios, hacerse dueños del gran mundo. La moda de entonces era hacer libritos


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en los cuales el buen sentido se reemplazaba con juegos de palabras. Los jesuítas siguieron el curso de las cosas i produjeron un sin número de escritos, en el estilo de aquel tiempo. No quiero sino citaros uno solo, i aun de éste os daré únicamente el título: Criterio relijioso para el uso de las almas constipadas por la devoción. Hubo cente­ nares de obras del mismo jénero, i los que llevan en su bagaje semejantes bufonadas, liarían bien en mirarlo dos veces ántes de reirse de los demas. Dejo a un lado el paralelo que podría establecer entre las ceremonias de nuestros Tallerfes i las del papismo. Mis investigaciones podrían turbar a algunos católicos fervientes, i quiero poner a mis hermanos a cubierto de dudas aun sobre un solo pormenor de su relijion. Vosotros bautizáis, dice el obispo de Orleans; confir­ máis, añade; casais, enterráis, i por todas partes usáis de un ceremonial simbólico. Su Grandeza tiene razón al usar este lenguaje. No la tendría yo si insistiera en las ceremonias del culto católico sobre la comunión, el orden, las mitras, las albas, las casullas. Estas cosas son veneradas por muchos; son de un oríjen antiguo. Los que quieran atacarlas hojeen las obras de contro­ versia, i allí encontrarán lo que no quiero decir en Lojia. Esas ceremonias, los vestidos, la disposición de los edi­ ficios, no son simplemente cosas de forma esterior. Para muchos cristianos esta forma depende del fondo de las cosas i mi deber es respetarlas. Es a propósito de nuestro ceremonial que el panfleto de que me ocupo cuenta fantasías sobre una prueba de los altos grados en la cual el iniciado se encontraria enfrente de una serpiente cuyas tres cabezas cortaría, las cuales son la tiara, la corona i la espada. Mucho deploro que Monseñor Dupanloup se haya em­ peñado tanto en su lucha contra nosotros; sin esto yo le induciría a tomar nuestros grados i vendría en conoci­ miento de que él ha sido juguete de un mistificador. Los altos grados nos han sido traídos de Inglaterra pol­ los partidarios de los Estuardos; Ramsay, el Gran Canci-


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ller de la Orden escocesa, era el amigo, el discípulo de Fenelon, cuyas opiniones papistas son conocidas. El duque de Orleans, el reí de Prusia; después Bonaparte, primer cónsul; Luis XVIII, todos los mariscales de Francia, los mas altos dignatarios de la majistratura, el duque de Decazes, el rei Luis Felipe, el príncipe Pablo de Wurtemberg, el barón Rosthscliild, el emperador de Ale­ mania de lioi, el príncipe de Gales, heredero del trono de Inglaterra, poseen o han poseido esos grados de que habla Monseñor Dupanloup, creyendo que no ha podido enga­ ñarse, porque ha invocado al espíritu santo. El espíritu santo está sordo a la voz de este hombre. En la doctrina católica, el espíritu santo es el amor, la caridad, el consuelo. San Pablo,.San Agustín, San Ansel­ mo, nos enseñan esta esplicacion, de tal manera verdadera que las almas heridas buscaban un refujio cerca del Para­ cleto, el sosten de los desgraciados. Fué en una abadía de ese nombre que Eloísa se refujió, después del ultraje de que fué víctima Abelardo. El panfleto tiene una parte tercera consagrada a la acción política i revolucionaria de la Masonería. Monseñor Dupanloup nos denuncia como si fuéramos conspiradores, i pide para nosotros la severidad de la lei. Notad bien que en su discusión nuestro enemigo declara que conoce nuestros estatutos, los que nos prohíben ocu­ parnos de política i reí i j ion; pero fiel a su sistema de tomar la escepcion por la regía, señala hechos particulares i los erije en teorías, para atribuirnos las doctrinas que quiere combatir. ⅛yf Esto me trae a la memoria los m’ólinos de viento de don Quijote. El caballero de la Mancha atribuía a esas máqui­ nas lo que soñaba en su imajinacion. Las alas se movían i éstas eran los brazos que se ajilaban, i el pobre loco co­ rría montado en su Rocinante i se hacia caer del caballo abajo. Tal es la suerte que se ha preparado el autor del Estu­

dio sobre la'Franc-masonería.

Él cita al principio un fragmento prestado a la Histo­ ria de diez años, sobre el rol que tuvo la Masonería en los actos que prepararon la revolución de 1789.


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Conocemos todo ese pasaje del grande i notable traba­ jo de nuestro hermano Luis Blanc. Haremos notar desde luego que en el momento en que las líneas de que se trata fueron escritas, Luis Blanc no se Labia iniciado todavía. Por otra parte, en la época de que habla, las Lojias no se reunían periódicamente con el asentimiento de un po der protector. En aquel tiempo eran perseguidas i traba­ jaban por vivir libremente. El ejemplo de las desgracias de los protestantes influyó en la conducta de nuestros hermanos, i por esto fue que se vieron compelidos a conspirar contra la tiranía. Perohoi la política no tiene acceso en nuestros templos, digan lo que dijeren nuestros enemigos. Protestaremos en vano; ellos mantendrán su dicho, a pesar de la evidencia, i no les faltará nunca pruebas, porque hai jentes para quienes todo es política. Si habíais de industria, os ocu­ páis de la economía social; si abordáis las cuestiones rela­ tivas a la enseñanza, sois un hombre político. Todo es sombra para los oscurantistas, porque sienten que pisan en terreno fofo. Ellos no se hacen una falta cuando mezclan lo sagrado con lo profano. Hemos visto las peregrinaciones de los católicos, supuestas, realmente lejitimistas, llevando ban­ deras blancas en medio de las poblaciones indignadas de su audacia. Hai, sin embargo, que dar gracias a esos locos por ha­ ber sido ménos violentos que sus antepasados. El duque de Guisa en los asesinatos de Vassy, la Compañía de Je­ sús bajo la Restauración, han hecho bastantes víctimas para que Ja prudencia exija ciertas reservas a los obispos, cuando reprochan a otros el ocuparse de política. Pero, dice monseñor Dupanloup, los masones adhirie­ ron, en 1848, a la República, i mas tarde, en 1851, los franc-masones adhiriéronla la Comuna. Tengo derecho a restablecer los hechos. En las épocas de turbulencias, causadas por las revolu­ ciones, los hombres se salen fácilmente del carril. Es nece­ sario tener un gran valor para atreverse a acusar por al­ gunos estravíos. ¿ Por ventura su Grandeza el obispo de


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Orleans no anduvo también metido en la política? Teneos, monseñor, que habéis bendecido árboles de libertad i pro­ testado contra el golpe de Estado de Diciembre de 1851. Cedisteis entonces a vuestra conciencia, i estoi mui lejos de haceros de eso un crimen. En cuanto a los hechos relativos a la Comuua, habéis hablado de ellos mui lijeramcnte, porque habéis olvidado que el Orador del Supremo Consejo recordó a sus Herma­ nos los principios de nuestra Institución i que sus man­ datos imperiosos fueron obedecidos. Monseñor el obispo de Orleans tenia necesidad de ocul­ tar* esta verdad, i no ha titubeado en usar de reticencias, solo porque el nombre de Comuna sonaba bien en su ar­ gumentación. Cuando Pascal, en sus inmortales provinciales, refleja­ ba con su estilo vigoroso los ultrajes que los jesuítas Ini­ cian cada día a la Verdad, estigmatizaba sus insolentes mentiras. El Mentiris impudentissime se ha hecho célebre, i si es necesario ser un Pascal para repetirlo, no se necesita tener el estilo i el jenio de este hombre para saber cuándo con­ vendría indignarse con él. Pero, repite el obispo de Orleans, ¿un hombre serio i de buen sentido puede ser franc-mason? La última parte de su obra resume en cuanto a esto su conclusión. «Cómo se entra, dice, ordinariamente en las Lojias?»— «Un joven tiene veinte años; es inesperto, ardiente, jeneroso; tiene amigos un poco mas viejos que él, los cuales han sido ya reclutados por la propaganda masónica. ¿No quisieras, le dicen, venirte con nosotros? El joven titubea al principio.— Qué hacéis allí? pregunta. Se le elojia el objeto de la sociedad, los amigos que allí encuentra; se le habla de filantropía i de progreso; poco a poco se le atrae con estas grandes palabras; en fin, consiente en dejarse llevar.» * Gracias, monseñor, por vuestro cuadro. Está cargado con falsos colores, pero tal como es, merece que me deten­ ga ante él. La falsedad está en la edad de los iniciados. Vos sabéis que el que no es hijo de masón no penetra


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en nuestras Lojias antes de cumplir veintiún años; los mismos niños de nuestros hermanos no pueden someterse a la iniciación completa sino después de haber cumplido su vijésimo primero año. Si, para la mayoría de esos hombres, la Lojia reem­ plaza a la Iglesia, como vos lo decis, i su intelijencia, su moralidad, no se encuentran mal allí. Nosotros tendremos, cuanto vos queráis, una contro­ versia sobre el mérito de nuestras recíprocas enseñanzas, i, renovando el coloquio de Poissy, convidaremos, para que nos juzguen, a los grandes, a los poderosos de este mundo. Puede ser que invoquéis los precedentes de vuestra es­ cuela; los conozco i los desafío. Cuenta Joinville que él preguntó a San Luis si le gustaría ver defender la fé con la palabra. El reí le contestó que un dia habiendo un ju­ dío querido discutir sobre relijion, se Convino en oirle; pero que inmediatamente que principió a hablar de la Vírjen María, el presidente de la junta se levantó i aplastó con su maza al judío. f San Luis anadia que así era como se debia proceder. A pesar de esta doctrina que se ha practicado mui a menudo, iré a donde queráis para oir vuestras palabras i decir la verdad. Poco me importa que vos dispongáis de persecuciones de todo jénero: estaré presto, cuando queráis; pero cesad de calumniarnos cuotidianamente, porque es calumniar­ nos el achacar a una Orden propósitos deducidos de frases proferidas por algunos malos masones: esto es como si imputásemos a los católicos los insultos que los calvinis­ tas han hecho al culto de los santos o de la Vírjen, o bien los salvajismos de los iconoclastas o de los anabaptistas. Monseñor Dupanloup, después de haber dado otro cejorielo a nuestras enseñanzas, a nuestros dogmas, a nuestra fé, después de haber ridiculizado nuestras ceremonias, di­ ciendo que ha hecho su estudio sin amargura contra las personas, osa terminar su panfleto así: “Ah! ese templo de la fraternidad i de la unidad, que queréis, decis, construir, oh! hermanos engañados, existe; pero es de una construcción hecha por la mano de Dios i


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no por la mano de los hombres: no tiene por fundamento la negación ruinosa-, reposa sobre la lei firme i fecunda. Ese templo es la gran Iglesia católica.” Pues esta llamada es una negación ruinosa, porque echa a un lado muchos cultos cristianos i las demas relijiones, por ejemplo las de Mahoma i Budha que cuentan mas adeptos que todas las relijiones cristianas juntas. Nosotros no negamos la verdad de los dogmas acepta­ dos por cada conciencia. Nuestro templo se estieude del Este al Oeste en lonjitud, del Norte al Sur en anchura, i la cruz simbólica es el signo de esta ostensión. La altura de nuestro edificio toca con el zenit, la pro­ fundidad va hasta el nadir. Nuestra bóveda estrellada, sembrada de nubes de colo­ res diversos, abriga todos los cultos, todas las creencias. El templo de los masones, elevado a la gloria del Gran Arquitecto del Universo, receje el incienso quemado en la pagoda de Siva, así como el vapor de los sacrificios ofre­ cidos al hijo de Latona. Ninguno de nosotros ha tenido la temeridad de decirse superior por su culto, i aun nuestros caballeros Kadosch, juran no cambiar jamas de relijion. Nosotros no tomamos al niño en su cuna para amoldarlo a nuestras ideas i decirle que nada hai verdadero fuera de nuestros horizontes; nosotros nos dirijimos a hombres adultos, i queremos que tengan cierta instrucción antes de presentarse a nosotros, de su libre i espontánea vo­ luntad. Cuando vienen i son admitidos, los llamamos Hermanos nuestros i no les imponemos una fé particular. Pueden estudiar la filosofía i las ciencias, sin correr el peligro que los escomulguetnos. Nosotros les enseñamos a tolerar todos los cultos, por­ que nuestra sociedad los ha visto nacer a todos. Les probamos que ante la razón todas las relijiones son iguales, asi como ellas lo son por su oríjen; les demostra­ mos que la intolerancia tiene su fuente en el espíritu de domiuacion; i sobre todo, que no es este o aquel culto el único de que se ocupa el mundo.


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Nos gusta enumerar la lista de los dioses adorados an­ tiguamente o al presente. I esta enseñanza se da por hombres de buena voluntad, que gastan su tiempo, su saber i su dinero i arriesgan su reputación. Los presupuestos del Estado están cerrados para noso­ tros; sé nos señala a Ja enemistad de los beatos; se nos persigue por todas partes. Todos los Ministros de los cultos oficiales se declaran enemigos nuestros i amotinan a los fanáticos contra no­ sotros. Pero nosotros, firmes en nuestra tarea, seguimos ense­ ñando a los pueblos la tolerancia i el progreso, no para nosotros, no para nuestra iglesia, sino para Ja Humanidad. En vano el Papa Pió IX lia condenado en el prefacio del Syllabus la idea de que la libertad de conciencia i de

cultos es un derecho propio de cada hombre, que dybe ser proclamado i asegurado en todo Estado bien constituido. Yo rae declaro partidario de la opinión condenada por el papa i los nuevos papistas. Estoi orgulloso de ser el órgano de una causa tan noble i tan grande, i conmino.a monseñor Dupanloup a darme audiencia en su catedral, delante de la asamblea de sus fieles, para conferenciar allí acerca de nuestros dogmas. Qué acepte el desafío i veremos a quién quedará la glo­ ria de ser proclamado el defensor de la verdad!


SEMEJANZAS ENTRE LA ORGANIZACION DE LOS SERES NATURALES I LA ORGANIZACION SOCIAL.

Tratemos la cuestión en el terreno mas popular posible. Muchos autores comparan la organización animal superior con la social también; nosotros lo liemos hecho como me­ dio de fijar ideas, como procedimiento pedagógico. Véase en qué términos: en un animal superior existen órganos dijestivos, circulatorios, de relación i de reproducción; es decir, órganos que preparan los alimentos para que sean asimilables i puedan aprovecharse de ellos todos los indi­ viduos orgánicos; canales que conducen los productos pre­ parados a todas las rejiones del cuerpo; órganos que ponen en relaciolí al organismo con el medio esterno i relacionan entre sí las diferentes partes del animal, órganos encarga-. dos de desenvolver otra organización igual para que la forma orgánica no se pierda. La organización de las so­ ciedades humanas es cosa análoga: hai órganos que obtie­ nen los productos naturales i les preparan con el fin de que puedan ser utilizados (Ja industria); órganos conduc­ tores que llevan a todas partes los productos industriales (comercio); un aparato que relaciona entre sí a los dife­ rentes órganos, regula su marcha i los pone en comunica­ ción con el mundo esterior (gobierno), i de cuando en cuando se forman en las organizaciones especies de jérmenes que ‘desenvuelven en colonias apartadas el mismo organismo social de que proceden. No deja de tener esta comparación cierto atractivo, pero es artificial así formada, i solo puede echarse de ella


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mano como medio fácil de fijar ideas. No deja de haber quien lia llevado la comparación hasta el estremo de hallar en la sociedad humana muchos de los órganos de la or­ ganización animal: un cerebro, nervios, sentidos, glándu­ las, etc. No es este terreno de la forma donde la semejanza existe, sino en el fondo, en lo que no cambia al través de multitud de formas animales i no pocas formas de sociedad humana. Porque hai que advertir que son muchos los ani­ males sin aparato dijestivo i sin aparato circulatorio, que carecen de sistema nervioso i que no tienen órganos re­ productores, como hai muchas sociedades humanas sin las diferenciaciones de comerciantes, industriales, etc. Veamos ahora donde está la semejanza en la organiza­ ción animal i la social humana. Para que sea comprendida por todos, exijirá algunas esplicacior.es que intercalaremos a medida que sean necesarias. El microscopio ha revelado que todo animal está cons­ tituido por unos corpúsculos pequeños, especie de celditas, que contienen la materia viva por excelencia, denominada protoplasma; estas celditas ó células se agrupan i forman tejidos, varios tejidos reunidos i desempeñando una fun­ ción constituyen lo que se llama un órgano. En los orga­ nismos superiores se hallan elementos que no son'células, pero de ellas proceden i en su oríjen orgánico células fueron. La célula es la base, de la organización, es el individuo orgánico. No cabe dudar de su individualidad, puesto que tiene vida propia i libre o asociada se nutre, se reproduce, nace i muere. Una célula típica es la que constituye el jérmen femenino que, después de fecundado, ha de formar un nuevo ser igual a los padres. Consta de tres partes: una membrana esterior, el pro­ toplasma i un núcleo central. Con los progresos de la biolojía ha llegado a formularse, perfectamente fundamenta­ da en los hechos observados, lo que se llama la doctrina celular. Merced a esto consideran hdi los biólogos a un animal superior como una asociación de células entre las cuales se ha dividido el trabajo, resultando una organiza­ ción amplísima. La doctrina celular ha simplificado de un


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modo considerable el estudio; estableciendo la unidad en la morfolojía, porque al igual de los animales, las plantas aparecen formadas por la asociación de células en un todo semejantes a las de los otros seres vivos, sino que la forma de la organización varia esencialmente en los unos i en los otros. Claro es que no puede compararse la célula, unidad or­ gánica en la biolojía, con el hombre, unidad orgánica en la sociolojía, ni siquiera con la familia, como algunos so­ ciólogos han intentado; no está tampoco en esto la rela­ ción entre ambas organizaciones, sino en las leyes que presiden su formación. Cómo las células se organizan, es mui fácil verlo; no se trata de teorías, sino de hechos; basta seguir en el micros­ copio el procesó del desenvolvimiento de un animal, desde el óvulo hasta la aparición de los órganos. La célula ovular se reproduce i de ella proceden varias que forman una masa homojénea; esta masa hace vida colectiva, i por lo tanto surjo la división del trabajo, impuesta por las mis­ mas condiciones del medio, puesto que los individuos que viven en la parte esterna, en contacto con el medio, han de cumplir misión distinta que los interiores. Conviene tener en cuenta un hecho; las células, a pesar de su implicidad de estructura, varían por su forma., por la composición del contenido protoplásmico, por las pro­ piedades físicas de la membrana i del mismo protoplasma; las variaciones dependen de la función que la célula de­ sempeña; siempre en la Naturaleza el órgano es apropiado a la función como en la industria la máquina es diferente, según el trabajo que' ha de hacer. Continuando'el proceso de formación de un organismo, continúa la división del trabajo imponiendo a cada grupo celular función diferente, i así se produce la diferencia­ ción de las células, que motiva la formación de órganos diferentes, es decir, la diferenciación orgánica; así se forma un organismo. Este proceso no termina hasta que la or­ ganización se completa, i ayn después se va en los detalles perfeccionando dentro de un mismo individuo orgánico. La organización así formada lleva en sí, impuesto pol­ las mismas circunstancias de la formación, el progreso to-


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tal. Es axiomático que todo individuo, a medida que se habitúa a una función, la practica mejor; así, las células que han de ocuparse siempre en un mismo trabajo acaban por realizarle a la perfección i con facilidad i el órgano que estas células constituyen se perfecciona, puesto que lo ha­ cen las partes. El perfeccionamiento funcional es lei ineludible en la Naturaleza, i trae como consecuencia el progreso orgánico. Es esto indudable; así como la facilidad- con que el indivi­ duo realiza su trabajo es causa de que la función se per­ feccione, ys también causa de la mayor aptitud del indivi­ duo para aquella función, i por lo tanto de que el órgano progrese, claro es que si los órganos progresan el organis­ mo total ha de progresar también. Viene a afianzar todos los progresos una fuerza, la he­ rencia, que trasmite a cada nueva jeneracion todo aquello que la anterior conquistó; un detalle orgánico cualquiera, que dé al organismo mayores ventajas para realizar su vida, es cuidadosamente recojido i conservado por la he­ rencia. Esta fuerza afianza los progresos realizados i a la vez impone una lenta marcha evolutoria al desenvolvi­ miento de los organismos, que solo se acelera cuando por cualquier causa se detiene su evolución progresiva. ¿Quién no conoce detalles curiosísimos de lo que la herencia tras­ mite de padres a hijos, de una jeneracion a otra? Podríamos llenar estas pajinas con hechos de tal índole; se trasmite en los animales de jeneracion en jeneracion, el color del pelo, la forma de los dedos, los rasgos de la fiso­ nomía, mil i mil detalles que parecen sin importancia, mucho mejor aquellos que son ventajosos al animal bajo cualquier concepto. En los organismos ocurren también atrofias c hipertro­ fias, es decir, diesen volvimientos incompletos o exajerados de los órganos. Las hipertrofias suponen un funcionalismo activo; en los cangrejos es frecuente que la pinza de un lado esté mas desarrollada que la otra; en muchos hombres el brazo derecho tiene exajerado grosor, o la mano derecha es mas grande que la izquierda: consiste esto en que se emplea solamente el órgano de un lado i adquiere por tanto mas desarrollo.


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La atrofia es consecuencia de una falta de función; por regla jeneral, cuando una función orgánica va teniendo menor importancia por variación en las condiciones de vida del organismo, el órgano que le desempeñaba se hace inactivo, no acuden a él jugos vitales i se va haciendo cada vez mas pequeño; la herencia va reduciendo el ta­ maño de este órgano i al cabo de algunas jeneraciones queda convertido en un apéndice; por esto los apéndices rudimentarios que existen en los animales tienen impor­ tancia desde el momento que son prueba de que existió un órgano especial para cierto jénero de vida. Asi sucede en el hombre con el apéndice caudal, el ru­ dimento de cola que todos los organismos humanos tienen como terminación inferior de la espina dorsal i con los músculos rudimentarios de las orejas, que indican un tiem­ po en el hombre movió estos apéndices, que aun en la actualidad, i por escepcion, algunos individuos mueven. En la Naturaleza, siempre el trabajo perfecciona al tra­ bajador i la holganza motiva la atrofia. De ordinario, los animales que viven en la oscuridad son ciegos. En la vida de los organismos se ve que por la falta de función desaparecen órganos antiguos i por la necesidad creada pueden aparecer órganos nuevos. Las glándulas del aparato dijestivo (hígado, páncreas, bazo,) están en mu­ chos animales reducidas a una; en los animales superiores aparecen bien diferenciadas por imposición del réjimen alimenticio. Todos estos principios, rigurosamente exactos, como fundados en la observación, envuelven una leí principal, culminante, que pudde formularse en estas pocas palabras: las formas orgánicas son accidentales. I, en efecto, si los órganos se perfeccionan para desempeñar mejor su función i las funciones cambian cuando las circunstancias lo exijen, i desaparecen órganos antiguos i otros nuevos aparecen, al cabo de algunas jeneraciones los organismos podrán pre­ sentarse bajo forma mui diferente de la que tiempos ántes tenían. Claro que los organismos mui complicados, de superior estructura, parecen mas estacionados, porque, siendo el progreso total efecto de los progresos parciales de los ór-


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ganos, cuando éstos son numerosos ha de tardar mucho tiempo en reflejarse al esterior variación total importante; i ademas, cuando la evolución está mui adelantada, se han realizado progresos orgánicos trascendentales, resultando formas de grandes condiciones biolójicas, en las que no son tan fáciles las modificaciones.


ALGO SOBRE EL SOCIALISMO.

El sistema de esplotar en común la propiedad colectiva, a semejanza de lo que lioi pasa en Rusia, en Java, en la India i en los principados danubianos, existió también en las sociedades patriarcales de la antigüedad. Entre los hebreos i los espartanos las tierras se dividian obedeciendo al concepto de la igualdad, i especialmente entre los últimos, el Estado se encargaba de las comidas públicas i de la educación común. Solon colocaba a la sociedad ateniense en cuatro clases con derechos i obligaciones determinados. Aquella democracia de Atenas, que, inducida por los tiranos, votaba proscripciones contra los ricos con el solo objeto de confiscarles sus bienes, es la digna precursora de esta democracia contemporánea que en los congresos obreros declama acremente contra la propiedad individual. Las leyes agrarias del Imperio Romano, así como las corporaciones i las comunidades agrícolas de la Edad Me­ dia, manifiestan, sin lugar a dudas, que la denominada cuestión social tiene una historia mui antigua. Las huelgas han existido siempre que los obreros han sido libres para trabajar, porque con la libertad civil tiene que manifestarse naturalmente el antagonismo entre pa­ trones i obreros. Las huelgas fueron, pues, mui frecuentes en Alemania en la segunda mitad del siglo XIV, i tam­ bién en Francia en el siglo XVIII: bástenos recordar so­ lamente la famosa huelga de Lyon en 1744, sobre la cual se ha escrito un volumen. Al sentimiento de envidia causado por las diferencias


ALGO SORRE EL SOCIALISMO

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de las condiciones sociales han obedecido la insurrección de los campesinos normandos en el siglo XI, la subleva­ ción de los villanos contra la nobleza de Francia en 1358, la revuelta de los campesinos ingleses en 1357 i el movi­ miento dirijido por los sectarios disciplinantes en Alemania en 1350. Tomas Morus en el siglo XVI, Campanella en el XVII i el abate Morellet en el XVIII, reproducen en sus escri­ tos las ficciones sobre el comunismo que había desarrollado Platón veinte siglos atras. Con la gran revolución jerminan todas las concepciones erróneas del pasado: así Brisot esclamaba: «Za propiedad

es un robo.»

Pero es con San Simón, Fourier, Luis Blanc i Proudhon con quienes el socialismo adquiere ropaje dogmático. La asociación universal, la desaparición de la propiedad i de la herencia: tales eran los sueños de San Simón. Fourier, mas tímido, no iba tan lejos: repartía los pro­ ductos según el capital, el trabajo i el talento de cada cual. En Téjas se hizo un ensayo de este sistema, pero infructuosamente. Luis Blanc decia: «4 cada uno según sus necesidades;

igualdad de salarios i creación de talleres nacionales; crédito i trabajo colectivo con el concurso del Estado.» Creía poder esterminar el proletariado concluyendo con la industria privada, i con este objeto pedia que el Estado tuviese el monopolio de la industria nacional. Proudhon no hizo mas que criticarlo todo, pero sin re­ solverse a inventar un sistema. A pesar de que en todos los sistemas socialistas se tra­ taba de mejorar nuestro estado social con medidas artifi­ ciales que encontraban el apoyo decidido de las masas po­ pulares i que, discutidas tranquilamente, manifestaban los errores sobre que descansaban, preciso es convenir en que entre esas especulaciones de soñadores, Labia algunas buenas ideas que han sido aprovechadas en beneficio del adelanto industrial: las sociedades de socorros mutuos, de consumo o de producción, el desarrollo creciente del cré­ dito, las grandes operaciones industriales, han tomado ver­ dadero aliento apropiándose algunas de las inspiraciones de los socialistas.


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≠ *

Miéntras en Inglaterra habíase infiltrado profundamente el socialismo en las clases obreras, i en Francia el autori­ tarismo imperial impedia sus manifestaciones con la res­ tricción deto das las libertades,—las nuevas doctrinas pe­ netraban en el mundo ilustrado de Alemania i se revestían de cierta apariencia científica. Rodbertus, que fué Ministro dé Prusia, trataba la cues­ tión social con una habilidad que llegaba hasta ofuscar a los espíritus mejor dispuestos. El obrero no recibe todo d precio de su trabajo, sen­ taba Rodbertus en uno de sus postolados i ponia el si­ guiente ejemplo:—«El trabajo de un obreroι produce 60 hectolitros de trigo a un propietario que da 30 hectolitros al obrero por su salario i que se deja para sí los otros 30 hectolitros. Pero ocurre que con una máquina el propie­ tario cosecha 90 hectolitros, de los cuales 60 son para él i solamente 30 para el obrero. El salario, que en el primer caso era la mitad del producto, no es ahora sino la tercera parte; de tal suerte que el capitalista se enriquece i los sa­ larios quedan los mismos.» Olvidaba Rodbertus que el obrero no es el único pro­ ductor i que la máquina también produce, i mas que él; siendo el trabajo de la máquina una mercadería como lo es el del obrero, justo es que toque una parte del pro­ vecho. Sostenía Rodbertus que el salario no alcanzaba sino para el estricto mantenimiento del obrero; pero la exis­ tencia de las cajas de ahorros, que han servido para difun­ dir la renta i la propiedad entre las clases obreras, dice, sin embargo, otra cosa. Ademas, por la estadística sabemos que los salarios se han cuadruplicado en ménos de un siglo i que el bienestar de los obreros se ha producido en la misma proporción.

Un producto no vale sino la cantidad de horas de trabajo medio que lia costado, decia otro postulado de Rodbertus, i en consecuencia, debería cambiarse por otro producto que haya costado la misma suma de trabajo; en


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resúmen, en el mercado se cambiarían horas por horas de trabajo mediante asignados que los representaran. El trabajo es uno de los factores de la producción, pero no el único, como lo creía Rodbertus; el valor de un ar­ tículo se determina no solo por las horas de trabajo que ha costado, sino también por muchos otros factores que han concurrido, a su vez, a la producción, tales como las ma­ terias primas, las herramientas, el arrendamiento del local, el seguro, los intereses de las sumas tomadas en présta­ mos i el salario o beneficio del empresario. Dado caso que concurriera solamente el trabajo perso­ nal del obrero a la determinación del valor de una merca­ dería, quedaría todavía por resolver a quién le correspon­ de fijar ese valor, i habría aun que preguntar cómo se avaluaria la hora de trabajo del jornalero, del sastre, del escultor, al lado de la del injeniero, del médico o del abo­ gado. Karl Marx i Fernando Lassalle no han hecho sino re­ producir las mismas concepciones, pero dándoles cierta apariencia de orijinalidad. Marx, perseguido en Alemania, espulsado de Francia i de Béljica, solo en Londres hubo de encontrar refujio se­ guro para escribir i sembrar a manos llenas los jérmenes socialistas. Para Marx la propiedad privada es una violación de la justicia, porque la constituyen cosas que deben permane­ cer comunes i que no son el trabajo de ningún hombre, tales como el suelo i las minas; la riqueza raiz es el resul­ tado de una serie de espoliaciones diversas ocurridas al través de lazhistoria, i la riqueza mobiliaria ha nacido de la usura, de las falcificaciones de toda clase, del réjimen protector i de la esplotacion del trabajo obrero;- i dado caso que la tierra haya sido justamente adquirida i fecun­ dada por el trabajo, el concurso de la naturaleza, el hecho del tiempo i el acrecentamiento de la población, le han dado un aumento de valor que no proviene del propietario i que, en consecuencia-, no le pertenece. Podemos replicar haciendo presente que la propiedad privada sirve de base a la propiedad nacional, i aquella descansa no solo en la ocupación consentida, sino también


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en el trabajo individual incorporado a ella; en cuanto al aumento de la renta de la tierra, lójico es que el que está sujeto a las continjencias de pérdida o disminución del valor de la propiedad, debe estarlo también a las ganan­ cias consiguientes. Marx, criticábala duración del diade trabajo, el empleo de las máquinas i la tendencia a ocupar mujeres i niños en las fábricas, i atribuía la existencia de estos hechos al réjimen del capital. El capitalista i el empresario se divi­ den una parte del producto del obrero, parte a la cual no tienen derecho alguno: tal era el fundamento erróneo de la argumentación de Marx; por lo tanto, todas sus conse­ cuencias habían de adolecer del mismo defecto. Mientras escribía Marx en Inglaterra, Lassalle vulgari­ zaba en Alemania las ideas de Proudhon, Luis Blanc i Rodbertus; mas afortunado que Rodbertus en su obra de propaganda, pronto hubo de fascinar a las clases obreras e iniciar el movimiento socialista que tanto preocupó al canciller Bismark; sus artículos circulaban con verdadera profusión i eran ávidamente leídos. Como Rodbertus i Marx, Lassalle sostiene que el obrero no percibe todo el precio de su trabajo; su ideal consistía en convertir al obrero en propietario del trabajo i en di­ rector de empresa, a fin de que él solo aprovechara todo el beneficio. Pero como comprendía que los obreros eran impotentes para colocarse de la noche a la mañana en una situación semejante, solicitaba con este objeto el concurso del Estado, i a este respecto decía: «El rol del Estado no consiste solamente en mantener el orden, sino en favorecer el progreso de la civilización. ¿No debemos a su intervención los caminos, los canales, los ferrocarriles, los correos i las escuelas? ¿No ha suministrado fondos, subvenciones o garantías de interes para facilitar estas diversas creaciones?.... ¿Por qué, pues, no se les suministraría a las sociedades cooperativas que deben asegurar el trabajo, el salario i la producción para alejar los males de la concurrencia??) Mientras Marx pretende el triunfo de sus ideas por me­ dio de una revolución universal, Lassalle se esfuerza por organizar las corporaciones obreras apadrinadas por el Es-


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tado sin solicitar el concurso de la violencia; no pone en eluda como Marx el derecho de propiedad, pero quiere ba­ sarlo esclusivamente sobre el trabajo personal i ataca tam­ bién el principio de la herencia. El austríaco Schmfie da mas desarrollo a la fórmula de San Simón; su tésis es la organización i distribución socia­ les del trabajo i de los productos en razón de la cantidad i del valor del trabajo; en su última obra, públicada en 1875, pide, para alcanzar los resultados que desea, que el Estado se apodere de «todas las cosas i fuerzas naturales, es decir, de la electricidad, el calor, la luz, las fuerzas hi­ dráulicas i de las minas de todo jénero.» «Todo lo que Rodbertus i Lassalle han propuesto sobre el particular (agrega), es insuficiente. La reglamehtacion del Estado puede solamente proveer a todo, según las cir­ cunstancias.» Las teorías de Lassalle, destinadas a aumentar conside­ rablemente el rodaje de la máquina gubernativa, hubieron de encontrar entusiasta acojida en el canciller Bismark, quien en pleno Parlamento, aludiendo a Lassalle, hubo de decir: «Yo me he entretenido conversando con él sobre la pro­ tección del Estado a las sociedades cooperativas, i estoi enteramente convencido de que eso no es cosa inútil; siem­ pre he pensado que procediendo de este modo, se podría mejorar la suerte de los trabajadores. El emperador mis­ mo ha dado de su bolsillo una buena suma pora hacer un ensayo en el sentido que acabo de indicar. Si no ha sali­ do bien este ensayo, no es sino por falta de organización práctica.» «El Socialismo del Estado es algo indispensable (esclamaba en el Eeichstag en 1884), i nuestra época Jo reclaclama al mismo tiempo que un programa de economía social.» . Consistía Ja política del canciller en favorecer la agri­ cultura i Ja industria por medio de derechos protectores demasiado elevados, i como una medida de esta natura­ leza producía su efecto contra los consumidores i también contra las clases obreras, pretendía aliviarlas de esta pesa­ da carga, haciendo intervenir la acción del Estado en la


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reconstitución de las antiguas corporaciones i en la orga­ nización gubernativa de un sistema de seguros contra las enfermedades i los accidentes. » Sin embargo, esta política de apariencias filantrópicas no fué un obstáculo para que Bismark hiciese votar la lei de 21 de Octubre de 1878, dirijida contra los demócra­ tas i socialistas i destinada a ensanchar inmensamente las facultades gubernativas, porque las reuniones i las so­ ciedades de toda especie, así como las publicaciones, caen bajo la vijilancia inmediata de la policía, so pretesto de saber si atentan contra el orden público. En 1880 propuso el canciller al Parlamento los seguros obligatorios contra Ja enfermedad, la vejez i los acciden­ tes del trabajo garantidos directamente por el Estado. Como no consiguiese hacer aceptar sus proyectos, obtuvo la aceptación de la lei sobre las sociedades de socorros mútuos, pero en las lejislaturas siguientes. Según esta lei, se obliga a las comunas a fundar cajas de socorros mútuos en todos aquellos lugares en que los industriales no las hayan establecido, i los patrones deben retener del 1| al 2% del salario de sus obreros para colo­ carlo en la caja comunal. Estando enfermo un obrero, la comuna le proporciona recursos hasta por trece semanas. En la práctica han venido a verse los inconvenientes de tal sistema: los obreros se finjen enfermos para obtener las indemnizaciones correspondientes, i cada cual se es­ fuerza por engañar a los funcionarios del Estado; lo que no acontece a las sociedades privadas, endonde los asocia­ dos se fiscalizan recíprocamente. Con respecto a los accidentes, que también están con­ sultados en dicha lei, ocurre el hecho curioso de que han aumentado considerablemente,"porque los patrones, con la exoneración de responsabilidad civil, tienen menos cuida­ dos en sus fábricas. A pesar de todos los esfuerzos de Bismark para organizar x de una manera obligatoria las corporaciones de patrones, la lei de 18 de Julio de 1881 les dió carácter facultativo. Pero con la lei de 10 de Junio de 1884, que obliga a los patrones a entrar en las corporaciones cuando quieran tener aprendices, ha conseguido el ex-canciller dar a tales


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corporaciones existencia obligatoria,, i con la lei de 15 de Julio del mismo año, que con respecto a patrones i obreros hacia obligatorio el seguro contra los accidentes, la acción del Estado ha podido ensancharse lentamente en un cam­ po vastísimo, La lei de 22 de Junio de 1889 asegura una pensión de retiro en caso de invalidez o de vejez a los trabajadores de uno i otro sexo. Los fondos de esta caja provienen de una cuota con que contribuyen igualmente el obrero, desde los 16 años de edad, i el patrón; el Estado concurre, a su vez, al pago de la pensión con una suma fija de 50 marcos por año en favor de cada asegurado desde el mo­ mento en que éste tiene derecho h, la pensión; de modo que en los casos de invalidez i de vejez existe realmente el seguro directo del Estado. Antes de poner término a esta esposicion suscinta e incompleta que hemos hecho de las doctrinas de los socia­ listas mas en voga en la Europa contemporánea, no resis­ timos al deseo de oponer a la política de Bismark la pala­ bra de Gladstone. «Existe un peligro (decía Gladstone en un discurso en 1889) contra el cual debe ponerse en guardia el trabajador. En nuestra época hai una tendencia a imajinarse que el gobierno debería hacer ésto i aquéllo, o mas bien, que el gobierno debería hacerlo todo. Hai cosas que el gobierno debería hacer, yo convengo en ello. En otras épocas ha olvidado el Estado muchos de sus deberes, i es posible que aun hoi mismo olvide algunos. Pero no pasemos de un estremo al otro. Si el gobierno tomase a su cargo los deberes que no incumben a cada uno de nosotros, los males que resultarían de semejante error caerían sobre to­ dos los beneficios ya realizados. Conviene que el espíritu de independencia i de virilidad personal sea salvaguardiado preciosamente por el pueblo tomado tanto en conjunto como individualmente. Si desapareciere del obrero ingles este sentimiento de confianza en sí mismo, si se habituase a no contar ya consigo mismo i esperarlo todo del rico, entre cuyas manos tendría que abdicar, estad seguros de que nada podría compensar una desgracia semejante.»

El l.er Exp. de la R. L. Justicia i Libertad.


CUENTO CHINO.

Bu-Schar’h, rei de China, padre, según la leyenda, de la famosa reina de Sabá, fue uno de los reyes mas pode­ rosos de su tiempo, subió al trono mui joven i fue mui amado de sus súbditos por las hueras prendas que le adornaban. Cuenta la tradición, que siendo mui aficionado a la caza, i un dia que sin ningún acompañamiento había ido, vió dos serpientes, una negra i enorme i otra blanca i pe­ queña, combatir encarnizadamente; i compadecido de la mas pequeña que ya iba a perecer víctima de las mayo­ res fuerzas de su contraria, dio muerte a ésta i colocó a la otra sobre el césped húmedo de la orilla de un arroyo. Llegada la noche, i cuando el rei entregado al reposo en la cámara de su palacio, no se acordaba de la aventura del dia, sintió un lijero golpe .sobre un hombro; despertó i vió ante él un mancebo de tal manera hermoso, que na­ die en la tierra habíale visto igual. —¿Quién eres? ¿a qué vienes?—preguntó el rei, asom­ brado de que a tales horas i por en medio de sus guardias pudiese el desconocido llegar hasta él. —Soi, le contestó el mancebo, aquella culebra que esta mañana protejiste contra )<5s ataques de un enemigo po­ deroso; soi el hijo de un rei de peris (jénios) que habría perecido sin tu socorro, i vengo a pagarte la deuda que me ha hecho contraer tu beneficio. Díme lo que quieres: si deseas tesoros inmensos, ningún rei de la tierra podrá soñar nunca los que yo pondré a tu disposición^ si quie-


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res que te enseñe la ciencia de manera que nadie te aven­ taje, yo te la enseñaré. —Nada deseo, contestó Bu-Schar’h; las riquezas que tengo me son suficientes, i en cuento a ciencia me basta con la de los sabios de mi imperio. Entonces peris dijo: —Si no quieres ninguna de esas cosas, yo te ofrezco otra que quizas mas te plazca. —¿Cuál es? preguntó el reí. —Tengo una hermana., la mujer mas hermosa que pue­ da soñar hombre; si quieres te la doi por esposa, con una sola condición: que jamas le preguntarás la causa de sus acciones, por estrañas que puedan parecerte. -—-Acepto, dijo Bu-Schar’h. I entonces, agarrándole de la mano, llevólo el jenio por los aires a un palacio rodeado de un jardín que nada po­ día igualar en magnificencia; allí mostróle el peris a su hermana, i le hizo desposarse con ella, i allí permaneció el chino dos dias, después de los que volvió con su esposa a sus Estados. El asombro de sus súbditos cuando le vieron Ilegal- en compañía de la peri fué grande; pero la reina era tan bella i dió tales muestras de bondad desde los primeros dias, que pronto todos, i el primero su esposo, la ado­ raron. Al cabo de nueve meses la esposa de Bu-Schar’h dió a luz un niño tan bello que no parecía hijo de mortal; el rei, loco de alegría., no sabia de qué manera demostrar el contento que tal suceso le Labia proporcionado; mas súbi­ tamente tuvo que trasformarse su alegría en pena i su regocijo en lágrimas, pues la reina envolviendo al infante en unos ropajes, lo arrojó a las llamas, donde pereció. El disgusto del rei fué tan grande, que en poco estuvo no faltar a su promesa, preguntando a la reina la causa de acción tan inesplicable como horrible; mas pudo poner freno a su lengua i a su corazón, i al cabo de otros nueve meses el cielo le recompensó con otro vastago. Este que fué una niña cuya hermosura eclipsaba a la de su madre, vino a mitigar la pena, ya que no hacerlo olvi­ dar la muerte de su primer hijo; pero un dia, cuando iba


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a las habitaciones de la princesa, vió que aquella era entre­ gada por su madre a un perro de forma estraña que con ella en los dientes huia sin que nadie pudiese atajar su carrera. Entonces si que la desesperación de Bu-Schar’h no re­ conoció límites; quizas el dolor le hubiese conducido a la sepultura, si los negocios del Estado no hubieran distraí­ do su pena. Uno de sus vasallos se levantó contra él i trató de apo­ derarse de sus Estados; Bu-Schar’h reunió un fuerte ejér­ cito, i acompañado de su guázir Ram-Ramisch se pre­ paraba a marchar contra él, cuando la reina se presentó pidiéndole que le dejase acompañarle. Aunque el amor impetuoso que por ella sintiera ya había sustituido en el corazón del monarca un sentimiento mui diferente, no supo negarse a sus instancias; concedió­ la el permiso que le pedia, i aumentada la espedicion con la reina i alguna de sus damas, emprendieron el ca­ mino. El guazir del rei, vendido a su enemigo, i que sabia que cuando se atravesase el desierto los comestibles i mas que nada el agua, hablan de escasear, hizo colocar grandes cantidades en los camellos que llevaban su equi­ paje, con los alimentos i la bebida empozoñada para cau­ sar la muerte de Bu-Schar’h i de sus soldados. Con efecto, acabadas las provisiones de éstos, Ram ofre­ ció las que de repuesto llevaba; mas ántes que de ellas se pudiese hacer uso, la reina arrojándose sobre los sacos de harina, vertíalos sobre el suelo, como así mismo el agua de los odres. Fuera de sí Bu-Schar’h al ver su acción, *con destem­ pladas voces preguntó a su esposa cuál era la causa de que así atentase a la vida de tantos individuos que sin aquella agua i sin aquella harina perecerían irremisible­ mente o tendrían que volver sobre sus pasos, i entonces la peri contesta al rei, contándole la trama del traidor guazir con sus enemigos, i después de haber esplicado que si liabia arrojado al fuego su primer hijo fué porque sabiendo que iba a morir en seguida había querido que lle­ gase puro hasta Dios; i luego de haberle devuelto a su


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hija, que a una invocación suya apareció, traída por el jenio que poco ántes se la había llevado para criarla al abrigo de toda enfermedad, desapareció la reina para no volver jamas. Entonces Bu-Schar’h lloró su pérdida i reconcentró todo su amor en su hija única, a la que dejó de heredera de sus Estados.


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JESUITAS. LO QUE FUERON I LO QUE SON.

Dice Fernando Garrido en su obra: ¡Pobres Jesuítas! «Según las constituciones de la Compañía de Jesús, el Papa ha recibido de Dios poder absoluto sobre lo temporal i este poder lo ha trasmitido a la Compañía en todo aquello que concierne i se refiere a. su gobierno i prosperidad, de tal manera, tan lata i absolutamente, que ya no puede qui­ társelo.» * ' Por estas constituciones, preeminencias i prerogativas, que los Papas les han concedido, los jesuítas se consideran independientes de toda autoridad i potestad civil; i por esto la Compañía no ha presentado nunca a ningún gobier­ no, para ser rejistrados, reconocidos i sancionados sus títulos, leyes, privilejios i bulas que los confirman; par­ tiendo del supuesto de estarles prohibido el reconocimien­ to de toda otra autoridad que no sea la del Papa. Los po­ deres públicos están, en cambio, obligados según las bulas de los Papas, a garantizarles el libérrimo ejercicio de sus prerogativas i privilejios, bajo penas que se reservan. Abundan tanto los documentos que prueban, de ma­ nera sumamente irrecusable, lo que anteriormente se dice, que la falta de espacio hace contentar con citas algunos casos como ejemplo. Gregorio XIV, en su bula confirmatoria del Instituto de los jesuítas dada en 1591, prohibió a todas las autori­ dades dé la Cristiandad, que se mezclaran en lo mas mí-


JESUITAS

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nimo, ni estorbaran en su ejercicio los privilejios otorga­ rlos por los Papas a la Compañía. Esta bula fué dada a instancias del jeneral Aquaviva. Pablo III Labia ya concedido a los jesuítas la facultad de construir edificios, i de adquirir propiedades en todas las partes del mundo, a pesar de cualquier poder ecle­ siástico o secular-, declarando que la Compañía, sus miem­ bros i bienes, pertenecen al patrimonio de San Pedro, i que éste depende de la esclusiva jurisdicion de la Sede Apostólica Romana. «Por lo tanto, dice la Bula, en cual­ quier parte del mundo en que estén sus personas i bienes, están escentosde diezmos, contribuciones i gabelas, tallas, donativos, colectas, subsidios, etc., etc., hasta para las causas mas favorables i justas, necesarias i perentorias, como la defensa de la patria; i ningún reí, príncipe, ni autoridad, comunidad, ni majistrados de ciudades i for­ talezas, pueden atreverse a imponerles el menor gravamen, sin considerarse rebeldes a la autoridad pontificia. No bastaba emancipar las personas i bienes de la Com­ pañía de toda humana jurisdicion; preciso fué crear jueces; provistos de todos los poderes necesarios, al efecto los Papas dieron a la Compañía o lo que es lo mismo a su je­ neral, la facultal de nombrar jueces propios en todos los I paises, bajo la denominación de Conservadores, que pue­ den juzgar sin formalidades judiciales, a los poderes civi­ les i eclesiásticos, que se opongan a su libre acción, son condenados, i sus actos declarados nulos i sin efecto. Las bulas pontificias dan a estos jueces plenos poderes, hasta sobre lo temporal i sobre los seglares, a los que pue­ den imponer penas pecuniarias, i poner en entredicho, no solo a los individuos, sino a los pueblos en que se refujian los enemigos de la Compañía. Las citadas bulas autorizan a los dichos jueces «a re­ primir a los poderes seglares o eclesiásticos, sin escluir pontífices, ni reyes, que molesten a la Compañía en sus posesiones, privilejios o reputación, abiertamente o en secreto, directa o indirectamente, cualquiera que sea el pretesto.» Los jesuítas pueden obligar a comparecer ante sus jue­ ces conservadores a toda clase de personas, eclesiásticas o


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civiles, cuando se trata de injurias i violencias contra los bienes, privilejios e inmunidades de la Compañía. No considerando suficiente el privilejio de nombrar jue­ ces, el Papa concedió al jeneral la facultad de cambiarlos cuando lo tuviera por conveniente. En las primeras bulas, dadas para el establecimiento de los jueces, se dice que éstos procederán por las vías del derecho; pero en la de 1571, se añade, que podrán casti­ gar por vías de hecho. De todo lo que resulta, según los anteriores precedentos, es que esta Institución es atentatoria a la soberanía i leyes de los Estados, puesto que establece sin su conoci­ miento jueces que proceden sin las formalidades ordina­ rias de la justicia, i que constituyen un verdadero poder clandestino, con jurisdicion propia sobre los ciudadanos, i sobre las mismas autoridades, majistrados i poderes pú­ blicos de las naciones que blasonan de independientes. Tantos privilejios no bastaban a contentar a los jesuí­ tas, quienes partiendo de la supuesta soberanía pontificia sobre la cristiandad, obtuvieron autorización para crear escribanos, que entendieran en sus asuntos, dando al je­ neral de la Compañía el derecho de convertir a sus subor­ dinados en funcionarios públicos, cuyos actos deben pro­ ducir plena fé en justicia. La fé que debe darse a la fé de los escribanos jesuítas, nombrados por su jeneral, puede calcularse, recordando la obediencia pasiva que le deben i de la que hacen voto.


LA MASONERIA VENEZOLANA a sus hermanos de América.

hermanos:

EL GRANDE ORIENTE NACIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA,

Acuerda:

Art. l.o Aceptar como propio el manifiesto de la Socie­ dad Central de Propaganda de la defenza del territorio venezolano. Art. 2.o Nombrar como Delegado del Grande Oriente Nacional, ante esa Sociedad, al mui querido hermano doctor Doroteo de Armas, adjunto a la presidencia de este Alto Cuerpo. Art. 3.o Trascribir este acuerdo a la Sociedad Central de Propaganda, exitándole a que a su vez lo haga a sus correspondientes establecimientos del pa,is. Art. 4.o Trascribirlo a todos los Cuerpos Masónicos i publicarlo para conocimiento de todos los hermanos. Dado en el Gran Templo Masónico del Oriente de Cara­ cas, a los 28 días del mes de Diciembre de 1895. El Serenísimo Gran Maestre, Agustín Cali Otero. El Gran Secretario Adjunto, Elias J. Ettedgui.


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MANIFIESTO DE LA SOCIEDAD CENTRAL PROPAGADORA.

(Datos para el arbitraje.)

Los destinos de la nación venezolana están pendientes del arreglo de sus límites con la Guayana Británica. Al resolverse el punto según derecho, continuaremos siendo un pueblo libre, soberano o independiente; pero si no, quedaremos para lo futuro a la merced del mas fuerte que en toda materia quiera imponérnosla lei de su ambición o de su capricho. Dejaremos de ser una nacionalidad para convertirnos en un compartimiento de viles esclavos. Nuestra historia quedaría relegada al rincón de la fá­ bula, i todos nos avergonzaríamos de llevar el titulo glo­ rioso de venezolanos. Para evitar este ptjigro, hemos iniciado popularmente la idea de prepararnos a todo evento, buscando en*!a opi­ nión pública el apoyo que ha de menester la defensa de nuestra justa causa, i el pais ha correspondido a nuestro llamamiento i a nuestras esperanzas. La opinión está formada, el sentimiento nacional des­ piertos, los ciudadanos preparados a cumplir el nuevo i sagrado deber que nos impone la Patria. A medida que se difunde en la República el pensamien­ to de esta Sociedad Central, fúndanse en las capitales de los Estados i en las localidades importantes, sociedades cooperadoras de ésta, que, poseídas de entusiasmo i júbilo se reunen espresamente, cuentan sus fuerzas i sus recursos para saber lo que valen todas juntas i ver así al porme­ nor, los grandes recursos de que la nación puede disponer en el momento oportuno. Un pueblo capaz de alinear doscientos mil hombres a la sombra de la bandera tricolor, no puede dejarse vencer


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sin lucha, ni dominaren silencio, ni espropiar subrepticia­ mente, so pena de aparecer llen⅛o de todas las degradacio­ nes en el escenario del globo. La especie humana se sen­ tina envilecida con la indiferencia de tan crecido número de hombres indignos de la libertad. Pero, no! Venezuela no sucumbirá cobardemente. Su historia, su vida, le imponen deberes ineludibles, de que por ningún motivo puede prescindir. Venezuela acepta el arbitraje; i lo exije. Venezuela no desea querellarse con nadie, pero tampoco sufrirá humilde Ja afrenta de que se la quiere hacer vícti­ ma. Ella ha buscado i busca aun, en los medios que la civilización ofrece, la manera de allanar con Inglaterra la actual dificultad de salvar el principia constitucional que mira a la integridad de territorio, de amparar los derechos que los ciudadanos tienen a ser protejidos en sus bienes i propiedades. Venezuela, sucesora de España, la heredó en todos sus derechos: primero, en virtud de la independencia que le dieron sus armas; segundo, en virtud del tratajo de paz, amistad i reconocimiento firmado con aquella en 27 de Mayo de 1845, por cuyo artículo primero renunció España por sí, sus herederos i sucesores, a la soberanía, derechos i acciones que le correspondían sobre el territorio ameri­ cano, conocido con el antiguo nombro de Capitanía Jeneral de Venezuela. Ahora bien: ¿cuáles eran los derechos, de España al territorio guayanés? Bien definidos están en el tratado de Amiens, de 1802 por cuyo artículo 3.0, Su Majestad Bri­ tánica restituye a la República Francesa i a sus aliados, a saber: a Su Majestad Católica i a la República Bátava todas las posesiones i colonias que respectivamente les pertenecían i que hayan sido ocupadas o conquistadas por fuerzas británicas en el curso de la guerra, con escepcion de la isla de Trinidad i las posesiones holandesas en la isla de Ceilan. Mas, ántes que estos derechos convencionales, fuvo España otros incontestables, como los que le daban el haber sido la descubridora, primera ocupante i coloniza­ dora de América; los que le daban la lengua que en estos


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dominios introdujo, la relijion que practicó, las virtudes i aun los vicios de que dio muestras en la conquista, ocu­ pación i colonización del territorio americano. Los que vinieron luego, no fueron sino intrusos, a quie­ nes España hizo guerra con buen éxito casi siempre, espe­ cialmente en el territorio disputado en Guayana, de donde los holandeses fueron rechazados cada vez que intentaron i pernoctar tierras adentro, i de donde los mismos británi eos fueron lanzados o por la fuerza o por el tratado de Amiens mencionado. Las pretendidas conquistas de los últimos jfueron des­ pojadas del valor que pudiera haberles dado la ocupación de hecho, que nunca alcanzaron, o el reconocimiento por tratado, que tampoco lograron. El último título que tiene la Gran Bretaña es el que le concedió el tratado de Londres, de 14 de Agosto de 1814, por el cual recibió parte dé la colonia holandesa Guayana, a saber: los establecimientos de Demorara, Esequibo i Bervice, que el artículo primero .esceptuó de la estipula­ ción de restituir allí contenida, i cuya cesión en toda so­ beranía a Su Majestad Británica, se confirmó en el segun­ do párrafo del primer artículo adicional, en consideración de ciertos compromisos por ella contraídos a favor del príncipe soberano de los Países Bajos. Los ocupantes militares no tienen la facultad de incre­ mentar el territorio, ni demarcar linderos con naciones estrañas, lo cual, ademas, no puede hacerse nunca aparte, sino de acuerdo o en juicio contradictorio con el colin­ dante. Si los británicos sustituyeron a los holandeses, adqui­ rirían los propios derechos de los últimos i quedarían gravados con las obligaciones impuestas a los mismos. Ahora bien: a los holandeses prohibió el tratado de Münster de 1648, por el cual se le lijitimaron sus usurpa­ ciones sobre territorios de España en América, navegar o traficar en las obras, lugares i plazas provistas de fuertes, lonjas o castillos i en todas las demas poseídas por la otra parte. El 30 de Marzo de 1844 el doctor Fortique, Ministro de Venezuela en Londres, propuso a Lord Aberdeen el rio


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Esequibo como lindero, a lo que le contestó éste con otro, que empezaba por la costa en la desen vocadura del Moroco, manifestando que tal transacción envolvería el abandono o cesión a favor de la República, del territorio compren­ dido entre la boca del Moroco i la del Amacuro i la cade­ na de montañas en que tiene su nacimiento. En 1881, Lord Granville rechazó la frontera indicada por el doctor José María Rójas i propuso sustituirla por otra que arrancaba de un punto situado a 29 millas de la boca del Barima, al este. En 1886, Lord Rosberry, propuso a nuestro Ministro en Londres dividir por mitad las líneas del doctor Rojas i de Lord Granville, pero dejando en el territorio ingles, salvo compensación en otra parte, la boca del rio Guaima, a cuya posesión daba mucha imprtancia. En 31 de Enero de 1887 el Gobierno de Venezuela pi­ dió al de la Gran Bretaña, por medio de su representante en' Carácas, la evacuación de todo el territorio ocupado i detenido por la misma potencia desde el Amacuro hasta el Pomaron, para el 20 de Febrero siguiente, en que debía reunirse el Congreso. A consecuencia de respuesta negativa de la Legación, se declararon suspendidas por el Gobierno venezolano las relaciones amistosas con el de Inglaterra, protestaiído al mismo tiempo contra las actos de despojos consumados porJos británicos, i que en ningún tiempo reconocería co­ mo capaces de alterar en lo mas mínimo los derechos he­ redados de España i sobre los cuales estaría siempre dis­ puesta a someterse al fallo de una tercera potencia. El 12 de Mayo del mismo año la Cámara de Diputados aprueba el paso dado por el Gobierno de Venezuela, i el 9 de Agosto siguiente, el Jeneral Guzman, Presidente titular de la República, el mismo que había declarado rotas las relaciones amistosas con Inglaterra, se hace investir del cargo, de ájente confidencial en Londres para restable­ cer las relaciones que él mismo había declarado suspendi­ das seis meses ántes. No obtubo ningún resultado. En 1890 se envió a Londres al doctor Modesto Urbaneja con el cargo de ájente confidencial. Obtuvo-en res­ puesta a sus jestiones que el gobierno de Su Majestad no


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podia admitir como satisfactorio ningan arreglo en que no se admitiese como propiedad inglesa el territorio com­ prendido dentro de la línea demarcada por sir R. Schomburgk i al Dr. Lucio Pulido, sucesor de aquel, que el go­ bierno de Su Majestad no podia admitir que se disputase el derecho que tiene al territorio comprendido dentro de la misma línea. El mismo gobierno británico indicó mas tarde al doc­ tor Pulido una línea que arrancase de la punta de Mocomoco i el rio Gualina, al rio Amacuro, con el cambio i compensación de que la línea fronteriza-seguiria el curso del Yurúan desde su unión con el Cuyuni i podría estenderse a la sierra Usupamo i á la sierra Riconoto. En 1893, cuando se acreditó en Londres al señor To­ mas Nichelena con el propio cargo de Ajente confidencial, Lord Roseberry modificó la propuesta de arbitraje que él le hizo, pretendiendo que se conviniese en que el territorio en disputa se encuentra al oeste de la línea puesta en el ma­ pa enviado al Gobierno de Venezuela el l.0 de Marzo de 1890, al oeste de una línea que se marcaría en el mismo mapa corriendo hasta el nacimiento del rio Cumano, si­ guiendo hacia abajo su corriente i hacia arriba el Arina, a lo largo de la Sierra Usupano. En 1841, fué a Londres investido con con el carácter de Ministro Plenipotenciario el doctor Alejo Fortique, quien en virtud de sus jestiones, alcanzó que el Ministro Británico de Relaciones Esteriores mandase quitar las marcas i señales de límites colocados por sir R. Scliomburgk como demarcación de la Guayana inglesa; i efecti­ vamente fueron quitadas dichas marcas i señales. En 1850, a consecuencia del alarma producido en Ciu­ dad-Bolívar por el rumor de las declaraciones inglesas, se llegó al statu quo propuesto por el señor Roberto Belford Hinton, Encargado de Negocios de la Gran Bretaña en Caracas, en virtud de las formales declaraciones hechas por éste en nombre de su Gobierno. Ajitada entonces la opinión en Venezuela buscando lo que ahora se ha propuesto, i logrado la Sociedad Central aquí establecida, es decir, fomentar la propaganda univer­ sal contra la usurpación inglesa i preparar el ánimo délos


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venezolanos con el fin de defender a la patria amenazada por una nación fuerte. Los ingleses, justamente alarmados en aquella época, se anticiparon a dar seguridades de que no pretendían re­ tener, ni usurpar el territorio venezolano. Pero de entonces acá lian mudado de parecer, a medi­ da que la riqueza del suelo guayanés lia despertado la ambición i estimulado la codicia. Solo desde 1880 se lia visto el gobierno inglés preten­ der, en virtud de antiguos tratados con las tribus indíjenas i de subsecuentes acciones de Holanda, un límite que comienza en un punto de la boca del Orinoco, al oeste de Punta Barima, sigue de allí en dirección meridional a los montes de Imataca, cuya línea sigue hacia el noroeste pa­ sando de ellas por las tierras altas de Santa María, preci­ samente al sur del pueblo de Upata, basta tocar la sierra de la márjen oriental del Caroní, siguiendo por allí al sur hasta dar con el gran espinazo del Distrito de Guayana, las montañas de Roraima de la Guayana Británica, i de allí todavía al sur a las montañas de Pacaraima. Con tal pretensión aspiran a tener cien mil millas de territorio para fundar otra potencia como los Estados Uni­ dos. Apoderarse del suelo mas rico en minas, en ‘agua, en vejetácion. Monopolizar el comercio de la América Meridional por el Amazonas, el Blanco, el Ucayali, el Paraná, el Plata. Todo lo cual contituye una séria amenaza a la libertad e independencia de estos países, que quedarían converti­ dos en colonias inglesas; un peligro para la democracia, que seria reemplazada por Gobiernos aristocráticos; i un medio indirecto de privar a los Estados Unidos de la in­ fluencia que están destinados a ejercer en^el nuevo mun­ do, en provecho de la humanidad i de la civilización. La Europa apoderada del Africa, seguiría en América el ejemplo de Inglaterra, i nos impondría su voluntad co­ mo lo acaba de hacer con el Japón i la China. El comer­ cio, la industria, las artes, no tendrían en nuestra Améri­ ca otra representación que la inglesa, porque todo cuanto


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necesitásemos se haría en Inglaterra, a precios capaces de anular tocia competencia. En fin, un imperio colonial sustituyendo nuestras na­ cionalidades seria el oprobio de la independencia, de la li­ bertad i de la igualdad sud-americana. Entonces tendría la historia el derecho de juzgarnos con dureza i la posteridad el de pedirnos cuenta de la glo­ riosa herencia que recibimos de nuestros antepasados, tan cobardemente disipada con nuestra indiferencia i apoca­ miento. Oh! Patria! Aviva en el corazón de tus hijos el fuego del patriotismo, para que sus llamas nos purifiquen de nuestra indolencia i seamos dignos de estimarte en lo que vales, en mas que la vida misma! En 1836, Sir Robers Ker Porter, Encagado de Nego­ cios de Su Majestad Británica, pedia que sin demora esta­ bleciera Venezuela el faro de Punta Barima en la boca grande del Orinoco; i en 1887,1a misma Inglaterra se apo­ dera del lugar i lo detenta como suyo, apesar de la pro­ testa del Gobierno venezolano i la despedida del ájente diplomático que lo representaba en Carácas. Venezuela no ha admitido ni admitirá jamás que la Guayaca holandesa confinara con el Orinoco; i asi resulta del contesto de la nota con que el señor Fortique abrióla negociación de límites, de las anteriores en que se reclamó la remoción de las banderas, postes i marcas puestas en 1841 por el injeniero Schomburgk en Barima i otros lu­ gares, i de Jas conferencias que tuvo sobre el particular con los Ministros de Relaciones Esteriqres i de colonias. Precisamente la colocación de tales signos de dominio estranjero en los puntos mencionados, a que ningún títu­ lo tiene la Gran Bretaña, fué lo que despertó tan viva sensación* en Venezuela, i lo que produjo el envío de los señores licenciados José Santiago Rodríguez i Juan José Romero a Demerara, en clase de comisionados, para pedir esplicaciones sobre aquellos hechos sorprendentes. En nota de 11 de Diciembre de 1841, lord Aberdeen escribió al señor Fortique que las marcas se habían pues­ to como un medio de prepararse su gobierno a discutir la cuestión de límites con el gobierno de Venezuela; que


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se fijara con ese objeto espresamente, i no como parecía temerlo Venezuela, con el intento de indicar dominio e imperio de parte de la Gran Bretaña. Añadió lord Aberdeen haber sabido con gusto que los comisionados enviados por la República a la Guayaría in­ glesa hubiesen podido asegurarse, por los informes del Go­ bernador de aquella colonia, de que la Punta Barima no habia sido ocupada por las autoridades inglesas. Venezuela nunca ha considerado controvertible el terri­ torio entre Pomaron i el Amacuro, sino el situado entre el Pomaron i el Esequibo; pero que, aún en el caso de es­ tar compredido el primer espacio en la disputa, tampoco habría podido la Gran Bretaña ocuparlo ni retenerlo, por­ que debió impedírselo la existencia del pacto de que hoi se vale contra la República i que ha infrinjido en propio beneficio, tomando por protesto la concesión Manoa, que" nunca se llevó adelante i que caducó poco tiempo después de haberse dado. La Gran Bretaña ha violado el territorio de Venezuela, introduciéndose en él por lugares prohibidos, ejerciendo jurisdicción en ellos; se ha arrogado el derecho de decidir por sí i ante sí i en su favor una cuestión que le toca a ella tanto como a Venezuela: se ha declarado condueña del Orinoco, apoderándose de Punta Barima, una de sus bocas, siguiendo en esto un proceder que ha condenado en otro; ha infrinjido en su provecho el convenio que ella misma le propuso a Venezuela en 18 de Noviembre de 1850 i ocupado el terreno por ella garantido; no quiere aplicar a Venezuela el arbitramento, que aplicó a los Es­ tados Unidos de América en 1827 i en 1871, para resolver cuestiones de límites, en el último caso con repetida insis­ tencia suya; pretendió someter a condiciones el estableci­ miento de un faro en Punta Barima, sóbrela cual su En­ cargado de Negocios yn 26 de Mayo de 1836 reconoció espontáneamente la soberanía de Venezuela; ha venido progresivamente aumentando sus avances desde el Esequi­ bo al Pomaron, al Moreco, al Guaima, al Barima, al Amacuro, al Cuyuní i aun mas acá de la línea de Schemburgk, pretendiendo que ésta, sea indiscutible; en fin, ha vulnerado’ los derechos de soberanía e independencia de Venezuela,


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privándola de la mas santa e inviolable de la propiedades de una nación, a saber: la de su territorio. En 1884, cuando en la negociación del nuevo tratado de comercio con nuestra Legación en Londres, se tenia ya la promesa escrita de Su Majestad, de aplicar el arbitra­ mento a todas las disputas pendientes entre ambos países. Pero antes de firmarse el convenio hubo un cambio de Ga­ binete; i el sucesor de Lord Granville, al paso que cnmplió las promesas de la anterior administración a otros Esta­ dos, se rehusó a guardar la hecha a Venezuela. Alegó que la Gran Bretaña no podía aplicar el arbitra­ mento a controversias de límites. Se olvidó de que ella lo había aplicado en 1827 i en 1871, a disputas de esta clase con los Estados Unidos, siendo en la primera árbitro el reí de Holanda i en la segunda el antepenúltimo empera­ dor de Alemania. λτersaba ésta sobre el canal de Haro i fué el Gobierno británico quien hasta por seis veces invocó i al fin obtuvo el arbitramento. Por último, la Gran Bretaña admitió la cláusula de ar­ bitraje en el protocolo anexo al tratado que firmó con Italia en 5 de Junio de 1883, con aplauso de la asociación de arbitraje internacional existente en Inglaterra, en una alocución formada por ocho miembros de la Cámara de Lores, cuarenta i cinco de la Cámara de Comunes i profasores de las Universidades de Oxford, Cambridge i Lon­ dres, i majistrados, comerciantes i otras personas notables del Reino Unido. En presencia ahora de una nueva agresión contra la República por parte del Gabinete conservador ingles, la Sociedad Central de Propagadora de la defensa del Territo­ rio venezolano, ha creído de su deber: l.o Protestar solemnemente, en nombre del pueblo ve­ nezolano, contra esta atentatoria conducta; 2.o Invitar a las Sociedades cooperadoras a ratificar esta protesta en nombre de la justicia, del derecho i de la civi­ lización; 3.o A ofrecer al Gobierno i pueblo de los Estados Uni­ dos de América el testimonio de nuestra gratitud por el oportuno ausilio que para el arreglo de esta dificultad con


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Inglaterra, nos ha prestado i sigue prestando su Gobierno i su prensa; 4.0 A ofrecer al Gobierno Nacional el concurso de nues­ tros bienes i de nuestra vida, para defenderla Patria con­ tra las tentativas inglesas, por todos los medios al alcance humano; 5.0 Invitar a la ciudadanía a adherirse a este manifiestoprotesta; i 6.o Finalmente, exitar al Poder Ejecutivo de la Repú­ blica a sostener i defender nuestro derecho, con modera­ ción i firmeza., contando con el decidido apoyo de la nación en todos los actos que tiendan a conservar nuestro terri­ torio incólume, nuestra soberanía inquebrantada i honrada nuestra independencia. Así lo juramos ante Dios i la Patria, en Caracas, a 22 de Diciembre de 1895. M. Avila Blanco, Presidente.

Pablo Grillet, primer Viceq)residente.

Litis Mandret, segundo Vice-presidente.

Pedro Castro Jil, Secretario Jeneral.


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Un distinguido hermano, amante de las letras i en es­ pecial de las grandes producciones de la antigua edad, nos lia favorecido con una importantísima producción, que, indudablemente, será recibida con agrado por los hermanos amantes del saber. Todo el mundo ha oido hablar del Mahabarata, de Valmiski; pero no son muchos los que hayan ido a beber en sus puras fuentes, los eternos principios de la verdad. Pues bien, desde el próximo número, La Cadena de Unión se hará un honor en publicar La Bagavad-Gita, episodio del Mahabarata, i que por sí solo forma un poe ma desligado del cuerpo principal. La Bagavad-Gita, consta de dieciocho cantos o lectu­ ras, eminentemente filosóficas. Pocas producciones humanas mas hermosas. La unidad del principio absoluto está ahí marcada con caracteres de fuego. Los principios de moral, no han sido jamas superados por ninguna doctrina filosófica. No se trata de la moral teórica, sino de la moral prác­ tica, fundada en la naturaleza humana. En las doctrinas del poema, encontramos las bases del cristianismo; la cuna del movimiento filosófico del Rena­ cimiento. La teoría evolucionista, que muchos autores contempo­ ráneos nos presentan como creación propia, está ahí espuesta con la clara percepción del método rigoroso. El socialismo científico, que tantos escritores buscan en


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el fondo de la doctrina de Cristo, brilla i luce, como ver­ dad ya axiomática en la filosofía de los hindúes. Ya en aquel tiempo eran estigmatizados los que solo desean adquirir i conservar; en aquella lejana época, la lei clel sacrificio era predicada por los moralistas que la hi­ cieron sensible con la palabra i con el ejemplo. Sin principios de moral, dice La Bagavad-Gita, las sociedades caminan precipitadamente a su ruina. Hemos edificado algo nuevo?—El poema es simbólico i como tal tiene muchos puntos capitales, de los que se apo­ deró el cristianismo, pues las tradiciones de la India mar­ chando hacia el Oeste con la civilización, trajo sus dogmas y doctrinas. Bagovad, es Crisna, décima encarnación de Visnú. La. relijion se confunde, en sus principales bases, con el budismo i el cristianismo. z, Citaremos algunos de los dogmas comunes con el cris­ tianismo: En la yoga (canto) IV, versículo 7, dice Bagavad: «Cuando la justicia languidece, cuando se alza la injusti­ cia, entonces me hago yo mismo criatura, i nazco de edad en edad.» Jesús, hijo de Dios, i a la vez Dios mismo, se encarna en una de sus criaturas, cuando el reinado del mal se estiende sobre la tierra. . Yoga VI, versículo 10.—«Que Piiti el Yogi practique siempre su devoción solo, retirado, sin compañía, dueño de su pensamiento, sin esperar nada.» En San Mateo, VI, 5 i 6, encontramos: «Cuando orares no hagas como los hipócritas que gustan de orar en las iglesias (sinagogas) i en los cantoneare las plazas, para ser vistos. Mas tú, cuando quieras orar, entra en tu apo­ sento, i allí, cerrada la puerta, ora a tu Padre en secreto.» Yoga XIII, versículo 2.—«Sabe, pues, hijo de Barata, que en todos los séres materiales yo soi la Idea de la ma­ teria. La ciencia que abarca la Materia i su Idea, es a mis ojos la verdadera ciencia.» Versículo 3.—«Oye, pues, cuál es en resúmen la natu­ raleza de la Materia, sus eualidades, sus modificaciones,


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su oríjen, así como la naturaleza del Espíritu i sus facul­ tades;» Versículo 9.—«El despego, el desprendimiento respecto de los hijos, de la mujer, de la casa i de los demas obje­ tos....» San Lúeas, XIV, 26 i 27; San Mateo, X, 37.—«Si al­ guno viene a mí i no aborrece a su padre, i madre, i mu­ jer, e hijos, i hermanos i hermanas, i aun también su vida, no puede ser mi discípulo.—Así, cualquiera de vosotros, que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.» (Palabras de Jesús.) Yoga XV, versículo 7.—«En este mundo de la vida, la porción de mí mismo que anima a los vivientes, i que es inmortal, suele atraer a sí al espíritu i los seis sentidos que residen en la naturaleza.» San Juan, I, 14.—«I el Verbo fue hecho carne, i habitó entre nosotros; i viraos la gloria de él, gloria como de hijo único del Padre, lleno de gracia i de verdad.» Yoga Xλ II, versículo 23.— «Om. El. El Bien.—Tales la triple designación de Dios; él fué quien constituyó en otro tiempo los Brahmanes, los Λredas i el Sacrificio.» Versículo 24.—«Es por eso que los teólogos no ejecutan jamas actos de Sacrificio, de la Caridad o de las austeri­ dades, fijadas por la regla, sin haber pronunciado antes la palabra Om.» Así como la trinidad cristiana la componen el Creador, el Redentor i el Espíritu de Dios (Padre, Hijo i Espíritu Santo) a la trinidad india o trimurti, la forman el Crea­ dor, el Conservador i el Destructor (Brahma, Viasa i Si va.) Ahora bien, los brahmanes designan a las tres personas de su trinidad con tres letras, las cuales reunidas forman la palabra mística Aium, que por contracccion solo se es­ cribe i se pronuncia Om. Tal es el oríjen de esta palabra sagrada. El símbolo con que representaban a la divinidad era el triángulo, en lo que también se asemejan a los hebreos, que se servían de igual símbolo para representar a Jehovah. Podríamos multiplicar a lo infinito citas como las enun­ ciadas, que demuestran sin esfuerzo, cómo se han ido su-


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cediendo las doctrinas filosóficas, convertidas después en relijiones inspiradas, impuestas de lo alto por la palabra de la Divinidad. Los antecedentes espuestos manifiestan que La Cadena de Unión se considera honrada con la publicación del poema que anuncia. Tiene la convicción que levantará la venda, a muchas preocupaciones que creen que el mundo es de ayer i que la última palabra de la ciencia moral, data de la filosofía griega Ojalá que nuestra modesta publicación—tan combatida por espíritus que no se alzan sobre las miserias humanas —pueda continuar en su obra santa, de la redención inte­ lectual. En el próximo número aparecerá La Bagavad Cita.


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PORTUGAL.

∕ De las diversas lojias que trabajaban el año pasado bajo la obediencia del Gran Oriente Lusitano i Supremo Con­ sejo, veinticinco continúan infatigables la labor masónica. El elemento liberal sigue activamente su propaganda de progreso, no olvidando que los sostenedores de la mo­ narquía en España i Portugal, son los jesuítas. En este momento tiene alta la bandera de los princi­ pios de libertad, la Respetable Lójia Obreiros do Trabalito, dirijida por el entusiasta Venerable Maestre Neve da Eonseca. Esta lojia sostiene la brillante publicación diaria, A Luz, fundada esclnsivamente para combatir a los sectarios que pretenden detener el carro del progreso. A Luz ha adherido al llamamiento que el diario El País de Madrid, hace a la prensa española, i portuguesa, para que unida i de una manera decisiva, combatan' el jesui­ tismo.

DALMACIA. La Sociedad Unión de los Hermanos Masones de Darmstadt, que bajo el título de Charitas ejerce la beneficéncia desde muchos años, acaba de celebrar el XXV ani­ versario de su fundación. Calcúlase que esa sociedad durante las fiestas de su cuarto siglo, ha repartido en subsidios i regalos, la suma de 40,000 francos.


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EJIPTO.

En Alejandría ha empezado a publicarse el Egitto Massonico, órgano de los altos intereses de la Orden. Esta potencia, desde su reorganización en 1863, profesa el rito Ejipcio Antiguo, de noventa i seis grados. De éste emanó por filiación directa, la Gran Lojia Nacional de Ejipto, a la cual cedió la jurisdicción de todas las lojias de los tres primeros grados simbólicos: El Gran Oriente de Ejipto hállase en correspondencia i cultiva las mas fraternales relaciones con las potencias masónicasde todo el mundo. Su Gran Maestre de la Luz, Gran Jerofante Universal del Rito Oriental de Menfis, es el profesor universitario hermano T. T. Oddi; i el Gran Secretario, el doctor G. Rotti, dignísimo hermano que ocupa una alta posision en el mundo científico.

HUNGRÍA.

La Gran Lojia Simbólic;i de Budapest, fundada en 1886, por la fusión del Gran Oriente i de la Gran Lojia San Juan de Hungría, constaba a la época de la fusión de 39 lojias, con 1,831 hermanos activos. En estos diez años se han fundado 19 lojias, con un personal activo, cotizante, de 2,7'81 hermanos. SUIZA.

El templo masónico de Berna que ha debido espropiarse por la Confederación con motivo del ensanche de la calle delante del nuevo palacio del Gobierno Federal, será demolido próximamente. La Lojia ha adquirido ya otro terreno necesario para edificar un nuevo templo, en las cercanías de Hirschengraben, el que se adaptará a las exijencias de los progre­ sos de la masonería suiza. El valor del nuevo templo será mas o ménos de dos millones de francos


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En Jinebra, la respetable Lojia La Perseverancia, gra­ cias a la actividad del Venerable Maestre Ernesto Reymann, acompañado por unos cuantos entusiastas herma­ nos, es objeto de la admiración jeneral. La Lojia ha encontrado el medio práctico para resolver la cuestión de la asistencia pública. El hermano Garrone donó a la Lojia diez mil litros de vino para repartir a los necesitados durante el invierno próximo pasado, en los meses mas crudos (Diciembre, Enero i Febrero). ' Una comisión de veinticinco hermanos- fuá nombrada para buscar las personas que mas sufren los rigores del invierno i entregarles bonos para cuatro litros de vino. El buen ejemplo cundió i en todo el cantón se puso en práctica esa forma de asistencia para los menesterosos. Un hermano, encargado de visitar a los pobres de los arrabales, dijo en su informe: «Como siempre, nuestras visitas han sido como el rayo de sol que da no solamente la luz, sino también la vida; la espresion de felicidad que pudimos leer en sus faccio­ nes, han largamente recompensado nuestros trabajos.» * * *

La Revista Alpina, en su número 7, trae un brillante artículo del hermano E. Decormoun, a propósito de la ini­ ciativa que han tomado los clericales de poner en movi­ miento el mecanismo de la iniciativa popular para conse­ guir que en la Suiza, los masones sean escluidos de toda participación en el poder civil i militar. Sobre ese plan, los diarios ultramontanos han recibido la palabra de orden del jesuitismo, de cargar a fondo en cada número contraía masonería, para preparar la opinión en tan asquerosa campaña. No pasa dia sin que' pidan la convocación a elección popular; las discusiones en la prensa i en las asambleas, toman un carácter por demas violento. Los ciudadanos que se inspiran en los principios de la época moderna, i no en el de Loyola, se pondrán al lado de los masones para rechazar un ataque, que tras de la Institución, ame­ naza a todas las libertades adquiridas por el espíritu mo­ derno, sobre la intolerancia relijiosa.


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ITALIA En jeneral, ha causado mui buena impresión el mani­ fiesto masónico, que con fecha de 12 del próximo pasado, dirijió el nuevo Gran Maestre Ernesto Nathan, a todas las Lojias del Gran Oriente de Italia. El hermano Nathan ha sucedido en el alto cargo, al exSerenísimo Adriano Lemni. Es un documento, en el cual, con mucha habilidad, se refutan las diversas acusaciones’ que desde algún tiempo se hacen a la masonería italiana, esplicando sus tendencias i sus medios de acción. Ernesto Nathan es un repúblico convencido i de buena fé; su nombramiento para la Dirección de la Masonería italiana, tiene un alto Significado por la doble lucha en que se supone será llevado el trabajo masónico de las Lojias. El hermano Nathan, personalidad caracterizada del parti­ do republicano, sin duda alguna, ha <Je dal mayor realce al partido en cuyas filas ha militado durante su larga vida; así es, que la masonería italiana será objeto de grande atención por parte de los sostenedores del Vaticano. Sin embargo, la buena causa ha de triunfar.

* * *De Liorna comunican la muerte del ilustre ciudadano i Gran Maestro, senador Luigi Orlando. Era miembro del Gran Oriente Italiano i en el mundo profano ocupaba una espléndida posición social, por ser uno de los socios del gran astillero naval de Liorna. Los funerales se celebraron en forma puramente civil, habiendo asistido a ellos los hermanos' ex-Ministro Crispí i el Ministro Plenipotenciario de la República Arjentina, Enrique B. Moreno. El inmenso concurso de todas las clases sociales, demos­ tró el gran aprecio que se tenia al estiuto.


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ALEMANIA. La Gran Lojia Fidelidad Social del Oriente de Berlín con ocasión del año nuevo, dirijió a todos los masones de las diferentes obediencias, una circular con objeto de hacerles conocer las máximas sobre las cuales funda sus principios, esperando así atraerse las simpatías de las demas Poten­ cias, para entrar en relación con todas-ellas. Lió motivo a esarcircular la inmovilidad de las ideas en que se lian quedado las, antiguas Lojias de la Triple Alianza de Berlín. El progreso,—dice la circular—camina tan despacio como las dilijencias postales del Santo Impe­ rio romano. El elemento relijioso está apegado a la Francmasonería. El objeto de nuestra Institución es de servir a la ver­ dad, de practicar la filantropía, impedir las dificultades entre las clases, los Estados, los pueblos; de preconizar todo lo que es bueno i noble i de trabajar para que la humanidad forme una verdadera cadena fraternal. Hablando del Simbolismo, los hermanos de esa progre­ sista Gran Lojia lo definen en este sentido: Todo lo que en las antiguas formas, no se opone al es­ píritu de los tiempos modernos, no solamente no estorba, sino que puede ser útil. El Simbolismo enseña por medio de signos intelijentes, lo que muchas palabras no significarían sino difícilmente de una manera clara e impresionable. El simbolismo dramático, cuando no se emplea como objeto principal, encuentra tanto mejor su justificación por cuanto forma un trato de unión en el seno de cada Lojia en particular, juntándolas todas al sistema masóni­ co del mundo entero.. El masón habla en todos los idio­ mas, con los mismos símbolos. El simbolismo se vuelve fatal si lleva al masón en la falsa creencia de considerarse, con motivo de ese lenguaje secreto, un sér de orden superior. Esta locura es la base del misticismo, que es una obsecacion de la intelijencia i de la conciencia. La circular encuentra mui oportuno llamar a la memo-


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ría la palabra de Federico Carlos, pronunciada en Lojia el 26 de Julio de 1876. Las nacionalidades lian creado las fronteras. Pero, la Masonería quiere el amor, la tolerancia i la libertad sin distinción de fronteras. La Masonería alemana se encuentra en un estado esta­ cionario que le impide un mayor desarrollo moral i ma­ terial. Las ocho Grandes Lojias lian constituido una verdadera alianza en un sentido mui conservador; todavía en sus estatutos se lee: Cada hombre libre, pero que ha sido bautizado cristiano, puede ser recibido masón. De ahí vino la necesidad de constituir una nueva Gran Lojia que enarbolando la bandera del libre pensamiento, suprima radicalmente la causa relijiosa i determine para la recepción del néofito, la simple cualidad de hombre libre i de bueuas costumbres. Si consideramos toda la importancia de este cambio en relación al ambiente en que se produce, hemos de convenir que eso significa una verdadera revolución intelectual i moral. El misticismo de la antigua masonería alemana tiene forzosamente que ceder el terreno a las ideas avanzadas de lo's tiempos modernos i a la ciencia esperimental. PERÚ

Discurso pronunciado por el (∕ran Maestre entrante, hermano Christian Dam. Queridos hermanos: Honrado por vosotros para ocupar el alto puesto de Gran Maestre de la Mui Respetable Gran Lojia del Perú, para el período de 189G, debo manifestaros, por esta distinción i prueba de afecto mi mas profunda gratitud. Espero que mis hechos justificaran en algo, aunque sea mui pequeño, la deferencia con queme habéis honrado. No es mi ánimo presentaros un programa pomposo,


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para haceros formar grandes esperanzas, para después de escrito no acordarme de ello; no, solo deseo deciros que sujetaré mis actos de verdadero gobierno de la Gran Lojia, a los bien entendidos intereses de la Francmasonería Nacional, tratando de hacer lo posible por su engrandeci­ miento, buena marcha i estabilidad. Emplearé mis esfuerzos eii unir la familia masónica del Perú, tanto tiempo separada, a fin de que nuestra estre­ lla refuljente, recupere el brillo que le corresponde en nuestro cielo. Propenderé a la adquisición de un terreno propio de la Masonería para levantar sobre él un Templo digno de la Masonería Nacional. Esta idea no es una utopía; no, pues justamente hoi, hace 14 años que sin dinero en nuestras cajas i con un horizonte lleno de peligros, fundamos la presente Gran Lojia del Perú; para olio, emitimos bonos por valor de diez mil soles, los que fueron firmados por los hermanos Julio F. triarte, Eduardo Lavergne, Christian Dam, José Rosemberg i J. A. Ego Aguirre. ¿No seria posible encontrar hoi dia cinco hermanos igualmente animados en pró de la Institución? ¿No podríamos para dar vida a este cuerpo que langui­ dece, levantar un empréstito bajo ciertas garantías, con el «Banco de Callao,» esclusivamente con este fin? Creo, Hermanos mios, que con el apoyo de vosotros i con un poco de entusiasmo,podríamos ver realizado, lo que hoi aparece como un sueño agradable. Estableceré en el estranjero conforme a las leyes de ju­ risdicción masónicas, universalmente aceptadas, las recla­ maciones correspondientes a conservar íntegra nuestra ju­ risdicción esclusiva, conforme lo ordena el artículo 15 de la Constitución de la Gran Loj¡a del Perú, hasta hoi infrinjida. Las Potencias Masónicas, comprendidas en esto son: La Gran Lojia de Escocia, La Gran Lojia de Hamburgo i el Gran Oriente de Italia. La Gran Lojia del Perú, tiene est.e año mucho que com­ batir tanto en el Esterior, cuanto en nuestra jurisdicción. La cuestión delicada del proyectado Concilio Sud-Ame-


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ricano, de que os ha dado cuenta el Mui Respetable Gran Maestre saliente, hermano F. L. Crosby, es una de las mas importantes controversias, que podia presentarse pa­ ra nosotros, i la que nos permitirá demostrar al mundo entero que seguiremos firmemente observando el credo masónico en toda su amplitud i aunque seamos débiles por ahora, no por eso deja nuestra voz de ser bastan­ te fuerte, cuando hai que gritar Atrás! a los ejércitos uni­ dos del fanatismo relijioso i de la libertad humana. Según las respuestas de las grandes potencias amigas, tornaremos al plan de trabajo que aun nos restaque hacer. Esperemos tranquilos i serenos los acontecimientos i en vista de ellos, desarrollaremos nuestras fuerzas hasta don­ de sea necesario. No descenderemos nunca a réplicas, insultos, ni calum­ nias viles; defenderemos con brillo i verdades nuestros principios sanos, i la victoria coronará nuestros esfuerzos obligando a los enemigos de toda luz a retroceder aver-* gonzados ante su resplandor vivificador. Sea el Gran Arquitecto del Universo nuestro guía i que Él ilumine nuestra mente para confundir a lfjs enemigos gratuitos de nuestra Orden; la que es la salvaguardia de las mas bellas garantías del hombre, como son: Libertad, Igualdad i Fraternidad. PAISES BAJOS. Con fecha de La Haya, de Marzo 28, el Gran Oriente de los Paises Bajos, en unión de Jas Corporaciones de los altos Grados de ese pais, ha hecho circular una invitación para una «Conferencia Masónica internacional», que ten­ drá lugar en los días 25, 26, 27 i 28 de Julio próximo, en el Oriente de La Haya. • " Esta conferencia es una continuación déla que en 1894 se reunió en Anversa, i su principal objeto es estrechar las filas de las diversas lojias masónicas del mundo. • Próximamente se remitirá el cuestionario que ha de so­ meterse a la deliberación del Congreso.


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ESTADOS UNIDOS.

En la madrugada del 19 del presente, fué totalmente destruido por un voraz incendio el templo masónico de Providente, en Rhode de Island. El edificio tenia solo diez años de construido i constaba de cuatro pisos de piedra i ladrillo, con una altura total de 120 pies. No lian quedado sino las paredes, habiendo impedido la violencia del fuego que se salvara nada de importancia del valioso mobiliario Fútiles de laslojias. La pérdida total asciende a 440,000 dollars, respon­ diendo los seguros solo por 257,175 dollars. * ⅛ * La Gran Lojia de Vermont, en su última sesión anual, ocupándose déla controvertida cuestión de la calificación personal de los candidatos a la iniciación, ha adoptado la resolución giguiente: Que la habilidad física para ganarse la vida, i para con­ formarse sustancialmente a las formas i ceremonias de la Masonería i ser instruidos en sus misterios es todo lo que se requiere, con tal que el candidato posea las altas cuali­ dades de la creencia en Dios, de capacidad mental i una vida moral i recta; que esta interpretación de los antiguos cargos i'regulaciones no es inconsecuente con el verdade­ ro espíritu de la Institución Masónica, sino que se man­ tiene dentro de sus sublimes enseñanzas desde tiempo in­ memorial. * * *

El 10 de Febrero próximo pasado, celebró su sesión anual la Gran Lojia de Luisiana, dando en ella cuenta el Gran Maestre Paekwocd, que durante el año se habían amortizados diez mil dollars de la deuda del Templo Ma­ sónico, quedando esta reducida únicamente a 56, 000 pe­ sos.— La deuda primitiva fué de medio millón de dollars, in­ vertidos con la construcción del templo.


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ESTERTOR

* # #

La Gran Lojia de Mississipi, en su última sesión, ha confirmado su resolución de que los vendedores de bebi­ das alcohólicas tanto al pormenor como al por mayor, es­ tán inhabilitados para ser masones en la jurisdicción, mientras permanezcan en ese negocio, reputado como in­ moral para ella. Fueron instalados como Gran Maestre i Gran Secreta­ rio, respectivamente, los hermanos James F. Mac-Cool i J. J. Power. * * *

Ha dejado de existir el hermano Albert J. Russel, ac­ tual Gran Secretario de Ta Gran Lojia de Florida, de la misma que fuá Gran Maestre en los años de 1873 a 1875.

* * * La Gran Lojia de Minnesota, que en 1853 se fundó con tres lojias, cuenta en la actualidad con 202 i un personal de 15,065 miembros activos. El fondo para viudas i huérfanos asciende a $ 75,679. Han sido instalados para el presente año, los hermanos James F. Lawlen como Gran Maestre i Tilomas Montgomery, como Gran Secretario.. * * *

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Tres mil masones se encuentran presentes en la tenida de recepción dada en Broocklin, al Gran Maestre de la Gran Lojia de Nueva York, hermano Jhon Stewart, por las lojias del segundo distrito masónico.

FRANCIA Según una circular de la Gran Lojia Simbólica de Fran­ cia, cuyo presidente es el hermano Mamelle, los trabajos para la fusión de todas las Lojias con las del Supremo


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Consejo escoces, se lian reanudado sobre la base de edifi­ car un local común, i de adoptar la constitución con que las últimas se lian organizado provisionalmente en Gran Lojia. Sé espera un resultado satisfactorio. CENTRO AMÉRICA

Con motivo del fallecimiento del hermano Guillermo Naune, Gran Comendador del Supremo Consejo 33 centro­ americano, cuya sede es Guatemala, se ha encargado del gobierno de la Jurisdicción, el hermano Juan Padilla, Te­ niente Gran Comendador.


INTERIOR. GRAN LOJIA DE CHILE.

Con motivo de la publicación que hicimos en el número anterior, de la instalación de la Gran Lojia. del Perú, al­ gunos hermanos suscritos a La Cadena de Unión, nos piden noticias acerca de la instalación de nuestro Serení­ simo Gran Maestre. La dirección de la Revista, deseosa siempre de compla­ cer a los queridos hermanos,' hace en seguida una lijera reseña de la ceremonia, en cuanto ella es compatible con los secretos de la Institución. Los hermanos dispensarán que no podamos ser tan esplícitos como lo desearíamos, dando a conocer el grandioso acto de Ja investidura del Jefe de la Orden en Chile, en toda su grandiosa magnificencia. Damos a continuación un lijero estracto, respondiendo así a las cartas que hemos recibido: 4.a ASAMBLEA DE LA RESPETABLE GRAN LOJIA DE CHILE

Presidió el Serenísimo Gran Maestre pro-tempore, ayu­ dado por los hermanos l.0 i 2.o Gran Celador, Grandes Secretario, Tesorero i Guarda-Templo. Decoraba el Oriente el último ex-Serenísimo i las co­ lumnas cincuenta i tres hermanos, entre los que se hacían notar venerables i otras dignidades, especialmente de las lojias Unión Fraternal, Etoile du Pacifique, Lessing, Harmony, Aconcagua, Warverley> i Evolution Social.


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Aprobada la plancha de la Asamblea pasada, el Gran Muéstre espuso que el objeto de la presente reunión, era la instalación del Serenísimo Gran Maestre y Dignatarios de la Gran Lojia. Al efecto, rogó a los hermanos l.0 i 2.0 Gran Celador, para que de sus columnas designaran los nueve hermanos que deben recibir i acompañar al Serenísimo electo, con las ceremonias de estilo, al acto de la investiduro del Poder Supremo. Así se efectuó, i previas las exijencias de los rituales, el electo pasó bajo bóveda de acero, hasta el Altar, en dond-e prestó .el juramento exijido por los Estatutos Jenerales. Inmediatamente pasó al Oriente, i ocupó el sitial de su alto puesto. ' El Gran Diputado, Gran Maestre accidental, felicitó cordialmente a la Gran Lojia por la acertada e’leécion que había hecho, i espuso los fervientes votos porque la maso­ nería chilena siguiera una senda de progreso i'de trabajo mediante su intelijente dirección, recomendando al nuevo Serenísimo la reapertura de'la Respetable Lojia Progreso N.,° 4, medida que reportaría benéficos resultados para nuestra. Institución. El Gran Maestre procedió en seguida a la instalacioη,de las demas Dignidades de la Orden, después de lo cual espresó que agradece altamente la distinción de que ha sido objeto, i que, aunque nunca ha aceptado honores en el mundo profano, tratándose de trabajos masónicos está dis­ puesto a desempeñar en la medida de sus fuerzas el im­ portante cargo que se le ha confiado, pues las tendencias de la Orden han abierto en Chile mucho campo a las ideas de libertad, igualdad i fraternidad. Declara desde luego que no quiere trabajar solo, pues toda su buena voluntad seria infructuosa para llevar a cumplido término las tareas que ha de suscitarle el puesto a que ha sido llamado, por lo que espera que los herma­ nos, sin esceptuar uno solo, le presten eficaz i decidida cooperación, para así luchar juntos, con inquebrantable enerjía, en el engrandecimiento de nuestra Institución, i en pro de las ideas iftasónicas en Chile.


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El Secretario Jeneral dijo lo siguiente: Con el mayor placer os presento mis sinceras felicita­ ciones por vuestra elevación al mas alto puesto de la Orden. Os recibís del poder en momentos propicios, cuando los masones -todos nos encontramos unidos fraternalmente, sin que nos inspire otro móvil que el bien jeneral de la Institucion.E1 vivo deseo que anima a los Talleres de marchar acor­ des en la senda de paz i progreso masónico, Je lia hecho ver la necesidad de entregar su dirección suprema, a los hermanos de buena voluntad que os rodean, que solo as­ piran a ser guiados rectamente por una clara intelijencia. Todos esperamos confiados en que sabréis cfar impulso eficaz a la Masonería en Chile, desentendiéndoos de los que erróneamente piensan que, si la Orden fué útilísima en lejanos tiempos para derrocar la Tiranía, es ahora su­ perfina, ya que, según ellos, hoi dia la Uδeriα<Z garantiza todas las aspiraciones lejítimas. ’ ' Es preciso tener presente, Serenísimo Gran Maestre, que a la tiranía política hai, por desgracia, que agregar la tiranía motivada, por las creencias diversas que separan a los hombres en el mundo profano, i de ahí surje la nece­ sidad de cultivar la Tolerancia; hai también la tiranía de los partidos, formados con opiniones tan distintas, que llegan a levantar enemigos encarnizados dentro de una misma nación, por lo que es indispensable difundir la Fra­ ternidad; hai todavía la tiranía del hambre, de la miseria, la que debe combatirse ejercitando ardientemente la Ca­ ridad; i tenemos, por fin, la tiranía de la ignorancia i del fanatismo, a la que debemos oponer la Educación, sólida i positiva. No liemos sido mui afanosos en nuestros trabajos; fio nos preocupamos de fundar asociaciones destinadas a propagar ideas liberales; poco se ha hecho para evitar los horrores de la guerra; no hemos intervenido en la beneficencia pu­ blica, en el sentido de independizarla de las ideas relijiosas, libertando así a la caridad del espíritu de secta; la educación laica, apenas se diseña; ya no se dan conferen­ cias populares, en las que los hijos de familia, artesanos,


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católicos o protestantes, aprendieran conocimientos gene­ rales, sin relación a creencias relijíosas de ninguna especie; debemos establecer sociedades de socorros mxituos, i fo­ mentar el ahorro por medio de bonos limitados al al­ cance de todos, etc. Tal es el cuadro que se presenta a vuestra consideración, pero realizando algunos de esos ideales, habréis cumplido bien vuestra tarea. He querido bosquejar rápidamente los tópicos que pue­ den servir.de norma en nuestros futuros trabajos, mas ellos se reducen fácilmente a dos ideas primordiales: en el orden político, a procurar el desarrollo de las facultades intelectuales, físicas i morales de los hombres; i, en el or­ den moral, a iniciar la reforma de la emancipación absoluta del pensamiento, puesto que las creencias reí ijiosas no ad­ miten discusión ni examen, i se aceptan ciegamente, lo que está en pugna con la razón, la que solo debe guiarse por la razón y el convencimiento, i lio estar jamas supedi­ tada por preocupaciones de ninguna clase. Podéis contar con el entusiasta concurso de los Ilustres miembros de esta Respetable Asamblea, i con las calorosas simpatías con que os acompañarán todos los hermanos de la Orden en Chile. Vuestra es desde hoi la iniciativa, i el poder de la acción está en vuestras manos. Acometed, pues, con toda la decisión que seáis capaz la obra de progreso en que está empeñada la Masonería, i no dudéis en ninguna circunstancia, del apoyo constante de todos vuestros hermanos. Quiera el Supremo Hacedor, protejeros en tan noble misión, i daros fuerzas bastantes para llevarla a cumplido término. * * * El Serenísimo Gran Maestre dió en seguida lectura al mensaje que publicamos a continuación, dándose por ter­ minadas, las ceremonias de instalación. \ arios Venerables Maestros presentes, como así mismo algunos delegados especiales de las Lojias del λτalle, hi­ cieron presente sus congratulaciones al Serenísimo Gran


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Maestre, a nombre de sus respectivos Talleres, i se tira­ ron mui calurosas baterías por el bien jeneral de la Orden, por el progreso de la Respetable Gran Lojia i de su Sere­ nísimo Gran Maestre en particular. Suspendidos los trabajos, la distinguida concurrencia lnzo los honores a un delicado té, ofrecido a los nuevos dignatarios por la Lojia Unión Fraternal N..° 1.

Memoria anual del serenísimo oran maestre. Ilustres i queridos hermanos: En cumplimiento dé lo que dispone el artículo 43 de nuestra constitución, tengo el honor de dar cuenta a la Respetable Gran Lojia de Chile, de los trabajos realiza­ dos i de la marcha seguida por nuestra Institución desde el 22 de Mayo del año último. Aún cüando en este corto espacio de tiempo no era posible que ocurrieran sucesos de gran importancia para la Masonería chilena, he considerado de mi de­ ber presentar esta memoria para demostrar la regularidad de las funciones que se me han encomendado. Desde algunos años atrás, la Gran Lojia, de Chile ha llevado una vida pasiva i casi atónica, debido a circuns­ tancias especiales conocidas a la situación política del pais i a las serias dificultades inherentes a una obrado tan vas­ tas proporciones como las que persigue nuestra Orden. Pero como esos inconvenientes están en gran parte allanados, me asiste la convicción de que en lo sucesivo continuaremos todos sin desmayar en la labor de progre­ so i propaganda en que estamos empeñados i que corres­ ponde a nuestra Institución.

Me es grato dejar constancia de que nuestras relacio­ nes con las Potencias Masónicas estranjeras, son fraterna­ les i cordiales. Después de la instalación de la Oficialidad i Dignata-


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rios de esta Gran Lojla. se pasó a los Poderes Masónicos estranjeros una circular, invitándolos a que aceptaran el nombramiento de recíprocos Garantes de Amistad. A pesar de que se trató con esmero de dar la dirección mas segura a cada una de las circulares remitidas, es pro­ bable que se hayan estraviado algunas de ellas, i a que á esto se deba la falta de una contestación oportuna de par1 te de algunos Grandes Orientes. Sin embargo, ya estamos en relaciones i se lian canjea­ do los Diplomas de Garantes de Amistad con las Grandes Lojias de Cuba, Dinamarca, Ejipto i Victoria i con los Grandes Orientes de España, Italia, Paraguai i de la Re­ pública Arjentina. Paulatinamente se irán estrechando los lazos que deben unir a los masones de Chile con todos los demas Ilermanosdel Orbe entero, i así se logrará, el mejor desenvolvi­ miento de nuestra Iustitucion, que no reconoce nacianalidades, sino que asimila a todos los obreros en una pode­ rosa comunidad de ideas. , A este propósito debo manifestar a la Asamblea, el he­ cho de que existen en Chile diversos Talleres que depen­ den de Poderes Masónicos estranjeros. A pesar de que el artículo 32 de la Constitución nos prohíbe reconocer esas Lojias, se mantienen, privadamente, las mejores relacio­ nes con.los Hermanos de ellas. Tanto a sus miembros como a nosotros, nos incumben las mismas tareas, idénticos medios de acción i, en rigo­ rosa lójica, todos esos elementos deberían fusionarse i re­ conocer en Chile un solo Poder regulador i lejislador. Se notan fácilmente los inconvenientes que tienen los Talleres estranjeros para comunicarse rápidamente con los Orientes de que dependen, est iblecidos en países lejanos, i las dificultades consiguientes que impiden la pronta so­ lución de consultas o despachos de carácter urjente. Tal vez seria llegado el momento de propender a la uni­ ficación de todos los Talleres que funcionan en Chile, sin distinción de nacionalidades, previa autorización de los Poderes de que dependan. Considero que la manera mas práctica para conseguir esta importantísima reforma, seria iniciar los trabajos pre-


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paramal-ios para el establecimiento de un Gran Oriente de Chile, como único Poder Supremo en el pais, que sirvió- . ra de centro a las Lojias i Ritos que ahora existen disper­ sos i reconocen a Potencias distintas. Para esto, habría que crear Talleres n⅛evos. Capítulos de los grados 4.o al 33, i Grandes' Lojias en Santiago, Valparaíso, Iquique i Concepción, a las cuales se les reco­ nocería su independencia i jurisdicción en los tres prime­ ros grados simbólicos. Cada Taller trabajaría en el idioma de la mayoría de sus miembros; estarían representados en la respectiva Gran Lojia, pagando cotizaciones moderadas, proporcio­ nalmente al número de sus hermanos, i, a su vez, cada Gran Lojia formaría parte activa del Gran Oriente, que * vendría a quedar como único Poder Supremo en Chile. Insinúo estas ideas, a fin de que meditéis sobre ellas, i tratéis de abrirles camino especialmente entre las Lojias estran jeras. La reforma de los artículos de nuestra Constitución, en « lo relativo al aumento de grados, no debe considerarse como obstáculo insuperable, pues una vez que se estime seguro el resultado, nada seria mas fácil que reunir un Convento masónico, que se encargue de dar forma a este iuteresante proyecto i obtener la Carta Patente del caso. En el año que ha trascurrido, consideré como mi preo­ cupación especial, la organización de los servicios de la Gran Lojia, i aun cuando los resultados no hayan corres­ pondido completamente a mis esfuerzos, creo que en la próxima Memoria podré daros mayores informaciomys so­ bre este particular. Por ahora, se ha limitado la tarea a dictar el Regla­ mento para, la Sección de correspondencia, que contiene detalles bastante completos sobre las relaciones inmedia­ tas de las Lojias de la dependencia con esta Gran Lojia. Se ha nombrado una comisión para que atienda la re­ dacción i publicación del Boletín Oficial, que pronto se repartirá impreso. La Sección Simbólica se ha encargado de presentir su propio Reglamento i el que debe haber para el servicio particular i buen orden de los trabajos de esta Gran Lojia.


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La Sección de Finanzas debe someter pronto a vuestra deliberación su Reglamento i un plan uniforme de conta­ bilidad para unificar las tesorerías de todos los Talleres de la Obediencia.

Oportunamente envié a cada una de las Lojias que re­ conocen nuestra jurisdicción, umv circular exhortándolas al trabajo, a la unión, a la disciplina i a la activa i discre­ ta propaganda. Con gratitud reconozco que a todos los Hermanos debo una entusiasta i decidida cooperación, notándose en las distintas Lojias, mas interes en cumplir los obligaciones masónicas i una inusitada actividad en los Talleres. Con el objeto de dar unidad a las labores de las Lojias seles lia pedido una serie de datos sobre los miembros en ejercicio, los suspendidos, retirados o dimisionarios., los ' profanos aceptados o rechazados, los aumentos desala­ rio, etc., i se han fijado las bases para pue presenten un resúmen anual.

Con las solemnidades prescritas por nuestros Rituales, se han instalado definitivamente la Respetable Lojia Southern Crosε, núm. 16, que traba ja en Coronel i la Res­ petable Lojia Estrella de Chile, núm, 17 que funciona en el valle de Santiago. El número i entusiasmo de los miembros de ámbos Ta­ lleres me hacen abrigar la esperanza de que serán eficaces cooperadores en nuestras tareas i que continuarán en la senda de trabajo en que con tanto éxito se han iniciado. Es de lamentar que, de hecho, hayan abatido sus co­ lumnas, desde hace algún tiempo, la antigua Lojia Orden i Libertad, núm. -3, que con tan provechosos resultados funcionaba Copiapó; la Unión i Cultura, núm. 14, de Antofagasta, i la Unión del Sur, núm. 18, de Talca. Existiendo en todas esas localidades numerosos herma­ nos probados i honorables, falta solo la iniciativa de cual­ quiera de ellos para hacer revivir esos Talleres. Iguales


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consideraciones pueden hacerse valer respecto de la Lojia Tolerancia, núm. 12 de Chillan i de la Lojia Fuerza i Tra­ bajo, núm. 15, de Taltal. β Por lo que hace al valle de Valparaíso, se me ha infor­ mado que se dan los pasos necesarios para la reapertura de la Lojia Progreso, núm. 4 i para la instalación de un nuevo Taller. Es de desear que cuanto antes sea una realidad esta buena idea, porque, ademas de que en nada perjudicaría a la marcha regular de la Lojia Unión Fraternal, número 1, que tiene una cantidad escesiva de miembros, los nuevos Talleres contribuirán a aumentar nuestro prestijio ante las Lojias estranjeras que en número considerable funcio­ nan en este Valle.

Debo llamar la atención a la necesidad urjente que hai de revisar nuestra Constitución i Estatutos jenerales; están sus ejemplares totalmente agotados i es un grave inconve­ niente el que cada uno de los Hermanos no cuente con ellos para estudiarlos en detalle, i cumplir con las obliga­ ciones a que están sometidos, ya sea en sus relaciones con el Taller de que dependan, con la Gran Lojia, o con sus demas Hermanos. A esto se agrega la circunstancia de que si se estable­ ciese el Gran Oriente de Chile, habrá que modificar com­ pletamente las bases fundamentales, por lo que no puede postergarse una pronta revisión. En el mismo caso se encuentran nuestros Rituales i Ca­ tecismos, que ni guardan armonía con el progreso de las ciencias i de las ideas, ni existen impresos los primeros, ni se siguen con uniformidad, por esto, en los Talleres. Talvez seria aceptable que la Gran Lojia de Chile abrie­ ra concursos entre los diversos miembros pertenecientes a las Lojias de la Obediencia: uno para la redacción de la Constitución i Estatutos Jenerales, resolviéndose préviamente la instalación del Gran Oriente de Chile, o la sub­ sistencia del estado actual de cosas, i otro páralos Ritua les i Catecismos.


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Con esta medida se lograría fomentar el entusiasmo de muchos jóvenes adeptos i, se les estimularía para estudiar nuestra organización i es seguro que no faltarían trabajos disnos de recomendación. Sin necesidad de remuneraciones pecuniarias, podrían premiarse los certámenes con medallas o distintivos masó nicos de valor inapreciable para los autores. Los originales se entregarían a una comisión que dictami naria sobre ellos, i en Asamblea Jeneral les prestaríais vuestra aprobación. Someto, pues, esta idea a vuestra deliberación.

En los anexos encontrareis los cuadros del personal de todas las Lojias que funcionan en Chile, nacionales i estranjeras, las principales comunicaciones despachadas por * la Secretaría Jeneral, todas las actas de las diez Asambleas celebradas en el año'que para nosotros tetmina, el movi­ miento de los fondos de la Gran Tesorería i otros docu­ mentos de interes para los Talleres. Ilustres i Queridos Hermanos:

El campo de acción de la Masonería es vasto i feraz, mucho nos queda que trabajar para llegar al fin; i por esto confío en vuestra disciplina i en la colaboración decidida de cada uno de los Hermanos: solo así veremos progresar la Institución i realizado el bienestar de todos los obreros. Contando desde luego con vuestro ilustrado ausilio, es­ pero poder llevar adelante, dentro del período de la Gran Maestría, la tarea de la. unificación de todos los Talleres que existen en Chile, el establecimiento de un Gran Orien­ te Nacional, las reformas de la Constitución, Estatutos Jenerales, Rituales i Catecismos, i la apertura de nuevas Lojias que contribuyan al desarrollo i preponderancia de nuestra Orden. Como os lo dije al tomar el mallete de Serenísimo, no quiero ni puedo trabajar solo, pues toda mi buena volun­ tad seria infructuosa para llevar a cumplido término las


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tareas del puesto a que me habéis elevado: juntos tene­ mos que luchar con inquebrantable enerjía en pro de las ideas masónicas en Chile i juntos veremos coronados nues­ tros esfuerzos con el engrandecimiento de nuestra Insti­ tución. Quiera el Gran Arquitecto del Universo, tenernos siem­ pre bajo su guarda. •

El Serenísimo Gran Maestre.

FRATERNIDAD UNIVERSAL.

El dia 13 del pasado, la Respetable Lojia Colon i Es­ peranza, del valle de Buenos Aires, celebró una gran teni da, con el objeto de afiliar al querido maestro Felipe Semillosa, alta personalidad arjentina, que goza de mucha consideración, por su conocido talento i posision social. El hermano Semillosa, habia estado distante de las co­ lumnas durante veinte años; i hoi, viene a la vida activa, a prestar su valioso concurso a la lucha que nuestra Institu­ ción sostiene contra el elemento retrógrado. La nota culminante de la tenida, fué la asistencia de un distinguido doctor chileno, que de paso por Buenos Aires, concurrió a los trabajos. El Venerable Maestre, después de la afiliación, ofreció la palabra al hermano visitador chileno, quien en una bri­ llante improvisación, manifestó los grandes principios de la masonería i los lazos de unión que nos ligan, sin distin­ ción de fronteras, de rango, creencias ni fortuna. El Taller, saludó en él a los hermanos de Chile, i le in­ vitó especialmente a un lunch fraternal, al que concurrió una selecta pléyade de hermanos. UN GRATO RECUERDO.

Las Lojias de París han tomado un acuerdo esencial­ mente masónico, cual es qιnΓcada una de ellas dé una con­ ferencia mensual, respecto a un tema que sea de actuali­ dad, en todas las esferas de los conocimientos humanos. Nos complacemos en dar la grata noticia, que en el mes


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pasado, la Respetable Lojia L,Evolution Social celebró una tenida especial de conferencia para oir al querido hermano Carbier, que ocupa lioi un distinguido puesto en el mundo político internacional. El hermano Barbier leyó una brillante disertación, titu­ lada: Le Chili, situation politique et comercial. Ea conferencia del referido hermano se traduce en un análisis de nuestro pais, dando a conocer nuestro siste­ ma de gobierno i las fuerzas productoras del pais, ante el concierto comercial del mundo. El estudio que hace el hermano Barbier de nuestra Re­ pública, no puede ser mas lisonjero, pues nos da a cono­ cer como un pueblo laborioso, rico i sobre todo fiel a la palabra empeñada, en los empréstitos que celebra en el estranjero. De desear seria que alguna de las Lojias chilenas se dirijiera a nuestro Ministro de Relaciones Esteriores, para que por conducto de la Legación de París, se hiciera cir­ cular en folleto, la conferencia del hermano Barbier, que tanto honor hace a Chile, i.mas que todo bajo el punto de vista económico. La comunicación que hemos recibido de la Respetable Lojia L’EvolutionJSocial, dándonos tan buena noticia, nos manifiesta que la conferencia produjo la mas grata impre­ sión entre los hermanos, saludándose a este remoto pais con una triple i mui calurosa batería júbilo, haciendo vo­ tos porque el nombre que se ha conquistado en el viejo continente, sea para ella digna base en el concierto uni­ versal. Por nuestra parte, nos cumple dar las mas espresivas gracias a la Respetable Lojia de nuestra referencia, a los hermanos que tuvieron a bien saludar masónicamente a nuestra patria, i en especial al hermano Barbier, por su concienzudo ‘estudio.

CALENDARIO. Habiendo concluido el calendario anual, lo suprimimos en adelante, por cuanto sigue rotando, en los mismos dias i meses del calendario vulgar. Damos, sí, los nombres de los doce meses, advirtiendo


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que los masónicos empiezan del doce al quince de cada uno de los vulgares. Principiando con la primera quincena de Julio, tene­ mos el año completo en la siguiente forma: Tamus, Ab, Elul, Tisri, Hervan, Kisien, Tebet, Sebat, Adar, Nisan, Ijar, Sivan. El año empieza el dia l.0 del mes de Tamus, o sea el 12 de Julio. GARANTES DE AMISTAD.

Los siguientes hermanos han sido reconocidos como Garantes de Amistad de la Gran Lojia de Chile, ante las Potencias Masónicas que se indican: Arkansas, J. van Hosse. Brasil, Federico Guzman. Cuba, José J. Verdaguer. Canadá, Vincent Clementi. Carolina del Norte, Jhon Nicols. Dinamarca, Teodor Green. Ejipto, Ahmed Johé Bey. España, Julio Navarro. Francia, Enrique Brunwig. Hamburgo, José Iklé. Haití, Roger Barau. Hungría. Eujenio Mohmar. Italia, Adriano Lemni. Luisiana, U. Marinoni. Massachussets, Wirislon Lewis. Misouri, G. Frank Godey. Nueva Escocia, Romanes Sercoin. Nueva York, A. C’assard. Nueva Granada, Antonio López Osses. Oregon, R. P. Eawhats. Perú, Arthur J. Wholey. Paraguai, Lázaro Pascual. Portugal, Federico Chanti. República Arjentina, Pedro Grande. Rumania, Constanten Delenú. Venezuela, Isaac Pardo. Victoria, Jhon Dicks.


LA BAGAVAD-GITA. (El canto del Bienaventurado.)

OM! I. TURBACION DE ARJUNA.

Dritarastra, •

1. ¿Qué lian hecho, Sanjaya, nuestros soldados i los hijos de Pandu, listos ya para la fratricida lucha en el campo santo de Kurujetra?

Sanjaya. 2. A la vista del ejército enemigo puesto en orden de batalla, el rei Duriodana aproximándose a su señor, le d'j°: , i 3. «Vé, oh escelente brahmán, el inmenso ejército de los hijos de Pandu, puesto en línea de batalla por tu dis­ cípulo el hábil hijo de Drupada. 4. Allí están los héroes de los grandes arcos, tales como Bima i Arjuna, Virata i Drupada el del gran carro, 5. Dristaketa i el valiente rei de Kaci; Purujit, Kuntiboja i el príncipe Cevia; 6. El valiente Yudamanyu i el heroico Utamaujas; los


LA BAGAVAD-GITA

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hijos de Subadra i de Draupadi, todos montados sobre grandes carros. 7. Mira también a los mejores de los nuestros, oh escelente brahmán; voi a nombrarte los jefes de mi ejército para recodártelos: 8. Tú, desde luego, después Bisma, Karna i Kripa el victorioso, Azvatama, Vikarna, el hijo de Somadata, 9. I tantos otros héroes que espionen por mí la vida; manejan todas las armas i conocen todos la guerra. 10. Bajo el comando de Bisma, nuestro ejército es in­ numerable; pero el suyo, que obedece a Bima, puede ser contado. 11. Conservad todos en las filas el puesto que os ha cabido en suerte, i defended con intrepidez a Bisma.» 12. Para infundir en los pechos el coraje, el bisabuelo de los Kurus lanzó un formidable grito semejante al rujido del león e hizo oir su trompa guerrera. 13. I acto continuo trompetas, pífanos, timbales i tam­ bores, llenaron el espacio con sus confusos ruidos. 14. Entonces, de pié sobre un gran carro tirado por caballos blancos, el matador de Madu i el hijo de Pandu soplaron con fuerza, sus divinas trompas. 15. El guerrero de erizada cabellera ha<ya oir la Jigantesca; el héroe vencedor de las riquezas, la Divina; Bima Vientre-de—Lobo, el de los hechos terribles, hacia resonar laigran trompa de Roseau; 16. El hijo de Kunti, Yudistira, empuñaba la Victoriosa; Nakula i Sahadeva llevaban la Melodiosa y la Trompa de pedrería i de ñores; 17. El rei de Kaci, el del arco hermoso, y Cikandiq el del gran carro; Dristayumna, λ irata i Tatiaki el inven­ cible, 18. Drupada i todos los hijos de Draupadi, i los hijos de Subadra, los de los grandes brazos, soplaron cada uno su trompeta. • 19. Este ruido, que llenaba de congoja a los hijos de Dritarastra, hacia estremecer los cielos i Ja tierra. 20. Viéndolos en orden de batalla, i cuando las flechas empezaban a cruzarse, el hijo de Pandu, cuyo estandarte lleva un mono, tomó su arco,


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21. I dijo a Krisna: «Detiene, Señor, mi carro entre los dos ejércitos, 22. Para que vea contra quienes debo combatir en esta homicida lucha, 23. I para que sepa quienes han acudido a defender la causa del hijo criminal de Dritarastra.»

Sanjaya. 24. A la invocación de Arjuna, Krisna, el de la erizada cabellera, detuvo el hermoso carro entre las dos líneas de batalla; 25. 1 allí, frente a Bisma, a Drona i a todos los guar­ dianes de la tierra, dijo: «Príncipe, lié aquí reunidos a todos los Kurus.» 26. Arjuna pudo ver entonces a padres, abuelos, pre­ ceptores, tios, hermanos, hijos, nietos, amigos, 27. Yernos, camaradas, repartidos en los dos ejércitos. Cuando vió tantos deudos prontos a batirse, el hijo de Kunti, 28. Profundamente emocionado, pronunció dolosamente estas palabras:

Arjuna. ¡Oh! Krisna, cuando veo a esos deudos deseosos de ba­ tirse i ordenados en batalla, 29. Siéntome desfallecer; mi cuerpo se estremece, mi rostro se contrae i mis cabellos se erizan; 30. Escápase el arco de mis manos, siento arder la piel, flaquéanme las piernas i mi pensamiento vacila. 31. Esta horrible matanza entre hermanos y parientes solo me infunde tristes presajios. 32. ¡Oh! Krisna, no deseo ni la victoria, ni el cetro, ni las voluptuosidades; ¿qué bien retiramos del poder? ¿cuál nos ofrecen las voluptuosidades i la vida misma? 33. Los hombres en consideración de quienes solamente desearíamos la dignidad real, los placeres, las riquezas, están aquí en orden de batalla, menospreciando su vida i cuanto poseen:


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34. Preceptores, padres, hijos, abuelos, yernos, nietos, cuñados, parientes, en fin. 35. Aunque debieran matarme, no deseo yo su muerte, ni aun al precio del imperio de los tres mundos; ¿con cuánta mayor razón del imperio de la tierra? 36. Después de quitar la vida a los hijos de Dritarastra, ¿qué placer experimentaremos, oh! guerrero? Al con­ trario, una grave falta habremos cometido si los matamos, por criminales que ellos sean. 37. No es, pues, digno de nosotros matar a los hijos de Dritarastra, nuestros deudos: porque esterminando nues­ tra familia., ¿cómo podríamos estar alegres, oh! Madava? 38. Si, cegada el alma por la ambición, no ven ellos la falta que acompaña a la destrucción de las familias i al crimen de sevicia contra los amigos. 39. ¿Por qué no hemos de resolvernos nosotros a evi­ tar ese pecado, viendo el mal que produce la destrucción de las familias? 40. La destrucción, aun parcial, de una familia, causa la ruina de las relijiones etérnas de la familia; destruidas las relijiones, la irrelijioü invadea la familia entera; 41. Con la irrelijion, oh! Krisna, las mujeres de la fa­ milia se corrompen; de la corrupción délas mujeres, oh! Pastor, nace la confusión de las castas; 42. I, por esta confusión, caen a los infiernos los padres de los homicidas i de la familia misma, privados de la ofrenda de la miel i del agua. 43. Así, por estas faltas délos destructores de-las fami­ lias, que confunden las castas, se, destruyen las leyes relijiosas eternas de las razas i délas familias; 44. I los hombres cuyos sacrificios de familia han sido destruidos, tienen el infierno por fatal morada. Así nos lo enseña la Escritura. 45. Oh! nos hemos resuelto a cometer un gran pecado, cuando por amor a los placeres que nos brinda el poder, nos decidimos a matar a nuestros deudos. 46* Si los hijos de Dritarastra, bien armados me mata­ ran en el combate, desarmado i sin defensa, seria aun mas feliz para mí."


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Sanjaya. 47. Después de hablar así en medio de los dos ejérci­ tos, sentóse Arjuna en su carro, dejando escapar el arco y la Hecha, el alma ajitada por el dolor.

Yoga de la ciencia racional.

Sanjaya. 1. Mientras que, herido por la piedad y los ojos llenos de lágrimas, sentíase desfallecer Arjuna, el matador de Madu le dijo:

El Bienaventurado Krisna. 2. ¿De dónde te viene, en el campo de batalla, esta in­ quietud indigna de los Arias, que cierra las puertas del cie­ lo i acarréala deshonra, Arjuna? 3. No te dejes enternecer; eso no está bien en tí; recha­ za esa humillante cobardía, i levántate, oh! destructor de los enemigos.

A rjuna. 4. ¡Oh! matador de Madu, ¿cómo en la pelea he de lan­ zar yo mis flechas contra Bisma i Drona, contra ellos, a quienes debo honrar? 5. Antes que matar a esos jefes venerables (para gozar de sus riquezas) valdría mas vivir obligado a mendigar el pan; i aunque los hombres que yo matase fueran amos co­ diciosos, mi alimento estaría siempre manchado en sangre. 6. No sabemos qué es preferible, si vencerlos o ser por ellos vencidos. Porque tenemos que luchar contra hom­ bres cuya muerte nos haría odiar la vida: los hijos de Dritarastra. 7. Con el alma herida por Ja piedad i con el temor del pecado, acudo a tí: pues ya no sé dónde está Injusticia. ¿Qué partido es preferible? Dímelo. Soi tu discípulo: instrúycme; a tí me dirijo.


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8. Pues no sé qué podría vencer la tristeza que me consume, aunque tuviera sobre la tierra un vasto reino sin enemigos, o el imperio mismo de los Dioses.

Sanjaya. 9. Después de dirijir esas palabras a Krisna y de haber­ le dicho: «yo no combatiré», el guerrero Arjuna permane­ ció silencioso. 10. Pero, miéntras que frente a los dos ejércitos perdía este modo el valor, Krisna le dijo sonriendo;

El bienaventurado. 11. Tus palabras son las de la sabiduría; pero lloras por hombres que no debes llorar. Los sabios no lloran ni a los vivos ni a los muertos. 12. Pues jamas me ha faltado la existencia, ni a tí tampoco, ni a esos príncipes; y jamas dejaremos de exis­ tir; todos nosotros, en lo porvenir. 13- Así como en este cuerpo mortal se suceden la in­ fancia, la juventud i la vejez; así también, después, el alma anima otro cuerpo; i el sabio no se inquieta. 14. Los choques délos elementos que producen el frió i el calor, el placer i el dolor, se repiten, i no son eternos. Sopórtalos, hijo de Kunti. 15. El hombre que no se inquieta por ellos, el hombre firme en los placeres i* en los pesares, llega, oh! Barata, a participar de la inmortalidad. 16. El que no es no puede ser, i el que es no puede dejar de ser; de ambas cosas, los sabios que penetran la verdad, conocen cuál es el límite. 17. Sábelo es indestructible, Aquel por quien fué des­ plegado este universo: la destrucción de este Eterno, nadie puede realizarla, 18. I aun los cuerpos que concluyen, proceden de un Alma eterna, indistructible, inmutable. Combate, pues, oh! Barata. 19. El que cree que el Alma mata o que puede ser muerta, se equivoca: ni mata, ni puede ser muerta.


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8. Pues no sé qué podría vencer la tristeza que me consume, aunque tuviera sobre la tierra un vasto reino sin enemigos, o el imperio mismo de los Dioses.

Sanjaya. 9. Después de dirijir esas palabras a Krisna y de haber­ le dicho: «yo no combatiré», el guerrero Arjuna permane­ ció silencioso. 10. Pero, miéntras que frente a los dos ejércitos perdía este modo el valor, Krisna le dijo sonriendo;

El bienaventurado. 11. Tus palabras son las de la sabiduría; pero lloras por hombres que no debes llorar. Los sabios no lloran ni a los vivos ni a los muertos. 12. Pues jamas me ha faltado la existencia, ni a tí tampoco, ni a esos príncipes; y jamas dejaremos de exis­ tir; todos nosotros, en lo porvenir. 13- Así como en este cuerpo mortal se suceden la in­ fancia, la juventud i la vejez; así también, después, el alma anima otro cuerpo; i el sabio no se inquieta. 14. Los choques délos elementos que producen el frió i el calor, el placer i el dolor, se repiten, i no son eternos. Sopórtalos, hijo de Kunti. 15. El hombre que no se inquieta por ellos, el hombre firme en los placeres i* en los pesares, llega, oh! Barata, a participar de la inmortalidad. 16. El que no es no puede ser, i el que es no puede dejar de ser; de ambas cosas, los sabios que penetran la verdad, conocen cuál es el límite. 17. Sábelo es indestructible, Aquel por quien fué des­ plegado este universo: la destrucción de este Eterno, nadie puede realizarla, 18. I aun los cuerpos que concluyen, proceden de un Alma eterna, indistructible, inmutable. Combate, pues, oh! Barata. 19. El que cree que el Alma mata o que puede ser muerta, se equivoca: ni mata, ni puede ser muerta.


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20. No nace, no muere nunca; no ha nacido antes, no debe volver a nacer; sin nacimiento, sin fin, eterna, anti­ gua, no muere cuando muere el cuerpo. 21. ¿Cómo el que la sabe imperecedera, eterna, sin na­ cimiento i sin fin, puede matar a alguien o hacerlo matar? 22. Así como abandonamos las ropas deterioradas para vestir otras nuevas, así el Alma abandona los cuerpos gas­ tados para animal- otros nuevos. 23. Ni las flechas la atraviezan, ni las llamas la queman, ni las aguas la humedecen, ni el viento la deseca. 24. Inaccesible a los golpes i a las quemaduras, a Ja humedad i a la sequedad, eterna, difundida por doquier, invariable, inmoble. 25. Invisible, inefable, he ahí sus atributos; puesto que la sabes tal, no la llores pues. 26. Aunque’la creyeras eternamente sometida al naci­ miento i a la muerte, no deberías así mismo llorarla. 27. Porque lo que ha nacido debe seguramente morir, i lo que ha muerto debe renacer; así, pues, no llores poiuna cosa que no se puede evitar. 28. El principio de los séres vivos .es impenetrable: conoce su desarrollo; pero su destrucción es también impe­ netrable: ¿hai por eso un motivo de llanto? 29. Este considera la vida como una maravilla.; aquel habla de ella como de una maravilla., otro oye hablar tam­ bién de ella como de una maravilla; i cuando se ha atendi­ do bien, nadie la conoce todavía. 30. El Alma habita, inatacable, en todos los cuerpos vivos. 31. Observa tu deber i no temas: nada mejor puede su­ ceder al Gatriya que una guerra justa. 32. Por una guerra semejante que se presenta espontá­ neamente, la puerta del cielo, hijo de Prita, se abre a los felices Gatriyas. 33. I tú, si no libras ese lejítimo combate, traidor a tu deber i a tu fajna,—contraerás el pecado. 34. I los hombres repetirán tu deshonra eternamente; ahora bien, para un hombre sensato, la deshonra es peor que la muerte. 35. Los príncipes creerán que por miedo has rehuido i


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el combate: los que te creían magnánimo te despreciarán. 36. Tus enermigos gastarán a costa tuya mil bromas ul­ trajantes, en que vituperarán tu incapacidad. ¿Qué puede haber mas odioso? 37. Muerto, ganarás el cielo; vencedor, poseerás la tierra. Levántate, pues, hijo de Kunti, i pelea con bra­ vura. 38. Considera como iguales el placer i el dolor, Ja ga­ nancia i la pérdida, la victoria i la derrota, i está entero en el combate: así evitarás el pecado. 39. Te he espuesto la ciencia según la Razón (¡áánkia); óyela también según la doctrina de la Unión (Yoga). Pro­ fesando esta doctrina, rechazarás el provecho de las obras, que no es mas que una cadena. 40. En ella no mas esfuerzos perdidos, no mas daño; una partícula de esta lei liberta al hombre del mayor te­ rror. 41. Esta doctrina, hijo de Kuru, no tiene mas que un fin i lo persigue cou constancia; una doctrina inconstante se pierde en el vacío. 42. Hai una palabra feliz de que se prevalen los igno­ rantes, ufanos de un testo del Veda: «Eso basta», dicen. 43. I entregados a sus deseos, poniendo el cielo en pri­ mera línea, exhiben ese testo que promete el regreso a la vida, como premio de las obras, i que encierra una abun­ dante variedad de ceremonias, mediante las cuales se llega al poder i a las riquezas. 44. Para estos hombres, apegados al poder i a las ri­ quezas i cuyo espíritu ha estraviado esa palabra, no hai doctrina única i constante que tenga por fin la contem­ plación. 45. Encuéntrase en el Veda las tres calidades: está esento, Arjuna, de las tres calidades; que tu alma no se divida, que se muestre siempre firme; que la felicidad no sea el objeto de sus pensamientos; que sea dueña de sí misma. 46. Tan fácil es hallar uso a un recipiente que rebalsa el agua por todos lados, como que un brahmán conozca to­ dos los Vedas. 47- Está atento al cumplimiento de las obras, jamás a


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su provecho; no hagas las obras por el beneficio que pro­ curan, pero no evites ejecutar las obras. 48. Constante en la Unión mística, ejecuta la obra i re­ chaza el deseo; sé igual en los triunfos i en los reveses; la Unión, es la igualdad del alma. 49. La obra es mui inferior a esta Unión espiritual. Bus­ ca tu refujio en la razón. ¡Desgraciados aquellos que aspi­ ran a la recompensa! 50. El hombre que se mantiene fiel a la razón, se des­ prende aqui abajo de las buenas i délas malas obras: aplí­ cate, pues, a la Unión mística; ella hace a las obras fe­ lices. 51. Los'hombres de intelijencia que se entregan a la me­ ditación i que han rechazado el provecho de las obras, es­ capan al vínculo de las jeneraciones i van a la mansión de la bienaventuranza. 52. Cuando tu razón haya franqueado las rejiones os­ curas del error, entonces mirarás indiferente las contro­ versias pasadas i futuras. ■ 53. Cuando apartado deesas enseñanzas, tu razón per­ manezca inconmovible i firme en la contemplación, enton­ ces alcanzarás la Unión espiritual.

Arjuna. 54. ¿Cuál es, oh! príncipe de luenga cabellera, el distin­ tivo del hombre firme en la sabiduría i firme en la con­ templación? ¿Cómo es, inmóvil en su pensamiento, cuando habla, cuando descansa, cuando obra? *

El Bienaventurado. 55. Hijo de Prita, cuando renuncia a los deseos que ga­ nan Jos corazones, cuando es feliz consigo mismo, entonces se le llama firme en la sabiduría. 56. Cuando es imperturbable en los reveses, exento de júbilo en los triunfos, cuando ni los amores, ni el terror, ni la cólera lo ajitan, se le llama entonces solitario firme en la sabiduría.

{Concluirá).


ÍNDICE DEL TOMO II Páj.

Deberes del hombre..................................................................... 5 Trabajo............. .................. ..................................... ‘'................ 21 * Los jesuítas.................................................. 29 Maςonnerie et Religions............................................................. 35 Congreso anti-masónico................................. '........................... 65 Los males i la humanidad.......................................................... 69 La ultima serenata........................................... 82 Orijen de la Masonería.............................................................. 97 Socialidad............................................................................. ... 101 Las relijiones i la relijion................................................................. 104 El palomo blanco.............................................................. Sobre la contruccion del templo..................................................... i°4 ¿Que és el socialismo?......................................... .................... 154 i 194 La Ma-ςonnerie est un cuite..................................................... 232 Nacimiento de las Razas....................................... 236 La-Liga-Anti-Masónica............................................... 245 La-Igualdad................................................................... X.. .... 215 Bibliografía....................................... 259 Breves consideraciones sobre la moralidad pública i sus efectos........................................................................... ¿ 263 Una anécdota curiosa.................................................................. 268 La peor plaga....................... 270 Los hijos lejítimos ante las segundas nupcias........................... 290 Sociedad empleados de comeicio............................................ 296 De ¡a construcción de un templo masónico............................. 300 La masonería................................................................................. 3°4 Breves consideraciones, acerca del concilio Sud-Americano.. 308 La lei de los salarios.................................................................... 322 La masonería como institución social........................................ 355 Sección biográfica..................................... 363 La Masonería en jeneral i especialmente la española............ 385 La Industria Nacional, ¿Debe ser protejida por el Estado? .. 423 El libre Albedrío i el Determinismo... .................................... 431

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Pentálogo................................................................................. 442 La gran rnasona, hermana María............................................ 445 La Fé i la Razón........................................................................ 453 El Alcoholismo.......................................................................... 457 Pedagogía.................................................................................... '461 Las noticias de El Porvenir eran fiambres............................... 481 Semejanzas entre la organización de los seres i naturales i la organización social........................................................ 506 Algo sobre el socialismo............................................................ 512 Cuento Chino............................................................................. 520 Jesuítas, lo que fueron i lo que son.......................................... 524 La masonería venezolana a sus hermanos de América............ 527 Poesía india................................................................................. ’ 533 Esterior........................................................... 94, 118, 350, 467, 542 Interior................................................... 96, 181, 275, 367, 478, 553 Bagavad-Gita............................................................ '............... 566







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