Índice
¿De Dónde Venimos?
Establece nuestra Institucionalidad:
“La Francmasonería asigna una importancia fundamental a la Docencia Masónica como función arquetípica para la formación ética, filosófica e iniciática de sus miembros” (Artículo 3º de la Constitución de la Gran Logia de Chile)
“La Docencia Masónica es responsabilidad esencial de la Logia, que la planificará e impartirá bajo la orientación del Gran Maestro” (Artículo 19 de la Constitución de la Gran Logia de Chile).
Piensa nuestro Gran Maestro:
“Es nuestra convicción que necesitamos elevar la calidad de lo masónico, tanto en las prácticas como en el conocimiento. Hay no pocos miembros de la Orden que no tienen claridad sobre lo que la Masonería pretende y cuáles deben ser sus prácticas, sin comprensión del alcance docente de su labor (…)
Agreguemos a esto que muchas veces nuestros Aprendices se alejan de la Orden, porque no encuentran lo que esperaban hallar o descubren que no hay coherencia entre algunas conductas de quienes estamos llamados a entregarles ejemplos del Ser Masónico y lo que propugnan nuestro rituales” (Programa de Candidatura a Gran Maestro del V.: H.: Sebastián Jans Pérez, p.3).
“Los principios orientadores de la Docencia Masónica para el cuatrienio 2018 – 2022, apuntan a reforzar dicha responsabilidad fundamental de los Talleres, toda vez que su labor debe estar centrada en que la formación de los Aprendices permita el máximo de conocimiento de la doctrina masónica señalada en los principios, los usos y costumbres, los rituales y la ética propugnada en su Tradición, que deviene de los Antiguos Linderos, los Antiguos Usos de la Fraternidad, la Constitución de Anderson de 1723, el derecho masónico emanado de la Constitución y Reglamentos, y las institutas de Lausana que caracterizan el Rito en que trabaja la Gran Logia de Chile, así como la doctrina que emana de los Ritos
reconocidos por su reglamento, que son parte de la comprensión doctrinaria de la Masonería Universal” (Programa de Candidatura a Gran Maestro del V.: H.: Sebastián Jans Pérez, p. 4).
“Será deber y obligación de la Gran Logia de Chile colaborar activamente en el trabajo formativo de los Maestros que ejercerán docencia en las Logias. Sobre esa base los Grandes Vigilantes deberán desarrollar planes específicos de apoyo a la gestión de los Vigilantes de las Logias, generando publicaciones, realizando cursos presenciales y a distancia (internet), que permitan a los docentes e las logias conocer los contenidos y los objetivos e la docencia masónica, eliminando la improvisación y el alejamiento de los objetivos específicamente masónicos” (Programa de Candidatura a Gran Maestro del V.: H.: Sebastián Jans Pérez p.4).
La Cadena Masónica
“Nadie dice ser iniciado en virtud de una ceremonia, ni por asimilación de determinadas doctrinas ignoradas por el vulgo. Cada uno se inicia a sí mismo, trabajando espiritualmente para descifrar el enigma que nos plantea la vida”.
Oswald Wirth
Silencio en Logia hermanos míos, dicta el Venerable Maestro cuando se han cerrado las puertas al mundo exterior, quedando los Hermanos del taller dentro de este universo que es el templo de la Logia. El silencio que se nos demanda es también la oportunidad para reconocer este universo propio y simbólico donde para nadie pasa desapercibida la cadena ornamental del templo. No pocas veces se nos ha preguntado qué representa y muchas veces nosotros mismos, al reflexionar, no alcanzamos a dimensionar su profundo significado.
La cadena es un conjunto de eslabones continuos, todos uniformes, enlazados entre sí con su par a cada lado, una mera cosa material y a la vez, verdaderamente extraordinaria y bella por su sencillez, tanto, que trasciende su uso en la historia para tomar permanentemente nuevas razones de ser y numerosos significados. De esta forma circunda nuestros trabajos como significado universal, social y personal, como un resguardo y una demanda. Volvamos a mirar la cadena ornamental de nuestro templo recordando que la masonería propone el simbolismo como método para investigar la verdadera esencia de la realidad y de nosotros mismos. Los símbolos son polisémicos y, por tanto, admiten un número indefinido de interpretaciones que no son excluyentes entre sí, sino complementarias. El símbolo, que no expresa si no que sugiere, permite captar lo desconocido partiendo de lo conocido. Por tanto, ¿qué nos sugiere esta cadena hermanos.
Desarrollo:
En el transcurso de la historia la cadena original ha adquirido múltiples sentidos como símbolo, tanto históricos como la opresión, ideológicos como la ignorancia y masónicos como las cadenas emblemáticas, representativas o alegóricas. A estas últimas dedicamos las siguientes reflexiones entendiendo que en nuestra Orden nos encontramos en cada paso con este símbolo en la forma física como cadena ornamental del templo, en la forma simbólica con su presencia en nuestros trabajos habituales y en su forma ritual como parte de cada tenida del grado.
La cadena ornamental:
Pintada, esculpida, en bajorrelieve o sobre relieve, de materiales diversos evidente o adivinada, la cadena en el horizonte de nuestro templo, entre techo y paredes, circula lejos de nuestro alcance, por sobre cualquier columna, casi en la bóveda celeste y desde allí nos parece a nosotros los aprendices un enigma absoluto. Sin embargo, ya sabemos que la alegoría es por excelencia la voz de la sabiduría, el inefable lenguaje del arcano universal para el iniciado y por tanto está en el mismo iniciado el significado oculto y por revelar.
Mientras la observamos podemos balbucear significados que nos serán más que palabras, por ejemplo, decir que nos está mostrando la unidad en su infinito continuo y la dualidad en el horizonte que separa cielo y tierra, el tiempo y la materia, que nos representa a todos y cada hermano sobre la faz de la Tierra en cada eslabón, que un universo en equilibrio exige que sus eslabones sean todos iguales. En síntesis, esta primera cadena está ahí para provocar en el iniciado la reflexión. El aprendiz sagaz sabrá usar sus herramientas para alcanzar lo significados ocultos, el iniciado, por su parte, será un eslabón de la cadena que sabe que entre el cielo y la tierra hay más de algún misterio divino.
La
cadena simbólica:
La cadena simbólica no solo une eslabones transitoriamente dispersos, de naturaleza diferente, de materiales distintos o de variable grado de resistencia o perdurabilidad. En la cadena simbólica tampoco su longitud -larga o corta- tiene importancia. Lo que vale es la afinidad, los propósitos y objetivos que comporta. Este tipo de cadenas no ata, no aprisiona, no engrilla. Además, no solo une, sino que rodea, protege y circunda. No es signo de castigo ni de servidumbre y menos aún podría ser sinónimo de prisión. Cuando funciona libre y participativamente es expresión de comunión, de libertad, de reivindicación, de unidad de propósitos, metas y sobretodo de hermandad ecuménica. La base esotérica de esta cadena simbólica se ampara en que toda voluntad que desee manifestarse en el mundo material necesita un intermediario que constituya una base sólida y luego establecer en ella su batería psicodinámica para irradiar por el mundo la luz astral. Representa así la fuerza de la unión y la sinergia de las voluntades.
La cadena de unión al cierre de los trabajos:
Al término de cada Tenida el Venerable Maestro pide a los hermanos presentes formar la Cadena de Unión, último momento antes de volver al mundo profano y por tanto, rito culmine de nuestro trabajo. Con este llamado el Venerable Maestro presagia una invocación, anticipa un último esfuerzo de sus hermanos. En este acto mágico, todos los hermanos de pie se reúnen en torno al Ara, y el Venerable Maestro, solo iluminado por la luz de la sabiduría, con los antebrazos cruzados entrega por su mano derecha, que es emisora, su energía al Hermano situado a su izquierda, quien la recibe con su mano izquierda que es receptora y a la vez, la entrega por su mano derecha y así sucesivamente hasta que la energía es entregada finalmente a la mano izquierda del Venerable Maestro quien formula un deseo que es impulsado por la energía de la cadena. Antes de romper la cadena, se presionan y sacuden las manos: así se proyectan las energías. En efecto, las ideas-fuerza son, inicialmente, meros conceptos incapaces de realizarse. Para obviar esto se requiere que sean proyectadas.
Esta muestra de la unión real de los hermanos allí presentes y próximos a retornar al mundo profano representa, en principio, por el modo particular de hacerse la fuerza y la solidaridad que debe ligar a los miembros de la Orden, pero más allá también representa las formas en que la fraternidad y la caridad masónicas se hacen carne: en el sólido entrecruzar de los dedos se insinúa el firme propósito de los hermanos por responder a los hombres en apuros, en el mudo gesto del eslabón humano al unirse al otro está la fuerza que nuestra columna declara en su palabra sagrada y aun porque pasamos la mano plegada hacia arriba a un hermano y al otro plegada hacia abajo parecemos ayudar y ser ayudados, levantamos a un hermano y somos levantados por el otro, alentándonos entre tres.
La cadena de unión te dice eres uno más, uno igual, dice la fuerza de tus hermanos está contigo y a tu lado, dice eres parte de la cadena y no puedes fallar, dice, en tus manos está la fuerza de toda la masonería, dice en ti está contenido el universo, es el principio de la unidad, es la fuerza en la quietud y el devenir en movimiento.
Conclusiones:
La cadena está representada en nuestros templos de muchas formas, física, simbólica, fraterna, espiritual. En el significado de la cadena están presentes tanto la fuerza como la unión, la fraternidad como la caridad, pues ella nos protege, nos potencia y nos integra como unidad, reflejando la armonía en la hermandad, en la concordia que se traduce en la unión.
Para la masonería nuestra cadena incluye a todos los masones del mundo, cuando ornamental contiene el universo que representa nuestro templo, cuando simbólica nos da un sentido, cuando es de unión se extiende de occidente a oriente y de norte a sur, tiene como centro al hombre y su fuerza busca llegar a cada uno. En la cadena masónica está la fuerza de la Orden, la misma que nuestra columna representa y por tanto la misma que cada uno de nosotros trae cada día a esta vida.
Columna de Aprendices
R:. L:. Igualdad y Libertad Nº 235
Valle de Molina
EL NUEVO HOMBRE Y LA
PRACTICA DE LA VIRTUD
“Dios es el ideal que el hombre lleva en sí mismo, es la concepción que puede tener de lo Verdadero, lo Justo y lo Bello: es el guía supremo de sus acciones, el arquitecto que preside la construcción de su ser moral.”
En el día de nuestra iniciación juramos asumir las responsabilidades que conlleva ser integrante de nuestra Orden, aceptando desde ya las máximas fundamentales que nos entrega la Masonería. Para continuar nuestro proceso iniciático es fundamental conocer nuestras obligaciones y comprometernos a su cumplimiento. Los conocimientos adquiridos a través del simbolismo y el ritual se deberán incorporar a nuestra vida diaria y seguir así el camino moral que los valores aprendidos nos señalan. Para captar lo que realmente ellos significan, deberemos aprender atentamente del mensaje contenido en sus Rituales y descifrar el simbolismo allí contenido. Además, será preciso en nuestra formación contrastar ideas consultando permanentemente fuentes filosóficas, desde Sócrates hasta los filósofos de nuestro siglo, sin descartar tampoco el análisis de la sabiduría contenida en diversas religiones.
Desde el instante mismo de nuestra iniciación se nos presentan simbolismos asociados a diversas virtudes y además se nos insta a practicarlas en nuestra vida. El primer viaje misterioso que realizamos representa con su ruido y tumulto la sociedad humana con sus mezquinos impulsos y malas instituciones y, entonces, interpretamos que sólo el ejercicio de la virtud podría restablecer el reinado de la armonía y de la paz social. Pero para alcanzarlas era necesario lograr primero la armonía individual, por eso se impone un enfrentamiento consigo mismo para purificarse. Este objetivo, que debe perseguirse durante toda la vida, exige una inquebrantable fuerza de voluntad.
En un momento de la Ceremonia de Iniciación se nos inquiere acerca de si aceptaríamos que se nos imprima un signo en nuestro pecho para que todo masón nos pueda reconocer en el futuro.
Una marca exterior sería vana nos dice el Venerable Maestro y expresa finalmente que sólo nuestras nobles acciones, nuestra lealtad, nuestro amor a la causa de la justicia mostrará siempre quienes somos. Bella y profunda lección la de este ritual. El mandil con que se nos decora como Aprendiz masón es emblema de trabajo y se nos señala que debemos honrarlo en la obra de nuestro propio mejoramiento y el de la sociedad. Por eso se nos dice que debemos ejercer los mayores de los sacrificios para lograr estos objetivos.
Las virtudes Cardinales
Prudencia:
Nos dice qué hacer o lo que conviene hacer en cada caso, nos hace juzgar rectamente, nos permite tomar la decisión justa, aprovecha el momento oportuno, nos ayuda a actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida. El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo. Nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás.
Como lo aprendemos y practicamos a través del Signo del Aprendiz, que inicia su ejecución con la posición “Al Orden”, postura que se interpreta como una disposición al silencio reflexivo, con sujeción de las pasiones, permitiendo así a la razón tomar el tiempo necesario para analizar y meditar antes de tomar una postura con respecto a cualquier situación de la vida.
Templanza:
Consistencia en moderar cualquier tipo de acto indebido y/o el uso excesivo de los sentidos. Regula la atracción por los placeres, y procura el equilibrio en el uso y disfrute de los bienes creados. Mediante ella el hombre adquiere un tono correcto en su accionar diario y mantiene la vibración concordante con la del Universo
armonizándose así con este. Debemos calmar el espíritu, mediante la meditación, entre otros ejercicios; al igual que la sed de conocimiento, ya que el enemigo primordial de la calma es, justamente la ansiedad y la duda.
Para alcanzar la templanza el hombre debe buscar la sabiduría, en el accionar imparcial, justo y medido; así sus actos serán siempre proporcionados y acordes con la circunstancia.
Fortaleza:
Consiste en tener el valor y la constancia para perseverar en una obra buena hasta el final, no importando los obstáculos o soportando una mala situación con paciencia e inteligencia hasta el final sin derrumbarse.
La fortaleza modela nuestra vitalidad, expresa una cualidad importante, que es la firmeza en el bien, definida por los demás principios. Es esa vitalidad que se desprende de nuestros actos, emociones y pensamientos. El fin de la fortaleza consiste en remover los impedimentos para permitir a la Voluntad seguir fielmente los dictados de la Razón, que es el criterio, norma y medida del bien obrar.
Justicia:
No es una virtud específica de ninguna parte del alma, sino que más bien es fruto de su funcionamiento ordenado y racional. Es dar a cada uno lo que corresponde.
El Masón, en sus actos, debe inspirarse en ideas de justicia y equidad, esto lo representamos por la Escuadra. Además, debe tender a la supresión de las desigualdades arbitrarias, esto lo asociamos al Nivel, y sin duda alguna debe contribuir por su fin a elevar siempre el nivel social. Esto es la perpendicular o Plomada. La Plomada simboliza la rectitud que debe resplandecer en todos los actos y juicios de un buen masón y es también emblema de la justicia y la equidad. Así las cosas, el masón guiado por la Plomada, es recto, justo, bondadoso, moderado, sabio y estará siempre estrictamente apegado a la verdad. Nos eleva hacia el ámbito de la armonía espiritual y nos conecta con el sentido del más noble altruismo.
Desde el momento de la iniciación decidimos voluntariamente jurar y prometer dedicarnos con toda nuestra inteligencia a buscar la Verdad y someternos a todas las leyes que rigen la francmasonería, particularmente a sus Principios. Es así como intentamos construir Templos a la Virtud, basados en el uso de la conciencia. He aquí el sentido de nuestro Rito: en primer lugar, hacer cada día mejores Masones aumentando su cualificación intelectual y moral a través de un trabajo riguroso, progresivo, profundo y esencialmente iniciático; y en segundo lugar, que esos hombres más perfeccionados y más conscientes impongan, con la fuerza de sus ideas y el ejemplo de su conducta, los principios masónicos en la sociedad profana. La felicidad es lo que todos los hombres quieren, pero no está allí donde la mayoría suele buscarla: la felicidad no radica en la riqueza, ni en los honores, ni en el éxito. Radica en tener la capacidad de dar amor tanto a nuestros semejantes como a nosotros mismos. La Virtud es compatible con el amor a sí mismo, que no es contrario o excluyente con el amor a los demás.
Sergio Bórquez
RESP∴LOG∴HAIN Nº 233 V∴DE PUNTA ARENAS
Aportan los Aprendices
“La palabra para ser, necesita silencio, el acto para ser, requiere quietud”
La música, la literatura y todas las artes se nutren del silencio, y tal vez, gracias a ese alimento, es que llegan a ser Artes.
Pero, ¿cómo se percibe al silencio en el mundo exterior?
Para el hombre común y corriente, de ciudad, amante del ruido, suele resultar algo incómodo. Tras esa incomodidad se advierte la angustia, y tras ella, el miedo. Unos pocos pasos más allá está la desesperación, y a la vuelta de la esquina, el fracaso de sí mismo, la locura.
¿Es comprensible entonces de que el ser humano huya del silencio, unque eso signifique huir de sí?
Es comprensible huir de lo que se teme. Mas, no es aceptable huir de uno mismo; los hombres de luz y hombres que aspiran a ser reconocidos como tales, debiesen caminar hacia dónde crece el miedo.
Nosotros, Queridos Hermanos, trabajamos desde nuestra Iniciación, en El y con El Silencio. No por mudez ni censura, sino como un espejo de nosotros mismos, para comprender nuestro mundo interior y perfeccionarlo. En Silencio acallamos el rumor habitual de voces que nos acechan y, en Silencio desbastamos nuestra Piedra Bruta, para replegarnos en nosotros mismos, en el seno de la tierra, hacia las profundidades más oscura y abyectas; y en esa hondura, recibir la luz y responder sin temor ¿quién soy?
Hermanos míos, cultivad el Silencio, ofrecedle respeto y dejad que cumpla su misión en nuestros templos; contemplad allí cómo ordena el movimiento, cómo ordena la quietud, y trabajemos, como se ha dicho, con su presencia en nuestro interior…cavidad de contemplación activa, reflexiva y creadora
Hermanos míos, cultivad el Silencio, ofrecedle respeto y dejad que cumpla su misión en nuestros templos; contemplad allí cómo ordena el movimiento, cómo ordena la quietud, y trabajemos, como se ha dicho, con su presencia en nuestro interior…cavidad de contemplación activa, reflexiva y creadora
En nuestros trabajos, el Libro abierto en el Ara dice: “En el Principio existía el verbo” y en la Cadena de Unión, nuestras manos son entrelazadas por el silencioso tacto de nuestra fraternidad universal
Gonzalo Bascuñán Cámara de Aprendices en Conjunto Jurisdicción Magallanes
Trabajo de Cámara en Conjunto “La Masonería y el Medio Ambiente”
Zona de sacrificio, calentamiento global, reciclaje, efecto invernadero, huella de carbono, reutilizar, ecología, energías renovables, etc. En este último tiempo estos conceptos han estado presentes en los distintos medios de comunicación alertando sobre las consecuencias nocivas que tendrá para la humanidad si no se implementan medidas urgentes que impidan que el ser humano continúe menoscabando el medioambiente.
En este tipo de problemáticas siempre cuesta concientizar a la sociedad ya que la preocupación o toma de conciencia generalmente aparece cuando los problemas afectan a cada uno en forma explícita. En general tendemos a preocuparnos de nuestra salud física solo cuando vemos síntomas de enfermedad o malestar.
Recordemos que simbólicamente nuestro templo masónico representa el universo, pero también nos representa a nosotros…al parecer, la significación del Guarda Templo nos está fallando… lamentablemente esa misma lógica se extrapola a nuestro gran Templo exterior que es el Medio Ambiente ya que el ser humano no actúa y no se concientiza sobre el problema medioambiental ya que no lo ve o no le afecta al menos explícitamente. Cuando aparece alguna noticia o información pareciera que el problema está en todos lados menos cerca nuestro. Si nos impidieran la salida de nuestra casa con basura, si nuestros hijos se enfermaran por tomar agua contaminada, si tuviéramos malos olores dentro de la casa, sin duda que actuaríamos inmediatamente pero nuestro planeta no se queja tanto o al menos no somos sensibles para escucharlo.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) nos dice que para el 2050 habrá ciudades de nuestra región que desaparecerán debido al aumento del nivel del mar o que perderemos amplios sectores agrícolas. Estos datos siendo tan catastróficos increíblemente no han sido suficientes para que tomemos conciencia. Esto es tal cual como cuando nos diagnostican un cáncer pulmonar y seguimos fumando. Los seres humanos vivimos a través de hábitos y en relación a nuestro vínculo con el medio ambiente tenemos mucho que mejorar como sociedad e individualmente. A través de este trabajo pretendemos que tomemos conciencia de la urgencia de enfrentar esta problemática como seres humanos y especialmente como Masones. Para esto revisaré algunos planteamientos que posee oficialmente la Masonería Chilena. Luego veremos algunos ejemplos de países que han empezado exitosamente a mejorar sus hábitos medioambientales para finalmente plantear algunas propuestas que cotidianamente podemos realizar para no quedarnos sólo en la reflexión sino también dar paso a la acción directa.
Declaración de principios de la Orden
Con el Gobierno superior del Venerable Hermano Sebastián Jans
Pérez la Masonería declaró explícitamente en su página web que uno de los principios de la orden es “Actuar en beneficio de la humanidad y en armonía con el medio ambiente”. Dicha armonía supone un equilibrio considerando que el medio ambiente no es sólo el lugar en donde vivimos sino también de donde nos abastecemos para satisfacer las distintas necesidades de la vida. Pero no olvidemos que nosotros también somos partes de un macro sistema en donde ya el hombre dejó de ser el centro del mundo y sin duda más que servir correctamente y ser parte del engranaje de su funcionamiento hemos abusado indiscriminadamente de él.
Aunque la problemática medioambiental ha estado presente desde
varios años dentro de las preocupaciones de la Orden, su declaración pública ha sido muy reciente en los medios. El encuentro que tuvo nuestro Gran Maestro con el Gran Maestre de Argentina Venerable Hermano Ángel Clavero en la última reunión que tuvieron en la ciudad de Punta Arenas en donde declararon que ambas naciones “Asumen la responsabilidad de trabajar con los integrantes de sus respectivas Grandes Logias en la promoción del cambio cultural indispensable para intentar superar pautas de consumo y comportamiento que están en el origen del problema climático…”
Buenos Ejemplos
Existen muchos países que ya han empezado a hacerse cargo del problema. Según el Índice de desempeño ambiental (EPI) del año 2018 realizado por la Universidad de Yale (USA) que evalúa 24 indicadores de desempeño tales como pureza del agua, calidad del agua, biodiversidad, emisiones de CO2, entre otros, ha ubicado en el primer lugar del ranking a Suiza seguida de Francia y Dinamarca en una muestra total de 180 países. Es interesante apreciar que las potencias económicas mundiales no se encuentran liderando este ranking. Tal es el caso de Estados Unidos y China que se encuentran en el puesto número 27 y 120 respectivamente. Inclusive la incipiente India aparece casi al final de la tabla en el puesto 177. Al ver estas cifras cabe preguntarse: ¿Es posible acaso tener un buen desarrollo económico en armonía con el medio ambiente? Si observamos el ranking (EPI) de potencias económicas que van a continuación de Estados Unidos y China tales como Alemania (13), Reino Unido (6) y Francia (2) nos damos cuenta de que sí es posible. Suiza es el país con el mejor índice de desempeño ambiental y dentro de sus medidas podemos destacar que recicla el 51% de sus residuos urbanos tales como vidrio, papel y plástico, entre otros. Para lograr semejante hazaña existen políticas públicas que educan a la población a categorizar su basura imponiendo grandes multas
a los que no lo realizan. A su vez el Estado realiza incentivos económicos a los ciudadanos que cumplan las políticas de reciclaje con éxito. El 49% restante de los desperdicios se transforma en energía en las plantas incineradoras con modernos sistemas de control de polución ambiental generando electricidad a la población.
Y Chile…
Nuestro país aparece en el puesto 84 del EPI y es reconocido como uno de los mejores países para invertir en energías limpias según el informe de la ONG internacional Climatescope. Leyes relativas al uso de bolsas plásticas, su gran cantidad de recursos naturales y el desarrollo incipiente de energías renovables como la solar y eólica se ven como puntos fuertes…pero en el opuesto podemos observar la contaminación de las grandes zonas urbanas, la cantidad de Termoeléctricas que aún utilizan carbón para lograr energía y la dependencia en gran medida de combustibles refinados del petróleo junto con la amenaza que existe a la rica biodiversidad.
Pese a todo nuestro país cada vez toma más conciencia del problema del cambio climático y es deber nuestro impulsar esa mejora dado la urgencia de la amenaza de nuestro planeta.
Reflexión final
La Masonería como en muchas otras ocasiones debe cumplir su republicana acción de liderar estos procesos de toma de conciencia medioambiental en los distintos frentes en los que puede influir. Y es que para que se produzca el verdadero cambio no basta sólo con la fiscalización estatal, sino que es indudable la educación que cambie los malos hábitos en relación a nuestro medioambiente. Los Masones debemos dar el ejemplo y no esperar que las grandes organizaciones hagan los cambios. Cada uno de nosotros debe liderar y proponer una cultura medioambiental que vaya desde la
cotidianeidad de nuestro hogar, nuestro trabajo e incluso nuestros Templos. El ejemplo y la transformación personal son la manera lenta pero efectiva que la Masonería utiliza para avanzar en el perfeccionamiento de la sociedad y como dice el lema de la COP 25 “Es tiempo de actuar”. A modo individual podemos colaborar evitando transportarse solo en un auto compartiéndolo con otro. La comodidad es sin duda enemiga de la reflexión. Incluso el uso de la bicicleta más allá de los beneficios medioambientales favorece el ejercicio físico y la vida saludable. Podemos a nivel familiar controlar la cantidad de residuos de nuestro hogar y clasificarlos según su tipo, reducir el consumo de agua en las duchas, tener ampolletas de ahorro energético, evitar los productos que vengan en envases que no puedan reutilizarse como por ejemplo vasos y platos plásticos. Existen múltiples aplicaciones y sitios web en donde podemos buscar puntos de reciclaje para botar plásticos y vidrios. Cada uno de nosotros puede poner en marcha estos y otros tantos pequeños ejemplos cotidianos los cuales al irse multiplicando van provocando cambios a largo plazo.
Los Queridos Hermanos profesores pueden liderar esta toma de conciencia implementando actividades que involucren la tríada: reducir, reutilizar y reciclar. Incluso en la misma orden podemos ser consecuentes y reducir la impresión de los trabajos de plancha y de cámara teniéndolos en formato digital para leerse en cualquier teléfono u otro aparato. Asegurarnos que dentro de nuestras casas Masónicas haya puntos de reciclaje en donde las botellas de los Ágapes se guarden en lugares apropiados.
Antiguamente tomar agua era una señal de pobreza y en estos tiempos de desarrollo medioambiental es señal de cultura.
Reutilizar alguna hoja escrita o una botella debe ser señal de armonía con el medioambiente. Impulsemos en nuestra propia Logia estas medidas para que de esta manera colaboremos desde nuestra personal trinchera en esta macroempresa de salvar nuestro templo exterior que es donde vivimos y nos desarrollamos, y que cada día clama porque estemos en armonía con él.
Fernando Julio R. Aprendiz de Masón Cámara en Conjunto de las Respetables logias
Humberto Molina Luco Nº161 (Valparaíso) y Río Loa N° 111 (Calama)
IMPRESIONES DE UN APRENDIZ
Camino a la Iniciación
“…3 hermanos entrevistándome, 3 preguntas en el cuarto oscuro, 3 pasos para saludar…”
Fue una semana anterior muy intensa. Tuve reuniones con hermanos previo al gran día y muchas dudas sobre cómo serían los procesos…El día llegó, la camisa bien planchada, corbata ajustada y todos los detalles ya chequeados. A enfrentar lo desconocido, poner a prueba y jugar con la mente y sus predicciones.
El paisaje sonoro desde que salí de la puerta de mi casa… La noche abierta, y el ruido del motor de mi Q.: H.: que cumplía la labor de movilizarme. Saludos cordiales y una conversación amena sobre las coincidencias. Uno intenta manejar la mayor cantidad de información para ir modelando y comparando experiencias anteriores, pero ni el camino, ni los acontecimientos se parecían a otra experiencia. Presentía que adentro rondaban códigos y pruebas para los Iniciados, así que me dispuse a concientizarme con una frase antes leída, entrar en el “juego que todos jugamos”. Claro, el cambio de ropaje y el lazo me terminaron de anunciar el tenor de mi categoría. Acepté con mucho gusto mi posición entre ustedes. Pero la venda en los ojos me volvió sensible al nuevo paisaje sonoro que se abría entre las maderas del piso y paredes… Instantes de espera y la respiración de un QH acompañando. Luego al llegar al cuarto oscuro, con la simplicidad de lo mínimo para reflexionar y escribir, pensé inevitablemente, quizá como les ocurrió a ustedes Q.: H.: en la muerte, en la vida, mi familia, lo que se va y lo que queda… Y luego de plasmar a modo de testamento lo que se me presentó, tuve tiempo para mirar a la cara al dueño de casa: ese cráneo me transportó a mil novecientos, o mil ochocientos, quien sabe… ¿Cuantos habrán estado reflexionando, re pensándose, en el sentir de sus pensamientos?
Y así llego el momento, reafirmé mi lazo, llevándome de manera decidida al encuentro con la Masonería. Esperando tener las mejores respuestas a esas preguntas me sentía tranquilo al no tener que inventar nada para impresionar. Y como seguía atrapado en el mil ochocientos y tanto, continuaba pensándome como un hombre en esa época: utilizando, por la palabra la importancia de las cosas. Todo bien con mis viajes misteriosos, mi tono firme, incluso demasiado seguro para responder que lo que necesito para mi vida era “el arroz” y no la luz…
Venerable Maestro, queridos hermanos todos, agradezco esta primera semana, que han sido días en donde he podido asimilar la cantidad de momentos, códigos e imágenes de nuestra hermandad. Les abrazo fraternalmente con mi nuevo número y estas nuevas respuestas
Julio Veas Pinochet Aprendiz de Masón
“
Soliloquio para una Pandemia”
“(…) Bien. Mejor es tal vez que vuelva a ese Valle, a esa roca que me sirvió de hogar, y empiece a grabar de nuevo, de atrás para adelante grabar el mundo al reves (…)”, dice el antipoema de Nicanor Parra “Yo soy el Individuio”.
Corrían los primeros días del mes de marzo y teníamos planificada nuestra primera Cámara de Formación correspondiente al año 2020 de la Columna de Aprendices de la R:.L:. Nº11 Luz y Esperanza del Valle de La Serena. El Querido Hermano Segundo Vigilante nos envió a través de nuestros canales internos de comunicación aquel antipoema de Parra. Adjunto al texto, nos adelantó que “lo revisaremos durante el año. Piensen en éste y las reflexiones que nos pueda entregar”, dijo.
Cuando lo leí por primera vez me llamó mucho la atención ese individuo del cual escribió el Premio Nacional de Literatura. Lo que me llamó la atención fue el regreso al origen de aquel sujeto, quien nos redujo en 602 palabras la historia del Hombre, y que una vez alcanzado un desarrollo avanzado de la técnica decidió retornar al valle y roca desde donde partió. Justo antes de iniciar ese regreso, dijo que había visto y quitado el velo. Aquella frase la relacioné con el velo de Isis y de inmediato vino la pregunta “¿por qué ese individuo no persistió en su afán de avanzar?”. Hoy, últimos días del mes de mayo, hemos tenido que regresar a nuestras cavernas, a aislarnos del mundo exterior. Hoy, últimos días del mes de mayo, un abrazo, un beso o una caricia puede matarnos. Hoy, últimos días del mes de mayo, no podemos hacer libre uso de nuestro derecho de desplazamiento, porque ese derecho podría atentar contra la vida.
Entonces el antipoema crea una nueva pregunta: “¿para qué volvemos a estas cavernas?”. La respuesta no es menor. El aislamiento de nuestro trabajo masónico presencial aumenta la ansiedad de regresar al Templo, de estrechar nuestras manos y
brindar abrazos fraternales a tan preciados y Queridos Hermanos. La respuesta creo que nos acerca a la idea de que debemos mantener y fortalecer nuestros lazos de fraternidad en estos momentos de angustia. No debemos ver la separación física como división. Al contrario, es menester que entendamos que fortaleciendo los lazos la Cadena de Unión se sigue manteniendo firme.
El Covid-19 nos pone en jaque, y debemos ser prudentes e inteligentes para superar esta difícil etapa en la Historia Universal. Tenemos que ser capaces de comprender que la Historia, en este pequeño pasaje, nos alecciona e invita a transformarnos a un nuevo Ser, cargado de mejores sentimientos y que eso a su vez redunde en hacernos mejores personas, padres, hijos, nietos, esposos y, sobre todo, mejores Hermanos.
Este periodo marcará a la Humanidad. Pese a todos los avances de la ciencia y de la tecnología seguimos viviendo las mismas penurias que nuestros antepasados. Somos igual de frágiles, porque al final, nuestro origen animal es el mismo y, sin duda, se quedará ahí hasta el fin de nuestra existencia.
Esta generación volvió a vivir oculta en sus cavernas, con preocupación veo que no hemos dado el sentido profundo y reflexivo que debería tener. ¿Cuántos pasarán horas y horas pegados al televisor o a las pantallas de sus teléfonos o tablets sin haber tenido un solo minuto de introspección? Aquí es cuando debemos hacer uso de nuestras herramientas masónicas y desbastar nuestra Piedra Bruta, el poder estudiar, leer, pensar e, incluso, “hacer nada” en momentos en que nuestras ideas se revuelven entre tantos estímulos angustiantes del mundo profano. Todo es cuestión de tiempo. Nuestra paciencia se está probando. Tenemos que aprender a esperar, porque la vida está hecha de esperas constantes en que cada asunto tiene su tiempo y lugar. Hoy ese momento nos dice que tenemos que estar en el hogar, resguardados junto a nuestros seres queridos, y preocupado de mantener los lazos con nuestros QQ:.HH:., sobre todo con aquellos
que producto de su edad, condición económica o salud se vean aún más angustiados en esta crisis mundial.
Mi llamado interior es que escucharé, empatizaré y valorizaré más todo lo que tenemos, porque la pandemia nos mostró que en un santiamén todo lo que dábamos por sentado ya no lo es. Hoy, lo más simple es lo más anhelado. Un abrazo fraternal o un apretón de manos son ansiados como los tesoros más grandes conquistados por el Hombre.
Cámara de Aprendices
R.: L.: Luz y Esperanza N° 11 Valle de La Serena
Detenernos
Prudencia y Fraternidad en contexto de Pandemia
La pandemia por Covid-19 ha traído efectos impensados en las relaciones humanas. En efecto, economía, vínculos laborales, relaciones familiares, entre muchos otros aspectos, han sufrido cambios importantes que por supuesto han tenido un efecto en nuestras vidas. La urgente necesidad de aislarnos físicamente, por razones sanitarias, ha modificado la percepción cotidiana de la realidad de muchos. Tanto aquellos que privilegiadamente podemos sostener una cuarentena y trabajar desde casa, como aquellos que no pueden hacerlo, todos, hemos debido modificar hábitos, sentires y en general modos de vivir y habitar. Es quizás eso, el cambio en el modo de habitar, entendido como la relación cultural con el espacio, el que se ha transformado, a tal punto, que hoy desde la aparente detención o si queremos cambio de ritmo del mundo, nos desafía a reformular quehaceres y visiones.
Desde el sentir Masónico de un Aprendiz, el punto de partida de un posible proceso de aprendizaje dice relación con el simbólico actuar prudente y su conexión con la fraternidad –una que llamaremos compasiva– frente al contexto social actual. Así, el proceso de modificación de hábitos, direccionados por aquel aislamiento, ha intencionado un proceso introspectivo que, al centrar la atención en aspectos vitales, como las necesidades básicas de protección frente al medio, alimentación, calefacción, entre otras, es la base para la consecuente pregunta en torno al cómo seguir y por ende, a la incertezas que nos depara el futuro, tanto individual como colectivo.
Imposible en ese sentido desconocer el estado actual de las cosas. Y es que, para algunos, el solo hecho de aislarse puede ser proceso muy agobiante, sobre todo si sumamos variables de estrés. Recordemos que la necesidad alimentaria no resuelta que en este momento alguien puede padecer o la imposibilidad de aislarse por factores estructurales como por ejemplo vivir en uno de las 805 campamentos que según datos de MINVU 2019 existen en el país, hacen complejo un proceso introspectivo y casi imposible una
proyección certera sobre el futuro, especialmente cuando el Estado falla en garantizar aspectos básicos asociados a la dignidad individual, y por ende, a la legitimidad activa asociada a los Derechos Fundamentales.
En ese estado de profundo agobio, surgen angustias y miedos que de uno u otra forma se canalizarán. Dependerá entonces de la sociedad toda, responder. Detenernos a observar y hacernos parte de ese proceso, es solo un primer paso.
Acá resalta la fraternidad –compasiva- y el entendimiento frente a los procesos del otro, pues son estos, al parecer de este Aprendiz, un reconocimiento indispensable y un aprendizaje necesario para el Masón de esta época, pues representan puntales para enfrentar los desafíos venideros. Si queremos ser luz, debemos trabajar consecuentemente en el mundo profano. Así, desde la actitud amable y solidaria frente a quien sufre en lo cotidiano, hasta la acción concreta y organizada en nuestros territorios, dependiendo de nuestras posibilidades, es la fraternidad frente al mundo la que nos permitirá avanzar consecuentemente con nuestros principios y valores.
Sin ánimo de extender, es imposible no destacar lo siguiente, particularmente cuando se reflexiona frente al dolor del otro. Según el psiquiatra Alberto Larraín, incluso antes del estallido social el tema salud mental en Chile era crítico. 1 de cada 4 chilenos es sintomático y requiere de algún tipo de tratamiento (más de 3 millones de personas). Desde 2008, las licencias por salud mental han sido la primera causa de licencias médicas en todo el país. La pandemia complejiza aún más la situación. Se estima que habrá un incremento en torno al 30% por sobre las cifras que cada país tenía basalmente. Lejos de desconocer esta situación, surge acá una clara posibilidad para nuestro actuar fraterno en el mundo profano, y es que es posible actuar compasivamente frente al alumno que no puede cumplir con el ramo porque no tiene internet en su casa o con nuestros vecinos que en el barrio puedan tener urgencias. Actuar en conformidad a nuestros principios y valores Masónicos implica desde la tolerancia y prudencia reconocer al otro y quizás, de forma compasiva con el mismo, colocarnos fraternamente en su lugar. Así, será posible reconocer sus dolencias, tanto como las nuestras.
A partir de ello, el proceso introspectivo que ha significado este aislamiento se transforma, trasnmuta en un proceso de repliegue, puesto que, como ciudadanos y Masones, nos vemos invitados a trabajar reconvertidamente frente a los nuevos desafíos de la sociedad. Buscando siempre la luz clarificadora del Oriente, parece ser que el tiempo, luego de esta introspección, es De-Tenernos.
Pablo Marinao Fuentes
Aprendiz
R.: L.: David Stitchkin B N° 80 Valle de Concepción
“El sentido esotérico del Ritual del Iniciación”
El Rito de Iniciación no es una simple formalidad, toda vez que posee un carácter muy particular, único y gravitante para todo Masón. Se trata de un rito de paso, tal como existen en muchas religiones y tradiciones étnicas; en tanto, su simbolismo, su contexto espiritual y el aspecto emocional de su desarrollo, lo hacen un momento único y muy privilegiado que, vincula al iniciado a la Logia que lo acoge por lazos extremadamente fuertes y delicados, son estos los lazos de la fraternidad más pura. Debemos tener presente que, en masonería, todo es simbólico y el simbolismo es una invitación a la reflexión. El aspecto fundamental del Ritual de Iniciación es que a través de una conducción simbólica durante la ceremonia se le va sugiriendo al neófito cual será el futuro trabajo que deberá realizar como Masón en su fuero interno. Se asume que el profano está en las tinieblas y busca la luz, como símbolo de lo que va a ser luego su vida masónica, de permanente búsqueda de la verdad. Así, la ceremonia es un verdadero viaje iniciático que involucra todos y cada uno de los sentidos y emociones del neófito a través de diferentes preguntas, observaciones y pruebas graduales que se internan en el hecho subjetivo de sentirse renacer en otro ámbito de conciencia. Podemos afirmar que el esoterismo guarda directa relación con “lo oculto” descansando en el interior, en la intimidad. Por otra parte, también podemos concebirlo como las verdades envueltas - con un manto de reserva - en símbolos, alegorías, ritos y ceremonias. Según Hans Krofer, las enseñanzas esotéricas se comunican única y exclusivamente a los que demuestran ser dignos de poseerlas, por tanto, tienen un carácter estrictamente reservado, que se reciben mediante un acto o rito de iniciación. Por su parte, constituyen artes o ciencias esotéricas, aquellas que se refieren al ocultismo, a los misterios, de tal suerte que no existe una sola ciencia esotérica.
Somos conocedores que para ser parte de esta Augusta Orden es esencial el método y el Ritual de la Iniciación. El uso y la práctica son la alegoría y el símbolo, y constituye un deber de todo Masón trabajar en su interpretación, a efectos de asimilar y comprender este sistema e interiorizarlo en su universo personal. Si el masón naufraga en este afán es muy probable que permanezca en la oscuridad, ignorante del verdadero contenido y secretos de la Orden, aunque sea formalmente miembro de ella. Ahora bien, es menester señalar que la Orden masónica concibe al esoterismo como todo cuanto se relaciona con el ser humano en su conexión con el todo universal, físico, psíquico y espiritual. De igual modo, la Masonería no pretende enseñar una verdad revelada, pues la carga de la interpretación de los hechos, de la vida y de la probable verdad, debe correr siempre de parte del iniciado, y será parte del trabajo que lleve a cabo en su vida masónica lo que le permitirá alcanzar su propia verdad y desentrañar en qué consiste ésta.
Debido a su condición de sociedad iniciática la Masonería imparte a sus adeptos una particular enseñanza esotérica que comienza en el instante mismo de la entrada del neófito en la respectiva Logia, es decir, en el preciso momento de su Iniciación. A partir de entonces el nuevo hermano pasa a sumergirse en un universo de valores y conocimientos que posteriormente descubrirá y asimilará, continua y paulatinamente, en el transcurso de un largo proceso educativo al interior de los muros.
No en vano a las Logias tradicionalmente se les ha denominado talleres, templos del saber y escuelas de iniciación, porque efectivamente eran y siguen siendo verdaderos lugares de trabajo espiritual e intelectual en los que prima un sistema de enseñanza cuyos elementos didácticos esenciales son el rito y el símbolo. Como consecuencia de los contenidos intrínsecos de la enseñanza esotérica recibida en el interior de los Talleres, nos vemos impedidos de dar a conocer extramuros determinados símbolos y ritos que hemos convenido mantener bajo una estricta reserva, debiendo escoger determinadas vías de hacer traspasar a la sociedad externa los valores y conocimientos adquiridos. Aparece así una enseñanza de carácter exotérica de proyección social que en lo sustantivo busca ser una consecuencia de la educación esotérica intramasónica.
Una clara evidencia de la enseñanza esotérica-masónica es el lugar en que ésta se llevaba a cabo. Este lugar, comúnmente denominado Templo, simboliza la naturaleza y el universo en los que el Masón debe trabajar. Su techo representa la bóveda celeste, su orientación, forma y distribución de los asistentes, fueron pensados en función de las actividades que tendrían lugar en su interior, y desde antiguo, han ayudado a componer una atmosfera, un entorno de indudable efecto sobre quien accede a él con espíritu y sensibilidad. Es dable señalar que el esoterismo forma parte del Ritual de Iniciación. Así, resulta imprescindible traer a colación nuestro paso por la Cámara de Reflexión, aquel lugar secreto y de carácter fúnebre en el cual permanecen los profanos ante los objetos mortuorios para que mediten acerca de las cosas del mundo tanto material como espiritual, y dispongan su testamento o última voluntad. Generalmente se encuentra pintado de negro imitando una gruta o caverna sombría, lo que simboliza el centro de la tierra de dónde venimos y a donde retornamos al morir. La caverna iniciática, a su vez, representa un todo que contiene el cielo y la tierra. Por eso a pesar de la oscuridad el lugar es también un espacio para la “iluminación interior”, por lo que la oscuridad reinante afuera permite entender que el mundo profano es comparado con las “tinieblas exteriores”. Desprovisto de metales y la forma de ir vestido, limitan su arrogancia e instintivamente le hacen volverse sobre sí mismo, sin olvidar que la desnudez parcial acentúa la posibilidad de percibir sensaciones a través del sentido del tacto.
Luego, otro ejemplo capital de actos esotéricos lo constituyen los Viajes Misteriosos, actos donde aflora el ser del neófito, su búsqueda, siendo la primera purificación a través del aire, porque en él recibimos el aliento de vida necesario para iniciar el camino y la nueva vida a la cual nacemos. Durante esta etapa el viajero se halla sumido en el materialismo, y lo dominan sus apetitos, sus pasiones y su personalismo.
Su meta es llegar al punto de síntesis o armonía entre los opuestos. Esto lo consigue a través de la integración de su personalidad. El segundo viaje es la purificación por el agua. El agua simboliza la naturaleza emocional y esta etapa se caracteriza por las grandes luchas internas que finalmente conducen al caminante al sitial del Primer Vigilante. El tercer viaje es la purificación por el fuego, lo que simboliza nuestra naturaleza mental. En esta etapa el peregrino, tras consumirse en un fuego sagrado resucita a una nueva vida, espiritualizado y liberado de sus limitaciones, habiendo escalado las tres gradas al trono del espíritu o ser supremo entre nosotros, representado éste por el Venerable Maestro de la Logia. Todos los días como seres humanos nos vemos enfrentados a dificultades, sinsabores, penas, fracasos, desilusiones, desamores, deslealtades, en fin, amarguras en general. Sabido es que todas las mañanas del hombre y a todos por igual se nos presenta este Cáliz, y por lo cual cabe preguntarse: ¿Qué misterio encierra? Una respuesta posible es que el misterio esotérico del Cáliz radica en cómo beberlo, o más bien, cómo enfrentarlo, pues existen hombres que reniegan ante él diciendo: “!este cáliz no me corresponde¡”, ¡no es mío¡, ¡por qué a mí¡, e incluso algunos llegan a desparramarlo ilusoriamente al suelo, o peor aún, salpicando a otros seres humanos. Por ello es menester recordar que la copa es una sola, para ambos brebajes - dulzura y amargura-, pero ¿cómo uno podría llegar a depurar la dulzura sin antes haber bebido la amargura y vaciar así ésta para luego ser llenada con tan preciado elixir de la dulzura? Por ello Fuerza es lo que necesitamos para enfrentar esta espada de Damocles, fuerza que bien utilizada en el bien y por el bien de la humanidad se transformará y nos templará en belleza, belleza que será luz, luz que engendrará un nuevo ser creador de amor y paz. Así, podemos conceptualizar al esoterismo masónico como el proceso de introspección interior, de búsqueda y vivencia espiritual, que se funda en principios tales como: correspondencia, analogía y sintonía entre lo interno y lo externo, entre el mundo y el hombre, entre la materia y el espíritu; proceso que obedece a leyes naturales. Esa armonía, esa sintonía que debe existir en la percepción humana bien se puede llamar la sabiduría del sendero iniciático.
Camino que debemos recorrer de la mano de las dos grandes capacidades, la inteligencia racional y la inteligencia intuitiva: la razón y la fe.
De tal forma, debemos entender que el esoterismo masónico a través del camino iniciático no busca la iluminación, como sinónimo de perfección individual, sino como medio de servir a la Humanidad. El simbolismo constructivo, como método masónico de transmisión del conocimiento, es y seguirá siendo uno de los principios fundamentales de nuestra Augusta Orden.
Cámara de Aprendices
R.: L.: Cóndor N° 9
Valle de Santiago
“La Conciencia del Cursus Honorum”
La Masonería es un sistema moral, velado en alegorías y enseñado por medio de símbolos. Cada grado tiene sus propios objetivos de desarrollo y en nuestro caso, el del Aprendiz, ha de responder una pregunta fundamental que será la base desde la que se desplieguen todas las demás reflexiones: “¿De dónde venimos?”. La respuesta a esta pregunta no es trivial y puede ser abordada desde diferentes aristas siendo múltiples y personales las elucubraciones al respecto.
De la misma manera que como humanidad podemos argumentar nuestros orígenes desde lo científico, lo antropológico, lo religioso o lo sociológico, el Aprendiz puede buscar en diversas fuentes los antecedentes que den respuesta a su pregunta personal. Podemos incluso hacer el ejercicio de homologar la experiencia de la sociedad a la del Aprendiz que es parte de ésta. Elevando la interrogante del Grado a toda la sociedad en su conjunto, notaremos que las respuestas podrían darnos luces sobre nuestra situación actual, en la que la sociedad adolece de certezas y se llena de temores producto de una profunda crisis que se alimenta de problemas económicos, pandemias y desastres naturales. Nuestra intención por tanto es proponer la pregunta del Grado a la sociedad toda, y tratar a esta última como a un Aprendiz, ya que un factor crucial para entender lo que somos es observar de dónde venimos. Esta reflexión deberá adentrarnos en terrenos oscuros y evidenciar los defectos de nacimiento que tenemos como humanidad moderna. Creemos que es crucial que en una era de la información donde reina el desconocimiento quepa preguntarnos ¿Cómo es que hemos llegado hasta aquí? Y ¿qué podemos hacer como Aprendices al respecto?
Un factor crucial para entender el entramado del desarrollo humano y específicamente de nuestra sociedad actual es analizar de dónde viene aquello que nutre nuestro intelecto, alimenta
nuestras conversaciones y da lugar al ejercicio del pensamiento, es decir, la información. Antes esta provenía principalmente de la radio, el diario y la televisión. En estos medios, el periodista se encargaba de recopilar información, investigarla y por sobretodo darle sustento por medio de fuentes confiables. Cuando este proceso acababa, la información se ordenaba y se convertía en lo que conocemos como una noticia (o en su versión más larga, un reportaje). La información solía ser hecha por una persona ajena a nosotros. En este caso, el lector, oyente y televidente debía hacer un cierto voto de confianza con respecto a la información entregada y creerla.
Con el auge del internet, llegó rápidamente el nuevo poderío de los smartphones, y poco a poco el imperio de la televisión se fue llenando de polvo. Los smartphones y la época de la instantaneidad demostraron que acceder a la información era rápido y fácil. El acto de ver televisión cambió por escoger una app. Antes la televisión escogía, hoy es el televidente quien escoge. Medios tan comunes para subir imágenes y compartir nuestros pensamientos con nuestros seres queridos se han convertido en medios de información improvisados, para bien o para mal. Para bien por la libertad para escoger el medio de información, para mal porque ha comenzado el brote viral de las llamadas fake news, o noticias falsas. El exceso de libertad ha traído información poco fiable. ¿Por qué se menciona todo esto? Porque es interesante analizar que ahora la información es completamente personal, que a la hora de subir una noticia a una red social se está haciendo un manifiesto, una declaración pública. El mero acto de subir esta noticia denota que el usuario puede estar de acuerdo, en desacuerdo o tener una opinión distinta de las mencionadas. Lo anterior no es más que un síntoma de lo que Bauman denomina modernidad líquida, es decir, esa modernidad fluida, cambiante e inestable. En la modernidad líquida el consumo es desmedido, por estética, para vivir nuevas experiencias, para expresar mi personalidad. El individualismo es un síntoma de esta modernidad. Un elemento que puede ayudarnos a comprender la importancia de tomar atención a la liquidez de la que nos habla Bauman es el cuadro del Aprendiz, en él podemos apreciar un elemento dinámico, la escalera de Jacob, que parte desde el ara y el libro sagrado, conectando la tierra con el cielo.
Nuestra sociedad no tiene un libro sagrado desde donde partir, se encuentra vagando, buscando su propia identidad, luchando con la diferencia para intentar una unidad que pudiera calmar su sed espiritual, y es que ha ocurrido al revés de lo que criticaba Nietzsche con respecto a la religión: Hoy la humanidad ha perdido su visión espiritual por un pragmatismo que súbitamente se ha transformado en nihilismo, amparado en números y cifras de crecimiento, siendo la pandemia un cruel recordatorio de que además del temor a la naturaleza, nuestros miedos más tangibles, más reales y numéricos son el desempleo y el hambre. Bauman entonces es certero en hablar de la individualidad como síntoma, porque nuestra sociedad adolece Fe, Esperanza y Caridad, es decir de aquellos pasos que los masones debemos dar en la mencionada escalera.
A la luz de lo anterior, parece ser que la respuesta sobre de dónde venimos da cuenta de una incipiente pérdida de la humanidad y el reemplazo de las relaciones colectivas y comunitarias por un dato, una pantalla y una conexión a internet. En este sentidose presenta como un gran desafío intra y extramuros el que como aprendices de Masón debamos ir en respuesta a este problema.
En el Masón verdadero, el centro estabilizador está en el corazón y en el cerebro, que son moradas de la conciencia. Es materia y espíritu que la masonería reconoce y hace insoluble e inseparable en el hombre al que respeta, ampara y dignifica. Deberemos aprender a reflexionar como Aprendices acerca de lo que es bueno, basados en la armonía entre la humanidad y su entorno. Habremos de interesarnos en los humanos y no en las cosas, respetando su autenticidad, su individualidad y su espiritualidad, así daremos pie al nacimiento de un hombre anímicamente activo y productivo, creador, original, imaginativo y verdaderamente feliz. Los Aprendices tenemos herramientas que propiciarán este cambio hacia un nuevo actuar.
Un ejemplo de ellos es el Silencio en Logia, que no es más que una preparación anímica, un llamado a abstraerse de la agitación y el ruido, salir de la vorágine, acallando así lo innecesario y concentrándonos antes de actuar. En esta misma línea, la Posición al Orden, entre Columnas, que nos distingue como masones, nos invitará a ordenarnos psíquicamente, a recordar nuestros compromisos, a calmarnos, a buscar la rectitud y aquilatar nuestros valores, recordando y entendiendo nuestra tarea inherente, de conectarnos con lo que nos hace sentido, de promover una sociedad más justa y de mayor bienestar para todas las personas, asumiendo así mismo la tarea de bajar a la cámara, al VITRIOL.
Las Columnas de la Fuerza y de la Belleza flaquean a consecuencia de una Sabiduría sin dirección. Se debilitan cuando suma el desencanto que las personas tienen por sus instituciones y cuando por otro lado los gobiernos confían más en el Big Data y en ingenieros informáticos que en sus propios valores. En la Columnas hay tensión, y por ende, el Cincel no podrá desbastar la Piedra Bruta con precisión: Estamos en el advenimiento del nacer, pero sin cruzar la puerta. Por lo anterior se hace evidente que dependemos el uno del otro. Hoy más que nunca no debemos olvidar la palabra Hermano. Los Masones operativos comprendieron muy bien que el valor de la fraternidad no podía ser olvidada por ser trascendental a todo tiempo y espacio. He ahí donde creemos que la Masonería relaciona magistralmente la hermandad con la Fraternidad, y la Fraternidad se hace por medio de la Tolerancia. Nosotros como Aprendices tendremos que reforzar nuestra Tolerancia, para así aumentar nuestra Fraternidad y empezar la construcción de nuestro Templo, del que la humanidad necesita hoy con suma urgencia.
Columna Aprendices
R.: L.: Oreste Frödden Lorenzen N° 146 Valle de Talagante
Simbolismo como lenguaje específico de la Masonería
La Francmasonería es una institución universal, esencialmente ética, filosófica e inicática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Esta afirmación es ampliamente conocida por todos nosotros, puesto que corresponde al primer punto de la Declaración de Principios de nuestra Orden. Y no es casualidad que se le de tal importancia a la característica de ser un sistema Simbólico, puesto que por medio de ellos se logra transmitir los más profundos mensajes masónicos. La Real Academia Española (RAE) define el Símbolo como un “elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición”. La palabra proviene del latín symbŏlum que se relaciona con la forma de exteriorizar un pensamiento o idea. En el lenguaje cotidiano se pudiera usar como sinónimo el Símbolo y signo, y para lograr diferenciarlo encontramos al filósofo suizo Carl Jung y su libro “El hombre y sus símbolos”. En su obra señala que el “símbolo es una palabra o una imagen cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. En este último caso, es solo un signo (…) el Símbolo es una unidad sintética de sentido entre dos polos diádicamente opuestos: lo estrictamente descriptivo y lo oculto”
Si observamos el Templo Masónico, su estructura, ubicación, diseño, adornos, etcétera, podemos comprobar que está caracterizado por un sinnúmero de Símbolos. Estos de una u otra manera están comunicando algo, ya sea un concepto, una idea o incluso una enseñanza. No cabe duda que todo este conjunto de Símbolos constituye los fundamentos por los cuales se rige nuestra institución.
El Simbolismo es el método didáctico que ha caracterizado y dado identidad a la Masonería, para inculcar los principios morales, las normas de conducta y los ideales entre los adeptos.
El simbolismo es una respresentación sensible de una idea, y esto hace que se vea afectado de la experiencia, cultura, creencia e incluso el momento de la vida y estado de animo del receptor. Su significado no puede ser enteramente explicado, sino que para su correcta comunicación debe ser profundamente comprendido, ya que mientras la palabra en su limitación de signo es fría, racional y analítica, el Símbolo trae consigo un significado oculto que exige la imaginación y las emociones.
Ejemplos de este paralelo entre signo y símbolo hay muchos. Así la palabra “luz” para un la Real Academia Española (RAE) corresponde a una “claridad que irradian los cuerpos en combustión, ignición o incandescencia”, mientras que para un libre pensador corresponde más al conocimiento, la inteligencia y la razón, entre otros.
El simbolismo masónico tiene la particularidad de lograr transmitir los misterios de la Masonería de una forma única, ya que el que los mira debe estar en condiciones y capacitado para poder recibir la información. Es de uso exclusivo de sus miembros y su significado solo puede ser comprendido por Iniciados, siendo un lenguaje ininteligible para los profanos pero muy expresivo para los Masones. Para que este proceso sea exitoso debemos tener una adecuada actitud receptiva, despojándose de los prejuicios, preconceptos y viejos esquemas del mundo profano que se interponen como un muro entre la energía simbolizada y nuestra conciencia. A pesar de todo lo anterior un miembro de la Orden pudiera no lograr descubrir qué dice el Símbolo, no lograr ver la luz más allá del mero objeto, entonces podemos asegurar que aún no está preparado para recibir el mensaje.
El Símbolo no expresa por sí mismo, sino que sugiere, tocando los sentidos, haciendo posible que lo abstracto y lo metafísico se concreten de alguna forma. Es así como permite que el humano use sensibilidades para comunicarse con ideas y reflexiones que si no fuera por ellos difícilmente podría experimentar. El Símbolo es un instrumento a través del cual las ideas más elevadas descienden al mundo concreto.
Oswald Wirth en relación a este tema menciona: “el Simbolismo no es de utilidad en la vida corriente, pero sí de innegable ventaja desde el punto de vista filosófico, pues, obliga a pensar haciendo abstracción de la palabra. Las palabras permiten hablar
volublemente, se pronuncian sin necesidad de que el espíritu se represente en lo que expresan los sonidos”. Recordemos QQHH que la masonería no es una religión, y por lo mismo no busca que sus miembros “crean” en el Símbolo, si no más bien que lo comprendan. El masón toma el Símbolo como vehículo de Conocimiento y no como un objeto de “culto”, y esto hace que el análisis de los Símbolos se vuelva una actividad aun más interesante. Como se señaló previamente la interpretación de un Símbolo difiere según los conocimientos, experiencia y momento de la vida, y qué mejor ejemplo de aquello es nuestra Iniciación. Previo al ingreso a la Orden conocíamos el cincel, el mandil y la escuadra como herramientas derivadas del oficio de la construcción, y al momento de morir como profano y volver a nacer como Masón adquieren un significado totalmente distinto. Y a pesar de que los Masones de hoy no levanten edificios, sí construyen los cimientos y las torres más altas de nuestra sociedad en cuanto a la justicia, valores y conocimientos.
Mientras el filósofo Descartes propuso un método de búsqueda de la verdad que se basa en la duda, de modo que considera falso todo aquello en lo que se encuentre el menor motivo de duda, en nuestro país se discute el cambio en la malla curricular de los escolares limitando el acceso a Filosofía e Historia arriesgándonos a formar generaciones con menor capacidad crítica. ¿De qué sirve un matemático de excelencia o un científico destacado si no tiene un juicio crítico con fundamentos valóricos que permitan trabajar por una sociedad más justa? Mientras algunos se preocupan de la llegada de la robótica al mercado laboral, yo más bien me preocuparía de la robotización de las personas en el mundo laboral.
Para finalizar, me permito citar al Gran Maestro Antin del Gran Oriente de Francia, en un discurso que a pesar de ser de 1738 está plenamente vigente:
“Los hombres no se ditinguen esencialmente por la diferencia de los idiomas que hablan, de los vestidos que llevan, de los países que ocupan ni por las dignidades de que están investidos. El mundo no es más que una gran República, en que cada nación es una familia y cada particular un hijo. Para hacer vivir y extender estas máximas esenciales tomadas de la naturaleza del hombre, se estableció nuestra sociedad. Queremos reunir hombres de espíritu esclarecido, de costumbres limpias y de felices disposiciones no sólo por su amor a las bellas artes, sino más bien hacia los grandes principios de la Virtud y de la Ciencia; principios en los que el interés de la cofraternidad es el de todo genero humano, en lo que todas las naciones puedan adquirir conocimientos sólidos y en los que todos los súbditos de todos los reinos puedan aprender a profesarse mutuos afectos sin renunciar a su patria”
Franco Scheel Lopetegui
R.: L.: Reflexión N° 103
Jurisdicción Osorno
Aspectos Simbólicos fundamentales: la Piedra Bruta
“Las piedras tienen espíritu /dice nuestra Gente/ por eso no hay que olvidarse/ de conversar con Ellas”.
(Elicura Chihuailaf)
En la Masonería, los elementos que conforman sus palabras y rituales nos hablan día a día y hay que aprender a escucharlos con la intuición e inteligencia que le es propia al arte y a la poesía. Entre todos los símbolos, justamente la Piedra Bruta constituye un paragón de inicio para entender la complejidad del proceso de aprendizaje, perfeccionamiento y fraternidad del Iniciado. Su identificación connotativa resulta crucial para la transformación, pues si no se conoce la naturaleza de los obstáculos propios, son imposibles de superarlos.
Cuando se habla del espíritu de las cosas se habla de lo intangible...pero esencial. Se habla de lo que está más allá de la apariencia, y por lo tanto, de la revelación de la verdadera faz del objeto, cuando las sombras que lo cubrían se tornan en luz; por esto es posible preguntar ¿cuál es el espíritu de la Piedra Bruta? ¿de qué tema o asunto nos quiere conversar? Es menester, en primer lugar, explicar el rol de los Símbolos en la Masonería para comprender de qué manera la Piedra Bruta se convierte en un objeto/medio de aprendizaje para el Iniciado. El Símbolo esconde en su interpretación una forma de entendimiento única, en la que supera la racionalidad, ya que no sólo es producto de la inteligencia, sino de un proceso experiencial, y por lo tanto, un producto vital. El símbolo no es un mero signo, pues en su referencia permite vincular elementos u objetos que a simple vista no están del todo conexos. Es tras el análisis de las características de los referentes cuando brota la interpretación, pudiendo así el lector realizar la comparación entre éstos. Sin embargo, para que no se convierta en una alegoría oscura de difícil o rebuscada interpretación, es necesaria una colectividad que tome el Símbolo como consenso, entregando el foco o llave necesaria para guiar la lectura.
No es de extrañar entonces que los símbolos sean parte de instancias religiosas o artísticas, donde la sensibilidad o el intimismo juegan con la lógica y el pensamiento. He ahí su importancia como medio educativo: el verdadero aprendizaje está íntimamente conectado con lo Simbólico, ya que esta unión resulta de “ejercer un poder evocador de fuerzas, de orientador o encauzador de las energías suscitadas, que lleven, por una parte a una fecundación del alma, y por otra hacia, más vastos conocimientos o hacia especiales acciones interna o externas". O, en palabras simples, se aprende de forma significativa cuando está puesta el alma y la mente en la experiencia vivida o en el conocimiento dado; y esto es sólo posible en la interpretación simbólica.
La explicación anterior se hizo necesaria debido a lo fundamental del significado simbólico de la Piedra Bruta como modo de aprendizaje. La Real Academia Española define el léxico piedra como “sustancia mineral, más o menos dura y compacta” y si se añade la adjetivación bruta o en bruto designaría a esta sustancia como “tosca o sin pulimiento” o “en su estado natural”. Un primer análisis del significado denotativo del término da a entender que es aquella piedra natural e irregular que los albañiles toman como materia prima para sus construcciones. Ahora, extrapolando los versos de Chihuailaf, se puede preguntar ¿qué nos conversa la piedra? ¿qué nos dice? ¿y desde dónde habla?
En el análisis de la iconografía masónica que realiza Sanchez Ferré (2014) vincula el concepto de trabajar la piedra al acróstico
V.I.T.R.I.O.L., el que tiene por significado “Visita Interiore Terrae, Rectificando Invenies Ocultum Lapidem" (visita el interior de la tierra, rectificando, hallarás la piedra interna)” . A pesar de que su significado es alquímico, esta frase remitiría directamente a la tradición masónica en la medida que la piedra oculta en el hombre es su alma, la que en el caso del Aprendiz se encuentra sin pulir o trabajar, pero en proceso de perfeccionamiento. De acuerdo a lo anterior, cuando el Aprendiz se enfrenta a la Piedra Bruta en el Templo está observado su alma, llena de aristas y recovecos, imperfecciones a pulir o desbastar por medio del trabajo que está iniciando: su propia vía que él transitará sin prisa, pero sin pausa. No obstante, debido a la complejidad del Símbolo, no hay que
entenderlo como algo a rechazar o cambiar, sino como parte de nuestra propia naturaleza, pues al rechazar nuestra naturaleza en perfeccionamiento estamos desconociendo nuestra propia alma en aprendizaje y, por lo tanto, nuestra posibilidad de desbaste, es decir, de mejorar.
Efectivamente, cuando se observa en la bibliografía la definición masónica de Piedra Bruta, todas hacen referencia a la metáfora de superación, crecimiento o aprendizaje tras el reconocimiento de los errores y prejuicios profanos, sobre todo del orgullo o el pensarse mejor o más sabio que el resto. En el Diccionario Enciclopédico de la Masonería (1883) se indica que el Aprendiz de Masón “...representa al hombre caído de su elevada y primitiva condición al estado que propiamente llamamos natural y simboliza la piedra bruta y sin pulimiento que no puede formar parte del templo inmaterial". Esta definición remarca dos elementos que son importantes para vislumbrar la situación perfectible del Aprendiz: en primer lugar hay una caída, un desfallecer desde las alturas profanas, falsos aires de grandeza infundados, vacíos en la medida que provienen del mundo de las apariencias. En segundo lugar, da luces del fin último del desbaste: la construcción de algo mayor, la oportunidad de ser parte de un todo, un conocimiento, un ideal que se construye al trabajar con los QQ:.HH:.; esto es el templo inmaterial al que se refiere.
Desde todo lo anterior, es posible realizar una aproximación interpretativa de lo que significa la piedra bruta para la Orden. Es el alma del Aprendiz, natural e informe, sin luz y errante, la que se pondera mayor de lo que es y se precipita en su ignorancia; sin embargo es también una potencialidad, un camino, un verse al espejo y al destacar nuestros errores saber hacia dónde caminar. Todo para la construcción de sí mismo, que es la a la vez la construcción del todo. En relación a este punto se puede señalar que el propósito del Símbolo se encuentra contenido en su base: la cantera. Entendida como el lugar de donde se obtiene la materia prima para la edificación, este espacio connota el hecho de encontrar entre todas las demás piedras, aquella capaz de convertirse en algo mayor. Ciertamente, la Orden escoge a sus hombres, no por lo que son, sino
por lo que podrían ser. Y esta elección no debe verse como una acción individual: la base es propósito porque la edificación de templos y columnas no se realiza con una sola piedra cúbica, sino con un centenar o miles de ellas, alineadas en un solo proyecto. No obstante, el desbaste es un proceso largo y si no se tiene en cuenta lo que se es, no se podrá ser de otra manera.
La piedra bruta no es en apariencia ni bella, ni uniforme, ni útil. Sus puntas y huecos hablan de lo perdida que está el alma del Aprendiz, donde hay que limar lo que sobra, rectificar lo curvo y dar una intención a ese estado natural de quien vive sin reflexionar sobre sus acciones. Tras su dureza y en su interior, no obstante, esconde la posibilidad de la grandeza, no en lo que significa en sí mismo (pues una piedra cúbica sola, no es más que eso), sino en la conjunción del trabajo de todos los QQ:.HH:.
que empieza primero con el trabajo propio,con la voluntad y disciplina que se va adquiriendo gradualmente. En el Manual del Aprendiz Masón de Enzo Lavagnini (2009) se enfatiza de que éste es “a la vez obrero, materia prima e instrumento” y que, por lo tanto, aunque su propósito sea colectivo, su trabajo es interno e individual. Su labranza no es nada más que sobre sí mismo y nace del reconocimiento de su ignorancia, su voluntad inconstante y su impertinente altivez.
El trabajo a realizar es el de despojar a la piedra bruta de sus asperezas, para lo cual se espera quitar todo lo que no corresponda a este ideal de perfección interno, el que, por tener un carácter infinito e inasequible, sólo es posible acercarse a él, en ese estado latente que cada Q:.H:. trae consigo. Esto conlleva que finalmente el modelo de perfección ideal como ha de buscarse en la piedra misma, solo pueda darse por el mismo Aprendiz necesita de las herramientas del Grado: el Mazo y el Cincel.
El primero representa la Voluntad, la fuerza con que se propone y se realizan las acciones que son parte del mejoramiento o perfección latente. Sin embargo, si el martilleo se realiza descontrolado, puede partir la piedra, y su naturaleza constructiva trastoca a una destructiva. Es por esto, que se hace necesario el Cincel, el que dirige con Inteligencia la fuerza de la Voluntad, velando que ésta sea proporcional y direccionada hacia lo que realmente se quiera lograr. Ambos instrumentos son inútiles por sí solos, pero juntos y con tiempo son capaz de descubrir el alma perfecta de cada persona. Ya lo dice el Libro del Aprendiz de Wirth (1984) en el catecismo del Grado: frente a la pregunta de qué es la Piedra Bruta se responde “es el grosero producto de la naturaleza que el arte debe pulir y transformar".
Queda finalmente responder por el propósito de la alegoría que en conjunto forman parte la piedra bruta, la cantera, el mazo y el cincel, y que son parte del gran símbolo que formamos todos: la edificación del Templo. Este fin que es símbolo y razón subyace ya en los juramentos de la Iniciación, donde el neófito se vuelve nuestro hermano, nuestro Q:.H:. y dónde su transformación nos transforma a todos, pues tal como él es uno entre sus iguales, nosotros somos iguales a él, y dónde su discreción reafirmada con el compás en el pecho modela en este “una actitud frente al medio en que le toca actuar, esculpiendo en su personalidad una virtud sobresaliente en la que se va conformando una ética a la cual todos estamos obligados a mantener y respetar.
Y entonces, retomando las preguntas sobre los versos de Chihuailaf ¿cuál es el espíritu de la piedra bruta? Es nuestro propio espíritu, nuestra propia alma que reside en el interior de las apariencias, queriendo en esta búsqueda incesante de quienes tocamos alguna vez desordenadamente el Templo, pulirse hacia lo perfecto con un trabajo interno e individual, pero con un propósito que compartimos y es global.
Y entonces ¿de qué me hablan las piedras? Pues de mi Gente, de mis
QQ:.HH:. y de los obstáculos que superan día a día y de los errores que están dispuestos a reconocer y superar; de la Voluntad con que se presentan en Cámara o con la que trabajan y reflexionan a pesar de todo lo que viven y experimentan en este mundo mezquino y obscuro; de la Inteligencia de sus intervenciones, sus consejos; sus apreciaciones y su apoyo; de lo que ellos son; de lo que soy yo mismo; todos juntos, Piedras Brutas que serán Piedras Cúbicas repartidas por la faz de la tierra formando a la vez un Templo y una Cadena para hacer un mundo mejor.
Carlos Mora Contreras
R.: L.: Orden y Libertad N°3
Valle de Copiapó
Plancha presentada en Cámara Inter Jurisdiccional de Primer Grado
Copiapó - La Serena
El Mandil del Aprendiz
En la parte final del Rito de Iniciación, el neófito se acerca al Ara para renovar su compromiso, una vez hecho esto el Venerable Maestro toma la espada flamígera con la mano izquierda y extendiéndola sobre su cabeza, pronuncia la fórmula de consagración, dando tres golpes de mallete sobre la hoja. Después rodea con sus manos los hombros del neófito y lo abraza llamándolo “Mi Hermano”, única y delicada expresión que el recién Iniciado recibirá en lo sucesivo. Al mismo tiempo se le reviste con la insignia de su Grado: Un Mandil, emblema de trabajo que le recuerda que un Masón debe siempre llevar una vida activa y laboriosa.
En Masonería, cada prenda, joya, herramienta, etcétera, tienen el significado propio de las enseñanzas que representan, y que se imparten según la Filosofía que contiene el tema de estudio respectivo. Entre estas prendas tenemos al Mandil del Aprendiz Masón, y su uso es indispensable para todos los Hermanos que participan en los trabajos del Grado.
La palabra Mandil procede del árabe hispánico mandíl, la que se traduce en términos comunes como un trozo de tela impermeable que se sujeta al cuerpo a la altura de la cintura por medio de una
Cuerda o Cinta, afecta a diferentes formas y tamaños, cuyo objetivo es proteger las prendas de vestir del individuo que lo usa durante ciertas actividades laborales.
Ahora bien, por lo que respecta a las enseñanzas e interpretaciones simbólicas en Masonería, el Mandil tiene su origen desde las más antiguas costumbres Hebreas y Egipcias, en donde en principio se adoptó para ser usado durante los trabajos materiales de edificios, monumentos, templos y demás artes, y su figura la observamos constantemente sobre los relieves de esas grandes obras de la antigüedad, y principalmente entre los jeroglíficos; además, se tiene la seguridad de que el Mandil se implantó para el uso de los neófitos durante las ceremonias de admisión en los Templos Iniciáticos que se conocen como las costumbres más remotas de aquellos tiempos, con especialidad entre los Esenios, los Caldeos,
los Asirios, los Druidas, etcétera, dentro de cuya interpretación se le atribuían la de perseverancia, constancia y firmeza en las acciones humanas, como cualidades indispensables en los Iniciados. El Mandil es la primera evidencia tangible para el Iniciado de que ha sido admitido en la Gran Logia. Nunca será tanto el avance que se tenga en los estudios de los sagrados misterios como para poder relegar el Mandil a un segundo plano. Quizás cambiando su forma y sus ornamentos igual conservará ese honroso título, el cual se le dio a conocer al Masón en la noche de su Iniciación, revistiendo a sus candidatos con un Mandil blanco sujeto alrededor del cuerpo. Esta costumbre proviene de la creencia antigua multirreligiosa y extendida de que el asiento de los instintos animales es la región hipogástrica, y por lo tanto, debe cubrirse y protegerse en pos del pulimento espiritual.
El Mandil de los Aprendices es blanco, pues simboliza la inocencia, y es alegórica de la pureza; consecuentemente son dos de las cualidades y virtudes que la Orden busca y distingue en sus Iniciados como hombres libres. El Mandil es de forma cuadrangular y únicamente deben adornarlo las alegorías y símbolos propios del Grado en que se trabaja. En nuestro caso, el blanco es representativo del trabajo, la pureza y la actividad, reflejando así nuestra buena voluntad, y pureza de intención: Hemos pedido la Luz, hemos buscado la Verdad y hemos llamado a las puertas del Templo.
El Mandil está sujeto al cuerpo, formando un Círculo que le marca el límite de sus derechos, con relación a los de sus semejantes, es decir que se justifica el hecho de que se refiere claramente a la sabia máxima del respeto al derecho ajeno, puesto que el Masón se encuentra encerrado dentro de ese círculo para recordarle que únicamente debe hacer uso de los derechos que justamente le corresponden, los que no sólo debe hacer respetar, sino hacer que se respeten los de los demás, y si posible es, defenderlos en contra de quienes traten de arrebatarlos. Ahora bien, en el sentido Moral, el círculo de referencia, nos marca el espacio culminante en que debemos desarrollar todas nuestras actividades en bien propio y de nuestros semejantes, puesto que también representa a la Órbita del Universo como fuente de todo lo que existe; en consecuencia, es también la personificación de la Unidad
Masónica que representa al Iniciado, para quien simboliza también el grado sumo de la inteligencia humana, por medio de la cual podemos estudiar, comprender y descubrir los secretos que en su seno encierra la Naturaleza, a la vez que nos permite penetrar hasta lo desconocido traspasando los misterios que se cree existen sobre la verdadera vida; o en otras palabras, ese círculo nos indica que contiene la clave de la inteligencia que el hombre aplica para llegar hasta el descubrimiento de la verdad a que se refiere el BUSCA Y ENCONTRARÁS.
El Mandil, tal y como la usamos los Aprendices, indica en una forma precisa que el espíritu, el instinto y la inteligencia obran sobre la materia, puesto que esta última es la fuente inagotable de lo que existe y encierra en su seno la propia naturaleza, así como lo que oculta el misterio de la verdadera vida, para mantener al Mundo en constante actividad, lo que prácticamente nos proporciona los medios para estudiar, aprender e investigar, todo lo cual es necesario hacer conocer a la Humanidad para lograr su progreso y felicidad.
Pero tenemos también la interpretación moral del Mandil, en el sentido de que el cuadrado representa a la materia o al cuerpo del Iniciado, y el círculo que forma la cinta alrededor de la cintura del Aprendiz es emblemático de la pureza y la Sencillez de las acciones del hombre en relación a sus actos, y sobre todo, de acuerdo con su dedicación al tratar de conocer el origen de la creación y todos sus fenómenos; sin embargo, si nos fijamos en la forma que afecta el contorno de la referida prenda, tal y como lo usamos los Aprendices, con la babeta levantada, formando un pentágono de cinco lados, apreciamos perfectamente el reflejo de una de las caras de la piedra cúbica de punta, lo que nos indica también al modelo que le sirve de base a los neófitos para desarrollar el trabajo material de labrar la Piedra Bruta; de la misma manera, esto
nos enseña moralmente a educar nuestra inteligencia, a modelar nuestro espíritu y a dominar nuestras pasiones. En consecuencia, los anteriores razonamientos nos indican que al Iniciado, desde el momento en que cae la venda de sus ojos, se le presenta a la vista un mundo libre de preocupaciones y de prejuicios, en donde encuentra el camino más recto hacia la verdad. Eso le demuestra que su primer deber al recibir las enseñanzas Masónicas consiste en combatir de una manera decisiva y radical a la ignorancia, al fanatismo y a la superstición, puesto que de esa manera elimina las debilidades y evita los errores en sus acciones.
Otra de las enseñanzas más sublimes que nos proporciona el Mandil, se refiere a que no debemos manchar jamás nuestra conciencia por medio de falsas apreciaciones ni por torcidos conceptos que puedan lesionar los derechos de los demás. Es lo que significa el trabajo material de darle forma geométrica a la Piedra Bruta, lo que una vez logrado puede comprobar que todas nuestras acciones, por insignificantes que parezcan, deben tener como base a los más sanos dictados de nuestra conciencia y a los más puros razonamientos, con el objeto de que puedan estar ajustadas a la más absoluta equidad, puesto que únicamente de esa manera podremos llegar a hacer la verdadera justicia que tanto reclaman los hombres que anhelan su bienestar y el de los suyos.
Durante las sesiones regulares de las Logias en su Primer Grado, el Mandil debe usarse en la forma ya descrita, porque en esa forma representa al Trabajo, a la laboriosidad, al dinamismo y en general a todas las actividades a que se dedica el hombre durante su vida y si en los textos antiguos mostraban el trabajo como un castigo, a la Masonería le corresponde glorificarlo. El esclavo puede maldecir su trabajo forzado, pero al hombre libre le repugna la pereza, la ociosidad; experimenta la necesidad de desplegar su actividad y encuentra la dicha en una acción constante, fecunda y útil. Por esa razón, está estrictamente prohibida la entrada a los Templos a los Hermanos que no lo llevan. El conocimiento profundo del simbolismo del mandil, ayudará al Masón en su formación filosófica y espiritual y dará lugar al estudio más profundo del Simbolismo.
Oscar Ibacache Taboada
R.: L.: Acción Fraternal N°42 Valle de Ovalle