Eternos Aprendices: reflexiones del primer grado

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ETERNOS APRENDICES

eflexiones del Primer Grado”

© 2024 Nelson Aguilera

teléfono: +56 9 9548 4130

Correo: exgrandelegado@gmail.com

© 2024, Edición, diseño y diagramación

Área Patrimonial de la Gran Logia de Chile.

© 2024, Portada

“Una simbología explícita del Libro del Aprendiz”

Óleo sobre tela, 111 x 81 cm

José Muñoz Parra

Miembro de la Respetable Logia “Patria Chilena” N° 55, Angol.

Todos los derechos reservados.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su almacenamiento en un sistema de recuperación de información, o su transmisión por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado u otros, sin la autorización previa y por escrito del titular de los derechos de autor.

Primera edición impresa, 2024.

Gran Logia de Chile

Marcoleta Nº659 – Santiago de Chile.

PRESENTACIÓN

Palabras del Gran Bibliotecario y Archivero

Eternos Aprendices es una obra que surgió de la extraordinaria circunstancia de la pandemia por SARS-COV-2, cuando el sentido de comunidad y el anhelo de conocimiento se hicieron más palpables que nunca. Esta publicación, fruto del esfuerzo colectivo y el compromiso inquebrantable, reúne las planchas que emanaron desde la Segunda Gran Vigilancia durante un periodo de aislamiento físico que no fue capaz de detener el avance del espíritu masón.

Si hacemos un poco de historia, podemos resumir que, en veinte números de esta revista nacida digital, se exploraron los temas fundamentales que constituyen la formación iniciática y docente de un Aprendiz Masón. Estos escritos fueron cuidadosamente recopilados y coordinados por Nelson Aguilera Asenjo, 2° Gran Vigilante para la Gran Logia de Chile en el período 2018-2022 y 2022-2026, quien tuvo la visión y la dedicación para llevar adelante esta iniciativa.

Con gran honor acepté su solicitud de escribir el prólogo de esta compilación, que ahora se convierte en un libro bajo el mismo nombre de la publicación original: Eternos Aprendices. Como Gran Bibliotecario y Archivero de la Gran Logia de Chile, me complace compartir los temas aquí desarrollados, trazados con la meticulosidad de arquitectos librepensadores.

Cabe destacar el excepcional trabajo realizado por el equipo BAMGL, del cual soy líder. Este equipo se encargó de la recopilación y diagramación de este libro, demostrando una vez más su compromiso y dedicación

Desde Arica hasta Punta Arenas, los aprendices masones han dejado su huella en estas páginas, demostrando que su proceso de formación no solo enriquece su propia trayectoria masónica, sino que también impacta positivamente en las comunidades donde viven y se desarrollan.

Cada plancha contenida en este libro aborda temas que interesan profundamente a cualquier Aprendiz Masón: ritos y simbolismo propios de la Francmasonería, todos ellos cruzados transversalmente por el lema de Igualdad, Libertad y Fraternidad. Esta obra está destinada a ser una guía en la cámara de reflexiones de cada aprendiz, promoviendo el análisis profundo y el crecimiento personal.

Invito a los lectores a sumergirse en estos textos con la mente abierta y el corazón dispuesto a aprender, reflexionar y llevar los principios masónicos a cada rincón de su vida. Que este libro, Eternos Aprendices, sea una fuente de inspiración y un compañero fiel en el camino del autoperfeccionamiento.

PROEMIO

Palabras del Gran Maestro

“Iniciados

en nuestras prácticas y doctrinas”

Los relatos que adornan la experiencia iniciática son infinitos, especialmente aquellos que se refieren al aprendizaje masónico. Cada Querido Hermano, en cualquier lugar del mundo, tendrá su propio relato de su tiempo de Aprendiz. Ocurrió en el siglo 18, cuando la Masonería comenzó a difundirse por el mundo; en el siglo 19, cuando se asentó institucionalmente en todo el Hemisferio Occidental; en el siglo 20, cuando surgieron los mayores desafíos que ha debido enfrentar la Orden, en distintos países, perseguida, cuando no acosada por los prejuicios. Ocurre también en este siglo 21, donde las variables tienen que ver con los grandes cambios que vive la Humanidad, de alcance cultural, tecnológico, económico y social, y donde no dejamos de asombrarnos de las mutaciones que han traído la globalización.

Los relatos de este siglo se ven impactados por formas nuevas de entender distintos procesos, entre ellos los aprendizajes y la transmisión del conocimiento. Las formas, las herramientas, los sustratos culturales, están en permanente movilidad. Y distintos sucesos o procesos pueden tener alto impacto. Pero, el propósito de la Masonería sigue siendo el mismo, y con los mismos fines. Todo puede cambiar, pero la naturaleza humana pareciera estar afectada por los mismos factores que hace un siglo, dos siglos, un milenio, tres milenios. Los problemas que han afectado la convivencia humana se repiten con los cambios de civilizaciones, con los cambios de culturas, con los distintos grandes cambios tecnológicos.

¿El hombre que comenzó a usar la rueda y el que ha dio el salto digital, son muy distintos en cuestiones de conciencia? ¿El que emprendió la navegación a vela fue superado por el que navega en grandes navíos propulsados por paneles solares? Tecnológicamente si, por cierto. Pero, cual se inspiró por más altos ideales de valoración de lo humano. ¿Cuál era el calibre de humanidad en unos y otros?

La Masonería es reciente en la historia humana. Lleva algo más que tres siglos de historia y relatos. Pero en su existencia ha debido abordar distintos cambios en la historia humana. Las guerras religiosas, la proclamación de los derechos del hombre y la mujer, la emergencia de nuevas naciones, dos guerras mundiales, guerras locales en todo el globo, el cambio de la cultura textual, devenida de la invención de la imprenta, a la cultura digital, como consecuencia de los procesadores.

En todos esos procesos, la Masonería ha seguido construyendo una afirmación de lo humano, a partir de un proceso iniciático que busca la elevación de la conciencia, a través de un proceso de perfeccionamiento, que busca depurar el error y los defectos de herencia, para construir virtud en cada uno de sus miembros, más allá de las más adversas condiciones que conmocionan a las sociedades, las culturas y las civilizaciones. Hace cuatro años, la condición humana fue golpeada por la pandemia del COVID 19. Ello produjo una cantidad enorme de relatos, en los Hermanos, en las Logias, en las Grandes Logias, en la Masonería Universal. Pero, a pesar de todas las dificultades, la Orden siguió cumpliendo su proceso iniciático.

De ello se trata este libro, que el Segundo Gran Vigilante de la Gran Logia de Chile, Venerable Hermano Nelson Aguilera Asenjo, ha editado para dejar testimonio de un relato extraordinario: el recogido en el quehacer iniciático, cuando las condiciones logiales estaban llenas de obstáculos, pero, donde siempre primó el propósito masónico: seguir trabajando, cada Aprendiz, en su proceso de perfeccionamiento, a través del estudio de la doctrina y del simbolismo, cuando la incertidumbre se había apoderado de la existencia humana, y las sociedades estaban sometidas a la angustia sanitaria.

Este no es solo un libro de contenidos masónicos propios del Grado de Aprendiz. Es un contenido que emerge en un contexto mundial. Es un relato de perseverancia en el estudio masónico. Pero, sobre todo, la comprobación de que, más allá de las circunstancias, los iniciados en nuestras prácticas y doctrinas, pueden cambiar la propia conciencia, para ser hombres mejores que los que llegaron a vivir la noche de su Iniciación.

PREFACIO

Palabras del 2° Gran Vigilante

UN RECUERDO NECESARIO

“Ser más Masones que nunca y más Aprendices que siempre”

QQ... HH... Segundos Vigilantes, Aprendices, Compañeros y Maestros, se cierra un ciclo y se abre otro… como un suspiro el aliento vital transcurre silenciosamente… ya son veinte los Boletines de esta Segunda Gran Vigilancia con los que pretendemos acercarnos desde la Docencia y la Fraternidad a cada uno de ustedes. Pareciera que toda nuestra existencia estuviese marcada por el inexorable paso de un tiempo en constante y eterno retorno para un permanente re comenzar.

Con estas palabras encabezábamos la entrega del que sería el último Boletín Digital Eternos Aprendices de la Segunda Gran Vigilancia de la Gran Logia de Chile, el Número 20, que correspondía al Solsticio de Invierno del año 2023 e.: v.: En ese momento no sabíamos que efectivamente sería el último de un ciclo comenzado en noviembre del año 2018, a partir de una tímida

edición confeccionada junto a mis asesores de la época, con la que pretendíamos responder creativamente al desafío docente planteado por nuestro recién asumido Gran Maestro, el Muy R.: H.. Sebastián Jans Pérez, quien en su Programa de Candidatura proponía la siguiente reflexión de futuro Es nuestra convicción que necesitamos elevar la calidad de lo masónico, tanto en las prácticas como en el conocimiento. Hay no pocos miembros de la Orden que no tienen claridad sobre lo que la Masonería pretende y cuáles deben ser sus prácticas, sin comprensión del alcance docente de su labor. Por lo anterior y por otras razones relacionadas con la concepción docente e iniciática de la Orden, es que nos abocamos a la tarea de generar un espacio digital donde confluyeran saberes, conocimientos, reflexiones y vivencias de los Queridos Hermanos distribuidos a lo largo y ancho de la geografía masónica de Chile, en períodos trimestrales directamente vinculados a los ciclos Solsticiales y Equinocciales de la naturaleza, fenómenos enraizados en el rico universo simbólico de nuestros Templos consagrados al Arte Real.

La respuesta a esa primera edición, por parte de los Segundos Vigilantes y Aprendices de la época, fue notable, dado el entusiasmo y motivación demostrados al respecto en los permanentes desplazamientos del suscritos a los Talleres del país, abriéndose así una posibilidad docente de conectar a Grandes Dignatarios, a Grandes Oficiales, a Miembros del Gobierno Simbólico de la Orden, a Maestros, Compañeros y sobre todo a Aprendices, en un proceso común de aprendizaje y crecimiento iniciático por medio de trazados de gran calidad y profundidad masónicas, que nos llevaron a reflexionar permanentemente acerca del ser y quehacer del Aprendiz de Masón en una etapa tan bella en la escala de perfeccionamiento personal a la que nuestra amada Orden nos convoca desde el instante mismo que se nos otorga el favor de la Iniciación.

Así, con la regularidad del compás, nos abocamos a recoger trimestralmente el producto del trabajo sistemático de Aprendices en sus respectivas Cámaras de Formación, centrados esencialmente en un Objetivo Específico de Docencia, el de adquirir las habilidades básicas para compenetrarse del lenguaje esotérico e iniciático, identificando en Símbolos y Rituales los elementos doctrinarios que

pongan a Aprendiz de Masón en contacto con su dimensión interior o aspectos centrales de su ser.

Nadie pudo anticipar los complejos escenarios que como nación enfrentaríamos a partir del mes de octubre del año 2019 y sobre todo a lo largo del 2020 y gran parte del 2021. El estallido social (en que fuimos purificados por el aire), la pandemia y su consecuente confinamiento nos obligaron a replantearnos muchas cosas y a enfrentar de pie y al Orden del Aprendiz nuevos desafíos, tanto en lo intra como en lo extra mural. En esta mirada retrospectiva pensamos que sin haberlo intencionado –aunque las causalidades y sincronías existen en la Masonería el Boletín Eternos Aprendices fortaleció su rol de fraternal medio de conexión y comunicación entre Hermanos forzosamente anclados en sus hogares, lejos de los espacios consagrados en sus amados Templos. Si bien estos últimos son insustituibles, con las correspondientes vivencias presenciales de la fraternidad más pura, de alguna manera las ediciones solsticiales y equinocciales de aquel tiempo contribuyeron sobremanera a mantener los vínculos y a sentir la mutua compañía en torno a ideales comunes de vida en tiempos de mucha soledad. Así quedó registrado y testimoniado tanto en las editoriales del Gran Maestro y del suscrito, como en los aportes de los Aprendices, recogidos en los números del seis al once, correspondientes al período señalado.

Quizás este ejercicio de memoria que representa la publicación del libro Eternos Aprendices, conlleve un secreto deseo de no olvidar, desde lo Iniciático, una etapa tan dura como rica en aprendizaje que nos exhorta, por una parte, a erradicar todo asomo de violencia, en todas sus múltiples expresiones, como herramienta legítima para introducir transformaciones en la sociedad, y la valoración permanente de la presencialidad en nuestros espacios consagrados, por el otro, cuidando permanentemente que el dulce nombre de Hermano oriente nuestras recíprocas conductas fraternales. Junto con recuperar un trozo de historia de los últimos años, con la intención de que quede un registro y una evidencia en la Biblioteca de cada Taller, también deseamos proyectar esta idea de aprendizaje colaborativo, tan necesario en Masonería, en donde lo individual se impregna de lo social más allá de los Grados y Jerarquías…es el Eterno retorno de todo Eterno Aprendiz.

No puedo cerrar estas palabras sin agradecer sinceramente el aporte creativo e innovador de la diseñadora Alejandra Machuca Espinoza, que aplicó todo su arte para colorear, imaginar y sintetizar en figuras abstractas las ideas-fuerza que se ocultaban en todo contenido seleccionado.

Sólo por razones de espacio no fue posible trasladar todo el material digital a lo impreso…nos vimos obligados a decidir y optamos por privilegiar la voz de los Aprendices. Tanto en dicha selección como en la idea misma del Libro Eternos Aprendices, fue clave el rol jugado por Jennifer Verdugo Painepam, Coordinadora del Área Patrimonial de la Gran Logia de Chile y de su equipo excepcional liderado por el Gran Bibliotecario y Archivero Nabor Urzúa Becerra, el que me brinda el honor de presentar preliminarmente el texto. Jennifer fue la primera persona que vislumbró y se imaginó posible este viejo sueño tan acariciado por el suscrito, gracias totales por ello.

Y así como Compás (espíritu) y Escuadra (materia) se complementan, esta edición no sería posible sin el apoyo decidido demostrado desde el primer momento por el V.: H.: Daniel Moret Jiménez, Gerente del Club del República y Consejero de la Gran Logia de Chile, quien dio luz verde a su concreción desde lo financiero, también mi deuda de gratitud con él. Finalmente, mi reconocimiento y adhesión al Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, muy R.: H.: Sebastián Jans Pérez, quien generosamente me invitó a formar parte del Gobierno Simbólico de la Orden ya hace siete años, apoyando entusiastamente toda iniciativa docente generada desde esta Segunda Gran Vigilancia, en especial la de los Boletines Solsticiales y Equinocciales, haciéndose pare activa de ellos en los veinte números que vieron la luz entre los años 2018 y 2023. Hoy no es la excepción, pues con su figura inspiradora prologa la siguiente entrega, todo un privilegio para este Eterno Aprendiz.

Y como decíamos cada tres meses en nuestra introducción ¡¡Sean ustedes muy Bienvenidos a esta vigésima primera edición –esta vez impresa del Boletín Eternos Aprendices!!

ÍNDICE

La Cadena Masónica

El nuevo hombre y la práctica de la virtud

Aportan los Aprendices

Trabajo de Cámara en conjunto “La Masonería y el Medio

Ambiente”

Impresiones de un Aprendiz: camino a la iniciación

Soliloquio para una pandemia

Detenernos: prudencia y fraternidad en contexto de pandemia

El sentido esotérico del Ritual de Iniciación

La conciencia del Cursus Honorum

Simbolismo como lenguaje específico de la masonería

Aspectos simbólicos fundamentales: la piedra bruta

El mandil del Aprendiz

Dimensión ética del Ritual de Iniciación

Dimensión ética de la Iniciación masónica

Liturgia del primer grado

La desaparición de los Rituales: la obra de Byung Chul Han desde la mirada del primer grado

Brindis por los masones esparcidos en la faz de la tierra

La Cámara de Reflexiones

El amor a la patria

Las herramientas del grado de Aprendiz: su aplicación moral

El V.I.T.R.I.O.L. y el Arte Real: ¿Es posible concebir a la masonería sin el Ritual?

Las luces de Néstor Escobar Ramos (Q.D.O.E.)

El símbolo

La Granada

¿Persistís en ser masón?

La lucha de la verdad contra la mentira

La columna “B”

La inteligencia libre de prejuicios

Libertad, igualdad y fraternidad: una triología esencial en la formación del Aprendiz masón

¿Qué es y cómo debe ser un verdadero masón?

El Ritual en función del Rito: conceptos y aspectos masónicos

ÍNDICE

Los símbolos hablan al Aprendiz

Análisis simbólico de El Principito: un viaje iniciático

La Marcha del Aprendiz

La vida es una batalla continua... ruda e implacable

Simbolismo como lenguaje específico de la masonería

El Secreto Masónico

La Cámara de Reflexiones: su decoración, significado simbólico e iniciático

La Cámara de Reflexiones: el porqué de su existencia pre iniciática

Las herramientas del Aprendiz

La Batería del Grado y la Marcha del Aprendiz

La Fraternidad y el diálogo como ejes de la convivencia ciudadana

El Dogal y la Venda

Los Símbolos de Primer Grado

¿Por qué elegí ser masón?

El tapiz logial del grado Aprendiz

Evangelio de San Juan “Capítulo 1° - versículo 1” un posible significado e interpretación en la masonería

La Fraternidad que viví purificado por el fuego

Las tres luces del templo

El simbolismo del grado de Aprendiz

El conflicto bélico de Rusia y Ucrania desde una óptica masónica

El toque del Aprendiz

El secreto Masónico

El hermetismo y su influencia en la doctrina masónica

Reflexión sobre la” Tolerancia Masónica”

La Cadena Masónica

“Nadie dice ser iniciado en virtud de una ceremonia, ni por asimilación de determinadas doctrinas ignoradas por el vulgo. Cada uno se inicia a sí mismo, trabajando espiritualmente para descifrar el enigma que nos plantea la vida”.

Silencio en Logia hermanos míos, dicta el Venerable Maestro cuando se han cerrado las puertas al mundo exterior, quedando los Hermanos del taller dentro de este universo que es el templo de la Logia. El silencio que se nos demanda es también la oportunidad para reconocer este universo propio y simbólico donde para nadie pasa desapercibida la cadena ornamental del templo. No pocas veces se nos ha preguntado qué representa y muchas veces nosotros mismos, al reflexionar, no alcanzamos a dimensionar su profundo significado.

La cadena es un conjunto de eslabones continuos, todos uniformes, enlazados entre sí con su par a cada lado, una mera cosa material y a la vez, verdaderamente extraordinaria y bella por su sencillez, tanto, que trasciende su uso en la historia para tomar permanentemente nuevas razones de ser y numerosos significados. De esta forma circunda nuestros trabajos como significado universal, social y personal, como un resguardo y una demanda. Volvamos a mirar la cadena ornamental de nuestro templo recordando que la masonería propone el simbolismo como método para investigar la verdadera esencia de la realidad y de nosotros mismos. Los símbolos son polisémicos y, por tanto, admiten un número indefinido de interpretaciones que no son excluyentes entre sí, sino complementarias. El símbolo, que no expresa si no que sugiere, permite captar lo desconocido partiendo de lo conocido. Por tanto, ¿qué nos sugiere esta cadena hermanos.

Desarrollo:

En el transcurso de la historia la cadena original ha adquirido múltiples sentidos como símbolo, tanto históricos como la opresión, ideológicos como la ignorancia y masónicos como las cadenas emblemáticas, representativas o alegóricas. A estas últimas dedicamos las siguientes reflexiones entendiendo que en nuestra Orden nos encontramos en cada paso con este símbolo en la forma física como cadena ornamental del templo, en la forma simbólica con su presencia en nuestros trabajos habituales y en su forma ritual como parte de cada tenida del grado.

La cadena ornamental:

Pintada, esculpida, en bajorrelieve o sobre relieve, de materiales diversos evidente o adivinada, la cadena en el horizonte de nuestro templo, entre techo y paredes, circula lejos de nuestro alcance, por sobre cualquier columna, casi en la bóveda celeste y desde allí nos parece a nosotros los aprendices un enigma absoluto. Sin embargo, ya sabemos que la alegoría es por excelencia la voz de la sabiduría, el inefable lenguaje del arcano universal para el iniciado y por tanto está en el mismo iniciado el significado oculto y por revelar.

Mientras la observamos podemos balbucear significados que nos serán más que palabras, por ejemplo, decir que nos está mostrando la unidad en su infinito continuo y la dualidad en el horizonte que separa cielo y tierra, el tiempo y la materia, que nos representa a todos y cada hermano sobre la faz de la Tierra en cada eslabón, que un universo en equilibrio exige que sus eslabones sean todos iguales. En síntesis, esta primera cadena está ahí para provocar en el iniciado la reflexión. El aprendiz sagaz sabrá usar sus herramientas para alcanzar lo significados ocultos, el iniciado, por su parte, será un eslabón de la cadena que sabe que entre el cielo y la tierra hay más de algún misterio divino.

La

cadena simbólica:

La cadena simbólica no solo une eslabones transitoriamente dispersos, de naturaleza diferente, de materiales distintos o de variable grado de resistencia o perdurabilidad. En la cadena simbólica tampoco su longitud -larga o corta- tiene importancia. Lo que vale es la afinidad, los propósitos y objetivos que comporta. Este tipo de cadenas no ata, no aprisiona, no engrilla. Además, no solo une, sino que rodea, protege y circunda. No es signo de castigo ni de servidumbre y menos aún podría ser sinónimo de prisión. Cuando funciona libre y participativamente es expresión de comunión, de libertad, de reivindicación, de unidad de propósitos, metas y sobretodo de hermandad ecuménica. La base esotérica de esta cadena simbólica se ampara en que toda voluntad que desee manifestarse en el mundo material necesita un intermediario que constituya una base sólida y luego establecer en ella su batería psicodinámica para irradiar por el mundo la luz astral. Representa así la fuerza de la unión y la sinergia de las voluntades.

La cadena de unión al cierre de los trabajos:

Al término de cada Tenida el Venerable Maestro pide a los hermanos presentes formar la Cadena de Unión, último momento antes de volver al mundo profano y por tanto, rito culmine de nuestro trabajo. Con este llamado el Venerable Maestro presagia una invocación, anticipa un último esfuerzo de sus hermanos. En este acto mágico, todos los hermanos de pie se reúnen en torno al Ara, y el Venerable Maestro, solo iluminado por la luz de la sabiduría, con los antebrazos cruzados entrega por su mano derecha, que es emisora, su energía al Hermano situado a su izquierda, quien la recibe con su mano izquierda que es receptora y a la vez, la entrega por su mano derecha y así sucesivamente hasta que la energía es entregada finalmente a la mano izquierda del Venerable Maestro quien formula un deseo que es impulsado por la energía de la cadena. Antes de romper la cadena, se presionan y sacuden las manos: así se proyectan las energías. En efecto, las ideas-fuerza son, inicialmente, meros conceptos incapaces de realizarse. Para obviar esto se requiere que sean proyectadas.

Esta muestra de la unión real de los hermanos allí presentes y próximos a retornar al mundo profano representa, en principio, por el modo particular de hacerse la fuerza y la solidaridad que debe ligar a los miembros de la Orden, pero más allá también representa las formas en que la fraternidad y la caridad masónicas se hacen carne: en el sólido entrecruzar de los dedos se insinúa el firme propósito de los hermanos por responder a los hombres en apuros, en el mudo gesto del eslabón humano al unirse al otro está la fuerza que nuestra columna declara en su palabra sagrada y aun porque pasamos la mano plegada hacia arriba a un hermano y al otro plegada hacia abajo parecemos ayudar y ser ayudados, levantamos a un hermano y somos levantados por el otro, alentándonos entre tres.

La cadena de unión te dice eres uno más, uno igual, dice la fuerza de tus hermanos está contigo y a tu lado, dice eres parte de la cadena y no puedes fallar, dice, en tus manos está la fuerza de toda la masonería, dice en ti está contenido el universo, es el principio de la unidad, es la fuerza en la quietud y el devenir en movimiento.

Conclusiones:

La cadena está representada en nuestros templos de muchas formas, física, simbólica, fraterna, espiritual. En el significado de la cadena están presentes tanto la fuerza como la unión, la fraternidad como la caridad, pues ella nos protege, nos potencia y nos integra como unidad, reflejando la armonía en la hermandad, en la concordia que se traduce en la unión.

Para la masonería nuestra cadena incluye a todos los masones del mundo, cuando ornamental contiene el universo que representa nuestro templo, cuando simbólica nos da un sentido, cuando es de unión se extiende de occidente a oriente y de norte a sur, tiene como centro al hombre y su fuerza busca llegar a cada uno. En la cadena masónica está la fuerza de la Orden, la misma que nuestra columna representa y por tanto la misma que cada uno de nosotros trae cada día a esta vida.

Columna de Aprendices

R:. L:. Igualdad y Libertad Nº 235

Valle de Molina

EL NUEVO HOMBRE Y LA

PRACTICA DE LA VIRTUD

“Dios es el ideal que el hombre lleva en sí mismo, es la concepción que puede tener de lo Verdadero, lo Justo y lo Bello: es el guía supremo de sus acciones, el arquitecto que preside la construcción de su ser moral.”

En el día de nuestra iniciación juramos asumir las responsabilidades que conlleva ser integrante de nuestra Orden, aceptando desde ya las máximas fundamentales que nos entrega la Masonería. Para continuar nuestro proceso iniciático es fundamental conocer nuestras obligaciones y comprometernos a su cumplimiento. Los conocimientos adquiridos a través del simbolismo y el ritual se deberán incorporar a nuestra vida diaria y seguir así el camino moral que los valores aprendidos nos señalan. Para captar lo que realmente ellos significan, deberemos aprender atentamente del mensaje contenido en sus Rituales y descifrar el simbolismo allí contenido. Además, será preciso en nuestra formación contrastar ideas consultando permanentemente fuentes filosóficas, desde Sócrates hasta los filósofos de nuestro siglo, sin descartar tampoco el análisis de la sabiduría contenida en diversas religiones.

Desde el instante mismo de nuestra iniciación se nos presentan simbolismos asociados a diversas virtudes y además se nos insta a practicarlas en nuestra vida. El primer viaje misterioso que realizamos representa con su ruido y tumulto la sociedad humana con sus mezquinos impulsos y malas instituciones y, entonces, interpretamos que sólo el ejercicio de la virtud podría restablecer el reinado de la armonía y de la paz social. Pero para alcanzarlas era necesario lograr primero la armonía individual, por eso se impone un enfrentamiento consigo mismo para purificarse. Este objetivo, que debe perseguirse durante toda la vida, exige una inquebrantable fuerza de voluntad.

En un momento de la Ceremonia de Iniciación se nos inquiere acerca de si aceptaríamos que se nos imprima un signo en nuestro pecho para que todo masón nos pueda reconocer en el futuro.

Una marca exterior sería vana nos dice el Venerable Maestro y expresa finalmente que sólo nuestras nobles acciones, nuestra lealtad, nuestro amor a la causa de la justicia mostrará siempre quienes somos. Bella y profunda lección la de este ritual. El mandil con que se nos decora como Aprendiz masón es emblema de trabajo y se nos señala que debemos honrarlo en la obra de nuestro propio mejoramiento y el de la sociedad. Por eso se nos dice que debemos ejercer los mayores de los sacrificios para lograr estos objetivos.

Las virtudes Cardinales

Prudencia:

Nos dice qué hacer o lo que conviene hacer en cada caso, nos hace juzgar rectamente, nos permite tomar la decisión justa, aprovecha el momento oportuno, nos ayuda a actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida. El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo. Nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás.

Como lo aprendemos y practicamos a través del Signo del Aprendiz, que inicia su ejecución con la posición “Al Orden”, postura que se interpreta como una disposición al silencio reflexivo, con sujeción de las pasiones, permitiendo así a la razón tomar el tiempo necesario para analizar y meditar antes de tomar una postura con respecto a cualquier situación de la vida.

Templanza:

Consistencia en moderar cualquier tipo de acto indebido y/o el uso excesivo de los sentidos. Regula la atracción por los placeres, y procura el equilibrio en el uso y disfrute de los bienes creados. Mediante ella el hombre adquiere un tono correcto en su accionar diario y mantiene la vibración concordante con la del Universo

armonizándose así con este. Debemos calmar el espíritu, mediante la meditación, entre otros ejercicios; al igual que la sed de conocimiento, ya que el enemigo primordial de la calma es, justamente la ansiedad y la duda.

Para alcanzar la templanza el hombre debe buscar la sabiduría, en el accionar imparcial, justo y medido; así sus actos serán siempre proporcionados y acordes con la circunstancia.

Fortaleza:

Consiste en tener el valor y la constancia para perseverar en una obra buena hasta el final, no importando los obstáculos o soportando una mala situación con paciencia e inteligencia hasta el final sin derrumbarse.

La fortaleza modela nuestra vitalidad, expresa una cualidad importante, que es la firmeza en el bien, definida por los demás principios. Es esa vitalidad que se desprende de nuestros actos, emociones y pensamientos. El fin de la fortaleza consiste en remover los impedimentos para permitir a la Voluntad seguir fielmente los dictados de la Razón, que es el criterio, norma y medida del bien obrar.

Justicia:

No es una virtud específica de ninguna parte del alma, sino que más bien es fruto de su funcionamiento ordenado y racional. Es dar a cada uno lo que corresponde.

El Masón, en sus actos, debe inspirarse en ideas de justicia y equidad, esto lo representamos por la Escuadra. Además, debe tender a la supresión de las desigualdades arbitrarias, esto lo asociamos al Nivel, y sin duda alguna debe contribuir por su fin a elevar siempre el nivel social. Esto es la perpendicular o Plomada. La Plomada simboliza la rectitud que debe resplandecer en todos los actos y juicios de un buen masón y es también emblema de la justicia y la equidad. Así las cosas, el masón guiado por la Plomada, es recto, justo, bondadoso, moderado, sabio y estará siempre estrictamente apegado a la verdad. Nos eleva hacia el ámbito de la armonía espiritual y nos conecta con el sentido del más noble altruismo.

Desde el momento de la iniciación decidimos voluntariamente jurar y prometer dedicarnos con toda nuestra inteligencia a buscar la Verdad y someternos a todas las leyes que rigen la francmasonería, particularmente a sus Principios. Es así como intentamos construir Templos a la Virtud, basados en el uso de la conciencia. He aquí el sentido de nuestro Rito: en primer lugar, hacer cada día mejores Masones aumentando su cualificación intelectual y moral a través de un trabajo riguroso, progresivo, profundo y esencialmente iniciático; y en segundo lugar, que esos hombres más perfeccionados y más conscientes impongan, con la fuerza de sus ideas y el ejemplo de su conducta, los principios masónicos en la sociedad profana. La felicidad es lo que todos los hombres quieren, pero no está allí donde la mayoría suele buscarla: la felicidad no radica en la riqueza, ni en los honores, ni en el éxito. Radica en tener la capacidad de dar amor tanto a nuestros semejantes como a nosotros mismos. La Virtud es compatible con el amor a sí mismo, que no es contrario o excluyente con el amor a los demás.

RESP∴LOG∴HAIN Nº 233 V∴DE PUNTA ARENAS

Aportan los Aprendices

“La palabra para ser, necesita silencio, el acto para ser, requiere quietud”

La música, la literatura y todas las artes se nutren del silencio, y tal vez, gracias a ese alimento, es que llegan a ser Artes.

Pero, ¿cómo se percibe al silencio en el mundo exterior?

Para el hombre común y corriente, de ciudad, amante del ruido, suele resultar algo incómodo. Tras esa incomodidad se advierte la angustia, y tras ella, el miedo. Unos pocos pasos más allá está la desesperación, y a la vuelta de la esquina, el fracaso de sí mismo, la locura.

¿Es comprensible entonces de que el ser humano huya del silencio, unque eso signifique huir de sí?

Es comprensible huir de lo que se teme. Mas, no es aceptable huir de uno mismo; los hombres de luz y hombres que aspiran a ser reconocidos como tales, debiesen caminar hacia dónde crece el miedo.

Nosotros, Queridos Hermanos, trabajamos desde nuestra Iniciación, en El y con El Silencio. No por mudez ni censura, sino como un espejo de nosotros mismos, para comprender nuestro mundo interior y perfeccionarlo. En Silencio acallamos el rumor habitual de voces que nos acechan y, en Silencio desbastamos nuestra Piedra Bruta, para replegarnos en nosotros mismos, en el seno de la tierra, hacia las profundidades más oscura y abyectas; y en esa hondura, recibir la luz y responder sin temor ¿quién soy?

Hermanos míos, cultivad el Silencio, ofrecedle respeto y dejad que cumpla su misión en nuestros templos; contemplad allí cómo ordena el movimiento, cómo ordena la quietud, y trabajemos, como se ha dicho, con su presencia en nuestro interior…cavidad de contemplación activa, reflexiva y creadora

Hermanos míos, cultivad el Silencio, ofrecedle respeto y dejad que cumpla su misión en nuestros templos; contemplad allí cómo ordena el movimiento, cómo ordena la quietud, y trabajemos, como se ha dicho, con su presencia en nuestro interior…cavidad de contemplación activa, reflexiva y creadora

En nuestros trabajos, el Libro abierto en el Ara dice: “En el Principio existía el verbo” y en la Cadena de Unión, nuestras manos son entrelazadas por el silencioso tacto de nuestra fraternidad universal

Trabajo de Cámara en Conjunto “La Masonería y el Medio Ambiente”

Zona de sacrificio, calentamiento global, reciclaje, efecto invernadero, huella de carbono, reutilizar, ecología, energías renovables, etc. En este último tiempo estos conceptos han estado presentes en los distintos medios de comunicación alertando sobre las consecuencias nocivas que tendrá para la humanidad si no se implementan medidas urgentes que impidan que el ser humano continúe menoscabando el medioambiente.

En este tipo de problemáticas siempre cuesta concientizar a la sociedad ya que la preocupación o toma de conciencia generalmente aparece cuando los problemas afectan a cada uno en forma explícita. En general tendemos a preocuparnos de nuestra salud física solo cuando vemos síntomas de enfermedad o malestar.

Recordemos que simbólicamente nuestro templo masónico representa el universo, pero también nos representa a nosotros…al parecer, la significación del Guarda Templo nos está fallando… lamentablemente esa misma lógica se extrapola a nuestro gran Templo exterior que es el Medio Ambiente ya que el ser humano no actúa y no se concientiza sobre el problema medioambiental ya que no lo ve o no le afecta al menos explícitamente. Cuando aparece alguna noticia o información pareciera que el problema está en todos lados menos cerca nuestro. Si nos impidieran la salida de nuestra casa con basura, si nuestros hijos se enfermaran por tomar agua contaminada, si tuviéramos malos olores dentro de la casa, sin duda que actuaríamos inmediatamente pero nuestro planeta no se queja tanto o al menos no somos sensibles para escucharlo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) nos dice que para el 2050 habrá ciudades de nuestra región que desaparecerán debido al aumento del nivel del mar o que perderemos amplios sectores agrícolas. Estos datos siendo tan catastróficos increíblemente no han sido suficientes para que tomemos conciencia. Esto es tal cual como cuando nos diagnostican un cáncer pulmonar y seguimos fumando. Los seres humanos vivimos a través de hábitos y en relación a nuestro vínculo con el medio ambiente tenemos mucho que mejorar como sociedad e individualmente. A través de este trabajo pretendemos que tomemos conciencia de la urgencia de enfrentar esta problemática como seres humanos y especialmente como Masones. Para esto revisaré algunos planteamientos que posee oficialmente la Masonería Chilena. Luego veremos algunos ejemplos de países que han empezado exitosamente a mejorar sus hábitos medioambientales para finalmente plantear algunas propuestas que cotidianamente podemos realizar para no quedarnos sólo en la reflexión sino también dar paso a la acción directa.

Declaración de principios de la Orden

Con el Gobierno superior del Venerable Hermano Sebastián Jans

Pérez la Masonería declaró explícitamente en su página web que uno de los principios de la orden es “Actuar en beneficio de la humanidad y en armonía con el medio ambiente”. Dicha armonía supone un equilibrio considerando que el medio ambiente no es sólo el lugar en donde vivimos sino también de donde nos abastecemos para satisfacer las distintas necesidades de la vida. Pero no olvidemos que nosotros también somos partes de un macro sistema en donde ya el hombre dejó de ser el centro del mundo y sin duda más que servir correctamente y ser parte del engranaje de su funcionamiento hemos abusado indiscriminadamente de él.

Aunque la problemática medioambiental ha estado presente desde

varios años dentro de las preocupaciones de la Orden, su declaración pública ha sido muy reciente en los medios. El encuentro que tuvo nuestro Gran Maestro con el Gran Maestre de Argentina Venerable Hermano Ángel Clavero en la última reunión que tuvieron en la ciudad de Punta Arenas en donde declararon que ambas naciones “Asumen la responsabilidad de trabajar con los integrantes de sus respectivas Grandes Logias en la promoción del cambio cultural indispensable para intentar superar pautas de consumo y comportamiento que están en el origen del problema climático…”

Buenos Ejemplos

Existen muchos países que ya han empezado a hacerse cargo del problema. Según el Índice de desempeño ambiental (EPI) del año 2018 realizado por la Universidad de Yale (USA) que evalúa 24 indicadores de desempeño tales como pureza del agua, calidad del agua, biodiversidad, emisiones de CO2, entre otros, ha ubicado en el primer lugar del ranking a Suiza seguida de Francia y Dinamarca en una muestra total de 180 países. Es interesante apreciar que las potencias económicas mundiales no se encuentran liderando este ranking. Tal es el caso de Estados Unidos y China que se encuentran en el puesto número 27 y 120 respectivamente. Inclusive la incipiente India aparece casi al final de la tabla en el puesto 177. Al ver estas cifras cabe preguntarse: ¿Es posible acaso tener un buen desarrollo económico en armonía con el medio ambiente? Si observamos el ranking (EPI) de potencias económicas que van a continuación de Estados Unidos y China tales como Alemania (13), Reino Unido (6) y Francia (2) nos damos cuenta de que sí es posible. Suiza es el país con el mejor índice de desempeño ambiental y dentro de sus medidas podemos destacar que recicla el 51% de sus residuos urbanos tales como vidrio, papel y plástico, entre otros. Para lograr semejante hazaña existen políticas públicas que educan a la población a categorizar su basura imponiendo grandes multas

a los que no lo realizan. A su vez el Estado realiza incentivos económicos a los ciudadanos que cumplan las políticas de reciclaje con éxito. El 49% restante de los desperdicios se transforma en energía en las plantas incineradoras con modernos sistemas de control de polución ambiental generando electricidad a la población.

Y Chile…

Nuestro país aparece en el puesto 84 del EPI y es reconocido como uno de los mejores países para invertir en energías limpias según el informe de la ONG internacional Climatescope. Leyes relativas al uso de bolsas plásticas, su gran cantidad de recursos naturales y el desarrollo incipiente de energías renovables como la solar y eólica se ven como puntos fuertes…pero en el opuesto podemos observar la contaminación de las grandes zonas urbanas, la cantidad de Termoeléctricas que aún utilizan carbón para lograr energía y la dependencia en gran medida de combustibles refinados del petróleo junto con la amenaza que existe a la rica biodiversidad.

Pese a todo nuestro país cada vez toma más conciencia del problema del cambio climático y es deber nuestro impulsar esa mejora dado la urgencia de la amenaza de nuestro planeta.

Reflexión final

La Masonería como en muchas otras ocasiones debe cumplir su republicana acción de liderar estos procesos de toma de conciencia medioambiental en los distintos frentes en los que puede influir. Y es que para que se produzca el verdadero cambio no basta sólo con la fiscalización estatal, sino que es indudable la educación que cambie los malos hábitos en relación a nuestro medioambiente. Los Masones debemos dar el ejemplo y no esperar que las grandes organizaciones hagan los cambios. Cada uno de nosotros debe liderar y proponer una cultura medioambiental que vaya desde la

cotidianeidad de nuestro hogar, nuestro trabajo e incluso nuestros Templos. El ejemplo y la transformación personal son la manera lenta pero efectiva que la Masonería utiliza para avanzar en el perfeccionamiento de la sociedad y como dice el lema de la COP 25 “Es tiempo de actuar”. A modo individual podemos colaborar evitando transportarse solo en un auto compartiéndolo con otro. La comodidad es sin duda enemiga de la reflexión. Incluso el uso de la bicicleta más allá de los beneficios medioambientales favorece el ejercicio físico y la vida saludable. Podemos a nivel familiar controlar la cantidad de residuos de nuestro hogar y clasificarlos según su tipo, reducir el consumo de agua en las duchas, tener ampolletas de ahorro energético, evitar los productos que vengan en envases que no puedan reutilizarse como por ejemplo vasos y platos plásticos. Existen múltiples aplicaciones y sitios web en donde podemos buscar puntos de reciclaje para botar plásticos y vidrios. Cada uno de nosotros puede poner en marcha estos y otros tantos pequeños ejemplos cotidianos los cuales al irse multiplicando van provocando cambios a largo plazo.

Los Queridos Hermanos profesores pueden liderar esta toma de conciencia implementando actividades que involucren la tríada: reducir, reutilizar y reciclar. Incluso en la misma orden podemos ser consecuentes y reducir la impresión de los trabajos de plancha y de cámara teniéndolos en formato digital para leerse en cualquier teléfono u otro aparato. Asegurarnos que dentro de nuestras casas Masónicas haya puntos de reciclaje en donde las botellas de los Ágapes se guarden en lugares apropiados.

Antiguamente tomar agua era una señal de pobreza y en estos tiempos de desarrollo medioambiental es señal de cultura.

Reutilizar alguna hoja escrita o una botella debe ser señal de armonía con el medioambiente. Impulsemos en nuestra propia Logia estas medidas para que de esta manera colaboremos desde nuestra personal trinchera en esta macroempresa de salvar nuestro templo exterior que es donde vivimos y nos desarrollamos, y que cada día clama porque estemos en armonía con él.

Fernando Julio R. Aprendiz de Masón Cámara en Conjunto de las Respetables logias

Humberto Molina Luco Nº161 (Valparaíso) y Río Loa N° 111 (Calama)

IMPRESIONES DE UN APRENDIZ

Camino a la Iniciación

“…3 hermanos entrevistándome, 3 preguntas en el cuarto oscuro, 3 pasos para saludar…”

Fue una semana anterior muy intensa. Tuve reuniones con hermanos previo al gran día y muchas dudas sobre cómo serían los procesos…El día llegó, la camisa bien planchada, corbata ajustada y todos los detalles ya chequeados. A enfrentar lo desconocido, poner a prueba y jugar con la mente y sus predicciones.

El paisaje sonoro desde que salí de la puerta de mi casa… La noche abierta, y el ruido del motor de mi Q.: H.: que cumplía la labor de movilizarme. Saludos cordiales y una conversación amena sobre las coincidencias. Uno intenta manejar la mayor cantidad de información para ir modelando y comparando experiencias anteriores, pero ni el camino, ni los acontecimientos se parecían a otra experiencia. Presentía que adentro rondaban códigos y pruebas para los Iniciados, así que me dispuse a concientizarme con una frase antes leída, entrar en el “juego que todos jugamos”. Claro, el cambio de ropaje y el lazo me terminaron de anunciar el tenor de mi categoría. Acepté con mucho gusto mi posición entre ustedes. Pero la venda en los ojos me volvió sensible al nuevo paisaje sonoro que se abría entre las maderas del piso y paredes… Instantes de espera y la respiración de un QH acompañando. Luego al llegar al cuarto oscuro, con la simplicidad de lo mínimo para reflexionar y escribir, pensé inevitablemente, quizá como les ocurrió a ustedes Q.: H.: en la muerte, en la vida, mi familia, lo que se va y lo que queda… Y luego de plasmar a modo de testamento lo que se me presentó, tuve tiempo para mirar a la cara al dueño de casa: ese cráneo me transportó a mil novecientos, o mil ochocientos, quien sabe… ¿Cuantos habrán estado reflexionando, re pensándose, en el sentir de sus pensamientos?

Y así llego el momento, reafirmé mi lazo, llevándome de manera decidida al encuentro con la Masonería. Esperando tener las mejores respuestas a esas preguntas me sentía tranquilo al no tener que inventar nada para impresionar. Y como seguía atrapado en el mil ochocientos y tanto, continuaba pensándome como un hombre en esa época: utilizando, por la palabra la importancia de las cosas. Todo bien con mis viajes misteriosos, mi tono firme, incluso demasiado seguro para responder que lo que necesito para mi vida era “el arroz” y no la luz…

Venerable Maestro, queridos hermanos todos, agradezco esta primera semana, que han sido días en donde he podido asimilar la cantidad de momentos, códigos e imágenes de nuestra hermandad. Les abrazo fraternalmente con mi nuevo número y estas nuevas respuestas

Julio Veas Pinochet Aprendiz de Masón

Soliloquio para una Pandemia”

“(…) Bien. Mejor es tal vez que vuelva a ese Valle, a esa roca que me sirvió de hogar, y empiece a grabar de nuevo, de atrás para adelante grabar el mundo al reves (…)”, dice el antipoema de Nicanor Parra “Yo soy el Individuio”.

Corrían los primeros días del mes de marzo y teníamos planificada nuestra primera Cámara de Formación correspondiente al año 2020 de la Columna de Aprendices de la R:.L:. Nº11 Luz y Esperanza del Valle de La Serena. El Querido Hermano Segundo Vigilante nos envió a través de nuestros canales internos de comunicación aquel antipoema de Parra. Adjunto al texto, nos adelantó que “lo revisaremos durante el año. Piensen en éste y las reflexiones que nos pueda entregar”, dijo.

Cuando lo leí por primera vez me llamó mucho la atención ese individuo del cual escribió el Premio Nacional de Literatura. Lo que me llamó la atención fue el regreso al origen de aquel sujeto, quien nos redujo en 602 palabras la historia del Hombre, y que una vez alcanzado un desarrollo avanzado de la técnica decidió retornar al valle y roca desde donde partió. Justo antes de iniciar ese regreso, dijo que había visto y quitado el velo. Aquella frase la relacioné con el velo de Isis y de inmediato vino la pregunta “¿por qué ese individuo no persistió en su afán de avanzar?”. Hoy, últimos días del mes de mayo, hemos tenido que regresar a nuestras cavernas, a aislarnos del mundo exterior. Hoy, últimos días del mes de mayo, un abrazo, un beso o una caricia puede matarnos. Hoy, últimos días del mes de mayo, no podemos hacer libre uso de nuestro derecho de desplazamiento, porque ese derecho podría atentar contra la vida.

Entonces el antipoema crea una nueva pregunta: “¿para qué volvemos a estas cavernas?”. La respuesta no es menor. El aislamiento de nuestro trabajo masónico presencial aumenta la ansiedad de regresar al Templo, de estrechar nuestras manos y

brindar abrazos fraternales a tan preciados y Queridos Hermanos. La respuesta creo que nos acerca a la idea de que debemos mantener y fortalecer nuestros lazos de fraternidad en estos momentos de angustia. No debemos ver la separación física como división. Al contrario, es menester que entendamos que fortaleciendo los lazos la Cadena de Unión se sigue manteniendo firme.

El Covid-19 nos pone en jaque, y debemos ser prudentes e inteligentes para superar esta difícil etapa en la Historia Universal. Tenemos que ser capaces de comprender que la Historia, en este pequeño pasaje, nos alecciona e invita a transformarnos a un nuevo Ser, cargado de mejores sentimientos y que eso a su vez redunde en hacernos mejores personas, padres, hijos, nietos, esposos y, sobre todo, mejores Hermanos.

Este periodo marcará a la Humanidad. Pese a todos los avances de la ciencia y de la tecnología seguimos viviendo las mismas penurias que nuestros antepasados. Somos igual de frágiles, porque al final, nuestro origen animal es el mismo y, sin duda, se quedará ahí hasta el fin de nuestra existencia.

Esta generación volvió a vivir oculta en sus cavernas, con preocupación veo que no hemos dado el sentido profundo y reflexivo que debería tener. ¿Cuántos pasarán horas y horas pegados al televisor o a las pantallas de sus teléfonos o tablets sin haber tenido un solo minuto de introspección? Aquí es cuando debemos hacer uso de nuestras herramientas masónicas y desbastar nuestra Piedra Bruta, el poder estudiar, leer, pensar e, incluso, “hacer nada” en momentos en que nuestras ideas se revuelven entre tantos estímulos angustiantes del mundo profano. Todo es cuestión de tiempo. Nuestra paciencia se está probando. Tenemos que aprender a esperar, porque la vida está hecha de esperas constantes en que cada asunto tiene su tiempo y lugar. Hoy ese momento nos dice que tenemos que estar en el hogar, resguardados junto a nuestros seres queridos, y preocupado de mantener los lazos con nuestros QQ:.HH:., sobre todo con aquellos

que producto de su edad, condición económica o salud se vean aún más angustiados en esta crisis mundial.

Mi llamado interior es que escucharé, empatizaré y valorizaré más todo lo que tenemos, porque la pandemia nos mostró que en un santiamén todo lo que dábamos por sentado ya no lo es. Hoy, lo más simple es lo más anhelado. Un abrazo fraternal o un apretón de manos son ansiados como los tesoros más grandes conquistados por el Hombre.

Cámara de Aprendices

R.: L.: Luz y Esperanza N° 11 Valle de La Serena

Detenernos

Prudencia y Fraternidad en contexto de Pandemia

La pandemia por Covid-19 ha traído efectos impensados en las relaciones humanas. En efecto, economía, vínculos laborales, relaciones familiares, entre muchos otros aspectos, han sufrido cambios importantes que por supuesto han tenido un efecto en nuestras vidas. La urgente necesidad de aislarnos físicamente, por razones sanitarias, ha modificado la percepción cotidiana de la realidad de muchos. Tanto aquellos que privilegiadamente podemos sostener una cuarentena y trabajar desde casa, como aquellos que no pueden hacerlo, todos, hemos debido modificar hábitos, sentires y en general modos de vivir y habitar. Es quizás eso, el cambio en el modo de habitar, entendido como la relación cultural con el espacio, el que se ha transformado, a tal punto, que hoy desde la aparente detención o si queremos cambio de ritmo del mundo, nos desafía a reformular quehaceres y visiones.

Desde el sentir Masónico de un Aprendiz, el punto de partida de un posible proceso de aprendizaje dice relación con el simbólico actuar prudente y su conexión con la fraternidad –una que llamaremos compasiva– frente al contexto social actual. Así, el proceso de modificación de hábitos, direccionados por aquel aislamiento, ha intencionado un proceso introspectivo que, al centrar la atención en aspectos vitales, como las necesidades básicas de protección frente al medio, alimentación, calefacción, entre otras, es la base para la consecuente pregunta en torno al cómo seguir y por ende, a la incertezas que nos depara el futuro, tanto individual como colectivo.

Imposible en ese sentido desconocer el estado actual de las cosas. Y es que, para algunos, el solo hecho de aislarse puede ser proceso muy agobiante, sobre todo si sumamos variables de estrés. Recordemos que la necesidad alimentaria no resuelta que en este momento alguien puede padecer o la imposibilidad de aislarse por factores estructurales como por ejemplo vivir en uno de las 805 campamentos que según datos de MINVU 2019 existen en el país, hacen complejo un proceso introspectivo y casi imposible una

proyección certera sobre el futuro, especialmente cuando el Estado falla en garantizar aspectos básicos asociados a la dignidad individual, y por ende, a la legitimidad activa asociada a los Derechos Fundamentales.

En ese estado de profundo agobio, surgen angustias y miedos que de uno u otra forma se canalizarán. Dependerá entonces de la sociedad toda, responder. Detenernos a observar y hacernos parte de ese proceso, es solo un primer paso.

Acá resalta la fraternidad –compasiva- y el entendimiento frente a los procesos del otro, pues son estos, al parecer de este Aprendiz, un reconocimiento indispensable y un aprendizaje necesario para el Masón de esta época, pues representan puntales para enfrentar los desafíos venideros. Si queremos ser luz, debemos trabajar consecuentemente en el mundo profano. Así, desde la actitud amable y solidaria frente a quien sufre en lo cotidiano, hasta la acción concreta y organizada en nuestros territorios, dependiendo de nuestras posibilidades, es la fraternidad frente al mundo la que nos permitirá avanzar consecuentemente con nuestros principios y valores.

Sin ánimo de extender, es imposible no destacar lo siguiente, particularmente cuando se reflexiona frente al dolor del otro. Según el psiquiatra Alberto Larraín, incluso antes del estallido social el tema salud mental en Chile era crítico. 1 de cada 4 chilenos es sintomático y requiere de algún tipo de tratamiento (más de 3 millones de personas). Desde 2008, las licencias por salud mental han sido la primera causa de licencias médicas en todo el país. La pandemia complejiza aún más la situación. Se estima que habrá un incremento en torno al 30% por sobre las cifras que cada país tenía basalmente. Lejos de desconocer esta situación, surge acá una clara posibilidad para nuestro actuar fraterno en el mundo profano, y es que es posible actuar compasivamente frente al alumno que no puede cumplir con el ramo porque no tiene internet en su casa o con nuestros vecinos que en el barrio puedan tener urgencias. Actuar en conformidad a nuestros principios y valores Masónicos implica desde la tolerancia y prudencia reconocer al otro y quizás, de forma compasiva con el mismo, colocarnos fraternamente en su lugar. Así, será posible reconocer sus dolencias, tanto como las nuestras.

A partir de ello, el proceso introspectivo que ha significado este aislamiento se transforma, trasnmuta en un proceso de repliegue, puesto que, como ciudadanos y Masones, nos vemos invitados a trabajar reconvertidamente frente a los nuevos desafíos de la sociedad. Buscando siempre la luz clarificadora del Oriente, parece ser que el tiempo, luego de esta introspección, es De-Tenernos.

Pablo Marinao Fuentes

Aprendiz

R.: L.: David Stitchkin B N° 80 Valle de Concepción

“El sentido esotérico del Ritual del Iniciación”

El Rito de Iniciación no es una simple formalidad, toda vez que posee un carácter muy particular, único y gravitante para todo Masón. Se trata de un rito de paso, tal como existen en muchas religiones y tradiciones étnicas; en tanto, su simbolismo, su contexto espiritual y el aspecto emocional de su desarrollo, lo hacen un momento único y muy privilegiado que, vincula al iniciado a la Logia que lo acoge por lazos extremadamente fuertes y delicados, son estos los lazos de la fraternidad más pura. Debemos tener presente que, en masonería, todo es simbólico y el simbolismo es una invitación a la reflexión. El aspecto fundamental del Ritual de Iniciación es que a través de una conducción simbólica durante la ceremonia se le va sugiriendo al neófito cual será el futuro trabajo que deberá realizar como Masón en su fuero interno. Se asume que el profano está en las tinieblas y busca la luz, como símbolo de lo que va a ser luego su vida masónica, de permanente búsqueda de la verdad. Así, la ceremonia es un verdadero viaje iniciático que involucra todos y cada uno de los sentidos y emociones del neófito a través de diferentes preguntas, observaciones y pruebas graduales que se internan en el hecho subjetivo de sentirse renacer en otro ámbito de conciencia. Podemos afirmar que el esoterismo guarda directa relación con “lo oculto” descansando en el interior, en la intimidad. Por otra parte, también podemos concebirlo como las verdades envueltas - con un manto de reserva - en símbolos, alegorías, ritos y ceremonias. Según Hans Krofer, las enseñanzas esotéricas se comunican única y exclusivamente a los que demuestran ser dignos de poseerlas, por tanto, tienen un carácter estrictamente reservado, que se reciben mediante un acto o rito de iniciación. Por su parte, constituyen artes o ciencias esotéricas, aquellas que se refieren al ocultismo, a los misterios, de tal suerte que no existe una sola ciencia esotérica.

Somos conocedores que para ser parte de esta Augusta Orden es esencial el método y el Ritual de la Iniciación. El uso y la práctica son la alegoría y el símbolo, y constituye un deber de todo Masón trabajar en su interpretación, a efectos de asimilar y comprender este sistema e interiorizarlo en su universo personal. Si el masón naufraga en este afán es muy probable que permanezca en la oscuridad, ignorante del verdadero contenido y secretos de la Orden, aunque sea formalmente miembro de ella. Ahora bien, es menester señalar que la Orden masónica concibe al esoterismo como todo cuanto se relaciona con el ser humano en su conexión con el todo universal, físico, psíquico y espiritual. De igual modo, la Masonería no pretende enseñar una verdad revelada, pues la carga de la interpretación de los hechos, de la vida y de la probable verdad, debe correr siempre de parte del iniciado, y será parte del trabajo que lleve a cabo en su vida masónica lo que le permitirá alcanzar su propia verdad y desentrañar en qué consiste ésta.

Debido a su condición de sociedad iniciática la Masonería imparte a sus adeptos una particular enseñanza esotérica que comienza en el instante mismo de la entrada del neófito en la respectiva Logia, es decir, en el preciso momento de su Iniciación. A partir de entonces el nuevo hermano pasa a sumergirse en un universo de valores y conocimientos que posteriormente descubrirá y asimilará, continua y paulatinamente, en el transcurso de un largo proceso educativo al interior de los muros.

No en vano a las Logias tradicionalmente se les ha denominado talleres, templos del saber y escuelas de iniciación, porque efectivamente eran y siguen siendo verdaderos lugares de trabajo espiritual e intelectual en los que prima un sistema de enseñanza cuyos elementos didácticos esenciales son el rito y el símbolo. Como consecuencia de los contenidos intrínsecos de la enseñanza esotérica recibida en el interior de los Talleres, nos vemos impedidos de dar a conocer extramuros determinados símbolos y ritos que hemos convenido mantener bajo una estricta reserva, debiendo escoger determinadas vías de hacer traspasar a la sociedad externa los valores y conocimientos adquiridos. Aparece así una enseñanza de carácter exotérica de proyección social que en lo sustantivo busca ser una consecuencia de la educación esotérica intramasónica.

Una clara evidencia de la enseñanza esotérica-masónica es el lugar en que ésta se llevaba a cabo. Este lugar, comúnmente denominado Templo, simboliza la naturaleza y el universo en los que el Masón debe trabajar. Su techo representa la bóveda celeste, su orientación, forma y distribución de los asistentes, fueron pensados en función de las actividades que tendrían lugar en su interior, y desde antiguo, han ayudado a componer una atmosfera, un entorno de indudable efecto sobre quien accede a él con espíritu y sensibilidad. Es dable señalar que el esoterismo forma parte del Ritual de Iniciación. Así, resulta imprescindible traer a colación nuestro paso por la Cámara de Reflexión, aquel lugar secreto y de carácter fúnebre en el cual permanecen los profanos ante los objetos mortuorios para que mediten acerca de las cosas del mundo tanto material como espiritual, y dispongan su testamento o última voluntad. Generalmente se encuentra pintado de negro imitando una gruta o caverna sombría, lo que simboliza el centro de la tierra de dónde venimos y a donde retornamos al morir. La caverna iniciática, a su vez, representa un todo que contiene el cielo y la tierra. Por eso a pesar de la oscuridad el lugar es también un espacio para la “iluminación interior”, por lo que la oscuridad reinante afuera permite entender que el mundo profano es comparado con las “tinieblas exteriores”. Desprovisto de metales y la forma de ir vestido, limitan su arrogancia e instintivamente le hacen volverse sobre sí mismo, sin olvidar que la desnudez parcial acentúa la posibilidad de percibir sensaciones a través del sentido del tacto.

Luego, otro ejemplo capital de actos esotéricos lo constituyen los Viajes Misteriosos, actos donde aflora el ser del neófito, su búsqueda, siendo la primera purificación a través del aire, porque en él recibimos el aliento de vida necesario para iniciar el camino y la nueva vida a la cual nacemos. Durante esta etapa el viajero se halla sumido en el materialismo, y lo dominan sus apetitos, sus pasiones y su personalismo.

Su meta es llegar al punto de síntesis o armonía entre los opuestos. Esto lo consigue a través de la integración de su personalidad. El segundo viaje es la purificación por el agua. El agua simboliza la naturaleza emocional y esta etapa se caracteriza por las grandes luchas internas que finalmente conducen al caminante al sitial del Primer Vigilante. El tercer viaje es la purificación por el fuego, lo que simboliza nuestra naturaleza mental. En esta etapa el peregrino, tras consumirse en un fuego sagrado resucita a una nueva vida, espiritualizado y liberado de sus limitaciones, habiendo escalado las tres gradas al trono del espíritu o ser supremo entre nosotros, representado éste por el Venerable Maestro de la Logia. Todos los días como seres humanos nos vemos enfrentados a dificultades, sinsabores, penas, fracasos, desilusiones, desamores, deslealtades, en fin, amarguras en general. Sabido es que todas las mañanas del hombre y a todos por igual se nos presenta este Cáliz, y por lo cual cabe preguntarse: ¿Qué misterio encierra? Una respuesta posible es que el misterio esotérico del Cáliz radica en cómo beberlo, o más bien, cómo enfrentarlo, pues existen hombres que reniegan ante él diciendo: “!este cáliz no me corresponde¡”, ¡no es mío¡, ¡por qué a mí¡, e incluso algunos llegan a desparramarlo ilusoriamente al suelo, o peor aún, salpicando a otros seres humanos. Por ello es menester recordar que la copa es una sola, para ambos brebajes - dulzura y amargura-, pero ¿cómo uno podría llegar a depurar la dulzura sin antes haber bebido la amargura y vaciar así ésta para luego ser llenada con tan preciado elixir de la dulzura? Por ello Fuerza es lo que necesitamos para enfrentar esta espada de Damocles, fuerza que bien utilizada en el bien y por el bien de la humanidad se transformará y nos templará en belleza, belleza que será luz, luz que engendrará un nuevo ser creador de amor y paz. Así, podemos conceptualizar al esoterismo masónico como el proceso de introspección interior, de búsqueda y vivencia espiritual, que se funda en principios tales como: correspondencia, analogía y sintonía entre lo interno y lo externo, entre el mundo y el hombre, entre la materia y el espíritu; proceso que obedece a leyes naturales. Esa armonía, esa sintonía que debe existir en la percepción humana bien se puede llamar la sabiduría del sendero iniciático.

Camino que debemos recorrer de la mano de las dos grandes capacidades, la inteligencia racional y la inteligencia intuitiva: la razón y la fe.

De tal forma, debemos entender que el esoterismo masónico a través del camino iniciático no busca la iluminación, como sinónimo de perfección individual, sino como medio de servir a la Humanidad. El simbolismo constructivo, como método masónico de transmisión del conocimiento, es y seguirá siendo uno de los principios fundamentales de nuestra Augusta Orden.

Cámara de Aprendices

R.: L.: Cóndor N° 9

Valle de Santiago

“La Conciencia del Cursus Honorum”

La Masonería es un sistema moral, velado en alegorías y enseñado por medio de símbolos. Cada grado tiene sus propios objetivos de desarrollo y en nuestro caso, el del Aprendiz, ha de responder una pregunta fundamental que será la base desde la que se desplieguen todas las demás reflexiones: “¿De dónde venimos?”. La respuesta a esta pregunta no es trivial y puede ser abordada desde diferentes aristas siendo múltiples y personales las elucubraciones al respecto.

De la misma manera que como humanidad podemos argumentar nuestros orígenes desde lo científico, lo antropológico, lo religioso o lo sociológico, el Aprendiz puede buscar en diversas fuentes los antecedentes que den respuesta a su pregunta personal. Podemos incluso hacer el ejercicio de homologar la experiencia de la sociedad a la del Aprendiz que es parte de ésta. Elevando la interrogante del Grado a toda la sociedad en su conjunto, notaremos que las respuestas podrían darnos luces sobre nuestra situación actual, en la que la sociedad adolece de certezas y se llena de temores producto de una profunda crisis que se alimenta de problemas económicos, pandemias y desastres naturales. Nuestra intención por tanto es proponer la pregunta del Grado a la sociedad toda, y tratar a esta última como a un Aprendiz, ya que un factor crucial para entender lo que somos es observar de dónde venimos. Esta reflexión deberá adentrarnos en terrenos oscuros y evidenciar los defectos de nacimiento que tenemos como humanidad moderna. Creemos que es crucial que en una era de la información donde reina el desconocimiento quepa preguntarnos ¿Cómo es que hemos llegado hasta aquí? Y ¿qué podemos hacer como Aprendices al respecto?

Un factor crucial para entender el entramado del desarrollo humano y específicamente de nuestra sociedad actual es analizar de dónde viene aquello que nutre nuestro intelecto, alimenta

nuestras conversaciones y da lugar al ejercicio del pensamiento, es decir, la información. Antes esta provenía principalmente de la radio, el diario y la televisión. En estos medios, el periodista se encargaba de recopilar información, investigarla y por sobretodo darle sustento por medio de fuentes confiables. Cuando este proceso acababa, la información se ordenaba y se convertía en lo que conocemos como una noticia (o en su versión más larga, un reportaje). La información solía ser hecha por una persona ajena a nosotros. En este caso, el lector, oyente y televidente debía hacer un cierto voto de confianza con respecto a la información entregada y creerla.

Con el auge del internet, llegó rápidamente el nuevo poderío de los smartphones, y poco a poco el imperio de la televisión se fue llenando de polvo. Los smartphones y la época de la instantaneidad demostraron que acceder a la información era rápido y fácil. El acto de ver televisión cambió por escoger una app. Antes la televisión escogía, hoy es el televidente quien escoge. Medios tan comunes para subir imágenes y compartir nuestros pensamientos con nuestros seres queridos se han convertido en medios de información improvisados, para bien o para mal. Para bien por la libertad para escoger el medio de información, para mal porque ha comenzado el brote viral de las llamadas fake news, o noticias falsas. El exceso de libertad ha traído información poco fiable. ¿Por qué se menciona todo esto? Porque es interesante analizar que ahora la información es completamente personal, que a la hora de subir una noticia a una red social se está haciendo un manifiesto, una declaración pública. El mero acto de subir esta noticia denota que el usuario puede estar de acuerdo, en desacuerdo o tener una opinión distinta de las mencionadas. Lo anterior no es más que un síntoma de lo que Bauman denomina modernidad líquida, es decir, esa modernidad fluida, cambiante e inestable. En la modernidad líquida el consumo es desmedido, por estética, para vivir nuevas experiencias, para expresar mi personalidad. El individualismo es un síntoma de esta modernidad. Un elemento que puede ayudarnos a comprender la importancia de tomar atención a la liquidez de la que nos habla Bauman es el cuadro del Aprendiz, en él podemos apreciar un elemento dinámico, la escalera de Jacob, que parte desde el ara y el libro sagrado, conectando la tierra con el cielo.

Nuestra sociedad no tiene un libro sagrado desde donde partir, se encuentra vagando, buscando su propia identidad, luchando con la diferencia para intentar una unidad que pudiera calmar su sed espiritual, y es que ha ocurrido al revés de lo que criticaba Nietzsche con respecto a la religión: Hoy la humanidad ha perdido su visión espiritual por un pragmatismo que súbitamente se ha transformado en nihilismo, amparado en números y cifras de crecimiento, siendo la pandemia un cruel recordatorio de que además del temor a la naturaleza, nuestros miedos más tangibles, más reales y numéricos son el desempleo y el hambre. Bauman entonces es certero en hablar de la individualidad como síntoma, porque nuestra sociedad adolece Fe, Esperanza y Caridad, es decir de aquellos pasos que los masones debemos dar en la mencionada escalera.

A la luz de lo anterior, parece ser que la respuesta sobre de dónde venimos da cuenta de una incipiente pérdida de la humanidad y el reemplazo de las relaciones colectivas y comunitarias por un dato, una pantalla y una conexión a internet. En este sentidose presenta como un gran desafío intra y extramuros el que como aprendices de Masón debamos ir en respuesta a este problema.

En el Masón verdadero, el centro estabilizador está en el corazón y en el cerebro, que son moradas de la conciencia. Es materia y espíritu que la masonería reconoce y hace insoluble e inseparable en el hombre al que respeta, ampara y dignifica. Deberemos aprender a reflexionar como Aprendices acerca de lo que es bueno, basados en la armonía entre la humanidad y su entorno. Habremos de interesarnos en los humanos y no en las cosas, respetando su autenticidad, su individualidad y su espiritualidad, así daremos pie al nacimiento de un hombre anímicamente activo y productivo, creador, original, imaginativo y verdaderamente feliz. Los Aprendices tenemos herramientas que propiciarán este cambio hacia un nuevo actuar.

Un ejemplo de ellos es el Silencio en Logia, que no es más que una preparación anímica, un llamado a abstraerse de la agitación y el ruido, salir de la vorágine, acallando así lo innecesario y concentrándonos antes de actuar. En esta misma línea, la Posición al Orden, entre Columnas, que nos distingue como masones, nos invitará a ordenarnos psíquicamente, a recordar nuestros compromisos, a calmarnos, a buscar la rectitud y aquilatar nuestros valores, recordando y entendiendo nuestra tarea inherente, de conectarnos con lo que nos hace sentido, de promover una sociedad más justa y de mayor bienestar para todas las personas, asumiendo así mismo la tarea de bajar a la cámara, al VITRIOL.

Las Columnas de la Fuerza y de la Belleza flaquean a consecuencia de una Sabiduría sin dirección. Se debilitan cuando suma el desencanto que las personas tienen por sus instituciones y cuando por otro lado los gobiernos confían más en el Big Data y en ingenieros informáticos que en sus propios valores. En la Columnas hay tensión, y por ende, el Cincel no podrá desbastar la Piedra Bruta con precisión: Estamos en el advenimiento del nacer, pero sin cruzar la puerta. Por lo anterior se hace evidente que dependemos el uno del otro. Hoy más que nunca no debemos olvidar la palabra Hermano. Los Masones operativos comprendieron muy bien que el valor de la fraternidad no podía ser olvidada por ser trascendental a todo tiempo y espacio. He ahí donde creemos que la Masonería relaciona magistralmente la hermandad con la Fraternidad, y la Fraternidad se hace por medio de la Tolerancia. Nosotros como Aprendices tendremos que reforzar nuestra Tolerancia, para así aumentar nuestra Fraternidad y empezar la construcción de nuestro Templo, del que la humanidad necesita hoy con suma urgencia.

Columna Aprendices

R.: L.: Oreste Frödden Lorenzen N° 146 Valle de Talagante

Simbolismo como lenguaje específico de la Masonería

La Francmasonería es una institución universal, esencialmente ética, filosófica e inicática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Esta afirmación es ampliamente conocida por todos nosotros, puesto que corresponde al primer punto de la Declaración de Principios de nuestra Orden. Y no es casualidad que se le de tal importancia a la característica de ser un sistema Simbólico, puesto que por medio de ellos se logra transmitir los más profundos mensajes masónicos. La Real Academia Española (RAE) define el Símbolo como un “elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición”. La palabra proviene del latín symbŏlum que se relaciona con la forma de exteriorizar un pensamiento o idea. En el lenguaje cotidiano se pudiera usar como sinónimo el Símbolo y signo, y para lograr diferenciarlo encontramos al filósofo suizo Carl Jung y su libro “El hombre y sus símbolos”. En su obra señala que el “símbolo es una palabra o una imagen cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. En este último caso, es solo un signo (…) el Símbolo es una unidad sintética de sentido entre dos polos diádicamente opuestos: lo estrictamente descriptivo y lo oculto”

Si observamos el Templo Masónico, su estructura, ubicación, diseño, adornos, etcétera, podemos comprobar que está caracterizado por un sinnúmero de Símbolos. Estos de una u otra manera están comunicando algo, ya sea un concepto, una idea o incluso una enseñanza. No cabe duda que todo este conjunto de Símbolos constituye los fundamentos por los cuales se rige nuestra institución.

El Simbolismo es el método didáctico que ha caracterizado y dado identidad a la Masonería, para inculcar los principios morales, las normas de conducta y los ideales entre los adeptos.

El simbolismo es una respresentación sensible de una idea, y esto hace que se vea afectado de la experiencia, cultura, creencia e incluso el momento de la vida y estado de animo del receptor. Su significado no puede ser enteramente explicado, sino que para su correcta comunicación debe ser profundamente comprendido, ya que mientras la palabra en su limitación de signo es fría, racional y analítica, el Símbolo trae consigo un significado oculto que exige la imaginación y las emociones.

Ejemplos de este paralelo entre signo y símbolo hay muchos. Así la palabra “luz” para un la Real Academia Española (RAE) corresponde a una “claridad que irradian los cuerpos en combustión, ignición o incandescencia”, mientras que para un libre pensador corresponde más al conocimiento, la inteligencia y la razón, entre otros.

El simbolismo masónico tiene la particularidad de lograr transmitir los misterios de la Masonería de una forma única, ya que el que los mira debe estar en condiciones y capacitado para poder recibir la información. Es de uso exclusivo de sus miembros y su significado solo puede ser comprendido por Iniciados, siendo un lenguaje ininteligible para los profanos pero muy expresivo para los Masones. Para que este proceso sea exitoso debemos tener una adecuada actitud receptiva, despojándose de los prejuicios, preconceptos y viejos esquemas del mundo profano que se interponen como un muro entre la energía simbolizada y nuestra conciencia. A pesar de todo lo anterior un miembro de la Orden pudiera no lograr descubrir qué dice el Símbolo, no lograr ver la luz más allá del mero objeto, entonces podemos asegurar que aún no está preparado para recibir el mensaje.

El Símbolo no expresa por sí mismo, sino que sugiere, tocando los sentidos, haciendo posible que lo abstracto y lo metafísico se concreten de alguna forma. Es así como permite que el humano use sensibilidades para comunicarse con ideas y reflexiones que si no fuera por ellos difícilmente podría experimentar. El Símbolo es un instrumento a través del cual las ideas más elevadas descienden al mundo concreto.

Oswald Wirth en relación a este tema menciona: “el Simbolismo no es de utilidad en la vida corriente, pero sí de innegable ventaja desde el punto de vista filosófico, pues, obliga a pensar haciendo abstracción de la palabra. Las palabras permiten hablar

volublemente, se pronuncian sin necesidad de que el espíritu se represente en lo que expresan los sonidos”. Recordemos QQHH que la masonería no es una religión, y por lo mismo no busca que sus miembros “crean” en el Símbolo, si no más bien que lo comprendan. El masón toma el Símbolo como vehículo de Conocimiento y no como un objeto de “culto”, y esto hace que el análisis de los Símbolos se vuelva una actividad aun más interesante. Como se señaló previamente la interpretación de un Símbolo difiere según los conocimientos, experiencia y momento de la vida, y qué mejor ejemplo de aquello es nuestra Iniciación. Previo al ingreso a la Orden conocíamos el cincel, el mandil y la escuadra como herramientas derivadas del oficio de la construcción, y al momento de morir como profano y volver a nacer como Masón adquieren un significado totalmente distinto. Y a pesar de que los Masones de hoy no levanten edificios, sí construyen los cimientos y las torres más altas de nuestra sociedad en cuanto a la justicia, valores y conocimientos.

Mientras el filósofo Descartes propuso un método de búsqueda de la verdad que se basa en la duda, de modo que considera falso todo aquello en lo que se encuentre el menor motivo de duda, en nuestro país se discute el cambio en la malla curricular de los escolares limitando el acceso a Filosofía e Historia arriesgándonos a formar generaciones con menor capacidad crítica. ¿De qué sirve un matemático de excelencia o un científico destacado si no tiene un juicio crítico con fundamentos valóricos que permitan trabajar por una sociedad más justa? Mientras algunos se preocupan de la llegada de la robótica al mercado laboral, yo más bien me preocuparía de la robotización de las personas en el mundo laboral.

Para finalizar, me permito citar al Gran Maestro Antin del Gran Oriente de Francia, en un discurso que a pesar de ser de 1738 está plenamente vigente:

“Los hombres no se ditinguen esencialmente por la diferencia de los idiomas que hablan, de los vestidos que llevan, de los países que ocupan ni por las dignidades de que están investidos. El mundo no es más que una gran República, en que cada nación es una familia y cada particular un hijo. Para hacer vivir y extender estas máximas esenciales tomadas de la naturaleza del hombre, se estableció nuestra sociedad. Queremos reunir hombres de espíritu esclarecido, de costumbres limpias y de felices disposiciones no sólo por su amor a las bellas artes, sino más bien hacia los grandes principios de la Virtud y de la Ciencia; principios en los que el interés de la cofraternidad es el de todo genero humano, en lo que todas las naciones puedan adquirir conocimientos sólidos y en los que todos los súbditos de todos los reinos puedan aprender a profesarse mutuos afectos sin renunciar a su patria”

Franco Scheel Lopetegui

R.: L.: Reflexión N° 103

Jurisdicción Osorno

Aspectos Simbólicos fundamentales: la Piedra Bruta

“Las piedras tienen espíritu /dice nuestra Gente/ por eso no hay que olvidarse/ de conversar con Ellas”.

(Elicura Chihuailaf)

En la Masonería, los elementos que conforman sus palabras y rituales nos hablan día a día y hay que aprender a escucharlos con la intuición e inteligencia que le es propia al arte y a la poesía. Entre todos los símbolos, justamente la Piedra Bruta constituye un paragón de inicio para entender la complejidad del proceso de aprendizaje, perfeccionamiento y fraternidad del Iniciado. Su identificación connotativa resulta crucial para la transformación, pues si no se conoce la naturaleza de los obstáculos propios, son imposibles de superarlos.

Cuando se habla del espíritu de las cosas se habla de lo intangible...pero esencial. Se habla de lo que está más allá de la apariencia, y por lo tanto, de la revelación de la verdadera faz del objeto, cuando las sombras que lo cubrían se tornan en luz; por esto es posible preguntar ¿cuál es el espíritu de la Piedra Bruta? ¿de qué tema o asunto nos quiere conversar? Es menester, en primer lugar, explicar el rol de los Símbolos en la Masonería para comprender de qué manera la Piedra Bruta se convierte en un objeto/medio de aprendizaje para el Iniciado. El Símbolo esconde en su interpretación una forma de entendimiento única, en la que supera la racionalidad, ya que no sólo es producto de la inteligencia, sino de un proceso experiencial, y por lo tanto, un producto vital. El símbolo no es un mero signo, pues en su referencia permite vincular elementos u objetos que a simple vista no están del todo conexos. Es tras el análisis de las características de los referentes cuando brota la interpretación, pudiendo así el lector realizar la comparación entre éstos. Sin embargo, para que no se convierta en una alegoría oscura de difícil o rebuscada interpretación, es necesaria una colectividad que tome el Símbolo como consenso, entregando el foco o llave necesaria para guiar la lectura.

No es de extrañar entonces que los símbolos sean parte de instancias religiosas o artísticas, donde la sensibilidad o el intimismo juegan con la lógica y el pensamiento. He ahí su importancia como medio educativo: el verdadero aprendizaje está íntimamente conectado con lo Simbólico, ya que esta unión resulta de “ejercer un poder evocador de fuerzas, de orientador o encauzador de las energías suscitadas, que lleven, por una parte a una fecundación del alma, y por otra hacia, más vastos conocimientos o hacia especiales acciones interna o externas". O, en palabras simples, se aprende de forma significativa cuando está puesta el alma y la mente en la experiencia vivida o en el conocimiento dado; y esto es sólo posible en la interpretación simbólica.

La explicación anterior se hizo necesaria debido a lo fundamental del significado simbólico de la Piedra Bruta como modo de aprendizaje. La Real Academia Española define el léxico piedra como “sustancia mineral, más o menos dura y compacta” y si se añade la adjetivación bruta o en bruto designaría a esta sustancia como “tosca o sin pulimiento” o “en su estado natural”. Un primer análisis del significado denotativo del término da a entender que es aquella piedra natural e irregular que los albañiles toman como materia prima para sus construcciones. Ahora, extrapolando los versos de Chihuailaf, se puede preguntar ¿qué nos conversa la piedra? ¿qué nos dice? ¿y desde dónde habla?

En el análisis de la iconografía masónica que realiza Sanchez Ferré (2014) vincula el concepto de trabajar la piedra al acróstico

V.I.T.R.I.O.L., el que tiene por significado “Visita Interiore Terrae, Rectificando Invenies Ocultum Lapidem" (visita el interior de la tierra, rectificando, hallarás la piedra interna)” . A pesar de que su significado es alquímico, esta frase remitiría directamente a la tradición masónica en la medida que la piedra oculta en el hombre es su alma, la que en el caso del Aprendiz se encuentra sin pulir o trabajar, pero en proceso de perfeccionamiento. De acuerdo a lo anterior, cuando el Aprendiz se enfrenta a la Piedra Bruta en el Templo está observado su alma, llena de aristas y recovecos, imperfecciones a pulir o desbastar por medio del trabajo que está iniciando: su propia vía que él transitará sin prisa, pero sin pausa. No obstante, debido a la complejidad del Símbolo, no hay que

entenderlo como algo a rechazar o cambiar, sino como parte de nuestra propia naturaleza, pues al rechazar nuestra naturaleza en perfeccionamiento estamos desconociendo nuestra propia alma en aprendizaje y, por lo tanto, nuestra posibilidad de desbaste, es decir, de mejorar.

Efectivamente, cuando se observa en la bibliografía la definición masónica de Piedra Bruta, todas hacen referencia a la metáfora de superación, crecimiento o aprendizaje tras el reconocimiento de los errores y prejuicios profanos, sobre todo del orgullo o el pensarse mejor o más sabio que el resto. En el Diccionario Enciclopédico de la Masonería (1883) se indica que el Aprendiz de Masón “...representa al hombre caído de su elevada y primitiva condición al estado que propiamente llamamos natural y simboliza la piedra bruta y sin pulimiento que no puede formar parte del templo inmaterial". Esta definición remarca dos elementos que son importantes para vislumbrar la situación perfectible del Aprendiz: en primer lugar hay una caída, un desfallecer desde las alturas profanas, falsos aires de grandeza infundados, vacíos en la medida que provienen del mundo de las apariencias. En segundo lugar, da luces del fin último del desbaste: la construcción de algo mayor, la oportunidad de ser parte de un todo, un conocimiento, un ideal que se construye al trabajar con los QQ:.HH:.; esto es el templo inmaterial al que se refiere.

Desde todo lo anterior, es posible realizar una aproximación interpretativa de lo que significa la piedra bruta para la Orden. Es el alma del Aprendiz, natural e informe, sin luz y errante, la que se pondera mayor de lo que es y se precipita en su ignorancia; sin embargo es también una potencialidad, un camino, un verse al espejo y al destacar nuestros errores saber hacia dónde caminar. Todo para la construcción de sí mismo, que es la a la vez la construcción del todo. En relación a este punto se puede señalar que el propósito del Símbolo se encuentra contenido en su base: la cantera. Entendida como el lugar de donde se obtiene la materia prima para la edificación, este espacio connota el hecho de encontrar entre todas las demás piedras, aquella capaz de convertirse en algo mayor. Ciertamente, la Orden escoge a sus hombres, no por lo que son, sino

por lo que podrían ser. Y esta elección no debe verse como una acción individual: la base es propósito porque la edificación de templos y columnas no se realiza con una sola piedra cúbica, sino con un centenar o miles de ellas, alineadas en un solo proyecto. No obstante, el desbaste es un proceso largo y si no se tiene en cuenta lo que se es, no se podrá ser de otra manera.

La piedra bruta no es en apariencia ni bella, ni uniforme, ni útil. Sus puntas y huecos hablan de lo perdida que está el alma del Aprendiz, donde hay que limar lo que sobra, rectificar lo curvo y dar una intención a ese estado natural de quien vive sin reflexionar sobre sus acciones. Tras su dureza y en su interior, no obstante, esconde la posibilidad de la grandeza, no en lo que significa en sí mismo (pues una piedra cúbica sola, no es más que eso), sino en la conjunción del trabajo de todos los QQ:.HH:.

que empieza primero con el trabajo propio,con la voluntad y disciplina que se va adquiriendo gradualmente. En el Manual del Aprendiz Masón de Enzo Lavagnini (2009) se enfatiza de que éste es “a la vez obrero, materia prima e instrumento” y que, por lo tanto, aunque su propósito sea colectivo, su trabajo es interno e individual. Su labranza no es nada más que sobre sí mismo y nace del reconocimiento de su ignorancia, su voluntad inconstante y su impertinente altivez.

El trabajo a realizar es el de despojar a la piedra bruta de sus asperezas, para lo cual se espera quitar todo lo que no corresponda a este ideal de perfección interno, el que, por tener un carácter infinito e inasequible, sólo es posible acercarse a él, en ese estado latente que cada Q:.H:. trae consigo. Esto conlleva que finalmente el modelo de perfección ideal como ha de buscarse en la piedra misma, solo pueda darse por el mismo Aprendiz necesita de las herramientas del Grado: el Mazo y el Cincel.

El primero representa la Voluntad, la fuerza con que se propone y se realizan las acciones que son parte del mejoramiento o perfección latente. Sin embargo, si el martilleo se realiza descontrolado, puede partir la piedra, y su naturaleza constructiva trastoca a una destructiva. Es por esto, que se hace necesario el Cincel, el que dirige con Inteligencia la fuerza de la Voluntad, velando que ésta sea proporcional y direccionada hacia lo que realmente se quiera lograr. Ambos instrumentos son inútiles por sí solos, pero juntos y con tiempo son capaz de descubrir el alma perfecta de cada persona. Ya lo dice el Libro del Aprendiz de Wirth (1984) en el catecismo del Grado: frente a la pregunta de qué es la Piedra Bruta se responde “es el grosero producto de la naturaleza que el arte debe pulir y transformar".

Queda finalmente responder por el propósito de la alegoría que en conjunto forman parte la piedra bruta, la cantera, el mazo y el cincel, y que son parte del gran símbolo que formamos todos: la edificación del Templo. Este fin que es símbolo y razón subyace ya en los juramentos de la Iniciación, donde el neófito se vuelve nuestro hermano, nuestro Q:.H:. y dónde su transformación nos transforma a todos, pues tal como él es uno entre sus iguales, nosotros somos iguales a él, y dónde su discreción reafirmada con el compás en el pecho modela en este “una actitud frente al medio en que le toca actuar, esculpiendo en su personalidad una virtud sobresaliente en la que se va conformando una ética a la cual todos estamos obligados a mantener y respetar.

Y entonces, retomando las preguntas sobre los versos de Chihuailaf ¿cuál es el espíritu de la piedra bruta? Es nuestro propio espíritu, nuestra propia alma que reside en el interior de las apariencias, queriendo en esta búsqueda incesante de quienes tocamos alguna vez desordenadamente el Templo, pulirse hacia lo perfecto con un trabajo interno e individual, pero con un propósito que compartimos y es global.

Y entonces ¿de qué me hablan las piedras? Pues de mi Gente, de mis

QQ:.HH:. y de los obstáculos que superan día a día y de los errores que están dispuestos a reconocer y superar; de la Voluntad con que se presentan en Cámara o con la que trabajan y reflexionan a pesar de todo lo que viven y experimentan en este mundo mezquino y obscuro; de la Inteligencia de sus intervenciones, sus consejos; sus apreciaciones y su apoyo; de lo que ellos son; de lo que soy yo mismo; todos juntos, Piedras Brutas que serán Piedras Cúbicas repartidas por la faz de la tierra formando a la vez un Templo y una Cadena para hacer un mundo mejor.

Carlos Mora Contreras

R.: L.: Orden y Libertad N°3

Valle de Copiapó

Plancha presentada en Cámara Inter Jurisdiccional de Primer Grado

Copiapó - La Serena

El Mandil del Aprendiz

En la parte final del Rito de Iniciación, el neófito se acerca al Ara para renovar su compromiso, una vez hecho esto el Venerable Maestro toma la espada flamígera con la mano izquierda y extendiéndola sobre su cabeza, pronuncia la fórmula de consagración, dando tres golpes de mallete sobre la hoja. Después rodea con sus manos los hombros del neófito y lo abraza llamándolo “Mi Hermano”, única y delicada expresión que el recién Iniciado recibirá en lo sucesivo. Al mismo tiempo se le reviste con la insignia de su Grado: Un Mandil, emblema de trabajo que le recuerda que un Masón debe siempre llevar una vida activa y laboriosa.

En Masonería, cada prenda, joya, herramienta, etcétera, tienen el significado propio de las enseñanzas que representan, y que se imparten según la Filosofía que contiene el tema de estudio respectivo. Entre estas prendas tenemos al Mandil del Aprendiz Masón, y su uso es indispensable para todos los Hermanos que participan en los trabajos del Grado.

La palabra Mandil procede del árabe hispánico mandíl, la que se traduce en términos comunes como un trozo de tela impermeable que se sujeta al cuerpo a la altura de la cintura por medio de una

Cuerda o Cinta, afecta a diferentes formas y tamaños, cuyo objetivo es proteger las prendas de vestir del individuo que lo usa durante ciertas actividades laborales.

Ahora bien, por lo que respecta a las enseñanzas e interpretaciones simbólicas en Masonería, el Mandil tiene su origen desde las más antiguas costumbres Hebreas y Egipcias, en donde en principio se adoptó para ser usado durante los trabajos materiales de edificios, monumentos, templos y demás artes, y su figura la observamos constantemente sobre los relieves de esas grandes obras de la antigüedad, y principalmente entre los jeroglíficos; además, se tiene la seguridad de que el Mandil se implantó para el uso de los neófitos durante las ceremonias de admisión en los Templos Iniciáticos que se conocen como las costumbres más remotas de aquellos tiempos, con especialidad entre los Esenios, los Caldeos,

los Asirios, los Druidas, etcétera, dentro de cuya interpretación se le atribuían la de perseverancia, constancia y firmeza en las acciones humanas, como cualidades indispensables en los Iniciados. El Mandil es la primera evidencia tangible para el Iniciado de que ha sido admitido en la Gran Logia. Nunca será tanto el avance que se tenga en los estudios de los sagrados misterios como para poder relegar el Mandil a un segundo plano. Quizás cambiando su forma y sus ornamentos igual conservará ese honroso título, el cual se le dio a conocer al Masón en la noche de su Iniciación, revistiendo a sus candidatos con un Mandil blanco sujeto alrededor del cuerpo. Esta costumbre proviene de la creencia antigua multirreligiosa y extendida de que el asiento de los instintos animales es la región hipogástrica, y por lo tanto, debe cubrirse y protegerse en pos del pulimento espiritual.

El Mandil de los Aprendices es blanco, pues simboliza la inocencia, y es alegórica de la pureza; consecuentemente son dos de las cualidades y virtudes que la Orden busca y distingue en sus Iniciados como hombres libres. El Mandil es de forma cuadrangular y únicamente deben adornarlo las alegorías y símbolos propios del Grado en que se trabaja. En nuestro caso, el blanco es representativo del trabajo, la pureza y la actividad, reflejando así nuestra buena voluntad, y pureza de intención: Hemos pedido la Luz, hemos buscado la Verdad y hemos llamado a las puertas del Templo.

El Mandil está sujeto al cuerpo, formando un Círculo que le marca el límite de sus derechos, con relación a los de sus semejantes, es decir que se justifica el hecho de que se refiere claramente a la sabia máxima del respeto al derecho ajeno, puesto que el Masón se encuentra encerrado dentro de ese círculo para recordarle que únicamente debe hacer uso de los derechos que justamente le corresponden, los que no sólo debe hacer respetar, sino hacer que se respeten los de los demás, y si posible es, defenderlos en contra de quienes traten de arrebatarlos. Ahora bien, en el sentido Moral, el círculo de referencia, nos marca el espacio culminante en que debemos desarrollar todas nuestras actividades en bien propio y de nuestros semejantes, puesto que también representa a la Órbita del Universo como fuente de todo lo que existe; en consecuencia, es también la personificación de la Unidad

Masónica que representa al Iniciado, para quien simboliza también el grado sumo de la inteligencia humana, por medio de la cual podemos estudiar, comprender y descubrir los secretos que en su seno encierra la Naturaleza, a la vez que nos permite penetrar hasta lo desconocido traspasando los misterios que se cree existen sobre la verdadera vida; o en otras palabras, ese círculo nos indica que contiene la clave de la inteligencia que el hombre aplica para llegar hasta el descubrimiento de la verdad a que se refiere el BUSCA Y ENCONTRARÁS.

El Mandil, tal y como la usamos los Aprendices, indica en una forma precisa que el espíritu, el instinto y la inteligencia obran sobre la materia, puesto que esta última es la fuente inagotable de lo que existe y encierra en su seno la propia naturaleza, así como lo que oculta el misterio de la verdadera vida, para mantener al Mundo en constante actividad, lo que prácticamente nos proporciona los medios para estudiar, aprender e investigar, todo lo cual es necesario hacer conocer a la Humanidad para lograr su progreso y felicidad.

Pero tenemos también la interpretación moral del Mandil, en el sentido de que el cuadrado representa a la materia o al cuerpo del Iniciado, y el círculo que forma la cinta alrededor de la cintura del Aprendiz es emblemático de la pureza y la Sencillez de las acciones del hombre en relación a sus actos, y sobre todo, de acuerdo con su dedicación al tratar de conocer el origen de la creación y todos sus fenómenos; sin embargo, si nos fijamos en la forma que afecta el contorno de la referida prenda, tal y como lo usamos los Aprendices, con la babeta levantada, formando un pentágono de cinco lados, apreciamos perfectamente el reflejo de una de las caras de la piedra cúbica de punta, lo que nos indica también al modelo que le sirve de base a los neófitos para desarrollar el trabajo material de labrar la Piedra Bruta; de la misma manera, esto

nos enseña moralmente a educar nuestra inteligencia, a modelar nuestro espíritu y a dominar nuestras pasiones. En consecuencia, los anteriores razonamientos nos indican que al Iniciado, desde el momento en que cae la venda de sus ojos, se le presenta a la vista un mundo libre de preocupaciones y de prejuicios, en donde encuentra el camino más recto hacia la verdad. Eso le demuestra que su primer deber al recibir las enseñanzas Masónicas consiste en combatir de una manera decisiva y radical a la ignorancia, al fanatismo y a la superstición, puesto que de esa manera elimina las debilidades y evita los errores en sus acciones.

Otra de las enseñanzas más sublimes que nos proporciona el Mandil, se refiere a que no debemos manchar jamás nuestra conciencia por medio de falsas apreciaciones ni por torcidos conceptos que puedan lesionar los derechos de los demás. Es lo que significa el trabajo material de darle forma geométrica a la Piedra Bruta, lo que una vez logrado puede comprobar que todas nuestras acciones, por insignificantes que parezcan, deben tener como base a los más sanos dictados de nuestra conciencia y a los más puros razonamientos, con el objeto de que puedan estar ajustadas a la más absoluta equidad, puesto que únicamente de esa manera podremos llegar a hacer la verdadera justicia que tanto reclaman los hombres que anhelan su bienestar y el de los suyos.

Durante las sesiones regulares de las Logias en su Primer Grado, el Mandil debe usarse en la forma ya descrita, porque en esa forma representa al Trabajo, a la laboriosidad, al dinamismo y en general a todas las actividades a que se dedica el hombre durante su vida y si en los textos antiguos mostraban el trabajo como un castigo, a la Masonería le corresponde glorificarlo. El esclavo puede maldecir su trabajo forzado, pero al hombre libre le repugna la pereza, la ociosidad; experimenta la necesidad de desplegar su actividad y encuentra la dicha en una acción constante, fecunda y útil. Por esa razón, está estrictamente prohibida la entrada a los Templos a los Hermanos que no lo llevan. El conocimiento profundo del simbolismo del mandil, ayudará al Masón en su formación filosófica y espiritual y dará lugar al estudio más profundo del Simbolismo.

Oscar Ibacache Taboada

R.: L.: Acción Fraternal N°42 Valle de Ovalle

Dimensión Ética del Ritual de Iniciación

Como profanos, ad-portas de vivenciar los primeros misterios de la Orden, nos enfrentamos a la tremenda expresión del drama iniciático; el que, con toda su expresión simbólica, entrega tremendas enseñanzas al momento de transformarnos en recipiendarios de la luz masónica. Y es que el verdadero drama simbólico ocurre sigilosamente, desde esa primera noche, para avanzar progresivamente en intensidad y profundidad cada vez que podemos contemplar el nacimiento de un nuevo eslabón de la cadena. El impacto que produce la Ceremonia de Iniciación es tal que difícilmente pueden captarse aquellos contenidos más profundos o racionales, independiente de lo hondo que cala su intenso simbolismo. Y es, precisamente, en esta dimensión racional o de las ideas, donde se dictan algunas lecciones que son fruto del análisis que traspasa las fronteras de nuestros Templos y trascienden de manera imperecedera en nuestras relaciones con el mundo profano.

Una de las dimensiones que atraviesa toda la experiencia Iniciática hace alusión al plano ético y moral, y cómo no si en su Declaración de Principios nuestra Orden establece que: “La Francmasonería es una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática…” Y de esto fácilmente concluimos que una de las principales acciones que propone la Francmasonería es el perfeccionamiento integral del ser humano por medio de enseñanzas y un arduo trabajo simbólico y filosófico que no debe quedarse solo en la exposición estéril de discursos rimbombantes; pues el Masón será juzgado en su actuar por la enorme responsabilidad que surge de su propio interior, desde lo más íntimo de su conciencia.

Virtudes contenidas en el Ritual de Iniciación

La virtud puede entenderse como el modo en que una persona obra o actúa de acuerdo con ciertos lineamientos o códigos que lo

impulsan. Esta básica pero explicita acepción constituye el motor que permite poner en marchaciertas claves entregadas en el proceso iniciático. Destaca, entre ellas, la Caridad, la cual nos es expuesta en su dimensión más desgarradora al momento de no poder cumplir con el propio requerimiento, voluntariamente aceptado, cuando es solicitada la medalla profana en apoyo a los pobres, y es, de esta forma, como se formula su trascendencia Simbólica, señalando su valor intrínseco como una justicia solidaria, que busca equilibrar de manera humilde a quienes no disponen de lo suficiente y esto no solo se refiere a bienes materiales o dinero, sino que de todo aquello de lo cual nosotros podemos entregar como signo de desinteresado altruismo.Esta virtud y su práctica no obedece a una acto mecánico y forzado, sino, más bien, a una actitud que genera vínculos intangibles con nuestra conciencia y con quienes nos rodean; no por nada, es de conocimiento que sutiles energías influyen en nuestros actos y también impregnan tanto lo que recibimos como lo que entregamos a otros, sellándose como una cadena fraterna entre quien comparte y quien recibe. Por otra parte, la reflexión a la que se nos conmina en el Ritual sobre la Tolerancia, toma especial sentido en nuestra época contemporánea, donde la agresividad y falta de entendimiento pareciese ser la tónica entre los iguales. Pareciera ser que la Tolerancia es una de las principales virtudes masónicas incluso reconocidas por quienes se encuentran fuera de nuestros Templos y es que, en tiempos de conflictos, el abrazo fraterno ha apagado cruentas disputas permitiendo sentar las bases de una sana aceptación y escucha. De este modo la Tolerancia exige sea practicada de forma activa e inteligente, más que como la aceptación ingenua o complaciente a quién plantea sus enfoques o pareceres, sino como una actitud que procura extraer y entender el por qué cree o piensa lo expresado. Así mismo, el aplicar la inteligencia a nuestra capacidad de tolerar la divergencia, nos entrega los elementos para evitar una excesiva permisividad que traería nefastas consecuencias al tolerar todo aquello alejado de la virtud y lo fraterno.

Otra de las prácticas distintivas de nuestra Augusta Orden es la Fraternidad, simbolizando la praxis máxima del Iniciado, con quienes

comparten sus trabajos dentro de los Templos como de forma extramural. Debemos entender que ella no surge espontáneamente, otorgada por poder sacramental, sino que debe ser una práctica constante y cotidiana con quienes nos rodean. Enfatizamos este compromiso iniciático en el Triple Abrazo Fraternal entregado calurosamente por el V⸫ M⸫ al momento de ser levantado frente al Ara y refrendado de la fórmula S⸫F⸫U⸫, lo que genera un vínculo místico, como una red invisible, que está Simbolizado en la Cadena que decora al Taller. Sin embargo, estas representaciones no pueden sólo quedarse en una dramatización ceremonial, pues la Fraternidad debe ser alimentada, construida y fomentada multidireccionalmente.

Interpretación Simbólica

Múltiples estímulos, colores, formas y Símbolos son los elementos que impactan, a primera vista al reciénIniciado cuando cae la venda que cubre sus ojos. La potente luz que emana desde el Oriente ciega al desnudo ojo del hombre nuevo que renace, a la vista de sus QQ.:HH⸫, enseñanzas que irán siendo develadas, conforme avancemos en las Tenidas y Cámaras de Instrucción. Por otra parte, y como manifestación contundente de obnubilación racional que la Ceremonia de Iniciación nos impone durante su dramatización, está la voluntad de aceptación de una Marca que se nos imprima en el Pecho y que sirva de reconocimiento externo de los Francmasones, haciéndosenos comprender que todo aquello con lo cual pretendamos distinguirnos o “decorarnos” es solo una manifestación material ornamental, ligada más al ego y la ostentación, que a una genuina práctica Iniciática...“Ser, más que parecer”. Simbólicamente, desde el microcosmos hacia el macrocosmos, esto evidenciará “el sello del honor y la virtud que debemos imprimir en todas nuestras acciones”, demostrando en el actuar nuestra condición de hombres rectos, buenos y probos, sin necesidad de confesar nuestra membresía a la Augusta Orden Francmasónica.

Con toda esta carga valórica y simbólica, nuestra Orden no espera una actitud pasiva, ni mucho menos contemplativa; por el contrario, exige de sus miembros acción y movimiento, de modo de influir positivamente en el entorno social y cotidiano del Masón. En complejos momentos donde nuestro País se ve afectado de una pandemia física y del alma, es cuando más sentido cobra lo señalado por el Ritual de Iniciación luego del Tercer Viaje misterioso, a saber,“la Masonería no es fuente de pasatiempos, sino de austero sacrificio; no es contemplación pasiva del bien, sino activo combate contra el mal y el error”. Con esto pretende generar en nuestro eje de acción las opciones del interactuar social, el que debemos considerar como el ambiente adecuado para poner en práctica el ideario sustentado como Aprendiz de Masón. Claramente se pondrán a prueba nuestras condiciones, aptitudes, virtudes y defectos, que debemos limpiar simbólicamente en virtud de lo señalado en nuestro Segundo Viaje misterioso de “purificación por el agua”, al indicarnos "...que el masón debe estar limpio de toda iniquidad, debiendo dedicarse a obras meritorias y debiendo purificar su inteligencia de prejuicios". El Agua es además sinónimo de vida y movimiento, es evolución y cambio en un ritmo continuo que debemos saber navegar, complementando nuestro trabajo con Mazo y Cincel, Inteligencia y Voluntad.

Significaciones esotéricas

En un camino de Perfeccionamiento, a través de esta senda Iniciática, los Símbolos son claves ya que actúan en distintos niveles de profundidad. Es similar a la representación de una espiral, donde solo puede penetrarse hasta la profundidad, nunca llegando a tocar el mismo punto. Del mismo modo, esta dualidad Simbólica se manifiesta de forma indeleble en la presencia de Espadas apuntando con vigor y firmeza al neófito. Estas armas, que parecen amenazantes infundiendo un extraña inquietud, implican la más alta fidelidad de protección, defensa y socorro para quienes son fieles a las promesas recientemente adquiridas. La espada propiamente tal también puede ser considerada como una herramienta y símbolo de poder; en el primer caso, empleada como medio para salvaguardar el templo

de ojos curiosos o mal intencionados a través del Q⸫ H⸫ Experto, en su uso ceremonial y simbólico, y como distintivo del máximo poder expresado en la espada flamígera representante del fuego primigenio y el poder creador, sostenida por el V⸫ M⸫

De la seguridad percibida en este ambiente de Fraternidad y Tolerancia, nos es posible desarrollar una de las experiencias más enriquecedoras de la voluntad común: la capacidad para “trabajar sin temor”, que conduce a la libre expresión de las ideas, a la participación entusiasta del sano debate o el atento silencio receptivo que difícilmente podría darse en el tumulto profano, pero de lo cual debemos hacernos responsables, en nuestros diversos espacios de interacción.

Es allí donde parte del Secreto Masónico cobra sentido, toda vez que los auténticos misterios implican un mayor conocimiento de nosotros mismos, de lo que nos rodea y de una genuina internalización del Simbolismo, Alegorías y Ritual del Grado. El desbaste de nuestra Piedra Bruta y las esquirlas que producto de los golpes se generan, afectan la naturaleza que nos rodea pero, por otra parte, ninguna progresión personal pasa desapercibida si llevamos el egregor hacia lo profano, influyendo positivamente en lo social. El cuestionamiento es propio de quienes hemos decidido recorrer el sendero de la superación y perfectibilidad. Desde la concepción en Logia, el Iniciado debe sortear un sinnúmero de adversidades que demuestran lo complejo e intrincado que se torna el camino cuanto más elevado es su objetivo final. Propio de esta acción podemos determinar principalmente la presencia de dos características que revisten al Iniciado, siendo estas el valor y la constancia, con las cuales se ha respondido afirmativamente a la pregunta del V.:M.: ¿Persistís en ser Masón?

La trascendencia de todo lo anterior fuera de nuestros Templos cobra vital importancia el día de hoy, dado al dinamismo de la sociedad actual, sumado a la profunda crisis que pareciera envolver todos los rincones de nuestro planeta. A pesar de lo desolador que podría parecer este panorama, no debemos adoptar una postura de indolencia o inactividad; muy por el contrario, internalizando las enseñanzas contenidas en los esotéricos viajes misteriosos, constataremos que las tareas más complejas pueden ser resueltas y nosotros, como Piedras Brutas, Talladas una a una, construiremos puentes de entendimiento logrando elevar el edificio que necesitamos.

Es dable apreciar que no es único ni exclusivo el modo cómo podemos influir extramuralmente y de ello también deriva nuestra capacidad de adaptación. Con gran parte del rostro cubierto como medida sanitaria –ante esta pandemia global– hemos podido detenernos en las miradas y su dulce lenguaje, su amable gesto o su amarga expresión, y por lo mismo cobra mayor sentido quizás el poseer una fortaleza interior, valórica y ética, ya que podemos disfrazarnos en el exterior, pero difícilmente podemos ocultar lo que nuestra mirada, intenciones y actos proyectan hacia quienes nos rodean.

Iván Lazo Núñez

R.: L.: El Libertador de Chile N°234

Valle de Chillán Viejo

Dimensión Ética de la Iniciación Masónica

“Si un huevo lo rompe una fuerza externa, se acaba la vida.

Si en cambio lo rompe una fuerza interna, La vida comienza.”

Alejandro Jodorowsky

La Constitución de la Gran Logia de Chile en su Primer Artículo del Capítulo Primero habla de la Masonería y de sus Principios, señalando en la primera frase que "la Francmasonería es una institución universal, filosófica e iniciática, esencialmente ética y moral, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico, a la cual se ingresa por la Iniciación".

En Masonería se denomina Iniciación al acto ceremonial de la muerte simbólica y el otorgamiento de la luz masónica. Muere simbólicamente el profano, nace el Masón. Somos acogidos y comenzamos a ser llamados Hermanos.

Pero este acto no es un mero incidente ni tampoco un simple trámite de ingreso, sino el comienzo de un proceso trascendental que da inicio a un cambio en nuestra existencia, cuyas consecuencias se extenderán a lo largo de toda nuestra vida masónica, produciendo ésta misma un cambio en el profano, prendiendo en él un fuego inextinguible que deberá entregar un hombre distinto.

La Ceremonia de Iniciación es, por una parte, la sucesión de un Rito tradicional que valida la herencia ancestral de la Masonería, como asimismo una forma de ratificación del empoderamiento otorgado al Iniciado y cuyo objetivo esencial es la activación en él de ese largo proceso de búsqueda y atesoramiento de certezas, valores, principios e ideales para guiar nuestra vida que comienza.

Despertar al Iniciado significa sacarlo de un escenario y transportarlo a otro; es más que un rito de paso con el que la Francmasonería quiere admitir en su seno a un hombre distinto del profano al que convocó. La diferencia es de orden espiritual, que el Iniciado debe experimentar en sí mismo como el comienzo de un largo peregrinar.

Su rasgo más relevante está en la muerte simbólica del profano para renacer siendo un Iniciado. Lo hallamos en la Cámara de Reflexión con la putrefacción en la tierra de la semilla para dar origen a la planta, en los tres Viajes Misteriosos con la purificación por el Aire, el Agua y el Fuego, y en la activación de esa nueva existencia adquirida para dedicarla a una tarea de superior jerarquía.

Y es en esos Viajes Misteriosos donde se señalan los males que es necesario combatir, la inspiración que debe impulsarnos a actuar y los medios de los que debemos valernos para conseguirlo.

De cada purificación salimos a conocer la realidad de la condición humana y su sociedad y renacemos para asumir nuevas tareas confiriendo a la muerte una función positiva: la de preparar el advenimiento de una nueva luz para el espíritu, abriendo las puertas de un nuevo modo de ser.

Se establece, por otra parte, un diálogo entre el Iniciado y el Iniciador, quien señala valores, muestra ideales y establece principios de carácter ético y moral, quedando establecido el escenario en que el Iniciado se moverá, los problemas que deberá resolver y el método al que recurrirá para encontrar las soluciones que satisfagan su propia conciencia, todo ello entendido en el campo de la ética aplicada, de la praxis del conocer para el hacer de cada día.

El comienzo de este nuevo camino, voluntaria y libremente asumido, conlleva hacernos cargo de nuestro deber, no como una carga imperativa impuesta desde el exterior que anule nuestra capacidad de discernimiento, sino como una obligación determinada por nuestra voluntad.

El deber, así entendido, es el producto de una acción libre y racional determinada por la propia conciencia, es una expresión de nuestra voluntad y que tiene una dimensión esencialmente ética, mediante la cual nos constituimos en seres abiertos a nuestros deberes, esto

permite ordenar nuestras prioridades, limar nuestras pasiones y ejecutar aquellos actos que racionalmente se definen como buenos, justos y correctos.

Gracias al deber así entendido, un acto se transforma en ético. Cuando hacemos algo por gusto, porque nos beneficia o simplemente porque nos proporciona un provecho, no tiene nada de moral. Al contrario, un acto que nos obliga, que nos exige, que determina necesariamente la voluntad y que nos interpela a dominar nuestras inclinaciones sensibles y a orientarnos hacia el bien, sí es ético.

Visto así, el deber no es una fuerza paralizante que atente contra nuestra libertad, por el contrario, el deber moral es la expresión misma de la libertad del individuo. El hombre, al poner su autonomía al servicio de determinadas obligaciones que racional y libremente considera éticas, se encamina hacia el perfeccionamiento de su condición humana.

Es por ello que el compromiso adquirido durante la Iniciación, tiene una profunda dimensión ética y moral. No es otra cosa que una obligación que nos hemos autoimpuesto libremente y que se deberá traducir en actos concretos.

Detrás de ese compromiso no existe una imposición jurídica ni tampoco material, por el contrario, el compromiso es una obligación que se fundamenta en la libertad y, como tal, obliga solo y exclusivamente en función de las exigencias inherentes a nuestros valores y principios.

Al haber sido aceptados en la Masonería, a través de un acto autónomo y racional, libremente decidimos trabajar y participar activamente en nuestra Logia y en la Orden.

Al ingresar aceptamos obedecer una serie de valores y normas reglamentarias cuyo cumplimiento sólo se sustenta en obligaciones voluntarias de tipo moral. Son precisamente este tipo de obligaciones y no otras las que nos ayudan a desarrollarnos éticamente como Masones.

Así, poco a poco, vamos internalizando las enseñanzas y valores masónicos, lo que nos permitirán moldear nuestra personalidad y nuestro carácter para encontrar la propia esencia y sacar lo mejor de cada uno para su manifestación concreta de vuelta en el mundo profano.

Nuestros deberes masónicos son profundamente éticos, inspiradores e iluminadores de nuestro caminar intra y extramuros. A través de ellos buscamos el “perfeccionamiento del hombre y de la humanidad”, mediante principios que promueven la búsqueda incesante de la verdad, el conocimientode sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive, para alcanzar la fraternidad universal del género humano. En un mundo que privilegia los derechos por sobre las obligaciones, es necesario rescatar y transmitir la dimensión ética de los deberes. Como Masones somos capaces de poner nuestra libertad al servicio de ideales superiores que traspasan incluso nuestros propios horizontes personales.

La vida es una escuela nos dice Oswald Wirth en el Libro del Aprendiz, y prosigue diciendo que las dificultades que el hombre encuentra son el estímulo para adquirir lo que nos falta, que no existimos sino en vista de la función que debemos llenar. La lucha nos forma, preside nuestra evolución y nos hace lo que somos. Debemos perseverar y no claudicar para conquistar los grados en la jerarquía de la existencia y subir uno a uno los escalones del perfeccionamiento individual.

Para finalizar una pregunta:

¿Qué es la Ética? Es un conjunto de principios que utilizamos para responder a tres grandes preguntas de la vida: ¿Quiero?, ¿debo?, ¿puedo?

No todo lo que quiero puedo, No todo lo que puedo debo, No todo lo que debo quiero.

Habrá paz en el espíritu cuando aquello que se quiere, sea al mismo tiempo lo que se puede y lo que se debe.

Pablo van Treek Miranda Cámara en Conjunto de Aprendices Jurisdicción O'Higgins

Jueves 20 de Agosto de 2020 e.: v.:

Liturgia del Primer Grado

"Si todavía no sabemos qué es la vida, ¿Cómo puede inquietarnos la esencia de la muerte?” (Confucio).

Nos permitimos dedicar este trabajo al recuerdo y a las enseñanzas de nuestro Querido Hermano Fernando Muñoz Sáez, el cual estuvo en la formación, instrucción y guía de cada uno de nosotros. Siempre acompañó a la columna B para entregar su luz, hoy su paso al Oriente Eterno nos recuerda que la inmortalidad de nuestro ser y trabajo queda grabada por nuestros actos y por las esencias personales que cada uno tiene como internas. La operatividad que mostró en su dedicación en cada puesto o tarea para la cuál era encomendado, nos deja esta querida misión, a saber, la realización de un Seminario por parte de nuestra Columna, que busca por acción el sello que nos instó a seguir: Cada masón debe trabajar, crear y actuar más allá, siempre un paso más... Liturgia es una palabra de origen griego. En esta lengua existen dos términos para definir la palabra “piedra”. El primero es “lithás”, que representa la piedra común, el guijarro. Pero existe otro término, “lithós”, el cual se refiere a una condición pétrea superior, de más nobleza, como una piedra preciosa, una pieza de mármol o una piedra de toque para trabajo. Y desde está última palabra, deriva la palabra “lithourgós”, la cual defina o designa lo relativo al trabajo de la piedra, de labrar piedras, y por extensión se aplica también al cantero. Desde estas definiciones, se puede decir que “se hace liturgia al labrar la piedra”, o “que hace liturgia quien labora en la cantera”. Podríamos convenir que la liturgia la hacen quienes construyen con materiales nobles. En nuestro plano especulativo e Iniciático en el que trabajamos los masones, podríamos convenir entonces que la liturgia es sinónimo de construcción de una obra sagrada.

Existen liturgias relacionadas con la construcción de espacios sagrados, como la apertura y cierre de los trabajos, las que se realizan a través de acciones convencionales, como son los rituales con las voces del Venerable Maestro o los Vigilantes, la forma de encender las velas, el modo de pedir la palabra, entre otras. En base a esto, podríamos concluir que, ante la existencia de una particular filosofía, se crea una liturgia para expresarla y vivirla, manifestada por medio de acciones mágicas o sagradas que constituyen el Ritual. Por ende: la Filosofía es la generación metafísica (ideal) , la Liturgia es la obra simbólica que dicha filosofía genera (obra) y el Ritual son los actos representativos de la liturgia (acción).

La liturgia masónica, con toda su expresión arquitectónica, iniciática y esotérica, esconde el valioso tesoro de su Ritual, la cual lleva una enseñanza y trabajo propio, realizado para elevar al masón a estados superiores de espiritualidad y para comprender la necesidad de superación intelectual y moral, las cuales deben ser el despertar de nuestras conciencias y la realización de nuestras acciones. Trabajando con disciplina y orden, con amor y abnegación, a fin de acercarse a su comprensión y a su dominio. La masonería especulativa es la consecución lógica de la masonería operativa, donde los albañiles de la época se reunían con la finalidad de integrar un grupo que permitiera el crecimiento, la profesionalización y la fraternidad en el arte de la construcción y que más tarde, evolutivamente, se transformaría en el oficio de esculpir nuestra propia Piedra Bruta en nuestro Templo interior. Y resulta casi imposible concebir cualquier oficio, arte o profesión en donde no exista la figura de un Aprendiz. Y nuestra Masonería no es la excepción. En la antigüedad cuando un aprendiz iniciaba su camino dentro del oficio, no se realizaba ninguna ceremonia ni mucho menos una transmisión de conocimiento porque el aprendiz aún no había demostrado nada.

En los primeros tiempos se firmaba un contrato llamado “identure”, a través del cual se ceaba el vínculo entre un aprendiz y su maestro, contrato que se debía respetar y el cual definía trabajar durante siete años por comida y un pequeño pago. Al cumplirse este plazo era denominado “Identure Aprentice”, aprendiz contratado, siendo el primer grado en la antigüedad.

Y así, desde el Estatuto de los Canteros de Bolonia, de 1248 o el

Manuscrito Regius de 1390, se hace presente la figura de este aprendiz y su camino a la transformación, a través de las enseñanzas de la liturgia, hecha acción a través de los Ritos.

La liturgia desde la mirada de un Aprendiz

El Aprendiz de Masón no sabe leer, como tampoco escribir. Metafóricamente crecido en la oscuridad y caminando con torpeza, sobre errores y debilidades. Ignora sus deberes hacia él mismo, como hacia sus semejantes, siendo imperfecto, tosco, neófito. El R:.E:.A:.A:. le abre las puertas del Templo, siendo aceptado e Iniciado, transformándose así en Querido Hermano e incentivando un espíritu reflexivo y autocrítico, con la misión de discernir conceptos, observar, mantener silencio, fomentar la duda, la reflexión y por sobre todas las cosas, la Fraternidad y la Tolerancia. Pero esto va de la mano con la liturgia del grado, adentrándolos en los misterios de la Simbología a través de su Rito. Los Símbolos son el lenguaje más antiguo de la humanidad, y el Aprendiz de Masón aprende que su trabajo, desbastando el YO de la piedra interior día a día, noche tras noche, estará lleno de descubrimientos. Esto le permitirá avanzar por muchos conocimientos graduales que integraran su SER, con un sistema nuevo de valores, moral y autoconocimiento de mayor complejidad y riqueza, el cual fomentara el perfeccionamiento de su persona, logrando así incidir en su familia, en la sociedad, en su Logia y también en él mismo. A través de sus ejemplos y virtudes, humanistas y laicas, ha de transformarse en la piedra filosofal que la sociedad requiere hoy más que nunca.

Bajo esta liturgia se funden las ideas de conocerse y conocer el mundo a través de la verdad, desde una tímida y vertiginosa Iniciación, hasta internalizar el Rito, hacerlo carne como nos dice nuestro Querido Primer Vigilante, sometiendo las bajas pasiones y progresando humildemente en el conocimiento Simbólico, la visión esotérica y los actos intra y extramuros que se contienen en los tres golpes o las tres frases del evangelio: "pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá".

Cada Aprendiz de Masón, a través de la liturgia y el trabajo del Rito, irá descubriendo su propia verdad, apoyado por sus Maestros guías

y percibiendo inconscientemente la frase “los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje”. En el ritual del Primer Grado escuchamos: “¿Eres Masón? Mis hermanos me reconocen como tal”, comprobando que, si somos reconocidos, somos. El camino del Aprendiz simboliza la muerte y el renacimiento. La muerte del profano y su renacer como Masón, de la Piedra Bruta a la Piedra Pulida con la que se pretenden erigir las más bellas y fuertes construcciones. Esta transcendental mutación constituye el sentido ontológico que observa el ritual del Aprendiz.

La liturgia y el rito inspiran el trabajo colectivo de unos hombres libres para alcanzar el progreso espiritual, moral e intelectual de la humanidad, lo que conlleva a un humanismo filantrópico. Pero estos pilares; espiritualismo, humanismo, libertad y fraternidad no surgen espontáneamente, no son gratuitos. A estos objetivos masónicos se llega a través del esfuerzo individual y colectivo, utilizando una tradición iniciática y progresiva que posibilita una espiritualidad abierta a la Libertad, al Humanismo, a la Igualdad y a una auténtica Fraternidad Universal entre los hombres.

La liturgia y el ritual no sólo son forma, sino también fondo; ambos deben ser justamente equilibrados. Creer que la forma es todo, es decir, vaciar el ritual de contenido, reduciéndolo a una ceremonia formal, supondría una alteración ontológica del mismo. La forma no debe nunca sustituir, y menos excluir, al fondo, al pensamiento, al contenido profundo y esencial del ritual.

Gnoseológicamente hablando, y entendiendo por esta la rama de la filosofía que estudia las teorías del conocimiento cuyo objetivo es el estudio del conocimiento humano en general, permite descubrir, a través de olvidar momentáneamente el mundo profano y sumergirnos en un tiempo y espacio diferente, conectarse con información mucho más interna y reflexiva al comentarla con sus pares y Maestros, encontrar y construir nuevas ideas, informaciones y reflexiones, posibilitándole interactuar de manera más profunda con la liturgia y el Ritual, generando nuevas interpretaciones de la realidad.

Axiológicamente hablando, y entendiendo por esta la rama filosófica que se ocupa de reflexionar y estudiar la naturaleza de los valores de tipo moral y los juicios de valoración que se generan en una persona al respecto de los mismos, la liturgia y el Rito de Primer

Grado es rico en principios y valores, éticos y morales que enseñan a edificar un verdadero templo espiritual dentro de nuestra conciencia. El primer deber al iniciar el Ritual es asegurar “estar a cubierto” de las influencias del mundo exterior o profano. Esta acción ritualista actualiza el significado de la “separación” necesaria entre el mundo profano y la realidad de lo sagrado que se vivencia en logia. Esta separación se simboliza a través del pórtico de la entrada, lugar o espacio “intermedio”, de “pasaje” o de “tránsito” entre el exterior e interior del templo, entre lo profano y lo sagrado, situación que se clarifica al realizar “las marchas” o “pasos” rituales entre columnas que sostienen la bóveda celeste.

Comenzar a comprender la simbología que nos rodea, los aspectos esotéricos del Grado y el Simbolismo del Ritual, nos abren las puertas de un universo infinito, lleno de posibilidades de descubrir e iniciar nuestro tan personal camino de aprendizaje. El comprender la simbología y los significados de cada acción vivida en Masonería, es tomar el ritual, con ambas manos, lograr transformarlo en un Mazo y un Cincel, y pulir a cada instante, nuestra Piedra Bruta.

Pero este no es un proceso creado por el azar, sino es un camino que permite demostrar que estos cambios que fomentan y permiten la evolución de cada uno de nosotros, de manera interna, silenciosa y paulatina, son gracias al trabajo de los grandes hombres que han pertenecido a nuestra Orden. Hombres que han sembrado la semilla, marcado el camino, permitiendo convertirnos en tierra fértil en la medida de nuestros tiempos y riquezas. Para así, poco a poco, comenzar un camino de crecimiento espiritual para nosotros y el bien de nuestra sociedad.

Javier Beroiza Herrera

Alfonso Byrt Vitalich

Javier Cofre Vrdoljak

Carlos Rodríguez Rosas

SV Rodolfo Navarro Lira

4 de Agosto 2020 e.: v.: R.: L.: Abrazo Fraternal N° 140 Valle de Maipú Jurisdicción Santiago Norte

La Desaparición de los Rituales

La obra de Byung Chul Han desde la mirada del Primer Grado

El Ritual Masónico es un lenguaje no verbal con el que expresamos un concepto. Es un código de señales y signos que el Iniciado es capaz de interpretar, y una vía para asegurar la comunicación intuitiva entre el mundo profano y lo sagrado. Como rasgo distintivo, permite que el Iniciado trascienda para luego situarse en un estado de receptividad, y así captar verdades universales con las cuales romper el gran misterio. Según Guzmán-Villena (2010), estos Rituales son representaciones o psicodramas de mitos o leyendas, verdaderos caleidoscopios de Símbolos o alegorías en acción, que ocultan a la inteligencia común verdades superiores que son percibidas por el adepto solo por medio de la repetición exacta del Ritual, enseñanzas que trascienden en el tiempo y el espacio.

Byung-Chul Han (2020) plantea en su obra “La Desaparición de los Rituales” que los Ritos son acciones Simbólicas que comunican y representan aquellos valores y órdenes que mantienen cohesionada a una sociedad. Al ser una forma de reconocimiento, la percepción Simbólica percibe lo duradero. De esta forma, el mundo es liberado de su contingencia y se le otorga permanencia. Lamentablemente, hoy en día el mundo sufre cada vez más fuerte la escasez de lo Simbólico y una desaparición de los rituales. Pasamos de una información, de una vivencia, o de una sensación a la siguiente, sin finalizar o concretar jamás nada, “hoy la intensidad deja paso en todas partes a la extensión”. La comunicación digital es una comunicación extensiva. En lugar de relaciones, se limita a establecer conexiones. La percepción y los hábitos se vuelven seriales. Eliminada la duración, consumimos más.

Según lo anterior, y a partir de la mirada del Primer Grado, este trazado busca demostrar que la Masonería, considerando sus prácticas y enseñanzas, promueve lo contrario al planteamiento citado por Byung-Chul Han.

Efectivamente, el mundo profano, día a día contempla la reducción, inclusive, la desaparición en sus procederes ritualísticos, condición que antepone un futuro marcado por la inmediatez y la colonización digital. Cabe destacar, sin embargo, que no podemos restar crédito al mundo de la tecnología, pues ha sido de suma importancia para que, como Queridos Hermanos, podamos reinventarnos y perseverar en el desarrollo y cultivo de nuestros principios y objetivos. En otras palabras, a través del mundo digital, hemos visto la posibilidad de continuar con la Gran Obra, aún cuando la emergencia sanitaria haya impuesto una serie de restricciones ampliamente conocidas por todos. A razón de esto podemos decir que, para los Masones, respetar y vivir el Ritual es un asunto prioritario, pues a través de éste venceremos el inmediatismo, y es en él donde nuestras fuerzas internas conviven y generan cohesión.

En el libro “1984”, del célebre escritor y periodista británico George Orwell, se plasmaba la idea de que “la sociedad era consciente de que estaba siendo dominada”. Hoy, nos advierte Byung-Chul Han, ni siquiera tenemos esa conciencia de dominación. En efecto, las formas en que coexistimos nos invitan a mostrar nuestras peculiaridades como una manera de parecer auténticos, aunque el sistema sólo permita que estas diferencias sean a simple vista comercializables. En otras palabras, el flujo de la sociedad actual, reemplazó la teoría marxista en donde subsistía la idea del individuo explotador y otro explotado, puesto que hoy, las personas se han convertido en meras explotadoras de sí mismas. Anhelamos el concepto de producción, reducido a cuestiones como el trabajo, el éxito profesional o el desarrollo de hábitos de vida saludables, todo en un mismo presente y adosando a nuestra rutina diaria un excesivo nivel de autoexigencia. Para Han, esto se resume en una frase: “Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”. Nos obligamos al logro de metas en función de la realización personal, pero sucumbimos a la angustia de no poder cumplir con todo lo que nos proponemos. Rodríguez (2012), en su texto consumismo y sociedad, describe el consumo como “algo más que un momento en la cadena de la actividad económica, sino una manera de relacionarse con los demás y de construir la propia identidad”.

En este contexto, la clave podría encontrarse en la valoración de esa tendencia como un indicador de desarrollo económico, individual y territorial, asunto que, ha ido en desmedro de acciones concretas que fortalezcan o prioricen la reflexión, la demora o la búsqueda del pensamiento reflexivo. Por cierto, esto ha provocado una importante crisis cultural, y la búsqueda ciega de espacios de libertad, los que, paradójicamente, reemplazamos por gimnasios, centros comerciales o sitios de moda, para luego caer en otra profunda arista del quiebre del pensamiento actual: la prisión que establecieron las redes sociales.

En estos sitiales hemos transado el pensamiento y la vida contemplativa, por la inmediatez y la expansión de un presente efímero, en el que impera la materialización del sentirse observado, y en donde no vivimos ni somos capaces de transmitir experiencias, sino que, montamos escenarios para que otros se aproximen a la idea de vivirlas. Desde temprano hay quienes comparten su rutina de ejercicios, otros se inclinan por mostrar, el paseo matutino hacia la costa, o mejor aún: protagonizar una escena en donde se entregan donaciones a personas necesitadas. Desde esa tribuna, entonces, ejercemos nuestra pequeña contribución al levantamiento de estereotipos. Construimos a una realidad impostada, hecha de pequeñas fórmulas. Cabe preguntarse, entonces, si esas cátedras del narcisismo y la apariencia, son en realidad vidas o montajes teatrales, o en el peor de los casos, reflejos de la soledad vacía y carente de ocio en la que vivimos. En palabras de Han, “No estamos ante una aceleración del tiempo, sino ante la “atomización y dispersión temporal” llamada “disincronía”. Cada instante es igual al otro y no existe ni un ritmo ni un rumbo que dé sentido a la vida. El tiempo se escapa porque nada concluye, y todo, incluido uno mismo, se experimenta como efímero y fugaz” (Han, 2012). Desde esta perspectiva, hoy nos vemos enfrentados a un modelo ideológico de mercado que nos conduce al exitismo sostenido, propio de la construcción social de la que somos parte. Cuestiones como estas trascienden en un escenario en donde el YO se nutre de un EGO implacable, mirada que da cuenta, asimismo, de que entre más consumimos, más nos desgastamos como seres humanos, y para ello este sistema modificó el enfoque que se le da a la percepción valórica de las cosas, donde hoy en día se nos invita

En este contexto, la clave podría encontrarse en la valoración de esa tendencia como un indicador de desarrollo económico, individual y territorial, asunto que, ha ido en desmedro de acciones concretas que fortalezcan o prioricen la reflexión, la demora o la búsqueda del pensamiento reflexivo. Por cierto, esto ha provocado una importante crisis cultural, y la búsqueda ciega de espacios de libertad, los que, paradójicamente, reemplazamos por gimnasios, centros comerciales o sitios de moda, para luego caer en otra profunda arista del quiebre del pensamiento actual: la prisión que establecieron las redes sociales.

En estos sitiales hemos transado el pensamiento y la vida contemplativa, por la inmediatez y la expansión de un presente efímero, en el que impera la materialización del sentirse observado, y en donde no vivimos ni somos capaces de transmitir experiencias, sino que, montamos escenarios para que otros se aproximen a la idea de vivirlas. Desde temprano hay quienes comparten su rutina de ejercicios, otros se inclinan por mostrar, el paseo matutino hacia la costa, o mejor aún: protagonizar una escena en donde se entregan donaciones a personas necesitadas. Desde esa tribuna, entonces, ejercemos nuestra pequeña contribución al levantamiento de estereotipos. Construimos a una realidad impostada, hecha de pequeñas fórmulas. Cabe preguntarse, entonces, si esas cátedras del narcisismo y la apariencia, son en realidad vidas o montajes teatrales, o en el peor de los casos, reflejos de la soledad vacía y carente de ocio en la que vivimos. En palabras de Han, “No estamos ante una aceleración del tiempo, sino ante la “atomización y dispersión temporal” llamada “disincronía”. Cada instante es igual al otro y no existe ni un ritmo ni un rumbo que dé sentido a la vida. El tiempo se escapa porque nada concluye, y todo, incluido uno mismo, se experimenta como efímero y fugaz” (Han, 2012). Desde esta perspectiva, hoy nos vemos enfrentados a un modelo ideológico de mercado que nos conduce al exitismo sostenido, propio de la construcción social de la que somos parte. Cuestiones como estas trascienden en un escenario en donde el YO se nutre de un EGO implacable, mirada que da cuenta, asimismo, de que entre más consumimos, más nos desgastamos como seres humanos, y para ello este sistema modificó el enfoque que se le da a la percepción valórica de las cosas, donde hoy en día se nos invita

QQ:.HH:., los invitamos a cerrar sus ojos por unos momentos, y a utilizar la memoria emotiva con el fin de volver a esas reuniones de fines de semana, en las que compartían padres, hijos, abuelos, tíos y primos, y unidos por lazos familiares o afectivos, hacían posible la práctica del Rito de lo tradicional, de lo familiar y “nuestro”, y en donde la sobremesa era la oportunidad para compartir y hacerse parte de una comunidad. Han apunta a que estos “ritos” están desapareciendo, pues el colectivo se ha transformado en algo poco atractivo y, por consiguiente, se busca espacio para disfrutar de lo desechable (Han, 2020).

En tal sentido, desde nuestra Iniciación y durante las primeras Tenidas, podríamos preguntarnos cuál es la necesidad de desarrollar nuestros trabajos siguiendo un Ritual, y si esta compleja ceremonia no va en desmedro del tiempo para llevar a cabo otras tareas. Sea como fuese, con el paso del tiempo, esta primera percepción cambia. Comenzamos a considerar que el ritual persigue varios objetivos esotéricos y, en consecuencia, la observación rigurosa de los signos se vuelve una condición imprescindible en nuestra vida Iniciática.

La práctica del Ritual Masónico se lleva a cabo conforme a una lógica universal. Una lógica de intermediación, de aproximación y diálogo entre diferencias, que recomponen la unidad, la armonía y el orden social o cósmico. Así pues, todo Rito se conjuga en una relación con el espíritu, con una imagen del hombre y del mundo, y con un sistema de valores transversales, sea cual sea la categorización particular de dicha relación. El Ritual aporta el guión para acceder a ese ideal intuido y emplazado en lo social o conjunto. Consigue que los participantes lleguen a identificarse vivencialmente con él, gracias a una lógica profunda que hace emerger la significación añadida (Gómez, 2002).

Así es como la acción Ritual hace presente lo oculto, visible lo invisible y materializa lo espiritual.

Al respecto, el Rito se transforma en un medio para comunicarse con lo divino, con aquello que se encuentra más allá del entendimiento del hombre y, por ende, le proporciona un sentimiento de seguridad y poder sobre su destino. Con el paso del tiempo, los Rituales se vuelven complejos, llenándose de gestos y Símbolos, y el significado de esos Símbolos se traduce en un conocimiento hermético, sólo accesible para un grupo de individuos Iniciados, conocimiento que se transmite directamente desde los Maestros hacia los Aprendices, haciendo necesario un proceso de aprendizaje para comprenderlos plenamente. Asimismo, es tradicional, pues se basa en un conjunto de valores culturales heredados de generación en generación, los cuales hoy, en contexto de pandemia y con el fin de mantener su tradición, tendremos que adaptar a las nuevas circunstancias o realidades, ya que, sin variación, la adaptación es imposible (Davies, 2000). Irónicamente, al permanecer todos los masones esparcidos por la faz de la tierra dependemos de nuestra propia capacidad de cambio, por consiguiente, una vez más, nuestra herramienta principal es la libertad de pensamiento. Por consiguiente, nos debemos sentir orgullosos de la oportunidad que surge para construir una institución fuerte y sólida, la que se adapta a los tiempos y avanza íntegra en esta nueva sociedad, puesto que, muy lejos de lo planteado por Han, la Masonería se impone como un espacio único que no es desechable y que cada uno de los QQ.: HH.: que la conforman utiliza en la búsqueda incansable de la trascendencia.

Dicho vacío ritual de nuestra sociedad continua fuertemente avanzando y he aquí que, en medio de esta ruptura con lo ritualístico, se levanta y destaca la presencia del Ritual Masónico. Nuestro ritual representa un ámbito espacio-temporal en el que podemos reconocer y ser reconocidos, y en el que es posible hallar sentido a las cosas, a la vida y a las relaciones con nuestros hermanos. Muy significativamente respondemos “Mis hermanos me reconocen como tal” cuando somos consultados por nuestra condición masónica. Nuestro nivel de conciencia abarca la de otros, y no solo aspira a la propia valoración.

La Masonería, la Logia y los Rituales son una extensión de nosotros mismos. No estamos ni estaremos aislados de ellos, ya que forman parte de lo que somos. Nunca olvidamos el hecho de que, cada miembro de la orden, pasiva o activamente, es participe de esta realidad co-construida. Ser indiferentes a esto supone obviar que tenemos la responsabilidad de construir nuestro “mundo” en función de un entorno de relaciones equilibradas y dispuestas en el micro y macrocosmos. Por ende, Aprendices, Compañeros y Maestros, reflejan que tanto nosotros como también nuestros problemas, forman parte de los problemas de este “mundo”, y por medio de esta forma de pensar, guardamos la necesidad imperante de desbastar nuestra Piedra Bruta, en favor de la interminable construcción de un espacio mejor, ya sea interior y exteriormente. Finalmente, el análisis global de la sociedad presentado por ByungChul Han es una señal de alerta con respecto a la configuración de la sociedad post-moderna, pero que, a la vez, refuerza la idea principal del Ritual Masónico, dado que apunta directamente a un sistema de producción de sentido altamente sofisticado, razón que distingue a nuestro Ritual como una articulación integrada de significados que producen sentido, que integra lenguajes verbales, no verbales y visuales, y no como una simple colección de Símbolos. La Masonería y sus rituales persisten, porque logran quebrar el tiempo en un espacio único donde el YO individual y profano se abre a un espacio colectivo, a un NOSOTROS devenido del constante aprendizaje del otro, y en donde el educando se transforma en educado.En consecuencia, el EGO y sus alcances quedan limitados, porque a pesar de nuestras diferencias somos capaces de vernos como iguales.

Sobre la base de esto, es posible afirmar que, el ritual masónico es una de las creaciones humanas más sobresalientes en el campo de la producción de dar “sentido” a la existencia, debido a que siempre busca encontrar y recrear significado. De ahí entonces la justificación, legitimidad y necesidad del trabajo masónico en el tiempo.

Columna de Aprendices Fiesta del Grado

R.: L.: La Esperanza Coronada N° 169

Jurisdicción Arica y Parinacota 5 de Noviembre del 2020 e.: v.:

BRINDIS

POR LOS MASONES ESPARCIDOS

POR

LA FAZ DE LA TIERRA

Deseo, en primer lugar, y a través de estas breves pero sentidas palabras, agradecer el importante honor de ofrecer este Brindis. Quien les habla se ha incorporado recientemente a los trabajos de esta Respetable Logia y he sentido, en este corto tiempo, el concepto de la Fraternidad como elemento de unión y humanización de nuestras relaciones e intereses, particulares y comunes.

Brindo, entonces, por todos mis QQ.: HH.: a quienes el Venerable Maestro, luego de haberlos instituido y consagrado como Aprendiz de Masón, les dio el abrazo fraternal el que por su conducto os dan todos los masones esparcidos por la faz de la tierra.

Brindo, en especial por quienes alientan a sus pares a seguir avanzando, más aún cuando se transita por las baldosas negras del mosaico de la vida; que ofrecen su ayuda, animan a progresar y a crecer sin envidia.

Por mis QQ.: HH.: que entregan un mensaje de esperanza y saben sonreír ante las adversidades de los acontecimientos y son capaces de sacar optimismo del infortunio, descubriendo día a día el brillo de las estrellas aun a través de las nubes más oscuras. El veredicto del tiempo, sin duda, sabrá darles justa cobertura.

Para quienes están enfermos, lejos de su familia, de su tierra... de su Logia, los que necesitan contención, los que pasan momentos difíciles y sufren del alma, pero que ven los destellos de la luz en medio de la tormenta buscando que sus corazones recuperen la calma.

Para los Hermanos que iluminan el camino para que otros puedan seguir avanzando ante la calamidad, a través de la verdad, la virtud y la templanza.

Para mis QQ.: HH.: que nos regalan amor, nos regalan sus luces, para los que abrazan…los que tratan con ternura todas las vidas que tocan, los que aconsejan si vas por mal camino, para los Hermanos

que se cruzan en la vida para quedarse y los que ya decoran el oriente eterno… pero que dejaron enseñanzas.

Para mis QQ.: HH.: que confían en las buenas intenciones, sabiendo que en la Orden hay hombres buenos, pero no perfectos, y que, frente a una posible falta, a veces producto de las ansias, sabrán perdonar sin guardar rencor… sabrán demostrar Tolerancia.

Como la piedra que se arroja en el lago y cuyas ondas se expanden hacia todos los lugares, asimismo invito a todos ustedes para expandir los pensamientos y abrir nuestros corazones, para todos los eslabones de nuestra cadena esparcidos por el mundo, que labran su Piedra Bruta para hacer de éste un ambiente más fecundo.

Hoy en el décimo sexto aniversario de nuestra Respetable Logia, es importante tener presente que la historia es narrada y construida no solo con el fin de saber dónde nos encontramos, sino también para saber hacia dónde vamos, es por ello que inspirados en el trabajo de nuestros Hermanos debemos seguir trabajando en forma constante e incesante para que prime la Tolerancia y por sobre todo la Fraternidad.

Queridos Hermanos levantemos nuestras copas y brindemos… porque a pesar de que podamos ser espíritus que gravitan en aires de cielos muy diversos, somos todos Hermanos masones esparcidos por la faz de la tierra y por lo tanto somos parte de este universo.

Salud QQ.: HH.:

Luis Felipe Pizarro Muñoz Aprendiz

R.: L.: Valparaíso N° 202 Jurisdicción de Valparaíso

La Cámara de Reflexiones

"¡Buscador, si vienes en busca de poder y reconocimiento personal, este no es tu lugar!"

La Cámara de Reflexiones es el primer contacto que el aspirante a ser iniciado tiene con la masonería. En nuestra tradición, es una cámara pequeña cerrada de contornos tétricos por los elementos que la guarnecen, donde no penetra la luz del exterior. Los emblemas fúnebres allí presentes deben recordar el fin necesario de las cosas, la fragilidad de la vida humana, de la vanidad y ambiciones terrenales.

La iniciación se puede entender como un proceso de transmutación espiritual y que, en la Masonería, como en casi todas las corrientes espirituales conlleva el superar una serie de cuatro pruebas: la de la tierra, la del aire, la del agua y la del fuego. Recordando nuestra Iniciación, una vez que fuimos ingresados a la Cámara de Reflexiones, descendimos a nuestro estado más denso y flotamos en la más absoluta oscuridad. Un estado entre estados, un plano entre planos. La caverna masónica refleja la prueba o viaje al interior de la tierra que llega a su conclusión una vez que se superen las pruebas del agua, el aire y el fuego, en resumen, el ciclo clásico de los elementos. Pasaje que describe con gran maestría el siguiente extracto de la tabla esmeralda De Hermes Trismegisto: "Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo grosero, suavemente con mucho ingenio. Asciende de la tierra al cielo, y de nuevo desciende a la tierra, y recibe la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores. Así lograras la gloria del mundo entero. Entonces toda oscuridad huirá de ti".

La Cámara de Reflexiones, caracterizada por sus paredes negras, las cuales simbolizan el misterio, la ignorancia y la oscuridad en que se encuentra el candidato que anda en tinieblas y le teme profundamente al sufrimiento y, por tal razón, en ella se encuentran los emblemas de la muerte y una lámpara sepulcral. Esta realidad nos hace enfrentar una crisis interna, una confrontación dialéctica en el cual las tesis del neófito, su visión del mundo se confronta con

una antítesis, la simbología presente en la Cámara de Reflexiones; de esta confrontación dialéctica debe surgir la síntesis, entendida como una vida nueva, que se reconstruye a partir de la formación del Aprendiz de Masón; es importante determinar que este espacio físico representa el cuerpo del futuro Iniciado, que sirve de prisión al ser interior, al espíritu.

La crisis dialéctica se complementa con las inscripciones en las paredes, cuya finalidad es levantar las energías y desarrollar la voluntad del postulante, como son: "Conócete a ti mismo"; "Si te trae aquí la mera curiosidad, vete"; "Si temes que alguien te eche en cara tus defectos, no prosigas"; "Espera y cree. Porque entre ver y comprender el infinito es caminar hacia la Perfección"; "El hombre perfecto es aquel que más útil es a sus hermanos"; "Piensa siempre que polvo eres y en polvo te convertirás"; "Naciste para morir."

De todas estas inscripciones en las paredes, que termina simbólicamente en el centro del mundo y que hace referencia al interior del hombre, debe resaltarse la sigla V.I.T.R.I.O.L, cuya interpretación era un gran secreto entre los alquimistas. Las letras de que se compone les recordaba la fórmula: “Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem” (Visita el interior de la tierra y rectificando, por purificaciones, encontrarás la Piedra oculta de los Sabios). Ella resume en sí el contenido potencial de todos los símbolos presentes en la Cámara de Reflexiones. Otro elemento presente en la Cámara de Reflexiones, como primer contacto del candidato con su Iniciación es el simbolismo de la tierra, representando el volver a su estado de inexistencia, a su no ser, posibilitando su renacimiento con una nueva visión del papel a que es llamado y al ser consagrado como Aprendiz de Masón, debe reorientar su vida, a partir de la significación de los elementos propios de la tierra, presentes en la Cámara de Reflexiones, a saber: agua, pan, azufre, mercurio, sal y carbón o ceniza, el significado de cada uno de estos elementos tiene un profundo valor simbólico.

De toda esta Simbología, es importante comprender que el color de las paredes, negro, genera un ambiente de penumbras, al igual que el estado de conciencia del neófito. Los huesos humanos y piedras significan el caos en que hemos desenvuelto nuestras vidas hasta ese instante, en lo material y espiritual, y que precede al orden que pretendemos establecer en ella a partir de nuestra Iniciación masónica. El cráneo humano simboliza la igualdad que nos depara la naturaleza a todo ser viviente, y debe inspirar al neófito a reflexionar sobre la necesidad de actuar en concordancia con los principios y valores de solidaridad con los más necesitados, de tolerancia y respeto para quienes no concuerdan con sus ideas o conceptos, y de justicia y verdad para con todos sus semejantes. El reloj de arena representa el flujo inexorable del tiempo y la corta duración de la vida del cuerpo físico, así como la necesidad que tenemos de emplear este breve destello de nuestra existencia material para construir nuestro Templo interior, luchando contra nuestras pasiones y haciendo cuantas buenas obras y servicios a los demás nos sean posible, pero también indica el regreso al origen, lo vacío y lo lleno, lo inferior y lo superior, el Cielo y la Tierra, lo de arriba y lo de abajo. El gallo indica el despertar interior del hombre, el triunfo de la Luz sobre las tinieblas, señalando, además, la necesidad de la vigilancia que hemos de tener sobre nuestros actos, no permitiendo que nada nos aparte del sendero de la Verdad, la Justicia y el Honor. Así como el pan y el agua constituyen el alimento del cuerpo, los pensamientos limpios y nobles constituyen el alimento del espíritu. Además, hace referencia al espíritu de sacrificio y de servicio que ha de estar siempre presto a brindar el Iniciado, indicando que como el pan mitiga el hambre material, así él está dispuesto a consolar, ayudar y servir al necesitado; y el agua, que es la esencia de la vida humana, calma la sed, sirve para el regadío de las cosechas, para la producción industrial. Simbólicamente nos muestra la necesidad de la moderación en nuestros actos, evitando el exceso de los extremos, y ambos unidos (el pan y el agua) nos indican lo necesario de la prudencia con que hemos de enfrentar las vicisitudes del diario vivir.

El azufre representa la acción o energía espiritual creadora que parte del ser interno, es la esencia o chispa divina que reside en cada hombre y que tiende a elevarlo a su Creador.

El Mercurio simboliza toda influencia material o sensorial que, procedente del medio externo, intenta penetrar el ser interno del hombre.

La sal, formada por cristales, es el equilibrio entre los principios internos (azufre) y la influencia de las sensaciones que provienen del exterior (Mercurio) y representa la armonía de los elementos anteriores que debe alcanzar el neófito, antes de ser Iniciado, logrando estabilizar su ser interno, preparándolo así para recibir la Luz. También indica al Candidato que la sal es obtenida producto del Trabajo, simbolizando, igualmente, la necesidad de trabajar con productividad para que la Sociedad progrese. La Ceniza simboliza la necesidad de incrementar la producción, atendiendo a que el mismo es el resultado de la acción del elemento fuego actuando sobre las materias primas, que posteriormente se convertirán en objetos de consumo. La débil luz de la Lámpara sepulcral representa la vida del hombre, lo que indica la necesidad que este tiene de la Solidaridad y la Fraternidad, del esfuerzo común que transforma la vida y eleva al hombre a la categoría de ser social. El Sarcófago y el esqueleto humano representan el estado de descomposición moral a que llega el hombre que carece de un guía que le conduzca por el camino de la Virtud, el Amor y el Servicio a la humanidad, que ha de ser la aspiración de todo Masón. Es entonces necesario resaltar que los emblemas fúnebres de la cámara de reflexión deben en efecto recordar el fin necesario de las cosas.

La cámara de Reflexión, Cámara negra o de transmutación espiritual es el primer contacto que el profano tiene con la Masonería y tiene una vital importancia ya que es allí donde el candidato previamente inducido por el Querido Hermano Experto deberá descender a sus estados más densos, a los que lo ligan con el mundo profano y material. Esta cámara tiene relación con el misterio de la caverna, o con la choza ritual, o con las cámaras bajo las pirámides del antiguo Egipto; es en este lugar debe llevarse a cabo la muerte iniciática, el regreso a la madre tierra. El candidato en la completa obscuridad o concentración deberá llevar a cabo un cambio en su manera de pensar lo que en Masonería llamamos el pasaje de las tinieblas a la luz. Por último, el candidato procederá a llenar un testamento del cual infiere su propia muerte simbólica, despojado de todos los bienes materiales y no teniendo más que legar que la propia vida.

El Mercurio simboliza toda influencia material o sensorial que, procedente del medio externo, intenta penetrar el ser interno del hombre.

La sal, formada por cristales, es el equilibrio entre los principios internos (azufre) y la influencia de las sensaciones que provienen del exterior (Mercurio) y representa la armonía de los elementos anteriores que debe alcanzar el neófito, antes de ser Iniciado, logrando estabilizar su ser interno, preparándolo así para recibir la Luz. También indica al Candidato que la sal es obtenida producto del Trabajo, simbolizando, igualmente, la necesidad de trabajar con productividad para que la Sociedad progrese. La Ceniza simboliza la necesidad de incrementar la producción, atendiendo a que el mismo es el resultado de la acción del elemento fuego actuando sobre las materias primas, que posteriormente se convertirán en objetos de consumo. La débil luz de la Lámpara sepulcral representa la vida del hombre, lo que indica la necesidad que este tiene de la Solidaridad y la Fraternidad, del esfuerzo común que transforma la vida y eleva al hombre a la categoría de ser social. El Sarcófago y el esqueleto humano representan el estado de descomposición moral a que llega el hombre que carece de un guía que le conduzca por el camino de la Virtud, el Amor y el Servicio a la humanidad, que ha de ser la aspiración de todo Masón. Es entonces necesario resaltar que los emblemas fúnebres de la cámara de reflexión deben en efecto recordar el fin necesario de las cosas.

La cámara de Reflexión, Cámara negra o de transmutación espiritual es el primer contacto que el profano tiene con la Masonería y tiene una vital importancia ya que es allí donde el candidato previamente inducido por el Querido Hermano Experto deberá descender a sus estados más densos, a los que lo ligan con el mundo profano y material. Esta cámara tiene relación con el misterio de la caverna, o con la choza ritual, o con las cámaras bajo las pirámides del antiguo Egipto; es en este lugar debe llevarse a cabo la muerte iniciática, el regreso a la madre tierra. El candidato en la completa obscuridad o concentración deberá llevar a cabo un cambio en su manera de pensar lo que en Masonería llamamos el pasaje de las tinieblas a la luz. Por último, el candidato procederá a llenar un testamento del cual infiere su propia muerte simbólica, despojado de todos los bienes materiales y no teniendo más que legar que la propia vida.

Hay que subrayar que este testamento va más allá de lo que dejaremos después de nosotros: es también un programa que nos imponemos para nuestra futura vida masónica. Es fundamentalmente un reconocimiento de nuestros deberes, es decir que es un testamento iniciático, una preparación para la vida, mientras que el testamento profano es una preparación para la muerte.

La cámara de reflexiones simboliza la muerte del profano que llega a nuestra Augusta Orden, para nacer a una nueva vida en que pueda disfrutar de los beneficios que representa la búsqueda de la verdad. Desde la concepción masónica, se comprende como la sala en que se encierra al candidato antes de su Iniciación, para meditar ante un cierto número de símbolos.

El encierro del cual es objeto el Iniciado, en la Cámara de Reflexiones, le posibilita entrar en el más profundo de los silencios que contrasta con un mundo cotidiano caracterizado por el exceso de ruidos. En este espacio es donde el neófito, comienza su conocimiento Iniciático, caracterizado, por la reflexión desde la confrontación del yo con el yo, en lo más profundo del autoconocimiento interior. Es por eso que valorar la experiencia iniciática de la Cámara de Reflexiones permite al Iniciado transformar su relación con el mismo, con su entorno y con los demás.

En síntesis, se puede afirmar que el gabinete o cámara de reflexiones pretende que el neófito efectúe una profunda introspección que dé como fruto la transmutación de su espíritu, permeable a recibir la luz del conocimiento masónico.

Jorge Luis Olivares Alache Cámara de Aprendices

R.:L.: La Esperanza Coronada N° 169 Valle de Arica

El Amor a la Patria

Lejos de ser vacuo, este tema nos insta a distinguir qué es el Amor, en cuanto a fundamento tanto de la Patria como del respeto a la Ley y a la Autoridad. Junto a referirnos a elementos cohesionantes como ciudadanos, como es la unidad que puede existir en torno a lo constitucional como un llamado a la fraternidad habida en un tema que es anterior a la existencia de izquierdas y derechas, como es el consenso mínimo que nos permite existir en sociedad en base a un amor primigenio que permite la vida humana en sociedad. En las facultades de Ciencias Sociales, en los cursos introductorios al Derecho se enseña la noción elemental que “si la estructura de la sociedad surge de la justicia y el Derecho, la fuerza creadora interna y su dinamismo vital emergen del valor supremo del amor (…) La sociedad no puede vivir, sin la fuente de generosidad latente en lo más profundo de la vida y la libertad personal, que hace brotar el amor.

El amor perfecto aflora cuando el hombre se abre al prójimo y goza con su bien, cuando le manifiesta su aprecio y se ofrece a su servicio. El amor no se preocupa por saber cuáles son los límites estrictos a que obliga el Derecho, sino mira tan sólo la necesidad del prójimo, presta su ayuda incluso a quien perdió el derecho a ella y está dispuesto a renunciar a sus propias facultades en beneficio de ese prójimo. La justicia y el Derecho sólo encuentran su perfección en el orden del amor. El amor supone el cumplimiento de la justicia y el Derecho, pero le trasciende. Lo que la justicia y el Derecho establecen no es más que el mínimo que presupone el amor. Este amor no desvirtúa ni menoscaba a la Justicia ni al Derecho, porque ellos deben existir hasta que todos los hombres lleguen a la perfección del amor, es decir, mientras subsista el mundo”.

SOBRE EL FUNDAMENTO AMOROSO DE LO SOCIAL

Humberto Maturana Romesín sostiene en su biología cultural que “La emoción fundamental que hace posible la historia de hominización es el amor (…) desgraciadamente, la palabra amor ha sido desvirtuada.

El amor es constitutivo de la vida humana pero no es nada especial. El amor es la emoción que constituye el dominio de conductas donde se da la operacionalidad de la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia, y es ese modo de convivencia lo que connotamos cuando hablamos de lo social. Por esto digo que el amor es la emoción que funda lo social; sin aceptación del otro en la convivencia no hay fenómeno social…tal aceptación es lo que constituye una conducta de respeto. Si no hay interacciones en la aceptación mutua, se produce separación o destrucción. En otras palabras, si en la historia de los seres vivos hay algo que no puede surgir en la competencia, eso es el lenguaje, puede surgir solamente en una historia de coordinaciones conductuales consensuales, y esto exige una convivencia constituida en la operacionalidad de la aceptación mutua, en un espacio de acciones que involucra constantemente coordinaciones conductuales consensuales en esa operacionalidad. La emoción que funda lo social como la emoción que constituye el dominio de acciones en el que el otro es aceptado como un legítimo otro en la convivencia, es el amor”.

Orientando esto hacia la interpretación que se da a los principios masónicos constitucionales habidos en el título de este trabajo, añadimos a lo anterior, la siguiente cita: “Es Adam Smith –el mismo que escribió La riqueza de las naciones, pero que tiene algunos otros libros que vale la pena leer, como la Teoría de los sentimientos morales–, quien dice que es fundamental generar en todo país, para que realmente funcione, un sentimiento profundo de patriotismo constitucional. Es ese patriotismo constitucional el que trataríamos de generar todos los chilenos, un patriotismo para estar orgullosos de nuestras leyes, de nuestras instituciones republicanas, de nuestra República. Ése es el ideal al que aspiramos y ése es el ideal de la propuesta de reforma constitucional. Ciertamente se trata de una cuestión afectiva, pero las cuestiones afectivas en materia política son tanto o más importantes que las cuestiones técnicas”.

¿Qué sentido puede tener esto en la convivencia social de clave constitucional?

Podemos aunar en una idea-fuerza el amor a la patria, y el respeto a la ley y la autoridad legítima del país en que vivimos, en una idea que

posibilite la identificación de la Constitución Política de un elemento de Unidad nacional y consenso mínimo de existencia que se tiene por tal, se genera y se respeta por el amor mínimo como podemos tener como prójimos que comparten una realidad que no se restringe a limitaciones generadas por tendencias políticas particulares, sino que tiene a referirse a una realidad anterior al divisionismo de izquierdas y derechas. Dicha idea tiene eco en nuestra realidad política actual, y es lo que preconizan teorías como la del Patriotismo Constitucional. Su precursor, Jurgen Habermas postula en ella la posible de que exista un tipo de identidad colectiva que se inspirase en razones compatibles con el proyecto democrático y, en particular, con los derechos humanos, y que encuentren su expresión objetiva o intersubjetivizante en una Constitución Política. El patriotismo constitucional sirve para esto, pues se apoya en una identificación en la Carta Magna de carácter reflexivo, no con contenidos particulares de una tradición cultural determinada, sino con contenidos universales recogidos por el orden normativo sancionado por la constitución: los Derechos Humanos y los principios fundamentales del Estado democrático de derecho. El objeto de adhesión sentimental –La Constitución- sería una cuerpo normativo superlativo que reúne los requisitos de civilidad exigidos por el constitucionalismo democrático; de manera deseable, y sólo de este modo cabe sentirse legítimamente orgulloso de pertenecer a un país y amarlo. Frente a esta forma de identidad, en el patriotismo se integran personalidad colectiva y soberanía popular, y se reconcilian identidad cultural y ley democrática. Representa, en definitiva, una forma integradora y pluralista de identidad política, en la medida en que las identificaciones básicas que mantienen eficaz y felizmente cohesionados a los sujetos con las formas de vida y las tradiciones cultura estén a cubiertas por un patriotismo que no refiere ya a unmodo concreto de nación, sino a procedimientos y a principios formales que den forma a la identidad nacional desde lo normativo y desde la eficacia simbólica del Derecho. El patriotismo constitucional, representa una forma de cultura política que permite aterrizar el sistema de los derechos fundamentales en una comunidad política determinada sosteniendo así creencia habida en la conciencia nacional de cada

individuo que lucha por sus derechos y cree que hay una ley a respetar y una autoridad a obedecer, para la materialización de una convivencia nacional deseada desde lo más íntimo del fuero de las personas en su natural afán por vivir en paz. La idea del patriotismo constitucional puede referir a un constitucionalismo republicano que equipara patria con la libertad, igualdad y fraternidad, en caso que la Constitución asegure y materialice los valores de la tradición política del republicanismo. Es sabido que el republicanismo es un discurso político contrario a toda forma de tiranía y es defensor del autogobierno de los ciudadanos, rechazando la dominación dictatorial en pro de la reivindicación de una idea robusta y positiva de libertad. En eso se nota que el sostenimiento de tal republicanismo, resulta imprescindible que puedan ejercerse estas virtudes cívicas, las cuales requiere precondiciones políticas para su existencia: en particular, que las instituciones básicas de la sociedad queden funcionen y que estén bajo el pleno control de los ciudadanos.. Así, el ciudadano ha de implicarse activamente en algún nivel en el debate político y en la toma de decisiones, y participar, por su interés innato en el destino de la cosa pública que le genera el primal amor al prójimo al que refiere Humberto Maturana. De esto modo, la democracia participativa y amor patrio se implican mutuamente, pues, junto con componer un lugar formado por una memoria colectiva y costumbres compartidas, la patria es sobre todo el lugar de participación de todos en la cosa pública, de la responsabilidad compartida, en ejercicio de el interés por una unión atávica de los seres humanos entre si en sociedad. El patriotismo constitucional republicano puede ser interpretado como la consagración constitucional del amor por una patria libre y por su forma de vida, recogiendo en ella la vivencia del sentimiento patriótico –emoción- vinculado a conciencia republicana -razón-, y que genera la dicha y el deber de poder configurar libremente la cosa pública.[1]” Es un llamado entonces, a amarnos como ciudadanos, aplicando con esa cuota de amor mínimo de quien busca vivir en sociedad, la unidad habida en el reconocimiento de que como humanidad somos uno solo cuerpo y un solo espíritu. Aquello nos brindaría un reconocimiento ontológico como seres humanos que nos permite

integrar subjetiva y objetivamente en nuestra conciencia y vivencia social, virtudes que generan energía moral tales como la auto-responsabilidad, el compromiso, la integridad, la hermandad, la dedicación, la aceptación, la perseverancia, la lealtad y la unidad.

Respecto a todo esto enunciado anteriormente, ¿Puede nuestra

A:.O:. jugar algún rol en el debate actual de una manera que el resto de la sociedad valide y de lugar a su opinión en torno a tan importante aspecto de la convivencia nacional?

Si rescatamos lo hecho en el Convento Masónico del año 2020, recogemos que al menos se ha aunado un criterio en la concepción generalizada “que la promoción de los valores de la fraternidad y la solidaridad es una contribución esencial que la Masonería puede hacer al Contrato Social, dado que el trabajo del m ales, d

D ución

representa una oportunidad, invaluable, para traducir en todos sus contenidos los valores y principios que identifican el ideario masónico: la búsqueda de la libertad, la igualdad, la verdad, el conocimiento del hombre, la tolerancia, la justicia social, la solidaridad, el diálogo, la convivencia sin violencia, el amor a la Patria, el respeto a la ley y a la autoridad legítima. Estas aspiraciones radican en el ámbito de la ética, desde donde los Masones debemos realizar una reflexión crítica y, por lo mismo, no se trata solo de agregar las palabras fraternidad y solidaridad a nuestro Contrato Social, como lo hacen otros cuerpos doctrinarios, sino de relevar y plasmar en nuestras normas de convivencia estos valores esenciales para la cohesión social, respecto de los cuales nuestro país muestra carencias alarmantes.

Asimismo, no se debe creer que estos valores se practiquen solo en grupos reducidos, acotados y unidos a un determinado objetivo sino, por el contrario, deben ser llevados a la comunidad nacional toda, no solo en su mutua comprensión conceptual sino también en su práctica ampliada y consciente.

La mayoría de los participantes en el Convento consideró que la redacción de una nueva Constitución entrega una oportunidad, para avanzar en estos nobles propósitos”.

Aprendiz Camilo Bahamondes Albie

R.: L.: Franklin D. Roosevelt N°99 Valle de Limache

Las Herramientas del Grado de Aprendiz Su Aplicación Moral

Al comenzar la jornada, los obreros y albañiles reciben en sus manos las herramientas con las cuales darán inicio a su trabajo, desde el alba hasta el ocaso. Así, cada Aprendiz de Masón, obtiene, el día de su muerte profana, las herramientas que le ayudarán en la tarea de dar forma a esa piedra imperfecta, que ha sido sacada desde una cantera para ocupar un lugar en la construcción universal, cualquiera que sea el que ha sido llamado a ocupar. Estas herramientas son el Mazo y Cincel.

Así, en este trago amargo que estamos bebiendo, ¿cuál será el rol que deben cumplir el Mazo y el Cincel?

Confucio solía decir “El hombre que mueve montañas empieza apartando piedrecitas”, una magistral forma de señalar que cada obra, por titánica que sea, empieza por el más pequeño de sus detalles. Así lo ilustran las grandes catedrales europeas, o los escritos del Copiapino Salvador Reyes Figueroa, o las líneas del poeta argentino Luis Leopoldo Franco. Pero a su vez, cada obra implica, el trabajo esforzado de un artesano, carpintero, albañil, o un escritor, quienes necesitan las herramientas propias de su oficio, tales como un lápiz, una hoja, en blanco, una madera, un martillo y serrucho, para su ejecución. De igual forma, al Iniciado, cuando comienza su proceso de eterno aprendizaje, desnudo, desprovisto de metales, dignidades y de todo lazo ataviado con el mundo profano, le son entregadas dichas herramientas para iniciar este trabajo.

De esta forma el Aprendiz de Masón comienza su labor de “desbastar la Piedra Bruta, a fin de despojarle de sus asperezas y acercarla a una forma en consonancia con su destino.” Pero ¿Cuál es su destino?

Todo Aprendiz debe primero sentirse Piedra Bruta, buscando y analizando su interior, encontrando la necesidad de nacer de nuevo, en un proceso que será de largo aliento, pues se trabaja sobre uno mismo, y no todos los días, de la misma manera, bien porque la Piedra

a desbastar es excesivamente dura, o porque con cada golpe nos deshacemos como arena. En esta labor, el Mazo es la manifestación de constancia y voluntad, representación simbólica de la fuerza y de la tenacidad firme del Masón. Su dureza y fuerza descansa en la mano del Aprendiz, sin la cual nunca tendrá la plenitud de ser herramienta, ya que, para cumplir su finalidad, necesita el brazo del hombre para empezar a dar forma a la Piedra, transformar la vida y pulir nuestro ser interior de Piedra Bruta, esfuerzo constante para conseguir un logro. Para mantener la armonía de este proceso, en la otra mano el artesano blande el Cincel, que dibuja con inteligencia y precisión en la Piedra, siguiendo las directrices del Mazo, rompiendo, perforando y alisando, ya que es necesario despojarse de los prejuicios, creencias, opiniones y valores que han sido aprendidos y asumidos como propios a través de la educación, costumbres y ambiente profanos, mundo al que en su proceso Iniciático el Aprendiz debe morir para renacer como Hombre Nuevo.

Entonces Mazo y Cincel se complementan y el brazo del artesano de la Piedra, por ese su oficio, los conduce a una combinación armónica, para ser expresión creadora, que lleva en su golpe y cálculo la impronta de la estética, guiando al Aprendiz, con el paso del tiempo, al logro de la creación perfecta de la Piedra Pulida.

¿Cómo se orienta este proceso? Al principio no se sabe por dónde empezar, tampoco cómo utilizar las herramientas, golpeamos sin ritmo ni precisión, sin controlar la fuerza o bien aplicándola en menor intensidad. En Logia los Maestros están muy atentos a nuestro quehacer, nos han reservado un buen sitio en el Taller, donde trabajamos y observamos en silencio para que nada pueda desviar nuestra atención ni alterar nuestro ritmo. El Segundo Vigilante nos instruye y es el encargado de enseñarnos y supervisar nuestro trabajo, a manejar las herramientas: cómo tomar el mazo, de qué manera sujetar el cincel, hacia dónde debemos dirigir los primeros golpes. Ambas herramientas transforman nuestra materia, y con las mismas podemos generar cambios a partir de su interpretación Simbólica, para que nuestra vida sea un esfuerzo fecundo y dinámico de transformación interior, ya que a eso estamos llamados. Nuestra existencia está definida por la presencia de otro, de la cantera de dónde venimos, y de la obra de la cual formaremos parte, pues las dignidades, cargos y posesiones, al final de nuestros días, no interesan.

En la mitología egipcia, cuando el alma llegaba a la puerta del cielo, los dioses les hacían dos preguntas. De sus respuestas dependía que pudieran entrar o no. ¿Has encontrado la felicidad en tu vida? ¿En tu vida has proporcionado la felicidad a otros?

Todo esto nos dice a nuestro corazón de eternos aprendices, que el Masón aún con sus defectos y virtudes puede y debe buscar siempre los mayores y más altos propósitos en su vida, mediante el sano ejercicio de la Voluntad, la energía del mazo y la Sutileza del cincel, para desarrollarse en la plenitud del espíritu masónico, a saber, la realización social para y con sus semejantes, a quienes finalmente se debe la acción transformadora de la Masonería Universal, mediante el arduo trabajo de encontrar la mejor versión de nosotros mismos para el bienestar de todos.

Hoy quizás hay que reforzar esa labor ya que la situación de los últimos doce meses nos hace transitar como especie humana la pandemia del Covid-19; hace falta el trabajo más que nunca de estas Herramientas; ya que los acontecimientos nos predisponen a usar el Mazo, símbolo de la fuerza y de la voluntad de hacer que nuestro corazón tome la visión vertical de la firmeza que implica el entendimiento y la comprensión para sobrellevar la pandemia, y con la ayuda del Cincel desbastando las aristas de esa Piedra Bruta, usando la inteligencia que nos permite conocer nuestro interior y esto reflejado en la sociedad la cual hoy se encuentra enferma.

¿Será el momento propicio para desbastar las acciones de la sociedad como el aislamiento discriminatorio, la falta de tolerancia, de cuidados y de discernimiento? ¿Cabe preguntarnos si esto se da así muchas veces por desconocimiento o simplemente porque la existencia nos está llamando como Masones a trabajar en la comunidad más activamente desde los pequeños lugares que nos toca ocupar en el mundo profano? ¿Será el momento de desbastar las aristas sociales y ayudar a sobreponernos de la situación de pandemia, para volver a tener esa solidaridad, comprensión y fraternidad? ¿Será tal vez el momento de ponerse el Mandil, enfundarse los Guantes y asir el Mazo y el Cincel para trabajar como obreros de paz, en forma silenciosa pero noble como lo hicieron en

otros momentos históricos, donde el aporte de cada uno pudo hacer que se liberaran pueblos?

Desde tiempos inmemoriales, el Mazo y Cincel fueron instrumentos de trabajo de los canteros y utilizadas en las hermandades de constructores. Han sido empleadas no solo en la construcción de catedrales, sino también en las ideas de nuestros Padres libertadores. De esta misma forma, frente al trance histórico que estamos viviendo, hora en que bebemos del trago amargo, el desafío es cómo podemos emplearlas de mejor forma para Desbastar nuestras acciones y las de la sociedad.

Cámara de Aprendices en Conjunto

R.: L.: Aymara N° 610 Valle de Catamarca

R.: L.: Rafael J. Valdés N° 165 Valle de El Salvador Sábado 24 de abril 2021

El V.I.T.R.I.O.L. Y EL ARTE REAL

¿Es posible concebir a la masonería sin el Ritual?

La Masonería, como institución Iniciática, entrega sus conocimientos a los miembros de la Orden a través del Simbolismo y del Ritual. Este método de enseñanza exige un esfuerzo constante de interpretación, dado que dicho conocimiento no se entrega de forma directa, sino que debe ser develado de forma paulatina, de acuerdo al nivel de conciencia alcanzado por sus Iniciados. En particular, el Ritual como método de enseñanza permite que “el Iniciado trascienda para luego situarse en un estado de receptividad, y así captar verdades universales con las cuales romper el gran misterio”. Estas verdades universales se encuentran contenidas en forma de mitos o alegorías, inaccesibles a interpretaciones superficiales. Es por esto que el efecto del Ritual en el Iniciado depende “del poder inherente al silencio y al respeto, y a que éste sea ejecutado con precisión y armonía”. Lo anterior, pone en evidencia la importancia del ritual en el proceso Iniciático.

Sin embargo, estamos en medio de una emergencia sanitaria, que nos ha impulsado a alejarnos de nuestros Templos físicos, con el fin de proteger la vida de los Hermanos de la Orden y de la sociedad en general, lo que nos ha distanciado de la práctica del Ritual. Hemos encontrado métodos para mantener activo el trabajo mediante Cámaras de Instrucción telemáticas, lo que nos ha permitido vincularnos a través del ejercicio reflexivo, pero ¿Qué podemos hacer ante la ausencia del Ritual? ¿Debemos conformarnos con el trabajo intelectual de la lectura?

Existe otro método de experimentación, que ahora más que nunca debemos practicar. Un método que nos fue revelado en nuestros primeros pasos en la Orden, incluso antes de llamar desordenadamente a las puertas del Templo. Un método al que fuimos invitados sin ser conscientes de ello, a través de lo experimentado y lo observado en la Cámara de Reflexiones. Un método que, si bien no logrará reemplazar el ejercicio del Ritual, puede acercarnos a vivenciar una experiencia más allá del ejercicio puramente reflexivo. Ahora…tal como en aquel primer momento de la Iniciación…quiero invitarlos al V.I.T.R.I.O.L.

Apartados de la realidad sensible, comenzamos nuestro viaje Interior. Favorecidos por la soledad y el silencio, nos permite dirigir nuestros sentidos hacia nosotros mismos.

Así es como se inicia la “VISITA”, la primera palabra contenida en el acrónimo. Un viaje de ir y venir. Un equilibrio dinámico, como un objeto vibratorio que oscila, pero vuelve a su posición original. No debemos quedarnos dentro, pues sólo vamos de visita.

Este viaje tiene un sentido definido, evidenciado por la segunda palabra contenida en el concepto, “INTERIORA”, que resalta que es un viaje interior, de autoconocimiento y auto perfeccionamiento. El destino de este viaje se encuentra contenido en la tercera palabra, “TERRAE”. Un viaje al interior de la tierra, al origen, a lo más profundo de nuestro ser, representado por la Cámara de Reflexiones. Un viaje donde no se admiten ilusiones, por lo que debemos despojarnos de nuestros metales; de nuestra personalidad forjada por las influencias profanas, de todo aquello que se ostenta, pero que no es constitutivo, que brilla con engañoso destello. De eso que nos encierra y limita nuestro perfeccionamiento espiritual.

Desprovistos de aquella coraza, luego de interiorizarnos en las profundidades de la tierra, se produce la muerte Iniciática. Una muerte que no representa el final de la existencia, sino que refleja un cambio, una transición. La calavera frente a nosotros nos recuerda que el cuerpo físico muere y se desintegra. El ambiente es fúnebre, las paredes están pintadas de negro. Existe una real oscuridad, el nigredo, el negro más negro que el negro. Lo material desintegrado, preparado para una nueva transformación. Pero dentro de esa oscuridad, sobre el Símbolo de la muerte física emerge una tenue luz que proviene de una vela, signo de que la esencia del ser no perece, sino que se transforma. Comienza el nacimiento de un nuevo hombre, dispuesto a trabajar en su propio perfeccionamiento. El advenimiento inminente de la luz es anunciado por el gallo dibujado en la pared, símbolo del despertar de nuestra inteligencia, abierta a verdades Iniciáticas. El trabajo de este hombre nuevo se realiza por medio de rectificaciones, lo que se encuentra contenido en la cuarta palabra, “RECTIFICATUR”. Es la esencia misma del trabajo masónico, la determinación de lo que debe ser corregido, y su posterior rectificación. Es la identificación, y posterior desbaste de la Piedra Bruta.

Quien rectifica su camino y persevera en su propio sendero Iniciático de búsqueda será capaz de encontrar. Es lo que nos indica la letra I, que representa la palabra “INVENIES”.

¿y qué es lo que encontrará? Las últimas dos palabras nos muestran el resultado de la búsqueda, “OCCULTUM LAPIDEM”, o la piedra oculta. Aquella piedra que es el producto de la labor realizada. La piedra cúbica, pulimentada, o la Piedra Filosofal de los antiguos alquimistas.

El V.I.T.R.I.O.L., es un proceso que debe desarrollarse de manera paulatina, pues todo lo que debe ser purificado no se nos expone de manera inmediata. Cada rectificación nos llevará por caminos diferentes dentro del sendero Iniciático, así como cada golpe de Mazo y Cincel sobre la Piedra Bruta irá exponiendo distintas impurezas, que previamente pudieran haber estado ocultas en regiones más profundas de la Piedra. Mientras mayor sea el descenso al interior de la tierra, nos encontraremos con conflictos más profundos; con aquellos vicios que tal vez desconocemos o que por algún motivo hemos ocultado de manera voluntaria. En este camino Iniciático no podemos evadir; la rectificación requiere confrontación y sufrimiento, lo que no es tarea fácil. Si logramos salir victoriosos de aquella tarea tendremos la oportunidad de corregir nuestros errores, superar nuestros traumas y sanar aquellas heridas más profundas. Seremos progresivamente seres más virtuosos. El proceso alquímico incluido en el V.I.T.R.I.O.L. tiene un significado mucho más profundo de lo que hasta ahora ha sido expuesto, ya que la gran obra iniciática incumbe al ser humano considerado en su totalidad (cuerpo, mente y espíritu). Esta gran obra se refleja a través del número siete, número sagrado que se compone de la suma de la tríada y el cuaternario, representativo además del dominio del espíritu sobre la materia, algo a lo que los aprendices debemos aspirar.

ELa Masonería, al escogernos entre los demás profanos para ingresar a la Orden, busca hacer de nosotros “hombres escogidos, sabios o pensadores, elevados por sobre la masa de los seres que en nada piensan”. Para esto, pone a nuestra disposición el conocimiento contenido en los Símbolos y los Rituales. Ha querido darnos enseñanzas incluso antes de pasar por la Iniciación, invitándonos a la purificación de la tierra, a esta muerte simbólica ocurrida en la Cámara de Reflexiones, para luego adentrarnos en el V.I.T.R.I.O.L. Sin embargo, ninguno de estos conocimientos se nos entrega de manera explícita. Tal como se ha mencionado en el Trazado, debemos trabajar constantemente, debemos estar en continua rectificación de nuestro camino, lo que es una labor que requiere un alto grado de dedicación y habilidad. No puede ser realizada por cualquier individuo, lo que significa que es un Arte. Y entre todas las prácticas consideradas artísticas, el arte supremo del pensar es considerado el arte real, o el arte por excelencia. Es justamente su práctica lo que nos permite el desarrollo de todos los procesos de perfeccionamiento, ya sea personal o colectivo. El Arte Real es la esencia misma de pensar, de reflexionar, es el motor que nos impulsa a ser librepensadores. Pero su ejercicio no es exclusivo de procesos reflexivos interiores, pues las decisiones razonadas deben antecedernos en todos nuestros pasos por el mundo profano. Él trasciende los muros del Templo, guiando nuestras decisiones intramuros y extramuros. El nivel de profundidad que alcancemos en el ejercicio de este arte estará determinado por el nivel de conciencia que desarrollemos, lo que dependerá de nuestra propia labor en cada uno de los grados respectivos.

Sobre su ejecución en los procesos reflexivos personales, en particular en el desarrollo del V.I.T.R.I.O.L., nos otorga la posibilidad de morir para nuestra vida profana, renaciendo como hombres nuevos, buscadores incansables de la verdad. Aquella verdad universal, de la cual la humanidad misma se ha ido alejando, forjando dogmas que desvían sus sentidos, hacia aspectos superfluos de la vida cotidiana. Es nuestro deber alcanzar ese perfeccionamiento personal, para impulsar luego el perfeccionamiento colectivo. Tenemos un arduo trabajo por delante, que debemos realizar según nuestras posibilidades. Por ahora, debemos mantenernos alejados de nuestros Templo físicos, postergando el ejercicio del Ritual. Sin embargo, el ejercicio del V.I.T.R.I.O.L. siempre estará disponible…pues es un trabajo individual.

A modo personal, creo que la reflexión debe complementarse con el ejercicio de la meditación, ejecutando el silencio interior, volcando los sentidos hacia nosotros mismos y manteniéndonos separados del ambiente externo, mientras dure la meditación. De esa forma, este viaje interior puede adquirir un sentido experimental, vivencial…tal vez podamos descender a niveles más profundos de nuestro propio ser, pudiendo descubrir incluso aspectos de nuestra propia existencia que tal vez aún no hemos visualizado.

R.: L.: La Búsqueda N° 182 Valle de Providencia

Las Luces de Néstor Escobar Ramos (Q.:

D.: O.: E.:)

Quisiera comenzar el presente trabajo refiriéndome a lo que se entiende por LUZ. De acuerdo a lo indicado por la RAE, esta palabra cuenta con una gran cantidad de acepciones, no obstante, por motivos prácticos, personales y aquellos que guardan relación con la temática planteada, me permito seleccionar los siguientes:

• LUZ proviene del latín lux, lucis.

• Agente físico que hace visibles los objetos.

• Modelo, persona o cosa capaz de ilustrar y guiar.

• Claridad de la mente.

• Ilustración, cultura.

Como Aprendices de Masón, debemos saber que la simbología de la LUZ o de LAS LUCES estarán presentes durante toda nuestra vida Masónica y desde el primer momento de nuestra Iniciación, por lo tanto, es uno de nuestros deberes el conocerlas y apreciarlas, darles nuestra propia interpretación y sentido, lo que se debiera ver reflejado durante el desarrollo de todas nuestras actividades, intra y extra muros.

Las luces son fundamentales al momento de estar en logia y durante toda la vida del masón, sin ellas nada veríamos y sin ellas estaríamos en la más profunda de las oscuridades.

Del Libro del Aprendiz: “Sobre el Ara se encuentran ubicadas las Joyas del Templo: Las tres luces ubicadas en forma de escuadra tendida que simbólicamente representan la SABIDURÍA, como búsqueda constante y permanente del conocimiento (el Venerable Maestro) ubicada al Oriente, la segunda, ubicada al Norte y representando la FUERZA, presente en todas nuestras acciones para sustentar sólidamente la obra interior sin dejarse ganar por el desánimo o el cansancio (Primer Vigilante) y la tercera al Sur representando la BELLEZA, la que encontraremos en el fruto de nuestras obras, las que nos hacen más humanos y mejores personas (Segundo Vigilante). Estas luces son también denominadas luces morales animadas y deben ser representadas materialmente por cirios de cera virgen y mucho más gruesas que una vela corriente; jamás deben ser reemplazados por luces electricas”.

La luz del Venerable Maestro nunca debe ser apagada, pues la SABIDURÍA es algo propio del Templo. Muy importante además es que las luces del Ara jamás deben ser encendidas con fósforos (ya que hace explosión) y el esoterismo prohíbe dicha explosión en el Templo.

LA SABIDURÍA

Esta se manifiesta como una conducta prudente en todo el desarrollo de nuestra vida, permitiéndonos diferenciar lo bueno de lo malo. Nos hace un permanente llamado a proceder con templanza, cautela, moderación y sensatez para desarrollar el buen juicio, pues cultivar esta virtud es inherente a la filosofía; es decir el amor por la sabiduría, por ello nuestro Venerable Maestro y los Queridos Hermanos Maestros son los paradigmas en sus orientaciones y pensamientos reflexivos, que deben servir de guía para este largo camino que decidimos recorrer.

LA FUERZA

En lo más profundo de nuestra alma hay una fuerza y un poder que nos permite superar cualquier temor; es la perseverancia en el actuar, la firmeza y convicción de nuestras acciones. Nuestra fuerza espiritual nos permite amar a todas las personas y considerar al prójimo como parte de nuestra familia, nos orienta a la tolerancia y a ser pacientes con los que nos rodean, la Fuerza nos sustenta en los momentos de pruebas y dificultades.

LA BELLEZA

La Belleza adorna nuestras vidas y nuestras almas, es la cualidad y virtud que poseen las personas o las cosas. En virtud de ella podemos distinguir la claridad y la proporción, expresando la búsqueda de la perfección para alcanzar la belleza virtuosa; busca bosquejar y desbastar la Piedra tosca, en la que se acumulan los vicios y aristas que debemos eliminar. La Belleza, en fin, se manifiesta en la equidad y justicia de nuestros actos.

La Sabiduría, la Fuerza y la Belleza son cualidades y virtudes que el Aprendiz debe desarrollar y cultivar permanentemente, pues estas le permitirán aproximarse al equilibrio y perfeccionamiento espiritual. Recordemos que una de nuestras tareas en este Grado es el de conocernos a nosotros mismos, lo bueno y lo malo, trabajo personal que en conciencia e intimidad nos permitirá trabajar en el pulimento de nuestra propia Piedra Bruta, cuyo resultado debiera reflejarse de manera evidente, habiendo aquilatado y valorado la mejor Sabiduría, proveniente de nuestro ser interior y también del trabajo conjunto con nuestros Queridos Hermanos; con la suficiente Fuerza que permita resistir a los embates de nuestro entorno y no sea sólo una fachada que oculte un trabajo incompleto y desprolijo y finalmente debe contener la suficiente Belleza, para que adorne nuestras vidas pero que no permita que se transforme en mera vanidad. Nuestro camino como Eternos Aprendices en la búsqueda de nuestra propia verdad debe estar iluminado permanentemente por las luces de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza. Sabiduría para que no desviemos nuestros esfuerzos y que estos nos permitan obtener los resultados deseados, apoyándonos en nuestra Fuerza interior y también en la de nuestra Augusta Orden, ya que el mundo profano se encuentra repleto de desviaciones --senderos de fácil recorrido y tentaciones que solo son obstáculos en las metas que deseamos alcanzar--, las que deberán estar llenas de Belleza, haciéndolas de esta manera apetecibles y anheladas, resultando finalmente en nuestra propia transformación como personas, sin antes haber dejado atrás al profano que cada uno de nosotros lleva en su interior.

R.: L.: Renovación N° 31

Valle de Santiago

15 de mayo 2019 e.: v.:

“EL SÍMBOLO”

El concepto de Símbolo tiene una variedad de significados según se trate la lingüística, la antropología, la filosofía o la psicología, haciéndose más compleja de acuerdo al sentido que le dan una u otra tendencia disciplinar bajo un contexto y una época. La historia y la tradición nos dicen que los antiguos egipcios, hombres de espíritu eminentemente religioso y artístico, usaban el simbolismo en todas sus manifestaciones de misticismo y de cultura. Así, vemos que es simbólica su escritura jeroglífica, que consiste en expresar ideas concretas por medio de signos y figuras convencionales; simbólicas también son sus representaciones mitológicas, pues varias de sus fábulas están sintetizadas en símbolos bastantes conocidos. Etimológicamente la palabra Símbolo tiene su origen en el vocablo griego “symbolan”, referido a un pacto secreto de una comunión religiosa o ideológica. Es la forma de exteriorizar un pensamiento o idea, así como el signo o medio de expresión al que se atribuye un significado convencional y en cuya génesis se encuentra la semejanza, real o imaginada con lo simbolizado.

Símbolo, según el Diccionario de la lengua es la expresión por cualquier medio sensible, de algo moral o intelectual, lo que, dicho en otras palabras, es la representación por medios gráficos comprensibles de conocimientos, cualidades, virtudes o principios complejos. Un Símbolo debe cumplir con ciertas condiciones para que llene cumplidamente su objetivo: universalidad, ser sugerentes de manera de provocar recuerdos o asociaciones mentales, ser eternos y tradicionales de manera que se transmitan de generación tras generación.

La Masonería tiene como medio exponer sus ideas a través del lenguaje Simbólico, que encierra los principios filosóficos de la institución; se vale del Símbolo y del Emblema, que son ideas representadas por medio de imágenes; el emblema tiene una expresión determinada, no así el Símbolo que representa ideas más amplia; a nosotros nos corresponde adentrarnos en la esencia del Símbolo que observamos, encontrando la belleza de su significado Masónico, descubriendo la idea que refleja para darle vida real a sus enseñanzas morales dirigiendo nuestra voluntad hacia el bien y así llegar a encontrar la Verdad que buscamos.

El Templo donde realizamos nuestros trabajos se alza como una alegoría real de la representación del Universo; todo en él es Simbólico y esta es la fuente de luz y verdad que la Francmasonería ha adoptado para la enseñanza de su Doctrina.

El Sol alumbra sus columnas dando vida a los fecundos trabajos; es la Sabiduría que genera salud, que proporciona fuerza y favorece la unión. La pálida Luna nos muestra, con su ejemplo, un camino a seguir: reflejar y transmitir la luz de la Verdad. El cielo estrellado nos muestra la inmensidad de la obra divina, que aún en la absoluta obscuridad de la noche alumbra a los corazones que siguen el camino del Ideal.

Doce columnas sostienen la bóveda celeste y son la representación de las constelaciones del Zodíaco, de los doce meses del año que marcan la etapa solar, y los doce discípulos del Maestro Iniciado. Nuestro templo representa, asimismo, al hombre y su microcosmos, y si observamos la ubicación de los asientos de los Hermanos y, en especial, de los dignatarios de la Logia, podremos ver representadas todas las cualidades del individuo. Al Oriente el Venerable Maestro, que simboliza la Sabiduría, es el asiento de la mente de la Logia, su cerebro. Las columnas Norte y Sur, representaría la columna vertebral; el Orador, la palabra de la Logia; el Secretario, su memoria; el Ara del Templo no es otra cosa que el corazón, el sentimiento, lugar donde todo Masón hace y renueva sus juramentos. Los Vigilantes, ejecutan las órdenes del Venerable Maestro que representa la acción y la creación, la voluntad y la forma, y los demás oficiales, las distintas cualidades del ser humano. Las columnas B y J, son las bases, las extremidades con las cuales el individuo se mantiene sobre la tierra y que le faculten para actuar en el medio en que vive y convive.

El Mosaico del Taller simboliza la tierra donde vivimos, con todos sus matices e idiosincrasias que tienen los Masones en la humanidad toda; pero esta gama de colores que llega desde el negro hasta el blanco es suavizada por la tolerancia que permite efectuar el trabajo Masónico sin dificultad y ampliamente Fraternal. El piso está compuesto de baldosas cuadradas o, mejor dicho, por dobles triángulos rectángulos, lo que nos está indicando que el piso del Taller reúne condiciones de armonía y equidad.

El Mandil que usamos en nuestros trabajos tiene diferentes significados, según en el Grado en que se le ocupe. Y así observamos que en el del Aprendiz, con la faldeta levantada, quiere indicarnos que aún en nosotros se desconoce la potencia espiritual, pero que, con tesón, con voluntad y verdadero interés, podremos conquistar el equilibrio moral y la fuerza espiritual, necesarias a todo buen Masón para lograr alcanzar el recto sentido del bien.

El Ara, altar de la propia conciencia del individuo, posee el Libro del entendimiento y los instrumentos como el Compás y la Escuadra, en tal posición que nos representa que nuestra materia aún domina a nuestro espíritu. Es el resorte regulador de nuestras enseñanzas y los indicadores fieles y seguros en el camino de la Virtud y de la Perfección. Al levantar nuestros ojos, nos encontramos con una Cadena que circunda la parte superior de nuestro Templo y que remata en las Columnas. Esta cadena nos simboliza la Hermandad que une a todos; es reflejo de nuestros anhelos de purificación y de solidaridad humana. Es muy grande la fuerza que expresa nuestra Cadena de Unión; ser eslabón de un todo, sentirnos ligados en el sentimiento, en la idea, y en la acción, a otros eslabones, cuya fuerza espiritual jamás se romperá, es sentir el convencimiento en el bien de los hombres, buscando la Verdad.

El Mazo y el Cincel: el primero representa el poder o la fuerza y que, relacionado con el ser humano, significa la voluntad para luchar y hacer frente a la vida. El Cincel simboliza el poder de determinación y concentración en un solo objetivo. Con estas dos Herramientas y premunidos además de las enseñanzas Masónicas, debemos trabajar en pulir la Piedra Bruta, es decir, nuestra personalidad, cortando o separando lo falso, lo aparente, lo engañoso y seguir siempre la línea de la Verdad. Agreguemos también la Escuadra, que es el Símbolo de inteligencia.

Podemos decir que la Escuadra figura en todos los Ritos, como uno de los símbolos más elocuentes que ha guiado a los Masones de todas las épocas, por el camino de la Rectitud, la Equidad y la Virtud. La Escuadra es la joya del Venerable Maestro, lo que indica que es el Masón más recto, más justo y ecuánime de todos los Hermanos del Taller.

Todo lo que nos rodea, en nuestra vida actual, desde el punto de vista cultural, es un resumen de Símbolos de fuerza, de valor y de trabajo.

Cada Símbolo nos invita a pensar profundamente y de ellos ninguno más que la Piedra bruta y la Tallada que podemos ver al pie de las Columnas. La Piedra Bruta nos dice cómo somos nosotros: no hay aristas, no hay vértices, nuestras caras están llenas de asperezas y desigualdades, nuestra personalidad es imperfecta. La Piedra Tallada nos dice cómo podremos ser con la ayuda Fraternal de nuestros Maestros y, sobre todo, con el interés que pongamos nosotros mismos, con la labor desinteresada y efectiva que podamos demostrar.

Desde el momento en que cruzamos por primera vez las Columnas de un Taller Masónico, hemos iniciado un camino difícil pero maravilloso, hemos comprendido que trabajamos y luchamos por nuestro propio perfeccionamiento y por una desinteresada colaboración hacia el progreso colectivo. Solamente por medio del estudio, de la investigación y de la experiencia puede llegar a comprenderse la razón de las leyes que rigen el universo y la vida humana. Igualmente, la masonería nos coloca la tarea de buscar la interpretación de nuestros Símbolos, para que mediante la práctica de las virtudes encontremos los elementos y los materiales que nos sirvan para nuestro Perfeccionamiento.

Fernando Rivera Mendoza R.: L.: Cautín N° 35 Valle de Temuco

“La

Granada”

La Granada es un fruto originario del medio oriente asiático, que históricamente fue introducida a España por los árabes, grupo humano que dejó su huella en la ciudad que lleva el mismo nombre.

La granada es considerada una infrutescencia debido a que es el resultado de la fecundación de una inflorescencia compacta, así como también de la fecundación del óvulo de ciertas flores apocárpicas. En una infrutescencia, los frutos se encuentran en formación donde un fruto está adherido y contiguo a otro de forma que el conjunto se asemeja a un gran fruto. A pesar de su apariencia externa de un solo fruto, las infrutescencias pueden ser reconocidas por su estructura interna. Otros frutos considerados infrutescencias son la piña, las frambuesas y los higos, entre otros.

La Granada consta de una dura corteza que es capaz de conservar fresco el interior que contiene un aproximado de 613 semillas, las cuales nos brindan un líquido agridulce de color rojo. Esta configuración evoca la idea de lo mucho (semillas) en lo poco (fruta) y da el sentido de la multiplicidad contenida en la unidad.

Datos Históricos en el cultivo y uso de la Granada

Los antiguos egipcios preparaban con su jugo un vino ligero con sabor a frambuesa.

Hipócrates recomendaba el jugo de la granada contra la fiebre y como fortificante contra la enfermedad.

Los babilonios creían que masticar sus granos antes de las batallas los hacía invencibles.

Los romanos conocieron la granada gracias a los fenicios que la trajeron de Fenicia (aproximadamente en el actual Líbano) a Roma, de ahí su nombre científico de Púnica.

La Biblia hace referencia en numerosas ocasiones a este fruto y siempre en su defensa.

Son los bereberes quienes traen la fruta a Europa y popularmente se afirma que la ciudad de Granada debe su nombre al fruto.

La Granada es un fruto que en múltiples culturas se asocia a la fertilidad y felicidad conyugal, revisemos algunas

En Java está asociada a ciertos ritos que acompañan el embarazo. En Colombia el fruto está presente en el escudo del país y en el escudo de la ciudad de Bogotá, su capital. Forma parte del escudo de la ciudad de Tacna al sur del Perú.

Simbología judía

La Granada es uno de los símbolos de Rosh Hashaná (año nuevo judío). Es tradicional su consumo en esta festividad, ya que con sus numerosas semillas simboliza la fecundidad. Asimismo, se cree que es uno de los frutos que más semillas contiene, con alrededor de 613, simbolizando las 613 mitzvot o mandamientos.

Simbología cristiana

Su simbología principal de fructificación y fecundidad es vista desde el cristianismo en su vertiente espiritual, asimilando sus muchas semillas a los innumerables efectos de las perfecciones divinas. También está presente en motivos religiosos cristianos, especialmente en las vestiduras de los sacerdotes para las funciones religiosas.

Simbolismo Masónico

El simbolismo masónico que nos entrega la Granada se aprecia desde el punto de vista espiritual. Su aspecto, (que promueve su forma y su contenido) basado principalmente en la coraza que posee en su exterior y la estreches de sus semillas en el interior, conduce a la idea de orden, abundancia, resguardo y protección.

Desde otro punto de vista, las particularidades de esta fruta las podemos ver desde un sentido más “macro”, como una representación del Universo: La esfera -como representación de un todo- y su contenido -como representación de la vida encerrada en este-, donde la idea de división está ausente; solo existe una separación necesaria entre individuos (semillas). Con esto, podemos ver representada la pertinencia de algo a un todo (Universo - Granada), donde incluso el caos pertenece al orden, nada se escapa y todo está contenido.

Este símbolo binario, perteneciente al reino vegetal, se ubica al igual que la cadena de unión, en lo alto de nuestros Templos, exhibiéndose en la columna B un fruto abierto mientras que en la columna J esta se presenta cerrada mostrándonos la coraza que la cubre en una y en la otra denotando su contenido presente en ella. Los granos o semillas del interior de esta fruta son también expresión de fertilidad y renovación; estas semillas son como las células embrionarias que en su tiempo provocarán una transmutación o muerte de la semilla a un estadio de gérmenes, producto de la acción y el efecto del agua, la tierra y los nutrientes presentes en ella para que algún día lo que comenzó como una pequeña semilla pueda ser un gran árbol.

La semilla podría representar al Grado de Aprendiz, en donde los Queridos Hermanos son guiados por Maestros y Compañeros para así lograr en nosotros una germinación, en donde logremos ser capaces de comprender el significado del esoterismo masónico y los mensajes contenidos en los símbolos de enseñanza, para así algún día lograr formar un gran árbol sólido, como aspiramos que sea nuestro propio Templo espiritual.

Las semillas podrían representar también la estrecha unión de todos los Masones del mundo. Están formadas por una membrana externa, jugo rojo y la semilla propiamente tal (carne, sangre y esqueleto). Estos granos apretados, asemejan a una colmena simbolizando que, como abejas, los Masones trabajamos sin descanso, recogiendo de flor en flor lo más preciado, depositando en sus panales las enseñanzas y aprendizajes que vamos teniendo. Así el Hermano lucha contra sus costumbres profanas, huye del vicio y practica la virtud, trabajando para la construcción de nuestro propio templo espiritual.

La blanca membrana que cubre los granos simboliza el Mandil que empleamos como símbolo de nuestro Trabajo, representando con su color la pureza con que como obreros vamos formando nuestro Templo de la ciencia, virtud y moral. El contenido líquido dentro de estos granos, de color rojo, evoca la sangre que en muchas culturas significa vida y por su sabor agridulce, nos recuerda por su parte agria los pesares de la existencia, y su dulzor a las alegrías de la vida, representado esto en nuestro Mosaico transitando por negros o blancos o dulces y amargos. El origen de este símbolo en la masonería debe buscarse en la tradición bíblica, ya que las columnas exteriores del Templo de Jerusalén estaban decoradas con bajorrelieves que representaban este fruto.

Su significado más inmediato es ciertamente el de la abundancia y la prosperidad, es necesario tener en cuenta otros significados: la Granada es, de hecho, un fruto en el que se encierran y están estrechamente entrelazadas innumerables semillas, que en conjunto constituyen el fruto y su exuberancia. Así, por analogía, los masones ven en cada semilla a un "albañil libre", único en su singularidad, pero estrechamente ligado a sus "Hermanos" en una sola gran familia, cuya prosperidad es consecuencia directa de esta unión. Como la función de la semilla es fructificar, su abundancia en la Granada también simboliza -en teoría- el deseo y la voluntad de los Francmasones de todo el mundo de proliferar cada vez más. Juntos, la multiplicidad de las semillas alude a la multiplicidad de sabios y aportes filosóficos que han creado, a lo largo del tiempo, una tradición compacta.

En la iconografía masónica, la granada se pela parcialmente para que veamos la cohesión interna, mientras que la parte cubierta significa la capacidad de defender tus ideales de la blasfemia que podría afectarles.

La presencia de las Granadas a la entrada del Templo, sobre las Columnas, ¿no nos confirma la importancia que debemos dar al mundo profano? ¿No nos invita a establecer el lazo de unión entre la Logia y el Templo de la Humanidad por construir? Inseparables de las Columnas J.: y B.: las Granadas ofrecen al Masón un bello motivo de meditación y de conocimiento.

Los Masones esparcidos por la faz de la tierra estamos fuertemente unidos por un vínculo común, el vínculo de nuestra Iniciación y el de pertenecer a esta institución filosófica y moral. Sin embargo, esto no es solo lo que ocurrió aquella noche de Iniciación sino más bien es el comienzo de un largo camino de germinación y crecimiento en donde nos desarrollamos como personas, acompañados estrechamente por nuestros Queridos Hermanos, reunión tan intensa como la de las semillas contenidas dentro de la Granada, Símbolo de la fraternidad más pura, la fraternidad de la Francmasonería Universal.

Pablo Solís Ortega Aprendiz de Masón R.: L.: Frontera N° 152 Valle de Temuco

¿PERSISTÍS

EN SER MASÓN?

Desde el veinticuatro de agosto y hasta el cinco de septiembre del presente año se estarán desarrollando en la ciudad de Tokio, Japón, los Juegos Paraolímpicos año 2020, los cuales sufrieron modificación en su ejecución derivado de la pandemia del Covid-19. Dentro de los países en competencia se encuentra Chile, el cual ha tenido una notable participación, logrando obtener dos medallas de plata y dos de oro, destacando las actuaciones de atletas como Alberto Abarza, quien se impuso en los 100 metros espalda en la categoría S2, y obtuvo la presea de plata en los 200 metros libres en la misma categoría; o el caso de Francisca Mardones, quien conquistó el oro en el lanzamiento de la bala, batiendo en dos oportunidades su propio récord mundial, con 8,33 metros en la categoría F54.1.

Es así como una instancia tan importante como lo son los Juegos Olímpicos, nos ha permitido conocer la vida y el esfuerzo de Alberto Abarza, quien a pesar de la pandemia, alejado de las piscinas por más de un año, y estar en una etapa crucial en el tratamiento del síndrome de “Charcot-Marie-Tooth” que le afecta, siendo esta una enfermedad degenerativa que le produce atrofia muscular, ha logrado vencer todos los límites posibles, “persistir” en el logro de los objetivos trazados, alcanzar el podio y llevar a Chile a lo más alto del deporte.

De esta manera y utilizando como ejemplo los antecedentes expuestos, es válido formular una interrogante; en la consecución de cada uno de los objetivos que el ser humano tenga en la vida, sean estos intelectuales, profesionales, familiares, deportivos, entre tantos otros, ¿De qué manera se puede asociar la motivación con el concepto de persistencia?, y por consiguiente, ligado a todas aquellas actividades propias de la Orden, ¿Cuál es el verdadero valor de la persistencia en la vida del Aprendiz de Masón?

Resulta muy difícil no rememorar el día de la Iniciación, tan especial y lleno de Simbolismos, de dudas, inclusive de reserva, pero que de una u otra manera permite comenzar a mover lentamente la venda que hasta ese día se encontraba en los propios ojos. Es así como el Recipiendario, luego de haber realizado los Tres Viajes Misteriosos,

queda sentado entre dos Columnas y escucha atentamente las palabras del Venerable Maestro, el cual le explica que los obstáculos han disminuido respecto de los viajes anteriores, para que pueda confirmar que la perseverancia en la adquisición de la virtud y de la Verdad allana insensiblemente los tropiezos. Además, le establece que las llamas simbolizan el amor al prójimo, como también los peligros que deberá vivir, en defensa de la Verdad y la Justicia, en el entendido que la Masonería no es fuente de pasatiempos, sino de sacrificios y activo combate contra el mal y el error. Se le indica que obrar en la Orden requiere sacrificio absoluto y sincero para quienes han decidido emprender este camino, ante lo cual el Venerable Maestro pregunta de forma directa: ¿Persistís en ser Masón?

Que difícil y profunda pregunta para quién conoce nada, o muy poco de la Orden, donde en ese momento todo es una permanente incógnita, debiendo responder a ciegas, privado de la visión, pero con plena confianza de la voz que en ese momento lo está guiando. Sin embargo, más allá de significados específicos, más allá de enciclopedias y diccionarios, resulta preciso tratar de entender la potencia de tan importante pregunta, la cual busca la ratificación por medio de una respuesta positiva, es decir, responder con la convicción plena que al corroborar lo anterior, se confía plenamente en algo que hasta ese momento no se conoce del todo. Quizás las palabras que brotan de la boca no son tan sólo a base de un razonamiento analítico, sino también es el mismo corazón o Ser Interior que entrega la quietud necesaria para confiar y prácticamente “saltar al vacío”, sin miedos, hacia el infinito y la inmensidad del universo. Es aquí donde resulta importante establecer diferencias entre los conceptos de motivación y persistencia. El primero se traduce en la chispa de inicio, que genera la llama que permite iniciar algún camino; es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de la persona hacia metas o fines determinados, es el impulso que mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación, dando energía y dirección a la conducta. Mientras que la persistencia se presenta como la continuación voluntaria de una acción orientada a una meta, a pesar de los obstáculos, dificultades y desmotivaciones.

De ahí la importancia de tener metas claras, concretas y planificadas, basadas en uno mismo y que sean realistas. Quienes persisten trabajan muy duro para alcanzar sus objetivos y perseveran en sus esfuerzos hasta que logran lo propuesto, no siendo inclusive sorpresivo que perseverancia y éxito vayan de la mano.

Quizá por ese motivo es que la persistencia se somete a evaluación desde el mismo día de la Iniciación, más allá de la “curiosidad inicial”, es decir, explotar la motivación y acrecentar el conocimiento, día a día por medio del trabajo metódico y constante, no claudicando ante las distintas adversidades y dificultades que se van a presentar. Persistir llevará inexorablemente a no desfallecer y por qué no decirlo, a desarrollar las fuerzas necesarias para no soltar el Mazo y el Cincel , golpeando con decisión la Piedra Bruta, manteniéndose en el camino de la Virtud y trabajando para convertir el Bien en una manifestación de la propia voluntad que se plasma en concreciones conductuales, desencadenando la bondad como opción redentora de los espíritus, pues es parte de la bondad humana aprender del error y de cada una de sus consecuencias. Así es como la interrogante ligada a la persistencia, representa un examen diario a la propia conciencia, una prueba en la cual la respuesta se encuentra al interior del propio Ser, desde el día que se decide buscar la luz Masónica. Pero más allá de los análisis etimológicos que se puedan realizar de cada uno de estos conceptos, resulta importante considerar una de las situaciones que han puesto en jaque esta persistencia, la cual ha sido el enfrentar los embates que la pandemia derivada del COVID-19 han marcado en la vida de profanos e Iniciados, donde la fortaleza y el autoconocimiento guían el trabajo diario, alejados del Templo, resguardados de la indiscreción externa por medio de mascarillas y guantes, en una época de alcohol gel y distanciamiento físico. Pero a pesar de todo este tipo de restricciones, el concepto de perseverancia se ha visto beneficiado por el empleo de plataformas digitales, las cuales han permitido mantener la conectividad entre la totalidad de los Hermanos.

Lo anterior llevó al desarrollo de manera virtual de cada una de las Cámaras y Tenidas, permitiendo que el Taller no pierda el contacto, aunque este sea por el intermedio de una pantalla de computador

o celular, dando inclusive la valiosa oportunidad de compartir semana a semana con Queridos Hermanos de todos los Grados, en distintas partes de Chile, iluminando con sus conocimientos cada una de estas instancias en donde la Logia se reúne por medio de “zoom”, o cualquier otro tipo de aplicación digital. La persistencia permite no claudicar, prosiguiendo el camino, avanzando paso a paso, dándole vida y sentido al tiempo. Es ahí donde la Gran Logia de Chile permite, por intermedio de su página web, conocer la vida del Hermano Raúl Rodas Roca, quien el 24 de agosto recién pasado cumplió 100 años de vida, donde su vida Masónica marca su camino en el trabajo de ser un buen hombre, ingresando a la Orden el 11 de noviembre de 1965, en la Respetable Logia Estrella de Magallanes N°25. A pesar de todas las restricciones sanitarias propias de la pandemia, el Maestro Rodas espera volver al Templo Masónico para reunirse con sus QQ.: HH.:, imbuido de Fraternidad, haciendo en carne propia y ya en el centenario de su vida, el real significado de “persistir en ser masón”.

Todas las mañanas al levantarse de la cama y encender la luz, el hombre tiene una pequeña pero importante oportunidad de realizar un trabajo de introspección frente al espejo. Definir prioridades laborales, comprender qué actividades se deberán ejecutar con urgencia en el día y cuales podrán esperar un par de horas, entre tantas otras; pero para quienes somos partes de la Orden, podemos observarnos cara a cara en ese espejo y quizá preguntarnos ¿soy capaz de persistir en ser Masón?

Desde el día de la Iniciación la respuesta se aloja en lo más profundo del Ser, y el único que puede saber esa respuesta es exactamente uno mismo. Porque la persistencia es fruto del trabajo personal, del esfuerzo diario en participar en cada una de las actividades del Taller, en el cumplimiento de plazos, en la entrega de trabajos para Cámaras y Tenidas, en utilizar las herramientas que la francmasonería entrega y que uno por medio de ese trabajo personal es cap o al interior del Templo, como t

Y es verdad que muchas veces el cansancio, la rutina, las actividades profanas, el desgano, el desinterés, la pereza, tratarán de someter a prueba la propia voluntad, tratarán de triunfar en esta guerra interior, en donde el Aprendiz de Masón debe saber elegir bien sus armas, de tal manera de persistir en el camino que libre y voluntariamente ha elegido para con su vida, la cual se basa en la Tolerancia, la Fraternidad y la Solidaridad.

Al igual que los atletas Francisca Mardones y Alberto Abarza, el éxito en los objetivos trazados no se da de la noche a la mañana, en un abrir y cerrar de ojos. Por el contrario, requiere de constancia, sacrificio, horas de arduo trabajo, de entrenamiento, de estudio, de dar el máximo de capacidades en pos de alcanzar el premio mayor, o mejor dicho, donde el éxito que se obtiene es fruto de vencer todo tipo de obstáculos y barreras, como consecuencia de las propias acciones.

De esta manera, el persistir en ser masón no es una imposición, no es una obligación, por el contrario, es una pregunta abierta, en donde cada uno de los integrantes de la Orden posee la libertad de dar respuesta acorde a la propia conciencia, es decir, es una invitación a no claudicar, a insistir, a esforzarse al máximo, a ser luz en la obscuridad, ya que quien abraza la Francmasonería jamás estará solo, jamás recorrerá el camino a ciegas, muy por el contrario, cuenta con el apoyo fraterno y auxilio de cada uno de los Hermanos esparcidos a lo largo de la República y por qué no decirlo, del mundo entero.

Marco Vera Maturana Grado Aprendiz de Masón

R.: L.: José Victorino Lastarria Valle de Iquique

“LA LUCHA DE LA VERDAD CONTRA LA MENTIRA”.

Vivimos sin duda tiempos de mentiras. Aunque, bien mirado, como Hannah Arendt nos advierte, el engaño y la falsedad deliberada, la manipulación y el fraude, siempre estuvieron con nosotros. De hecho, a menudo fueron y son disculpados como una herramienta legítima en la lucha política. Sorprendentemente este no es el caso de la verdad. Y esto es extraño, porque nuestra cultura nos inclina fuertemente hacia ella; una buena cantidad de autores humanistas o ilustrados creen que la verdad siempre producirá entre nosotros efectos beneficiosos.

En el panorama filosófico actual nos encontramos con diferentes teorías semánticas de la verdad. Por su parte, la mayoría de los autores de teología moral siguen de cerca el pensamiento de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino, definiendo la mentira como un lenguaje contrario al propio pensamiento con la voluntad de engañar. Así pues, la noción filosófica y teológica de mentira debe tener en cuenta los análisis provenientes de las ciencias humanas. Además, se debe recordar que no siempre es posible ni deseable para los seres humanos expresar una perfecta adecuación entre lo que el individuo dice que es verdad, lo que cree que es verdad y lo que la realidad es en sí. Por ello, además de la dimensión locucionaria, es preciso incorporar en el análisis del mentir las dimensiones de la coherencia, de la autenticidad, de la fidelidad, de la honestidad y trasparencia, asumiendo al mismo tiempo la opacidad, las paradojas de la vida y la ironía de la existencia humana.

¿En qué consiste filosófica y teológicamente la mentira?

La mentira se opone a la veracidad o sinceridad. No es lo mismo verdad que veracidad. La veracidad es la correspondencia o adecuación entre lo que la persona cree que es verdad y lo que la persona dice que es verdad. Veraz es la persona que dice aquello que ella cree que es verdad, aunque realmente lo que enuncia no

sea verdad. No miente quien no dice la verdad, sino quien dice aquello que no cree que sea verdad. La verdad es la correspondencia o adecuación entre lo que dice un enunciado, independientemente de quien lo profiera, y aquello a lo que se refiere dicho enunciado. Ahora bien, la veracidad y la falsedad, la sinceridad o la falta de sinceridad dependen de la noción de verdad que se tenga y del análisis del acto lingüístico que profiere aquel interlocutor a quien consideramos como veraz o mentiroso.

En el ámbito propiamente político, la justificación de la mentira suele desde antiguo asociarse al bien común para legitimarse. Mentimos lo que es mejor para nosotros, mentimos para protegernos de consecuencias indeseadas. Platón sugiere que la mentira puede ser útil “a la manera de un medicamento”. Quizá por eso piensa que su administración debe quedar “reservada a los médicos, sin que los particulares puedan tocarla”. De modo que, si alguien tuviera derecho a faltar a la verdad, no podría ser sino el gobernante de la ciudad, que lo haría “en beneficio de la comunidad”, pero de ningún modo los ciudadanos de a pie. La mentira queda así ligada al bien común y a la interpretación de su necesidad por parte de los poderosos. Ciertamente Maquiavelo comparte esta opinión respecto del engaño y el fraude: se trata de útiles recursos para lograr obediencia y para movilizar a las fuerzas políticas en una dirección provechosa al príncipe y/o al bien común.

En todo caso la mentira se mueve en busca de justificación para dotarse de legitimidad. Esto hace que, como comenta Arendt, a menudo, la mentira resulte más convincente que la verdad, porque el mentiroso, en busca de justificación, adopta una perspectiva verosímil de su versión, de modo que encaje “lógicamente”, que sea perfectamente coherente con aquello que se espera, cosa que no siempre logra la verdad.

¿Qué conclusión cabe extraer de todo esto?

¿Es más fuerte la mentira, el simulacro?

Arendt sugiere que este no es el caso. El mentiroso acaba siendo derrotado porque la realidad es a la postre demasiado grande para

ser suplantada en su totalidad. Que lo factual, la textura de los hechos, es demasiado inmensa para ser adecuadamente cubierta por el mentiroso, pues las mentes de los hombres no son infinitamente maleables ni completamente manipulables. Por eso, como Orwell diría, la verdad es necesaria para resistir el embate de la mentira. Por mucho que neguemos la verdad, ésta volverá a reaparecer a nuestras espaldas. La verdad es esencial a la lucha contra la mentira y la tiranía. Sin ella estamos, literalmente perdidos.

Nuestra Augusta Orden nos entrega las herramientas en sus distintos grados para que pulamos nuestra Piedra Bruta de todas aquellas aristas que traemos como pecado de origen desde el nacimiento del mundo profano a la Luz Masónica. La Francmasonería se solventa en esa Cadena de Unión de la cual cada Querido Hermano es un eslabón donde descansa la esperanza de una sociedad y una vida profana más justa, más igual, más solidaria y más fraterna. La fuerza de esa cadena la es como el más débil de sus eslabones, por eso es necesaria la honestidad en nuestro actuar profano y en nuestro trabajo intra muros para que su solidez se mantenga.

El libre pensamiento y el respeto por el mismo que como Masones nos caracteriza lleva implícito el mandato de proteger esa libertad de la mentira y la distorsión de los principios humanistas. No existe el camino corto, el fin nunca puede justificar los medios. Esa lucha constante y diaria por adquirir el conocimiento y la luz masónica para poder aportar con nuestro grano de arena al bien común en nuestra vida profana pasa necesariamente por saber distinguir, con nuestras Herramientas del Grado, la doctrina verdadera de la falsa doctrina, el beneficio de todos por sobre el provecho de algunos, la bondad de la maldad, la esperanza de la desesperanza que se promueve bajo lindas y rimbombantes palabras. “La verdad os hará libre” dice la biblia en algún versículo por ahí, y en esa búsqueda constante de ella esta una de las aristas que del trabajo en Logia debemos pulir o desbastar de nuestra Piedra Bruta.

Pensar, como sabemos, no se dirige a la verdad, sino al sentido. De hecho, la necesidad de pensar es diferente al impulso de conocer. Pero la búsqueda de sentido que persigue la reflexividad y la búsqueda de verdad que persigue el conocimiento están emparentados, De hecho, el vínculo que les une procede del hecho de que pensar por uno mismo, es idéntico a dirigir la propia vida, a eludir la manipulación y la mentira interesada, a oponerse a la coacción.

Quizá por eso, como diría Sócrates, una vida sin examen, sin reflexividad, sin logos, no merece ser vivida porque es una vida de servidumbre. Así, nuestra voluntad de Verdad (modesta, experimental, tentativa, temporal, falsable, abierta a la crítica, generada por una reflexión sin término, pero nuestra) constituye también nuestra impaciencia de Libertad: la idea de vivir como uno decida, de elegir, de que nadie nos engañe o nos manipule, que nadie nos imponga su descripción de las cosas del mundo. La reflexividad está, pues, emparentada con la exigencia de libertad, con la lucha por un lugar en el mundo de las interpretaciones, por la exigencia de voz.

Esa es la lucha del Mason, a través del estudio buscar el conocimiento, el cual nos va a llevar a derrotar la mentira y como miembros de nuestra augusta Orden que por esencia es Republicana, respetuosa del Estado de Derecho de cada país donde se encuentre (por eso somos una Cadena de Unión Universal), defensora y precursora de los principios “Igualdad, Justicia y Fraternidad” luchamos desde nuestros lugares en el mundo profano para que la verdad termine ganando la lucha sobre la mentira y este mundo sea cada día más amable con todos los seres humanos y no humanos que lo habitamos.

Juan Luis Salazar Soto Aprendiz de Masón

R.: L.: Nahuelbuta N°104 Valle de Lebu

LA COLUMNA B

Para abordar el tema de la presente plancha es necesario realizar una breve contextualización respecto del origen temático de la denominada columna B o BOAZ, la que como hemos visto al ingresar a nuestro templo se encuentra situada a pocos pasos de la entrada y en el lado norte, precisamente donde nos ubicamos los Aprendices de Masones constituyéndose en uno de los símbolos iniciales básicos que los aprendices conoceremos en nuestra formación.

Contexto Histórico

El origen de la columna B (y J) podemos ubicarlo en el primer libro de los Reyes, que compone el Antiguo Testamento. En los capítulos 6 y 7 se describen las características del Templo de Salomón dentro del cual encontrábamos la referidas Columnas, Salomón vivió entre los años 1015 a.C. -931 a.C., fue Rey de Israel (hacia 970-931 a.C.).

Hijo del rey David y de Betsabé, asume el reinado de Israel a la muerte de su padre, caracterizándose su gobierno por un largo periodo de paz y prosperidad durante el cual el reino experimento un gran desarrollo económico y cultural. Esta prosperidad económica, permitió al monarca levantar en Jerusalén el gran templo que David había proyectado para cobijar el Arca de la Alianza y un suntuoso palacio real. Éstas y otras muchas obras públicas fueron costeados mediante un pesado régimen tributario sustentado en una reforma administrativa que dividía el país en doce distritos, las doce tribus de Israel, cuya extensión variaba en función de la mayor o menor fertilidad del suelo y de la facilidad de comunicaciones.

Hacia el final de la vida de Salomón, no obstante, la elevada presión fiscal y la proliferación de cultos a divinidades foráneas (Astarté, Camos, Milcom o Moloc), introducidos por las numerosas mujeres extranjeras del monarca, crearon un creciente malestar popular que estallaría durante el reinado de Roboam, su hijo y sucesor, quien no pudo evitar la rebelión de diez de las doce tribus hebreas y la posterior escisión del país en dos reinos: el de Israel, al norte, con

capital en Siquem, y el de Judá, al sur, con capital en Jerusalén (929 a.C.) lo que en el futuro seria Palestina, que siguieron luego una evolución independiente, y hostil que se prolonga hasta nuestros días.

Templo de Salomón

El Templo de Salomón fue construido en Jerusalén en la cima del monte Moriah por el rey Salomón encomendando dicha tarea al maestro constructor Hiram Abiff y fue destinado a reemplazar el tabernáculo usado para albergar el arca de alianza desde los tiempos de Moisés. El Tabernáculo era un santuario construido por Moisés de acuerdo a las indicaciones entregadas por Dios en el Monte Sinaí destinado a guardar el arca de la alianza que contenía las Tablas de la Ley y además como lugar de adoración y realización de sacrificios. Este templo conocido como el primer templo, fue destruido en el año 587 a.C. por los Babilonios durante el reinado de Nabucodonosor II. A consecuencia de esto fue reconstruido y terminado por Zorobabel en el 515 a.C. y posteriormente ampliado por Herodes. Este segundo templo fue destruido durante la ocupación romana por tropas al mando de Tito en año 70 d.C., de este templo subsisten algunas pequeñas ruinas conocidas como Muro de los Lamentos en el lado israelita.

Las fuentes escritas que nos hablan de las características del Templo de Salomón son el Antiguo Testamento, (Libro de los Reyes) y algunas notas del historiador judeo-romano Flavio Josefo. Una de las menciones más claras sobre la construcción del Templo y de las Columnas, aparece en el Libro Primero de los Reyes 7:21: “Salomón comenzó a construir el templo del Señor en el monte Moria, en Jerusalén, donde el Señor se le había aparecido a su padre David. Lo construyó en el lugar que David había destinado, esto es, en la parcela de Arauna, el jebuseo. La construcción la comenzó el día dos del mes segundo del cuarto año de su reinado”. “Salomón determinó que los cimientos del templo de Dios fueran de veintisiete metros de largo por nueve metros de ancho. El vestíbulo de la nave medía lo mismo que el ancho del templo, es decir, también medía nueve metros de largo, y nueve metros de alto. Por dentro, Salomón lo recubrió de oro puro.

Recubrió la nave central con paneles de madera de ciprés, sobre los cuales colocó figuras de palmeras y cadenas de oro fino. El templo lo adornó con piedras preciosas y con oro de Parvayin.7 En el interior del templo recubrió de oro las vigas, los umbrales, las paredes y las puertas, y en las paredes esculpió querubines”.

En la fachada del templo levantó dos Columnas de dieciséis metros de altura, y el capitel que coronaba cada columna medía más de dos metros; además mandó hacer unas cadenas trenzadas y las colocó en lo alto de las columnas; hizo también cien granadas, y las intercaló entre las cadenas. Levantó las Columnas en la fachada del templo, una en el lado sur y otra en el lado norte. A la primera la nombró Jaquín, y a la segunda, Boaz.

“B”

La palabra Columna proviene del latín columna, derivada de volumen, "sostén", "soporte", es un elemento arquitectónico vertical que normalmente tiene funciones estructurales, aunque también pueden elegirse con fines decorativos. Normalmente, es circular, pues cuando es cuadrangular suele denominarse pilar, o pilastra si está adosada a un muro.

La Columna clásica está formada por tres elementos: basa, fuste y capitel.

La "basa" correspondería a la cepa del árbol, el fuste con el tronco y el capitel el nacimiento de sus ramas más gruesas. Según esta analogía, autores como Vitrubio piensan que las primitivas columnas imitaban a los árboles, pues en realidad terminaron por sustituir los troncos por Columnas de piedra, más duraderas, llevando además, siguiendo con la analogía, a ver en las acanaladuras de los fustes la corteza del árbol.

Columna
Capitel

Respecto de la letra B que bautiza la columna, podemos indicar que nace del idioma proto semítico en el cual significa casa, así por ejemplo Belén, del hebreo Beth-lejem significa casa del pan. La columna que adorna nuestro templo fue nombrada con la voz BOAZ, atribuida a la palabra sagrada del Aprendiz Masón, y se sabe que la inicial B.: se traduce como “EN” y las siguientes “O”, “A” y “Z”, significan “FORTALEZA”, y como es de nuestro conocimiento que la VOZ DIVINA ordenó al Pueblo de ISRAEL establecer su DOMINIO “EN FORTALEZA”, con ello además ya se nos entrega la visión de lo simbolizado por la Columna.

Uno de los aspectos que llama la atención de las Columnas que se encuentran a la entrada del Templo, es que no forman parte de su estructura, puesto que su función no es sostener la edificación, no tienen utilidad práctica en ese sentido, se trata de crear una entrada a un lugar sagrado, Simbolizando la puerta de entrada a dimensiones que son misteriosas y sagradas, replicando con ello, tradiciones egipcias y fenicias en que, la entrada de los lugares sagrados eran custodiados por dos pilares, ya que representan una importante puerta de entrada o paso hacia lo desconocido. Las dos Columnas, representan además la dualidad, los lados derecho e izquierdo, los principios positivo y negativo, la actividad y la inercia es decir la dualidad del universo. En este punto relevante es recordar que los números que son explicados a los Aprendices son el 1 (La unidad); el 2 (el binario) y el 3 (el ternario). Tomando lo señalado por el libro del Aprendiz: “La unidad manifiesta el infinito el cual escapa a nuestra razón que tiende a inclinarse ante las verdades trascendentales reconociendo su importancia (El candidato se inclina hasta el suelo al franquear el umbral del Templo). No percibimos un objeto sino cuando se diferencia de su medio ambiente. La diferenciación es, pues, indispensable al conocimiento y esto es lo que hace del Dos el número de la ciencia. En el Simbolismo antiguo estaba ésta representada por una mujer sentada entre dos columnas, imagen del Binario en sus diferentes aspectos.

Por tal motivo colocarse de pie entre ambas Columnas, mirando al Oriente, no es una mera formalidad, sino que implica el profundo simbolismo de situarse entre la dualidad y avanzar hacia la unidad, de esta forma al ubicarnos entre columnas nos transformamos en el

el número 3 (el ternario), que equilibra y reconcilia las polaridades opuestas.

Si bien en este punto los Aprendices al encontrarnos entre Columnas aun no nos elevamos a la mayor comprensión que muestra y nos enseña el ternario, sino que éste se muestra como uno de los objetivos que debemos perseguir. Sobre este punto el Libro del Aprendiz señala “El masón que adorna su firma con tres puntos en triángulo da a entender que sabe llevar por el Ternario, el Binario o la Unidad. Si realmente se ha elevado a la altura del punto que domina a los otros dos, no se perderá jamás en vanas discusiones, porque percibirá sin dificultad la solución que se desprende de un debate contradictorio. Juzgando con altura de miras, sin el menor prejuicio y con toda libertad de espíritu, hará surgir la luz del choque de la afirmación y de la negación” .

Síntesis – Solución. Tesis – Afirmación ∴ Antítesis – Negación

Además, claramente las Columnas constituyen un portal firmemente establecido que separa el mundo profano de la Cámara interior en la que los Masones realizamos nuestros trabajos lejos de “la indiscreción de los profanos”. En ellas se marca un límite, entre lo conocido del mundo profano que estamos dejando atrás hacia los conocimientos de la “verdadera realidad que se encierra en los misterios de la unidad” parafraseando con ello nuevamente lo señalado en el Libro del Aprendiz. De acuerdo a la posición que ocupa la Columna B, ella recibe menor iluminación de los rayos solares por encontrarse en el extremo más Septentrional del Mundo, es por este motivo que su iluminación es en penumbra. Con ello también se busca representar la acción gradual a la que es sometido el Aprendiz, en que el conocimiento llega de una forma sistemática, con el objeto de proteger a los Iniciados de una entrega de conocimientos deslumbrantes que impidan o entorpezcan el adecuado procesamiento y reflexión de las enseñanzas adquiridos en Logia, y con ello que dichas enseñanzas puedan ser perfectamente comprendidas. La Columna B representa la fuerza, la firmeza y cohesión. Esto es lo que le permite, mantener y sostener a la esfera terrestre sobre ella,

por cuyo motivo también se le conoce como representativa de la gravitación universal. Existe otra interpretación simbólica y alegórica sobre la Fuerza y Firmeza que debe inspirar al Aprendiz en esta etapa que comienza. De este modo también la Columna B es una representación del Gigante Atlas, que sostiene el globo terráqueo sobre sus hombros, y es con esa fuerza y determinación que el Aprendiz debe comenzar su camino y desbastar la Piedra Bruta, motivo por el cual, a su vez, esa Piedra se encuentra a los pies de la Columna.

También la columna B al representar la Firmeza y la Fuerza, convierte a esta Columna en una base sobre la que se debe construir el Templo Interior, siendo un pilar para el desarrollo intelectual y espiritual de cada Querido Hermano Aprendiz. Se señala además que la Columna “B” estaba hueca y el espesor de sus paredes media unos 75 milímetros. Por el frente de la columna había tres puertas en el orden ascendente, por cuyo motivo su Fuste estaba dividido interiormente, también en tres departamentos, dentro de los cuales se guardaban en primer término los Tesoros del Templo, en segundo lugar las Herramientas y útiles de Trabajo y por último el Libro de la Ley. Simbólicamente, es posible considerar que se trata de elementos sobre los cuales se debe construir la fuerza interior de cada Mason, manteniendo cada uno de los elementos guardados en la Columna su respectivo significado. Con los Tesoros del Templo se financian todas las obras de beneficio colectivo, es decir es la manifestación de la caridad. Además, en esta columna se pagaban los salarios de los obreros y con ello también se representa la evolución que tiene el Mason al recibir el Aumento de Salario y cambiar de Grado. Esos tesoros se guardaban en el compartimiento más alto de la Columna, y de más difícil acceso. En el segundo compartimiento se guardaban los instrumentos y útiles de trabajo, para tener la seguridad de que eran empleados correctamente durante los trabajos materiales e intelectuales de las obras de arquitectura. Estas herramientas eran examinadas en cada jornada por el Maestro a cargo de los Aprendices; con ello él podía vigilar y supervisar el desgaste del Mazo y el Cincel, que demostraban que el Aprendiz efectivamente estaba utilizando esas herramientas, como asimismo observar que las estuviese utilizando correctamente. En el tercer compartimiento se guardaba el libro de la Ley, para hacer

saber a todos los asociados que sus derechos y sus deberes deben ser concedidos por igual sin distinción de categorías, pero que igualmente esos derechos son sagrados y los deberes ineludibles son para todos los hombres.

Además, he mencionado que en la columna hay Granadas que se colocan bajo la Esfera Terrestre, encima de la cúspide de la columna “B”. Ellas representan a la Masonería y a todos los cuerpos organizados en Logias a través del mundo, y los granos que contiene la fruta representan a los Masones en su conjunto esparcidos en la faz de la tierra. Estas granadas están encima de la columna de la Fuerza ya que la Masonería en forma colectiva constituye una fuerza moral e intelectual para la sociedad.

Los Lirios que rodean la base de la referida Esfera Terrestre, sobre el capitel de la Gran Columna “B” son alegóricos de la inspiración humana, de las virtudes del hombre y del valor que los Masones le atribuimos a la Ética. En cuanto a la Red que cubre a las Granadas y a los Lirios, se la considera como una Manifestación Filosófica de los Lazos Espirituales que unen a los Masones

A partir del estudio de la simbología de la Columna B, es posible interpretar que ella ratifica la necesidad de trabajar en nuestro Templo interior usando la Fuerza que precisaremos para realizar correctamente nuestros Trabajos.

Tal como lo señaló un Querido Hermano Maestro en una Tenida, todo sujeto se encuentra sometido al dualismo que deviene en la necesidad de tomar decisiones y para ello las respuestas y las claves que nos deben orientar hemos de buscarlas en nuestro interior, y tal como en el interior de la Columna B buscar Los Tesoros del Templo, el Libro de la Ley y las Herramientas de Trabajo, para de este modo decidir de acuerdo a nuestra riqueza espiritual (nuestros propios tesoros), a nuestra propia ética y moral (libro de la Ley) y no rehuyendo el esfuerzo y trabajo que dichas decisiones pueden involucrar (Herramientas del Aprendiz)…en ese sentido la Columna B nos representa a nosotros mismos.

Jorge Martínez Rodríguez

Aprendiz de Masón R.: L.: La Cantera N° 130 Valle de Providencia

La Inteligencia libre de Prejuicios

“Al iniciarnos en sus Misterios, la Francmasonería ha querido hacer de nosotros hombres escogidos, sabios o pensadores, elevados por sobre la masa de los seres que nada piensan”.

Provocadoramente comienza el Libro del Aprendiz –que la Orden nos obsequia el día de nuestra Iniciación-, con el propósito claro de desafiarnos, desde ese momento, a cultivar el Arte supremo del pensar. El Gran Arte o Arte Real es el que la Francmasonería desea hacer revivir en nosotros. Es por sus facultades intelectuales que el hombre se distingue del bruto, enfatiza el QH Oswald Wirth. Sin duda que el propósito de este reto no puede ser otro que el de desarrollar nuestra inteligencia, que en una primera aproximación podríamos definirla como aquella capacidad que nos permite razonar y, gracias a la cual, nos distinguimos de los demás seres vivos.

Pero no es cualquier tipo de inteligencia el que a la Orden le interesa desarrollar en nosotros. El pensador no es un hombre que tenga muchos conocimientos, por sobretodo es un espíritu libre, que no tiene necesidad ni de catequizar ni de adoctrinar. Se forma por sí solo y, ciertamente, jamás pretenderá ser dueño de la verdad. La Orden lo alerta sobre los errores en los que naturalmente puede incurrir y le proporciona las herramientas necesarias para que busque la Verdad, para lo cual lo educa en el largo y fascinante camino del auto perfeccionamiento. Y uno de los errores más comunes con los que debe lidiar, casi tan natural a la especie humana, es el prejuicio, por culpa del cual renuncia reiteradamente a su propia libertad. Etimológicamente la palabra inteligencia proviene del latín intelligentia, compuesta del prefijo inter (que significa entre, como en intercalar); del verbo legere (que significa escoger, separar, leer, como en elegir); y de los sufijos nt (que indica agente, como en arrogante, confidente) e ia (que indica cualidad, como en frecuencia,

Psentencia). Es decir, se refiere a la cualidad del que sabe escoger entre varias opciones. Inteligente es quien sabe escoger la mejor alternativa entre varias, y también sabe leer entre líneas. Según el Diccionario de la RAE, la inteligencia es la capacidad de entender o comprender. Asimismo, se la ha definido como la capacidad orgánica del cerebro para captar y procesar información, o, también, como la capacidad que permite aprender conceptos, razonar sobre diferentes temas o resolver una determinada situación.

A su turno, la palabra prejuicio tiene su origen etimológico en el latín praeiudicium, compuesto por el prefijo prae (que significa antes); el sustantivo ius (que significa derecho, justicia); el verbo dicare (que significa indicar); y el sufijo io (que se refiere al resultado o efecto). Es decir, antes del juicio o juicio previo o decisión prematura, antes de tiempo. En el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su primera acepción, se define al prejuicio como la acción y efecto de prejuzgar. Refiriéndose derechamente al contenido, también se lo concibe como una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. En este sentido, entendemos al prejuicio, entonces, como una opinión preconcebida, un juicio o valoración generalmente negativo, sin experiencia directa o real. Sicológicamente es una actividad mental, habitualmente inconsciente, que distorsiona la percepción de la realidad.

Como decíamos previamente, la Masonería no sólo se afana en que cada uno busque la Verdad (además de la Justicia y la Belleza), sino que también nos pone en guardia contra los errores. A vencer mis pasiones y dominar mi voluntad, responde el hermano visitador ante una de las preguntas que le formula el Venerable Maestro. Uno de los principios fundamentales de la Orden -y característica esencial de un masón- es la tolerancia. Y para ser tolerante es imprescindible cultivar el criterio, procurarse ideas amplias y elevarse por sobre la pequeñez de todos los prejuicios. Por alguna razón la Masonería trabaja en emancipar los espíritus y liberarlos de los errores que mantienen la desconfianza y el odio entre los hombres.

Lo deseable es que el hombre tome sus decisiones luego de un proceso sereno y ponderado de reflexión. No obstante, el tráfago de

la cotidianidad moderna, en la mayoría de las veces le obliga a resolver velozmente, incluso cuestiones de gran importancia, sin un examen previo ni adecuado. Es cierto que los estereotipos, que se basan en imágenes que sirven de patrón o pauta, tienen un valor funcional y adaptativo, pues tienden a simplificar y ordenar el medio social, ahorrándonos tiempo y esfuerzo analítico. Sin embargo, sabiendo que por comodidad o pragmatismo nos formamos estereotipos de las demás personas, tenemos que estar atentos para no caer en la ramplonería de los prejuicios, pues éstos, en el extremo, llevan inherente el riesgo de la deriva del dogma y la pendiente del error.

En filosofía los prejuicios son considerados como un obstáculo para una percepción correcta de la realidad, de aquello que se trata de juzgar, y prescindir de ellos resulta una empresa de suyo compleja, pues se encuentran indefectiblemente arraigados en la sociedad y en la propia naturaleza humana. Sociológicamente es muy común el miedo o antipatía hacia el que es diferente y hacia lo diverso, y en la historia de la humanidad han existido dramáticos ejemplos de discriminación, hostilidad, violencia y muerte a aquéllos que no son como nosotros.

Sin embargo y, con mayor evidencia, también podemos afirmar que la naturaleza es profundamente diversa, razón por la cual resulta un imperativo moral no sólo aceptar la realidad de lo plural, sino que luchar contra los arrebatos dogmáticos que la violentan, como la intolerancia.

No es extraño que, confrontados con el error, en muchas personas el prejuicio subsista, quizás por inercia o derechamente por incapacidad reflexiva, casos en los que el prejuicio se transforma en dogma. Y en ese escenario, el dogma tendrá el rol de un verdadero axioma matemático en los razonamientos de ese individuo. Nada ni nadie lo sacará del error.

Cualquier argumentación que le exija un mayor esfuerzo de comprensión,

tenderá a acomodarla a la tranquilidad de su irreflexivo prejuicio. Sentirá un horror instintivo a lo nuevo y diferente, patología que, a la larga, le generará desidia y pereza del pensamiento, impidiendo que crezca y desarrolle su capacidad intelectual. Como hombres cultos que somos, la inteligencia reflexiva constituye una herramienta importante para reaccionar adecuadamente contra los errores. La Masonería, consciente de que éstos se originan fundamentalmente en los prejuicios, nos enseña insistentemente la bondad de la diversidad. El Templo Masónico es, con sus columnas B y J y el Mosaico, en rigor, un precioso himno a la diversidad. Y el camino hacia el Oriente que en él se traza, que no es otra cosa que el derrotero de nuestra propia perfectibilidad, es el diseño que la Orden nos inculca para acercarnos permanentemente a la Verdad. En ese tránsito formaremos nuestros propios ideales, pero conscientes de que como cualquier obra humana, son susceptibles de producirnos desengaño. En nuestras manos estarán las herramientas entonces que, bien empleadas, nos permitirá purificar esos ideales hasta avanzar a formas superiores de conocimiento, en el horizonte de la belleza cúbica.

Los prejuicios se destruyen con inteligencia. Para ello, hay que purificar y embellecer nuestra personalidad a través del permanente y cotidiano sendero del autoexamen. La visita habitual a la Cámara de Reflexiones es el único camino que nos permitirá construir el Templo inmaterial de la Verdad y ser consistentes con nosotros mismos.

Juan Araya Contreras Aprendiz de Masón

R.: L.: Juan Noé Crevani N° 159

Valle de Arica

Libertad, Igualdad y Fraternidad: una Trilogía esencial en la formación del Aprendiz de Masón

Humanos libres, iguales y fraternos. Pocos ideales han inspirado tanto la vida social, la organización política y las ciencias jurídicas como la combinación de estos tres principios que la historia moderna nos ha llevado a idealizar de manera conjunta. Una divisa trinitaria atribuida originalmente al obispo y poeta francés François Fénelon, cuya obra resultó una crítica insoportable para el rey Luis XIV y para la Iglesia romana en la década de 1690, por lo que fue rápidamente hundida entre censuras y sanciones. Alcanzó más notoriedad un siglo después como conceptos promovidos por el empresario editorial Antoine-François Momoro, cuya imprenta parisina publicó varios de los textos que inspiraron los espíritus de cambio contra la estructura social de la Francia del siglo XVIII. Él recomendó, en medio de las revueltas, que en los frentes de las casas se pintara la frase “Libertad, Igualdad, Fraternidad o Muerte”. No obstante, fue Maximiliano Robespierre quien la acuñó y la transformó en el discurso oficial para una nación que buscaba reconstruir sus relaciones de poder en medio de las llamas de la Revolución Francesa. Cuando presidía la Convención Nacional, ordenó que los tres conceptos se grabaran en los uniformes de los soldados, la cara visible de un despótico mandato que hoy se recuerda como el Régimen del Terror. Pese a haber sido el eslogan oficial de la etapa más violenta de la revolución, los ideales de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” persistieron como valores republicanos esenciales, así como en el grito de batalla del activismo que promueve la democracia y el destronamiento de gobiernos opresivos. en que subyacen los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Bibliografía masónica, como “El Libro del Aprendiz” de Oswald Wirth en su página 32, señala que el origen viene de Louis Claude de Saint-Martin, destacado masón francés

conocido como el Filósofo Desconocido, y quien formó parte de la Orden Masónica de los Elus Cohen del Universo, creada en 1754. Desde el momento mismo de la ceremonia inicial y de manera sistemática en sus trabajos, el Aprendiz de Masón se topa con esta trinidad a la que está invitado a resignificar como parte de su proceso de pulido de la Piedra Bruta. Su carga histórica, política y social se hace más evidente en un 14 de julio como el de hoy, así como en el proceso de cambio constitucional que lleva a cabo nuestro país. “Libertad, Igualdad y Fraternidad” forman parte de la herencia profana que el aprendiz trae consigo al momento de tocar las puertas del Templo por primera vez. No obstante, el proceso de morir y de renacer al que somos invitados a través de la simbología y esoterismo masónico, implica también entender que estos tres ideales forman parte de un proceso de crecimiento personal e individual en Logia. Comprenderlo es parte del camino que nos dirigirá al lugar en que nuestros Hermanos Masones nos reconocerán como tales.

En su contenido Masónico, el trinomio “Libertad, Igualdad y Fraternidad” viene directamente de la trilogía “Pensar bien”, “Hablar Bien” y “Hacer Bien”. Son las tres acciones que derivan de las tres columnas simbólicas que sostienen la Logia, representadas por las tres luces, Sabiduría, Fuerza y Belleza, y que son personificadas por el Venerable Maestro, junto al Primer y Segundo Vigilante. De esta manera, en su carácter de trilogía esencial, se conecta directamente con la profunda historia de trinidades que han sido base de religiones y filosofías de todos los pueblos. En su sentido Masónico y tal como ocurre con las trilogías, los conceptos de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” toman sentido, fuerza y profundidad cuando, tras entenderse el sentido individual de sus componentes, son analizados conjuntamente. Libertad como un fenómeno interior, una adquisición individual en el proceso de la búsqueda de la verdad y en el esfuerzo del camino hacia la virtud. La igualdad iniciática, por su parte, descansa sobre la conciencia de la identidad fundamental de todos los seres; es la que nos proporciona una justa y recta norma de conducta con todos nuestros semejantes. Y la fraternidad, ideal que debe considerarse como la suma y el complemento de la libertad individual y de la igualdad espiritual, como base del triángulo formado por esas dos líneas divergentes.

La Fraternidad es, pues, Tolerancia con relación a la Libertad, y comprensión con relación a la Igualdad.

Libertad

“Estáis con un dogal al cuello, en representación del ignorante, que, sin idea de su propio valer, vive esclavo de las preocupaciones, obedece ciegamente a los impulsos de la pasión, cede al atractivo de los goces materiales, y es víctima infeliz del egoísmo, o de los que lo explotan en sus flaquezas y falta de carácter”. Encerrados, por largos minutos, en una reducida cámara donde la muerte es la protagonista. Luego, con una soga al cuello, somos despojados de nuestros bienes y se nos vendan los ojos. Pasos sin rumbo, bajo la guía de un desconocido. Estos primeros minutos de nuestro ritual de Iniciación entregan pocas referencias a nuestras ideas preconcebidas de la Libertad. Más bien, como profanos, vemos predominio de Símbolos que parecen llevarnos a renunciar a ella. No obstante, la potente y misteriosa simbología del Rito no busca imponernos cadenas; tal como nos lo señala el Venerable Maestro con la declamación transcrita, nos invita a ser conscientes de las cargas que nos hemos ido poniendo por nuestra cuenta. Especialmente, de aquellas ataduras que nos impiden pensar y actuar libremente: ideas preconcebidas, dogmas, fanatismo, así como todo tipo de pasiones que nos desvían del camino de la verdad. Es liberarnos del error y de la ilusión, y dominar nuestras tendencias viciosas, hábitos negativos e inclinaciones destructivas. Es “la libertad de mente y la libertad de alma” a la que se refiere Nelson Mandela en su discurso de 1994 al asumir la presidencia de Sudáfrica. Esa libertad real e inalienable que el hombre lleva en sí mismo y contra la que ningún déspota puede atentar. Es por esta libertad que nuestros trabajos en Cámara apuntan a la búsqueda de nuestro interior o al “Conócete a ti mismo”, ese aforismo popularizado por Sócrates y que Tales de Mileto describió como la más difícil de las tareas humanas. El filósofo Will Durant nos dice que el pensamiento libre “empieza cuando alguien comienza a dudar, sobre todo, de sus creencias más caras, de sus dogmas, de sus axiomas”. Porque, “¿quién sabe cómo llegaron esas fuertes creencias a convertirse en certeza en nosotros?”.

Por ello, no hay libre reflexión mientras la mente no se vuelve sobre sí, mientras no se conozca a sí misma. Es objetivo de la Masonería, formar pensadores libres y por tanto, nos dice Oswald Wirth, “sus enseñanzas no envuelven dogmas ni credos de ninguna especie”. “Contrariamente a las Religiones, nuestra Orden no pretende estar en posesión de la verdad”.

La Masonería, más bien, nos despierta y nos pone en guardia contra los errores que nos impiden encaminarnos hacia la Verdad, la Justicia y la Belleza. Un arte que se ejecuta en materiales que es preciso desbaratar: prejuicios, intolerancias, certezas petrificadas, supersticiones y las prevenciones que impiden nuestra parcialidad de juicio. En palabras del biólogo Humberto Maturana, se trata del “desapego que surge al darnos cuenta de que no somos dueños de la verdad” y que nos lleva a liberarnos de prejuicios, supuestos o exigencias al escuchar al otro. La masonería nos dice que nadie está en posesión de la verdad, pero todos podemos ser libres de buscarla.

La libertad quedó establecida en la Constitución de Anderson con sus correcciones de 1738, cuando sumó un énfasis particular en la “libertad de conciencia” y se acentuó el carácter universal de la Masonería. Por supuesto que fue un concepto en evolución y cuya discusión en la segunda mitad del siglo XVIII permeó el debate filosófico y político que superaba los muros del templo. No es coincidencia que, en los Estados Unidos de 1776, muchos de los redactores de su Constitución y Carta de Derechos fueran Masones, tal como lo fueron sus primeros presidentes. Muchos de los principales actores políticos de la Revolución Francesa fueron prominentes Masones franceses. Gran parte de las revoluciones que terminaron con gobiernos tiranos en el siglo siguiente fueron lideradas por masones. El destacado historiador francés Louis Blanc señala que, en el caso de Francia, “la caída del antiguo régimen fue preparada por las Logias, sin que hubiera habido un complot preparado por ellas”. Esto en consistencia con el texto normativo de Anderson de que “un Masón es un sujeto pacífico ante los poderes civiles, dondequiera que resida o trabaje, y nunca debe participar en complots ni conspiraciones contra la paz y el bienestar de la nación”. No obstante, es indiscutible que, para muchos Masones de la Gran Bretaña y Francia del siglo XVIII, siguiendo a filósofos como

el admirado Voltaire, así como Locke y Rousseau, la libertad pasó a ser considerada un objetivo social, sobre el cual debe legitimarse el Estado, por lo que apoyaron revoluciones desde la Plaza de la Bastilla a las Plazas de Armas de América Latina. En nombre de la libertad, la Revolución Francesa puso fin a instituciones como la esclavitud y la servidumbre, cristalizando su condena en la frase que encabeza el Acta de los Derechos del Hombre: “Los hombres nacen y permanecen libres”. De esa frase derivan todos los derechos de libertad que sociedades del mundo moderno han consagrado en sus Constituciones, como la libertad de trabajo, la libertad de reunión, la de asociación, la de expresar el pensamiento, la de enseñanza y la de cultos. Pese a esos avances en su reconocimiento legal y social, la lucha por la libertad interna a la que aspira la masonería para sus Aprendices, sigue siendo un desafío mayor en un mundo sobrepoblado de noticias falsas, polarización y fanatismos. El trabajo individual para descubrir nuestras pasiones, nuestras emociones, aptitudes y debilidades, sigue siendo la clave para su conquista.

Igualdad

“¿Quién es el osado que viene a interrumpir nuestros trabajos? - Es un Profano que desea ser Iniciado en nuestras prácticas y enseñanzas. ¿Con qué título pretende semejante favor? - Con el de venir bien recomendado. - Prevenid al Profano que nosotros no reconocemos jerarquías sociales ni de fortuna y quienes deseen ser iniciados en nuestras prácticas y doctrinas deben ser hombres honrados, libres de ofuscación y dispuestos a trabajar por el bien de la humanidad. Preguntad al profano sí cree reunir estas condiciones”.

Con este diálogo inicial, entre el Venerable Maestro y el Guarda Templo, la Masonería nos marca desde el primer momento la importancia de la Igualdad en nuestra formación. Se trata de una enseñanza que se transmite desde los orígenes de esta Orden, en cuyo amparo los más grandes señores fraternizaban sin reservas con aquellos que entonces eran llamados villanos. Una tradición que cobra más significado al venir de un mundo donde primaban la organización por castas políticas, sociales, culturales y religiosas.

De hecho, en la larga historia de la humanidad, la desigualdad jurídica y social ha sido más bien la regla que la excepción. Si bien sus expresiones más descaradas y absurdas han tendido a abandonar los cuerpos legales de los países occidentales, la desigualdad en la riqueza y en el acceso a bienes y servicios básicos se mantiene en el centro del debate político social. En Chile, la inequidad económica es protagonista de las demandas y la discusión institucional que se inició con el estallido del 18 de octubre de 2019. La Masonería nos obliga a no ser neutrales ante la desigualad. Para que no quepa duda, en las reflexiones previas al Rito, en las profundidades de la Cámara, al profano lo acompaña esta inscripción: “si tú respetas las distinciones humanas sal, no se las conoce aquí”. Luego, por el discurso del Orador, el recién iniciado aprende que el fin de la Masonería es de borrar las distinciones de color, de rango, de patria, de aniquilar el fanatismo, de extirpar los odios nacionales.

Pese a este foco en la Igualdad, la Masonería no desconoce las diferencias que se presentan entre sus miembros por razones de naturaleza, de vocación, de esfuerzo y disposición. De hecho, nuestra Orden fomenta el desarrollo de esa diversidad, a través de la perseverancia individual con la instrucción y el trabajo. La Logia, como representación del mundo, no tiene otro techo que el cielo, el que se conecta con el piso con una escalera de siete peldaños. Un símbolo para representar el camino a la perfección y los distintos grados que alcanzamos mientras avanzamos en ella, a través de la aplicación al estudio y al trabajo. Así también lo es la clasificación de Aprendices, Compañeros y Maestros, cuyo origen algunos asignan a la organización de roles con que Salomón mandó a construir su Templo. No hay que olvidar que los honores que dispensa la Orden sólo se alcanzan por la virtud y el conocimiento. De esta manera, la Igualdad no indica que debamos ser todos iguales, eliminando la belleza de la diversidad, la variedad y la pluralidad; por el contrario, “en la masonería destacamos la Igualdad como la ecuanimidad frente a los derechos, oportunidades y deberes”, tal como lo señala la página web de la Gran Logia de Chile. La masonería ofrece al Iniciado las armas e instrumentos para su elevación. Lo dota de la escuadra y del compás, del mazo y del cincel para guiarlo en la norma de su conducta, para darle fuerza,

para impulsarlo a superar los obstáculos, para conocer, sentir y obrar conscientemente. Construye así un “eslabón de oro que enlaza a sus miembros, mantiene la unidad y la solidaridad entre hombres que tienen en común virtudes éticas y morales, recordándonos que aquí no hay diferencias entre quienes nacen sin carencias y entre quienes las han padecido”. Una igualdad que queda a la luz cuando, despojados de nuestros metales, se nos quita la venda de los ojos, e iniciamos el camino de pulir nuestra

Piedra Bruta: cada uno a su manera, pero nadie por encima de otro. Nuestra Orden ha llevado esta visión a la discusión institucional y política en Chile, tal como fue su influencia en la Ley de Instrucción

Primaria obligatoria, que en 1920 estableció que el Estado garantizaría a cada niño y niña el acceso gratuito a los centros educacionales. Se trata de un hito para Chile y para nuestra Gran Logia. No solo porque en su construcción fue clave la participación de varios de sus miembros; también porque refleja el ideal masónico de una sociedad con iguales oportunidades para todos. De esta manera, la metodología masónica nos lleva directamente a la complejidad que subyace en el concepto de desigualdad. Reconoce que todos los hombres nacen iguales en derechos y dignidad, y sin diferencias fundamentales entre cada uno de ellos, lo que debe extenderse a la defensa de un mundo que equipare las condiciones básicas de desarrollo para sus habitantes. No obstante, en un planeta en que las cordilleras se construyen por cadenas de cerros únicos y en un universo formado por billones de estrellas inimitables, la Masonería entiende que hay desigualdades que vienen de la misma naturaleza. Así, abolirlas del orden social es imposible, sin caer en soluciones dogmáticas y que amenacen el desarrollo de la conciencia, del pensamiento crítico y el camino personal hacia la perfección.

Fraternidad

“Desde hoy lleváis para nosotros el grato nombre de Hermano; haceos digno de él para que lo seáis en verdad. Lazos más fuertes y a la vez más delicados que este, nos unen desde este instante a vos; son los lazos de la fraternidad más pura”. Las palabras del Venerable Maestro llamándonos Hermanos por

primera vez e invitándonos a hacernos dignos de ello forman el clímax del ritual de Iniciación. Pocos mensajes de esta ceremonia son tan claros como el compromiso con la Fraternidad que da base a la Logia. Tras el viaje de la purificación del fuego, el Venerable nos dice “Las llamas que habéis sentido simbolizan el amor al prójimo, que debe arder permanentemente en vuestro corazón. Los masones nunca debemos olvidar, los preceptos que nos dicen: No hagas a otro lo que no quieras que hagan contigo, Procede con los demás como desearías que procedieran contigo mismo’”. La Fraternidad Masónica no solo nos lleva a entendernos como seres de un origen común y por tanto Iguales; también nos llama a ser conscientes de que nuestras acciones afectan a la comunidad y que la comunidad nos afecta a nosotros. Hermanos en el sentido de que somos parte de una unidad en la que, por la lógica de la reciprocidad, sólo trabajando por los otros nos mejoramos y perfeccionamos a nosotros mismos. La Fraternidad, junto a sus conceptos ligados “Tolerancia” y “Caridad”, es el principio que debe predominar en las ideas y en la convivencia entre fraters. En palabras del autor y gran formador de masones Aldo Lavagnini, “sólo a través de la Fraternidad comprendemos que el progreso individual del hombre y el progreso universal de la humanidad, son inseparables. Con ello, señala que ninguno de los dos ideales del humanismo y del universalismo, o sea, la Libertad y la Igualdad, sería perfecto sin el tercer término de esta tríada masónica. La Fraternidad entre los hombres, los pueblos y las naciones ha de ser la característica más esencial de nuestra civilización, y la única esperanza que aún le queda a la humanidad para poder sobrevivir. Y si la Masonería tan sólo existiera para afirmarla, proclamarla y hacerla efectiva, con ésta únicamente llenaría su función humana y justificaría plenamente su utilidad y su necesidad de existir”.

Con todo lo anterior aprendemos que el ejercicio de la Fraternidad no es un tema de placer o una consecuencia a nuestra naturaleza gregaria. Su valor viene de revestir una profunda utilidad para el logro de nuestros objetivos como Masones: el progreso de la humanidad. El ideal de Fraternidad al que apunta nuestra Orden contrasta con lo que vemos cotidianamente en el mundo profano, donde la competencia cierra espacios a la colaboración y en donde el otro es visto muchas veces como un obstáculo para conseguir

nuestros objetivos individuales. Esto se ha convertido “en un generador de desconfianza como sino inevitable de la convivencia social, dando origen a una sostenida intolerancia respecto de ideas o acciones distintas a las que cada cual concibe en su fuero interno”.

De los tres elementos que conforman la triada de ideales de la vida masónica, Libertad, Igualdad y Fraternidad, es posiblemente esta última la que más hace falta en el orden social. Es lo que nos alertan autores como Octavio Paz, quien escribió que la palabra central de la tríada que heredamos de la revolución francesa es la Fraternidad, la cual enlaza a las otras dos. “La Libertad puede existir sin Igualdad y la Igualdad sin Libertad. La primera, aislada, ahonda las desigualdades y provoca las tiranías; la segunda, oprime a la Libertad y termina por aniquilarla. La Fraternidad es el nexo que las comunica, la virtud que las humaniza y las armoniza”. Humanos Libres, Iguales y Fraternos. El tripe ideal Masónico no puede entenderse solo como una aspiración social, ni como emblemas en la construcción de sistemas económicos y políticos. No los valoramos solo por ser proyectos de país, ni por inspirar programas de gobierno. Para el Aprendiz de Masón, la triada Libertad, Igualdad y Fraternidad vale principalmente por su valor Simbólico en la metodología de trabajo que nos guía en el camino de pulir la Piedra Bruta, conectándonos con las enseñanzas de Masones del pasado y del futuro, así como con los ideales de Logias de todos los continentes.

Una trilogía que da sentido a las herramientas con que trabajamos y claridad sobre la dirección hacia la que debemos seguir. Apuntar a la Libertad de pensamiento y de alma, un proceso que requiere de la muerte Simbólica para descubrir los defectos de herencia que nos desvían del camino de la verdad y de la posibilidad de decidir en consistencia con ella.

La lucha incansable por la Igualdad, valorando que todos somos iguales en humanidad y en dignidad, reconociendo a la vez las diferencias para construir sobre ellas el camino hacia el progreso. Y la aspiración de la Fraternidad, el concepto que sostiene a los dos ideales previos y que les da sentido integral: la comprensión de que somos partes de un mismo organismo vivo, en el que nos afectamos y fortalecemos mutuamente.

Estos tres ideales son también una invitación a tener una postura activa en el mundo. Tal como se dijo en el Convento Masónico Nacional de 2020, “al sustentar los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, los masones se encuentran alineados en la acción a favor de la justicia social y en contra de los privilegios y la intolerancia, comprometiéndose, asimismo, con la práctica de la Solidaridad Humana”.

Es una trilogía central del camino de aprendizaje al que nos comprometemos tras pasar por la Cámara de Reflexiones y, con los ojos vendados, golpear por primera vez y desordenadamente las puertas del Templo. Es que, en toda su profundidad, las tres palabras sintetizan la enorme aspiración que la Orden tiene con cada uno de nosotros: convertirnos en hombres Libres, Iguales y Fraternos.

Cámara de Aprendices

Fiesta del Grado 14 julio 2021 e.: v.: Logia Cóndor N°9, Valle de Santiago

¿QUÉ ES Y CÓMO DEBE SER UN VERDADERO MASON?

Como Aprendices nos encontramos en un mundo sorprendente, estimulados por diversos factores de nuestra vida profana o masónica, ya sea al interior de nuestra familia, del grupo de amigos, de la sociedad, del trabajo, la religión, la política, los Hermanos Masones, el Simbolismo del Templo, etcétera. Frente a estos incontables estímulos, quisiéramos conocer el sentido de lo que vemos a nuestro alrededor y nos preguntamos. ¿Qué es y cómo debe ser un verdadero Mason?

La palabra Mason como tal, proviene del Francés Macon, que significa Albañil, persona que hace o moldea algo y también del vocablo Makon, voz germánica que significa hacer. Su raíz indoeuropea es Mac, que significa amasar, amoldar. De la palabra Mason se derivan Masonería y Francmasonería, que se traduce como Libre Albañil.

Una idea general la encontramos en el Libro del Aprendiz, donde se Menciona el que un Mason es un hombre reconocido como bueno, leal y probo, que está obligado a evitar con el mayor cuidado todo aquello que pudiera dividir. Le está espacialmente prohibido discutir acerca de sus convicciones intimas, tanto religiosas como políticas. La virtud que lo caracterice debe ser la Tolerancia, pero para ello es indispensable que adquiera ideas amplias y se eleve por sobre la pequeñez de todos los prejuicios. Debe liberarse de los errores que mantienen la desconfianza y el odio entre los hombres.

Ante la pregunta de ¿Qué es? podemos decir que el Masón debe ser un hombre libre; libre en el sentido de no dejarse dominar por sus pasiones, por la cólera, por las sugestiones del odio, por las tenazas del egoísmo, libre de la intransigencia del dogma, en una palabra Sin la independencia del corazón y del espíritu no se puede ser un Franc masón, la libertad individual asegura la del juicio, a cuya formación contribuyen las verdades positivas adquiridas en el racionamiento fundado sobre la exactitud de las verdades y sobre el sentimiento íntimo del derecho.

Podríamos también definirlo como un caballero del derecho, un adalid de la humanidad, o sea, un hombre que se esfuerza por subordinarlo todo a una noción exacta de lo justo y de lo injusto, el hombre que aspira a la luz porque solo ella permite poner en evidencia la Verdad, por cuanto, sin la Verdad, triunfa la injusticia, hija del error y de la ignorancia.

El Mason es el hombre que posee el ideal más puro de igualdad humana, el que piensa que a través y a pesar de las dificultades sociales, todos los seres deben ser beneficiados por el gran sol de la vida, pues, inherente a su nacimiento, es un derecho igualitario e indiscutible a una existencia semejante. Mason es también el hombre que honra y practica la Virtud, sin condenar por eso sin apelación al que delinque, pues la justicia se concilia con el perdón, con la mansedumbre, con la piedad misericordiosa e indulgente. El Mason es el hombre que odia el vicio y sobre todo el vicio encubierto, la hipocresía, la mentira y la delación. Masón es el que honra y practica el trabajo, afirmando así que paralelos a los derechos más legítimos, están los deberes más ineludibles que inseparables los unos de los otros constituyen la carta particular del individuo, base de la gran carta social.

¿Pero cómo debe ser un verdadero Franc Masón? Además de los deberes morales, familiares o sociales que debe cumplir, se le deben agregar los deberes y obligaciones hacia la Orden, entre estos, fidelidad inconmovible a sus Principios, a sus reglas y al compromiso que no encadena sino que libera, pues entrar en la Masonería es enrolarse en la corte internacional de los hombres que, bajo la única ley de la Fraternidad y de la Justicia, desean colaborar en el progreso humano.

Otra obligación igual o más importante es la ley del Silencio, la cual es piedra angular y fuente de la fuerza de un Mason. Algunos tal vez la trasgreden a veces, porque no la comprenden y no aprecian su importancia. La ley del silencio no está destinada solamente a proteger nuestra organización, nuestros proyectos, nuestros trabajos contra los ataques o malévolos designios de nuestros adversarios; ella evita, también, que los hermanos lleven a medios profanos temas de estudios o de discusión que es preferible abordar en el curso de nuestras Tenidas regulares, y finalmente, ella imprime en cada uno un hábito de prudencia y de disciplina, dos cualidades esencialmente Masónicas. Indispensable también es que sea Tolerante, pues la Tolerancia fluye de la bondad y de un alto espíritu de justicia. Las ideas absolutas que tienden a prevalecer por la fuerza o a imponerse mediante la difusión del error son para otros. El Masón se debe a las tareas de combatir este error y no le es lícito a él, más que a otro cualquiera, erigir en Verdad absoluta el resultado de sus investigaciones o de sus esfuerzos. ¿Acaso no es verdad algo relativo, en el sentido de que el hombre llega por constancia, por su razonamiento, a descubrir o reconocer lo que es falso, pero que no es bastante fuerte, bastante seguro de sí mismo y de su capacidad científica o filosófica para proclamar una verdad intangible?

Ser un Masón es ser constructor de uno mismo, de nuestro propio Templo interior, con los adornos de las Virtudes que hemos ido ganando a nosotros mismos, a nuestros propios errores. Dicha construcción nos podrá llevar toda la vida, pero sin duda nos acercará más y más a encontrar la luz de la Verdad que todo Mason debe descubrir por sí mismo.

Diego Reusch Román, Aprendiz de Masón R.: L.: Estrella de Magallanes N° 25 Valle de Punta Arenas

“El Ritual en función del Rito” Conceptos y aspectos Masónicos

¿Qué es lo que hemos de entender por Ritual? ¿Qué es lo que hemos de entender por Rito? ¿Cuál es el fin u objetivo seguido con su realización, periódica, permanente e inmutable dentro de nuestra Orden?

Normalmente la actividad Ritual suele desarrollarse en los momentos transcendentales de transformación en la existencia individual o colectiva y nace desde nuestras propias emociones. Un Ritual es un conjunto de acciones ceremoniales que se realizan de forma reiterada y que poseen un valor Simbólico o representativo. Concentra habitualmente acciones inscritas en un credo, una ideología o una tradición cultural específica. Su realización ordenadamente sirve para generar un sentimiento de vínculo en la comunidad o grupo determinado, el que permite reforzar la autoridad de quienes lo conducen o ejecutan, o simplemente vincular y relacionar a los miembros en una misma noción de espiritualidad, misticismo o compromiso. Los Rituales normalmente en su proceder enseñan un modo específico de llevarse a cabo, el que se repite año tras año y que implica un cierto nivel de ceremoniosidad, es decir, que suelen ser solemnes, formales y estar conducidos por una figura jerárquica. Esto nos hace dar cuenta que el origen de los Rituales, por lo tanto, es ancestral, y probablemente estuvo vinculado con las ceremonias Iniciáticas o los ritos de fertilidad, que buscaban reproducir en los orígenes de la cultura humana la unión de las estaciones y de los ciclos de la naturaleza. Sin embargo, los rituales no son cosa únicamente del pasado. Hoy nuestra sociedad sigue llevando a cabo numerosas formas de comportamiento Ritualístico. Algunos son heredados de tradiciones antiguas y otros son propios de la compleja red de significados de la civilización moderna.

En cualquier caso, toda forma de Ritual dependerá siempre de un sistema de sentidos y asociaciones mucho mayores, que le otorgarán un significado trascendente. De otro modo, simplemente se trataría de acciones vacías, repetidas sin sentido alguno, una y otra vez.

El Rito es un acto pensado por el espíritu, decidido por la voluntad y ejecutado por el cuerpo mediante gestos y palabras. A través de él se establece contacto, dentro de los límites de la realidad de este mundo, con una realidad que la sobrepasa. El acto Ritual está ligado a una estructura Simbólica, a través de la cual se realiza un paso del significante al significado, de lo imaginario a lo existente y filosófico, del signo al Ser. El Rito se sitúa en el nivel de lo sagrado y tiene su propio sentido. Desde los tiempos más arcaicos hasta nuestros días, tanto en las religiones como en las tradiciones, el hombre que celebra un Rito hace un gesto significativo para su vida, un gesto que tiene sentido, un gesto de donde proviene un mensaje y algunas consecuencias que sobrepasan, en cuanto a duración, el momento en que el Rito se celebra. Una de las cosas que podemos pensar es que el hombre cree que la realidad en la que vive está en función de un modelo que se presenta como primordial o esencial. Y es precisamente a través del Rito que se intenta participar en esta forma o modelo, dado que su efecto es precisamente el de dar validez y eficacia a la vida, poniéndola en sintonía con este modelo y paradigma. A partir de un acto inicial, repetido a través del Ritual, las acciones del hombre se visten de una nueva dimensión.

Una pregunta que siempre estuvo presente desde la Iniciación es ¿dónde radica el secreto o la atracción de la Masonería que recluta adeptos que no conocen más que vagamente dónde ingresan y sin embargo muestran gran interés por hacerlo? Arthur E. Powell, en su libro "La Magia de la Francmasonería" nos da parte de la respuesta cuando expresa que "hay un elemento que se nos escapa: algo intangible e indefinido que no podemos localizar, definir o analizar a pesar de que es absolutamente real, pero que ejerce inconfundible seducción; algo que, al mismo tiempo calma nuestra hambre interior, algo misterioso, seductor y estimulante; algo que nos arrastra perennemente hacia adelante”. Esto es lo que podríamos llamar (desde una humilde percepción) la misteriosa atracción que despierta la Orden, quedando en nuestras manos la capacidad de precisar, inferir o desentrañar las causas de ese misterio y de esa atracción. También desde nuestros comienzos en la Orden algo que llama la atención es la seducción que ejercen sobre nosotros los Rituales Masónicos, siendo poco afectos a los formalismos en la vida profana. “Si bien en la vida profana, la influencia materialista nos ha hecho dejar atrás ceremonias que carecían de fundamento o realidad interna, el ser humano abriga en su sentir más íntimo un secreto amor por las Ceremonias o el Ritual, cuando éste se presenta con el orden, la dignidad, la cortesía, la sencillez, y la universalidad con que lo hacen los rituales en la Masonería”.

Al trabajar en el Taller aprendemos paulatinamente que estos Rituales, cargados de significados y de mensajes, son la demonstración Simbólica de la Verdad más profunda que el Aprendiz comienza, lenta y pacientemente, a descubrir en una búsqueda incesante. Las sencillas frases antiguas, la dignidad y armonía de los movimientos, la solemnidad reinante y el gozo de un ambiente fraterno, contribuyen a generar ese estado espiritual que actúa como liberador de la energía superior, que se encuentra latente, y despierta la emoción de la Masonería en el corazón del Masón.

El Ritual es la guía, es el faro que ilumina la oscuridad y nos muestra el camino. Es por ello por lo que debemos respetarlo y no menospreciarlo. Su representación no debe ser nunca encarada como una exigencia.

Por el contrario, debiese ser asumida como una ayuda que nos permita verificar que no nos apartamos de la senda Masónica. Debemos impedir que se convierta en un mero ejercicio rutinario, porque malograríamos el proceso de reconstrucción de nuestro yo interior. Algo que he aprendido en el último tiempo, siendo una de las primeras tareas que se debe emprender, es la de ordenarse interiormente para luego poder ordenar nuestra vida externa. Mientras que el desorden es sinónimo de confusión y caos, el orden nos clarifica para alcanzar la ansiada paz del espíritu. La práctica del Ritual, en forma persistente y convencidos de su utilidad, contribuye enormemente a la adquisición de nuevas conductas que nos proporcionarán el estado espiritual imprescindible para nuestro trabajo masónico. Cada palabra, cada gesto, cada movimiento, encierra un significado que con el paso del tiempo será enriquecido por nuestro propio esfuerzo y nuestra propia capacidad de reflexión.

Nunca alcanzaremos, sin embargo, la sabiduría suficiente para superar nuestra condición de Aprendices, más allá del Grado en que podamos estar. Es ese estado de aprendizaje, continuo y constante, el que nos permitirá superarnos cada día que vivamos, el cual está simbolizado en la práctica serena, respetuosa y dócil de los ejercicios del Ritual.

Una de las cosas que más cautiva al ingresar a la Orden es el estado de paz interior y fraternal armonía que se alcanza cuando comienzan los trabajos y nos logramos desprender de las intranquilidades profanas. Creo que esa atmósfera sería casi imposible de alcanzar sin la ayuda del Ritual. Su práctica nos pacifica, nos ordena, nos pone en sintonía con verdades más profundas y nos lleva a aproximarnos al conocimiento de la Verdad Suprema.

El Ritual nos obliga a actuar dentro de cánones perfectamente establecidos, que vienen desde mucho tiempo. El Ritualismo nos convierte en actores de una obra sin final, que comenzó a ser escrita en los comienzos de la historia. La representación que se debe realizar, cada vez que los trabajos cobran fuerza y vigor, implica una actitud cargada de fantasía y espíritu lúdico, que permite una mayor compenetración con los mensajes implícitos en el ceremonial.

En nuestros Talleres, la práctica del Ritual exige en nosotros una actuación, ya que implica también un “juego”. Nos han enseñado que el Masón debe representar en Logia un papel que le permite transitar hacia su propia superación y para ello cambia el vestuario profano por otro más noble que le permite manifestar la verdadera naturaleza de su Ser, como difícilmente podría llegar a hacerlo en otra parte y bajo otras circunstancias. Hemos visto y sentido que vivimos intensamente la ficción y el drama que hacen posible que el hombre, el Masón, el ser humano real sea por unos momentos aquello que pretende y ansía ser, en un juego que la Masonería convierte en metáfora consciente e iluminadora. Por lo aprendido y conocido, entiendo que la representación de las ceremonias del Ritual despierta en nosotros como Masones una vocación por lo lúdico, por lo simbólico y por lo festivo. Esta unión nos ayuda a conectarnos con un estado de alegría y pureza interior que nos permite de mejor manera asumir nuestro lugar en la Logia. “Sólo cuando el hombre juega es plenamente humano” nos dice Friedrich Schiller. El juego es el principio espontáneo de la libertad humana. Si el trabajo nos ata a la naturaleza, la actividad lúdica nos abre al reino de la imaginación y la creatividad.

Pablo Jara Belmar Aprendiz de Masón R.: L.: Esmeralda N° 30 Valle de Concepción

Los Símbolos Hablan al Aprendiz

El Grado de Aprendiz, en el Simbolismo Masónico, representa al hombre en su primera infancia y a los primeros siglos de la civilización. Sus ojos débiles no pueden contemplar directamente los fulgores del Sol, por lo que en la Logia está sentado al Norte o Septentrión; viste Mandil Blanco, ciñéndoselo con la faldeta levantada y debe usar Guantes Blancos.

El Aprendiz de Masón debe aplicarse al estudio da las leyes, a desentrañar el Misterio de los Símbolos y de los usos y costumbres de la Franc Masonería. Trabaja simbólicamente en el desbaste de su Piedra Bruta, desde el Mediodía a la Medianoche y recibe su salario al pie de la Columna "B".

Q.: H.: Aprendiz ¿Qué nos podéis comentar después de las breves explicaciones que se os han dado, de lo que significa ser un Aprendiz de Masón?

APRENDIZ Que nunca podré olvidar el día de mi Iniciación, que fue tan especial, tan diferente y llena de sorpresas, en que se muere a la vida profana para nacer a una nueva vida, la vida de los Iniciados. En esa noche no pude ver... Ya que me encontraba privado de la visión; pero cuando la venda cayó de mi vista, la luz me encandiló y fui poco a poco percibiendo la presencia de personas a mi alrededor: ¡¡¡sorpresa!!! Ya que todos apuntaban con sus espadas hacia mí, pero me miraban sonrientes y alegres. Me sentí feliz del recibimiento que me brindaban con tanta Fraternidad.

Luego nuestra vista se posó en los diferentes Símbolos que adornan el Templo, e iniciamos nuestras interrogantes ¿Qué nos quieren decir estos Símbolos? ¿Cómo interpretarlos? ¿Quiénes nos darán las respuestas?

Y esos símbolos nos empiezan a hablar y a darnos sus primeras lecciones de ética y de moral.

EL ORIENTE:

Mi Querido Hermano Aprendiz, soy la primera parte simbólica del Templo que visteis. Represento el lugar del infinito, de donde viene la luz; el universo. Me hallo separado del resto del Templo por el Ara; soy la imagen del punto por donde aparece el Sol. Aquí brilla una de las tres grandes luces misteriosas que deben iluminar permanentemente los trabajos. Todo Aprendiz camina hacia el Oriente en busca de la Luz. Por último, debo deciros que al Templo también se le llama Bóveda Celeste y en el Oriente además del Sol y la Luna, se encuentra el Delta Luminoso.

EL ARA:

Mi Querido Hermano Aprendiz, sobre mí prestaste tu juramento. Represento simbólicamente al hombre, soy el Altar de la Conciencia, soy vuestro Templo y por lo tanto, soy imagen del Cosmos, para que podáis recibir los efluvios de lo alto, que son emanados desde el Gran Arquitecto del Universo. Represento al principio creador de una nueva vida, la del Iniciado, y que reúne en si las cualidades de energía, poder, diplomacia y voluntad para que llevéis a la acción los principios, valores, virtudes e ideales de la Orden Masónica. Por último, os diré que tengo los símbolos emblemáticos referido a lo secreto, a lo velado por los misterios y la ciencia, los que debéis desentrañar, para que alcancéis la sabiduría. Sobre mí se encuentra la Biblia, la Escuadra y el Compás y alrededor mío las tres luces que iluminan el Templo y que son: la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza.

LA BIBLIA:

Soy el libro sobre el cual colocaste tu mano derecha. Represento la ética y la moral para Iluminarte en las tinieblas naturales que te rodean; mis enseñanzas son el pan de la vida que te entrego para realizar el bien a la humanidad, soy el consuelo de las almas y el sostén de la Fe, en medio de las ruinas morales y éticas de la humanidad. Soy una antorcha que alumbra en los lugares obscuros de tu conciencia, hasta que el día aclare y el lucero de la mañana salga

en vuestro corazón. Sobre mí hiciste la solemne promesa de dar estricto cumplimiento a los deberes de tu calidad de Aprendiz de Masón, para poderte elevar de lo terrenal a lo espiritual, lo que significa de lo vulgar a la perfección y de lo transitorio a lo eterno.

LA ESCUADRA:

Yo represento a la Rectitud a la que debes ajustar todas tus acciones y a las virtudes que debe rectificar vuestro corazón. Además. represento a la Tierra, a donde te encadenan las pasiones, por lo tanto, debéis desprenderte de las afecciones materiales, de las cosas terrenales, para que sólo anheles unirte a tu celeste origen. A cada Instante te estoy recordando, a través del Signo y en la Marcha del Aprendiz la corrección, la perfección ética, la sabiduría, la justicia, la equidad y la honestidad que siempre debes llevar en tu vida.

EL COMPAS:

Soy uno de les atributos más usados y conocidos de la Orden, represento la Justicia con que debes medir tus actos. Con mis brazos abiertos abarco a toda la humanidad, cobijando a todos los seres humanos, sin excepción de raza, credo o política, haciéndolos sentirse más cerca los unos de los otros. Simbolizo lo infinito, lo espiritual, lo fraternal; además represento al cielo, a donde tú, Aprendiz de Masón, debes dirigir constantemente tu mirada, por lo que se dice que el Mason debe estar siempre entre la Escuadra y el Compás, para expresar que está desprendido de las afecciones materiales, de las cosas terrenales y que sólo anhela unirse a su celeste origen.

APRENDIZ:

Gracias os doy mis Queridos Símbolos por las lecciones que me habéis dado y que jamás olvidaré, me siento feliz, contento y satisfecho por tan sabias lecciones, pues me han hablado y me han guiado por la senda del perfeccionamiento a través del estudio, la meditación y la reflexión; ahora me doy cuenta de que ustedes son los

Símbolos más importantes del Templo.

MOSAICO:

¡Cuidado Hermano Aprendiz! ¿Acaso no te has dado cuenta del suelo que pisas en el Templo?... Mírame, soy el Mosaico, me forman cuadrados blancos y negros, soy parte importante del Templo y también tengo que decirte algo.

APRENDIZ:

¡Perdonadme Hermano Mosaico me apresuré en mi juicio! Tengo que abrir más mis ojos y demás sentidos antes de adelantarme a dar una opinión.

MOSAICO:

El piso por donde caminas simboliza la tierra y los cuadrados que me forman, indican la Tolerancia y la Igualdad, la Modestia y la Humildad que debe unir a todos los Masones, soy emblema de la multiplicidad, engendrada por la dualidad, formada por los pares opuestos, que encontramos en todos los momentos de la vida; por lo tanto, hago una conjugación de los cuatro puntos cardinales y de la Línea del Zenit al Nadir, formando una base de equilibrio entre todos los opuestos que encuentras en tu vida, para que puedas progresar combinando las fuerzas de los opuestos, como las vicisitudes de la vida, entre el goce y el dolor, entre las tinieblas y la luz, entre el amor y el odio; tus pasos deben ir por el camino de la rectitud y el equilibrio, ya que tu meta está siempre orientada hacia el Bien.

APRENDIZ:

Con todas las enseñanzas que me han dado, todavía no logro ver bien, ya que mis ojos, aún débiles, no vislumbran con claridad esas luces que se encuentran alrededor del Ara y no logro entender lo que me quieren decir ... ¿Me lo podéis explicar V.: M.?

EL SOL, LA LUNA Y EL DELTA LUMINOSO:

El Sol y la Luna tienen una significación muy antigua y Universal. El Sol representa la Razón para que Ilumine la Inteligencia; la Luna representa la Imaginación que reviste las ideas de una forma adecuada, el Venerable Maestro simboliza la sabiduría, el principio consciente que se ilumina bajo la doble influencia de la Razón y de la Imaginación. El Delta es la unión de los tres puntos, por medio de tres líneas rectas, que muestran tres lados y tres ángulos iguales, que representa la Perfección, la Armonía y la Sabiduría. En el centro del Delta Luminoso se encuentra el ojo, el cual vela los trabajos de los Masones; es el símbolo de la Conciencia, que es el primero y fundamental atributo de la realidad. Yo te ilumino para que siempre lo hagas bien en armonía y paz, con todos los principios, valores, virtudes e ideales que la Orden Masónica te enseña.

LAS COLUMNAS:

Querido Hermano Aprendiz, no te has fijado en Las Columnas que sostenemos la entrada del Templo; somos el foco de donde se irradia la actividad humana. Yo soy la Columna "B" por lo tanto soy el foco consciente, o sea, el "YO", sobre el cual debes abstraerte sobre ti mismo, para que te repliegues en la fuente inicial de tu pensamiento y de tu existencia; para que busques en la razón, el punto de partida de tus conocimientos; ya que en tu Iniciación estás encerrado en el seno de la Tierra, como el grano de trigo de los antiguos misterios de Ceres, penetrando en ti mismo, en donde debes descender hasta las profundidades del pozo de tu conciencia, en la cual se encuentra oculta la verdad.

LA PIEDRA BRUTA:

No conoces la grandeza que encierro en el significado Simbólico que te voy a dar a conocer; tengo en potencia el cubo perfecto, y tú con Mazo y Cincel puedes tallarme y pulirme como picapedrero que sois; así como la Venus o Apolo estaban contenidos en un trozo de mármol informe, para que construyas la Obra Perfecta de tu personalidad : porque yo represento el fiel reflejo de vuestra propia

vida: Soy Piedra Bruta, sin hermosura ni simetría, represento tu alma, tus ideas desordenadas y tu inteligencia sin cultivar, llena de toda clase de aristas, como son los residuos de tu vida profana tan llena de prejuicios, errores y vicios, ignorancia, ambición, vanidad y orgullo; por lo tanto, tu trabajo consiste en transformarte en Piedra Pulida y formar ese Cubo Perfecto para la realización de la Gran Obra, o sea, transformar tu espíritu, en el recto y virtuoso espíritu de un Iniciado Masón a través de los principios, valores, virtudes e ideales que la Orden Masónica te ha entregado para perfeccionar tu personalidad a través del estudio, la reflexión y la meditación.

V.: M.: Querido Hermano Aprendiz, mirad hacia las Columnas que sostienen el Templo, ¿No veis allí a los signos del Zodiaco? ¿Qué significan? Dejad que os hablen.

EL ZODIACO:

Simbolizo el año y la sucesión de los meses, o sea, el tiempo, por lo tanto, represento la imagen temporal del Universo, lo que constituye una advertencia. ¡Que el tiempo transcurre inevitablemente!, por lo tanto, tienes que emplearlo muy bien, ya que solo dispones de unos pocos años. Cultivad y aportad vuestro grano de arena para el mejoramiento de la humanidad; para que cumpláis la misión superior del hombre.

Las Columnas Están colocadas en grupos de seis, una Columna al Norte y la otra al Sur; se les llama las columnas de Salomón, para recordar el Templo que hiciera construir al G.: A.: D.: U.:

LAS GRANADAS Y EL GLOBO TERRAQUEO:

Sobre la Columna "B" y "J" encontramos las Granadas y el Globo Terráqueo, lo que simboliza. que hemos nacido libres a la vida Masónica, como hijos de una misma madre y que formamos parte de una familia espiritual que, confiada en nuestros juramentos y declaraciones, nos han abierto sus puertas. para que nos unamos a luchar por el Bien de la humanidad, representa a los Masones esparcidos por la faz de la Tierra, somos les hijos de la luz.

LA CADENA:

Me encuentro circundando el interior del Templo, como si quisiera demostrarnos con sus sólidos eslabones la unión férrea, indestructible de todos los Hermanos esparcidos por la faz de la Tierra, representando la unidad y la solidaridad de ideas y sentimientos. Los eslabones que la componen se caracterizan por la compleja igualdad, para enseñarnos que los Masones somos todos iguales en el ejercicio del derecho y en el cumplimiento de nuestros deberes; que nos unen principios, valores, virtudes, ideales y sentimientos comunes; que todos tenemos las mismas aspiraciones y que no se conoce otra jerarquía que la que otorgan la virtud y el saber.

LA BOVEDA CELESTE:

Por último mi Q.: H.: Aprendiz, mirad el cielo estrellado, esa esfera azul y diáfana, que aparentemente rodea la Tierra y en la cual parece que se mueven los astros, en ese espacio infinito y al que se le da el nombre de Cielo o de Bóveda Celeste e estrellada, se nos revela la inmensidad de la Obra Divina, que aún en la absoluta obscuridad de la noche, alumbra a los corazones que siguen el camino de los ideales más puros para el Bien de la Humanidad.

APRENDIZ:

Después de haber escuchado hablar a los Símbolos, he adquirido por ellos un respeto que no tenla; he llegado a la conclusión que los símbolos representan una síntesis, un resumen de conocimientos. de ideales, de propósitos y de enseñanzas que tendré que seguir desentrañando, para comprender lo que me quieren decir. Gracias queridos Símbolos, por las sabias enseñanzas que en esta noche me distéis, para alcanzar mi perfeccionamiento.

Transformaré mi Piedra Bruta en el Cubo Perfecto, para la construcción de la Gran Obra y así poder encontrar esa esquiva verdad que andamos buscando y que nos conducirá a acercarnos cada vez más hacia el Gran Arquitecto del Universo

Columna de Aprendices

Fiesta del Grado

R.: L.: Rehuen N° 185

Valle de Mulchén

Análisis Simbólico de El Principito Un Viaje Iniciático

Existen al menos dos grandes elementos que caracterizan la docencia y el aprendizaje masónico: en primer lugar, la transmisión del conocimiento a través del lenguaje Simbólico, el cual nos “habla” desde el silencio de la reflexión, de manera íntima y personal, y en segundo lugar el desarrollo de lo que se ha denominado “conocimiento por implicación”. Este último elemento requiere la interacción de al menos dos partes -por lo general, quien enseña y quien aprende-- las que, a través del análisis dialógico y sistemático de un tema, van descubriendo sus características y alcances. La obra que analizamos en este trabajo cumple con estas dos características; “El Principito” está lleno de alegorías y lenguaje simbólico, el cual está abierto para quien decida reflexionar sobre sus páginas, pero además incorpora diálogos significativos donde los personajesespecialmente el Principito- utilizan una especie de mayéutica que devela, crudamente a veces, las intenciones y deseos de quienes se encuentran con este especial ser. Así, la lección que nos entrega el Principito a través de sus viajes, es rescatar aquello que de niño tenemos aún en el fondo de nuestros corazones, permitiendo que su inocencia nos empape y suavice las durezas de nuestro pensamiento, el cual, muchas veces ya fatigado y aletargado de tanto presenciar la miseria humana, oscurece nuestra visión sobre aquello que es realmente valioso y puro y que da sentido a la existencia humana.

La travesía del Principito funciona a modo de una galería de un museo: nos muestra con un énfasis taxonómico ciertos tipos de personajes que encarnan un vicio, una forma de ver la vida o simplemente un rasgo predominante que, en todos los casos, obscurecen las posibilidades de desarrollo existencial de cada uno de nosotros.

El primer planeta donde inicia su travesía el Principito nos muestra como habitante a un rey que no tenía sobre quienes reinar; por tanto, al verlo llegar intenta mostrarle los alcances de

su poder afirmando que lo que él ordenaba se cumplía gracias a su autoridad real. El Principito, en su ingenuidad, le hace ver que el ejercicio de la autoridad sin diálogo ni consenso no es el mejor camino para gobernar, y por lejos es el camino menos sabio y beneficioso para sus súbditos. Este encuentro nos enseña la importancia de la tolerancia en la convivencia diaria, y que a pesar de que existan asimetrías de poder o jerarquías de por medio en las cuales nosotros estemos en el rol dominante, cuando nos relacionamos con otras personas debemos ser cordiales y tolerantes, sin olvidar jamás el valor de la dignidad humana. El rey nombra al Principito ministro de justicia. Éste alega que no hay nadie en el planeta a quien juzgar, a lo que el rey replica “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si eres capaz de juzgarte rectamente eres un verdadero sabio”. Esta escena nos señala que el más importante deber que tenemos con nosotros mismos como individuos y como miembros de la Orden es el autoexamen, la reflexión sobre nuestros actos y nuestra forma de ser, elemento indispensable en Masonería para iniciar el trabajo de desbaste de la Piedra Bruta, lo que nos debe llevar tarde o temprano al auto conocimiento. El segundo planeta estaba habitado por un vanidoso que le exige al Principito que lo admire y se maraville con su persona, y nos habla de uno de los grandes problemas de esta sociedad y de las grandes tareas que tenemos como país y sociedad: ser humildes y solidarios, pensar en el bien común y el progreso de todos. Se trata entonces de no pensar solo en el bienestar propio, sino que, al contrario, generar los espacios para escuchar la opinión o visión del otro, en concordancia con uno de nuestros principios fundamentales como es la Fraternidad, la que constituye el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. De esta manera, es a través de sus miembros que la fraternidad masónica busca proyectar sobre la sociedad humana la acción bienhechora de los valores e ideales que sustenta.

El tercer planeta está habitado por un bebedor. el Principito observa que los vicios de la vida humana crean dependencia: la bebida, los juegos o incluso en nuestros días el celular o las aplicaciones.

En el mundo profano existen cientos de vicios que nos atrapan sin que nos demos cuenta y nos llevan a un círculo vicioso del que es muy difícil salir. Necesitas “eso” en concreto porque si no lo posees se genera un vacío en tu interior. En el caso del bebedor, éste tenía un vicio. Un día bebió y sintió la necesidad de beber más y más, hasta que de pronto sintió vergüenza por beber tanto, y necesitaba algo que le hiciera olvidar esa vergüenza. Ese algo era la bebida. Es por esta razón que nunca podía salir de ese círculo vicioso. La bebida, las drogas, el juego o el vicio que sea sólo son objetos o antídotos pasajeros, camuflan por un instante la emoción negativa, pero ésta sigue ahí, latente. La solución está en aceptar nuestras limitaciones. Algo que nos ayudará a mejorar la autoestima y a querernos más, a pesar de nuestros defectos. No somos seres perfectos, pero si perfectibles. En el siguiente planeta que visita el Principito vive el hombre de negocios. Este hombre sólo piensa en las ganancias, en la vida material y sus condecoraciones, dejando lo espiritual y el trabajo interior de lado; en ese sentido, el trabajo del Grado de Aprendiz nos indica que tanto lo material como lo espiritual deben ser trabajados de igual manera para alcanzar cierto equilibrio en nuestras vidas, simbolizado por la Plomada del segundo vigilante, que promueve la rectitud de nuestros actos y pensamientos. El hombre de negocios le repite constantemente al Principito que es una persona seria. Sin embargo, al Principito le parece que es todo lo contrario. Para él, ser serio significa emplear el tiempo en cosas que realmente lo pueden llenar y ser útiles, al tiempo que uno también lo es para otros. Será fundamental invertir nuestro tiempo en el aprendizaje interno al que nos llama la Masonería, porque no encontraremos otra riqueza como esa con tanta libertad. Esto no consiste en ser inteligentes y saber contar hasta tres trillones y medio como el hombre de negocios, sino más bien en ser útil para la sociedad y las personas que nos rodean y encontrar en nuestro camino aquellas cosas que nos llenen el alma. Siguiendo con su viaje encuentra en el quinto planeta al farolero, quien pese a no ser un hombre vanidoso, vicioso ni materialista, era sin embargo un perezoso que estaba agobiado por la rutina y la incesante responsabilidad de encender y apagar aquella luz, labor que en esencia era noble, ya que aquella luz beneficiaba a los demás

y sirvió de guía para orientar el viaje del Principito; sin embargo, la rutina que agobiaba al farolero lo había convertido en una persona que despreciaba su trabajo, ya que lo privaba de descansar, que era lo que más valoraba. Su gran problema entonces no era el desencanto por lo que hacía, sino más bien su falta de capacidad para adaptarse a los cambios que fue sufriendo su planeta, reflejado hoy en día en nuestra sociedad. La vida es un ciclo que constantemente va cambiando y uno debe tener la capacidad de irse adaptando e irse preparando para enfrentar de la mejor manera esos desafíos. Ingresamos a nuestra Orden siendo unos neófitos y poco a poco por medio de un trabajo personal e interno, acompañados por nuestro guía, representado en la figura del QH Segundo Vigilante, debemos ir avanzando en ser mejores hombres. No nos está permitido quedarnos estancados y dejar de crecer en este aprendizaje eterno. No podemos pensar que nuestro trabajo será sencillo y llevadero, no fuimos llamados por la Orden para marcar el paso, sino para hacer válidos nuestros principios de libertad, igualdad y fraternidad, con nuestras familias, nuestros hermanos, con nuestra sociedad. En su siguiente destino, ya más cerca de la Tierra, el Principito se encuentra con el geógrafo, representado por un anciano que escribía enormes libros y que se hacía llamar un sabio que en definitiva nada sabía. El geógrafo se creía demasiado importante para salir a explorar su propio mundo, y le daba importancia sólo a lo que podía ver, representado por el recuento que otros hacían de las montañas, ríos, mares, ciudades y desiertos. Lo anterior contrasta completamente con el pensamiento curioso e inocente del Principito, quien pese a vivir en un planeta mucho más pequeño, se había dado el trabajo de conocerlo (representado por su yo interno) de manera más acabada, y en el que sin duda existían los vicios (representados por los volcanes), pero también ese hermoso sentimiento llamado amor, representado por su flor que lo esperaba en su planeta, algo incomprensible para el geógrafo. Como aprendices, nuestra Orden nos hace pensar y llevarnos de manera constante a una profunda reflexión, a enfrentarnos con la muerte en nuestra Iniciación, de una manera muy inesperada, para darnos cuenta de lo que tenemos y de lo realmente importante en nuestras vidas, quitándole toda importancia a lo material, preparándonos el

camino hacia las puertas del Templo, algo más puros, algo más inocentes que antes, donde se nos invita a pasar para recibir finalmente la luz, que refleja el nacimiento a una nueva vida. El séptimo planeta es la Tierra. El Principito aterriza en el desierto, un tópico recurrente cuando se trata de relatos de iniciación e iluminación. Bajo su apariencia estéril se disimulan las energías preparatorias para el candidato. El silencio de este lugar lo prepara para oír a su conciencia. El viaje por la tierra no podría empezar en otro lugar. Con este retorno hacia su origen, para renacer otra vez, emprende el eterno retorno Iniciático. Aquí se encuentra con una serpiente, símbolo de luz iniciática, quien le dice “A quien toco lo devuelvo a la tierra de donde salió”, explícita alusión a la fórmula

V.I.T.R.I.O.L: “Visita el interior de la Tierra y rectificando encontrarás la piedra oculta”. Siguiendo con la conversación entre la serpiente y el Principito, éste pregunta: “¿por qué hablas siempre con enigmas?”, a lo cual la serpiente responde: “los resuelvo todos”. Hay aquí un esbozo del retejamiento masónico y a la docencia Masónica, siempre Simbólica, oculta y velada al saber profano. Posteriormente vendrá el encuentro con una flor, única en su clase y lugar, quien le revela una triste verdad sobre los hombres, su naturaleza imperfecta y sin raíces. Sin reconocer su imperfección, no podrá continuar el viaje Iniciático. La progresión de su viaje lo lleva en ascenso hacia la cúspide de una montaña desde donde espera observar al mismo a tiempo a todos los hombres. Sin embargo, este camino le muestra que es mucho más perentorio conocerse a sí mismo que observar a los demás. Posteriormente llega hasta un jardín lleno de rosas. Aquí, como en la cámara de reflexiones, comprenderá que sus pertenencias no significan nada. Esta angustiante realidad le produce gran dolor y llanto, el duelo de la muerte de las expectativas materialistas. Es ante este quiebre que el zorro le indica que es el tiempo y dedicación que le damos a algo o alguien lo que entrega valor. Son los hombres los que le dan fuerza a las cosas y acciones y no de forma opuesta. “Y cuando regreses a decirme adiós, te regalaré un secreto.”, le dice. Esta frase recuerda necesariamente a la disposición del VM hacia el Aprendiz luego de haber superado con éxito todos sus viajes. El Principito regresa al jardín de las rosas, con una visión iluminada y ya no siente tristeza, sino que comprende y hace propias las enseñanzas

de sus viajes. Su amigo Zorro cumple con lo prometido y da la luz al Principito indicando que “Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”, indicándole a su vez su responsabilidad como iniciado “Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...”. Ya casi al terminar su estadía en la Tierra, la sed se hace presente en el desierto. Medio afiebrado por la deshidratación, dice el Principito: “Lo que realmente embellece al desierto –dijo el principito– es el pozo que se oculta en algún sitio...”. En el viaje por el desierto del autoconocimiento que implica la iniciación, sin duda nos enfrentaremos a muchos episodios de intensa sed y buscaremos un pozo donde saciarla. Este elemento constituye otro símbolo que mira esotéricamente hacia el fondo de la tierra.

El viaje del Principito es en cierto modo, el viaje del Iniciado. SaintExupery utiliza la travesía del niñosímbolo de la inocencia- como una forma de mostrarnos que lo que somos hoy ha sido determinado por factores externos, pero principalmente por situaciones internas: decisiones, juicios (o prejuicios), doctrinas, preferencias, etcétera.

En ese sentido, se hace hincapié en que la forma de pensar del adulto - aquella que para todo requiere una explicación- no es natural, sino que se va formando en el tiempo en que éste desarrolla su inserción en la sociedad. De esta manera, a través del contrapunto entre la mente inocente y principalmente emotiva del Principito y el razonamiento lógico de los adultos con quienes interactúa, podemos ir dándonos cuenta que todo aquello que dábamos por hecho, por inmutable o evidente, no lo es tanto, y que detrás de la comprensión de cada hecho o situación hay una serie de razonamientos predefinidos que se nos inculcan desde niños. La inocencia del Principito, en este caso, no radica en una ausencia de culpabilidad, como suele entenderse el término habitualmente,

sino que en el desconocimiento de aquellas “verdades” del mundo adulto: el desconcierto evidente que demuestra, derivado de los diálogos con los habitantes de los planetas -incluido el piloto de la Tierra- se basa en la ausencia de aquella estructura de pensamiento que ordena la realidad adulta, y que se caracteriza por categorizarlo todo, estableciendo jerarquías y definiendo qué es lo valioso. El trabajo del Aprendiz, por tanto, es análogo al que nos muestra el Principito en sus distintos diálogos: debe apuntar a cuestionar todos aquellos aspectos de nuestra vida profana –“adulta”- que creemos nos dan estabilidad y certeza, pero que en realidad sólo ofrecen una seguridad precaria, entorpeciendo el desarrollo de nuestra potencialidad individual, encegueciéndonos con prejuicios, odios heredados, fanatismos, razones meramente materiales y mezquinas o derechamente planteándose como “defectos de herencia” que no vemos a simple vista y que nos alejan de un reencuentro con aquella parte de nosotros que -al igual que la inocencia del Principito- estuvo en algún momento libre de la carga que implica muchas veces ser un miembro funcional de la sociedad. Efectivamente, desbastar la piedra bruta es un trabajo arduo, lleno de asperezas e incomodidades, tal como lo es el desierto en que cae el Principito. Se trata de un viaje que no acaba, ya que al igual que el símbolo del ouroboros, manifestado metafóricamente por el rol que juega la serpiente en el cuento al morder al Principito, es un proceso iterativo, trascendental y cíclico, porque una vez que perdemos la inocencia, expresada en aquella bella metáfora de la venda que se le retira de los ojos al candidato a Iniciado, nuestra conciencia ya no puede ser engañada con nuevas formas de pensamiento: la luz de la iniciación atraviesa las tinieblas de lo aparente, y nos permite entender el mensaje fundamental de este texto: lo esencial es invisible para los ojos. Sólo cuando hayamos entendido esta verdad podremos realizar el retorno victorioso a nuestro planeta

Cámara de Aprendices

Fiesta del Grado

R.: L.: Andrés Bello N° 186

Valle de Santiago

La Marcha del Aprendiz

La Palabra de un Aprendiz…81 años atrás (…lo nuevo de puro viejo…)

Para comprender mejor el significado de la Marcha del Aprendiz, tengamos en mente la idea de que el Templo simboliza al Universo.

El Aprendiz, al entrar al Templo, toma colocación entre Columnas. Esta colocación nos hace comprender que, por representar estas Columnas la Fuerza y la Razón, el aprendiz se posesiona del concepto que, para participar en los trabajos, es menester poseer la resolución decidida y la ecuanimidad de criterio suficientes para vencer todas las dificultades en su camino hacia el progreso; y mantenerse en un término medio equidistante para proceder en forma justa.

En efecto, “la Columna B simboliza el faro del que irradia la actividad humana, el centro consciente al que se relaciona en el individuo la concepción del yo. El Aprendiz masón debe absorberse en sí mismo, replegarse sobre la fuente inicial de su pensamiento y de su existencia, a fin de buscar en la razón pura el punto de partida de sus conocimientos”. (Manual de Instrucción)

Colocado entre Columnas, el aprendiz adopta la posición al Orden, significando que preferirá la muerte antes que revelar los secretos que le han sido confiados; indicando también que se apresta para incorporarse a los trabajos perfectamente posesionado de sí mismo, controlando su lucidez de criterio y evitando que su cerebro sea presa de las exaltaciones corporales.

En esta actitud, dominando todas sus sensaciones psíquicas y con la mirada atenta hacia el Oriente, nos induce a pensar que simboliza el espíritu de la Masonería, que a través de los siglos, ha estado siempre atenta al progreso de las ciencias y las artes, tratando de liberar al pensamiento de sus prejuicios, de descifrar el misterio de la vida y de destruir, en fin, mediante la verdad, las barreras de razas, religión, clases sociales, educación, etcétera, que hoy separan a los hombres, implantando en cambio, la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.

Los pies del Aprendiz forman un ángulo recto, lo que nos indica que cada acción del Masón debe tener por fundamento, como lo simboliza la escuadra, la rectitud y la perfección, es decir, debe propender a que sus actos sean justos y perfectos.

Ahora bien, consciente de todo lo anterior, el Aprendiz inicia su Marcha. Sale de su actitud un tanto contemplativa de la Luz para ir a buscarla y comprenderla mejor, mediante su propio esfuerzo: pues, antes que nada, todo masón es un trabajador esforzado y no un crítico inactivo, es una fuerza creadora y realizadora no una fuerza potencial estéril. Por eso el Aprendiz inicia su marcha con la conciencia de sus deberes de perfeccionamiento para ser útil a sus semejantes, traduciéndolos en obras.

Con la parte izquierda de su cuerpo hacia adelante –parte en la cual encierra su corazón simboliza los sentimientos más nobles, indicando que con ello que siempre nuestros actos deben llevar el sello de la bondad, de la caridad y del amor al prójimo. Cada paso hacia la sabiduría de Oriente, dado serenamente, libre de prejuicios, sin tropiezos, sin desmayos, sin deslices hacia el vicio, en línea recta, representa la resolución firme, la entereza de carácter, la prudencia, la serenidad, y la honradez con que debemos cruzar por la vida. Al término de cada paso adopta nuevamente por base la escuadra, recordando que en ningún momento el masón debe dejar de ser recto y justo, por muy grandes que sean las dificultades de su marcha. Al término de ella saluda al Venerable Maestro, quien simboliza la Sabiduría, y de la cual ya se encuentra más cerca.

Al llegar a este punto, el Aprendiz comprende que no sólo es necesario poseer la idea, la luz, sino que, para transformarla en una obra perfecta, necesita la Fuerza realizadora, representada por el Primer Vigilante, y la Belleza que la adorne, representada por el Segundo Vigilante. De ahí que dirija su mirada y su saludo respectivamente a estos pilares y luces del Taller, solicitando su cooperación y su ayuda para que sus esfuerzos conduzcan a la realización de obras perfectas.

Publicación de Cámara de Aprendices

Respetable Logia Cóndor N° 9 Director: René Court Portales Santiago, Octubre 1937

La vida es una batalla continua... ruda e implacable

“Sé amable con todo el mundo, pues cada persona libra algún tipo de batalla”.

(Sócrates)

Un análisis reflexivo acerca de la visión masónica de la vida como una batalla continua, ruda e implacable, necesariamente debe iniciarse a partir de la siguiente interrogante: ¿Podría pensar un masón que la vida, si no fuera una batalla continua, ruda e implacable, tiene algún sentido? Sin duda, que la respuesta a ese cuestionamiento es un no; un masón eligió a partir de su iniciación tener un alto y permanente compromiso social, asumió también la obligación de ser cada vez mejor persona en un camino de perfeccionamiento diario, orientado a la realización de su proyecto humano al cual todo sujeto no solo tiene derecho, sino la obligación de lograr, porque la vida del masón es una lucha de la libertad y la tolerancia contra la tiranía y el fanatismo, del bien frente al mal, de la luz sobre las tinieblas, del amor contra el odio, de la verdad contra la mentira, de la sinceridad contra la hipocresía, de la libertad y la tolerancia contra la tiranía y el fanatismo.

La Masonería es una asociación de carácter fraterno-iniciático, formada por seres humanos pensantes y ejecutantes de los preceptos adquiridos durante el transcurso de su carrera masónica, inserta en este mundo actual, donde a cada paso se va mostrando que la vida es una batalla a muerte y que solo ganan los que están dispuestos a aprovecharse de otros para su beneficio. Vivimos ciertamente, bajo la filosofía de “Homo hominis lupus”, en donde el ser humano es arrojado desde la infancia a la desesperanza y a la soledad.

En este contexto, La Masonería se presenta como una guía que nos permite encaminar nuestros pasos en la dirección correcta en pos del mejoramiento personal, a través del cual contribuimos al mejoramiento de nuestras familias y, por consiguiente, al mejoramiento de la sociedad en su conjunto.

Visto de esta manera, la visión de la masonería es una visión optimista y esperanzadora, ya que nos invita a contribuir y mejorar al mundo a través de nuestro aporte personal. Cada uno de nosotros puede considerarse como la piedra irregular que ha sido desechada por los canteros; sin embargo, a través del trabajo consciente en el desbaste de esta Piedra Bruta cada ser humano tiene también el potencial de convertirse en la piedra angular de la construcción de una sociedad nueva y mejor.

La teoría del caos señala que “el aleteo de una mariposa en la selva amazónica puede producir un huracán en Borneo”, es decir, ninguno de nosotros está consciente del verdadero alcance de sus acciones, por lo tanto, un gesto cordial, una palabra amable o un trato deferente hacia nuestros congéneres, puede convertirse en un aporte insospechadamente importante para la superación del sufrimiento en la humanidad.

El derrotero vital que nos ha correspondido seguir se caracteriza, hoy por hoy, por un afán competitivo y consumista, en que resulta difícil distinguir el bien del mal y en que, lamentablemente, cada vez es más común constatar que no se trepida en atropellar a los demás, en pos de conseguir el objetivo deseado.

A golpes de Mazo y Cincel, el Masón va construyéndose a sí mismo, con el convencimiento deque cada día podemos ser mejores personas trabajando con ahínco para lograrlo. Únicamente así es posible reconocernos como hombres humildes y buenos.

En lo que concierne a la edificación externa, a la sociedad toda, el Masón debe concebir la vida como una suma de aportes, en que la unión humana basada en los valores de libertad, tolerancia, igualdad y fraternidad, constituye el pilar maestro sobre la que hemos de edificar un mundo mejor.

Lo que se logra en el Templo es enriquecedor, ya que es un perfecto lugar para expresar y confrontar ideas y desarrollar un debate. Este punto de vista nos ayuda a desarrollar valores y principios morales, nos da una brújula en torno a cómo podemos desempeñarnos en el mundo profano, en donde en ocasiones no

siempre nos encontramos con una oposición de ideas respetuosa y con los mejores ánimos de poder entender nuestra posición.

La amabilidad, la disciplina, el trabajo duro y la rectitud se trabajan y desarrollan día a día. Ese es el mensaje de la Masonería, un mensaje que podemos buscar en esta brújula masónica, poder hacer un examen de conciencia, corregir nuestras imperfecciones, controlar pensamientos y dirigir nuestros actos guiados por la razón.

En definitiva, y entendiendo las dificultades inherentes a nuestro devenir vital, en que el individuo (y su existencia) solo es posible en sociedad, resulta perentorio que cada miembro de esta augusta Orden tienda a la constante perfección personal, pues solo de esa manera es posible constituirse en un agente de cambio que, unido a otros tantos (ojalá cada ser humano), logre imaginar y consolidar una sociedad basada en el respeto y amor fraternal.

Cámara de Aprendices

R.: L.: Valentín Letelier N° 75

Valle de Cauquenes

Simbolismo como lenguaje específico de la Masonería

La Francmasonería es una institución universal, esencialmente ética, filosófica e inicática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Esta afirmación es ampliamente conocida por todos nosotros, puesto que corresponde al primer punto de la Declaración de Principios de nuestra Orden. Y no es casualidad que se le dé tal importancia a la característica de ser un sistema simbólico, puesto que por medio de ellos se logra transmitir los más profundos mensajes masónicos.

La Real Academia Española (RAE) define el Símbolo como un “elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición”. La palabra proviene del latín symbŏlum que se relaciona con la forma de exteriorizar un pensamiento o idea. En el lenguaje cotidiano se pudiera usar como sinónimo el Símbolo y signo, y para lograr diferenciarlo encontramos al filósofo suizo Carl Jung y su libro “El hombre y sus símbolos”. En su obra señala que el “símbolo es una palabra o una imagen cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. En este último caso, es solo un signo (…) el Símbolo es una unidad sintética de sentido entre dos polos diádicamente opuestos: lo estrictamente descriptivo y lo oculto”.

Si observamos el Templo Masónico, su estructura, ubicación, diseño, adornos, etcétera, podemos comprobar que está caracterizado por un sinnúmero de Símbolos. Estos de una u otra manera están comunicando algo, ya sea un concepto, una idea o incluso una enseñanza. No cabe duda que todo este conjunto de Símbolos constituye los fundamentos por los cuales se rige nuestra institución.

El Simbolismo es el método didáctico que ha caracterizado y dado identidad a la Masonería, para inculcar los principios morales, las normas de conducta y los ideales entre los adeptos. El simbolismo es una representación sensible de una idea, y esto hace que se vea afectado de la experiencia, cultura, creencia e incluso

el momento de la vida y estado de ánimo del receptor. Su significado no puede ser enteramente explicado, sino que para su correcta comunicación debe ser profundamente comprendido, ya que mientras la palabra en su limitación de signo es fría, racional y analítica, el Símbolo trae consigo un significado oculto que exige la imaginación y las emociones. Ejemplos de este paralelo entre signo y símbolo hay muchos. Así la palabra “luz” para un la Real Academia Española (RAE) corresponde a una “claridad que irradian los cuerpos en combustión, ignición o incandescencia”, mientras que para un libre pensador corresponde más al conocimiento, la inteligencia y la razón, entre otros.

El simbolismo masónico tiene la particularidad de lograr transmitir los misterios de la Masonería de una forma única, ya que el que los mira debe estar en condiciones y capacitado para poder recibir la información. Es de uso exclusivo de sus miembros y su significado solo puede ser comprendido por Iniciados, siendo un lenguaje ininteligible para los profanos, pero muy expresivo para los Masones. Para que este proceso sea exitoso debemos tener una adecuada actitud receptiva, despojándose de los prejuicios, preconceptos y viejos esquemas del mundo profano que se interponen como un muro entre la energía simbolizada y nuestra conciencia. A pesar de todo lo anterior un miembro de la Orden pudiera no lograr descubrir qué dice el Símbolo, no lograr ver la luz más allá del mero objeto, entonces podemos asegurar que aún no está preparado para recibir el mensaje.

El Símbolo no expresa por sí mismo, sino que sugiere, tocando los sentidos, haciendo posible que lo abstracto y lo metafísico se concreten de alguna forma. Es así como permite que el humano use sensibilidades para comunicarse con ideas y reflexiones que si no fuera por ellos difícilmente podría experimentar. El Símbolo es un instrumento a través del cual las ideas más elevadas descienden al mundo concreto.

Oswald Wirth en relación a este tema menciona: “el Simbolismo no es de utilidad en la vida corriente, pero sí de innegable ventaja desde el punto de vista filosófico, pues, obliga a pensar haciendo abstracción de la palabra. Las palabras permiten hablar volublemente, se pronuncian sin necesidad de que el espíritu se represente en lo que expresan los sonidos”.

Recordemos QQHH que la masonería no es una religión, y por lo mismo no busca que sus miembros “crean” en el Símbolo, sino más bien que lo comprendan. El Masón toma el Símbolo como vehículo de Conocimiento y no como un objeto de “culto”, y esto hace que el análisis de los Símbolos se vuelva una actividad aún más interesante. Como se señaló previamente la interpretación de un Símbolo difiere según los conocimientos, experiencia y momento de la vida, y qué mejor ejemplo de aquello es nuestra Iniciación. Previo al ingreso a la Orden conocíamos el cincel, el mandil y la escuadra como herramientas derivadas del oficio de la construcción, y al momento de morir como profano y volver a nacer como Masón adquieren un significado totalmente distinto. Y a pesar de que los Masones de hoy no levanten edificios, sí construyen los cimientos y las torres más altas de nuestra sociedad en cuanto a la justicia, valores y conocimientos.

Mientras el filósofo Descartes propuso un método de búsqueda de la verdad que se basa en la duda, de modo que considera falso todo aquello en lo que se encuentre el menor motivo de duda, en nuestro país se discute el cambio en la malla curricular de los escolares limitando el acceso a Filosofía e Historia arriesgándonos a formar generaciones con menor capacidad crítica. ¿De qué sirve un matemático de excelencia o un científico destacado si no tiene un juicio crítico con fundamentos valóricos que permitan trabajar por una sociedad más justa? Mientras algunos se preocupan de la llegada de la robótica al mercado laboral, yo más bien me preocuparía de la robotización de las personas en el mundo laboral.

Franco Scheel Lopetegui

R.: L.: Reflexión N° 103

Jurisdicción Osorno

El SECRETO MASÓNICO

La palabra "secreto" viene del latín Secretus, participio pasivo del verbo secernere que quiere decir poner aparte, retiro, es decir, es algo escogido para ser guardado o que son poco conocidos, que un número limitado de personas puede saber. Esto se refiere a un dominio controlado, en reserva, impenetrable que sólo personas allegadas pueden saber o poseer, con recelo y sigilo. El secreto es a menudo fuente de controversia. Muchas personas reclaman, al menos en algunas situaciones, que es mejor hacer pública una información dada y que ésta sea conocida por todo el mundo. Se encuentran muy cercanos los conceptos de confidencialidad y privacidad, y a menudo llegan a confundirse.En estos casos se puede relacionar a alguna variedad de sectas o sociedades secretas que ponen en práctica este concepto. Pues bien QQ.: HH.: hablemos sobre el gran mito o incógnita del secreto masónico. En contra de lo que muchos creen, la Francmasonería no es una sociedad secreta, aunque así se le ha calificado, pero sí resulta ser discreta en sus búsquedas. En la época operativa tenía muchos secretos, pues sólo sus miembros poseían las claves técnicas del oficio, por ejemplo, el de la estabilidad de una columna. No es sorprendente que los hayan respetado y que, por esta razón, tales procedimientos de arquitectura no llegasen nunca hasta nosotros ya que constituían la forma de ganarse el pan de cada día y el de sus familias. La masonería operativa resolvió este problema vital con santos y señas, con un apretón de manos particular y con signos pectorales, manuales y faciales. Su espíritu no era de naturaleza moral, sino más bien de protección del derecho al trabajo y su carácter riguroso, es decir, era el secreto profesional del oficio.

En el Siglo XVII las ceremonias de Iniciación tomaron un carácter ritualístico, donde se impuso la fórmula de jurar o prometer, lo que se ha conservado hasta nuestros días. Cuando ello ocurre, hacemos un juramento de no revelar los secretos de la Masonería y dicho juramento es renovado en cada Taller al finalizar los trabajos. Uno de los juramentos más divulgados rezaba: “Juro o prometo por mi libre

voluntad, en presencia del Gran Arquitecto del Universo y de esta aceptable asamblea de masones, solemnemente y sinceramente, no revelar jamás ninguno de los misterios de la francmasonería, que van a ser confiados, a no ser a un bueno y legítimo francmasón, o en una Logia regularmente constituida, no escribirlos jamás, ni trazar, grabar ni formar ningún carácter por el cual pudieran ser develados los SECRETOS, so pena de ser degollado, de que me corten la lengua y ser enterrado en la arena del mar a fin de que el flujo y el reflujo me sumerjan en un eterno olvido”.

Tal es el juramento en el cual se han basado las Logias durante siglos y que produciría alarma si no fuera porque es puramente simbólico. Así pues, la masonería moderna o especulativa no esconde su existencia ni su membresía, así como tampoco ha intentado esconder el propósito, metas y principios de su trabajo. Es una organización formada sobre una base muy amplia de amor al prójimo, de ayuda y sobre todo de la búsqueda de la Verdad. Es cierto, tenemos modos y formas de reconocimientos, ritos y ceremonias a los cuales el mundo no está acostumbrado, pero que no tienen ningún asidero para su temor que germina producto de la especulación y la ignorancia.

En este sentido, todos los grupos humanos e instituciones poseen sus particulares asuntos que son muy propios de ellos, como por ejemplo las familias, que tienen discusiones sobre asuntos que no deben ni deberán interesar a sus vecinos. Esto es parte del carácter indeleble que caracteriza a las instituciones. Así lo vemos en diferentes agrupaciones, aun en instituciones de educación, que tienen sus propios ritos de iniciación o de recepción a un nuevo miembro, tales como universidades, clubes y hasta en el ordenamiento sacerdotal, lo que no significa que sean de principios malignos ni contrarios a la moral. Podríamos decir que la Masonería es una asociación universal, que a nadie quiere gobernar y que en lugar de vínculos materiales solo establece entre los hombres y los pueblos lazos de orden ético sin ocultar sus acciones para lograr esto.

Es una institución que proclama la paz entre los seres humanos, defiende el orden y respeta las leyes del país en que vive, combatiendo todo tipo de violencia porque aspira a que el mundo sea regido y gobernado por la razón.

Somos, en fin, una asociación privada y discreta para el mutuo trato del perfeccionamiento espiritual, la educación científica, artística y la investigación de la verdad. La Tolerancia es una virtud de ella que la distingue especialmente de todas las agrupaciones políticas y religiosas. Tiene carácter universal, puesto que estimula la Fraternidad y la fomenta entre las personas y los pueblos. Mucho se ha hablado y se ha escrito, y gran misterio se hace todavía, del secreto que se supone poseedor y depositario de la Francmasonería. Sobre esto, hace ya mucho tiempo que se ha hecho luz más que suficiente para que todo francmasón medianamente instruido pueda saber con certeza que aquí no hay ningún secreto que de revelarse afecte el curso de la humanidad. Las Logias no son el guardián de secretos graves ni poseen mensajes de dioses, vírgenes, santos, maestros espirituales, gurús, ángeles o extraterrestres. Así pues, en el vocabulario masónico, la palabra "secreto" debe tomarse como sinónimo de "discreción". Lo discreto en la masonería simplemente es el Ritual y las formas de reconocimiento entre Masones. Por lo tanto, la Masonería aún mantiene su secreto, el mismo que está dentro de nuestros rituales, signos y toques. Asimismo, mientras se asciende en grados se nos revelan más secretos, por lo que debemos tener la capacidad de comprender y mantener en silencio.

La Masonería mantiene sus secretos en base al silencio de las enseñanzas fundamentales que nuestra Augusta Orden no dicta.

"Quien habla mucho piensa poco, ligera y superficialmente", "las mejores verdades son las no dichas". La Masonería quiere que nosotros seamos más bien pensadores que habladores. No se llega a la verdad con muchas palabras ni discusiones, sino más bien con el estudio, la reflexión y la meditación silenciosa y permanente, es decir, aprender a callar es aprender a pensar y meditar. Saber callar no es menos importante que saber hablar y este último arte no puede aprenderse a la perfección antes de habernos adiestrado en el primero, rectificando por medio de la reflexión nuestras expresiones verbales instintivas.

Por lo tanto, Queridos Hermanos, para poder realizar esta disciplina del silencio, también hemos de comprender el significado y el alcance del secreto masónico, tema en el que nos vemos inmerso en este momento, dado que el Masón tiene que callarse ante las mentalidades ajenas ante todo aquello para los que únicamente hemos sido Iniciados en su comprensión y apreciación. Desde antiguo, cuando algún Masón pasaba a decorar el Oriente Eterno, la viuda recibía la visita o la insinuación de miembros de su Logia que tomaban recaudo de todos sus objetos masónicos, así como de todos sus libros relacionados con la Francmasonería, con el pretendido objeto de mantener el secreto masónico.

Sin embargo, los tiempos han cambiado y podemos observar que la literatura al respecto es de libre acceso. Por otro lado, en nuestras Reuniones Blancas se abren nuestros Templos, manteniendo en secreto nuestros Rituales, pero permitiendo que los y las profanos (as) escuchen nuestras Planchas llenas de mensajes y enseñanzas. Esto significa que de alguna manera la Masonería dejó de mantenerse oculta o invisible.

Una de nuestras mayores discreciones y de las que más incomprensiones nos ha traído, está relacionada con el hecho de que los talleres son un territorio filosófico, política y religiosamente neutral. Entre nosotros no pueden exhibirse imágenes alusivas a candidatos, a personas o corporaciones públicas o iconos religiosos, cualquiera que sea su índole o el valor que cada uno de nosotros les conceda. Lo contrario atentaría contra el libre desarrollo del pensamiento que ha reforzado en el pasado nuestras deliberaciones y que ha amparado los debates progresistas frente a los embates dogmáticos que dificultan el avance de la humanidad.

De esta forma, nuestra amada Orden ha podido sobrevivir desde el siglo XVIII para dar albergue a las discusiones que posibilitaron el desarrollo a cubierto de lo que hoy conocemos como derechos humanos, democracia representativa, laicidad, virtud cívica, y en general el fortalecimiento del individuo frente a los poderes del Estado y de la iglesia.

La Francmasonería nada tiene que ocultarle al mundo profano, puesto que ningún asunto tratado en las Logias es contrario al ordenamiento moral ni jurídico, tampoco a la estabilidad social y política del Estado. El estatus del secreto masónico nada tiene que ver con revelaciones extraordinarias o fantásticas de las que el mundo profano, e incluso el masónico, pudieran sorprenderse. El secreto masónico tiene relación con la naturaleza Iniciática del neófito. Ciertamente es la ceremonia de Iniciación el primer paso a su develo, pero éste solo representa un protocolo de admisión.

La verdadera iniciación constituye un desarrollo progresivo que procede de dentro del individuo y que avanza hacia fuera de él, tal y como sucede con la transformación de una semilla o de un germen en una planta u organismo completo, que potencialmente existía en aquéllos de manera latente. La Iniciación masónica supone un proceso de crecimiento espiritual, un progreso que nos permita transformar radicalmente nuestro sentido de vida y la percepción de nuestra realidad. Nuestros rituales y ceremonias poseen elementos ocultos que se relacionan con el desarrollo de los aspectos divinos del hombre si y sólo si el propio yo interior logra percibirlas.

Podría considerarse que en la actualidad el Secreto está en cada uno de nosotros, en la forma en que labramos nuestra Piedra Bruta. Nosotros tenemos un templo psicofísico y es dentro de este Templo donde debemos cultivar las enseñanzas que nos da la Francmasonería

Cristian Torres Díaz R.: L.: Colchagua N°28

Valle de San Fernando

LA CÁMARA DE REFLEXIONES SU DECORACIÓN, SIGNIFICADO SIMBÓLICO E INICÍATICO.

“Cámara” significa bóveda, esto es, una sala o habitación de uso privado o restringido, un compartimento cerrado. “Reflexión” es la facultad del espíritu humano por medio de la cuál uno se repliega, se concentra en sí mismo, para examinar los fenómenos sujetos a la observación, es decir, es un compartimiento donde nos podemos replegar a pensar y analizar.

En nuestra Iniciación son vendados nuestros ojos, somos despojados de los metales y llevados, por el Querido Hermano Experto hasta la Cámara de Reflexiones, lugar lúgubre, oscuro y adornado por una serie de elementos simbólicos que nos invitan a una reflexión profunda sobre el paso que estamos pronto a dar y que cambiará nuestras vidas. Con facilidad identificamos símbolos que representan la vida y la muerte, pero no solo ello, además descubrimos elementos utilizados por los antiguos alquimistas, los que nos dan las primeras luces de lo que nuestra Augusta Orden y nuestros Hermanos esperarán de nosotros y el desafío personal que enfrentaremos.

Oswald Wirth en el Libro del Aprendiz consigna: que, para aprender a pensar, es necesario ejercitarse en aislarse y abstenerse. Esto se logra entrando en sí mismo, mirando “hacia adentro” sin dejarse distraer por lo que pasa “afuera”.

La Cámara de Reflexiones, también llamada en algunos libros como “la prueba de la tierra”, nos da la impresión de encontrarnos en un lugar bajo tierra, lúgubre, adornado de elementos que nos recuerdan la vida y la muerte.

Pero no sólo ello, elementos de la alquimia encontramos en aquel lugar, como el VITRIOL, expresión que representa la frase: Visita Interiora Terrae Rectificandum Invenies Occultum Lapidem, (“Visita el interior de la tierra, rectificando encontrarás la piedra oculta”). Esta expresión es una fórmula utilizada por los alquimistas para referirse a la transmutación de la materia. La piedra oculta hace referencia a la

piedra filosofal, la piedra cúbica a la que aspiramos los Masones, piedra que yace latente en nuestro interior esperando que el desbaste que realizamos nos permita llegar a ella, es decir, el VITRIOL nos invita a buscar en nuestro interior la piedra cúbica, a la que sólo llegaremos mediante el trabajo de perfeccionamiento personal, el que supone aislarnos de lo exterior y banal con la finalidad de conocernos mejor, visitando nuestra conciencia, reflexionando, dando rienda suelta a nuestra inteligencia y desde ahí comenzar nuestra construcción interna, haciendo uso de Mazo y Cincel.

En estrecha relación con lo dicho previamente, el despertar de fuerzas dormidas y el triunfo de la luz sobre las tinieblas se ve representado con el gallo que decora la cámara.

La palabra Vigilancia nos recuerda la forma en cómo debemos desarrollar nuestras acciones, y la expresión Perseverancia, alude a nuestra decisión de realizar el bien y mantenernos en aquella senda. El reloj de arena asociado a saturno representa el tiempo que avanza disolviendo las formas transitorias. Desde un punto de vista alquímico, predomina el color negro asociado a la putrefacción, lo que se refiere, en mi opinión, a los defectos de herencia que debemos rectificar y a la decisión que tomamos de renunciar a los vicios.

La presencia de una espiga representa a la tierra que, tras ser preparada, se encuentra en condiciones para recibir la semilla, semilla que debe ser cuidada, regada y nutrida para dar sus frutos, tal como la Iniciación lo hace en nosotros, invitándonos a desarrollar nuestras posibilidades latentes por medio de viaje que la Ceremonia nos invita a iniciar.

El pan y agua simbolizan aquellos elementos básicos con los que el ser humano debe nutrirse físicamente, pero también representan el alimento espiritual y la fuente viva de conocimiento que se irá revelando desde ese momento, poco a poco. También representan la sobriedad y sencillez necesarias que requiere nuestro perfeccionamiento. Sumado al despojo de los metales, nos invitan a buscar y desarrollar lo esencial, será entonces, la práctica de las

virtudes lo que nos permitirá ser una mejor versión de nosotros mismos.

La presencia de un cráneo y otros huesos humanos, en mi apreciación, representan el estado actual del aspirante a la Iniciación, sus defectos de herencia, vicios y descomposición moral, aquello a lo cual debemos renunciar, es decir, una muerte simbólica del profano, para renacer en virtudes, desarrollándonos de forma íntegra en un mejor hombre.

Dispuestos en dos recipientes, encontramos la sal y el azufre, elementos que conforman los tres principios de la alquimia: Azufre, Mercurio y Sal que hacen referencia al espíritu, el alma y el cuerpo.

En el libro del aprendiz de Wirth se dice que “El azufre corresponde a la fuerza expansiva que parte del centro de todo ser. Su acción se opone a la del mercurio que penetra todas las cosas que provienen del exterior. Estas dos fuerzas antagónicas están equilibradas en la sal, principio de cristalización, que representa la parte estable del ser.” (Oswald Wirth. 1995. P.98)

Por otra parte, dentro de las frases presentes en la Cámara de Reflexiones encontraremos las siguientes: “Serás mejor de lo que eres si siempre examinas tu conciencia”, ella nos indica que parte de nuestro desafío es reconocer la calidad de nuestra conciencia, escudriñando en ella si existe algún defecto o error que deba ser superado.

“Rinde homenaje a lo bello, lo justo y lo bueno”, esta frase hace referencia a que debemos celebrar cualidades o actos de valor positivo, realzando nuestro compromiso de renunciar a los vicios y renacer a las virtudes.

La frase “Si tu curiosidad te ha conducido hasta aquí, ¡vete!”, nos indica que la Masonería no es fuente de pasatiempos, nuestra Iniciación fue una decisión que cambió nuestras vidas, comenzamos un trabajo personal laborioso que se debe desarrollar constantemente y que exige nuestro mayor compromiso.

La Cámara de Reflexiones es un elemento histórico, simbólico y hasta cultural dentro de la Francmasonería. Representa un periodo de oscuridad actual y del inicio de una maduración silenciosa, por medio de la meditación y concentración en uno mismo. Múltiples explicaciones se les ha dado a los elementos Simbólicos que están en los gabinetes de reflexiones de todo el mundo.

Lo cierto, es que independientemente de qué objetos estén dentro de este espacio, la tarea es una; colocar al candidato en un estado de preparación previo a recibir la Luz Masónica. La Cámara de Reflexiones es el inicio del gran viaje misterioso que es nuestra Iniciación. Esta etapa, también conocida como la prueba de la tierra, es la que invita a la reflexión profunda, a la introspección, a encontrarse de frente con el caos y la confusión gatillados por los elementos que se disponen en esta. Es acá donde el profano y sus vicios mueren simbólicamente y renacemos a las virtudes. Es un lugar que nos induce a transformarnos en una nueva persona, a tratar en desarrollarnos, en eliminar egos y vicios presentes en nuestra personalidad. Esta transmutación, es un trabajo que debemos iniciar en solitario, para construirnos en aquello que aspiramos a ser, un Masón.

Yonathan Cerda Falk

Respetable Logia

Progreso N° 4

Valle de Valparaíso

La Cámara de Reflexiones

El porqué de su existencia pre iniciática

Los cicádidos, conocidos popularmente como cigarras o chicharras, son una variedad de insecto homóptero que puede vivir tanto en climas templados como tropicales. Tiene un particular y único ciclo vital, que le ha significado destacarse entre otras alimañas. Las hembras ponen sus huevos en la vida adulta y éstos, aún ninfas, caen al suelo y penetran en la tierra, ahí se alimentan de la savia de los árboles, directamente desde sus raíces. Esta etapa de su vida puede extenderse hasta por diecisiete años. Luego de ello, cavan túneles, suben a los árboles y sufren una muda de su tegumento externo, transformándose en adultos con alas, preparados para aparearse. El canto o sonido de la cigarra es fácilmente identificable, es un fenómeno sonoro peculiar, que le caracteriza y forma parte de su identidad. Su ciclo de vida y su canto han convertido en el tiempo a este insecto en objeto de estudio, fuente de interpretación, inspiración intelectual y análisis filosófico. Por otra parte, la alegoría o mito de la caverna de Platón, es un relato que se sitúa al interior de una cueva, en donde se encuentra un grupo de hombres prisioneros de nacimiento, atados del cuello y las piernas con cadenas, de forma tal que sólo pueden mirar hacia el fondo de ella, sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos se encuentra un muro con un pasillo, luego una hoguera y finalmente la entrada, que da al exterior. Por el pasillo del muro transitan hombres portando todo tipo de objetos, cuyas sombras, proyectadas por el fuego de la hoguera, se aprecian en la pared que los prisioneros pueden ver. Ellos consideran como verdad estas sombras y se hallan condenados a tomarlas por ciertas ya que no conocen nada de lo que acontece a sus espaldas. La narración luego relata qué ocurre cuando uno de ellos es liberado y obligado a encontrar la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad, más profunda y completa, ya que ésta es causa y fundamento de la primera que él conoce. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva realidad, es forzado a encaminarse hacia fuera de la caverna, a través de una escarpada subida, apreciando

otra nueva realidad, esta vez del exterior, con árboles, lagos, astros, hombres, etcétera, fundamento de las anteriores realidades, es entonces obligado a ver directamente el Sol. La alegoría finaliza con el relato del reingreso del prisionero al interior de la caverna para liberar a los otros prisioneros, quienes se ríen de él, por su relato de la nueva realidad, reprochándole que ha quedado cegado por el paso de la claridad del sol a la oscuridad de la cueva. Analógicamente, el profano, en un evidente llamado a convertirse en pensador en la cámara de reflexiones, intenta adentrarse hasta el centro de sus ideas, a fin de llegar a conocer su esencia más íntima. Se requiere allí, aprisionar el espíritu en las entrañas de la tierra, donde no se filtra ningún rayo de sol del día exterior. En la tiniebla absoluta, con muros y superficies de color negro, la lámpara de la razón ilumina parcialmente una serie de objetos especialmente dispuestos para el candidato, visualizando osamentas, un trozo de pan y agua, comenzando a comprender que lo que viene estará velado por el Simbolismo.

V.: I.: T.: R.: I.: O.: L.:

En la cámara se encuentra y puede leerse éste acrónimo. Probablemente el candidato desconoce su significado e ignora qué oculta la fórmula “Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem” (Visita el interior de la tierra y rectificando encontrarás la Piedra oculta de los Sabios). Ésta, la famosa piedra filosofal, no es otra cosa que la “Piedra Cúbica” de los Francmasones, es la base de certeza, la verdad que cada uno debe buscar en sí mismo, a fin de poseer la piedra angular de la construcción intelectual y moral que constituye la Gran Obra. Pero el candidato desconoce todo esto, desconoce también que está siendo sometido a la “prueba de la tierra”, su inteligencia aún no está presta para conocer estas verdades iniciáticas. A su vez, los muros de la cámara contienen inscripciones como: “Si la curiosidad te ha encaminado hasta aquí, ¡vete!”, probablemente el candidato se siente persuadido cuando la identifica, y luego de un autoanálisis sobre su sentencia, determina seguir adelante. Identifica también frases fúnebres, que le hacen reflexionar sobre la fragilidad de la vida humana y de la vanidad y ambiciones terrenales.

Casi sin darse cuenta, tiene el corazón descubierto, la rodilla derecha desnuda y el pie izquierdo descalzo, cegado, está ante las puertas de un lugar desconocido, con hombres que no puede identificar, para la práctica de una ceremonia de la que tampoco tiene total claridad. No lo sabe, pero está en plena preparación para pronto renacer a la realidad que nos proporcionan las virtudes. Surgiremos regenerados, purificados, a disfrutar de una nueva vida. La Iniciación nos permite dar el primer paso desde las tinieblas de la ignorancia hacia la luz del conocimiento, al mundo de la ciencia y la búsqueda de la verdad. Así, se representa una depuración material, moral y espiritual, por medio del elemento tierra y bajo la impresión del factor muerte, escenario que tiende a descubrir la verdadera identidad del carácter humano transitorio que cada uno de nosotros posee.

El Kybalión señala que “la vida y la mente no pueden nacer de ciega energía, nada puede subir más alto que su propia fuente, nada evoluciona si no ha involucionado, nada se manifiesta en un efecto si no está en la causa»”. La Cámara de Reflexiones, es un emblema de los misterios de lo desconocido, del infinito y de los secretos del mundo de la espiritualidad Masónica. No representa únicamente una mera preparación preliminar, sino que es aquel punto crítico, aquella crisis interior, donde empieza la palingenesia que conduce a la verdade

Es un tiempo de maduración silenciosa del alma, por medio de la meditación y concentración en uno mismo, que prepara el verdadero progreso efectivo y consciente que después se hará manifiesto a la luz del día. Es el ingreso a la caverna, es nuestro propio periodo de soterramiento, disponemos por tanto de lo mínimo para subsistir. Somos despojados, exprofeso, para ser conducidos hacia la libertad de pensamiento, al desapego, a aquello que nos permitirá enlazar con nuestra más íntima realidad interior y abrirnos para su plena y perfecta expresión, a través del ritual de iniciación.

Finalmente, ¿por qué se requiere el paso por la Cámara de Reflexiones antes de la Iniciación? Para poder alcanzar lo más alto y lo más sublime: el conocimiento. Es caer, hundirse en la profundidad de la tierra, experimentar el propio yo interior, el propio espíritu desnudo y despojarse de prejuicios, encarnar la austeridad interior y así, poder emerger, preparados para ver la luz, mudando nuestras vestimentas simbólicas y abriendo nuestras alas, para finalmente, si somos persistentes, alzar el vuelo hacia la Verdad y la Virtud.

Mario Vergara Díaz R.: L.: Gustavo Fricke Schenke N° 194

Valle de Viña del Mar

Las Herramientas del Aprendiz

“Para que un objeto sea extraordinariamente bello es necesario que su forma no tenga nada de superfluo”

La metáfora del desbastar la Piedra Bruta a través de las herramientas del Grado, Mazo, Cincel y Mandil, como labor interior del Aprendiz de Mason, son la base del trabajo en esta nueva vida masónica. Es tarea de todo Aprendiz de Masón, conocer su piedra interior para saber de qué manera utilizar el mazo y el Cincel, ya que al igual que un escultor deber esculpir la piedra con golpes de variada intensidad y utilizando diferentes cinceles para dar como resultado distintas intencionalidades en las caras, ángulos y lados de la piedra trabajada, la que se irá convirtiendo en un cubo u otra forma deseada y previamente pensada en el resultado final, donde estén asimiladas las enseñanzas masónicas, en la que se “podrán ir eliminado todas aquellas asperezas que constituyen las dificultades de la vida profana, originadas por erróneas interpretaciones de la moral y de las buenas costumbres”.

Si pensamos en una respuesta profana en el arte u oficio de pulir la Piedra Bruta a través de las herramientas de Mazo y Cincel, observamos que ha estado presente a lo largo de la historia, desde los orígenes del Homo Sapiens con el uso de herramientas de piedra tallada como otras materias primas orgánicas para construir diversos artefactos y monumentos de carácter religioso, a través de la cosmovisión particular de cada cultura.

Así, el más famoso de los monumentos de carácter megalítico en la era del paleolítico en Europa, Stonehenge, fue construido con herramientas de la época que podrían ser similares al Mazo y Cincel moderno. Lo relevante, además del ser uno de los primeros indicios del tallado de piedra, es el emplazamiento con cierta intencionalidad considerando las proyecciones horizontales con referencia a las salidas y puestas del Sol y de la Luna en los solsticios invernal y estival, corroborados con instrumentos de precisión modernos, los que confirman su exactitud astronómica. En el trabajo pagano del mazo y del cincel no se busca la perfección

de la forma, sin embrago no le sobra ni le falta nada para lograr su cometido desde el punto de vista del rito y observación de las constelaciones. Este punto no deja de ser relevante en el Trabajo Masónico de desbastar la piedra interior, lo cual se traduce en lograr el equilibrio con cierta libertad y orden para lograr la armonía. No se trata de ser perfectos, pero al igual que Stonehenge, debe existir una intencionalidad y un pensamiento que da razón de ser y de existir, trabajando con esmero y dedicación.

Oswald Wirth nos dice que el Cincel representa la resolución tomada y el Mazo simboliza la voluntad que la pone en ejecución. Sabemos como Aprendices masones que el trabajo de la Piedra Bruta tiene relación con la metáfora de tallar la piedra con una morfología irregular a una más bien trabajada en todos los lados, cantos y ángulos, pero no desde el punto de vista superficial de transformación de la materia, sino más bien en la idea de un trabajo más profundo, acabado e interior desde la perspectiva de la introspección. Este aspecto es clave para nuestro trabajo masónico, tal como lo comentaremos más adelante. Para logar este cometido tenemos a nuestra disposición, metafóricamente hablando, el Mazo y el Cincel. Pero surge la pregunta: ¿por qué utilizar ambas herramientas?

En el arte del escultor existen varios tipos de mazos, martillos y cinceles para moldear la piedra física, otorgándole diferentes texturas, relieves y tonalidades al tacto, para obtener así una piedra o material deseado con una intencionalidad previamente pensada y meditada en la cabeza del escultor. De allí que nos preguntamos ¿si tendremos los Aprendices de Masón la posibilidad de utilizar diferentes mazos y cinceles?.

La respuesta como primera impresión es negativa y se basa en el hecho de que el trabajo profano del labrado o tallado de la piedra es una labor que

se queda en lo superficial, tal como lo plantea Kandinsky. Esta idea, la de no ser necesarios distintos tipos de cinceles para nuestro trabajo personal como Aprendices en el tallado de nuestra Piedra Bruta, está relacionada más bien con un trabajo laborioso, pero con mesura y dedicación, sin necesidad de utilizar múltiples herramientas. Así, “el cincel como herramienta de trabajo es la que permite cantear o pulir la piedra bruta. Para ejecutar dicho trabajo necesita cautela y tino. De ahí entonces que su simbolismo sea el del criterio y de la prudencia”.

En otra palabras, se puede plantear que el Mazo y el Cincel representan la fuerza del trabajo, por un lado, y que esa fuerza sea bien guiada y aplicada, por otro, para logar un cometido especifico deseado, siendo en definitiva una combinación inteligente de la fuerza con sentido del Mazo o Martillo y la precisión justa del Cincel, o como lo plantea Aldo Lavagnini, al referirse a ellos: “si pretendemos hacerlo únicamente con el Mazo, no llegaríamos sino a destrozar la Piedra en mil pedazos, sin utilidad ninguna para el fin que nos proponemos (…) pero sería igualmente un error pensar que por sí misma fuera suficiente; así como el Martillo por sí solo no haría sino fragmentar la Piedra, el Cincel solamente se traduciría en un esfuerzo impotente, no logrando hacer con él sino algunas ligeras incisiones sobre la Piedra que se propone desbastar”. Ahora bien, tampoco hay que desmerecer el trabajo del escultor, al plantear que su trabajo final es más bien superficial. Todo lo contrario, presenta todo una esquema o estructura de pensamiento que tiene etapas en el proceso de creación y del intelecto, que va desde la etapa de la Idea al Acabado final de los materiales definitivos, pasando por el Bosquejo, la Maqueta y sus correcciones, entre otras. Todo lo anterior queda plasmado en un resultado “exterior”, con la transformación de la materia y delimitación de la forma. Ahí radica nuestro trabajo como Aprendices de Masón, trabajar nuestra Piedra Bruta buscando una belleza y una armonía interior, para que no quede sólo en una belleza superficial. Pero surge otra pregunta ¿esta belleza interior se puede apreciar al igual que la belleza “expuesta” de una pieza escultórica o monumento arquitectónico como Stonehenge en el mundo profano?. Se podría decir que sí. Esta afirmación se basa en la idea de que nosotros, como Aprendices, si bien estamos en una nueva

etapa de la vida, en la búsqueda personal de respuestas a diferentes problemas e inquietudes filosóficas, también estamos insertos en un mundo profano de familia, trabajo y estudio, donde se debe plasmar de una manera u otra el resultado de la piedra trabajada en forma interior.

Y este reflejo “exterior” de la piedra ya más trabajada, se podrá ver de diversas formas, las que también serán tarea nuestra poder descubrirlas, como por ejemplo mediante la acción consciente y la palabra como lenguaje social y de unión del colectivo común, ambos elementos que nos distinguen como seres humanos del resto de los seres vivos. Tal como lo plantea Mario Cuadra Gómez, en el libro de Primer Grado: “Es una tarea de construcción interna y punto de partida para cumplir la misión redentora que habrá de complementarse en la sociedad profana. Ya que somos instantes fugaces en la vida de todo el universo, realizaremos en nuestra efímera existencia una noble acción en el segundo transcurrido. Así, marquemos en el tiempo una constante y permanente acción de bien, de bondad, amor y justicia”.

Patricio Valdés Rodríguez

R.: L.: Nueva Era N° 195

Valle de Santiago

La Batería del Grado y la Marcha del Aprendiz

La Francmasonería es una institución nacida para luchar con las herramientas de la persuasión y por la fuerza moral del buen ejemplo a todo lo que quebrante el progreso de la razón y al espíritu de la Fraternidad universal. Es la ciencia del progreso moral y basa su acción social en dos grandes atributos de la inteligencia y conocimiento: Luz y Verdad.

La Francmasonería se sirve de diferentes símbolos y emblemas para el uso exclusivo y reservado de sus miembros, que se transmiten por tradición desde tiempo inmemorial y cuyo alto significado o interpretación simbólica solo puede ser explicado por el proceso de la Iniciación. Estos símbolos y emblemas constituyen un lenguaje misterioso y especial y permiten que los Masones puedan reconocerse y comunicarse entre sí, en todas las circunstancias de la vida.

El carácter de universalidad de los signos y emblemas del Simbolismo masónico, impone a todos los Iniciados el deber de respetarlos, mantenerlos y transmitirlos íntegramente. El primer Grado enseña la moral, da a conocer los principios fundamentales de la Masonería, sus leyes y sus usos, para que así el neófito comience un camino que lo convertirá en un filántropo virtuoso y estudioso. Es necesario enseñarle que la Fraternidad no es sólo la simple expresión de sentimientos humanitarios, la fórmula de algunos actos de simpatía y de mutualidad reciprocas, sino que es la beneficencia puesta en principio como ciencia universal de la sociedad; es necesario despertar el sentimiento de la propia dignidad, vigorizar el carácter y excitar los grandes sentimientos que inspiran la virtud y el honor.

La Batería del Grado y la Marcha pertenecen a esa educación misteriosa que se entrega en la Iniciación y que tiene por objeto descubrir las condiciones morales y las aptitudes del hombre, acrecentar sus fuerzas y su valor, afirmar su fe y su consecuencia y unirle por el secreto y por el juramento a un principio fijo e inmutable.

Para la presente Plancha, al momento de entregar la definición de ambos conceptos se utilizará la extraída del Diccionario Enciclopédico de la Masonería, teniendo el cuidado de conservar su texto original para no perder así la significación e importancia del texto.

Batería:

Manifestación en los trabajos de los Talleres Masónicos; se hace con las palmas de las manos para expresar júbilo o dolor, según las circunstancias *Batería de Júbilo. Se hace con ambas manos en forma de aplauso y acompañada de ciertas palabras o exclamaciones, según los ritos *Batería de Dolor. Se hace con la mano sobre el antebrazo. *Todas las Baterías son diferentes según los Grados de cada rito. La Batería del Aprendiz se encuentra simbolizada por tres golpes regulares que ejecutan los Aprendices y también los Compañeros y Maestros cuando corresponde a una Tenida de Primer Grado. La cantidad y las características bajo las cuales se dan estos golpes difieren mucho de los golpes que cada uno de nosotros dio en su momento frente a la misma puerta del templo, cuando el temor, la duda, la penuria y el agobio se apoderaban de nosotros.

Posterior a la Ceremonia de Iniciación, estos tres golpes tienen un gran significado, el cual debe encontrarse adherido a nosotros de manera constante en el profano diario vivir, no solo en lo conceptual, sino que como una postura y actitud frente a la vida.

Los toques a la puerta del Templo representan lo siguiente:

LLAMAD Y SE OS ABRIRÁ (la Puerta del Templo)

PEDID Y SE OS DARÁ (la Luz)

BUSCAD Y ENCONTRAREIS (la Verdad)

Por lo anterior, podemos preguntarnos si nuestro objetivo al encontrarnos frente a las Puertas del Templo como Profano y posteriormente como Aprendiz es distinto. Desde mi punto de vista no debiera ser así, ya que en ambas situaciones y circunstancias solicitamos con la misma energía e interés (no así con el mismo orden, ritmo y consciencia) que se nos abran las Puertas para poder ingresar. Luego nos podemos preguntar, ¿que esperábamos encontrar dentro del Templo?

Eso que buscábamos cambió o simplemente tomo otro significado. Podríamos considerar que ese algo que anteriormente no tenía una definición o no se materializaba en algún concepto, sino que simplemente se sentía dentro nuestro, ahora pasa a centralizarse en algo abstracto y amplio. Finalmente, sobre esta forma distinta (pero no tan distinta) de posicionarnos frente a las Puertas del Templo, ¿nosotros sabíamos con quienes nos encontraríamos adentro?, ¿nuestra fe en esas personas tuvo algún cambio antes y después de la Iniciación? Probablemente la respuesta también sea negativa, porque la confianza que teníamos en esas personas, para que nos entregaran la anhelada Luz, simplemente trocó a un sentimiento de Fraternidad, la cual se ve reflejada en el Aprendizaje adquirido y el tallado de nuestra Piedra Bruta, que representa la imperfección de la naturaleza humana.

Cuando un Profano interrumpe los trabajos de una Respetable Logia, lo hace por una necesidad de ayuda para alcanzar un cierto grado de perfección y llegar a ser un hombre ilustrado, moral y libre. Ilustrado, para poder distinguir entre la verdad y el error; Moral, para comprender lo que es malo y lo que es bueno; Libre, porque sin Libertad no hay responsabilidad, ya que los derechos individuales afirman la anhelada Igualdad, que en última instancia constituye la Fraternidad.

La mente abierta y la intensidad del deseo de progresar son las cualidades que caracterizan al Aprendiz y lo distinguen del profano, ya sea dentro o fuera de la Orden, pues en este último prevalecen la inercia y la pasividad. Lo que hace patente el estado de Aprendiz es precisamente el despertar de potencial latente que se halla en cada ser y produce en él un vehemente deseo de progresar, caminar hacia adelante, superando todos los obstáculos y las limitaciones, sacando provecho de todas las experiencias y enseñanzas que encuentra a su paso. Este estado de conciencia es la primera condición para que uno pueda hacerse Masón en el sentido verdadero de la palabra.

Marcha:

Llámese así, en Masonería, la disposición de los pasos por los cuales se penetra en el Templo o Logia. Varía la Marcha en todos los Grados y en casi todos los Ritos.

La Marcha se hace colocando los pies y dando pasos en cierto orden, según la instrucción que se recibe al final de la recepción de los distintos grados. La Marcha constituye lo que se llama el Signo Pedestre: cada Grado tiene la que le es peculiar, y en la mayoría de los casos está en perfecta consonancia con el Simbolismo del Grado.

Las Marchas siempre han tenido en la historia significados Simbólicos, no son simples caminatas. En el caso de la marcha del Aprendiz, esta simboliza que los Masones van de las tinieblas de Occidente, a la luz de Oriente, en busca de la Sabiduría.

La palabra Marcha tiene una antigua raíz germánica y originalmente se decía markon, es decir dejar huella, por lo tanto, la intención de una Marcha es dejar un significado o hacer notar un antes de un después, con el correspondiente cambio de estado en caso que corresponda.

Los tres primeros pasos en el Templo después de nuestro juramento, resume todo el sentido de la Luz que se acaba de pedir y de la nueva vida a la que nos hemos comprometido. Los requerimientos o necesidades que se ven reflejados en la Batería del Grado posteriormente se ven atendidos de manera prematura en la Marcha del Aprendiz. La marcha se ejecuta dando tres pasos formando una escuadra con los pies al terminar cada paso, partiendo con el pie izquierdo, de Occidente a Oriente.

Las tres edades del hombre se ven reflejadas en la Marcha del Aprendiz. El primer paso simboliza la infancia (nacimiento), el segundo la juventud (vida) y el tercero la vejez (experiencia y sabiduría). Comprender estas tres etapas en la Marcha es Simbólico, profundamente Interno y Esotérico. Significa que estamos enterrando los vicios, la ignorancia y el egoísmo que formaban parte de nuestra vida profana, para acercarnos a la virtud. En la Marcha, nuestros pies se alinean en forma de escuadra y damos tres pasos manteniendo esa misma figura. Esto representa tres valores que están relacionados con la escuadra: la razón, la justicia y la equidad. Damos estos pasos con el cuerpo en una posición firme, recta, lo que refleja la rectitud de pensamiento que debemos alcanzar, de metas e intenciones, la intención de rectificar la vida y enmendar los caminos erróneos, eliminar los vicios y encaminarnos hacia la virtud en la acción.

Entender esta forma de marchar como una representación de la acción masónica permite sacar al Iniciado de un entendimiento puramente reflexivo, y lo mete decididamente en la senda de la acción. El Mason ira siempre adelante, hacia el Oriente, hacia el conocimiento de la verdad, con cuerpo erguido, la voluntad decidida y todos sus sentidos colocados honestamente en la necesidad de traspasar los límites de la ilusión para llegar a la realidad.

Cuando comenzamos la Marcha, nuestra mano derecha va a nuestra garganta en escuadra, nuestro brazo en escuadra a la altura del hombro y nuestros pies están también en escuadra, todo esto significa que no olvidamos jamás nuestra calidad de masón al tomar una resolución para ejecutar acciones.

El Ritual contiene variados elementos para que el Masón avance en el encuentro de su propio ser y en el conocimiento de la naturaleza humana, su carácter ejemplar es edificante para aquel que comprende su riqueza y honda realidad. Es así como el Ritual significa algo profundamente valioso que aporta a todos los objetivos de la Orden, de cada uno de sus miembros y de la humanidad.

El lenguaje que se enseña y entrega no es pasivo, representa un proceso activo de lecciones vivas y útiles dedicadas a inculcar profundamente en los Masones, fórmulas de ética personal y social, como medio de alcanzar los valores que proclama nuestra Orden.

El Ritual y todos los elementos que lo componen nos invitan a vivir una vida más plena, buscando la máxima eficiencia y considerando al prójimo a través de un sentimiento de participación emotiva y de colaboración con nuestros Hermanos.

Probablemente, ninguno de nosotros haya entendido en un comienzo la importancia espiritual del proceso de iniciación en la Orden y todos los conocimientos que nos fueron entregados y las posibilidades de progreso que con el mismo se nos abrieron. La Masonería no se revela efectivamente sino a los buscadores en una primera instancia y posteriormente a sus reales adeptos, a quienes se dan enteramente a ella, sin reservas mentales, para hacerse verdaderos Masones, Obreros Iluminados de la Inteligencia Constructora del Universo, que logren desarrollar la verdadera luz que alumbra todos sus pensamientos, palabras y acciones. La Batería del Grado y la Marcha pertenecen a todo este conocimiento Iniciático y Simbólico entregado. Cada toque y paso que se da nos permiten dejar atrás los prejuicios y despojados de ellos penetrar en el Templo de la Verdad.

Alejandro Vargas Carrasco

R.: L.: Humberto Molina Luco N°161

Valle de Valparaíso

LA FRATERNIDAD Y EL DIÁLOGO

COMO EJES DE LA CONVIVENCIA CIUDADANA

¿Qué espera la Masonería de nuestro Grado?

El núcleo fundamental de la sociedad es la familia, que es el punto de inicio de la formación de un ser humano integral, para que pueda interactuar con otros y desenvolverse en la sociedad. Las distintas crisis han incrementado la falta de conocimientos y valores en una sociedad arraigada al inmediatismo y distintos dogmas.

Bajo la mirada del Aprendiz, el camino es la formación en base a la educación con un cambio centrado en el Humanismo y en la Fraternidad, para mejorar la convivencia social, con énfasis en el núcleo familiar.

La doctrina Masónica es crucial para nuestro perfeccionamiento. El accionar masónico debe estar basado en un modelo de Fraternidad e Igualdad, y tal como la luz que nace de Oriente, debemos proyectarla a nuestra sociedad.

Especial importancia cobra el trabajo personal de cada uno de los Queridos Hermanos, que representan experiencias vitales enriquecedoras en la formación de una vida Masónica que nos impele a aportar de manera efectiva a la sociedad, mediante la acción. Especial mención y consideración deben tener siempre la Tolerancia, la Solidaridad, el Diálogo, la Educación y la Cultura, ya que estos son los pilares de todo trabajo concreto que pueda generar cambios positivos y que sean, a su vez, efectivos y notorios en la sociedad actual, pues requieren del esfuerzo y la voluntad de mejorar por parte de cada uno de los individuos que la integran.

Desde la perspectiva de la Fraternidad, es importante el cambio personal, a fin de poder proyectar esa armónica relación con el otro, donde el emisor y el receptor puedan recibir la pregunta y tener derecho a réplica, a través de la Tolerancia y el Respeto Mutuo.

La Fraternidad debe promover el amor por cada una de las personas, para que ésta arraigue en los principios que se buscan en Masonería,

además de la aceptación del otro como un igual, sin hacer diferencias frente a su condición cultural y de pensamiento.

La Gran Logia de Chile, a través de sus miembros en particular, debe tener un rol activo en la vida pública y sus contingencias, contribuyendo al desarrollo de las diferentes instituciones y asociaciones existentes, articulando los esfuerzos grupales e individuales, siendo un puente para el diálogo y continuando con la labor en torno a la reflexión de las necesidades o requerimientos de la sociedad, para lograr así una sana convivencia.

A modo de corolario, ¿Qué ejemplo podemos ser para nuestra sociedad actual y futura? Debemos ser más abiertos, desarrollando actividades que permitan transparentar los valores de la Orden, entregando activamente (pero de forma discreta), una visión de cómo enfrentar al mundo, de una manera más armónica y ecléctica.

Víctor Bustos Gutiérrez

Respetable Logia Mariluan n° 73, Valle de Victoria (Lectura, sábado 8 de octubre 2022, e.: v.:)

El Dogal y la Venda

Antes de ser admitido al interior del Templo y como preparación fundamental, al aspirante se le cubren los ojos con una venda y se le ciñe un dogal al cuello.

El dogal es un elemento que sirve para atar, ligar, amarrar o sostener cosas o animales; a estos últimos generalmente por la fuerza, demostrando de esta manera el dominio del amo sobre la bestia.

Es el símbolo de todas las fuerzas y deseos que regulan la conducta de una persona desde fuera, y no se quita hasta que uno es capaz de controlar su vida y gobernarse desde dentro.

Por su parte, la venda, al inutilizar el sentido de la vista física y generar una ceguera temporal, despierta el natural temor del candidato frente a los pasos que debe dar para enfrentar las pruebas simbólicas. Además, obliga al candidato a bucear en sí mismo, a visualizarse, aclarando el alma como una luz.

El objetivo de la Iniciación consiste en hacer tomar conciencia de lo efímero de la vida y de la misión que tenemos sobre la tierra. Con la permanencia en la Cámara de Reflexiones se simboliza que llegamos a la Masonería desde una sociedad profana en la que reina la envidia, la vanidad y la discordia, entre otras pasiones que le esclavizan, por lo que debe liberarse de esas deformaciones con la ayuda de la ciencia, la virtud y el trabajo para así alcanzar la libertad y por ende su felicidad.

Para la Logia, la discreción es la primera función de la venda, pues ella permite que el candidato, siempre libre para retirarse voluntariamente, no pueda ver el rostro de los miembros del Taller. La venda tampoco permite ver el rostro completo del candidato y será, por lo mismo, su protección, su última intimidad. Pero la justificación suprema de la venda reside en su retiro y deslumbramiento final por la luz.

La precariedad de la apariencia física en la que se conduce al candidato al Templo indica la necesidad de despojarlo de sus preocupaciones y falsas ideas, para revestirlo de un alma nueva y de nuevos sentimientos.

Significa que el hombre no es casi nada sin el auxilio de sus semejantes y que no son necesarios los vestidos y el dinero, sino la virtud, pues sólo con ella se adquiere verdadera humanidad. Pero, además, esa manera de ir vestido cercena su arrogancia e instintivamente le hace volverse hacia sí mismo, acentuando la posibilidad de percibir sensaciones a través del sentido del tacto. La venda exige la humildad del candidato, su disposición, gratitud y credulidad. Él recuerda a Themis, la diosa de la Justicia, quien es representada con sus ojos vendados. El candidato no podrá remitirse más que a sí mismo para elaborar su decisión, pues tiene los otros sentidos sin velar; notablemente el oído (voz de un ignoto Venerable Maestro, sonidos propios de la ceremonia, el eco sorprendente de su propia voz), el gusto y olfato (contenido del cáliz de la amargura y aromas del templo) y el tacto (acompañamiento acogedor del guía). El acto de ver no se reduce solamente a abrir los ojos, sino que nos obliga a veces a cerrarlos, a fin de contemplar el Ser que somos. De allí nacen dos lenguas diferentes: la de lo “visible” y la de lo “invisible”, la de los objetos exteriores y sus signos y la del sujeto interior y sus símbolos, aquella de las colectividades y ésta de las comunidades… aquella de la educación y ésta de la Iniciación. En relación al otro símbolo analizado, el dogal, representa, como ya lo hemos afirmado, la esclavitud a la que nos someten nuestras pasiones, errores, prejuicios y toda la tiniebla en que nos sumerge el mundo profano. Al liberarnos de este yugo, aceptamos la filosofía de nuestra nueva vida, buscando un permanente progreso espiritual, rechazando las fuerzas externas que nos pretenden controlar, buscando ser siempre amo de uno mismo y manteniendo a la ley como una cuestión fundamentalmente moral. Si una Logia es símbolo del mundo y la Iniciación es nuestro nacimiento en la Masonería, esta soga no es diferente de la cuerda que une a su madre al nacer, por lo que de acuerdo a lo que generalmente se

interpreta, así como el cordón físico es reemplazado por un lazo de amor y obligación entre madre e hijo, y en uno de los momentos más impresionantes de la Ceremonia de Iniciación, al quitar esta cuerda se vincula al nuevo eslabón con un lazo más fuerte que cualquier cable físico. Lo que antes era una restricción material externa se ha convertido en una restricción moral interna. Es decir, la fuerza es reemplazada por el amor y este es el secreto de la seguridad y la única base de la Hermandad.

La soga es el signo de la promesa en la vida de un hombre. Es, de hecho, el gran Símbolo del lazo místico que la Masonería hace y entrelaza entre los hombres y, en la medida que vayamos transmitiendo nuestra espiritualidad a través de actos, algún día uniremos también a toda la Humanidad.

René Lues Escobar

R.: L.: Buenaventura Cádiz Patiño N° 188

Valle de Viña del Mar

Los Símbolos de Primer Grado

La Francmasonería como institución educativa es formadora de hombres que se conocen a sí mismos, pensantes, reflexivos y de irreprochable ética y moral, y que utiliza como método de enseñanza el Simbolismo, porque tiene la virtud de no corromperse con el tiempo, ni caer en las interpretaciones unilaterales, dogmáticas, exotéricas o acomodaticias a tiempos, lugares y circunstancias. Como sabéis, la Masonería es una institución esencialmente filosófica, ética e iniciática, que busca la perfección de sus miembros para que sean instrumentos de la construcción de una sociedad mejor e impregnada de los supremos valores que se cultivan en la Orden, o como dice El Libro del Aprendiz, “la Francmasonería está llamada a rehacer el mundo”. En esta titánica tarea, el Masón debe desbastar la Piedra Bruta para convertirla, alquímicamente, en un sillar, en una Piedra Cúbica que sea parte de ese gran Templo ideal. Para este propósito se requiere de una formación pedagógica que, en el caso de la Masonería, está basada en la enseñanza simbólica y especulativa. Esta formación progresiva, iniciática, esotérica, ética, filosófica y moral se da en el marco de una pedagogía analógica; es decir a través de las alegorías y Símbolos el Aprendiz pone todas sus potencialidades físicas, psíquicas y espirituales en el conocimiento de sí mismo, en la propia obra de su Templo interior, el que debe vaciar de vicios y llenarlo de virtudes. Los Rituales nos permite ir más allá de lo sensible y objetivo, acercándonos al verdadero Conocimiento, por medio de un proceso absolutamente introspectivo y personal.

Etimológicamente, la palabra Símbolo deriva de un vocablo griego: symboleion, el que alude a dos mitades hechas para reunirse. Para Andrés Ortiz Oses el “símbolo es la figura que expresa la escisión (com-partición) de una realidad, tratando de suturarla místicamente por co-participación”. O sea, el símbolo reúne lo material y lo espiritual, lo racional y lo místico, lo lógico y lo mítico, etcétera. Para Contreras, el Símbolo es la manifestación de una idea profunda, siendo el intermediario entre lo perceptible y lo desconocido. El Símbolo releva el conocimiento subjetivo, obligando a una introspección por medio de una libre asociación de ideas. No expresa ni explica, solo sirve de soporte para elevarse, mediante la meditación,

al conocimiento de las verdades metafísicas. Su ambigüedad vela y revela la realidad y su carácter polisémico posibilita su interpretación en diversos órdenes o planos de la realidad. Por eso, cada ser humano penetra según sus aptitudes (calificación intelectual) en la intimidad del Símbolo.

Por su parte, el Simbolismo Masónico es un vehículo de conocimiento, un conjunto de ideas relacionadas con el conocimiento de la cosmogonía y del Hombre, que es un microcosmos. Una pedagogía que anima a un esfuerzo reflexivo en búsqueda de la verdad que está más allá de las apariencias de la realidad, obligando a encontrar las ideas veladas tras él. Además, transmite la energía espiritual que une a todos los miembros de la Orden en el Universo y en comunión con el espíritu de su Misterio. El Q.: H.: Olavarría afirma que “…el Simbolismo es un método autodidáctico en que el aprendiz llega a ser maestro de sí mismo por el ejercicio del esoterismo, y se es auténticamente masón cuando se llega a dar pleno sentido al Símbolo, cuando se es capaz de armonizar la forma y el fondo que él encierra.

Raoul Berteaux clasifica la Simbología Masónica en cinco grupos:

Símbolos Verbales: enseñanzas contenidos en las palabras llamada "sagrada".

Símbolos Gestuales o mímicos: de expresión corporal, corresponden a las enseñanzas del gesto de "puesta al Orden", el "Signo", la "Batería", los Toques identificatorios, de contacto Ceremonial y la Marcha.

Símbolos Numéricos: número de años de edad masónica, de peldaños del oriente, de pasos de cada desplazamiento Ritual, de golpes de Batería, etcétera.

Simbolismo Temporal: lo expresan las horas de apertura y cierre de los trabajos de la Logia (Mediodía y Medianoche simbólicos).

Símbolos Cromáticos: están los colores de las paredes del Templo o Logia, según el Ritual del Grado, los de mandiles, Bandas y demás elementos del atuendo Iniciático.

Sería pretencioso proponer otra clasificación de ellos y, renunciando a adscribirme a las taxonomías señaladas, es que sólo nos referiremos a algunos de los llamados Símbolos fundamentales del Aprendiz de Masón.

G.: A.: D.: U.:

Es la imagen del Ser Superior, representa lo material, lo espiritual y lo intelectual; es el Símbolo de la perfecta armonía. Es la Inteligencia que nos da las herramientas para la construcción de nuestro Templo interior a imagen y semejanza del Universo.

PIEDRA BRUTA

La Piedra Bruta, tosca e informe es la imagen del Aprendiz que, mediante el trabajo debe pulirse, transformarse en una Piedra Cúbica, en un Masón de verdad. El Aprendiz se esculpe a sí mismo mediante un proceso de perfeccionamiento moral y espiritual, para librarse de su conciencia egocéntrica, llena de prejuicios, pasiones y vicios, afanes mundanos, ansias de riqueza, poder y banalidades. El trabajo en el taller y en la vida diaria apunta a un hombre dotado de una conciencia sistémica, cósmica, pleno de virtudes, que sea parte de la arquitectura social llamado a construir.

MAZO

Representa la fuerza de voluntad con que el Aprendiz irá transmutando su personalidad; es la fuerza que permite limar las asperezas de la piedra informe. También es la perseverancia del obrero Aprendiz de su oficio, es la energía puesta en su voluntad de transformación para adquirir las cualidades de un libre pensador que responde a las grandes interrogantes de la filosofía.

Simboliza la dirección correcta que debe desbastar las asperezas de la Piedra grosera. Es el “pensamiento determinado, la resolución tomada”; es el compromiso de seguir por el camino de la perfección, del conocimiento de sí mismo. Es el norte y guía que orienta el oficio del albañil. Es la fuerza del Mazo, junto con la posición exacta del Cincel, la que permite el desbaste de la Piedra, que poco a poco la irá convirtiendo en hermosa y notable escultura.

Entonces Mazo y Cincel se complementan y el brazo del artesano de la Piedra, por ende, su oficio, los conduce a una combinación armónica, para ser expresión creadora, que lleva en su golpe y cálculo la impronta de la estética.

MANDIL

Es el “emblema del trabajo” y sin él no se puede ingresar al Taller. Es blanco, puro, sin manchas, inmaculado, sin adornos, porque refleja la sencillez, el candor y la claridad del Aprendiz. Simboliza la persistencia, constancia y firmeza en el trabajo. Revela también el día, o sea las horas de laboriosidad porque trabajamos de mediodía a medianoche.

La literatura señala que debe ser cuadrado y sin adornos, de piel de cordero que es Símbolo de la inocencia; conformado por un cuadrado y un triángulo, que constituye la babeta que, para el caso de los Aprendices, siempre está levantada cubriendo y protegiendo la animalidad situada en la zona hipogástrica y apuntando a lo elevado que son los trabajos espirituales. Otra de las enseñanzas más sublimes que nos proporciona el Mandil se refiere a que no debemos manchar jamás nuestra conciencia, por medio de falsas apreciaciones ni por torcidos conceptos, que puedan lesionar los derechos de los demás. Este hecho, en realidad, es lo que verdaderamente significa el trabajo material de darle forma geométrica a la Piedra Bruta, lo que una vez logrado puede comprobar que todas nuestras acciones, por insignificantes que parezcan, deben tener como base a los más sanos dictados de nuestra conciencia y a los más puros razonamientos, para el fin de que puedan estar ajustadas a la más absoluta equidad, puesto que únicamente de esa manera podremos llegar a hacer la verdadera justicia que tanto reclaman los hombres que anhelan su bienestar y el de los suyos.

MARCHA, TOQUE Y SIGNO

La Marcha se hace entre Columnas, con los pies en Escuadra y en dirección de Occidente a Oriente, es decir, desde la oscuridad a la claridad, donde está la Luz y el Venerable Maestro que guía el trabajo

de los canteros y que simboliza la sabiduría. Simboliza la precisión y seguridad con que el Iniciado camina hacia el Oriente en la búsqueda permanente de la luz de la sabiduría y del conocimiento; a diferencia de la marcha del profano que es incierta porque no sabe hacia dónde se dirige, el Aprendiz tiene un objetivo fijo y definido. Esta marcha se compone de tres pasos que significan igualmente infancia, madurez y senectud. Al terminar la marcha se hace el saludo a los tres dignatarios de la logia y cuyo significado ha sido definido en cada uno de los tres casos como fe en los ideales masónicos (saludo al V.: M.:), esperanza en alcanzarlos (saludo al P.: V.:) y amor a la humanidad (saludo al S.: V.:). El saludo por sí mismo representa el juramento de silencio y lealtad a los principios y misterios de la orden.

El Toque es el modo como nos reconocemos los Masones. El Signo se realiza colocando la mano derecha en escuadra y sobre la laringe, indicando que se prefiere la muerte antes que revelar los misterios y secretos de la Fraternidad, así también que nunca las pasiones deban dominar la razón.

Para la Orden no existe una interpretación única ni menos dogmática de su lenguaje Simbólico, por cuanto cada Masón debe buscar el profundo significado que encierra en sí mismo. Develar con espíritu reflexivo lo que connota el Símbolo es lo que se denomina esoterismo.

Sergio Carvajal Salas Fiesta del Aprendiz

R.: L.: Unión y Esfuerzo N° 85 Valle de Tocopilla

¿Por Qué elegí Ser Masón?

Libres de ofuscación y por propia voluntad llegamos una tarde a golpear las puertas de nuestra Logia, profanos e ignorantes, orgullosos y presuntuosos, ensordecidos por nuestro monólogo banal de mundo exterior y satisfechos de nuestros logros, cuando una venda fría cubre nuestros ojos, nos trae a esta nueva realidad y desde lo más profundo nace una pregunta ¿quiero ser masón?

¿Curiosidad? ¿Deseo de Crecimiento Personal?, en fin… la razón de por qué ingresamos está en nuestra conciencia, en lo más profundo de nosotros y tal como dice una parte del ritual de iniciación hacemos votos QQHH.: para que vuestras intenciones también hayan sido sanas, porque si bien sólo somos Aprendices, tenemos la capacidad de entender que quienes buscan obtener beneficios para sí al pertenecer a la Masonería, difícilmente podrán mantenerse en la Orden; quienes buscan un beneficio personal o una distinción no serán columnas sólidas para nuestros Talleres y sólo corrompen nuestros ideales.

Múltiples preguntas nublaron nuestras cabezas al pensar en ser Masones, no negamos que en plena Iniciación ellas nos invadían. Sin embargo, sin mucho pensar respondimos a una pregunta cuyos alcances aun no entendíamos, ¿Persistís en Ser Masón? Sí, persisto… pero la simple invocación de la formula no basta. Es necesaria la vuelta incansable sobre nuestros propios pasos para desentrañar el misterioso destino de nuestro viaje, día a día, momento a momento.

¿Por qué elegí ser Masón? ¿qué es la Masonería? ¿por qué su Simbología enamora y cautiva? ¿Por qué su nobleza motiva e invita a seguir perteneciendo a ella? Porque en el fondo no solo elegí ser Masón solo una vez, elegimos ser Masones todos los días.

“La masonería no fue hecha para dividirnos, sino para unirnos, dejando que cada hombre fuera libre de pensar lo que quisiera […]. Su enfoque radica en dos pilares, el amor de Dios y el del hombre”. Las motivaciones en las mentes profanas que hacen que se acerquen y se inicie en la Masonería pueden ser muchas, algunos

podrán ver en ella una oportunidad de crecimiento intelectual y espiritual, otros podrán ver una forma de altruismo anónimo o algún tipo de crecimiento personal en el más amplio sentido de la palabra; o tan simple como la curiosidad tan propia del ser humano, curiosidad que no es mala, es más, muchos de los avances de la humanidad son producto de esta curiosidad humana. Sin embargo, es importante señalar que sea cual sea la motivación, es válida y debe ser respetada, mientras se enmarquen en los valores que la Masonería propone.

La vida profana en la que estamos inmersos nos limita, nos impide ver más allá, debido a que algo nos falta, de algo carecemos y ese algo es la luz que la Masonería nos ofrece. Luz que nos da una mirada más amplia y que nos permite ver los problemas de la sociedad desde otra perspectiva y buscar audaces cambios amoldados siempre bajo el conocimiento, luz que nos plantea que es posible ser siempre mejores con un trabajo arduo y constante, y que podemos ser aportes para la sociedad, que podemos hacer la diferencia. Eso es una de las razones de por qué elegimos ser Masones, ser la diferencia. Tolerancia, dulce, trascendental, fundamental dentro de la Masonería, ella permite la interacción de hombres de distintas creencias, formaciones e inclinaciones políticas, lo cual invita al profano a conocer distintas realidades o posturas en un ambiente fraternal regido por el respeto y la solemnidad correspondiente.

De la mano de la Tolerancia, la Masonería también invita a creer en un ser superior al cual denominamos el Gran Arquitecto del Universo, quien tuvo la magna tarea de diseñar y crear todo lo que nuestras mentes conocen y conocerán. Quizás esas llamativas características fueron las primeras piezas que movieron nuestra motivación o fueron las primeras luces que llamaron la atención a nuestras conciencias profanas para acércanos a la Orden. La diversidad de conocimientos e ideas dentro de los Templos hacen que sea una fuente intelectual real, lo cual se traduce en las herramientas que iremos recibiendo a lo largo de nuestra vida masónica según los conocimientos que podamos recibir de nuestros Hermanos, de nuestra constancia en los trabajos y el perfeccionamiento personal, que entendemos que solo se obtiene golpe tras golpe, cincelada tras cincelada.

Dentro de este extenso, gratificante y esforzado camino que elegimos nos abraza la Fraternidad, nos rodea la diversidad de personas quienes son nuestras guías, nuestros Maestros, amigos, a veces padres y, pero sobre todo son nuestros Hermanos. Al comenzar nuestro despertar de conciencia, la vida cambia, nos percatamos que creemos saber todo y nada más dista de la realidad, al reconocernos ignorantes, clamamos por piedad golpeando a las puertas del Templo. ¿Cómo no impulsarnos a seguir eligiendo día a día el ser Masones? si nuestra querida institución nos guía, nuestra querida Orden nos baña en un mar de conocimiento donde tratamos de aferrarnos con nuestras manos, manos de niños, pero con mentes relucientes, limpias y dispuestas, a llenarse de conocimiento.

Hoy no tenemos miedo, ni vergüenza en reconocernos ignorantes de todo, pero con humildad también decimos que sentimos fuerte aquel golpe de Mallete llamándonos, como quien a través de campanas llama a los fieles a la iglesia, lo sentimos como una invitación a vivir la Masonería. Este golpe repercute nuestra alma, nos llena de energías para iniciar nuestra ardua jornada nuevamente y así lograr Desbastar la Piedra; este golpe de Mallete nos confirma la convicción de que lo que buscamos cuando éramos profanos, lo encontramos y la respuesta de por qué elegí ser masón la descubrimos en cada Aclamación de Júbilo, en cada abrazo, en cada encendido de las Luces del Ara, en cada Hermano que nos ilumina con su luz.

¿Por qué queremos lo que desconocemos? Al momento de ser invitados, desconocíamos este mundo, pero al mismo tiempo queríamos pertenecer a él, seguramente todos dudamos, unos más

que otros, pero lo cierto es que en el fondo todos tuvimos el anhelo de ingresar y ser parte de este Universo.

¿Por qué elegí ser Masón? hoy después de un camino recorrido, que quizás corto en nuestros casos, las preguntas relacionadas con las búsquedas llevan a responder nuevamente ¿quién soy? ¿qué busco? ¿cuál es nuestro aporte a la construcción de un mundo mejor, a mí mismo? Este cuestionamiento nos lleva a encontrar un nuevo puerto del cual somos parte, la Masonería.

Pues bien, elegí ser Masón porque en esta Orden está el espacio, el tiempo y la sabiduría para seguir conociendo la vida, lo que somos y buscamos, tomados de la mano de un grupo de Hombres que son luz y cadena fraterna que nos aceptan tal como somos, pero a la vez apoyan nuestro crecimiento espiritual. Elegí ser Masón porque quiero ser parte de una Institución con pasado, presente y futuro, formada por hombres buenos, de distintas razas, convicciones y creencias, que me llaman Hermano, que me enseñan a cultivar las artes, la ciencia y la cultura, que me entregan virtudes, me enseñan a cultivar la vida, sabiduría y espíritu y que me invitan al servicio del bien común en la edificación del mundo profano, la sociedad. Elijo ser Masón para ser la diferencia en un mundo frio e indiferente, elegí ser Masón para ser mejor persona de la que era cuando llegué a este templo.

Columna de Aprendices

R.: L.: Eduardo de la Barra N° 70 Valle de Quillota

El Tapiz Logial del Grado del Aprendiz

Existen diversas versiones del origen del tapiz basadas en “mitos”, pero para efectos del presente trabajo nos centraremos en aquellas que se remontan a las primeras Logias de Londres, las que debían realizar sus trabajos en los lugares que estuviesen disponibles. Es así como en un principio, el interés y pasión de estos primeros Queridos Hermanos los llevó a desarrollar sus trabajos incluso sin tener lugares físicos aptos.

Estos lugares fueron en un comienzo tabernas, en donde en un rincón del lugar y con símbolos dibujados muchas veces con carbón en el piso, se desarrollaban los trabajos ante la presencia de profanos, sin más privacidad que la que una taberna puede brindar. Posteriormente se fue trasladando a residencias privadas, donde valga la redundancia, existía algo más de privacidad, pero solo eran lugares de paso, no acondicionados para estos fines, como lo son Templos en los que hoy tenemos el privilegio de celebrar este evento.

Según lo anterior, se hizo necesario contar con algún elemento que pudiera servir de guía y evocar continuamente los símbolos de la Orden, sobre todo para aquellos que recién se Iniciaban. Es por esto que nace el Tapiz, por un motivo practico, que significaba su fácil traslado de un lugar a otro y que convertía ese lugar en un “taller” y lo dotaba de los simbolismos propios del Rito.

Así también el tapiz adopta otro significado, el del Ritual, que es el de preservar en la memoria nuestros Símbolos y Ritos, y ser el responsable de traspasar y ser un instrumento para se conserven hasta el día de hoy. Provenimos de una tradición que por más de tres siglos ha sufrido muy pocos cambios en el desarrollo de sus Rituales, y podemos sin lugar a dudas responsabilizar al tapiz de esto.

Dentro de los elementos que hemos desarrollado para el presente Trazado, están los Símbolos asociados a La Escuadra y El Compas, El Sol y la Luna, el Mosaico y las Columnas B.: y J.:

La Escuadra y El Compás son los Símbolos más representativos de la

Masonería, Desde el punto de vista Simbólico, la Escuadra representa el equilibrio, la estabilidad, un instrumento para medir las acciones en base a los principios Masones, mientras que el Compás sirve para trazar círculos que simbolizan los límites que ponemos a nuestras acciones, siendo una especie de frontera entre la finitud de lo humano y la eternidad. Cabe mencionar que la Masonería se trata de una Institución Universal de carácter ético, filosófico e Iniciático. Desde el punto de vista de un Masón, estas son herramientas perfectas para el crecimiento personal y espiritual, que nos guían en el desarrollo de valores como la Tolerancia y el respeto por la dignidad humana, con estas podemos construir pilares tan sólidos como la Libertad, Fraternidad e Igualdad.

Por otra parte, la Escuadra y el Compás corresponden manifiestamente al círculo y al cuadrado, representando geométricamente el cielo y la tierra. La representación de la Escuadra sobre el Compás simboliza en nuestro Grado que la materia predomina sobre el espíritu.

Desde el punto de vista Masónico, la Escuadra es un Símbolo trascendente que nos brinda un cúmulo de conocimientos. Viene del latín exquadrare, que quiere decir la mitad de un cuadrado, cuya raíz es cuadros que significa cuadrado perfecto. Se le considera un símbolo de fraternidad, sinceridad, lealtad y rectitud. En sus dos brazos encontramos representados la razón y la justicia y el ángulo recto representa la conciencia humana. Podemos decir, por último, que sus brazos representan la unión de la Plomada y el Nivel.

A su vez, el Compás, abierto a 90 grados, indica que no se puede superar el límite de la manifestación y por eso mismo el equilibrio entre sus dos brazos, y a 45 grados sugiere el equilibrio entre fuerzas antitéticas, situadas en manera dinámica y constructiva. Sus brazos abiertos simbolizan el trabajo material e intelectual, lo que significa evolución. Es el emblema de la geometría y la astronomía, mide las angulaciones de la tierra y el cielo y permite insertarse en los secretos de ambos mundos.

El Compás es el Símbolo de la unidad natural o sea la causa, el origen y el efecto, cuya acción viviente fecunda el germen para lograr la reproducción de todos los seres y las cosas. La unión de ambos símbolos o elementos, el Compás arriba y la Escuadra abajo, forman una estrella que Simboliza al hombre regenerado, formando así la gran triada.

Cuando el Masón realiza de corazón su Arte Real, se encuentra entre la Escuadra y el Compás, en el verdadero equilibrio de su ego. El Sol y la Luna. Hermes Trismegisto nos recuerda en su obra el Kybalión el concepto de la polaridad, el cual afirma que todas las cosas tienen dos lados, dos polos, un par de opuestos, que son idénticas en naturaleza, difiriendo únicamente en grado. La luz y la oscuridad son polos de una misma cosa, con muchos grados entre ambos, así como un punto medio; son los dos polos que pueden ser clasificados como positivos y negativos respectivamente. La tendencia de la naturaleza es en dirección a la actividad dominante

del polo positivo.

Esta dualidad no es ajena a la Masonería, ya que dentro de todos los elementos que constituyen nuestro Templo, tenemos dos grandes lumbreras, el Sol en el fondo al oriente como símbolo del día, y la Luna, como un emblema representativo de la noche. En nuestro templo podemos ver estos símbolos que se ubican por sobre la cabeza de nuestro Venerable Maestro, el Sol a la izquierda y la Luna en cuarto creciente a su derecha. Pero ¿Que significan estos símbolos?

En una mirada esotérica, el Sol es el símbolo masculino, representa a los soberanos, el poder, la paternidad, la autoridad y la autoexpresión. La Luna, por su lado, es el símbolo femenino, representa la maternidad, los sentimientos y los vínculos con el pasado.

Los trabajos en Logia son abiertos simbólicamente a mediodía cuando el Sol está en el cenit y son cerrados a medianoche cuando está en el nadir. El Aprendiz se ubica al norte del templo, ya que el Sol nunca saldrá por este lado, pero si recibirá una luz débil que se traduce en una acción gradual a la cual es sometido, para que llegue a comprender cada conocimiento de forma clara y paulatina, evitando así torcidas enseñanzas y falsas teorías, protegiendo al Aprendiz de los rayos directos del sol, que podrían nublar la vista, tener un efecto cegador, al manejar conocimientos para los cuales aún no se está preparado, cuyo único resultado sería volver a caer en los mismos errores del viejo hombre. Es así como la Luna, representada en cuarto creciente, simboliza al Aprendiz que en un comienzo estaba en oscuridad, ahora se encuentra iluminado, pero a partir de la luz que refleja del sol y que bajo ninguna circunstancia lo dejara ciego. La luz que viene y que pedimos por propia voluntad no ilumina nuestro espíritu humano cuando algo se opone a su irradiación, sean estas falsas ilusiones, prejuicios, pasiones, vicios y mientras reine la oscuridad no podremos apreciar ni dimensionar el esplendor de la verdad que proviene del Sol, que representa la razón que ilumina la inteligencia y de la Luna que representa a la imaginación; es por esto que nuestro Venerable Maestro, que representa el principio consciente (la sabiduría), este bajo la doble influencia de estos astros. Aldo Lavagnini, en el Manual del Aprendiz, nos dice sobre el Mosaico

es un hermoso emblema de la multiplicidad engendrada por la dualidad, constituida por los pares de opuestos que se encuentran constantemente el uno cerca del otro: el día y la noche, la oscuridad y la luz, el sueño y la vigilia, el dolor y el placer, la honra y la calumnia, el éxito y la desilusión, la dicha y la desdicha, etc. sobre estos opuestos, que se hallan sobre todos los caminos y en todas las etapas de nuestra existencia, el iniciado que ha gustado la Copa de Amargura debe marchar con ánimo sereno e igual, sin dejarse exaltar por las condiciones favorables ni reprimir por las apariencias desfavorables”.

Es así como el Mosaico se proyecta desde las dos Columnas, con sus cuadros blancos y negros, pares opuestos, haciendo nuestros días más coloridos, haciéndonos reflexionar sobre cómo reaccionaremos frente a distintas situaciones, actuando en virtud y en rectitud. Es imposible caminar por una sola vía sin buscar el equilibrio en nuestra vida, somos producto de dos fuerzas, una masculina y una femenina; por lo tanto, si en nuestro andar encontramos días y momentos muy oscuros, debemos recordar la enseñanza que nos entrega el Mosaico de nuestro Templo, sin olvidar que en nuestro diario vivir caminamos por una vida llena de dualidades, entre lo correcto e incorrecto, lo moral e inmoral, entre lo tolerante e intolerante, entre aquellos que imponen su forma de pensar como una verdad absoluta.

Las dos Columnas adoptadas por la Masonería tienen su origen en las dos Columnas mencionadas en el Templo del rey Salomón. Sin embargo, podemos remontar la aparición de este Símbolo a los a tiempos anteriores, donde la entrada de los lugares sagrados y misteriosos fueron representados estando custodiados por dos Columnas gemelas, ya sea en el arte o en la arquitectura, Símbolos arquetípicos que representan una importante puerta o paso hacia lo desconocido. En la antigua Grecia los pilares de Hércules era la frase que se aplicaba a los promontorios que flanquean la entrada al estrecho de Gibraltar. Según el relato de Platón, el reino perdido de la Atlántida estaba situado más allá de las Columnas de Hércules, colocándolo de hecho en el reino de lo desconocido. La tradición renacentista dice que los pilares llevaban la advertencia “non plus ultra”, es decir, “nada más allá”, que servía de advertencia a los

marineros o navegantes para que no siguieran adelante. Para la Masonería estas columnas se llaman Boaz y Jakin y representan a uno de los Símbolos más reconocibles de nuestra Hermandad, destacadas en el arte, documentos y en nuestros talleres. Los nombres de ambas columnas tienen su origen en el relato bíblico del rey Salomón, en 1° de Reyes capítulo 7 y 8, 1° de Reyes 6 1 a 38 y Crónicas 3:17, las que describen las referencias de las Columnas con sus dimensiones, su construcción y la dedicación del Templo bajo Salomón. El pilar o Columna de la derecha o en el sur, Jakin y el de la izquierda Boaz. La primera palabra significa “el establecerá” y la segunda palabra “en ella estará la fuerza”.

Nosotros los Aprendices mantenemos nuestras herramientas de trabajo bajo la columna de Boaz que significa fuerza, fuerte, poder, refugio y fuente de fuerza. Según la descripción de Albert Pike de los pilares en un texto destinado a los Aprendices…”entraste en la logia entre dos columnas, de 88.9 milímetros de espesor, tenían 8.01 metros de alto con un capitel de 2.225 metros de alto, el eje de cada uno tenía 1.78 metros de diámetro, los capiteles estaba enriquecidos con granadas de bronce, cubiertos por una red de bronce y ornamentados con coronas de bronce también y parece imitar la forma de una vasija de semillas de flor de loto o lirio egipcio, un símbolo sagrado para los hindúes y para los egipcios”. Entre estos pilares esta la puerta que conduce a la casa del G.A.D.U., también como dos Columnas paralelas denotan los signos zodiacales de cáncer y capricornio, que representan el nacimiento y la muerte, los extremos de la vida física.

Podemos concordar con el autor Guillermo Fuscholer, en su libro Simbología del Grado de Aprendiz y del Tapiz Logial, que éste constituye una especie de manual o programa del Primer Grado, que, aunque no reúne todos los saberes del Aprendiz durante esta etapa, sí resume los principales Símbolos y Herramientas debemos integrar a nuestra vida como seres que comenzamos este camino.

Creemos que la importancia principal del Tapiz Logial ha sido la de ser el vehículo que ha traído el mensaje de los primeros Masones hasta ahora, y que a través de sus Símbolos seguirá siendo traspasado a futuras generaciones de Iniciados.

Carlos Álvarez Fuentes/Juan Gallegos Plaza Cristian Mendoza Cofre/ Claudio Tapia Rodríguez

Fiesta del Aprendiz

R.: L.: Volcán del Maipo N° 96

Valle de Pirque

Evangelio de San Juan

“Capítulo 1° - Versículo 1"
Un posible significado e

Interpretación en la Masonería

Mientras que el Evangelio de Marcos se inicia con el bautismo de Jesús y los de Mateo y Lucas se remontan a su infancia, Juan va más lejos todavía y comienza hablando de su origen divino. En su Prólogo tan característico nos presenta a Jesús como la "Palabra" de Dios personificada y de esta forma nos da a entender que existía desde siempre junto al Padre y "era Dios". Juan 1:1: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. “En el principio era el Verbo”, así puedo interpretar la eternidad, el Verbo (palabra traducida del griego “Logos”, que también se traduce como “Palabra”) siendo pre existente. Eso nos permite pensar que el Logos no fue creado, no tiene comienzo, sino como Dios mismo, es un Agente de la Creación.

La frase “en el principio” tiene como propósito recordarnos al Génesis 1:1, el primer libro de la Biblia, que narra el principio de la creación, tal y como nosotros la conocemos ahora. Sin embargo, aquí en Juan 1:1 la referencia es sobre el “antes” del principio, es decir la eternidad, cuando el mundo todavía no existía, ni tampoco las dimensiones del tiempo ni del espacio. Entonces, ya desde antes de la creación podemos entender que El Verbo, es decir Jesús el Unigénito Hijo de Dios ya existía juntamente con el Padre. “El Logos ‘era’ en toda la eternidad, en una existencia eterna e inmutable”.

La forma en que este “era” fue originalmente escrito en el griego (en tiempo imperfecto) nos sugiere un estado de continua existencia, sin consideración de principio o fin. Nunca hubo un momento en que la Palabra no existiera. . “Y el Verbo era con Dios”; de esta forma podemos entender e interpretar que, en la eternidad, el Verbo ya existía, en un estado de perfecta comunión con el Padre.

“El Verbo, como la segunda persona de la Trinidad, había estado en comunión íntima con Dios el Padre durante toda la eternidad”. Es una expresión difícil de traducir, “y el Verbo era con Dios” es quizás la mejor forma en que se puede describir. Se puede traducir también como “La Palabra era para con Dios” o “La Palabra era hacia Dios”. No hay oposición, la existencia de la Palabra (o el Verbo) estaba dirigida hacia el Padre. La preposición gramatical “con” pierde algo de la fuerza o del énfasis que se quería comunicar en el lenguaje original, la cual indicaba un “movimiento hacia” o “cara a cara” hacia Dios Padre, pero la idea es que, en efecto, el Verbo o La Palabra vivía en la relación “más íntima” con Dios. En otras palabras “ … ‘con’ (del griego pros) lo podemos interpretar como un, “estar ‘cara a cara’, que implica igualdad de condiciones, pero requiere distinción. Uno no puede estar cara a cara consigo mismo “…este Logos estaba ‘cara a cara’ con Dios, lo que indica una distinción de Personas dentro de la Deidad como igualdad. Juan está hablando de dos Personas distintas, el Padre y el Hijo. Este único Dios verdadero no se ha revelado Él mismo como Padre; o como Hijo. El Logos era con Dios; es una frase importante en el sentido también en que Juan la menciona nuevamente en el versículo segundo por motivos de énfasis. La siguiente interpretación nos da a entender que el versículo llega a su clímax con una tercera declaración: “Y el Verbo era Dios”. Hasta el momento, podríamos pensar que ya que Cristo siempre ha existido durante toda la eternidad (lo cual indica que no es un ser creado), y que ya que el Logos vivía también en perfecta comunión (es decir que Cristo existía con otra Persona Divina diferente a Él, es decir, con el Padre); entonces se podría correr el riesgo de pensar que el Logos no era Dios, sino algo así como un ser Divino al lado de Dios. Pero esto no es así tampoco y entendemos que Juan declara que “el Verbo era Dios”. Definitivamente nada más sublime o trascendental se podría decir de Cristo. Es en realidad una declaración tan simple que en realidad entendemos que Jesús es Dios. Todo lo que se puede decir de Dios, se puede decir también de Cristo. Entonces una de las primeras cosas que el apóstol quiso hablar en su evangelio fue sobre la Persona Divina de Cristo; y esto lo podemos interpretar como que Jesús es Dios.

Según la Real Academia Española, VERBO: Del Lat. verbum o palabra.

En Masonería sería la Razón discursiva del lenguaje articulado, la palabra portadora del pensamiento humano o vehículo del espíritu.

DIOS: Del Lat. Deus o ser supremo. En Masonería, representaría la Sabiduría, el conocimiento, verdad, amor, es decir, un estado de conciencia superior que se adquiere por medio de la superación de nuestras individualidades, es decir cuando logramos nuestra verdadera personalidad Masónica.

LA PALABRA. Habiendo sido consagrado Aprendiz de Masón, el neófito está ya en condiciones de que se le comunique la Palabra y el modo de hacerlo. El primer versículo del Evangelio de San Juan, nos permite interpretar el significado y la clave que juega en nosotros la palabra: En el principio era el Verbo, o sea la Palabra. Todo se manifiesta a partir de un principio Interno o espiritual, llamado Verbo o Palabra. En el principio era el Verbo es una frase que nos demuestra el origen espiritual de todo cuanto vemos o se nos presenta de algún modo a nuestros sentidos y se puede interpretar como el principio (o el origen o el Verbo), que es palabra, pensamiento o afirmación creadora. Todo cuanto se manifiesta debe haber tenido origen en un pensamiento, deseo, aspiración, afirmación o estado.

El Universo, desde el principio, tuvo el ser del No Ser, que es el fundamento de todo lo que existe; espacio y tiempo no son sino laboratorios del Verbo. Es, pues, de importancia trascendental lo que él hombre dice, piensa o afirma de sí mismo. Sólo con ese acto participa, consciente o inconscientemente, del poder creador universal del Verbo y de su obra constructiva. El primer Grado de Aprendiz tiene el privilegio de desarrollar el poder del Verbo sabia y conscientemente en nosotros, los recién iniciados.

La apertura del libro crea algo espiritual o que se acerca a las

expresiones que van más allá de un simple acto exterior. Este libro materializado en una Biblia (que bien podría ser católica, protestante, anglicana e incluso el Corán o algún texto budista) es un puente, un nexo. Se requiere de “algo material” que permita la comunicación con “lo espiritual” al iniciar nuestros trabajos.

Mi reflexión me ha llevado a visualizar la conexión de lo material con lo espiritual, y que, el correcto uso de la palabra manifestada en EL VERBO es vital para el desarrollo del Aprendiz. El sentido de abrir la Biblia en Juan 1.1 para el Primer Grado es una acción que da sentido al posterior uso de las herramientas del Masón, sus Joyas, la Escuadra y el Compás, conexión que iremos conociendo y entendiendo en la medida que persistamos en nuestra augusta Orden.

Andrés Vega Miranda R.: L.: David Stitchkin Branover N° 80 Valle de Concepción

La Fraternidad que viví Purificado por el fuego

Durante el año exploramos en las Tenidas conceptos, valores y Símbolos que representan el espíritu de la Masonería. Muchos son los trabajos que escuchamos y compartimos para trabajar nuestra Piedra Bruta, pero la verdad es que la Piedra Bruta no se erosiona ni desbasta solo en documentos. Es necesario un trabajo y un compromiso del que he sido testigo y recipiendario. En el ritual de Iniciación el Venerable Maestro nos comunica luego del Tercer Viaje Misterioso y la purificación por el fuego: “Las llamas que habéis sentido simbolizan el amor al prójimo, que debe arder permanentemente en vuestro corazón. También esas llamas deben recordaros de un modo vivísimo que deberéis arrostrar con ánimo esforzado toda clase de peligros, en defensa de la verdad y la justicia.”

Mi personalidad y familia me permitieron ser positivo y hasta tomar con humor al desafío, más aún cuando al día siguiente del siniestro que arrasó con mi casa hogar, recibí ayuda de amigos y vecinos con los que nunca había compartido más que el saludo matutino entre risas y palmadas. Había pilares que me sostenían pero que se diluyeron con el pasar de los días, sin embargo, hubo un pilar que se componía de miles de eslabones traducidos en gestos, llamadas, trabajos y tiempos que me demostraron el cariño y el amor que pude cultivar en hombres de todo Chile, que incluso no conocía, en el poco más de un año en el que trabajo en la R.: L.: Humberto Molina Luco N°161 del Valle de Valparaíso.

Toda la ayuda me hizo meditar sobre qué realmente había perdido y qué libertades y aprendizajes había tomado. La última estimación, aunque suene extraña, es que volvería a pasar por lo que pasé mil veces. No por una razón económica sino por una razón valórica y hasta espiritual. La oportunidad de tener una casa nueva que de pilares tenga la más pura Fraternidad y de vigas la resiliencia que puede resistir gracias a ustedes es un lujo que reemplaza fácilmente todo lo que tenía hasta diciembre del 2022.

En primera persona he visto cómo la Fraternidad dejó ver los resultados de todas las acciones producidas de la unión de hermosas personas, en el misterioso tejido del Universo, siendo el Amor lo más importante.

Otra enseñanza que obtuve del evento tan repentino es que, durante mi vida, no había puesto la preocupación ni esfuerzo en ser el nivel de caritativo que podría haber sido. Esto claramente me transforma desde el sitio en el que me encuentro para ayudar donde antes no veía espacio. Es una sensación tan amarga como reconfortante según se vea.

En una conversación distendida con un Querido Hermano de mi Taller, me expresó, al escuchar mi inmaduro análisis hecho en la misma línea que lo expuesto acá, que como conclusión se podría decir que fui purificado por el fuego y la verdad es que recién ahí conecté con la idea de que así cómo el fuego destruye materialmente, también puede limpiar y enseñar.

Quiero agradecer infinitamente a todos mis Queridos Hermanos que de alguna u otra forma se hicieron parte de la ayuda, la preocupación y la Fraternidad; a la Gran Logia de Chile, principalmente al Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, Muy V.: H.: Sebastián Jans Pérez y al Gran Hospitalario, V.: H.: José Luis Farías, pues sin su ayuda y preocupación muchas cosas no se hubieran podido hacer para permanecer estoico frente a un hecho tan devastador; y por supuesto a mis Queridos Hermanos del Taller, que nunca se imaginarán cuán agradecido estoy de cada uno de ellos, comenzando por su V.: M.:, Roberto Aldana Salinas, ni cuánto los amo.

Renato Sandoval Aguayo R.: L.: Humberto Molina Luco N° 161 Valle de Valparaíso

Las Tres Luces del Templo

La Francmasonería tiene por finalidad el perfeccionamiento moral, intelectual y físico de Ser Humano y, por consecuencia a través de él, el de la sociedad profana. Busca formar personas pensantes, reflexivas y de irreprochable ética. Utiliza el Simbolismo como método de enseñanza porque tiene la virtud de no corromperse con el tiempo, ni caer en interpretaciones unilaterales, dogmáticas o acomodaticias a tiempos, lugares o circunstancias.

A medida que avanzamos en el conocimiento de la Simbología

Masónica vamos aprendiendo el significado de la Escuadra, del Compás, de la Biblia, de las Velas del Ara, de los Viajes Misteriosos, del Signo y de la Marcha del Aprendiz, entre muchos otros.

Algunos de los Símbolos referidos comparten un elemento en común, el número Tres, el que también podemos hallar dentro de la filosofía Masónica, a saber, Pensar, Hablar y Hacer el Bien, la tríada Libertad, Igualdad y Fraternidad y las Tres Luces de la Masonería: Sabiduría, Fuerza y Belleza.

Estos últimos pilares corresponden al Venerable Maestro, al Primer Vigilante y al Segundo Vigilante, respectivamente, quienes están sentados dentro del Templo conformando un triángulo entre ellos. Las velas encendidas refuerzan esta Trilogía, representando las luces morales del Taller.

Para entender un poco más el significado de estas tres palabras podemos recurrir a las definiciones que de ellas hace la RAE y que podrían orientar, en una primera mirada, su correcta comprensión.

Sabiduría:

Grado más alto del conocimiento. Conducta prudente en la vida, Conocimiento profundo en ciencia, letras o artes.

Fuerza:

Vigor, robustez y capacidad para mover algo o alguien que tenga peso o haga resistencia. Aplicación del poder físico o moral. Capacidad para soportar un peso o resistir un empuje.

Belleza:

Cualidad de una persona, animal o cosa para provocar en quien los contempla o los escucha un placer sensorial, intelectual o espiritual.

Desde la óptica masónica, la Sabiduría, encarnada en el V.: M.: es la inteligencia creadora que concibe y manifiesta interiormente el plan del Gran Arquitecto del Universo. Sinónimo de conocimiento, prudencia y templanza. Situado en el Oriente simboliza el punto cardinal donde emerge la Luz que ilumina el Templo, que guía y conduce. Lleva como distintivo un Collarín del cual pende una joya, que es la ESCUADRA, símbolo de la rectitud, de la justicia y de la ecuanimidad, representando al Masón más recto y justo de la Logia, quien debe serlo para dar el ejemplo a los Hermanos del Taller y a la que el hombre debe sujetar todas sus acciones y de la virtud que debe rectificar nuestros corazones. La Sabiduría necesita de la función intensa del intelecto, que crea y elabora idea, formando juicios gracias al pensamiento y al razonamiento. Significa la aplicación de sus conceptos en la propia perfección moral. En ese sentido, el carácter más notable de la Sabiduría es la humildad. El candidato a la Sabiduría empezará por renunciar con propósito delibrado a toda indiscreta curiosidad. Pedirá la Luz en la medida necesaria a sus trabajos. Cada aprendiz de Masón debe buscar y cultivar la Sabiduría y del mismo modo, despojarse de la falsa pretensión de ser sabios. Debe tener conciencia del justo valor de sus conocimientos y errores. Sabio es el que eleva continuamente su estándar intelectual y asume un papel activo con respecto a la afinación de sus propias cualidades morales y a sus relaciones con la naturaleza y con sus semejantes. Para todo Aprendiz de Masón la sabiduría, representada por el V.: M:.de la Logia, debe ser el faro que guíe sus acciones y representa en él todo aquello a lo que cada uno debe lograr en el camino del pulido de su Piedra Bruta.

El Primer Vigilante encarna la Fuerza, la energía y el esfuerzo espiritual que ha de mover la poderosa palanca de acción para que todo proyecto cristalice en la realidad. Se ubica en el Norte del Templo y es el responsable de la instrucción de la Columna de Compañeros.

Lleva como joya distintiva el NIVEL que es el símbolo de la igualdad masónica, a la que está sujeto tanto el poderoso y encumbrado personaje como el más humilde de todos los Iniciados, quienes sólo se distinguen por el dulce nombre de Hermanos. Representa la Fuera de la mente consciente y la facultad de realizar lo que la inteligencia concibe.

Hábilmente dirigida por la inteligencia y la voluntad para que produzca resultados positivos y permanentes, la Fuerza mal regulada no solo se malgasta, sino que golpea en la oscuridad y se daña a sí misma. En cambio, es virtud cuando tiene por objeto la justicia, la conversión de los derechos y la defensa de la verdad. Para conseguir sus objetivos la idea debe, necesariamente, auxiliarse de la Voluntad. Esta es la gran Fuerza que mueve al individuo.

La Sabiduría, para ser efectiva, necesita del poder y de la energía realizadora de la Fuerza, pero esta idea es bilateral, pues la Fuerza debe estar dirigida y orientada para que el Aprendiz pueda desbastar su Piedra Bruta, sin fracturarla…la Inteligencia es la Fuerza directiva que nos doblega.

Dentro de las Herramientas del Aprendiz, el Mazo representa la Fuerza de voluntad con que irá transmutando su personalidad; es lo que permite limar las asperezas de la Piedra informe, pero siempre guiada por la Inteligencia (Cincel) de manera que los golpes vayan puliendo y no dañando la Piedra, lo que sucedería si fuera sólo fuerza bruta.

El Segundo Vigilante representa en este caso a la Belleza como principio de armonía entre la sabiduría y la Fuerza. Se ubica al Sur del Templo y es el responsable de la instrucción de los Hermanos de la Columna de Aprendices. Lleva como joya distintiva la PLOMADA, que en Masonería simboliza la atracción y la rectitud que debe resplandecer en todos los actos y juicios de un buen Masón y es también un Símbolo de equidad y justicia. Representa a la Belleza que es la expresión exterior de la armonía y el orden interior de la obra realizada con la Sabiduría del Venerable Maestro y la Fuerza del Primer Vigilante.

Como Masones estamos en la constante búsqueda de la Verdad y la perseguimos siempre sin pensar en el privilegio de poseerla. A nuestro juicio con la Belleza ocurre todo lo contrario, toda vez que no tenemos claramente un concepto de estética único, pero la Armonía alcanzada impresiona mucho más que los argumentos. Nada más universal que el prestigio de la Belleza ni el verdadero horror inspirado por la fealdad. El Masón está obligado a impregnar su pensamiento, su hablar, su acción, su obra de vida personal, familiar o social de elementos que la embellezcan, que le permitan a él y a sus semejantes deleitarse con su obra. El Masón, cuando trabaja con tesón la Piedra que le entregó el G.: A.: D.: U.: está obligado a reflejar en ella la Belleza espiritual de su autor.

Diego Alonso Figueroa

Luis Lillo Díaz

Francisco Ramírez Gundermann

R.: L.: Alborada N° 94

Valle de Puerto Varas

El Simbolismo del Grado de Aprendiz

“Muchas veces se confunde sabiduría con conocimiento. El conocimiento viene de la experiencia, mas la sabiduría nace del alma.”

La Masonería entrega su conocimiento gradualmente a través de diversas vías: el Simbolismo, los Rituales, el Esoterismo, el auto Perfeccionamiento, los Usos y Costumbres, así como su Doctrina. Numerología es el conjunto de creencias o tradiciones que busca establecer una relación oculta entre los números, los seres vivos y las fuerzas físicas o espirituales. Una de las tradiciones esotéricas que forman parte de la Masonería, es esta actividad intelectual que podría asimilarse al arte de filosofar con los números, tradición muy antigua pero no exclusiva de la Masonería. La numerología está íntimamente ligada a la geometría y fue muy usada por los masones operativos en la construcción. Pitágoras, filósofo y matemático griego, adquirió conocimientos y sabiduría en Creta, Palestina, Egipto, Persia e Indostán. Considerado el primer matemático puro, contribuyó significativamente en aritmética y geometría. A través de los números expresaba las ideas relativas a la naturaleza de las cosas y sus secretos. Los números serían la llave de la cosmogonía (tanto física como espiritual) y de la evolución humana, comenzando por la Causa Primera, el Uno, y acabando con la nada, el Cero, símbolo del universo infinito. En el Grado de Aprendiz, la invitación es a reflexionar acerca de los números uno, dos y tres, agregándose desde hace unos años el cuatro, pero sólo para conocerlo como el elemento de conexión o bisagra entre los grados de Aprendiz y Compañero. El Uno o la Unidad ha sido definido por el matemático Theon de Smirna como el principal elemento de los números, de los cuales la gran mayoría puede disminuir por sustracción y en cambio la unidad permanece inalterable entre los demás números. Representa el Todo, el inicio desde la nada. Se le representaba mediante un círculo, el Uroboros o serpiente mordiéndose la cola.

El Dos o el Binario es la oposición a la Unidad, la causa de la desigualdad, el intervalo comprendido entre la multitud y la unidad. Los dos pilares JAKIN y BOAZ, situados a la entrada del Templo de Salomón, eran los Símbolos de Fuerza y Estabilidad. En nuestro Templo, el Dos está representado por las Columnas y por el Piso Mosaico; en virtud de esa dualidad se oponen y se alternan el hombre y la mujer, la luz y la obscuridad, el día y la noche, el calor y el frío, el movimiento y el reposo, la conciencia y la inconciencia, el placer y el dolor, la ciencia y la ignorancia, el gusto y el disgusto, la atracción y la repulsión, la vida y la muerte, el ascenso y el descenso, la construcción y la destrucción.

El Tres o el Ternario, es el primer número impar en energía; es el primer número perfecto; es un centro y analogía. De la unión del Uno y del Dos nace el tercer principio. Es el primer número que se separa de la unidad y que equilibra las fuerzas opuestas. Es el elemento que nace de la unión del Activo y Pasivo (Uno y Dos), de la unión del padre y de la madre. Es el Símbolo de la justicia que gobierna las relaciones entre Masones y representa simbólicamente a nuestra Orden. Geométricamente, es la primera figura de superficie que expresa los tres grandes principios de la vida social: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Los tres estados naturales del hombre: infancia, pubertad y vejez. Los tres reinos de la naturaleza: animal, vegetal y mineral. Las tres dimensiones de todos los cuerpos: longitud, latitud y profundidad. Los tres Grados Iniciáticos y la Edad del Aprendiz.

El Templo Masónico es la representación simbólica del Universo y de sus cuatro elementos esenciales: agua, tierra, fuego y aire. También encontramos, entre otros cuaternarios, los cuatro puntos cardinales (Norte, Sur, Este, Oeste), las cuatro estaciones del año (verano, otoño, invierno y primavera) y las cuatro dimensiones del mundo sensible (de norte a sur, de oriente a occidente, de cénit a nadir y el tiempo).

La planta principal del Templo, tiene la forma de un rectángulo, orientándose simbólicamente según los puntos cardinales: en longitud de oriente a poniente y en latitud de norte a sur. En cuanto a su altura, va desde el centro de la tierra hasta la bóveda celeste, el infinito. El perímetro interno del templo se sostiene en Doce Columnas, representadas en las paredes.

Estas columnas representan las constelaciones de estrellas identificadas con doce signos zodiacales. Su función simbólica es sostener la Bóveda Celeste.

El piso está embaldosado con cuadrados blancos y negros alternados, de igual tamaño, y debiera extenderse desde las Columnas B y J hasta el primer peldaño al Oriente. El tamaño de estas baldosas debe ser tal que siempre los pies deben estar en cuadrados blancos y negros al mismo tiempo.

Nuestro planeta se desplaza a través de la eclíptica alrededor del sol, contra el fondo formado por doce conjuntos de estrellas llamados constelaciones. La zona eclíptica del cielo está dividida en Doce constelaciones de unos treinta grados de longitud cada una, a partir de la intersección de la eclíptica y el ecuador celeste, o punto vernal, a las cuales se les dio los nombres que corresponden a los signos del Zodíaco. Estas constelaciones, agrupadas de tres en tres, corresponden a las cuatro estaciones del año: verano, otoño, invierno y primavera; donde el verano corresponde a la entrada del Sol en el signo Capricornio y así sucesivamente.

El Templo Masónico tiene en su techo representada a la Bóveda Celeste, la cual es azulada y cubierta de estrellas. La disposición de esas estrellas no puede ser arbitraria, sino que debe ajustarse lo más acertadamente posible con las constelaciones visibles en el cielo del hemisferio en que trabaja la Logia. Estas estrellas nos recuerdan las virtudes que todo hombre ilustrado debe observar y que son la Veneración, Abnegación, Generosidad, Honor, Patriotismo, Justicia, Tolerancia y Verdad.

La acción que realizan los Masones de tomarse las manos con los brazos entrecruzados a la altura del pecho de todos los integrantes del taller alrededor del Ara, se le conoce como el Rito de la Cadena de Unión. Esta acción formaba parte del trabajo de las Logias Operativas, pero fue suprimido o limitado con el paso del tiempo. Con el surgimiento de las Logias Especulativas, apareció la carpeta o alfombra del piso de Logia que muchas obediencias anglosajonas aún utilizan, teniendo representada al Taller y sus elementos Simbólicos, incluyendo la Cadena de Unión; los franceses lo sustituyeron representando simbólicamente esta Cadena de la Unión con una Cuerda de Nudos en lo más alto del salón de la Logia, la Cadena en el Friso. La Cadena de Unión deviene así en un círculo

mágico y sagrado donde se concentra y fluye una fuerza cósmica y teúrgica que asimilada por todos y cada uno de los integrantes de esta les permite participar del verdadero espíritu Masónico y de su energía salutífera y regeneradora.

Las Columnas Simbolizan la promesa dada por Dios a David sobre su dinastía y que permanecerían eternas. El maestro artesano de la construcción y fundición, Hiram, levantó frente al pórtico occidental del Templo de Jerusalén dos columnas de cobre para simbolizar esta promesa, las Columnas J y B, que tenían un tamaño de aproximadamente ocho metros de altura. En su interior se almacenaban algunos elementos sagrados y herramientas utilizadas en su construcción. Las órdenes masónicas han adoptado estos pilares y les han dado un significado mucho más esotérico, además del simbolismo de la dualidad, el bien y el mal, el macho y la hembra, el padre y la madre, luz y tinieblas, etcétera.

Algunos autores señalan que la Columna J simboliza el sol, el fuego, la fuerza expansiva, el poder constructivo, el elemento activo; es la voluntad elemental interior que deberá desarrollar el Aprendiz para perfeccionarse y alcanzarla. La columna B, en cambio, simboliza la belleza y es el elemento pasivo, la madre, la imaginación. Etimológicamente el vocablo Ara significa Altar o Piedra de los Sacrificios. En la Logia, está representada mediante una figura prismática cuadrangular, cuyas caras miran hacia el Occidente, el Sur y el Norte respectivamente. Conforme al Manual de Procedimientos y Ritual para Tenidas de Primer Grado, no debiera tener símbolos en sus caras, ni siquiera el compás y la escuadra.

Etimológicamente el vocablo Ara significa Altar o Piedra de los Sacrificios. En la Logia, está representada mediante una figura prismática cuadrangular, cuyas caras miran hacia el Occidente, el Sur y el Norte respectivamente. Conforme al Manual de Procedimientos y Ritual para Tenidas de Primer Grado, no debiera tener símbolos en sus caras, ni siquiera el compás y la escuadra.

El Ara se eleva desde los cuadros blancos y negros del pavimento de la logia, los que simbolizan la dualidad emergente de los pares de opuestos. La forma triangular del Altar parece más simbólica, porque es el zócalo de una columna triangular truncada, símbolo de una vida interrumpida por la muerte. El hombre es una tríada, y pertenece simultáneamente al reino biológico, al psicológico y al social.

El Ara constituye el lugar más importante y sagrado del Templo Masónico, pues ahí se realizan los actos más solemnes, tales como juramentos, consagraciones, afiliaciones y otros, siendo imprescindible para todo trabajo en la Logia. El Ara es el corazón del Templo, su lugar más sagrado, donde simbólicamente finaliza el recorrido horizontal del Mason, su marcha, la realidad sujeta al límite del tiempo y espacio. Nuestra Orden es una institución docente, filosófica e iniciática. Su misión es “llevar luz” a quienes carecen de ella; esta es la Gran Obra de la Masonería, que descansa simbólicamente sobre tres pilares o Columnas: La letra G.: (símbolo ubicado sobre el sitial del V.: M.: y que representa la Sabiduría), la J.: (en la Columna de Compañeros y que representa la Fuerza) y la B.: (en la Columna de Aprendices y que representa la Belleza).

El Cirio de la Sabiduría está simbólicamente siempre encendido, pues siempre está accesible para quien la busca y está siempre presente. En lo práctico, esta se enciende antes de iniciarse nuestros trabajos en el Templo, permaneciendo apagada el resto del tiempo por razones de seguridad. Los Cirios de la Fuerza y la Belleza los enciende el Maestro de Ceremonias durante el Ritual de Apertura de los Trabajos y los apaga durante el Ritual de Clausura. Son dos de las herramientas que, junto a los instrumentos de medición, como la plomada, la escuadra y el compás, encontramos en el Templo como símbolos del Grado de Aprendiz. El Mazo es en esencia el Símbolo del Esfuerzo y la Voluntad, aquella primera condición de todo progreso, siendo a la vez el medio indispensable para lograrlo.

Encontramos en el Mazo nuestra fuerza física, moral o espiritual. No podemos olvidar que el Mazo por sí solo no es más que la potencia, la fuerza de nuestras acciones, que, sin la predeterminación, sin la inteligencia no llegaría a desbastar con certeza nuestra Piedra Bruta. Representa simbólicamente la Fuerza y la Voluntad.

El Cincel es la herramienta biselada que, con su uso criterioso y prudente, su doble filo, nos ayuda a direccionar la fuerza, separando y desbastando lo bueno de lo malo de nuestra Piedra Bruta, dado que, si solo golpeáramos con toda nuestra fuerza la piedra con el Mazo, los resultados por más puros que sean en intenciones, nunca serán certeros. Representa simbólicamente nuestra inteligencia para aplicar el criterio y la prudencia.

La Piedra Bruta es el objeto a trabajar con nuestras herramientas, la que debemos desbastar. Es la piedra con aristas irregulares y poco trabajada, que se ubica en el Templo junto a la Columna B. Es el símbolo que representa más expresivamente la condición de Aprendiz: una piedra destinada a la construcción, pero a la que todavía no se la ha dado la forma que ocupará en la obra que se construye. Es una piedra individual, una piedra que ha sido arrancada de la masa informe de la cantera. Es la representación simbólica de nuestro “yo”, individual, modelado por todo tipo de influencias del mundo profano, tanto negativas como positivas.

Con el Cincel de la inteligencia e impulsado por el Mazo de la voluntad, el Aprendiz va desbastando y corrigiendo las aristas y asperezas de su Piedra Bruta, separando lo "espeso de lo sutil", lo útil de lo inútil, operación alquímica de transmutación que ha de convertirse en un rito cotidiano, en un ejercicio de cada momento, pues dicha separación constituye la premisa fundamental a cumplir en todos los Grados Iniciáticos, en la labor sin fin del perfeccionamiento individual.

Columna de Aprendices

R.: L.: Atlantes N° 89 Valle de Quillota

El Conflicto bélico entre Rusia y Ucrania desde una Óptica Masónica

“Los masones practicamos el arte de conservar, en toda circunstancia, la calma y el equilibrio indispensables para una perfecta maestría de nosotros mismos. La desesperación no es admisible en nuestros templos”

(Txema Oleaga, GM de la Gran Logia de España)

Este breve trabajo de actualidad, tiene por objeto recabar y dar a conocer las opiniones recientes sobre la posición en la cual queda la masonería en Rusia y Ucrania en medio de esta lamentable guerra que día a día se torna más incierta y a veces se avizora estancada hacia un escenario de paz a corto plazo.

Una de las complejidades son las pocas declaraciones de prensa, más aún, teniendo presente que debemos ser tolerantes y abstenernos a dar opiniones políticas contingentes intra muro y ser cautos con las que expresamos día a día con los profanos. Esto se traduce en que los GM de Rusia y Ucrania han emitido declaraciones escuetas, aunque muy precisas y diplomáticas, donde justamente buscan no dividir y de alguna manera ser consecuentes con nuestros principios.

También nos interesa ver como referencia y de modo breve la posición de la Gran Logia de Chile en palabras expresadas por nuestro GM Sebastián Jans Pérez.

En un breve contexto histórico diremos que la tensión de esta década, y en especial los últimos meses, alberga su foco en el problema bélico que preocupa a Europa y el mundo. Sin embargo, la raíz histórica del conflicto - que tiene por las cuerdas la siempre relativa paz entre las potencias- posee una larga data. Kiev era la capital del Rus en el siglo IX y su población original ocupó grandes extensiones territoriales bajo una misma raíz común que hoy están representadas en Bielorrusia, Ucrania y Rusia hasta el mar báltico, dejando como capitales a Moscú y Kiev, por ende, desde una geopolítica el territorio, el idioma y la mayoría de las costumbres corresponden a un solo pueblo, “los RUS”.

Esta unidad, a la que apela hoy Vladímir Putin, fue destruida por los mongoles en el siglo XIV y parte de las tierras de Ucrania fueron sincretizadas por los lituanos y polacos. Por consiguiente, una facción de Ucrania recibió influencia occidental e incluso renacentista y la contra parte no.

En el siglo XVII los Zares, toman un sector de Ucrania, quedando el país fragmentado entre las influencias polacas católicas y las rusas zaristas ortodoxas. Pese a que los Zares rusificaron Ucrania imponiendo el idioma y la religión, una fracción de Ucrania paso a formar la unidad del imperio Austro Húngaro. Los nacionalismos del siglo XIX y principios del XX lograron generar en gran parte de Ucrania una separación cultural, política y social, sin embargo, con el advenimiento de la Revolución rusa y la creación de la Unión Soviética, se volvió a generar un nuevo reordenamiento del rompecabezas ucraniano.

Ucrania Occidental fue sometida por Stalin hasta el mismo mar negro (estratégico) y pesé a que el dominio fue brutal (campos de concentraciones mediante y hambrunas insostenibles), Ucrania nunca fue sometida por completo y en la segunda mitad del siglo XX, creció un fuerte movimiento nacional ucraniano en la Unión Soviética de personas que habían tenido una educación ucraniana tradicional. Con la caída del comunismo en 1991, fue cosa de tiempo para que en 1997 un tratado trazara una frontera física, no obstante, los abismos culturales son profundos y evidentes en religión, idiomas, costumbres y paradigmas.

Anatoliy Dymchuk, Gran Maestro de la Gran Logia de Ucrania, ha recibido miles de cartas de la gran mayoría de las Logias del mundo, cartas privadas de Hermanos y declaraciones públicas (como el caso de Chile). Según sus palabras, no ha tenido tiempo aún para contestarlas una por una. Se ha sentido abrumado por la cadena de apoyo mundial. Uno de los párrafos más relevantes de su carta de agradecimiento dice: “Es Ucrania la que ha surgido hoy como un escudo en las fronteras de la lucha primordial entre el bien y el mal, la libertad y la esclavitud, la luz y la oscuridad. Y es una gran felicidad que en este trágico momento mortal nuestro país pueda contar con la fuerza de la Cadena Mundial de la Hermandad, una parte integral de la cual es la Gran Logia de Ucrania.” Cree que la Masonería a nivel global, se ha comportado a la altura y evoca una

actitud de sentido de unidad civilizacional, creando lazos de Hermandad de luz y la encarnación de los planes del gran arquitecto. Si bien pide apoyo práctico: contribución material a los hermanos y a la población civil (medicamentos, suministros de medicina, alimentos y combustible), pide además apoyo económico. Lo que puedo resaltar en su carta y otros comunicados es que en ningún momento emite un juicio de valor (ni implícito ni explicito) sobre Rusia, sobre los presidentes de ambos países ni menos sobre la Gran Logia Rusa ni sus miembros, por consiguiente, su actitud ha sido un fiel reflejo de la tolerancia que debe tener un masón.

Andrey Bogdanov, Gran Maestro de la Gran Logia de Rusia El GM, quien fuera candidato presidencial en 2008 con un 1.3% de los votos rusos, es Grado 33 del Rito Escoces y ha sido elegido desde el 2008 hasta hoy como GM, en un país donde la masonería tiene pocos miembros y talleres (luego del derrumbe del U.R.S.S, la Masonería ha vuelto a surgir de forma tímida).

Sobre el conflicto y el papel de la Masonería Rusa creo que es pertinente citarlo textualmente: “En primer lugar, considero correcto recordar las verdades comunes de la Masonería. Nuestras antiguas constituciones, todas nuestras reglas y nuestro espíritu establecen la más estricta prohibición sobre la discusión de cuestiones políticas y religiosas en nuestras Logias”. El piensa que si aplicamos lo anteriormente dicho estamos cumpliendo una obligación moral sobre todo en temas políticos delicados como una guerra. En ese sentido si bien la guerra externa es abrumadora y triste, sus declaraciones van enfocadas a la parte interna (intramuros) donde recalca enfáticamente que la comunicación debe ser fraterna y eterna para nosotros. En comparación con su par ucraniano, sí envía un mensaje directo a las autoridades rusas: “Aconsejo a los hermanos que ocupan cargos estatales y militares que vuelvan a leer atentamente la Constitución de Andersen, especialmente en la parte “Sobre el poder civil, supremo y subordinado”; sé fiel a las obligaciones que has dado y al juramento a la Patria.”

Por su parte, la Declaración del Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, se centra en tres puntos precisos y breves, a saber:

Su fraterna solidaridad con la Gran Logia de Ucrania y con el pueblo ucraniano, ante la violenta invasión de su territorio, produciendo un elevado número de muertes y la violación de las reglas que el Derecho Internacional y las Naciones Unidas imponen en favor de la convivencia pacífica de los Estados y los pueblos, de la negociación como mecanismo de solución de controversias, y del respeto a los tratados, a las fronteras y a la soberanía territorial.

Su preocupación por la situación que está afectando a millones de refugiados, que se están desplazando hacia los países vecinos, buscando refugio y condiciones esenciales de seguridad.

Su llamado a que los países involucrados, los órganos e instancias internacionales pertinentes, actúen con prontitud para garantizar la soberanía de Ucrania, su derecho a la autodeterminación, su integridad territorial, su derecho a la paz y a la convivencia pacífica con sus vecinos, en el ejercicio pleno de los instrumentos que la obra civilizatoria humana ha plasmado en convenciones y acuerdos internacionales, a fin de erradicar la guerra y la violencia como mecanismo de imposición, sometimiento o destrucción de quienes plantean sus controversias e intereses.

Los conflictos bélicos son propios de la historia. Lamentablemente, no hay periodo histórico exento de conflictos. La Masonería no puede resolverlos, pero si debe mitigar sus efectos mediante el trabajo, el ejemplo a diario cual cáliz de la amargura y esforzarse cada vez más para ser mejores y por consiguiente generar un cambio social. En este conflicto en particular, los Grandes Maestros de la Gran Logia de Ucrania y de Rusia han sido fieles a los principios de la Masonería. Sin ser especialista, creo que a corto plazo el conflicto no tendrá una solución inmediata, por ende, la petición del GM de Ucrania es muy práctica en cuanto a la cooperación material y monetaria para los QQ.: HH.: de Ucrania, sus familias y la sociedad civil en general. Este llamado de socorro debe ser extensiva también a los QQ.: HH.: de Rusia.

Álvaro Vogel Vallespir

R.: L.: Bernardo O´Higgins N° 79

Valle de Nuñoa

El Toque del Aprendiz

La Masonería describe dentro de sus características el de ser Simbólica, es decir, sus Símbolos se mantienen a resguardo del profano dentro de los Templos, tanto de la estructura arquitectónica que conocemos como tal y en el propio ser humano que ha decidido libremente recibir la luz. Perseguidos, juzgados, condenados, así ha sido parte de la historia de quienes adornan el Oriente Eterno y que en vida iluminaran la humanidad acompañándola y guiándola en su avance hacia el conocimiento y la verdad. Muchos tuvieron que ocultarse, y para reconocerse entre Hermanos fue necesario encontrar códigos comunes que tuvieran un significado solo para quienes habían sido Iniciados.

Tres puntos de contacto al estrechar las manos, tres golpes en la puerta del Templo para anunciarse y solicitar autorización para ser parte de los Trabajos, el Toque nuestra forma de reconocernos, el Tres el número del Grado, la edad del Aprendiz. Existiendo una manera en la cual reconocernos, surge la necesidad de que haya alguien que compruebe nuestra condición de Iniciado y una forma de realizarlo, proceso que reconoceremos como el Retejamiento. Si me detengo en el concepto, retejar sería la acción de poner las tejas en los lugares que faltan en el tejado, un techo concepto de construcción que implica un refugio, donde se guardan cosas importantes, donde se desarrolla la verdadera forma de vivir, el retejador no es un inquisidor, protege que lo secreto se mantenga, que el aprendiz recuerde siempre que el Toque, el Signo y la Palabra tienen un significado esotérico que debe ir más allá de los muros del Templo.

“…llamad y se os abrirá…” Mateo 7:7

Si lo veo desde la onomatopeya, “TOC” es el sonido que hacen los nudillos al golpear la madera para hacer un llamado, para anunciarse. Le sigue el sufijo “e” que transforma el sonido en acción. Tres toques a la puerta es la forma de anunciarnos en este

Grado y de pedir permiso para entrar a un espacio protegido, resguardado donde se trabaja en secreto, donde se desarrolla un Ritual que debe ser ajeno a ojos profanos. Nada está dejado al azar en el camino de un Masón, la construcción del Templo inmaterial tiene como base el Simbolismo. El Toque dentro de la Masonería es un elemento muy importante en la comunicación entre los que nos identificamos como Hermanos. Lo utilizamos para llamar la atención, para transmitir mensajes y para indicar los distintos momentos dentro de las ceremonias y reuniones masónicas.

El Toque Masónico consiste en una serie de golpes dados con los dedos, los cuales tienen un significado especifico. Estos golpes pueden ser suaves o fuertes, según el mensaje que se quiera transmitir. En la Masonería, cada Grado tiene su propio Toque, el cual es utilizado únicamente por los miembros de ese Grado. Es un símbolo de unidad entre los hermanos de la Masonería, ya que cada uno está familiarizado con los distintos Toques y su significado. Esto permite una comunicación fluida y efectiva, lo que se torna vital en la realización de las ceremonias masónicas y en la toma de decisiones dentro de la logia.

El procedimiento para el grado de Aprendiz

Los Toques consisten en tomarse mutuamente las manos derechas, se supone las extremidades que hacen la acción, las que ejecutan el trabajo, para que, con el pulgar, dedo que enlaza y une a los demás dedos, dar los Toques sobre la base del índice de las manos de quienes tratan de reconocerse, Con esa forma se expresan simbólicamente, tres preguntas ¿cómo, ¿cuándo y por qué? buscando a conocer lo que se ignoraba. El avance de la tecnología sin dudas ha contribuido al crecimiento del ser humano y ha permitido mejorar muchos aspectos que afrontan el cuidado y crecimiento de la sociedad. Nuestra Orden no es ajena a ello y ha tenido la oportunidad de acortar distancias, permitiendo la participación en trabajos en cualquier parte del mundo, sin moverse de su casa. Podríamos incluso pensar en formar Logias virtuales constituidas por miembros de distintos países todos unidos por algunas de las inquietudes que los movilizan como Masones.

Por otro lado, esta misma tecnología e inmediatez de información ha puesto en manos profanas nuestros rituales, algunos en trabajo y “secretos”. Considerando la exposición en las redes de internet de elementos como el Signo y el Toque ¿son suficientes como método para reconocerse? ¿cómo mantener la tradición vía telemática? ¿cómo relacionarse? ¿cómo reconocerse? ¿cómo mantener el significado del toque que es algo tan presencial?

¿Basta el solo conocimiento y repetición del Toque para identificarse como Masón?

El desarrollo de esta Plancha me ha permitido llegar a esa pregunta final. Dentro de nuestros espacios dedicados al trabajo que busca la Verdad podemos reconocernos y reconocer nuestro Grado a través del Toque, pero ¿cómo estar seguro de que estoy frente a un Q.: H.: en la vida profana? Se nos dice que ante la duda deberíamos separar al supuesto Hermano y a resguardo de profanos realizar preguntas claves, pero esas preguntas y respuestas también han sido puestas en público conocimiento. Finalmente, mi convicción es que hoy, donde toda información o dato está disponible en nuestras manos, a través de dispositivos cada vez más accesibles y rutas invisibles de navegación, el conocimiento obtenido en el trabajo de Cámara y Tenidas debe traspasar los muros del propio Templo, toda vez que el Masón debe ser reconocido por sus obras. Sin embargo, debemos siempre mantener el estudio sobre el significado y origen de nuestra Simbología. Algo tan simple como estrechar las manos o golpear la puerta hoy para nosotros es señal de júbilo al saber que los trabajos han comenzado, de sentir que estoy entre columnas buscando para encontrar y pidiendo para obtener.

Gastón Letelier Paredes

R.: L.: Humberto Molina Luco N° 161 Jurisdicción de Valparaíso

El Secreto Masónico

Cuando hablamos de secreto, inmediatamente asociamos este concepto con algo que no debemos exponer, dado que es un “algo” que se nos ha solicitado mantener al resguardo. En esta lógica, la Real Academia de la Lengua Española, define secreto en su primera acepción como una “cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta”. También la define como “conocimiento que exclusivamente alguien posee de la virtud o propiedades de una cosa o de un procedimiento útil en medicina o en otra ciencia, arte u oficio”. De tales definiciones, es fácil asociarla con -por ejemplo- “el secreto profesional”, con el cual todos, en el desarrollo de nuestras funciones profanas, debemos o debimos en alguna oportunidad guardar un secreto profesional para el éxito o por el bien de nuestra función. En este sentido, el Secreto Masónico no se aleja de un secreto por ejemplo que debe mantener un médico por el resguardo de la vida priva de un paciente, o del secreto que un docente debe tener para con sus alumnos en la forma de como medirá los conocimientos en un examen próximo.

En mi corto periodo como miembro de ésta Venerable Hermandad y de acuerdo a la búsqueda de información realizada, entiendo el Secreto Masónico como el resguardo que todos sus miembros deben tener para con los Símbolos, Rituales, Filosofía y Enseñanzas que propende la Masonería, debiendo ser resguardada de profanos que busquen dañarla o simplemente que no estén listos ni preparados para iniciar un proceso de perfeccionamiento personal, dentro de un espacio fraternal, solidario y convivencial tal como propone la Masonería.

Bajo este mismo precepto, podrías señalar que el Secreto Masónico es más bien, según mi entendimiento, una discreción que se debe tener respecto a los conocimientos, rituales y enseñanzas que se trabajan al interior de sus Templos, a fin de que estos conocimientos no sean expandidos ni dispersos a aquellos que no están capacitados para su entendimiento, pues esto, tal como lo dice la sabiduría popular sería como echar perlas a los cerdos o simplemente tirar semillas en tierras no fértiles.

Es por esto que cada una de nuestras Tenidas escuchamos al Venerable Maestro indicarnos que: “se nos está prohibido revelar todo aquello que se ha trabajado en nuestros Templos”. Para entender más aún lo expuesto, considero que una vez que hemos sido Iniciados, comienza un camino de una entrega de pequeños tesoros que en nuestro andar en la vida masónica debemos resguardar y custodiar de manera celosa, tesoro que sin duda corresponden a los conocimientos y experiencias por las que hemos de transitar en nuestros talleres. Es por ello que -a mi juicio- el Secreto Masónico es una de los Símbolos masónicos que viene a ser un sello al contrato de promesa y fidelidad con la Hermandad una vez que dejamos atrás al profano que viene en busca de la luz en cada una de nuestras Iniciaciones, contrato al que todos los miembros de la Orden solidarizamos formalmente y de manera recíproca. (Wirth 2019, p.81), prometiendo guardar inviolablemente los Secretos que nos puedan ser revelados. Es curioso observar que los “secretos” a lo largo de la historia de la humanidad han estado siempre rodeados de teorías y fantasías: hechos que por cierto nuestra Orden no ha estado ajena de especulaciones populares en torno al desconocimiento real de la Masonería. Por tal razón, todos los que hemos sido iniciados en nuestra Augusta Orden, debemos en primer lugar ser fieles buscadores del conocimiento y verdad en cada paso que damos en nuestros trabajos al interior de los Talleres, y de la misma forma, por cada nuevo conocimiento y descubrimiento que hagamos, debemos ser quienes resguarden y custodien estos conocimientos de manos profanas a través de la conservación integra del Secreto Masónico, para que así, nuestra Orden continúe prospera a lo largo del tiempo y preserve tal como lo ha hecho hasta nuestros tiempos, y de esta forma continúe exaltados las virtudes y dignidades de los seres humanos.

Hernán Burgos Neira Fraternidad y Paz N° 149 Valle de Santiago

El Hermetismo y su influencia en la Doctrina Masónica

"…usa tu mente por completo y sube de la tierra al cielo y, luego, nuevamente desciende a la tierra y combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la oscuridad saldrá de ti de una vez".

El Kybalión, de los “Tres Iniciados”, atribuido a Hermes Trismegisto.

El hermetismo es una tradición filosófica y religiosa basada principalmente en los textos pseudoepigráficos llamados hermética, atribuidos a Hermes Trismegisto. Por su condición religiosa y filosófica, a la vez que estudio de la física, química y biología, podemos comenzar a comprender que el hermetismo aúna una gran cantidad de conocimiento que trasunta la propia materia, vinculando el espíritu y alcanzando niveles de desarrollo hasta ese momento imposibles de imaginar. Aunque no se le considere una ciencia como tal, si podemos decir que abrió las puertas para avanzar con dirección y profundidad en tanto reflexión y autoconocimiento. Como disciplina filosófica, y dado su contexto epocal, se adentró en áreas tan diversas como la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo, el arte y la meditación. De este modo, podemos entender cómo los estudiosos de diversas materias fueron condensando sus reflexiones en escritos que, compilados, fueron llamados los herméticos. Es así como se establece que estos textos no fueron escritos por una sola persona ni un mismo tiempo, tal como se sabe que algunos de los preceptos que aparecen son reflexiones ya planteadas por tradiciones más antiguas, las cuales fueron rescatadas y puestas en valor para continuar el desarrollo de ideas y prácticas que permitieran relevar la tarea de develar la esencia y funcionamiento de la vida y sus circunstancias.

En detalle, los herméticos pueden ser de diferentes contenidos y alcance. Uno de los usos más comunes del rótulo de hermetismo refiere al sistema religioso filosófico propuesto por un subgrupo específico de estos textos conocidos como los hermética filosóficos. Como una forma de resaltar la importancia y diversidad de estos hermética, diremos, por ejemplo, que el Corpus hermético habría sido tomado por Marcilio Ficino y Ludovico Lazarelli, cuya traducción habría originado una amplia gama de filosofías modernas cuya inspiración terminaría siendo de gran importancia en el llamado Hermetismo renacentista.

Durante el Renacimiento, fueron extraídos, y asumidos como propios, algunos conceptos teológicos expresados en estos textos. Principalmente la noción de una prisca teología o teología antigua, la cual afirmaba que existe una teología única y verdadera, que fue dada por Dios a algunos de los primeros seres humanos y de la que aún se puede encontrar rastros en varios sistemas de pensamiento antiguo.

Pensadores como Giovanni Pico de la Mirándola, asumieron que esta teología antigua podía reconstruirse estudiando lo que entonces se consideraban los textos más antiguos que aún existían, tales como los atribuidos a Hermes, pero también los atribuidos, por ejemplo, a Zoroastro, Orfeo, Pitágoras, Platón, los Caldeos o la Cábala. Este pronto evolucionó hacia la idea, propuesta por primera vez por Agostino Steuco, de que una misma y única verdad dividida puede encontrarse en las tradiciones religiosas y filosóficas de diferentes épocas y lugares, todas ellas consideradas como diferentes manifestaciones de una filosofía perenne universal. En este contexto perennialista, el término hermético tendería a perder aún más su especificidad, convirtiéndose finalmente en un mero sinónimo del supuesto conocimiento divino de los antiguos egipcios, especialmente lo que refiere a la alquimia y a la magia, a pesar de su uso ocasional de textos y conceptos herméticos auténticos. Este uso genérico y pseudo histórico del término fue muy popularizado por los ocultistas de los siglos XIX y XX. Hemos definido que el hermetismo refiere básicamente a los escritos herméticos. También sabemos que estos textos, atribuidos a Hermes (de ahí su nombre) no pertenecen a su exclusiva “autoría” ni tampoco a un solo tiempo, por lo cual resulta interesante saber

por qué fueron nombrados así.

Como se dijo al comienzo de este trazado, Hermes Trismegisto en una leyenda. Es una legendaria combinación helenística del dios griego Hermes y el dios egipcio Thot. Una suerte de crisol donde comparece lo más excelso del conocimiento de la antigua Grecia y Egipto, nada menos. Es por antonomasia la definición de misticismo, cuyo amalgamiento de religión y ciencia, impulsó el desarrollo del pensamiento crítico y simbólico para desarrollar la filosofía y la ciencia moderna. Así, Hermes Trismegisto, el tres veces grande, y citando la enciclopedia bizantina Suda del siglo X, establece que era llamado Trismegisto a cuenta de su alabanza hacia la Trinidad, diciendo que hay una naturaleza divina en la Trinidad.

Ciertamente, la humanidad ha buscado permanentemente encarnar sus creencias, logros, dudas y alegrías, intentando materializar aquello que a veces sólo intuye. Esta encarnación, en Hermes, nos sirve como bisagra entre el conocimiento antiguo y el desarrollo de moderno del conocimiento y la ciencia tal como la percibimos hoy, razón por la cual estos textos, atribuidos a su figura, fueron de gran relevancia para quienes se interesaban por la interrelación entre lo material y lo divino.

Casi por corolario, el hermetismo estuvo, entonces, estrechamente asociado a la idea de una sabiduría divina primigenia, revelada sólo a los sabios más antiguos como Hermes, siendo el caso más notable la alquimia, la cual a menudo recibió el nombre de arte hermético o filosofía hermética, lo que hizo que los escritos alquímicos le fueran atribuidos.

La alquimia se practicó en Mesopotamia, en el Antiguo Egipto, Persia, la India y China; en la antigua Grecia, el Imperio Romano; en el Imperio islámico y después en Europa hasta el siglo XVIII, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2500 años. La alquimia occidental ha estado siempre estrechamente relacionada con el Hermetismo en tanto sistema filosófico y espiritual. Estas dos disciplinas influyeron en el nacimiento, por ejemplo, del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII.

Históricamente, la alquimia ha adoptado muchas formas en la cultura popular. Y aunque es citada con mayor frecuencia como el proceso usado para transformar plomo u otros elementos en oro, es también una de las principales precursoras de la ciencia moderna. Gracias a ella muchas de las sustancias, herramientas y procesos del mundo antiguo sirven hoy como pilares fundamentales de la modernas industrias químicas y metalúrgicas. Sin embargo, en el comienzo de la época moderna, la alquimia fue muy investigada por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos.

Algunos de los principios doctrinales Herméticos más relevantes son el pensamiento simbólico, el hombre como símbolo emblemático del mundo, la relación entre microcosmos y macrocosmos, el ánima mundi, la teoría de las correspondencias entre niveles, la complementariedad de los contrarios, la meditación como técnica de ascensión de la mente individual a la región de la gran mente y el estudio de la vida como transmutación personal. Según los Hermetistas, la alquimia sería un lenguaje codificado mediante símbolos que le permitirían al Iniciado acceder a la percepción del Orden, un momento siempre prehistórico en el cual la naturaleza y el propio hombre se hallan en un estado de creación. Así, la alquimia adopta la búsqueda de la Piedra Filosofal con la que pretendía conseguir tanto la vida eterna como la transmutación de cualquier metal en oro.

Aunque, primeramente, y en el plano espiritual, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales, esto quiere decir que debían purificarse y prepararse mediante la oración y el ayuno.

La teoría hermética ha sido una influencia decisiva en diferentes corrientes filosóficas, religiosas y esotéricas, así como en el arte, principalmente en la literatura, la música y la pintura, teniendo gran importancia durante el Renacimiento y la Reforma.

El hermetismo, al vincular lo espiritual con lo material, establece lazos directos con una serie de relaciones físicas de esta realidad. Proporciones, espacios, lateralidades, tamaño, figura y contexto son algunas de estas. También lo son la química, la biología, la física y la filosofía del hombre esparcido por la faz de la tierra. Podemos ver, en consecuencia, que la Masonería está muy impregnada de estas relaciones. La proporción de nuestros Templos, Mandiles y Documentos. El contexto del Ara, la disposición de los Grados, los peldaños del Venerable Maestro, la lateralidad de la izquierda, el encendido de Velas, la Sal, el Azufre y el Mercurio, entre otros.

Un racionalista podrá decir que hay en esto una gran cuota de coincidencias que no tienen un trasfondo; pero si como Aprendices de Masón buscamos la verdad y el conocimiento, deberíamos cuestionar estas prácticas de siglos y no encuentro ningún argumento para aquello. Por el contrario, si asumimos con cierto acuerdo que hay enseñanzas al menos alegóricas en nuestras prácticas, entonces sí hay un conocimiento y valor en el movimiento levógiro y dextrógiro, el cual debemos extraer y valorar.

El explorar estas variables y sumarlas a otros conocimientos, expandirán nuestra conciencia y definición de lo espiritual y lo material, cuyo crisol será nuestro propio autoconocimiento. Como buscadores de la verdad, y más particularmente en este Grado, de nuestro propio autoconocimiento, es fundamental reconocer el hermetismo como una referencia de incansable estudio y profundización de este camino.

Que la invitación sea a transformar el plomo en oro, siendo una forma Hermética de decir que Masónicamente sea transformar nuestro espíritu y valores en materia y hechos, equilibrando la sal, el mercurio y el azufre, la Fuerza, la Templanza y el Valor.

Mauricio Muñoz Anavalón

R.: L.: Superación N° 21 Valle de Santiago

Reflexión sobre la “Tolerancia Masónica”

Hay un mundo variopinto

De opiniones personales, Podemos vernos iguales

Mas somos todos distintos.

Parece un valor extinto

En este mundo inhumano,

Ya sea joven o anciano

Es un deber del masón

El respetar la opinión

Y el pensar de sus hermanos.

Es en nuestra iniciación

Que se habla de esta virtud,

La que en nuestra juventud

No nos causaba atracción.

El tiempo con su gestión

Nos ayuda a corregir,

Nos da la opción de elegir

Lo que la razón indica,

Y esta virtud se practica

Promoviendo el buen vivir.

Más no basta solamente

Con una escucha vacía, Si su opinión no es la mía Me retiro displicente.

Pienso que es hacer consciente

Lo que cada uno decide; Lo que esta virtud nos pide Es buscar voces comunes: Trabajar lo que nos une Más que lo que nos divide.

Es la tolerancia, hermanos, Una base primordial Del trabajo fraternal Para pulir lo profano. Cuando unamos nuestras manos Al final de la reunión, Pongamos el corazón Y unamos las diferencias Sin cargos en la conciencia En la cadena de unión.

José Pablo Catalán G. Aprendiz

R.: L.: Orestes Frödden Lorenzen N° 146 Valle de Talagante

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