Nuevas Publicaciones
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2 Editorial
3 Correo de los lectores
4 De la manifestación a la norma
7 Imparcialidad de los jueces en el nuevo orden social
10 Patricio Fernández, Constituyente:
Prueba de fuego
14 Laicismo e igualdad
18 19/12 ¿El primer día de una nueva época?
Seis miradas para un análisis sobre la marcha
32 Diana Loi, psicóloga. No sabemos vivir
41 Personajes con historia.
Juan Emar. Preludio de la vanguardia
44 Temporada de piscinas, grifos y piletas... A cuentagotas
48 In Vino Veritas. Temporada de blancos, rosados y… espumantes
51 Crítica de libros. La conjura de los neuróticos obsesivos
52 90 años de la Sociedad de Escritores de Chile. Conectados con la literatura y el país en su proceso constituyente
56 La nueva trova cubana. Poesía y excelencia musical desde el caribe
62 Cine. La Crónica Francesa dirigida por Wes Anderson
64 Arte. Carolina Bermúdez
NO SE TRATA DE UN ACTO DE FE
Después de una segunda vuelta altamente polarizada, con acusaciones y descalificaciones mutuas, la elección del 19 de diciembre -más allá de las encuestas de última hora- parecía apretada e incierta. Los cálculos del trasvasije de votos intentaban prever el destino del electorado del sorpresivo Franco Parisi. Los debates si bien parecían inclinar levemente la balanza hacia el candidato de Apruebo Dignidad, mantenían la duda respecto del resultado. No se sabía muy bien cuánto afectaría la campaña del terror esgrimida por un sector o la credibilidad que tenía el otro respecto a la sinceridad de los cambios programáticos planteados de la primera ronda al balotaje final. Pero a la hora de la verdad, las señales republicanas parecieron disipar tempranamente todas las incertidumbres. El oportuno llamado realizado por Kast para reconocer su derrota y felicitar el triunfo de Boric, el amable diálogo del presidente Piñera con el presidente electo trasmitido a todo el país, el discurso inclusivo del frenteamplista haciendo un llamado a ser presidente de todos los chilenos, o el ritual de visita realizada a La Moneda ese lunes por el flamante presidente electo, fueron las señales necesarias para cambiar el inestable ambiente político que se respiraba estas últimas semanas del año tras más de dos años con una gran inestabilidad política, sorpresas electorales por doquier y una campaña para el balotaje salpicada de odiosidades y noticias falsas.
Es cierto que hay todavía muchas preguntas sin responder, muchas expectativas que satisfacer para los próximos meses; Boric tendrá que mostrar liderazgo para recomponer las confianzas, enfrentar el tema económico con responsabilidad, delinear en forma precisa sus prioridades frente a las transformaciones planteadas en la campaña y entregar un respaldo inequívoco al proceso constituyente. Todo ello deberá hacerlo con la humildad que supone no tener una mayoría en el Congreso, y saber que su base electoral también está compuesta por aquellos viejos electores de la Concertación e, incluso, por sectores que vieron en el magallánico una forma de decirle no a la derecha representada por Kast; deberá hacerlo con paciencia, al constatar que se inaugura un período inédito en la historia de Chile, y con unidad, en la comprensión de convertirse ya no en el candidato de un sector sino en un presidente para todos los chilenos, como lo señalara esa noche del 19/12, como única forma de emprender los desafíos de transformación en paz y democracia como lo reclamó la ciudadanía.
No se trata de asumir un acto de fe, sino de fundar la esperanza en los hechos, en las señales, en el análisis de la historia reciente, en el derrotero de un país que ha sabido, más allá de sus dificultades, ir construyendo los acuerdos necesarios para cimentar el futuro de todos.
Fundada en 1944 www.revistaoccidente.cl
Enero 2022
Edición N° 524
ISSN 0716 – 2782
Director
Rodrigo Reyes Sangermani director@revistaoccidente.cl
Comité Editorial
Jorge Babul Cattan
Ximena Muñoz Muñoz
Malva Sánchez Araya
Roberto Rivera Vicencio
Alberto Texido Zlatar
Editor
Antonio Rojas Gómez
Diseño y diagramación Alejandra Machuca Espinoza
Colaboran en este número: Javier Ignacio Tobar
Teresa González De La Parra
Federico Gana Johnson
Eduardo Quiroz Salinas
Galo López Zúñiga
Patricio Young Moreau
Guillermo Holzmann Pérez
Diego Portales Cifuentes
Christian Bravo Bustos
Jorge Calvo Rojas
Karina Barrientos
Eduardo Gálvez Astorga
Nicolás Cornejo Durán
Natalia Jiménez Díaz
Roberto Rivera Vicencio
Edgard “Galo” Ugarte
Aníbal Ricci Anduaga
Carolina Bermúdez
Fotografías
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Imagen Portada
Pepe Alvujar
Publicación
Editorial Occidente S.A. Marcoleta 659, Santiago, Chile
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Suscripciones y Publicidad
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entrevistados no representan necesariamente la línea editorial de la revista. Se autoriza la publicación total o parcial de los artículos con la única exigencia de la mención de Revista Occidente
CORREO DE LOS LECTORES
INCLUSIÓN Y RESPETO
Señor Director,
Chile, igual que muchas naciones de nuestro continente, es un país con una clara concentración en la propiedad de sus medios de comunicación, situación que atenta contra el fortalecimiento de la democracia toda vez que se corre el riesgo que los intereses particulares se privilegien respecto del interés público y el bien común.
En este marco quisiera destacar la permanente preocupación de Revista Occidente por poner en el tapete temas ciudadanos desde distintas miradas políticas y culturales, aportando a los lectores visiones más abarcadoras y pluralistas de nuestra sociedad. Para la Masonería Femenina la educación laica y no sexista, provenga esta desde el hogar, desde la escuela o desde los medios de comunicación, es de vital importancia para avanzar hacia un país con mayor equidad, inclusión y respeto a la diversidad.
Atte.
Andrea Villalobos Silva
Directora Revista Gran Logia Femenina de Chile
UN CHILE MÁS SOLIDARIO
Señor Director,
El resultado electoral del pasado 19 de diciembre abre una nueva etapa de esperanza en nuestro país. La ciudadanía mayoritariamente decidió por construir nuestro futuro desde los profundos cambios pero insertos en una democracia sólida participativa y sobre todo en paz y diálogo. Para el proceso constituyente sin duda
SU OPINIÓN NOS IMPORTA
es una buena noticia este resultado porque permitirá continuar con el trabajo de acordar un nuevo trato social que garantice un país más solidario.
Atte.
Claudio Cifuentes H.
PROCESO CONSTITUYENTE
Señor Director,
Agradezco que la revista en estos últimos meses haga una permanente reflexión del acontecer constituyente, con una mirada laica y democrática, refrendada en los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad. La revista, sin entrar en la tentación de convertirse en una publicación de política contingente, ha optado quizás por el camino más difícil, cual es tomar distancia prudente, pero no desinteresada, de los acontecimientos políticos en los que estamos insertos. A seis meses de la instalación de la Convención, podemos solo evaluar como positivo el trabajo realizado, que tras los primeros obstáculos, propios de un proceso inédito en
Envíe sus opiniones en una extensión máxima de 1100 caracteres con espacios a: director@occidente.cl
Occidente se reserva el derecho a editar los textos y ajustarlos a las normas editoriales. El lenguaje debe ser respetuoso y sin descalificaciones.
nuestra historia, ha sabido consolidar una forma de hacer política, inclusiva, participativa y de cara al país. Reitero el agradecimiento a Occidente en acompañar este esfuerzo. Atte.
Roberto Zunino P.
AMANDA LABARCA
Señor Director: En el último número de su revista se dedicó una sección a Amanda Labarca, donde se destacan los aportes de una visionaria y aún no suficiente valorada figura de la educación y, sobre todo, de la cultura.
Allí se se destaca –lo explica claramente la autora del artículo– que “el objetivo último de la cultura es generar la felicidad colectiva”. Lamentablemente, esa dimensión suele quedar en el olvido y, con ello, los esfuerzos por educar en libertad.
Si bien después de tantos años seguimos celebrando los aportes de Amanda Labarca en educación, feminismo y cultura, resulta paradójico que no estemos celebrando también que todos sus proyectos e ideas por fin se hicieron realidad. Ana Catalina Castillo Ibarra Docente universitaria, magíster en Literatura
Seguimiento
Constitucional
DE LA MANIFESTACIÓN A LA NORMA
POR JAVIER IGNACIO TOBAR
Abogado. Académico Universitario
El inicio del proceso constituyente en Chile fue (y es) una ocasión histórica para el reconocimiento, garantía y satisfacción de los derechos fundamentales. Estos juegan un rol central en el funcionamiento de los Estados democráticos y de Derecho en el contexto actual.
Asimismo, tal como lo plantea la “Guía sobre los Derechos Humanos y Procesos Constituyentes de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ONU), “los derechos humanos tienen un papel relevante durante los procesos de reforma constitucional y, especialmente, en el marco de los procesos constituyentes.”
En chileno, es como la cueca de don Roberto Parra que dice “caramba que extraño, que noche tan silenciosa”, que es luego elevada a la categoría de histórica en la versión de “Los Tres Unplugged.” ¿Por qué? Por la sencilla razón de que en Chile ha existido una confusión entre Derechos fundamentales como estándares mínimos de convivencia y la de la carga de histórica de los derechos humanos que fueron violados en la dictadura y luego en democracia. Hay ahí una diferencia y una demarcación que hay que hacer. Trabajo político y de profunda apertura política y filosófica, lo que no es ni entreguismo ni perdón, sólo entrega sensata por la construcción del nuevo sentido de la convivencia. Principios no son lo mismo que condena.
En fin, esta noche “tan silenciosa”, siguiendo con don Roberto, dice relación con ese sentir tan nacional a guardar mudez hasta que otro se suma callado a tu causa. En ese sentido, uno de los aspectos más relevantes, creo, en materia de
derechos fundamentales (DDFF) es el fomento de la participación de la sociedad civil en la construcción de un nuevo catálogo de los mismos. ¿Principios generales o normas particulares sobre cada uno de ellos? Nada parece ser tan silencioso cuando se recibieron 1.650 solicitudes de audiencias y, a la fecha, se han escuchado cerca de 250. Se tuvo que acudir al incómodo sistema del sorteo (que tomó 6 horas), lo que arrojó otras 72 (y sus suplentes) para concluir el día 24 de diciembre. El trabajo ha sido arduo. Se envió un correo a quienes no quedaron solicitando envíen sus presentaciones para que sean agregadas en el informe. Videos, inclusiones audiovisuales, llamados telefónicos, contacto con la calle, con los pueblos de la VIII Región, con la ONU y también con quienes nunca fueron considerados. Todos, de una u otra forma, puede considerarse inmersos en este mundo que hemos ido construyendo juntos, en que las peleas o discusiones que aparecen altisonantes no son más que un estornudo atrapado. Fue el momento de expresar, al menos metodológicamente, lo muchos tenían guardado.
EN UN INSTANTE TODO SE VUELVE REALIDAD
Ahora, en la tercera etapa de la Convención, al iniciar la tarea de la “construcción normativa” res-
pecto de los derechos fundamentales es importante hacer una precisión respecto de dos ideas: cuál será el trabajo dogmático (margen material de contenidos -sentido normativo-) y, el segundo, cómo ello quedará considerado (redactado) en la nueva Constitución. Anhelos, deseos y moralizaciones de lo que se ve u observa respecto de un “derecho fundamental” comienzan a rozar peligrosamente la realidad, algo muy similar al “noúmeno” Kantiano y el eterno problema filosófico de qué entendemos por un vaso: “es un vaso o un simple pedazo de vidrio con forma de vaso?” El problema es que acá nos estamos jugando un sistema de derechos y, por lo tanto, de garantías y libertades. Por ello no será sencillo el tránsito del deseo de la manifestación al certero camino de la justicia.
Es ahora, quizás, cuando debamos estar más atentos al sentido de la construcción normativa y al sistema al cual apostemos como el mejor: ¿principios generales o reglamentos pequeños sobre todos los derechos?
Llegó, quizás, es el momento de dejar atrás las declaraciones y preguntarnos de una buena vez qué es una Constitución. Quiérase o no, más allá de las justificadas discusiones de política y valores, esto es un asunto de Derecho, de “normas” y “preceptos”.
Seguimiento Constitucional
IMPARCIALIDAD DE LOS JUECES EN EL NUEVO ORDEN SOCIAL
POR TERESA GONZÁLEZ DE LA PARRA Abogada
ecuerda usted al rey Salomón? Aquel soberano que al impartir justicia y resolver un conflicto entre dos mujeres que reclamaban la maternidad de un niño, decidió partir en dos a la pobre criatura y dar la mitad a cada una de las contrincantes. Afortunadamente, el asunto terminó favorablemente para
el pequeño y su verdadera madre, dejando con las manos vacías a la impostora.
Del resultado de esta contienda sabemos lo que ya hemos recordado y nadie tiene idea de las motivaciones que llevaron a Salomón a partir por la mitad a un ser humano: nadie sabe si le gustaban o no los niños, o si sintió pena, rabia o indiferencia por esta disyuntiva, ni tampoco si era partidario de la familia de alguna de las mujeres, nada. ¿Y por qué no sabemos nada? Pues simplemente, porque el rey
dictó un veredicto basándose en el mérito de lo que las mujeres reclamaban. Y, hoy en día, esta historia es el paradigma clásico de las decisiones imparciales.
De la imparcialidad de los jueces no se habla mucho; ni siquiera en la actual Constitución Política se contempla expresamente. Tal vez sea porque no ha sido necesario. En realidad, si una sentencia hace noticia es porque aplica una pena severa al autor de un terrible delito cuyos detalles y vericuetos ameritan ser exhibidos en algún programa misceláneo en horario de mañana.
Ahora que se está desarrollando un proceso constituyente nacido del estallido social de dos años atrás, es oportuno que el nuevo texto constitucional incorpore algunos elementos que, si bien han estado presentes tácitamente en el ordenamiento jurídico y en particular en la administración de justicia, es deseable que el nuevo contrato social lo contemple expresamente.
Uno de estos elementos es la imparcialidad de los jueces como parte de la garantía fundamental del debido proceso o, como el texto de la actual Constitución establece, de un proceso racional y
justo (artículo 19 Nº3 de la Constitución Política). La doctrina especializada indica que un procedimiento racional y justo debe contener las siguientes garantías: a.- el derecho a que el proceso se desarrolle ante un juez independiente e imparcial; b.- el derecho a un juez natural preconstituido por la ley; c.- el derecho de acción y defensa; d.- el derecho a un defensor; e.- el derecho a un procedimiento que conduzca a una pronta resolución del conflicto, entre otros.
La Constitución Política contempla estas garantías, pero no señala explícitamente que usted, yo y todos quienes habitamos en esta tierra tenemos derecho a un juez imparcial e independiente; solo nos garantiza que seremos juzgados por el “tribunal que señalare la ley y que se halle establecido por esta con anterioridad a la perpetración del hecho” (Artículo 19 Nº 3 de la Constitución Política de la República de 1980)
Tal vez en otro tiempo no era necesario decirlo, pero hoy en día los jueces se han incorporado en la discusión cotidiana y, algunos de ellos, se han permitido exponer sus apreciaciones personales respecto de sucesos acaecidos en los últimos años y meses
en el ámbito público, dejando ver claramente cuál es su postura política.
Como personas informadas, con un importante bagaje intelectual y cultural, evidentemente tienen opinión propia, pero me pregunto si es conveniente que la expresen públicamente, sin que las personas que potencialmente podrían ser juzgadas por ellos tengan dudas sobre el nivel de imparcialidad con que dirimirán sus conflictos.
La magistratura es uno de los estamentos relevantes y base imprescindible de la democracia y desde los tiempos de Pericles, el gran estratega, magistrado y político de la Grecia Clásica, la imparcialidad ha sido una virtud que se exige en ellos.
¿Por qué es necesaria la imparcialidad en un juez? Aunque la respuesta es obvia, no está demás recordar que el juez es aquel tercero imparcial que dirime una contienda entre partes. Para formarse una convicción en uno u otro sentido, las partes aportan sus argumentos y las pruebas que los fundan y con ello el juez dicta una sentencia. En términos simples, el juez del modo en que se lo indica la ley, analizará las pruebas y dictará su veredicto decidiendo quién tiene la razón y por qué, sin que las tonalidades de sus íntimas convicciones influyan en su decisión.
Usted podrá alegarme que los jueces no son ascetas que viven aislados en una burbuja aséptica y libre de vaivenes. Estoy de acuerdo, evidentemente los jueces tienen su propia visión del mundo, de los acontecimientos, ideologías políticas, adscriben a ciertas posturas filosóficas, sociológicas y morales. Por ende, también experimentan aquellas situaciones que originan juicios que ellos mismos deberán resolver (ser víctimas de la delincuencia, por ejemplo).
Es impensable que un juez se abstraiga de lo sucedido a partir del estallido social, o que estamos en pleno proceso constituyente, o que tenemos graves problemas en la Araucanía, entre otras tantas temáticas de nuestra sociedad. Todos sabemos lo que ocurre... y los jueces también. Sin embargo, no pueden contravenir el característico deber de quienes imparten justicia: la imparcialidad. Pues parte de las necesidades que tenemos hoy en día son jueces ecuánimes, neutrales e imparciales, cuya investidura les exige un nivel superior en el análisis, la reflexión y la fundamentación de sus sentencias, libres de silogismos basados en cuestiones ajenas a la esfera del juicio y de la ley.
Se está redactando una nueva Constitución Política. Debiera incluirse en ella, clara y unívocamente que las personas tenemos derecho, además, a ser juzgadas por un juez imparcial. Porque no es suficiente que se establezcan determinados principios abstractos como la separación de poderes, el debido proceso, etc. Es necesario que la magistratura tenga la obligación expresa de prescindir de sus tendencias políticas, morales, filosóficas o culturales que tenga en su esfera íntima. La importancia parcial de estas opiniones cede en favor de valores fundamentales que deben ser resguardados: la igualdad ante la ley y la libertad de las personas.
Si las sentencias son influidas por las opiniones o ideario personal de su autor, entonces estará traicionando aquellos valores, sin los cuales no es posible la existencia duradera de una sociedad democrática.
En definitiva, el nuevo orden social que nace –qué duda cabe– seguirá necesitando de jueces imparciales, pero esta vez que así lo exprese el contrato social de los próximos años.
Seguimiento Constitucional
PATRICIO FERNÁNDEZ, CONSTITUYENTE:
PRUEBA DE FUEGO
El periodista creador de The Clinic, hoy convencional, discurre sobre lo más importante que está llevándose a cabo en el país.
POR FEDERICO GANA JOHNSON
Periodista y escritor
Más allá de las recientes elecciones que dieron como ganador con una amplia mayoría a Gabriel Boric, y de cómo será el país con un nuevo presidente de la República en La Moneda a partir de marzo próximo, una interrogante aún más profunda atraviesa el territorio:
¿Avanzará la nueva Constitución hacia un cambio fundamental en nuestra historia?
De hecho, la incógnita subsistirá hasta que sus capítulos, títulos, párrafos, artículos e incisos abran de una manera aún incierta el panorama cívico de nosotros, los chilenos. Aquel escenario que naciera luego de convulsionados meses anteriores, una mañana fría de pleno invierno santiaguino. Fue el 4 de julio del año recién pasado cuando Chile comenzó a cambiar de una manera, digamos, poco
acostumbrada. El tiempo ha pasado rápido, pero en la amplia retina de la ciudadanía quedó estampado el momento: se iniciaba, en la sede capitalina del Congreso Nacional, la sesión de instalación de la Convención Constitucional. La condujo provisoriamente (y sin embargo para muchos será inolvidable), la Secretaria Relatora del Tribunal Calificador de Elecciones. En efecto, Carmen Gloria Valladares dio lectura a la Sentencia de Proclamación de los y las Convencionales Constituyentes. Y, luego de preguntar si aceptaban asumir y ejercer el cargo, los declaró investidos e investidas para cumplir el mandato de redactar y proponer al país una nueva Constitución. Ocurrieron varias situaciones que, oficialmente al menos, estaban fuera de libreto. Ellas ya son parte de la libreta de recuerdos (circunstanciales para algunos, muy relevantes para otros). Sin embargo, ejemplos ciertos de cómo el país se debate entre dos posiciones, a menudo infranqueables. En lo que
a la Convención y su desarrollo propiamente tal le concierne, los pasos se fueron dando hasta clarificarse la línea recta que espera alcanzar su meta en los meses venideros.
Efectivamente, el 13 de octubre de 2021 se publicó en el Diario Oficial la resolución que aprueba el texto oficial del Reglamento General de la Convención Constitucional. Luego, entre ese día y el 19 de octubre siguiente, la Convención Constitucional publicó en su sitio web los Reglamentos de Ética, de Participación y Consulta Indígena y de Participación Popular. Exactamente a las 15:38 horas del día 18 del mismo mes, en conformidad con el artículo 79 de su Reglamento General, la presidenta Elisa Loncon declaró ante el Pleno el inicio oficial del debate constitucional. Y en las sesiones del Pleno de los días 20, 21, 22 y 26 de octubre de 2021, las y los constituyentes realizaron sus discursos de apertura del mencionado debate. Al comenzar 2022, el proceso está en marcha y será un año de grandes novedades, en varios sentidos de la realidad. Un escenario palpable y concreto pleno de inquietud y frente al cual los chilenos no tenemos experiencia. Anteriormente, en todo caso las frías cifras habían expresado a través de la votación popular que una amplísima mayoría de los y las ciudadanas del país estaban a favor de acompañar el proceso hacia una nueva Constitución. Por consiguiente, hoy es lógico sostener que la Convención debe mantenerse alejada de los avatares políticos contingentes y no dejarse influir por estos. La obligación y el compromiso es con la comunidad, a ella debe responder y entregar su trabajo. Y a ese trabajo deben someterse las y los variopintos convencionales, que fueron elegidos también en votación popular, a sabiendas de que asumían sus cargos en medio de este proceso constituyente nunca antes visto en esta tierra nuestra.
PRUEBA DE FUEGO
No fue sin tropiezos el desconocido camino de instalación. De hecho, la primerísima etapa, que constituyó la estructuración del reglamento, fue una prueba de fuego.
“Nos mostramos los dientes, nos miramos las caras. Al principio no sabíamos nada. Además, siempre hubo y hay una prensa hostil, que solo busca titulares, la prensa tradicionalmente aborrece lo constructivo. Pero después de levantado el andamiaje inicial vendrán y ya están llegando los acuerdos, la regularidad lógica. Está empezando a funcionar la democracia directa”.
Lo dice Patricio Fernández Chadwick, periodista de 52 años de edad, analista político y escritor. Se le reconoce ampliamente como fundador y exdirector del diario The Clinic. Es autor de los libros Ferrantes, Los Nenes y Sobre la Marcha. Este último encierra notas acerca del estallido social en Chile, textos nacidos al calor de esa batalla, para algunos incomprendida y para otros indiscutible artífice, precisamente, del proceso constituyente.
De hecho, es ampliamente comentado que alrededor de la Convención conviven dos realidades: lo que se comenta afuera de ella y lo que acontece en su interior. Patricio señala que el ambiente interno es bueno, bastante apropiado. Agrega que existe finalmente una amistad cívica entre los convencionales, aunque hacia afuera parezca distinto. Se pregunta a sí mismo: “¿Alguien se maginaría que tuvimos un almuerzo en casa de Tere Marinovic luego de establecerse oficialmente la Comisión de Comunicaciones?
Nuestra primera pregunta es obvia: ¿Qué esperas en general del proceso? “Cosas distintas, eso depende. La claridad sobre
la propiedad privada y sus límites, por ejemplo. La fuerte defensa colectiva del medio ambiente, la defensa de la dignidad humana, porque estamos navegando en aguas muy turbulentas en el país. La incertidumbre es tremenda. Los convencionales no podemos hacerlo todo. Se debiera profundizar mucho. Los temas son prácticamente inacabables. Que las redes sociales, que los pueblos originarios, el desarrollo social, la cultura en su justa profundidad. Hay un anhelo profundísimo en la población. La historia de Chile tal como la conocíamos se interrumpió el 73 y estamos intentando volver a ella. Hay una era que se está terminando. Debemos crecer en cómo informar eficiente y verazmente a la gente común y corriente”.
¿QUÉ OCURRE EN CHILE?
Cuando le hicimos esta pregunta al periodista Fernández, su reacción fue escasamente original:
“Eso da para varios libros…. Son cambios muy profundos. Está cerrándose un ciclo político que coincide con la Guerra Fría, con las nuevas tecnologías de las comunicaciones, con la revalorización de los pueblos originarios, las diversidades sexuales, las políticas de las identidades. El estallido social es finalmente una buena fórmula de cambio, aunque haya que verla de manera distinta.
¿Treinta pesos, treinta años?, preguntamos.
“No porque sean treinta años terribles, son más bien treinta años virtuosos y sería muy básico pensar que todos los problemas comenzaron con la democracia. Estamos viendo la construcción comunitaria de los mundos nacidos en estas tres décadas. Segregaciones nuevas, marginaciones de otros tipos, en fin. Lo que nos ha faltado es saber la manera de llevar adelante esta realidad”.
Debido a que conversamos con un escritor, surge la inquietud respecto del lenguaje que permita identificar y unir los sentimientos constituyentes de quienes tienen la misión de llegar a buen puerto, en pocos meses.
¿Cómo se utiliza el espíritu literario y la ficción para redactar algo tan realista y técnico para la nueva Constitución?
Patricio, desde su campo preferido, el de las palabras:
“El espíritu literario y la ficción para enfrentar algo tan realista y técnico como una nueva Constitución me hace sentir que quizás la ficción sea útil en el sentido de invitación a la modestia, no imaginarse estar en un lugar preferente e indiscutible sino entender que las alternativas por venir pueden ser muchas, que los
cambios donde estamos alojados nos van a sorprender de manera permanente.
¿Están todos los convencionales de acuerdo?
“El grupo de constituyentes no estamos llamados a cerrar la historia y concluirla sino a establecer las normas para enfrentar de manera conjunta lo que se le viene al país delante. Un uso respetuoso de la dignidad de todas las personas y con curiosidad abierta y solidaria. El espíritu literario sí sirve para habitar la convención porque, si hay un valor que ojalá todos los constituyentes lo tuvieran, es la curiosidad, querer conocer a los otros, descubrir esta gran historia repleta de personajes que se van dando a conocer paso a paso”.
¿Un mundo nuevo entre nosotros?
“La historia es un misterio también, aquí estamos ante mundos nuevos que se nos evidencian todos los días. La curiosidad y la fascinación son incentivos para vivir esta aventura como convencionales con mucho entusiasmo. Si lo mejor de nosotros no se aplica a esta construcción de manera calmada, dialogante y atenta en lugar de conflictiva, desconfiada y enfrentada, será muy difícil construir paz social. El futuro debe ser promisorio y estable”.
Le recuerdo a Patricio Fernández que al inicio de nuestra conversación ya estuvo el tema de cómo será el país con un nuevo presidente de la República en La Moneda a partir de marzo próximo:
“Lo que vuelve deseable al presidente Boric es que no ofrecerá una alternativa como las de siempre. Es un hombre joven de 35 años y adentro de su conglomerado reciben a la historia pasada y muerta con el reto de construir un progresismo nuevo. Y es esa juventud la que mejor sirve para enfrentar los tiempos nuevos que se nos vienen encima con tantas transformaciones. Visualizo el cambio histórico y la nueva Constitución no como un puerto de llegada, no como un punto fijo de destino, sino que ella tiene que ser capaz de elaborar una estrategia para navegar todos juntos sin que haya motines ni que naufraguemos y con las normas para ir juntos todos en ese mismo barco”.
¿Y qué ocurriría si no resulta en los plazos convenidos, como algunos vaticinan?
“No hay plan B. Ahora, puede que al final falten cuestiones pequeñas, pero lo grande, la nueva Constitución que nos guiará, va a estar redactada. Pasaremos la prueba de fuego. Respondiéndote a la interrogante inicial de este diálogo, la nueva Constitución sí avanzará hacia un cambio fundamental de nuestra historia”.
Seguimiento
Constitucional
LAICISMO E IGUALDAD
POR EDUARDO QUIROZ SALINAS ingeniero civil informático y escritor
Siempre la identificación de un concepto es clave para dar inicio a una reflexión. En este caso, para la palabra igualdad la Real Academia Española, en su primera acepción, indica: “Conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad”. En esa definición pesa todo el sentido de sus derivados que están hoy en el lenguaje de la sociedad actual, como signo inequívoco de avance en cuanto a grados de humanidad: “igualdad social”, “igualdad de derechos”, “igualdad de género”, “igualdad ante la ley”, “igualdad salarial”, “igualdad de oportunidades” y varios otros conceptos que están atados al vocablo igualdad y que le asignan una cualidad específica. No obstante, en el fondo todo apunta al mismo eje y el sentido de la frase “reducir la desigualdad” aplica a todas ellas y es ahí donde justamente radica lo indicado en un principio, referido a elevar lo humano en la humanidad. Siglos de historia han tenido que pasar para que como seres que compartimos la misma raza, la humana, que habitamos el mismo planeta y respiramos el mismo aire, hayamos entendido que tenemos que empezar a respetarnos los unos a los otros no solo más allá de nuestras diferencias sino basados en ellas. Es parte del discurso del actual presidente electo Gabriel Boric y esperemos que se pueda avanzar en esa línea, o al menos no se retroceda, como fue el temor en algún momento de la previa a la elección.
Los postulados, párrafos o sentencias que marcan la igualdad de las personas están en el primer artículo de las Constituciones de casi todos los países y esperamos que en la nueva Constitución que se está forjando sea del mismo modo. En cuanto al concepto técnico de la igualdad social existen incluso coeficientes para su derivada socioeconómica, como el GINI, aunque en estricto rigor el coeficiente mide su antónimo, para ser medidos. El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad. Por otra parte, la Organización de Naciones Unidas tiene entre sus acciones principales la capacitación y difusión de la importancia de la reducción de la desigualdad en todo sentido y cientos de otras ONG’s se unen en dicha tarea de manera parcial o total.
Históricamente hablando y ahora desde otra de las derivadas del concepto igualdad, cabe destacar que desde Pollain de la Barre –quien valientemente abogó por la libertad religiosa y es conocido, además, por ser el primero en defender la igualdad de los sexos, ya en el siglo XVII, abogando por las mujeres y el desigual trato que poseían, el que indicaba provenía del sistema cultural– hasta un sinnúmero de paladines contemporáneos han enarbolado las banderas de la igualdad y buscado corregir el defecto cultural de la segregación y la discriminación, que no se condice con nuestra condición de cohabitantes del mismo espacio-tiempo, ni menos con el más preciado significado de la palabra humanidad, como recalcamos al inicio de este artículo. Nunca hay que
olvidar que, además, en el correr de nuestra historia moderna hemos vivido la lucha por la igualdad racial, uno que otro avance en la discriminación y desigualdad a la que se enfrenta la mujer, algunos pocos avances en la superación de la brecha social, pequeños pasos en la desigualdad frente a quienes no se encasillan en la heterosexualidad y no mucho más, de manera relevante.
Podemos revisar en diferente literatura especializada los factores raíz de la desigualdad y, como en todo orden de cosas que hoy se viven, son múltiples y tienen también orígenes diversos. Sin embargo, considero relevante lo señalado por De la Barre tres siglos y medio atrás, quien señaló que no tienen asidero en nuestra naturaleza, sino en nuestra cultura y, como tales, son factibles de ser modificados. Podemos ver que dicho análisis no solo lo está dimensionando la generación actual, sino también se está haciendo cargo, por lo que su gesta, sin duda alguna, quedará en los libros de historia, pues estos episodios de desigualdad serán leídos y recordados por nuestros nietos y bisnietos como un trago amargo de nuestro aprendizaje, tal como nosotros recordamos las quemas en la hoguera de antaño, la esclavitud legal
o formal y otros defectos que nuestros antepasados se encargaron de disolver, sin la posibilidad siquiera de que ningún racconto o analepsis nos vuelva a hacer caer en semejantes atrocidades, o al menos es lo que esperamos.
Hoy confiamos, quizá con una actitud algo Panglossiana, que esta historia termine de la misma manera en el corto plazo. Ello a pesar del actual reflote de vociferantes y exaltadas minorías intolerantes, que incluso lograron representación parlamentaria, que además de justificar la desigualdad racial, de género, social, etc., contaminan hoy con su discurso desatado las redes sociales e incluso la difunden en algunos medios tradicionales con proclamas que van justamente en la línea que busca no solo conservar el statu quo, al cual incluso denominan “sentido común”, sino dejar establecido el concepto como algo válido en nuestra sociedad. Estos grupúsculos no han logrado plasmar en la realidad sus discursos y pese a ellos, por ejemplo, hace algunas semanas se logró en el parlamento la ley de matrimonio igualitario. Es ostensible que, paradójicamente, parece que el “sentido común” del resto de la población va en un camino distinto y con varios grados de diferencia. Sin embargo, resulta de todos modos preocupante que existan personas que aún quieran discriminar al otro, por su preferencia sexual, su color de piel, su procedencia o lugar de nacimiento, su género, etc. No puedo sino preguntarme y hacer extensiva a ustedes, lectores, ¿a qué le temen?, ¿cuál es el problema con la aceptación de la diversidad?, ¿cuánto tiempo más tiene que pasar para que se valore a las mujeres y se las deje de discriminar por, fortuitamente, ser
quienes llevan dentro de sí a un nuevo ente y deban interrumpir su vida momentáneamente hasta que el embrión que llevan dentro se convierta en un nuevo ser humano? ¿Alguien se imagina qué pasaría si las mujeres de nuestro planeta se ponen de acuerdo y hacen una huelga común de maternidad hasta que se corrijan todas las discriminaciones que hoy sufren? No sé si es malo o bueno, pero, sabemos que lo último no acontecerá y quizá no tenemos como sociedad dicha presión. Pero no sería malo, a fin de cuentas, sentir una presión similar para solucionar este problema de raíz. No son la única causa raíz, sin embargo, es posible indicar que las religiones han sido, son y serán, al menos por un tiempo de mediano plazo, uno de los centros de gravedad de la intolerancia y caldo de cultivo para la discriminación, por el trasfondo que ellas tienen y el sentido mismo de su existencia. De hecho ya la principal oferta de sus textos, léase paraíso/infierno utilizado en la mayoría de las variantes cristianas, shamayim/gueinom del judaísmo, yanna/yahannam musulmán y otros lugares de premio/castigo acorde al cumplimiento de los textos de la religión particular que se sigue, supone una discriminación implícita o condición sine qua non su seguimiento o adherencia no tendría sentido alguno pues los creyentes de ellas buscan su propia “salvación”, fomentando el personalismo y el egoísmo, aun cuando en muchas de ellas, el prójimo dice tener importancia en la teoría. Sin embargo, y pese a las innegables buenas intenciones en sus trasfondos, es la literalidad de sus textos la que prevalece entre sus adeptos y, considerando el estado cultural del tiempo en que muchos de ellos fueron escritos, no terminan siendo más que un compendio de cuentos macabros llenos de asesinato, racismo, xenofobia, machismo, discriminación, homofobia e
intolerancia, cuyos versos son repetidos hasta el día de hoy como una verdad absoluta por quienes ven en las distintas manifestaciones de la diversidad humana algo que atenta contra dichos párrafos y, por lo tanto, sitúan en ello un adversario, un enemigo o una enfermedad de la sociedad contra la que deben blandir sus sables de fuego.
Me encantaría, por supuesto, que esto fuera un cuento del pasado, pero no lo es. Mencioné a Poullain de la Barre, un sacerdote y filósofo de hace cuatro siglos, como uno de los precursores de la lucha por la igualdad de la mujer, quien fue además discriminado por la cúpula administrativa de su propio credo y abogó en su filosofía por la libertad de religión. Sus padres, dada su alta posición en la escala social de la época, le entregaron estudios formales en la academia con un doctorado en teología para ser formado como sacerdote católico. Sin embargo, tras sus estudios, se convirtió al calvinismo, fue desheredado y perseguido por el Estado, al punto de tener que ir al exilio en Suiza donde ejerció la enseñanza hasta el fin de sus días. Casos de emigración, persecución e incluso muerte por la creencia o no creencia de turno no son pocos y acumulan, en realidad, varios tomos en la historia de las instituciones dogmáticas que están vigentes en occidente. Ello confiesa y expone la realidad de la inexorable relación entre lo macabro y los fundamentalismos.
No obstante, ese fundamentalismo en el campo de la igualdad, no se da solamente en aquellos acérrimos defensores de algún teísmo y sus postulados, sino –y es aquí donde radica el principal peligro y una de las raíces de aquellos grupos de intolerancia que mencioné en la primera parte– en la ignorancia del trasfondo de las religiones a las que dice pertenecer
un sector poco informado de adherentes con apego a lo escaso que se ha leído al respecto o simplemente escuchado. Esas condiciones generan una tormenta perfecta de cuyas espesas nubes descienden mortales rayos que hacen de la desigualdad y la intolerancia el imán de sus descargas. El limitado conocimiento en historia de las religiones en general de la población, debido a la ausencia de educación al respecto puesto que lo aprobado en la actualidad es simple catecismo, y el usual desapego a la lectura y culturización al respecto de los adherentes a ellas, permiten que se produzca este desfase entre lo que, suponemos, se quiso expresar y lo que finalmente llegó al oído del fiel, ejemplo insuperable del resultado del conocido juego o dinámica del “teléfono”, con el que nos enseñaron los profesores la inclemencia de un mensaje mal transmitido.
No todo es malo, pues también se encuentran hombres educados en su religión que no ven en ella no una trinchera, sino un espacio donde ejercer su sana espiritualidad, evocando el más puro concepto del religare, sin dudas. Pero, lamentablemente, son los menos. De hecho, hoy la gran mayoría de los creyentes de cualquiera de las más de 4200 religiones, según el último estudio al respecto de Kenneth Shouler, siquiera han leído completo el libro sagrado de su propia religión y, por tanto, mucho menos se han interiorizado en las raíces escritas de las otras a las cuales incluso ven como rivales o adversarias, otorgando el nombre de infieles a quienes no practican la propia. He aquí la importancia entonces del laicismo, importante baluarte de la igualdad. El laicismo, al propulsar la separación entre la religión y el Estado, resulta ser uno de los más poderosos agentes que influyen en los cambios cultu-
rales, al punto de afectar directamente la vida personal de una persona que habita un país o territorio, sea o no originario de él, promueve la tolerancia, permite el librepensamiento y en su máxima expresión fomenta el respeto a la diversidad y al otro en su plenitud y esencia. El laicismo, al contrario de lo que predican algunos fundamentalistas o mal interesados, no pretende quitar lo que se denomina espiritualidad, sino más bien, permitir la existencia de todas y cada una de sus expresiones, donde nadie pueda ser discriminado por tener una postura distinta a la del otro, pues respeta cabalmente el seno individual de ella, donde el deber ser marca los límites y los alcances de esta. Por todo lo expuesto es que es necesario, rozando el umbral de lo imprescindible, que la nueva Constitución que estamos construyendo como país y que dio inicio con un 80% de la población, haga no solo caso omiso de la impresentable, interesada, sesgada y utilitarista misiva enviada por trece autoridades de credos vigentes en el país, sino además vaya justamente en la vía contraria. Es decir, que la condición de Estado laico y su necesaria neutralidad sea consolidada en sus textos. Desde el primer enunciado en adelante. La condición de laico del Estado debe estar representada explícitamente y dejar el papel oculto, secundario e incluso de último orden a la que fue relegada tras la última y más cruenta dictadura de nuestro país. Si lo que buscamos es un país inclusivo, respetuoso, libre y tolerante, el ancho camino del laicismo es el apropiado y el que reúne las condiciones que permitan a todos y cada uno de nosotros, nacidos y pasajeros de esta larga y angosta franja de tierra del fin del mundo, la expresión sana y respetuosa de nuestras propias convicciones y cosmogonías.
19/12 ¿EL PRIMER DÍA DE UNA NUEVA ÉPOCA?
SEIS MIRADAS
PARA UN ANÁLISIS SOBRE LA MARCHA
A pocos días de la elección presidencial resulta inevitable intentar abordar el acontecimiento, incluso en medio del fragor de sentimientos que para algunos supone el advenimiento de una nueva era para la política nacional, etapa marcada además por un curso constituyente que pretende cambiar el eje de lo que han sido los valores de nuestra transición a la democracia desde el fin de la dictadura, y para otros, la derrota de una forma de hacer política.
Es por ello que invitamos a seis analistas de distintos sectores y sensibilidades para analizar y desentrañar, casi sobre la marcha misma del cierre electoral del pasado domingo 19 de diciembre, las
claves de esta elección, “histórica” para muchos, “contundente” o “definitiva” al parecer de otros, y reflexionar acerca de las expectativas que este proceso genera y qué lineamientos se avizoran del nuevo gobierno electo en las próximas semanas o meses.
Por cierto, se trata solo de una primera aproximación, casi en caliente, realizada a pocas horas de conocer los resultados de la segunda vuelta, lo que no reemplaza a un posterior análisis acaso con más antecedentes y más profundidad a la luz de lo que acontezca en los días siguientes al cierre de esta edición y en la medida que decanten los acontecimientos.
UN INSTANTE EN UNA ECUACIÓN MÁS AMPLIA
POR GALO LÓPEZ ZÚÑIGA I Cientista político, escritor
Decidí comenzar a escribir este artículo un día antes de estas elecciones presidenciales, para terminarlo un día después. Ello me permite situarme en dos momentos temporales. El primero en medio de la incertidumbre por un resultado que todos prospectan como muy estrecho; y el segundo, cuando todo ya haya quedado resuelto. Un enfoque que me parece relevante, toda vez que el corto plazo también es excesivo, cuando estamos absorbidos por lo contingente. En efecto, convencidos que en estas decisiones se resuelve en forma definitiva algo que -tempranamente- será superado por otro hito igualmente determinante.
Así, cada elección ha tenido ese peso supuestamente definitorio, cuyos resultados son proyectados
hasta el infinito. Un error de arrogancia que nos lleva a olvidar que la vida es como una ecuación que nos muestra en cada instante una pendiente con una tendencia diferente. Pero olvidamos esto y sacamos conclusiones que las proyectamos como si ese acto eleccionario fuera el definitivo. Y esta última no ha sido la excepción; a tal punto que muchos ven en ella una reedición del plebiscito de 1988. Una vez más, la disputa entre el SÍ y el NO; entre fascismo y comunismo, entre orden y caos. De hecho, el mismo plebiscito constitucional y la elección de los constituyentes, llevó a los vencedores a proyectar su sorpresivo resultado como si fuera algo definitivo, es decir, que el país había mostrado su tendencia final. Error que en pocos meses quedó de manifiesto, cuando el sector que representaba el rechazo al cambio constitucional resultó con la mayoría relativa en la elección presidencial y con su candidato como el representante de todo el sector opositor al cambio constitucional.
Ahora -y en el desarrollo de este artículo- estamos en la plenitud del proceso eleccionario y a la espera de los resultados, deseando que no se vuelva a cometer el error de siempre: que los vencedores hagan de su victoria un resultado concluyente y arrogante. Algo que lamentablemente, está muy adentrado en nuestra esencia partidaria; en efecto, que los vencedores impongan sus ideas, su estilo, sus valores y sus prioridades. No solo a los adversarios, sino que también a los que no son sus cófrades, generando prácticas muy nocivas como el pago a los operadores o el habitual nepotismo. Lo que nos parece, es un síntoma de nuestro subdesarrollo
político, es decir, la eterna construcción sobre las ruinas de los adversarios derrotados y con la humillación y el desprecio a quienes no son los directos colaboradores de los vencedores.
En definitiva, los vencedores pasan por encima del país priorizando su victoria, olvidan la historia que los ha puesto en ese momento y descuidan que Chile es una obra de todos. Así, los vencedores se atrincheran en su victoria creyéndola eterna y se aprestan con sus cercanos para ver a los demás como sus enemigos. Con ello, la Administración
Pública se transforma en el botín de los vencedores, la verdad queda apropiada por los triunfadores y los cargos públicos se reparten entre los cercanos. Y lo más grave, se olvida que el momento se desvanece prontamente con esa arrogancia.
En ese contexto momentáneo, se olvida lo esencial: que ya tenemos poco más de 200 años de vida independiente y que nuestro desarrollo sigue atado a estructuras que nos anclan en el pasado. En efecto: una sociedad muy cerrada, con una estructura productiva concentrada, geográficamente hacinados en ciudades sin una escala humana, con bajo avance en la creación de valor en un mundo que se ha tecnologizado. También, con un sector empresarial que mira más para afuera que para
adentro. Con una economía muy vinculada al consumo; pero un consumo recursivo y de baja calidad. Y en materia política, hemos cimentado la desconfianza, el miedo y la fragilidad existencial de millones que sienten que viven en esa fragilidad y cuya caída los deja en la indefensión absoluta. Bueno, ahora ya es el lunes 20 de diciembre y todos sabemos que el candidato Gabriel Boric resultó electo con casi 56% de los votos y con poco menos de 12% de las preferencias sobre su adversario. Un resultado que pocos podían prever. Ante ello y con lo que enseña la historia, esperamos que estas palabras sean leídas por los vencedores y no vuelvan a cometer el error de siempre: “hacer de esta elección algo definitorio, sin pensar que se trata de un momento en nuestra historia y que su tiempo, como el de todos, algún día será parte del pasado. Así también, que las cifras pueden engañarlos, pues, si bien el triunfo fue amplio, no habría sido posible sin el voto de tantos que adhirieron desde otras convicciones como también a los que rechazaron al adversario”. Así también, esperamos que su victoria siembre los frutos que el país necesita, que la gente requiere y que esta es solo una elección más dentro de una ecuación más amplia.
ELECCIÓN PRESIDENCIAL 2021
CRÓNICA DE UN PLEBISCITO INTER GENERACIONAL
Gabriel Boric gana en segunda vuelta con la mayor votación histórica de un presidente, una diferencia de más de 11 puntos porcentuales con José Antonio Kast; aumentando en más de 2.805.844 votos en relación con la primera vuelta y logrando 1.249.774 nuevos votantes.
¿Cómo se explica este tremendo crecimiento en tan corto tiempo?
Si en el plebiscito del SÍ y el NO se optaba por democracia o dictadura, en este plebiscito se optaba por una nueva o vieja generación para dirigir al país. Se equivocó Kast cuando volvió a las viejas campañas del terror y llevó la contienda a libertad o comunismo. La misma campaña del terror que ya había demostrado su ineficiencia en el plebiscito
del Sí y No, en la elección de Patricio Aylwin, en la elección de Ricardo Lagos y en la de Michel Bachelet. Para entender esta elección había que mirarla como un evento intergeneracional. Así era posible asumir sus riesgos y comprender sus discursos y planteamientos de la primera y segunda vuelta. En efecto, la generación Boric representa a una juventud que estaba hastiada por la inconsecuencia e inmoralidad de todos los actores sociales de las generaciones anteriores que detentaban el poder. Los mismos que lo habían aprovechado para enriquecerse en Carabineros, Las Fuerzas Armadas, la colusión entre política y negocios, la colusión entre las empresas de los más variados ámbitos, los abusos del poder judicial, de la salud, las inmoralidades de
las Iglesias y suma y sigue. Todas las instituciones en crisis manejadas por las pasadas generaciones y cuyas consecuencias siempre terminan afectando a los más necesitados.
La juventud, con la pasión de siempre, se levantó para enfrentar esta realidad y lo hizo por la vía política. Poco a poco fueron ganando espacios. Primero el Congreso, después las Municipalidades, los Gobiernos Regionales, la Constituyente, para concluir con la Presidencia de la República.
Una juventud que desde las calles mismas mostró una sensibilidad para escuchar y entender lo que estaba pasando en el país. Como toda, algo soberbia con un espíritu refundacional, poco dialogante. Nada nuevo, para quienes hemos pasado por esa etapa de la vida.
Allí está la crítica a los 30 años. Las directas alusiones, duras y hasta ofensivas, contra Lagos y Bachelet. Los mismos que ahora le brindaron su apoyo. ¿Qué pasó en el intertanto?
Por un lado, Boric y su sector fueron entendiendo que el avanzar sin transar era una visión que no conducía a ningún puerto, porque en democracia quieras o no debes interactuar con otros y muy especialmente la oposición. La política de los acuerdos es el único camino posible. También aprendieron que la historia no partía con ellos y cambiaron su discurso. Allí entendieron que solo el diálogo hace crecer a los pueblos y la experiencia buena o mala de las generaciones pasadas enseña para no repetir los errores y también para aprovechar los aciertos.
Algunos líderes, entre ellos Montes, Lagos y Bachelet, comprendieron que ellos debían apoyar el camino de esta nueva generación y traspasarles su experiencia. Como un padre y una madre que dialoga con su hijo y le perdona sus errores y diatribas, mostrándole desde su experiencia el camino a transitar.
Kast, por el contrario, que no entendió la dimensión de lo que estaba pasando, actuó más como un padrastro que le criticaba y enrostraba repetida y majaderamente sus errores. Los mismos de los que el hijo se disculpaba y pedía perdón una y otra vez. Ese abuso de poder le pasó la cuenta, porque lo mostró violento. El mismo que predicaba la paz, era agresivo. El mismo que decía creer en el perdón, en la práctica no perdonaba. Mientras Boric mostró una humildad generacional, Kast mostraba la soberbia.
Para Kast, Boric era el representante de una generación símbolo del comunismo, de la pérdida de libertad y democracia. Con eso recordaba la guerra fría y aparecía como claro representante de la vieja política. Nada nuevo podía ofrecer a las nuevas generaciones.
Frente a esto, en la segunda vuelta nuevos jóvenes se incorporan, como Izkia Siches, que fue muy relevante en la remontada electoral, salieron a votar los que no estaban “ni ahí” con la política, para poner su impronta en este nuevo gobierno. La celebración misma trajo el recuerdo de las grandes marchas de octubre del 2019, en paz y con mucha alegría. El futuro del nuevo gobierno necesariamente pasará por un aprendizaje, por la comprobación de que “otra cosa es con guitarra”. Muy probablemente, para hacer menos complejo el aterrizaje y disminuir la incertidumbre, incorporarán personas de otras generaciones y de la centroizquierda, que les parezcan confiables. Ahora, eso no significa hipotecar los cambios propuestos y necesarios, muy por el contrario, le darán mayor certeza y factibilidad.
Con esta realidad política y la nueva Constitución en construcción, estamos iniciando una nueva época que nos obliga a los mayores a apoyar y ayudar para que sea exitoso por el bien del país. Los errores sin duda serán una oportunidad de crecimiento, la paz social será el resultado de la justicia y la política volverá a ser un ámbito de servicio público. Ámbitos que tiene muy claros la generación que nos gobernará.
ELECCIÓN PRESIDENCIAL 2021
EL ESCENARIO SOCIO POLÍTICO POST ELECCIONES
Los datos finales indican que esta elección marca un punto de no retorno respecto a dos variables/ factores: cambio y transformación. Esta afirmación tiene varios elementos distintivos que la sostienen:
• Es el único representante de su coalición que decidió ser parte, y firmar, el Acuerdo por la Paz Social y Nueva Constitución el 15 de noviembre de 2019, enfrentando la crítica directa de los movimientos y partidos, incluido el partido Comunista.
• Boric es electo con la mayor cantidad de votos y la mayor participación, con voto voluntario, de nuestra historia electoral.
• Su triunfo fue definido por los electores jóvenes y las mujeres.
• Hubo un cambio evidente en imagen personal, en el contenido de sus propuestas y el sentido de estas para enfrentar la segunda vuelta.
• Del análisis es posible sostener que el voto de izquierda y progresista no fue el determinante para definir su triunfo electoral, aun cuando es la plataforma básica. Los votos que le brindan este holgado resultado son de quinees le otorgan un voto de confianza y credibilidad para avanzar en el proceso de cambio y transformación política, social e institucional del país.
• Será el presidente más joven (36 años) electo en la historia nacional.
IDENTIFICACIÓN DE SUS IMPERATIVOS
INMEDIATOS
Los imperativos de la presidencia de Gabriel Boric se pueden sintetizar en lo siguiente:
1. Considerando la contundente victoria obtenida (votos y participación), aprovechar la relación republicana establecida con el gobierno de Sebastián Piñera para avanzar en iniciativas legislativas y de administración del Estado acorde a sus objetivos programáticos, antes de asumir formalmente la presidencia el 11 de marzo de 2022.
2. Diseñar un plan de recuperación económica eficiente y con resultados en el corto plazo, como también el control sanitario de la pandemia.
3. Garantizar el funcionamiento de la Convención Constitucional cautelando su autonomía institucional y colaborando para el logro de su cometido.
4. Diseñar un proceso de negociación con las bancadas parlamentarias que le den viabilidad a las principales propuestas económicas, tributarias y políticas ofertadas en su programa.
5. Establecer el “modus operandi” en la relación con los distintos grupos, partidos y movimientos al interior de su coalición política, con especial énfasis en el rol e influencia del partido Comunista.
6. Del mismo modo, las condiciones de diálogo y negociación con los partidos de oposición, conforme se organice y establezca de hoja de ruta.
Lo propio deberá suceder con los empresarios, trabajadores estatales y privados, como los distintos actores del sistema financiero y otros de naturaleza internacional y regional.
Lo anterior pasa a ser lo básico que es posible vislumbrar a días de haber ganado esta trascendental elección. La cuestión es manejar las expectativas generadas y establecer los ejes principales de la hoja de ruta a seguir hasta marzo 2022, luego hasta septiembre (plebiscito Nueva Constitución) y posteriormente la
implementación de una nueva institucionalidad y sus cambios estructurales respecto a lo que se tiene hasta ahora.
ANÁLISIS DE LAS IMPLICANCIAS SUBYACENTES EN EL TRIUNFO
Desde una perspectiva analítica, es posible destacar lo siguiente:
• El triunfo obtenido no se fundamenta en una expresión ideológica de izquierda o derecha del electorado.
Al efecto, el proceso político chileno da cuenta de una sostenida desideologización del sistema político que ha afectado a todos los partidos tradicionales, transformándoles en minorías ideológicas y electorales. Si bien este es un fenómeno mundial, en Chile tiene un claro “deja vu” revolucionario y conservador expresado como revoluciones inconclusas asociadas a Allende o nostalgias de Pinochet. Si se acepta esta hipótesis de desideologización con sus diversos matices y con los datos concretos de perdida de votación y credibilidad de los partidos, resulta necesario preguntarse acerca de los componentes del proceso contrario, esto es, el de re-ideologización, donde estarían las claves para entender y contextualizar el categórico triunfo de Gabriel Boric.
Como una primera aproximación a ello, pues se trata de un proceso en evolución, los factores que movilizan el voto de confianza están asociados a demandas ya consolidadas desde hace varios años y cuya expresión definitiva se concreta en la marcha del 25 de octubre de 2019. Estos factores serían: Calidad de vida: se trata del derecho de todo ciudadano de acceder a una calidad de vida garan-
FUENTE: ODS. NACIONES UNIDAS.
tizada por el Estado en torno a acceso universal a educación, salud, pensiones, vivienda, alimentación, como también acceso a agua, cuidado del medioambiente y otros. También se incorpora el derecho al ocio y la privacidad, considerando la digitalización de la sociedad y las nuevas tecnologías facilitadoras de la comunicación y la interacción con el Estado y el mercado (conectividad).
Dignidad de las personas. Es un punto central en las aspiraciones sociales, especialmente en el universo juvenil y femenino. El respeto irrestricto al “otro” independiente de su condición, origen o status. En este sentido, la tolerancia es la actitud y el respeto el resultado. Todos merecen reconocimiento y participación en las cuestiones incidentes en el bien común de la sociedad.
Transparencia: Significa conocer la información y datos que sostienen las decisiones públicas como parte de una gobernanza democrática que debe estar respaldada por la institucionalidad de manera eficiente y visible. Este factor es el que genera los grados necesarios de confianza para dialogar y negociar, considerando a los ciudadanos y los distintos intereses provenientes de ellos y de otros actores sociales, políticos y económicos. Un punto central es la transparencia en la distribución del poder y erradicar la endogamia perceptible hasta ahora. La transparencia es un imperativo ético. Esta exigencia ciudadana ha sido la más efectiva en términos elec-
torales. Incluso movimientos políticos han decaído al no cumplir dichas expectativas. También significa la existencia de un mercado con fuertes regulaciones éticas en beneficio del desarrollo social.
Estos tres factores resultan ser los componentes centrales del “cambio y transformación” exigido por la ciudadanía y que no están relacionados con una idelogía de izquierda tradicional ni progresista.
Al efecto, la agenda denominada progresista es la misma agenda mundial auspiciada desde los organismos internacionales, como es el caso de la ONU y la OCDE. En el caso de la primera, es posible identificar todos los temas que hoy están demandados por la ciudadanía. (ver gráfico).
En el siglo XIX y XX, y de una manera sintética, los partidos se estructuraban alrededor de tres principios/valores. Por una parte, estaban lo que surgían de la libertad (derecha), los que se anclaban a la igualdad (izquierda) y aquellos que abrazaban la justicia (centro). Hoy, en el siglo XXI, los ciudadanos quieren un partido político que les ofrezca un programa con los tres factores de manera simultánea, lo cual genera una crisis ideológica reflejada en el resultado electoral para la denominada derecha chilena, que mantiene los parámetros de siglos pasados, y el respaldo al discurso de Gabriel Boric y varios líderes de su coalición.
Lo reseñado implica para Gabriel Boric administrar este proceso de re-ideologización unido al de “cambio
y transformación” que cautivó a jóvenes y mujeres, pero interpretado en distintos códigos sociopolíticos e ideológicos por distintos actores. La tensión entre ambos determinará los fraccionamientos al interior de la coalición de Boric y el eventual surgimiento de una oposición interna expresada en minorías intensas que propugnen acciones de violencia y la aceleración de los cambios, presionando y desafiando el liderazgo de Gabriel Boric.
El nuevo escenario que se presenta en Chile es inédito y supera por mucho el inicio de un nuevo ciclo, se ha instalado un cambio Copérnico y cuántico con distintas aristas que están lejos de ser controladas o reguladas por una coalición o ideología.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Toda democracia requiere pesos y contrapesos (check and balance) no solo institucionales, sino que políticos, en la medida que el “watch Dog” real será la ciudadanía. En este sentido, el contrapeso natural es la oposición que, en este caso, es un grupo de partidos, movimientos y grupos que mantiene su diagnóstico político y social y no logra generar una perspectiva más realista del proceso político que ha vivido Chile. En concreto, si la oposición no desarrolla una adecuada interpretación del cambio y transformación con mirada de futuro, simplemente no estará en los escenarios futuros y perderá una oportunidad y de paso, dejará al gobierno de Boric sin una contraparte democrática necesaria para el resultado positivo que se espera.
En este mismo sentido, no deberá extrañarnos que el principal apoyo internacional de Boric sea Estados Unidos y la Unión Europea, la OCDE y otros
organismos internacionales. Por ello, la autocrítica de la denominada derecha chilena, en sus distintas expresiones, es fundamental pues el mundo está avanzando más rápido que ellos en lo político. Hoy no hay dos modelos de sociedad en competencia. Solamente hay un modelo de sociedad que se deriva del proceso de globalización y es la de base capitalista (incluso China se define desde un “capitalismo de Estado”), bajo el marco de referencia macroeconómico neoliberal, cuya ecuación esencial (ecuación entre Estado-Mercado-Sociedad) se está ahora modificando en virtud de variables como la desigualdad y la irrupción de la cuarta y quinta revolución industrial.
La cuestión es que conforme a la premisa de “cambio y transformación”, lo que está en juego es el modelo de gestión gubernamental y no el cambio del modelo de sociedad. Este es el desafío de Gabriel Boric y el proceso político que hoy lidera. Su contundente victoria le permite independencia de los partidos, pero mantiene un ineludible compromiso con quienes le dieron su triunfo.
Las etapas del Nuevo Gobierno
Instalación
Convivencia gobierno
Piñera (saliente) y Boric (presidente electo).
Cumplimiento expectativas.
Distribución del poder a la coalición.
Definición de grado de confianza nacional e internacional.
Aprobación Nueva Constitución.
Nuevo régimen político Implementación de Nueva Constitución.
Nuevo cronograma institucional y electoral.
ELECCIÓN PRESIDENCIAL 2021
PASOS CORTOS PERO FIRMES
POR CHRISTIAN BRAVO BUSTOS I Abogado
Esta elección ha sido de las más difíciles de los últimos treinta años por el extremismo en que se fueron marcando las posiciones, con acusaciones eternas de fascista-comunista que me recordaban los tiempos preguerra civil española del ‘36, guardando las debidas proporciones. Sin duda estamos en presencia de un cambio absoluto de generación política, de renovación de las ideas, cambio que ha sido posibilitado por un sistema democrático, que, aunque muestra síntomas de agotamiento, ha sido capaz de dar salida a las expresiones ciudadanas tras el estallido social de 2O19. Estamos ante un cambio que está precedido por la esperanza de cambio, de cambio de muchos paradigmas y que en ello la juventud chilena ha sido pionera. Me parece que esa esperanza no puede ser defraudada y que ese es el mayor riesgo de la apuesta que comienza en marzo de 2022. También es claro que el desafío de los partidos desalojados del poder, pertenecientes al binomio anterior, es renovarse o morir, renovarse en sus ideas, en sus programas, en la acción política, en su ética, so pena de llegar al punto de su extinción como partidos. Iniciado el Gobierno de Boric tendrá el primer gran desafío que será equilibrar en el poder las distintas fuerzas que lo han sustentado y organizar las prioridades de su programa, un asunto nada fácil por lo demás. Este nuevo gobierno tendrá que ensamblarse además con lo que vaya sucediendo en la Constituyente y evitar que se convierta en una entidad de cogobierno o de imposición de temáticas. Asimismo, por la composición del nuevo Congreso, que no es para nada binominal, se requerirá de un gran esfuerzo de diálogo para echar a andar una de las reformas estrella del programa como el anunciado en el discurso de la noche del triunfo, esto es el nuevo sistema previsional, que será de
larga discusión parlamentaria, por las dificultades evidentes que entraña su creación tanto desde el punto de vista del financiamiento, como de la institucionalidad estatal.
Hay mucha esperanza en los jóvenes que esta puesta en el foco medioambiental, el fin de las zonas de sacrificio y la nueva relación con las mineras, lo cual desde luego no es un tema simple de resolver. Solamente tratándose del manejo de la basura en las grandes metrópolis, que ya es un desafío de envergadura, nos da una idea de las dificultades que enfrentará este nuevo gobierno.
La declaración de Boric de que firmará el acuerdo de Escazú es una constatación de que hay la voluntad política de poner el medio ambiente en un lugar privilegiado de la agenda. No hay que olvidar que el objetivo es garantizar el derecho de las generaciones presentes y futuras a vivir en un medioambiente sano, a la vez que luchar contra las injusticias y desigualdades ambientales garantizando derechos fundamentales para que las personas y comunidades puedan defender su entorno. Cómo se aplicará en la realidad chilena es aún una incógnita y a la vez un desafío evidente para el gobierno venidero.
En lo que respecta a nuestra generación, que hemos tenido la experiencia de las elecciones de 1970, el Golpe de Estado del ‘73, el plebiscito del ‘80, la epopeya del Sí y el No, y la construcción de la democracia del ‘90, vemos con esperanza este nuevo ciclo político, pero también con la experiencia de lo vivido. Por ello sabemos que querer no es poder, sobre todo en política, y por ello me hacen mucha fuerza las palabras de Boric al decir “será difícil, no cabe duda, pero vamos a ir avanzando con pasos cortos, pero firmes, aprendiendo de nuestra historia”.
BORIC Y LA GOBERNANZA
POR DIEGO PORTALES CIFUENTES I Economista, vicepresidente de la Fundación Chile Descentralizado e integrante del Foro para un Desarrollo Justo y Sostenible.
En su columna del diario La tercera (10 de diciembre) Carolina Tohá, bajo el título “Tres generaciones”, hace un lúcido análisis de la crisis de una generación de políticos, a la que dice pertenecer, entendiendo casi como una humillación haber tenido que apoyar a un candidato cuya carrera política se ha hecho sobre la base de descalificar los treinta años de “concertación”. Algo huele a derrota dijo ella: para mí, a lo que huele es a relevo.
Me explico. La política como “el arte de gobernar” requiere unir voluntades. En sociedades complejas, al menos desde la Revolución Francesa, esa unión se realiza mediante la organización de partidos políticos. Un buen partido necesita tener sueños y metas, agrupar gente, crear cultura partidaria, generar liderazgos, permitir el debate interno, a la vez que obtener disciplina para la acción conjunta.
En Chile, producto de una época caracterizada por el individualismo y el predominio de las agendas personales, los partidos políticos tradicionales fueron crecientemente controlados por elites excluyentes. Los atributos principales de estas organizaciones han sido el clientelismo interno exacerbado, el cierre perimetral a quienes querían ser parte, pero eran vistos como competidores potenciales y el abandono del trabajo de base, especialmente con la juventud.
En ese contexto surgió una diversidad de proyectos políticos y organizaciones partidarias que, poco a poco, se agruparon en el Frente Amplio. En el marco de movilizaciones sociales van creando su discurso, activando sus prácticas políticas y emergiendo sus liderazgos. Pero, el período de construcción colectiva ha sido breve y, como acreditan los resultados de las últimas elecciones, exitoso. Han llegado a ser el eje de la Convención Constituyente y elegido al presidente de la República.
La ciudadanía ha legitimado la opción de poder que ellos representan. Sin embargo, la brevedad del proceso hace que las instituciones sean frágiles, la experiencia escasa y las posibilidades de equivocarse anchas.
Por eso, llama la atención la claridad de Gabriel Boric. Consciente de los desafíos que genera la herencia del gobierno de Piñera en términos de crisis económica y social agudizada por la pandemia; ha levantado la tesis de construir amplias alianzas que le permitan gobernar. Para ello ha llamado a sus antiguos adversarios a fin de construir mayorías políticas y parlamentarias suficientes para avanzar en su programa de reformas.
El discurso de celebración del triunfo hay que leerlo como un serio intento por sentar las bases de esa nueva alianza. El fracaso de los partidos políticos de la vieja concertación ha encontrado un relevo generacional sorprendente. Lo que en otras latitudes se logra con la renovación interna de las organizaciones, aquí se está construyendo desde fuera, pero con un necesario ánimo convergente. La generación y las organizaciones de relevo han salido en busca de aquellas que abandonaron la tarea de su propia renovación. Parece que en la suma de la nueva energía con la vieja experiencia hay un camino posible para construir la gobernanza que Chile tanto necesita. Boric propone una gobernanza que tiene en el centro la descentralización. La promesa de transferir cuotas crecientes de poder a los territorios y a la ciudadanía se convierte así en la negación de una elite excluyente y en la afirmación del nuevo estilo de hacer política que la gente está reclamando. Una vara por la cual tendrá que ser medido hacia fines de su cuatrienio.
ELECCIÓN PRESIDENCIAL 2021
CHILE: EL CAMBIO DE ÉPOCA
POR CARLOS CANTERO OJEDA I Geógrafo, Master y Doctor en Sociología.
La elección presidencial 2021 marcó un punto de inflexión en el país, explicitó los elementos que caracterizan la postmodernidad: el estallido de lo social, la liquidez de lo político, el individualismo, lo efímero, la apatía, la indiferencia, la seducción de lo superficial y de la banalidad. Emergieron las múltiples brechas, cobraron factura, observándose un quiebre generacional, valórico y cultural. Además, se evidenció el problema de adaptabilidad a la sociedad digital, que la derecha ni el gobierno supieron leer.
Explicitó el sentido de las molestias ciudadanas de las últimas décadas y de las movilizaciones sociales de octubre del 2019. Constituye el cierre de un ciclo que comenzó en 1973, en que se impuso un modelo, que siendo exitoso en la generación de riqueza, terminó mal gestionado, generando concentración de la riqueza, el deterioro creciente de los bienes públicos y una pandemética que afecto a las diversas élites. Esto es una pandemia de degradación ética que alcanzó todas las instituciones del país, con amplios grados de corrupción, falla estructural del sistema por un materialismo radical, además de un minimalismo valórico y espiritual. Crisis que se aceleró por el (des)gobierno, que exacerbó los vicios del sistema. La élite política parece desentenderse del colapso estructural que afectó a las fuerzas políticas tradicionales en la presidencial.
La Primera Vuelta Presidencial significó la supresión de los partidos y coaliciones políticas tradicionales: tanto en la izquierda, el centro y la derecha, las que quedaron en las últimas preferencias ciudadanas. Despreciadas por su incoherencia y escasa efectividad en décadas de accionar político, sin atender las demandas ciudadanas y sus requerimientos de progreso y desarrollo humano.
En la Segunda Vuelta, sacadas del escenario las
fuerzas tradicionales, la ciudadanía eligió las dos opciones emergentes más radicalizadas y extremas, con un mandato de inclusividad, diversidad, pluralismos, con amplio sentido ciudadano y compromiso social. En ese desafío triunfó el proyecto de Izquierda radical por un amplísimo margen. El de derecha se mantuvo anclado a cuestiones muy conservadoras, confundiendo las opciones del candidato con las del proyecto político que intentó encarnar.
Para el bloque de izquierda radical el desafío será incorporar a la centro izquierda, efectuar un gobierno de cambios, con amplio sentido social y ciudadano, que compatibilice: crecimiento económico, equidad social y estabilidad política, el clásico triángulo de la gobernabilidad. Veremos las tensiones entre progreso y equidad; libertad y orden. Se evidencia la emergencia de un nuevo orden y de un cambio de época que cae desde lo global.
Para la centro derecha, el desafío es refundar el sector, con nuevas ideas y liderazgos de sentido social, ciudadano, laico, democrático, ético y republicano. Superar la derecha económica, de énfasis conservador. Requiere un cambio generacional hacia un centro social. Asumir la adaptabilidad a la sociedad digital, a sus nuevas formas de organización, participación y canalización de ideas e inquietudes sociales. Esto no se logra haciendo más de lo mismo. Requiere definir lo que se precisa cambiar y aquello que debe conservar. Sus Centros de Estudios requieren reenfocarse más allá del dogmatismo economicista. En medio de un ciclo de derrotas se suma la “madre de las batallas”, la Nueva Constitución Política.
Chile: el “Cambio de Época”, la emergencia de una nueva sociedad requiere procesos de adaptabilidad profundos en toda la estructura institucional y en las
ELECCIÓN PRESIDENCIAL 2021
habilidades y competencias, tanto en las organizaciones como en las personas. El ethos ha cambiado y con ello surge una nueva ética, una nueva estética y una nueva emocionalidad. El país no puede seguir transitando estos desafíos en un ambiente de emocionalidad centrada en la desconfianza.
CHILE requiere luces para la UNIDAD; que la de-
mocracia requiere la diversidad y pluralismo, una POLARIDAD GENERATIVA CONSTRUCTIVA; que LAS IDEAS SON GENERATIVAS y preceden a la acción; que todo es CÍCLICO, con alternancias, TAMBIÉN EN LA DEMOCRACIA. ¡Éxito al nuevo gobierno! Todos debemos colaborar, comprometidos con el bien común.
DIANA LOI, PSICÓLOGA
NO SABEMOS VIVIR
La pandemia ha puesto jaque a la humanidad, no obstante Einstein ve en la crisis una bendición; permite transformarnos. Igual emergen ciertas falencias que parecen indicar que no hemos aprendido a convivir con la adversidad, ni a trascenderla.
No sabemos fluir, nos cuesta evolucionar.
sur de Chile, siempre fiel a su voluntad de contribuir a la transformación de la conciencia…
Diana LOI; por la rama paterna, su familia de origen hebreo, proviene de un pueblito en los Cárpatos, y por el lado materno, también hebreo, proviene de Irán. Ambas sufrieron persecución y exterminio. Diana nació en Santiago de Chile y la memoria de lo ocurrido a sus abuelos en el holocausto la ha acompañado a lo largo de la vida. Dueña de una urgente curiosidad e impulsada por un espíritu inquieto, sus búsquedas y exploraciones oscilan desde el conocimiento profundo de lo mítico a la incesante observación de circunstancias y seres; ha viajado por el mundo, visitando lugares tan disímiles como los pantanos de Florida, las alturas andinas del Perú y la milenaria ciudad de Jerusalén donde residió casi cuatro años. Graduada con honores en Psicología por la Pontificia Universidad Católica, sin pérdida de tiempo se considera en la línea de la psicología profunda y humanista, aprendiz de diversas disciplinas orientales y discípula de diversos terapeutas, habitante de la casa de Urano. En las actuales circunstancias ejerce vía zoom desde el
Buenas tardes, luego de dos años al parecer vamos saliendo de la pandemia, desde el punto de vista de la salud mental, ¿cómo describiría el panorama en el país antes de la aparición del COVID 19?
Hace rato que el mundo no es el mismo. Apocalipsis y apagones virtuales se venían anunciando y amenazando ya desde el cambio de milenio, con el famoso pánico a la llegada del 2000. Desde entonces -junto con la instalada era new age que empezó a permitir un lenguaje más espiritual si se quiere decir- se habla de profecías y un sinfín de anuncios distópicos en boca de embajadores de todas las áreas, incluidos desastres naturales y ecológicos. Por lo tanto, hace un rato ya que estamos, como se dice en Chile, “como loro arriba del alambre”, es decir, ansiosos.
La estabilidad que proveía el aburrimiento, el ocio y la ignorancia de lo que ocurría más allá de la casa del vecino, dio paso abruptamente a una omnisciencia producto del nacimiento de internet y seguido de la invasión de las redes sociales, dejándonos sin espa-
cios en blanco, en silencio y sin cabida a un mundo interior que, lejos de no poder seguir imaginando, interpretando e incluso inventando mundos, se está quedando cada vez sin más aire ni espacio para poder existir. Y de eso depende la humanidad y el planeta, justamente del mundo interior, eso siempre ha sido y será el magma que genera vida, la transforma y la destruye para poder renovar suelo fértil y seguir adelante con la evolución (física y psicológica).
Basta con eso para observar que venimos de un estrujamiento y reducción global de aquello que más necesitamos para ser humanos; nuestra invisible vida interior.
Como cualquier energía viva, los seres humanos también respondemos a los patrones de contracción y expansión, por lo cual era de esperarse que, tras dos décadas de perder la intimidad y la reclusión natural, íbamos a explotar. Y lo hicimos.
El patriarcado siempre ha intentando dar soluciones mecánicas y autistas a los supuestos problemas que percibe muy distorsionadamente en la humanidad, sigue ofreciendo solo cárcel tras cárcel, prisiones complejas y nauseabundas que solo contribuyen a la obediencia, al status quo y a la represión. Pero
lejos de resolver, acentúan la alienación en curso, generando no solo desesperanza aprendida, sufrimiento y patologías, sino una sociedad que está al borde de la muerte por apatía.
Como la vida, por suerte, no es controlable, tiene y siempre tendrá sus mecanismos naturales y orgánicos de sacudida y regeneración, colaboremos o no. Y así comenzaron las contracciones de parto en casi todas partes del mundo, bajo la forma de estallidos sociales organizados casi sincrónicamente, todos alegando lo mismo en diferentes tonos e idiomas: no podemos más con esta esclavitud alienante, necesitamos recuperar nuestra libertad. Y dignidad.
Lo que nadie se esperaba fue un parto de envergadura histórica y global, todo en un acto casi psicomágico y surrealista. La pandemia nos hizo sentir como si estuvieran lloviendo ranas del cielo: algo imposible de pensar, imaginar y menos prever.
En cosa de meses (para algunos, días) el mundo se paralizó y con ello todo lo que nos acostumbramos a hacer en forma mecánica y automática, o como se dice en psicología inconsciente y a veces compulsiva. Todo paró y todo exigió una revisión minuciosa, literalmente, de nuestra forma de vivir, tanto la vida
privada como la pública. No quedó absolutamente nada libre de escrutinio, ni siquiera las conductas clandestinas que ya no tenían vías para moverse lejos de los ojos de los demás.
Y si ya veníamos drogados, alcoholizados, deprimidos, ansiosos, alienados y despersonalizados, la pandemia dejó en claro que no podríamos seguir escapando de nuestra realidad. Tuvimos que enfrentarnos por fuera y por dentro en cosa de meses. Trabajo que muchos no habían hecho nunca en su vida. Resultado de esto fue el brote de una nueva pandemia; la psicológica, que a su paso arrasó con mente, cuerpo y corazón.
Ya ocupábamos los primeros lugares de varios rankings en salud mental, como ser el país con mayor alcoholismo per cápita de Sudamérica y uno de los más prevalentes en patologías psiquiátricas del mundo. Eso ya era un hecho, pero se tapaba entre happy hours, pastillas, trabajo y relaciones tóxicas que ponían el drama como ruido ambiental, entre toda una gama de mecanismos defensivos destinados a decir: aquí no está pasando nada.
Pero al recibir el mandato mundial de encerrarnos en nuestro metro cuadrado, es como si todo ese espacio se hubiese convertido en un gran espejo y para algunos hasta en un ring. Con toda la energía y patología encerrada entre cuatro paredes y muchas veces conviviendo con seres a quienes no conocíamos,
no nos caían bien o de quienes nos ocultábamos, las casas se empezaron a convertir en el caldero del diablo del cual salían bombas con esquirlas por cualquier situación cotidiana. Para otros se hizo evidente la soledad y el aislamiento, llevando a personas al límite de la depresión, la desorientación y el miedo. La pandemia nos llevó al límite personal y colectivo. Efectivamente, una especie de apocalipsis.
El fenómeno psicológico que define esta sensación de encontrarse en una pesadilla o una realidad paralela que tendrá que acabar en algún momento se llama “desrealización”, y es un fenómeno muy impactante para la psique humana, porque es sentir la alfombra descorriéndose no solo debajo de los pies, sino mostrándonos que no controlamos nada, ni siquiera a nosotros mismos.
He ahí que la sociedad entró en un estado de shock y por primera vez sintió lo que hemos leído en crónicas de guerra o crisis: que la vida es frágil y que nosotros somos vulnerables, y no hay poder humano que pueda protegernos de ello. Y que la realidad pesa por sí misma y existe por sí misma, independiente de las racionalizaciones e inventos que hagamos de ella. Y eso es traumático para cualquiera. Desde ahí el planeta colapsó con cada una de sus instituciones y el ser humano no sabe dónde encontrar refugio ni respuestas, porque hasta la espiritualidad nos encargamos de matar como
dice Nietzche en su famosa frase: “Dios ha muerto y el hombre lo ha matado”. Ergo nos quedamos sin ayuda y con un sistema colapsado incapaz de dar respuestas, mientras se hunde como el Titanic con violinistas hablándonos de la nueva normalidad.
La plaga del coronavirus se propagó por el planeta y muy pronto las noticias mostraron en pantalla imágenes desoladoras de ciudades desiertas, muertos apilados y un manto de pánico cubrió el planeta: La OMS y los gobiernos tomaron medidas y suspendieron todo tipo de actividades: nos encerraron. Aparecieron otros problemas acaso más graves desde el punto de vista de la salud mental.
La pandemia lo que hizo fue ponernos en evidencia. No inventó nada, solo mostró a la fuerza lo que social y personalmente hemos estado escondiendo, la mayoría de las veces en inconsciencia absoluta. Matrimonios convertidos en campos de batalla, relaciones tóxicas de todo tipo, distancias irreparables entre padres e hijos, sistemas escolares no dando abasto y la burocracia entera enfrentando el mismo ataque de pánico que todos los demás.
Cuando el colectivo mundial pierde los estribos y los que supuestamente lideran y protegen no hacen más que mostrar la desorganización ya no ocultable, lo que se genera en la psique humana es muy potente, muy arcaico; emerge como un volcán en erupción una irrefrenable vivencia de inseguridad (primer escalón en la pirámide de Maslow), lo cual dinamita en cosa de minutos las estructuras de personalidad y las bases de identidad que en nuestros tiempos no son muy sólidas y reaccionan con mucha efervescencia frente a gatillantes absurdos. En otras palabras, el ser humano está viviendo una pérdida de conducción y tiene la percepción de que su vida y la del planeta está fuera de control.
Es bastante impresionante pensar que todo esto puede ser motivo de algo tan simple, tan básico y tan absoluto como la imposibilidad de salir a la calle y seguir nuestras rutinas de contacto y evasión con y a través del resto de los seres humanos. Y como si fuera poco quitarnos esa pseudo seguridad del exterior, el mismo bicho (invisible) se encarga de encerrarnos, algunos con quienes menos quieren estar, a otros consigo mismos y a algunos con quienes ni siquiera conocían realmente.
Resultado de este confinamiento real e irrenunciable (excepto para los suicidas indirectos) se armó a lo largo del planeta el escenario perfecto para el derrumbe de una gran porción del ego, personal y colectivo. En jerga espiritual se le llama ampliamente “la muerte del ego”. Y como dice el dicho, no duele hasta que duele. O no pasa hasta que pasa. Y nos pasó y nos dolió. Mucho.
Ya no podíamos ser los reyes o reinas del gimnasio, el niño popular en el colegio, la empresaria exitosa con el look siempre al día o el ejecutivo que nunca pisó el suelo. Ya no estaba la cafetería con las sonrisas y adulaciones de siempre, los mall dejaron de proveer panorama para los fines de semana, se acabó el cine como comodín frente al aburrimiento y la pantalla comenzó a ser la ventana desde la cual nos mirábamos todos con perplejidad y con un llamado de auxilio, audible o silencioso.
Con el correr de los meses, las molestias, frustraciones, privaciones e incomodidades pasaron a las ligas mayores; las patologías. La reclusión tiene como consecuencia el desmantelamiento del ego (o falsa personalidad), porque solo sabe operar en referencia y comparación externa.
Al estar encerrados en una monotonía, empezaron a surgir síntomas como erupciones de realidad interna, sin nada que lo pueda frenar o desviar. Las rabias, los miedos, la confusión, la ansiedad, los vacíos internos y las heridas biográficas empezaron a brotar como la viruela misma; una pandemia mundial. Ya no solo estamos preocupados por contagiarnos, pasar peligro o morir físicamente. Ahora estamos enfrentando un colapso de la estructura humana que nos muestra la precariedad psicológica en la que hemos vivido. Nos duele el cuerpo, la mente y el corazón. Nos duelen las relaciones o la falta de ellas. Nos asusta la falta de mapa y brújula, una quilla interior que nos sostenga con firmeza y nos indique cómo capear las tormentas y las crisis que nunca nos mostraron y nos enseñaron a maquillar u ocultar. No sabemos estar en crisis ni mucho menos trascender una. No sabemos transformarnos, fluir, evolucionar. No sabemos vivir.
No es que la pandemia trajo depresiones, alcoholismo o brotes de ansiedad. La pandemia despejó el andamiaje construido por un sistema que no quiere ni le interesa lo humano y no ha tenido interés en cultivar y nutrir lo único que nos puede salvar: nuestro mundo interior. La pandemia -tal vez en décadas por venir nos daremos cuenta- nos hizo un favor: mostrarnos nuestra realidad, a hueso expuesto. Y el dolor no va a hacer que nada pare. La consciencia, sí. Las patologías no han aumentado, se han expuesto, se han hecho evidentes y por primera vez no hay alfombra para taparlas. Salieron como fantasmas a plena luz del día. Ya no hay negación posible, porque no hay nada que se pueda hacer, cortesía pandemia, el mundo paró. Ahora nos enfrentamos por primera vez en forma colectiva y global a la pregunta que ha preocupado a tan pocos a lo largo de la historia: quién es el ser humano y qué es la vida.
¿Podría referirse al impacto y consecuencias -positivas y negativas- que el encierro ha traído a gente acostumbrada a salir de su casa día a día para trabajar en una oficina?
El planeta pedía hace un tiempo el cambio del sistema capitalista y neoliberalista que partió como el mapa hacia la tierra prometida y terminó como la peor cárcel de nuestros tiempos. Lo que al principio parecía la oportunidad de igualdad para algunos y el trampolín directo hacia el éxito para otros, terminó con una esclavitud a la deuda y la ansiedad de siempre estar al debe para unos y en un vacío materialista, consumista, adictivo y superficial para otros.
Nos estábamos acercando a la locura invisible de la normalidad. Era normal que todos sufriésemos todas las formas de alienación, monotonía, tedio, yugo, desesperanza y apatía que el sistema pudiese ofrecer, a través del método más peligroso de todos; el que la psicología llama refuerzo intermitente,
mecanismo que subyace a toda adicción: la eterna promesa de felicidad en un camino de sufrimiento interminable con migajas de pseudo satisfacción y logros parciales que solo alimentan al sistema, a nadie más.
La pandemia terminó en cosa de un instante con esto de tener que alimentar la rueda a costa de la vida misma. Vivir para trabajar dejó de ser la prioridad. La era del Homo Laborum terminó. La pobreza se hizo evidente y dejó de ser teórica; había miles de personas que no tenían para comer en cuestión de días. Todos los eslabones de la carrera académico laboral, con todas sus promesas a crédito cerraron y se sepultaron, sin previo aviso y sin aviso de término. Todo aquello a lo que hacíamos caso: estadísticas, fórmulas, caminos para llegar a tener la ansiada estabilidad y seguridad, se deshicieron, dejando al planeta sin respuestas.
La imposibilidad de seguir en velocidad crucero terminó con la humanidad en piyamas esperando su turno en el computador y enfrentando su verdadera realidad: el trabajo no me asegura la vida.
Este choque a mil kilómetros por hora nos frenó a todos y nos obligó a vivir y percibir solo el presente, no el famoso proyecto de vida, que dicho sea de paso rara vez se cumple, dejándonos frente a la pregunta esencial: quién soy y cuál es mi valor en el mundo, qué quiero y qué es lo que realmente tengo para ofrecer. Ahora estoy yo y solo yo, y me tengo que hacer cargo de mi peso propio en el planeta y por primera vez reconocer, valorar y legitimar lo que necesito para vivir y lo que estoy dispuesto o realmente deseo dar.
Y el impacto sobre la familia, en especial para los niños?
Siempre he visto que el sistema considera a los niños como propiedad e inversión de los padres, del colegio, del gobierno y las universidades. Los niños son el producto del futuro a quienes tenemos que entrenar para obtener la fórmula del éxito que tan desesperadamente queremos y no hemos podido alcanzar. Los niños tienen que rendir. De la mano de la temprana institucionalización, les pedimos que en la casa se porten bien y muestren signos de adultez incluso más que los padres. En psicología familiar esto recibe el nombre de roles invertidos; toda la inmadurez de los adultos la tienen que compensar los niños, que son implícita o explícitamente obligados a tranquilizar, contener y dar seguridad a los padres.
Niños adultificados y sobre adaptados tienen que aprender a enrolarse en la disciplina a costa de no conocerse a ellos mismos y no comprender la
vida. Se les exige una moral exógena que los obliga a conductas de imitación y repetición para evitar el castigo y recibir el premio, mientras se van dando cada vez más cuenta de que se están quedando sin verdaderos referentes para vivir la vida y su vacío interno crece a un ritmo exponencial.
Frente a este miedo, enojo y confusión, aparecen los especialistas rápidamente a apagar el incendio, patologizándolos si se arrancan de la norma. He ahí que nacen los diagnósticos muchas veces erróneos de oposicionistas, desafiantes, indisciplinados, flojos, ignorantes, irresponsables, irrespetuosos, insolentes, indolentes y en el mejor de los casos víctimas de un misterioso déficit atencional o dislexia a ser urgentemente corregida.
¿Qué hizo la pandemia? Nada menos que descarrilar el entrenamiento en curso y dejar a niños, padres y al sistema escolar sin nada con que evaluarlos y con los padres en la casa improvisando su rol de profesores.
Sin la compulsiva disciplina los niños y jóvenes inevitablemente se abrieron a la crisis y empezaron a mostrar todos los síntomas de cansancio, alienación, depresión, ansiedad, fatiga mental, conflictos sociales
que no sostuvieron la distancia, síndromes de abstinencia por las mismas adicciones fomentadas por los adultos (a ser el mejor, por ejemplo) e incluso conductas autodestructivas e ideaciones suicidas. El mundo infanto juvenil se nos vino encima como una avalancha.
Los niños no solo están asustados con la pandemia; están enojados con la realidad que se les ha estado ocultando dentro y fuera de las casas, muchas de las cuales se les hicieron infernales debido a la creciente violencia intrafamiliar explotando como otro síntoma de la pandemia. Otros no quieren volver a las clases presenciales que los esperan con mascarillas, peceras de vidrio, instrucciones en el suelo y las paredes y prohibiciones de contacto marcadas con x en los espacios que antes habitaban como propios. Tampoco quieren volver a los uniformes, al bullying, a las pretensiones y las exigencias de popularidad. Parece que están dispuestos a quedarse en las casas con tal de sentirse un poco más seguros o libres. Y los padres se preguntan con la cabeza a dos manos por qué no tienen ganas de volver a “encontrarse con sus amigos y profesores” intentando sepultarlos
de nuevo en la negación de la nueva normalidad, pero esta vez la pandemia los apoya, y los jóvenes entienden que si sus padres no pueden, es de esperar que ellos tampoco. Bienvenidos a la era de la autenticidad en la que estamos frente al desafío de conocer y entender la infancia quizás por primera vez, y de paso intentar sanar la propia para dejar de proyectar en las nuevas generaciones las heridas del pasado, perpetuando lo que en psicología se llama “compulsión a la repetición” y en oriente ha sido largamente llamado “karma”.
Con un 90% de la población vacunada, se intenta regresar a una actividad normal. Sin embargo, la gente luce agotada, ¿podría usted referirse a la importancia del descanso? ¿Existen algunos consejos que permitan descomprimir las tensiones físicas y espirituales?
Hay que partir con que el descanso no tiene que ser solo físico, tiene que ser también mental y sobre todo emocional. Vacaciones no son sinónimo siempre de descanso. La pandemia no solo nos frenó, sino que nos hizo virar hacia un nuevo paradigma, una nueva era. Y si pudiésemos partir con una piedra angular, podríamos afirmar que la pandemia es algo físico (un virus) que nos enseñó a poner la atención en el cuerpo y todo el entorno real que nos rodea; somos parte de un planeta terrenal, y las ideas ya se estaban desbandando y convirtiendo en el imperio
de turno con la racionalización de la existencia como su principal tirano.
Aprendimos con el tiempo que pienso luego existo, frente a lo cual lo más eficiente pareció ser tirar el cuerpo y sus emociones por la borda. El problema es que la repercusión de esta disociación, como se le llama en psicología cuando uno empieza a vivir separado por partes, es que se empieza a vivir en una especie de realidad paralela creada por la mente. En otras palabras, perdimos el cable a tierra (especialmente el sentido común) y las consecuencias nos explotaron en la cara cuando la pandemia sacó el enchufe de la corriente y nos dejó en el apagón de nuestras vidas reales, versus -como dice la psicología- nuestras vidas idealizadas.
Y cuando uno se enfrenta al cuerpo después de un tiempo de tenerlo anestesiado, las quejas acumuladas son varias. Lo mismo ocurre con las emociones. La medicina oriental, que data de mucha antigüedad, enseña que cada emoción se aloja en algún órgano o sistema en el cuerpo quedando de alguna forma enquistada. Luego, el psicólogo alemán Wilchem Reich le llamaría corazas musculares y últimamente Eckhart Tolle le denominaría el cuerpo del dolor.
Para nosotros significa que desde que llegó la pandemia nos sumergimos en picada al plano terrenal, con restricciones terrenales, experiencias terrenales y convivencia terrenal.
Y casi como un fenómeno de estudio, resultó que
uno de los síntomas más prevalentes durante toda la pandemia hasta ahora, ha sido el cansancio. Muchas personas relatan sentirse muy cansadas, algunas hasta fatigadas y otras incrédulas se cuestionan el por qué, si gracias a las cuarentenas apenas nos movemos. Eso puso en evidencia que el cansancio principal no era el del cuerpo, sino el de la mente y el del corazón. Todas nuestras emociones acumuladas y reprimidas han estado pudiendo emerger, a través del cuerpo, en diversas expresiones porque ya no hay distracciones externas para taparlas.
La cosa se complica porque no hemos sido educados para percibir y entender las emociones, con suerte solo un poco de biología corporal. Eso significa que somos un poco analfabetas emocionales o alexitímicos como se dice en salud mental, lo cual significa que tenemos dificultades para percibir, reconocer, diferenciar y traducir nuestras emociones. Y nos pasa a todos, porque más allá de la falta de educación, el sistema entero está diseñado para justamente prescindir de las emociones y que nada interfiera con la eficiencia y la productividad.
La pandemia puso a la salud como tema prioritario a nivel mundial. No solo puso en jaque la vida de las personas, sino que nos hizo preguntarnos cuán sana es nuestra vida, en general. Y quizás este descanso obligatorio, como guardar reposo a la fuerza cuando se encuentra uno enfermo, nos hace darnos cuenta de lo cansados que en realidad estamos y lo rápido
que iba ese tren que frenó a la fuerza. Y mientras el planeta nos mostraba en imágenes cómo la naturaleza volvía a ocupar su espacio, casi invadiéndolo, como lo fue ver delfines en los canales de Venecia por ejemplo, nos cuestionamos cuánto nos habíamos alejado de lo orgánico, lo natural. De pronto tomar aire fresco o estar bajo el sol se convirtió en un lujo.
Y quizás el giro más dramático ha sido la atención que hemos tenido que poner en nuestro mundo interior. Justamente escuchar esas emociones, darles cabida, observar las desconexiones varias, las conductas forzadas, las relaciones tóxicas, los trabajos tediosos, la crianza estresada, y todo el universo de desilusión y desesperanza, con sus miedos y fantasmas que nos han desgastado en plena negación.
El descanso que se recomienda es un descanso activo, nutritivo, atento, consciente, no simplemente echarse a dormir en una tumbona al sol. Descansar significa equilibrarse, desintoxicarse, poner límites, abrir espacios, hacer silencio, darnos tiempo y poner los pies bien sobre la tierra, ojalá sin zapatos, y empezar a vivir desde el cuerpo cuerpo, no desde el representante legal que pusimos en su lugar. Es sentir más que decir, es expresar más que hacer, es vivir más que pensar. Descanso es parar la rueda, desconectarse un rato del avasallamiento de los medios masivos de comunicación y sintonizar con el ritmo propio, el volumen propio, la tonalidad, los colores, aquello que me hace ser yo, libre, auténtico. Solo siendo en forma orgánica es que realmente puede mi cuerpo descansar, en un relajo espontáneo en vez de estar musculando cada minuto desde el control mental. Descansar es surfear las mareas emocionales y navegar en ellas hasta encontrar ese alivio y descanso que solo se produce después de una buena catarsis o expresión auténtica emocional. El descanso hay que aprenderlo, como todo arte o disciplina y el mapa lo lleva uno impreso en el cuerpo, siendo las emociones el lenguaje que este usa para comunicarse con lo que necesitamos para realizarnos como seres humanos.
Esta pandemia, sin duda ha sido un tsunami que arrasó el planeta y muchas actividades cambiarán en el futuro. ¿Podría usted referirse a lo que se visualiza en el horizonte y cómo esto afectará la forma de vida de las personas en el futuro inmediato?
Si respondo de atrás hacia delante, diría lo siguiente; los seres humanos siempre hemos estado expuestos al peligro, al sufrimiento y a la muerte. Solo han ido cambiando los escenarios. Si no era la guerra mundial era la guerra fría, si no era el SIDA era el cáncer, si no es la radiación es el cambio climático. Pero siempre
en el inconsciente colectivo y en el consciente actual está presente la experiencia de estar en peligro. La pandemia es solo la nueva forma de peligro actualizada para los tiempos modernos, lo que en astrología llaman La era de Acuario, por ejemplo. Es parte de la evolución. Y en ningún período de la historia ha habido una normalidad que dure mucho tiempo, por lo que el denominador común es el cambio.
Lo importante, desde una mirada más vanguardista, es preguntarnos por el significado que vemos en el invasor de turno, como lo explicaría la psicología de la Gestalt. No centrarnos solo en el problema con un foco pragmático, sino subir un peldaño evolutivo y preguntarnos por el significado simbólico de la situación, como enseña la psicología Jungiana. Fue el mismo Carl Gustav Jung, padre de la psicología profunda, quien explicó que el destino del planeta yace en que suficientes individuos alcancen una masa crítica en el cambio de nivel de conciencia planetario. Este es uno de esos saltos.
No es tan relevante la mutación del virus como lo es el comprender lo que un virus nos hace hacer, la dirección que nos lleva a tomar. En nuestro caso, las direcciones de cambio son varias, pero todas apuntan a un mismo gran derrumbe: el del sistema que nos
llevó al límite de la deshumanización. Quién sabe si hubiésemos sobrevivido de no llegar esta pandemia, esa es una pregunta interesante.
La revista The Economist, muy conocida y prestigiosa en todo el mundo, hizo una predicción de los cambios que veía en el nuevo planeta post pandemia. Entre ellos menciona que el trabajo a distancia llegó para quedarse, lo cual permite automáticamente la descentralización de las ciudades y las oportunidades de mejorar la calidad de vida. Esto sumado al cierre permanente de oficinas de trabajo, viajes laborales, convenciones y todo el entramado del laberinto laboral. Menciona también cambios a nivel educacional, entre ellos la elección de modalidad para estudiar (si virtual o presencial), la no necesidad de grados académicos tan sofisticados para puestos cada vez más flexibles y una tecnología cada vez más creciente que va a generar una tasa no menor de desempleo que vamos a tener que resignificar. Y digo resignificar, porque como enseña la psicología, los problemas, más que solucionarlos o eliminarlos, tenemos que aprender a percibir su significado y dirección en nuestras vidas, así como se ha hablado del síntoma como maestro, por ejemplo.
En otras palabras, estamos entrando de golpe y cuajo a la era de la autenticidad. Y como enseña Eric Fromm en el aprendizaje de la libertad, el ser humano no sabe mucho qué hacer con su esencia, por eso se llena la vida con cosas para el ego. La pandemia nos trajo autenticidad, realidad, lo ineludible. El desafío que tenemos por delante es cómo vamos a responder a esa autenticidad y libertad con responsabilidad. Y no como la forma en que nuestros abuelos se referían al concepto. Es un compromiso con el alma y su camino, es responder a la verdad. Implica muchos pasos por dar, como soltar la mentira o armarse de coraje, pero es totalmente realizable y es lo que se nos está pidiendo como humanidad. Si hay algo en lo que estamos de acuerdo por primera vez el planeta completo, es que con la pandemia, el futuro llegó. Y la responsabilidad del futuro es la responsabilidad afectiva, con uno mismo y con los demás.
PERSONAJES CON HISTORIA
PRELUDIO DE LA VANGUARDIA
JUAN EMAR
“Y sépase que este antecesor de todos, en su tranquilo delirio, nos dejó como testimonio un mundo vivo y poblado por la irrealidad siempre inesperada de lo más duradero”
Pablo Neruda: “J. E.”, prólogo a Diez, 1971.
POR KARINA BARRIENTOS
Profesora de Castellano y Comunicación
Jean Emar o Juan Emar, seudónimo del escritor chileno Álvaro Yañez Bianchi, que proviene del francés J’en ai marre “estoy harto”, es hijo del destacado jurista y político liberal Eliodoro Yáñez Ponce de León y de Rosalía Bianchi Tupper. Fue un crítico de arte, pintor y escritor exponente de la vanguardia literaria de las décadas del 1920 y 1930 en el género narrativo. Jean Emar fue el seudónimo utilizado en los escritos de arte publicado en La Nación entre 1923 y 1927 y posteriormente publica su obra literaria utilizando el seudónimo de Juan Emar. Comenzó su trabajo a los 17 años con apuntes de notas escritos durante toda su vida, que formaron parte de la producción privada del autor y los artículos del diario La Nación, y los libros publicados Ayer (1934), Miltin (1934), Un año (1935), Diez (1937) y su magna obra Umbral, de 4.134 páginas, que no se publicó en su forma completa hasta 1996, más de tres décadas después de su muerte.
GRUPO MONTPARNASSE (1923-1930)
Emar es un escritor que, como muchos otros autores, escasamente fue comprendido en su época. Sus obras prácticamente no tuvieron recepción crítica ni académica, lo que generó en él almacenar cientos de copias de sus libros en su casa de La Marquesa, cercana a Valparaíso, donde vivía con su familia en ese momento, cortando así definitivamente los lazos con los círculos literarios y su renuncia a cualquier posibilidad de publicación. Pablo Neruda, en el prólogo de la segunda edición de la colección de cuentos de Emar, Diez (1971), señaló “Mi compañero Juan Emar obtendrá ahora lo que aquí no somos tacaños: el respeto póstumo”. Acertado vaticino para su creación que en los últimos años ha tomado relevancia, siendo tanto sus obras publicadas durante su vida como también los escritos inéditos del autor, los que han visto la luz después de su muerte. Ha sido traducido en los últimos cuarenta años al inglés, francés, portugués e italiano.
JUAN EMAR, EL TERCER HIJO DE ELIODORO YÁÑEZ
La Familia Yáñez Bianchi tuvo en total 5 hijos, siendo Eliodoro, a quienes todos llamaban Lolito, el primer descendiente, que murió trágicamente a los 3 años de edad, dejando un inmenso vacío y dolor en el padre de la familia quien, ante la muerte de su hijo, se encierra durante semanas en su habitación para calmar el dolor de la pérdida. Juan Emar, único hijo vivo de la familia, desde muy pequeño tuvo que conciliar lo que su padre esperaba de él versus lo que realmente quería ser y sería. Para Eliodoro, este niño sería un insigne abogado, político y heredero de un prestigioso apellido y posesión; sin embargo, desde muy pequeño manifestó que las pretensiones de su padre no se cumplirían, puesto que el mundo del arte, específicamente la pintura, sería el lugar y óptica del mundo en el que se desenvolvería, con la colaboración económica para poder desarrollarse en este ámbito cultural, el cual efectivamente sería patrocinado por su padre.
LOS HERMANOS ESCRITORES DE LA FAMILIA YÁÑEZ BIANCHI
Álvaro Yáñez - Juan Emar y Flora Yáñez - Mari Yan
Estos hermanos, separados por cinco años de diferencia de edad, siendo Juan Emar mayor, tenían como actividad principal la de llevar cuadernos en donde escribían reflexiones cotidianas, diarios de vida. Sin embargo, el distanciamiento de estos hermanos ya sea por la diferencia de edad como por la aprobación que cada uno percibía especialmente de su padre, hizo que hubiese un absoluto recelo de lo que Juan producía, Mari Yan mostraba orgullosa sus escritos a su familia. Ella escribió quince libros narrativos, incursionando en el cuento, la novela y autobiografía, además colaboró con el diario El Mercurio y obtuvo dos premios literarios. Publicó por primera vez en 1932, posterior a la muerte de su padre, pues no quería avergonzar a su familia al pretender ser escritora. Emar nunca mostró interés por el desarrollo literario de su hermana, sin embargo, años más tarde cuando Flora publica E l trigo y el vino en 1962 y él se encuentra escribiendo Umbral, al final de un capítulo hace referencia a su hermana, puesto que la inspiración de este libro lo lleva a recordar la hacienda de su infancia.
JUAN EMAR Y SU INFLUENCIA EN EL ARTE DE LA VANGUARDIA LOCAL
“No hay nada más dulce como dormir sobre una creencia inamovible… Perturbar este sueño es exponerse a que a uno le envíen una injuria”.
En 1919 Juan Emar y su mujer, Herminia Yáñez, habían arribado a la capital francesa. Trabajaba en la embajada chilena como primer secretario y entre sus diversas actividades asistió a la academia La Grande Chaumière. Se desplazó por Inglaterra, Italia, España; sin embargo, su principal interés estaba en los encuentros y charlas con artistas e intelectuales en los distintos cafés y talleres de Montparnasse, donde conoció a Picasso, Gris, Huidobro, Deraín y fue allí donde afianzó su amistad con los pintores chilenos. Es así como el contacto directo con los principales exponentes de los movimientos vanguardistas y sus obras, le permitió conocer el código del arte contemporáneo.
De esta forma, al regresar a Santiago y desde febrero del año 1923 a 1927, publicó en el diario La Nación Notas de Arte, con la finalidad de dar a conocer y difundir las nuevas tendencias del arte contemporáneo pictórico, conocimiento y experiencia que había adquirido en los continuos viajes realizados a París y la relación con los importantes vanguardistas de la época. Su primer artículo publicado tuvo el nombre de “Algo sobre pintura moderna”, que refirió un análisis sobre las condiciones de recepción de la pintura contemporánea en Chile.
A mediados de 1923 llegan a Santiago los pintores chilenos con quienes Emar había estado en París y fue allí donde se formó el Grupo Montparnasse, que contaba los siguientes integrantes: Manuel y Julio Ortiz de Zárate, José Perotti, Henriette Petit y Luis Vargas Rosas. Así, Emar se transformó en un crítico de arte y guía intelectual del nuevo grupo pictórico, que supo incitar y acompañar con su reflexión a los pintores nacionales, poniendo a disposición las páginas de
La Nación para que difundieran sus experiencias y su nueva visión acerca del arte, dando a conocer el proceso que habían experimentado los expositores para llegar a componer sus obras.
LA OBRA EMARIANA, “MATEMÁTICAS EN EL ARTE”
‘(...) La obra de arte debe ser Eurítmica; es decir que cada uno de sus elementos debe estar ligado al todo por una relación constante que satisfaga ciertas leyes.
Esta armonía viviente podría llamarse: equilibrio de relaciones, pues así el equilibrio no es como hoy día se comprende: un resultado de igualdades o de simetrías, sino que resulta de una relación de números o de proporciones geométricas que constituyen una simetría por equivalentes.
Esta estética está de acuerdo con las leyes con que nuestro espíritu ha comprendido y explicado el universo desde Pitágoras y Platón. Por ello, sabemos que todo en la creación es rítmico según las leyes del número, y gracias a estas leyes única mente, nos es permitido volver a crear, reconstruir equivalentes del equilibrio y de las armonías universales.
El fin de las artes puede ser definido así: reconstruir el universo según las mismas leyes que lo rigen. (Cit. por Emar, 2003: 55).
relación superior, comprendiendo la literatura y el arte en general como absoluto en el ser y en el arte. Vale decir, una visión holística de lo que es el ser y la creación, entendida como una unidad que comprende un todo, en donde se desarrolla la proporción de una completa armonía.
JUAN EMAR Y EL LECTOR ACTUAL
La relación existente entre las Notas de Arte y la creación literaria de Juan Emar, es una teoría que se desarrolla en el devenir de su creación. Según el apartado realizado por Cecilia Rubio en su texto La euritmia de Juan Emar: Teoría del equilibrio y sis tema constructivo, en la obra emariana, tanto en sus trabajos pictóricos como en los literarios, busca incorporar los conceptos de equilibrio y construcción, provenientes entre otros de la pintura cubista, en donde se debe fijar una ley de relaciones entre los elementos. Como lo manifiesta Gino Severini en la cita anteriormente señalada, es así como la estructura se deber realizar en justa proporción y construcción, por lo que debe ser juzgada como una obra científica. Ahora bien, Emar trabaja estos postulados en su creación de acuerdo a leyes numéricas y geométricas que le permiten generar una estructura narrativa basada en la teoría del equilibrio, que lo lleva a enmarcar su obra en la idea de una construcción simbólica donde existe un punto de convergencia de unidad y totalidad, una ley universal que le hace comprender al uno como parte de un todo que se desarrolla en
La postergada obra de Juan Emar ha encontrado y encontrará en estos tiempos al lector comprensivo que no tuvo en su época, puesto que la propuesta de vanguardia planteada por este autor, como todo nuevo e incipiente movimiento, es siempre una ruptura de un sistema artístico prevalente por otro que emerge. Es por ello que realizar nuevas lecturas de sus obras y estudiar esta alejada obra del realismo literario, nos exige examinar su importancia, no solo por la relevancia que radica en llenar un vacío evidente y manifiesto de su literatura en la vanguardia de nuestro país, sino que también en la necesidad de reconocer el valor de su obra, para establecer, entender e interpretar una línea de continuidad en nuestra historia cultural y literaria de la primera mitad de siglo XX. Como señala Guillermo Gotschlich en la Revista Chilena de Literatura del año 1988, “Toda la literatura de Emar, sus cuentos y novelas, demuestra, además que la sucesión de hechos y motivos de los personajes no está regida por una relación consecuentemente lógica o causal; su verdadera animación reside en el “cerebro” (…) y la imaginación creadora, motor de la integración activa de la realidad, que la literatura recupera en una nueva expresión”.
De esta forma, Emar nos presenta una visión más amplia de los personajes, que no refiere a simples relaciones de causalidad, por eso la verdadera animación reside en el cerebro. Es como conocer la proporción aurea y la geometría sagrada en el tejido de una armonía universal que, de la mano de este autor, trasciende las más grandes obras de la pintura para llegar a la literatura. El lector actual está mucho más informado y preparado con conceptos científicos y matemáticos como la proporcionalidad del universo y la relación de cada movimiento con el todo en una estabilidad armónica, por lo que puede llegar a una afinidad con la obra de Emar, quien trajo a la literatura una comprensión más amplia de los fundamentos de la irrealidad siempre inesperada de lo más duradero, manifestada en la revelación de una conciencia del ser dispersa en la multiplicidad de lo cotidiano.
TEMPORADA DE PISCINAS, GRIFOS Y PILETAS... A CUENTAGOTAS
POR EDUARDO GÁLVEZ ASTORGA y NICOLÁS. CORNEJO DURÁN
FOTOS LORENZO MELLA
Como todos los años, cada 21 de diciembre se celebra el solsticio de verano, ocasión en la que el sol alcanza la mayor latitud en el hemisferio sur, lo que significa que aquel día es el más largo de todos con luz solar y la noche más corta de oscuridad. También significa el inicio del verano que inevitablemente asociamos a unas merecidas vacaciones, planificamos alguna escapada para recargar energías o simplemente para capear las intensas olas de calor. ¿Pero qué pasa cuando el presupuesto es escuálido o estamos cortos de tiempo y debemos quedarnos en la ciudad? Los patos caen asados, el cemento nos quema los pasos y la sombra se hace un bien preciado igual que el agua, que por estos días escasea más que nunca. Sin embargo, no todo está tan seco.
PISCINA TUPAHUE, UN OASIS
EN MEDIO DE LA CIUDAD
Un verdadero tesoro. Ubicada en las alturas del cerro San Cristóbal, lo que le permite tener una vista panorámica de la ciudad, la piscina
Tupahue (lugar de dios, en quechua) fue construida a mediados de los años sesenta por el arquitecto Carlos Martner sobre una antigua cantera en desuso, que además posee un mural fabricado de piedras extraídas del mismo lugar, por la artista chilena María Martner y el mexicano Juan O`Gorman y que representa la unión de ambos países. Además, está rodeada por un jardín de flores y arbustos que le dan mayor frescura y hermosura al paisaje. Con dimensiones suficientes para recibir, en condiciones normales, a más de mil visitantes (82 x 25 mt, con 4000 m2 de áreas verdes) fue declarada monumento histórico en 2005.
Para Dayana Ruiz, supervisora del recinto, es un lugar más que ideal para trabajar. “Me gusta estar acá, el ambiente laboral y el entorno son maravillosos: qué mejor que trabajar en un parque arriba de un cerro”. Dayana lleva cuatro temporadas trabajando en la piscina, pero esta es su primera vez como supervisora: “He trabajado en camarines y en control de acceso. El resto del año soy dueña de casa al cuidado de mis dos hijos, así que este es un trabajo que me acomoda bastante”. Y como casi todos quienes trabajan en época estival deben sacrificar sus vacaciones, pero es algo que se puede modificar sin problemas para marzo, septiembre o fines de semana largos.
El ambiente que reina en el lugar es ameno y distendido, propicio para desconectarse y refrescarse, algo que los usuarios saben y valoran: “Hay gente que viene siempre y que son frecuentes. Hay familias que vienen los martes, por ejemplo, la mamá con sus niños, y otros visitantes que vienen a nadar más temprano, incluso tres veces a la semana. Aprovechan de hacer ejercicios porque a esa hora hay poco público y lo pueden hacer mejor. También hay gente mayor que viene en las tardes, leen su libro y aprovechan el agüita”, nos cuenta mientras una familia chapotea en el agua. Eso sí, para construir este ambiente hay que seguir las reglas del juego, más todavía en tiempos de pandemia: “Este lugar está hecho para que la gente venga a descansar. Aquí por norma no colocamos música con parlantes, lo que se escucha es el ruido ambiental que ayuda a relajarse un poquito, a desconectarse. A pesar de seguir dentro de Santiago el espacio es rico. La idea de subir un cerro lo hace aun más atractivo porque es una experiencia muy ligada a la naturaleza. No se trata de entrar a un parque acuático donde uno llega en el auto y saca todas sus cosas y se instala. El ingreso puede ser en bicicleta, teleféricos, caminando o en buses de acercamiento que salen de abajo, lo cual lo hace más entretenido aun”.
Y si de reglas se trata, quienes deben velar para que se cumplan, además de cuidar la integridad de todos los visitantes, son los salvavidas. Javier Rojas lleva varios años trabajando para resguardar la vida de los demás. En verano trabaja en piscinas y el resto del año lo hace en mantención de calderas. bombas y piscinas temperadas. “Por el protocolo de Covid tenemos que hacer valer el distanciamiento social y que usen las mascarillas en los camarines o cuando transitan de un lugar a otro. Acá en la piscina resguardamos la seguridad de las personas, y procuramos hacer todo lo posible para evitar problemas o anticiparse a los accidentes”. Y curiosamente la gente obedece. Al parecer con tanta norma y protocolos de seguridad en todas partes, la ciudadanía ha cambiado su manera de reaccionar frente a la autoridad. Javier nos dice que “el comportamiento de la gente debido al protocolo ha cambiado, ya que está mucho más dispuesta a acatar las reglas de comportamiento. Antes del Covid la gente era mucho más desordenada y aquí se notaba porque a esta piscina viene harta gente a pasarlo bien, entonces que alguien venga y les diga ‘oye, no puedes hacer esto o esto otro’, les molestaba”.
Otra cosa que ha modificado la pandemia es el aforo y el público que concurre a la Tupahue. Antes
los grupos eran más numerosos y la gente iba por el día, “ahora se ve que vienen más familias, papá, mamá, los niños chicos, sobre todo durante el horario de mañana. En la tarde se ven más grupos de amigos, pero siempre manteniendo el aforo que no puede superar las 240 personas por bloque de horario”.
La gente se impresiona, lo agradece y queda con ganas de repetir la experiencia. Luciana Pérez vecina de la comuna de Santiago dice que ella pasa el verano en parques, pero que nunca había venido a esta piscina. “Primera vez que vengo y fue súper buena experiencia así que ya estoy planificando cuando la volveré a repetir”. Carlos Muñoz, en cambio, es asiduo a tirarse piqueros en la Tupahue. Es de Quinta Normal, pero dice que esta piscina le acomoda más y el paisaje lo hace descansar el doble: “Es de súper fácil acceso aunque esté en la punta de un cerro y nunca se llena, ¿qué mejor?”. El ticket de ingreso cuesta $4.000 adultos y $2.500 niños, y se debe reservar en la página parquemet.cl.
OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS
Marianela Collipal vive en la población El Montijo de Cerro Navia, comuna que se encuentra entre las que tienen menos cantidad de áreas verdes accesibles por habitante a nivel nacional. Marianela comenta que en su sector no existen muchos espacios recreativos para que los vecinos vayan a disfrutar en familia, como una piscina o parques con árboles y juegos de agua, explicando que “nosotros, con mi familia, vamos a piscinas de Isla de Maipo, a la de la Quinta Normal o a la del Cerro San Cristóbal, pero hay vecinos que no pueden pagar entradas o viajar a las piscinas del centro”.
Si bien existe una piscina municipal en la comuna, la demanda es tan alta que los habitantes se trasladan a otras comunas que cuentan con piscinas más grandes y que permiten un mayor aforo. “Antes era común en el sector de Mapocho ver a niños y adultos bañándose con el agua de los grifos, ponían una tabla y salía un chorro fuerte de agua que cruzaba hasta el otro lado de la calle, todos se mojaban y se divertían, hasta que una vez hubo un incendio, creo que fue ese mismo verano, y los bomberos se tuvieron que conectar en otro grifo porque ese ya no tenía presión de agua”, nos cuenta Marianela, estableciendo esa relación entre el ingenio de refrescarse abriéndose paso con lo que se tiene a mano y la desigual realidad que afecta a las comunas más populares.
Desde la casa de Marianela no se ve el cerro San Cristóbal, y la cordillera solamente se puede divisar si la contaminación lo permite. Una ciudad sin mar, ese que tranquilo nos baña, puede ser un
suplicio en temporada estival por el calor seco de la cuenca de Santiago, por la falta de espacios públicos adecuados, por la escasez hídrica, y por tantos motivos que no hacen otra cosa que profundizar la desigualdad territorial.
“Son mis hijos”, nos dice Mónica acostada sobre una manta en el pasto de la Plaza Brasil de Santiago. Dos niños se están refrescando en la pileta de la plaza, bajo la atenta mirada de ella y de su compañero Manuel, “nosotros vivimos acá en Santo Domingo con Brasil y en vez de que los niños estén en sus celulares o viendo tele, prefiero que se vengan a refrescarse acá a la plaza, además los juegos están a pleno sol, y el calor hace que los niños quieran meterse a cualquier cosa con agua”, explica Mónica mientras seca a su hija mayor.
Manuel, se incorpora a la conversación y nos cuenta que siempre los niños se han bañado en esa pileta, “es como una tradición que cuando se sale de cuarto medio, en los liceos de por acá, se vienen a bañar con uniforme. Antes también abrían el grifo de la esquina, pero ahora todos cuidan los grifos en este barrio por la cantidad de incendios que ocurren, el único que los abre ahora es el limpiador de autos que saca agua de ahí para hacer su pega”.
“En la Quinta Normal antes había juegos de agua,
ahí llevábamos a los niños, pero con la pandemia se restringió eso, como muchas cosas, y aún no me explico por qué no los vuelven a abrir”, concluye Manuel, como excusándose innecesariamente del atrevimiento que es meter a sus hijos en una pileta pública.
A pocas cuadras del Barrio Brasil, en el kilómetro cero de Chile, también se pueden ver niños chapoteando en la pileta, son en su mayoría migrantes y juegan con la soltura de la inocencia. Juegan mientras sus padres venden tortas, ceviches y anticuchos de corazón al costado de la catedral.
NO LLUEVE, PERO GOTEA
Hace unas semanas, el mismo día en que se dio inicio al verano en esta parte del mundo, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) difundió el informe de la situación hídrica y pronóstico verano 2022 en Chile, cuyos datos cayeron, paradojalmente, como un balde de agua fría: ya van trece años de sequía y este será el cuarto verano más seco de nuestra historia. La escasez de precipitaciones es tal que a estas alturas ya se habla de una reconfiguración del mapa hídrico del país, por ejemplo, así como la zona centro presenta una fuerte sequía, lo contrario sucede en el altiplano donde hay una variación fuera de lo
común en el aumento de precipitaciones, algo que también se ve en los caudales con una disminución en embalses y nieve en la cordillera del 20%. Y por si fuera poco: si se dejaran de emitir gases como carbono y metano, recién veríamos cambios sustanciales en cuarenta años más, lo que significa un incremento en la temperatura del planeta de manera exponencial.
Es verano y nos llueve sobre mojado. El problema ya no es el calor que podemos resistir una tarde de enero o febrero, sino el costo fundamental que tiene para nuestras vidas la falta de agua. Desde el aumento de incendios forestales que se llevan vidas, hasta los posibles racionamientos potables para controlar su consumo, son parte de los riesgos que están al otro lado de la orilla. Y así como muchas cosas han cambiado en este país y en el mundo, nuestro modo de relacionarnos con el agua hace rato ya que debió ser distinto, mucho más prudente, mucho más consciente. Un simple “manguereo” o abrir un grifo en la calle para chapotear como cuando éramos niños quedó en las postales de la infancia perdida, esa misma infancia que hoy día clama por un futuro sustentable y un presente donde tirarse un piquero para refrescarse no sea caer en la profundidad seca del abismo.
IN VINO VERITAS
TEMPORADA DE BLANCOS, ROSADOS Y… ESPUMANTES
VERANO, CELEBRACIONES Y VACACIONES
POR NATALIA JIMÉNEZ DÍAZ
Vitivinicultora & Sommelier Profesional
Verano, temperaturas altas, tiempo de vacaciones, relajarse y disfrutar, qué mejor que beber un espumante, un blanco o un rosado para que nos refresquen del calor. Comencemos con el origen del brindis, se habla que es en la Antigüedad Clásica, específicamente en la era romana, las personas pensaban que beber vino era tan maravilloso que decían que los cinco sentidos deberían disfrutarlo: gusto, olfato, vista, tacto y también el oído. Para incluirlo se decidió que había que chocar los recipientes que contenían el líquido para beber. También se cuenta que era por desconfianza y posibilidad de utilizar bebidas envenenadas para asesinar a sus contrincantes o rivales, especialmente políticos. Otros cuentan que romanos y griegos chocaban las copas para demostrar que el vino no estaba envenenado, así, el vino pasaba de una copa a otra y si estaba envenenado, los dos morirían. Otra versión, poco conocida, cuenta que los romanos en sus grandes fiestas brindaban con tanta energía solo para llamar la atención de los sirvientes y que les rellenaran la copa de vino, forma de compartir y demostrar unión en la fiesta.
Una hipótesis más moderna remonta al siglo XVI, dice tener como motivo la celebración de una victoria del ejército de Carlos V sobre sus oponentes. El lunes 6 de mayo de 1527, las tropas de Carlos V toman de forma victoriosa Roma y la saquean. Cuenta la historia que con motivo de esta victoria, los mandos militares llenaron sus copas de vino, las alzaron al frente y pronunciaron: bring dir’s (yo te lo ofrezco en alemán); gracias a esta victoria, se dio lugar a la tradición de brindar cuando se celebra algo.
Uno de los tradicionales brebajes para brindar son los espumantes.
Espumante o espumoso, este vino burbujeante que abrimos para celebrar el año nuevo, un matrimonio o cumpleaños, se puede disfrutar en cualquier momento del año. Muchos le dicen “champaña”. Champagne es una denominación de origen francés, todo espumante elaborado fuera de esta región no puede llamarse champagne.
La versatilidad de los espumantes es una de las grandes características que tienen, se puede maridar un menú completo. Existen varias categorías: Brut Nature (menos de 3gr/Lt); Extra Brut (0-6gr/Lt); Brut (menos de 12gr/Lt); Sec o Seco (12-21gr/Lt); Demi sec o Semi seco (21-50gr/Lt) y Dulce (más de 50 gr/ Lt), esto es la cantidad de azúcar residual (azúcar no
convertida en alcohol por las levaduras durante la fermentación alcohólica) que tiene cada categoría.
Los más secos son excelentes aperitivos, además nos inclinaremos a preparaciones más frescas y ácidas; mientras más dulces a preparaciones dulces. Servirlos entre 5-8°C, mientras más seco más frío se servirá, con más complejidad un par de grados más.
Tener en cuenta también el método de elaboración: Charmat o Tradicional (llamado también Champenoise); los primeros fermentan en cubas donde también la segunda fermentación es en cubas y luego se embotellan; los segundos, primero se realiza la fermentación alcohólica en cubas y su segunda fermentación (que es la que producen las burbujas) se realiza en cada botella. Los espumantes elaborados con método tradicional suele ser más complejos aromática y gustativamente, destacan por tener una burbuja pequeña, notas a levadura, pastelería, panadería; en boca tienen más volumen y complejidad; punto a tener en cuenta para maridarlos.
Algunas recomendaciones de maridajes desde los más frescos a los más dulces: mariscos con salsa verde o con toque de limón, ceviches, tiraditos, quesos frescos con toques herbales, ensaladas, carpaccio de salmón, crudos, salmón en salsa de limón, paella, langosta a la mantequilla, queso brie con mermeladas,
croquetas de jamón serrano, pie de limón, tortas de chocolate, tarta de frutas, helados, mousse.
Otro brebaje con los que se puede brindar e ideal para el verano son los vinos blancos. Estos se elaboran a partir de uvas blancas, aunque también de tintas, la piel de los granos es la que le da color al vino; hay una excepción: las uvas tintoreras, cuya pulpa es de color. Cómo saber esto, simple, haga el siguiente ejercicio: compre un racimo de uva rosada, quítele la piel con cuidado, se dará cuenta que la pulpa es de color blanquecino. Hay que tener en cuenta que los blancos son mucho más suaves que los tintos, por lo que su sabor es más suave y delicado, contienen mayor acidez y suelen ser más frescos. Las variedades más conocidas en Chile son: Sauvignon Blanc y Chardonnay. Las no tan conocidas, aun así interesantes de conocer y probar: Riesling, Viognier y Gewürztraminer. Dato importante, fijarse si el vino tuvo algún tipo de envejecimiento barrica, estos serán vinos con más estructura y volumen en boca. Partamos con Sauvignon Blanc, consejo: beberlos lo más joven posible para disfrutar todas sus cualidades, a menos que tengan paso por barrica. Los blancos jóvenes son de color amarillo verdoso casi pálidos, con aromas frutales y herbales como
piña fresca, ají, espárragos; en boca se caracteriza por tener una acidez alta. Este vino puede maridarse con platos ligeros y frescos que tengan notas cítricas y herbales como ensaladas, ceviche, sushi, quesos frescos con hierbas. Son un excelente aperitivo debido a su acidez que activa las papilas. Servirlo de preferencia entre 6º y 8°C.
Por su parte, es muy común que los Chardonnay tengan guarda en barricas, hay pocos que no. Cuando tienen envejecimiento suelen ser vinos de color amarillo pajizo y tonalidades doradas; aromas frutales y florales como manzana, pera, rosas amarillas; en boca tienen más volumen y cuerpo. Puede maridarse con platos algo más complejos como pescados tales como trucha, bonito o atún, pastel de choclo, humitas, pollo, cerdo, pastas con salsa bechamel. Debe servirse entre 8-10°C. Los Riesling son vinos de color amarillo pajizo con tonalidades verdosas, muy aromáticos destacando notas cítricas, florales y frutales, también una nota muy particular a gasolina; en boca se caracteriza por tener un buen equilibrio entre el azúcar y acidez. Para el maridaje se prefieren platos donde destaquen el picante y las especias,
pescados como atún y salmón, cerdo, charcutería, comida asiática. Deben servirse entre 7-9°C.
Los vinos Viognier son de color amarillo pajizo intenso y reflejos dorados, destaca por ser muy aromático con notas florales y frutales como duraznos y damascos, notas a miel y especias; en boca es fresco pero con acidez baja, son vinos muy elegantes, se maridan con platos especiados como la comida thai, carnes blancas, aves, pescados, comidas que tengan como ingredientes azafrán, curry, jengibre y leche de coco. Deben servirse entre 7-9°C. Y los Gewürztraminer, vinos de color amarillo pajizo intenso con tonalidades doradas, muy aromático y elegante con notas a frutas tropicales como lychee y florales como rosas y geranios; en boca se siente una fina acidez que equilibra el vino se sirven para acompañar comida muy especiada como china, japonesa, thai, hindú; preparaciones que tengan curry y sabores picantes, también con pato, carnes de caza. Deben servirse entre 7-9°C.
Finalmente los rosados o rosé, en su elaboración se recurre a la piel de las uvas tinta. Hay varias formas de elaborarlos, la más común es estrujando las uvas tintas para macerar el mosto durante algunas horas en contacto con sus hollejos. La fermentación de este mosto ligeramente coloreado se hace sin pieles, como si se fuese un blanco. Hay un sinfín de rosados, desde los pálidos hasta los intensos; tienen más graduaciones que los blancos, pero mantienen esa ligereza y frescor que no se encuentra en los tintos. Un punto interesante es distinguir entre rosados secos y más dulces, según las exigencias de cada plato que acompañen, debido a que los productores dejan un rastro azucarado para compensar el amargor natural de los taninos.
Podemos encontrar rosados elaborados con uvas desde la delicada Pinot Noir hasta la potente Cabernet Sauvignon, así como también de mezclas de uvas tintas, por esto que los rosados son tan versátiles. Se recomienda maridarlos con diversas comidas como pescados, mariscos, embutidos, charcutería, pastas con salsa de tomate, pizzas, carnes rojas, paellas, carnes ahumadas. De preferencia deben servirse entre 6-10°C, dependiendo del rosado.
Estos son algunos consejos generales para tener en cuenta al momento de elegir un vino, cualquier duda siempre preguntarle a un especialista, ellos nos guiarán para elegir el vino correcto, sobre todo si se trata de agasajar a los seres queridos, disfrutar grandes momentos con la familia o acompañar el descanso, la fiesta o el verano con un sabor y frescor propio de la mejor época del año.
LOS NEURÓTICOS QUE ASESINAN PSIQUIATRAS
POR ANTONIO ROJAS GÓMEZ Periodista
La buena literatura no necesita apellidos. De este libro de Julia Guzmán se ha escrito que es novela negra, o novela de anticipación, o novela fantástica. Es simplemente una buena novela. Más que eso, una novela muy buena, de lo mejor que he leído últimamente. Claro, ocurren muertes. Pero también hay muertes violentas en Crimen y castigo y en Los hermanos Karamasovi, y a nadie se le ha ocurrido decir que Dostoiewski es autor de novelas policiales. Simplemente es un gran novelista. Salvadas las distancias espaciales y temporales, Julia Guzmán Watine también lo es. Y lo demuestra con el atrevimiento de abordar experiencias muy nuevas para tratar temas muy antiguos: el eterno tema del ser humano que no se explica cómo llegó a este mundo y qué está llamado a hacer en él.
En su abordaje, Julia Guzmán pasea a sus personajes por otros mundos, paralelos al nuestro, en los que también vivimos, o viven seres iguales a nosotros, que deben resolver los mismos problemas que nos aquejan. Es una forma distinta de plantearse lo que todos nos hemos planteado alguna vez: ¿cómo sería si en vez de hacer lo que hice hubiera hecho lo contrario?
El protagonista, Marcelo, que se busca en otras dimensiones para rescatar lo mejor de sí mismo, es un neurótico obsesivo. No es el único, hay otras personas que sufren la misma enfermedad, que los psiquiatras tratan con terapia y medicamentos. Pero ellos no quieren ser curados, no desean cambiar porque creen tener una misión que cumplir. Entonces, comienzan a matar psiquiatras.
Allí entran a escena dos investigadores privados, una mujer y un hombre, que habían aparecido en anteriores trabajos de la autora. Hay
que decir que estos personajes son convincentes más que como investigadores, como seres humanos. Más importante que la forma en que resuelven misterios es su condición de personas, con expectativas y defectos, al igual que todos quienes nos encontramos en este mundo… o en mundos paralelos. Por cierto, interesa saber si llegarán a descubrir al o a los responsables de los crímenes. Y para facilitar esa curiosidad, la autora incorpora un curioso diagrama que repite cada tanto y en el que se aclaran las relaciones entre hechos y personas, con los antecedentes de que se dispone hasta ese momento.
La novela, a pesar de su brevedad, es ambiciosa e intensa. No es fácil inmiscuirse en mentes enfermas y tratar de comprenderlas, de ver el mundo con esos ojos que, por supuesto, no reflejan nuestra propia mirada. Julia Guzmán Watine lo consigue y logra interesar al lector gracias a un trabajo prolijo, en el que juegan roles preponderantes tanto el fondo de su propuesta como la forma en que la presenta. La prosa elegante, la limpieza del idioma, el manejo narrativo, revelan a una escritora que alcanzó la madurez y de la que es posible esperar creaciones cada vez más originales y perfectas.
La narración, bien articulada, va de uno a otro personaje, de un mundo a otro, deparando sorpresas, generando caminos que pueden torcerse y no llevar al punto esperado, pero siempre se mantiene el interés, que no decae hasta llegar a la página final, en que el lector queda meditabundo, con una perspectiva distinta que se abre ante sus ojos. La conjura no es una novela policial más. Es una gran novela, que no es posible dejar pasar.
LA CONJURA DE LOS NEURÓTICOS OBSESIVOS. Novela.
Julia Guzmán Watine Editorial Espora, 116 páginas.
ANIVERSARIO 90 AÑOS DE LA SOCIEDAD DE ESCRITORES DE CHILE
CONECTADOS CON LA LITERATURA Y EL PAÍS
EN SU PROCESO CONSTITUYENTE
Como actividad central la institución realizó el “Encuentro de Escritores y Escritoras Chilenos de la Diáspora” 1 , casi cinco horas de grabación con registros exclusivos de la obra de figuras como Ariel Dorfman, Waldo Rojas, Pedro Lastra, Erik Martínez, Carmen Yáñez, Jorge Etcheverry, etc. que queda como un importante e inédito documento histórico.
POR ROBERTO RIVERA VICENCIO
Presidente
Sociedad de Escritores de Chile
Un día 6 de noviembre de 1931 reunidos entre otros Marta Brunet, Mariano Latorre, Domingo Melfi, Tomás Gatica, Manuel Rojas, Joaquín Edwards Bello, Antonio Acevedo Hernández, Benjamín Subercaseaux, Daniel de la Vega, finalmente fueron 42 los reunidos que firmaron
el Acta Fundacional de la Sociedad de Escritores de Chile, que está llena de logros y bellas curiosidades, como cuando Tomás Gatica asume como presidente y da explicaciones sobre los fines que se persiguen y habla de la posibilidad que el Fisco proporcione una de las imprentas que están en receso -estamos en plena crisis del `29 y todos en quiebra- una imprenta con la cual la Sociedad podría fundar una Editorial, el largo sueño lleva ya 90 años, cuando el libro digital comienza en parte a descolocar el argumento, y la
1 “Encuentro de Escritoras y Escritores Chilenos de la Diáspora” puede verse sus dos bloques de mañana y de tarde tal como se llevó a efecto en los siguientes link: https://youtu.be/QA3VB1l5IUY https://youtu.be/yxOz38kTam4
conciencia que somos poco leídos, o muchísimo menos leídos que antaño se asienta como hecho irrefutable, ya no se lee poesía o ficción como antes, es cierto, pero los Escritores siguen incólumes al paso del tiempo porque sabemos que todo es poesía, el más simple teorema es poesía, las matemáticas superiores, el tiempo curvo y los hoyos negros son de la más sublime poesía, y ahí están los Escritores, en la vanguardia de las ideas, en la sociología y los mo-
vimientos sociales, en la historia que transcurre con nosotros, en el arte de los cambios y en el arte de la política; es decir, el tiempo del Escritor no se acaba, antes al contrario, la sensibilidad del Escritor da en la tecla, en el pulso de todas las cosas, y es el lenguaje y su silencio, la pausa, la detención del tiempo en la intriga, la que genera conocimientos imposibles de obtener otro modo, y genera realidades, modos de percibir y disfrutar, por ello es lícito recordar las luchas por la libertad de expresión, o de la inteligencia, que ha librado la Sociedad de Escritores de Chile, desde los albores de la República, desde la Sociedad Literaria de José Victorino Lastarria quien junto a Bilbao, a Manuel Antonio Matta, Aníbal Pinto, dieron brillo a las ideas fundadoras del Chile originario.
Cabe recordar que el premio de los juegos florales que ganara Gabriela Mistral con los “Sonetos de la Muerte” en 1914, fueron organizados por la Sociedad de Artistas y Escritores fundada en 1899, el premio Municipal de Santiago, el premio Nacional de Literatura en 1941, incluso el premio Nacional de Ciencias con su concurso y apoyo así llega a estos primeros 90 años, quiérase o no, siendo determinante con sus proposiciones e ideas.
Entre las anécdotas, el escritor Agustín Edwards de la época fundadora, abuelo de los actuales dueños de El Mercurio, se excusa desde Valparaíso por telegrama de su inasistencia a la sesión inaugural, sin embargo, adhiere ampliamente a los fines que persigue la Sociedad de Escritores, y un 12 de mayo de 1934, dos años después, informa que, habilitó un salón en el segundo piso del Edificio de El Mercurio, ubicado en Compañía 1246, para el funcionamiento como sala de sesiones de la SECH, dependencias que albergan también la biblioteca, cuando aún la SECH no tenía casa propia.
Entre otras curiosidades, en 1933 el joven poeta Pablo Neruda participa en las elecciones de directorio
y obtiene sólo dos votos, no está mal para partir y llegar al nobel, diríamos hoy, Tomás Gatica es elegido presidente y Amanda Labarca ingresa al directorio. Neruda sería director entre 1945 y 1948 y fue presidente de la SECH en el período 1958 cuando se inician las gestiones con Ester Matte Alessandri para obtener la casa de Almirante Simpson Nº 7, Providencia.
En 1935 Gabriela Mistral sufre ataques arteros a través de la prensa por su actuación como cónsul en España, la Sociedad de Escritores sale en su defensa y protesta por críticas que buscan menoscabar el prestigio de la poeta y los valores intelectuales a los que adherimos. Ese año Gabriela Mistral solicita su ingreso a la SECH el cual es aprobado por unanimidad y permanece como socia y colaboradora hasta su muerte.
Cada directorio de la SECH cuando era elegido, año a año, y luego cada dos años era recibido por el presidente de la República, eso terminó con la dictadura, después nunca más. En dictadura lo entendemos, pero después se vuelve inexplicable. En el marco del este nonagésimo aniversario, cabe mencionar que ha sabido resistir todos los embates, desde la dictadura que pretendió ahogarla e hizo incluso peligroso pisar las puertas de su casa, hasta una aberrante concepción de la cultura que a la fecha no ha logrado que desaparezca, antes al contrario, la SECH cada vez más fresca y llena de ideas y concreciones se posiciona en todo el país, con concursos literarios como el Sechito para estudiantes de Educación básica, Albatros para
Educación Media y el muy prestigiado Teresa Hamel de cuentos en su décimo tercera edición; talleres permanentes, 19 talleres de excelencia en Santiago, de poesía, literatura y género, escritura creativa, cuento, novela, de apreciación lectora, de guión cinematográfico, y otros tantos talleres en Filiales en todas las Regiones del país, porque la SECH tiene Filiales en todas las regiones, y asistencia permanente a Ferias, con un stand móvil, conversatorios, lecturas, presentación de libros, entrevistas, y participación en todas las instancias culturales a que es convocada en todo el país, con más de 1200 socios activos, cada cual en el día a día, trabajando por la cultura y los escritores, sin ser escuchados como consta que no hemos podido recuperar la anualidad del Premio Nacional que se le negó a tantos valiosos escritores, genuinos representantes de nuestra identidad y cultura, los dos jurados que designaba nuestra institución para este premio, nada de eso hemos recuperado para la cultura en estos años, si incluso en nuestras cédulas de identidad los escritores figuramos como sin oficio, o profesión no informada. Ese es el respeto que reclaman los escritores luego que junto a músicos, artistas y pintores, hemos creado el imaginario y la identidad de nuestra tierra, desde Lastarria, Bilbao y Blest Gana a nuestros días, Pezzoa Véliz, Gabriela Mistral, De Rokha, Huidobro, Neruda, Díaz Casanueva, Juvencio Valle, Rojas, Parra, Floridor Pérez, Omar Lara, cómo se entiende Chile sin ellos, sin Aristóteles España, y tantos y tantos otros, Francisco Coloane, Brunet, Manuel Rojas, Fernando Alegría, Alberto Romero, Carlos Droguett, José Donoso, Luis Sepúlveda… Quién podría entender a Chile sin ellos.
Hoy en día la SECH está muy atenta a los que ocurre en la Convención Constituyente, de la cual espera no menos que la cultura sea reconocida como un derecho, como el derecho a la salud, a pensiones de vejez, entre los llamados Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Ni qué decir Educación, pública, de calidad y gratuita.
Como acto central de estos 90 años se realizó el Encuentro de Escritores y Escritoras Chilenos de la Diáspora, por los Escritores que aún residen fuera del país, en el entendido que un nuevo Chile es posible, con una Nueva Constitución, que una nueva y a la vez antigua forma de entenderse y encontrarse es posible, y en este sentido la Sociedad de Escritores de Chile, trabaja en recomponer las redes y el tejido social destruido, volver a saber de nosotros y leernos y encontrarnos.
Precisamente el poeta Rolando Gabrielli residente en Panamá desde hace 45 años, así recordaba la convivencia en la Casa del Escritor:
“Yo quiero en esta oportunidad hablar con los fantasmas que aún me acompañan en esas largas jornadas, conversaciones, esas voces amicales entre copas, risas, el gran festejo de la palabra, la libertad, la camaradería y mucha poesía. Solo son unos apuntes, un homenaje a estos compañeros…
“Ahí están, los veo en los mesones de la SECH, alzar sus copas y voces, en plena alegría, vitalidad, con sus ojos chispeantes, a Jorge Teillier, Rolando Cárdenas, el Chico Molina, Braulio Arenas, Poli Délano, Efraín Barquero, Omar Lara, Jaime Quezada, Estela Díaz Varin, Ester Matte Alessandri, Edmundo Herrera, y tantos otros. Realismo, romanticismo, surrealismo, mundo lárico, modernismo, todos los ismos habidos y por haber, estaban sobre la mesa y fluía un espíritu esencial de camaradería con algunas estridencias, cuentos, historias, boutades, mitomanías, tan propias de la literatura y la ficción”.
Y esta idea surgió precisamente del colectivo, en reuniones con filiales SECH de todo el país y del exterior, cuando el escritor Eduardo Embry presidente de la Filial Londres (Inglaterra), fue quien propuso que hiciera este encuentro y dio en el clavo, era otra deuda que tenía la SECH con las Escritoras y Escritores que quedaron viviendo afuera y que Chile, no sólo los Escritores, seguramente tienen muchas ganas de conocer y reconocer.
LA NUEVA TROVA CUBANA
POESÍA Y EXCELENCIA MUSICAL DESDE EL CARIBE
POR EDGARD “GALO” UGARTE
Licenciado en Teoría de la Música Universidad de Chile
Cantautor, compositor y guitarrista.
Hace unos cuantos días dejó este mundo Vicente Feliú, uno de los mayores exponentes de aquel movimiento de la canción que influyó en un sinnúmero de cantautores a través de toda Latinoamérica, incluyendo a quien escribe este artículo: La Nueva Trova Cubana. Surgida al calor del “proceso revolucionario”, innovadora y, a la vez, heredera de toda una tradición trovadoresca surgida en Cuba en el siglo XIX, es una paleta heterogénea de estilos, colores y decires, que recoge poesía, canción política, sátira, humor y que despierta tanto devoción como odio (como todos los movimientos artísticos que responden a un oficialismo). Un movimiento que -a pesar de ser hijo de un régimen político ya hoy a todas luces indefendible- sigue siendo una muestra innegable del alto valor artístico que puede llegar a alcanzar la canción popular. ¿Cuál es su
vigencia hoy, luego de tanta agua que ha corrido bajo el puente?
Y TROVA Y BOLERO LOS CREÓ
Cuba ha sido a lo largo de toda su historia un país rico en lo musical. La gran cantidad de aportes de raíz africana y española se ve claramente reflejada en su música, por ejemplo en el amplio abanico organológico: una gran cantidad de instrumentos de cuerda y, sobre todo, de percusión. En estos últimos, es en donde más hace gala el aporte africano. También, por supuesto, en el ritmo sincopado tan apto para la expresión dancística festiva. Lo español se ve reflejado principalmente en dos cosas: el uso de la guitarra y la tradición trovadoresca que proviene desde el medioevo europeo y que dio lugar a expresiones locales a lo largo de toda Latinoamérica. Cuba, por supuesto, no fue la excepción. La trova de la era moderna en dicho país nace el siglo XIX en Santiago de Cuba. En esa época, la ciudad era protagonista de una fuerte ebullición musical: se habían creado varias orquestas y se realizaban a menudo conciertos,
óperas, operetas, en buena medida por influencia de los inmigrantes franceses que venían huyendo de la revolución haitiana. Paralelamente, existe un boom de artesanos fabricantes de guitarras (generalmente provenientes del gremio de los ebanistas), que permiten al común de la gente -para quienes era imposible costear las importadas desde España- acceder a dicho cordófono. Esto le dio al acinturado instrumento un rol fundamental en lo que vendría: un sinnúmero de cantores de extracción popular, que en un principio se agrupaban en peñas y cantinas para, posteriormente, recorrer las calles dando serenatas en dúos o tríos de voces y guitarras. Estos se conocerían después con el nombre de “trovadores”.
En ese nicho de cantautores bohemios, cronistas que reflexionan acerca de todo lo humano, se practicaba un tipo de canción de aire festivo llamado “bolero”, parecido al son. Entre quienes lo cantaban, llamados “boleristas”, nació la necesidad de ir depurando cada vez más el estilo, alejarlo del simple jolgorio y darle un sentido más poético-amoroso. El más destacado de esa época fue el sastre Pepe Sánchez. Luego de Sánchez, aparecen cultores como Sindo Garay, Alberto Villalón, Rosendo Ruiz Suárez, Emilano Blez, Pepe Figarola, Salvador Adams y otros tantos más que se erigieron como discípulos suyos, al tiempo que adquirían ya el mote de “trovadores”.
Y en aquellos albores, trova y bolero eran un mismo género que con el correr de las décadas decantaría en dos distintos que, sin embargo, jamás dejarían de retroalimentarse. Cabe destacar que muchos de sus cultores, además, pelearon en la guerra de independencia de 1895 contra España, incluyendo al mismo Pepe Sánchez.
LOS AÑOS DESENFADADOS Y EL ICAIC
Llegó el siglo XX y décadas pasaron. El bolero ya había adquirido una identidad propia y había evolucionado de las más diversas formas, llegando en los años ’50 en Cuba a dar origen al “filin” una forma de hacer el bolero donde este muestra a cabalidad emoción, técnica y libertad interpretativa. Y esto se debe, en buena medida, a la influencia del jazz. La llamada trova, en contraste, se había mantenido sin mayores cambios. Algunos de los cultores de fines del siglo pasado seguían vigentes, como Sindo Garay. En 1959 triunfa la revolución encabezada por Fidel Castro. Varios exponentes de la música cubana deciden partir al exilio. Otros tantos se quedan. Y en medio de ello, surge la figura del cantautor que la revolución necesitaba: Carlos Puebla. Había comenzado como
compositor de música de corte romántico para luego abordar el contenido social. Por lo que saludó con admiración la llegada de la revolución. Y al poco tiempo, compuso lo que se transformaría en uno de los primeros éxitos de la canción de ese tiempo: “Y en eso llegó Fidel”. Con ella, Puebla se transforma en el cronista del proceso que se estaba llevando a cabo en Cuba, siempre, por supuesto, desde la óptica de un ferviente partidario. Muy pronto también se funda la Casa de las Américas, que buscaba desarrollar y ampliar las relaciones culturales entre los pueblos de Latinoamérica y el Caribe, así como su difusión en Cuba y el resto de América, estimulando la producción e investigación culturales. Esto significó durante un buen tiempo enfocarse en lo tradicional. Una pléyade de dúos, tríos y cuartetos surgió. También desde principios de los ’60 se venían desarrollando festivales de la canción. En 1966, se funda La Casa de la Trova. Además, siguió en boga el movimiento del filin, puesto que la mayoría de sus más grandes exponentes, como César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez y Frank Domínguez decidieron quedarse en Cuba, junto al advenimiento de nuevas figuras como Marta Valdés. Lo que sí era muy mal mirado era aquel fenómeno musical que por entonces dominaba la escena mundial: el rock. Asociado al “imperialismo” anglosajón, para muchos representaba todo aquello que había que erradicar. Grupos como The Beatles estaban vetados de las radios cubanas. En este clima es donde comenzarían a surgir nuevas voces de la canción, que se nutrían tanto de las vertientes tradicionales como de las nuevas y foráneas. Algunos como
Pablo Milanés y Noel Nicola venían del filin. El primero, se había acercado a este como cantante. El segundo, como guitarrista. Ambos a la vez tratando de resolver cómo innovar en sus composiciones. Otros, como Silvio Rodríguez, se hallaban influidos por la canción romántica francesa o italiana y comenzaban a prestar oído al rock. Y también hay quienes venían de la academia, como Sara González. En lo que todos coincidían era en ser considerados “bichos raros” por los medios cubanos de la época y por la mayoría de la oficialidad cultural. Poco a poco, estas nuevas voces comenzarían a encontrarse, a confluir. En 1968 Silvio conoce en su programa de TV “Mientras tanto” a Pablo y Noel. Ese mismo año, los tres son convocados por Haydee Santamaría, directora de la Casa de Las Américas, para participar en el Festival de la Canción Protesta. Ella sería para ellos como una especie de protectora, que había sabido valorar la calidad artística de sus canciones que por entonces eran consideradas “extranjerizantes”. Ese mismo año se creó el Centro de la Canción Protesta, iniciativa que organizó muchas actividades en centros estudiantiles, laborales, unidades militares, campamentos agrícolas y otras zonas del país. Pero lo que marcaría el hito más importante para ellos llegaría al año siguiente, cuando por iniciativa de la misma Haydee y de Alfredo Guevara, se funda el “GESI”, Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), dirigida por el connotado compositor, director de
orquesta y guitarrista Leo Brower. Además de Silvio, Pablo y Noel, el grupo estuvo integrado por Sara González, Emiliano Salvador, Sergio Vitier, Eduardo Ramos, Norberto Carrillo, Carlos Averof, Leoginaldo Pimentel, Pablo Menéndez, Ana Besa, Leonardo Acosta y Lucas de la Guardia. Allí, junto con dedicarse a crear las bandas sonoras para el nuevo cine cubano, aprendieron bases de composición, armonía y orquestación a la par que experimentaban libremente con la música, dejándose influir por el rock y el pop. En 1972 se organiza el Primer Encuentro de Jóvenes Trovadores y es allí donde nace oficialmente el Movimiento de la Nueva Trova. Aquel que, sin perder la raíz de la trova tradicional, realizaba nuevas lecturas de esta, buscando retratar vivencias e ideas que reflejasen de mejor forma la realidad del momento. Los “bichos raros”, finalmente, habían triunfado sobre la cultura oficial que los había mirado con recelo.
LOS MÁS CONNOTADOS EXPONENTES
Pablo Milanés
Nacido en 1943, fue el primero en cosechar el éxito y convocar a innumerables seguidores dentro de la isla. En 1965, con su canción “Mis 22 años”, crea el nexo entre el filin (del cual fue cultor y un gran conocedor) y la Nueva Trova, incorporando novedosos elementos musicales que posteriormente influirían en el movimiento. En 1967 comenzó a componer canciones de contenido político y por décadas fue uno de los que más utilizó esta temática en sus canciones, uno de los más reconocidos activistas de la revolución. También ha compuesto muchas canciones de amor, en las cuales intenta reflejar las nuevas formas de relacionarse, como en “Yo no te pido”: “Yo no te pido que me firmes diez papeles grises para amar / Solo te pido que tú quieras las palomas que suelo mirar”. Su repertorio está plagado de grandes éxitos a nivel internacional, como “Yolanda”, “El breve espacio en que no estás”, “Para vivir”, “Yo pisaré las calles nuevamente”, “Comienzo y final de una verde mañana” y “Años”. Actualmente, está radicado en España.
Silvio Rodríguez
Nacido en 1946, ha sido uno de los que ha tenido mayor influencia en la canción latinoamericana. Tiene una fiel fanaticada presente en varios países de Hispanoamérica y su obra ha sido objetivo de diversos estudios tanto musicales como literarios.
En 1967 tuvo su debut musical y televisivo con su programa “Mientras tanto”, donde conoció a algunos de sus compañeros del movimiento. Destacan sus arreglos de guitarra -la cual no solo tiene la función de acompañar marcando un ritmo constante, sino que adquiere una dimensión solista junto a la voz- y sus textos de hondo contenido poético, además de su vasta producción, que consta de centenares de canciones, de las cuales hay muchísimas aún sin editar. Ha tenido una influencia enorme en las generaciones de cantautores posteriores a la suya, tanto dentro como fuera de Cuba. A pesar de ser uno de los más fervientes adherentes al régimen cubano (al punto de enrolarse en la guerra de Angola), ha preferido siempre la búsqueda poética en vez de caer en lo panfletario, aun cuando aborde temas políticos. Su catálogo consta de una enorme cantidad de éxitos, como “Ojalá”, “Playa Girón”, “La Maza”, “Unicornio”, “Por quien merece amor”, “Pequeña serenata diurna”, “Sueño con serpientes”, “Mujeres”, “Canción del elegido”. Aquí en Chile, durante la dictadura, se trasformó en un cantautor de culto y su obra fue difundida profusamente en casetes “piratas”.
Noel Nicola
de la Nueva Trova. De perfil bajo, esto no le impidió dedicarse a ser parte de la dirigencia del movimiento, labor política que cumplió hasta sus últimos días. Su canción más reconocida es, quizás, una de las mejores canciones de amor que ha dado a luz la Nueva Trova, “Es más, te perdono”.
Sara González
Nacida en 1949 y fallecida el 2012 fue una de las voces principales del movimiento. Realizó estudios de viola en el Conservatorio Amadeo Roldán para posteriormente graduarse en la Escuela Nacional de Instructores de Arte, donde además ejerció como profesora de Guitarra y Solfeo. Apasionada por la Revolución, su composición más reconocida es “Girón, la victoria”, un homenaje al triunfo revolucionario en la Invasión de Bahía de Cochinos
Nacido en 1946 y fallecido en 2005, de familia de músicos (su padre era profesor y uno de los pilares fundamentales de la Escuela Cubana de Guitarra y su madre, violinista), partió adentrándose en la guitarra del filin para posteriormente producir sus canciones en la línea
Vicente Feliú
Nacido en 1947 y fallecido recientemente, el pasado 17 de diciembre. Aunque se incorporó un poco después que los demás al grupo, fue uno de los fundadores del movimiento, piedra angular de este hasta sus últimos días. Su famosa canción “Créeme” mezcla de forma perfecta el amor con el compromiso político, así como muchas otras de sus canciones. Fue asesor de música de la radio y la televisión cubanas y guionista, locutor y director de radio.
Otros trovadores de esa generación de gran importancia son Amaury Pérez, Virulo, Sergio Vitier, Augusto Blanca y Eduardo Ramos.
LAS NUEVAS GENERACIONES
En los años ´80 llegó una nueva generación que la prensa llamó la “Novísima Trova”, pero que en rigor es parte de la misma Nueva Trova. Tomando el legado de sus predecesores, buscó nutrirlo con nuevos lenguajes, nuevos estilos, acordes al tiempo en que vivían. Primero debemos mencionar a quien sirvió de puente entre ambas generaciones: Santiago Feliú. Hermano de Vicente, mostraba un dominio portentoso en la guitarra, la que tocaba al revés debido a que era zurdo, creando sus propias técnicas guitarrísticas, y se acercó al rock dando lugar a una trova de características muy propias. A partir de él, surgen otros trovadores con una búsqueda similar, que buscaba mezclar música tradicional con rock y pop, entre los que destacan Gerardo Diego, Carlos Varela, Frank Delgado, Pável Urquiza, Roberto Poveda, Julio Fowler, Amaury Gutiérrez y Gema Corredera.
LOS NUEVOS RUMBOS
En un principio, la Nueva Trova era un movimiento cohesionado por una adhesión irrestricta al régimen cubano. Sus integrantes buscaban ser verdaderos
cronistas del proceso que estaban viviendo y en cual deseaban participar con fervor. Hoy la situación ha cambiado un poco. Junto al activismo revolucionario irrestricto de Silvio, Vicente Feliú y Sara González, hay quienes han tomado posiciones más críticas respecto al régimen. Carlos Varela compone su canción “Guillermo Tell” como un llamado de atención hacia las autoridades: el pueblo cubano ya está maduro para tomar sus propias decisiones y no que los viejos dirigentes decidan todo por ellos. Ha tomado contacto con el exilio cubano en un intento de amistar ambas partes. Pablo Milanés (quien curiosamente alguna vez fue uno de los más políticamente comprometidos con la Revolución, llegando incluso a componer canciones de corte panfletario), hoy denuncia los abusos cometidos con él el año 1966 cuando fue recluido en un campo de trabajos forzados de tipo estalinista, y se opone constantemente a las encarcelaciones y condenas a muerte hacia opositores al régimen. Esto le ha llevado a enemistarse y a protagonizar constantes polémicas con su otrora inseparable amigo Silvio Rodríguez. También ha salido a la luz el caso de Mike Porcel, talentoso músico integrante del movimiento que denuncia el violento acto de repudio al que fue sometido el año ‘80 por querer abandonar la isla y que le significó vivir impedido de ejercer su arte dentro de Cuba durante más de diez años, además de la imposibilidad de visitar a su esposa e hijos en el exterior. La historia de Cuba es y ha sido siempre convulsionada. Con un régimen que todavía tímidamente va abriéndose poco a poco hacia una situación más democrática, esta isla en medio del Caribe seguirá inspirando amores y odios. No sabemos hacia dónde llevará todo eso. Lo que sí sabemos es que, en medio de todo el fervor de la época, surgió un grupo de cantautores que supo poner un timbre de excelencia en lo musical y lo poético y que dejó una alta vara para quienes nos dedicamos en cuerpo y alma a la canción.
CRÍTICA DE CINE
La Crónica Francesa
(The French Dispatch) 2021
Dirigida por Wes Anderson
IMÁGENES MANIERISTAS
APABULLAN AL ESPECTADOR
POR ANÍBAL RICCI ANDUAGA
Ingeniero Comercial. Escritor
El director ha compuesto un manifiesto (acaso homenaje) acerca del periodismo y los columnistas destacados de una publicación estadounidense, pero que ha situado sus cuarteles en Francia, intentando hacer un paralelismo entre esa manera artesanal de contar historias mediante la escritura y otra forma de innovación de la técnica fílmica que introdujo la nouvelle vague. En ambos casos se trata de narrar historias desde el punto de vista de un autor que calificaría como un artista.
El marco formal es muy clásico: introducción, tres partes y un epílogo. Owen Wilson presenta a los periodistas y las formas en que el ser humano se posesiona de la ciudad. Se destaca el nombre del actor y no el personaje, debido a que Wes Anderson abusa de los cameos y a este director texano le interesa más la impronta visual que una profundidad temática dentro de su filmografía. Debilita el sustrato coral de su cine: las voces son tantas que no profundiza en ninguna.
De todas formas, la primera historia (el artista) es soberbia y da cuenta cien por ciento de la maestría escénica de Wes Anderson. Recuerda a esa maravilla de stop-motion que fue Isla de perros (2018). Anderson se mueve cómodo en el mundo de la animación, aunque su sello es la composición musical de las imágenes y un uso del lenguaje cinematográfico alimentado por grandes directores franceses, con un guiño al cinismo y la ironía, un humor fino que, ante la profusión de formas y colores, no alcanza nunca a desbordarse en carcajadas.
El grado de detalle expresado en sus historias de carne y hueso retrata fielmente a esa técnica de animación. Hay un obsesivo cuidado por la composición del plano, a tal punto que ese detallismo transforma al espectador en una Caperucita Roja, perdida en el bosque y tragada por todo lo que director propone: imágenes frenéticas que no dan lugar al oxígeno necesario para reflexionar. Resulta una grata sorpresa el equilibrio que logra el director en la primera parte del filme. Se su-
ceden planos incorporando otros planos que anticipan y disparan la narración. Recurre a picados y contrapicados para sugerir la subjetividad de sus personajes, el manejo del color es impecable al desnudar que el arte se esconde tras los ojos del observador, no solo es producto de la genialidad del artista. La escena en que tras bastidores la musa se viste del uniforme de gendarme y el pintor luce su camisa de fuerza, no solo es genial, sino que ahorra metraje y en ese momento Anderson pellizca el culo del ángel logrando que su estética vuele junto con desentrañar los misterios del mundo del arte. Otro acierto es el
punto de vista del representante del artista y la necesidad de que la obra sea divisible en partes fáciles de transportar, esa idea de que el arte debe presentarse a los pies del consumidor, que ojalá no entienda la pieza artística, siempre será más fácil que el artefacto viaje al destino a que el coleccionista acuda en su búsqueda. Los conceptos de la primera parte son precisos y el espectador los disfruta. Todavía no molesta la voz en o . El segundo acto trata de cómo se origina un movimiento social o de quién se esconde tras una idea revolucionaria. La dosis de cinismo respecto al valor de la juventud aumenta en la escala Anderson y las imágenes del primer acto que evocaban al cine de antaño, ahora se saturan de colorido y el mensaje se vuelve difuso. En la primera parte, los actores representan personajes arquetípicos y el espectador logra sustraerse de sus interpretaciones previas. En cambio, en esta segunda parte, la aparición de esos egos empieza a contradecir el mensaje. Hacia el fin de la segunda historia resuenan las palomitas de maíz y dan ganas de saber cuánto tiempo ha pasado.
El cine de Wes Anderson a veces resulta demasiado cerebral y aunque suene a paradoja, tiende a abusar de lo estético. Sus imágenes
nunca terminan por conmover, se quedan en una primera derivada de un montaje matemático rigurosamente ejecutado. El tercer acto tenía por función introducir la emoción y cohesionar las dos partes anteriores. El concepto de que las secciones de este periódico son un espejo de la sociedad supongo que era una de las intenciones, pero la idea de que el narrador de esta tercera parte sería un extranjero que buscaba rememorar los olores de su lugar de origen o de otro lugar pretérito, aparece forzada y en definitiva no emociona. A estas alturas, el recurso de la voz en o ya tiene cansado al espectador y el montaje sincopado hace que escuchemos los diálogos a lo lejos y el exceso de palabras carezca de significado. No se menciona antes el periódico al que alude esta crónica francesa, debido a que la idea de encumbrar la palabra escrita a un nivel superior, de alguna forma naufraga en una verborrea de imágenes. Cuando el espectador se dispone a abandonar la sala sobreviene otra sección: el obituario y la galería de actores que participaron en la función, una muestra del cine de Anderson retratando a los actores favoritos de Wes Anderson. Este epílogo constituye una lápida al homenaje pretendido por el director.
CAROLINA BERMÚDEZ
“Desde la bidimensionalidad de mis obras y con una pincelada minimalista plasmo texturas visuales, las cuales de manera involuntaria se entrelazan con cordones, cuerdas y esta vez con un CORAZÓN que permanece anclado a la tela con alfileres como queriendo darle vida a la obra, no deja escapar ni un solo latido.”
Artista Visual, realizó sus estudios de Licenciatura en Artes con mención Pintura en la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso, desde donde se titula el año 1997.
Su quehacer artístico comienza formalmente desde la pintura, desde la cual fundamenta su obra para posteriormente incursionar en otras disciplinas en la cuales experimenta en nuevos soportes artísticos. En este contexto, permanece en forma activa como collagista desde el 2020 en el colectivo “Artistas sin Ley”. Actualmente reside y trabaja en Viña del Mar, realizando principalmente clases y talleres personalizados para niños y adultos.
Nuestromar , Nuestro mar,
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