poemario gregorio antolĂn
Q
uiero la libertad y largarme de este país de mierda. En España se puede mentir, robar y asesinar en nombre de Dios. ¡Pero ay de aquellos que meen en la calle! Desearán no haber nacido. Leopoldo María Panero
poemario · gregorio antolín edición digital · agosto 2012
dies irae
La vida algunas veces, como un péndulo alterna los extremos con un ritmo impredecible. Así tal vez un día marchitará por fin esa arrogancia con la que administráis esta violencia innecesaria. Entonces, ni los antiguos enemigos podrán reconocer vuestros cadáveres.
un día cualquiera en palencia
De lejos se divisa un cristo tieso
mostrenco de hormigón sobre un cerro en derribo. Aúlla la sirena de la Fábrica de Armas. Se atascan las rotondas. Has llegado a Palencia un día cualquiera. El centro se engalana de un trajín provinciano absorto en su reflejo: obtusos peatones y ancianos vacilantes habitando mínimas plazas apabulladas por estatuas imposibles y arbustos asfixiados en cemento. Los tontos más arrogantes de la ciénaga, pasean su impostura por los bares de moda y alardean de coches alemanes con banderitas españolas en el retrovisor.
pedro botero Prefiero las calderas calentitas y golfas
de las cuevas candentes de Pedro Botero a ese limbo entre nubes atormentado de salmos que berrean melosos dosmilcuatrocientoscatorce querubines, algunos serafines y un gaiteiro de Vigo numerario del Opus. En el cielo no hay wifi ni banda ancha ni otro alivio que darle todo el día al puto catecismo y volver a cantar de nuevo himnos horteras y otras alabanzas al tio de las barbas que allí mora con el hijo, el palomo y el copón bendito. Mientras tanto, en el Hades no hay horarios ni arbitrarias monsergas. Cada cual se divierte como le viene en gana y ocasiones no faltan para montar buena juerga hasta que harto, el vecino de arriba, jodido insomne, envía a mala ostia y sin aviso al arcangel Gabriel y sus municipales.
soy del norte_1 Soy del norte. Añoro el mar bravío y horizontes que al infinito se vuelcan sin remedio. Verde salvaje, refugio de mágicas presencias cobijo y tierno abrazo de la tierra que redime el pardo ascético de los campos mesetarios. Me gusta la lluvia mansa, el cielo encapotado, amenazante, las tardes absorto en el rompeolas y el bramido de las sirenas de los barcos en noches de densa niebla. El trajín cosmopolita de los puertos, la hipnótica secuencia del faro barriendo el cielo y los bares canallas del barrio pesquero donde diosas cautivas de algún hechizo involuntario, hieráticas ensayan embrujos ancestrales ante sedientos titanes ultramarinos, mientras en el rincón del fondo se ultiman oscuros negocios de hampones locales.
soy del norte_2 Ya sé que mi pellejo deambula sin tino
entre barbechos. Me rodea una comparsa de beatos de boina calada hasta las cejas, guardianes impertérritos y tercos del alma de una tierra reseca y malherida. Me da dolor de cabeza la jota castellana, el soniquete irritante de la dulzaina y el inmisericorde tamboril de los cojones. Prefiero escuchar el fragor de las galernas, sentir el olor penetrante del puerto, cobijarme entre helechos al caer la tarde allá donde los mitos alimentan hipnóticas trovas y el alma de los ancestros se destila en cada verso al calor de una lumbre milenaria. Soy del Norte. Cenizas de mis huesos serán manto de una peña que se proyecte a los abismos del mar, crispado y fiero, pero entonces ya poco importará ninguna duda o entelequia ni esas mínimas patrias que a unos cuantos atormentan.
chapoteando Este es un pueblo de engreídos cadáveres cotillas e intransigentes palurdos mandamases que de alguna forma oscura atesoraron fortunas. Una reseca charca atestada de tristes peatones tristes donde gastan muy malas pulgas los taxistas y los guardias municipales. Los paisanos se jactan de palurdas tradiciones y defienden con denuedo las supuestas bonanzas de la tierra y otras sacras costumbres que prefiero olvidar. Una ciénaga tranquila y ejemplar donde la basura se escamotea bajo la alfombra y se repintan las farolas de purpurina dorada en las fiestas del Santo Patrón. Hace tiempo barrunto algún exilio necesario pues tengo cierta alergia a los santos cristianos a las fuerzas del orden y a las chicas románticas.
resistencia
Arrogantes mostramos las espaldas descarnadas por los látigos obscenos de vuestra existencia y hacemos nuevos votos brindando con centellas por el triunfo necesario urdiendo en las cloacas nuevas tretas que turben vuestro sueño. Sabed que a veces impaciente espero ese último paso inevitable y misterioso de la vida e ingrávido surcar aquellas dimensiones insondables, y de primera mano, henchido de jubilosa furia incontenible al fin poder cagarme en todos vuestros muertos.
tiempo inverso Ahora voy a hablar de otros tiempos canallas
cuando los bares eran refugio y los compañeros ciertos. Incinerando generosos mil cosechas del mejor polen moruno en la solana atisbando la vida y los coches camuflados de la pasma a la altura del puente de la acéquia celebrando alborozados algún regreso cargado de buenas nuevas y exquisitas perlas de Xáuen (1)
en un fatigado Seat 1.430 de parachoques cromados y cintas de Los Chichos en la guantera. (El Toño y El Moruga ensimismados ultimando los planes de una nueva aventura a mano armada o haciendo recuento del botín de la otra noche) . Entonces cualquier día era una fiesta y una ocasión propicia para nuevas correrías fronterizas pisando a hurtadillas sobre el incierto filo de la suerte compartiendo secuencias con lo mejor de cada casa: colegas licenciados en sombríos calabozos matones de tres al cuarto presuntos tratantes de negocios innombrables
tiempo inverso apartando la vida a empujones en contínuo trasiego reinventando lisérgicos trances y químicas hazañas intronautas soportando varios días sin dormir azotados por la Dexedrina (la barra del Bar Antonio es fiel testigo), y los tripis (2) de Holanda. Todo el mundo en el barrio sabía quién era quién y existía un natural orden en ese cosmos periférico. Algunos arrullaban el coco (3) en la despensa por si de alguna manera se faltara al respeto. No es mi intención hacer alarde de marginales lances Tan solo quiero que sepas que aquellos fueron tiempos intensos y arrogantes carentes de cualquier legalidad aburguesada o almibarada actitud de ciudadano modelo. Aún rondan por las esquinas los famélicos fantasmas de aquellos que reclaman su justa ración de historia arrabalera. Por eso no te extrañes si algún día me escuchas tocar un blues para Juan el Feo. 1 perlas de Xáuen - Referencia a las "bellotas" de hachís transportadas desde Marruecos 2 tripis - Ácido lisérgico. De bastante buena calidad al principio de los años 80. 3 el coco - Escopeta con los cañones recortados.
ahora que estáis todos muertos Aunque arrogantes vuestros pellejos pasean,
sabed que ya estáis muertos. Miráis, pero las cuencas de vuestros ojos están vacías no lo sabéis, pero hace ya tiempo que vuestros cuerpos están huecos, ausentes del eléctrico impulso que llaman vida. Habéis incinerado vuestras almas intentando conquistar otro peldaño a cualquier precio con que vestir de nuevas galas vuestra astucia. Pobres cadáveres... precipitando vuestra indolora ausencia a base de cumplir al pie la norma, el guión que aplaudirían los prebostes, los engolados gestos que agasajan a quien manda. Cualquier puta barata tiene más dignidad que vuestra sombra. Ya sé que imagináis una fausta memoria: un busto en cualquier parque, el nombre de una calle, una nota brillante en la hemeroteca local alabando vuestros logros parapetando lo cierto tras cualquier piadosa mentira convencional y provinciana.
ahora que estáis todos muertos Que nada dura por siempre no es nada nuevo y aunque parezca que vuestros pies están anclados bien puede ocurrir que llueva a cántaros cualquier ambígüa tarde de septiembre y rueden por el fango los feudales cetros aquejados de tedio sintomático y profundo. Tuvísteis buenos tiempos no hace mucho de altanería chulesca y pose de Al Capone, ahora vagáis como espectros impotentes y furiosos apegados al cieno que os daba la vida incapaces de comprender que vuestro mundo se derrumba con arrebato de mil furias contenidas. Así que disfrutad de la fiesta, mientras dure que un día yo también bailaré sobre esas tumbas que esconderán el despojo de unos doblemente muertos absortos y engolados y cuando se desgarre el velo de esta la historia paleta y complaciente que oculta las miserias de lo humano, no seréis más que tierra en esta tierra miserable y reseca como vuestros corazones.
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