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6. Cuento de la unidad
6. Cuento de la unidad . Pepín y Popi
En esta unidad inicial, presentaremos a los niños y niñas a los personajes que van a acompañarles a lo largo de todo el curso y con los que van a vivir divertidas y emocionantes aventuras: el monstruito Pepín, el simpático pato Popi y las ranas. Aprovecharemos el interés del alumnado por las narraciones y utilizaremos los cuentos como uno de los principales recursos motivadores para favorecer el lenguaje, el pensamiento, la memoria auditiva, el desarrollo de la atención y la comprensión verbal.
1.
Cerca de un cole tan bonito como el nuestro hay un jardín lleno de flores y mariposas, que tiene un estanque donde nadan contentas ranas verdes y peces de todos los colores. Allí vive Pepín, el monstruo de las palomitas de maíz. Aunque es un monstruito bueno, a los niños y niñas del cole, al principio, les daba un poco de miedo, ¿queréis saber por qué?
2.
Pepín es capaz de hacer cosas muy divertidas. Es redondo y gordinflón, y puede rodar como un balón. Sus piernas y sus brazos se estiran como el chicle y cuando pega un salto, ¡hasta vuela muy alto! Pero asustaba a todos porque era un monstruo gruñón, quejica y maleducado que siempre estaba enfadado y no sabía reír. Por eso no tenía amigos.
3.
¿Os cuento un secreto? ¡Pepín tiene la barriga llena de palomitas de maíz que salen cuando abre mucho la boca! Como no tenía amigos, estaba muy aburrido, y bostezaba tanto que el jardín estaba siempre lleno de palomitas, pero nadie se las comía. ¡Qué pena!, ¿verdad?
4.
Un día, cuando Pepín dormía tomando el sol, se acercó una mariposa juguetona y le hizo cosquillas en la nariz. Él comenzó a reír y reír a carcajadas y un montón de palomitas de maíz salieron disparadas. Hicieron piruetas en el aire y después cayeron al estanque.
5.
Cuando se mojaron con el agua, se inflaron tanto, tanto, tanto que… ¡plaf!, explotaron y se convirtieron en… ¡UN PATO! ¡Las palomitas que salían de su risa eran mágicas! –Hola, Pepín, yo soy Popi –dijo el pato–. Quiero quedarme contigo y ser tu amigo. Pepín se puso tan contento que volvió a reír a carcajadas. ¡No podía parar! Y cuanto más se reía, más palomitas de maíz salían.
6.
Al oír la risa de Pepín, los niños y niñas del cole corrieron hasta el jardín. –¿Qué pasa? ¿Qué es este barullo? –preguntaron. –¡Pues que este monstruo gruñón y regordete ahora es un monstruito sonriente! –contestó el pato Popi. Ellos se alegraron mucho, abrazaron a Pepín, le dieron besos y antes de volver al cole, bailaron, rieron y, por fin, comieron todos palomitas de maíz.
Mª Dolores Campuzano