R E L AT O S
DOSIER DE PRENSA
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15,30 x 23,00 cm 208 páginas | Rústica 978-84-9189-059-1 2961292
€ 18,00
*HYYEZB|890591]
Foto: BLANCA DÍAZ
EBOOK 978-84-9189-063-8
MATÍAS CANDEIRA
DEL AUTOR SE HA DICHO
(Madrid, 1984) es escritor y guionista. Es autor de la novela Fiebre (Candaya, 2015) y de cinco colecciones de relatos: La soledad de los ventrílocuos (Tropo Editores, 2009), Antes de las jirafas (Páginas de Espuma, 2011), Todo irá bien (Salto de Página, 2013), Ya no estaremos aquí (Salto de Página, 2017) y Moebius (Algaida, 2019), que obtuvo el prestigioso Premio Kutxa Ciudad de San Sebastián en 2018. Parte de su trabajo creativo ha transitado la publicidad, el cortometraje o el guión de videojuegos.
«Su talento natural, sus dotes para construir historias puntualmente bellas y visionarias, y su capacidad para presentarnos mundos nuevos o permitirnos ver éste mismo con otros, y quizá mejores, ojos.»
Es colaborador de la revista Timeout Madrid, y sus textos han sido recogidos en revistas como Quimera, Turia, Esquire o El estado Mental; y en antologías de España y Latinoamérica, la más reciente: Última temporada: nuevos narradores españoles (Lengua de Trapo, 2013). También ha sido reconocido con diferentes becas de creación para la escritura de sus libros: La beca de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores (Córdoba), la de la Fundación Han Néfkens (Barcelona), la de Acción Cultural Española para residir en la Cité Internationale des Arts (París) y la Beca Leonardo de la Fundación BBVA, destinado a creadores culturales e investigadores que destaquen por la excelencia en su campo. Vive en Madrid.
—VICENTE LUIS MORA, DIARIO DE LECTURAS
«A la altura de los mejores novelistas españoles del momento.» JORDI GOL, QUIMERA «Candeira nos sitúa en un umbral peligroso. Hablamos del tabú, de las palabras que no pueden ser pronunciadas, de lo que no está escrito, de lo que de ser revelado sería devastador: de lo siniestro que debe seguir siendo impronunciable para ser siniestro. La circularidad del pánico.» MARTA SANZ, EL CONFIDENCIAL
«Uno de los valores más firmes entre los jóvenes narradores españoles del siglo XXI.» ÁNGEL BASANTA, EL CULTURAL
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ENTREVISTA AL AUTOR ¿Por qué Moebius?
¿Y por qué habrían de ser débiles?
Por la banda de Moebius. Tiene relación directa con una de las protagonistas, Ivanka. Ese nombre nos remite a lo sinuoso, lo infinito, lo interminable, lo polimorfo, lo que, en definitiva, se expande más allá de su propia carcasa visible. El personaje de Ivanka es así. No es ni mucho menos lo que aparenta, y prefiero no hacer spoilers.
Algunas se vengan de lo que las amenaza de una manera, digamos, terrorífica.
Hábleme de la estructura. He encontrado dos cárceles. Dos madres. Dos llaves. Dos niños asustados que necesitan ayuda. ¿Repite personajes y lugares con alguna intención determinada? Además de la novela central, el libro tiene otras dos partes que se retroalimentan. Cada historia de la primera parte tiene su doble en la última, retomando la idea de la cinta o banda sin principio ni final. Unas vuelven a otras, realizan una variación, pero nunca significan lo mismo. Quería que el libro trabajara estas variaciones y repeticiones, varios de estos símbolos inquietantes, y así poder introducir al lector en una atmósfera muy determinada: el infinito (la banda de Moebius), el círculo, el agujero, el laberinto. Los personajes se impregnan de ellos hasta llegar a esa ruptura mental y física. Luego llega para ellos la locura, la violencia, la borrosa frontera entre lo real y lo que no pertenece a esta realidad. Su literatura no es demasiado feliz. ¿Tiene alguna idea de qué le llevó a escribir algo con semejantes capas de oscuridad? ¿Le queda alguna fe en el ser humano? A veces la literatura no trata de tener fe, sino de asistir a un descenso a los infiernos. El libro está lleno de pathos y tragedia; esa sensación de inminencia que viene justo antes de lo terrible. Me seduce mucho lo que nos puede decir la parte más siniestra de nuestra psique, y qué clase de cosas refleja de nosotros ese espejo torcido; qué pasa entonces. ¿Diría que sus personajes parecen perder la cabeza para poder encontrarse? No lo sé. Me apetecía explorar en qué punto un cuerpo y una mente se quiebran tanto como para perder pie en nuestra realidad y penetrar en otro estado de percepción. Esta, además, suele ser problemática para, fallida, violenta como una enfermedad incurable. Por eso, el texto nos plantea siempre esas crisis para los personajes –un duelo por una muerte lleno de ira, un asesinato contra natura, una maternidad en la que el amor a los hijos se transforma en violencia–, y juega a que las atraviesen, con resultados a veces catastróficos para ellos. Intentan sobrevivir a sus demonios interiores, pero es verdad que a veces no se puede. Son lo que desconocían de ellos mismos. Hay metáforas poderosas. «La niebla se pegaba a la ventana como lo hace una lengua». «Los latidos de vaca de la prisión». ¿Su estilo es así a voluntad, con esa tensión evidente entre lo siniestro y lo poético? Como lector, intento que lo que leo me contagie con sus ronchas (si el libro es bueno, si no, prefiero medicarme cuanto antes). Como escritor, siento que mi relación con el lenguaje es simbiótica. La poesía expande la realidad, la corta, la subleva. Al igual que lo fantástico, capta ese preciso momento en que nos sentimos desnudos y vulnerables, y nos desconocemos. El lenguaje de la poesía, nutrido de todo lo que vive oculto en el interior del ser humano y que los escritores tratamos de sacar y descapar, es mi garrapata preferida para explicar el mundo. Tiene que comer de él al mismo tiempo que lo acompaña. La reclusa sin nombre de la primera cárcel se niega a responder como quiere su verdugo. Ivanka es alguien con un poder sin límites, orgullosa, más lista que su enemigo. Teresa cuida a su hermano pequeño y descubre la libertad de estar sola por primera vez... Las mujeres de su libro son muy fuertes.
No existen en la ficción para plegarse a los deseos de bondad y rectitud que los otros personajes esperan de ellas. Tienen voz y determinación para hacer lo que desean, carisma, inteligencia. Escoja un pasaje que considere interesante. Recuerdo algo que Ivanka le dice al pasajero con el que se ha citado en un camarote, cuando él trata de acercarse a ella –torpemente– en un juego de seducción. «—¿Y quién soy, según usted? —Alguien que echa el cerrojo muy a menudo –dice ella–. Eso le complace. ¿Sabe una cosa? Ciertos hombres tienen detrás de los ojos un cable de estrangular. Otros un guante de terciopelo, o una tragedia pueril; o como usted, un fajo de billetes atados con una cinta. Todo depende del tiempo que nosotras tardemos en responder como esperan. No existe el punto medio. Ni siquiera es posible la farsa». Me gustó escribirla y el modo en que se comporta, siempre un paso por delante de todos los demás, incapaz de doblegarse a cualquier deseo que ella misma no haya elegido. Es uno de los mejores personajes que se me han ocurrido nunca. El lector la disfrutará. En ese mismo capítulo sucede una escena que resulta casi insoportable. ¿No cree que el lector sentirá incómodo por la crudeza y se lo reprochará? Por más que haya crudeza en esa parte de la narración, es una escena que tiene bastante lógica, dadas las circunstancias. Puede que durante toda la novela el lector piense que ha estado leyendo bien a un personaje –su bondad, sus buenas maneras, su educación–. Pero si nos atenemos a las relaciones humanas, a ese constructo llamado «personalidad», es absurdo pensar que alguien es exactamente quien dice ser. Todos somos “otro”, sobre todo los que se nos presentan como buenas personas, espíritus respetables de los que nos cuesta sospechar. Entonces entra eso que los griegos llamaron el phobos y el eleos: el phobos es el miedo y el rechazo del lector ante lo terrible, que se manifiesta súbitamente, sin avisar, en ese personaje y lo que hace. Sufrimos, rechazamos el acto. «No puede ser», pensamos. El eleos es la misericordia. Rogamos, mediante la esperanza, que las cosas sean diferentes. Esta contradicción entre expectativa y resultado es estimulante para mí como autor. Qué pasa con el lector, qué quiere para él. Quiero que saboree su ahogamiento; que descienda y toque las paredes que va encontrando cuando esa vida –la del personaje– comienza a perder pie. En fin, que meta el dedo en una llaga. Se ha olvidado de lo fantástico. Es un libro inquietante. No da muchas explicaciones. En literatura, lo fantástico para mí es realmente inseparable de lo que existe en este plano de realidad y nombramos a través de distintas representaciones, entre ellas, el lenguaje. Pero como decía Fogwill: «Qué manía tiene la realidad con querer ser lo único que existe». El libro no necesita explicar nada una vez aparecen ciertas reglas e intuiciones que presiden la narración y el lector maneja enseguida. Intenta plantear una realidad ficcional plagada de grietas por las que se cuela el moho de lo extraño, su baba pegajosa, la forma insoportable y transformadora en la que eso –sea lo que sea– aparece y toca las vidas de los que lo miran por primera vez. Yo escribo a veces, creo, sobre lo que te mira a la cara y no has visto nunca. Escribo para que mi lector descienda a un sótano, provisto de muy pocas reglas y seguridades.
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¿Y si las historias que contamos siempre tuvieran su doble, su espejo más profundo? ¿Y si se reprodujeran como un virus y nos ofrecieran variaciones de sí mismas? Dos hermanos recorren un barco a escondidas para atrapar a un hombre y ofrecérselo de regalo a su abuela. Hay en estas páginas una mujer que no quiere a su hijo pequeño y hay otra, de rasgos casi idénticos, que lo quiere a su imagen y semejanza; que desea, incluso hasta la desfiguración, que jamás quiera a otras. En una cárcel con las paredes pintadas de amarillo, un verdugo encuentra una llave pegada al cráneo de una mujer; y en otra, ese recluso, aún con la sangre de su amante en las manos, recorre el pasillo que describió hace muchos años en su novela. Su carcelero está impaciente. Bucles profundos. Círculos. Puertas que dan siempre a otras puertas.
Si deseas más información y/o entrevistar al autor: PAULA MARTÍN Comunicación y prensa Algaida (t) 91 393 8785 / 626 365 897 (e) pmartinb@anaya.es novela.algaida.es
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Imagen de cubierta: Cisco Bellabestia. Dosier: proyectos gráficos PGA
Esto es Moebius. Lo que nunca se termina.
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