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El jardín de Pata y Pato
from Leer 1
(Cuento de presentación)
¡Hola! ¿Queréis que os cuente un secreto? En un lugar muy lejano al que solo se llega con la imaginación, hay un Jardín mágico en el que crecen las letras del alfabeto. Sí, sí, las letras, esas cositas con las que se forman las palabras para luego escribir los cuentos.
En el Jardín de las Letras hay un árbol de la risa y, justo debajo, un estanque de agua fresquita. Allí viven Pata y Pato, dos hermanitos muy especiales. ¿Que por qué son especiales? Pues porque, aunque son patitos, saben hablar y leer como las personas y, además, pueden hacer cosas sorprendentes: Pata cambia de color cuando le apetece y Pato se vuelve invisible. A veces usan sus poderes mágicos para hacer travesuras, pero solo porque les gusta reír y jugar con sus amiguitos Inma, Emilio, Úrsula, Óscar y Ana, que viven en la casa grande que hay cerca del estanque.
Inma es pequeñita y muy alegre, tiene el pelo de color castaño y los mofletes redondos. Se lleva muy bien con todos, aunque su mejor amigo es Emilio, un niño pelirrojo, alto y delgado como un fideo, que tiene la cara blanquita y llena de pecas.
Úrsula y Óscar tienen el pelo negro y liso, pero es en lo único que se parecen, porque a Úrsula le gusta cuidar las flores del Jardín y tiene los ojos redondos, mientras que su amigo Óscar prefiere pasar el tiempo jugando y sus ojos son alargaditos, como sonrientes.
Ana es tan rubia que a veces su pelo parece casi blanco. Tiene los ojos azules, muy claros y bonitos y, como no ve muy bien, lleva gafas con cristales gordos. Pero aunque sus ojos no ven bien, su nariz y sus oídos son extraordinarios porque Ana puede oler y oír cosas que la mayoría de la gente ni notamos.
Os estaréis preguntando… “¿y dónde crecen las letras?”. ¡Pues por todo el Jardín! En todas partes hay hermosas plantas con preciosas flores de colores que cuidan con mucho cariño los jardineros Aurelio y Julieta. Aurelio las siembra, Julieta las riega y el calorcito del sol las hace crecer y, cuando son suficientemente grandes, las flores se abren y en el centro de cada una aparece una letra.
Cuando las letras están maduras, las recogen y las mandan a la fábrica de las palabras; aunque a veces se guardan algunas para la cena porque, ¿sabéis?, las letras también están buenísimas. Algunos días Aurelio hace sopa de letras o le pide a Julieta que prepare un delicioso pastel de vocales. Eso sí, siempre que lo hacen invitan a Pata y Pato, y también a sus amigos Inma, Úrsula, Ana, Emilio y Óscar.
Cuando llegaron al sitio indicado, vieron que había pasado algo rarísimo:
–¡No hay ni una “i”! –dijo Inma sorprendida.
Así era. Había un montón de flores, pero alguien se había llevado todas las letras de las plantas de la “i”. Inma preguntó a los insectos que vivían en esa parte del Jardín:
–¿Sabéis quién se ha llevado todas las letras “i”?
–Claro que sí –dijeron los insectos–. Se las llevó la iguana Isa cuando pasó por aquí.
–¿Y para qué quiere Isa todas las letras “i”?
–No lo sabemos. Solo sabemos que se fue por allí. –Gracias. Tendremos que investigarlo. ¡Vamos, chicos! ¡Vamos a resolver el misterio de la iguana y las íes desaparecidas!
Mientras buscaban a la iguana, iban llamándola con voces cantarinas:
¡Iiiiiiiiisa! ¡Iiiiiiiiisa! ¡Iguana boniiiiita! ¿Dónde escondes las letriiiiitas?