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Cuento de la “ »Δ”
from Leer 1
Aurelio estaba preparando su deliciosa sopa de letras. Acercó la nariz para olerla y se dio cuenta de que le faltaba algo. Intentó adivinar qué era, pero como no lo lograba introdujo la cuchara en el caldo y lo probó. Nada más hacerlo dijo en voz muy alta: –Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
–¿Qué pasa, Aurelio? –preguntó Julieta asustada. –Nada querida, tranquila. Solo es que a esta sopa le falta la letra “i”.
–¡Que falta la letra “i”! ¡Pues tendremos que ir a buscarla! ¿Verdad chicos? –dijo Inma, que en ese momento pasaba por allí.
–¡Síiiiiii! –contestaron Úrsula, Emilio, Ana y Óscar. –¿Dónde están Pata y Pato?
–¡Aquíiiiiiii! –dijo Pato, al que oyeron pero no pudieron ver, porque se había hecho invisible para jugar al escondite con su hermana.
–¡Aquíiiiiiii! –exclamó Pata, saliendo del invernadero.
Encontraron a Isa debajo del arcoíris construyendo algo con las letras “i”.
–Hola, amiga iguana, ¿qué haces con todas esas íes? –le preguntó Inma.
–¡Hola! Pues que estaba solita y aburrida y pensé que sería divertido hacer una torre altísima de letras “i”. –Qué chuli. Pero nosotros necesitamos algunas íes para la sopa de letras de Aurelio. Si nos das unas cuantas, jugaremos contigo y luego puedes venir a comer con nosotros.
–¡Genial! ¿A qué jugamos? –preguntó la iguana. –¡Imaginemos que somos indios! –propuso Pata, regalándoles a todos un montón de plumas de colores.
Después de jugar un buen rato, le llevaron a Aurelio un gran puñado de íes. El jardinero terminó de cocinar la sopa y la comieron juntos. Y todos quisieron repetir, porque estaba más que rica: estaba riquísima.
–¿Qué te ha pasado, Uma? –le preguntó Pato. –Es que el olorcito a comida me ha despistado y me he dado un golpe contra un árbol –explicó la urraca.
Uma les contó que iba de camino a la nube azul para tocar con su orquesta porque esa tarde tenían un concierto. Pero con el golpe se había hecho daño en un ala.
–¡Uh! ¡Qué dolor! Ahora no sé si podré volar –gimió la urraca preocupada.
–Tranquila, Uma, que Julieta te curará –dijo Úrsula.
Y así fue: Julieta recogió unas cuantas letras “u” de las flores del Jardín, las puso en un cuenco con las últimas uvas y las aplastó con cuidado hasta que hizo una pomada.
Luego untó la pomada en el ala de Uma que enseguida sintió que dejaba de dolerle.
–¡Yuju! ¡Estoy curada! –bailó la urraca.
Antes de marcharse, invitó a sus amigos a ir a ver el concierto de la nube azul.