1 minute read

Cuento de la “ ÃsÑ ”

Ese sábado, Úrsula salió con sus amigos y amigas a coger setas. Cuando tuvieron un cesto lleno, Inma, Emilio, Ana y Óscar fueron a llevarle las setas a Aurelio, y Úrsula se sentó bajo un sauce a descansar escuchando el susurro de las hojas. Así estaba cuando, ¡sorpresa!, de entre las flores de las eses salió su amiga Susa, la salamandra más simpática de todo el Jardín. Se estaban saludando y, de pronto, un soplo de viento se llevó el sombrero de Úrsula y lo subió hasta lo más alto del árbol.

–¡Jo!, ese sombrero siempre se vuela –se quejó Úrsula.

–Sería sensato que lo atases con un lazo –le sugirió Susa. –Sí, Susa. Eso si consigo bajarlo del árbol. ¿Cómo llegaré hasta allí? –preguntó Úrsula.

–Eso es cosa de Soso, el sapo saltarín, seguro que él lo puede bajar –dijo la salamandra.

Cuando los demás regresaron, Úrsula les presentó a Soso, el sapo saltarín. Todos querían ver hasta dónde podía saltar y comenzaron a animarle:

–¡Soooso, Soooso, Soooso! –coreaban todos.

Cuando el sapo saltó, todos aplaudieron diciendo:

–¡Sube! ¡Sube! ¡Sube! ¡Sube! ¡Sube!

Así estuvieron el resto de la tarde: Soso saltando y los demás animándole. Al ponerse el Sol, el sapito estaba agotado y todos tenían un hambre feroz.

–Vayamos a casa a cenar –sugirió Ana–. Tenemos una suculenta sopa de setas.

La sopa estaba muy sabrosa y Soso y Susa fueron los invitados de honor.

Soso tenía tanto sueño que se quedó dormido antes de terminar la cena.

–Ssssssssssssssssssssssssssssh –dijo Úrsula, llevándose un dedo a los labios.

Cogió al sapo con mucho cuidado para no despertarlo y lo acostó en su cama bien tapado con una suave sábana de seda. ¡Buenas noches, Soso, sapito saltarín!

Y el sapito soñó con lo bien que lo habían pasado aquel día.

ÃsÑÖå sÇÉÞ s~òΔ s~ò¤ *+o23sÑÖø Spqu<=sÑÖå sÑÖø sÇÉ HIp45i89å »p45i<=sÑÖø ÃsÑÖo>?p89å sÑÖo23sÑÖø »p89a<=sÑÖø Spqi<=s~òΔ *+å Pvw HIp89å. Spqu<=s~òΔ s~ò¤ ÃsÑÖo>?p89å.

This article is from: