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Cuento de la “ »ð”
from Leer 1
Mientras despedían a Basilio y Boni, mirando al cielo para ver cómo se alejaba su globo de la “b” cargado de tesoros, nuestros amigos vieron acercarse volando una cigüeña que llevaba en el pico un paquetito envuelto en un pañuelo.
–¿Lleva un muñeco en el pico? –preguntó Emilio.
–¡No! ¡Lleva un bebé en pañales, pequeño pequeño! –señaló Ana.
Al ver que los niños la señalaban, la cigüeña miró hacia abajo y les saludó con el ala. Como estaba distraída no se dio cuenta de que se acercaba peligrosamente al globo.
–¡Cuidado, cigüeña! ¡Que te chocas! –gritaron los niños desgañitándose para avisarla.
Para no golpearse, la cigüeña hizo una pirueta y…, ¡aunque no se chocó!, el pañuelo se soltó de su pico y el pequeñín en pañales empezó a caer. ¡Madre mía!
–¡Tenemos que hacer algo para salvarle! –exclamó Óscar, con el corazón en un puño.
–¡Necesitamos la ayuda de Ñami! ¡Ella salvará al niño! –añadió Úrsula.
¿A ver si adivináis quiénes tenían una cunita para el pequeñín? ¡Claro! ¡Rita y Ramón! Fueron a su madriguera y la ratita rebuscó por todas partes hasta que la encontró:
–A ver… un pañuelo…, un bañador…, el bigote de un señor…, una bañera arañada…, una piñata pequeña…, una tienda de campaña… ¡Aquí está! ¡Una cuna muy añeja, de tiempos de Maricastaña!
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Pusieron al bebé en la cuna y Toñi se quedó a cenar con Ñami. Después de recoger algo de leña, la arañita preparó una rica crema de castañas y una ensalada de piñones aliñada con cariño. De postre tomaron piña.
–Muchas gracias por todo, Ñami –dijo Toñi, antes de acostarse.
–De nada, amiga cigüeña. ¡Que tengas dulces sueños! –contestó Ñami, la araña.
Y ambas se durmieron, más contentas que unas castañuelas, porque todo había acabado bien.
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Pues era la avispa Viviana, a la que todos llamaban Vivi. Vivi vive con varias avispas más en un valle al otro lado de la verja que cierra el Jardín, pero muchas veces van de vacaciones al avispero que hay detrás de las uvas, junto a la ventana de la casa grande. Cuando nuestros amigos encontraron a Vivi, la avispita estaba revoloteando muy preocupada dentro del avispero vacío.
–¿Qué te pasa Vivi? –le preguntó Pato. –Es que venía con mis amigas aquí, a pasar las vacaciones en nuestro avispero de verano, pero me he quedado atrás. Cuando he llegado, pensaba que ellas estarían esperándome, pero la casa está vacía. Y todavía no han venido. ¡Es muy raro! Creo que se han olvidado del camino. ¿Y si se han perdido? ¡Ay! ¿Y si no vuelvo a verlas? –lloró la pobre avispa. –No te preocupes Vivi, amiga mía, yo puedo llamarlas y hacer que encuentren el camino –dijo entonces una leve vocecita que salía de entre las flores de la letra “v”.