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El trazo de gracia: Un asomo al legado de Julio Málaga Grenet

EL TRAZO DE GRACIA: UN ASOMO AL LEGADO DE JULIO MÁLAGA GRENET

Por Juan Pablo Torres Muñiz

La caricatura es una forma de arte que busca con humor e ironía hacer una crítica social o política a través de la exageración de los rasgos físicos de ciertos personajes o situaciones. Es una herramienta poderosa y universal que siempre ha estado presente en nuestra cultura, tanto en la prensa escrita como en las redes sociales. Julio Málaga Grenet es un gran referente de esta forma de arte, reconocido en Perú y más allá de sus fronteras.

Nacido en Arequipa en 1886, Don Julio es uno de los caricaturistas más importantes de la historia del país y ha sido considerado una figura icónica del mundo de la ilustración y el humor gráfico a nivel internacional.

Un veloz recorrido por sus reconocimientos nos da una idea clara de su enorme talento y del modo en que, con él y con trabajo, se convirtió en la figura señera que es. En efecto, trabajó junto a Leonidas Yerovi en la dirección del semanario Monos y Monadas desde 1907 y, desde el año siguiente, empezó a trabajar también en la revista Variedades, de Lima, en la que fue encargado de la portada y de una sección titulada “Chirigotas”. Apenas un año después aparecieron dibujos suyos en la revista Gil Blas y Fígaro, de las que poco más tarde sería nombrado director artístico. Desde Argentina, se contacta con las revistas parisinas Les Annales, Le Flambeaud y Le Matin, con las que colaboró regularmente, y en 1916 regresó a Lima para trabajar junto a Luis Fernán Cisneros en la dirección del diario El Perú, y Excélsior, además de volver con Leonidas Yerovi a trabajar en la revista Don Lunes. De vuelta en Buenos Aires, en 1921 es nombrado director artístico del suplemento dominical del diario La Nación, hasta que, en 1923, viajó a Nueva York para hacer trabajos publicitarios. En 1930 fue a Europa como ilustrador de las revistas parisinas Le Rire y Fantasio, mientras colaboraba también con medios de Madrid. En 1940 retornó a Lima y en 1945 fue nombrado subdirector de la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú y profesor de Artes Gráficas. Una enorme figura.

Las caricaturas del artista se caracterizan por su estilo único, con caricaturas de rasgos exagerados y elegantes líneas que dan vida a un amplio repertorio de personajes. Desde políticos hasta deportistas, pasando por artistas y figuras populares, todos han sido objeto de su pluma y su humor.

Málaga Grenet siempre destacó por su habilidad para retratar la vida cotidiana del peruano promedio, expandiendo los temas de sus caricaturas más allá de los acontecimientos políticos. En este sentido, era capaz de reflejar con precisión los modismos y las costumbres de la cultura peruana, que siempre resultaron muy atractivos a los lectores. Además de su trabajo en la prensa, el artista también se interesó por ilustrar libros infantiles. Un ejemplo de ello es su colaboración con la escritora argentina Elsa Bornemann, para quien dibujó en los libros “Eliso, la balserita” y “El sombrero mágico”, entre otros.

La esencia de su trabajo fue siempre su creatividad, su sentido del humor y su habilidad para reflejar en sus caricaturas la identidad nacional. Como artista, siempre buscó capturar la esencia de la cultura popular y la sociedad peruana en imágenes. Hoy, el legado de Málaga Grenet se encuentra presente en la cultura peruana, y sus caricaturas siguen siendo objeto de estudio y reflexión en las escuelas de arte, como un ejemplo claro de cómo el humor y la sátira pueden ayudarnos a entender nuestra realidad social y política.

Don Julio fue un artista polifacético que demostró su talento en diferentes ramas del arte, especialmente en la caricatura y la ilustración. Su legado sigue siendo una inspiración para muchos artistas jóvenes, que siguen aprendiendo de su estilo, su forma de retratar la vida cotidiana y su compromiso con la cultura peruana. Sin duda, su obra es un tesoro cultural que nos permite reflexionar sobre nuestra sociedad y su evolución a lo largo del tiempo.

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