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Es blanco de las envidias

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Volkswagen Taigun

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pasa. Pienso que el éxito de alguien beneficia a todos, porque impulsa la economía del país, entonces, si alguien triunfa, en lugar de obstaculizarlo hay que impulsarlo, darle apoyo porque, al final, es un modelo a seguir en la sociedad”.

Horacio, quien a sus 40 años goza de un amplio éxito, asegura que sólo a veces la fama lo ha mareado.

“Lo padre es que a mí el éxito no me llegó de la noche a la mañana, eso me ha ayudado a valorar todo lo que he logrado. Claro, hay momentos en que pierdes el piso, pero ahí es importante la gente que te rodea y, sobre todo, los valores que te han dado en tu familia”. Bohemio y romántico

Perturbadora. Inquietante. Estrujante. No hay manera de parpadear. Cada segundo es relevante y mantiene al espectador al filo de la butaca.

Con un finísimo humor negro, el autor lleva de la risa al suspenso, a la intriga, al “no puedo más” de este magistral texto que interpretan, a la altura, Nailea Norvind, Hernán Mendoza, Adrián Ladrón y Jesusa Ochoa, dirigidos por Enrique Singer, en una producción de Lobos Producciones y Península Films, que se estrenó recientemente en el Teatro Helénico y que, le digo, debe ver ya, ya, ya.

Darío, hijo de Román, regresa a la hacienda Arango, una noche de fiesta. Todo transcurre en la cocina. Román está casado con Eva, hermana de su primera esposa (muerta), lo que ya en sí provoca; Darío está a punto de convertirse en sacerdote; hay una sobrina de Eva, Abigail, con sus 16 años, provocando al religioso… el religioso cede, por chantaje, ya que la menor de edad vio cuando, antes de alejarse de la familia, para iniciarse en la religión, Darío y Eva… sí, una noche, un encuentro carnal… Y ¡pufff!, la locura, el delirio de este maravilloso texto de Reynolds Robledo que no lo dejará parpadear ni un segundo ante las múltiples vueltas de tuerca que lo dejarán patidifuso, perplejo, anonadado, estupefacto y al filo de la butaca cada tanto y siempre, y con un final inesperado que lo dejará en shock, literal.

Producido por Ana Carolina Mancilla y el propio Reynolds, Carne es un “debe de debe” de la cartelera teatral en esta bendita CDMX, con funciones sólo lunes y martes a las 20:00 horas, en las que sus protagonistas entregan el sudor, la piel y la sangre en cada escena, en cada segundo, y al final arrancan el aplauso masivo del público que reconoce la entrega de este cuadro de actores que hacen de este texto una experiencia única e irrepetible.

Vaya preparado para todo. No es un texto ligero; antes, al contrario, le dije, al inicio, perturbador, shockeante, pero perfecto, preciso y precioso. El sexo, la carne, como el leitmotiv de sus personajes y, así, como la vida misma: la carne, como el motor y el impulso de nuestras vidas, haciéndonos cometer lo indecible, lo incorrecto, lo abominable. Como la vida misma.

Carne, de Reynolds Robledo, con la magistral dirección de Enrique Singer; con un cuadro de actores de primer nivel, en un maravilloso teatro, como es el Helénico (avenida Revolución 1500), es algo que no debe perderse y que estará en cartelera hasta el 11 de abril.

Y, bueno, no puedo adelantarle más de la trama, porque sería un pecado.

Neta, hágame caso y déjese ir como gorda en tobogán a disfrutar de esta magistral pieza que lo dejará temblando.

Y ya, eso es todo.

Mario Rojas R. Desafortunadamente, dice Horacio Palencia, el éxito trae consigo las envidias.

Él lo ha vivido en carne propia, pues varias veces lo han querido afectar en su carrera.

“Es triste, pero sí hay gente que, cuando te va bien, de alguna manera quiere afectarte, ponerte el pie, lastimar tu carrera. Hay muchas maneras de hacerlo, a mí, por ejemplo, me han querido involucrar en escándalos, me ponen demandas y cosas así, pero ni modo, es parte del negocio”, asume el cantautor originario de El Rosario, Sinaloa. No obstante, dice que él no se desgasta y prefiere enfocarse en su música.

“Tengo un equipo que se dedica a cuidarme mientras yo pongo toda mi atención en hacer música que llegue al corazón de la gente. No debería haber estas envidias, pero

El próximo 17 de febrero, junto a Giovani Cabrera y Nathan Galante, Horacio ofrecerá una velada bohemia en el foro Roberto Cantoral.

“Es un formato que me gusta, me parece algo especial porque nos permite estar más en contacto con nuestros seguidores, es una manera más íntima de convivir con las personas que aman tu música”, comenta.

Otras de las ventajas que tiene este tipo de conciertos es que “puedes platicarles cómo nacieron ciertas canciones o relatarles alguna anécdota, y como todo es acústico se crea un ambiente más personal”.

El creador de temas como “Amor en gran medida”, “Mi error favorito” y “Cuidaré de ti” se define como “un bohemio empedernido, romántico y sensible. Claro, no todos los días, pero de repente, sin planearlo ni nada, me gusta cantar ahí con la familia o los amigos”.

Antes de despedirse, apunta: “Todos los formatos tienen su onda; la adrenalina de los masivos es muy padre, pero las bohemias van más con mi esencia, así que nos la vamos a pasar muy bien”.

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