EL CONSERJE Y EL GERENTE

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Elogios para El conserje y el gerente

Tome unos minutos y devórese este librito de Todd Hopkins y Ray ­Hilbert. Va a ser una obra motivadora clásica, y usted será parte de la primera ola de lectores inspirados. —Pat Williams, vicepresidente principal, Orlando Magic; y autor, The Warrior Within Ray Hilbert y Todd Hopkins han dado un tremendo jonrón con El conserje y el gerente. Esta es una lectura obligatoria para cualquiera que desee impactar dramáticamente las vidas en el trabajo. Este libro cambiará corazones, amoldará actitudes y verdaderamente le hará reflexionar. No desperdicie tiempo pensando si leer o no este libro; simplemente ábralo y comience. Antes que se dé cuenta, lo estará recomendando a algún amigo. —Mark Cress, presidente y director general ejecutivo, Corporate Chaplains of America, Inc. ¡Ah! Después que terminé de sollozar y de secarme los ojos, reflexioné en lo que Steve Jobs, fundador de Apple, compartió con nosotros hace años cuando dijo que la clave del éxito es «seguir al corazón usando la cabeza». El libro de Todd y Ray claramente vuelve a poner el aspecto del «corazón» en los negocios y en la vida. Lea este libro y llore de alegría mientras sus seis directrices soplan nueva vida en usted, sus negocios, y sus relaciones personales. —Verne Harnish, fundador, Young Entrepreneurs’ Organization; y presidente, Gazelles, Inc.

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Ojalá hubiera leído este libro antes de jubilarme. Hubiera hecho muchas cosas de manera distinta. —John McBeath, ejecutivo de Retired Arvins Con mucha más frecuencia de la que puedo recordar, la sabiduría convencional parece estar contaminada o claramente equivocada. ¿No es cierto que a menudo encontramos perlas de sabiduría en los lugares y circunstancias más insólitos? No podrá despegarse de las páginas de El conserje y el gerente a medida que Bob brinda un regalo de sabiduría a algún presidente ejecutivo que esté en necesidad. El conserje y el gerente es un testimonio del «regalo de dar» que «continúa regalando». —Jim Gleed, presidente de la junta directiva de TEC, Pensacola, FL ¡Qué libro tan fantástico! Comencé a leerlo mientras almorzaba. No hace falta decirlo, tuve un largo almuerzo ese día ya que no pude dejar de leerlo hasta terminarlo unas dos horas después. ¡Lo disfruté totalmente! Garantizo que cualquiera que lea este libro extraerá los principios y los aplicará a su vida. —Donald L. Pottieger Sr., CBSE, presidente de la junta directiva, FMI Services Group, Inc. En El conserje y el gerente, Todd y Ray hacen una mezcla sólida de fe con negocios prácticos y consejos de la vida. —Tom Salonek, presidente de Intertech El conserje y el gerente es una lectura muy amena; es uno de esos libros con los que los líderes empresariales se pueden relacionar y pueden hacer uso inmediatamente. Esto animará a cualquier líder empresarial que tiene problemas en mantener un equilibrio apropiado entre los negocios, la familia, la iglesia y la comunidad; también es una herramienta fabulosa para animar a los demás. —Dennis Richards, presidente, Puritan Cleaning Professionals

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Me parece que El conserje y el gerente es un libro de lectura fácil, pero a la misma vez lleno de perspicacia e inspiración. Las directrices de Alice nos recuerdan no sólo como dueños de negocios sino también como individuos que de vez en cuando todos debemos reevaluar la dirección que nuestras vidas están tomando y quién o qué podría estar influenciando las decisiones que tomamos a diario. Creo que cualquiera que elige seguir estas directivas se dará cuenta de lo importante que debe ser la familia y darle la máxima prioridad, sólo después de Dios, en establecer metas y en tomar decisiones en los negocios y en la vida personal. —Lee Medley, abogado Este libro está enfocado en la vida real, la familia y la fe. Todd y Ray han captado lo que tuvimos el privilegio de ver de cerca y de manera personal dentro del sistema Office Pride. Que el Señor lo bendiga mientras se enfoca en su vida y trata de conseguir una mejor vista del verdadero «Bob conserje» en usted. —Mark y Brian Wages, Office Pride, Area Developers Esta es una parábola muy amena y de lectura obligatoria que revela a los empresarios cómo tener éxito en los negocios sin sacrificar sus vidas personales. —Jeffrey J. Fox, autor de éxitos de librería, Secrets of Great Rainmakers Todd y Ray han captado en El conserje y el gerente la inevitable «tiranía de lo urgente» que con tanta frecuencia consume al dueño o al gerente de negocios común y corriente. Por medio de la ayuda de las seis directrices de Bob, uno puede volver a establecer esas prioridades en la vida que demasiado a menudo damos por sentado. —Jeff Roush, vicepresidente y gerente general, Tom Roush Lincoln/Mercury/Mazda, Westfield, IN

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Aunque El conserje y el gerente está escrito con un estilo jovial, los ­principios ofrecidos en este libro no lo son en lo absoluto. Estos principios contribuyen muy en serio a los negocios. Los lectores se animarán a volver a enfocar sus energías y esfuerzos en lo que realmente es importante, las oportunidades de desarrollar relaciones. La misión de cambiar la vida de la gente ya no es tan solo para la iglesia y otras organizaciones sin fines de lucro. Hopkins y Hilbert con eficacia nos recuerdan a cada uno de nosotros a considerar este sentido más elevado de misión. —Larry W. Rottmeyer, PhD, presidente de la junta directiva, MBA Program, Taylor University Ray y Todd han anotado un golazo de media cancha con este libro. Es incisivo, práctico, y apela a sus sentimientos. Usted se sumergirá en la narrativa y saldrá con un tremendo y poderoso conocimiento. —Dr. Ron Jenson, cofundador, Future Achievement International; autor, orador y consejero Las directrices sencillas de El conserje y el gerente son un llamado de alerta para los hombres que están demasiado ocupados como para darse cuenta del propósito que Dios les ha asignado. Recibí aliento para bajar mi ritmo y enfocarme más en las cosas de eterna importancia. ¡Es una lectura obligatoria para los hombres patológicamente ocupados de nuestra generación! —Dr. Stephen P. Hadley, vicepresidente de grupos, VCA Animal Hospitals, Los Ángeles, CA El libro más convincente que jamás haya leído. No pude dejar de leerlo. Leí todo el libro en un día. Creo que este libro se dirigirá a toda persona que aspire a ser un ejecutivo y que desea ser verdaderamente exitoso en la vida y en el trabajo. Las seis directrices son prácticas, aplicables y definitivamente material de la vida real. —Kyle De Fur, FACHE, presidente, Saint John’s Health System

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¡Este libro tiene el poder de cambiar su vida! Como atleta profesional, siempre tuve que permanecer enfocado en los fundamentos básicos de mi deporte para poder disfrutar el éxito. El conserje y el gerente le brindará todos los principios básicos que necesita para tener éxito en los negocios y en todas las áreas importantes de su vida. —Derek Daly, piloto de Fórmula Uno; analista televisivo de deportes motorizados; y fundador de Motorvation Performance Company El conserje y el gerente es una historia fabulosa de cómo Dios envía a nuestras vidas a las personas precisas en el momento preciso, aun si la persona que nos envía es un conserje. ¡Gracias a Dios! —John S. Ezzo, CBSE, presidente, New Image Enterprises LLC; y presidente, BSCAI

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© 2008 por Grupo Nelson Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com Título en inglés: The Janitor © 2007 por Todd Hopkins y Ray Hilbert Publicado por Thomas Nelson, Inc. Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial. Traducción: Eduardo Jibaja Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc. ISBN: 978-1-60255-112-1 Impreso en Estados Unidos de América 08 09 10 11 12 QW 9 8 7 6 5 4 3 2 1

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Para todos los lĂ­deres empresariales, sus esposas, y los ÂŤBobÂť conserjes en todo el mundo

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L INTRODUCCIÓN

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ob Tidwell se dio unas palmaditas en las rodillas y se levantó de la silla con un movimiento bastante ágil para un hombre de su edad. Guardó el lápiz en el espiral de su pequeño cuaderno, recogió su taza, la bolsita de té y la cuchara, y limpió toda la mesa con un papel toalla y un limpiador en aerosol. Tiró la bolsita de té en la basura, luego lavó la taza y la cuchara con bastante espuma y las puso a escurrir junto al fregadero de la sala de descanso de Triple A Enterprises. «¡Listo!», dijo como si estuviera admirando un jardín recién acabado de podar. Mientras salía de la sala de descanso por el pasillo, admiraba una fila de fotografías con marcos grandes que exhibían grupos de empleados de Triple A posando orgullosamente junto a su línea de productos fabricados con metal. Bob no reconocía algunos de los objetos; parecían piezas que formarían parte de algún tipo de maquinaria, pero otros eran verdaderamente impresionantes, como la foto de las barandas ornamentales personalizadas ubicadas en el opulento vestíbulo del nuevo museo de arte moderno. La imagen incluía un grupo de cinco hombres con sus cascos y camisas mostrando el logotipo de la compañía, sonriendo a la cámara. Parecían muy contentos por su logro.

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TODD HOPKINS Y RAY HILBERT Bob comenzó a cantar una aria de su ópera favorita, reemplazando las palabras que no recordaba con un bom-ba-bom hasta que llegaba a la parte en que sabía la letra. A veces el recuerdo de la música original en su cabeza era tan hermoso que a Bob se le llenaban los ojos de lágrimas. Al ver que la luz todavía estaba prendida a tan altas horas de la noche en la oficina del presidente, Bob automáticamente pensó en el aria de Puccini «Nadie duerme» de la ópera Turandot. «Nessun dorma, nessun doooorma», cantaba mientras empujaba el carrito que organizaba todos sus artículos de limpieza, las herramientas de su trabajo. «Tu pure, o Principessa, nella tua fredda staaaaanza», continuó mientras limpiaba y le quitaba el polvo a los escritorios y las computadoras con una mano llena de confianza. «Guardi le stelle, che tremano d’amore». Se llevó la mano al corazón. «E di speraaaanza». De pronto una voz interrumpió la concentración de Bob. «¡Tienes buena voz!», dijo el presidente parado en la puerta. «Lo siento. ¿Lo molesté?», preguntó cortésmente Bob. «No, en realidad me encantó. Se escuchaba muy contento. ¿Es una ópera?», preguntó mientras apoyaba su figura esbelta y bien vestida contra del marco de la puerta. «Sí, Puccini». «¿Qué quiere decir la letra?» «Ah, bueno, es en italiano. No estoy seguro de decirlo bien, pero es algo así como:

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EL CONSERJE Y EL GERENTE Nadie duerme, nadie duerme… Incluso tú, oh princesa, En tu fría habitación, Mira las estrellas, Que tiemblan de amor Y esperanza». El presidente sonrió. «Parece que soy yo, en mi habitación fría, aún despierto, excepto que no soy una princesa», dijo él. «Sí, y la habitación no está fría», dijo Bob con una risita. «Y las estrellas no guardan ninguna esperanza para mí». El presidente bajó la mirada y se miró los zapatos. A Bob le sorprendió esta revelación personal de alguien que sólo veía de pasada los lunes en la noche cuando limpiaba las oficinas de Triple A. «Lamento escuchar eso. No es mi intención invadir su privacidad pero…», vaciló Bob. Aunque este hombre se veía joven, él aún era el jefe. «Sí, debería estar camino a casa. No puedo creer lo tarde que es». El guapo hombre encogió sus hombros y se metió a su oficina. Bob continuó limpiando y quitando el polvo de manera rítmica. En el teclado de una de las computadoras, encontró un chocolate con una notita pegada. Decía: «Bob, gracias por limpiar mi escritorio a pesar del desorden que dejé el lunes pasado. ¡Eres un ángel! Becky». Bob guardó el chocolate en el bolsillo de su camisa y sonrió. Becky era la asistente ejecutiva del presidente. Libreto italiano de Turandot, copyright © 1926 de G. Ricordi & Co. La traducción fue provista por Mark D. Lew, copyright © 1997. Se puede encontrar mayor información en: http://home.earthlink.net/~markdlew/comm/turandot.htm.

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TODD HOPKINS Y RAY HILBERT Había dejado todo un revoltijo, y Bob pasó diez minutos extras limpiando su escritorio y luego cerciorándose de haber puesto todo exactamente como estaba antes. Le había dejado una nota a Becky diciendo que esperaba no haber alterado el orden de sus papeles. Bob sólo la conocía por la foto de su boda que estaba sobre su escritorio, porque Becky se iba mucho antes de que él comenzara a limpiar. Ella parecía amigable, su sonrisa era resplandeciente, y Bob pensó que su esposo era un hombre muy afortunado. Se apagó la luz de la oficina del presidente, y el joven cortésmente le dijo adiós con la mano a Bob mientras entraba al ascensor. Bob sintió un poquito de pena por él. Me pregunto ¿qué hace que un hombre joven y guapo, dueño de una compañía tan exitosa, crea que no hay esperanza? Y comenzó a cantar el siguiente verso del aria de Puccini a toda voz ahora que ya se encontraba solo. «Ma il mio mistero è chiuso in me…» Qué apropiado, pensó Bob de la traducción: Pero mi secreto está escondido dentro de mí.

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L CAPÍTULO UNO

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os dos lunes siguientes, Bob notó que la luz todavía ­estaba prendida en la oficina del joven presidente, pero se hizo el propósito de no perturbar al ocupado hombre. Esperaba hasta que el presidente se fuera para limpiar la elegante oficina de la esquina. Este lunes, Bob apenas estaba comenzando a preparar su taza de té verde antes de comenzar su bien coreografiada rutina de limpieza que lo llevaba por toda la oficina, de arriba para abajo, en justo dos horas sin parar. Después de jubilarse de su próspera carrera empresarial, Bob había aceptado este trabajo como una forma de salir de la casa y permanecer activo mientras al mismo tiempo hacía algo útil. Bob transformó al trabajo en casi una rutina de ejercicios para mantenerse en forma. Descubrió que realmente disfrutaba el trabajo manual, pues liberaba su mente para poder dar forma a sus pensamientos. Desde la muerte de Alice hace dos años, las noches eran los momentos más duros para él porque ahí era cuando se sentaban y hablaban de los acontecimientos del día. Eran los pequeños detalles los que Bob más extrañaba de Alice: el olor de su cabello en la almohada, la manera en que doblaba el periódico en la mañana para que pudiera leer las tiras cómicas antes de las noticias (leer malas noticias al comienzo del día tiene que ser malo para el corazón, decía ella). Su querida Alice era amable, inteligente y muy, pero muy amable. Tuvieron una larga 17

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TODD HOPKINS Y RAY HILBERT y linda vida juntos, y tres hijos hermosos que habían producido el regalo más maravilloso que el tiempo pudiera traer: tres nietos sanos y vivarachos. Mientras esperaba que hirviera el agua, Bob hizo unos apuntes en el cuadernito anaranjado con espiral que llevaba consigo a todos lados. La puerta se abrió detrás de él, y el joven presidente entró, con una taza vacía en las manos. «Buenas noches, Sr. Kimbrough», dijo Bob. «Por favor llámeme Roger. Lo siento, pero no sé su nombre», respondió el joven. «Bob Tidwell», contestó Bob asintiendo la cabeza, y se levantó a servirse su té. «¿Qué está escribiendo, Bob?» «Oh, es sólo una costumbre que tengo. Escribo las mismas notas una y otra vez, tratando de perfeccionarlas. He estado haciendo esto durante dos años». Bob señaló la taza vacía de Roger. «¿Le puedo servir algo?» «Yo lo haré. Usted siéntese y cuénteme más acerca de la ópera. ¿Qué está tomando?» A Bob le pareció gracioso el cambio de roles. «Té verde. Es bueno para la salud». «Muy bien. Entonces tomaré lo mismo». Bob se sentó, y Roger sirvió dos tazas humeantes de té verde y le dio una a Bob. Luego se sentó al otro lado de la mesa, frente a Bob, y se sobó el tabique. «¿Cansado?», preguntó Bob. «¡Ah! Estoy extenuado», contestó. 18

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EL CONSERJE Y EL GERENTE «Me di cuenta que usted a menudo trabaja hasta tarde», se atrevió a decir Bob. «A menudo no es la palabra. Siempre es más acertada. Prácticamente vivo en esta oficina. Solía disfrutarlo mucho». «¿Pero ya no le agrada?» «No sé. Siento que estoy viviendo para trabajar. Llego a casa y mi esposa y las niñas ya están durmiendo. Los fines de semana siempre tengo que ir a alguna función, o me paso la mitad del tiempo en el teléfono. Realmente no paso ningún tiempo con ellas». «¡Qué lástima! Los chicos crecen tan rápido», comentó Bob. «¿Tiene hijos?», preguntó Roger. «Sí. Dos hijos y una hija. Todos ya son adultos, y tengo tres nietos». «¿Tiene fotos?» «Por supuesto. ¡Se arrepentirá de haber preguntado!» Bob sacó su billetera y adentro tenía una foto de cada uno de los miembros de su familia. La primera era Alice. «¿Es esa su esposa?» «Sí, es Alice. Falleció hace dos años». Bob apretó los labios. «Lo lamento», dijo Roger. «Gracias. La extraño todos los días. Es el amor de mi vida. Fuimos muy felices juntos». «¿De veras? No hay mucha gente que pueda decir eso en estos días». 19

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TODD HOPKINS Y RAY HILBERT Roger parecía sorprendido. «Así es. Alice era una mujer formidable. Era una gran compañera, una buena madre y una persona muy sabia. Fue la que hizo que me convirtiera en un fanático de la ópera y la música clásica. A ella le interesaba todo. Le gustaba cocinar platos exóticos para nuestros amigos, y hacía hermoso hasta el detalle más sencillo. Alice me enseñó a vivir. Por eso estoy escribiendo estas notas. Estoy tratando de recordar sus seis directrices para vivir una vida feliz tanto en el hogar como en el trabajo, y sigo corrigiéndolas para que queden exactamente bien». «Eso suena interesante. ¿Por qué seis?», Roger estaba intrigado. «¡No tengo la menor idea! Tendrá que preguntárselo a Alice». Bob se rió con mucho gozo. «Pero le puedo decir que funcionan». «¿Puedo leer las seis directrices?», preguntó Roger, señalando el cuadernito anaranjado. «Oh, no, ni siquiera estoy cerca de haberlo hecho bien», replicó Bob, metiendo nuevamente el cuadernito anaranjado en el bolsillo de su camisa. «¡Vamos, Bob!», insistió Roger. «Me vendría bien un poco de ayuda». «¿En serio?», Bob pensó un momento. «¿Está realmente interesado?» «Bueno, calculo que a la velocidad que llevo, mi esposa me va a dejar y se llevará a las niñas y la mitad de mis pertenencias terrenales, o lo que es peor, tendré un ataque al corazón prematuro y estiraré la pata aquí mismo en esta oficina». «¿Tan mal están las cosas?», preguntó Bob con un tono suave.

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EL CONSERJE Y EL GERENTE «Déjeme darle un ejemplo de cómo es mi vida. La semana pasada mi esposa cumplió treinta años», dijo Roger. «Le prometí que tendríamos una cena romántica, los dos solos. Incluso hice las reservaciones. Luego me olvidé. Llegué a casa, y ella ya estaba durmiendo. Había un enorme arreglo floral en la mesa de la entrada, con una tarjeta con mi firma. Excepto que yo no lo envié. Becky, mi asistente, se había acordado y lo envió por mí. Ella también había tratado de recordarme, pero mi celular estaba apagado». Roger continuó. «Estaba en medio de cerrar un trato con un gran cliente chino. Había estado trabajando en ello durante meses. La reunión estaba programada para el día anterior, pero cancelaron el vuelo de los representantes chinos, así que llegaron un día después. Tuve que cambiar todas mis reuniones al último minuto, fue una locura, y ellos se iban esa misma noche hacia su siguiente destino. Los llevé a cenar, con un intérprete, y terminé firmando los papeles en el aeropuerto, justo antes que abordaran su vuelo. Todo se movió muy rápido. Recuerdo que iba manejando a casa en mi lujoso automóvil sintiéndome como Superman. Luego, cuando vi las flores y me di cuenta que había olvidado el cumpleaños de mi esposa, sentí que no podía respirar. Mi esposa no me ha vuelto a dirigir la palabra desde entonces. Ahí lo tienes, Bob. Soy una cucaracha». «Lo dudo», dijo Bob. «¿Qué quiere decir?» «A mí me parece que usted es muy humano, y que sencillamente está trabajando demasiado». «Ya no sé por qué estoy haciendo esto. Mi hogar se ha convertido en un campo de batalla. A veces me parece que estoy viviendo con 21

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TODD HOPKINS Y RAY HILBERT una persona extraña que sólo me tiene a su lado para saldar las tarjetas de crédito». «Ay, señor, creo que usted necesita las seis directrices». Bob pensó por un momento y tomó una decisión. «Listo. Déme una semana y le tendré lista la primera el lunes que viene. Le apuesto que en seis semanas, una directriz a la vez, usted podrá cambiar su vida y volver a disfrutar tanto su vida como su trabajo». «No quiero parecer un grosero, Bob, pero eso suena imposible en estos momentos». «Pensé que quería leer las seis directrices hace un minuto», Bob sacudió el cuadernito anaranjado en el aire. «Está bien. Ahora me tiene intrigado. ¿Qué tengo que hacer?», preguntó Roger, sonriendo por primera vez. «Así está mejor». Bob le devolvió la sonrisa. «Sólo prepáreme una taza de té verde el lunes en la noche, y vendré media hora antes para compartir las notas con usted. Pero tiene que darme tiempo para que las tenga correctas, así que sólo una directriz por semana. ¿Trato hecho?» «Trato hecho». Luego señalando la taza vacía de té, Roger añadió: «A propósito, espero que ese té sea bueno para su salud. ¡Ah! ¡Qué mucho amarga esto!» Ambos se separaron con una risa relajada mientras regresaban a sus trabajos, Bob de vuelta a limpiar la oficina y Roger a administrarla.

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