Morbito 3

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Frutas y/o verduras: “¡Nos batiremos en duelo!” pág. 15

¡Llévate increíbles regalos!

Periódico para ojos curiosos • Año 1 • No. 3 • La Mentira • Mejor

Ser infernal Ave, mamífero y reptil

pág. 10

no lo leas

pág. 21

GRAN VENTA NOCTURNA! Momias al 2x1 pág. 6

El Pinocho original Hundido por el peso de la verdad

pág. 8

Ratadocia pág. 4

Desfaciendo entuertos pág. 20

Advertencia: Los personajes, noticias y situaciones presentados son reales, cualquier parecido con la ficción es mera coincidencia.

Publicación bimestral

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el morbito / México 2010

Netáforas

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¿De qué se ríe La Mona Lisa?

Mentiras verdaderas No inventes! “El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad” Ilustración: Chiquita Milagro

Un pintor belga llamado René Magritte hizo un cuadro donde se ve, sin lugar a dudas, una pipa y debajo de ésta, un letrero que dice “Esto no es una pipa”. Texto: Ana Romero Ilustración: Manuel Monroy

Pablo Picasso

Para muchos, la mentira es algo que hay que evitar, pero ¿qué es realmente mentir? Tal vez pase desapercibido el poder creativo de la mentira, valioso más allá de las verduras que ocultamos bajo la alfombra o del 5 que omitimos mencionar a nuestros papás. Mentir también es inventar. En este número podrás leer la verdadera historia de Pinocho, descubrirás que el ratón de los dientes no existe y te enterarás de una extraña tribu con una rara relación con la mentira. Sabrás de la existencia de una especie animal, como extraída de un cuento de hadas, y te adentrarás en un mundo oscuro de momias y poemas antiguos. No te vayas con la finta de las mariposas dizque monarcas y si es necesario inventa que eres karateca, para acompañar a Sagitario a esta pelea del inigualable Escorpión. No mientas ni te ocultes. Mejor inventa mundos como si no hubiera mañana. EL MORBITO / Mejor no lo leas Año 1 / No. 3 / La mentira Dirección general: Mario Rosales / mario@onirika.com.mx Dirección editorial: Abril Castillo / abril@onirika.com.mx Dirección creativa: Jorge Mendoza / pixilon@onirika.com.mx Dirección de comunicación: Anabel Prado / anabel@onirika.com.mx Coordinación de producción: Lorena Peña / lorena@onirika.com.mx Comercialización: Eimar Rosales / eimar@onirika.com.mx Coordinación de campo: Alejandro Molina Arte y diseño: Chiquita Milagro / Poderoso Kamui / Flavia Zorrilla / Alfredo Alcalá Thompson Colaboradores: Abril Castillo (Little Alice) / Ana Romero / Anabel Prado / Chiquita Milagro / David Lara / David Nieto (Yosh) / Diana Hernández / Enrique Torralba / Fernando Rudy / Flavia Zorrilla (DiaFla) / Gabriela Damián / Jimena Sánchez / Jorge López (Jore) / Jorge Mendoza (Pixilon) / Juan Palomino / Juan Carlos Quezadas / Leyolo Carcamán / Luis San Vicente / Manuel Monroy / Mónica B. Brozon / Poderoso Kamui / Tania Juárez / Teresa Martínez / Tomás Castillo / Vida Rojo (Teobromina) Consejo Editorial: Adriana de Teresa / Javier Sáez Castán / Juan Carlos Quezadas / Mauricio Gómez Morín / Mónica B. Brozon El Morbito, periódico bimestral, octubre de 2010. Editora responsable: Abril Castillo Cabrera. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 042010-011214355300-101. Número de Certificado de Licitud de Título: 14707. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 12280. Domicilio de la Publicación: Paseo de las Palmas no. 735, piso 8, Lomas de Chapultepec, Miguel Hidalgo, C.P. 11000, México, D. F. Imprenta: SPI. Mimosas no. 31, Santa María Insurgentes, C.P. 06430, México, D. F. Distribuidor, Proyectos Oníricos, S.A. de C.V., Alonso Cano #122, col . Alfonso XIII, del. Álvaro Obregón, D. F., C.P. 01460

¿Qué se hace en estos casos? ¿Creerle al ojo y pensar “pero esto sí es una pipa”, o hacerle caso al belga que lo pintó y decirnos a nosotros mismos “pues no, no es una pipa, es un cuadro de Magritte”? La discusión sobre realidad y representación de la realidad lleva años partiéndole los sesos a los estudiosos y es el momento en el que nadie ha podido ponerse de acuerdo, y me da la impresión de que si no consiguen llegar a un arreglo es porque hacerlo significaría desenmascarar de una vez y para siempre que la mentira puede ser más verdadera que la mismísima verdad. Por ejemplo, la Mona Lisa. Son muy pocos los que no conocen ese cuadro de Leonardo Da Vinci, pero aun menos las personas que en realidad lo han visto. Así las cosas, cabría preguntarse ¿qué sería más desastroso para la humanidad, que el cuadro se perdiera en un incendio o que las fotografías que se han hecho de éste desaparecieran de la faz de la tierra? Esperemos que ninguna de las dos cosas suceda, aunque si el cuadro desapareciera, aún tendríamos las fotos. Alguien podría decir que éstas no son la realidad, son una mentira: no son el cuadro, son un trozo de papel impreso. Y con todo, Da Vinci es famoso y el mundo puede contemplar la sonrisa misteriosa de la Mona Lisa gracias, precisamente, a una mentira fotográfica. A lo mejor no es que los mentirosos mientan, tal vez sea sólo que eligieron una representación de la realidad distinta a la nuestra. O quizá el mundo sea una total mentira donde las cosas no existen en realidad y seamos nosotros los que las creamos al verlas, oírlas, olerlas o tocarlas.

¿Cómo saberlo? Lo mismo esto es una pipa que un cuento o la Mona Lisa. Podría ser que yo no exista, que mi nombre sea falso y que tú seas tan sólo un lector que yo me inventé: una mentira. O quizá no es que estés leyendo, más bien sueñas que vives en un mundo, en un país, en una colonia, en un cuarto donde lees un periódico que se llama El Morbito que te imaginas con todas sus letras, pero que no existe. De todos modos, lo que importa es que lo estás leyendo. Averiguar quién verdaderamente lo escribió sería inútil porque, al final de cuentas, todos podríamos estar mintiendo.


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Netáforas

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No acepte imitaciones

Dizque monarcas

Incluye todas las historias del mundo

Cajita feliz A nadie le gusta que le digan mentiras. Se suele creer que son malas y que siempre deberían ser castigadas. Texto: Gabriela Damián Ilustración: Flavia Zorrilla

Los garífuna, una etnia afrocaribeña que habita las costas de Honduras, Belice y Guatemala, no creen que sea para tanto mentir. Lo demuestra la leyenda del héroe Anansi, que este grupo de gente alegre, bailarina y con un gusto tremendo por escuchar cuentos a la luz de las velas, trajo a América desde África occidental hace casi 500 años. Anansi es una araña-hombre bastante tramposa, pero justa y simpática, que hacía de mensajero entre los humanos y el dios del cielo, Nyame, que era enojón y abusivo. Los humanos decían a la araña qué deseaban: un sol para calentarse, la noche para descansar, lluvia... y él conseguía que Nyame se los diera. Pero éste poseía algo que Anansi quería sólo para sí: una caja que contenía todas las historias del mundo. La araña preguntó al dios del cielo cuánto costaba su caja para comprársela. Nyame dijo que le costaría una pitón gigante, un leopardo con dientes

inmensos, un enjambre de avispas y un hada maligna. Era demasiado. Pero la araña atrapó a la pitón gigante por retarla a medirse con un árbol, hizo caer al leopardo en una trampa de hojas secas, encerró a las avispas dentro de una calabaza al hacerles creer que llovía y apresó al hada cuando la pobre se quedó pegada a un muñeco fabricado por Anansi (“¡Abrázalo! quiere ser tu mejor amigo”, le había dicho). A Nyame le impresionó la habilidad de la araña-hombre para embaucar a las criaturas más peligrosas, así que le entregó la caja sagrada. Por eso Anansi es el dios del engaño, de las arañas, y el dueño de todas las historias del mundo. Con todo, para los garífuna, que sufrieron la esclavitud y el maltrato de los más poderosos, también representa la habilidad que tienen los más débiles de superar a sus crueles enemigos, aunque sea echando una que otra mentirita.

¿Diré la verdad o una mentira? Si los animales mienten, ¿por qué yo no habría de mentir? Una mentirilla no hace daño a nadie. Texto: Anabel Prado Ilustración: DiaFla

· Las mariposas Danaus gilippus thersippus imitan el color de advertencia brillante naranja de las mariposas monarcas, es decir, se mimetizan. · Usan la mimesis para hacer creer a la aves y otros depredadores que ellas también son venenosas. · El mimetismo es un concepto que Charles Darwin utilizó en la demostración de su teoría de la selección natural, que habla de que la especie más fuerte es la que sobrevive.

Venían volando dos aves en busca de alimento, cuando, de repente, se encuentran con una brillante mariposa naranja. Y un ave le dice a la otra: —¿Cómo la ves?, ¿será de las venenosas o de las de chocolate? —Seguro es de las de chocolate. El ave se la come y cae muerta. La otra se va desilusionada y dice: —Me cae que nunca vuelvo a comer chocolate.


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Paparazzi

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Exclusiva con La Rata

El raton de los dientes no existe Muchos rumores han corrido a lo largo de los años. Los niños no saben qué creer, los padres desmienten las habladurías, pero lo cierto es que, pese a lo que cualquiera de las partes sostenga, ni el Ratón ni el Hada de los dientes existen. Texto: Abril Castillo Ilustración: Poderoso Kamui

Advertencia: Si eres fiel al Ratón de los dientes o te rehúsas a creer que el Hada no es otra que una rata, quizá no seas apto para leer lo que sigue.

¿Cómo consiguió ese trabajo? (Entre sollozos y lagrimeos, la Rata comenzó a contarnos) Un amigo quería irse a conocer el mundo y renunció a su trabajo. Le advirtieron que no lo indemnizarían a menos que consiguiera un reemplazo. Él de inmediato pensó en mí. ¿Y quién era ese misterioso amigo? ¿No sería de pura casualidad un ratón? Sí y no. Sí era un ratón, pero no era cualquier ratón, era el Ratón de los dientes, el original. Lo que mucha gente no sabe es que duró muy poco en ese trabajo. Casi que sólo aportó el nombre a la profesión. ¿Y qué me dice del Hada de los dientes? (La Rata, sobresaltada, nos aseguró) El Hada de los dientes soy yo. Como les parecía demasiado grotesco tener por imagen a una rata (no pudo contener el llanto. Hizo una pausa hasta que se calmó)... ¡prefirieron decir que era un hada! A mí qué más me da. Tengo la satisfacción de hacer bien mi trabajo, ninguna otra, pues además se trata de pasar siempre desapercibida, de que nadie te vea, de no existir casi casi.

*Rata. Mamífero roedor de unos 36 cm desde el hocico a la extremidad de la cola. Si la cola mide hasta 16 cm, ¿cuánto mide el cuerpo? Cuando a un niño o anciano se le cae un diente, ella se encarga de dejarle un dinerito bajo la cama o, en su defecto, un juguete educativo.

¿A qué cree que se deba ese malestar hacia las ratas? La gente asume que somos sucias. Pero no es verdad. Yo me baño cada semana, lo necesite o no. ¿Le duele tener un oficio que la obliga a estar de incógnita? ¿Le gustaría tener más reconocimiento público? (Enmudece un momento, luego toma aire y consigue continuar) A veces sí. Quisiera que por lo menos la gente, los niños y ancianos a quienes dejo dinero y regalos a cambio de sus dientes, pensaran “Gracias, Rata de los dientes”, en vez de que lo atribuyan todo a un Ratón de quien nadie volvió a saber nada, y de un Hada que sólo llaman “hada” por no querer imaginar que una rata entra en sus cuartos de noche. Tampoco estaría mal que nos dejaran galletas y leche, así no tendríamos que meternos a la mala a sus alacenas.

La Rata de los dientes se ha disfrazado en ocasiones de hada para no asustar a sus clientes. No se decide por un look final aún.


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Pequeño ficcionario ilustrado

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Había una vez una mentira gorda…

De pel cula! La idea de Julián, su autor intelectual, no era dejarla llegar a tales dimensiones, pero no se le ocurrió pensar en lo que se conoce como la autonomía de la mentira. Texto: Mónica B. Brozon Ilustración: Luis San Vicente

Así es. Uno suelta una mentira que al principio parece pequeña y más o menos blanca, y ésta empieza a moverse sola, con unas patas propias y una cola que, mientras más avanza, más le va creciendo. ¿Y por qué a Julián se le ocurrió esa mañana llegar a la escuela, en su segundo día de clases con una mentira tan absurda y tan sin sentido? Pues por pura y llana convivencia. Por las ganas que tenía de no ser un espécimen raro en una escuela nueva. Por obtener un poco de respeto de sus compañeros. Y porque la noche anterior se había topado con un programa de karatecas a la hora que encendió la tele. Era un documental. Julián les tenía desconfianza a los documentales, pero éste lo atrapó, y al terminar se dio cuenta de que se la había pasado muy bien después de todo y además, había aprendido. Sabía un montón de cosas sobre karate. Y decidió usarlas para apantallar a sus nuevos compañeros de escuela. De modo que al día siguiente se fue acercando poco a poco a la bolita de los que parecían más populares y conversadores y esperó que alguno de los diálogos le diera pie para brincar al tema del karate. Pero ellos estaban hablando de rellenos de pizza. ¿Cómo involucrar el karate con rellenos de pizza? Julián pensó que no era tan difícil: —¿Sabían ustedes que una vez un pizzero de Chicago murió a manos de un karateca a quien no le pareció bueno el relleno de su pizza? Los cuatro que integraban la bolita conversadora se le quedaron viendo y luego se miraron entre sí. —Así es que si alguna vez están ustedes descontentos con sus pizzas, me llaman.

Yo soy cinta negra, Daniel cuatro —Julián no se dio un golpecito en la barbilla porque ya le pareció demasiado, pero el gesto hubiera combinado muy bien con el tono de la oferta—. La confusión entre dan (que es el nombre que reciben los grados de las cintas del karate) y Daniel tenía dos razones. Una amistosa: pues en su colegio pasado había un chico del salón que se llamaba Daniel y todo el mundo le decía Dan, y una cinematográfica: que en la película Karate Kid, el protagonista se llamaba Daniel Larusso, y Julián pensó que los grados de la cinta negra habían sido bautizados en honor a él, que tan bien había peleado con un güero muy malo al final de la historia. Sin embargo, los compañeros no estaban al tanto de los pormenores de este arte marcial y no le dieron importancia a la confusión. De hecho, tampoco parecieron darle importancia al comentario de Julián ni pensaron remotamente aceptar su ofrecimiento de moler a karatazos a algún pizzero incompetente. Siguieron platicando, ahora de los precios de la pizza en el mercado nacional. Ya no encontró Julián cómo sacar a colación sus ficticias habilidades y pensó que su mentira había sido un fracaso rotundo. Pero pensó mal. Los conversadores parecieron no tomarla en cuenta, pero una vez que tocaron el timbre y Julián se fue al salón, los cuatro se miraron con las cejas levantadas y luego cada uno de ellos le platicó la novedad a otros tantos, y la noticia

se regó como banqueta con manguera —eso en los años ochenta, que ya después con la escasez de agua esta práctica quedó prohibida—. Al rato toda la escuela se enteró. Y, en efecto, todos miraban a Julián; los chicos con cierto respeto y las chicas abanicando las pestañas. Si ésta fuera una historia con moraleja, seguramente terminaría cuando un chico de sexto, karateca de veras, reta a Julián a un duelo y éste, una de dos: o sostiene su mentira y pierde los dientes por ella, o se humilla frente al mundo confesándola. Pero no. La mentira de Julián engordó suficiente y sólo se vio en peligro un día, cuando una niña le pidió que defendiera su honor de un gandul que la había llamado apestosa. Julián no le aclaró que el gandul tenía razón —ella, en efecto, no olía muy bien—. Simplemente hizo una reverencia y dijo la frase con la que concluía aquel documental y que por suerte se aprendió de memoria: “Cuanto más grandes sean tu experiencia, habilidad y potencia, mayores serán también tu prudencia y humildad”. La niña encogió los ojos y se fue un poco desconcertada, segura de que Julián no iba a romperle la cara a su agresor. En efecto, esta historia no tiene moraleja, pero sí hay una conclusión que podemos sacar de ella: hay mentiras que engordan y mentirosos con suerte.


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PequeĂąo ficcionario ilustrado

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Pequeño ficcionario ilustrado

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Una sinfonía infernal

Versos a Lucifer La momia medía cerca de un metro de altura y representaba a un enano que escribía una carta. El pequeño esperpento estaba sentado sobre una silla y ante sí tenía un escritorio. Ambos muebles eran muy antiguos. Texto: Juan Carlos Quezadas Ilustración: Poderoso Kamui

El hombrecillo sostenía una pluma de ave y parecía estar meditando mucho lo que habría de escribir en el papel. Su vestimenta había sido confeccionada hacía poco tiempo, seis o siete años a lo mucho, pero quien la fabricó quería aparentar que aquel traje, de pesado terciopelo rojo, había pertenecido desde siempre al escritor enano Nicolás Mutchinick que, según se anunciaba en un pequeño letrero colgado a un lado de la figura, se había convertido en momia mientras le escribía un poema a Lucifer. El cadáver era la máxima atracción de una feria ambulante y estaba instalado en un carromato de madera que simulaba ser la recámara en la que en vida había habitado el artista. Entrar allí costaba cuatro reales. Si además querías una copia del inconcluso escrito, debías pagar dos reales más. Ya era media tarde cuando entró el primer visitante al carromato. Se acercó al escritor y se dedicó a contemplarlo. Por un rato se mantuvo inmóvil frente al despojo. Los ojos del visitante eran el único elemento que delataba que él no era también una figura sin vida: poco a poco la furia iba encendiendo su mirada.

—Es usted un mentiroso. Claramente se ve que es una momia falsa —estalló al cabo de un tiempo en contra del dueño del carromato. —¿Me está llamando mentiroso? —Falsario, chapucero, tramposo y embrollón. —¡No consiento que se exprese de mí en esos términos y mucho menos frente a un cadáver! —protestó el encargado. —¡Un cadáver! Esto no es más que plástico y tela. —¡Le exijo respeto señor! Está usted frente a una momia. De verdad que dios no quiso que Mutchinick terminará su poema. —¡Bah! Esos ojos parecen canicas y esos huesos verdes se ven muy falsos… ¿cómo se le ocurre pensar que va a engañar a la gente con un trabajo tan burdo?

—Adelante —dijo el dueño de la atracción mientras señalaba hacia la hoja de papel. El visitante leyó el poema inconcluso. Después se quedó meditando por un rato. Buscaba las palabras precisas que habrían de encajar con lo que acababa de leer. De pronto sus ojos se volvieron a iluminar y de un jalón tomó la pluma que sostenía Mutchinick. Instintivamente el propietario de la barraca dio unos pasos hacia atrás. La punta de la pluma tocó el papel, pero el escritor de ocasión no pudo trazar ni una sola letra porque en ese momento quedó convertido en momia. Una momia muy parecida a la de Mutchinick: ojos de canica, huesos verdes, dermis plastificada. Lo único diferente era el tamaño y las modernas ropas con las que Nicéforo Valente se había vestido aquella mañana.

—Le juro que esto que tiene enfrente no es otra cosa que la momia del poeta Nicolás Mutchinick. —Esto no es más que un triste maniquí, ¡como que me llamo Nicéforo Valente y esto no es más que un triste maniquí! —exclamó el incrédulo señalando hacia el pequeño cadáver. —Si está tan seguro de que todo no es más que una farsa, ¿por qué no termina usted mismo el poema? Le aseguro que antes de escribir una sola letra estará también convertido en momia —retó el dueño de la atracción al tal Nicéforo. —¡Présteme una pluma! ¡Faltaba más! —Le advierto que puede ser muy peligroso. Además, ¿qué voy a hacer con una nueva momia? —Presentarme como el incrédulo que dudó de la furia de dios y que por eso también fue castigado.

La nueva momia se presentó por primera vez algunas semanas más tarde. El dueño del carromato había tardado un poco en encontrarle una personalidad atractiva a los nuevos despojos (además de que un piano no se consigue tan fácil). —Pasen… no se lo pueden perder… vengan a ver a los cuerpos del escritor Nicolás Mutchinick y del pianista Oliverio Jitrik convertidos en momias por la furia de dios mientras trabajaban en un himno dedicado a Lucifer en un lejano invierno a principios del siglo pasado.


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Mitografías

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La verdadera historia de Hansel Mettecut

Castigos ejemplares para ninos mentirosos Niños y niñas: alégrense de vivir en esta época. Los maestros ya no dan reglazos a los mal portados, no se acostumbra que los padres le peguen a sus hijos y, sobre todo, han desaparecido los llamados “castigos ejemplares para niños mentirosos”. ¿Quieren saber qué eran? Sigan leyendo. Texto: Fernando Rudy Ilustración: Little Alice

Todos conocen la historia de Pinocho, el niño de madera al que le crecía la nariz cada vez que mentía. Pues bien, esa historia está basada en uno de los castigos para mentirosos conocido como “la piedra en la nariz”. Su víctima más recordada es Hansel Mettecut, un niño holandés que mentía sin parar. Hansel mentía apenas levantarse. Solía decir a sus padres que había dormido sentado, que tres brujas lo visitaban durante el sueño o que no había pegado el ojo en toda la noche porque la había pasado recorriendo el monte. De camino a la escuela, si un desconocido le decía: “¡Qué niño más bonito! ¿Cómo te llamas?”, nunca respondía con la verdad, sino que contestaba “Peter”, “Johann”, “Guus” o, en sus días más inspirados, “Caracortadasinnombre, para servirle”.

Otros castigos ejemplares para niños mentirosos

Nunca entregaba la tarea y, para evitar el regaño de sus maestros, inventaba que su casa se había inundado, que su mamá había confundido su cuaderno con un trapo y había limpiado con él la mesa del comedor o, ya en el colmo, que las tres brujas robaban tareas para dárselas a sus hijos brujitos. Como es natural, sus padres, maestros y hasta los desconocidos se impacientaban ante Hansel el mentiroso, pues no hallaban cómo convencerlo de que dijera la verdad. Hasta que un día el doctor del pueblo aventuró una hipótesis: “Hansel miente a causa de su pequeña y respingada nariz. ¡Vean todos qué peculiar es! Es tan pequeña que apenas entra oxígeno a su cerebro. Hay que hacerla crecer”. A todos en el pueblo (incluyendo los papás de Hansel) les pareció una magnífica explicación, y también magnífico el remedio propuesto por el doctor: amarrarle una pequeña piedra en la nariz en cuanto dijera la primera mentira del día; cuando dijera la segunda, cambiar la piedrita por una más grande y así sucesivamente con cada nueva mentira. A la mañana siguiente los padres de Hansel pusieron manos a la obra. En cuanto oyeron que su hijo decía al despertar: “¡Qué cansado estoy, me pasé toda la noche escalando!”, fueron a su cuarto. La mamá lo distrajo haciéndole cariñitos en la cara mientras el papá, fingiendo que le acariciaba el pelo, le colocó una cinta de cuero que le cubría la nariz y se amarraba, con un candado, en la nuca. De la

• En Rusia los obligaban a vigilar por las noches la entrada del pueblo para avisar si venía un lobo. Un niño siempre inventaba que sí.

punta de la cinta colgaba una piedra. El papá dijo: “Lo siento hijo, pero debemos hacer que crezca tu nariz; sólo así dejarás de ser mentiroso”. Hansel solamente soltó un suspiro. Pero a la hora de la salida, cuando después de un fructífero día de mentiras colgaba de la cinta una roca de casi medio kilo, el asunto ya no le pareció tan chistoso. La piedra lo forzaba a caminar encorvado y todo el mundo le hacía burla al son de: “A Hansel el mentiroso la nariz le crecerá, trila-lila-lá”. El pobre, huyendo de las burlas, llegó hasta el río que constituía el límite del pueblo. Lloraba desconsolado, pero aun así repetía: “¡Qué aburrida una vida sin mentiras! ¡Nunca dejaré de mentir!”. En esas andaba cuando, por dar un mal paso, resbaló y cayó al río. Era un buen nadador, pero la pesada piedra dificultaba enormidades sus movimientos. Al sentir que se ahogaba, gritó: “¡Socorro, me ahogo!”. Las pocas personas que alcanzaron a oír sus alaridos pensaron: “¡Una más de Hansel, el escuincle mentiroso!”. Y nadie acudió a rescatarlo. Tiempo después, los adultos del pueblo comenzaron a esparcir la leyenda de que a los niños mentirosos les crecía tanto la nariz que caían al río y no podía salir de él. La historia resultó tan efectiva para espantar a los mentirosos que se divulgó por toda Holanda y luego por toda Europa, hasta que a Carlo Collodi se le ocurrió transformarla en el cuento de Pinocho.

• En Francia les arrancaban, mientras dormían, un diente por cada mentira. Los adultos le echaban la culpa a un ratón. • En Portugal se les colgaba bocabajo de un árbol. De ahí la expresión “se echó de cabeza”.


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Mitografías

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Como pueden ver, niños y niñas, tienen suerte de que en estos tiempos a los mentirosos sólo se les regañe. De todos modos, si después de decir una mentira reciben cariñitos, ¡corran!

• En Alemania los obligaban a lavarse los dientes con jabón para la ropa. • En Italia les echaban limón en los ojos. De ahí la leyenda de que al mentiroso se le ponen rojos cuando miente.

• En España se les prendía fuego en las orejas. De ahí que se crea que al que miente se le ponen calientes. • En México se les torcía la boca como colita de puerco. De ahí la expresión “que se te haga la boca chicharrón”.

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Fenomenalia

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¡Yo lo vi! Bueno... creo que lo vi. Desde que pusieron esos espectaculares por toda la ciudad, muchos vamos a visitar los ríos en busca de ornitorrincos. A mí me pareció ver uno y casi podría jurar que me sonrió, pero rápido volvió al agua. Mi hermano estaba junto a mí, también una tía. Pregúntenle a ellos y verán. Ya no sabemos qué creer, tengo un amigo que dice que vio un animal que saltaba y que tenía una bolsa en su pancita, ¡y que de ahí le salía otra cabeza!

“Son puros inventos”: Pablito Hogan

Mam fero, ave y reptil? 02/01/2001. Se supone que lo vieron en la isla de Tasmania y otros más afirman haberlo reconocido en ciertas regiones de Australia: “Este extraño ser mide entre 30 y 45 cm y pesa menos de 4 kg”. En el folleto de “¡Visita Australia!” se lee que el Ornithorhynchus anatinus habita en aguas dulces y hace túneles escarbando en la tierra, donde pone su nido, lo cual sería normal, si no se tratara de “un mamífero que segrega leche a través

de su propia piel. Además, si se siente en peligro, lanza veneno, por lo que también es considerado reptil”. Irving Hogan, director del Instituto de Genética en Sidney, lo cataloga como “un accidente de la evolución”, mientras que su hijo, Pablito, afirma que no es más que un truco publicitario de su padre para que más turistas visiten Australia: “Yo lo escuché hablando con el Secretario de Turismo por teléfono, y acordaron inventar un ser así: ‘No podrán comprobar nada’, dijo mi padre riendo”. Quizá se trate sólo de una visión causada por la fuerte resaca de año nuevo, o sea realmente un ardid publicitario, pero todo parece indicar que este ser sólo existe en la mente de quien lo creó, y en ningún otro lugar. Habrá que ir a Australia a averiguar.



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Visión superpoderosa

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Detector de mentiras Texto: Tomás Castillo • Infografía: Jore

La gente miente todo el tiempo y difícilmente lo dejará de hacer, aunque seguramente diría menos mentiras si supiera que existe alguna señal infalible (como la nariz de Pinocho) que la delatara. Ni modo, en la vida real no existen indicadores confiables para detectar cuando alguien esté mintiendo, pero sí formas para descubrir a un mentiroso. Todas las emociones producen cambios en el cuerpo —sobre todo en la cara— que no siempre se pueden controlar, y son una forma de decirle a los demás (aunque no siempre queramos) cómo nos sentimos. Por ejemplo, ¿alguna vez has querido dejar de reírte, pero tu cuerpo y tu cara simplemente no te lo permiten? ¿No te ha pasado que quieres hacer creer a los demás que estás muy enojado, pero al final acabas soltando la carcajada? Recuerda: hay emociones que nuestro cuerpo no puede ocultar, así que mantente alerta para ver cómo crecen narices de Pinocho, aunque no haya niños de madera. Al final, más vale ser muy sincero o un mentiroso excepcional.

Para ocultar una emoción, hay que controlar a la perfección todos los músculos de la cara. Hay músculos en la cara que se activan automáticamente con ciertas emociones (en la frente, alrededor de ojos y boca), por lo que es muy difícil usarlos para fingir emociones falsas, o dejar de usarlos para ocultar emociones genuinas.

Nuestros ojos también pueden decir la verdad sin que nos demos cuenta, pues sus músculos se mueven a partir de lo que sentimos. La dirección de la mirada, el parpadeo son señales confiables y las lágrimas resultan difíciles de controlar cuando sentimos una emoción muy fuerte. Las expresiones truncadas muestran el inicio de una emoción que, antes de completarse, es sustituida por cualquier otra, con la finalidad de ocultar la emoción real.

Descubre al mentiroso Para poder saber si alguien está mintiendo es necesario conocer a esa persona y saber cómo se comporta normalmente. Así, podríamos darnos cuenta de que nuestro mejor amigo se está portando raro si cuando nos dice que al tomar nuestro muñeco favorito, ya estaba roto, no nos mira a los ojos y su piel se va poniendo cada vez más roja. Así y todo, por más práctica que se tenga en observar y detectar estas señales, es muy importante no cometer los errores más comunes. Por ejemplo, no porque algunas personas hacen algo cuando mienten (se ponen nerviosas, se rascan la cabeza demasiado, o miran hacia abajo), cualquier persona que haga esto estará mintiendo. Puede haber alguien que diga

la verdad y que, al estresarse por tantas preguntas, sea confundido con un mentiroso. Pero no te vayas con la finta, pues algunos mentirosos son excelentes actores y no muestran prácticamente ningún signo de nerviosismo; como si Pinocho hubiera aprendido a evitar que le creciera la nariz.

Cuerpo Comienza a sudar

Empalidece o se sonroja


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Visión superpoderosa

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Los manipuladores incluyen esos movimientos en los que una parte del cuerpo hace contacto con otra. La mayoría de la gente no puede dejar de hacerlos por mucho tiempo y, generalmente, aumentan con la incomodidad. Un mentiroso puede falsificarla cuando no la siente, o puede falsificar una emoción para ayudar a encubrir un sentimiento oculto.

Las emociones genuinas son, generalmente, simétricas en el rostro. Si muchas expresiones faciales son asimétricas, es probable que no sean verdaderas.

Cuando alguien miente, ya sea que oculte o invente algo que no existe, no basta con tener una historia bien preparada. Muchos movimientos del cuerpo y de la cara están conectados con las emociones casi de manera involuntaria.

No hay en la voz una señal de mentira en sí, sólo signos de emociones negativas (estrés, miedo, enojo, incomodidad). Las expresiones faciales que no están sincronizadas con el movimiento corporal son, muy probablemente, pistas para detectar el engaño.

El problema para la persona que detecte mentiras es que la gente inocente también puede estar emocionalmente afectada, no sólo los mentirosos.

Emm m? ... est ? e mme

Las sonrisas son de las expresiones faciales más importantes y hay hasta 18 tipos y mezclas diferentes (enojo y disfrute, tristeza y alegría, etcétera).

Es más fácil falsificar palabras que expresiones faciales.

Las expresiones reales no duran mucho. Una expresión que dure más de 5 segundos es, probablemente, falsa. El cuerpo también puede mostrar señales de nerviosismo o mentira, cuando alguien se sonroja, empalidece o suda, por ejemplo. Hay gestos que ilustran la comunicación hablada. Se identifica el engaño cuando disminuye el número de ilustradores mostrado, pues el mentiroso no siente lo que dice.

Músculos faciales

Ojos Las pupilas se dilatan Los músculos alrededor de los ojos se mueven todo el tiempo

Aumenta el parpadeo

Rostro La cara está directamente comunicada con el cerebro

Dirigir la mirada a diferentes lugares

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Microexpresiones Duran una milésima de segundo

Los mentirosos intentan controlar sus palabras y su cara, más que su voz y su cuerpo


aras h c Chamuy s útile Monstruo WC Por fin podrás jugarle una divertida sorpresa a tus amigos e invitados. Cuando lleguen a lo que creen un baño acogedor y seguro... ¡ta-tan!, serán recibidos por el monstruo de la defecación.

¡Estoy despierto! Con estos bonitos lentes, hazle parecer a tu aburrido profesor de matemáticas que estás al tanto de la clase, mientras aprovechas para echarte una agradable siestecilla. ¡Imposible que te descubra!

Cerebros frescos Si eres de los que no comparte su lunch, esta bolsa-lonchera es justo para ti. Engaña a esos compañeros robadores de almuerzos con la leyenda: “Mmm, cerebros”. ¡Ten por seguro que a nadie se le antojará!

¡Llévate tu kit! p. 21


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Tentempié

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“¡Hemos vivido engañados!”: Jitomates

Escandalo en el Sindicato Unico de Verduras “¡Hemos vivido engañados!” reviran los jitomates, quienes analizan sus opciones tras la escandalosa revelación.

Ensalada de frutas Ingredientes: · 1 jitomate · 1 pepino

Para la vinagreta:

· 3 cucharadas de aceite de oliva · el jugo de un limón

· una pizca de pimienta en polvo · ½ cucharadita de mostaza Preparación: 1) Mezcla todos los ingredientes de la vinagreta, batiéndolos con un tenedor en un recipiente pequeño. Pruébala y, si es necesario, agrégale más pimienta hasta que quede a tu gusto. * La mostaza sirve para que el aceite y el jugo de limón se integren bien. 2) Lava bien el jitomate y el pepino; pide ayuda para cortarlos en rebanadas, en cubitos o en tiras. 3) Acomoda las rebanadas en un plato y báñalas con la vinagreta. * Puedes agregar otras frutas a tu ensalada, como aguacate en rebanadas o chayotes cocidos.

Texto: Teobromina Ilustración: Tania Juárez

Polémicas declaraciones del FBPV (Frente Botánico Por la Verdad) han puesto en jaque la reputación de jitomates, pepinos, calabazas y otros prominentes miembros del SUV (Sindicato Único de Verduras). “Un fruto por definición es la parte de una planta que contiene y protege las semillas”, explicó un botánico, quien prefiere permanecer en el anonimato por temor a represalias de los chayotes. “Me asustan sus espinas. Pero ya no podemos vivir engañados por frutas que dicen ser verduras”, precisó. El presidente de la ACC (Asociación de Cocineros y Chefs) expresó su profundo desacuerdo con los botánicos. “No están tomando en cuenta el uso que le damos a los distintos productos de una planta. Si va en recetas saladas, le llamamos verdura. Si es dulce y lo usamos para postres, es fruta. Fin de la historia”. Ante esta situación, el aguacate ha expresado su interés por obtener una membresía en el SUF (Sindicato Único de Frutas), ya que, si bien en México es consumido en guacamoles y sopas, en países como Brasil es un postre: “Me parten a la mitad, me quitan la semilla, me ponen un poco de azúcar y me comen a cucharadas”, señaló. “Estoy en todo mi derecho de pertenecer a ambos sindicatos”.

ÚLTIMA HORA: El FBPV ha emitido un nuevo comunicado, en el que acusa a la fresa de no ser un fruto. “Los verdaderos frutos de la fresa son los puntitos negros en su exterior; dentro de cada uno están las semillas. No descansaremos hasta revelar todas las mentiras de los productos comestibles”.


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Grafoscopio

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La columna de Leyolo Carcamán

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Yo tambien tengo amigos Texto: Leyolo Carcamán Ilustración: Teresa Martínez

El otro día, cuando volvía de mi paseo de rutina a las cuatro de la mañana —hora en que los Lobos apenas dejaron de aullarle a la luna— y estaba a punto de entrar a mi casa, escuché Voces en el parque de enfrente. No quiero decir que me asusté, porque sería una enorme mentira, yo no le tengo miedo a nada. Pero me dio curiosidad. Me adentré en el parque a media luz, unos columpios se balanceaban solos, como si alguien acabara de abandonarlos. Me acerqué a ellos y entonces una voz me sorprendió. Grité y grité, a punto estuve de echarme a correr, hasta que una mano me tomó por el hombro. ¡Era Lucas! Mi buen y viejo amigo que, presa del insomnio, había ido a caer al parque mientras intentaba dormir.

Los misterios del señor Burdick

Chris van Allsburg Los Especiales A la Orilla del Viento Fondo de Cultura Económica

Nos montamos en el subibaja y, aprovechando ese clima de suspenso e incertidumbre, rememoramos juntos Los misterios del señor Burdick, un viejo loco que asustaba de madrugada cuando Lucas y yo éramos pequeños. Entre las cosas que nos pasaron y las historias que cuentan de este extraño vecino, Lucas y yo recordábamos bien aquella de que el señor Burdick se convertía por las noches en El grufaló, temible ser del bosque. Lo cierto es que, aunque dormido y en pijama, siempre llevaba consigo un libro y era mejor no interpelarlo si te despertaba con sus gritos antes del amanecer. Pero una vez Lucas lo hizo. Nos morimos de risa al recordarlo. Le gritó hasta sacarlo de su sonambulismo. El viejo Burdick se asustó tanto al ver a Lucas (ha de haber estado muy enojado por la falta de sueño) que salió corriendo dejando tras de sí un hermoso ejemplar de la Colección de mentiras ilustradas, que aún conservamos a la fecha y que cada tanto Lucas me presta muy a su pesar. Reíamos y platicábamos cuando otro ruido nos hizo volver la vista atrás... ¡Era el fantasma del señor Burdick! (o eso creímos) Huelga decir que no nos quedamos a averiguar y, en menos de lo que aúlla un lobo, cada quien había vuelto a su respectiva casa.

Voces en el parque

Anthony Browne Los Especiales A la Orilla del Viento Fondo de Cultura Económica

Lucas

Kevin Brooks A Través del Espejo Fondo de Cultura Económica

Colección de mentiras ilustradas

Aitana Carrasco Inglés Tàndem Ediciones

El grufaló

Julia Donaldson / Axel Scheffler El Castillo de la Lectura Castillo Ediciones

Lobos

Emily Gravett El Castillo de la Lectura Castillo Ediciones


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Linker

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Texto: Pixilon Ilustración: Chiquita Milagro

Ir al cine se ha convertido en una actividad cotidiana. Cuando entramos a la sala y nos acomodamos en esos mullidos asientos, pocas veces reparamos en lo mágico que es lo que estamos presenciando porque, esencialmente, el funcionamiento del cine se basa en eso: en magia. Actualmente, con tantos avances tecnológicos, muchas veces resulta difícil sorprenderse y, tal vez por ello, las últimas películas que se estrenan recurren a otros recursos, como el 3D, que, aunque ahora nos parece nuevo, en realidad existe desde 1915. Entre las cintas que utilizan este recurso, se encuentra la nueva versión de Alicia en el País de las Maravillas del genial director Tim Burton; en ella se cuenta el regreso de esta curiosa niña a ese extraño mundo ubicado bajo tierra (de hecho, originalmente la historia se llama así: Las aventuras subterráneas de Alicia). La historia fue en un inicio una serie de cuentos improvisados que un escritor inglés de pseudónimo Lewis Carroll les contaba a las tres pequeñas hermanas Liddell (una de ellas, Alicia), mientras navegaban por el río Támesis. La película sorprende tanto por el 3D, como por las maravillosas atmósferas del estilo tan extraño de Tim Burton. Un elemento más para verla es la música, que saldrá en dos discos, uno con canciones inspiradas en la película (con música de Franz Ferdinand, Tokio Hotel, Avril Lavigne y Robert Smith de The Cure) y otro más con la música incidental de la película, compuesta por Danny Elfman, habitual colaborador de Burton (la música de Batman, Beetlejuice, El extraño mundo de Jack y el tema de Los Simpson son de él). Como siempre, te recomendamos leer antes el libro. Hay muchas ediciones con ilustraciones geniales, pero quizá la más famosa (y no sin razón) sea la versión ilustrada por sir John Tenniel. Sin embargo, te invitamos a conocer todos los artistas que han creado imágenes a partir de esta historia: http://hugo-sb.wetpaint.com/page/ Alice+Illustrations+other+ than+Tenniel Conoce a la Alicia verdadera: http://www.flickr.com/ photos/nekomancer/27170292/

Feliz regreso al Pais de las Maravillas!

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Entre líneas

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Pequeños vestigios

Sagitario Ando buscando como siempre, como todos. Lo que busco es lo que otros dejan en el camino sin darse cuenta. Lo que se les cayó del bolsillo cuando escapaban, lo que dejaron pensando: “No importa, nunca me encontrarán”; lo que dejaron sin pensar, como si no tuviera nada que ver con ellos. Texto: Jorge Mendoza Ilustración: Poderoso Kamui

Pero todo tiene que ver con algo, todo está conectado, y ese pequeño vestigio olvidado, esa mancha, ese lápiz extraviado, cuentan una historia. ¿Olvidaste que desde niño acostumbrabas morder los lápices, quizá por los nervios que te provocaban las miradas de la niña pelirroja que sonreía en la banca de al lado? Somos animales de costumbres y éstas pueden ofrecerle al observador minucioso toda la información necesaria.

Tomaré con cuidado el lápiz que has dejado olvidado, porque soy el maestro de la minucia. ¿Creíste que podías escaparte de mí? Bastarán un par de trucos de detective, algunas deducciones y en poco tiempo sabré que eres “El chimuelo”, aquel que huyó corriendo la noche del crimen. Nada escapa a mi implacable mirada, a mi capacidad infinita de deducción. No en vano los que me conocen me llaman “El ojos de cóndor”, aunque para los criminales siempre seré el detective Sagitario López. Conozco esta ciudad como la palma de mi mano. Ni siquiera lo intentes, por más que huyas, por más que te escondas, yo te encontraré.

Todos en la ciudad me respetan, cuando paso a toda prisa, saben que estoy buscando al malhechor en turno. Escucho que hablan a mis espaldas, seguramente estarán comentando mi última hazaña: cómo descubrí a la banda que falsificaba los billetes de tres mil. Las mujeres susurran a mi paso; sé que les encantaría que me detuviera un momento y las invitara a tomar un café para contarles todas mis historias, y lo haría, porque soy un caballero, pero ahora tengo una misión, un deber más importante que yo mismo: encontrar a la mascota perdida de Virgo Palafox, la cantante pop de moda (e hija única del jefe de La Corporación). Lo sé, lo sé, no todos los misterios son igual de interesantes, pero son tiempos difíciles y un detective no vive sólo de emociones, también necesita comer. Quién sabe, tal vez cuando resuelva este caso pueda por fin completar para esas vacaciones a la playa que llevo tantos años planeando. Llevo todo el día caminando sin encontrar ninguna pista aún. Será mejor que descanse un momento antes de continuar. Paso frente a la arena de luchas: esta noche pelea El Escorpión vs. Picolín. Pasaré a echar un vistazo, siempre me reconforta ver cómo el gordinflón asusta a sus enemigos.

Deja de f a Aun que nfarron crea e vers s qu ar. o es e tá ll el u des eno abs de v niolut está erd as, l en e aam l air te d one e epa d y a el d ra m de l esti ás s as q no orp ue e r e s sas per Apr as. end ea que c o n tien fiar es c segu en l erca os ram , qu ente que e verá a tu s oj n co invi os s sas sibl on es.


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El ropero

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Zootropo Texto: Pixilon Ilustración: David Lara

El cine animado tal vez haya nacido desde la época de las cavernas, con sencillas secuencias de imágenes que contaban los pormenores de la vida diaria, como la cacería de mamuts. Pero el salto más importante para acercarnos a las animaciones de principios de siglo XX es el zootropo.

¡A dibujar! Envíanos una secuencia de 5 imágenes contándonos cómo es un día de tu mascota y gana un kit con la gorra, la playeras, un perro de peluche y la película de Marmaduke.

Inventado en 1834 por William Horner, este artefacto se compone de un cilindro con imágenes en su interior y una serie de ranuras. Las imágenes representan los pasos de una acción animada. Al girar se produce la sensación de movimiento: una secuencia animada. Es una ilusión óptica, ya que nuestros ojos captan una imagen y ésta permanece en nuestra memoria unas milésimas de segundo y nuestro cerebro la une con la siguiente. He aquí la base del cine actual y el principio de la animación. Sorpréndete en este link, con un moderno zootropo con figuras de Toy Story: http://www.navone.org/Media/ Movies/ZoetropeLoop3.mov

Cuéntanos el recuerdo más divertido que compartas con tu mejor amigo en 500 palabras, junto con alguno de los títulos reseñados en la página 18 que te gustaría leer. Cortesía del Fondo de Cultura Económica, Editorial Castillo y Tàndem Edicions.

Las leyendas de Xico Cuéntanos una leyenda que algún familiar o conocido te haya contado del lugar donde vives en máximo 500 palabras y llévate el libro Las leyendas de Xico, cortesía de Onírika, Cristina Pineda y Porrúa.

¡Participa! Mándanos tus imágenes y textos a:

promociones@elmorbito.com


Pinocho nunca debió de haber olvidado estas frases. Complétalas y sálvalo de caer en sus terribles mentiras. La

produce flores, pero no frutos.

Proverbio chino

La verdad existe. Sólo se la mentira. Braque Georges Nada es verdad ni es mentira, todo depende del con que se mira.

William Shakespeare El hombre que no teme a las nada tiene que temer de las mentiras. Thomas Jefferson El que memoria. Quintiliano

necesita tener buena

La mentira nunca vive hasta llegar a

La mentira se para sobre un pie... la sobre los dos. Benjamin Franklin

Sócrates Mentira, verdad, inventa, cristal, verdades, miente, vieja No hay nadie más popular que una estrella de rock. Sé malo y no digas nada, no lo vayas a arruinar. Tú haz lo que yo te diga, ¿estamos? ¡Rudo, rudo, rudo!

Por: Diana Hernández

Disculpa... Yo.. ¡los quiero amigos! ¡Sal de ahí! ¡No digas nada...!

¡¡¡Ahhh!!!

¡Un zombie! &%!&&&% lo primero que te digo, y lo primero que haces. ¡Tenías que salir con tus cursilerías!

¡Fraude!

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Sé verla al revéS

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LA MENTIRA POR JUAN PALOMINO

Tiradero

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