Semblanza * En el hogar de una familia de clase media de la ciudad de Guanajuato duerme un pequeño, otro mayorcito se inclina para verlo, es su hermanito. Hasta ellos, semiapagadas, llegan las notas de un violín; su padre, músico de profesión, toca. También la madre muchas veces se acompaña a la guitarra para acunar al pequeño, y desde sus primeros días, siente su oído acariciado por las notas musicales en un hogar, donde a la música se le rinde culto. En medio de tal armonía, transcurren los primeros días y años de Jesús "Chucho" Elizarrarás, que por su ascendencia de músicos conocerá, antes que las letras, las notas. Muy lentos son los días de esa dicha de la infancia que quedará grabada indeleblemente en el alma sensible del artista, y muy bella la luminosidad del cielo de la tranquila capital provinciana, recuerdos sagrados para el poeta y el músico, quien años después volcará en canciones y versos, para esa tierra y esas horas, su agradecimiento. Pero el lápiz que escribe en el libro del destino, no sólo tenía que apuntar dichas, guardaba también algunas páginas para el dolor. Antes que termine la infancia de Chucho, fallece el padre, y la familia, falta de capital, ve avecinarse días muy dificiles. Tiene que dirigirse a diferentes puntos de la República, para fijar finalmente su residencia en la capital del país. Es entonces cuando comienzan los años de trabajo y pesares, porque repentinamente privado de la antigua placidez, el adolescente siente perderse sus sueños, hay que enfrentar al deber y a la dura lucha por la subsistencia. De esa época de privaciones nace el organizador. Tiene que multiplicarse, porque las obligaciones son muchas, sus hermanos menores y su madre le necesitan, además él tiene ambiciones. Se da tiempo para todo; durante las primeras horas del día trabaja, después tiene que estudiar la carrera corta de comercio, y aún se busca la manera de asistir al Conservatorio Nacional de Música, donde a base de constancia llega hasta el cuarto grado de piano. Gracias a sus conocimientos de solfeo, contrapunto y armonía que allí perfecciona, los cuales le serán de suma utilidad después, cuando llegue a convertirse en el productor de programas de radio más preparado. Terminada la carrera comercial gracias a sus magníficas calificaciones, comienza a trabajar en la Cia. Manufacturera de Cigarros El Águila, en el departamento de contabilidad. Los números serán su obsesión durante largos años, y sus noches se verán pobladas de guarismos, columnas en rojo y azul, deberes y haberes... Pero el artista tenía que rebelarse. La hipersensibilidad le obliga a romper las cadenas de la rutina, por eso muchas noches los libros de contabilidad se vieron manchados, no por descuido, sino por las lágrimas de rebeldía. Su único anhelo: trabajar en algo más acorde con sus aptitudes artísticas. Pide, ruega, casi suplica, hasta que consigue ser trasladado al departamento de publicidad; allí el campo es amplio, el músico tiene que tratar con músicos, con artistas, con intelectuales, y él también es artista. Muy pronto los jefes se verán sorprendidos por los resultados, Chucho Elizarrarás muestra un talento que nadie veía, y su labor comienza a rendir óptimos frutos. De esa época son sus primeros versos, y su canción TIERRA DE MIS AMORES que en Guanajuato, a la que fue dedicada, casi se convierte en himno. La popularidad de "CHUCHO" va en aumento, funda el dueto Lupe y Susana, organiza festivales, conjuntos de revistas, que presenta en el Bosque de Chapultepec, el triunfo no se hace esperar, su capacidad está ampliamente probada. Por eso al fundarse la Grant
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