Defectos especiales

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E S C R I T O R RICARDO MARIÑO

El murciélago Toto vivía en un viejo edificio con grandes escaleras dónde funcionaba un cine y dormía en la parte más alta de la sala de proyección, colgado de un tirante de madera.

Los problemas para Toto empezaron cuando en aquel cine proyectaron Batman.

Toto adoraba a Batman.

-“Él es el hombre murciélago y yo soy el murciélago hombre.”decía Toto.

Y aunque los primeros diez minutos de película podía ver tranquilo, después sentía ganas de volar por la sala, gritando en idioma murcielago “¡BATMAN!”. A veces se lanzaba sobre los malos de la pantalla y otras se acercaba al proyector, de manera que su sombra parecía gigantesca.

Pero lo que más asustaba a los chicos era cuando pasaba en vuelo rasante sobre sus cabezas. Se paraba en lo más alto del cine y desde allá se lanzaba describiendo un semicírculo.

Cuando se estaba aproximando a sus cabezas, los espectadores gritaban “Aaaaaaaah” y salían corriendo hacia el pasillo.

Para Toto era muy divertido pero los espectadores escapaban asustados. Y muchos de ellos ya no regresaban al cine.

Por todo eso el dueño del cine estaba furioso e ideaba planes para terminar con el maldito murciélago.

Antes de la función él, el boletero y el acomodador se armaban con escobas y largos palos y salían a cazar al murciélago, buscando por todos los rincones. Pero nunca lograban encontrar el escondite de Toto.

Durante la función preparaban redes, pero el murciélago lograba esquivarlas.

A la noche, entonces, el poco público que aún iba a ese cine, volvía a salir corriendo asustado, se quejaba al boletero y exigía que le devolvieran el dinero de la entrada.

- ”¡Esto es una desgracia! ¡La gente ya no vendrá más a mi cine!”- gritaba desesperado el dueño.

Hasta que una tarde el acomodador tuvo una idea.

Puso en la vereda un cartel en el que estaba escrito: ¡Hoy Batman hoy! ¡Con el nuevo sistema japonés de efectos especiales! Al ver el cartel, el dueño del cine se agarró la cabeza y dijo: -”Creo que nos estamos volviendo locos”.

Sin embargo, el anuncio hizo que se formara una larga cola de chicos que querían ver de qué se trataba.

La función de aquella tarde fue un éxito. Al ver a Toto pasando sobre sus cabezas, los chicos decían: -”¡Increíble, parece un murciélago de verdad!”.

En los días siguientes, la sala empezó a tener más público y todos hablaban del nuevo sistema.

Contento con el giro que habían tomado las cosas, el dueño dejó de limpiar las enormes tela de araña que se formaban entre el telón y la pantalla. Permitió que se reprodujeran los ratones y las cucarachas. Y como cada vez venía más público, consiguió un lagarto vivo, una víbora embalsamada, y hasta un mono que subía y bajaba agarrándose del telón.

Entusiasmado porque ya no lo perseguían, días después Toto invitó a cinco primos murciélagos. ¡Maravilloso! Los chicos gritaban: -”¡Qué buenos efectos especiales!”.

Y el dueño de la sala murmuraba:

I L U S T R A D O R A 1 GUADALUPE QUEZADA (LA DE LAS IDEAS) I L U S T R A D O R A 2 SOFÍA EGAÑA (LOS ÚLTIMOS SERÁN PRIMEROS(?) I L U S T R A D O R A 3 KAREN CAYOJA (LA DE LOS GATOS!) CON EL AUSPICIO DE PUERTA 18 CRÉDITOS

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