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Nadima/ Cladio Serrano. Sonrisas en la nieve
Nadima (Shibina Nadegda)
Sonrisas en la nieve
Tres rostros, tres niños, tres sonrisas.
Cae la nieve, los campos se visten de blanco y el frío se hace dueño del ambiente. Los adultos se refugian en las casas, encienden el fuego, preparan bebidas calientes y se arrebujan en sus gruesas prendas de abrigo. Es invierno y hay que sortear el frío con los métodos tradicionales.
Los niños, en cambio, salen a la calle, desafían al frío y juegan con la nieve. Lógicamente se visten con gruesos jerseys, sólidas zamarras y fuertes gorros de piel.
En las fotos de Nadima en esta serie se recoge todo esto. (Destaca —y quiero escribirlo entre paréntesis para destacarlo— la sonrisa de los niños: el juego se hace entre risas, como no podía ser de otra forma). Pero en estas fotos, de una
composición exquisitamente organizada, hay algo más; algo más, efectivamente, que nos remite a una bonita historia de ambiente navideño.
De siempre se ha identificado Navidad y nieve: el tópico de las navidades blancas es en realidad algo más que un tópico: la síntesis del tiempo de invierno en relación con la tradición religiosa de la Navidad, en la que el frío de Belén irradia desde la leyenda. Nadima, haciéndose eco de todo ello, introduce en esta serie un trineo (muy típico también) en el que los niños cargan un abeto, es de suponer que para adornarlo cara a la Navidad. Todo un juego de niños que no abandonan la sonrisa: se hace, pues, así, homenaje gráfico al tópico entrañable de la Navidad blsnca con el del árbol de Navidad y se da dimensión a la sonrisa de los niños que es juego y folklore.