Í Su adicción por el crudo robado Í
El narco abastece a
Estados Unidos de su otra droga
; Empresa al fin y al cabo, aunque sea ilícita, el crimen or-
ganizado ha extendido sus redes a otras áreas antaño impensables. Se trata ahora de un sector estratégico: el de los hidrocarburos. No hablamos de gasolinas y otros derivados, sino del saqueo del “condensado” de gas natural, producto de alto valor y demanda que aquí es imposible refinar ilegalmente. Desde hace años, se ha montado una compleja red en México y Estados Unidos mediante la cual se roban y contrabandean al norte millones de litros de ese producto petrolero. Así que Pemex presentó demandas contra más de 20 empresas estadunidenses, entre ellas la filial de Basf, que se nutrían con condensado robado por Los Zetas. Y aunque son números estimados, el daño económico de esa exportación ilegal se calcula en 3 mil millones de pesos. El saqueo podría ser mayor, pues es un problema creciente. Tanto que el propio Pemex acaba de alertar en un reporte oficial: “Los sistemas de ductos en el país están tomados, prácticamente, por bandas del crimen organizado asociadas a grupos fuertemente armados”. Por Mónica Cruz mcruz@m-x.com.mx Ilustración: Leticia Barradas
Í Í Í El Activo Integral Burgos de Pemex es un monstruo metálico y humeante del tamaño de Irlanda. Un área de 70 mil kilómetros cuadrados es necesaria para operar un sistema de producción de gas natural con más de 2 mil 800 pozos, 150 sistemas de recolección, 52 sistemas de transporte y un centro procesador. Este complejo petroquímico se extiende sobre el noreste del país, en Tamaulipas, y limita en la frontera con Texas.
Los ingenieros que concibieron el sistema Burgos nunca imaginaron que su ubicación lo convertiría en el lugar ideal para comenzar un prolífico negocio de tráfico de condensado de gas natural. Un grupo liderado por Los Zetas aprovecha la extensión del complejo para extraer millones de litros de este producto y transportarlo a la frontera sin ser descubiertos. “En ocasiones el volumen sustraído por estos grupos criminales ha llegado a representar 40 por ciento de la producción anual de Burgos”, según la acusación de Pemex presentada en la Corte del Distrito Sur de Texas el 7 de junio de 2010. Pemex describe en la demanda cuatro métodos con los que el crimen organizado ha logrado drenar las plantas de Burgos con gran efectividad: Tomas clandestinas: los cárteles construyen túneles e incluso sus propios ductos para facilitar el robo de condensado. Las válvulas de las tomas están colocadas en puntos lejanos e inaccesibles para los vigilantes del complejo. Robo en sistemas de transferencia: las mayores pérdidas de condensado en Burgos fueron detectadas en los 52 sistemas de transferencia y envío, donde el hidrocarburo proveniente de la red de ductos es almacenado en tanques. Pemex señala que estos sistemas están distribuidos en zonas remotas del complejo. Asalto a auto tanques y almacenes: grupos armados irrumpen en los almacenes de condensado o interceptan auto tanques que transportan el hidrocarburo hacía la refinería de la paraestatal en Cadereyta, Nuevo León. Secuestro de empleados de Pemex: el crimen organizado también ha recurrido al secuestro de funcionarios o técnicos de Pemex en Burgos que son obligados a entregar tanques o a cooperar con ellos en el robo de ductos.
Í Í Í La oficina en San Antonio, Texas, del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés), recibió las primeras pistas de una red de tráfico de hidrocarburos en la frontera de Tamaulipas y Texas en 2007. “El gobierno de México solicitó nuestra ayuda. Había recibido reportes de casos de robo de condensado en Burgos y tenía la sospecha de que estaba siendo transportado a Estados Unidos”, explica Jerry Robinette, director de la oficina de ICE en San Antonio, en entrevista con emeequis. Un equipo de agentes encabezado por Robinette comenzó a seguir el rastro del hidrocarburo robado en la frontera. Pronto descubrirían que en los puertos de salida de México y entrada a Estados Unidos los traficantes declaraban que el condensado era nafta. “Pemex no exporta condensado desde 2006”, asegura Robinette. “Los delincuentes usaban pedimentos falsificados o robados para pasarlo a este lado de la frontera”. Según las demandas de Pemex, dos agentes de
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El narco mexicano no sólo vive de drogas. Otra sustancia tan adictiva como la cocaína encandila a los cárteles y al mercado mundial: el petróleo y sus derivados. Esto es bien sabido en los tramos más desolados de la frontera norte, donde el crimen organizado ha tomado por asalto al menos una parte de la riqueza del subsuelo nacional que pertenece a Petróleos Mexicanos (Pemex): los condensados de gas natural, hidrocarburos de alto valor y demanda en el mundo, en especial en Estados Unidos. No sería un gran negocio sin una gran demanda. Investigaciones conjuntas de México y Estados Unidos han detectado un sistema de compra-venta ilegal de condensado de gas natural mexicano en Texas. Rudos, violentos, pero a su modo sofisticados, Los Zetas han hecho del robo y contrabando de productos de Pemex un negocio sumamente redituable. En los últimos seis años, han saqueado 3 mil millones de pesos de la Cuenca de Burgos a través de túneles, construcción de sus propios ductos, tomas clandestinas, asalto a camiones transportadores y secuestro de empleados de la paraestatal. Los millones de barriles de hidrocarburos robados permanecen poco tiempo en México. En cuestión de días, a veces de horas, el condensado es transportado a la frontera, Texas en particular, donde muchos aguardan su llegada con dinero en mano. Los compradores no son anónimos, sino empresarios con carreras sobresalientes, algunos ex empleados de alto nivel de la Casa Blanca, o representantes de grandes consorcios como la alemana Basf, una de las más importantes del mundo. Algunos saben que los barriles que adquieren a precio de ganga fueron obtenidos de forma ilegal, otros prefieren no preguntar. El esquema de cómo funciona el saqueo a Pemex en las instalaciones de Burgos se detalla en las dos demandas que la empresa presentó en la Corte del Sur de Texas contra 22 compañías y personas implicadas en la compra y venta ilegal del condensado en Estados Unidos. Los documentos muestran una intrincada red de distribución y venta ilegal de hidrocarburos que, al igual que otros negocios exitosos del crimen organizado, tiene estrategas operando en ambos lados de la frontera.
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la administración de aduanas en México fueron arrestados por permitir el paso de los auto tanques con condensado robado. Sus nombres o los detalles de la detención no son revelados. Una vez en Texas, el hidrocarburo hace un complejo viaje en varios auto tanques y pasa por diversas bodegas hasta su destino final: la planta o almacén de alguna gran empresa petroquímica y/ o petrolera. “Es un esquema con muchos vínculos y ramas, que involucran a una gran cantidad de individuos”, explica Robinette. “Un grupo roba el condensado, otro lo transporta en México, uno más lo traslada a la frontera, otro lo almacena, otro lo recoge de las bodegas y otros tantos lo compran y lo venden. No todos saben que están lidiando con un producto robado”, asegura el agente de ICE. Fuentes del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos aseguraron en entrevista con el diario The Washington Post que Los Zetas, el principal grupo participante en el robo de condensado en Tamaulipas, son poco discretos en el traslado del producto. “Muchas veces los auto tanques con el producto robado están pintados con una zeta roja en la parte trasera del vehículo”. Al llegar a Texas, el condensado es rápidamente transportado y almacenado para su venta. “Es una película de vaqueros al revés”, escribe Mark Maney, abogado de Pemex en EU, en una de las denuncias presentadas. “Criminales mexicanos se refugian con productos robados cruzando el Río Bravo hacia el norte, donde el gobierno mexicano no tiene jurisdicción. Una vez que el condensado cruza la frontera, su destino final es un misterio para Pemex”.
Í Í Í Basada en las investigaciones de ICE, Pemex describe en sus denuncias las funciones de cada participante en la red de tráfico de condensado proveniente de las instalaciones de Burgos: .- Las exportadoras/importadoras Estas empresas reciben el condensado de manos del crimen organizado en México. Trasladan el hidrocarburo líquido a auto tanques y lo conducen a la frontera, lugar en donde entregan documentos falsos para ocultar el origen del producto o sobornan a los oficiales de aduanas para evitar revisiones.
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.- Los coordinadores Una vez que el condensado llega a Texas, los importadores notifican a los coordinadores el volumen traficado ese día. Éstos contratan a otras empresas el servicio de transporte para llevar el producto a sus almacenes. Más tarde informan a compradores potenciales el número de barriles obtenidos. Cuando reciben una buena oferta envían el producto a las plantas o bodegas de sus clientes.
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.-Los corredores El mayor número de empresas demandadas por Pemex administraba la compra-venta del condensado. Una de las piezas clave en esta etapa de la operación, la empresa de compra-venta de productos petroleros Continental Fuels, adquiría el producto de exportadores o coordinadores para después revenderlo a petroquímicas como Basf o a otros intermediarios que, a su vez, comerciaban condensado para ésta.
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.- Los compradores/usuarios Después de recorrer una larga cadena de empresas, el condensado robado termina en los almacenes de empresas petroleras que lo refinarán o lo utilizarán en otros procesos. Jerry Robinette, director de ICE en San Antonio, explica que el condensado robado es altamente codiciado por las empresas petroleras por su bajo precio. “En 2007 y 2008 estábamos lidiando con altos precios de gasolina y petróleo por la crisis económica. Además, no es difícil vender productos derivados del petróleo en Texas. Aquí siempre hay alguien que quiere vender y alguien que quiere comprar”. Según estimaciones de ICE y Pemex, esta red transfronteriza traficó en promedio un millón de dólares diarios de condensado.
Í Í Í En la industria petrolera de Texas no hay lugar para los débiles. En la feroz competencia por asegurar contratos de millones de dólares de explotación, producción o distribución de productos petroleros, la astucia es clave. También los buenos contactos. Josh Crescenzi lo sabía. Por eso no desperdiciaba oportunidad para presumir su relación con George W. Bush, entonces presidente de Estados Unidos, en sus reuniones de negocios. En 2008, Crescenzi era vicepresidente de operaciones de Continental Fuels, con sede en Houston, dedicada a la distribución y comercialización de productos petroleros a nivel nacional e internacional. Cuatro años antes había sido asesor y coordinador de prensa de la campaña presidencial de George W. Bush, y más tarde ocupó el mismo cargo para el entonces vicepresidente Dick Cheney. Detrás de sus credenciales y contactos, Crescenzi ocultaba una de sus funciones principales en Continental: compraba condensado robado de México para venderlo a otras empresas en Estados Unidos, principalmente a Basf FINA, filial de la alemana Basf. El ex empleado de la Casa Blanca coordinaba la mayoría de los procesos de transporte, distribución y venta del hidrocarburo de Burgos, pero eso concluyó en 2008, cuando agentes de ICE visitaron las oficinas de Continental para hacer un par de preguntas.
La próspera carrera de Crescenzi se derrumbaría, pero para su buena fortuna, él no acabaría en la cárcel. Gracias a su importante papel en la red de tráfico de condensado, el texano coopera con ICE para atrapar al resto de los implicados en el negocio. Cuatrocientas horas de grabación de conversaciones telefónicas hechas por Crescenzi llevarían al arresto de cinco empresarios, incluyendo a su jefe, Timothy Brink. En sus testimonios revelarían los nombres del resto de los participantes.
Í Í Í Las evidencias de las investigaciones de ICE sirvieron como base para las denuncias que Pemex interpuso en la Corte Distrital del Sur de Texas el 10 de junio de 2010 y el 26 de mayo de 2011. Pemex demanda a 22 implicados en total, pero cinco empresas fueron piezas clave en la compra y de condensado robado: Basf FINA: la filial en Estados Unidos de la petroquímica alemana Basf adquiría el condensado para almacenarlo en su planta de Port Arthur, Texas, a 700 kilómetros de la frontera con México, y someterlo a una destilación secundaria o cracking, proceso en el que se rompen largas cadenas de hidrocarburos para crear productos petroquímicos ligeros.
Según investigaciones de ICE, Basf adquirió por los menos 2.4 millones de dólares en condensado robado. En un comunicado publicado un día después de la presentación de la demanda, el 8 de junio de 2010, Basf asegura que nunca fue notificada sobre el origen ilegal del producto. “Los alegatos de Pemex no tienen fundamento y son demostrablemente falsos”, declaró David Stryker, vicepresidente de la firma. “Aunque Basf reconoce haber recibido condensado que resultó ser robado, Basf no tenía conocimiento de esto”. En su demanda, Pemex no acusa a Basf de haber conocido el origen del producto adquirido, pero exige a la trasnacional entregar una compensación económica por el condensado robado que compró. Continental Fuels: la empresa texana adquiría el producto de exportadores o coordinadores, para después revenderlo a petroleras como Basf o a otros intermediarios, como Trammo Petroleum o Murphy Energy. Éstas también comerciaban el condensado de gas con la firma alemana. Continental recibía hasta 10 auto tanques al día. La empresa almacenaba el producto traficado en sus bodegas en Brownsville, en donde podía almacenar 48 mil barriles. El presidente de la empresa, Timothy Brink, fue arrestado en 2009. Después de su detención, Continental Fuels fue cerrada.
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Elementos de la policia ministerial de Puebla custodian pipas con combustible robado de Pemex, almacenado en una bodega clandestina en Sanctorum, Cuautlancingo.
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Trammo Petroleum: empresa de Delaware con oficinas en Houston, Texas. Se le responsabiliza de haber vendido a Basf aproximadamente 2.4 millones de dólares en condensado robado. Una conversación telefónica acabaría con Trammo Petroleum, empresa de Houston dedicada a la comercialización de productos petroleros con ingresos de un millón de dólares anuales. El 20 de enero de 2009, el presidente de Trammo, Donald Schroeder, recibió una llamada de Josh Crescenzi, vicepresidente de Continental Fuels, con la que tenía un acuerdo de compra de condensado mexicano. Ese día Crescenzi le reveló un detalle que había omitido en la firma del contrato: el producto era robado. –¿Y qué hizo al respecto? –preguntó el juez Ewig Werlein del Distrito Sur de Texas a Schroeder cinco meses después. –Lo compré y lo vendí –respondió el empresario de 60 años, sin ofrecer explicación. La mañana del 29 de mayo de 2009 Schroeder se declaró culpable de comercializar con condensado robado de Pemex y recibió una sentencia de tres años de libertad condicional y una multa de 10 mil dólares. Previamente, había acordado pagar a Pemex 2.4 millones de dólares por el condensado adquirido ilegalmente.
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Murphy Corporation: con sede en el estado de Oklahoma, se dedica a la compra-venta de petróleo o derivados de petróleo para el abastecimiento de empresas procesadoras o refinadoras. Según las investigaciones de ICE descritas en la demanda de Pemex, Murphy compró de Continental Fuels aproximadamente un millón de dólares en condensado robado, para luego revenderlo a Trammo Petroleum. Murphy también niega haber sabido que el producto que comercializaba tenía procedencia ilegal.
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Big Star Gathering: empresa creada ex profeso por la petrolera Saint James Oil, con sede en Nevada, para comercializar el producto extraído ilegalmente de las plantas de Pemex, según la denuncia de la paraestatal mexicana en mayo de 2011. Big Star obtenía condensado de la empresa Y Oil & Gas, socia de Continental Fuels, para después venderlo a refinadoras en Texas, como AGE Refining, de San Antonio. Big Star Gathering fue clausurada después de que agentes de ICE descubrieran la red de compra-venta del producto de Burgos.
Í Í Í Timothy Brink, presidente de Continental Fuels, no dijo una palabra el 28 de enero de 2011 al escuchar su sentencia en la Corte del Distrito Sur de Texas. Unos meses antes había confesado ante el juez su participación en la venta de millones de
dólares del producto robado de las plantas de Pemex en Tamaulipas. Antes de que el juez Ewing Werlein dictara su sentencia, su abogado solicitó a la corte agregar un comentario más: “La intención inicial de mi cliente no era involucrarse en algo ilegal”, declaró el abogado. “Evolucionó a eso, su señoría. Los funcionarios de Pemex le proporcionaron nombres y tarjetas de presentación de individuos que eventualmente lo conectaron con las personas que traían el condensado, que resultó ser robado. Pemex lo guió hacia esa dirección y ha llegado a donde está ahora, declarando ante la corte”. Los nombres de los funcionarios a los que contactó Brink no son revelados en los documentos del juicio. Pemex no ha hecho declaraciones al respecto. Brink no es el único que ha responsabilizado a la propia Pemex de haber participado de alguna manera en la venta ilegal del condensado mexicano. Joel Androphy, abogado de Murphy Energy, una de las empresas demandadas por la paraestatal, explica en entrevista con emeequis que nunca recibió algún aviso o advertencia de Pemex sobre el condensado robado. “Murphy contactó a Pemex durante sus primeras compras de condensado y nunca comentó nada al respecto”, dice el abogado. Para demostrarlo, la petrolera de Estados Unidos presentó ante la Corte Distrital del Sur de Texas una serie de correos electrónicos en los que Carter Simmons, gerente de desarrollo empresarial de Murphy, trata con funcionarios de Pemex algunos problemas que se han presentado en el suministro de condensado. El primer correo fue enviado el 17 de enero de 2008 y fue dirigido a Sergio Vallín, especialista técnico de la Subgerencia de Suministro de Pemex Gas y Petroquímica Básica. Dice así: “Compramos condensado que se almacena en tanques en Brownsville. Este condensado viene de México a través de intermediarios que tienen contratos con Pemex. Durante más de dos meses no hemos recibido nada de condensado de la frontera.¿Sabe de alguien con quién podamos hablar al respecto de este problema?”. Sergio Vallín respondió el correo y recomendó a Simmons hablar con Felipe Eguia Lis, superintendente de la Subgerencia Comercial de Pemex Gas Petroquímica Básica. Según la defensa, Simmons tampoco obtuvo respuesta de Eguia Lis. Después de esos intentos fallidos, Simmons contactó por teléfono a Karen Miyasaki, ex subdirectora comercial de destilados intermedios de PMI Comercio Internacional, y le planteó el problema que enfrentaban en torno a la entrega del condensado. En respuesta, Miyasaki envió el 14 de febrero de 2008 un correo electrónico a Simmons con los datos de Rodrigo Aranda, a quien describe como “la persona que manejaba el condensado en PMI y
El sistema de ductos, “prácticamente tomado” por el crimen organizado: Pemex on esquemas menos complicados, pero incluso más dañinos para las finanzas de la empresa, Pemex registra una sangría cotidiana que ha llegado a alcanzar niveles muy preocupantes. Tanto que la paraestatal reconoció oficialmente que “los sistemas de ductos en el país están tomados, prácticamente, por bandas del crimen organizado asociadas a grupos fuertemente armados”, según el reporte oficial de combate al mercado ilícito de combustibles difundido en los primeros días de septiembre de 2011. De hecho, el informe proporciona otro dato que indica la profundidad del problema: a julio de 2011 se robaron a través de tomas clandestinas en el sistema de ductos de Pemex un volumen estimado de un millón 800 mil barrilles, cifra 70 por ciento mayor a la registrada en el mismo periodo de 2010. Pemex no niega esta situación. De hecho, en junio de este año el director de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel, reconoció que el robo de combustible a través de tomas clandestinas en México es muy relevante. “Es un problema grave y creciente”, comentó. Se mostró preocupado porque los indicadores del robo a Pemex han rebasado los registros previos. “El año pasado tuvimos alrededor de 710 tomas clandestinas; este año, a la fecha, ya son más de 730; un año antes (2009), por ejemplo, habíamos tenido menos de 300”, explicó entonces Suárez Coppel. A la fecha, el número ya creció. Al cierre de agosto de 2011 la cifra oficial es de 796 tomas clandestinas. En términos de valor económico, la tendencia es la misma. El director de Pemex dio algunas cifras en esa misma ocasión: “Estimamos que a mediados de año el robo tenía un costo de alrededor de 3 mil millones de pesos; en el año cerraremos con alrededor de 6 mil millones de pesos, que es un número muy grande”. Pero esos cálculos podrían quedar muy cortos. Hace una semana, el presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, Humberto Benítez Treviño, dio a conocer otros números: “De enero a mayo del presente año se han robado de los ductos de Pemex 49 mil barriles diarios, cada barril tiene 159 litros, con un perjuicio para la nación de unos mil 300 millones de pesos mensuales; entonces, urge que los legisladores ya aprobemos ese dictamen que viene del Senado”. Según los reportes que citó, las pérdidas podrían llegar a 15 mil 600 millones de pesos, más del doble de lo calculado por el director de Pemex. (Mónica Cruz)
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está a cargo de las oficinas de comercio de gas LP y naftalina”. Murphy argumenta que “en ningún momento Pemex o PMI informaron a la compañía que el condensado ya no se comercializaba legalmente en Estados Unidos”. Pemex aceptó que, en efecto, Murphy contactó a Sergio Vallín, pero niega que éste haya discutido con la empresa sobre “asuntos referentes al condensado”. En cuanto a los otros correos electrónicos y comunicaciones, Pemex respondió de manera vaga que carecía de “suficiente información para admitir o negar los alegatos”. emeequis solicitó entrevistas con funcionarios de Pemex sobre las demandas que lleva en la Corte del Distrito Sur de Texas contra 22 personas. La Dirección General de Comunicación Social respondió que ningún funcionario hará declaraciones sobre el caso en Texas hasta que el juicio haya concluido.
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Pemex colabora desde 2007 con el ejército, la armada, la Secretaría de Seguridad Pública, la Procuraduría General de la República y el Servicio de Administración Tributaria para combatir el robo de hidrocarburos en México. Las investigaciones de este programa interinstitucional han llevado a Pemex a hacer una reveladora conclusión: “Esta información y denuncias ciudadanas sugieren que lamentablemente pudiera haber complicidad de trabajadores y empleados de Pemex”, reconoció la paraestatal en un reporte publicado el 31 de julio de 2009. Oscar Arce Paniagua, secretario de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, considera que el enorme volumen de hidrocarburos que se venden ilegalmente en México o se trafican en la frontera sólo podría extraerse con la ayuda de trabajadores o ex trabajadores de Pemex. “Para hacer una toma que garantice a los delincuentes un suministro normal y de grandes cantidades, necesitan un experto que haga la perforación, vaya midiendo la presión y, a su vez, llene los contenedores. Esas personas tienen que conocer la tecnología de Pemex”. Ramón Pequeño García, jefe de la División Antidrogas de la Secretaría de Seguridad Pública, lo confirmó en entrevista con el diario The Washington Post: “Los Zetas han contratado a ex empleados de Pemex para ayudarlos en los robos de hidrocarburos. Está gente con habilidades y conocimiento especializado bajo el control del crimen organizado”. La Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados impulsó una propuesta de ley para tipificar el robo de hidrocarburo como delito grave y actividad de la delincuencia organizada. Con ello, los funcionarios de Pemex implicados en el
delito podrían recibir hasta 12 años de cárcel sin derecho a fianza. “No podremos resolver el problema si sólo terminan en prisión a quienes se les sorprende con el combustible, pero no lo hacen quienes manejaron los instrumentos para robarlo”, argumenta el diputado Arce Paniagua. El pasado 6 de septiembre, la Comisión de Justicia aprobó la minuta de la Cámara de Senadores. Se preveía que el dictamen fuera presentado al pleno de la Cámara de Diputados el jueves 15 de septiembre.
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Jeremy Martin, director del Programa de Energía del Institute of the Americas, de la Universidad de California en San Diego, ha seguido de cerca los vaivenes de Pemex y no teme decir que la paraestatal mexicana vive una de sus peores épocas. “El sector petrolero mexicano sufre dos crisis simultáneas: la baja en su producción y ahora la guerra del narcotráfico”. Y eso que Martin probablemente no conozca la más reciente cifra: Pemex pierde 15 mil 600 millones de pesos por robo de combustibles e hidrocarburos al año, según estimaciones de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados. –¿Qué sucederá si esto no cambia? –México tendrá que convertirse en un importador de petróleo. Si la demanda aumenta y el robo también, la producción no será suficiente. El país tendrá una grave situación presupuestal, más grave que la actual, ya que depende casi completamente de sus importaciones de petróleo. Martin piensa que Pemex no podrá recuperarse si el narcotráfico continúa expandiendo su negocio de tráfico de derivados de petróleo. “El crimen organizado alimenta los dos vicios de Estados Unidos: las drogas y, ahora, el petróleo”. Asegura que para él no fue sorpresa que Continental Fuels y otras empresas texanas comercializaran en Estados Unidos condensado robado de Pemex. “En este negocio nada te sorprende. Al final del día todos están buscando ganar el dinero máximo posible. Ven una oportunidad y no les importan las consecuencias”. Ex gerente de la oficina de América Latina de la Agencia de Comercio del gobierno de Estados Unidos, no se atreve a predecir el futuro de las demandas presentadas por Pemex, pero asegura que el caso tendrá implicaciones entre ambos países. “Es una situación desafortunada, sin duda alguna. A todos los problemas que tienen México y EU, ahora se agrega este otro. Existen terribles problemas en la frontera: narcotráfico, violencia, mercado negro. Esta es otra piedra en el zapato”. ¶