Economía política Magdalena galindo
E
l Foro México Cumbre de Negocios, que de alguna manera intenta ser una cumbre de Davos del subdesarrollo, ha servido para conocer algunas propuestas de los empresarios que supuestamente van dirigidas a enfrentar los problemas de la economía mexicana que tiene ya décadas en las que sólo alterna el estancamiento con etapas de agudización de la crisis. Ciertamente, aunque ninguna de las propuestas ahí manifestadas constituyen vías para resolver los males económicos, la verdad es que resulta útil para conocer las posiciones ideológicas de los participantes y sobre todo las líneas políticas que planean los empresarios para defender sus intereses. Entre las propuestas, dos llaman especialmente la atención. Una, la del ex secretario de Hacienda y ex gobernador del Banco de México y hoy alto ejecutivo de Banorte, que sugiere la reforma fiscal más regresiva y abusiva en contra de los trabajadores y a favor de los empresarios, a través de aumentar —dice él a altos niveles— el impuesto al valor agregado, que es el que grava el consumo, esto es que pagan por igual pobres y ricos, y en cambio reducir el impuesto sobre la renta que es el que se fija de acuerdo con los ingresos de cada quien, o sea que pagan más quienes tienen más ingreso y menos los que reciben menos.
Dicho de otro modo, lo que propone Guillermo Ortiz es gravar a los pobres y desgravar a los ricos. La otra propuesta notable es la de Enrique Peña Nieto, aspirante a ser el candidato presidencial del PRI en las próximas elecciones, quien, al igual que el ex embajador de Estados Unidos en México Jeffrey Davidow, incitó a modificar la Constitución para permitir la participación de las empresas privadas en la extracción y refinación del petróleo. Ambos se refirieron a la disposición constitucional que otorga la exclusividad del Estado en la explotación del petróleo, como si se tratara de un tabú o de un asunto meramente ideológico que requiere de audacia para abandonarlo en aras de la eficacia económica. No es así. El petróleo está reservado para la explotación exclusiva del Estado, en primer lugar porque se trata del recurso natural más importante del país y se busca excluir a las empresas extranjeras con el fin de que las ganancias generadas en ese sector no se conviertan en botín llevado al extranjero, con la consiguiente descapitalización para México. En segundo lugar, se excluye también a las empresas privadas nacionales, con el objetivo, igualmente económico, de que esa riqueza natural, que, repito, es la mayor del país, sirva como palanca para el desarrollo, ya que se trata del energético más importante, y en consecuencia de un insumo para todas las actividades
económicas. Ese papel lo cumplió con creces Pemex durante el proceso de industrialización del país y lo cumple hoy apoyando el conjunto de la economía. Al margen de los errores o corruptelas que se cometan en el interior de la paraestatal, lo cierto es que la orientación general de Pemex no se rige por la ganancia inmediata, como en cualquier empresa privada, sino por las funciones que debe cumplir respecto de la economía en general y del propio Estado en particular. También la propiedad y explotación exclusiva del Estado permite que las exportaciones petroleras, que todavía siguen siendo las más significativas del país, actúen como la fuente más importante de obtención de divisas, es decir de dólares, para financiar las importaciones necesarias para la actividad económica y que no sean apropiadas por empresas extranjeras que finalmente las envían a su país o por empresarios privados nacionales que también suelen preferir invertir sus dólares en el extranjero. Basta ver las cifras recientes de fuga de capitales. Finalmente, la propiedad y explotación estatal constituye una fuente importantísima de ingresos para el Estado, que de esta manera puede cubrir gastos significativos, ya sean de orden social o de impulso a la propia economía. Las razones de exclusividad del Estado en la explotación del petróleo no son pues sólo ideológicas, sino fundamentalmente económicas y en interés de la nación.
Privatizar el petróleo y gravar a los
pobres
56 • 30 de octubre de 2011
Fotografía: Agencia El Universal
Propuestas de la Cumbre de Negocios
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