Tiempos de Guerra
kimshi
supply
1958
Estuve dos años en la guerra con Corea (1958) como “supply”, es decir nuestra tarea consistía en mantener abastecida a las tropas que estaban en batalla. Teníamos serios problemas para distinguir quienes eran los buenos y quienes eran los malos pues ambos, para nosotros, se veían iguales. Todos comían “kimshi” que era un plato típico hecho a partir de col fermentada que olía a diablos. Los campesinos ponían el casco amarrado a un palo y lo usaban de cucharón. La cámara era de espionaje, una Minolta, la mitad de una cajetilla de cigarrillos. Muy versátil. Alguna vez, como un reto personal, cuando estuve de visita en el ejército logré tomar fotos a todas las armas sin que se dieran cuenta de nada. La cámara tenía un rollo especial de dos compartimientos y el aparato era ideal pues muchas veces necesitaban fotos que eran difíciles y la gente cambia su postura cuando está frente a una cámara. Por esa razón en lo posible era mejor que la cámara este oculta, escondida o por lo menos no sea tan evidente. Eso me permitía capturar la esencia de la gente a través de sus rostros.
LA GUERRA
En las calles nuestras el que menos está pendiente de lo que pasa entre Irak e Iran. No tanto por lo que interese, por lo espeluzante de la pelea y sus repercusiones sino que lo vemos a cada rato un los diarios y la televisión. Y claro esta callejero lector que cada uno de nosotros se le pone la piel de gallina al darse cuenta la horripilante manera como esa gente se mata. De golpe y porrazo perforado por una bala o una esquirla de metal. Fulminado por concusión de una explosión o achicharronado por su calor. Simplemente por un aplastón bajo los escombros. Lentamente desangrándose o muerto por miedo o por susto. O por recoger un vistoso juguete, las últimas novelerías bíblicas. Bombas antipersonales muy pequeñas con detonación retardada que disfrazadas como juguetes o cosas comunes que lanzadas en grandes cantidades sobre las ciudades, no estallan al impacto, sino después cuando alguien la recoge. Muerte de mil maneras, pero muertes que a todos nos horrorizan. El holocausto de la guerra que TODOS detestamos. Horripilante hecho que desdice de nuestra condición humana. Y ya que cogió viada siga usted solito de largo lagrimero lector pues yo aquí me descuelgo ya que todo eso es mentira. Mentira grandota de siete letras mentirosas. Pues la guerra, la pelea o ese litigio por la vida o la muerte comienza desde el primer momento en que nacemos, cuando dejamos la seguridad y comodidad del vientre maternal para berreando lanzarnos a la inclemencia del mundo nuestro. Sigue cuando de niños jugamos a la guerra y con un simple palo por metralleta lo apuntamos y TATATATA. Ya estas muertos gritamos. Se adora la cosa cuando a manos tenemos mil y un juguetes de plásticos que detalladamente reproducen las armas reales. Y de jóvenes por ley tenemos que aprender a guerrear. Por alguna razón nunca suficientemente explicaba entramos a los cuarteles y raspándonos el coco comenzamos a ser soldados.Ya de grandes la cosa es
completada. Casi que no hay nada en nuestra actividad diaria que no haya sido perfeccionado o que tenga alguna relación con la guerra. La hoja de afeitar con ese filo que dura tanto, la olla de aluminio que no se quema, la tela del blue jeans que resiste tanto, los plásticos y casi casi todo lo que tenemos como materiales de uso diario han sido perfeccionando en las guerras. Y las guerras son motivos de atención para nuestros intelectuales, poctas, pintores, artistas e historiadores que con motivo de la guerra nos han dado fabulosas obras de arte. Guernica de Picaso, Los hermanos Karamazo y Apocalipsis ahora son obras de artes originadas por la guerra. Industrias y comercios se han nutrido de la guerra. El carro wolswagen, el escarabajo, el supositorio de camiones, uno de ellos mas duraderos versátiles y apreciado vehículo para movilizarnos, lo diseño Ferdinad Porsche un ingeniero al servicio de Hitler en su afiebrada intentona de conquistar al mundo. Y a usted ama de casa que salva una emergencia cuando llegan inesperados comenzales y en vez de echarle agua al caldo, simplemente le pone agua hirviente un cubito de sopas y presto sale un gustoso caldo, sin darse cuenta se ha beneficiado de un logro conseguido en la guerra, los alimentos comprimidos. Y como esto podemos hablar de un montón de cosas que nos ocuparían aquí por largo rato. Pero que se resumen en la desgracia realidad de nuestra humanidad. Yo no puedo asegurar que andamos para adelante o para atrás. Es mas, teniendo el dato de que muertos han ocurrido en accidente de tránsito que los ocurridos en guerras, realmente que me quedo lelo. Pero haciendo falta llegar a una conclusión, por lo que queda dicho callejero y aguerrido lector cado uno de nosotros pondríamos para examinar a fondo este aguerrido problema de la humanidad de sacarle provecho a la pelea. Y aquí lo dejo callejero lector porque ya mismo comienza la pelea del box por el campeonato de Peso Pluma entre Sánchez y Foral. EN LAS CALLES: 1980-09-26
catiuskas
El campamento era cerrado cercado con alambres de púas. Adentro estaban los norteamericanos y afuera los “catiuskas” o fuerzas coreanas. En nuestro campamento habían productos de venta y las señoritas nos enamoraban para que las llevemos de compras. Hacía mucho frío y la calefacción se lograba con estufas que funcionaban con excremento humano seco. En la tarde la brisa traía ese olor de abono humano.
abono
TIEMPOS DE PAZ