AÑO
10,
NÚMERO
semanaRio
482
JUEVES 28 / SEPTIEMBRE / 2017
E
POLÍTICA , ARTE Y SOCIEDAD
5 pe sos
estado de mÉXico
a sacar la casta, señor presidente… ¿o ya la sacó?
Los maestros de la estafa
atención, en toluca nueva modalidad de extorsión
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Los sismos derrumban mitos
os trágicos acontecimientos ocurridos en territorio nacional los días 7 y 19 de septiembre dejaron una senda destructiva que además de provocar daños materiales y pérdidas humanas, insta a la población de nuestro país a reflexionar sobre las lecciones aprendidas en estos momentos de adversidad. Múltiples pueden ser las lecturas; no obstante, nos concentraremos en aquellas localizadas en el ámbito político y social. La primera de ellas fue la desbordante organización social masiva. No hubo necesidad de un llamado institucional para convocar a la marea de seres humanos congregada en las zonas de desastre, centros de acopio u otros lugares relacionados; el único fin de las concentraciones fue generar una labor
JOQUICINGO SE LEVANTA
solidaria para ayudar a las personas en desgracia. Esto produjo una ruptura de la noción tradicional y conservadora, misma que establece que las grandes concentraciones de gente no pueden organizarse ni tomar decisiones de trascendencia para nuestro país de forma autónoma. Las autoridades, una vez más fueron rebasadas. Segunda: una vez ocurridos los lamentables acontecimientos, fue necesario unir esfuerzos para recopilar, empaquetar, trasladar y distribuir los productos necesarios para la subsistencia de las comunidades afectadas por los sismos. En las distintas etapas fue notoria la disposición de los voluntarios por hacer lo posible por trasladar la ayuda a los lugares de mayor
apremio. No obstante, la labor no concluyó al depositar la ayuda en los vehículos para su transporte. De forma sorprendente, esas mismas personas, así como aquellas ubicadas en los lugares de destino de los enseres, mantuvieron una actitud vigilante sobre el destino de la ayuda, lo que produjo que en estados como Morelos, fuera la sociedad civil quien tomara el control de la distribución in situ. De esta forma, la población demostró, primero, que la soberanía reside y es ejercida por la gente y, segundo, que cuando percibe un acto de injusticia es capaz de confrontar a la autoridad para corregir dicha circunstancia. La autoridad no es omnipotente ni omnipresente, la sociedad sí.
FOTO: GUILLERMO ROMERO