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Mayo del 2,017

LOS BENEFICIOS Y CONSECUENCIAS DE LA AUTOESTIMA La autoestima es la confianza en nuestra capacidad de pensar, en nuestra capacidad de enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida. La

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AUTOESTIMA Es la confianza en nuestro derecho a triunfar y a ser felices; el sentimiento de ser respetables, de ser dignos, y de tener derecho a afirmar nuestras necesidades y carencias, a alcanzar nuestros principios morales y a gozar del fruto de nuestros esfuerzos. Nathaniel Branden (2007). La autoestima es un elemento básico en la formación personal de los niños. De su grado de autoestima dependerá su desarrollo en el aprendizaje, en las buenas relaciones, en las actividades, y por qué no decirlo, en la construcción de la felicidad. Cuando un niño adquiere una buena autoestima se siente competente, seguro, y valioso. Entiende que es importante aprender, y no se siente disminuido cuando necesita de ayuda. Será responsable, se comunicará con fluidez, y se relacionará con los demás de una forma adecuada. Al contrario, el niño con una baja autoestima no confiará en sus propias posibilidades ni en las de los demás. Se sentirá inferior frente a otras personas y, por lo tanto, se comportará de una forma más tímida, más crítica y con escasa creatividad, lo que en algunos casos le podrá llevar a desarrollar conductas agresivas, y a alejarse de sus compañeros y familiares. Algunos expertos afirman que una baja autoestima puede conducir a los niños hacia problemas de depresión, anorexia o consumo de drogas, mientras que una buena autoestima puede hacer que una persona tenga confianza en sus capacidades, no se deje manipular por los demás, sea más sensible a las necesidades del otro y, entre otras cosas, esté dispuesto a defender sus principios y valores. En este sentido, sería recomendable que los padres se preocupasen tanto por mantener una buena salud física en sus hijos, como por fomentar su estabilidad y salud emocional.


La autoestima es la aceptación, respeto, seguridad y satisfacción que se tiene de sí mismo. Está basada en nuestra autoimagen interna, ya sea consciente o inconscientemente. Las personas desarrollan su autoimagen durante la niñez y el desarrollo de la misma se basa en las interacciones con los demás y el ambiente donde vivimos. Especialmente los comentarios y creencias que recibimos de nuestros padres. La autoestima continúa su desarrollo de acuerdo a como rendimos en la escuela y en los deportes y cómo nuestros amigos, parientes y familiares nos hacen sentir. Durante esos años formativos, recibimos muchas veces comentarios negativos que más tarde van a manifestarse cómo baja autoestima durante nuestra vida adulta. Este desarrollo determina la manera en que las personas van a interactuar con el mundo. LA IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA Es de suma importancia la autoestima ya que define cómo uno se percibe a sí mismo y a la vida en general. Significa asumir responsabilidad, vivir conscientemente, respetar a los demás y cuidarse a sí mismo. La autoestima permite que uno se sienta orgulloso de sí mismo, sin ser soberbio, enfrentar las circunstancias de la vida con una actitud positiva, saber que uno es digno de lograr sus metas, comprender que se merece ser feliz y que puede tomar decisiones correctas.


AUTOESTIMA Puede definirse la autoestima como el sentimiento de aceptación y aprecio hacia uno mismo, que va unido al sentimiento de competencia y valía personal. El concepto que tenemos de nosotros mismos no es algo heredado, sino aprendido de nuestro alrededor, mediante la valoración que hacemos de nuestro comportamiento y de la asimilación e interiorización de la opinión de los demás respecto a nosotros. La importancia de la autoestima radica en que nos impulsa a actuar, a seguir adelante y nos motiva para perseguir nuestros objetivos. Las personas con alta autoestima se caracterizan por lo siguiente: -Superan sus problemas o dificultades personales. -Afianzan su personalidad. -Favorecen su creatividad. -Son más independientes. -Tienen más facilidad a la hora de tener relaciones interpersonales. Cuando tienes una autoestima alta, te sientes bien contigo mismo; sientes que estás al mando de tu vida y eres flexible e ingenioso; disfrutas con los desafíos que la vida te presenta; siempre estás preparado para abordar la vida de frente; te sientes poderoso y creativo y sabes como ” hacer que sucedan cosas ” en tu vida. Por el contrario, las personas con una baja autoestima: -Falta de credibilidad en sí mismo, inseguridad. -Atribuir a causas internas las dificultades, incrementando las justificaciones personales. -Desciende el rendimiento. -No se alcanzan las metas propuestas. -Falta de habilidades sociales adecuadas para resolver situaciones conflictivas (personas sumisas o muy agresivas). -No se realizan críticas constructivas y positivas. -Sentimiento de culpabilidad.


-Incremento de los temores y del rechazo social, y, por lo tanto, inhibición para participar activamente en las situaciones. ¿CÓMO MEJORAR LA AUTOESTIMA? Es necesario conocer cómo funcionamos, es decir, cuáles son nuestras fortalezas y aspectos positivos y cuáles son nuestras limitaciones. A partir de esta valoración, decidiremos qué aspectos deseamos mejorar y cuáles reforzaremos. El plan de acción para cambiar determinadas características debe ser realista y alcanzable en el tiempo (por ejemplo, la edad que tenemos es inamovible, la altura es otro factor poco variable a determinadas edades, etc.). Es decir, tenemos características que tendremos que aceptar y con las que convivir, intentando sacar partido y ver su aspecto positivo. Veamos quince claves para mejorar la autoestima: 1.No idealizar a los demás. 2.Evaluar las cualidades y defectos. 3.Cambiar lo que no guste. 4.Controlar los pensamientos. 5.No buscar la aprobación de los demás. 6.Tomar las riendas de la propia vida. 7.Afrontar los problemas sin demora. La autoestima nace entonces dentro de nosotros, y nos damos cuenta de lo importante que es comenzar a cumplir con las expectativas de los demás. A veces podemos llegar a ocultar nuestro verdadero ser y poner un montón de energía en agradar a los demás. Nuestra autoestima se desarrolla a partir de cómo los demás nos perciben y la interpretación que hacemos de aquello que nos devuelven. Necesidades psicológicas Los seres humanos tenemos dos necesidades psicológicas básicas. La primera es el amor, el afecto, la calidez y cariño. Los niños quieren desesperadamente ser amados. Eso es lo que le da a un niño y más tarde a un adulto, una sensación de seguridad. Los niños sienten que hay un lugar seguro donde se les ama, en su casa. La mayoría de los padres hacen un esfuerzo para alimentar esta hambre todos los días. Ese deseo está siempre con nosotros, también en la edad adulta. La segunda necesidad psicológica es la aprobación, el reconocimiento y la afirmación. Los niños llaman habitualmente la atención de los padres para colmar esta necesidad, pero a


medida que envejecemos, estos deseos no desaparecen, sino que se nutren de diferentes maneras. Los elogios nunca son demasiado abundantes en la vida de cualquiera de nosotros. Feedback o retroalimentación A medida que vamos creciendo llegamos a ser más conscientes de las interacciones, como las miradas, las reacciones, los comentarios, la evitación, la participación en la conversación, la ocasión de ser ignorado, la de no ser elegido para el equipo, las calificaciones ecolares, las evaluaciones en el trabajo, la evaluación de los objetivos y de las interacciones con los vecinos y amigos de carrera. Todos esperamos una retroalimentación positiva. Sin embargo, todos sabemos por experiencia que habrá antes o después una retroalimentación negativa : el comentario de un profesor, padre o pariente que todavía puedes repetir en tu mente, el rechazo inexplicable de un amigo, un entrenador que te pone una etiqueta, un compañero que te rechaza, los comentarios negativos sobre el peso, el tamaño o el rendimiento. Cuánto más positiva sea la respuesta que recibimos e interiorizamos, más seguridad tendremos en nosotros mismos. Cuanta más negativa es la retroalimentación, más inseguros seremos.


La aceptación y la valoración son los ladrillos básicos dentro de la construcción de una buena autoestima. El niño que se siente aceptado como es, es un niño que aprende a asumir sus errores y, posteriormente, es capaz de mejorar y convertirlos en virtudes. Los padres deben tener una idea realista y clara de cómo es su hijo y aceptarle como es. Corregirle, educarle y actuar con firmeza y cariño es fundamental para mejorar la opinión que el niño tiene de sí mismo. Cada niño evoluciona a su ritmo El respeto es uno de los pilares en el trabajo de construcción de la autoestima. Es necesario valorar la situación de los niños y darles fuerzas para que superen sus problemas, e intenten mejorar sus debilidades respetando, sobre todo, su manera de ser, de pensar y de sentir. No se debe intentar cambiar a nadie, pero sí moldear lo que necesite más atención. Debemos respetar el ritmo de nuestros hijos y el tiempo que necesitan para ir asumiendo los cambios en su desarrollo. Cada niño evoluciona siguendo su propio ritmo. Una educación con límites Muchas veces, los padres imaginan al niño ideal y llegan a aplastar al niño real, que nada tiene que ver con el que ellos idealizaron. Cuando eso ocurre, el desarrollo personal del niño se verá truncado. Si los padres no pueden ver cómo su hijo es realmente, no le estarán ayudando a conocerse a si mismo. Lo mejor, cuando existen diferencias, es ayudarle a corregir sus defectos de una forma cariñosa y positiva, fundamentada en la necesidad. Los límites y la disciplina son también una buena base en esta obra constructiva. Los niños necesitan límites firmes, consistentes, claros, y adecuados. Necesitan una buena disciplina, y no que les cuelguen el cartel de culpables, miedosos o agresivos, que son factores que deforman la educación. Ayuda a tu hijo a construir su autoestima Para que tu hijo tenga una buena autoestima, no existen recetas preconcebidas. Lo que sí existen son algunas consideraciones que os podrán servir de ayuda: 1. Seguridad. Para que un niño se sienta seguro es necesario que sea aceptado, valorado, y querido por ser como es. La seguridad hará con que el niño actúe con más libertad. 2. Responsabilidad. Para que un niño se sienta capacitado para hacer frente a las diferentes situaciones que ocurren durante su desarrollo, es necesario que sus padres les den la oportunidad de elegir, así como de equivocarse. También, deben proporcionarle el estímulo necesario para aceptar responsabilidades y asumir consecuencias. 3. Respeto. Para que un niño se sienta integrado en su entorno, es necesario que se respete su raza, religión, clase, cultura, etc.


4. Superación. Para que un niño sienta que puede superarse, es necesario que algo le motive. Sus padres pueden motivarle hacia actividades, que beneficien su desarrollo personal, sin olvidarse de sus capacidades. Antes de poner en práctica estas consideraciones, es necesario que los padres conozcan las carencias de sus hijos, así como sus virtudes. Solamente así, podrán evaluar en qué etapa se encuentra el niño para poder echarle una mano.


Autoestima Infantil. La autoestima, como instancia reguladora de la personalidad, unifica y guía la conducta humana. Esta es una idea clave en la concepción que autores de corte humanista, como Maslow y Rogers, tienen sobre el concepto de sí mismo. Autoestima Se encuentra una gran variedad de términos que se emplean indiscriminadamente para aludir la autoestima como autoconfianza, autorrespeto, autoevaluación, autoaceptación, autovalía, autoimagen, autopercepción, etc. La dificultad para definir la autoestima se encuentra en la variedad de procesos y elementos que conforman su existencia, los cuales actúan de manera dinámica, tanto en el interior del niño como de éste con su medio. La autoestima es una formación esencial en el desarrollo de la personalidad, y como tal su estudio es complejo y desafiante. James, Cooley y Mead, desde la perspectiva del interaccionismo simbólico, afirmaron que la autoestima “surge sólo de la interacción con otros y refleja las características, expectativas y evaluaciones que otros dan a la persona: es el self espejo” (Rogers (1067, P. 12) Define la autoestima como “Un conjunto organizado y cambiante de percepciones que refiere el sujeto”, y señala que el sujeto se reconoce como descriptivo de sí y que el percibe como datos la identidad. (Oñate, 1989, p. 17). Desde el punto de vista psicológico, (Sullivan) profundizando en el estudio del proceso interpersonal que da origen al autoconcepto, desarrolló una teoría sobre la función del feedback (la retroalimentación) de los otros en la construcción del yo. Un aspecto importante de su teoría es que, según Sullivan, no todas las personas tienen la misma capacidad de incidir en la conducta del niño, pues existe cierta selectividad en la disposición para recibir mayor cantidad y calidad de información de unas personas que de otras; a los que ejercen mayor influencia los llamó “los otros significativos”, e incluso, precisó que dentro de este grupo existen otros más significativos. La psicología proveniente de la concepción histórica-cultural, guiada por los aportes de Vigotski sostiene como ley de desarrollo psicológico que toda conducta tiene dos niveles de aprendizaje, primero en el plano de lo interpsicológico (externo), después en el plano intrapsicológico (interno). Enmarcando así la relevancia que tienen las interrelaciones del niño con su medio, pues éste es un ser eminentemente social (Wertsch, 1988). Generalidades de la autoestima ¿Quién soy?, ¿cómo soy?, ¿qué me gusta de mí?, ¿para qué soy hábil?, ¿qué le gusta a la gente de mí?, ¿a otros les agrada mi compañía?, ¿qué es lo que más disfruto hacer?, ¿me creo capaz de aprender?, ¿qué me gustaría llegar a ser?


Preguntas como éstas están en la base del autoconocimiento de toda persona, un autoconocimiento que se inicia con la vida y cuyo proceso abarca todo el ciclo vital. Preguntas como éstas también surgen en el niño al interactuar con su entorno y sus respuestas le ayudan a conocerse y comprenderse, así como al mundo en que vive.¨ Así como a una persona le lleva tiempo y esfuerzo responder de manera clara y precisa a tales preguntas, la Psicología también ha requerido un tiempo suficiente y necesario para poder ofrecer aproximaciones cada vez más certeras sobre cómo elabora, cómo está constituida, cuáles son sus mecanismos de funcionamiento, y para qué sirve la imagen que el niño se forma de sí mismo, es decir, su autoestima. Fuentes de la autoestima Para iniciar este punto es necesario plantear un concepto introducido por Vigotski a la psicología histórico-cultural, el cual parte de que para comprender la influencia del medio en la formación de las particularidades del niño según su edad, se deben considerar tanto los cambios ocurridos en el medio como los cambios ocurridos en el propio niño. A esta combinación entre los procesos internos y las condiciones externas, que es típica de cada etapa de desarrollo le llamó “situación social de desarrollo” (Bozhovich, 1976, p. 99). El rol de la familia y de la escuela es básico en la conformación de la situación social del desarrollo del niño, pues ésta no sólo se determina por las exigencias históricamente formadas por el medio social, sino además, por las exigencias planteadas al niño en contextos concretos con condiciones de vida, objetivas subjetivas y específicas. Por tanto, es de vital importancia en el estudio de procesos internos de la persona, y en este caso del niño, considerar las condiciones de su educación dentro de la familia y la escuela como contextos donde se gestan las experiencias más importantes a través de las cuales se desarrolla, mantiene y/o modifica su autoestima. Desarrollo de la autoestima La autoestima no es heredada, la autoestima se aprende. Como se mencionó anteriormente, es el resultado de la acumulación de autopercepciones obtenidas a partir de experiencias vividas por el niño en interacción con el medio, es un punto de encuentro entre el individuo y la sociedad, vivencias, ideas, opiniones, sentimientos y actitudes que tenemos hacia nosotros mismos. Es la imagen que el sujeto se forma de su propia persona en la que se refleja, en síntesis, todo lo que ha hecho y ha sido, con todo lo que es y hace y además con lo que quiere hacer y ser. La formación del concepto y valoración de sí mismo empieza temprano en la niñez, de una manera vaga, imprecisa, indefinida, como reflejo de la opinión y valoración social de las personas cercanas significativas (padres, parientes, maestros, amigos, etc.).


Hacia la adolescencia se desarrolla un nivel superior de conocimiento y valoración de sí mismo cuando el joven, motivado por la necesidad de saber quién es y quién quiere ser, elabora una opinión y estimación propia, independiente de su propia persona, basada en la autoreflexión sobre sus vivencias, experiencias y actividades. Otra fuente importante que influye en el concepto y valoración de sí mismo es la observación y valoración que hacemos de los demás y la comparación de ellos con uno mismo. Ahora bien, ¿qué se entiende realmente por autoestima? Lo primero que hacemos en el mundo es estimar, valorar, apreciar las cosas que encontramos como buenas o malas, bellas o feas, amables u odiosas, etc. Y lo primero que estimamos en el mundo es nuestra propia persona, que es lo que llamamos autoestima y así nos estimamos a nosotros mismos como inteligentes o torpes, emotivos o controlados, persistentes o inconstantes, etc.




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