LIBERTAD A MILAGRO JUEVES 31 DE OCTUBRE DE 2019 / Nº 8669
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la hospitalidad como bandera
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¡AQUÍ HAY FIESTA, SEÑORAS Y SEÑORES! Baruch Spinoza, filósofo político del siglo XVII logró condensar una verdad esquiva: el poder intenta imponer pasiones tristes. Te intenta angustiar, deprimir, impedir que la vitalidad circule como agüita linda. Frente a las pasiones tristes debemos oponerles el espíritu celebratorio que se conjuga con la voluntad de la lucha: las ganas, el deseo, la frescura del optimismo de quien calcula menos y besa más. Ellos no pueden soportar ese aquelarre festivo y popular. Como era de esperar, los furibundos odiadores de la belleza humana ya empezaron la tarea cariocinética de limar al gobierno de F+F y a sus bases: empezaron por instituir la agenda de la duda aletargada combinada con la aritmética del desconsuelo (y muchos compañeros, confundidos la acompañaron). Buscaron cercenarte la posibilidad de reírte a carcajadas. Te ahogaron el grito nacido desde la pleura. Te quitaron el eje. Te atragantaron el alarido
enorme que daba por terminada esta maldición de 4 años. Te quieren hacer creer que no debías festejar porque el resultado de 8 puntos de diferencia era escaso. Buscaron que estés pendiente de un fraude (posible o no, próximamente verificable, pero inútil frente al logro de haberte coartado tu merecida alegría) para aguarte una celebración conquistada con militancia, con nudillos raspados de gente maravillosa marchando en las calles. Buscan que no seas capaz de comparar: ellos ganaron por 2 % en segunda vuelta y gobernaron como si hubiesen obtenido un triunfo por 30 puntos. Y ya te están pidiendo que vos (que ganaste por 8) gobiernes como si hubieses perdido. El nacionalismo popular triunfó sin llegar a balotaje y pretenden que vos lo sientas como si hubieses sido derrotado. Cuando te roban la alegría te dejan sólo, aislado, murmurando en los rincones incomprensibles maldiciones y dise-
ñando paranoias al por mayor. Al fin y al cabo buscan que estés enojado después de haber ganado. Ahí es cuando logran que la maledicencia se te transforme en pasión triste. Es una forma de derrotarte. En el fondo quieren que empecemos mal. Ya nos robaron mucho. Que no te roben la alegría. Es un combustible demasiado relevante y hermoso para otorgárselo a estos miserables que hacen de la codicia y la insensibilidad su dios marquetinizado. Aquí hay fiesta. Hay música, hay copas que se elevan al cielo. Brindamos con todxs los compañeros que lo hicieron posible. Hermanados. Cantando una melodía reparadora con quienes sufrieron la persecución en sus cuerpos, en sus salarios, en sus empleos. YA SE VAN!!!!! No permitamos que nos roben el abrazo. Merecemos esta fiesta. Que ninguna operación psicológica nos birle esta sensación en los ojos y en la garganta. No dejes que te operen al trasladarte al territorio de la tristeza. ¡Aquí hay fiesta! Que los sacristanes del egoísmo neoliberal escuchen nuestros cantos. Celebrá, Ché! No caigas en la trampa. Que te vean eufórico desde sus torres de terciopelo y amargura. Volvimos. Jorge Elbaum
SE CELEBRÓ AYER, 30 DE OCTUBRE
Día de la Democracia Argentina Una jornada oficial en recuerdo de la recuperación de la misma que consiguió el país el 30 de octubre de 1983. Aquel 30 de octubre, Alfonsín se convirtió en el primer candidato radical que pudo vencer al peronismo, y lo hizo por un amplio margen: obtuvo el 52 % de los votos contra el 40 % del Partido Justicialista. Ese día volvieron a ser las urnas, como medio canalizador de la voluntad popular, las encargadas de elegir a nuestros gobernantes. Habían pasado siete años desde el último golpe de estado, el que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. Y fue en un contexto muy conflictivo, luego de los problemas provocados por los grupos terroristas que sembraron el caos en la sociedad argentina, a horas de estallar un conflicto armado con Chile y finalmente después de sufrir una derrota en la guerra por la recuperación de las Islas Malvinas, cuando el gobierno militar convocó a elecciones generales en 1983. El General Reynaldo Bignone, último Presidente militar, fue el encargado de colocarle la banda presidencial al candidato de la Unión Cívica Radical: el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Al finalizar el acto de traspaso, Alfonsín se asomó al balcón para saludar a la multitud que desbordaba la Plaza de Mayo: “El pueblo, unido, jamás será vencido”, dijo en su discurso, y la gente coreó ese estribillo. Alfonsín permitió que la democracia se consolide en la Argentina.