NOVIEMBRE 2011
Seguinos! Revista Ahora Mamá
NOVIEMBRE 2011
AÑO 16 / NÚMERO 170 ARGENTINA $12,50
Las molestias del embarazo
(PARTE II) Consejos para mitigarlas
Cuáles son los
síntomas de alarma
en un recién nacido Tips para enseñarle
los hábitos de higiene Lactancia materna
AÑO 16 / NÚMERO 170
14 PREGUNTAS TÍPICAS DE UNA MAMÁ PRIMERIZA Cómo educar el buen humor
¿En qué posición debe dormir tu bebé?
bebé
gourmet RECETAS FÁCILES PARA VOS, RICAS PARA ÉL.
RECIÉN NACIDO Con el asesoramiento de:
Dra. Alicia González Médica pediatra y neonatóloga
Síntomas de alarma en el recién nacido Los pediatras los llaman “signos de alarma”. Se trata de algunos síntomas que vale la pena que conozcas, para actuar rápidamente. Acá te los describimos y te explicamos qué hacer.
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urante los primeros 30 días que siguen al nacimiento, tu bebé transita un período de adaptación, donde sus órganos y sistemas van adecuándose a la vida fuera del útero. La mayoría de los recién nacidos sortean esta etapa sin grandes dificultades. No obstante, conviene que conozcas esas manifestaciones que los pediatras denominan “signos de alarma”, para que puedas consultar rápidamente si tu nene tiene algún síntoma que te llama la atención. A continuación, te enumeramos las situaciones que pueden generar duda, y te ofrecemos pautas para orientarte.
Cuando el bebé es recién nacido, la fiebre es una manifestación preocupante que amerita tomar medidas inmediatas.
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No moja los pañales No mojar los pañales al menos cada 4 horas es un típico signo de deshidratación. Y el motivo más probable es que el bebé esté recibiendo poca cantidad de leche. ¿Qué hacer? Dale el pecho más seguido, porque a veces la bajada de la leche es más lenta (sobre todo después de una cesárea) y puede resultar insuficiente para tu hijo. De todos modos, lo mejor es consultar al pediatra para que determine la causa. En ocasiones, la situación se resuelve aumentando la cantidad de líquido que toma la mamá, para lograr que pueda producir más leche. Y si con eso no basta, es posible que el pequeño deba recibir –de manera transitoria– un complemento con leche de fórmula. Otra posibilidad es que sus riñones no estén funcionando bien, y por eso tu bebé no orina como corresponde. No te alarmes: se trata de un hecho poco común. Pero aun así, debés llevarlo al médico para que establezca el diagnóstico.
E m b ara z o Tiene fiebre
Le supuran los ojitos
Cuando el bebé es recién nacido, la fiebre es una manifestación preocupante que amerita tomar medidas inmediatas. ¿Por qué? Porque podría tratarse del síntoma de una infección, patología que en un recién nacido puede ser grave. Tené en cuenta que la fiebre no suele presentarse en forma aislada sino que por lo general se acompaña de decaimiento, rechazo al alimento y llanto. ¿Qué hacer? Si tiene demasiada ropita, primero desabrigalo un poco. Después, controlale la temperatura con un termómetro, y si tiene fiebre llevalo enseguida al centro de salud donde nació. No pierdas tiempo, porque en esta etapa las infecciones avanzan muy rápidamente.
La secreción amarillenta en el ángulo interno del ojo puede deberse a una infección conjuntival. Cuando se produce enseguida después del nacimiento, puede estar relacionada con algún germen del tracto genital materno con el que el bebé tomó contacto en el momento del parto. Otra posibilidad es que el conducto lacrimonasal se encuentre obstruido. En ambos casos, si le higienizás los ojitos y aun así la secreción persiste, llevá a tu hijo al pediatra para que lo revise y determine qué tratamiento necesita.
El cordón umbilical huele mal
Excepto que no esté bien higienizado, el cordón umbilical no tiene por qué tener mal olor.
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El cordoncito no tiene por qué tener mal olor, excepto que no esté bien higienizado. ¿La solución? Mantenelo seco, limpio y aislado de las deposiciones y la orina. Para una higiene completa, pasale una gasita con alcohol cada vez que le cambiás los pañales. Pero si notás que la base del cordón está enrojecida e hinchada, consultá urgente, porque podría tratarse de una infección y eso requiere tratamiento inmediato.
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Está amarillito La ictericia se produce cuando el hígado no puede “limpiar” suficiente cantidad de bilirrubina de la sangre, y eliminarla posteriormente a través de la orina y la materia fecal. Esa acumulación hace que la piel adquiera una tonalidad amarillenta. Este cuadro puede ser normal si aparece después de las primeras 48 horas y tiñe solo la cara y la parte superior del cuerpo (observalo siempre con luz natural; de lo contrario, es posible que te impresione más de lo que en realidad es). De cualquier modo, si la coloración es llamativa –y más aún si se acompaña de otros síntomas– consultá al médico, para que determine si es preciso realizar un análisis o no.
Tiene manchitas blancas en la boca Si ves que tiene manchitas blancas en la lengua, en el paladar o en las encías, es probable que se trate de una infección local por hongos (Candida albicans) que se conoce como “muguet”. Por lo general, el contagio se produce en el momento del parto, ya que estos microorganismos suelen estar presentes en la vagina materna. Es posible que tu bebé se sienta bastante molesto y no quiera comer, porque el muguet provoca inflamación y dolor. ¿Qué hacer? Llevalo al médico. Con el tratamiento adecuado, el cuadro suele mejorar en 2 a 3 días.
Si tu bebé se agita, se le hunden las costillas o la panza se mueve demasiado cuando respira, o la piel cambia de color (se pone pálido o azulado), no pierdas tiempo y concurrí al centro de salud más cercano. 24 |
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Síntomas de alarma en el recién nacido
Vomita después de alimentarse En principio, es necesario diferenciar regurgitación de vómito. Es normal que los recién nacidos regurgiten, vale decir, que expelan una pequeña cantidad de leche semidigerida un rato después de comer. El vómito, en cambio, es la expulsión de un importante volumen de leche, que puede estar digerido o no (depende del tiempo que haya pasado desde la alimentación), o bien de un líquido amarillo o de otras características. Si se trata de un hecho aislado, puede obedecer a una situación casual: un cambio brusco de posición, que tenga frío, que lo hayas acostado enseguida después de comer... Pero si vomita con frecuencia, es necesario consultar para descartar que no se trate de algo más complicado. El doctor te dirá qué conviene hacer.
Respira en forma dificultosa El cambio en el patrón respiratorio puede ser un síntoma preocupante. Normalmente, el bebé tiene entre 30 y hasta 60 respiraciones por minuto. Si notás que se agita, que se le hunden las costillas o la panza se mueve demasiado cuando respira, o que la piel cambia de color (se pone pálido o azulado), no pierdas tiempo y concurrí al centro de salud más cercano.
Tiene diarrea Una vez eliminado el meconio, la materia fecal de los recién nacidos tiene una consistencia semilíquida y de color amarillento. A no confundir: eso no es diarrea. Se considera diarrea cuando las deposiciones se tornan más líquidas y más frecuentes que lo habitual. Además de un cuadro en sí mismo, la diarrea puede ser el síntoma de otras complicaciones. Y una de las consecuencias más relevantes es que el bebé puede deshidratarse en horas. Por eso, si te parece que las heces son muy diferentes a las que venía haciendo, o encontrás hilos de sangre y moco, llevale a tu pediatra un pañal con la muestra. Después de revisar a tu hijo y examinar las deposiciones, el doctor te dirá si se requieren análisis o algún cuidado especial.
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No demuestra interés por comer Los bebés tienen necesidades metabólicas que los llevan a comer cada 3 horas, aproximadamente. Algunos son más hambrientos, mientras que a otros es necesario insistirles para que se prendan. Si el pequeño no come por varias horas, puede sufrir un descenso del nivel de azúcar en sangre (hipoglucemia), que le generará aún más desinterés por la comida. Lo grave es que cuando esta situación persiste demasiado tiempo, puede ocasionar daño cerebral. ¿Qué hacer? Agotá todos los recursos para tratar de que se alimente. Si no tenés éxito, consultá al pediatra, porque el rechazo al alimento puede ser la manifestación temprana de ciertas patologías que es preciso descartar cuanto antes.
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Síntomas de alarma en el recién nacido
Prevenir es mejor que curar Los siguientes consejos pueden evitarte muchos dolores de cabeza. Ponelos en práctica. • Cumplí a rajatabla los controles médicos pautados en el momento del alta de la maternidad.
Confiá en tu instinto
• Respetá las fechas y aplicale las vacunas que el doctor te indica.
En suma, si tu bebé es recién nacido y su estado de salud es bueno, cualquier síntoma nuevo debe hacerte sospechar que algo no está bien. La persona más indicada para ayudarte es el neonatólogo o el pediatra que atiende a tu hijo. No hagas caso de los consejos bien intencionados de amigas o abuelas experimentadas, ni intentes darle a tu hijo “tecitos” o remedios caseros. Confiá en tu incipiente instinto maternal, y sobre todo en tu sentido común, y no pierdas tiempo intentando curas domésticas. Tu bebé es muy tierno y frágil. Observalo, alimentalo exclusivamente con pecho, hacele los controles recomendados, y comunicate con tu médico ante la más mínima sospecha.
• Mantené contacto con el médico por cualquier síntoma que pueda generar problemas o molestias a tu bebé. • Conocé y tratá de recordar tu grupo sanguíneo y el de tu bebé. O bien anotalos en algún lugar donde puedas tenerlos siempre a mano. • Recordá que la lactancia protege a tu hijo de numerosas enfermedades, incluidas las infecciones respiratorias. Por eso, es indispensable que le des el pecho. Más aún en época de bajas temperaturas, cuando proliferan muchos gérmenes capaces de provocar cuadros respiratorios graves, sobre todo a los recién nacidos. • Evitá transmitirle infecciones extremando las medidas de higiene de tus manos y pezones. En caso de que tu bebé use mamaderas y chupetes, higienizarlos bien y esterilizarlos.
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