PSICOANALISIS
Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional
enero - junio 2012 Volumen XXIV Número 1 Editora Hilda Botero Cadavid Comité Editorial Mario González Velásquez Italo L. di Ruggiero Cozzarelli
Comité Científico Geny Talberg - Miembro Efectivo Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Johanna Trip - Miembro Titular Asociación Venezolana de Psicoanálisis Asovep VENEZUELA Sergio Nick - Miembro Asociado Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Eduardo Laverde Rubio - Miembro Titular Didacta Sociedad Colombiana de Psicoanálisis SCP. y Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Mario González Velásquez - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Fabio Eslava Cerón - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Ismail Yildiz – Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana. APC. COLOMBIA
ASISTENTE EDITORIAL Alvaro J. Botero C. Dirección electrónica: revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co
Asociación Psicoanalítica Colombiana (A.P.C.) Sociedad Componente de la Internacional Psychoanalytic Association (I.P.A.) Calle 134 # 17-71 Teléfonos: (57 1) 522 7627 - (57 1) 259 6000 Ext. 6112 E-mail: apscol2012@gmail.com - Página web: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co Bogotá - Colombia
asociación psicoanalítica colombiana
Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional MIEMBROS TITULARES Dr. Horacio Arias Duque Dra. Sonia Bialikamien Goldband Dra. Hilda Botero Cadavid Dra. Aura Victoria Carrascal Márquez Dr. Gabriel Augusto Castillo Castelblanco Dr. Danilo Diazgranados Moncada Dr. Juan Manuel Escobar Guerrero Dr. Fabio Eslava Cerón Dra. Marcela Eslava de Ángel Dr. Henry García Moncaleano Dr. Eduardo Gómez Escallón Dr. Mario González Velásquez Dr. Iván Jiménez Rojas Dr. Eduardo Laverde-Rubio Dr. Jorge Enrique Liévano Rodríguez Dr. José A. Márquez Cuervo Dr. Álvaro Méndez Peñaranda Dra. María Victoria Niño Villamarín Dra. Luz Stella Núñez Sánchez Dr. Liborio Orejuela Devis Dra. Luz María Pinilla Perdomo Dr. Guillermo Sánchez Medina
Dr. Pedro Vargas Navarro Dr. Edgard Yamhure Kattah Dr. Ismail Yildiz Dr. Alberto Álvarez Arboleda † Dr. Roberto De Zubiría Consuegra †
MIEMBROS ASOCIADOS Dra. Gladys Patricia Chávez Sabogal Diana Isabel Robles Dra. María Clara Syro Morales MIEMBROS HONORARIOS Horacio Etchegoyen Otto E. Kernberg Juan Francisco Jordán Romualdo Romanowsky Jaime Heresi † MIEMBROS ADHERENTES Italo Di Ruggiero Cozzarelli Robert Silverman
Comisión Directiva para el periodo 2012-2014: Presidente: Aura Victoria Carrascal Secretaria: María Victoria Niño Tesorero: Henry García Vocales: José A. Márquez y Mario González Directora de divulgACión: Luz Stella Núñez Directora de Publicaciones y Difusión: Hilda Botero Director del Instituto de Psicoanálisis: Edgard Yamhure Fiscal y Director de la Biblioteca: Italo di Ruggiero
Las opiniones expresadas en esta publicación corresponden a sus autores y no comprometen a los editores de la Revista.
PSICOANALISIS Volumen XXIV No. 1, Enero - Junio 2012
Editorial ................................................................................................................................................................... 5 ARTÍCULOS Vida y Obra de André Green Life and Works of André Green VIDA E OBRA DE ANDRE GREEN Ismaíl Yildiz .................................................................................................................................................................. 11 Edipo Anillado en Varios Registros Oedipus Ringing in Multiple Records Édipo Cercado em Vários Registros María Patricia Romero Day .................................................................................................................................. 25 El Método De Observación De Bebés En La Formación De La Identidad Analítica The INFANT Observation METHOD In The Analytical Identity training O Método De Observação De Crianças Na Formação Da Identidade Analítica Alicia Dorado de Lisondo ................................................................................................................................. 37 El Miedo y sus Metamorfosis Fear and Its Metamorphosis O MEDO E SUAS METAMORFOSES Ricardo O. Moscone ................................................................................................................................................. 53 ENSAYOS ¿Sabes Dónde Puedo Dejar Mis Confusiones? Magdalena Fernández A ........................................................................................................................................ 81 Esperanza, Ilusión y Participación Cecilia Moise ...............................................................................................................................................................
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La Pulsión Narcisista Manfredo Teicher ...................................................................................................................................................... 99 Un Estudio Sobre El Sufrimiento Psíquico Rómulo Lander ........................................................................................................................................................... 111
RESEÑA Entrelazamiento Un Ensayo Psicoanalítico Hilda Botero C. ........................................................................................................................................................... 119 Conversatorio Psicoanalítico Dr. Rómulo Lander Luz Stella Núñez Sánchez ............................................................................................................................... 125 Un Método Peligroso Aura Victoria Carrascal Márquez ....................................................................................................................... 127 Manual de PublicacioneS. American Psychological Association (APA) Álvaro Botero C. ......................................................................................................................................................... 128 NOTAS PROGRAMACIÓN DE ACTIVIDADES ACADÉMICAS ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA................................................................................................ 133 INSTITUTO COLOMBIANO DEL SISTEMA NERVIOSO POSTGRADO DE ESPECIALIZACIÓN EN PSIQUIATRÍA................................................................................... 134 NORMAS DE PUBLICACIÓN ................................................................................................................................... 137
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 5-7, 2012
EDITORIAL
Revista Psicoanálisis Con motivo de la muerte de André Green, el Dr. Eduardo Angarita ha ofrecido participar en la presente edición con una nota editorial in memoriam. Psicoanálisis, Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, agradece su contribución.
EL LEGADO DE ANDRÈ GREEN Eduardo Angarita R.*
El pasado 22 de enero de 2012 murió André Green, uno de los intelectuales más destacados del pensamiento psicoanalítico contemporáneo. Descendiente de españoles y portugueses, nació en El Cairo, en 1927. Realizó sus estudios escolares en el Liceo Francés de El Cairo y en 1946 emigra a París, donde estudia Medicina. Hacia 1953 inicia su especialización en Psiquiatría, bajo la gran influencia de ese destacado psiquiatra francés, Henry Ey. De 1956 a 1960 se forma en el Instituto de Psicoanálisis de París. Indudablemente, el desarrollo del pensamiento de Green está fundamentado en dos tipos de pensamiento psicoanalítico muy opuestos: El modelo de la figura paterna de Jaques Lacan y el entorno materno de Winnicott y de Bion, sin dejar de lado su extenso estudio de la obra de Freud. Su asistencia por seis años a los Seminarios de Lacan, lo motivó para un análisis profundo del Narcisismo, asociado al desarrollo del concepto de alucinación negativa, en oposición a la estructura del significante, y la idea de un narcisismo primario absoluto. Su posterior contacto con Psicoanalistas de la Sociedad Británica le permite descubrir otra manera de comprender la práctica psicoanalítica y de interpretar la escucha, ampliando su interés en la representación y los afectos dentro del marco de las relaciones de objeto. Sin embargo, * Médico Psiquiatra y Psicoanalista.
Winnicott es quien termina por desempeñar un papel importante en su obra, en especial por su preferencia acerca del estudio de los estados límites. De Bion lo impactan, principalmente, sus trabajos sobre la Teoría del pensamiento y la clínica, relacionada con las experiencias emocionales más primitivas. A partir de 1966, su obra pasa por los desarrollos teóricos del Lugar del afecto y representación en Psicoanálisis, el Narcisismo de vida, de muerte y los estados límites; los diferentes estados de la madre (muerta, blanca, negra, fálica) y su relación con la terceridad; el trabajo de lo negativo y lo alucinatorio como la ligazón-desligazón en el trabajo psíquico. Después, propone pensar juntos los términos del par pulsión-objeto, desde el entendimiento de la sexualidad como un proceso que ha salido del cuerpo hacia el objeto. Luego, hacia el año 2000, retoma el estudio de los conceptos elaborados por Freud a partir de 1920, analizándolos en relación a las exigencias de la nueva clínica psicoanalítica. A continuación, sus investigaciones se centran en la relación del espacio y el tiempo en el pensamiento psicoanalítico, temas tratados en sus libros El tiempo fragmentado y la Diacronía en Psicoanálisis. Hacia el 2002, escribe una especie de esquema del Psicoanálisis, con el objetivo de exponer unas ideas directrices para
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un psicoanálisis contemporáneo. En su último libro, El pensamiento clínico, sostiene que en Psicoanálisis no sólo existe una teoría de la clínica, sino también un pensamiento clínico, que surge de la experiencia práctica. De Green se puede decir que no quería ser asociado a como solían ser vistos los Psicoanalistas franceses: de padecer de una forma complicada de pensamiento, muchas veces demasiado teórica, y excesivamente alejada de la experiencia clínica y la práctica cotidiana. Al recorrer su extensa obra se puede constatar que lo consiguió, dentro de un diálogo pluralista y un pensamiento crítico y creativo, que casi siempre despertó polémica. La Revista, como homenaje a su memoria, publica un interesante trabajo escrito por el doctor Ismail Yildiz, titulado Vida y obra de André Green: un psicoanalista apasionado y creativo. En el presente número contamos con la generosa contribución de Argentina como país invitado. Varios analistas de APA, Asociación Psicoanalítica Argentina, ocupan nuestras páginas con sus producciones –artículos y ensayos- y el ejercicio de pensar sus propios pensamientos a la luz de quienes inspiran reflexiones y comprensiones fértiles. Otros psicoanalistas acompañan y animan, con su presencia estimulante, estas narraciones de pensamiento psicoanalítico. Vida y Obra de André Green, Ismail Yildiz, de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, encabeza la producción científica; lleva a cabo una revisión del recorrido intelectual del Dr. André Green, como homenaje a su paso por la Historia del Psicoanálisis, con un enorme agradecimiento a su legado. Edipo Anillado en varios Registros María Patricia Romero Day, de APA entra, con un despliegue de mente estudiosa y formal, en nuestras páginas, nos ofrece una atinada revisión de lo Edípico como estructura triangular. Une Edipo y Transferencia, acusando el valor de cada vida como con derecho a ser narrada, dignificada, significada, y resignificada.
El Método de Observación de Bebés en la Formación de la Identidad Analítica Alicia Dorado de Lisondo, Argentina, reside en Brasil y es miembro de la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de San Pablo. Hemos tenido anteriormente el placer de su visita en nuestras páginas. Ahora llega con una contribución sesuda y que demanda una reflexión acerca de la Observación de Bebés como fundamento en la formación del Psicoanalista. Sus reflexiones, siempre profundas gravitan en nuestro interés por la O. B. en Colombia. Nos anima con su lúcido y creativo artículo. El Miedo y sus Metamorfosis Ricardo O. Moscone miembro de la Asociación Psicoanalítica Mexicana realiza un interesante y detallado recorrido por el Miedo, esa enigmática emoción humana y desarrolla especialmente el Miedo disfuncional. Es de enorme interés esta disciplinada, puesta en rigor de texto, de la contemplación de un tema no muy abordado, talvez por su omnipresencia en nuestras vidas y desempeños. Los ensayos que hacen presencia en este número: ¿Sabes dónde puedo dejar mis confusiones? de Magdalena Fernández nos pone en contacto con la sensibilidad de la clínica. Dos de ellos de psicoanalistas de APA, con interesantes temas que plantean cuestiones dignas de ser atendidas y pensadas, para lo cual nos hacen una invitación formal a la reflexión: Esperanza, Ilusión y Participación, de Cecilia Moise y La Pulsión Narcisista de Manfredo Teicher. Un Estudio sobre el sufrimiento Psíquico es una generosa contribución del Dr. Rómulo Lander de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas. Presentamos una breve Reseña sobre el libro Entrelazamiento. Un ensayo Psicoanalítico del Argentino Leandro Stitzman. Una capacidad de penar pensamientos puesta en acción. Cerramos nuestra edición con algunas de las actividades de nuestra Asociación. Con enorme agradecimiento a todos quienes con entusiasmo formaron parte del importante trabajo científico que ofrecemos a nuestros lectores.
LOS AUTORES ALICIA BEATRIZ DORADO DE LISONDO. Psicoanalista de la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de San Pablo Brasil (SBPSP): Brazilian Psychoanalytic Association; Psicoanalista de Niños y Adolescentes reconocida por la International Psychoanalytical Association. Analista Didacta la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de San Pablo Brasil.(SBPSP); Profesora del Instituto la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de San Pablo Brasil (SBPSP); Co-coordinadora del Grupo de Estudios y Investigación sobre Adopción y Orfandad Mental en la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de San Pablo Brasil (SBPSP); Miembro del Núcleo de Campiñas y Región desde su fundación; Premio José Bleger por la Asociación Psicoanalítica Argentina, 1976. alicia.lisondo@uol.com.br ISMAIL YILDIZ. Nació en Ankara, Turquía. Graduado en Medicina y Cirugía en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Magíster en Ciencias Biomédicas e investigador y docente en la misma universidad. Vive en Colombia desde 1988. Trabajó como investigador y docente en Neurociencias en la Universidad Nacional de Colombia y en colaboración con Colciencias. Psicoanalista, Miembro Asociado de la Asociación Psicoanalítica Colombiana y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. iyildiz@etb.net.co
RICARDO O MOSCONE. Médico Psiquiatra, Psicoanalista. Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Mexicana. Autor de tres libros: “Histeria: estudios y ensayos”, “Sócrates: sólo sé de amor” y “Narcisismo: una variación defensiva del amor a sí mismo” y de numerosos artículos científicos especializados. romoscone@gmail.com MARIA PATRICIA ROMERO DAY. Licenciada en Psicología, Psicoanalista. Miembro titular con función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Miembro de la International Psychoanalytical Association. Profesora Invitada, UCES, Posgrado en Psicología Forense, Docente en la Escuela de Psicología Operativa. Última publicación, Fragmentos, Instrumentos y Huellas de una práctica particular. Ed. Letra Viva. Buenos Aires, 2011. Realizó su práctica Clínica en el Hospital Municipal de Marcos Paz, Marcos Paz, y en el Hospital Municipal San Bernandino, Hurlingham, ambos en la Prov. de Buenos Aires, entre otros. Integrante y promotora de diversas actividades de Extensión comunitaria (Centro Cultural General San Martín. Organización de ciclos de extensión psicoanalítica y co-coordinación de más de 13 instituciones intervinientes; Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires (Recoleta). Integrante del Consejo Organizador del Ciclo “Arte y Psicoanálisis). Participación en medios de difusión: Actualidad Psicológica, Página/12, Clarín, Agenda, etc. mprd@me.com.
ArtĂculos
[ .. ] La ciudad, como tú mismo puedes ver, está ya demasiado agitada y no es capaz todavía de levantar la cabeza de las profundidades por la sangrienta sacudida. Se debilita en las plantas fructíferas de la tierra, en los rebaños de bueyes que pacen y en los partos infecundos de las mujeres. Además, la divinidad que produce la peste, precipitándose, aflige la ciudad. ¡Odiosa epidemia, bajo cuyos efectos está despoblada la morada Cadmea, mientras el negro Hades se enriquece entre suspiros y lamentos! Ni yo ni estos jóvenes estamos sentados como suplicantes por considerarte igual a los dioses, pero sí el primero de los hombres en los sucesos de la vida y en las intervenciones de los dioses.Tú que, al llegar, liberaste la ciudad Cadmea del tributo que ofrecíamos a la cruel cantora y, además, sin haber visto nada más ni haber sido informado por nosotros, sino con la ayuda de un dios, se dice y se cree que enderezaste nuestra vida. [ .. ] CREONTE.- Diré las palabras que escuché de parte del dios. El soberano Febo nos ordenó, claramente, arrojar de la región una mancilla que existe en esta tierra y no mantenerla para que llegue a ser irremediable. [ .. ] TIRESIAS.- Afirmo que tú eres el asesino del hombre acerca del cual están investigando. [ .. ] YOCASTA.-Tú, ahora, liberándote a ti mismo de lo que dices, escúchame y aprende que nadie que sea mortal tiene parte en el arte adivinatoria. La prueba de esto te la mostraré en pocas palabras. Una vez le llegó a Layo un oráculo -no diré que del propio Febo, sino de sus servidores- que decía que tendría el destino de morir a manos del hijo que naciera de mí y de él. Sin embargo, a él, al menos según el rumor, unos bandoleros extranjeros lo mataron en una encrucijada de tres caminos. Por otra parte, no habían pasado tres días desde el nacimiento del niño cuando Layo, después de atarle juntas las articulaciones de los pies, le arrojó, por la acción de otros, a un monte infranqueable. Por tanto, Apolo ni cumplió el que éste llegara a ser asesino de su padre ni que Layo sufriera a manos de su hijo la desgracia que él temía. Afirmo que los oráculos habían declarado tales cosas. Por ello, tú para nada te preocupes, pues aquello en lo que el dios descubre alguna utilidad, él en persona lo da a conocer sin rodeos. [ .. ] Mi padre era Pólibo, corintio, y mi madre Mérope, doria. Era considerado yo como el más importante de los ciudadanos de allí hasta que me sobrevino el siguiente suceso, digno de admirar, pero, sin embargo, no proporcionado al ardor que puse en ello. He aquí que en un banquete, un hombre saturado de bebida, refiriéndose a mí, dice, en plena embriaguez, que yo era un falso hijo de mi padre. Yo, disgustado, a duras penas me pude contener a lo largo del día, pero, al siguiente, fui junto a mi padre y mi madre y les pregunté. Ellos llevaron a mal la injuria de aquel que había dejado escapar estas palabras. Yo me alegré con su reacción; no obstante, eso me atormentaba sin cesar, pues me había calado hondo. Sin que mis padres lo supieran, me dirigí a Delfos, y Febo me despidió sin atenderme en aquello por lo que llegué, sino que se manifestó anunciándome, infortunado de mí, terribles y desgraciadas calamidades: que estaba fijado que yo tendría que unirme a mi madre y que traería al mundo una descendencia insoportable de ver para los hombres y que yo sería asesino del padre que me había engendrado.
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 11-23, 2012
Artículo original
Vida y Obra de André Green
Un Psicoanalista apasionado y creativo Ismaíl Yildiz1 Recibido: Febrero 28-2012 Aceptado: Abril 30- 2012
Resumen Por reciente muerte de André Green, Psicoanalista francés, se presenta brevemente su vida y sus aportes principales al Psicoanálisis. Ante la exclusión de los Afectos en la construcción de Lacan, Green amplía la Metapsicología freudiana, enfatizando su importancia en la vida psicológica, en el lenguaje y en el proceso psicoanalítico. Piensa que, normalmente, los Afectos habilitan al Yo para vivenciarse a sí mismo, en su relación con el cuerpo y para comunicarse con los demás. Su origen sería el Ello, y el Yo trataría de dominarlos. Considera tres modalidades principales de la vida afectiva: Los sentimientos son Afectos señales, que tienen una función semántica en el Yo y para los otros. Las emociones son Afectos traumáticos, dominan al Yo y producen indiscriminación de representaciones y Afectos. Las pasiones se refieren a una relación con un objeto, concebido como único e irremplazable, producen locuras privadas. El Narcisismo de muerte, una conceptualización original de Green, se produce por predominio de la Pulsión de muerte; lleva al sujeto a la reducción de tensiones, hasta nivel cero, a un deseo de no deseo, a la desinvestidura de sí-mismo y del objeto (función desobjetalizante). Dentro de sus otras conceptualizaciones originales, podemos nombrar procesos terciarios, Angustias de intrusión, género neutro, Narcisismo moral, síndrome de madre muerta, posición fóbica central y trabajo de lo negativo. Como un Psicoanalista creativo, diferencia la originalidad, de causalidad psicoanalítica, de otras causalidades conocidas; defiende la existencia de un pensamiento clínico psicoanalítico, y finalmente, presenta ideas directrices para el Psicoanálisis contemporáneo. Palabras clave: André Green, Narcisismo de vida y Narcisismo de muerte, Afectos (sentimientos, emociones y pasiones) en Psicoanálisis.
Life and Works of André Green
A passionate and creative psychoanalyst Summary For recent death of André Green, French psychoanalyst, his life and his major contributions to psychoanalysis is briefly presented. Due to the exclusion of the affects in the theories of Lacan, Green extended the Freudian metapsychology, emphasizing the importance of the affects in psychological life, language and psychoanalytic process. Green thinks that normally affects empower Ego to feeling himSelf in relation to the body and to communicate with others. The origin of the affects would be the Id and the ego would dominate them. He considers three main modes of the emotional life. The feelings are affects signals that have a semantic role in the Ego Md., Psc., Miembro Titular APC. iyildiz@etb.net.co. http://www.psicoanalistaiyildiz.com/
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Ismaíl Yildiz
and for others. The emotions are traumatic affects, dominate the Ego and produce confusion of representations and affects. The passions refer to a relationship with an object conceived as unique and irreplaceable, produce private madness. The narcissism of death, an original conceptualization of Green, is produced by predominates of the impulse of death, leads to the subject to the reduction of tensions at level zero, a desire of not wish, the desinvestiture of the Self and the object (function of desobjectalization). It manifests by asceticism, afánisis, mental anorexia, alexithymia and operator thought. In his other original conceptualizations we appoint tertiary processes, anxiety of intrusion, neuter gender, and moral narcissism, syndrome of dead mother, phobic central position, and work of the negative. Green, as a creative psychoanalyst, differentiates the originality of psychoanalytic causality from other known causalities, defends the existence of a psychoanalytic clinical thinking, and finally presents guidelines ideas for a contemporary psychoanalysis. Reading of his works suggests and makes the Psychoanalysis more living. Key words: André Green, narcissism of life and narcissism of death, affects (feelings, emotions and passions) in psychoanalysis.
VIDA E OBRA DE ANDRE GREEN
Um Psicanalista apaixonado e criativo Resumo Por ocasião do recente falecimento do Psicanalista francês André Green, é apresentada resumidamente a sua vida e as suas principais contribuições à Psicanálise. Diante da exclusão dos afetos na construção de Lacan, Green amplia a Metapsicologia freudiana, enfatizando a importância dos afetos na vida psicológica, na linguagem e no processo psicanalítico. Green acredita que, normalmente, os afetos capacitam o Ego para vivenciar-se a si mesmo na sua relação com o corpo e para comunicar-se com os outros. A origem dos afetos seria proveniente do Id, enquanto que ao Ego caberia dominá-los. Considera três modalidades principais da vida afetiva: os sentimentos seriam os afetos de sinalização que tem uma função semântica para o Ego e para os outros. As emoções são afetos traumáticos, dominam o Ego e produzem uma indiscriminação de representações e afetos. As paixões se referem a uma relação com um objeto, concebido como único e insubstituível, produzem loucuras particulares. O Narcisismo de morte, uma conceituação original de Green, se produz pelo predomínio da Pulsão de morte; leva o individuo à redução de tensões até o nível zero , a um desejo do não desejo, ao desinvestimento do si mesmo e do objeto (função “desobjetalizante”). Manifesta-se por ascetismo, afânise, anorexia mental, alexitimia, pensamento operativo. Dentro da suas conceitualizações originais, podemos nomear processos terciários, angústias de intrusão, gênero neutro, Narcisismo moral, síndrome da mãe morta, posição fóbica central e o trabalho do negativo. Green como Psicanalista criativo, diferencia a originalidade de causalidade psicanalítica, de outras causalidades conhecidas, defende a existência de um pensamento clínico psicanalítico, e finalmente apresenta idéias diretrizes para a Psicanálise contemporânea. A leitura de suas obras faz pensar e torna a Psicanálise mais viva. Palavras Chave: André Green, Narcisismo de vida e Narcisismo de morte, afetos (sentimentos, emoções, paixões) na Psicanálise.
Por reciente muerte de André Green (22 de enero de 2012, Paris. Nacido el 12 de marzo de 1927 en El Cairo, en el seno de una familia judía), Psicoanalista francés, decidimos informar en nuestra Revista sobre su vida y sus obras.
Green estudió Medicina y se especializó en Psiquiatría en la Faculté de Médicine de Paris. En 1965, después de haber finalizado su formación como Psicoanalista, entró a formar parte, como miembro, de la Société Psycha-
Vida y Obra de André Green
nalytique de Paris, de la cual fue presidente desde 1986 hasta 1989. Desde 1975 hasta 1977 fue vicepresidente de la International Psychoanalytical Association (IPA), y desde 1979 hasta 1980 profesor en la Freud Memorial Chair del London University College y profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires (Rojas, 1997). En este escrito, intentaré presentar sus aportes principales al Psicoanálisis. Como Green ha publicado muchos artículos y numerosos libros, esta presentación será, necesariamente, resumida e incompleta.
Sus Consideraciones Sobre Afectos2 Una de las particularidades de Green, como la mayoría de los Psicoanalistas franceses, es que fue influido, para no decir impactado, por Lacan (Green siguió los seminarios de Lacan de 1960 a 1967), aunque no compartiera, necesariamente, la totalidad de sus construcciones. Efectivamente, su obra Le discours vivant. La conception psychanalytique de l’affect. (El discurso viviente. La concepción psicoanalítica del Afecto, 1973), fue motivada inicialmente por su constatación de que las teorías lacanianas excluían, u ‘olvidaban’, los Afectos. Green revisa, en esta obra, las consideraciones, de Freud y de otros autores, sobre Afectos, y él mismo propone, que los Afectos son centrales en la vida psíquica. Siguió refiriéndose directamente o aludiendo, en casi todas sus obras posteriores, a las teorías lacanianas, a veces aceptando ciertas ideas de Lacan, otras proponiendo alternativas. Parte de este texto fue publicado en Yildiz, I. (2008). Sentimientos, emociones, pasiones y síntomas. Estudios psicoanalíticos y aplicación a un caso clínico. Capítulo X. A. Green. p.75-82. Ed. Unibiblos, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
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Con su valoración de los Afectos en la vida psíquica, es uno de los Psicoanalistas que ha escrito más sobre ellos. En consecuencia, describiré, con cierta amplitud, sus consideraciones en general y los Afectos relacionados con el Narcisismo. Green considera que los Afectos habilitan al Yo para vivenciarse a sí-mismo, en su relación con el cuerpo, y para comunicarse con los demás. Además, el Afecto puede sustraerse del control del Yo, que es capaz de inhibir la acción, pero no siempre puede evitar ser ‘inflamado’ por los Afectos. Su origen sería el Ello, y el Yo trataría de dominarlos. Generalmente, son más tormentosos y masivos en los niveles pregenitales y en casos de labilidad afectiva. Green (1973, 1986, 1998) considera tres modalidades principales de la vida afectiva: 1. Los sentimientos, que tienen intención de significar; son Afectos señales que tienen una función semántica en el Yo y para los otros. 2. Las emociones, que trastornan la cohesión interna de los mensajes vivenciados o transmitidos; son Afectos traumáticos que desorganizan las comunicaciones, destruyendo las estructuras productoras de sentido. En estos casos, las mociones pulsionales provenientes del Ello quiebran las barreras yóicas. Esos Afectos, abrumadores e invasores, toman el lugar de representaciones, dominan al Yo y destruyen la organización psíquica (indiscriminación de representaciones y Afectos). 3. Las pasiones (locuras privadas), se refieren a una relación con un objeto concebido como único e irremplazable. Estudia la importancia de los Afectos, en el lenguaje en general y, más especialmente, en el proceso psicoanalítico. En El lenguaje en el Psicoanálisis (1984a) critica el fundamento de la teoría de Lacan, quien afirma: “El inconsciente está estructurado como un lenguaje”, y reafirma la teoría freudiana, de que el lenguaje verbal es una de las funciones de sistema Prec.-Cc.
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(Preconsciente-Consciente). Además, propone la existencia de ‘procesos terciarios’. Afirma: “Postulamos, pues, la existencia de mecanismos de relación entre procesos primarios y secundarios: circulan en los dos sentidos, los llamamos ‘procesos terciarios’ y los atribuimos al Preconsciente de la primera tópica y al Yo inconsciente de la segunda” (Ibíd., p.137). Considera, que estos procesos constituyen el puente entre el aparato del lenguaje y el psíquico (incluyendo las dos teorías tópicas de Freud). Piensa, por ejemplo, que la creatividad, en general, y la interpretación del analista, en particular, son producidas por ellos. Hipotetiza (1998), que la indiscriminación de los Afectos y las representaciones (de cosas, objetos, imágenes, ideas) intervienen en los casos de ‘desborde’, que desorganizan al Yo en forma de despersonalización, ataques de pánico, terrores sin nombre, somatizaciones y desafectación. En las Estructuras fronteriza y psicótica, y en las formas extremas de Angustia, se encuentran fallas en la actividad representacional y en la discriminación de las representaciones y Afectos. Esas indiscriminaciones se deben a traumas severos de la niñez o disfunciones crónicas sutiles de la relación madre-hijo. En esos casos, el objeto se siente como fuente de profunda desconfianza y de peligro permanente. Las mismas personas tienen una extrema vulnerabilidad narcisista y una ‘posición fóbica central’ al destape de Angustias primitivas, por la asociación libre. La confusión es una de las manifestaciones de la indiscriminación de Afectos y representaciones, que se refleja en la contratransferencia por perplejidad. En esos casos, graves, la asociación libre se vuelve una amenaza de desorganización. Faltarían, en esas personas, las formaciones intermediarias (procesos terciarios), que hacen puente entre la actividad psíquica inconsciente y la consciente.
Según Green, cuando son inaceptables por el Superyó o amenazan con desorganizar al Yo (pérdida de control) se producen: a. Defensas contra los Afectos. Todos los mecanismos de defensa, pero los siguientes son especialmente utilizados: 1. Represión, el aislamiento. 2. Proyección. 3. Expulsión por el acto (acting out). 4. Somatización. 5. Delincuencia. 6. Forclusión, que es una forma de negación radical (desafectación o helada afectiva); b. Ligazón de los Afectos a los sucesos de la vida real y a las relaciones con objetos externos, para evadir la asociación libre; y c. Transferencia de los Afectos a la relación con el analista, induciendo resistencia y otras manifestaciones. Para evitar tomar conciencia en la transferencia de los Afectos, el paciente puede tener ‘alucinaciones negativas’ del pensamiento, en forma de negativismo activo (no quiere saber nada) o pasivo (olvida la interpretación mientras escucha, o la interpretación le ‘resbala’). En otros casos, se manifiesta por disfuncionalidades del pensamiento, hipocondriasis, acting outs o por estados psicosomáticos con ‘alexitimia’. Según Green, cuando ocurre la indiscriminación de representaciones y de Afectos, puede manifestarse en las siguientes formas particulares: 1. El sentimiento de ‘desborde’. El sujeto siente la invasión afectiva y el dolor de impotencia para luchar contra esta invasión, sensaciones de despersonalización o alucinaciones, con estados indecibles de amenaza de aniquilamiento. En esos casos, el cuerpo, inundado por el Afecto, siente una amenaza de explosión y desintegración. 2. Las perturbaciones de las percepciones externas (desrealización). 3. Para defenderse de los destructivos o autodestructivos, puede llegar a un bloqueo
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afectivo con desafectación. Para evitar el dolor narcisista el sujeto puede llegar a no esperar nada de nadie, para no tener que perder nada y para evitar cualquier decepción. 4. El estatus del objeto no consigue jamás una forma aceptable; aun con el objeto de simbiosis se siente decepcionado y perseguido permanentemente. No puede abandonar al objeto simbiótico ni admitir que él puede abandonarlo. Existe un gran temor a la libertad. A veces, el paciente no puede abandonar su domicilio. En casos de indiscriminación y representación, la contratransferencia, reflejo de la transferencia, es particularmente insoportable, oscilando entre lo inaprehensible y el sentimiento de encontrarse prisionero de una situación sin solución. En esas situaciones, el analista no debe limitarse a revelar un sentido oculto, sino construir o crear un sentido nunca antes formado.
Sus Consideraciones Sobre Narcisismo y Afectos Relacionados En Narcisismo de vida y Narcisismo de muerte (1983), enriquece nuestra comprensión del Narcisismo normal y patológico, y propone, también, varios conceptos nuevos en esta área. Carácter narcisista y Angustia de intrusión. Green considera que el carácter narcisista (amor exagerado a la imagen de sí-mismo, autoidealización), con su coraza o ‘caparazón’ (frialdad, distancia, indiferencia), se produce por los sufrimientos traumáticos con los objetos primitivos; es un dispositivo protector antiestímulo psíquico y preventivo, frente a nuevos traumas, para proteger zonas sensibles, vulnerables, que amenazan con despertar dolor.
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Pero, la armadura tiene sus puntos débiles o fallas, y el objeto los descubre y puede vengarse de su indiferencia. Entonces, el Narcisista se verá tomado entre la Angustia de separación (Angustia de castración narcisista) y la de intrusión. Las Angustias ante la intrusión, de ser poseído, sometido, invadido, impotente y afligido, dan origen a pánico interior, que opera como una tormenta afectiva masiva. Narcisismo de vida y Narcisismo de muerte. Green considera (1983, 1984b) como Narcisismo de vida o positivo, la ligazón de pulsiones de vida y de muerte, en las investiduras de sí-mismo (dando cohesión al Yo) y del objeto (función objetalizante) que interviene en todas las emociones y pasiones involucradas en las relaciones con el Otro (alteridad) y el otro (objeto narcisista). En el Narcisismo de muerte o negativo, predomina la Pulsión de muerte, induciendo una desligazón de dos pulsiones principales, llevando al sujeto a un Deseo de No-deseo para evitar más sufrimientos narcisistas, por fracasos repetidos o insuperables, a la aspiración de la reducción de tensiones a nivel cero, al Deseo de Nada y a no vivir (principio de Nirvana de Freud), a la desinvestidura de sí-mismo y del objeto (función desobjetalizante). El Narcisismo de muerte se manifiesta, en sus diferentes grados, por ascetismo, afánisis (desaparición del deseo sexual), anorexia mental, alexitimia y pensamiento operario de las personalidades psicosomáticas, melancolía, autismo, y en las formas no paranoides de las Psicosis crónicas, donde se acerca a una forclusión total de los Afectos. Angustias narcisistas. Cuando fracasan los mecanismos de defensa del Narcisismo de vida y de muerte aparecen las Angustias narcisistas, en forma de dolor mental, hipocondría, Depresión (por decepción del objeto y, más regresivamente, el sentimiento de fracaso del Yo frente a las exigencias del ideal del Yo) y/o
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sentimientos de fragmentación o despersonalización (La despersonalización es una defensa contra la Psicosis, no un estado psicótico). La fragmentación pasajera puede ser también una defensa contra la Depresión. El medio de salir de las Angustias de fragmentación es procurar, a cualquier precio, un objeto sustitutivo presente e incorporable (volver a la fusión o simbiosis). El dolor psíquico. El dolor corporal es de índole narcisista, y el dolor psíquico resulta, también, de la pérdida de un objeto con investidura narcisista. La Angustia es una señal de peligro, mientras que el dolor psíquico ya es una herida ocurrida. La ‘hemorragia narcisista’ corre por la llaga del Narcisismo herido, cortado. El Yo experimenta una pérdida y hasta un vaciamiento de su sustancia, su consistencia queda sentida, es decir, que la unidad narcisista está amenazada. El Yo se lastima, se mortifica en su lucha para asir el objeto. A diferencia de la melancolía, no hay aquí indignidad ni autoreproche, sino un sentimiento de perjuicio y de injusticia. Ese estado de dolor psíquico es el producto de traumas acumulativos. Cuando se reabre una herida narcisista principal, se vive un estado interno de trauma continuo.
Formas diferentes (subestructuras) del Narcisismo Aparte de subdividir (1983) el Narcisismo en el de vida y de muerte, describe cinco formas particulares: 1. El corporal; 2. El intelectual; 3. Narcisismo moral; 4. El género neutro; y 5. Complejo de madre muerta. Narcisismo corporal; recae sobre el sentimiento del cuerpo y sus representaciones. El cuerpo es utilizado por la mirada del Otro para sentirse aceptado y para seducirlo. Narcisismo intelectual; se manifiesta en la investidura del dominio intelectual, con
una confianza abusiva en este, desmentida a menudo por los hechos. Es una omnipotencia del pensamiento, que pone los procesos secundarios al servicio de esta tarea. Es una forma de autosuficiencia y de valorización solitaria, utilizada para el dominio y/o la seducción intelectual. Narcisismo moral; se produce por la investidura narcisista del objeto idealizado, con predominio del orgullo, el honor y la megalomanía. Mientras que el masoquismo moral se produce por la Culpa, como lo había descrito Freud, el Narcisista moral encuentra una satisfacción libidinal por el sentimiento de ser mejor por la renuncia y la privación. La autoprivación se convierte en la mejor valla protectora frente a la castración y al sufrimiento. Intenta proporcionar al Ello y al Yo el medio de hacerse amar por un Superyó exigente y un ideal del Yo tiránico. Pero, cuando el objeto ideal narcisista decepciona, se genera humillación, Vergüenza, furia y, eventualmente, suicidio. Green contrapone la Culpa a la Vergüenza. La primera es la internalización de la idea de falta, de un mal moral o de pecado, es el resultado de la transgresión de lo divino, de la Ley, como ocurrió con Edipo, que lleva a la responsabilidad, a la Justicia, al castigo y a la expiación (reparación). En cambio, la Vergüenza es lo que una fatalidad depara, es una señal de la envidia de los dioses y no aceptación de la Ley del Padre. Las relaciones entre ambas son muy complejas, pero el carácter destructor de la Vergüenza es mayor: la Culpa se puede compartir, la Vergüenza no. Uno puede tener Vergüenza de su Culpa, se puede sentir culpable de ella. Pero, la Vergüenza adquiere, a menudo, un carácter irreparable. En algunos casos de Narcisismo moral predomina la autoprivación, el ascetismo, el rechazo de la ‘carne’ para acercarse a Dios (ideal del Yo). Otras manifestaciones son la denegación de los deseos orales o sexua-
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les (horror al sexo) y/o un mesianismo, con convicción de superioridad sobre la ‘gente del común’. En estos últimos casos, existe un orgullo inmenso, tras las formas engañosas de una intensa humildad. Género neutro; El conflicto sobre la identidad sexual puede encontrar salida en una posición de anulación del deseo sexual y de la identificación sexuada. En este caso, se genera la fantasía del género neutro, ni masculino ni femenino. Este aplastamiento de pulsiones hace que las inclinaciones idealizantes y megalomaníacas del sujeto no se orienten hacia el cumplimiento del deseo sexual, sino hacia la aspiración a una ilusión de autosuficiencia. Esta fantasía de neutralidad es una defensa, construida con la ayuda de todos los recursos del Narcisismo intemperante; lleva las marcas del despotismo absoluto de un ideal del Yo tiránico y megalomaniaco. Esta fantasía, acaso, es elaborada sobre la percepción de la fantasía materna, que desea que su hijo no sea; que no sea sexuado ni vivo. Pero, la procura del amor materno se suma a una sed inextinguible de amor y a una sensibilidad exacerbada hacia toda manifestación de rechazo por parte del objeto amado, sea este sustituto materno o paterno. Así las cosas, la salvación solo aparece en la fantasía del género neutro, en esos estados de indiferenciación sexual, como una manifestación de obediencia al deseo de la madre y de venganza hacia ella, en un rechazo violento de la madre. En la fantasía del género neutro confluyen el Mito del Hermafrodita y el símbolo del Fénix, andrógino, autoengendrador e inmortal. La totalidad es salvada y son negadas las diferencias sexuales y la falta. Complejo de madre muerta; Según Green, el Complejo de la madre muerta se produce en el hijo (o en la hija) por una Depresión repen-
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tina de la madre, que disminuye su interés por este durante los primeros años de vida (sobre todo durante el segundo y el tercer año). En este caso, se produce una pérdida repentina de amor de la madre, sin que el infante pueda comprender. Ese Complejo se produce más completamente cuando el padre también es afectivamente inaccesible. El hijo intenta, en vano, reparar la madre absorbida por su duelo, se siente impotente y lucha contra sus propias Angustias de pérdida de amor con agitación, insomnio o terrores nocturnos. Cuando el infante se siente impotente, se produce una serie de mecanismos de defensa: 1. La desinvestidura del objeto materno (asesinato psíquico sin odio) y la identificación inconsciente con la madre deprimida (‘muerta’); 2. La no comprensión de tristeza de la madre favorece la fantasía, en el hijo, de que el padre es el causante, lo que crea un Edipo precoz; 3. La reticencia en amar al objeto, el bloqueo del amor y la utilización del otro únicamente como objeto de placer sensual; 4. El desarrollo precoz de capacidades intelectuales y de fantasear para adivinar o anticipar las reacciones de la madre (formación de falso Self). Más tarde, cualquier herida en la vida amorosa despierta dolor psíquico y se asiste a un resurgimiento del sentimiento de fracaso, de incapacidad. “Nunca he sido amado” se convierte en una nueva divisa a la que se aferra el sujeto y se esfuerza en verificar en su vida amorosa ulterior. Es un duelo imposible. La Pérdida narcisista (herida de omnipotencia narcisista), el fracaso de simbiosis y la separación mal consumada, no permiten adquisición de constancia objetal, creando un estado de vacío doloroso.
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Locuras Privadas, Locuras Públicas y Fronterizos En su obra De locuras privadas (1986), diferencia las locuras privadas (Pasiones) de las públicas (Psicosis). Considera que todas las vicisitudes de Eros soportan un potencial de locura. En esta, hay que marcar el elemento afectivo, pasional, que modifica la relación del sujeto con la realidad; elige un objeto, parcial o total, adhiere a él, más o menos exclusivamente, reorganiza la percepción del mundo en torno suyo, lo envuelve en un aura que lo convierte en único e irremplazable. Este objeto cautiva al Yo y lo aliena, se forma una representación interior de él, obsedante y sobreinvestida, constituye la lógica que justifica su estado interior. La Pasión no solo arrastra al Yo, sino que ese mismo Yo se vuelve ciego y ya no es consciente de que ha sido desbordado. Domina al sujeto y comanda sus acciones. El enamoramiento, las ideologías cerradas y los fanatismos pueden considerarse este tipo de pasiones. Junto a las eróticas y místicas (Pasión de Cristo), las narcisistas traen consigo efectos no menos alienantes: muchos mueren a causa de su ambición insaciable y de la Pasión por el poder. Esta misma locura surge también, en las estructuras antieróticas: obsesivas, depresivas, toxicomanías y suicidios. El objeto de Pasión es una metáfora de la madre. La pérdida de su objeto puede traer consigo una inhibición de las grandes funciones biológicas, como en la Depresión y la Melancolía. El Narcisismo ‘patológico’ no es sino la pasión por la imagen de sí y por las formas que en ella se encarnan. Las Angustias ‘arcaicas’ son los Afectos de las pasiones narcisistas, allí donde no es posible ninguna diferenciación entre el Yo y el objeto, allí donde el amor y la destructividad los ‘afectan’, al mismo tiempo.
Green considera que las locuras son diferentes de las Psicosis (los Fronterizos estarían entre una y otra). La Locura, que es constitutiva de los seres humanos, está ligada a las vicisitudes del Eros primordial, siempre en conflicto con las pulsiones destructivas. Cuando Eros sale vencedor del combate, es decir, cuando la pasión que habita en él consigue ligarse, la Psicosis queda conjurada. Por el contrario, cuando las pulsiones de destrucción lo prevalecen, la desligazón predomina sobre la ligazón y la Psicosis triunfa. La Psicosis se instala cuando la ‘locura materna’ no se manifiesta en forma de amor, sino en una actividad pulsional intensa, no contenida, ya sea directamente, disfrazada de Angustia o de las defensas frente a esta, que impiden el ejercicio de su papel de Yo auxiliar, continente y de espejo. En esos casos, el Yo del infante no solamente tiene que luchar contra su fuente interna de locura (sus pulsiones), sino también contra la externa (pulsiones de la madre: sobreprotección, intrusión, penetración, posesión, indiferencia, imprevisibilidad). Sin saber cómo hacer frente al peligro ni dónde está, el Yo empieza a utilizar las pulsiones destructivas. Estas se vuelcan, ora sobre el objeto externo, ora sobre el interno, y aun sobre el Yo. Es ahí donde aparecen, no solo las Angustias narcisistas de la locura privada, sino las psicóticas de la locura pública, o sea, la Psicosis. La movilización de las pulsiones destructivas en la Psicosis es el recurso supremo de la actividad contra la pasivización por un objeto fusional (pasional), en el cual ya no es posible descansar. De otra parte, considera que, normalmente, no existe el par madre-hijo sin un padre en alguna parte. Cuando ella quiere borrar toda huella de aquél en el hijo (forclusión del Nombre del Padre) se produce una estructura psicótica (no necesariamente Psicosis sintomática). La función del padre es limitar la ‘locura materna
Vida y Obra de André Green
normal’ en el tiempo y transformarla hacia la separación del hijo (castración simbólica de la madre y del hijo). La transferencia psicótica se singulariza por su carácter destructivo, del marco analítico y de la comunicación con el analista. La Paranoia es su representante más radical, todo es la obra del otro. El Psicoanálisis no se produce, sino cuando la locura del sujeto, y en ciertos casos su Psicosis, entran en el campo de la transferencia. Esto, porque hasta la locura neurótica más pura puede contener algún elemento psicótico (núcleo psicótico) y, a la inversa, hay locura en la Psicosis más declarada. En el mismo libro, se trata ampliamente el concepto ‘Fronterizo’ en Psicoanálisis, que él prefiere denominar Estructuras No-neuróticas. Explica sus manifestaciones clínicas, muy heterogéneas (labilidad emocional y desborde frecuente de Afectos, actuaciones y somatizaciones, Angustias de separación y de intrusión, Angustias automáticas y ataques de pánico, despersonalización y sentimiento de fragmentación, difusión de identidad {falta de coherencia del Yo}, mentira y actitudes psicopáticas, actitudes de falso Self o personalidad ‘como-si’, sueños evacuativos, pensamientos y actitudes de todo o nada {bueno y malo}, sentimiento de futilidad o de vacío, dificultad de concentrarse, etc.), por predominio de escisión y desmentida sobre la represión, de función desobjetalizante sobre procesos de representación, por indiscriminación de representaciones y de Afectos, por insuficiente funcionamiento de procesos terciarios y de creatividad. En los fronterizos existen, también, trastornos del pensamiento racional, porque los procesos del pensamiento están cargados con cantidades masivas de Afectos. Considera, que (…) en las personas fronterizas existe una escisión entre los dos padres, según
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las nociones de lo ‘malo’ y lo ‘bueno’, lo ‘persecutorio’ y lo ‘idealizado’; uno de los progenitores se percibe como ‘totalmente malo’, y el otro, como ‘totalmente bueno’. Dentro de esta relación, el objeto parental ‘bueno’ se percibe como débil e ineficaz, y la sobrevaloración de idealización, ‘bueno’, no defiende de la ‘maldad’ omnipotente del otro progenitor. El miedo de ser abandonado por el objeto parental intrusivo ‘malo’ no lleva a otra parte que a un desierto, y que el objeto ‘bueno’ idealizado sea inalcanzable, demasiado distante y poco confiable, pone al paciente fronterizo en un dilema insoluble (Ibíd. p. 116). De esta manera, el juicio de realidad en los fronterizos no correspondería a ‘sí’ o ‘no’, sino a ni ‘sí’ ni ‘no’. Además, piensa que la proyección de partes perturbadas, y desmentidas, de los padres enfermos en sus hijos, produce en ellos estructuras No-neuróticas o Fronterizas.
Trabajo de Lo Negativo En El trabajo de lo Negativo (1993), y en varios de sus artículos (1998, 2000), desarrolla otro concepto nuevo, Trabajo de lo negativo, para explicar muchas manifestaciones psicológicas. Se puede decir que abarca, de una parte, la negativización o la supresión por la mente de algo presente, como ocurre en la alucinación negativa o aun en la represión; y de otra, la investidura de algo que desapareció dejando un hueco, como en casos del Complejo de la madre muerta y de los resentimientos, que no permiten investir libidinalmente nuevos objetos. Estos sujetos se identifican con el hueco dejado por la desinvestidura y no con el objeto. Para ellos, la madre ‘perdida’ traumáticamente y el hueco dejado serían más reales que el objeto vivo y presente: como si el Hueco, la Falta y el Duelo se
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transformaran en objetos de identificación y de investidura, en detrimento del objeto faltante. De la misma manera, la investidura de ‘aspectos negativos de las relaciones’ presenta, a veces, una notable intolerancia al Duelo. El trauma no es solo algo que ha ocurrido “en el sentido clásico del traumatismo (por seducción sexual o por un acto agresivo)”, sino algo que no ocurrió, a causa de una ausencia de respuesta por parte del objeto. Lo único real sería el hueco, es decir, la ausencia, la vacuidad dolorosa, la futilidad o la muerte. La elaboración o la reparación del Trabajo de lo negativo sería la creación de una escena en la que pueda desarrollarse una representación, como una positivización de la negatividad. Esa elaboración se realizaría con los procesos del soñar, los duelos normales, los juegos y la elaboración psicoanalítica. Para elaborar este Trabajo en el proceso, hay que buscar sentido al sentimiento de vacío (crear sentidos y no descubrir únicamente los sentidos ocultos y lo inconsciente) y ligar las pulsiones a los objetos (función objetalizante), buscando la intrincación de las pulsiones eróticas y destructivas, reconociéndolas, discriminándolas, aceptándolas y elaborándolas (Green, 1998). Considera que la negativización ocurre, también, en la formación del inconsciente, con la represión, y en otros procesos, donde intervienen otras defensas, que llama primarias, como la forclusión (nadificación o exclusión radical), desmentida (renegación) y la negación. Sostiene que el vínculo -K, el pensamiento operario, la alexitimia, el negativismo, la reacción terapéutica negativa, el Narcisismo negativo y las ‘Neurosis de vacío’ contienen procesos de negativización.
Sexualidad, Eros y Tánatos ¿Tiene la sexualidad algo que ver con el Psicoanálisis? (1995a), es el título provocativo
de un artículo, donde recuerda a los Psicoanalistas la importancia de la sexualidad genital y del complejo de Edipo, en la vida psíquica de seres humanos y en la situación psicoanalítica. El autor argumenta que la moda de centrarse en las relaciones objetales, la fijación pregenital, la patología fronteriza y las teorías y técnicas inspiradas en observaciones del desarrollo infantil ha oscurecido el significado y la importancia de la sexualidad en la teoría y práctica psicoanalíticas. Green no solamente estudió profundamente las teorías de Freud, sino también las criticó y las amplió, cuando creía que eran necesarias, y sobre todo describió nuevos síndromes y creó nuevos conceptos psicoanalíticos. Entre otras de sus ‘fidelidades’ a Freud, aceptó la existencia de la Pulsión de muerte freudiana y, reinterpretándola a su manera particular, la utilizó para construir varios conceptos originales, como función desobjetalizante y Narcisismo de muerte, como ya vimos (Green, 1983, 1984b). En Las cadenas de Eros. Actualidad de lo sexual (1997b), Green vuelve sobre la sexualidad en Psicoanálisis y describe sus otras comprensiones y sus nuevas conceptualizaciones. Considera que en los desarrollos del Psicoanálisis postfreudianos, Klein, Bion, Winnicott, Lacan, Kohut, entre otros, han desestimado, en sus teorizaciones, las funciones de la sexualidad genital. Su énfasis en la sexualidad se justifica, en los tiempos en que la sexualidad rompe viejos tabúes y pretende vivir, sin trabas ni prohibiciones, la rica experiencia a la que da acceso. Aceptando Eros como Pulsión de vida o amor (sin consideraciones mitológicas o metafísicas), considera que interviene en la vinculación con otros (función objetalizante) y en la construcción del sujeto. La desintricación de Pulsiones de muerte de Eros produce destrucción de vínculos intersubjetivos (función desobjetalizante), violencia y, a veces, la destrucción del sí-mismo.
Vida y Obra de André Green
Green considera la sexualidad como una parte de Eros, y propone considerarla como un proceso, que ha salido del cuerpo hacia el objeto o que fue sacudido por este hasta las profundidades del cuerpo, y asociar el trazo de movimiento que caracteriza a lo sexual, desde la excitación hasta la satisfacción, con toda la riqueza de componentes que participan, para concluir, que la mejor manera de expresarla es hablar de una ‘cadena erótica’. Y como la multiplicidad de encadenamientos posible es patente, y abre múltiples posibilidades de entrecruzamientos, esto justifica la calificación: Las cadenas de Eros. En este libro trata, especialmente, la sexualidad en los fronterizos, la bisexualidad, las homosexualidades, la sexualidad adictiva, la pedofilia, la violencia sexual y la sexualidad criminal. En estos últimos casos el acto sexual es apenas acompañado de placer. En estos sujetos se comprueba la existencia de una ‘necesidad’ imperiosa, de una presión incontenible, más que de un deseo erótico. Esta necesidad va acompañada por la amenaza de desorganización del Yo, que llega a la despersonalización, y por el predominio del sentimiento de dominación y de poder, donde el placer (sádico inclusivo) se borra a favor de Afectos que se caracterizan mejor por venganza o por el control omnipotente, mientras que el orgasmo adopta, aquí, la forma de cataclismo, en vez de éxtasis. La situación central es, esencialmente, de mediación de los estados de placer-displacer, entre la relativa inhibición de la sexualidad, más o menos acentuada, por efecto de la represión o de censura del Superyó, y el despliegue sin límite ni freno del empuje interno, donde la cualidad de lo agradable desaparece a favor de una compulsión en la que despunta una tonalidad más psicótica que perversa. (Ibíd. p. 246). En sus contribuciones a la Metapsicología, en este libro, propone ‘dos formas más de
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energía psicológica’, aparte de energía libre en los procesos primarios y energía ligada en los procesos secundarios. Una tercera forma de energía se desencadenaría en ciertas situaciones y desbordaría lo psíquico (lo psíquico no tolera), produciendo compulsión a la repetición, caos, cataclismo, despersonalización y pánico (podemos equiparar a las situaciones que Freud había descrito como Angustia automática o traumática). Una cuarta forma sería una energía reticulada e intensivamente desplegada, y sería diferente de la ligada, de procesos secundarios. Esta energía intervendría, más especialmente, en lo que Green llama Las cadenas de Eros. Piensa que, este modelo de funcionamiento, se aplica a la conceptualización de las relaciones entre las diferentes formas de actividad psíquica de las instancias, a los ámbitos de creación artística, del descubrimiento científico y de la especulación intelectual (Ibíd. p.71-72).
Re-Presentación del Psicoanálisis para el Futuro En sus tres libros siguientes, Green diferencia la originalidad de la causalidad psicoanalítica, de otras causalidades conocidas; defiende la existencia de un pensamiento clínico psicoanalítico, al lado del pensamiento teórico psicoanalítico, y finalmente, presenta ideas directrices para un Psicoanálisis contemporáneo. Efectivamente, en La causalidad psíquica. Entre naturaleza y cultura (1995b), el autor diferencia la causalidad psíquica psicoanalítica específica, de las presentes en Ciencias Naturales y Ciencias Humanas socioantropológicas. De una parte, demuestra las simplificaciones y reducciones de explicaciones del funcionamiento mental humano, presentadas por la Neurociencia, la Sociobiología, la Psicología cognitiva, Lingüística y Cibernética. De otra parte, critica las causalidades psíquicas pro-
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puestas por Antropólogos, Sociólogos, Historiadores, incluyendo el lacanismo, que excluye lo biológico y los Afectos en su modelo, dando prioridad a lo cultural (lenguaje). Considera que el Ser humano tiene ‘doble determinación’: una es biológica (las pulsiones, las representaciones, los Afectos, lo intrapsíquico) y otra es cultural (lo intersubjetivo, el Superyó). Además, tiene creatividad individual y evoluciona individual y culturalmente. Enfatiza la revolución epistemológica, realizada por Freud, que introdujo las causalidades psíquicas inconscientes, que determinan las fantasías, los sueños, las imaginaciones y actitudes de cada persona, y también de cada cultura. En El pensamiento clínico (2002), valora la práctica psicoanalítica, y profundiza en el pensamiento que se ejerce en la experiencia de la cura en los participantes (analista y analizando). El autor muestra de qué manera es posible introducir el concepto de pensamiento clínico en Psicoanálisis, uno cuya teoría se construye sobre los cimientos de la experiencia. En particular, estudia la modificación de los cuadros clínicos sobre los cuales se edificó la obra de Freud (Histeria y Neurosis obsesiva), aportando innovaciones y respuestas que el padre del Psicoanálisis no podía prever. Además, profundiza en la clínica de Fronterizos, que el autor prefiere denominar Estados No-neuróticos, donde parece predominar la indiscriminación de las representaciones de los Afectos. En esta obra, propone dos nuevos tipos de transferencia: de Poder y de Potencia. Considera que el poder es siempre limitado, falible, cuestionable; puede heredarse o adquirirse, y también, puede perderse. Mientras que la potencia conferiría, a quien la posee, una fuerza absoluta, a los ojos del otro. Sería, más o menos, divina (o diabólica; omnipotencia); en cualquier caso, sobrehumana. Para los Fronterizos, el analista tendría tal potencia-omnipotencia. Se ve como déspota,
porque impone el encuadre –olvidando que el analista también se somete a él-. La neutralidad es tomada como una indiferencia impregnada de crueldad. Silencioso, el analista demostraría su desprecio altanero. Su interpretación no es tomada como una sugerencia interesante para pensar, sino como un diktat, algo que solo se toma o se deja (todo o nada). El encuadre analítico, que para el Neurótico se considera facilitador, es para el Fronterizo, si no una máquina de influir, al menos una que se manipula para satisfacer la omnipotencia del analista. El autor explica la fuente de este tipo de transferencia (proyección de la omnipotencia) por la fijación a la analidad primaria, cuando el infante había logrado (en la fantasía) la omnipotencia sobre el objeto, considerado también omnipotente. (Ibíd., p.126-127). Ante la multiplicación de escuelas psicoanalíticas y la falta de consenso entre ellas, Green, en Ideas directrices para un Psicoanálisis contemporáneo. Desconocimiento y reconocimiento del inconsciente (2003), revisa aportes de varios autores, incluyendo los suyos, y presenta criterios directrices como un nuevo Esquema del Psicoanálisis. La difícil propuesta de esta obra es inventariar las ideas directrices de la práctica psicoanalítica contemporánea, someterlas a examen y proceder a su actualización. Reagrupando y transcribiendo las ideas que habitaron sus escritos desde 1954 hasta 2002, retoma los datos fundamentales relacionados con la interpretación actual de la práctica y la teoría, presentando los principales conceptos que atraviesan su obra y que salieron a la luz debido a las influencias conjugadas de Winnicott, Bion y Lacan. El texto se cierra con una reflexión acerca de la ubicación que toma el saber psicoanalítico dentro del pensamiento contemporáneo, en función de algunas referencias filosóficas y científicas, incluyendo la Epistemología, teorías
Vida y Obra de André Green
de complejidad y posmodernidad. Se puede decir que, en esta última obra como en todas, Green defendió, y defiende, al Psicoanálisis ‘freudiano’ contra las críticas descalificatorias (de Neurociencias, Lingüística, Antropología, etc.) y también contra ciertas corrientes psicoanalíticas que, considera, abandonaron los principios básicos psicoanalíticos, como lacanismo (predominio de palabra-discurso-significante, manipulación del encuadre y de transferencia, etc.) e intersubjetividad. No solamente defiende la Metapsicología ‘freudiana’ y su reelaboración por él, sino la amplía proponiendo nuevas ideas directrices para un Psicoanálisis contemporáneo (dando mayor importancia a pulsiones, representaciones y Afectos), para que ‘sobreviva’ dentro de la evolución de pensamientos, ideologías (abiertas) y, finalmente, dentro de las Terapias del psiquismo humano. Esta presentación de aportes al Psicoanálisis de André Green está resumida e incompleta. Además, la profundidad y singularidad de sus revisiones críticas de obras de Freud y sus discusiones y proposiciones originales no permiten esquematizar sus aportes. Sin embargo, la lectura y el estudio de sus pensamientos, en sus obras, hacen más vivo el Psicoanálisis.
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PSICOANÁLISIS XXIV (1); 25-36, 2012
Artículo original
Edipo Anillado en Varios Registros María Patricia Romero Day1 Recibido: Marzo 16- 2012 Aprobado: Junio15 -2012
Resumen Partiendo de la concepción de lo edípico como estructura triangular, y no metáfora de un interjuego familiar, y considerando al lenguaje como estructurante del inconsciente, lugar que habitamos antes de poder apropiarnos de los signos, se avanza hacia el atravesamiento narcisístico y el fin del análisis o la aceptación de la castración. De este interjuego, que une y separa los conceptos de Edipo y Transferencia, con la idea de que toda vida es una versión, y que la tarea psicoanalítica tiene como misión que esta pueda ser bien relatada, y, desde allí, ordenada, modificada en aspectos, y dignificada para quien la porta. Aprender a escuchar las versiones cambiantes, el tono y las palabras (buscando las adecuadas), es central para la vida que vivimos; solo así, sentimos que existimos para los otros, y allí, virtualmente, surge el sentido que necesitamos para nuestra propia experiencia, resignificada continuamente.
Palabras clave: Edipo en Colono –transferencia- relato/discurso –caleidoscopio significante.
Oedipus Ringing in Multiple Records Summary Departing from the conception of the Oedipus myth as a triangular structure not a familiar event, and considering language as a place where the unconscious is constructed and developed, where we live and dream before been able of mastering our own signs; from there, I try beyond narcissism to understand what the end of a psychoanalysis means, accepting the unacceptable in our lives. Inasmuch, the relationship that joins and separate concepts like Oedipus and Transference are articulated with the idea that every life is a version, and the task of psychoanalysis is to achieve the challenge of revising and change each personal novel, giving way to a better consideration of the own life, rescuing it from traumatic views, neurotic suffering, and else. Playing almost musically with the multiple drives that come to express themselves, being able to acquire the words that will help us to build the place we need to find sense and meaning to our lives.
Key words: Oedipus in Colonna - transfer-account/address - significant Kaleidoscope.
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María Patricia Romero Day, argentina/uruguaya, Miembro Titular en Función Didáctica de APA. mprd@me.com.
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María Patricia Romero Day
Édipo Cercado em Vários Registros RESUMO Partindo da conceituação do edípico como estrutura triangular e não como metáfora de um interjogo familiar, considerando a linguagem como sendo estruturante do inconsciente, lugar em que habitamos antes que possamos nos apropriar dos signos, se avança em direção ao atravessamento narcísico e o fim da análise, ou a aceitação da castração. Deste interjogo que une e separa os conceitos de Édipo e da Transferência, com a ideia de que toda a vida é uma versão e que a tarefa psicanalítica tem como missão que esta possa ser bem relatada e a partir daí, ordenada, modificada em aspectos e dignificada para quem a carrega. Aprender a escutar as versões mutáveis, o tom e as palavras (procurando as adequadas) é central para a vida que vivemos, somente assim sentimos que existimos para os outros, e aí, virtualmente, surge o sentido de que precisamos para a nossa própria experiência, continuadamente resignificada.
Palavras chave: Édipo em Colona – transferência – relato/discurso – caleidoscópio significante.
El Psicoanálisis es como una cebolla: al tener la estructura de un relato, aparecen capas y capas, interconectadas. Cualquier tema, focalizado, incluye otros. Es difícil separar cuánto del Edipo es metáfora, vínculo real, y, según esas concepciones (diferentes en la teoría freudiana, kleiniana o lacaniana), y desde la lectura que hagamos, lo que pensemos del vínculo transferencial cambiará. Ser Layo, un objeto parcial, o tener un posicionamiento en determinada escena, son concepciones distintas de la vida, de cómo nos relatamos, cada uno a nosotros mismos, lo que es nuestra historia. Porque, constantemente, contamos, hablamos (sobre todo a nosotros mismos), pensamos, podemos decir que somos narrativa en acción, en movimiento. En nuestro desarrollo personal, las preguntas que nos hacemos, acerca de lo que es importante o urgente, van cambiando, según cómo se entrecrucen en ese momento las variables de nuestra vida. De allí, este interjuego, que une y separa dichos conceptos (Edipo y Transferencia) con la idea de que toda vida es una versión, y que la tarea psicoanalítica tiene como misión que esta pueda ser bien relatada, y, desde allí, ordenada, modificada en aspectos, y dignificada para quien la porta. Aprender a que escuchen
nuestras versiones cambiantes, el tono y las palabras adecuadas, es central para la vida que vivimos; solo así, sentimos que existimos para los otros, y aquí, virtualmente, surge el sentido que necesitamos para nuestra propia experiencia. Por eso, tomaré la transferencia desde el amor, desde esta cita particular de Freud, y la iré articulando en el desarrollo de sus ponencias sobre el complejo de Edipo. Todo Ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como para las metas que habrá de fijarse. Esto da por resultado un clisé (o varios) que se repite de manera regular en la trayectoria de la vida, en la medida en que lo consientan las circunstancias exteriores y la naturaleza de los objetos de amor asequibles, aunque no se mantiene del todo inmutable frente a impresiones recientes (Freud, S., 1912b- p. 97).
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Hay una escena en las ensoñaciones fantasiosas sobre la vida, que es única, como las huellas digitales. Si pensamos desde allí en cuál sería el paraíso para cada sujeto, nos encontraremos con el estanque narcisístico, con el espejo maravilloso. Y habrá quien desee una escena romántica ideal, otro, mucho, mucho dinero, alguien escenarios hermosos para vivir, o la posesión de un talento especial, etc. Cada sueño fantástico (para el libretista), posiblemente dejará indiferente, o divertido, o enojado ¡aún asqueado! a otros. Cada cuadro será distinto, porque aún en lo aparentemente igual, los matices y detalles le darán su especificidad. Freud convirtió su narrativa subjetiva en teoría. Como dijo Shoshana Felman: His stories made History, ‘sus historias hicieron Historia’. Tomemos la carta a Fliess de octubre del 97, y subrayemos en nuestra práctica actual la importancia de los paradigmas culturales en que nacen las distintas teorías, sean personales o colectivas. Un solo pensamiento de validez universal me ha sido dado. También en mí he hallado el enamoramiento de la madre y los celos hacia el padre, y ahora lo considero un suceso universal de la niñez temprana, si bien no siempre ocurre a edad tan temprana como en los niños hechos histéricos. Si esto es así, uno comprende el cautivador poder de Edipo Rey, que desafía todas las objeciones que el intelecto eleva contra la premisa del oráculo, y comprende por qué el posterior drama de destino debía fracasar miserablemente .La saga griega captura una compulsión que cada quien reconoce porque ha registrado en su interior. Cada uno de los oyentes fue una vez en germen y en fantasía un Edipo así, y ante el cumplimiento de sueño traído aquí a la realidad retrocede espantado con todo el monto de
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represión que divorcia su estado infantil de su estado actual (Freud, S.: {1950a [1887-1902]} pág. 307). Freud había nacido en Freiberg in Mähren (Príbor) en 1856, y habría de morir en Londres ˇ en 19392. En cada biografía que leemos encontramos relevados diferentes datos, todos, sin duda, importantes en su historia, y en la personal de quien los elige. Por ejemplo, el impacto de Francisco José, la emancipación en 1867, que permite a los judíos salir del encierro de los guetos, me resultó importante. Los paradigmas culturales de la época, entre el Romanticismo de Shelling (la naturaleza es buena) y el Iluminismo de la Enciclopedia hacia el cientificismo también. Y, seguramente, mi amor por Viena: ¿es desde antes o después de asociarla tanto con Freud? El contexto de Melanie Klein resulta diferente: aunque nace en Viena, en 1882 vive luego en Londres hasta 1960. De familia judía, su educación fue liberal, lo que narra otra historia. Lacan nace en París, ya en otro siglo, aunque sea el primer año, 1901. Vive y muere allí mismo, en 1981. Hay otros paradigmas culturales: la lingüística, la antropología, la topología. Acentuemos: “Solo una cosa de valor general he encontrado: el amor a la madre y los celos hacia el padre.” Esa estructura, para Freud esencial en la constitución del sujeto infantil, encuentra su relato privilegiado en el Mito de Sófocles, que, al ser trasmitido atravesando la Historia, sigue vigente en sus efectos. El nivel cultural de Freud, su conocimiento de los griegos, facilitado por la calidad de las instituciones de enseñanza de la Viena de principios de siglo, la avidez de esa primera generación de judíos que podían ingresar a los
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6 de mayo de 1856, en Príbor, Moravia, Imperio austríaco (actualmente República Checa) - 23 de septiembre de 1939, en Londres, Inglaterra, Reino Unido. (N.E.)
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gimnasios(liceos secundarios de primer nivel), le permiten elegir ese texto, que, como ninguno, muestra el drama del incesto y el parricidio. Porque, el mito no tendría efecto dramático, si no fuese por la prohibición del incesto, y el juego de su atracción fatal, detrás de la encrucijada de Tebas. Esto es fundamental, por el papel que tienen las prohibiciones y la curiosidad por la sexualidad en la importancia de la legislación, para que la búsqueda sea acotada y con posibilidades de satisfacción: Lo prohibido enmarcado, lo demás permitido. Freud se plantea por qué es tan efectivo en emocionarnos, y llega a una conclusión: porque es, también, nuestro destino temido: sucumbir a esa tragedia, aunque de modos más sutiles. Subrayemos, entonces, lo que él subraya: su eficacia en conmovernos, la identificación con Edipo (y no con los otros personajes), y la universalidad humana en la temática de interés. Tradicionalmente, es comprendido como la génesis literal de los objetos primordiales en el deseo humano: un amor sexual incestuoso por la madre y unos impulsos celosos asesinos por el padre. En esta visión Freud descubre en el Edipo una respuesta universal a la pregunta “¿Qué es lo que el hombre inconscientemente desea?” Esta respuesta garantiza un conocimiento de los contenidos instintivos del inconsciente humano, que pueden encontrarse en todos. El último significado del deseo humano está contenido en este complejo.
Para Lacan, el Mito no es esencial por su contenido, sino por su estructura. Es la estructura de una pregunta: el enigma de la esfinge. No un conocimiento ‘real’ sobre el paciente, sino una pregunta: “¿Quién es, qué quiere?” Porque, como él aclara, somos ignorantes de la constelación simbólica que subyace en el inconsciente del analizando. “Esta constelación, siempre tiene que ser concebida como estructura, y estructurada según un orden que es complejo” (Seminario 1). Lo que es esencial, para Lacan, es la clave de la palabra ‘complejo’, en la noción del Complejo de Edipo. La fecundidad del paradigma freudiano yace, precisamente, en su irreductible complejidad. La estructura triangular, crucial para Lacan, no es tan simple como un triángulo de amor y rivalidad, sino un posicionamiento del sujeto infantil en una constelación socio-simbólica (familia, células sociales) en donde la combinación del deseo, y la ley prohibiéndolo y regulándolo, mediante estructuras lingüísticas de intercambio, son centrales. A través de un proceso de repetición y sustitución de objetos simbólicos del deseo, se va constituyendo cada persona, en su singularidad.
Pasemos a Lacan
En esta constelación simbólica, la madre es una función que difiere de la del padre. Ella (imagen que implica los sentidos, la vista, el olfato, etc.) se instituye como el primer objeto de apego narcisístico. No hay contradicción con lo que plantea Freud en Introducción del Narcisismo y en Psicología de las Masas; la madre como objeto de apuntalamiento y desdoblamiento del propio Self.
En ningún lado de la obra lacaniana hay una sistemática exposición dedicada a la específica comprensión del significado del Edipo en Freud. Sólo por referencias, a través de su lectura, podemos rescatar ideas e inferir diferencias.
El padre (el nombre del padre) es el símbolo de la prohibición del incesto. Se instaura con el ‘no’, la autoridad, el primer imperativo social, que exige renuncia, inaugurando la Ley a través de la amenaza de castración del primer deseo del niño. Ambos: la necesidad de represión y la
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necesidad del proceso de sustitución simbólica, lo que Lacan llamará ‘lo Simbólico’, con el desplazamiento y la condensación (Freud), o la metáfora y metonimia (Lacan) Mientras el chico está aprendiendo a hablar, significados del deseo incestuoso son reprimidos, se vuelven inhablables, incomunicables, y el deseo se desplaza a sustitutos que lo significan. Esto es lo importante del Mito de Edipo: constituye lo simbólico, sistemáticamente, a través de la coincidencia de la inclusión en el lenguaje y la constitución de su inconsciente (lingüístico). Le da palabras al inconsciente, que, obviamente, encuentran una plasmación conveniente para ligar el erotismo pulsional. Por eso, alguien elige unas palabras y no otras, que también están a su disposición, pero no lo representan. Escuchamos discursos marcadamente orales, o anales, de impronta fálica conquistadora, narcisistas… y, en general, con variaciones en el individuo, según tiempos y circunstancias. La triangularidad de la estructura edípica es crucial en la percepción de lo que implica para Lacan una asimetría radical entre lo imaginario (en relación con la madre) y lo simbólico (relación arquetípica de la estructura de alianzas entre el padre, la madre y el niño) Lo imaginario es diádico, su perspectiva en espejo, narcisista, y lo simbólico es una estructura triangular regulada por alguien a quien se acepta. Un ‘tercero de apelación’ (Ulloa, 1995). Para Lacan, lo que importa de la estructura edípica es la diferencia entre imaginario y simbólico. El drama edípico personaliza la subversión de la ilusión especular a través de la diferencia en la inclusión de un tercero: el padre, la ley, el lenguaje, la realidad de la muerte, todo aquello que Lacan designa como el Otro, y que constituye el inconsciente (la otredad de uno mismo) en aquello que es subversivo y radicalmente excéntrico al narcisismo.
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La Clínica Cuando hablamos de la experiencia clínica, con su complejidad especial, podemos incluir la, ahora casi insólita, de Melanie Klein. Lo que impacta es su audacia, para usar su convicción en la teoría que la antecede, para crear un universo simbólico en Dick (Klein, 1930), y su genialidad clínica, que debe estar, también, en el modo de decirlo, su lenguaje corporal, y muchas cosas que no pueden ser trasmitidas fácilmente con los códigos de que disponemos. Pero, sabemos de su eficacia, de sus logros terapéuticos, y una teoría que se sostuvo solamente por ello, ya que era difícil de soportar con coherencia epistemológica. Obró casi brutalmente, diríamos hoy. Es difícil pensar, que algún terapeuta de este siglo XXI le diría a un pacientico que quiere penetrar a su mamá y matar a su papá, pero algo que ella sintió, y el modo de decirlo, tuvo un efecto casi espectacular y medible, que no es fácil de lograr. Y no dudó, que había sido por aplicar los conocimientos universales de la psique, en los que creía, y enfrentar a Dick con ello. Nos encontramos ante la duda de que no parece importante lo que el Mito significa, sino lo que su efecto subjetivo produce. M.K. habla de lo que a Dick le pasa, en términos de introyecciones y proyecciones. Dice que, a medida que va arrojando objetos, proyecta los dañados y las partes de su propio sadismo, establece su modo de enviarlos al mundo. Tenemos que recordar, que la concepción de M.K. del psiquismo es en relación a un continente –el cuerpo materno- y los contenidos imaginados en ese continente. Puede, por ejemplo, morder o absorber el interior del cuerpo: según el estilo de esa incorporación, implica la destrucción del objeto incorporado. Dentro del cuerpo, también, el niño pretende
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encontrar ciertos objetos que ha proyectado como peligrosos, porque los ha investido con la misma capacidad de destrucción que él mismo experimenta. Pero, para superar su peligrosidad, los vuelve a incorporar, para controlarlos. Diferentes objetos del mundo, gradualmente más diferenciados y neutralizados, van a aparecer, para reemplazar a los primeros.
estructura es la de una pregunta por el deseo. Y nuestra ignorancia, y la del analizando generan la pasión por la ignorancia (no saber para poder aprehender) y el deseo de descubrimiento. Otra práctica, otra ética, que también envejecerá y se renovará ante la aparición de prácticas y teorías que ofrezcan la ilusión de “comprender” o captar lo insondable.
Estas ecuaciones imaginarias entre los objetos causan, en el niño, que su psiquismo funcione como un mecanismo alternativo de proyección e introyección, expulsión y absorción: un juego imaginario entre los contenidos y el continente, adentro y afuera, inclusión y exclusión. Un juego de dos, simétrico, en espejo.
El descubrimiento de Freud es la complejidad del Complejo. La estructura triangular es socio-simbólica, no solo psicológica de amor y rivalidad, es un ‘Nombre’ apareciendo en una ‘Familia’, ubicada en un ‘Medio ambiente’. Este medio tiene una cultura de relaciones que implican alianzas, prohibiciones, sustituciones, etc. Y son ‘funciones, no personas’, como lo teoriza Levi-Strauss en Las estructuras elementales del parentesco (1949). Yo diría: Apego narcisístico versus Ley del padre. O, simplemente, Apego versus Ley.
Esta es una crítica que Lacan hace a Klein, aunque valora y se asombra de la genialidad de su clínica. Dice que la proyección se hace en espejo, pero la introyección es siempre del discurso del Otro, es simbólica: no serían procesos simétricos. Teoría en Freud. Se atrevió a pensar que un descubrimiento personal podía ser universal: el complejo de Edipo como la génesis del deseo primordial del hombre: Impulsos eróticos hacia la madre, celos asesinos hacia el padre. Temor a la castración, y según su resolución en el hombre o la mujer se constituirán, caleidoscópicamente, los sujetos en cuestión. Pero, yo agregaría, en determinadas familias, en culturas acotadas, nada hay universal, solo lo habitual de nuestro pequeño universo. En Klein hay una imposición del mito que ella incorporó como válido y está en su sistema de creencias: el Edipo temprano. Ella lo proyecta, lo desplaza en su sistema de símbolos, a lo que llama ‘objetos internos’. Y su práctica eficaz brinda coherencia creíble a su teoría. En Lacan no es un relato de significados, un contenido (mamá, papá, nene), sino una estructura de significantes desplazados. Y la
Y desde allí: universo materno como imaginario, de ilusiones, creencias absolutas, madre como cuerpo-refugio, inauguración del estilo espejo (él termina mis frases) donde el otro me refleja, no cuestiona ni regula. Y la Ley del padre es nombre, no carnalidad. Es el NO del lenguaje. Y lo que no se dice: las malas palabras, lo que no se nombra, de lo que no se habla, representará lo prohibido incestuoso, la exigencia de metáfora y metonimia. Lo ‘sucio’, ‘chocante’, prohibido. El buen decir permite el buen escuchar, todo ha sido suficientemente tramitado, legalizado. Erotismo versus pornografía. La triangularidad de la estructura edípica es fundamental, porque implica asimetría en las relaciones. En la dualidad narcisística hay solo uno. De allí a tres. Por eso, insisto, que las categorías sociales no debieran confundirnos con las imagos internas: hombre mujer, niño, homosexual… eso solo refleja un lugar asignado, porque, en lo supuestamente homo, puede
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haber clara diferenciación, y, en una pareja hetero, una simbiosis total. Si ya Freud en Tres Ensayos (1905) rompió el molde, hablando de la bisexualidad que nos concierne; nuestra búsqueda es por la amalgama compleja que nos constituye.
Clínica, recuperación del buen efecto En el seminario I (1953-54), Lacan rescata la clínica de Melanie Klein. Es muy difícil, para los que hemos estudiado un poco de filosofía en alguna universidad jesuítica, pensar en alguien hablando a un niño, como Klein contó que hizo en el caso Dick. Casi pensaríamos en acusarla de abuso al menor. Pero, la realidad es que, si seguimos leyendo lo que relata, aún hoy, asombra su eficacia clínica: Dick estaba muy grave y se curó. Ella lo recuperó para vivir una niñez normal. ¿Cuál es la explicación de Lacan? Que, con esa brutalidad de lenguaje, inscribe en Dick un sistema de relaciones: “Vos sos este niño, ése es tu padre, ésa es tu madre”, etc. Hace una ‘transpolación simbólica’, dice él; le impone conceptos, es un shock. Dick no descubre nada, pero comienza a hablar. Lo primero que hace es llamar a su nurse, ¡embrión de sabiduría, para salvarse de lo que escuchaba! Pero, no se negó a seguir yendo, en ese escándalo intuyó algo bueno, y, poco a poco, se apropia del lenguaje que ya tenía (todo niño incorpora el habla antes de proferirla), pero no usaba, porque le faltaba la conexión con su orogenia. Logró que, esas palabras, fueran un llamado, expresando lo que sentía o necesitaba, lo incorporó a la red familiar y social. Explica el proceso terapéutico en términos de introyección y proyección. En su concepción del psiquismo infantil, el cuerpo de la madre es un continente donde ocurren ataques, expul-
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siones e incorporaciones simétricas. Así como la experiencia vivencial de Freud encuentra su reflejo en el Edipo literario de Sófocles, M.K lo describe como un cuadro de Jerónimo Bosco. Ecuaciones entre los objetos con mecanismos alternativos de proyecciones e introyecciones, entre los contenidos y el continente, reversible y simétrico, virtual, imaginario. La realidad no es otra cosa que la proyección de nuestro aparato psíquico, dice Freud en Conclusiones, Ideas, Problemas (1938), al final de su vida. Y cada cual explica el mundo en que vive, y teoriza, según su posibilidad. Después de Lacan es difícil pensar en los procesos de introyección y proyección como simétricos. La proyección es imaginaria, es antropomórfica, el Yo afuera apareciendo reflejado. En cambio, la introyección es lenguaje, símbolos, leyes, articulaciones, la cultura del Otro, del padre y su nombre. Adquirir palabras puede ser la apropiación de un símbolo para expresar lo propio, o ser la repetición (virtual) del lenguaje de otro. Al M.K. imponerle un código a Dick: “vos, tren chiquito, papá, tren grande, mamá, estación”, le muestra que quiere comunicarse; le anuncia su deseo de comunicarse, y él puede apropiarse de ese código y ‘llamar’, que es lo fundamental del habla. Y, con eso, él tiene una ubicación en el mudo, ‘arranca’ el dispositivo de intercambio. El habla y el lenguaje no son lo mismo. El niño había incorporado el lenguaje, desprovisto de su función comunicativa. Por eso, los niños primero son ‘loros’, solo después la repetición toma los sentidos de la metáfora y metonimia, la condensación y el desplazamiento. En la relación terapéutica con pacientes psicosomáticos, dar las palabras para que puedan expresarse, si las encontramos y logramos inscribirlas, aparece como la posibilidad del fenómeno de curación, como en Dick. Obvia-
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mente, algo del rapport o transferencia, debe instalarse antes.
Diferencias comparativas Klein: Proyección e introyección como procedimientos simétricos. Ecuaciones entre objetos malos y sus sustitutos. Pechos buenos, malos, dientes… Lacan: Los procedimientos simétricos son imaginarios. Es el espejo en la formación del Yo. Las proyecciones son aspectos del Yo, o caracterizaciones del propio Yo, proyectadas a la realidad exterior. Construimos un mundo antropocéntrico (las imágenes que percibimos están en directa relación con nuestro interés de apropiación). En cambio, la introyección es simbólica. Ecuaciones, no ligaduras, entre un objeto y una palabra, representación, algo que es intercambiable. El nombre del objeto viene de afuera, de la cultura, y se introyecta. Y esos nombres están articulados, son un sistema de nombres. Son relaciones lingüísticas. Una tercera posición declara que esos son los nombres con los cuales nos comunicaremos, nos entenderemos, o quedamos fuera. Por eso, para lograr que el Otro sepa algo de mí, tendré que nominar lo que pretendo explicar. Y para mí mismo, tendré que apropiarme de palabras que me hablen de mi deseo inconsciente. Porque, el pensamiento, dice Freud, comienza siendo inconsciente, y es la búsqueda pulsional del objeto de satisfacción. Ese Yo primitivo, oceánico, al mismo tiempo desarrollándose en Yo de placer purificado, dueño del juicio de atribución (bueno, malo, lindo, feo), dando origen al Yo real definitivo, con sus imperativos categóricos y dueño del juicio de existencia. Y ese tercer Yo se diferencia en Superyó, heredero del complejo de Edipo, y según qué
posición teórica (de las tres aquí consideradas), o habrá un Superyó temprano y sádico o, poco a poco, irá asumiendo funciones discriminadas de formación de ideales, auto-observación y conciencia moral, o será representante de la cultura. No siendo esto evolutivo sino posicional, y espiralándose toda la vida. Pero, todas las teorías hacen hincapié en la discriminación, la diferencia, que en la cultura se organiza alrededor de las ‘diferencias sexuales’. No todo es igual, y alguien tercero tiene que decir dónde va cada cosa. Por eso, es interesante cómo la palabra ‘discriminación’ pasa a ser ‘mala palabra’, y confundida con valoraciones espurias de las diferencias. Muchas palabras giran ciento ochenta grados en su sentido, sin que sea fácil percatarlo. Se va en el mismo tren, pero no para el mismo lado, y pocos lo notan. La palabra discriminación tiene un juego complejo, y bizarría, de los caballeros españoles fue a parar a rasgo de psicosis, sin que, creo, Cervantes tenga responsabilidad alguna. La Angustia, nos dicen Freud y Lacan, está unida a la palabra, o justamente, a su falta, a no tener la adecuada. En Freud, esa temida falta es la castración, símbolo fundamental que detona y envía al sepultamiento del complejo de Edipo. En Lacan, el descubrimiento de la falta en el A, la castración del ‘gran Otro’ es lo más temido. Se aceptan las propias limitaciones, ¡pero alguien tiene que ser poderoso para cuidarme! Melanie Klein habla de símbolos (tren Dick, papá, mamá estación) y aparece el llamado, reconocimiento de una falta, que conceptualiza como Posición depresiva. En la Posición esquizoparanoide no se elabora, en la depresiva sí. La lengua, o el tesoro de los significantes, tiene finitud para cada quien, y es fundamental aceptarlo. Hay una anécdota de Octave Manoní,
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creo, seguramente deformada por la versión apropiada hace muchos años, que viene al caso: Un niño pregunta a su madre qué es “eso” señalando la ventana. La madre responde “la lluvia”, el chico se angustia e insiste, “no, eso”… ella busca y contesta “las gotas”, y así va aumentando la insistencia angustiosa del reclamo infantil hasta que la madre dice “¡eso, no tiene nombre!” No es que tranquilice de primeras, habrá berrinche, ¡pero no a todo le encontramos nombre! M.K. cree en el sadismo temprano y la maduración de los instintos. Lacan cree que no hay ‘conocimiento de una verdad’, sino performance, escenas, articulaciones. Actos y efectos. Coincido; por eso creo que los tonos, los cuidados, para respetar la autenticidad del sujeto que nos convoca, son fundamentales; y no solo son enunciados, sino trabajo dificultoso, frenando nuestro propio narcisismo. Cuando le preguntan por qué operó de ese modo, ella contesta out of habit. En su sistema de creencias, en su tesoro de significantes, eso significaba eso. El llamado, si lo pensamos, da la posibilidad de decir no, o de no escucharlo. Porque el habla busca respuesta. Hay silencios negligentes, de no saber qué decir. Klein se lanza. Una reacción no es una respuesta, pero esta lo fue. No hay respuesta, si no se juega el deseo, como no hay pregunta sin anticipación anhelante. Por eso, la aceptación de una respuesta no se juega en la negación o aceptación, sino en el reconocimiento o abolición del sujeto en Ello. ¿Se está representado o alienado? Mientras Freud ha encontrado en Sófocles la confirmación de su teoría, Lacan relee, siguiendo a Freud, buscando no su pertenencia a la teoría, sino a la práctica clínica. Y así, como el descubrimiento freudiano, que es deseo inconsciente, voluptuoso y parricida,
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Lacan enfatiza el lugar del habla, los mensajes, en la dramatización de la obra. Busca la relación entre el lenguaje y el deseo, un deseo que se articula a sí mismo, sustitutivamente, en un lenguaje simbólico metonímico, en el cual aquel deseo ya no es reconocible para el sujeto. La relación entre los seres humanos se establece, verdaderamente, por debajo del umbral de la conciencia, es el deseo el que busca y organiza, deseo inconsciente. Y es siempre en el desliz, el doblez, la fisura del discurso donde emerge y se manifiesta. El deseo emerge en el momento en que se encarna en el lenguaje, con la emergencia del simbolismo. Un decir inaugura la obra de Sófocles: el oráculo, impuesto como el discurso del A, como los trenes a Dick. Su historia está escrita, y él la ignora, aunque lo implica desde antes de su nacimiento. Recordemos cómo el oráculo aterrorizó a sus padres, y cómo a partir de eso es rechazado y expuesto al abandono. Comienza su vida sin saber de sus circunstancias estructurales (como todos). No sabe de quién es hijo ni el porqué de su destino. Todo el drama transcurre por los decires, que lo atrapan o disparan, sin saberlo realmente. El inconsciente es el sujeto desconocido de uno mismo, inaprensible, ajeno para el Yo. La pregunta edípica está, entonces, en el centro de toda práctica Psi., no tanto como pregunta sobre la voluptuosidad por la madre, etc., sino como dificultad de aprehensión, reconocimiento de la propia historia. Las preguntas aparecen dirigidas hacia problemáticas, no tanto experienciables, sino sobre su destino, el significado de su historia. Inquietados por el descentramiento con respecto a la experiencia (¿por qué no se me inscribe?), pateando la misma piedra otra vez, repitiendo en vez de recordar. Lo que se profiere irreconocido es la matriz de lo inconsciente del sujeto, este es el nivel del síntoma. Un nivel más profundo que la ex-
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periencia, y que esta no logra modificar. Allí se dirige el discurso analítico tratando de integrar lo ajeno del sujeto a su saber de sí mismo. Y, para saber cómo Edipo debe reconocer lo que desconoce, nombrarlo, saber de su deseo y darle otro sentido a su historia, ya que esta le habla de sí mismo. Al apropiarse e integrar su deseo a lo que sabe de sí, el universo se ensancha. Toda persona tiene momentos clave, significantes; es notable, en las historias de los niños, cómo el relato pormenorizado de la muerte de un escarabajo puede surgir, prioritariamente, al incendio de su vivienda, o algún hecho ‘oficialmente’ más importante. Cada uno de nosotros tiene distintas encrucijadas, reconocidas o censuradas. El relevamiento de esos datos históricos en análisis, su fuerza en poder o no reconocerlos, da lugar a la resistencia. En el análisis que hace Freud, Edipo reconoce su deseo (incestuoso y parricida) como involuntariamente cumplido (no hubo intención, dice). Mientras, en el lector de Sófocles (o espectador del drama) aparece el reconocimiento, en sí mismo, de ese deseo, como reprimido. En Freud, la referencia en la clínica gira alrededor del reconocimiento, como opuesto a lo antes censurado, allí hay coincidencia, en Lacan, para quien, el énfasis está anudado radicalmente al lenguaje, con el sujeto profiriendo palabras, no adquiriendo un conocimiento, por eso con su decir acerca de sí mismo, modifica su historia. Cuando se reconoce y nombra, algo que estaba allí se transforma en algo nuevo, se hace presente en su mundo. Pero, como siempre estuvo allí, es sentido por el sujeto como ‘auténtico’. Se asume como propio. Hay apropiación del discurso del A y pasa a ser propio (cada estilo). Uno acepta, reconoce pertenencia a la cultura que uno adscribe, se responsabiliza de sus actos.
Para Lacan, sin embargo, en Edipo Rey el protagonista no asume del todo su destino, no reconoce su historia. Al no perdonarse, nos dice que podría haberlo evitado, y, por eso, Lacan jerarquiza el otro Edipo, Edipo en Colono. La secuencia trágica iría de Edipo Rey a Edipo en Colono: “Es ahora, que soy nada, que me he vuelto un hombre.” Eso, dice Lacan, es el fin de análisis de Edipo, atravesó la castración, asumió su incompletud fundamental. Hay distintas traducciones: “¿Me he vuelto hombre en la hora en que dejo de ser?” “¿Cuando estoy terminado, se supone que soy fuerte?” Y… “ahora tengo algo para enseñarles, pero deben esperar a que muera y sea enterrado” (¡y otro enigma aparece!). Él allí asume su propia relación con el discurso del A, su absoluto descentramiento de su propio yo, su propia imagen (Edipo Rey) y su propia conciencia (sujeto/hombre). Y lo acepta, por eso Lacan dice que es su fin de análisis, que para Edipo este fin se consuma esperando su muerte, pero es coincidencia contingente que acepte su mortalidad, cuando, experiencialmente, está por ocurrir, puede no coincidir y ser un hito analítico, psíquico. El Complejo de Edipo, en su concepción tradicional, contiene dos visiones de la muerte fantaseada: La del padre (asesinato) y la propia, en retorno (castración imaginaria). Esto tiene distintas combinaciones: Rascovsky y el filicidio (1978), por ejemplo. En la versión tradicional, esa escena de muertes se resolvía con la identificación con el padre y la aceptación de la ley, constituyendo el Superyó. Lacan lo llama ‘introyección del nombre del padre’ (asumiendo la prohibición del incesto) y esto se vuelve constitutivo del inconsciente de niño. Con el primer símbolo (nombre) lingüísticamente arquetípico, se reprime el vínculo ‘carnal’ y se reemplaza vía metáfora o me-
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tonimia, condensación o desplazamiento. Es indispensable para sobrevivir; si se queda en la carnalidad, muere a lo humano, y, a pesar de no saber todavía demasiado sobre las enfermedades psicosomáticas, muchos suponemos que allí donde no se pudo poner palabra, el cuerpo hace un agujero, en vez de un síntoma histérico. A partir de allí, esa cadena de representaciones, basadas en el renunciamiento, incorpora la asunción del niño de su propia condición mortal. Lacan hace una articulación entre Edipo en Colono y Más allá del principio de placer. Dice algo así como que, un Freud anciano, un Sófocles también añoso… muriendo eternizan a Edipo como mito, que recién al morir trasmite saber. Lo que se repite es una escena estructural, no un episodio, y la eficacia de esa repetición (propulsada por la pulsión de muerte) nos permite reorganizar esa estructura con distintos significados. Por eso, la Pulsión de muerte propulsa, con ello, la vida. ‘Más allá’ para Freud, es una relectura madura de la Traumdeutung. Una repetición con elaboración. La Traumdeutung es la historia del descubrimiento de un enigma y su solución. Como Edipo, responde a la Esfinge en Edipo Rey; por lo tanto, esa resolución es causante de una catástrofe: Freud responde al enigma diciendo “el principio de placer rige la vida, la satisfacción de los deseos puja y se revela en los sueños”. Edipo responde a lo universal ‘el hombre’, y va a lo particular ‘yo, Edipo’. Freud ha partido de sí para ir a lo universal. Pero, en cada enigma resuelto queda un ‘residuo subversivo’, que genera otra pregunta, constituida en sueño traumático. En Edipo en Colono, Edipo pasa de la negación del enceguecimiento a la apropiación de la propia muerte, despertando otro enigma. Al no dejar un cuerpo –no puede ser enterrado (Freud habla del sepultamiento, no de represión del
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complejo); el fantasma deambula: lo sabemos los argentinos, que pasamos por ello. El problema de enterrar, insiste en Sófocles en Antígona, y la disociación entre moral pública y privada. Poder enterrar lo muerto genera vida, lo que deambula sin poder ser aceptado, captura, apresa, no permite seguir. En la madurez de Freud, aparece la muerte de su hija Matilde y su cáncer, y allí los textos cambian, aparecen Más allá, Construcciones, Análisis terminable o interminable. Textos que fueron desestimados por los analistas de una generación, como los trabajos ‘sociales’. Freud rompe con un paradigma de coincidencias entre sujeto y objeto en la filosofía, y en la Escisión del Yo, claramente, habla de la relación del sujeto con una falta, y de un descentramiento insuperable por estructura. La libido, eje de la acción humana, con sus fases y fuentes, va atrás de los objetos contingentes, Das Ding se perdió. Hablemos un poco de ‘resistencia’, que Lacan ubica en el analista. Se quiere que los demás vayan a nuestro ritmo, que calmen nuestra angustia, que acepten la teoría, ¡que tengan logros!, o sea, a veces, somos peor que ‘mamá’. Aceptar las diferencias, y aceptar nuestra imposibilidad, es lo que nos hace analistas. ¡Y cuesta mucho! Pero, nos movemos en eso: desmitificamos, para mistificar de nuevo -Análisis terminable e interminable-. Freud identificado con Edipo Rey, Lacan con Edipo en Colono. Freud con el rey conquistador (Francisco José), que resuelve enigmas, ídolo de mamá (la Gitana había ‘profetizado’), que lleva la peste a América. Lacan en el exilio (de la IPA), sobreviviente, expropiado pero apropiándose simbólicamente, incomunicado, censurado, proscripto… “y es ahora, cuando nada soy, que me he vuelto un hombre”, y se convierte en el que puede enseñar, trasmitir. Y aparece lo enquistado en
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María Patricia Romero Day
los seguidores fanáticos. Discurso enterrado que resurge, pero hay que matarlo nuevamente, si no se vuelve religioso.
_______: (1923b) El Yo y el Ello, A.E. t. XVIII
Y ese es el destino de los analistas: la aceptación con ceguera, el exilio para encontrarnos, aceptar lo que no puede reconocerse como posible… proyección, lealtades, traiciones, mentiras, fábulas, recuerdos encubridores. Todo nos compete. El retorno de lo reprimido y desmentido, los mecanismos de defensa, resistencias, enigmas.
_______: (1938) Conclusiones, Ideas, Proyectos. A.E. t. XXIII
Edipo: “Es tiempo de que aprendan lo que tengo para decir, pero no antes de que entierren mi cuerpo” Y no hay cuerpo, solo ficción y relatos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Klein, M.: (1930), La importancia de la formación de símbolos en la formación del Yo, en Contribuciones al Psicoanálisis 1921-1945 N. York: Hillary House, 1948, pp. 236-250 Feldman, S.: Jaques Lacan and the adventure of insight. Harvard University Press, 1987 Freud, S.: (1950[1892-99]) Correspondencia con Fliess, A.E. t. I _______: (1912b) Sobre la dinámica de la transferencia, A.E. tomo XII. _______: (1914c) Introducción del narcisismo, A.E. t. XIV _______: (1915c) Pulsiones y destinos de pulsión, A.E. t. XIV
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PSICOANÁLISIS XXIV (1); 37-51, 2012
Artículo original
El Método De Observación De Bebés En La Formación De La Identidad Analítica Alicia DORADO DE Lisondo Recibido: Mayo 05-2011 Aprobado; Junio 10-2011
Resumen La Observación de Bebés, Método Esther Bick, es importante para la formación de cualquier analista.
Ella permite una reflexión epistemológica del Psicoanálisis como ciencia ya que la observación es un factor importante de la función analítica. La autora se inspira en Esther Bick y luego explicita las contribuciones de Bion sobre su teoría de la Observación, y Meltzer, quien amplia los efectos de la Observación de bebes a la prevención en Psicoanálisis. Un ejemplo clínico ilustra el trabajo. Palabras clave: Observación de Bebés- Bion, Meltzer, epistemología, prevención.
THE Infant Observation Method In The Analytical Identity training SUMMARY The method of Infant Observation by Esther Bick is important to the formation of any analyst. It enables an epistemological reflection of psychoanalysis as a scientific entity, since the observation is an important factor of the analytic function. The author finds inspiration in Bick’s work, and elucidates Bion’s contributions to her observation theory, as well as Meltzer’s further development about the effects of Infant Observation to the prevention of illnesses in psychoanalysis. A clinical vignette illustrates this work.
Key words: Infant Observation, Bion, Meltzer, epistemology, prevention.
O Método De Observação De Crianças Na Formação Da Identidade Analítica Resumo A observação de bebes, Metodo Esther Bick, é importante para a formação de qualquer analista. Ela permite uma reflexão epistemológica del psicoanalise como ciência, já que a observação é um fator importante da função analítica.A autora inspira-se em Esthe Bick e logo explicita as contribuições de Bion sobre sua teoria da Observação e de Meltzer quem amplia os efeitos da Observação de bebes na prevenção em Psicanálise Uma vinheta clinica ilustra o trabalho. Palavras chaves: Observação de Bebês-Bion- Meltzer, epistemologia, prevenção.
Alicia Lisondo
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The problem that seems to me to be extremely important and, I think, more important every day, is one of observation... I don’t know of any scientific work that is not based on observation, then you have something to go on that is as near to fact as you are likely to get in this extraordinary subject. (Bion, 1978, p. 39-40)
El Método De Observación1 De Bebés Esther Bick Esther Bick (1962,1964) pretendía ofrecer a los estudiantes la oportunidad de comprender más claramente la experiencia emocional del universo infantil. El Método de Observación de bebés (O.B.) auxiliaba en la enseñanza del Psicoanálisis. También, pretendía ‘facilitar la intuición’, para entrar en contacto con la parte bebé de la personalidad total de todo paciente (Bianchedi et. al. 1999). La O.B. está en el origen de las relaciones, y permite comprender la conducta no verbal del niño, sus juegos, así como la interpretación de los padres sobre su historia. Es un ejercicio para imaginar los ‘sentidos’ (significados) inconscientes del comportamiento visible, mucho más allá de la descripción fenomenológica. Bick ofrece el encuadre necesario, tanto en su explicitación manifiesta formal como en el sentido profundo del setting psíquico2. Hay procesos inconcientes en la relación. El desafío es encontrar el lugar en la identidad analítica, Algunos autores que critican al Método de O.B Esther Bick, entre ellos Green, parecen temer que se pierda la especificidad del Psicoanálisis. La Observación es psicoanalítica, realizada por un observador con formación psicoanalítica; busca, a partir de la relación, emitir conjeturas imaginativas sobre lo que está más allá del registro manifiesto de datos sensoriales. 2 La autora desea enfatizar, que la interpretación es el último paso de un largo proceso. La Observación antecede, es simultánea y posterior a la interpretación. 1
para ser un Observador privilegiado (Lisondo, Ungar, 2002). Sus consejos al Observador eran: “Ser una tabula rasa” y “la instalación de la función de receptor” (Inglez de Souza, 2007). Pero, ella sabía que es imposible la Observación neutra. Observar la relación y Observarse en ella, con la disponibilidad para ‘sentir’, anteceden la teorización. Bick alerta sobre el peligro de los prejuicios en el Observador psicoanalítico (O.P.)3. Ella reafirma la confianza en la validez de la re-construcción analítica del desarrollo en la primera infancia. Cabe destacar, que la Observación de bebés no nace del lecho epistemológico del pensamiento kleiniano por azar. Sus ideas, en Inglaterra, dieron origen a las célebres controversias entre su pensamiento y el freudiano. Volver al origen de estas divergencias teóricas, técnicas y políticas permite situar las críticas a la O.B. y al Psicoanálisis infantil. I) M. Klein era acusada de formular sus ideas en términos descriptivos y no conceptuales. En palabras de Marjorie Brierly, (1949, p. 49): “Las generalizaciones tendían a ser expresadas, más en términos preceptuales que en términos conceptuales”, y el lenguaje de la fantasía se mezclaba con una terminología abstracta. (King- Steiner, 1998). II) Otra área de las controversias era que sus críticos sentían que Klein proponía una visión del desarrollo inicial y de la génesis del funcionamiento psíquico con consecuencias para la técnica que los freudianos no consideraban consistente. III) El conocimiento más primitivo del funcionamiento mental en la Posición esquizo La consciencia ampliada es un desarrollo de la consciencia rudimentaria. En cuanto la primera percibe y comprende lo que percibe, la última percibe sin comprender aquello que percibe.
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paranoide, permitiría abordar el desarrollo del Yo y las enfermedades psicóticas. IV) Pensamos que hay una cuestión epistemológica importante que debe ser vista. La Teoría de las relaciones objetales no es una ampliación de la freudiana. Es otro abordaje teórico y técnico, otra Metapsicología. Así como Bion no es un neokleiniano, porque se aleja y revoluciona el legado de su analista.
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La O.B. permite, tanto el propio training analítico como el desarrollo del análisis, como disciplina científica: Teoría de la observación (Sandler, 2005). Hay una analogía entre las etapas constitutivas del Método de O.B. para Bick (1964) y las funciones de la Tabla de Bion (1977): atención, anotación e investigación. ¿Cuál es la condición para tener una mente receptiva a la Observación?
¿Será que la O.B., tan resistida, no tiene que vérselas con las mismas resistencias ante lo infantil en Psicoanálisis? ¿Será que no se lanza sobre la O.B. el mismo escepticismo y las críticas que el Psicoanálisis de niños sufrió y que tiene en el célebre simposio del 27 su marco histórico? (Lisondo, Ungar 2002).
1) Lograr el estado de atención flotante. La capacidad de rêverie.
Al abrir la puerta de la sala de análisis al paciente psicótico y al niño, no es más la escucha de la asociación libre, lo privilegiado. Es preciso observar y escuchar aquello que no alcanzó el estatuto de la palabra simbólica. El lenguaje preverbal y las voces del silencio, en su compleja semiología.
3) Bion (1992) afirma, que es importante que el Psicoanalista observe y absorba todo cuanto le sea posible de la experiencia analítica.
La Observación Psicoanalítica (O. P.); Wilfred Bion Ver y decir cosas invisibles a la visión de los mortales. El Paraíso Perdido, Milton
Para Bion, la observación es la esencia de la postura analítica. Su contribución (Bion, 1970) permite, tanto definir la especificidad de la O.P. cuanto diferenciarla de las observaciones en otras ciencias, para no cometer pecados epistemológicos (Green 1992, Rezende 2000). En la O.P. importa la dimensión psíquica que no es sensorial, a pesar de tener un trasfondo, una raíz sensorial.
2) Es precondición poner la mente en un estado propicio para no tener contenidos. En especial, la memoria posesiva, el deseo de resultados, y el conocimiento derivado del ‘Ya sé’.
La calidad de la Observación evita caer en una jerga inútil. Para Sor (2008), el analista apoya sus dotes para la Observación en varios aspectos: • Datos visuales; • Datos acústicos; • Datos de la consciencia. La consciencia del analista debe ser una ampliada, para recoger datos que están más allá de lo sensorial. Registrar los que no comprendemos se convierte en los estímulos que gatillan futuros hechos seleccionados. Los podemos llamar ‘datos conscientes en suspenso’. Es preciso mantener un cierto grado de no saturación y una dosis de misterio. Nuestra mente entrenada es un poderoso sistema de transformación y logro de abstracciones, pero ella es imperfecta y desconocida en los puntos ciegos.
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En (1977) al abordar la Tabla y la Cesura, Bion enfatiza como recomendación investigar la Cesura, el Vínculo, la Sinapsis.
La Observación de bebés y el Psicoanálisis un casamiento posible El método de O.B. es una buena disciplina para el desarrollo de la tarea imposible: la formación de la identidad analítica (Kohen de Abdala, Neborak, et. al. 2001). La neutralidad ideológica es una meta aspiracional (Neborak, 2008). El O.P. construye, en el campo analítico, el objeto de Observación con las dimensiones de la pasión, el sentido común, el mito. La O.B. exige ACTOS DE FE para una aproximación a “O” (Prada, 2006). Si el analista detecta las funciones en la O.B. y las nomina, los factores intervinientes pueden ser formulados. Hay condiciones para la tarea. La Intuición exige el contacto con las emociones. Ella es un receptor distante y está relacionada con el juicio acertado y la inteligencia. La O.B. permite su desarrollo. La atención flotante de Freud, relacionada con el rêverie, permite la captación intuitiva del hecho seleccionado. Ayuda al desarrollo y evolución de la capacidad de darse cuenta y al descubrimiento. La tolerancia y la modulación del dolor mental contribuyen a crear el equipo básico para el desarrollo de la función psicoanalítica de la personalidad. La intuición no se puede deteriorar por la intrusión de la memoria, del deseo o de la comprensión. La disciplina analítica, permanente, duradera y continuada permite vitalizar la intuición para alcanzar la libertad posible respecto de las opacidades. Cuanto el analista más se libere de estas opacidades, más seguro podrá estar. Mas, los puntos ciegos de la ecuación personal del analista, que siempre estarán presentes, revelan la propia esencia del
inconsciente, desconocido e infinito. Por esto, el análisis es interminable, siempre inacabado. Criterios de validación del Método de O.B. Los efectos de la O.B. en la O.P. y en la familia pueden tener como validación, por lo menos, dos evidencias científicas correlacionadas: 1) Evidencia de aumento de la capacidad de pensar. 2) Evidencia de realizaciones correlacionadas con la capacidad de pensar. 3) Es posible constatar el valor predictivo de una teoría. Bion propone, en Transformaciones (1965), una teoría de la Observación. Cabe destacar que el universo de lo sensorial precisa ser transformado por la función α (alfa) del analista. O sea, es su mente disponible, suficientemente analizada, la que permite que la Observación sea psicoanalítica y no salvaje. Ferro (2011) nos habla de aquello que sucede en la cocina del trabajo analítico. La O.B. permite con agilidad construir los modelos e hipótesis en la columna C de la tabla. Para Stitzman (2011) una buena interpretación precisa estar apoyada en la columna C (pensamientos oníricos, sueños y mitos) y en la columna H (cálculo algebraico), aquella en blanco, que permite mayor profundidad al iluminar una estructura.
Las contribuciones de Meltzer Sobre el Método y el Proceso. En su libro clásico sobre “El Proceso Psicoanalítico” (1967) el autor trae importantes contribuciones que, analógicamente, se pueden aplicar al Método de O.B. El proceso psicoanalítico y la O.B. se han convertido en los más fructíferos y bellos métodos (1988) de investigación de la mente
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humana. En la construcción de modelos se ha avanzado en la ‘capacidad de Observación’ y en la comprensión de la génesis y desarrollo de la estructura mental (Meltzer 1978; Rustin, 1991). Para el Dr. Meltzer, el encuadre de la tarea analítica es una ‘creación del analista’. Aunque el método fue creado inicialmente para la enseñanza del Psicoanálisis y la terapia infantil, Meltzer nos inspira a valorar su proyección ‘en la investigación del método psicoanalítico’. La Función Imaginativa es fundamental en el Método de O.B. El autor alerta, que el descubrimiento de significados es realizado después de dos años de O.B. Un trabajo de re-construcción. La repetición del funcionamiento –las invariancias, en Bion- permitía una visión retrospectiva, un retorno al inicio de la O.B. para elaborar Conjeturas Imaginativas con Prudencia. Las preguntas significativas abren perspectivas ante el misterio del desarrollo mental (Meltzer, 1995). La Atención está en el corazón de la actitud analítica. Meltzer (1975) la relaciona con los estados autísticos, donde hay una falta de actividad mental. Su suspensión no permite que se liguen los estímulos sensoriales para alcanzar el sentido común. El Método de O.B. permite que el O.P. dé atención y continencia a los padres -que entonces pueden dar atención al hijo- y al bebé. La Atención es un factor importante de la función materna, del Observador psicoanalítico y de la identidad analítica.
El método de O.B. en la investigación psicoanalítica. Nuevos conocimientos En el proceso analítico y en la O.B., la curiosidad científica y la devoción al método se refuerzan y potencializan entre sí. El libro clásico de D. Meltzer Autism Explorations (1975) es un ejemplo de la integración de la clínica
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de pacientes autistas con los descubrimientos de la O.B. En él se conceptualiza la dimensionalidad psíquica. También, destaca la importancia de la Atención, como función Yóica, capaz de evitar el desmantelamiento del self en los componentes sensoriales, cuando impera un estado primitivo sin vida mental: mindless. Como función mental, en un comienzo, la provee la madre (Cortiñas, 2007). La O.B. permite que el analista aprenda, en la experiencia emocional, a percibir y contener el impacto de los Estados Mentales Primitivos (E.M.P.) y de la mente del bebé, de la madre, los propios, con capacidad negativa. La experiencia de la O.B. amplía su repertorio y le permitirá estar atento a los E.M.P. en la singularidad de cada paciente en la clínica psicoanalítica (Altmann de Livitan, 2007). La importancia de la prevención. La O.B. no tiene como meta específica el tratamiento, por esto, no hay interpretaciones verbales. Entretanto, los efectos de la presencia del O.P. pueden ser terapéuticos y preventivos (Houzel 2001, Lisondo et al. 2007). Meltzer (1986) fue un autor muy preocupado con el compromiso del Psicoanálisis en la prevención de los trastornos del desarrollo emocional en la infancia y adolescencia, y en la evolución de la cultura. Los responsables por el ejercicio de la función materna se pueden identificar con la postura mental y la ‘función’ del O.P.: Tolerancia, continencia, paciencia, sentidos atentos, pasión en el ejercicio del trabajo, compromiso, responsabilidad con la vida mental, control de las actuaciones etc. Pero, este aporte de la O.B. no es suficiente para conquistar cambios estructurales, al faltar la interpretación verbal (Lisondo, Ungar, 2002). “El ‘hacer’ de la tarea analítica y el “hablar” acerca de la misma son dos funciones muy diferentes del análisis.” (Meltzer, 1967) La autora afirma, parafraseando al maestro, que la experiencia de la O.B. es muy diferente del “hablar” acerca de la misma.
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¿Por qué la observación de bebés, método Esther Bick es importante para la formación de cualquier analista?
tenido, y de trabajo de Sueño del analista, de Bion, amplían, profundizan y cambian el horizonte sobre la tarea analítica, porque la mente del analista transforma, permanentemente, al objeto de Observación.
La réponse est le malheur de la question4.
La recomendación técnica de Bion: ‘sin memoria, sin deseo y sin comprensión’, exige del analista la capacidad de no buscar un refugio en el pasado, no proyectar hacia el futuro el cumplimiento de metas, a veces mesiánicas, y soportar lo desconocido.
Maurice Blanchot
Los fundamentos Metapsicológicos del método de O.B., tal como fue propuesto por su fundadora, Mrs. Bick, en Londres en 1948, permiten esculpir la siempre inacabada identidad analítica. Por esto, la O.B. fue incluida en el currículm de la Sociedad Británica desde 1960 ‘para la formación psicoanalítica’. El Método convida a una reflexión epistemológica sobre el Psicoanálisis como ciencia. Nace del contexto de descubrimiento de la escuela Kleiniana, que tiene como postulado la Relación de objeto. La Observación es un importante factor de la función analítica (Bion, 1963). Estar con una ‘postura psicoanalítica’ en la residencia de la familia es lo que legitima la experiencia (Ver Gráfico I). Tucket (2008) enfatiza, que la Observación participante es parte de la función analítica. ¿Es posible concebir, en Psicoanálisis, una no participación del Observador, cuando esto no es así ni en la ciencia de la Física? Freud nos ofreció la recomendación de ‘atención libremente flotante’. Ni tan libremente así, porque nuestro propio inconsciente es el límite de esa atención. Sandler (1976) aporta el concepto de “una capacidad de respuesta libremente flotante” [free-floating responsiveness]. Jaqueline Godfrind (2002) llama posição contra-receptiva – una posición de (envolvimento) ‘acogimiento’, reflexiva, contraria a las inevitables actuaciones. Creo que los conceptos de Continente y Con La respuesta es la desgracia de la pregunta. Traducción de la autora.
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En la O.B. el analista es convidado a tomar la consciencia posible del movimiento de su propio mundo mental, así como desarrollar la capacidad para percibir el universo psíquico de los personajes, en el campo de la O.B., fuera de su consultorio. La curiosidad vital que emerge del vínculo de conocimiento (K), permite el compromiso con la tarea de indagación y se contrapone a la curiosidad estúpida, arrogante y mortífera en (-K) permeada por envidia y voracidad. La O.B., según este Método, exige tres etapas: a) La Observación de la relación madre-bebéfamilia en el contexto familiar, en un setting analítico. b) La narrativa escrita de la Observación. c) Los seminarios clínicos de discusión de la Observación. Es posible, teniendo en cuenta las semejanzas y las diferencias, correlacionar cada una de estas etapas, al trabajo de todo analista con sus pacientes.
a. La Observación de la relación madre-bebé-familia en la residencia 1a) Importa la Observación de la relación y la Observación de los estados mentales que
El Método De Observación De Bebés En La Formación De La Identidad Analítica
la experiencia convoca en el Psicoanalista, el trabajo del sueño alfa (a), la memoria evocativa, la creación de pictogramas e ideogramas, la aparición de lapsus, sueños, manifestaciones somáticas (Bion, 1991). 2a) El trabajo de Observación, con el Principio de incertidumbre y de incompletud, permite una aproximación ética a los fenómenos que conciernen al Psicoanálisis. Permite una práctica indagatoria constante, en lugar de las certezas, que aprisionan la mente. 3a) El Observador puede reconocer y contener la tendencia a actuar respondiendo a las demandas de la familia. Es preciso ‘pensar sobre’, a pesar de las fuertes emociones en la escena.
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Cada vez que ese setting balance sea cuestionado, atacado, alterado, arrasado por un tsunami emocional, el O.P., desde su lugar asimétrico, intentará re-construirlo, re-instaurarlo una y otra vez, como condición para la tarea. Más allá de volver a crearlo, intentará, en su diálogo interno, encontrar el sentido de esas voces silenciosas que sacuden el encuadre de trabajo. La flexibilidad, en su función y su capacidad de mantener límites, es la consecuencia de su identidad analítica madura. La capacidad de pensar en la turbulencia emocional es contraria a la rigidez, las seducciones y/o actuaciones (Neborak, 2001).
4a) El Observador, concentrado en la tarea, construye y enfoca al objeto de Observación.
6a) El O.P. construye el objeto de Observación (Bion, 1963), en el campo de la Observación. Son sus dimensiones: la pasión, el sentido común, el Mito.
5a) El O.P. crea el setting, marco que permite el desarrollo de la tarea. Este ‘setting psicoanalítico en la propia mente del analista’, firme y flexible, tiene un sentido metapsicológico, que transciende los parámetros folklóricos de tiempo, espacio, duración de cada encuentro, frecuencia semanal. Con la familia, construye un acuerdo básico de trabajo, un contrato. En él se aclara cuál es su función y aquello que se espera de cada participante. En la compleja red de relaciones madre-bebé-familia conquista su lugar.
7a) La O.B. permite, que el analista aprenda, en la experiencia emocional (Bion, 1962), a descubrir, investigar y contener el impacto de los Estados Mentales Primitivos (Bion, 1979) de la mente del bebé, de la madre, de los otros personajes comprometidos y los propios (Korbivcher, Fontes, 1992), para alcanzar el conocimiento (Bion, 1965; Neborak, 1999) y la verdad posible. El O.P. es solicitado para contener las identificaciones proyectivas y las comunicaciones de la familia, de preferencia sin actuar.
El O.P. está fuera de su consultorio, lo que hace más difícil el ejercicio de su función. El analista, también, ante situaciones excepcionales, puede precisar atender a su paciente en el hospital o residencia; por ejemplo, una madre embarazada, con indicación médica de reposo absoluto, o una paciente con cáncer después de las aplicaciones de quimioterapia (Lisondo). La O.B. permite entrenar la postura analítica encarnada en un endoesqueleto psíquico, sin el ‘apoyo’ en prótesis externas. En esta analogía, el consultorio es usado como garantía para la identidad.
8a) La O.B. ofrece la oportunidad de percibir la importancia del objeto real externo en la constitución de la subjetividad. 9a) La O.B. permite que el analista, con su función silenciosa, construya un lugar diferenciado, específico, que es reconocido por el bebé y la familia. 10a) En la experiencia emocional de la Observación hay una comunicación inconsciente. 11a) El O.P. ofrece, a través de su postura y su mente analizada, continencia, un modelo de
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identificación y de inspiración (Laplanche, 1999). Es también, un objeto transformador (Ferro, 2011; França,Grunspun, 2010). La disponibilidad (Ungar, 2000), la atención calificada (Meltzer, 1975, Pistiner de Cortiñas, 2007), la capacidad negativa, la escucha, la continencia mental (Pratt, 1989), la intuición, la capacidad de sueño a para elaborar las hipótesis imaginativas, la compañía viva, son factores valiosos de la función psicoanalítica. La O.B. ofrece la posibilidad de desarrollar y observar los efectos de la Observación en el O.P., en la familia y en la relación. En un encuentro ‘privilegiado y específico’. El conocimiento de las múltiples relaciones es formativo. 12a) La O.B. no se propone alcanzar objetivos terapéuticos, pero los efectos de la presencia del analista (observador) pueden ser terapéuticos y preventivos, para la relación de la madre con su bebé en la familia (Houzel 2000, Lisondo et.al.2007). Permite investigar los efectos de las funciones irradiadas por la identidad analítica. La presencia de la persona del analista, al ofrecerse como un objeto continente, provoca transformaciones. 13a) La experiencia de la O.B. amplía el repertorio del analista y le permite estar atento a los Estados Mentales Primitivos, en la singularidad de cada paciente (Altmannde Livitan, 2007).
el registro de lo que se dice, sino la forma de expresión, y lo que se ‘hace’ a través de lo que dice o silencia ‘en’ el analista. Además, en la O.B. importa percibir la calidad de las relaciones en juego, el lenguaje preverbal, el escenario del campo, y lo que se hace con cada uno de los protagonistas de la escena. En Cogitations Bion se refiere a la ‘función narrativa’. Además, nos ofrece la Tabla para poder clasificar los enunciados de la sesión y ejercitar la intuición. Meltzer aconseja escribir y supervisar con otro colega cuando el ‘impasse analítico’ es percibido por el analista. 1b) La escritura alivia la mente del Observador, al permitirle metabolizar las intensas emociones e identificaciones proyectivas, vividas durante la experiencia, 2b) La narración escrita permite la sistematización, la organización, el ordenamiento, la búsqueda de pictogramas y metáforas para dar forma inteligible a la experiencia, en un lenguaje de éxito. El O.P. es un importante personaje de la escena en el campo observacional. Como apunta Barros (2007), el ejercicio de la escritura alivia la mente del analista, al desintoxicarlo de las proyecciones del paciente y de los residuos de su metabolismo mental. 3b) La secuencia de los registros permite una re-construcción histórica al ‘ir y venir’ sobre el material escrito y evocado.
14a) Cuando el O.P. está en análisis o re-análisis, la experiencia de observar un bebé le puede permitir entrar en contacto con los propios estados mentales primitivos convocados.
4b) La escritura permite un trabajo de elaboración de las emociones vividas por el Observador, así como, en el Psicoanálisis ‘tradicional, permite pensar la Contratransferencia, la relación, el campo analítico.
b. La función de la escritura en la ardua disciplina analítica
5b) En la narrativa escrita, el O.P. encuentra una oportunidad y una distancia temporoespacial para escribir sus transformaciones, autoobservarse y registrar sus emociones, conjeturas, pictogramas, indagaciones.
En Psicoanálisis y en la O.B., escribir las experiencias del trabajo presupone no solo
El Método De Observación De Bebés En La Formación De La Identidad Analítica
6b) A veces, no es posible escribir el relato. Este hecho es significativo y merece indagación. 7b) Importa, a partir de los detalles de lo observado, nombrar al Hecho Seleccionado que dé coherencia y armonice la conjunción constante.
c. La función de los Seminarios clínicos en la formación psicoanalítica Los Seminarios clínicos, cuando funcionan como grupos de trabajo, son una oportunidad para ‘afinar el instrumento’ y la capacidad de Observación. La experiencia psicoanalítica puede encontrar en la O.B. un modelo metafórico. El origen de ambas es la experiencia emocional. Para Bion (1962), el uso de modelos es eficaz, porque puede devolver el sentido concreto a una investigación, que puede haber perdido el contacto con su background por medio de la abstracción y de los sistemas deductivos teóricos a ella asociados. El Seminario permite indagar ‘qué hace el bebé, cómo estaba su cuerpo, cuáles sus gestos, la música de su llanto, y balbuceo, la postura de la mamá, cómo se dirige al hijo, el lugar de los otros personajes, la forma de recibir al Observador etc. etc. para jugar con las diferentes hipótesis’. El O.P. encuentra, allí, la oportunidad para descubrir las fuertes proyecciones que pueden presionar su mente y magnificar cuestiones de su mundo interno. La integración entre lo observado, la formulación de las dudas y las teorías es realizada en este espacio. El coordinador del seminario es el responsable de Observar las capacidades, el desarrollo o el estrechamiento de una mente para la tarea analítica. El pensamiento primitivo, concreto, o el moralismo dogmático sin moral, obstruyen y desvían el trabajo analítico. En cambio, la capacidad de asombro e indagación, la capacidad de decisión, la tolerancia a: las dudas, el
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misterio, la frustración, el dolor, la creatividad, la impotencia, permiten pensar y formular temas que facilitan la ardua tarea analítica. Las fantasías de omnisciencia y omnipotencia surgen ante la imposibilidad de tolerar la frustración. Entretanto, ella es esencial en el proceso de aprendizaje. Saber algo consiste en “tener cierto” conocimiento, una aproximación al objeto de Observación, y nunca la pretensión de poseer y saturar a ese objeto, mutilando su multidimensionalidad. ¿Cómo ejercitar la continencia indispensable para ser analista y albergar el misterio ante lo incognoscible de la mente humana? La postura analítica, tanto en la clínica ‘clásica’ como en la O.B., exige humildad para tolerar con capacidad negativa, lo desconocido. 1c) En los Seminarios, el O.P. que presenta su relato, es convidado a escuchar de los colegas una diversidad de vértices posibles para aproximarse a la experiencia emocional narrada. 2c) El O.P. y el grupo son invitados a verificar y validar las hipótesis imaginativas, intuitivas y racionales en gran angular, en la filigrana de cada Observación detallada, y en la secuencia de la experiencia para delinear un patrón psíquico. Es posible rastrear las invariables que se destacan en las transformaciones. 3c) La O.B. permite, por las funciones que la tarea exige, la investigación de la creación de la mente y sus estados primitivos. Bick, Meltzer, Winnicott, entre muchos otros autores, nos ofrecen conceptos fundamentales como consecuencia de la Observación. La función de la piel como primer continente psíquico, los estados autísticos, la dimensionalidad psíquica, el objeto y espacio transicional, son valiosas conceptualizaciones. 4c) En los Seminarios es posible reflexionar sobre los desvíos en el uso del método. ¿Qué sería lo que sucedió en esa relación, en ese momento? Es preciso velar por el rigor metodológico,
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sin estar aprisionado por la teoría, la cultura institucional, en una armadura de hierro. No quebrar pilares de sustentación del Psicoanálisis como ciencia, es importante para no provocar ‘deformaciones en la postura analítica’. Andrè Green, Florence Guignard, Antonino Ferro, J. Grotstein critican la O.B. desde diferentes vértices. El denominador común es la preocupación por la especificidad del Psicoanálisis, como ciencia y como postura ética. Importa discriminar entre el método que tiene como foco la Observación de las relaciones, de la desvirtuación de la tarea. Tal deformación puede suceder, tanto en la sesión de análisis como en la O.B. Por ejemplo, atender las demandas de los padres, ofrecer consejos, responder a preguntas concretas, opinar, censurar etc. 5c) En los Seminarios, es posible trabajar con los riesgos psíquicos en el ejercicio de la ‘profesión imposible’. Por ejemplo, las dificultades para encontrar la familia pueden expresar las resistencias y el miedo ante la tarea. Una colega solo participó de los seminarios como oyente, porque reconoció que precisaba de más análisis antes de lanzarse al desafío, al dolor ante su esterilidad. ¿Las dificultades para finalizar la tarea hacen aflorar angustias ante la separación, la consciencia de la finitud de la experiencia real? O, en el enmarañamiento de identificaciones proyectivas, ¿es el Observador quien dificulta o impide la despedida? ¿El Self infantil del Observador es proyectado en el bebé o en la familia, que no pueden ser abandonados y precisan de atención? ¿La O.B. es vivida como una experiencia capaz de restaurar lo dañado en el propio psiquismo? ¿Cuáles son las posibilidades del Observador para tolerar la indeterminación, lo imprevisible, las incertezas sobre el futuro del bebé y la familia? Es importante precisar que el Método de O.B. es diferente de las
‘intervenciones terapéuticas tempranas’ (Stern, Mahler, Lebovici, etc), con objetivos terapéuticos. Ellas podrían ser situadas en la columna 2 y 3 de la Tabla. 6c) El Seminario Semanal permite que el Observador psicoanalítico (O.P.) compare y establezca diferencias entre sus propias Observaciones y las de sus colegas.
La experiencia. Viñetas Observación Nº 4; Bebé de 10 días La mamá está dando de mamar a F (el bebé), siempre en el pecho derecho. [Esta mujer tiene la mano derecha muy atrofiada, consecuencia de la Talidomida usada por su madre]. El bebé está calmado, con los ojos cerrados. Tranquilo, succiona rítmicamente, sin dejar escapar el pezón. La madre está impaciente, agitada, irritada. F. se esfuerza para no perder el pecho. {Es conmovedor observar la fuerza de F. Me apena ver que la mamá no se entrega a la experiencia}. La mamá (Cleusa) se queja. Me dice que está mamando desde las 8 de la mañana. Ahora son las 8:30 y no para de mamar. “Él solo quiere estar así”. Me cuenta, que ya mandó al marido a comprar leche en polvo. Fue al pediatra. F. está bien de los oídos y de la garganta. Entonces, si llora tiene que ser por hambre. Ayer a la noche, le dio leche en polvo y durmió toda la noche. {Duele el corazón. Tengo ganas de intervenir. Me contengo. Un crimen}. Amargada, me dice que su madre solo se quedó cuatro días. Ella bien que podía ayudar. C. se disculpa por el desorden de la casa. “No tengo a nadie para ayudarme”.
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[…] Con la agitación de Cleusa, en un instante F. pierde el pezón. La mamá, contenta y aliviada se levanta para que él eructe. “Saca el gas hijo, saca el gas rápido”. Cleusa está apresurada. Lo balancea de pie. Lo coloca rápidamente en la cuna. […]. F. vomita. W. lo socorre, a pedido de la madre. […] Wagner (el hermano de siete años) me pregunta, si yo voy a examinar solo a F. La madre me pide escribir un libro solo con las travesuras de W. […] Cleusa me pregunta, si yo ya me hice ligar. Ella ya lo hizo. Por esto es que duele tanto. Ella ya tenía a W. y no quería más hijos. Usó DIU. Se le salió de su sitio. Entonces comenzó con los anticonceptivos. Quedó blanca de tanto cabello blanco que nació. Tuvo dolores de cabeza horribles. Hasta EEG se hizo. Nadie descubrió el motivo de su dolor de cabeza. El marido usó preservativos. No sabe cómo quedó embarazada. Piensa que Dios quiso taparle la boca a ella. El marido es independiente. No siempre tiene trabajo, ni dinero. […] Ella le pide a W., que mueva la cama de matrimonio, para crear un espacio para que yo cuide a F., en cuanto ella toma un baño. Quiere que W. quede lejos de F. Teme el contagio de la gripe. C. aumenta el volumen de la radio. Me deja en la habitación, con F. sentada en la cama de matrimonio. W. está con
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un auto ‘Águila de fuego’. Literalmente, estoy con un ojo en cada hijo de C.; W solicita mi atención. Me muestra el auto y los movimientos que hacen las ruedas, los cañones. F. chupa la chupeta con desespero, ojos grandes abiertos, cuerpo rígido, endurecido. W. busca otros autos. Faltan diez minutos para acabar la Observación. Escucho el ruido de la puerta. W. constata que C. salió. {¿Qué hacer? ¿A dónde fue esta mujer sin avisar? ¿Cuándo volverá? ¿Cómo cuidar del setting? Ella me dejó con la responsabilidad de cuidar de sus dos hijos. Decido aguardar} Me quedo en la casa. C. había ido al mercado, aprovechando mi presencia, a comprar leche y pan. Vuelve como una nena que sabe que hizo una travesura. Nuevamente, re-instauro nuestro contrato de trabajo y el horario. Ella no quiere que me vaya.
Comentarios Llama mi atención el uso exclusivo del pecho derecho ante mi presencia. ¿Esta mujer quiere dar vida al lado derecho de su cuerpo? ¿Compensar la mano atrofiada? ¿Tiene dificultades físicas para sostener al bebé? F. lucha para continuar mamando. Cleusa lo interrumpe. Esta mujer pone en escena cuánto el hijo no fue esperado y cómo ella no se encanta con él. ¡El embarazo es un castigo de Dios! Media hora es una eternidad para C. Hay una tendencia a acelerar tiempos. Cuando escucho que ya mandó a comprar leche en polvo quedo preocupada y dolorida por la vida psíquica de F.
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La mamada es interrumpida. Ella no espera que F. pueda botar sus gases. F. vomita un alimento ya ‘envenenado’. Cleusa suplica por ayuda. El desencuentro con su madre re-aparece en esa historia tenebrosa, transgeneracional. Su marido tampoco la contiene. Wagner reclama mi atención. La madre tiene la expectativa de aparecer en un libro. Una forma de encontrar valor, destaque, atención, singularidad. También, talvez, ideas persecutorias le asusten. ¿Qué dolores psíquicos encuentran albergue en su cabeza, en su vientre? C. quiere saber sobre mi intimidad. ¿Para curiosear sobre mi vida privada? ¿Para encontrar en mí un modelo? Ella se acompaña con la radio en alto volumen. C. hace un lugar para mí en su mundo interno, no solo en su cama de matrimonio. Aprovecha mi presencia para cuidar de sí y para proveer lo básico: pan y leche. C. desea alimentarse con esta experiencia y así, talvez, pueda estar con F. de otra forma. Yo siento, lo que creo es constante en las relaciones con C., sorpresa, inseguridad, desconcierto, susto. W. también muestra los celos y solicita mi atención con insistencia. F., con su cuerpo estirado y duro, ¿ya está buscando autocontinencia ante la falta de la continencia materna? ¿Cuántas veces un analista de niños no es sorprendido al no encontrar al responsable por el paciente en la sala de espera? Los pacientes desean saber sobre la vida de su analista y en el Psicoanálisis, esto es interpretado acorde a
la experiencia en curso en ese momento en la singularidad de cada relación. En la O. B. no es posible usar la interpretación verbal como herramienta. Concretamente, soy llamada a cuidar de los hijos, también de su Self infantil proyectado en los hijos. Termino este trabajo con un trozo de otra Observación para mostrar cómo la función del O.P. puede ser un modelo inspirador en la familia.
Observación Nº 27 Bebé de cinco meses y 18 días La mamá sale de la casa muy agitada. Da muchas órdenes al marido. S. acompaña su agitación con la mirada. El marido respira. Se sienta en el patio, al lado del hijo, fuma un cigarro. “Yo te voy a observar también”, dice el padre. “¿¡Sabe que él ya tiene dientes!? Me pregunta. “OH, hijo de la madre. ¡Papá! Papá. Habla para mí”. El padre lo estimula con ternura. Su rostro está bien próximo al rostro de S. S. ríe, mueve los brazos y piernas rítmicamente, alegre. ¡¡Ah, Ah!! ¡¡Ah!!, responde. S. junta los dedos de los pies y también las manos”.
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Modelo de formación psicoanalítica
Controles Seminarios Clínicos
Seminarios Teóricos
Análisis Re-análisis Auto-análisis?
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PSICOANÁLISIS XXIV (1); 53-78, 2012
Artículo original
El Miedo y sus Metamorfosis Ricardo O. Moscone1 Recibido: Marzo 13-2012 Aprobado: Junio 06-2012
Resumen Se destaca: la gran difusión e importancia del Miedo disfuncional que ocasiona limitaciones prácticamente invalidantes; que es imposible comprender al miedo si antes no se sabe con precisión que es una emoción; que su léxico es impreciso; que las definiciones, escasas; que la Neurosis de Angustia y la Histeria de Angustia, dos presentaciones clínicas freudianas, pueden entenderse unitariamente porque en ambas predomina el Miedo disfuncional; que, también, puede tomarse como síntoma de una psique disfuncional; que, como toda emoción, una vez conformado, se mantiene estable. El Miedo disfuncional puede hallarse oculto tras, entre otros, los siguientes síntomas: Algunas pseudofuncionalidades psíquicas; ingenuidad; pereza; superstición; algunas hiperreligiosidades; algunas hipermoralidades; adicciones; disfunciones del lenguaje oral; timidez; vergüenza disfuncional; postergación de la realizaciones personales; algunas culpas disfuncionales; algunos estados de tristeza; pensamientos negativos sobre el futuro; una variedad de la necesidad de un objeto sexual denigrado; diferentes presentaciones de la Fobia al coito; Síndrome de Psique. Cada uno de estos síntomas es desarrollado sintéticamente.
Palabras clave: Miedo, Miedo disfuncional, emoción, Síndrome de psique.
Fear and Its Metamorphosis Summary In relation to dysfunctional fear is to be noted: Its relevance as it is so widespread and can produce severe limitations that might be handicapping; the impossibility of understanding fear if emotions are not adequately defined and lexical and semantic imprecisions are not clarified; that as it happens with every emotion once it has been configured remains stable; that it can be considered as a symptom of psychic dysfunction. The Freudian clinical distinction between Anxiety Neurosis and Anxiety Hysteria should be considered as a unity derived from dysfunctional fear. Dysfunctional fear can be hidden behind ingenuity, laziness, superstition, magnified religious feelings, hyper-moral attitudes, addictions, language disorders, shyness, excessive shame, procrastination, dysfunctional guilt, sadness, pessimism, the necessity of denigrating sexual objects, phobic attitudes towards coitus, and several other psychic functional disorders. Each of these conditions is considered synthetically and the Syndrome of Psyche is presented.
Key words: Fear, Dysfunctional fear, excitement, Syndrome of psyche.
Médico Psiquíatra, Psicoanalista. Miembro Titular APM. romoscone@gmail.com.
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O MEDO E SUAS METAMORFOSES Resumo
É dado destaque a: a grande difusão e importância do medo disfuncional que causa limitações praticamente incapacitantes ; que é impossível compreender o medo sem antes saber precisamente o que é uma emoção; que o seu léxico é impreciso; que as definições são escassas; que a Neurose de Angústia e a Histeria de Angústia, duas apresentações clínicas freudianas, podem ser entendidas unitariamente porque em ambas predomina o medo disfuncional; que também pode ser tomado como sintoma de uma mente disfuncional; que como toda emoção, o medo uma vez conforme se mantem estável. O medo disfuncional pode encontrar-se escondido por detrás – entre outros - dos seguintes sintomas: algumas pseudofuncionalidades psíquicas; ingenuidade; pureza; superstição; algumas hiper-religiosidades; algumas hipermoralidades; vícios; disfunções da linguagem verbal; timidez; vergonha disfuncional; adiamento das realizações pessoais; algumas culpas disfuncionais; alguns estados de tristeza; pensamentos negativos em relação ao futuro; uma variedade da necessidade de um objeto sexual denigrido; diferentes formas de fobia ao coito; Síndrome de Psique. Cada um destes sintomas é desenvolvido sinteticamente.
Palavras chave: Medo, Medo Disfuncional, Emoção, Síndrome da Pisque.
No soy buen naturalista [como dicen], y no sé mucho por qué resortes el miedo actúa en nosotros; pero es, en todo caso, extraña emoción, y opinan los médicos, que la que más saca de su lugar a nuestro juicio. […] Y que muchas gentes, por la impaciencia de los aguijoneos del miedo, se hayan ahorcado, ahogado o precipitado, nos demuestra, que es aún más inoportuno e insoportable que la muerte. Montaigne, Del miedo, en Essais (1580/95, I, p. XVIII).
funcional o disfuncional, puede presentarse de múltiples maneras, muchas de ellas encubiertas. Si bien las Fobias han sido objeto de innumerables estudios, sobre el miedo se encuentran pocos trabajos. El léxico es, en general impreciso; muchas son las causas que explican esto, pero solo mencionamos la carencia de definiciones. El límite en la extensión de este artículo hace que no podamos mencionar las opiniones de muchos autores consultados, y aunque, todos ellos están mencionados en la Bibliografía, a modo de respaldo, no están citados.
En el siglo XVI, este gran pensador francés señalaba de manera contundente la gran importancia del Miedo. Con este término nos referimos2 a esa emoción que, además de ser La utilización del plural responde a que, de las ideas expresadas como propias, es imposible descartar las que hayamos olvidado que fueron aprendidas o tomadas de otras personas; reconocemos, que lo que manifestamos es posibilitado por innumerables pensamientos ajenos, sin los cuales no podríamos haber llegado a formar nuestra opinión; considerando la existencia de ideas que son consecuencia de un hecho social, tampoco podemos discriminar las que la
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sociedad, inconscientemente, nos determina. Como, además, entendemos que todo lo que es capaz de observar un individuo, es muy probable que ya haya sido percibido {por otro u otros} desde hace mucho tiempo y muchas veces, el plural también pretende incluir esta posibilidad. Todo lo anterior, no implica que eludamos hacernos responsables de lo escrito, ni que pretendamos ubicarnos entre los modestos (Notas del Autor).
El Miedo y sus Metamorfosis
El léxico del miedo en Freud Las distinciones que traza [Freud] entre Angst [miedo], Furch [temor], Schreck [terror] no resultan del todo convincentes. Strachey (III, nota a pie de página N° 1, p. 88)
Esta es la conclusión a la que llega un profundo conocedor de su obra, luego de revisar los tres intentos (1916/17, XVI, p. 358; en 1920, XVIII, p. 12; y en 1925, XX, pp. 154-155), para diferenciarlos. Como Freud mismo lo manifiesta, no distingue las voces con relación al miedo: “Omito entrar a considerar más de cerca, si las acepciones usuales de Miedo [Angst], Temor [Furcht] y Terror [Schreck] designan lo mismo o cosas claramente distintas” (1916/17, XVI, p. 360). Al sintetizar sus ideas sobre el Miedo, el Dolor y el Duelo, afirma: “Es tan poco lo que hay sobre la Psicología de los procesos de sentimientos, que las siguientes, tímidas, puntualizaciones tienen derecho a reclamar la mayor indulgencia” (1925, XX, p. 158). Y, siete años después, al revisar el asunto para aportar novedades, manifiesta: “Ninguna de ellas [sus concepciones] puede considerarse la solución definitiva de estos huidizos problemas” (1932, XXII, p. 75). Una preocupación importante que se crea para comprender el pensamiento de Freud con relación a los miedos, surge a partir de la traducción de la palabra alemana Angst; Hanns, quien específicamente estudia los términos empleados por Freud en alemán, sostiene: El término Angst [literalmente significa miedo] generalmente se traduce al español por ‘ansiedad’ o por ‘angustia’.
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[…] De acuerdo con el contexto, tanto Angst [miedo] como Furcht [temor] pueden corresponder a ‘ansiedad’ y, más raramente, a ‘angustia’; pero en rigor, ni Angst ni Furcht corresponden, en alemán, a ‘ansiedad’ o ‘angustia’. […] Angst significa ‘miedo’. Generalmente, indica un sentimiento de gran inquietud, ante una amenaza real o imaginaria de daño. Puede variar de gradación, desde ‘recelo’ y ‘temor’ hasta ‘pánico o ‘terror’ (1996, p. 70). Otra afirmación de Hanns, debe considerarse: “Lo que hay [en alemán] son términos mucho más próximos a ‘angustia’ y ‘ansiedad’ que Angst; sin embargo, Freud no los utilizó.” (1996, p. 81) Y al advertir que es traducida por Strachey como anxiety y por Etcheverry como ‘angustia’, estaríamos ante la necesidad de una nueva traducción del texto en alemán. Juan Carlos Weissmann (2010) prefiere la versión de López Ballesteros, porque adecúa el significado de Angst al contexto. Un diccionario de la época de Freud señala, que Angst es: ‘miedo’, ‘temor’ (Furcht), ‘angustia, opresión’ (Beklemmung), inquietud (Unruhe), preocupación (Sorge) (cf. Slabý & Grossmann, 1937).
Definiciones Quizás haya llegado la hora de acuñar los [conceptos básicos] en definiciones. Freud, Pulsiones y destinos de pulsión (1915, XIV, p. 113)
Al comienzo de este artículo, Freud plantea la importancia de las definiciones, pero las pulsiones fueron una incógnita hasta el final de su obra. Los términos referidos al Miedo no están netamente delimitados ni por Freud, ni
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por vocabularios de diferentes lenguas o de Psicología (encontramos que solo el de Pittàno intenta distinguirlos, 1998, pp. 740-1). Con las definiciones que ofrece el diccionario de nuestro idioma (DRAE, 2003), es muy difícil diferenciar ‘miedo’ de sus sinónimos: Fobia, aversión, desconfianza, horror, sobresalto, aprensión, asombro, alarma, alerta, pánico, pavor, escrúpulo, recelo, susto, temor y terror. Por considerar, que es un paso metodológico indispensable, y para que, tanto nosotros como el lector, sepamos a qué nos referimos cuando empleamos determinados conceptos, a continuación expresaremos, de la manera más clara, precisa y concisa que nos sea posible, lo que entendemos por algunos de los principales términos que utilizamos en este trabajo: Lo Psíquico. En un adulto, comprende los fenómenos producidos en el cuerpo, determinados por las interrelaciones de dos sistemas diferentes: El emocional y el consciente, que a su vez, funcionan interrelacionados con otros externos: Individuos, familia, grupos y sociedades. Emociones. Uno de los dos componentes básicos, constitutivos y constituyentes de los fenómenos psíquicos; reacciones pulsionales de duración variable, movilizadas a partir de estímulos propios o externos; constituyen sistemas autónomos; están interrelacionadas con el funcionamiento consciente y lo subordinan; son complejas, porque involucran a todo el individuo y, muchas veces, también a otras personas, a un grupo o a una masa; además, como algunas son compuestas, comprenden: Un sentimiento que puede estar ausente, una expresión facial característica, gestos corporales, manifestaciones fonéticas y sonoras, activación del sistema nervioso autónomo y endocrino, y reacciones motrices o parálisis; producen diferentes grados y cualidades de la sensación de placer o de displacer; son muchas y pueden establecerse clasificaciones, según el período de aparición o su finalidad; son diferentes
entre sí; a partir de estructuras innatas, cada una adquiere una configuración singular, con base en las primeras experiencias emocionales significativas, del trato emocional recibido y de la atmósfera emocional de la familia; en cada una, intervienen determinados circuitos neuronales; sus metas son preservar la vida, reproducirla y establecer sociedades; puede presentarse una o más, simultáneamente o en combinaciones; en función de sus metas son fácilmente detectadas por los demás, ya sea intuitiva o conscientemente; una vez conformadas son estables; algunas sociales, encauzan o corrigen a otras, permiten el funcionamiento social; determinan el carácter; contribuyen a que constituyamos ‘sistemas dinámicos con comportamientos impredecibles’. Pueden ser, incluso, disfuncionales; en este caso, algunas pasan a ser estados permanentes, y en muchas ocasiones se carece de conciencia de su presencia, y de que determina el pensamiento y el accionar. Emoción disfuncional. Configuración de la emoción que perturba o impide cumplir con un objetivo; ocasiona malestar individual y social. Pulsiones. Abstracción conceptual de pautas de conducta específicas del hombre, cuyas manifestaciones concretas son las emociones; corresponden al instinto de los animales irracionales, pero se diferencian, por la plasticidad de su configuración; presentan enormes variaciones individuales y pueden ser disfuncionales; son varias, distintas entre sí, e innatas; unas están presentes desde el nacimiento y otras surgen con posterioridad; se conforman, a partir de las primeras experiencias emocionales; una vez establecidas, puede considerárselas como inmodificables; son complejas, porque involucran a todo el individuo y, en determinadas ocasiones, también a un grupo o a una masa; sus metas son preservar la vida, reproducirla y establecer lazos sociales. Lo consciente o funcionamiento consciente. Significativo progreso evolutivo propio del hombre, cuya plenitud se produce en vigilia,
El Miedo y sus Metamorfosis
y con las emociones inactivas; reconoce el sí-mismo, diferenciado de lo que le es ajeno; permite disponer de tono postural, atención, lenguaje, memoria, ubicación temporal espacial, auto observación, identidad y pensamiento; por medio del lenguaje, adquiere y transmite enormes cantidades de información, sin necesidad de la experiencia personal; con el conjunto de elementos disponibles, piensa (reconoce, recuerda, valora, relaciona, compara, infiere, anticipa, razona), para decidir la acción más adecuada que cumpla con sus objetivos vitales: preservación de la vida, reproducción e integración social; posee un relativo control de las emociones; su actividad es privativa de cada persona; carece de sensaciones de placer / displacer; y puede ser disfuncional. Sentir. Sensación o estado emocional hecho consciente; dado que este fenómeno implica la participación de una compleja serie de facultades y aspectos psicológicos, como el funcionamiento consciente, que discrimina lo percibido sobre lo que, con base en su estado, presenta opiniones o tiene una disposición, también, es empleado para designar alguna de estas. Sentimiento. Acción y efecto de sentir. Miedo. Emoción que surge si la integridad personal o la vida está en peligro, cuando se tiene un susto, es decir, cuando un estímulo sensorial imprevisto posee la intensidad suficiente como para despertarlo, o al percibirlo en otra persona o grupo; depende de la capacidad para enfrentar la vida, y lleva a adoptar medidas adecuadas para protegerse. Temor, alarma, sobresalto son sus sinónimos. Miedo disfuncional. Emoción que se produce sin que la integridad personal o la vida esté en peligro, pero con una magnitud desproporcionada, si lo está; cuando se está ante la posibilidad de perder, o se ha perdido, a la persona con cuya compañía se calmaba un Miedo disfuncional. Pánico: Sinónimo de Miedo
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disfuncional, que, como suele utilizarse cuando esa emoción es grupal, resulta adecuado para designar al Miedo como ‘hecho social’. Fobia. Una de las variedades del Miedo disfuncional que se caracteriza por: 1) Una o varias sensaciones insoportables e inefables, junto con síntomas corporales, que también pueden ser intolerables; 2) La inaguantable sensación de encontrarse indefenso, que determina: a) huida inmediata o parálisis, b) Recurrir a mecanismos defensivos, c) búsqueda de la compañía de alguien o de la posesión de algo, considerado antídoto, d) ingesta de drogas psicotrópicas, lícitas o ilícitas; 3) presentarse ante determinadas personas, objetos o situaciones; 4) Intensidad y amplitud variables; 5) Si el mecanismo defensivo es exitoso, la Fobia se hace inconsciente y su existencia se infiere de los síntomas padecidos; 6) Habitualmente, hay conciencia de que se trata de algo subjetivo e irracional; 7) Integrar una conformación psíquica disfuncional; 8) Las variadas manifestaciones psicosomáticas y neurovegetativas que presenta son proporcionales al sufrimiento que se padece; 9) Hay casos en los que, incluso, se tiene Fobia a sentirla; 10) Produce significativos síntomas y limitaciones; 11) Puede manifestarse como crisis. Crisis fóbica. (Freud, ataque de miedo 1894, I, p. 234; 1894b, III, p. 94; 1916/17, XVI, p. 365; y 1925, XX, p. 121). Se caracteriza por: 1) Inicio y finalización brusco; 2) Es breve; generalmente dura alrededor de veinte minutos; 3) Se manifiesta en quienes padecen fobias o estados fóbicos; 4) Presenta molestos o intolerables síntomas psicosomáticos, entre ellos, sensación de ahogo, opresión precordial, inestabilidad, mareos, lipotimias, náuseas, escalofríos, temblores, parestesias y acufenos; 5) Determina insoportables sentimientos como: angustia, ansiedad, inquietud, miedo a morir o a enloquecer; 6) Presenta reacciones neurovegetativas; 7) Produce una aceleración involuntaria de ideas, pensamientos y de la motricidad; 8) Produce un descontrol mental que hace temer
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estar enloqueciendo; 9) Puede ocurrir durante el sueño, en cuyo caso se denomina ‘pesadilla’. Estado fóbico. Presentación en la que la fobia es permanente, tal como, generalmente, ocurre en algunas agorafobias, que impiden abandonar un lugar cerrado. Acompañante contrafóbico. Es la persona con la que el fóbico calma sus miedos. Paradójicamente, puede ser alguien que necesite ser protegido (un bebé, un niño, un discapacitado, un anciano o alguien que sufre); en este caso, se trata de alguien débil, que hace fuerte a quien lo protege, al aceptar desempeñar el papel del inválido. La relación entre el fóbico y su acompañante posee, entre sus cualidades más destacadas: Narcisismo, simbiosis, dependencia e idealización; también son notorias sus implicaciones psicológicas, entre las que mencionamos: retraso de la madurez, quitar libertad, generar omnipotencia, establecer un mutuo sometimiento / tiranía, y su pérdida determina un duelo muy difícil de elaborar. Fetiche. Objeto o persona que calma un Miedo disfuncional. Fetichismo sexual. Preponderante o exclusiva excitación y satisfacción sexual con algunas partes del cuerpo que, generalmente, no son consideradas como erógenas, o con objetos relacionados con él; se originaría en la fobia al coito. Superstición. Creencia irracional inmodificable, originada en un Miedo disfuncional y no en una convicción religiosa ni en un ‘hecho social’, por la que se considera que determinados sucesos o circunstancias constituyen un augurio, favorable o perjudicial; también, atribuir poderes o cualidades sobrenaturales a seres (personas, espíritus), objetos (astros, fetichismo), ritos, o sistemas de pensamiento (teorías científicas, filosóficas o diversas concepciones); o se adoptan disciplinas esotéricas (adivinación, astrología, cartomancia, curanderismo, espiritismo, magia, quiromancia, tarot, etc.).
Angustia. Emoción que se desencadena en condiciones de indefensión y desamparo; su sentimiento refiere un estado desagradable y variable o impreciso (opresión, ‘falta de aire’, ansiedad, desesperación); puede estar acompañada de otras emociones (miedo, tristeza o culpa); y ser funcional o disfuncional. La primera manifestación es la ‘angustia del octavo mes’ de vida (Spitz, 1958, p. 51), que se produce cuando el bebé adquiere la capacidad de reconocer a su madre y, sin, previamente, haber tenido experiencias traumáticas significativas, se le presenta un rostro diferente al de ella; sería entonces, la reacción por haber perdido el contacto con quien cubre su indefensión y al que acaba de reconocer y, por lo tanto, diferenciar de otros seres humanos; también indicaría que la conformación de su psiquismo requiere, necesariamente, contar siempre con una misma persona y el miedo ante un extraño. Ansiedad. Variedad de la angustia en la que predomina la inquietud motriz. Vergüenza. Emoción social característica del hombre y la única relacionada con nuestra condición social; se activa al advertir que se hizo público algo personal que es socialmente reprobado; produce diferentes sentimientos desagradables (vergüenza, deshonor, desvalorización, humillación, ridiculez, desprecio), rubor en el rostro y algunas otras reacciones neurovegetativas; su existencia indica la vigencia inconsciente de valores y normas incorporados, cuya finalidad es la integración social. Vergüenza disfuncional. Emoción que surge cuando se tiene Miedo disfuncional a la opinión de los demás y esto produce inhibiciones y sufrimientos. Timidez. Dificultad o la imposibilidad para hacer público algo personal que es socialmente aceptado (puede tratarse de una expresión verbal, exhibir el cuerpo o alguna de sus partes, o desempeñar alguna actividad), determinada por una vergüenza disfuncional.
El Miedo y sus Metamorfosis
Pudor. Emoción social compleja derivada del superyó que se pone en marcha ante otra persona o grupo con el que se está relacionado y por la que se lo reconoce como un semejante diferente, se lo respeta, se asumen responsabilidades y derechos, se observan normas y leyes, y se piensa en lo que puede o pueden sentir y en las consecuencias del accionar personal. Culpa. Es la emoción producida al haber actuado de manera perjudicial para consigo mismo, o hacia terceros o al violar valores, normas o leyes; esto indica la vigencia inconsciente de valores, normas y leyes incorporados con el Superyó, cuya finalidad es la de llevar a actuar de la mejor manera para materializar objetivos personales y sociales; también cuida la autoestima y el prestigio, y la integración social. Culpa disfuncional. Emoción producida por un Superyó agresivo que desprotege y castiga sin corregir, por haber actuado de manera perjudicial para consigo mismo o hacia terceros, o al violar valores, normas o leyes. Narcisismo. Variación defensiva del amor a sí mismo en la que se produce el enamoramiento de un ideal grandioso que lleva a que la persona se identifique con él desmintiendo aspectos personales y del mundo; en su configuración intervienen muchos factores.
Neurosis de angustia e histeria de angustia En las neurosis actuales [Freud] no pudo descubrir causaciones psíquicas ni mecanismos psíquicos. Nunberg, Principios del Psicoanálisis, 1932, p. 204
Freud prologó elogiosamente este libro sin hacer ningún comentario, de lo que podría
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inferirse que no impugnó las afirmaciones de su fiel discípulo. Entendemos que el creador del Psicoanálisis siempre defendió la existencia de las ‘Neurosis actuales’, porque advertía la presencia de un malestar proveniente de la infancia, diferente de otro que se genera al conformar nuevas sociedades; la carencia que señala Nunberg, se encontraría satisfecha con la ‘Histeria de Angst’. En su período prepsicoanalítico, Freud hace una completa descripción de la ‘Neurosis de Angst’ (1893, I, p. 221; 1894a, III, p. 75; 1894b, III, p. 92-99; 1895, III, p. 123; y 1916/17, XVI, p. 362); se ocupa de ellas durante tres años seguidos, a partir de 1893, y aunque en su próxima mención en 1916/17 reitere su existencia y ubicación entre las Neurosis actuales, resulta significativo, que las presentaciones clínicas desaparezcan luego de 1895. Recordemos el Manuscrito B del 8-II-1893, donde Freud las detalla con claridad y señala que su síntoma predominante es el miedo: Sus síntomas permanentes son: 1) Miedo (Angst) referido al cuerpo: hipocondría; 2) Miedo (Angst) referido a una operación corporal: agorafobia, claustrofobia, vértigo en altura; y 3) Miedo (Angst) referido a decisiones y memoria (o sea, representaciones que uno mismo se forma de una operación psíquica): folie du doute, compulsión a cavilar, etc. (I: 221). El 24 de abril de 1907, en la reunión de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, Stekel presenta su trabajo Psicología y patología de la neurosis de Angst, en el que sostiene que ‘toda Angst es temor a la muerte’, y, para sustentar su hipótesis, adjunta cuatro casos. Freud afirma que “la neurosis de Angst es provocada por el ‘coitus interruptus’” y ve el origen del Angst “en la desviación de la excitación sexual somática de la esfera psíquica.” Stekel, en contraposición, está convencido de que “en la neurosis de Angst (como en cualquier otra neurosis), el conflicto psíquico es esencial.” La mayoría de los que
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participan en la discusión está en desacuerdo con la explicación exclusivamente somática de la Neurosis de Angst sostenida por Freud; a su vez, el creador del Psicoanálisis coincide con aquellos que afirman que los casos de Stekel son “histerias acompañadas de Angst” (Nunberg & Federn, I, 1907, Pp. 192-199). En 1908 Stekel edita un voluminoso libro en el que plantea que en esta, como en toda neurosis, el conflicto psíquico es esencial; apoya este criterio con numerosas casos. Freud escribe el prólogo en el que aclara: “solo la designación de ‘Histeria de Angst’, se debe a una propuesta mía”, haciendo la primera mención impresa de dicho cuadro clínico3. Al año siguiente, en Análisis de la fobia de un niño de cinco años, Freud presenta por primera vez un caso de este tipo de histeria, entidad que le permite seguir sosteniendo su hipótesis del origen exclusivamente somático de la ‘Neurosis de Angst’ y reconocer la existencia de la psicógena, que pasa a llamarse ‘Histeria de Angst’. Recordemos que, Freud en este artículo, retoma el tema de las fobias, que no abordaba desde hacía quince años; lo había hecho por última vez en 1894 (III, p. 58/59) y en Obsesiones y fobias [escrito en francés], donde afirma que en ellas “el estado emotivo es siempre la ansiedad (l’anxiété), el miedo (la peur)” (III, p. 26). Lo anterior lleva a pensar, que diversos motivos hicieron que las presentaciones clínicas mencionadas se mantuviesen separadas, a pesar de que tenían en común la emoción disfuncional Angst, ‘miedo’; entendemos que existen fundadas razones por las cuales tendrían que considerarse como una sola. Un párrafo de su obra es claro: “…lleva el nombre de ‘fobia’; la expresión de la huida frente a la investidura consciente de la representación sustitutiva son las evitaciones, renuncias y prohibiciones que 3
En la reunión de la Sociedad psicoanalítica de Viena del 9-X-1907, Freud menciona la histeria de Angst (Nunberg & Federn, I: 226).
permiten individualizar a la histeria de Angst” (1915a, Lo inconsciente, XIV, p. 180). Por otra parte, resulta llamativo que Freud no vincule el tema de Lo ominoso, de 1919 con el miedo, ya que al comienzo del artículo afirma: “No hay duda de que pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita miedo y horror; […] Uno querría conocer ese núcleo, que acaso permita diferenciar algo ‘ominoso’ dentro de lo terrorífico” (1919, XVII, p. 219 y 220). Entendemos que ‘lo ominoso’ sería la presentación de un Miedo disfuncional desmentido que, en la obra de Freud, quedó como un tema aislado4.
El miedo El miedo (y hasta los hombres más audaces pueden tener miedo) es algo espantoso, una sensación atroz, como una descomposición del alma, un espasmo horrible del pensamiento y del corazón, cuyo mero recuerdo provoca estremecimientos de angustia. (…) El verdadero miedo es como una reminiscencia de los terrores fantásticos de antaño. Maupassant, La peur (1882, p. 21)
A través del personaje del cuento, el gran escritor francés describe esa emoción que conoce por experiencia personal. Recordemos que Freud lo define: el miedo (Angst) es la expresión de una retirada frente al peligro (1923, XIX: 56); y lo reitera: el miedo (Angst) es la reacción ante el peligro (1925, XX, p. 141). El miedo es una de las emociones que se presenta al comienzo de la vida; en los años siguientes, la incorporación del Superyó permite la aparición de las emociones sociales: vergüenza, timidez y culpa.
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Saurí (1984: 29-31) entiende que lo siniestro pertenece al grupo del miedo.
El Miedo y sus Metamorfosis
Los miedos disfuncionales El hombre perturba el orden de la naturaleza, más que seguirlo. Spinoza, Ética (1661-1677, III, Prefacio, p. 198)
Afirma al comienzo de la parte dedicada al estudio de las emociones (affects) sugiriendo que, su configuración a partir de las experiencias individuales, produce innumerables variedades, como la de sentir miedo ante situaciones que no son peligrosas, y esto implica alterar una función: se considera peligroso lo que no lo es. El hombre y sus disfunciones psíquicas es el resultado de una prolongada y compleja participación de factores que determinan presentaciones heterogéneas. Prolongada, porque pueden hacerse iniciar antes del nacimiento y finalizar junto con la vida. Compleja, porque se trata de un ser que está integrado a sociedades, y ambos constituyen ‘sistemas dinámicos con comportamientos impredecibles’, que presentan continuas e insospechadas modificaciones. Compleja, también, porque en su determinación se conjugan factores individuales constitucionales, como las actitudes de los progenitores, que son los responsables de que los hijos lleguen a la adultez, de la familia o los grupos sociales, y el efecto modificador de las experiencias individuales favorables y perjudiciales que acaecen, azarosamente o no, durante toda la existencia. Por lo tanto, consideramos que las explicaciones mono u oligocausales son parciales, así como las que excluyen la participación de los factores genéticos / constitucionales, los psicológicos, los de las figuras parentales, la familia, la sociedad, el azar, lo irracional y de lo que aún falta por conocer. Durante el complejo de Edipo, el clima emocional parental es tan significativo como
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en el hijo el establecimiento de identificaciones con sus padres; entre estas últimas, por su importancia recordamos el Narcisismo5 que, al regirse por las leyes del proceso primario, vive como una realidad la identificación con la imagen virtual fantaseada y se desmienten importantes percepciones de sí mismo y del exterior; también, suelen desaparecer el transcurso del tiempo y los límites. Hay casos en los que se consigue que los demás funcionen como los personajes de la fantasía de la propia vida. Las experiencias previas al período del complejo de Edipo, inciden sobre las complejas conjunciones y hechos que ocurren durante el mismo; el miedo a uno o ambos progenitores o el hecho de que ellos, que funcionan como instancia psíquica del hijo, puedan aterrorizarlo con su violencia o con el temor a no ser considerado, si no asume el ideal que se espera de él, le suman nuevas experiencias perturbadoras, y además dificultan aún más la incorporación del Superyó que puede quedar plasmado como alguien peligroso, originándose así algún tipo de Miedo disfuncional. El Miedo disfuncional presenta una amplia gama de sentimientos, desde un leve malestar hasta resultar insoportable y, de no ser paralizante, provoca reacciones defensivas inmediatas, entre otras: a) Huida; b) Someter o someterse al perseguidor; c) Cumplimiento meticuloso de prevenciones, sugerencias, órdenes, normas, leyes, indicaciones, rituales, Narcisismo: es la defensiva identificación con un ideal omnipotente que escinde/desmiente importantes aspectos personales conflictivos y percepciones displacenteras o que contrarían la convicción de ser el ideal; es una variación defensiva del amor a sí mismo; en este se ama lo que se es, en el Narcisismo se ama el ideal que se cree ser a partir de haberse identificado con él. Su configuración es posible a partir de la instauración del Superyó, pero podría considerárselo derivado de un elemental mecanismo defensivo al que el primitivo Yo recurre ante las primeras experiencias dolorosas significativas del comienzo de la vida; el mismo, consiste en refugiarse en un estado virtual indoloro o placentero y la escisión / desmentida del sufrimiento.
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supersticiones y dietas; d) Su desmentida, que en algunos casos, lleva a la creación de un mundo benevolente y a la ingenuidad; e) Establecimiento de una compañía o la posesión de algún objeto considerado contrafóbico; f) Consumo de drogas psicotrópicas lícitas o ilícitas; g) Agresividad e ironía; y g) Diversas combinaciones de estos recursos.
La hipótesis de que el miedo constituye el síntoma de una psique conformada con disfunciones, también explicaría la existencia de miedos en la infancia, y del menoscabo de las capacidades (enfermedad física, vejez); asimismo, se comprendería por qué el Miedo disfuncional está presente en casi todas las disfunciones psíquicas y por qué frecuentemente acompaña al Narcisismo.
Los miedos disfuncionales como síntoma
La estabilidad del miedo
El miedo (timor) prueba un alma constituida con disfunciones (degeneres). Virgilio, Eneida (IV, p. 13) Con estas pocas palabras, el poeta latino del siglo I a. C. transmite su observación, de que el miedo es un síntoma de una psique disfuncional, motivo por el cual va acompañado de otras perturbaciones del desarrollo, ya que se perciben algunas características, propias de la infancia o que indican inmadurez psíquica, entre ellas fragilidad, debilidad, credulidad e incapacidad para manejarse independientemente. A lo último, podría referirse Freud cuando señala un ‘debilitamiento psíquico’ (Manuscrito F, 1894, I, p. 236) o cuando, reiteradamente, manifiesta que el adulto “se comporta en su miedo como un niño” (1905, VII, p. 204; 1916/17, XVI, p. 364; 1925, XX, p. 121) Asimismo, existen referencias indirectas (1932, XXII, pp. 149; 150 y 153), que recordaremos más adelante, y de las que podría inferirse, que de la utilización de recursos contra la sensación de desvalimiento, puede suponerse, que se deben al hecho de hallarse ante un peligro significativo o que se trata de una insuficiente capacidad para enfrentar los corrientes. Posteriormente, otros autores han señalado algo similar (Cf. Odier, 1947, p. 59; y Bleichmar Dio, 1981, p. 124).
A la impotencia humana para moderar y controlar las emociones (affectibus) la llamo Servidumbre; en efecto, el hombre, sometido a las emociones, no depende de sí mismo, sino del azar, cuyo poder sobre él es tan grande, que a menudo le obliga a que, viendo lo mejor, haga lo peor. Spinoza, Ética (1661-1677, IV, p. 334, Prefacio)
Antes, recordamos que este filósofo había señalado que el hombre altera el orden de la naturaleza; esto explicaría por qué la conformación de sus emociones no es fija; así resulta que, en el caso de que lo haga disfuncionalmente, tema lo inofensivo o atente contra su vida. Con la cita del epígrafe, deseamos destacar otro hecho importante: una vez que la emoción plasmó su configuración, permanece sin modificarse y se impone a lo consciente del hombre; hecho que lleva a Spinoza a plantear ‘La Servidumbre humana’. La preocupación por el control de las emociones disfuncionales proviene desde la antigüedad (Eurípides, Sócrates, Platón, Cicerón); Freud lo explicita, al final de su vida, cuando aborda ‘la intensidad de las pulsiones’ y refiere ‘domeñar esa exigencia pulsional’ (1937, XXIII, p. 227-228). No ha sido explicitado, pero es claro, que las que preocupan son las emociones disfuncionales, ya que las funcionales mantienen, protegen y reproducen la vida, y además ocasionan los más grandes placeres.
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Adoptamos el criterio de función / disfunción en lugar del de salud / enfermedad y desechamos los calificativos de ‘perversión’, ‘normalidad’ y ‘cura’. Con respecto al último, estamos atentos a detectar y elaborar la fantasía de ‘curación’ o de sus equivalentes, porque implican la existencia de una falsa e inconducente expectativa de eliminarla. “Tenía la idea de que, un día, encontraríamos la causa de mis miedos y, en ese momento, me liberaría definitivamente de ellos,” dijo Pedro, al darse cuenta de que, como remedio para sus miedos disfuncionales, buscaba una solución inspirada en la omnipotencia de las palabras.
pasado y del presente, y que le impedía tomar una actitud distinta frente a ella.
La posición explicitada en el párrafo anterior, no es nueva. Cicerón, que dedica los capítulos II, III y IV de Disputaciones tusculanas al análisis de emociones disfuncionales, manifiesta: “Con rectitud los llamaríamos, como opino, perturbaciones [del ánimo] mientras que morbos no estaría conforme con el uso de manera suficiente” (III, IV, p. 9-10). Y lo reitera en este libro: “Más o menos con esta palabra designan los griegos toda perturbación del ánimo: la llaman, en efecto, pathos” (III, X, p. 28-29). Y en el próximo: “Nosotros preferimos llamarlo perturbaciones (perturbationes) en lugar de enfermedades (morbos)” (IV, V, p. 16-17).
Generalmente, ignoramos que, predominantemente, actuamos y pensamos según nuestro estado emocional6. Las emociones forman parte de la estructura básica de nuestro ser, determinan nuestro carácter y nuestros razonamientos. Si bien las emociones juegan con la conciencia como una tormenta con una hoja suelta, como ya lo advirtieron Shakespeare, Poe y Darwin7, hay varias circunstancias en las que la conciencia puede generar emociones y esto sería otro indicador de las posibilidades de cambio.
La experiencia confirma, que las emociones son prácticamente inmodificables, pero esto no implica que nada pueda hacerse para aliviar el sufrimiento y los daños que ocasionan las disfuncionales; precisamente, el Psicoanálisis es un recurso fundamental. Veamos un ejemplo: Tomás no advertía que, ante irrelevantes situaciones, se le desataban insoportables crisis fóbicas; inconsciente de la existencia de esa emoción disfuncional, se sentía víctima de personas o de circunstancias, motivo que le llevaba a pensar, en que la solución radicaba en cambiarlas, y que sufría a causa de un destino desgraciado. Significó un paso adelante, cuando pudo ser consciente de que su Miedo disfuncional era lo que le había determinado la interpretación del
El hecho de carecer de conciencia, de que las emociones disfuncionales son las que determinan sufrimiento, hace que se las atribuya a terceras personas o a las circunstancias vitales, y a sentirse víctima. Esto ya lo había advertido Lucrecio; en De rerum natura, manifiesta: “De este modo cada uno huye de sí mismo y, de quien por lo visto, como sucede, es imposible escapar, no se despega y aborrece a su pesar, porque estando enfermo no comprende la causa de su dolencia” (III, p. 1068-1070).
Las metamorfosis del Miedo disfuncional En lo visible se manifiesta lo invisible Anaxágoras (Diels & Kranz; Frag. 21 a)
Con el término ‘metamorfosis’, homenajeamos a Ovidio y Apuleyo, y anticipamos que los recursos defensivos desmienten los miedos
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Hume, en Disertación de las pasiones, afirma: “La razón no puede nunca por sí misma ser un motivo para la voluntad y no puede tener influencia alguna sino en cuanto que afecte a alguna pasión (passion) o afecto (affection).” (1757, V, p. 161). Entendemos que passion y affection equivalen a lo que definimos como ‘emoción’. Shakespeare, Hamlet (1600: II, II, pp. 482-488); Poe, Purloined Letter (1844, p. 347); y Darwin (1872, . 334).
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disfuncionales, haciéndolos inconscientes, lo que lleva a que se presenten encubiertos, bajo otras formas, tal como parece sugerirlo la afirmación de Anaxágoras. Hace veinte siglos, Cicerón, en Disputaciones tusculanas, señaló el miedo oculto tras otras formas, al afirmar: “Bajo el miedo se le subordinan la indolencia, la vergüenza, el terror, el temor, el pavor, la consternación, la turbación, el pánico” (IV, VII, p. 16). Freud, en Lo inconsciente, afirma: “Pero en la práctica psicoanalítica estamos habituados a hablar de amor, odio, furia, etc. inconscientes, y aun hallamos inevitable la extraña combinación ‘conciencia inconsciente de culpa’ o una paradójica ‘angustia inconsciente’ (1915, XIV, p. 173).” Señala, entonces, que las emociones pueden ser inconscientes y, por lo tanto, manifestarse bajo otras presentaciones. A su vez, las diversas manifestaciones pueden variar, según las circunstancias, el momento vital, el contexto y la ubicación social; en este último caso, por ejemplo, en el ámbito laboral, una persona puede mostrarse sumisa y bondadosa, pero en su hogar, ejercer una tiranía aterrorizante. Destacamos, que hablamos de algunas de las ‘diferentes presentaciones’ que, en cada, caso esperan ser comprendidas en su compleja singularidad y que esto está muy lejos de pretender establecer entidades nosográficas, ya que, como antes lo mencionamos, consideramos que es perjudicial e inconducente.
Algunas pseudofuncionalidades Quien viva temiendo, jamás será libre. Horacio, Epístolas (I, 16; p. 66) Como puede comprobarse, en el siglo I a. C., el escritor latino advirtió que el vivir con
miedo coarta la libertad y limita significativamente la vida. Educados, trabajadores y pacíficos, son personas cuya vida parece desenvolverse funcionalmente, pero una indagación más profunda revela que viven en un estado permanente de miedo y pueden presentar algunas fobias. Los diversos recursos utilizados para controlar el miedo los hace hiperrespetuosos; prudentes, tímidos; vergonzosos; dubitativos, supersticiosos, hiperresponsables; sometidos, hipermorales; con conocimientos médicos; bien provistos de medicamentos, especialmente los psicotrópicos, que consideran como acompañantes contrafóbicos o fetiches; estrictos cumplidores de las normas y ritos religiosos; también pueden padecer pesadillas. Solo en algunos, casos se tiene consciencia de que la manera de vivir tiene como objetivo mantener controlado un Miedo disfuncional, por eso hablamos de ‘pseudofuncionalidad’.
Ingenuidad A Psique, una de sus hermanas: Eres muy feliz, solo la ignorancia de tu misma desgracia asegura tu beatífica tranquilidad y te despreocupas del peligro que te acecha. Apuleyo, Psique y Cupido (V, 17, p. 5-7)
Si bien estas palabras fueron dichas con la finalidad de manipularla, para que accione perjudicialmente el verbo en este tpo?? en contra de sí misma, tomadas aisladamente y ateniéndonos a su significado, describen un aspecto importante de la ingenuidad de la bella Psique. ‘Ingenuidad’ es el nombre que damos a un conjunto de síntomas: 1) Bienestar o felicidad, al sentir que se vive en un mundo placentero y benevolente, que ha sido construido mediante la desmentida de fobias, peligros, sufrimientos, problemas y limitaciones; 2) Indefensión, por ser inofensivo y por actuar desprevenidamente, sin
Esperanza, Ilusión y Participación
pensar, al desconsiderar las agresiones y los peligros de la sociedad y del mundo; 3) Dependencia; 4) Soberbia; 5) Torpeza perceptiva psicológica, de sí mismo y del prójimo; 6) Credulidad; 7) Carencia de astucia; y 8) Complaciente. Para considerar que la ingenuidad es sintomática, tiene que tratarse de una actitud auténtica, en un adulto que posea la suficiente inteligencia y experiencia y que no esté enamorado, ni en una situación regresiva (aprendizaje o recibiendo asistencia); asimismo, se excluyen los pensamientos, sentimientos y acciones originados en hechos sociales. Con relación a estos últimos, recordamos que nuestra naturaleza social nos hace propensos a la ingenuidad; los políticos evidencian conocer muy bien esta debilidad, ya que frecuentemente sacan provecho de ella. Antes, destacamos el hecho de que se trate de una ingenuidad auténtica y no simulada, pues, como se sabe, hacerse tomar por ingenuo es una estrategia que suele adoptarse en pos de un objetivo oculto.
Pereza Las cosas que están comprendidas bajo el miedo: La pereza como el miedo al trabajo consiguiente. Cicerón, Disputas tusculanas (IV, p. 19: 2) Como advertimos, este gran orador, escritor y político, en el siglo I a. C., percibió que la pereza, es decir, la ‘negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados’, era un síntoma que ocultaba un Miedo disfuncional. ‘Nada en particular’, respondió Plácido, ante la pregunta por el motivo de su consulta. El ingeniero químico, después comenta que varias veces comenzó tratamientos y que es tímido, retraído, que tartamudea y que “tiene pánico
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a leer en público. Soy creyente, y por eso, con mi novia no mantenemos relaciones sexuales.” En su tercera década, aún vivía con sus padres y salvo que trabajaba, su existencia era igual a la de su adolescencia. “Después que hago algo que, con excusas tontas, venía postergando desde hacía mucho tiempo, me doy cuenta de que no era algo tan monstruoso como me parecía”; pero estas palabras no indicaban que Plácido tomaba conciencia de que, por miedo, desperdiciaba su vida mientras se entretenía con ocupaciones intrascendentes; hablaba como si se tratase del caso de un desconocido. Su vida transcurría calma y plácidamente. Durante mucho tiempo el tema dominante de su análisis fue la indiferencia por su vida y la despreocupación por su futuro; era llamativa la riqueza imaginativa con que elaboraba excusas para postergar lo que debía hacer. A partir del inicio de su análisis se pusieron al descubierto una gran cantidad de fobias: a asumir responsabilidades personales y sociales, a trabajar, a mostrarse, a la sexualidad y a las enfermedades; y también crisis fóbicas. Lo anterior, lleva a pensar, que padece un estado fóbico, controlado mediante la desmentida de las responsabilidades, lo que le hace vivir en un aparente mundo calmo y placentero. En un momento manifestó: “Mi padre es un monstruo, si él no está en casa hay otro clima”; lo describe como violento, egoísta y tirano, pero nadie se animaba a enfrentarlo; y con esta frase se inició el análisis de su relación con él.
Superstición Evidentemente la superstición (deisidaimonía) parecería ser miedo (deisía) a la divinidad (daimónion). Teofrasto, Caracteres (XVI, p. 1-2)
La definición que en el siglo III a. C. ofrece el libro del principal discípulo de Aristóteles
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es tautológica, pero en su libro describe con claridad y precisión a un supersticioso. Con respecto al origen de la voz, en De Natura Deorum, informa Cicerón: Pues los que deprecaban e inmolaban por días enteros para que sus hijos les fueran supérstites, fueron llamados supersticiosos. […] Así resultó, respecto a los términos ‘supersticioso’ y ‘religioso’, uno un nombre de vicio, el otro de alabanza (II: 72). De esta convincente explicación podría inferirse que, desde siempre, se distinguió las diferentes actitudes ante los dioses. Definamos la superstición: creencia irracional inmodificable originada en un Miedo disfuncional y no en una convicción religiosa ni en un ‘hecho social’, por la que se considera que, determinados sucesos o circunstancias, constituyen un augurio favorable o perjudicial; o se atribuyen poderes o cualidades sobrenaturales a seres (personas, espíritus), objetos (astros, fetichismo), ritos, o sistemas de pensamiento (teorías científicas, filosóficas o diversas concepciones); o se adoptan disciplinas esotéricas (adivinación, astrología, cartomancia, curanderismo, espiritismo, magia, quiromancia, tarot) .8 Freud, luego de reconocer: “descubro una inclinación a la superstición” (1901, VI: 243), aporta una primera comprensión psicoanalítica. Casi dos décadas después, afirma: “Una de las formas más ominosas y difundidas de la superstición es el miedo al ‘mal de ojo’, […] teme un propósito secreto de hacer daño” (XVII, p. 239-240). La descripción sugiere, que la fobia y la persecución comparten determinados terrenos. Entre las definiciones de superstición, mencionamos: DRAE; Cicerón, De Natura Deorum (I, 117: 10); Seco, Andrés & Ramos (1999: 4215); Richelle (1991: 691); Reber & Reber (1985: 725); y Onions (1966: 887).
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Posteriormente, Freud asevera que “la mayor parte del influjo de la religión se debe a que apacigua el miedo de los hombres frente a los peligros y los veleidosos azares de la vida, les asegura buen término, derrama sobre ellos consuelo en la desdicha” (1932, XXII: 149); es decir, que es un antídoto para miedos funcionales y disfuncionales y para los sufrimientos. Más adelante sobre su origen, explica: “La instancia parental compuesta por padre y madre, protegió y cuidó también al niño endeble, desvalido, expuesto a todos los peligros que acechaban del mundo exterior; y bajo su tutela, él se sentía seguro” (XXII: 150). “Muchas de las exteriorizaciones del animismo se han conservado hasta el día de hoy, la mayoría de las veces como lo que se llama superstición, junto a la religión y en su trasfondo” (XXII: 153) Con lo anterior, explica el origen e indica que la superstición es un recurso para calmar el Miedo disfuncional, y también podría inferirse que este recurso indica que existe una sensación de desvalimiento, que puede deberse a hallarse ante un peligro significativo o a la [in]capacidad para enfrentarlo.
Algunas hiperreligiosidades ¡Lo primero que dios creó en el mundo fue el miedo! Estacio, Tebaida (3: 661) El primero en introducir dioses por el mundo fue el miedo. Petronio, Satiricón, Frag. (XXVII, p. 1)
Con un siglo de diferencia, Petronio parece corregir a Estacio, señalando algo fácilmente observable: Que los dioses son el amparo al que algunos hombres recurren cuando enfrentan fuerzas ante las que son impotentes, y que aquellos que padecen estados de algún tipo de
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Miedo disfuncional son estrictos cumplidores de las normas y deberes religiosos. También hay creyentes que tienen un Miedo disfuncional hacia su dios, en consecuencia, su dios los aterroriza, y si llegan a disponer de poder, ejercen una temible tiranía.
Algunas formas de hipermoralidad Moral: responde a una serie de costumbres, normas, responsabilidades y valores virtualmente optativos ya que no pertenecen al orden jurídico ni son la consecuencia de una imposición externa y que rigen las relaciones consigo mismo, con los demás y con el mundo. Moscone, (2005, p. 563)
El poseer un Superyó al que se le tiene alguna variedad de los miedos disfuncionales, lleva a mantener una moral cuya estrictez acarrea sufrimiento; esto tiene similitudes con la hiperreligiosidad.
Adicciones Tener miedo no es favorable para nadie, pues quien teme es incapaz de afrontar nada y la persona, al rendirse tanto físicamente como mentalmente, se muestra más vulnerable ante cualquier evento, de forma que experimenta con mayor rapidez aquello que precisamente teme. Artemidoro, La interpretación de los sueños (43)
La ingesta de alguna droga psicotrópica, legal o ilegal, constituye un recurso para aliviar el estado desagradable o insoportable o para superar las inhibiciones que producen
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los miedos disfuncionales, ya sea los que tienen presentaciones pasajeras o los estados permanentes. Teniendo presente que el Miedo disfuncional es lo opuesto a desear, y que parecen presentarse en proporciones inversas, a mucho miedo pocos deseos y viceversa, se comprende que recurran a los psicotrópicos, para combatir la apatía, ya que estos producen una alegría artificial. Disfunciones del lenguaje oral. Entre las disfunciones tenemos: disartria (dificultad para articular palabras), disfemias (dificultad en la fluidez del habla) y dislalias (dificultad para pronunciar ciertos fonemas); para atribuirlas a algún tipo de Miedo disfuncional es necesario descartar lesiones orgánicas.
Vergüenza disfuncional
No conviene hablar del pudor como de una virtud, pues se parece a una emoción más que a una manera de ser. Es definida en todo caso como una fobia al desprestigio y resulta semejante al miedo al peligro; pues se ruborizan los que sienten vergüenza, pero los que temen a la muerte palidecen. Ambos parecen ser afecciones somáticas y esto indica ser una emoción más que una manera de ser. ARISTÓTELES, Ética Nicomáquea (1128b; IV, p. 9: 1-2)
Estas apreciaciones indican, que el extraordinario filósofo estagirita distinguió con claridad, que la vergüenza disfuncional es una emoción determinada por un Miedo disfuncional al desprestigio. Son Muchos los autores que se han dedicado al estudio de la vergüenza; entre ellos, recordamos: Guillaumin (1973); Goldberg (1985, p. 57-80); Tisseron (1992); Goulejac (1996); y Janin (2007).
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La vergüenza disfuncional es la emoción que surge cuando se tiene Miedo disfuncional a la opinión de los demás, y esto produce inhibiciones y sufrimientos. Al comienzo de sus investigaciones Freud advierte que “vergüenza y moralidad, son las fuerzas represoras” (1896, I, p. 261); esto correspondería a la observación del accionar de la vergüenza disfuncional y de la dismoralidad; y lo reitera en 1893-1895, II, p. 276 y en 1905, VII, p. 149. Casi una década después, presenta lo que entendemos por vergüenza funcional: “Entre los poderes que circunscriben la orientación de la pulsión, destacamos la vergüenza, el asco, la compasión y las construcciones sociales de la moral y la autoridad.” (1905, VII, p. 211); esta explicación se reitera varias veces (En 1905, VII, p. 161-162, 173, 200 y 211; en 1909, XI, p. 41; en 1924, XX, p. 35), la última en 1926 (XX, p. 197); señala además, que se instauran con posterioridad al período del complejo de Edipo. Timidez. La timidez, frecuente en la adolescencia, tiene cosas en común con la vergüenza.
Evitación de los compromisos personales [Existen dos] bienes: deseo (libidem) y alegría (laetitiam), Y dos males: miedo (metum) y tristeza (aegritudem) Cicerón, Disputaciones tusculanas (IV, 11, VI)
La evitación de todo compromiso personal abarca, desde una simple entrevista hasta la materialización de los proyectos más importantes del individuo. Quien padece un Miedo disfuncional tiene, ante la vida, una actitud opuesta al que ama, quiere o desea exitosamente.
En quienes sufren a causa de una conformación disfuncional del miedo, frecuentemente hemos encontrado la sistemática evitación, que puede llegar a la frustración definitiva, de todo tipo de compromiso personal. Esta actitud es justificada con racionalizaciones, algunas veces se aducen actitudes altruistas como la siguiente: “por el gran amor que le tenía, dediqué mi tiempo a sus cosas dejando de lado lo mío.” Detrás de esto, subyace lo que equivale a la fobia al deseo, que lleva a evitar su realización.
Algunas culpas disfuncionales ¿Pues, quién podrá soportar los azotes y las burlas del mundo, la injusticia del tirano, la afrenta del soberbio, la angustia del amor despreciado, la espera del juicio, la arrogancia del poderoso, y la humillación que la virtud recibe de quien es indigno, cuando uno mismo tiene a su alcance el descanso en el filo desnudo del puñal? ¿Quién puede soportar tanto? ¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga tan pesada? Nadie, si no fuera por ese terror a algo tras la muerte —ese país por descubrir, de cuyos confines ningún viajero retorna— que confunde la voluntad, haciéndonos pacientes ante el infortunio antes que volar hacia un mal desconocido. Así la conciencia nos hace cobardes. Shakespeare, Hamlet (1600/1) (Act 3, Scene 1, p. 66-89)
La respuesta a la pregunta de Hamlet, “qué es lo que frena la natural respuesta agresiva para eliminar lo que es indignante o dañino”, fue un descubrimiento inicial de Freud: “La culpa inconsciente” (Carta 71 del 15-X-1897, I, p. 308); y casi tres décadas después, ofrece más comprensiones: ”El sentimiento de culpa no es, en el fondo, sino una variedad del miedo (Angst), y que en sus fases más tardías coincide enteramente con el miedo (Angst) frente al Superyó.” (1929,
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XXI, p. 131) Podríamos, entonces, modificar la célebre frase de Hamlet y expresar algo obvio pero básico: ‘El miedo nos hace cobardes.’
Algunos estados de tristeza Porque el miedo es la creencia de que un gran mal nos amenaza, y la tristeza es la creencia de que estamos en presencia de un mal tal, que parece correcto angustiarse por él Cicerón, Disputaciones tusculanas (III, 11, 25)
Como puede advertirse, la relación entre la tristeza y el miedo ha sido señalada desde la antigüedad por este orador y pensador latino. Cuando se es inconsciente del Miedo disfuncional a la realización de un objetivo vital, puede presentarse una triste actitud pesimista.
Pensamientos aterrorizantes sobre el futuro El miedo es, como la tristeza (aegritudo) de un mal presente, así como aquel de uno futuro Cicerón, Disputas tusculanas, (IV, XXX, p. 2-3)
Cuando el Miedo disfuncional es ubicado en el futuro, se sufre ‘por anticipado’, se inhiben los proyectos personales o se predispone al fracaso.
Una variedad de la necesidad de un objeto sexual denigrado Tan pronto se cumple la condición de degradación, la sensualidad puede
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exteriorizarse con libertad, desarrollar operaciones sexuales sustantivas y elevado placer. Freud, Sobre la más generalizada degradación… 1912, XI, p. 177)
En este escrito, describe a varones que escindieron sus impulsos amatorios en sexuales y desexualizados como defensa ante los contenidos incestuosos de los impulsos que lo tornaban impotente. Para Prudencio, ejecutivo de Banco, la necesidad del objeto sexual denigrado era una manera de defenderse ante la fobia por la mujer que encarnaba el Superyó; si la mujer que para él ocupaba el lugar de su madre, por ser su superior jerárquico y por tener mucha mayor edad, era degradada o lograba que le temiese y que tolerase su falta de respeto, era potente, cosa que no le ocurría con las mujeres que no le tenían miedo y que se hacían respetar. Como puede, inferirse se trata de una fobia al Superyó, ya que es potente sexualmente, cuando puede tomar una actitud con la cual se asegura de que la mujer no va a funcionar como si fuese su progenitora.
Diferentes presentaciones de la fobia al coito La represión corresponde a un intento de huida del yo frente a la libido sentida como un peligro. Freud, Conf. Introduc. Al Psicoanálisis, (1916/17, XVI, p. 373)
Esta definición coloca al Miedo disfuncional en directa relación con la represión. La fobia al coito perturba, imposibilita o hace que la relación sexual se consume con un fetiche.
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Consideramos el Miedo disfuncional del varón a la mujer o al contacto sexual con ella, es un hallazgo tan frecuente como el de las mujeres a los varones.
Impotencia sexual, anorgasmia, frigidez y eyaculación disfuncional Con frecuencia varones neuróticos declaran que los genitales femeninos son para ellos algo ominoso Freud, lo ominoso (1919, XVII, p. 244)
Allí también sostiene: “No hay duda de que [lo ominoso] pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita miedo y horror” (XVII, p. 219); de lo que puede inferirse que percibe la existencia de un Miedo disfuncional a los genitales y al coito. Fetichismo sexual. En El fetichismo se encuentran varias expresiones de Freud, que destacan la existencia de miedos disfuncionales: Su propia posesión del pene corre peligro; […] el adulto vivenciará un pánico semejante si se proclama que trono y altar están en peligro; […] el horror a la castración se ha erigido un monumento recordatorio con la creación de este sustituto; […] [el fetiche] perdura como el signo del triunfo sobre la amenaza de castración y de la protección contra ella; […] el terror a la castración al ver los genitales femeninos; […] En la instauración del fetiche parece serlo, más bien, la suspensión de un proceso, semejante a la detención de un recuerdo en la amnesia traumática; y […] acaso se retenga como fetiche la última impresión anterior a la traumática, la ominosa [unheimlich] (1927, XXI, p. 147-152).
En uno de sus últimos trabajos, también lo explica sosteniendo que evita una fobia: “La creación del fetiche ha obedecido al propósito de destruir la prueba de la posibilidad de la castración, de suerte que uno pudiera escapar al miedo (Angst) de castración” (1938, XXIII, p. 204). Del Campo (1980, p. 245), afirma: “No deja de ser significativo, que en muchos casos de fetichismo, exista asociación de la perversión con una fobia”. El síndrome de Psique. Ingenuidad y hacerse endiosar por el objeto sexual temido, son las características principales del Síndrome de Psique. Fue un hallazgo en el análisis de Psique y Cupido, un cuento que pertenece al libro Metamorfosis de Apuleyo (Moscone, 2008, p. 229-258). Ahora relatamos la síntesis de dos casos: Sikela, una empresaria atractiva y seductora, independiente y dependiente, temeraria y fóbica, casada en terceras nupcias, madre de dos hijos, padecía un inconsciente y permanente ‘estado fóbico’, que se manifestaba por medio de varios síntomas: a) dependencia de un hijo varón y del Psicoanalista, que funcionaban como acompañantes contrafóbicos indispensables; b) dolorosas contracturas en los músculos de la nuca, que se acentuaban cuando pasaba por momentos en los que se incrementaban sus fobias; c) bruxismo nocturno, relacionado con pesadillas, y con intenso odio, que no podía descargar a los perseguidores temidos; d) fobia al objeto sexual, de la que se defendía recurriendo a la intensa atracción sexual que despertaba, y a su capacidad de seducción, con lo que lograba enamorar, hacerse admirar y ejercer un poder dominante sobre los varones que le gustaban, para que, una vez que estuviese segura de poseerlos, ‘matarlos’, abandonándolos con desprecio, ya que ninguno reunía las condiciones necesarias como para merecer su amor; este proceder le dejaba una imperdonable culpa inconsciente, con duelos sin elaborar; e) carencia de amigas y, en ciertas circunstancias, percepción de algunas
El Miedo y sus Metamorfosis
mujeres como si fuesen las brujas poderosas de los cuentos infantiles, y ella, la indefensa niña que estaba a merced de su maléfico poder. Alma se sabía bella, inteligente y elegante, tenía la actitud de los que están orgullosos de tener el privilegio de integrar la alta clase; pero los años pasaban, y ya en la tercera década de su vida, con dolor, advertía que permanecía célibe, mientras todas sus amigas ya eran esposas y madres. Padecía disfunciones alimentarias y sexuales, fracasos afectivos y laborales, y severas depresiones, que la llevaban a la ingesta de drogas. Imaginaba un futuro pleno de felicidad: casada con un hombre buen mozo y rico, en una hermosa casa, rodeada por un gran parque arbolado, dedicada a sus hijos y atendida por un eficiente personal. Pasaba horas mirándose el cuerpo minuciosamente, pues pretendía tener el de una ‘diosa’, y pensaba que con él conseguiría enamorar al hombre que le solucionaría todos sus problemas. Tenía la expectativa de que, con su belleza, enamoraría a alguien con una enorme similitud con el dios Eros de la fábula de Apuleyo, para así, solucionar todas sus limitaciones, sin tener que hacer ningún esfuerzo ni ponerse en juego; continuaría siendo la hija mimada de un poderoso padre que le satisfaría todos sus deseos.
Algunas variedades del donjuanismo Sevilla a voces me llama el Burlador, y el mayor gusto que en mí puede haber es burlar una mujer y dejarla sin honor. Don Juan Tenorio en El burlador de Sevilla
Entendiendo que un Miedo disfuncional (¿fobia?) era lo que determinaba su actitud con las mujeres, en tanto objetos de amor, aquí nos referimos exclusivamente a don Juan Tenorio, el personaje de El burlador de Sevilla
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y el convidado de piedra, una comedia escrita en la segunda década del siglo XVII, de la que no puede certificarse con plena certeza quién fuera su autor, y en la que se presentó por primera vez a este personaje, que se universalizó rápidamente. A partir de don Juan Tenorio, y olvidando sus insuperables limitaciones, se han creado más de mil donjuanes diferentes, y ellos generaron la universal leyenda del Don Juan: un extraordinario ganador de mujeres. En dos oportunidades previas, hicimos diferentes interpretaciones sobre el personaje y la comedia9. Aquí, muy sintéticamente, presentamos una nueva perspectiva, que nos lleva a entender que, este tipo de donjuanismo, es el ‘pícaro’ recurso ante el Miedo disfuncional al Superyó, ubicado en su objeto sexual: lo engaña; es por esto que, el éxito de la burla es lo que le produce el mayor placer, y también, que solo pueda relacionarse con las mujeres por un breve tiempo, sin enamorarse. El hecho de que no se presentan episodios de impotencia sexual confirma que su fobia es al Superyó y no a la relación sexual. Don Juan Tenorio era joven, buen mozo, integrante de la corte e hijo del hombre más poderoso del Imperio español; sin embargo, se veía circunscrito a frecuentar a las mujeres de Sevilla de las que podía burlarse o denigrar (enfermas, ancianas, promiscuas y prostitutas del más bajo nivel) o, para acceder a las respetables, tenía que hacerse pasar por otro o engañarlas. Puede inferirse que, en el caso de que solo buscase satisfacerse sexualmente, eludía a las numerosas cortesanas, viudas, casadas y religiosas, que solo buscasen divertirse. Tampoco pudo disfrutar de la felicidad y el placer que produce el enamorar/enamorarse; ni se relata que, descontrolado por sus deseos, haya forzado a alguna mujer. En general, su proceder lo lleva a que, una vez logrado su objetivo, tenga que huir. De lo anterior se desprende su fobia y Moscone, 1990, pp. 173-216; y 2005, pp. 563-590.
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se explica que su declarado ‘mayor gusto’, el burlar una mujer, lo obtenga al sentir que había podido triunfar sobre quien lo amedrentaba. Este donjuanismo sería entonces la modalidad de satisfacción sexual determinada por fobia al objeto sexual, aunque también pueden intervenir una necesidad narcisista, un ‘hecho social’ u otros factores. Bloqueos para alcanzar la madurez. El síndrome de Peter Pan consiste en el deseo de mantenerse en la infancia. Resta responder entonces el por qué de ese ‘deseo’ y los motivos que impiden alcanzar la madurez, entre ellos los miedos disfuncionales, la dependencia y las dificultades para asumir responsabilidades. Chiche (juguete con el que se entretienen los niños) es el sobrenombre que tenía desde la más tierna infancia y podría suponerse que estaba dirigido a evitar su nombre que era largo, difícil de pronunciar e invitaba a la burla, pero al conocerlo parecía indicar la característica con la que encaraba su vida. Era inteligente y hábil para diversas tareas, pero jugaba eludiendo asumir responsabilidades ante lo que le producía fobia: matrimonio, paternidad y ganar dinero para mantener la familia. Había consenso en todos que no se le podía reclamar nada, ya que era inimputable como un niño que vive alegre. Su matrimonio fracasó y el alcohol lo había metido en un tobogán destructivo hasta que, un golpe de suerte, le permitió volver a disfrutar de su antigua alegría.
Agresividad, ironía, sobrevaloración y manipulación de los demás La fantasía señorial habíase desarrollado a la edad de cuatro años, aproximadamente; la compostura, el autocontrol, algo más tarde, motivados por el temor al padre y –factor importante- por una identificación contraria con éste. Reich W., Análisis del carácter (1933, p. 195)
Homenajeamos a este Psicoanalista, recordando el capítulo de Fobia infantil y formación del carácter, en el que presenta a un varón que, a partir de un Miedo disfuncional infantil, desarrolla un carácter aristocrático. Considerando nuestra experiencia advertimos que la soberbia suele ser una defensa contra el Miedo disfuncional a los demás; esto tiene cierta similitud con el ‘síndrome de Psique’, en el que encontramos que la defensa contra el Miedo disfuncional al objeto sexual consiste en colocarse en el papel de un dios o de una divinidad. “Lo que me atrae de mi novia es que admira mi agresividad y mi ironía.” Aníbal advertía que ella le temía y valoraba y esto era lo que hacía que, con ella, pudiese excitarse sexualmente y mantener escasas relaciones sexuales, cosa que no ocurría con otras mujeres; obtenía su mayor placer sexual masturbándose durante los chats eróticos por Internet con desconocidas. Con su agresividad, también ocultaba que era sumamente vergonzoso y tímido.
Ejercicio del poder aterrorizante y tiránico Hazte temer y te liberarás del miedo
Pedro presentó su primer Miedo disfuncional al negarse a concurrir al colegio; también, eludía ir a todo tipo de reuniones con sus amigos. Vergonzoso, tímido, evita hablar, y le es prácticamente imposible expresar sus sentimientos; además, tiene escasas relaciones sexuales. Igualmente, padece dolorosas contracturas musculares y regresa de su trabajo extremadamente agotado (ocupa un cargo jerárquico en un gran supermercado); ama a su esposa, es un padre sumamente responsable, lleva un cumplimiento estricto de las normas religiosas, teme a la mujeres y a las enfermedades, es un amigo querido y solidario. Por otra parte, y en contraste, sus crisis de ira aterrorizan a su familia.
El Miedo y sus Metamorfosis
Manifestaciones psicosomáticas. En algunos casos, el estado de Miedo disfuncional se presenta con predominio de manifestaciones psicosomáticas como hiperhidrosis, urticarias, diarreas, contracturas musculares, hipertensión arterial y arritmias cardíacas y respiratorias.
Insomnios y pesadillas El miedo (dread) que ocurre en la pesadilla y en otros sueños desagradables, tiene su mejor denotación por la palabra alemana ‘Angst’, para esto no hay en inglés un término que indique la precisa combinación de aprehensión temerosa, de pánico aterrorizante, de terrible ansiedad, miedo y angustia que suscita la emoción que estamos tratando. Jones, On the Nightmare (1910, p. 20)
Esta descripción y las definiciones de Reber & Reber (1985: 467); Petot (2007: 108); y Colman (2001: 551) dan a entender que la pesadilla es una crisis fóbica que ocurre durante un sueño en el período REM del dormir, posteriormente, por lo general, se recuerda el contenido de la pesadilla.
Una variedad de duelos mal elaborados Deberíamos decir que el miedo nace como reacción frente al peligro de la pérdida del objeto. Freud, Inhibición, síntoma y miedo (1925, XX, p. 158)
Y, más adelante, agrega: “El dolor es, por lo tanto, la genuina reacción frente a la pérdida de objeto; el miedo lo es frente al peligro que
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esa pérdida conlleva” (XX: 159). Entendemos que esto sería lo que ocurre, cuando se pierde a alguien que funcionaba como acompañante contrafóbico, ya que entonces surgirá el Miedo disfuncional que esa persona hacía desaparecer. Después de que su anciana madre quedó hemipléjica, Silvio comenzó a sentir terror a quedar solo, esto lo llevó a consultar e iniciar un análisis; como era hijo único y su madre se había separado al poco tiempo de su nacimiento, pasó a ser el principal objeto de su vida y era sobreprotegido; con ella, se sentía seguro, estado que desapareció ante la invalidante enfermedad. Cuando indagamos lo que en Luisa pudo haber desencadenado una serie de insoportables síntomas (‘nerviosismo’, ‘angustia’, ‘insomnios’, ‘terribles contracturas en el cuello’), surgió la inminente boda de su hija: ‘cuando ella nació mi vida cambió radicalmente, desaparecieron mis miedos’. Esta es una situación inversa a la de Silvio, aquí la hija pasó a ser quien calmaba los miedos de la madre.
Perturbaciones perceptivas y del control racional de la conducta El miedo que tienes te hace, Sancho, que ni veas ni oigas a derechas, porque uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son. Don Quijote, en la novela homónima de Cervantes (1605/15, XVIII, p. 193)
Cotidianamente, se observa que el estado de miedos disfuncionales impide prestar la atención adecuada, auditiva o visual, y no se registran comentarios o informaciones significativas. Como no podía ser de otra manera, esto también ocurre con las interpretaciones, ya que el miedo impide su co-
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rrecta percepción, en estos casos, también hay que ponderar la participación del Narcisismo que lleva a desconsiderar lo que se escucha. Hemos encontrado desorientaciones, que son manifestaciones indirectas de agorafobia. También, el Miedo disfuncional altera el control racional de la conducta. Algunas tendencias a mentir y a fantasear. Se trata de adultos que ante intrascendentes y comunes pequeñas fallas, fantasean haber tenido determinados logros o desmienten infantilmente su responsabilidad ante quien representaba a su Superyó debido al Miedo disfuncional que le tienen. Dolor insoportable. Destacado, aquellos dolores significativos originados en lesiones somáticas; suelen hallarse en personas que padecen miedos disfuncionales y que, además, presentan dolores que les resultan insoportables, a causa de una fobia al mismo. Esto sucede, por ejemplo, en casos de contracturas cervicales o lumbares; el ‘dolor’ se hace intolerable, como además puede ser refractario a los tratamientos, suele optarse por un tratamiento quirúrgico que tampoco resuelve el problema. Buenos Aires, febrero 20 del 2010, revisado en julio del 2012.
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[ .. ] En mi caminar llego a ese lugar en donde tú afirmas que murió el rey. Y a ti, mujer, te revelaré la verdad. Cuando en mi viaje estaba cerca de ese triple camino, un heraldo y un hombre, cual tú describes, montado sobre un carro tirado por potros, me salieron al encuentro. El conductor y el mismo anciano me arrojaron violentamente fuera del camino. Yo, al que me había apartado, al conductor del carro, lo golpeé movido por la cólera. Cuando el anciano ve desde el carro que me aproximo, apuntándome en medio de la cabeza, me golpea con la pica de doble punta. Y él no pagó por igual, sino que, inmediatamente, fue golpeado con el bastón por esta mano y, al punto, cae redondo de espaldas desde el carro. Maté a todos. [ .. ] YOCASTA.- Viene de Corinto para anunciar que tu padre, Pólibo, no está ya vivo, sino que ha muerto. [ .. ] MENSAJERO.- Si es preciso que yo te lo anuncie claramente en primer lugar, entérate bien de que aquél ha muerto. [ .. ] MENSAJERO.- Y por haber vivido largos años. [ .. ] EDIPO.- Sí, por cierto. Loxias afirmó, hace tiempo, que yo había de unirme con mi propia madre y coger en mis manos la sangre de mi padre. Por este motivo habito desde hace años muy lejos de Corinto, feliz, pero, sin embargo, es muy grato ver el semblante de los padres. [ .. ] EDIPO.-Temeroso de que Febo me resulte veraz. Mensajero.- ¿Es que temes cometer una infamia contra tus progenitores? EDIPO.- Eso mismo, anciano. Ello me asusta constantemente. [ .. ] EDIPO.- ¿Cómo dices? ¡Que no me engendró Pólibo? [ .. ] MENSAJERO.- No te engendramos ni aquél ni yo. EDIPO.- Entonces, ¿en virtud de qué me llamaba hijo? MENSAJERO.- Por haberte recibido como un regalo -entérate- de mis manos. [ .. ] MENSAJERO.-Te encontré en los desfiladeros selvosos del Citerón. [ .. ] MENSAJERO.- Las articulaciones de tus pies te lo pueden testimoniar. EDIPO.- ¡Ay de mí! ¿A qué antigua desgracia te refieres con esto? MENSAJERO.- Yo te desaté, pues tenías perforados los tobillos. [ .. ]
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 81-79, 2012
¿Sabes Dónde Puedo Dejar Mis Confusiones? Reflexiones sobre un caso clínico, a partir de algunas propuestas teóricas de Donald Meltzer Magdalena Fernández A.1
En mi experiencia reciente como Candidata a Psicoanalista, me he encontrado con los escritos y posturas de Donald Meltzer. A partir de su estudio, pude comprender gran parte de las dudas e incertidumbres, acerca del material clínico que daré a conocer en estas líneas, que han venido poblando mis pensamientos. A continuación, expongo los acontecimientos cotidianos de mi encuentro terapéutico con A quien me ha enseñado, vivencialmente, lo que Donald Meltzer me transmitió a través de su profundo legado. Se trata de a un niño de seis años, cuyo padre, B, decide traer a mi consulta. Cursa primero de primaria; empieza a presentar conductas agresivas con sus compañeros de clase y profesores. Su padre me comenta, que suele tornarse ‘muy bravo’ sin una justificación aparente o un motivo relevante. Golpea a sus compañeros, grita y, frecuentemente, arroja objetos al suelo. En otras ocasiones, ha gritado a sus profesoras, diciéndoles que las odia, que no las quiere e, incluso a veces, ha utilizado palabras soeces para referirse a ellas. Tanto el padre como el Colegio se muestran muy preocupados con las actitudes del niño, aunque académicamente, se desenvuelve en óptimas condiciones, pues se lo considera un alumno sumamente hábil en todas las asignaturas. La dificultad esencial radica en lo que la
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institución llama ‘comportamiento y actitud con pares y profesoras’. A es un niño producto del primer y único embarazo de su madre D, quien inicia su convivencia con B cuando se enteran de que A viene en camino, luego de pocos meses de relación sentimental. Cuando cumple dos años, aproximadamente, deciden separarse, y el niño queda a cargo de D, con quien vive hasta el año pasado, hasta cuando se decide que lo haga, por un tiempo, en casa de B. El padre describe a D como una persona ‘depresiva’, que le ha parecido siempre ‘extraña e inexpresiva’. Ella proviene de una familia disuelta hace varios años tras el divorcio de sus padres, y hace mucho que no se comunica con su madre. En el relato que B hace de su divorcio dice, que no recuerda que haya existido siquiera una sola conversación, entre los dos, de donde haya podido deducir que la relación estaba terminada o en proceso de finalización. Solo recuerda que empezaron a dormir en habitaciones diferentes y, pasado un mes, más o menos, salió a otra casa, permaneciendo todo este tiempo en contacto con su hijo. Cuando cualquiera de los dos relata apartes de esa época, me sorprende su carencia de color afectivo. Es llamativo que todos los miembros de esta familia tienen la particularidad de narrar (cuando pueden hacerlo, aclaro) los
Médico Psiquiatra; Tercer semestre formación analítica; Sexta Promoción IDEAL-APC.
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Magdalena Fernández A.
acontecimientos dolorosos con un llamativo estoicismo. A veces me pregunto de qué manera expresan lo que sienten… Sin embargo, más adelante, como se podrá observar, es A quien empieza a comunicar, de muchas maneras, lo que ha estado sintiendo. De hecho, creo que el colegio es el escenario en el cual suelen configurarse sus acting out. Durante todos estos años de convivencia con D, el padre dice que notaba que su hijo pasaba mucho tiempo al cuidado de las niñeras, pues B permanecía dedicada a las cuestiones laborales, en el computador o por fuera de casa. Justo en el momento en que ocurre la consulta, se conoce que D está manteniendo una relación de pareja que está por legalizarse. Ha llegado a la vida de A una nueva figura que tiene además dos hijos y la idea es solidificar la relación y ‘unir a las familias’. A opina, de manera aparentemente tranquila, que le parece bien “para que tengamos más plata.” En ese momento, pienso en que parece ser A quien acompaña a su mamá en todas las vicisitudes de su vida, como si fuera todo un adulto. Sin embargo, cuando llega al Colegio abandona esa racionalidad para dar paso a su agresividad. No hay proceso secundario, cuando surge su rabia que, a veces, pienso que lo asusta a él mismo. Infortunadamente, la relación de pareja de D no perdura y ocurre una ruptura traumática, en la que, al parecer, se presenta, incluso, agresión física mutua. Durante este período, las manifestaciones agresivas de A empeoran, hasta el punto de estar ya en situación previa a la expulsión del colegio. En este tiempo, se observa una situación muy particular tanto en A como en D. Llama la atención durante las sesiones, que se llevan a cabo con ambos, que ninguno de los dos ‘habla’ de lo sucedido. D, con un rostro inexpresivo, escucha todo el tiempo, hay perplejidad en sus facciones. Pareciera sentirse abrumada,
pero deja entrever también una rabia muy grande hacia lo que le está ocurriendo. Así mismo, A acude a las sesiones ‘como si no estuviera pasando nada’ y es siempre el padre quien, con mucho dolor, denuncia los últimos acontecimientos. A parece ‘hablar elocuentemente’ a través de los golpes, los gritos y la coprolalia, respecto de la cual llama la atención de sus padres las palabras que utiliza, pues dicen desconocer el origen de dicho aprendizaje. Alternadamente, durante las clases, asume posición fetal debajo de su pupitre, chupa su dedo y acaricia su oreja en un interminable silencio, que solo se rompe cuando agrede al mundo exterior. Tanto el padre como el colegio relatan cómo A inicia una escalada agresiva con aquellas profesoras más cercanas, con las que incluso ha habido una relación, hasta cierto punto, materno filial. A propósito de la vida de B se puede resumir que no tiene ninguna relación afectiva estable ni importante, vive solo fuera de la ciudad y hace parte de una familia con padres divorciados y madre alcohólica, que murió cuando era un adolescente. Su relación con ella fue siempre sumamente estrecha, no siendo así con su padre. Sin embargo, muestra un importante interés por todo lo que atañe a A, se muestra muy colaborador en cuanto a la asistencia a citas, no pone resistencia respecto de ninguna recomendación y se empeña en que se respeten los encuadres en todo momento. D, por el contrario, en no pocas ocasiones intenta no llevar a A si es el día que le corresponde. La sensación que tengo es que D no está o no puede estar verdaderamente con y para A. Por lo mismo, no logra contenerlo y, por el contrario, parece entrar en mutismo cuando le relatan las actuaciones en el contexto escolar. Presenta, además, una importante somatización, que se ve reflejada en múltiples afecciones que la imposibilitan, aún más, para compartir con A espacios de diálogo, juego,
¿Sabes Dónde Puedo Dejar Mis Confusiones?
ocio o, simplemente, una compañía mutua. A empieza, a su vez, a rechazar la idea de compartir espacios con ella, así como con sus profesoras, anteriormente apreciadas, y cada vez busca más estar con B, a quien, de todos modos, cuestiona y desafía. El colegio, en medio de toda la explosión de A, denuncia una seria dificultad en la relación madre-hijo, y hablan de una madre inexpresiva, silenciosa y ausente, aun cuando no falta a ninguna reunión de la institución. No suele tener nada que decir frente a las observaciones de orden disciplinario, al igual que en nuestras reuniones, en las que solamente me mira y me observa fijamente, sin poder pronunciar una sola palabra. Durante todo este tiempo, permanecemos con A en un encuadre de tres sesiones semanales. Cuando asiste con B, generalmente se hace manifiesto lo que está sucediendo en el colegio y en casa. A se nota cada vez con más rabia en nuestros encuentros. Me llama la atención que, cada vez, llega más sucio y desarreglado en su presentación personal. Da la impresión de haberse arrastrado entre tierra; generalmente, viene comiéndose algo, con una voracidad que llama especialmente la atención. Su actitud permanente fluctúa entre la rabia y la tristeza, que logro entrever y asumir, pues no me mira a la cara. Irrumpe en el consultorio, no saluda, saca los juguetes o el juego, que quiera jugar solo o que juguemos, y frente a la pregunta más coloquial que yo pueda hacerle, o no me responde o emite monosílabos. A veces, susurra algo que me resulta imperceptible. Me deja totalmente paralizada. Temo de él un golpe intempestivo, un escupitajo o lo que, en efecto, sucede muchas veces, que salga del consultorio mucho antes de que la sesión termine, dejándome agotada e invadida todo el resto de la jornada, sintiéndome rabiosa e intolerante o, incluso, por qué negarlo, triste. Hay ocasione, inclusive, en las que no logro
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concentrarme el resto de la jornada acompañándome un cierto vacío, mezclado con desesperanza. Sin embargo, toda su rabia, su suciedad (en cuanto a su presentación personal) y su ‘antipatía’ no me llaman tanto la atención, como sí la emisión constante de flatos, estando muy cerca de mí o cuando sale rápido del consultorio dirigiéndose hacia el cuarto de baño, en el que se demora todo el resto de la sesión. Frecuentemente, llama a sus padres para que, seguramente, lo ayuden a asearse. Los noto avergonzados, especialmente al padre, cuando esta situación se presenta. En esas oportunidades, yo me quedo sentada sola dentro del consultorio, con una inmensa sensación de vacío y de impotencia. Por momentos, preferiría que A defecara en nuestro espacio, para poder asearlo como si fuera su propia madre. Otras veces, considero que me sentiría mejor, si A pudiera ponerme más bien en palabras aquello que, supongo, expulsa de manera intempestiva en el excusado. Pienso, al respecto, que existen dos posibilidades: A logra despojarse de toda su agresividad en mi cuarto de baño, lo cual celebro, en medio de mi malestar; o me agrede con su materia fecal y el producto de todo aquello que se expulsa de su cuerpo. En este último caso, solo alcanzo a vislumbrar su incapacidad para poner en palabras todos sus malestares (los cuales excreta de manera inesperada en el excusado de mi consultorio, que finalmente soy yo) o aún más, soy la afortunada depositaria de toda su rabia, que conmigo sale en forma de materia fecal y no en gritos o golpes. Contratransferencialmente siento un infinito deseo de protegerlo y, a la vez, que lo espero sentada en el consultorio, con una incertidumbre cada vez mayor; a veces quisiera derivar el caso, pues me invade con todo su material y su materia fecal. No obstante, a pesar de que yo asumo, que conmigo se quedan todos los elementos
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agresivos, sucios y degradados, me siguen llegando quejas del colegio, respecto de la conducta violenta y agresiva de A. Me pregunto, si en el colegio también correrá al cuarto de baño o si, simplemente, la guarda para cuando nos veamos… Lo que pienso, en ese momento, es que me está queriendo decir muchas cosas o, por lo menos, mostrarme cuán grande es el monto de elementos agresivos que tiene por dentro y que necesita dejar a mi cuidado o a mi buen recaudo. Si es así, me siento tranquila, pensando que, por lo menos, puede dejar en mí lo más agresivo e, igualmente, lo más regresivo, como su materia fecal, que, de pronto, ¿no pudo ser recibida por sus figuras parentales? Otras veces, me llama la atención que no me hable, solo dirige nuestro juego, me manda, me hace trampa constantemente, me menosprecia cuando pierdo y sale victorioso de nuestro espacio, como si le satisficiera demostrarme toda su grandiosidad. En esos días, se nota feliz y algo grandioso. Ocasiones diferentes son aquellas en las que se me acerca, sin querer hacerlo aparentemente, uniendo su pie con el mío cuando estamos jugando en el piso o acercándose como si fuera un gatito (tiene como mascotas dos gatos a quienes hala la cola y persigue asustándolos). Es en esos momentos, además, noto que agarra su oreja de manera casi compulsiva y permanece absorto mirando al piso o al juguete que haya escogido. Todas estas situaciones se viven ‘a diario’ en nuestra extraña relación. No entiendo aún por qué sigue viniendo a verme, si no puede decirme nada con palabras, pero estoy segura de que me está diciendo muchas otras en sus salidas intempestivas a defecar, en sus acercamientos físicos, en sus miradas, cuando abro la puerta de mi consultorio y lo hago seguir, cuando se quiere llevar los juguetes y me promete cuidarlos o cuando se muestra complacido porque
yo, a cambio de que se lleve un carrito, se lo marco con tinta imborrable para que “nadie más se lo pueda llevar.” Hay otras actitudes en su relación conmigo, que me llaman la atención. Así como intenta llevarse juguetes, se da cuenta, al instante, cuando modifico algo dentro del espacio físico; opina si muevo un mueble o respecto de mi manera de vestir tal o cual día. En ese momento, pienso que yo no soy solo el cuerpo y lo que hablo, sino que soy los juguetes, el sofá, la planta que vale la pena mencionar, que hala con mucha rabia y queda desgonzada luego de que él sale; mi silla de terapeuta y hasta mi cartera, que, a veces, intenta esculcar. Nada del espacio le es indiferente, ni nada de mí. En una ocasión, me dice que estoy muy mal vestida y que, por favor, use otro tipo de ropa ‘más bonita’. Todo esto sin mencionar el tiempo que le dedica a mi cuarto de baño, en el que deposita en mí, como he comentado anteriormente, su agresividad, o bien me obsequia algo de sí mismo conteniendo, predominantemente elementos agresivos. En esos momentos pienso, que definitivamente, ‘cada cual da de lo que tiene’. Las oportunidades en las que une nuestros pies, o se acerca a mi regazo o a mi pecho, puedo sentir cómo busca también tener un contacto físico conmigo, lo cual alivia mi sensación de un fantaseado resentimiento hacia mí, como ¿bien puede estarlo teniendo hacia D? Antes de relatar el último suceso transferencial, queriendo dar noticias sobre el destino de A, quisiera comentar, de manera sucinta, que se hicieron necesarias algunas modificaciones ambientales. Por decisión propia, A pasa a vivir con B y, como medida adicional (que ahora considero afortunada) está actualmente en otro colegio, en el que se ha sentido acogido y ha logrado establecer una relación muy estrecha con su directora de grupo, a quien dice querer mucho. No ha vuelto a adquirir posición fetal en clase ni a mostrar otras conductas
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regresivas. Tampoco ha vuelto a agredir a los profesores. Sin embargo, continúa teniendo, a veces, conductas de agresividad inesperadas, que coinciden con eventos de cambio en su medio familiar.
la vida de A, quienes además han ocupado, también de una manera u otra, el contexto terapéutico. Abrirme paso entre tantos objetos externos, y también internos, no ha sido para nada una tarea fácil.
Para finalizar esta larga descripción, expongo un hecho bastante interesante. No hace mucho A empezó a inquietarse durante nuestra sesión. Luego de varias manifestaciones, previas a la defecación, salió corriendo hacia el cuarto de baño en el que se demoró largo rato. Tuve la sensación de que era ‘más de lo mismo’ y esperé pacientemente en el consultorio.
Así mismo, es evidente, que vigila en forma acuciosa mis cortos encuentros con sus padres en la sala de espera. Al respecto, recuerdo un aparte de Meltzer: “El problema que se nos presenta, en el sentido general de introducir una persona nueva en la vida del niño, podría sugerir, que el estrecho margen entre la amistad y la valencia negativa persecutoria o edípica debe ser utilizado para hacerle ver al niño la existencia de un grado correcto de relación amistosa, pero no demasiado íntima, entre los padres y el extraño” (Ibíd., p. 30).
De un momento para otro ingresó nuevamente, se sentó en mi silla ‘de terapeuta’ y, con cierta sonrisa, dio un par de vueltas en ella y salió contento despidiéndose de manera casual. Una vez cerró la puerta con la fuerza habitual, noté cómo me había dejado una parte del producto de su estancia en el baño. Aun no comprendo cómo logró burlar la vigilancia paterna para llegar al consultorio con su materia fecal, depositarla en mi silla y, por consiguiente y de manera literal, encima mí. Revisando el material clínico de A existen varios elementos abordados por Donald Meltzer en sus trabajos sobre el análisis de niños. En su trabajo, La recolección de la transferencia, describe cómo el niño que llega al proceso de análisis tiene la particularidad de traer consigo a sus padres, profesores, cuidadores, mascotas, etc. (Meltzer, 1976, Pp. 29-45) Quien se aventura con un pequeño tiene que tener en cuenta que aquél no llegará solo al proceso. En palabras de Meltzer: “La vida de un niño, al comienzo de su análisis, parecería estar colmada de objetos del mundo externo: padres, hermanos, familiares, sirvientes, maestras, animales, juguetes, máquinas y también por elementos de la naturaleza” (Ibíd., p. 31). Durante la exposición del caso, he querido mostrar todas las instancias y personajes de
Pienso, que no es tarea fácil mantener y preservar la neutralidad terapéutica, cuando los objetos externos del niño buscan incesantemente la forma de atraer al terapeuta hacia su lado o punto de vista. Me doy cuenta, cada vez más, de que lograr atraer al niño hacia un espacio único y diferente a los demás lleva tiempo, constancia y un buen monto de tolerancia a la frustración. Finalmente, el terapeuta es uno más en la vida del niño, quien debe igualmente poder, de cierta manera, aceptar la invitación a crear y compartir, en palabras de Meltzer, “una tarea privada de cooperación y responsabilidad” (Ibíd.). Cuando recuerdo las sesiones con A en las que, espontáneamente, entra y sale del consultorio, me mira mal, me ignora, me hace trampa, no accede a dejar su helado fuera o sencillamente se sienta en mi silla, sin vergüenza alguna, recuerdo la tendencia del pequeño al acting out (descrita de manera apaciguadora por nuestro autor referenciado). Lo anterior me da cierto margen de tranquilidad, pues si concibo a A desde la perspectiva del adulto, bien puedo otorgarle un diagnóstico pesado, por así decirlo; pero si recuerdo “la externalización de
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su situación interna a través de la actuación” intento más bien leer entre líneas, y tratar de interpretar cada una de sus actuaciones, como la manera que él encuentra para contarme lo que siente por dentro y, sobre todo, para hacerme manifiesta toda su rabia y tantas otras cosas que aún estoy por descubrir… Aquí De la misma manera, he de confesar que varias veces he tenido que agarrarme de la silla, del piso o del lugar en donde me halle, cuando me he sentido masivamente agredida o burlada por él. No han sido pocas las oportunidades en las que ha sido displicente, poco amable y descortés, cuando sale del consultorio y tira la puerta sin despedirse. Aunque, si considero que no se trata exactamente del niño más educado que haya conocido, de todos modos, opino que se trata de la mejor manera que tiene para decirme, que no le gusta que se acabe nuestro tiempo de sesión ( ¿o eso quiero creer?). Aclaro, sin embargo, que en otras oportunidades he tenido claro que quiere todo menos estar conmigo, sobre todo cuando lo percibo como recurriendo a la negación, en todo el esplendor de su resistencia o, simplemente, queriendo salir rápido para el Centro comercial o la casa de algún amiguito. Otras veces, D ha prometido un plan ‘especial’, generalmente acompañado de mucho gusto y hasta regalo, lo cual echa abajo todo intento mío de trabajar. En cada sesión transcurrida, me he sentido haciendo el papel de varios de sus objetos. Una vez la madre, otras el padre, otras la niñera, la profesora y así sucesivamente. Por citar uno de esos momentos, como el día en el que me pidió que le amarrara los zapatos, como pienso lo hace con su madre. En otras oportunidades, me dirige cuando me pide que arme yo la torre para él, y nunca olvido el día que me encontró sentada frente a mi computador y se molestó mucho, pues seguramente, revivió la escena doméstica de su madre frecuentemente sentada igual, buscando empleo. Entiendo,
cada vez con más claridad, que esto es lo que Donald Meltzer denomina “la recolección de la Transferencia” (Ibíd., p 38). De igual forma, tengo claro que he sido la depositaria, por así decirlo, de la Identificación Proyectiva y también de la Contra Identificación Proyectiva, pues no en pocas ocasiones he actuado como seguramente A lo espera, lo cual me hace también pensar en su fantasía de control omnipotente (Ibídem, cap. II, Pp. 46-60). De igual forma, sus actitudes narcisistas están a la orden del día. Es llamativo, que suele molestarse si me retraso un poco en hacerlo seguir y pareciera sentirse verdaderamente indignado. En ocasiones, no he terminado de abrir la puerta, cuando irrumpe, casi sin saludar y toma posesión de su espacio, realizando casi que un escaneo ambiental, tal vez para verificar que es el mismo, que es suyo y que no ha sido usurpado o modificado, ni por mi ni por ningún otro en su ausencia. Pareciera como si creyera que, en realidad, el consultorio y la terapeuta son únicamente para él y parte de suya. Por tal motivo, a veces, pregunta si han venido antes de él otros niños o no duda en preguntarme por mis propios hijos, a quienes vio en alguna oportunidad llegar a mi consultorio. Mi pregunta es: ¿Sentirá celos o envidia de otros niños? En una oportunidad, decidió edificar con bloques un parqueadero para ‘su carro’ y me hizo prometerle que, cuando regresara, su obra arquitectónica debía estar tal cual él la había dejado. Al día siguiente, cuando vio la estructura casi intacta (lo que implicó para mi pedirle de manera amable a los otros pacientes que tuvieran cuidado al caminar) me preguntó qué habían dicho ‘los otros niños’, y me hizo la observación, de que una parte estaba dañada y que era porque otro niño había querido, seguramente, jugar o estropearle su trabajo arquitectónico. Me quedó claro ese día, que A estaba exigiendo exclusividad y siento, además,
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que se fue tranquilo sabiendo que yo cuidaría de su creación. Así mismo, en otras oportunidades, bien sea que tiene afán por irse o que le da rabia que yo anote que se nos agotó el tiempo, deja tirados todos los juguetes y me dice: “tú los recoges, porque yo me voy, ¿oíste?” Nuevamente, me queda clara la condensación de la Transferencia, su narcisismo y control omnipotente. (Ibíd., p. 48) Respecto de nuestro espacio terapéutico, es decir, el consultorio, encuentro en las descripciones de Meltzer, referente a “la utilización del cuarto como el interior de un objeto”, una forma de comprender todo aquello que A actúa antes, durante y después de nuestros encuentros. Como dice este autor, la forma como entra, sale y tira la puerta (sobre todo cuando siento que no me tolera o que me quiere ignorar o ponerme en calidad de muda observadora). En relación con sus mandatos y requerimientos, como que yo recoja los juguetes, que no permita que nadie le destruya sus construcciones, siempre le tenga colombina, cuide su carrito azul, pero además, también tolere sus flatos e, incluso, limpie la materia fecal que me deja en nuestro espacio, puedo concluir que he sido designada por las proyecciones de A como un verdadero Pecho Inodoro, en el que deposita un todo constituido por elementos agresivísimos, ¿y otros tal vez no tanto…? Considero que, siempre hay, de todos modos, algo de ternura en cada una de sus manifestaciones agresivas con las que, a veces, siento como si me quisiera alejar. (Ibídem) El episodio de la materia fecal en el consultorio es, definitivamente, la Prueba reina de aquel fenómeno. Curiosamente, en este período estaban los padres recibiendo las mejores noticias del colegio, pues A estaba comportándose muy bien, lo cual los tenía bastante satisfechos. En este momento, pienso en lo que dice Meltzer respecto del “agudo splitting del objeto que
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puede prolongarse por largo tiempo, de modo que el analista es, de hecho, sólo un inodoro y todas las cosas buenas para ser introyectadas provienen de la madre, la maestra, hermanos, amigos.”(Ibíd., p. 58) Al parecer, soy para A el ‘pecho inodoro’ y, como se comentó en un seminario en el que expuse de manera muy breve el caso, me convertí en la depositaria de la materia fecal del niño, y por ende, de su agresividad (Ibíd., p. 62). Al respecto, no puedo evitar transcribir en forma textual lo que dice Meltzer en su capítulo sobre El ordenamiento de las zonas geográficas: Es en esta fase cuando podemos ver en forma más gráfica la verdad del gran descubrimiento de Melanie Klein, ampliado por los recientes trabajos de W.R Bion, que sostiene que la forma más primitiva de alivio del dolor psíquico se realiza mediante la evacuación, en el objeto externo, de las partes angustiadas del Self y de los restos de objetos internos atacados, recibiendo luego, a través del aspecto introyectivo, los objetos reparados y las partes liberadas del self. En los niños se manifiestan en forma más concreta, cuando orinan o defecan en el inodoro, a veces desafortunadamente, en el consultorio (Ibíd., p. 58). Es sorprendente el cambio que se opera en el comportamiento del niño entre el comienzo y el final de dichas sesiones. Se va alegre, sin decir adiós, con una mezcla de alivio y menosprecio, cuando había irrumpido en el consultorio en forma desorganizada y frenética.”(Ibíd., p. 58) Puedo recordar con claridad la cara de satisfacción que mostró A aquella famosa vez en que depositó un poco de su materia fecal en mi sillón. Hasta el momento no ha sido posible
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hablar con él al respecto. Ha evitado una y otra vez el tema, a pesar de que yo he intentado introducirlo. A lo anterior, se suma el hecho de que llegaron las vacaciones y asumo que tendré que confiar en que el material vuelva en algún momento, cuando no la repetición del acto. Tengo claro que, como dice Meltzer, logro ‘tolerar y navegar’ en aquellas aguas, en las que, honestamente, no sé, a veces, qué pueda encontrar. Habla, igualmente, de ‘confusiones geográficas’. Al respecto, es evidente que A deposita en mí parte de él y él se hace mío, por así decirlo. Son estos momentos en los que me siento capaz de contener sus risas, sus caricias y acercamientos, pero también su materia fecal y absolutamente toda su agresividad. Sin embargo, tengo clara mi posición de Objeto Parcial, la cual aspiro a abandonar en algún momento. No creo, hasta ahora, estar tan cerca de alcanzar la etapa de las confusiones zonales, en la cual, según Meltzer, ocurre la aparición del complejo edípico en sus formas genital y pregenital. (Ibíd., Cap. 3, p. 62) Por el contrario, siguen dándose intensa y masivamente todos aquellos fenómenos de Identificación proyectiva masiva, en los que, como dijo una profesora de su colegio: “Uno vive con ese niño dentro de su cabeza y su corazón todo el tiempo.” De la misma manera sigue generando una Contratransferencia que se percibe por medio de sentimientos como rabia, odio, tedio, amor, compasión, etc. En mi concepto, es evidente que aún está en pleno funcionamiento el mecanismo de Identificación Proyectiva, el Control omnipotente y el Narcisismo. No obstante, observo, a veces, algo de ternura en toda esta avalancha de rabia contenida, seguramente desde el vientre materno. Como objetivo fundamental en este proceso aparece el que A pueda concebirme como Objeto
Total, logre diferenciar el adentro del afuera, lo suyo de lo no suyo y, por ende, abandone la masividad de sus manifestaciones agresivas, sobre todo. Por otro lado, pretendo que ello le permitirá estar más organizado internamente y, así mismo, poder ordenar sus pensamientos, para, igualmente, poder comunicarlos de manera más efectiva, menos regresiva, utilizando la simbolización a partir de las palabras, como movimiento de simbolización. Fantaseo con la posibilidad de poder empezar a ‘palabrear’, por así decirlo, lo cual se constituirá en el triunfo sobre el acting out, pues solo cuando se es capaz de verbalizar el malestar, se pasa a un plano en el que el acto violento y agresivo cesan, dando paso a la palabra. De alguna manera, siento que, en el momento en que pueda hablar más tranquilamente conmigo, será porque no me identifica con figuras persecutorias ni estará necesitado de ejercer sobre mí el control omnipotente. Podrá, igualmente, tolerar la envidia que siente por los otros niños que me visitan e, incluso, por el que él mismo ha denominado ‘el niño fantasma’, que, en su fantasía narcisista (pensaría yo), osa usurpar su espacio e, inclusive, cambiar los juguetes de lugar. Estoy segura de que nos falta recorrer aún un buen camino para dar paso a los más afortunados momentos de la Posición Depresiva en la que espero poder vivir al lado de A una reconfortante reparación. Esperaré ese día en el que aspiro a que ambos respiremos nuevos aromas, de contenidos menos turbios y agresivos.
Referencias Meltzer Donald. El proceso psicoanalítico, Buenos Aires, Editorial Hormé, 1976.
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 89-98, 2012
Esperanza, Ilusión y Participación Cecilia Moise1
El recorrido que lleva hasta el sujeto no está libre de riesgos. Estos exponen al Ser humano a vulnerabilidades en su constitución, con las consecuencias de sufrimiento que ello implica. Esta obra no considera posible prevenir la aparición de una enfermedad o síntoma, pero sí sostiene que resulta previsible. Toma la posibilidad de buscar Salud participativa y comunitaria, esperanza, ilusión, utopía y sus contrarios, desilusión, espejismo. Esperar es, entonces, confiar en la vida frente a la muerte. ¿Todos los problemas provienen de nuestra libertad?, es decir, ¿son problemas éticos? Solo algunos lo son. Otros son más de raíz, se trata de cuestiones acerca de la verdad. Se trata de transformar al hombre en sujeto de su Historia, no en mero objeto.
algunos lo son. Otros más, en la raíz; se trata de cuestiones acerca de la verdad. La globalización es la visión abstracta y no concreta de la realidad. Como si no tuviéramos realidad singular, personal, libre. No existe, ni mucho menos, el nosotros comunitario.
Parto de la convicción de que existe, en la sociedad, una demanda por mayor calidad de vida, que no se puede dejar de lado. Por lo tanto, resulta imprescindible realizar aportes en torno a los nuevos o renovados malestares en la cultura y las expresiones de sucesivas, situaciones traumáticas que, desde la realidad social, van dejando su impronta en el psiquismo, en la subjetividad; profundizar aportes que el Psicoanálisis pude hacer a la sociedad en cuestiones que nos atañen, y tomar en cuenta todo aquello que pueda coadyuvar al alivio de su sufrimiento y su padecer.
Lo bueno de un don es que podemos contar con él; está puesto en manos de nuestra libertad. Hay condicionamientos, todos los límites lo son. El límite principal es la muerte. Esperar es confiar en la vida en vez de en la muerte. El concepto de ilusión, según Julián Marías -quien historiza esta palabra, a partir de la Edad Media-, tuvo una connotación negativa: engaño, quimera, fantasía como realidad. A partir del Romanticismo, ilusionarse ha tenido un significado positivo.
¿Por qué nos hace falta centrarnos hoy en la Esperanza? ¿Todos los problemas provienen de nuestra libertad?, es decir, ¿son problemas éticos? Solo
Una visión abstracta de lo político reduce la sociedad a votos; una igual de lo económico la reduce a bienes. Solo reducir, cortar, amputar. La solución sería que el hombre y lo social sean sujetos de su Historia, no meros objetos. Volver a ejercer actos de confianza, ya que lo que el árbol tiene de florido, vive de lo enterrado.
El don de espera
La ilusión tiene por base el deseo, no es un acto puramente mental; es más amplio que la voluntad. Quien está ilusionado está, ante todo, vivo, abierto a la aventura de vivir, capaz de asombrarse por las cosas, de fantasear. No se vive en la dimensión inmediata del presente, sino desde un pasado y hacia un futuro. Si no hay futuro no hay ilusión.
Asociación Psicoanalítica Argentina; ceciliamoise@fibertel.com.ar.
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La ilusión no está divorciada de la Esperanza, pero se trata de un deseo de dimensiones más terrenales, más cercanas a la cotidianeidad humana. Tampoco hay ilusión sin pasado; se proyecta sobre el futuro, pero gracias al argumento esbozado desde el pasado. Freud decía sobre los sueños… “¿qué son nuestros sueños actuales, sino los deseos del niño del pasado dentro de nosotros?” Tampoco hay ilusión sin capacidad para vivir el presente, que tiene la estructura de una trayectoria que crece desde la presencia y antigüedad de lo ya vivido, y de lo que se está viviendo, la latencia de lo nuevo y futuro. Sentir o tener ilusión por algo o alguien no significa engaño .Puede ser aquel a quien le es dado ver más, captar más. Ilusionarse no sería guiarse por las apariencias, sino ser capaz de ver más allá de ellas... Sería el efecto subjetivo, fruto del descubrimiento de algo real y objetivo. Entonces, si no hay algo concreto por lo que ilusionarse, pueden ser falsas ilusiones... En Encontrar la alegría: el juego como camino de encuentro. A. Zanetti de Savarti cita a D. Winnicott, quien habla de deprivación al referirse al estado que revela la pérdida de algo bueno, que alguna vez se tuvo; y nostalgia por algo positivo que se nos ha quitado. Lo diferencia de privación, que es carecer de algo que nunca se tuvo. Necesitamos de movilizadores emocionales externos, que nos despierten la esperanza y nos inviten a creer. Para Winnicott, sería la posibilidad de construir un interior, habitado por la alegría de saberse amado, que es la base sobre la que se edifica la seguridad en nosotros mismos. Pero, ciertas condiciones se necesitan: Intercambio de confianza y aceptación mutua; el niño puede crear un espacio transicional, donde se instaure la posibilidad de lo simbólico, condición para el desarrollo del juego, el trabajo y el mundo cultural. Posibilidad de crear y recrear, simbólicamente en su interior, una realidad externa
que se quiere transformar. La creatividad es el antídoto más eficaz ante la depresión. El juego es el camino privilegiado. ¿Qué es jugar? Es entrar en diálogo con el mundo desde el interior de uno mismo, sin otra pretensión que el placer de disfrutar de esa posibilidad. Es lo opuesto a lo utilitario, no es deseo en sí, se hace para conseguir otra cosa, lo opuesto a la apariencia (obligación de parecer que destruye la interioridad). Jugar es superar lo que nos divide; posibilidad de vivir un espacio compartido, sin otra finalidad que estar juntos, en la alegría de lo que nos gusta. El niño que no puede jugar se aburre; se vuelve hiperdemandante, no puede aprender. El juego solo puede desarrollarse en el contexto de relaciones de confianza mutua. Si alguien hace trampa se acaba el juego. Obliga a cuidarse y defenderse, se destruye la relación de cooperación, colaboración y cariño. La mentira, la hipocresía, destruyen toda posibilidad lúdica, vincular, creativa; jugar no es ganar. Es gratuidad y es encuentro. Hoy, la voz de lo comunitario parece tener el protagonismo. Pero la comunidad nace desde los vínculos de interioridades que pueden compartir sin excluir. Moise C., en Prevención y Psicoanálisis. Propuestas en salud comunitaria (1998) sugiere que Freud, en El malestar en la cultura ([1929] 1930), planteaba “¿Qué es lo que los seres humanos mismos dejan discernir por su conducta, como fin y propósito de su vida? ¿Qué es lo que exigen de ella, lo que en ella quieren alcanzar? No es difícil acertar con la respuesta: Quieren alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla.” Describe, entonces, un aspecto positivo, vivenciar intensos sentimientos de placer, y otro negativo, ausencia de dolor y displacer. Lo que, en sentido estricto, se llama ‘felicidad’, corresponde a la satisfacción, más bien repentina, de necesidades retenidas, con alto grado de éxtasis, y por su propia naturaleza,
Esperanza, Ilusión y Participación
solo es posible como un fenómeno episódico. “Si una situación anhelada por el Principio del placer perdura, en ningún caso se obtiene más que un sentimiento de ligero bienestar; estamos organizados de tal modo que solo podemos gozar con intensidad el contraste, y muy poco con el estado. Ya nuestra condición limita nuestras posibilidades de dicha. ” (Freud, [1929] 1930) M. Alizade (1985-86) define felicidad, como un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien; se pregunta sobre los soportes intrapsíquicos que permiten el acceso a la felicidad y las estructuras matrices sobre las cuales podrán instalarse experiencias felices. Dice, que es un estado que corresponde al orden de los fenómenos altamente valorados por el hombre, inscripto en el ideal del Yo. Describe tres clases de estadios:1) Uno proviene de la expansión narcisística infantil omnipotente; 2) Otro, la felicidad-bienestar, producto de transformaciones narcisísticas y de la elaboración de la castración, base de la cultura, que linda con la creatividad; y, por último, 3) La felicidad producto de la satisfacción directa de la Pulsión. El Hombre cree que Dios hizo el mundo para ser feliz, se comporta como si esa posibilidad existiese y endilga la culpa, por no serlo, a las interferencias de los que son distintos. Así, los controladores explotan el miedo, le dicen a la gente “nosotros cuidamos de ti”. Por eso, los líderes mesiánicos arrastran multitudes, mientras que la capacidad creativa y autónoma se construye con un sujeto no masificado. El Psicoanálisis tiene una comprensión del dominio del placer, es decir, la evitación del sufrimiento, como posibilidad real de que un sujeto realice ciertos valores de salud, placer, satisfacción, en relación a un conjunto, a los vínculos que mantiene con los demás. De esta manera, nosotros no tendríamos gran dificultad en pensar que la comunidad participa, no solo en los procesos de reparación mental, sino que, además, es realmente un
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elemento constitutivo de las condiciones de bienestar. Es decir, que la posibilidad de intervenir en procesos de reparación, permite que un sujeto sea integrado. Un sujeto que circula en los niveles simbólicos de las relaciones sociales tiene mayores recursos psicológicos, para una acción específica sobre sus condiciones de existencia. En efecto, analizar cualquier forma ‘condicionada’ de saber social, por ejemplo, los procesos inconscientes, implica postular un mundo posible, donde los seres humanos pueden obrar creativamente, y reflexionar sobre sus condicionamientos represivos y desfiguradores. Freud decía que el Hombre no solo se frustra porque ingresa a la cultura, sino que crea cultura como una superación sublimada de esa misma frustración. ¿Cómo hablar de lo humano sin entenderlo como social y cultural? ¿Cómo de lo social sin advertir que la sociedad es la creación anónima y plagada de nombres, de grupos y de individuos? No obstante, las medidas y recomendaciones que se proponen e implementan, desde las campañas que representan al Estado y al saber, son siempre restrictivas. Parece impensable que las campañas de Salud pública generen mensajes que sugieran: Disfrute más de la vida, confíe más en su vecino. Nos queda por pensar que la salud debería ser un ensayo utópico de ensanchamiento del espíritu, de la experiencia de apertura y encuentro. Interpretar la prevención como futurología, confunde la idea de ‘anticiparse a’. Pero, hay algo más complejo aún y es situar la satisfacción en el futuro. La Esperanza está puesta allí, y la prevención -al menos así la concibo- debe permitir dar mayor importancia al presente, debe habilitar para el ‘aquí y ahora’. Por lo tanto, para proyectar y planificar no deberíamos apelar a inculcar ideas, sino compartir soluciones innovadoras, partiendo del estímulo permanente de la propia creatividad. A mi entender, el Psicoanálisis, que se propone como respuesta participativa y solidaria
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a las expectativas de la sociedad, no debería procurar la cura de la comunidad (abstractamente entendida), en vez de la cura del individuo. En este sentido, coincido con Piera. Aulagnier, quien, en El sentido perdido (1984), ofrece una escucha que admite que el paciente tiene, como sujeto social, derecho a soñar la sociedad en la cual le gustaría vivir, así como a ser ayudado a procesar las contradicciones de su tiempo histórico, social e individual. Es, también, obligación del analista, advertir que sus propios juicios, como sujeto social, tienen efectos en quien escucha. Los juicios del terapeuta dependen de su ubicación frente a los hechos de la cultura y de la sociedad. Hannah Arendt advierte: El mundo no es humano por haber sido hecho por hombres, y no se vuelve humano porque en él resuene la voz humana, sino solamente cuando llega a ser objeto de diálogo. Por muy intensamente que las cosas del mundo nos afecten, por muy profundamente que puedan emocionarnos y estimularnos, no se hacen humanas, para nosotros, más que en el momento cuando podamos debatirlas con nuestros semejantes. Todo lo que puede llegar a ser objeto de diálogo puede muy bien ser sublime, horrible o misterioso, incluso encontrar voz humana, a través de lo cual resonar en el mundo, pero no es verdaderamente humana (La condición humana, Barcelona. Paidós, 1993). La anterior cita menciona la importancia que la instancia dialógica cumple para la condición humana, al llevar a cabo el trabajo elaborativo. Frente a los conflictos presentes en la vida en comunidad, considero que resultaría aplicable un concepto ‘memoria colectiva’ para una propuesta preventiva de los grupos humanos. En ella encontrarían posibilidades para
el desarrollo de cambios sociales que podrían propender a su bienestar. Una red social, una comunidad humana que niega o silencia sus problemas, exige camuflar el descontento y envía a sus miembros a la adicción o al suicidio. Lo callado se hace síntoma, destruyendo individuos y redes sociales. Por eso, proliferan los grupos de autoayuda, denominación que debería ampliarse bajo la categoría de ‘mutua ayuda’, haciendo especial hincapié en la riqueza vincular del encuentro, y dejando de lado la rotulación con el problema común que aqueja a los integrantes de los grupos. Esta modalidad de agrupamiento permite el entramado de sostén, que la falta de solidaridad rehúsa, pero el precio es la etiqueta, que no permite ingresar a la macro red. Son los ‘Anónimos…’ no pueden poner cara y nombre a sus sufrimientos. La limitación producida por la reducción de las personas a un solo rasgo -el adicto, el alcohólico, los homosexualesdeteriora la riqueza del intercambio de la multiplicidad de posibilidades, que quedan suspendidas en todos los otros rasgos, que también, indefectiblemente, se ponen en juego. Expresarse es una tarea ardua, difícil, y debe ser permitida y alentada, soportando los riesgos de sus desbordes, que nunca ocasionarán los daños de su represión. La producción de valores de salud es colectiva; pero la salud que nos creemos es individual: es necesario tener consenso o mirar a los demás, para decir que somos normales, aunque vamos solos en busca de la perfección corporal y sus posibles adversarios. Es hora de cuestionarnos si nos hemos acercado a una vida de más valor por el mero hecho de fumar menos, o hacer footing, o evitar que los ladrones nos roben, o que otro conductor descuidado nos choque. Si uno quiere vivir más tiempo, es mejor que intente con algunos de estos recursos. Pero la pregunta es: ¿Cómo se hace para vivir mejor, produciendo y festejando encuentros, más que
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‘solamente’ evitando tomar riesgos, encerrándose en ficciones carcelarias e individualistas? Romper con modelos imitativos de consumo, no solo conjura la dependencia cultural, sino que, también, hace posible un uso más eficiente de los recursos generados. El desarrollo de la autonomía multiplica la ‘conciencia crítica’ y. con ella, las expectativas de participación de múltiples sectores sociales, lo cual se traduce en demandas movilizadotas en procura de cambios. La prevención en salud tiene efectos verdaderamente positivos, cuando ha enraizado en los núcleos organizacionales espontáneos de la comunidad, cuando la cultura democrática de la solidaridad y la participación ha entrado en las escuelas, cuando los jóvenes cuentan con canales de expresión y contención que los integren y no los excluyan o les propongan modelos de identificación sostenidos por emblemas individualistas, viabilizados, en gran parte, por los medios de difusión masiva, especialmente radio FM., red de computación, televisión. Estos modelos operan bajo un concepto empresario estereotipado, regido por las leyes del mercado, donde lo que manda es el rating. EL rating, entonces, no solo moviliza productos y servicios, sino también creencias, valores, ideas, modalidades y estilos de relaciones vinculares. Pero, el verdadero problema no es el medio de comunicación, sino el uso que se hace de él. Implementar experiencias participativas, dentro de un sistema o institución autoritaria y burocrática, produce dificultades y barreras provenientes de la internalización, de esas estructuras, por los individuos que ocupan posiciones de dependencia y subordinación. Por ejemplo, el temor a la pérdida del trabajo. El concepto de participación está relacionado, además, con lo creativo, que aumenta la capacidad sublimatoria del sujeto: es un valor de salud. Una persona que participa está más saludable, porque en el intercambio ejercita el reconocimiento de diferentes estímulos, su
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receptividad, el desarrollo de sus afectos y la autoestima. Para ejercitarlo, resulta interesante diferenciar entre información administrada por otros, del conocimiento, como algo que permite aumentar las posibilidades de elección: cuanto más amplio es el rango de elección, mayor libertad, entendiendo que esta no se otorga, sino que se construye. La acción de participar, de hacerse ‘parte de’, de compartir, remite a una estrategia opuesta al individualismo. La participación debe abordarse como una estrategia, en prevención contra el cambio, y por ello, debe precisarse quiénes son los llamados a participar, para qué, y con qué instrumentos lo harán. La participación de la comunidad entera en las decisiones sociales es un fin, en sí misma, Pero también, es un medio esencial para el logro de la satisfacción de las necesidades, de manera eficiente, y con la necesaria movilización social. Una acción cultural que se apoye solo en las necesidades manifiestas de la población, sin considerar la existencia de necesidades subjetivas, corre el riesgo de implementar actividades que solo conduzcan a un mantenimiento del status quo, y no a una modificación de las tendencias espontáneas. Deberíamos investigar en qué medida las prácticas culturales, los modos o formas de vida cotidiana de la gente facilitan o inhiben la satisfacción de las necesidades. Esto podría permitirnos la elaboración de indicadores, de tal modo que, al modificar dichas prácticas, se actúe comunitariamente sobre el campo preventivo. Partiendo de las formas que se expresan para reivindicar lo subjetivo, los modos en que vivimos nuestras necesidades son siempre subjetivos; y cualquier generalización parecería resultar arbitraria. Pero, cuando el objeto de estudio es la relación entre Ser humano y sociedad, la universalidad de lo subjetivo no se puede soslayar. El carácter social de la subjetividad es uno de los ejes de la reflexión sobre el Ser humano concreto. Las necesidades revelan, de la manera más
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apremiante, el ser de las personas, haciéndose palpable, a través de estas, en su doble condición existencial, como carencia y como potencialidad. Definir o evaluar un medio en función de las necesidades humanas no basta; además, hay que analizar las posibilidades que el medio propone para su satisfacción, tratando de relacionarlas con las prácticas sociales, las formas de organización, los modelos políticos y los valores imperantes. En El porvenir de una ilusión, Freud plantea (…) el grado de interiorización de los preceptos culturales: el nivel moral de sus miembros no es el único bien anímico que cuenta para la apreciación de una cultura. Están, además, su patrimonio de ideales y de creaciones artísticas, satisfacciones obtenidas en ambos. Define a sus ideales como valoraciones que indican cuáles son sus logros más apetecibles (Freud,S. 1921). En el capítulo VI, dice Una ilusión no es lo mismo que un error; tampoco es necesariamente un error (…) Lo característico de la ilusión es que siempre deriva de deseos humanos (…) la ilusión no necesariamente es falsa, vale decir, irrealizable o contradictoria con la realidad (...) Llamamos ilusión a una creencia cuando su motivación esfuerza, sobre todo, el cumplimiento del deseo, y en esto prescindimos de su nexo con la realidad efectiva, tal como la ilusión renuncia a sus testimonios (…) (…) Sería ua indudable ventaja dejar en paz a Dios y admitir honradamente el origen solo humano de todas las normas y todos los preceptos de la cultura. Con la pretendida sacralidad desaparecería
también el carácter rígido e inmutable de tales mandamientos y leyes. Los hombres podrían comprender que fueron creados no tanto para gobernarlos como para servir a sus intereses, los mirarían de manera más amistosa, y en vez de su abolición se propondrían como meta su mejoramiento (Freud, S Ibíd.). Abramovici, al comentar el libro de M Alizade Lo positivo en Psicoanálisis: implicancias teórico-clínicas (1985), plantea: El momento del poder de lo negativo, nada tiene que ver con negativismo o negatividad, es paradójicamente, potencia positiva de cambio. Pensándolo la salud mental como un lazo social en constante resistencia a la reinstalación de lazos narcisistas; y que no cura ni es saludable aquello que religue a las personas produciendo patologías de desmentida y efectos de masa artificial. Nos curamos en salud “llevando a cabo el cultivo cotidiano del potencial de bienestar (pág. 106). El chiste, el humor y la comicidad. La alegría, la felicidad, y aun la magia, son teorizadas metapsicológicamente como manifestaciones de la gran pulsión erótica de la vida. Interactúa como este Superyó protector, con el lugar psíquico y real que Freud le adjudica al otro como aliado, como colaborador, como auxiliar, en la línea de la fraternidad objetal de mujeres y hombres. Dice que Mariam termina su libro con la frase: “La expresión de la pulsión de vida encuentra obstáculos, una y otra vez. La lucha por la salud o la defensa de la alegría (Serrat) son prioritarias, cuando la sociedad del siglo XXI no propicia más, desde el poder, el cuidado y la felicidad de los pueblos” (Rev APA Secc Comentario de libros-1986).
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Eduardo Chaktoura publica en el diario La Nación (Argentina) un artículo (2012) sobre la esperanza; esboza, “estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. Es bueno saber que uno puede esperar lo mejor y trabajar para lograrlo, más allá de los obstáculos que encontremos en el camino. Asociada al optimismo, la esperanza nos ayuda a tener una visión más positiva del mundo. ¿Por qué no pensar que, pese a todo, podemos lograrlo? La esperanza es una virtud que aprendemos desde muy pequeños; ya desde los primeros años de vida se establecen las bases de lo que será nuestro potencial para alcanzar lo que nos proponemos. En cada etapa de la vida, un proyecto y una estrategia esperanzadora ponen en marcha nuestro deseo, acompañado de un plan propicio para sostenerlo y alcanzarlo. Para evitar desajustes y frustraciones es conveniente tener en cuenta tres factores: 1) La valoración que hacemos del objetivo; 2) Los pensamientos y expectativas que tenemos sobre los caminos que creemos necesarios para llegar, y 3) La valoración sobre el grado de eficacia personal para seguir las vías que conducen al objetivo. La esperanza es sinónimo de buena salud, física y psíquica. Las personas optimistas o esperanzadas tienen mayores recursos y posibilidades para afrontar situaciones, vencer obstáculos o limitaciones. La esperanza promueve el encuentro, la convivencia placentera y sostiene las relaciones positivas. En uno de los capítulos del libro Psicoanálisis y Sociedad, con el grupo que coordino, planteamos: Los ámbitos y las formas de construir lazo social han cambiado rápidamente. Si hay un componente, cuya presencia es requisito, este es el de la confianza, confianza en otro, sea este una persona, una institución o una idea. Se trata, en
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todo caso, de ponernos a pensar cómo desde el lugar de cada uno, reconstruimos entramados colectivos que nos permitan reconocernos a nosotros y al otro en esa trama. Ocupar un lugar, entre un conjunto de semejantes, es la condición, a partir de la cual, puede funcionar el campo de la ilusión, de la coincidencia, del ‘entre dos’. La pertenencia tiene que ver con una apropiación del sujeto de un espacio técnicamente existente, de un lugar, y es dado y confirmado por otro, o por su conjunto (pág.103). Un mundo sin esperanzas es un mundo inhabitable. Ahoga la imaginación y el pensamiento y decide, por fin, la parálisis de la voluntad. En todo caso, se requiere el reconocimiento de nuevos valores, o si se quiere, de viejos valores revitalizados en el nivel mas profundo de la experiencia. O mejor aún, no de valores viejos, sino de valores permanentes –que, por permanecer, son jóvenes-y pueden generar nuevos resurgimientos. Junto con Elsa del Valle, conceptualicé el poder como aptitud, capacidad de hacer,.: 1) Del poder sobre-relacionado con la dominación y el control; 2) Del poder que tiene que ver con habilidades y potencialidades, y 3) Del poder con, o participativo, que tiene que ver con la influencia recíproca de determinadas capacidades, en distintas personas. Suponer irreversible la realidad, implica una profunda desconfianza en las posibilidades de la condición humana y una visión determinista de la historia. El Ser humano goza de un privilegio del que carecen los demás animales: el derecho a disentir, en las elecciones de sus lazos sociales de convivencia. No nos podemos definir sin nuestros objetos, tampoco sin ideales, y las normas que regulan los vínculos entre los sujetos son, para todas las épocas históricas, producción cultural de máximo valor.
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El Psicoanálisis no solo cura, sino que también previene; no es un slogan, sino el esfuerzo, en la práctica de muchos profesionales, de llevar ayuda al sufrimiento humano, de la forma más eficaz y duradera posible, tratando de lograr un cambio psíquico que ayude a las personas a hacerse responsables de sus deseos y adecuar sus defensas a una realidad difícil de sobrellevar, desarrollando, para sí, una reflexión que las una a una vida de mayor bienestar. En el campo social, trabajamos tratando de volver a unir los lazos fragmentados, rescatando las identidades perdidas o devaluadas, intentando la aceptación del otro, como diferente y semejante al mismo tiempo. Para lograr todo eso, necesitamos tiempo y espacio, que no se regulan con las leyes de un mercado de poder desconocido. Liberar al ser humano de dichos condicionamientos, volviéndolo autónomo y al mismo tiempo solidario, desarticula un sistema de salud que solo se evalúa por su rendimiento, como si la salud fuera un gasto y no una inversión para construir un mundo posible, pero mejor. No hay destinos manifiestos ni decadencias irreversibles. La historia no la hacen los dioses, sino los hombres con sus acciones y omisiones. La historia no terminó, nos queda siempre la esperanza de que lo que todavía no ha sido, será mejor que lo que ya fue. De las tres consignas de la Revolución Francesa, sigue incumplida la que reclama, en clave alegórica, Fraternidad. Es muy probable que, si no se retoma el camino (asintótico) hacia la realización de esa utopía, se agravará el colapso del sentido de la propuesta o desafío, que experimentamos, y que implica a las otras dos consignas, Libertad e Igualdad. Hemos comprobado que las tres van juntas, y que si así no ocurre, se desintegra el proyecto histórico que aquellas auguraban. Transcribo una entrevista que Silvia Bacher me realizó para una publicación, que se iniciaba con la siguiente pregunta: “¿Cómo reflotar la
esperanza en los jóvenes? ¿Qué sentido tiene, para un adolescente, participar hoy en una sociedad en donde se promueve más el estar conectados que el estar reunidos?” Mi respuesta fue, que hay un antropólogo, creo que es Mac Auge, quien dice algo interesante al respecto. Dice que estar conectado con alguien no significa, necesariamente, compartir la emocionalidad de algo. Que me comunique con alguien, vía internet, no necesariamente quiere decir que lo conozca. Me parece, que el concepto de estar reunidos habla de una cierta interacción, del cara a cara, donde, además de lo que el otro me dice -que tiene carácter de lenguaje y, por lo tanto, una capacidad simbólica para expresarlo-, también recibo una mirada, que puede ser de agrado, de desagrado, de rechazo, de acercamiento; una expresión que me aúna, de alguna manera, subjetivamente, con el otro. Cuando hablo de esto, siempre digo: El avance tecnológico de la informática ha logrado un acceso a información de tal magnitud, que a veces ni siquiera puede ser procesada en la mente de cada sujeto. El mundo se ha hecho mucho más extenso, pero, al mismo tiempo, ha dejado fuera de esas expectativas a muchos seres humanos, a quienes esa información se les ha hecho inalcanzable. Entonces, podemos decir que estos avances no forman parte de algo que podríamos llamar ‘deseo humano’, es decir, el deseo que se va construyendo en una trama social. La otra pregunta fue: “Frente a esta complejidad, ¿qué implica, actualmente para los jóvenes, participar de proyectos?” Le contesté: Significados; debería haber muchos. Primero, deberíamos observar, “qué pasa alrededor de los jóvenes”. Creo que, hoy por hoy, los jóvenes son, particularmente, un grupo de riesgo. Recuerdo, que en mi juventud, hacer un proyecto, fantasearlo, desearlo, querer participar, era algo absolutamente factible. La posibilidad de armar un proyecto estaba estimulada desde varios
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puntos de vista. Por ejemplo, desde el familiar y, también, desde el social. Los padres querían que los hijos pudieran llegar a alcanzar, incluso, cosas que ellos no habían logrado, y había un consenso social, en que el joven se estaba formando para un futuro mejor. Así que lo que afirmo es que, primero habría que preguntarse qué posibilidades hay de reflotar esa esperanza en los jóvenes. Este me parece un punto nodal para la posibilidad de una juventud más saludable en el futuro cercano y con mejores posibilidades de armar su propia familia. La nueva pregunta fue, “¿cuáles vías podrían ser eficaces para realizar un trabajo de cuidado y prevención entre jóvenes?” Le contesté: Nadie resuelve un problema, si primero no reconoce que lo afecta. Nosotros, los Psicoanalistas, decimos: “No tiene consciencia de él”; ese problema es inconsciente. Entonces, hablamos de un conflicto que se manifiesta o que, en cambio, permanece latente. Siempre la palabra ‘conflicto’ tuvo mala prensa y lo común era negarlo, tanto en las diferentes comunidades como dentro de las instituciones. Un primer paso -y aquí le voy comentando cómo trabajamos desde los equipos de prevención que he coordinado-: tenemos un eslogan que suena medio tonto, pero que es muy útil: “Vamos a hacernos amigos del conflicto”. Y, ¿qué es hacerse amigo de un conflicto? Es que, cada uno, pueda pensar en las cosas que le molestan y que le gustaría que fueran de otra manera. Entonces, mediante talleres de reflexión, hacemos participar a los jóvenes y les mostramos tres carteles. En el primero, le decimos: “nombremos todas las cosas que no nos gustan de este barrio (por ejemplo) y que nos gustaría cambiar, y hacemos un listado de problemas: Higiene, seguridad, etc., los evaluamos y los clasificamos según su importancia. En el “segundo cartel”, preguntamos: “¿Ustedes hicieron algo por estos problemas?”. Y anotamos qué hicieron. “Yo fui e hice una
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denuncia” o “yo fui y presenté un expediente que había que presentar” y, luego de reflexionar sobre la permanencia de los problemas, a pesar de las acciones, realizadas y/o no realizadas, exponemos un último cartel que lleva por título ‘acciones a futuro’, donde se sintetiza qué se resuelve hacer desde los talleres, hacia el futuro. Esto nos dio buenos resultados. Primero, porque logramos que se reconociera un problema, que se hiciera consciente, que no se temiera, en el sentido de negarlo o pasarlo por fuera de la responsabilidad de todos. Y todo eso va fortaleciendo la participación, lo que el Psicoanálisis llama ‘los lazos libidinales’, es decir, los lazos de amor, que ligan a la gente de una manera que crea en ellos el valor de la solidaridad. En definitiva, el Psicoanálisis puede hacer prevención, tratando de conscientizar lo negado, para no repetirlo; fortalecer el lazo libidinal entre los seres humanos, y además, buscando cuáles son las figuras con las que los jóvenes pueden identificarse mejor, es decir, fortaleciendo los núcleos de identificación. Para terminar, recuerdo que Freud planteaba la gravitación que tenía, para el desarrollo y afianzamiento de la teoría, el concepto ‘autoridad social’; me pregunto qué está sucediendo en la actualidad. Este llegó a adquirirla, porque, en determinado momento, pudo brindar respuestas a distintas necesidades concretas del Ser humano. Creo que no se trata de cambiar las respuestas ante lo que se plantea, sino de formular nuevas preguntas. Los momentos de crisis son buenos analizadores, porque dejan y producen rendijas, por donde uno puede abrir una brecha y, así, acercarse a vislumbrar lo que sucede. ¿Cuáles serían las nuevas preguntas? ¿Qué es lo nuevo que necesitamos saber? ¿Qué es lo más urgente? ¿Podemos actuar o ser eficaces en la urgencia? Frente a la crisis, ¿somos un interlocutor válido?
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No podemos reclamar, meramente, que curamos a los pacientes y enseñamos a los estudiantes, sin intervenir en los procesos que forman y transmiten valores e ideales en la sociedad. ¿Estimulamos ilusiones, esperanzas y participación?
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PSICOANÁLISIS XXIV (1); 99-110, 2012
La Pulsión Narcisista
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La Pulsión narcisista, innata y universal, impone la dependencia del sujeto a otro/s significativo/s, para que confirmen la identidad de aquél como Ser: “Yo soy alguien gracias a ti” .La gratificación narcisista, el reconocimiento positivo por otro semejante, calma la ansiedad a la que nos condena la existencia: El miedo de ser un objeto inútil, desestimable. Rige la conducta humana: 1. or un lado, una criatura caprichosa y prepotente que pretende que los demás estén a su disposición incondicional. Un Narcisismo perverso que desprecia las necesidades del otro. 2. Por el otro, un sujeto tolerante y humilde. Dispuesto a respetar al otro para hacerse querer y respetar. Un Narcisismo sublimado, bajo normas sociales consensuadas como normales. De la lucha dialéctica de estas fuerzas contrarias resulta la conducta del sujeto. El Narcisismo individual se disuelve en el grupo de pertenencia. En todo vínculo, grupal o dual, se produce inevitablemente una competencia narcisista: quién tendrá el derecho de imponer su ley y quién tendrá el deber de someterse.
El trauma del nacimiento
a la gran indefensión con que aparece. En el útero, la respuesta a la necesidad es casi automática, el nuevo ser y el organismo materno están en continua y directa comunicación, que se interrumpe con el nacimiento. La Placenta es un órgano que intercomunica, directamente, al organismo en formación con la madre. Las primeras nociones que adquiere resultan de frustraciones lógicas e inevitables, que le van dando una fuerte idea de sí-mismo y otra, muy vaga, del resto del mundo, del cual se discrimina. Pero, recién después del nacimiento, poco a poco, va desarrollando la idea, de que el resto del mundo no es un objeto único, sino que se compone de infinitos objetos. La comunicación con ese mundo deja de ser automática, para convertirse en problemática. A partir del nacimiento, la necesidad produce una tensión que se incrementa hasta convertirse en dolor, lo que produce una nueva respuesta automática: el berrinche. El dolor convierte al mundo en un objeto hostil; la satisfacción de la necesidad, al disminuir la tensión, lo convierte en placer, apareciendo un mundo agradable en el que se desea estar. La madurez de su inteligencia y habilidad innatas presionan para que intente manipular, en la medida que su maduración se lo permita, los objetos que encuentra en su contexto, lo que incluye al propio cuerpo, para superar el dolor y encontrar, lo más pronto posible, el placer.
La criatura humana nace en un ambiente que le resulta predominantemente hostil, debido Teicher, M., Teoría Vincular del Narcisismo. Prólogo: Dr. Horacio Etchegoyen. Editorial Letra Viva. Buenos Aires, 2009, Tercera Edición. 2 Psicólogo Social. Psicoanalista Didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina APA. Miembro de la Asociación de Psiquiatras Argentinos. fredi@pccp.com.ar; www.manfredoteicher.com.ar 1
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Descubriendo el Mundo Su inteligencia y habilidad le permiten aprender que el Mundo no es un objeto único. Aprende a distinguir los distintos objetos entre sí. El Mundo está lleno de objetos, de los cuales unos son más útiles que otros. Poco a poco aprende a distinguir estos del resto. De los objetos que encuentra, se destacan algunos con determinadas cualidades, que resultan especialmente útiles. Responden a un llamado que surge de un malestar interior, el berrinche, y se preocupan de calmar ese dolor. Sea con comida, calor o higienizándolo. Estos objetos logran convertir el dolor en placer, hacen de la existencia algo deseable. Aprende, que no puede prescindir de ellos, relativamente semejantes, pero más grandes, más fuertes, más hábiles y más inteligentes. Al mismo tiempo, descubre que, en realidad, se trata de dos clases distintas. Un objeto calma el malestar interno (hambre), pero hay otro que lo provee. Discrimina entre estos, a pesar de que ambos son necesarios para disminuir la tensión interna. Tanto el alimento como el objeto semejante adulto, sin el cual no aparece el otro. Es la presencia del objeto intermediario que se convierte, según su inteligencia se lo señala, en motivo de confianza y seguridad. Depende de ese tipo de objetos para satisfacer sus necesidades, por lo tanto, es el intermediario el que se convierte en el más significativo.
Anhelo de poder Intenta, lógicamente, poder manipularlos a su gusto y antojo, igual que a todos los otros objetos, animados o no. Entonces, aprende que no siempre están a su disposición, que no se
dejan usar como quisiera, que no son incondicionales: aquellos semejantes se ocupan de ella (de la criatura), solamente si se dan determinadas condiciones. A veces, el berrinche los convoca fácilmente, pero a medida que crece, y aprende a caminar y a hablar (a manejar el propio cuerpo, lo que resulta muy placentero), le exigen ciertos tributos. Por ejemplo, que en vez del berrinche, los convoque amablemente, con muestras de sumisión, respeto y cariño; se le exige que solicite ayuda, en vez de exigirla. Otras, el berrinche los convoca, pero, en lugar de satisfacer su necesidad, le dan una paliza, por ‘molestar’. A medida que crece, se da cuenta de que, poco a poco, adquiere más autosuficiencia. Pero, los otros semejantes no dejan de ser útiles; por lo menos, algunos; que se siente más seguro con estos; que los mismos objetos reaccionan en forma distinta en distintos momentos; que algunos, generalmente, se ocupan más, y otros son particularmente molestos u hostiles, pues no sólo se resisten a prestar su colaboración, sino que pretenden usarlo al antojo de ellos, llegando hasta a querer eliminarlo. La dependencia no cesa, a pesar de aumentar su autonomía. Se impone la necesidad de ser reconocido como semejante; ser aceptado y valorado por el grupo de pertenencia. Aprende los significados del poder: Poder disminuir la tensión convirtiéndola en placer será siempre la meta; disponer a su gusto y antojo de todos los objetos que, por alguna razón, despiertan su interés, convirtiéndose en la necesidad de poseerlos (en forma exclusiva), es su lógica consecuencia.
El Grupo de pertenencia Aprende a distinguir a los semejantes y a agruparlos. En los que resultan significativos,
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útiles y, por lo tanto, importantes, y los demás; en los que son aliados valiosos, y en los que son peligrosos enemigos. Así, se crea al amigo, protector y guía, y se forma el Grupo de pertenencia. El Poder se convierte en ser aceptado y respetado por los amigos, y en defenderse de los enemigos. Asimila que tiene que controlar su necesidad de disponer, arbitrariamente, de los otros significativos, ya que ellos pretenden lo mismo; que existe un contrato social tácito. Reconociendo su miedo a la soledad y al desamparo, aprende a resignar su deseo de someter a sus caprichos a los otros significativos. Adaptándose a la convivencia, irá aprendiendo a colaborar, a compartir, a ser solidario. Aprende a ‘portarse bien’, según las expectativas del grupo de pertenencia, aceptando su dependencia. A pesar de que logra controlarlo, ya que es imposible de eliminar, el deseo de usar a los demás es tan molesto, que hace grandes esfuerzos para desprenderse de él; pero, en cuanto puede, le encanta someter a los otros. Su experiencia le enseña que no está bien aceptada tal actitud. Encuentra, dentro de sí, este conflicto que le produce miedo, rabia y confusión.
Desarrollo psicológico Entonces, encuentra la mentira, que puede ocultar lo desagradable y evitar dolorosos castigos. Mecanismo que también funciona para sí mismo. Descubre, o más bien utiliza, ‘sin saberlo’ (inconscientemente), la autosugestión: autoconvencerse de sus propias mentiras, prejuicios y supuestas verdades. El reflejo autocondicionado, tan eficaz como la sugestión hipnótica y el reflejo condicionado clásico, del que resulta una variante. La mentira, mejor dicho el objetivo logrado con la mentira -evitar el castigo-, es el primer
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paso de la ulterior represión, su eficaz heredera. ¿Cuál es el castigo temido? El enojo, el rechazo (el reconocimiento negativo, una herida narcisista) de los objetos significativos. De este modo, se instala el inconsciente, el ilustre y molesto desconocido. Adquiere los distintos significados del poder, una meta que fácilmente se convierte en un fin en sí mismo, a pesar de que no es más que un medio (pero siempre presente) en el camino hacia el placer, la disminución de tensión, evitando o diluyendo la Angustia, que es el verdadero fin. Esto señala la limitación de su inteligencia, un instrumento que se somete a sus caprichos, en lugar de guiarlo a metas que pueden ser más razonables. Una frustración difícil de aceptar. Los caminos al poder son, también, muy variados, y la inteligencia se usa, más para lograrlo que para conseguir un placer más seguro y duradero, una tarea hipotética. Al no poder tolerar la Angustia, mas allá de determinada intensidad, se hace intolerable la espera (que la realidad impone) equivalente a otra frustración, más allá de cierto grado. Así se impone la actuación descontrolada.
El inconsciente y dos Principios Freud describió, genialmente, dos principios que rigen nuestra conducta, en constante conflicto entre sí: El Principio de Placer (Pp.) y el Principio de Realidad (Pr.). El primero tiende a satisfacer toda necesidad ya, o sea, en el mismo instante en que aparece; significa negarla, lo que no es ningún rasgo inteligente, ya que la vida sería imposible si no se satisfacen determinadas necesidades. Por ello, tuvo que imponerse un Principio de Realidad, que insiste, en forma inteligente, en que algunas necesidades hay que postergarlas, y respecto a otras, claramente hay que renunciar a su posible satisfacción. Popularmente, entende-
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mos como racional lo que tiende al Pr., y como irracional lo que tiende al Pp. Nacemos con un amplio predominio del irracional Pp., que, lentamente, es dominado por el Pr., debido al choque con la realidad. El Pp. consigna otras consecuencias: La intolerancia a la frustración. Toda postergación de cualquier deseo es una frustración, que concentra la energía vital del sujeto en furia destructiva. A pesar de que el Pp. tiende al absurdo, rige cómodamente en el campo de la Fantasía y en el oculto terreno del inconsciente, un anhelo de impaciente rapidez, que se convierte en tendencia durante el resto de la vida. A su vez, el Pr. comporta otros importantes problemas: La espera, la necesidad de postergar, es inevitable. Bien, es imprescindible tolerar un tiempo de espera, entre el momento que surge la tensión incrementada por la necesidad y el placer que se experimenta al lograr su satisfacción. Pero… ¿hasta cuándo? Renunciar… ¿a qué? Y ¿por qué? ¿Por qué tengo yo que postergar o renunciar a algo a lo que otro no está dispuesto a renunciar ni a postergar? Preguntas que se relacionan, principalmente, con los problemas que plantean los conflictivos campos de la sexualidad y del trabajo cotidiano. Surgió la necesidad de sistematizar este Pr., y con ello, infinitos conflictos, con variados resultados transaccionales. Por la necesidad de poder garantizar la aceptación de un grupo, se llegó a algunos acuerdos, quizás un poco apresurados, para que el grupo acepte alguna de las tantas sistematizaciones posibles del Pr. (ya que son infinitas), convirtiendo dicha sistematización en Ley grupal, Contrato social, a la que deben someterse, principalmente, los nuevos miembros (los hijos). Dicha Ley, que contiene pautas culturales de convivencia (aspecto principal de las distintas culturas), son los prejuicios que forman el código comunitario e identifica a los miembros de esa cultura. La aceptación y
la sumisa obediencia a la Ley garantizan (por lo menos en teoría) el reconocimiento positivo del grupo de pertenencia. Reconocimiento, que satisface una necesidad básica del Ser humano; al tiempo que, todo esto, ilustra nuestra condición gregaria.
Esfuerzos, premios y castigos El infante aprende a través de su experiencia. La experiencia de gratificación, el reconocimiento positivo del grupo, será el premio al esfuerzo que la adaptación demanda. Su rechazo será la experiencia de frustración temida. Y el esfuerzo consiste en frenar las aspiraciones de aquella criatura arrogante, prepotente y caprichosa (como no puede dejar de ser todo Ser humano normal a los dos o tres años de edad), que continúan presionando, insaciables, ocultas, pero nunca eliminadas, encerradas en el inconsciente, un lugar del aparato psíquico humano, desconocido para su dueño, pero eficaz, en cuanto a generación de conductas. El mismo conflicto, entre el Deseo irracional y uno forzado (Deber), se repite en niveles más elevados: ¿El placer lo más pronto posible o soportar la espera para un supuesto placer posterior más seguro y duradero? A veces, al placer inmediato, a la descarga de un ataque de furia, por ejemplo, le sigue un muy molesto malestar, la culpa, la sensación de merecer un castigo, una forma de miedo, también frustrante. Toda frustración produce rabia, un deseo de descarga violenta que, a su vez, se acompaña del muy desagradable sentimiento de culpa, cerrando un círculo vicioso. Y el esfuerzo de tolerar la espera (otra frustración) no siempre consigue el premio del supuesto placer más seguro, el cual, cuando se consigue, tampoco dura mucho.
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Desarrollando el carácter Sin embargo, si los premios se logran a menudo3 se instala cierta confianza en los resultados. Una ilusión muy importante permite soportar la espera, tolerar el incremento de tensión que se produce, mientras la necesidad espera su satisfacción. Confianza en sí mismo, en la vida, en los demás. Si las series complementarias (el bagaje genético modulado por la historia personal) fortalecen la intolerancia a la frustración, una desmedida desconfianza tiende a violentas reacciones de rabia, como respuesta apresurada a la supuesta (vista desde el sujeto) intolerancia del mundo. Estos ‘berrinches’ pueden ser sumamente peligrosos, porque la inteligencia y la habilidad se ponen al servicio de la eficacia del estallido de furia destructiva, en un sujeto que ha desarrollado y es capaz de usar instrumentos muy sofisticados. Igual que cualquier criatura, al poco tiempo de nacer, la que logramos (cuando lo que llamamos socialización se realiza en forma adecuada) controlar y ocultar en el inconsciente, no está dispuesta a tolerar la frustración. Su reacción (a la frustración) es un violento estallido de furia, un deseo de destruir ese mundo que no quiere aceptar sus caprichos. La parte madura, socializada de nuestra personalidad, debe mantener el control de la agresividad, evitar el estallido, para permitir la convivencia. La educación podrá desarrollar un carácter (respuesta habitual, automática) más o menos agresivo, muy difícil de cambiar, a pesar de que las circunstancias futuras señalen lo conveniente que sería modificarlo. La frustración Es el elemento fundamental en el proceso que llamamos Educación, una larga serie de frustraciones inevitables por la resistencia, que el mundo (cualquier objeto Cuánto deberá ser ese ‘a menudo’, también lo dictaminará la historia personal.
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puede convertirse en su representante) ofrece al pretender manejarlo arbitrariamente. Pero, también, hay que aclarar que, sin miedo no habría educación posible. El miedo al desamparo, a la marginación, al desprecio de los otros necesitados, es el símbolo privilegiado, frustración paradigmática, de lo que los Psicoanalistas llamamos Complejo de Castración. Aún es necesario otro ingrediente importante: el premio, que también es un estímulo. La educación funciona con premios y castigos, que serán los reconocimientos positivos y/o negativos, respectivamente. Consiste en aprender a buscar, y a encontrar, el mal menor, a evitar el mayor y disfrutar del posible premio. Carácter es la respuesta habitual, automática, a las distintas situaciones en las que un sujeto suele encontrarse. Una especie de programa se desarrolla durante el proceso de socialización por el que todos hemos pasado, que convierte al sujeto en algo similar a un robot, mientras su capacidad de pensar, de razonar sobre esas situaciones antes de actuar, le agrega la condición humana.
Descarga violenta La única razón por la cual el mundo sobrevive a la furia infantil es que el infante humano carece de suficiente poder (fuerza), por lo que su capacidad destructiva es mínima y puede ser fácilmente controlado por los adultos. En cambio, el ‘berrinche’ descontrolado de un adulto plantea un serio problema a la convivencia, por el poder que el adulto ha adquirido, lo que aumenta peligrosamente, cuando el estallido de furia destructiva es la expresión de un grupo humano. El estallido de furia, en el instante del estallido, disminuye la tensión, lo que significa placer. La violenta reacción de furia destructiva implica un enorme placer, aunque después
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aparezca el miedo al castigo, en forma de culpa. La posibilidad de recurrir a este mecanismo, subsistirá durante toda la vida.
criatura humana, es el resultado del conflicto entre el deseo que todos tienen de someter a los demás y la necesidad de respetarse.
La socialización, lo que el Psicoanálisis llama ‘elaboración’ del Complejo de Edipo, se impone a toda criatura humana, para que pueda convivir con sus semejantes, aceptando ejercer el control de su agresividad. La inteligencia y la habilidad humanas le imponen determinadas características a este proceso.
El Contrato social, cualquiera que sea, se convierte fácilmente en una de las tantas excusas (y a veces muy justificada) que la inteligencia encuentra para descargar contra él, el odio. Lo que es una de las razones de las continuas modificaciones que sufre (con o sin razón, para mejor o para peor) cualquier contrato social.
Impuesto por una realidad que se niega a funcionar según las ingenuas pretensiones de la fantasía, el proceso de socialización es el resultado de un conflicto entre el deseo de imponer sus caprichos a los demás y la necesidad de respetar los caprichos ajenos.
Cultura. Hay algún común denominador en las distintas culturas. Dos aspectos se destacan en la humana: Los objetos producidos por su inteligencia y su habilidad, que le permiten relacionarse cómodamente con su entorno y las normas elaboradas por esas mismas características para relacionarse (convivir) con sus semejantes. Al primero lo llamamos tecnología y ha evolucionado en forma asombrosa, facilitando su adaptación a diversos ambientes naturales, una capacidad de adaptación muy superior al resto de la escala zoológica. El impulso adquirido en su desarrollo no sólo carece de freno, sino que su avance se acelera cada vez más. En cambio, el segundo aspecto, la convivencia social, no parece haber evolucionado en toda la historia, salvo en lo que se refiere al lenguaje4. La división en clases sociales, la lucha por el poder en el grupo, y entre grupos, sigue las mismas pautas que en la mayoría de los mamíferos, pero, modulada por el desarrollo tecnológico. Es la tecnología la que acompaña a las diferencias culturales, siendo la característica fundamental de esas diferencias.
El contrato social La socialización, la educación, es un proceso de aprendizaje que consiste en internalizar la Ley, una ética que debería facilitar la convivencia. Y por más fallas que cualquier ley contenga, es indiscutible que no se puede prescindir de algunas normas, de pautas culturales a las que deberán someterse los miembros de una comunidad. Hay muchas culturas, muchas sistematizaciones de las normas, que tienen el común denominador de imponer la espera y la renuncia a la necesidad convertida en deseo. Someterse, esperar y renunciar (lo que entendemos como adaptación) son frustraciones que se aceptarán de mala gana, como mal menor (antes que la soledad, la marginación y el desprecio), por lo que el aprendizaje incluye un entrenamiento para tolerar la frustración. Así como la educación es el resultado de un conflicto entre el deseo de someter a los otros y la necesidad de respetarlos, el ambiente social, en el que nace y se desarrolla una
La lucha por el poder, la competencia narcisista humana no difiere, en sus elementos básicos, de la vida social del resto de los mamíferos superiores. Quizás, la diferencia
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Una comunicación digital, aprendida en un contexto cultural. Propiedad exclusiva del animal humano. También un producto tecnológico, que a su vez contribuyó a que el desarrollo tecnológico tuviese lugar.
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consiste, en algunos casos, en pretender forzar una imagen más respetuosa para con los otros semejantes. Este intento demanda un loable esfuerzo de voluntad muy difícil de mantener, por la presión de una naturaleza humana que se resiste a ser dominada. Pero, como la convivencia es una necesidad básica, se impone el dominio de esa naturaleza soberbia y prepotente. Todos tienen el mismo deseo (de someter a los otros) y la misma necesidad (de vivir en sociedad). El resultado de este conflicto dialéctico es la Historia humana. Nuestra razón señala la conveniencia de una conducta, que nuestra naturaleza se resiste a aceptar, a pesar de que nuestra razón es un producto de la misma naturaleza, que nos ha condenado, de tal modo, a buscar síntesis transaccionales. La cultura humana ha sido desarrollada por un ser psicológicamente dividido, con una inteligencia y una habilidad que lo destacan del resto de la Naturaleza. En su inconsciente se oculta una criatura soberbia, caprichosa, arrogante y prepotente, que se considera maravillosa y a la que un supuesto origen divino le otorga el Derecho de merecer el reconocimiento positivo incondicional de los otros (su forma de aceptar la dependencia), por lo que tiene el derecho de poseer, exclusivamente, cualquier objeto que le plazca. Es intolerante a la frustración, considerándose con derecho a reaccionar con violenta furia destructiva al desafío que esta le plantea. Como el inconsciente es el aspecto profundo y oculto de nuestra personalidad, deberíamos reconocer que, en el fondo, queremos a los demás, siempre y cuando sean nuestros esclavos, y sean felices de serlo. Normalmente, durante su educación, socializándose, el sujeto humano internaliza su Ley, pautas culturales que intentan controlar y limitar los caprichos de esa criatura, para convivir con los otros semejantes que enfrentan el mismo problema: la necesidad de convivir con aquellos a quienes desean someter. Esa Ley impone el
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respeto al otro, el deber de colaborar y compartir con él, de ser solidario. Logra, formando el inconsciente, ocultar allí a la criatura indomable, tras una fachada de elegante hipocresía social que permite, con los resultados conocidos, cierta forma transaccional de convivencia. El conflicto entre el Pp. y el Pr. alcanza, de este modo, otro nivel. Se traslada a la lucha entre la criatura caprichosa, que toma el nombre de Ello y la Ley cultural, internalizada en una imagen virtual que, en Psicoanálisis, llamamos Ideal del Yo, que otra instancia psíquica, el Superyó, intenta defender e imponer. Esquemáticamente, el Ello se enfrenta al Superyó. Nuestra conducta manifiesta es un resultado transaccional de ese conflicto dialéctico que produce, en la superficie de nuestra personalidad, un barniz social que llamamos Yo. El Superyó, como instancia representativa del interés de los otros5, está dispuesto a respetarlos, forzando al Ello a someterse a la Ley que lo contempla, contando, para ello, como toda educación, con premios (la elevación de la autoestima, la satisfacción del deber cumplido) y castigos (disminución de la autoestima y el muy desagradable sentimiento de culpa). La Ley. El psiquismo humano, cuya función es administrar la economía del cuerpo, a cuyo servicio lo ha dispuesto la Naturaleza, está lejos de ser un aparato simple. Y nuestra inteligencia encuentra obstáculos muy serios al intentar conocerlo. El orgullo narcisista se resiste a reconocer estas dificultades, que señalan los límites de su inteligencia. La apertura de Freud es un importante avance que nos acerca, pero aún queda un largo camino, del que no sabemos si hemos recorrido mucho o poco. Lo que aquí esbozamos son algunas hipótesis, cuyo valor heurístico posiblemente sea superior a su valor de certeza científica. Volvemos a señalar que Aunque las “licencias” indican que no representa a todos los otros.
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la ciencia, al estar dispuesta, por un lado, a tolerar momentáneas síntesis que deberán ser cuestionadas para lograr nuevas síntesis; y el Psicoanálisis, como ciencia social, por el otro, al tener que aceptar valoraciones subjetivas consensuadas, en un grado muy superior al de las ciencias ‘duras’ como la física, enriquecen y dificultan esta tarea. En estas páginas presento una visión del aparato psíquico humano y del contenido de su ‘misterioso’ compartimento6, el inconsciente, que seguramente, será aceptado por unos y rechazado por otros colegas, que se consideran tan Psicoanalistas como yo. Es un prejuicio irracional (de nuestro grupo de pertenencia, el de los Psicoanalistas) el mencionar alguna frase de Freud para apoyar cualquier afirmación que provoca alguna duda, aun en el mismo autor de tal afirmación. Este apoyo otorgaría categoría científica diluyendo la incertidumbre que pudiese merecer. Pues bien, Freud decía que, en caso de que una interpretación dada por el terapeuta provocara un conflicto con el paciente, solamente uno de dos resultados es posible: gana el terapeuta, o pierde el paciente. Nadie puede demostrar que una interpretación, que es una hipótesis que se refiere al contenido del inconsciente, es cierta, pero tampoco, nadie puede demostrar que no lo sea. ¿Entonces? Lo que queda es tratar de ser convincente, lograr un consenso. Gregory Bateson decía, que la verdad es lo que la gente cree que lo es. Y, para conquistar o seducir a los otros, intervienen factores tan poco científicos como el azar y la aureola de autoridad que rodea al elemento juzgado. Como también, la simpatía del origen geográfico. En los Congresos internacionales, un científico africano será escuchado en forma distinta a la de un europeo o norteamericano. En realidad, lo Inconsciente es una forma de funcionar del aparato psíquico, aunque lo ilustramos como un “lugar”.
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Estas elucubraciones son adecuadas para una introducción a un espinoso tema, como la ética, contenido en un concepto de suma importancia social, La Ley, la legislación, con la cual los seres humanos pretendemos regular las relaciones entre nosotros. La ética se refiere a la Justicia, al Bien, a las virtudes humanas. Y tomaré a la moral como un sinónimo de la ética, para evitar posibles elucubraciones filosóficas que, entrando en órbita, pretenden dilucidar el sexo de los ángeles. La criatura humana nace en un estado en que necesita que su deseo de vivir sea fortalecido de alguna forma. Que se sienta tan importante como para creer que el mundo está a su disposición, que puede usar cualquier objeto de ese mundo, lo que incluye a su cuerpo, como se le antoje. Esto que alimenta la ilusión de que la vida es hermosa y fácil, generando una confianza básica conveniente para enfrentar la serie de frustraciones que la realidad no deja de perpetrar. Técnicamente, podemos decir que, tras el nacimiento, su Narcisismo debe ser apoyado. Alguno tendrá mas necesidad que otro, pero, todos tienen la necesidad de creer, en algún instante, que son lo más maravilloso de la creación. Lo que no es tan difícil, ya que al principio de la vida, sus pretensiones son mínimas. Una vez consolidado el Narcisismo, una vez que su deseo de vivir esté bien fortalecido, debe aprender a limitar sus pretensiones y a responder a las de los otros. Determinar el límite del período en el que hay que alentar el egoísmo, del de la puesta de límites al mismo, y cuáles son las pretensiones de los otros a los que la criatura deberá ajustarse, corresponde al arte pedagógico, pero incluye, forzosamente, elementos éticos. ¿Qué es justo? ¿Qué es lo que está bien? Solamente durante un pequeño período alguien estará dispuesto a someterse al capricho de la criatura, motivado por su indefensión, preocupándose por satisfacer incondicional-
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mente (sin profundizar demasiado) las necesidades de otro ser humano. De otro modo, la criatura no podría sobrevivir.
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puede eliminarlas sino solamente ocultarlas en el inconsciente-, la conducta de un sujeto será la transacción dialéctica, entre su parte madura que quiere someterse a la Ley y su parte infantil, oculta pero eficaz. El que la transacción favorezca más a una parte que a otra, dependerá, también, de su historia personal, que comienza con un bagaje genético, que no deja de ser tan misterioso como importante.
Dicho de otra forma, la ética que rige la conducta de la criatura, al principio de la vida, es la convicción de que el mundo y la vida deben estar a su disposición. Su postura ingenua no entiende que esto significa que desea esclavizar a los otros, lo que implica despreciarlos. Al principio, no conoce el problema que plantea la ética social. Con mucho dolor y rabia tiene que reconocer que aquellas pretensiones no son justas. A medida que se desarrolla, aumentan las pretensiones de los otros, imponiendo el aprendizaje de algún tipo distinto de ética. Aprende a distinguir el bien del mal, jamás con certeza. A distinguir el respeto del desprecio y, al mismo tiempo, encuentra muy ambiguo el límite entre ambos. Encuentra, a la vez útil pero bastante confuso, la diferencia entre lo que se dice y lo que se hace. “¿Quién entiende a los adultos? Te dicen que hay que decir la verdad y de repente te salen con que ¡Estas cosas no se dicen!”
Licencias culturales. La cultura se ha ido desarrollando. Algo ha cambiado en ella. La tecnología, ilustrada primordialmente por el lenguaje digital, igual que todo el resto de sus productos, han ido modificando los instrumentos con el que el Narcisismo humano se encarga de jugar. La relación con el resto (aparte de los seres humanos) de la Naturaleza es muy distinta que en la Edad de piedra.
Se encuentra con el problema de tener que tolerar la frustración, que se presenta constantemente. No poder hacer lo que se quiere, es frustración. No disponer de lo que se quiere, lo es también. Y tener que frenar la rabia que aparece es otra frustración. Para poder tolerarla, le ayuda la gratificación que recibe tras el esfuerzo de frenar la rabia y la prebenda (cuando la recibe) por satisfacer las pretensiones de los otros, que consisten en reconocimientos positivos (las distintas formas en que lo hacen sentir importante), pero no de cualquiera, sino de aquellos objetos que le resultan importantes. En esta educación, que el Psicoanálisis llama Elaboración del Complejo de Edipo, va internalizando aquella Ley que contiene las pautas culturales éticas, a las que debería ajustar su conducta. Como aquellas pretensiones infantiles continúan presionando, a pesar de la educación -que no
Los aspectos fundamentales del Narcisismo, que no son fáciles de identificar, tampoco son exclusivos del patrimonio humano. La organización social de los mamíferos superiores es la consecuencia de las mismas reglas de juego. Otra vez, insisto en señalar que lo único que nos diferencia es la cubierta tecnológica que nuestra inteligencia y habilidad han desarrollado, sin desmerecer su valiosísimo aporte. Pero, la intrincada selva de la vida social humana no ha logrado avanzar en su organización básica a través de los cientos de miles de años en que el Ser humano ‘reina’ sobre la tierra. La lucha por el poder, la competencia narcisista en el grupo, y la que tiene lugar entre los grupos humanos, en su esencia, que serían algunos de las manifestaciones de los aspectos fundamentales de este vínculo, no difiere de la de sus parientes cercanos en la escala zoológica.
Pero, también, algo parece permanecer inmutable, por lo que debería ser considerada la esencia de la Naturaleza humana. Privilegiado lugar que ocupa, según la Teoría Vincular del Narcisismo, el Vínculo narcisista, transmitido a través del bagaje genético.
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No creo que podamos estar muy orgullosos de este hecho. No sabemos si la división psicológica que implica la existencia del inconsciente es un patrimonio exclusivo, pero el resultado es una versión social con los mismos ingredientes básicos. Dicha división podría ser una de las adquisiciones tecnológicas que servirían para ocultar, con elegancia, lo que resulta un tanto desagradable para pensar. De cualquier modo, la existencia del inconsciente nos obliga, constantemente, a resolver el conflicto dialéctico entre el Narcisismo prepotente, que quiere a los demás siempre y cuando sean sus felices esclavos y el socialmente adaptado, que está dispuesto a compartir, a colaborar con el vecino, a ser solidario; conflicto que pocas veces se hace consciente. La ética social agrega la división en categorías de perversión (lo que es malo, injusto) o de virtuosa sublimación (lo que es bueno, justo), como juicio valorativo de nuestra conducta, importante aporte a la necesidad de convivir; perverso sería lo que se opone a ella (a la convivencia) y sublimado sería la conducta que la facilita. Lo que sería portarse mal o bien. Falta encontrar la respuesta a una cuestión sumamente importante: Bien o mal, ¿visto por quién? El bien y el mal son medidas subjetivas, raíces éticas que no podemos dejar de usar, en tanto no podemos, tampoco, dejar de juzgar nuestra conducta y la de los otros. Pero, ese juicio subjetivo tiene un doble origen: el Narcisismo prepotente del inconsciente verá como bueno lo que defiende los intereses del sujeto, despreciando a los otros. El socialmente adaptado, en cambio, considera justo respetar los intereses de los otros. También aquí se produce una transacción dialéctica en el resultado, y las series complementarias del sujeto inclinan la balanza para uno u otro lado. El sujeto ‘auténtico’ o el ‘enajenado’,
¿de qué lado está quién? Este panorama, ya de por sí bastante complejo, se complica aún más con las licencias culturales que toda ‘Ley’ internalizada contiene. Las ‘licencias culturales’ a las que me voy a referir, se asoman en otros ejemplares, y no es fácil encontrar su origen. Por lo menos, aquí aparecen limitaciones en un campo del conocimiento (la etología) que tiene aún mucho para investigar. La personalidad se desarrolla en un ambiente poblado de seres humanos, que tienen la misma esencia y serán los modelos sobre los que la nueva personalidad se va perfilando. El bagaje genético motiva determinados límites. Uno de estos impone una barrera al altruismo7, forzando al Ser humano a adoptar conductas utilitarias. Salvo en el discurso o en la teoría, no podemos satisfacer las necesidades de otros, renunciando a las propias. Siempre habrá algún interés egoísta (narcisista) manifiesto o latente detrás de cualquier renuncia o preocupación por el prójimo. Justamente, buscando satisfacer ese egoísmo, por ejemplo, el deseo de ser idolatrado por muchos, se puede producir conductas solidarias (la madre Teresa de Calcuta), aunque también la conducta contraria (Hitler esperaba que la matanza de los judíos fuera a ser valorada por la posteridad). Otra limitación es que la hostilidad surgida de las frustraciones inevitables supera la capacidad de cualquier esfuerzo por neutralizarla, o sea, canalizarla por vías ‘saludables’. La Hostilidad. La presión que la hostilidad ejerce puede ser soportada, hasta cierto límite, Entendiendo como tal a la preocupación y satisfacción de necesidades de otro semejante renunciando a cualquier gratificación narcisista en cambio. No olvidemos que el narcisismo socialmente adaptado, convenientemente educado, puede esperar ese premio hasta en el mas allá. Entendemos como altruismo la actitud solidaria que, renunciando a lo inmediato, espera su premio de poderes irracionales (Dios, la historia, el destino, etc.) 7
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señalado por la Angustia. Encima de ese umbral se impone su descarga perentoria, por lo cual no es conveniente permitir que la tensión llegue hasta allí. Pero, depende de las series complementarias particulares. Varias son las vías posibles de descarga. Esa energía (el deseo de destruir) puede ser convertida en conductas sumamente útiles y convenientes, proceso que demanda motivación. Llamamos sublimación a su uso para todas las conductas de adaptación social, aceptadas y valoradas. Trabajar, estudiar, respetar al prójimo, competir en forma productiva en el deporte, la ciencia y el arte. Aunque la forma más saludable y agradable que la naturaleza ofrece (el placer que implica la descarga brusca de tensión) es la relación sexual compartida. La explosión destructiva violenta produce tanto placer como el orgasmo, si bien la descarga violenta -romper, matar-, es más fácil de instrumentar: Siempre puede haber un objeto disponible para eso. En cambio, el o la compañero/a para una relación sexual compartida no es tan fácil de conseguir, y menos en el momento adecuado. Parecería que aprendemos a instrumentar la descarga violenta mucho antes de poder acceder al orgasmo. Tampoco creo que aprendamos a reaccionar violentamente, más bien a frenar, a controlar la descarga. Pero, el estallido de violencia ‘berrinche’ del infante, no es aprendido. Por lo menos, no en la ontogenia. Siendo la relación sexual compartida (la infidelidad complica aún más todo este problema) y la sublimación las vías convenientes, la Historia humana ilustra claramente que, o no son suficientes, o no están a disposición de la mayoría. La posibilidad de desarrollar la capacidad de sublimar, que todo sujeto tiene, no encuentra su motivación en la mayoría, muchas veces, porque el sistema social humano prefiere reservar ese privilegio para una minoría selecta. Aún queda la vía de descarga interior, contra el propio cuerpo, en lo que llamamos
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enfermedad psicosomática, de la que la locura y, quizás también, la demencia (el deterioro intelectual con lesión orgánica) es un ejemplo (el ataque contra un aparato psíquico que obliga a percibir y relacionarse con una realidad que no es como el sujeto quisiera). El gran problema para una convivencia solidaria es el monto de hostilidad que se acumula por frustraciones cotidianas inevitables, convirtiendo a aquellas evitables (que pueden considerarse injustas) en buenas excusas para descargar la hostilidad acumulada. Y, muchas veces, los estallidos de violencia parecen la única respuesta posible a determinadas injusticias, máxime cuando estas son sutiles actos de violencia, resultado de alguna de las tantas formas de desprecio al prójimo. El hecho de necesitar descargar el monto de hostilidad que excede la posibilidad de su elaboración ‘saludable’, ha ido creando (¿desde cuándo?) algunos huecos en la ética que debería normatizar las relaciones entre los miembros de nuestra especie. Así aparecieron las ‘licencias’ culturales. La ética considera justo el respeto al prójimo. Pero a cierto ‘prójimo’, y en determinadas circunstancias, estos objetos no merecen ninguna consideración. No hay sociedad humana que no tenga su división en clases, entre los que tienen el poder y, por lo tanto, el Derecho y los que no lo tienen y, por lo tanto, tienen Deberes. Lo dramático es que esta división empieza en la familia, pues ninguna podría funcionar sin esa división, ni el Ser humano puede prescindir de la familia (en cualquiera de sus variantes). La familia es la raíz de la injusticia social, lo que no se limita a la de la herencia económica, pero esta es su mejor exponente. O sea, que la injusticia se aprende a sufrir, a cometer y a ocultar desde la infancia. Todos hemos recibido y aprendido a emitir dobles mensajes. A decir una cosa y desdecirla con la
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acción, que después ocultamos y disfrazamos con elegante hipocresía. Y sin hipocresía la vida social sería imposible. Tendremos que aceptar que los conflictos éticos, entre la ética que defiende los intereses del sujeto y aquella que defiende los intereses del grupo, no puede resolverse sin lesionar a alguien. La ética que aquél sostenga y defienda, siempre tendrá algún interés mezquino (personal) en la transacción resultante. Y cualquier norma ética que resulta, permite la salida de alguna cantidad de hostilidad, en forma de desprecio a aquél al que se debería respetar (si fuese posible respetar a los otros como a uno mismo). ¿En una situación crítica, podemos pretender que una madre se preocupe por los hijos ajenos, tanto como por los propios? Como corolario, una ética (la Virtud y la Justicia) a ultranza es tan imposible como satisfacer al Principio de Placer. Y, sin embargo, la condición humana tiende a estos dos extremos. Por un lado, pretende una completud imposible
y, por el otro, una igualdad y una justicia social, sólo posible como abstracción teórica. Pero, entonces, ¿hasta dónde se puede llegar? ¿Hasta dónde se debe llegar? La respuesta sería un discurso político demagógico o un sermón moral. Quizás, lo mejor es ver hasta dónde hemos llegado. Cómo funciona el Ser humano en la sociedad, hoy y a través de la Historia. Tarea que tampoco es imparcial ni aséptica, cayendo nuevamente en el ambiguo terreno de las interpretaciones hipotéticas. Limitación y, al mismo tiempo, terreno enriquecido y fértil, que la intuición puede alumbrar, con todo el riesgo que esto implica.
BIBLIOGRAFÍA Teicher, M., Teoría Vincular del Narcisismo. Prólogo: Dr. Horacio Etchegoyen Editorial Letra Viva (Ciudad, año, edición).
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 111-116, 2012
Un Estudio Sobre El Sufrimiento Psíquico Rómulo Lander
Desde el punto de vista del Psicoanálisis, no hay distinción entre el dolor psíquico y el sufrimiento humano. Ambos son conceptualizados, de la misma manera, “como expresión de un monto elevado de excitación en el sistema”. Freud hablaba del eje ‘placer/displacer’ y de la necesidad de mantener un equilibrio mental. Es decir, mantener un ‘monto de energía’ razonablemente estable. Él hablaba de la necesidad de mantener la ‘homeostasis’, refiriéndose con esto a ese equilibrio del total de energía en el sistema. El principio ‘placer/displacer’, que tiene como tarea mantener la homeostasis se encuentra obstaculizado por la ‘Dialéctica del deseo’ y por el Principio de Realidad, que obliga al sujeto a enfrentar la frustración de sus necesidades y la insatisfacción de lo que cree es su deseo. El dolor y el sufrimiento se presentan en el Yo como “un afecto displacentero” y pueden conceptualizarse, al menos en cuatro formas. 1. La angustia (incluye las fobias y el miedo). 2. La Culpa (Culpa inconsciente y masoquismo moral). 3. El duelo (referido a la pérdida objetal). 4. El goce (refiere al concepto de Jouissance).
Lógica de la Angustia Desde el punto de vista clínico fenomenológico, se trata de un “afecto displacentero”, difícil de precisar en palabras, pero cuyos efectos aparecen en el cuerpo y en el Yo. Es similar a la emoción del miedo, terror y pánico, que son diferenciables, según sea la intensidad del fenómeno, siendo el pánico el más intenso. Debo dejar claro, que
estas emociones no son sinónimos de la Angustia. Estos son fenómenos diferentes ya que, en el miedo, a diferencia de la Angustia, el peligro está bastante identificado; sin embargo, es capaz de aumentar el monto de excitación y, por lo tanto, de provocar dolor psíquico y sufrimiento. Pero, volvamos a la Angustia. Correlato somático. Es común que la Angustia presente algún correlato somático, que varía de intensidad y tipo, según el sujeto. Por ejemplo, puede aparecer como una sensación displacentera o dolorosa en el epigastrio, referido como un puñal o un apretado en esa zona, o una inesperada taquicardia, una molesta erección pilosa, o la impresión de boca seca. Algunas veces, se presenta una sensación de ahogo y falta de aire; otras, deseos imperiosos de evacuar o de orinar, una molesta sudoración, una contracción molesta o dolorosa del esfínter anal. Una sensación de desmayo inminente y, a veces, pérdida del conocimiento. También, una pérdida o disminución momentánea de la visión o de la audición. A veces una presencia de parálisis o paresia muscular transitoria. Percepciones extrañas auditivas, visuales o sensoriales, desorientación en la percepción del tiempo y del espacio. Estados variados de confusión mental transitoria o sensación de despersonalización momentánea, etc. Freud y la Angustia como pérdida. Freud revisó y cambió este concepto tres veces a lo largo de su vida. Sin embargo, dos cosas se mantuvieron. Encontramos que, desde 1917, en sus Conferencias introductorias, y después de su trabajo de 1926, Inhibición, Síntoma y Angustia, y aún después de 1932, en las Segundas conferencias Introductorias, y hasta 1939 en
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el Esquema del Psicoanálisis, la Angustia sigue siendo una “respuesta del Yo ante el displacer” entendido como un aumento de la suma total de excitación (energía). Hasta el final de su vida, considera al “Yo, como el lugar natural de la Angustia”. La describe como un ‘afecto’, provocado por la pérdida o la separación del objeto y mantiene la idea de la Angustia como señal de peligro ante la castración y las pérdidas. Tipos de angustia según Freud. En su conferencia de 1932, titulada Angustia y vida pulsional, plantea lo siguiente: “[…] Al estudiar las distintas situaciones de peligro, comprobamos que a cada período del desarrollo le corresponde una angustia propia”. Entonces, podemos decir, con Freud: Resulta útil, desde un punto de vista clínico fenomenológico, estudiar la Angustia en sus tres niveles de tiempo lógico, que corresponden a las tres formas de presentarse la pérdida o separación del objeto: (a) Angustia de Aniquilación (oral) (b) Angustia de Separación (anal) y (c) Angustia de Castración (genital).
Lacan y su teoría de la angustia Pero, Lacan la conceptualiza de una forma diferente: En su Seminario X (1963) dedicado al estudio de la Angustia, plantea que, más que describirla o ‘definirla’, es necesario ‘ubicarla’ en su posición estructural. Dice que es un ‘afecto’ cuya función mínima es ser señal de algo. No de un peligro, sino de un exceso de presencia del objeto. Una (omni) presencia ‘en más’ del objeto, que obtura la falta. Cuando dice, que “es una invasión del Real sobre el Imaginario”, está aceptando que su lugar natural es el Cuerpo y el Yo (Je). Si para Freud muestra la pérdida del objeto, para Lacan lo que muestra no es la pérdida, sino la ‘presencia en más’, que constituye un obstáculo para la aparición del significante de la
falta. Sin la falta, el sujeto deja de ser deseante. En un momento determinado, al referirse a este punto, Lacan habla sobre ‘la falta de la falta’. Sin la inscripción de la falta, el sujeto se encuentra en un infinito sin límites. Sin el significante de la falta, el sujeto se tropieza con el ‘unheimlich’, lo ominoso (lo siniestro). La dialéctica entre la presencia y la ausencia del objeto (el juego del carretel del Fort-da), permite al sujeto infante ratificar el significante de la falta, necesario para el sostén del deseo y el reordenamiento del mundo para el sujeto. Cuando dice, que “la angustia es la única forma subjetiva de la búsqueda del objeto perdido” plantea en una paradoja: Lo que se busca “no es el objeto”, “sino su ausencia”. Ya que su “ausencia-presente” introduce el significante de la falta. El Falo (como significante de la falta) pasa de ser un significante metafórico, a ser uno metonímico, ya que la falta (en tanto Falo) se desplaza, ‘circula’, está en todo lugar y en ninguno. Lo portan todos, y a la vez, nadie. Este objeto faltante, soporte del deseo y ordenador del sujeto, puede ser conceptualizado, además, de ‘objeto fálico’ como objeto ‘pequeño’. Este, “es el objeto sin el cual no hay Angustia”. Toda circunstancia que pretenda “colmar al sujeto” acarreará su surgimiento. Así en la lección del 5 de Diciembre del 1962 (Seminario X), Lacan dice, “que la Angustia aparece en el colmo de la presencia de los objetos que ‘no faltan’”. Así, “la Angustia es lo que no engaña, lo que se presiente y está fuera de duda”.
Lógica de la Culpa En Psicoanálisis, el concepto de Culpa refiere a una ‘tensión’ entre el Superyó y el Yo. Es de naturaleza inconsciente y se reconoce por sus efectos en el sujeto. Actualmente se puede decir, con más precisión, que la “tensión” ocurre entre el Yo, como instancia psíquica, y sus ‘ideales’,
Un Estudio Sobre El Sufrimiento Psíquico
ya sea Yo ideal o Ideal del Yo. Es decir, ideales correspondientes al orden imaginario o simbólico. Las manifestaciones indirectas de la Culpa inconsciente las encontramos en la ‘necesidad de castigo’, ‘los que fracasan al triunfar’, ‘los delitos realizados con previos sentimientos de Culpa’, ‘los sentimientos de odio a sí mismo, que encontramos en el melancólico depresivo’, ‘la reacción terapéutica negativa’ y en ‘las estrategias del sujeto masoquista’. Autoreproches. Los autoreproches corresponden a una ‘conciencia de Culpa’. Es decir, a un fenómeno que tiene plena cualidad de conciencia. Ocurre, cuando el sujeto sabe que, de acuerdo a sus valores morales y éticos (que son conscientes), los ha trasgredido y, en consecuencia, ha procedido mal. Sufre de autoreproches, que generalmente, lo llevan a una búsqueda de reparación del daño. Estos valores morales y éticos corresponden con los ‘Ideales del Yo’ en su aspecto consciente. Son independientes de los sentimientos inconscientes de Culpa y, por lo tanto, no corresponden con lo que el Psicoanálisis refiere como sentimientos inconscientes de Culpabilidad. Sin embargo, es útil mencionarlos, porque son el único elemento de Culpa que el sujeto reconoce en su conciencia. Masoquismo Moral. El sufrimiento proveniente del Masoquismo Moral puede ser entendido como un síntoma, ya que se trata del ‘sadismo vuelto sobre el sujeto’, debido a sentimientos inconscientes de Culpabilidad. Sigmund Freud ya había introducido en 1905, y ampliado en 1924, su Teoría del masoquismo humano. Allí, Freud distinguió tres tipos: El Masoquismo sexual, el Moral y el Femenino. En esta teoría, el Masoquismo moral es producto de un conflicto inconsciente de Culpabilidad, del cual, naturalmente, el sujeto no tiene consciencia. Este conflicto empuja al sujeto a buscar formas de sufrir. Es decir, una forma de expiación inconsciente. La paradoja es evidente, ya que este sufrimiento representa, a la vez, un alivio
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para el sujeto. Es necesario precisar que, en esta clínica del masoquismo, no encontramos ninguno de los elementos de la ‘lógica depresiva’. Es decir, no existe un desencadenante de fracaso, ni existe un predominio de vínculo de odio consigo mismo, ni una autoestima disminuida. Al contrario el Masoquista, muchas veces, muestra su gran autoestima, su posición de altruismo, hasta de morir por los demás, su afirmación en la vida y su gran capacidad para tolerar el dolor y el sufrimiento. Está claro que son dos tipos de clínica diferentes. La lógica masoquista es una cosa y la depresiva, otra. Así pues, los sentimientos de Culpa inconsciente llevan al sujeto a una punición masoquista aparentemente absurda, a un castigo sin sentido, que solo se comprende cuando se descubren los sentimientos de Culpa que subyacen en la actividad masoquista moral. Este ‘masoquismo moral’ es curable por el dialogo analítico, al resignificar los delitos imaginarios de la infancia. Vergüenza. Es necesario distinguir la Culpa de la Vergüenza. Ambas producen sufrimiento al sujeto. La Culpa, como ya dije, refiere al sujeto del inconsciente. Refiere a la tensión entre el Yo y sus ‘ideales’. La Vergüenza se refiere al sujeto de la conciencia. Es una ‘tensión’ entre el Yo y el otro. Se presenta clínicamente en el campo social. El sujeto se avergüenza ante la sociedad de pares que lo rodea, por trasgresiones que ha realizado a su propio código de ética.
Lógica del Duelo Refiere a la respuesta del Yo cuando se pierde el objeto. Es una reacción dolorosa, con sufrimiento ante la pérdida del objeto y su metáfora fálica. Sabemos que, desde el inicio de la vida, el objeto encuentra al sujeto y viceversa. Se desarrolla un proceso de vínculo al realizarse la catexia objetal, es decir, al investir de energía psíquica “la representación mental del objeto”.
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Al hacer esto ocurre el importante fenómeno de la ‘identificación’. El sujeto hace suyo, por identificación, una parte del mundo que lo rodea. A través de este mecanismo temprano de identificación se construye el Yo. Luego la vida ofrece, de forma inevitable, la experiencia de la ‘pérdida del objeto’. Esta pérdida es percibida por el Yo como un desgarro, una parte de sí, ‘que desaparece’, que ya no es más. Es dolorosa y sufriente. El Yo desarrolla la capacidad de tolerar las ‘pérdidas’, que son inevitables y necesarias para continuar con el progreso de la vida. Así, el niño pequeño elabora la pérdida del pecho (el destete), la relación exclusiva con la madre cuando va al preescolar, etc. A veces, la pérdida involucra la muerte de un ser querido. Este trabajo de aceptar y elaborar las pérdidas se llama Trabajo de duelo. El vínculo de odio con el objeto perdido va a provocar un obstáculo en ese Trabajo. La Culpa con el objeto perdido problematiza este mecanismo. Aparecen, así, los ‘duelos patológicos’ que prolongan el dolor y el sufrimiento del sujeto, a veces con castigo y auto punición. El sufrimiento psíquico refiere, como ya he dicho, a un exceso en el monto de energía psíquica que el sistema tiene en un momento dado. La Angustia, la Culpabilidad y la Pérdida pueden causar sufrimiento. Sin embargo, el sufrimiento psíquico puede existir en aun su ausencia. La teoría del goce (jouissance) es introducida en Psicoanálisis por Jaques Lacan en la década de los sesenta, en su famoso seminario de Ética (Lacan, 1960). Esta innovación teórica representa una contribución muy importante al Psicoanálisis, ya que nos va a permitir avanzar en el estudio del sufrimiento psíquico. En clínica psicoanalítica actual existen sujetos que no pueden escapar de la necesidad de sufrir. Es más, para mantener su equilibrio psíquico ‘necesitan sufrir’. Al estudiar estos casos encontramos que no corresponden al masoquismo clásico freudiano. No encontramos indicios de sentimientos inconscientes
de Culpabilidad. Sin embargo la permanente búsqueda de sufrimiento se mantiene. Lacan introduce su Teoría del goce como un fenómeno estructural, del cual ningún ser humano puede escapar. Siguiendo a Freud plantea, que es un algo implícito en la lógica de la pulsión. Se ubica en un más allá del principio del placer freudiano (Freud, S. 1920). Toda persona tendría una cantidad de goce en su vida cotidiana, que está más allá del placer, es decir, se plantea como una forma especial de ‘regodeo en el sufrimiento’. Cuando es elevada, el analizando se nos presenta con una clínica similar a la depresiva: “una situación de vida que, inevitablemente, le conduce al sufrimiento”, una “incapacidad de resolver la situación” (porque, en el fondo no lo desea), la paradoja nos muestra un deseo de no seguir viviendo de esa forma (ya que se encuentra atrapado o atrapada), a veces con llanto (otras veces no) y una interferencia de la alegría de vivir. La historia de infancia revela la presencia de serias dificultades en los primeros años de vida. Así, encontramos historias de abandono, carencias y pérdidas graves. De guerra, muerte, pobreza. Separaciones traumáticas de los padres, con abandono afectivo. Drogadicciones y patología mental grave de los padres. Este panorama de temprana infancia introduce un total cotidiano de sufrimiento, que queda inscrito en la estructuración de la personalidad. Otros tienen, en su historia, un ‘menor’ monto. Lo importante es que este goce (entendido como una forma especial de sufrimiento) es necesario para el equilibrio psíquico de estos sujetos. Por lo tanto, no es un síntoma y no puede ser curado. Muchos de estos analizandos, durante el proceso analítico, aumentan el conocimiento que tienen de sí mismos. Abren nuevas oportunidades para vivir mejor, rescatan mucha de la capacidad de placer ubicada en su vida sexual, pero no logran deshacerse de su necesidad de sufrir (goce). Esta necesidad es una parte de su
Un Estudio Sobre El Sufrimiento Psíquico
ser, necesaria para su equilibrio psíquico. Es útil aclarar que no presentan una dinámica de odio al objeto, ni a sí mismos. No hay disminución de la autoestima. Así pues, este, no es un estado depresivo per se, ni uno masoquista.
Alivio del Estado de goce ¿Demanda el analizando el alivio de su Estado de goce? A su manera, los analizandos demandan ser curados de su vida de sufrimiento. En un primer momento, no está claro de cuál sufrimiento se trata. En los inicios del análisis puede encontrarse que, el sufrimiento, sea predominantemente masoquista (Masoquismo moral), producido por los sentimientos de Culpa sexuales (moralidad sexual muy estricta, tributaria del Yo Ideal). Esta moralidad estricta se puede ir actualizando progresivamente, al ir resignificando la subjetividad de sus garantes idealizados. Al levantar la severidad de sus represiones sexuales (construidas en su infancia), puede conocerse la naturaleza de los deseos sexuales propios, y por esta vía, se abre a la travesía del fantasma. Posteriormente puede comenzar a discriminar otro tipo de sufrimiento, proveniente del Estado de Goce. Ese sufrimiento es reconocido como tal, sin embargo, no accede a la curación. El sujeto tendrá que aprender a vivir con su montante de goce. Placer y Goce. Juan David Nasio, discípulo de Lacan, plantea, ya en 1995, quince años después de su muerte, algo que yo he defendido, desde hace muchos años. Siguiendo a Freud dice, que “el placer equivale a una disminución del monto de tensión (energía)”, mientras que “el goce equivale a un monto de tensión de energía máxima que aumenta”, en el cual el cuerpo es puesto a prueba. El placer es “decididamente transitorio”, mientras que el goce es tan “radicalmente permanente” que en su expresión se vuelve atemporal. El “placer pasa y desaparece”. Mientras que “el goce es una tensión adherida
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a la vida misma”, que tiene carácter de permanencia y asemeja una repetición.
Una Nota Sobre el Sufrimiento y las Ideas Religiosas Las tres grandes religiones monoteístas otorgan un lugar de importancia, en su planteamiento teológico, al sufrimiento humano. En lo personal, encuentro que este es explicado por los sentimientos de Culpa ancestrales, inconscientes. Todas ellas otorgan una Culpa ‘original’, fundante del Ser’, entendida como una metáfora de la conducta de Adán y Eva en el Paraíso. Desde entonces, la vida en este Mundo, que es transitoria, es definida por acción de esta Culpa ancestral como ‘un valle de lágrimas’, en el cual el arrepentimiento sincero y la penitencia podrían otorgar la salvación. Jesús de Nazareth en su pasión ‘sufre y muere’ para redimir los pecados del mundo. Es decir, para lograr ‘el perdón de los pecados’ y redimir la Culpa de toda la humanidad, sea esta de judíos o gentiles. Así, el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamismo, religiones desarrolladas con un origen o tronco común, desde entonces van por la misma senda de la Teología de la ‘salvación’. Estas ideas religiosas ofrecen ‘la visión de un ser’, que, inevitablemente, está orientado a vivir en sufrimiento. Otra forma de explicar o comprender el inevitable sufrimiento humano había aparecido quinientos años antes del nacimiento de Jesús de Nazareth. Allí, al norte de la India en las laderas del Himalaya, había nacido un niño del clan Brahmánico Gautama que fue llamado Siddhartha. A los 29 años de edad fundó una Nueva religión, que más bien podría considerarse una Nueva filosofía, ya que es, más bien, una ‘sabiduría’ fundada en la palabra y el conocimiento, que una ‘Fe religiosa’. Lo interesante para nosotros en esta presentación
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de ideas sobre el ‘sufrimiento humano’, es que el Budismo que fundó Siddhartha se basa en una enseñanza que es específica del ‘inevitable sufrimiento humano’.
moral, que refiere una ética, La sabiduría, que refiere al conocimiento, y La concentración, que refiere a la meditación, a poner la mente en blanco, a no pensar.
Algo sobre el Budismo y su relación con el sufrimiento. Siddharta Gautama, más conocido como El Buda o El Iluminado, transmitía sus enseñanzas de oralmente, por lo que, al morir no quedó ningún testimonio escrito de sus ideas y pensamientos. De ello se encargarían más tarde sus discípulos. Los elementos centrales en los que se basaba la Iluminación del Buda estaban relacionados con llegar al conocimiento de las denominadas cuatro verdades fundamentales:
Como vemos, estas enseñanzas de Siddharta coinciden, en su planteamiento inicial de ‘sufrimiento inevitable’ con la teoría reciente del Goce, tal como lo hemos descrito en el acápite anterior, en donde el ‘equilibrio psíquico’ del Ser humano requiere, inevitablemente, de un cierto monto de sufrimiento para sostenerse.
(1) “La vida es sufrimiento.” Esta afirmación va más allá del simple reconocimiento de la existencia del sufrimiento en la vida, y se refiere, más bien, a que “la existencia humana es intrínsecamente dolorosa”, desde el momento del nacimiento hasta el de la muerte.
Chevalier, J. (1976): Religiones comparadas. Ediciones Mensajero. España. 1976.
(2) “La causa de este sufrimiento” radica en el hecho de que “el Hombre desconoce” la naturaleza de la realidad [pienso que aquí se refiere a su deseo], y por ello siente ansiedad, tiene apego a las cosas materiales y padece la codicia. (3) “Se puede poner fin al sufrimiento”, si el hombre logra “superar su ignorancia” e ir más allá de las ataduras mundanas. (4) “El camino para dar fin al sufrimiento” es el camino de las ocho etapas, que consiste en tener “una adecuada visión de las cosas”, “buenas intenciones”, “un modo de expresión correcto”, “realizar buenas acciones”, “tener un modo de vida adecuado”, “esforzarse de forma positiva”, “tener buenos pensamientos” y “dedicarse a la contemplación del modo adecuado”. Generalmente, estos últimos ocho puntos se dividen, se resumen, en tres categorías que conforman el pilar central del budismo: La
Bibliografía
Freud, S. (1914): El problema económico del masoquismo. Obras completas. Amorrortu, Buenos Aires. 1967. ______ (1917): Conferencias introductorias. O. C. Amorrortu Editores. BA, 1967. ______ (1926): Inhibición síntoma y angustia. O. C. Amorrortu Editores. BA, 1967. ______ (1932): Segundas conferencias introductorias. O C. Amorrortu Editores. BA, 1967. ______ (1939): Esquema del Psicoanálisis. O. C. Amorrortu Editores. BA, 1967. Lacan, J. (1958): Las formaciones del inconsciente. Seminario 5. Inédito, versión mimeografiada, 1993. ______ (1959): El deseo y su interpretación. Seminario 6. Inédito, versión mimeografiada, 1994. ______ (1960): La Ética del Psicoanálisis. Seminario 7, Editorial Paidós, Buenos Aires. 1988. ______ (1963): La Angustia. Seminario X. Copia Mimeografiada en español. BA, 1974. ______ (1975): Aún. Seminario 20. Pág. 94 Editorial Paidós, BA. 1989. Nasio, J. D. (1995): Cinco lecciones sobre la teoría de Lacan. Gedisa Editorial. Barcelona, España. 1995.
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EDIPO.- Sería imposible que con tales indicios no descubriera yo mi origen. YOCASTA.- ¡No, por los dioses! Si en algo te preocupa tu propia vida, no lo investigues. Es bastante que yo esté angustiada. EDIPO.-Tranquilízate, pues aunque yo resulte esclavo, hijo de madre esclava por tres generaciones, tú no aparecerás innoble. YOCASTA.- No obstante, obedéceme, te lo suplico. No lo hagas. EDIPO.- No podría obedecerte en dejar de averiguarlo con claridad. YOCASTA.- Sabiendo bien qué es lo mejor para ti, hablo. EDIPO.- Pues bien, lo mejor para mí me está importunando desde hace rato. YOCASTA.- ¡Oh desventurado! ¡Que nunca llegues a saber quién eres! MENSAJERO.- ¡Ea! Dime, ahora, ¿recuerdas que entonces me diste un niño para que yo lo criara como un retoño mío? SERVIDOR.- ¿Qué ocurre? ¿Por qué te informas de esta cuestión? MENSAJERO.- Éste es, querido amigo, el que entonces era un niño. SERVIDOR.- ¡Así te pierdas! ¿No callarás? EDIPO.- ¡Ah! No lo reprendas, anciano, ya que son tus palabras, más que las de éste, las que requieren un reprensor. … SERVIDOR.- ¡Desdichado! ¿Por qué? ¿De qué más deseas enterarte? EDIPO.- ¿Le entregaste al niño por el que pregunta? SERVIDOR.- Lo hice y ¡ojalá hubiera muerto ese día! … EDIPO.- ¿De dónde lo habías tomado? ¿Era de tu familia o de algún otro? SERVIDOR.- Mío no. Lo recibí de uno. EDIPO.- ¿De cuál de estos ciudadanos y de qué casa? SERVIDOR.- ¡No, por los dioses, no me preguntes más, mi señor! EDIPO.- Estás muerto, si te lo tengo que preguntar de nuevo. SERVIDOR.- Pues bien, era uno de los vástagos de la casa de Layo. EDIPO.- ¿Un esclavo, o uno que pertenecía a su linaje? SERVIDOR.- ¡Ay de mí! Estoy ante lo verdaderamente terrible de decir. EDIPO.- Y yo de escuchar; pero, sin embargo, hay que oírlo. Servidor.- Era tenido por hijo de aquél. Pero la que está dentro, tu mujer, es la que mejor podría decir cómo fue. EDIPO.- ¿Ella te lo entregó? SERVIDOR.- Sí, en efecto, señor. EDIPO.- ¿Con qué fin? SERVIDOR.- Para que lo matara.
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 119-124, 2012
Entrelazamiento Un Ensayo Psicoanalítico Hilda Botero C.1
Autor: Stitzman, Leandro Fecha de edición: 01/07/2011 Encuadernación: Rústica Editorial: Promolibro Ciudad: Valencia Idioma: Español Páginas: 200 ISBN: 978-84-7986-708-9
Las primeras frases, el primer párrafo que ofrece el autor, Leandro Stitzman, señalan el espíritu y la naturaleza del libo, que generosamente nos regala: Quiero presentar ideas en distinto estado de maduración: algunas están listas para ser pensadas, otras están aún en estado salvaje, y hay las que, por sobreexposición, no quieren evolucionar más. Algunas de ellas están presentadas de manera algebraica, otras en formas de mitos y algunas a la manera de un sistema deductivo científico. Es todo un tema el que propone Stitzman en su libro ‘Entrelazamiento’. Una aventura osada y riesgosa. Un gran tema, de asombrosa complejidad, que exige un grado alto de abstracción. Asistimos a un tejido sutil de cuidadosa filigrana, llevado a la publicación de manera celosa y contenida, como se cuida y contiene un bebé hasta plantear la experiencia emocional compartida del alumbramiento. Un
Ps., Psc., Miembro Titular APC. hildabotero@hotmail.com
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ensayo psicoanalítico se propone como enlace entre el mundo de la ‘conjetura racional’ de Kant y la ‘conjetura imaginativa’ de Bion. Semillas fertilizadas que caen en mentes inquietas. ‘Tiernos brotes de la experiencia’. Como objetivo claro y estético, Entrelazamiento está escrito para ‘inquietar’. El libro está organizado en cuatro partes: 1- Epistemología y Método Científico, Teorías y Modelos; 2- Entrelazamiento, x12, Controversias y Conjeturas; 3- Clínica y Teoría de la Técnica; 4- Apéndices varios. En la primera parte, Epistemología y Método científico, el autor nos ubica en el ‘encuadre’ que habrá de contener el espacio-tiempo del pensamiento que fluye en las diferentes dimensiones de su libro. Propone el encuentro entre ‘pensamientos, relaciones y acciones, con pensadores, objetos y agentes adecuados para pensarlos, vincularlos y actuarlas.’ Esto nos convierte en observadores del núcleo de conocimiento que propone expandir, y augura el movimiento -o la turbulencia- del método,
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o los métodos, a que estamos acostumbrados y con los que nos sentimos cómodos. Tres términos para él son abordados dentro de la consideración: camino de ‘formas lógicas’, pasar del ‘hecho al modelo’, creciente grado de ‘abstracción en la formulación’. ‘Forma lógica’ es la manera en la cual se ordenan las ideas, domadas en una conjunción de pensamientos: se construyen modelos o teorías con un orden creciente de abstracción. ‘Hecho’ es lo que es por mérito propio, no depende de alguien para ser. Una constelación de conjeturas imaginativas sobre conceptos y concepciones da vida a un modelo que guía al hecho nuevo. Para pasar del hecho al ‘modelo’ se usa la formulación que, de acuerdo a sus normas lógicas y su buen enunciado, respeta la verdad del hecho, evitando que se confunda con el modelo. Una propuesta creativa sobre el método la enuncia Stitzman así: Una última nota acerca de la hipótesis de ignorancia. Siempre que se presentan alternativas al estado actual de la cuestión, existe por lo menos una más, que es la que no se nos ocurrió. Es decir, si hay dos opciones para una determinada elección, siempre hay una tercera que se corresponde con las que no se nos ocurrieron; de igual forma, si hay dos soluciones posibles a un problema, siempre existe una tercera que es la no explorada. A esta tercera [o cuarta, quinta o n] alternativa siempre presente, la denomino hipótesis de ignorancia y la defino como una matriz epistemológica basada en el esfuerzo consciente por mantener en buenas condiciones la insaturación de la conjunción, tolerando que las cosas puedan ser de otra forma. Tan importante es este concepto para la epistemología psicoanalítica, que Bion decide dedicarle toda una columna de
uso de su Tabla a esta idea: la Columna 1 – Hipótesis Definitoria (o hipótesis delineada o hipótesis de ignorancia). Sin embargo, algunas traiciones, ayudan a mantener vivo el espíritu (Stitzman, 2011, p. 33 – 34). Una idea fascinante que propone el autor es la de ‘la traición como método’, idea que se cumple como un compás cadencioso a lo largo de su escrito. “La traición, no como la mentira de lealtad, sino como su reverso, la lealtad de verdad. La verdadera lealtad, la lealtad a algo que sea Verdad, a los hechos o las personas que sean Verdad, implica un rompimiento con los cimientos mismos de su constitución, una traición superadora […] La verdadera ‘acción’, a través de la cual la ciencia avanza, no es una ‘reacción’ sino, y por el contrario, una ‘creación’. […]” Una mente libre y abierta es la única que puede acercarse al conocimiento fresco, nuevo y con la generosidad suficiente para dejarlo ir al momento siguiente. Uno de los puntos clave que configuran la propuesta metodológica es la de mantener la estética de sus enunciados. Como aspecto importante, Stitzman exalta esta cualidad en la ciencia, y considera que esta y el arte son dos vértices distintos para acercarse a los hechos que nos impactan; su diferencia ocurre solo en el método y la teleología. Aquí hace una conexión inteligente y ‘continente’ para su escrito: La belleza científica: “Para la ciencia física, la belleza de una teoría se da en virtud de su capacidad para explicar una cantidad relativamente importante de fenómenos con una cantidad relativamente pequeña de enunciados.” (p: 35); lo simple y lo complejo, lo sencillo y lo complicado, simetría y simplicidad. La simetría es bella y, además, simple y: voilà: el Universo es simétrico y simple, por ende, bello. La ‘observación’ del Universo toma protagonismo en el fluir de su pensamiento. Arma
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todo un modelo, con rigurosidad y deducción lógica, en el cual, el modelo del Universo da vida al modelo de la mente. “[…] sin ser demasiado estrictos, existe un algo llamado Universo dentro del cual están contenidas todas las otras cosas que existen. Dijimos además que existe un otro algo llamado mente y que es capaz de contener una personalidad.” Nos lleva de la mano y nos pasea, orbitando por las esferas del cosmos… de la mente… para proponer un vértice creativo, atrevido que, como un hecho nuevo, propone conocimiento, el cual, a su vez, en cualquier momento, se convierte en el piso del próximo por venir: “Es decir que, teorías físicas podrían usarse como modelos psicoanalíticos que iluminen nuevos observables, sobre los que se podrían construir nuevas teorías psicoanalítica, que podrían, a su vez, ser usadas como modelos físicos para ampliar el umbral de sucesos y construir nuevas teorías físicas… y así sucesivamente” (p. 45). Una vez abordado un marco general, sobre el cual el autor va a moverse, de manera, por demás ágil y estética, podremos asomarnos de forma más sucinta a un terreno, un poco, solo un poco más conocido: algunas teorías y propuestas del Psicoanálisis. Stitzman nos presenta una elección de Teorías y Modelos con base en unos acuerdos básicos, que propugnan por aclarar terminología conceptual, postura epistemológica y el uso que les dará en el libro. El proceso del documento se va complejizando. Solo nombraré sus apartes, pues la invitación al lector es que se asome a ellos y haga un compromiso de abordaje que permita pasearse por dichas disposiciones teóricas, precisamente, para dar cabida a las nuevas propuestas y formulaciones que hacen tan interesante, tan apasionante el estudio de este libro: “[…] considero de alta importancia que el lector asuma la tarea con especial atención para partir de las mismas bases epistemológicas y poder discutir las nuevas ideas con la menor cantidad posible de penumbra de asociaciones.”
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Conjuntos, funciones y factores: Partes o funciones de la personalidad constituyen la personalidad, con diversos factores, constituidos por elementos. Wilfred Bion comienza a adquirir Tono en la musculatura del cuerpo teórico por desarrollar: factores como componentes de las funciones, se asumen como funciones matriciales de la personalidad, integración - desintegración Ps↔D y continente0contenido . Elementos de Psicoanálisis: Una importante modificación que resulta de la teoría de la técnica de la observación bioniana, implica el cambio de ‘objetos’ por ‘elementos’. Los ‘elementos de Psicoanálisis’ forman los ‘objetos psicoanalíticos’. “Y los elementos psicoanalíticos son hipótesis abstractas de trabajo con realizaciones clínicas y son motor material de los procesos transformacionales de las dimensiones evolucionadas de la verdad última”. Además de los elementos alfa [a], y beta [ß] propuestos por Bion, Stitzman acudirá a delta [∆], gama [Γ] (Sor y Senet) y lambda [l] (Stitzman). Umbral de sucesos: En el que confluyen los dos universos, físico y mental se denomina sigma ∑ en el que ocurren los fenómenos capaces de producir efectos mentales. Conocimiento e ignorancia: A medida que se aumenta el área de conocimiento, más grande se perfila el área de ignorancia, en progresión geométrica. Turbulencia emocional: El encuentro de una personalidad con un hecho nuevo es el término utilizado por Bion, y va a adquirir enorme relevancia en toda la formulación novedosa del libro. Se produce en el borde de las ideas, de los hechos, de las personalidades, o sea en lo que se denominó el ‘umbral de sucesos’. Estos movimientos nos llevan al área Ps↔D y la aparición de un segundo Hecho Seleccionado (Hecho Nuevo) HS2. Hecho seleccionado: Da coherencia al conjunto de hechos que se encuentran rela-
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cionados pero sin significado, así, la conjunción constante puede ser pensable. Pensamientos sin pensador e intuición: Pensamientos salvajes son, una conjunción sin hecho seleccionado, ideas sin dueño, sin dirección y sin instrucción, llamadas así por Bion. Es necesario pues domarlos. “Domar pensamientos salvajes es igual a conjugar, nombrar y retener una dimensión evolucionada de verdad última O, dentro de una conjunción con hecho seleccionado capaz de ser pensada” (p. 64). Mediante la Transformación Intuitiva, el analista podrá ejercer el funcionamiento mental F. Vestigios: Remanentes que han tenido éxito en sobrevivir en una personalidad. “Estos vestigios no forman parte del pasado ni del futuro, sino que son actores de presente que tienen efectos tangibles en la personalidad actual (cfr. con la idea de palimpsesto)” (p. 68). Momentos de la personalidad: Creativa y estética es la propuesta de un modelo pensado por Stitzman, una idea nueva que consiste en “el estudio de los momentos que componen el proceso transformacional del albor de una personalidad.” Momento en el sentido de la física clásica: dinámico. Nombra así sus momentos de la Personalidad: Unidad de Uno (U1), Unidad de Dos (U2), Dos, Uno y Tres ((\)). Ahora sí… entramos en materia formal, y ¡qué materia! En la segunda parte, ‘Entrelazamiento, x12, Controversias y Conjeturas’ el autor parte de la idea cuántica de entrelazamiento: Pero, ¿qué es el entrelazamiento? No es más que la aplicación del principio de superposición a un sistema compuesto de dos o más subsistemas. En este caso, cada partícula es un subsistema. […] dos o más partículas que se forman en el mismo instante, o que cruzan su camino en determinado punto, entrelazan sus momentos de manera tal, que lo que le
ocurra a una instantáneamente le va a ocurrir a la otra, donde y cuando quiera que esté, sin intercambio alguno de información. No es a la velocidad de la luz (constante y velocidad límite universal), sino de manera instantánea. Ergo: es sin tiempo, y por ende, sin espacio. Es decir, no-local […] El entrelazamiento mental no es el entrelazamiento cuántico. Sin embargo, esto presenta una dimensión novedosa y radical de comunicación emocional: no es ya la I. P. con intercambio de elementos, sino una comunicación emocional instantánea y no-local. En este sentido, si se produce una transformación en la mente de la madre o del bebé, utilizando alguno de los elementos entrelazados, el otro acusará el recibo instantáneamente y estará más o menos en condiciones de anoticiarse de eso y de decodificarlo adecuadamente (p. 82–83). Este es un capítulo arduo, preñado de pensamientos gestándose y con movimientos fuertes, que auguran vida desde sus más profundas entrañas. Ideas nuevas y vivas, ¿qué más alimento para estimular el pensar pensamientos? Haré un pequeño acercamiento, pues, insisto, el lector debe sumergirse completamente en estas melodías impactantes. Se unen “momentos de la personalidad y entrelazamiento mental.” En esta segunda parte, Stitzman toma, entonces, los elementos ya nombrados: (a,b, Γ, ∆, y λ), y su modelo de Momentos de la Personalidad, como elementos para la observación clínica desde el vértice de la Teoría de las transformaciones de W R Bion. Momento, bajo la acepción de la Física, que señala Movimiento… […] y reservé para su uso principal el pensar la realización, a través de la cual nace y se transforma una personalidad,
Entrelazamiento. Un Ensayo Psicoanalítico
en términos de U1→U2→Dos, Uno (\). […] la forma que adopta la personalidad o parte de la personalidad caracterizada por el diámetro de la función de dispersión e integración Ps—D, el estado de la función continente y contenido , y la dimensión estética de la mente, entendida esta como una extensión en el dominio del sentido (sentido común, como hecho evidente para, por lo menos, dos sentidos), una extensión en el dominio del Mito (categoría C de la Tabla) y una extensión en el dominio de la pasión (vínculos de amor, odio y conocimiento) (p. 84). El Entrelazamiento mental, según Stitzman, está presente de manera matricial en diversos fenómenos de este tipo. Para que se produzca esta transmisión de experiencias, de estos hechos y procesos transformacionales asociados, propone un elemento nuevo, al que denomina ‘partícula entrelazada’, representada con la letra griega Pi [p]; este es el vínculo del entrelazamiento y “es una hipótesis abstracta de trabajo, con realizaciones clínicas observables.” En el desarrollo de este aparte, se movilizan varios conceptos, interactuando estética y creativamente: Vicisitudes de π; Cambio catastrófico por interacción fuerte; Introyección por Entrelazamiento; Contagio fanático por π; Duelo y crecimiento mental por (des)entrelazamiento; Regresión Vestigial por Entrelazamiento, el Modelo de la Repetición Entrelazada; forman parte de la historia contada paso a paso por el autor, cuya lectura y sobretodo, estudio, es apasionantemente compleja. Cuando un proceso transformacional adquiere una forma determinada en un momento inicial del crecimiento (de una personalidad o parte de la personalidad), los siguientes procesos transformacionales formados en el
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mismo momento tenderán a tomar instantáneamente la forma de ese. A este proceso de resonancia, lo llamo Repetición entrelazada (p. 127). Sistema x12 de Notación: requiere un grado más de abstracción, y mente dispuesta al aprendizaje por la experiencia emocional. Se crea una serie de símbolos y operadores que tienen la capacidad de representar elementos de la realidad, eso sí, acudiendo a la configuración de un sistema de notación y a la formalización de un lenguaje que, desarrollando la intuición, permite, por medio de la abstracción, dar lugar a la “[…] detección de operadores, estados y dimensiones de la conjunción y del proceso transformacional.” Es enfático, Stitzman, en llamar la atención acerca de que “todo buen sistema de notación favorece los procesos de abstracción, facilita la correlación entre la representación abstraída y otras realizaciones de experiencias emocionales distintas entre sí y distintas a su vez a la realización original que dio lugar a la abstracción germinal.” No es, ni más ni menos, que poder pensar, libres de los objetos, acerca de las relaciones, sus cualidades, vicisitudes, intenciones, fantasmología, etc: “Abstraer las relaciones sin los objetos relacionados de los contenidos del paciente (C→H).” Esta propuesta es una tentadora invitación a incursionar en la hilera H de la Tabla de Bion, lo cual, a mi modo de ver, es de ‘alto turmequé psicoanalítico’. Es una oportunidad invaluable para sumergirnos en la apasionante tarea de comprender el Psicoanálisis desde variadas y llamativas dimensiones. Es más, es una tabla nueva que se desarrolla en la hilera H, usando un sistema de notación multidimensional, más acorde a la multidimensionalidad del espacio mental. El sistema propuesto en este capítulo, como facilitador de observables clínicos, está inspirado, en coherencia profunda con toda la apuesta que hace el libro, en sistemas de notación lógica
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RESEÑAS
y en los sistemas de notación a los que acude la física cuántica. La propuesta es, pues, un sistema de doce dimensiones x12 (equis-doce), en el cual cada dimensión caracteriza una situación especial de la experiencia emocional en transformación. La riqueza enorme de este sistema es su funcionalidad a la hora del análisis clínico, lo cual se entrelaza con la consideración de Bion, respecto a la tarea de detectar funciones e inferir factores como cimiento básico en el trabajo clínico. Dejo toda la curiosidad del lector presta para incursionar en la estética de las formulaciones. Nos dice Stitzman: Creo profundamente que el Sistema x12 de notación, ampliado con las nociones de entrelazamiento π, operadores matriciales –OM- y vectores estados –Ve- puede colaborar hondamente en esta dirección. Una de las ventajas es que se puede presentar el estado y el momento del hecho seleccionado de un determinado proceso transformacional asociado a la interpretación realizada; todo sin el peso de la penumbra asociativa que trae el lenguaje articulado y la consecuente dependencia de las habilidades literarias del analista. Controversias y Conjeturas es un curioso apartado lleno de sorpresas que se enmarca en “el amanecer del olvido: lo que vendrá”, y en esta postura mental tiene toda la pertinencia la propuesta del Entrelazamiento, que nos hace esta mente fértil. Solo algunos bocaditos para mantener la curiosidad creativa del lector: Los TiBEC “tiernos brotes de la especulación científica” -que pueden formularse desde una queja, una conjetura imaginativa etc.- que se ofrecen en el libro, se ubican en los límites de los conocimientos aceptados científicamente y se pasean por la Física, la Biología y el Psicoanálisis, de tal manera, que hacen pensar
en una nueva ciencia en forma de “‘espora’ a la espera de algún conjunto de mentes y pensadores capaces de alojarla y desarrollarla hasta obtener un estatus epistemológico adecuado” (p. 161), lo que vendrá… Ahora bien, el entrelazamiento como movimiento relacional determina, que la transformación sea de las relaciones que existen entre los objetos y no de las conjunciones, es decir, que son relaciones matriciales, que el autor denomina ‘momentos’ como lo que figura el Entrelazamiento. Esta cualidad de comunicación emocional por entrelazamiento propone el concepto y la acción de una mente sinsicial. Clínica y Teoría de la Técnica: Este es un capítulo fascinante, en la medida en que la realidad clínica hace presencia y plantea tentaciones, riesgos y admiración. Sin embargo, la aplicación clínica debe ser directamente abordada, ya que es el culmen de la estética experiencia emocional que es leer este libro. Escribo, una vez más, en compañía del autor y de quienes han tenido la experiencia de leerlo: “Entrelazamiento es un ensayo psicoanalítico en el campo de la investigación y en los bordes de la zona de ignorancia de las características de la mente.” (Cursivas mías) Es, realmente, toda una experiencia acceder a estos “tiernos brotes de especulación científica”, que mentes fértiles harán germinar en semillas para cosechar. Aún con la capacidad de Asombro instalada en mi mente ante este libro, que no puede leerse sin destete –de otros pensamientos, que ya nos han alimentado o no-, con profundo respeto por lo sacro de la creatividad que expone a manos llenas, invito al lector a penetrar en las propuestas del autor, Leandro Stitzman, armados de una dosis inmensa de Tolerancia a lo no conocido. Es más, Tolerancia al atrevimiento, a la valentía, al placer sospechado durante su creación. Placer ganado luego del sufrimiento de parir ideas de tal envergadura.
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 125-126, 2012
Conversatorio Psicoanalítico Dr. Rómulo Lander Luz Stella Núñez Sánchez1
La Asociación Psicoanalítica Colombiana realizó del 25 al 27 de mayo del presente año el Conversatorio Psicoanalítico con el Dr. Rómulo Lander, dentro del marco de la celebración de los 50 años de su fundación. El Dr. Rómulo Lander es Médico Psicoanalista, nacido en Caracas en 1939. Está dedicado a la práctica exclusiva del Psicoanálisis. Pertenece a la Sociedad Psicoanalítica de Caracas, de la cual es su Presidente, y ejerce funciones didácticas en el Instituto de Psicoanálisis de dicha Sociedad. Es miembro activo de la Asociación Internacional de Psicoanálisis [IPA] y de la Federación Psicoanalítica de América Latina [FEPAL]. Psiquiatra Clínico, egresado de la Universidad Central de Venezuela [1967] y Psiquiatra Infantil, egresado de la Universidad de Harvard [Cambridge, Massachusetts] en 1970. Ha publicado más de 150 artículos psicoanalíticos en revistas nacionales e internacionales, tres manuales y nueve libros. La Dra. Vicky Carrascal, Presidente de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, hizo la apertura oficial del evento con palabras de bienvenida al Dr. Lander y a los asistentes. La actividad del viernes 25 de mayo, fue dirigida a Psicoanalistas, Candidatos y profesionales de la Salud mental. El Dr. Lander, previamente, envió el material escrito, para que los asistentes pudieran leerlo previamente. De esta forma, se facilitó que los asistentes participaran activa y argumentativamente en el Conversatorio.
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En la jornada de la mañana, el Dr. Dictó la Conferencia: La Teoría del Objeto desde el Psicoanálisis, en la cual hace un recorrido teórico del concepto del Objeto desde Freud, Klein, Bion y Kohut, hasta llegar a Lacan. Considera que el estudio de este concepto en Psicoanálisis, es igual al estudio del concepto del Falo y de la Angustia, y estos, a su vez, permiten comprender las características estructurales de la mente humana. Con el propósito de diferenciarlos, se refiere a los conceptos Sujeto, Self, Yo y otro. Luego, selecciona los objetos de odio, de amor y de dominio. Presenta el enfoque estructural de la pérdida de objeto y el objeto-a de Lacan y el lugar del analista como objeto-a. Finalmente, presenta el problema con el objeto narcisista, su pérdida de alteridad y la aparición del fenómeno de la intolerancia en el Ser humano. El Dr. Fabio Eslava, después de expresar sus aportes teóricos complementarios, coordinó la participación de los asistentes. En la jornada de la tarde el Dr. Lander dictó la Conferencia: Estructura perversa desde el Psicoanálisis. Comenzó la exposición mencionando la organización sexual humana, vista desde el Psicoanálisis. 1. Lo real sexual: el cuerpo. 2. La identidad sexual (sexo de agnación): Hombre (varón) y la Mujer (hembra). 3. El género sexual (arbitrario social cultural): Masculino y femenino. 4. La escogencia del objeto de deseo sexual: heterosexual, homosexual o bisexual. 5. La Esencia de género: Masculinidad y feminidad
Md., Psq., Psc. Directora de Divulgación, Asociación Psicoanalítica Colombiana, Lsnunez62@hotmail.com.
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RESEÑAS
inconsciente. Luego expone la lógica estructural de las perversiones, de su constitución y, finalmente, un argumento del porqué la homosexualidad no es una perversión. El Dr. Danilo Díazgranados aportó interesantes comentarios, que generaron una enriquecedora controversia; después coordinó la activa participación del auditorio. El Dr. Lander clarificó a los asistentes, que la perversión solamente hace referencia a las perversiones sexuales, y no a lo que llamamos comportamientos sociales perversos. A la actividad del sábado 26 de mayo, dirigida a la comunidad, asistieron profesionales de la Salud mental y de otras disciplinas. En la jornada de la mañana el Dr. Lander dictó la primera parte de: La ‘Lógica’ del sufrimiento humano. Comentó que, desde el punto de vista del Psicoanálisis, no hay diferencia entre el dolor psíquico y el sufrimiento humano. Ambos son conceptualizados de la misma manera: como expresión de un monto elevado de excitación en el sistema. Refería, que Freud hablaba del eje placer/displacer y de la necesidad de mantener un equilibrio mental, es decir, la necesidad de mantener la homeostasis o equilibrio del monto de energía en el sistema. El principio del placer/displacer, que tiene como tarea mantenerla, se encuentra obstaculizado por la dialéctica del deseo y por el Principio de Realidad, que obliga al sujeto a enfrentar la frustración de sus necesidades y la insatisfacción de lo que el sujeto cree es su deseo. El dolor y el sufrimiento humano se presentan, en el Yo, como un afecto displacentero, y pueden conceptualizarse en, al menos, cuatro formas: 1. La Angustia [incluye las fobias y el miedo]. 2. La Culpa [culpa inconsciente y masoquismo moral]. 3. El Duelo [referido a la pérdida objetal]. 4. El Goce [se refiere al concepto de Jouissance].
La Dra. Luz Stella Núñez aportó comentarios que generaron controversia. Posteriormente, coordinó la activa y nutrida participación de los asistentes. Especialmente, solicitaban al Dr. Lander que les aclarara el concepto del Goce Lacaniano [Jouissance] como forma de sufrimiento humano. En la Jornada de la tarde, el Conferencista presentó la segunda parte de: La ‘Lógica’ del sufrimiento humano. El Dr. Álvaro Méndez hace un ameno relato de su relación con el Dr. Lander y luego, coordina la nutrida participación de los asistentes. El domingo 27 de mayo se realizó la Supervisión colectiva, con la participación de Candidatos y Miembros de la Federación Colombiana de Psicoanálisis. El Dr. Pedro Oróstegui, presentó el material clínico de un paciente que se encuentra en tratamiento psicoanalítico con él. La intervención del Dr. Lander se centró en reafirmar que el manejo y la comprensión del Dr. Oróstegui eran psicoanalíticos. Consideraba, que el terapeuta había escuchado atentamente a la paciente, y sus intervenciones no eran de imposición ni de aconsejamiento. Posteriormente, bajo la coordinación del Dr. Edgard Yamhure, los asistentes intervinieron en un ambiente respetuoso y expresaron sus comprensiones psicoanalíticas del material clínico. El Dr. Yamhure le solicitó al Dr. Lander que nos enriqueciera con su interpretación Lacaniana del caso clínico. En el Conversatorio, se logró exitosamente la participación activa de los asistentes, en las tres jornadas programadas. Finalmente, la Dra. Aura Victoria Carrascal y la Dra. Luz Stella Núñez dieron unas palabras de agradecimiento al Dr. Lander y a su esposa.
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 127, 2012
Un Método Peligroso Aura Victoria Carrascal Márquez1
Director: David Cronenberg Keira Knightley como Sabrina Spielrein Viggo Mortensen como Sigmund Freud Michael Fassbender como Carl Gustav Jung Guion de Christopher Hampton basado en la novela A most dangerous method de John Kerr y la pieza teatral Talking cure de Christopher Hampton
La película, basada en algunos hechos históricos, explora la relación de Carl Jung, con Sabrina Spielrein, su paciente, quien después se convierte en Psicoanalista, aquejada de una fuerte histeria, las vicisitudes de la Transferencia y Contratransferencia, que en este caso, termina actuándose, con todas las implicaciones y complicaciones que esto conlleva. Igualmente, aborda algunos aspectos de la complicada amistad entre Freud y Jung, su ruptura, entre otros motivos, por esta relación; las interacciones entre los tres personajes y sus implicaciones para el destino del movimiento psicoanalítico, en una época compleja, como la de la preguerra en Europa. Presenta una crítica al Psicoanálisis, en mi concepto más referida al movimiento psicoanalítico que al pensamiento psicoanalítico mismo, justamente a propósito del hecho de tener que manejar la Transferencia, y de ‘las complejidades psicológicas y psicopatológicas’ de sus fundadores, y de la dificultad de establecer teorías con base en ese ‘conócete a ti mismo’, obviamente influenciado por el contexto histórico.
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Md., Psq., Psc., Presidente APC.
Muestra un Sigmund Freud, parcial, tangencial, que defiende la cientificidad de su método, y está centrada en Carl Jung y su viraje hacia otras exploraciones según Freud en terrenos más inciertos y más difíciles de abordar en ese momento. Es una película que explora, de una manera más intimista, las complejidades psíquicas de sus personajes, que, por su importancia histórica, cobra una trascendencia más amplia. Hay que resaltar la fotografía, la escenografía, el vestuario, la musicalización que son impecables y muy estéticas, y que recrean muy bien la época.
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 128-129, 2012
Manual de Publicaciones American Psychological Association (APA) Álvaro Botero C.
Tercera Edición, 2010, en Español (sobre la sexta Ed. En Inglés, julio 2009). Editorial Manual Moderno. México D.F. 260 páginas.
RESEÑA DE LA PRESENTACIÓN DE LA TERCERA ED. EN ESPAÑOL
tadísticas. Con este fin, se organizaron varios grupos de expertos, como apoyo a la labor de la Fuerza de Tareas en dada una de las áreas.
Ha pasado ya casi un siglo, desde aquél boletín de apenas cinco páginas, aparecido en 1929, en el cual se recopilaban una serie de recomendaciones, con el fin de unificar criterios para la presentación de artículos (papers) para la publicación en la revista de la Asociación. Un grupo interdisciplinario de Antropólogos, Psicólogos, e incluso, empresarios de la Edición, reunidos bajo la tutela del National Research Council, se puso como objetivo establecer un conjunto simple de Normas de Estilo para codificar los diferentes componentes de la escritura científica, que facilitara su lectura y comprensión. Con el tiempo, eventualmente, su uso fue extendiéndose hacia todas las otras ramas de las Ciencias Sociales y del Comportamiento, por parte de los profesionales que querían extender la divulgación de su conocimiento hacia otros campos, o incluso hacia el suyo propio.
A medida que el avance de la revisión lo permitía, se continuó solicitando recomendaciones de parte del personal de APA, de los usuarios del Manual (mediante el site www. apastyle.org), de los miembros mismos de APA en reuniones profesionales, consejos y comités organizados con el fin de llevar a cabo la revisión. Las recomendaciones se comunicaron al grupo de trabajo y a los miembros de la Fuerza de Tareas para su consideración.
Los seis miembros de la Fuerza de Tareas para la Revisión del Manual, se reunieron desde enero de 2007, y determinaron la necesidad de revisión en siete áreas fundamentales: Estándares éticos, reducción de la discriminación en el uso del lenguaje, estilo de redacción y de presentación de gráficas, referencias y es-
Un estilo uniforme implica comodidad y rapidez a la hora de seleccionar artículos, según sus puntos clave y descubrimientos. Las Normas de estilo en la escritura científica fomentan una amplia difusión de información esencial y nos permiten evitar distracciones. El estilo colabora en el propósito de presentar los elementos principales de los resultados cuantitativos, a elegir la forma gráfica óptima para el análisis, a reportar detalles clínicos relevantes del protocolo de investigación, y a describir los individuos con precisión y respeto. Aleja de las distracciones de indagar cuál es la puntuación correcta para una referencia o la manera indicada de escribir números en un texto. Estos elementos, codificados en la Normas, son indicadores para logar una comu-
Manual de Publicaciones American Psychological Association (APA)
nicación clara que permita enfocar la energía intelectual en la sustancia de la investigación. El estilo editorial APA, de esta menara, establece un estándar presente en las publicaciones periódicas, libros y bases de datos de la Asociación. La guía que se ofrece en el Manual de Publicaciones ha sustentado y definido esa profusión de conocimientos. Junto con el Diccionario de Psicología y la Enciclopedia, constituye una base sólida para el progreso en el campo.
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No solo los psicólogos consultan el Manual, sino también estudiantes e investigadores de la Educación el Trabajo Social, la Enfermería, los Administradores de Empresas y muchas otras ciencias conductuales y sociales. Sus estándares se encuentran disponibles en varios idiomas (Español, Inglés, Portugués, etc. La sexta edición (tercera en Español) está dedicada a interpretar la manera como Internet y las diversas innovaciones tecnológicas han alterado la forma como concebimos, realizamos y consultamos la investigación científica. Además, a incorporarlas al léxico de la Normas de Estilo.
notas
CORIFEO.- ¿Y ahora se encuentra el desdichado en alguna tregua de su mal? MENSAJERO.- Está gritando que se descorran los cerrojos y que muestren a todos los Cadmeos al homicida, al que de su madre.. profiriendo expresiones impías, impronunciables para mí, como si se fuera a desterrar él mismo de esta tierra y a no permanecer más en el palacio, estando como está sujeto a la maldición que lanzó. Lo cierto es que requiere un soporte y un guía, pues la desgracia es mayor de lo que se puede tolerar.Te lo mostrará también a ti, pues se abren los cerrojos de las puertas. Pronto podrás ver un espectáculo tal, como para mover a compasión, incluso, al que lo odiara. (Se abren las puertas del palacio y aparece Edipo con la cara ensangrentada, andando a tientas.) .. CORIFEO.- ¡Ah, tú que has cometido acciones horribles! ¿Cómo te atreviste a extinguir así tu vista?, ¿qué dios te impulsó? ESTROFA 2. EDIPO.- Apolo era, Apolo, amigos, quien cumplió en mí estos tremendos, sí, tremendos, infortunios míos. Pero nadie los hirió con su mano sino yo, desventurado. Pues ¿qué me quedaba por ver a mí, a quien, aunque viera, nada me sería agradable de contemplar? CORO.- Eso es exactamente como dices. EDIPO.- ¿Qué es, pues, para mí digno de ver o de amar, o qué saludo es posible ya oír con agrado, amigos? Sáquenme fuera del país cuanto antes, saquen, oh amigos, al que es funesto en gran medida, al maldito sobre todas las cosas, al más odiado de los mortales incluso para los dioses. CORIFEO.- ¡Desdichado por tu clarividencia, así como por tus sufrimientos! ¡Cómo hubiera deseado no haberte conocido nunca! .. CORIFEO.- ¡Oh habitantes de mi patria,Tebas, miren: he aquí a Edipo, el que solucionó los famosos enigmas y fue hombre poderosísimo; aquel al que los ciudadanos miraban con envidia por su destino! ¡En qué cúmulo de terribles desgracias ha venido a parar! De modo que ningún mortal puede considerar a nadie feliz con la mira puesta en el último día, hasta que llegue al término de su vida sin haber sufrido nada doloroso. Fuente: Edipo Rey, Sófocles. www.ciudadseva.com
PSICOANÁLISIS XXIV (1); 133-134, 2012
PROGRAMACIÓN DE ACTIVIDADES ACADÉMICAS ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA SEGUNDO SEMESTRE DE 2012 Jul.30/12
Taller No. 5 – Obra Dr. Alvaro Villar Dres. Guillermo Sánchez Medina, Eduardo Laverde
Ago.27/12
Taller No. 6 – Obra Dr. Henry GarcíaEscobar Dres. Edgard Yamhure, Henry García M.
Sep.10/12
Encuentro de Didactas
Sep.17/12
Taller No. 7 – Obra Dr. Roberto De Zubiría Dres. Hilda Botero, Gladys Patricia Chávez, Luz Stella Núñez, María Clara Syro
Oct.08/12
Encuentro de Candidatos
Oct.22/12
Taller No. 8 – Obra Dr. Alberto Álvarez Dres. Ismail Yildiz, Diana Robles
Nov.16/12 (Viernes 7:00 p.m.)
Celebración 50 Años Asociación Psicoanalítica Colombiana AURA VICTORIA CARRASCAL Presidente ASOCIACIÓN PSICOANALITICA COLOMBIANA
ACTIVIDADES
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INSTITUTO COLOMBIANO DEL SISTEMA NERVIOSO CLÍNICA MONTSERRAT UNIVERSIDAD EL BOSQUE
POSTGRADO DE ESPECIALIZACIÓN EN PSIQUIATRÍA PROGRAMA VIERNES ACADÉMICOS SEGUNDO SEMESTRE 2012 FECHA
TEMA
PROFESORES
Agosto 03
Aceleración del tiempo y subjetividad
Alfonso Rodríguez González
Agosto 17
El manejo de los problemas de salud mental por Luis Carlos Taborda Ramírez parte de los médicos
Agosto 31
Revisión del trastorno antisocial de la personalidad Eliana Mayorga Fonseca
Septiembre 14
Neurobiología del amor
Leonardo Palacios Sánchez
Septiembre 28
Subjetividad, religión y psiquiatría
Hernán Montaño Rodríguez
Octubre 05
Manejo ambulatorio del riesgo suicida
German Eduardo Rueda Jaimes
Octubre 26
Manejo del paciente farmacodependiente inAna María Bueno Ramírez toxicado
Noviembre 09
Evolución del concepto de vínculo en psicoanálisis Danilo Diazgranados Moncada
Noviembre 23
Impacto de los factores psicosociales en la aparición de cuadros clínicos psiquiátricos asociados Carlos Alberto Felizzola Donado al medio laboral
Diciembre 07
Psiquiatría de Enlace: el acompañamiento que Luz María Pinilla Perdomo permite vivir con la ausencia
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La Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) y el Instituto de Enseñanza Arturo Lizarazo (IDEAL) proporcionan tratamiento psicoanalítico a un costo reducido. Contáctenos para información completa Teléfono 522 7627 o visítenos en: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co
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NORMAS DE PUBLICACIÓN Psicoanálisis, Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana es la publicación oficial de la Asociación. Tiene como finalidad difundir el pensamiento psicoanalítico en sus aspectos teórico-prácticos y de reflexión, acerca de su ejercicio en la comprensión de la salud mental y emocional. Están invitados a contribuir con sus producciones escritas psicoanalistas, candidatos en formación, y todos aquellos autores, tanto nacionales como internacionales, interesados en el pensamiento psicoanalítico, que contribuyan a mantener un espacio de diálogo, investigación y conocimiento.
Descripción del material Los artículos postulados deben ajustarse a una de las siguientes modalidades: 1. Artículo de Investigación científica y tecnológica. Documento que presenta de manera detallada, los resultados originales de proyectos de investigación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes Fundamentales: Introducción, Metodología, Resultados y Conclusiones (esquema IMRYC). (Que en el caso de las Ciencias Humanas, se puede traducir en: Introducción, Marco Teórico, Presentación de Caso y Discusión, y Conclusiones). 2. Artículo de reflexión. Documento que presenta resultados de investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. 3. Artículo de revisión. Documento resultado de una investigación donde se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no, sobre un campo en ciencia o tecnología, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por los menos 50 referencias. 4. Ensayo. Documento que constituye una forma flexible y abierta para exponer ideas o defender una tesis conceptual sobre cualquier tema desde varias ópticas. Por definición, es un texto en el que se apunta alguna idea y se reflexiona sobre ella, sin que se llegue a agotar el tema principal. Más que un texto de valor demostrativo, se trata de una invitación al pensar y a la reflexión sobre algún tópico, desde un nuevo enfoque más creativo. 5. Reseña Bibliográfica. Informe usualmente crítico sobre el contenido y cualidades de un libro; se puede también realizar una Reseña Hemerográfica cuando ésta se refiere al contenido de una artículo de interés, aparecido en alguna publicación afín. 6. Reseña Periodística o de Difusión. Información sobre eventos culturales, académicos y/o artísticos que puedan considerarse de interés para la comunidad psicoanalítica o en general para lectores de la revista. Se pueden comentar aspectos de obras de arte (Exposiciones, obras de Teatro o Cinematográficas, o incluso Documentales de TV) y eventos Culturales, que guarden relación explícita o tácita con los temas de interés dentro de la comunidad científica. 7. Además, la Revista publica en español Reporte de casos, traducción de artículos de revistas psicoanalíticas -previa autorización del autor- resúmenes de libros, tesis de grado en psicoanálisis, artículos de psicoanálisis aplicado, una vez sean aceptados por el comité editorial por su calidad e interés. Los trabajos deben presentarse a 2.0 espacios; fuente Arial o Times New Roman, tamaño 12; hasta 40 páginas; Título no mayor a doce (12) palabras; Resumen de hasta 250 palabras, no menos de tres (3) Palabras clave; en Inglés y en Español. Los autores deben enviar sus escritos a la Asociación Psicoanalítica Colombiana, dirección de la revista, por correo electrónico a apscol2012@gmail.com o revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.
co, o hacerlos llegar en medio magnético, con original y copia impresa a la Calle 134 No 17-71. Todas las contribuciones serán evaluadas por árbitros expertos asignados por el Comité editorial, quienes dictaminarán acerca de la calidad, pertinencia, originalidad e importancia del trabajo sometido a consideración. El Comité comunicará su aceptación o no aceptación, así como las sugerencias para su modificación en un plazo máximo de dos meses a partir de su recepción. Los artículos serán sometidos a una revisión de Estilo con derecho a alterar el texto sin modificar su contenido. El autor deberá llenar la ficha de información que se anexará a la revisión de su escrito, y en la cual comunicará su dirección, teléfono y correo postal y electrónico para cualquier notificación y para la remisión del material físico de publicación. Cada autor recibirá dos ejemplares de la Revista en la cual se encuentra su contribución. Una vez la aceptación del artículo sea conocida por el, o los autores, estos deberán enviar su artículo con Carta de aprobación y revisión propia del material, y comunicar si el trabajo ha sido publicado anteriormente. En caso de haberlo sido, total o parcialmente, en otro medio impreso, deberá anexarse la aprobación por parte de los editores para su publicación en Psicoanálisis. A su vez, enviarán carta al (la) editor (a) de la revista transfiriendo los Derechos de publicación a la Revista Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Las citas y referencias bibliográficas deben ceñirse, en general, al Sistema APA, 6ª edición en Inglés, 3ª en Español, con algunas excepciones; por ello, deben tenerse en cuenta las siguientes recomendaciones. Formato general del trabajo (Sección 8.03)1 1 pulgada (2,54 cms.) de margen (simétrica) Letra Times New Roman, o Arial 12 pt. Texto a doble espacio y justificado, excepto en tablas y figuras. Sangría (Indent) a 5 espacios o ½ pulgada (1,25 cms.) en todos los párrafos, excepto en el primero, enseguida de título. Tablas y figuras Se enumeran en orden de aparición en el texto, utilizando números arábigos. Las que formen parte del material complementario, deben añadir la letra del apéndice donde se encuentran (5.05). Las tablas y figuras complementarias deben estar relacionadas con el contenido (5.07). Las tablas llevan un formato definido. (Vea ejemplos en el capítulo 5 del Manual) Citas en el texto
Cita directa • Se encierra entre comillas si la cita tiene menos de 40 palabras (6.03). • Al final de la cita, se añade entre paréntesis el autor, el año y la página, o el número del párrafo, cuando no está numerado el material (6.03). • Si la cita tiene más de 40 palabras, se escribe el texto en bloque, sin comillas, en una línea aparte, con sangría de ½ pulgada (6.03). • En toda cita directa hay que reproducir textualmente lo que dice el material citado, incluyendo la ortografía y puntuación (6.06).
Todas las numeraciones entre paréntesis, se refieren a la Tercera Edición, 2010, en Español (sobre la sexta Ed. En Inglés, julio 2009), de Editorial Manual Moderno.
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El fracaso escolar es un problema que afecta mayormente a los pobres. Estudios sobre los desertores llegan a la conclusión de que existe una “relación entre condiciones socioeconómicas de los alumnos y su probabilidad de éxito o fracaso escolar” (Herrera, 2009, p. 257).
Paráfrasis • Cuando se parafrasea o se hace alusión a ideas en otro trabajo, se recomienda indicar la página o párrafo si el texto de donde se tomaron es extenso (6.04). Formato de las citas • Cada referencia citada en el texto tiene que aparecer en la lista de referencias (p. 174, párr. 1). • Si la oración incluye el apellido del autor, sólo se escribe la fecha entre paréntesis (6.11). • Si no se incluye el autor en la oración, se escribe entre paréntesis el apellido y la fecha (6.11). • Si la obra tiene uno o dos autores, se cita ambos apellidos todo el tiempo (6.12). • Cuando tenga entre tres y cinco autores, en las menciones subsiguientes, sólo se escribe el apellido del primer autor, seguido de la frase et al., sin cursivas (6.12). • Si son más de seis autores, se utiliza et al., desde la primera mención (6.12). El término inteligencia emocional lo utilizaron por primera vez Salovey y Mayer en 1990 (Álvarez Manilla, Valdés Krieg, & Curiel de Valdés, 2006). En cuanto al desempeño escolar, Álvarez Manilla et al. (2006) encontraron que la inteligencia emocional no incide en el mismo. Lista de referencias
Referencias vs. Bibliografía Una lista de referencias cita las fuentes que sustentan nuestra investigación y que se utilizaron para la preparación del trabajo. Una bibliografía incluye fuentes que sirven para profundizar en el tema, aunque no se hayan utilizado para el trabajo (Nota al pie, p. 180). APA requiere referencias, no bibliografía (p. 180, párr. 1). Consideraciones generales • Cada entrada en la lista de referencias debe estar citada en el texto (p. 174, párr. 1). • Las comunicaciones personales se citan en el texto, pero no se incluyen en la lista de referencias (p. 180, párr. 1). • Cada referencia tiene el formato de párrafo francés (hanging indent) y a doble espacio. (p. 180, párr. 1, versión original en inglés). • Orden alfabético por apellido del autor (6.25). • Obras de un mismo autor se ordenan cronológicamente por la fecha más antigua (6.25). Elementos de la referencia
Autor y editor (6.27) • Apellidos primero, con mayúscula inicial, seguidos de las iniciales del nombre, hasta siete autores. • Si tiene más de ocho autores, se escribe el nombre de los seis primeros, puntos suspensivos (…) y luego el último autor. • Se utiliza el signo & antes del último autor. En español, se acepta la y en vez de & (6.27, párr. 4, versión en español del Manual).
Parry, J. H., & Sherlock, P. (1976). Historia de las Antillas. Buenos Aires, Argentina: Kapelusz. • En el caso de que la obra no tenga un autor, se coloca primero el título de la obra y luego la fecha. • Cuando la referencia es a un capítulo de un libro editado, se escribe el nombre del editor sin invertirlo, antecedido por la palabra En (subrayado) y precedido por la abreviatura Ed. entre paréntesis. Beckles, H. (1995). Sex and gender in the historiography of Caribbean slavery. En V. Shepherd, B. Brereton & B. Bailey (Eds.), Engendering history: Caribbean women in historical perspective (pp. 125-140). New York, NY: St. Martin’s Press. Fecha (6.28) • La fecha de publicación de la obra se escribe entre paréntesis después del nombre del autor. • Si no aparece la fecha de publicación, se escribe la abreviatura s. f. entre paréntesis. Título (6.29) • Se escribe en cursivas (italics), con letra mayúscula la primera palabra y termina con punto. • Cuando la obra tenga subtítulo, este se escribe luego del título, separado por dos puntos y comenzando con letra mayúscula. Pérez Vega, I. (1985). El cielo y la tierra en sus manos: Los grandes propietarios de Ponce, 1816-1830. Río Piedras, PR: Ediciones Huracán. • El título de un artículo o un capítulo de un libro, se escribe sin cursivas, seguido del título de la revista o libro en el que aparece. • El título de la revista se escribe en cursivas, con mayúsculas y minúsculas. Arrillaga, M. (julio-diciembre, 1986). El cuento puertorriqueño actual. La revista del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 3, 27-30. Información de publicación (6.30) • Para publicaciones periódicas, escriba el número del volumen en cursivas. Escriba luego el número de la edición entre paréntesis, si cada ejemplar está paginado por separado. Potestá, P., & Hernández, M. C. (2010). Formulación de una metodología de formación y evaluación en empresarismo, bajo un modelo de competencias. TEC Empresarial, 4(2), 21-29. • Para libros, agregue un paréntesis con la información sobre la edición después del título (p. 203, párr. 4) • Para libros e informes, escriba la ciudad y el estado donde se publicó (si el lugar es fuera de Estados Unidos, añada el país). • Si en el libro aparece más de una ciudad, se selecciona la primera en la lista. • Luego del lugar utilice dos puntos y escriba el nombre de la editorial. • Si es el mismo autor el que publica la obra, escriba la palabra Autor, sin cursivas. American Psychological Association. (2010). Publication manual of the American Psychological Association (6ta ed.). Washington, DC: Autor.
Documentos electrónicos • No se escribe punto después de la dirección Web (URL) (p. 192, párr. 5, versión en español). • No hay que incluir el nombre de la base de datos donde se encontró el artículo (p. 192, párr. 7, versión en español). • Incluya el URL cuando el documento no se puede conseguir fácilmente o sólo en bases de datos en línea como ERIC y JSTOR. (p. 192, párr. 8, versión en español). • No se incluye la fecha en que se recuperó el artículo, a menos que pueda haber cambios en el contenido de la página Web (p. 192, párr. 9, versión español). Artículo de la base de datos JSTOR Cintrón, G., Lugo, A. E., Pool, D. J., & Morris, G. (1978). Mangroves of arid environments in Puerto Rico and adjacent islands. Biotropica, 10(2) ,110-121. Recuperado de http://www.jstor.org/pss/2388013 Artículo de revista de la base de datos EBSCO Viadero, D. (19 de diciembre de 2007). Social-skills programs found to yield gains in Academic subjects. Education Week, 27(16), 1-15. Artículo de periódico en línea Duhigg, C. (12 de septiembre de 2009). Toxic waters: Clean Water laws are neglected, at a cost in human suffering. The New York Times. Recuperado de http://www.nytimes.com/2009/09/13/ us/13water.html?em Digital Object Identifier (DOI) • Serie alfanumérica asignada a documentos en formato electrónico (p. 189). • Provee un enlace consistente para su localización en Internet (p. 189). • Cuando el contenido no tenga un DOI, se debe indicar el URL de la página principal de la fuente donde se obtuvo, siguiendo las normas establecidas para los documentos electrónicos. (p. 192, párr. 4) Artículo con DOI, de base de datos EBSCO. Demopoulos, A. W. J., Fry, B., & Smith, C. R. (2007). Food web structure in exotic and native mangroves: A Hawaii–Puerto Rico comparison. Oecologia, 153(3), 675686. doi: 10.1007/s00442-007-0751-x Artículo sin DOI, de EBSCO Parés-Ramos, I. K., Gould, W. A., & Aide, T. M. (2008). Agricultural abandonment, suburban growth, and forest expansion in Puerto Rico between 1991 and 2000. Ecology & Society, 13(2), 1-19. Ejemplos adicionales
Publicaciones periódicas (7.01) Forma básica Apellidos, A. A., Apellidos, B. B., & Apellidos, C. C. (Fecha). Título del artículo. Título de la publicación, volumen (número), pp-pp. doi: xx.xxxxxxx Rodríguez, Y., Puente, M., Abad, M., Santaella, M., & Carballo, R. (2012). ¿Puede el ejercicio físico moderado durante el embarazo actuar como un factor de prevención de la Diabetes Gestacional? Revista Internacional de Ciencias del Deporte, 8(27), 3-19.
Libros (7.02)
Libros completos. Forma básica Apellidos, A. A. (Año). Título. Lugar: Editorial. Apellidos, A. A. (Año). Título. Recuperado de http://www.xxxxxx.xxx Apellidos, A. A. (Año). Título. doi: xx.xxxxxxxx Apellidos, A. A. (Ed.). (Año). Título. Lugar: Editorial. Libro con autor Goleman, D. (2000). La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el cociente intelectual. México: Ediciones B. Libro con editor González Núñez, G., & Pantojas García, E. (Eds.). (2002). El Caribe en la era de la globalización. Hato Rey, PR: Publicaciones Puertorriqueñas. Libro en versión electrónica de base de datos comercial Montero, M., & Sonn, C. C. (Eds.). (2009). Psychology of Liberation: Theory and applications. [Versión Springer]. doi: 10.1007/ 978-0-387-85784-8 Libro en versión electrónica en sitio Web De Jesús Domínguez, J. (1887). La autonomía administrativa en Puerto Rico. [Versión Library of Congress]. Recuperado de http://hdl.loc.gov/loc.gdc/lhbpr.33517 Capítulo de un libro o entrada en una obra de referencia. Forma básica Apellidos, A. A., & Apellidos, B. B. (Año). Título del capítulo o la entrada. En A. Apellidos & B. Apellidos (Ed.), Título del libro (pp. xx-xx). Lugar: Editorial. Apellidos, A. A., & Apellidos, B. B. (Año). Título del capítulo o entrada. En A. Apellidos & B. Apellido (Eds.), Título del libro (pp. xx-xx). Lugar: Editorial. Recuperado de http://www.xxxxxx.xxx Apellidos, A. A., & Apellidos, B. B. (Año). Título del capítulo o entrada. En A. Apellidos (Ed.), Título del libro (pp. xx-xx). Lugar: Editorial. doi: xx.xxxxxxxx Capítulo de un libro impreso Picó, F. (2004). Arecibo, sol y sereno. En F. Feliú Matilla (Ed.), 200 años de literatura y periodismo: 18032003 (pp. 129-134). San Juan, PR: Ediciones Huracán. Entrada con autor en una obra de referencia electrónica Graham, G. (2010). Behaviorism. En E. N. Zalta (Ed.), The Stanford Encyclopedia of Philosophy . Recuperado de http://plato.stanford.edu/entries/ behaviorism/ Entrada sin autor y sin fecha en una obra de referencia en la Web Bosques. (s. f.). En Enciclopedia de Puerto Rico. Recuperado de http://www.enciclopediapr.org/esp/ article.cfm?ref=08032701 Informe técnico (7.03) Forma básica Apellidos, A. A. (Año). Título. (Informe Núm. xxx). Lugar: Editorial.
Informe con autor Weaver, P. L., & Schwagerl, J. J. (2009). U. S. Fish and Wildlife Service refuges and other nearby reserves in Southwestern Puerto Rico. (General Technical Report IITF-40). San Juan, PR: International Institute of Tropical Forestry. Informe de una agencia del gobierno Federal Interagency Forum on Child and Family Statistics. America’s children: Key national indicators of well-being, 2011. Washington, DC: U.S. Government Printing Office. Recuperado de http://www. childstats.gov/pdf/ac2011/ac_11.pdf Tesis (7.05) Forma básica Apellidos, A. A. (Año). Título. (Tesis inédita de maestría o doctorado). Nombre de la institución, Localización. Tesis inédita, impresa Muñoz Castillo, L. (2004). Determinación del conocimiento sobre inteligencia emocional que poseen los maestros y la importancia que le adscriben al concepto en el aprovechamiento de los estudiantes. (Tesis de maestría inédita). Universidad Metropolitana, San Juan, PR. Tesis de base de datos comercial Nieves Rosa, A. (2003). El debate entre lo biológico y lo social en Psicología contemporánea: Análisis sobre el discurso de la hiperactividad. (Tesis doctoral). Disponible en la base de datos ProQuest Dissertations and Theses. (UMI Núm. 3180838) Tesis de base de datos institucional Muñoz Rodríguez, Ariana. (2010). Análisis de estructura forestal en bosque húmedo secundario joven en el Cañón Las Bocas, Barranquitas. (Tesis de maestría). Recuperado de http://www.suagm.edu/umet/ biblioteca/UMTESIS/Tesis_Ambientales/ msem_manejo_cons_recursos_naturales/ 2010/AMunozRodriguez100510.pdf Tesis de la Web Ibañez Peinado, J. (2009). Aspectos psicológicos del testimonio en la investigación criminal. (Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid). Recuperado de http://eprints.ucm.es/8159/1/T30471.pdf
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