PSICOANALISIS
Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional
JULIO - DICIEMBRE 2010 Volumen XXII Número 2 Editora Hilda Botero Cadavid Comité Editorial Mario González Velásquez Italo L. di Ruggiero Cozzarelli
Comité Científico Geny Talberg - Miembro Efectivo Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Johanna Trip - Miembro Titular Asociación Venezolana de Psicoanálisis Asovep VENEZUELA Sergio Nick - Miembro Asociado Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Eduardo Laverde Rubio - Miembro Titular Didacta Sociedad Colombiana de Psicoanálisis SCP. y Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Mario González Velásquez - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. C OLOMBIA Fabio Eslava Cerón - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Ismail Yildiz – Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana. APC. COLOMBIA
ASISTENTE EDITORIAL Alvaro J. Botero C. Dirección electrónica: revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co
Asociación Psicoanalítica Colombiana (A.P.C.) Sociedad Componente de la Internacional Psychoanalytic Association (I.P.A.) Calle 134 # 17-71 Teléfonos: (57 1) 522 7627 - (57 1) 259 6000 Ext. 6112 E-mail: apscol@gmail.com - Página web: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co Bogotá - Colombia
asociación psicoanalítica colombiana Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional Miembros Titulares Alberto Álvarez Arboleda † Horacio Arias Duque Sonia Bialikamien Goldband Aura Victoria Carrascal Márquez Julio Roberto Correa Miranda Roberto De Zubiría Consuegra † Danilo Diazgranados Moncada Juan Manuel Escobar Guerrero Fabio Eslava Cerón Marcela Eslava de Ángel Henry García Moncaleano Eduardo Gómez Escallón Mario González Velásquez Iván Jiménez Rojas Eduardo Laverde-Rubio José A. Márquez Cuervo Álvaro Méndez Peñaranda Liborio Orejuela Devis Luz María Pinilla Perdomo Guillermo Sánchez Medina Pedro Vargas Navarro Edgard Yamhure Kattah Ismail Yildiz
Miembros Asociados Hilda Botero Cadavid Gabriel Augusto Castillo Castelblanco Gladys Patricia Chávez Sabogal María Victoria Niño Villamarín Luz Stella Núñez Sánchez Diana Isabel Robles María Clara Syro Morales
Miembros Honorarios Horacio Etchegoyen Jaime Heresi † Otto E. Kernberg Juan Francisco Jordán Romualdo Romanowski Miembros Adherentes Italo L. di Ruggiero Cozzarelli Robert Silverman
Comisión Directiva para el período 2008 – 2010 Presidente: Aura Victoria Carrascal Márquez Tesorero: Henry García Moncaleano Secretaria: María Victoria Niño Villamarín Director de Relaciones Societarias: Fabio Eslava Cerón Directora de Publicaciones y Difusión: Hilda Botero Cadavid Vocales: José A. Márquez Cuervo-Mario González Velásquez Director del Instituto de Psicoanálisis: Edgard Yamhure Director de la Biblioteca: Italo di Ruggiero C.
Las opiniones expresadas en esta publicación corresponden a sus autores y no comprometen a los editores de la Revista.
PSICOANALISIS Volumen XXII No. 2, Julio - Diciembre 2010
Editorial ................................................................................................................................................................... 5 ARTÍCULOS CREATIVIDAD Y MODALIDADES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN PSICOANÁLISIS (I) CREATIVITY AND MODES OF COMUNICATION AND UNDERSTANDING IN PSYCHOANALYSIS CRIATIVIDADE E MODOS DE COMUNICAÇÃO E COMPREENSÃO EM PSICANÁLISE Ismail Yildiz .................................................................................................................................................................. 9 EL LENGUAJE DEL BEBÉ: EXPERIENCIAS TEMPRANAS BABY´S LANGUAGE: EARLY EXPERIENCES A LINGUAGEM DO BEBE: EXPERIÊNCIAS PRECOCES Hilda Botero C. ............................................................................................................................................................ 25 ENSAYOS ALTERIDAD, VÍNCULO Y TRANSFERENCIA: SU INTERCONEXIÓN DINÁMICA EN PSICOANÁLISIS Mario González Velásquez ..................................................................................................................................... 39 TRANSFERENCIA, VÍNCULO Y ALTERIDAD EN EL PROCESO PSICOANALÍTICO Aura Victoria Carrascal M. ..................................................................................................................................... 45 MELANIE KLEIN. SU VIDA Y SU OBRA María Victoria Niño ................................................................................................................................................... 51 CAMBIOS DEL CLIMA EMOCIONAL EN LA ATMÓSFERA FAMILIAR; UN CLIMA QUE FELIPE NO LOGRA REGULAR Carmen Córdoba, José Edwin Cuéllar, Andrea Guido, Carolina Alonso ................................................ 59 RESEÑAS II JORNADA DE DEBATES EN BIOÉTICA Y EL TALLER DE PSICOANÁLISIS; LA IDENTIFICACIÓN EN EL DESARROLLO DE LA VIDA EMOCIONAL. PSICOANÁLISIS Y BIOÉTICA ...................................... 67 NOTAS NOTA DE CONDOLENCIAS ...................................................................................................................................... 71 ACTIVIDADES INSTITUCIONALES ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA ............................................................................................... 72 SOCIEDAD COLOMBIANA DE PSICOANÁLISIS ................................................................................................ 73 INSTITUTO COLOMBIANO DEL SISTEMA NERVIOSO ..................................................................................... 74 NORMAS DE PUBLICACIÓN ................................................................................................................................... 76
PSICOANÁLISIS XXII (2); 5-6, 2010
EDITORIAL
Revista Psicoanálisis
Esta publicación está dedicada casi en su totalidad a la participación de la Asociación Psicoanalítica Colombiana en el XXVIII Congreso de FEPAL, cuyo tema, Transferencia, Vínculo y Alteridad, se llevó a cabo en Bogotá del 23 al 25 de septiembre de 2010. Fue un congreso interesante y generoso en sus entregas. La Asociación, estrenando su reciente afiliación, participó con la presentación de cuatro trabajos, que publicamos como dos artículos y dos ensayos. El Dr. Ismail Yildiz presenta la totalidad del artículo, cuya versión, en su presentación al congreso, fue objeto de interés y múltiples inquietudes. Es un artículo que, debido a limitaciones editoriales, estará publicado en dos números consecutivos: Creatividad y Modalidades de Comunicación y Comprensión en Psicoanálisis. ¿Per via di levare y/o per via di porre y/o per via di creare? I y II. Explora modalidades de conocimiento del analista, de su analizado y nos propone la creatividad como factor principal en los procesos de humanización y evolución cultural, además de las consecuencias de la creatividad del analista y del analizando en la epistemología y ética psicoanalítica. La Dra. Hilda Botero nos ofrece el artículo completo que dio origen a la presentación, reducida en el congreso: El Lenguaje del Bebé: Experiencias Tempranas. Observaciones Psicoanalíticas en la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal. Es una rica contribución al ejercicio de pensamiento acerca de los primeros momentos en la relación madre-hijo, un llamado de atención sobre la vulnerabilidad de los bebés en las UCINs separados de sus madres cuando más la necesitan y la urgencia de comprender
de mejor manera la responsabilidad que nos compete como pensadores de la emocionalidad. La Dra. Aura Victoria Carrascal presentó un ensayo ceñido al tema del congreso y en el cual nos participa sus reflexiones, con base en viñetas clínicas, acerca de cómo, precisamente, la secuencia, Transferencia, Vínculo y Alteridad caracteriza un proceso psicoanalítico exitoso. Transferencia Vínculo y Alteridad en el Proceso Psicoanalítico nos propone una cuidadosa observación de esta secuencia, de gran utilidad, no sólo para la supervisión, la docencia, sino, especialmente para afirmar nuestro trabajo como analistas y la participación atenta y comprometida del analizado. El Dr. Mario González, con su ya conocida rigurosidad, también ajustado al tema del Congreso, ofreció una rica y profunda plática que denominó: Alteridad, Vínculo y Transferencia: su Interconexión Dinámica en Psicoanálisis. Este ensayo nos propone atender el hecho ineludible de la interconexión entre Alteridad, Cínculo y Transferencia, como herramienta precisa que mejora la comprensión profunda del analista de las demandas del paciente, especialmente, en lo que concierne a sus relaciones humanas, habilidades sociales e interpersonales. Este año de 2010 es, para los Psicoanalistas, una fecha importante pues conmemora los 50 años de la muerte de Melanie Klein, extraordinaria Psicoanalista austríaca, pionera del psicoanálisis de niños y profunda pensadora del psiquismo en los primeros momentos del desarrollo. A ella debemos enormes y penetrantes comprensiones de la mente infantil que nos acompañan en el pensamiento y la atención del niño y del adulto en nues-
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tros consultorios, como ejercicio corriente de nuestra práctica. La Dra. María Victoria Niño, nos lleva de la mano hacia el conocimiento de esta gran Psicoanalista, su vida y obra. Nos muestra la mujer fuerte y controvertida que logró un enorme movimiento en la mente de sus contemporáneos, despertó el interés y la curiosidad sobre estados mentales primarios y mundos internos que interactúan permanentemente y que plantean una comprensión íntima del psiquismo humano. Como parte del compromiso de nuestra revista con la Observación de Bebés, publicamos un pequeño ensayo que nos muestra la fortaleza innata de un pequeñito, y nos acerca, como producto de una sensible observación, a las vicisitudes que se ciernen en la crianza de un bebé en circunstancias normales, que, sin embargo, nos deja varias preguntas acerca de
las emociones primarias dentro de tal normalidad de crianza. Cambios del Clima Emocional en la Atmósfera Familiar: Un Clima que Felipe no logra regular, es el producto del trabajo de seminario del Grupo de Observación de Bebés en Bogotá, coordinado por Hilda Botero. Nuestra Asociación y, en general, los Psicoanalistas colombianos estamos en duelo por la lamentable pérdida de nuestro compañero Alberto Álvarez, incomparable amigo, extraordinario analista, con cualidades especiales para la comprensión de los más elementales sustratos psíquicos. Murió el 2 de Septiembre de 2010. Damos un sentido adiós y un profundo agradecimiento de quienes fuimos sus alumnos y sus compañeros cercanos y guardamos sus audaces y sensibles intuiciones del alma humana. Esta editorial rinde un sentido homenaje a su memoria.
ArtĂculos
LOS AUTORES
ISMAIL YILDIZ. Nació en Ankara, Turquía. Graduado en Medicina y Cirugía en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Magíster en Ciencias Biomédicas e investigador y docente en la misma universidad. Vive en Colombia desde 1988. Trabajó como investigador y docente en Neurociencias en la Universidad Nacional de Colombia y en colaboración con Colciencias. Psicoanalista, Miembro Asociado de la Asociación Psicoanalítica Colombiana y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. iyildiz@etb.net.co
HILDA BOTERO CADAVID: Psicóloga U. Javeriana. Psicoanalista, Miembro Asociado Asociación Psicoanalítica Colombina y Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Docente de maestría en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica, Universidad Javeriana. Experta en trabajo emocional con la díada madre-hijo. Directora Seminarios de O bser- vación de Bebés Método Esther Bick. T rabaja en la implementación de proyectos de atención emocional en las Unidades de Recién Nacidos, Hospital San Ignacio, Hospital Meissen y con grupos de salud en la Clínica Reina Sofía, Bogotá. Trabaja en la organización y gestión de El Taller de Psicoanálisis en la ciudad de Bogotá. hildabotero@hotmail.com
PSICOANÁLISIS XXII (2); 9-24, 2010
Artículo original
CREATIVIDAD Y MODALIDADES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN PSICOANÁLISIS1(I) ¿Per via di levare y/o per via di porre y/o per via di creare?2 ISMAIL YILDIZ3 Recibido octubre 10/2010 Aprobado diciembre10/2010
Resumen Se exploran las modalidades del conocimiento del analista, de sí mismo y de su analizando. Estas modalidades abarcan el uso de elementos preexistentes y la creación de nuevas representaciones en el proceso psicoanalítico. La creatividad es el factor principal en los procesos de humanización y evolución cultural. Los desarrollos del Psicoanálisis ampliaron también la teoría de técnica con posibilidades de creación de nuevas representaciones y nuevos sentidos durante el proceso psicoanalítico. Dentro de estos desarrollos, el Psicoanálisis vincular teoriza la creación de nuevas representaciones en todos los sujetos que participan de una relación significativa. Propone un mecanismo de conexión en cada sujeto que crearía nuevas representaciones a partir de partes ajenas del otro o de sí mismo. En este trabajo, aceptando y ampliando la teoría vincular, se proponen nuevos modelos de funcionamiento mental: intrapersonal e interpersonal. En el modelo intrapersonal del funcionamiento mental, el yo consciente e integrado del sujeto tendría seis modalidades posibles de comunicarse con sus otras partes y comprenderse mejor, que incluyen las comunicaciones de esta parte del yo del sujeto con sus siguientes partes: partes consciente-preconscientes integradas, las disociadas, las reprimidas, representaciones del pasado (para su resignificación), las ajenas para sí mismo y la creativa específica.
Palabras clave: Humanización, creatividad, comunicación, comprensión, vínculos y ajenidad.
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Este artículo es una ampliación importante del trabajo presentado en el Congreso de FEPAL en Bogotá el 25 de septiembre de 2010. (http://www.fepal.org/nuevo/images/stories/Ismail_Yildiz.pdf ). Por razones estrictamente editoriales se ha dividido el cuerpo completo de este texto en dos secciones que se publicarán en sendos números consecutivos de esta Revista. Esta frase alude al símil que hace Freud entre el Arte y la Psicoterapia; para ello, utiliza la frese de Leonardo “per vía di levare (escultura), o per vía di porre (pintura)”: La pintura, dice Leonardo, trabaja ’per via di porre’; en efecto, sobre la tela en blanco deposita acumulaciones de colores donde antes no estaban; en cambio, la escultura procede ‘per via di levare’, pues quita de la piedra todo lo que recubre las formas de la estatua contenida en ella. De manera en un todo semejante, señores, la técnica sugestiva busca operar ‘per via di porre’; no hace caso del origen, de la fuerza y la significación de las síntomas patológicos, sino que deposita algo, la sugestión, que, según se espera, será suficientemente poderosa para impedir la exteriorización de la idea patógena. La terapia analítica, en cambio, no quiere agregar ni introducir nada nuevo, sino restar, retirar, y con ese fin se preocupa por la génesis de los síntomas patológicos y la trama psíquica de la idea patógena, cuya eliminación se propone como meta. (http://www.elortiba.org/freud37.html) El tercer elemento, ‘per vía di creare’, corresponde a la propuesta del Autor. (Nota de la Editora) MD, MSc, Miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Email: iyildiz@etb.net.co
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CREATIVITY AND MODES OF COMUNICATION AND UNDERSTANDING IN PSYCHOANALYSIS
¿Per via di levare y/o per via di porre y/o per via di creare? Summary The modalities of knowledge of analyst to himself and to his patient are explored. These modalities include the use of pre-existing elements and creation of new representations in psychoanalytic process. Creativity is the key factor in the humanization and cultural evolution processes. Developments of psychoanalysis expanded the theory of psychoanalytic technique with possibilities of creation of new representations and new meanings during the psychoanalytic process. In these developments, the psychoanalysis of attachment theorizes the creation of new representations in all subjects participating in a meaningful relationship. Proposes a mechanism of connection in every subject that would create new representations from foreign parts of other or from his own foreign parts. In this work, accepting and extending theory of attachment, new models of mental functioning are proposed: intrapersonal and interpersonal. In the intrapersonal model, the conscious and integrated ego of subject would have six possible modalities to communicate with its other parts and would have to better understand to himself. These modalities include communications of this part of the ego of the subject with its following parts: conscious-pre conscious and integrated parts, dissociated parts, repressed parts, representations of the past (for its re-signification), foreign parts for himself, and specific creative part.
Key words: Humanization, creativity, communication, understanding, attachment and foreignness.
CRIATIVIDADE E MODOS DE COMUNICAÇÃO E COMPREENSÃO EM PSICANÁLISE ¿Per via di levare y/o per via di porre y/o per via di creare? Resumo4 Exploram-se as modalidades de conhecimento do analista, de si mesmo e de seu analisando. Essas modalidades abarcam o uso de elementos pré-existentes e a criação de novas representações no processo psicanalítico. A criatividade é o fator prinicpal nos processos de humanização e evolução cultural. Os desenvolvimentos da psicanálise ampliaram também a teoria da técnica com possibilidades de criação de novos sentidos durante o processo psicanalítico. Dentro desses desenvolvimentos a psicanálise do vínculo teoriza a respeito da criação de novas representações em todos os sujeitos que participam de uma relação significativa. Propõe um mecanismo de conexão existente em cada sujeito que criaria novas representações a partir de partes alheias do outro ou de si mesmo. Nesse trabalho, aceitando e ampliando a teoria do vínculo, propõem-se novos modelos de funcinamento mental: o intrapessoal e o interpessoal. No modelo intrapessoal do funcionamento mental, o ego consciente e integrado do sujeito teria seis modalidades possiveis para se comunicar com outras partes suas e compreender-se melhor, que incluem as comunicações desta parte do sujeito com as seguintes partes suas: partes consciente-préconscientes integradas, as dissociadas, as reprimidas, representações do passado (para a sua ressiginifcação), as alheias a si mesmo e a criativa específica. Palavras chave: Humanização, criatividade, comunicação, compreensão, vínculos e alhenamento.
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Traducción al Portugués: Joanna Wilheim: Membro Efetivo e Analista Didata da Sociedade Brasileira de Psicanálise de São Paulo. Fundadora e Presidente da ABREP (Associação Brasileira para o Estudo do Psiquismo Pré e Perinatal).
CREATIVIDAD Y MODALIDADES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN PSICOANÁLISIS (I)
INTRODUCCIÓN La meta principal del Psicoanálisis como ciencia es la investigación y el conocimiento del funcionamiento psicológico del Ser humano. Si aceptamos que este ha evolucionado y evoluciona (biológica y culturalmente), conocer el proceso puede ayudarnos a comprenderlo mejor en su actualidad y, eventualmente, prever su futuro. El mismo conocimiento puede favorecer, también, una mejor comprensión de la situación psicoanalítica. Por otra parte, el conocimiento de la realidad (sensible, inteligible, psicológica) se basa, aparte de la capacidad innata del Ser humano, en el aprendizaje y, eventualmente, en la creación de nuevas representaciones sobre las realidades que se presentan. Para que un conocimiento no sea totalmente subjetivo (solipsista) y se acerque a cierto grado de objetividad, es necesaria su validación o aceptación por otros. La relación entre varios sujetos, con vista a compartir un conocimiento (coincidir en sus juicios) da lugar a la intersubjetividad o lo intersubjetivo (Renik, 2000; Ferrater Mora, 2004). Las Ciencias Naturales tratan de eliminar el subjetivismo utilizando la experimentación, para que un enunciado científico tenga la misma validez para todas las personas. Mientras que en las Ciencias del Espíritu (las Humanas o Sociales) la experimentación resulta imposible y la intersubjetividad se vuelve indispensable para convalidar conocimientos o crear consenso. El Psicoanálisis, por estudiar y conocer no solamente los comportamientos observables sino, y sobre todo, la realidad psicológica particular, singular y original de cada analizando, es la ciencia más subjetiva e intersubjetiva. Por otro lado, amplió el campo de conocimiento más allá de la consciencia, incluyendo las fantasías y otros factores inconscientes, deducidos a partir de sus efectos. Al mismo tiempo, aun aceptando la singularidad y originalidad de
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cada Ser humano, en su meta de acercarse a las Ciencias Naturales, es decir, explicar la causalidad psicológica y sus mecanismos subyacentes, tiende a buscar generalizaciones, a explicar el presente de cada analizando basándose en su pasado y a predecir su futuro, y por ende, a buscar mayor eficiencia en su aplicación terapéutica. Todo esto parece también posible porque los seres humanos compartimos la herencia biológica sobre la cual se construye lo psicológico individual. Además, por la similitud de crianza tenemos muchos mecanismos psicológicos en común. Estas partes comunes (generalizables) deben ser las que nos permiten sentir como iguales o similares a otros seres humanos, a pesar de diferencias, alteridad o ajenidad de cada uno. Igualmente, deben permitir en las relaciones interpersonales, más especialmente en la situación psicoanalítica, la empatía (proyección de partes principalmente emocionales de uno sobre el otro, identificación transitoria) y el sentimiento de comprensión de la realidad psicológica del otro. Sin embargo, si la capacidad de comprensión interpersonal se limitara a la empatía no sería posible la comprensión de partes diferentes de otros sujetos. En consecuencia, es necesario postular otros mecanismos, aparte de la empatía, que expliquen la comprensión de las partes diferentes de otros (singularidades, alteridades, ajenidades), incluyendo sus creatividades nuevas (originalidades) durante las relaciones o en la soledad. En este trabajo exploro las modalidades del conocimiento del analista, de sí mismo y de su analizando. Esas modalidades abarcan no solamente el uso de elementos preexistentes, sino también mecanismos que crean nuevos conocimientos (representaciones) en las relaciones interpersonales y en la soledad. Para facilitar la comprensión de esta exploración reviso primero brevemente la creatividad
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en los procesos de humanización y evolución cultural, el descubrimiento y el invento freudianos, y la evolución de las teorías psicoanalíticas.
1. HUMANIZACIÓN Y EVOLUCIÓN CULTURAL Todo indica que el hombre animal (Homo habilis y homo erectus) surgió de la evolución biológica. Los primeros primates aparecieron hace unos 65 millones de años y los primeros homínidos hace cuatro. El Homo habilis y Homo erectus aparecieron hace unos 2,5 y 1,5 millones de años respectivamente, y desaparecieron con posterioridad. El Homo sapiens sapiens apareció, con su aspecto biológico actual, hace unos 200 mil años. Sin embargo, el hombre humano aparece, con un “gran salto” cultural o explosión creativa, hace unos 40-50 mil años. En este proceso de humanización, casi de repente, se crean, se mejoran y se varían, sin parar, instrumentos y armas; se fabrican objetos con fines ornamentales y representacionales, su capacidad artística se plasma en pinturas rupestres. Desde entonces, no dejó, no dejamos, de dar saltos culturales (cambios creativos), de acumularlos y transmitirlos. Estas características del hombre humano (creación de cultura y su transmisión) lo diferencian de todas las otras especies animales (Alexander, 1979; Ruse, 1986; Ayala 1987, Moreno, 2002). Al contrario de la evolución biológica, que es el producto del “azar creador” (mutaciones y recombinaciones biológicas) y selección natural, y no tiene ninguna meta, con la adquisición y el mantenimiento de la capacidad creativa, el hombre humano se volvió diseñador: puede fijarse metas conscientes (teleología), más acá de sus instintos, para cambiarse a sí mismo, a su mundo y a su destino. Así ha escapado, y escapa, parcialmente a la maquinaria darwiniana. Además, la evolución cultural es mucho más veloz que la biológica.
No se sabe cómo ocurrió la humanización (adquisición de la capacidad creativa), aparentemente en la misma especie, sin cambios físicos significativos (no detectables actualmente en los fósiles), después de 160 mil años de evolución biológica. Algunos consideran que la parte específicamente humana del hombre pudo surgir progresivamente como un acontecimiento epigenético sobre muchas capacidades preexistentes en los homínidos. Otros opinan que pudieron haber ocurrido algunas mutaciones y recombinaciones genéticas favorables en pocos individuos e iniciar así la explosión creativa o el “gran salto”. Hay que enfatizar aquí que el lamarckismo no funciona. Es decir, que las características y conocimientos adquiridos por aprendizaje no se transmiten biológicamente (por genes) a la generación siguiente. En consecuencia, el mito de humanización descrito por Freud –la matanza del padre en la horda primitiva y consecuente instauración de la prohibición del parricidio y del incesto- no pudo ser transmitido filogenéticamente (Freud, 1913). Sin embargo, un tal proceso de humanización pudo transmitirse culturalmente de generación en generación, como sigue ocurriendo actualmente con la trasmisión (consciente e inconsciente) de “idiosincrasias” familiares, actitudes y valores de una cultura particular a las generaciones siguientes. Recordar y repensar algunas especificidades del hombre humano, sus diferencias más importantes frente a otras especies animales, nos puede facilitar el acercamiento a la comprensión de cómo funcionan nuestra mente, nuestras comunicaciones y comprensiones, y aun nuestra creatividad y libertad. Como vimos, en el proceso de humanización, el ser humano dejó de desplegar únicamente sus potencialidades genéticas como otras especies animales (saber instintivo o pautas de comportamientos fijos) y empezó además
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a crear cultura y transmitirla culturalmente. La historia de la humanidad está llena de creación de nuevos objetos, nuevos valores y actitudes, nuevos lenguajes hablados, nuevos conceptos y nuevas palabras dentro de lenguas ya existentes. El uso del lenguaje verbal debía ser, y es, un factor importante, si no crucial, en el aprendizaje y la trasmisión de la cultura (contar cuentos, referirse a los ausentes, explicar relaciones y causalidades), suplementando el método ostensivo de enseñanza y aprendizaje (mostrando e imitando). Efectivamente, algunas especies animales tienen una creatividad muy limitada y la transmiten por el método ostensivo. Los seres humanos tenemos autoconsciencia y consciencia de nuestra propia muerte; tenemos tendencia a proyectarnos hacia el futuro, a preguntar sobre todas las cosas y a explicarlas. Estas características pueden ayudarnos a entender la creación de mitos, religiones, filosofías, y finalmente, ciencias sociales y naturales; más allá de sus instintos animales (autoconservación y reproducción), crearon, y crean, valores, símbolos, sentidos, metas, emociones, pasiones, inhibiciones y síntomas específicamente humanos. Todas estas características hacen al Ser humano mucho más complejo que otras especies animales, y también más interesante. Su mayor capacidad de comunicación y comprensión le permite no solamente aprender de experiencias y conocimientos de otros, sino transmitir culturalmente (transmisión no biológica de información) sus experiencias, sus conocimientos y su creatividad, a los otros y a futuras generaciones. De hecho, la meta principal de publicar este trabajo es intentar comunicar, a los otros y a futuras generaciones, la profundización en las modalidades intrapersonales e interpersonales de comunicación y comprensión y, más especialmente, en la situación psicoanalítica.
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2. DESCUBRIMIENTO Y CREACIÓN FREUDIANOS Como es conocido, el gran descubrimiento de Freud fue el Inconsciente dinámico en el funcionamiento mental del Ser humano; y su gran invención (creatividad) fue el Método psicoanalítico. Al pesar de teorías divergentes sobre ciertos aspectos del Psicoanálisis, la asociación libre -y atención flotante-, el método sigue vigente tal cual como Freud lo ha propuesto. Pensaba que los afectos bloqueados o reprimidos se transformaban en conversiones somáticas, se desplazaban sobre representaciones diferentes produciendo fobias y obsesiones, o se permutaban en angustia o en sus equivalentes. Consideraba que la función del yo es moderar las variaciones excesivas de los afectos para impedir su desorganización y así preservar la capacidad de pensamiento. Para realizar lo anterior, el yo, aparte de realizar eventualmente la acción específica que le da satisfacción, utiliza la descarga de una cantidad de afecto por la motilidad y la secreción (emoción y actuación) y/o establece lazos por medio de trabajo asociativo, por el cual el monto de afecto se liga dividiéndose y distribuyéndose a varias representaciones entrelazadas. La solución que ofrece el Psicoanálisis al bloqueo de afectos, la “cura por palabra”, es que el lenguaje hablado puede obrar como sustituto de la acción, lo que abre para el afecto una solución alternativa para ser abreaccionado (catarsis). Además de la función de descarga moderada por la palabra de afectos reprimidos, en la asociación libre, Freud pensaba que esas asociaciones de representaciones de palabras llevaban progresivamente a los recuerdos de vivencias traumáticas y reprimidas. Por estas razones, la asociación “libre” de representaciones de palabras del analizando se volvió la
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regla fundamental del método psicoanalítico, y sigue vigente. Al mismo tiempo, las palabras del analista son los instrumentos por excelencia de su comprensión e interpretación (Green, 1973)4. Con el tiempo, Freud mismo transformó esta teoría unipersonal (paciente como objeto de estudio) en una teoría interpersonal, añadiendo sus teorías de transferencia y resistencia. Sin embargo, al mismo tiempo trató de suprimir los efectos posibles, sobre el analizando, de la personalidad del analista y de las modalidades de sus interacciones, proponiendo los conceptos del analista-espejo y su neutralidad. A pesar de las pruebas evidentes sobre la existencia del inconsciente dinámico, aun en neurociencias (Llinás, 2003; Castillo C., 2006), nuestras incertidumbres y hasta nuestra ignorancia persisten sobre su fundación, evolución y funcionamiento, como también sobre el funcionamiento mental en general. Entonces, se construyen modelos comprensivos (metapsicológicos, no verificables ni falseables) sobre su funcionamiento. En los modelos que Freud propuso (1915b, 1915c, 1923, 1933), al nacer no existe separación entre sistemas consciente-preconsciente (Cc-Prec.) e inconsciente (Inc.) (tampoco entre el ello y el yo). Esta separación ocurre posteriormente, por la represión originaria, y se mantiene por la represión secundaria. Se acepta que la represión “freudiana” se culmina con la represión del complejo edípico, que instaura también el superyó (freudiano), entre los cinco y siete años. La instauración del inconsciente dinámico parece ser el factor de predisposición a las neurosis, las perversiones, las somatizaciones y a las psicosis en el Ser humano. No sabemos si es también un factor (o el factor) que permitió la humanización inicial y permite la humanización de cada cachorro humano.
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Freud pensó que, después del período de narcisismo primario, las relaciones del infante se transforman en relaciones objetales donde se forman huellas mnémicas y representaciones (con sus afectos) que se reprimen posteriormente. También se fundan (se originan) en esos períodos las bases de normalidad y patología. Las enfermedades mentales que aparecen posteriormente ante frustraciones son regresiones a etapas anteriores del desarrollo (puntos de fijaciones). En este modelo freudiano no hay mucho lugar a la creatividad después de la represión del complejo edípico. Para explicar algunas fallas de comprensión del analista, Freud propuso la posibilidad de que el analista tenga “puntos ciegos” y contratransferencia. Pensaba que estas “imperfecciones” del analista podían evitarse con un autoanálisis o con un análisis con otro analista (Freud, 1904, 1912, 1914). La creencia en la posibilidad de un analista sin puntos ciegos creó también la esperanza y el mito de un analista completamente analizado que comprende todo de su analizando e interpreta rápidamente, como una traducción espontánea. Posteriormente, se aceptó que la contratransferencia es inevitable. Sin embargo, muchos creyeron que esta transferencia del analista se producía solamente como reacción inconsciente a la transferencia del paciente. Los términos todavía usados de contratransferencia, contra-resistencia, contraidentificación proyectiva y contra-acting out connotan nuestra tendencia de seguir creyendo en alguna parte al mito mencionado, que era, y es, una forma de autoglorificación – el analista no comete ninguna imperfección, si no la hace primero el analizando con su transferencia, etc-, y en consecuencia, una intención implícita de responsabilizar a los pacientes de los fracasos de sesiones o todo un tratamiento psicoanalítico.
Para una revisión de la evolución de teorías de S. Freud ver: Yildiz, 2006c
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De otro parte, la creencia en el mito anterior implicaba, además, que: el efecto terapéutico del Psicoanálisis se limita a hacer consciente lo inconsciente del paciente; no se crean nuevos hechos, nuevas representaciones ni nuevos sentidos durante el proceso psicoanalítico, y por ende, no existe creatividad ni libertad en la situación psicoanalítica. Es probable que la valoración a extremo del determinismo psicológico por Freud no le haya permitido conceptualizar la imaginación y la proyección en el futuro de sus pacientes, ni pensar en la posibilidad de la creatividad en el analista y el analizando.
3. EVOLUCIÓN DE TEORÍAS PSICOANALÍTICAS Al lado de modelos de la mente unipersonal predominantes en Freud, surgieron progresivamente teorías que tomaron en cuenta más las interacciones o las relaciones (vínculos) con el objeto, el otro y los otros (Klein, Fairbairn, Hartman, Sullivan, Erikson, Balint, Winnicott, Bion, Lacan, Kohut, Kernberg)5. Además, nuevos modelos del desarrollo del infante y del niño fueron construidos, ya no solamente desde el Psicoanálisis de los adultos y niños, sino incluyendo las informaciones y las comprensiones de observaciones con “ojos y oídos psicoanalíticos” de ellos, y sus relaciones con sus cuidadores. Esos nuevos modelos enriquecen nuestra comprensión del desarrollo infantil, suplementan nuestros conceptos de normalidad y patología, y ayudan también a una mejor comprensión del proceso psicoanalítico con los adultos. Dentro de los nuevos modelos del desarrollo, Mahler (1979) describió los procesos de separación-individuación y las actitudes
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Para una revisión de estas teorías ver: Yildiz, 2008a.
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de la madre que los favorecen o perturban generando mayores angustias de separación y eventualmente psicosis simbiótica (falla en la construcción de la alteridad). Mientras que Bowlby (1969) demostró que la formación de un vínculo afectivo (attachment) es una conducta instintiva diferente de la alimentación y de la sexual. Describió también, en detalle, las relaciones y comunicaciones entre infante y cuidador que llevan a la construcción y mantenimiento de un vínculo (apego) sereno o ansioso, y sus consecuencias. Paralelamente a la valoración del “aquí y ahora” del analizando con el analista para reediciones del pasado y elaborar sus conflictos, como ya he señalado antes, tomaron cada vez más fuerza las teorías que enfatizan mucho más la interacción entre el analista y el analizando, y las posibilidades de creación de nuevas representaciones, nuevos sentidos y nuevas estructuras psicológicas en esta interacción. Aunque Strachey (1934) haya propuesto muy temprano la creación de un objeto nuevo (ni bueno ni malo) en la mente del paciente a partir de sus interacciones y las interpretaciones mutativas del analista, la mejor comprensión y teorización de creatividad se realizaron durante las últimas décadas, no solamente en los analizandos con déficit estructural (Killingmo, 1989), sino en todas las relaciones interpersonales como proponen las teorías de intersubjetividad (Stern, 1985; Emde, 1999; Stolorow y col., 2004; Liévano R., 2009) y del Psicoanálisis vincular (Berenstein, 2001, 2004; Moreno, 2002). Stern (1985) describió el desarrollo de un mundo interpersonal en el infante como resultado de relaciones íntimas del self con los otros. Este mundo interpersonal es en gran medida un mundo afectivo, en el cual el d esarrollo es estimulado mediante la “entonación afectiva”
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(empatía) de la madre, es decir, por la capacidad de respuesta intersubjetiva de la madre a los afectos de su infante. Considera que los primeros sentidos de self (emergente y nuclear) operan fuera de la percatación y son una integración experiencial y no una construcción cognitiva. La creación de intersubjetividad envuelve el aprendizaje de que la propia vida subjetiva puede compartirse con el otro. Se crea un proceso empático como puente entre dos mentes y una capacidad para la intimidad psíquica. Los deseos, los miedos, las prohibiciones y las fantasías de los padres bosquejan las experiencias psíquicas del niño y crean la idiosincrasia familiar y cultural de maneras de sentir, pensar y expresar las emociones. El sentido de un self verbal empieza a formarse después de la constitución del sentido del self intersubjetivo, gracias también a las relaciones interpersonales. El lenguaje verbal crea significados (simbolización) compartibles sobre el sí-mismo y el mundo. El significado resulta inicialmente de negociaciones interpersonales entre el cuidador y el niño. Tales significados crecen, se desarrollan y cambian en las interrelaciones con otros mediadores socializantes. Todas las experiencias y memorias de coherencia, mismidad, continuidad e intersubjetividad existen inicialmente sin palabras. Las experiencias y los conceptos aparecen primero, y después las palabras se vinculan a ellos. Stern acepta la creatividad, nuevos orígenes, en la normalidad y la patología, durante toda la vida y durante el proceso psicoanalítico (Stern y col., 1998). El desarrollo de los sentidos del self continúa sin cesar, constantemente puesto al día. El sistema sigue también abierto al daño patógeno, crónico o agudo. Emde (1987, 1999) considera que las emociones están ligadas a las experiencias de
relaciones repetidas en el pasado (esquemas emocionales del self en relación con otros) y tienden a activarse en circunstancias presentes similares. Estos esquemas emocionales se modifican continuamente en un funcionamiento adaptativo, presentan cambios y también continuidad en medio de nuevas experiencias interpersonales. Dichos esquemas vienen a ser la base para la organización del self y para la transferencia. En la situación psicoanalítica, al lado de aceptar la repetición del pasado y su remodelación, Emde enfatiza la importancia de la creatividad y de nuevos comienzos. Piensa que las consecuencias clínicas del modelo de esquemas emocionales en relación con los otros, surgen de la consideración de la situación psicoanalítica como un proceso en desarrollo. Los sentimientos de seguridad y de confianza permiten asociaciones libres con la experiencia del presente y del pasado. Progresivamente, se van activando los esquemas emocionales del self en relación con los otros que son importantes. Las experiencias afectivas en el Aquí y el Ahora adquieren una nueva relevancia y se hacen posibles las reorganizaciones de estos esquemas o “nuevos comienzos” (Balint, 1967). Nuevos componentes y configuraciones emocionales suelen emerger en nuevos contextos de relaciones y, sobre todo, en el proceso psicoanalítico. Emde piensa que el Ser humano se caracteriza por una habilidad para construir alternativas imaginadas, así como mundos internos que pueden tener resultados creativos con los otros. En el proceso psicoanalítico, las “experiencias como si” de la transferencia brindan oportunidades de mejorar las alternativas. Los intersubjetivistas como Stolorow y Atwood (2004) consideran que el desarrollo de la experiencia personal siempre tiene lugar en un sistema intersubjetivo continuado. Y llegan hasta afirmar que el cambio en el análisis no se
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consigue alterando o eliminando los patrones organizadores preexistente del paciente, sino mediante nuevas experiencias de relación con el analista que facilitan el establecimiento de principios organizadores alternativos.
alguna vivencia traumática nueva (como en los procesos de despersonalización, desrealización, desintegración del self) se vuelvan como parte ajena para uno mismo (las neurosis y las psicosis traumáticas).
El Psicoanálisis vincular (Berenstein, 2001, 2004) afirma también la creación de nuevas representaciones y nuevos orígenes en todos los vínculos. El vínculo se redefine como una relación interpersonal significativa en cualquier edad cuando los sujetos interactuantes se afectan mutuamente con sus partes ajenas. Se entiende que las partes ajenas del otro son todas sus partes que no tienen representación en el primer sujeto. Dentro de esta perspectiva, Moreno (2002) propone un nuevo mecanismo psicológico, mecanismo de conexión, para explicar la creación de nuevas representaciones en esas interacciones. Este autor postula que cada persona tiene, aparte de sus representaciones conscientes e inconscientes -que denomina cuenta psíquica o sistema asociativo- otras partes existentes pero sin representaciones que denomina la parte ajena de uno mismo. Estas estarían compuestas por huellas mnémicas, inconsistencias emergentes del sistema asociativo y partes excedentes de pulsiones del ello que no se volvieron nunca representaciones.
Según Moreno, el mecanismo de conexión puede crear nuevas representaciones no solamente a partir de partes ajenas del otro, sino también, a partir de partes ajenas de uno mismo. Aceptando esta hipótesis, podemos pensar que, con el funcionamiento del mecanismo de conexión conocemos y comprendemos cada vez más al otro y a nosotros mismos; dicho de otra manera, somos cada vez menos ajenos al otro y a nosotros mismos. Considero que este mecanismo de conexión es un poco análogo a la función alfa y al aparato de crear pensamientos, propuestos por Bion (Grinberg y cols., 1991).
Pienso que, en esta parte ajena de uno mismo podemos añadir las percepciones subliminales que recibimos todo el tiempo, las partes no elaboradas de vivencias traumáticas del pasado, las partes del sujeto donde falló el proceso de narcisización (debido a descalificación primaria o indiferencia del otro) (Bleichmar, 1983) y el inconsciente invalidado de la teoría de intersubjetividad (experiencias que no han podido ser articuladas porque nunca evocaron respuesta del entorno) (Stolorow y col., 2004). Podemos también sugerir que las representaciones fragmentadas y/o desintegradas por
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Volveré sobre este tema en la sección 4.2.
Por otro lado, podemos considerar los elementos alfa como análogos a las representaciones, y los elementos beta y los ‘objetos bizarros’ a las partes ajenas de uno mismo. Esta analogía nos permite también hipotetizar que esta parte ajena sea equivalente a la parte psicótica de la personalidad, conceptualizada también por Bion. Asimismo, el proceso de psicotización sería como un aumento de la parte ajena de uno mismo y de sus efectos (enajenación o alienación) por la desintegración de representaciones existentes (como una destrucción de elementos alfa y formación de elementos beta y/o de “objetos bizarros”)6. Para integrar los efectos de partes ajenas de uno mismo y el mecanismo de conexión dentro de los procesos psicológicos, Moreno propone dos tipos de compulsión a repetición, que yo comparto: a. Repetición verificante: el retorno de representaciones existentes como reedición
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del pasado, sea por puro placer (principio de placer) o sea por particularizar lo singular, lo original y lo ajeno del otro, para no cambiarse ni alterarse con ajenidad o alteridad del otro. b. Repetición de diferencias: la insistencia en presentarse las partes ajenas de uno mismo en busca de representaciones o elaboración. Pienso que podemos incluir en esas repeticiones de diferencias las pesadillas repetitivas postraumáticas, apego ansioso, llantos o reproches repetitivos de un infante o de un amante no comprendido hasta entonces pero con esperanza de serlo algún día. Las frustraciones repetidas o la constatación de la imposibilidad de ser comprendido algún día en esas áreas pueden explicar muchos casos de la depresión anaclítica, el desapego, la resignación, la desafectación, la desesperanza, la melancolía, el suicidio, las neurosis, el autismo psicogénico y las psicosis. Propongo también añadir en la repetición de diferencias, la repetición de novedades creadas por un sujeto, que el otro significativo no quiere (por temor a cambiar su mundo interno) o no puede comprender (por la insuficiencia de su capacidad de contención y/o conexión). Esto puede explicar el no entendimiento de parejas después del período de enamoramiento, o más tarde, debido no solamente al retorno del pasado de cada uno (repeticiones verificantes y de diferencias del pasado), sino también a evoluciones diferentes de sus miembros por sus propias creatividades (creación de nuevas diferencias). En este último caso la repetición ya no sería por compulsión sino por convicción consciente (para convencer y persuadir). En todas esas repeticiones con sentidos psicológicos se excluye la hipótesis de pulsión de muerte (compulsión de repetición ya no es una necesidad de repetición sino una repetición
de necesidades o deseos). Efectivamente, la repetición verificante es una forma de repetición del principio de placer, o es un mecanismo de defensa para no alterarse y angustiarse por las partes ajenas del otro, seguramente para mantener un equilibrio ya precario. Sería una forma de narcisismo patológico. Mientras que en las repeticiones de diferencias el sujeto presenta repetitivamente sus propias partes ajenas (aunque sean dolorosas), esperando y confiando todavía al otro significativo para que le ayude a contener y a comprender (creando nuevas representaciones) sus partes ajenas, y eventualmente gratificarlas. La falta de empatía o contención del otro, y consecuentes frustraciones, puede producir en el sujeto angustias traumáticas, inhibiciones, síntomas y aun desorganización psicológica (psicosis). Esto puede también explicar por qué duele tanto la vivencia de la confianza traicionada, que empuja a veces a la destrucción del otro o aun de sí mismo. Tal vez estos mecanismos expliquen la intensidad tan grande de pasiones amorosas y sus consecuencias a veces fatales cuando se frustran. Esos dos tipos de repeticiones pueden ocurrir también en la situación analítica, no solamente en el analizando sino también en el analista. Por ejemplo, el analista puede repetir sus teorías y actitudes en sus interpretaciones y sus interacciones sin tener en cuenta las partes ajenas del otro para sí mismo y para el analista, en su particularidad, singularidad y originalidad. Estos tipos de repeticiones del analista serían como sus defensas, no se conectaría con su analizando para no alterarse o desequilibrarse, y no ayudaría al analizando. Mientras que muchas otras aclaraciones e interpretaciones repetidas del analista son para ayudar a la conexión y comprensión de su analizando de sus hipótesis alternativas (ajenas para el analizando). En estos casos, el analista no repite por compulsión (sin com-
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prender) sino por convicción, para convencer y persuadir a su analizando de su punto de vista, para ayudarlo. En lo siguiente, inspirándome principalmente de novedades de las teorías del Psicoanálisis vincular y de otras teorías psicoanalíticas, propongo nuevas modalidades de comunicación y comprensión consigo mismo y con el otro. En varias de estas modalidades se generan nuevas representaciones, nuevos sentidos y nuevas estructuras psíquicas.
4. MODALIDADES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN PSICOANÁLISIS No hay duda de que el cachorro humano necesita de relaciones interpersonales para su humanización. Las relaciones del infante se basan inicialmente en comunicaciones emocionales (experiencias) no verbales. Progresivamente, empieza a comprender algunas representaciones y conceptos pronunciados repetitivamente en su ambiente, aun antes de poder decirlos. Finalmente, acaba pronunciando cada vez más palabras en su idioma (lengua materna) y se comunica también, cada vez más, verbalmente. Stern (1985) describe de manera muy comprensiva el desarrollo del mundo interpersonal verbal del infante y del niño, con sus dificultades y limitaciones. Se acepta que existen vivencias arcaicas que no llegan a formar representaciones o conceptos, y otras experiencias que forman representaciones pero no llegan a verbalizarse. Efectivamente, ciertas vivencias se denominan inefables por la imposibilidad de ser expresables y descriptibles con palabras. La relación psicoanalítica se basa principalmente en la comunicación verbal (asociación libre e interpretación), que implica el uso de
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representaciones, conceptos y palabras (en Psicoanálisis de niños se suplementan con uso de juegos). Aceptando que en la relación psicoanalítica de los adultos ocurre también todo tipo de comunicación y comunión noverbales y para-verbales, se fomenta la comunicación verbal para simbolizar y discriminar las emociones, y para una mejor comprensión representacional, es decir, mejor conocimiento del analizando. El psicoanálisis se realiza no solamente por la comunicación y la comprensión entre analizando y analista sino también por las del analista consigo mismo en su función de autoanálisis. Por este motivo, antes de describir las modalidades interpersonales de comunicación y comprensión exploro las posibilidades intrapersonales en el analista.
4.1. Modalidades intrapersonales de comunicación y comprensión En este modelo de funcionamiento mental, el sujeto está solo físicamente, o ensimismado en presencia del otro. Puede aplicarse al analista y al analizando. Propongo seis modalidades diferentes: 1ª. El aparato para pensar pensamientos del sujeto (o el yo consciente e integrado o el yo razonable) usaría representaciones y afectos relacionados conscientes-preconscientes (sistema Cc-Prec) e integrados. El sujeto usaría las imágenes, las ideas y otras representaciones conscientes-preconscientes e integradas, generalmente articuladas con palabras. Esto sería el proceso secundario puro y correspondería idealmente a un sujeto que está solo y reflexiona, medita o realiza algún trabajo intelectual. El sujeto (el yo consciente e integrado) puede comunicarse con otras partes de su personalidad en las
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modalidades siguientes y así conocerse e integrarse mejor. 2ª. El sujeto se comunicaría con representaciones y afectos Cc-Prec contradictorios, disociados, aislados, rechazados, negados, desmentidos (escisión vertical), forcluidos (rechazo radical), etc., de la personalidad.7 Esas representaciones y afectos abarcan conceptos y mecanismos no iguales. Los considero semejantes por ser diferentes de los reprimidos. Generalmente, no son inconscientes y son considerados más fáciles de integración al yo razonable por señalamientos y confrontaciones cognitivas. Sin embargo, la forclusión del Nombre del Padre es un mecanismo singular según la escuela lacaniana, y es considerada como mecanismo principal de las psicosis (Lacan, 1955-1956; Lander, 2004, 2010). Sabemos de las dificultades del tratamiento de los psicóticos y sus resistencias a renunciar a sus certezas delirantes. Es probable que los procesos psicóticos no se limiten únicamente a un solo mecanismo (la forclusión) y que contengan varios otros.
y sobre todo el analista con su función autoanalítica entrenada se dé cuenta de algunas partes de sus represiones, percatándose de sus derivados y de sus formaciones (sueños, actos fallidos, lapsus, carácter, angustias, inhibiciones y síntomas). Conocemos menos sobre la comunicación con el inconsciente no reprimido (el ello). Sabemos que muchos mecanismos de autoconservación se regulan inconscientemente (muchas funciones fisiológicas) o se manifiestan fácilmente a la conciencia (necesidades fisiológicas de sed, hambre, excreción). La decisión y la realización de fuga o lucha ante un peligro real, aparte de reacciones reflejas, ya son funciones yoicas conscientes. Mientras que las pulsiones sexuales (sus representaciones y afectos relacionados), como sabemos, pueden ser egosintónicas y realizarse cuando las circunstancias les son favorables, o pueden sufrir todas las vicisitudes de las pulsiones, incluyendo la represión (Freud, 1915a).
Aceptamos que personas con cierta capacidad de introspección pueden realizar esta modalidad de comunicación y comprensión (función autoanalítica).
Es razonable suponer que después de varios años de análisis personal y de formación, cada Psicoanalista tenga menos partes “disociadas” y reprimidas que antes. Sin embargo, sería ilusorio pensar que estas partes se agoten. De otra parte, existen posibilidades de que estas se crean y/o se recrean también continuadamente durante toda la vida.
3ª. El sujeto se comunicaría con sus representaciones y afectos reprimidos (ideas, imágenes, relaciones objetales internas, sentimientos, emociones y pasiones reprimidos).
4ª. El sujeto se comunicaría con las representaciones de sus experiencias del pasado reciente y/o lejano, sean conscientes, disociadas y/o reprimidas.
No existe claridad sobre el grado de la permeabilidad entre los sistemas Inc. y Cc-Prec en “normalidad” y “patología”. Sin embargo, me parece posible que una persona introspectiva
A diferencia de las tres modalidades anteriores, en estas comunicaciones los sentidos de representaciones anteriores se remodelarían, se cambiarían, se suplementarían o se crearían
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Para simplificar la anotación escribiré de ahora en adelante todas estas representaciones (y afectos) Cc-Prec citados como “Partes Cc-Prec disociadas”.
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nuevas representaciones a partir de las preexistentes, y se integrarían o reintegrarían en el yo integrado. Estos mecanismos del Sistema asociativo explicarían los procesos de elaboración, los fenómenos de resignificación del pasado y del “aprés-coup” (a posteriori). Estos mismos mecanismos explicarían también la creatividad por combinación de representaciones anteriores y por creación de nuevas representaciones a partir de preexistentes. 5a. El sujeto se comunicaría con partes ajenas para sí mismo. Esta modalidad de comunicación se realizaría por el mecanismo de conexión descrito por Moreno (2002). Este mecanismo supone una entidad en la personalidad total que es capaz de conectarse con huellas mnémicas, percepciones y sensaciones internas no elaboradas, y crear nuevas representaciones. Es también probable que sea esta misma entidad la que intervenga en la ligazón de energía psicológica libre, postulada por Freud (1920) (producida en exceso por el ello en ciertas etapas de la vida como la adolescencia, o liberada durante vivencias traumáticas), en nuevas representaciones y, eventualmente, en nuevas palabras. Este mecanismo realizado, ocasionalmente repetido en la soledad, cooperaría con todas las repeticiones de diferencias en las relaciones interpersonales para elaborar, o crear sentidos, las partes ajenas de uno mismo. Las pesadillas repetidas en las neurosis traumáticas o re-memorizar en soledad o el contar repetido del trauma al otro entrarían también en esta modalidad de comunicación con sus partes ajenas para elaborarlas (crear y buscar sentidos) a solas o con la escucha, la contención y eventualmente la significación del otro8. Este mecanismo es similar al funcionamiento del aparato de formar (crear) pensamientos
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en el proceso de pensar y a la función alfa teorizados por Bion. Sin embargo, su propuesta sobre la existencia de preconceptos innatos para creación de los conceptos y pensamientos me parece inaceptable. Porque, aunque existan algunos preconceptos innatos para las funciones de autonomía primaria, no pueden abarcar para determinar la totalidad de conceptos posibles. Además, este postulado bioniano es determinista (herencia biológica) y excluye la posibilidad de creatividad y la libertad humanas. Mientras que la función alfa no tiene esta limitación y da posibilidad de creación de nuevas representaciones no predeterminadas por herencia biológica. 6ª. El aparato de pensar pensamientos puede también comunicarse con las novedades de la parte creativa específica, en ausencia del otro. Postulo una parte creativa específica por pura imaginación en la personalidad total del ser humano como suplemento a otras partes creativas postuladas anteriormente en la intersubjetividad y la interacción vincular (la creatividad se originaría en el compartir de subjetividades y en la interacción con partes ajenas del otro, respectivamente), y a las partes creativas postuladas que recombinarían los elementos o las representaciones ya existentes (Acevedo y col., 2009). Con esta modalidad el sujeto crearía algo totalmente nuevo y original: una representación, una idea, una imagen, un concepto, una hipótesis, una explicación, un mecanismo, un objeto interno o externo, una obra de arte, etc. Considero esta parte creativa específica del hombre humano como su capacidad de crear más de lo que ha recibido biológicamente (desplegar su saber instintivo: ejecutar pautas de comportamiento fijas; realizar los preconceptos
Volveré sobre las partes ajenas de uno mismo en la sección 4.2. (Las modalidades de comunicación de 37 a 42).
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y fantasías originales filogenéticas) y también de crear más de lo que ha recibido culturalmente (consciente e inconscientemente). La herencia cultural incluye las inscripciones de representaciones de otros por imposición, imitación, identificación, educación; el discurso del Otro (Lacan); y los mensajes enigmáticos de los padres y de otros (Laplanche, 1992). Esta parte específicamente creativa debió estar al origen de la humanización del hombre animal, y está también en la base de crear cultura sin cesar (evolución cultural). Balint (1967) había denominado como “ámbito de creación” la soledad que necesita un creador, sin hipotetizar sobre los posibles mecanismos. De hecho, los mecanismos de creación siguen siendo enigmáticos y misteriosos (Brainsky, 1997; Flórez L., 2000; Sánchez Medina, 2003), como también los mecanismos que evolucionaron el hombre animal hacia al hombre humano. Mi postulación de esta parte creativa específica diferente del aparato de pensar pensamientos implica que su funcionamiento no es consciente o no es totalmente consciente. De hecho existen indicios que sugieren la intervención de otras partes de la mente, como ocurrió a Kekule (habría descubierto en un sueño la fórmula del benceno) o como indica el dicho “consultar con la almohada” ante una situación difícil de decidir. Sánchez Medina (2003) postula un proceso terciario preconsciente en los procesos de creación. En la creatividad total de un sujeto, al lado de su parte creativa específica, pueden intervenir otras partes de su personalidad: el inconsciente no reprimido y reprimido, sus partes ajenas, los objetos internos y las relaciones vinculares e intersubjetivas. Es decir
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que pueden intervenir también los mecanismos de asociación, de conexión, la función alfa y eventualmente otros mecanismos desconocidos. De todos modos, en las motivaciones de procesos creativos deben intervenir, además de elaborar y reparar el pasado de sí mismo, la anticipación del futuro y la proyección de sí mismo en el porvenir y sus satisfacciones imaginarias. Como vimos, la humanización se inició y sigue su evolución cultural con los mecanismos de creatividad y su gran capacidad de aprendizaje. No sabemos si existe en el Ser humano una pulsión epistemofílica, hipotetizada por Freud. Empero, todo indica que la curiosidad y la creatividad son sus características más importantes comparado a otras especies animales. La creatividad y la originalidad de una persona pueden perturbarse o inhibirse por múltiples factores: falta de desarrollo de su potencialidad; represión; opresión por la autoridad; rechazo de singularidad y originalidad por sometimiento “voluntario” (por temor a perder el amor y la seguridad otorgada por el otro), etc9. Las modalidades intrapersonales de comunicación y comprensión que he descrito no excluyen otras posibilidades, por ejemplo, entre partes conscientes y no integradas, y partes denominadas 3, 4, 5 y 6 (casos de personalidad múltiple serían ejemplos para investigar); entre partes reprimidas y partes denominadas 4, 5 y 6; entre parte 4 y partes denominadas 5 y 6; y entre parte 5 y parte 6, respectivamente. En esas diez modalidades suplementarias, las comunicaciones no se integrarían de una vez en el yo consciente e integrado; sin embargo, pueden volverse conscientes posteriormente por vías indirectas.
En el siguiente número, en la Parte II, veremos cómo puede intervenir esta creatividad específica en la relación psicoanalítica.
CREATIVIDAD Y MODALIDADES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN PSICOANÁLISIS (I)
Aun sin tomar en cuenta las vivencias emocionales que pueden manifestarse, a veces rápidamente sin ligarse a una representación verbal, las posibles modalidades de comunicación y comprensión intrapersonales descritas, considerando, además, que pueden funcionar al mismo tiempo, demuestran la complejidad del funcionamiento mental en soledad o en un estado de ensimismamiento en presencia del otro. Veremos en la siguiente sección su complejidad aun mayor en las comunicaciones y comprensiones interpersonales10.
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PSICOANÁLISIS XXII (2); 25-35, 2010
Artículo original
EL LENGUAJE DEL BEBÉ: EXPERIENCIAS TEMPRANAS1
Observaciones Psicoanalíticas en la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal HILDA BOTERO C.2 Recibido octubre15/2010 Aprobado diciembre 15/2010
Resumen La Observación de bebés, desde varias perspectivas, ha dado un fuerte impulso a la comprensión del recién nacido, e incluso del bebé en el vientre de la madre, sus desarrollos y sus posibilidades psíquicas. Como propuesta, se ofrece la consideración del compromiso emocional de dos mentes para iniciar y afianzar la supervivencia física y emocional del bebé pre, peri y neonato. El recién nacido no tiene palabras, tiene el lenguaje del cuerpo para expresar cada movimiento emocional que suceda en su existir. La función alfa de la madre en compromiso intenso con su bebé, realiza, en íntima ensoñación, la guía hacia el mundo humano, a través de la transformación creativa de elementos beta (β) proyectados por el bebé, en sensaciones, experiencias, elementos alfa (α) factibles de ser tolerados el tiempo necesario para que se constituyan en un ejercicio de pensamiento para el bebé. Mensajes evidentes como los de Pablo, un bebé prematuro con sólo 20 minutos de nacido, nos acercan a la oportunidad de aceptar el reto del compromiso emocional que requiere usar el lenguaje del bebé como acto comunicativo y de diálogo afectivo. Creo que la función α es la función sabia de la personalidad, que ofrece al infante en el útero y fuera de él, el espacio emocional en el cual construir su universo comunicativo para el despliegue de su psiquismo.
Palabras clave: Lenguaje, compromiso emocional, relación temprana, desarrollo psíquico.
BABY´S LANGUAGE: EARLY EXPERIENCES
Psychoanalytical Observations in the Neonatal Intensive Care Unit Summary Baby Observation, considered from various angles, gave a strong impulse to the understanding of the newborn, as well as the understanding of the unborn baby in his mother´s womb, its developments and mental possibilities. I suggest considering the emotional commitment of two minds as a start and a guarantee of the physical and emotional survival of the unborn, the peri-natal and the post-natal baby. The newborn does not dispose of words, he employs body language in order to express each emotional movement which occurs in his life experience. Mother´s alfa function, in an intense compromise with her baby, accomplishes through an intimate dreamlife the guidance towards the human world, by means of a creative transformation of the beta elements projected by the
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Este trabajo está realizado con base en dos escritos anteriores: Vida y Muerte Compañeras Inseparables Observaciones Psicoanalíticas sobre el Desarrollo Psíquico en la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal, 2006 y Compromiso emocional, el lenguaje del bebé 2006 (Inéditos). Este artículo es una ampliación del trabajo presentado en el Congreso de FEPAL en Bogotá el 25 de septiembre de 2010. Miembro Asociado Asociación Psicoanalítica Colombiana. hildabotero@hotmail.com hbotero@javeriana.edu.co
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baby, into sensations, experiences, alfa elements capable of being tolerated long enough as to make them become a thinking exercise for the baby. Messages as those of Pablo, a twenty minutes old premature baby, takes us close to the opportunity of accepting the challenge of the emotional compromise which requires the use of the baby´s language as a communicative act and an affective dialogue I think that the alfa function is the wise function of the personality which offers the baby in his mother´s womb and out of it, the emotional space in which he can build his communicative universe necessary for the blooming of his mind.
Key words: Language, emotional compromise, early relation, mental development.
A LINGUAGEM DO BEBE: EXPERIÊNCIAS PRECOCES.
Observações Psicanalíticas na Unidade de Cuidado Intensivo Neonatal Resumo3 A Observação de bebês,considerada de vários pontos de vista, deu forte impulso à compreensão do recém-nascido, inclusive do bebe dentro do ventre de sua mãe, seus desenvolvimentos e possibilidades psíquicas. À título de proposta, sugiro que se considere o compromisso emocional de duas mentes para iniciar e garantir a sobrevivencia física e emocional do bebê pré, peri e pósnatal. O recém-nascido não possue palavras, ele tem a linguagem do corpo para expressar cada movimento emocional que ocorra em sua existencia. A função alfa da mãe em compromisso intenso com o seu bebê, realiza através de intima rêverie a condução para o mundo humano, por meio da transformação criativa dos elementos beta projetados pelo bebê, em sensações, experiencias, elementos alfa capazes de serem tolerados pelo tempo necessário para que se constituam num exercicio de pensamento para o bebê. Mensgaens evidentes como as de Pablo, um bebê prematuro com apenas 20 minutos de vida, aproximam-nos da oportunidade de aceitar o desafio do compromisso emocional que requer o emprego da linguagem do bebê como ato comunicativo e diálogo afetivo. Penso que a função alfa é a função sábia da personalidade que oferece ao bebê dentro do útero de sua mãe e fóra dele, o espaço emocional no qual possa construir seu universo comunicativo para o desabrochar de seu psiquismo.
Palavras chave: Linguagem, compromisso emocional, relação precoce, desenvolvimento psíquico
VIDA MENTAL Y DESARROLLO PSÍQUICO Como elementos básicos de comprensión nos vamos a referir brevemente a los conceptos psicoanalíticos de función alfa, elementos alfa y elementos beta de Wilfred Bion, que constituyen los cimientos para pensar sobre la vida mental en el bebé pre y postnatal. Pienso que la función alfa es la función sabia de la personalidad, que ofrece al bebé, en el útero y fuera de él, el espacio emocional en el cual
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construir su universo comunicativo para el despliegue de su psiquismo. Bion destacaba, en una de sus conferencias en San Pablo (1978) refiriéndose a una conjetura imaginativa acerca de la vida mental del bebé en el útero: La cuestión central de esta conjetura imaginativa es que, ‘aun antes del nacimiento’, el feto se torna sensible a aquello que podría ser denominado ‘ocurrencias, eventos’ […] No puede haber evidencia
Traducción al Portugués: Joanna Wilheim: Membro Efetivo e Analista Didata da Sociedade Brasileira de Psicanálise de São Paulo. Fundadora e Presidente da ABREP (Associação Brasileira para o Estudo do Psiquismo Pré e Perinatal).
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clínica pues nadie analizó un feto. Pero es ridículo suponer que un bebé recién nacido no tenga mente, o que un niño de cinco años tiene mente, pero que no la poseía cuando era un bebé, o antes de nacer. […]… podríamos estar conscientes del hecho de que aquello que Melanie Klein describió como Identificación Proyectiva, ocurre aun antes del nacimiento, esto es, suponiendo que un embrión pueda estar consciente de sensaciones primordiales (resaltado mío). (Deiss de Farias, D. 1999: 80, citando a Bion, 1978) La teoría de la función alfa de Bion (1960), en la cual, obviamente, no voy a profundizar, permite plantear e ilustrar la base de la comunicación, específicamente entre madre y bebé, los inicios de la interacción y de la intersubjetividad. Si la función Alfa es exitosa permite el desarrollo de los pensamientos y del aparato mental, lo cual proporciona el desarrollo psíquico. Más que una definición de los Elementos alfa (a) y los Elementos beta (b), intentaremos observarlos. Podemos hacerlo, precisamente, en su más nítida expresión en el estado mental del recién nacido. Bion nos dice: En las formas más tempranas del desarrollo el niño percibe los objetos como vivos y poseyendo carácter y personalidad, presumiblemente de forma indiferenciada de sí mismo. En esta fase que puede considerarse anterior al desarrollo del principio de realidad según Freud, lo real y lo vivo son indistinguibles; si un objeto es real para el niño, entonces está vivo; si está muerto no existe. Si dicho objeto no existe y no está vivo, ¿por qué es necesario hablar de él y estudiarlo? El problema está en dar respuesta verbal sobre objetos percibidos en estado pre-verbal” (Bion, 1960:149) -o no verbal-.
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Nos aclara: “El objeto que existe está vivo, es real y bondadoso. Propongo que llamemos elementos Alfa (a) a los objetos reales y vivos, y elementos Beta (ß) a los objetos irreales y muertos” (: 149). Objetos proto-reales pertenecientes al dominio de la proto-realidad. El niño pre-verbal, -continúa Bion- dominado por el principio del placer, en la medida en la cual siente placer, se sentirá rodeado de objetos reales y vivos, si sobreviene el dolor estará rodeado de objetos muertos no existentes, destruidos por su propio odio pues no puede tolerar el dolor. “Sin embargo, dichos objetos, normalmente, continúan existiendo, ya que las impresiones sensoriales siguen registrándose” (Ibídem: 150). En este estado mental, si la intolerancia sube de nivel, el bebé despliega los ataques ahora hacia su aparato mental, que le informa de la realidad y la persistencia de las impresiones sensoriales y de los objetos que se perciben a través de tales impresiones (esta persistencia en la percepción será la base para que la vivencia del bebé sea que esos objetos reales se han introducido dentro de sí mismo). Una mayor intolerancia, ya no formulará un ataque al aparato de percepción, sino una destrucción del aparato encargado de la transformación de dichas impresiones en material apto para el pensamiento, y entonces lo que está adentro de la personalidad serán cosas, no ideas, palabras… La falla de la función Alfa obstaculiza el desarrollo psíquico y plantea violentas vivencias de encuentro con el mundo. Con esta inspiración pensaría que un bebé en la URN, en la UCIN, nos exige involucrar otro nivel de nuestra comprensión y nuestra disposición hacia el ‘cuidado amoroso’ como herramienta efectiva para promover el desarrollo. Propongo pensar el compromiso con la propia emocionalidad como una función al servicio de la naciente emocionalidad del bebé que llega a probar este mundo; es un compromiso con mayor grado de complejidad
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en la labor que realizamos. En los primeros momentos del recién nacido, su situación es dramática; la separación de la madre impone vivencias terroríficas, más que de desamparo, de terror a no existir. La respuesta mental, emocional de pánico, condena al objeto, que aún es indistinguible de sí mismo, a la muerte, a la no existencia. El deseo en el bebé es omnipotente, por lo tanto, el objeto ‘morirá’, y como él y el objeto son uno solo, el peligro a que se expone un bebé sin la atención adecuada, es la muerte misma en una atmósfera moribunda y destructiva. No todos quienes trabajan con bebés tienen hijos, pero, todos fuimos bebés, es nuestra historia; una realidad interna en cada uno de nosotros. Es así que, profunda, íntimamente, sabemos qué necesita un bebé: ser acunado, mirado, tocado, que alguien se preocupe por él, que su llanto sea atendido; ser limpiado, acomodado. Necesita ser amado. Precisa asegurarse, poco a poco, en su experiencia, que él impacta al mundo, que una urgencia será atendida. Y urgencia son aquellos momentos en los cuales la percatación de la existencia es tan precaria que, acercándome a la poesía diría: estoy líquido como el agua, mis huesos desencajados, el corazón como cera, todo está disuelto en mis entrañas4… así podría enunciar un bebé momentos de desespero por mensajes humanos que rescaten su integridad.
2. COMPROMISO EMOCIONAL Las acciones de los bebés son observables para todos: padres, pediatras, enfermeras… Sin embargo, hay muchas razones que nos impiden aceptar ver el fenómeno psicológico, o entender el proceso que mueve resultados
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psicológicos. Cada vez es más demostrable que, para ver, para entender fenómenos psicológicos, más bien, para comprender las emociones, es imperativo comprometernos nosotros mismos como seres emocionales. Se puede aludir a unas pocas razones para enmarcarnos en esta consideración: se sabe ya cómo los organismos perciben con significados de ver o asumir el todo completo, y cómo tal percepción varía entre especies o entre los mismos organismos, según etapas o procesos de adaptación. Así, debe ser un organismo con sentimientos, sensaciones y pensamientos quien perciba sentimientos, sensaciones y pensamientos. Por otro lado, cuando percibimos ‘algo’ respondemos a ello, es una realidad ineludible, y esa respuesta legitima tanto lo que en verdad percibimos como lo que hacemos, privilegiando una forma frente a otras tantas. Es de considerar, también, cómo cuando alguien está diciendo o haciendo algo directamente hacia nosotros, tenemos acceso a una información, a la cual no tiene acceso un observador externo. Esta es una seria fuente de confusión o de dificultad en la comunicación de experiencias compartidas a los colegas, por ejemplo. Es lo que, de alguna manera, Bion significa como lo inefable de la experiencia emocional. Trevarthen (2004) nos aporta un ejemplo de esta realidad: cuando alguien saluda a un bebé y en respuesta obtiene una sonrisa, la experiencia de recibir esa sonrisa es diferente a la experiencia de quien observa la escena. Quien directamente reciba esta respuesta será afectado según la apreciación que tenga de tales intercambios, su estado de ánimo, si tiene conocimiento de la historia del bebé, y otras circunstancias. Estas reflexiones nos permiten proponer la emoción como la clave para el compromiso psicológico. La disociación de las emociones en
Salmo 22 El libro de la oración común. Citado por Margaret Cohen, en SENT BEFORE MY TIME. The Tavistock Clinic Series London 2003 (traducción mía).
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el acercamiento al bebé, no permite ponernos en ‘con-tacto’, no permite dejar fluir la simpatía propia para la supervivencia física y emocional. Nuestras observaciones y comprensiones acerca de la vida mental de los recién nacidos, nos acercan cada vez más a la pertinencia, o más bien, a la urgencia en la atención emocional de estos pequeñitos. Las emociones no existen para mantenerlas bajo llave adentro del individuo. Las emociones son agentes activos, movilizadores y buscadores de asertividad en la relación con el mundo. Su naturaleza y su función son ser intensamente compartidas para conmover respuestas de simpatía en los otros. Para todo aquel que está lidiando con bebés, el compromiso emocional con ellos provee no sólo riqueza de información, más aún, es la ruta más confiable para comprenderlos. Los actos emocionales necesitan percepción emocional y esto no se lleva a cabo sin el compromiso emocional. Puedo aportar de mi propia experiencia trabajando íntimamente, sumergida con estas pequeñas criaturas, que si no es con mis emociones puestas allí para ser sacudidas, no podría entender tantos mensajes, sutiles y rabiosos, amorosos y desesperados de estos seres indefensos. Lo cual me lleva a pensar que en lugar de defenderme de sentir las emociones, tengo que evocarlas, observarlas, comprenderlas, para poder retornar dicha comprensión. Hacer uso de mi función a (Bion 1962), recibir elementos b, transformarlos en a, interpretarlos y devolver elementos que el bebé pueda transformar, a su vez, en unos que pueda tolerar y factibles de estructurar pensamiento. Es la función que crea estructura, que allana el camino para el desarrollo psíquico. El punto esencial es, insisto, poder comprender cómo los actos emocionales necesitan de una percepción emocional y esto no puede lograrse sin un compromiso emocional (emotional engagement). Siendo capaces de compromiso y respuesta hacia ese
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otro, asistimos a una realidad compartida en la cual el mundo de uno puede ser compartido por el otro. Un ejemplo que Trevarthen (2004) nos invita a considerar es el de un niño de doce meses sentado sobre las piernas de la madre y mirando a través de la ventana, de repente ve una bandada de pájaros volando. Señala hacia ellos emocionado, vocalizando exclamaciones y con sus dos brazos extendidos hacia ellos. Su madre los ve también y dice en un tono confirmatorio: “sí, mira, ¿no es emocionante?” El niño se recuesta en el cuerpo de su madre y continúa mirando los pájaros. La reacción de la madre, afirma, en su voz y el movimiento de su cuerpo, la emoción del niño y legitima su acto de comunicación. Ahora bien, cuando hablo de compromiso no me refiero al acto consciente cognitivo como tal; me refiero, en el bebé, a una especie de orden de supervivencia física y emocional. El bebé precisa estar atraído como por un imán hacia su madre-mundo, no puede zafarse de este impulso de vida. Se agarra a mamá. Y ese es el compromiso: él propone este estado de compromiso como lenguaje claro y rico de intercambio de comunicación y afectos. Es preciso enfatizar la importancia de la permanencia de la madre cerca a su bebé en la mayor medida posible. Facilitar esta atmós fera, crea y asegura la continencia necesaria para que, la madre, realice, a su vez, la función continente para su bebé. El desarrollo psíquico de su hijo depende de estos momentos compartidos en la continencia indiscutible de ese útero-mente, facilitando el tránsito al mundo externo, lleno de amenazantes experiencias, pero también de afectos y oportunidades de desarrollo. Comulga totalmente con Reddy y Trevarthen cuando nos advierten sobre la llegada a la vida social de un recién nacido, su transición, en las primeras semanas, a una atmósfera diferente del soporte y la protección del estado vital del feto por medio de un com-
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promiso corporal envolvente con su madre y que continúa con la evidencia del planteamiento de un compromiso emocional de los estados de intención e interés. La creación de episodios constantes de cariño e interés entre madre y bebé, entre el self del infante y los Otros, en diálogo íntimo durante sus primeros meses, comunica y regula los estados intersubjetivos de acción y experiencia. El bebé está dispuesto totalmente a la musicalidad comunicativa de la intersubjetividad primaria, y a la inmediata consciencia de los ritmos y emociones de otras mentes. La comunicación primaria es emocional e intermental. Se pierde esta cualidad de comunicación cuando una madre está ausente, física o emocionalmente (Trevarthen, Reddy, 2006). Una madre deprimida, con una pobre dosis de entusiasmo razonable, podría marcar en el bebé la experiencia que tan bien describe André Green, de un permanente duelo por la madre físicamente presente pero psicológicamente ausente: “La madre muerta es, entonces, contra lo que se podría creer, una madre que sigue viva, pero que, por así decir, está psíquicamente muerta a los ojos del pequeño hijo que ella cuida” (1980: 209) Las experiencias no son solamente una percepción para la cual estamos equipados, Britta Blomberg tiene un interesante planteamiento al respecto, y nos propone pensar el término naturaleza como ligado al equipo genético, y el de nutrición que representa una activa contribución del ambiente. Este componente activo es, entonces, el que enmarcará nuestro intercambio relacional con el infante y en general con el individuo. Es probable que los aspectos constitucionales y los traumas tempranos en el útero puedan afectar las habilidades de percepción del bebé. Algunos niños pueden tener un buen equipo constitucional, pero sufrir severos traumas en su experiencia de maternaje, que puede ser una experiencia traumática durante sus primeros meses de
vida. Observamos en niños prematuros, por ejemplo, quienes tienen que luchar intensamente para sobrevivir físicamente, cómo las experiencias físicas (sus representaciones) de lucha para sobrevivir permanecerán a lo largo de su vida. Exámenes e intervenciones violentan su integridad, hieren tan pequeño cuerpecito y el cerebro no tiene aún cómo registrar, sistematizar y encontrar dónde duele, de dónde está viniendo ese peligro (Britta Blomberg, 2005). Niños cuya vivencia es haber soportado algo terrorífico, cuando no hay persona alguna que pueda contener la experiencia en el momento en el cual está ocurriendo, creen estar permanentemente a merced de personas terroríficas. Niños con experiencias físicas de dolor, con experiencias profundas, enterradas en su mundo interno, a pesar de una madre suficientemente buena, tienen la vivencia de que sus padres no son confiables, pues no fueron capaces de defenderlos del interminable dolor y terror (Ibídem). Contener el dolor físico es de vital importancia para el recién nacido, a la vez que esta función ofrece la posibilidad de encontrar representación de las vivencias del infante. La contención materna es pues, indispensable, su presencia es un factor regulador, ordenador de emociones, que señala la ruta humana para cada uno de nosotros, seres humanos.
3. AMAMANTAR, UNA RELACIÓN ÍNTIMA Una de las primeras experiencias del bebé acerca de un adentro es la experiencia del pezón en su boca. Es la primera oportunidad que tiene el niño de regular la distancia: adentro de su boca, esperando a mamar, con el pezón allí adentro o en sus labios y sabiendo también que es alimento. Con este aseguramiento el bebé puede ser capaz de posponer, por fracciones
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de tiempo en un inicio, su satisfacción. Quizá en este pequeño espacio-tiempo mire a la madre o le sonría, o mire a su alrededor, una secuencia que puede cerrar con una mamada... Esto plantea un ejercicio de regulación de un adentro-afuera, cercanía-distancia. Es lo que podríamos mirar como el precursor de la percepción de la distancia y la tridimensionalidad. Lo que lleva al pequeño a desarrollar sus conceptos abstractos y especialmente la capacidad para pensar sobre los fenómenos desde diversas perspectivas (Ibídem). En este marco de comprensión, quisiera detenerme un tanto para insistir en la importancia de esta primitiva e íntima unión entre madre y bebé, apoyada, estimulada por la naturaleza físico-emocional. La madre debe permanecer cerca al bebé luego del nacimiento, madre e hijo se necesitan mutuamente para la pausada integración sensual y emocional que debe comenzar una vez vivida la experiencia del parto. No sólo es el bebé quien precisa de esa integración, la madre también necesita reintegrarse, y esta experiencia sólo se llevará a efecto de manera armónica, rítmica y adecuada en la mutua compañía, en la comunicación primaria esencial de ambos. Por ejemplo, sólo para citar brevemente un aspecto interesante: estudios realizados con recién nacidos luego de la experiencia de separación de la madre por una hora, han arrojado evidencias de cómo el sistema inmunológico sufre consecuencias que perduran casi hasta un mes (Busnel, 1999a). Se sabe cada vez más del desarrollo de la sensualidad en el feto (macaco y humano), sustentado en interesantes investigaciones5. El olfato y el gusto, por ejemplo, marcan evidencias contundentes (experiencias realizadas con prematuros que, desde nuestro punto de vista, estarían más cerca del feto). Para nuestro tema
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inmediato cabe comentar resultados importantes acerca de cómo, si el líquido amniótico ha tenido natural o artificialmente un sabor o un olor determinados, el pequeño recién nacido responde a esta memoria. Fetos de madres diabéticas cuyo líquido amniótico es más dulce que el normal, toman más líquido que aquellos de una madre no diabética. Ciertas sustancias que sobrepasan la barrera placentaria, son reconocidas después por el recién nacido. Este conocimiento nos aporta datos para una mejor comprensión y apoyo de la lactancia. El bebé elige o prefiere aquello a lo que está habituado, lo que conocía en el útero. El olor del seno materno, según las experiencias realizadas, es reconocido y preferido; el olor del seno de la propia madre; el olor de la leche de la propia madre también, y el olor a leche materna en lugar de leche artificial (Porter y Marshall Citados por Busnel, 1999b). El líquido amniótico fue olido y probado suficientemente en el útero, por lo tanto, el recién nacido ‘elegirá’ también, el líquido de su propia madre. El líquido amniótico actúa como elemento de vinculación entre la vida intrauterina y la leche en la vida postnatal. Otros mamíferos no humanos, por ejemplo, lamen su barriga impregnándola de su líquido amniótico como mapeando la zona para sus crías. El reconocimiento de este olor guiará al pequeño hacia las mamas de su madre (Ibídem). El recién nacido es atraído por el olor del líquido amniótico. Luego de cuatro días esta preferencia es transferida al olor de la leche materna, que aún es calostro. Vemos el proceso o la secuencia: líquido amniótico-calostro–leche. Después de ocho días, si no ha llegado la leche materna esa preferencia desaparece; sabemos, también, que se habitúa más lentamente a la leche artificial de lo que se habituaría a la leche materna. Una observación interesante es aquella que anota cómo determinados bebés
Smotherman 1999, hospital Robert Debret, Paris, Marie Claire Busnel, 1999, estudios sobre el olfato, Porter y Coe, en Estados Unidos, y Marshall en Francia.
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no quieren mamar de sus madres que han estado internadas en el hospital. Suponemos que la alimentación del hospital es diferente a la alimentación en casa de la madre, lo que hace que la leche adquiera un olor diferente al del líquido amniótico, pues sabemos que el bebé huele y degusta según la alimentación de la madre. La continuidad del gusto permanece igual, líquido amniótico, calostro, leche. Podríamos así seguir el rastro a cada sentido, pero no es la oportunidad para hacerlo. Es importante hacer esta correspondencia que ayuda a la comprensión aún más fuerte de por qué madre y bebé deben permanecer juntos, y por qué ayudar a que la lactancia materna se lleve efecto. Cuando me refiero a la maternidad, a la relación madre-bebé, estoy considerando al padre como sostén y compañía para la madre, compartiendo la preñez y la experiencia completa de nacimiento y lactancia; como continente de la experiencia emocional de la madre. La presencia, el apoyo, el amor, el cuidado y, sobretodo, la ubicación segura del padre en la mente de la madre, ese sostén de la madre, son indispensables para configurar el medio ambiente familiar necesario para su desarrollo. La falta del padre, por cualquier causa, será un factor que, en la medida en la que observamos y comprendemos la mente humana, será decisivo en la deprivación. Porque el bebé no está solamente privado de la presencia, amor, aceptación del padre, el niño está privado de una madre en la plenitud de su función para amar, atender y comprender las necesidades emocionales del hijo (Botero, 1998). Con ejemplo voy a introducirme en el mundo del recién nacido. Una observación en la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal (UCIN) donde la experiencia emocional de contactar estos
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primordios de la emocionalidad conmueve hasta el más íntimo de nuestros rincones psíquicos.
• Pablo: Un Moribundo ha Nacido6 20 minutos de nacido. Edad gestacional: 34 semanas. Cuando Pablo salió de la sala de partos, ya se le habían proporcionado las primeras atenciones médicas, venía a vivir en la UCIN en una especie de sopor envolvente y desolado. Sus expresiones trajeron a mi mente, todos y cada uno de los seres a quienes había acompañado a morir, es decir, estaba asistiendo, ¡qué privilegio!, a esos instantes de tránsito: Pablo estaba en el umbral hacia la vida y hacia la muerte. Como este pequeño, los bebés que ingresan a la UCI impactan de una forma escalofriante, estimulan los más profundos rincones de la psique, evocan nuestras experiencias primordiales y nos reviven pérdidas permanentes, muerte, impotencia… también vida. Es dramática la forma en la cual conviven alegría vital y dolor mortal. Equipos médicos, instrumentos sofisticados y personal corriendo de un lado a otro atendiendo la emergencia más inmediata es la atmósfera de rutina en esta unidad. En esos momentos, esta experiencia se configuró en mí como algo ¡tan cercano a la pasividad de la aceptación de la muerte! Me acerqué más a Pablo, tenía su boca abierta en una mueca de dolor, una figura desdentada y sufriente, no tenía edad ni sexo, no tenía vida ni muerte, pero allí estaban ambas, la vida y la muerte. Emitía una queja gutural, de ultratumba, que resonaba dentro de la incubadora, yo afiné mi oído, me acerqué y percibí levemente y entrecortado:
Originalmente esta viñeta clínica fue presentada en el Congreso de Observación de bebés Esther Bick en Florencia, Italia en 2004.
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¡aaaahhjjj, aaaahhjjj! ... desde sus entrañas. Era, a la vez, urgencia por recibir, beber, acoger el mundo y, al mismo tiempo, talvez, proyectar a ese mismo mundo sus pulsantes contenidos de muerte, su encuentro con ese terror a no existir (Sandri, R., 2000); la expresión en su rostro estaba estática, una mueca de dolor congelado en una especie de espanto... ¿por la vida?… ¿por la muerte?… No lo supe, y aún no lo sé. Su respiración era irregular, estaba con respirador y luchaba, duro, por, bueno, no sé por qué luchaba, hubo muchos espacios y tiempos en los cuales lo sentía lejano, yéndose, otros, sus quejas se hacían más audibles y yo pensaba: ‘sí, está vivo, está luchando, está volviendo’. ¿De dónde? -me preguntaba- ¿de dónde siento que vuelve? ¿Será que allí, en ese espacio-tiempo, en ese ser y no-ser, sí percibimos y sabemos qué es la muerte? ¿Será que allí aprehendemos qué es vivir? Allí nos llaman los sonidos y los suspiros del exterior, y la nada y el silencio ¿del... qué?... ¿del no existir? De un pequeñísimo cuerpecito encogido, poco a poco fue emergiendo, saliendo de su ‘fetalidad’, un bebé aún sin la nitidez suficiente para ser ubicado en la mente de todos los que lo rodeaban, como pasando el umbral de la no existencia; su boca se arqueó aún más y se retrajo en una confesión de dolor, recomenzó sus aaahhhjjjj, aaahhhjjjj intermitentes, sus brazos, con sus manitas cerradas se retrajeron hacia su pecho y desde allí, en un esfuerzo, impulsaba sus quejidos. En estos momentos una enfermera se acercó, lo miró atentamente y comentó, casi en un susurro, “no bebé, no vas a lograrlo”. Llamó al médico y ambos comenzaron a manipular mangueras, oxígeno, en fin; “no vas a lograrlo” parecía una sentencia, y yo ¿qué entendía entonces? Comprendí ahora cómo la lucha que se escenificaba en mi mente era la lucha de Pablo; pulsaban en él, vivir y morir, y mi mente era un continente en el cual se estaba anclando su esfuerzo por
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vivir, yo podía ejercer esa función continente, recibir, entender y devolver, como un nutritivo alimento, sus esfuerzos vitales. Tan pronto fue atendida esa emergencia, y observándolo por un tiempo largo, comencé a relatarle, en un esfuerzo por mantener esa conexión conmigo, por responder a su llamado, comencé a hablar de cómo lo sentía adentro de mí, de cómo lucía, de sus esfuerzos por llamar mi continencia. Hablé de su madre, dónde estaba, cómo estaba, y de su amor hacia él, de su nacimiento, sí, ¡había nacido y estaba vivo! Permanecí hablando no sé cuánto tiempo. El bebé entró en un estado de tranquila atención, su rostro se fue relajando y su expresión ahora no evocaba mis moribundos. Cesaron sus ahogados quejidos, sus lamentos primitivos, su aaaahhhjjj, aaaahhhjjj se convirtió en una respiración más o menos rítmica, parecía dormir. Permanecí un buen rato más observando, y de tanto en tanto narraba para él cómo lo veía, cómo respiraba y qué pasaba a su alrededor, más en un susurro que en una intervención audible, talvez un arrullo de voz humana que nutriera su encuentro con la vida. Fui a visitar a la madre de Pablo. Estaba adolorida y en un estado similar a su bebé: en un sopor inmenso, perdida en lo desconocido, no sabía dónde se encontraba y qué había pasado. Con retazos de sus recuerdos remendamos la experiencia de ser madre, de haber dado a luz. Poco a poco ella rescataba trozos de dolores, mareos y miedos infinitos. Su bebé fue emergiendo también de la bruma y fue retomando su experiencia, era madre y tenía un bebé. ¿Dónde está mi bebé? preguntaba con voz débil, y yo recordé, en un estremecimiento, los ¡aaaahhhjjjjj aaahhhjjjjj! de Pablo. Allí encajaban un sonido y otro. Me sentí un emisario de uno y otra; en mí, con esta observación y esta visita confluían mamá y bebé, me usaban como puente para sus mensajes, si yo los entendía, los aceptaba, y los transmitía. Aquí entendí cabalmente mi labor inmensa en esta relación.
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DISCUSIÓN Esta es una ilustración dramática de un abrupto despertar, de un arribar a la vida dentro de los campos de la muerte. Una experiencia que el bebé proyectó… sí, proyectó dentro de mí, usándome como un continente útil para su comunicación con el mundo. Un continente también para la madre quien, deambulante y perdida, quería encontrar a su bebé. ¿Cómo nos planteamos los psicoanalistas que comienza la vida emocional si no es simplemente con la vida, la vida-en-sí? ¿Cómo este bebé está percibiendo, oyendo, sabiendo de su experiencia? ¿Desde cuándo el bebé tiene facultades para ser visto con una mente, con una psique funcionando? ¿Cómo es y cómo funciona la mente o la psique en el bebé recién nacido, e incluso, en el bebé en el útero? Es esta una zona de exploración y emocionantes hallazgos con una apremiante necesidad de ser comprendida. Es tan difícil comunicar la experiencia de comprender este estado-mundo del bebé, es algo que no tiene aún nominación, y menos explicación como tal, es un contacto emocional inefable como diría Bion, una experiencia emocional que me une a la intensa reflexión de Rosella Sandri: {…} ¿Comment passer du visible au nonvisible? ¿Comment passer du visible observable du comportement, d’un geste, d’un son, au non-visible de la pensée, du fantasme, du monde psychique interne qui se constitue et se construit chez un bébé?7 (Sandri, 2000: 1) Estuve pensando luego de la observación y mientras escribía mis propias vivencias, cómo mi voz envolvía al bebé en una ‘vaga formación de sensaciones’ (Tustin, 1987) cercana a una figura autista. Tustin inspira los más preciados
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intentos de comprensión de este ser en sus primordios de existencia: Parece probable que el infante humano normal tenga disposición innata a crear ‘figuras’. Estas ‘figuras’ primarias tenderán a ser vagas formaciones de sensación. Compensarán lo azaroso del flujo de sensaciones que constituye para el infante su inicial sentimiento de existir. (Ibídem: 131) Esta ‘figura’ parece ser que se amolda desde el ‘tocamiento’ de sustancias corporales blandas. Pero, con cada bebé al que me acerco en estos momentos de lucha por existir, dentro de una incubadora, antes aún de permitirse un contacto físico, mis palabras veo que acceden a sus sentidos aún desorganizados como un ‘toque’ a la piel, al oído, a cada sentido que en este momento son todos los sentidos. Pablo sintió que ‘toqué’ su existencia, y mi voz, además de ser un imán de atracción hacia la vida, fue un objeto de sensación suficiente para organizar por momentos sus intentos de existir. En esta zona en la que me encuentro, con esta clase de observaciones, reafirmo una inmensa e intensa tarea por realizar en una Unidad de Cuidado Intensivo de Neonatos. La comprensión de la vida emocional en estos primordios de existencia nos plantea un reto enorme en la creación y el fortalecimiento de los vínculos emocionales. Quisiera dejar en sus mentes un pequeñísimo trozo de una hermosa Conjetura Imaginativa acerca de la experiencia de Meg Harris, una niña prematura: … A la mañana siguiente de haber sido prematuramente expulsada del seno ma-
¿Cómo pasar de lo visible a lo no-visible? ¿Como pasar, de lo observable del comportamiento, de un gesto, de un sonido, a lo no-visible del pensamiento, del fantasma, del mundo psíquico interno que se constituye y se construye dentro de un bebé? (traducción mía).
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terno durante una violenta tempestad, me desperté para encontrarme dividida en pedacitos y atada a una incubadora, con mis sentidos atrapados en diferentes formas de tortura: mis ojos cerrados frente a una luz enceguecedora, mi boca reseca, mi piel áspera, la mucosa sensitiva de mi nariz atravesada cruelmente por tubos extraños. Pero lo peor de todo: mis orejas, los portales de la armonía en mi cuerpo, no podían detectar ninguna melodía familiar, ningún consenso rítmico, nada… excepto un vacío universal y una ausencia total de entendimiento… sólo el dolor podía conectar mis sentidos para que yo pudiera reconocerlos como funciones más de mi yo… En contraste con el estado de alerta de mis sentidos estaba la pesadez moribunda de mi cuerpo, el peso muerto de mis extremidades que horas antes danzaban en el líquido amniótico. La noche anterior había estado transitando la placenta en aguas profundas y oscuras, un poco a pie y un poco volando, había explorado el universo creado para nosotros los bebés. [ ] Otra cosa asombrosa para recordar, fue una humedad deliciosa que a veces se acercaba a mis labios secos y sedientos y que yo succionaba insaciablemente con mi lengua, tal como lo había hecho con el líquido amniótico… Meg Harris Williams. EL PATITO FEO8 Traducción Dra. Silvia Neborak
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS Bion, W. R. (1960). Animismo, ataques destructivos y realidad, en Cogitaciones (1958-1979). Editorial Promolibro, Valencia 1996.
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Texto Inédito.
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(1962). Aprendiendo de la Experiencia, Ediciones Paidós Barcelona 1980.
(1978) Conferencias en San Pablo, Brasil.
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ensayos
/ Tou= Dionusou / / To Genoj
El Nacimiento de Dionyso
D
ionyso tuvo un nacimiento inusual que evoca la dificultad de encajarle en el panteón olímpico. Su madre fue Sémele (hija de Cadmo), una mujer mortal, y su padre Zeus, el rey de los dioses. La esposa de Zeus, Hera, una diosa celosa y vanidosa, descubrió la aventura de su marido cuando Sémele estaba encinta. Con el aspecto de una anciana, Hera se ganó la amistad de Sémele, quien le confió que su marido era en realidad Zeus. Hera pretendió no creerlo, y sembró las semillas de la duda en la mente de Sémele, quien, curiosa, pidió a Zeus que se revelara en toda su gloria como prueba de su divinidad. Aunque Zeus le rogó que no le pidiese eso, ella insistió y él terminó accediendo. Entonces se presentó ante Sémele con sus truenos, relámpagos y rayos y Sémele pereció carbonizada. Zeus logró rescatar al fetal Dionyso plantándolo en su muslo. Unos meses después, Dionyso nació.
PSICOANÁLISIS XXII (2); 39-45, 2010
ALTERIDAD, VÍNCULO Y TRANSFERENCIA: SU INTERCONEXIÓN DINÁMICA EN PSICOANÁLISIS1 Mario González Velásquez2 RESUMEN Las demandas de los analizandos para obtener una mejoría en sus relaciones humanas se han incrementado en los últimos años. Algunos, sin embargo, no logran recuperar sus habilidades sociales e interpersonales, a pesar del análisis de los conflictos y carencias. En tales casos, el conocimiento de la interconexión entre Alteridad, Vínculo y Transferencia puede convertirse en una ayuda significativa, ya que ninguno de estos elementos terapéuticos es decisivo por separado y, en cambio, en su conjunto mejoran la comprensión profunda del analista.
Palabras clave: Alteridad, Vínculo, Transferencia, interconexión dinámica.
SUMMARY The demands of the analyzed people to obtain an improvement in their human relationships, has increased in recent years. Some, however, fail to regain their social and interpersonal skills, in spite of the analysis of conflicts and shortcomings. In such cases, knowledge of the interconnection of Alterity, Link and Transfer can become a significant help, as none of these therapeutic elements is decisive on its own and, instead, together they enhance the deep understanding of the analyst.
Key words: Alterity, Link, Transfer, dynamic interconnection.
1. Fundamentos teórico-clínicos
a los procesos inconscientes y a las exigencias de la realidad, incluidas las de los otros hombres.
En las teorías iniciales del Psicoanálisis, los objetos fueron considerados como instrumentos de la descarga pulsional o como productos de la actividad constituyente del yo (Freud, 1985-1940). Progresivamente, se incrementó el predominio egotal en la Psicología analítica, con la consecuencia de que esta reducción fenomenológica trasformó al yo en un solitario, replegado en su intimidad y reflexionando sobre sí mismo. Tanto en la psicodinamia, como en la situación clínica psicoanalítica, se convirtió en el fundamento explicativo de todas las respuestas
En tales condiciones era inevitable que apareciera el álter ego, no sólo para romper la soledad egotal, sino también para obligar al analista a enfrentarse con la experiencia del yo ajeno. En esta situación nueva ya no se trataba, desde luego, del yo inhibidor, vagamente definido, pero claramente considerado como fuerza represora de los impulsos instintivos y, en general, mediador de los conflictos intersistémicos, sino del yo en un sentido más amplio, o sea del self, considerado como un sistema regulador supraordenado, integrador
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Este artículo es una versión del trabajo presentado en el Congreso de FEPAL en Bogotá el 25 de septiembre de 2010. Miembro Titular con función Didáctica de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, Sociedad Componente de la International Psychoanalytical Association, IPA.
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de todas las fuerzas psíquicas, dotado de la energía necesaria para impulsar el desarrollo y, sobretodo, relacionado con los objetos (Fairbairn, 1952; Hartmann, 1964; Winnicott, 1965; Klein, 1976; Kohut, 1977). Al principio, la experiencia del semejante tuvo lugar en la percepción clínica de la comunicación corporal del analizando. La percepción del cuerpo del otro fue inmediata en la histeria, aún cuando todavía este no se captara como intimidad, es decir, como parte del self, sino como síntoma, o sea, como algo convertido en externo. Estaba implícita, desde luego, la concepción de que el otro es un cuerpo inmerso en la mente, pero apercibido como resultado de una vivencia compartida entre analista y analizando. La necesidad de captar en forma completa la actividad psíquica ajena, llevó al Psicoanálisis a profundizar en este campo teniendo en cuenta la introspección y, luego, con más pasión, la empatía (Kohut, 1959-1982). Hoy en día puede verse como obvio el hecho de que el analista traspase fácilmente la experiencia corporal para llegar a la experiencia psíquica global. Si había semejanzas entre las reacciones del propio cuerpo y las del ajeno, ¿por qué no considerar al analizando también como poseedor de un self análogo al del analista? Esta relación de self a self, es decir, entre sujetos con la misma esencia, es lo que debe considerase como Alteridad. La Alteridad, sin embargo, no puede circunscribirse al mundo subjetivo, ni al intersubjetivo, ni puede reducirse al centralismo de una opción relacional, porque estas posiciones pueden derivar en la falsa suposición de que se pueden establecer vínculos sin que operen previamente vectores ingénitos, es decir, anteriores a la experimentación. Una postulación así invalidaría el proceso biológico que para Freud está implícito en la noción de “impulso” (Trieb) y para Kohut en la “necesidad del selfobject” (Greenberg, 1991). Aunque, para Mitchell (1988), la relación entre los dos sujetos, analista y analizando, es
la esencia del proceso analítico y, para Ogden (1986), el Vínculo es el movimiento dialéctico de la subjetividad e intersubjetividad entre los dos participantes, ninguno propone prescindir de la Teoría de las motivaciones endógenas que, tanto Lichtenberg (1989), como Gedo (1999), defienden como parámetro constitutivo fundamental. El Vínculo, de otra parte, es la base de la interacción humana. Desde 1960, Loewald enfatizó que la vida mental comienza con interacciones, no con pulsiones. La interacción es central y el proceso analítico es interactivo. Las relaciones objetales no se reducen a la internalización de un objeto, sino que se generan en la integración de una interacción con un objeto. De ahí la importancia que varios autores dieron al entorno empático, tanto para el niño en desarrollo, como para el paciente en análisis (Winnicott, 1965; Bowlby, 1974; Balint, 1979; Kohut, 1971; Stern, 1985). El Vínculo se ha relacionado con la “experiencia emocional correctiva” (Alexander et al., 1946), con la “relación real” y con la “alianza de trabajo” (Greenson, 1971), pero es difícil visualizarlo antes de que la transferencia se haya analizado. Cuando esto ocurre, surge con más claridad el objeto nuevo que, en la práctica, es el resultado del cuidado que el analista debe tener para no convertirse en objeto transferencial al actuar según los deseos del paciente (Sandler J. y Sandler, A. M., 1983). Cuando el paciente descubre al analista como objeto nuevo, comienza una nueva fase de crecimiento y desarrollo, especialmente en cuanto a las relaciones externas se refiere. En la actualidad, la Transferencia pasa por dos modelos, el de Desplazamiento y el de Organización. El primero es el clásico, ampliamente conocido. El segundo se basa en la selectividad con que el paciente da forma a la experiencia analítica, de acuerdo con principios organizativos establecidos en su pasado. Tanto la Transferencia como la Contratransferencia están co-determinadas por el analista y el analizando.
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Además, reflejan una dialéctica entre el analista como ente separado y el analista como creación conjunta, producto de la intersubjetividad. Gabbard y Lester (1995) explican este hecho como resultado de la identificación proyectiva entre los dos participantes que va creando un sujeto interpersonalmente descentrado, el tercero analítico (Ogden, 1992), el cual coincide con el objeto analítico como creación del setting. Sin embargo, si bien cada díada analítica crea su propio objeto, la necesidad de un reconocimiento progresivo del self es indispensable para que el analizando pueda operar sin ayuda al final del proceso (Gardner, 1989). En este reconocimiento se incluye la transferencia de experiencias traumáticas en términos de nuevos significados y la superación de la detención del desarrollo del self (Modell, 1984). El proceso del self se nutre de la Alteridad, del Vínculo y de la Transferencia. La zona de las habilidades y destrezas descrita por Kohut (1977), convertida posteriormente en el polo de los talentos del self, activado por los selfobjects con función álter ego, porque permiten al infante vivenciar el self del progenitor como si fuera el suyo propio, es un punto de articulación entre la Transferencia gemelar, que busca reactivar la identidad en lo esencial, la Alteridad, que supone el reconocimiento del self ajeno, y el desarrollo del Vínculo, que genera el compañerismo y la solidaridad, así como la capacidad para establecer alianzas y compromisos con otros seres humanos, grupos, conglomerados e instituciones (González, 1973-2003). Este material de análisis puede proporcionar, en este momento, no sólo la evidencia clínica básica indispensable, sino también la claridad conceptual complementaria requerida.
2. Viñeta Clínica Un hombre de 34 años, de comprobada inteligencia, agradable presencia, refinadas ma-
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neras, solvencia económica y éxito social, buscó el análisis cuando su vida pareció estancarse de repente. Su relación matrimonial transcurría sin dificultades, disfrutaba su sexualidad y se enorgullecía de la armonía lograda en su hogar. En su trabajo era apreciado, reconocido, respetado y valorado. Sin embargo, a raíz de un ascenso en la empresa donde trabajaba, se vió obligado a viajar constantemente, dictar conferencias y dirigir seminarios, departir profesionalmente y asistir a numerosas actividades sociales. Coincidiendo con este hecho comenzó a experimentar una vergüenza social creciente e incontrolable. Tenía antecedentes fóbicos y una estructura caracterológica obsesiva. Tenía también conciencia de timidez y un retraimiento previo, pero siempre superado con esfuerzo y con algunas formaciones reactivas defensivas. Después de un trabajo analítico persistente sobre sus inhibiciones, insistió en que el problema que desencadenaba su ‘pena’ con los demás era el hecho de ser observado, es decir, mirado. Cuando esto ocurría, se sentía invadido, dominado y aniquilado, lo cual se traducía en pánico, confusión mental y alteraciones somáticas. -Quien me mira, así sea el más insignificante de los seres, me convierte en su ‘muñeco’, se apodera de mí y yo dejo de ser persona, decía. Si esto me pasa con alguien en una reunión y tengo la oportunidad de retirarme al baño, en ese corto tiempo puedo minimizar al otro, encontrarle defectos y subvalorarlo. Entonces retorno al sitio, me siento de nuevo superior y puedo resarcirme, agregaba. No me referiré al análisis de los conflictos (orales, anales y edípicos), ni al de las carencias (idealizantes y especulares) sufridas durante su evolución, sino solamente a la dinámica analistaanalizando, tanto a nivel de la situación transferencial específica (gemelar), como a nivel del vínculo objetal nuevo y la Alteridad lograda en la relación.
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Era obvio que el analizando, al ser mirado, dejaba de ser sujeto para convertirse en el objeto del otro. Así lo refería con claridad. Su mundo interno desaparecía, su self se colapsaba, su experiencia se volatilizaba. Un ser anodino podía sustraerle su cohesión interna, pero, cuando tenía la oportunidad de reorganizar su propio ser, lograba convertir al otro en objeto controlable, para volver a ser, él mismo, un sujeto coherente. En efecto, volvía a ser el centro de su mundo, pero el otro había perdido su presencia peculiar y ya no lo quería ver de nuevo. Su propuesta desafiante al analista fue la siguiente: Quisiera encontrarme con usted en una reunión social para ver si su mirada me perturba. Si así ocurriera, usted mismo podría evitar, con algún procedimiento psicológico, en vivo y en caliente, la desaparición de mi control mental. A lo mejor seguiríamos departiendo sin problema. Ser visto por mí constituía la esencia de su experiencia en el análisis, mas allá de todos los significados que puede tener la mirada y su relación con la vergüenza y el desconocimiento. En realidad, requería un objeto confiable sin perder el sujeto que lo trataba, asegurándose, eso sí, de que, como analista, yo mantuviera mi unidad e integridad. Así, le serviría de álter ego sustentador y estructurante, mientras él recuperaba su habilidad social a través de una reconfortante experiencia compartida, de un nuevo vínculo y de la superación de las experiencias traumáticas en la reactivación transferencial. Desde luego, como analista no podía satisfacer sus deseos, pero sí sus necesidades de crecimiento, como ya es costumbre mencionarlo. En concordancia, le recordé la imposibilidad e inutilidad de una actuación ‘salvadora’ sobre este aspecto concreto de su vida, como la que me proponía; pero le aseguré mi consideración, respeto y comprensión sobre la necesidad que sentía de tener una nueva experiencia convival,
como la que había tenido con su padre, para obtener así una mayor fortaleza interior y un apoyo ejemplarizante de mi parte. De inmediato recordó otra vez la situación infantil causante de su déficit, a la cual ya se había referido en varias ocasiones: la muerte de su madre a la edad de cinco años, seguida de un apego compensatorio con su padre, desafortunadamente interrumpido por un nuevo interés afectivo que surgió en la vida de su progenitor. Dicho apego, que se produjo a través de la relación que padre e hijo, lo desarrollaron al compartir el deporte del Golf. Practicaban varias veces por semana, se observaban, corregían sus fallas y destacaban sus logros. Las habilidades y destrezas del niño se incrementaron hasta el punto de igualar a su padre, con la perspectiva de superarlo. Mirarse y aprender mutuamente, no retirar la vista de la bola, observar cuidadosamente el swing, fueron elementos instrumentales de ese vínculo. Posteriormente, estos elementos formaron parte de la dinámica del síntoma, convertidos destructivamente en miradas descalificadoras, observaciones críticas de los demás y desconocimiento social, como consecuencia de la desconexión inesperada que tuvo con su padre, cuando este se enamoró y se casó de nuevo. Ya en la edad adulta, cuando tuvo que alejarse de su hogar por motivos de trabajo, revivió transferencialmente el abandono materno que desencadenó su crisis. Quiso recuperar, en la gemelaridad conmigo, la relación tranquilizadora de semejanza con el padre. Se vió abocado, consecutivamente, a tolerar una desilusión óptima, ‘terapéutica’, la cual asimiló sin traumatismos. Con el tiempo, fue rescatando su seguridad y, en la actualidad, puede decirse que se encuentra libre de estados de pánico. Continúa su trabajo analítico con dedicación y entusiasmo. En relación a mis vivencias contratransferenciales, estas han pasado por mi condición de objeto y de sujeto participante; he sido el
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‘causante’ del síntoma y también su ‘curador’ y, desde luego, me he enfrentado a mis propios traumas implícitos (González, 2003).
3. Consideraciones finales Algunos conceptos adicionales ayudarán a complementar los planteamientos teóricoclínicos expuestos: La Alteridad es una realidad vincular con un objeto nuevo, ya que en la relación analistaanalizando, tanto el uno como el otro cuentan con un self propio, único e independiente, sujeto de internalización para ambos participantes; pero, la Alteridad deviene también de la reactivación transferencial relacionada con experiencias traumáticas que alteraron la función gemelar del selfobject durante el desarrollo del infante. Estos dos aspectos son coincidentes, están interconectados y no pueden separarse. En cuanto al Vínculo, este debe considerarse como esencial a la relación analítica, sin que pueda desconocerse su complejidad, ya que está conformado por el objeto transferencial, sujeto del trabajo analítico y por el objeto nuevo, sujeto de la internalización. El objeto transferencial incluye todas las formas de transferencia posible, desde las que contienen una temática psicopatológica o una vivencia propia del desarrollo, hasta las que implican una búsqueda de experiencias vivificantes (selfobjetales). El objeto nuevo es el que determina un encuentro humano trascendente, no simplemente entre el yo y el otro, sino, más propiamente, entre el yo y el tú. La Transferencia transcurre paralelamente con el vínculo interpersonal, aun cuando este aparezca con mayor claridad después del análisis de aquella. Si la transferencia se concibe también como actividad que se organiza dentro del campo analítico, incluye obviamente la intersubjetividad, o sea la contribución simultánea de analista y analizando, en grados variables según cada caso (Stolorow et al., 1992); involucra, además, las
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necesidades específicas de cada participante y supone la influencia permanente de la persona del analista, pero determinada significativamente por factores inconscientes. En síntesis, hay una interconexión dinámica entre Alteridad, Vínculo y Transferencia. La Alteridad es uno de los temas más nuevos de la Ontología (Theunissen, 1965. Citado por Cruz, 1977) y uno de los más recientes en la investigación psicoanalítica. El Vínculo y la Transferencia son conceptos que han evolucionado considerablemente con los nuevos aportes. En general, en el Psicoanálisis todo apunta a que el otro no sea solamente un álter ego transferencial, sino, además, un ser diferente, aunque semejante en lo esencial, irreductible a la relación self-selfobject, con el cual pueda llegarse a una relación yo-tú. No se trata de lograr la utopía de que el analista pueda ser visto como un objeto totalmente adulto, libre de toda transferencia o vínculo infantil, sino de que puedan integrarse, en su persona, las diferentes funciones objetales que se le asignan. La respuesta desintegrativa ante la mirada, destacada en el caso, reafirma hechos ya conocidos. Son los demás, en su mirada, los que nos definen y conforman. El niño no puede comprender quién es sin la mirada y la respuesta de sus padres. A partir de ese reconocimiento básico el infante crece y se humaniza. Respetar estas necesidades, además de las de hablar y pensar, ha sido una constante ética en el Psicoanálisis. Se impone ahora la del reconocimiento del individuo como totalidad sélfica.
4. Conclusiones Una vez delimitado el campo epistémico, el trabajo relaciona algunos hechos clínicos con los conceptos de Alteridad, Vínculo y Transferencia, interconectados indefectiblemente. A medida que la exposición transcurre se va reforzando la convicción general de que los demás están en
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nosotros, no como una simple expresión retórica o sentimental, sino como una condición básica para la interacción humana. Específicamente, en relación al Psicoanálisis, no puede crearse un campo propicio para los participantes, analista y analizando, sin la mutua aceptación de cada uno como totalidad diferente. En esa totalidad quedan incluidos, sin una posible delimitación real, los elementos transferenciales, vinculares y de alteridad.
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PSICOANÁLISIS XXII (2); 45-49, 2010
TRANSFERENCIA, VÍNCULO Y ALTERIDAD EN EL PROCESO PSICOANALÍTICO1 Aura Victoria Carrascal Márquez2
INTRODUCCIÓN
las reglas básicas de la labor analítica, plantear su metapsicología y desarrollar la técnica.
Transferencia, Vínculo y Alteridad es el tema de este congreso de FEPAL (Bogotá (septiembre de 2010). Inicialmente, el tema me parecía demasiado amplio, pensaba que trabajar uno solo de los conceptos ya era suficiente; pero, mientras más reflexionaba, más me dada cuenta de que era difícil distanciar los conceptos y que era mejor verlos interactuar en el marco de un proceso psicoanalítico, de forma teórico clínica.
Para el analista es fundamental tener presente que todo lo que pasa en la sesión “es con él, pero no es con él”; que son contenidos y afectos relacionados, generalmente, con las figuras primarias del paciente, lo cual le brinda una dimensión de libertad y le permite una postura de “observador analítico” de lo que está sucediendo, simultáneamente, con el paciente, consigo mismo (contratransferencia), con el encuadre, con la labor y con el proceso psicoanalítico.
A la vez, reflexionando sobre el material clínico, evoqué numerosos procesos analíticos, de los cuales presentaré algunas viñetas para resaltar que es justamente la secuencia Transferencia, Vínculo y Alteridad, la que, en general, caracteriza a un proceso psicoanalítico exitoso.
La Transferencia es uno de los conceptos fundamentales de la técnica psicoanalítica; fue de los primeros enunciados por Freud, y es de importancia decisoria para determinar la analizabilidad de un paciente. En alguna época, se pensaba que la verdadera labor analítica se iniciaba cuando el paciente había establecido la ‘neurosis de transferencia’.
Se puede plantear que hay Transferencia desde la elección del Psicoanalista. Sin embargo, en las sesiones de evaluación se establece la alianza terapéutica con el yo observador del paciente, se formula el encuadre con las reglas de juego, para que se conforme la situación analítica, creando así lo que luego los Baranguer llamarán el campo dinámico que es, según Pichón Rivière, a la vez, de observación y de interacción, donde se cumple la labor analítica, cristalizándose el proceso analítico cuando ambos participantes de la pareja analítica encuentran “una fantasía inconsciente compartida” que, de alguna forma, permite la sintonía entre los dos inconscientes, y de la cual va a surgir el insight.
De hecho, este concepto le permitió a Freud observar el inconsciente y su funcionamiento, formular los elementos del setting junto con
Existen diversas formas de Transferencia, que podemos calificar de positivas o negativas, de amorosas o agresivas, de erotizadas o per-
REFLEXIONES
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Este artículo es una versión del trabajo presentado en el Congreso de FEPAL en Bogotá el 25 de septiembre de 2010. MD. Psiquiatra, Psicoanalista; Miembro Titular con Función Didáctica y Presidente Comisión Directiva APC.
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vertidas, neuróticas, psicóticas, narcisistas con sus diversas formas de presentación: idealizada, especular, gemelar según Kohut, que resuenan en el analista también de diversas maneras y de las cuales tendrá noticia en la medida en que haga lectura de sus contratranferencias, es decir, que ubique su labor de observador no sólo en el otro, sino también en sí mismo; por lo tanto, necesariamente, sus observaciones estarán demarcadas por el campo analítico. Estas condiciones van determinando una manera específica de funcionar, con una forma de relación objetal bien especial, donde se reproduce la díada original Transferencial, pero que, dadas las condiciones del encuadre, no va a responder de la misma forma en que lo pudieron haber hecho las figuras originales u otras en la historia del paciente, sino que va a observarse la situación, a entenderla, interpretarla, en síntesis, a analizarla. Es así que se crea el Vínculo analítico, que refleja una relación objetal particular con unas características especiales y definidas y que, a lo largo del proceso analítico, permitirán la introyección de la función analítica del analista por parte del paciente, lo que a su vez le permitirá a éste entenderse, entender sus patrones de relaciones objetales vinculándose a sí mismo de una manera diferente que, idealmente, contribuiría a la restauración de su self, y así, gradualmente, a salir de su sí mismo y de su mundo estrictamente proyectivo, entender cómo participó en condicionar su historia; para poder, entonces, establecer un resonar empático con sus otros significantes, empezar a reconocerle al analista ese lugar de otro como otro, como objeto real, no solo como a través de quien se encontraba consigo mismo, como probablemente igual ocurrió con sus objetos tempranos cuando se relacionaba con ellos como self-objects, no como con objetos dotados de una existencia propia, es decir, reconociéndoles el estado de Objetos, como
diría Lacan, lo que nos coloca frente al camino de la construcción de la Alteridad. La Alteridad implicaría, entonces, una forma de relación objetal, con objetos totales, a los cuales se dota de unas condiciones de similaridad, reconociéndole al otro un estado de igualdad al mío, por lo tanto, de paridad, es decir, se le reconoce un self propio, diferente al mío, con el cual se establece un vínculo, que puede tener diferentes matices o afectos, pero que, en todo caso, da cuenta de la diferencia; luego se acepta la Otredad. El Vínculo se matiza entonces con la reflexividad, lo que proporciona a la relación un marco de causalidad, reinscribiéndolo en el determinismo psíquico, pero, esta vez, con las herramientas para superar la tendencia neurótica a la repetición, en la medida en que mejora la tolerancia a la diversidad. Se amplía así la gama de interacciones para establecer una relación con ese otro de afuera, en lo posible libre de Transferencias, que reconozca la verdadera individualidad de ese otro Ser al cual observo y con el que interactúo. Vemos entonces cómo la Transferencia, o la forma de vinculación transferencial, se flexibiliza hacia la búsqueda de una forma de vinculación “actualizada, libre de síntomas, de la tendencia a la repetición”, por lo tanto como una relación objetal más genuina y madura, abriendo el camino hacia la Alteridad. Observo que este esquema de “Transferencia, Vínculo y Alteridad”, me permite evaluar cómo interactúan en cada paciente y en mí misma, en el campo analítico, y en la vida, las dos líneas de desarrollo narcisista y objetal, que fundamentan la dinámica del proceso de vida del Ser humano; matizando nuestra forma de vincularnos con nosotros mismos, con el mundo y los demás significantes, proveyéndonos, o no, de momentos de salud mental, de capacidad de aceptación y gozo de la vida o de momentos de sintomatología que pueden configurar cuadros psicopatológicos
TRANSFERENCIA, VÍNCULO Y ALTERIDAD EN EL PROCESO PSICOANALÍTICO
complejos, sufrimiento psicológico excesivo, ya sea reactivo, maladaptativo a circunstancias vitales específicas o un modo de afrontamiento caracterológico, una postura vital.
VIÑETAS 1ª Secuencia “Transferencia, Vínculo, Alteridad” en el proceso analítico con un paciente Narcisista Hombre de 33 años al inicio del análisis, soltero, profesional especializado, con un desempeño laboral adecuado, se queja de sentimientos de vacío y soledad, sensación crónica de insatisfacción, dificultades de interacción y vinculación con otros, especialmente las mujeres, por lo que hasta el momento no refiere una relación que le haya sido lo suficientemente significativa como para comprometerse; anota que le pasa igual con el trabajo, y en general con todo en su vida; lo hace bien, cumple con lo que se espera de él pero él se siente un poco desconectado. Le gustaría sentirse más vital, con menos desconfianza, menos solitario. Anota que en su temprana infancia sufrió múltiples abandonos, por diferentes circunstancias vitales que incluyeron la pérdida, por muerte, del padre y un nuevo matrimonio de la madre. El paciente, al inicio del análisis, establece una Transferencia especular donde simplemente yo soy el receptáculo de sus logros y divagaciones, siento que lo que sirve es casi mi presencia empática silenciosa y que mis palabras le sirven únicamente como “arrurrú”, con el que se cobija, pero están desprovistas de significado. Posteriormente, cuando siente establecida la confianza básica, entra en una etapa de Transferencia idealizadora donde el trabajo gira en torno al reconocimiento y/o la crítica. Sin embargo, cuando surgen mis interpretaciones, inicialmente, parece no escucharlas y sigue con su discurso, para, sesiones más
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tarde, contarme de algunos de sus insights o descubrimientos que hizo y que tienen que ver con lo que yo le había mencionado, pero que aparecen como su propio descubrimiento. Un tiempo después, aparece una Transferencia de fusión que se traduce en: “como pensamos, como dijimos…”. Se despliegan todas las formas de Transferencia narcisista referidas por Kohut, donde he funcionado como selfobject para, posterior a la Transferencia de fusión, empezar a desplegarse una Transferencia de separación en la cual el paciente empieza a voltearse en el diván, a comprobar que estoy escuchándolo atentamente, a verificar que no he desaparecido. Es ocasión de elaborar todas las ansiedades de muerte referentes al padre. Posteriormente, aparece un sueño autobiográfico, en el que el paciente se representa a sí mismo como un molino de viento, cuya rueda gira constantemente en el agua de un río (referencia a lo materno-analítico), él se hunde, inicialmente, con miedo y aprehensión, después con fuerza y rabia, para, finalmente, hacerlo con reconocimiento y regocijo, descubriendo que él es, al mismo tiempo que la rueda, la hélice del molino, y en él está el poder de hundirse o de frenarse. La labor analítica empieza entonces a tener un “como me dijiste, como yo pensé, con lo que estoy de acuerdo y con lo que no lo pienso así”. Es decir, se logra establecer una relación objetal total con un objeto analítico que va, gradualmente, interiorizándose. El proceso pasa por sucesivas elaboraciones y translaboraciones que me evocan el Bolero de Ravel, con una melodía básica que va mutando para concluir en una explosión final que corresponde a que, en situación vital él, ha establecido una relación de pareja estable, ha mejorado su situación laboral, es más, independiente y autónomo, es capaz de contenerse y entenderse a sí mismo, por lo que nos preparamos para la finalización del proceso psicoanalítico que transcurrió de
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manera adecuada con la elaboración de un duelo por ambas partes. (Durante un tiempo, con cierta periodicidad, el paciente me llamaba para participarme de ciertos eventos vitales importantes, como el nacimiento de sus hijos, entre otros. Posteriormente, la relación se silencia hasta un encuentro casual con las presentaciones de rigor en lo social, y la observación de un sentimiento de gratitud por su parte, y de alegría y reconocimiento por la mía…).
2ª. Secuencia: “Transferencia, Vínculo y Alteridad” en una paciente depresivo-ansiosa Mujer de 48 años, casada al inicio del tratamiento, profesional exitosa, con síntomas depresivos dados por ánimo triste, hipobulia, ansiedad flotante, fobia a los aviones y a las alturas, quejas somáticas como cefaleas tipo migrañas frecuentes, dolores articulares, aumento progresivo de peso. Anota que estos síntomas se exacerban ante la sospecha de infidelidad por parte del esposo, información que ella aún no ha querido afrontar activamente, pues no se siente lista para tomar ninguna determinación; es consciente de que a ese respecto trae una historia de miedo, pues su mamá “soportó múltiples infidelidades” por parte de su padre, “convirtiéndose en una persona depresiva y opaca”. Refiere que viene a tratamiento porque necesita conocerse mejor, saber de qué está hecha, fortalecerse antes de tomar alguna decisión al respecto; la remite una muy amiga de ella que fue mi paciente, y que vivió un proceso similar. La paciente llegó en una Transferencia idealizadora y, a lo largo del proceso analítico, necesitó elaborar diferentes conflictivas con la figura materna con quien tenía una relación ambivalente, de amor y odio, matizada con sentimientos de devaluación que daban paso
a una culpa persecutoria por dañar al objeto amado y temido, lo que dificultó su paso a la posición depresiva reparatoria que le permitiera la consecución de una identidad femenina integrada, para liberarse de la tendencia neurótica a la repetición que la había llevado a buscarse un esposo parecido a su padre, reflejando su Edipo no resuelto. La Transferencia idealizada inicial, comigo, fue seguida por una Transferencia devaluadora acompañada de un recrudecimiento de su sintomatología, la cual inicialmente se había disminuido. La labor analítica se centra entonces, justamente, en la observación y elaboración de estos elementos en Transferencia en el campo psicoanalítico, sin que la analista reaccione como el objeto original sino analizando e interpretando. Esto le permite a la paciente verse desde otra perspectiva, vincularse consigo misma de una manera diferente, no persecutoria, sino de observación-comprensión-insight, introyectándo así la función analítica. El autoconocimiento empático le facilita reparar consigo misma, con su madre interna y con la figura real, iniciándose así un proceso de aceptación y de Alteridad que le posibilitó encontrar la fuerza interna para afrontar la infidelidad del esposo, del cual hoy se encuentra “felizmente separada”, según sus palabras, sintiéndose “más libre y en paz”, preguntándose “por qué tardó tanto en iniciar un proceso terapéutico que le hiciera ver que las cosas eran más simples de lo que se imaginaba y decidida a transmitirles eso a sus hijas, con el ejemplo y mediante el diálogo”. (Del encuadre analítico clásico pasamos a sesiones semanales, y posteriormente las espaciamos según libre demanda; hoy día veo en análisis a una de sus hijas).
TRANSFERENCIA, VÍNCULO Y ALTERIDAD EN EL PROCESO PSICOANALÍTICO
CONCLUSIONES La observación de la secuencia “Transferencia, Vínculo y Alteridad” es una herramienta útil para la supervisión de los procesos psicoanalíticos, tanto en la docencia como en lo terapéutico individual. Nos ayuda en nuestra labor así como en la observación de las contratransferencias, las contraasociaciones, y en seguir la pista a lo que el paciente hace con lo que le damos, con nuestras interpretaciones. Puede servirnos para desatorar puntos ciegos o los famosos “acuerdos en Psicoanálisis”, y hacer emerger situaciones inconscientes, de las
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cuales de otra forma no tendríamos noticia, ya que nuestra labor es tan sui géneris y solitaria.
BIBLIOGRAFÍA Freud S. Psicoanálisis, en Obras Completas, Tomo II, cuarta edición, Biblioteca Nueva l981, Madrid: 1533 a 1575. Etchegoyen H. Los fundamentos de la Técnica psicoanalítica, Amorrortu Editores, Buenos Aires 1986: 461 a 463. Kohut H. El análisis del self, Amorrortu Ed, Buenos Aires.
PSICOANÁLISIS XXII (2); 51-58 , 2010
MELANIE KLEIN. SU VIDA Y SU OBRA María Victoria Niño1
MELANIE KLEIN2 Phyllis Grosskurth (1990: 15), comienza su biografía diciendo: Melanie Klein poseía la materia de la que están hechos los mitos. Aparentemente reservada acerca de su pasado, inquebrantablemente segura de sí acerca de su presente, su mismo ser dio lugar a la especulación y a la sospecha. [...] Sus enemigos […] fueron muchos durante su vida, y también después…
modo de hacer emerger sus fantasías para poder interpretarlas. Convencida de lo nocivo del tabú con que se manejaba la sexualidad, consideraba que, al ser franca con el niño, se le podría evitar una represión innecesaria y fijar el principio de su salud mental; con este tema comienza su primera conferencia sobre el desarrollo del niño, pronunciada en la Sociedad Húngara, en julio de 1919 (se refería al análisis de su hijo Erich, cosa que ocultó):
A pesar de las controversias que despertaba por sus planteamientos, por haber ‘usado’ el análisis de sus propios hijos para desarrollar sus teorías y por la pugna abierta con Anna Freud, a la que se adhería su propia hija Melitta, es indudable que Melanie Klein es una de las figuras más sobresalientes de la historia del Psicoanálisis. Se le reconoce como precursora de la utilización de la Técnica del juego en el análisis de niños -el equivalente a la Asociación libre del adulto- que consideraba el mejor
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Miembro Asociado, APC. mariavini@hotmail.com Fotos tomadas de http://www.psicomundo.org/klein/-Galería
Dejaremos al niño adquirir tanta información sexual como exija el desarrollo de su deseo de saber […]. Esto asegurará que los deseos, pensamientos y sentimientos no sean en parte reprimidos y en parte, en la medida en que falla la represión, tolerados bajo una carga de falsa vergüenza y sufrimiento nervioso […] Además, al impedir esta represión […] estamos sentando las bases para la salud, el equilibrio mental y el desarrollo positivo del carácter. (Klein, 1921: 20)
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¿Pero, cómo era esta mujer tan controvertida? Generosa, ardiente, apasionada, hasta explosiva: defectos tales como los que ella tenía, eran defectos de sus cualidades, y no una disminución de su condición de persona digna de ser amada. (Grosskurth, 1990: 484) Así la describió Hanna Segal, en 2010, en el servicio conmemorativo de los 50 años de su muerte, acaecida el 22 de septiembre de 1960 (...) Además de haber sufrido las dos grandes guerras europeas y sus consecuencias, su vida estuvo marcada por el duelo: su marido regresó inválido de la Primera, en 1916. Su contacto con la muerte comenzó muy temprano: sólo tenía cuatro años cuando su hermana Sidonie murió de tuberculosis (1886). A los 18 murió su padre, quien estaba ya ‘ausente’ por el Alzheimer (1900). Al cumplir 21, muere su hermano preferido, Emmanuel con quien tenía una relación muy cercana (1903). Más adelante, su hijo Hans muere a los 18 en un accidente confuso (algunos piensan que se suicidó). La depresión que la afectaba la movió a buscar un analista, primero Sandor Ferenczi y luego Karl Abraham; llevaba algo más de seis meses de tratamiento cuando éste muere. (Solís, 1975). Cargó, además, con el peso de reemplazar a Sidonie ante su madre y con la culpa por la muerte de su hermano. Nació el 30 de marzo de 1882, en Viena, donde vivió hasta los 27 años. Su padre, Moriz Reizal, provenía de una familia judía ortodoxa de la ciudad de Lvov, Galitzia, imperio Austro-húngaro (hoy parte de Ucrania). Su abuelo paterno era un ‘hombre de negocios’ conocido como estudiante del Talmud, quien preveía para Moriz un futuro como rabino, y le escogió su primera esposa sin darle la oportunidad de conocerla. Sin embargo, Moriz tenía un fuerte deseo de hacer su vida propia, de forma que no solamente se divorció a los 37 años, sino que, en vez de convertirse
en rabino, estudió medicina y comenzó a ejercer su profesión. De visita en Viena, a los 40, Moriz conoció a Libussa Deutsch, una joven judía de 16 años proveniente de Eslovaquia, quien pertenecía a una familia culta descendiente de rabinos, con quien contrajo matrimonio en 1875. La pareja se fue a vivir a Deutsch Kreutz, donde nacieron los tres hijos mayores, Emilie, 1876, Emmanuel, 1877 y Sidonie, 1878. La familia se trasladó a vivir a Viena y allí, cuatro años después, nació la menor, Melanie. Era una época difícil para la comunidad judía; en 1882, año de nacimiento de Melanie, las fraternidades estudiantiles germano-austríacas promulgaron la Resolución de Waidhofer, que pretendía denigrarlos hasta lo más bajo: Todo hijo de madre judía, todo ser humano que tenga en sus venas sangre judía, ha nacido sin honor y, por tanto, debe carecer de todo sentimiento humano decente. (Grosskurth, 1990: 20) Por esa época, Sigmund Freud, ya con 27 años, había logrado ingresar al Servicio de Medicina Interna del Prof. Nothnagel, como Asistente, y finalizado el tratamiento catártico de Anna O. con Breuer. Como judíos en la Viena católica y conservadora de la época, tanto Freud como Klein y sus familias de origen sufrieron la persecución. (Grosskurth, 1990) Este ambiente antisemita no le permitió a Moriz más que ejercer como médico en un teatro de vodevil en las noches y dedicarse a la odontología en el día. La situación económica era complicada; el fuerte temperamento de la madre, Libussa, sacó la familia adelante: a pesar de su inclinación por la vida intelectual, fundó un negocio de venta de plantas y reptiles (que estuvo abierto hasta 1907), no sin quejarse por la dificultad económica de su marido: no perdía ocasión para transmitirle al resto de la familia el desprecio que sentía por él.
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Moriz era un hombre erudito, retraído, pero inepto para los negocios; afirmaba su superioridad ‘mediante proezas intelectuales’. Llegó a aprender diez idiomas. Melanie lo admiraba mucho y era tan decidida y apasionada como él. En 1887, la situación económica de la familia mejoró gracias a la ayuda de Hermann Deutsch, hermano menor de Libussa, un exitoso abogado que, siendo estudiante, había vivido con ellos. Melanie tenía cinco años, era la preferida del tío Hermann. Se sentía muy atraída por el ambiente cultural de la familia de Libussa, en la cual tanto el padre como el abuelo eran muy respetados por su saber; por el contrario, despreciaba a la conservadora y cerrada familia de su padre. Desde pequeña era muy segura de sí misma; sin embargo, tenía, con Emilie, su hermana mayor, una fuerte rivalidad por su padre, a quien no podía perdonarle que un día hubiera reconocido su preferencia por Emilie. La muerte de Sidonie le afectó muchísimo; siempre recordó que era amable con ella y que, a pesar de la enfermedad, la ayudaba a estudiar. En su autobiografía dice: Siento que nunca superé el sentimiento de dolor por su muerte (...) Recuerdo que, entonces, sentí que mi madre me necesitaba a mí, especialmente cuando Sidonie se había ido, y es probable que, en parte, el daño consistiera en que yo tenía que reemplazar a esa niña. (Grosskurth, 1990: 28) Su hermano Emmanuel se convirtió en su apoyo escolar y en su gran seguidor. Admiraba la poesía que de niña Melanie escribía, y la estimulaba a hacerlo. Él mismo era un intelectual y, cuando decidió estudiar Medicina, carrera que él ya estaba cursando, la preparó para su ingreso al Gimnasium de Viena. Hermano y hermana eran almas gemelas que participaban de los mismos estados de ánimo y de las mismas reacciones. Él era el sustituto del padre, estrecho com-
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pañero, quimérico amante (…) y nadie en toda su vida fue capaz de reemplazarlo (…) Fue una familia acribillada por la culpa, la envidia y, ocasionalmente, las explosiones de cólera, caracterizada además por fuertes matices incestuosos. (Grosskurth, 1990: 53) Tenía 16 años cuando conoció a Arthur Stevan Klein, amigo de Emmanuel y estudiante de ingeniería química en la Escuela Federal de Suiza, en Zurich. A pesar de las dudas que tenía sobre sus incompatibilidades, su apasionamiento la lleva a retirarse de sus estudios (se pasa a estudiar informalmente Historia y Arte), para dedicarse completamente a él. Haberse retirado tempranamente de su carrera, le pesó siempre y sirvió de motivo a algunos miembros de las sociedades psicoanalíticas para atacarla. Su hermano Emmanuel tenía muy mala salud, sufría del corazón; no soportaba sentir que con el matrimonio perdería a su hermana. Despechado y convencido de que estaba destinado a morir joven, se fue para Italia a escribir, pretendiendo vivir la vida plenamente en el tiempo que le quedaba. El inminente casamiento de Melanie supuso el preludio de la muerte de Emmanuel, provocada por la inquietud, la desnutrición, el alcohol, las drogas, la pobreza y la voluntad de autodestrucción. Melanie cargó con la culpa de esta muerte toda su vida. (Grosskurth, 1990: 33) Emmanuel murió el 1 de diciembre de 1902. Una de las tareas que se propuso Melanie, apasionadamente, fue editar su libro después de su muerte: logró hacerlo en 1906 con la ayuda de Arthur Klein, cosa que ella siempre le agradeció, aunque no tuvo mayor acogida en el medio intelectual. El 31 de marzo de 1903, todavía de luto por la muerte de Emmanuel, contrajo matrimonio
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(Grosskurth, 1990, p.55). Tuvo tres hijos, Melitta, Hans y Erich. Melitta, nació el 19 de enero de 1904. Su segundo hijo, Hans, el 2 de marzo de 1907. Eric, siete años más tarde. La madre de Melanie interfirió en su vida y en su matrimonio con Arthur, mientras estuvo viva, con el argumento de que le convenía cuidar sus nervios alterados; entre 1901 y 1912, se encargaba de organizarle viajes lejos de su hogar (época en que Klein estuvo bastante deprimida), y quedaba al cuidado de la casa, de los nietos y, a veces, del yerno. No perdía ocasión para cargarla de culpa por el abandono de la familia y de ella misma. Su protagonismo era tan marcado, que es probable que la relación de Melanie con Melitta, haya sido negativamente influida por Libussa, quien, al mismo tiempo que alejaba a Melanie de su hogar, la desacreditaba delante de sus hijos como madre abandonadora. Erich nació el 1 de julio de 1914, año en que muere Libussa de cáncer y la depresión de Melanie se agrava. Ser la preferida de su madre le resultó costoso en su vida privada: Libussa le había asignado el papel de niña mimada y Melanie tuvo que pagar un terrible precio por eso. Podía tenerlo todo en la medida en que hiciera exactamente lo que la madre le decía. Libussa fortaleció el temor infantil al abandono subrayando que sin su madre no era capaz de vivir y la muerte de su madre confirmaba ese temor. (Grosskurth, 1990: 79) Después de esta contingencia, Melanie se dedicó a escribir una colección de alrededor de 30 poemas, varios fragmentos, bocetos en prosa y cuatro relatos; todos muestran su estado de ánimo durante los seis años posteriores. Su único tema era el anhelo de una vida más plena y su esfuerzo constante por ajustarse a la realidad de su existencia. Sin embargo, en 1913 cambia la tónica y escribe algunos poemas de amor. Bruno Shling, el traductor
de la obra de Klein, sostiene que ella conoció el amor fuera del matrimonio en 1913 y en 1914. Uno de estos poemas, dice: Estás junto a mí, mi mano se refugia en la tuya. Mi cuerpo se aprieta estrechamente contra el tuyo. Mi boca absorbe la tuya. Somos un ser inescindible ¿Es el latido de tu corazón, es del mío? ¿Cuál es el que siento? Lo que resuena y se agita en mi sangre, ¿No es un eco de tu sangre? No hay un yo. No hay un tú. Dichosos sean los límites. (Grosskurth, 1990: 81) Al finalizar la primera guerra, Arthur se fue a trabajar a Suecia y Melanie se fue a vivir con sus suegros, en Rusomberok; esta separación terminó en divorcio, en 1922. Cuando conoció a Ferenczi, ya éste había sido el colaborador más estrecho de Freud y ocupaba una posición importante en la sociedad de Budapest. Junto con Jung, en 1909, acompañó a Freud a los cursos en la universidad de Clark. Melanie comenzó a verlo regularmente en 1912. Por aquella época se encuentra con la lectura del trabajo de Freud sobre los sueños que le impresiona favorablemente. Comenta: Eso era aquello a lo que yo me dirigía, al menos durante los años en los que yo anhelaba hallar lo que pudiera satisfacerme intelectual y emocionalmente. Inicié el análisis con Ferenczi, el Psicoanalista húngaro más sobresaliente. (Grosskurth, 1990: 86) Ferenczi fue una gran influencia, tanto en su vida como en su pensamiento, al ser el primero en reconocer en ella una especial capacidad para la comprensión del inconsciente infantil: la alentó a dedicarse al Psicoanálisis de niños y Klein tomó algunas de sus ideas para desarrollar las propias.
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Ferenczi sostiene que el niño adquiere el sentido de realidad mediante la frustración de sus deseos omnipotentes. Llama a los estadios de omnipotencia y de realidad ‘estadio de introyección’ y ‘estadio de de proyección’, respectivamente, terminología que Klein adoptó, modificó y elaboró. (Grosskurth, 1990: 88) Durante el V Congreso de la International Psychoanalytical Association (IPA) de septiembre de 1918, en Budapest, que Freud consideraba el centro del movimiento psicoanalítico, Melanie Klein vio a Freud por primera vez: lo escuchó leer en la tribuna su comunicación Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica. Estando todavía en análisis con Ferenczi, en julio de 1919, Klein presentó el estudio de caso del análisis de un niño -citado al comienzo2- ante la Sociedad Húngara, con lo cual le otorgaron la condición de Miembro. Se trataba del ‘análisis’ de su hijo Erich (Fritz, en sus escritos) de cuya crianza, a diferencia de lo que sucedió con los dos primeros, se encargó enteramente (algunos argumentan que fue más terapeuta que madre). El encuadre era particular, ya que no había un horario regular. Más bien se trataba de una observación prolongada de la conducta del niño; no hay tampoco referencias de haber utilizado el juego como equivalente de la Asociación libre. En 1920, Klein, en el Congreso de La Haya, conoce a Abraham y a Hermine Hug-Hellmuth, pionera en la utilización del juego en la Psicoterapia de niños, quien lee su trabajo sobre la técnica del análisis infantil. Abraham la invita a unirse al grupo de Psicoanalistas de Berlín, fundado por él en 1910: la Sociedad e Instituto Psicoanalíticos de Berlín. En 1921 el ‘terror blanco’ y la ola de antisemitismo de Budapest, después del fracaso de la dictadura comunista de Bela Kun (1886-1939) obligaron a Klein a dejar la capital y con esto a Ferenczi, así que se va a vivir a Berlín con Erich.
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A pesar de la resistencia para aceptarla en el círculo psicoanalítico de Berlín, poco a poco algunos de sus colegas le fueron remitiendo sus hijos para análisis preventivos, lo que le permitió adquirir una enorme experiencia en la Observación de niños. Estos niños son los que describe en El Psicoanálisis de niños (1932). No obstante, sus casos fundamentales (no mencionados en esa obra), fueron sus propios hijos, ‘Fritz’ y ‘Félix’ (Erich y Hans) a los que en Amor, odio y reparación y otros trabajos (1921-1945) dedica más espacio que a cualquier otro niño. (Ibídem) Al menos en cuanto a sus escritos, Mellita es, de sus hijos, la que recibe menor atención; Lisa, que aparece en El desarrollo de un niño, parece ser Mellita. En 1924, acude a análisis con Abraham, en Berlín. En ese momento tenía 38 años, ... su potencial creativo ahogado durante tantos años, se encontraba finalmente libre de toda sujeción, pero tenía que afrontar oposiciones en cada uno de los pasos que daba. (Ibíd) Debido a la muerte de Abraham, este análisis duró sólo nueve meses En abril de 1924, en el VIII Congreso de la IPA en Salzburgo, presentó unas consideraciones sobre Psicoanálisis de niños pequeños, en donde comenzó a cuestionar ciertos aspectos del complejo de Edipo. Contó con el apoyo de Abraham y de Ernest Jones, quien llegó incluso a intervenir ante Freud para que éste prestara atención a esas apreciaciones. El 17 de diciembre de 1924 Klein viajó a Viena donde, nuevamente, leyó su trabajo sobre el Psicoanálisis de niños, en la Wiener Psychoanalytisches Vereinigung (WPV): allí se encontró directamente con Anna Freud. A
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partir de ese momento se abrió el debate sobre lo que debía ser el Psicoanálisis del niño: lo que decía Anna Freud, una manera nueva de pedagogía o, como sostenía Melanie Klein, el lugar de la exploración psicoanalítica del funcionamiento psíquico desde el nacimiento (Delirante Serial, 2008). Durante 1924, en la Primera Conferencia de Psicoanalístas Alemanes, en Wurzburg, cuando presenta Una neurosis obsesiva en una niña de seis años (Erna), conoce a Alix Strachey, quien se analizaba con Abraham, se interesa en sus teorías y colabora para traducir al inglés algunos de sus escritos. A través de su esposo, James Strachey, los trabajos de Klein llegan a la Sociedad Británica, en donde se estaba debatiendo la posibilidad del análisis de niños. Gracias a esta apertura, en julio de 1925 y durante tres meses, Klein da seis conferencias en Londres invitada por E. Jones. Es bien recibida y, entre otros, conoce a Susan Isaacs. La muerte de Abraham en 1925 ayudó a que la oposición a las teorías de Klein se intensificara, y se agudizara la rivalidad con Anna Freud. Se dio, además, un episodio que incidió negativamente en la aceptación de la indagación del inconsciente del niño: Hermine Hug-Hellmuth, quien dirigía el Centro de Orientación Infantil de Viena, es asesinada por su sobrino de 18 años, al que ella había aplicado su técnica cuando pequeño.3 Ernst Jones la invita a Inglaterra a analizar sus hijos y ella, cansada de los ataques no solamente a su teoría sino a su personalidad, acepta. Así, se estableció en Londres en 1926, y continuó su análisis con Sylvia Payne. Erich viaja a Londres poco tiempo después mientras Hans continúa estudiando en Berlín. Melitta, quien se casó con el Dr Walter Schmideberg,
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estudia medicina en la Universidad de Berlín; en 1930; ya graduada, se va a vivir a Londres con Klein hasta que Jones logra que Schmiedeberg entre a Inglaterra dos años más tarde. La lucha de Klein por sus ideas fue continua y apasionada. En marzo de 1927, Anna Freud expone su técnica del análisis infantil ante la Sociedad de Berlín, oponiéndose a Klein; aquí la pugna entre estas dos analistas de niños se hace evidente. En mayo del mismo año, Jones organiza un simposio sobre análisis infantil entre los miembros de la Sociedad Británica en el cual se exponen los principales temas de la polémica entre el grupo británico y el de Viena. En septiembre de 1927, en el X Congreso Internacional en Innsbruck, el conflicto se agravó todavía más: Klein presentó, Los estadios precoces del conflicto edípico, en donde expuso sus desacuerdos con Freud sobre la ubicación en el tiempo del complejo de Edipo, sus elementos constitutivos, y se refirió al desarrollo psicosexual diferenciado de niños y niñas. El 2 de octubre, con el apoyo de Jones, Klein es elegida Miembro pleno de la Sociedad Británica; era la primera Psicoanalista europea aceptada como miembro de esta sociedad. En 1932 la Sociedad Británica publica El Psicoanálisis de niños, considerada la obra más importante publicada por uno de sus miembros hasta el momento. (Delirante Serial, 2008) Es de destacar que, en Londres, fueron discípulos de Klein los Psicoanalistas que se conocen como Escuela Inglesa: Hanna Segal, Herbert Rosenfeld, R. Money.Kyrle, D. Meltzer entre otros. Wilfred Bion, se analizó con ella a condición de no tenerse que plegar a sus ideas. Lo mismo Paula Heimann, quien, en principio, fue una furibunda seguidora, pero terminó por distanciarse:
Once años mayor que Freud, se pretendió borrarla de la Historia del Psicoanálisis debido a su trágico final, a pesar de que Freud la había designado como la figura oficial para representar el Psicoanálisis infantil; fue la tercera mujer, después de Margarethe Hilferding, 1871-1942 y Sabina Spielrein, 1885-1941, que se aceptó como miembro de la Asociación Psicoanalítica de Viena en el otoño de 1913. (Mühlleitner, 2000).
MELANIE KLEIN. SU VIDA Y SU OBRA
Aparentemente Paula Heimann era tan ambiciosa y competitiva como Klein. Aunque durante años Klein pudo mantenerla bajo control mediante el análisis, era inevitable que llegase un día en que Heimann, igual que Melitta, se rebelase y se odiase a sí misma por su subordinación durante un período en el cual, según manifiesta, Klein reiteradamente le hurtaba ideas. (Grosskurth p. 403) En 1933, cuando Ferenczi muere, comienza una época difícil en su vida. Su hija Melitta comienza análisis con E. Glover e ingresa como miembro de la Sociedad Británica. Desde ese momento, Mellita y Glover se unen en una marcada oposición a las teorías y a la persona de Klein. En abril de 1934, en un accidente, muere su hijo Hans, lo que la afectó intensamente. En esa época nace Michel, su primer nieto, hijo de Erich, quien cambia su apellido por Clyne. En 1933, tras el incendio del Reichstag, comienza el éxodo de analistas judíos hacia Inglaterra, ayudados por Jones. En 1935 se inician las conferencias de intercambio entre Londres y Viena. En esa época comienza el período de cinco años en los que D. W. Winnicott supervisa con Klein. En 1937 se publica Amor, Odio y Reparación, en conjunto con Joan Riviere. Por ese período, la comisión de formación de la Sociedad Británica decidió que los seminarios de formación se repartieran entre Anna Freud, Melanie Klein y Donald Winnicott. El 3 de septiembre de 1939 se declara la Segunda Guerra Mundial y veinte días después muere Freud, quien había llegado a Londres el 6 de junio. Klein le escribe sobre su deseo de verlo, a lo que Freud responde con una nota breve expresándole que espera verla en un futuro próximo. Este encuentro no se realiza nunca. En 1940 Klein se instala en Pitlochry, Escocia, donde tiene lugar el análisis de ‘Richard’. Relato del Psicoanálisis de un niño; “un libro
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extraordinario: la narración de la amistad de una vieja judía austriaca y un precoz y aterrorizado niño escocés de diez años, entre quienes se generó un raro y tierno sentimiento”. (Grosskurth, 1990: 284) Grosskurth conoció a Richard cuando ya tenía más de 50 años. No sabía que era el protagonista del libro y que su caso había sido tan discutido. Sobre Klein, dice. “Recuerdo que era baja, regordeta, y tenía los pies grandes y torpes (…) tenía mucho acento. Fue siempre simpática”. (Grosskurth, 1990: 291) Klein regresa a Londres en septiembre de 1941, en plena guerra. En la reunión anual del 29 de julio de 1942 se acuerda realizar un encuentro mensual para discutir las diferencias científicas y se forma una comisión para armar el programa: Brierly, Strachey y Glover, quien dirigía la Sociedad en reemplazo de Jones, que se había ido a vivir al campo (algunos dicen que para no ‘tener problemas con los Freud’). Las reuniones comienzan en octubre de ese año y duran dos años, se las conoce como Las Controversias; iniciaron con un ataque en regla de Edward Glover contra la teoría y la práctica de los kleinianos. Los participantes eran esencialmente mujeres, unas agrupadas alrededor de Melanie, y las otras en torno a Anna Freud. El trabajo decisivo de Susan Isaacs, La Naturaleza y Función de la Fantasía (que se considera uno de los principales artículos de la historia del Psicoanálisis), se distribuyó entre los miembros antes de la primera discusión, el 27 de enero de 1943. El último artículo que Klein expone como contribución a las Controversias, el 1° de marzo de 1944, La vida emocional del niño, nunca se publica. En noviembre de 1946, después de la renuncia de Edwar Glover, se llegó a un ladys agreement –“no siempre respetado-“, como resultado del cual se institucionalizó una partición de la Sociedad Psicoanalítica Británica, entre kleinianos, annafreudianos e Independientes. Melitta se traslada a EE.UU.,
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donde se dedica a tratar delincuentes y toxicómanos. En el XVI Congreso Psicoanalítico Internacional, en Zurich, 1949, se encuentra con su madre, pero no se dirigen la palabra; nunca se reconcilian, lo que le produce un profundo dolor a Klein. En este Congreso es notorio el peso de los analistas norteamericanos. Jones, luego de 17 años de ocupar la presidencia de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA), es reemplazado por el psiquiatra americano Leo Bartemeier. Klein vive esto como un triunfo de la corriente de Anna Freud. A sus 70 años, el International Journal of Psicho-Analysis edita un número especial dedicado a ella. El 1 de febrero de 1955 se funda la Melanie Klein Trust “Asociación que se ha formado para defender mi obra en el futuro” (Carta a P. Heimann). Paula Heimann renuncia a esta asociación a fines de noviembre de ese año, luego de que la misma Klein se lo solicitara. Se distancian a raíz de las teorías de Klein sobre la envidia primaria. Esta última década fue sumamente difícil para Klein a causa de la fuerza que tenían sus opositores. Al año siguiente D. W. Winnicott es elegido presidente de la Sociedad Psicoanalítica Británica. En 1957 se publica Envidia y gratitud. E. Jones muere en 1958, a los pocos meses de publicado el último tomo de su obra Vida y Obra de Sigmund Freud. Klein queda muy apenada y reduce sus actividades. Sin embargo, “personas que conocieron a Klein en la última etapa de su vida hablan de su sonora risa, característica raramente manifiesta en sus primeros años”. (Grosskurth, 1990: 459) El 22 de junio de 1960, Melanie Klein escribió la que sería su última nota, donde se lamentaba porque le resultaba casi imposible continuar con su trabajo: “Por desgracia la osteoartritis es progresiva y esto, junto con mi edad cada vez más avanzada, me hace cansarme mucho” (Grosskurth, 1990: 483).
Buscando recobrar fuerzas, a comienzos de septiembre, viaja a Suiza donde Esther Bick la busca, ya que le habían anunciado que estaba gravemente enferma. Esta se las arregla para llevarla de nuevo a Inglaterra donde le diagnostican cáncer de Colon por lo que se somete a una intervención quirúrgica. La operación tiene éxito; sin embargo, surgieron complicaciones a raíz de una caída en la que se fractura la cadera. Muere, entonces, a los 78 años, el 22 de septiembre de 1960. La obra de Melanie Klein está compuesta por alrededor de cincuenta artículos y un libro (El Psicoanálisis de niños) y ha sido traducida a unos quince idiomas. A ellos se suma su autobiografía inédita y la correspondencia. A Melanie Klein se le han dedicado varias obras, entre ellas las de Hanna Segal, su principal comentadora, y la de Phyllis Grosskurth, su biógrafa. En 1991, R. D. Hinshelwood elaboró un Diccionario de los conceptos kleinianos.
BIBLIOGRAFÍA Delirante Serial. Biografía de Melanie Klein. En línea: http://deliranteserial.blogspot. com/2008/09/biografa-de-melanie-klein.html Gayó, Rosa. Perspectiva psicoanalítica de Melanie Klein. 25 de mayo, 1999. En línea: http://www. apsique.com/wiki/PersKlepp Gruskurth, Phyllis. Melanie Klein. Su mundo y su obra. Paidós. 1990. Mühlleitner, Elke. Las mujeres en el movimiento psicoanalítico. El caso de la Asociación Psicoanalítica vienesa 1902-1938. En Revista Psyché 54, p. 642-668, Giessen, Berlín, 2000. Klein, M. Contribuciones al Psicoanálisis. El Desarrollo de un niño (1921); En Obras Completas. Tomo II. Paidós, 1975. Solís, Hernán (1989). Si yo fuera usted. Entrevista a Melanie Klein. Cuadernos del Área Clínica Num. 8, Monterrey, México. En línea: http:// www.cartapsi.org/mexico/siyofuer.htm
PSICOANÁLISIS XXII (2); 59-64, 2010
CAMBIOS DEL CLIMA EMOCIONAL EN LA ATMÓSFERA FAMILIAR UN CLIMA QUE FELIPE NO LOGRA REGULAR1 Carmen Córdoba2, José Edwin Cuéllar3, Andrea Guido4, Carolina Alonso5
Un pequeño contexto familiar La familia, estructura dinámica, requiere permanente regulación emocional para afrontar cambios generados en la cotidianidad. Cuando esto no se logra, el malestar comienza a evidenciarse en sus miembros. Nuestra hipótesis para pensar, tanto el material seleccionado como la experiencia misma de observación, es que Felipe, el bebé recién llegado, es elegido por la mente del grupo familiar para ‘poner en escena’ la falta de armonía, la incomodidad, y la perturbación que está viviendo la familia nuclear en su nuevo escenario. La elección que hace Felipe para dicha representación es su cuerpo. Felipe ‘no puede respirar’ en un clima emocional de cambios bruscos y no contenidos. Este clima malsano compromete el desarrollo físico del bebé, e incide cualitativamente de la relación madre-hijo. Su familia está constituida por la madre, el padre, Camilo, hermano de cinco años; además, son figuras importantes los abuelos maternos y paternos, especialmente las abuelas, quienes se hacen cargo del niño en momentos especiales en los que la familia requiere hacer movimientos estratégicos.
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Para el desarrollo de nuestra propuesta, destacamos tres aspectos básicos en la dinámica que se configura: • La relación madre-bebé: El Clima Emocional. • Familia Nuclear y Extensa: La Atmósfera Enrarecida. • Lo Irrespirable: Intentos de Regulación Emocional. Se han elegido fragmentos de las Observaciones realizadas a lo largo de ocho meses en la familia de Felipe. Nuestro vértice teórico se construye a la luz de Martha Békei y Donald Meltzer, básicamente. Este trabajo es producto de la experiencia de Observar a un bebé desde su nacimiento, en su casa, con su familia, según el Método Esther Bick, y del Seminario que contiene el suceder físico-emocional de la experiencia. El material se analiza con base en algunos planteamientos psicoanalíticos relativos al desarrollo emocional del bebé y a la relación madre-hijo. Citaremos fragmentos de sesiones de Observación, narradas en un protocolo, en el cual se consigna, descriptivamente, lo ocurrido y aludiremos a las comprensiones que aporta el pensamiento en conjunto del grupo de Seminario.
Documento presentado como trabajo libre en el VIII CONGRESO INTERNACIONAL DE OBSERVACIÓN DE LACTANTES. MÉTODO ESTHER BICK. EL DESPERTAR DE LA VIDA MENTAL EN EL ENCUENTRO CON EL MUNDO EXTERNO. Buenos Aires. Agosto 21-24 2008. Psicóloga Especialista en Clínica de la Pontificia Universidad Javeriana. Universidad Católica de Colombia. Filósofo y especialista en Bioética Pontificia Universidad Javeriana. Psicóloga en formación de la Universidad Javeriana. Psicóloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Psicoterapeuta Analítica de Grupos (C) de la ACHPAG. Miembros del grupo en formación en Observación de Lactantes –Bogotá, Colombia-Directora: Hilda Botero C.
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Carmen Córdoba, José Edwin Cuéllar, Andrea Guido, Carolina Alonso
1. La Relación Madre–Bebé: El Clima Emocional Felipe se configura en la mente de la madre y el padre, y es buscado como ‘el hermanito’ para Camilo. Esta realidad interna de los padres se acompaña de un comienzo no muy afortunado en los inicios de esta díada madre–bebé: la separación, por hospitalización del bebé en cuidados intensivos debido a que el bebé tenía problemas respiratorios y no tenía buena saturación. Esta circunstancia, inesperada para los padres, plantea, especialmente en la madre, un sentimiento de extrañeza y dificultad para re-conocer a su hijo y se debilita su dedicación y capacidad para fortalecer e insistir en el vínculo fuerte con su bebé. Los primeros días del encuentro de esta díada se vieron dificultados, tanto por el estado de salud del bebé, delicado, con maduración pulmonar lenta, como por el estado de salud físico-emocional de la madre; pasaron los primeros cuatro días, vitales para sellar las propuestas biológicas y emocionales específicas en la configuración del vínculo firme, estable y amoroso, sin que la unión de los dos fuese permanente y total. Sin embargo, la madre, como médica, tuvo una consideración especial y permisos más flexibles para acercarse a su hijo; tanto ella como el padre, quien estuvo muy cerca del bebé. En una de las primeras observaciones, la madre cuenta: Cuando lo sacaron de la UCI fue difícil porque yo no le vi bien las facciones sino como hasta los seis días, como le hicieron fototerapia y como estaba tan intubado, pues imagínate, casi no lo pude conocer. Al salir del hospital y en un intento –de hecho, muy ansioso- por acoger al bebé, se va imponiendo un continuo cambio de casas, de climas variables, de personas diferentes.
La hospitalización, sumada a una licencia de maternidad muy corta y a un estado mental ambivalente de la madre frente a su rol y su función, disponen el preámbulo para un destete abrupto y un inicio de alimentación complementaria sin acompañamiento de la madre: …Yo quiero entrar a trabajar, a mí me hace falta el trabajo, yo no quiero quedarme todo el día en la casa, ni soy de las que sirve para eso… Pasadas algunas semanas Felipe enferma nuevamente, elige su sistema respiratorio, ya demarcado, para comunicar su estado mental, para reclamar por la madre… a Felipe le cuesta respirar. La presencia de la madre en estos momentos del desarrollo, la etapa preobjetal, etapa del objeto real, no ha tenido la permanencia, continuidad, plasticidad, cualidad y fuerza suficientes para configurar en él un desarrollo capaz de amoldarse a situaciones cambiantes (Spitz, 1969 citado por Békei, 1984). Yo estoy mejor, ahora es el bebé quien ha estado enfermo, está super tapado del pecho, era el único que faltaba por enfermarse, pues todos los de la familia tuvieron gripa. Así, la atmósfera familiar se va enrareciendo con elementos emocionales irrespirables por cada miembro de la familia, e imposibles de significar por el bebé, quien, a través de su enfermedad, emite un llamado, como un intento por hacer frente al conflicto. La enfermedad es aprovechada para moderar la atmósfera familiar (Békei, 1984): La abuela materna dice, con relación a la madre: también hoy está muy enferma y con el bebé no ha podido dormir mucho, le dio amigdalitis y estos cambios de clima no ayudan para nada. […] Siquiera ya todos están acá en mi casa, porque
CAMBIOS DEL CLIMA EMOCIONAL EN LA ATMÓSFERA FAMILIAR UN CLIMA QUE FELIPE NO LOGRA REGULAR
S –la otra abuela (paterna)- estaba de muerte, tenía muchos chequeos médicos y estaba muy adolorida con el cuidado del bebé, ¡ya estaba desesperada! Si bien la enfermedad de Felipe tiene predisposición hereditaria (la madre ‘sufre’ de rinitis, alergias crónicas), se afianza por condiciones psíquicas especiales que actúan detonando las crisis respiratorias, que tienen que ver con fallas percibidas en el medio: una vivencia de pareja ‘desconectada’, que se torna en dinámica familiar de padre y madre ausentes para el bebé; una ausencia que Felipe no puede regular, pues precisa de mamá-aire para vivir: La madre dice: C. –el esposo- está enfermo y yo soy rinítica, estoy con molestias en la garganta, entonces prefiero usar tapabocas para evitar cualquier cosa… Abuela (Materna): Ya no le estoy dando leche materna, se nos acabó, ahora sí es pura leche de tarro hasta que llega la mamá y ahí ella sí le da pecho, todavía pelea mucho con el tetero, eso al comienzo es, ¡que no y que no!, pero yo le insisto para que lo coja y ahí se lo tengo hasta que empieza a chupar… Las primeras experiencias de Felipe marcadas por el distanciamiento de su madre y por el continuo desajuste materno-familiar han generado displacer y sentimientos de abandono, de tal manera que el bebé ha configurado un pictograma autoagresivo, ligando, por identificación, a su sistema respiratorio la zona corporal materna que desea atacar por haberlo defraudado. Así lo vemos en las palabras de la abuela materna: La ida de su madre a trabajar ha sido terrible, porque ella me dejó leche de la primera que se sacó, y claro, como no es igual a la que se está tomando pues
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extrañó todo, la leche, el envase, mejor dicho, tenaz; el viernes casi no comió, al comienzo peleó con el tetero, eso mandaba de un lado al otro el chupo hasta que se cansó y se tomó dos onzas, lo dejó ahí un rato y ya después como que le dio hambre y terminó de tomárselo… Lo anterior puede comprenderse a través del concepto de pictograma planteado por Békei (1984), el cual nos ayuda a entender cómo la totalidad del encuentro madre–bebé se graba en una sola imagen que representa una zona sensorial del bebé unido al órgano materno con el cual se conecta y con el afecto que acompaña el encuentro o el desencuentro.
2. Familia Nuclear y Extensa: La Atmósfera Enrarecida La familia de Felipe, según narra la madre, se configura rápida e inesperadamente con el primer embarazo: Al parecer, la pareja y futura familia se estructuran con unas pautas apresuradas, pactos y roles con poca claridad. Fue terrible, a los cuatro años de ser novios con J., quedé embarazada y soy super rígida y cuadriculada con mis cosas […] Yo tenía todo estructurado, nacer, estudiar, la universidad, trabajar, organizarme, casarme, tener hijos, pero no quedar embarazada antes; […] esto del bebé no nos lo esperábamos. Eso fue muy duro para mí y para él también, lo desequilibró un poco… Podríamos pensar que las funciones introyectivas: generar amor, promover esperanza, contener el dolor y pensar, que caracterizan una familia conyugal (Meltzer, 1990) no se desarrollan satisfactoriamente. Consideraríamos hablar, más bien, de una familia con modelos
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Carmen Córdoba, José Edwin Cuéllar, Andrea Guido, Carolina Alonso
relacionales y significaciones del tipo “casa de muñecas” en el cual la pareja busca alcanzar las expectativas de los padres, incluyendo el mandato de ser productivos y prosperar económicamente; el ambiente familiar está como “en un escaparate”, todo parece estar en su lugar, pero, al mismo tiempo, hay retraimiento, poco compromiso y vínculos emocionales laxos (Ibíd.). En este tipo de familia “casa de muñecas”, Felipe comienza a existir como el hermanito de Camilo, y si, “todo debe estar en su lugar”, abrirle un espacio mental como hijo genera ansiedad y ambivalencia, pues implica reorganizar toda la estructura, elaborando los momentos de revolución, confusión y depresión interna que se viven con relación a la crianza de los hijos: Camilo estaba que me pedía un Felipe desde hace rato, él fue el que le puso el nombre. […] Los primeros cuatro meses tuve náuseas, bajas de tensión y vómito constante, mis compañeros de trabajo al saludarme no me decían ¿como estás? Sino ¿cómo sigues? Me animaban constantemente a que me retirara para descansar, pero no lo hice, pues me parece terrible paralizar toda la vida por un embarazo… El nacimiento de Felipe, evidencia los cambios estructurales generados en la familia en cuanto a proyectos, espacios, roles, funciones y ritmo de vida. Además, ha reactivado conflictos internos en los padres, referidos a las relaciones con sus propios padres internos. A las 36 semanas de gestación, la madre dice: “estoy angustiada con la llegada del bebé, pues quiero que llegue para finales de la semana del ocho, pues Camilo entra al jardín y quiero acompañarlo. [...] Cuando ya se tiene una rutina, el trabajo, es muy complicado quedarte en casa, y eso que un bebé demanda mucho
tiempo, pero es difícil acostumbrarse a no salir y hacer tu rutina. En otro momento con el bebé recién nacido, la madre se sienta en la cama al lado del bebé y dice “a este edificio se le acabó la tranquilidad el martes” (el día que llega a su casa el bebé), (sonríe), “con los alaridos que da este jovencito, yo creo que despierta a todo el edificio”. Esta atmósfera, ya enrarecida, se va sobrecargando de angustia, depresión y desintegración. La familia pierde cohesión y estabilidad: La abuela paterna, S., afirma: “estoy enclaustrada, con Felipe acá no puedo hacer nada, G, –la otra abuela (materna)- viene, pero no es como cuando nos turnamos, que él está allá y yo me desentiendo de todo, alcanzo a hacer mis vueltas, con él acá no, tengo todas mis vueltas atrasadas, no he podido hacer nada… Felipe, a través de su enfermedad, evidencia las fallas del medio. Su núcleo familiar está en completo desorden, ya ni la casa concreta es el lugar de habitación para la familia. Las abuelas reciben, según su disposición, a una familia fragmentada, haciendo esfuerzos por mantener alguna cohesión. Padre-Madre unidos, como se requiere para funcionar como familia conyugal, capaz de generar las funciones positivas de la familia, no logran asumirlo. La madre, encargada de recibir las proyecciones de los hijos, organizarlas y devolverles información apropiada a través de sus respuestas, no puede, en este caso, llevarlo a efecto. Entre tanto, el padre, encargado de recibir, organizar, reciclar y resignificar la información proporcionada por la díada madre-bebé, es decir, ayudar a comprender y preparar a la madre para recibir la información de los bebés en las interacciones diarias, está ausente, especialmente de forma emocional (Ibíd.).
CAMBIOS DEL CLIMA EMOCIONAL EN LA ATMÓSFERA FAMILIAR UN CLIMA QUE FELIPE NO LOGRA REGULAR
3. Lo Irrespirable: Intentos de Regulación Emocional La fuerza de esta familia se afianza en el niño enfermo, es él quien da cohesión. La mente del grupo encomienda (proyecta) al bebé la responsabilidad de organizar, cumplir otros roles y funciones diferentes a su condición. El bebé, confundido y angustiado por este mandato, se enferma. La afección respiratoria es un equivalente al llanto por su madre: expresa dolor, desesperación y desaliento por no poder ‘cumplir su propia y única función: ‘Ser bebé’. La enfermedad de Felipe ilustra una situación conflictiva: su fuerte necesidad de protección, contacto y caricias aunque con cierta tendencia a la independencia Vs. la necesidad familiar de que sea capaz de valerse por sí mismo, sin la presencia de la madre (Békei, 1984). Abuela materna: a Felipe aún se le dificulta quedarse dormido… eso es con la mamá no más, ellos saben cómo es el cuento, ahorita se durmió conmigo, esperemos cuando la mamá se vaya a trabajar y le toque quedarse conmigo, ahí no lo van a paladear tanto, se va a tener que acostumbrar. […] Ya acepta más el chupo, con eso fue que lo hice dormir ahorita, claro que no es totalmente de su agrado, pero, por lo menos, ya lo recibe. La tensión por la situación conflictiva y los mandatos familiares inconscientes a “ser independiente, cohesionar, organizar” regresan al bebé a un estado de dependencia absoluta; él busca que la madre vuelva a concentrarse en su cuidado para que de esta forma le entregue una atmósfera más pura, armónica, tranquila y equilibrada que pueda respirar. Sin embargo, la pareja parental aún sin resolver conflictos internos referidos a sus relaciones primarias, lleva a la familia nuclear a una atmósfera im-
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pregnada de dependencia infantil, tanto hacia el equipo médico, como hacia la familia extensa. La búsqueda de un clima sano queda en un nivel concreto, donde todos los cambios giran alrededor de diferentes lugares, diferentes personas, sin tener en cuenta la comprensión y regulación de los elementos emocionales que deben ser cambiados en la atmósfera familiar para que el bebé pueda comprenderlos, elaborarlos, es decir, respirarlos y así crecer sanamente (Ibíd.). Abuela materna: La tos le comenzó otra vez, es que no lo cuidan, si el niño tiene antecedentes del pecho… cuando nació todo el tiempo estuvo con oxígeno y esas cosas, luego nos lo llevamos para Nilo y con los cambios de aire y con el ventilador prendido todo el día ahí al pie de él [...] es que el niño toca cuidarlo mucho por sus antecedentes, que si está allá no se le ponga el ventilador, que si pasa de la casa al frío, toca abrigarlo bien, pero como ellas son las que saben… Felipe encuentra en la afección respiratoria, especialmente, y en la frecuencia de sus llamados de atención, ‘la forma más saludable de enfermar’, enferma su cuerpo para no enfermar su mente, para pedir la contención, para defenderse del dolor mental por la ausencia de su madre, de la distancia de su padre, y de una familia que configura una atmósfera enrarecida, difícil de respirar. Un bebé nace o llega no sólo a la madre, sino a la familia total. Esta es una realidad poco tomada en cuenta a la hora de atender a un recién nacido. Su permanencia, en un espacio, con una persona, especialmente al inicio de su vida extrauterina, es esencial para crear las herramientas capaces de construir la seguridad suficiente para afianzar el apego que demarcará el vínculo amoroso madre-hijo, modelo relacional para el resto de su existencia.
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La madre, si tiene ella la experiencia emocional de ser contenida y sostenida, podrá abrazar a su bebé en este mismo estado mental y esta actitud de maternaje, que sostiene el crecimiento y el desarrollo. Esto es lo que hace esta dinámica tan compleja y dificulta hallar la armonía y el equilibrio familiar. Esta pequeña narración de algunos momentos en la Observación de un bebé y las vivencias y comprensiones de los miembros del grupo de seminario, nos confirman cómo las experiencias emocionales del bebé muestran a un Sujeto en construcción, que encarna fácil-
mente la mentalidad grupal de la familia y su lucha por el reconocimiento y la organización.
Referencias Bibliográficas Békei M. (1984) Trastornos Psicosomáticos en la niñez y la adolescencia. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, 1986 Bion, W. R. (1962). Aprendiendo de la Experiencia, Ediciones Paidós Barcelona 1980 Meltzer, Donald y Harris, Martha. (1990). Familia y Comunidad. Buenos Aires: Spatia, 1990
rese単as
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El Nacimiento de Dionyso
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n otra versión de la misma historia, Dionyso era el hijo de Zeus y Perséfone, la reina del inframundo. Una celosa Hera intentó de nuevo matar al niño, enviando esta vez a los Titanes a descuartizarlo tras engañarlo con juguetes. Zeus hizo huir a los Titanes con sus rayos, pero éstos ya se habían comido todo salvo el corazón, que fue salvado, según las fuentes, por Atenea, Rea o Deméter. Zeus usó el corazón para recrearlo en el vientre de Sémele: de ahí que se llame a Dionyso “El dos veces nacido”. (...)
PSICOANÁLISIS XXII (2); 67-68, 2010
DEBATES EN BIOÉTICA Y EL TALLER DE PSICOANÁLISIS II JORNADA
LA IDENTIFICACIÓN EN EL DESARROLLO DE LA VIDA EMOCIONAL PSICOANÁLISIS Y BIOÉTICA Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, noviembre 27 / 2010
Dentro del espíritu de la Difusión del Psicoanálisis El taller de Psicoanálisis busca, no sólo promover el pensamiento desde el vértice Psicoanalítico, sino el intercambio fértil entre diversas disciplinas y ámbitos científicos. Esta, su Segunda Jornada, en estrecho compromiso con el departamento de Bioética de la Universidad Javeriana, es una actividad coordinada por tres psicoanalistas: María Inés Nieto, Sociedad Psicoanalítica Freudiana de Colombia, Eduardo Angarita, formado en la Sociedad Psicoanalítica Freudiana de Colombia, e Hilda Botero, Asociación Psicoanalítica Colombiana. Se presentaron cuatro trabajos ricos en contenido teórico y clínico que aportan elementos a la discusión y el pensamiento Psicoanalítico.
Lo Emocional en la Reflexión Bioética José Edwin Cuéllar, Filósofo-Especialista en Bioética El profesor Cuéllar hizo un recorrido por la Historia de la Filosofía, tomando como eje el estudio de lo Emocional en el sentido que este término ha adquirido a través de los siglos, desde los albores del pensamiento científico en la Grecia Clásica. Se hace evidente la importancia de un estudio que, aunque incompleto, mantuvo sobre la mesa un concepto problemático, esquivo, pero fundamental para entender la Naturaleza humana.
La Identificación: Un Punto de Partida
María Inés Nieto, Psicóloga-Psicoanalista La doctora Nieto hizo un rastreo del término desde los escritos de Freud, quien lo utiliza ‘indistintamente’ junto con los términos de incorporación e introyección. Expone la evolución que sufrió a lo largo de años de práctica e investigación psicoanalítica hasta M. Klein, quien acuña (1946) el de Identificación Proyectiva, “una forma especial de identificación que establece el prototipo de una agresiva relación de objeto”. “Más adelante, Bion (1962) se acerca más a la idea de que la identificación proyectiva es una fantasía al servicio de la comunicación, conectada con la tolerancia a la frustración; a través de este mecanismo, el bebé, el paciente, logra que la madre, el analista, experimente emociones de las cuales necesita despojarse.” Pero, “Meltzer (1990) concluye que Bion entiende el concepto de identificación proyectiva como un modo primitivo de comunicación, de naturaleza inconsciente e indispensable para aprender de la experiencia”.
La Identificación Exploratoria Eduardo Angarita, Psiquiatra-Psicoanalista El doctor Angarita presentó un trabajo resultado de la observación clínica, a partir de la contratransferencia, de un fenómeno que se presenta en la práctica analítica y
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DEBATES EN BIOÉTICA Y EL TALLER DE PSICOANÁLIS - II JORNADA
que el autor ha denominado identificación exploratoria. La identificación exploratoria es un mecanismo mediante el cual el sujeto busca explorar el mundo interno del objeto, para luego introyectarlo de manera total. La identificación exploratoria está situada en el umbral de la posición depresiva, como un paso intermedio entre la identificación proyectiva y la identificación introyectiva. El uso de este mecanismo va a permitir al sujeto poder confiar en el objeto, en la medida que le permite modular la desconfianza, dentro de un vínculo muy especial que se da en la pareja que conforman paciente y analista, el vínculo E. Este vínculo se manifiesta a través de sueños y conductas exploratorias, y permite entender los procesos mentales que el Yo desarrolla a partir de sus experiencias emocionales en la búsqueda de un objeto capaz de internalizar.
Tortura e Identificación Intrusiva Hilda Botero, Psicóloga–Psicoanalista Nancy de la Hoz, MD-Psiquiatra En este aparte, el concepto toma un giro particular. “Lo que más parece que determina
este fenómeno es el proceso de escisión, que reviste lo nuclear de la operación de la fantasía omnipotente de deshacerse de algo y por intrusión ubicarlo dentro del cuerpo y la mente de otra persona, con la finalidad de poseerla y como depositaria del sadismo y el dolor mental imposible de tolerar por el individuo –bebédebidos a momentos de frustración y ansiedad excesivas.” Esta peculiaridad se presenta en La Tortura, en la cual un individuo fuerza a otro a asumir como propio un comportamiento que le es extraño, pero que termina por aceptar con el único propósito de escapar de una amenaza inminente para su vida. Define, de alguna manera, la mentalidad del torturador y explica, por así decirlo, el mecanismo que se opera con miras a lograr su propósito perverso. La importancia de este intercambio entre Bioética y Psicoanálisis, estriba en la interdisciplinariedad de la primera, lo que permite que los aportes de diversas Ciencias de lo humano hallen su eco correspondiente como aporte a una comprensión holística de lo ético en las Ciencias de la Vida.
NOTas
/ Tou= Dionusou / / To Genoj
El Nacimiento de Dionyso
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veces se decía que Zeus dio a comer el corazón a Sémele para preñarla. En ambas versiones de la historia, el renacimiento es el principal motivo de adoración en las religiones mistéricas, pues su muerte y resurrección eran sucesos de reverencia mística. Aparentemente, este relato se usaba en ciertas religiones mistéricas griegas y romanas. Variantes del mismo se encuentran en la obra de Calímaco y Nono de Panópolis, quien se refiere a este Dionyso bajo el título de Zagreo, y también en varios poemas fragmentarios atribuidos a Orfeo. http://www.poesiadelmomento.com/luminarias/mitos/19.html
PSICOANÁLISIS XXII (2); 71-71, 2010
Nota de Condolencias
La Asociación Psicoanalítica Colombiana lamenta profundamente el fallecimiento del Doctor Alberto Álvarez Arboleda, uno de sus miembros más preciados. Desde 1976, el doctor Álvarez estuvo vinculado con la APC y se destacó por su compromiso y trayectoria. Fue Miembro Titular con Función Didáctica y, mediante su vinculación a la docencia, incidió notablemente en la formación de numerosas generaciones de Psicoanalistas, hasta el final de sus días. Fue analizado por nuestro fundador el profesor Arturo Lizarazo, a quien nos recordaba por su temple y dedicación. Estudioso incansable de lo humano en sentido amplio, y de los temas psicoanalíticos, se desempeñó con especial interés en el trabajo con pacientes psicóticos y borderlines a quienes abordaba de manera magistral, con profunda empatía, y una gran capacidad de traducir el inconsciente y sus lenguajes. Así lo demuestran sus estudios numerosos sobre los sueños, la obra de Klein, Bion y los Postkleinianos. Ejerció su práctica clínica como Psiquiatra de planta del Instituto Colombiano del Sistema Nervioso-Clínica Montserrat (ICSN-CM); también, fue profesor y maestro de numerosas generaciones en el campo de la Psiquiatría Dinámica, y el Psicoanálisis, temas sobre los que escribió numerosos artículos, publicados en las revistas de la APC y del ICSN, acerca de la delimitación de sus campos, sus puentes y fronteras. Como Ser humano lo recordamos por su carácter reservado, prudente, pero abierto a las ideas y al intercambio ‘bien argumentado’,
especialmente relacionado con sus grandes pasiones, el Cine y la Literatura. Igualmente destacamos su generosidad y compromiso, con los pacientes, con el conocimiento, con todos aquellos que fuimos sus discípulos, con sus amigos, con su familia, a quienes mantenía presentes en todo momento, como lo vimos en los últimos años disfrutando ‘de ser abuelo’. Una gran pérdida para la Asociación como entidad, porque perdimos un maestro, pero es, además y sobretodo, una gran pérdida para todos y cada uno de nosotros, porque perdimos a un gran compañero y amigo, un notable Ser humano. Aura Victoria Carrascal M Presidente APC Bogotá, febrero de 2011
actividades institucionales
PSICOANÁLISIS XXII (2); 73-75, 2010
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ACTIVIDADES INSTITUCIONALES PROGRAMACIÓN DE ACTIVIDADES ACADÉMICAS ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA AÑO 2011 FECHA
ACTIVIDAD
PONENTE
Feb.26/11 (Sábado) Asamblea General
Miembros A.P.C.
Mar.14/11 (Lunes) A propósito del Congreso IPA: La sexualidad, Dres. de la Asociación Psicoanalítica los sueños, lo inconsciente Colombiana Mar.26/11 (Sábado) 9:00 a 12:00 m.
Homenaje al Dr. Alberto Álvarez
Dres. Mario González, Álvaro Méndez
Abr.11/11 (Lunes) Presentación Material Clínico
Dra. Josefina Sarmiento
Abr.30/11 (Sábado) Encuentro de Candidatos 9:00 a 12:00 m. (Presentación Año 2010)
Candidatos
May.16/11 (Lunes) Presentación Trabajo Teórico-Clínico
Dra. Gladys Patricia Chaves
Jun.13/11 (Lunes) Encuentro de Didactas
Comité de Didactas
Jul.25/11 (Lunes)
Ago./11 (Lunes)
Presentación trabajo: Revisión temas del Dres. de la Asociación Psicoanalítica Congreso IPA: La sexualidad, los sueños, lo Colombiana inconsciente Simposio: Federación Colombiana de Psicoanálisis
Dr. Marucco
Sep.19/11 (Lunes) Presentación Trabajo
Dr. Jorge Enrique Liévano
Oct.24/11 (Lunes)
Candidatos
Encuentro de candidatos: Presentación trabajo teórico Clínico
Nov.28/11 (Lunes) Presentación trabajo
Dra. Luz Stella Núñez
AURA VICTORIA CARRASCAL Presidente ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA
actividades institucionales
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SOCIEDAD COLOMBIANA DE PSICOANÁLISIS Departamento de actividades científicas Cronograma I semestre 2011 Febrero 12
Sábado
Diálogo sobre Psicoanálisis y Literatura
Febrero 19
Sábado
Cine Foro
Febrero 25
Viernes
Jornadas Universitarias: Dr. Francisco Díaz
Febrero 26
Sábado
Jornadas Universitarias
Marzo 26
Sábado
Cine Foro
Abril 8
Viernes
Presentación trabajo Dr. Luis Fernando Ordúz
Abril 9
Sábado
Cine Foro
Abril 29
Viernes
Reunión Científica
Mayo 20
Viernes
Jornadas Psicoanalíticas
Mayo 21
Sábado
Jornadas Psicoanalíticas
Mayo 25
Miércoles
Diálogo Psicoanálisis y Arte Exposición de Arte
Mayo 28
Sábado
Cine Foro
Junio 11
Sábado
Taller de Reflexión
Filial de la International Psychoanalytical Association “IPA” Miembro de la Federación Psicoanalítica de América Latina “FEPAL” Cra.14A Nº 102-52 Teléfonos: 611 3831 - 758 8103 FAX: 616 4924 NIT 860.014.010-5 www.socolpsi.org - socolpsi@socolpsi.org
actividades institucionales
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INSTITUTO COLOMBIANO DEL SISTEMA NERVIOSO CLÍNICA MONTSERRAT UNIVERSIDAD EL BOSQUE POSTGRADO DE ESPECIALIZACIÓN EN PSIQUIATRÍA PROGRAMA VIERNES ACADÉMICOS PRIMER SEMESTRE 2011
FECHA
TEMA
PROFESORES
Febrero 04
Estudio Nacional de Salud Mental En Adolescentes Colombia 2010
Dr. José A. Posada V.
Febrero 18
Opiáceos: ¿En qué estamos?
Dr. Jorge A. Aldás G.
Marzo 04
Psiquiatría en ciudades medianas, los trastornos de la personalidad.
Dr. José Bornacelly T.
Marzo 18
Abordaje de los Trastornos Límites de Personalidad en el marco Institucional
Dra. Adriana Márquez C.
Abril 01
Volver a Freud.
Dr. Iván Alberto Jiménez R.
Abril 15
Secretos de Familia.
Dra. Myriam Alarcón S.
Abril 29
Experiencias de un Psiquiatra en el sistema escolar.
Dr. Eduardo Jones G.
Delirios Crónicos.
Dr. Luis Carlos Taborda R.
Mayo 20
Psicopatología Psicoanalítica de los Trastornos Limítrofes
Dr. Mario González. V.
Junio 03
Drogadicción y Comunidad Terapéutica
Dr. Jairo Palacios V.
La Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) y el Instituto de Enseñanza Arturo Lizarazo (IDEAL) proporcionan tratamiento psicoanalítico a un costo reducido. Contáctenos para información completa Teléfono 522 7627 o visítenos en: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co
El Instituto de Enseñanza Arturo Lizarazo (IDEAL) de la Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) Ofrece: Formación completa como Psicoanalista a médicos, psiquiatras y psicólogos. Encuentre toda la información llamando al teléfono 522 7627. Visite nuestra página web www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co
NORMAS DE PUBLICACIÓN Psicoanálisis, Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana es la publicación oficial de la Asociación. Tiene como finalidad difundir el pensamiento psicoanalítico en sus aspectos teórico-prácticos y de reflexión, acerca de su ejercicio en la comprensión de la salud mental y emocional. Están invitados a contribuir con sus producciones escritas psicoanalistas, candidatos en formación, y todos aquellos autores, tanto nacionales como internacionales, interesados en el pensamiento psicoanalítico, que contribuyan a mantener un espacio de diálogo, investigación y conocimiento.
Descripción del material de publicación Los artículos postulados deben ajustarse a una de las siguientes modalidades: 1. Artículo de Investigación científica y tecnológica. Documento que presenta de manera detallada, los resultados originales de proyectos de investigación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes Fundamentales: Introducción, Metodología, Resultados y Conclusiones (esquema IMRYC). (Que en el caso de las Ciencias Humanas, se puede traducir en: Introducción, Marco Teórico, Presentación de Caso y Discusión, y Conclusiones). 2. Artículo de reflexión. Documento que presenta resultados de investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. 3. Artículo de revisión. Documento resultado de una investigación donde se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no, sobre un campo en ciencia o tecnología, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por los menos 50 referencias. 4. Ensayo. Documento que constituye una forma flexible y abierta para exponer ideas o defender una tesis conceptual sobre cualquier tema desde varias ópticas. Por definición, es un texto en el que se apunta alguna idea y se reflexiona sobre ella, sin que se llegue a agotar el tema principal. Más que un texto de valor demostrativo, se trata de una invitación al pensar y a la reflexión sobre algún tópico, desde un nuevo enfoque más creativo. 5. Reseña Bibliográfica. Informe usualmente crítico sobre el contenido y cualidades de un libro; se puede también realizar una Reseña Hemerográfica cuando ésta se refiere al contenido de una artículo de interés, aparecido en alguna publicación afín. 6. Reseña Periodística o de Difusión. Información sobre eventos culturales, académicos y/o artísticos que puedan considerarse de interés para la comunidad psicoanalítica o en general para lectores de la revista. Se pueden comentar aspectos de obras de arte (Exposiciones, obras de Teatro o Cinematográficas, o incluso Documentales de TV) y eventos Culturales, que guarden relación explícita o tácita con los temas de interés dentro de la comunidad científica.
7. Además, la revista publica en español Reporte de casos, traducción de artículos de revistas psicoanalíticas -previa autorización del autor- resúmenes de libros, tesis de grado en psicoanálisis, artículos de psicoanálisis aplicado, una vez sean aceptados por el comité editorial por su calidad e interés. Los trabajos deben presentarse a 1.5 espacio; tipo de letra Arial 12 o Times New Roman 12; hasta 30 páginas; Título; no menos de tres (3) Palabras clave; un Resumen de hasta 200 palabras. Todo esto en inglés y en español. Los autores deben enviar sus escritos a la Asociación Psicoanalítica Colombiana, d irección de la revista, por correo electrónico a: apscol@gmail.com o revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co, o hacerlos llegar en medio magnético, con original y copia impresa a la Calle 134 Nº 17-71. Todas las contribuciones serán evaluadas por árbitros expertos asignados por el comité editorial, quienes dictaminarán acerca de la calidad, pertinencia, originalidad e importancia del trabajo sometido a consideración. El comité editorial comunicará su aceptación o no aceptación, así como las sugerencias para su modificación en un plazo máximo de dos meses a partir de su recepción. Los artículos serán sometidos a una revisión de Estilo con derecho a alterar el texto sin modificar su contenido. El autor deberá llenar la ficha de información que se anexará a la revisión de su escrito, y en la cual comunicará su dirección, teléfono y correo postal y electrónico para cualquier notificación y para la remisión del material físico de publicación. Cada autor recibirá dos ejemplares de la Revista en la cual se encuentra su contribución. Una vez la aceptación del artículo sea conocida por el, o los autores, éstos deberán enviar su artículo con Carta de aprobación y revisión propia del material, así mismo comunicar si el trabajo ha sido publicado anteriormente. En caso de haberlo sido, total o parcialmente, en otro medio impreso, deberá anexarse la aprobación por parte de los editores para su publicación en Psicoanálisis. A su vez, enviarán carta al (la) editor (a) de la revista transfiriendo los derechos de autor a la Revista Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Las citas y referencias bibliográficas deben ceñirse, en general, al sistema Harvard-APA, no se escriben a pie de página, además, deben tenerse en cuenta las siguientes recomendaciones.
1. Para citar en el texto principal a) Cita directa (o textual): Se utiliza el apellido del autor, seguido de coma, la fecha de escritura (si se conoce) o publicación, seguida de dos puntos y la página correspondiente, todo entre paréntesis. Ejemplo: Es bien sabido que “la consecuencia de una vida desordenada es una vejez prematura” (Harison, 1968:56) O bien,
Harrison (1968: 56) dice que “la consecuencia de una vida desordenada es una vejez prematura.” Si un autor tiene más de una publicación en el mismo año, se acompaña la fecha con una letra minúscula, según el orden en que aparezca en el texto: Ejemplo: Harrisson, en dos estudios recientes (1968a, 1968b) sugirió que…. O bien, Harrisson, inicialmente (1968a), sostuvo tal proposición, pero luego (1968b), tras nuevos estudios, añadió… También, separadamente: Harrison (1968a), sostuvo que… […] Nuevos estudios (Harrisson, 1968b) demostraron b) Cuando una cita es indirecta, es decir, que se menciona la idea del autor pero no se cita textualmente, no se coloca la página de referencia: Ejemplo: Es preciso tener en cuenta el estilo de vida, cuando estudiamos pacientes de edad avanzada (Harrisson, 1968) c) Para citar varios autores, hasta cinco, escriba los apellidos de todos ellos sólo la primera vez, de resto, utilice las siglas et al., o, y col (y otros/ y colaboradores). Ejemplo: La primera vez sería, (Harrisson, Lorimar y Muhler, 1969:55) Pero, posteriormente, (Harrisson, et al., 1969: 75) d) Cuando necesite citar como fuente a un autor desconocido o anónimo puede, en el primer caso, citar las primeras palabras del título, seguidas del año y la página; en el segundo caso, utilice la palabra Anónimo, seguida por el año y la página. Ejemplo: En una reciente publicación (Manual de epidemiología…, 1995: 3), se asegura… O bien, (Anónimo, 1546: 85) e) Cuando se trata de una cita de cita, es decir, cuando es necesario referenciar una investigación que se encontró en otro trabajo, el procedimiento es el siguiente: Lemon (1960; 45), citando a Stands (1958), quien recuerda que… Stands (1958), citado por Lemon (1960: 45), recordaba que… Se pudo establecer (Stands, 1958, citado por Lemon, 1960: 45) que… De hecho se sabe (Lemon, 1960: 45, citando a Stands, 1958) que…
2. Para presentar las Referencias Bibliográficas al final del trabajo
El listado debe organizarse alfabéticamente, según el apellido del autor. Los títulos de libros, nombres de revistas, enciclopedias, diarios, etc., deben destacarse utilizando siempre letra cursiva. Así: a) AUTOR-apellido con mayúscula sostenida, nombre con mayúscula inicial o sólo las iniciales- (año de escritura – si se conoce- o de edición), Título del libro, Editor, lugar de publicación, año de la publicación.
Adicionalmente, nombre del traductor (cuando lo haya), número de edición, a partir de la segunda y, si se considera relevante, el nombre del prologuista (si lo hay), o cualquier otro dato que se considere relevante. Ejemplo: LEMON, John (1968), Mis años en el orfanato, Penguin Books, London, 1980, 2° edición corregida por el autor, traducción de Juan Pérez, prólogo de César Pagano. O bien, HARRISSON, F. (1975), Mis años en el Tíbet, Penguin Books, Londres 1980. b) Igualmente, si hay más de un autor: LEHMAN, J., BANKS, G., MANN, H., (1980) Estudios sobre..., Harvard University Press, Cambridge, 1990. c) Si se trata de un artículo en una revista, el procedimiento es el siguiente: AUTOR, Nombre del artículo, en Nombre de la revista, volumen, número, año, páginas. Ejemplo: NICK, Sergio, Rumbo a la subjetividad, en Psicoanálisis, APC, Vol. XX, N° 1, enerojunio 2008. Pp. 51 – 60. d) Para citar un documento en la red: AUTOR, Nombre del artículo, en línea, dirección URL, (fecha de consulta). Ejemplo: BOTERO, J. El Teatro en Colombia, en línea, http:www.academiacharlot.edu.co (Consultado en marzo 20 1998) e) Para citar un documento electrónico: Mcconnell, Wh. “Constitucional History”, en The Canadian Encyclopaedia, (CD-ROM). Macintosh versión 1.1. Toronto: McClelland & Stewart, 1993. ISBN 0-7710-1932-7.
DIAGRAMACIÓn e IMPRESIÓN: Editorial Kimpres Ltda. PBX: 413 6884 Mayo de 2011