MISIÓN CUMPLIDA

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Misiรณn Cumplida Andrร s Elek


Misión Cumplida Autor

© Andrés Elek Hansberg Coautora

Claudia Servin Guiot Coordinación y diseño editorial Alma Rosa Martínez Melo Ilustraciones

© José Luis Santiesteban Castañeda

Primera edición, agosto de 2020

Registro Público 03-2019-120309441800-01 Impreso en México

Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.


A mis papás porque me ayudaron a crecer…



Del nuevo comienzo Y yo que creía que al llegar a la cima se había terminado el calvario.

Sentía la felicidad de haber logrado

algo importante. Una parte de mí deseaba detenerse… hacer un alto total.

En mi cabeza siempre han existido varias

batallas, en especial una me atormenta: continuar o parar.

En aquel momento, cuando estaba en

la cima de la montaña, recuerdo que me detuve por completo.

Tal vez te ha sucedido que no quieres

nada, no quieres siquiera pensar que no

quieres nada; pensar te cansa, pensar te duele, pensar te mata.

Así me sentía, no quería pensar en nada.

Moraleja

No pienses


Si, ya sé, detenerme me sirve no solamente para

descansar de todo el ejercicio que hago, también me sirve para romper con la rutina diaria.

Es verdad, sólo deteniéndome puedo asimilar

cada experiencia.

Siempre he necesitado voltear hacia atrás para

reflexionar lo que hice bien y lo que no.

En ocasiones me sucede que el hubiera resuena

tan fuerte dentro de mí, me abarca tanto que me

arrepiento de no haber hecho lo que quería, de no haber dicho algo o de haber dicho de más.

Después, empiezo a sentir una culpa que se mete

por todo mi cuerpo y cuando creo que voy a estallar me imagino algo positivo.

Sin embargo, invariablemente regreso a la misma

idea y nuevamente me empiezo a obsesionar.

Algunas personas se desesperan conmigo,

y créeme que no es mi intención causar molestias a nadie.

Ya lo sé… mis temas recurrentes y eso de que me

trato de convencer yo solo sobre algunas situaciones, pero ¿cómo le hago? cuando estoy en problemas no escucho. Mejor dime las cosas cuando haya pasado el lío.


Moraleja No voltees para atrás porque te puedes caer, y si volteas, date bien la vuelta, quedarás viendo para adelante. ¿Entendiste? yo tampoco.


De la pareja Mis amigos me han dicho que no conocían a alguien que hubiera persistido tanto buscando novia.

Yo creía que todo el mundo actuaba como yo: si quieres

pareja, la buscas o pides que te presenten a alguien. Pero ya veo que no, hay quien espera sentado a que la persona ideal llame a la puerta de su casa y cree que todo se va a acomodar mágicamente.

Moraleja Si eres este tipo de persona, la que se queda sentada

en un sofá a esperarme, más vale que lo hagas con un Gatorade de naranja y unas galletas de bajas calorías;

por la música de fondo durante la cita, no te preocupes,

ni siquiera me fijo si hay música. Y no te saques de onda si volteo a ver mi reloj, soy medio adicto a revisar mis

mensajes en face. Tampoco me molesta si estás viendo tu celular a cada rato, te entiendo.



Hace tres años salía con una chica. Una tarde de

diciembre pasó frente al café en donde estaba escribiendo mi anterior cuento, llevaba un árbol de navidad atado

al techo de una camioneta, salí corriendo del café para saludarla, pero no me vio, se siguió de frente a toda velocidad.

Ella me gustaba y yo a ella.

Me parecía una mujer ejemplar, cuando hablaba de ella,

lo hacía con cierta admiración porque la veía muy fuerte, según yo nos llevábamos muy bien, creía esto porque me contaba sus problemas. Siempre la escuchaba.

Mis amigos me decían que esa relación no era sana.

Me había acostumbrado a escuchar los líos en los que se

metía, todo eso me parecía normal.

Lo cierto es que yo quería resolver su vida.

En alguna ocasión sonó mi celular cuando estaba en el

taller de lectura, era ella.

El grupo se calló para escuchar lo que decía, le pregunté

en dónde se encontraba.

De pronto, me levanté del sillón como un resorte

y dirigiéndome a todos les dije con firmeza: me tengo que ir, ella está mal.




Les resumí, porque se morían de curiosidad, lo que

le sucedía. El problema no era menor y sus conflictos los convertí en míos.

El grupo se quedó preocupado. Yo creía que debía

solucionar sus asuntos que de verdad los sentía propios.

Días después, ese problema se solucionó. Surgieron otros,

siempre surgían otros.

Me empecé a dar cuenta que ella me alteraba mucho. Llegó el día en que mi comprensión llegó a su límite.

Aquello tronó y tronó feo, le dije sus cosas educadamente, pero se las dije. Creo que se había cansado de mí y afortunadamente decidió alejarse.

Moraleja Escucha a tus amigos, si más de uno te advierte que

alguien no le cuadra o que algo le parece una locura,

reflexiona tantito en lo que pasa, no por verte solo te

aguantes con alguien que parece un estambre enredado.


Del pasado Pasó un tiempo desde la mujer de los conflictos, finalmente la olvidé.

Me sentía un poco aburrido y mi mente buscó

rápidamente en quién pensar.

Entonces apareció en mi cabeza otra mujer con la que

había tenido una relación seria hacía mucho tiempo. Aún tenía guardados muchos sentimientos

y asuntos inconclusos. Estaba sufriendo.

Revivir aquella relación se me volvió una obsesión.

Me aferré a esa historia y juré que existía. Y sí existía,

pero en mi imaginación.

Le repetía a quienes me rodeaban que esa relación

renacería y que todo volvería a la normalidad.




Fue una época difícil, me sentía muy inestable.

Empecé a entrenar como nunca, no me permitía un

descanso, corría y corría para cansarme y así dejar de pensar.

Sin embargo, mis pensamientos regresaban y regresaban

y no los podía detener.

También comencé a nadar, el agua amansaba a ratos

mi obsesión.

Fantaseaba con posibilidades y encuentros, creía

seriamente que las cosas se darían como yo quería.

Estaba completamente seguro que mi vida de antes

volvería, no entendía que esto era imposible, que ninguna relación que ha sufrido tales fracturas podría volver a funcionar.

Es más, ninguna relación puede volver a ser la misma

por el simple hecho de que vamos cambiando.


En todo caso, se necesita tiempo para re encausar algo terminado, y más importante que eso, se necesita una gran disposición de las dos personas involucradas para re hacer una relación.

Moraleja Si quieres revivir el pasado, métete al túnel del tiempo,

sólo que corres el riesgo de que la otra persona no se meta en tu mismo túnel.



Yo era quien pensaba en volver, la otra persona ni siquiera daba señales de humo, pero yo justificaba todo, al grado

de creer que no le pasaban los recados, que el mensajero

se había accidentado, que a mis cartas les había caído un refresco encima y se habían borrado las letras.

Moraleja Si vas a escribir una carta romántica, hazlo con tinta

indeleble, la que se utiliza para votar.

Buscaba mil excusas, todo con tal de no afrontar la

realidad.

La realidad era que aquella relación había terminado.

Cuando alguien no quiere ver algo, no lo ve, por más que

lo tenga enfrente. Yo estaba ciego.

Mi psicólogo batallaba con esto, algunos de mis amigos

también. Yo me sentía angustiado.

No podía seguir así, me urgía tener a alguien para

olvidarme del pasado.



De cómo conocí a diferentes mujeres Antes de caerme el veinte de que aquella historia estaba acabada por completo, intenté conocer nuevas amigas.

Escuchaba que medio mundo estaba en tinder, por eso

subí esa aplicación, para conocer a alguien.

Me ilusionaba cuando alguien se interesaba en mí,

siempre estaba dispuesto, acudía a todas las citas que me contactaban.

Algunos me decían que era peligroso, que me podía salir

alguna loca, esto nunca me dio miedo, no pienso que las mujeres estén locas, tienen sus arranques, como todos.

Soy perceptivo, reconozco que tengo cierto grado de

ingenuidad y me gusta confiar en la gente.

Todos los días me sentía ansioso y muchas veces triste.

Mientras más triste, más ejercicio hacía.

Mi estado de ánimo variaba continuamente, si no fuera

por el deporte creo que habría caído en depresión.

Es por eso que no dejo de correr, porque en los peores

momentos es lo que me ha salvado.

Seguí contactando con más mujeres, necesitaba tener

una compañera.




Moraleja Sigue el consejo un clavo saca otro clavo.


Del destino Ella era distinta, era única; tenía muchos

amigos, me incluía en su vida diaria, en sus

cosas y con su familia; también me platicaba todo lo que hacía.

Me sentía contento en su compañía,

tanto que, a su lado, no me percaté que mi angustia se había esfumado.

Comencé a darme cuenta que mi vida era

mejor con ella.

July se estaba enamorando de mí, y yo

poco a poco también.




Había quedado siscado por mis

experiencias pasadas y estaba muy a gusto con mi nueva amiga.

No sé en qué momento el sentimiento

de amistad se transformó en amor, no creo que esto suceda de un día para otro.

Es más, creo que no di el salto de un

sentimiento a otro, la amistad siguió siendo amistad y el amor se fue entre tejiendo. July es muy inteligente.

Supo enseguida que para mí era muy

importante mi familia y fue involucrándose con todos poco a poco.

Ella tiene eso, sabe cuál es el momento

preciso para cada cosa.

Admiro mucho a July, me ha dado entre

muchas otras cosas, un equilibrio.

La admiro porque es una mujer con

muchos talentos.

Siempre ha sido muy trabajadora, es

incansable y hace varias cosas a la vez.

Cualquiera creería que al trabajar tanto

y en tantos temas, no se divierte. Pues no, ella se divierte y mucho.



Creo que en eso está el equilibrio, en

trabajar, descansar y divertirse.

Con July, que tiene esas áreas cubiertas,

empecé a descubrir las mías.

Nunca había tenido tantos planes, y tan

divertidos; seguí haciendo ejercicio y ella me acompañaba en todo.

Ya no me sentía angustiando, se fueron

esfumando mis temores, dejé de pensar en el pasado.

Me centré en el presente.

Todo esto no lo habría logrado sin July. ¡La vida es maravillosa conmigo! Me

ha regalado la oportunidad de tener

nuevamente a una pareja y de empezar una historia junto a ella.

Hace un tiempo que July y yo vivimos

juntos.

Esta es ahora mi nueva vida, una vida

con una mujer increíble que me acepta tal cual soy, sin querer modificar nada en mí.


July dice lo mismo, que conmigo se siente

totalmente libre de actuar, de decir y de ser. No imaginaba que mi vida daría un

cambio radical, tampoco que tendría una relación como la que tengo hoy.

Nunca me he sentido limitado por el

síndrome que padezco, es un síndrome poco explorado, se llama síndrome de Aarskog, éste me hace ser un poco más lento que el común de la gente.

A July nunca le importó, entendió

desde un principio que en ocasiones mis respuestas son diferentes.




Moraleja El amor es para todos, da lo mismo

quienes sean, el amor es para Anita y

Satur, para Pedro y Alejandro, para Lola y Rosa, para July y AndrĂŠs.

No importa cĂłmo ve el amor cada

pareja, es amor y punto.


Me gusta pensar en esta idea del amor, me gusta saber que tengo a mi lado a alguien que ve más allá de las apariencias, July

puede ver mi corazón, y eso me hace sentir tan bien y tan feliz.

Recientemente July y yo anunciamos

nuestra unión, lo hicimos en nuestra fiesta de cumpleaños.

Fue un momento muy emotivo, la quise

sorprender y lo logré.

Le dediqué unas palabras que leí frente

a los invitados.

Me sentí muy emocionado al decirle lo

que sentía por ella, me salió del corazón. Desde que July llegó a mi vida nunca

me he vuelto a sentir solo, con ella quiero despertar y volver a despertar cada día.




De la importancia de la familia Esta es la historia de un niĂąo que creciĂł yendo a terapias. Ahora es un adulto, su nombre es AdriĂĄn.


Adrián tenía 4 hermanos: Olga, Prisi, Pedro y Pablo. Estos últimos eran gemelos.

Los cinco vivían con sus padres adoptivos en una granja. Elena y Román se habían casado muy enamorados hacía

varios años, habían intentado tener hijos y al no lograrlo, contemplaron la opción de adoptar uno, un solo hijo.

Sin embargo, cuando recibieron el llamado del padre

Tomás y acudieron en busca de un niño, se encontraron con que había cinco canastitas con un bebé cada una de ellas. La madre biológica los había dejado en el portón de la

iglesia con una nota en donde estaban sus nombres.

Fue de esta forma que la pareja decidió quedarse con

todos, para no separarlos.

Al principio fue difícil, de sopetón tenían 5 hijos. El menor de ellos era el consentido de Elena. Adrián sonreía todo el tiempo.

Los niños crecían y empezaban a caminar, a hablar

y a desarrollarse normalmente, en el caso de Adrián, el tiempo pasaba con mayor lentitud.

Caminaba en forma descoordinada, respondía

tardíamente cuando le preguntaban algo, no lograba el equilibrio en la bicicleta y no crecía al ritmo de los demás niños.



Elena había estudiado los asuntos de la mente, también

le sabía a los astros y creía en la energía.

Tenía un chamán personal que por medio de cristales

había logrado ver los cromosomas de Adrián, le comunicó a Elena sobre la mutación en uno de sus genes.

Elena, que sabía todo, lo había sospechado, no se

preocupó demasiado, sin embargo, se dedicó a buscar

lugares para que Adrián tuviera terapias y evolucionara favorablemente.

Para Román, saber que Adrián tenía un síndrome poco

explorado, fue un duro golpe, no podía aceptar la condición de discapacidad de uno de sus hijos, aunque fuera mínima. Adrián fue creciendo en distintos lugares, tomaba

terapias de muchas cosas, su mamá lo acompañaba todo el tiempo.




Román prefería informarse sobre el estado de su hijo, tenía

mucho trabajo, le estaba yendo muy bien con los asuntos de la granja y cada vez tenía más dinero.

Lo cierto es que Román a base de esfuerzo y talento

fue convirtiéndose en un gran empresario.

En pocos años era el dueño de miles de cabezas

de ganado ovino, bovino y caballar.

Sus otros hijos trabajaban en el negocio, le fueron

aprendiendo al padre hasta resultar también prósperos empresarios.

Solamente Adrián no trabajaba para su padre, se la pasaba

en rehabilitaciones físicas para adquirir coordinación y otras habilidades; y aunque acudía a la escuela, iba atrasado con respecto a los demás compañeros de su edad. Si bien su lentitud era mínima, existía.



El joven crecía y su corazón era más noble que el de sus

hermanos; y más noble que el de los demás.

Esto no tenía nada que ver con el síndrome, Adrián

era noble y punto, como otros son pacientes, temerosos, egoístas o aventureros.

Adrián no sufría, no sufría nada, ya que su mamá estaba

con él todo el tiempo, era cariñosa y comprensiva. Era la persona a quien más quería Adrián.

Eso creían todos, eso parecía, pero en el corazón de

Adrián estaba también Román.

Adrián admiraba profundamente a su padre y lo quería

por sobre todo, solamente que ambos, Adrián y Román eran muy distintos.

Román era frío, exigente y rígido.

Adrián era cálido y afectuoso; y tenía poco filtro para

decir las cosas.


Adrián no entendía por qué su papá no lo llenaba de

besos y abrazos como su mamá. Eso pasaba en muchas relaciones de padres e hijos, era algo normal, sólo que Adrián esperaba muestras de cariño explícitas.

Adrián se quejaba con su mamá de no recibir el afecto

deseando por parte de su padre. Elena, siempre perceptiva le decía a su hijo que su papá lo quería a su manera.

Sin embargo, Adrián juraba que su padre era lejano

a él debido a que no aceptaba que padeciera un síndrome. Es por esto que Adrián empezó a sufrir, se comparaba

con sus hermanos y notaba que su padre le ponía más atención a ellos.

Adrián no sabía cómo acercarse a su padre, entre ellos no

se demostraban el cariño de una manera efusiva y se habían acostumbrado a esto.




Adrián se hizo mayor y empezó a madurar, se dio cuenta que su papá era así y que no iba a cambiar de estilo. Al igual que él, tampoco cambiaría.

Le tocaba al hijo comprender al padre.

Román siempre había apoyado en todo a su hijo, y este

sabía que contaba con él, aun así, sentía que le faltaba algo en relación con su padre.

Fue hasta que Elena decidió reunir a Adrián

y a Román con el chamán, que todo dio un giro.


El chamán los citó a las doce del día en la pirámide del

sol de Teotihuacán. Tuvieron que subir hasta la punta.

Una vez arriba, Adrián pensó que presenciarían un

sacrificio o que alguien tendría que lanzarse desde ahí.

Pero no fue así, el chamán les ordenó cerrar los ojos

y unir sus manos. Durante la sesión invocó ancestros y elementos de la naturaleza, aparecieron presencias del

pasado, los abuelos, tíos, primos y gente que ya estaba muerta.

Adrián hacía trampa, se asomaba por debajo de la venda.

De nada le servía porque lo único que veía eran piedras y

solo se desconcentraba.

Ni uno de los dos involucrados en el acto espiritista tuvo

miedo, de repente sin saber cómo, entraron en trance.

Cuando alguien está en trance es de verdad él mismo. En ese momento Adrián le dijo a su padre cuanto

lo quería y lo mucho que lo admiraba porque era muy

inteligente y muy próspero. También le dijo que necesitaba algún tipo de contacto físico con él y de paso le planteó que quería otros tenis.




Román, por su parte, totalmente en trance le dijo a su

hijo que él era el regalo más preciado que la vida le había dado y que contara con los tenis.

Asimismo, le dijo que era un hombre serio y rígido pero

su corazón se llenaba de felicidad cada vez que sabía de sus logros.

Ambos, padre e hijo, se abrazaron y lloraron de emoción,

estuvieron así un rato mientras permanecían en trance. Cuando el sol cambió de posición, abrieron los ojos

y se descubrieron en medio de un abrazo, se separaron rápidamente, estaban sorprendidos.

Nunca supieron que estuvieron en trance ni tampoco

que sus corazones se habían abrazado.

Sin embargo, a partir de esa sesión les cayeron varios

veintes y entendieron muchas cosas.

Adrián no volvió a dudar de los sentimientos de su padre

y lo amó tal cual era.

Por su parte, Román amó todavía más a su hijo, y si bien

siguió demostrándole su cariño de la manera en que siempre lo había hecho, a partir de Teotihuacán, cada vez que lo veía le brillaban los ojos de una forma muy particular.


FIN




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