Reflexiones en torno a la violencia social y su impacto en las escuelas.Con el ánimo de promover la reflexión en los aspectos nodales de este tema, y a partir de la plática del último viernes, me puse a pensar sobre la situación que estamos viviendo actualmente en el Estado de Chihuahua –que no creo que tenga grandes diferencias de fondo con lo que se vive en otras partes del país o del mundo-, me salta a la cabeza una primera pregunta, ¿se trata de lo que no hacemos y deberíamos hacer o se trata de lo que hacemos y deberíamos dejar de hacer? Por ponerlo de otra manera, ¿la violencia social se auto reproduce en las escuelas por sí misma o algo en la escuela lo propicia? ¿La violencia en la escuela es un reflejo de la violencia en la sociedad, que la impacta, o es que la escuela es un reflejo de la sociedad donde se genera la violencia y por lo tanto el campo de cultivo adecuado para su reproducción? Revisando las prácticas usuales en la mayoría de las escuelas vemos: En la gestión: la toma de decisiones autoritaria, en la que se anula al alumno, principal sujeto del proceso de enseñanza aprendizaje; la falta de transparencia, que se traduce en corrupción, etc. En el perfil de egreso –si es que existe en forma explícita y se toma en cuenta en el desarrollo y las finalidades de planeación-, ¿qué hay? El currículo oculto: La escuela como micro comunidad donde se reproducen la cultura y las prácticas sociales. El tipo de pedagogía, como diría Paulo Freire. Y, por lo tanto, unas últimas preguntas generadoras: ¿Se pueden realizar nuevas prácticas que impacten positivamente sin eliminar las que impactan negativamente? ¿Qué tanto se ganaría si pensáramos primero en lo que hay que dejar de hacer, en lugar de buscar qué hacer? Francisco Cardenal Fernández