Promueva actividades que distraigan y tranquilicen a las personas en la seguridad de su hogar: dialogar, leer, orar, escuchar radio, ver televisión, usar el teléfono, entre otras.
En la etapa de la adolescencia hay una tendencia a no medir los riesgos y a no sentirse afectado/a por estos. (por ejemplo: A mí no me va a pasar nada); por tanto, promueva espacios de armonía y reflexión sobre la importancia del autocuidado y motive a los jóvenes a transmitir estas medidas a sus pares o amistades.
Los jóvenes no son inmunes a este virus y ellos también se pueden contagiar, complicar y morir. Pensar que a mi no me va ha dar esta infección es una acción ilógica e irresponsable. Los jóvenes, si bien manejan una tasa de mortalidad más baja, son ellos los principales transmisores de la infección para aquellos que si tienen más riesgo de muerte como los adultos mayores y las personas con comorbilidades.
El riesgo de obesidad en los adolescentes y jóvenes es dos veces mayor que hace 30 años y las enfermedades respiratorias como el asma están presentes en un 10% de los jóvenes, estas son comorbilidades presentes en los jóvenes también tengan riesgo de complicación y muerte frente a una infección por COVID-19. El aislamiento es la mejor estrategia para combatir la pandemia.