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el robot descompuesto

GLOW, ES UN ROBOT

INTELIGENTE

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QUE PASEA POR EL UNIVERSO VISITANDO LUGARES

DIFERENTES

DURANTE TODA

SU VIDA

En un país muy muy lejano vivía una princesa que quería ser rescatada por un apuesto príncipe encantador, ¡oh, no, ese no es el cuento que quiero compartirte hoy, me equivoqué, en realidad el relato que tengo para ti desde mi corazón hacia el tuyo, es la historia de alguien muy especial, o algo, ni siquiera yo puedo darle definición de lo que en realidad es, pero estoy segura de que pronto descubrirás de qué se trata o de quién, o como sea que lo interpretemos.

En una galaxia cósmica y lejana llena de estrellas, nebulosas acuáticas brillantes y azules, donde cualquier especie podría habitar, con las características más increíbles y diferentes que te pudieras imaginar. Tenía espacios jamás antes vistos, desbordantes y trascendentales, con sonidos desconocidos y olores sin descripción. Cuando alguien elegía ese lugar para habitar era totalmente bienvenido y con posible el acceso para aterrizar, teletransportarse o aparecer y absolutamente nadie, nadie tenía problemas para llegar, para coexistir, para vivir, para sentir… Todos vivían sintiéndose capaces y dignos de experimentar su especial existencia en ese plano del universo. Quienes entraban a ese maravilloso lugar descubrían el verdadero significado de la plenitud, la lograban sentir en armonía por cada espacio diminuto o expansivo que fuera. Pero de pronto, un hermoso ser llamado Glow llegó para cambiarlo todo y no me refiero a cambiar a los demás, si no cambiar él mismo, porque él no se sentía en completa armonía.

Entonces, te hablaré de Glow un robot inteligente que paseaba por el universo visitando lugares diferentes durante su larga vida. Un alineado día llegó quién sabe de dónde, pero eligió parar ahí, se pudo percatar de cómo se vivía en ese lugar y le causó mucha curiosidad, estaba tan orquestado y puntual como un rompecabezas terminado, cada pieza en su lugar haciendo y luciendo lo que le corresponde. Era tan fantásticamente irreal. Glow jamás había visto algo así, entonces decidió que ese nuevo lugar sería su hogar por un tiempo indefinido hasta descubrir cuál era la magia que hacía que este espacio sucediera así, sin ciclos, sin tiempo, sin fin.

Como te decía, todos eran diferentes y cuando te digo diferentes, es que real y genuinamente eran diferentes los unos de los otros. Cada ser que llegaba a habitar tenía la posibilidad de adaptarse muy rápidamente. Glow particularmente era una máquina que a simple vista lucía transparente, flotante y muy muy diminuto, sólo que había algo desconocido para él, sucedió que de pronto, sin avisar resplandecían diferentes luces de colores, pero ni él, ni nadie sabía lo que era.

Un buen día empezó a sentirse incómodo con las luces que él mismo emitía porque los demás opinaban y creían que eran muy radiantes sus destellos de luz. Si bien, te había dicho que en ese lugar todos eran diferentes, que vivían en armonía y perfectamente organizados, sin embargo, nada ni nadie era tan incandescente como Glow. Él estaba muy confundido sobre lo que le sucedía, nunca se había percatado de que brillaba tanto hasta que se lo hicieron saber, así que se preguntaba cómo podría repararse, para lograr integrarse a ese nuevo y especial lugar, porque sin lugar a duda, Glow quería continuar ahí, pero sin molestar o perturbar a los otros seres.

Buscó y buscó, investigó por doquier, para descubrir cuáles eran las posibles causas de esa intensidad luminosa, intentó reconfigurarse, repararse, reemplazar piezas, apagarse y prenderse, bueno, hasta un golpe se dio, leyó su propio manual de creación y nada, no encontró absolutamente ninguna respuesta y nada funcionaba, pero conforme pasaba el tiempo en esa búsqueda su brillo se intensificaba más y más, por lo tanto, hacía que todos se molestaran más y más. Pero nadie le decía cómo podrían ayudarlo para que no le sucediera eso.

Nadie quería compartir tiempo con él porque era demasiado, demasiado todo. Glow se fue sintiendo tan mal y poco a poco las luces seguían cambiando e incrementando su poder.

Requirió buscar un sitio lejano de los demás porque las luces se intensificaron a tal grado de sobrepasar los bordes de la galaxia y fue así como entonces un científico cósmico milenario quién viajaba en su nave intergaláctica vio esas luces incandescentes, bioluminiscentes e iridiscentes. Muy emocionado el científico sintió tanta incertidumbre, porque jamás había visto algo así, entonces decidió investigar de qué se trataba redirigiendo sus coordenadas hacia ese destino.

Cuando llegó encontró a Glow siendo miles de colores y parpadeando como un foco a punto de fundirse. El científico se acercó lentamente a Glow para ver de qué se trataba, fue entonces cuando se dio cuenta de que era un robot y que contaba con una ligera falla. ¿Falla?, te preguntarás cómo sería un problema brillar tanto y es que en realidad sólo se trataba de un ligero ajuste de reconfiguración llamado autorregulación emocional.

¿Recuerdas por qué estaba alejado de todo y de todos? Pues era tanta la intensidad de sus emociones que era demasiado TODO, cuando estaba feliz al llegar, se sentía inmensamente feliz, cuando se sentía triste por escuchar los comentarios de los demás, realmente experimentaba la tristeza tan profunda y vacía. Cuando la frustración y la ira se apoderaba de él al no poder repararse o el miedo al pensar que se quedaría solo, sus sentimientos eran muy fuertes.

El científico le explicó que había que realizar técnicas muy particulares para lograr hacer ese ajuste, porque no había reemplazo de piezas o actualizaciones en el sistema operativo, el cambio debía venir desde adentro. Así que el pequeño Glow empezó a llevar a cabo todas y cada una de las técnicas que le propuso el científico, y la primera era volver con los demás, porque en soledad no había manera de aprender la autorregulación, la verdadera práctica y aprendizaje se encontraba en saber convivir y respetar todo aquello que sentía.

Glow volvió, pero fue un primer intento fallido puesto que no era fácil, se sintió fracasado y volvió a la soledad, a buscar otras formas posibles pero el científico le explicó que esto no se trataba de leer en la web para configurar nuevos sistemas, esto tenía que ver con su experiencia y más allá de su programación. Tenía que entrar en su interior para descubrir cómo regular cada luz y su intensidad. Para disfrutar del color y verlo como un color que cambia y no es permanente, aprendiendo también que la intensidad y lo demasiado, a veces incomoda a los otros y es por el simple hecho de respeto a los espacios armónicos.

Con esta nueva sabiduría Glow volvió con más calma, paciencia y amor para integrarse, explicando a los demás lo que estaba intentando practicar para convertirse en un ser brillante y resplandeciente, pero con consciencia de cada color y luz, que al mismo tiempo respetaba de cada una de ellas en su interior. Poco a poco Glow se conocía más y más con apoyo del científico y se demostraba a sí mismo que podía sentir sin hacerse daño, tampoco a nadie más.

Finalmente, Glow logró entender la importancia de conocernos a nosotros mismos para tener una vida más amorosa, expansiva y con propósito, para aprender a sentir el presente expresando con respeto las emociones que surgen de nuestro interior. Con el paso del tiempo se logró integrar de nuevo, pero sintió que su tiempo ahí terminó. Emprendió un nuevo viaje para descubrir nuevas aventuras, expandir su amor y seguir aprendiendo lo que podría descubrir de sí mismo.

Y colorín, colorado… este cuento… espera… ¿Qué pasó con el científico?, era tanta su sabiduría que decidió quedarse ahí para transmitir su mensaje en esta galaxia cósmica mágica, porque sin duda lo necesitaban, vaya que lo necesitaban.

Fin.

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