Pedro “Pepe” Alvarado
Foto:@HeydiSalazar
Memorias anecdotarias de 50 anos en la musica. Septiembre 19, 2013.
1. Mis primeros instrumentos: a) Unas perchas para colgar ropa. b) Dos varillas de jocote, y una pana. c) Después el tambor y el redoblante en la banda de guerra de la Escuela “Jose Santos Zelaya” en primaria.
2. Primeras canciones que canté: a) Gorrioncillo pecho amarillo (Joselito). b) El Diccionario (Fernando Valadez- Cantante y Pianista). Esta canción me atreví a cantarla con un grupo musical que estaba amenizando una fiesta en la casa de la familia Urcuyo, que queda del antiguo Cine Corinto (hoy Palacio de los Deportes) una cuadra al sur, creo estaban celebrando el quince años de Chepita Urcuyo, quien era una de las muchachas más bonitas del puerto.
3. El descubrimiento de la “Academia Musical” de la Familia Vivas, cariñosamente “Los Flits”. La descubrí aproximadamente en el año 1963, en Barrio Nuevo, y le digo Academia porque por ahí pasaron casi todos los músicos de esa época. En las noches me iba a practicar la conga (tumbadora) y batería, sin el permiso de mi madre, ya que no le gustaba, pues me decía que los músicos eran borrachos, y parranderos (clase de color).
4. Mi Primer toque, Creo que fue en el año 1963, en el “México Bar”, con el grupo musical los Salvis del Ritmo (el grupo se llamaba así por Salvador Vivas, que era el dueño y además cantaba), yo tocaba la conga (tumba), tendría aproximadamente diez años de edad, y los integrantes eran: Orlindo Mojica y Salvador Vivas como cantantes, Guillermo “Loco” Lagos e Ignacio Gutierrez (el chaparro) en las guitarras, en la batería “Paciencita”. Cuando le dije a mi Madre que iba ir a tocar, me dijo que no, y me mando a dormir. Yo nunca había salido de noche al gran patio de mi casa, porque decían que asustaban, pero ese día me llené de valor y en un descuido me escapé de la casa por el patio corriendo hasta salir por el patio del fondo que iba a salir a la calle de las bodegas. Y me fui a tocar sin el permiso de mi madre. Al terminar la fiesta, yo le dije a Don Orlindo Mojica que andaba sin permiso, quien me fue a dejar a la casa y él le recomendó a mi madre no me castigara. Sin embargo, al cerrarse la puerta recibí los primeros fajazos, como castigo por haberme ido a tocar sin permiso. “Lo que cuesta ser músico”.
5. Descubrimiento del Trío “Los Calamares” Este trio lo formaron: Ignacio Gutierrez (el chaparro) en el requinto y tercera voz, Jorge Santamaría (el loquillo) como primera
voz,
y
Alejandro
García
como
guitarra
acompañante y segunda voz. Los vi por primera vez en el Cine Mercedes en el año 1963, cantando el gran tema “Caprichos de la naturaleza” del compositor granadino José Antonio Morales Lazo. Ellos fueron la génesis de “Los Bitters”.
6. Mis amigos los Solórzano (Chico y Sergio). Al inicio de la década de los sesenta, conocí a los hermanos Solórzano (Chico y Sergio) en la escuela de primaria “José Santos Zelaya”, que quedaba en la esquina del Parque Central en donde ahora es el ESKIMO, y ahí formamos parte de la banda de guerra de la cual fui Jefe Redoblante por cuatro años, y desde entonces soñábamos con formar un grupo musical. Su madre Doña Lydia de Solórzano les compró una guitarra eléctrica Sears, y el día que la traía en el bus del “Expreso de Occidente” que traía “La Prensa” a Corinto, fuimos los tres a esperarla hasta la estatua de René Schick, (posteriormente estatua del Brigadista y hoy estatua de la Virgen), y nos venimos corriendo detrás del bus, hasta que llevamos la guitarra a la casa de ellos, lo
sorprendente aquí es que ninguno de los tres sabíamos tocar guitarra, y lo único que se nos ocurrió fue tocar la parte de la entrada de la canción “Satisfaction” de los Rolling Stones, y el gran descubrimiento que lo podíamos hacer en cada cuerda así: tan tan, tararan, tarantan tan tan, tararan, tararatan, tan, tan. ¡Qué alegría! Un recuerdo que quedó en mi memoria para siempre, fue verlos cargando desde la iglesia a su casa el contrabajo de su padre, el músico Don Felipe Solórzano.
7. Los “Sounders Boys” Una noche del año 1966 no recuerdo como llegué hasta la casa de Jorge Molina en el Barrio de “Calle Nueva”, donde estaba practicando un grupo musical, en la batería se encontraba Luis Carcamo, pero tenía problemas para tocar la canción que estaban practicando que recuerdo era el bossa nova “La chica de Ipanema”, y a mí me picaban las manos por agarrar los bolillos ya que sabía que la podía tocar, de repente en un momento en que había cierta desesperación por no poder avanzar en la canción, de repente Jorge Santamaría (El loco) me vio y les dijo al resto del grupo que me permitieran hacer la prueba, bueno desde ahí me convertí en el baterista de “Los Sounder’s Boys”, que pena por mi amigo Luis Carcamo, creo que al
comienzo él se resintió conmigo pero con el tiempo fuimos amigos, creo que entendió que él estaba destinado para otras cosas. El grupo se formó en el año 1966, los integrantes fuimos: Jorge Santamaría (El loquillo), y Allan Blandón, como cantantes. Ignacio Gutierrez (El chaparro) en el requinto, Jorge Molina (en el bajo), Julio Picado (El Zorro) como guitarra acompañante, yo en la batería y también como cantante ocasional. Una de las cosas más importantes del grupo fue que alternamos con el famoso cantante mexicano Marco Antonio Muñiz, durante su presentación en el Sailor’s Club que quedaba en frente de las instalaciones del IFAGAN donde almacenaban la carne refrigerada para exportarla. Una anécdota muy simpática fue cuando yo estaba en el bar con Jorge Santamaría (El loco) y llegó Marco Antonio Muñiz a pedir un “cuba libre” nos saludó, se lo tomó y se fue sin pagar. Entonces Jorge (el loquillo) le pidió al bartender que le diera a él también un “cuba libre”, se lo tomó y se iba retirando sin pagar, cuando el bartender lo llamó para que pagara, entonces Jorge le dijo: Ah ajá, aquel porque era Don Marco Antonio, pues yo soy Don Jorge, pero al final le pagó el trago y nos fuimos a tocar.
8. Una decisión que pudo cambiar mi vida Al final de la década de los sesenta el Padre José Schendell con varios ciudadanos corinteños habían establecido un centro de baile que llamaron “ALI BABA”, este centro además de servir de entretenimiento tenía como principal objetivo recoger fondos para la construcción de la nueva iglesia de Corinto. A este centro llegaron los principales y mejores grupos musicales que existían en esa época, como: Los Bad Boys, Los Music Masters, Los Clarks, Los Fermons, Los Duros, Los Rollings entre otros, pero existía un grupo que estaba pegando duro con grabaciones en inglés que hasta ese momento ningún otro grupo lo había hecho, ellos eran Los Hellions. Y de repente anunciaron que ellos llegarían a tocar a este centro. Era la primera vez que Los Hellions llegaban a Corinto y yo fui temprano para conocerlos y desde luego oírlos tocar, sobre todo quería ver tocar al mejor baterista que existía en ese momento: Roberto Arauz a quien apodaban “Maquillaje”. Cuando llegué vi que estaban como practicando lo que me llamó la atención, y vi que así era pues estaba en la batería Abraham Roque quien tocaba batería con el grupo corinteño Los Geisers, y eso era debido a que “Maquillaje” no había llegado, desde luego ellos tocaban muchas canciones un poco difícil de tocar como: “Nacidos para
triunfar”, “Complicado”, “Light my fire” y otras que a mi amigo Abraham se le hacía un poco difícil lograr tocarlas. De repente Don Edmundo Barquero quien era un gran conocedor de música y quien era uno de los que cooperaba con el Padre Schendell en ese centro, y además sabía que yo tocaba batería me vio y fue a decirle a Roberto Montalván “Trapito” quien era el líder de esa banda, que probaran conmigo, el me llegó a decir que entrara y que agarrara la batería (se imaginan como me sentía en ese momento, yo pensando que iba a tocar con el mejor grupo que existía en ese momento), me senté y comenzamos a practicar, yo tenía al tiro todas las canciones de ellos y por supuestos prefirieron que fuera yo el que tocara la fiesta con ellos. Desde luego me dio pena por Abraham, pero ni modo. Los corinteños de ese entonces se sorprendieron al verme tocando con ellos, y yo que no me aguantaba pues se imaginan que estaba en el trono de quien era el mejor baterista de esa época. Al finalizar la fiesta, ellos me pagaron no recuerdo cuanto, pero Don Edmundo Barquero me llegó a preguntar cuanto me habían dado, y no le pareció por lo que les fue a reclamar, al final me pagaron lo que decía Don Edmundo y me ofrecieron que me fuera a Managua a practicar con ellos, ya que Roberto Arauz “Maquillaje” parecía que se había separado de ellos, yo les
dije que la iba a pensar (aunque ganas no me sobraban de decirles que sí), creo que me faltó decisión. Al final no me fui y continué con los Sounders Boys. Creo que esa decisión hubiera cambiado mi vida. Pero uno nunca sabe.
9. El gran José “El Negro” Moya. Cuando Jorge Santamaría decidió abandonar el grupo debido a que tuvo que embarcarse como marino en los barcos de la “Mamenic Line”, él recomendó que lo reemplazara como cantante Jose “El Negro” Moya. Esto coincidió con el cambio de nombre del grupo, recuerdo que quienes propusieron el nuevo nombre fue Julio Picado y lo secundó el “Negro” Moya, y escogimos llamarnos “Los Bitters”. Aquí ya habíamos conseguido un órgano, y yo sugerí que incorporáramos a Francisco Solórzano (Chico Bitter), mientras tanto yo comencé a aprender los signos en la guitarra, y llegaba temprano a las prácticas para estar traveseando el bajo que me gustaba ya que al tocar batería me gustaba sentir el acoplamiento entre este instrumento y la batería. Al poco tiempo se da la salida de Julio Picado y Jorge Molina, y entonces yo asumo la responsabilidad de tocar el bajo, y trajimos a la batería a Rolando Luna. Esta época duró poco, ya que hubo muchos problemas
personales y económicos lo cual trajo la desintegración del grupo.
10.
La primera gran época de Los Bitters y Yamil Romero.
Después de la desintegración del grupo, volví a reunirme con los hermanos Solórzano (Sergio y Chico) decidimos buscar cómo rehacerlo, y aquí jugó un papel muy importantísimo Yamil Romero (El Pájarito), ya que él nos animó y además consiguió permiso para que practicáramos en la casa del Dr. Doro Real, y así con parte de los instrumentos que habían quedado formamos nuevamente “Los Bitters”, quedando el grupo formado de la siguiente manera: José Moya como cantante y conga, Francisco Solórzano en las teclas, Sergio Solórzano en el bajo, Rolando Luna en la batería, y yo asumí la responsabilidad del requinto y también el canto. A los pocos meses incorporamos a Erving Vega para tocar el saxofón, y posteriormente a Hector Larios en los timbales, y Antonio Sequeira en las congas. En esta primera gran época nuestro fuerte era las presentaciones de “El Negro Moya” cuando cantaba música soul e improvisaba enchufándonos a todos, y eso fue grandioso, ya que fue la primera vez que la gente aplaudió al grupo con estas intervenciones. Luego Moya se fue a estudiar para cura a Colombia, Erving también se
separó y decidimos cambiar el formato al grupo, e incorporamos a Juan Flores en la trompeta y a Napoleón Alonso en el trombón, quienes habían sido integrantes de la mejor orquesta que ha existido en la historia musical del municipio de Chinandega: “Los Bambinos del Ritmo”, entonces comenzamos a experimentar con los ritmos latinos (salsa, merengue) y con ritmos afro-latinos de Carlos Santana, y del Grupo “Malo” y por supuesto baladas. Y para reforzarnos incluimos a Francisco Jiménez (Chico Pelón) como primer trompeta quien también había formado la orquesta de los “Bambinos del Ritmo”, eso nos dio un gran salto cualitativo al grupo y nos abrió las puertas para competir con todos los grupos nacionales que estaban de moda en esa época (1969 a 1978), y de poder amenizar fiestas en toda Nicaragua (a excepción de la Costa Atlántica). En esta época algo muy importante que sucedió fue que fuimos escogidos junto con “Los Music Master” para alternar con “Los Ángeles Negros y Germain de la Fuente” de Chile, en su primera visita a Nicaragua en el año 1971 en Managua en el Gimnasio de basquetbol de la Universidad Centroamericana (UCA) que fue destruido posteriormente por el terremoto de 1972. En esta época, grabamos tres discos de acetatos con las canciones: Reflexiones de mi vida (cover), Un llamado de
soledad, Makenya, La materia, Yo quiero tu amor y Supresión humana. En el año 1974 grabamos en Costa Rica los temas Makenya y Supresion humana, habiendo estado la primera de estas en primer lugar del hit parade en las radios de San José-Costa Rica durante un mes. Recuerdo que recibimos copia del diario “La Nación” en donde se destacaba la noticia.
11.
Las misas juveniles y los Presbíteros Leonel Navas y
Jose Schendell. En esa época (década de los setenta), llegó al puerto el Pbro. Leonel Navas (granadino) quien vino a reforzar los trabajos religiosos del Pbro. Jose Schendell (de origen alemán), quienes impulsaron un gran movimiento juvenil (retiros espirituales, ultrellas, etc.) lo cual desembocó en hacer una misa diferente y “Los Bitters” decidimos participar y amenizar con cantos juveniles religiosos de la época como “Un muchacho soñador”, “El himno de la alegría” y otras canciones que vinieron a formar lo que se llamó “misa juvenil” incorporando en la misa los cantos con música electrónica. A la primer misa casi nadie llegó, y fue bien criticada por sectores conservadores de la feligresía, pero después se convirtió en la misa más concurrida. La iglesia se llenaba de bote en bote y hasta personas de todo
el Departamento de Chinandega llegaban a participar. Esta eran misas muy alegres, con mucho canto y participación de la juventud. ¡Qué lindos recuerdos!. Luego esta misa se exportó de Corinto hacia otros municipios de Occidente: Chinandega, El Viejo, La Paz Centro, etc. Y esta misa fue tan famosa que a ella asistía el ex vicepresidente de Nicaragua Don
Alfonso
“Poncho”
Callejas
y
otras
famosas
personalidades.
12.
Momentos tristes, en esta primera etapa de “Los
Bitters” a) La muerte de “El Negro” Moya. Moya regresó de Colombia y se volvió a incorporar al grupo. No estaba listo para ser cura, yo creo que hubiera sido un cura rebelde o a lo mejor un guerrillero. Volvimos a tener esos grandes momentos en las fiestas cuando “El Negro” cantaba, era todo un showman. Lo recuerdo cantando: “Born on the Bayou”, “These eyes”, “The world is a getto”, “Feeling all right”, “Woman”, “Wild Safari”, etc., (cómo solo él lo podía hacerlo). Y cuando andaba encumbrado le gustaba improvisar y entonces venían los blues, o rocks en donde él se mostraba como alguien que se había adelantado en cierta manera a esta época. El día 6 de Agosto del año
1975, yo ya me había acostado, pero no me podía dormir me sentía inquieto y presentía algo malo, cuando como a las diez y media de la noche golpearon la puerta de la casa de mi suegra Chepita Sevilla, y me avisan que me está buscando un muchacho llamado Álvaro (hijo de Norma Bengochea), quien me dijo que Moya se había matado. En principio creí que había sido en accidente, ya que en esos días “El Negro” andaba en motocicleta de manera muy rebelde. Pero cuando llegué a la casa de Aura Dutch me di cuenta que supuestamente se había suicidado pegándose un tiro en la sien con un rifle (cosa muy difícil), pero eso así quedó. A Moya lo despedimos con una misa juvenil, recuerdo que comencé a cantar el canto de entrada, pero no pude seguir pues comencé a llorar y esa misa fue bien triste y conmovedora. ¡Ay Negro, como te extrañamos!. ¡Qué triste tu partida!.
b) La muerte de Pastora Somarriba Sergio Solórzano se casó con su novia Pastora Somarriba, y desde luego las novias convertidas en esposas se convirtieron en nuestras grandes amigas. Todo iba muy bien y bonito, cuando de repente Pastora se vio afectada por una grave enfermedad que la llevó a la muerte. De igual manera la despedimos con una misa juvenil. Y ver a
mi amigo Sergio Solórzano sufriendo por la partida tan inesperada y temprana de su esposa, para mí y el resto del grupo fue muy doloroso.
c) Mi separación del grupo en la primera etapa. Todo iba muy bien en el grupo, pero creo que la fama y las ambiciones personales nos afectaron un poco. De repente me sentí agobiado, cansado y desmotivado para seguir en la música, yo llevaba una vida muy agitada (estudiaba, trabajaba en la Portuaria y además tocaba), esto me produjo un gran deterioro físico hasta llegar a padecer en un momento de una enfermedad que se conoce como “surmenage”. Todo esto me llevó a tomar la decisión de separarme del grupo, despidiéndome un 31 de Diciembre de 1977 en la fiesta de fin de año en el Hotel Cosiguina de Chinandega. ¡Qué triste! ¡Lo que más me gustaba hacer lo estaba abandonando! Pero así fue. Después de eso entré en gran depresión, llegaban los sábados y yo no me podía dormir, pasaba viendo televisión hasta que cerraban programación, y seguía despierto casi hasta las dos de la mañana, la nostalgia de la música me estaba afectando, pero llegó la guerra y creo que eso me distrajo el dolor hacia otra cosa.
13.
Rene Oliver Santamaría, Efraín (Payin) Cruz y la
segunda gran época de “Los Bitters”. Finalizada la guerra en 1979, un día del año 1980 me llegaron a visitar Rene Oliver Santamaría y Efraín (Payin) Cruz, quienes integraban un grupo musical del puerto llamado “Los Geysers”, me llegaron a proponer que me uniera y les ayudara a dirigir al grupo. En ese momento ya tenía como tres años de no mantenerme en práctica y sentía que había perdido algunas facultades, tanto en tocar la guitarra como cantar, les dije que la iba a pensar. Y después de consultarlo con Doña Vilma, creo que ella se percató de mi tristeza por la música y me dijo que intentara (ella sabía cuánto estaba yo sufriendo) y Oliver y Payin fueron los ángeles que envió el Señor para rescatarme de esa gran nostalgia que sentía. Los integrantes fuimos: Rene Oliver Santamaría (saxofón y canto), Efraín (Payin) Cruz trompeta, Alberto Ojeda (piano), Agustín Ojeda (bajo), Juan Vivas (batería y timbales), Victor Munguía (congas), Gonzalo Barba (canto), y yo en la guitarra requinto y canto. Al comienzo le cambiamos el nombre al Grupo de “Geysers” a “Iaguei”, pero a la gente no le gustaba ese nombre y no recuerdo porque pero de repente le pusimos nuevamente “Los Bitters”, creo que el hecho de incluir nuevamente entre los integrantes a Hector Larios, a Chico
Solórzano y Toni Sequeira a la gente le pareció mejor que nos llamáramos así. El Grupo tuvo su segunda gran época, y además incorporamos a Gustavo Maradiaga en la guitarra y sintetizador a quien Napoleón Alonzo le encajó “El pana” y así se quedó hasta nuestros días, y grabamos varios programas de televisión y un disco de acetato con dos composiciones (Canto a la felicidad y La chica del domingo) de René Oliver. Llegamos a ser el grupo musical exclusivo y escogido para las fiestas de fin de año del Hotel “Camino Real” de Managua por varios años, hasta que por diferentes causas: estudios, problemas económicos
y
otros, René y Payín se fueron al exterior, yo tuve que atender estudios fuera de Nicaragua, teniendo que retirarme
también,
y
el
grupo
se
desintegró
definitivamente en el año 1985.
14.
El
gran
reencuentro
con
mis
amigos:
Jorge
Santamaría, René Oliver Santamaría, Francisco Solórzano y Jorge Molina.
Entre Abril y Mayo del 2004, llegaron de visita del exterior Rene Oliver Santamaría y su tío Jorge Santamaría, y estando compartiendo cantos en la casa de Chico Solórzano de repente se me ocurrió la idea de que hiciéramos un
concierto, ya que pensé que posiblemente no volveríamos a tener oportunidad de estar juntos. Y fuimos donde el Pbro. José Schendell a presentarle la idea de efectuar un concierto con voces corinteñas a beneficio del Hogar de Ancianos Santa Eduviges, a él le gustó y apoyó la idea y nos prestó el local de la Casa Cural para efectuar allí el concierto. El concierto se llevó a cabo el 1 de Mayo del 2004 habiendo participado: Rene Oliver Santamaría, Jorge Santamaría, Francisco Solórzano (Chico Bitter), Jorge Molina y este servidor. Una de las cosas más bonitas de este concierto es que interpretamos la canción “Caprichos de la naturaleza” lo cual causó un gran impacto con los silbidos de pajaritos ejecutados magistralmente por Jorge Santamaría, y además de escuchar las composiciones de Rene Oliver dedicadas a Corinto, las cuales me las había hecho llegar desde finales de la década de los ochenta. Esto hizo renacer en mí el amor por la música y por Corinto y caló tanto en mí ser que después de esto, nacieron mis primeras
composiciones
y
sus
correspondientes
grabaciones. Al final del concierto recuerdo muy bien al Padre José muy emocionado exclamar algo así: “Para que ir a Managua a escuchar conciertos musicales, si aquí lo tenemos todo”, y nos pidió un favor especial: dado que este concierto había sido pagado por los asistentes cuyos
fondos se destinaron para mantener la obra del asilo de Ancianos Santa Eduviges, pidió que lo repitiéramos al día siguiente de forma gratuita al pueblo corinteño y a los visitantes de la Feria Gastronómica del mar de ese año, que no habían podido asistir, y así lo hicimos, esto me hizo reflexionar y pensar como el Padre José quería y amaba a los corinteños. Recuerdo que estando en el concierto logré identificar en la multitud al gran percusionista nica de fama mundial del Grupo Santana: José “Chepito” Areas, a quien invité a unirse al concierto y él gustosamente accedió a interpretar con nosotros varias canciones que había grabado con Santana, y eso fue un gran espectáculo y un gran regalo para todos los corinteños y visitantes de la Feria. Después en al año 2005, logré producir y promocionar un CD grabado en Nicaragua con composiciones de René Oliver Santamaría, y se me ocurrió la idea de tratar de juntar a los primeros Bitters para presentar el CD en Managua y posteriormente en Corinto, logramos juntarnos en estos conciertos: Los hermanos Solórzano (Sergio y Chico), Toño Sequeira, Victor Munguía (Pelo), René Oliver y este servidor, y presentamos el concierto y presentación del CD en “La Casa de los Mejía Godoy” a donde llegaron
los corinteños radicados en Managua, y posteriormente en el Restaurante “Costa Azul” en Corinto.
15.
La muerte del Pbro. José Schendell (El Padre José) y
de Francisco Solórzano (Chico Bitter). Creo que Corinto ha sido bendecido por haber tenido personas que aunque no nacidos en nuestro puerto lograron amarlo más que nosotros mismos. Ese es el caso del Pbro. Jose Schendell, quien llegó a Corinto en el año 1964 y se quedó con nosotros durante cuarenta y cuatro años. El llegó con una gran visión pastoral pero además se dio cuenta de los grandes problemas que existían y logró desarrollar grandes proyectos sociales como: El hogar de ancianos Santa Eduviges, Escuela de Costura, Escuela de música, cooperativas de campesinos y muchos otros. Muchísimos corinteños fueron beneficiados y yo no sé qué hubiera pasado en nuestro puerto de no ser por su capacidad de desarrollar estos proyectos y de ser un punto de conciliación y referencia para los corinteños. Recuerdo que ya estando en la segunda etapa de “Los Bitters”, el dueño de los instrumentos era Julio Picado (El Zorro), y nos planteó que se iba a ir del país, en ese caso nos propuso vendernos los instrumentos, nosotros no teníamos suficiente dinero y lo único que se nos ocurrió fue recurrir
al Padre Schendell. Y recuerdo que fuimos Rene Oliver, Payin y yo a solicitarle al Padre Jose que nos prestara dinero para comprar los instrumentos y no dejar a Corinto sin grupo musical. Él nos escuchó y de repente se levantó regresando con el dinero que nos prestó para lograr comprar los instrumentos, después logramos pagárselo en “abonos suaves”. Y yo sé cómo ayudó a mucha gente de manera muy personal. Ojala y llegaran a Corinto más personas de la calidad humana y cristiana del Padre Jose. Después de padecer muchas enfermedades entregó su vida al Creador un 2 de Julio del año 2006, recuerdo la tristeza y dolor que se sentía en el puerto, yo cante la alabanza Santo, Santo, Santo cuando él estaba siendo enterrado en la Iglesia Santo Tomas de nuestro Puerto.
Después, un dieciséis de Abril del año 2008 estando en Corinto para ir a efectuar una diligencia personal al Ministerio de Educación de Chinandega, a donde me acompañaría la Lic. Ligia Pérez (Mi gran comadre), me levanté un poco tarde y la reunión la teníamos a las siete de la mañana en Chinandega, me levanté apresurado y ya estando casi las siete de la mañana saliendo de casa, me encuentro con Jenny Hurtado quien me pidió la llevara a su trabajo en la Alcaldía de Corinto (Ay Dios! Pensé, me voy a
atrasar mas), por esas cosas del destino y debido a que estaba bien apresurado yo voy manejando rápido a dejar a Jenny y me fijo que Chico Solórzano está en la parada de la esquina de la gasolinera Texaco, buscando transporte para dirigirse al Supermercado “El Selecto”, en donde el amenizaba
tocando
y
alegrando
a
los
visitantes
compradores, en ese momento al verlo allí mi mente se encuentra preocupada porque estoy atrasado y entonces decido solo saludarlo con la mano pensando que al regreso le doy el raid. Pero cuando regresé él ya se había marchado, nunca imaginé que ese adiós que le hice con la mano iba a ser el último, ya que ese día por la noche le dio un derrame cerebral falleciendo al día siguiente. Recuerdo que ese día me encontraba trabajando ya de regreso en Managua, cuando la recepcionista me pasa una llamada y oiga la voz de un hombre que llorando me dice: Pepe se murió Chico, y yo le digo quien habla y era Sergio su hermano. Oh Dios, me quedé pasmado. E inmediatamente comienzan a llegar a mi mente muchos recuerdos de cosas que compartimos, por ejemplo cuando muy jóvenes nos íbamos al raid a Matagalpa a visitar amistades que él tenía en esa ciudad, y después viajando con el Padre Leonel Navas a buscar oportunidades de grabar. Después lo recordé ejecutando un solo de piano de la canción
“Falsaria”, en donde además de hacerlo de manera perfecta lograba improvisar de una manera increíble, haciendo que en ese momento Francisco Jiménez “Chico Pelón” muy emocionado exclamara: Eso mi trompis!. Un gran recuerdo y a la vez satisfacción personal que me quedó fue cuando le dije que tenía que casarse con su compañera Ruth pues ya tenían muchos años de convivir y además ya tenían hijos grandes, le dije que eso iba a bendecir a su familia, y Chico me hizo caso, como otras muchas veces cuando discutíamos sobre cosas musicales y al final casi siempre me hacia caso. Yo siempre lo regañaba cuando sentía que no desarrollaba todo su potencial, yo siempre
estuve
convencido
que
si
él
practicaba
concienzudamente haría cosas increíbles y muy buenas. Chico fue como un hermano en mi vida, compartimos muchas cosas alegres y tristes, pero la tristeza de su partida aun la siento, me hace falta su picardía, como cuando de repente estábamos tocando y se ponían nuestras fans a vernos tocar, él de repente en el micrófono le decía a alguna de ellas: “Amor, amorcito prestámelo, anda prestámelo, si, si prestámelo, no te le voy a hacer daño” en ese momento la muchacha se quedaba sorprendida, hasta que él completaba diciendo “Prestáme el bolso, te lo voy a cuidar, no te le voy a hacer daño”, se imaginan como se
quedaban las muchachas. Después más bien eso les caía en gracias, y se volvían grandes fans de nosotros. Chico, como te extrañamos!.
16.
Don José “Chepito” Corea
Conocer a Don “Chepito” fue una bendición en mi vida, él ha sido una referencia musical en el puerto, lo recuerdo tocando la guitarra y cantando sus composiciones en reuniones familiares que hacíamos en la casa de la familia Rodríguez
Centeno
(Ronald
Rodríguez
y
Margarita
Centeno), en el INVI. En mis irresponsabilidades de juventud recuerdo cuando estábamos iniciando el grupo de Los Bitters, no teníamos guitarra bajo, y él había llevado a enseñarnos una guitarra grande de doce cuerdas (creo que fue la primer guitarra de doce cuerdas en el puerto), y yo me atreví a convertirla en guitarra bajo.
Se imaginan
cuando Don Chepito vio su guitarra en esa situación. Que irresponsabilidad la mía!. Pero nunca me reclamó. Un alma de Dios Don Chepito!. Una gran satisfacción personal que me llevo, fue el haberle interpretado y grabado dos de sus grandes composiciones: “Bahía de Corinto” y “Azul”, esta última tuve la oportunidad de presentarla en la Inauguración del Teatro Municipal “Azarías H. Pallais” de Corinto, el 16 de Enero del
2013, y tener la oportunidad de que él estuviera presente a pesar de su delicado estado de salud.
17.
Gracias al Pbro. Alejandro Arguello.
Al fallecer el Padre Schendell, lo sustituyó el Pbro. Alejandro Arguello, quien dio continuidad a los proyectos sociales de este, y quien también resultó un gran impulsador de la cultura, sobre todo en la composición y canto, a él le agradezco la confianza por haberme escogido y haberme dado la oportunidad de cantarle y grabarle tres temas de su autoría: “Corinto mío”, “La oración del pecador” y “Razones de fe”. Gracias Padre Alejandro! 18.
Agradecimientos especiales.
En esta última etapa musical como canta-autor agradezco especialmente por creer en mi a: Mi gran “broter” Rene Oliver Santamaría (Mi gran inspirador), Wilmor Lopez (El mejor folklorista y recopilador de música nicaragüense). Nelson Gutierrez (Gran músico y arreglista musical). Aldo Bendaña (Ingeniero, compañero de trabajo, y gran consejero musical). Y muchos otros que aunque no les mencione han sido muy importantes en mi vida musical.
19.
Mi legado
Por último, y me perdonan si se me olvidó alguna memoria o anécdota que no haya presentado o que se me haya olvidado algún nombre o persona que haya participado en mis actividades musicales. Pues bien, les dejo un legado de trayectoria musical en donde siempre me sentí orgulloso de representar a mi puerto en todo lugar donde estuviera, les dejo mis canciones y mis grabaciones ya como cantautor, con los siguientes CDs: “Corinto de mi corazón”, “A la feria del marisco”, “Pregoneros de mi puerto”, “La corinteña” y este último “Las Sirenas - Leyenda Corinteña”.
Gracias a mi Padre Celestial Jehová, a Jesucristo mi Salvador personal, y al Espíritu Santo de Dios, mi consolador y guía de mi vida. Que Dios los bendiga, guarde y proteja siempre. Con amor. “Pepe” Pedro Joaquín Alvarado Sandoval. Corinto, 13 de Septiembre del 2013.
Los Sounder’s Boys 1968. Izquierda: Pedro “Pepe” Alvarado. Centro: Francisco “Chico Bitter” Solórzano. Derecha: Julio “El Zorro” Picado. Tocando en el “Corinthian Club”.
Los Bitters de Corinto. 1970. De izquierda a derecha: Francisco “Chico Bitter” Solórzano, Erving Vega, Pedro “Pepe” Alvarado, Sergio Solórzano, Jose “El Negro” Moya, y Rolando Luna.
Los Bitters de Corinto. 1971. De izquierda a derecha: Fila de arriba: Hector Larios, Charles Whitaker (que anduvo temporalmente), Erving Vega, y Pedro “Pepe” Alvarado. Fila de abajo: Francisco “Chico Bitter” Solórzano, Sergio Solórzano, Rolando
Luna,
y
Antonio
Sequeira.
Los Bitters de Corinto 1971. De izquierda a derecha: Rolando Luna, Hector Larios, Pedro “Pepe” Alvarado, Erving Vega, Antonio Sequeira, Sergio Solórzano, y Francisco “Chico Bitter” Solorzano.
Los Bitters de Corinto. 1981. Arriba: Ramon Jiménez, Juan Vivas, Alberto Ojeda, Rene Oliver Santamaría, Efraín Cruz, Pedro “Pepe” Alvarado, Francisco “Chico Bitter” Solórzano, Agustín Ojeda. Abajo: Victor Munguía, Horacio Llanes, Gustavo “El Pana” Maradiaga, Gonzalo “Charral”.
Pedro “Pepe” Alvarado, (Centro) abre el certamen dentro) música románte en el Festival Rafael Gastón Pe´rez, 1985 al interpretar “Eres todo para mí” con autoría de Orión y arreglos de Nelson Gutiérrez.
Rene Oliver Santamaría y Pedro “Pepe” Alvarado en la Feria Gastronómica del mar, en Corinto año 2012. Foto:@HeydiSalazar
Pedro “Pepe” Alvarado y Jorge Santamaría “El Loquillo”, en la feria gastronómica del mar en Corinto, año 2012. Foto:@HeydiSalazar
Memorias anecdotarias de 50 anos en la musica. Septiembre 19, 2013. Todos los Derechos Reservados@ Pedro “Pepe� Alvarado