Debe reconocerse que ha sido muy significativo el avance del cultivo de la zábila en Falcón, durante los últimos diez años. En honor a la verdad, es una relación bastante desproporcionada: un gran adelanto en muy poco tiempo, derivando en consecuencias tanto positivas como negativas. Creo que fue precisamente ese intrínseco potencial presente en la zábila, el elemento que captó mi atención cuando comencé mis primeros acercamientos al cultivo. Al día de hoy ratifico plenamente ese potencial y, más aún, al valorarlo en una dimensión más justa y apropiada, considero que la zábila puede llegar a convertirse en un elemento dinamizador determinante para las áreas rurales donde es explotada. Dentro de este marco es obligatorio destacar la cultura de la zábila creada en el estado y, desde donde se ha proyectado a otras regiones de Venezuela, cuyo principal indicador son las constantes consultas realizadas sobre diversos tópicos del cultivo y que, para Falcón, tiene su mayor expresión en la reveladora cantidad de recursos dirigidos al circuito durante los últimos diez años, así como aquellos previsto invertir.
Sin embargo, esta dinámica zábila en Falcón aún no termina de concretarse y apalancar sus beneficios a los productores que lo cultivan, lo cual es realmente lamentable si examinamos otros desarrollos zabileros más recientes en el ámbito nacional, como el del estado Sucre o Zulia, u otros en el ámbito internacional como el de Tamaulipas (México) o Guanacaste (Costa Rica), cuya visión cultural del rubro, al día de hoy presenta una mayor proyección y una mayor conexión, más concretas con su mercado y, por ende, con sus clientes. Este elemento es, en mi opinión, la razón principal que ha limitado enorme y definitivamente un exitoso desarrollo de la zabila en el estado Falcón: nunca se ha visto al cultivo zábila como una alternativa de grandes y determinantes potencialidades, sino por el contrario, es ponderado como un cultivo marginal, eventual, que puede ocasionalmente sacar de algún apuro a una familia del semiárido falconiano. Al comparar el valor de las transacciones asociadas a la zábila en el mercado mundial, no podemos más que sentir una mezcla de sentimientos al constatar cómo en el estado no se termina de sistematizar una ordenada y coherente estrategia de desarrollo en torno a esta promisoria planta. Las causas son tan variadas como su impacto, su naturaleza y su origen. Sin embargo, resalto
esa desconexión con el mercado como uno de los principales problemas, ya que a partir del real conocimiento de este factor se puede articular toda una estrategia aguas arriba para adecuar plantaciones y agroindustria y, posteriormente, aguas abajo para estructurar una eficiente red de distribución que permita el posicionamiento efectivo de los productos finales
elaborados a partir de la zábila cultivada en el estado Falcón. Muchos de estos elementos los tiene el circuito en su seno y paulatinamente los ha desarrollado a lo largo de estos últimos años, a la par de un importante auge tecnológico que no tiene, evidentemente, nada que envidiarle a cualquier otro similar en el país, un único bagaje de conocimiento elaborado a la luz de importantes investigaciones (una de las cuales es la naturaleza de éste libro), un conjunto de valores en torno
al cultivo que permite la apropiación e identificación del mismo en cada uno de los productores que trabajan el rubro, así como una importante matriz de opinión favorable en los organismos oficiales al punto, por ejemplo, de que el cultivo se ha reconocido en las líneas de financiamiento y programas de apoyo del Ejecutivo Regional. Entonces surgen algunas interrogantes: ¿por qué el circuito zábila no termina de despegar; por qué no termina de prender la chispa de toda una dinámica socioeconómica que se traduzca en mejores condiciones de vida para la población rural del estado; por qué el cultivo de la zábila (a diferencia de otros) aún no termina de dar ese importante salto de cultivo marginal a cultivo comercial? Tal vez será porque aun, a pesar de las precariedades que puede estar padeciendo el productor de zábila, todavía dispone de otros medios y de otras fuentes que satisfacen aceptablemente sus necesidades y carencias. Pero ésta no es época para lamentar y ratifico que la zábila debe considerarse como un elemento determinante de la dinámica socioeconómica del estado y fue ésta certeza y éste convencimiento los que me impulsaron a iniciar un conjunto de investigaciones acerca del cultivo que hoy se materializa en esta
publicación que aporto como insumo para la oportuna discusión y conlleve al enriquecimiento del saber del cultivo zábila en el estado. El libro es producto, en primer lugar, de diferentes actividades de investigaciones que tuve a bien coordinar bajo el proyecto denominado Análisis del Circuito Zábila en el Estado Falcón. Dentro de este proyecto se desarrolló, igualmente, una serie de trabajos de grado, tanto de pregrado como de postgrado, lo cual nutrió significativamente este texto y, en su momento, se publicaron en revistas científicas especializadas. Asimismo, la invalorable interacción con los más distintos agentes que hacen vida en el circuito, me suministró un invaluable bagaje de conocimiento de forma directa. Fue muy enriquecedor y didáctico escuchar diversos puntos de vista, distintas opiniones, variadas historias que fueron progresivamente alimentando cada uno de los conceptos y cada uno de los planteamientos aquí reflejados. Mención aparte merece el significativo aporte realizado por destacados profesionales igualmente ligados al circuito zábila y con cuyas contribuciones terminé de optimizar el contenido de este libro. Tal es el caso de Zunilde Lugo (INIA Falcón), sobre cuyos estudios desarrollé el aparte dedicado al manejo integrado de plagas y enfermedades; Felipe Pulido (UNEFM), quien suministró el material base para el texto referido al manejo agronómico, y Luis Lemus (UNEFM), quien de
manera definitiva dejó en claro por qué el nombre científico apropiado de la zábila es Aloe vera L. y no otro sinónimo o acepción. Igualmente, es justo reconocer los innumerables aportes directos e indirectos que realizaron otros profesionales como el ingeniero Grégori Aular y la ingeniera Ana González del Centro de Investigaciones Técnicas (CITEC) de la UNEFM. Mención aparte merece la ingeniera Esther Amaya, quien desde FUNDACITE Falcón ha impulsado vehementemente este cultivo en el esta do, de lo cual soy testigo de excepción. El libro está dividido en seis capítulos, siguiendo una estructura y secuencia que responde a la arquitectura del enfoque del circuito y en respuesta a los principales componentes que se deben abordar para una eficiente, efectiva y competitiva explotación de este promisorio rubro. Valga indicar que, paralelamente, entrego este libro como una obra didáctica, con una intención práctica, de manera de darle a cada tema tratado una sustentación teórica, que le suministre al lector las
herramientas básicas que le permitan entender y asimilar, en toda su dimensión, los resultados y aportes que se obtuvieron durante las investigaciones realizadas. De manera concreta, en el capítulo I se aborda, precisamente, el elemento conceptual del circuito, con el propósito de circunscribir al lector al marco apropiado para comprender el cultivo de la zábila en su posición e interrelación dentro del sistema agroalimentario. En el capítulo II se describe el perfil primario del circuito zábila, enfatizando los principales elementos de botánica y sistémica del cultivo, manejo agronómico, manejo
integrado de plagas y enfermedades, así como los principales aspectos socioeconómicos que lo determinan.
En el capítulo III se desarrolla lo atinente al mercado de la zábila, destacando en primer lugar una aproximación al mercado nacional e internacional y detallando, posteriormente, los principales componentes del mercado en el ámbito regional, tales como oferta, demanda, precio y distribución. En el capítulo IV se describe el funcionamiento y desempeño de la agroindustria y su conexión tanto con el mercado, como con la pro ducción primaria. En el capítulo V se presentan los elementos que deben guiar la planificación futura del circuito zábila en el estado, para finalizar en el capítulo VI con el concepto de conglomerado como estrategia de desarrollo territorial rural, viable y factible y para dejar claro que la evolución de tan importante sector para el estado no puede dejarse al azar. Sirva entonces este texto como un segundo producto editorial, que dentro de la trayectoria académica he decidido desarrollar en la UNEFM, ambos dirigidos a brindar todo mi apoyo y esfuerzo al sistema agroalimentario venezolano, el cual demanda de toda nuestra dedicación para su consolidación – a mpliación, a los fines de garantizar en un alto porcentaje el abastecimiento y acceso a una segura y confiable fuente de alimentos y de desarrollo productivo.
CIRCUITO AGROALIMENTARIO Zテ。ILA Henri Jesテコs Piテアa Zambrano henripina@gmail.com