El Poder de La Adoración Escribo este desde mi posición de hijo de Dios. No soy líder de alabanza, nunca he cantado en el grupo de alabanza, y el texto como entenderán, no se refiere a la adoración desde este punto de vista. En este texto me referiré a la adoración para el creyente, para todo aquel que ama a Jesús, el Cristo, y ha nacido de nuevo. La base más importante, es esta: Tienes que haber nacido de nuevo, y amar a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo. Si esta base no esta en su vida, todo lo que vamos a hablar acá, no tendrá ningún sentido. Esta base de la que hablo, no es mi invención, en la Palabra Jesús mismo nos enseña: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” Juan 4:23 Jesús nos habla de unos verdaderos adoradores. Ellos son los que adoran al Padre en Espíritu y en Verdad. ¿Qué quiere decir Jesús con esto? Primero, el Señor nos enseña que hay verdaderos adoradores, y también, entonces los que no lo son. Jesús nos explica que se puede llegar a creer que se esta adorando a Dios, sin hacerlo. Para entender esto, vamos al contexto donde esta frase es dicha. Jesús le esta hablando a una mujer Samaritana, en la ciudad de Sicar, eran como las doce del día. Era el momento de más calor del día, la mayoría de las mujeres esperaban, o ya habían salido a tomar agua, pero una
mujer había esperado hasta esta hora, esta mujer muy seguramente no quería hacer mucha vida social con las otras, posiblemente por su pasado, pero esto es conjetura mía. A esta hora Jesús esta descansando en el pozo de agua, y se ha iniciado una conversación entre él y la mujer, una conversación muy interesante. Pero la parte que atañe a este texto esta en los versículos 20 al 24 del evangelio según Juan capitulo 4. La palabra griega usada en estos versículos es “proskuneo” que ha sido traducida en nuestra biblias como “adorar” y que en el original según la concordancia de Strong significa: “besar, como un perro lame la mano de su amo”. Ahora, volvamos a nuestros versículos y ponemos lo que ahora sabemos en contexto con los versículos. En el versículo 22 Jesús le dice: “Vosotros adoráis lo que no sabéis”. Los samaritanos, buscaban adorar a Dios y pensaban que haciéndolo en esa heredad de Jacob, lo estaban haciendo bien, para ellos era importante ¡Donde! Los judíos lo adoraban en Jerusalén, y Jesús le dice que ellos en ese momento hacían bien, puesto que era ahí donde Dios había mandado hacerlo. Pero… que vendría la hora, y la hora había ya llegado, cuando ni en ese monte, ni en Jerusalén adorarían al Padre, sino… ¿Dónde? En el nuevo tiempo que estaba comenzando, al cual Jesús se refiere, “Y ahora es”, ya no era importante el donde, sino que el que quiera adorar al Padre, tendrá que hacerlo en Espíritu y en Verdad. Lo que Dios manda para este tiempo es que se le adore en Espíritu y en verdad.
Esta es la razón, por la cual, nadie que no haya nacido de nuevo puede adorar al Padre. Antes, si alguien quería hacerlo, iba a Jerusalén, al templo, y hacia lo que mandaba la ley de los judíos y podía llevar ofrenda y adoración a Dios. Existía una estricta ley, quien podía hacer la ofrenda, cuando, y que debía ofrecer. Si alguien se sujetaba a esto, podía hacerlo, aun siendo extranjero, la ley le permitía también hacerlo. En este nuevo pacto, “Y ahora es”, el nuevo pacto en la sangre de Jesús, Dios pide que se le adore en Espíritu y en Verdad. No puedo adorarlo en el Espíritu, sino he nacido de nuevo, y no he nacido de nuevo sino vivo la nueva vida de la resurrección, que obtengo por el arrepentimiento, la aceptación del perdón por la muerte de Cristo, la fe en la resurrección de Cristo, que es mi nueva vida, y mi renovación diaria a conformarme a la mente de Cristo. He comprimido en estos versículos, verdaderos e inmensos fundamentos de la fe. Pero todo comienza así, primero creemos, lo vivimos y el Señor lo empieza a revelar con su luz, hasta que es una luz clara en nuestros corazones. Si yo vivo la vida que Cristo quiere que viva, es imposible no adorarlo, seria como que un árbol tuviera frutos sin ramas. Lo natural cuando se vive en el Espíritu, es adorar a Dios. No se puede adorar a Dios, tomando una postura en la mente, y quizás imitando a alguien. NO. La adoración es algo natural, que viene de una vida que esta siendo transformada a Cristo. Si estas palabras te mueven, dale gracias a Dios, porque puedes volverte a Dios, y pedirle que quieres vivir la vida que él siempre
pensó para ti. Este debe ser tu punto de partida. CLAMA A DIOS. Dile que quieres dejar de vivir tú la vida, y que ahora quieres que él viva en ti, que él tome las decisiones, que él viva y tú mueras. Te doy un consejo, pon en duda todo lo tuyo, tus pensamientos, tus actitudes, tus intereses y ten como tu fundamento firme la Palabra de Dios. En ocasiones creemos estar bien, como si hubiéramos alcanzado el objetivo, y por esta razón no vemos las maravillas de Dios. Pide a Dios que quieres ver todo desde el punto de vista de él, que abra tus ojos para poder ver la verdad de todo lo que es tu vida. El Señor lo hará a su tiempo, paso a paso nos ira mostrando todo desde la Luz, desde Cristo, y nos arrepentiremos de haber sido lo que fuimos y lo que somos. Y se despertara en nosotros un anhelo: QUIERO SER COMO CRISTO, Y YA NO MAS YO. Y es entonces que bella y hermosa adoración saldrá de tu interior, porque llevaras el sello del Dios vivo, en Espíritu y en Verdad. ¡Como un perro lame la mano de su amo¡ Te parece muy bajo, llegara el punto en donde veamos que ni aun de esto somos dignos, que todo lo hemos recibido por gracia, y aun lamer su mano, como un perro lame la mano de su amo es un honor para nosotros. Recuerda, el Señor es Perfecto, Santo, lleno de Amor. Pero aun en sus ángeles ve error. Nosotros caminamos en terrenos donde los ángeles solo miran de lejos, pero todo gracias a Jesús, gracias a Jesús llegamos hasta los mismos pies del Padre Eterno. Y es allí donde el Padre nos quiere tener, pero para llegar allí tienes que ir revestido de Cristo.
Cuando el Señor me llevo a escribir esto, había en mi corazón un pensamiento, aparte de todo lo que he compartido ahora. Y es el poder sanador que hay en la adoración. Esta parte esta en especial dedicada a todo el que sufre de enfermedades, que ha visitado muchos médicos y no ha podido sanar. ADORA A DIOS. Adóralo en tu lecho de enfermo, no lo hagas solo para sanar, hazlo porque lo amas. Esfuérzate, levanta tu voz en adoración a tu creador, cántale salmos, dile cuanto lo amas, y deja que el Espíritu Santo te lleve en adoración. Verás como tu espíritu será renovado, como la vida entra a tu cuerpo, a tu mente, y Dios te levantara de tu lecho de enfermo. Y cuando estés sano, cuéntale a todos, las maravillas que Dios ha hecho contigo. Yo sé que estas palabras llegaran a todo aquel a quien el Señor las quiere llevar, te bendigo hermano en el nombre de Jesús.
Henry Padilla Londoño